(1350-1550 d.c.)

Mi Museo y Vos
Granada, Nicaragua. Marzo de 2015
Año 9 No. 31
La participación de la mujer indígena
(1350-1550 d.C.)
Mi Museo y Vos
1
Editora:
Nora Zambrana Lacayo
Redactores:
Oscar Pavón Sánchez
Tabla de Contenido
Alexander Geurds
Geoffrey McCafferty
Diseño y diagramación:
Nora Zambrana Lacayo
Propietario:
Peder Kolind
www.mimuseo.org
[email protected]
www.facebook.com/mimuseo.granada
La participación de la mujer indígena
(1350-1550 d.C.) ...............................................................
2
Cronología Prehispánica en Centroamérica:
un acercamiento preliminar ..........................................
6
Taller sobre “El Arte y Arqueología de América
Central y Colombia” en Panamá .................................
18
Visitas a Mi Museo ..............................................................
24
La participación de la mujer indígena
(1350-1550 d.C.)
representando la imagen de autoridad.
Entre nuestros aborígenes el tatuaje se
usó como insignia o rango social, como
distintivo guerrero, también los miembros
de algunas asociaciones esotéricas lo utilizaban y los adolescentes que llegaban a
la madures sexual, etc., y por último como
adorno mágico. (Dávila Bolaños, 1974).
En las conversaciones hechas entre los
indígenas y españoles, se afirma que
gran parte de los conocimientos culturales fueron trasmitidos por varias generaciones y quizás adoptados por los
grupos étnicos que poblaron nuestro territorio; no descartamos que estas prácticas de tatuajes se emplearan, tanto para
el hombre como para la mujer.
Oscar Pavón Sánchez
Según Leullier Snedeker (2013), las figurillas Chávez Blanco sobre Rojo del
período Bagaces (alrededor de 200-500
d.C.) (Figura 2), se crearon mucho más
estilizadas y los tipos de cuerpos se alteraron significativamente, estas características pueden representar las diferentes etapas de la vida y salud, ¡será
una forma de expresión honrando la fertilidad de la mujer!, o se puede pensar
que la mujer siempre fue admirada por
los hombres, sin importar las variaciones
en sus cuerpos.
En Mi Museo existe una serie de figurillas
del tipo Papagayo Policromo del período
Sapoá (800-1350 d.C.) (Figura 3) que
en sus decoraciones pintadas exhiben
Arqueólogo, Mi Museo
L
a información aquí presentada incluye
algunos reportes que dejaron los cronistas de india del siglo XVI sobre la
participación de la mujer en un sistema de
gobierno vinculado a los tiempos precolombinos, y a la vez es un reconocimiento a la participación de la mujer indígena
dentro de lo que era su gobernabilidad.
Muchas culturas en el nuevo mundo precolombino crearon figurillas femeninas
de cerámica, la mayoría de éstas hechas
de arcilla sólida; tienen características
sexuales exageradas, y típicamente retratan a mujeres jóvenes y núbiles que
están asociadas con ritos de fertilidad y
actividades domésticas, a como también
2
Mi Museo y Vos
a la práctica del chamanismo (doctor/a
que curaba con plantas medicinales), los
colonizadores le llamaron brujos o hechiceros. (Jane Stevenson, 1997).
Jane Stevenson argumenta que en la
cerámica Rosales Sonado Inciso, del
período Tempisque (500 a.C.-300 d.C.)
(Figura 1), se definen cuerpos desnudos abiertamente sexuales. Son especialmente los senos los que designan
la feminidad de las figuras, ya que los
genitales no son mostrados. A menudo
ellas llevan una cinta en la cabeza, un
sombrero, así como también tatuajes por
todo el cuerpo, quizás esto pueda estar
Figura 1: Figurilla antropomorfa bicroma tipo
Rosales Esgrafiado en Zonas (500 a.C. - 300
d.C.). Colección Mi Museo.
Figura 2: Figurilla antropomorfa Chávez Blanco
sobre Rojo. Colección Mi Museo.
Mi Museo y Vos
3
sus peinados, vestimentas y adornos
corporales (orejeras y collares); estas
características pueden estar representando símbolos de autoridad. También
hay otras figurillas que parecen estar en
posición de parto.
Existen otros puntos de vista en las interpretaciones hechas por Leullier sobre
las figurillas Papagayo Policromo y Mora
Policromo del periodo Sapoá, donde
manifiesta que dichas figuras pudieran
representar la autoridad espiritual o política y la ambigüedad o flexibilidad de
género requerida para ello, en lugar de
identificarlas inmediatamente como mujeres, la posibilidad de géneros alternativos debe ser más investigada.
Los Chorotegas o Mangues (darianes)
todavía vivían en la última etapa del
matriarcado y aún tenían sacerdotisas
poderosas (como las que aconsejaron
a Diriangén que atacara a los españoles
por primera vez) (Dávila Bolaños, 1974).
