patrimonio2 - Parsival Castro Pita

Según el plano levantado por el Gobernador Ramón García de León y Pizarro, en
1772, la Iglesia se encontraba entre la calle de la Cárcel, (actual 10 de Agosto), calle
sin nombre (actual Sucre), Calle de la Torre (actual Chimborazo) y la calle de la
Caridad (actual Chile). Junto a ella se construyó un convento. La construcción estaba
situada en el lado norte de la actual Biblioteca Municipal.
“Sus viejas campanas intactas fueron trasladadas a Ciudad Nueva...” “Crónicas de
Guayaquil Antiguo”, Modesto Chávez Franco.
Las campanas habían sido fundidas en Guayaquil “por el maestro Rojas o de la Rioja,
bajo la dirección de un agustino...”, según cuentan las “Crónicas”, “...y fueron
instaladas en lo alto del fastigio de la nueva torre”.
“Luego de quemarse por segunda ocasión, se traslada a una capilla conocida con el
nombre de “La Soledad”. “Arquitectura religiosa en el Guayaquil de los siglos XVIII
y XIX, Arq. Melvin Hoyos.
El emplazamiento ubicado en las actuales “calles Pedro Carbo y Diez de Agosto se
mantiene hasta el año de 1902, en que luego de quemarse por segunda ocasión se
traslada a una capilla conocida con el nombre de “La Soledad” y construida en un
terreno donado tiempo atrás a la Orden”, relata el Arq. Hoyos, en el Boletín 85 de la
Biblioteca Municipal.
Luego del incendio la iglesia fue construida nuevamente, en hormigón armado, en los
terrenos de su actual ubicación. La construcción fue concluida el 4 de julio de 1926,
fecha en la que se la inaugura.
Monumento a Medardo Ángel Silva
Joven poeta guayaquileño, en cuya corta vida (Guayaquil, Ecuador, 8 de junio de 1898
- Guayaquil, Ecuador, 10 de junio de 1919) produjo poesía y prosa que lo ubican como
un referente literario del movimiento Modernista a nivel latinoamericano. Pertenece a
una generación que renueva las letras ecuatorianas en estilo y contenido. Al igual que
sus contemporáneos, la angustia de vivir lo lleva a tener la imagen de la muerte como
motivo presente en su creación; lo cual ha sido plasmado en el conjunto escultórico que
efectuara la artista guayaquileña Ángela Name de Miranda. El monumento está situado
en el parque, frente a la Iglesia de San Agustín, en las calles Luis Urdaneta y 6 de
Marzo.
Monumento al poeta Medardo Ángel Silva, cuya autoría corresponde a la escultora
Ángela Name de Miranda.
30-Iglesia de la Merced: Un tesoro del arte sacro
El primer edificio de la Orden Mercedaria estuvo ubicado en lo que fue la Iglesia de La
Concepción, en los terrenos del actual Museo del Bombero. La segunda edificación, en
la actual Víctor Manuel Rendón (aunque fue varias veces reconstruido por los
incendios) y la tercera, en lo que se conoció como la capilla del Astillero (actual Iglesia
de San Alejo), situada en la calle Eloy Alfaro y Luzarraga.
El proyecto de la edificación actual es del arquitecto italiano Paolo Russo (1885-1971),
quien llegó al Ecuador en 1916. Paolo Russo realizó varios proyectos en Quito y
Guayaquil, en donde, además de obras civiles, construye varias iglesias y capillas. El
proyecto fue realizado entre los años 1934 y 1936.
Entre las reliquias de gran valor artístico se destaca el conjunto escultórico de La
Eucaristía, obra en mármol del escultor italiano Enrico Pacciani.
Fachada de la Merced, con arcadas neogóticas.
La Eucaristía, talla en mármol de Enrico Pacciani. Se aprecia la delicadeza y la
maestría escultórica de los personajes, así como el realismo de sus rostros serenos y el
pliegue de sus vestiduras. Esta obra constituye una de las más célebres del artista
italiano. Al fondo, el escudo de la Orden Mercedaria, con la Cruz Templaría.
Hermosa talla de la Virgen de la Merced, con una artística ornamentación.
