Discurso Constanza Mekis Celebración 20 años CRA 23 de octubre de 2014 Junto con saludarlos muy cariñosamente, les doy las gracias, por lo que significa esta palabra 'gracia', son las diosas bellas, del encanto y la alegre creatividad humana; las gracias de Rubens, la persona con gracia, las gracias plenas, el gran agradecimiento a todos ustedes. Quise empezar este aniversario con palabras agradecidas, gracias por acompañarnos, gracias por su trabajo y por la gracia que le imprimen, por su alegría y encanto, así como la gracia está en haber convertido espacios inertes en un espléndido Centro de Recursos del Aprendizaje, abierto a la comunidad escolar. Quiero agradecer a todas las personas que han formado parte de los CRA. A los coordinadores y encargados en cada escuela y liceo, a quienes admiro por su labor dedicada y cotidiana. El círculo de agradecimiento: Desde el equipo CRA agradecemos infinitamente tu mirada clara y tu ejercicio profesional, y el círculo del “gracias” hace que tú misma agradezcas infinitamente la mirada clara y el ejercicio profesional del que está a tu lado, el efecto multiplicador de tu labor que desde aquí no alcanzamos a medir. Al parecer, el mundo es una verdadera gracia, la gracia de estar vivo en esta comunidad. Agradecer los aportes y destacar la cooperación de los aquí presentes. Agradezco el reflejo que cada uno de ustedes le ha impuesto al CRA como una característica personal. Cada CRA representa a nuestro país, altas cumbres y lagos profundos, desiertos y bosques, ciudades, caminos de tierra, cóndores y barcazas. Mis gracias son sinceras, para ustedes como creadores mediadores CRA. Hace 20 años, Kenzaburo Oé recibía el Premio Nobel de Literatura; se abría la Capilla Sixtina luego de su restauración; en Sudáfrica se celebraban elecciones libres y multirraciales, poniendo fin al apartheid; 1 y en Japón, se lanzaba la primera videoconsola PlayStation, que sería la más exitosa de su generación. En ese mismo año de 1994, Mario Vargas Llosa ganaba el Premio Cervantes y leía su discurso “La tentación de lo imposible”. A kilómetros de distancia, en nuestro país, comenzábamos a implementar las bibliotecas escolares como Centro de Recursos para el Aprendizaje. Después de años de proyectarlos y planificarlos, nacían los CRA para hacer algo concreto de esa otra tentación, aparentemente imposible. Los desafíos que nos imponía el contexto histórico resultaban abrumadores y, por lo mismo, fascinantes. Los años 90 traían nuevas aspiraciones para nuestra sociedad, un hambre de lograr condiciones más justas y la búsqueda, tan actual, de la ansiada educación de calidad. En el marco del Programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (MECE) y la exigente asesoría del Banco Mundial, el componente Bibliotecas Escolares CRA se propuso, desde entonces, dar a la lectura un lugar importante. La tarea era todo un desafío: ir conformando gradualmente las condiciones para que, al contar con un espacio de lectura e investigación, los niños y jóvenes encontraran la motivación necesaria para leer por placer, desarrollar sus habilidades de información y aprender en forma autónoma. El trabajo de los primeros años fue una construcción por etapas. Mientras en básica se reforzaban las bibliotecas de aula, en enseñanza media fuimos avanzando en infraestructura, mobiliario y, por supuesto, en la entrega de colecciones acordes con el entonces nuevo currículo. Recuerdo con especial cariño a los 124 liceos que formaron parte del plan piloto para la implementación de los CRA, las jornadas de Cayumanqui y Padre Hurtado, donde tantos profesionales se hicieron eco de la propuesta de estas nuevas bibliotecas escolares. En ellos encontramos la primera señal del compromiso que veríamos luego en 2 tantos coordinadores y encargados CRA. Gracias por haber sido parte de los inicios de esta tarea. A partir de la experiencia piloto de CRA en 1994, entre los años 1995 y 2000, se crearon 1.340 bibliotecas escolares en los liceos del país, a los que se fueron sumando los nuevos establecimientos creados. Quisimos que esta implementación a gran escala contara con la participación de la comunidad educativa completa. Convocamos a directivos, docentes, estudiantes y familias para que se incorporaran a la selección de