Figura 3: Figurillas antropomorfas tipo Papagayo
Policromo. Colección Diego Barrasa.
4
Mi Museo y Vos
De acuerdo con Dávila Bolaños la participación de la mujer en la sociedad aborigen a finales del siglo XVI se detalla de
la siguiente manera:
La educación de las mujeres jóvenes
era guiada por sus madres y por las ancianas parteras (en la sociedad de los
Chorotega tenían sacerdotisas quienes
iniciaban (orientaban) en los misterios
del sexo, la fecundación, el parto y los
cuidados de la niñez).
Dentro de sus fiestas religiosas más importantes existió un sistema de fe que se
le atribuía a la mujer, esto se encuadra
al respeto y la obediencia de no establecer una relación sexual en tiempo de sus
celebraciones religiosas, en caso de no
obedecer había un castigo sagrado por
parte de sus dioses.
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Pavón Sánchez, Oscar. 2009 El dominio de la mujeres (800-1350 d.C.). Mi Museo
y Vos 11:1-3.
La práctica del chamanismo la realizaba
todo individuo que tenía los conocimientos de la medicina natural, los que eran
adivinos buenos y malos, los cirujanos,
entre otros.
El comercio se estableció en los tiangues (mercados), Fernández Oviedo
señala que quienes comercializaban los
productos en el mercado eran exclusivamente las mujeres, y sólo tenían derecho a entrar al local los jóvenes que eran
mancebos (vírgenes) y los hombres que
venían de pueblos vecinos. Es impresionante analizar que entre el pasado y presente la mujer ha sabido administrar la
economía dentro del hogar.
Mi Museo y Vos
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Cronología Prehispánica en Centroamérica:
un acercamiento preliminar
Dr. Alexander Geurds
Universidad de Leiden, Holanda y Universidad de
Colorado en Boulder, EE.UU.
E
sta contribución se acerca a la historia de chronology-building para
distintas regiones de Centroamérica y se discuten transiciones que se
podrían considerar como ‘crisis’. Desde
sus inicios en el siglo 19, la arqueología de Centroamérica ha mantenido un
enfoque fuerte en el análisis de marcos espacio-temporales, mayormente
por medio de establecer secuencias de
complejos cerámicos, agregado últimamente con estudios de distribución de
materiales líticos, en particular de hidratación de obsidiana. Sin embargo, la
integración de estos marcos para llegar
6
Mi Museo y Vos
a reconstruir modos de vida y su síntesis en taxonomías culturales a nivel de
la macro-región de Centroamérica, permanece todavía por lograr. La arqueología macro-regional ha sufrido de ser
restringida a fronteras nacionales (como
la de Nicaragua) y una relativa escasez
de proyectos de mayores dimensiones,
resultando en la fragmentación de cuerpos de datos. Esta problemática también
aplica a la cuestión de la interacción con
Mesoamérica y el noroeste de Sudamérica. Caso particular es la aplicación de
datos etnohistóricos para analizar la interacción entre Mesoamérica y Centroamérica a partir del período de 800 d.C.
Introducción
Hablar de cronología en la arqueología
de Centroamérica, implica considerar un
área que en la composición de su cultura material, muestra una diversidad
amplia de las diferentes subregiones,
combinado con secuencias temporales
de poca comparabilidad. Es decir, la
historia cultural en los tiempos prehistóricos de Centroamérica es ampliamente
divergente, hasta el punto que en realidad se complica correlacionar sus componentes individuales, principalmente a
partir de 1500 a.C. (para una discusión
de complejos cerámicos más tempranos, véase Hoopes 1994). Es observado
con cierta frecuencia que la combinación
de a) la distribución irregular en Centroamérica de proyectos arqueológicos, b) la
ausencia de publicaciones sintéticas y c)
la falta de estudios comparativos (involucrando distintas subregiones), han contribuido al entendimiento sumamente parcial de la cronología de desarrollo social
en esta región istmeña de las Américas.
Actualmente, acercamientos arqueológicos a cronología son basados mayormente en cerámica y siguen siendo un
enfoque bien visto en la disciplina. Por
último, hay que señalar que buena parte
de las investigaciones parten de una presumida dicotomía con regiones colindantes, siendo el noroeste de Sudamérica,
el Mar Caribe, y Mesoamérica. Sin duda,
a razón de evidenciar comparabilidad y/o
dicotomías con Mesoamérica (tanto de
carácter de intercambio como a nivel de
cronología), esa última región ha figurado de manera prominente en la literatura
(Figura 1). También sigue atraer debates
en cuanto al famoso southeastern periphery del área Maya, como relacionado
con redes de intercambio situado en la
franja costera del Pacífico.
