CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA DEL TEXTO COMPLETO. (OPCIONAL) Bogotá, D.C., Agosto 6 de 2009 Marque con una X Tesis doctoral Trabajo de Grado Señores BIBLIOTECA GENERAL Cuidad Estimados Señores: Los suscritos ALEJANDRO SÁNCHEZ VÉLEZ , con C.C. No. 1019009703 , SANTIAGO DURAN FORERO , con C.C. No. 1020723022 , RICHARD TAMAYO NIETO , con C.C. No. 79795727 , autor(es) del trabajo de grado titulado EVIDENCIA EPIDEMIOLÓGICA DE SIETE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS REALIZADAS EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ, QUE SUSTENTAN EL PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ presentado y aprobado en el año 2009 como requisito para optar al título de PSICÓLOGO autorizamos a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera: Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en Biblos, en los sitios web que administra la Universidad, en Bases de Datos, en otros Catálogos y en otros sitios web, Redes y Sistemas de Información nacionales e internacionales “Open Access” y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad Javeriana. Permita la consulta, la reproducción, a los usuarios interesados en el contenido de este trabajo, para todos los usos que tengan finalidad académica, ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet, etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer. Continúo conservando los correspondientes derechos sin modificación o restricción alguna; puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación del derecho de autor y sus conexos. De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables. Firma, nombre completo y documento de identificación del estudiante Alejandro Sánchez Vélez CC.1019009703 Firma, nombre completo y documento de identificación del estudiante Santiago Durán Forero CC 1020723022 Firma, nombre completo y documento de identificación del estudiante PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General –Noviembre 14 de 2007 X Richard Tamayo Nieto CC 79795727 NOTA IMPORTANTE: El autor y o autores certifican que conocen las derivadas jurídicas que se generan en aplicación de los principios del derecho de autor. C. C. FACULTAD: PSICOLOGIA PROGRAMA ACADÉMICO: PSICOLOGIA PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General –Noviembre 14 de 2007 FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO DE GRADO TÍTULO COMPLETO DEL TRABAJO DE GRADO: EVIDENCIA EPIDEMIOLÓGICA DE SIETE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS REALIZADAS EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ, QUE SUSTENTAN EL PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ AUTOR O AUTORES Apellidos Completos SÁNCHEZ VÉLEZ DURÁN FORERO TAMAYO NIETO Nombres Completos ALEJANDRO SANTIAGO RICHARD DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO Apellidos Completos Nombres Completos TAMAYO NIETO RICHARD ASESOR (ES) O CODIRECTOR Apellidos Completos SANABRIA Nombres Completos PABLO ALFONSO TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: PSICÓLOGO FACULTAD: PSICOLOGÍA PROGRAMA: Carrera X Licenciatura ___ Especialización ____ Maestría ____ Doctorado ____ NOMBRE DEL PROGRAMA: PSICOLOGÍA NOMBRES Y APELLIDOS DEL DIRECTOR DEL PROGRAMA: MARTÍN EMILIO GÁFARO BARRERA CIUDAD: BOGOTÁ AÑO DE PRESENTACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2009 NÚMERO DE PÁGINAS 146 TIPO DE ILUSTRACIONES: - Tablas, gráficos y diagramas SOFTWARE requerido y/o especializado para la lectura del documento___________________ PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General –Noviembre 14 de 2007 MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica): Duración del audiovisual: ___________ minutos. Número de casetes de vídeo: ______ Formato: VHS ___ Beta Max ___ ¾ ___ Beta Cam ____ Mini DV ____ DV Cam ____ DVC Pro ____ Vídeo 8 ____ Hi 8 ____ Otro. Cual? _____ Sistema: Americano NTSC ______ Europeo PAL _____ SECAM ______ Número de casetes de audio: ________________ Número de archivos dentro del CD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de grado): _________________________________________________________________________ PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial): _______________________________________________________________________________ DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Unidad de Procesos Técnicos de la Biblioteca General en el correo [email protected], donde se les orientará). ESPAÑOL Psicología de la Salud Investigaciones Trastornos de la Conducta Alimentaria Epidemiología Salud Pública Políticas Públicas INGLÉS Health Psychology Investigations Eating Disorders Epidemiology Public Health Public Policies RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS: (Máximo 250 palabras - 1530 caracteres): El objetivo general de esta investigación fue analizar la evidencia epidemiológica de siete investigaciones, que sustentan el programa Distrital de Prevención de la Anorexia y Bulimia en la Ciudad de Bogotá, para poder hacer dicha sustentación. Se realizó un análisis documental de las investigaciones: “Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes femeninas: Santa Fe Bogotá”, “La anorexia: Un problema en potencia en el Colegio Distrital General Santander”, “Trastornos de la conducta alimentaria en deportistas”, “Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995”, Comportamiento alimentario: Desarrollo, validez y fiabilidad de una encuesta, y “Contingencias de prácticas deportivas y su relación con los TA: Análisis relacional de las contingencias asociadas a las prácticas deportivas con los trastornos de alimentación en adolescentes entre los 16 a 18 años.”. Se concluyó que estos estudios solo dan cuenta de frecuencias epidemiológicas que se aplican a su población de estudio particular, no dando cuenta de la prevalencia de los TCA para la población de la Ciudad de Bogotá; varios de PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General –Noviembre 14 de 2007 estos estudios presentan factores de riesgo asociados con los TCA en sus poblaciones no habiéndoselo planteado como objetivo; y las afirmaciones de la ponencia del proyecto de acuerdo No. 157, relacionado con la aprobación del Acuerdo 221 del programa para la prevención de la anorexia y la bulimia de la ciudad de Bogotá, no corresponden a los datos que evidencian las investigaciones que la sustentan. The objective of this investigation was to analyze the epidemiological evidence of seven investigations, that support the District’s Prevention Program of Anorexia and Bulimia in the city of Bogotá, to be able to give such support. A documentary analysis was done of the investigations: “Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes femeninas: Santa Fe Bogotá”, “La anorexia: Un problema en potencia en el Colegio Distrital General Santander”, “Trastornos de la conducta alimentaria en deportistas”, “Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995”, Comportamiento alimentario: Desarrollo, validez y fiabilidad de una encuesta, y “Contingencias de prácticas deportivas y su relación con los TA: Análisis relacional de las contingencias asociadas a las prácticas deportivas con los trastornos de alimentación en adolescentes entre los 16 a 18 años.”. The conclusions are that these investigations only present epidemiological frequencies that apply to their particular studied population, not reporting the prevalence of eating disorders for Bogota City’s population; several of these studies present risk factors associated to eating disorders, not being set as an objective; and the statements in the debate of the project agreement number 157, related with the approval of the agreement number 221 of the District’s Prevention Program of Anorexia and Bulimia in the city of Bogotá, do not correspond to the facts that the supporting investigations show. PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General –Noviembre 14 de 2007 Quiero dedicar este trabajo a mis padres y a mi hermana por su gran apoyo en la realización de este trabajo. Quiero agradecer a Richard Tamayo por haber aceptado ser parte de este proyecto y especialmente a Carlos Iván Molina por apartarnos parte de su tiempo para guiarnos y aportarnos al desarrollo de este trabajo con su conocimiento. ALEJANDRO SÁNCHEZ V. Este es un agradecimiento a todos los que estuvieron en este año dando el apoyo necesario para sacar este proyecto adelante. A Richard Tamayo, Carlos Molina, quienes con sus aportes permitieron ampliar el horizonte de esta investigación SANTIAGO DURAN FORERO. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia EVIDENCIA EPIDEMIOLÓGICA DE SIETE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS REALIZADAS EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ, QUE SUSTENTAN EL PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ Proyecto de Grado Santiago Durán Forero Alejandro Sánchez Vélez Richard Tamayo Nieto* PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE PSICOLOGÍA 2009 * Director y Co-autor del trabajo. Profesor de la Facultad de Comunicación Social. Pontificia Universidad Javeriana. 2 EVIDENCIA EPIDEMIOLÓGICA DE SIETE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS REALIZADAS EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ, QUE SUSTENTAN EL PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE LA ANOREXIA Y LA BULIMIA EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ Alejandro Sánchez Vélez, Santiago Durán Forero, Richard Tamayo Nieto* Palabras Clave: Psicología de la Salud (22398), Investigaciones (18650), Trastornos de la Conducta Alimentaria (15825), Epidemiología (17670), Salud Pública (42185), Políticas Públicas (21430). El objetivo general de esta investigación fue analizar la evidencia epidemiológica de siete investigaciones, que sustentan el programa Distrital de Prevención de la Anorexia y Bulimia en la Ciudad de Bogotá, para poder hacer dicha sustentación. Se realizó un análisis documental de las investigaciones: ―Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes femeninas: Santa Fe Bogotá”, “La anorexia: Un problema en potencia en el Colegio Distrital General Santander”, “Trastornos de la conducta alimentaria en deportistas”, “Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995”, Comportamiento alimentario: Desarrollo, validez y fiabilidad de una encuesta, y ―Contingencias de prácticas deportivas y su relación con los TA: Análisis relacional de las contingencias asociadas a las prácticas deportivas con los trastornos de alimentación en adolescentes entre los 16 a 18 años.‖. Se concluyó que estos estudios solo dan cuenta de frecuencias epidemiológicas que se aplican a su población de estudio particular, no dando cuenta de la prevalencia de los TCA para la población de la Ciudad de Bogotá; varios de estos estudios presentan factores de riesgo asociados con los TCA en sus poblaciones no habiéndoselo planteado como objetivo; y las afirmaciones de la ponencia del proyecto de acuerdo No. 157, relacionado con la aprobación del Acuerdo 221 del programa para la prevención de la anorexia y la bulimia de la ciudad de Bogotá, no corresponden a los datos que evidencian las investigaciones que la sustentan. * Director y Co-autor del trabajo. Profesor de la Facultad de Comunicación Social. Pontificia Universidad Javeriana Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 4 Tabla de Contenido 0. Introducción ........................................................................................................................ 5 0.1. Justificación y Planteamiento del problema .......................................................... 5 0.2. Fundamentación Bibliográfica ............................................................................. 22 0.3. Objetivos............................................................................................................... 52 0.3.1. Objetivo General........................................................................................... 52 0.3.2. Objetivos específicos .................................................................................... 52 0.4. Categorías ..................................................................................................................... 52 1. Método .............................................................................................................................. 55 1.1 Diseño ................................................................................................................... 55 1.2. Corpus de Análisis ..................................................................................................... 56 1.4. Instrumento ........................................................................................................... 56 1.5. Procedimiento ....................................................................................................... 58 2. Resultados...........................................................................................................................61 3. Discusión..........................................................................................................................131 Referencias Apéndices Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 0. Introducción La salud pública se define como una ciencia que busca prevenir dolencias y discapacidades; prolongar la vida; fomentar la salud y la eficiencia física y mental, por medio de esfuerzos organizados de la comunidad para contribuir con el saneamiento del medio ambiente; el control de enfermedades infecciosas, no infecciosas y lesiones; la educación del sujeto en principios de higiene personal; la organización de servicios de diagnóstico y tratamiento de enfermedades y rehabilitación; así como al desarrollo de la estructura social que le asegure a cada miembro de la comunidad un nivel de vida adecuado para el mantenimiento de su salud (Terris, 1992, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Entre los componentes importantes de la salud pública se encuentra la promoción de la salud (Tones, 2002, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006), estableciendo políticas que protejan, defiendan y aumenten la salud y el bienestar de la población humana, apoyado en la creación de movimientos científicos de política pública (Campbel, 1996, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Aunque hay cierta hegemonía biomédica en la promoción de la salud pública, es posible ver el avance y la importancia que se la ha dado a lo psicológico en programas de prevención, promoción e intervención efectivos (Durán, Hernández y Becerra, 1995; Laviana, 1998, citados por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). La psicología de la salud es una vertiente de la psicología que ha buscado encargarse de la prevención, promoción y formulación de políticas sanitarias que sustenten la creación de un sistema eficiente de salud pública. Esta psicología ha buscado trascender la visión molecular del psicólogo con acciones dirigidas a personas 5 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia específicas, ampliando la mirada a una perspectiva más completa hacia el impacto global en el desarrollo de sociedades saludables y buscando la integración con otras disciplinas para aportar una nueva concepción y práctica de la salud pública (Matarazzo, 1980 citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Esta psicología es coherente con los planteamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1986, donde ante la incorporación del concepto de calidad de vida, se plantearon lineamientos fundamentales para el desarrollo de la política pública en salud. Esto, frente a la importancia de asegurar igualdad en la salud, añadir vida a los años y salud a la vida, y aumentar la esperanza de vida (Beitsch, Brooks, Grigg y Menachemi, 2006; Bradley y McKelvey, 2005; Buela-Casal, Fernández y Carrasco, 1997; Fernández, Cornes y Codesido, 1999; Thomas, Irwin, Zuiker y Millikan, 2005; citados por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). En las conferencias mundiales sobre salud pública, se ha propuesto la necesidad de que primen las estructuras comunitarias con la incorporación de nuevos profesionales, tecnologías y enfoques en pro de la salud (Laviana, 1998, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Sin embargo, esto no ha sido visto con todos los beneficios en los países no industrializados, ya que existe la necesidad de resolver con antelación los problemas de sustento básico, los conflictos políticos y las condiciones socioambientales no salubres (Brannon y Feist, 2001, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Estas propuestas, han abierto el campo para que disciplinas como la psicología, tengan mayor incidencia en lo político. Esto, con la capacidad que tienen los psicólogos, dada la experiencia profesional e investigativa, de generar nuevos aportes para la 6 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia construcción de política pública incluso siendo parte de los diseños y ejecuciones de programas gubernamentales de salud (DeLeon y cols., 1995, 2001, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Además, se ha hecho posible la alianza con otras profesiones y disciplinas para realizar un abordaje integral de muchas de las preocupaciones más importantes de la sociedad (Brown, Freeman, Brown y cols., 2002, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Sin embargo, ciertas críticas han sido realizadas a la academia, con respecto a la falta de formación de psicólogos en política pública. Psicólogos con habilidades políticas que busquen participar e influir en los procesos de formulación de políticas y decisiones políticas locales y globales (Montesinos, 1999, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). En la actualidad, existe un fuerte interés por las problemáticas relacionadas con los trastornos alimenticios. Desde hace algunas décadas, este interés ha ido en aumento, dada la identificación de la población femenina adolescente como posible grupo de riesgo. Dentro de estos trastornos, los más nombrados son la Anorexia Nerviosa (AN) y la Bulimia Nerviosa (BN). Estas dos patologías son también las que en la actualidad se encuentran mejor definidas y delimitadas dentro del manual de clasificación de enfermedades mentales, DSM-IV-TR (2003). Otros de los trastornos que considera este manual son alteraciones del comportamiento alimenticio que no cumplen los criterios de la AN ni de la BN y que se recogen bajo la categoría de trastornos de la conducta alimentaria no especificados (Gual & Lahortiga, 2002). Aunque son muchas las maneras y las perspectivas con las que se tratan los trastornos de comportamiento alimentario, este debe ser realizado ―desde perspectivas 7 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia diversas que incluyan la corrección de las posibles complicaciones orgánicas, la rehabilitación nutricional y la recuperación de las pautas normales de alimentación, así como el estudio de los posibles problemas psicológicos, familiares y sociales que presente cada enfermo‖ (Ruiz, Salorio, Navarro y Rodado, 1994, citados por Gual & Lahortiga, 2002, pp.211). En cuanto a la prevención de estos trastornos se vislumbra que debe realizarse en varios niveles, practicando intervenciones para lograr una prevención primaria en el ámbito escolar y familiar fomentando hábitos de alimentación adecuados. También se debe buscar una actitud crítica de los jóvenes frente a los mensajes publicitarios. La prevención tendría que ser también considerada por médicos y pediatras ya que son los primeros en tener contacto con los individuos, y considerar si en alguno de estos casos se puede considerar la presencia de un trastorno de comportamiento alimentario (Gual & LaHortiga, 2002). La salud pública, ―es una ciencia que requiere el apoyo de otras como la epidemiología, la bioestadística, la administración y gestión sanitaria o las ciencias del comportamiento‖ (Martínez & Martínez, 2002, citados por Gual & Lahortiga, 2002, pp.6). Así entonces, para el desarrollo de investigación en salud pública, el National Research Council (2001, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006) recomienda que la investigación tenga un carácter multidisciplinario, involucrando economistas, epidemiólogos, psicólogos, sociólogos y estadísticos; que incluya el diálogo entre política y comunidad; que la investigación tenga corte longitudinal que permita clarificar la interrelación de las variables estudiadas; la inclusión de mecanismos nacionales e internacionales que faciliten la armonización y estandarización de los datos que se recogen en diferentes países y regiones; hacer énfasis en la investigación de corte 8 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia cooperativo y transnacional para facilitar la evaluación institucional y el desarrollo programático de políticas; la consolidación de la información proveniente de múltiples conexiones que ayude a generar vínculos entre las diferentes bases de datos sobre salud y población; el tener un acceso abierto a las bases de datos utilizadas para facilitar otras aproximaciones investigativas; y, finalmente, atender a los problemas de la diversidad cultural y étnica teniendo en cuenta diferencias de género, edad y el amplio contexto social de las intervenciones psicológicas. Haciendo esto, debe buscarse la forma de sopesar y la forma de difundir la información. Esto, para que se traduzca la intervención a la práctica y aplicación política, asegurándose que los medios masivos sean exactos en sus descripciones de los hallazgos de la investigación (Nicasio, Meyerowitz y Kerns, 2004 citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). La influencia de los medios de comunicación tiene amplias repercusiones en la opinión pública, por lo que es importante comunicar debidamente los resultados de las investigaciones. En las noticias, son frecuentes variados tipos de tergiversación, como la ampliación ilegitima de los resultados que se han obtenido dentro de los estudios reseñados; el asumir como ciertas conclusiones que no se han presentado dentro de estos estudios; y, por último, retomar conclusiones válidas del estudio y trasformar los términos en que son presentadas así como sus alcances. ―El interés del autor por complacer a su clientela, puede afectar la credibilidad del documento‖ (Valles, 1999, p. 133). La responsabilidad del investigador, es aclarar a la opinión pública los verdaderos objetivos de su investigación, los sesgos de sus resultados y los límites dentro de los cuales se formuló la investigación. Es así como en Colombia, buscando el bienestar público, se han venido tomando acciones en la búsqueda por generar un mayor control en la prevención de los trastornos 9 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia de la conducta alimentaria. Sin embargo, ―no hay estudios epidemiológicos que den cuenta de la prevalencia e incidencia‖ de este fenómeno en el país, sino únicamente estudios institucionales (Secretaria de Salud, 2008). En Bogotá, existe un programa distrital para la prevención de la anorexia y la bulimia acordado en el 2006. Este programa, incluye la campaña lanzada por la Administración Distrital el 1 de Abril del 2008 denominada ―Quiere tu cuerpo, quiérete bien‖ (Secretaría de Salud, 2008). La campaña ha generado una gran campaña mediática desde fuentes gubernamentales y periodísticas, sustentándose en indicadores que afirman que un 0.5% de los bogotanos de 16 a 25 años sufren de anorexia nerviosa y 2.6% de bulimia nerviosa, citando a una investigación realizada por Luís Alberto Ángel (Red de Gestores Sociales, 2008). También se anuncia, un promedio de 40 casos de bulimia nerviosa y anorexia nerviosa al año en Bogotá (El Tiempo, 2008); así como que ocho de cada diez estudiantes bogotanos, entre los 11 y 19 años se encuentra en riesgo alto y medio de padecer algún trastorno del comportamiento alimentario (Red de Gestores Sociales, 2008) Por lo anterior, este estudio buscará indagar por siete investigaciones científicas, que sustentan las acciones realizadas para el bienestar público de la ciudadanía bogotana sobre el tema de los trastornos del comportamiento alimenticio. Esto, fomentando la interdisciplinariedad de la Psicología con la investigación científica, la administración pública y la epidemiología. Buscando una compatibilidad metodológica con la integración o creación de estructuras, infraestructuras y mecanismos comunes en estas disciplinas y profesiones acorde a lo que plantea el Consejo Directivo Universitario (1992) 10 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Esta investigación se identifica con la misión y visión de la Pontificia Universidad Javeriana, en la indagación por ampliar las fronteras del conocimiento y su aplicación mediante procesos diferenciados y autónomos. Buscando cimentar la labor científica mediante la argumentación, intentando expresar los planteamientos con claridad y respeto, ejerciendo y aceptando la crítica (Consejo Directivo Universitario, 1992). Con base en lo anterior, esta investigación se inscribe más específicamente con lo que se plantea en el Acuerdo Nº 0066 del Consejo Directivo Universitario (1992), en el estatuto número 34 ―con la reflexión y crítica permanente de la forma como los individuos y la sociedad se apropian del desarrollo científico y técnico, y de sus consecuencias.‖ 0.1. Justificación y Planteamiento del Problema El estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), se fundamenta en criterios contenidos en el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-IV-TR. En este, figuran tres categorías de TCA, anorexia nerviosa (AN), Bulimia Nerviosa (BN) y trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANOES) (American Psychiatric Association, 2003). En los criterios para el diagnóstico de AN, la persona cumple con cuatro criterios. Primero, el rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo o normal considerado según edad y talla. Además, el miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso. Tercero, presenta una alteración de la percepción del peso o la silueta corporal, exageración de la importancia en la autoevaluación o negación del 11 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia peligro que implica el bajo peso corporal. Por último, amenorrea en las mujeres pos puberales. (American Psychiatric Association, 2003) Por otro lado, para el diagnóstico de BN es necesario que la persona presente cinco criterios. En primer lugar, debe haber atracones recurrentes (el atracón, es una ingesta de alimento en un corto periodo de tiempo, en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período de tiempo similar y en las mismas circunstancias, donde también se presenta la sensación de pérdida de control sobre la ingesta de alimentos); además, presencia de conductas compensatorias inapropiadas, con una frecuencia de al menos dos veces a la semana durante un periodo de tres meses; una autoevaluación exageradamente influida por el peso; y finalmente, las alteraciones no deben ocurrir exclusivamente durante el transcurso de AN (American Psychiatric Association, 2003). Por último, en el diagnóstico de TCANOES, la persona cumple con algunos, pero no con todos los criterios para los trastornos anteriormente especificados. En esta categoría, se encuentran por ejemplo, las mujeres que cumplan todos los criterios diagnósticos para la AN, sin embargo, sus menstruaciones son regulares. Otro caso podría ser quienes cumplen los criterios diagnósticos que se necesitan para la BN, pero las conductas compensatorias aparecen con una intensidad menor a 2 veces por semana, o durante menos de 3 meses. Esta categoría incluye también, el trastorno por atracón, caracterizado por ingestas recurrentes en ausencia de conductas compensatorias inapropiadas típicas de la BN (American Psychiatric Association, 2003). En los últimos años, los TCA han empezado a generar preocupación a nivel mundial por el incremento de casos en la población. Debido a esto, se ha generado una 12 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia gran campaña mediática de este fenómeno, lo cual ha llevado a algunos actores gubernamentales a tomar medidas en el asunto. Entre algunas situaciones que se han presentado mundialmente en torno a la reacción por los TCA, se presentan casos como el de Madrid (España), donde se han venido realizando proyectos para generar conciencia y prevenir a la sociedad madrileña de todo lo relacionado con este tipo de trastornos. El 1 de febrero del 2007, con la aprobación de Ley por la Asamblea de Madrid, se comenzó la ejecución del Pacto Social contra los trastornos alimentarios. Esta pacto logró el establecimiento de un Instituto de Nutrición y Trastornos Alimentarios; planteó medidas para la difusión de campañas de alimentación saludable, difusión de dietas, control de venta de productos dietéticos, y el establecimiento de un índice mínimo de masa corporal para poder modelar en la Pasarela Cibeles (Presidencia de la comunidad de Madrid, 2007). En Francia, la anorexia afecta supuestamente entre 30.000 y 40.000 personas. Como en España, mediante una nueva ley, se ha optado por luchar contra los sitios de Internet que promueven la anorexia, convirtiendo en delito la incitación a la anorexia (EFE, 2008). Así mismo, diseñadores de Milán, Londres, Nueva York y Francia, se han apuntado a luchar contra la anorexia mediante el cuidado de la salud de sus modelos (EFE, 2008a). El Ministerio de Sanidad Francés propuso un código de buena conducta para combatir la anorexia, el cual se firmó junto a representantes del mundo de la moda, la publicidad y la comunicación. Esta Carta de compromiso voluntario sobre la imagen del cuerpo y contra la anorexia, contiene promesas ―compartidas y concertadas‖ por los firmantes para ―no aceptar la difusión de imágenes de personas, especialmente si se trata de jóvenes, que pueden contribuir a promover un modelo de delgadez extrema" (EFE, 2008). 13 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia En Estados Unidos, un estudio de la Universidad de Harvard (citado por Brody, 2007), concluyó que el TCA más común era el trastorno de atracones compulsivos, perteneciente a la categoría TCANOES del DSM IV-TR (2003), ocurriendo en 1 de cada 35 adultos (2.8%), lo cual es casi dos veces la prevalencia combinada para AN (0.6%) y BN (1%). En México, se ha visto que cada año se incrementa considerablemente la cantidad de casos de niñas que padecen TCA tales como AN, BN, Trastorno por Atracón, comer de forma compulsiva, vigorexia y ortorexia (El universal, Septiembre de 2007). Por esta razón, el Senado y la Cámara de Diputados han venido realizando diferentes propuestas para su prevención y atención (Senado de la República, 2008) Así mismo, en Argentina se vienen efectuando estudios como parte de un proyecto de salud mental en escuelas públicas de Buenos Aires, donde se autoevalúa dimensiones psicológicas relacionadas con la conducta alimentaria (Casullo, 2006). Además, se han venido realizando proyectos de ley, campañas de prevención y destinación de recursos a fundaciones especializadas en el tema (Secretaria de Gestión Pública de Argentina, 2008) En Chile, el instituto nacional de juventud en el año 2003, realizó encuestas a jóvenes entre los 12 y los 18 años. Las conclusiones de este estudio arrojaron que existe una identificación con un ideal de individuo sano y delgado, difundido por medios de comunicación que se han convertido en ejes articuladores de la vida cotidiana. (Calvo, Carcamo, Astudillo, Masini, Francotte, 2006). En Venezuela la mayoría de los estudios que se han realizado sobre los TCA, utilizan el Eating Attitude Test (EAT) ya que ―es el instrumento capaz de detectar la 14 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia presencia de actitudes y conductas indicativas de trastornos del comportamiento alimentario‖ (Vivas & Luigli, 2006, pp. 173). Entre estos estudios se han arrojado cifras de prevalencia que se encuentran entre el 8% y el 18%. (Vivas & Luigli, 2006) En Colombia, ―no existen estudios epidemiológicos que den cuenta de la prevalencia e incidencia‖ de los TCA, según la Secretaría Distrital de Salud (2008). Los datos e información con que se cuentan, provienen de investigaciones institucionales, es decir, de universidades o instituciones privadas que se especializan en el manejo de estas enfermedades. Estas siete investigaciones, han sido realizadas a poblaciones de jóvenes escolares y universitarios de algunas ciudades del país, conociendo la prevalencia e incidencia de los TCA de manera no representativa (Guarín & Gempeler, 2006). En la Universidad Autónoma de Bucaramanga, se realizó un estudio donde se validó la encuesta SCOFF (Sick, Control, One, Fat Food) para tamizaje de trastornos de la conducta alimentaria en mujeres universitarias. Se evaluaron 385 mujeres entre los 17 y 35 años, de estratos socioeconómicos medio y alto. A todas las estudiantes que contestaron el cuestionario se les hizo una evaluación clínica con un psiquiatra. Este, aplicó la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta (CIDI), la cual permite establecer los criterios diagnósticos del DSM-IV, y así realizar la verificación posterior del diagnóstico. Se diagnosticaron 51 casos de TCA. 43 casos (84.3%) correspondientes a TCANOES y 8 casos (15.7%) a BN. No se detectaron casos de AN. Debido al estudio se pudo concluir que la encuesta SCOFF puede ser una buena alternativa para detectar trastornos de la conducta alimentaria (Rueda, et al., 2005, citado por Alviar, Pérez, Tamayo y Viotto, 2005). 