Altar de San José. Obra del escultor Enrico Pacciani.
La Crucifixión. Obra de Enrico Pacciani. Los escalones figurados hacen alusión a la
montaña del Gólgota. Las ornamentaciones y tallas en mármol del retablo son
características de la obra de Pacciani. Se observa el bajorrelieve en oro de la
eucaristía. Más arriba del Inri, se aprecia el bajorrelieve de la copa del Grial o Graal.
Al fondo, el retablo del primer altar mayor de La Merced, pintado con pan de oro, con
los bajorrelieves de Enrico Pacciani. En primer plano, el segundo altar construido
después de 1962, luego de la disposición del Concilio Vaticano II, de que el sacerdote
oficiara de frente al público.
Monumento a Pedro Carbo
Pedro Carbo es uno de los fundadores de la Universidad de Guayaquil. Además funda el
Museo y la Biblioteca Municipal; para lo cual dona su valiosa colección de libros.
Acompaña a Rocafuerte en sus misiones en México y Estados Unidos. Logra el ingreso
de la mujer a la Universidad; así como aboga por la libertad religiosa en el Ecuador.
Vista de conjunto del monumento a Pedro Carbo, en la Plaza de la Merced.
Detalle del pedestal con la estatua simbólica de la República. Obra del escultor
italiano Augusto Faggioni Vannunci.
Busto de Giuseppe Garibaldi, en la esquina de las calles Gral. Córdova y P. Icaza. El
busto es una donación de la Sociedad Italiana Garibaldi.
22- La Iglesia de San Francisco
Su actual edificación fue realizada por el Ing. Modesto Luque Rivadeneira, siguiendo
las líneas de la antigua iglesia de madera que existía en los primeros años de 1900.
Iglesia de San Francisco.
Interior del templo de San Francisco.
Detalle de la fachada del convento de los Franciscanos, hacia la calle 9 de Octubre.
La imagen representa el brazo de Cristo y el de San Francisco compartiendo la
crucifixión.
Monumento a Vicente Rocafuerte, ubicado en las calles 9 de Octubre y Pedro Carbo.
Obra del escultor Aimé Millet. Es la primera estatua que se colocó en un sitio público
en nuestra ciudad, en el año de 1880. Con Vicente Rocafuerte se inicia la República.
El expresaba que “el ejercicio del poder debía ser siempre una pedagogía de
Libertad”.
Bajorrelieve del pedestal que ilustra los socorros de Rocafuerte a los enfermos de la
fiebre amarilla que asoló Guayaquil, en 1842, cuando era Gobernador.
Bajorrelieve en el pedestal que representa a la Fama invitando a Rocafuerte a pasar
al sitial de los inmortales.
23- La Catedral
El proyecto de estilo neogótico corresponde a la autoría del arquitecto Paolo Russo,
quien lo desarrolló en 1924, para la Sociedad General de Construcciones. El autor
dirigió la primera etapa de la construcción hasta 1934. A partir de 1941 y hasta 1958, la
construcción de la iglesia estuvo a cargo del arquitecto español Juan Orús Madinyá
(1892-1987), quien diseñó la fachada y efectuó los trabajos interiores, respetando los
diseños del arquitecto Russo. Luego de 1958, la dirección arquitectónica estuvo a cargo
del arquitecto chileno Alamiro González.
El edificio se levanta en el sitio donde estuvo la primera iglesia matriz, luego de la
mudanza en la década de 1680, desde la llamada Ciudad Vieja -situada en el cerro
Santa Ana- hasta la sabaneta que empezaba en la llamada calle de Los Franciscanos,
actual 9 de Octubre. Desde su antiguo edificio de madera se echaron al vuelo las
campanas anunciando la Aurora Gloriosa, el 9 de Octubre de 1820. Fue elevada a la
categoría de Catedral, el 14 de septiembre de 1838.
Hacia el año de 1949 se inaugura su nave central. En 1956 se terminaron las torres con
sus respectivas agujas. En cada una de las torres se colocó un reloj, uno de los cuales
señalaba las mareas del río Guayas. En ese año se colocaron los vitrales superiores con
alegorías a los Apóstoles y evocaciones de la pasión de Cristo.
