PREGÓN - Semana Santa Viveiro

PREGÓN
Presentador:
Ilmo. Sr. D. José María González Cabeza
PREGONERA:
Dra. Sra. D.a Carmen Vaquero Serrano
Toledo 14 de Abril
Editor: Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Toledo
Editado en colaboración con: Excmo. Ayuntamiento de Toledo, Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, Excma. Diputación
Prov. de Toledo, Fundación de Caja Castilla la Mancha, FEDER, Cámara de Comercio e Industria de Toledo y Asociación Empresarial
de Hostelería.
Diseño y Maquetación: Mario Arellano, Antonio Torres y Editorial MIC
Colaborador: Víctor Sánchez Ortega
Fotografías cedidas por las Cofradías. Periódico DIA y Miguel Ángel Olmos
Cartel y portada: Fotografía: D. Dan Vaquerizo Molina.
Grabados: Fernando Aranda Alonso
Producción Editorial: Editorial MIC.- Tlfno. 902 271 902. www.editorialmic.com
Depósito legal: M-12427-2010
Impreso en España
Printed in Spain
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el permiso previo y expreso por escrito del autor de la obra. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de
delito contra la propiedad intelectual.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
La Junta de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Toledo quiere hacer mención especial por su implicación en la Semana
Santa de Toledo a la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, Excmo. Ayuntamiento de Toledo, Excma. Diputación Provincial,
Fundación de Caja Castilla la Mancha, Cámara de Comercio e Industria de Toledo y Asociación Empresarial de Hostelería.
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Patrocinadores:
Cofinanciado:
PRESENTACIÓN
DE DOÑA CARMEN VAQUERO SERRANO
Leer a Carmen Vaquero Serrano es vibrar con “Garcilaso, poeta
del amor, caballero de la muerte”, es ahondar en el conocimiento de hijos ilustres de la ciudad como “D. Fernán Álvarez
de Toledo, secretario de los Reyes Católicos”, “los patronos
de la Universidad de Toledo en el siglo XVI”, “el conde de
Arcos” o “el maestro Álvar Gómez y su entorno”. Leer a Carmen Vaquero Serrano es seguir los pasos del Lazarillo de Tormes
por las embarradas y tortuosas calles de Toledo, descubrir las
claves que envuelven la obra a través de “D. Juan de Luna,
continuador del Lazarillo” o de “D. Bernardino de Alcaraz”.
Leer a Carmen Vaquero Serrano es sentir los versos del mayor poeta que dio el Renacimiento, conocer a la “Elisa” de sus
poemas, “Doña Beatriz de Sá”, a su verdadero amor “Doña
Guiomar Carrillo” y a su primogénito “D. Lorenzo Suárez de
Figueroa”, pero entrar en la vida de Garcilaso es penetrar en
la historia de su familia, en la historia de su hermano, “D. Pedro Lasso de la Vega, el comunero, el señor de Cuerva”, el
amigo de D. Juan de Padilla, caído en desgracia tras la derrota
en Villalar por las huestes imperiales. Leer a Carmen Vaquero
Serrano es vivir la historia y la literatura que palpita en cada una
de sus páginas.
Su pasión por Toledo, su historia, su literatura, sus tradiciones
y sus gentes hace que Carmen Vaquero Serrano esta tarde nos
haga sentir como nadie la auténtica Semana Santa. Doy las gracias a esta ciudad, que es la suya y es la mía, porque me ha
permitido conocer y trabajar al lado de Doña Carmen Vaquero
Serrano, mi compañera y amiga.
José María González Cabezas
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Decir Carmen Vaquero Serrano es decir romero, espliego, dulce
aroma de camelias que embriaga la cálida tarde de una primavera fugaz. Decir Carmen Vaquero Serrano es decir vuelo suave
de alondra que despierta la luminosa mañana estival, tintineo
sagrado de campanas en las torres mudéjares de la Jerusalén
occidental, canto melodioso de ruiseñor que saluda al crepúsculo antes de regresar jubiloso a su nido. Decir Carmen Vaquero
Serrano es decir tertulia animosa de poetas toledanos y españoles, embajadora amorosa y apasionada de las sempiternas
tradiciones de su ciudad imperial, maestra inigualable en el arte
de contar las hazañas de D. Rodrigo, en declamar los versos
de Boscán o en emocionarse con la lírica de Quevedo o de San
Juan de la Cruz. Decir Carmen Vaquero Serrano es decir montaña firme y perpetua, caudal inagotable de agua pura, Minerva
de mirada clara y sincera, solaz y refugio de peregrinos y almas
perdidas ávidas de sabios consejos.