¿Sera útil entonces acercarnos a la cronología de esta región de Centroamérica? De manera preliminar me acerco
aquí a una mirada regional, resumiendo
las cronologías relativas más influyentes. Con una tal mirada, sin duda parcial
y tentativa, evalúo la posible presencia
de desarrollos culturales a nivel de todo
Centroamérica. Luego discuto los cambios más destacados en las cronologías,
para terminar con enfocar un estudio de
caso de percibidos movimientos migratorios, desde el centro-sur de Mesoamérica
hacia las áreas de la franja Mesoamericana en la actual Nicaragua y Costa Rica.
Figura 1: Mapa de áreas culturales (tomado de
Holmes 1914).
Dicha franja se conoce con el término
de la Gran Nicoya, término introducido
para describir la una subarea cultural
que incluye el Istmo de Rivas en Nicaragua y la península de Nicoya en Costa
Rica (Norweb 1961) (Figura 2). Dentro
del pensamiento de las áreas culturales,
se ha considerado que además el Lago
de Nicaragua, la Isla de Ometepe, tanto
como la franja norte del Lago, podrían
haber formado parte de Gran Nicoya
(Haberland 1992), aunque hasta hoy en
día se han dedicado muy pocos estudios
Mi Museo y Vos
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a confirmar el rol de esas zonas (aunque véase Espinoza y Rigat 1994; Van
Broekhoven y Geurds 2012).
Figura 2: Mapa de Gran Nicoya (McCaffery y
Steinbrenner 2005).
Antecedentes
Desde los tiempos de la arqueológica anticuaria y los grandes pioneros, como William Holmes (1888), Carl Hartman (1901,
1907) y George G. MacCurdy (1911) para
Panamá, Samuel Lothrop para Costa
Rica y Nicaragua (1926) y Panamá (1937,
1942), William Duncan Strong para Honduras (1948) y también John M. Longyear
III para el occidente de El Salvador (1944),
los estudios en Centroamérica han progresado hacia una preocupación con
cambios espacio-temporales (e.g. Baudez 1966 para Honduras; Baudez y Coe
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Mi Museo y Vos
1962, y Baudez 1967 para Costa Rica) y
una aceleración desigual en subregiones
de la región, debido a infraestructura débil
y/o inestabilidad sociopolítica.
Algunos proyectos continuaron para establecer la base para proyectos actuales, otros empezaron a explorar subregiones previamente no estudiados. La
mayoría de estos estudios desarrollaron
esquemas de secuencias ocupacionales. La cerámica era estudiada principalmente por su valor cronológico. Aunque
hacia el norte, en el área Maya, se fue
desarrollando una metodología estandarizada para la cerámica, los acercamientos en la arqueología de Centroamérica
permanecieron relativamente variables.
En las últimas décadas se han realizado
esfuerzos para proponer diálogos de secuencias cerámicas a nivel regional (e.g.
Henderson y Beaudry-Corbett 1993;
Vázquez et al. 1992), pero por lo general la mirada cronológica regional sigue
siendo fragmentada.
Comparación macro-regional
En la comparación macro-regional con
los percibidos cambios sociopolíticos en
Mesoamérica y el área Andino, observamos un nivel de ‘estabilidad’ a nivel
sociopolítico en Centroamérica. Tanto
la lingüística que vemos aquí como los
estudios genéticos nos hablan de estabilidad espacial (Figura 3). El paisaje
lingüístico en Centroamérica es de relevancia aquí, dado que consistió de hablantes de por lo menos tres familias de
lenguas en un espacio bien reducido.
Figura 3: Mapa de áreas lingüísticas (tomado de Lehmann 1920).
Los estudios genéticos también agregan
datos, subrayando desarrollo estable en
el espacio a través del tiempo (Barrantes
et al. 1990).
Parece entonces, que la única manera de intentar comparar Mesoamérica,
Centroamérica y el Área Andino es de
una mirada de mucha distancia y con
pocas posibilidades de cuantificar diferencias. Aun así, es notable que en toda
la trayectoria de la prehistoria de Centroamérica, desde los inicios del sedentarismo hasta el siglo 16, se observa un
desarrollo longue durée con, en realidad,
muy pocos datos de cambios drásticos,
ni revueltos terribles. En el vernáculo arqueológico de Centroamérica no aparece ‘colapso’, ‘desplazamiento’, ni ‘expansión’. Sin duda sí contamos con algunos
casos bien conocidos de impactos culturales, debido a eventos cataclísmicos
de volcanes – el sitio del período Clásico
de Joya de Cerén (El Salvador) siendo el
más llamativo (véase Sheets 2002). Sin
embargo, reitero que, por lo general, la
estabilidad diacrónica a nivel de subregiones es el aspecto más distintivo de
la cronología cultural en Centroamérica.
Desde la introducción de comunidades
Mi Museo y Vos
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sedentarias/alfareros, fases culturales
en Centroamérica han sido calculadas
con una longitud media de unos 800900 años, mucho mayor a la longitud
de fases en otras regiones, por ejemplo
Mesoamérica (Lange and Stone 1984).
