Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - La globalización como fenómeno cosmopolita: 72-85 La globalización como fenómeno cosmopolita1 Resumen Adolfo A. Abadía 72 1. Agradecimientos especiales a Orlando Javier Trujillo Irutia, Ph.D.(c), por sus pertinentes comentarios y por abrir el espacio académico que permitió la escritura de este artículo en el curso de Representación política y sistema de representación. 2. Estudiante de Ciencia política con concentración en relaciones internacionales de la Universidad Icesi (Cali, Colombia). Creador y director del portal de opinión pública Estudiantes de Doxa y actual Editor ejecutivo de la revista estudiantil Trans-pasando Fronteras del Centro de Estudios Interdisciplinarios Jurídicos, Sociales y Humanistas (CIES) de la Facultad de Derecho y Ciencias sociales de la Universidad Icesi. Sus áreas de interés incluye la opinión pública y los medios de comunicación; las relaciones internacionales, la globalización y el mantenimiento de la paz; y, finalmente, los sistemas electorales. Entre sus publicaciones se encuentran: “La experiencia de Estudiantes de Doxa: contribuyendo como nuevo medio a la opinión ciudadana”. En: Biblioteca Virtual Paul Lazarsfeld. Belo Horizonte, Brasil: Grupo de Pesquisa Opinião Pública, Marketing Político e Comportamento Eleitoral, Universidade Federal de Minas Gerais. 2 Este trabajo analiza la situación de la representación política en las sociedades con- temporáneas en un mundo globalizado que permite visibilizar fenómenos que, por un lado, van más allá de los límites de lo nacional y local, y por el otro lado, desafían el nacionalismo metodológico. Así mismo, se tendrá en cuenta a los agentes, las estructuras y los procedimientos de representación involucrados para aportar un mayor y más comprensivo análisis de los procesos globalizadores y de las interconexiones que emergen del interior de las fronteras del Estado-nación westfaliano que se transponen a un sistema internacional considerado como anárquico. Este artículo inicia considerando la situación de crisis de soberanía de los Estados nacionales a razón de la emergencia nuevos actores y de procesos globalizantes. Luego se analiza, teóricamente, procesos que atraviesan las fronteras de los Estados nación y visibilizan nuevos escenarios de interacción como las dinámicas de la globalización a la luz de la defensa de principios inmersos en relaciones de interdependencia compleja promovidas por redes transnacionales. Además, se estudia una posible forma de representación política en regímenes democráticos que incorpora elementos de la globalización. Todo lo anterior, es producto de una exhaustiva revisión bibliográfica que sugiere pistas para el estudio de las implicaciones de cómo la aceleración del proceso de globalización modifica cualitativamente la representación política en las sociedades contemporáneas permeadas por influjos transnacionales. Palabras Clave Globalización Representación política Nacionalismo Metodológico Trandisciplinariedad Redes transnacionales de defensa Abstract This paper analyzes the situation of political representation in contemporary societies in a globalized world that allows to visibilize phenomena, on the one hand, that go beyond the limits of the national and local level, and on the other hand, that challenges the methodological nationalism. Also, it will consider the agents , structures and representation procedures involved to provide greater and more comprehensive analysis of globalization processes and interconnections that emerge from within the boundaries of the Westphalian nation-state that are transposed in an international system considered as anarchic. This article starts by considering the crisis of sovereignty of national states due to the emergence of new actors and globalizing processes. Then it will be analyzed, theoretically, the processes that cross the borders of national states and make visible the new interaction scenarios as the dynamics of globalization in light of the defense of principles involved in complex interdependent relationships promoted by Transnational Defense Networks. Furthermore, we study a possible way of political representation in democratic regimes that incorporates elements of globalization. All this is the result of an exhaustive literature review that suggests clues for the study of the implications of how the acceleration of the globalization process qualitatively modifies political representation in contemporary societies permeated by transnational influences. Keywords Globalización Representación política Nacionalismo Metodológico Trandisciplinariedad Redes transnacionales de defensa Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - Globalization as a cosmopolitan phenomenon: 72-85 Introducción El texto de Ulrich Beck y Natan Sznaider (2006) Unpacking cosmopolitanism for the social sciences: a research agenda, contiene una idea en la cual se inscribe esta reflexión a razón en la medida en que promueve entender la globalización como un fenómeno cosmopolita1, que va más allá de los límites de lo nacional y local, y más allá del nacionalismo metodológico: “La luz de los grandes problemas de la cultura ha pasado” de una definición de nación-estado de la sociedad y de la política a una perspectiva cosmopolita. En este punto, las humanidades y las ciencias sociales tienen que estar listos para una transformación de sus propias posiciones y equipamiento conceptual - es decir, para tomar el cosmopolitismo en su agenda de investigaciones