Concentración en la plaza Libertad. • Foto: Iván Franco (archivo, diciembre de 2013) La era de la regulación 2 viernes 04·dic·2015 Una biografía social del cannabis Las narrativas que posibilitaron una de las 15 medidas de seguridad y convivencia Según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas, realizada en mayo de 2015, aproximadamente unas 160.000 personas consumieron cannabis por lo menos una vez en los últimos 12 meses. Es decir, menos de 5% del total de la población. En una sociedad empachada de consumo, el cannabis es una mercancía marginal y todavía poco visible. El consumo de alcohol, por ejemplo, es más de siete veces mayor. Lo que sorprende de la marihuana, entonces, es su capacidad para estructurar relaciones sociales -económicas, políticas, culturales y morales- más allá de su circulación como mercancía. La explicación, un tanto obvia, es que el cannabis no es un objeto de consumo como cualquier otro. La marihuana existe en forma de flor, cogollo, porro, ladrillo, etcétera. Pero también en los intereses económicos, las leyes y prácticas regulativas, los discursos médicos y morales, y los espacios de socialización que le dan sentido social. El cannabis, en otras palabras, tiene una vida social. Uso de marihuana 402.752 uruguayos usaron marihuana marihuana alguna vez en su vida. alguna vez. 9,3% de los uruguayos* probó marihuana 55.200 son usuarios habituales. en el último año. 6,5% de los uruguayos* probó marihuana en el último mes. Fuente: Vi Encuesta Nacional en Hogares sobre Consumo de Drogas (2015). *La muestra se realizó entre personas de 15 a 65 años residentes en localidades de 10.000 o más habitantes. donde el objeto a regular brillaba por su ausencia. ◆◆◆ Las “drogas ilegales” son, antes que nada, commodities políticas, en tanto la ilegalidad no es un estatus natural, sino una decisión político-estatal. Hasta principios del siglo XX uno podía comprar y consumir cannabis sin temor a represalias legales. El espejo de la legalidad estaba dado por la “normalidad” con que la sociedad entendía a la sustancia y sus (restringidos) espacios de consumo. A nivel global, sin embargo, los vientos regulatorios soplaban en otra dirección. El problema del cannabis se mantuvo desactivado hasta la década de 1970. Entre 1972 y 1974 Uruguay creó una Brigada de Narcóticos, programas de prevención médicos y educacionales, una comisión parlamentaria permanente para el seguimiento y la planificación, y una nueva ley que actualizaba la lista de sustancias ilegales, incrementaba las penas por producción y comercialización, y establecía la internación compulsiva de aquellos declarados “adictos” por un juez. Desde el Estado se argumentaba que a partir de 1970 el tráfico y consumo habían aumentado de tal forma que “ponían en peligro el futuro de la nación”. Esta mentira fundacional legitimó la “guerra contra las drogas” en Uruguay. Y digo mentira por dos razones: la primera es que el mercado de sustancias ilegales era, todavía en los tempranos 70, marginal al punto de la invisibilidad; la segunda es que los problemas sociales no aparecen solos, sino que son el resultado de procesos de construcción que los hacen visibles y regulables. El empujón regulador que dio Estados Unidos fue abrazado con gusto por burócratas, políticos y “expertos”, que fueron creando sus propios intereses en una “guerra contra las drogas” construida en un contexto 23,3% de los uruguayos* probó ◆◆◆ “La idea de que la guerra contra las drogas ha ‘fracasado’ no para de ganar adeptos entre burócratas, expertos y el público en general”. Encontrar un porro durante la dictadura era una rareza. El problema no era únicamente la represión estatal o la estigmatización social sino la falta de oferta en un contexto de demanda marginal. El cannabis llegaba a Uruguay en las mochilas de aventureros que se iban a Brasil a buscar algún kilo de maconha. Fumaban, compartían con amigos, y a veces vendían pequeñas cantidades. Este mercado “artesanal” era muy ineficiente, lo que suponía que incluso aquellas personas que eran consumidoras habituales podían pasarse meses sin ver un solo porro. El fin de la dictadura se conjugó con la transformación del mercado de sustancias ilegales, en especial de la marihuana. Las razones de esta transformación son múltiples. Por un lado, la apertura política y otros cambios culturales habilitaron espacios de socialización menos circunscriptos por el conservadurismo político y social. Por el otro, el crecimiento en la demanda estuvo acompañado y alimentado por cambios en las cadenas de tráfico. El tráfico artesanal y descentralizado de los 70 y 80 dio paso a un mercado ilegal cada vez más organizado y concentrado. Paraguay sustituyó a Brasil. El “paraguayo” sustituyó a la maconha. La avioneta a la mochila. Y el “narco/dealer” al consumidor aventurero. El crecimiento del mercado habilitó tres procesos significativos en la historia social del cannabis. Primero, la expansión y democratización del mercado posibilitó la construcción de espacios de consumo cada vez más visibles, expandidos y encarnados en formas de socialización. Segundo, los réditos económicos cada vez mayores, no sólo por el crecimiento de la demanda sino por la prima de riesgo que supone operar en la ilegalidad, crearon poderosos 92.341 ocasionales. 255.111 experimentales. Fuente: Sebastián Valdomir (coord.) “El módulo sobre cannabis en la 6º Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Hogares”. Fundación Friedrich Ebert. intereses en controlar y profesionalizar el tráfico de drogas, dando inicio a la historia del “narco” en Uruguay. Por último, la expansión fue contrarrestada -y alimentada- por nuevas prácticas regulatorias: político-parlamentarias, estatal-burocráticas, y médico-profesionales, que terminaron de consolidar a la “guerra contra las drogas” como uno de los mecanismos de control social más prominentes del Uruguay pos 1985. ◆◆◆ El control de drogas puede ser reproducido en el tiempo en tanto los entendimientos sociales dominantes sobre el “problema de la droga” validen las prácticas, discursos y objetivos regulatorios. En otras palabras, fue la hegemonía del paradigma punitivo-prohibicionista lo que legitimó una guerra contra el cannabis y fue su resquebrajamiento simbólico lo que habilitó el pasaje a un modelo de regulación alternativo. Las explicaciones más corrientes sobre la ley de cannabis, especialmente aquellas escritas desde fuera de Uruguay, han privilegiado una visión desde arriba. Uruguay, un país de tradiciones liberales, con un gobierno progresista, y un ex presidente vanguardista, decidió ir en contra de la norma que todavía es guerra global contra las drogas. Todos estos elementos tienen algo de cierto, y sin embargo ocultan un cambio mucho más trascendental: la emergencia de narrativas alternativas al problema punitivo-prohibicionista del cannabis. Dos procesos estructurales y una lucha político-cultural explican el avance de estas narrativas que posibilitaron el nuevo régimen de marihuana en Uruguay. El primero tiene que ver con cambios endógenos al campo de la droga. Por un lado, el secular avance del consumo normalizó el cannabis al hacerlo cada vez más visible. Esta normalización tuvo lugar en un contexto donde la percepción del problema de la droga se movía de las abstracciones médico-morales que legitimaron el control de drogas desde los 30, hacia nuevos espacios problemáticos como la “crisis” de la pasta base y la emergencia de la “narcoviolencia”. Este contexto favoreció lo que llamarían una “des-narcotización” del cannabis, que movió a la sustancia a los márgenes del problema de la droga, tanto en términos del control estatal como de las preocupaciones sociales. Por otra parte, desde hace por lo menos una década la idea de que la guerra contra las drogas ha “fracasado” no para de ganar adeptos entre burócratas, expertos y el público en general. Por último, la rearticulación del problema del cannabis como un asunto social que no debería ser controlado por instituciones prohibicionistas y prácticas criminalizadoras sería impensable sin el trabajo político-cultural de la heterogénea coalición de activistas que desde mediados de los 2000 se organizaron para dar una lucha en dos frentes. El primero, fue salir a la calle, mostrarse en los medios, fumar en público como acto de resistencia política. También hablar con sus familias y amigos, forzando a la sociedad uruguaya a reflexionar sobre el “problema del cannabis”, herencia de la hegemonía prohibicionista. El segundo frente estuvo en la conquista de espacios políticamente significativos en los partidos, el Parlamento, y la burocracia mediante el lobby político. Cuando el Ejecutivo redactó las 15 medidas de coexistencia en que se incluía el proyecto para la legalización de la marihuan, los entendimientos sociales dominantes sobre el cannabis y su lugar en el problema de la droga eran radicalmente distintos de los que, por décadas, legitimaron la criminalización y el prohibicionismo. Sin estas nuevas narrativas, construidas y legitimadas en la calle, las 15 medidas hubieran sido 14. ■ Guzmán Castro viernes 04·dic·2015 3 Nuevo orégano en la huerta del fondo El por qué de tirar una semilla, darle agua y sol Plantar cannabis no es una actividad nueva en Uruguay, es una actividad creciente. Los jardineros de la marihuana cuidan de su planta con el mismo celo que cuando era ilegal, pero ahora lo hacen abiertamente, y convidan a sus padres que antes los miraban como bichos raros. Para ellos, el cannabis es música, es vino. Sebastián es un apasionado de la jardinería. Tiene estudios al respecto. Es lo que se dice un jardinero. En su vergel conviven muchos tipos de plantas. Una colección de cactus, con algunos árboles de Ginkgo Biloba, aromáticas y arbustos ornamentales. Como es jardinero practicante, tiene su vivero. Cuando se da la posibilidad vende cactus a viveros amigos. Ahora tiene un gran fondo. Pero antes las cosas eran distintas. Vivía en un apartamento de Mercedes y Tristán Narvaja. Nunca hubiera imaginado que iba a tener un jardín legal de marihuana cuando probó el prensado en la previa de un baile en 1994. Entonces ya vivía en una cooperativa de viviendas del barrio costero de Malvín. Todavía se acuerda de cuando fumaba faso prensado. Pero sus recuerdos más nítidos son de la primera cosecha que sobrevino a los repetidos fracasos tratando de decodificar a una planta llamada maldita. Su cultivo de cannabis está en el medio del vivero, entre unas estructuras que evitan la entrada de hijos y amigos. La estructura también sirve de apoyo para plantas de tomates, orégano y otras trepadoras. El cultivo está orientado al Norte. Así reciben el sol casi todo el día. Hace ya 13 años aplica sus conocimientos botánicos al cannabis. Tiene 38 y vive en Puntas de Manga, bien al Norte de Montevideo. Germinó sus primeras semillas en la primavera de 1998. Pero entender la planta le costó más que un germinador. Por entonces era complicadísimo acceder a información. La planta estaba más que prohibida, era parte de la mitología oscura de la sociedad. Sus padres pensaban que el uso de cannabis lo llevaría a la perdición: “El valor de mis cogollos es enorme. Pero el precio es el mismo del perejil, el orégano o los limones en el fondo de casa: cero peso”. cultivo legal 3.150 cultivadores registrados. 