DOCUMENTOS CONFERENCIA "Ejército de Chile: posibles elementos a considerar en su proyección futura" Dictada por el Comandante en Jefe del Ejército Capitán General Dn. Augusto Pinochet Ugartei I. Introducción El año recién pasado, con ocasión del inicio del mes del Ejército, me referí, en este mismo escenario, al tema: "Ejército de Chile, trayectoria y futuro". En esa oportunidad emití mi concepto y las orientaciones básicas para iniciar un proceso de modernización, cuya finalidad es lograr una readecuación del Ejército que nos lleve a conformar una institución acorde con las exigencias de un mundo que está cambiando; que considere la realidad social, política y económica de Chile; que participe plenamente en el quehacer nacional y que, fiel a su tradición, continúe siendo un firme soporte de la existencia de la nación. Hoy he creído necesario profundizar en esta importante materia, emitiendo nuevas orientaciones tendientes a agilizar el proceso interno de apreciación iniciado en mil novecientos noventa y dos. La exposición que desarrollaré a continuación requiere puntualizar algunos aspectos relativos a la doctrina de planificación militar y a la naturaleza compleja de un proyecto de modernización como el que nos ocupa. En efecto, para percibir la dirección, los alcances y el desarrollo previstos de la planificación en curso y de las resoluciones ya adoptadas, conviene FASOC Vol. VIII, N1 4 tener presente que el Ejército emplea una metodología de análisis rigurosa, que se conoce como la "apreciación de situación". A través de ella, deben revisarse cuidadosamente todas las variables relevantes en un orden secuencial, lógico y metódico, para luego comparar los cursos de acción aplicables y decidir la actuación más conveniente. No obstante lo anterior, y considerando la amplitud del proceso en curso y las características propias de una organización como el Ejército, ha sido necesario iniciar desde ya algunos cambios que faciliten la aplicación de las medidas que deberán adoptarse. El planteamiento que haré en esta oportunidad pretende, a partir de los avances logrados en la apreciación y las exigencias obtenidas durante este año, precisar ciertos temas, establecer prioridades y avanzar en el diseño de un modelo concreto de Ejército que satisfaga los requerimientos futuros. Para ello, en primer lugar expondré los logros más importantes alcanzados hasta la fecha, destacando algunas de las resoluciones adoptadas. A continuación abordaré las que, a mi juicio, constituyen las principales tendencias mundiales y su impacto en los elementos que influyen en la conformación del Ejército que estamos diseñando. Luego, como producto de todo lo anterior, precisaré la conformación del Ejército moderno desde una doble perspectiva: una inherente al poder terrestre en el marco de la defensa nacional y otra orientada a su integración al pleno desarrollo del país. Finalmente, me referiré a la participación y al aporte concreto con que el Ejército puede contribuir al desarrollo nacional, como asimismo a la relación civilmilitar, desde una perspectiva integral. "Ejército de Chile: posibles... II. Avances de un proceso en marcha Introducir cambios en una organización como el Ejército requiere una combinación de prudencia y decisión, que emanan del conocimiento previo de quienes los han propuesto, evaluado y, finalmente, puesto en práctica. Por lo anterior, hemos iniciado este año varios proyectos específicos, centrándonos en el área del conocimiento, ya que, como veremos más adelante, es preciso asignar a este concepto una importancia creciente en las apreciaciones y decisiones relativas a cualquier iniciativa seria de modernización. Entre los proyectos en marcha se encuentran los siguientes: En lo docente, se ha obtenido un aumento cualitativo de la capacitación profesional de oficiales jefes y superiores de la institución. En este contexto podemos destacar el programa de magister en ciencias militares, con mención en "Política de defensa", recientemente finalizado en la Academia de Guerra. Este posgrado, en el que participaron alumnos civiles y militares, tuvo por finalidad preparar asesores calificados en el proceso de toma de decisiones de la conducción político-estratégica nacional, en materias de seguridad y en la formulación, ejecución y control de la política de defensa. Recientemente se ha iniciado un segundo programa de magister, de carácter profesional, con mención en "Análisis político-estratégico", destinado a capacitar a oficiales de estado mayor del Ejército, e invitados de la Armada y Fuerza Aérea, como analistas y asesores de este nivel. Nuestra Academia Militar Politécnica, por su parte, se encuentra impartiendo un magister en ciencias de la ingeniería militar, con mención en "Preparación, evaluación y gestión de proyectos de defensa". También se ha continuado con la ejecución de programas destinados a que oficiales de la institución obtengan grados académicos de magister y doctor en universidades del país y del extranjero, en las áreas de sociología, ciencia política, relaciones internacionales, economía y administración e ingeniería, con excelentes resultados, los que ya se reflejan en el proceso de modernización. Por otra parte, las academias y escuelas han organizado diferentes encuentros, tales como seminarios, simposios, conferencias y otros, en los que han participado importantes personalidades de los diferentes ámbitos del acontecer nacional e internacional. Entre las actividades más relevantes está el seminario "El Estado moderno y el Ejército: perspectiva nacional", realizado en la Academia de Guerra en el mes de octubre de mil novecientos noventa y dos, el cual, además de ser una oportunidad para el intercambio y la integración, permitió la convergencia de ideas y reflexiones que han sido consideradas en la apreciación para la modernización. Asimismo, durante el presente año se realizó el seminario "Información, comunicación y Ejército: marco conceptual de relaciones", cuya finalidad fue establecer bases teóricas que permitan regular el debate y las diversas posiciones, en el tratamiento informativo de las materias que inciden en la seguridad nacional. Lo anterior se está proyectando a todo el país a través de cursos especialmente dirigidos a profesionales del área de las comunicaciones sociales. En el campo de la instrucción y entrenamiento, se ha iniciado un programa de perfeccionamiento para los comandantes de unidades tácticas, por medio de nuevos sistemas de simulación computarizados. En efecto, la puesta