con seriedad y plantear algunos de los debates claves conceptuales, metodológicos, empíricos y normativos que la cosmopolitización de la realidad plantea a las ciencias sociales (Beck, 2006)2 Como se puede entrever de la anterior extracción, los autores invitan a repensarse la noción “cosmopolita” de una manera muy similar como propone Saskia Sassen (2007) de la “globalización” en Una sociología de la globalización. Es decir, desde una perspectiva que privilegie, primero, un mayor y más comprensivo análisis de los procesos globalizadores que el mero discurso sostenido desde la economía global corporativa que estudia exclusivamente la configuración de las instituciones directamente relacionadas a este tipo de procesos. Segundo, implica al mismo tiempo, analizar fenómenos que, aun estando ubicados dentro de las extensiones territoriales consideradas dentro de la jurisdicción de una institucionalidad nacional, incorpora a su vez redes y entidades transfronterizas que interconecta múltiples procesos y actores locales que, en otras palabras, testifican que gran parte de las dinámicas globales emergen del interior de las fronteras del Estado-nación westfaliano3 y se transponen al sistema internacional que es considerado como anárquico4. Teniendo en cuenta todo lo anterior, en este trabajo se entenderá por globalización como fenómeno cosmopolita aquellos procesos que surgen de ciudades que han logrado articularse a las dinámicas globales consolidando relaciones de interdependencia recíproca tanto en temas económicos y legales, como políticos, culturales, sociales y hasta lingüísticos, entre otros tantos más (Kaldor, 2003); aquí queda en manifiesto que inclusive un Estado de primer mundo “no resulta protección suficiente contra problemas socio-económicos o políticos que no se detienen ante ninguna frontera” (García, 2003). 1 La palabra “cosmopolita” viene del griego κοσμοπολίτης y traduce, literalmente, ciudadano del mundo. Más allá de esta traducción, la Real Academia Española ofrece un significado como adjetivo, definición muy acorde al propósito de este ensayo: dicho de una persona que considera todos los lugares del mundo como patria suya. 2 Traducción propia. 3 La idea del “nacionalismo metodológico” (Sassen, 2007 y Beck, 2006) está directamente relacionado con la concepción del Estado soberano westfaliano, ya que éste es asumido como la principal categoría y punto de referencia para los análisis de las relaciones internacionales. 4 El carácter anárquico del sistema internacional no debe ser entendida según el principio hobbesiano ni como benigna per se. Antes bien, como arena en donde ocurren interacciones complejas y difíciles de leer (Rose, 1998). En otras palabras, es entender la anarquía como una institución internacional que emerge de un “proceso de creación de significados intersubjetivos […] mediante (la) interacción recíproca […] (de) estructuras sociales relativamente duraderas con las definimos nuestras identidades y nuestros intereses” (Wendt, 1992), por lo tanto, la anarquía es lo que los Estados hacen de ella. 73 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - La globalización como fenómeno cosmopolita: 72-85 Por tal motivo, este artículo sosteniente una idea de globalización como un fenómeno, por un parte, que incluye diferentes categorías de estudio de varios campos de las ciencias sociales que permitiría pensarse la globalización desde una perspectiva transdisciplinar como ocurre cuando las “disciplinas se comunican por el bien de la realidad” (Gordon, 2010). Y por otra parte, que exige individuos dispuestos a apropiarse de su condición de “ciudadano del mundo” y como tal pueda conciliar el sentirse orgulloso de su cultura local, regional o comunidad étnica, con un saludable respeto por otras culturas en un ambiente de reconocimiento de la diversidad humana (Kriegman, 2006). En congruencia con lo anterior, queda en evidencia que “los procesos transnacionales como la globalización política, económica y cultural enfrenta […] una serie de desafíos teóricos y metodológicos […] debido a que lo global transciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las instituciones nacionales” (Sassen, 2007). Simultáneamente, se transgreden los límites disciplinares obligando a cuestionar y a aceptar nuevas perspectivas y múltiples categorías filosóficas jurídicas, así como ontológicas y epistemológicas, para comprender un mundo de fronteras difusas (García, 2003 y Millán, 2013) resultado de procesos socioculturales (Londoño, 2003). Sin dejar de lado la búsqueda de un marco jurídico internacional que pueda enfrentarse y dar respuesta a los diversos tipos de conflictos asociados o agudizados como consecuencia de la globalización y que permita estudiar las transformaciones de la sociedad internacional en su globalidad y totalidad (Arenal, 1981 y Burgos, 2011). Finalmente, este estudio sobre la globalización nos invita a fortalecer la idea de que las Relaciones Internacionales (RR.II.) están también interesadas por lo social y no exclusivamente por las relaciones políticas y económicas. En este sentido, las RR.II. como ciencia autónoma en el marco de las ciencias sociales, debe adoptar una amplia gama de posibilidades que le permita entablar un diálogo transdisciplinar que involucre el mayor espectro posible de la complejidad de estas relaciones que serán interpretadas como “toda manifestación del comportamiento humano que, naciendo del lado de una frontera política nacional, ejerce una acción sobre el comportamiento humano del otro