Monterrey.

Índice
138
ABR /15
3 Cartón de Chava
4 Índice
5 Barroco Regiomontano
30
Grandeza de luchadores,
bajeza de promotores
Luis Valdez
Lilia Arellano
6 Cambio de tablero
Claudio Tapia Salinas
8
La política como impostura
Alejandro Heredia
10
Rutinas y sorpresas electorales
Abraham Nuncio
12
34
Los envidiosos
Víctor Alejandro Espinoza
14
Conflicto entre particulares
Ernesto Hernández Norzagaray
Director:
Luis Lauro Garza
Editora:
Denise Márquez
Asesor de la dirección:
Gilberto Trejo
Relaciones públicas:
Yolanda Aguirre
Asesor legal:
Luis Frías Teneyuque
Comunicación e imagen:
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Arte y diseño:
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Servicio de internet:
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La Quincena / revista mensual / abril 2015
Editor responsable: Luis Lauro Garza
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4 Q
32
Londres y los ciclistas
Edilberto Cervantes Galván
Pacto por la salud
de los ciudadanos
Joan del Alcázar
Barroco
Regiomontano
Lilia Arellano
E
n Nuevo León, la candidata de la Coalición
Alianza por tu Seguridad (PRI-PVEM-Panal-Partido Demócrata), Ivonne Álvarez, tiene un pasado diferente
al de los otros candidatos: fue
vendedora en un local de tenis, propiedad de su familia
y conductora de un programa
de televisión local. Esta abogada fue alcaldesa de Guadalupe y Senadora de la República.
El abanderado del PRD es
Humberto González Sesma.
Nació en la ciudad de México y fue candidato a alcalde
de Monterrey. Debido al bajo
nivel de aceptación del perredismo en la entidad es el que
menos posibilidades tiene de
ganar.
El aspirante independiente a la gubernatura de Nuevo
León es Jaime Rodríguez Calderón, a quien se le conoce
como “El Bronco”. Fue alcalde García, en donde libró dos
atentados del crimen organizado.
Por Movimiento Ciudadano contenderá el ex panista
Fernando Elizondo Barragán,
quien fue gobernador sustituto de Nuevo León entre enero y octubre de 2003. Es hijo
del ex gobernador Eduardo
Elizondo. Fue Secretario de
Energía con el presidente Vicente Fox y renunció al PAN
en 2014.
Un ex alcalde de Monterrey, una ex vendedora de
tenis y ex conductora de televisión, un político nacido
en el Distrito Federal y un
candidato independiente protagonizan una cerrada pelea
por la gubernatura. Felipe de
Jesús Cantú es el abanderado
del PAN que busca reconquistar Nuevo León. Este abogado
fue diputado federal en la LXI
Legislatura y diputado local
en la LXVII Legislatura del
Congreso de Nuevo León. En
la contienda interna panista
derrotó a Margarita Arellanes,
a quien las encuestas marcaban como favorita.
Eclécticas elecciones, nada
pues está dicho.
16
¿Periodismo o propaganda?
Francisco Gómez Maza
18
Y faltan cuatro años
Raúl Caballero García
20
¿Para qué?
Samuel Schmidt
36
22 Con leña de mezquite
César Morado
Solidaridad regiomontana
contra el despido de Carmen
Aristegui
25 Después de vivir en rojo
38 De amistades y
Jesús Ávila
privatizaciones
Jaime Martínez Veloz
39
Décimas del Profeta Berna
G. Berrones
28 Cumbianautas en la ciudad
perdida
Joaquín Hurtado
40 Entrelibros
Eligio Coronado
42 Sade en México
Armando Hugo Ortiz
Diseño de portada: Saúl Escobedo
Q
5
Cambio de tablero
Me cuesta trabajo entender en qué basan su optimismo los votantes que
creen que un puñado de candidatos de buena fe –por el hecho de participar
en la contienda para colarse al Congreso, a alguna alcaldía, o a la
gubernatura– sanará el corrompido sistema que se encuentra en fase
terminal.
Claudio Tapia Salinas
N
o comparto el entusiasmo de
quienes creen que se pueden
obtener resultados distintos
jugando las mismas reglas
que hacen de la representación una simulación. Porque no se puede cambiar
de juego si no se cambia de tablero
No hay democracia sin representación y no habrá verdaderos representantes mientras el juego electoral se dé
dentro de un sistema amañado y fraudulento. Ni siquiera puede llamársele
sistema electoral al marco regulatorio
de procesos en los que el voto resulta
tan irrelevante como el representante supuestamente elegido.
Me cuesta trabajo entender en qué
basan su optimismo los votantes que
creen que un puñado de candidatos de
buena fe –por el hecho de participar en
la contienda para colarse al Congreso, a
alguna alcaldía, o a la gubernatura– sanará el corrompido sistema que se encuentra en fase terminal.
Se han dado casos de algunos candidatos no comprometidos con algún
partido o grupo de políticos profesionales que lograron accederse a un cargo de
elección popular, pero la pregunta procedente no es cómo le hicieron para llegar sino qué fue lo que lograron. Porque
de lo que se trata no es nomás de ganar
o de impedir que lleguen los mismos de
siempre.
Podrá, por ejemplo, una decena de
diputados independientes lograr que
un congreso integrado por 500, ya no se
diga apruebe, sino que agende iniciativas legales para dar transparencia a la
actuación y al uso de recursos de los servidores públicos, hacerlos rendir cuentas y sancionar a los delincuentes a más
de obligarlos a regresar el botín. Habrá
quien crea que esa mayoría, presionada por una minoría, aprobará algún día
leyes que les impidan seguir robando y
saqueando impunemente. ¿Con base en
qué?
Podrá un gobernador o alcalde, por
el sólo hecho de no provenir de algún
partido, lograr los acuerdos necesarios
para combatir con éxito la endémica corrupción de los funcionarios públicos y
de sus coludidos socios civiles. Podemos
esperar que una persona respetable, que
le meta muchas ganas, acompañada de
un grupo de colaboradores honestos
(que por definición serán pocos), sanee
el envilecido sistema de administración
integrado por miles de “servidores públicos” corruptos. ¿Con base en qué?
Para lograr eso se requiere una aplastante mayoría de auténticos representantes. Y eso es justamente lo que el sistema impide. Para desmembrar el sistema
fraudulento que convirtió la representación en impostura hacen falta muchos
representantes de a de veras, pero como
sólo permite que estos se cuelen por excepción, resulta imposible cambiar el sistema jugando sus propias reglas.
Es impensable que una mayoría de
votantes despolitizados, desinformados
y acívicos, logre poner en las urnas más
votos que los que capturan los partidos,
de socios, cómplices, clientes y acarreados. La regla es el fraude garantizado
por un sistema electoral que hace que el
voto de los restantes resulte irrelevante.
El sistema electoral es el fraude. En él, da
igual votar que no votar.
Esas son las fraudulentas reglas de
nuestra democracia electoral, y ese su
tablero.
Para acabar con ese juego, tenemos
que cambiar el tablero. Mientras no lo
hagamos, ni en este 2015, ni en jornadas
electorales posteriores, no lograremos
que legítimos representantes se accedan
a los cargos públicos supuestamente
creados para hacer más libre, justa, segura y disfrutable, nuestra convivencia.
Si no hay cambio de tablero, no jugamos. El paro electoral es la forma de
participar.
La política
como impostura
Alejandro Heredia
A
casi veinte años de
distancia de haber
inaugurado el régimen de transición democrática en el país,
es cada vez más claro que
la patente de corso ostentada por el “sistema” muestra
fuertes signos de ilegitimidad
y muchos reflejos de tiranía.
No hace falta leer los informes del PNUD, ni las investigaciones más sesudas de
nuestros institutos de investigaciones sociales, para advertir el grado de involución de
nuestra sociedad, tristemente
reflejada en nuestro sistema
político.
Tan sólo basta leer algún
fragmento de El Periquillo
Sarniento o Los bandidos del
Río Frío para reconocernos en
el siglo XIX, para constatar
que la política sigue siendo
un negocio de unos cuantos,
que el verticalismo se traslada a todas las esferas de la
sociedad y que el gobierno
justo es una utopía del cinismo ilustrado, el cual busca un
cambio sin adjetivos –en ocasiones sin sujetos–, para que
todo siga igual.
México se enorgullece
en su gatopardismo: Vicente
Fox, nos habla de la necesidad de un diálogo con la delincuencia; Felipe Calderón, a
través de Margarita Zavala,
emprende una lucha democrática en el PAN, cuando él
puso el ejemplo de tiranía;
Peña Nieto, nombra un secretario anticorrupción proveniente de su misma facción; y
Andrés Manuel López Obrador, se lava las manos de su
designación de candidatos,
como el triste caso de Ricardo
Abarca, con el fin de la obtención del poder.
Así podríamos continuar
enumerando los asaltos ilegítimos de la clase política
mexicana, que no está desvinculada de toda una red de
grupos de presión y poderes
fácticos, urdimbre que cala
hondo y que no desaprovecha la ocasión para estigmatizar a la sociedad de los mis-
mos vicios que los mantienen
como dueños y señores.
Los personajes de la política nacional y local, unos envueltos en la aureola de la ética política y otros esgrimiendo sus estudios de doctorado
en el extranjero –como si la
tecnocracia sea la panacea–,
se han investido de capacidades y talentos que con el paso
del tiempo, resultan ser imposturas geniales de la grilla.
Viene a cuento la novela
El impostor, de Javier Cercas,
en donde se exploran las diferentes concepciones de la
mentira, así como la encarnación de ésta, en personajes
destacados de la vida pública
y privada. De tal manera, la
impostura no solamente se
manifiesta en la particularidad de Enric Marco (personaje real que se hizo pasar
como antiguo prisionero de
un campo de concentración
nazi), sino que encarna en la
historia viviente de España,
en el olvido de su pasado
franquista que hizo posible
los pactos de la Moncloa, tan
admirados por cierta élite intelectual mexicana, pero tan
denostados en la actualidad
por las renovadas fuerzas políticas del país ibérico.
La política en México
es una impostura que cada
vez más deja la máscara de
lado, para mostrarnos la obra
maestra de sus agentes. Los
avances que se han tenido
resultan estériles cuando se
hace un balance de los avances reales en materia política;
sin embargo, eso le alcanza al
presidente Peña Nieto para
hacer visitas a la corte de Inglaterra.
La política pertenece en
estos momentos a los mirreyes (Ricardo Raphael, dixit),
personajes pintorescos de la
política nacional, detentadores de la riqueza ajena y defraudadores de la confianza
ciudadana. Este régimen que
impulsa la desigualdad y la
frivolidad en la esfera pública, por desgracia, tiene intención de perpetuarse.
Rutinas y sorpresas
electorales
Abraham Nuncio
U
n mes después de que se
cumpliera el mecanismo unipersonal por el cual se sigue
designando a los candidatos
que desde el PRI se convierten, casi sin
excepción, en autoridades, Ivonne Álvarez no debió sorprenderse de que una
asamblea de delegados coincidiera puntualmente con esa designación y la aclamara su candidata para contender por el
gobierno de Nuevo León.
El criterio para designarla fue el de
contar con la mayor popularidad entre
quienes aparecieron como aspirantes
(negociables) al puesto.
El populómetro estuvo a cargo de
una empresa encuestadora –donde participaba la fallecida María de las Heras– que ha mostrado con frecuencia un
sesgo partidista. Su rutina consiste en
mantener a la candidata de PRI-PVEM
arriba de los demás candidatos. Extraña,
aunque no tanto, que los medios de mayor penetración transcriban sus resultados en términos de línea oficial.
La sorpresa se produjo en el PAN.
Margarita Arellanes, dueña de una imagen sostenida a base de dinero y alianzas
con el grupo vinculado a los casinos, fue
derrotada en la elección interna por Felipe de Jesús Cantú, anterior presidente
municipal de Monterrey. Pocas horas
antes de la elección, el grupo aquel que
apoyaba a la alcaldesa de la cabecera de
este municipio dejó de hacerlo para apoyar a su contrincante.
El de las campañas electorales es un
ámbito de negocios turbios y maniobras
mafiosas. No existe el menor interés por
las condiciones de vida de la población.
El bipartidismo –el mismo que ha hecho
del crimen organizado un crimen coorganizado, según se pudo constatar en
el nombramiento de Eduardo Medina
Mora como magistrado de la SCJN– gobierna en Nuevo León para una minúscula élite y en contra de la abrumadora
mayoría.
