la casa del tecolote PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO 1 Año 25 | Núm. 300 | agosto 2015 ISSN 1405-1931 ÍNDICE GENERAL EDITORIAL 3 PUNTOS DE ENCUENTRO 4 CASA CHATA 22 Pueblos indígenas de México Año 25 | Núm. 300 | agosto 2015 ISSN 1405-1931 DIARIO DE CAMPO COLIBRÍ CINEMANTROPOS 24 26 28 Coordinador Puntos de Encuentro: Jesús J. Lizama Editor: Óscar Espinoza García Diseño: Anneli Torres Formación: Samuel Morales Corrección de estilo: Esteban Velarde Imagen de portada: Denisse Corona AGENDA 30 CIESAS D.F. Juárez 87, Tlalpan Centro México D.F. C.P. 14000 CIESAS @ciesas Editorial Jesús J. Lizama ciesas-peninsular [email protected] C on motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido en 1994 por la Organización de las Naciones Unidas (onu) y celebrado el 9 de agosto de cada año, Ichan hace una breve mención de algunos trabajos del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas), que se realizan en torno a los pueblos de origen mesoameri cano. Como es bien sabido, a lo largo de más de cuatro décadas el estudio de estas sociedades ha sido una de las principales líneas de trabajo de nuestra institución. En cada una de las sedes, diversos investigadores estudian problemáticas que atañen a estas poblaciones, en un afán por interpretar la realidad social observada y, entre otras cuestiones, proponer nuevos esquemas de relación de estos pueblos con la sociedad regional y con el Estado. Los estudios realizados son tanto de tipo histórico, como de corte lin güístico y antropológico. La contribución al conocimiento se evidencia en los múltiples textos publicados bajo los sellos editoriales de la institución, como ejemplifican las colecciones: Historia de los Pueblos Indígenas de México, Huasteca, Peninsular, por señalar algunas. En la sección Puntos de encuentro se presentan seis trabajos redactados por investigadores de distintas unidades del ciesas, que dan cuenta de la diversidad de temáticas y ejemplifican las preocupaciones relacionadas con el estudio de los pueblos indígenas, desde la interpretación de sus procesos históricos hasta la comprensión de sus realidades más apremiantes, a través de diferentes metodologías de investigación: la revisión de las fuentes docu mentales, el trabajo en bibliotecas o la recolección de información en campo. Estos trabajos permiten observar que el estudio de estas sociedades no se limita a las comunidades que habitan en el país, sino que se extiende hasta Centroamérica y el Caribe. Las colaboraciones de este mes incluyen la apor tación de un estudiante de la Maestría en Antropología de la Unidad Pacífico sur, cuyo tema muestra que el interés por investigar a los grupos indígenas es actual. Por último, cabe mencionar que el empeño por estudiar a estas sociedades tiene como objetivo dilucidar con profundidad quiénes son y cómo viven los llamados “pueblos indígenas”, para contribuir con conocimiento de primera mano que apoye a la realización de políticas públicas que sean respetuosas de sus lenguas y culturas. PUNTOS DE ENCUENTRO 4 La rearticulación de las comunidades indígenas ante el neoliberalismo depredador 7 Avances de una etnografía escolar 10 Taller Miradas Antropológicas: Antropología visual en Veracruz 14 Aproximaciones antropológicas actuales a los pueblos indígenas Experiencias desde la maestría del ciesas Unidad Pacífico Sur 16 Los trabajos del ciesas en la Huasteca 18 Pueblos, costumbres y mujeres 20 El tributo, la contribución directa y las distinciones estamentales La rearticulación de las comunidades indígenas ante el neoliberalismo depredador Santiago Bastos ciesas-occidente [email protected] En el año 2005, en la pequeña localidad de Mezcala de la Asunción, situada en la ribera del Lago de Chapala, los comuneros se aliaron con los jóvenes sim patizantes del zapatismo de la cercana ciudad de Guadalajara para oponerse a las obras de reconstrucción de la isla que está frente al pueblo. Dicha obra era llevada a cabo por la municipalidad de Poncitlán, la Secretaría de Cultura del estado y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah). Acusaban a estas instituciones de ultrajar la gesta en defensa de la isla, ocurrida 200 años atrás, y de no respetar la tierra comunitaria, para convertir la isla en un destino turístico más de la ribera de Chapala. Los comuneros llevan varios años luchando para expulsar a un empresario tapatío que se asentó ilegalmente en sus tierras, para abrirlas al mercado in mobiliario. Ni las autoridades ni el invasor se imaginaron la energía con la que los mezcalenses se iban a oponer a la ocupación de su territorio: tenían clara la dimensión de lo que desafiaban y para hacerlo reclamaron sus derechos ancestrales como pueblo coca. Como respuesta a esta subversión sucedió lo que algunos mezcalenses no imaginaron: se giraron órdenes de aprehensión en contra de varios de ellos, por defender un territorio según lo marca la ley. Esta es la manera en que una pequeña comunidad está enfrentándose al capital inmobiliario y turístico en la ribera de Chapala. Su situación no es Fotografía: Alejandro Llamas única: es similar a la que enfrentan varias comunidades indígenas en México hoy en día, que ven sus territorios y sus formas de vida amenazadas por empresas mineras, eólicas, turísticas, hidroeléctricas, agroindustriales, o dedicadas al narcotráfico y al crimen organizado.Todas éstas son iniciativas que buscan la “acumulación basa da en la depredación, el fraude y la violencia”, y suponen el “despojo de los patrimonios sociales (tierras, recur sos, riquezas, derechos) del grupo social emplazado en la geografía específica”, en palabras de Harvey. El fin del Estado corporativo posrevolucionario, su paso al Estado neoliberal con orientación al mercado externo, y de ahí al Estado cooptado, son procesos para lelos a la imposición de este modelo de despojo. Ante esta situación, muchas de las comunidades han reaccionado como Mezcala: con la reorganización de sus instituciones comunitarias, como el eje de su defensa frente a las amenazas que encaran, sin que el Estado las proteja. Después de 20 años de los frus trados Acuerdos de San Andrés, estas instituciones comunitarias se conciben como los órganos de gobierno de los pueblos indígenas, que son sujetos de derecho y reclaman una autonomía reconocida en la Constitución, pero negada en los hechos. Esto es lo que ha ocurrido en Cherán, en San Dionisio y San Mateo del Mar, en Vícam, en Holbox, en Santa María Ostula y en muchos otros lugares del país. En todos ellos surgen respuestas comunitarias ante diferentes formas de despojo que ejerce la globalización neolibe ral.La policía comunitaria de Guerrero y los municipios autónomos zapatistas también son movimientos de re cuperación de estructuras y lógicas comunitarias ante las agresiones. Si uno compara todo esto con lo que ocurre en Guate mala, notará que las cosas no son muy diferentes, tenien do en cuenta los efectos de una historia marcada por un genocidio que recayó especialmente sobre las comu nidades indígenas. Tras la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno de ese país y la Unindad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (urng), en el año de 1996, la 5 apertura a la economía mundial supuso la llegada de actividades extractivas, apoyadas incondicionalmente por gobiernos neoliberales cada vez más represivos. Las primeras respuestas de las comunidades gua temaltecas fueron unas consultas comunitarias que se extendieron por todo el país, llegando a movilizar a un millón de personas, en 74 municipios (un 20% de los existentes), que se manifestaron de forma rotunda en contra de las actividades extractivas en sus territorios. Buena parte de su éxito se basó en la participación protagónica de autoridades e instituciones comunita rias que se reconfiguraron de formas diversas después de la guerra, con la participación de jóvenes, mujeres y antiguos revolucionarios. Ni el gobierno ni las empresas reconocieron las consultas, y los conflictos derivados de la impunidad con que se daba la explotación de re cursos reforzaron la organización comunitaria. De esta manera, la movilización de base territorial revivió una movilización indígena que había perdido fuerza a partir del cambio de siglo. Ante las transformaciones que supone la globaliza ción,las comunidades indígenas están rearticulándose de muchas maneras. Las amenazas a los territorios y a las formas de vida, como consecuencia de actividades propias del capitalismo depredador de este incio de siglo, están provocando la restructuración de la institu cionalidad de gobiernos comunitarios, a