lado de esta frontera” (Manning, 1954 y Barbé, 1995). La anterior definición nos invita a leer las RR.II. a la luz de algunos elementos claves que resaltan el su vínculo como disciplina social interesada por lo que ocurre en el ámbito de lo global ya que concentra su atención (1) en la interacción entre los Estadosnación ya no como los únicos actores, (2) en sus comportamientos formales, institucionalizados y rutinizados, principalmente, aunque también concibe prácticas informales, (3) en los procesos que traspasan las fronteras de los Estado-nación y que tienen repercusión en los humanos, y (4) en la relación antagónica del “aquí” y el “allá”. En otras palabras, el término de Relaciones Internacionales es un “concepto genérico para una amplia gama de actividades, ideas y bienes que cruzan las fronteras nacionales; es decir, las relaciones internacionales comprenden intercambios sociales, culturales, económicos y políticos que se dan tanto en situaciones ad hoc como en contextos institucionalizados” (Manning, 1954). Este artículo está estructurado en cinco apartados. Inicialmente se analizará la situación de crisis de soberanía de los Estados nacionales a razón de la emergencia nuevos actores en el ámbito internacional y de procesos globalizantes que ponen en tela de juicio algunos de los principios que han regido a lo largo de las concepciones teóricas clásicas de las relaciones internaciones. En un segundo momento se dará cuenta de cómo el fenómeno de la globalización efectivamente quebranta los paradigmas clásicos de las disciplina de las RR.II. al analizar los procesos que atraviesan las fronteras de los Estados nación y visibilizan nuevos escenarios de interacción, como las ciudades cosmopolitas. Como tercer punto, se ejemplariza las dinámicas de la globalización a la luz de la defensa de principios inmersos en relaciones de interdependencia compleja promovidas por redes transnacionales, las cuales tiene un 74 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - Globalization as a cosmopolitan phenomenon: 72-85 correlato en los “nuevos movimientos sociales” a nivel nacional. Cuarto, se analizan formas de representación política en regímenes democráticos que incorporan elementos de la globalización, los cuales se ven a travesados por intereses políticos y electorales. Finalmente se propondrá algunas ideas como reflexiones finales. Lo anterior, como producto de una revisión bibliográfica que sugiere pistas para el estudio de las implicaciones de cómo la aceleración del proceso de globalización modifica cualitativamente la representación política en las sociedades contemporáneas permeadas por influjos transnacionales. Crisis de la soberanía nacional El Estado-nación como soberano empezó a concebirse desde la Paz de Westfalia en 1648. Desde ese momento se consiente como la autoridad suprema para un territorio y para una población en particular que vive dentro de sus fronteras, las cuales son reconocidas por los demás Estados. Su autonomía y jurisprudencia no es cuestionada siempre y cuando se restinga a acorde a sus límites territoriales (Saldivia, 2010). Estas cuatro condiciones garantizan la igualdad de los Estados en el contexto internacional y funciona como las reglas mínimas que proporciona la coexistencia de los Estados. Desde la lógica misma de la globalización como fenómeno cosmopolita, la construcción de políticas nacionales acorde a un mundo post-guerra fría puede llegar a incidir sobre la soberanía de otros países, así como la del país de origen. Lo que genera inquietudes sobre los posibles perjuicios a la institucionalidad de un actor frente a otro con mayor peso, tanto simbólico como político, económico y militar en el contexto internacional. En este sentido, es latente la inquietud sobre los escenarios que permiten que un actor tenga la capacidad de limitar arbitrariamente la participación de otro actor en el ámbito global o de coartar su autonomía poniendo así en juicio su soberanía nacional a través del puente de la globalización. La preocupación de trasfondo del enunciado anterior guarda sus raíces en lo que se conoce la crisis de la soberanía nacional en el campo de las relaciones internacionales (Bavaresco, 2003; Hinojosa, 2005; Thomas, 2004 y García, 2003), ya que en el ámbito de lo global la defensa de lo que se define como soberanía constituye un elemento fundamental para cada Estado-nación. Sin embargo existen países que logran entrometerse en los asuntos domésticos de otros países e incluir elementos ajenos en la reconfiguración de su soberanía e identidad como comunidad imaginada. Lo que representa un claro ejemplo de cómo la lógica de la globalización como fenómeno cosmopolita permite cierto grado de manipulación acorde a una lógica de la dominación como sometimiento o castigo. Visto de esta manera, la globalización podría considerarse como una amenaza en la medida en que implica procesos de apertura de algunos valores definitorios de la soberanía nacional (Kriegman, 2006), además de elementos constituyentes de la institucionalidad política interna (Teubner, 2010). Por lo tanto, se podría observar opiniones encontradas en torno a cuestiones propensas de cooperación internacional y de liberación y apertura de las fronteras de los Estado-nación a propósito de la globalización como fenómeno cosmopolita. De ahí que aparezcan, como más adelante veremos, redes de defensa transnacional en torno a los: “asuntos en los que (1) los canales entre los grupos nacionales y sus gobiernos están bloqueados o no son fluidos, o donde