15 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Dentro de las investigaciones más pertinentes a nivel nacional, se encuentra el estudio realizado por la Universidad de Antioquia en el año de 1999. A partir de una muestra no representativa de 972 adolescentes de secundaria de la ciudad de Medellín, y utilizando el instrumento de tamizaje EAT-S, se comprobó la alta frecuencia de ideas, sentimientos y conductas de riesgo para TCA. Se encontró que al 77% de las alumnas les aterraba la idea de ganar peso, 41% tenía atracones, 33% se sentía culpable después de comer, 16% sentía que la comida controlaba su vida y 8% se inducía el vómito (Ramírez, Vélez, Yepes, Pérez, Posada y Roldan, 2005, citado por Alviar, Pérez, Tamayo y Viotto, 2005). Con estos datos como precedente, se elaboró un segundo estudio de la misma universidad, cofinanciado por la Dirección Seccional de Salud de Antioquia, titulado Prevalencia de anorexibulimia en mujeres adolescentes de Medellín, realizado por Ramírez y un equipo amplio de psicólogos, médicos y nutricionistas (2005). El estudio fue efectuado en dos fases con el fin de sustentar la hipótesis de que las cifras de prevalencia de TCA en esta ciudad, serían más altas. En la primera fase, de tamizado, se aplicó un cuestionario de autorreporte que incluía el EDI2 (Eating Disorder Inventory 2) a una muestra representativa de 474 adolescentes. En la segunda fase, se hizo una entrevista clínica semiestructurada a la población detectada en riesgo (n=142), y a un número igual de adolescentes que no tenían riesgo (n=142) (Ramírez, Moreno, Yépez, Aristizabal, Posada y Roldan, 2005). Después de realizado el estudio, se encontró una prevalencia total del 17.7% de TCA, con una prevalencia de AN del 0.8%; de BN del 2.3%; y de TCANOES del 14.6%. Se encontró que los antecedentes de sobrepeso, comentarios adversos sobre el cuerpo y abuso sexual tenían relación con los TCA. De hecho, el estudio consideró que los TCA en Medellín eran un problema de salud pública 16 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia por lo cual debían realizarse acciones urgente para implementar medidas preventivas y asistenciales en la población (Ramírez, et al., 2005). De acuerdo con Tamayo (2006) hubo múltiples interpretaciones falsas de este estudio científico realizado por Ramírez (2005), con el cual se legitimó científicamente la distribución de recursos en el Concejo de Medellín y que tuvieron consecuencias en la destinación de recursos públicos para la prevención de esta enfermedad. En el Acta 353 del Concejo (2005), un concejal llegó a afirmar que ―se han hecho investigaciones específicas a la población estudiantil desde la Universidad de Antioquia, donde se han hallado tasas de prevalencia de anorexia-bulimia en la población femenina estudiantil universitaria de la ciudad, supremamente altas, del orden del 20%‖. El concejal citaba, aparentemente, la investigación realizada por Ramírez (2005) la cual, sin embargo, señala cifras bien distintas. Tamayo (2006) afirma que el DSM-IV es ambiguo en su categorización de los TCANOES ya que este los define negativamente, considerando a todo comportamiento que no cumple con los criterios de AN y BN, un trastorno de la conducta alimenticia no especificado; lo cual podría explicar la elevada cifra de TCANOES que encontró Ramírez (2005, citada por Tamayo, 2006). Tamayo (2006) se pregunta por qué si Ramírez (2005) descubrió que las anoréxicas de Medellín representaban un 0,8% de su muestra, este dato creció de manera exagerada en las sesiones del Concejo de Medellín donde se discutió el tema, y en la prensa nacional. “El Colombiano: “en Medellín, la Universidad de Antioquia encontró que cerca del 18 por ciento de las niñas del grupo de riesgo (entre 12 y 21 años) padecen la enfermedad. Esta cifra es de las más altas del mundo y tres veces mayor que 17 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia el promedio internacional. ¡Es absurdo!, mientras países europeos se alarman porque entre 1 y 3 por ciento de sus adolescentes sufren de anorexia, y otro tanto de bulimia, en Colombia las cifras superan récords, ante la mirada tolerante de la sociedad”. Revista Cambio: “las cifras son alarmantes. Un estudio realizado por este grupo [se refiere al Grupo Académico en Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Universidad de Antioquia] en 2003, con 475 antioqueñas de entre 10 y 19 años, encontró que el 17,7% eran anoréxicas, un porcentaje tres veces superior a la media mundial”. El Tiempo: “la investigación, que se concentró en adolescentes y mujeres de todos los grados del bachillerato, concluyó que el 17,7 por ciento tenía bulimia o anorexia. „Eso es tres veces más que en el resto del mundo –anota Ramírez [Lucrecia]-. En España, con 6 por ciento, fue un problema nacional‟”. (Tamayo, 2006) Continuando con las investigaciones realizadas en Colombia, en la ciudad de Bogotá, y más específicamente, en la Universidad Nacional de Colombia; se realizó el estudio de Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre julio de 1994 y diciembre de 1995. Este trabajo fue ganador del premio en Investigación Clínica del XIV Congreso Colombiano de Medicina Interna. El estudio realizado sirvió, como el anterior, para la validación de un instrumento de autorreporte para detectar trastornos del comportamiento alimentario y su relación con ansiedad y depresión. Se concluyó que la prevalencia global de TCA en el grupo de universitarios evaluados fue de 30.7%, de los cuales el 2.2% correspondían a BN, el 0.5% a AN y el 28% a TCANOES. Con el estudio, se indica de manera clara que se realza la magnitud del problema y se hace necesario promover la investigación a un nivel macro, para empezar a enfrentar el problema de los trastornos 18 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia de la conducta alimentaria (Ángel, Vásquez, Chavarro, Martínez y García, 1997, citado por Alviar, Pérez, Tamayo y Viotto, 2005; Guarín y Gempeler, 2006). Otro estudio realizado por la Universidad Nacional tuvo como objetivo determinar la prevalencia de trastornos de la conducta alimentaria en estudiantes de secundaria de Bogotá. El estudio indicó que la prevalencia de TCA era del 37% con predominio en las mujeres como lo indican las investigaciones previas, 0.28% correspondían a AN, 3.25% para BN y 33.6% para TCANOES (Ángel, Vásquez, Chavarro, Martínez y García, 1997, citado por Alviar, Pérez, Tamayo y Viotto, 2005; Guarín y Gempeler, 2006). Así mismo, Ángel, Vásquez, Chavarro, Martínez y García, (2000), buscaron desarrollar, validar y darle fiabilidad a una encuesta obteniendo la Encuesta del Comportamiento Alimentario como un instrumento consistente, valido, y fiable para la tamización de los TCA entre estudiantes universitarios, concluyendo que es probablemente útil para el diagnóstico de AN y BN, mediante la aplicación en poblaciones de riesgo, y en la practica clínica. La red de gestores sociales (2008), coordinada por la Presidencia de la República; citando un articulo del periódico El Tiempo, afirma que según investigadores del Centro Horus TCA, ocho de cada diez estudiantes bogotanos, entre los 11 y 19 años se encuentra en riesgo alto y medio de padecer algún TCA. Esta prueba fue aplicada a 2000 estudiantes en siete colegios de Bogotá, y se concluyó que las más afectadas por este problema son las niñas, con un preocupante aumento entre los varones. 19 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Mediante el acuerdo 221, el día 28 de Junio de 2006, en la ciudad de Bogotá, se aprobó por el Concejo, el Programa Distrital de Prevención de la Anorexia y la Bulimia; propuesto por el concejal Hipólito Moreno Gutiérrez (Concejo de Bogotá, 2006). Es de resaltar que para la ponencia del Proyecto de Acuerdo numero 157 de 2006, (Ver apéndice A) perteneciente al acuerdo 221 (Ver apéndice B), antes de ser aprobado; como bases sobre el diagnóstico del problema en Colombia, se afirmó, ―según un estudio realizado por la Universidad Nacional, en Bogotá el 12 por ciento de las adolescentes sufre bulimia y anorexia‖. (Mejía, Gutiérrez y Sánchez, 2006, p.5) Por otro lado, la Secretaría Distrital de Salud, reporta anualmente un promedio de 40 casos de ―alteraciones mentales como la anorexia y la bulimia‖ en la red adscrita de hospitales del Distrito. En el 2005 se dio un caso de mortalidad por anorexia en el Hospital el Tunal (Secretaría Distrital de Salud, 2008). Además, como parte de las medidas que se han tomado en el Distrito Capital con base en este programa, el 1 de Abril de 2008 la Administración Distrital, representada por la Primera Dama del Distrito, Cristina González de Moreno y la Secretaría Distrital de Salud; lideraron la inauguración de la campaña ―Quiere tu cuerpo, quiérete bien‖, que busca prevenir los trastornos alimenticios entre la población bogotana (Secretaría Distrital de Salud, 2008). Es importante saber, que el establecer una política pública, implica un proceso que se adecua a la evolución del proceso de salud-enfermedad en el mundo, así como, a los cambios en el perfil epidemiológico global y local (Montesinos, 1999, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). La política debe buscar modificar los patrones de 20 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia enfermedad, reducir daños no intencionados y aumentar el acceso a los servicios de salud (Brannon y Feist, 2001, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). Además, como Leviton (1996 citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006; p. 202) afirma, ―los psicólogos enfrentan tres retos para generar el reconocimiento de sus intervenciones en el campo de la salud pública: Traducir los efectos de la conducta en implicaciones para la salud, demostrar el costo-efectividad de las intervenciones psicológicas, y ampliar los efectos trabajando con la infraestructura pública‖. Los psicólogos deben entonces, ofrecer pruebas que cumplan con los criterios de validez, confiabilidad y replicabilidad a las personas encargadas de la creación y toma de decisiones relacionadas con la salud pública (Armstrong, Jackson, Doyle, Waters y Howes, 2005; Campbell, 1996; Simoes, Land, Metzger y Mokgad, 2006; Wang, Moss y Hiller, 2006; Waters, Doyle, Jackson y cols. 2006, citado por Pérez, Valencia y Vinaccia, 2006). La epidemiologia tiene un papel fundamental dentro de los programas de salud pública, pues proporciona una base concreta a las acciones que se lleven a cabo dentro de las políticas públicas. El método de la epidemiología permite identificar los determinantes más importantes dentro de enfermedades que no son transmisibles. Es así como un estudio realizado por Peláez, Labrador y Raich (2004), intentó hacer una revisión y estado de la cuestión de los estudios epidemiológicos de los TCA en España. En este estudio se hizo un análisis crítico, concluyendo la necesidad de realizar estudios fiables y precisos de prevalencia de TCA sobre la población en general. Con base en lo anterior, surge el cuestionamiento sobre la evidencia epidemiológica que muestran de las bases investigativas sobre las que se está 21 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia fundamentando en Bogotá el programa Distrital de prevención de la anorexia y la bulimia; para su diseño, aprobación y ejecución. Esto, se traduce en la siguiente pregunta de investigación: ¿Qué evidencia epidemiológica presentan siete investigaciones sobre TCA, realizadas en la ciudad de Bogotá D.C., para sustentar el diseño, aprobación y ejecución del programa de prevención de la anorexia y bulimia de la ciudad de Bogotá D.C.? 0.2. Fundamentación Bibliográfica La importancia que tiene la epidemiología dentro de los programas de salud pública, es proporcionar una base concreta a las acciones que se lleven a cabo dentro de las políticas públicas. La epidemiología es una ciencia que ha tomado fuerza desde los años 70 y 80, cuando el aumento de los estudios hace que se fortalezcan sus bases metodológicas y teóricas, dándole independencia como disciplina. El método de la epidemiología permite identificar los determinantes más importantes dentro de enfermedades que no son transmisibles. Existen múltiples definiciones de la epidemiología, ya que son varios los autores que han tratado de conceptualizarla. Jenicek (1982) define la epidemiología como un método, una forma de obtener conocimientos y resolver problemas sanitarios. Aunque son muchas más las definiciones que se pueden encontrar de la epidemiología, hay ciertos elementos que tienen en común todas estas. Se hace evidente que el nivel de análisis de esta disciplina, se centra en la población. Ya sea mirando enfermedades en individuos, animales de laboratorio; u observado fenómenos relacionados con la salud poblacional. 22 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Uno de los principios dentro de la epidemiología, es el hecho de que la enfermedad no se puede distribuir al azar en la población. Por el contrario, existen ciertos determinantes que influyen en la aparición de la enfermedad. Por esta razón, la epidemiología debe esforzarse en buscar los motivos por los que la distribución de las enfermedades sigue un comportamiento aleatorio. ―la epidemiología procede por acumulación de evidencias, cada vez mas convincentes, de que un determinado factor se asocia con una determinada enfermedad. El estudio de esta triada clásica de la epidemiología (agente, medio ambiente y huésped) permiten poco a poco delimitar la evolución natural de la enfermedad, el agente causal y los factores de riesgo presentes en el huésped que incrementan la probabilidad de desarrollarla‖ (Martínez & Irala, 2002, pp. 18) Existen ciertos elementos que son fundamentales dentro de la epidemiología, como las tablas, proporciones, y tasas entre otros. También son componentes de un estudio epidemiológico, medidas que cuantifican la frecuencia de una enfermedad. Las más relevantes son la prevalencia, la incidencia acumulada, y la densidad de incidencia o tasa de incidencia. Fletcher, Fletcher & Wagner, (1998) definen la prevalencia, como la fracción o el porcentaje de un grupo de individuos que presentan un proceso clínico o un resultado en un momento específico de tiempo. Responde a la pregunta de ―¿qué porcentaje de un grupo de individuos experimenta un proceso?‖ (Fletcher, Fletcher & Wagner (1998), p. 80). La prevalencia es determinada mediante el sondeo de una población específica, que contiene individuos que presentan y no presentan el proceso en cuestión en un momento definido. Existen dos tipos de prevalencia. La prevalencia de punto o puntual es 23 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia determinada en el momento del sondeo para cada individuo, aunque no necesariamente en el mismo momento para todos los individuos de la población seleccionada. Por otro lado, la prevalencia de periodo, se refiere a los casos presentes en cualquier momento durante un periodo específico de tiempo. (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998) Por ejemplo, en 1989, se realizó un estudio para establecer cuál era la prevalencia de la demencia en la población general de adultos de edad avanzada. Para contestar esta pregunta, se realizo una encuesta de 1968 personas mayores de 75 años que vivían en Cambridge, Reino Unido. Cada participante se sometió a un estudio que incluía el Mini-Mental State Examination (MMSE), prueba para conocer el deterioro cognitivo. La existencia de demencia se pudo identificar mediante una estrategia de pruebas seriadas: las personas que obtuvieron un puntaje de 25 o inferior en el MMSE, se examinaron mediante un protocolo estandarizado por un psiquiatra que estableció el diagnóstico final. La prevalencia de demencia en conjunto, fue del 10%, y las tasas se duplicaron en cada segmento de 5 años de edad. (O’Connor, Polott, Hyde, Fellows, Miller, Brook, Reiss & Roth, 1989, citados por Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). En España, se realizó una investigación titulada Prevalencia de trastornos de la conducta alimentaria: consideraciones metodológicas (Peláez, Labrador y Raich, 2005). Dentro de las conclusiones que presentó este estudio, se encuentran la gran cantidad de dificultades que se presentan en el estudio de la prevalencia de los TCA. Uno de los resultados de este estudio, es la presencia de debilidades y sesgos entre los estudios de prevalencia con que trabajaron. Los estudios de prevalencia se pueden derivar en tres grupos principales, aquellos estudios donde se establece un diagnostico de TCA, a partir del auto informe; aquellos que utilizan la entrevista 24 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia diagnóstica, es decir de doble fase; y aquellos que también son de doble fase, pero entrevistan a la totalidad de la muestra (Peláez, Labrador y Raich, 2005). En este estudio se hace un recuento histórico sobre esta clase de estudios. Se encuentra que en los años 80, todos los estudios se agruparon en el primer grupo, es decir, de auto informe. En este tipo de estudios, se realiza un análisis de frecuencia de ingestas, y atracones entre otros; basados exclusivamente en cifras de las encuestas de auto informe. Aunque se puede considerar ventajosa la economía de estos estudios, también tienen ciertas falencias que deben ser tenidas en cuenta. Entre estas, las fallas en el tipo de muestreo sesgado que presentan; la baja tasa de respuesta, donde se puede asumir que no existe una representatividad de la población; y el método de selección de los casos, que en algunos de ellos, no se ajusta a un criterio universal de diagnostico para TCA (Peláez, Labrador y Raich, 2005). El segundo grupo son los estudios de doble fase que utilizan una entrevista de diagnóstico. Dentro de este tipo de estudios, existe la falla, que al ser aplicados en un primer momento de barrido, dejan en la segunda fase, un tamizaje sesgado de los participantes que solo superan un puntaje determinado. Al no realizar una entrevista a la muestra completa de la selección, no se tienen en cuenta los casos que no superan la prueba, sesgando la población seleccionada (Peláez, Labrador y Raich, 2005). Por último, el tercer grupo, donde se realiza una aplicación de la entrevista al grupo completo; tienen la ventaja de mantener un grupo de control, frente a aquellos que han superado la primera etapa y que son considerados como en riesgo. Esta es la ventaja de este tipo de estudios, que aunque sean costosos, permiten llegar a la medida más acertada sobre la prevalencia en una población (Peláez, Labrador y Raich, 2005). 25 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Es en este mismo estudio, Peláez, Labrador y Raich (2005), proponen una serie de consideraciones de orden metodológico, para el caso de las investigaciones sobre prevalencia. El gran número de participantes dentro de estos estudios, es un factor relevante, ya que los TCA tienen una baja prevalencia entre la población (4.5% en mujeres y 1% entre hombres). Por otro lado, una última consideración se refiere al caso de la definición diagnóstica de los TCA. Esto, debido a que algunos de los criterios presentados por manuales como el DSM IV, pueden llegar a ser demasiado estrictos; dejando de lado algunos casos importantes a considerar, dentro de un estudio de prevalencia. En cuanto a la incidencia, Fletcher, Fletcher & Wagner, (1998) la definen como la fracción o porcentaje de un grupo, que comienza libre de proceso, y que lo desarrolla a lo largo de un determinado periodo de tiempo. La incidencia responde a la pregunta ―¿a qué ritmo aparecen nuevos casos en un grupo de individuos a medida que transcurre el tiempo?‖ (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998, p. 80). Esta hace referencia a los nuevos casos de la enfermedad que se producen en una población, que inicialmente no la presentaba o no tenía nuevos resultados; es determinada identificando un grupo de individuos susceptibles, examinándolos periódicamente durante un intervalo de tiempo, para identificar y efectuar un nuevo recuento de los casos que se desarrollan durante el intervalo. (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998) Por ejemplo, para estudiar la incidencia de demencia, Pakyel, Brayne, Huppert, Gill, Barkley, Gehlhaar, Beardsall, Girling, Pollit, O’Connor (1994, citados por (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998), investigadores de Cambridge identificaron una cohorte, extrayendo de la población del estudio de seguimiento a los individuos más ancianos diagnosticados de demencia en el estudio de prevalencia del ejemplo anterior. 26 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Se siguió la pista a los 1778 pacientes restantes sin demencia. De estos, 305 fallecieron, 190 rechazaron someterse a pruebas adicionales y no se pudo seguir la pista a 88 por estar demasiado enfermos para realizar las pruebas. En conjunto, la tasa de incidencia de demencia anual de esta cohorte fue del 4.3%. Un caso suele ser entendido como aquel individuo con una enfermedad específica. Sin embargo, para tomar decisiones clínicas, en la mayoría de casos, se depende de la información sobre la frecuencia o tasa de las manifestaciones de la enfermedad. Entre esta información se encuentran los signos, síntomas, resultados anormales de laboratorio; o de la frecuencia de los resultados de la enfermedad, así como la muerte, discapacidad o mejora sintomática. Por esto, también es posible determinar como casos, aquellos pacientes con una enfermedad que presentan un hallazgo clínico determinado o experimentan un resultado concreto (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). Para interpretar las tasas, es necesario establecer la base sobre la cual está definido el caso, ya que los criterios utilizados para definir un caso pueden afectar extraordinariamente las tasas. La tasa es útil en la medida en que se puede decidir a qué tipos de pacientes se aplica. Para esto, es necesario conocer el tamaño y las características del grupo de individuos en el cual surgieron los casos. El grupo incluido en el denominador de las tasas, se conoce como población en riesgo. ―En riesgo‖ significa susceptible a la enfermedad o al resultado que ha sido contabilizado en el numerador. El denominador de una tasa, debe incluir la población pertinente a la pregunta planteada o, por lo menos, una muestra representativa de ésta (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). 27 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Los epidemiólogos, tradicionalmente, piensan en una población conformada por todos los individuos residentes de un área geográfica. Esta característica debería ser para aquellos estudios sobre causa y efecto en la población general. Por otro lado, en cuestiones clínicas, las poblaciones relevantes en general, constan de pacientes que tienen determinadas enfermedades o manifiestan determinados hallazgos clínicos, que son similares a aquellos sobre los cuales se utilizará la información (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). La muestra de un estudio epidemiológico, debe ser representativa de la población. Existen dos métodos en general para obtener una muestra representativa. En una muestra aleatoria, cada individuo de la población tiene una probabilidad idéntica de poder ser seleccionado. En la muestra probabilística es cuando cada individuo tiene la probabilidad conocida, y no necesariamente igual, de ser seleccionado. Suele ser importante la inclusión de subgrupos concretos de interés, con un número suficiente de miembros en una muestra de estudio (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). Por último, está la densidad de incidencia o tasa de incidencia. La cual es la velocidad media de ocurrencia de enfermedad en una colectividad. Esto ocurre determinando el número de casos que aparecen en una población en constante cambio, en la que los individuos se encuentran en estudio y son susceptibles durante periodos variables de tiempo. Ejemplos de esta medida ocurren cuando hay ensayos clínicos de tratamiento crónico, en los cuales los pacientes seleccionables son reclutados durante varios años. Así, los individuos incluidos precozmente, son tratados y seguidos durante un tiempo más prolongado que los reclutados mas tarde. El denominador de una medida de densidad de incidencia, no son individuos en riesgo durante un periodo específico, 28 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia sino individuos-tiempo (personas-años) en riesgo de padecer cierta enfermedad (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). Otro de los términos a los que recurre frecuentemente la epidemiología, es el ―factor de riesgo‖, definido como ―aquellas variables relacionadas con opciones libres de la conducta humana y que se asocian a una mayor probabilidad de desarrollar una determinada enfermedad‖ (Martínez & Irala, 2002; citados por Gual & Lahortiga, 2002, pp. 17). El factor de riesgo se refiere a las características que se asocian con el mayor riesgo de contraer una enfermedad. Es así, como al determinar uno o varios factores de riesgo, es posible realizar predicciones sobre la incidencia de una enfermedad; ayudar a encontrar otras fuentes causales de esta; utilizarlos en el proceso diagnóstico; y generar estrategias de prevención (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). Se han utilizado enfoques cuantitativos para contribuir a la toma de decisiones, con el fin de distribuir los recursos a grupos grandes de individuos, como comunidades o jurisdicciones políticas; mediante normas o políticas públicas (Fletcher, Fletcher & Wagner, 1998). Para realizar investigaciones científicas epidemiológicas y de cualquier otro tipo, estas deben contar con criterios tales como construcción de teoría, novedad, consistencia empírica, credibilidad, fiabilidad, reflexividad (Athens, 1984; Lincoln & Guba, 1985; Hammersley (1998); citados por Ezzy, 2002). Además las formulaciones políticas que las utilicen deben tener en cuenta estos criterios cuando se trata del bienestar de la población. Con base en lo anterior, la medicina basada en la evidencia toma un papel sumamente relevante para el análisis de las investigaciones. La medicina basada en la 29 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia evidencia, es un movimiento en el que se quiso sustentar a partir de la epidemiología, la bibliografía y las investigaciones médicas realizadas, los programas de salud pública que crean diferentes entes gubernamentales y no gubernamentales. Se trata de una aproximación a la atención del paciente, que promueve la búsqueda, interpretación e integración de la mejor evidencia posible, como forma de mejorar la práctica clínica (Torres, 2006). Uno de los factores necesarios dentro de la medicina basada en la evidencia es precisamente la evidencia, referente a los datos empíricos obtenidos a partir del uso de una metodología adecuada para la investigación propuesta (Torres, 2006). Los pasos para una investigación según Torres (2006), en la medicina basada en la evidencia, comienzan con la formulación de una pregunta, la cual debe ser de un tema en el que haya información, e interés del público. Además, esta debe estar formulada de manera clara y precisa. En segundo lugar, hay una localización de la evidencia bibliográfica donde se toman las fuentes de información y se tiene en cuenta que estas contesten adecuadamente el tema de investigación, haciendo especial énfasis en su actualidad. En tercer lugar, es importante tener en cuenta el diseño de la investigación donde se debe tener en cuenta la validez de esta, referente a la manera como se evita el sesgo dentro de la investigación. Con base en lo anterior, es necesario tener en cuenta la justificación de las conclusiones acordes a la metodología utilizada, y verificar si estas conclusiones son aplicables en los programas propuestos. Para que una investigación sea adecuada según la teoría de la medicina basada en la evidencia, esta debe cumplir con ciertos requisitos. Entre estos se encuentran; título y resumen, antecedentes, participantes, objetivos, resultados, tamaño de la muestra, 30 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia métodos estadísticos, interpretación, generalización, y discusión. Una vez cumplidos estos requisitos se considera una investigación adecuada para la aplicación de políticas publicas (Torres, 2006). El resumen de la investigación debe contener una descripción de los instrumentos diagnósticos utilizados en las investigaciones (Labrador, Peláez, y Raich, 2005). En cuanto a los antecedentes, debe haber sustento con base en antecedentes científicos, una explicación y un razonamiento sobre estos. Con respecto a los participantes deben indicarse los criterios de selección de los participantes, así como la población y las localidades donde los datos fueron recolectados en cada investigación. Por otro lado, los objetivos deben ser específicos con respecto a lo que se busca lograr y las hipótesis que se plantean. Las hipótesis, deben ser específicas para lo que se busca. Con respecto a los resultados, estos deben estar definidos claramente con las medidas de los resultados obtenidos y, en su caso, cualquier método utilizado para incrementar la calidad de las mediciones. Otro componente que debe estar en la investigación, se refiere al tamaño de la muestra, donde se debe indicar cómo fue determinado el tamaño de la muestra, y, en su caso la explicación de cualquier análisis intermedio y las reglas de determinación del estudio. En cuanto a la asignación aleatoria, indica el método usado para implementar la secuencia aleatoria de asignación, incluyendo detalles de cualquier tipo de restricción. Respecto a los métodos estadísticos debe aclarase cuáles fueron los métodos estadísticos utilizados para comparar los grupos en sus resultados de cada investigación. Para la interpretación de los resultados estas interpretaciones deben tener en cuenta las 31 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia hipótesis de estudio, las fuentes de sesgo potencial o imprecisión, y los peligros de la multiplicidad de análisis y eventos de interés de cada investigación. Para la generalización es muy importante que haya una evaluación de la validez externa de los hallazgos del estudio (Torres, 2006). Para este criterio, se quiso profundizar más teniendo en cuenta las fuentes de invalidación externa de una investigación, planteadas por Hernández, Fernández y Baptista (2006). Entre estas fuentes se encuentra el efecto reactivo o de interacción de las pruebas, el cual se refiere a cuando la pre-prueba, aumenta o disminuye la calidad de reacción de los participantes. Así mismo, otra fuente de invalidación es el efecto de interacción entre los errores de selección y el tratamiento experimental, el cual se refiere a cuando se eligen personas con una o varias características que hacen que el tratamiento experimental produzca un efecto particular. Otra fuente de invalidación se basa en los efectos reactivos de los tratamientos experimentales, referido a la artificialidad de la aplicación del tratamiento y el reflejo de esto en los resultados. De igual manera, la interferencia de tratamientos múltiples, invalida la investigación por la aplicación de varios tratamientos al mismo grupo, buscando conocer sus efectos por separado y en conjunto. También, la imposibilidad de replicar los tratamientos, dificulta la generalización, cuando son tan complejos los experimentos que no es posible replicarlos en otras situaciones. Las descripciones insuficientes del tratamiento experimental, son otra fuente de invalidación, debido a la imposibilidad de replicar el experimento por falta de información. Así mismo, el efecto de novedad e interrupción, es otra fuente de invalides a causa de los efectos negativos o positivos, que la novedad del experimento pueda causar. El experimentador, también puede producir invalides con su presencia, alterando los resultados. De igual manera, la interacción entre la historia o el lugar y los efectos 32 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia del tratamiento experimental, también pueden invalidar externamente los resultados por la alteración de estos debido al contexto. Por último, las mediciones de la variable dependiente, es otra fuente de invalidación en cuanto al hecho de que no se registren cambios en la variable dependiente. El último ítem, planteado por Torres (2006) para las investigaciones basadas en la evidencia, es la discusión. Donde debe indagarse sobre si la discusión de los resultados es acorde a la evidencia y el contexto actual. En los estudios epidemiológicos, existe la posibilidad de que se presenten sesgos. Entre las causas de los sesgos, se encuentra el dejar de lado el azar; la pérdida del seguimiento de la información cuando las cifras del estudio se han obtenido retrospectivamente; el uso de tasas externas para calcular el número esperado de casos; existencia de condiciones sociales que definen términos claves dentro de la investigación. Así mismo, al hacer una clasificación errónea dentro de un estudio epidemiológico, se puede caer en el sesgo de concentrarse en un segmento de la población y dar una impresión errónea del efecto (MacMauhon & Trichopouls, 2001). El papel que debe jugar la epidemiología dentro de la creación de políticas de salud pública referentes a la salud mental, es trascendental. Por ejemplo, en Colombia, existen diversas estrategias y planes que se pretenden llevar a cabo dentro de la población, para atacar esta problemática. Sin embargo, Echeverry y Otálora (2005) afirman, que muchos de estas y estos no tienen la eficiencia ni la solidez epidemiológica necesaria, para poder llevar a cabo una política que sea efectiva en el control de la salud mental de la población. 33 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Es importante el dar cuenta del por qué la psicología se ocupa de los TCA, para contextualizarse respecto a lo que los programas de salud pública buscan controlar. El trastorno mental definido en el DSM-IV-TR, es entendido como: “síndrome o patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar, a una discapacidad o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Además este síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento particular. Cualquiera que sea la causa, debe considerarse como la manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológico. Ni el comportamiento desviado, ni los conflictos entre el individuo y la sociedad son trastornos mentales, a no ser que la desviación o el conflicto sean síntomas de una disfunción” (American Psychiatric Association, 2003; p. XXIX). Los TCA, son considerados como un problema mental que empieza a ser fuertemente reconocido a partir de la década de los 80, cuando empieza a hacerse explícito en las sociedades de países desarrollados (Brumberg, 2000). La aparición de la BN y la AN como diagnósticos independientes dentro del DSM-III, fue demorada dada la divergencia de síntomas de quienes las sufrían. Antes de este paso, en el año de 1980, la BN y la anorexia eran consideradas como síntomas mas no como trastornos independientes. Fue en el año de 1980, en que la anorexia apareció en el DSM-III como un trastorno independiente. Los criterios para su diagnóstico incluían rehusarse a mantener el peso normal del cuerpo, perder más del veinticinco por ciento del peso del cuerpo, distorsión de la imagen del cuerpo, y un miedo intenso a 34 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia volverse gordo. Sin embargo no fue sino hasta el año de 1985 dentro del DSM III-R que se separó la BN de la anorexia, tomando la forma de dos trastornos independientes (Brumberg, 2000). El DSM-IV se centra en objetivos clínicos, de investigación y educacionales. Apoyado en fundamentos empíricos sólidos, busca proporcionar una guía útil para la práctica clínica; facilitar la investigación y mejorar la comunicación entre clínicos e investigadores; además de ser una herramienta para la enseñanza de la psicopatología y para mejorar la recogida de datos en la información clínica vigente hasta el momento. Este instrumento es necesario para poder llevar a cabo y dar a conocer estudios estadísticos sobre salud pública (American Psychiatric Association, 2003). La necesidad de recoger información de tipo estadístico en Estados Unidos, fue el impulso inicial para realizar una clasificación de los trastornos mentales. El Diagnostic and Statistical Manual: Mental Disorders o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) es producido en su primera versión por el American Psychiatric Association Committee on Nomenclature and Statistics en 1952 como variante del CIE- 6 (Clasificación Internacional de Enfermedades). El DSM-I era un glosario de descripciones de las diferentes categorías diagnósticas y fue el primer manual oficial de los trastornos mentales con un uso clínico. El DSM ha ido evolucionando hasta convertirse en el DSM-IV TR. El DSM-IV, se basó en un proceso empírico a tres niveles: 1) la revisión sistemática de literatura publicada hasta el momento; 2) reanálisis de los datos ya recogidos, y 3) estudios de campo. El intervalo entre el DSM-IV y el DSM-V, más dilatado que el intervalo entre las ediciones anteriores, generó la necesidad de una revisión del DSM-IV, con el 35 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia propósito de: 1) corregir los errores de hecho identificados en el texto; 2) Revisar la información del texto para asegurar que continua estando actualizada; 3) hacer cambios para reflejar la nueva información disponible desde que las revisiones de bibliografía del DSM-IV finalizaron en 1992; 4) realizar mejoras que aumenten el valor pedagógico del DSM IV; y 5) actualizar los códigos de la CIE-9 MC. Esto dio como resultado el DSM-IV TR, con la incorporación de un texto descriptivo que acompaña a los criterios utilizados para el diagnóstico de los trastornos mentales. Todos estos cambios, sustentados bajo datos empíricos concretos, sin considerar modificaciones mayores a los criterios diagnósticos ni la introducción de nuevos trastornos o subtipos (American Psychiatric Association, 2003). En el DSM-IV TR, existe un capítulo específico de criterios que permiten diagnosticar los TCA. En este, se dice que la AN, parece presentarse con mayor prevalencia en las sociedades industriales, en las que existe abundancia de comida y en las que estar delgado está relacionado con el atractivo (especialmente en las mujeres). Se ha visto mayor frecuencia en Estados Unidos, Europa, Canadá, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Los factores culturales también influyen en las manifestaciones de la enfermedad (American Psychiatric Association, 2003). Este trastorno alimenticio, raramente se manifiesta antes de la pubertad. Sin embargo, algunos datos sugieren que puede ser mayor la gravedad de los trastornos mentales asociados, en los casos prepuberales. Otros datos indican que cuando la enfermedad se presenta en la primera adolescencia (entre 13 y 18 años) el pronóstico es más favorable. Más del 90% de casos de AN son observados en mujeres (American Psychiatric Association, 2003). 