Dossier mensual Nº 31

Dossier mensual Nº 31
(01.08.2015 – 31.08.2015)
CONTENIDO
ARGENTINA ........................................................................................................................ 2
1. Sumar miradas para entender el mundo nuevo, por Ricardo Lagos.......................... 2
2. Evo Morales y la reelección indefinida ..................................................................... 4
BRASIL ................................................................................................................................. 4
3. O elefante despercebido da Unasul, por Rodrigo Botero Montoya ............................ 4
CHILE ................................................................................................................................... 5
4. Ante la intransigencia de Morales............................................................................. 5
5. Grave acusación de Bolivia ...................................................................................... 6
6. Dichos de Evo Morales, por Fernando Salas ............................................................ 7
7. Declaraciones del canciller, por Juan Salazar Sparks ............................................... 7
8. El innombrable, por Hernán Felipe Errázuriz ............................................................ 7
9. Declaraciones del canciller, por Alfredo Labbé......................................................... 8
10. Chile-Bolivia: diplomacia bajo asedio ....................................................................... 9
11. Impasse diplomático con Bolivia, por Fernando Wilson L. ..................................... 12
12. Frente a Bolivia, serena difusión de la verdad ........................................................ 12
13. Evo contra Chile: así comenzó todo, por José Rodríguez Elizondo ........................ 13
14. La academia, el mar, la esquizofrenia, por Andrés Ajens ........................................ 15
15. Autoritarismo y reelección ..................................................................................... 16
16. Zona franca de Paraguay ........................................................................................ 17
17. Nuestro Presidente Evo, por Juan Ignacio Eyzaguirre ............................................ 18
PARAGUAY ....................................................................................................................... 19
18. Bolivia y el Mercosur, por José Antonio Moreno Ruffinelli ..................................... 19
19. Encargar a los menonitas el mantenimiento de Pilcomayo ..................................... 20
20. Emigración de los menonitas dañaría seriamente al país ....................................... 23
21. La crisis desnuda el milagro económico, por Carlos Sánchez Berzaín ................... 25
22. Paraguay debe empeñarse en un multilateralismo comercial eficaz ....................... 26
PERÚ ................................................................................................................................... 28
23. Ajustón de Correa .................................................................................................. 28
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Dossier mensual Nº 31
(01.08.2015 – 31.08.2015)
ARGENTINA
1. Sumar miradas para entender el mundo nuevo, por Ricardo Lagos
Cuando el presidente Barack Obama escriba sus memorias seguramente dedicará varias
páginas a este julio 2015. No es poco lo hecho en treinta días que han cambiado las
dimensiones y referencias de su legado.
Comenzó el mes con el anuncio de la reapertura de la embajada de Estados Unidos en La
Habana, concordante con igual decisión de Cuba de reabrir su sede en Washington. Y con
ello, por fin, se terminaba en este continente la Guerra Fría.
Luego a mitad de mes pudo celebrar el histórico acuerdo nuclear con Irán alcanzado
después de dos años de negociaciones, en las que Estados Unidos tuvo un rol clave y
afirmó que el pacto “corta todas las vías para un arma nuclear”. Pero, además, ese fue un
excelente ejercicio de negociación multilateral, ya que el llamado acuerdo 5+1 se logró
entre Irán, por un lado, y Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y
Alemania, por el otro. Poco después los 15 miembros del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas respaldaron con voto unánime dicho acuerdo, procediendo a levantar las
sanciones que pesaron hasta ahora contra la nación iraní. En ambos casos no desaparecen
las complejidades, pero se abren caminos a un entendimiento por vías distintas a la
prioridad de la fuerza.
Y este julio 2015 concluye con esa significativa gira a África. Por primera vez un
mandatario de Estados Unidos habla en la sede de la Unión Africana, pero también por
primera vez –todo un símbolo– un presidente norteamericano llega a un país africano
para decir que allí están la mitad de sus raíces. Y en medio de ello, llamando a actuar con
energía frente al denominado Estado Islámico, logra tras meses de negociaciones un
acuerdo entre Washington y el gobierno de Turquía, para poder usar las bases
norteamericanas allí existentes en las estrategias de ataques contra el extremismo
islámico de ISIS.
Pero si Obama tendrá que sopesar el sentido de este mes en sus memorias, también a
nosotros en América Latina nos llama a interpretarlo, pero con la urgencia de la
inmediatez. Y eso nos obliga a estar conceptualmente preparados.
Digo esto porque en días pasados hemos vivido la experiencia de presentar dos libros
sobre Estados Unidos -que si bien hablan de las décadas pasadas y cómo se dejó atrás el
New Deal de Franklin Delano Roosevelt cuando irrumpió Ronald Reagan con su
neoliberalismo extremo, atacando el Estado y divinizando el mercado– nos dan
referencias y contextos para darnos cuenta de lo que ahora podría estar ocurriendo: un
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regreso al espíritu de Roosevelt y la primacía de lo multilateral para impulsar la política
exterior norteamericana. Uno escrito por José Miguel Insulza (Estrategias y Política
Exterior en Estados Unidos: 1981-1991), el otro por Luis Maira (Aprendizaje del estudio
de Estados Unidos).
¿Qué hemos encontrado en ellos? Un análisis fundamental sobre las tendencias y cambios
profundos vividos en la política de Estados Unidos durante la Guerra Fría y los impactos
que ello ha tenido en América Latina. Ahora vivimos otra realidad hemisférica, pero hay
resabios de esa época cuyas consecuencias se perciben hasta la actualidad. Es cierto que
hace unas cinco semanas veíamos caminar conversando cordialmente al presidente
Obama y la presidenta brasileña Dilma Rousseff tras visitar el Memorial de Martin
Luther King en Washington, lo cual fue interpretado como un símbolo del esfuerzo de la
Casa Blanca por restañar las heridas cuando se descubrieron, en 2013, los espionajes
telefónicos a la mandataria de Brasil. Espiando, quién y para qué, se preguntaron
entonces los brasileños. La diplomacia tuvo una tarea compleja, pero al final se ha
llegado a la nueva etapa de diálogo. ¿Podrá ocurrir algo similar con Venezuela a futuro?
¿O podrán reanudarse las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Bolivia,
interrumpidas actualmente?
Quien quiera ver el devenir de Estados Unidos con ojos del siglo XX estará equivocando
el camino. Lo pasado es esencial, debemos estudiarlo, pero una buena política
hemisférica desde el sur reclama amplitud, conocimiento, fundamentos.
Y con esa perspectiva toma todo su sentido la puesta en marcha del Consejo de
Relaciones Internacionales de América Latina y el Caribe, RIAL, entidad donde ex
presidentes y ex cancilleres, diplomáticos y autoridades internacionales, dirigentes
políticos y del ámbito social se unen a académicos destacados del continente para
dilucidar el presente y futuro de la inserción de esta América Latina y el Caribe en el
escenario hemisférico y global. Es una tarea donde nos hemos propuesto enriquecer el
análisis de nuestras cancillerías y anticiparnos a tiempos que traerán cambios mayores.
Un analista como Richard Haas ha dicho y hablado de un mundo nuevo donde, si bien
Estados Unidos sigue manteniendo la primacía económica y militar, ha perdido peso
internacional por tres factores. Hay un orden más difuso donde surgen actores nuevos en
el mundo de diversa naturaleza, y el respeto por el modelo político y económico de
Estados Unidos ha disminuido. Además, las decisiones políticas de ese país, en especial
en el Medio Oriente, ponen dudas acerca del juicio y confiabilidad respecto de las
amenazas y promesas de Washington.
Ahora asoma un nuevo escenario de su política exterior. La pregunta es: ¿dónde
estudiamos las características de esta nueva evolución por parte de Estados Unidos?
¿Cómo nos preparamos como región para hacer frente a dichos retos y cómo, al mismo
tiempo, nos anticipamos a hacer estudios similares sobre lo que ocurre en China y las
aproximaciones de ese país hacia nuestra región como un actor determinante? Aquí es
donde los hombres de acción: los cancilleres, los diplomáticos requieren también del
auxilio de la academia para entender mejor el mundo que se va configurando.
Lo hemos dicho en estas columnas más de una vez, el mundo del futuro va a ser el mundo
de las regiones, serán grandes bloques de países los que van a incidir. Y América Latina
debe prepararse para aquello.
Es fundamental una interacción entre el quehacer político internacional y el pensamiento
que lo sustente. Allí nuestras universidades tienen también mucho que decir.
Fuente: El Clarín 02.08.2015 (Ricardo Lagos es ex presidente de Chile)
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2. Evo Morales y la reelección indefinida
El presidente Evo Morales lleva ya diez años al frente de Bolivia. Su primer mandato se
inició el 22 de enero de 2006, luego de una elección en la que se impuso con el 54 por
ciento de los votos. En ese período modificó la Constitución de su país con el objetivo de
poder ser reelegido. Con la nueva Ley Suprema fue elegido para un segundo período, con
el 64%; volvió a presentar su candidatura, triunfó con el 61% de los votos y obtuvo así el
tercer mandato presidencial, que se extenderá hasta 2020.
En cada oportunidad electoral, Morales superó a una oposición desordenada y dividida.
Al ser elegido presidente por tercera vez, reiteró su discurso en el sentido de que no
pretendía otra reelección. No obstante, hace casi dos meses comenzó a maniobrar en
dirección a la posibilidad de obtener una reelección indefinida, al expresar en un acto
público: "Si el pueblo dice que hay que cambiar la Constitución, obedeceré".
Su partido político, el Movimiento al Socialismo, que maneja el Poder Legislativo, ya ha
puesto en marcha los mecanismos necesarios para que la Constitución de Bolivia pueda
ser reformada y Morales, transformado en un presidente "para siempre". Con el apoyo de
los sindicatos que también controla, se está instalando la idea de que la Constitución se va
a cambiar "por las buenas o las malas", en palabras del vocero de la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos, Feliciano Vegamonte, uno de sus aliados en
la tarea de consumar la manipulación constitucional que apunta a instalar a Morales por
largo rato en la presidencia de su país, como Fidel Castro.
La primera vicepresidenta del Senado, Nélida Sifuentes, acaba de anunciar que la reforma
constitucional podría ocurrir el último trimestre de este año, inmediatamente después del
congreso del partido oficialista que se realizará entre octubre y noviembre. Anunció
también que se propiciarán algunos otros cambios de la Constitución boliviana, pese a
que ésta fue promulgada por el propio Morales en febrero de 2009, con un artículo que
sólo permite una reelección. El camino por seguir incluye la convocatoria a un referendo
para consolidar la pretensión de Morales, que estará controlado por el Tribunal Supremo
Electoral cuyos miembros fueron designados a dedo por el presidente y que le responden
incondicionalmente.
Aunque la gestión de Morales tiene una aprobación mayoritaria, las encuestas sugieren
que el 52% de los bolivianos rechaza la posibilidad de que su presidente pueda ser
reelegido indefinidamente. Pero Morales mantiene su pretensión, disfrazado de
demócrata, cuando la realidad boliviana demuestra que todas las instituciones de Bolivia
están hoy sometidas a sus designios, lo que nada tiene que ver con los equilibrios y
contrapesos entre los tres poderes del Estado que, por definición, exige siempre la
democracia.
Fuente: La Nación 10.08.2015 (Editorial II)
BRASIL
3. O elefante despercebido da Unasul, por Rodrigo Botero Montoya
O regime bolivariano produziu um caos econômico que colocou o país à beira da
insolvência e da dissolução social
O elefante é o animal terrestre de maior tamanho. Seu habitat natural é a África ao sul do
Saara (o Loxodanta Africano) e a Ásia (o Elephas Maximus). Um elefante africano pode
alcançar uma altura de quatro metros e um peso de 6,35 toneladas. O grande porte
constitui um de seus traços predominantes. Por essa razão, é inverossímil pretender que
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se ignora a presença de um elefante no interior de um recinto. Essa foi a acusação que o
arcebispo da Colômbia fez a um político inescrupuloso que sustentava que a entrada de
dinheiro do narcotráfico para financiar sua campanha eleitoral ocorrera à sua revelia.
O inadvertido paquiderme na sede da Unasul é a demolição do Estado de Direito que o
regime bolivariano leva a cabo na Venezuela. De maneira sistemática, estão diminuindo
os fundamentos da democracia liberal: separação de poderes; alternância no governo;
prestação de contas; Justiça independente; propriedade privada; liberdade de imprensa; e
economia de mercado. Aos dirigentes políticos dissidentes, se reserva o cárcere. Aos
jornais de oposição, restringe-se a disponibilidade de papel. Aos manifestantes populares
inconformados, reprime-se com uso incomum de violência.