Siguiendo Linares (1979), Sheets propone que la aparente ausencia de crisis
disruptivas en la prehistoria de Centroamérica se debe a la combinación de una
alta biodiversidad y una baja densidad
poblacional (Sheets 1992).
Aparte de estos, hay además múltiples
secuencias de subregiones menos estudiadas, para las cuales no cabe el espacio aquí, pero incluyen entre otros el
Golfo de Fonseca (Sur de Honduras), la
Costa Atlántica de Nicaragua, la región
central de Nicaragua (Chontales), la
zona al sur de la Cordillera de Talamanca (Diquís y Osa península), Bocas del
Toro (Costa Caribe norte de Panamá) y
el Darién (oriente de Panamá, frontera
con Colombia).
Podemos resumir diciendo que investigaciones recientes han dejado en gran
medida de buscar materiales covalentes
en las secuencias de Centroamérica. En
cambio, un interés en desarrollo cultural
a nivel subregional y local predomina el
paradigma arqueológico en la región.
Destaca la arqueología de Panamá en
este sentido.
cuatro períodos cronológicos:
1) El período Bicromo en Zonas
(300 a.C.-200 d.C.),
2) El período Policromo Temprano
(200-800 d.C.),
3) El período Policromo Medio
(800-1200 d.C.), y
4) El período Policromo Tardío
(1200 d.C.-Conquista)
Transiciones, enfocado en la
arqueología de Gran Nicoya
Este análisis coincide con otra diferencia
entre las sociedades de Mesoamérica y
el Área Andino, con las de Centroamérica: su dependencia en cultivos básicos
de tubérculos como la yuca, combinado
con cultivos de árboles como pejibaye
(Bactris gasipaes) y guayaba (Psidium
gauyava), en vez de cultivos de semillas
como el maíz y el frijol. Esta última forma de agricultura requiere por lo general de más medidas para asegurar una
cosecha exitosa, así como también un
régimen de preservación, tanto de la cosecha como del suelo para que éste no
pierda su calidad.
La comparación regional de secuencias
de cerámica es normalmente facilitada
por la presencia de trade wares u horizontes que ‘conectan’ a individuales secuencias y forman manera de calibrar
uno con el otro. Lamentablemente, hasta hoy se desconoce un marcador que
aparece en todas las secuencias en una
fase distinta. Se podría concluir que esa
ausencia sea indicativa del carácter fragmentado de la prehistoria Centroamericana. Estudios más tempranos dedicaron atención a análisis de ese tipo,
buscando similitud en la cultura material
a través de Centroamérica (Haberland
1978), con el propósito implícito de postular conexiones culturales en la forma
del intercambio de tradiciones de alfarería. Obviamente, las grandes excepciones a la dificultad de buscar conexiones
sincrónicas son la metalurgia (oro y aleación de oro y cobre) y la talla de piedra
verde, pero siguen siendo categorías de
material con muy poco respaldo de contexto arqueológico, el oro incluso menos
que la piedra verde.
Buscando entonces momentos de inestabilidad en secuencias de cerámica de
Centroamérica, exploro aquí el caso de
los períodos tardíos de la secuencia de
la subregión de Gran Nicoya. La mirada
tradicional a este período en Gran Nicoya subraya la aparición de aspectos
de origen Mesoamericano, en particular motivos decorativos de la cerámica,
tanto como argumentos lingüísticos.
Esta aparición se explica por medio de
referencias etnohistóricas a migraciones
de grupos Mesoamericanos hacia Gran
Nicoya (Hoopes y McCaffery 1989). Se
reconoce entonces que en este caso la
etnohistoria sirve como información contextual al estudio cronológico.
Estos cuatro períodos se mantuvieron
en uso estándar (aunque modificado a
través del tiempo) hasta los inicios de
los años 90. La investigación posterior
ayudó a refinar la secuencia cronológica
de Gran Nicoya, aunque fechas de radiocarbono obtenidos en Nicaragua no
fueron publicados hasta los años 70 (Haberland 1978; Healy 1980), a pesar de
excavaciones en la zona de Rivas y en
la Isla de Ometepe en el Lago de Nicaragua por Gordon Willey y Albert Norweb
en 1959-1961 y por Wolfgang Haberland
en 1962.
Principales cronologías de
Centroamérica
En Centroamérica se definen cuatro secuencias a nivel subregional: 1) Gran
Nicoya (cubriendo el Pacífico de Nicaragua y el noroeste de Costa Rica), 2) El
Altiplano Central y el Atlántico de Costa
Rica, 3) Gran Chiriquí (cubriendo el noroeste de Panamá) y 4) la región semiótica de Gran Coclé (Centro de Panamá).