en marcha del "Centro de Entrenamiento Operativo-Táctico" (CEOTAC), sistema de simulación computacional, diseñado y construido íntegramente con tecnología nacional y en cuyo desarrollo participaron oficiales de estado mayor, ingenieros militares politécnicos e ingenieros civiles de la Universidad Católica de Chile, permitirá optimizar Gral. Augusto Pinochet la calidad del entrenamiento significativamente sus costos. y reducir En lo relativo al incremento de la operacionalidad, se están actualizando los sistemas de armas, tecnológicos, de información y de gestión, para que el Ejército pueda optimizar el cumplimiento de su misión. Por otra parte, se han realizado esfuerzos para continuar mejorando la formación de especialistas de alto nivel en el área de la inteligencia militar, lo que permitirá aumentar la calidad de los trabajos correspondientes a esta función del mando. En lo que respecta al servicio militar obligatorio, se puso en práctica un nuevo sistema de acuartelamiento, que ha reducido el tiempo de instrucción para el contingente, de dieciocho a catorce meses. Simultáneamente, se han continuado estudios serios sobre esta importante materia, considerando las variables que enuncié el año pasado. Asimismo, se ha puesto especial énfasis en el servicio militar obligatorio dirigido a los jóvenes con estudios superiores, a través de los cursos especiales de estudiantes, que se están desarrollando en dos períodos sucesivos anuales de tres meses cada uno, cuya finalidad es formar oficiales y clases de reserva. En el ámbito de los sistemas de apoyo a personal militar y sus familias, se está diseñando un nuevo sistema de salud integral para la Institución, destinado a satisfacer el máximo de sus necesidades. En lo fundamental, se tiene previsto descentralizar el sistema de salud, mejorar la eficiencia de las instalaciones sanitarias y proponer los convenios necesarios con otros sistemas extrainstitucionales, a fin de solucionar los problemas que actualmente existen. En el área de la informática y computación, se encuentra en desarrollo un sistema orientado a simplificar el trámite de los documentos, aumentar la rapidez y calidad en la difusión y uso de la información y hacer más eficiente y expedito el proceso de toma de decisiones. Este considera la instalación del equipamiento y la conexión de los diferentes niveles del mando, a través de una red física que utiliza la última tecnología de transmisión de datos y que proporciona el apoyo requerido por las unidades para su conducción y administración integral. Al finalizar esta breve referencia a los avances logrados, debo reiterar la importancia que hemos asignado a las instancias de participación civil que la institución ha propiciado para incorporar sus aportes al proceso de modernización. A través de ellas, se ha podido conocer y evaluar importantes iniciativas, sobre la base del concepto ya enunciado el año 1992, en el sentido de que en la sociedad a la que aspiramos debe haber una mayor vinculación entre los sectores que la componen. La sola naturaleza de estos encuentros académicos, la autoridad de sus participantes, el carácter de los temas y, sobre todo, el espíritu que ha animado la convocatoria, descarta en los hechos la impresión que algunas personas tienen respecto a que el Ejército dispondría de una excesiva autonomía en la definición de su futuro. III. Principales tendencias que influyen en la estructura del ejército moderno El mundo experimenta hoy una impresionante explosión demográfica, la que, proyectada al futuro, produce una razonable inquietud por las implicancias que pueda tener en la generación de conflictos, especialmente por el sobrepoblamiento de muchas áreas y el aumento de las corrientes migratorias. Es así como, de una población actual estimada en cinco mil quinientos millones de habitantes -de los cuales dos mil trescientos viven en zonas urbanasel mundo tendrá, el año dos mil veinticinco, entre once mil y catorce mil millones de seres humanos, necesitados de alimentos, salud, escuelas, espacio geográfico, fuentes de trabajo, etc. De esta cifra, se estima que unos cuatro mil millones vivirán concentrados en las ciudades. A ello "Ejército de Chile: posibles... se deben sumar hechos que han ido modificando en forma permanente las previsiones de los demógrafos: tales han sido el aumento sostenido de las perspectivas de vida, producto del avance tecnológico en todos los campos; la calidad de los alimentos; la mayor facilidad de transferencias de éstos y el acceso de las mayorías a sistemas de salud colectivos, muchos más tecnificados, completos y en una dimensión nunca antes conocida. La preocupación por este tema no es reciente en el mundo. Hace casi dos siglos un enfoque científico alertó cerca de los peligros que se prevenían en el crecimiento de la población, ya que ésta aumentaba en proporción geométrica, mientras que los alimentos sólo lo hacían en proporción aritmética. Aunque estas predicciones no se han concretado, el aumento permanente de los índices de población lleva a pensar que, en un futuro próximo, la consideración de estas materias será trascendente para cualquier diseño organizacional o proceso de modernización. La inadecuada distribución de la población y el desigual acceso a los alimentos, a los ingresos y a la distribución de la riqueza, han separado al mundo industrializado y desarrollado de los países en vías de desarrollo. Esta brecha parece no disminuir y, por el contrario, se ve aumentada porque el hombre ha extremado su condición de depredador de los recursos energéticos, alimenticios, forestales y ambientales, causando con su actitud consecuencias muy negativas en su entorno. De este modo, está convirtiendo su hábitat natural en un lugar artificial, densamente poblado, altamente contaminado en algunas regiones y peligroso, incluso, para su salud y la conservación de la vida humana, animal y vegetal. El mundo del futuro, aunque desconocido para nosotros, no lo es tanto si podemos proyectar los problemas demográficos actuales. Es posible imaginar que el entorno en el que les corresponderá vivir a las próximas generaciones podría ser uno en que subsistan sucesiva o simultáneamente dos escenarios: el primero, con una sociedad multirracial y multicultural, producto de un creciente traspaso de corrientes migratorias de una región a otra del planeta. Para una nación como Chile, esto implica un reforzamiento de nuestra propia identidad nacional para poder preservarla en un mundo de estas características. El segundo, un