O regime produziu um caos econômico que colocou o país à beira da insolvência e da
dissolução social. A exasperação causada pela maior inflação do mundo e o
desabastecimento está sendo manifestada por meio de saques da população aos
supermercados. Além do mais, há indícios de que esta situação começa a se tornar
insustentável. Embora a data de um eventual colapso seja imprevisível, as apostas pela
longevidade da revolução bolivariana são cada vez mais escassas.
Não seria razoável supor que os membros da Unasul desconheçam uma realidade que foi
denunciada pela União Europeia, a Internacional Socialista e numerosos ex-presidentes
democráticos. O fato de que os atropelos das liberdades individuais na Venezuela passem
inadvertidos pelos porta-vozes da Unasul tem outra explicação. A denominada revolução
bolivariana conta com a solidariedade dos governos de Argentina, Bolívia, Brasil,
Equador e Uruguai. Eles parecem ter um acordo tácito para legitimar o autoritarismo
quando este é exercido em nome de um projeto revolucionário.
Esta constelação de forças políticas tem um caráter transitório. Depende do que Hugo
Chávez denominou de eixo Caracas-Brasília-Buenos Aires. A política externa da
Argentina pode mudar no próximo governo. A cumplicidade do Brasil se explica por uma
anomalia. Os governos do PT delegaram a Marco Aurélio Garcia, companheiro de
viagens das Farc, as relações com a América Latina. Este esquema diplomático é
inapropriado para uma nação que deseja ser percebida como uma grande potência.
Os eventos se encarregarão de relegar ao esquecimento as vacilações da Unasul. Mas
uma entidade regional que mantém silêncio enquanto o regime venezuelano atenta contra
os valores democráticos proclama sua própria irrelevância cada vez que é colocada em
pauta sua razão de existir.
Fuente: OGlobo 17.08.2015 (El autor fue ministro da Hacienda da Colombia)
CHILE
4. Ante la intransigencia de Morales
La Cancillería ha hecho bien en reiterar la disposición chilena de restablecer relaciones
con Bolivia y, de paso, en desenmascarar el rechazo del Presidente Morales, con su
prepotente condicionamiento de la formalización de los lazos diplomáticos a una cesión
de soberanía. Cuesta encontrar un precedente similar de repudio del diálogo y de negativa
al restablecimiento de embajadas. Su intransigencia es anacrónica en un mundo que busca
la normalización de los lazos bilaterales como ya ha ocurrido entre Estados Unidos y
Cuba.
A la destructiva obstinación del Presidente Morales se agregan sus falsedades, diatribas y
maniobras para buscar apoyo externo. En este cometido recurre al desconocimiento de los
tratados y del derecho internacional; a ignorar las facilidades de libre y privilegiado
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tránsito boliviano al Pacífico que le otorga Chile y a omitir el sostenido incremento del
uso de los puertos e infraestructuras nacionales. Persistente es su intento de involucrar a
autoridades y referentes extranjeros en su reclamación en desmedro del proceso seguido
en La Haya y recurrentes son sus tentativas frustradas para dividir a la ciudadanía
nacional.
Es evidente que la supuesta victimización que esgrime Bolivia para presentar su causa
surge de la postergación que sufre su pueblo debido a la precariedad de sus instituciones,
por la demagogia, incompetencia y desprestigio internacional de sus gobernantes, por el
narcotráfico y por el desaprovechamiento de sus valiosos recursos en un territorio mucho
más extenso que el chileno.
Los provocadores subterfugios del mandatario vecino han demostrado ser
contraproducentes dentro de Chile: en todas las encuestas nacionales se registra un
creciente rechazo a sus pretensiones, incluyendo a los que se oponen a cualquier
cooperación y a los que sostienen que se deben restringir las facilidades concedidas. Los
procedimientos del Presidente Morales son también demostrativos de su desconfianza en
su demanda y en los jueces de la Corte Internacional de Justicia encargados de fallarla.
La imposibilidad de diálogo por decisión del mandatario de Bolivia y la inconveniencia e
inutilidad de seguir el juego mediático de sus artificios y provocaciones aconsejan
enfatizar la correcta narrativa de la realidad con ese país. Requieren, asimismo, una mejor
comunicación del mensaje y de los valores políticos, culturales y sociales chilenos. La
acción episódica termina siendo reactiva. En cambio, una diplomacia sostenida, que no se
dirija al gobernante boliviano, fortalece la posición e imagen chilena ante la comunidad
internacional.
Fuente: El Mercurio 01.08.2015 (Editorial)
5. Grave acusación de Bolivia
El presidente de Bolivia realizó duras imputaciones en contra del cónsul de Chile en La
Paz, acusándolo de estar detrás de actividades conspirativas para desestabilizar al
gobierno, insinuando que podría ser declarado “persona no grata” y, por lo tanto,
expulsado del país. El Mandatario no entregó ningún antecedente que justificara tan
graves cargos, pero sí afirmó que “Chile, por la cuestión del mar, siempre ha buscado
nuestra inestabilidad política”.
La reacción del gobierno chileno frente a este nuevo e injustificado ataque fue justa y
proporcionada. La Presidenta de la República señaló que dichas actitudes “no son
aceptables”, mientras que el canciller cerró acertadamente la polémica: “Qué más se
puede decir, nos vemos en La Haya”.
Resulta lamentable que los esfuerzos por retomar un diálogo constructivo y de
integración con Bolivia se vean permanentemente entorpecidos por este tipo de actitudes.
Hace unos días el gobierno de Evo Morales señaló que evaluaba la posibilidad de hacer
una propuesta para retomar las relaciones diplomáticas con Chile. A la luz de este
incidente, y de muchos otros exabruptos del presidente boliviano, parece obvio que no
existe tal intención, y que lo que se busca es sacar una ventaja mediática en favor de la
demanda de mediterraneidad boliviana.
A partir de lo expresado por las máximas autoridades chilenas, es indispensable que este
sea el punto de partida de una nueva etapa donde nuestra Cancillería redoble sus
esfuerzos por entregar toda la información que funda la posición chilena, y salga al paso
de cada una de las infundadas pretensiones de Bolivia, en cada uno de los foros
internacionales disponibles. Un primer destino natural de estas gestiones debe ser el
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Estado Vaticano -al que el gobierno de Morales intenta involucrar en su causa-, de
manera que se advierta la inconsistencia de los discursos que se han pronunciado desde
La Paz.
Fuente: El Mercurio 06.08.2015 (Editorial)
6. Dichos de Evo Morales, por Fernando Salas
Las recientes declaraciones del Presidente de Bolivia, Evo Morales, vuelven a tensionar
las ya complejas relaciones con ese país. Esta vez, al cuestionar la labor del cónsul
General de Chile, Milenko Skoknic, un embajador de carrera, de impecable y reconocida
trayectoria diplomática.
No puede molestarle al gobierno boliviano que nuestro representante desarrolle labores
esenciales para cualquier diplomático en su función en el servicio exterior. Las
infundadas acusaciones de “conspiración” basadas en supuestas reuniones con políticos,
superan todo límite, tal como afirmó el canciller Heraldo Muñoz.
Es en este tipo de misiones donde más se requiere un elevado manejo diplomático, y
sobre todo el profesionalismo y experiencia de los funcionarios del servicio exterior,
quienes están preparados para enfrentar escenarios delicados, complejos, y a veces
adversos.
Lamentamos esta seguidilla de provocaciones que en nada ayudan a avanzar hacia una
relación normal entre ambos pueblos. La diplomacia es justamente la vía para propiciar
acercamientos y suavizar las diferencias, pero si se pierde el respeto por la función
diplomática, el camino por recorrer se ve cada vez más largo y cuesta arriba.
Fuente: El Mercurio 06.08.2015 (Cartas – El autor es presidente de la Asociación de
Diplomáticos de Carrera)
7. Declaraciones del canciller, por Juan Salazar Sparks
Entiendo el malestar del canciller Muñoz frente a la persistente campaña de
desinformación del Presidente Evo Morales en el tema de la mediterraneidad con Chile.
También pareciera conveniente la firmeza del ministro, dado que le resulta popular ante
una opinión pública que no maneja los detalles de la estrategia mediática boliviana. Es
decir, le reditúa políticamente.
Sin embargo, Muñoz se equivoca. Decir que los jueces de la Corte Internacional de La
Haya y el Papa Francisco deben tomar nota del comportamiento boliviano, o bien, que
Evo Morales se ha pasado de la raya y -por tanto- "nos vemos en La Haya", es admitir indirectamente- que ese tribunal tiene competencia en la reclamación altiplánica y que el
Pontífice tiene algún rol en el asunto. Un error previo fue ofrecer relaciones diplomáticas
aquí y ahora (la idea original del Presidente Lagos fue en otro contexto y circunstancia),
puesto que Bolivia es responsable del rompimiento y el que debería tomar la iniciativa, si
le interesa el diálogo bilateral.
En suma, el canciller chileno debe cuidar -en su diplomacia pública- de hacerle el juego a
la estrategia boliviana. A La Paz no le interesa alcanzar un buen entendimiento con Chile,
ni siquiera le importa el fallo de La Haya, puesto que solo apunta a crear un clima
internacional enrarecido que favorezca su causa irredentista
Fuente: El Mercurio 07.08.2015 (Cartas - El autor es Embajador)
8. El innombrable, por Hernán Felipe Errázuriz
La estrategia de la diplomacia chilena con Bolivia se ha empeñado en polemizar
repetidamente con aquel Presidente. Es un hombre perturbado. En estos días ha
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demostrado nuevamente su paranoia: acusó de espionaje a periodistas chilenos que
reporteaban en Bolivia; amenazó con expulsar al cónsul de Chile en La Paz por cumplir
con su trabajo de hacer visitas de cortesía a autoridades regionales, y atribuyó a un plan
chileno la huelga de Potosí, región postergada, con una cesantía del orden del 40%.
Incluso pretendió la responsabilidad del Gobierno de Chile por la publicidad de una
empresa de telecomunicaciones británica, de capitales finlandeses, con operaciones en
Chile. En cada uno de estos casos, sin que fuera necesario, hubo un pronunciamiento de
las autoridades nacionales.
La Presidenta y la Cancillería no deben exponerse a responder a las fastidiosas amenazas,
delirios y agravios del Presidente de los cocaleros. Su agresividad lo descalifica y su
rupturismo no se contiene replicando a sus ataques verbales. Las acciones episódicas
terminan siendo reactivas. El Presidente altiplánico busca que sigamos su juego
mediático para eternizarse en el poder y atribuirse legitimidad, protagonismo y respaldo
de personeros y foros internacionales. No hay que darle en el gusto. Hay que ir por otro
lado.
"Miente, miente, que algo quedará; cuanto más grande sea una mentira, más gente la
creerá". Esa machaconería la utiliza el Presidente vitalicio de Bolivia para provocarnos.
Tampoco hay que sorprenderse de que reciba apoyo mientras su falsa victimización no se
desenmascare. Ya sabíamos -o debíamos saber- que el Papa Francisco cuando se llamaba
Jorge no era neutral en la reclamación boliviana. Poco o nada podíamos hacer para que
no se aprovechara ese Mandatario que no quiero mencionar.
Ha llegado el momento de ignorar al Presidente de marras y dejar que se quede hablando
solo. Mientras tanto, la diplomacia nacional debe seguir con su trabajo de divulgar la
correcta narrativa expuesta en La Haya. El mensaje sobre los derechos territoriales de
Chile, de los que tribunal alguno puede disponer, debe ir acompañado de la difusión de la
institucionalidad y los valores políticos, culturales y sociales chilenos. La diferencia con
Bolivia y su gobierno es obvia. No es una comparación odiosa: es la realidad proveniente
de los pésimos gobernantes bolivianos.
Chile más que duplica a Bolivia en embajadas residentes y en misiones en el exterior.
Estamos en condiciones de aplicar una diplomacia tanto pública como silenciosa, ambas
despersonalizadas del falso mesías boliviano, destinadas a fortalecer la posición e imagen
chilena ante la comunidad internacional.
Ha llegado el momento de ignorar al Presidente de marras y dejar que se quede hablando
solo
Fuente: El Mercurio 08.08.2015
9. Declaraciones del canciller, por Alfredo Labbé
Quisiera aclararle al embajador retirado Juan Salazar Sparks, autor de una carta publicada
ayer, que la advertencia que hizo el canciller Heraldo Muñoz a las autoridades bolivianas
en el sentido de que los jueces de la Corte Internacional de La Haya y el Papa Francisco
debían tomar nota del comportamiento reciente boliviano, y su afirmación de que "nos
vemos en La Haya", distan mucho de reconocer -sea directa o indirectamente- la
competencia de ese tribunal para conocer y fallar la demanda presentada por Bolivia
contra Chile.