partir de la idea de que los pueblos indígenas son sujetos de derecho. Esto está transformando a las instituciones, las prácti cas comunitarias y los significados de ser indígena en el siglo xxi, y está suponiendo un reto para los Estados que incurren en prácticas racistas renovadas. Bibliografía 6 Fotografía: Alejandro Llamas Bastos, Santiago (2011) “La nueva defensa de Mezcala: un pro ceso de recomunalización a través de la renovación étnica”, Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad. no 125, invier no 2011, vol. XXXII Zamora: El Colegio de Michoacán Bastos, Santiago, coordinador (2012) Mezcala: La memoria y el futuro. La defensa de la Isla en el Bicentenario. México: Publicaciones de la Casa Chata, ciesas. Cárdenas, Elisa 2010 Mezcala ¡Se querían llevar la isla. Guada lajara. Poder Legislativo del Estado de Jalisco Durán Matute, Inés (2015) “Mezcala: construcción de autonomía. Balance de retos y propuestas frente al neoliberalismo”, Journal of Iberian and Latin American Research, 21:1, Harvey, David. (2004) El nuevo imperialismo, Akal, Madrid Moreno, Rocío (2008) “La comunidad indígena coca de Mezcala, el sujeto de la historia en la defensa de la tierra”, Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad de Guadalajara, Guadalajara. Moreno, Rocío y Jorge Alonso (2009) Mezcala: una larga historia de resistencia. Guadalajara, La Casa del Mago. Avances de una etnografía escolar: el “enfoque intercultural” para la atención de la diversidad en escuelas primarias del área metropolitana de Monterrey, Nuevo León. Alejandro Martínez Canales ciesas-noreste [email protected] Aunque Nuevo León carece de una población autóctona nativa, actualmente se ha incrementado exponencialmente el número de individuos y familias de origen indígena. El censo más reciente indica que 40,137 personas, ma yores de cinco años, hablan alguna lengua indígena [Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi), 2010]. Por el número de hablan tes, destacan el náhuatl (21,723), el huasteco o tének (5,974) y el otomí o hñä ñü (1,397). Decenas de niñas y niños inmigrantes han sido matriculados en las escuelas primarias generales, principalmente del área metropolitana de Monterrey (amm). El Departamento de Educación Indígena (dei), creado en 1999, implemen ta el programa Intervención educativa con niñas y niños indígenas que asisten a las escuelas primarias generales de la zona metropolitana de Monterrey, que ha adoptado estrategias identificadas por su personal como “interculturales”. Para el ciclo escolar 2014-15, el dei atendía a casi 2,600 menores de 19 etnias, repartidos en 81 primarias y seis centros preescolares. De entre los grupos registrados, por el número de niñas y niños inscritos, destacan: los nahuas (1,681), los otomíes (270) y los tének o huastecos (228), seguidos por menores de origen zapoteco (121) y mixteco (117). En cuanto a las escuelas, Monterrey 7 (24), Escobedo (10) y Juárez (10) son los municipios con mayor número de planteles adscritos.1 o “locales”. Unas veces se trata de elaborar pequeños glosarios bilingües, otras la estrategia busca “hacer re flexionar a los niños” –explican– sobre las culturas pre colombinas y su legado. Esta modalidad carece de una visión inclusiva de los referentes culturales. Por su mejor formación pedagógica, algunos pab realizan ejercicios más atractivos como: dramatizacio nes que surgen a propósito de valores o axiomas como la solidaridad, el respeto a la diferencia o la igualdad de oportunidades; o lecturas en voz alta que dan pie a di bujos o argumentaciones -orales o escritas- a propósito de lo compartido en clase. Pero sin excepción, parecen ejecutar una estrategia unidireccional de “extensión cultural” (Donoso Romo, 2006:61), que remarca las di ferencias entre las culturas indígenas y la mestiza. Las referencias en los libros de texto posibilitan una intro ducción de la diversidad presente en las aulas, pero de jan inadvertida la circunstancia sociocultural en la que los indígenas subsisten en su diversidad y los modos en que ésta se realiza más allá de las escuelas. Para involucrar a los colectivos docentes se tenía un espacio, al inicio de cada ciclo escolar, un “curso de sensibilización”, ofrecido por el dei, sobre la diversidad cultural que procuraba acuerdos mínimos de colabora ción. A partir del ciclo 2013-14, no pudo realizarse más debido a la “restricción de horario y actividades” a las que fueron sometidas las escuelas. Avances de una etnografía escolar Los profesores auxiliares bilingües (pab) provienen de las mismas entidades de donde llegan los alumnos (Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo y Oaxaca). Estos profesores representan el brazo operativo del dei y de la estrategia estatal de atención a la diversidad en el aula. Originalmente eran 13 profesores, pero el número ascendió a 21 para junio de 2015. La actual demanda de educadores bilingües para escuelas con menores indígenas los ha rebasado. Los pab atienden a los gru pos completos y no sólo a los niños indígenas. Todavía en el ciclo escolar 2012-13, cada profesor podía visitar a un mismo grupo una vez por semana, en sesiones de entre 45 y 50 minutos. Con el aumento de los planteles ocurrido en el ciclo 2013-14, la intervención por grupo se redujo a una sola vez cada quince días, en sesiones de alrededor de media hora. Los “profes indígenas”, como también se les identifica, proponen a sus grupos temáticas de Ciencias Naturales, Historia, Geografía o Español, que sirven para presentar conocimientos indígenas caracterizados como “étnicos” 1 La investigación (2013-2016) ha incluido el seguimiento de las acciones del Departamento en escuelas de los munici pios de General Escobedo, Guadalupe, Juárez, Monterrey y Santa Catarina. Además de los anteriores, el amm incluye las municipalidades de Apodaca, García, San Nicolás de los Garza y San Pedro Garza García. Orientando el análisis En el quehacer de los pab se observan dinámicas de 8 resistencia y manipulación de los significados de la in terculturalidad, “como parte de esa lucha por una inser ción distintiva y una ciudadanía diferencial” (González Apodaca, 2009:4). La influencia y legitimación del actual modelo de atención a los menores con ascendencia indí gena, en el nivel primaria de las escuelas del amm, no va más allá de los centros escolares en donde se encuen tran matriculados o de los salones en donde estudian. La presencia de los profesores bilingües en el aula refleja un compromiso que considero relevante, sin embargo, su práctica se encuentra aislada del sentido político, pues no hay una reflexión que permita resolver lo urgente: reconocer a los alumnos indígenas, preparar las clases y lograr acuerdos mínimos con las escuelas. El planteamiento interculturalista es parte de la retórica. El reto de esta propuesta educativa intercultural constituye la construcción de un diálogo “interético” e “interpolítico”, como premisa para el reconocimiento sociocultural entre los diversos actores participantes; también es una problematización de las situaciones que emerjan de ese intercambio, justo en sentido contrario a la folclorización de la diversidad cultural. Empezando por la situación específica de la escolarización, el deba te debe plantearse cuestiones como: poder, subalterni zación y dominación, a fin de que la estrategia educati vo-intercultural, tan celebrada en lo político, no continúe acotada a las aulas ni termine escindida de la urgente necesidad de transformación de la política educativa mexicana en escenarios de pluriculturalidad como el que sigue configurándose en el noreste mexicano. Referencias Departamento de Educación Indígena (s/f). Programa operativo. Intervención educativa con niñas y niños indígenas que asisten a las escuelas primarias generales. Monterrey, N.L. Donoso, Romo, A. (2006). “Educación e interculturalidad en la ciudad: acercamientos desde Santiago de Chile”. Diálogos Educativos 6 (11), 51-80. González, Apodaca, É. (2009). “Acerca del multiculturalismo, la educación intercultural y los derechos indígenas en las Américas”. CPU-e Revista de Investigación Educativa (9), 1-11. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2010). Censo General de Población y Vivienda. Instituto. México. 