Índice 138 ABR /15 3 Cartón de Chava 4 Índice 5 Barroco Regiomontano 30 Grandeza de luchadores, bajeza de promotores Luis Valdez Lilia Arellano 6 Cambio de tablero Claudio Tapia Salinas 8 La política como impostura Alejandro Heredia 10 Rutinas y sorpresas electorales Abraham Nuncio 12 34 Los envidiosos Víctor Alejandro Espinoza 14 Conflicto entre particulares Ernesto Hernández Norzagaray Director: Luis Lauro Garza Editora: Denise Márquez Asesor de la dirección: Gilberto Trejo Relaciones públicas: Yolanda Aguirre Asesor legal: Luis Frías Teneyuque Comunicación e imagen: Irgla Guzmán Arte y diseño: Martín Ábrego Parra Servicio de internet: Asael Sepúlveda La Quincena / revista mensual / abril 2015 Editor responsable: Luis Lauro Garza Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2003-0828156343200-102 Número de certificado de Licitud de Título: 12926 Número de Certificado de Licitud de contenido: 10499 Incorporada al Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. La Quincena es una publicación editada por Editorial La Quincena S.A. de C.V., Serafín Peña 748 sur, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64000, Tel. (81) 19352363. Correo electrónico: [email protected] Página web: www.laquincena.mx Impresión: Procesos Impresos, S.A. de C.V. Av. Alfonso Reyes 3013, Fracc. Bernardo Reyes, C.P. 64280. Monterrey, Nuevo León. Distribuidor: Editorial La Quincena, S.A. de C.V. 4 Q 32 Londres y los ciclistas Edilberto Cervantes Galván Pacto por la salud de los ciudadanos Joan del Alcázar Barroco Regiomontano Lilia Arellano E n Nuevo León, la candidata de la Coalición Alianza por tu Seguridad (PRI-PVEM-Panal-Partido Demócrata), Ivonne Álvarez, tiene un pasado diferente al de los otros candidatos: fue vendedora en un local de tenis, propiedad de su familia y conductora de un programa de televisión local. Esta abogada fue alcaldesa de Guadalupe y Senadora de la República. El abanderado del PRD es Humberto González Sesma. Nació en la ciudad de México y fue candidato a alcalde de Monterrey. Debido al bajo nivel de aceptación del perredismo en la entidad es el que menos posibilidades tiene de ganar. El aspirante independiente a la gubernatura de Nuevo León es Jaime Rodríguez Calderón, a quien se le conoce como “El Bronco”. Fue alcalde García, en donde libró dos atentados del crimen organizado. Por Movimiento Ciudadano contenderá el ex panista Fernando Elizondo Barragán, quien fue gobernador sustituto de Nuevo León entre enero y octubre de 2003. Es hijo del ex gobernador Eduardo Elizondo. Fue Secretario de Energía con el presidente Vicente Fox y renunció al PAN en 2014. Un ex alcalde de Monterrey, una ex vendedora de tenis y ex conductora de televisión, un político nacido en el Distrito Federal y un candidato independiente protagonizan una cerrada pelea por la gubernatura. Felipe de Jesús Cantú es el abanderado del PAN que busca reconquistar Nuevo León. Este abogado fue diputado federal en la LXI Legislatura y diputado local en la LXVII Legislatura del Congreso de Nuevo León. En la contienda interna panista derrotó a Margarita Arellanes, a quien las encuestas marcaban como favorita. Eclécticas elecciones, nada pues está dicho. 16 ¿Periodismo o propaganda? Francisco Gómez Maza 18 Y faltan cuatro años Raúl Caballero García 20 ¿Para qué? Samuel Schmidt 36 22 Con leña de mezquite César Morado Solidaridad regiomontana contra el despido de Carmen Aristegui 25 Después de vivir en rojo 38 De amistades y Jesús Ávila privatizaciones Jaime Martínez Veloz 39 Décimas del Profeta Berna G. Berrones 28 Cumbianautas en la ciudad perdida Joaquín Hurtado 40 Entrelibros Eligio Coronado 42 Sade en México Armando Hugo Ortiz Diseño de portada: Saúl Escobedo Q 5 Cambio de tablero Me cuesta trabajo entender en qué basan su optimismo los votantes que creen que un puñado de candidatos de buena fe –por el hecho de participar en la contienda para colarse al Congreso, a alguna alcaldía, o a la gubernatura– sanará el corrompido sistema que se encuentra en fase terminal. Claudio Tapia Salinas N o comparto el entusiasmo de quienes creen que se pueden obtener resultados distintos jugando las mismas reglas que hacen de la representación una simulación. Porque no se puede cambiar de juego si no se cambia de tablero No hay democracia sin representación y no habrá verdaderos representantes mientras el juego electoral se dé dentro de un sistema amañado y fraudulento. Ni siquiera puede llamársele sistema electoral al marco regulatorio de procesos en los que el voto resulta tan irrelevante como el representante supuestamente elegido. Me cuesta trabajo entender en qué basan su optimismo los votantes que creen que un puñado de candidatos de buena fe –por el hecho de participar en la contienda para colarse al Congreso, a alguna alcaldía, o a la gubernatura– sanará el corrompido sistema que se encuentra en fase terminal. Se han dado casos de algunos candidatos no comprometidos con algún partido o grupo de políticos profesionales que lograron accederse a un cargo de elección popular, pero la pregunta procedente no es cómo le hicieron para llegar sino qué fue lo que lograron. Porque de lo que se trata no es nomás de ganar o de impedir que lleguen los mismos de siempre. Podrá, por ejemplo, una decena de diputados independientes lograr que un congreso integrado por 500, ya no se diga apruebe, sino que agende iniciativas legales para dar transparencia a la actuación y al uso de recursos de los servidores públicos, hacerlos rendir cuentas y sancionar a los delincuentes a más de obligarlos a regresar el botín. Habrá quien crea que esa mayoría, presionada por una minoría, aprobará algún día leyes que les impidan seguir robando y saqueando impunemente. ¿Con base en qué? Podrá un gobernador o alcalde, por el sólo hecho de no provenir de algún partido, lograr los acuerdos necesarios para combatir con éxito la endémica corrupción de los funcionarios públicos y de sus coludidos socios civiles. Podemos esperar que una persona respetable, que le meta muchas ganas, acompañada de un grupo de colaboradores honestos (que por definición serán pocos), sanee el envilecido sistema de administración integrado por miles de “servidores públicos” corruptos. ¿Con base en qué? Para lograr eso se requiere una aplastante mayoría de auténticos representantes. Y eso es justamente lo que el sistema impide. Para desmembrar el sistema fraudulento que convirtió la representación en impostura hacen falta muchos representantes de a de veras, pero como sólo permite que estos se cuelen por excepción, resulta imposible cambiar el sistema jugando sus propias reglas. Es impensable que una mayoría de votantes despolitizados, desinformados y acívicos, logre poner en las urnas más votos que los que capturan los partidos, de socios, cómplices, clientes y acarreados. La regla es el fraude garantizado por un sistema electoral que hace que el voto de los restantes resulte irrelevante. El sistema electoral es el fraude. En él, da igual votar que no votar. Esas son las fraudulentas reglas de nuestra democracia electoral, y ese su tablero. Para acabar con ese juego, tenemos que cambiar el tablero. Mientras no lo hagamos, ni en este 2015, ni en jornadas electorales posteriores, no lograremos que legítimos representantes se accedan a los cargos públicos supuestamente creados para hacer más libre, justa, segura y disfrutable, nuestra convivencia. Si no hay cambio de tablero, no jugamos. El paro electoral es la forma de participar. La política como impostura Alejandro Heredia A casi veinte años de distancia de haber inaugurado el régimen de transición democrática en el país, es cada vez más claro que la patente de corso ostentada por el “sistema” muestra fuertes signos de ilegitimidad y muchos reflejos de tiranía. No hace falta leer los informes del PNUD, ni las investigaciones más sesudas de nuestros institutos de investigaciones sociales, para advertir el grado de involución de nuestra sociedad, tristemente reflejada en nuestro sistema político. Tan sólo basta leer algún fragmento de El Periquillo Sarniento o Los bandidos del Río Frío para reconocernos en el siglo XIX, para constatar que la política sigue siendo un negocio de unos cuantos, que el verticalismo se traslada a todas las esferas de la sociedad y que el gobierno justo es una utopía del cinismo ilustrado, el cual busca un cambio sin adjetivos –en ocasiones sin sujetos–, para que todo siga igual. México se enorgullece en su gatopardismo: Vicente Fox, nos habla de la necesidad de un diálogo con la delincuencia; Felipe Calderón, a través de Margarita Zavala, emprende una lucha democrática en el PAN, cuando él puso el ejemplo de tiranía; Peña Nieto, nombra un secretario anticorrupción proveniente de su misma facción; y Andrés Manuel López Obrador, se lava las manos de su designación de candidatos, como el triste caso de Ricardo Abarca, con el fin de la obtención del poder. Así podríamos continuar enumerando los asaltos ilegítimos de la clase política mexicana, que no está desvinculada de toda una red de grupos de presión y poderes fácticos, urdimbre que cala hondo y que no desaprovecha la ocasión para estigmatizar a la sociedad de los mis- mos vicios que los mantienen como dueños y señores. Los personajes de la política nacional y local, unos envueltos en la aureola de la ética política y otros esgrimiendo sus estudios de doctorado en el extranjero –como si la tecnocracia sea la panacea–, se han investido de capacidades y talentos que con el paso del tiempo, resultan ser imposturas geniales de la grilla. Viene a cuento la novela El impostor, de Javier Cercas, en donde se exploran las diferentes concepciones de la mentira, así como la encarnación de ésta, en personajes destacados de la vida pública y privada. De tal manera, la impostura no solamente se manifiesta en la particularidad de Enric Marco (personaje real que se hizo pasar como antiguo prisionero de un campo de concentración nazi), sino que encarna en la historia viviente de España, en el olvido de su pasado franquista que hizo posible los pactos de la Moncloa, tan admirados por cierta élite intelectual mexicana, pero tan denostados en la actualidad por las renovadas fuerzas políticas del país ibérico. La política en México es una impostura que cada vez más deja la máscara de lado, para mostrarnos la obra maestra de sus agentes. Los avances que se han tenido resultan estériles cuando se hace un balance de los avances reales en materia política; sin embargo, eso le alcanza al presidente Peña Nieto para hacer visitas a la corte de Inglaterra. La política pertenece en estos momentos a los mirreyes (Ricardo Raphael, dixit), personajes pintorescos de la política nacional, detentadores de la riqueza ajena y defraudadores de la confianza ciudadana. Este régimen que impulsa la desigualdad y la frivolidad en la esfera pública, por desgracia, tiene intención de perpetuarse. Rutinas y sorpresas electorales Abraham Nuncio U n mes después de que se cumpliera el mecanismo unipersonal por el cual se sigue designando a los candidatos que desde el PRI se convierten, casi sin excepción, en autoridades, Ivonne Álvarez no debió sorprenderse de que una asamblea de delegados coincidiera puntualmente con esa designación y la aclamara su candidata para contender por el gobierno de Nuevo León. El criterio para designarla fue el de contar con la mayor popularidad entre quienes aparecieron como aspirantes (negociables) al puesto. El populómetro estuvo a cargo de una empresa encuestadora –donde participaba la fallecida María de las Heras– que ha mostrado con frecuencia un sesgo partidista. Su rutina consiste en mantener a la candidata de PRI-PVEM arriba de los demás candidatos. Extraña, aunque no tanto, que los medios de mayor penetración transcriban sus resultados en términos de línea oficial. La sorpresa se produjo en el PAN. Margarita Arellanes, dueña de una imagen sostenida a base de dinero y alianzas con el grupo vinculado a los casinos, fue derrotada en la elección interna por Felipe de Jesús Cantú, anterior presidente municipal de Monterrey. Pocas horas antes de la elección, el grupo aquel que apoyaba a la alcaldesa de la cabecera