mundo industrializado y rico centrado en el hemisferio norte- dedicando mayores recursos y colaborando al progreso del hemisferio pobre, buscando así incorporarlo a niveles de vida más cercanos a los del mundo desarrollado. De esta forma, los países ricos se asegurarían su propia sustentación, precaviéndose, además, de la amenaza de masivas corrientes migratorias hacia los escenarios de la humanidad. En ambos casos nuestra región no podrá quedar al margen. En cuanto a la situación nacional, la población del país, que aumentaba a un ritmo bastante dinámico en el siglo diecinueve, comenzó a crecer, hacia fines de dicho siglo, a una menor tasa que otros países de la región. Muchos son los factores que produjeron este fenómeno. Se pueden señalar, entre otros, la disminución de la corriente migratoria europea que llegó a Chile a mediados del siglo diecinueve; la situación geográfica relativa del país respecto a los mayores centros poblados del mundo y la dificultad de las comunicaciones de la época. A todas estas causas se sumó la abrupta reducción de la tasa de crecimiento demográfico interno del país. Como resultado de lo anterior, Chile posee hoy vastos territorios con muy bajas densidades de población, desvinculados geográficamente y no plenamente integrados al proceso de desarrollo, lo cual, a su vez, afecta la seguridad nacional. Gral. Augusto Pinochet Estimo que sería necesario revertir esta situación y buscar soluciones para enfrentar el próximo siglo con ideas elaboradas consensualmente, para materializar una política demográfica de estado que resuelva las vulnerabilidades enunciadas. El Ejército puede y debe participar activamente en un proceso de esta naturaleza. Sobre estas materias, posteriormente, formularé proposiciones concretas. Otro factor que se debe considerar es la importancia creciente que ha adquirido en el mundo de hoy el conocimiento científico y tecnológico, cuyos límites son difíciles de prever. Existe consenso en que el poder ya no proviene sólo de la fuerza y de la posesión de riquezas materiales, sino, fundamentalmente, de la calidad y cantidad de la información que se es capaz de obtener y manejar, lo cual está directamente vinculado al tema del conocimiento y su evolución. Según algunos pensadores, esta realidad está transformando la familia, las instituciones, el EstadoNación e incluso la estructura del poder mundial. Ello nos obliga a diseñar nuestros planes futuros, poniendo énfasis en la educación de nuestros hombres, en su capacitación y adiestramiento y en el estímulo de su capacidad creadora. Complementariamente, y como producto derivado del conocimiento, el desarrollo de la tecnología ha permitido avances que hace unos años parecían imposibles. El fax, los computadores personales, las aplicaciones del láser, los satélites de comunicaciones, el diseño de trenes de alta velocidad, los buques con enormes capacidades de carga, la ingeniería genética, la biotecnología, la televisión, los aviones comerciales de gran velocidad y capacidad de carga y pasajeros, por nombrar algunos, han abierto horizontes no imaginados de progreso y bienestar para el hombre. Todos ellos tienen aplicación e inciden en los desafíos que hoy enfrenta la ingeniería militar. Asimismo, generan nuevas potencialidades que permiten el desarrollo de medios a disposición de los ejércitos para el cumplimiento de sus misiones. Las tendencias que hasta aquí he analizado influyen en la estructura de cualquier situación y producen un profundo impacto en los valores y la cultura de cada sociedad. El esfuerzo por frenar los efectos de los antivalores es fundamental. Los ejércitos son parte sustancial de la sociedad y, en particular el nuestro, son depositarios de los valores morales y espirituales de la nación, los que guardan, acrecientan y practican, continuando una tradición que, pese a los cambios y las utopías, no disminuye ni decae. IV. El Ejército perspectiva moderno: una doble A partir de las principales tendencias reseñadas y de los avances logrados a la fecha, a continuación expondré mi visión respecto del papel del Ejército como instrumento militar y como integrante de la sociedad chilena del futuro, ampliando los planteamientos que sobre estas materias formulara el veintiuno de Agosto de mil novecientos noventa y dos. a. En el marco de la defensa nacional El Ejército del futuro aparece hoy con un perfil más definido. En dicho perfil, la realidad internacional y la evolución de las variables que la conforman exigen mantener nuestras fuerzas de tal forma que, reestructuradas, sean bien mandadas, apoyadas y con un equipo moderno que les permita cumplir cabalmente sus objetivos. Estos consideran, en lo fundamental, asegurar en unión con las otras instituciones de las fuerzas armadas, la protección y seguridad de nuestro territorio, garantizar la institucionalidad vigente y cooperar con todas sus capacidades en el desarrollo y engrandecimiento de Chile. "Ejército de Chile: posibles... La adecuación de nuestra doctrina no pretende un cambio drástico, sino gradual, cuyos distintos aspectos deben ir evolucionando en el tiempo, sin renunciar jamás a aquello que constituye sus cimientos como institución fundamental de la república. En efecto, la importancia del honor, la disciplina, el amor a Chile, el ser representante de una tradición de nobleza y el estricto cumplimiento del deber, son valores que deben primar por sobre cualquier otra consideración y constituyen la esencia de la vocación militar. Sin embargo, el mundo contemporáneo y, dentro de éste, las sociedades que han alcanzado un nivel de desarrollo como la nuestra, exigen una coherencia entre los valores y virtudes y las retribuciones materiales y de todo tipo que permiten un acceso justo a los beneficios del progreso. Por lo tanto, es conveniente que la carrera militar defina, en sus diferentes etapas, los incentivos que se otorgarán según los méritos que se alcancen. En orden de consideraciones, el Ejército deberá mantener su presencia en todo el territorio nacional, favoreciendo su seguridad y desarrollo. Ella se materializa, fundamentalmente, a través de los regimientos, cuyas reales capacidades deberán ser las adecuadas para operar en la geografía en que se encuentran insertos, constituyéndose en las bases naturales de entrenamiento de los reservistas, cuyo número en las unidades es preciso estudiar en relación al personal en servicio activo. Ideas como la de permitir los cambios en las especialidades alcanzadas durante el servicio militar, por otras