8,7% de los usuarios de cannabis acceden por medio del autocultivo. 1.058 plantas incautadas en los primeros diez meses de 2015. 621 plantas incautadas en 2014. 261 plantas incautadas en 2013. Fuente: Ircca. Autocultivo de Cannabis en Montevideo. • foto: nicolás celaya (archivo, febrero de 2011) el uso de drogas pesadas y la delincuencia. Entre amigos y conocidos nadie sabía mucho qué hacer con las semillas que aparecían del prensado o con el tallo que se estiraba con el verano. Muchos de los que plantaban esporádica o casualmente, en la vigilia de la clandestinidad, llegaban a fumar hojas. Sebastián encontró fotocopias con información de cómo plantar; “me pareció de lo más interesante y en aquel entonces muy económico”, reconoció. La primera cosecha propia que fumó fue en 2001 “más o menos”, titubea. Cuando fumó “flores”, conoció el verdadero efecto de la marihuana. Fue la época en que internet también unió a cientos de cultivadores de todo el mundo en sus foros. La información -no siempre la mejor ni la validada, pero sí suficiente para cosechar- se esparció como reguero de pólvora con el avance de la conectividad digital. Desde entonces, Sebastián no dejó de plantar y hasta pudo seleccionar y reproducir, con el correr de los años, las variedades que mejor se adaptaron a su gusto. Sebastián arma, prende y fuma porque “le gusta el sabor, el efecto y porque lo planto yo”. Ahora se ocupa de que el sol de verano no queme las plantas y les pone media sombra. Vigila que el cogollo no se llene de hongos cuando empieza ese frío entre marzo y abril, y la humedad se condensa en las flores amenazando seis meses de trabajo. Es claro que todavía unos cuantos cultivadores no se han registrado. Sebastián entiende que a algunos no les importa, otros no quieren quedar en un banco de datos por más anónimo que sea. Pero “yo recomiendo registrarse, de una”, dice. ◆◆◆ Joaquín del Prado vive en las orillas de Sayago. También se registró. No le convencía el registro, pero es padre de dos niños. Lo meditó bastante. “Decidí hacerlo para militar por el asunto […] Por aquello de que la unión hace la fuerza. Es la manera de decir que somos miles y no queremos escondernos más. Somos gente normal, padres, madres, estudiantes, hijos, abuelos, trabajadores, empresarios, profesionales y políticos”. “Cuando nos demos cuenta de que es una planta más, el registro será igual de absurdo que registrar una parra que usás para hacer vino en el fondo de tu casa”, espera. Por ahora hay que hacerlo para evitar problemas. Joaquín probó su primer porro en 1994, tenía 13 años, estaba sentado en un murito de Punta Carretas. El hermano de un amigo le convidó con prensado y el dijo que no, que hacía mal. Pero le ganó la curiosidad. Sin embargo, la primera vez que fumó marihuana fue en España, en 2005, cuando se fue a hacer una temporada de trabajo en hotelería. “La diferencia era abismal, casi como comparar el alcohol azul con alpiste con un whisky etiqueta negra”, grafica. En su barrio el cannabis sigue imitando la dinámica de siempre: un par que venden y un montón que compran prensado paraguayo. Pero para Joaquín la cosa es bien otra. El tiempo pasó desde aquel 2005 y sus responsabilidades crecieron: está a cargo de una industria familiar con sus hermanas. Tiene dos hijos que acuna en una casa amplia con un fondo de 200 metros cuadrados. Dos de esos metros cuadrados los dedica al cultivo de cannabis y otro metro al cultivo interior. Muchas veces prepara en interior lo que luego saca para afuera. Fuma por la misma razón que toma Coca Cola. Le gusta. El cannabis le da otro estado de conciencia, un momento de relax, de reflexión en el que la bronca se desvanece, la mandíbula se afloja y su estado de alerta disminuye. Así digiere los pensamientos y esa comida rápida que es el trabajo moderno plagado de estrés de oficina, autos, teléfono, mails y más mails; pedidos, entregas, chequear la producción, hacer los trámites, entregar y poner la cara seis días a la semana, 12 horas por día, siempre alerta. Para Joaquín la marihuana es un generador de ideas. También “un escape, como surfear, ir de compras, andar en bici o tirarse en la cama por una maratón de Netlix”. El cannabis no es evaluado así por todos. Cuando sus mayores se enteraron de su consumo en la adolescencia, escuchó la palabra internación. Sus padres se preguntaban qué habían hecho mal. El tiempo siguió pasando hasta que fumó con su madre algunas veces. Decía estar sorprendida del efecto, que reseña como más suave que el vino. Algunos padres de sus amigos también lo probaron. Y hasta lo usan para frenar dolores musculares y del nervio ciático. Los tiempos cambian. Pero algo permanece intacto en Joaquín, además de su humor. Sigue usando cannabis. Y desde que empezó a plantar encontró un buquet de sabores que compara con la diversidad del gusto al vino. El pegue, el efecto y sus variaciones, dimensiones o intensidades los pone al nivel del “universo de la música, cada variedad despierta cosas diferentes”. Para el cultivador de 35 años, “el valor de mis cogollos es enorme. Pero el precio es el mismo que tiene el perejil, el orégano o los limones en el fondo de casa: cero peso”. ■ Martín Baldomiro 4 viernes 04·dic·2015 La asociación que hace fuerza Clubes de cannabis en Montevideo Los clubes de cannabis nacen en Uruguay con una impronta asociativa y colaborativa muy fuerte. Los usuarios se abastecen de cannabis, la mayoría de las veces entre amigos, para conocer qué fuman y aprender de los procesos biológicos de la planta. Los clubes barriales, abiertos a la comunidad, son un experimento que está empezando a echar raíces. Álvaro Calistro todavía recuerda haber visto a los acopiadores de cannabis en Brasil fumigando los panes, los ladrillos de marihuana prensada, uno arriba del otro. Estuvo de viaje por la costa brasileña desde 1994 a 2002, cuando volvió a Uruguay. Las vueltas de la calle, el olfato del artesano paño al hombro, lo habían llevado a un lugar donde se plantaba y se estoqueaba marihuana. “Todas las mañanas entraba uno con una mochila y fumigaba con veneno de rata”, recuerda. Entonces se empezó a “cuestionar” aquella marihuana prensada que ya conocía de Montevideo. Volvió a Uruguay con algunas semillas que había recolectado en Brasil y también en Colombia, donde estuvo de paso con su paño de artesanías, del piso al hombro, cada día. Llegó a Montevideo cuando la crisis económica estaba comenzando. Fue el tiempo cuando se desató el uso de pasta base en su barrio, el Cerrito de la Victoria. Álvaro sembró las semillas de cannabis mientras observaba de reojo aquel nuevo fenómeno de la pasta base que estaba haciendo carne entre los pibes que había visto nacer. Pensó en hacer algo, en conversar, en ver qué era aquello, ese mundo nuevo que estalló en los televisores y en ciertas zonas de Montevideo bajo el nombre de pasta base. Empezó por sentarse “con los gurises a conversar, a fumar uno y tomar vino. Les preguntaba si sabían lo que hacían. Para que te respeten, tenés que ponerte a la altura de ellos, si no te descansan o te roban. Es mentira que no les interesa nada, no les interesa la forma en la que se ofrecen las cosas, ellos son curiosos y preguntan”, opina. Calistro los convidó con su cosecha. Preguntaron, quisieron saber y hubo quienes dejaron de fumar pasta, dice orgulloso. “Algunos gurises, que en esa época me dejaron cuestionarles lo que estaban haciendo con la vida, se interesaron por las plantas de marihuana”. Algunos de aquellos jóvenes, hoy adultos, tienen autocultivo en sus casas. Además hay quienes tienen huerta orgánica, con tomates, morrón, cebollas, ciboulette, orégano y tomillo. Álvaro los alertó sobre las plagas y cómo cuidar las plantas de cannabis. “Ahora mi hijo tiene una huerta en casa como mi madre”, le dijo una madre contenta a Álvaro. “Esos gurises empezaron ellos mismos a cuestionar lo que estaban haciendo. Ahora hasta las madres vienen a buscar tierra y sustratos para plantar”, dice también orgulloso de su trabajo. La casa de Álvaro es una puerta abierta para el Cerrito de La Victoria. Los jóvenes se juntan allí, hacen mú- Puesto de venta en la concentración por la marihuana regulada, en el Molino de Pérez. • foto: iván franco (archivo, mayo de 2014) sica, leen, se escuchan, se juntan a la noche, a la tarde, meriendan, toman mates y se fuman sus porros. Cuando salió la reglamentación se constituyeron como clubes de cannabis. Le están dando forma legal a algo que ya pasaba por la vía de los hechos. Ahora son uno de los 17 clubes que esperan autorización definitiva. Ahora trabajan más tranquilos. Ya no fuman cualquier cosa. Lo único que no se puede fumar en el club son cigarrillos industriales. Vilma Rainha Carrizo vive en Villa Española, un barrio que empieza a dos cuadras de la casa de Álvaro. Es una madre “soltera y feliz”, profesora de danzas afro, dueña de una sonrisa tan larga como sus trenzas, su familia es un pilar del candombe montevideano. Recuerda cuando entró con Martín, su hijo de 22 años, a la casa de Calistro por primera vez. Había olor a porro, pero cuando se fue a prender su cigarro, le dijeron que no podía. Que había niños, que el tabaco, que las tabacaleras. Vilma se fue a pensar al zaguán. Pitando, se dijo: eureka. “Claro, el tabaco te mata, la marihuana no”, pensó para sus adentros. Sus compañeras de trabajo se sorprenden pero curiosean cuando dice que Martín va a un club cannábico. Pero a ella, que nunca fumó cannabis, no le importa. Que Martín vaya al club cannábico es cosa seria para Rainha. “Mi hijo va porque se siente contenido. De alguna forma, es por su seguridad y mi tranquilidad. Si Martín está ahí no está en la esquina. Cuando salís de mi casa tenés dos o tres bocas enfrente”. Frente a su casa de un cuarto, donde vive con tres hijos, Rainha identifica a quienes se dedican lisa y llanamente a robar. Ahí, el