el complejo control de los hemoparásitos y las garrapatas en el

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EL COMPLEJO CONTROL DE LOS HEMOPARÁSITOS Y LAS GARRAPATAS EN EL GANADO
BOVINO
Fabián Arroyo Balán (Zootecnista), María Sol Arias Vázquez (MedVet, PhD), Rita Sánchez-Andrade
Fernández (PhD), Adolfo Paz Silva (MedVet, PhD, DipEVPC)
Facultad de Veterinaria de Lugo
Universidad de Santiago de Compostela (España)
En la producción de ganado vacuno los daños causados por la infestación de garrapatas pueden
llegar a ser muy cuantiosos, por la acción directa de estos ectoparásitos y por los patógenos que
vehiculan cuando se alimentan de diferentes especies animales. A pesar de que se han desarrollado
diferentes fármacos frente a organismos como Babesia, Anaplasma o Theileria, e incluso frente a las
garrapatas, la aparición de cepas resistentes ensombrece el futuro a corto plazo. No cabe duda de
que el control de estas enfermedades ha de orientarse a la reducción de la presencia de los
ectoparásitos y de este modo limitar las posibilidades de diseminación de los hemoparásitos, lo que
facilitaría la disminución de los tratamientos a emplear sobre los vacunos.
Garrapatas
Las garrapatas son ectoparásitos obligados que se alimentan de la sangre de sus hospedadores, en
infestaciones intensas pueden llegar a provocar pérdidas importantes especialmente relacionadas
con la disminución en la productividad (producción de leche, ganancia de peso). A ello hay que
añadir que al nutrirse, actúan como vectores de agentes de patógenos como Babesia, Theileria, y
muchas especies de rickettsias responsables de enfermedades que afectan a los animales y al
hombre.
En regiones tropicales y subtropicales la especie más importante es Rhipicephalus (Boophilus)
microplus, en EE.UU ha sido teóricamente erradicada aunque se siguen citando ocasionalmente
brotes en estados fronterizos con México (Texas, California). Se trata de una garrapata que
desarrolla todas las fases de desarrollo sobre el mismo animal (garrapata de un solo hospedador).
Como ocurre con todas las garrapatas, después de aparearse las hembras se alimentan hasta la
repleción y se dejan caer al suelo para poner los huevos, en especial en grietas del suelo o paredes,
debajo de las piedras, de detritus orgánicos, etc. Las larvas esperan entre la hierba hasta encontrar
un hospedador vertebrado, pueden permanecer sin alimentarse 3 meses bajo con temperaturas
elevadas, y hasta 6 meses con temperaturas bajas, aunque prácticamente no se desplaza
Rhipicephalus (Boophilus) microplus está ampliamente difundida porque aprovecha el contacto con
animales salvajes, inundaciones, etc. Es importante tener en cuenta que pueden completar el ciclo
en 3-4 semanas.
Se ha descrito que los bovinos pueden desarrollar inmunidad parcial frente a las garrapatas después
de una exposición prolongada en pastoreo. Este es un aspecto importante en el control de las
infestaciones por garrapatas, puesto que se ha demostrado que los cebúes y sus cruces son menos
susceptibles que rumiantes de razas europeas Angus, Frisona (Holandesa) o Hereford. También hay
que tener en cuenta la existencia de diferencias individuales en la susceptibilidad a la parasitación.
El control de garrapatas se basa con frecuencia en la aplicación de fármacos sobre los bovinos
parasitados, pero su uso irracional, indiscriminado y abusivo ha fomentado la aparición generalizada
de resistencias en prácticamente todo el mundo. Por este motivo, es necesario implementar una
serie de medidas adicionales como la rotación de los pastos, el empleo de razas de vacuno más
resistentes, la quema anual de pastos al finalizar la temporada calurosa, la utilización de vacunas…
En los últimos años se ha extendido la opinión de que en muchas regiones endémicas se debería
permitir que el ganado adquiera un cierto nivel de infestación, compatible con un estado de salud
que haga posible una productividad adecuada. Si se insiste en procurar la erradicación de las
garrapatas de las zonas de pastoreo, existe un riesgo muy elevado de que las garrapatas vuelvan a
colonizar esas áreas, y en ausencia de inmunidad en los animales, la infestación llegue a provoca
numerosas bajas entre la cabaña. De todos modos es importante tener en cuenta que aunque
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deseable, es difícil llegar a un equilibrio natural, porque se encuentran implicados diferentes factores
climáticos, los hospedadores y su manejo.