9 Taller Miradas Antropológicas: Antropología visual en Veracruz Fotografías: TMA Mariano Báez Landa ciesas-golfo [email protected] La mayoría de los 85 municipios veracruzanos, incluidos en la Cruzada Nacional Contra el Hambre, cuenta con una significativa población indígena, de la cual 50 a 60% de la población de 0 a 17 años sufre hambre endémica (Sedesol, 2015). Veracruz es el estado con mayor número de ejidos y comunidades agrarias, en una geografía donde existen 6,352 localidades que presentan condiciones de aisla miento y muy alta marginalidad, sólo superado por el es tado de Chiapas con 7,637 localidades en esas mismas condiciones. Cifras estimadas, con datos obtenidos entre 1990 y 2000, indicaban que el 23.3 % de los municipios veracru zanos registraban un 20% o más de población indígena; muy especialmente, 30 de ellos registraban arriba del 60% de la población total (inegi, 2000). La población indígena en Veracruz se triplicó en los últimos 70 años, a una tasa promedio de crecimiento anual del 1.5% y representa, de acuerdo al criterio etno lingüístico, un poco más del 10% nacional. Los grupos con mayor presencia en el estado son: totonacos, huastecos, popolucas, nahuas, zapotecos, mazatecos y otomíes. También, a pesar de no aparecer en las estadísticas ofi ciales, están los chinantecos y zoques, asentados en el valle de Uxpanapa, orillados a abandonar sus tierras por las obras hidráulicas en la cuenca alta del río Papaloapan y la erupción del volcán Chichonal, respectivamente. Entre 1990 y 2000, tres cuartas partes de la población indígena veracruzana radicaban en localidades menores a 2,500 habitantes. No obstante, éstas se han desplazado significativamente hacia localidades que se ubican en la franja de los 2,500 a los 14,999 habitantes (inegi, 2000). 10 En la población indígena de Veracruz existe una relación directamente proporcional entre los indicadores de analfabe tismo, mortalidad infantil y fecundidad: el 37.4% de la p oblación de 15 años y más es analfabeta, y se p resentan 16 defuncio nes por cada 100 hijos nacidos vivos. Paradójicamente, la tasa global de fecundidad en el entorno indígena mantiene más de un punto arriba de la media nacional: 3.92 frente a 2.86 (inegi, 2000). Fotografías: TMA Población total indígena y no indígena Distribución de la población analfabeta Localidades del estado de Veracruz con 30% y más de hablantes en lenguas indígenas Localidades del estado de Veracruz con 30% y más de hablantes de lengua indígena Distribución de la población total Porcentaje de población analfabeta 3-500 501-1000 1001-2500 2501-10913 0-33 33-67 67-100 Distribución de la población monolingüe Distribución de la población bilingüe Localidades del estado de Veracruz con 30% y más de hablantes de lengua indígena Localidades del estado de Veracruz con 30% y más de hablantes de lengua indígena Porcentaje de población monolíngüe Porcentaje de población bilíngüe 0-33 33-67 67-100 0-33 33-67 67-100 11 Veracruz presenta tres grandes asentamientos indígenas en su territorio: puede ser considerada como la zona étnica de Veracruz mejor integrada e identificada en su geografía sociodemográfica, ya que es un típico ejemplo de un eje perpendicular costero que conecta las tierras altas con la costa. Debe subrayarse que estamos hablando de una sola etnia, con un solo idioma (el totonaco) y con una gran vitalidad cultural. En el norte (la Huasteca y Totonacapan), a pesar de contener una diversidad de grupos étnicos que incluye a los nahuas de Chicontepec, a los tének (huastecos), a los otomíes y a los te pehuas, la localización espacial muestra que existe una fuerte densidad demográfica, agregada a una concentración de las localidades. Esta zona presenta una alta conflictividad respec to a asuntos políticos y de la tenencia de la tierra. Totonacapan Localidades con 30% o más de población indígena Localidades con 30% o más de población indígena Localidades con 30% o más de población indígena Zona norte, Huasteca y Totonacapan Zona centro, Zongolica Zona sur Imagen zona norte Imagen zona centro Imagen zona sur La zona central, eminentemente na hua, también presenta el patrón iden tificado en el norte, aunque su vitalidad cultural se encuentra deprimida por condiciones socioeconómicas que re saltan el carácter indígena del estado. La zona sur presenta un patrón de am plia dispersión de las poblaciones indí genas. Sin embargo, muestra algunas tendencias identificables: los asenta mientos que aparecen ubicados al nor te, en la sierra de Santa Marta, poseen una mayor cohesión (entre nahuas y popolucas), probablemente porque son anteriores a los asentamientos de ma yor dispersión que se ubican al oeste y al sur de ellos, y porque mantienen en su historia reciente una franca relación con asentamientos nuevos, provocados por migraciones obligadas debido a las obras hidráulicas en el río Papaloapan, por movimientos de carácter comercial, por la búsqueda de tierras o empleo que protagonizan varias etnias de Oaxaca y Chiapas (como los chinantecos, los mazatecos, los zoques, los zapotecos, etcétera). En Veracruz se desconocen muchos as pectos de las comunidades indígenas contemporáneas, especialmente todos aquellos relacionados con las transfor maciones operadas por sus miembros en el contexto del mestizaje, el despla zamiento de su juventud a las ciudades y la modernización de sus propias re giones. En Veracruz, la antropología tie ne frente a sí el reto de producir nuevas etnografías y conocimientos aplicables que promuevan y fortalezcan la convi vencia intercultural. 12 Fotografías: TMA En el Taller Miradas Antropológicas (tma) del ciesas-Golfo, del año 2001, se propuso elaborar documentos videográficos que, además de registrar la presencia de los pueblos indígenas en la sociedad nacional, promoviera ejercicios de reconocimiento interétnico e intercultural de la población indígena de Veracruz, en diversos contextos. Especialmente, se enfocó en los jóvenes que transitan entre los ámbitos urbano y rural, para plasmar en una colección de videos sus ideas, experiencias, transforma ciones, deseos, sentires y proyectos de vida. Como resul tado de lo anterior, el tma produjo tres videos: Jóvenes indígenas en la universidad (2003); Ba’ax ka wa’alik, jóvenes mayas de Yucatán (2006), dentro de la colección Corazón indio; así como el ensayo Utopía y revolución (2010), den tro del proyecto videográfico del mismo nombre, dedicado a la vida y obra de Gonzalo Aguirre Beltrán. 13 Aproximaciones antropológicas actuales a los pueblos indígenas Experiencias desde la maestría del ciesas Unidad Pacífico Sur Carlos Luis Maldonado Ramírez Estudiante ciesas-pacífico sur [email protected] El estudio de los pueblos originarios es uno de los in tereses principales de la Antropología, pero también lo es para otras disciplinas afines como la Historia, la Etnología y la Sociología. Sin embargo, en los últimos años, dichos estudios se diversificaron a otras áreas del conocimiento como la Lingüística, la Geografía y las Ciencias de la Comunicación, generando conceptos y métodos clave para que, a través de la transdiscipli nariedad, comprendamos en toda su complejidad los fenómenos locales que ocurren en las comunidades y su articulación con los procesos regionales, nacionales e internacionales. En este sentido, Oaxaca es un ejemplo del escenario ideal para analizar la cotidianidad de los pueblos indí genas, gracias a las características históricas, étnicas, políticas, sociales y culturales que, como formas de combatir la herencia colonial, generaron a través del tiempo procesos específicos de resistencia, apropiación y resignificación dentro de las comunidades, que ponen en duda las construcciones universales, monolíticas e incluso esencialistas de lo indígena, e invitan a pensar en realidades más complejas y asimétricas en su rela ción con el Estado y también dentro de los mismos es pacios locales, en donde se pueden observar dinámicas de tensión y negociación, como, por ejemplo, en las escuelas. Estos fenómenos pueden abordarse desde un plano local o a través de estudios comparativos y bajo otros referentes teóricos a meso y macro nivel. Un ejemplo de lo anterior sería el estudio de la “comunalidad”, entendi da como una forma de vida dentro de las comunidades oaxaqueñas, que encuentra en la construcción de la in terculturalidad una manera de entender lo indígena, en un plano nacional e incluso internacional si se analiza desde la perspectiva decolonial en Latinoamérica. Así, la violencia e injusticia hacia los pueblos indígenas cons tituyen un eje que posibilita una lectura transversal de estos dos planos. A mi parecer, este tema resulta vital en la época contemporánea, pues da cuenta de uno de los procesos más significativos en la lucha de los pueblos originarios: la visibilizacion, valoración y legitimación de sus cono cimientos ancestrales, como experiencia epistémica ne cesaria para entender y aportar horizontes de solución a las problemáticas