La Catedral de Guayaquil y el monumento a Bolívar.
El Parque Seminario
Se edificó en los terrenos de la antigua Plaza de Armas situada delante de la Iglesia
Matriz. Las plazas de armas siempre fueron un lugar de convocatoria de la población
desde tiempos coloniales, pues en ellas se leían los edictos del rey, que se conocían
como “Bandos”. Era uno de los lugares más tradicionales de la ciudad.
Fue conocida luego como la Plaza de la Estrella, en virtud de que “para 1868 se
construyó con piedra caliza traída de San Eduardo una inmensa estrella de ocho
puntas con caminerías convergentes en el centro…”, como expresa Efrén Avilés
Pino, en su Enciclopedia del Ecuador.
En el año de 1895 el filántropo guayaquileño Miguel Seminario, a nombre de su
familia, construyó y donó el parque al Municipio. Los ornamentos, así como las verjas
trabajadas magistralmente en hierro de forja, fueron traídos desde Francia, lo que lo
convierte en una reliquia urbano-arquitectónica.
Estatua ecuestre de Simón Bolívar, inaugurada el 24 de julio de 1889, al cumplirse
106 años del nacimiento del Libertador.
Realizada en bronce por el escultor Giovanni Anderlini, fue trabajada en Roma. La
estatua tiene la cabeza descubierta a solicitud del Comité que se formara en Guayaquil
el 3 de noviembre de 1872, para erigir en esta ciudad una estatua al Libertador Simón
Bolívar”. Para la realización de los bajorrelieves del pedestal se facilitó al artista las
fotos del poeta José Joaquín de Olmedo, de Simón Rodríguez y del general José de San
Martín.
El 10 de julio de 1878 se colocó la primera piedra de la base del monumento, cuyo
montaje se encomendó al arquitecto italiano Rocco Queirolo, quien terminó los trabajos
el 21 de julio de 1879. La obra se inauguró tres días después, el 24 de julio de ese año.
Bajorrelieve en la cara sur del pedestal de la estatua, que ilustra la petición de
Olmedo a Bolívar de continuar la campaña libertadora hasta el Perú. Autor Giovanni
Anderlini.
Bajorrelieve que ilustra la llegada de San Martín a Guayaquil, para la entrevista que
se realizaría el 26 de julio de 1822. El lugar de la reunión fue en la casa que estaba
situada en el terreno que, inicialmente ocupó el edificio del Banco la Previsora, en 9
de Octubre y Pichincha.
Bajorrelieve en bronce representando el juramento que realizara Simón Bolívar
delante de su maestro Simón Rodríguez, en el monte Aventino en Roma. Se observan
las columnas en mármol de carrara.
Glorieta del parque Seminario, de estilo mozárabe, con piezas en hierro de forja de
gran calidad. A comienzos de siglo fue el escenario de las retretas y reuniones de los
guayaquileños.
La iguana, una de las especies más antiguas del planeta, corresponde a la fauna
endémica de la región. Constituye, junto a las ardillas y aves, un gran atractivo
turístico en el parque.
24- El Parque Centenario
La Plaza del Centenario fue construida en 1920, al cumplirse cien años de la gesta
libertaria del 9 de Octubre de 1820, para mantener vivo el recuerdo de la independencia
que se declarara por primera vez, en lo que actualmente es la República del Ecuador,
marcando el inicio de la vida republicana.
La columna es un proyecto del artista español Agustín Querol, quien fallece en 1909, al
año de haber iniciado la obra. Querol solo alcanzará a fundir la estatua de la Historia,
por lo que corresponderá a su discípulo, el escultor catalán José Montserrat, la
fundición de las demás estatuas, siguiendo el modelo de su maestro.
Las piezas de la base fueron traídas desde Barcelona, en tres naves, en el año de 1915.
El 18 de junio de 1917 llegó el fuste de la columna, en el vapor Frednes, para cuyo
desembarque se utilizaron las grúas de la Compañía White.
