ENTOMOLOGIA FORENSE EN COLOMBIA Por: Marta Wolff Universidad de Antioquia, Medellín-Colombia En Colombia, solo hasta 1999 se realiza el primer estudio de insectos asociados a cuerpos en descomposición utilizando para ello un perro en Cali (Olaya) y cerdos en Medellín (Uribe & Wolff, Restrepo & Valderrama)1 y el primer trabajo publicado se presenta en 2001 (Wolff et al), a partir de allí, se ha enfatizado principalmente en el conocimiento de las especies en diferentes zonas bioclimáticas del país, con el propósito de estudiar la sucesión de insectos de importancia legal como herramienta en la determinación del intervalo postmortem. El grupo mas profundamente estudiando ha sido Calliphoridae para lo cual se han efectuado colectas cuerpos en descomposición principalmente de cerdos de los 0 a los 3035msnm en los pisos altitudinales representativos del país, según Holdridge: bosque pluvial tropical (bp-T), bosque seco tropical (bs-T), bosque seco premontano (bs-P), bosque seco montano bajo (bs-MB), bosque húmedo tropical (bh-T), bosque húmedo premontano (bh-PM), bosque húmedo montano bajo (bhMB), bosque muy húmedo premontano (bmh-P), bosque muy húmedo montano bajo (bmh-MB) (Espinal 1985, Holdridge, 1967). En total se presentan 17 especies de importancia forense, agrupadas en las subfamilias Calliphorinae, Chrysomynae y Toxotarsinae. Lucilia eximia (Wiedemann, 1819), se encuentra en una amplia variedad de zonas bioclimáticas, de 0 a 2600msnm. Es la especie mas abundante en la formación vegetal correspondiente a bosque húmedo premontano (bh-PM) entre los 1000 y 1600 msnm con biotemperaturas promedio de 24ºC, donde se comportan como una especie pionera, ya que llega a los cadáveres en la fase de fresco, a los pocos minutos de la muerte, principalmente en horas de alta luminosidad y en lugares altamente urbanizados. En los casos humanos se ha hallado al interior de las viviendas, tanto de ambientes rurales como urbanos. Las colectas de esta especie son menos frecuentes en entre 0 y 500 m y superiores a los 1800. Lucilia peruviana Robineau-Desvoidy, 1830, especie Andina que se asocia a la fase de descomposición activa colectada entre 1900 y 2800 msnm en zona rural y bosques poco intervenidos. Lucilia sericata (Meigen, 1826), se ha encontrado en cerdos en descomposición en las fases de hinchado y descomposición activa y con TVR cebada con pescado descompuesto entre los 2400 y 2600 msnm. Lucilia cuprina (Weidemann, 1830), encontrándose particularmente en ambientes urbanos entre los 1500 y 2600msnm en zonas urbanas; sin embargo en Brasil se ha reportado con preferencias por ambientes rurales (d’Almeida. e Almeida, j. r 1998). Lucilia purpurens (Walter, 1837) Se ha colectado sobre los 2300 msnm en cerdos en descomposición en las fases de fresco e hinchado (Ardila & Wolff, 2006). Calliphora nigribasis Macquart, 1851, especie característica de los Andes, de zonas rurales o de bosque. Se comportan como pionera, llegando a los cuerpos en el estado de hinchado, pues a grandes alturas es la fase en la cual empiezan a llegar las moscas necrófagas. En cadáveres humanos se encontró en un pequeño bosque de pinos a orillas de carretera, (Wolff et al, 2004). Calliphora vicina Robineau-Desvoidy, 1830, de comportamiento urbano y rural en zonas sobre 2500msnm. Se comporta como especie pionera en la colonización de cuerpos en descomposición (Camacho, 2005). Cochliomyia macellaria (Fabricius, 1775), de las cuatro especies que conforman el género en el neotrópico (Dear 1985), C macellaria es la única de importancia forense, frecuentemente hallada entre 0-1500msnm. Su comportamiento es variable de acuerdo a las características bioclimáticas de la zona; a 0 metros en zonas de bosque seco y abierto se comporta como pionera, siendo la primera en llegar en los días soleados a cuerpos en la fase de descomposición de fresco e hinchado, encontrándose hasta la fase avanzada. En lugares urbanizados y catalogados como bosque muy húmedo premontano (bmh-P) y bosque húmedo premontano (bh-PM) (Provincia Norandina) se comporta como una especie secundaria, llegando a los cuerpos después que estos han sido colonizados por otra especie. En cadáveres humanos se colectó en nueve casos, en cuerpos en fase de hinchado, en donde seis correspondieron a cuerpos hallados en campo abierto y tres en habitaciones, en los estadios de huevo, L1, L3 y adulto (Wolff et al 2004). Al igual que lo reportado por Baumgartner & Greenberg (1984), se observo que al encontrarse C. macellaria en el mismo sustrato con Chrysomya spp, se ve severamente reducida a causa de la predación por esta última. Chrysomyia megacephala (Fabricius, 1794), recientemente introducida al país y reportada por primera vez por Barreto et al, (2002). Actualmente se la encuentra desde los 0 a 1500msnm. En zonas de bosque seco tropical, se comporta como una especie pionera al momento de localizar un cuerpo en descomposición y en localidades de mayor altura y urbanas es secundaria. Es bastante voraz compitiendo y desplazando especies locales como C. macellaria. Chrysomyia albiceps (Weidemann, 1819), reportada en Colombia por primera vez en el 2001 (Wolff et al, 2001) y a partir del incremento de colectas por el interés suscitado en la Entomología forense, esta especie se ha encontrado en casi la totalidad del territorio