de este municipio dejó de hacerlo para apoyar a su contrincante. El de las campañas electorales es un ámbito de negocios turbios y maniobras mafiosas. No existe el menor interés por las condiciones de vida de la población. El bipartidismo –el mismo que ha hecho del crimen organizado un crimen coorganizado, según se pudo constatar en el nombramiento de Eduardo Medina Mora como magistrado de la SCJN– gobierna en Nuevo León para una minúscula élite y en contra de la abrumadora mayoría. En el tumultuoso vocerío de los spots no se escucha una sola voz que se refiera a los grandes problemas del estado. Esta vez hay uno que tiene dimensiones nacionales. Se trata del proyecto Monterrey VI. Su inicio, en contra de la opinión pública, no se explica en el último tramo de un gobernador sino por el hecho de que Peña Nieto tiene sumo interés en que se lleve a cabo; al grado, como se puede ver en el contenido de la iniciativa de la nueva Ley General de Aguas, de privatizar este bien de la nación. El principal beneficiario del pretendido despojo, en lo inmediato, sería el sospechoso Grupo Higa, y después las empresas que consumen mayor cantidad de agua para sus procesos. Por el momento su trámite fue detenido por la presión de los partidos de izquierda y varias organizaciones civiles, entre ellas la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la coalición Agua Para Todos. Otra presión, consecuencia de aquella, provenía de la que representan las elecciones. Una vez concluidas habrá que prepararse para no dejar pasar esa y leyes semejantes ante el bipartidismo adicto al mercadeo. El proyecto Monterrey VI es de hecho el que está marcando la diferencia entre los candidatos de la oposición y la candidata del PRI. Apenas ungida, Álvarez fue lo primero que se comprometió a garantizar; y más todavía, a dar continuidad al gobierno que encabeza Rodrigo Medina. La ex senadora no parece haber leído El elogio de la traición ni saber, por tanto, lo que significa la negación en la real politik. Monterrey VI se ha encontrado con una oposición de diversos sectores locales, incluidos algunos de los empresarios y la banca. Y es que ha sido evidente el ocultamiento gubernamental del contrato y la inexplicable elevación de su costo, lo cual permite inferir corrupción por los antecedentes del Grupo Higa y su condición de constructora favorita de Peña Nieto; evidente también ha sido lo innecesario de su construcción. En 2015 los habitantes de Nuevo León estaríamos padeciendo sed, según los pronósticos alarmistas de las autoridades estatales para justificar la megaobra. Este año las presas han registrado más de 120 por ciento de su capacidad. Jesús Hinojosa, anterior director de Agua y Drenaje de Monterrey, había previsto que Nuevo León contaría con agua por dos décadas; ahora asegura que pasarán 35 años antes de que pudiera carecer de ella. El gobernador Medina ha dicho que las críticas al proyecto tienen un motivo electoral. Esto mismo se lo tendría que echar en cara al clima: sigue lloviendo. No más proyectos como Monterrey VI ni más casinos como el Royal ni más deuda, ha prometido Fernando Elizon- do, el candidato de Movimiento Ciudadano. Y en parecidos términos se ha pronunciado Jaime Rodríguez Calderón, candidato independiente –otra sorpresa– al que las famosas encuestas sitúan entre el segundo y el tercer lugar de las preferencias de voto. Más cauto se ha mostrado Felipe de Jesús Cantú, el candidato del PAN: ha dicho que revisará el proyecto. Lo mismo, al cabo, tuvo que afirmar Ivonne Álvarez. ¿Lo podrán revisar cuando ya esté en marcha? El agua será en el siglo XXI un energético tan disputado como el petróleo. Pero quienes nos gobiernan están lejos de buscar soluciones de largo plazo. Estas soluciones tienen que ver con la reha- bilitación y recarga de los acuíferos naturales existentes y con detener, en seco, su contaminación. Todo empieza por la reforestación de las miles de hectáreas que han sido expuestas a la desertificación. Nuevo León es esencialmente el área metropolitana de Monterrey. Y aquí se han cometido verdaderos ecocidios. Los partidos más grandes no garantizan el cuidado del ambiente y, más aún, han dado prueba de atentar contra el derecho al bien primordial de la humanidad que es el agua. Los envidiosos Carmen Aristegui se convirtió en los últimos años en la periodista más escuchada e influyente de la radio y, en menor medida de la televisión, gracias a su emisión nocturna en formato de entrevista de CNN en Español. En nuestro país y merced a su trabajo de investigación periodística, cada mañana fijaba la agenda de la discusión nacional. Su estilo ágil, ameno y su aguda inteligencia, aunado a la sencillez y cordialidad de trato, pronto la distinguieron del grueso de periodistas. Víctor Alejandro Espinoza E l sociólogo italiano Francesco Alberoni, escribió un libro fundamental que da cuenta de uno de los sentimientos más incontrolables y destructivos que conocemos: la envidia. Su libro se titula Los envidiosos, y fue publicado originalmente en 1991, tanto por Garzanti Editore, y en español por la editorial Gedisa. En su lúcido estudio plantea, entre otras cosas, que “Los actores, los políticos, los escritores, todos aquellos que quieren sobresalir socialmente, obtener reconocimiento y honores, envidian a quienes logran alcanzar esos fines (la envidia es respecto a) alguien con quien puedan compararse porque es parecido a ellas, pero que las ha vencido, las ha superado en este campo” (p. 86). Y agrega: “Habitualmente, las personas muy envidiosas no se comprometen, no se dan, no se prodigan. Prefieren mirar a los que trabajan como observadores fríos, desapegados. Parecen interesados, objetivos. Pero no es verdad. Su atención está dirigida solamente a encontrar el defecto, el punto débil del que está trabajando, a descubrir su posible error. Luego, en el momento más delicado, menos oportuno, estos envidiosos lanzan sus críticas, sus objeciones y desvalorizan con ellas el trabajo que otro ha realizado”. (pp. 243-44). Estas notas me parecen muy apropiadas para comprender algunas de las reacciones y posiciones asumidas por periodistas nacionales en torno al conflicto entre la empresa MVS y la comunicadora Carmen Aristegui. Aquellos periodistas que se sienten pares de Aristegui han asumido una actitud envidiosa, por decir lo menos. Me refiero a quienes gozan de un espacio privilegiado en los medios de comunicación y que sienten que son los(as) mejores, sobre todo en espacios electrónicos (televisión y radio) y prensa escrita. Carmen Aristegui se convirtió en los últimos años en la periodista más escuchada e influyente de la radio y, en menor medida de la televisión, gracias a su emisión nocturna en formato de entrevista de CNN en Español. En nuestro país y merced a su trabajo de investigación periodística, cada mañana fijaba la agenda de la discusión nacional. Su estilo ágil, ameno y su aguda inteligencia, aunado a la sencillez y cordialidad de trato, pronto la distinguieron del grueso de periodistas. La sombra de duda que pesa sobre quienes conducen los noticieros de las grandes empresas de las comunicaciones, de recibir cantidades ingentes de dinero por convertirse en aduladores de los poderes en turno, estaba muy lejos del comportamiento profesional de Aristegui. En un medio donde la corrupción es moneda de cambio, el ejercicio basado en principios éticos no se le perdona. La salida de Carmen Aristegui ha sido festinada en público y en privado por estos envidiosos muy bien retribuidos. No les importa que la libertad de expresión se encuentre en entredicho, para ellos lo importante es la salida del aire del noticiero que les generaba corajes y envidias. La explicación que mejor les acomoda es que se trató de un “conflicto entre particulares”. Incapaces de superarla, se dedicaron a hurgar en su pasado para denostarla. Nunca esperaron la reacción social tras su despido. ¿Qué pasaría si alguno(a) de estos(as) periodistas fuera destituido(a) de sus espacios? Seguramente nada. La envidia les corroe al mirar las reacciones nacionales e internacionales en apoyo a Carmen Aristegui. No recuerdo un fenómeno similar; quizás el comparable sea el caso de la salida de Julio Scherer de Excélsior en 1976. La diferencia es que hoy existen las redes sociales y la difusión es incomparable. Ambos se debieron al golpe de mano de los directivos de las empresas para quedar bien con el poder. En este último conflicto, todos perdimos, sobre todo el presidente y los envidiosos. Una democracia consolidada requiere no una sino muchas Carmen Aristegui. Conflicto entre particulares Ernesto Hernández Norzagaray Habrá quien considere que detrás del despido de Carmen Aristegui y su equipo de colaboradores de Noticias MVS, no está la mano del gobierno federal? ¿Habrá quien se trague la píldora de que es un conflicto entre particulares? ¿Qué el gobierno de Peña Nieto “ha respetado y valorado permanentemente el ejercicio crítico y profesional del periodismo y seguirá haciéndolo con la convicción de que la pluralidad de opiniones es indispensable para el fortalecimiento de la vida democrática del país”? ¿Que en ese respeto a la pluralidad se puede soportar que este periodismo alcance al Presidente y a su esposa; y que ambos nada tienen que ver con la separación de Aristegui y su equipo de MVS Comunicaciones? Sí, claro, habrá quien así lo vea y hasta lo difundan como un acto de comprensión racional de esta separación que duró años con sus roces, desencuentros y reconciliaciones pero que ahora repentinamente resulta irreconciliable para Joaquín Vargas Gómez, fundador y Presidente del grupo MVS, Comunicaciones, pero igual hay muchos, muchísimos, que opinan lo contrario y ven en ese “conflicto entre particulares” la mano presidencial cumpliendo un capricho y doblando a una empresa considerada progresista en el paisaje de las comunicaciones. Pero, lo que es claro, el argumento administrativo o comercial es insuficiente para cerrar el caso porque es muy especial, estamos ante un evento que rebasa los límites de una relación entre particulares y se trata de un bien público que es la libertad de expresión. Con un añadido estamos hablando de la periodista con mayor audiencia y credibilidad nacional y su despido ha provocado reacciones dentro y fuera del país, si bien no inesperadas, sí que ponen en duda los dichos y la buena voluntad del mensaje del Secretario de Gobernación. Más, cuando las investigaciones periodísticas más recientes de Aristegui y su equipo informativo han ido hasta la cúspide del poder político aun con las objeciones de la empresa MVS. El tratamiento informativo sobre la Casa Blanca de la familia presidencial y la de Malinalco de la familia del Secretario de Hacienda, o la designación de Areli Gómez y Eduardo Medina Mora, como Procuradora y Ministro de la Corte Suprema, respectivamente, aun cuando es evidente conflicto de interés por sus vínculos con la empresa Televisa, ha resultado intolerable y más sabiendo que no hay verdaderos contrapesos institucionales ni en el Poder legislativo, ni en los organismos de gobierno encargados de la rendición de cuentas y transparencia (de ahí la importancia del periodismo de investigación que llena un vacío institucional y que contra toda lógica democrática se le combate). Supongamos, sin conceder, que efectivamente Carmen Aristegui cometió el error de vincular su marca a la alianza Méxicoleaks, integrada por Proceso, Animal Político, Emeequis, entre otros, rompiendo con ellos los acuerdos suscritos en el contrato de colaboración. Hay en todo diferendo civil, un espacio para la negociación y el acuerdo, sobre todo cuando el noticiario se vendía con grandes ganancias para la empresa MVS Comunicaciones, no solo económicas, sino de imagen vanguardista pero aquello no ocurrió se privilegió el argumento de la ofensa. Increíble. Chao Ebergengyi es terminante: “Han sido fuertes las ofensas, muchos los agravios, que nada tienen que ver con la libertad de expresión, ni con la independencia editorial porque es una cuestión meramente de empresa”, ha dicho sin mucha convicción, quien funge como vicepresidente de relaciones institu- cionales