estos canales son ineficaces para resolver un conflicto, poniendo en marcha el modelo de influencia de “bumerang” característico de estas redes, (2) los activistas o los “empresarios políticos” creen que el trabajo en una red contribuirá a sus propias misiones y campañas5, y las promueven activamente, y 5 Como campañas, Margarete Keck y Kathryn Sikking (2000) proponen entender el “conjunto de actividades vinculadas estratégicamente, en los cuales los miembros […] 75 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - La globalización como fenómeno cosmopolita: 72-85 (3) las conferencias y otras formas de contacto internacional crean escenarios para formar redes y fortalecerlas” (Keck 2000). Siguiendo este orden de ideas, las redes de defensa transnacional se apropian de la globalización ya que aspiran a tener influencia y jerarquía a través de ella. De ahí que su funcionamiento tenga similitudes con los “grupos políticos y movimientos sociales” (Keck 2000) a nivel nacional. Como “movimientos sociales” en tanto a que sean vistos como elementos explicativos de fenómenos que emergen de la complejidad de las relaciones sociales de sectores organizados de sociedades que actúan como mediadoras de las tendencias que confluyen desde el contexto internacional. Sin embargo, se puede afirmar que estos movimientos parten de un sitio común que articula las acciones colectivas organizadas fomentadas por los “nuevos movimientos sociales”6. Leopoldo Múnera (1998) sostiene que el estudio de los “movimientos populares” encuentra mucho sustento en las teorías de los movimientos sociales ya que el análisis de las teorías de los movimientos sociales comparten pautas que sirven como caja de herramientas para la investigación de la acción colectiva. Sin embargo, hay que superar el origen de los conflictos en los movimientos populares vistos en clave de “clases y actores populares” en la medida en que éstas ya no logran determinar el sentido total de sus acciones aunque estén moldeadas por un horizonte de dominación y explotación (Múnera, 1998). Por otro lado, a la vez que ocurre lo anterior, perduran actores sociales tradicionales como aquellos movimientos políticos y sociales que continúan permeando las acciones que dirigen y guían la consecución de un objetivo principal que con frecuencia consiste en mejorar las condiciones de vida y bienestar social para los integrantes del movimiento en particular, y replicar estas condiciones a todos los involucrados en sus redes transnacionales. Cabe destacar que por el carácter informal generalizado de las redes de defensa transnacional, éstas no gozan de “poder en el sentido tradicional […] (por tal razón) deben utilizar el poder de su información, de sus ideas y sus estrategias para transformar la información y los contextos valorativos dentro de los cuales definen sus cursos de acciones los Estados” (Keck 2000). En este sentido, las redes de defensa transnacionales pueden lograr influir en los discursos políticos en cuanto a que logren persuadir a políticos en función de representantes del Estado y algunas organizaciones internacionales a que se movilicen y apoyen ciertas tendencias y posturas políticas nacionales e internacionales. De esta forma se pueden transformar programas políticos que “provocan la atención de los medios, debates, vistas judiciales y reuniones sobre temas que no habían sido anteriormente cuestiones de debate político” (Keck, 2000), ni de concierto internacional. Superando la fronteras del Estado-nación El estudio de la globalización como fenómeno cosmopolita demanda una construcción de nuevas y superiores categorías en contraste a la usual relación binaria entre “lo local” y “lo global” o “lo nacional” y “lo internacional”. Entre estas categorías caben expresiones sociales como la fuga de cerebros (Henao, 2012) o “las comunidades de inmigrantes […], las ciudades globales, las cadenas de producción internacional y la compresión espacio-temporal” (Sassen, 2007 y Beck, 2006). Esto no significa que las categorías anteriores dejen de existir o pierdan validez. Por el contrario, como la lógica del Estado-nación continúa estando vigente, aunque posiblemente a un nivel menor que en el pasado reciente, con la globalización se incluyen una multiplicidad de “actores no estatales y de procesos transfronterizos 6 Los “Nuevos movimientos sociales” surgen desde el análisis de los cambios que dan cuenta, fundamentalmente, de ciertos cambios estructurales de la organización societal. Esta “nueva estructura” puede verse reflejada en fenómenos como la “sociedad post-industrial o programada, el consecuente resquebrajamiento del movimiento obrero, la transnacionalización y globalización de la economía mundial” (Múnera, 1998). 