En el tumultuoso vocerío de los spots
no se escucha una sola voz que se refiera
a los grandes problemas del estado. Esta
vez hay uno que tiene dimensiones nacionales. Se trata del proyecto Monterrey
VI. Su inicio, en contra de la opinión pública, no se explica en el último tramo de
un gobernador sino por el hecho de que
Peña Nieto tiene sumo interés en que se
lleve a cabo; al grado, como se puede ver
en el contenido de la iniciativa de la nueva Ley General de Aguas, de privatizar
este bien de la nación.
El principal beneficiario del pretendido despojo, en lo inmediato, sería el
sospechoso Grupo Higa, y después las
empresas que consumen mayor cantidad de agua para sus procesos. Por el
momento su trámite fue detenido por la
presión de los partidos de izquierda y
varias organizaciones civiles, entre ellas
la Unión de Científicos Comprometidos
con la Sociedad y la coalición Agua Para
Todos. Otra presión, consecuencia de
aquella, provenía de la que representan
las elecciones. Una vez concluidas habrá
que prepararse para no dejar pasar esa
y leyes semejantes ante el bipartidismo
adicto al mercadeo.
El proyecto Monterrey VI es de hecho el que está marcando la diferencia
entre los candidatos de la oposición y la
candidata del PRI. Apenas ungida, Álvarez fue lo primero que se comprometió
a garantizar; y más todavía, a dar continuidad al gobierno que encabeza Rodrigo Medina. La ex senadora no parece haber leído El elogio de la traición ni saber,
por tanto, lo que significa la negación en
la real politik.
Monterrey VI se ha encontrado con
una oposición de diversos sectores locales, incluidos algunos de los empresarios
y la banca. Y es que ha sido evidente el
ocultamiento gubernamental del contrato y la inexplicable elevación de su costo,
lo cual permite inferir corrupción por los
antecedentes del Grupo Higa y su condición de constructora favorita de Peña
Nieto; evidente también ha sido lo innecesario de su construcción.
En 2015 los habitantes de Nuevo
León estaríamos padeciendo sed, según
los pronósticos alarmistas de las autoridades estatales para justificar la megaobra. Este año las presas han registrado
más de 120 por ciento de su capacidad.
Jesús Hinojosa, anterior director de Agua
y Drenaje de Monterrey, había previsto
que Nuevo León contaría con agua por
dos décadas; ahora asegura que pasarán
35 años antes de que pudiera carecer de
ella. El gobernador Medina ha dicho que
las críticas al proyecto tienen un motivo
electoral. Esto mismo se lo tendría que
echar en cara al clima: sigue lloviendo.
No más proyectos como Monterrey
VI ni más casinos como el Royal ni más
deuda, ha prometido Fernando Elizon-
do, el candidato de Movimiento Ciudadano. Y en parecidos términos se ha
pronunciado Jaime Rodríguez Calderón,
candidato independiente –otra sorpresa– al que las famosas encuestas sitúan
entre el segundo y el tercer lugar de las
preferencias de voto. Más cauto se ha
mostrado Felipe de Jesús Cantú, el candidato del PAN: ha dicho que revisará el
proyecto. Lo mismo, al cabo, tuvo que
afirmar Ivonne Álvarez. ¿Lo podrán revisar cuando ya esté en marcha?
El agua será en el siglo XXI un energético tan disputado como el petróleo.
Pero quienes nos gobiernan están lejos
de buscar soluciones de largo plazo. Estas soluciones tienen que ver con la reha-
bilitación y recarga de los acuíferos naturales existentes y con detener, en seco,
su contaminación. Todo empieza por la
reforestación de las miles de hectáreas
que han sido expuestas a la desertificación. Nuevo León es esencialmente el
área metropolitana de Monterrey. Y aquí
se han cometido verdaderos ecocidios.
Los partidos más grandes no garantizan el cuidado del ambiente y, más aún,
han dado prueba de atentar contra el derecho al bien primordial de la humanidad que es el agua.
Los envidiosos
Carmen Aristegui se convirtió en los últimos años en la periodista más
escuchada e influyente de la radio y, en menor medida de la televisión,
gracias a su emisión nocturna en formato de entrevista de CNN en
Español. En nuestro país y merced a su trabajo de investigación
periodística, cada mañana fijaba la agenda de la discusión nacional. Su
estilo ágil, ameno y su aguda inteligencia, aunado a la sencillez y
cordialidad de trato, pronto la distinguieron del grueso de periodistas.
Víctor Alejandro Espinoza
E
l sociólogo italiano Francesco
Alberoni, escribió un libro fundamental que da cuenta de uno
de los sentimientos más incontrolables y destructivos que conocemos:
la envidia.
Su libro se titula Los envidiosos, y fue
publicado originalmente en 1991, tanto
por Garzanti Editore, y en español por
la editorial Gedisa. En su lúcido estudio
plantea, entre otras cosas, que “Los actores, los políticos, los escritores, todos
aquellos que quieren sobresalir socialmente, obtener reconocimiento y honores, envidian a quienes logran alcanzar esos fines (la envidia es respecto a)
alguien con quien puedan compararse
porque es parecido a ellas, pero que
las ha vencido, las ha superado en este
campo” (p. 86). Y agrega: “Habitualmente, las personas muy envidiosas no
se comprometen, no se dan, no se prodigan. Prefieren mirar a los que trabajan
como observadores fríos, desapegados.
Parecen interesados, objetivos. Pero no
es verdad. Su atención está dirigida solamente a encontrar el defecto, el punto
débil del que está trabajando, a descubrir
su posible error. Luego, en el momento
más delicado, menos oportuno, estos
envidiosos lanzan sus críticas, sus objeciones y desvalorizan con ellas el trabajo
que otro ha realizado”. (pp. 243-44).
Estas notas me parecen muy apropiadas para comprender algunas de las
reacciones y posiciones asumidas por
periodistas nacionales en torno al conflicto entre la empresa MVS y la comunicadora Carmen Aristegui. Aquellos periodistas que se sienten pares de Aristegui han asumido una actitud envidiosa,
por decir lo menos. Me refiero a quienes
gozan de un espacio privilegiado en los
medios de comunicación y que sienten
que son los(as) mejores, sobre todo en
espacios electrónicos (televisión y radio)
y prensa escrita.
Carmen Aristegui se convirtió en
los últimos años en la periodista más
escuchada e influyente de la radio y, en
menor medida de la televisión, gracias a
su emisión nocturna en formato de entrevista de CNN en Español. En nuestro
país y merced a su trabajo de investigación periodística, cada mañana fijaba la
agenda de la discusión nacional. Su estilo
ágil, ameno y su aguda inteligencia, aunado a la sencillez y cordialidad de trato, pronto la distinguieron del grueso de
periodistas. La sombra de duda que pesa
sobre quienes conducen los noticieros de
las grandes empresas de las comunicaciones, de recibir cantidades ingentes de
dinero por convertirse en aduladores de
los poderes en turno, estaba muy lejos
del comportamiento profesional de Aristegui. En un medio donde la corrupción
es moneda de cambio, el ejercicio basado
en principios éticos no se le perdona.
La salida de Carmen Aristegui ha
sido festinada en público y en privado por estos envidiosos muy bien
retribuidos. No les importa que la libertad de expresión se encuentre en
entredicho, para ellos lo importante
es la salida del aire del noticiero que
les generaba corajes y envidias. La
explicación que mejor les acomoda es que se trató de un “conflicto
entre particulares”. Incapaces de
superarla, se dedicaron a hurgar en
su pasado para denostarla. Nunca
esperaron la reacción social tras su
despido.
¿Qué pasaría si alguno(a) de
estos(as) periodistas fuera destituido(a) de sus espacios? Seguramente
nada. La envidia les corroe al mirar
las reacciones nacionales e internacionales en apoyo a Carmen Aristegui. No recuerdo un fenómeno
similar; quizás el comparable sea
el caso de la salida de Julio Scherer
de Excélsior en 1976. La diferencia es
que hoy existen las redes sociales y
la difusión es incomparable. Ambos
se debieron al golpe de mano de los
directivos de las empresas para quedar bien con el poder. En este último conflicto, todos perdimos, sobre
todo el presidente y los envidiosos.
Una democracia consolidada requiere no una sino muchas Carmen
Aristegui.
Conflicto entre
particulares
Ernesto Hernández Norzagaray
Habrá quien considere que
detrás del despido de Carmen Aristegui y su equipo
de colaboradores de Noticias
MVS, no está la mano del gobierno federal? ¿Habrá quien
se trague la píldora de que es
un conflicto entre particulares?
¿Qué el gobierno de Peña
Nieto “ha respetado y valorado permanentemente el
ejercicio crítico y profesional
del periodismo y seguirá haciéndolo con la convicción de
que la pluralidad de opiniones es indispensable para el
fortalecimiento de la vida democrática del país”? ¿Que en
ese respeto a la pluralidad se
puede soportar que este periodismo alcance al Presidente y a su esposa; y que ambos
nada tienen que ver con la
separación de Aristegui y su
equipo de MVS Comunicaciones?
Sí, claro, habrá quien así lo
vea y hasta lo difundan como
un acto de comprensión racional de esta separación que
duró años con sus roces, desencuentros y reconciliaciones
pero que ahora repentinamente resulta irreconciliable
para Joaquín Vargas Gómez,
fundador y Presidente del
grupo MVS, Comunicaciones, pero igual hay muchos,
muchísimos, que opinan lo
contrario y ven en ese “conflicto entre particulares” la
mano presidencial cumpliendo un capricho y doblando
a una empresa considerada
progresista en el paisaje de
las comunicaciones.
Pero, lo que es claro, el
argumento administrativo o
comercial es insuficiente para
cerrar el caso porque es muy
especial, estamos ante un
evento que rebasa los límites
de una relación entre particulares y se trata de un bien
público que es la libertad de
expresión. Con un añadido
estamos hablando de la periodista con mayor audiencia y credibilidad nacional
y su despido ha provocado
reacciones dentro y fuera del
país, si bien no inesperadas,
sí que ponen en duda los dichos y la buena voluntad del
mensaje del Secretario de Gobernación.
Más, cuando las investigaciones periodísticas más
recientes de Aristegui y su
equipo informativo han ido
hasta la cúspide del poder
político aun con las objeciones de la empresa MVS.
El tratamiento informativo sobre la Casa Blanca de
la familia presidencial y la de
Malinalco de la familia del
Secretario de Hacienda, o la
designación de Areli Gómez
y Eduardo Medina Mora,
como Procuradora y Ministro
de la Corte Suprema, respectivamente, aun cuando es evidente conflicto de interés por
sus vínculos con la empresa
Televisa, ha resultado intolerable y más sabiendo que no
hay verdaderos contrapesos
institucionales ni en el Poder
legislativo, ni en los organismos de gobierno encargados
de la rendición de cuentas y
transparencia (de ahí la importancia del periodismo de
investigación que llena un vacío institucional y que contra
toda lógica democrática se le
combate).
Supongamos, sin conceder, que efectivamente Carmen Aristegui cometió el
error de vincular su marca a
la alianza Méxicoleaks, integrada por Proceso, Animal
Político, Emeequis, entre
otros, rompiendo con ellos
los acuerdos suscritos en el
contrato de colaboración.
Hay en todo diferendo civil,
un espacio para la negociación y el acuerdo, sobre todo
cuando el noticiario se vendía
con grandes ganancias para
la empresa MVS Comunicaciones, no solo económicas,
sino de imagen vanguardista pero aquello no ocurrió se
privilegió el argumento de la
ofensa. Increíble.
Chao Ebergengyi es terminante: “Han sido fuertes
las ofensas, muchos los agravios, que nada tienen que ver
con la libertad de expresión,
ni con la independencia editorial porque es una cuestión
meramente de empresa”, ha
dicho sin mucha convicción,
quien funge como vicepresidente de relaciones institu-
cionales de MVS para justificar la salida de Aristegui.
Pero,
desafortunadamente para él y su empresa,
no basta que lo digan a los
cuatro vientos. Tendría que
decir algo más creíble y con
mayor convicción y aunque
lo dijera, en un ambiente de
desconfianza como el existente en México, la gente seguirá viendo la mano de la
Presidencia de la República
a través de su Coordinación
de Comunicación Social, que
según Proceso quien ahora
la dirige Eduardo Sánchez
Hernández, fue vicepresidente de asuntos jurídicos de
la empresa MVS y de ser así,
podrían explicarse muchas
cosas o al menos este funcionario sabrá de sus fortalezas
y debilidades y también cuales teclas tocar para obtener
los resultados deseados.
Y es que además, si hubo
el cambio de responsable en
esa dependencia pública,
no fue para seguir haciendo
lo mismo que hacía David
López desde que despachaba en Toluca. Se necesitaba
dar coherencia y unidad a la
actitud sorda que domina al
gobierno eliminando voces
críticas, independientes e influyentes en la opinión pública.