Sus imágenes, llenas de historia y simbolismo de una elevada expresión estética,
constituyen uno de los elementos tradicionales de Guayaquil. Ellas cuentan un pasado
de gloria y de esfuerzo creador de sus habitantes, para contribuir a la libertad de la
América del Sur.
El fuste de la columna con los nombres de los héroes de la Independencia. Se aprecia
el altorrelieve con la alegoría de un pueblo que asciende hacia la luz de la libertad.
El fuste tiene 10.80 metros de altura.
Las estatuas de los Próceres
José Joaquín de Olmedo con el atuendo de las Cortes de Cádiz.
Capitán León de Febres Cordero en el momento en que pronunciaba su célebre frase:
Ahora o nunca la Libertad, en la reunión del 1 de Octubre de 1820. La estatua en
bronce, concebida por Agustín Querol y modelada por José Montserrat, está situada
en la cara sur de la columna del Parque Centenario.
José de Antepara, el alma de la gesta del 9 de Octubre. Fue Secretario del precursor
de la independencia americana, Francisco de Miranda. A la izquierda se observa el
medallón con la efigie del prócer Francisco de Marcos.
José de Villamil, en cuya casa se realizó, el 1 de octubre de 1820, el célebre baile que
encubrió la reunión conocido como la Fragua de Vulcano, en la que se consolidó el
compromiso de los Patriotas por la libertad. A la izquierda se observa el medallón del
prócer Juan Francisco de Elizalde Lamar; y a la derecha, el medallón con la efigie
del prócer Miguel de Letamendi.
Los pórticos de ingreso
Los pórticos se caracterizan por la presencia de estatuas de bronce con motivos
simbólicos. Los conjuntos estatuarios ubicados en las puertas de oriente (Lorenzo de
Garaycoa y 9 de Octubre); del sur (Vélez y 6 de Marzo) y del occidente (Pío Montúfar
y 9 de Octubre), corresponden a la autoría del artista español Juan Rovira. En la puerta
norte (Víctor Manuel Rendón y 6 de Marzo) se encuentra otro conjunto de la autoría
del artista español, José Antonio Homs.
Pórtico Oriental: Los Aurigas
Los aurigas en el pórtico oriental, de la calle Lorenzo de Garaycoa.
La obra en bronce es de autoría del escultor español Juan Rovira y fue fundida en los
talleres de Giuseppe Beneduce. El espíritu humano -representado por el hombre- ensaya
dominar sus emociones -representadas por el caballo encabritado-. Su imagen hacia el
exterior del parque alude a las pasiones exteriores que son necesarias controlar, antes
de entrar en el parque consciente de la vida.
Auriga vuelto al interior del parque, como complemento de la primera figura.
Simboliza el control de las pasiones interiores, indispensable para el ingreso al
Parque, concebido como el crisol en el que la vida va a transformarse en una
experiencia de libertad. Está situado en el pórtico este, sobre la calle Lorenzo de
Garaycoa.
Pórtico Sur: Las Artes Mayores
Un desnudo de mujer representando las Artes Puras. La figura sostiene en su mano
el martillo de la voluntad, que unido al cincel de la inteligencia, permitirán trabajar
la piedra bruta del destino. Es la realización de la Gran Obra sobre sí mismo. Se
observa, también, la imagen de una lira, como símbolo de la música; y una escuadra,
como expresión de la Arquitectura.
Las Artes Aplicadas. La figura cubre sus órganos generadores de la vida; y los
instrumentos del Arte se han transformado en productos elaborados tales como la
rueda de la industria y el ovillo de los telares. Es la imagen de la idea manifestada en
la vida, a diferencia de la anterior estatua, que es imagen de un proyecto de vida
antes de su manifestación
Pórtico Oeste.
Pórtico Oeste sobre la calle Pío Montúfar. Representa la imagen de Cronos o el
tiempo, en cuya mano se agita una serpiente -símbolo de las pasiones- contra la
piedra de su destino, como una forma de depuración.
La Tierra de Promisión. Una vez que el ser humano ha depurado sus pasiones,
puede vivir una vida superior utilizando las aguas del cántaro, como símbolo de la
inteligencia emocional; y el cuerno de la abundancia, como testimonio del dominio
de la riqueza material -elemento indispensable para el sustento de los pueblos-. Está
situado en el Pórtico Oeste.