de MVS para justificar la salida de Aristegui. Pero, desafortunadamente para él y su empresa, no basta que lo digan a los cuatro vientos. Tendría que decir algo más creíble y con mayor convicción y aunque lo dijera, en un ambiente de desconfianza como el existente en México, la gente seguirá viendo la mano de la Presidencia de la República a través de su Coordinación de Comunicación Social, que según Proceso quien ahora la dirige Eduardo Sánchez Hernández, fue vicepresidente de asuntos jurídicos de la empresa MVS y de ser así, podrían explicarse muchas cosas o al menos este funcionario sabrá de sus fortalezas y debilidades y también cuales teclas tocar para obtener los resultados deseados. Y es que además, si hubo el cambio de responsable en esa dependencia pública, no fue para seguir haciendo lo mismo que hacía David López desde que despachaba en Toluca. Se necesitaba dar coherencia y unidad a la actitud sorda que domina al gobierno eliminando voces críticas, independientes e influyentes en la opinión pública. Hoy, la salida de Aristegui seguramente tiene gente contenta en Los Pinos, se regocijan quienes fueron exhibidos en el tráfico de influencias, los negocios público privados y la frivolidad que rodea ese espacio que en otro tiempo fue signo de solemnidad republicana y defensa del patrimonio nacional, sin embargo, ese contento no es suficiente en un país donde la indignación se ha vuelto una institución. En definitiva, las preguntas que planteamos en un principio cada quien las responderá con la información que tenga al alcance, su cuota de confianza y desconfianza o la capacidad de discernir argumentos más, si esta decisión se encadena con otras decisiones del gobierno, que como sociedad nos están llevando de la sorpresa al azoro absoluto. Sólo, por último, viene a la memoria Aurelio Nuño, quien le advirtió al director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda: son enemigos del presidente Peña Nieto… y todo indica que no sólo ellos. ¿Periodismo o propaganda? Francisco Gómez Maza ué aburrido, qué horrible sería que siempre estuviéramos de acuerdo. No habría alimentación espiritual mutua. Por eso, agradezco a quienes no están conmigo. Es muy agradable que alguien diga: Felicidades por tu artículo de hoy. Es excelente. O que el otro, amigo también, lo lamente: hoy, no estoy de acuerdo contigo, Tocayo. Perfecto. De acuerdos y desacuerdos se va teniendo la vida. De acuerdos y desacuerdos sale la luz, se pulen las verdades. Tu verdad y mi verdad. Y todo viene porque a unos les doy la impresión de estar en contra de la señora Aristegui. A otros, que defiendo al sistema opresor. A otros más, quizá, que defiendo la libre empresa capitalista. Pero ni una ni otra. Simplemente intento delimitar, pintar mi raya. Defiendo a la práctica del periodismo sin adjetivos. Pero no me acuesto con ese periodismo sesgado que no defiende más que los propios intereses. Que engaña con piel de oveja a millones de personas que, sin esperanza, inventan dioses del lodo de la tierra y los crean a su propia imagen y semejanza, dioses que sólo se dedican a medrar y a enri- quecerse apareciendo como la avanzada en el ejercicio de la libertad de expresión y de prensa. Para mí, el periodismo es un oficio como escribir un verso, como concebir un poema. Como pegar ladrillos con la mezcla. El periodismo así, y esto lo aprendí de espléndidos maestros, como Manuel Seyde, Jorge Villa Alcalá, Pedro Álvarez del Villar, Roberto Rodríguez Baños y una pléyade de periodistas reporteros. Hasta cuando alguien te miente la madre, querido paisano, tienes que confirmarlo antes de publicarlo, me advertía siempre uno de mis grandes maestros, el profesor, guerrillero y reportero de Excélsior, René Arteaga. Quién de los que hicimos periodismo en aquellos gloriosos y maravillosos años en el viejo Excélsior no recuerda a aquel René que inventaba una nota de color hasta hurgando un bolso de una edecán de los juegos panamericanos. Se hizo periodismo. Se destaparon cloacas del poder. Y debo decirlo. No sólo fue obra de mi querido Julio. Julio fue designado director. No era patrón. Una pléyade de cooperativistas lo puso en el lugar de honor. Hasta donde sé, nunca se lucró descaradamente con la denuncia. Por eso Excélsior gozó del respeto de todos. Hasta del respeto de sus verdugos, encabezados por el echeverriato. De ahí viene un periodismo que no acuerda en lo oscuro. Porque quienes lo hacen en lo oscuro se engañan a sí mismos y piensan que engañan a los demás, engaño que tarde o temprano sale a la luz. Quien conoce mi trabajo, jamás se le ocurrirá pensar, creer, que defiendo a los poderosos política y económicamente. El sistema económico y político, por naturaleza, es perverso. Los políticos en esencia son depredadores, los más despiadados. Y cuántos reporteros han sido asesinados en esta historia. Periodistas que viven al día, que no los cubre el sistema para presentarse como paladines de la defensa de lo justo. El poder político jamás aceptará el verdadero periodismo porque lo desnudaría diariamente. Es como prometer que un amigo personal me investigue a ver si soy corrupto y tengo conflicto de intereses. Y por último, si quiero ser libre, si quiero ser completamente libre para ejercer el periodismo, lo último que se me ocurriría es vender mi fuerza de trabajo a una empresa de carácter absolutamente privado, capitalista, como una estación de radio, cuyo concesionario está más preocupado y ocupado de la ganancia fácil y rápida y no perder la concesión. Jamás lo haría en la televisión, también, pues este medio fue concebido específicamente para pintar de rosa la realidad. Para la tele todo es bonito, como una modelo o un modelo, o una telenovela con final feliz, siempre con final feliz. Yo he trabajado como reportero en medios impresos. Excélsior, Proceso, El Financiero, medios concebidos por periodistas, por reporteros. Y así hay una pléyade de maravillosos seres humanos que no ganan millones de pesos, pero que diariamente salen a la calle a partirse la madre para buscar la nota, y la nota de ocho columnas, como le llamábamos años ha. Como dice Víctor Manuel Juárez, la nota es la nota; el choro es de cualquiera. Y faltan cuatro años Raúl Caballero García D allas.- ...Y en estos días, la personalidad impopular de Enrique Peña Nieto ha cobrado nueva fuerza, teniendo nuevas resonancias tanto en México como en el extranjero (donde múltiples medios lo han traído de nuevo a sus titulares) debido a la salida de MVS de la periodista Carmen Aristegui, quien rechazó el despido de dos integrantes de su equipo, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, por supuesto “abuso de confianza”, luego del anuncio de ser parte de la nueva plataforma Méxicolinks compuesta por varias publicaciones mexicanas. El hecho levantó revuelo en torno a la casa blanca porque en su momento, como tal vez usted sabe, Aristegui sacó a la luz el escándalo que le quitó credibilidad al presidente mexicano, al obviar conflictos de interés en la compra de la lujosa mansión, y su cercana relación con el grupo inmobiliario Higa. El de la multicitada casa blanca es un reportaje cuya investigación se la debemos precisamente a los despedidos del equipo de Aristegui, esta periodista cuya voz en México se distingue por ser crítica y valiente: “Sin miedo al poder” como bien cabecea Gatopardo en su número de marzo, al publicar una entrevista con ella. Ni Aristegui ni MVS han sacado a relucir de ninguna manera ni a Los Pinos ni a Peña Nieto, pero en política -dice el aforismo- no hay coincidencias, desde The New York Times hasta The Guardian, desde The Washington Post hasta El País -entre otros varios- han relacionado el conflicto laboral, el burdo manotazo que le arrebató el micrófono a la periodista, con la enorme casa blanca valuada en 7 millones de dólares. O sea en el fondo, como a muchos, a mí también me parece que el pleito no es MVS Vs Aristegui sino Los Pinos Vs. Aristegui... o sea: contra el periodismo crítico. La situación, el futuro inmediato de la labor profesional de Carmen Aristegui está en movimiento, aun no se ve cómo quedarán las cosas, cómo o dónde proseguirá su valioso trabajo (además de su programa homónimo en CNN-TV); y es cierto, todo esto nos trae reminiscencias de Echeverría vs Scherer García pues además golpea a la libertad de expresión, de por sí tan escasa y necesitada en México. Y entonces, como los otros casos bochornosos para Peña Nieto (Ayotzinapa y Tlatlaya los más notorios, sin omitir la presencia del monstruo de mil cabezas (el narco, al que le quitan una y nacen dos y causa que el río de sangre que no deje de manar), éste en desarrollo falta ver dónde desemboca. Lo que se ve hasta hoy es que MVS dejó de ser una fuente de información y análisis de lo más valiosa, pues con Aristegui y su equipo también se fueron sus colaboradores Denisse Dresser, Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo; asimismo Enrique Galván Ochoa y John Ackerman. Y le faltan cuatro años al sexenio. Aquí enfatizo mi solidaridad con Carmen Aristegui y su equipo; mi solidaridad con los padres de los normalistas desaparecidos y sus compañeros. Mi solidaridad con mis colegas ante el “vendaval autoritario”, como advierte la misma Aristegui. * Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano, es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth, Texas. ¿Para qué? Samuel Schmidt E l noticiero de Carmen Aristegui era funcional para todo mundo. A MVS le permitía mostrar que era el medio progresista del país, que en sus frecuencias se escuchaba lo que en ningún otro medio se escuchaba, y le daba una plataforma de negociación con el gobierno. A final de cuentas los medios en México viven de fondos públicos y los contenidos muchas veces se negocian con diversas concesiones económicas o contratos específicos. Yo salí de Radio 13 por la presión del senador Javier Corral que era presidente de la Comisión de Radiodifusión y que le ofrecía al dueño de la estación ayuda en alguna cuestión que tenía pendiente de resolver. Al gobierno de México le permitía mostrar que en México hay libertad de expresión y aunque hay un problema con periodistas asesinados, en uno de los noticieros más importantes del país, en horario estelar, se escuchaba una crítica fuerte y constante contra el gobierno. Libertad y democracia frente a la barbarie. A Aristegui sin duda le redituaba que se dijera que era la única periodista honesta del país y que era la única que se atrevía a hablar fuerte y directo, esto la proyectaba internacionalmente y le abrió los espacios de CNN. En realidad ninguno de los tres elementos anteriores es cierto. Aristegui no es la única. Hay otros espacios en la radio que se atreven a ir mucho más lejos que ella, la diferencia es que están en estaciones marginales, sin campañas de publicidad y con un manejo editorial que deja mucho que desear. Ella contaba con el peso económico y político de MVS, lo que ayudaba a crear la impresión de la voz única, eso es bueno para los raitings y sirve para vender publicidad. El gobierno no utilizó nunca a Aristegui como ejemplo de lo que se permite y de la extensión de la libertad, como tampoco lo hace con las otras voces, esas le son todavía más molestas pero las deja en paz por su escasa difusión, aunque de todas formas ha seguido con la dinámica de siempre, de amordazar voces a fuerza de billetes (política que inició Porfirio Díaz y que ningún gobierno se atreve a cancelar, si ha funcionado más de cien años por algo será). La “libertad” de Aristegui no cancela ni disfraza el hecho de que México es el sexto país en el mundo en periodistas asesinados, más de 80 en la última década y 17 desaparecidos. Si la salida de Aristegui es una concesión de MVS a Peña a cambio de algo (ya se especula sobre lo que el gobierno le entregará a ese grupo empresarial), callar esa voz será muy costoso políticamente, va a repercutir en el mundo, y aunque el gobierno diga que fue algo de una empresa privada, nadie creerá que no metió la mano, así que este será uno más de los errores de este gobierno. Para poner en perspectiva el affaire Aristegui basta con echar atrás la mirada para