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Eminentísimo y reverendísimo Sr. Arzobispo de Toledo.
Excelentísimo Sr. Alcalde.
Excelentísimas e ilustrísimas autoridades.
Señor Presidente y Junta de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa.
Sacerdotes párrocos y consiliarios, cofrades y hermanos, especialmente los costaleros, músicos, escultores, floristas, bordadores,
costureras, amigos todos, que ofrecéis vuestro esfuerzo incansable
para el mayor lucimiento de la Semana Santa toledana.
Señoras y señores.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Debo comenzar por agradecer a la Junta de Cofradías y Hermandades el haberme invitado a dar este pregón; a Francisco Plaza,
director técnico del Teatro de Rojas, por su ayuda; al coro del conservatorio “Jacinto Guerrero”, que me va a acompañar; a Miguel Ángel
Olmos Iglesias, autor de las espléndidas fotografías que vamos a ver;
a José María González Cabezas, mi director en el Instituto “Alfonso X
el Sabio”, por el afecto y cariño que ha mostrado en sus palabras de
presentación; y a ustedes por estar aquí. Gracias.
Hoy que faltan pocos días para que se inicie la Semana Santa
en esta “ilustre y clara pesadumbre”, voy a hablarles de lo más
relevante de ella y lo haré aunando las imágenes de nuestras procesiones y los momentos sublimes de este santo periodo litúrgico
con poemas de la literatura española, tanto culta como popular. Es,
por tanto, un recorrido poético lo que les propongo. Comencemos.
El viernes de Dolores, la Real e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad saca a la calle a su Virgen, acompañada en
riguroso luto de cientos de señoras toledanas. Cada una de ellas
parece ir recitando, con alguna leve variación, las décimas del poeta Gerardo Diego en su Ofrenda:
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Dame tu mano, María,
la de las tocas bordadas.
Clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
noche negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla.
Deja [, Madre,] que […] restañe
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompañe.
Deja que en lágrimas bañe
la orla negra de tu manto
a los pies del árbol santo
donde tu fruto se mustia.
Capitana de la angustia:
no quiero que sufras tanto. […].
Llega el domingo de Ramos y por la mañana, antes de la solemne Misa que habrá de celebrarse en la catedral, arranca del templo
por la puerta del Reloj, la procesión de las palmas. Por la tarde, a
las cinco, reviviremos la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén,
organizada por la Venerable, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra
Madre Inmaculada en su mayor Angustia y Piedad. Contrahaciendo
a Lope de Vega, lo que un cristiano siente en tal día podría expresarse así:
El Señor bien lo sabe:
Hoy son palmas y olivos,
mañana serán hiel.
Las que para recibiros
tan blandas hoy se ven
serán mañana espinas
en corona cruel.
Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en día de placer.
Vos, Señor, lo sabéis:
Hoy son palmas y olivos,
mañana serán hiel.
Y tú, dulce Señor, dulce paciencia,
afrontarás la despiadada suerte,
el peor castigo, el dolor fuerte.
Y todo sucederá con tu anuencia.
Se ha cumplido, Jesús, tu cruel destino.
Para la Cruz naciste y, por salvarnos,
recorrerás con sangre tu camino.
Y la muerte tendrás por tanto amarnos,
con amor tan precioso, tan divino,
que tu vida darás sin reclamarnos.
Jesús condenado a muerte de cruz
Oyeron tus oídos la sentencia.
Sus palabras sonaron inclementes.
No pudieron mirarte frente a frente
por no ver en tus ojos la inocencia.
[…] Tú, que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño […].
TOLEDO 2011 • Semana Santa
El Lunes Santo, también desde la catedral, a las nueve de la
noche, inicia su recorrido la procesión del Cristo Nazareno cautivo.