recursos pedagógicos que formarían parte de la colección. Esto significó que el 80% de los recursos fueron elegidos en equipos desde cada liceo, a través de catálogos que a su vez habían sido elaborados por profesionales expertos del Mineduc. A pesar de que nuestro núcleo siempre ha sido pedagógico, al plantear el CRA como un apoyo directo al currículo, no podíamos olvidar el aspecto bibliotecológico de estos espacios y colecciones. Junto con los recursos se entregaron las fichas de procesos técnicos, correspondientes a cada uno de los títulos que recibían los establecimientos, facilitando así el trabajo bibliotecario de los coordinadores y encargados CRA. El año 2000 marcó un hito en nuestro trabajo. El Banco Mundial cerraba el proceso de apoyo al Programa MECE y para nuestra satisfacción, evaluaba de manera positiva la implementación de los CRA. Los señalaba como uno de los componentes exitosos de la década y daba luces acerca de la importancia de seguir mejorando el nivel de uso de los recursos entregados. Imposible no recordar a Juan Pravda diciendo que “los CRA irrigan e irradian hacia la comunidad educativa, tal como el corazón en el cuerpo humano, los minerales necesarios para el aprendizaje y el conocimiento. Y así, a medida que estos se van sedimentando y surtiendo su efecto, despiertan en los jóvenes y en los docentes una curiosidad creciente, que los lleva de vuelta a la biblioteca para renovar este nutritivo vínculo”. 3 A partir del año 2001, llegamos a nuestro nuevo hogar, la Unidad de Currículum y Evaluación. Desde este espacio pudimos complementar nuestro trabajo y mirada hacia los establecimientos educativos, en compañía de Currículum, Textos escolares, Inglés abre puertas y Simce. Aun cuando el trabajo vinculado a todas estas áreas fue una exigencia desde el primer momento, ahora se potenciaba al pertenecer todos a la misma unidad. La llegada a la UCE impulsó el trabajo en la enseñanza básica. Para determinar la existencia de bibliotecas escolares en las escuelas y la infraestructura y recursos disponibles, realizamos una encuesta a los directores de más de siete mil escuelas subvencionadas. El diagnóstico fue categórico: 65% de las escuelas no contaban con una biblioteca, dada la insuficiencia de recursos y lo inadecuado de la infraestructura. Incluso en aquellos establecimientos donde sí existían, la situación resultaba precaria, debido al bajo nivel de su administración, la desvinculación de las prácticas pedagógicas de los recursos de aprendizaje, y de estos con los intereses de los alumnos y las necesidades de los docentes. Esta evidencia fue un llamado a la acción, y entre 2000 y 2002 se formuló el proyecto que haría posible una posterior cobertura general de la educación básica en las escuelas. Quisimos escuchar las voces de los actores del sistema educativo y, a lo largo de todo Chile, entrevistamos a profesionales de distintas unidades del Mineduc, supervisores de los Departamentos Provinciales, directores de escuelas, docentes, alumnos y profesionales de diversas instituciones relacionadas con la educación y bibliotecas escolares. Todos ellos hicieron sus aportes para que la implementación en educación básica comenzara a andar. Primero, entregando colecciones destinadas a ciertos niveles de básica; luego, impulsando que los recursos tuvieran vida en las escuelas, gracias al mueble viajero; para finalmente llegar al año 2004, cuando iniciamos el 4 proceso de postulación para implementar bibliotecas CRA propiamente tales, promoviendo la centralización de los recursos en los establecimientos educativos. De estos años, recuerdo la intensidad de las jornadas en Valdivia y Mantagua. Estoy segura de que algunas de las premiadas por su trayectoria CRA estuvieron presentes en esas capacitaciones. Hoy, tras 20 años de trabajo continuo, y no exento de dificultades, podemos decir que hemos llegado a implementar 10.700 bibliotecas escolares CRA en todo Chile, 8.413 en educación básica y 2.287 en educación media. Con esto, hemos logrado que 2.650.000 estudiantes tengan acceso a recursos pedagógicos de calidad, libros, juegos, materiales didácticos, mapas y muchos otros, permitiendo el acceso a la lectura y la información. Es decir el 96,87% de la matricula… El programa es universal en nuestra