ver cómo Vicente Fox liquidó a Gutiérrez Vivó, porque supuestamente se acercó a López Obrador. Gutiérrez Vivó tenía un noticiero exitoso, un periódico, y de todas maneras no pudo contra todo el peso del gobierno. Si bien ese no fue un caso único, sí fue el más sonado. Los Pinos intervino para correr a un caricaturista del independiente porque dibujo algo que no le gustó a la dama de la pareja presidencial, y Los Pinos trató de liquidar económicamente a mexico.com, cuando uno de sus socios se negó a cederle los derechos del portal a la fundación de la señora Sahagún. Fox era un presidente débil pero autoritario y utilizó los poderes del estado para enriquecerse y atacar a sus enemigos, como si lo fueran del Estado y de la nación. Peña es un presidente que utiliza los poderes del Estado de la misma forma que Fox, con lo que el destino de Aristegui está echado. Ningún lector de noticias o comentarista, fuera de los que colaboraban con ella, ha levantado la voz en señal de protesta. Fuera de las colecciones de firmas (ya ven para qué sirvieron las 50 mil contra la elección de Medina Mora a la Tremenda Corte) muy pocos intelectuales han iniciado protestas formales y abiertas, por ejemplo a retirarse de los medios por la agresión contra la libertad de expresión. Ningún país saldrá con una página en blanco por la agresión contra la libertad de expresión. Cuando el PAN me sacó de la TV y del radio, no se levantó ni una sola voz de protesta, tal vez no se entiende que hoy me callan a mí, mañana a ti. Esta será una victoria pírrica para el autoritarismo, pero también con éstas se construye la historia. Con leña de mezquite dio cuenta de que no sería el Garrincha que el mundo esperaba, pues en el intento se rompió una pierna. Sus pies descalzos corrieron por la calle que se fue ampliando. Un día llegó hasta Leningrado. Eran los tiempos de un mundo bipolar y la opción socializante era la utopía de los jóvenes. Aquí tenemos –en la audiencia– algunos, ahora menos jóvenes. Recordemos que Ávila nació en 1955. El año en que nació, Juan Rulfo publicó Pedro Paramo; Navokov, su legendaria Lolita; Marcuse editó Eros y Civilización; y en los cines se estrenó Rebelde sin causa. Ávila sería más bien rebelde con causa. Con diferencia de dos años, bien podría cantar el desencanto de una generación: Yo también nací en el 53, como tú crecí con el yesterday, no me pesa lo vivido, me mata la estupidez de enterrar un fin de siglo distinto del que soñé. César Morado Como si llegaran a buen puerto mis ansias, como si hubiera dónde hacerse fuerte… Ven a poblar el zócalo de ojos, ponle al sordo voz y alas al cojo… Canción “Como un dolor de muelas” [Joaquín Sabina/ Subcomandante Marcos] Segundo tiempo Primer tiempo E l lugar se llama Los Portales, se ubica en el centro de la ciudad de Veracruz, sitio obligado para los turistas donde calman el calor y la sed. Sabedores de que el hambre es canija, pero más pa’l que la aguanta. Nos apostamos en una de las mesas y empezamos a combatir la sed y el sofocante calor del puerto mientras la noche avanzaba. Llegó un momento en que el espacio de la mesa fue insuficiente para albergar los envases. Al calor de la música y del bullicio del puerto, el más estridente de los acompañantes le exigió al grupo de fara fara que amenizaba: ¡échate el corrido del general Jesús Ávila! El acordeonista titubeó, pero siguió maniobrando su acordeón de botones, como buscando los acordes, recordando la letra. La respuesta nos sorprendió y nos tumbó de la risa: “yo sí me lo sé, pero al de la guitarra se le olvida.” Sucede que este amante de los corridos está cumpliendo sesenta años de edad y treinta de laborar en el Archivo General de Nuevo León. Nació en 1955 en Nochistlán, al sur de Zacatecas, lugar fundado en 1532, mucho antes que Monterrey –nos presume– y donde además fue fundada por primera vez la ciudad de Guadalajara, para luego ser trasladada al valle de Atemajac. Un lugar que por su riqueza histórica ha sido declarado recientemente pueblo mágico y al que nuestro homenajeado ha visitado recientemente. El origen del nombre Seguramente ustedes en algún diccionario biográfico han visto a un tal J. Jesús Ávila Ávila. No conocemos bien a bien la verdad, pero nació el 23 de marzo en el seno de una familia católica, día en que se celebra a San José Oriol, santo católico del siglo XVI, de nacionalidad española. Nosotros creemos que esa J es de José, aunque habría que preguntarle al oficial del registro civil. Posteriormente la familia Ávila, como muchas, se trasladó a Monterrey. Creció en la colonia Moderna, barrio de sugestivo nombre, que nucleaba numerosos migrantes de San Luis, de Zacatecas, de Coahuila. En ella se instaló una peluquería, atendida por sus hermanos, punto de socialización y de discusión de las ideas imperantes e imperiales. Pasarela de los personajes más disímbolos del barrio. De niño nunca se quejó de los baches, los charcos de su calle fueron motivo de fiesta en el barrio, nada más emocionante que saltarlos. Estudió en la escuela pública y estrenó los libros de texto gratuitos, que luego investigará como historiador. Practicó el futbol, y pronto se Al retornar de la utopía. El retorno a casa con todo. Emergen las preguntas. ¿Quién me ha robado el mes de abril?, ¿cómo pudo sucederme a mí?, lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón. Pero Ávila había olvidado ya el catecismo de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora: Ahí donde estuviese vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón. A esa altura del partido el problema son los besos que no has dado y más para Ávila, un abrazador por antonomasia, hombre al que hay que avisarle si andas enfermo de la espalda antes de saludarlo. Algunos ya no estaban para recibir los abrazos. Y ahora: ¿A dónde ir cuando no quedan islas para naufragar? Tiempo de reinventar el universo emotivo. Unos amigos estaban en la cárcel, otros en el gobierno que antes combatían. Tiempo de sentar cabeza, fundar una familia. Ella le pidió que la llevara al fin del mundo. Él puso a su nombre todas las olas del mar. Del árbol plantado han nacido dos ramas y nacerán otras para preservar la estirpe. Tiempo de que el vaquero urbano se convierta en cocinero con leña de mezquite. A lo largo de su vida ha combinado dos facetas: la de archivista y la de historiador. Quizá es la primera la que más disfruta. Siempre llega puntual al trabajo, hasta en los lunes difíciles, cuando sus queridos Tigres han sido vapuleados y arrecia la carrilla laboral. Conoce que los archivos reúnen el adn de los pueblos, resguardan lo mejor y lo peor de las sociedades a lo largo del tiempo. Constituyen auténticas cápsulas del tiempo abiertas a todas las épocas; por tal carácter los ar- chivos fueron durante tiempos antiguos para el uso de la clase sacerdotal o dirigente; recordemos cómo en El nombre de la rosa, la novela de Eco, el protagonista descubre que los crímenes obedecen a la existencia de un libro envenenado, el libro segundo de la poética de Aristóteles. Como archivista, Ávila ha sido autor de por lo menos 5 catálogos; quizá el más complejo ha sido Papeles que hablan de la guerra, donde se reseñan en 2 mil 500 fichas los documentos relativo a lo ocurrido en Nuevo León durante la Guerra México- Estados Unidos. Está publicado en tres tomos y reúne documentos de 10 archivos. Nada más complicado y doloroso que estudiar la guerra. La descubrimos en toda su crudeza. Sólo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande, pisa fuerte. Actualmente, Ávila es coordinador de Archivos Contemporáneos. Por su tarea de archivista ha recibido el más alto reconocimiento que otorga el gobierno mexicano, a través del Archivo General de la Nación: la Mención Nacional al Mérito Archivístico. Ha participado en el rescate de archivos municipales y brindado capacitación a otros colegas del sector público. Hace unos meses brindó capacitación a un grupo de 170 enlaces de transparencia, es Después de vivir en rojo Jesús Ávila A Artemio Benavides Hinojosa, Leticia Martínez Cárdenas y Agapito Renovado Zavala: en memoria. decir, a colegas archivistas que manejan archivos en 170 direcciones del gobierno estatal. Su trabajo no se restringe sólo a los acervos que ya están en la sede de Juan Ignacio Ramón, sino a orientar sobre el manejo de documentos en todo el gobierno estatal. Se trata de una tarea, ingrata, incomprendida y casi siempre a cuesta arriba, pues los altos funcionarios siempre han sido fieles a la filosofía de corte bronquista: que no quede huella, que no, que no. Mucho antes de que llegaran los tiempos de la transparencia y la rendición de cuentas, Ávila ya había sido ponente en numerosos congresos nacionales de archivos planteando una demanda histórica: abrir los archivos a los ciudadanos. Por años no hubo respuesta; el argumento estatal era que sólo debían consultarse los documentos históricos, es decir los que tuvieran más de treinta años de antigüedad. Hoy, gracias a la tarea de muchos archivistas como Jesús Ávila, los archivos contemporáneos son de carácter público, excepto cuando son reservados o confidenciales, pero no llega al 5 por ciento del universo de la información. Una de sus con- tribuciones es haber salvado de la picota los archivos judiciales de la época de la guerra sucia en Nuevo León. No obstante haber recibido orden superior de destruirlos, logró preservarlos y ponerlos a disposición de la Comisión de la Verdad, misma que se constituyó para investigar estas heridas abiertas de la vida política de México. Recientemente participó en la comisión redactora para una Ley General de Archivos, que le urge a Nuevo León. Como historiador, destaca su participación en el Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución, en la obra Los municipios de Nuevo León, en un buen libro sobre la Historia de Lampazos, municipio del que es devoto visitante; y recientemente, en una Historia de la Facultad de Agronomía. Una de las cosas destacables en Ávila es su pasión para disfrutar los fenómenos del mundo. Valorar lo mismo el amanecer junto al Cerro de las Mitras, o un ocaso bajo una nieve cubierta de Praga. Lo mismo el Archivo Municipal de Abasolo, que la riqueza documental de la Biblioteca Nacional de Francia, paradigma del archivo moderno en occidente. Dis- frutar del instante como si se tratara de una cotidianeidad encomiable. El alargue En la jerga futbolística el tiempo de compensación es para recuperar el tiempo que se perdió. El tiempo desperdiciado a lo largo del juego. Es el tiempo más tenso y definitorio. Los jugadores se esfuerzan al máximo para alcanzar los goles que no metieron en el tiempo regular. En el caso de Ávila, no sólo queremos que viva con intensidad el alargue, queremos que el partido de su vida se vaya hasta los tiempos extra, incluso hasta los penales, peleando por la vida, o mejor aún, asumir que la eliminatoria es a dos juegos, que sólo ha vivido hasta ahora el partido de ida, que faltan todavía los 90 minutos del partido de vuelta y que será aún mejor, pues se juega de local, se juega en casa. Debemos estar tranquilos, apenas son tus primeros 60 años y como dice Sabina, el traje de madera que estrenará no está siquiera plantado, el cura que ha de darle la extremaunción no es todavía monaguillo. En síntesis, tenemos todavía mucho que celebrar. Tenemos archivos, Cuba sí-yanquis no, tenemos memoria, tacos de La Mexicana, dolores de muela, máquinas 501 que corren por Sonora; tenemos gambetas, Lennon y McCartney, acordeón de botones, torres de babel, plaza de Colegio Civil, cenizas de revoluciones, en-manos libres-siempre libros; tenemos Penélopes y quirófanos; tenemos familia; tenemos amigos. Hacemos votos para que Jesús Ávila siga cabalgando su Siete Leguas imaginario, rumbo a la Mesa de Catujanes, poblada de leyendas y mezquites, alimentándose por el camino de pinole y carne seca, como sus abuelos chichimecas, como el último de los lipanes. * Discurso pronunciado en el Homenaje a Jesús Ávila Ávila, organizado por la Uanl, en el marco de la Feria del Libro UANLeer, Sala Zertuche, 15 de marzo de 2015. B uenos días a todos ustedes. En primer lugar queremos dejar