Un profesional de carrera de la Cancillería, aunque esté retirado, debería haber tomado
nota hace tiempo de que Chile, a través de una excepción de carácter preliminar, objetó la
competencia de la Corte, recurso que está pendiente de resolución. Obviamente, tanto
Chile como Bolivia deberán concurrir ante el alto tribunal para conocer su fallo, por lo
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que la referencia a esa comparecencia de ninguna manera representa un reconocimiento
indirecto de su competencia. La solidez de la argumentación chilena en el sentido de
cuestionar la competencia de la Corte fue reconocida ampliamente en Chile.
Por otra parte, calificar como un error ofrecer relaciones diplomáticas a Bolivia es
cuestionar lo que Chile siempre ha sostenido bajo gobiernos de distinto signo político.
Nuestro país practica y favorece el diálogo con sus vecinos, sin condiciones, y con pleno
apego a los tratados vigentes. El hecho de que Bolivia haya sido responsable del
rompimiento de las relaciones no altera ese principio básico de nuestra política exterior y
no nos resta capacidad de iniciativa en este sentido.
Por último, cabe hacer notar que los argumentos del señor Salazar coinciden con la
interpretación tendenciosa de este episodio que hizo una alta autoridad boliviana y se
apartan de la política de Estado que ha caracterizado a nuestro país en esta materia.
Fuente: El Mercurio 08.08.2015 (Cartas – El autor es embajador y director general de
Política Exterior Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile)
10. Chile-Bolivia: diplomacia bajo asedio
La lluvia golpeaba con fuerza sobre la carpa blanca que cubre el pequeño jardín de la
residencia de la cónsul de Bolivia en Chile, Magdalena Cajías, en calle San Damián, en
Las Condes, apagando por momentos el sonido de su voz mientras hablaba del proceso de
“reparación de las injusticias históricas” -sociales, culturales y económicas- que vive su
país desde la llegada del gobierno de Evo Morales.
“El concepto de reparación es también el que nos ha llevado a plantearnos ante la Corte
Internacional de La Haya para el caso de injusticia de más de 100 años, que fue la pérdida
de nuestro acceso soberano al mar”, dijo Cajías el jueves 6, en un breve discurso, con
motivo de la celebración del Día de la Independencia de Bolivia, rompiendo el silencio
que ha mantenido sobre el tema de la demanda marítima desde que llegó a Chile, en abril
del año pasado.
Lo hizo, eso sí, en un ambiente protegido. En su casa y ante unos 30 invitados, entre los
que había embajadores y representantes de misiones extranjeras acreditadas en Chile,
unos pocos chilenos y otros tantos bolivianos.
“Creemos en la importancia del diálogo que se ha propuesto en la corte, en la posibilidad
de diálogo con nuestros vecinos, que lamento sientan que se les está agrediendo cuando
pedimos este derecho a la reparación. Pero es un derecho a la reparación a través del
diálogo, el que siempre vamos a plantear desde una perspectiva pacifista, desde una
perspectiva de integración, desde una perspectiva latinoamericana, sudamericana y
mundial, porque los pueblos tienen que encontrar soluciones y tienen que encontrar la
posibilidad de debatir sobre lo que los separa”, argumentó la diplomática boliviana.
“Creemos firmemente que más allá de los dimes y diretes que pueden producirse a diario,
estamos en condiciones entre Bolivia y Chile de restablecer en algún momento nuestras
relaciones y sentarnos de manera franca y sincera a debatir nuestros problemas”, dijo
Cajías al finalizar su mensaje.
En el jardín, bajo la carpa blanca que con dificultad resistía el fuerte temporal, el director
de política consular de la Cancillería chilena, Jaime Bascuñán, escuchaba en silencio. Era
el único representante del gobierno en la ceremonia. Una señal clara del tenso momento
que pasan las relaciones entre Santiago y La Paz desde hace casi un mes y que esta
semana llegó a un punto crítico, tras la amenaza lanzada por el Presidente Evo Morales
de expulsar al cónsul general de Chile en Bolivia, Milenko Skoknic.
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“Chile, por la cuestión del mar, siempre buscó la inestabilidad política. Sospechosamente
estos días, esta semana que se va (la entrevista con Morales fue el 1 de agosto), el cónsul
de Chile estaba viajando a todos los departamentos, no sé si hay que declarar persona non
grata a ese cónsul, buscando a autoridades y dirigentes. No sé si son sus atribuciones,
vamos a analizar profundamente esta andanza del cónsul chileno”, dijo el mandatario
paceño.
Al momento de conocerse las acusaciones de Morales, el canciller David Choquehuanca
se encontraba en Italia para asistir a la inauguración del stand de Bolivia en la Expo
Milán. No sabía de las críticas que el Presidente había lanzado contra Skoknic. Hasta ese
momento, aseguran fuentes de la Cancillería boliviana, en el ministerio no existía una
queja, mucho menos una investigación sobre el desempeño del diplomático chileno, ni de
sus reuniones con tres autoridades departamentales -de las cuales dos son oficialistas- o
con dirigentes gremiales.
La tarea que tenía Choquehuanca por delante respecto de Chile era otra y la había
anunciado el mismo Evo Morales el lunes: Preparar una propuesta formal para el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas rotas en 1978 y que fijara mecanismos
para discutir el tema del mar.
Pero las acusaciones de Morales contra el cónsul chileno abortaron la propuesta.
“Todas las cosas tienen un límite”, respondió airado el canciller Muñoz al presidente
boliviano. “Que la Corte de La Haya tome nota y que el Papa tome nota: nuestro
ofrecimiento de diálogo es respondido con una amenaza de expulsión de nuestro cónsul
general”, añadió. “Qué más se puede decir, nos vemos en La Haya”, concluyó Muñoz,
frase que se interpretó como un portazo a la idea de Morales de enviar a Chile una
propuesta formal.
Secuelas del hermano Francisco
Fue el 8 de julio cuando el Papa Francisco, en medio de su visita a Bolivia, de manera
sorpresiva instó a Chile y Bolivia a resolver los temas pendientes a través del diálogo.
“Estoy pensando en el mar. Diálogo. El diálogo es indispensable”, indicó el jerarca de la
Iglesia Católica.
La intervención del Sumo Pontífice, sumado a la fuerte ofensiva que ha desplegado
Bolivia ante la comunidad internacional en favor de su demanda marítima, obligaron a la
Cancillería chilena a una jugada compleja y rápida. Tras un intercambio de opiniones vía
WhatsApp con algunos de sus asesores más cercanos, entre los que se cuentan Alberto
van Klaveren; su jefe de gabinete, Aníbal Barría; Carlos Portales, Angel Flisfish, Luis
Maira y Juan Somavía y, después de conseguir la autorización de la Presidenta Michelle
Bachelet, el canciller Heraldo Muñoz planteó a través de la prensa que Chile estaba
disponible para restablecer de inmediato y sin condiciones las relaciones diplomáticas
con Bolivia.
Diplomáticos chilenos admiten que la estrategia permitía salir del atolladero en que
quedó Chile tras el llamado del Papa Francisco, trasladando a Bolivia la responsabilidad
de poner obstáculos al diálogo. Según los análisis que se hacían en Cancillería, era difícil
que el gobierno de Morales aprobara la invitación, sin fijar condiciones que la hicieran
inviable. Además, no tenía costos negativos para la defensa chilena ante los jueces de la
Corte de La Haya.
Tal como habían previsto en Santiago, la proposición informal descolocó a Evo Morales,
quien reaccionó con violencia, acusando al canciller chileno de faltar a la verdad.
Debieron pasar un par de días para que la Cancillería paceña matizara la respuesta. Ahora
se mostraban disponibles, siempre y cuando el restablecimiento de las relaciones
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diplomáticas condujera a encontrar una solución a la demanda de salida soberana al mar.
Condición que fue rechazada de inmediato por el canciller Muñoz.
Esfuerzos del agente boliviano
El 27 de julio, Evo Morales invitó a los ex presidentes bolivianos a una reunión en
Palacio Quemado. El objetivo era sumar a los opositores Jaime Paz Zamora
(socialdemócrata) y al derechista Jorge Quiroga a la ofensiva comunicacional por la
demanda marítima. El primero aprovecharía sus contactos en Europa y con la
Internacional Socialista; el segundo, sus redes en Estados Unidos.
Pero en la cita, a la que también concurrieron el canciller Choquehuanca y el agente
paceño ante la Corte de La Haya, Eduardo Rodríguez Veltzé, también se discutió
extensamente la respuesta que había dado hasta entonces Bolivia a la idea de restablecer
relaciones diplomáticas con Chile.
En ese punto, afirman fuentes diplomáticas paceñas, hubo discrepancias. El canciller, Paz
Zamora y, en especial, Rodríguez Veltzé se habrían inclinado por flexibilizar la respuesta
original para no aparecer ante la comunidad internacional como un intento de
obstaculizar la normalización de relaciones diplomáticas con Chile.
Morales no habría estado de acuerdo. Bajo presión de grupos del MAS, que están
alentando la reelección del mandatario para el período 2020-2025, lo que obligaría a
modificar la Constitución, Morales se inclinó por establecer nuevas condiciones, a fin de
aceptar elevar a nivel de embajadores las relaciones con Chile: que en cinco años se
solucionara el acceso soberano al mar y que el Papa fuera garante de esas conversaciones.
En La Paz, diplomáticos que conocieron ese debate señalan que el ex Presidente “Tuto”
Quiroga apoyó con entusiasmo esa fórmula, tal vez, añaden las fuentes, como una forma
de dejar en el pasado el hecho de que durante su gestión se avanzó con el entonces
Presidente Ricardo Lagos en la negociación de un enclave sin soberanía para exportar gas
boliviano desde territorio chileno.
Otros, como Rodríguez Veltzé, advirtieron que la propuesta tal como estaba planteada
sería inviable.
El sábado 1 de agosto, el agente boliviano ante la Corte de La Haya dio una extensa
entrevista en un canal de televisión, en la que afirmó que la reanudación de relaciones
diplomáticas no era incompatible con el juicio que se ventila en el Tribunal Internacional
de La Haya.
Pero lo que más llamó la atención en Chile fue el hecho de que propusiera como única
condición para normalizar las relaciones entre estados el que se estableciera una
aproximación al diálogo marítimo.
Cercanos a Rodríguez Veltzé afirman que aunque el agente y ex presidente de la Corte
Suprema no había recibido instrucciones precisas del canciller Choquehuanca para
plantear eso, sí habían conversado previamente los parámetros en los que se podía mover.
El agente boliviano fue más allá en sus esfuerzos. El fin de semana se contactó con un
diplomático chileno al que había conocido en enero, en Zambia, durante una reunión de
trabajo del grupo de países sin litoral, para establecer una vía de comunicación entre las
cancillerías de Bolivia y Chile.
La idea era lograr un acuerdo que satisficiera a Santiago y La Paz, el que permitiera el
restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países con el concepto de
aproximación al diálogo en el tema del mar. Tanto Choquehuanca como Muñoz eran
informados de estas tratativas. Aunque el canciller chileno no tenía muchas expectativas
de éxito.
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Los esfuerzos parecían ir bien encaminados hasta el martes 4 en la mañana, cuando el
Presidente Morales amenazó con expulsar al cónsul chileno en Bolivia, desatando un
nuevo temporal, cuyo golpeteo, como el del jueves 6 en la tarde, parece ahogar las voces
de quienes creen, “más allá de los dimes y diretes que se producen a diario”, que Chile y
Bolivia en algún momento normalizarán sus relaciones diplomáticas.
Fuente: La Tercera 09.08.2015 – Reportajes
11. Impasse diplomático con Bolivia, por Fernando Wilson L.
No contento con montar una campaña comunicacional estridente y que no se ajusta a la
realidad, o de supeditar cualquier oferta chilena de reanudar relaciones al otorgamiento de
una salida al mar, el Presidente boliviano manifestó su frustración amenazando expulsar
al cónsul chileno en La Paz, quien supuestamente complotaría contra su gobierno.
Si bien antes ya había acusado a periodistas chilenos que cubrían las reacciones
bolivianas a los alegatos ante la Corte Internacional de Justicia, de ser partes de un
aparato de inteligencia, la situación que se generó esta semana demuestra que Evo
Morales está dejando atrás la racionalidad entre objetivos y métodos, poniendo énfasis en
sus aspiraciones políticas antes que en su cargo como Jefe de Estado. Busca consolidar su
liderazgo con prescindencia de todo lo demás. Nuestra contraparte ya no está embarcada
en un proceso jurídico o en las relaciones internacionales, sino en perfilar un liderazgo
populista de izquierda, que ve con posibilidad de florecer ante la ausencia que dejó Hugo
Chávez y los problemas de otros presidentes de ese signo como Rafael Correa o la propia
Dilma Rousseff.