nacional, desde los 0 a los 2700msnm. En cadáveres humanos, se observó en 15 casos, 11.68% en habitaciones y en 9.09% áreas abiertas. (Wolff et al, 2004). Paralucilia fulvinota (Bigot, 1877), especie Neotropical, se ha hallado de los 0-1050 msnm en ambientes rurales, frecuentemente asociada a cuerpos en descomposición activa. Hemilucilia semidiaphana (Rondani, 1850), Neotropical, se encuentra entre 01400msnm con temperaturas entre los 20-24ºC en cuerpos localizados en áreas expuestas a la radiación solar y desde hinchado, hasta descomposición avanzada, a diferencia del cuerpo ubicado a la sombra, en el cual solo se halló en la descomposición avanzada (Wolff y Ramos, 2005). Hemilucilia segmentaria (Fabricius, 1805), especie Neotropical, se ha colectado entre 300-1900msnm .En zonas bajas y con cuerpos en sombra, desde la fase de fresco hasta descomposición avanzada, a diferencia del cerdo expuesto al sol, en el cual se encontraron los estadios de larva solo en la fase de descomposición avanzada (Wolff y Ramos, 2005). Hemilucilia melusina Dear, 1985, es una especie Andina poco estudiada, reportada para Colombia (Pape et al, 2004). Compsomyiops verena (Walter, 1849), propia de los Andres, con un solo registro a 1500m, en la provincia Noradina (Antioquia). En cuerpos en descomposición, se ha colectado desde el estado de hinchado como una de las primeras especies en colonizar, hasta la descomposición avanzada, principalmente en zonas rurales con poca intervención antrópica. Chloroprocta idioidea (Robineau-Desvoidy, 1805), del Neotropico en tierras bajas y cálidas tanto de bosque seco por debajo de los 40msnm. En cadáveres de cerdo llega atraída principalmente en el estado de descomposición activa. Sarconesiopsis magellanica (Le Guillou, 1842), se distribuye en ecosistemas andinos entre 2400-3030 msnm, en zonas de bosque y rurales con poca intervención antrópica. Es considerada por Greenberg & Szyska (1984), como sinónimo de Sarconesiopsis chilensis. Roraimomusca roraima Townsend, 1935, especie de zonas altas, la cual fue colectada en los Andes con TVR cebada con pescado descompuesto a 2550msnm, en zona correspondiente a bosque muy húmedo premontano (bmh-P). HISTORIA DE LA ENTOMOLOGIA El primer documento sobre un caso resuelto por la entomología forense se remonta al siglo XIII y se encuentra en un manual chino de medicina legal, el cual refiere a un homicidio en el que apareció un labrador degollado por una hoz. Se describe que el día después de la muerte, el investigador pidió a todos los labradores que pusieran su herramienta de trabajo (hoz) en el piso. Trazas invisibles de sangre atrajeron moscas a una única hoz. Confrontado con la evidencia el dueño de la hoz confesó su crimen. El uso de insectos en la rama forense empezó a trabajarse como ciencia a mediados del siglo XIX. En el año 1850, Bergeret hizo la primera determinación del tiempo de muerte en un cadáver, basándose en el desarrollo de las larvas y pupas que contenía. Este fue uno de los primeros casos en que la evidencia entomológica fue admitida en un tribunal de justicia. Posteriormente, Megnin expandió los métodos de sus predecesores, proponiendo que un cuerpo expuesto al aire sufre una serie de cambios, y caracterizó la sucesión regular de artrópodos que aparecen en cada estado de descomposición. En el año 1978, Leclercq publicó “Entomología y Medicina Legal: Datación de la Muerte” y, en 1986, Smith publicó “Manual de Entomología Forense”. A partir de este momento la trayectoria de la entomología forense ha venido en ascenso. Muchos autores han dedicado su tiempo y conocimientos a estos estudios, dando lugar a innumerables casos policiales en los que han contribuido los entomólogos. Uno de los trabajos más destacados es la obra de Jason Byrd y James Castner, titulada “Forensic Entomology: The Utility of Arthropods in Legal Investigations“, publicado en el año 2001. Mark Benecke ha contribuido con una gran cantidad de aportes a la entomología forense, entre los cuales se destaca el libro “Insects and Corpses“, editado en el 2002. En este mismo año Greenberg y Munich publican “Entomology and the Law: Flies as Forensic Indicators“, donde se describen las moscas de importancia forense. Sohath Zamira Yusseff Vanegas; ENTOMOLOGÍA FORENSE: LOS INSECTOS EN LA ESCENA DEL CRIMEN En Latinoamérica los estudios sobre entomología forense se han ido consolidando, sin embargo, aún se presentan varios inconvenientes legales y culturales en muchos países que han impedido una mayor aceptación de esta herramienta para determinar el intervalo post mortem a través del estudio de la entomofauna cadavérica, establecer la época del año en que ocurrió la muerte y verificar si un cadáver ha sido trasladado, por ejemplo, la imposibilidad ó dificultad de hacer estudios en humanos (es por esto que se recurre al cerdo -Sus scrofapara realizar estos estudios), la dificultad que tiene el especialista en acceder a la escena del crimen y colectar insectos en diferentes estadíos, es bastante común que quienes tienen permitido acceder a la escena del crímen retiren las larvas del cadáver porque no los consideren un elemento importante, por asco ó por intentar evitar que estas lo consuman, desconociendo la utilidad de la entomología forense. 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