36 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia En cuanto a la prevalencia de la AN, durante la vida de las mujeres es aproximadamente de 0.5%. Hay predominancia de personas que se encuentran por debajo del umbral para el trastorno (con un TCANOES). En los hombres, la prevalencia de la AN es aproximadamente una décima parte de las mujeres (American Psychiatric Association, 2003). Para diagnosticar una AN este manual presenta cuatro criterios que deben cumplirse. En primer lugar, el rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo o normal considerado según edad y talla; además, el miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal; la alteración de la percepción del peso o la silueta corporal, exageración de la importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal, es otro criterio; y por último, en las mujeres pos puberales, la presencia de amenorrea, es decir, ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos (American Psychiatric Association, 2003). Además se aclara la existencia de dos tipos de AN. La primera de tipo restrictivo, donde en un episodio de anorexia el individuo no recurre a purgas o a atracones. La segunda, de tipo compulsivo/purgativo, en la que el individuo recurre con frecuencia a atracones o purgas. (American Psychiatric Association, 2003) En cuanto a la BN, esta presenta similares síntomas dependientes de la cultura, con la AN. Sin embargo, en estudios clínicos realizados en Estados Unidos, se ha observado que afecta mayormente a personas de raza blanca, aunque también puede afectar a otros grupos étnicos (American Psychiatric Association, 2003). 37 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia En cuanto a la prevalencia de este trastorno alimentario, en las mujeres es aproximadamente de 1.3%, mientras que en los hombres es diez veces menor a las mujeres (American Psychiatric Association, 2003). Entre los criterios que delimita el DSM-IV-TR para el diagnóstico de la BN, deben cumplirse los se encuentran, la presencia de atracones recurrentes; la aparición de conductas compensatorias inapropiadas de manera repetida con el fin de no ganar peso, (provocación del vomito, uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos, ayuno, y el exceso de ejercicio); aparición de atracones y conductas compensatorias inapropiadas con un promedio de al menos 2 veces a la semana durante un periodo de tres meses; autoevaluación exageradamente influida por el peso y la silueta corporales; finalmente la alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de una AN (American Psychiatric Association, 2003). Al igual que con la AN el manual define dos posibles tipos de BN. La primera es de tipo Purgativo, en la cual durante el episodio de BN, el individuo se provoca regularmente el vomito o usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso. El segundo tipo, es la No Purgativa, en la cual durante el episodio de BN, el sujeto emplea otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o exceso de ejercicio, pero no recurre regularmente a provocarse el vomito y uso de laxantes, diuréticos o enemas en exceso (American Psychiatric Association, 2003). Por último se nombran los criterios que proporciona el DSM-IV, para el diagnóstico de los TCANOES, es decir, aquellos que no cumplen con todos los criterios para los trastornos anteriormente especificados. Entre estos, se encuentran las mujeres que cumplen con todos los criterios de la AN y continúen con su ciclo menstrual sin 38 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia alteración; de igual manera que se cumplan todos los criterios para una AN pero el peso siga dentro de los límites considerados como normales. En el caso de los criterios dados para la BN, que estos sean cumplidos pero no con la frecuencia especificada. Otros de los criterios para el diagnóstico de los TCANOES son, la aparición de las conductas compensatorias inapropiadas como el vomito en el momento de ingerir pequeñas cantidades de comida; el masticar y expulsar ciertas cantidades de comida; por último, se encuentra el trastorno compulsivo que se caracteriza por la presencia de atracones pero no hay presencia de conductas compensatorias inapropiadas. Existen tres modelos etiológicos desde donde se trata de dar una explicación sistematizada y completa sobre los TCA. Estos tres modelos son el biomédico, el psicológico y el cultural. Brumberg (2000) sin embargo, hace una crítica a estos modelos ya que dice que no logran una explicación completa a estos trastornos. Respecto a las explicaciones médicas, a pesar de hacer un profundo y detallado estudio fisiológico, nunca llegan a responder el interrogante de por qué se presenta en la mayoría de los casos en las mujeres y no en los hombres. Por otro lado, la corriente psicológica contiene explicaciones vistas desde diferentes perspectivas. En primer lugar, el psicoanálisis lo plantea como un problema de identidad, donde al no resolverse esta dificultad, se pierde el control sobre el propio cuerpo. La teoría del sistema familiar, propone que el patrón de lo que se define como familia patológica, es decir, aquellas familias perfeccionistas donde no hay cabida para los errores y que al presentarse los errores no tienen la capacidad de afrontarlos; hacen que en los hijos, se presenten comportamientos como el de no comer. Resultando ser los hijos, los afectados por la patología de la familia (Brumberg, 2000). Sin embargo, 39 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia ninguno de estos abordajes psicológicos permite resolver todos los interrogantes sobre la anorexia. Por último, el modelo cultural propone una creencia de la belleza como delgadez, así como, de una imposición del cuidado del peso como norma a la mujer, donde el papel de los medios de comunicación puede ser estimulante, mas no causa de la anorexia. El modelo cultural, presentó a la anorexia, como una enfermedad nueva generada por presiones del mundo contemporáneo; una enfermedad impuesta a las mujeres ya sea en el papel de víctimas; o como una manera opcional de protesta. Sin embargo, no es precisa al explicar las razones por las que no todas las mujeres sufren de anorexia, a pesar de sufrir las mismas presiones del mundo contemporáneo (Brumberg, 2000). Existen diversas causas psicológicas que se relacionan con la aparición de los TCA. La etapa vital de la adolescencia, donde se presentan gran cantidad de conflictos, cambios y tensiones; así como, el hecho de que el adolescente empiece a pasar a una etapa donde debe asumir el rol de adulto con todas su obligaciones; llegaría a generar un riesgo, teniendo en cuenta además, que los cambios corporales también podrían repercutir en el autoestima. El papel de la familia también ha sido objeto de estudio dentro de la aparición de los TCA. Vandereyken & col (1989, citados por Gual & Lahortiga (2002), han realizado estudios sobre la interacción de las familias con la joven anoréxica. Sin embargo, no se ha logrado demostrar una relación directa entre las familias y la presencia de estos trastornos. 40 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Por último, la presión social de los medios de comunicación, de la publicidad y la moda; por un culto a la delgadez, ha sido objeto de estudio en algunas investigaciones. En los estudios respectivos, aunque presentan porcentajes variados sobre las percepciones de los jóvenes, si es común el disgusto por el sobrepeso (Toro, 1996; Raich y col., 1991; citados por Gual & Lahortiga, 2002). Existen cifras, que dan evidencia del aumento de la población afectada por algunos TCA. Brumberg (2000), cita el caso del hospital de la universidad de Wisconsin, donde en 1980 se diagnosticaba una persona con anorexia al año, mientras que dos años después, eran setenta las personas recibidas en esta institución. En toda Hispanoamérica se han venido realizando diferentes estudios dado el crecimiento de este fenómeno. Entidades gubernamentales y privadas vienen realizando investigaciones en diferentes poblaciones desde hace dos décadas, con el fin de lograr esclarecer las causas y de esta manera planificar y ejecutar planes de acción publica eficientes. En Argentina datos de la red interhospitalaria de Trastornos de la Alimentación (RIHTA), la cual depende de la Secretaría de Salud del gobierno de Buenos Aires (2004), afirman que Argentina es el segundo país con mayor incidencia de BN y de AN, después de Japón (Casullo, 2006). Es por tal, que se han empezado a realizar diversos estudios en escuelas públicas de Buenos Aires. El primero de los estudios se realizó en 1996, con una traducción exacta del EDI (Eating Disorder Inventory) de Gardner, Olmsted & Polivy (1983, citados por Casullo, 2006). A partir de los resultados obtenidos en este estudio, se determinó la necesidad de realizar una adaptación de esta técnica, por lo que se construyo el ICA (Inventario de Comportamientos Alimenticios). 41 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Esta es una técnica de auto evaluación de 11 dimensiones psicológicas asociadas con TCA. Las dimensiones resultantes del análisis de esta estrategia son: deseo de adelgazar, bulimia, insatisfacción corporal, sentimientos de ineficacia, perfeccionismo, desconfianza, alexitimia, miedo a crecer, ascetismo, control de impulsos e inseguridad social. Con esta técnica se han realizado estudios (Casullo, Gonzales & Sifre, 1998, 2000; Casullo, 2000; citados por Casullo 2006) donde se han encontrado correlaciones directas entre las dimensiones propuestas y el género de los estudiantes considerados como casos clínicos graves o moderados. Otro país donde se han realizado estudios sobre los TCA es Brasil. Aunque ―no existen datos poblacionales en Brasil sobre prevalencia e incidencia de TCA, ni registros fidedignos del número de pacientes que reciben estos diagnósticos en la red pública de salud‖ (Nunes, 2006, p. 28). Sin embargo, se han realizado dos estudios en el sur de Brasil, para verificar la prevalencia de los TCA en la población. Una de estas investigaciones presentó una prevalencia del 11% en el comportamiento anormal de la conducta alimentaria. Otra de las conclusiones relevantes que aportó este estudio, es el hecho de no encontrar una diferencia significativa entre estratos sociales o etnias (Nunes y colaboradores, 2003; citados por Nunes, 2006). En el caso chileno, los TCA no han sido estudiados a niveles demográficos y epidemiológicos, ya que la atención está centrada en otros fenómenos como la desnutrición y el problema epidemiológico de la obesidad, el cual es un trastorno sufrido por un 22% de los chilenos. Sin embargo, en un reporte publicado por el Instituto Nacional de Juventudes (2003), se afirma que según encuestas realizadas a jóvenes entre los 12 y 18 años, se encontró que los jóvenes chilenos se identifican con un ser saludable y delgado. Esto se ve influenciado por los medios de comunicación, los 42 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia cuales forman parte de la cotidianidad de la juventud. En algunos estudios realizados con escolares (Behar & colaboradores, 1994, citados por Calvo, Carcamo, Astudillo, Masini & Francote, 2006), se encontró una prevalencia de 12.2% de estudiantes en riesgo patológico. En otro estudio de prevalencia (Tapia & Orstein, 1999 citados por Calvo et al, 2006), realizado en jóvenes universitarios de Santiago de Chile, se encontró una prevalencia de 12.6% en mujeres y 3.5% en hombres. En México los estudios sobre la prevalencia son limitados. Uno de estos estudios es realizado por Mancilla, Díaz y colaboradores (2004, citados por Mancilla, GómezPeresmitré, Álvarez, Franco, Vázquez, López y Acosta, 2006), donde se tomaron dos muestras en momentos diferentes, en el año 1995 y 2001. A estas muestras se les aplicaron dos técnicas diferentes, el Eating Attitudes Test de Garner y Garfinkel (1979, citados por Mancilla, Gómez-Peresmitré, Álvarez, Franco, Vázquez, López y Acosta, 2006) y el Bulimia Test de Smith y Telen (1984, citados por Mancilla et al., 2006). Más adelante, a las personas que obtuvieron altos puntajes, se les aplicó la entrevista conocida como Interview for the Diagnosis of Eating Disorders de Kutlesic y colaboradores (1998, citados por Mancilla et al, 2006). ―Los resultados de este estudio fueron que en el año de 1995 la prevalencia de Bulimia y de trastornos de conducta alimentaria no especificados fue de 0.14% y 0.35% respectivamente, y en el 2001 de 0.24% y 0.91%‖(Mancilla et al, 2006, p.127) Para Venezuela existen discrepancias en cuanto a las cifras de prevalencia. Esto, debido a que al seguir los conceptos presentados por el DSM-IV, la prevalencia sería de 0% y 1.58% para AN y BN respectivamente; mientras que si se rige a partir de los instrumentos utilizados frecuentemente, como el EAT, las cifras de prevalencia se encuentran entre el 8% y el 18% (Vivas & Luigli, 2006). 43 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia En el caso colombiano ―la prevalencia e incidencia de los TCA en la población general en Colombia es conocida sólo de manera parcial. Existen datos epidemiológicos derivados de estudios en jóvenes escolares y universitarios de las dos ciudades más grandes del país‖ (Guarín y Gempeler, 2006. pp. 44). En Medellín fue realizado el estudio Prevalencia de anorexibulimia en mujeres adolescentes de Medellín (Moreno, Ramírez y Yépez, 2001). El objetivo de esta investigación, fue poder indicar la prevalencia general de TCA en mujeres de Medellín, aclarando además las prevalencias específicas para cada uno de los trastornos. Este estudio se realiza en Medellín, dado que es capital de la moda de Latinoamérica y se considera existe una presión mayor por la delgadez extrema en las mujeres. Entre los resultados arrojados por este estudio, se encontró una probabilidad de tener TCA del 33%; la prevalencia total fue de 17.7%, 0.8% de AN, 2.3% de BN, y 14.6% de TCANOES. En cuanto a la ciudad de Bogotá, el estudio de Ángel y colaboradores (1997, citados por Guarín y Gempeler, 2006), consistió en aplicar una Encuesta de Comportamiento Alimentario (ECA) desarrollado por los mismos investigadores, con el fin de detectar conductas de riesgo de TCA. Con este instrumento se concluyó un riesgo de 0.5% y 2.2% para AN y BN respectivamente. Mientras que en otro estudio realizado en jóvenes escolares, se encontró una prevalencia global de 37% de los TCA, en donde la AN tiene un 0.28% de prevalencia, mientras que la BN y los TCANOES 3.25% y 33.6% respectivamente. Otra conclusión que arrojó este estudio, es que no existe prevalencia entre los trastornos de conducta alimentaria y el estrato socio-económico (Guarín & Gempeler, 2006). Así mismo, el programa Equilibrio con sede en Bogota, ha realizado diversas investigaciones sobre TCA. Una de estas investigaciones esta titulada como Anorexia 44 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia nerviosa en la niñez y la adolescencia: análisis de algunas variables de pronóstico, de Rodríguez, Gempeler y Pacateque (s.f.). En esta, se buscaba describir las características clínicas de anorexia nerviosa en niños y jóvenes menores de 18 años y analizar variables en la respuesta del tratamiento ambulatorio. Las conclusiones de esta investigación, arrojaron que la aparición de la AN puede ser mejor pronosticada si se realiza una consulta en el primer año de los síntomas. Además, la disfuncionalidad familiar, se consideró como una posible causa de la demora en recurrir al especialista. Otra investigación realizada por el centro Equilibrio, titulada Aversión a los alimentos en la infancia: Fobia, obsesión o trastornos del comportamiento alimentario no especificado de Gempeler, Rodríguez, Muñoz, Pérez, Pérez, Valencia y Liemann (s.f), concluyó que la presencia de una aversión fóbica en tempranas edades a la comida, puede resultar en un síntoma precursor de la anorexia nerviosa a pesar de que no haya preocupaciones por peso o imagen corporal. Además de que el trasfondo obsesivo compulsivo está presente en la mayoría de los pacientes con TCA. Rodríguez (s.f.), realizó otra investigación llamada Variables asociadas con respuesta pobre a estabilizadores de ánimo en pacientes con trastorno bipolar y trastornos del comportamiento alimentario, donde se concluyó, que el control deficiente de síntomas de TCA, una impulsividad persistente, y el abuso de sustancias entre otros; interfieren negativamente con la modulación afectiva de pacientes con TB y TCA. Cano, Castaño, Corredor, García, González, Lloreda, Lucero, Restrepo, Páez, Patiño, Pérez, Villegas, Zuluaga (2007) realizaron una investigación llamada Factores de riesgo para trastornos de la alimentación en los alumnos de la Universidad de 45 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Manizales. En este estudio, afirman que los factores de riesgo para la AN son, ―crítica de la figura corporal, perfeccionismo, dietas especiales, dietas familiares, historia de trastorno de la conducta alimentaria, depresión, ser mujer, adolescente; fumar y uso de drogas, abuso del alcohol, abuso sexual, obesidad, baja autoestima, alteraciones metabólicas, psicológicas, percepción distorsionada de la imagen corporal‖ (Cano et al, 2007, p.188). Por otro lado, los factores de riesgo para la BN son ―presentar depresión, distorsión en la auto imagen corporal, temor a engordar, motivación por la delgadez e insatisfacción corporal‖ (Cano et al, 2007, p.188). Estos estudios han permitido entender que en Colombia se vive una situación similar a la de otros países, en cuanto a factores, y edad de riesgo entre otros. Sin embargo, no se han hecho ninguna clase de estudios en ciudades intermedias y poblaciones rurales (Guarín y Gempeler, 2006). El programa Distrital para la prevención de la Anorexia y la Bulimia, fue realizado inicialmente como un proyecto de acuerdo correspondiente al número 157 de 2006. El marco teórico, realizado como base del proyecto de acuerdo N° 157 “Por medio del cual se crea e institucionaliza el Programa Distrital de Prevención de la Anorexia y la Bulimia”, hace una introducción afirmando la existencia de una nueva epidemia en la ciudad de Bogotá, que amenaza la salud e incluso la vida de los jóvenes de la ciudad (Mejía, Gutiérrez y Sánchez, 2006). En la ponencia realizada por Edgar Sánchez Ojeda, Omar Mejía Báez, coordinada por Armando Gutiérrez Gonzáles (2006), para el primer debate del proyecto de acuerdo 157 de 2006; se proponen como objetivos del proyecto realizado ―por los Honorables Concejales, Hipólito Moreno Gutiérrez, María Isabel Nieto Jaramillo, 46 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Cristina Plazas Michelsen, Darío Fernando Cepeda‖ (Mejía, Gutiérrez y Sánchez, 2006 p.1): “Crear el Programa Distrital de Prevención y Asistencia de la Bulimia y Anorexia, en Bogotá. El programa tiene como propósito contribuir a la prevención y el control de la anorexia y la bulimia, y dar prioridad a las acciones requeridas, a fin de contener el avance de las patologías y de los daños consecuentes. Impulsar y fortalecer el desarrollo de estudios e investigaciones en la temática. Crear una base de datos, para un mejor conocimiento y prevención de la enfermedad. Sensibilización y conocimiento por parte de estudiantes, docentes, padres y ciudadanos de la capital. Estigmatizar a la Anorexia y la Bulimia como una enfermedad de estratos altos. ” En esta misma ponencia, se habla sobre el diagnóstico del problema de los TCA. Se afirma que, el 2 por ciento de las adolescentes del país, sufren anorexia o bulimia. También, que cerca de 80.000 jóvenes entre los 14 y 19 años las padecen. La ponencia toma por base un estudio realizado por la Universidad Nacional, en Bogotá, diciendo que el 12 por ciento de las adolescentes sufre bulimia y anorexia. Esta investigación no se encuentra referenciada más adelante en la bibliografía presentada para el proyecto. Además, se refieren al caso de Medellín con cifras del 17,7 por ciento de las jóvenes entre 12 y 21 años padeciendo la enfermedad; con el 0.8 por ciento de anorexia, 2.3 por ciento de bulimia, y 14,8 por ciento a los casos subclínicos; y afirma que son las cifras más altas del mundo en este caso, según las conclusiones del estudio de la Universidad 47 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia de Antioquia. Se considera preocupante el hecho de que se está convirtiendo en un factor de muerte en Santander, y finalmente, se refiere a un estudio realizado por la universidad de los Andes en un colegio público, donde se afirmó que se desconoce de la enfermedad por parte de las autoridades, docentes y estudiantes; así como se afirma la necesidad para tomar medidas con el fin de que no se convierta en problema de salud pública. De esta ponencia se acordó el “el Programa Distrital para la prevención de la anorexia y la bulimia” que consta de 7 artículos. En el Artículo 1, se crea el Programa Distrital de Prevención y Asistencia de la Bulimia y Anorexia en Bogotá. En el Artículo 2, se habla sobre su propósito de contribuir a la prevención y al control de la anorexia y la bulimia dando prioridad a las acciones requeridas con el fin de contener el avance de las patologías y los daños consecuentes. Mediante el Artículo 3, se establece como organismo de aplicación y organismo rector encargado de planificar, ejecutar y fiscalizar las acciones del programa, a la Secretaría Distrital de Salud. El Artículo 4, dice que el órgano de aplicación se encargará de establecer los mecanismos apropiados para la prevención y asistencia de los factores causantes de la anorexia y la bulimia, en el que se deben tener en cuenta ciertos criterios como campañas de educación en colegios, universidades, junto con talleres dirigidos a educadores, padres y alumnos; la transmisión a través de los medios de comunicación masivos de los riesgos de la bulimia y la anorexia; la necesidad de capacitar agentes de salud comunitarios; la necesidad de orientar psicológicamente al paciente y su grupo familiar; la necesidad de impulsar y fortalecer el desarrollo de estudios e investigaciones sobre el tema; apoyar las acciones de prevención que realizan organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil. En el Artículo 5, se insta a la Personería de Bogotá, a hacer el 48 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia seguimiento del Programa de Promoción y Sensibilización de la Bulimia y la Anorexia. En el Artículo 6, se establece el primero de abril como el día de prevención de bulimia y anorexia, esto, en coordinación con la Secretaría Distrital de Salud, la Secretaría de Educación y las universidades; para que así se conozca y sensibilice a la población, en todos los planteles educativos, sobre estas enfermedades. Finalmente el último artículo, establece el cumplimiento de su inicio (Concejo de Bogotá, 2006). Al aplicar políticas de salud pública, se busca atender una población que no toma la iniciativa. El gobierno es entonces, quien toma la iniciativa. Por lo tanto, es necesario que haya una certeza razonable, basada en hechos y datos, de que las medidas que se piensen aplicar, sean realmente efectivas (Martínez & Martínez, 2002, citados por Gual & Lahortiga, 2002). La investigación se relaciona con cuestiones políticas. Su diseño para responder cuestiones prácticas, tiene implicaciones para la política pública. Sin embargo, para que la investigación sea relevante políticamente, necesita acoplarse a las palabras y a las comprensiones de los que realizan políticas públicas, así como, de los participantes involucrados en la investigación. El uso político de las investigaciones, puede contribuir a tener una sociedad más justa y equitativa. Las políticas públicas son un proceso, no son formuladas como parte de un evento de toma de decisión único (Weiss, 1982, citado por Ezzy, 2002). Este proceso de decisión, lleva un tiempo, que incluye cambios totales, pausas y transformaciones. Los realizadores de políticas públicas a menudo utilizan estudios sociales para formularlas. Suelen basarse en estudios institucionales para sustentar un argumento respecto a un programa o política en particular (Ezzy, 2002). Sin embargo, si los estudios se oponen a 49 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia sus propósitos siempre podrán hallar razones metodológicas para cuestionar si los resultados son adecuados (Travers, 1997, citado por Ezzy, 2002). La objeción en los estudios cualitativos suele tener que ver con la representatividad o confiabilidad. Las investigaciones pueden servir de función iluminadora en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, muchas veces no son suficientemente minuciosas para cumplir una función de ingeniar las propuestas. Estas pueden servir para contextualizar, dar cuenta de estructuras y matices de una problemática en particular. Por ejemplo, en Australia, estudios cualitativos rigurosos han informado a la política de diferentes problemas como el desempleo (Windschuttle, 1979; Brewer, 1980; citados por Ezzy, 2002), prevención de HIV (Mcleod & Nott, 1994, citado por Ezzy, 2002) e inclusive de anorexia (Garret, 1998, citado por Ezzy, 2002). Las investigaciones, proveen entonces, un mejor entendimiento de cómo operan los procesos en las diferentes temáticas, sustentando mejor las políticas públicas. Sin embargo, siempre existen más factores, además de las investigaciones, que influyen las políticas públicas. El proceso de las políticas públicas se puede pensar como un proceso con tres etapas: formulación, implementación y evaluación (Guba 1984; Rist, 1994; citado por Ezzy, 2002). Diferente información se necesita en cada etapa. Los investigadores políticos y en particular los investigadores cualitativos, deben estar atentos de la etapa particular que se pretende estudiar de la política que es de interés, así como, las necesidades distintivas y lógicas de esa etapa. (Ezzy, 2002) La implementación de políticas, tiene que ver con el traslado de las políticas a programas de acción. La preocupación se torna en la búsqueda por cómo invertir los 50 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia recursos disponibles de la manera más eficiente y en programas efectivos de acción para lograr un mayor impacto (Rist, 1994, citado por Ezzy, 2002). Para realizar una aplicación realmente efectiva, es necesario que la epidemiología sea ―la principal ciencia e instrumento metodológico para desarrollar acciones de salud pública, pero la investigación observacional propia de la mayor parte de estudios de epidemiología nutricional no siempre garantiza que sean posibles inferencias causales válidas y definitivas‖ (Martínez & Martínez, 2002; citados por Gual & Lahortiga, 2002, p.10). Toda acción que se tome, no debe ser apresurada y siempre debe tener las bases científicas sólidas, mas aun en su interpretación, esta debe ser correcta, todo con el fin de que la respuesta que se lleve sea la más efectiva y eficiente posible. Es así, como con base en esta información, se realizó un análisis crítico de las investigaciones científicas que se relacionan con el desarrollo, aprobación y ejecución del programa de prevención de la AN y BN de la ciudad de Bogotá. 51 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 0.3. Objetivos 0.3.1. Objetivo General Analizar la evidencia epidemiológica de las investigaciones científicas sobre los trastornos de la conducta alimentaria, que sustentan el diseño, aprobación y desarrollo del programa Distrital de prevención de la anorexia y la bulimia. 0.3.2. Objetivos específicos Establecer a partir de qué información científica se fundamentó el diseño, aprobación y ejecución del programa público para la prevención de la anorexia y la bulimia en la Ciudad de Bogotá D.C. Determinar la solidez epidemiológica, coherencia y pertinencia de las investigaciones realizadas para sustentar el diseño, aprobación y ejecución del programa de prevención Distrital de la anorexia y la bulimia, en relación con los criterios epidemiológicos más básicos. Proponer un análisis crítico sobre el papel de la psicología en el diseño, aprobación y ejecución de las políticas públicas en salud mental del Distrito. 0.4. Categorías 0.4.1. Evidencia epidemiológica. 52 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Información epidemiológica de los TCA que muestran las investigaciones realizadas en la ciudad de Bogotá para sustentar el desarrollo, aprobación del programa de prevención de la anorexia y la bulimia de la ciudad de Bogotá. 0.4.1.1. Resumen de la investigación. Descripción de los instrumentos diagnósticos contenidos en las investigaciones. 0.4.1.2. Antecedentes. Antecedentes científicos, explicación y razonamiento que presenta cada investigación. 0.4.1.3. Participantes. Criterios de selección de los participantes, así como la población y las localidades donde fueron recolectados los datos en cada investigación. 0.4.1.4. Objetivos. Expresan a qué se aspira en cada investigación. 0.4.1.5. Hipótesis. Explicaciones tentativas, a manera de proposiciones, del fenómeno que se investiga. 0.4.1.6. Resultados. Definición clara de las medidas de los resultados, y en su caso, cualquier método utilizado para incrementar la calidad de las mediciones. 0.4.1.7. Tamaño de la muestra. Método a través del cual se determinó el tamaño de la muestra. 0.4.1.8. Asignación Aleatoria. 53 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Método usado para implementar la secuencia aleatoria de asignación, incluyendo detalles de cualquier tipo de restricción. 0.4.1.9. Métodos estadísticos. Métodos utilizados para proporcionar los resultados de cada investigación. 0.4.1.10 Interpretación de los resultados. Interpretación de los resultados tomando en cuenta las hipótesis y los objetivos del estudio, fuentes de sesgo potencial o imprecisión, y los peligros de la multiplicidad de análisis y eventos de interés de cada investigación. 0.4.1.11. Generalización. Fuentes de invalidación externa tales como, el efecto reactivo o de interacción de las pruebas; efecto de interacción entre los errores de selección y el tratamiento experimental; efectos reactivos de los tratamientos experimentales; interferencia de tratamientos múltiples; imposibilidad de replicar los tratamientos; descripciones insuficientes del tratamiento experimental; efecto de novedad e interrupción; influencia del experimentador; la interacción entre la historia o el lugar y los efectos del tratamiento experimental; o la ausencia de cambios en las mediciones de la variable dependiente. 0.4.1.12. Discusión Discusión de los resultados acorde a la evidencia y el contexto actual. 54 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 1.0. Método 1.1. Diseño Para esta investigación, se hará uso del análisis documental. El análisis documental se refiere a una integración entre un método, un procedimiento y una técnica. Esto, para localizar, identificar y analizar documentos, verificando su relevancia y significado (Bryman y Burgues, 1999). Este método permite al investigador estar involucrado en todas las fases del análisis; permite el surgimiento de categorías emergentes aparte de las categorías predeterminadas; y presenta los resultados por medio de tablas y texto (Plumer, 1983, citado por Bryman y Burgues, 1999). Por documentos se entienden todas aquellas cosas hechas con la intención de registrar el mundo social; que nos indican algo sobre los valores, intereses y propósitos de aquellos que las encargaron y produjeron. Esto se refiere a la amplia gama de registros escritos y simbólicos, como cualquier material y datos disponibles. Documentos escritos como los documentos oficiales de las administraciones públicas: informes y estadísticas oficiales en general; la prensa escrita; los papeles privados. Así como documentos visuales tales como fotografías, pinturas, esculturas, arquitectura, etcétera, son incluidos en esta gama (MacDonald y Tipton, 1993). Relatos históricos, periodísticos, obras de arte, fotografías, memorandos, registros de acreditación, transcripciones de televisión, periódicos, folletos, agendas y notas de reuniones, audio o videocintas, extractos presupuestarios o estados de cuentas, apuntes de estudiantes o profesores, discursos, entre otros, forman parte de los documentos susceptibles a ser analizados (Erlandson, 1993, citado por Valles, 1999). 55 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Existen criterios fundamentales para poder establecer los documentos a ser analizados. Es importante verificar que haya validez interna al estudio, por medio del desarrollo de una teoría formal. A partir de la investigación, debe haber como resultado nuevo conocimiento; es necesaria la consistencia de los datos de la investigación con los descubrimientos teóricos que ésta aporte; debe haber credibilidad en el documento para los lectores y participantes; debe haber fiabilidad, de manera que los descubrimientos puedan transferirse a otros escenarios; finalmente, se necesita reflexividad, entendida como el efecto que tiene el método de investigación en los resultados, permitiéndole a éstos ser claros (Athens, 1984; Lincoln & Guga, 1985; Hammersley, 1998; citados por Ezzy, 2002). 1.2. Corpus de Análisis Los documentos que fueron analizados corresponden a siete investigaciones que sustentan el diseño, aprobación y ejecución del Programa Distrital de prevención de la anorexia y la bulimia de la ciudad de Bogotá. 1.2.1. Ávila, G., Ávila, M., Cala, C., Daybeth, E., Laguna, L., Morales, S., Osorio, A., Ospina, D. (1993). Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes femeninas: Santa Fe Bogotá. Universidad del Bosque: Bogotá. (Ver apéndice C) 1.2.2. Pasos, A. (2002). La anorexia: Un problema en potencia en el Colegio Distrital General Santander. Uniandes: Bogotá. 56 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 1.2.3. Ángel, L., Chavarro, K., Martinez, M., Valencia, J., Vásquez, R. (1997). Trastornos de la conducta alimentaria en deportistas. En Revista Colombiana de Psiquiatría Vol. XVI No.2. (115-124). (Ver apéndice D) 1.2.4. Ángel, L., Chavarro, K., Martínez, M., Valencia, J., Vásquez, R. (1997). Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995. En Acta Médica Colombiana Vol.22 No.3 Mayo-Junio (111-118). (Ver apéndice E) 1.2.5. Ángel, L., Chavarro, K., Martínez, M., Valencia, J., Vásquez, R. (2000). Comportamiento alimentario: Desarrollo, validez y fiabilidad de una encuesta. En Revista Colombiana de Psiquiatría. Vol.XXIX No.1 (29-47). (Ver apéndice F) 1.2.6. Noreña, Ñ., Novoa, M., Rojas, N. (2005). Contingencias de prácticas deportivas y su relación con los TA: Análisis relacional de las contingencias asociadas a las prácticas deportivas con los trastornos de alimentación en adolescentes entre los 16 a 18 años. Pontificia Universidad Javeriana. (Ver apéndice G) 1.2.7. Investigación no publicada por el Centro Horus. Las investigaciones 1.2.1, 1.2.2, 1.2.3, 1.2.4, 1.2.5, 1.2.6, 1.2.7 fueron seleccionadas ya que son investigaciones institucionales, que dan soporte a la política pública de anorexia y bulimia de la ciudad de Bogotá con criterios epidemiológicos. La investigación realizada por Ángel et al. (1997), se espera poder analizar más adelante, a fin de complementar el presente estudio. 57 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 1.3 Instrumento Para dar respuesta a la pregunta planteada en esta investigación, buscando realizar un análisis de las investigaciones que sustentan el programa de prevención de la anorexia y la bulimia en la ciudad de Bogota; se realizó una lista de ítemes a revisar basada en la lista de comprobación diseñada para el informe de ECA (ensayos clínicos con asignación aleatoria), la cual está incluida en las normas consolidadas para la publicación de ensayos clínicos desarrolladas conjuntamente por el grupo Consort y el grupo Asilomar. Esta adaptación de la lista verifica la presencia o ausencia de ciertas características que debe poseer cada contenido de una investigación con respecto al resumen, antecedentes, participantes, objetivos, hipótesis, resultados, tamaño de la muestra, asignación aleatoria, métodos estadísticos, interpretación de los resultados, generalización y discusión. Algunos de los ítems incluidos en esta lista no fueron utilizados dentro la adaptación presentada en este informe como instrumento de investigación, ya que a pesar de responder al objetivo planteado en el listado original, no son pertinentes para dar respuesta a la pregunta de investigación planteada en el presente informe. Entre los ítemes que no se tuvieron en cuenta están: intervenciones, distribución a ciega, implantación, cegamiento y enmascaramiento, flujo de participantes, reclutamiento, datos basales, números analizados, resultados de la estimación, análisis secundarios y eventos adversos; ítemes que suponen todos la existencia de un grupo de control o el seguimiento de los efectos de una o más intervenciones clínicas o farmacológicas en los grupos asignados. 58 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Así mismo, algunos de los ítemes incluidos en el listado original tuvieron que ser redefinidos a partir de los planteamientos de Hernández, Fernández y Baptista (2006), para poder dar respuesta a la pregunta propuesta en este informe. Los ítems que se redefinieron fueron título, resumen, objetivos e hipótesis y generalización. 