Género y religión en Asia. El caso de Japón - CEAA

Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África
XIII Congreso Internacional de ALADAA
Cooperación de Asia y América
Género y religión en Asia. El caso de Japón
Silvia G. Novelo y Urdanivia
Sobre la autora: Doctora por la Escuela de Graduados de Artes y Ciencias de la
Universidad de Tokio, es maestra en Estudios de Asia y África del Norte por el CEAA
(Centro de Estudios de Asia y África) de El Colegio de México y actualmente profesorainvestigadora en el Departamento de Estudios Regionales del Centro Universitario de
Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara. Ha publicado
artículos en revistas especializadas y traducciones del japonés de textos literarios y
ensayos; es coautora de varios libros y miembro fundador de la Cátedra UNESCO de la U.
de G. y del Nuevo Diccionario Español-japonés (hoy Puerta al español), Ed. Kenkyusha.
Publicó una columna bimensual en Nexos, México, y mensual en Nikkan Kogyo Shimbun,
Japón, dos y un años, respectivamente. Su libro Universalismo vs. Nacionalismo en la
dialéctica cultural mexicana. José Juan Tablada, un ciudadano del mundo, actualmente se
encuentra en prensa.
Resumen: De la misma manera en que los textos de Rabelais podrían guiarnos hoy hasta
los vistosos tabernáculos de la obra cómica popular, tan alejados de la creación artística y
el pensamiento ideológico de la Europa burguesa, la narrativa infantil de la cultura popular
de Asia oriental, representada aquí por Urashima Tarō, sea quizá -por sí sola- la clave que
nos permita penetrar en los misterios en que género y religión mutuamente se afectan.
La irrealidad que reflejan las distintas versiones de esta obra va más allá de lo que de
extraordinario suele tener un simple cuento para niños, al vincular la cultura con el
dominio en ella provocado por la religión, no sólo en distintas épocas, sino en toda una
región del mundo: Asia Oriental.
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Silvia G. Novelo y Urdanivia
De la misma manera en que los textos de Rabelais 1 podrían guiarnos hoy hasta los
vistosos tabernáculos de la obra cómica popular, tan alejados de la creación artística y el
pensamiento ideológico de la Europa burguesa, la narrativa infantil de la cultura popular de
Asia Oriental, representada aquí por Urashima Tarō, sea quizá -por sí sola- la clave que nos
permita penetrar en los misterios en que género y religión mutuamente se afectan.
La irrealidad que reflejan las distintas versiones de esta obra va más allá de lo que de
extraordinario suele tener un simple cuento para niños, al vincular la cultura con el dominio
en ella provocado por la religión, no sólo en distintas épocas, sino en toda una región del
mundo.
Como ha sucedido también en otros muchos países del Lejano Oriente, de Europa o de
la hoy América Latina, la religión ha ejercido efectos profundos y de gran alcance sobre la
cultura y las ideas de Japón a lo largo de su historia, incluyendo los distintos papeles de la
mujer y las relaciones entre géneros. No obstante los muchos años de investigación sobre el
tema por diversos especialistas, no resulta fácil todavía rastrear un panorama completo de la
influencia (des)figurativa de la religión sobre el papel del género. 2 Y sin embargo, un
revelador paisaje de los poderosos hechos de la religión surge frente a nosotros al pergeñar
1
François Rabelais (1494 -1553) fue un escritor, médico y humanista francés que, bajo el seudónimo de
Alcofribas Nasier, en 1532 publica Las grandes e inestimables crónicas del gran Gigante Gargantúa, su
Pantagruel, en 1534 Gargantúa y en 1546 Gargantúa y Pantagruel: Tercer libro de los hechos y dichos
heroicos del buen Pantagruel. No fue sino hasta 1548 que aparecerían once capítulos de su cuarto libro, cuya
versión completa vio la luz cuatro años después, uno antes de su muerte.
2
H.R. Patch remite a un relato italiano del siglo XIV, en el que unos monjes encuentran la fuente de la
juventud en el Paraíso (Patch, 1983:173-174). Y a pesar de que la referencia escrita más antigua que se
conoce sobre ‘el pez como símbolo cristiano’ es de Clemente de Alejandría (aprox. 150-215), éste comienza
a estar presente hasta el siglo XII, con las empresas de los caballeros, a quienes la iglesia civiliza al regenerar
a la caballería en religiosa, y cuyo propósito era ahora la defensa de la iglesia, de los desarmados.
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la historia de uno de los cuentos más antiguos de ese país, en el que es posible examinar la
metamorfosis sufrida por las representaciones del ‘género’.
Urashima Tarō, en donde Urashima es el apellido y Tarō el nombre, es un cuento que ha
gozado de muchísimos años de popularidad entre los japoneses; sus registros más antiguos
datan del siglo VIII. Lo que significa que, a lo largo de mil doscientos años, el legendario
cuento no solamente ha brindado material para un sinfín de obras literarias y teatrales, sino
que ha sido también fuente de inspiración de santuarios sintoístas y templos budistas
dedicados a su héroe sacralizado y a ‘sus’ también sagradas posesiones. La línea básica de
la historia de Urashima es el viaje que el protagonista hace a Otro Mundo -como de
ensueño- y su eventual regreso al mundo real tras un lapso de tiempo sobrenatural,
embargándole un enorme pesar al saber de la muerte de sus padres.
Es sabido que el género literario llamado cuento fantástico adopta las incógnitas del
hombre y de su mundo que no han obtenido una disquisición comprensible y rotunda como
punto de arranque, como son la vida, el tiempo, el espacio, los sueños, lo mágico -con sus
encantamientos y hechizos-, el asombro, el miedo, la fe, las dudas, las dimensiones, la
muerte; los duendes, los dragones y otras bestias.