adquiridas en la actividad laboral, que sean de beneficio para el Ejército, deben seguir siendo analizadas. No obstante el importante papel que cumplen las reservas instruidas, el Ejército del mañana no puede renunciar a mantener una fuerza en presencia, que le permita cumplir en forma efectiva las misiones que se le han dispuesto. Cada unidad operativa y de combate deberá tener definidas las fuerzas mínimas que permitan la instrucción y entrenamiento, privilegiando las actividades de combate sobre otras. Las características de los conflictos contemporáneos exigen una fuerza altamente móvil, flexible, muy bien equipada y en condiciones de actuar en forma oportuna y eficiente, única manera de dar una respuesta militar efectiva a cualquier tipo de contingencia que se pueda presentar. Para ello, nuestro equipo más antiguo deberá ser reemplazado, dando prioridad a aquellas unidades que tengan mayor importancia en su empleo, como son las de despliegue rápido. Especial relevancia tiene el equipamiento de las unidades de infantería mecanizada en los teatros de operaciones más adecuados, del mismo modo que la completación de las unidades de montaña en lo que se refiere a apoyos de fuego y técnicos y equipo inherente al medio en que serán empleadas. En el proceso de modernización de las unidades de caballería blindada, adquiere especial connotación la definición de los modelos de tanques requeridos para ir adecuándose al vertiginoso avance de la tecnología. Los apoyos de fuego céleres, autopropulsados, integrados a unidades de cohetes y efectivos sistemas de defensa aérea, son pasos necesarios en la armonía del Ejército del mañana. Asimismo, los apoyos técnicos de ingenieros deberán contar con los vehículos y elementos para apoyar efectivamente a las armadas de combate con medios equivalentes. De allí que los ingenieros de combate con vehículos blindados, o bien mecanizados, sean una necesidad evidente. Una fuerza flexible, rápida y dinámica, también requiere de sistemas de mando y control en los cuales las comunicaciones resultan fundamentales. Su estructuración impone contar con un sistema que Gral. Augusto Pinochet asegure un mando eficiente y un control efectivo a grandes distancias. Junto a lo anterior, será necesario profundizar el conocimiento y empleo de la guerra electrónica en el desarrollo de las operaciones. Se deberá concebir un sistema que permita acrecentar las capacidades de todas las unidades en este campo, a través de la incorporación permanente de los últimos avances. El desarrollo de la aviación de ejército para obtener movilidad y potencia de fuego adquiere singular importancia. Así, el empleo de helicópteros de uso múltiple debe ser analizado para explotar sus numerosas posibilidades. Las condiciones descritas, y que estimo indispensables para el Ejército del futuro, deben concretarse en la estructura orgánica de la institución, la que a su vez tiene diferentes connotaciones, según sea el nivel de la conducción militar en que situemos el análisis. Así, en el nivel estratégico influirán no sólo las posibles hipótesis de conflicto, sino también el escenario geográfico que, en lo general, presenta zonas desérticas, de alta y media montaña, bosques y estepas, realidades que son el fundamento para la creación de los cuerpos de Ejército, cuya jurisdicción territorial considera regiones de similares características geoestratégicas y la relación con la división políticoadministrativa del país. Dentro de los teatros de operaciones, las divisiones y brigadas deberán organizarse conforme a los principios de movilidad, rapidez y flexibilidad que he señalado. En consecuencia, el Ejército del futuro necesitará un alto grado de instrucción y entrenamiento para mantener su capacidad operacional efectiva. Pero esta actividad podrá estar sometida a limitaciones de terreno, financieras y del medio ambiente. Una forma de enfrentar estas dificultades es el entrenamiento en un entorno artificial, usando equipo o réplicas de éste. El uso de simuladores nos permitirá reducir costos y mantener facilidades de entrenamiento seguras, independientes del tiempo atmosférico o de las horas del día. En algunos casos aumentará la eficiencia del alistamiento operacional, al permitir prácticas en procedimientos u operaciones que serían imposibles de ejecutar con equipo real en tiempo de paz, a la vez que se reduce el impacto del entrenamiento militar en el medio ambiente. Nuestros proyectos incluyen también campos de instrucción que operen en forma permanente, por los cuales pasen Unidades completas, siendo evaluados desde el comandante hasta el último soldado. Nuestro progreso en este aspecto deberá ser por niveles, desde la sección hasta llegar, idealmente, a la brigada. Todo esto ayudará a aumentar las habilidades de nuestras fuerzas, pero debemos mantener el correcto equilibrio entre los métodos antiguos y los nuevos, para conservar los procedimientos tradicionales de entrenamiento, cuando sea mejor hacerlo así. Los oficiales y suboficiales que constituyen el Ejército profesional necesitarán una cuidadosa y profunda preparación que permita adaptarse a la nueva mentalidad que el cambio representa en los conocimientos estratégicos, tácticos y técnicos. Es en este sentido que considero de suma importancia la formación de los futuros oficiales y clases del Ejército. En nuestras escuelas matrices es donde los valores de la profesión militar se inculcan en el alma del hombre y a los que jamás renunciaremos quienes amamos la carrera de las armas. Será esta formación, teórica y práctica, la que permitirá contar en el futuro con profesionales capaces de administrar los complejos sistemas de armas y unidades altamente entrenadas. "Ejército de Chile: posibles... Por ello, en los planes de estudio se deberán considerar asignaturas científico-técnicas y de formación humanista, lo que puede implicar un alargamiento de la estada de los jóvenes en las escuelas para entregarles una formación más sólida y completa, con niveles que permitan brindar la mejor educación media y superior, para enfrentar el mundo tecnificado, dinámico y complejo, en el que nos desempeñaremos mañana. Finalmente, en un mundo moderno donde las expectativas de vida han alcanzado índices impensados hace cincuenta años, surge la necesidad de estudiar nuevas formas de administración de personal que permitan a la institución aprovechar la experiencia de sus mejores hombres, en la plenitud de sus facultades, que en la actualidad deben abandonar las filas por una normativa legal que, por