Una voz que sobrevive al tiempo El lugar y la hora, Carlos Manuel Fernández Loza, Lucrecia Editorial, Santiago del Estero, 2012, 92 paginas. Por Lucas Cosci Editor Revista Trazos Siempre es un poco triste hablar de un libro póstumo. Y más si el autor ha vivido entre nosotros. Hay un sabor a despedida y aire de cierre de obra, de terminación. Pero también nos acompaña la expectativa por lo imprevisible, la solapada sorpresa, la música que no había resonado en la opera. El lugar y la hora es una publicación póstuma de Carlos Manuel Fernández Loza, narrador, poeta y ensayista santiagueño, cuya vida transcurre entre los años 1940 y 2005 y se relata a sí misma en cinco inolvidables libros: Para el fuego, cuentos, del año 1987; De libros y melancolía, miscelánea que recoge cuentos, ensayos y poemas, de 1991; su monumental novela Casas enterradas, de 1997, que lleva a sus últimas consecuencias el refinamiento de su prosa a la vez que conjuga una experimentación no menos audaz que rigurosamente calculada. A estos libros escritos en vida se suman dos póstumos: Ensayos sobre literatura y cultura, de 2006; y el que aquí exponemos, El lugar y la hora, del año 2012. Estamos ante un libro que combina once poemas, uno de ellos de trece estrofas autónomas al estilo Haiku, y, además, ocho cuentos, todos inéditos. La compilación y ordenamiento de estas páginas perdidas ha estado a cargo de Olga Astudillo, su compañera de caminos. Hay un prólogo que precede la selección en el que se presentan las circunstancias y razones que han conducido a esta edición. Allí leemos que “El lugar y la hora surgió de la necesidad de reunir textos heterogéneos que fueron escritos en distintas épocas y que necesitaban ser publicados”. Nosotros podríamos agregar: lo exigían, lo suplicaban, por nosotros, sus lectores. Hay además una nota final con la cronología y el origen de los textos. Los poemas son breves y lacónicos, desbordantes de referencias a la cultura clásica y literaria, cuya pasión profesaba el autor. Articulan un sentido filosófico en torno a los momentos del dolor y de la muerte, el amor y la traición, la finitud humana, el sentido del arte y la memoria. Verdadera perlas que brillan con luz propia, se entrelazan en un aparejo en el que conviven austeridades y oropeles. Carlos Manuel poeta honra a aquella figura borgeana de “un poeta menor de la antología”; “menor” no por pobreza, sino por austeridad. No hay en su obra un solo poemario completo, pero si muchos poemas antologables, como los aquí presentados. Los cuentos son esfuerzos experimentales a los que ya nos había habituado en Para el fuego, en los que intenta reconstruir sentidos presentes en nuestras tradiciones regionales, pero también presentes en historia universales. Su enunciación es indirecta, elusiva, fragmentaria, una trama que se teje con los hilvanes que pone el lector. Sus historias dan vueltas entre cuestiones, van y vienen en espacios y tiempos –físicos y simbólicos- , lugares y horas, tan próximos como distantes. En esa cercanía está parte de su fuerza: Un irresuelto conflicto en un obraje entretejido de creencias santiagueñas como San Esteban, El Carvallito, San Gil; el conjuro del azar para la salvación; el amor, siempre la melancolía del amor; un suicidio precipitado entre oficios de fecha patria; el trabajo de la memoria; las exequias de la historia. Lugares y momentos, “espacios de historias desatadas / desiertos marítimos con su constante ir y venir”. Lo innovador, antes y más allá de los bien tramados asuntos, se manifiesta en el uso del lenguaje, que conjuga giros de oralidad con cultismos y evocaciones literarias, en procedimientos de enunciación a través de voces anónimas como Coros y Madrigales, en el fraseo desmelenado, en saltos en los puntos de vistas, en la expresa omisión de datos y acciones que son esenciales a la construcción de la trama, para convocar al lector a su propia mesa de trabajo. En suma, El lugar y la hora es un texto que recoge la mejor poesía de Carlos Manuel Fernández Loza y sus cuentos inéditos y perdidos, tan intensos y logrados, como aquellos otros conocidos de su primer libro. Carlos Manuel Fernández Loza es una de las mayores voces que nos ha dado la literatura santiagueña del siglo XX. Creo que es un acto de justicia publicar sus inéditos. Un acto de amor, leerlos. Un acto de fe, escuchar sus templadas sonoridades.
© Copyright 2024