76 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - Globalization as a cosmopolitan phenomenon: 72-85 que generan cambios en el alcance, la exclusividad y la competencia de la autoridad estatal sobre el territorio nacional” (Sassen, 2007). Al mismo tiempo incluye una visión multiescalar que dinamiza los asuntos entre lo local y lo global, en donde no existe necesariamente un orden prestablecido, evidenciando, por ejemplo, que lo supranacional no está obligatoriamente en una posición jerárquica por encima del Estado ni lo subnacional por debajo de éste, como es el caso de las llamadas ciudades globales que articulan elementos domésticos como extranjeros. Las ciudades globales, o ciudades cosmopolitas, son un punto de conexión en donde desaparecen las disyuntivas de lo local y lo global, de lo nacional y lo internacional, son “territorios subnacionales donde se entrecruzan múltiples circuitos globales, lo que las ubica en varias geografías transfronterizas, cada una constituida en términos de ciertas prácticas y de actores específicos y con un alcance propio” (Sassen, 2007). Este mismo argumento aparece implícitamente en Ulrich Beck y Natan Sznaider cuando ejemplarizan las diferentes maneras en que se manifiesta el “principio de lo cosmopolitan”: El principio del cosmopolitismo se puede encontrar en las formas concretas en todos los niveles y se puede practicar en todos los ámbitos de la acción social y política: en las organizaciones internacionales, en las familias binacionales, en los barrios, en las ciudades globales, en las organizaciones militares transnacionalizadas, en el gestión de cooperaciones multinacionales, en las redes de producción, organizaciones de derechos humanos, entre los activistas ecológicos y la paradójica oposición mundial a la globalización (Beck, 2006) 7 En congruencia con lo anterior, el fenómeno cosmopolita surge cuando la institucionalidad nacional converge con estructuras globales que articula una serie de nuevos elementos que revelan un significativo nivel de desnacionalización altamente especializado y focalizado en ciertos puntos constituyentes de lo nacional (Teubner, 2010 y Sassen, 2007 y 2010). Esta desnacionalización se consuma cuando entidades extranjeras privadas entran a negociar componentes institucionales del Estado, aun cuando “la mayoría de los dominios institucionales del cada país se consideran nacionales” (Sassen, 2007 y Saldivia, 2010). La anterior afirmación puede entenderse también a la luz de lo anteriormente mencionado como la crisis de soberanía nacional como consecuencia de la pérdida de autonomía de ciertas instituciones nacionales. En otras palabras, incorporar medidas que incentive un proyecto global implica limitar, en menor o mayor medida, los alcances estatales en tanto a la regulación de las interacciones que se producen dentro de las fronteras nacionales. En este sentido, el Estado quedaría, por un lado, como el poder administrativo orientado a procurar la defensa de unos mínimos como la propiedad privada y el carácter vinculante de los contratos (Sassen, 2007 y 2010) generando así una oportunidad para que en el libre mercado nacional puedan acceder intereses extranjeros; y, por el otro lado, como el protector de un “desarrollo” que exige de instauración real de cinco libertades instrumentales: “(1) las libertades políticas, (2) los servicios económicos, (3) las oportunidades sociales, (4) las garantías de transparencia y (5) la seguridad protectora” (Sen, 2001). La correlación de estas libertades constituye la base sobre la cual prime la igualdad de oportunidades y de derechos que contribuyen a la mejora de la capacidad de desarrollo social, cultural, político y económico. Lo que se ha dicho hasta el momento parece inscribirse en una postura reduccionista del fenómeno de la globalización privilegiando los procesos económicos. Gunter Teubner (2010) critica fuertemente esta postura y afirma que las dinámicas y procesos globalizadores no pueden ser vistos como fenómeno meramente 7 Traducción propia. 77 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - La globalización como fenómeno cosmopolita: 72-85 económico ya que así sólo permitiría dar cuenta de una de sus facetas. En sintonía con la crítica de Teubner, se defiende la idea de que la globalización suponen las dinámicas inmersas en un proceso policéntrico que logra permear distingas áreas de la vida simultáneamente (Teuber, 2010 y Saldivia, 2010). Lo anterior no significa la desaparición de los Estados. Por el contrario, los Estados seguirán siendo el garante jurídico de la soberanía, a pesar de que ésta será mucho más condicionado y cada vez más dependiente, tanto de consentimiento interno y como del respeto internacional. Más bien, significa que la globalización como fenómeno cosmopolitan está cada vez más integrado en las capas de las instituciones políticas, de los individuos, grupos e incluso empresas, así como de los Estados y las instituciones internacionales (Kaldor, 2003). En la defensa de los principios transnacionales Margarete Keck y Kathryn Sikking (2000) en Activistas sin fronteras, redes de defensa en política internacional, agregan el concepto de “redes de defensa transnacional” a propósito de la globalización como un fenómeno cosmopolita en la medida en que se consideran como nuevos actores, diferentes recursos de poder y variados mecanismos de acción. Esto implica, consecuentemente, una nueva forma de vínculos entre actores, los cuales se caracterizan por construir “redes de activistas y se distinguen principalmente porque se forman debido a la posición medular de sus ideas o valores basados en principios” (Keck, 2000). En otras palabras, desde esta perspectiva los dispositivos que generan la motivación suficiente para construir redes logran ganar tal importancia que superan las fronteras de los Estado-nación. Estos dispositivos pueden entenderse como aquellos ideales e imaginarios que son compartidos a escala global, ya sea en forma de creencias, sesgos valorativos o ideologías transnacionales. Por tal motivo, la focalización de estas interacciones hay que ubicarla a un nivel subnacional, amparada en una perspectiva que ya no muestra al Estado-nación como única unidad de análisis en lo referente al sistema internacional, sino que privilegia la visibilización de actores con fuerte incidencia