años de servicios, pone un tope a sus carreras. Este proceso educativo estará orientado a provocar conductas permanentes en el militar para que cumpla su misión con la mayor eficiencia y seguridad, aun en situaciones de aislamiento, grandes desgastes, inclemencias del escenario y menor control directo. En este sentido, también deberán estudiarse los procedimientos que permitan a otros organismos del Estado utilizar los conocimientos de oficiales en retiro, en quienes el país ha invertido en su preparación y los que, con visión objetiva, profunda y seria, pueden asesorar en temas de trascendencia nacional. Nuestros oficiales y clases deberán propender cada vez más a la especialización, lo que, unido a una mayor permanencia en la Institución, permitirá un progreso sostenido, para lo cual los convenios con entidades técnicas y de educación superior son muy importantes. El rápido avance de la tecnología, que ha provocado un impresionante desarrollo en los sistemas de armas, en los elementos de comunicaciones, en la informática y computación, ha hecho que la preparación y acción de las fuerzas militares, en cualquier tipo de operaciones, sea mucho más rápida y compleja que en el pasado. Esta realidad, junto a la enorme cantidad de datos e informaciones que se reciben, producto también de la nueva tecnología de los sensores, exige poseer un sistema que coordine estos grandes volúmenes de información y organismos que operen simultáneamente, para lograr de ellos, a su vez, una respuesta oportuna y efectiva. Este sistema de mando, control, comunicaciones e inteligencia militar, debe constituir una realidad en el corto plazo. El estudio de esta nueva organización y su implementación sobre la base de lo que tenemos es un aspecto indispensable y prioritario. Ello nos permitirá una gestión de mando más ágil y segura. b. En el marco del desarrollo El Ejército de Chile, desde su creación en mil seiscientos tres, ha asumido un papel fundamental en la defensa y seguridad nacional, entregando, además, sus mejores esfuerzos al progreso y desarrollo del país. En efecto, las duras condiciones de la época de la conquista y las dificultades geográficas propias del país -su aislamiento y desvinculación relativa respecto de los principales centros poblados desde donde irradiaba el poder de la administración colonial española en América- hicieron imprescindible la creación del Ejército de Chile por el rey de España. Sin embargo, este Ejército permanente, profesional, armado, instruido y equipado -el primero en organizarse en toda América- probó, rápidamente, que su constitución iba a representar mucho más que la organización militar que debía conducir las operaciones de la guerra de Arauco. La acción fundacional y la articulación de nuevas áreas territoriales fue una de las tareas fundamentales que debió asumir durante los siglos diecisiete y dieciocho. La creación de nuevos pueblos, fuertes y villorrios fue, en la práctica, la continuación de una actividad iniciada, desde un comienzo, por Pedro de Valdivia en mil quinientos cuarenta y uno, vale decir, amalgamar y servir de matriz a la Nación. Gral. Augusto Pinochet En el siglo diecinueve el Ejército fue la pieza fundamental en la independencia del país. Se constituyó, además, en un factor de unidad territorial e integración nacional. No sólo combatió y ganó en las guerras internacionales, sino que, además, logró la pacificación de la araucanía. Durante el siglo veinte, esta labor de conquista y fortalecimiento de los hinterländer ha continuado, adquiriendo especial relieve con la construcción de la carretera longitudinal austral, la que representa el esfuerzo más trascendental del país en su lucha por vencer la naturaleza y modificar la geografía. La fundación de fuertes, pueblos y ciudades es decir, la ocupación efectiva del espacio- prosiguió hacia el sur del país, a medida que se consolidaban los nuevos territorios. Fue común que el soldado cambiara el fusil por el arado y se afincara en los territorios incorporados a la ley y al orden del gobierno central, dando tranquilidad a la numerosa población que emigró en busca de mejores expectativas. En suma, el soldado chileno fue un factor decisivo de soberanía y consolidación de los territorios del Bío-Bío al sur. Con su construcción se incorporó una vasta zona que alcanza casi a la sexta parte del territorio nacional -excluido el territorio chileno antártico- que se había mantenido prácticamente aislada dentro de sí misma y del resto de la nación. Así, junto con conquistas las líneas sucesivas del Bío-Bío, Malleco, Traiguén, Cautín y Toltén, iban apareciendo propietarios, colonos y hacendados, beneficiados con la pacificación militar y la incorporación al territorio nacional de cientos de miles de hectáreas de terrenos aptos para la agricultura, la ganadería y la industria. Durante las décadas de mil ochocientos sesenta y de mil ochocientos setenta, la institución acrecentó la función de conquistar, pacificar e impulsar el desarrollo en todas aquellas regiones de Chile que, al momento de su independencia, no estaban integradas al gobierno central. Posteriormente, en los períodos de paz, el Ejército contribuyó notablemente al desarrollo nacional en un área que le es propia, conocida y familiar desde hace varios siglos: la conquista de fronteras interiores y la incorporación al dominio efectivo de Chile de espacios muy productivos, de un gran valor económico. Esta constituye una parte de la historia nacional no suficientemente investigada, valorada ni enseñada, que le confirió al país la necesaria continuidad territorial, que le permitió actuar unitariamente. Aysén era un enclave inmenso dentro de Chile continental. La carretera longitudinal austral -en lo geopolítico- vertebró una región desarticulada; fortaleció la frontera internacional e integró un hinterland que presenta recursos para el establecimiento de importantes concentraciones de población, en una época en que los grandes espacios, consolidados geopolíticamente, son vitales. Sin relevarlo de sus responsabilidades constitucionales y del papel primordial de defensa de la patria y la preservación del orden institucional de la república, el Ejército de Chile tiene la capacidad, voluntad y vocación para continuar esa obra histórica en beneficio de la Nación. A mi juicio, estas misiones deberían estar destinadas al logro de los siguientes objetivos de integración: En primer término, control y desarrollo en zonas fronterizas, a fin de vincular éstas al núcleo vital del país, impidiendo