Actualmente se están desarrollando investigaciones prometedoras basadas en el uso de hongos
entomopatógenos (Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, etc.) para el control de garrapatas
Boophilus.
Babesiosis
Se describen cuatro especies de Babesia responsables de la infección en vacas, B. bigemina y B.
major, de gran tamaño, y B. bovis y B. divergens de pequeño tamaño. En los trópicos las más
frecuentes y patógenas son B. bovis y B. bigemina, y en Europa B. divergens y B. major. Los
trofozoitos de todas las especies se localizan en los eritrocitos del hospedador vertebrado, la forma
típica es piriforme, aunque se pueden encontrar formas redondeadas y alargadas. Babesia ejerce
acción patógena de naturaleza mecánica, ya que al multiplicarse en el interior de los glóbulos rojos
ocasiona su ruptura; además los metabolitos que excretan al torrente sanguíneo tienen acción
tóxica. Estas acciones disminuyen la oxigenación de los tejidos y la funcionalidad de algunos
órganos.
Cuando una garrapata ixódido ingiere sangre de un animal con babesiosis, en su intestino los
protozoos sufren primero una mitosis y a continuación se fusionan formando un cigoto móvil
(ooquineto), que atraviesa el intestino de la garrapata y migra a distintos tejidos, en especial a los
ovarios, en donde se multiplica asexualmente y da lugar a esporoquinetos que invaden los huevos
de la garrapata, de manera que las larvas que eclosionen de ellos serán portadoras de Babesia.
Cuando la nueva garrapata (en fase de larva, ninfa o adulto) se alimenta, los esporoquinetos migran
al aparato bucal y se transforman en esporozoitos infectivos. El estímulo de la alimentación es
decisivo para que se lleve a cabo esta transformación.
Si la garrapata adquirió la infección en fase de larva o de ninfa, el protozoo localizado en los tejidos y
en la hemolinfa acompañará la muda para transformarse en el siguiente estadio. Este tipo de
transmisión se conoce como transestadial, mientras que si es la garrapata adulta la que transmite la
infección por Babesia a través de los huevos se denomina transmisión transovárica o vertical, que
hace posible que las garrapatas permanezcan infectadas durante varias generaciones.
La patogenicidad del parásito varía según las distintas especies, primo o reinfección, número de
parásitos y del hospedador (edad, estado nutricional, enfermedades concomitantes). La enfermedad
provoca un síndrome generalizado de astenia, tristeza e hipertermia, que en el caso de babesiosis
aguda por B. bigemina (fiebre de Tejas) puede llegar hasta 42ºC. Los signos clínicos no son
patognomónicos (ictericia, palidez de mucosas, hemoblobinuria...), y el principal problema de la
infección está asociado con la agregación de hematíes en los capilares, que provoca la formación de
trombos y éstasis circulatorio. El cuadro puede evolucionar de forma desigual, desde que el sistema
inmunitario del hospedador frene la infección y la vaca quede como portador asintomático hasta que
se afecten uno o varios órganos y sistemas.
El dipropionato de imidocarb es el fármaco indicado para su tratamiento incluso en vacas preñadas,
en la mayoría de los casos se observa mejoría antes de las 36 horas. Intentar mantener las vacas
libres de garrapatas resulta primordial para evitar la enfermedad, Sin embargo, el control de los
ixódidos es muy difícil, debido a su poca especificidad que les permite parasitar un amplio rango de
hospedadores domésticos y silvestres que pueden servir de reservorios para la infestación del
ganado vacuno. Quizás la única excepción es Boophilus annulatus, que al parasitar sobre todo a
bovinos, las campañas para su erradicación hicieron casi desaparecer la fiebre de Texas en muchas
zonas endémicas de EEUU, mediante la desparasitación cada 3 semanas.
Anaplasmosis
La anaplasmosis es una enfermedad provocada por ricketsias del género Anaplasma que afectan
los eritrocitos de rumiantes. A. marginale es la más patógena para los bovinos, en tanto que A.
centrale y A. caudatum causan una forma benigna, y A. ovis en ovinos y caprinos. La transmisión se
produce principalmente por garrapatas, pero también pueden participar dípteros hematófagos como
tábanos, mosquitos o moscas. En ocasiones se indica la aparición de la enfermedad después del
empleo de agujas, jeringas, e incluso de instrumental contaminado.