Una situación como la descrita va mucho más allá del proceso ante la Corte Internacional
por la salida al mar, y se vuelve más seria cuando el propio Morales advirtió que “ni nos
imaginábamos “ todas las opciones que tiene para proseguir su reclamo contra Chile si
los resultados en La Haya son adversos. Esto supone analizar el problema de una forma
muy diferente, partiendo de la base que el adversario no es Bolivia, sino Evo Morales y
sus aspiraciones políticas. Implica, además, reconocer que el plan de acción de este
debate se dará en la política y la prensa más que en los estrados de la CIJ.
El debate nacional se está quedando peligrosamente atrapado en la reacción, sin contar
con una definición que vaya más allá de seguir litigando en La Haya. Corremos el riesgo
de ser superados en una carrera que ni siquiera estamos asumiendo que se está corriendo.
Fuente: La Tercera 09.08.2015 (Cartas – El autor es profesor Facultad de Artes Liberales
Universidad Adolfo Ibáñez)
12. Frente a Bolivia, serena difusión de la verdad
Se ha conocido una nueva ofensiva comunicacional boliviana, consistente en la
distribución en su aduana de un folleto para quienes viajan a Chile. Recurriendo a
consabidas falsedades, el documento, de cuidadosa edición, vuelve a cuestionar la postura
defendida por nuestro país frente a la demanda en La Haya.
Ciertamente, Chile no puede admitir que su posición siga siendo tergiversada ante la
opinión pública internacional. La experiencia del juicio con Perú ya demostró que los
jueces de La Haya no fallan ateniéndose solo a razones de derecho, sino que sus
posiciones son influidas por otros factores, incluidos los comunicacionales. Por lo mismo,
urge que la ciudadanía y los gobiernos de países amigos tengan claridad respecto de la
solidez jurídica de nuestros argumentos, pero también de los diversos beneficios que se le
otorgan a Bolivia y que distan con mucho de la imagen falsa de nación agresora y abusiva
que la propaganda altiplánica intenta proyectar respecto de Chile.
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Es importante que nuestro país pueda acreditar una línea de serena difusión de la verdad
en esta materia. Con ese objetivo se ha contratado a una agencia internacional de
comunicaciones. Cabe esperar conocer los frutos de su trabajo.
Fuente: El Mercurio 16.08.2015 (Sub editorial)
13. Evo contra Chile: así comenzó todo, por José Rodríguez Elizondo
Parte importante de la diplomacia de negociación consiste en despistar sobre los objetivos
estratégicos reales del Estado, hasta que llega el momento de la verdad.
Respecto a nuestros conflictos con Perú y Bolivia, post-Guerra del Pacífico, el primer
gran momento de ese tipo fue la firma del tratado con Perú de 1929. Allí fijamos la
frontera común y nos sinceramos respecto a lo que definimos como “la única dificultad
pendiente”. Esta era la aspiración genética boliviana (1825) de acceder al mar por TacnaArica.
En ese contexto se produjo “la partija”. Tacna volvió al Perú, Arica quedó para Chile y
un Protocolo Complementario blindó la solución limitando la disponibilidad soberana
sobre ambos territorios. Estos no podrían ser cedidos a una “tercera potencia” –que sólo
podía ser Bolivia– en todo o en parte, salvo “previo acuerdo” entre los Estados firmantes.
Un ex presidente boliviano definió este acuerdo con una metáfora: “Chile puso un
candado al mar para Bolivia y entregó la llave a Perú”.
Técnicamente ese blindaje fue una alianza, con base en un estatuto especial para dos
provincias y así lo entendieron los presidentes Augusto Leguía y Carlos Ibáñez. El
primero, al costo de enfrentar la ira de sus nacionalistas radicales, para quienes Arica era
“la provincia cautiva”. Perú, decían, la había defendido desde 1825, precisamente contra
Bolivia y Leguía ahora la cedía al ex enemigo común. Para Ibáñez el costo fue
contradictorio: por un lado, porque al devolver Tacna renunciaba a los derechos que le
daba la victoria, según el espíritu de la época. Por otro lado, porque al recuperar la
contigüidad con Perú, Chile renunciaba a una buffer zone (espacio tapón) que le diera
mayor profundidad estratégica en caso de un nuevo conflicto.
En cuanto negociación clásica, los futuribles positivos –entre los cuales se cuenta la
cooperación en los mercados del Pacífico– equilibraron las concesiones mutuas y fueron
decisivos. Pero, aunque el tratado se mantiene hasta hoy y eso ha permitido que Chile y
Perú sean socios en la Alianza del Pacífico, su alianza no se sostuvo. A fines de los años
40, cediendo a la presión boliviana para romper “el candado” y a la “comprensión” de los
EE.UU., Chile decidió negociar directamente con Bolivia la cesión de un corredor
soberano por Arica. Esto suponía “interpretar” el Protocolo, entendiendo que un previo
acuerdo chileno-boliviano equivalía a un previo acuerdo chileno-peruano, siempre que se
obtuviera la posterior “anuencia” del Perú.
La mochila del "tema pendiente"
El giro no pasó colado. Perú envió señales de que no habría tal anuencia, pues el nuevo
orden de los factores alteraba el producto. Su previo acuerdo con Chile, como aliados,
mutaba en un veto eventual y en solitario, esto es, en la posibilidad antipática de rechazar
lo que negociaran chilenos y bolivianos.
Si los chilenos no hemos visto este decurso con claridad, se debe a que escondimos los
errores del pasado bajo la alfombra de las racionalizaciones jurídicas. Por esa vía, los
conflictos de poder mutaron en controversias sobre el derecho de los tratados, nuestra
diplomacia delegó funciones en asesores y litigantes jurídicos, mientras los jueces de la
CIJ torcían la nariz a la Carta de la ONU para intervenir en la política exterior de tres
Estados miembros del sistema.
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La prensa chilena de la época también lo vio así. El Mercurio, en su editorial del
3.9.1950 advirtió que la inserción de un corredor boliviano entre Chile y Perú “no sólo
pone en peligro los frutos que se pretendieron alcanzar con dicho tratado (de 1929) sino,
además, la existencia misma de éste”. Igual franqueza empleó el ex canciller Conrado
Ríos Gallardo, negociador de ese instrumento: “Creamos un precedente que nadie sabe a
dónde nos puede conducir en el porvenir (…) sobre la frontera chileno-peruana no
existían nubes y es posible que hoy las haya”.
En definitiva, el corredor quedó como una expectativa frustrada para Bolivia, pero el mal
paso de Chile terminó con su alianza con Perú. Así, mientras en La Paz se celebraba la
ruptura del “candado”, en Lima comenzó a sostenerse que la mediterraneidad boliviana
no era tema propio y Santiago se encontró con la pesada mochila de “el tema pendiente”.
Vista por el retrovisor, la secuencia negativa para Chile aparece con nitidez: en 1952,
Perú se negó a ratificar la fórmula de su ex presidente José Luis Bustamante, sobre el
paralelo como límite de la frontera marítima. En 1976, en lugar de vetar los acuerdos de
Charaña, propuso ampliar su presencia en Arica. En 1986, informó que no había tratado
de frontera marítima chileno-peruana. En 2008, terminó demandándonos en La Haya,
para obtener 22 mil kilómetros cuadrados adicionales de océano.
Bolivia, por su parte, volvió a internacionalizar la idea de que su mediterraneidad era un
“tema pendiente” para Chile, consiguió ventajas bilaterales en sendas negociaciones con
Chile y Perú, rompió relaciones con Chile, condicionó la reanudación a una cesión de
soberanía chilena, declaró retóricamente “muerto” el tratado de 1904 y terminó
subiéndose por el chorro de la judicialización peruana. Para este efecto, endosó al
organismo judicial de la ONU la tarea de obligar a Chile a negociar su salida soberana al
mar (sin mencionar Arica).
El derecho contra la transparencia
Si los chilenos no hemos visto este decurso con claridad, se debe a que escondimos los
errores del pasado bajo la alfombra de las racionalizaciones jurídicas. Por esa vía, los
conflictos de poder mutaron en controversias sobre el derecho de los tratados, nuestra
diplomacia delegó funciones en asesores y litigantes jurídicos, mientras los jueces de la
CIJ torcían la nariz a la Carta de la ONU para intervenir en la política exterior de tres
Estados miembros del sistema.
No hay recetas sobre cómo salir, rápido, de este embrollo triple, pues nunca hay
soluciones simples para los problemas complejos. Con todo, puede sospecharse que el
inicio de cualquier solución está en la transparencia. No puede haber diagnóstico certero
ni imaginación prospectiva, si no se reconoce el pasado como lo que fue.
Revisitar a Ibáñez y Leguía
Mucho alegato podría ahorrarse si esa transparencia llegara. Si hasta parece de realismo
mágico que, hasta ahora, ni en Santiago, ni en Lima ni en La Paz se haya mencionado
que el objetivo real de la demanda boliviana está en Arica. Una sola excepción conozco y
reconozco, como muestra de encomiable honestidad intelectual. Se trata de un texto del
ex Presidente boliviano Carlos Mesa, escrito (obviamente) antes de ser designado vocero
por Evo Morales. Entre otros párrafos importantes, Mesa dice que “el nudo gordiano de
la traumática historia trilateral que nos tiene trabados a Chile, Perú y Bolivia, es Arica
(...) no hay otro camino si no queremos ir al absurdo impracticable de partir en dos el
territorio de Chile”.
Por eso, junto con exponer nuestras “sólidas razones de derecho” ante un tribunal
incompetente, parece prioritario que la diplomacia chilena recupere la memoria histórica
y la comunique. De hacerlo, terminaría una era de bilateralismo ficticio, “la única
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dificultad pendiente” ingresaría al marco del trilateralismo y tendríamos un momento de
la verdad similar al de 1929.
En tal caso, Chile recuperaría la iniciativa perdida y estaría en condiciones de
desencadenar un proceso virtuoso. Este partiría por una diplomacia de negociación, en el
marco de una estrategia de acción, orientada hacia una relación chileno-peruana de
calidad, que refleje la realidad de Arica. Paralelamente, ello supondría abandonar la
jusdiplomacia y asumir que las confianzas y desconfianzas internacionales se desarrollan
como procesos y no como sucesos de una sola generación.
Además y aunque nos mortifique el antichilenismo de Evo Morales, en esa hipótesis de
acción debiéramos revisar el espíritu de exclusión de Bolivia. A 86 años de distancia del
Protocolo Complementario, bien podría cambiarse por un espíritu de inclusión, expresado
en la propuesta de una política chileno-peruana común, para potenciar el acceso boliviano
al mar. El interés nacional boliviano no debiera ser antagónico con una eventual
participación societaria en la Alianza del Pacífico
En síntesis, si ayer no comprendimos a cabalidad el talante visionario de Leguía e Ibáñez,
es hora de reparar esa insuficiencia.
Fuente: El Mostrador 18.08.2015
14. La academia, el mar, la esquizofrenia, por Andrés Ajens
La semana pasada se realizó en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de
Santiago un alucinante encuentro chileno-boliviano de historiadores, cientistas sociales y
por demás gente anómala, alentado por personalidades académicas de ambos países.
Alucinante: por las cosas que se oyeron a estas alturas del partido en boca de algunos
doctos soi-disants académicos.
El primer día escuchamos piezas de antología.
Un profesor chileno, de apellido Concha (tal cual), nos quiso convencer que el Tratado de
1904, suerte de Constitución de 1980 que aun rige sin modificación alguna las relaciones
entre Bolivia y Chile, había sido un tratado alcanzado sin coacción… Es decir, que
Bolivia, luego de que las tropas chilenas invadieran su litoral y se apoderaran de
extensísimos territorios y que, a la fecha, aun contaban con el poder de bloquear todas las
exportaciones de estaño y demás minerales bolivianos por el Pacífico, actuó libremente al
ceder a perpetuidad todas sus costas y tierras invadidas. Es tan comprensible como
incomprensible que tales discursos los oigamos hoy de parte de la Cancillería chilena,
¿pero del “mundo académico”?
Más tarde un cientista político de la Universidad de Concepción, de apellido Mendoza,
que hizo gárgaras de “realismo” analítico, argumentó que el fracaso de las negociaciones
de Charaña (1975-1978) tenía un solo responsable: el gobierno de Bolivia. ¿No será
mucho? Agregó más tarde que, al invadir Bolivia en 1879, el gobierno de Chile no hizo
sino resguardar su seguridad como cualquier persona lo haría; cuando le pregunté qué
seguridad de Chile estaba poniendo en cuestión entonces el gobierno de Bolivia, el tipo se
quedó mudo por un instante y luego solo atinó a reírse para sí mismo.