que la falta de irrigación (ideas, influencias, flujo económico, social y político) gangrene el órgano periférico del Estado. En este sentido, considero que el tema de las fronteras es una materia que tiene una insoslayable dimensión militar. Su estudio y conocimiento es parte del trabajo científico de las academias e instituciones castrenses y, en lo terrestre, estimo que una política de fronteras no podría excluir al Ejército, toda vez que las resoluciones que se adopten sin su concurso pueden "Ejército de Chile: posibles... significar posteriormente amenazas externas a la seguridad nacional. La contribución del Ejército en este tema es mucho más compleja que la información altamente tecnificada que se proporciona a través del Instituto Geográfico Militar y la cartografía que éste elabora. En segundo lugar, en el futuro, la necesidad de contar con espacios aptos para el desarrollo de la actividad humana y con recursos suficientes para alimentar a una población en aumento, sumado a la saturación de la capital y otros centros urbanos del núcleo vital, hará necesaria la dinamización de hinterländer australes y septentrionales del país, fundamentalmente los de la decimoprimera y decimosegunda regiones, y los de la primera y segunda regiones, respectivamente. Por lo anterior, considero vital que la Institución continúe participando en el mantenimiento y la construcción de vías de comunicaciones transversales y longitudinales, en las zonas donde las empresas privadas no demuestren mayor interés. En este campo, es fundamental el fortalecimiento y la consolidación de la red vial austral, en la que participa el cuerpo militar del trabajo, a fin de integrar y vincular territorialmente toda la zona austral de Chile continental. Esta es, lógicamente, una tarea a largo plazo, aunque se pueden visualizar proyectos que permitan continuar la carretera desde Villa O'Higgins hacia el sur, eludiendo los campos de hielo y, mediante transbordos, llegar hasta Puerto Natales, con lo que podría extenderse por más de dos mil novecientos veinticinco kilómetros e, incluso, alcanzar latitudes más australes, en la Isla Grande de Tierra del Fuego e Isla Navarino. No se pueden desconocer, en este sentido, las enormes potencialidades energéticas, agropecuarias, forestales y mineras de la decimoprimera región. Aquí hay que pensar no en diez ni veinte años más, sino en cincuenta. Por su parte, el crecimiento hacia el norte lo veo expectante, aunque más lejano, por la ausencia de la capa verde que facilita el poblamiento humano. Esta zona -el Norte Grande de Chile- la consideró el hinterland de reserva para las generaciones futuras, cuando el país alcance los niveles científicos y tecnológicos acordes con el desafío que ella nos presenta. En conclusión, el Ejército ha sido un factor importante para que Chile sea un Estado unitario. En el pasado su mayor contribución a la integración nacional, ampliando los horizontes geográficos del país, fue la incorporación plena a la soberanía de Chile del territorio conocido como La Frontera; hoy es la región de Aysén. Nuestra tarea del futuro debería ser, entonces, el fin de lo que denomino las insularidades geográficas de Chile continental. Creo que persisten aquellas fuerzas centrífugas que, en lo geopolítico, aún detienen y dificultan el desarrollo nacional. Estas fuerzas son la descohesión y discontinuidad geográfica y las bajas densidades poblacionales de las regiones extremas. A las anteriores se deben contraponer y desarrollar fuerzas centrípetas, permanentemente en actividad, a fin de contrarrestar y superar las anteriores. Algunas de estas fuerzas son las vías de comunicaciones, la acción integradora de los medios de comunicación social, el fortalecimiento de los medios de transporte terrestre y una política estatal de población (cantidad absoluta) y de poblamiento (distribución). Todo lo anterior nos lleva a proyecta al Ejército, fortaleciendo su participación histórica en la integración geográfico-territorial del país. Nuestro proyecto -en este ámbito específico- tiene un objetivo concreto que, pensamos, debería ser compartido con las entidades públicas y privadas relacionadas con el tema. Esta idea se sintetiza en la conquista y consolidación de las últimas fronteras interiores de Chile. Gral. Augusto Pinochet Defino, para una mejor claridad, a las fronteras interiores como aquellos espacios terrestres -bajo la soberanía de Chile- no vinculados total y efectivamente a la acción del gobierno central y/o regional, donde se dificulta el desarrollo de las actividades humanas y productivas, por su distancia del núcleo vital y geohistórico del país; la ausencia de vías de comunicaciones; la influencia económica y cultural extranjera y la percepción ciudadana colectiva -en cada uno de esos espacios geográficos- de constituir un ente diferente, separado y/o postergado del resto de la población nacional y que no alcanza a disfrutar del bienestar general debido a factores geográficos adversos. Estos conceptos, lógicamente, requieren reflexión, análisis y consenso, como asimismo identificar, dentro del territorio nacional, cada una de estas fronteras interiores, en un gran catastro que nos oriente convenientemente para determinar los centros de gravedad que sea necesario establecer, y definir así la secuencia de la tarea de eliminar las mencionadas insularidades y lograr la conquista de esos espacios nacionales. Estimo que este desafío, que el Ejército hace cuyo y plantea a la comunidad nacional, exige una discusión amplia y profunda, a los más altos niveles, a fin de lograr, junto al necesario consenso, criterios técnicos para abordar una tarea de largo alcance, que comprometerá, por cierto, a más de una generación de compatriotas. En tal sentido, estimo conveniente que el paso siguiente al proyecto y conceptos enunciados precedentemente sea la organización de una jornada académica, a realizarse en alguna región del país, en el mes de marzo o abril del próximo año, con la participación de autoridades de gobierno, universitarias e institutos relacionados que, junto a miembros del Ejército, propongan ideas, en busca de definiciones y acuerdos en relación a la propuesta que he formulado, que procura revitalizar la tradicional contribución al desarrollo nacional de la institución que comando. La relación civil-militar también es un elemento de gran relevancia en el presente y el futuro no sólo del Ejército, sino que de Chile. Una fluida y efectiva relación civil-militar está ligada, necesariamente, al