1.4. Procedimiento Se procedió teniendo en cuenta el código ético del psicólogo (2000), y los criterios de la investigación científica. Esto, teniendo claro que el planear y llevar a cabo investigación científica con participantes no humanos, debe basarse en los principios éticos de respeto, dignidad, resguardando el bienestar y los derechos de los participantes; así mismo, respetando las leyes y los códigos éticos; teniendo en cuenta, la necesidad de ser honestos, describiendo los hallazgos científicos tal como se encontraron; reconociendo y respetando las fuentes y el origen de las ideas; evitando el plagio y la copia de resultados científicos; evitando en lo posible el uso del engaño (usándolo únicamente cuando se dé, que el problema a investigar es importante, que sólo pueda investigarse utilizando el engaño, y que se garantice que al terminar la investigación se va a brindar a los participantes la información correcta sobre las variables utilizadas y los objetivos de la investigación) (Código Ético del Psicólogo 2000) 1.4.1. Se realizó una revisión sistemática de la teoría para clarificar presupuestos que pudieran tener una posible influencia en la investigación como valores, actitudes, creencias, intereses e hipótesis. 59 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 1.4.2. Se realizó una categorización de acuerdo a los intereses planteados en la pregunta de investigación y teniendo como base la fundamentación bibliográfica. 1.4.3. Se eligió el método de análisis documental para la realización de la investigación. 1.4.3. Se realizó la búsqueda de las investigaciones científicas realizadas que sirvieron para determinar la génesis, aprobación, sustento y desarrollo del programa Distrital de prevención de la anorexia y la bulimia. 1.4.4. Se estableció si las investigaciones que sirvieron para determinar la génesis, aprobación, sustento y desarrollo del programa distrital de prevención de la anorexia y la bulimia cumplían con los criterios básicos para el análisis documental según los planteamientos de Athens, 1984; Lincoln & Guga, 1985; y Hammersley, 1998; (citados por Ezzy, 2002). Esto incluyó el análisis de la construcción de la teoría, novedad, consistencia empírica, credibilidad, fiabilidad y la reflexividad. 1.4.5. Se realizó el análisis de las investigaciones científicas que sirvieron para determinar la génesis, aprobación, sustento y desarrollo del programa distrital de prevención de la anorexia y la bulimia. 1.4.6. Se realizó la categorización de los resultados por medio de una matriz. 1.4.7. Se realizó el análisis de los resultados correspondiente a las diferentes categorías y subcategorías de la investigación. 1.4.8. Se realizó una discusión con base en los autores consultados en la fundamentación bibliográfica frente a los resultados obtenidos. 60 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 61 2.0 Resultados Al aplicar la adaptación de la lista de comprobación de puntos a revisar de CONSORT, usada en las ponencias teóricas de la medicina basada en la evidencia, se identificaron en las investigaciones cada uno de los ítemes que están definidos en esta lista, encontrando los siguientes resultados, expuestos en el formato de tabla del instrumento original. 2.1 Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes femeninas Concepto Resumen de investigación Antecedentes Presencia en la investigación la ―Se aplicó el Test EAT a la población de estudio, obteniendo como resultados positivos para este test, 67 adolescentes; a las cuales se les realizó una evaluación nutricional de talla y peso y posteriormente se les aplicó otros test (BDI, MMPI, APGAR familiar), con el fin de evaluar factores biopsicosociales, familiares y características de la personalidad que influyen en el desarrollo de trastornos de la personalidad relacionados con la alimentación‖ (p. IX) ―Desde la década de los años sesenta los trastornos del apetito han despertado un gran interés en los investigadores, inicialmente motiva dos por el aumento de casos nuevos y luego por el estudio de sus variados factores de riesgo. El DSM IV muestra un prevalencia para Anorexia Nervosa de un caso por cada cien adolescentes de sexo femenino siendo mayor que la encontrada en otras literaturas. Para los trastornos de la conducta alimentaria se estima su prevalencia en la Anorexia Nervosa de 1% y bulimia 4,5%. El trastorno por rumiación básicamente de los lactantes y la pica en preescolares embarazadas, en los trastornos atípicos de la alimentación la prevalencia no está claramente establecida. (1). Los índices de presentación de los trastornos del apetito han sido investigados en especial en los países desarrollados, encontrando tasas de incidencia para la Anorexia Nervosa de 6.3 y de Bulimia Nervosa 9.9 por 100.000 habitantes/año. La prevalencia de la Bulimia Nervosa es tres veces mayor en las ciudades grandes que en las pequeñas o el área real, mientras que la Anorexia Nervosa se encuentra con igual frecuencia en áreas de diferente grado de Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 62 organización. (2)‖ (P. 1,2) Participantes ―Estudiantes femeninas de secundaria en dos instituciones de Santafé de Bogotá de niveles socio-económicos bajo y medio alto Criterios de Admisión, edad: 13 a 19 años, nivel de Escolaridad: Educación secundaria básica., estrato Socio-económico: Medioalto y medio-bajo. Participación Voluntaria.‖ (P. 5,6) Objetivos ―Objetivo General: Dar una respuesta lúcida a la pregunta de investigación explicitada en el numeral anterior, es decir, identificar actitudes y comportamientos de los trastornos de la conducta alimentaria en población adolescente de sexo femenino en 2 instituciones de secundaria del Distrito capital de Santafé de Bogotá. Objetivos Específicos: Observar la presencia de cada uno de los trastornos de la conducta alimentaria contemplados por el DSM IV exceptuado el trastorno por rumiación el cual por definición no se presenta en la adolescencia y la pica que es característica de los preescolares, retardados mentales y embarazadas. Estudiar algunos de los factores asociados a trastornos del apetito como la disfunción familiar, depresión, patrones de personalidad, estrato socioeconómico y cultural y factores biológicos como la edad y el estado nutricional.‖ (p.2) Hipótesis No aplica Resultados ―La población general utilizada en nuestro estudio fueron 200 niñas estudiantes de secundaria, tomadas al azar, con edades entre los 13 y 19 años. Con promedio de edad de 15.4, promedio de peso en el percentil (P) 23.6 y promedio de talla en el percentil (P) 23.3; pertenecientes a dos colegios de Santafé de Bogotá. Colegio Sans Façon: clase media-alta. Muestra de 100 niñas Prevalencia de trastornos de conducta alimentaria 26% Prevalencia de Enfermedad 6% Prevalencia de riesgo de enfermedad 20% Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 63 Colegio San Francisco: clase media-baja. Muestra de 100 niñas Prevalencia de trastornos de conducta alimentaria 41% Prevalencia de Enfermedad 14% Prevalencia de riesgo de enfermedad 27% En la muestra total de 200 niñas estudiadas el 66.5% no presentó trastornos de la conducta alimentaria. En la muestra de 100 niñas del colegio San Francisco, clase baja, el 59% no presento trastornos de la conducta alimentaria. 4.2.1 Correlación Estrato Socio-económico/T/E Y P/E. El estudio demostró que el 43,3% (F.A = 29) de la población estudiada presentó desnutrición leve evaluada mediante las tablas nutricionales en las cuales se encontraron por encima del percentil o por debajo del percentil 25. Igual porcentaje se obtuvo con los parámetros talla/edad de éste grupo. En el estrato socio-económico medio-alto el 46% (F.A = 12) presentó desnutrición aguda y en el estrato medio-bajo el 36,6% (F.A = 15). El 34,6% (F.A = 9) presentó un estado nutricional dentro de los parámetros normales en el estrato socio-económico medio-alto y el 27% (F.A = 11) en el estrato medio-bajo. Se encontró que el 7,6% (F.A = 2) presentó riesgo de sobrepeso en el estrato socio-económico medio-alto y el 2,4% (F.A = 1) en el medio-bajo. Con relación a la desnutrición moderada el 12,2% (F.A = 5) se encontró en la clase medio-baja mientras que el 3,8% (F.A = 1) en el estrato medio-alto. Según el estudio realizado en el estrato socio-económico medioalto el 42,3% (F.A = 11) no tiene depresión según la aplicación del test de BDI, el 50% (F.A = 13) presentaron depresión leve, el 7,6% (F.A = 2) depresión moderada y el 3,8% (F.A = 1) depresión severa. En el estrato Socio-económico medio-bajo el 51,2% (F.A=21) no presentó depresión severa según los puntajes obtenidos con el test BDI. En general los valores obtenidos en los dos grupos de adolescentes mostraron que el 47,7% (F.A = 32) no presentaban depresión el 46,6% (F.A = 31) depresión leve, 2,9% Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 64 depresión moderada y 2,9% depresión severa. 4.2.3.1 De la población general a la cual se aplicó el test (N=67) el 31,3% (F.A=21) presentaron trastornos de la personalidad según la evaluación de la escala clínica del inventario multifásico de la personalidad de Minesota (MMPI). 4.2.3.2 De la población que presentó trastornos de la personalidad según el MMPI el 33,3% (F.A=7) pertenecían al estrato socioeconómico medio-alto y el 66,6% (F.A=14) pertenecían al estrato socio-económico medio-bajo. 4.2.3.3 Según las escalas clínicas del MMPI el trastorno de personalidad más asociado el estrato socio-económico medio-alto fue paranoia correspondiente a la escala 6 del MMPI con un 29,4% (F.A=5) seguido de esquizofrenia con 23,5. (F.A=4). Es necesario aclarar que en este grupo el 71,4% (F.A=5) presentaron más de un trastorno de personalidad. 4.2.3.4 Para el estrato socio-económico medio-bajo el trastorno de personalidad más asociado fue paranoia correspondiente a la escala 6 del MMPI con 25,8% (F.A=8), seguido por esquizofrenia 22,5 (F.A=7) y Psicoastenia 19,3% (F.A=6). En este grupo el 42,8 (F.A=6) presentaron más de un trastorno de la personalidad. 4.3.1 Correlación EAT/Estrato Socio-Económico Del universo de estudio (N = 200) se encontró que el 33,5% (N = 67) presentó un puntaje interpretado como positivo para el EAT; es decir que presentaban alteraciones en los trastornos de la conducta alimentaria constituyéndose en la población a estudio en esta investigación. En cuanto a la distribución por estrato socioeconómico de la población a estudio (N = 67) el 61,1% (F.A = 41) corresponderán al estrato bajo y el 38,9% (F.A = 26) al estrato medio-alto. En el Estrato socio-económico medio alto se encontró que el 76,9% presentaron actitudes anoréxicas y el 23,1% tenían Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 65 diagnóstico de anorexia nerviosa según los puntajes obtenidos en el Test EAT. Para el estrato socio-económico medio-bajo se halló que el 65,8% correspondieron con actitudes anoréxicas y el 34,1% presentó anorexia nerviosa según el test EAT. En el grupo de adolescentes con sospecha de trastornos de la conducta alimentaria el 39% (F.A=19) presenta DNT aguda leve, el 28% (F.A=14) presentó riesgo de DNT, el 17% (F.A=8) se encontró dentro de límites normales, el 10,1% (F.A=5) tenía DNT aguda moderada, el 4% riesgo de sobrepeso. y el 2% (F.A=1) sobrepeso. El grupo con trastornos de la conducta alimentaria presentaba en un 44,5% (F.A=8) DNT aguda leve 33,4% (F.A=6) riesgo de DNT, el 11,1% (F.A=2) se encontró normal, el 5,5% estaba en DNT aguda moderada y el 5,5% (F.A=1) presentaba riesgo de sobrepeso. En general en los dos grupos se observó que el 46,2% (F.A=28) presentaba DNT leve seguido por el 37,3% (F.A=25) que se encontró de límites normales y el 29,8% (F.A=20) con riesgo de DNT. Se encontró en el grupo de adolescentes con puntaje EAT sospechoso para trastornos de la conducta alimentaria que el 48,9% (F.A=24) puntaje BDI menos de 10 puntos el cual no se correlaciona con depresión, el 46,9% (F.A=23) presento puntaje BDI indicativo de depresión moderada y no se encontró depresión severa al aplicar el test BDI en este grupo. En el grupo que presentó puntaje en el test EAT correspondiente con alteraciones de la conducta alimentaria el 44,4% (F.A=8) no presentaba depresión según el test BDI, depresión leve el 44,4% (F.A=8) y depresión severa el 11,1% (F.A=2). En este grupo no se encontraron casos de depresión moderada según los puntajes del test BDI .En general en los 2 grupos se encontró que en la mayoría de los casos 47,7% (F.A=32) no habían puntajes de depresión, seguido por un 46,2% (F.A=31) que presentaba depresión leve 4.3.4 Correlación EAT/MMPI Al aplicar el test MMPI se encontró que el 31,3% (F.A=21) de la Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 66 población en estudio (F.A=67) presentaba algún trastorno de la personalidad. El 66,6% (F.A=14) de adolescentes con trastornos de la personalidad pertenecían al estrato socio-económico mediobajo y el 33,3% (F.A=7) pertenecían al estrato medio-alto. Del grupo de adolescentes del estrato socio-económico medio-bajo con trastornos de la personalidad según el test MMPI el 42,8% (F.A=6) tenían un puntaje en el test EAT que indicaba trastornos de la conducta alimentaria ( > 30 puntos) y el 57,1% (F.A=8) presentaron porcentajes sospechosos para trastornos de la conducta alimentaria (17-30 puntos) mientras que en el grupo de adolescentes del estrato socio-económico medio-alto con trastornos de la personalidad el 71,4% (F.A=5) presentaron puntajes sospechosos para trastornos de la conducta alimentaria según el test EAT. 4.3.5 Correlación EAT/APGAR En la población estudiada (N=67) se encontró que el 68,6% (F.A=46) presentaba disfuncionalidad familiar severa, el 28,3% (F.A=19) disfunción familiar moderada y el 2,9% (F.A=2) funcionalidad familiar. En el estrato socio-económico medio-alto el 76,1% presentaron disfunción familiar severa, el 19,04% (F.A=4) disfunción familiar moderada y el 4,7% (F.A=1) funcionalidad familiar en el grupo con sospecha de trastornos de la conducta alimentaria. El 80% (F.A=4) presentó disfunción familiar severa, el 20% (F.A=1) disfunción familiar moderada dentro del grupo que presentaron trastornos de la conducta alimentaria. En el Estrato socio-económico medio-bajo el 57,6% (F.A=15) presentó disfunción familiar severa y el 42,3% (F.A=11) disfunción familiar moderada en el grupo con sospecha de trastornos de la conducta alimentaria. En el grupo con trastornos de la conducta alimentaria el 73,3% (F.A=11) presentó disfunción familiar severa, el 20% (F.A=3) disfunción familiar moderada y el 6,6% (F.A=1) funcionalidad familiar. Se encontró que en el grupo de adolescentes con sospecha de trastornos de la conducta alimentaria (EAT 30 puntos) no había sospecha de bulimia mientras que en grupo con trastornos de la conducta alimentaria un 16,6% (F.A=3) presentó Bulimia Nervosa. En general 95,5% (F.A=64) de la población estudiada no presentó puntaje sospechoso para Bulimia Nervosa. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 67 4.4.1 Correlación Estrato Bulimia/Socio-Económico - El 95,5% (F.A = 64) de la población a estudio presentó valores de Bulimia dentro de límites normales, el 4,4%(F.A=3) se encontró dentro de los límites sospechosos para Bulimia Nervosa. No se presentó Bulimia Nervosa dentro de la población estudiada. - En el estrato socio-económico medio-alto el 88,4% (F.A=23) presentó valores para bulimia dentro de los límites normales y el 11,5% (F.A = 3) no presentó puntajes ni sospechosos ni diagnósticos para Bulimia Nervosa. En el grupo de adolescentes con puntaje para Bulimia. Nervosa dentro de limites normales (010) F.A=64, se encontró que el 42% (F.A=27) presentaba DNT aguda leve, seguido por el 28% (F.A=18) que presentó riego de DNT, el 15,6% (F.A=10) se encontraba en una relación edad/peso dentro de límites normales, el 7,8% (F.A=5) estaba en DNT aguda moderada, el 4,6% (F.A=3) en el riego de sobrepeso el 1,5% (F.A=1) en sobrepeso. En éste grupo se encontró que el 42,8% (F.A=27) presentaba DNT crónica leve, el 26,5% (F.A=17) riesgo de DNT crónica 12,5% (F.A=8) presentaron DNT crónica moderada, 12,5% (F.A=8) dentro de límites normales y el 6,25% (F.A=4) presentaron talla alta con respecto a la edad. Se encontró a diferencia del grupo anterior que el 66,6% (F.A=2) presentaron talla alta con respecto a la edad y 33,3% (F.A=1) tenía DNT crónica leve. Se encontró que del grupo con puntaje sospechoso para Bulimia Nervosa el 33,3% (F.A=1) presentó una puntuación del test BDI menor de 10 puntos lo cual no se correlaciona con depresión; el 33,3% (F.A=1) presentó puntaje BDI que indica depresión leve y el 33,3% restante tenía depresión moderada según el test EDI. En el grupo cuya puntuación no indicaba bulimia se encontró que el 48,4% (F.A=31) no presentaba depresión, el 46,8% (F.A=30) tenía un grado de depresión leve y el 4,68% (F.A=3) depresión moderada según la puntuación del test BDI. En general el 47,7% (F.A=32) de las adolescentes no presentaron depresión seguido de un 46,2% (F.A=31) con depresión leve y un 5,9% (F.A=4) con depresión moderada. No se encontró depresión severa según la puntuación del test BDI en el grupo de estudio. En el grupo de adolescentes correspondientes al estrato socioeconómico medio-alto el 11,5% (F.A=3) presentó puntaje Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 68 sospechoso para Bulimia Nervosa. Comparativamente no se encontró relación alguna entre trastornos de la personalidad (medidos por el test MMPI) y Bulimia Nervosa en el estrato socio-económico medio-alto se encontró que el 66,6% (F.A=2) presentó trastornos de personalidad y sospecha de bulimia según el MMPI tipo paranoide y el 33,3% (F.A=1) restante no presentó trastornos de la personalidad. 4.4.5 Correlación Bulimia/APGAR En el grupo de adolescentes pertenecientes al estrato socioeconómico medio-alto (F.A=26) el 80,76% (F.A=21) presentaron disfuncionalidad familiar severa, el 15,3% (F.A=4) disfuncionalidad familiar moderada y el 38,5%(F.A=1) funcionalidad familiar. En este grupo el 88,4% (F.A=23) presentaba un puntaje normal para Bulimia Nervosa y de este, el 78,2% (F.A=18) tenían disfuncionalidad familiar severa, el 17,3% (F.A=4) disfuncionalidad familiar moderada y el 4,3% (F.A=1) funcionalidad familiar. El 11,5% (F.A=3) de las adolescentes del estrato socioeconómico medio-alto presentaron puntaje sospechoso para Bulimia Nervosa, de las cuales el 100% presentaron disfuncionalidad funcional severa. En el grupo del estrato socio-económico medio-bajo el 100% (F.A=41) presentaban puntajes normales para Bulimia Nervosa, de este el 63,4% (F.A=26) presentaban puntaje en el APGAR familiar compatible con disfuncionalidad familiar severa el 34,15% (F.A=14) disfuncionalidad funcional moderada y el 2,4% (F.A=1) no presentaba disfunción familiar.‖(pp.38-52) Tamaño de la muestra ―El total de personas participantes en el estudio fue de doscientas, estratificadas 50% en cada uno de los estratos socio-económicos mencionados.‖(pp.6) Asignación Aleatoria ―Se escogieron dos instituciones cada una correspondiente a uno de loa estratos socio-económicos mencionados en los cuales los directivos evidenciaron claro interés por participar en el estudio. Se debe anotar que la selección inicial de posibles instituciones participantes se realizó en forma aleatoria.‖ (pp.5) Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 69 Métodos estadísticos ―El test EAT fue validado en estudiantes femeninas, de la Escuela Colombiana de Medicina de 16 a 19 años escogidas al azar, una vez validado el test y con previa autorización de los directivos de los planteles se aplicó la muestra en estudio realizando las explicaciones pertinentes; lo cual se llevo a cabo en las aulas de los colegios del estudio mediante un método de autodiligenciamiento. Una vez identificados los casos de estudio (EAT mayor de 17 puntos) se efectuó una evaluación nutricional de talla y peso y posteriormente se les aplicó otros test (BDI, MMPI, APGAR), para evaluar determinadas características y factores psicosociales que están influyendo para el desarrollo del trastorno, teniendo en cuenta el estrato socio-económico a que pertenecen. Una vez aplicados todos los instrumentos se calificaron de acuerdo a escalas que se encuentran en el capítulo 3, revisión de literatura. Estos resultado fueron tabulados y analizados para sacar las conclusiones finales del trabajo.‖ (pp. 8) Interpretación de los ―Se encontró una mayor prevalencia en los trastornos de la resultados conducta alimentaria en el estrato socio-económico bajo a diferencia de lo mostrado en los estudios realizados anteriormente en otros países, esto puede deberse a diferencias culturales, étnicas, raciales y a los pocos estudios realizados a este respecto en los países en vía de desarrollo. Se destaca el posible sesgo que pudo existir dentro del estudio con respecto al interés puesto por la población de estudio en las respuestas a las preguntas formuladas en los diferentes test. El estudio mostró similitud con respecto a investigaciones previas con relación a la prevalencia de Bulimia Nervosa. Otros hallazgos representativos fueron la presencia de DNT aguda tipo leve, disfunción familiar severa, depresión leve, y asociación de trastornos de personalidad como paranoia y esquizofrenia independientemente de la clase socio-económica y del trastorno alimenticio subyacente, resaltando que el factor que más está influyendo en el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria según el estudio realizado, es el factor familiar.‖(pp.54) Generalización No aplica. Discusión ―En este estudio se encontró mayor incidencia de los trastornos de la conducta alimentaria tipo Anorexia Nervosa en adolescentes del Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 70 estrato socio-económico medio-bajo en contraposición a los hallazgos de estudios anteriores en los cuales los estratos socioeconómicos medios y altos. Presentaron el trastorno con mayor frecuencia según Garfinkeld, Gardner (4) y Alayne (6).Con respecto a la Bulimia Nervosa el estudio mostró semejanzas en relación con los resultados obtenidos por Hoeck y colaboradores (28) en cuanto a la prevalencia de Bulimia Nervosa. En el estrato socio-económico alto se encontró en un 50% de las adolescentes estudiadas depresión leve asociada con Anorexia Nervosa en forma similar a lo reportado según Biderman y colaboradores (9), Swift y colaboradores (10). También se ha visto en estudios anteriores que existe una marcada asociación entre disfunción familiar y trastornos de la conducta alimentaria (Garfinkel y colaboradores (6)). El presente estudio arrojó iguales resultados. Por último en cuanto edad el grupo de estudio corresponde a las características de ser adolescente con la mayor incidencia de trastornos de la conducta alimentaria descritas en la literatura según Garfinkeld y colaboradores (4), Alayne y colaboradores (6).‖(pp.55) Tabla 2.1 Aplicación instrumento a investigación titulada Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes femeninas En esta investigación, se puede ver que como instrumento diagnóstico, se aplica el test EAT. Luego, se aplica en una segunda fase, a los participantes que dieron resultado positivo en el EAT, los test BDI, MMPI y APGAR Familiar. Entre los antecedentes que presenta esta investigación se encuentra una breve reseña de las investigaciones que se han realizado desde los años 60, y en las que se busca indagar sobre los factores de riesgo y la prevalencia de los TCA. Presentan diferentes cifras como las del DSM IV donde se afirma la existencia de un caso de AN por cada 100.000 adolescentes. De igual manera, son presentados estudios donde se afirma que esta cifra aumenta en el caso de AN en 6.3 por cada 100.000 habitantes y de 9.9 casos de BN por cada 100.000 habitantes. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Los participantes de esta investigación fueron de género femenino de estrato socioeconómico medio alto y bajo de colegios de Bogotá. Para elegir la muestra de participantes se tuvieron ciertos criterios en cuenta tales como tener una edad entre 13 y 19 años, un nivel de educación de bachillerato, un estrato socioeconómico medio, alto y bajo y una participación voluntaria. Se hace la claridad que se utilizó un método de asignación aleatoria en la totalidad de los casos, dentro del grupo preseleccionado en la institución. El objetivo general que fue planteado para el desarrollo de esta investigación fue identificar actitudes y comportamientos de los trastornos de la conducta alimentaria en población adolescente de sexo femenino en 2 instituciones de secundaria del Distrito Capital Bogotá; mientras que los objetivos específicos fueron observar la presencia de cada uno de los trastornos de la conducta alimentaria contemplados por el DSM IV —exceptuando el trastorno por rumiación y la pica— y estudiar algunos de los factores asociados a trastornos del apetito como la disfunción familiar, depresión, patrones de personalidad, estrato socioeconómico y cultural, factores biológicos como la edad y el estado nutricional. En el caso de la subcategoría de especificidad de la hipótesis dentro de la investigación, no es posible aplicarlo a este estudio ya que no existe ningún apartado en el que se hable específicamente de la construcción de una hipótesis. La manera como fueron expuestos los resultados se dio de acuerdo a la comparación realizada entre las dos instituciones escogidas para la investigación. Se asegura la prevalencia de 26% TCA en el colegio Sans Facon de clase media alta, y de 41% en el colegio San Francisco de clase media baja. 71 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia En primer lugar se correlacionó el factor estrato socioeconómico con la variable talla-peso/edad, encontrando un riesgo de sobrepeso mayor en las niñas de estrato socioeconómico medio alto que en las de estrato medio bajo. También se correlacionó el factor estrato socioeconómico con el nivel de depresión, encontrando cifras de un 46,6% con depresión leve, un 2,9% moderada y un 2,9% severa. La correlación entre estrato y trastorno de personalidad demostró ser mayor en estrato medio bajo. Siguiendo con la presentación de resultados se presenta la correlación existente entre el EAT y el estrato, esta demostró ser mayor en el estrato medio bajo. También se correlaciona EAT con trastornos de la personalidad, disfuncionalidad familiar. Por último, se expone la correlación entre bulimia y diferentes variables, sin embargo, se aclara que el análisis se realiza con casos sospechosos de bulimia, pero que no se encontró ningún caso de diagnóstico de BN. Se realiza la correlación entre bulimia, estrato socioeconómico, trastorno de personalidad y disfuncionalidad familiar. En cuanto a la interpretación de los resultados obtenidos y acorde a los objetivos planteados se pudo comprender la presencia de los TCA en las dos instituciones que se utilizaron para el estudio, se interpreta la prevalencia mayor de TCA en el estrato medio bajo. Además se exponen los sesgos por falta de interés por parte de los participantes, y las pocas investigaciones realizadas en el país. Así mismo, el estudio es posible generalizarlo ya que se pudo observar la superación de todas las fuentes de invalidación externa. Por último, en la discusión se hace un breve pero detallado análisis de los resultados obtenidos a la luz de los autores consultados. Se hace especial énfasis en el resultado adverso hallado, en el que se demuestra la mayor prevalencia de TCA en 72 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 73 estratos medio bajos, lo cual se diferencia de hallazgos realizados por autores consultados como Garfinkeld o Gargner. 2.2 Trastornos de la conducta alimentaria en deportistas. Concepto Resumen Antecedentes Presencia en la investigación ―Se aplicó una encuesta de Conducta Alimentaria (ECA) y los cuestionarios de Zung para Ansiedad y Depresión y luego se realizó entrevista semiestructurada a 58 practicantes de Karate-do de la Universidad Nacional de Colombia.‖ (pp.115) ―El DSM-IV, reconoce que existen trastornos mentales relacionados con la ingesta alimentaria, caracterizados por una intensa preocupación por el peso, los alimentos y las alteraciones de la figura corporal. Estos trastornos conforman una categoría diagnóstica "Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)‖. Están subdivididos en Anorexia Nerviosa (AN), Bulimia Nerviosa (BN) y trastornos de la conducta alimentaria no especificados (NOES). Son pocos los pacientes que consultan espontáneamente por esta patología. Por tal razón los estudios no reflejan la verdadera incidencia y las tasas varían mucho. La incidencia de AN es de 0,8 a 1 por 100.000 personas/año, y la de BN de 11.4 por 100.000 personas/añ02.3. Entre adolescentes4, un grupo de alto riesgo, la tasa de prevalencia combinada para AN, BN Y obesidad es de alrededor del 25%. Se estima una prevalencia del 0.28% para AN y del 1 % al 19% para BN.34 Estas diferencias en la prevalencia dependen de las características de la muestra y los criterios diagnósticos utilizados. Los TCA se presentan con mayor frecuencia en adolescentes y adultos jóvenes de sexo femenino (la razón hombre: mujer es de 1: 10 a 1:20), especialmente aquellas con ocupaciones que requieren un estricto control del peso como el modelaje y el ballet. Entre los hombres es mayor en aquellos que por sus profesiones tienen preocupación por el control de peso como luchadores y jockeys así como en los homosexuales, (6). La alta prevalencia en mujeres está aparentemente relacionada con los ideales socio-culturales, los cuales las presionan para ser delgadas y así ser consideradas atractivas. Se ha comprobado que las dietas estrictas y el control de peso son factores predisponentes para el desarrollo de TCA"- Esta preocupación por la delgadez se ha descrito como propia de los países occidentales.9 Aunque algunos estudios transculturales han mostrado una baja incidencia de TCA en países no-occidentales, otros sugieren que los TCA no están relacionados con la cultura Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 74 porque se han visto en lugares lejanos histórica y geográficamente de Occidente'2. El énfasis cultural sobre la figura delgada puede aumentar el riesgo, pero estas presiones culturales no parecen ser una condición necesaria para el desarrollo del trastorno. Otro factor de riesgo para el desarrollo de TCA es pertenecer a clase socioeconómica media-alta y alta de países industrializados3.13, aunque se ha observado en todas las clases sociales3. El sesgo de la clase social puede deberse a que las personas de bajos recursos tienen dificultades de acceso a los servicios de salud. De igual manera, se consideraban los TCA propios de la raza blanca. Sin embargo, las metodologías que se usaron tienen muchos reparos. Por otra parte, se ha visto que existe alguna asociación entre ciertas características psicológicas y los TCN. Por ejemplo, estas personas frecuentemente exhiben perfeccionismo y un alto grado de auto-exigencia en materia de trabajo y estudio, como también en comida y peso. Sin embargo, los TCA pueden estar presentes tanto en individuos con diferentes trastornos de personalidad, como en aquellos sin trastorno de personalidad previo'4. También se han descrito como factores de riesgo, la depresión y una pobre imagen corporal. Orbach enfatizó la importancia del desarrollo temprano de una imagen corporal positiva, para evitar ser vulnerable a los modelos impuestos por la sociedad4 Los factores familiares se han propuesto como causas y perpetuadores de los TCA 3, 15,16. Algunos parientes de los pacientes con TCA pueden ser rígidos y poco inclinados a la expresión de las emociones; otros pueden tener elementos disfuncionales como alcoholismo, depresión o trastornos del control de impulsos. Aun no se sabe si la prevalencia de esos problemas es más alta entre las personas con TCA en comparación con aquellos con otras formas de psicopatología.‖ (pp. 116-117) Participantes Objetivos ―Se tomó como población de estudio al grupo de personas que entrenaban Karate-do en el Club deportivo de la Universidad Nacional de Colombia sede Santafé de Bogotá. Se incluyeron todos los sujetos que aceptaron participar en el estudio, que corresponden al 82% del total de personas mayores de 15 años que entrenaban de manera regular durante el primer semestre de 1994‖ (PP.117-118) ―La prevalencia de los TCA en general y de cada subtipo (Bulimia Nerviosa, Anorexia Nerviosa y TCA no especificado) en los practicantes de karate de la universidad Nacional. Los aspectos sociodemográficos y los antecedentes que distinguen a los sujetos con TCA de los que no lo tienen. Cómo se relacionan los Trastornos del Comportamiento Alimentario con los estados de ansiedad y depresión. ― (pp.117) Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Hipótesis 75 No aplica Resultados Un total de 58 personas participaron en el estudio: 21 mujeres y 37 hombres que entrenaban Karate-do de forma regular en el club deportivo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Santafé de Bogotá. La edad promedio fue de 22.7 ±5.3 años. Según el sexo, se encontraron diferencias significativas en talla y peso deseado, mas no en edad, estado civil, ser alumno o exalumno, grado obtenido, peso corporal, ni adiposidad (medida por el índice de Masa Corporal, IMC). La totalidad de los sujetos pertenecían a la clase media. Entre los individuos se encontraron tanto alumnos (74%) como exalumnos (26%) de la universidad, de las siguientes carreras: Ingeniería (36%), ciencias de la salud (31%), ciencias humanas (17%), ciencias (9%) y artes (7%), que entrenaban en promedio 10.6 ± 6.6 horas semanales (rango 1 a 33 h/sem). Del grupo total, siete sujetos (12%) habían presentado episodios previos de ansiedad, 17 (29%) de depresión, cuatro (7%) habían intentado suicidarse y siete (12%) habían estado en tratamiento psiquiátrico. Ninguno refirió haber consumido sustancias psicoactivas ilegales, uno fumaba cigarrillo y sólo nueve (16%) referían consumo de alcohol. La actividad sexual, como un indicador general de satisfacción, fue descrita como frecuente y placentera en el 52%, ocasional en el 15% Y el 33% nunca la había tenido. No hubo diferencias por sexo. Los estudiantes de ingeniería refieren una menor actividad (p<0.05). Sólo uno de los sujetos refirió antecedente de actividad homosexual. La comunicación intrafamiliar fue descrita así: con el padre era buena en el 51 %, regular 22% y mala 27%. Con la madre era buena en 79% y regular en 21 %. Con los hermanos era buena en 77%, regular en 19% y mala en 3.5%. La diferencia entre la comunicación con el padre y con la madre es significativa (p<0.05). El 35% eran primogénitos y el 21 % eran hijos menores. Solo un sujeto era hijo único. Los antecedentes familiares fueron positivos para obesidad en 32 (55%), alcoholismo en 20 (35%), trastornos psiquiátricos en 15 (26%) y 11 (19%) eran hijos de padres divorciados. En la historia nutricional 18 personas refirieron dificultades previas en la alimentación (31 %), que comenzaron en la infancia en cuatro casos (7%) y en la adolescencia en 14 (24%). En total 15 sujetos habían hecho dieta, cinco de ellas por recomendación de una nutricionista, cuatro del médico y seis por iniciativa propia. Al indagar sobre la satisfacción con su figura corporal, 33 sujetos (57%) estaban insatisfechos al menos con un área corporal o su Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 76 figura en general, siendo en orden decreciente y no excluyente: exceso de peso en 19%, bajo peso 16%, abdomen 7%, espalda 5%, brazos 3%, caderas 3%, estatura 3%, cara 2% y piernas 2%. La ECA fue sugestiva de TCA en 20 sujetos (23 o más puntos), 13 mujeres y siete hombres, para una proporción mujer: hombre de 4: 1 y el TCA fue confirmado mediante entrevista personal semiestructurada en 15 (26%) (Sensibilidad 93%, especificidad 84%), para un total de TCA en el grupo de 26%, distribuidos así: NOES en 11 (19%), BN en tres (5%) y AN en uno (2%). La frecuencia de TCA fue significativamente superior en el sexo femenino con una relación mujer: hombre de 4:1, p<0.005. De las personas con TCA NOES, ocho se diagnosticaron por tener todos los criterios para BN menos el-de la frecuencia de los episodios y tres por tener episodios frecuentes de voracidad seguidos por sentimientos de culpa pero sin las conductas compensatorias típicas de la BN. La evolución de los TCA era de 5.13 ± 3.5 años. Los entrevistados refirieron como factor desencadenante el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios en siete, critica de la figura corporal en siete, abandono de las actividades deportivas en cuatro, conflicto con los padres en dos, duelo en tres, y uno no encontró ninguna explicación para su trastorno. En algunos casos coexistía más de un factor desencadenante. El 93% de los sujetos con TCA referían haber tenido dificultades en la alimentación en su infancia o en su adolescencia, con una diferencia significativa con los que no tenían TCA p< 0.001). El trastorno repercutía en la actividad laboral en dos sujetos con BN, afectaba el rendimiento físico de siete, (dos tenían BN y cinco TCA NOES); catorce refirieron repercusión en la auto-estima y tres en la comunicación familiar (dos con BN y una anoréctica). La frecuencia de TCA fue mayor en las personas con sobrepeso (IMC>25), y. específicamente en aquellos con TCA NOES (p < 0.05). El peso deseado es significativamente inferior en aquellos que presentan un TCA (56.6 Kg. Vs. 61.5 Kg., p<0.05) y además presentan una talla inferior (p<0.05) e IMC superior (p<0.05). Al comparar las mujeres con TCA de aquellas que no lo tenían, no se encontraron diferencias significativas en IMC, talla, peso y peso deseado. Entre los hombres, aquellos con TCA tenían una talla significativamente menor (p<0.05) y un IMC mayor (p<0.05). Los individuos con TCA realizan dietas con mayor frecuencia que los que no lo tienen (p<0.001) y presentan con mayor frecuencia antecedente de obesidad en la familia (p<0.05). Igualmente, Se observó una asociación significativa entre el consumo de alcohol y la presencia de TCA (p < 0.05). Los TCA fueron más frecuentes entre los practicantes del área de ciencias de la salud (p<0.05) y no se encontró asociación con el grado obtenido en Karate-do, el ser estudiante o exalumno, estado civil, estrato socioeconómico, comunicación con los familiares, posición entre la familia, antecedente de alcoholismo en la familia, Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Tamaño de la muestra Asignación Aleatoria Métodos estadísticos 77 antecedentes psiquiátricos Con respecto a las horas semanales de entrenamiento no hubo diferencias significativas según existencia o no de TCA, pero con diferencias aparentes según el tipo de TCA: la anoréctica entrenaba 21 horas semanales, los bulímicos un promedio de 18 horas, los NOES ocho horas y los sujetos sin TCA 10.6 horas semanales, lo cual sugiere alguna asociación entre el tiempo dedicado al entrenamiento y el tipo de TCA, no evidente en nuestro estudio debido al escaso número de sujetos con los trastornos. En cuanto al área corporal en conflicto los sujetos con TCA se quejaban en su orden de: exceso de peso, abdomen voluminoso, caderas anchas y poca estatura. Mientras los sujetos sin TCA estaban preocupados por bajo peso, espalda estrecha, brazos delgados, abdomen prominente y cara no agradable. El 94% de los sujetos con TCA tenían conflicto con alguna área corporal, mientras que sólo el 29% de los que no tenían TCA lo presentaban (p<0.005). Once sujetos con TCA asocian el acto de comer con ansiedad, cuatro con tristeza, uno con soledad y para uno era indiferente. Seis habían recibido tratamiento previo para TCA, de los cuales, tres manifestaron sentirse peor, dos se sentían igual y uno estaba mejor. En todo el grupo de deportistas el puntaje promedio en la escala de Zung de ansiedad fue de 40.25, siendo positiva en diez (17%), con una relación mujer: hombre 2:1; en el Zung de depresión el puntaje promedio fue de 42.23, siendo positivos 14 sujetos (24%), nueve con puntajes sugestivos de depresión leve, dos moderada y tres de severa. El diagnóstico clínico de síndrome depresivo fue confirmado en 14 personas (29%), discriminado así: depresión mayor en cinco personas (9%), distimia en ocho personas (14%) y duelo en una (1.7%). Se observó una asociación estadística positiva fuerte mediante análisis de correlación entre los puntajes de la ECA y las escalas de Zung de ansiedad (r=O.6, P<0.001) y de depresión (r=0.5, p<0.001). Además se encontró que la frecuencia de síntomas de ansiedad y depresión era significativamente superior en los sujetos con TCA (p<0.05) y que los tres diagnosticados como BN presentaban síntomas altamente sugestivos de ambos trastornos.