abuso de drogas es tan alto como la tasa de jóvenes presos, sobre todo por hurtos. ◆◆◆ No muy lejos, donde Sayago se confunde con el Prado, Pedro Bianchi y Federico Mello armaron el segundo club de membresía autorizado por el Instituto de Regulación y Control del “Queríamos una forma segura de consumir marihuana y tener claro el tipo de planta, nutrientes y fertilización que usamos”. Cannabis (Ircca) para plantar su propia marihuana. Pedro comenzó a experimentar hace unos tres años con la plantación de cannabis junto a su cuñado. Aprendieron a esquejar (hacer gajos, decían nuestras abuelas), a cultivar con lámparas de bajo consumo y de sodio, entendieron cómo darles los nutrientes correctos y cómo hacerlos. También hicieron cultivos hidropónicos. Cuando se reglamentó la ley se inscribieron en el registro. Pedro sintió que no era suficiente, que deseaba algo más. “Queríamos una forma segura de consumir marihuana. Varios amigos nos decían de armar un club y tener claro el tipo de planta, los nutrientes, la fertilización, para saber qué estamos consumiendo”, recuerda Pedro sobre cómo empezaron a armar el club, el año pasado. Hoy, Tricoma es el segundo club autorizado por el Estado uruguayo a plantar cannabis para sus 20 socios. Pero cultivar cooperativamente para amigos tampoco era suficiente. Tricoma, desde el principio, generó un espacio de encuentro para sus socios, para conversar de los usos del cannabis, de lo bueno y lo no tanto. También sobre cómo cuidar las plantas. Los socios que lo deseen van y meten mano, y los que no, se conectan a internet en la página web del club para ver día a día, paso a paso, cómo viene creciendo o florando la planta, qué nutrientes se echan, qué se gasta de luz, de agua o si hay novedades sobre alguna cosa de interés colectivo. Ese mismo interés del grupo, y la solidaridad entre ellos, fue lo que les permitió sacar en estos días su primera cosecha. Cada usuario, según sus preferencias, se lleva una u otra cepa. Ya tienen diez variedades, diez cepas diferentes, algunas más sativas —es decir, más risueñas, psicodélicas— y unas cuantas índicas —más relajantes, introspectivas— o híbridos de los dos tipos de planta de cannabis. Entre las cepas que tienen para presentarles a los socios están la White Thailand, Purple Haze, Jack Diesel, Blue Rhino, Claustrum, LSD. —es una planta de marihuana, no la mítica síntesis del cornezuelo de centeno—, Northern Lights y Aurora Índica. Los socios donaron semillas y esquejes. Alguno que ya tenía una genética aclimatada a las características climatológicas montevideanas las ofrecieron. El 30 de junio de 2014 comenzaron con los trámites para abrir el club; por un lado, gestionaron, escribana mediante, la personería jurídica en el Ministerio de Educación y Cultura, y por otro lado, presentaron todos los requisitos que pide el Ircca. Cuatro meses después, Pedro recibió una comunicación en manos de El Correo: el Ircca, después de algunas visitas y entrevistas, había autorizado el cultivo. Entonces las plantas que crecían en el cuarto apoyadas por lámparas de sodio en hidroponia cambiaron su fotoperíodo. Recibían 18 horas de luz y el resto de oscuridad. La planta de cannabis comienza su fase de floración cuando recibe menos horas de luz. El timmer se ajustó para que las luces se prendieran 12 horas y se apagaran otras 12. Las sumidades floridas legales comenzaron a brotar de los internudos de la planta y en estos días los 20 socios reciben su cannabis legal. De Sayago con lumbre. ■ Guillermo Garat Los clubes en Uruguay 1) Clubes de membresía 15 clubes funcionando. 12 en vías de autorización. 3 autorizados. 2) Requisitos para abrir un club de membresía - Gestionar una Asociación Civil sin fines de lucro integrada por 15 a 45 miembros. - Tener un plan de producción y distribución. -Un lugar seguro con la infraestructura adecuada. -Promover buenas prácticas en el cultivo. -Menores de 18 años no podrán formar parte. -Debe estar lejos de centros educativos o espacios de tratamiento de adicciones. Seguir los pasos del Plan de Cultivo de Cannabis. Fuente: ircca.gub.uy viernes 04·dic·2015 5 De la comisaría al correo Crónica de una criminalización La ley uruguaya de drogas, todavía vigente, impide el cultivo de cualquier planta que produzca alguna de las drogas de tráfico ilícito. Excepto si un mayor quiere plantar cannabis. “Voy a confiar en vos”, le dijo el subcomisario de Salinas, Canelones. “Andá a arreglar el tema de tu hijo, dejalo con alguien. Mañana a las 8.00 tenés que estar en el juzgado de Atlántida”. El oficial abrió la puerta de la celda de la Seccional 22 y lo dejó salir, sin custodia. Era febrero de 2011. Mauricio Balitzki, padre a cargo de su hijo, artesano, herrero, tenía 40 años. Y volvió a la comisaria, porque no tenía nada que ocultar, lo suyo siempre fue el autoconsumo. Lloró de impotencia cuando al otro día escuchó de la boca de la fiscal su sentencia. “Lo lamento. Vas a ir procesado a la cárcel de Canelones”. Lo condenaron a dos años por tres plantas hembra y dos aún sin sexo definido. De ahí en más empezó un período “muy gris”. ◆◆◆ Balitzki se mudó a Salinas cuando tenía 34 años. Fue la época cuando la pasta base ya estaba en todas las esquinas. Las bocas, que antes de 2000 sólo vendían marihuana paraguaya prensada y a veces cocían de postre, estaban llenas de fisurados de pasta que mangueaban guita, y si no les querías dar, podías terminar acuchillado, recuerda Balitzki. No quería pasar por eso. Entonces las plantas crecieron un poco. Por “envidia, o vaya a saber qué”, todos los años en abril, cuando estaban en flor, llovían denuncias. Y allanamientos. En 2008 tenía muchas plantas, estaba probando, experimentando, y tras el desembarco policial terminó en el juzgado de la Ciudad de la Costa. El ápice de las plantas salían por delante de la capota de la Mitsubishi blanca, las raíces por detrás. De los vecinos sólo recibió “buena onda”, saben quién es. La jueza era Mariana Motta, le recomendó ir al psicólogo para “cambiar el hábito de consumir marihuana por calmantes, pastillas”. “Si no podés salir de eso, conseguí una alternativa, porque te va a traer problemas”, le dijo en una buena, pero lo procesó sin prisión. Al año siguiente todavía tenía la causa abierta y no cultivó. Volvió a la “‘Lo lamento. Vas a ir procesado a la cárcel de Canelones’. Lo condenaron a dos años por tres plantas hembra y dos aún sin sexo definido”. Mauricio Balitzki junto a sus plantas de cannabis. • foto: santiago mazzarovich tierra en 2010 y lo allanaron otra vez. Tenía tres plantas, no pasó nada. En 2011 plantó y cayó nuevamente. Por la denuncia de un vecino que había tenido problemas con su hijo pequeño. ◆◆◆ Gritó, pateó y golpeó las paredes de la celda hasta que lo dejaron salir por unas horas para “arreglar el tema”, es decir, conseguir una custodia de su niño. Se fue con la promesa de volver, pero también con la idea de que cuando estuviera frente a frente con la fiscal iba a conseguir “abrir su mente” y zafar. Pero ni lo uno ni lo otro. Pensaba posible desterrar el cuco que vendió pescado podrido a muchas generaciones que antes y ahora relacionan llanamente plantas con drogas y drogas con delincuencia. Le llegó “toda esa culpa” de “por qué no paré a tiempo, por qué no hice caso a mi amiga, que dos días antes recomendó sacar las plantas, que eran para quilombo, que pensara, que hacía menos de un mes habían procesado con prisión a Alicia Castilla por cultivo”. “Fue cosa de mandinga”, se encomienda al demonio. Abrir la mente a los derechos Le ley está buena, pero falta lo más importante, que es su correcta implementación para hacer valer los derechos de las personas. Eso piensa Martín Collazo, de Proderechos. Señaló que persisten criterios de criminalización a los usuarios de drogas en el ámbito judicial y policial. Martín Fernández, abogado del Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay, afirmó que a pesar de que la ley es clara en que se debe probar la intención de tráfico, y que aunque el usuario tenga más gramos de lo establecido no se lo puede juzgar, muchas veces se criminaliza porque la ley no ha permeado en todo el sistema. Collazo aseguró que a eso se añaden varios casos de abuso policial, principalmente en la costa de Canelones. También destacó la lentitud de la implementación de los mecanismos de abastecimiento sigue fomentando el mercado clandestino y vulnerando los derechos de los usuarios que se deben vincular al narco. ■ Estaba preso en un lugar de mierda por plantar y no comprar al narcotráfico. La estaba pasando mal cuando el diputado frenteamplista Sebastián Sabini lo fue a ver. Él con cadenas en los pies y grilletes en las manos. Era lo peor. “Bo, loco, esto no puede pasar”, sentenció Sabini. Al contar, Balitzki deja de lado ese pesar y rescata que preso y todo tenía a la prensa tras él. También “mucha conexión con el mundo exterior”, por la dinámica que tomaron los movimientos sociales y políticos que se generaron a partir del encarcelamiento de Castilla y el suyo. Había un reclamo generalizado, generacional. Y él estaba adentro, aportando su carne. Estuvo preso tres meses. Abrir el candado Salió con un sentimiento “muy feo de ahí adentro”. Tan feo que le “pegó mal en la salud”. Por esa pasada, dice, anda rengo. No fue fácil “volver a mí, retomar mi vida, reiniciar el trabajo. Estaba muy quemado, sobre todo con el sistema”. Había vivido situaciones muy injustas, asuntos fuera de su alcance que lo involucraban directamente. Sintió una infinita impotencia. En cuanto salió, empezó a militar. A mostrarse en la calle y hasta abrió la puerta de su casa para enseñar en la tele quién es. Se manifestó en público por el autocultivo, que no hubiera más presos por plantar. “Tanto juzgados como fiscalías se manejaban con más cuidado a la hora de dictar sentencia sobre el tema. […] Esto responde, más bien, a que el debate público dejó en evidencia la ignorancia reinante en la magistratura en materia de marihuana”, interpretaba Marcelo Jelen en agosto de 2013 en la diaria. El caso de Mauricio fue uno de los puntapiés para el debate que desembocó en la aprobación de la ley No 19.172 de regulación y control del mercado de la marihuana. La normativa trazó un antes y un después para la criminalización del usuario de marihuana y el derecho a la autodeterminación y a la no discriminación. “No sé si asociarlo con algo mágico, pero fue hermoso”, agradece Mauricio, que registró su cultivo. ■ Angelina de los Santos Mejor saber que ignorar El 10 de agosto se aprobó el protocolo de actuación policial sobre la ley de regulación del mercado de