conocimiento que cada sector tenga acerca de la sociedad global y de las funciones que le competen a cada cual. Bajo esta premisa debieran desarrollarse en el futuro los vínculos entre civiles y militares. La idea de modernización institucional para generar un Ejército altamente eficiente y disuasivo deberá considerar, como un aspecto muy importante, las relaciones del Ejército respecto a la sociedad en la cual está inserto y a la cual sirve. Lo anterior porque la sociedad moderna se caracteriza por la necesidad de alcanzar la mayor fluidez en las relaciones entre sus miembros, pues no es posible afrontar las exigencias del mundo actual restringiéndose solamente al propio quehacer, sino que, al contrario, es preciso coordinarse con diversas otras actividades. Hoy se exige la necesaria vinculación, coordinación, cooperación y entendimiento de todos los actores de la sociedad. Estos conceptos aplicados a nuestra realidad nos indican que día a día es indispensable, para afianzar una positiva relación civil-militar, avanzar por los caminos de una mejor integración, abriendo nuevos espacios de conocimiento tendientes a consolidar mayores y verdaderos lazos de confianza. El país necesita de instituciones fuertes y aplicadas a sus funciones en forma profesional y eficiente, capaces de integrar sus esfuerzos desde sus respectivos ámbitos sin conflictos ni complejos. Esta idea exige plantearse que no es razonable afirmar que exista o haya existido un desencuentro entre civiles y militares, sino que las divergencias que se han producido en el transcurso de nuestra historia ocurrieron sólo entre sectores muy precisos de la "Ejército de Chile: posibles... sociedad civil con los militares, motivadas por razones ideológicas. normalmente Por nuestra parte, año a año y a lo largo de toda la historia de este siglo, hemos podido comprobar la concurrencia masiva y entusiasta de parte importante de la sociedad civil para cumplir con el servicio militar como, asimismo, para integrarse a los cuadros profesionales del Ejército. Lo fundamental, ahora, es profundizar el vínculo entre los distintos sectores de la sociedad y el Ejército. En el último año son muchas las iniciativas que la institución ha emprendido tendientes a fortalecer la relación civil-militar, las que han permitido recoger las opiniones de relevantes personalidades de la vida pública nacional. Los ya mencionados cursos de magister y otros posgrados, llevados a cabo en las academias de guerra y militar politécnica, han servido para vincular a profesores y alumnos, militares y civiles, de todos los sectores de la vida nacional. En suma, son variadas las actividades que el Ejército impulsa para hacer efectiva y fluida esta relación. Hasta aquí mis planteamientos han procurado reseñar el rol que le corresponde al Ejército dentro de la sociedad, a la luz del proceso de modernización que ha emprendido, y la forma como realiza un aporte esencial al desarrollo desde la perspectiva indicada. A continuación formularé algunas proposiciones acerca de como el Ejército percibe sus relaciones con los poderes del Estado, en el ámbito de interacción que les compete. Ellas están basadas en las conclusiones que hemos obtenido del proceso de apreciación y, muy especialmente, en los interesantes aportes recibidos en las instancias académicas, donde se ha escuchado con atención a diversas autoridades y personalidades del quehacer nacional. Cualquiera consideración en este sentido, coincidimos, debe partir del bien común, el que por su misma naturaleza compromete las energías de todos los miembros de la sociedad, otorgándole unidad y continuidad a la acción del Estado. En la actualidad, pese a la claridad de la normativa constitucional que nos rige, los hechos indican que las Fuerzas Armadas, y entre ellas naturalmente el Ejército, no han podido desplegar todos los esfuerzos que requiere el cumplimiento de sus misiones constitucionales, probablemente porque persiste la tendencia a reducir su aporte, exclusivamente, a la defensa de la soberanía e integridad territorial del país. Esto reduce notablemente el campo de acción del Ejército, impidiendo su asesoría o colaboración en áreas importantes de la vida nacional, que sería posible ampliar sin desnaturalizar la esencia de su función principal. Ha ocurrido, por lo demás, que en temas vinculados a la defensa o a la seguridad nacional, el parecer del Ejército ha sido consultado después que las decisiones respectivas han sido adoptadas. No puede desconocerse, sin embargo, que desde los planteamientos formulados por este comandante en jefe, al iniciarse el mes del Ejército, durante el año recién pasado, se han producido avances motivados por diversas iniciativas. Probablemente, el más significativo ha sido constatar que los civiles y los militares podemos plantear nuestros puntos de vista con altura de miras y con el común propósito de contribuir al desarrollo nacional. Como una forma de aportar al mejor cumplimiento de nuestras funciones constitucionales y a la plena inserción del Ejército, mediante su asesoría en la toma de decisiones, considero fundamental definir vías permanentes de colaboración de la institución. Estas, a mi juicio, deberían centrarse en áreas o temas significativos de la vida nacional, no sólo a Gral. Augusto Pinochet nivel de políticas concretas de gobierno, llamadas a enfrentar necesidades contingentes, sino también en políticas estatales, relacionadas con los requerimientos constantes que se desprenden más directamente del bien común como fin objetivo del Estado. En este sentido, parece necesario seguir pensando y concretando nuestra colaboración en los siguientes ámbitos, sin excluir otros, en los que un aporte del Ejército también podría resultar conveniente. En lo relativo a la política de defensa, las fuerzas armadas deben participar en la definición de los objetivos y prioridades que ésta impone y que es responsabilidad de la autoridad política; asimismo, pueden asesorar al órgano legislativo en el estudio de las normas que otorgarán el marco a las diferentes acciones y medidas destinadas a emprender y ejecutar las directrices que se deriven de la decisión política. La tarea que se ha propuesto el Ejército supone activar las vías necesarias para participar, en lo que le corresponde, en la definición de una política de defensa, acorde con los requerimientos actuales, en el contexto de un sistema internacional en proceso de transformación. Así se podría prestar una asesoría permanente a las comisiones de defensa del