‖(pp.119-122) ―Un total de 58 personas participaron en el estudio: 21 mujeres y 37 hombres que entrenaban Karate-do de forma regular en el club deportivo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Santafé de Bogotá‖ (pp. 119) No aplica ―El procesamiento de los datos se hizo utilizando el Epi-info 6.0. Se utilizaron medidas de estadística descriptiva tales como: mediana, promedio aritmético, desviación estándar, distribución Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 78 de frecuencias y pruebas paramétricas y no paramétricas para diferencias de promedios y porcentajes. Se aceptó un error alfa del 5%. ― (pp.119) Interpretación de los ―En conclusión se observó una alta frecuencia de TCA entre los resultados practicantes de Karate-do, especialmente TCA NOES. Se encontraron como indicadores de vulnerabilidad la tendencia a hacer dietas, sobre valoración de la crítica, ser estudiante de ciencias de la salud, sobrepeso y obesidad familiar. Se halló una asociación entre TCA y trastornos depresivos y de ansiedad. Son necesarios más estudios sobre TCA en ésta y en otras disciplinas deportivas.‖ (pp.124-125) Generalización No aplica Discusión ―Los sujetos del grupo estudiado tenían una edad promedio de ±22 años y provenían de familias de clase media de configuración tradicional urbana, en la cual la madre es el centro de la comunicación familiar. Cerca del 60% de los entrevistados estaban inconformes con su figura corporal. Las mujeres se quejaban de tener mucho peso y los hombres de tener poco peso, lo cual corresponde a una exageración del ideal actual de belleza que es de mujeres delgadas y hombres musculosos. Este ideal no consulta las condiciones de los colombianos que son un grupo mestizo con distintas variaciones en la mezcla racial que producen una gama variada de biotipos, los cuales deberían ser valorados en patrones de su propia belleza. En esta valoración juegan un papel decisivo los elementos culturales provenientes del extranjero que se han acomodado a la ideología de los nacionales como elementos ideales y cercanos a la perfección. Puesto que la población del estudio pertenece a la clase media, no es posible saber si ese patrón es generalizable a otras clases sociales. Esto sólo se puede saber con una población más amplia que permita aclarar estas influencias. La frecuencia del TCA y la distribución de los subtipos AN y BN es similar a la informada en la literatura (6) Los factores precipitantes aparentes del TCA fueron la pubertad y la sobre valoración de la crítica de las personas de su entorno, lo cual confirma lo observado en otras investigaciones (9.20, 2). El trastorno es crónico como lo indican su evolución promedio de 5.13 ± 35 años y tiene el antecedente de dificultades en la alimentación en la infancia y en la adolescencia. No se observó una interferencia particularmente intensa del TCA en estos deportistas en áreas como las relaciones interpersonales (comunicación familiar, actividad social y sexual), aunque si hacían referencia a una repercusión grande en la autoestima y en el rendimiento físico. Como se ha visto en el análisis de pacientes con TCA, el dolor emocional que padecen es vivido muy priva- Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 79 damente, lo cual hace que cuando los síntomas llevan al paciente a una consulta, ésta no parezca tener relación con alteraciones en el comportamiento alimentario. Se han descrito algunas situaciones que parecen favorecer el desarrollo de los TCA, tales como la práctica deportiva, ser estudiantes universitarios, el consumo de alcohol, tendencia a hacer dietas y obesidad familiar (3, 22, 23,24) lo cual parece sugerirlo nuestro estudio. En este grupo también se incluyen las dificultades en la aceptación de la figura corporal" 4,7 y aunque no se observó insatisfacción con las zonas cargadas socialmente de significado sexual (senos y glúteos), los sujetos con TCA refieren preocupación por variables morfológicas que forman parte de la imagen ideal actual: talla elevada, figura delgada y abdomen excavado, de la misma manera que han evolucionado las medidas antropométricas de las candidatas de los reinados de belleza y modelos. De qué manera estos eventos y los medios de comunicación de masas han influido en las diferentes poblaciones es tema de exploración futura, de gran importancia para el mejor conocimiento de estos trastornos y su génesis. La mayor frecuencia de TCA entre los deportistas estudiantes de ciencias de la sa1ud podría explicarse en parte, dada su orientación profesional, como una preocupación inmensa por su estado de salud y auto exigencia de parámetros de normalidad más estrictos, en comparación con los demás grupos de estudiantes; la práctica deportiva sería un método adicional a las prácticas nutricionales para el logro de tales objetivos.‖(pp.122-124) Aún no se ha establecido si los deportistas que padecen TCA lo tenían previamente y buscaron el deporte para facilitar el control de peso, (23,26) o su inicio fue posterior a las practicas deportivas24 En este grupo, la mayoría de los que tenían TCA se incluían dentro del espectro bulímico: mostraban tendencia a comer grandes cantidades de comida en corto tiempo, con sentimientos de culpa secundarios a estos atracan es y una equivalencia entre comida, ansiedad e inquietud. Con este hallazgo se puede pensar que el deporte es una forma socialmente aceptada de perder peso, para compensar así el efecto de las comidas abundantes en personas de apetito episódicamente incontrolado y con una valoración negativa de su atractivo físico. La proporción de síntomas depresivos valorados con la escala de Zung, fue similar a la de la población colombiana en su conjunto. Igualmente, la frecuencia de Depresión Mayor evaluada por entrevista clínica es similar a la de la población general la diferencia es dramática en el Trastorno Distímico, cuya prevalencia es mayor que la reportada en la población general. La combinación de TCA, principalmente de espectro bulímico con depresión hace pensar que la práctica de un deporte aeróbico de alto consumo energético como el Karate-do, les permite sentirse anímicamente mejor y de esta forma tolerar la insatisfacción que les produce su Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 80 autoconcepto, bondad que han demostrado algunas experiencias sistemáticas con el deporte aeróbico, en la mejoría de depresiones crónicas de intensidad leve. Como se describe en la literatura (29), casi la mitad de los sujetos con TCA mostraran depresión y antecedentes de la misma, mientras sólo el 21% de quienes no tenían TCA estaban deprimidos. Así, la depresión fue la comorbilidad más frecuente de los TCA. Se observó que tener depresión en el momento del examen se correlacionó con haberla padecido antes y con el antecedente de intento de suicidio. La mayoría de TCA encontrados son NOES, con indicadores de depresión altos. Es posible que la relación entre estos dos hechos sea que los deportistas sientan una insatisfacción crónica con la figura corporal que los lleve a deprimirse. Estos tienen un aspecto un poco más corpulento que los demás deportistas examinados. Con respecto a los síntomas ansiosos evaluados por la escala de Zung, se encontraron puntajes elevados en el 17%, casi duplicando el 10% del estudio nacional27, 60% de los cuales tenían TCA. Todos los bulímicos se incluían en él y presentaban los puntajes más elevados. Si bien esta asociación entre ansiedad y TCA es conocida por estudios previos6, 29.30.31, en todo caso no es la condición psicopatológica más relevante si se la compara con la depresión, pero, al igual que en otras entidades, podría actuar como gatillo de muchas complicaciones cuando actúa agravando un estado depresivo previo. En conclusión se observó una alta frecuencia de TCA entre los practicantes de Karate-do, especialmente TCA NOES. Se encontraron como indicadores de vulnerabilidad la tendencia a hacer dietas, sobre valoración de la crítica, ser estudiante de ciencias de la salud, sobrepeso y obesidad familiar. Se halló una asociación entre TCA y trastornos depresivos y de ansiedad. Son necesarios más estudios sobre TCA en ésta y en otras disciplinas deportivas‖(pp.122-124) Tabla 2.2 Aplicación instrumento para investigación trastornos de la conducta alimentaria en deportistas. En cuanto a la subcategoría resumen de la investigación realizada por Ángel et al. se explica de manera breve la aplicación de la encuesta (ECA), del cuestionario Zung para ansiedad y depresión y de una entrevista semiestructurada a un grupo de 58 deportistas de la Universidad Nacional. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Los antecedentes que sustentan la investigación de Luís Alberto Ángel y colaboradores empiezan con una resumida explicación de los trastornos de la conducta alimentaria (AN, BN, y TCA-NOE). A continuación se presentaron unos datos en los que se afirma que según investigaciones anteriores, la población adolescente de deportistas es una población de riesgo para del desarrollo de TCA. Por ultimo, se presentan resultados de las relaciones que existen entre los problemas familiares y el desarrollo de TCA. En cuanto a los participantes de esta investigación se tomaron los participantes regulares asistentes a la clase de Karate Do de la Universidad Nacional de la ciudad de Bogotá. Para la subcategoría tamaño de la muestra se tuvieron en cuenta como único criterio la pertenencia a este club deportivo y su participación voluntaria; por lo tanto la muestra terminó siendo conformada por 21 hombres y 37 mujeres para un total de 58 participantes. No se hace ninguna referencia a la asignación aleatoria dentro del estudio. Dentro de este estudio se propusieron los siguientes objetivos: La prevalencia de los TCA en general y de cada subtipo (Bulimia Nerviosa, Anorexia Nerviosa y TCA no especificado) en los practicantes de karate de la universidad Nacional; los aspectos sociodemográficos y los antecedentes que distinguen a los sujetos con TCA de los que no lo tienen; cómo se relacionan los Trastornos del Comportamiento Alimentario con los estados de ansiedad y depresión. En el caso de la subcategoría hipótesis no es posible aplicarla, ya que no es específica la afirmación de alguna hipótesis, en ningún momento del estudio. 81 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Para la presentación de los resultados de este estudio, se hizo uso de los siguientes métodos estadísticos para la obtención de estos resultados; mediana, desviación estándar, pruebas paramétricas y no paramétricas. La prevalencia encontrada en estos estudios fue de 26% distribuida en 19% de TCANOES, 5% de BN y 2% de AN. Los resultados que se obtuvieron para la validación de esta encuesta hacen referencia a una descripción entre los participantes del uso de sustancias psicoactivas, de su actividad sexual, de los antecedentes familiares, el uso de dietas, y demás componentes de la entrevista a validar, es decir de la ECA. Esta entrevista arrojó como resultado la sugestión de TCA en 20 sujetos (13 mujeres y 7 hombres). Un segundo momento de la presentación de resultados del estudio de Ángel, presentó una serie de asociaciones de TCA y otros factores a partir de lo obtenido en la encuesta anteriormente aplicada y que arrojó resultados positivos de TCA en 20 de los participantes. Entre los factores asociados positivamente se encontraron las dietas, el sobrepeso, consumo de alcohol, ansiedad y depresión. La interpretación de los resultados obtenidos es acorde a los objetivos propuestos en la investigación, ya que se hace una exposición de los factores relacionados con TCA, y sobre su grado de correlación. Permite mostrar los posibles sesgos que tuviera la investigación dejando en claro que a pesar de que se demostraron estadísticamente los factores relacionados con TCA, es necesario realizar más estudios en las poblaciones deportivas consideradas como de alto riesgo. 82 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 83 En cuanto a la subcategoría generalización, es decir la validez externa del estudio, no cumple ninguno de los criterios de invalidación propuestos, por lo tanto se podría afirmar que podría ser valida la investigación propuesta. Por último, en cuanto a la discusión se hace referencia a datos que han arrojado investigaciones previas en cuanto a la frecuencia de TCA, y sus factores desencadenantes. Es posible observar que se establecen correlaciones que el estudio no podría realizar, entre la ansiedad y la promoción de un ideal de belleza en medios de comunicación aunque se aclara que debe realizarse mayor investigación al respecto. 2.3 Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995. Concepto Resumen investigación Antecedentes Presencia en la investigación de la ―Se realizó un muestreo aleatorio de todos los estudiantes universitarios y se aplicaron las encuestas de tamizaje para TCA (ECA), Zung de ansiedad y depresión, que fueron repetidas a los seis meses y realizada una entrevista clínica estructurada para diagnostico de TCA (SCAN)‖(pp.111) ―Recientemente los desórdenes de alimentación, especialmente los síndromes de anorexia y bulimia nerviosa, han llamado la atención de los médicos y del público en general, lo cual ha incrementado la investigación en esta área. Antes de 1980 había sólo unas pocas descripciones de pacientes con síntomas bulímicos, pero a partir de 1988 han aparecido cientos de informes. EL DSM-IV reconoce que existen varios tipos de trastornos mentales relacionados con la comida, que comparten una intensa preocupación por el peso, los alimentos y las alteraciones de la figura corporal. La categoría diagnóstica se llama trastornos del apetito, pero nos parece más preciso denominarlos como trastornos del comportamiento alimentario (TCA) y los subdivide en anorexia nerviosa (AN), bulimia nerviosa (BN) y trastornos no especificados (NOES). La AN y la BN, según los datos publicados en países desarrollados, se observan principalmente en mujeres (90 a 95%). La prevalencia es de 1 a 4% en adolescentes y mujeres adultas jóvenes blancas de clases altas y medias; sin embargo, se ha visto un incremento en hombres en minorías y en mujeres de todos los grupos. También tienen más riesgo de padecerlo los homosexua- Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 84 les. La bulimia es más frecuente que la anorexia y los no especificados son más frecuentes que la bulimia. Estudios realizados en las últimas décadas revelan un incremento en la frecuencia de estos trastornos en todas las franjas de la población; se ha informado 4% de AN y 19% de BN; se puede pensar que esta patología no es exclusiva de un solo grupo socioeconómico. Los síntomas de trastorno de alimentación son vistos en poblaciones psiquiátricas heterogéneas que sufren de diversos grados de psicopato10gía, de alteraciones de personalidad y niveles disímiles de funcionamiento del yo (3-6). Se ha reportado que la comorbilidad con depresión mayor y distimia está entre 50 y 75% en pacientes con AN. Y que el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se ha encontrado entre 10 y 13% en pacientes con AN. Para la BN hay un incremento en las tasas de ansiedad de 43% y farmacodependencia en 49%, trastorno afectivo bipolar en 12% y trastornos de la personalidad hasta en 50 a 75%. Se encontró una comorbilidad con trastorno de personalidad límite del dos a 60% de los pacientes. Muchos pacientes bulírnicos tienen síntomas disociativos, conflictos y alteraciones sexuales y una variedad de conductas impulsivas como comprar en exceso, promiscuidad sexual y automutilación. Para diagnóstico y seguimiento de los pacientes con TCA, se han creado varios cuestionarios. Entre los más conocidos están el Eating Attitude Test (EAT) descrito por Garner y Garfinkel en 1979 (11) que contiene 40 ítems y puede ser aplicado a cualquier sujeto con sospecha de TCA y a poblaciones amplias, por la sencillez de las preguntas y la facilidad para diligenciarlo. Los mismos autores realizaron una segunda versión de EAT en 1982 que contiene 26 ítems y se correlaciona muy bien con el inicial. Un tercer cuestionario tendiente a evaluar todos los trastornos de la alimentación se conoce como el Eating Disorder Inventory (EDI). Este último es considerado por algunos como de elección. Goldberg y co1s idearon el Goldberg Annorectic Attitude Scale (GAAS) en 1980, consta de 63 ítems y evalúa a pacientes institucionales. Estas y otras pruebas han sido utilizadas en estudios epidemiológicos de prevalencia en diferentes poblaciones como: Eating Disorders Cuestionary y Stanford Eating Disorders Cuestionary . Para el diagnóstico clínico se han diseñado esquemas de entrevistas estructuradas con el fin específico de establecer la presencia o no de estos trastornos, como es el caso del SCAN (Schedules Questionnaire in Psychiatry, DSM-IV . Sin embargo, ninguno de ellos ha sido traducido y ajustado a las particularidades idiomáticas de nuestro país, ni se ha establecido su validez. Uno de nosotros elaboró un cuestionario que hemos denominado encuesta de comportamiento alimentario (ECA), que incluye aspectos como: actitudes hacia la alimentación, peso corporal, hábitos alimentarios, pensamientos y conceptos sobre su imagen corporal, alimentación, aspectos volitivos y sociales de la Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Participantes 85 alimentación, realización de dietas y consumo de algunos medicamentos. Su utilidad ha sido evidente en pacientes con diagnóstico definitivo de TCA, cuyo sistema de puntuación por regla general sobrepasa los 25 puntos. La información obtenida ha sido confiable y reproducible mediante la entrevista personal. La reproducibilidad de la encuesta se ha evaluado en un grupo pequeño de sujetos normales y de pacientes con TCA, mostrando sólo diferencias menores en las puntuaciones, sin modificar la clasificación en normales o anormales, demostrando su utilidad como instrumento de tamizaje para TCA. En ésta se utilizaron puntos de corte mayor o iguales a 25, logrando una sensibilidad de 80% y una especificidad de 86%; el valor predictivo positivo fue de 80% y el valor predictivo negativo del 100%. En Colombia prácticamente no existen publicaciones sobre estas enfermedades aparte de las realizadas por nuestro grupo, demostrando que no sólo existen en nuestro país sino que su diagnóstico pasa inadvertido, razón por la cual no existen estadísticas sobre su prevalencia o incidencia.‖ (pp. 112) ―Estudiantes universitarios de pregrado matriculados en el segundo período de 1994‖ (pp. 113) Objetivos ―Objetivos: validación de un instrumento de autorreporte para detectar trastornos del comportamiento alimentario (TCA), determinar su frecuencia en estudiantes de la Universidad Nacional y su relación con ansiedad y depresión‖ (pp. 111) Hipótesis No Aplica Resultados ―La muestra obtenida fue conformada por 411 de los 414 estudiantes proyectados, con predominio del sexo masculino: 225 hombres (54%) y 186 mujeres (46%), manteniéndose una distribución similar al universo de la población universitaria según el sexo y facultades representadas. La edad, el peso y la talla fueron significativamente menores para las mujeres (p<O.OOO1) y lo contrario sucedió con la puntuación obtenida en las encuestas (p<O,OOOl) . La ECA fue positiva (≥25 puntos), en 24,3 % de la muestra (100 sujetos) y negativa (25 puntos) en 75,7% restante (311 sujetos). Para la validación de la ECA se citó nuevamente a todos los participantes y se logró reencuestar y entrevistar a 149 estudiantes, 85 con ECA positivo y 64 negativos. Para el total de estudiantes reencuestados y entrevistados, se encontró que en las mujeres la edad, el peso y la talla fueron inferiores (p<O, OOOl) y la puntuación en la ECA fue superior (p<O, OOOl), como lo fue para la población total. ' La desproporción entre sujetos ECA positivos y negativos de la submuestra (85% vs 21 %) fue debida a la dificultad para realizar un segundo encuentro con los sujetos negativos, una vez Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 86 informados de la normalidad de sus resultados, que a su vez explica el largo período requerido para la recolección de los datos. Al comparar los 64 sujetos ECA negativos reencuestados con los restantes 247 se demostró que no diferían significativamente entre sí para ninguna de las variables estudiadas y se consideraron por tanto representativos de los mismos. El diagnóstico clínico definitivo mediante la entrevista estructurada (SCAN) demostró TCA en 79 estudiantes distribuidos así: cinco bulímicos, dos anorécticas y 72 TCANOES; los 70 restantes fueron clasificados como normales. El instrumento ECA aplicado en los dos tiempos demostró un coeficiente de correlación de Spearman (datos pareados) de r=0,85 (p<O, OOO1), con promedios prácticamente idénticos (24,45±9,8 vs. 24,48±10,1, p=0,952), demostrando una alta reproducibilidad. El 89,9% de los sujetos fueron identificados en ambas encuestas como TCA positivos (n=80) y TCA negativos (n=54), con cuatro sujetos clasificados como negativos en la primera encuesta y positivos en la segunda y 11 en forma opuesta; así, la consistencia de la encuesta fue evaluada mediante el cálculo del coeficiente de concordancia Kappa (k) que fue de 0,793 y un Z test de 9,18 (p<O, Ol). Entre los sujetos ECA positivos el diagnóstico de TCA fue confirmado en 70 y descartado en 15, con una tasa de falsos positivos para la ECA de 21,4%. De los 64 sujetos ECA negativos se demostró TCA en nueve, lo cual da 11,4% de falsos negativos. La sensibilidad de la ECA utilizando punto de corte mayor o igual a 25 fue de 88,6% y la especificidad de 78,5%, con valores predictivo positivo (VPP) de 82,3% y predictivo negativo (VPN) de 85,9% La prevalencia global de TCA en este grupo universitario calculada a partir de los hallazgos anteriores fue de 30,7% (intervalo de confianza: IC 95%: 20,5 a 40,9%), de los cuales el 2,2% correspondían a BN (IC 95%: 0,78 a 3,62%), el 0,5% a AN (IC 95%: O a 1,18%) y el 28% a NOES (IC 95%: 23,7 a 32,3%), pudiendo identificar dos patrones que nosotros hemos denominado como picadores (cumplen todos los criterios para BN a excepción de los episodios de consumo voraz y vómito) que corresponden a 9,7% y atracones (cumplen con todos los criterios para BN a excepción de los episodios de vómito) con 18,3%. La frecuencia de sujetos con ECA y diagnóstico clínico de TCA fue significativamente superior en los pertenecientes al área de ciencias de la salud (p<0,005), tanto si se comparan todas las facultades en conjunto como si se agrupan en un todo las restantes, una vez realizado el ajuste según el sexo. Las encuestas de autorreporte para depresión fueron positivas (Zung ≥ 50) en 36,8% (n=159) y para ansiedad. (Zung ≥ 50) en 23,8% de la muestra (n=97). Las mujeres obtuvieron una puntuación estadísticamente superior tanto en depresión (37,5 ± 8,7 vs 33,4 ± 8,4, p<O,OOOl) como en ansiedad (41,5 ± 8,3 vs 31,1 ± Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Tamaño de la muestra Asignación Aleatoria Métodos estadísticos Interpretación resultados Generalización Discusión de 87 5,6, p<O,OOOl), con una alta correlación entre si (r=0,782, p<O.OOl) y la ECA con los Zung de ansiedad (r=0,65 1, p<O,OOl) y depresión (1'=0,645, p<O,OOl).‖ (pp. 115-116). ―La muestra se eligió con un límite de confianza de 95%, una seguridad de 5% y una probabilidad de 50%; debido a que la prevalencia no se conocía en nuestro medio. Se calculó un total de 376 sujetos, al cual se adicionó 10% por posibles eventualidades que pudieran dificultar la aplicación del instrumento; el total de la muestra fue de 414 sujetos. Todos estos serían encuestados durante el primer semestre de 1995 siempre y cuando continuaran siendo estudiantes activos de la universidad.‖ (pp. 113) ―Se realizó un muestreo multietápico. En la primera fase se estratificó por sexo y facultades. Los sujetos del estudio se eligieron aleatoriamente por computador; una vez determinado el tamaño de la muestra, se emitió el listado correspondiente, a partir de los registros consecutivos de todos los estudiantes universitarios‖ (pp.113) ―Los datos se presentan en forma de medidas de tendencia central y proporciones y se establecieron las diferencias para promedios y proporciones mediante test paramétricos, no paramétricos, análisis de correlación y el coeficiente de concordancia Kappa. Se aceptó un error alfa inferior a 5%. El procesamiento de los datos se realizó por computador, utilizando el paquete estadístico Systat 3,0 (Systat Inc.).‖ (pp. 114) los ―La prevalencia de los TCA en el grupo universitario estudiado es similar a la informada en países desarrollados. El instrumento para la tamizaje y detección de sujetos con TCA empleado en este estudio es válido, reproducible y confiable en universitarios y adultos jóvenes. La frecuencia de TCA es superior entre los estudiantes del área de la salud en la población universitaria estudiada. Los TCA parecen corresponder a diferentes estadios de un espectro único con múltiples componentes. Es necesario realizar estudios en poblaciones más amplias y en especial en riesgo, para conocer la realidad nacional y diseñar políticas para su detección y tratamiento.‖ (pp. 118) No aplica. ―Es la primera vez que en Colombia se realiza un estudio representativo de una población determinada, para demostrar la existencia de los TCA, que logró el objetivo propuesto en quizás una de las mayores instituciones universitarias del país, no sólo por el número de alumnos sino por la elevada representación de sujetos provenientes de toda la nación y la amplia gama de carreras ofrecidas. La verdadera importancia de nuestros resultados puede reducirse a cuatro hallazgos principales que discutiremos a continuación. Los TCA han sido descritos en múltiples poblaciones en el mun- Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 88 do, incluyendo países del tercer mundo y culturas orientales como la China. Naturalmente, Colombia no es la excepción y en este estudio se realza la magnitud del problema. Puesto que la muestra es representativa de todos los estudiantes inscritos, es posible calcular un número bastante elevado de sujetos con TCA, entre los cuales podemos estimar 86 estudiantes con AN, 377 con BN y 4796 con NOES. La cifras son elocuentes por sí solas, si tenemos en cuenta que la mayoría de ellos no debe tener ninguna asistencia profesional, como no la tenían los casos detectados en el estudio, y los riesgos de morbilidad y mortalidad que presentan, como sucede en la BN y AN. Aunque los NOES tienen un espectro más benigno, son un grupo muy numeroso de personas con sufrimiento crónico intenso y silencioso, con calidad de vida deficiente que carecen de un apoyo y orientación adecuadas. Podríamos además aventuramos a suponer que la situación no es exclusiva de esta universidad, cuyos estudiantes proceden de la clase media (estratos tres y cuatro en su mayoría, según informe verbal de la oficina de registro), con perfil socioeconómico inferior al de otras universidades o a la población general de los países desarrollados. Por otra parte, la asociación de los TCA con depresión y ansiedad ya ha sido descrita ampliamente en la literatura y nuestra población no es la excepción, lo cual demuestra la elevada tasa de morbilidad, asociada, que complica la evolución y dificulta el desempeño de los estudiantes afectados. Con respecto a la ECA, queda así demostrada su utilidad, dada la elevada reproducibilidad y la validez interna y externa demostradas a través del estándar de oro actual (SCAN) para los TCA, en un número elevado de sujetos, representativos no sólo de la población universitaria sino de ambos extremos del espectro posible de los mismos. La ventaja adicional es la utilización de vocabulario local, accesible a la población colombiana, sin giros lingüísticos de otras latitudes que dificulten su comprensión. Por otra parte, al ser representativo de una población muestral bastante grande y heterogénea, ha permitido identificar el comportamiento de la misma, lo que hará más fácilmente utilizable tanto en sujetos como en poblaciones, por lo menos de las mismas características. Al estudiar la posibilidad de modificar los puntos de corte a fin de mejorar la utilidad diagnóstica de la encuesta, encontramos, al igual que en un estudio previo en deportistas, que hay una mejoría en su rendimiento cuando utilizamos el igual o mayor que 23 a cambio de igual o mayor de 25, al reducir la tasa de falsos negativos a 6,3% y elevando del VPN a 91,4%, (...) Basados en estos datos proponemos el punto de corte en igualo mayor que 23 para diagnóstico de TCA en los próximos estudios. La mayor frecuencia de TCA entre los deportistas estudiantes de ciencias de la salud, podía explicarse en parte, dada su orientación profesional, como una preocupación inmensa por su estado Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 89 de salud y autoexigencia de parámetros de normalidad más estrictos, en comparación con los demás grupos de estudiantes. Nuestros hallazgos van en este sentido, corroborando el hallazgo en un grupo de deportistas de la misma universidad, en los cuales los estudiantes de ciencias de la salud con TCA representaban una fracción significativamente superior al de las otras carreras. Este hecho no lo hemos encontrado descrito en la literatura y debe estudiarse más a fondo. (...) existe una progresión claramente definida en las variables anotadas, a excepción del peso, con dos extremos evidentes: la AN y la normalidad, presentando valores intermedios escalonados para los restantes, con coeficientes de correlación positivos y negativos, altamente significativos (Spearman, p<O,Ol). La literatura es bastante explícita al mostramos la AN como la situación que reviste mayor gravedad, demostrada por las tasas de mortalidad a corto y largo plazo y el compromiso del estado general y vida de relación, siendo de menor gravedad los TCANOES que sólo recientemente vienen siendo caracterizados, además del viraje que suelen dar un buen porcentaje de pacientes de unos tipos a otros. Los dos subtipos que nosotros hemos denominado como "atracones y picadores" no han sido descritos como tales en la literatura y son un hallazgo del presente estudio, siendo el más frecuente el de atracones, para una relación 2: 1 (...) pero que si fundimos en un sólo trastorno, el patrón de progresión se toma aún más evidente. Esta situación no ha sido descrita en la literatura en forma clara y, naturalmente, está sujeta a su demostración en otros grupos poblacionales locales y foráneos.‖ (pp. 116-118) Tabla 2.3 Aplicación instrumento para investigación Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995. En esta investigación realizada por Ángel et al. (1997) a todos los estudiantes que fueron seleccionados mediante el muestreo aleatorio se les intentó realizar una doble aplicación de las encuestas de tamizaje para TCA (ECA) y Zung de ansiedad y depresión, con una entrevista clínica estructurada para diagnóstico de TCA (SCAN) final para reconfirmar los resultados. Para esto, los autores tuvieron en cuenta como antecedentes los informes y definiciones que hace el DSM IV sobre la AN, BN, y TCNOES desde los años 80. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia También se realizó un énfasis en los resultados arrojados por investigaciones que se han llevado a cabo en países desarrollados. Además, hicieron referencia a los diferentes cuestionarios que se han realizado sobre los trastornos de comportamiento alimentario, entre estos el Eatting Attitude Test (EAT), el Eating Disorder Inventory (EDI) y el Golberg Anorectic Attitude Scale (GAAS). En el recuento que se hace de las entrevistas y cuestionarios, se nombra una entrevista que se diseño en Colombia llamada encuesta de comportamiento alimentario (ECA), la cual fue diseñada y utilizada previamente por el mismo grupo de investigación; quienes buscan en este estudio su validación. Los participantes de este estudio fueron exclusivamente estudiantes de pregrado de la Universidad Nacional matriculados en el segundo semestre del año 1994. Para la muestra se realizó una asignación aleatoria. El objetivo de esta investigación fue la validación de un instrumento de autorreporte para detectar trastornos del comportamiento alimentario (TCA), determinar su frecuencia en estudiantes de la Universidad Nacional y su relación con ansiedad y depresión. Por otro lado, no hay ninguna hipótesis realizada para este estudio. En cuanto a los resultados que arrojó esta investigación se encontró en primer lugar que a partir de la aplicación de la encuesta ECA se obtuvieron 100 resultados positivos en su aplicación mientras que 311 sujetos tuvieron resultados negativos; en una segunda aplicación de este cuestionario se obtuvieron 85 resultados positivos frente a 65 negativos. Los mismos investigadores hacen la aclaración que entre las dos aplicaciones realizadas del ECA, la desproporción de resultados negativos se debe a una dificultad para volver a citar a los sujetos que habían obtenido un resultado negativo en la primera aplicación. El segundo paso de estos resultados fue el SCAN con el que se 90 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia confirmaron los diagnósticos de TCA, se encontraron 5 bulímicos, 2 anoréxicos, 72 personas TCNOES y 70 que resultaron normales. Dentro del análisis de resultados que presenta esta investigación se presentan dos nuevos tipos de patrones de comportamiento encontrados dentro de los estudiantes. El primero de estos son los picadores, es decir personas con todos los síntomas de BN menos el vomito y la comida voraz; el otro tipo son los atracones, es decir personas con todos los síntomas de BN menos el vomito. Para elegir el tamaño de la muestra de participantes de los que se obtuvieron los resultados anteriormente analizados se realizó un proceso de varias etapas, en donde se separaron por sexo y facultades, para la escogencia de los sujetos de la investigación se hizo un proceso aleatorio de selección por computador, con el fin de que se mantuviera un alto porcentaje de confiabilidad. Los métodos estadísticos que permitieron obtener este tipo de resultados fueron test paramétricos y no paramétricos, al igual que el análisis de correlación de Spearman, y el análisis de concordancia Kappa. La forma en que se interpretan los resultados de esta investigación son aproximados a los objetivos planteados, ya que no es posible realizar un acercamiento a la hipótesis porque esta no fue planteada en el estudio. Sin embargo, aclaran la posibilidad de repetir este estudio en poblaciones mas amplias ya que el instrumento utilizado es valido y confiable. Así mismo, el estudio es posible generalizarlo ya que se pudo observar la superación de todas las fuentes de invalidación externa. Por último, en cuanto a la discusión es posible considerarla cercana a la realidad del momento, ya que se afirma que una investigación de esta envergadura y con 91 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 92 resultados válidos no se había aplicado previamente en Colombia. En algunos casos se hacen afirmaciones que dejan espacio a la duda, ya que no presentan un sustento válido de autores o de fuentes confiables del tema. Un caso es la afirmación que se realiza sobre el estrato de los estudiantes participantes del estudio, al aclarar que esta información fue obtenida verbalmente, lo cual no deja en claro el origen de esta información. En la discusión a la única investigación anterior a la que se hace directa referencia es una realizada a deportistas de la misma universidad, por lo tanto deja de lado a los otros autores nombrados en la primera parte de la información. 2.4 Comportamiento alimentario: Desarrollo, validez y fiabilidad de una encuesta. Concepto Resumen de investigación Antecedentes Presencia en la investigación la ―Elaboración de una encuesta para diagnóstico de TCA; prueba en pacientes y en población universitaria; validación por entrevista estructurada para diagnóstico de TCA‖ (pp. 29) ―La denominación de trastornos del comportamiento alimentario (TCA) incluye un par de entidades nosológicas bien definidas como son la Anorexia Nerviosa (AN) y la Bulimia Nerviosa (BN), con criterios diagnósticos bien establecidos en la actualidad y sobre los cuales existe acuerdo internacional (1). Dentro de la misma categoría se cuentan los TCA no especificados (TCA-NOE), cuya definición es vaga, aun desde el punto de vista clínico-patológico y en el que la clasificación definitiva como una desviación anormal del comportamiento alimentario está siendo evaluada; están definidos por la presencia incompleta de los criterios diagnósticos de la AN Y BN en sus diferentes combinaciones (ausencia de uno o dos de ellos) (1).Los TCA son un tema de gran actua1idad no sólo entre el gremio de la salud sino en la población general, con un gran impacto publicitario que involucra todos los medios masivos de comunicación, dada la espectacularidad de su sintomatología, especialmente tratándose de la AN en personalidades nacionales e internacionales y el riesgo de muerte que conlleva, con no pocos casos clásicos: la princesa "Lady Di", la famosa cantante Karen Carpenter fallecida por tal causa y Twiggy, la actriz de cine de los años setenta, entre otras (2-4). Así, se discute si en realidad se trata de una verdadera epidemia de estas enfermedades; si simplemente estamos ante una situación que ignorábamos y que ahora llama nuestra atención por estar a la moda o, al contrarío, por estar a la moda se han desencadenado es- Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Participantes Objetivos 93 tos trastornos (5). Cualquiera que sea la situación, el diagnóstico de estos trastornos ha escapado en nuestro país a la mayoría de profesionales e instancias implicadas: organismos de salud, facultades de medicina y nutrición, sociedades científicas y especialistas del área (Médicos, Psiquiatras, Psicólogos, nutricionistas) y su frecuencia es desconocida. El diagnóstico depende entonces, hasta ahora, del conocimiento por parte de unos pocos profesionales de los criterios diagnósticos de los TCA, a los cuales acuden pacientes con trastornos únicamente evidentes y sufridos por largo tiempo, pero no identificados en consultas previas ante otros profesionales. La identificación de nuevos casos requiere de una difusión masiva de información sobre su existencia y sus características que faciliten su reconocimiento, pero también es necesaria la búsqueda activa, sabiendo que la mayoría de sujetos que los padecen. lo hacen en secreto y por largos periodos. El conocimiento de la frecuencia de los TCA requiere de estrategias que permitan el diagnóstico en forma ágil y confiable, con un costo aceptable para que pueda ser asumido como política de pob1acion o ser dirigida a grupos específicos. En tal caso son útiles las encuestas de autorreporte, de bajo costo, fácil aplicación y alto rendimiento cuando su validez y fiabilidad son adecuadas. A continuación se presentan los resultados de los estudios para la va1idación de una encuesta desarrollada para la tamización y el diagnóstico de los TCA.‖ (pp.30) ―En total fueron encuestados 482 sujetos, representados por 58 deportistas practicantes de Karate-Do y mayores de 15 años que aceptaron participar y representaban el 82% del total elegibles; el segundo grupo conformado por 411 de los 414 sujetos escogidos aleatoriamente y 13 sujetos voluntarios adicionales acompañantes de los anteriores que solicitaron participar.‖ (pp.34) ―Objetivo: examinar la validez y fiabilidad de una encuesta de auto reporte para los trastornos de comportamiento alimentaría (TCA) en estudiantes universitarios‖ (pp. 29) Hipótesis No aplica Resultados ―Dado que la muestra es representativa de todos los alumnos (n = 411), la frecuencia de respuestas para cada elemento observadas pueden aceptarse como el patrón de oro para dicha población. La frecuencia en todos los elementos es asimétrica hacia la izquierda, es decir los valores de 0-1 son los más Comunes y muy por encima de 2-3. Observando en detalle, existen 16 elementos cuya secuencia de frecuencia de respuestas no corresponde a la secuencia de puntuación asignada a cada uno; al analizar el 1, 2, 5, 9 ,14, y 15 se aprecia que aunque la secuencia no corresponde a la secuencia de puntuación, esta ultima no puede modificarse debido a que la secuencia asignada corresponde a un orden de secuencia Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 94 de aparición o presentación del evento estudiado ( ver anexo 1) No obstante las diferencias en frecuencias entre los ítems en cuestión no sobrepasan del 2.2% Y puede considerarse debida al azar o que la frecuencia de los mismos es similar y la puntuación asignada no modificará el resultado. Para los restantes 10 elementos (7, 8,11-13,17, 18, 20,24 y 25) se cambió la puntuación de acuerdo con las frecuencias observadas y se calculó de nuevo la puntuación total, dado que los valores representan las frecuencias de la población. (...) se observan las diferencias entre las puntuaciones totales y sus características antes y después de la corrección del sistema de puntuación, con una pequeña reducción significativa de 1.5 puntos en el total, de 0.7 en la desviación estándar y de 0.035 en el error estándar. Igualmente, a excepción de tres elementos, las correlaciones se modificaron de manera significativa y sólo una con reducción (elemento 13(...)). Las correlaciones con la puntuación original y corregida tuvieron niveles de significancia superiores a p<0,00l, a excepción del elemento 28 que en la puntuación original fue p=0.075 y pasó a p<0.022 una vez corregida y del elemento 18 que pasó de p<0.022 a p<0.00l. Se analizaron los índices de homogeneidad simples y corregidos de cada ítem con la puntuación total (r de Spearman. α de Cronbach y α de Cronbach estandarizado), tanto cuando cada elemento participa del total como sin él y una vez corregida la puntuación, siendo levemente superiores cuando está incluido el elemento y en la forma corregida*. Se evidencia como la correlación simple y Cronbach luego de estandarización es buena para cada uno de los elementos en las dos modalidades de puntuación, y esta última superior a la correlación simple; la correlación es débil únicamente en la pregunta 28 debido a la baja frecuencia del evento en la población pero por tratarse de un criterio para el diagnóstico de AN y BN debe mantenerse. Al retirar el efecto de cada elemento en la puntuación final, persiste una correlación significativa de todos ellos y el patrón de correlación varía muy poco, incrementándose el coeficiente en más de 0.1 en 13 elementos y en 0.2 en tres de ellos. Para la puntuación corregida de cada elemento el coeficiente de Cronbach estandarizado mejora muy poco con respecto a la puntuaci6n original en forma global, siendo muy significativo en el 18 y disminuye en el 8 y 13, pero con elevada significancia. La fiabilidad (test-retest) de la ECA se estudió en 159 sujetos; 101 de la muestra aleatoria y 58 deportistas utilizando de nuevo la metodología anterior, pero comparando cada elemento y la puntuación total entre las dos aplicaciones. Pueden apreciarse los elevados coeficientes (α de Cronbach estandarizados para cada elemento con ambos métodos de puntuación, con 18 de ellos superiores a 0.7 y los restantes superiores a 0.5, con significancias Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 95 inferiores a p<0.0001.; además, las diferencias de las correlaciones entre ambos métodos de puntuación no son significativas en ninguno de los elementos y en la población total. Al separar el análisis según sexo aparecen diferencias en las asociaciones, con aumento de éstas en las mujeres para los elementos 1-3, 14,16, 19,23 Y 25, y disminución en 7, 8, 15, 17, 21 y 28 con efecto contrario en hombres, pero manteniendo siempre alto grado de sígnificancia. Al analizar la fiabilidad de la puntuación total de la encuesta, se encontraron elevados índices de correlación por la prueba α de Cronbach, superiores a 0.9 tanto para el grupo total, como para los sexos en forma independiente. En los análisis de correlación íntrac1ase mediante la prueba Kappa el coeficiente para la muestra total fue de k = 0.66 (E.E.=0.0818, Z= 8.68; p<0.01) y para los provenientes de la muestra aleatoria k = 0.737 (E.E.= 0.087, Z=8.47; p<0.01). La validez de la encuesta fue establecida mediante entrevista semiestructurada para el diagnóstico de los TCA. Esta se llevó a cabo en 215 sujetos, incluyendo los 159 del test retest y otros 56 sujetos entrevistados luego de la primera encuesta, todos estudiantes de la universidad. (...) se aprecian los resultados de comparar el diagnóstico de TCA a partir de la entrevista utilizando la ECA (punto de corte >23), mediante ambos métodos de puntuación, observándose mínimas variaciones de la sensibilidad, especificidad y valores predictivos. El uso de puntos de corte en 25 con la puntuación original arroja resultados similares, mientras que con la puntuación corregida se reducen significativamente la sensibilidad y el valor predictivo negativo (valores no mostrados); el punto de corte en 24 produce resultados similares a 25, invalidándolos para su uso. En total fueron encontrados mediante entrevista 95 estudiantes con diagnostico de TCA, de los cuales 11 correspondieron a un TCA definido, cuatro AN (tres mujeres) y siete BN (seis mujeres), en el cual dos con AN tuvieron puntuaciones de 15 y 22 y los resultantes mayores a 23, con valores significativamente superiores a los bulímicos. Los restantes 84 sujetos se hizo el diagnostico de TCANOE.‖ (pp.34-38) Tamaño de la muestra ―En el primer grupo se propuso a lodos los integrantes del club deportivo la aplicación de la encuesta, sus objetivos y el carácter voluntario, con el compromiso de una evaluación nutricional completa y de informar a cada uno su condición y la asesoría profesional en caso de presentar alguna alteración. La aplicación se realizó a todos los que aceptaron y se evaluados sus resultados se citó a cada uno (tres meses después), para una nueva aplicación de la ECA, realización de una entrevista semiestructurada para el diagnóstico de TCA y evaluación nutricional completa. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 96 En el segundo grupo se realizó un muestreo multietapico representativo de todos los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia sede de Santafé de Bogotá. La muestra se eligió con un límite de confianza del 95%, una seguridad del 5% y una probabilidad del 50%. Se calculó un total de 376 sujetos, al cual se adicionó un 10% por posibles eventualidades que pudieran dificultar la aplicación del instrumento; el total de la muestra fue de 414 sujetos, al cual se agregaron otros voluntarios, acompañantes de los seleccionados.‖ (pp.32-33) Asignación Aleatoria ―En la primera fase se estratificó por sexo y facultades; los sujetos del estudio se eligieron aleatoriamente por computador, una vez determinado el tamaño de la muestra, a partir de los registros consecutivos de todos los estudiantes inscritos en el segundo semestre de 1994.‖ (pp. 32) Métodos estadísticos ―Las encuestas fueron analizadas en forma separada para cada grupo o para el total, dependiendo de la características a examinar: frecuencias de las diferentes respuestas, análisis de los elementos de la encuesta, fiabilidad, validez, sensibilidad, especificidad y valores predictivos. Los resultados se presentan en forma de promedios, error estándar, frecuencias, porcentajes y diferencias de promedios. Tanto en la muestra total como en las submuestras por grupos y por sexos se analizaron los índices de atracción de cada elemento (pregunta) y alternativas de respuesta. Para establecer la consistencia interna se calcularon los coeficientes de correlación (r de Spearman) de cada elemento con la puntuación total y los índices de homogeneidad simple y corregidos mediante análisis de correlación de cada elemento con el puntaje total considerando o excluyendo cada uno con la puntuación de la ECA, mediante la prueba a de Cronbach y luego de estandarización de cada elemento, dada la distribución asimétrica de las respuestas observadas (16). La fiabilidad (reproductibilidad) se estableció utilizando la prueba test retest mediante el mismo sistema precedente (a de Cronbach) para cada uno de los elementos y la puntuación global, para el grupo total y según el sexo, además de la correlación intraclase mediante el índice Kappa (K) (17). La validez de la encuesta se determinó comparando los resultados de ésta, considerada como positiva o negativa (> 23 y <23 respectivamente) con los diagnósticos de TCA o normalidad, establecidos por la entrevista de cada sujeto y calculando los índices respectivos de sensibilidad, especificidad y valores predictivos en la muestra total y las diferentes submuestras. Se aceptó un error alfa del 5% para todos los análisis estadísticos efectuados. El análisis fue efectuado mediante el programa estadístico Simstat for Windows 1.1 (Provalis Research, Montreal, Canadá‖ (pp. 33-34) Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 97 Interpretación de los ―1. La Encuesta de Comportamiento Alimentario (ECA) es un resultados instrumento consistente, válido, y fiable para la tamización de los TCA entre estudiantes universitarios, 2. La Encuesta de Comportamiento Alimentario (ECA) probablemente sea útil para el diagnóstico de la AN y BN mediante la aplicación en poblaciones a riesgo, inclusive en la práctica clínica.‖ (pp.43) Generalización No Aplica. Discusión ―La utilización de encuestas de autorreporte es útil para la tamización de grupos y poblaciones con respecto a una característica especifica; en nuestro caso se trata de detección de sujetos con TCA, una situación común tanto en estudiantes universitarios como escolares. La frecuencia de estos trastornos en nuestro país es desconocida y solo existen algunos informes de casos clínicos y sobre su frecuencia en estudiantes de la universidad nacional en quienes se valido la encuesta ECA, objetivo del presente estudio. Aunque se han descrito numerosas encuestas para el diagnostico de los TCA, como el Eatting Attitude Test (EAT), la Golderg Anoretic Attitude Scale (GAAS), el Eating Disorder Inventory (EDI) en su versión inicial y modificado, entre otros no se han hecho estudios de población en el país previos a los nuestros y por tanto ninguna de las encuestas han sido validadas en nuestro medio. Por otra parte, los cuestionarios anotados están dirigidos a establecer los trastornos en sí, considerando sus diversos componentes, pero ninguno permite el diagnostico de AN y BN. En parte porque los criterios diagnósticos han evolucionado desde el momento que fueron diseñados. La versión de este cuestionario, elaborado por el primer autor, permite realizar el diagnóstico de estos trastornos, en caso que el encuestado responda con rigor a cada elemento; naturalmente, estos son los problemas de cualquier encuesta y aunque en este aspecto no difiere de las previas, la inclusión de todos los criterios actuales (1) hace factible el diagnóstico directamente, sin entrevista adicional, cualidad que no poseen los restantes. La construcción original se basó en la experiencia clínica y la revisión de la literatura, permitiendo crear un grupo de preguntas simples que abarcan los componentes principales de los TCA, basados en la hipótesis de la existencia de comportamientos, actitudes, y pensamientos considerados como ―normales‖, comunes o saludables por la población general, con otros opuestos formando parte de un ―continuum‖, los cuales permiten al sujeto escoger entre el espectro completo el que más se acerque a su condición, bajo el esquema de opción múltiple, con el cual los estudiantes suelen estar familiarizados. Las preguntas iniciales fueron modificadas de acuerdo con opciones preliminares en pacientes de la consulta de nutrición y psiquiatría infantil, hasta llegar a la versión actual. La encuesta suele ser encuestada en 10 a Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 98 20 minutos, siendo usualmente mayor en aquellos con TCA sin que hayamos estudiado estas diferencias, pero posiblemente estén en relación con su trastorno y sicopatología asociada (22). Adicionalmente presenta una serie de preguntas que conforman el item # 4 (hábitos alimentarios en términos de frecuencia de consumo) y con los cuales hemos podido establecer patrones de normalidad o más comunes en las poblaciones estudiadas, aunque sus valores no se utilicen en la puntuación final. Un análisis detallado de estos permiten evaluar primordialmente hábitos inadecuados de tipo restrictivo, los trastornos inespecíficos con consumo excesivo y patrones aditivos (azúcar, cigarrillo. alcohol), de gran utilidad cuando la encuesta se utiliza en la práctica clínica. La muestra representativa de los estudiantes de la universidad fue de gran valor para la obtención de los parámetros de respuesta del universo al que se refiere el estudio, en la que la hipótesis del enunciado considerado como normal o más común fue correcta en todas menos una. la 18 (...). En el extremo opuesto la hipótesis inicial de la frecuencia inferior de posibles respuestas fue correcta en 22 preguntas; en cinco las dos opciones finales resultaron invertidas, con porcentajes que difirieron entres si en 2.2 a 13.2%. En los cuatro restantes la opción propuesta como de menor frecuencia ocupó el segundo lugar en ocurrencia en la muestra estudiada, con amplia diferencia únicamente en la número tres (14.1 %) Y de 1 % a 5% en las restantes con la opción que le seguía. Los porcentajes de respuesta de la opción de menor frecuencia fueron siempre bajos, con 20 inferiores al 5% y 11 entre 5% y 10% (...) Esta distribución es la que finalmente permite mantener unos resultados similares en términos de puntuación total de la encuesta (...), al variar el sistema de puntuación de las preguntas en cada sujeto y de acuerdo con la hipótesis inicial de normalidad-anormalidad o, estadísticamente hablando, alta frecuencia-baja frecuencia; la reducción de la puntuación total aunque fue muy leve alcanzó nivel de significancia dado el número elevado de sujetos. El estudio de la consistencia interna arrojó excelentes resultados, demostrado por los elevados coeficientes a de Cronbach una vez corregida la puntuación. Los coeficientes r de Spearman cuando se incluye cada elemento en la puntuación final son elevados para un instrumento como el presente (...), cuyos coeficientes son superiores a los obtenidos en un instrumento como el STAIC (23), utilizado ampliamente en la evaluación de la ansiedad estado/ rango en niños. En esta última prueba, el máximo índice de homogeneidad de uno de sus elementos con la puntuación total no pasa de 0.54 y una vez corregido el índice no sobrepasa 0.46, siendo considerados como buenos (23); tomando estos valores como parámetro de comparación; los alcanzados en nuestro instrumento son levemente superiores (...) con algunos que se elevan hasta 0.67 una vez modificado el sistema de puntuación. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 99 El aporte de cada elemento al coeficiente de correlación (a de Cronbach) cuando su valor está incluido en la puntuación total es bajo, pero se eleva en todos en forma considerable una vez corregidos (estandarizados), debido a que es una prueba de opción múltiple, con únicamente tres elementos por debajo de 0,4 y un valor máximo de 0.75. La corrección del sistema de puntuación de los elementos, permite mejorar los coeficientes de correlación de cada elemento con la puntuación total en todos ellos, con sólo un par en 0.20 y 0.39 (ambos con niveles significativos) y los restantes entre 0.4 y 0.8. Si excluimos cada elemento de la puntuación global y lo correlacionamos con ésta, obtenemos información adicional acerca de la relación de cada uno con los restantes. Los coeficientes de correlación de cada ítem con la puntuación final, sin incluirlo, presentan una tendencia a mejorar la correlación que es cercana a 0.2 únicamente en tres elementos, evidenciando así una relación de todos los elementos con los restantes, además de su efecto independiente. De manera general la puntuación corregida mejora la mayoría de los coeficientes de correlación en todas las modalidades antes mencionadas., algunas de ellas de manera muy significativa (elemento 18); este hecho nos permite proponer la puntuación corregida como la definitiva. Entre los métodos para establecer la fiabilidad de una prueba, el de mayor consistencia es la prueba del test-retest, que permite evaluar en el mismo sujeto la capacidad de responder de igual manera, independientemente de factores externos. Se analizaron las diferencias tanto de los ítems entre sí como de la puntuación general entre las dos ap1icaciones antes Y después de corrección del sistema de puntuación en 159 sujetos, mediante las pruebas anotadas anteriormente. Todos los elementos tuvieron asociaciones satisfactorias y en especial con el a de Cronbach (p<0.0001), sin diferencias entre los dos sistemas de puntuación, demostrando una alta reproductibilidad. Los valores para el caso de la puntuación final son especialmente elevados y equiparables con otras pruebas (23,24) y superiores a otras descritas más recientemente y consideradas válidas (25-27). Al realizar los análisis en forma separada para ambos sexos la reproductibilidad de la puntuación final no fue diferente y sólo hubo algunas diferencias entre algunos ítems. Las mujeres presentaron mejores correlaciones en ocho elementos que se referían a la forma del cuerpo, el consumo de diuréticos y de alimentos (cantidad, hábitos y acompañadas), mientras que los varones presentaron mejor correlación en lo referente al peso del cuerpo, el antecedente de vómito, la forma de comer, motivación y tipo de comida. Al utilizar otro método estadístico como la prueba Kappa, los valores de k son elevados y considerados como sustanciales (17), expresando una buena reproductibilidad de la prueba, a pesar de no considerar las múltiples opciones de cada elemento ni la asimetría en su comportamiento normal, por lo que los coeficientes son menores Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 100 que al aplicar la prueba de Cronbach Un hecho de gran importancia es la reproductibilidad de una prueba con intervalos de tres meses en los deportistas y de 6 meses en promedio para los restantes, lo que refleja no sólo la bondad de la misma sino la observación de unos hábitos, actitudes y comportamientos estables en el tiempo, tanto en aquellos considerados corno los normales o más corrientes cómo en aquellos que conforman una pequeña minoría y que a su vez son los que presentan puntuaciones elevadas en la prueba y descartan su carácter fortuito. La validez de la prueba, definida como el grado en que ésta mide o evalúa lo que pretende medir, fue determinada al contrastar la puntuación positiva (> 23) o negativa (< 23) con el diagnóstico de TCA mediante entrevista semiestructurada. (...) se aprecian los resultados obtenidos en 215 sujetos. Tanto la puntuación original como la corregida permiten lograr valores de sensibilidad, especificidad y valores predictivos elevados y similares para escoger en forma definitiva la puntuación corregida como la opción definitiva para su calificación. Dado el bajo número de casos de AN y BN (cuatro y siete respectivamente) no es posible un análisis estadístico apropiado en forma separada Entre los cuatro anoréxicos (un varón), dos tuvieron 15 y 22 puntos; tres tenían índices de masa corporal inferior a 18 y sólo una con amenorrea mayor de tres meses en el momento de la primera encuesta, pero completaron los criterios al momento de la entrevista tres y seis meses después. Este hecho merece resaltarse, dado que ninguno de los cuatro estudiantes con AN habla recibido previamente dicho diagnóstico, ni estaba recibiendo atención para su trastorno, es decir, fueron detectados gracias a la encuesta. No obstante, el hallazgo de un peso corporal bajo e índice de masa corporal inferior a 18, rangos anormales y diagnósticos de desnutrición, son razón suficiente para realizar una entrevista que establezca su causa, no sólo por la posibilidad de un TCA sino de otra enfermedad de base que requiera estudio y' tratamiento. En tal caso, la evaluación establecerá con elevada probabilidad la presencia del TCA y la encuesta habrá sido de utilidad para el mismo, tal y como sucedió en tres de los sujetos con AN. La puntuación promedio de los bulímicos fue de 43, significativamente superior a los de AN y TCA- NOE (14,15), seis de los cuales eran mujeres; sólo uno presentó ―atracones‖ o consumo voraz tres o más veces por semana y otro vómito inducido con igual frecuencia según la primera encuesta, confirmando el diagnóstico en los restantes por medio de entrevista. La utilidad definitiva en el diagnóstico de los TCA específicos, AN y BN, requiere incrementar el tamaño de la muestra para la detección de estas patologías especificas. La encuesta por nosotros presentada podría contribuir a la detección de AN y BN, ya que las hasta hoy disponibles identifican funda- Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 101 mentalmente aquellos sujetos con puntuaciones elevadas y comportamientos poco frecuentes (12, 14,15). En términos generales, podríamos decir que un puntaje superior a 35 obliga a una evaluación y casi asegura la presencia de AN o BN.‖ (pp.3843) Tabla 2.4 Aplicación instrumento para investigación Comportamiento alimentario: Desarrollo, validez y fiabilidad de una encuesta. En cuanto al resumen de la investigación realizada por Ángel et al.(2000), se presenta una descripción sobre la aplicación de la entrevista de diagnostico ECA, y la posterior aplicación de una entrevista semiestructurada para su validación. Los antecedentes que propone esta investigación inician con una definición de los trastornos AN, BN, y TCA-NOE. De igual manera, se hace un recorrido histórico en el que se evidencia la importancia que ha tomado estos diferentes trastornos, se presentan casos de personalidades que han padecido estos trastornos, y se concluye haciendo un llamado de atención en el que se aclara la situación precaria de la investigación de estos trastornos en el país. Los participantes que se incluyeron en este estudio fueron 482 sujetos representados en dos muestras diferentes, 58 practicantes de Karate Do y 411 estudiantes de la población general universitaria de la Universidad Nacional sede Bogotá. Los criterios por los que se eligieron los participantes y teniendo en cuenta la categoría tamaño de la muestra fueron de dos tipos, dado que son dos poblaciones y momentos de estudio diferentes. Una primera muestra fueron participantes voluntarios, asistentes regulares a los cursos de entrenamiento de Karate Do en la Universidad Nacional; el otro fue un muestreo multietápico representativo de los estudiantes universitarios, a los que en un primer momento se les aplicó un test, y a la segunda población se les volvió a realizar esta aplicación. En cuanto a la sub-categoría de Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia asignación aleatoria se presenta una explicación de la manera como esta fue aplicada en la selección de los participantes. Para poder hacer una presentación de la subcategoría de resultados, es necesario hacer primero un análisis de los hallazgos referente a las subcategoría de métodos estadísticos por los cuales se llega a la consecución de los resultados finales. En el estudio se explica sobre la utilización de la correlación de Spearman, la puntuación de la prueba ECA, la prueba de Cronbach. Todo esto mediante el programa estadístico Simstat for Windows 1.1. La manera como se presentan los resultados es acorde a la confiabilidad que presenta cada uno de los ítems, antes y después de la correlación entre los dos grupos participantes en la investigación (estudiantes en general y deportistas). En cada uno se aplico el test-retest y las diferencias entre las dos aplicaciones no es estadísticamente significativa. Para practicar las correlaciones se separó entre diversos grupos. Algunos de estos fueron la correlación entre el sexo y el total de las preguntas, o entre cada ítem y la puntuación total de la muestra; al ser estas significativamente positivas se demostró la fiabilidad de la encuesta. Por último, para confiar la validez se comparó los resultados obtenidos con la ECA y se vio que la diferencia en los valores predictivos y de diagnóstico fueron mínimas en la mayoría de los ítems, por lo que se puede afirmar su validez externa. Una vez presentados estos resultados no se hace referencia al tipo de dificultades que se sobrellevaron para llegar al cumplimiento de los objetivos; sin embargo, el hecho de afirmar la validez del estudio, y de su posible utilización en poblaciones de riesgo, 102 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 103 son conclusiones que se ajustan a los objetivos planteados en el comienzo de la investigación. Ninguno de los criterios de invalidación de la validez de un estudio es cumplido por esta investigación, por lo tanto se puede afirmar que en cuanto a la subcategoría generalización en la que se hace referencia a la validez del estudio, esta investigación posee validez externa. Por último, en cuanto a la discusión del estudio, se hace referencia a los diseños de encuesta de diagnóstico de TCA, y se realiza una crítica a la manera como en el contexto local es la primera vez en que se realiza un trabajo de este tipo. También se presenta un recorrido teniendo en cuenta las dificultades superadas para lograr la aprobación del estudio, en donde se recalca la importancia de la gran muestra representativa que se utilizó en la validación del instrumento. Para finalizar se hace la anotación que para lograr de manera adecuada la validación de la encuesta, se hizo la aplicación del test-retest donde se pudo ver la reproductibilidad, rescatando factores como hábitos alimenticios y de otro tipo entre los participantes a los que se les pudo repetir la encuesta. 2.5. Contingencias de prácticas deportivas y su relación con los TA: Análisis relacional de las contingencias asociadas a las prácticas deportivas con los trastornos de alimentación en adolescentes entre los 16 a 18 años. Concepto Presencia en la investigación Resumen ―Fueron evaluadas con un protocolo compuesto por la prueba Eating Disorder Inventory (Garner 1983), que busca medir trastornos de alimentación, previamente validada para esta población, y una Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 104 entrevista conductual para conocer factores sociodemográficos, psicosociales y tipos de prácticas deportivas igualmente validada.‖ (P. 2) Antecedentes ―Según Mendoza-Chadid y Posada-Hurtado (2001), por ejemplo en Estados unidos, según The Eating Disorder Referral and Information Center (El Centro de Información y Referencia sobre Desordenes de la Alimentación), cerca de 10 millones de Norteamericanos padecen hoy en día de desórdenes alimentarios - 90 % mujeres y 10 % son hombres. Así mismo, Harvard Eating Disorders Center (Centro de Trastornos Alimentarios de la Escuela Médica de Harvard) estima que el total de afectados es de aproximadamente 5 millones; de los cuales 1 de cada 10 que padecen estos trastornos muere, bien sea por inanición, suicidio o complicaciones médicas. En España, la Asociación para la defensa de la Anorexia Nerviosa (ADANER) afirma que la cifra de personas afectadas con anorexia, solo en el año 1998, fue alrededor de medio millón, con quinientos ingresos hospitalarios y más de 100 muertes. En América Latina se encontró que en Argentina una de cada diez jóvenes sufre de anorexia y bulimia, mientras que en México el 0.5% de las mujeres jóvenes padecen anorexia nerviosa y del 1.5 al 2.5 padecen de bulimia nerviosa. Además alrededor del 5 al 15% de las mujeres jóvenes tiene algún síntoma que apunta hacia algún trastorno alimenticio; el rango de edad oscila entre los 11 y 25 años de edad (Mendoza-Chadid y Posada-Hurtado, 2001). En Colombia los niveles de prevalencia de estos trastornos solo se han medido de manera parcial. Por un lado se conoce, a partir de la investigación ―Prevalencia de trastornos Contingencias de Prácticas Deportivas y su relación con los TA del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia‖ (19941995), que los trastornos de la alimentación en los grupos universitarios estudiados se presentan de manera similar a los países desarrollados pero sin embargo sería necesario ampliar la muestra para obtener la realidad nacional total (Mendoza-Chadid y PosadaHurtado, 2001).‖ (p.7-8) Participantes ―Esta investigación se realizó con una población de 42 mujeres adolescentes de 16 a 18 años cumplidos de un colegio femenino de Bogotá, pertenecientes a los grados novenos, décimo y once.‖ (p.30) ―Se seleccionaron a las adolescentes de los grados noveno, décimo y Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 105 once que cumplían con los requisitos de edad (16 a 18 años cumplidos), así como de realizar prácticas deportivas específicas, con riesgo de desarrollar trastornos de alimentación y que querían participar de manera voluntaria en la investigación.