Ante la indignación de los académicos bolivianos presente y demás gente anómala, un
tercer académico chileno, con cara de Jovino Novoa, intervino para decir que nunca es
bueno dejarse llevar por el resentimiento… (No hubo caso: este nuevo Jovino nunca
entendió la distinción entre indignación y resentimiento). Además, según él, las tropas
chilenas jamás habían invadido territorio boliviano. Es decir, lo habían invadido, pero en
realidad no lo habían invadido…
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¿Hasta qué punto algunos académicos-políticos chilenos tienen tan internalizada una
concepción burda de la Raison d’État a la hora de intentar vendernos su descompuesto
charqui decimonónico? (Supuesto “realismo” en el análisis que no es sino un idealismo
de poca monta y aun cortoplacista).
¿Qué está pasando en la relación Chile-Bolivia? Aparentemente nada. Todo parece
inmóvil como las aguas fijas de un charco nauseabundo. Todo parece una repetición sin
fin de la nota que el embajador chileno en La Paz, Abraham Koenig, le hizo llegar
formalmente al gobierno boliviano el 3 de agosto de 1900, en la que argumentaba que
como Chile había vencido en la guerra tenía el derecho a imponer sus condiciones a los
vencidos. Que eso siempre había sido así y debía seguir siéndolo… Así que Bolivia se
podía ir olvidando para siempre de un puerto en el Pacífico…
Esta repetición infinita de la Realpolitik más burda no habrá sido, sin embargo, nada.
Ocurre que este mismo argumento, utilizado en las relaciones “externas”, lo habrá
retomado años después Pinochet en el plano “interno”. Decía a menudo el dictador:
nosotros ganamos una guerra (se refería a la autoasumida guerra contra “el marxismo”
interno), así que no nos vengan a hablar de detenidos desaparecidos… Como el
embajador Koenig, Pinochet se atenía al realismo burdo de la mera armada fuerza. Ya
sabemos en qué terminó Pinochet. Y, especialmente, en qué terminó ese argumento suyo.
Pese a todos los esfuerzos desplegados por la Dictadura, la ley de (auto)Amnistía de 1978
ha quedado de facto y de iure inoperante. La figura jurídica del “secuestro permanente”,
por de pronto, logró impedir que los crímenes no fueran investigados y, en muchos casos,
sentenciados. Por mucho que la derecha aun reclame que se trata de una “ficción
jurídica”: ficción o no (y por lo demás es impensable un ordenamiento jurídico carente de
toda “ficción”), hasta hoy tiene efecto jurídicos bien “reales”. Algo parecido ha pasado
con la Constitución de 1980 (que es en el plano interno, como decíamos, lo que el
Tratado de 1904 es a las relaciones con Bolivia): ha sido modificada en varias ocasiones,
por más que una nueva elaboración constitucional sea una tarea aún pendiente.
La actual dirigencia política chilena (y no solo política, también académica, cultural,
etc.): o desmonta en el plano de las relaciones externas lo que hasta cierto punto
desmontó en el ámbito político interno, o desde ya vaya consiguiéndose un/a siquiatra
competente, porque el brote de esquizofrenia histórico-política no se lo ahorrará nadie.
Por decir: o cuestiona la ficción histórica que aun se cuenta, o, que se apreste a compartir
el destino de los Mamos Contreras.
Fuente: El Desconcierto 19.08.2015
15. Autoritarismo y reelección
Evo Morales recibió uno de los ataques más duros a su autoritarismo desde el ángulo de
un inesperado antagonista: Carlos Mesa, el ex presidente y vocero de la demanda
marítima, quien ha recorrido el mundo exponiendo la posición de Bolivia en el contexto
del juicio contra Chile en La Haya.
"Cuando un gobierno decide unilateralmente establecer la valoración de lo que es verdad
y es mentira, de lo que es responsable e irresponsable, de lo que es politizar o no
politizar, se convierte en árbitro discrecional de los demás, y lo hace en los temas más
sensibles de los derechos de los ciudadanos, la libertad de conciencia, la libertad de
pensamiento y la libertad de expresión".
El artículo de Mesa, publicado en su blog, sorprende por la valentía de este ex opositor,
devenido en aliado del gobierno para promover la causa boliviana, quien arriesga el
ostracismo, tal como le ocurrió a Armando Loaiza, embajador en el Vaticano y ex
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canciller, luego de que hiciera unas declaraciones a TVN, que no fueron del gusto del
gobierno.
Los planteamientos del vocero aparecen en el contexto de una arremetida de Evo y su
vicepresidente, Álvaro García Linera, contra ONG bolivianas y extranjeras (que podrían
ser expulsadas "si se entrometen en política"), de crecientes denuncias de persecución a la
prensa, y del anuncio de que se les negará publicidad estatal a los medios que "hagan
política partidaria". Mesa critica con razón el uso discrecional del dinero público que le
niega publicidad a la prensa que no es afín, y defiende la vocación política de esta. "Los
medios tienen el derecho de hacer oposición, hacerla duramente si así lo creen
conveniente, y tienen el derecho de hacer política y alinearse ideológicamente en el lugar
que crean más adecuado a su visión de la sociedad". A pesar de la molestia, Evo tendrá
cuidado en castigar demasiado severa y públicamente a Mesa, porque este se ha ganado
un lugar en Bolivia explicando al mundo su aspiración de salida al mar.
Detrás de la campaña oficial en contra de las ONG y de la prensa hay un tema clave que
inquieta al gobierno: la ofensiva de estas organizaciones en defensa del medio ambiente,
provocada por el giro en la política original del gobierno (a favor de la "Madre Tierra")
hacia una estrategia de explotación intensiva de los recursos naturales. Evo ha dicho que
no será "guardabosque de los países desarrollados", y que quienes lo critican están en la
línea "del imperio norteamericano, para transnacionalizar la Amazonia" y manejarla de
acuerdo al capitalismo que "ha destruido el medioambiente". Un decreto recién firmado
autoriza el trabajo petrolero en reservas naturales, lo que provocó la indignación de
amplios sectores indígenas y ecologistas. Las ONG en la mira han hecho trabajos en este
sentido, y por eso han sido acusadas de "derechistas y aliadas del imperialismo" o de
"trotskistas que se han vuelto verdes de un día para otro". De regreso de su viaje a Cuba,
y por consejo de Fidel, según dijo el propio Evo, intensificará la producción de alimentos,
porque "Bolivia y Venezuela pueden alcanzar a Brasil en producción de soya". García ha
defendido la agricultura extensiva que requiere la deforestación de grandes áreas,
señalando que está en contra de quienes quieren "que no toquemos ni un solo árbol".
Mesa no fue la única voz que criticó al gobierno por su arbitrariedad. Una treintena de
intelectuales de izquierda de Europa y América le enviaron una carta a García en la que
califican de "gesto de autoritarismo e intolerancia" las "acusaciones y amenazas" a las
ONG. Es improbable que el gobierno boliviano dé señales de aceptar las críticas y
cambiar de ruta; todo indica que los esfuerzos van en la dirección de habilitar una nueva
reelección de Evo en 2019, y luchará contra todo lo que se le interponga en ese camino.
Fuente: El Mercurio 21.08.2015 (Editorial)
16. Zona franca de Paraguay
Tres temas clave trató la Presidenta Bachelet en su visita reciente a Paraguay: los
corredores bioceánicos, la eventual compra de electricidad por parte de Chile, y
facilidades de acceso al mar para el país guaraní, a través de una zona franca en el puerto
de Antofagasta.
La antigua aspiración de unir el Pacífico y el Atlántico a través de corredores bioceánicos
no ha quedado satisfecha con las iniciativas realizadas hasta ahora; por eso, para
aumentar la conectividad, es relevante la ayuda que Chile prestará, en diseño y apoyo en
la licitación (y quizás con recursos), a la construcción de 500 kilómetros de carretera para
que se una Brasil con el Pacífico, a través del paso de Jama, en el Norte Grande.
Más complicada, aunque no imposible, parece la opción de que Chile compre a Paraguay
electricidad, del excedente de su central de Acaray. Este proyecto requiere negociar con
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Argentina los permisos para las líneas de transmisión, que se sabe complican cualquier
proyecto eléctrico.
Es la zona franca en Antofagasta lo más llamativo de los acuerdos que firmara la
Presidenta en Asunción, porque está dentro de los esfuerzos de diplomacia de
cooperación en América Latina. En este sentido, presentar ideas y propuestas en una
estrategia de colaboración es fundamental. Para Chile es vital el acercamiento con los
países de la región, en especial en momentos en que Bolivia ha hecho una campaña
mediática de difusión de su demanda marítima, exponiendo a Chile como un país
indiferente a los problemas del resto del continente.
El acuerdo de zona franca -que no es nuevo, porque viene de 1968, reforzado por Lagos
en 2004 y por Piñera en 2013- se refiere a otorgar un espacio de 1.700 metros cuadrados
en el puerto de Antofagasta donde Paraguay puede recibir y despachar mercadería,
además de almacenar por 180 días (prorrogables por otros 90), sin costo, en bodegas que
ya fueron inauguradas en 2005, pero que están en desuso. En Iquique, en las anteriores
oportunidades, han reclamado por esta franquicia, que piensan perjudicaría su comercio
con Paraguay. El Gobierno debe enfatizar que esa alarma no se justifica.
Paraguay vive la misma situación de Bolivia, como "países sin litoral", los cuales,
apoyados en la Convención de ONU que rige los intercambios con los países
mediterráneos y fija sus derechos, han reclamado siempre, y con razón, el libre acceso al
mar sin restricciones, pero, tal como lo establece esa legislación internacional, nada tiene
que ver con el tema de soberanía. En junio, Bolivia trató de usar una declaración conjunta
con Paraguay -en la que se mencionaban esas cláusulas de libre acceso y tránsito- como
un apoyo de Asunción a su demanda, pero fue rápidamente rechazada por el gobierno de
Cartes, el cual aseguró que "asume una estricta neutralidad" en el asunto. Se sabe que
Paraguay ha ayudado mucho a Chile en la ofensiva boliviana al interior de Mercosur.
Para el canciller chileno, dejar claro a Paraguay que "puede contar con Chile para
proyectarse a la región de Asia Pacífico", y que eso es "un compromiso efectivo", es parte
de la política de posicionamiento en la región.
Fuente: El Mercurio 26.08.2015 (Editorial)
17. Nuestro Presidente Evo, por Juan Ignacio Eyzaguirre
Entre tanta crítica, se debe reconocer a nuestros políticos el respeto por las relaciones
internacionales como política de Estado. Las autoridades han sabido mantener la política
exterior ajena a rencillas e intereses políticos locales. Pero también a nuestros
gobernantes les ha faltado astucia para entender que otros gobiernos, entre ellos el de Evo
Morales, funcionan de otra manera.
Tal como ocurre en La Paz, los intereses domésticos han regido incontables episodios de
política internacional. Por ejemplo, la imprudente invasión argentina a Las Malvinas no
fue más que un esfuerzo desesperado de general Galtieri por legitimar su poder. Más
icónica aún, la escalada sin escrúpulos de la guerra de Vietnam el ‘65 se explica por el
anhelo de Johnson de pasar sus reformas sociales, inviables si se retiraba o perdía la
guerra.
En estos términos debemos entender el altercado con Bolivia. La demanda en La Haya, si
bien parece ser un pleito jurídico, está íntimamente asociada con los asuntos domésticos
bolivianos.
Debemos recordar la trágica historia militar boliviana: fueron vencidos por cada vecino,
perdiendo la mitad de su territorio. Esto no ayudó a crear un sentimiento patrio tan
necesario para dar estabilidad a un pueblo fraccionado en múltiples naciones (con 36
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lenguas oficiales además del castellano). Tan difícil es gobernar Bolivia que cinco
presidentes habitaron el Palacio Quemado en el lustro anterior a Evo.
Morales ha logrado mantener el poder, pero con tropiezos. El más importante, que casi lo
bota, es justamente lo que dio origen al entuerto judicial en el que estamos metidos.
La arriesgada apuesta de Evo en La Haya tiene su origen en marzo de 2011, coincidente
con la caída libre de su popularidad producto del famoso “Gasolinazo”. El alto apoyo que
tenía Morales en 2010 se esfumó cuando anunció el término del enorme subsidio a los
combustibles que mantenía los precios artificialmente bajos, pero desangraba al fisco
boliviano. Una política realista y responsable, pero que quebró la estabilidad construida
en torno a su figura. Las calles ardieron. En menos de una semana, Evo se retractó
completamente, pero el caos ya estaba desatado y su popularidad en picada. La mejor
salida fue desviar la atención y culpar a los chilenos de los infortunios bolivianos.