nación. Ahora bien, todo esto que les he contado es parte de nuestra historia reciente. Sin embargo, al hablar de lectura y bibliotecas escolares, no podemos olvidar nuestra historia como país. Durante varios siglos, la mayor parte de la población era analfabeta. Nuestros orígenes los encontramos en las culturas prehispánicas de tradición oral, y luego, en la población mestiza que fue quedando al margen de la cultura escrita, por no formar parte de las elites coloniales. La lectura y la escritura eran instrumentos de la administración y de la evangelización, y su enseñanza sistemática se restringía a una parte muy pequeña de la población. Por esta y otras razones, alfabetización y escolarización están estrechamente unidas a la formación del Estado de Chile. Las prioridades fueron primero la cobertura de establecimientos educativos, y luego la alfabetización entendida como decodificación. Durante la última década, se ha consolidado la conciencia de la importancia de la lectura, que contrasta con la evaluación negativa que se hace de su práctica efectiva. Esta constante preocupación por el nivel de lectura de los estudiantes y, en general, de la práctica de la lectura en la sociedad, muestra también esta valoración. Es, sin duda, un cambio importante. La lectura dejó de considerarse –al menos en la 5 esfera pública y desde el Estado– como algo que se limita a la decodificación de signos escritos. Hoy, la práctica de la lectura se asocia a la capacidad de comprender en profundidad, de aprender en forma autónoma y crítica, de desenvolverse con soltura en un entorno en que prolifera la información en distintos soportes. Y tal vez lo que es aún más importante, la lectura dejó de estar estrictamente subordinada a contenidos curriculares o morales, y se la asocia con el placer. En el placer de leer es donde hay más posibilidades de que la lectura produzca los mayores beneficios. Recientemente en Oxford, el escritor británico Frank Cotrell dijo que mucha gente se tornaba suspicaz cuando él hablaba de la idea del placer, ya que lo situaban en la misma categoría de “lo divertido” o “la distracción”. Para Cotrell, el placer es una forma profunda de atención, que logra anclarse en una imagen que luego saldrá a la luz de una manera que no se esperaba, integrando intelecto y emociones. Concuerdo plenamente con su definición, que tan bien se ajusta, no solo al placer de leer, sino al de estar en una biblioteca escolar especial. El programa Bibliotecas Escolares CRA ha dado un espacio físico a este cambio de paradigma acerca de la lectura. Durante estos veinte años, la nueva concepción ha ido ganando espacio y adeptos en los establecimientos educativos, marcando así un hito en políticas públicas relacionadas con la lectura y su fomento en Chile. Por eso, si bien la historia de las bibliotecas escolares en nuestro país es reciente, se inserta en esa lenta progresión de la historia de las prácticas de lectura en el país. A medida que se ha avanzado en la cobertura de las necesidades más básicas, ha progresado la conciencia de nuevos requerimientos, entre ellos, el de contar con una red de bibliotecas escolares. Al mismo tiempo, el programa responde a las exigencias ciudadanas de asegurar la calidad de la educación y de darle un lugar privilegiado a la lectura en su diversidad. 6 En los últimos meses, hemos sido testigos de un creciente negativismo, “la tentación de lo posible”, al hablar de la realidad de la lectura en Chile. Desde el Programa de Bibliotecas Escolares CRA, nos hacemos cargo de las falencias que nos conciernen, sin embargo, no podemos, ni queremos, desconocer todo lo que hemos avanzado. Si hoy hablamos de los índices de lectura, si cuestionamos el papel del Estado en su fomento, si criticamos el funcionamiento de las bibliotecas escolares, es porque hemos avanzado y hemos sentado las bases para que estos debates tengan lugar. Con orgullo decimos, sí, existen bibliotecas escolares a lo largo de Chile. Sí, hay mucho que mejorar. Sí, hoy tenemos una base, construida con planificación, pensamiento y emoción, para seguir avanzando y hacer de este un país de lectores. Sí, después de 20 años de trabajo y 24 estudios y evaluaciones del programa, sabemos cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, que han de