marihuana. El manual explica que el consumo y uso del cannabis continúa siendo legal, al igual que el uso de cualquier sustancia psicoactiva. También que la existencia de plantas de cannabis no implica una actividad ilícita. Las únicas restricciones del uso de cannabis son las de la ley de tabaco. El protocolo resalta que no existe un carnet que acredite ser usuario, y que además los datos que maneja el Instituto de Regulación y Control de Cannabis son de carácter sensible, por ende sólo el juez podrá solicitar la información, no la Policía. Lo mismo sucede con el allanamiento de un hogar, la incautación y destrucción de plantas; sólo podrá realizarse por orden judicial y las plantas deberán ser cuidadas en caso que hubiere una incautación. ■ 6 viernes 04·dic·2015 Una política en movimiento Con Augusto Vitale, presidente del Instituto de Regulación y Control del Cannabis El instituto estatal que regula el cannabis se apronta para recibir más funcionarios y más presupuesto. También para lanzar una campaña educativa de cara a la venta en farmacias. El espíritu que transmiten es que esta política de drogas debe estar cerca de los usuarios y no usuarios jóvenes, para no convertirse en una política de viejos vinagres. Algunos recordarán que en muchas fiestas masivas de los años 2000 había carpas que brindaban cuidados y agua a los más pasados. Algunos se habrán cruzado allí con un miembro del equipo, Augusto Vitale, psicólogo especializado en reducción de daños y prevención. Cuando el gobierno pasado creó el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) fue designado presidente, cargo que repite en este período. Como cabeza del organismo encargado de poner en práctica la ley No 19.172, Vitale hace un repaso de lo que se hizo y lo que queda por hacer. –¿Cuál – es la evaluación de este año y medio de funcionamiento del Ircca? - Teniendo en cuenta que el Ircca funcionó sin presupuesto propio y que no hay antecedentes de control público y estatal del cannabis, la evaluación es positiva. Resolvimos la puesta en práctica sin que se hayan generado dificultades operativas ni situaciones indeseadas en la agenda pública. A principios de 2015 ya estaban implementados el cáñamo industrial, el cannabis medicinal y dos de las tres formas de acceso al cannabis recreativo. En esa tercera vía se avanzó con mucho cuidado. Llevó cerca de un año otorgar dos permisos para producir cannabis. De las 22 empresas que se postularon, ninguna presentó un recurso en contra del resultado del llamado. También destaco la articulación de actores institucionales muy diversos. Para la reglamentación del uso no médico del cannabis trabajaron más de 60 técnicos y profesionales, de las cuatro instituciones que están en la junta directiva del Ircca más el Ministerio del Interior, el Ministerio de Industria, la Universidad de la República y el Instituto Nacional de la Semilla del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). La genética que permitirá diferenciar la marihuana nuestra de otras que circulan dará garantías a Argentina y Brasil. Si tienen sospechas de que hay producto uruguayo entrando en forma ilegal, podremos corroborar si es nuestro. –¿Qué – cambios habrá con el nuevo presupuesto en cuanto al personal? - Al Ircca le correspondieron en el Presupuesto Nacional 15.000.000 pesos anuales que, sumados a la posibilidad de pases en comisión a este instituto, permiten fortalecer el equipo con unos 25 a 28 funcionarios más. Hoy son ocho, más ocho directivos. También hay que sumar los recursos que llegarán por medio de las licencias para venta en farmacias, para investigación medicinal y de cáñamo industrial. Este último aspecto es el que avanzó más. Hay entre 14 y 16 empresas que presentaron proyectos industriales y cuatro o cinco que ya tienen permisos. –¿Cómo – se van a hacer los controles biológicos del cannabis? - Tenemos un convenio con docentes e investigadores de las facultades de Química y Medicina de la Universidad de la República para caracterizar el cannabis presente en nuestro medio, estudiar las relaciones entre los cannabinoides y aprender más sobre los usos medicinales. En el caso del autocultivo y los clubes de membresía, la variedad de la planta es una opción de los usuarios. Nosotros nos centramos en informar y sensibilizar sobre los riesgos de usar genéticas con altos niveles de THC, aunque lo más importante son las relaciones entre el THC, el CBD y el CBN para permitir gestionar los riesgos de su uso. Cuando los cultivadores se registran se les entrega una cartilla con condiciones para estar habilitados y una guía de buenas prácticas de cultivo para evitar daños. Es importante tomar esto como un proceso, porque hay una historia de contradicción en la ley anterior [No 14.294], que no penalizaba el uso pero tampoco estipulaba cómo se podía acceder al cannabis. Se estipulaba una “cantidad mínima” permitida para la tenencia, que quedaba a discrecionalidad de los jueces. Eso llevó a que los usuarios estén acostumbrados a distintas estrategias para ocultar su forma de acceso. Muchos pensarán “si estoy acostumbrado a manejarme así, ¿por qué tengo que registrarme?”. Registrarse es estar protegido por esta nueva ley. Si no lo hacés, quedás en la ley anterior y podés ser objeto de allanamientos e incluso prisión. El registro es fundamental para poder comprobar que los usuarios están en una de las tres modalidades permitidas, pero además es un dato sensible protegido por ley, que solamente un juez puede solicitar. –¿Hay – preocupación porque parte del cannabis que distribuye el Estado pueda terminar alimentando el mercado negro? - Estamos en una situación mucho más favorable que antes de la aprobación de la ley para proteger a las personas del contacto con otro tipo de riesgo por obtener marihuana en las bocas. No solamente porque te pueda pasar algo a nivel de seguridad personal sino también por el “efecto góndola” que se mencionó en la discusión sobre la ley: que te digan “yo hoy no tengo cannabis pero te puedo vender otra cosa”. Hay una situación más favorable para los objetivos de la ley, porque los usuarios están pudiendo acceder mediante el autocultivo y los clubes a un producto de mejores características. Entendemos que en la cultura de uso se está instalando una noción de diferencia en la calidad. Hay menos gente yendo a lugares peligrosos y usando un producto que tiene 40 contaminantes que no tienen nada que ver con la planta, a causa del prensado, que puede incluir hasta el caucho de las ruedas. Nosotros mantenemos nuestra misión de controlar, fiscalizar y derivar a la autoridad competente situaciones que impliquen venta de cannabis. Eso no está permitido y está penado como suministro. Además, en un hecho inédito a nivel internacional, el Ministerio del Interior elaboró con la sociedad civil, los cultivadores y los socios de clubes un protocolo que establece en qué condiciones la Policía puede inspeccionar y cómo. –¿En – qué está el aspecto educativo y de prevención? - Nos interesa avanzar en el capítulo dos de la ley: que se incluyan los riesgos sobre drogas en el sistema educativo. Y que eso acompañe un control social. El universo de usuarios y las personas que van incorporando una visión más amplia pueden velar por un buen uso. Tenemos un desafío de concientizar a niños y adolescentes en que una sustancia no produce menos daños por ser legal, y qué actitudes y comportamientos hacen que un uso sea problemático o no. El cannabis para personas en edad de desarrollo no es recomendado, porque se comprometen aspectos de su maduración. El registro de usuarios para dispensación en farmacias es un momento crucial para las campañas de prevención, porque puede aparecer un público que no necesariamente tenga demasiada información. En ese momento va a haber un nuevo impulso con campañas y el reforzamiento de atención a usuarios. Creo que un año y medio de discusión de la ley generó en el uruguayo promedio una idea de qué tipo de política de drogas quiere para Uruguay. También hicimos más de 30 diálogos y debates en todo el país. Las juntas departamentales de drogas citaron al vecino, al político, al actor social que quiso ir a un lugar a decir qué pensaba sobre la regulación. Esas mesas y las más de cinco conferencias con expertos internacionales que organizamos permitieron ajustar algunos aspectos de la ley. –¿Hay – una actitud de depositar en el menor de edad el rol del irresponsable? - Sí, y creo que esas personas no han leído los trabajos que muestran que eso no es así. El uso problemático en adolescentes y jóvenes se da fuera del mundo adulto, en las fiestas, en la playa, en la madrugada, y hay estudios que demuestran que en esos grupos hay líderes que cumplen la función del cuidado. Otro aspecto importante es cuánto los adultos estamos cerca y disponibles para problematizar junto a ellos estas cuestiones. El Estado no puede ser el Llanero Solitario; es un facilitador. Los resultados de las campañas del miedo demostraron no ser eficaces y se siguieron financiando durante años, del estilo “tu cabeza va a quedar como un huevo frito si consumís drogas”. El trabajo en conjunto con la comunidad, en cambio, ha demostrado que en las buenas fiestas de convivencia hay regulación, y no es porque haya fiscales, ni policías, ni Ircca. Y los jóvenes no se van de mambo. Tenemos que despertar la noción del autocuidado. Hay que estar ahí en el movimiento, en contacto. Si estás muy afuera te deslegitimás totalmente en tu rol de prevención, y para ellos pasás a ser un viejo apestoso. “Muchos pensarán ‘si estoy acostumbrado a manejarme así, ¿por qué tengo que registrarme?’