Desde entonces, Morales ha seguido instrumentalizando el conflicto con fines políticos
domésticos. De hecho, no es coincidencia que la acusación de complot político contra el
cónsul chileno suceda en medio de las protestas de Potosí.
Frente a todo esto queda la pregunta: ¿Qué debemos hacer con Morales?
Responder fuerte y claro: “Nos vemos en La Haya”, es justo lo que el Morales
incendiario busca. Pero una respuesta débil deteriora nuestra posición diplomática y
mediática.
La estrategia adecuada debe fortalecer la posición de Morales en Bolivia. Debe hacer
innecesario el discurso incendiario y dar una salida honrosa al diálogo. Por esto, debemos
tratar a Morales con el mayor respeto y consideración. Y, ante el Morales populista, bajar
el perfil del asunto aludiendo a las buenas relaciones que hemos logrado en los mejores
momentos. Así, tal como en casi todo en la vida, mostrarnos humildes y abiertos, en lugar
de violentos y fuertes, es como más nos fortalecemos.
Fuente: La Tercera 31.08.2015 (Ideas y Debates)
PARAGUAY
18. Bolivia y el Mercosur, por José Antonio Moreno Ruffinelli
La incorporación de Bolivia se da en un contexto muy especial para la región. Los dos
grandes países del bloque se encuentran sumidos en una grave crisis económica.
Por el lado argentino, la disminución de exportaciones genera menos ingreso de divisas,
con la consecuente escasez de dólares para mover la economía; una inflación alta y un
crecimiento económico que será prácticamente nulo este año. Y lo que agrava aún más
este cuadro, son los permanentes conflictos comerciales con el socio mayor que es Brasil.
Este, por su parte, se halla también en un periodo de crisis grave. Inmerso en escándalos
de corrupción, su economía se halla en franco deterioro, tanto que se estima que este año
tendrá un decrecimiento de más del 1%. Deterioro que proviene de los problemas de
deuda interna, sumados a una inflación alta, y retracción en las exportaciones, hechos que
han generado una serie de medidas muy fuertes adoptadas con el objeto de reencauzar la
economía, por parte del nuevo ministro de Hacienda asumido con el reciente mandato de
la presidenta Dilma. El citado ministro tuvo que retirarlas de nuevo hace unos días porque
significaba una contracción todavía mayor en su economía. Aún no se notan los
resultados de esta contra-medida.
Si bien es cierto que no es la primera vez que se producen crisis en estos dos países, pues
debemos recordar la del real en Brasil en 1998, y la de Argentina en el 2001, los
contextos internacionales de ese entonces eran muy diferentes. Los altos precios de las
19
materias primas, principales productos de exportación de los países del Mercosur; China
con su crecimiento sostenido de más de 8% al año y Europa y EE.UU. sin un crecimiento
espectacular, pero sí sostenido, hacían que esas tormentas que asolaban la región fueran
más fácilmente controlables y hubo, en Brasil sobre todo, una recuperación rápida y
mantenida hasta el año pasado.
Un hecho resaltante también para el bloque regional fueron las dificultades que se
desataron dentro del mismo con el ingreso de Venezuela, ingreso que fuera aprobado por
una resolución del año 2008, pero sin cumplir con los requisitos establecidos por el
Consejo de Mercado Común para el ingreso de nuevos socios (cosa que no se dio hasta
ahora) y luego el más importante de ellos, la aprobación de los respectivos congresos de
los países parte.
Con Bolivia, la situación parece ser diferente. De acuerdo a las informaciones que
manejamos, el mismo está cumpliendo con todos los requisitos necesarios para su
correcta incorporación. Pero además políticamente, para los países pequeños, Paraguay y
Uruguay, viene a ser un complemento en la lucha por mantener una suerte de equilibrio
dentro del Mercosur. Nos mueven intereses comunes de modo que puede ser más fácil la
complementación entre nosotros. Recordemos que hay un tratado entre los tres países,
conocido como URUPABOL, que fue firmado el 25 de abril de 1963, antes de la creación
de Mercosur, pero que tiene por objetivo básico buscar espacio con los países grandes
para obtener negociaciones más razonables y equilibradas. Dicho Tratado fue
reimpulsado el 17 de diciembre de 2010, durante una reunión de presidentes de los países
integrantes de URUPABOL, realizada en las ciudades de Foz de Yguazú (Brasil) y
Hernandarias (Paraguay). En dicho encuentro, ellos: “DESTACAN la vigencia jurídica y
política de URUPABOL como mecanismo de coordinación y cooperación entre sus
países miembros, así como su utilidad como instrumento de integración y desarrollo,
complementando otros mecanismos y esfuerzos de integración que tienen lugar en la
región”.
Están, pues, los instrumentos internacionales disponibles como para poder articular
medidas para que este tratado pueda seguir ayudando en todos los foros donde actúen los
tres países. La política exterior, siempre dinámica, debe ir adecuándose a las nuevas
situaciones para que ella sea eficaz y si bien por un largo tiempo URUPABOL estuvo
inactivo, es hora de reimpulsarlo.
Creemos pues que con Bolivia en Mercosur como socio pleno, puede darse un paso
decisivo para fortalecer y recuperar el tiempo perdido con decisiones equivocadas que se
asumieran en ausencia de Paraguay. Y concluimos diciendo que los errores cometidos
deben servirnos de lección. Tenemos un corpus iuris Mercosur que debemos cumplirlo y
respetarlo. Si volvemos a incumplirlo, creo que su recuperación será ya muy difícil. Y
está claro que nuestros pueblos no pueden seguir esperando.
El Mercosur fue una idea para promover desarrollo y crecimiento. No dejemos que
cuestiones políticas coyunturales destruyan ese sueño.
Fuente: ABC del Paraguay 03.08.2015 (El autor es ex canciller del Paraguay - Profesor
universitario)
19. Encargar a los menonitas el mantenimiento de Pilcomayo
Al descender a la planicie chaqueña, el curso del río Pilcomayo se vuelve errático debido
a la gran cantidad de sedimentos que arrastra y lo colmata. Ante la codicia de nuestros
vecinos argentinos de llevarse la mayor parte de las aguas de este río a su territorio, el
Gobierno paraguayo también ha procedido a la limpieza del canal de embocadura en
20
nuestro territorio antes de la riada del deshielo a comienzos de diciembre.
Lamentablemente, hasta ahora nuestros gobernantes no han adoptado una política de
Estado para mantener expedito, no solo el canal de la embocadura, sino la continuación
del mismo en la máxima extensión posible. Para este trabajo, el MOPC ha venido
contratando a empresas viales asuncenas vinculadas a esa cartera en la construcción de
rutas, sin que hayan cumplido un trabajo satisfactorio. De una vez por todas, el gobierno
del presidente Cartes debería disponer que la gente que más entiende del tema, los
menonitas, sea la que maneje el problema de todos años de la colmatación del Pilcomayo.
El río Pilcomayo, anexado como río interior por la Argentina tras la infame guerra contra
la Triple Alianza y restituido al Paraguay como límite con esa República mediante el
justiciero Laudo Hayes, es un mítico curso de agua históricamente olvidado por los
gobernantes de nuestro país hasta hoy día, irónicamente en un tiempo en que el agua
comienza a ser considerada como el más vital insumo de la humanidad, junto con el aire
que respiramos. El Pilcomayo nace en las estribaciones de la cordillera de los Andes, en
el departamento de Oruro, en Bolivia. Tiene 1.100 kilómetros de largo, siendo el mayor
tributario del río Paraguay por occidente. Abarca una cuenca de 270.000 kilómetros
cuadrados y su caudal medio es de unos 200 metros cúbicos por segundo, pero que
durante el pico de su crecida anual por aporte del deshielo de la cordillera de los Andes
llega hasta los 500 metros cúbicos por segundo. Su cuenca alberga a 1.500.000 habitantes
en Bolivia, 300.000 en Argentina y unos 200.000 en nuestro país. Al descender a la
planicie chaqueña su curso se vuelve errático debido a la gran cantidad de sedimento que
arrastra y lo colmata, desparramándose tanto hacia territorio argentino como hacia el
nuestro, lo que no le permite tener un cauce natural permanente.
Hasta la guerra con Bolivia, con excepción de la ribera occidental del río Paraguay, el
Chaco paraguayo era un vasto y desconocido territorio poblado apenas por tribus
indígenas mayormente salvajes. Recién con el establecimiento de las colonias menonitas
en la región central en 1927 la civilización se adentró más allá de la margen derecha del
río Paraguay. Mientras tanto, el Pilcomayo continuó siendo un río olvidado por el
Gobierno del Paraguay. No así por el de Bolivia, que tras perder su litoral del Pacífico
decidió buscar una salida marítima a través del río Paraguay mediante una sistemática
penetración militar materializada con el establecimiento de fortines a lo largo de la
margen izquierda del río Pilcomayo, bien conocido por ellos y absolutamente
desconocido por nosotros. Así, desde inicios del siglo XX la ocupación militar boliviana
progresó ininterrumpidamente por más de dos décadas hasta ser detenida, no por fuerzas
militares paraguayas, sino por el impenetrable Estero Patiño, situado a menos de 300
kilómetros de Asunción. Recién entonces el Gobierno paraguayo decidió enfrentar la
invasión boliviana, disponiendo la fundación de fortines militares de contención, hasta
que estalló la guerra.
Duele pensar que haya tenido que ser la guerra la que forjó nuestra conciencia pública
acerca de la vital importancia del agua en el Chaco, aunque fueron los colonos menonitas
los pioneros en experimentar su vital importancia para el arraigo humano en la zona,
habida cuenta del escaso régimen de lluvias en toda su extensión y la consecuente aridez
del suelo. Esta conciencia acerca de la necesidad de proteger los pequeños cauces
hídricos, las aguadas y lagunas existentes les posibilitó vencer a la naturaleza hostil,
arraigarse y prosperar hasta convertirse en enclaves de primer mundo, muy por encima de
las poblaciones rurales típicas de la feraz Región Oriental.
No sin sarcasmo debemos admitir que si fueron los bolivianos quienes nos hicieron
conocer la importancia del río Pilcomayo como patrimonio geopolítico de primer orden,
21
fueron los argentinos los que por el absurdo nos enseñaron a optimizar su
aprovechamiento.
En efecto, no fue hasta que las autoridades de la provincia argentina de Formosa,
violando la ley internacional, procedieron a desviar el río para llevarse todo su caudal a
su territorio, dejando seca la cuenca del lado paraguayo, cuando por fin nuestro Gobierno
se interesó por este estratégico curso de agua fronterizo. La enérgica reacción paraguaya
hizo que las autoridades argentinas procedieran a taponar la embocadura del ilícito canal
de desvío. Esto sucedió por primera vez en los últimos tiempos de la dictadura stronista,
pero desde entonces los argentinos no han cejado en su empeño de llevarse
subrepticiamente más de la mitad del caudal a que tienen derecho. Ante la codicia de
nuestros vecinos por las aguas del río limítrofe y la creciente demanda del líquido
elemento por parte de los establecimientos ganaderos asentados en la zona, el Gobierno
se vio obligado a imitar a los argentinos implementando la limpieza anual del canal de
embocadura del lado paraguayo antes del inicio de la riada del deshielo a comienzos de
diciembre.
Lamentablemente, hasta ahora nuestros gobernantes no han adoptado una política de
Estado para mantener expedito, no solo el canal de la embocadura, sino la continuación
del mismo en la máxima extensión posible, a fin de asegurar que la totalidad del agua que
nos corresponde ingrese a territorio paraguayo para ser aprovechado por los productores
rurales afincados en la cuenca. La falencia básica está dada por la mala calidad de los
trabajos de destape del canal principal, que tras cada crecida del río queda totalmente
colmatado con sedimentos y escombros de “palo bobo”, arbusto característico de las
márgenes del río.
Desde que el Ministerio de Obras Públicas (MOPC) asumió la responsabilidad de
ejecutar la limpieza anual del canal del lado paraguayo para garantizar la entrada de la
mitad del caudal del río que nos corresponde, la Comisión del Pilcomayo, la repartición
ministerial responsable de la administración de la tarea de limpieza, ha venido
contratando a empresas viales asuncenas vinculadas con esa cartera de Estado en la
construcción de rutas, sin que hasta ahora ninguna de ellas haya honrado su contrato con
un trabajo satisfactorio. Por el contrario, con el auge de la corrupción en el haber de las
empresas constructoras viales en sus desempeños contractuales con el Estado, la limpieza
anual del cauce del Pilcomayo se ha vuelto un negociado, del que sacan tajadas
contratistas mafiosos y burócratas corruptos.