guiarnos en los años que vendrán. Aunque los índices de lectura y de comprensión de lectura no se correspondan –imagínense que las bibliotecas escolares francesas tienen más de un siglo de existencia–, aunque no se correspondan los puntajes del SIMCE con toda esta inversión en materiales, magia y esfuerzo, por esta confianza en la base del conocimiento que es el CRA por parte de todos y cada uno de los gobiernos, hemos crecido ininterrumpidamente. Y en este logro, magnífico, lo que reconozco ahora en perspectiva es el camino de las páginas, el cosmos de una novela atrapante, es que la fantasía y el profesionalismo nos han acompañado y no hemos perdido los grandes sueños. Yo confío –como múltiples estudios lo avalan– en que los CRA son un pilar fundamental, tanto como todos nosotros como actores de la educación, para –en los frutos del país– tener una nación de ciudadanos creativos, con pensamiento crítico, visión de mundo y de la humanidad, científico y humanista, amantes de los libros, lectores de la voz divergente y convergente. 7 Porque con la implementación de Bibliotecas Escolares CRA, no solo hemos tenido que demostrar su importancia e influencia en una buena educación, sino que también hemos tenido que generar la necesidad de contar con acceso a los libros, y promover la industria editorial, entre tantas otras cosas. Hace 20 años resultaba impensable el contar con una red de bibliotecas escolares a lo largo del país. Hoy, es una realidad. Los esfuerzos del programa, que en un comienzo se orientaban a implementación y cobertura, hoy deben dar respuesta a los desafíos de su nueva realidad. En la proyección a futuro de los CRA, surgen grandes tareas que debieran apuntar al logro de su consolidación. En ellas, todos los actores del programa tenemos una cuota de responsabilidad, y respondemos según nuestros ámbitos de acción. El país requiere una normativa que dé forma legal definitiva a las bibliotecas escolares CRA, como programa y como lugar de acceso a la lectura en las escuelas y liceos. Al mismo tiempo, se hace evidente la necesidad de profesionalizar la red de coordinadores y encargados CRA. Para esto es vital ofrecer un plan de formación permanente que promueva la especialización, tanto en el área bibliotecológica como pedagógica. Consideramos que esta tarea no puede llevarse a cabo sin la participación de las instituciones de educación superior. Solo en la medida de que se logre el reconocimiento social de la labor del bibliotecario escolar, se avanzará en los niveles de lectura e investigación que el país necesita. Para fortalecer el uso de los recursos de aprendizaje y lograr una mayor orientación hacia la gestión curricular, el fomento de la lectura y la alfabetización informacional, necesitamos desarrollar aquellas líneas de trabajo que este nuevo horizonte les impone. Entre ellas podemos mencionar la necesidad de fortalecer la estructura regional y provincial. En este punto, quiero hacer un alto, para destacar a una parte importante del Equipo CRA que se encuentra presente. Me refiero a los encargados CRA regionales y provinciales, que con esfuerzo y 8 compromiso a toda prueba, han ido convirtiendo en realidad esta figura tan necesaria, extendiendo el trabajo del equipo central. Gracias a ellos, tanto en 2013 como en el presente año, cada región ha organizado Encuentros Regionales, congregando a la comunidad local y empoderando a los coordinadores y encargados CRA de los distintos establecimientos educativos. A cada uno de ellos le hago llegar mi más sincero agradecimiento. Esperamos que su trabajo siga representando un apoyo constante a las escuelas y liceos, orientándolos al cumplimiento de los estándares de los CRA a lo largo de Chile. Una de las metas que se ha propuesto el CRA para esta nueva etapa es contribuir a la materialización de un diálogo más enriquecedor entre las prácticas pedagógicas y las prácticas de lectura. Aspiramos a que la lectura dinamice el proceso de aprendizaje y a su vez, el aprendizaje curricular permita potenciar los recursos, desplegando sus múltiples niveles de interpretación y uso. Este trabajo alimentará la evaluación y selección de recursos de aprendizaje, así como las prácticas vinculadas a ellos y sus usos. En unos momentos más, la experta mundial Inés