10 Mi Museo y Vos
La primera secuencia arqueológica para la
subregión de Gran Nicoya, la parte sur en
particular, fue el producto de excavaciones
estratigráficas en la provincia de Guanacaste en Costa Rica por Michael Coe y
Claude Baudez (Baudez 1967; Baudez y
Coe 1962; Coe y Baudez 1961). En base
a las tipologías de cerámica y algunas
fechas de radiocarbono, se propusieron
A principios del los años 90, investigaciones adicionales y una creciente base
de datos de casi 100 fechas de radiocarbono, mayormente producto de investigaciones en la parte sur de Gran Nicoya
en Costa Rica y recopilado y reportado
por Ricardo Vázquez y colegas en un
volumen especial de la revista Vínculos
(1994), aportó a la revisión y renombramiento de períodos de la cronología de
la subregión de Gran Nicoya (Vázquez
et al 1994). Desde la perspectiva cronológica del Posclásico Mesoamericano,
el cambio más significativo fue el de la
transición entre los períodos Policromo
Mi Museo y Vos
11
Medio y Policromo Tardío, a los renombrados periodos de Sapoá y Ometepe,
de 1200 a 1350 d.C. La consecuencia a
corto plazo era el inicio dilatado de un
siglo y medio de los supuestos tipos cerámicos diagnósticos del período Policromo Tardío.
Aunque las fechas de radiocarbono parecen justificar esta prolongación del
periodo Sapoá, la asignación de varios
tipos tardíos a un período iniciando alrededor de 1350 d.C. no está bien respaldado por los mismos datos (McCafferty
y Steinbrenner 2005). El aspecto complicado es que los datos estratigráficos
de estos tipos, los conecta con bastante
claridad con los tipos policromados de
engobe blanco, marcadores del período
Sapoá, en particular el tipo Papagayo
Policromo. Sin embargo, supuestos tipos diagnósticos del período Ometepe,
parecen ser encontrados típicamente
en contextos fechados por radiocarbono
que pertenecen al período Sapoá.
Resumiendo, se desestabilizó la cronología de Gran Nicoya con la observación
asombrosamente sencilla, que apenas
una sola fecha de radiocarbono del período Ometepe se podía asociar con un tipo
cerámico considerado de ser diagnóstico
de este período (Figura 4), siendo Madeira Policromo (McCafferty y Steinbrenner
2005). Hoy en día, gracias a los resultados del estudio de la Universidad de Calgary, la arqueología de la subregión de
Gran Nicoya se enfrenta a una realidad
cronológica en que la gran mayoría de los
tipos diagnósticos del período Ometepe,
12 Mi Museo y Vos
en realidad son más probables de pertenecer al período Sapoá.
Figura 4: Vasija Madeira Polícromo, cortesía
de Mi Museo, Granada.
Ahora bien, si tipos de cerámica considerados como diagnóstico del período
Ometepe en realidad datan del periodo
Sapoá, la relación entre los contextos
arqueológicos de los dos períodos no
se aclara. A su vez, esto confunde a los
intentos de comprender los procesos
sociopolíticos, posiblemente abruptos
durante el período de 800 d.C. hasta la
Conquista, un enfoque tradicionalmente
fuerte en la arqueología de Nicaragua.
Como se señaló anteriormente, en Gran
Nicoya ese período está estrechamente
vinculado a referencias etnohistóricas de
migraciones del Centro de México (véase
también Fowler 1989). Las dos migraciones
más importantes en que se supone se basan las referencias en las fuentes (en particular Oviedo) son una migración inicial de
grupos hablantes de un idioma Oto-mangue (conocidos como Chorotega), y una segunda migración, varios siglos después, de
grupos hablantes de un idioma nahua (los
Nicarao). Los momentos en el tiempo de
estas migraciones son asunto de debate
y preveo que van a seguirse disputado,
aunque estudios etnohistóricos han hecho contribuciones a resolver este problema. Lo importante de mencionar aquí
es que las migraciones generalmente se
han relacionado con la secuencia cronológica de Gran Nicoya. El comienzo del
período Sapoá alrededor de 800 d.C. es
entonces asumido de marcar la llegada
de los Chorotega, mientras que el período Ometepe se asocia con la llegada de
los Nicaraos. Por lo tanto, los Chorotega
también se asocian con la cerámica de
engobe blanco que comienza a aparecer
a principios del periodo Sapoá, mientras
que los Nicarao se asocian con los diagnósticos del período Ometepe. Entonces, cualquier cambio sugerido en las fechas asociadas con la aparición de estas
cerámicas, por lo tanto, tiene implicaciones con respecto a estas migraciones,
asumiendo por un momento la correlación entre tipos cerámicos y grupos de
cierta identidad (suposición nada fácil!).
Esta es una nota al margen, pero para
mí, este caso hace pensar otros nexos
entre referencias etnohistóricas y datos
arqueológicos en las Américas. Como
por ejemplo de los estudios en la arqueología Inca en el Perú; las referencias a
las migraciones de la cultura Mexica/
Azteca, el posible vaivén de los Purépecha, el abandono de la ciudad de Monte
Albán, todos en México, como fin de una
fase cronológica.