en lo global que proviene desde el interior de los límites estatales. Por otro lado, las redes de defensa transnacional permiten observar entrelíneas el interés de promover y resaltar elementos como “la creencia de que los individuos pueden lograr el cambio; el empleo creativo de la información, y el hecho de que los actores no gubernamentales emplean complejas estrategias políticas al lanzar sus campañas” (Keck, 2000). La existencia de una red transnacional significa vínculos entre nodos, además de la afinidad por elementos que se relacionan con los valores y principios que aspiran defender. Por lo tanto, los actores dedican sus esfuerzos a lograr objetivos inspirados por un discurso común que sirve de interlocutor de los constantes intercambios de información y de servicios que calan en la esfera internacional (Ramírez, 2009). El carácter del discurso común define a las redes como “estructuras comunicativas” situando en el centro de las relaciones el intercambio de información. En este caso, el intercambio de información es de carácter internacional y desvinculado a los discursos de actores oficiales, como lo podrían ser algún Estado-nación en particular o un organismos supranacional, como la Unión Europea. La redes de defensa transnacional dan cavidad a “actores internacionales no tradicionales para movilizar estratégicamente la información […] y para convencer, presionar e influir a organizaciones y gobiernos mucho más poderosos” (Keck, 2000). De lo anterior se puede advertir una particularidad, la red de defensa transnacional actúa también como espacio político. Es decir, se consolida como arena de encuentro político desde donde se debaten y negocian, de manera formal e informalmente, los imaginarios y representaciones sociales, culturales y políticos que dan sentido a las acciones colectivas. Por lo tanto, su carácter de transnacional no lo excluye de las 78 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - Globalization as a cosmopolitan phenomenon: 72-85 preocupaciones sobre las políticas nacionales. De hecho, estas redes interconectan simultáneamente las dimensiones de la política nacional y la política internacional. Sin embargo, el modus operandi de estas redes tienden a la racionalización estratégica de una serie de recursos para incidir e influenciar lo global conformado por un “mundo de Estados y de organizaciones internacionales construidas por Estados” (Keck, 2000). Es así como la desnacionalización incide en la institucionalidad nacional antes exclusivamente sujeta a lo local. En la medida que las políticas domésticas empiezan a particularizarse para lograr dar respuesta a los órdenes institucionales y a la demanda de políticas estamentales altamente especializadas provenientes de sujetos a nivel global. En otras palabras, la desnacionalización vista desde el marco de esta nueva lógica global, es atravesada por un “fenómeno muy parcial, no universal, pero a la vez estratégico, ya que ejerce una enorme influencia sobre amplias esfera del ámbito institucional nacional y del funcionamiento cotidiano de los planos económicos y social, sin necesidad de rendir cuentas a los sistemas democráticos formales” (Sassen, 2007). A todo esto cabe resalta que la desnacionalización no aspira a la finalización de la incidencia de un Estado en la institucionalidad de sí mismo sino a que éste, en el nuevo orden institucional, deje de ser el único actor, o al menos el actor más relevante. Lo que significaría la transformación de ciertos componentes institucionales del Estado afín de la instauración del proyecto neoliberal como máxima expresión estatal en tanto a su política económica, en el sentido en que “el Estado mínimo es el Estado más extenso que se puede justificar” (Nozick, 1990). Representación política en una democracia transnacional Si bien, la inquietud de Robert Dahl (2001) sobre el grado de democracia de las instituciones internacionales no pierde validez, sus argumentos no son los más adecuados para evaluar los procesos de democracia transnacional en procesos globalizantes. Se observa en el autor dos definiciones de democracia fuertemente arraigadas en una continuidad, por un lado, de la lógica del Estado-nación como punto de referencia analítico en la arena internacional de relaciones transnacionales globales y, por el otro lado, de la prerrogativa de actores políticos de corte tradicional, consecuentemente con demandas y repertorios de acción que niegan los cambios estructurales a propósito de la globalización como fenómeno cosmopolita. Para explicar por qué las instituciones y procesos internacionales serán no democráticos, tengo la intención de considerar sólo dos de los innumerables aspectos de la democracia. Se trata de la democracia como un sistema de control popular sobre las políticas y decisiones gubernamentales, y la democracia como un sistema de derechos fundamentales (Dahl, 2001) 8 Es de considerar que las definiciones propuestas por Dahl afín de argumentar sobre la democratización de las instituciones internacionales tienen un fuerte fundamento en el nacionalismo metodológico limitando sus alcances dentro de las fronteras nacionales. Ya se ha argumentado que este método no es suficiente para analizar la globalización pues, entre otras cosas, ésta delimita su evaluación a la influencia de los aspectos económicos de las relaciones globales sujetas a los límites del Estadonación. La lógica de operar de la representación, aun con diferentes interpretaciones9, sigue 8 Traducción propia. 