Miret nos hablará acerca de los desafíos de las Bibliotecas Escolares para los nuevos tiempos. Sin lugar a duda, esta será una preocupación del Programa, ya que necesitaremos incorporar herramientas y servicios digitales que sean de utilidad para sus usuarios. Esto significa considerar la entrega de dispositivos de lectura, y la consiguiente formación para el uso de estos. En los establecimientos educacionales, creemos importante que se avance en el desarrollo de una cultura evaluativa, que permita medir el cumplimiento de los estándares en las diversas áreas de gestión y planificar de acuerdo con las necesidades detectadas. Esto considera la entrega de herramientas para llevar a cabo la evaluación y situarse en el panorama nacional, además de facilitar su tarea de difusión en la localidad. Al mismo tiempo, los CRA pueden ir consolidando su presencia como referente cultural para la comunidad, promoviendo la 9 participación de los distintos actores que convergen en ella. En este sentido, creemos que es importante establecer una cultura de redes y alianzas, donde se logre trabajar mancomunadamente con el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (Dibam), el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, instituciones públicas y privadas (fundaciones, ONG) que cada establecimiento defina que son sus posibles aliados estratégicos. La invitación es a que cada uno de los presentes y cada uno de los que nos ven se hagan parte de los CRA y apoyen con propuestas esta construcción colectiva. Para terminar, y a propósito de esta construcción colectiva, quiero destacar que el compromiso de cada uno de los que han pasado por el Equipo CRA del nivel central del Ministerio de Educación en estos 20 años ha sido fundamental para que hoy celebremos, quienes han trabajado arduamente, proyectando el trabajo y pasión por 'encantar' y transmitir conocimientos, estándares, nuevos modelos, capacitaciones que, en dosis reservadas, nos hacían reír y, en otras dosis, pensar y refrescarnos con nuevas ideas para innovar y contribuir a la mayor gracia de nuestro CRA. Los méritos son de ellos, y no tengo palabras para agradecer a cada uno que es un experto en alguna materia: Gabriela Jara, Andrea Labra, Bernardita Moore, María José Dulcic, Christian Anwanter, Corina Acosta, Alejandro Valenzuela, Fernando Vera, Beatriz Sánchez, James Uribe y Christian Medina. Vayan también las gracias a nuestra institucionalidad ministerial, a la unidad de Currículum y Evaluación, nuestra jefatura, Alejandra Arratia, y a los abnegados funcionarios del Ministerio que destacamos por su cooperación, en este proyecto. Después de esta invocación al agradecimiento de quienes tenemos años de servicio público, estoy sinceramente emocionada. No se imaginan el gusto que tengo por que el CRA no haya quedado en la sombra, gracias a ustedes, que no se haya limitado a un solo gobierno, para agonizar en 10 el siguiente, sino que haya durado seis gobiernos y siga resplandeciendo; esta es una obra social, un maravilloso punto de encuentro social. Aquí se junta nuestro pasado, así como mil voces de artistas, músicos, cartógrafos, escritores antiguos y recientes, con nuestro día a día, aquí nos hemos juntado todos como ante un espejo – confío en la gracia de los libros–, pues siempre nos hemos considerado entusiastas, creativos, gestores del aprendizaje diverso del mundo. Como país podemos estar orgullosos de lo realizado durante estos 20 años. Las bibliotecas escolares CRA son una presencia en las escuelas y liceos. Conocemos sus fortalezas y debilidades, estamos abiertos al cambio y su adaptación para las generaciones que vendrán. Esos desafíos, conocidos y desconocidos, son el motor que nos impulsa a seguir trabajando, convencidos de nuestra misión: fomentar el interés por la información, la lectura y el conocimiento mediante espacios creativos de encuentro y aprendizaje para la comunidad escolar. Esta construcción colectiva CRA tiene cuerpo, peso y espíritu. Anhelamos no solo que siga viviendo, sino que despliegue sus alas hacia horizontes insospechados, donde la cultura y los saberes prevalezcan y tengan valor en nuestra sociedad. ¡¡Muchas gracias!! Constanza Mekis Santiago, 23 de octubre 2014 11
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