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En los hospedadores vertebrados, Anaplasma spp., infecta a los eritrocitos y se forma una vacuola a
su alrededor. Después de sucesivas replicaciones se pueden formar hasta ocho organismos
individuales dentro de una vacuola simple, que abandonan el eritrocito e infectan a eritrocitos
próximos. Se ha demostrado que Anaplasma produce catalasas pero no pigmentos, y no crea
esporas u otros estados de resistencia.
El curso de la anaplasmosis depende de la edad de los rumiantes: en los menores de 1 año se
describen cuadros leves sin mortalidad, mientras en en los mayores de 2 años se indican
porcentajes de mortalidad del 20-50%. El cuadro se caracteriza por inapetencia, depresión,
debilidad, hipertermia, descenso de la producción láctea, anemia, marcada ictericia, trastornos
digestivos, deshidratación y abortos. No se observa hemoglobinuria. Diversos estudios sugieren que
las vacas durante el periparto presentan una inmunosupresión transitoria y desarrollan signos
clínicos de anaplasmosis.
El tratamiento recomendado consiste en oxitetraciclinas (10 mg/kg p.v. 1-3 días si se administra la
formulación simple al 5-10 %, y 20 mg/kg p.v. en una sola toma si se aplica formulación de acción
prolongada). También se indica el imidocarb (2,5-3,5 mg/kg). Recientemente se ha demostrado en
estudios experimentales que la enrofloxacina (7,5 mg/kg) proporciona una eficacia similar a la
oxitetraciclina, pero su acción es más rápida.
Theileriosis
El ciclo biológico de Theileria es indirecto y también utiliza garrapatas como vectores. En el
hospedador vertebrado, a los 3-5 días de la infección Theileria invade linfocitos y macrófagos, donde
crecen y sufren divisiones nucleares que dan lugar a un gran número de núcleos, constituyéndose
unas estructuras denominadas cuerpos o esferas de Koch. Transcurridos 5-8 días, los trofozoítos se
pueden observar preferentemente en el interior de los linfocitos de los ganglios linfáticos próximos al
lugar de la picadura de la garrapata. A continuación se produce una división sincrónica de células
hospedadoras y formas parasitarias, de manera que cada célula hija mantiene una forma parasitaria
en su interior. Como consecuencia de estos procesos, en 3 días la población inicial de linfocitos
puede haberse multiplicado por diez. Concluida la división intralinfocítica, los trofozoitos invaden los
hematíes y el protozoo se divide por fisión binaria en el interior de los glóbulos rojos.
La transmisión de Theileria en los ixódidos es exclusivamente transestadial y no transovárica. Esto
significa que únicamente las ninfas y los adultos son responsables de transmitir el agente etiológico
a un nuevo hospedador susceptible. Los ixódidos vectores de Theileria pertenecen a los géneros:
Hyalomma, Rhipicephalus, Haemaphysalis, Dermacentor. Los periodos de mayor actividad de estas
garrapatas son durante la primavera e inicios del otoño, que suelen corresponderse con máximos en
la presentación clínica de enfermedad.
La patogenia de Theileria está condicionada por la especie del parásito y por factores que dependen
del hospedador. En las regiones en las que la theileriosis es una infección endémica, lo que ocurre
con frecuencia en bovinos e extensivo (carne, lidia), la mayoría de los animales se encuentran
premunizados (estado de infección-inmunidad) y en cierta medida protegidos como consecuencia de
las continuas inoculaciones por las garrapatas, de ahí que la presentación clínica en el ganado local
ocurra de manera excepcional y cuando ocurre, es principalmente como consecuencia de
inmunodepresión. Contrariamente, cuando en la zona se introducen razas importadas o
simplemente en otras áreas en las que hasta hace poco tiempo las explotaciones eran indemnes, los
bovinos son muy susceptibles a la infección y los síntomas de los animales enfermos son fiebre,
decaimiento, falta de apetito astenia ruminal y diarreas que pueden ser sanguinolentas. A diferencia
de la babesiosis no suele haber hemoglobinuria pero si pueden aparecer hemorragias en las
mucosas.
Las tetraciclinas pueden llegar a controlar la infección (no la curación) si el tratamiento se aplica
durante la primera fase cuando Theileria se encuentra en los linfocitos. Las naftoquinonas
(parvaquona y buparvaquona) son el tratamiento de elección, aunque no consiguen la eliminación
total del parásito quedando el animal como portador. En el tratamiento de la theileriosis, hay que
añadir el elevado precio de esta medicación y que en muchos países no está comercializada para
uso veterinario por lo existe una cierta impotencia ante esta enfermedad que termina por provocar la
muerte del ganado.
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