globales. En este sentido, hacer uso del conocimiento local en un espacio institucional como la escuela, y en e specífico el aula, es un importante paso al frente. Pero, aún falta 14 Fotog raf ías: D eniss e Cor ona articular dicho conocimiento en un plan de estudios y desarrollarlo en prácticas constantes. Para lograr esto, el punto de partida es comprender cómo se construye el conocimiento en una comunidad. Generalmente, éste se determina por el hecho de “aprender haciendo”, así como por la vinculación de procesos más complejos como la oralidad, la memoria y el vínculo con el territorio. Recrear ese entorno en la escuela es un reto, pero proyectos latinoamericanos en diferentes niveles edu cativos nos dan cuenta de su viabilidad. Algunos ejem plos se pueden encontrar en Ecuador, Bolivia, Colombia y Nicaragua. Otras propuestas se pueden localizar en estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, sólo por mencionar algunos. También, existen proyectos locales al interior de diferentes culturas, como la ayuuk, ikoots, ñuu savi, etcétera. El interés por las realidades locales de los pueblos originarios no es individual sino que se expresa a nivel colectivo: dentro de la Maestría en Antropología Social ofertada por el ciesas-Pacífico Sur convergen estudian En el plano educativo ha emergido distintos intereses como: la evaluación del método inductivo intercultural en la Sierra Nororiental de Puebla; la construcción de proyec tos pedagógicos comunitarios, tanto en el pueblo sikuani de Colombia como en los pueblos mixes de Santa María Alotepec; el análisis de las expectativas que se originaron en los maestros, y demás actores comunitarios, a raíz de la apertura de la escuela en la comunidad de San Martín Peras de la Mixteca; el desarrollo de la identidad de los jóvenes zapotecos de la Sierra Norte de Oaxaca, a partir de la creación de la Organización para la Defensa de los Recursos Naturales de la Sierra de Juárez (Odrenasij); y la construcción de una perspectiva incluyente, a partir de la experiencia de los estudiantes de la Universidad Intercultural de Chiapas (unich). Desde una mirada antro pológica, centrada en el ámbito educativo, estos son algunos de los procesos que construyen las realidades indígenas. A pesar de abarcar temas y contextos geográficos di ferentes, en estas investigaciones el método de estudio parte del punto de vista de los sujetos que se analizan. Lo anterior tiene la finalidad de darle voz a quienes históricamente no la han tenido, porque se les ha sido negada, para que así se escuche lo que tienen que decir sobre sus circunstancias complejas y cambiantes. tes de diferentes latitudes interesados en los pueblos indígenas, que buscan analizar en diversos contextos problemas específicos que se suscitan al interior de una comunidad originaria. 15 Los trabajos del ciesas en la Huasteca Jesús Ruvalcaba Mercado ciesas-d.f. [email protected] Hace 30 años, pocas personas, incluidos los más ilustres investigadores, po dían imaginar la riqueza etnográfica e histórica que encerraba la Huasteca. En aquel entonces se contaba con una literatura vasta respecto a diversos temas concernientes a la zona. Ahora, dicha riqueza bibliográfica se ha in crementado sustancialmente gracias a las significativas aportaciones de jóvenes investigadores. Dentro de esa abundancia documental (individual, grupal o institucional), el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas) constituye una referencia central, siendo una institución líder en el análisis y en la difusión del conocimiento sobre la región y sus pobladores. El doctor Ángel Palerm vislumbró el potencial histórico y social que en cerraba el territorio de la Huasteca e insistía en no limitarse a la mera acu mulación de datos, sino en aplicar una orientación teórica y sistemática para su estudio. Desde entonces, numerosos investigadores, tanto nóveles como consolidados, confirmaron con sus trabajos la trascendencia que esta región tuvo en la conformación de Mesoamérica, así como la importancia para la sociedad de las aportaciones que surgieron como resultado del desarrollo de la Huasteca. Pero, ¿qué tiene la zona que posibilita la extracción de riquezas inimagina bles para un simple mortal y, a su vez, provoca destrucción y deterioro, y sume en la miseria a los pobladores originarios? Esta pregunta podría ser el eje de las investigaciones históricas y contemporáneas pero, aunque es importante, no ha sido la única cuestión que ha guiado la búsqueda de respuestas. Pero, 16 pese al saqueo y la extrema marginación, las comuni dades indígenas de la Huasteca sobreviven gracias a su dinámica organización interna. Ahora, no puedo señalar todas las contribuciones que los trabajos de investigación del ciesas han hecho sobre la región. Sin embargo, puedo mencionar que han sido casi un centenar de tesis, la gran mayoría de licen ciatura, 18 libros de la colección Huasteca, publicados en colaboración con el Colegio de San Luis (Colsan), y 4 discos compactos con abundante y variada información relevante para la localidad. También, se han celebrado 18 encuentros de investigadores de la Huasteca, más de la mitad allí mismo, a los que asisten estudiosos y po bladores del lugar. Pocos imaginarían que tanto cronis tas, como eclesiásticos, autoridades locales, profesores universitarios, cuerpos de seguridad, activistas, defen sores de derechos humanos, investigadores nacionales y extranjeros, especialistas reconocidos a nivel mundial de varias disciplinas y estudiantes podrían compartir un foro académico, en igualdad de condiciones. En el ciesas, la formación de jóvenes investigado res es digna de destacarse. Sus aportes constituyen referencias obligadas que marcan nuevos rumbos para el conocimiento de la vida de los pueblos oriundos de la Huasteca. Los investigadores se han acercado a los problemas que se viven, día a día, en las comunidades originarias. Los temas que trabajan hacen visibles las condiciones de vida de los grupos étnicos más despro tegidos. Debido a la importancia de estos esfuerzos, va rias organizaciones, municipios, ongs y grupos variados han solicitado (en los diversos formatos disponibles) los resultados que arrojan las investigaciones de los antro pólogos. Además, estas instituciones se han acercado a ellos para solicitar diversas asesorías. Resultados como esos no hubieran sido posibles sin la labor de nuestra institución. Nunca antes se había contado con un conjunto de publicaciones tan vasto y especializado: libros, programas de difusión, textos novedosos y material de vídeo, todos estos materiales dan cuenta de la historia, la cotidianidad de las comuni dades de la Huasteca, sus formas de organización, sus sistemas productivos y sus alternativas para superar o paliar la pobreza. Este último es el problema más severo que ocurre en la región, y se traduce en la migración de jóvenes y adultos, en el deterioro del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales. Para vergüenza de la nación, en la Huasteca sigue ocurriendo, igual que en otros lugares de México, la terrible contradicción entre la escasez que enfrentan muchos habitantes (sobre todo los indígenas) y la vida dispendiosa de una pequeña minoría. Entre ambos extremos existe una clase media que navega, aspira y comparte los valores cercanos al racismo que promulga la clase gobernante: la discriminación y el abuso en con tra de los pueblos originarios. Superar esta situación es un reto que sigue en la mesa. Para lograr un cambio en la región es necesario que los jóvenes continúen con el empeño seguir investigando la apasionante y milenaria cultura de la Huasteca y sus pobladores. 