. Si no lo hacés, quedás en la ley anterior y podés ser objeto de allanamientos e incluso prisión”. Camino a la farmacia –¿Por – qué definieron que sea la huella dactilar la que habilite la compra de los diez gramos semanales en la farmacia? - Se realizó un focus group con una empresa de opinión pública y se encontró que prefieren no usar un carnet que los identifique como usuarios, con posibilidades de extraviarlo. Se les preguntó qué tipo de registro sería más amigable y plantearon mostrar la cédula en El Correo para corroborar su identidad. El dato de la cédula se usa para comprobar que la persona tenga las condiciones de la ley, luego se procede a registrar la huella. resistencias por el registro? –¿Hay – - Hubo algún comentario bastante marginal de que no se entendía por qué era tan necesario pasar por el registro, pero en la mayoría de los casos se entendió que era una forma de control, con garantías para la poblaciónen general, de que uno va a ir por un canal de autocultivo y no va a ir por otro. ¿Cómo hace un farmacéutico para saber si un comprador es autocultivador? Tiene que haber un cruce de información que no se hace con los datos personales; se hace con números. Se habilita sólo una de las tres vías. –¿Hay – preocupación por la venta de eventuales excedentes? - El 60% de los usuarios está esperando por las farmacias. En Washington y Colorado han implementado un sistema de hasta 26 gramos por persona al día, que obviamente excede un uso moderado o responsable. Eso puede generar un mercado gris, pero aun así para ellos es mejor que una situación de narcotráfico con violencia y lucha por territorios. –¿Hay – fechas estimadas para los registros en farmacias? - Estamos trabajando en un escenario de fines de mayo, principios de junio. Resueltas una cantidad de cuestiones operativas, diría que depende de cuándo estén instaladas las empresas. El predio está listo y las licencias otorgadas. El cultivo, con cosecha y secado, no lleva más de cuatro meses. Ahora se está concretando la compra de los equipamientos de lectores de huellas con altos niveles de seguridad. –¿En – qué etapa están las empresas? - Estamos acordando el plan de trabajo. Se firmaría el contrato en diciembre y estimamos unos seis meses más para llegar a la cosecha. viernes 04·dic·2015 7 Augusto Vitale, presidente del Instituto de Regulación y Control del Cannabis. • foto: mauricio kühne –¿Cuáles – serán las medidas de seguridad? - La interna estará a cargo de las empresas y la externa será del Ministerio del Interior. El lugar es predio fiscal cercano al Penal de Libertad, donde hay una mayor respuesta policial, vigilancia las 24 horas, control de ingreso y egreso de vehículos y de nuestro personal. En cuanto a la seguridad individual, estamos terminando las evaluaciones de las cepas de cannabis más favorables para lo que buscamos. El Núcleo Interdisciplinario de Estudios sobre Cannabis de la Universidad de la República, y asesores nacionales e internacionales nos han explicado que, además de la presencia de THC, es importante la interacción entre los cannabinoides, los principios activos de la planta. La interacción entre CBD, THC, CBN y otros cannabinoides modulan los efectos de psicoactividad y también los medicinales para distintas afecciones. Manejar un ratio razonable de estas variedades permite gestionar mejor los riesgos sin quedar demasiado “colocado”. Es mucha responsabilidad, sobre todo al inicio del proceso. la ley es prohibir, en la promoción el objetivo no es aumentar el tamaño del mercado. Pero evaluaremos si es necesario un nuevo llamado, que no descartamos. –¿Las – 22 empresas seleccionadas fueron investigadas para conocer de dónde salieron sus fondos? - Se hizo con dos prórrogas para profundizar en la documentación, que no fue suficiente por parte de algunas empresas. Faltaba acreditar el origen de los fondos y la composición de las sociedades. En algunos casos las empresas vienen del extranjero y debían presentar la información traducida, legalizada. –¿Cómo – será el packaging? - No hay mercadotecnia, no hay publicidad, no hay marcas. El sobre de polietileno lo protegerá de la luz y la humedad, con advertencias y rotulado sobre el tipo de producto, variedad e interacción entre cannabinoides, además de información y advertencias. –¿Cuántas – toneladas se producirán? - El llamado fue para hasta dos toneladas al año por empresa; cuatro toneladas en total. En estos primeros seis meses haremos un programa piloto. Uno de los objetivos de será el costo? –¿Cuál – - El objetivo es competir con el mercado ilegal, que sea atractiva la adhesión a este sistema, y la calidad va a ser totalmente diferente al prensado. El precio será cercano a un dólar con veinte centavos. ■ Federico de los Santos Lo hecho -Decretos reglamentarios del cannabis médico e industrial. -Importación de dispositivos de control de consumo para el ámbito laboral y el tránsito. -Otorgamiento de licencias para producir cannabis a dos empresas. -Convenio con el Correo Uruguayo para el registro de usuarios vía farmacias. -Guías de protocolo policial y prácticas de cultivo. -Selección del predio para cultivo. 8 viernes 04·dic·2015 Experimento de laboratorio Producción científica nacional del cannabis La ley de regulación del cannabis favoreció la investigación y habilitó la búsqueda de los usos medicinales, que están siendo explorados por científicos de la Universidad de la República (Udelar). El método científico se está aplicando, además, en la propia evaluación de ley mediante una metodología que, al igual que la norma, ha despertado interés en el mundo. Para supervisar la ley No 19.172, de regulación y control del mercado de marihuana, se creó una Unidad Especializada en Evaluación y Monitoreo (UEEM) de carácter técnico e independiente. En marzo de 2014 la Junta Nacional de Drogas (JND) creó el Comité Científico Asesor (CCA), órgano honorario e independiente -integrado por académicos y científicos- para seleccionar, y generar conocimiento y metodologías para evaluar la aplicación de la ley. El CCA habilitó ámbitos de reflexión entre la comunidad científica local y del exterior. El intercambio “ha generado en Uruguay una manera de trabajar, una estrategia que acerca la academia a los decisores políticos”, explicó Luis Yarzábal, presidente del CCA. La estrategia de evaluación y monitoreo definió cinco dimensiones para elaborar indicadores: aplicación de justicia con equidad, promoción de la salud, seguridad y la convivencia, construcción de gobernanza, y economía. Además, “la estrategia puede permitir detectar a tiempo insuficiencias o errores de la política pública, para corregirlos sin que produzcan daños”, destacó Yarzábal. El mecanismo de evaluación fue expuesto en Suiza, Francia, Estados Unidos y España. Articulaciones La UEEM preparará por estos días una línea de base. “Antes de que se produzca la venta en farmacias hay que conocer el estado de situación del cananbis: cómo es el consumo. Con datos sobre salud, aplicación de la justicia, convivencia, seguridad, gobernanza y economía. Si no, después de que se ponga en marcha la venta en farmacias, los datos van a estar modificados y no va a ser posible comparar. No se va a poder decir cuál fue el efecto de la ley”, vaticinó Yarzábal. El CCA está elaborando un informe sobre los usos medicinales del cannabis y sus derivados. Antonio Pascale, profesor del Departamento de Toxicología Luis Yarzábal, presidente de la Junta de Transparencia y Ética Pública. • foto: mauricio kühne “Necesitamos la variedad vegetal estabilizada […] realizar la forma farmacéutica, porque a la persona se le va a dar una gota o una pastilla”. Derribar mitos Entre los mitos más frecuentes, mencionó la comparación entre el número de casos agudos por sobredosis: “alguien ha manejado que se producen muchos”, dijo Yarzábal, “sin embargo, la revisión que ha hecho el CCA en la literatura mundial indica que no hay un solo caso de sobredosis de marihuana registrado”. Mencionó que otro elemento que se maneja es que hay una relación directa entre criminalidad y consumo de marihuana. “El comité analizó una serie de trabajos hechos en Canadá y en Estados Unidos en los que se aíslan las variables que intervienen en el hecho criminal. Centenares de miles de observaciones bien documentadas por los servicios judiciales y de represión de los dos países muestran que, lejos de haber una asociación entre criminalidad y marihuana, en algunos casos hay incluso un descenso de la criminalidad”, señaló Yarzábal. ■ de la Facultad de Medicina, realiza una revisión de la bibliografía publicada sobre acciones terapéuticas y medicinales del cannabis y sus derivados. Pascale ya elaboró un documento que está siendo discutido por la red de consulta. En el primer semestre de 2016, el CCA va a convocar una reunión internacional para completar el proceso. “Tenemos la esperanza de hacerlo antes de que se venda la marihuana en farmacias para fines medicamentosos”, expresó Yarzábal. En busca de la medicina El Núcleo Interdisciplinario de Estudios sobre Cannabis de la Udelar está integrado por docentes de las facultades de Medicina y Química, y el Centro Universitario de Paysandú. Su objetivo es el estudio de la cadena del cannabis, desde la semilla al medicamento. El grupo se formó a fines de 2013, cuando se aprobó la ley. En junio de 2015 se conformó dentro del Espacio Interdisciplinario de la Udelar y cuenta con financiación por tres años. El equipo trazó una secuencia de trabajo en tres etapas. La primera es conocer los genotipos de variedades de cannabis en Uruguay. Hasta ahora han analizado unas 200 muestras de plantas procedentes de clubes de membresías o proporcionadas por el Instituto de Regulación y Control del Cannabis. Los análisis moleculares se realizaron en el Laboratorio Genia. Ahora el genetista Burix Mechoso, uno de los integrantes del proyecto, está interpretando la información obtenida. Si bien no han terminado de clasificar las 200 muestras, Mechoso asegura que conocer el perfil genético de las plantas es el punto de partida para elegir las variedades que permitan elaborar extracciones para testear en ensayos biológicos, conseguir trazabilidad y reproducibilidad de la especie escogida. La segunda etapa es la caracterización fitoquímica de las plantas. Esto es, determinar el tipo, caracterizar los cannabinoides (principios activos del Un arsenal terapéutico en potencia “Existen pruebas científicas de la utilidad de derivados del cannabis para síntomas determinados y enfermedades”, dijo Yarzábal. Entre ellos el dolor crónico y el de los procesos neoplásicos cuando los analgésicos no dan resultado. La espasticidad motora, un conjunto de enfermedades neurológicas, náuseas y vómitos durante quimioterapia o radioterapia, son algunas de las enfermedades donde el cannabis alivia. Está demostrada su eficiencia en epilepsias refractarias infantiles, pérdida de peso y la caquexia que afecta a enfermos terminales. “No hay dudas de que en los extractos de cannabis […] hay un arsenal terapéutico que debe ser utilizado y que éticamente no se le puede negar a los enfermos que tienen estas dolencias”, manifestó Yarzábal. ■ cananbis), y qué otros metabolitos pueden estar presentes en la especie. Carlos García, uno de los químicos involucrados, analizó alrededor de 15 muestras de cultivos locales. Todas “son ricas en THC [tetrahidrocannabinol]”; tienen entre 6% y 17% del principio activo más conocido del cannabis, el THC. Todavía no han analizado ninguna variedad en la que el cannabidiol (CBD) predomine sobre el