El autor de un cuento fantástico generalmente hace uso de alguno de esos enigmas como
idea central, pero no porque planee resolverlo, sino con el propósito de ‘crear la sospecha’,
apoyándose en la falta de argumentos para hacer posible lo imposible y en su propia
imaginación. A partir de elementos reales y cotidianos -a veces en forma gradual y otras
abruptamente- va eliminando la realidad para trasladar al lector al ámbito de lo misterioso
y/o inexplicable, que surge de a poco de la vacilación entre una explicación natural o una
sobrenatural.
En el caso particular del cuento que aquí nos ocupa, el protagonista es un joven soltero
que se dedica a la pesca para sobrevivir, y al ver interrumpida su cotidianeidad, Urashima
se entrega dócilmente a la vida nueva e ideal que el Otro Mundo le ofrece; sus experiencias
en ese Otro Mundo en realidad no atesoran nada especial; y sin embargo, hasta el día de
hoy Urashima es un personaje que cuenta con gran reconocimiento a nivel nacional.
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Virtualmente todos los educandos japoneses, para no hablar de los adultos de todas las
edades, conocen el cuento de Urashima Tarō. Han oído la historia por boca de sus padres y
abuelos, y se identifican a sí mismos con diversas escenas al mirar las ilustraciones de los
libros para niños y leer el texto. Esta idea tácita de que todo japonés sabe acerca de
Urashima, ha producido entre la gente la frase popular que reza: ima Urashima (estar
‘ahora’ como Urashima), frecuentemente usada para significar el estado anímico en que se
hallan los que han perdido contacto con las condiciones en Japón a causa de una larga
estadía en el extranjero. Yendo más lejos, y para ilustrar la popularidad del cuento,
podríamos agregar que existen tres diferentes canciones-tema de Urashima, escritas y
compuestas durante la época Meiji. 3 Una de ellas fue enlistada entre las canciones del
Ministerio de Educación,4 oficialmente seleccionadas en una antología para los niños en
edad escolar, y enseñadas a los alumnos del segundo año de primaria -en toda la naciónhasta finales de la Segunda Guerra Mundial. 5 Aún en nuestros días, después de que su
estatus oficial se ha perdido por completo, la canción sigue siendo cantada por muchos
niños gracias a su propio encanto y a la popularidad del cuento. Urashima, innegablemente
constituye parte de la historia cultural de Japón.
No obstante la familiaridad con la que vagamente reparan en el cuento más antiguo de
Urashima, no pocos japoneses saben que a lo largo de su historia ha sufrido cambios
drásticos o, dicho de otra manera, que la versión que ellos han conocido como Urashima
Tarō es una creación moderna. Ello se debe a que el Ministerio de Educación diseminó
sistemáticamente su versión moderna del cuento a través de su compilación estatal de libros
de texto a lo largo de treinta y nueve años, a partir de finales del periodo Meiji y hasta
cuatro años después de terminada la Segunda Guerra Mundial.
Bajo el nuevo sistema educativo de posguerra, el gobierno japonés no continuó
publicando libros de texto; desde el año de 1949 todos los libros de texto han sido
producidos por empresas privadas y posteriormente revisados y aprobados por el
ministerio. Pese a ello, esta versión ‘autorizada’ de Urashima Tarō, enseñada a los alumnos
3
4
5
Periodo modernizador de Japón que cubre de 1868 a 1912.
Hoy Ministerio de Educación, Cultura, Deporte y Tecnología (Monbukagakushō).
Confrontación bélica en que Japón fue derrotado por los países aliados (1939-1945).
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del segundo año de la escuela primaria entre 1910 (año 43 de la era Meiji) y 1949 (año 24
de la era Shōwa), ha servido como ejemplo para las más recientes publicaciones para niños,
incluidos algunos libros de texto de la escuela primaria.
Echaremos un vistazo al cuento en su versión moderna y a sus peculiares problemas,
antes de introducirnos en la historia de la leyenda de Urashima.
Textos modernos: la problemática
El moderno Urashima Tarō puede resumirse de la siguiente manera:
Una vez, hace mucho tiempo, un joven pescador de nombre Urashima Tarō rescató a
una tortuga de manos de unos niños malcriados que la hostigaban y la dejó ir
nuevamente en el mar. Días más tarde, cuando Tarō estaba pescando, la tortuga emergió
a su lado y le ofreció llevarlo al Ryūgūjō (el Palacio del Dragón) como muestra de
agradecimiento por su benevolencia. Galopando sobre el caparazón de la tortuga, Tarō
viajó a través de las aguas y pronto arribó al Ryūgūjō. Allí recibió una espléndida
hospitalidad por parte de la Princesa Oto (Otohime) y se olvidó del paso del tiempo.
Pero un día, la preocupación por sus padres lo llevó a decidirse a partir. La princesa,
después de tratar en vano de detenerlo, le entregó un hermoso cofrecillo como recuerdo
(tamatebako), con la advertencia de que nunca debía abrirlo. Tarō volvió a su hogar
montando la tortuga, pero su pueblo había cambiado por completo y sus padres habían
muerto largo tiempo atrás. Se encontró rodeado por perfectos extraños. Obviando las
palabras de la princesa, Tarō abrió el cofrecillo, del que surgió una cortina de humo
blanco, e instantáneamente quedó convertido en un hombre muy viejo.
Durante los cuarenta y seis años transcurridos entre 1903 y 1949, cuando comenzaron a
ser publicados por el Ministerio de Educación los Libros de Texto Compilados por el
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Estado (Kokutei kyōkasho), cinco revisiones tuvieron lugar: en 1910 (año 43 de la era
Meiji), 1918 (año 7 de Taishō), 1933 (año 8 de Shōwa), 1941 (año 16 de Shōwa) y 1946
(año 21 de Shōwa), reflejando el cambiante clima político del país y las consecuentes
transformaciones en la política educativa de la nación. El primer Kokutei kyōkasho,
publicado en 1903 y usado entre 1904 y 1909, no contenía el Urashima Tarō, pero a partir
de 1910 y hasta 1949, es decir, en las siguientes cinco generaciones, el cuento fue incluido.