¿Crisis?
¿Cuáles entonces podrían ser momentos de crisis en Centroamérica? Factores internos y externos juegan un papel
en los orígenes de crisis – densidad poblacional fluctuante, desastres naturales
en la tierra natal, redes comerciales, enfermedades, conflictos bélicos, migración y desplazamiento mayor – todos
pueden jugar ese papel en iniciar crisis
en la sociedad. Para Centroamérica sabemos las respuestas a la mayoría de
estos factores. La densidad poblacional
era baja y no hay indicaciones de que
subió o bajó drásticamente en ninguna
subregión. Desastres naturales eran (y
siguen siendo) parte de la vida: actividad
volcánica y sísmica son los principales
factores involucrados. Redes comerciales son un caso particular. Tenemos el
comercio en piedra verde, en parte el
jadeíta del valle de Motagua, evidenciado por iconografía Olmeca en materiales
procedentes de Costa Rica. También conocemos la presencia de los arrugados
discos de oro martillado, procedentes de
Panamá, en el famoso Cenote de Sacrificio en Chichen Itzá. La mención de
migraciones desde Mesoamérica hacia
el Pacífico de Centroamérica en fuentes
etnohistóricas es otro ‘evento’ que debió
haber dejado su impacto, si es que se
logra comprobar dichas referencias.
Conclusiones
En la arqueología de 2014 no se habla
mucho de cronología. De vez en cuando parece como que hay cosas mucho
Mi Museo y Vos
13
más interesantes... Es decir, el interés y
los enfoques investigativos son más bien
ubicados en el patrón de asentamiento,
adaptaciones ecológicas, practicas habitacionales, el rol del paisaje, la relación
complicada entre humano y objetos, etc,
etc. La cronología parece ser demasiado básica para un proyecto investigativo.
Observamos las consecuencias de este
silencio en cuanto a cronología en una
arqueología subdesarrollada como la de
Centroamérica: han quedado hoyos en
el pavimento, en la base del conjunto de
investigaciones.
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1994 Hacia futuras investigaciones en Gran Nicoya. En Vínculos 18-19: 245-278
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16 Mi Museo y Vos
Mi Museo y Vos
17
Taller sobre “El Arte y Arqueología de
América Central y Colombia” en Panamá*
colección de objetos de oro y jade en exhibición en el instituto DumbartonOaks.
Geoffrey McCafferty
Universidad de Calgary
E
l Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en colaboración con la Biblioteca de Investigación DumbartonOaks y la Colección de
Washington DC, recientemente organizó
un taller internacional sobre el arte y la
arqueología de América Central y Colombia, en la Ciudad de Panamá, Panamá. Esto fue notable porque por primera
vez en años recientes, académicos que
representan a Nicaragua fueron incluidos en el programa y la posterior discusión. El objetivo del taller fue presentar la
investigación reciente, relevante para la
*Traducción al español: Nora Zambrana Lacayo
18 Mi Museo y Vos
DumbartonOaks está afiliado a la Universidad de Harvard, y los arqueólogos
de Harvard han tenido una larga historia
de interés en la investigación en Centroamérica y Colombia, incluyendo las excavaciones en Nicaragua dirigidas por
Gordon Willey en la década de 1960 y
publicadas en el excelente libro de Paul
Healy La Arqueología de la Región de
Rivas, Nicaragua. En concreto, DumbartonOaks fue creado por el fundador
Robert Woods Bliss, como un instituto de investigación especializado en el
arte precolombino y clásico. El instituto
cuenta con una gran biblioteca de investigación, y ofrece becas a especialistas
(tanto profesionales como estudiantes
avanzados) que deseen utilizar las instalaciones para sus propios proyectos de
investigación. Periódicamente el instituto
también organiza conferencias temáticas, y estas se publican luego.
Debido al interés de Bliss en el arte precolombino, este adquirió una excelente
colección de objetos de oro y jade de
Centroamérica y Colombia, y por años
los visitantes se han maravillado con la
calidad artística de las piezas. El actual
director de Estudios Precolombinos en
DumbartonOaks, el Dr. Colin McEwan,
es un experto de renombre mundial en el
arte de la región. Fue a través de su colaboración con el Dr. Richard Cooke, del
Instituto Smithsonian de Investigaciones
Tropicales (y con fondos adicionales de
la Fundación Wenner-Gren) que este taller de tres días fue coordinado.
Más de 30 especialistas de América
Central, América del Sur, América del
Norte y Europa, se reunieron para presentar reportes basados en sus propios
trabajos de investigación especializada y
discutir las actuales interpretaciones. El
taller también incluyó la visita a las excavaciones en curso en el sitio funerario
real de El Caño, así como al laboratorio
de campo, donde los muchos artefactos
del sitio están siendo estudiados bajo la
dirección del a Dr. Julia Mayo, de la Fundación El Caño. Los asombrosos descubrimientos de El Caño fueron publicados
en la edición de National Geographic de
diciembre de 2012, exploraciones que
han continuado desde ese tiempo hasta
que se nos permitió ver los más recientes
descubrimientos.