THC, pero aún quedan muchas muestras por analizar. Cualquiera de los dos cannabinoides puede ser de uso medicinal, dependiendo de la patología en que vaya a ser aplicado, señaló García. El CBD tiene un efecto relajante, es un antagonista de la euforia del THC, señala la literatura científica internacional. La tercera etapa tiene que ver con la actividad biológica de los extractos o materiales vegetales seleccionados. Para eso harán ensayos in vitro a nivel in vivo, con células y levaduras. Ya que la cantidad y calidad de materia vegetal no es suficiente, recién están comenzando los ensayos preliminares. El grupo se propone conocer cómo se altera el ciclo de sueño-vigila y la conducción cerebral, sus efectos a nivel cardiovascular y los posibles efectos antimutagénicos y radioprotectores. Los resultados servirán para la aplicación y el ensayo clínico; para ello coordinarán con grupos de médicos. Esperan avanzar en el conocimiento de su aplicación para el tratamiento de la epilepsia refractaria y en las terapias del dolor. “Necesitamos tener la variedad vegetal adecuada, estabilizada y obtenida mediante las técnicas de buenas prácticas de agricultura y los controles de calidad correspondientes. Y en segundo lugar, realizar la forma farmacéutica, porque tenés la planta, pero a la persona se le va a dar en un gota, o en una pastilla”, puntualizó García. El mundo del cannabis hoy es el del conocimiento empírico. Sobre todo en Uruguay -y en América Latina-, donde los ensayos clínicos sobre el cannabis son inexistentes por ahora, salvo excepciones como la chilena. Los usuarios saben que si fuman tal cepa estarán relajados, otra les provocará sueño, apetito, euforia. Las personas sometidas a quimioterapia que usan el cananbis saben que reduce las náuseas y provoca apetito; hay unos cuantos ensayos clínicos en el mundo sobre ese tema. Los científicos uruguayos quieren saber qué tanto hay de real en la percepción popular. Por eso “vamos a ver si atrás de eso hay una composición química que explique esas actividades diferentes. Nos nutrimos mutuamente de saberes diferentes, uno por la experiencia, otro por el apoyo de la ciencia”, graficó García. ■ Amanda Muñoz viernes 04·dic·2015 9 Vení como sos Reducción de riesgos: salud amigable para quien usa drogas La reducción de riesgos en el uso de drogas es una alternativa de salud pública frente a los modelos clásicos. Trabaja con el usuario en activo para que incorpore nuevas prácticas más saludables en el uso de drogas. En Uruguay hay algunos programas funcionando; y cada vez se conocen más los beneficios del cannabis para apaciguar las ansiedades que producen las cocaínas. Era domingo de otoño. Padre e hija se sentaron en la mesa, mate de por medio. La joven estaba a punto de cumplir 18 años. Estaban habituados a tomar mate juntos los domingos y charlar de todo, pero esta vez la conversación terminó en otro lado. “Tenés que aprender a tomar”, sugirió el mayor, que bebía moderadamente las noches de fiestas y alguna copa los fines de semana. Le habló de las bebidas adulteradas y de las fácilmente adulterables. Le dijo que la ginebra era la bebida más difícil de adulterar porque se nota fácilmente en el sabor, la transparencia y que en todo caso sólo se podía adulterar con agua. El padre le mostró a su hija cómo tomar alcohol y la importancia de acompañarlo con agua. La joven que tomó el whisky servido por su padre hoy es doctora y desde 1987 no ha dejado de trabajar con personas que usan o abusan de drogas. Ya no toma whisky, su bebida favorita es la ginebra que usa cuando hay un momento especial. Aquella joven es la doctora Raquel Peyraube. Su primera paciente en el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) de la Universidad de la República (Udelar) había tomado demasiada cocaína, tenía alucinaciones. Ella la calmó hablando, la bajó con la palabra. Peyraube tenía en mente aquel viejo principio de la medicina hipocrática de primero no hacer más daño. Era el 19 de mayo de 1987. Desde entonces practica la reducción de riesgos asociada al uso de drogas. Lo hizo en París, en Ginebra, en Montevideo y en Maldonado. Y ahora da vueltas por el mundo hablando de Uruguay, de cómo disminuir los impactos en el uso de drogas y de cómo minimizar el daño que las políticas de drogas hacen en las personas. “La marihuana tranquiliza, baja la ansiedad, los hace sentir bien. Genera todos los efectos contrarios de la sustancia-problema, como la pasta base y la cocaína”. Menos daño, más vida La reducción de riesgos es una disciplina que tiene mucho de arte a lo largo del mundo. Desde que países como Holanda, Dinamarca, Alemania, España, Canadá, Australia y Luxemburgo abrieron salas para que los usuarios de heroína se inocularan en ambientes seguros, las tasas de muertes, suicidios, sobredosis y prevalencia de enfermedades de transmisión sexual bajaron o incluso -en los casos de sobredosis- desaparecieron1. Existen 65 salas de uso seguro de drogas en todo el mundo. La oferta terapéutica cuando alguien tiene problemas con drogas es casi toda de corte abstencionista. Para recibir atención médica se requiere que el usuario abandone el uso de drogas. La habituación puede hacer difícil esta propuesta. La reducción de riesgos y daños trabaja con el usuario en activo, el que no quiere dejar. “Pensamos que el tratamiento para un adicto es como un traje a medida, depende de cada uno y el técnico tiene que acompañar. Ese acompañamiento podría ser la abstinencia; sería lo ideal pero no todos la quieren. La otra posibilidad es la reducción del daño. Si usás una sustancia más compleja como la cocaína, no compartas el canuto porque eso hace que tengas más chances de contraer enfermedades”, explica Julia Galzerano, médica internista especializada en VIH y drogas, del CASMU. Marihuana por pasta La reducción de riesgos es el camino terapéutico que se escogió para dotar a la ley de regulación y control del mercado de marihuana del componente salud. Y no es casual. La marihuana se usó en la clandestinidad de la prohibición para reducir la ansiedad que producen las cocaínas. “Lo que registramos en las historias clínicas es que la marihuana tranquiliza, baja la ansiedad, los hace sentir bien. Genera todos los efectos contrarios de la sustancia problema, como la pasta base y la cocaína. Les da sueño, pueden dormir, comen, tienen sed y toman líquido. Recupera los daños causados por la otra sustancia”, explica la psicóloga Claudia Crespo, coordinadora del Centro de Tratamiento de Base Comunitaria El Achique de Casavalle. “La mayoría de nuestros usuarios fuma marihuana y ha abandonado las sustancias-problema. No tenemos usuarios que consuman psicofármacos. Para nosotros es una alegría esto y para ellos también”, relata Crespo, responsable del centro interinstitucional promovido por la Intendencia de Montevideo, ASSE y la Junta Nacional de Drogas. “Muchos han tenido experiencias con tratamientos psiquiátricos y psicofármacos. Y no se han sentido bien, ni cómodos, se les hace difícil seguir el tratamiento indicado, tomar la medicación. Atravesamos procesos de ansiedad y trastornos en sus características de personalidad. Con el uso de marihuana funcionan bien”, explica. El Achique es un centro ambulatorio de salud. Allí hay preservativos para los amantes y pomadas labiales para los que se revientan los labios fumando pasta. Eros y Tánatos. Hablan de marihuana, a diferencia de otros centros. Allí se acepta el uso del cannabis puertas afuera. Nadie puede llegar colocado y los usuarios lo respetan. Incorporan rutinas saludables tras el uso de drogas, por eso exprimen sus naranjas para hacer jugo, hablan de cómo, cuándo y dónde consumir. También hablan sobre la importancia del respeto al barrio. Crespo comenta que la inserción en la comunidad es importantísima. Hacen pastas y panes caseros que venden en Casavalle, y ya tienen su clientela fija. “El usuario de drogas ha sido visto como alguien que genera problemas. Ahora generan beneficios para la comunidad. Se llenan de alegría al contar que los vecinos les dicen que lo que hacen es re rico. Lo valoran no sólo desde lo económico sino desde lo afectivo”, señala Crespo. Según las posibilidades de cada quien, los usuarios van consiguiendo trabajos fuera de El Achique. Pero también el grupo hace de las suyas. Desde talleres de candombe hasta cursos de panadería, huerta y cocina. Además, construyeron canchas en la plaza que acondicionaron y ahora está lleno de madres hamacando niños. “Uno de los parámetros que medimos es la posibilidad de inserción en la sociedad, en la educación formal, informal, en trabajos, en programas de empleos protegidos y la vuelta a la familia, a la comunidad, y en eso, realmente, el apoyo que han tenido ha sido mediante el consumo de marihuana”, explica la coordinadora de El Achique. La reducción de daños se basa en la premisa de que la persona seguirá usando drogas para justamente disminuir el eventual impacto que la droga pueda tener en ella. Es una experiencia que pocos profesionales de la salud practican en Uruguay. “Si alguien quiere tomar, que sepa cómo hacerlo, que coma, que no mezcle bebidas, que no maneje. Es todo un aprendizaje encarar las cosas diferente. Por suerte, cada vez hay más gente en la reducción del daño o que está afín”, explica Galzerano, que en 2016 coordinará el primer curso médico sobre cannabis medicinal desde el Sindicato Médico del Uruguay. ■ Guillermo Garat (1) Eberhard Schatz y Marie Nougier (2012), Salas de consumo de drogas: evidencia y prácticas. Ed. Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas. SABELO Si vas a fumar… Vaporizar es menos nocivo que fumar. Las tucas de cartones (incoloros) se pueden incorporar en el armado para proteger los labios y los dedos. No dejes el humo en los pulmones prolongadamente. Observá tu entorno y si te sentís cómodo. En caso de… La mayoría de las personas sienten relajación, euforia, alegría y/o perciben el campo sensorial más sensiblemente, sin experimentar complicaciones psíquicas. El cannabis puede reducir la tensión arterial y provocar sudores. También baja los niveles de azúcar en sangre, por eso una correcta alimentación es importante. Si sentís eso, ingerí dulces y/o cítricos. Si un amigo tiene un ataque de pánico, mostrale que está todo bien, llevalo a un lugar tranquilo y esperá que pase el efecto. Si fumaste… Tené en cuenta que el efecto se irá en unas cuatro horas. Evitá la mezcla con otras drogas. No conduzcas. Tus reflejos serán mucho más lentos. No hagas trabajos que requieran precisión. Fuente: Echale Cabeza, Colombia. Supuestos de la reducción de riesgos La reducción de riesgos y/o daños, o gestión de los placeres, como prefieren llamarle algunos, parte de la constatación de que las drogas seguirán siendo consumidas por significativas porciones de la sociedad. Esa ciudadanía, en líneas generales, carece de información validada sobre los impactos individuales y colectivos en el uso de drogas. Sus defensores constatan que muchas -no todas- las per- sonas que buscan tratamiento no acceden a servicios especializados por sentirse rechazados, ya que el primer requisito en muchos centros es dejar de usar la sustancia-problema. Sin embargo, y por diversos motivos, alguien que usa drogas puede tener una preocupación por su salud y por cambiar hábitos para mejorar. La reducción de daños debería proveer esos insumos. Este abordaje terapéutico de “abajo-arriba”, como propo- ne Alan Marlatt, está basado en el “empoderamiento” del usuario de drogas, en lugar de una política de “arriba -abajo”, sustentada en la criminalización y “patologización” de quien usa drogas.