En estos libros de texto Urashima Tarō cambió ligeramente; mantuvo la línea general de la
historia y solamente sufrió pequeñas modificaciones (principalmente en la longitud y el
género literario). Ciertamente es una buena historia para las enseñanzas morales: ser
amable para con los demás; si somos gentiles con los otros, seremos recompensados;
gratifiquemos la afabilidad, como otros suelen hacer; no desobedezcamos lo que se nos ha
advertido porque algo terrible podría sucedernos. Todas útiles lecciones para la disciplina
de los niños, por lo que es fácil entender que el Ministerio de Educación la haya tenido en
consideración. Por otro lado, la narración misma es entretenida, como por lo general lo son
los dramas contemporáneos de ciencia ficción de la televisión, que también caracterizan
encuentros con desconocidos y aventureros en tierras en las que ningún ser humano ha
estado antes.
Sin embargo, una lectura cuidadosa de los textos modernos de Urashima refleja una
preocupante falta de adecuación a sus narrativas, provocando que muchas preguntas
vengan a la mente, por ejemplo, si Tarō era simplemente un benefactor y Otohime una
maestra que lo único que quería era corresponder a la deuda de su subordinada (lo que es
una premisa de la primera mitad de la narrativa moderna), ¿por qué trató de evitar que él
volviera a la casa paterna? ¿No fueron suficientes los muchos días (o la posibilidad de
años) de la generosa hospitalidad que ella ofreció a su visitante como para saldar su deuda?
¿Por qué la estancia de Tarō en su palacio no le pareció lo bastante larga? Cuando la
princesa se encontró por primera vez con Tarō sabía -sin lugar a dudas- que la de él era una
visita temporal, como lo demuestran sus propias palabras de bienvenida: “Por favor,
disfruta a tus anchas mientras estás aquí,” en japonés: Dōzo yukkuri asonde itte kudasai
(textos de 1933 a 40; en donde el verbo itte -irse- presupone la eventual partida del
huésped); literalmente: “Vete, después de haber disfrutado a tus anchas.” Intentar detener
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una vez al huésped podría interpretarse como un gesto de cortesía, pero, ¿por qué Otohime
pidió ‘muchas veces’ a Tarō que se quedara? (mismos textos) ¿Lo quería para siempre con
ella por alguna razón desconocida? ¿Y por qué fue que le dio una caja que él no había de
abrir? ¿No es ese un extraño regalo de despedida para un benefactor? ¿No habría sido más
apropiado un cofre lleno de oro y plata? (Hay un buen número de cuentos y fábulas
regionales de Japón en los que algún animal devuelve una gracia recibida de diversas
maneras, entre las que suele entregar a su bienhechor una caja con tesoros como recuerdo)
¿Por qué el regalo de Otohime era un cofrecillo sin tesoro alguno? ¿Qué es una caja,
después de todo? ¿Habrá tenido algún significado simbólico en tiempos antiguos? Si abrir
el cofre era tan peligroso, ¿por qué ella no explicó el motivo por el que Tarō debía
mantenerlo cerrado? Y, por último, aunque no menos importante, ¿por qué exactamente
Tarō abrió el cofrecillo?
Los libros de texto oficiales ofrecen diferentes razones por las que Tarō abrió el
pequeño cofre; significativamente, ésta es la única divergencia que los textos de 1910-32,
1933-40 y 1941-49 muestran. En el texto de 1910-1932 se lee: “No había una sola alma
que él conociera, Se puso tan profundamente triste que… (amari kanashiku natta kara),
olvidando las palabras de Otohime, abrió el cofrecillo (con énfasis).” Un fuerte
desconcierto mental ciertamente puede causar un lapso en la memoria. Pero cuando Tarō
abrió el cofrecillo, ¿quiénes estaban desapareciendo de su memoria, sus padres o la
princesa? Si estuviese olvidando a sus padres, ¿por qué abrió un pequeño cofre que nada
tenía que ver con el recuerdo de ellos? El texto de 1933 a 1940 parece tratar de remediar o
disipar el problema de la primera versión, por lo que imputa un motivo totalmente diferente
al mismo hecho: “Como en un sueño, caminó llevando consigo el cofrecillo, tratando de
adivinar lo que había pasado. Pensaba, ‘si abro el cofrecillo en un momento como éste,
quizá algo suceda’ (Konna toki ni tamatebako o aketara, dōka naru ka mo shirenai), y lo
abrió olvidando las palabras de Otohime (con énfasis).” Pasaje en el que el texto de 19411949 afirma brevemente, “Perplejo como estaba… (tohō ni kurete), abrió el cofrecillo.”
Estas diferentes razones para un mismo suceso aumentan todavía más nuestra
curiosidad: ¿Cuál fue la verdadera razón por la que Tarō abrió el pequeño cofre? La
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incongruencia entre la primera y segunda mitad del texto, así como la falta de naturalidad y
la inestabilidad de la segunda parte, definitivamente sugieren que la versión moderna
estandarizada de Urashima no ha sido un intento exitoso porque altera y reprime un relato
antiguo. Veamos a continuación los resultados de los estudios sobre la transformación de la
leyenda de Urashima, examinando las principales versiones escritas en orden cronológico,
analizando sus implicaciones filosófico-religiosas y mostrando la manera en que diversas
tradiciones de esta naturaleza contribuyeron a la evolución del cuento, en un proceso que
desenmascara nada menos que la saga de la subordinación de las mujeres japonesas y su
pérdida de autodeterminación.
