16 | TECNOLOGIA TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 25 de octubre de 2014 Los cazadores de tecnologías perdidas Son coleccionistas, pero no andan detrás de obras de arte, sino de productos que -para otros- son aparatos obsoletos o basuras. Se mueven por ferias, discuten en foros especializados y rastrean en la red ese videojuego que nadie quiso o ese pesado teléfono que hace años nadie usa. POR: N videojuegos. “Todo comenzó por las ganas que tenía de volver a jugar Super Mario Bros 3 y otros de los que disfrutaba durante mi infancia, pero no lo quería hacer a través de un emulador (un programa que imita el menú y el funcionamiento de una consola). Quería la experiencia verdadera y, de alguna manera, rememorar esos días que viví cuando niño, donde la única preocupación en la vida era llegar a la casa para jugar Nintendo”. Hoy Mario tiene 25 consolas y más de 1.500 videojuegos de todo el mundo, incluyendo versiones de un mismo título para distintos mercados (americano, europeo y asiático). Además, se ha especializado en los títulos del Nintendo original, la NES, lanzada en 1985 en América y que cambió la industria de la entretención digital y su objeto más preciado, el Stadium Events del Nintendo original (que hoy vale alrededor de seis mil dólares). Hace cerca de un año creó el sitio web Elblogdelafro.com, con tips para quienes comparten su afición. oviembre de 2013 está marcado en el calendario del estadounidense Michael Thomasson como el mes en que logró su sueño: tras más de tres décadas buscando, comprando y clasificando videojuegos en cartuchos, discos láser, VHS y otros formatos, ese mes logró llegar a los 10.607 títulos de su colección y entró a la edición Gamer del Libro de Récord Guinness 2014 como la persona con el mayor catálogo de videojuegos del mundo. Tras eso, Michael siguió expandiéndose hasta sobrepasar los 11 mil videojuegos, hasta que en junio de este año anunció que había vendido la colección completa por un monto que -según los trascendidosbordea los 750 mil dólares (450 millones de pesos), para pagar compromisos financieros de su familia. Pese a lo agridulce de la situación, Thomasson cree que con el tiempo podrá reconstruir su colección. Porque hoy el mercado de la antigüedad tecnológica se mueve mucho. El placer de la caza El juego de coleccionar La industria tecnológica tiene un dinamismo feroz desde el punto de vista del consumidor: cada semana hay decenas de lanzamientos que prometen revolucionar el mercado. Ante eso, muchos dispositivos van quedando obsoletos de manera rápida, pero hay gente que tal como Thomasson ha convertido su labor de rescate en una afición. Hugo Morales (28) es periodista, comentarista de tecnología en televisión y ex editor del portal especializado Wayerless. Él lleva años dedicado a recolectar teléfonos con historia, productos que alcanzaron lugares de honor y que luego fueron cambiados por otros y despreciados como el NEC P100, lanzado en 1993 y que podía almacenar la impresionante cantidad de… 24 números en su directorio de discado rápido. La joya de su colección es el Motorola Dynatec, el primer teléfono móvil del mundo. Su amigo Mario Caruffo (30), médico veterinario, es en tanto un metódico coleccionista de RR Hugo Morales se ha dedicado a recolectar algunos de los modelos de celulares más clásicos. “Asegurarse de que el producto esté bueno es difícil, a veces no hay cómo o dónde probarlos y uno hace una apuesta”. HUGO MORALES, periodista. “Todo comenzó por las ganas que tenía de volver a jugar Super Mario Bros 3 y otros de los que disfrutaba durante mi infancia”. MARIO CARUFFO, veterinario. Tanto Hugo como Mario concuerdan en que la satisfacción de encontrar un producto interesante se suma a la alegría de conseguir objetos que, en su época, por limitaciones económicas o geográficas, estaban fuera de su alcance. Su objetivo es pagar lo menos posible. Para eso, dicen, hay varios trucos: por ejemplo, usar el trueque o construir una red de contactos, incluso en otros países, que les permite llegar a productos poco comunes o que tuvieron mejor aceptación en un mercado que en otro. Leo Prieto, fundador de la red de medios digitales Betazeta, posee una colección que incluye productos como el Zenith Space Command (el primer control remoto, elaborado en 1956), una edición limitada de Mac lanzada en su vigésimo aniversario y los dos únicos modelos de computadores que hizo NeXT, empresa que vendió menos de 50 mil unidades, pero que fue donde se refugió Steve Jobs después ser despedido de Apple. Prieto dice que hay que partir preguntándole a Gonzalo Lara FOTO : Juan Farías familiares y amigos. Así, por ejemplo, fue como él “heredó” el primer Palm (1996) o el primer GameBoy (1989) de su colección, cuya posesión más preciada es el Apple I, el primer computador de Apple, que hoy se transa por alrededor de 200 mil dólares en casas de remates. Los logros de un coleccionista, dicen en general, son resultado del esfuerzo y buena planificación, más que de capacidad económica. Hay que estar siempre atento, coincidiendo que uno de los elementos más entretenidos de este hobby es conseguir no sólo un producto, sino que también una buena historia de búsqueda. Las nuevas picadas-tech Con los años, el proceso de búsqueda, cotización y compra se ha vuelto dispar para los distintos coleccionistas. La constante evolución de los teléfonos hace que la mayoría de los equipos antiguos rápidamente sean vistos como basura tecnológica y vendidos a muy bajo precio. Algo muy distinto ocurre con los videojuegos y las antiguas “picadas” de ferias y persas que se han convertido casi en tiendas de objetos de lujo. “Un buen ejemplo es Killer instinct de Super Nintendo. Hace cinco años podría encontrarse en muy buen estado por 5 mil pesos. Hoy, si está bien cuidado y trae su empaque y manuales, no baja de 30 mil. “He visto ofertas por el juego sellado que llegan a cien mil pesos”, dice Germán Rojas, dueño de la tienda NewGame de Providencia, especializada en venta de consolas y juegos retro. “Hay mucho de romanticismo, de rescate de historias personales y sensaciones de infancias perdidas”, dice el locatario. Pero todavía quedan algunos bastiones donde se pueden encontrar buenas ofertas, como las ferias libres a nivel regional. En El Belloto, en Quilpué, hay una. “Acá llega gente desde varias ciudades del interior, cada una con distintas realidades y venden a menor costo al ser productos que les llegan normalmente de rebote. A Santiago llega más lo que el comprador promedio está pidiendo, pero en estas ferias es más
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