Cuando lo vio por primera vez, mi hermana Valle, con una pequeña
licencia en la rima, compuso este soneto:
Esa misma noche de Lunes Santo, las iglesias de San Andrés
y San Cipriano aunarán sus esfuerzos para sacar en procesión al
Santísimo Cristo de la Esperanza. Y como de esperas y esperanzas
lleva el nombre la imagen de esta cofradía, expresaremos, otra vez
con Lope, la esperanza cierta de la espera en Cristo:
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No te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados;
¿pero cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
La segunda imagen de la noche en recorrer las calles toledanas
en el Martes Santo será la del Cristo de la Misericordia, de la cofradía de la Santa Caridad. Del poeta Rafael Reina Luque es el soneto
que lleva por título el nombre de esta advocación:
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Cristo de la Misericordia
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El Martes Santo, entrada la noche, tres imágenes de Cristo
recorren la ciudad: la más temprana la del Cristo del Amor, esa
imponente figura del Señor muerto, con su varonil rostro nimbado
de abundosa cabellera. Como pensando en él, Miguel de Unamuno
escribió:
¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra […]?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas […]
[emergiendo]
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra.
Me duele casi más que la homicida
y estúpida crueldad de la canalla,
quien pudo y no hizo nada por tu vida,
el miedo del cobarde que se calla.
Me duele el temblor de tus rodillas,
los huesos de tus piernas dislocados,
la sangre que embermeje tus mejillas,
las llagas que revientan tus costados […].
Tu muerte es ya tu última victoria.
Perdónanos, Señor: ¡Misericordia!
El tercer y último Crucificado de la noche de Martes Santo, el
muy tierno Cristo de los Ángeles, se llama así porque lo acompañan cuatro figuras de angelitos portando los atributos de la Pasión:
el cáliz, los azotes, los clavos, la lanza,… Gómez Manrique, corregidor de Toledo en tiempos de los Reyes Católicos, en su Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, hizo decir a los
ángeles que presentaban los instrumentos del martirio:
Con estos clavos, Señor,
te clavarán pies y manos.
Grande pasarás dolor
por los míseros humanos.
Con esta lanza tan cruda
horadarán tu costado,
y será claro sin duda
lo que fue profetizado.
Con estos azotes crudos
romperán los tus costados
los sayones muy sañudos
por lavar nuestros pecados. […]
El Miércoles Santo nos ofrece a los toledanos y a quienes nos
visitan dos procesiones: la primera, la del precioso Cristo de la Humildad. Nuevamente unas décimas de Gerardo Diego nos sirven
para su descripción:
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Este cáliz dolorido
de la tu cruda pasión
es necesario que beba
Tu Sagrada Majestad,
por salvar la humanidad
que fue perdida por Eva. […]
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Fluye sangre de tus sienes
hasta cegarte los ojos.
Cubierto de hilillos rojos
el morado rostro tienes. […]
Será mayor mi esperanza
si en mi alma dejas la huella
de tu boca que nos sella
blancas promesas de paz,
de tu dolorida faz,
de tu mirada de estrella.
Y la segunda, una de las procesiones más clásicas de Toledo,
aunque no de las más antiguas, pues su capítulo de caballeros
se fundó mediado el siglo XX: la de Cristo Redentor. Jesús, con la
Cruz a cuestas, está representado en una de sus caídas. En cierta
ocasión, mi hermana Valle, imaginando que fue el tercero de los
desplomes de Cristo, compuso esta
Tercera caída
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Y se ha caído tres veces,
exhausto de tanto amar.
Ningún dolor se le ahorra
al que nos quiere salvar.
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No le deja ver la sangre
el camino hasta la Cruz,
y se ha caído tres veces
Jesús, la divina luz.
CORPUS CHRISTI
Todo Él está temblando,
no se puede levantar.
Y se ha caído tres veces.
¡Quién le pudiera ayudar!
Todo fue así, tu voz, tu dulce aliento
sobre un trozo de pan que bendijiste,
que en humildad partiste y repartiste
haciendo despedida y testamento.
Llega el Jueves Santo, día de la institución de la Eucaristía.
No tengo que explicar lo que el Corpus Christi significa para los
toledanos. Para recordar tal momento Antonio y Carlos Murciano
compusieron este poema:
«Así mi cuerpo os doy en alimento...»
¡Qué prodigio de amor! Porque quisiste,
diste tu carne al pan y te nos diste
Dios, en el trigo para sacramento.
Y te quedaste aquí, [ya cerca el alba] […]
Hostia de nieve, nube, nardo, fuente,
gota de luna que ilumina y salva.
Y todo ocurrió así, sencillamente. […]
Sencillamente. Hora de paz. ¡Qué leves
tus manos para el pan, para el amigo!
cena de doce y Dios. Noche de Jueves.
Y era en Jerusalén la primavera.
Y era blanco milagro ya aquel trigo.