Hoy, la salida de Aristegui seguramente tiene gente
contenta en Los Pinos, se regocijan quienes fueron exhibidos en el tráfico de influencias, los negocios público
privados y la frivolidad que
rodea ese espacio que en otro
tiempo fue signo de solemnidad republicana y defensa
del patrimonio nacional, sin
embargo, ese contento no es
suficiente en un país donde la
indignación se ha vuelto una
institución.
En definitiva, las preguntas que planteamos en un
principio cada quien las responderá con la información
que tenga al alcance, su cuota
de confianza y desconfianza
o la capacidad de discernir
argumentos más, si esta decisión se encadena con otras
decisiones del gobierno, que
como sociedad nos están llevando de la sorpresa al azoro
absoluto.
Sólo, por último, viene
a la memoria Aurelio Nuño,
quien le advirtió al director
de Proceso, Rafael Rodríguez
Castañeda: son enemigos del
presidente Peña Nieto… y
todo indica que no sólo ellos.
¿Periodismo
o propaganda?
Francisco Gómez Maza
ué aburrido, qué horrible sería que siempre estuviéramos de acuerdo. No habría
alimentación espiritual mutua. Por eso,
agradezco a quienes no están conmigo.
Es muy agradable que alguien diga: Felicidades por tu artículo de hoy. Es excelente. O que el otro, amigo también, lo
lamente: hoy, no estoy de acuerdo contigo, Tocayo.
Perfecto. De acuerdos y desacuerdos
se va teniendo la vida. De acuerdos y
desacuerdos sale la luz, se pulen las verdades. Tu verdad y mi verdad.
Y todo viene porque a unos les doy
la impresión de estar en contra de la señora Aristegui. A otros, que defiendo al
sistema opresor. A otros más, quizá, que
defiendo la libre empresa capitalista.
Pero ni una ni otra. Simplemente intento delimitar, pintar mi raya.
Defiendo a la práctica del periodismo sin adjetivos. Pero no me acuesto con
ese periodismo sesgado que no defiende más que los propios intereses. Que
engaña con piel de oveja a millones de
personas que, sin esperanza, inventan
dioses del lodo de la tierra y los crean
a su propia imagen y semejanza, dioses
que sólo se dedican a medrar y a enri-
quecerse apareciendo como la avanzada
en el ejercicio de la libertad de expresión
y de prensa.
Para mí, el periodismo es un oficio
como escribir un verso, como concebir
un poema. Como pegar ladrillos con la
mezcla.
El periodismo así, y esto lo aprendí
de espléndidos maestros, como Manuel
Seyde, Jorge Villa Alcalá, Pedro Álvarez
del Villar, Roberto Rodríguez Baños y
una pléyade de periodistas reporteros.
Hasta cuando alguien te miente la
madre, querido paisano, tienes que confirmarlo antes de publicarlo, me advertía
siempre uno de mis grandes maestros, el
profesor, guerrillero y reportero de Excélsior, René Arteaga.
Quién de los que hicimos periodismo en aquellos gloriosos y maravillosos
años en el viejo Excélsior no recuerda a
aquel René que inventaba una nota de
color hasta hurgando un bolso de una
edecán de los juegos panamericanos.
Se hizo periodismo. Se destaparon
cloacas del poder. Y debo decirlo. No
sólo fue obra de mi querido Julio. Julio
fue designado director. No era patrón.
Una pléyade de cooperativistas lo puso
en el lugar de honor. Hasta donde sé,
nunca se lucró descaradamente con la
denuncia. Por eso Excélsior gozó del
respeto de todos. Hasta del respeto de
sus verdugos, encabezados por el echeverriato.
De ahí viene un periodismo que no
acuerda en lo oscuro. Porque quienes lo
hacen en lo oscuro se engañan a sí mismos y piensan que engañan a los demás,
engaño que tarde o temprano sale a la
luz.
Quien conoce mi trabajo, jamás se le
ocurrirá pensar, creer, que defiendo a
los poderosos política y económicamente. El sistema económico y político, por
naturaleza, es perverso. Los políticos en
esencia son depredadores, los más despiadados. Y cuántos reporteros han sido
asesinados en esta historia. Periodistas
que viven al día, que no los cubre el sistema para presentarse como paladines
de la defensa de lo justo. El poder político jamás aceptará el verdadero periodismo porque lo desnudaría diariamente.
Es como prometer que un amigo personal me investigue a ver si soy corrupto y
tengo conflicto de intereses.
Y por último, si quiero ser libre, si
quiero ser completamente libre para ejercer el periodismo, lo último que se me
ocurriría es vender mi fuerza de trabajo a
una empresa de carácter absolutamente
privado, capitalista, como una estación
de radio, cuyo concesionario está más
preocupado y ocupado de la ganancia
fácil y rápida y no perder la concesión.
Jamás lo haría en la televisión, también,
pues este medio fue concebido específicamente para pintar de rosa la realidad.
Para la tele todo es bonito, como una modelo o un modelo, o una telenovela con
final feliz, siempre con final feliz.
Yo he trabajado como reportero en
medios impresos. Excélsior, Proceso, El
Financiero, medios concebidos por periodistas, por reporteros. Y así hay una
pléyade de maravillosos seres humanos
que no ganan millones de pesos, pero
que diariamente salen a la calle a partirse la madre para buscar la nota, y la nota
de ocho columnas, como le llamábamos años ha. Como dice Víctor Manuel
Juárez, la nota es la nota; el choro es de
cualquiera.
Y faltan
cuatro años
Raúl Caballero García
D
allas.- ...Y en estos días, la personalidad impopular
de Enrique Peña Nieto ha cobrado nueva fuerza, teniendo nuevas resonancias tanto en México como en
el extranjero (donde múltiples medios lo han traído
de nuevo a sus titulares) debido a la salida de MVS de la periodista Carmen Aristegui, quien rechazó el despido de dos integrantes de su equipo, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, por
supuesto “abuso de confianza”, luego del anuncio de ser parte
de la nueva plataforma Méxicolinks compuesta por varias publicaciones mexicanas.
El hecho levantó revuelo en torno a la casa blanca porque
en su momento, como tal vez usted sabe, Aristegui sacó a la luz
el escándalo que le quitó credibilidad al presidente mexicano,
al obviar conflictos de interés en la compra de la lujosa mansión, y su cercana relación con el grupo inmobiliario Higa. El
de la multicitada casa blanca es un reportaje cuya investigación
se la debemos precisamente a los despedidos del equipo de
Aristegui, esta periodista cuya voz en México se distingue por
ser crítica y valiente: “Sin miedo al poder” como bien cabecea
Gatopardo en su número de marzo, al publicar una entrevista
con ella.
Ni Aristegui ni MVS han sacado a relucir de ninguna manera ni a Los Pinos ni a Peña Nieto, pero en política -dice el
aforismo- no hay coincidencias, desde The New York Times
hasta The Guardian, desde The Washington Post hasta El País
-entre otros varios- han relacionado el conflicto laboral, el burdo manotazo que le arrebató el micrófono a la periodista, con la
enorme casa blanca valuada en 7 millones de dólares. O sea en
el fondo, como a muchos, a mí también me parece que el pleito
no es MVS Vs Aristegui sino Los Pinos Vs. Aristegui... o sea:
contra el periodismo crítico.
La situación, el futuro inmediato de la labor profesional de
Carmen Aristegui está en movimiento, aun no se ve cómo quedarán las cosas, cómo o dónde proseguirá su valioso trabajo
(además de su programa homónimo en CNN-TV); y es cierto,
todo esto nos trae reminiscencias de Echeverría vs Scherer García pues además golpea a la libertad de expresión, de por sí tan
escasa y necesitada en México.
Y entonces, como los otros casos bochornosos para Peña
Nieto (Ayotzinapa y Tlatlaya los más notorios, sin omitir la presencia del monstruo de mil cabezas (el narco, al que le quitan
una y nacen dos y causa que el río de sangre que no deje de manar), éste en desarrollo falta ver dónde desemboca. Lo que se
ve hasta hoy es que MVS dejó de ser una fuente de información
y análisis de lo más valiosa, pues con Aristegui y su equipo
también se fueron sus colaboradores Denisse Dresser, Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo; asimismo Enrique Galván Ochoa
y John Ackerman.
Y le faltan cuatro años al sexenio.
Aquí enfatizo mi solidaridad con Carmen Aristegui y su
equipo; mi solidaridad con los padres de los normalistas desaparecidos y sus compañeros. Mi solidaridad con mis colegas
ante el “vendaval autoritario”, como advierte la misma Aristegui.
* Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano,
es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital
en Dallas/Fort Worth, Texas.
¿Para qué?
Samuel Schmidt
E
l noticiero de Carmen Aristegui era
funcional para todo
mundo. A MVS le
permitía mostrar que era el
medio progresista del país,
que en sus frecuencias se escuchaba lo que en ningún
otro medio se escuchaba, y le
daba una plataforma de negociación con el gobierno.
A final de cuentas los medios en México viven de fondos públicos y los contenidos
muchas veces se negocian
con diversas concesiones económicas o contratos específicos. Yo salí de Radio 13 por
la presión del senador Javier
Corral que era presidente de
la Comisión de Radiodifusión y que le ofrecía al dueño
de la estación ayuda en alguna cuestión que tenía pendiente de resolver.
Al gobierno de México le
permitía mostrar que en México hay libertad de expresión y aunque hay un problema con periodistas asesinados, en uno de los noticieros
más importantes del país, en
horario estelar, se escuchaba
una crítica fuerte y constante
contra el gobierno. Libertad
y democracia frente a la barbarie.
A Aristegui sin duda le
redituaba que se dijera que
era la única periodista honesta del país y que era la única
que se atrevía a hablar fuerte
y directo, esto la proyectaba
internacionalmente y le abrió
los espacios de CNN. En realidad ninguno de los tres elementos anteriores es cierto.
Aristegui no es la única.
Hay otros espacios en la radio que se atreven a ir mucho
más lejos que ella, la diferencia es que están en estaciones
marginales, sin campañas de
publicidad y con un manejo
editorial que deja mucho que
desear. Ella contaba con el
peso económico y político de
MVS, lo que ayudaba a crear
la impresión de la voz única,
eso es bueno para los raitings
y sirve para vender publicidad.
El gobierno no utilizó
nunca a Aristegui como ejemplo de lo que se permite y de
la extensión de la libertad,
como tampoco lo hace con
las otras voces, esas le son todavía más molestas pero las
deja en paz por su escasa difusión, aunque de todas formas ha seguido con la dinámica de siempre, de amordazar voces a fuerza de billetes
(política que inició Porfirio
Díaz y que ningún gobierno
se atreve a cancelar, si ha funcionado más de cien años por
algo será).
La “libertad” de Aristegui
no cancela ni disfraza el hecho de que México es el sexto
país en el mundo en periodistas asesinados, más de 80 en
la última década y 17 desaparecidos.
Si la salida de Aristegui es
una concesión de MVS a Peña
a cambio de algo (ya se especula sobre lo que el gobierno
le entregará a ese grupo empresarial), callar esa voz será
muy costoso políticamente,
va a repercutir en el mundo,
y aunque el gobierno diga
que fue algo de una empresa
privada, nadie creerá que no
metió la mano, así que este
será uno más de los errores
de este gobierno.
Para poner en perspectiva
el affaire Aristegui basta con
echar atrás la mirada para
ver cómo Vicente Fox liquidó a Gutiérrez Vivó, porque
supuestamente se acercó a
López Obrador. Gutiérrez
Vivó tenía un noticiero exitoso, un periódico, y de todas
maneras no pudo contra todo
el peso del gobierno. Si bien
ese no fue un caso único, sí
fue el más sonado. Los Pinos
intervino para correr a un caricaturista del independiente
porque dibujo algo que no
le gustó a la dama de la pareja presidencial, y Los Pinos
trató de liquidar económicamente a mexico.com, cuando
uno de sus socios se negó a
cederle los derechos del portal a la fundación de la señora
Sahagún.
Fox era un presidente débil pero autoritario y utilizó
los poderes del estado para
enriquecerse y atacar a sus
enemigos, como si lo fueran
del Estado y de la nación.
Peña es un presidente que
utiliza los poderes del Estado
de la misma forma que Fox,
con lo que el destino de Aristegui está echado.
Ningún lector de noticias
o comentarista, fuera de los
que colaboraban con ella, ha
levantado la voz en señal de
protesta. Fuera de las colecciones de firmas (ya ven para
qué sirvieron las 50 mil contra
la elección de Medina Mora a
la Tremenda Corte) muy pocos intelectuales han iniciado
protestas formales y abiertas,
por ejemplo a retirarse de los
medios por la agresión contra la libertad de expresión.