Para salir de este círculo vicioso crecientemente perjudicial para las arcas del Estado y
para los intereses de los centenares de importantes ganaderos afincados en la amplia
cuenca del mítico río limítrofe con la Argentina, y que deberían apoyar esta iniciativa, el
Gobierno nacional debiera encomendar el manejo de la recurrente colmatación de su
cauce a quienes están más interesados y más entienden del tema: la Gobernación del
departamento de Boquerón y los menonitas. Para la ejecución de los trabajos de limpieza
del canal, el gobierno departamental debe proceder a la firma de un contrato plurianual
con las cooperativas menonitas del Chaco Central para que ellas se encarguen, no solo de
las tareas de limpieza de los tramos de canal colmatado en su embocadura y aguas abajo,
sino del mantenimiento permanente de esta condición del lecho del río, a fin de que el
trabajo hecho en época de estiaje no se inutilice tras la riada estacional.
¿Por qué el MOPC se emperra en mantener la Comisión del Pilcomayo en oficinas de aire
acondicionado de Asunción? Por la simple razón de que aquí se manejan los guaraníes.
Allá se sufren los problemas de todo tipo mientras que los burócratas de Asunción son los
que cobran. Inclusive, hasta podría sospecharse que hay coimas de por medio.
22
De una vez por todas, el gobierno del presidente Horacio Cartes debería disponer que la
gente que más entiende sea la que maneje el problema de todos los años de la
colmatación del río Pilcomayo. No existe ninguna razón para que sea manejado desde
Asunción.
Fuente: ABC del Paraguay 12.08.2015 (Editorial)
20. Emigración de los menonitas dañaría seriamente al país
En ocasión de un acto presidido por el presidente Horacio Cartes en el departamento de
San Pedro, el ministro de Agricultura y Ganadería, Jorge Gattini, en forma increíble y
cuestionable minimizó el anuncio de los colonos menonitas de la colonia Manitoba,
Tacuatí, de estar decididos a vender sus propiedades y marcharse a Bolivia debido a la
inseguridad reinante en la zona por acción del EPP que secuestró a uno de ellos. Aseguró
que quizá uno o dos decidan irse, pero no toda la comunidad, sentenciando que si algunos
abandonan el lugar, seguramente otra gente irá a trabajar en la zona. “Vendrán otros”,
dijo. Las afirmaciones de este ministro van a contramano a la supuesta intención del
presidente Cartes de atraer inversionistas. Porque estos pacíficos y laboriosos menonitas
no están dejando el país para ir a ganar dinero en otra parte, sino que están huyendo de la
rampante inseguridad reinante. Aunque tal vez Gattini tenga razón: si los menonitas se
van vendrán otros: los delincuentes, los narcopolíticos, para hacer del departamento de
San Pedro una “zona liberada”.
Junto con otras autoridades, el ministro de Agricultura y Ganadería, Jorge Gattini,
acompañó el pasado jueves 13 del corriente al presidente Horacio Cartes en su visita al
departamento de San Pedro para inaugurar el puente sobre el río Jejuí y entregar 120
viviendas sociales a campesinos pobres de la zona. En la ocasión, en forma realmente
increíble y cuestionable minimizó el anuncio de los colonos menonitas afincados en la
colonia Manitoba, del distrito de Tacuatí, de estar decididos a vender sus propiedades y
marcharse a Bolivia, debido a la inseguridad reinante en la zona por acción del EPP que
secuestró a uno de ellos, Abrahán Fehr Banman. Aseguró que quizá uno o dos decidan
irse, pero no toda la comunidad, sentenciando que si algunos abandonan el lugar,
seguramente otra gente irá a trabajar en la zona. “Vendrán otros”, dijo.
De las palabras del ministro, lo menos que puede pensarse de él es que se trata de una
persona con integridad moral cuestionable y que vive de espaldas a la realidad. El señor
Gattini es un ministro del Gabinete presidencial y como tal debiera tener una mínima
ética de respeto por la suerte de sus conciudadanos en la adversidad. La desgracia que
aflige a la familia Fehr es lacerante y merece la más solícita solidaridad de cualquier
prójimo. Más aún de las máximas autoridades del gobierno responsable de proteger la
vida y bienes de los habitantes de la República. Y lo más notorio es que este ministro va a
contramano de la supuesta intención del presidente Horacio Cartes de atraer
inversionistas. Porque estos pacíficos y laboriosos menonitas no están dejando el país
para ir a ganar más dinero en otra parte, sino que están huyendo de la rampante
inseguridad reinante.
De ahí la espontánea indignación ciudadana suscitada por el exabrupto del ministro de
Agricultura y Ganadería, quien en vez de solidarizarse con la inquietud de los colonos
menonitas –en particular con la desgracia de la familia Fehr– optó por ofenderlos en lo
más íntimo de sus sentimientos de personas honorables y laboriosas, al menoscabar
públicamente su angustia e inquietud de desamparo diciendo que “si algunos abandonan
el lugar, otra gente vendrá a trabajar en la zona”. Semejante juicio ante la desgracia ajena
configura una crueldad mental reprochable. Más todavía tratándose del ministro
23
responsable de la mayor fuente de riqueza del país hasta hoy día: la agricultura y la
ganadería. En vez de insultar con cínica impudicia el sentimiento comunitario de los
colonos menonitas de Manitoba, el ministro Gattini se hubiera afanado en acercarse a
ellos, si no con sentimiento personal de amor al prójimo, por lo menos con la
condescendencia formal a que le obliga su alta investidura de hombre de Gobierno.
Resulta obvio que si los colonos menonitas de Manitoba se marchan del país a donde sea,
sus lugares serán ocupados por otros. Lo que ya no puede asegurarse es que serán
inversionistas honestos quienes vendrán a ocupar una zona abandonada por inseguridad
física y ausencia del Estado. Ninguna comunidad puede arraigarse y prosperar en un
ambiente sin ley ni orden. Por consiguiente, no vendrá la gente de trabajo honrado. Los
únicos que pueden sentirse a gusto en tal situación existencial son las gavillas de
criminales que actualmente mantienen en jaque a las laboriosas comunidades del norte de
la Región Oriental, sean ellos el EPP, ACA, narcotraficantes y cultivadores de
marihuana, contrabandistas o paramilitares.
Tampoco debería sorprender que si los menonitas abandonan sus tierras, las mismas sean
adquiridas por los “narcopolíticos” que, con la careta de hacendados, se escudan en
actividades económicas lícitas para disfrazar sus actividades criminales y que aquí, como
en Colombia, organicen fuerzas paramilitares para que cuiden de sus bienes, ahuyentando
a los pobladores tradicionales de dichos lugares, o a los competidores de sus patrones en
el narcotráfico. No debería causarnos extrañeza entonces que la criminal campaña de
aterrorizar a los colonos menonitas del departamento de San Pedro sea la punta del
iceberg del aumento de la inseguridad en la región por obra de los narcopolíticos que
quieren hacer del departamento de San Pedro “zona liberada”, como han conseguido
hacer de Concepción y Canindeyú, y que ante la inutilidad de la FTC para combatirlos,
los facinerosos agavillados, sean como EPP, ACA o “Justicieros de la Frontera”, asuman
el rol de impartir justicia por mano propia, como al parecer ya se está insinuando.
Lo que cabe pensar del ministro Gattini es que su cuadrúpeda visión acerca de la
importancia que tiene la presencia de una comunidad honesta y laboriosa como la
menonita en una zona socialmente problemática como San Pedro es doblemente
descabellada. En primer lugar, porque su desarraigo va a representar una sensible pérdida
económica para el país en cuanto a la producción de alimentos y de puestos de trabajo
para los lugareños. En segundo término, existe el riesgo de que organizaciones
campesinas extremistas aprovechen el desarraigo de la colonia Manitoba para ocuparla
ilegalmente, creando al Gobierno un problema sociopolítico semejante a los muchos
impulsados por las organizaciones campesinas ideologizadas y violentas. Finalmente, la
peor secuela de un eventual abandono de la colonia Manitoba por parte de los menonitas
va a ser el descrédito internacional que semejante migración forzada por la inseguridad va
a producir.
A costa de cualquier sacrificio político, el presidente Horacio Cartes debe evitar que los
menonitas abandonen Manitoba y el país. Porque si eso sucede, será el fin de su sueño de
atraer inversión económica directa para impulsar el desarrollo del país, dado que este no
tiene las condiciones de seguridad indispensables para ello. Y como primera medida para
recuperar en algo su menguada credibilidad, el Primer Mandatario debe desprenderse de
colaboradores desaprensivos e inútiles como el ministro Gattini, entre otros, y poner en su
remplazo a personas que generen mayor credibilidad y confianza.
Fuente: ABC del Paraguay 18.08.2015 (Editorial)
24
21. La crisis desnuda el milagro económico, por Carlos Sánchez Berzaín
Voceros oficiales y oficiosos del régimen en Bolivia pretenden sostener la apariencia de
estabilidad y desarrollo en la economía, que ha sido incluso calificada de “milagro”,
cuando lo cierto es que el gobierno de Evo Morales lleva al país a una crisis económica
inevitable, cuyos síntomas ya se sienten. Es el resultado de un gobierno centralista,
estatista, corrupto, populista y dictatorial que ha dilapidado los beneficios de una cosecha
que no sembró y despilfarrado los extraordinarios precios internacionales que ya pasaron.
Ahora la crisis desnuda el publicitado milagro económico de Evo Morales.
La herencia que recibió Evo Morales de los gobiernos democráticos, se ha terminado.
Encontró un país con las inversiones hechas para garantizar el suministro de gas natural
al Brasil y al mercado interno y recibió un contrato de compra-venta de gas renegociado
con mejor precio y mayores volúmenes. El show de la nacionalización petrolera de
Morales, únicamente dispuso una participación mayor para el Estado en ciertos campos y
por solo 180 días. Generó falta de inversión en el sector petrolero por lo que luego dictó
una seguidilla de incentivos a las petroleras, tanto que el Centro de Estudios y
Documentación Latinoamericanos CEDLA afirma que las facilidades de Morales a las
empresas petroleras son más generosas que las de la ley de hidrocarburos de la
capitalización (la dictadura acaba de amenazar con cerrar esta entidad de clara tendencia
progresista). Con los precios del petróleo de los últimos años, los impuestos de la
capitalización habrían generado más recursos para Bolivia que los que el Gobierno
recauda hoy.
En los 7 años posteriores a la capitalización de YPFB se perforaron 160 pozos
exploratorios y en los casi 10 años de gobierno de Morales se han perforado solo 39. Por
eso Bolivia reduce sus reservas y no tiene gas sino para 10 años, lo que ahora se expresa
en el avasallamiento del régimen a los parques nacionales y los territorios indígenas para
favorecer a las petroleras. La inversión en minería ha sido insignificante, mientras que
Chile y Perú, que tienen quizás más pobre geología que la boliviana, han captado miles
de millones de dólares durante los años del boom de precios de los minerales. Bolivia no
ha cambiado su condición de exportadora de recursos naturales y materias primas, no se
ha sembrado el gas, solamente lo han gastado.
Cuando Morales asumió el poder la deuda externa de Bolivia era prácticamente cero, con
leyes de impuestos y de coparticipación tributaria que sostenían la Participación Popular,
descentralizando el Estado y municipalizando el territorio nacional. Los recursos de
coparticipación han sido estrangulados por el gobierno para frenar el gasto
descentralizado y las autonomías y generar –con los recursos indebidamente retenidos–
un superávit fiscal irreal, que ya no existe, por el gigantesco incremento del gasto del
gobierno central que se apropió de esos fondos y los ha gastado.
El Gobierno ha estatizado los fondos de pensiones, cobra un impuesto a las pensiones y
saca créditos millonarios del Banco Central para sus gastos. Violando la ley ha disparado
la deuda interna pública que hoy es la más grande de la historia de Bolivia. El Banco
Central ha dejado de ser una entidad independiente, lo mismo que la Contraloría General.
El único milagro de las dictaduras del socialismo del siglo XXI es convertir países ricos
en pobres. En Bolivia se sigue un proceso calcado al de Argentina. Comenzó con auge
por los precios de las exportaciones, estatizó los hidrocarburos, estatizó (confiscó) los
recursos de las pensiones de los trabajadores, obligó al Banco Central a prestarle dinero y
alentó el gasto público en obras plagadas de corrupción y sin evaluación que las
justifique. Ahora que se acaba el boom comienza el déficit y los conflictos sociales que el
gobierno tratará de aplacar con más gastos hasta que se terminen las reservas (ya
25
comprometidas), para lo que no falta mucho tiempo. La caída de precios internacionales
se agrava con el régimen de tipo de cambio fijo que incentiva las importaciones y el
contrabando, liquida al sector exportador y la producción nacional. Cuando se corrija el
atraso cambiario habrá una corrida contra la moneda nacional. Argentina es el camino,
Cuba y Venezuela el destino de este modelo, como ya confesó Morales en su discurso del
6 de agosto.