Vimos en líneas anteriores que los escritos más antiguos registrados sobre la leyenda de
Urashima aparecen ya en obras que datan del siglo VIII, entre las que destacan: 1. las
Nihon shoki o Kojiki (Crónicas de Japón, conocidas también como Nihon-gi), completadas
en el año 720; 2. la Manyō shū (Colección de las diez mil generaciones),6 la más antigua y
extensa antología de poemas japoneses, empezada en el período Nara y terminada a finales
del siglo VIII (785), víspera de los inicios del período Heian,7 y 3. fragmentos de la Tango
Fudoki (Descripción histórica y geográfica de la Prefectura de Tango), 8 recuperados
gracias a que se citan ya en la Shaku Nihongi (Explicación de las Crónicas de Japón),
terminada entre los años de 1264 y 1301. Se desconoce la fecha exacta en la que la propia
Tango Fudoki quedó concluida, pero se asume que fue compilada en los años que siguieron
al quinto mes del año 713 y hasta el 715, porque ya en el texto aparece el nombre de una
división administrativa local usada solamente hasta el 715, época también en que la
emperatriz Genmei ordenó a los encargados que la obra quedase conformada por “historias
antiguas, o poco comunes, narradas por ancianos”.
6
Se desconoce el nombre del compilador de esta obra, pero se conjetura que quien le dio su forma actual fue
Ōtomo Yakamochi (718 - 785). El último poema de la Manyō shū está registrado en el año 759.
7
Considerado cumbre de la corte imperial japonesa, en el que el arte -y en particular la poesía y la literaturabrilló como nunca antes, el periodo Heian data de 794 a 1185.
8
Parte de los reportes compilados por orden de los gobiernos provinciales en el siglo VIII, y que incluyen
información geográfica, leyendas y listas de los productos locales.
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Es posible presumir entonces que el más antiguo de los documentos de la era PreHeian9 fue la Tango Fudoki, seguida de las Nihon shoki y finalmente de la Manyō shū,
aunque, hay que subrayarlo, los especialistas en el tema no han logrado todavía concordar
acerca de diversos puntos, a saber: cuál de ellas es la que mejor conserva la forma antigua
de la leyenda; dónde nació ésta (en Japón o en ultramar); cómo fue transmitida a Japón (en
el supuesto de haberse originado fuera del país) o, de qué manera las tres versiones se
relacionan entre sí.
En todo caso, para los fines a que hace este trabajo bastará con descubrir el tipo de ideas
religiosas que se expresan en los textos del Japón del siglo VIII, y a partir de allí proceder
al análisis.
El texto Fudoki
La Tango Fudoki está plagada de frases de las antiguas filosofías y religiones chinas,
que aquí se presentarán en cursivas.
En el distrito de Hioki, del país de Yosa, se hallaba el pueblo Tsutsukawa. El ancestro
del residente Kusakabe no Obito y su clan eran conocidos como Tsutsukawa no
Shimako. Él era un hombre extremadamente guapo y su refinamiento no tenía paralelo.
Se le identificaba como Ura no Shimako de Mizunoe, lo cual no difiere en absoluto de
los registros del ex-gobernador, el señor Iyobe no Umakai. Por lo tanto, debo referir aquí
el contenido general del asunto.
9
La época Heian data del año 794 al 1185 y, previamente a ella, cuando los emperadores de la dinastía T’ang
(s. VII a IX) lograron establecer un floreciente gobierno imperial en China, Japón adoptó su sistema legal con
el fin de crear un Estado burocrático, e imitó a los líderes de T’ang en la construcción de un gran número de
templos budistas. No obstante, ya en el siglo X, a la caída de los T’ang, optó por el camino de la
“japonización”, generando un estilo propio en el que retomaba su folclore y cultura indígenas.
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Un día, durante el reinado del soberano que gobernó desde el Palacio de Asakura en
Hatsuse (el rey Yūryaku),10 Shimako se encaramó solo en un pequeño bote y salió a
pescar mar adentro. Después de tres días y tres noches no había capturado más que un
pez, aunque logró atrapar una tortuga de cinco colores.
Convencido de que se trataba de un hecho insólito, la acomodó en el bote y se tiró a
descansar. Repentinamente la tortuga se convirtió en mujer. La belleza de su rostro y
figura estaban fuera de toda comparación. Shimako la interrogó diciendo: “Este lugar
está lejos de donde habitan los humanos y no hay una sola alma a todo lo ancho de las
aguas ¿Quién eres tú, que has aparecido tan de repente?” La joven mujer le contestó
sonriendo, “Un hombre distinguido navegaba solo en el mar. Incapaz de resistir a la idea
de conversar con él personalmente, vine montando la nube del viento.” Shimako volvió
a preguntar, “¿De dónde viene la nube del viento? La mujer contestó, “Yo soy una
residente inmortal de los cielos, te ruego que no dudes de mí. Por favor conversa
conmigo y ámame.” Al saber que se trataba de una joven de origen divino, Shimako
aplacó sus temores y dudas. Ella le dijo entonces, “Te juro amor eterno, que llega hasta
el final del Cielo y de la Tierra, del Sol y de la Luna ¿Pero tú?, dime ya si me aceptas o
no.” Shimako respondió, “No es necesario hablar ¿Cómo podría dudar de mi amor por
ti?” La dama dijo entonces, “¿Podrías hacer el favor de preparar tu bote para partir hacia
la Isla de los Bendecidos [Monte Hōrai]?”11 Shimako se aprestó a complacerla. La mujer
le pidió que cerrara los ojos y en un instante habían alcanzado una gran isla en el
océano. El piso parecía estar tapizado de gemas. El umbral era oscuro y sombrío,
mientras que el castillo lucía brillante y alegre. Era un sitio del que ni él ni nadie más
había escuchado antes. Caminaron lentamente tomados de la mano y llegaron a la puerta
de una gran mansión. La mujer dijo, “Por favor espera un momento aquí”, abrió la
puerta y entró. Al poco rato siete niños salieron diciéndose unos a otros, “Es el esposo
de la princesa Kame”. Y entonces ocho niños más salieron diciéndose unos a otros, “Es
el esposo de la princesa Kame”. Fue así como Shimako supo que la mujer era la Princesa
10
Uno de los llamados ‘cinco reyes de Wa’ -nombre que daban los chinos a Japón. El rey Yūryaku vivió de
456 a 479.