17 Pueblos, costumbres y mujeres Fotografía: Denisse Corona Margarita Dalton ciesas-pacífico sur [email protected] Para hablar de las mujeres de los pueblos indígenas (pueblos originarios, grupos étnicos o nativos, como sea más apropiado llamarles) es necesario hacerlo desde una perspectiva que tome en cuenta lo que han logrado en su lucha de resistencia y denuncia. También, es im prescindible observar las actividades que realizan las mujeres indígenas en su localidad, familia y casa, para entender cómo se autodefinen e identifican dentro de su cultura. La vida cotidiana de las mujeres indígenas, líderes en sus comunidades, está plena de conciencia, inteligencia y razones históricas para la supervivencia. Pensar en lo que cada mujer vive al interior de su cultura es indagar en un amplio espectro de relaciones humanas y sus múltiples formas. Sin duda alguna, generalizar sobre lo que es o no es una mujer indígena y cuáles son sus retos actuales soslaya la diversidad que existe entre los pueblos y en cada comunidad. Además, no todas las mujeres son iguales ni han pasado por las mismas ex periencias; como en cualquier sociedad, hay situaciones de clase y género. Por lo tanto, definir a la mujer indígena es complejo y conviene escuchar lo que ellas piensan de sí mismas, lo que narran de sus luchas y resistencias. Lo que algunas mujeres indígenas me han contado es que la cultura y sus normas son un camino para ser reconocidas por el pueblo. El reconocimiento está ínti mamente ligado a la identidad y es la razón de ser de lo cotidiano. La vida transcurre mientras se cría a los hijos, se les educa, se les enseña a hablar, se les introduce en un universo que tiene múltiples vertientes, se les pre para para ser hombres y mujeres de acuerdo a las cos tumbres. De forma paralela a esta formación, existen las escuelas, donde niñas y niños de la comunidad asisten para aprender sistemas de pensamiento y relacionar lo que se asimila en la casa con lo que llega del exterior. Cada año, más niñas asisten a la escuela y se destacan. Considero que la educación escolar cambia a las personas; la convivencia en la escuela implica una expo sición a otras formas de vida y de comportamiento, es el sitio donde los jóvenes aprenden que los derechos hu manos nos corresponden a todos, sin importar el color de la piel, la religión, el sexo o las preferencias sexuales. 18 Desde hace muchos años, se han creado organiza ciones de mujeres indígenas que luchan por sus ideales: “Soy Cecilia Ávila Francisco, una mujer que trata de ser independiente, que quiere luchar por sus hijos, sin presiones”1 “Soy una mujer que sueña con una forma de vida di ferente, más digna para todas, una mujer que siempre piensa, sí para mí, pero, más en las y los demás, soñando con un mundo mejor”.2 Las comunidades indígenas no están aisladas de los contextos globales, están inmersas en ellos de forma directa o indirecta, lo cual produce transformaciones en la conciencia de sus individuos, hombres y mujeres. Hay cambios más lentos y difíciles que otros. Cabe decir que las estructuras patriarcales han sen tado sus cimientos en una serie de prácticas, no sólo en sitios urbanos y rurales sino también en las comunida des indígenas. En México, hasta 1953, las mujeres no tenían dere cho al voto. 62 años después se logró que los tribunales electorales reconozcan “la paridad horizontal” como una demanda justa de las mujeres; pero ¿por qué rasgarse las vestiduras si es conocido que hay algunas socieda des indígenas con “sistemas de derecho normativos”, en los que las mujeres no tienen permitido asistir a las asambleas y no tienen voz ni voto? Personalmente, me encantaría que esto cambiara, sin embargo, tienen que ser las mujeres de las comunidades quienes hagan los cambios, a su propio ritmo. Las mujeres de los grupos étnicos no son puras ni santas, ni muy diferentes al resto, pero sí tienen los mismos derechos y son ellas quienes deben defender los, son ellas, quienes a través de un importante trabajo personal, han tomado la iniciativa de participar políti camente. Por esa razón, han llegado a las presidencias municipales mujeres mixes, zapotecas, chinantecas, mixtecas, sólo por mencionar algunos ejemplos. En resumen, considero que las mujeres indígenas son como las mujeres latinas, europeas, asiáticas o africa nas:diversas y con múltiples personalidades, de acuer do a sus culturas y a las formas de verse a sí mismas. 1 Cecilia Ávila pertenece a la organización Maseualsiuat Xochiltajkitni, en Cuetzalan, donde desde hace más de 20 años las mujeres luchan por una vida de autosustenta bi lidad, por medio del trabajo e ingenio. Montaner, M. (coord.) (2009). Palabra y pensamiento. Mujeres indígenas en el bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución mexicana. México: Unifem. 2 Sofía Robles, quien se define como mixe zapoteca o zapoteca mixe, fue presidenta municipal de Santa María Tlahuitoltepec durante el periodo 2012-2013. Sofía ha re presentado a las mujeres indígenas en América Latina y participó en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer que realizó la onu en Beijing, en 1995. Fotografías: Denisse Corona 19 x Im Fu age e n n: te Ma : h tr ttp ícu :// la co de dic tr es ibu .in to ah s .go b.m El tributo, la contribución directa y las distinciones estamentales Aaron Pollack Aaron Pollac Profesor-investigador ciesas-sureste [email protected] La categorización fiscal basada en diferencias étnicas o de religión ha sido común en situaciones de conquista y colonización, como el jizya1 en los te rritorios gobernados por estados islámicos, los cobros especiales para los mudéjares en la España medieval, los impuestos a los moriscos en el reino de Granada, después de la Reconquista; y la capitación que se cobraba en las colonias del Reino Unido en África, durante el siglo xx. Estas disparida des fiscales, junto con tratamientos jurídicos desiguales, definen y, de alguna manera, endurecen los límites estamentales, aun cuando existen maneras de franjarlos. La monarquía española, durante el periodo que duró su imperio en la Hispanoamérica continental, recaudó una variedad de cobros fiscales a las poblaciones a las cuales gobernaba. En América, la hacienda recaudaba una capitación llamada “tributo” y al mismo tiempo cobraba diversos impuestos, a veces con tasas diferentes, a todos los estratos sociales. Para el siglo xvi, los reyes españoles ya no recibían derechos señoriales en cantidades sig nificativas de sus súbditos en Castilla, pero los “pecheros”, que formaban el tercer estado castellano, tuvieron la obligación de pagar “los servicios”, tam bién conocidos como “el pecho”, un conjunto de impuestos heredados del alto medioevo del cual los hidalgos, entre sus varios privilegios, gozaban de una exención. Con el objetivo de fomentar una mayor participación en la conquista de los territorios americanos, los pecheros que viajaron a América después de 1499 recibieron la exención del pago de los servicios, lo que facilitó la creación de una clase de españoles que no contemplaba la distinción entre hidalgos y pecheros. De igual manera, los individuos y pueblos americanos que habían participado en la conquista resultaron exonerados del tributo; también los llamados “caciques” y sus primogénitos gozaron de esta exención, lo que 1 Impuesto que los Estados musulmanes cobran a sus habitantes no musulmanes. 20 los había eliminado en el territorio galo). Por otra parte, se creía que la monarquía se beneficiaría de mejores ingresos fiscales si se repartieran las tierras comuna les entre los indios y se les cobrara impuestos sobre la venta de su producción (la alcabala) en lugar del tributo. Mas el principal motivo para su abolición nació de las guerras de independencia y de las inquietudes sociales que estos movimientos despertaron. Los insurgentes, los diputados en las cortes de Cádiz y las autoridades españolas en América entendieron que la abolición del tributo promovería una mayor adhesión de los indios y castas a los gobiernos que eliminaran ese cobro. En las regiones con grandes poblaciones indígenas, las autoridades españolas y, posteriormente, las repu blicanas buscaron mecanismos para reponer lo perdido con la abolición del tributo y, de una forma u otra, co menzaron a solicitar “contribuciones directas” que con sistían en cobrar a cada ciudadano una cantidad anual que variaba según las propiedades que poseía o sus in gresos. Las contribuciones directas en los territorios con una mayor presencia indígena se asemejaron mucho al tributo colonial. De esta manera, en Hispanoamérica, la categorización social con fines fiscales, definida en distinciones de tipo étnico que se había desarrollado en el periodo colonial, se mantuvo después de las inde pendencias. La contribución directa en forma de capi tación perduró por décadas y la decisión de eliminarla dependía principalmente de las otras fuentes de ingreso accesibles para las tesorerías nacionales y locales, así como del grado en que la capitación fuera necesaria para fomentar el trabajo agrícola de los indígenas en las haciendas ajenas y la resistencia que los diferentes pueblos desarrollaran. Im Fu ag en en te : M : h at ttp ríc :// ula co d di e ce tri s.i bu na to h. s go b. m x reflejaba los privilegios fiscales que los señores natura les detentaban antes de la invasión española. Los de más indios y, a partir de 1574, todas las castas pagaban tributo; con ello se fortaleció el sistema que se definía con base en una designación del origen “étnico” (como diríamos hoy) de la persona. Después de la