constancia de gratitud al Rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, doctor Jesús Ancer Rodríguez, al secretario de Extensión y Cultura, licenciado Rogelio Villarreal Elizondo y al director de Publicaciones, Celso José Garza Acuña. Por otra parte, sería a todas luces irresponsable e insensible, dejar pasar la ocasión sin rendir tributo al espléndido y señorial edificio, sede de este evento: el Colegio Civil, saludamos a todos los protagonistas que hicieron posible dignificar este histórico recinto. Enhorabuena por nuestra máxima Casa de Estudios y por nuestro entrañable Colegio Civil. Por cierto, recuerdo la primera vez que arribé a esta centenaria institución educativa y cultural: fue en 1970; ese año acudí a presentar mi examen de admisión para ingresar a alguna preparatoria universitaria, que sería la legendaria Prepa 8. Antes y también después de realizar este requisito, tuvimos que sortear innumerables obstáculos en frenética y agitada carrera para salvar la preciada cabellera de las hordas de prepos con vocación de comanches. El movimiento democrático universitario por la Reforma y Autonomía a fines de la paradigmática década de los 60’s e inicios de los 70’s, tuvo como trinchera y bastión este edificio, en ese entonces asiento de las preparatorias 1 y 3. La plaza del Colegio Civil fue durante muchos años centro de reunión de la disidencia social y política. Fue bautizada con el virtuoso título de La Plaza Roja por la dirigente comunista, Lucilda Pérez Salazar y el Dios Bola cómplice, guardó silencio complaciente ante el arrebato contestatario. Fueron épicas jornadas, ¡años de furia!, resumió mi amigo el historiador Óscar Flores, pero también de esperanza y sueños libertarios con el que creíamos pronto advenimiento del alba roja: “¡En manos libres, siempre libros!” fue la consigna panfletaria que inten- taba exorcizar a los demonios de la intolerancia y el autoritarismo. Cuando ingresé al Archivo General del Estado, después de vivir en rojo vibrantemente una parte de nuestra existencia, allá por los setentas y principios de los ochentas de la centuria pasada, en las filas del proverbial e histórico partido de la utopía: el de la hoz y el martillo. He de confesarles que nunca me vi en este estrado ni en una situación semejante, y esto lo decimos sin falsas poses de humildad, porque nunca nuestros afanes historicistas ni archivistas han estado orientados a la búsqueda compulsiva de fama ni de reflectores, porque lo modestamente realizado ha sido posible, gracias al generoso techo profesional y laboral del AGENL, institución a la que llegué de la mano de Irma Ponce Martínez, en el mítico y orwelliano año de 1984, donde Leticia Martínez Cárdenas nos abrió las puertas y desde allí, al lado de los colegas y amigos Héctor Jaime Treviño Villarreal y César Morado Macías, emprendimos múltiples cruzadas quijotescas y proyectos en que caminamos por la geografía política estatal y del país, no exento el camino de desencuentros y a veces de ásperos encontronazos, en aras de transformar, modernizar la realidad y cultura archivística en pro de la preservación y conservación de la memoria, por la salvaguarda del patrimonio documental de Nuevo León; además, de incontables batallas por la historia y su difusión. Cuando algún colega me ha cuestionado cómo nació nuestro interés por la historia, respondo que en la muy temprana niñez; la escuela primaria a la que asistía, profesora Delfina L. Flores, en la Colonia Moderna, al nororiente de Monterrey, donde degusté los patrióticos desayunos escolares por veinte centavos de los de cobre; la escuela, el barrio donde vivía y nuestros padres, fuimos sacudidos por la estridente campaña demagógica orquestada en contra de los libros de texto gratuito. Los nobles propósitos del régimen lopezmateísta por intentar abatir el rezago educacional, con especial dedicatoria a la niñez de escasos recursos, se toparon de pronto con una singular atalaya montada en contra de lo que círculos prominentes conservadores consideraron como un gradual proceso de bolchevización de la niñez. Este acontecimiento quedó grabado en mi memoria y muchos años después escribí a propósito: ¡En Manos Libres, Siempre Libros! Otro factor que influyó en mi gusto por la historia, fueron las interminables tertulias y veladas políticas, donde parroquianos y amigos de mis hermanos mayores, Luis y Antonio, en la tradicional peluquería del barrio de Magnolia 2069 –en la citada colonia– debatían ju- gando dominó, en una atmósfera cargada de humo y de ideas sobre Juárez, la Reforma y la Revolución Mexicana; Villa, Zapata, Lázaro Cárdenas y la omnipresente Revolución Cubana; ignoro cómo sufragaban con los modestos ingresos percibidos del corte y retoque de cabelleras, la revista Siempre!, que nunca faltó como lectura. Amenizaba al cotarro en sus candentes discusiones, la escucha con atención en un viejo radio Motorola, cerca de la medianoche, de la emisión en onda corta desde el Primer Territorio Libre de América Latina, señal trasmitida desde la Habana, Cuba. Por cierto, recuerdo que Fernando Garza, padre de la historiadora Valentina Garza, animaba las discusiones. Luis, mi segundo padre, fue un recalcitrante jacobino, por la gracia de Dios, de espíritu justiciero, de un gran corazón, generoso, vocero –oficioso– en el barrio de la Revolución Cubana y del cardenismo de Lázaro. Murió en Houston, Texas en el año dos mil, a punto de jubilarse como trabajador en las vías ferroviarias de esa ciudad. Antonio aún ejerce el oficio, sin dejarse vencer por el cansancio y por el tiempo, sin claudicar del espíritu de aquella época, muchas veces acompañado de viejos amigos, en coloquio permanente, en la peluquería El Gol, o en alguna añosa taberna de raciones espléndidas de botana. En la Secundaria Número 12, doctor Gabino Barreda, de mi admirada y ejemplar directora Ernestina Garza Reyna, mi profesor de Civismo, Heriberto Guajardo (primo por cierto, del secretario de Economía Ildefonso) terminó de moldear nuestra ya configurada vocación por la disciplina de la Historia, donde pasábamos revista a los temas candentes de la época, en el Año síntesis de la centuria, reflejo de todo un siglo: 1968; así como la muerte del Che Guevara, el 9 de octubre de 1967, en Bolivia, símbolo de rebeldía, de solidaridad y de altruismo. La juventud de los 60 y por muchos años se identificaría con el pensamiento del Che, el Mayo francés y los graffitis en los muros parisinos que reflejaban el espíritu de esta rebelión juvenil: Prohibido prohibir, Seamos realistas: ¡exijamos lo imposible!; la primavera de Praga y su aplastamiento por tropas y tanques soviéticos a nombre del Pacto de Varsovia: Para el Socialismo realmente existente no había lugar para un Socialismo de rostro humano, esencia de las reformas de Alexander Dubcek, jefe del gobierno checo y secretario general del Partido Comunista; las protestas por Vietnam, el movimiento hippie y el festival de Woodstock; el México de Tlaltelolco; esos asuntos, entre otros, constituían los contenidos académicos de mi clase de Civismo, entre 1967 y 1970. En el fondo, la explicación de la inconformidad y las protestas que sacudieron a las universidades públicas y privadas consistía en el deseo de pensar de un modo diferente, las ganas de vivir de una manera distinta, la necesidad de discutir y [sobre todo] la voluntad de disentir. Empero, el contexto de estas inquietudes fue la paradigmática e histórica década de los 60. Mis hijos Axel y Jéber no conocieron este periodo crucial, pero creo que quizás sus descendientes vivirán algún día una época mejor. A ellos y a mi esposa, Lucy González, les corresponde una gran porción del reconocimiento recibido. Esta distinción inmerecida la recibo con gratitud y respeto a la UANL, nuestra Alma Mater y como una muestra de reconocer el trabajo discreto y (casi) anónimo de mis compañeros del Archivo General del Estado, en particular de su pie veterano. Mi gratitud por siempre al AGENL a Leticia Martínez Cárdenas, Artemio Benavides Hinojosa, Agapito Renovado Zavala, César Morado Macías, Héctor Jaime Treviño Villarreal; al maestro don Israel Cavazos Garza y al doctor Romeo Flores Caballero, quien procura colocar al Archivo más allá de los umbrales del Siglo XXI. Gracias. * Texto leído por el autor tras recibir un reconocimiento otorgado por la UANL, por sus 30 años de trabajo archivístico. Domingo 15 de marzo de 2015, Sala Zertuche del Colegio Civil, Monterrey. Cumbianautas en la ciudad perdida Joaquín Hurtado M onterrey.- Al llegar al local de La Comunitaria, proyecto cultural independiente coordinado por Julio Vértiz y compañía en la calle Galeana, me pregunto qué estoy haciendo aquí. Fui convocado para conocer un movimiento musical de cumbia-fusión, cualquier cosa que eso signifique. Pertenezco a una generación que creció entre géneros musicales híbridos, bastardos, heterodoxos. Decir cumbia y fusión es para mí hablar de palabras sinónimas. La ciudad industrial de Monterrey se encuentra ubicada en una confluencia geográfica donde distintos ríos culturales e instrumentos musicales provenientes de Europa, África y de las etnias americanas, han generado estilos mestizos que con el transcurso de las generaciones y dolorosos episodios históricos, han transformado, renovado y enriquecido el acervo preexistente en materia sonora. Cualquier niño regiomontano es capaz de habitar sin problema alguno en distintos continentes musicales, en un registro muy amplio de tendencias, y no sentirse extraño en ninguno de ellos. Tiene un pasaporte universal en su oído que hasta lo vuelve un poco insensible. Al reflexionar en ello caigo en la cuenta de la escasa educación musical de nuestro sistema escolar; eso explica por qué tienen que ser personas de fuera las que nos muestren el gran tesoro cultural con el cual coexistimos, que nos rodea por doquier y que de tanto escucharlo se nos vuelve un poco ajeno. Aceptamos por grandiosa cualquier basura comercial y estandarizada que nos ofrecen los medios masivos de comunicación de nuestra ciudad. Tiene que venir alguien de lejanas tierras para mostrarnos el oro sobre el cual caminamos cotidianamente. Esa es quizás la explicación del porqué estoy esta noche aquí, en este ambiente juvenil, a la espera de la propuesta que estos jóvenes traen literalmente entre manos. Muy temprano ya se encontraba detrás de la consola y de la computadora un chavito desgarbado con gorra de piloto aviador, creo que se trata de El Pollo. Su trabajo es el digno aperitivo para el banquete musical de esta noche. El local de La Comunitaria luce todavía con pocos asistentes. Ignoro las actuales costumbres culturales nocturnas de mi ciudad, yo que soy un ser de otra época, hoy en retirada, muy sedentario y de reclusión casi monacal. Una mesita en el fondo ofrece los manjares en el menú que La Comunitaria oferta a precios muy accesibles: tacos vegetarianos de distintos guisos. El proyecto social de estos cuates pretende ser autónomo y se sostiene gracias a la venta de estos platillos. En las paredes hay cuadros con imágenes abstractas, además de diseños murales que hacen referencia al mundo caótico en el cual habitamos. Además hay un estante con varias decenas de libros propios de una biblioteca de filósofos o sociólogos. Julio Vértiz me obsequia un ejemplar de “Leonora”, de Elena Poniatowska. Me apasiona el arte de Leonora Carrington, creadora surrealista. El surrealismo en nuestro país es como el aire que respiramos. Van desfilando los músicos del cartel promocional, con sus distintos acentos y propuestas. Lo electrónico no es mi fuerte y más bien los sonidos quedan flotando en mi cerebro como un fondo incomprensible de tamtam anestésico. Un proyector arroja imágenes fractálicas, sicodélicas, modeladas por Chuy, un chavo de Monterrey y Sean –mancuerna australiana cosmonáutica– sobre una pantalla improvisada en el humilde escenario. ¿A qué he venido? A percatarme de que lo menos es más, a ser testigo de que con un poco de voluntad y escasos recursos se pueden lograr hazañas de alta calidad. Me asomo de vez en cuando a la habitación donde se ha colocado un templete con los aparatos y un pequeñito