MADRID 5 DE DICIEMBRE DE 1865. REVISTA I)K LA SI-MANA

iMJM. 4 9 .
I'ISKGIO KE L
siu'ltos -i -2 i>. tres nu-scs -2-i rs ; teis IIICM'S í- rs
un aro NO rs.
REVISTA
I)K LA SI-MANA.
e inutilidad noloi'ia
s e l l a q u e luis elnpe—
ñ¡ÍM'inos en hablar de
otra cosa que de la
guerra deChile: cuando un suceso de tal
magnitud viene á romper la marcha tranquila y pacílic.a do ias
naciones, es en vano
querer imponer freno
á la lengua , y ahogar
«impulsos de| corazón : do lo que éste abunda, aque" Iw de dar muestra.
En medio de las contradictorias noticias que de allí
Ifasiiiite el telégrafo, medio inventado para quo. la v e r *"1 ao se sepa hasta (pie llegue la correspondencia parJKular, eslractarenios las mas probables v las que por
l'íibor acontecido en España son seguras.
l'arece quo dos dias antes de. declararse el bloqueo,
¡«fragata de guerra Esmeralda, de Chile, había aban"toiiüdo el puerto de Valparaíso, y unídose ¡i los insur
!l
'Cto.s peruanos formando i ansa común y abrigándose
¡*;las islas Chinchas; iiioviniienlo que obliga al general
'lreja á abandonar en parte su propósito , pues tiene
Resillad de concentrar su escuadra para evitar- que,
ll0r Un golpe de mano, caiga la enemiga sobre algún
tr|
tcero aislado.
.También se asegura quo Chile ha acudido á FranIJ
ludiendo su mediación y arbilrazgo para zanjar
j!8 diferencias con España , >' '|U" I1'rancia ha deci.'™ ¡inles de aceptar el papel de mediadora, ponerse do
";U(!nlo con Inglaterra, cuyo gobierno ha enviado ins";cii.||es ;í su embajadora lili do que procure que se
-'lea un avenimiento enlre los dos paises, ya que
ll;|i'iaalidad imprudente de su representante en Chile,
MADRID 5 DE DICIEMBRE DE 1865.
l'noviNcns.—Tres meses 2S rs.;seis meses .'¡0 rs.
un nfui 'JC rs.— (',rn,v, PI'EKTO-RICO Y KSTUANJERO,
uu a fio 7 |icsos.—AMEISICA v ASIA , 10 á lo pesos.
—
ANO
IX.
ha sido una de las causas principales de la ruptura de var al pueblo contra los españoles estampan las publilas hostilidades.
caciones chileñas, repiten con insistencia, «que es cosa
Antes de esto , el general Pareja dio un manifiesto á !»¡ncuest¡onablo que España tiene el plan de atacar la
la escuadra, que podría ser mejor, y quo indudable- «independencia do lodos los Estados de la América del
mente queda á una larg-a distancia de la circular del Sur.»
ministro de lisiado á las potencias eslranjeras; bien
Mucho nos alegraríamos de que al fin viniésemos ;i
pensada, bien escrita , y que honra al que ha inspirado un arreglo decoroso: las guerras es la última razón, y
el pensamiento y al que lo hit ojccul.ido.
mientras haya esperanza, por pequeña que sea, de
Hasta ahora, sin embargo, no hay noticias de «pie concierto, debemos desear que calle el cañón. Tenela guerra baya empezado entre Chile y España : el blo- mos la convicción profunda de que esto sucederá y que
queo y las presas hechas en su consecuencia, en repe- la amistad de Chile y España, turbada hoy, lo será tan
lidas ocasiones se han considerado tan solo como medi- solo nioinentáneamenle.
das preventivas, como ruptura de relaciones, y no han
Y si tal aconteciere, ó aun no aconteciendo, recoimpedido el arreglo de los beligerantes. La interpreta- mendamos á nuestro gobierno la conducta de los iiisurción es un poco violenta, porque capturar buques no genles peruanos: la escuadrada Montero debe sorochaes estar en paz, ni ser neutrales, y no sabemos que da á piqueó prisionera en el momento cuque la nuestra
haya otros estados además enlre dos naciones que el de recobro su libertad de acción y pueda, recorrer desemguerra; pero bien hayan las licciones humanitarias, si barazadamente las aguas del Pacífico. Con estoy con
evitan que se derrame una gota de sangre y que. se llevar á efecto la orden del gobierno de tratar corno pidispare el primer cañonazo.
ratas á los corsarios no chileños, nos parece que hay
Oreemos nosotros que las cuestiones con Chile h u - lo suficiente para asegurar el respeto debido al pabellón
biesen tenido un arreglo amistoso, si no hubiera inter- español.
venido aquella mano oculta de que tanto se hablaba duNo se halla Inglaterra exenta tampoco de inquieturante nuestras guerras civiles. Solo que aquí la mano des. El fenianísmo tiene minada á toda Irlanda. S l e oculta se, ha convertido en garra descubierta, y es la pliens su jefe, aquel Slephons quo al sor preso é intergarra del leopardo británico. Como todo ó la mayor rogado por los tribunales manifestó altivamente que
parle del comercio chileño, cuyo valor anual en transac- despreciaba las leyes inglesas á que se lo quería sujeciones se supone escede, de 1 ,(¡(10 millones de reales, se tar , y se. burlaba de sus penas, ha logrado evadirse do
encuentra en manos do ingleses y la guerra interrumpe la cárcel y embarcarse en un buque al quo persiguen
sus especulaciones y merma sus ganancias; minan cie- varios do guerra ingleses que llevan á bordo un sinnúlo y tierra contra la nación que les turba en sus nego- mero de agentes do policía. La prensa de la Gran ISrecios , prescindiendo de si hay justicia ó no hay justicia t a ña se ha alarmado y pide medidas preventivas ostroen las reclamaciones.
mas, porque es do suponer que los ibnians, asi como
V envenenan toda cuestión é incitan á los naturales, mandan en las cárceles, tengan cómplices en los arsey posando sobre aquellos miseros gobiernos, ó inllu- nales y en todas las pertenencias del Estado; y que en
yondo en ellos con promesas del a; ovo de las escuadras el dia de la revuelta, las pongan en manos de los conjubritánicas, siempre prontas á promover querellas con- rados. En Dublin se ha aumentado la guarnición, una
tra toda nación que tensa, un buque; impiden pacílicas escuadra poderosa vigila las aguas irlandesas; la policía,
soluciones , que mas que á nadie á ellos mismos apro- de lodo el reino unido se ha trasladado á la isla de San
Patricio; grandes refuerzos se han enviado al Canadá
vecharían.
Cansados están nuestros gobiernos , nuestros agen- «pie públicamente se asegura será atacado este verano
tes, nuestros periódicos de proclamar en alta voz y en por la poderosa asociación irlandesa: las precauciones
todas ocasiones , oportuna el importune, que en Amé- mas esquisil.as parecen pocas, á losalarinados hijos de
rica no pretendemos reconquistas, ni reivindicaciones la invencible Albion.
de territorio; sino simpli; satisfacción de. agravios; y
Una sola cosa les ha distraído de sus graves preosin embarco, los periódicos ingleses, haciéndose eco cupaciones: la muerte do un célebre boxador, á cuyo
de las alarmas interesadas y mentidas, que. para suble- entierro y para honrar su memoria ha acudido innu-
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EL MUSEO UNIVERSAL.
586
nierable pueblo. El acompañamiento ocupaba cerca de
una legua : el del último lord Palmerstou lia sido lo que
el mimbre humilde al lado del altísimo ciprés y polo se
recuerda otro igual, el de] lamoso lord Wellmgton. Salud
al pueblo civilizado, cabeza del progreso europeo; que
ha conocido al lin que, el ciudadano mas digno es el que
salie dar mas Cuerl.es puñetazos! ; Loor al país que dedica lales apoteosis al boceen, es decir, á la fuerza bruta
en sus mas estúpidas manifestaciones!
S. M. lia pasado al Pardo; aliviada de su indisposición, según los parles oficiales, y que deseamos desaparezca complelamenle.
l.os progresistas lian echado á volar su maniliesto en
el que quiere todas las libertades y muchas m a s , y que
puedan volar lodos los que pagan contribución ; porque el voto es derecho que tiene el hombre por ser
hombre
que contribuye al listado.
lia fallecido en Chamberí el regocijo de la musa dra
nialíca española, don Ventura de la Vega sin lograr \ e r
puesta cu escena su famosa tragedia: César.
En El Diario de Acisos se invita á los que quieran
oir'gratis la y1/Ví'ca;ia,quo se presenten á recoger una
biitaeaque tienen á disposición del primero que vaya,
con tal que se presente en traje decente.
¡ Pobre Teatro Iteal!...
En el del Circo se. ha representado: el Suplicio de
una mujer. Esta mujer es la moralidad.
Pero ya os dirá sobre esto algo miamigodoii (iil Carmona : él al teatro y yo... con él; porque, ya he concluido la revista de esta semana y me encuentro desocupado.
Por la revista y la parte no firmada de esle número,
LKON GALINDO Y DE V E R A .
DEL DERECHO DE ASILO
Y LA nOSHTAUDAO ENTT.E LOS ÁRAUF.S.
Entre los pueblos del Oriente , entre aquellos á k
menos que no se han degradado admitiendo el dogma
absurdo de la metempsicosis , las tumbas han estado
rodeadas siempre de un respeto religioso. Los orientales dotados de una imaginación viva y melancólica á la
vez, se persuaden fácilmente de que el alma de un hombre superior no abandona completamente la morad;
que contiene sus despojos mortales; creen que siempn
invisible y presente se halla sobre estos lugares y escucha las suplicas que se le dirigen. ¿Qué hombre" habría
que tuviera bastante impiedad ó bastante audacia para
arrancar á un suplicante del sepulcro de aquel á quiei
sus virtudes y su valor le hacen digno de la veneración
pública? Esta intercesión muda ha protegido eficazmente mas de una vez contra la opresión, al desgraciado desprovisto de todo apoyo. Además, en realídaí
al amor propio le cuesta menos trabajo ceder al aseen
diente del que ya no existe mas que en la historia, quf
le costaría humillarse ante la voluntad de otro ser mas
poderoso.
Los historiadores árabes citan hechos notables qu
prueban la veneración que tiene este pueblo;! las tumbas y á los puntos considerados como asilo de los desgraciados.
El derecho de asilo lia debido ciertamente tener su
origen en el Oriente. En aquellos países, la ley del falionse ejerce con todo su rigor y por lo tanto se comprende con facilidad que graves inconvenientes debían
resultar de una venganza demasiado precipitada; que
un hombro culpable por ejemplo, de un homicidio involuntario ó tal vez inocente del delito de que aparecía
reo, podia ser degollado antes de poder hacer constar
su inocencia.
Moisés para impedir estos abusos que porpetuabaí
en las familias la sed de sangroyel ardor de la vengan
za , habia establecido en la Palestina ciudades de refugio en las que el que habia cometido un homicidio involuntario iba á buscar un asilo esperando la ocasión
do justificarse; porque si el crimen habia sido premeditado, el culpable no podia aprovecharse del beneficio
del asilo y debía arrancársele hasta del mismo tabernáculo , para entregarlo á la venganza de las leyes.