Sencillamente: «Este es mi cuerpo». Y era. […]
Tras los oficios celebrados en la catedral y en todas las parroquias, desde el gran templo, a las nueve de la noche, inicia su
recorrido la procesión organizada por la cofradía de la Virgen del
Amparo. Encabeza el desfile el paso de la Oración en el huerto. Va
adornado con flores silvestres de un cigarral, recogidas esa misma
mañana por el propio escultor de las imágenes. Y es otra vez Gerardo Diego a quien recurrimos:
Ya entraron al huerto donde
las aceitunas se estrujan,
Getsemaní de los óleos,
hoy almazara de angustias.
La noche sigue volando
-alas de palma y de juncia- […].
Se oye el rumor a lo lejos
de cortejos y cohortes.
Y el sueño pesa en los párpados
de los tres fieles mejores.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Ya Pedro, Juan y Santiago
bajo un olivo se agrupan. […]
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Jesús, solo, abandonado,
huérfano, pavesa, Hombre […]
“Padre, apártame este cáliz”.
Solo el silencio se oye.
Sigue a la Oración en el Huerto, Cristo amarrado a la columna.
Fray Ambrosio Montesinos, al son de una copla profana y popular,
hizo esta breve lamentación del Señor cuando lo ataron:
¡Oh colu[m]na de Pilato[s],
el dolor que en ti sentí!
Has medio muerto a mi Madre,
que no tiene más de a mí.
Tras él, viene Nuestro Padre Jesús Nazareno. El poeta Bartolomé Patón es el autor de un padrenuestro relativo a él:
Padre Nuestro, Nazareno
que siempre estás en el Cielo
y, esta noche, junto a mí,
bajo el peso de la Cruz
y el brillo de los luceros.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Santificado sea tu nombre,
siempre, Jesús Nazareno,
y, con tu paz y perdón,
llegue a nosotros tu Reino.
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Hágase, por todo tiempo,
en la Tierra y en el Cielo,
tu Divina Voluntad,
Jesús Sufriente y Sereno.
Perdona, Señor a todos;
haz que todos perdonemos. […].
Y que no nos falte el pan,
el trabajo y el ejemplo. […].
Líbranos de todo mal,
Padre Jesús Nazareno.
[Y] aleja la tentación
de estos tus humildes siervos.
Y corona la espléndida procesión del Jueves la preciosísima
Virgen del Amparo. Tomando, en libre adaptación, los versos de
una antigua Hija de María, diríamos:
Llega acto seguido el Santísimo Cristo de la Agonía y, con Calderón de la Barca, a mí me gustaría recitarle:
Que luce rica corona
y manto bordado en seda,
donde en vistosos cambiantes
los rayos de luz reflejan.
A cuya vista los ojos
de aquellos que la contemplan
sin apartarse un minuto
la miran y centellean.
Dirigen todos sus rezos
hacia la joya primera,
imagen esplendorosa
de la celestial Princesa.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
¿Qué quiero, mi Jesús?… Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte
sin tener más placer que el agradarte,
sin tener más temor que el ofenderte.
Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo por hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.
Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida,
y en sus divinas llamas abrasarme.
Quiero, por fin, en Ti transfigurarme,
morir a mí, para vivir tu vida,
perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.
Ya aparece iluminada
de la Virgen con su pena,
Madre de Dios y del hombre
la dulce figura bella.
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La vista a la imagen santa…
Los labios tenía abiertos
y una mano desclavada.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
En la noche del Jueves al Viernes Santo, otras dos imágenes de
Cristo discurren por la ciudad. Ambas toledanísimas. La del Cristo de la Vega, como todos conocemos, inspiró al poeta romántico
José Zorrilla la leyenda A buen juez, mejor testigo:
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El notario a Jesucristo
así demandó en voz alta:
-Jesús, Hijo de María,
ante nos esta mañana
citado como testigo
por boca de Inés de Vargas,
¿juráis ser cierto que un día
a vuestras divinas plantas
juró a Inés Diego Martínez
por su mujer desposarla?
Asida a un brazo desnudo
una mano atarazada
vino a posar en los autos
la seca y hendida palma,
y allá en los aires “Sí juro”,
clamó un voz más que humana.
Alzó la turba medrosa
La procesión conocida por el pueblo como la del “Silencio” es
oficialmente la del Santísimo Cristo de la Expiración. Unamuno dedicó estos versos al Silencio de Cristo:
Silencio, desnudez, quietud y noche
te revisten, Jesús, como los ángeles
de tu muerte; se calla Dios desnudo
quieto en su tiniebla. De tu Padre
dentro el silencio fiel tan sólo se oye.