Pórtico Norte
Venus espigadora. Obra realizada por el escultor catalán José Antonio Homs, hacia
1935. Las uvas, en la tradición espiritual, han sido consideradas como símbolo del
éxtasis del Saber y del Misterio. Esta imagen se complementa con la del otro extremo
del pórtico, consagrada a Mercurio, como icono de la razón, y de la luz del
entendimiento que ilumina el amor, representado por Venus.
Estatua representativa de la razón y la inteligencia simbolizadas por Mercurio, quien
tiene alas en la cabeza, como significado del vuelo del pensamiento hacia esferas de
discernimiento más alto. Una mente sana ha sido considerado sinónimo de un cuerpo
sano, por ello Mercurio era considerado también, en muchos pueblos, como la
representación de la Medicina, cuyo símbolo -en la forma de caduceo- está entre sus
manos.
Las figuras simbólicas de los ángulos de la columna
La base de la columna tiene cuatro figuras que señalan los puntos cardinales y que
corresponden a personajes históricos que participaron en la gesta de la Independencia.
Entre los ángulos se observan otras cuatro figuras formando una segunda cruz
constituida por tres alegorías femeninas del tiempo (pasado, presente y futuro) y la
cuarta alegoría masculina, que corresponde al espacio.
La Historia
Es una de las más bellas estatuas logradas por Agustín Querol. Se encuentran datos, no
confirmados, de que fue la única que alcanzó a fundir el artista antes de su muerte. Se
puede percibir en ella un alto grado de ejecución, si se compara con el resto de la
estatuaria de la columna que le correspondió a José Montserrat, siguiendo el modelo de
su maestro.
En una actitud de serena contemplación -mientras su mano sostiene un libro cerrado, en
alusión al pasado-, el alma humana medita evaluando los aciertos y errores para
aprender las lecciones en la escuela de la vida. En una actitud de desapego puede
ofrecer su corazón, representado por el descubrimiento del pecho izquierdo, lo cual ha
sido un símbolo tradicional en muchas culturas. Entonces, el fruto de esta experiencia
sobre sí misma la cubre de luz y de gloria (representada por las palmas de laurel). La
imagen sugiere en una síntesis del Arte “que la vida en su sentido más profundo es un
dominio de preciosas investigaciones…”, en la expresión feliz del pintor francés Serge
Raynaud de la Ferriere.
El presente
Representación de la Justicia en el extremo suroeste de la columna de los Próceres.
La espada que sostiene la figura, como símbolo de la fuerza de voluntad para ejercer la
libertad, está acompañada por el Libro de la Vida, sostenido en la otra mano, como un
registro de la responsabilidad de los actos que van formando el destino.
El Futuro
Representado por una mujer sin ropa -porque no se conoce como vendrá vestido el
porvenir-. La figura ensaya cubrirse con el manto de la Bandera, como emblema
simbólico de los ideales de libertad del presente, que sirven para la construcción del
futuro. De la misma forma que el presente es el resultado del pasado, el futuro será el
resultado del presente.
El tiempo gesta y madura los acontecimientos que se expresan en el espacio de la vida.
El espacio heroico
Lo heroico es un acto de amor por los demás. La palabra se enlaza con Eros el hijo del
amor. Es por amor a sí mismo y a sus semejantes que el ser humano busca la libertad.
El Heroísmo, ubicado en el ángulo noreste de la columna.
En la lectura de estas estatuas -que proponía Don Víctor Manuel Rendón- se expresaba
que “La Patria, a través de la Historia, hizo justicia a sus Héroes”. Si el tiempo está
representado por tres figuras femeninas, el espacio es simbolizado por el acontecimiento
que se fraguó a través del tiempo y está representado por una figura masculina que tiene
en la mano un ángel. El hombre simboliza el entendimiento racional y el ángel entre sus
manos, el entendimiento simbólico.