Entre los árabes del desierto en los que el ardor de
las pasiones y las preocupaciones del honor hacen considerar un deber sagrado para los parientes del que ha
perecidoasesinado el castigar por sí mismos el crimen y
lavar el delito con la sangre del culpable, se comprende
fácilmente las equivocaciones crueles que debieron ser
muchas veces el fruto de esta ley bárbara ; odios inveterados se perpetuaron de este modo no solo entre hefamilias sino entre las tribus enteras. En la historia antigua vemos una guerra que duró cuarenta años y que
solo había tenido por causa un homicidio. El pariente
de un hombre asesinado podia por equivocación matar
á otro hombre estraño á éste asesinato , pero aliado del
asesino ó individuo de. su misma tribu; este nuevo crimen .se vengaba la mayor parle de las veces do un modo tan irregular como esle ; es «vidente que. semejantes querellas debían perpetuarse, hasta el momento en
que algunos hombres prudentes intervenían con estos
SITOS exasperados por una venganza ciega y los deter-
Anterior
minaban á aceptar una transacción equitativa que pu- que la autoridad no respeló la palabra del honibreV
siera un término á estos odios feroces y á la efusión de neroso que habia prestado su apoyo á un desvalido
sangre. En medio de los desiertos de la Arabia, que no •I protector vio arrancar de su hogar al hombre m^.
presentan á la vista mas que arenas abrasadas y iiridas
labia jurado defender, sin poder oponer á la fuera?
'ra difícil establecer lugares de refugio, pero ía gene- uas resistencia que sus deseos impotentes, aunque ''
osidad y el valor suplieron á este inconveniente. Los :onsiderabaii como obligados por un deber sagrada ^
' **
lumbres desgraciados perseguidos por el odio de sus rengar la muerte de su protegido.
•nemigos, encontraban siempre, en estas soledades,
El medio mas poderoso que empleaban los árabes en
guerreros distinguidos por su valentía, cuyo apoyo in gran peligro para oblener la protección de un ml(,r_
imploraban y que rara vez rehusaban este papel tan no •ero ó de un príncipe célebre por su valor, era rorpir
ble como peligroso. Es indudable que osla generosidad os cabellos de sus mujeres ó parienlas y enviarlos'1'
"ovaba muchas veces consigo abusos terribles. Hom- iquel cuyii socorro pedían. La historia del Oriéntenos
bres soberbios é irreliexivos envanecidos al verse bus- nlrece muchos ejemplos de hechos de. este genere, aui,
cados como capaces de hacer frente ¡i tribus culeras, seria prolijo referir aquí. En general una súplica he(copiaban muchas voces con una satisfacción impru- cha do osle modo, no dejaba nunca de obtener el re
lenle la defensa de. culpables (pie hubieran debido pillado mas favorable.
abandonar á la venganza de las familias justamente irriAdemás de la protección que se concedía solemnetadas y ¡i las que el delito cometí lo había llevado la de- mente á los suplicantes, oxistia enlre los árabes la ]c.solación y el terror; pero por olía párteosla protec- agrada t\o la hospitalidad. Los árabes la observaban
ción concedida con discernimiento por hombres intré- ;'on un re-pelo religioso; muchas veces los hunilurs
pidos y respetados prevenía frecuentemente injusticias ricos hacían encender fuegos duranle la noche, en | a s
crueles y su mediación, interponiéndose entre las t r i - alturas próximas á sus habilaciones, para guiar al viabus exasperadas y furiosas . servia muchas veces para p'i'o y hacerle dirigir sus pasos hacia la tienda en mío
impedir ó Corlar la efusión de sangro y para calmarlos debía encontrar la mejor acogida : un árabe que habia
odios y con frecuencia terminaba por un arreglo p r u - recibido en su casa á un eslranjem, al que quería tradente guerras que habían durado años culeros.
tar de un modo espléndido , hacia malar una yegua por
El que había obtenido la protección do un individuo la que poco antes habia rehusado recibir un precio inó de una tribu, tomaba el título de djar , vecino , os menso.
decir, cliente, protegido. El protector del débil tomaEstaseustuuiliivs existen aun lioyenlre las Iribusáraba igualmente el mismo título.
lies del desierto. En ellas se encuentra el misino respe El verbo djara, en la tercera forma significa poner- lo religioso por la hospitalidad; se ven hombres cuvo
si» bajo la protección ó sor el protector de alguno y su auxilio se implora . y que consideran como un deber sanombre de acción djiicar, espresa la súplica de pro- grado el llenar en toda su eslension las obligaciones
tección ola protección misma. Enun comentario sobro que impone esta noble protección y el defender'a riesgo
el Coran citado por Ouatreniere de quien hemos toma- (le su misma vida al que ha "confiado á sus cuidados
do estas noticias se lee: « La palabra djiirar, siguilica generosos su persona y su \ ida. Entre una multitud de
levantar la voz para orar y para implorar id socorro de hechos que podrían citarse se distingue principalmenotro.
te la historia de un oficial de las tropas del pacliá de
La protección ó derecho de asilo entre los árab-sse Trípoli, que sin saberlo , fue á pedir hospitalidad á ua
pedia y se concedía de varios modos. Según relien' el arabo á cuyo hijo había matado el mismo oficial; sin
autor del Kitab—alagani, un personaje árabe hizo l e - embargo, este padre desesperado al sabor que tenía devantar una tienda para su mujer y declaró que esl; lante de sí un enemigo, no olvidó que este enemigo
tienda serviría de asilo para todos los que pudieran era su huésped , y que por lo tanto debia protegerle y
acercarse ¡i ella. Otras veces el que buscaba asilo ataba respetarle como asi lo hizo. La historia antigua nos cita
un bocho de igual naturaleza y en el que el deber de la
sus vestidos á la tienda do, un hombre á fin de poner.bajo su protección y desde aquel momento el dueño de hospitalidad se cumplió también con la mayor nobleza.
Rurckhardet hace notar que estos sentimientos
la tienda , aun cuando no se encontrara dentro de ella,
estaba obligado á recibir al suplicante bajo su protec- magnánimos han sufrido grandes alteraciones en cuanción y á proseguir la venganza de los agravios de qiu to á los árabes del Iladjar, y es de creer que podrá detenia que quejarse. A veces para implorar la protec- cirse lo mismo con respecto á otros puntos. La vecindad
ción de un hombre poderoso , el que la solicitaba así; de. los turcos, el temor del peligro , el atractivo do un
por detrás sus vestidos y le decía : lié aquí el lugar di, lucro vergonzoso han ahogado mas de una vez en el
aquel, que busca un asilo á tu lado. Asi también una pocho de estos nómadas las ideas nobles que la naturadélas señales de la protección concedida á un supli- leza les habia impreso, y en la guerra de loswahahitas,
dos jefes de estos sectarios fueron entregados al pacha
cante consistía en echar su manto sobre él.
Un guerrero árabe consideraba como un grande ho- de Egipto por los árabes mismos en quienes habían creínor el verse rodeado de numerosos clientes. Cuandi do poder encontrar un asilo inviolable.
A.
un hombre cualquiera imploraba enalta voz su apoyo
se apresuraba á montar á caballo y á tomar al desconocido bajo su amparo, sin preguntarle ni su nombr<
niel motivo que le llevaba. Si hubiera lomado esta preAl empezar á publicar en Ei. MUSEO del 11 de diciemcaución tan prudente , los demás árabes no hubiera!
dejado de decir que solo un hombre cobarde é irreso- bre último las Demostraciones etílica* para los lectores
luto era capaz de hacer semejantes preguntas al que del ingenioso hidalgo llou Ouijole do la Mancha, imprebuscaba un asilo. Sin embargo, los hombres prudentes so en Arganiasílla do Alba, manifestamos que quedaban
no se creían de ningún modo obligados á tomar ciega- abiertas las columnas de. El. MCSJ.O [tara la polémica limente la defensa de un desconocido y á favorecer por teraria que pudiesen producir aquellos artículos: en
una connivencia culpable la perversidad y la bar- cumplimiento de nuestra promesa insertamos en el ¡interior una caria de un suscrilor contestando á las Dcbarie.
A veces cuando se acogía un suplicante, el protector moslraciones criticas. El señor don Juan Eugenio Ilurlse comprometía á defenderle contra todos los que qui- zenbuscli, que dirigió la edición contra la queso liilnii'
sieran atacarle; otras veces no prometía mas que pro- naron las Demostraciones, ha compuesto una serie de
artículos contestando los argumentos del señor don Zategerle contra ciertas personas que se designaban espíe
sámente. El protector para dar la seguridad de que su carías Aeosta, de los que el primero ve hoy la luz, In ni il
palabras eran sinceras, solía muchas veces quitarse si es manifestar que EL MUSEO, prestando campo a entraje y hacérsele poner al que habia implorado su apo- trambos contendientes, no terciará ni puede terciaren
yo. Les deberes que los hombres generosos se imponía! osla cuestión.
á sí misinos en lavor de sus clientes, anunciaban frecuentemente los sentimientos mas nobles. Todo árabe
REPAROS A UNAS DEMOSTRACIONES
que habia dado su palabra de defender al que buscab;
su protección, no podía retractarse de ella sin el conCIÚTICAS.
sentimiento espreso del mismo protegido. El que por
cobardía ó por otro motivo cualquiera hubiera abandonado á su cliente y no le hubiese defendido, aun áries
Recordarán sin duda los que están suscritos á este
go de su misma vida, hubiera quedado deshonrado ;
los ojos de todos los árabes, y su nombre proclamadi ameno periódico la serie de. artículos publicados ciu'l
por ios poetas con todos los epítetos injuriosos que pue- por el distinguido profesor do matemáticas, señor dou
de inspirar el desprecio, se hubiera entregado al opro- Zacarías Aeosta, que los intituló: «Demostraciones criticas para los lectores de El Ingenioso Hidalgo, """
bio y al deshonor.
Hoy mismo, entre los árabes del desierto, el que h; preso en Argamasilla de Alba. »
El primero de dichos artículos vio la luz en el nurecibido un suplicante bajo su tienda, tiene obligacioi
de protegerle y defenderle basta que hayan pasado tro: mero que dio Ei. MIJSKO en H dediciembre de l.Sfí-í;'
días y ocho horas desde que salió de ¡a tienda. Anti- último no ha salido hasta 2 de julio del año actual: stm
guamente los que eran do carador noble, y generosi ha empleado pues el señor Acosla poco mas de seísmo
01
tenían el mayor interés en conservar un cliente al qui sos en criticar aquella edición, dirigida y anotada p
habían concedido su protección. Acerca de oslo se po- mí. Ninguna réplica mia ni deolro ha interrumpido "
su descansada carrera (porque descansos ha tenido o\
drían citar hechos muy notables.