espacio para dar cabida a los DJ´s. Es un reducido cuarto que sigue en espera del público que aún no se deja venir. La ciudad se ha volcado completa a su pasión tribal, el balompié. Juega el equipo de casa “Tigres” contra la escuadra visitante “América”. Es un juego que disputa una primera fase del campeonato nacional. Como dijo el cronista Juan Villoro, Dios es redondo, creo que cabe dentro de un balón de fut. Mientras, doy vueltas en el sitio sin comprender qué aportación pueda traer la moda electrónica de mezclas digitales a la cumbia, la cual escuchamos en cualquier rincón de nuestra populosa ciudad. Por doquier hay representantes del vallenato como arte espontáneo. Los ensam- bles surgen de pronto en los mercados, en los camiones urbanos, en las cantinas de mala muerte, en las plazas y en los porches de las casas de las colonias más humildes. La cumbia es nuestro pan de cada día. ¿A qué he venido? A ser testigo de una experiencia inédita, a conocer de primera mano una corriente artística que al parecer no se toma a sí misma demasiado en serio. La atmósfera de este lugar está un tanto agüitada por la escasa respuesta del público a la hora del juego de fut. La gente es caprichosa a la hora de elegir en qué entretenerse. El mundo joven es, sin embargo, mucho más misterioso. Esta sociedad se ha encapsulado por voluntad propia en sus casas como consecuencia de la extrema inseguridad y sanguinaria violencia de los años recientes. Pollo, Henry, Acapulco Zombie, Sonidero Sabotaje, Randy Salazar Jr. se van luciendo con sus tornamesas en sus respectivos turnos. Un verdadero festival. Se escuchan ecos del gusto marginal puesto en alto por Celso Piña. Y al fin el público se deja ver. Va llegando de manera segura y despacio. La calidad del sonido va aumentando conforme el ambiente se anima. Los Dj responden al estímulo de la concurrencia, de la raza que se pasa la voz mediante las redes sociales. Método infalible para comunicar a las tribus urbanas. El público es un animal extraño y gregario que en un abrir y cerrar de ojos ya ha colmado el pequeño local de La Comunitaria. La diversidad cultural, social, sexual y de distintas edades se aparece en este pequeño espacio. Todos a sudar, a moverse, a bailar, a hablar a gritos. A participar de un ambiente de fiesta. En las paredes del espacio social hay cartelitos que exigen un mínimo de respeto entre la humanidad congregada: No violencia, no, armas, no drogas, no racismo, no clasismo, no sexismo. Un NO muy amplio que se puede traducir en un SI gigantesco: sí a la tolerancia, al respeto y a la diversión. Afuera pasan los últimos transeúntes de una de las calles más céntricas y lóbregas de la ciudad. Hay más camiones urbanos que personas en la calle. Cuando llega el turno a Moses Iten, un suizo vagabundo afincado en Melbourne, con su Cumbia Cosmonauts, cumbia ornitorrinco, cumbia renacida y global, la piel se me electriza. Un éxito inmediato. El milagro se ha consumado. El Moses va por el planeta buscando los sonidos de arraigo más popular y genuino para trasladarlos a los bits de su ordenador y convertirlos en patrimonio universal. ¿A qué he venido? A dejarme envolver por las texturas y ecos de la música que he escuchado desde niño. Gracias a los aportes de estos jóvenes músicos mis rolas recobran energía y toman vivificantes aires que me colocan en otra dimensión. Ahora la Sampuesana ya se escucha mucho más nueva y potente tanto aquí como en Australia, Alemania, Reino Unido, Brasil, Tijuana, Los Angeles. También he venido a bailar. Y vaya ambiente y reventón el que se ha armado entre los asistentes. Espero que muy pronto la experiencia se vuelva a repetir. Salud eterna a la cumbia. * Para saber a qué suena la Cumbia Cosmonaut: http://thecumbiacosmonauts. bandcamp.com/track/cumbianauts-incoming MALDITOS HIPSTERS Grandeza de luchadores, bajeza de promotores Luis Valdez U na cosa es criticar a un escritor porque exhibe a los promotores que no respetan a sus luchadores contratados, y otra lamentarse por la muerte de un hombre de la talla del Hijo del Perro Aguayo. Sólo confirmamos la irresponsabilidad de los servicios médicos en un deporte que es orgullo nacional. Hace un par de años me publicaron una crónica en el libro A dos de tres caídas, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. En mi admiración por las luchadoras profesionales y mi constante asistencia a la Arena de la LLF, en el centro de la ciudad, opté por escribir sobre el talento de Polly Star. Por supuesto que no escapó de mi crónica el momento en que una luchadora se detuvo a mitad de la pelea y sujetando a una contendiente gringa le gritó al promotor: “Págame o la mato”. A esto, el promotor sólo soltó una risita y el público (incapaz de asimilar la escena más allá de las tres caídas) gritó un contundente “¡mátala!”. En la Casa Universitaria del Libro, en plena presentación dominguera, uno de los presentadores aprovechó sus quince minutos de fama frente al micrófono para criticar a los escritores (prietitos en el arroz) de la antología que se habían atrevido a cuestionar a la práctica de la lucha libre, a los deportistas o a los promotores. Por supuesto que alguno mencionó en su texto el uso de salsa cátsup o sangre artificial. Ese es un chiste de barrio, cuando en la mayoría de los casos sí resulta sangre real. Pero los chistes de barrio se aceptan. Si los deportistas beben o fuman o hacen lo que les venga en gana cuando no trabajan, no es de mi incumbencia. Eso no me involucra como espectador de maravilloso deporte. Pero si un promotor recibe el reclamo de que no le paga a sus luchadoras, eso (al menos en mi caso) sí indigna. Las condiciones de atención médica para los luchadores son precarias en un país donde los derechos laborales, humanos y todos los servicios básicos, son precarios. Los hay promotores de barriada y otros de grandes escenarios como la Arena Monterrey. A los espectadores sólo nos queda ver a Jerry Estrada lastimado de una pierna pidiendo apoyo económico en luchas del Gimnasio Nuevo León, al igual que a Martha la Sarapera en la LLF. Y luego vemos la manera en que sacan al Hijo del Perro aguayo en un triplay. Pero hay promotores que no aguan- tan la mención de esto. Micrófono en mano, el presentador-promotor, maestro universitario (el único detalle por el que lo respetaba) cacaraquea que mi texto es una falta de respeto a los deportistas que sudan sangre en su trabajo, a las familias (madres, padres, hijos) y todo el respetable público que se encuentra en el lugar, y sobre todo a los promotores de un deporte que es orgullo del país gracias a ellos. Y que me suba al entarimado para que le sostenga lo que escribí. Yo estoy justo enfrente de él, enfrente de Genaro Saúl Reyes, tomándole fotos con toda mi admiración. Pero en vez de subir me quedo estupefacto por sus palabras de luchador exótico encorajinado. Y lo peor, me doy cuenta que aun estando frente a él, no me reconoce (porque ni siquiera me conoce), a lo que aprovecho para mentarle la madre a metro y medio de distancia, mientras él seguramente espera que el tal Luis Valdez entre por la puerta principal del lugar, gritando como si fuera el luchador rudo del cartel. Y al día siguiente me dicen: “Hola, prietito en el arroz… ¿Ya viste la nota en el periódico?” Vaya, mi nombre en una nota del periódico, justo con los nombres de otros dos escritores prietitos en el arroz. ¿Es indigno cuestionar los usos y costumbres de un promotor de lucha libre que dice que su evento es legal, aunque se tarde en pedir atención médica para un luchador que ha quedado inconsciente? Si navegan con la bandera de que gracias a ellos el país se puede enorgullecer de este deporte, ¿debemos forzosamente también a estar orgullosos de ellos? ¿Por qué un año después un amigo periodista entrevista al promotor, maestro universitario (insisto, el único detalle por el que lo respetaba) y el señor, como buen intelectual de corral, aprovecha para despotricar contra mí, diciendo que soy una persona vil y que escribo con las patas (lo cual intento en mis ratos de ocio, pero mi dedo gordo es demasiado torpe)? ¿Acaso los cronistas somos de la noche a la mañana personas respetables a las que se nos puede manchar alguna reputación? ¡Por favor! El punto es que estamos hablando de lucha libre, y cuando se trata precisamente de lucha libre, hay sudor, hay sangre y hay muertes irresponsables. Londres y los ciclistas Edilberto Cervantes Galván S kyCycle es un sistema de carriles exclusivos para bicicleta construido como un segundo piso por encima de la red de 219 kilómetros de vías de tren que surcan la superficie de Londres. Los consultores arquitectos que proponen SkyCycle consideran que sería una solución a los problemas que enfrentará la ciudad en los próximos años. Londres padece los problemas clásicos de toda urbe en materia de movilidad. En el mes de enero Londres llegó a los 8 millones 615 mil habitantes, superando por primera vez el pico de población que alcanzó allá en el año de 1939. Se calcula que en los últimos diez años se suman 250 personas cada día. De continuar con ese ritmo superaran los 10 millones en 2030. Los retos en materia de transporte y vivienda se consideran importantes. Para el 2030 se calcula que la demanda de transporte público habrá subido un 50%; y se necesitaría construir 50.000 casas nuevas cada año para atender a la demanda futura. En la actualidad la gente se va a vivir cada vez más a las afueras de la ciudad para poder pagar una vivienda, mientras que los empleos y lugares de trabajo mantienen su ubicación en el centro de la metrópoli. El esquema actual de movilidad urbana es difícilmente sostenible. El transporte interurbano se basa en el ferrocarril y en la urbe el transporte masivo es el del Metro (tren subterráneo). La respuesta para la empresa consultora Foster + Partners es la bicicleta. “Los beneficios medioambientales y de salud de la bicicleta están claros”. En la última década el uso de la bici en Londres ha crecido un 70%. Pero, aún con ese elevado crecimiento el transporte en bicicleta solo representa un 2% de los desplazamientos –un porcentaje muy por debajo del que alcanza en las demás capitales europeas– pero significa un 20% de las muertes y accidentes graves en las calles. La pregunta es en dónde se meten las bicis, si en las calles no hay espacio y la contaminación es irrespirable. A esa pre- gunta trata de responder SkyCycle. “Los peatones necesitan más sitio, los coches también; hay mucha presión sobre el espacio”; “puedes hacer túneles, pero son muy caros y tienen un acceso limitado sólo a las estaciones”. Se estima que la mitad de la población vive y trabaja a diez minutos en bici de la red ferroviaria. Las vías, diseñadas en su tiempo para los trenes de vapor, tuvieron en cuenta la orografía del terreno y aprovecharon las zonas planas. Por eso la circulación por el SkyCycle sería relativamente fácil. Más aún si se tiene en cuenta que sería un pedaleo ininterrumpido. “La energía se gasta sobre todo al parar y al arrancar”. “Si no hay semáforos ni atascos, se puede cubrir mucha más distancia sin cansarse y sin sudar”. Otro argumento atractivo es la regeneración de los terrenos aledaños a las vías, tradicionalmente despreciados. “Si miras por la ventana de un tren urbano ves espacio no aprovechado: hangares, solares, ruinas industriales; nadie quiere vivir cerca de las vías”. “Esos terrenos volverían a ser atractivos, al estar cerca del SkyCycle. Incluso los propietarios de esos solares revalorizados podrían financiar parte del costo del proyecto a cambio de tener un punto de acceso en su propiedad. El costo total de los 219 kilómetros se calcula en 10 mil millones de libras. “Pero es mucho menos, proporcionalmente, que construir túneles o carriles adicionales en superficie”, argumentan. “Y estamos estudiando todas las posibilidades que ofrece para el desarrollo de negocios privados a lo largo de la red: son 480 kilómetros. La idea ya se le presentó al alcalde de Londres, quien organizó una reunión con la empresa que gestiona los ferrocarriles de Londres. Allí se decidió desarrollar el proyecto de manera experimental en un tramo de la red, entre