conquista, algunos indios tributaban al rey y otros a los encomenderos, pero la Corona espa ñola, como parte de sus esfuerzos para asegurar que los encomenderos no se erigieran como señores territoria les con vasallos propios, aclaró que el tributo que éstos recibían era un obsequio que la monarquía les ofrecía en reconocimiento de los servicios que aportaron duran te la conquista. La mayor parte del siglo xvi, los indios entregaban el tributo al rey, pero también daban otros retribuciones a sus señores naturales, aunque estos co bros se redujeron notablemente para finales del siglo y desde entonces el pago se realizaba solamente al rey, en muestra del vasallaje. El tributo y las categorizaciones estamentales se mantuvieron sin mayores cambios durante el siglo xvii, y sería hasta el siglo xviii cuando se promovió la elimi nación de los dos (como suele suceder, durante los mo mentos de crisis se implementan cambios radicales que han estado bajo discusión desde tiempo atrás, así que la crisis de la monarquía y las guerras de independencia catalizaron el proceso de la eliminación del tributo). En la época de las independencias, el tributo se eli minó formalmente en toda Hispanoamérica, aunque los motivos variaban en las diferentes regiones del subcon tinente, según las condiciones particulares. Por un lado, existía una crítica, en América y en la Península, que cuestionaba la pertinencia de cobrar derechos señoria les en pleno siglo xix (poco antes, la Revolución francesa 21 CASA CHATA Andrea Martínez Baracs, Un gobierno de indios: Tlaxcala, 1519-1750 México, fce-ciesas-Colegio de Historia de Tlaxcala, 2008, 530 p. Maribel Aguilar Estudiante maestría en historia, unam [email protected] Sin hacer alusión a una composición racial, sino a un sis tema de organización social de raigambre nativa, Andrea Martínez Baracs analiza al gobierno indio de Tlaxcala, anterior a la conquista de México, y las reformulaciones que atravesó hasta mediados del siglo xviii. A lo largo de conquistadores y un aparente ocaso del estado de sujeción en el que vivían. En efecto, los ejes explicativos que traza Martínez Baracs tienen su origen en los privilegios que obtuvo el estrato noble de Tlaxcala al término de la conquista, pues representaron el respaldo ante cualquier litigio, tema que posteriormente puso en entredicho tan fa vorable situación. Estas privilegios permitieron, ante cualquier descontento de dicho organismo, acudir direc tamente al rey, en persona o por escrito, para expresar su desacuerdo,tal y como sucedió cuando el “reconoci miento a Su Majestad” se tornó en una carga tributaria de enormes proporciones, ya que se fijó por una c antidad determinada y no por número de habitantes, lo cual desató graves problemas cuando la población decreció por causas epidemiológicas. de ocho capítulos, la autora explica las continuas ne gociaciones que entablaron los nobles indígenas con su propia comunidad, con diversos grupos presentes en la región de dominio y con las autoridades centrales para mantener una posición preponderante. Martínez Baracs presenta la ya conocida alianza in dígena y española en Tlaxcala, a través de un contexto histórico lleno de matices y una perspectiva novedosa que permite considerar esta asociación como el inicio de un pacto necesario que ofreció a los principales tlax caltecas la oportunidad de obtener un ventajoso estatus 22 Ahora bien, Martínez Baracs nos presenta, desde una manera clara, y hasta el momento poco estudiada, la complejidad de un dinámico “gobierno indio” que se adecuó para crear estrategias de integración política de sus cuatro cabeceras, colocando así a cuatro de sus señores principales como “regidores perpetuos” en un sistema de alternancia y rotación del poder. En este sentido, la aparente autonomía proporcionada por mandato real fue aprovechada positivamente pero, con el paso del tiempo, la falta de homogenización en su interior, generada por la importancia de algunas cabe ceras sobre otras, provocó la inevitable desintegración y, en consecuencia, la intervención del gobierno central novohispano que siempre buscó fragmentar el poder de autonomía que se le proporcionó a Tlaxcala. De esta forma, la autora alude a una serie de estra tegias por parte del “gobierno indio” para resistir el em bate novohispano, entre ellas, excluir de las decisiones concernientes a la organización política y económica de esta jurisdicción a miembros ajenos a la nobleza y a los propios españoles. Sin embargo, la asociación de ambos grupos relegados, los matrimonios que entablaron con mujeres principales y la compra de cargos y propiedades hicieron que estas estrategias mermaran. Todo ello des embocó en una clara ruptura de las formas antiguas de obediencia recíproca entre gobernadores y gobernados. Con miras a una Historia integral, Martínez Baracs señala que a esta particular contienda se añadió el protagonismo de la orden franciscana, pronunciada en contra de las pretensiones de los españoles. Dicha ins titución religiosa, que se había asentado muy tempra namente en esta región, según propone la autora, fue la primera en utilizar el antiguo esquema de organización social y económica en cabeceras y sujetos para susti tuirlas por cabezas de doctrina y visitas, respectivamen te. Tan eficaz proceder fue posible gracias al apoyo del fraile menor, Gerónimo de Mendieta y al cronista tlaxcal teca, Diego Muñoz Camargo. A pesar de que la nobleza de Tlaxcala se transformó, no parecía vencida del todo, pues conservó la fuerza de una ideología reivindicativa que la hizo perdurar hasta la Independencia de México, al menos, así lo demues tra Martínez Baracs en este sugerente estudio, crítico en el abordaje de sus fuentes; el cual, además, invita a estudiar al “gobierno indio” de Tlaxcala, como la propia autora menciona, de manera activa y no como “mera so brevivencia pasiva, en un mundo que lo fue desvirtuando hasta producir la imagen de su irrelevancia”. 23 DIARIO DE Fo Fu tog en ra te fía :h :E ttp sc :// uel ww as w. ind un íg ion en pu as eb la . m x CAMPO Imaginarios sociales sobre la primaria indígena en Puebla: proceso de investigación y principales hallazgos1 Velia Torres Corona Egresada ciesas-pacífico sur [email protected] La poca vinculación entre pertinencia y calidad es una de las problemáticas más remarcadas en investigacio nes y evaluaciones relacionadas con la educación que, desde el gobierno, se destina a los pueblos indígenas de México. Estas investigaciones arrojan como resultado el carácter incompleto y de segunda clase de dicha edu cación, y la caracterización de la escuela para indígenas como un servicio diferencial, paralelo y compensatorio. Dentro de estos debates surge mi interés por la pri maria indígena Niños Héroes de Chapultepec (ubicada en la junta auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan,2 a tan sólo 16 km de la ciudad de Puebla y 15 km de la ciudad de Atlixco)3 y por la manera en que los actores locales –principalmente los padres de familia– perci ben, imaginan y resignifican este centro escolar. Dos fueron las preguntas rectoras de la investigación: ¿por qué los padres de familia eligen la primaria indígena Niños Héroes de Chapultepec para sus hijos? y ¿cómo se percibe la primaria bilingüe en la comunidad de San Bernardino Chalchihuapan, a partir de sus elecciones escolares? 1 Este artículo surge de mi tesis Imaginar la primaria bilingüe en San Bernardino Chalchihuapan, Puebla: un estudio a partir de las elecciones escolares de los padres de familia, que obtuvo Mención Especial en el Reconocimiento del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (comie) a Tesis de Posgrado en Educación, bienio 2013-2014. 2 Chalchihuapan pertenece al municipio de Ocoyucan, locali zado en la parte centro-oeste del estado de Puebla. 3 Segundo centro regional después de la capital. 