1
Mucho tiempo después del establecimiento del isla- efeclo)al señor don Zacarías Acosla, de quien espi' 1
igual
tolerancia
mientras
contestare
á
sus
demos"'
mismo, se mantenía entre los árabes la costumbre d<
.. .
solicitar y obtener en ciertos casos un salvo-coinhicli ciones.
A los que han leido, ó leyeren después, el Qu1}?
contra hombres poderosos, y á veces contra el misini
sc
jefe del Estado; pero muchas voces sucedió lambiei impreso en Argamasilla, destinó sus artículos el "
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^costa con hábil acuerdo : pudo asi omitir cosas cono- una daga que lleva oculla , si no consigue, estorbar el
cidas, ó que lo serán, de aquellos señores, aunque hoy desposorio con sus razones: llega el momento crítico;
jo lo sean del público. Suponiendo yo que mas habrán y ni mueve los labios para manifestar su resistencia, ni
leído al señor Acosla los suscritores do EL MISF.O que saca el acero: consiente en lin ; Cardenio lo oye, y salo
losdti la edición chica de Argamasilla , dirijo estos re- de aquella casa desesperado. ¿A quién, fuera del señor
dros únicamente á las personas q u e , manejando osla Acosla y algún su cofrade , á quién podrá ocurrir que
publicación semanal, se resolvieron á lomar conoci- tuviese la cabeza entonces Cardenio para acordarse de
iniMilo de ellos. No estar;! de mas advertir desdo ahora romanos ni etruseos? Matar ó morir ansia un hombre
que en Argamasilla so han hecho dos ediciones del en un I raneo tal, no asarse la mano , á imitación de un
Quijote , una en dozavo y otra en ruarlo mayor , dife- frenético, que no lo fuede amor, sino de patriotismo. Kn
rentes en mas que el tamaño: la pequeña es la favore- buena razón, ¿qué tiene que. ver el rasgo doKsrévolaeon
cida por el señor Acosla; de la otra dice que ni la ha el de Cardenio? Mueio entró en los reales del sitiador de
visto ni piensa verla. Mejor hubiera sido para el crítico liorna . decidido á malario; mató á un secretario, que
Y para mí que no hubiese visto ninguna: so hubiera le pareció ser el rey (lo cual es algo mas que asestar el
ahorrado el señor Acosta muchas equivocaciones, y yo golpe); conoció al punto que se habia engañado, y m e ol trabajo de señalarlas. No digo demostrarlas, porque tió después la mano en el fuego de un aliar inmediato.
ni puedo ni quiero competir con quien , si demuestra
lanWnio , que salió de casa de Luscinda sin desenvaiOH la clase como en el periódico, debo ser el asombro iar la espada , no erró golpe alguno, y por consecuen.'ia no tenía por qué castigar á su mano mas que á sus
• Je cuantos le oyeren.
Iil reparo que. se me ofrece primero, cae sobre la pa- pies, que no le llevaron dolante de los contrayentes,
ms que á su lengua, que no gritó diciendo: «¡Esa
labra demostraciones,\tow propia, en concepto mío, de
los artículos que asi denomina el señor Acosla , yc(.m- mujer me aína! ¡ese hombre me vendo!»
ponen ¡ti párrafos, que se dividen en varios apartes, ó
¡OLIO no pudo Cervantes imaginar hubiese quien d e párrafos menores, ó parralilos. Principiemos por el pár- jaia de entender una alusión histórica tan perceptible!
rafo 22 ; y nadie lo est rano. porque el señor Acosla me l'ues hizo mal Cervantes en no figurárselo, y pronto
din el ejemplo, conien/.ando sus demostraciones por la pudo ver que debió recolar tan sensible desgracia.
nula í~ agregada al lomo III do la edición chica hecha Kn KiO;¡ salió en Madrid la primera parte del Don Quion Argamasilla. Ciertos preliminares también . quode- jote; dos años después, no mas larde que en el do HiO7,
liii'ran ponerse aquí, saldrán por eso mas adelante , sí se hizo una reimpresión en Bruselas, en la cual se esDios y su ministro el cillera me lo permiten.
lampó lo propio que se ha impreso en Argamasilla : de
Cervanles, en el capítulo XXVll (primera parle del mi mismo, no de mi mano. Y no ora lerdo el que diriingenioso Hidalgo), refiere el encuentro del Cura y gió la impresión flamenca , porque oirás correcciones
Maeso Nicolás con Cardenio, que les cuenta su histo- hizo , que salieron después iguales en la torcera ediria. Llegando á referir ol desposorio de Luscinda. la ción de Madrid publicada en CON, y considerada como
cual, contra lo que debiera Cardenio esperar, dio á la mejor: de modo que en ésta, á sabiendas ó no, se
don Fernando el sí de esposa, pone ol gran escritor en vino á reconocer varias veces lo que el editor de lirulinca del burlado amante , entre otras, oslas palabras: selas había adivinado. Dice el señor Acosta que basta
ulVro mi suerte, que para mayores malos (si os posi- las erratas del Quijote son , por su antigüedad , respeble que los haya , me debo tener guardado , ordenó que lables: merecedora de respeto será esta variante, poei
en aquel punto me si dirase el entendimiento , que des- menos antigua que las erratas de la primera edición, y
pués acá me lia fallado: y así, sin querer tomar vengan- aun algo anterior á la edición tercera de la primera
7.a de mis mayores enemigos (que , por oslarían sin pen- parle, que es la mas respetada : 238 años háque se hiz<
samiento mió, fuera fácil lomarla), quise tomarla de la la I enmienda.
mi mano, y ejecutar en mí la pena que ellos mereSi se hubiera bocho mal. si constara indudahlecían. »
inenle que el gran Cervantes hubiese escrito en el paCreí yo, y sigo creyendo, que de aquellas dos pala- saje citado (con el debido conocimiento , y no por diskas mi mano ora la segunda una de las muchas erra- tracción ó yerro de pluma) «quise (tomar venganza
las que sacaron las primeras ediciones del Don Quijote. ile »u' mano,» importaría poco la antigua fecha de I;
y i|iic todavía no se han corregido ; por lo cual impri- variante. Preguntemos pues al insigne escritor aquelli
mí en las ediciones manchegas , en vez do <i quise lo- á que puedan responder sus palabras impresas, ya qu<
marla do mi mano,» «quiso lomarla de mí mismo.» Lo del autógrafo ó manuscrito nrig'nal del Quijote, w
cual equivale ¡i decir: «Sin vengarme do mis enemi- se sabe ni aun que existan fragmentos. Habráse d e n o tar quoanies de introducirse Cardenio, en la sala de
gos, quise ejecutar en mi la venganza.»
Combato el señor Acosla la enmienda , que hice, no desposorio , dijo á Luscinda cuando la vio á la reja: <>S
al autor, sino al impresor del Quijote, con la siguiente tú llevas daga para acreditarte, aquí llevo yo espad;
demostración crítica: "Puede suponerse, y por conse- para defenderle con ella, ó para matarme si la suert
cuencia debe suponerse tratándose de hacer enmien- nos fuere contraria.» Cardenio entonces pensaba madas, ipie la frase de Corvantes envuelve una alusión tarse, no mancarse de la derecha ni de la izquierda
liislórica que ( por referirse á un hecho de. osos que por pensaba en muerta que se hubiese de ejecutar con aee
su espantable grandeza son de lodo el mundo conoci- lo , no en quemadura de maho ni pie.
dos) no pudo imaginar hubiese alguno que dejase di
Salió el desengañado Cardenio de casa de Luscinda
entenderla.»
y se fue á la del hilen hombre que le hahia llevado I
ii Mueio Servóla , después deaseslar el golpe que aui caria de aviso: allí, sin preguntar si quedaba lumbr
fría lo bastó para salvar á liorna, dijo al llevar su dios- en el fogón, escribió á la mudable: «Tu falsa promes
Ira á la voraz hoguera: esta mano que erró el golpe, y mi cierta desventura, me llevan á parte, donde ante
recibirá el casligo.—El que. pudíendo vengarse no si volverán á tus nidos las nuevas de mi muerte,mw, lasra
venga, y como Cardenio, se castiga á sí propio , puede zonos do mis quejas.» También aquí se I rala de muerte
decir imitando al gran Seévola: esta mano que quiso dar lieeoge Cardenio su ínula, y huye hasta pararen lo ma
agrio do Sierraniorona ; y esto íó hace «con intención d
ti golpe , recibirá el casligo. »
La demostración del señor Acosla tiene un puede \\M acabar allí la vida :» asi se ospresa. Interrumpe su nar
fundamento y otro puede por conclusión: ¡eslían; ración , y se dice ¡í sí propio : «¿No fuera mejor , criu.
manera de demostrar! Imitándola yo reverentemente memoria, que me acuerdes y representes lo que enton
diré qneyiMí/oequivocarse aquí el impresordel Quijote eos hizo (Luscinda), para que, movido de tan manidos!,
. y lia podido, y debido por consecuencia, equivocarse agravio, procure, ya que no la venganza , á lo mono
p
l demostrador. De la potencia al acto no vale la conse- perderla vida'!» Cerca del lin do la relación, ¡nade
cuencia, según sienta el señor Acosla en su párrafo 2(¡, «Hago mil locuras... sin tenor otro discurso ni intenl
I "pilcándome el p-inoipio á mí: se le devuelvo al señor que procurar... acabar la vida voceando.» Mas ade
• Acosta , que llama demostrar á lo que no pasa de su- lante .dirigiéndose á Dorotea, le dice: «Vínome á esta
soledades con intención de acabar en ellas la vida.
Kn lo que refiere nuestro crítico acerca de Mueio ¿Dónde hay asidero en estas espresiones para la supo
I Imy que uotarun hecho yun d e b o : el hecho es segu- sicion ridicula de que Cervantes, aludiendo á la que
j ''luiente muy conocido, el dicho no tanto; y para la madura de Mueio , escribiese mi mano en el pasaje qu
Presente cuestión no deja de ser importante. Hubiera se examina? ¿No se ve en una de estas frases el propó
convenido que al escribir el señor Acosta ol dicho del sito do matarse á hierro, y en las otras cinco el de de^alíenle romano, que llovó después ol nombre de Eseé- jarse morir de despecho ó de pena? Pues en la muerl
v o I ,• i ; so Lomara el trabajo de. manifestar de cuál histo- de espada y en la de angustia , bien puede creerse qu
riador tradujo aquellas palabras: «esta mano que erró no padecería mas la mano derocha que las entrañas.
ft p|
' fí lpo , recibirá ol castigo. » La verdad es que no se
Cervantes , además de repugnar y desmentir en o
tillan en Tilo Livio, ni en Valerio Máximo , ni en Lu- Quijote la infeliz interpretación de esa visible errata
cio Annoo Floro, ni en Sexto Aurelio Víctor, quedan dejó en El celoso Estremcño la norma y autoridad par
'-'¡''uta del hecho ; y el escritor griego Dionisio llalicar- corregirla. Carrizales despierta una noche, tienta, se"íísi'o en sus Antigüedades romanas, aunque trae un gún costumbre , la cama, no halla á su esposa, la bus
^'•finamiento de Mueio á los cónsules y otro al rey de ca por toda la casa, y la encuentra durmiendo en lira
'"selmseos Porsonua, calla lodo la quemadura, por- zos de un joven. Quiere vengarse, vuelvo por armas á
'|uo sogun Dionisio, no hubo tal quema. Tampoco so su cuarto; y allí, al dolor de, la ofensa , pierde el sen^irasó Cardenio la mano , ni se la corló , ni se la pin— tido y la ocasión de satisfacer su ira. Poco tiempo des•lii'i, ii i se la mordió; poro tampoco habia dado con pués , hablando con los padres de su consorte, les dice:
''la, en la ocasión de que so traía , golpe ninguno.