11
Especie de paraíso, originado en el Monte Peng-lai de la mitología china, también conocido como Isla de
los Bienaventurados, Isla de las Grullas o Isla de las Tortugas.
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Kame (kame significa “tortuga”). Cuando ella volvió Shimako le contó acerca de los
niños. La mujer explicó, “Los siete niños son los Subaru (el cortejo, o las Pléyades).12
Los ocho niños son las Amefuri (las Estrellas que Llueven, o Híades).13 Por favor no
desconfíes”. Y lo introdujo en la mansión.
Los padres de la joven se encontraron con él, lo saludaron y tomaron asiento. Le
explicaron la diferencia entre el mundo de los mortales y el mundo de los inmortales y le
expresaron el placer que les producía el extraño encuentro entre un hombre y los dioses.
Le ofrecieron centenares de platillos deliciosos; los hermanos y hermanas de la princesa
intercambiaron copas de vino para celebrar; las pequeñas niñas de mejillas coloradas
vinieron del pueblo vecino para unirse al festejo. Con los resonantes cantos de los
inmortales y la sinuosa danza de la divinidad, el banquete fue diez mil veces más
divertido que su equivalente en el mundo de los hombres, de manera que Shimako no
notó la puesta del Sol. Pero con el crepúsculo, los muchos inmortales que habían
asistido a la fiesta se fueron retirando, hasta que sólo permaneció la mujer. Tendidos
hombro con hombro, y uniendo las mangas del uno con las del otro, consumaron su
matrimonio.
Tres años pasaron, durante los cuales Shimako llevó una vida placentera en el mundo de
los inmortales olvidando su propio hogar. Pero, repentinamente comenzó a sentirse
nostálgico y penó a solas por sus padres. Su aflicción lo abrumaba con frecuencia y su
pesar era mayor día con día. La mujer le dijo, “No pareces el mismo en estos días, dime
por favor qué está pasando por tu mente,” a lo que Shimako respondió, “En el pasado la
gente solía decir, ‘un hombre poco virtuoso añora su hogar, y un zorro muere con la
cabeza apuntando hacia la colina de su madriguera’. Yo pensé que eso era falso, pero
12
Del griego: ‘palomas’; conjunto de soles ubicado en la constelación de Tauro, conocido también como Las
Siete Hermanas o Los Siete Cabritos.
13
Si bien de acuerdo con la mitología griega son las ninfas hacedoras de lluvia, las híades originalmente
fueron estrellas que asoman en primavera; ninfas transformadas por Zeus en constelación por haber cuidado a
Dionisos. Relatos posteriores las señalan como las jóvenes hermanas de Hiante, que abatidas por la muerte de
éste fallecen de tristeza y son transformadas en constelación. En la mitología romana las híades son conocidas
como Súculas.
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ahora sé que es verdad.” La joven preguntó, “¿Te gustaría ir a tu casa?” Shimako
respondió, “Dejé a los míos para venir a esta distante tierra de los inmortales. Los echo
tanto de menos que he dejado escapar mis pobres pensamientos; quisiera ir a casa por un
tiempo para ver a mis padres.” La doncella enjugó sus lágrimas y le dijo con pena, “Mi
corazón, como una piedra de oro, nunca cambiará. Nos hemos jurado amor eterno
¿Cómo puedes tú dejarme en tan corto tiempo simplemente porque estás nostálgico?”
Caminaron tomados de la mano mientras conversaban, lamentándose con tristeza y
dolor. Finalmente, separando sus mangas de las de ella, él se retiró de su presencia y se
alistó para emprender el camino. En este punto, los padres y parientes de la mujer no
podían más que mirarlo con tristeza. La mujer tomó en sus manos una caja para peines
adornada con joyas (tamakushige) y se la dio a Shimako, diciendo: “Si no me olvidas y
desearas venir a visitarme de nuevo, sujeta bien esta caja y no la abras nunca.” Se
despidieron y Shimako subió al bote. La mujer le pidió que cerrara los ojos.
En un santiamén había arribado al pueblo de Tsutsukawa, en su país, y cuando lo miró,
la gente y las cosas habían cambiado; se sintió totalmente desamparado. Preguntó a un
aldeano, “¿Dónde está ahora la gente de la casa de Urashimako de Mizunoe?” Y éste le
contestó, “¿De dónde has llegado para preguntar por un hombre del pasado? Según he
oído, los viejos han transmitido de boca en boca que en tiempos antiguos hubo una
persona de nombre Urashimako de Mizunoe; que salió solo a la mar y nunca regresó.
Hace ya trescientos años de aquello ¿Por qué preguntas por él después de tanto tiempo?”
Shimako caminó distraído por el pueblo sin encontrar a nadie conocido. Diez días
pasaron. Acarició la caja para peines melancólico por la mujer celestial. Entonces,
olvidando la promesa que había hecho, abrió el estuche. Instantáneamente, su juventud y
hermosa figura, que lo hacían relucir como fragante orquídea, desaparecieron en el azul
del cielo llevadas por la nube del viento. Shimako comprendió entonces que no podría
volver a verla por haber roto la promesa; y admitiéndolo, tras girar la cabeza hacia la
tierra de la inmortalidad, echó a andar ahogado en llanto (mayor énfasis).