El programa del taller fue organizado temáticamente. El primer tema estuvo dirigido a las propias colecciones de DumbartonOaks, incluyendo las ofrendas
de la biblioteca y los resultados de un
preliminar mini-taller, donde un pequeño grupo de especialistas tuvo acceso
para estudiar los objetos de la colección.
Esto fue seguido por una revisión general de la América Central Precolombina
por el Dr. Cooke, y una revisión general
de la metalurgia prehispánica por el Dr.
Warwick Bray, de la University College de
Londres. Otros estudiosos presentaron
análisis más especializados de la antigua
orfebrería relativa al 'estilo internacional'.
Aunque los objetos de oro y jade son
muy raros en la arqueología de Nicaragua, varios especialistas nicaragüenses
fueron incluidos en el programa. El Dr.
Alexander Geurds (Universidad de Leiden) presentó un resumen de su investigación actual en la región Chontal del
centro de Nicaragua. En un artículo en
coautoría con CarrieDennett y Sharisse
McCafferty, presenté investigaciones recientes con la cerámica del Pacífico de
Nicaragua. Muchos de estos estudios
han sido publicados en números anteriores de Mi Museo y Vos. La nicaragüense Ivonne Miranda Tapia, del Museo
Nacional, también asistió al taller y tuvo
la oportunidad de conocer e interactuar
con muchos de los otros participantes.
Dr. Alex Geurds con la Dr. Nawa Sugiyama
(Universidad de Harvard).
Mi Museo y Vos
19
Una presentación de particular interés
fue hecha por la Dr. Rosemary Joyce, de
la Universidad de California en Berkeley.
Ella presentó sobre Las Vegas Policromo
de Honduras, que muestra similitudes
notables con Papagayo Policromo del
Pacífico de Nicaragua durante el período Sapoá (800-1250 d.C.). Las relaciones culturales entre Honduras y el Pacífico de Nicaragua se han convertido en
un tema reciente de debate, sobre todo
porque desafían las interpretaciones tradicionales de influencias 'mexicanas' en
la región Gran Nicoya en ese momento.
estas presentaciones fue el tema relativamente poco desarrollado de la Gran Diáspora Chibcha del área Istmo-Colombiana.
Haciendo uso de la lingüística, así como
de estudios de ADN antiguo e iconografía, Hoopes y sus colegas están centrando la atención en las dinámicas culturales
de la familia de lenguajes Chibcha, que
se extendía desde el norte a Suramérica
a través de Centro América, incluyendo el
Atlántico de Nicaragua.
El taller concluyó agrupando primero a
los participantes en pequeños grupos regionales, y luego integrándolos a todos
El tema de la interacción cultural fue el en una mesa redonda. Los Nicaraguatema de la discusión final. El Dr. John nistas se asociaron con especialistas de
Hoopes de la Universidad de Kansas pre- Costa Rica. Un tema importante de dissentó un documento de autoría conjunta cusión fue específicamente por qué los
sobre las conexiones de Centroamérica habitantes precolombinos de las regiocon Mesoamérica, y luego el Dr. Reniel nes circundantes utilizaron adornos de
Rodríguez (Universidad de Puerto Rico) jade y oro como símbolo de poder, mienpresentó sobre los vínculos con la Esfe- tras que los antiguos nicaragüenses se
ra Caribeña. Un elemento importante de basaron en otros iconos, especialmente
cerámica policroma. Basado
en la evidencia etnohistórica y arqueológica, las tribus
del Pacífico de Nicaragua
exhibían un grado de complejidad cultural al menos
tan grande como los de las
regiones vecinas en Costa
Rica y Panamá. Los sitios de
Aguas Buenas en Chontales,
o Sonzapote en Isla Zapatera, por ejemplo, exhiben un
grado de complejidad arquitectónica que supera a las de
Ivonne Miranda Tapia discutiendo de la cerámica policroma
las otras en la baja América
con la Dr. Rosemary Joyce (Universidad de California en
Berkeley).
Central, aunque la ostentosa
20 Mi Museo y Vos
exhibición de autoridad son mínimas en
comparación. Esto puede sugerir otras
vías de demostración ideológica, tal vez
incluso una estructura comunitaria más
socializada.
El resultado final del taller DumbartonOaks/Smithsonian será un volumen
editado con capítulos que representan
los temas importantes de discusión. Ya
que Nicaragua carece del oro y jade de
algunas de las otras regiones, esperamos introducir el tema de las demostraciones alternativas de poder y autoridad,
así como enfoques distintos de organización política pre-colombina.
inaugurado en la Ciudad de Panamá presenta la fascinante historia de América
Central mediante exposiciones interactivas innovadoras.