Ningún país saldrá con una
página en blanco por la agresión contra la libertad de expresión. Cuando el PAN me
sacó de la TV y del radio, no
se levantó ni una sola voz de
protesta, tal vez no se entiende que hoy me callan a mí,
mañana a ti.
Esta será una victoria
pírrica para el autoritarismo,
pero también con éstas se
construye la historia.
Con leña
de mezquite
dio cuenta de que no sería el
Garrincha que el mundo esperaba, pues en el intento se
rompió una pierna. Sus pies
descalzos corrieron por la calle que se fue ampliando. Un
día llegó hasta Leningrado.
Eran los tiempos de un mundo bipolar y la opción socializante era la utopía de los
jóvenes. Aquí tenemos –en
la audiencia– algunos, ahora
menos jóvenes.
Recordemos que Ávila
nació en 1955. El año en que
nació, Juan Rulfo publicó
Pedro Paramo; Navokov, su
legendaria Lolita; Marcuse
editó Eros y Civilización; y en
los cines se estrenó Rebelde sin
causa. Ávila sería más bien rebelde con causa. Con diferencia de dos años, bien podría
cantar el desencanto de una
generación: Yo también nací en
el 53, como tú crecí con el yesterday, no me pesa lo vivido, me
mata la estupidez de enterrar un
fin de siglo distinto del que soñé.
César Morado
Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera dónde hacerse fuerte…
Ven a poblar el zócalo de ojos,
ponle al sordo voz y alas al cojo…
Canción “Como un dolor de muelas”
[Joaquín Sabina/ Subcomandante Marcos]
Segundo tiempo
Primer tiempo
E
l lugar se llama Los
Portales, se ubica en
el centro de la ciudad de Veracruz,
sitio obligado para los turistas donde calman el calor y
la sed. Sabedores de que el
hambre es canija, pero más
pa’l que la aguanta. Nos
apostamos en una de las mesas y empezamos a combatir
la sed y el sofocante calor
del puerto mientras la noche
avanzaba.
Llegó un momento en
que el espacio de la mesa
fue insuficiente para albergar los envases. Al calor de
la música y del bullicio del
puerto, el más estridente de
los acompañantes le exigió al
grupo de fara fara que amenizaba: ¡échate el corrido del
general Jesús Ávila! El acordeonista titubeó, pero siguió
maniobrando su acordeón de
botones, como buscando los
acordes, recordando la letra.
La respuesta nos sorprendió
y nos tumbó de la risa: “yo sí
me lo sé, pero al de la guitarra se le olvida.”
Sucede que este amante
de los corridos está cumpliendo sesenta años de edad y
treinta de laborar en el Archivo General de Nuevo León.
Nació en 1955 en Nochistlán,
al sur de Zacatecas, lugar
fundado en 1532, mucho antes que Monterrey –nos presume– y donde además fue
fundada por primera vez la
ciudad de Guadalajara, para
luego ser trasladada al valle
de Atemajac. Un lugar que
por su riqueza histórica ha
sido declarado recientemente
pueblo mágico y al que nuestro homenajeado ha visitado
recientemente.
El origen del nombre
Seguramente ustedes en algún diccionario biográfico
han visto a un tal J. Jesús Ávila Ávila. No conocemos bien
a bien la verdad, pero nació el
23 de marzo en el seno de una
familia católica, día en que se
celebra a San José Oriol, santo
católico del siglo XVI, de nacionalidad española. Nosotros creemos que esa J es de
José, aunque habría que preguntarle al oficial del registro
civil.
Posteriormente la familia
Ávila, como muchas, se trasladó a Monterrey.
Creció en la colonia Moderna, barrio de sugestivo
nombre, que nucleaba numerosos migrantes de San Luis,
de Zacatecas, de Coahuila. En
ella se instaló una peluquería,
atendida por sus hermanos,
punto de socialización y de
discusión de las ideas imperantes e imperiales. Pasarela
de los personajes más disímbolos del barrio. De niño
nunca se quejó de los baches,
los charcos de su calle fueron
motivo de fiesta en el barrio,
nada más emocionante que
saltarlos. Estudió en la escuela pública y estrenó los libros
de texto gratuitos, que luego
investigará como historiador.
Practicó el futbol, y pronto se
Al retornar de la utopía. El retorno a casa con todo. Emergen las preguntas. ¿Quién
me ha robado el mes de abril?,
¿cómo pudo sucederme a mí?,
lo guardaba en el cajón, donde
guardo el corazón. Pero Ávila
había olvidado ya el catecismo de la parroquia de la
Asunción de Nuestra Señora:
Ahí donde estuviese vuestro tesoro, ahí estará también vuestro
corazón. A esa altura del partido el problema son los besos
que no has dado y más para
Ávila, un abrazador por antonomasia, hombre al que hay
que avisarle si andas enfermo
de la espalda antes de saludarlo. Algunos ya no estaban
para recibir los abrazos. Y
ahora: ¿A dónde ir cuando no
quedan islas para naufragar?
Tiempo de reinventar el
universo emotivo. Unos amigos estaban en la cárcel, otros
en el gobierno que antes combatían. Tiempo de sentar cabeza, fundar una familia. Ella
le pidió que la llevara al fin del
mundo. Él puso a su nombre
todas las olas del mar. Del árbol plantado han nacido dos
ramas y nacerán otras para
preservar la estirpe. Tiempo
de que el vaquero urbano
se convierta en cocinero con
leña de mezquite.
A lo largo de su vida ha
combinado dos facetas: la de
archivista y la de historiador.
Quizá es la primera la que
más disfruta. Siempre llega
puntual al trabajo, hasta en
los lunes difíciles, cuando
sus queridos Tigres han sido
vapuleados y arrecia la carrilla laboral. Conoce que los
archivos reúnen el adn de los
pueblos, resguardan lo mejor
y lo peor de las sociedades a
lo largo del tiempo. Constituyen auténticas cápsulas del
tiempo abiertas a todas las
épocas; por tal carácter los ar-
chivos fueron durante tiempos antiguos para el uso de la
clase sacerdotal o dirigente;
recordemos cómo en El nombre de la rosa, la novela de Eco,
el protagonista descubre que
los crímenes obedecen a la
existencia de un libro envenenado, el libro segundo de
la poética de Aristóteles.
Como archivista, Ávila
ha sido autor de por lo menos 5 catálogos; quizá el más
complejo ha sido Papeles que
hablan de la guerra, donde se
reseñan en 2 mil 500 fichas los
documentos relativo a lo ocurrido en Nuevo León durante
la Guerra México- Estados
Unidos. Está publicado en
tres tomos y reúne documentos de 10 archivos. Nada más
complicado y doloroso que
estudiar la guerra. La descubrimos en toda su crudeza.
Sólo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente, es un
monstruo grande, pisa fuerte.
Actualmente, Ávila es
coordinador de Archivos
Contemporáneos. Por su tarea de archivista ha recibido el
más alto reconocimiento que
otorga el gobierno mexicano,
a través del Archivo General
de la Nación: la Mención Nacional al Mérito Archivístico.
Ha participado en el rescate
de archivos municipales y
brindado capacitación a otros
colegas del sector público.
Hace unos meses brindó capacitación a un grupo de 170
enlaces de transparencia, es
Después de vivir
en rojo
Jesús Ávila
A Artemio Benavides Hinojosa, Leticia Martínez Cárdenas
y Agapito Renovado Zavala: en memoria.
decir, a colegas archivistas
que manejan archivos en 170
direcciones del gobierno estatal. Su trabajo no se restringe
sólo a los acervos que ya están en la sede de Juan Ignacio
Ramón, sino a orientar sobre
el manejo de documentos en
todo el gobierno estatal. Se
trata de una tarea, ingrata, incomprendida y casi siempre
a cuesta arriba, pues los altos funcionarios siempre han
sido fieles a la filosofía de corte bronquista: que no quede
huella, que no, que no. Mucho antes de que llegaran los
tiempos de la transparencia y
la rendición de cuentas, Ávila ya había sido ponente en
numerosos congresos nacionales de archivos planteando
una demanda histórica: abrir
los archivos a los ciudadanos.
Por años no hubo respuesta; el argumento estatal
era que sólo debían consultarse los documentos históricos, es decir los que tuvieran más de treinta años de
antigüedad. Hoy, gracias a
la tarea de muchos archivistas como Jesús Ávila, los archivos contemporáneos son
de carácter público, excepto
cuando son reservados o confidenciales, pero no llega al 5
por ciento del universo de la
información. Una de sus con-
tribuciones es haber salvado
de la picota los archivos judiciales de la época de la guerra sucia en Nuevo León. No
obstante haber recibido orden superior de destruirlos,
logró preservarlos y ponerlos
a disposición de la Comisión
de la Verdad, misma que se
constituyó para investigar
estas heridas abiertas de la
vida política de México. Recientemente participó en la
comisión redactora para una
Ley General de Archivos, que
le urge a Nuevo León.
Como historiador, destaca su participación en el Diccionario Histórico y Biográfico
de la Revolución, en la obra Los
municipios de Nuevo León, en
un buen libro sobre la Historia de Lampazos, municipio del
que es devoto visitante; y recientemente, en una Historia
de la Facultad de Agronomía.
Una de las cosas destacables en Ávila es su pasión
para disfrutar los fenómenos
del mundo. Valorar lo mismo el amanecer junto al Cerro de las Mitras, o un ocaso
bajo una nieve cubierta de
Praga. Lo mismo el Archivo
Municipal de Abasolo, que
la riqueza documental de la
Biblioteca Nacional de Francia, paradigma del archivo
moderno en occidente. Dis-
frutar del instante como si se
tratara de una cotidianeidad
encomiable.
El alargue
En la jerga futbolística el
tiempo de compensación es
para recuperar el tiempo que
se perdió. El tiempo desperdiciado a lo largo del juego.
Es el tiempo más tenso y
definitorio. Los jugadores se
esfuerzan al máximo para
alcanzar los goles que no metieron en el tiempo regular.
En el caso de Ávila, no sólo
queremos que viva con intensidad el alargue, queremos
que el partido de su vida se
vaya hasta los tiempos extra,
incluso hasta los penales,
peleando por la vida, o mejor aún, asumir que la eliminatoria es a dos juegos, que
sólo ha vivido hasta ahora el
partido de ida, que faltan todavía los 90 minutos del partido de vuelta y que será aún
mejor, pues se juega de local,
se juega en casa.
Debemos estar tranquilos, apenas son tus primeros
60 años y como dice Sabina,
el traje de madera que estrenará no está siquiera plantado, el
cura que ha de darle la extremaunción no es todavía monaguillo. En síntesis, tenemos
todavía mucho que celebrar.
Tenemos archivos, Cuba
sí-yanquis no, tenemos memoria, tacos de La Mexicana,
dolores de muela, máquinas
501 que corren por Sonora;
tenemos gambetas, Lennon y
McCartney, acordeón de botones, torres de babel, plaza
de Colegio Civil, cenizas de
revoluciones, en-manos libres-siempre libros; tenemos
Penélopes y quirófanos; tenemos familia; tenemos amigos.
Hacemos votos para que
Jesús Ávila siga cabalgando
su Siete Leguas imaginario,
rumbo a la Mesa de Catujanes, poblada de leyendas y
mezquites,
alimentándose
por el camino de pinole y
carne seca, como sus abuelos
chichimecas, como el último
de los lipanes.
* Discurso pronunciado en el
Homenaje a Jesús Ávila Ávila, organizado por la Uanl, en
el marco de la Feria del Libro
UANLeer, Sala Zertuche, 15 de
marzo de 2015.
B
uenos días a todos ustedes. En
primer lugar queremos dejar
constancia de gratitud al Rector
de la Universidad Autónoma
de Nuevo León, doctor Jesús Ancer Rodríguez, al secretario de Extensión y
Cultura, licenciado Rogelio Villarreal
Elizondo y al director de Publicaciones,
Celso José Garza Acuña.
Por otra parte, sería a todas luces
irresponsable e insensible, dejar pasar la
ocasión sin rendir tributo al espléndido
y señorial edificio, sede de este evento: el
Colegio Civil, saludamos a todos los
protagonistas que hicieron posible dignificar este histórico recinto. Enhorabuena por nuestra máxima Casa de Estudios
y por nuestro entrañable Colegio Civil.
Por cierto, recuerdo la primera vez
que arribé a esta centenaria institución
educativa y cultural: fue en 1970; ese
año acudí a presentar mi examen de
admisión para ingresar a alguna
preparatoria universitaria, que
sería la legendaria Prepa 8.