"La venganza que pienso lomar desla afrenta no os ni
Avisado por una caria de Luscinda Cardenío, vuela ha de ser do las que ordinariamente suelen lomarse;
s
''° ilo donde está á la ciudad cuque reside su dama; se pues quiero que asi como yo fui eslremado en lo que
Olilán por una reja, y dice Luscinda que la van á ca- hice , asi sea la venganza que lomare, tomándola de
•: Silr ; poro que se halla resuelta á quitarse la vida con mi mismo , como del mas culpado cu esto delito.» Com-
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387
lárese un pasaje, ó lugar con otro, consúltense con la
azon desapasionada, y dígaseme si no es la situación
le Cardenin muy análoga á la de. Carrizales, y por
onsigiiienle , si el mí mismo de la una no reclama delidamenleol de la otra. Aun Carrizales hubiera podido,
nejor que Cardenio, decir que se quería vengar de su
MOHO, porque verdaderamente la d estra que no le balia servido para castigar á sus ofensores, iba á firmar
'1 testamento en que doblaba la dote de su mujer , y le
•ogaha se casase con el galán mancebo. No consintió su
tuen gusto á Corvantes acordarse do Escévola en la
•alastróle de El Celoso; menos pudo aludir á él en la
íarracion de los desposorios que presenció C.ardenio.
Parto de un principio peligroso el señor Acosla, si
supone que al hallar en el Quijote una dificultad , ó por
mejor decir, una impropiedad, la cual solo se puede
escusar do mala manera , se ha de respetar allí el lexlo
como legítimo, como palabras que ol autor escribió.
Justo y muy racional seria , si fuese el Quijote una obra
nal escrita , si Cervanles hubiese cuidado mucho do la
mpresion, y si ol impresor Juan de la Cuesta, de cuya
oficina salieron las cuatro ediciones del Quijote que líevan el carácter de originales, las hubiera estampado
bien; pero como el Quijote es la mejor obra del ingenio
español, y aun os poco decir: como Cervantes no corrigió las pruebas de esas cuatro ediciones, según ellas
mismas lo declaran á cada paso; ycomoJuande la Cuesla ó sus oficiales imprimieron el manuscrito de Cervantes según lo entendían, y lo entendieron al revés muchas
veces, respetar constante y supersticiosamente el lexlo
de El Ingenioso Hidalgo, es en muchos casos respetar
las equivocaciones cometidas por los dependientes de
Juan de la Cuesta. Y esplicar un error, que no pudo ser
de Cervantes, apelando á una alusión histórica, que
vuelvo la que debiera ser espresion verdadera y sencilla
de. un gran pesar, en un rasgo de erudición , frió , pedantesco y absurdo, no e s , como quiere el señor Acosla , sacar'de humo luz, sino simplemente casar un desacierto con otro. Ni en la forma ni en la sustancia puede
llamarse demostración el párrafo 22 ; es una aprehensión, una cavilación desdichada. Ilusiones ópticas llama
el señor Acosta a las causas que he tenido para introducir en ol Quijote algunas variantes; ilusiones, engaños, errores lie padecido á veces, y ya lo he dicho en
letras de molde antesque el señor don Zacarías Acosla;
pero muflios adolecemos de aquel achaque , y ya so irá
viendo por eslos reparos.
Cada uno tiene,
don Zacarías,
sus aprensiones
y sus manías.
Jl'AN LUCF.SIO Il.\nTZKMIUSCH,
VISTA DE LA CIUDAD DK KINGSTON
KN'
I.A
JAMAICA.
La ciudad de Kingston cuya vista damos en oslo número es la capital déla .Jamaica, isla que forma parle del
grupo de los grandes Antillas y la mas impelíanle posesión t\e los ingleses en las Indias occidentales.
Kingston tiene buen caserío , algunas iglesias . m u chas escuelas y varias instituciones caritativas. Su comercio ora grande, aunque liadeclmado mucho desde
la emancipación de los esclavos y abolición del monopolio del azúcar.
Situada Kingston en el condado de Surreyen su parte Sur no dista mas que "JO millas do Moranl Town que
está en la orilla del Middlesox y de las montañas Azules, donde han tenido lugar la rebelión de los negros,
de que dimos cuenta á nuestros lectores en lasúllimas
revistas y que parece que ha sido ya completamente
sofocada.
No será fuera del caso advertir que la rebelión i\c los
negros no ha sido para adquirir su liberlad, puoslo que
en Jamaica son libres y con iguales derechos civiles
y políticos que. los blancos; sino para apoderarse del
mando y dominar absolutamente. Es el odio instintivo
de raza ', unido á la convicción de su superioridad en
un país donde hay 377,000 negros , y solo .'¡0,000
blancos y mulatos. La Jamaica en día no muy lejano
será lo que es hoy Sanio Domingo, y posible que con el
tiempo se cumpla id plan de los lisiados-Unidos de convertir las Antillas en un Archipiélago negro.
HERNÁN CORTÉS QUEMANDO LAS NAVES.
El bocho que constituye el asunto del notable cuadro histórico do que ofrecemos una exacta copia en las
columnas de Ki. MCSEO es lan conocido aun de los menos
versados en la historia de nuestra patria que creeríamos hacer una ofensa á la ilustración de nuestros lectores deteniéndonos á referirlo.
¿Quién ignora que la figurado Hernán Cortés es una
de, las que mas altas se levantan entro, las de los numerosos héroes que inmortalizaron su nombre contribuyendo al dcsanollo de esa magnífica epopeya en acción
que se llama la conquista del Nuevo-Mundo y que el
Siguiente
388
EL MUSEO UNIVERSAL.
acto do quemar las naves cerrándose voluntariamente
todo camino á la retirada cuando tenia ante sí un inBROCHAZOS
menso y desconocido imperio que conquistar, es sin duSOBRK CUADROS I>lí MALAS O S T l MlillES.
da alguna el que mas claramente reveló su inquebrantable fe y su heroico carácter?
LOS U0MM1EC.1LL0S.
Kncnrgado el señor Sauz de tratar este asunto en un
cuadro de grandes dimensiones destinado á formar par1.
te di! la galería de un poderoso banquero americano, ha
respondido dignamente, ¡i lo que de él esperaban sus
No le asustes, lector piadoso, anle el alarmante eaiiadmiradores y á lo que parecía comprometerle su repu- licativo de los artículos que boy empiezo á ofrecerle.
tación de artista.
Son artículos inofensivos , al mimos por la intención, y
Oreemos que los suscril.ores de ICI. Mi si:o, verán con pueden ponerse en manos del niño por lo que lienen de
gusto la reproducción de esta notable obra que como hi juguetes, y en manos de la doncella por lo que puedan
Independencia española y los náufrat/os de TrafaU/ar tener de. espejo. Son juguetes morales en que se trata
del mismo autor, realízala mas alta misión del arle (pie de enseñar a no tomar á juego cosas dignas de formal
es la ile conmemorar dignamente las gloriosas páginas atención, y espejos en que se retraía la fealdad , con el
,le i,, historia patria.
lin de rendir culto á la belleza.
Los Cuadros de malas costumbres, en una palab
se dirigen á la conservación, por lo menos, de | u s eos'
tumbres buenas, lin gracia del objeto, mis artículos
son artículos de primera necesidad, aunque, por la <-ra
cíacon que debieran estar escritos, sean artículos ver"
(laderamente desgraciados.
He las desgracias que puedan sobrevenirme. p o r m ( s
lerine con esta lecha y esla facha á pintor de (/enero
tiene la culpa un muy amigo mío, que es inteli-'pntepn
cuadros y que me dio ¡i conocer las figuras del 'primero
que espongo, en uno de los rales mas concurridos de l,i
ci'irle, luciéndome : «'Piula.»
^ con esto no canso mas y voy á mí asunto.
II.
;
Mi apunto lo constituyen los niños no contentos con
sus poci.saiios: los chicos que han salido de la oseuchi
HEIINAN-COLITES QUEMANDO LAS NAVES.—CUADHO DEL SEÑOR SAN/.
que están pasando por el Instituto y que apenas han
entrado en la Universidad: los chicos, que leen medianamente y escriben un poco peor; que conjugan n/r/o el
amo, amas; que conocen ya las propiedades alcohólicas y espirituosas de ciertos licores, y que desconocen
por completo la lógica , los principios de la lilosofía moral y el orden admirable de las cosas que Dios lia dispuesto y que ellos tratan de invertir.
Mis héroes de hoy son los chicos mal educados, los
ni Ños terribles, los niños que hombrean, los hombrecillos.
Dichoso id que no ha llegado ¡í conocerlos y no ha te
nido que sufrir, por lo tanto, sus insufribles impertinencias, que nacen del carácter condescendiente y hasla del orgullo candido de los padres, cuando no de su
abandono absoluto. De lodo hay en la viña, y es ciertamente lamentable (pie haya tanto de esas verdaderas
plagas de la sociedad.
Juanito es hoy un niño de. catorce años q u e , mas
niño aun , asombraba ya á sus maeslros, sonriéndose
maliciosamente al llegar á alguno de los mandamientos
de la ley de Dios, que decía de memoria.
Juanito echaba ajos y hasta cebollas á los cinco años,
Con gran contentamiento y alborozo de la mamá, que
Jo celebraba en compañía de los amigos de la casa , di-
Anterior
ciendo entre sus carcajadas : «¡üué chico esle! ¡Jesús,
qué diablo de chico!»
Juanito hacia, á los ocho años, ciganilos de papel
con las páginas del catecismo; y la mamá que vio que á
los doce aun seguía el chico con su manía de fumar papel solo, para que no le saliesen lamparones, como ella
decía, le enseñó el escondite del tabaco del papá, con lo
cual el muchacho se puso en camino de fumar en pipa.
Juanito, en cuanto supo á lo que sabia el tabaco, creyó ya que no debía ser menos que el aguador y que el
escribiente de su papá , y empezó á echar piropos y á
pellizcar á la criada , que á los pellizcos y pimpos del
chico y no á los otros, echaba la culpa cuantío la señora
encontraba los pucheros con mucha sal, ó quemado el
cbo'olale, ó rabiando de vinagre la ensalada.
A todas estas cosas, la buena de la mamá decia cayéndosele la liaba: «¡Jesús, qué jilanode chico!» lo mismito que cuando tema cinco años.
Cuando el esludiatituelo, como todos tas borricos , se
atascó en el quis vel <¡ui, empezó á cantar al oitlo de su
madre que otrns de su edad, y aun mas pequeños, iban
al colegio solitos y que á él le hacían hurla porque le
llevaba y le traía pegado á la falda la criada, como si
fuera un niño (¡Miren ustedes el hoinbron!)