Stratford y Liverpool Street, para estudiar costos y viabilidad. El problema, de entrada, es el precio. “El SkyCycle podría extenderse a muchas otras ciudades”. Pacto por la salud de los ciudadanos Joan del Alcázar A principios de la década de los noventa del siglo pasado estaba de viaje profesional en un país de América Latina que surgía de la dictadura, y tuve un pequeño problema de salud. Fue un accidente. Mientras visitaba una pequeña ciudad minera, afectada por una crisis brutal, un compañero cerró la puerta del automóvil con el que habíamos viajado y mi dedo índice de la mano izquierda se quedó dentro. El dolor era insoportable y yo berreaba. Durante unos segundos eternos los amigos no sabían qué me pasaba, no me entendían, y es que yo gritaba: “la porta, obriu la porta, per favor”. Yo imploraba a gritos, pero en mi lengua (el catalán de Valencia), que abrieran la puerta del maldito coche. Pasada una eternidad, alguien me entendió, se lanzó dentro del vehículo y abrió la puerta desde dentro. Yo recuperé mi dedo que, para sorpresa de todos, ni estaba roto ni tenía ninguna herida. En la primera falange, eso sí, el dedo había quedado reducido a su mínima expresión, la del hueso que −como un milagro que todavía hoy me asusta−, estaba entero. El resto del dedo era una especie de morcilla de sangre. El dolor era tan intenso que me mareé y los amigos me llevaron a una especie de ambulatorio de la red pública de la ciudad. Al llegar, al ver el tipo de local y después de hacer alguna pregunta sobre la clase de asistencia que recibiría, dije a mis amigos que no quería entrar y que el dolor ya estaba menguando. Tomé analgésicos y antiinflamatorios a discreción durante días, y tardé casi dos años en recuperar la sensibilidad de la pulpa del dedo. Desde entonces, cuando alguien me habla de las bondades del sistema de capitalización individual como alternativa a nuestro Servicio Público de Salud recuerdo la crudeza de la anécdota de aquel viaje. Lo que había en aquella pequeña ciudad en crisis era un establecimiento de beneficencia para los pobres. Ideológicamente estoy en contra de Ideológicamente estoy en contra de que la sanidad [como la educación] sea una mercancía empresarial; además, haber viajado por varios países en los cuales la sanidad de una cierta calidad es sólo privada y está restringida exclusivamente a los que pueden pagarla, no ha hecho sino reforzar mi posicionamiento de siempre. que la sanidad [como la educación] sea una mercancía empresarial; ade- más, haber viajado por varios países en los cuales la sanidad de una cierta calidad es sólo privada y está restringida exclusivamente a los que pueden pagarla, no ha hecho sino reforzar mi posicionamiento de siempre. Ahora se acercan elecciones y, por lo tanto, es la hora de hablar de los programas de los partidos respecto de una cosa tan importante como qué piensan hacer con la sanidad pública. La situación por la que atravesamos es preocupante. Entre 2009 y 2013, la inversión española en sanidad ha bajado más de un 16 por ciento, es decir que de 73 mil millones en 2009, se ha pasado a 63 mil en 2013; y en 2014 ha continuado reduciéndose. Además, la crisis ha incrementado los índices de pobreza, de forma que a futuro tendremos más ciudadanos con problemas de salud. El Ministerio de Sanidad, con la casi totalidad de competencias transferidas a las comunidades autónomas, explica que las reducciones presupuestarias hay que conectarlas no sólo a recortes, sino a la reducción de costes por uso de fármacos genéricos y a racionalizaciones diversas –como por ejemplo la menor duración de la hospitalización media−. Aún así, me temo que una parte de la bajada venga motivada por la reducción de las plantillas y por otras decisiones estrictamente económicas y no médicas. Efectivamente, el Servicio Nacional de Salud de España ha perdido 5 mil profesionales –personal médico y de enfermería− entre 2010 y 2013, y esto ha sido así por no cubrir bajas temporales y por amortizar las plazas de quienes han ido jubilándose (con graves efectos de futuro por la no renovación y la entrada de profesionales jóvenes a las plantillas asistenciales consolidadas). Además, claro está, de una reducción del número de camas hospitalarias efectivas, un 5 por ciento entre 2010 y 2013, pasando de 115 mil a 109 mil. A pesar de todo, la ciudadanía todavía continúa valorando muy positivamente la sanidad pública, tal y como lo acreditan las encuestas internas de los organismos públicos sanitarios y el propio Centro de Investigaciones Sociológicas. Cuidado, no obstante. Lo que sí que se detecta entre los encuestados es una percepción de deterioro del servicio, tanto del hospitalario como del de atención primaria. Un dato significativo: los pacientes de las listas de espera quirúrgica con demora superior a los seis meses eran el 5 por ciento en 2009, mientras que en 2013 eran casi el 14 por ciento. La tarea de demolición de la Sanidad Pública que el Partido Popular ha desarrollado durante los tres años que llevamos de legislatura ha sido hecha a conciencia: externalización de servicios de apoyo, conciertos favorecedores de las empresas sanitarias, impulso a la gestión privada de establecimientos sanitarios creados con fondos públicos, privatización de hospitales de la red pública, reducción de plantillas, restricciones en los tratamientos médicos por razones de ahorro presupuestario, retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes, etcétera. Es necesario revertir esa situación. Como en otros sectores particularmente sensibles, se tiene que hacer un giro de 180 grados en cuanto a la política del Gobierno Rajoy. Hace falta un gran pacto de los partidos progresistas que −tal y como se han comprometido en cuanto a la política educativa del PP−, tienen que desmontar la sanitaria. Hay que implementar reformas en el diseño y la gestión de la salud pública, eso es cierto, pero el objetivo no puede ser sino la mejora del servicio a los ciudadanos. Los intereses empresariales privados pueden tener un espacio de mercado para aquellos que quieran y puedan pagárselos, pero no pueden ser parasitarios de la sanidad pública, ni pueden maximizar beneficios a expensas de prebendas y concesiones otorgadas desde los poderes públicos. Es mucha la experiencia acumulada de aquello que se conoce como la puerta giratoria que tanto ha practicado el PP: cargos públicos que han favorecido a las empresas del sector sobre el cual tenían jurisdicción, y en las cuales se han injertado nada más dejar el cargo. También en la sanidad hay que deshacer el camino recorrido por el PP. Se trata de invertir el rumbo, de avanzar en la dirección contraria: hay que impedir que la salud de la ciudadanía sea una mercancía más, una mercancía de lujo que sólo una parte de la sociedad podrá pagar. Para los sectores de menores ingresos, para los jóvenes sin un trabajo digno, para los parados, para los inmigrantes regularizados, aquello que el PP reserva es un tipo de nueva beneficencia. No un derecho a una salud integral atendida desde una potente red sanitaria pública, sino un tipo de caritativa concesión. La que querría sustentar en establecimientos del tipo del de aquella pequeña ciudad al que no me atreví a entrar hace más de dos décadas, una vez que conseguí sacar mi pobre dedo del maldito coche. Solidaridad regiomontana contra el despido de Carmen Aristegui Al Gobierno Federal / A la empresa MVS / A la Opinión Pública: C omo parte de su dilatada audiencia, nos sentimos mutilados al no poder escuchar a la impecable, congruente, talentosa y valiente periodista Carmen Aristegui en el cuadrante de la radio donde solíamos nutrirnos de la valiosa información que nos proporcionaban ella y su equipo de periodistas que responden a sus mismos valores. No es este el primer caso ni el de resultados donde se tengan que lamentar pérdidas humanas como resultado de la intolerancia y del clima de violencia, corrupción e impunidad del que es responsable en gran medida el Estado, como sí ha ocurrido en muchos otros. Pero son precisamente voces como la de Carmen Aristegui las que evitan que este clima sea de peores consecuencias para la sociedad mexicana. Una sociedad golpeada por los personeros del régimen y sus fuerzas de seguridad; por los agentes del crimen organizado, a menudo sus socios y cómplices; por algunos empresarios voraces y despiadados que juegan el mismo papel; por partidos políticos que están muy lejos de cumplir con su cometido de construir una sociedad democrática; por medios, salvo excepciones insulares, para los cuales su prioridad es el negocio con todos estos actores; por cúpulas sindicales que conducen a sus organizaciones por senderos antidemocráticos y corruptos. El despido de Carmen Aristegui y su equipo periodístico tiene por antecedente la corrupción en el núcleo presidencial y su empresario favorito difundida en el programa conducido por ella. La causa y el efecto no pueden desvincularse en este caso. En medio está la empresa de la familia Vargas, que debió someterse, en contra de su declarado compromiso periodístico, a los dictados de quienes dan y quitan concesiones según su interés. Al margen del derrotero que siga el caso Aristegui y de las decisiones que MVS y/o ella puedan tomar, aquí queremos dejar testimonio de nuestra solidaridad con esta combativa periodista y de nuestra denuncia en contra de un Estado que pretende tapar la corrupción con la intolerancia agresiva y anticivilizatoria frente al ejercicio periodístico que exhibe sus distorsiones y mal gobierno. Somos conscientes, y esto queremos compartirlo con nuestros conciudadanos, que sin medios autónomos del poder político y los poderes fácticos, jamás podremos avanzar en el camino de la justicia y la democracia. Estos medios no pueden ser otros que los medios gestionados y dirigidos por periodistas con autoridad moral y profesional y con la fortaleza y legitimidad que sólo pueden provenir, por una parte, de su organización interna donde no sea la propiedad de quien tiene más acciones la que decida su destino y el de la comunidad a la que informan, y por la otra la que los propios lectores les reconozcan. Estamos con Carmen Aristegui y el periodismo que la caracteriza, somos responsables de nuestras convicciones y nos mantendremos atentos a cualquier atentado que se sume a los muy numerosos que ya se han cometido en contra de nuestros derechos fundamentales. FIRMAS Organizaciones Asociación Nacional deAbogados Democráticos, A. C. Sección Nuevo León Alianza Cívica de Nuevo León Comité Estatal de Nuevo León del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba Red de Defensa Ciudadana A.C. Centro de Orientación Política 5 de Febrero Ciudadanos Juan Aguado Franco Rosalío Aguilera Aurelio Arenas Pérez Jesús Armendariz Morales Ignacio Briseño Pedro Caballero Guadalupe Campoarredondo Ceferino Carrizales José Francisco Cavazos Daniel Cepeda Reneé Echartea Quezada Ramón Espinosa Ricardo García Martínez Domingo García Melena Refugio Gómez Aurelio Guzmán Elisa Josefina Hernández Aréchiga Antonio Hernández Ramón Hernández Raúl Islas Hernández Enrique Iracheta Clemente Juárez Fermín Leal Rodolfo Leal David Maldonado María Candelaria Mendoza Madrid Juan López Gómez Mario López Sandoval Antonio Martínez Víctor Montes Melquiades Morales Pablo Muñiz Clemente Nava Daniel Nieto Juan Niño Severiano Olivo Esteban Ovalle Raúl Palacios María de la Paz Quintanilla Eugenio Peña Garza Modesta Pérez Rodríguez Eusebio Ramos Encarnación Rangel Lorenzo Reyes Mucio Rivera Guillermo Rodríguez Simón de la Rosa Hipólito Rosales Cristina Sada Salinas Arnulfo Solís Sáenz José Tamez Luis Frías Teneyuque José Luis Sandoval Obregón Juan Venzor Acosta Silvano Villanueva Ernesto Villarreal Landeros Edmundo Zambrano Periodistas Luis Lauro Garza Abraham Nuncio Raúl Rubio José Luis García Krausse Responsable de la publicación: Abraham Nuncio Números anteriores De amistades y privatizaciones Adviento en marzo Q Jaime Martínez Veloz U na noche a fines de enero de 1995, después de una reunión extraordinaria del Congreso de la Unión, donde se aprobó la venta de los ferrocarriles y los satélites mexicanos, cuatro