Antes y también después
de realizar este requisito, tuvimos que sortear innumerables obstáculos en frenética y agitada carrera para
salvar la preciada cabellera de las hordas de
prepos con vocación de
comanches. El movimiento
democrático
universitario por la
Reforma y Autonomía
a fines de la paradigmática década de los
60’s e inicios de los
70’s, tuvo como trinchera y bastión este
edificio, en ese entonces asiento de las preparatorias 1 y 3. La plaza del Colegio Civil fue
durante muchos años centro de reunión
de la disidencia social y política. Fue
bautizada con el virtuoso título de La
Plaza Roja por la dirigente comunista,
Lucilda Pérez Salazar y el Dios Bola
cómplice, guardó silencio complaciente
ante el arrebato contestatario.
Fueron épicas jornadas, ¡años de furia!, resumió mi amigo el historiador Óscar Flores, pero también de esperanza y
sueños libertarios con el que creíamos
pronto advenimiento del alba roja: “¡En
manos libres, siempre libros!” fue la consigna panfletaria que
inten-
taba exorcizar a los demonios de la intolerancia y el autoritarismo.
Cuando ingresé al Archivo General
del Estado, después de vivir en rojo vibrantemente una parte de nuestra existencia, allá por los setentas y principios
de los ochentas de la centuria pasada, en
las filas del proverbial e histórico partido de la utopía: el de la hoz y el martillo.
He de confesarles que nunca me vi
en este estrado ni en una situación semejante, y esto lo decimos sin falsas
poses de humildad,
porque nunca nuestros
afanes historicistas ni archivistas han estado orientados a la búsqueda compulsiva de fama ni de reflectores, porque lo
modestamente realizado ha sido posible,
gracias al generoso techo profesional y
laboral del AGENL, institución a la que
llegué de la mano de Irma Ponce Martínez, en el mítico y orwelliano año de
1984, donde Leticia Martínez Cárdenas
nos abrió las puertas y desde allí, al lado
de los colegas y amigos Héctor Jaime
Treviño Villarreal y César Morado Macías, emprendimos múltiples cruzadas
quijotescas y proyectos en que caminamos por la geografía política estatal y del
país, no exento el camino de desencuentros y a veces de ásperos encontronazos,
en aras de transformar, modernizar la
realidad y cultura archivística en pro de
la preservación y conservación de la memoria, por la salvaguarda del patrimonio documental de Nuevo León; además, de incontables batallas por la historia y su difusión.
Cuando algún colega me ha cuestionado cómo nació nuestro interés por la
historia, respondo que en la muy temprana niñez; la escuela primaria a la que
asistía, profesora Delfina L. Flores, en la
Colonia Moderna, al nororiente de Monterrey, donde degusté los patrióticos desayunos escolares por veinte centavos de
los de cobre; la escuela, el barrio donde
vivía y nuestros padres, fuimos sacudidos por la estridente campaña demagógica orquestada en contra de los libros
de texto gratuito. Los nobles propósitos
del régimen lopezmateísta por intentar
abatir el rezago educacional, con especial dedicatoria a la niñez de escasos recursos, se toparon de pronto con una
singular atalaya montada en contra de lo
que círculos prominentes conservadores
consideraron como un gradual proceso
de bolchevización de la niñez. Este acontecimiento quedó grabado en mi memoria
y muchos años después escribí a propósito: ¡En Manos Libres, Siempre Libros!
Otro factor que influyó en mi gusto
por la historia, fueron las interminables
tertulias y veladas políticas, donde parroquianos y amigos de mis hermanos
mayores, Luis y Antonio, en la tradicional peluquería del barrio de Magnolia
2069 –en la citada colonia– debatían ju-
gando dominó, en una atmósfera cargada de humo y de ideas sobre Juárez, la
Reforma y la Revolución Mexicana; Villa, Zapata, Lázaro Cárdenas y la omnipresente Revolución Cubana; ignoro
cómo sufragaban con los modestos ingresos percibidos del corte y retoque de
cabelleras, la revista Siempre!, que nunca
faltó como lectura. Amenizaba al cotarro
en sus candentes discusiones, la escucha
con atención en un viejo radio Motorola,
cerca de la medianoche, de la emisión en
onda corta desde el Primer Territorio Libre
de América Latina, señal trasmitida desde
la Habana, Cuba. Por cierto, recuerdo
que Fernando Garza, padre de la historiadora Valentina Garza, animaba las
discusiones.
Luis, mi segundo padre, fue un recalcitrante jacobino, por la gracia de Dios,
de espíritu justiciero, de un gran corazón, generoso, vocero –oficioso– en el
barrio de la Revolución Cubana y del
cardenismo de Lázaro. Murió en Houston, Texas en el año dos mil, a punto de
jubilarse como trabajador en las vías ferroviarias de esa ciudad. Antonio aún
ejerce el oficio, sin dejarse vencer por el
cansancio y por el tiempo, sin claudicar
del espíritu de aquella época, muchas
veces acompañado de viejos amigos, en
coloquio permanente, en la peluquería
El Gol, o en alguna añosa taberna de raciones espléndidas de botana.
En la Secundaria Número 12, doctor
Gabino Barreda, de mi admirada y ejemplar directora Ernestina Garza Reyna, mi
profesor de Civismo, Heriberto Guajardo (primo por cierto, del secretario de
Economía Ildefonso) terminó de moldear nuestra ya configurada vocación
por la disciplina de la Historia, donde
pasábamos revista a los temas candentes
de la época, en el Año síntesis de la centuria, reflejo de todo un siglo: 1968; así como
la muerte del Che Guevara, el 9 de octubre de 1967, en Bolivia, símbolo de rebeldía, de solidaridad y de altruismo. La
juventud de los 60 y por muchos años se
identificaría con el pensamiento del Che,
el Mayo francés y los graffitis en los muros parisinos que reflejaban el espíritu de
esta rebelión juvenil: Prohibido prohibir,
Seamos realistas: ¡exijamos lo imposible!; la
primavera de Praga y su aplastamiento
por tropas y tanques soviéticos a nombre
del Pacto de Varsovia: Para el Socialismo
realmente existente no había lugar para un
Socialismo de rostro humano, esencia de las
reformas de Alexander Dubcek, jefe del
gobierno checo y secretario general del
Partido Comunista; las protestas por
Vietnam, el movimiento hippie y el festival de Woodstock; el México de Tlaltelolco; esos asuntos, entre otros, constituían
los contenidos académicos de mi clase
de Civismo, entre 1967 y 1970.
En el fondo, la explicación de la inconformidad y las protestas que sacudieron a las universidades públicas y privadas consistía en el deseo de pensar de un
modo diferente, las ganas de vivir de una
manera distinta, la necesidad de discutir y
[sobre todo] la voluntad de disentir.
Empero, el contexto de estas inquietudes fue la paradigmática e histórica
década de los 60. Mis hijos Axel y Jéber
no conocieron este periodo crucial, pero
creo que quizás sus descendientes vivirán algún día una época mejor. A ellos y
a mi esposa, Lucy González, les corresponde una gran porción del reconocimiento recibido.
Esta distinción inmerecida la recibo
con gratitud y respeto a la UANL, nuestra Alma Mater y como una muestra de
reconocer el trabajo discreto y (casi) anónimo de mis compañeros del Archivo
General del Estado, en particular de su
pie veterano. Mi gratitud por siempre al
AGENL a Leticia Martínez Cárdenas,
Artemio Benavides Hinojosa, Agapito
Renovado Zavala, César Morado Macías, Héctor Jaime Treviño Villarreal; al
maestro don Israel Cavazos Garza y al
doctor Romeo Flores Caballero, quien
procura colocar al Archivo más allá de
los umbrales del Siglo XXI.
Gracias.
* Texto leído por el autor tras recibir un reconocimiento otorgado por la UANL, por sus
30 años de trabajo archivístico. Domingo 15
de marzo de 2015, Sala Zertuche del Colegio
Civil, Monterrey.
Cumbianautas
en la ciudad
perdida
Joaquín Hurtado
M
onterrey.- Al llegar al local de
La Comunitaria,
proyecto cultural
independiente
coordinado
por Julio Vértiz y compañía
en la calle Galeana, me pregunto qué estoy haciendo
aquí. Fui convocado para
conocer un movimiento musical de cumbia-fusión, cualquier cosa que eso signifique.
Pertenezco a una generación que creció entre géneros
musicales híbridos, bastardos, heterodoxos. Decir cumbia y fusión es para mí hablar
de palabras sinónimas.
La ciudad industrial
de Monterrey se encuentra
ubicada en una confluencia
geográfica donde distintos
ríos culturales e instrumentos musicales provenientes
de Europa, África y de las
etnias americanas, han generado estilos mestizos que con
el transcurso de las generaciones y dolorosos episodios
históricos, han transformado,
renovado y enriquecido el
acervo preexistente en materia sonora.
Cualquier niño regiomontano es capaz de habitar
sin problema alguno en distintos continentes musicales,
en un registro muy amplio
de tendencias, y no sentirse
extraño en ninguno de ellos.
Tiene un pasaporte universal
en su oído que hasta lo vuelve un poco insensible.
Al reflexionar en ello caigo en la cuenta de la escasa
educación musical de nuestro sistema escolar; eso explica por qué tienen que ser
personas de fuera las que nos
muestren el gran tesoro cultural con el cual coexistimos,
que nos rodea por doquier
y que de tanto escucharlo se
nos vuelve un poco ajeno.
Aceptamos por grandiosa
cualquier basura comercial y
estandarizada que nos ofrecen los medios masivos de
comunicación de nuestra ciudad.
Tiene que venir alguien
de lejanas tierras para mostrarnos el oro sobre el cual
caminamos cotidianamente.
Esa es quizás la explicación del porqué estoy esta
noche aquí, en este ambiente juvenil, a la espera de la
propuesta que estos jóvenes
traen literalmente entre manos.
Muy temprano ya se encontraba detrás de la consola
y de la computadora un chavito desgarbado con gorra de
piloto aviador, creo que se
trata de El Pollo. Su trabajo
es el digno aperitivo para el
banquete musical de esta noche.
El local de La Comunitaria luce todavía con pocos
asistentes. Ignoro las actuales
costumbres culturales nocturnas de mi ciudad, yo que
soy un ser de otra época, hoy
en retirada, muy sedentario
y de reclusión casi monacal.
Una mesita en el fondo ofrece los manjares en el menú
que La Comunitaria oferta
a precios muy accesibles: tacos vegetarianos de distintos
guisos. El proyecto social de
estos cuates pretende ser autónomo y se sostiene gracias
a la venta de estos platillos.
En las paredes hay cuadros con imágenes abstractas,
además de diseños murales
que hacen referencia al mundo caótico en el cual habitamos. Además hay un estante
con varias decenas de libros
propios de una biblioteca de
filósofos o sociólogos. Julio
Vértiz me obsequia un ejemplar de “Leonora”, de Elena
Poniatowska. Me apasiona el
arte de Leonora Carrington,
creadora surrealista. El surrealismo en nuestro país es
como el aire que respiramos.
Van desfilando los músicos del cartel promocional,
con sus distintos acentos y
propuestas. Lo electrónico
no es mi fuerte y más bien
los sonidos quedan flotando
en mi cerebro como un fondo incomprensible de tamtam anestésico. Un proyector
arroja imágenes fractálicas,
sicodélicas, modeladas por
Chuy, un chavo de Monterrey y Sean –mancuerna australiana cosmonáutica– sobre
una pantalla improvisada en
el humilde escenario.
¿A qué he venido? A percatarme de que lo menos es
más, a ser testigo de que con
un poco de voluntad y escasos recursos se pueden lograr
hazañas de alta calidad.
Me asomo de vez en cuando a la habitación donde se
ha colocado un templete con
los aparatos y un pequeñito
espacio para dar cabida a los
DJ´s. Es un reducido cuarto
que sigue en espera del público que aún no se deja venir.
La ciudad se ha volcado
completa a su pasión tribal,
el balompié. Juega el equipo
de casa “Tigres” contra la escuadra visitante “América”.
Es un juego que disputa una
primera fase del campeonato
nacional. Como dijo el cronista Juan Villoro, Dios es redondo, creo que cabe dentro
de un balón de fut.
Mientras, doy vueltas en
el sitio sin comprender qué
aportación pueda traer la
moda electrónica de mezclas
digitales a la cumbia, la cual
escuchamos en cualquier rincón de nuestra populosa ciudad. Por doquier hay representantes del vallenato como
arte espontáneo. Los ensam-
bles surgen de pronto en los
mercados, en los camiones
urbanos, en las cantinas de
mala muerte, en las plazas y
en los porches de las casas de
las colonias más humildes.