9 Elena García Guitián (2001) se apoya en el texto de The Concept of Representation de Hanna F. Pitkin (1967) para conceptualizar el término “representación”, y sostiene que el 79 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - La globalización como fenómeno cosmopolita: 72-85 teniendo vigencia en la globalización como fenómeno cosmopolita, así como en el nacionalismo metodológico pero solo en la medida en que implique interacciones e intercambios entre mínimo dos partes, de las cuales una de éstas personifique una institución arraigada en las dinámicas de la política nacional. Sin embargo, procurar una interpretación exacta, dependiente de una ubicación geográfica en particular y además que aglomere todas las posibilidades del acuerdo, sería una generalización débil y, según el contexto, insuficiente e irrelevante. En esta misma línea, Elena García Guitián (2001) advierte la complejidad de incorporar y elegir diferentes variables en la interpretación de un término como la representación, pues ésta siempre dependerá del peso que se le dé a los elementos, ya que estos tendrán una relación directa con las interpretaciones diversas en el marco de lo posible para no perder consistencia conceptual. Por consiguiente, una unanimidad en relación a la “actividad de representar” sin abarcar las vicisitudes contextuales, enfrentará dificultades concomitantes de la “representación de interese de diferentes colectivos. […] el represente debe actuar teniendo en cuanta el interés de los representados […] de manera independiente, con discrecionalidad y juicio” (García, 2001). En cuanto al quehacer de la política, es indispensable que exista una relación entre “representación” y “democracia” en los principios de una Nación que se puede definir como una “comunidad política imaginada como inherente limitada y soberana” (Benedict, 1993). La cual es imaginada por su capacidad de construir una imagen de afinidad entre todos sus compatriotas; es comunidad por su disposición de construir lazos de compañerismo profundo y de fraternidad en redes infinitamente extensas de clientela y parentesco; también se concibe como limitada por la existencia de fronteras finitas que divide una nación de otras; y que, finalmente, es imaginada como soberana pues “la garantía y el emblema de esta libertad es el Estado soberano” (Benedict, 1993). Visto de esta manera, esta definición nación puede participar en la globalización como fenómeno cosmopolita, por un lado, ya que su inherente límite es finito y flexible a la vez, y que su soberanía radica en la libertad; por el otro lado, en la medida en que se sostenga una idea de una democracia representativa que atienda la relación entre gobernantes y gobernados10. Esta interacción se apoyará, a su vez, en las esperanzas de que los gobernados se vean representados por sus gobernantes en el Estado, en sintonía con la idea de que la legitimidad de las democracias presupone una ciudadanía participativa, interesada y conocedora de los asuntos relacionados a los actos del gobierno. La democracia, vista como sistema político que implica representación, está muy ligada a conflictos de intereses. Por un lado, de las intenciones de perdurar en el poder por parte de los que gobiernan. Y por el otro lado, de la necesidad tener una representación en el gobierno que corresponda con unos intereses que justifique la intensión de voto por una opción de representación en particular. A simple vista, el interés por parte de los gobernantes en continuar en el ejercicio público de la política se puede comprobar a la luz de sus candidaturas en tiempos de elecciones. Sin embargo, este análisis parece no encontrar correspondencia en los gobernados cuando indagamos por el grado de conocimiento de los “planes de gobierno” que se les ofrece para elegir, a razón de que “los ciudadanos no conocen en su mayoría las políticas públicas que les pueden beneficiar y votan de forma expresiva” (García, 2001). Por otro lado, la democracia representativa demanda “presencia”, lo que da pie a que el debate electoral se vea permeado por la existencia de propuestas que giran en torno los rasgos de la personalidad de un candidato en particular. Por lo término tiene, por lo menos, cinco connotaciones diferentes: (1) representación equiparada a autorización o mandato, (2) representación identificada con sometimiento a una rendición de cuentas (accountability), (3) representación descriptiva, (4) representación simbólica y (5) representación sustantiva. 10 La representación de los “gobernados” por medio de una intensión de “Gobierno”, vistas en clave de relación de poder entre un grupo de representados y los representado, es una de las “fuentes de legitimación del sistema político democrático” (García, 2001). 