Sin transparencia, sin fiscalización, sin rendición de cuentas, la impunidad es la regla. La
represión, el control de prensa, el despido de periodistas son imprescindibles para que
Evo Morales sostenga su propaganda de milagro y prepare la escena para culpar de la
crisis al imperialismo, al capitalismo, a la libertad, o a la democracia que derrocó. Es la
crisis… el supuesto milagro económico está desnudo.
Fuente: ABC del Paraguay 24.08.2015
22. Paraguay debe empeñarse en un multilateralismo comercial eficaz
En los últimos 50 años, el Paraguay ha firmado muchos acuerdos comerciales bilaterales
y multilaterales con países y organizaciones multinacionales de la región sin haber
avanzado mayormente en la implementación de sus fines en lo concerniente al interés
nacional. Este déficit de persistencia se ha debido fundamentalmente a la inacción de
nuestra Cancillería. Típicamente, uno de ellos es el convenio firmado con el Gobierno de
Chile en 1968 para el establecimiento de un puerto franco de nuestro país en Antofagasta,
y que “para implementar y hacer operativo” dicho convenio se ha firmado de nuevo ahora
un memorándum de entendimiento en ocasión de la visita de la presidenta chilena
Michelle Bachelet... casi medio siglo después. La diplomacia es la primera línea de
defensa de los intereses nacionales. Pero no es cuestión de ir firmando más acuerdos,
muchos de ellos copias fieles de otros ya suscritos, sino tratar de que se cumplan los
existentes. Más que un depósito de papeles en los que se firman los tratados, nuestra
Cancillería debe ser el motor del desarrollo del país.
En los últimos 50 años, el Paraguay ha firmado muchos acuerdos comerciales bilaterales
y multilaterales con países y organizaciones multinacionales de la región sin haber
avanzado mayormente en la implementación de sus fines en lo concerniente al interés
nacional. Este déficit de persistencia se ha debido fundamentalmente a la inacción de
nuestra Cancillería. Típicamente, uno de ellos es el convenio firmado con el Gobierno de
Chile en 1968 para el establecimiento de un puerto franco de nuestro país en Antofagasta.
El mismo jamás fue implementado y saltó de nuevo al tapete gracias a la reciente visita a
nuestro país de la presidenta trasandina, Michelle Bachelet.
Otro entendimiento multilateral de vital interés para el Paraguay que ha sido virtualmente
olvidado por nuestra Cancillería es la organización URUPABOL, constituida el 25 de
abril de 1963 por Uruguay, Paraguay y Bolivia, con los objetivos de coordinar la
representación de las Partes en el Directorio del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) y otros organismos internacionales de carácter financiero, así como promover el
intercambio comercial, cultural, artístico y científico entre los países miembros.
Igualmente, con la finalidad de impulsar acciones para el mejoramiento de las
condiciones de navegabilidad de sus ríos, la armonización de sus legislaciones sobre
navegación e implementar la cooperación en materia de interconexiones viales,
ferroviarias, fluviales, aéreas y de comunicaciones.
De igual modo, Paraguay, como país mediterráneo, es un interesado central en el
programa de la Hidrovía Paraguay-Paraná-Río de la Plata, concepción estratégica de
cooperación multilateral que involucra a Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay
26
para optimizar el sistema fluvial de transporte al interior del Cono Sur. El Comité
Intergubernamental de la Hidrovía (CIH) fue creado en 1989 en el marco del Tratado de
la Cuenca del Plata, en ocasión de la XIX Reunión de Cancilleres de los países
signatarios del tratado. Como países sin costa marítima, Paraguay y Bolivia deben poner
máxima insistencia para la optimización de esta vital vía de salida al Atlántico. Más que
las modalidades de transporte terrestre que se implementen con los corredores de
integración regional, viales o ferroviarias, la modalidad de transporte más barata
continuará siendo la fluvial.
Al igual que otras naciones, Paraguay ha firmado infinidad de convenios internacionales
concernientes a diversos asuntos de interés regional y mundial, tales como libre
comercio, interconexión vial y energética, cambio climático, discriminación contra la
mujer, etc., de importancia relativa para nuestros intereses, pero no centrales como
algunos de los mencionados precedentemente.
Que esos compromisos periféricos sean desatendidos por indolencia de nuestra
Cancillería no nos perjudican mayormente. La cosa cambia cuando se trata de asuntos
que afectan al núcleo de nuestro interés nacional, que deben ser priorizados por los
Gobiernos de turno y defendidos a capa y espada por nuestra Cancillería mediante una
diplomacia hábil y prudente, como la implementada por el presidente Carlos Antonio
López para abrir nuestra flamante República al comercio internacional, tras la cuarentena
que le impuso el Doctor Gaspar Rodríguez de Francia para salvarla de la ambición
anexionista de Argentina.
Por su parte, el Congreso Nacional tiene mucho que ver con la política exterior del país,
en función de guardián de los intereses nacionales, aprobando aquellos tratados y
convenciones suscritos por el Poder Ejecutivo que sean favorables a los intereses del país
y, concomitantemente, rechazando aquellos contrarios a ellos firmados por el Presidente
de la República. Entre estos últimos pueden ser considerados como emblemáticos el
infame acuerdo de “Ushuaia II”, firmado por el presidente Fernando Lugo y su canciller
Jorge Lara Castro dentro del marco del Mercosur el 20 de diciembre de 2011, así como
aquella Nota reversal de 1992 convenida por el gobierno del general Andrés Rodríguez
con la Argentina referente al Tratado de Yacyretá en 1992, que no obstante su rechazo
por el Congreso Nacional, hasta ahora sigue perjudicando a nuestros intereses con una
tarifa de apenas US$ 30/MW por nuestra electricidad que se llevan los argentinos.
La diplomacia es la primera línea de defensa de los intereses nacionales. Por eso, la
política exterior de un país pequeño como el nuestro, sin músculo geopolítico para hacer
prevalecer sus intereses por otros medios, debe ser ejercida con el aval de la dignidad
nacional mediante una política exterior hábil, flexible y prudente, procurando sacar
provecho de eventuales intereses que otro país pudiera tener con respecto al nuestro, por
la razón que sea. Esto se aplica en particular a nuestros vecinos limítrofes, sobre todo
Argentina y Brasil, cuyos intereses geopolíticos se interceptan dentro de nuestra
geografía.
Los Tratados de Itaipú y Yacyretá fueron iniciativas privativas de Brasil y Argentina por
exclusivo interés propio, no por altruismo hacia nuestra nación. En determinada
coyuntura, tal vez a disgusto, necesitaron irremediablemente del Paraguay para concretar
los emprendimientos hidroenergéticos vitales para su desarrollo. Por sus intereses, no por
los nuestros, se vieron obligados por la geografía a asociarse con nosotros. El moderno
infortunio del Paraguay fue que en ese momento estelar de nuestra historia, en vez de un
gobernante patriota, tuvimos a un dictador, el general Alfredo Stroessner, más interesado
en su permanencia en el poder que en la suerte de su pueblo, quien no supo aprovechar la
27
oportunidad para negociar sendos tratados equitativos y provechosos, en vez de los
leoninos que al final suscribió para sellar nuestra suerte de mendigo enhorquetado sobre
dos cajones de oro.
Por eso, ahora que vivimos en libertad, nuestros gobernantes deben cambiar el rumbo de
la defensa del interés nacional centrando el esfuerzo de nuestra diplomacia en el “pacta
sunt servanda” del acuerdo Lugo-Lula referente a Itaipú y en una renegociación justa del
Anexo C del Tratado de Yacyretá, a más de no descuidar aquellos acuerdos bilaterales y
multilaterales en que se juegan nuestros intereses primordiales como nación.
En consecuencia, consideramos que la cuestión no es continuar firmando más acuerdos,
que en la mayoría de los casos solo constituyen copias fieles de otros ya firmados
anteriormente, sino tratar de que se cumplan los existentes. Muchos de ellos son de
mucha conveniencia para nuestro país, pero no se ejecutan más por deficiencia de gestión
de nuestro Gobierno antes que por otras causas, como la operatividad del depósito franco
y zona franca de Antofagasta que Chile ya le ha concedido al Paraguay en 1968, y que
para “implementar y hacer operativo” el convenio se ha acordado nuevamente un
memorándum de entendimiento ahora durante la visita de la presidenta chilena Michelle
Bachelet... casi medio siglo después.
Más que depósito de papeles en los que se firman los tratados, nuestra Cancillería debe
ser el motor del desarrollo del país.
Fuente: ABC del Paraguay 30.08.2015 (Editorial)
PERÚ
23. Ajustón de Correa
Esta semana diversos movimientos populares del Ecuador salieron a protestar en contra
del régimen del presidente Rafael Correa, en una clara manifestación del descontento
social que se vive en nuestro vecino del norte. Se trata de las mayores protestas que le ha
tocado enfrentar desde que subió al poder en el 2007 y a las que se han sumado
importantes líderes políticos opositores, como el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, y el
de Guayaquil, Jaime Nebot.
A pesar de todo ello, Correa sigue siendo un presidente popular. Si bien su apoyo ha
caído de 60% a 40% en los últimos meses, este continúa siendo muy superior al que otros
mandatarios de la región –el nuestro incluido– pudieran siquiera soñar. Y, al parecer,
Correa pensó que podía utilizar ese importante respaldo popular para realizar algunas
reformas muy cuestionables al modelo económico y político de su país, en una maniobra
que no daría la impresión de haberle salido como quería.
Una de las más polémicas reformas que viene impulsando el mandatario es la
incorporación de la reelección indefinida en la Constitución ecuatoriana, en la línea de lo
que hicieron otros presidentes ‘bolivarianos’ como Hugo Chávez en Venezuela o Evo
Morales en Bolivia, en su afán de perpetuarse en sus cargos. En combinación con
procesos electorales controlados desde el poder para dar ventaja del postulante oficial,
esta medida, como se sabe, produce regímenes nada democráticos.
A esa enmienda, sin embargo, se suman otras de similar gravedad. Por ejemplo, la que
propone reducir el poder de la contraloría para exigir cuentas sobre el cumplimiento de
los objetivos nacionales o la que autoriza a las Fuerzas Armadas a apoyar en la seguridad
integral del Estado (ya no solo en la del territorio, como es actualmente). Además, a
través de un cambio del artículo 384 del texto constitucional, se propone declarar los
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medios de comunicación como un “servicio público”, lo que abriría la puerta a
intervenciones del Estado –es decir, del gobierno– en salvaguarda del ‘interés público’.
Por otro lado, el gobierno de Correa ha lanzado también un proyecto de ley para gravar
las herencias (llamado sugestivamente ‘ley para la redistribución de la riqueza’). En este
se ha planteado que los patrimonios heredados superiores a US$35.400 tributen de forma
progresiva. Es decir, a mayor legado, mayor el porcentaje del impuesto a pagar, lo que ha
desatado la reacción de empresarios, políticos y ciudadanos comunes y corrientes. En la
exposición de motivos del citado proyecto se lee que “la acumulación desmedida de
capital, fomentada por las grandes fortunas heredadas, produce desigualdades que
quebrantan los cimientos de justicia social sobre los que se construye toda sociedad
democrática moderna”. Una afirmación en la que cada consideración es objetable y que
revela que la medida busca despojar a las personas que heredan patrimonios medianos o
grandes antes que conseguir fondos para financiar las obligaciones del Estado.
Esta idea, tan presente en los regímenes que reivindican el socialismo del siglo XXI, de
que la propiedad es un derecho accesorio y la riqueza un veneno que corrompe a las
sociedades, no comprende que la solución al problema de estas últimas no es hacer que
todos seamos igualmente pobres, sino que seamos, más bien, siempre un poco más ricos.
Lo demás conduce a la envidia y a una confrontación como aquella en la que hoy vive
envuelta la sociedad ecuatoriana.
En vez de pensar en ajustar la correa intervencionista, el mandatario debería pensar en dar
marcha atrás en sus medidas antes de que el ajustado sea él. Esto, además, debido a que la
reciente caída de los precios del petróleo y el creciente déficit fiscal que vive el país
vuelven muy difícil el sostenimiento del modelo asistencialista y autoritario que ha
promovido hasta ahora.
Precisamente “The Economist” le ha recordado al actual presidente ecuatoriano que, a
diferencia de las tres personas que lo antecedieron en el cargo y no acabaron su mandato,
él tiene la posibilidad de pasar a la historia como uno de los mandatarios relativamente
más exitosos de Ecuador. Eso, claro, si su aferramiento al poder y su odio al mercado no
amenazaran con echar todo por la borda.
Fuente: El Comercio 30.08.2015 (Editorial)
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Edición a cargo de Rodrigo Fernández Ortiz
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