La cumbia es nuestro pan de
cada día.
¿A qué he venido? A ser
testigo de una experiencia
inédita, a conocer de primera
mano una corriente artística
que al parecer no se toma a
sí misma demasiado en serio.
La atmósfera de este lugar
está un tanto agüitada por la
escasa respuesta del público
a la hora del juego de fut. La
gente es caprichosa a la hora
de elegir en qué entretenerse.
El mundo joven es, sin embargo, mucho más misterioso. Esta sociedad se ha encapsulado por voluntad propia
en sus casas como consecuencia de la extrema inseguridad
y sanguinaria violencia de los
años recientes.
Pollo, Henry, Acapulco
Zombie, Sonidero Sabotaje,
Randy Salazar Jr. se van luciendo con sus tornamesas
en sus respectivos turnos. Un
verdadero festival. Se escuchan ecos del gusto marginal
puesto en alto por Celso Piña.
Y al fin el público se deja
ver. Va llegando de manera
segura y despacio. La calidad del sonido va aumentando conforme el ambiente se
anima. Los Dj responden al
estímulo de la concurrencia,
de la raza que se pasa la voz
mediante las redes sociales.
Método infalible para comunicar a las tribus urbanas.
El público es un animal
extraño y gregario que en un
abrir y cerrar de ojos ya ha
colmado el pequeño local de
La Comunitaria. La diversidad cultural, social, sexual y
de distintas edades se aparece en este pequeño espacio.
Todos a sudar, a moverse,
a bailar, a hablar a gritos. A
participar de un ambiente de
fiesta.
En las paredes del espacio social hay cartelitos que
exigen un mínimo de respeto
entre la humanidad congregada: No violencia, no, armas, no drogas, no racismo,
no clasismo, no sexismo. Un
NO muy amplio que se puede traducir en un SI gigantesco: sí a la tolerancia, al respeto y a la diversión. Afuera
pasan los últimos transeúntes
de una de las calles más céntricas y lóbregas de la ciudad.
Hay más camiones urbanos
que personas en la calle.
Cuando llega el turno a
Moses Iten, un suizo vagabundo afincado en Melbourne, con su Cumbia Cosmonauts, cumbia ornitorrinco,
cumbia renacida y global, la
piel se me electriza. Un éxito
inmediato. El milagro se ha
consumado.
El Moses va por el planeta buscando los sonidos de
arraigo más popular y genuino para trasladarlos a los bits
de su ordenador y convertirlos en patrimonio universal.
¿A qué he venido? A dejarme envolver por las texturas y ecos de la música que
he escuchado desde niño.
Gracias a los aportes de estos
jóvenes músicos mis rolas recobran energía y toman vivificantes aires que me colocan
en otra dimensión. Ahora la
Sampuesana ya se escucha
mucho más nueva y potente
tanto aquí como en Australia,
Alemania, Reino Unido, Brasil, Tijuana, Los Angeles.
También he venido a bailar. Y vaya ambiente y reventón el que se ha armado entre los asistentes. Espero que
muy pronto la experiencia se
vuelva a repetir. Salud eterna
a la cumbia.
* Para saber a qué suena la
Cumbia Cosmonaut:
http://thecumbiacosmonauts.
bandcamp.com/track/cumbianauts-incoming
MALDITOS HIPSTERS
Grandeza de
luchadores, bajeza
de promotores
Luis Valdez
U
na cosa es criticar a un escritor
porque exhibe a los promotores que no respetan a sus luchadores contratados, y otra
lamentarse por la muerte de un hombre
de la talla del Hijo del Perro Aguayo.
Sólo confirmamos la irresponsabilidad de los servicios médicos en un deporte que es orgullo nacional.
Hace un par de años me publicaron
una crónica en el libro A dos de tres caídas,
editado por la Universidad Autónoma
de Nuevo León. En mi admiración por
las luchadoras profesionales y mi constante asistencia a la Arena de la LLF, en
el centro de la ciudad, opté por escribir
sobre el talento de Polly Star.
Por supuesto que no escapó de mi
crónica el momento en que una luchadora se detuvo a mitad de la pelea y sujetando a una contendiente gringa le gritó
al promotor: “Págame o la mato”. A esto,
el promotor sólo soltó una risita y el público (incapaz de asimilar la escena más
allá de las tres caídas) gritó un contundente “¡mátala!”.
En la Casa Universitaria del Libro, en
plena presentación dominguera, uno de
los presentadores aprovechó sus quince minutos de fama frente al micrófono
para criticar a los escritores (prietitos en
el arroz) de la antología que se habían
atrevido a cuestionar a la práctica de la
lucha libre, a los deportistas o a los promotores. Por supuesto que alguno mencionó en su texto el uso de salsa cátsup
o sangre artificial. Ese es un chiste de
barrio, cuando en la mayoría de los casos sí resulta sangre real. Pero los chistes
de barrio se aceptan. Si los deportistas
beben o fuman o hacen lo que les venga
en gana cuando no trabajan, no es de mi
incumbencia. Eso no me involucra como
espectador de maravilloso deporte. Pero
si un promotor recibe el reclamo de que
no le paga a sus luchadoras, eso (al menos en mi caso) sí indigna.
Las condiciones de atención médica
para los luchadores son precarias en un
país donde los derechos laborales, humanos y todos los servicios básicos, son
precarios. Los hay promotores de barriada y otros de grandes escenarios como
la Arena Monterrey. A los espectadores
sólo nos queda ver a Jerry Estrada lastimado de una pierna pidiendo apoyo
económico en luchas del Gimnasio Nuevo León, al igual que a Martha la Sarapera en la LLF. Y luego vemos la manera
en que sacan al Hijo del Perro aguayo en
un triplay.
Pero hay promotores que no aguan-
tan la mención de esto. Micrófono en
mano, el presentador-promotor, maestro
universitario (el único detalle por el que
lo respetaba) cacaraquea que mi texto es
una falta de respeto a los deportistas que
sudan sangre en su trabajo, a las familias
(madres, padres, hijos) y todo el respetable público que se encuentra en el lugar, y sobre todo a los promotores de un
deporte que es orgullo del país gracias a
ellos. Y que me suba al entarimado para
que le sostenga lo que escribí. Yo estoy
justo enfrente de él, enfrente de Genaro
Saúl Reyes, tomándole fotos con toda mi
admiración.
Pero en vez de subir me quedo estupefacto por sus palabras de luchador
exótico encorajinado. Y lo peor, me doy
cuenta que aun estando frente a él, no
me reconoce (porque ni siquiera me conoce), a lo que aprovecho para mentarle
la madre a metro y medio de distancia,
mientras él seguramente espera que el
tal Luis Valdez entre por la puerta principal del lugar, gritando como si fuera el
luchador rudo del cartel.
Y al día siguiente me dicen: “Hola,
prietito en el arroz… ¿Ya viste la nota en
el periódico?”
Vaya, mi nombre en una nota del periódico, justo con los nombres de otros
dos escritores prietitos en el arroz.
¿Es indigno cuestionar los usos y costumbres de un promotor de lucha libre
que dice que su evento es legal, aunque
se tarde en pedir atención médica para
un luchador que ha quedado inconsciente?
Si navegan con la bandera de que
gracias a ellos el país se puede enorgullecer de este deporte, ¿debemos forzosamente también a estar orgullosos de
ellos?
¿Por qué un año después un amigo
periodista entrevista al promotor, maestro universitario (insisto, el único detalle
por el que lo respetaba) y el señor, como
buen intelectual de corral, aprovecha
para despotricar contra mí, diciendo que
soy una persona vil y que escribo con
las patas (lo cual intento en mis ratos de
ocio, pero mi dedo gordo es demasiado
torpe)? ¿Acaso los cronistas somos de la
noche a la mañana personas respetables
a las que se nos puede manchar alguna
reputación?
¡Por favor! El punto es que estamos
hablando de lucha libre, y cuando se
trata precisamente de lucha libre, hay
sudor, hay sangre y hay muertes irresponsables.
Londres
y los ciclistas
Edilberto Cervantes Galván
S
kyCycle es un
sistema de carriles exclusivos
para
bicicleta
construido como un segundo piso por encima de la red de 219
kilómetros de vías
de tren que surcan
la superficie de Londres.
Los consultores arquitectos que proponen SkyCycle
consideran que sería una
solución a los problemas
que enfrentará la ciudad en
los próximos años.
Londres padece los problemas clásicos de toda urbe
en materia de movilidad.
En el mes de enero Londres
llegó a los 8 millones 615
mil habitantes, superando
por primera vez el pico de
población que alcanzó allá
en el año de 1939. Se calcula
que en los últimos diez años
se suman 250 personas cada
día. De continuar con ese
ritmo superaran los 10 millones en 2030.
Los retos en materia de
transporte y vivienda se
consideran
importantes.
Para el 2030 se calcula que
la demanda de transporte
público habrá subido un
50%; y se necesitaría construir 50.000 casas nuevas
cada año para atender a la
demanda futura. En la actualidad la gente se va a vivir cada vez más a las afueras de la ciudad para poder
pagar una vivienda, mientras que los empleos y lugares de trabajo mantienen su
ubicación en el centro de la
metrópoli.
El esquema actual de
movilidad urbana es difícilmente sostenible. El transporte interurbano se basa en
el ferrocarril y en la urbe el
transporte masivo es el del
Metro (tren subterráneo).
La respuesta para la empresa consultora Foster +
Partners es la bicicleta. “Los
beneficios medioambientales y de salud de la bicicleta
están claros”.
En la última década el
uso de la bici en Londres ha
crecido un 70%. Pero, aún
con ese elevado crecimiento el transporte en bicicleta
solo representa un 2% de
los desplazamientos –un
porcentaje muy por debajo del que alcanza en las
demás capitales europeas–
pero significa un 20% de las
muertes y accidentes graves
en las calles.
La pregunta es en dónde
se meten las bicis, si en las
calles no hay espacio y la
contaminación es irrespirable.
A esa pre-
gunta trata de responder
SkyCycle. “Los peatones
necesitan más sitio, los coches también; hay mucha
presión sobre el espacio”;
“puedes hacer túneles, pero
son muy caros y tienen un
acceso limitado sólo a las
estaciones”.
Se estima que la mitad
de la población vive y trabaja a diez minutos en bici
de la red ferroviaria.
Las vías, diseñadas en
su tiempo para los trenes de
vapor, tuvieron en cuenta la
orografía del terreno y aprovecharon las zonas planas.
Por eso la circulación por el
SkyCycle sería relativamente fácil. Más aún si se tiene
en cuenta que sería un pedaleo ininterrumpido. “La
energía se gasta sobre todo
al parar y al arrancar”. “Si
no hay semáforos ni atascos, se puede cubrir mucha
más distancia sin cansarse y
sin sudar”.
Otro argumento
atractivo es la regeneración
de los terrenos aledaños a
las vías, tradicionalmente despreciados. “Si miras
por la ventana de un tren
urbano ves espacio no aprovechado: hangares, solares,
ruinas industriales; nadie
quiere vivir cerca de las
vías”. “Esos terrenos volverían a ser atractivos, al estar
cerca del SkyCycle. Incluso
los propietarios de esos solares revalorizados podrían
financiar parte del costo del
proyecto a cambio de tener
un punto de acceso en su
propiedad.
El costo total de los 219
kilómetros se calcula en
10 mil millones de libras.
“Pero es mucho menos, proporcionalmente, que construir túneles o carriles adicionales en superficie”,
argumentan. “Y
estamos
estudiando todas las posibilidades que ofrece para el
desarrollo de negocios privados a lo largo de la red:
son 480 kilómetros.
La idea ya se le presentó
al alcalde de Londres, quien
organizó una reunión con
la empresa que gestiona los
ferrocarriles de Londres.
Allí se decidió desarrollar
el proyecto de manera experimental en un tramo
de la red, entre Stratford y
Liverpool Street, para estudiar costos y viabilidad. El
problema, de entrada, es el
precio. “El SkyCycle podría
extenderse a muchas otras
ciudades”.
Pacto por la salud
de los ciudadanos
Joan del Alcázar
A
principios de la década de los
noventa del siglo pasado estaba de viaje profesional en un
país de América Latina que
surgía de la dictadura, y tuve un pequeño problema de salud. Fue un accidente.
Mientras visitaba una pequeña ciudad minera, afectada por una crisis brutal, un compañero cerró la puerta del
automóvil con el que habíamos viajado
y mi dedo índice de la mano izquierda
se quedó dentro. El dolor era insoportable y yo berreaba. Durante unos segundos eternos los amigos no sabían qué me
pasaba, no me entendían, y es que yo
gritaba: “la porta, obriu la porta, per favor”.