24 El trabajo de campo que sustenta la investiga ción abarcó un periodo de cuatro meses (durante el Programa de posgrado). Sin embargo, mi primer contac to con Chalchihuapan ocurrió desde el año 2007, a partir de un programa de servicio social, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (buap), después tuve otro acercamiento por medio de una investigación sobre tradición oral y finalmente durante la tesis de licencia tura (2008-2009).4 Durante ese periodo, pude estar un ciclo escolar completo, aunque mi centro de observación se limitó al espacio escolar. Por lo tanto, este segundo trabajo de campo constituyó un reto, ya que implicó relectura, confrontación y diálogo de mis propias per cepciones e interpretaciones de un mismo contexto en diferentes momentos y desde diversas disciplinas de estudio, así como un análisis reflexivo de mi posición político-académica como investigadora dentro de la comunidad. Los padres de familia fueron los objetos principales del estudio, pero también recuperé las voces de docen tes, autoridades educativas, exalumnos de la primaria bilingüe, autoridades y líderes comunitarios. Sin ser un estudio específico sobre elecciones es colares, tomé a la elección como categoría teórica y me todológica a manera de pretexto para desglosar las tramas contextuales, institucionales y personales entretejidas en los diferentes significados e imágenes que los padres de familia otorgan a la primaria bilingüe. Adicionalmente, partí de la escuela como una construc ción social (Rockwell, 2007), de la visión micro y macro social de la elección, y de diferentes microteorías que funcionaron como guías analíticas para describir los elementos constitutivos de las elecciones y explicar las diferentes dinámicas encontradas: enfoque interseccio nal (Andersen, 2006), faccionalismo político (Lewellen, 2003), imaginario social (Castoriadis, 1975). Metodológicamente retomé el enfoque etnográfico, junto con la observación participante y la entrevista etnográfica como técnicas primordiales, además de in corporar la dimensión temporal con el trabajo de archivo en la primaria. La investigación resultó en hallazgos tales como la construcción de la elección a partir de la percepción lo cal de la escuela, el proyecto promocional que docentes han enarbolado, desde su fundación hasta la actualidad, y las trayectorias escolares, laborales y experienciales de los padres de familia. Estos elementos configuran una imagen dual de la primaria bilingüe: como una es cuela “flexible”, capaz de adecuar un sistema normativo y un marco institucional para dar acceso a población con escasos recursos y como una escuela “diferente”, con una sensibilidad, trato y estrategia pedagógica distinta a las escuelas llamadas “tradicionales”. Esta imagen se entrecruza con procesos de jerarquización étnica, diver sificación socioeconómica y faccionalismo comunitario existentes en la comunidad, y con los significados otor gados a la escolarización en un contexto de diversidad lingüística y étnica. Por otra parte, la investigación brinda información sobre los padres y madres de familia, actores relativa mente poco estudiados en los trabajos educativos de corte antropológico. Gracias al enfoque teórico-metodo lógico utilizado, se muestra su capacidad de incidencia y acción al construir imaginarios socioeducativos, en marcada en tramas estructurales que la determinan y circunscriben. Finalmente, el estudio aporta datos sobre los pro cesos de estigmatización y diferenciación social en un contexto indígena, en el marco de la escuela bilingüe. Muchos de estos procesos discriminatorios son sosteni dos y alimentados –en algunos casos– desde el currícu lo oculto de las políticas educativas nacionales dirigidas a la población indígena. Bibliografía Andersen, Margaret (2006) “Race, Gender, and Class Stereotypes: New Perspectives on Ideology and Inequality”, Norteamérica, 1, 69-91 Castoriadis, Cornelius (1975) La institución imaginaria de la sociedad, Vol. 2, Barcelona: Tusquets. Lewellen, Ted. C. (2003) Introducción a la antropología política, Barcelona: Ediciones Bellatierra. Rockwell, Elsie (2007) Hacer escuela, hacer estado. La educación posrevolucionaria vista desde Tlaxcala, ZamoraMéxico: COLMICH-CIESAS-DIE CINVESTAV 4 La tesis de licenciatura, titulada Logros y contradicciones de la educación intercultural bilingüe en una primaria bilingüe de Puebla. Un análisis sociolingüístico, se inscribe dentro de la Lingüística y tuvo como fin analizar la puesta en práctica de la educación intercultural bilingüe en el espacio escolar. 25 COLIBRÍ 25 años de la Maestría en Lingüística Indoamericana: muchas razones para festejar y reflexionar En 1979 el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (cisinah) –que poco tiempo después de convertiría en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas)– inició un programa de formación de licenciados en etnolingüística, dirigido principalmente a docentes de educación básica que laboraban en re giones indígenas. Desde su fundación en 1973, el cisinah contrataba hablan tes nativos de lenguas indígenas como apoyo para el trabajo que lingüistas y etnohistoriadores realizaban en la institución. Sin embargo, el primer progra ma de profesionalización tuvo una vida relativamente corta (1979-1985), pero logró la graduación de 100 jóvenes hablantes de diferentes lenguas indígenas mexicanas que contribuyeron de manera importante a la generación de los primeros libros de texto bilingües en nuestro país. El proyecto se reanudó en 1990, como un programa de Maestría en Lingüística Indoamericana (mli). En las primeras generaciones se incorpo raron algunos egresados de la licenciatura en etnolingüística, pero el perfil de los aspirantes empezó a transformarse; inició con docentes de educación básica –interesados en la aplicación de los conocimientos sobre sus lenguas para la elaboración de materiales educativos– y cambió a jóvenes compro metidos con el estudio, documentación y desarrollo de las lenguas indígenas del continente. En 2010, el programa se complementó con un doctorado, por lo que actualmente forma maestros y doctores en lingüística, expertos en el desarrollo de herramientas para documentar lenguas no europeas, así como sus contextos de uso y su relación con fenómenos culturales más amplios. A 25 años del arranque de la mli, su historia ha estado marcada por cla roscuros, tanto en la relación que han mantenido algunos profesores con la institución y los estudiantes, como en los prejuicios de muchos colegas que perciben al programa como la “acción afirmativa” del ciesas. 26 Regina Martínez Casas subdirectora de docencia ciesas [email protected] Con casi 150 graduados de la maestría (16 de los cuales han recibido reconocimientos nacionales e internacionales por la calidad académica de sus tra bajos de tesis) y los primeros doctores en lingüística indoamericana, la experiencia permite aprender de los errores cometidos, replicar sus bondades y abonar a la conformación de programas afines, en contextos en los que la diversidad lingüística y cultural se produce en condiciones desfavorables. Muchos de los profesores que hemos participado activamente en el posgrado, hemos recibido profundas enseñanzas al acompañar a los lingüistas en ciernes hacia el conocimiento de sus lenguas. Hace unos días un colega de otra institución comentó– en una reunión con varios de lingüistas de todo el país– la deuda que tiene el gremio en México con los jóvenes formados en la mli. Muchas de las investigaciones realizadas en el marco del posgrado han generado propuestas para ex plicar fenómenos lingüísticos que no se circunscriben a las lenguas amerindias; se trata de innovadores acerca mientos a fenómenos tales como los patrones diferen ciados de socialización, la diversidad de los escenarios bilingües en América Latina, la relación entre lengua y cultura; y los procesos de orden fonológico, morfológico y sintáctico, que son referentes para entender mejor el funcionamiento de las lenguas del mundo. Muchos de los egresados de la mli laboran en ins tituciones en las que inciden de manera directa en la documentación, planeación lingüística, y reconocimien to de las lenguas indígenas como vehículos de conoci miento en todos los niveles educativos. Algunos de sus egresados ocupan altos cargos directivos en institucio nes como en Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (inali) y la Dirección General de Educación Indígena (dgei) de la Secretaría de Educación Pública (sep), otros se des empeñan como profesores en diferentes niveles (desde preescolar hasta posgrado). El trabajo que estos profe sionales desarrollan, tanto en México como en otros paí ses, es fundamental para entender y mantener la riqueza del patrimonio lingüístico de todas las culturas. Por ese motivo hoy tenemos mucho que celebrar: cumplir 25 años es un buen pretexto para hacerlo. Los profesores de diversas instituciones, quienes generosamente hemos participado en la formación de profesionales expertos en lenguas indígenas, los estu diantes y egresados del programa estamos de fiesta, por lo que aprovechamos la oportunidad para hacer un balance que nos permita continuar nuestra tarea, de la mejor manera. En esta celebración compartiremos experiencias con colegas y autoridades del ciesas y otras instancias académicas que nos han brindado apoyo invaluable, como el inali, la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (cdi) – hace tiempo que el proyec to hubiera naufragado sin su apoyo financiero–, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Coordinación General de Educación Intercultural Bilingüe (cgeib), el Colegio de México (Colmex), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah) y la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Por supuesto, los egresados y estudiantes de la mli serán invitados muy especiales. 