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Sin lugar a dudas, la narrativa del texto Fudoki es el más encantador y tierno de todos
los cuentos de Urashima.
El texto Nihon shoki
En lo que toca al registro de la leyenda de Urashima de las Nihon shoki, primeras
crónicas oficiales de Japón, hay que comenzar por señalar que éste es muy breve, y en él se
atribuye la visita de Ura no Shimako a la Isla de la Eternidad el vigésimo segundo año del
reinado del Tennō Yūryaku (año 478):
Vigésimo segundo año…Otoño, séptimo mes.14 Un hombre de la comarca de Yosa, en la
Provincia de Tanba, Ura no Shimako de Mizunoe, salió a pescar en un bote. Después de
un rato capturó una gran tortuga. Repentinamente ésta se convirtió en mujer, y muy
pronto Ura no Shimako se sintió terriblemente atraído por ella y la desposó. Juntos se
hicieron a la mar hasta alcanzar la Isla de los Bendecidos (Monte Hōrai), en donde
merodearon y luego se reunieron con los inmortales. La historia se encuentra en otro
volumen.15
14
Los historiadores han cuestionado el motivo por el que en las Nihon shoki se cita la fecha específica de 478
a la leyenda de Urashima. La versión Fudoki indica solamente que el incidente tuvo lugar durante el reinado
del Tennō Yūryaku. Mizuno y Shigematsu arrojan cierta luz a este misterio. Ambos investigaron en forma
exhaustiva la conexión con la transferencia de una deidad sintoísta de nombre Toyouke no Ōkami de la
provincia de Tanba, con el santuario exterior de Ise, que supuestamente sucedió el séptimo mes del mismo
año. No obstante, sus conclusiones arriban a diferente puerto. Shigematsu sostiene que la leyenda de
“Urashima” fue creada después de que Toyouke no Ōkami se trasladó a Ise, mientras que Mizuno considera
que la leyenda fue aprovechada por los compiladores de las Nihon shoki para llenar el espacio dejado tras la
eliminación de la entrada de la fundación del Santuario exterior de Ise, séptimo mes del vigésimo segundo
año de Yūryaku, con el objeto de eclipsar el que ésta haya precedido a la fundación del prestigioso Santuario
interior (Shigematsu 1981, 252-58; Mizuno 1975, 2:276-97, 324-52,359-62). En todo caso, cualquiera que
haya sido la razón para incluir la leyenda en este particular sitio, ello queda totalmente fuera de contexto.
15
Nadie sabe a ciencia cierta de qué ‘otro volumen’ se trata, pero se supone una referencia a la leyenda de
Urashima por Iyobe no Umakai, que los compiladores de la Tango Fudoki consultaron para asegurarse de que
el cuento correspondiera con lo que habían registrado de los ancianos.
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Dos son los puntos de interés en el texto de las Nihon Shoki; el primero, el hecho de que
la aventura de Ura no Shimako -con todo y la tortuga que se transforma en mujer, el
legendario Monte Hōrai y los moradores inmortales- en las crónicas imperiales recibe
estatus de hecho histórico, junto a importantes cuestiones políticas como son la investidura
del príncipe heredero, la diplomacia del Tennō Yūryaku y el deceso de un rey coreano. En
discrepancia con ello, el texto Fudoki no da indicios de cuán seriamente su contenido pudo
haber sido recibido por los lectores o la audiencia de la época; simplemente fue codificado
como una de las historias “antiguas o inusitadas relatadas por los ancianos” (con énfasis).
Y sin embargo, el texto Nihon shoki denota que el Monte Hōrai era tan real para los
japoneses del siglo VIII como lo era la conversión de un animal en ser humano. En
consecuencia, el mundo humano y el no-humano no se pensaban como enteramente
separados.
El segundo punto de interés de la versión Nihon shoki radica en que ésta concede al
héroe un papel más activo de lo que lo hace el texto Fudoki, a la vez que minimiza el papel
de la heroína. Es Ura no Shimako quien se sorprende frente a la metamorfosis de la tortuga
en mujer y decide casarse con ella. El punto de vista de la heroína no figura; su origen
divino y su identidad como ser inmortal del Monte Hōrai son confusos. Es difícil
determinar si estos cambios son resultado incidental de la perspectiva de orientación
masculina de las Nihon Shoki o de alteraciones editoriales deliberadas.
El texto Manyō shū
En lo tocante a la tercera de las versiones del cuento Urashima del siglo VIII,
analizaremos el poema recogido en el noveno volumen de la Manyō shū, compuesto por
Takahashi no Mushimaro, famoso por su versificación de cuentos legendarios.
El Sol de la Primavera envuelve la estación en neblina.
Salgo a altamar en Suminoe
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y diviso el vaivén de los botes pesqueros.
Cavilo sobre cosas que ocurrieron tiempo atrás;
Ura no Shimako de Mizunoe,
orgulloso por la caza de un bonito, una caza desde el profundo mar,
no volvió en siete días.
Remó y remó mar adentro;
remó hasta tropezar con la hija del Rey de los mares.
Entre frases amistosas ambos dejaron salir sus sentimientos;
en su viaje a la Tierra sin Tiempo (Tokoyo) se hicieron promesas.
Allí, en el palacio del rey,
en la intimidad de los muros de una sala maravillosa
vivieron juntos, tomados de la mano.
Y en aquel lugar, donde nadie envejece y nadie muere,
pudieron haber permanecido por siempre.
Pero el consorte, estúpido a la manera del mundo,
abrió la boca para decir a su esposa:
“Debo volver a mi hogar por un corto tiempo
y contar a mi padre y mi madre lo que ha pasado¡pero estaré de vuelta al día siguiente!”