Congreso Nacional, por constituir precisamente las fuerzas armadas los órganos que, en representación del Estado, deben concretar las acciones que se insertan en el contexto de la política de defensa. Para estos efectos consideramos necesario contar con representación del Ejército en dichas comisiones, cuya labor sea hacer presente el parecer de la institución en los diferentes asuntos que se sometan a su conocimiento. Esa misma representación u otro comisionado debe integrar las comisiones especiales que se constituyan para discutir e informar asuntos específicos vinculados con materias de defensa. Estrechamente unida a la política de defensa, se encuentra la política exterior. La definición y orientación de la política exterior es responsabilidad fundamental del poder ejecutivo, pero el Ejército puede realizar un aporte insustituible al contribuir a la determinación de objetivos y cursos de acción, desde una perspectiva geopolítica y estratégica, en un marco de paz como el que todos anhelamos para el desarrollo de las relaciones hemisféricas. De allí que visualizamos como fundamental la colaboración permanente del Ejército con la Dirección de Fronteras y Límites y con el resto de las direcciones del ministerio de relaciones exteriores, que han de sugerir la adopción de decisiones que incidan en aspectos de soberanía y de seguridad nacional, sin perjuicio de una presencia orgánica estable a nivel ministerial o en comisiones de alto nivel, con funcionamiento constante en relación con las materias ya indicadas. El cuidado del medio ambiente ha pasado a constituir una de las preocupaciones fundamentales de la humanidad. El atentado indiscriminado en contra de recursos no renovables, así como el correspondiente agotamiento de los mismos, obliga a formular políticas permanentes que comprendan y articulen los esfuerzos específicos que se han realizado hasta el momento para enfrentar situaciones puntuales. La legislación y las políticas concretas que se definan en este sentido comprometen a todos los miembros de la sociedad. El Ejército no podría ver sustraída la responsabilidad que le corresponde en la materia y, por lo mismo, sugiere su colaboración con el ministerio de bienes nacionales y con las diferentes instancias comprometidas con la conservación del patrimonio ambiental del territorio. La modernización que se ha propuesto el Ejército se inserta, necesariamente, en el proceso que Chile viene emprendiendo sostenidamente desde hace dos décadas. "Ejército de Chile: posibles... La continuación del mismo requiere, sin duda, acceder a las más recientes tecnologías y avances científicos, ante lo cual todo recurso que se destine a la investigación en estas materias deberá considerarse como una inversión promisoria. Sabemos que queda aún mucho por avanzar en la ruta del perfeccionamiento de nuestros sistemas de gestión, en la redefinición de estructuras y en la optimización del empleo de los recursos disponibles para el cumplimiento de nuestra misión constitucional. La institución puede incorporarse a proyectos de esta naturaleza, entregando su aporte científico y tecnológico en aquellas áreas donde presenta un nivel de excelencia ampliamente reconocido, como es el caso de la investigación nuclear con fines pacíficos, ámbito en el que, desde hace décadas, ha venido desarrollando importantes proyectos de enorme trascendencia para el país. Tras el logro de estos propósitos, renovamos nuestro compromiso de continuar entregando todas nuestras capacidades para hacer de la modernización una realidad especialmente útil a la seguridad y progreso de Chile. Los criterios mencionados demuestran la importancia de la colaboración del Ejército en períodos de paz, como asimismo la voluntad de incrementarla. Lo expuesto supone una contribución, participación y asesoría permanentes del Ejército hacia los poderes ejecutivo y legislativo. Por el contrario, una presencia esporádica le resta potencialidad a una verdadera y efectiva integración del Ejército al desarrollo y dificulta una eficaz colaboración con los poderes del Estado. V. Palabras finales Señoras y Señores: A través de esta exposición he querido establecer algunas precisiones respecto al proceso de modernización institucional, que está en marcha desde el veintiuno de agosto del año pasado. He querido, también, destacar algunos de los logros obtenidos hasta ahora, tanto en lo relativo a las misiones que el estado mayor general y las distintas unidades y reparticiones del Ejército han debido cumplir, como en lo concerniente al análisis, valoración e integración de los aportes recibidos en las instancias de participación civil abiertas durante el último tiempo. No podría finalizar mi exposición sin antes advertir que para poder avanzar como lo hemos hecho y, más aún, como queremos seguir haciéndolo, hay ciertas condicionantes que no obedecen ni responden a nuestra sola voluntad y que es necesario considerar. Se trata de un entorno que favorezca el proceso en ejecución. Largo sería detallarlo, pero creo que no escapará a nadie, por lo cercano a la experiencia y responsabilidad de cada uno de nosotros, la fácil comprensión del mismo con la sola enunciación de la esencia de su contenido. Me refiero a que la modernización del Ejército, que es sólo una parte de la gran tarea de la definición de un Chile con futuro, requiere de un ambiente que, al parecer, aún no logramos crear los diferentes actores involucrados en el proceso. En ese sentido resulta fundamental reforzar el rol de las instituciones, el del Estado, el concepto de autoridad, el respeto y la confianza como, asimismo, el compromiso responsable de toda la sociedad con la estabilidad de las bases fundamentales en que se sustenta el sistema vigente y que ha dado muestras reales de funcionalidad. En esa perspectiva, sinceramente, estimo que deben dejarse de lado visiones confrontacionales y pasar a construir el nuevo escenario, donde no debiera haber cabida para situaciones que, lejos de unirnos en torno al gran proyecto de Chile, nos continúen envolviendo en un proceso estéril y sobrepasado por el tiempo. Gral. Augusto Pinochet Ese clima de concordia es responsabilidad de todos y me parece fundamental en la tarea de conformación del Ejército del futuro. En ella he comprometido todo mi esfuerzo, mi capacidad creadora y mi voluntad de soldado, que no ha tenido otra aspiración en la vida que servir a su patria. 1. Conferencia dictada en Santiago de Chile el 19 de agosto de 1993.
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