Desde entonces dejó la débil madre que volase solo
Inicio
el pájaro, porque no fuera menos que los otros, y sólito con los otros por esas calles de Dios, empezó á decir
y hacer cosas que no las imaginara el diablo.
III.
Juanito, como llevo dicho, tiene hoy catorce años.
Antaño los chicos de esa edad iban al colegio, llevando
los libros alados con una correa, para que no se cayesen
en el camino. Ogaño Juanito y sus compañeros de triaca van ¡i la cátedra, si van; sin libros encorreados ni
por encorrear; porque ¿qué se diría de ellos, lio-mlire*
ya hechos y derechos, si se les viese con los libros debajo del brazo como chiquillos de escuela? No, señor;
ellos llevan en la cabeza la gran ciencia de adelantara
al tiempo, y en cuanto á las lecciones que señale el profesor, ya se enterarán; pues nunca falta algún tuno <P^
ludavi'i lleva los libros á lascáledras y que asisteá estas
constantemente.
Juanilo, como sus compañeros, ha logrado convencer
a l a mamá, que se deja convencer eon facilidad suma,
de que la gorra es impropia de los años del que lleva tie
medianos de lilosnlía y siete de uso do razón notooiemente, aprovechados.
Y abí tienen ustedes al hombrecillo, con su sombrero
de copa alta echado sobre la oreja, hecho todo un "I a "
Siguiente
EL MUSEO UMVERSAL.
VISTA
Imi, j e t e d e la trinca
p o r s u s f:iMejoras a v e n t u r a s , I
mimo i z q u i e r d a e n el b o l s i l l o d e l i z a b a n y la i l e r e r b
« r i e l a n d o la p e l u s i l l a .leí l a b i o s u | j e r i n r , i|iie \ a ¡lícita s o m a n a l m o n t e la c r i a t u r a m a l c r i a d a c o n l a - n a
\a¡:ts del p a p á d e s v e n t u r a d o . Alii le
li'iieis , p e r d i é n d o s e d e v i s t a r n l r i ' el
limiio d e s u g r a n p u r o . A b i le t e n é i s
ÍIKÍS ciíjarro i¡uv humlin1, CUMIO el n¡ •
Inrera de lampiño l'it/tuo, con lodo
el aire de un Tenor illo de la época.
lii'isigLlieliilo inodiídas , locando de
tii'1't.ü modo en las vidrieras de una
'.¡ipali'TÍa para llamar la atención de
l¡is (ilicialas, s;diidando graveinenle ;i
ilyuíiii anilla de MI mamá y pregunliiniluli; tal vez con tono de jiruicrcmn
/'«/• ios niños.
Abí eslá con sus compañeros, dando
en el billar al mas pintado quince rayas
y las Ires bolas, buscando lodos junios
yantos en (jue se admita moneda meDUila, que no puede Fallar en sus bolsillos, quedando, á pesar de ser pollos
adelantados, entre albur y ¡/alio; como
el Ídem de Morón , esto es, cacareando
y sin pluma.
•liíanilo apuesta un dia con sus compañeros á que se acerca á uno de los
profesores y le pide lumbre con la mayor intrepidez del inundo. Los conipaÜwos aceptan la apuesta per partes
¡cuales. Juanito se sube el cuello del
!5¡il>¡m, se ceba el sombrero sobre los
ojos, se dirige hacia el anciano profesor
de Historia, que ya llega fumando, se
filipina, ahueca la voz y pide lumbre;
dásela el anciano profesor, que no le lia
Conocido, y Juauito torna hacia sus
compañeros echando bocanadas de Inifno y creyéndose un Alejandro, lia ganado la apuesta, os decir, lia ganado
la batalla.
La apuesta consiste en una comida.
Juanilo ha convencido á su mamá de
qu<¡ debe comer en casa de un ainiguito, TIÍ mas ni menos que los oíros. l)ifísense lodos á una fonda, donde se
sirven cubierlos al alcance de sus bolsillos.
Anterior
1E
LA
CIUDAD
DE
KIN'GSW
K>
I.\
o89
JAMAICA.
IV.
\¡ér,iis allí á mis hombrecillos, dando Indos
tiempo ^olpe- en la me-.i, llamando al mozo culi
H0N
JULIÁN DI'. IIUL1-VLS,
Inicio
destempladas, pegando en los vasos con las linjas de
los cuchillos y echándose el sombrero hacia atrás y frnlándose las manos, como quien se prepara á una operación de grave importancia.
Vierais allí ¡i .liíanilo, bebiendo y hablando y gesticulando mas que lodos
juntos y eso que lodos hablan y beben
de lo lindo; viéraísle dando á su cigarro cuantas posturas y vueltas ha estudiado en los hombres de vcrilail y niart ¡rizando mas que nunca á su bigote en
proiji'cto.
I "ero como los pequeños hombres,
por mas que lo deseen, no pueden dolar de ser niños, revelan su condición
al lin con alguna grande imperlineiicía. Y allí llenen ustedes á los cincohéroes haciendo bolitas de pan y viendo
quién da antes al sombrero de un pobre viejo que en la mesa do en frente
come con calma y apetito. Apetilo y
calma pierde el buen hombre al descubrir las intenciones de aquella gentecilla, por una bola que- le da en la nariz
y que rebola en el plato. Pega un p u ñetazo en la mesa, paga con malos
modos su cubierto y salo, jurando no
volver á nna lbmla" en que ST sirven
chuletas á los que debieran estar comiendo papilla.
Perdido el objeto de la diversión de
los rapazuelos, vuelven los hombrecillos , con aire de querer dejar el diminutivo, á dar entradas al vino y salida al humo desús eternos cigarros, y
dispónese al lin el pago del gasto, empeñándose reñidísima disputa sobre
quién ha de ser el que recoja los cuartos y los entregue al mozo. Triunfa al
cabo el Maranilla primero , y entréganle entre los demás hasla cuarenta
reales, que es el importe de los cinco
cubierlos y que le alargan con disimulo
por debajo de lamosa. Juanillo se pone gravo, ahueca la voz cuanto puede,
llama al mozo, después de meter el
dinero en el bolsillo, pregunta por el
importe de, lodo, dicelo el mozo que
cuarenta roalcs y , sacando él los dos
Siguiente
EL MUSEO UNIVERSAL.
390
En 18 íl fue nombrado de la comisión accidental para I
Asimismo el aventajado poeta italiano don Loreñ^
duros del escote y añadiendo ocho cuartos, on calidad
de propina, los entrega al mozo, que lieue que taparse la la ejecución de la ley de indemnizaciones por la guerra I liadioli, que también nos honró con su asistencia con
linca con el paño de limpiar, para que aquellos caba- que acababa do terminar; siéndolo asimismo en el prúxi- j tribuyó eficazmente á amenizar aquella reunión |¡i
litemu año, de la permanente, con el mismo objeto.
raria
raria.
lleros no vean la risa que ya en los labios le reloza.
De propósito lo hemos dejado el último, no porque
Por este tiempo contrajo matrimonio con dona Anto[aro ingenio (leí que dio muestras inequívocas, n o n r
V.
nia Tomprado y Centelles. fallecida á los dos años.
reciera figurar como primero , sino porque el deseo mi"
En
IS.'i't
fue
diputado
en
las
Constituyentes
y
nomSalen mis hombres de la fonda y se dirigen á un cale
nos acosa de manifestar á nuestros lectores mas deh
de los mas cénlricos de Madrid y buscan una mesa pre- brado secretario del Congreso , cuyo cargo desempeñó
lladamonle la grata impresión que nos causó el oir sus
cisamente en el cenlro del café, ponpi" no es cosa de hasta (pie un año después juró como ministro de la (¡oandar por los rincones mozos que han de hacer sudar hornacion. Su corla permanencia en el ministerio, no le bellísimas composiciones.
En oléelo: nos leyó tres composiciones, que, aunmio
Iinla á la imprenla y enronqiioeer de fatiga á las cien dii'i tiempo para desenvolver los grandes planes que se
habii trazado en bien del p.iis.
escritas en el idioma del Dante, |;iS recitó con tal i t '•
Iroinpas de la lama.
Murante cuatro años permaneció retirado ala vida piraeion, que pudimos saborear con placer las muchas
lin la mesa contigua ludíanse dos caballeras con dos
hermosas señoras, rubia la una y la olra morena, la privada, hasta que en I S.'ií) lomo asiento en el Senado. bellezas que atesoraban, liaste decir (píesela hicieron
cual, por su desgracia de proximidad , liene (pie oir á Eu IS)¡1 fue nombrado director general y presidente repetir por Ires voces, ¡i lo que el señor üadioh, con esa
amabilidad que tanto le distingue, accedió gustoso
Juanillo el imperturbable lodos los piropos del diccio- de la Deuda pública , de cuyo cargo hizo renuncia.
Su larira vida parlamentaria y los sinsabores que
La primera íwo una composición en versos endecasínario caíanle de los requebradores de su criada . y aun
puedo dar gracias á la eo'npañia que no se lo insinué producen las c ¡usas publicas. fueron minando su exis- labos, titulada El paso del mar Rojo, con bellezas'do
tencia gradualmente , basta que ocurrió su muerte.
primer orden. Las otras fueron dos cantares en versos
con algún pellizco ospresivo.
pareados, no menos bellos también, de los cuales coDescanse en paz.
l'ronlo el calé puro y las copas de cognac hicieron
piamos uno en prueba do que no son bijas de nuestro
(ION/.AI.O HONORIO.
MI i'feclo. y sapos y euiebras brotaron á borbotones de
apasionado juicio las alabanzas que le damos, sino de la
los labios inocentes, enrojeciéndose, las mejillas de las
rigorosa justicia.
pudorosas damas y atufándose, las narices de los p r u dentes caballeros y del mozo que los sirvió, hombre que
LA WIF.OIUKIIA 1>: 1.1.' O I . I W M I L A .
deja descubrir su mucha lilosol'ia en una enorme y br,- ANIYKRSARIO nr.L NATALICIO FIKL FKNIX
Madonna addolorala , benedolta ;
llanle calva.
n i : L O S i M . i . M o s . r i i r . Y i o n : i . r i x DI-; VI-:I; V r . A i i r i o .
Soccorri á me niTanella poverella !
Aeuérdanse al (in mis héroes de que son niños, y, si
.Madre é luí I i, nía pin de niesli sei...
no tiran bolitas como en la fonda . empiezan á hacer esEl 2.'i del pasado en la noc'ie , y en el local de la Aca\ e i l i , lio perdulo i genilori miei
I orinientos, apostando quién vuelve mejor el vaso boca
— II mío dolore al luo si lassomiglia :
abajo con el líquido dentro. Arremángase Juanillo ron demia tipográfica . q u e con lanío acierto dirige la señoTú piangi come madre, ¡o come liglia :
i'l aire de un prestidigitador ó de un ayudante, de cáte- rita doña .laviera Morales, celebróse u n a reunión de jóPer tanto duolo umanameiile ogualo ,
dra de química, y tales uieltas da al vaso sin dejar un venes h i é r a l o s con el plausible objeto de r e n d i r u n t r í lioudimi i gonilori, o dainmi falo.
momento el puro, que á la señora moren?, la pone echa bulo de admiración al fénix d e los ingenios Loi'K nr.
una lástima de agua y ceniza, precisándola á levantarse V i : e , A .