La Fuente de los Leones
Forma parte de las obras que se efectuaron en el parque hacia la década de 1930 a 1940,
junto a las estatuas del pórtico norte. Traída desde Nueva York, en 1935, presenta tres
niveles que corresponden a tres estamentos de la construcción arquitectónica: el oficial
o Aprendiz; al albañil o Compañero, y el Maestro de Obra. Más arriba, una figura
porta en una mano un cántaro de agua y en la otra, las espigas del trigo.
La Fuente de los Leones con los pistones para el agua luminosa.
La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen
La primera construcción
La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen fue construida inicialmente de madera, en
virtud de la iniciativa del canónigo Nicanor Corral, miembro del Cabildo Diocesano de
la Iglesia Catedral. El Cabildo guayaquileño, en sesión del 21 de diciembre de 1888,
conoció el informe favorable sobre la solicitud presentada por los señores canónigos
Corral Santistevan y Marriot, el 1º de julio de 1888, pidiendo un terreno en la plaza de
la Victoria, para levantar un templo. "El terreno en referencia —dice textualmente el
Informe— es la parte suprimida a la plaza Victoria, según el plano del doctor Teodoro
Wolf aprobado por el I. Concejo".
“El Cabildo cedió este sitio para la construcción de una Capilla en honor del
Purísimo Corazón de María, de una casa rectoral, de una escuela, y de la morada
donde iban a residir los futuros Sacerdotes…”, según se lee en la página 293, del
libro “Iglesias Parroquiales”, de monseñor Luis Arias Altamirano, editado en 1996,
por la Arquidiócesis de Guayaquil.
Se aplicaba en estas construcciones la técnica de los carpinteros de ribera, utilizando las
maderas preciosas del litoral, las cuales eran cortadas en menguante -como aconsejaba
la tradición- “para que no se apolille la madera”. Los pilares se trabajaban usando el
corte conocido como rayo de Júpiter, o las llaves y vientos, para asegurar la estabilidad
de la estructura (las llaves eran ensambles que se hacían en las maderas para lograr una
mejor estabilidad y los vientos eran maderos diagonales que permitían formar un
triángulo entre una viga horizontal y el pilar vertical, para asegurar la estructura).
Sin embargo, con el tiempo este primer edificio se fue deteriorando hasta que, en el año
de 1928, las autoridades eclesiásticas resolvieron reemplazarlo “por otro de material
incombustible y más sólido”, según se lee en la crónica del Padre Luis Arias. En virtud
de esta disposición, “el 24 de junio de 1928, se fundó el Comité de Damas y Señoritas
“Nicanor Corral”, para reconstruir el Templo del Purísimo Corazón de María”.
Fachada de la Iglesia La Victoria.
Los diseñadores, constructores y decoradores
En 1934 se da comienzo a la construcción por la iniciativa del sacerdote Carlos María
de la Torre, quien luego alcanzara el título de Cardenal. El diseño arquitectónico
corresponde al arquitecto Paolo Russo; la construcción, al arquitecto Luigi Fratta; y
los bajorrelieves, al artista italiano radicado en Guayaquil, Emilio Soro.
Interior de Nuestra Señora del Carmen.
La Plaza de La Victoria
Llamada así para mantener el recuerdo de la victoria obtenida por las tropas de Gabriel
García Moreno sobre las del General Guillermo Franco, quien en septiembre de 1859 se
declaró Jefe Supremo de Guayaquil y Cuenca y entró en arreglos con el general peruano
Castilla, que le ofreció todo su apoyo, a cambio del reconocimiento de demandas
territoriales a favor del Perú, lo que se consignó en el Tratado de Mapasingue, conocido
también como de Franco-Castilla.
En un recurso desesperado, García Moreno intenta en vano, ofrecer el Ecuador como
Protectorado, a Francia, a través de su encargado de negocios, Emile Trinité. García
Moreno llega a un acuerdo con Juan José Flores, su antiguo rival, quien comanda el
ejército, y obtiene una brillante victoria, el 24 de septiembre de 1860. En homenaje a
esa gesta se resuelve que la plaza situada al pie de la antigua Iglesia de Nuestra Señora
del Carmen, se nombre La Victoria, para inmortalizar esta batalla.
Glorieta en la plaza de La Victoria.