■ 10 viernes 04·dic·2015 Aflojando la presión latinoamericana Las consecuencias del narcotráfico en América Latina son múltiples, fragmentarias, ocultas o visibles. Pero cuando el narcotráfico se mete en una comunidad,“convence” a un grupo de campesinos de trabajar para ellos, a un policía de hacer la vista gorda, a un alcalde de cooperar, a la aduana, hasta políticos y empresarios, y las consecuencias son primeramente un problema de gobernabilidad, un problema para la democracia. Los países de América Latina sufren distintas consecuencias, a escalas diversas. Las políticas de drogas implementadas en los últimos años han creado un escenario desfavorable en amplias zonas del continente latinoamericano. Pero en los últimos tiempos se plantearon varias propuestas en unos cuantos países, en la región y en el mundo. Un puñado de gobiernos han permitido habilitar nuevas expe- riencias o debates. Varios países del hemisferio tratan de cambiar la pisada. Primero fue Estados Unidos. Hoy tiene 24 Estados con marihuana medicinal y tres también con recreativa. Ciertos países parecen optar por dotar de otro marco al cannabis para aflojar la presión. El año pasado el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile autorizó al municipio santiaguino de La Florida a cultivar 400 plantas de cannabis medicinal para abastecer a 100 pacientes de cáncer y epilepsia a lo largo de Chile. El proyecto cosechó este año sus primeras flores. La Fundación Daya gestionó el cultivo, elaboró y distribuyó el aceite en convenio con centros de salud. La experiencia fue exitosa, la autoridad fiscalizadora sanitaria chilena autorizó este año la siembra de 6.000 plantas para 4.000 pacientes en 20 municipios distintos. Venta de drogas minorista en América Latina En lo político la presidenta Michelle Bachelet se comprometió a sacar la marihuana de la lista IV de las drogas de tráfico ilícito, la clasificación en la que se encuentran las drogas más nocivas como la cocaína o la heroína. La recategorización permitirá que el cannabis se comercialice en las farmacias, advirtió en una audiencia parlamentaria Jaime Burrows, subsecretario de Salud del gobierno de Chile. Sus declaraciones son parte de las consultas que la Cámara de Diputados está realizando hace meses para permitir el cultivo de cannabis en el hogar. América Central La ruta de la cocaína desde Colombia a Estados Unidos ha creado un camino de sangre donde los narcos se alían con pandillas locales. - 6,2 cada 100.000 habitantes: media mundial de homicidios, 2012. - 103,9 cada 100.000 habitantes, Honduras. - 43,9 cada 100.000 habitantes, El Salvador. - 42 cada 100.000 habitantes, Guatemala. - 24 cada 100.000 habitantes, México. América del Sur Perú es el principal productor de cocaína del Sur. • U$S 151.000 millones al año. Fuente: OEA. CANNABIS U$S 141.000 millones, venta global minorista de cannabis. Fuente: OEA. - 305 toneladas de cocaína producida. Fuente: Office of National Drug Control Policy, gobierno de Estados Unidos. Paraguay es el principal productor de cannabis del Sur. - 6.000 hectáreas cultivadas por año. Fuente: SENAD. México En 2006 México proclamó la guerra a los cárteles. Desde entonces hubo: - 120.000 personas muertas. - 50.000 desaparecidos. Fuente: INEGI. - 500.000 personas ocupa el narcotráfico (2012). Fuente: Secretario de Defensa Nacional de México. - 90% de la cocaína que llega a EEUU pasa por México. Fuente: Dpto. de Estado, EEUU. - 30% de los terrenos del área cultivable de cultivos legales conviven con plantíos de marihuana y amapola. Fuente: Tribunal Superior Agrario de México. Los narcotraficantes mexicanos dominan el mercado de drogas al por mayor en Estados Unidos. Es la única organización de narcotraficantes con presencia en todo el país. Fuente: Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas del Departamento de Justicia de Estados Unidos. - U$S 1.400 millones en ventas a Brasil. Fuente: elaboración propia. - 66,7 homicidios cada 100.000 habitantes en la frontera con Brasil (Amambay). Efecto de erradicación de coca Efecto globo. Cuando se golpea un cultivo, se crea otro en una nueva zona. - Bolivia: Entre 1991 y 1994 los cultivos se trasladaron del Chapare hasta Beni. De 1997 a 2002 del chapare a las Yungas. - Perú: 1985-1990: Alto Huallaga al Valle de los Ríos Apurimac y Ene. 1993 y 1998: hacia las fronteras con Brasil y Colombia. Fuente: Hugo Cabieses. “Erradicación de coca y políticas de drogas en el Perú: anatomía de un fracaso anunciado en América Latina. Debate sobre Drogas: I y II Conferencias Latinoamericanas sobre Políticas de Drogas. Ed. Intercambios y Universidad de Buenos Aires Colombia - US$ 650 millones (aprox.) por año en gasto para la lucha contra las drogas (2007, 2008, 2009). Sin contar el aporte de Estados Unidos. Fuente: Ministerio de Justicia Colombia. - El comercio de drogas de tráfico ilícito podría representar hasta el 2,8% del PIB del país. Efecto de interdicción Descartelización. El negocio se dispersó. Fuente: Ricardo Rocha en “Las nuevas dimensiones del narcotráfico en Colombia”, ONUDC y Ministerio de Justicia Colombia. - 8.000 millones de dólares es el costo del Plan Colombia. Fuente: Ministerio de Justicia Colombia. - Perú: 5 a 35 bandas entre 1996 y 2000. - Colombia: El Cártel de Calí y de Medellín en 1992 controlaban todo el negocio. En 1999 había 199 “minicarteles”. - Bolivia: 2 a 40 grupos entre 1997 y 2002. Fuente: Hugo Cabieses. “Erradicación de coca y políticas de drogas en el Perú: anatomía - 190 toneladas producidas (2013). de un fracaso anunciado en América Latina”. Debate sobre Drogas: I y II Conferencias La- Fuente: Office of National Drug Control Policy, gobierno de Estados Unidos. tinoamericanas sobre Políticas de Drogas. Ed. Intercambios y Universidad de Buenos Aires En octubre la Suprema Corte de Justicia de México concedió un amparo a la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable para plantar su cannabis, en un sistema parecido a como lo hacen los clubes de cannabis en Uruguay. La sociedad se creó ex profeso con el único fin de conseguir cannabis para los consumos particulares de sus asociados. Luego de un intrincado periplo por los órganos de la justicia mexicana, el máximo órgano les dio la razón a los activistas. Dos semanas después, más de 50 personas habían presentado solicitudes a las autoridades para importar semillas de cannabis y cultivarlas. A principios de noviembre, el gobierno de Puerto Rico firmó una orden ejecutiva para despenalizar la posesión de hasta seis gramos de marihuana. Además, el gobierno estudia la mejor manera de regular el uso terapéutico del cannabis y por eso están abocados desde hace unos meses a desarrollar mesas de diálogos sociales y consultas con expertos. En Colombia, desde la década de los 80, se pueden plantar hasta 20 plantas de cannabis. En 2014 Juan Manuel Galán, hijo de Luis Galán, político liberal asesinado por los narcos en 1989 en plena campaña política hacia la presidencia, presentó un proyecto de ley para habilitar el uso medicinal de cannabis. Mientras que el proyecto era estudiado por el Parlamento, el Poder Ejecutivo colombiano emitió un decreto para regular la producción, exportación, importación, uso y posesión de drogas. También el cannabis medicinal, la industrialización del cannabis, tanto su fibra como sus frutos, y la investigación científica. El presidente, Juan Manuel Santos, ha sido claro en diversos foros sobre la necesidad del debate regional y global de estos temas. “Necesitamos -y cuando digo ‘necesitamos’ hablo del mundo entero- un nuevo enfoque para enfrentar el problema de las drogas”. En Guatemala el ex presidente Otto Pérez Molina había manifestado su voluntad de regular el mercado de cannabis. El ex mandatario dimitió y el proceso de regulación quedó detenido por el momento. En Jamaica el gobierno autorizó las investigaciones científicas, médicas e industriales, y tienen la firme convicción de que aprovecharán el mercado que abre la planta de cannabis. Para tales fines, crearon la Autoridad de Permisos de Cannabis, una entidad interinstitucional que emitirá todo tipo de licencias relacionadas a la planta. Los primeros autorizados fueron dos universidades, la de Tecnología y la de West Indies. El Congreso de Costa Rica estudia un proyecto de ley para regular el uso del cannabis. En Bélice también hubo propuestas y se debatió una ley hasta que se resolvió descriminalizar la posesión de hasta diez gramos de la planta. ■ GG viernes 04·dic·2015 fotos de: Nicolás Celaya, Federico Gutiérrez e Iván Franco 11 12 viernes 04·dic·2015 Una maravillosa oportunidad de cambio De cara a UNGASS 2016 ¨Insto a los Estados Miembros a que utilicen esta oportunidad para llevar a cabo un debate amplio y abierto que considera todas las opciones¨. Bank Ki Moon Abril de 2016 se transformará en un hito histórico. Sera la maravillosa oportunidad de avanzar hacia un nuevo paradigma superador de mas de 100 años de prohibicionismo rígido y radical. En la ciudad de Nueva York se llevará a cabo la Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas (UNGASS). La comunidad internacional podrá asistir a un debate franco e inclusivo, donde todas las voces sean escuchadas y los enfoques alternativos también se coloquen sobre la mesa. Eso significa abrir un balance, con la premisa de que esta problemática no se arregla con guerras o prohibiciones sino con la salvaguarda de los derechos humanos con foco en la salud y convivencia publica. En definitiva, se trata de reafirmar las metas que se fijaron las convenciones de fiscalización de