Palabras a las que la señora replicó:
“Si quisieras volver a la Tierra sin Tiempo
y verme una vez más como ahora soy,
¡no abras nunca este estuche de peines, pase lo que pase!”le advirtió una y otra vez.
Cuando él estuvo de vuelta en Suminoe
buscó su casa sin encontrarla,
buscó su pueblo y no pudo hallarlo.
¡Qué extraño!, pensó,
si han pasado sólo tres años desde que partí¿Pudo mi casa haberse esfumado con todo y cerca?
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Quizá, si trato de abrir este estuche
la casa aparecerá allí, como antesAbrió el alhajero con un crujido
y una nube de humo salió
en dirección a la Tierra sin Tiempo.
De un salto echó a correr tras ella gritando, ondeando sus mangas.
Cayó rodando y se incorporó con enojo.
En un instante se abandonó a la desesperación.
Su joven cutis envejeció
y su negra cabellera encaneció por completo.
Su respiración había cesado.
En conclusión, su vida entera lo abandonó.
Ura no Shimako de Mizunoe
-Puedo ver el sitio en el que alguna vez estuvo su hogar.
<HERALDO>16
…y pudo haber vivido por siempre
en la Tierra sin TiempoQué insensato marido;
y todo causado por él mismo.
A través de este poema, es posible darse cuenta de que el texto Manyō shū no difiere del
Fudoki en lo que a la línea general del cuento se refiere, aunque esta versión en verso se
inserta en un sarcástico enfoque de “estupidez” hacia Shimako, cuando éste decide
abandonar la Isla de la Eternidad ‘sólo’ para reunirse con sus padres; más aún, Mushimaro
subraya el hecho de que Shimako muere. Implacables críticas del poeta que evidencian su
profunda sed de inmortalidad, al tiempo que revelan como mezquina la prioridad que se
confiere a la virtud de servir a los propios padres frente a la de alcanzar la inmortalidad
para sí mismo. Sentimientos que, de haber pertenecido únicamente a Mushimaro, el poema
16
Un heraldo es una corta reflexión al concluir un poema. En una balada, el heraldo frecuentemente contiene
una dedicatoria o un sumario.
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no habría formado parte de esta antología; una muestra más de que el confucionismo no
tenía aún gran impacto en las mentes japonesas del siglo VIII. La verdadera irrupción del
confucionismo no tuvo lugar sino hasta el periodo Muromachi (1392-1573), cuando las
ideas sobre la piedad filial ganaron importancia.17
Una característica más del texto Manyō shū es la ausencia de un lenguaje que pudiese
indicar cualquier influencia directa de las creencias chinas. Ni tortuga de cinco colores ni
una gran tortuga; ninguna tortuga en absoluto. La historia no hace referencia a los cinco
elementos y colores esenciales de la filosofía china, ni alude a la antigua noción china de
tortugas gigantescas sosteniendo las islas de la inmortalidad en el océano. En lugar de
capturar una tortuga, Shimako se encuentra en el lejano mar con una doncella celestial en
persona. Más aún, ella no es un ser inmortal de Hōrai, sino la hija del rey-dios de los
mares. Y Tokoyo,18 la Tierra de la Eternidad, no se identifica con Hōrai sino con el sitio en
el que se halla el palacio de ese rey-dios, cuyo nombre en lengua japonesa es watatsumi, de
origen coreano y no chino.19 De acuerdo con el Kojiki, Ō-watatsumi, la gran-deidad de los
océanos, nació (junto con otras nueve deidades) de los creadores ancestrales Izanagi e
Izanami, justo después de que esta deidad-pareja diera nacimiento a las islas de Japón.20
17
El confucionismo, en su primera fase histórica, fue una combinación de doctrinas filosóficas y justas con
los principios de la práctica del bien, la sabiduría empírica y las relaciones sociales predicadas por Confucio.
De los cuatro preceptos base de una vida de benevolencia total, la piedad filial se hallaba ligada al respeto por
los antepasados y a la tradición; los otros tres eran la sinceridad, la benevolencia y la propiedad. Para el
confucionismo la familia era la base de la sociedad, y el Estado la gran familia sobre la que el emperador se
desempeñaba como "padre y madre" de sus súbditos, con el cielo como observador omnipresente,
omnipotente y juez de la conducta humana.
18
Tokoyo no kuni: ‘el país más allá del mar’ visible desde el archipiélago japonés.
Su nombre completo es Watatsumi-no-kami: Dios Supremo del Océano.
20
Sobre el origen mitológico de la legendaria familia imperial, se cuenta que los Dioses de la Invitación,
Izanami e Izanagi, última de las deidades-pareja después de muchas otras deidades solteras, procrearon el
archipiélago japonés junto con algunos de los dioses de los elementos de la naturaleza. Cuando Izanami, la
mujer, paría el fuego, falleció. Entonces el amante esposo fue a buscarla al inframundo, y al no poder
rescatarla por haberla mirado cuando estaba prohibido, tuvo que huir de la tierra de Yomi hacia el mundo de
los vivos. Una vez ahí se lavó para purificarse, y de ello nacieron sus tres hijos, las principales deidades del
sintoísmo: Amaterasu, la diosa del Sol, Susano-o, el dios de las Tormentas, y Tsuku yomi, la diosa de la Luna.