Hasta la década de los años de 1970, la Plaza funcionó como terminal de los transportes
hacia la sierra, lo que originó la formación de un animado y variado comercio y el
desarrollo de pequeños hoteles en la zona. Esta función terminó con la construcción del
Terminal Terrestre, al norte de la ciudad.
Monumento a Gabriel García Moreno, cuya autoría corresponde al escultor Daniel
Palacio Moreno. Está situado en la plaza de La Victoria.
El Parque Chile
Ubicado en la manzana rodeada por las calles Febres Cordero, Noguchi, Capitán
Nájera y Rumichaca. En las décadas de 1940 y 1950 sirvió como terminal terrestre de
aquellos buses de largos asientos, totalmente descubiertos lateralmente, llamados
popularmente Chivas, donde el equipaje iba en la cubierta -protegido por lonas, ante el
riesgo de las lluvias-. Estos buses hacían viajes hacia Salinas, La Libertad, y
poblaciones como Daule y Santa Lucía, lo cual mantenía una gran animación en el
sector del parque. Uno de sus elementos más tradicionales, desde aquellos tiempos, lo
constituía una pequeña pileta en la que estaban representados dos lagartos y dos lobos
de mar. Aún se puede evocar en este pequeño parque, el ambiente de tiempos de
antaño, de un Guayaquil de vida tranquila y apacible.
La Fuente de los Lagartos en el parque Chile.
El Malecón del Estero Salado y sus parques lineales
Guayaquil fue desde su nacimiento, la Ciudad del Río Grande y del Estero, donde
literalmente -como dice el hermoso poema hecho canción, de Pablo Hanníbal Vela- “el
sol es un sol domiciliado, que amanece riendo en el primero y se duerme jugando en
el Salado” en virtud de que el Guayas, queda hacia el oriente y el Estero Salado hacia
occidente.
Estas aguas, que enmarcaron la ciudad, conformaron un clima maravilloso y fresco en
sus tardes y mañanas, así como ardientes temperaturas al mediodía. El Estero ha
merecido especial atención por el Cabildo guayaquileño, que ha emprendido diversas
obras, no solo para planificar y adecentar sus malecones, sino también para oxigenar
sus aguas, que han sido desde tiempos inmemoriales, el hábitat de una fauna compuesta
de garzas, cangrejos, moluscos y peces; así como un manglar, que a más de embellecer
el paisaje, sirve de hábitat natural a muchas especies endémicas de Guayaquil y su
región. Con una gran movilidad de sus pleamares y bajamares, juega un rol
importantísimo en la conservación ecológica.
Rincones de ensueño que permiten la observación, la reflexión y la paz. Sirven de
fuente de inspiración a pintores y escritores que acuden asiduamente para encontrar
un marco ideal para la creación artística.
Las fuentes danzantes del Estero constituyen un bello espectáculo, cuya observación
produce un estado de tranquilidad y paz.
Las fuentes están construidas sobre una plataforma de hormigón que alberga una
laguna, permitiendo tener una reserva de agua para activar su movimiento por medio
de bombas hidráulicas. Al combinarse rítmicamente, con sonidos musicales y
movimientos de luces multicolores, producen una impresión maravillosa, de gran
interés turístico para propios y extranjeros. Fueron inauguradas en el año 2012.
La plaza Rodolfo Baquerizo Moreno
Situada en un sector tradicional de las familias guayaquileñas, sirvió de escenario para
el antiguo American Park que, en la década de 1950, acogió a la población que acudía a
bañarse en las limpias aguas del Estero. Actualmente sus jardines ofrecen una variedad
de flores del trópico, que al estar junto a su lago artificial, permiten la creación de un
microclima agradable. La plaza lleva este nombre como recuerdo de quien impulsara
tanto la obra del American Park, como las plataformas para saltos ornamentales. La
plaza fue inaugurada por el alcalde Jaime Nebot, el 22 de abril del 2004.
La laguna con peces tropicales. Al fondo las áreas verdes de la plaza Baquerizo
Moreno.
Figura femenina en granito, escultura de autoría de la artista Yela Loffredo de Klein.
El sendero hacia el sur, por el Malecón del Salado.