Yo imploraba a gritos, pero en mi lengua
(el catalán de Valencia), que abrieran la
puerta del maldito coche.
Pasada una eternidad, alguien me
entendió, se lanzó dentro del vehículo
y abrió la puerta desde dentro. Yo recuperé mi dedo que, para sorpresa de
todos, ni estaba roto ni tenía ninguna
herida. En la primera falange, eso sí, el
dedo había quedado reducido a su mínima expresión, la del hueso que −como
un milagro que todavía hoy me asusta−,
estaba entero. El resto del dedo era una
especie de morcilla de sangre. El dolor
era tan intenso que me mareé y los amigos me llevaron a una especie de ambulatorio de la red pública de la ciudad. Al
llegar, al ver el tipo de local y después de
hacer alguna pregunta sobre la clase de
asistencia que recibiría, dije a mis amigos que no quería entrar y que el dolor
ya estaba menguando. Tomé analgésicos
y antiinflamatorios a discreción durante
días, y tardé casi dos años en recuperar
la sensibilidad de la pulpa del dedo.
Desde entonces, cuando alguien me
habla de las bondades del sistema de
capitalización individual como alternativa a nuestro Servicio Público de Salud
recuerdo la crudeza de la anécdota de
aquel viaje. Lo que había en aquella pequeña ciudad en crisis era un establecimiento de beneficencia para los pobres.
Ideológicamente estoy en contra de
Ideológicamente estoy en contra de que la sanidad [como la educación] sea
una mercancía empresarial; además, haber viajado por varios
países en los cuales la sanidad de una cierta calidad es sólo privada
y está restringida exclusivamente a los que pueden pagarla, no ha
hecho sino reforzar mi posicionamiento de siempre.
que la sanidad [como la
educación]
sea
una mercancía
empresarial;
ade-
más,
haber
viajado por
varios países
en los cuales
la sanidad de
una cierta calidad es sólo
privada y está
restringida
exclusivamente
a los que pueden
pagarla, no ha hecho sino
reforzar mi posicionamiento
de siempre.
Ahora se acercan elecciones y, por lo tanto, es la hora de
hablar de los programas de los
partidos respecto de una cosa tan
importante como qué piensan hacer con la sanidad pública.
La situación por la que atravesamos es preocupante. Entre 2009
y 2013, la inversión española en
sanidad ha bajado más de un 16
por ciento, es decir que de 73 mil
millones en 2009, se ha pasado a
63 mil en 2013; y en 2014 ha continuado reduciéndose. Además, la
crisis ha incrementado los índices
de pobreza, de forma que a futuro
tendremos más ciudadanos con problemas de salud. El Ministerio de Sanidad,
con la casi totalidad de competencias
transferidas a las comunidades autónomas, explica que las reducciones presupuestarias hay que conectarlas no sólo
a recortes, sino a la reducción de costes
por uso de fármacos genéricos y a racionalizaciones diversas –como por ejemplo la menor duración de la hospitalización media−. Aún así, me temo que una
parte de la bajada venga motivada por
la reducción de las plantillas y por otras
decisiones estrictamente económicas y
no médicas. Efectivamente, el Servicio
Nacional de Salud de España ha perdido
5 mil profesionales –personal médico y
de enfermería− entre 2010 y 2013, y esto
ha sido así por no cubrir bajas temporales y por amortizar las plazas de quienes
han ido jubilándose (con graves efectos
de futuro por la no renovación y la entrada de profesionales jóvenes a las plantillas asistenciales consolidadas). Además,
claro está, de una reducción del número
de camas hospitalarias efectivas, un 5
por ciento entre 2010 y 2013, pasando de
115 mil a 109 mil.
A pesar de todo, la ciudadanía todavía continúa valorando muy positivamente la sanidad pública, tal y como
lo acreditan las encuestas internas de
los organismos públicos sanitarios y el
propio Centro de Investigaciones Sociológicas. Cuidado, no obstante. Lo que sí
que se detecta entre los encuestados es
una percepción de deterioro del servicio,
tanto del hospitalario como del de atención primaria. Un dato significativo: los
pacientes de las listas de espera quirúrgica con demora superior a los seis meses eran el 5 por ciento en 2009, mientras
que en 2013 eran casi el 14 por ciento.
La tarea de demolición de la Sanidad
Pública que el Partido Popular ha desarrollado durante los tres años que llevamos de legislatura ha sido hecha a conciencia: externalización de servicios de
apoyo, conciertos favorecedores de las
empresas sanitarias, impulso a la gestión
privada de establecimientos sanitarios
creados con fondos públicos, privatización de hospitales de la red pública,
reducción de plantillas, restricciones en
los tratamientos médicos por razones de
ahorro presupuestario, retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes, etcétera.
Es necesario revertir esa situación.
Como en otros sectores particularmente sensibles, se tiene que hacer un giro
de 180 grados en cuanto a la política del
Gobierno Rajoy. Hace falta un gran pacto de los partidos progresistas que −tal y
como se han comprometido en cuanto a
la política educativa del PP−, tienen que
desmontar la sanitaria. Hay que implementar reformas en el diseño y la gestión
de la salud pública, eso es cierto, pero el
objetivo no puede ser sino la mejora del
servicio a los ciudadanos. Los intereses
empresariales privados pueden tener un
espacio de mercado para aquellos que
quieran y puedan pagárselos, pero no
pueden ser parasitarios de la sanidad
pública, ni pueden maximizar beneficios
a expensas de prebendas y concesiones
otorgadas desde los poderes públicos.
Es mucha la experiencia acumulada de
aquello que se conoce como la puerta
giratoria que tanto ha practicado el PP:
cargos públicos que han favorecido a las
empresas del sector sobre el cual tenían
jurisdicción, y en las cuales se han injertado nada más dejar el cargo.
También en la sanidad hay que deshacer el camino recorrido por el PP. Se
trata de invertir el rumbo, de avanzar en
la dirección contraria: hay que impedir
que la salud de la ciudadanía sea una
mercancía más, una mercancía de lujo
que sólo una parte de la sociedad podrá
pagar. Para los sectores de menores ingresos, para los jóvenes sin un trabajo
digno, para los parados, para los inmigrantes regularizados, aquello que el PP
reserva es un tipo de nueva beneficencia. No un derecho a una salud integral
atendida desde una potente red sanitaria
pública, sino un tipo de caritativa concesión. La que querría sustentar en establecimientos del tipo del de aquella pequeña ciudad al que no me atreví a entrar
hace más de dos décadas, una vez que
conseguí sacar mi pobre dedo del maldito coche.
Solidaridad regiomontana contra el despido
de Carmen Aristegui
Al Gobierno Federal / A la empresa MVS / A la Opinión Pública:
C
omo parte de su dilatada audiencia, nos sentimos mutilados al no poder escuchar a la impecable, congruente, talentosa
y valiente periodista Carmen Aristegui en el cuadrante de la radio donde solíamos nutrirnos de la valiosa información
que nos proporcionaban ella y su equipo de periodistas que responden a sus mismos valores. No es este el primer caso ni el de resultados donde se tengan que lamentar pérdidas humanas como resultado de
la intolerancia y del clima de violencia, corrupción e impunidad del que es responsable en gran medida el Estado, como sí ha
ocurrido en muchos otros. Pero son precisamente voces como la de Carmen Aristegui las que evitan que este clima sea de peores
consecuencias para la sociedad mexicana. Una sociedad golpeada por los personeros del régimen y sus fuerzas de seguridad; por
los agentes del crimen organizado, a menudo sus socios y cómplices; por algunos empresarios voraces y despiadados que juegan
el mismo papel; por partidos políticos que están muy lejos de cumplir con su cometido de construir una sociedad democrática;
por medios, salvo excepciones insulares, para los cuales su prioridad es el negocio con todos estos actores; por cúpulas sindicales
que conducen a sus organizaciones por senderos antidemocráticos y corruptos.
El despido de Carmen Aristegui y su equipo periodístico tiene por antecedente la corrupción en el núcleo presidencial y su
empresario favorito difundida en el programa conducido por ella. La causa y el efecto no pueden desvincularse en este caso. En
medio está la empresa de la familia Vargas, que debió someterse, en contra de su declarado compromiso periodístico, a los dictados de quienes dan y quitan concesiones según su interés.
Al margen del derrotero que siga el caso Aristegui y de las decisiones que MVS y/o ella puedan tomar, aquí queremos dejar
testimonio de nuestra solidaridad con esta combativa periodista y de nuestra denuncia en contra de un Estado que pretende tapar la corrupción con la intolerancia agresiva y anticivilizatoria frente al ejercicio periodístico que exhibe sus distorsiones y mal
gobierno.
Somos conscientes, y esto queremos compartirlo con nuestros conciudadanos, que sin medios autónomos del poder político
y los poderes fácticos, jamás podremos avanzar en el camino de la justicia y la democracia. Estos medios no pueden ser otros que
los medios gestionados y dirigidos por periodistas con autoridad moral y profesional y con la fortaleza y legitimidad que sólo
pueden provenir, por una parte, de su organización interna donde no sea la propiedad de quien tiene más acciones la que decida
su destino y el de la comunidad a la que informan, y por la otra la que los propios lectores les reconozcan.
Estamos con Carmen Aristegui y el periodismo que la caracteriza, somos responsables de nuestras convicciones y nos mantendremos atentos a cualquier atentado que se sume a los muy numerosos que ya se han cometido en contra de nuestros derechos
fundamentales.
FIRMAS Organizaciones
Asociación Nacional deAbogados Democráticos, A. C.
Sección Nuevo León
Alianza Cívica de Nuevo
León
Comité Estatal de Nuevo
León del Movimiento Mexicano de Solidaridad con
Cuba
Red de Defensa Ciudadana
A.C.
Centro de Orientación Política 5 de Febrero
Ciudadanos
Juan Aguado Franco
Rosalío Aguilera
Aurelio Arenas Pérez
Jesús Armendariz Morales
Ignacio Briseño
Pedro Caballero
Guadalupe Campoarredondo
Ceferino Carrizales
José Francisco Cavazos
Daniel Cepeda
Reneé Echartea Quezada
Ramón Espinosa
Ricardo García Martínez
Domingo García Melena
Refugio Gómez
Aurelio Guzmán
Elisa Josefina Hernández
Aréchiga
Antonio Hernández
Ramón Hernández
Raúl Islas Hernández
Enrique Iracheta
Clemente Juárez
Fermín Leal
Rodolfo Leal
David Maldonado
María Candelaria Mendoza
Madrid
Juan López Gómez
Mario López Sandoval
Antonio Martínez
Víctor Montes
Melquiades Morales
Pablo Muñiz
Clemente Nava
Daniel Nieto
Juan Niño
Severiano Olivo
Esteban Ovalle
Raúl Palacios
María de la Paz Quintanilla
Eugenio Peña Garza
Modesta Pérez Rodríguez
Eusebio Ramos
Encarnación Rangel
Lorenzo Reyes
Mucio Rivera
Guillermo Rodríguez
Simón de la Rosa
Hipólito Rosales
Cristina Sada Salinas
Arnulfo Solís Sáenz
José Tamez
Luis Frías Teneyuque
José Luis Sandoval Obregón
Juan Venzor Acosta
Silvano Villanueva
Ernesto Villarreal Landeros
Edmundo Zambrano
Periodistas
Luis Lauro Garza
Abraham Nuncio
Raúl Rubio
José Luis García Krausse
Responsable de la publicación: Abraham Nuncio
Números anteriores
De amistades
y privatizaciones
Adviento en marzo
Q
Jaime Martínez Veloz
U
na noche a fines de enero de 1995,
después de una reunión extraordinaria del Congreso de la Unión,
donde se aprobó la venta de los
ferrocarriles y los satélites mexicanos, cuatro
diputados federales del PRI votamos en contra de la Iniciativa Presidencial.
Un amigo mío, funcionario Federal, me
llamó para hacerme saber que el Presidente
Zedillo, me mandaba decir textualmente,
“que considerara fracturada la amistad”.
Con esta votación hasta los postes se me
cambiaban de acera... para no saludarme.
Después de 20 años, el ex presidente Zedillo, es empleado de las empresas ferroviarias que se beneficiaron con la privatización,
inaugurando una época en donde los favores
públicos son cobrados con empleos y canonjías privadas, vulnerando la capacidad del
Estado para hacer frente a sus responsabilidades republicanas.
Desde entonces, la credibilidad y la desconfianza son una constante en la realidad
mexicana.
Terminar con esta práctica deleznable
es un imperativo nacional, lo cual se puede
concretar con una legislación que impida que
los funcionarios públicos que realicen actividades que beneficien a empresas privadas
durante su paso por la función pública, puedan ser contratados por las mismas empresas
beneficiadas.