drogas: salvaguardar la salud y el bienestar de la humanidad, y garantizar el uso médico y científico de las sustancias controladas. Uruguay ha sido protagonista en la comunidad internacional; ha promovido desde 2008 la integración del derecho internacional de derechos humanos con el sistema internacional de fiscalización y la necesidad de abrir un debate franco, que supere el enfoque moralista y dogmático, que no admite revisiones. Uruguay es un foco de atención internacional por la decisión de avanzar en la regulación del mercado de cannabis que genera respeto, expectativa y seguimiento científico, social y político. Uruguay merece reconocimiento internacional por su enfoque integral y equilibrado de su Estrategia Nacional y por los importantes aportes realizados en la Comisión de Estupefacientes, ante el Alto Comisionado de Derechos Humanos y ante la Junta Preparatoria de UNGASS 2016 como posición nacional (www.infodrogas.gub.uy). En nuestra región estamos frente a una instancia de revisión de políticas internacionales, bautizada como guerra contra las drogas, basada totalmente en la represión. Ese posicionamiento no garantiza el derecho a la salud, criminaliza a toda la cadena de las drogas y termina siendo muy duro con los eslabones débiles e inevitablemente blandos con los eslabones mas importantes. La lucha contra la corrupción y el crimen organizado (que hoy gira en varios rubros: drogas, armas, trata de personas) necesita un replanteo que privilegie la fuerza del Estado, no incremente la violencia y se rija por el derecho internacional de los derechos humanos. Del éxito o fracaso de una mesa servida para el debate abierto y sin hipocresías, dependerá un panorama internacional promisorio y comprometido con la salud pública, las libertades y la defensa a ultranza de los derechos humanos. Una luz en el camino Lento pero a paso firme, un primer bloque latinoamericano, integrado por México, Guatemala, Colombia, Ecuador y Uruguay, al que, poco a poco, se suman nuevas voces consonantes, brega para que la instancia de UNGASS 2016 no sea un mero trámite y sirva como escenario y punto de partida a una visión actualizada y totalmente realista acerca de la problemática de las drogas. En el último tiempo, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha propiciado dos asambleas con el fin de promover una visión integral y equilibrada, con apertura a otros enfoques y sobre la base del respeto pleno del derecho internacional, de los derechos humanos, las libertades y las soberanas decisiones de los Estados. Como corolario de esos encuentros se arribó al Informe sobre Drogas en las Américas. Este documento muestra las bondades de una metodología consistente en discutir y armar posibles escenarios a futuro, con la participación activa y la experiencia de profesionales y técnicos. Y representa el respeto a un criterio y principio fundamental: “la unidad en la diversidad”. Surge aquí, como de forma obligada, explicitar que la responsabilidad y el compromiso surgidos de la cooperación internacional no tienen por qué estar en contravención con las opciones alternativas o experiencias nacionales o regionales que respondan a las necesidades y exigencias sociales y culturales. Las convenciones internacionales y sus sustentos jurídicos se enfrentan a interpretaciones necesarias que responden a preceptos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y de derechos humanos que se ubican, casi inevitablemente, por encima de cualquier normativa. Las preguntitas En el último período de sesiones en marzo de 2015, en la Comisión de Estupefacientes, que Uruguay integra por tercer periodo consecutivo dije: ¨Tenemos el desafío de ser más efectivos, eficientes y humanos. No siempre tenemos el coraje de mirar la realidad de frente y sin autocomplacencia. A veces preferimos las rutinas mentales y la reiteración de formulas vacías. El pensamiento único, dogmático, a veces moralista, otras veces pseudocientífico y poco abierto a las buenas prácticas, dominan el panorama. Corremos el riesgo de una nueva frustración si UNGASS 2016 no tiene el coraje de admitir que hay diversidad de enfoques, de miradas diferentes, de nuevas experiencias y de un rumor que recorre el mundo entero. ¿Nos animaremos a interrogarnos a nosotros mismos o repetiremos las fórmulas rutinarias? ¿Estamos verdaderamente cumpliendo con la integridad de las políticas?, ¿son efectivamente equilibradas? ¿No es una evidencia que los fondos dedicados al control de la oferta y el peso de la estrategia estén en la punición represiva? ¿Se respetan los derechos humanos cuando ofensas menores, incluso el consumo, se penaliza hasta con pena de muerte? ¿O cuando se practican las internaciones compulsivas y los campos de trabajo forzado para adictos? ¿Seguiremos aceptando que el mercado ilícito de las drogas se siga regulando mediante la ley penal y la interdicción, con la perversidad económica de ello y los daños colaterales? ¿Podremos al menos pensar acercarnos al diálogo sobre otro tipo de regulación? ¿Seguiremos aceptando que la responsabilidad es común pero compartida en forma no equitativa? ¿Que algunos costos humanos, económicos y sociales estan diferenciados y pesan en los más pobres? ¿Que en los países de producción y de tránsito se despliega con más intensidad la violencia, a pesar de que el consumo de drogas es muy bajo, y la demanda de consumo y los terminales del lavado de dinero siguen la ruta hacia el Norte? ¿Seguiremos aceptando una interpretación flexible de las convenciones en un sentido represivo? Porque hay Estados que las interpretan aplicando pena de muerte, incluso para consumo y daños menores. ¿No será hora de que evaluemos y analicemos desde la eviden- cia científica y a partir de diversos modelos alternativos con sentido humanitario los fines de las convenciones? ¿Seguiremos obligando a Estados como Bolivia y Perú a penalizar el acullico (masticación) y que recorran el ominoso camino de denunciar las convenciones? ¿No podremos admitir en la diversidad, que la hoja de coca tiene un sentido cultural milenario para los pueblos originarios y no puede penalizarse? ¿Obligaremos a las erradicaciones forzosas, cuando el hermano pueblo de Bolivia ha demostrado que la regulación del mercado de la hoja de coca mediante el consenso social es mucho mas efectivo y respeta derecho? Respetar el derecho a la libertad de culto y el uso de sustancias en ese contexto es un imperativo que incluso ha sido avalado, por decisiones de altos tribunales de Justicia en muchos países. ¿Verdaderamente se custodian y garantizan los derechos a la salud y la seguridad humana con políticas que incrementan la violencia y castigan por igual a toda la cadena de las drogas? ¿Serán o no interlocutores válidos para una revisión de la Estrategia y Plan de Acción agencias que tienen mucho para aportar como la Organización Mundial de la Salud, ONU-SIDA, Programa Naciones Unidas para el Desarrollo, la FAO, la OIT? ¿El Alto Comisionado de Derechos Humanos tiene algo para aportar o no en este tema? ¿Seguiremos la rutina de hablar de prevención e insistir en campañas de información que la evidencia demuestra que muchas veces son iatrogénicas, que promueven más que previenen? ¿Continuaremos hablando de tratamientos cuando es notorio que el derecho a la salud no está contemplado en la mayoría de los sistemas de salud, que el enfoque religioso no es aceptable como base científica? ¿Seguiremos negándonos siquiera a mencionar el término y el enfoque de reducción de riesgos y daños, como si estuviéramos en la Inquisición, negándonos a aceptar que los programas de intercambio de jeringas y los espacios de venopunción asistida fueron una respuesta humanitaria y eficaz para el embate de heroína de los años 80?¨. Los ojos del mundo La experiencia uruguaya del mercado regulado de cannabis la expone a las miradas del mundo entero. Su intención no está en que se replique su accionar, asimismo lo Redactor responsable: Lucas Silva / Edición y producción: Guillermo Garat / Diagramación: Pablo Paredes, Martín Tarallo / Edición gráfica: Iván Franco / Textos: Sebastián Baldomiro, Guzmán Castro, Angelina de los Santos, Federico de los Santos, Amanda Muñoz / Corrección: Magdalena Sagarra Auspician: muestra abiertamente y lo expone a evaluaciones. No busca arribar a un modelo exportable, su pauta de abordaje responde a una integralidad de la política de drogas, de sus fortalezas institucionales, de la regulación del tabaco y del éxito en la lucha contra el lavado de activos. El camino de la regulación de mercados es un pensamiento estratégico, de Estado presente que controla los desbordes del mercado. En este caso, con mas razón. Es coherente el control de sustancias que circulan en el circuito legal. Con mas razón, las que son de control del narcotráfico y nuestra regulación se basan sólo en la interdicción y aplicación de la ley penal. En términos de economistas, son commodities especiales: tiene graves riesgos para la salud (tabaco, cannabis, alcohol). El mercado regulado constituye un sistema de control más eficaz, que respeta derechos humanos, protege la salud pública y realiza un acercamiento del Estado a las poblaciones vulnerables y consumidores problemáticos. Es definitivamente un enfoque de reduccion de daños, donde la gestión de riesgos la hace el Estado pero con responsabilidad compartida, incluso de usuarios. Un brindis por UNGASS 2016 El 10 de junio de 1998 Kofi Annan levantó su copa y propuso un brindis. Era secretario general de la ONU y fue en oportunidad de la mencionada 20ª UNGASS. La comunidad internacional había aprobado la estrategia y su plan de acción y en diez años tendríamos un mundo libre de drogas, eliminando todos, absolutamente todos los cultivos ilícitos de hoja de coca y adormidera. Como comunidad internacional no reaccionamos frente a la evidencia: no sólo no se había erradicado sino que todos los cultivos, consumos y tráfico habían aumentado. Más grave es la negativa cuasi confesional de no abrir ningún debate para ver caminos alternativos. El amigo Kofi Annan integra hoy la Comisión Global para Políticas de Drogas con eminentes ex presidentes y personalidades que luchan por un cambio radical en la política de drogas y pugnan junto con muchas organizaciones de la sociedad civil y varios Estados para que UNGASS 2016 garantice un debate abierto, inclusivo y fermental, para dar un paso efectivo y realista hacia una sistema más eficaz, más justo y más humano. ■ Milton Romani, secretario general de la Junta Nacional de Drogas.
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