‖ (p.34) Objetivos ―Objetivo general Identificar las contingencias asociadas a las prácticas deportivas y su relación con trastornos de alimentación como la Anorexia y la Bulimia en mujeres adolescentes que se encuentran en riesgo de desarrollar trastornos de alimentación, que oscilan en un rango de edad que va de los 16 a 18 años. Objetivos específicos Analizar las modalidades de práctica deportiva en un grupo poblacional femenino que oscila en un rango de edad de 16 a 18 años. Identificar la relación entre las prácticas deportivas y variables sociodemográficas y psicosociales. Analizar factores asociados con los trastornos de alimentación en los grupos de investigación determinados en cuanto a imagen corporal y conductas de riesgo. Identificar las características o dimensiones de las prácticas deportivas en los grupos de investigación determinados que facilitan el desarrollo de los trastornos de alimentación. Comparar las contingencias que mantienen el tipo de práctica deportiva y los trastornos de alimentación en los grupos estudiados.‖ (p.27-28) Hipótesis ―La hipótesis de trabajo planteada para este estudio es la siguiente: existen diferencias significativas entre los tres grupos de niñas respecto a los trastornos alimenticios y a las contingencias de prácticas deportivas a un nivel de significación del 0,05%. Así pues la hipótesis nula sería: no hay diferencias significativas entre los tres grupos de niñas respecto a los trastornos alimenticios y a las contingencias de prácticas deportivas a un nivel de significación del 0,05%.‖ (p.28) Resultados ―Se presentan inicialmente los análisis descriptivos y posteriormente los análisis comparativos y de correlación de este diseño no Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 106 experimental de comparación de grupos. 5.1. Análisis descriptivos obtenidos a partir de la Entrevista Conductual A continuación se presentan datos generales de las participantes entre los 16 a los 18 años cumplidos, incluyendo el grado escolar, el estrato socioeconómico y las personas con quien viven. Se tuvieron en cuenta los datos de 42 participantes que contestaron de manera completa los dos instrumentos de evaluación, teniendo así 14 jóvenes para el grupo A, 15 para el grupo B y 13 para el Grupo C. Dentro de la Entrevista Conductual habían preguntas de datos generales relacionadas con el curso al que pertenecían actualmente, de las cuales una de ellas (2,38%) era de octavo grado, trece jóvenes (30,95%) del grado noveno; veintitrés de ellas estaban en décimo (un 54,76%) y cinco (el 11,91%), terminando su grado once. Otra pregunta relacionada con datos generales estaba dirigida a conocer el estrato socioeconómico que tenían las jóvenes de esta investigación. Por lo tanto se pudo encontrar que un 2,5% (una persona) era de estrato 3; un 7,5% correspondía a tres personas de estrato 4; el 42,5% lo comprendía 17 participantes de estrato 5 y por último, el 47,5% siendo seis participantes, de estrato 6. La pregunta que hacía referencia a las personas con quien viven las participantes, muestra de esta investigación, permite observar que un 95,23% de ellas vive actualmente con su mamá, un 73,8% con su padre, un 81% con sus hermanos y un 31% con otras personas incluyendo abuelos y empleadas del servicio. Frente a este siguiente ítem, de todas las entrevistadas en los tres grupos, se encontró que el 42,86% (18 jóvenes) respondieron que sí les preocupa cómo las vean los demás, un 35,71% (15 participantes) les preocupa a veces o depende de quien, y un 21,43% (9 personas) no les preocupa. Con respecto a la pregunta sobre la burla o crítica hacia el cuerpo o el peso que han percibido las participantes, 25 de ellas (59,52%) afirman no haber sido criticadas; 17 de estas jóvenes (40,48%) sí. Con respecto al siguiente ítem relacionado con las creencias acerca de imagen corporal sobre las relaciones con los demás, del total de las 42 participantes de ésta investigación, 26 personas (61,90%) afirmaron no haber ninguna relación entre estas dos variables, Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 107 mientras que 16 de ellas (38, 10%) sí creían que había algún tipo de relación. Con respecto a la percepción de la presión por parte de los amigos para estar o no delgada, el 90, 48% (38 jóvenes) de las participantes que no percibían dicha presión, mientras que el 9,52% (4 personas) sí lo sentían. En este siguiente ítem se puede observar que 30 de las participantes, un 71,43%, les gusta los anuncios donde muestran cuerpos perfectos, mientras que 12 de ellas, un 28, 57%, no lo hacen. Con relación a los ítems de sobrepeso en la infancia y problemas alimenticios hoy en día, dentro de las 42 participantes de ésta investigación, en la primera pregunta respondieron: 80,95% (34 jóvenes) que no tuvieron sobrepeso en la infancia, y un 19,05% (8 personas) afirmaron que sí los había tenido; para la otra pregunta relacionada con problemas alimentarios hoy en día 80,95% (34 personas) respondieron negativamente ante esta cuestión, y un 19,05% (8 jóvenes) de manera afirmativa. En el ítem de la percepción del deporte, se encontró que la mayoría de las entrevistadas respondieron dentro de las opciones que la salud estaba relacionada con el deporte (39 jóvenes, 92,9%); frente a la diversión 33 de ellas (78,6%); hacia la competencia (12 personas, 28,6%); relacionado con la estética (15 participantes, 35,7%), relacionan el deporte con el aburrimiento 2 personas (4,8%); con el eliminar estrés 23 personas un 54,8%; con la vida social unas 8 personas (19%); relacionan el deporte con la reducción de peso 20 personas (47,6%) y con el agotamiento físico 11 personas (26,2%). Es posible observar que en lo que respecta a la pregunta sobre cuántas veces al día siente deseos de comer, en el grupo A, se encuentra que el 7.14% de las participantes siente deseos de comer entre 1 a 2 veces al día, el 28,57% siente de 3 a 4 veces, el 42.86% entre 5 o 6 veces y el 21.43% más de seis veces al día. En cuanto al grupo B: un 14,29% siente deseos de comer entre 1 a 2 veces al día, un 35,71% entre 3 a 4 veces, el 14.29% 5 a 6 veces y el 35,71% más de seis veces. Mientras que el grupo C, siente deseos de comer entre 1 a 2 veces al día con un porcentaje del 25%, entre 3 a 4 veces un 16,67%, de 5 a 6 veces un 25% también y el 33,33% más de seis veces. Con respecto a la variable Haber tomado píldoras de dieta alguna Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 108 vez, las participantes del grupo A, respondieron de forma afirmativa en un 7,14% y el 92,86% de manera negativa. En el grupo B: el 20% afirmaron haber tomado alguna vez píldoras de dieta, y un 80% que no. Por último para el grupo C, el total de las participantes afirmaron nunca haber tomado dichas pastillas. Con relación a la pregunta de haber consumido diuréticos para controlar el peso, tanto el grupo A como el B, respondieron de forma muy similar, siendo un porcentaje del 7,14% del grupo A que sí los habían utilizado y un 6.67% para el grupo B; un 92,86% del grupo A y un 93.33% del grupo B que no habían utilizado diuréticos. Mientras que para el grupo C, el 15,38% afirmaron haberlos consumido y un 84,62% lo negó. Con relación a las respuestas obtenidas a partir de la Entrevista Conductual, los tres grupos respondieron frente a la pregunta sobre la Preocupación por como la ven los demás de la siguiente manera: Grupo A, un 35,71% afirmó no haber sentido preocupación, un 21,43% sí haberla sentido y un 42,86% a veces o depende de quien; para el grupo B, un 13,33% afirmó no haber sentido preocupación por como la ven los demás, un 53,33% sí y un 33,33% a veces o depende; por último el grupo C respondió con un 15,38% que no, un 53,85% de forma afirmativa y un 30,77% algunas veces o depende. Con respecto a la variable de la Influencia de la Imagen Corporal sobre las relaciones con los otros, del grupo A se obtuvo que un 71,43% contestó que no influía, mientras que un 28,57% respondió de forma afirmativa. En el grupo B se encontró que el 73,33% veía influenciadas las relaciones con los otros por su imagen corporal, y un 26,67% no lo veía de esta manera. En el grupo C, el 38,46% respondió de manera negativa y un 61,54% de forma positiva. Con relación a la pregunta de Antecedentes familiares de Anorexia o Bulimia Nerviosa se encontró que hubo porcentajes un poco similares en cuanto al no tener antecedentes de la siguiente manera: grupo A, el 92,86%, grupo B, 73,33% y grupo C, 76,92%. Mientras que el 7,14% del grupo a, el 26,67% del grupo b y el 23,98% tenían antecedentes de estos trastornos. La pregunta sobre los Antecedentes familiares de terapia, ya sea psicología o psiquiatría, se encontró de la siguiente manera en la Entrevista Conductual: para el grupo A, el 64,29% no ha asistido a terapia, mientras que el 35,71% sí. En el grupo B, el 73,33% tampoco ha asistido y un 26,67% afirma haber tenido antecedentes. Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 109 Por último, en el grupo C, 92,31% respondió de forma negativa y el 7,69% de manera positiva. Para la variable de Antecedentes personales de terapia, en encontró que el grupo A tiene un porcentaje del 42,86% que no ha asistido, y un 57,14% sí lo ha hecho. Para el grupo B, el 53.33% no tiene estos antecedentes y el 46,67% sí; para el grupo C, un 61,54% no mientras que el 38,46% si tiene antecedentes personales de terapia. Al respecto de la pregunta acerca del Sobrepeso en la infancia, los grupos respondieron de manera similar en forma negativa, en el grupo A, un 92,86%, grupo B un 73,33% y grupo C un 76,92%; de forma afirmativa para el grupo A, el 7,14%, el grupo B un 26,67% y el grupo C, el 23,08%. Con respecto a la variable de problemas alimentarios en la actualidad, se pudo encontrar que el 78,57% del grupo A afirma no tenerlos, mientras que un 21,43% sí. Del grupo B, un 80% no los tiene y un 20% reporta tenerlos. Para el grupo C, el 84,62% no los tiene y el 15,38% responde que sí tiene problemas alimentarios en la actualidad. Con relación a la interpretación de la masa corporal de la relación entre peso y altura, en el grupo A, se encontró que un 64,29% está baja de peso y un 35,71% se encuentra en un peso normal. Del grupo B, un 73,33% se encuentra debajo del peso normal mientras que un 26,67% sí lo tiene. Por ultimo, en el grupo C, se encontró que el 84,62% también está por debajo del peso y un 15,38% tiene un peso promedio. Un último ítem de la Entrevista Conductual que se tuvo en cuenta para estos resultados, fue el relacionado con el cambio que ha tenido la dieta en la vida de las jóvenes, encontrado de la siguiente manera: el 54,76% de ellas (23 personas) afirman no haber tenido ningún cambió significativo relacionado con la dieta, mientras que un 23,81% (10 participantes) sí lo han tenido, frente a un 21,43% (9 jóvenes) que no hacen dietas. Con respecto a la pregunta realizada sobre cada cuanto se pesan, las participantes de los tres grupos de la investigación, se pudo observar que un para el grupo A, hubo mayor porcentaje en la categoría esporádicamente con 64,19% de nueve jóvenes, dos de ellas (14,29%) 1 o 2 veces a la semana, una persona se pesa a diario (7,14%) y una persona no se pesa nunca (7,14%); mientras que para Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 110 el grupo B, se encontró que seis de ellas, es decir un 40% entraban en la categoría esporádicamente, pero también cuatro de ellas, un 26,67% se pesaban entre 1 o 2 veces al mes, tres personas (20%) se pesan 1 o 2 veces por semana, una joven se pesa cada 2 a 3 meses (6,67%) y una persona no se pesa nunca (6,67%). En el grupo C, la mayoría estuvo en las categorías esporádicamente con 41,67% (cinco personas) y 25% en las categorías: a diario y 1 a 2 veces a la semana, con tres participantes cada una. En la pregunta relacionada con el tipo de alimentos que consumen las participantes del estudio, se encontró que en el grupo A 10 jóvenes comen carbohidratos y verduras (71,40%), comen también trece de ellas (92,90%) proteína animal, nueve se alimentan con harinas (64,30%), otras con frutas en un 50% (siete personas), tres de ellas con grasas (21,40%) y dos con vitaminas y minerales (14,30%). Para el grupo B, fue posible observar que la mayoría, trece jóvenes se alimentan con harinas (un 92,90%), doce de ellas con proteína animal (85,70%), once participantes con verduras (78,60%), siete con frutas y carbohidratos para un 50%, cinco de ellas con grasas para un 35,70% y cuatro con vitaminas y minerales (28,60%). Por último, en el grupo C, se encontró que las trece participantes se alimentan con proteína animal (100%), luego doce con verduras (92,30%), diez de ellas comen frutas en un 76,90%, nueve jóvenes comen harinas (69,20%), siete de ellas carbohidratos (53,80%), cinco personas afirmaron comer vitaminas y minerales (38,50%), y finalmente cuatro personas comen también grasas en un 30,80% Con relación a la pregunta sobre la razón principal por la que hace ejercicio, el grupo A, respondió de la siguiente manera: doce de ellas afirmaron realizarlo por placer o gusto (85,71%), y dos de ellas por salud (14,29%). Para el grupo B, trece participantes respondieron que por placer o gusto, un 86,67%, una por salud (6,67%) y una por el colegio (6,67%). En el grupo C, se encontró que cuatro de ellas por salud (33,33%), tres personas realizan ejercicio por el colegio (25%), dos por razones de vanidad (16,67%), una por bajar de peso (8,33%) y dos participantes afirman que no lo realizan (16,67%). Con respecto a lo que piensan las participantes de los tres grupos cuando se habla de deporte, el grupo A, contestó que piensan en salud y diversión en un 100%, para las 14 participantes, un 78,57% es decir once de ellas piensan en eliminar estrés, seis en competencia Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 111 (42,86%), cinco en reducir peso (35,71%), dos en estética (14,29%) una en agotamiento (7,14%), y una personas piensa en aburrimiento (7,14%). En el grupo B, catorce piensan en diversión (93,33%), doce personas en salud (80%), un 60%, nueve de ellas piensan en eliminar estrés, siete jóvenes en reducir peso (46,67%), un 40%, seis piensan en vida social, cuatro personas en competencia y estética (26,67%), dos en agotamiento (13,33%), y una en aburrimiento (6,67%). Para el grupo C, el 84,62% piensan en diversión (once personas), nueve en estética (69,23%), ocho jóvenes piensan en reducir peso y en agotamiento (61,54%), siete en diversión (53,85%), tres de ellas en eliminar estrés (23,08%), y dos en vida social y competencia (15,38%). Con relación a las ventajas que las participantes encuentran en realizar una práctica deportiva, el grupo A, contestó en un 78,57% es decir, once jóvenes mejor salud, diversión y entretenimiento, seis afirmaron menor estrés y relajación (42,86%), para cuatro de ellas tiene como ventaja mejor estado físico (28,57%), un 21,43% mejor uso del tiempo y disciplina y responsabilidad (tres personas), dos personas afirmaron bajar de peso, formar carácter, lograr habilidades y tener sensaciones placenteras (14,29%), mientras que un 7,14% le encuentran el tener vida social y competir. Para el grupo B, el 66,67% (diez personas) le encuentran de ventajoso una mejor salud, un 60% (9 jóvenes) diversión y entretenimiento, 46,67% (siete de ellas) menos estrés y relajación, cuatro participantes afirmaron el tener sensaciones placenteras (26,67%), tres afirmaron mejor estado físico y otros (20%), dos de ellas: bajar de peso, buen uso del tiempo y disciplina y responsabilidad (13,33%), mientras que una afirmó el competir, una mejor apariencia y lograr habilidades en un 6,67%. Por último, en el grupo C, fue posible encontrar que doce integrantes afirmaron que el realizar una práctica deportiva tiene como ventaja mejorar la salud (92,31%), cuatro afirmaron menos estrés y relajación, diversión y entretenimiento, para un 30,77%, tres de ellas bajar de peso, disciplina y responsabilidad, y otros (23,08%) y una de ellas para una mejor apariencia (7,69%). En la pregunta relacionada con las desventajas que encuentran en realizar una práctica deportiva, las integrantes del grupo A, contestaron de la siguiente manera: siete de ellas dijeron que el cansancio (50%), cinco lesiones o riesgos (35,71%), tres de ellas el quitar tiempo (21,43%), dos la preocupación del rendimiento Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 112 (14,29%), una dolor y otra ninguna desventaja (7,14%). El grupo B, contestó así: siete personas encontraron el cansancio (46,67%), cinco lesiones o riesgos (33,33%), cuatro ninguna (26,67%), tres mencionaron el dolor (20%), dos el quitar tiempo y la preocupación por el rendimiento (13,33%), una pereza y otra obsesión por el ejercicio (6,67%). En el grupo C, nueve participantes afirmaron en un 69,23% que le veían de desventajoso el cansancio que producía, cinco de ellas la pereza y el aburrimiento (38,46%), cuatro el quietar tiempo (30,77%), tres mencionaron las lesiones y los riesgos (23,08%), dos jóvenes el sudor y la obsesión por el ejercicio (15,38%), y una el dolor y otra ninguna desventaja (7,69%). Con relación al Inventario de desórdenes de alimentación E.D.I. se presentan los resultados obtenidos a partir del análisis comparativo entre los tres grupos del estudio, en cada una de las once subescalas del instrumento. Con relación a la primera de ellas, el Deseo de Esbeltez, en las participantes se encontró que para el grupo A, hubo un total de 14,29% (dos de ellas), en el grupo B el 20% (tres personas) y para el grupo C un 38,46% en cinco de ellas. Con respecto a la segunda subescala se pudo observar que el 57,14% correspondiente a ocho personas del grupo A, el 53,33% también a ocho participantes y un 46,15% en seis de las jóvenes, estaba relacionado con los puntajes encontrados en Bulimia. En la subescala Sentimientos de Inadecuación, las participantes del grupo A, puntuaron en un 21,43% lo que corresponde a tres personas; en el grupo B, también unas tres personas con el 20%, y un 15,38% con dos participantes para el grupo C. Con relación a la siguiente subescala del instrumento utilizado, el riesgo que tienen las participantes del grupo A se puede observar en el porcentaje encontrado de 14,28% en dos de ellas; un 20% en tres del grupo B; y por último un 23,08% en tres pertenecientes al grupo C. En la subescala Desconfianza se encontró que el grupo A, tiene riesgo en un 21,43% con tres jóvenes; el grupo B, un 13,33% con dos de ellas y el grupo C, un 30,77% con dos de sus integrantes. Con respecto a la subescala de Baja Percepción Interoceptiva, el grupo A, tiene un riesgo de 21,43% expresado en tres participantes, Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 113 mientras que el grupo B, hay un 26,67% con cuatro jóvenes y para el grupo C, un 46,15% en seis de ellas. En la subescala Miedo a Crecer, fue posible encontrar que el 54,14% (ocho de las evaluadas) puntuaron en riesgo, mientras que un 26,67% correspondiente a cuatro jóvenes del grupo B y un 30,77% para otras cuatro jóvenes del grupo C. Con respecto a la siguiente subescala Ascetismo, fue posible encontrar que tanto el grupo B y C, puntuaron un 100% mientras que el grupo A, solamente un 92,86%, que se encuentran en riesgo de desarrollar trastornos de alimentación. Con relación a la subescala Impulsividad, para el grupo A, se encontró que el 21,43% de las participantes tienen riesgo, el 13,33% del grupo B, y el 30,77% del grupo C (dos y cuatro jóvenes respectivamente). La última subescala del E.D.I. el Miedo a Relacionarse con otros, se pudo observar que para el grupo A, hubo un 35,71% en cinco personas; para el grupo B, un porcentaje del 26,67% en cinco de ellas y para el grupo C, un 38,46% en cinco participantes Con relación al riesgo de trastornos de alimentación en la muestra de esta investigación a partir del instrumento E.D.I., fue posible encontrar que el grupo A, está en riesgo en las once subescalas en un 28,57%, el grupo B, en un 13,33% y el grupo C, en un 30,77% 5.4. Análisis de correlación de subescalas del E.D.I. Con respecto a los análisis de correlación obtenidos a partir del uso de correlación de Spearman se encontraron diferencias significativas entre las subescalas Deseo de Esbeltez y Bulimia del 0,355 con un nivel del 0,02 de significancia y entre Deseo de Esbeltez e Insatisfacción con la Imagen corporal del 0,661 con un 0,00 nivel de significancia. De la misma manera entre el Deseo de Esbeltez y el consumo de diuréticos para controlar el peso el valor de la correlación del -0,426 en un nivel de significancia del 0,05. Así como el pertenecer a un grupo y una Baja de percepción interoceptiva con un valor del 0,372 a un nivel de significancia del 0,01. Y por último, entre Bulimia y Deseos de comer, se encontró un valor del 0,476 en un nivel del 0,02 de significancia.‖ (p. 35-62) Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 114 Tamaño de la muestra ―La muestra fueron 14 jóvenes del Grupo A, 15 para el Grupo B y 13 del Grupo C‖.(p.30) Asignación Aleatoria ―Escogidos de manera intencional no probabilística; llamadas también muestras dirigidas, las cuales suponen un procedimiento de selección informal dependiendo del criterio del investigador (Hernández, Fernández y Baptista, 1995).‖ (p. 31) Métodos estadísticos ―Los datos que arrojaron los dos instrumentos utilizados, se analizaron mediante estadísticas descriptivas para las variables cuantitativas de la investigación, así como estadísticas de correlación, análisis bivariado y análisis multivariado. Se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 10. La información recopilada se presenta por medio de gráficas y tablas que muestran los resultados significativos con respecto al análisis descriptivo y comparativo de las variables relevantes.‖ ―Para determinar si hay diferencias significativas entre los tipos de respuesta presentados por los tres grupos se tuvo en cuenta pruebas no paramétricas en un nivel ordinal de medición, y las correlaciones con la prueba de análisis de varianza Kruskal-Wallis (Kerlinger & Lee, 2002; Kirk, 1982) así como, correlaciones de Spearman, lo que permitió confirmar el nivel de significación del 0,05% de las hipótesis. Se presentan inicialmente los análisis descriptivos y posteriormente los análisis comparativos y de correlación de este diseño no experimental de comparación de grupos.‖ (p.35) Interpretación resultados de los ―El número reducido de la muestra (42 participantes) impide afirmar con certeza cuál grupo de la investigación es el que más riesgo presenta en desarrollar un trastorno de alimentación, sin embargo es posible afirmar, a grandes rasgos que: las jóvenes del grupo A realizan deporte con un equipo donde se buscan resultados y triunfos, más que una imagen corporal determinada. Las del grupo B buscan mejorar su cuerpo por medio del gimnasio y son el grupo que más horas de ejercicio realiza a la semana; mientras que el grupo C, no realiza ningún tipo de deporte o ejercicio físico, pero si se encuentran preocupadas por la imagen corporal, y se sienten inseguras con su cuerpo inclusive esto les afecta para relacionarse con otros. En general es posible afirmar que en cuanto a los objetivos de esta investigación, se logró identificar las contingencias asociadas a las Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 115 prácticas deportivas y su relación con trastornos de alimentación como la Anorexia y la Bulimia, por medio de los dos instrumentos y el diseño utilizado. De esta manera, aquel grupo, en cuyas participantes se puede encontrar en mayor riesgo de desencadenar algún trastorno alimenticio es el B según los riesgo ya identificados por Pierce y Epling (1993) quienes proponen que la incidencia de la anorexia podría estar determinada por los diferentes grados de posibilidad de realizar alguna actividad física, y con mayor razón cuando su único objetivo es conseguir una imagen que se adapte más a las exigencias sociales y culturales. Las jóvenes del grupo C, muestra bastantes inquietudes y preocupaciones con su imagen corporal, a pesar de estar en bajo peso. Lo que puede decir que aunque no realicen ejercicio, si están utilizando otros métodos para lograr su delgadez, sería interesante poder observar más a fondo qué utilizan, y bajo qué supervisión, ya que éstas son quienes se encuentran más desprotegidas porque sus métodos no son fácilmente reconocidos (como lo puede ser el ejercicio en un gimnasio) pasando así más desapercibidas. Las integrantes del grupo A pueden estar en un mayor riesgo general, sin embargo a partir de lo encontrado no les preocupa su imagen corporal, haciendo parte de un equipo que puede ejercer cierto control sobre ellas a la vez que apoyo en situaciones difíciles; y obligándolas, de cierto modo, a no tener un muy bajo peso que pueda influir en el bajo rendimiento de su deporte. Se recomienda que los profesionales de la salud, profesores, entrenadores tengan conocimiento de los Trastornos de alimentación, los riesgos que puede presentar realizar ejercicio, practicar un deporte o el sedentarismo, puesto que todos, realizados de manera inadecuada pueden llegar a desencadenar un desorden alimenticio‖ (p. 68-69) Generalización No aplica. Discusión ―Los resultados que se encontraron a partir de la aplicación de los dos instrumentos utilizados en esta investigación: Entrevista Conductual y E.D.I., se presentaron tanto de manera descriptiva, comparativa como correlacional. Se emplearon medidas de tendencia central, correlaciones de Spearman y pruebas de hipótesis (Kruskal-Wallis), con el fin de extraer conclusiones importantes. Ambos instrumentos (entrevista conductual y E.D.I.), fueron Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 116 resueltos por 42 participantes (14 del A, 15 del B, y 13 del C) de las cuales la mayoría pertenecían al grado décimo, así como a estratos sociales cinco y seis. La conformación familiar típica de estas jóvenes incluye a la madre, el padre y los hermanos. En los resultados de la entrevista conductual se encontró que sí hay una preocupación por la imagen corporal permitiendo ver una tendencia a esta preocupación posiblemente debido a factores del desarrollo, ya que según Havighurst (1953, citado por McKinney, 1982), la etapa por la que atraviesan estas jóvenes actualmente se caracteriza por la adquisición de las aptitudes sociales logrando un sentido de sí mismo con sus propios valores, adaptándose a un físico que cambia rápidamente, al desarrollo sexual, y por último asimilando un conjunto de normas y valores internalizados que le sirvan de guía. Los datos también resaltan una alta influencia de factores socioculturales, como lo hablan Ibáñez y Caro (1993 citados por Caro, 2001); son muestra de las múltiples exigencias sobre la mujer son múltiples, donde no solo se espera que sea una profesional, sino que también su figura se enmarque ente los exigentes parámetros de delgadez. Sin embargo, la mayoría de las jóvenes no sienten que su imagen corporal sea un factor definitivo en las relaciones interpersonales, ni tampoco se sienten presionadas por sus amigos por estar delgadas, a diferencia de la presión que pueden sentir por parte de los medios de comunicación, ya que la mayoría afirma sentirse a gusto frente a imágenes publicitarias que muestran personas delgadas. Lo anterior coincide con la influencia de los medios de comunicación, como factores de influencia de partes de conducta a través de la imagen, a través de los cuales se inculcan normas y valores comerciales (Perinat, 2001). A pesar de ello, es interesante que las jóvenes del grupo A son a quienes menos les preocupa cómo las ven los demás, lo cual puede explicarse siguiendo los planteamientos de Durand (1975), quien señala que el deporte proporciona ―un respiro‖ a la persona de todas las presiones sociales y de los medios de comunicación, y por esta razón es posible que a éste grupo no le preocupe tanto (a comparación de los otros dos) su imagen corporal. Considerando que el deporte crea una contexto social diferente, generando nuevas relaciones (Durand, 1975), las jóvenes pueden llegar a sentir que su aceptación en estos contextos no será a partir de la imagen corporal necesariamente, como sí parecen sentirlo las Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 117 del grupo C (ver grafica 6), sino que puede ser a partir de otras variables. Por otro lado llama la atención la similitud de porcentajes que hay entre sobrepeso en la infancia y problemas alimenticios hoy en día, ya que hay una concordancia del 19,50% en ambas. Lo que lleva a pensar que puede haber una relación entre el miedo de sufrir de sobrepeso, de la misma manera que en su infancia, hoy en día. Esto suscita inquietud para una futura investigación que desee observar esta correlación. La no concordancia entre los puntajes obtenidos en desórdenes alimenticios hoy en día y uso de diuréticos, puede indicar que se están utilizando distintos métodos para el control de la ingesta y así conseguir la figura delgada, como puede ser la práctica frecuente de ejercicio, o que los métodos diuréticos no son muy conocidos en esta población. Con relación al factor deporte en ésta muestra, se encontró que la mayoría de las jóvenes lo perciben como saludable, lo interesante sería evaluar qué consideran ellas como saludable, ya que las contingencias frente a éste tema pueden apuntar hacia una figura delgada, más que a una preocupación por adquirir enfermedades cardiovasculares, o prevención de enfermedades crónicas. En este sentido es importante nuevamente considerar las características de la adolescencia, pues en ésta edad hay mayor preocupación por el presente o futuro inmediato, que por el futuro a largo plazo; donde su presente inmediato abarca más su imagen corporal que la preocupación por adquirir enfermedades crónicas. En contraposición a eso, la gran mayoría de las jóvenes no perciben el deporte como vida social, mostrando que el deporte no está siendo visto (por los tres grupos) como un campo de relaciones sociales significativas y se puede estar desconociendo la importancia de este marco social, donde el adolescente crea una red de relaciones y de contactos como lo menciona Durand (1975). Concluyendo que el deporte probablemente no hace parte de las contingencias de ser popular en de este contexto y que por el contrario, la actividad física está siendo percibida como un método más para lograr una figura más delgada. Por otro lado se ve que el grupo que más ejercicio realiza es el B, quien presenta el mayor resultado en 2 y 3 horas (...), así como el que más ha tomado pastillas para adelgazar; y con la singularidad de Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 118 ser el grupo con mayores antecedentes de AN y BN y de sobrepeso en infancia. Para Pierce y Epling (1993) éste sería el grupo que se encontraría en mayor riesgo de desencadenar algún desorden alimenticio, ya que entre más ejercicio hagan mas saciedad tendrán y menos necesidad de alimentación se sentirá. Así mismo puede haber riesgo ya que hay una búsqueda por adelgazamiento (tiempo de ejercicio y uso de pastillas), así como un posible miedo a obtener el sobrepeso de la infancia, y un porcentaje hereditario de Anorexia y Bulimia. A su vez esto nos muestra que el grupo B no realiza deporte según su definición: ejercicios físicos con fines, objetivos y rendimiento (Durand 1975), sino que buscan realizar ejercicio con fines de adelgazamiento, para así evitar un sobrepeso, como el que se pudo tener en la infancia, de lo cual pudo ser aprendido o heredado. Estos son muchos factores que pueden ser de riesgo para desencadenar trastornos de alimentación que requieren de análisis mucho mas detallados, lo que se sugiere para futuras investigaciones. Por otro lado estos resultados concuerdan con algunos estudios incluidos en la fundamentación bibliografía, que afirman que aquellos deportes o ejercicios que requieren de una figura esbelta están en mayor riesgo de desarrollar trastornos de alimentación que en prácticas deportivas donde el énfasis está mas relacionado con la competencia y la exigencia en rendimiento, como lo fue en los estudios referenciados de Rivaldi y cols (2004) y Berry y Howe (2000). Aunque las jóvenes del Grupo A, son quienes menos preocupaciones reportaron por su imagen corporal, es el que mayores antecedentes de terapia tiene, y quien mayores alteraciones de alimentación reportan en la actualidad (aunque no es muy significativa la diferencia con los otros dos grupos). En cuanto a tratamientos de psiquiatría o psicología que se encuentra en la actualidad se puede decir que, o bien son parte de la población en general que desea recibir este tipo de apoyo, o son jóvenes que han reconocido que pueden llegar a tener algún problema sea alimenticio o de otra índole y que pueden estar utilizando la terapia y la práctica deportiva como un complemento para lograr un mejor bienestar y salud integral Considerando pues, que las diferencias en los puntajes de trastornos de alimentación son similares entre los tres grupos, se podría decir que las que menos riesgo tienen de desencadenar un trastorno como Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 119 tal o uno mayor serían las del grupo A ya que son las que más están asistiendo a una terapia hoy en día. Siendo más difícil, bien sea de detectar o de controlar un desorden alimenticio, en jóvenes que no tienen nexos con algún tipo de apoyo. Por otro lado, en cuanto al E.D.I, se encontró un alto puntaje por parte de las participantes del grupo C en la subescala Deseo de Esbeltez; mostrando que éste deseo no se relaciona, en este caso, con la realización de ejercicio, no viéndolo como una opción para lograr este objetivo, y por el contrario pudiendo estar utilizando otros métodos como lo pueden ser las dietas u otros, incluyendo la bulimia. Se considera que se deben estar utilizando algunos métodos para adelgazar ya que la mayoría de la población de este grupo se encuentra por debajo de su peso normal. Para futuras investigaciones sería interesante averiguar cómo un grupo sedentario logra mantener un peso debajo de lo normal. Al ser las jóvenes del grupo B quien más insatisfecho se siente respecto a su imagen corporal (subescala de Insatisfacción con la Imagen Corporal), muestra la relación entre esto y la cantidad de horas que le dedica a la realización de ejercicio; así entre más horas más rápido obtendrán su objetivo; como lo mostraron Pierce y Epling (1993), en sus estudios, donde las ratas pasaban la mayor cantidad de tiempo que se les era permitido en la rueda. Esta contingencia se está viendo reforzada social y culturalmente, donde se valora positivamente la delgadez en la mujer y la buena forma física, y por procesos de aprendizaje vicario y modelamiento, las personas aprenden, mantienen y promueven estos paradigmas de belleza. Y esta búsqueda de esa esbeltez les está trayendo cierta satisfacción, explicando porqué los bajos puntajes en desconfianza, miedo a relacionarse con otros y sentimientos de inadecuación. Y así su propósito de realizar actividad física se está viendo cada vez mas reforzado y dando la posibilidad de generar la anorexia por actividad como lo plantean Pierce y Epling, (1993). Por otro lado las jóvenes del grupo A son las que se encuentran en mayor riesgo para desarrollar la bulimia. Esto se puede deber a que ésta segunda subescala, se refiere más a sentimientos de ansiedad y atracones, que trastornos como tal, y estas ansiedades se pueden presentar antes de una competencia o partido importante, ya que según Picard (1999) algunas atletas tenían rasgos conductuales comunes a personas con desórdenes de alimentación, que incluyen auto expectativas altas, competitividad, compulsividad y auto Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 120 motivación. Este mismo grupo también obtuvo un puntaje intermedio en Miedo a relacionarse con otros, Desconfianza y Miedo a Crecer, tal vez porque sienten que el contexto en el que se desenvuelven deportivamente, no les alcanza a dar una seguridad frente a su imagen corporal, puede ser que éstos espacios deportivos (fútbol, basket, etc.) no están siendo reconocidos como espacios sociales válidos, que puedan reforzar o mantener paradigmas de belleza; y por lo tanto a diferencia del grupo B, no están trayendo aprobaciones, ventajas y privilegios sociales, en el ámbito de la esbeltez. En otras palabras si este deporte no está dando estos sentimientos es porque las jóvenes no los realizan con objetivos de delgadez o belleza, sino puramente competitivos; y por lo tanto sus contingencias de la práctica deportiva apuntan más hacia la segunda. Así mismo el miedo a crecer, que puedan tener éstas jóvenes relacionada con la terminación de la etapa escolar, y por lo tanto de su espacio deportivo. El número reducido de la muestra (42 participantes) impide afirmar con certeza cuál grupo de la investigación es el que más riesgo presenta en desarrollar un trastorno de alimentación, sin embargo es posible afirmar, a grandes rasgos que: las jóvenes del grupo A realizan deporte con un equipo donde se buscan resultados y triunfos, más que una imagen corporal determinada. Las del grupo B buscan mejorar su cuerpo por medio del gimnasio y son el grupo que más horas de ejercicio realiza a la semana; mientras que el grupo C, no realiza ningún tipo de deporte o ejercicio físico, pero si se encuentran preocupadas por la imagen corporal, y se sienten inseguras con su cuerpo inclusive esto les afecta para relacionarse con otros En general es posible afirmar que en cuanto a los objetivos de esta investigación, se logró identificar las contingencias asociadas a las prácticas deportivas y su relación con trastornos de alimentación como la Anorexia y la Bulimia, por medio de los dos instrumentos y el diseño utilizado.