Creo que dedicarse a la actividad empresarial o a la política, es un derecho que cada
ciudadano puede ejercer libremente, pero
mezclar uno con el otro ha traído graves consecuencias, para la vida de las instituciones y
ha generado un grave deterioro social.
ue yo recuerde no hay
datos
históricos que den fe
tal vez lo recuerde usted:
de los muchos presidentes
unos han sido valientes
otros fueron muy violentos,
criminales, macilentos
gandallas y disparejos
mas nunca hubo el más
pendejo
tal vez Peña sea el adviento.
El gobernador del agua
N
o sé si ustedes recuerdan
cuando Medina llegó
sin fuerza se aposentó
en el fortín de cantera
traía seca la cartera
poco prometía al estado
y siendo un gobierno aguado
el Alex cambió su suerte
y hoy que su gobierno es muerte
está igual de lloviznado.
Reformas inglesas
L
a Reina Isabel II
escasamente risueña
prometió apoyar a Peña
en eso de las reformas.
Alejada de las formas
la anciana Reina lo ignora:
Enrique no halla la hora,
su brújula está perdida
y las reformas jodidas
el pueblo se las atora.
Monterrey VI
Carestía y corrupción
N
L
Todos embarrados
Cambios en Educación
adie sabe, nadie supo,
no tiene pies ni cabeza;
el proyecto no se empieza
algo lo tiene atorado:
gobernador, diputados,
la prensa o la sociedad;
pero se advierte maldad,
gato encerrado o chapuza,
estemos a la “viruza”
se avecina una ruindad.
C
uando no hay control de
esfínter
escapan miasmas y orines;
se manchan los calcetines,
el calzón y la bragueta;
si han atrapado a los “Z”
y a muchos otros maleantes;
pensar mal no es delirante:
¿acaso no hay funcionarios
galopantes del erario
socios de estos traficantes?
El cuarto poder
E
n México hay tres poderes,
el cuarto ya entra en
acción:
los de la televisión
son y serán del gobierno;
avivarán el infierno
con brillantes marquesinas:
pa’ muestra Carmen Salinas,
Medina Mora es desvelo;
sólo falta que Chabelo
con el PRI nos haga ruinas.
os huevos andan muy caros
y no cualquiera los tiene;
con la carestía que viene
(siendo operandi del PRI)
lo veo desde que nací;
es conducta recurrente
y no advierto entre la gente
quién pare la corrupción
¡ay, qué triste situación
que Peña sea presidente!
E
n México, educación
es rubro sin importancia
donde el burro, y su ignorancia,
suele esperar la ocasión
para subir al camión
de la política infausta;
alguien debe decir: ¡basta!
a esta práctica inhumana,
porque el burro es de la fauna
y el ser humano otra casta.
Silencio
U
n golpe a la
información
así la verdad se acalla
es vulgar acción canalla
de las huestes del poder.
Una valiente mujer,
audaz y comprometida,
el informar es su vida;
su trabajo es convicción
y no encuentro la razón:
¡Aristegui es despedida!
Yerbabuena, de Felipe Montes
Yerbabuena recrea ese mundo de
curanderismo, ignorancia y lucro
con el dolor ajeno que el autor, Felipe Montes (Monterrey, N.L., 1961)
ya había explorado en su novela El
Evangelio del Niño Fidencio (2008).
Sólo que aquí hay varios curanderos: Cayetano, Santos, Magdalena,
Eleazar, la Hermana Lilia, el Niño
Federico (no Fidencio, ya muerto),
la Materia Eduviges, la Señora Emerenciana, etcétera.
La nueva zona es el ejido La Yerbabuena, cerca del cerro del Pilón,
en Villa Mainero, Tamaulipas, y regiones aledañas.
Estos nuevos sanadores, en especial Cayetano Aristeo Hernández
Rivera y su hermano Santos Espiridión son abusadores, depravados y
embaucadores, pues le hacen creer
a los yerbabuenenses que hay un tesoro enterrado en el cerro del Pilón:
“Este cerro les tiene un tesoro escondido en sus cuevas. Un tesoro que
vale el rescate de Todos Los Reyes”
(sic, p. 27).
Por su parte, María Magdalena
Lucía Solís Castillo, gemela de Eleazar Avelino, resulta sexoservidora,
ninfómana, caníbal y hasta practica
sacrificios humanos para rejuvenecer: “Y Magdalena (…) toma el cuchillo grande. Y clava ese cuchillo
grande en el pecho del hombre (…).
Y Sus Santas Manos (sic) desencajan el corazón latiente. Y Magdalena
(…) cierra Sus Ojos (sic) ante este corazón. Y, en el cáliz, pone sangre de
hombre viejo sobre sangre de pollo.
Y Magdalena Solís bebe, y Su Piel
(sic) se hace más turgente y, Sus Manos (sic), más delicadas” (p. 116).
Todo esto contagiará a los “súbditos” y aquello se convertirá en una
sucursal del infierno. La matanza
final, entre soldados y “súbditos”
endemoniados, sólo confirmará la
degradación alcanzada.
Pero no es la proliferación de estos nuevos Niños Fidencios reencarnados, de hecho predecibles en un
contexto tan atrasado en todos los
sentidos, lo que aldabea nuestra curiosidad, sino el estilo del autor tan
tijereteado en ocasiones, abundante
en renglones de dos y tres palabras,
y el empleo excesivo de mayúsculas
en las palabras: “Y la brisa peina Su
Santa Cabellera, y Sus Ojos irradian
Ese Resplandor Violeta Que Toca
Cada Rostro Y La Palma De Cada
Mano Yerbabuenense” (p. 76), “Y
más acá, La Sacerdotisa De La Sangre, La Bruja Sangrienta, La Sangrada Diosa Puta mira al Curandero, al
Brujo, al Gran Dios Cayetano Cuya
Fuerza Crece Sobre La Yerbabuena”
(p. 120).
¿Podría tratarse de una nueva
estética destinada a renovar el gusto por la lectura, intercalando letras
de diversos tamaños y recortando
los renglones? Este último procedimiento logra que las páginas luzcan
más accesibles, sobre todo, para los
niños.
Otra característica del autor es
la reproducción de frases, trazos y
párrafos. Nos da la impresión, en
algunos casos, que Felipe Montes
busca producir un efecto de eco en
el lector: “Ándele, Mamá. / Sáquese
de aquí. / Sáquese de allí. / Sáquese.
/ Sáquese. / Sáquese. (…) / Ándele,
mamá. / Sáquese. / Sáquese. / Sáquese” (p. 18-19), “Está por ahí. / Está
por acá. / Está por allá. / Por allá. /
Por allá. / Por allá” (p. 120).
También hallamos efectos cinematográficos, como esta secuencia
que se repite varias veces: “En la madrugada, los dos muchachos, Héctor
y Sebastián, llegan exhaustos, rasguñados y rojos, a la estación de guardias de Villagrán. / Y llegan los dos
muchachos. / Y Héctor Solís y Sebastián Guerrero llegan corriendo a Villagrán. / Y llegan esos dos jóvenes a
mitad de la madrugada. / Llegan ahí
en la madrugada. / Llegan en la madrugada los dos muchachos. / Llegan en la madrugada” (p. 146-147).
* Felipe Montes. Yerbabuena. Monterrey, N.L.: UANL / Veintisiete Editores, 2014. 166 pp.
Una extraña luz azul
Entre el cuento psicológico y el
de terror surge un puente que
los une cuando la cordura se
rompe. En Luzazul*, del maestro
Francisco Juventino Ibarra Meza
(Montemorelos, N.L., 1962), el
personaje central es presa de diversos
temores, siendo uno de ellos el que
más lo atormenta: el agua fría de la
regadera.
En efecto: “Nunca había sabido
por qué entraba en pánico cada vez
que me metía bajo la regadera…
más cuando el agua, que parecía
despeñarse hacia el precipicio donde
estaba parado, era fría” (p. 6).
Además del agua, hay una
extraña luz azul que lo ciega: “se
aceleraba mi pulso, se entrecortaba
mi respiración, todo giraba a mi
alrededor en un torbellino negro y
una intensa luz azul cegaba mi vista
y todos los sentidos” (p 6).
Una noche decide enfrentar esa
tortura, pero fracasa: “Cuando (…)
vi el brillo de la luz enredado en los
chorritos de agua que se escurrían
por mi cabeza, se me heló la sangre,
mi cuerpo empezó a temblar y los
puños se crisparon de tal manera
que los nudillos me dolían como si
hubieran sido aplastados” (p. 10).
A continuación, la luz azul lo
transporta hacia un mástil que está:
“a más de veinte metros de altura, en
medio de una furiosa tormenta (…).
La borrasca se precipitaba hacia la
cubierta de un barco que se agitaba
en un mar ensordecedor (…), que
bramaba de furia y se retorcía en mil
marejadas contra el viento” (p. 11).
En consecuencia, el barco no
resiste en vendaval y el mástil:
“cayó a la superficie agitada, dio
varios vuelcos hasta que se precipitó
lentamente hacia el fondo del mar”
(p. 12-13).
En ese momento, nuestro
personaje presiente su muerte: “Tuve
la certeza de que era mi fin (…), traté
de librarme de las ataduras una y
otra vez, conteniendo la respiración,
haciendo fuerza con todo mi cuerpo
y mi espíritu… pero todo fue en vano
(…). Cerré los ojos, me abandoné,
mientras me hundía para siempre”
(p. 13).
Pero no murió, el que sí lo hizo
fue su temor: “Desde esa noche
aciaga, no he vuelto a sentir la
angustia, aquel pavor por el agua en
mi cara” (p. 15).
Al final, el autor considera que
todo se originó por su “pasión por
el mar y el gusto infantil de jugar
a los piratas” (p. 14), pues tiempo
después enteró que: “en la época de
los barcos de vela a los marineros que
se les daba la función de vigías se les
ataba fuertemente en su puesto, que
estaba en lo alto de los mástiles, para
que por cansancio u otra causa no
cayeran” (p. 14).
Otra causa podría ser, según
el autor, que ese temor tenga sus
raíces en una vida pasada: “No sé si
sea verdad que vivimos otras vidas
antes (…) o si la existencia es una
sola y se da por etapas que pueden
leerse como si fuera un enorme
palíndromo todavía sin resolverse,
pero me ha quedado la sensación de
que hay mucho lodo que remover en
la eternidad para vivir en paz por un
momento” (p. 15).
* Francisco Juventino Ibarra Meza.
Luzazul. Monterrey, N.L.: Editorial
Poetazos, 2015. 15 pp. (Serie: ¡Lonol!)
Eligio Coronado
Sade en México
Armando Hugo Ortiz
E
l Ejército, Marina,
Policía Federal, Policía Ministerial, y la
legión de policías locales en México tienen como
rutina la tortura; la mayor
parte de los casos están impunes. Para mayor agravio,
hay médicos que colaboran
para que no quede huella física.
Este veredicto fue emitido
por un relator de la ONU; el
gobierno lo rechazó con una
estupidez, propia de la actual
clase política. “No es general,
el relator solo documentó 14
expedientes”. Lo dijo un tipo
que rebuzna al oír su nombre:
Jorge Lomónaco.
El relator de la ONU estuvo 11 días en México, y los
casos consignados son mera
muestra estadística. ¿Cuán-
tos necesitaría el babas de
Lomónaco para aceptar el
término “generalizado”: mil,
10 mil, 100 mil?
La tortura generalizada
en México por parte del Estado, contra sus “enemigos”,
inicia desde el tormento al
emperador Cuauhtémoc; luego la Inquisición contra presuntos judíos durante el virreinato; en el siglo XIX, contra los opositores de Porfirio
Díaz; los más recientes son
los presos políticos del 68, de
la Guerra Sucia; hoy contra la
llamada delincuencia organizada, y estudiantes.
Lo más grave tal vez sea
que una buena parte de los
mexicanos aceptan la tortura
por parte del gobierno como
algo normal, necesario y hasta justo.
Miles de familias asisten a las exposiciones de los
cuerpos de seguridad, para
admirar su armas, para que
sus niños se tomen selfies con
soldados, marinos y policías,
muchos de ellos expertos en
lacerar gente, no por obligación, sino por placer.
Esos millones de mexicanos, que tácita o expresamente aprueban la tortura, la van
a revalidar en las próximas
elecciones.
Atención, psicópatas del
mundo: ¿desean agredir y
humillar al prójimo, sin riesgo de castigo? Vengan a México, donde podrán dar rienda suelta a su sadismo.
Hasta se les pagará generosamente.