1
I
!lunamente
el señor Llofriu después do espusar la
Invitados
por
el
señor
Llofriu
y
S
a
y
r
e
r
a
,
d
i
r
e
c
t
o
r
de
d' mal talante y á dirigirse al estremo opuesto de |;i
El Álbum da las Familia* . y u n o de los m a s laboriosos lallade ¡isisti'iieia del señor Ayunáis de Izco por estar
mesa.
Nótalo el mozo de la reverente calva, asi como las escritores q u e c u e n t a eu su seno la l i t e r a t u r a española, ligeramente indispuesto , nos leyó una glosa suya ulumiradas furiosas de los caballeros, y perdiendo su n a - asistimos á Osla r e u n i ó n , en la cual U n i m o s el placer lada Fe, esperanza y caridad . que fue justamente cetural lilosol'ia, se acerca resueltamente á los mucha- de a d m i r a r á u n a p a r l e de n u e s t r a j u v e n t u d estudiosa lebrada, y dos magnílicas octavas reales del señor l)ochos, cóbrales á forliori el gasto y , murmurando cd (pie , llena de le y e n t u s i a s m o por n u e s t r a s glorias l i t e - miniruez, á quien por causas agenas á su voluntad, no
consabido quien con niñni se acuesta, echa del calé á r a r i a s , filé ¡i depositar su modesta ofrenda ante la m e - tuvimos el gusto de ver entre nosotros.
como le llamó el
Por último, se leyeron varias poesías del inmorlal
aquellos demonios, con lo cual las señoras y los caba- moria del monstruo déla naturaleza,
inmortal C e r v a n t e s .
autor de La rsclara de su galán, que fueron por decirlleros quedan como en la gloria.
I
liien (pusiéramos t r a s m i t i r á n u e s t r o s lectores lodo lo asi, el epílogo con que terminó aquella fiesta lilecuan lo g o z a m o s , todo c u a n t o sentimos en esa n o c h e ; raría.
VI.
ría.
pero el r e d u c i d o espacio d e q u e podemos disponer n o s
No cumpliríamos (¡cimente nuestra misión, si al IcrAsi concluye, para los hombrecillo* una de sus mas
lo i m p i d e . A s i , p u e s , nos limitaremos tan solo á d a r mínar oslas líneas no manifestáramos nuestra simpatía
brillantes campañas, que empezaron, como todas,danu n a ligera idea de lo allí o c u r r i d o .
hacia lodos los ¡(Ívones que tomaron parte en la celedo la mano á sus artes de hombres, y á la que, como á
todas, dan (in metiendo su patita de cbiquillosmal educados.
I,a educación, si. la mala educación es la que forma.
esa clase de piral illas callejeros que, acostumbrados á
salirse con sus gustos cumplidos, |mr abandono . por
con descendencia ó por orgullo inocente y mal entendido de los padres, llegan á ser donde quiera una terrible
calamidad y miembros, no ya inútiles, sino perju.lieialisimos á la sociedad en que viven.
l.a mayor partí1,de lo que en este euadrilo aparece,
es histórico y aseguro que la copia es mas pálida que el
original, pues hay colores tan subidos q u e , aun tomados de la verdad pura, aparecerían inverosímiles en el
lienzo.
Éntrela tirantez y rigorismo de los padres de antaño, que llevaban de la mano á los mozos barbudos, y la
flojedad y condescendencia de muchos padres de ogaño.
que tienen á los niños dejados de su mano y de la mano
de lijos, hay un término, que es el que adopta el cari
ño verdadero y la sabia prudencia de mi buen padre.
<idioso era aquel espíritu de represión, que producía
á la sociedad hombres que babeaban ; pero es mas odio
so aun el espíritu de independencia absoluta y de r e pugnante tolerancia, que no; regala frecuentemente
niños terribles, niños honibreadores, hombrecillos.
EDUARDO BUSTII.LO.
DON JKUAN DE IIUIÍLVKS.
tino de los hombres mas consecuentes que el partido progresista contaba en su seno; Tino de n u c i r o s
mas probos ciudadanos, acal a de bajar al sepulcro,
el l:t del pasado octubre. Nosotros, perseverando en
la idea de dedicar un recuerdo en las columnas de
Kr. MUSEO, á la memoria de los hombres quema* se lian
distinguido en la vida pública , vamos á trazar aunque
en muy pocas líneas, los actos mas culminantes del
que lioynos ocupa, y cuyo retrato damos en esto número.
Nació don Julián linches en Ocaña el 4 de marzo
de ISO I , siendo sus padresilon Manuel Cecilio ile lluelves, y doña lienita Sol, ricos propietarios de aquel
país.
Hizo sus primeros estudios en la villa de Santa Cruz
de la Zarza , y se licenció de derecho en la universidad
ile Alcalá eu'tW.'i.
Muy joven a u n , se afilió en el partido liberal, (pie le
nombró diputado de provincia, y mas larde, esto es,
en tH.'lli, diputado á Cortes, cargo que desempeñó
hasta tSUO, siendo uno do, los oradores mas fervientes
del Parlamento.
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El señor I.lofriu , a u t o r del p e n s a m i e n t o q u e alli no:,
reunía , fue el p r i m e r o en demos 1 r a m o s lo m u c h o q i r
v a l e , leyéndonos u n fragmento de u n a loa alusiva,
recibida con estrepitosos a p l a u s o s . Y p e r d ó n e n n o s los
le.'lores si no podemos resistir á la tentación de copiar
algunos trozos:
El. T E A TI») Dl.L SIGLO X V I .
En tu desmedido afán
no sabes , niño inocente .
que brillar;! eternamente
l.a Esclava de MÍ (¡alan.
De mi Lope vivirán
las obras para a s o m b r a r l e :
«pie en ellas quiso p r o b a r l e
con su genio sin s e g u n d o ,
que al morir en este miind.)
vive en el m u n d o del a r l e .
LA
bración del natalicio de LOPE DE VKC.A y que inspirán-
d ise en sus obras honran la memoria liel mas fecundo
de los podas dramáticos españoles.
Sinceramente felicitamos al señor IJofriu , que profundo admirador de nuestros grandes poetas y uno de
sus mas felices imitadores, aprovecha cuantas ocasiones se le presentan para reunir en torno suyo á la juvonl ud estudiosa y dar á conocer sus escritos, ya por
medio del periódico que e n tanto acierto dirige, ya en
reuniones como la que hemos procurado resonar y de
la que conservaremos recuerdos gratísimos.
Injustos por demás seríamos sino consignáramos
aquí la grata acogida que nos dispensó el señor Morales,
padre de la señorita doña .laviera, quien comprendiendo el noble ob|elo que en su casa nos reunía, nos acogió con esa Iranca amabilidad que le ha captado el aprecio de cuantos se honran con su trato.
ILVLNTID.
l.a juventud que boy aspira
del ario á la eterna gloria,
al bendecir tu memoria
l.ope , le aplaude y le admira .
Mientras de tu gioria el sol
torrentes de bu. derrama ,
un templo tendrá tu lama
en cada pecho español.
HOJAS PARA UN LIliRO.
—Se escribí» un libro, cuya primera página es tan
antigua como la creación, el que durara tanto como
ella.
Todos los hombres lo redactan.
Poro á pesar del tiempo que hace que lo escriben fe
El señor Mondejar nos levó un soneto, alusivo también , que no dejó nada que desear. Luego siguió el se- concluirá cuando el mundo concluva.
Y á pesar de que los hombros lo escriben y lo estuñor Fernandez Arrea, con una silva dedicada á la muerdian, ni saben lo que, escriben , ni lo comprenden.
to de un amigo suyo, tan bella como sentida.
El número de sus hojas no sepuodecalcular; aumenEl señor Palau recitó una oda ala Hipocresía, p r o fundamente intencionada. El señor Valeáreol, que si ta y aumentará indolinidamenle con el tiempo.
Cada una encierra un poema de inapreciable valor y
mal no oslamos informados, tiene en estudio un drama
titulado Doña Muría l'imcntel, nos recitó lambieu un cada párrafo una lección, tan sabia como laespericncia.
Solo un ser misterioso, mas grande que todo cuanto
monólogo de una tragedia inédita, en el que no supimos qué admirar mas , si al aventajado poeta trágico existe , cuenta y estima las páginas escritas de la obra.
Todo hombro escribe en ese libro desde (pie ve la luz>
ó al eminente actor; porque por ambos conceptos fue
acatando las leyes que el Criador nos impuso.
justamente aplaudido.
Y sin embargo , el hombre vive con plena libertad )'
A estos siguieron los señores Pérez de (¡uzman,
obra con conocimiento de sí mismo.
lluelves, Casolla , Olnicdilla , Segarra y üalniaseda , y
¡Sí él pudiera comprender lo que lleva escrito!
otros muchos i[iie no recordamos, causando el último
¡Masquien sabe si llegaríaá aprovecharse de eselrnuniversal hilaridad con sus graciosísimos epigramas.
bajo, que. labraría su felicidad!
lié aquí uno:
El epilogo del libro, solo el Eterno lo leerá.
El será su censor.
Parió una niña Manuela
lisie libro, es la historia moral de la humanidad eiiy hubo discusión y riña
i lera.
sobre poner ¡i la niña
Los hombres se pierden en ella , como se pierde i"1'1
varios nombres de novela.
gola de agua en la ininonsiilad de los mares; coiiin se
Tomó el calendario (Id
pierde una lágrima en el mar de lágrimas de la vida.
y dijo : dio que oslo inloriiie :
Se suceden unos á otros con la misma rapidez qu"-se
¿oslamos á dos de abril?...
suceden las horas.
pues (¡ALA sm
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EL MUSEO UJNlVEUbAL.
ovi
Y como óslns, cuando espira el úlliino iniíuito perte- ]
gar, lodos parecían respetarle, y yo mismo creía
!
verte entrar. Me, acerqué á él respetuosamente, me
necc ¡í l o <1111' lll(1LA MARINA ESPAÑOLA.
arrodillé, loqué con nú ardorosa frente el suelo h e ])e ellos no queda enlonces mas que un recuerdo; un
lado. Fui feliz. Me parecía escuchar el murmullo de
recuerdo que se eslingue y se reduce ¡i la nada, aun
l'HVC.ATA ((Al.lliV.NSA.>>
fus oraciones que lautas veces habían santificado mi
cumulo haya dejado una señal en la carrera del tiempo.
alma; me, parecía verle pura, serena, cruzadas tus
Cuando el hombre da su último adiós á ese inundo
Continuando en n u e s t r o propó-il.o de d a r á conocer los manos implorando á la Virgen que lauto amas; me paque le sirvió de (cairo y al que quizá maldijo, desaparece pura no volver á reaparecer y queda sepultado en buques (lo 1.i m a r i n a e s p a ñ o l a , d a m o s hoy el grabado recía percibir el ruido que producían tus labios cuande la h á g a l a Minan a, de cini'Ui nía can n e ^ , u n o de d o adorabas al divino Jesús, y al escuchar los besos
i'| océano insondable d" la elernidad.