En el amanecer del Viernes Jesús Nazareno y su Santísima Madre de la Soledad (vulgo Dolores) se encuentran en la Puerta Nueva.
Otra vez Gerardo Diego viene en nuestra ayuda con uno de sus más
bellos poemas, la “Cuarta estación”, y tratando de revivir lo que la
Virgen hizo cuando vio que llevaban a su Hijo preso, exclamó:
Se ha abierto paso en las filas
una doliente Mujer.
Tu madre te quiere ver
retratado en sus pupilas.
¿Y yo, firme, lo resisto?
¿Mi alma ha de quedar ajena?
Nazareno, Nazarena,
dadme siquiera una poca
de esa doble pena loca,
que quiero penar mi pena.
En la tarde del Viernes, los oficios en todas las iglesias. Y después, para dar comienzo a la gran procesión de esa noche, saldrá de San Salvador el popularmente conocido como Cristo del
Calvario, sacado por la Antigua, Venerable e Ilustre Cofradía del
Santísimo Cristo de la Fe, nombre real de la imagen. La oración al
Cristo del Calvario, poema atribuido por unos a Gabriela Mistral
y por otros a Gertrudis Gómez de Avellaneda, es un rezo común
en España usado en Semana Santa:
Lento, tu mirar destilas
y le hablas y la consuelas.
Cómo se rasgan las telas
de ese doble corazón.
Quién medirá la pasión
de esas dos almas gemelas.
¿Cuándo en el mundo se ha visto
tal escena de agonía?
Cristo llora por María.
María llora por Cristo.
Oración al Cristo del Calvario
TOLEDO 2011 • Semana Santa
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás? […].
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Acompaña al Santísimo Cristo de la Fe, la imagen de Nuestra Señora del Rosario. En un estilo muy popular, Carmen Sánchez Álvarez ha cantado así a María:
TOLEDO 2011 • Semana Santa
¡Oh dulce Virgen María!,
contigo encontré la paz
y en tu Rosario consuelo;
haz que me sirvan sus cuentas
de escaleras para el cielo.
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Para reunirse con la Cofradía del Cristo del Calvario, la Real
e Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia sale
de la parroquia de Santa Leocadia. Tiempos inolvidables los de la
fundación de esta hermandad para todos los parroquianos y, muy
especialmente, para mi familia tan vinculada a este templo. Cuando sus costaleros pasan por mi calle llevando al precioso Cristo, me
viene a la mente el soneto incomparable de un autor, cuyo nombre
aún desconocemos:
ni me mueve el infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en un cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No tienes que me dar porque te quiera,
pues, aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Y al ver la imagen de María Santísima de la Caridad, recuerdo el
soneto de Manuel Machado, que habla de esta virtud:
A Cristo crucificado
La Caridad, la Caridad, la Caridad… […]
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
Dinos […, Señora,] aquella palabra que nos hace
llorar, y nos derrite la maldad en el pecho,
y nos da paz, amor y olvido. Y satisface
como el correr seguro del río por su lecho.
[Que tu espíritu de madre], y […] una buena
esperanza nos den la alegría piadosa,
y que sea el amor de Dios nuestra verdad.
Que seamos buenos para librarnos de la pena.
Y que nunca olvidemos esta única cosa:
¡La Caridad, la Caridad, la Caridad!…
El Descendimiento es uno de los pasos más llamativos de la Semana Santa de Toledo. Las figuras de Nicodemo y José de Arimatea
impresionaban mis ojos infantiles. Ambas imágenes, en su origen
pertenecientes a otro paso, yo siempre las he conocido apeando a
Cristo de la Cruz. La Hermandad de Penitentes del Santísimo Cristo
del Descendimiento, por el peso y la altura del conjunto, realiza un
enorme sacrificio para sacar esta escena en procesión. Con alguna
licencia mía, recito los versos de Enrique Pérez Pardo:
Como guerrero que traen
de morir en la batalla,
de la Cruz, cadáver yerto,
el cuerpo de Cristo baja. […]
Las espinas en las sienes,
en pies y manos las llagas
de los clavos, y el costado
con la herida de la lanza...
TOLEDO 2011 • Semana Santa
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Cuando de la Cruz desciende
con inmenso amor le aguardan
para estrecharle, los brazos
de su Madre inmaculada.