La visita al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y a su afiliado
Museo de la Biodiversidad fue inspiradora, sobre todo para el desarrollo de planes para el propio canal de Nicaragua. El
impacto potencial del Gran Canal afectará profundamente la cultura, la economía
y la ecología nicaragüense. Siguiendo el
modelo del STRI de Panamá, Nicaragua
tiene la oportunidad de crear su propia
iniciativa de investigación para estudiar
su biodiversidad única, así como los recursos culturales que se encontrarán durante la construcción. En lugar de esperar
décadas para comenzar ese proceso, a
como lo hizo Panamá, Nicaragua podría
comenzar un programa de investigación
multidisciplinar desde el principio.
Un punto culminante final del taller fue
una visita al propio Instituto Smithsonian
de Investigaciones Tropicales. El STRI
(por sus siglas en inglés) es una amplia
colaboración de biólogos, ecólogos, antropólogos y arqueólogos que han trabajado en la región durante más de
50 años. El Instituto está estrechamente asociado con el Canal
de Panamá, el que proporcionó
los incentivos para su inicio como
un medio de monitoreo de los
recursos naturales y culturales
afectados por el Canal. Los laboratorios arqueológicos bajo la
dirección del Dr. Cooke cuentan
con una enorme riqueza de colecciones comparativas de restos faunísticos y botánicos, con
los que él y sus colegas han reconstruido la cambiante ecología
cultural de Panamá. El Museo de Dr. Geoffrey McCafferty dando conferencia sobre la
la Biodiversidad, recientemente cerámica del Pacífico de Nicaragua.
Mi Museo y Vos
21
Otra lección del taller de DumbartonOaks
/ Smithsonian fue el potencial disponible
a través de instituciones especializadas
que utilizan formas creativas para exhibir y estudiar colecciones arqueológicas. Una de las principales críticas de
los académicos dirigidas a los coleccionistas de arte precolombino, es que las
colecciones se utilizan para el consumo
personal y sólo rara vez son puestas a
disposición del público en general. Así
como DumbartonOaks ha desafiado ese
estereotipo, Mi Museo también ha creado un ejemplo de exposición pública de
cerámicas arqueológicas de colecciones
privadas. Por otra parte, Mi Museo se ha
convertido en un importante centro cultural para una variedad de eventos. La
revista del museo, Mi Museo y Vos, se
ha convertido en una importante difusora de los descubrimientos realizados por
los arqueólogos profesionales al público
en general.
Nicaragua ha entrado a una etapa emocionante en la investigación de su historia precolombina, a lo que me he referido como
un renacimiento arqueológico. El enorme
potencial que ofrece el proyecto del Gran
Canal podría impulsar la arqueología de
Nicaragua a un período dinámico de crecimiento acelerado, re-escribiendo la prehistoria de sus poblaciones indígenas, mientras desarrolla su industria arqueo-turística
como una economía sostenible.
22 Mi Museo y Vos
Visitas a Mi Museo
E
n el primer trimestre de este año, del 1 de enero al 31 de marzo, Mi Museo obtuvo un total de 4116 visitas, de las cuales 3203 corresponden a extranjeros, 733
nacionales y 180 estudiantes. Estamos contentos de recibir a los visitantes de
los diferentes lugares y realizarles un tour por las instalaciones del museo de forma
gratuita.
A continuación el detalle de los países que visitaron Mi Museo:
Estados Unidos 848
Canadá 462
Costa Rica 345
Reino Unido 232
Francia 202
Alemania 183
Dinamarca 64
Suiza 61
Argentina 61
Australia 58
Holanda 51
España 39
Italia 35
Guatemala 32
Bélgica 30
Venezuela 29
México 28
Israel 27
Panamá 26
Suecia 23
El Salvador 23
Colombia 22
Brasil 22
Honduras 21
Hong Kong 21
Austria 13
Japón 12
Noruega 10
Rusia 9
Nueva Zelanda 8
Chile 7
Polonia 7
República Checa 6
Perú 5
Finlandia 5
Letonia 5
Chipre 4
Hungría 4
Corea del Sur 4
Belice 3
Cuba 3
Letonia 5
Andorra 2
Taiwán 2
Grecia 2
Filipinas 2
China 2
India 1
Estonia 1
Portugal 1
Uruguay 1
Turquía 1
Ecuador 1
Malasia 1
Líbano 1
Serbia 1
Mi Museo y Vos
23
Mi Museo, Calle Atravesada 505, Frente a Bancentro.
Granada, Nicaragua.
Telf. (505) 2552-7614
E-mail: [email protected]
Horario de atención: Lunes-Domingo: 8:00 a.m. - 5:00 p.m.
Entrada gratuita.
www.mimuseo.org
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www.facebook.com/mimuseo.granada