1-2n su penosa peregrinación por una senda de mén- los b u q u e s mas m o d e r n o s de un 'Í tr.i a r m a d a , como qi:e que sobre la cruz depositabas, creía percibirdu'cisímos
tulas llores y punzantes abrojos, él no h i hecho mas fue construido en el l e reí en t S i i i . Su fuer/a es de (i(K) suspiros que salían del seno de los ángeles. ¡Oh! ¡cuani|iie aiunonlar ese gran libro con una página , doiorosa caballos, y su dolaiion de :>:>7 plaza.;. T i e n e de eslo- ta dulce felicidad! ¡cuánta tranquila dicha!.. ¡Profano!
r.i ;!IM¡ p o s , de. m i r g í ;>:t, y de puntal iV>, ai dando grilará alguno; el templo del Sef.or se hizo solo para
siempre, borrible algunas Teces, dichosa nunca.
I tributarle alabanzas y adorarle , con olvido y menosPero esla, cual ligera nubecillla que impulsada p >r de U' á I i millas por hora.
precio de las criaturas... ¡Ah, Dios misericordioso y de
el vieulo desapareen en el espacio, desaparece laminen
piedad ! tú que ves nú corazón y escuchas mis onicioarrastrada por ese fantasma poderoso, por ese demonio
j nos. di si alguna vez me acerqué á tu sania casa con
instructor de la obrado Dios, porese misterioso gigau- |
! mas respeto y santa veneración que cuando pensaba
te. lil tiempo, que reduce ;í la nada cuanto está sujeto '
encontrar á aquella á quien adoro.
á su poder tanto física como moralmente.
TN
Sl.'K.ÑO
\)K
AMOIl.
I lil sanio Sacrilicio comenzó; la Iglesia celebraba con
l'or eso, el liombi'o no puede comprender nunca ese
• toda su pompa el Nacimiento de su esposo. ¡Oh g r a n libro. _
.
.
.
! diosidad de la religión cristiana!.. Los graves acordes
Su imaginación , demasiado pequeña para esludiar y
del órgano eran demasiado severos para tanta alegría;
comprenderla historia de cada hombre, en lo que se
oíros instrumentos le acompañan y entonan con senrelaciona :-on la verdadera historia de la humanidad y
cillez y melodiosas armonías alabanzas al Señor. ¡Cuánaprovecharse de las lecciones de tanta esperiencia . si'
¡Cuan I rute amanece el día ; la niebla cubre la po- to lloré, hermosa mía, al recordarte! por todas partes
vi' rebajada y humillada anle esa gran obra que solo
blariiiu y el sol parece rezagarse para no prevueiar reinaba la alegría; solo yo lloraba, poro ¡ah! quizá tú
Dios abraza en su grandiosa síntesis.
l'or eso , el conjunto de hombres que. han sido , que mi desdieha! Al lin suena la hora. Aun el eco de la también derramarías lágrimas en aquella hora: esta
son y que serán, se ve siempreeiivuello en la oscuridad última campanada di' las seis se percibe por .Madrid, idea lan triste me producía algún alivio.
cuando apareciste hermosa como siempre. Te veía por
lil viento agitaba con violencia la bóveda de la iglemas prolnnda, en la confusión mas horrible.
1
lil hombre, á pesar de su impotencia quiere lanzarse última vez y mis ojos te enviaban los mas tierno-, adio- ' sia; d, pronlo las nubes se abren, y un rayo de sol iluses.
procurando
enconl
rar
en
los
linos
la
tristeza
y
el
mina el pilar querido. I n suspiro salió de nú corazón,
á regiones superiores á su inteligencia , y al intentarlo
dolor. ¡Ah mujer, qué poco sabes sentir, ó cuanto una súplica de nú alma. Abandoné el templo. Iba mas
se revela tan solo su miseria.
tranquilo; pensaba que tú también, verías aquel herY sin embargo, el hombre nace puro como nace la aprendes á disimular!
.No hahia remedio; la máquina silbó, y una bocana- moso rayo de sol.
ir.irora.
|
de su elevada chimel.a belleza de sus inslinlos es| asía.
; da de negro humo que despidió
III.
Los resplandores de su alma deslumhran, coinodos- nea le ocultó á nú vista. ( Te volveré á hallar?
Cuando me hube convencido de la verdad de nú polumbran los rayos d'il sol.
i
TEMOH Y ESrEIUN/.A.
Siendo emblema de la inocencia . y hermosa como la sición, no sé lo que pasó por mí; temblé, quise correr
y no pude, quise detener con mi palabra el vapor, y
¿Me serás infiel? ¿Xo me amarás? ¿Preferirás el canaturaleza , brinda por doquier la paz y la felicidad.
Y espareciendo un delicioso perfumo que solo aspira el hasta la palabra me faltó. ¡Qué desgraciado fui MI riño de otro á mi cariño tan profundo y grande? ¿Será
aquellos
momentos!
Seguirle
hubiera
sido
mi
único
posible que en las orillas del Mediterráneo, al arrullo
bueno, es la imagen del Criador en cuya obra si; recrea.
1
l'ero empieza á desarrollarse y A conocer todo cuan- consuelo; ya era imposible . Llevé nú vista al cielo y de las olas, al cantar de los pajarillos y bajo un puro
to le rodea. La sociedad se burla de sus buenos instin- su helada niebla calmó algún tanto mi pasión. Me i n - y hermoso horizonte embriagues á otro con tu serelos, le seduce la brillante mentira que le asedia , los canúné á Madrid. Mi andar era lardo y pesado, el can- na mirada y tu aliento de ámbar? ¡Qué! ¿llegará tu
engañosos placeres que el inundóle brinda, las falsas sancio rendía mi cuerpo; mi espíritu le acompañaba. ingratitud al punto de decir á otro hombre <i yo le
La población me pareció muy triste. Pobre peregrino amo,» y no acordarte que yo moriría si escuchara
ilusiones que se le hacen concebir.
Y creyendo hallar en ellas la ventura, encuentra tan entraba en ella sabiendo que ya no encontraría dicha tus palabras? ¿Olvidarás acaso aquellas miradas en que
ni alegría, calma ni consuelo. Una lágrima que brotó tanto amor, tanta felicidad me prometías? ¡Ah! y cómo
solo la desgracia.
Llega ;i ser lo que los demás hombres que fueron sus del corazón rodó por nú mejilla. El fúnebre toque de me creía yo feliz cuando clavados tus hermosos ojos
una campana me heló de espanto. Temí por t í , creí negros en los míos, ávidos de amor, plegabas tus lamaeslros.
Y asi se renuevan los hombres, y Iras los hombres haberle perdido para siempre y estuve á punto do \ol— bios con una sonrisa que parecía decirme aeonlia...»
y otras veces mas apasionados, mas bellos, comprenlas generaciones y solo es único ú inmutable el infortu- verme loco.
Mí pobre casa, tan alegre en otro tiempo, me pare- día que mo decían: «á tí solo amo...» Hubo un día
nio ile la humanidad.
Y' asi el hombre es víctima de sí mismo, sin darse si- ció horrible; creía entrar en una lóbrega, prisión don- triste, muy triste, en que tus labios no .sonreían, en
quiera cuenta, ni de loque hace, ni de lo que piensa, de peni ora mi amada libertad. Recordó el placer con que tus ojos inc dijeron : «adiós para siempre,» y una
que junios repasábamos algunas veces los libros de mi Ingrima rodó por tus mejillas. ¿Y es acaso verdad que,
ni ile lo que es.
Arrastrado por la violencia délas pasiones que brotan modesta biblio'eea. ¡Cuánto te gustaban los preciosos tus ojos me engañaban, que tu sonrisa era falaz, y en
en su corazón, tiene, que disfrazarse también con r e - idilios en que el amor se presenta ingenioso y natural! lin, que nunca me has amado? No, no puede ser; tú no
pugnante máscara, tiene (pie vestirse también con el lin vano busqué en ellos consuelo; mi vista no avanza- amas á otro; tú no diriges tus encantadoras miradas
lra|o mas á propósito para encubrir su deformidad moral. ba ni una sola línea; nú espíritu no me pertenecía, es- y angelicales sonrisas mas que ú mí. Tú no piensas mas
que en mí, y al escuchar los quejidos do las olas te
Porque, si su alma se presentara como el Hacedor la taba á tu lado.
lil día seguía triste y nebuloso. Fui á buscar un acuerdas que yo también me quejo, y entonces me
formó , con ese vestido de la inocencia que debiera ser
su mas precioso adorno, quizá serviría de juguete nuevo consuelo y esporúnenlé un nuevo dolor. Te veia compadeces, y con lágrimas en los ojos, y jugueteando
al hombre ya corrompido, fascinado por el embriagador lodos los días en la reja de tu casa, hoy no te encon- con los mariscos del mar, bendices á las olas que renéctar de placeres que mas tarde le repugnan y aborre- tré y comprendí enlonces el dolor de la toilolilla que cuerdan á tu corazón que hay otro corazón (pie por tí
muere. Sí, hermosa, sí; tú, como yo, deseas que la
ce , aunque cu lo mas recóndito de su conciencia apre- encuentra su nido abandonado y frió.
Las campanas llenaban el espacio con sus sonoras nieve abandone la montaña, que la líor abra su capuciara la pureza de sus sentimientos, como un tribunal
vibraciones
anunciando
una
gran
festividad;
los
niños
llo, luzca sus hermosos colores y esparza sus olorosos
misterioso que falla en secreto.
sacudían sus tambores y entonaban cantares llenos de aromas, que el pajarillo columpiándose en la rama esl.a conciencia es el juez mas terrible del hombre.
alegría; solo yo estaba triste; las campanas y los t a m - pere á su amante para elegir el mas hermoso árbol en
Nunca le abandona.
lis su propio martirio ó su consuelo, es su ángel i c - j bores me hacían llorar. ¡Cuándo volverá, Dios mió! que, han de fabricar su nido. Tú como yo esperas con
di'iilor, es la imagen de la ley divina.
I Este era mi único pensamiento en los momentos en ansia que la cigüeña y la golondrina volviendo de rel'or eso el hombre, aunque quiera desecharla, aun- que acababas de dejarme, y .sabiendo que era preciso motas tierras nos anuncien que ya es hora de volver á
que quiera aslixiarla en la atmósfera de los sentimien- que la montaña trocara su blanco maulo por el do ver- vernos. Tú como yo anhelas que el campo se, cubra de
doradas espigas, (pie el riachuelo corra perfumado por
tos que los demás le han comunicado, la encuentra de follaje para volver á verte.