A Jesucristo N.S., muerto […]
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Y, en efecto, Nuestra Madre María Inmaculada, en su advocación de la mayor Angustia, transportada por la Venerable, Real e
Ilustre Hermandad, es quien recoge a su Hijo. Margarita Martín
Villanueva le dedicó este romance:
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[…] Cuánto has sufrido, María,
junto a esa cruz elevada […].
Lo han puesto muerto en tus brazos,
en tu regazo lo amparas
y por tu afligido rostro
unas lágrimas resbalan. […]
Madre eres de las Angustias,
eres Madre de esperanza
y Madre eres, que en las penas
el consuelo nos deparas. […].
A continuación el Santo Sepulcro, con los caballeros armados
que dan guardia al cuerpo inerte de Nuestro Señor. Reproduzco
con cierta variación unos versos del poeta Luis Rosales:
[En sus manos desfallecido] el brío,
desprendido y yacente el cuerpo santo
deshabitado está, ¡no alcéis el llanto!
Ya tiene luz la rosa y gozo el río.
La muerte confirmó su señorío
sobre la carne del Señor y, en tanto,
si es sombra sana su mortal quebranto,
ya está el tiempo parado, Cristo mío;
[…] clavada en [el sepulcro] está la Aurora
ya inútil al abrazo [sí y redentora].
La Ilustre y Antiquísima Hermandad de Caballeros y Damas
Mozárabes viene a continuación con su Lignum crucis. Federico
Muelas dedicó un sentido poema al venerado madero o leño de la
Cruz, donde Cristo fue crucificado:
[…] Madero de la Cruz, predestinado
para aherrojar a Dios en su agonía,
para abrumar tres veces su firmeza,
para asumir las culpas de los hombres.
¿Qué tierras acogieron tus raíces?
¿Qué agua llegó hasta ti? ¿Qué aire, qué viento,
ciñó tu tronco y suscitó tus hojas?
Te pienso […]
Sediento siempre, retorcido y solo […]
¡Oh, leño de la cruz, no sé…! Te miro
florecido de Cristo, desgarrado
solo en el desamparo de la cumbre […].
La huella
[del Señor] quedó en tu cuerpo
más perenne que bronce o [que] fuego…
Y para cerrar la procesión de Viernes Santo, de nuevo, Nuestra
Señora de la Soledad.
CRISTO DE LA BUENA MUERTE
(Soneto)
Ni andas hay, ni trono en tu agonía,
a hombros vas, Jesús, de hombres honrados;
pies y manos de hierro traspasados,
descarnada tu egregia anatomía.
Más darse en sufrimiento no cabría,
tu alma toda y tu cuerpo lacerados;
de sangre están tus vasos ya vaciados,
ya todo consumado se vería.
Conmuéveme, ¡oh Cristo!, tu presencia
y heme aquí, que postrado ante tus plantas
al contemplarte así, yerto e inerte,
consuelo busco y lo hallo en tu indulgencia:
que Eterna en tus palabras sacrosantas,
la Vida es que nos da tu Buena Muerte.
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Apenas comienza el Sábado cuando la Cofradía del Santísimo
Cristo de la Buena Muerte, parte de San Juan de los Reyes para
recorrer la ciudad. La imagen de Cristo es iluminada solo por los
faroles de los cofrades. Y, al ver salir la cruz del monasterio, mi
buen amigo Félix Torres compuso este soneto:
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Llega el Domingo y la Hermandad de la Virgen de la
Alegría y Jesús resucitado celebra en el barrio de Santa
Isabel la gran noticia de la Resurrección. Con monseñor
Pedro María Casáldiga, diríamos:
Cuando Él llegó
¿qué hora daba […]?
(Mientras no llegaba
daba la hora
de la esperanza).
Pero cuando llegó
¿qué hora daba?
TOLEDO 2011 • Semana Santa
Tú, la primera. Habías de ser Tú.
Si hasta que vino a verte,
No hubo resucitado enteramente.
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Y con el Exultet propio de la Misa de la Vigilia
pascual, cantaremos, para terminar:
Alégrense los coros de los ángeles,
alégrense los cielos y la tierra
y contemplando a Jesús resucitado
que nuestros corazones se llenen de gozo.
Que sienta esta alegría la tierra entera
inundada de la luz de Jesús
que se sienta libre del temor y llena de esperanza.
Que nosotros […]
sintamos la alegría de la libertad,
la claridad de Jesús Resucitado
TOLEDO 2011 • Semana Santa
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