diputados federales del PRI votamos en contra de la Iniciativa Presidencial. Un amigo mío, funcionario Federal, me llamó para hacerme saber que el Presidente Zedillo, me mandaba decir textualmente, “que considerara fracturada la amistad”. Con esta votación hasta los postes se me cambiaban de acera... para no saludarme. Después de 20 años, el ex presidente Zedillo, es empleado de las empresas ferroviarias que se beneficiaron con la privatización, inaugurando una época en donde los favores públicos son cobrados con empleos y canonjías privadas, vulnerando la capacidad del Estado para hacer frente a sus responsabilidades republicanas. Desde entonces, la credibilidad y la desconfianza son una constante en la realidad mexicana. Terminar con esta práctica deleznable es un imperativo nacional, lo cual se puede concretar con una legislación que impida que los funcionarios públicos que realicen actividades que beneficien a empresas privadas durante su paso por la función pública, puedan ser contratados por las mismas empresas beneficiadas. Creo que dedicarse a la actividad empresarial o a la política, es un derecho que cada ciudadano puede ejercer libremente, pero mezclar uno con el otro ha traído graves consecuencias, para la vida de las instituciones y ha generado un grave deterioro social. ue yo recuerde no hay datos históricos que den fe tal vez lo recuerde usted: de los muchos presidentes unos han sido valientes otros fueron muy violentos, criminales, macilentos gandallas y disparejos mas nunca hubo el más pendejo tal vez Peña sea el adviento. El gobernador del agua N o sé si ustedes recuerdan cuando Medina llegó sin fuerza se aposentó en el fortín de cantera traía seca la cartera poco prometía al estado y siendo un gobierno aguado el Alex cambió su suerte y hoy que su gobierno es muerte está igual de lloviznado. Reformas inglesas L a Reina Isabel II escasamente risueña prometió apoyar a Peña en eso de las reformas. Alejada de las formas la anciana Reina lo ignora: Enrique no halla la hora, su brújula está perdida y las reformas jodidas el pueblo se las atora. Monterrey VI Carestía y corrupción N L Todos embarrados Cambios en Educación adie sabe, nadie supo, no tiene pies ni cabeza; el proyecto no se empieza algo lo tiene atorado: gobernador, diputados, la prensa o la sociedad; pero se advierte maldad, gato encerrado o chapuza, estemos a la “viruza” se avecina una ruindad. C uando no hay control de esfínter escapan miasmas y orines; se manchan los calcetines, el calzón y la bragueta; si han atrapado a los “Z” y a muchos otros maleantes; pensar mal no es delirante: ¿acaso no hay funcionarios galopantes del erario socios de estos traficantes? El cuarto poder E n México hay tres poderes, el cuarto ya entra en acción: los de la televisión son y serán del gobierno; avivarán el infierno con brillantes marquesinas: pa’ muestra Carmen Salinas, Medina Mora es desvelo; sólo falta que Chabelo con el PRI nos haga ruinas. os huevos andan muy caros y no cualquiera los tiene; con la carestía que viene (siendo operandi del PRI) lo veo desde que nací; es conducta recurrente y no advierto entre la gente quién pare la corrupción ¡ay, qué triste situación que Peña sea presidente! E n México, educación es rubro sin importancia donde el burro, y su ignorancia, suele esperar la ocasión para subir al camión de la política infausta; alguien debe decir: ¡basta! a esta práctica inhumana, porque el burro es de la fauna y el ser humano otra casta. Silencio U n golpe a la información así la verdad se acalla es vulgar acción canalla de las huestes del poder. Una valiente mujer, audaz y comprometida, el informar es su vida; su trabajo es convicción y no encuentro la razón: ¡Aristegui es despedida! Yerbabuena, de Felipe Montes Yerbabuena recrea ese mundo de curanderismo, ignorancia y lucro con el dolor ajeno que el autor, Felipe Montes (Monterrey, N.L., 1961) ya había explorado en su novela El Evangelio del Niño Fidencio (2008). Sólo que aquí hay varios curanderos: Cayetano, Santos, Magdalena, Eleazar, la Hermana Lilia, el Niño Federico (no Fidencio, ya muerto), la Materia Eduviges, la Señora Emerenciana, etcétera. La nueva zona es el ejido La Yerbabuena, cerca del cerro del Pilón, en Villa Mainero, Tamaulipas, y regiones aledañas. Estos nuevos sanadores, en especial Cayetano Aristeo Hernández Rivera y su hermano Santos Espiridión son abusadores, depravados y embaucadores, pues le hacen creer a los yerbabuenenses que hay un tesoro enterrado en el cerro del Pilón: “Este cerro les tiene un tesoro escondido en sus cuevas. Un tesoro que vale el rescate de Todos Los Reyes” (sic, p. 27). Por su parte, María Magdalena Lucía Solís Castillo, gemela de Eleazar Avelino, resulta sexoservidora, ninfómana, caníbal y hasta practica sacrificios humanos para rejuvenecer: “Y Magdalena (…) toma el cuchillo grande. Y clava ese cuchillo grande en el pecho del hombre (…). Y Sus Santas Manos (sic) desencajan el corazón latiente. Y Magdalena (…) cierra Sus Ojos (sic) ante este corazón. Y, en el cáliz, pone sangre de hombre viejo sobre sangre de pollo. Y Magdalena Solís bebe, y Su Piel (sic) se hace más turgente y, Sus Manos (sic), más delicadas” (p. 116). Todo esto contagiará a los “súbditos” y aquello se convertirá en una sucursal del infierno. La matanza final, entre soldados y “súbditos” endemoniados, sólo confirmará la degradación alcanzada. Pero no es la proliferación de estos nuevos Niños Fidencios reencarnados, de hecho predecibles en un contexto tan atrasado en todos los sentidos, lo que aldabea nuestra curiosidad, sino el estilo del autor tan tijereteado en ocasiones, abundante en renglones de dos y tres palabras, y el empleo excesivo de mayúsculas en las palabras: “Y la brisa peina Su Santa Cabellera, y Sus Ojos irradian Ese Resplandor Violeta Que Toca Cada Rostro Y La Palma De Cada Mano Yerbabuenense” (p. 76), “Y más acá, La Sacerdotisa De La Sangre, La Bruja Sangrienta, La Sangrada Diosa Puta mira al Curandero, al Brujo, al Gran Dios Cayetano Cuya Fuerza Crece Sobre La Yerbabuena” (p. 120). ¿Podría tratarse de una nueva estética destinada a renovar el gusto por la lectura, intercalando letras de diversos tamaños y recortando los renglones? Este último procedimiento logra que las páginas luzcan más accesibles, sobre todo, para los niños. Otra característica del autor es la reproducción de frases, trazos y párrafos. Nos da la impresión, en algunos casos, que Felipe Montes busca producir un efecto de eco en el lector: “Ándele, Mamá. / Sáquese de aquí. / Sáquese de allí. / Sáquese. / Sáquese. / Sáquese. (…) / Ándele, mamá. / Sáquese. / Sáquese. / Sáquese” (p. 18-19), “Está por ahí. / Está por acá. / Está por allá. / Por allá. / Por allá. / Por allá” (p. 120). También hallamos efectos cinematográficos, como esta secuencia que se repite varias veces: “En la madrugada, los dos muchachos, Héctor y Sebastián, llegan exhaustos, rasguñados y rojos, a la estación de guardias de Villagrán. / Y llegan los dos muchachos. / Y Héctor Solís y Sebastián Guerrero llegan corriendo a Villagrán. / Y llegan esos dos jóvenes a mitad de la madrugada. / Llegan ahí en la madrugada. / Llegan en la madrugada los dos muchachos. / Llegan en la madrugada” (p. 146-147). * Felipe Montes. Yerbabuena. Monterrey, N.L.: UANL / Veintisiete Editores, 2014. 166 pp. Una extraña luz azul Entre el cuento psicológico y el de terror surge un puente que los une cuando la cordura se rompe. En Luzazul*, del maestro Francisco Juventino Ibarra Meza (Montemorelos, N.L., 1962), el personaje central es presa de diversos temores, siendo uno de ellos el que más lo atormenta: el agua fría de la regadera. En efecto: “Nunca había sabido por qué entraba en pánico cada vez que me metía bajo la regadera… más cuando el agua, que parecía despeñarse hacia el precipicio donde estaba parado, era fría” (p. 6). Además del agua, hay una extraña luz azul que lo ciega: “se aceleraba mi pulso, se entrecortaba mi respiración, todo giraba a mi alrededor en un torbellino negro y una intensa luz azul cegaba mi vista y todos los sentidos” (p 6). Una noche decide enfrentar esa tortura, pero fracasa: “Cuando (…) vi el brillo de la luz enredado en los chorritos de agua que se escurrían por mi cabeza, se me heló la sangre, mi cuerpo empezó a temblar y los puños se crisparon de tal manera que los nudillos me dolían como si hubieran sido aplastados” (p. 10). A continuación, la luz azul lo transporta hacia un mástil que está: “a más de veinte metros de altura, en medio de una furiosa tormenta (…). La borrasca se precipitaba hacia la cubierta de un barco que se agitaba en un mar ensordecedor (…), que bramaba de furia y se retorcía en mil marejadas contra el viento” (p. 11). En consecuencia, el barco no resiste en vendaval y el mástil: “cayó a la superficie agitada, dio varios vuelcos hasta que se precipitó lentamente hacia el fondo del mar” (p. 12-13). En ese momento, nuestro personaje presiente su muerte: “Tuve la certeza de que era mi fin (…), traté de librarme de las ataduras una y otra vez, conteniendo la respiración, haciendo fuerza con todo mi cuerpo y mi espíritu… pero todo fue en vano (…). Cerré los ojos, me abandoné, mientras me hundía para siempre” (p. 13). Pero no murió, el que sí lo hizo fue su temor: “Desde esa noche aciaga, no he vuelto a sentir la angustia, aquel pavor por el agua en mi cara” (p. 15). Al final, el autor considera que todo se originó por su “pasión por el mar y el gusto infantil de jugar a los piratas” (p. 14), pues tiempo después enteró que: “en la época de los barcos de vela a los marineros que se les daba la función de vigías se les ataba fuertemente en su puesto, que estaba en lo alto de los mástiles, para que por cansancio u otra causa no cayeran” (p. 14). Otra causa podría ser, según el autor, que ese temor tenga sus raíces en una vida pasada: “No sé si sea verdad que vivimos otras vidas antes (…) o si la existencia es una sola y se da por etapas que pueden leerse como si fuera un enorme palíndromo todavía sin resolverse, pero me ha quedado la sensación de que hay mucho lodo que remover en la eternidad para vivir en paz por un momento” (p. 15). * Francisco Juventino Ibarra Meza. Luzazul. Monterrey, N.L.: Editorial Poetazos, 2015. 15 pp. (Serie: ¡Lonol!) Eligio Coronado Sade en México Armando Hugo Ortiz E l Ejército, Marina, Policía Federal, Policía Ministerial, y la legión de policías locales en México tienen como rutina la tortura; la mayor parte de los casos están impunes. Para mayor agravio, hay médicos que colaboran para que no quede huella física. Este veredicto fue emitido por un relator de la ONU; el gobierno lo rechazó con una estupidez, propia de la actual clase política. “No es general, el relator solo documentó 14 expedientes”. Lo dijo un tipo que rebuzna al oír su nombre: Jorge Lomónaco. El relator de la ONU estuvo 11 días en México, y los casos consignados son mera muestra estadística. ¿Cuán- tos necesitaría el babas de Lomónaco para aceptar el término “generalizado”: mil, 10 mil, 100 mil? La tortura generalizada en México por parte del Estado, contra sus “enemigos”, inicia desde el tormento al emperador Cuauhtémoc; luego la Inquisición contra presuntos judíos durante el virreinato; en el siglo XIX, contra los opositores de Porfirio Díaz; los más recientes son los presos políticos del 68, de la Guerra Sucia; hoy contra la llamada delincuencia organizada, y estudiantes. Lo más grave tal vez sea que una buena parte de los mexicanos aceptan la tortura por parte del gobierno como algo normal, necesario y hasta justo. Miles de familias asisten a las exposiciones de los cuerpos de seguridad, para admirar su armas, para que sus niños se tomen selfies con soldados, marinos y policías, muchos de ellos expertos en lacerar gente, no por obligación, sino por placer. Esos millones de mexicanos, que tácita o expresamente aprueban la tortura, la van a revalidar en las próximas elecciones. Atención, psicópatas del mundo: ¿desean agredir y humillar al prójimo, sin riesgo de castigo? Vengan a México, donde podrán dar rienda suelta a su sadismo. Hasta se les pagará generosamente.
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