Adiós, ángel uno; donde te halles se encuentra á tu el suave olor del azahar, que el cíelo aparezca tachosiempre fria, severa, inexorable.
lado
mi
espíritu,
que
no
duerme,
y
que
no
recobranado de mil y mil estrellas, y en fin, que cese el inl'ero cuando alguna de sus acciones va timbrada con
f\ sello de la virtud ; cuando domina cu ellas la verdad, rá su alegría hasta que los pajarillos bajen á bañarse vierno y venga la primavera... ¡ Ah ! verás entonces
i; impulsado por sus primitivos instintos, obra según en las aguas del arroyo, hasta que la violeta aparez cuan felices somos; recordaremos nuestros pasados doellos le dicen , entonces, ; qué mas premio que el que ca en los jardines, hasta que el ruiseñor adormezca lores, y nuestras ¡ágrimas so confundirán causándocon amorosos cautos á su pareja muy amada.
nos un placer lan grande que envidiarán el celoso ruilo proporciona el haber obrado bien!
señor y la triste tortolilla.
linloneos, ¡qué mayor placer, qué mayor recompenII.
sa, qué mayor satisfacción, quela tranquilidad que su
IV.
conciencia lo brinda!
EL TEMPLO.
La virtud, esa virgen, emblema de la única felicidad
DESCONSUELO Y RESIGNACIÓN.
¡ Oué noche, Dios mío! ¡Cuan larga y pesada me, ha
que en la tierra se encuentra; ese ángel consolador
La primavera ha revestido á los árboles de sus prique remedia los males , esa deliciosa ñor que embriaga parecido! lin vano procuraba dormir; las desdichas
ton su perfume á las almas que desprecian los peligros del día anterior preocupaban mi alma, alligian ini c o - meras hojas y engalanado á los prados con sus bellas
de la corrupción en que la sociedad nos envuelve, es la razón y ahuyentaban el sueño de mis párpados. A m a - llores. El pajarillo busca ya ansioso la pura corriente
sola cosa fuera de Dios, digna de que los hombres la neció: también el nuevo día era nebuloso y triste; no del riachuelo para batir en ella sus alas, las montañas
rindan y tributen culto en la tierra : porque ella es el necesitaba yo esto para recordarlo; no puede recordar trocaron ya su manto blanco por la verde vestidura, y
quien no ha olvidado, y tu imagen no se ha separado lú, hermosa do mi corazón, aun no has vuelto, y nú esideal di' todo lo grande, de todo lo sublime.
ni un instante de mi pensamiento. Sin embargo, á esta píritu, ansioso de tu vista, aun no te ha encontrado.
lis la representación de la Omnipotencia.
¿Por qué te detienes?.. ¿Por qué no vuela tu alma prel'or eso, el hombre que conserve sus buenos instin- hora aun era mas agudo mi dolor...
Acudí al templo, ¡ al templo , oyes! á la mansión del surosa á escuchar las dulces palabras de amor con que
tos , que tenga le en sus creencias , abnegación y e n e r Kia para luchar con la sociedad, no debo arredrarse, an- Dios, al lugar de la meditación y de la súplica. ¡Cuán- pienso regalarla? ¿Será que me has olvidado? ¡Ah! no.
¿Será que otro hombre mas feliz que yo aspire tu amor?
ti1-ella, sino erguir su cabeza , levantarla con orgullo tas veces había sido feliz en el mismo sitio en que hoy
¡ Ah! imposible... Será... el corazón se desgarra al penpor encima de los demás hombres , y despreciar lo que buscaba , ya que no el consuelo, la resignación ! ¿Te sarlo y el ánimo se, resiste á creerlo, y sin embargo es
' f s terrenal y perecedero para contemplar los horizontes acuerdas de aquel pilar á cuyo pie. te arrodillabas, y verdad, y es la verdad en que nunca nos equivocamos,
en el cual reclinabas tu cabeza? ¿Te acuerdas? pues
sil) limites i'íe la eternidad.
nos solo para aprenderla! ¡lias muerto! ¡Ya no
bien, boy le encontré solitario; nadie ocupaba tu lu,1. . 1 . J l M K M Z 1)1 l.i;\HO.
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392
EL MUSEO UNIVERSAL,
MARINA ESPAÑOLA.—LA FRAGATA
«AMANSA.»
i ' n ' < ! ¡ Y ; i t u s h e r m o s a s f o r m a s h a n d e s a p a r e c i d o ! ¡ N o I r e c i a t e n o r v i d a t a n l a r g a ! ¡ A l i ! ¡ I m p o s i b l e , i m p o s i — hro ora el tuyo, y aquella tumba tu mansión. Pero mis
v e r o m a s t u s n e g r o s o j o s ! \%> e s c u c h a r é m a s t u i l u l c e | l i l e ! . . . \ s i n o n i h a r g o e s v e r i l a i l . Y o l i o v i s l o u n a t u n i - ojos me encañaban; y si no , ¿por qué aquella sonrisa
v o z ! ¡ N o s o n t i r e p a l p i l a r n i i u i ' a a i | i i e | c o r a z ó n ( j u e p a - ! h a , y o l i e d e s c i f r a d o s o b r e e l l a u n n o m b r e , y e s e n o m - ilc incredulidad que vagaba por inis labios al descifrar
los fúnebres epitafios':' ¿Por qué aquellas frías piedras
no me atraían hacia sí y hacían que abrazado á ellas
hubiera yo también muerto? Tú no has muerto, ¡impoSOLUCIÓN lll;i. I'ROBI.KIIA N'l'jM. X l \ .
sible., imposible! Los hombres, celosos i|e nuestro
lílanros.
^o^ros.
amor, me encañaban al decirun' que. aquella era lu
a
JITKCO |)KL A.IEDIIKZ.
1. I I (i T
i.» li i A n
lumba y aquel lu epitafio. ¡ Mentira ! ¡ Tú mueila! ¡Tú
i.'
I' i II
' 2 . ' It i I!
no existir! ¡Tú haber huido para siempre sin haberme,
r,. li 'i i:
i: i \ i ¡
dicho adiós! ¡Imposible, imposible!... y sin embarco es
PP.Olil.HMA NCM. ¡o.
• i / T . J r it i.
i . ii : ; r , i:
verdad, y es la única verdad en que nunca nos equivoS o l u c i o n e s e x a c t a s . C a l é n i l o \ o dol S ¡ " l n
Señores
C O M P C K S T O l'Oll IION S I . C O I I ' V l ' O H l \ ( l l l ; V I C I I . )
camos. Vivimos solo para aprenderla, líinpiijé la losa,
.1. A l l i a , d e M a d r i d , I t . S i r o r a .1 I g l e s i a s
It
Canelo
¡era verdad! allí oslabas, pero ¡ah! ¡cuan # r i i n trabaj»
I v C a M r o . d o M a d r i d . — J . S l'Yibrecas , ,le T a r r a g o n a .
me rosto reconocerte! ¡hunde aquellas blancas y puM. Canijiá l ' n r l a , d o Vii-li.- A y l i . O u e r , i l e S a l i a NEGROS.
doll.
I I . Z a m o r a , do A l u i e r i : i .
s e ñ o r e s s o c i o s dol C a ras mejillas! ¡Dónde, aquellos vivos y hermosos ojos
sino de l.oiva.
que hirieran el encanto de mi pasión! ¡Dónde aques o i . c c i o x m i . i ' i t o i i i . r s n M M. U S .
llos labios do seductora sonrisa!... Tus manos cruzai - ' i) i i> 7 i: ii
i.
t i " A i¡ \ : ; c ' A I - P . )
das y sosteniendo un pequeño símbolo de la lo era lo
| C I ' I I : K l IM
único que habían rospelailo... Ouiso imprimir <*n ollas
í. ' : •> ' i '
i:' I M c i i ) r > ) ' r i ) ( ¡ ! i : , i
mis labios. Un hedor insoportable me rechazó... 1"T
r.. II t i j a i | . m a t e .
sislí, llegué hasta ollas, y al tocarlas el último resto
( 1 ) -í." T I C
do tu belleza se redujo á polvo... I,a última esperanza
:.. • ii r. .i 7 A i; j . m .
pe disipó. Arrnnqué'de l.u seno unas blancas Moronlí)
i.'
A t II
."..•' C ." C li j . I I I .
das, único adorno de lu fúnebre tocado, las llores va(T> ) -J. '!' I II
lían mas que tú; estaban frescas y olorosas. Kl dolor
:>.' c r> c it o i; T J . m .
me venció y caí ¡nulo á tu tumba...
(i)
- i . T N <; l¡
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2 . ' II I. II i
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BLANCOS.
1,<IS ni.ANCOS DAN MATF E \ TRKS JI'CADAS.
2.'
7..'
I I I, A j .
I I I T Á li 11 ó C ( ¡ T
j . ni.
2."
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MAIHO SODKI.O.
» . • ' T 2 II
SOI.CCION m i l . c.i;uoi;i.íi'ico
(I')
Sol 11 ¡ o l i o s e x a c t a s . C a l o i i i i e v o d c l S i n l o . S o n o r o s V . V. C a r v a j a l . O
Valiles| ' n n , ( i . l l . i i n i l l u n . v . , K C a s l r o , . 1 . O l l e r . I . I V I I | ( - O , I I . V C a r cí'S. It. • Sl.odo,
d
||[. S u c i a , .1.
1 Ii
i a ^ , d o .Madrid
d
.1 S K i l n - r s a s . ele
l
larras. na. ~M. C:nn|i;i l ' o r l a , ile V i c l i . — A . y l i . ( , l ncerr,, d ee SSaal liiaaiillccllll..
- Scñoi s s o c i o s d e l C a s i n o d o l , o r r a .
I
Kn mi delirio te veía descender entre nacaradas nubes mas p u r a , mas hermosa que nunca, envuelta en
blanca túnica y sueltos tus cabellos, llegaste hasta mi,
pasaste tu mano por mi frente y murmuraste a mi oíd"
una palabra: «resignación.» Al esfuerzo que hice para
abrazarle, recobré el sentido; tu encantadora aparición
se <,T¡IVC'I en mi mente, tu hermosa palabra en mi alma,
«llesi'k'nacion» dijiste, me resigno. Miré por ultima
vez tus restos y los cubrí con la pesada losa...
Habia soñado; un año después el sueño fue mía roalidad.
I . 1 A t II
A f> l i j . i n .
De
la p a l a b r a
no profieras
d e l S i n l o . S c ñ n r o s V . >1. C a r v a j a l ,
i S o l u c i o n e s e x a c t a s . C:;r,' n u e v o
(.'. V : i l ( l < ' s | i i m i , ( í . l i o i n i í i n u i - / . , K C a s l r o , I ' . ( I l l e r . I l ' i - l l i c o l í ' v '
I.arcos, It. Canedo, H. Sirora
'. I g l e s i a s , d e M a d r i d
I S
l''alire« a s , d e l ' a r n ¡ ; o i i a . — M . C a n i | i a , ' o r í : i , d e V i c l i . - A . y It ( l i i e r d e S . i hadoll.— .Señores socios del casino d e I,urca.
Inicio
IHIlKC.TdH
que sueltas
serás
HEC. N T M K H O
serás
ANTKWOR.
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