80 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - Globalization as a cosmopolitan phenomenon: 72-85 tanto, si un votante de algún sector de la población no se auto-reconoce, por una parte, en las expresiones socio-culturales del candidato, es decir, no se ve identificado en sus costumbres, personalidad, en las acciones públicas anteriores; ni, por otra parte, en las aspiraciones política del candidato entonces esta opción muy difícilmente formará parte de la “élite” que hace política en una democrática. Cabe destacar que la representación procura defender de una posición determinada frente a temas de trasfondo que tocan el interés general pero así mismo enfrenta un dilema concerniente a toda democracia que se reconozca como defensora de las diferentes expresiones culturales y étnicas, el cual consiste en la imposibilidad de dar respuesta a las demandas de cada “identidad diferenciada” (García, 2001) en las instancias de representación de las instituciones políticas tanto a nivel local como nacional e internacionalmente. Todo lo anterior entrevé un escenario particular que se observa al analizar la globalización como fenómeno cosmopolita. Por un lado, ciudades globales que sin ser ajenas a las dinámicas de representación política, llegan a tales niveles de interdependencia compleja que empiezan a ser gobernadas articulando demandas sociales, exigencias de redes de defensa transnacionales e intereses económicos privados nacionales e internacionales, en un contexto pluriétnico y multicultural. Por el otro lado, nuevos actores internacionales buscan jugar un rol importante e incidir, de manera directa, o indirecta, en la formulación de programas y políticas nacionales acorde a los procesos globalizantes moldeado principios y valores pregonados por instituciones internacionales a nivel global. Reflexiones finales El presente artículo ha pretendido analizar las implicaciones de los proceso de globalizantes a propósito de la transformación de la representación política en un contexto de sociedades contemporáneas mediadas por relaciones de interdependencia que atraviesan asuntos locales, nacionales y hasta aquellos de carácter internacional. Se analizaron algunos elementos que entrevén procesos que dejan en evidencia una crisis de soberanía en consecuencia a fenómenos que transgreden las fronteras de los Estado-nación westfaliano, unidad analítica que tradicionalmente se ha concebido como el único actor en el ámbito de las relaciones internacionales. Posteriormente, se trajo a colación la noción de redes de defensa transnacionales como vehículo de representación política producto de la emergencia de nuevos actores que interconectan asuntos a niveles locales y hasta niveles globales. Además de esto, buscan generar un escenario de participación política que pone en evidencia nuevos intereses que exigen de su inclusión en la legislación que, inicialmente, se desarrolla dentro del marco jurídico atinente a una soberanía nacional pero que, paralelamente, tiene en consideración fenómenos que ocurren a nivel global. En este sentido, la presencia de la globalización como fenómeno cosmopolita no desconoce su incidencia en la injerencia que logra tener en la generación de políticas nacionales. Luego, en la medida en que éstas se expresen y se manifiesten, a través de cualquier medio informativo de comunicación, ya sea oficial, privado o independiente, logran incidir en la construcción de una agenda política que puede llegar a “trasladar a la audiencia la prioridad […] (de) las cuestiones sobre las que informan u opinan” (Paniagua, 2004) fabricando consenso11 en torno a las temáticas a legislar. Y es también a través de la vía de la difusión de información, la generación y el apoyo a un discurso política común que las redes de defensa transnacional canaliza sus intereses y acciones colectivas. 11 La “creación de consensos” es un fenómeno que evidencia un proceso propagandístico estatal que busca sembrar en la sociedad una serie de emociones “negativas” para persuadir “la aceptación de algo inicialmente no deseado” (Chomsky, 2002). 81 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - La globalización como fenómeno cosmopolita: 72-85 Adicionalmente se arguyó que una democracia representativa puede lograr fusionarse con procesos inherentes a la globalización como fenómeno cosmopolita en la medida en que se visibilicen nuevos intereses que demanden representación política. Como se mencionó en el desarrollo del artículo, estas demandas no serán manifestadas, exclusivamente, desde el interior de los límites del Estado-nación sino que se podrían efectuar en forma de movimientos sociales interconectados a través de redes de defensa transnacional desde cualquier parte del mundo. Por último, no está de más invitar a aborda el estudio de las dinámicas de la globalización desde una perspectiva en contravía a las aproximación reduccionista monodisciplinares que poco podrán dar cuenta de la real complejidad de los fenómenos globales y sociales. Así mismo, la disciplina de las relaciones internacionales, en tanto a una ciencia interesada por los procesos sociales, debe permitirse involucrar variables contextuales y latentes a transformaciones para analizar manifestaciones culturales, políticas, económicas y sociales que logran transformaciones en los repertorios y las realidades como ocurre al estudiar procesos sociales. Por lo tanto, más que una mirada interdisciplinar, se aboga por un acercamiento transdisciplinar que logré poner en diálogo a las múltiples disciplinas apropiándose de todos sus componentes metodológicos y conceptuales, para poder así radiografiar la globalización como fenómeno cosmopolita de una manera más completa, más integral, en consecuencia, más ceñida a lo real. Bibliografía AMARTYA, Sen (2001). Desarrollo y libertad [Título original: Development as 82 Revista Chilena de Estudiantes de Ciencia Política - Globalization as a cosmopolitan phenomenon: 72-85 freedom]. (Traducido al español por Esther Rabasco y Luis Toharia) Bogotá: Editorial Planeta Colombia, S.A. ANDERSON, Benedict (1993). Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México. D.F.: Fondo de cultura económica. ARENAL, Celestino del (1981). “La génesis de las relaciones internacionales como disciplina científica”. 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