‖ (p.63-68) Tabla 2.5 Aplicación instrumento para investigación Contingencias de prácticas deportivas y su relación con los TA: Análisis relacional de las contingencias asociadas a las prácticas deportivas con los trastornos de alimentación en adolescentes entre los 16 a 18 años Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia En este estudio, se aplicó en primer momento el EDI (Eating Disorder Inventory), y posteriormente se realizó una entrevista conductual. Este estudio se fundamenta en datos internacionales sobre la problemática de los desordenes alimenticios, haciendo referencia a Estados Unidos, España, Argentina y México. Con respecto a Colombia, reconoce la prevalencia de los trastornos, medida de una manera parcial. Además, se referencia en el estudio de los TCA realizado en la Universidad Nacional entre 1994 y 1995 con grupos universitarios, que muestran similares resultados a los países desarrollados, pero aclara la necesidad de ampliar la muestra para obtener datos sobre la realidad nacional total. Los participantes de este estudio, fueron 42 mujeres adolescentes de un colegio femenino de Bogotá, que debían cursar los grados noveno, décimo y once; entre 16 y 18 años cumplidos; debían realizar prácticas deportivas específicas; y presentar un riesgo de desarrollar trastornos de alimentación, participando de manera voluntaria. Este estudio busca identificar las contingencias asociadas a las prácticas deportivas y su relación con trastornos de la alimentación como la Anorexia y la Bulimia en mujeres adolescentes que se encuentran en riesgo de desarrollar trastornos de alimentación, que oscilan en un rango de edad que va de los 16 a 18 años. Así, el estudio especifica en sus objetivos la búsqueda por analizar las modalidades de práctica deportiva en el grupo de mujeres entre los 16 y 18 años; identificar la relación entre las prácticas deportivas y las variables sociodemográficas y psicosociales; analizar los factores asociados con los trastornos de alimentación en los grupos de investigación con base en la imagen corporal y las conductas de riesgo; identificar las características o las dimensiones de las prácticas deportivas en estos grupos de investigación que facilitan el 121 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia desarrollo de los trastornos de alimentación; y por último, comparar las contingencias que mantienen el tipo de práctica deportiva y los trastornos de alimentación en los grupos estudiados. Es así como es posible ver que las autoras plantean unas hipótesis de investigación en donde se afirma que existen diferencias significativas entre los tres grupos de niñas respecto a los trastornos alimenticios y a las contingencias de prácticas deportivas a un nivel de significación del 0,05%. Con su respectiva hipótesis nula. Los resultados obtenidos en este estudio, parten inicialmente de una entrevista conductual que brinda datos sociodemográficos sobre el grado al que pertenecen los participantes; el estrato socioeconómico; las personas con quien viven; la preocupación por la imagen corporal; su peso; la relación de la imagen corporal y las relaciones sociales; la presión sobre la delgadez; el sobrepeso en la infancia; la percepción del deporte; el deseo de comer; el consumo de píldoras; el consumo de diuréticos; la preocupación de la imagen propia ante los demás; los antecedentes familiares de anorexia y bulimia; los antecedentes familiares de terapia psicológica o psiquiátrica; los problemas alimentarios en la actualidad; el cambio en la dieta de los jóvenes; la cantidad de veces que se pesan al día; el tipo de alimentos que se consumen; las razones principales de hacer ejercicio; las ventajas del deporte; y sobre las desventajas del deporte. En un segundo momento, se aplicó el Inventario de Desordenes de Alimentación (EDI) obteniendo resultados sobre deseo de esbeltez; bulimia; sentimientos de inadecuación; desconfianza; baja percepción interoceptiva; miedo a crecer; ascetismo; impulsividad; y sobre el miedo a relacionarse con otros. Esto, les permitió concluir que 122 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia el grupo A está en riesgo en las 11 subescalas en un 28,57%; el grupo B en un 13,33%; y el grupo C, en un 30,67%. La última parte del estudio, consiste en una correlación entre ítems de la entrevista conductual y subescalas del EDI, a través de la correlación de Spearman; encontrando que el deseo de esbeltez y bulimia tiene una correlación de 0,355, con un nivel de 0,02 de significancia. La correlación entre bulimia y deseos de comer fue de 0,476 con un nivel del 0,02 de significancia. Ninguna de estas correlaciones se les realizó un análisis respectivo. En cuanto al tamaño de la muestra, este fue de 14 jóvenes para el grupo A, 15 para el grupo B y 13 para el grupo C, escogidos de manera no probabilística, acorde a los criterios del investigador. Con respecto a los métodos estadísticos utilizados para el manejo de los resultados, para sacar el nivel de significancia, utilizaron pruebas no paramétricas, en un nivel ordinal de medición y la prueba de análisis de varianza Kruskal Wallis. Así mismo, se utilizó la correlación de Spearman Brown para confirmar el nivel de significación de 0,05% de las hipótesis. La interpretación de resultados de este estudio, muestra el sesgo que presenta el recolectar una muestra tan reducida, ya que dificulta afirmar cuál es el grupo de investigación que presenta un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de alimentación; sin embargo, las autoras responden a la hipótesis planteada en el estudio con una comparación entre las diferentes contingencias que se presentan en cada uno de los grupos. En el caso del grupo A, la realización del deporte en búsqueda de triunfos mas no de una imagen corporal; el grupo B, la mayor asistencia al gimnasio, en búsqueda de 123 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia mejorar su imagen corporal; y en el grupo C, la no realización de algún deporte y la no preocupación por la imagen corporal. Para completar el objetivo de esta investigación, se realiza una relación entre las contingencias asociadas al deporte y los trastornos de alimentación, afirmando, que el grupo B, es el que mayor riesgo presenta de desarrollar un trastorno alimenticio, mientras que las del grupo C, pueden estar utilizando métodos diferentes al deporte para lograr mantener su imagen corporal, aunque aclaran que se deben hacer más investigaciones sobre estos métodos. Con respecto a la generalización, este estudio no presenta ninguna fuente de invalidación externa de todas las posibles. La discusión de este trabajo, retoma los resultados encontrados en la aplicación de los instrumentos, relacionándolos con teorías de diferentes autores que hablan de temáticas como la imagen corporal, las normas y valores comerciales, la presión social, la red de relaciones y contactos de la juventud, la anorexia, la bulimia; temas de polémica actual en la academia y la sociedad. 2.6 Análisis de resultados Haciendo una interrelación de las investigaciones analizadas, se lograron realizar otras comprensiones de los resultados. En cuanto al resumen, todos los estudios están estructurado de manera similar, dando una breve descripción de los participantes, el objetivo y el procedimiento que se siguió para la consecución de los resultados. Haciendo un análisis entre la información que se encuentra en los antecedentes de las diferentes investigaciones, es posible ver como la mayoría de investigaciones se 124 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia remiten al DSM IV para plantear una base sobre las tasas epidemiológicas de estos trastornos. La mayoría de las investigaciones, plantean tasas epidemiológicas como antecedentes. Es así como Ávila et al. (1993) hablan sobre medidas de prevalencia del 1% de AN en mujeres adolescentes al igual que Ángel et al. (1997b). Así mismo, Ángel et al. (2000) y Noreña et al. (2005) hacen referencia a que el 95% de los casos de AN se presentan en mujeres. En las diferentes investigaciones se habla sobre la mayor tasa de frecuencia de la BN tanto en los datos de incidencia como en la prevalencia, sin embargo Ángel et al. (1997a) resaltan el hecho de que por encima de la BN, se encuentran los TCA-NOES. Así mismo, Ángel et al. (1997a), hacen énfasis en las presiones socioculturales que se dan en los casos de TCA y sobre las diferentes características psicológicas que se suelen presentar en las personas que los sufren. A comparación del resto, Noreña et al. (2005) hacen una muy buena revisión de otras investigaciones internacionales. En cuanto a los participantes, todos los estudios fueron hechos con estudiantes de instituciones educativas pertenecientes a la ciudad de Bogotá. El estudio de Ávila et al. (1993), y el estudio de Noreña et al. (2005) fueron realizados con estudiantes de secundaria de colegios que no son especificados en los criterios de escogencia de la población. Por otro lado, los tres estudios de Ángel et al. (1997a, 1997b, 2000) fueron realizados con estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia. El rango de las edades de los participantes se especifican solamente en los estudios de Noreña et.al. (2005) y Ávila et al. (1993); mas sin embargo hay una etapa de desarrollo común mínima, partiendo de participantes que sean adolescentes. 125 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Entre los estudios realizados, fue posible ver que el estudio de Ángel et al. (1997a) y el estudio de Noreña et al. (2005), toman a deportistas como participantes. Así mismo, este último estudio, comparte la característica de género femenino en sus participantes con el estudio de Ávila et al. (1993). En cuanto a la sub-categoría de objetivos planteados en la investigación, donde se busca dejar explícita la finalidad con la que se desarrolla el estudio, para el caso de las investigaciones planteadas se encontró similitud entre algunos de los objetivos planteados. Los objetivos planteados en las tres investigaciones recopiladas de Ángel et al. (1997 a; 1997 b; 2000), dan cuenta de la validación de una encuesta relacionada con TCA. Mientras que las investigaciones de Noreña et al (2006) y de Ávila et al. (1993) presentan objetivos similares donde se busca indagar por factores y conductas relacionadas con los TCA. En la mayoría de los estudios, no se especifica alguna hipótesis. La única investigación que presenta hipótesis, se refiere a la investigación realizada por Noreña et al. (2005). Existen algunas similitudes entre los resultados presentados por las investigaciones, la presentación descriptiva del peso de los participantes es un factor común a las cinco investigaciones. La correlación de esta variable de peso con otras variables se presenta en la mayoría de las investigaciones. Es así, como en la investigación realizada por Ardila et al. (1993) se hace una correlación entre el estrato y el peso; también en la realizada por Ángel et al. (1997 a) con los deportistas de la Universidad Nacional, se correlacionan los resultados de peso y lo obtenido en la entrevista aplicada. 126 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Otro de los criterios que se presentan en las investigaciones, es la indagación por los antecedentes familiares. En el estudio presentado por Ardila et al. (1993) en la Universidad del Bosque se presenta una correlación entre antecedentes familiares y TCA; proceso realizado de manera similar en la investigación de Ángel et al. (1997 b), donde se buscó relacionar los resultados de la entrevista aplicada con los antecedentes familiares. Así uno de los ítems que es analizado en los resultados de las investigaciónes de Ardila et al. (1993) y Ángel et al. (1997 a; 1997 b), es los trastornos familiares y su correlación con los TCA. En cuanto a la medida epidemiológica de prevalencia, se encontró que en la investigación realizada por Ángel et al. (1997 b), se asegura una prevalencia de 30,7%, dividida en 2,2% de BN, 0,5% de AN, y 28% de TCANOES; mientras que en el estudio realizado por Ávila et al. (1993) se explicita una prevalencia de TCA de 26% para el estrato medio alto, y de 41% en el estrato medio bajo, y en Angel et al. (1997 a) se asegura una prevalencia de TCA de 26% distribuida en 2% de AN, 5 % de BN, y 19% de TCANOES. En cuanto a la subcategoría de tamaño de la muestra y la asignación aleatoria realizada para reclutar a los participantes se encontró que Ávila et al. (1993) y Ángel et al. (1997b), aseguran que la totalidad del proceso de selección de los participantes se realizó de manera aleatoria; mientras que en Ángel et al. (1997a; 2000), y Noreña et al (2006), afirman haber hecho una selección dentro de grupos previamente establecidos. Con respecto a las poblaciones elegidas, las investigaciones de Ángel et al. (1997 b; 2000) presentan poblaciones de más de 400 personas en su primera etapa, sin embargo, esta se ve disminuida en la segunda etapa del estudio. La investigación de 127 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Angel et al. (1997a) fue realizada en un grupo de deportistas que contó con la colaboración de 58 participantes. Por otro lado las investigaciones de Noreña et al. (2006) y Ardila et al. (1993), cuentan con poblaciones de 42 y 200 participantes respectivamente. Es decir la totalidad de participantes en estas 5 investigaciones es de 724 participantes. Entre los métodos estadísticos que se utilizaron en las investigaciones propuestas se encuentran el análisis estadístico descriptivo, con ciertas medidas como desviación estándar, mediana, distribución. A excepción de la investigación realizada por Ardila et al.(1993), todas realizan un análisis correlacional, basada en la mayoría de los casos en el análisis correlacional de Spearman. Todas las investigaciones, interpretan sus resultados acorde a los objetivos particulares de cada una. Ávila et al. (1993) muestra la posibilidad de un sesgo debido a la disposición de los participantes a contestar las encuestas; así mismo, Noreña et al. (2005) da la posibilidad de un sesgo por el tamaño de la muestra. Todos los estudios demostraron tener validez externa ante la ausencia de fuentes que pudieran invalidarla pudiendo así generalizarse para la población particular que manejan. La discusión de las diferentes investigaciones analizadas, muestra en su mayoría, una relación acorde a la diferente evidencia referencial en la que se basan. Ávila et al. (1993) concuerda con Ángel et al. (1997a) y con Noreña et al. (2005) en el mayor riesgo que presentan los adolescentes de presentar TCA, por la etapa de transición en la que se encuentran, convirtiéndola en un factor de riesgo, acorde a sus fuentes. Así mismo, Ávila et al. y Ángel et al. (1997b) logran confirmar relaciones que se han dado 128 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia en otras investigaciones sobre TCA y trastornos emocionales como la depresión. Ángel et al. (1997a, 1997b), realiza un análisis sobre el mayor riesgo que presentan los estudiantes de ciencias de la salud, relacionándolo con los criterios de normalidadanormalidad para la salud, que aprenden en su formación. Entre Ángel (1997a) y Noreña et al. (2005), se muestra la práctica deportiva como una posible situación de riesgo. Así, en todas las investigaciones, las diferentes discusiones se muestran acordes a la evidencia y al contexto que se da en su momento de realización. Dos de las siete investigaciones propuestas para el análisis, que sirvieron de sustento a la política pública de TCA en la ciudad de Bogotá, no fue posible conseguirlas debido a la dificultad de acceso. Este es el caso de la encuesta realizada por el centro Horus, (Ver Apéndice H) a la que no se logró tener acceso pues ni siquiera ha sido terminada; así como de la investigación titulada La anorexia un problema en potencia en el Colegio Distrital General Santander (Ver Apéndice I) que a pesar de sustentar un documento de base para una política pública, no fue posible conseguirla en su lugar de origen. Esta situación genera el cuestionamiento sobre el lugar donde deberían mantenerse los documentos sobre los que se sustenta una política pública; al ser estos documento parte de la fundamentación bibliográfica citada por los ponentes de la política, este debería tener un claro y fácil acceso al público. 129 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 3.0. Discusión Con base en que el instrumento diseñado para este estudio permitió observar que todas las investigaciones desarrollan una teoría formal, producen nuevo conocimiento, presentan consistencia de los datos con sus descubrimientos teóricos, presentan credibilidad dada su procedencia de revistas científicas y de instituciones educativas reconocidas en el país, son fiables comprobando la ausencia de fuentes de invalidación de validez externa, y explicitan con claridad el procedimiento que fue llevado a cabo para lograr la consecución de los resultados; se logró dar cuenta de la validez interna de las investigaciones recopiladas y analizadas, según los planteamientos de Athens (1984 citado por Ezzy, 2002), Lincoln & Guga (1985 citados por Ezzy, 2002) y Hammersley (1998 citado por Ezzy, 2002). Es importante señalar el posible sesgo en que se incurre en la presente investigación al no presentar una validación del instrumento aquí diseñado. Ello se debió a que la lista de comprobación utilizada ya estaba previamente validada para estudios clínicos pero, en la medida en que se eliminaba un conjunto no pertinente de categorías, transformaba el instrumento de manera significativa. Las modificaciones realizadas aunque se hicieron de manera objetiva, hubieran tenido un mayor valor al someterse a un proceso de validación. Sin embargo, se utilizaron los valores que resultaban pertinentes y compatibles con el tipo de investigaciones aquí analizadas, por lo que los resultados aquí presentados no necesariamente carecen de fiabilidad o significancia social. Las investigaciones estudiadas pueden comprenderse como parte de la acumulación de evidencias, en búsqueda de los factores que se asocien con TCA en la 130 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia triada clásica de la epidemiología enunciada por Martínez & Irala, (2002) de agente, medio ambiente y huésped. Esto con base al análisis realizado de las investigaciones de Noreña et al. (2006) y Ávila et al. (1993), las cuales buscaban encontrar factores y conductas asociadas a los trastornos de la conducta alimentaria. Como fue posible observar en el análisis de resultados, se encontraron medidas epidemiológicas que cuantifican la frecuencia de los TCA para las poblaciones que participaron en los estudios analizados. Es así, como en relación a la prevalencia, definida por Fletcher, Fletcher & Wagner (1998) como la fracción o el porcentaje de un grupo de individuos que presenta en este caso algún TCA en el momento de realización de cada estudio, se encontraron que sólo tres de las cinco investigaciones arrojaron resultados relacionados con prevalencia. Estos tipos de prevalencia son de tipo puntual, es decir, determinadas en el momento del sondeo. La investigación de Ávila et al. (1993), aunque no está planteado como uno de sus objetivos, arroja la prevalencia de TCA para las participantes de la investigación, 26% para las estudiantes del colegio Sans Facon de estrato medio alto, y 41% para las estudiantes del colegio San Francisco de estrato medio bajo. De igual manera el estudio de Ángel et al. (1997 a) expone una prevalencia de TCA de 26% en personas mayores de 15 años, que entrenaban de manera regular karate do en el club deportivo de la Universidad Nacional de Colombia. De este porcentaje se discrimina un 19% de casos de TCANOES, 5% de BN y 2% de AN. Por último el estudio de Ángel et al (1997 b) presenta una prevalencia de 30.7% para estudiantes universitarios de pregrado matriculados en el periodo de 1994, distribuido en 2.2% BN, 0.5% AN, y 28% NOES; este último dividido en 9.7% picadores y 18.3% atracones. 131 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia A partir del análisis de los instrumentos de diagnóstico utilizados es posible ver que en el estudio de Ávila et al. (1993), se utiliza una entrevista de autorreporte. Según Peláez, Labrador y Raich, (2005) este estudio pertenece al primer grupo de los tipos de estudios de prevalencia, es decir de autoinforme. Por otro lado, el estudio de Ángel et al (1997 a) pertenece al tercer grupo de tipos de estudios de prevalencia donde se realiza una aplicación de entrevistas a la muestra completa de la población, permitiendo de esta manera llegar a la medida más acertada sobre la prevalencia. El estudio de Ángel et al. (1997b), a pesar de tener un procedimiento establecido para pertenecer al tercer grupo de tipos de estudio de prevalencia, presenta una dificultad para lograr que en la segunda aplicación del test estuvieran presentes la totalidad de los participantes. Lo anterior, hace que se presente un sesgo en los resultados, ya que no es posible asegurar la participación de la totalidad de la muestra en el estudio completo. Este sesgo se hace presente en los planteamientos dados por MacMauhon & Trichopouls (2001), en donde se afirma que hay una pérdida información dada la manera en que se terminan obteniendo las cifras del estudio. Respecto a otro factor de frecuencia como lo es la incidencia, ninguno de los estudios presentó datos sobre esta. Esta medida de frecuencia según Fletcher, Fletcher & Wagner (1998), es importante que sea estudiada en estudios epidemiológicos para observar el comportamiento de la enfermedad a través del tiempo. Esta clase de estudios son relevantes actualmente, con base en la implementación de la política, para poder observar su efectividad. 132 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia Al realizar un análisis de los antecedentes presentados en las investigaciones, se encontró que éstos presentan tasas de prevalencia de estudios anteriores que han demostrado altas frecuencias en las poblaciones femeninas y adolescentes. Esto permite que sean consideradas como poblaciones en riesgo, según los criterios de Fletcher, Fletcher & Wagner (1998), ya que estas son definidas como susceptibles a la enfermedad. A partir de las planteamientos realizados por Fletcher, Fletcher & Wagner (1998), donde se afirma que todo estudio debe contar con un número suficiente de participantes en los subgrupos de interés, es pertinente recalcar la dificultad que se presenta en las diferentes investigaciones en el momento de calcular la muestra inicial. Lo anterior es posible observarlo en aquellas investigaciones que realizan un muestreo probabilístico, ya que no dejan una claridad sobre el universo o la población total, en la que se trabajó y sobre la cual se realizaron los cálculos para designar la muestra de participantes en el estudio. En el estudio de Ángel et al. (1997 a), no es posible dar cuenta de alguna asignación aleatoria ya que cada uno de los individuos tienen una probabilidad conocida de ser seleccionados (Fletcher, Fletcher & Wagner, 2008), al pertenecer al club de karate do y querer participar voluntariamente en la investigación. En el estudio de Ángel et al. (1997 b) en la primera etapa, se buscó incluir subgrupos concretos de interés con un número suficiente de miembros en la muestra del estudio como plantean Fletcher, Fletcher & Wagner, 2008. Lo anterior, reflejado en la primera fase del muestreo multietápico donde se estratificó por sexo y facultades para dar paso luego a un proceso aleatorio de selección por computador. Así hubo 411 133 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia participantes seleccionados, como muestra representativa de la población universitaria. Sin embargo, en la segunda aplicación del test, con el fin de validar la encuesta, se presentó una disminución sustancial de los participantes. De los 411 participantes iniciales se pasó a 149, de los cuales 85% pertenecía al total puntaje positivo y 21% al total del puntaje negativo de la entrevista. En el momento de la segunda aplicación, al verse disminuida la población a 149, se afirma que los 64 participantes que arrojaron resultados negativos son representativos de los 311 que arrojaron resultados negativos en la primera etapa de la investigación dada la poca diferencia entre las variables de los dos grupos. Así mismo, ocurrió con los 85 participantes positivos que se presentaron en la segunda aplicación respecto a los 100 que lo habían hecho en la primera aplicación. Es así como puede observarse que por un lado, se afecta el muestreo con un número suficiente de los subgrupos de interés, y por el otro se genera una representatividad de la representatividad ya establecida, aumentando la probabilidad de sesgo de los resultados con respecto a la población de la Universidad Nacional. En la investigación de Noreña (2006), el poco número de participantes y el método no probabilístico de asignación de los participantes, no permiten aplicar los resultados obtenidos más que en la población seleccionada, esto hace que este estudio no sea representativo en otro tipo de poblaciones. El termino factor de riesgo, que es utilizado frecuentemente en la epidemiología según Martínez & Irala (2002; citados por Gual & Lahortiga, 2002), se hace presente en las investigaciones analizadas dentro de este estudio. Es así como; el factor familiar (Ávila et al, 1993), sobrepeso, tendencia a hacer dietas, sobrevaloración de la crítica, (Ángel et al., 1997 a), ser estudiante de ciencias de la salud (Ángel et al. 1997 a, 1997 b), preocupación por la imagen corporal, factores socioculturales, (Noreña et al., 2006), 134 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia y el deporte ( Ángel et al, 1997 a & Noreña et al, 2006); son nombrados como posibles factores de riesgo que deberían ser utilizados en políticas de prevención como plantean Fletcher, Fletcher & Wagner, (1998). Sin embargo, fue posible observar que la mayoría de las investigaciones no tiene como objetivo determinar dichos factores pero sí termina por suponer la existencia de estos. Esto hace necesario el realizar investigaciones específicas en la indagación de los factores de riesgo buscando que estas sean representativas de la población bogotana. Con base en esto es posible concluir, que las investigaciones que sustentan el diseño de la política pública de prevención de la anorexia y la bulimia en la ciudad de Bogotá, hacen uso de algunas de las medidas epidemiológicas que se consideran necesarias para un estudio de corte epidemiológico, útil para sustentar una política publica de salud mental. Sin embargo, estas investigaciones dan cuenta escasamente de las poblaciones a las cuales están dirigidas, por lo cual podría decirse que no serían suficiente evidencia para el diseño de la política publica de prevención de anorexia y bulimia en la ciudad de Bogotá. A partir de esto, no es posible comprender de dónde surge la afirmación realizada por Medina, Gutiérrez y Sánchez (2006) sobre la existencia de una nueva epidemia en la ciudad de Bogotá que amenaza la salud e incluso la vida de los jóvenes de la ciudad, haciendo referencia a la anorexia y a la bulimia específicamente. La ponencia del proyecto de acuerdo No 157 (Ver apéndice A) cita cifras obtenidas en un estudio realizado en la Universidad Nacional, donde se afirma que en Bogotá el 12% de los adolescentes sufre de bulimia y anorexia. En el estudio que buscaba analizar la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria en estudiantes de la Universidad Nacional se presentan cifras de prevalencia de Bulimia de 135 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 2.2 % y anorexia de 0.5%., mientras que en el estudio que se realiza con los deportistas de karate do de la Universidad Nacional se presentan cifras de prevalencia de 2% de anorexia y 5% de bulimia, siendo estas cifras representativas para esta población en particular como se explicó anteriormente. Así se hace posible ver una no correspondencia entre los datos de la política y los datos analizados en estas investigaciones. Además es necesario aclarar, que en el caso de esta investigación de la Universidad Nacional que es citada como base para presentar el proyecto, no se registra ninguna referencia sobre esta en la bibliografía que aparece al final de la ponencia. Uno de los numerales contenidos en este proyecto de acuerdo, hacía referencia a la estigmatización de la anorexia y la bulimia para los estratos altos. Aunque este numeral fue desechado para el acuerdo como tal, llama la atención el hecho de que dentro de las investigaciones referenciadas en este proyecto se encuentra la de Ávila et al. (1993), donde precisamente una de las conclusiones que aporta esta investigación, es el hecho que la prevalencia de TCA es mayor en las jóvenes de la institución de clase media baja frente a media alta. Es así como se genera una incongruencia entre dos afirmaciones en un mismo documento. Por ende, este tipo de afirmaciones en documentos relacionados con políticas públicas, hace necesario que haya mayores estudios sobre los factores de riesgo sobre los cuales sustentarse, para no lanzar hipótesis que carezcan de fundamentación. El Acuerdo 221 del 2006, (Ver apéndice B) ―por medio del cual se crea e institucionaliza el programa distrital de prevención de la anorexia y la bulimia‖ consta de 7 artículos. En el primer artículo se crea el programa distrital de prevención y 136 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia asistencia de la bulimia y la anorexia en Bogotá, en el cual es posible observar que existe una preferencia por la bulimia y la anorexia a pesar de que en los datos de prevalencias encontradas en los estudios que sustentaron el diseño de este programa, se evidenció un bajo porcentaje de estos trastornos en comparación con los trastornos del comportamiento alimentario no especificados, por lo cual se considera que la política en este caso debería estar dirigida a todo tipo de trastorno alimentario en general. Así mismo, en el artículo 2 de este programa, es de rescatar la intención propuesta de prevención para evitar mayores daños con el avance de estas enfermedades. Sin embargo, con base en lo que se pudo observar en las diferentes investigaciones donde la prevalencia de TCANOES es mayor a la de AN y BN, si se incluyera este tipo de trastorno dentro del programa sería mayor la población en riesgo beneficiada con la política. De acuerdo al artículo 4, el órgano de aplicación se encargará de establecer los mecanismos apropiados para la prevención y asistencia de los factores causantes de la anorexia y la bulimia, en el que se deben tener en cuenta ciertos criterios como campañas de educación en colegios, universidades, junto con talleres dirigidos a educadores, padres y alumnos; la transmisión a través de los medios de comunicación masivos de los riesgos de la bulimia y la anorexia; la necesidad de capacitar agentes de salud comunitarios; la necesidad de orientar psicológicamente al paciente y su grupo familiar; la necesidad de impulsar y fortalecer el desarrollo de estudios e investigaciones sobre el tema; apoyar las acciones de prevención que realizan organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil. En este espacio, es donde el papel del psicólogo debe ser fundamental, ya que es a través del conocimiento de diversas investigaciones y criterios sobre este tipo de enfermedades desde donde se debe fundamentar la 137 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia prevención de la cual hace referencia el programa. Es por esto que en la creación de este tipo de políticas publicas, en las que médicos, epidemiólogos, nutricionistas, políticos tienen papeles relevantes; el psicólogo debe aportar desde el conocimiento académico y experiencial buscando ser parte de las acciones de prevención que permitan una intervención efectiva y real dentro de la población. Así mismo, se hace necesario que las agremiaciones y revistas científicas mantengan una rigurosidad sobre los consensos mínimos y los marcos de cientificidad que son necesarios para sus publicaciones. En este orden de ideas, la política de prevención de la anorexia y la bulimia en la ciudad de Bogotá, al tratar de impulsar y fortalecer el desarrollo de estudios e investigaciones sobre los TCA, los cuales son clasificados en relación a la salud mental; es parte del papel del psicólogo, el responsabilizarse por crear investigaciones verídicas y ajustadas a parámetros validos de investigaciones que apoyen el diseño y sustenten la creación de programas de salud publica. Para esto, el psicólogo debe tener en cuenta criterios de realización de investigaciones acertadas, donde se tenga en cuenta la relevancia que la epidemiología presenta en estos casos. Así, es primordial, el dar importancia a los parámetros aportados por movimientos como la medicina basada en la evidencia (Torres, 2006), donde se busca brindar bases para una adecuada investigación epidemiológica, que tenga suficiente solidez científica para programas de intervención pública. De esta forma, se hace viable un uso adecuado de los recursos disponibles donde se cause el mayor impacto posible (Martínez & Martínez, 2002; citados por Gual & Lahortiga, 2002). 138 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia La psicología, especialmente en la academia, debe vincularse más con la creación de este tipo de políticas publicas de salud mental, ya que los conocimientos que se pueden aportar permitirían dar mayor campo de acción a la psicología en los programas de prevención y atención de diferentes trastornos, en este caso de los trastornos de la conducta alimentaria. Es posible plantear que en este caso, los ponentes del proyecto de acuerdo para el programa de prevención de la anorexia y la bulimia en la ciudad de Bogotá, han realizado conclusiones apresuradas sobre estos estudios analizados. Lo anterior, hace perder la posibilidad de confiar en estas argumentaciones realizadas al no poder dar cuenta verdaderamente del problema que se vive en la Ciudad de Bogotá. Como dice Martínez & Martínez, (2002, citados por Gual & Lahortiga, 2002) es necesario que haya una certeza razonable que se base en hechos y datos de que las medidas que se piensen aplicar sean realmente efectivas. Así, es importante que se haga un estudio epidemiológico de las verdadera prevalencia de estas enfermedades en la Ciudad de Bogotá. De esta forma es posible establecer si el destino de los recursos públicos que se dirigen a esta política, son de mayor prioridad a otras enfermedades mentales, o si se deberían invertir los recursos disponibles de otra manera más eficiente y en programas efectivos de acción para lograr un mayor impacto, como plantea Rist (1994, citado por Ezzy, 2002), ayudando a tener una sociedad más justa y equitativa. 139 Evidencia Epidemiológica de Investigaciones del Programa para la prevención de la Anorexia y la Bulimia 4.0. Referencias American Psychiatric Association. (2003). DSM-IV-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Traducing de Masana, J. Masson. Ángel, L., Chavarro, K., Martínez, M., Valencia, J., Vásquez, R. (1997). Prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario en estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia entre Julio de 1994 y Diciembre de 1995. En Acta Médica Colombiana Vol.22 No.3 Mayo-Junio p. 111-118. 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