27 Fotografía: http://cine3.com CINEMANTROPOS Twin Peaks (Picos Gemelos, EUA, 1990-1991) Karla Paniagua Ramírez [email protected] Esta serie, creada por David Lynch y Mark Frost, cambió la manera de hacer televisión, no hay otra forma de de cirlo. Desarrollada en 30 episodios (incluyendo el capí tulo piloto), narra una cadena de hechos ocurridos en Washington, comenzando por el hallazgo del cadáver de Laura Palmer. Un agente del fbi, Dale Cooper, es el profesional designado para investigar el caso, con el apoyo de las autoridades locales. Conforme la investigación avanza, se hace evidente que el asesinato de Laura forma parte de una compleja red de hechos y personajes limítrofes, que encubren sus sombras. En mi opinión, los secretos y sus consecuencias constituyen un posible ámbito de lectura y disfrute de Twin Peaks: todos los personajes tienen algo que ocultar −excepto Cooper− y, al intentar a toda costa esconder sus misterios y develar los ajenos, entran en conflicto. La serie es una joya por varios motivos: crea una me táfora acerca de los secretos, los visualiza como el a ceite que previene las fricciones en las relaciones socia les, tema por demás sugerente para los antropólogos. Por otra parte, la narrativa con la que se presentan los hechos es todo un reto para el espectador, quien acom pañará a los personajes en sus diferentes laberintos, entrando en controversia con sus propias incógnitas y oscuridades. Esta historia volverá a ser motivo de reflexión (si al guna vez dejó de serlo, dado su estatus de serie de culto) ya que se producirá una nueva temporada con el elenco original y bajo la dirección de David Lynch, lo cual nos llena de entusiasmo. Será muy interesante observar los canales de distri bución de la serie, que seguramente no serán los m ismos que los utilizados a finales del siglo xx. Asimismo, esta remos listos para observar cómo reaccionan los adora dores de Twin Peaks (grupo en el cual me incluyo) y cómo nuevos espectadores se vuelven víctimas de la fascina ción por este pueblo y sus habitantes. Podremos disfrutar de las primeras temporadas de esta magnífica obra en línea o en dvd, y en el 2016 esta remos listos para ver la nueva temporada, sea cual sea el formato en el que se presente. 28 Informes: 5487 7100, exts. 1609 y 1617 www.ccs-ciesas.org JUNIO PRONUNCIAMIENTO Frente al crimen, exigimos que el gobierno de Veracruz responda Arrasar es negar al otro, al adversario, no sólo al político profesional, sino al ciudadano. Los gastos exorbitantes en las campañas, los medios de comunicación controlados, la desmedida promoción de la figura del gobernador, todo ello no dibuja un escenario democrático, sino más bien un retroceso político, una franca involución Martín Aguilar, 2008 El asesinato de cinco personas, entre ellas el periodista y fotógrafo, Rubén Espinosa, y cuatro mujeres —Olivia Alejandra Negrete Avilés, Yesenia Quiroz Alfaro, Mile Virginia Martí y Nadia Vera, antropóloga social y activista del movi miento #Yosoy132— constituye un crimen inadmisible por muchas razones. No se trata de un feminicidio sino de un crimen político. No sólo se ejerció violencia sexual como forma de tortura, sino que se aniquiló a ciudadanos que luchaban por la libertad de expresión en una de las regiones donde el periodismo se ha convertido en un oficio peligroso. Rubén y Nadia tuvieron que abandonar Veracruz, su lugar de trabajo, luego de haber sido acosados, por denunciar la ausencia de garantías individuales y por haber responsabi lizado al gobierno de Javier Duarte del deterioro de los sistemas de seguridad en la entidad. Esta situación nos obliga a levantar la voz y denunciar el grave retroceso político que se registra en este estado de la República. No obstante las múltiples denuncias que se han hecho en torno a la com plicidad de los cuerpos policiacos con los grupos criminales en Veracruz, y a pesar de la creciente presencia de la extorsión y el secuestro (prácticas que Fotografía: Imagen de la manifestación Rubén Espinosa. Fuente: eldebate.com.mx 30 perjudican a la economía popular y que la ciudadanía no puede denunciar, porque hacerlo equivale a convertirse en objeto de represalias) el gobernador, Javier Duarte, se limita a decir que en su estado todo está en orden. Sin embargo, los hechos lo contradicen: en la entidad se vive un proceso de v iolenciay criminalidad rampante, pero además se amedrenta la participación ciudadana, razón por la que Veracruz se ha convertido en una de las regiones del país donde menos se respetan los derechos humanos y donde, hasta la fecha, quince periodistas han sido asesinados (desde que Javier Duarte llegó al poder). Dos meses antes, el 5 de junio, un grupo de estu diantes de la Universidad Veracruzana fue objeto de una brutal golpiza por parte de un grupo paramilitar. Los elementos de seguridad que acudieron al lugar del cri men, se retiraron sin hacer nada para brindar atención a las víctimas, a pesar de que éstas les pidieron que se quedaran para protegerlos. Tres días antes, fue asesinado Juan Mendoza Del gado, director y fundador del sitio web de noticias de Veracruz, Escribiendo la verdad. Un par de años antes, el 2 de agosto de 2013, Noé Vázquez, un ciudadano que participaba en el Colectivo Defensa verde, naturaleza para siempre y que se había manifestado en contra del proyecto hidroeléctrico El Naranjal, fue asesinado en Amatlán, Veracruz, en el mismo lugar y el mismo día en el que se iniciaron las reuniones del Movimiento mexicano de afectados por presas y en defensa de los ríos (Mapder). Al día siguiente, la Secretaría de Gobierno de Veracruz declaró, sin haber hecho ninguna investigación, que no había relación alguna entre el crimen y las actividades ambientalistas de la víctima. ¿Qué tienen en común estos crímenes?, que los ciu dadanos agredidos participaban en acciones pacíficas en defensa del ambiente y la libertad de expresión en Veracruz. El periodista y la antropóloga social estaban docu men tando las acciones ciudadanas en defensa del ambiente y abiertamente denunciaban la represión que se padece en Veracruz. Por eso habían tenido que abandonar el estado, pues sentían amenazada su vida. Porque atreverse a hablar es ya un riesgo en esta región. Por otra parte, Noé Vázquez era la cabeza de un movimiento local de oposición a un megaproyecto; mientras que los estudiantes eran parte de un colecti vo universitario que apoyaba al movimiento en defensa del río de Los Pescados, el cual también es objeto de un megaproyecto hidráulico. Ante este escenario, hacemos un llamado urgente a la opinión pública nacional y, en particular, a la comunidad científica, para que estemos muy atentos a lo que está ocurriendo en Veracruz. El estado se ha convertido en un enclave autoritario donde la libertad de expresión es una actividad de alto riesgo. Basta recordar que del año 2000 a la fecha han ocurrido 88 asesinatos a periodistas. La quiebra de las finanzas públicas pone en evidencia la opacidad y la enorme corrupción que impera en el gobierno del estado. Ante la posibilidad de que surja una oposición democrá tica que ponga en riesgo la impunidad que hasta ahora prevalece, la libertad de expresión y la participación ciu dadana han sido constantemente intimidadas por los cuerpos de seguridad y grupos paramilitares. Frente a esta situación, exigimos que el gobernador de Veracruz sea investigado formalmente. Es preciso restaurar el clima de seguridad en la entidad, con el fin de los cuerpos policiacos cumplan con su deber: pro teger a la sociedad. Es indispensable, además, que el Estado mexicano garantice la vida de los periodistas, los activistas sociales y medioambientales, los estudiantes y los habitantes, en general. ¡Basta de agresiones a los movimientos ciudadanos y estudiantiles que defienden su territorio y exigen res peto a las garantías individuales!, ¡exigimos libertad de expresión y seguridad para los medios de comunicación y los periodistas que cumplen su labores informativas! Agosto de 2015, suscriben profesores, investigado res y estudiantes del CIESAS. 31 32
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