Cruzando el puente sobre la avenida 9 de Octubre se llega hasta la Plaza de los
Escritores. La concepción moderna del puente, con un arco estructural de tensores
metálicos, ofrece una hermosa perspectiva visual a la zona.
La Plaza de los Escritores
Este proyecto fue presentado al Municipio por la Sra. Gloria Gallardo y el Arq. Parsival
Castro, con la idea de mantener viva, en el espacio urbano, la memoria de un brillante
grupo de literatos costeños que formaron el Grupo Guayaquil en la década de 1930 y
que tuvieron resonancia en las letras latinoamericanas.
Vitrales alusivos a la obra del escritor Alfredo Pareja Diezcanseco, en la Plaza de los
Escritores, en el Malecón del Salado.
Monumento en homenaje a los cinco escritores que formaron el Grupo Guayaquil en
1930, con el cual se afianza el Realismo en la literatura nacional.
Monumento a don Ismael Pérez Pazmiño, fundador de diario El Universo. Está
situado en los jardines del Malecón del Salado. Al fondo se aprecia un conjunto de
sauces llorones.
Los paseos en botes por el Estero Salado
Embarcadero de botes en el Estero Salado, ubicado en las proximidades del puente
del Velero.
¡Que caravana de recuerdos trae el embarcadero de botes del Estero…! Desde las
mañanas soleadas en compañía de los amigos, improvisando regatas; hasta los
atardeceres románticos con la novia de 15 años, diciendo poemas o cantando suaves
canciones. Es uno de los paseos más tradicionales de la urbe.
Atardecer en el Estero.
Siguiendo hacia el sur el caminante se encuentra con el puente del Velero, cuya
iluminación nocturna produce un efecto de gran belleza. Este puente comunica la calle
Aguirre con varias ciudadelas del oeste de la ciudad.
El puente del Velero y sus pasos peatonales.
Los senderos hacia el norte
En un marco de áreas verdes y grandes copas de árboles se dibuja un camino hacia
el norte del Malecón del Estero, en cuya orilla los mangles vuelven a reproducirse
como hace muchísimos años…
Jardines del sendero norte.
En estos recorridos el visitante se encuentra con figuras del imaginario artístico como
Don Quijote y Sancho Panza, en una evocación de la novela de Miguel de Cervantes.
Don Quijote cabalga de nuevo en los sueños de un Guayaquil mejor. Atrás se
observan los molinos de viento contra los que tanto luchó en sus aventuras
caballerescas. Se prefigura la edificación de un mundo nuevo unido por el Saber y
una cultura de Paz.
La humanidad naciendo de un mismo árbol. Talla en madera en el sector norte del
parque lineal del Malecón del Salado.
La autoría es del artista Jorge Pazzo Vargas, quien titula la obra con el nombre: Amigas
en mi jardín. Está realizada en un tronco de eucalipto proveniente de los alrededores de
Quito y que tiene 200 años de antigüedad, según se lee en la placa colocada al pie del
monumento. La obra fue ejecutada en marzo del 2007.
El equilibrista, imagen que recoge los actos acrobáticos en la bicicleta de una sola
rueda. Una hermosa figura que evoca tiempos de antaño.
Estatua del presidente Víctor Emilio Estrada Carmona (28 de mayo de 1855 – 21 de
diciembre de 1911). El monumento fue inaugurado por el alcalde Jaime Nebot, al
cumplirse los ciento cincuenta años de su natalicio.
Bibliografía
Hoyos, Melvin. (2008, ). Los recuerdos de la iguana. Guayaquil: Editorial Poligráfica.
Estrada, Julio. (1966, noviembre). Guía histórica de Guayaquil, Tomo 2. Guayaquil:
Imprenta Poligráfica.
Castro, Parsival. (2000-2013). Serie monumentos de Guayaquil. 12 tomos. Guayaquil:
Municipio de Guayaquil.
Avilés, Efrén & Hoyos, Melvin. (2007) Memorias urbanas. Guayaquil: Imprenta
Poligráfica.
Chávez, Modesto. (1944) Crónicas de Guayaquil antiguo. Guayaquil: Municipio de
Guayaquil.