19
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Conclusiones
Se ha visto hasta aquí que los escritos más antiguos sobre la leyenda de Urashima se
documentan ya en obras como: la Tango Fudoki (Fragmentos que describen la historia y
geografía de la Prefectura de Tango) el más antiguo de los documentos de la era PreHeian, sucedida por las Nihon shoki o Kojiki (Crónicas de Japón) y, finalmente, por la
Manyō shū (Colección de las diez mil generaciones), textos todos del siglo VIII. Hecho
que comprueba que no solamente en el imaginario medieval europeo el ámbito de lo
maravilloso se circunscribía al de lo sobrenatural, que remite el lector hasta el mundo
actual cuando se ha replanteado el momento de consumar un viaje en el tiempo.21 Si bien
es cierto que en todos los paraísos emergen maravillas de otros mundos, como la fuente de
la juventud, también en todos los paraísos el tiempo parece detenerse.22
Amén de que debido a la aparición de personajes del mundo animal -o por la
Licantropía 23 misma-, en muchos de los casos se trate de obras mitad fábula y mitad
literatura de ficción, desde los orígenes de la literatura fantástica ha asomado siempre la
huella de lo histórico. Si se desvanecieran los límites entre historia, mitos y leyendas, se
dificultaría la caracterización del sistema semiótico de una época determinada; aunque, por
otro lado, hay que reconocer también que la importancia de lo escrito llega a legitimar la
veracidad de un acontecimiento.24
A través del análisis de las distintas versiones de la leyenda de Urashima, se ha podido
ver que, de la misma manera que las novelas de caballería contaron las hazañas de un
caballero, valiéndose de historias compuestas de aventuras encadenadas entre sí y
minimizando la intervención femenina, la impresión de lo mágico permite irrumpir en los
misterios en que género y religión uno a otro se atañen.
21
Claude Kappler, Monstruos, demonios y maravillas a fines de la Edad Media, Madrid, Akal, LACARRA,
María Jesús. 1994, pp. 79-195.
22
Fernando Martínez Gil, Amarintia, Susaeta Ediciones, Alicante, 1984, p. 26.
23
La transformación de un ser humano en un ser animal.
24
Autorictas.
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En el marco social de la Edad Media se anteponía el prestigio personal de los caballeros
con temas como heroísmo, muerte, familia, honra y honor por encima de cualquier otro
valor; circunstancia que por otra parte también reflejaba el odio y el afán de riqueza
distintivos del ambiente medieval.25 Para los varones aparece todo un rito de iniciación, y
una ceremonia con bendición y entrega de las armas completaba el mito caballero.
En contrapartida, el papel jugado por las mujeres en cualquier actividad propia de la
época era prácticamente inexistente, como lo era en todas las versiones de la leyenda de
Urashima. Sin más se les menciona bajo un perfil marcadamente trivial, o la única mención
que se hace de ellas, si alguna, es en calidad de acompañantes del personaje principal,
encargadas de supervisar la crianza de sus hijos, habitualmente en manos de sirvientas.26
En lo que específicamente respecta a las peculiaridades de los americanos tras la
conquista ibérica, destaca el hecho de que en el horizonte religioso se haya desarrollado el
culto mariano, que instala una incongruencia para los historiadores: ¿es que el culto a la
virgen benefició la condición terrenal de la mujer?, interrogante de difícil respuesta; pero la
virgen en su pureza es opuesta a Eva, de manera que sí, podría ser dicho que en el
cristianismo se reivindica la imagen de la mujer. El culto mariano se vincula con lo
sagrado para formar parte de una supra realidad. 27
El cuerpo femenino es un cuerpo glorificado y alabado, propiedades simbolizadas en la
figura de María como madre de Jesús a partir de su devoción por la humanidad y su
virginidad; pero siempre al borde de la alabanza y la misoginia.
25
En el siglo XII, momento de regeneración europea, se desarrollaron nuevas mentalidades y una nueva
cultura; se produjo un nuevo humanismo cristiano, aunque sobre un fondo de persecución y exclusión.
26
Rememorando Guillermo de Inglaterra, de Chretien De Troyes, y como también dice la Biblia, Claudia
Opitz cita en su “Vida cotidiana de las mujeres en la Baja Edad Media (1250-1500)”, Duby, Georges; Perrot,
Michelle, Historia de las mujeres, Vol.3: La Edad media. La mujer en la familia y en la sociedad, pp. 301344: “y como la Iglesia está sujeta a Cristo, así las mujeres a sus maridos”.
27
Nacido en América, el culto mariano fue creado por los españoles para evangelizar a los indígenas; al
intentar introducirse en la mitología indígena, los conquistadores detectaron que los aborígenes americanos
confiaban en la pacha mama (Madre Tierra en Aymara, pueblos nativos del norte de Chile) y/o en
divinidades relacionadas con la fertilidad, y así vincularon para ellos a la "pacha mama" con la virgen María.
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Si bien es cierto que, siguiendo las distintas versiones de Urashima Tarō, ha podido
verse la transformación sufrida por las representaciones del ‘género’ a lo largo de la
historia cultural de Japón, también se ha hecho evidente la dificultad que implica
escudriñar un panorama completo del influjo des-naturalizante de la religión sobre el papel
del género en muy distintos contextos y descripciones.
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Bibliografía
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LACARRA, María Jesús, 1994.
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----------Nihon Koten Bungaku Taikei (Obras principales de la Literatura Clásica Japonesa),
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- Opitz, Claudia, “Vida cotidiana de las mujeres en la Baja Edad Media (1250-1500)”, en Duby,
Georges; Perrot, Michelle, Historia de las mujeres, Vol.3: La Edad media. La mujer en la familia y
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Troyes, Chretien De, Guillermo de Inglaterra, Editorial Alianza, Madrid, 1997.
----------“Urashimako”, en Tango koku fudoki itsubun (Fragmentos que describen la historia y
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-----------“Urashimakoden” (Biografía de Urashimako), en Hanawa Hokinoichi Ed., Gunsho ruijū
(Colecciones catalogadas de los Clásicos Japoneses), Vol. 135, Shinkō gunsho ruijū (Nueva
revisión de las Colecciones catalogadas de los Clásicos Japoneses); Shigematsu, 1981, pp.40-46.