La música y la fiesta en Santiago de Cuba Por Rafael Lam Número 07, 2015 Según Alejo Carpentier, cronológicamente el primer músico cubano fue Miguel Velázquez, hijo de india y pertenecía a la primera generación nacida en la isla. Su padre era castellano, miembro de la familia del gobernador Diego Velázquez. Tuvo el privilegio de ser enviado a estudiar a Sevilla y Alcalá de Henares. Al volver el mestizo fue regidor del ayuntamiento. En 1544 lo hacen canónico de la catedral de Santiago de Cuba. Desde 1764 Santiago contaba con el primer compositor cubano cuya obra llega hasta nosotros: Estaban Salas y Castro. Salas había llegado a Santiago, de La Habana, el 8 de febrero de 1764. Los negros franceses habrían desempeñar un importantísimo papel en la formación de la música cubana por el aporte de un elemento rítmico fundamental, que se incorporó lentamente con muchos géneros folklóricos de la isla: el “cinquillo" del “vodú”, de extracción africana que proporcionó canciones de “patoi créole”, recogidas por Emilio Bacardí. Ese aporte del cinquillo influye en el “Cocoyé”, una especie de canto nacional santiaguero. Fue una caravana interminable de franceses la que invadió la ciudad, ellos dieron brillo y bienestar a la cultura santiaguera. Sin dudas que la manifestación musical más rica aportada por los esclavos llegados con los franceses desde Haití, fue la Tumba Francesa, tradición que se conserva como “Patrimonio Mundial de la UNESCO”. En 1800 ya existía en Santiago una orquesta de baile (dos violines, dos clarinetes, una flauta, dos figles, tambores y redoblantes). La dirigía Bernardino Teme del barrio del Guayabito (Plaza de Marte). Otro músico con orquesta fue Pedro Nolasco Boza, fallecido en 1870. Era como un cronista, como un Juan Formell de aquellos tiempos. También era músico su hijo Antonio Boza, asesinado por las autoridades coloniales. Otros músicos de aquellos tiempos fueron Laureano Fuentes Matons (18151898), Silvano y Pedro Boudet, Cratillo Guerra, Ramón Urriola, Rafael Salcedo, Antonio Figueroa y muchos más. CARNAVALES DE SANTIAGO DE CUBA Los carnavales de Santiago de Cuba son los más calientes del Caribe, con sus congas del Cocoyé acompañada de gente arrollando por las calles. Estos carnavales, según escritos de Argeliers León, tuvieron otros modelos y motivaciones que los de La Habana, estableciendo una fiesta de participación colectiva más igualitaria y sin carácter de espectáculo contemplado desde afuera. En este carnaval la gente participa como espectador y actuante. El carnaval se celebra desde el 25 de julio coincidentemente con varias fiestas del santoral católico, y relacionado también con hechos políticos y económicos de esa ciudad. Según datos de Rafael Breá y José Millet, estos eventos masivos fueron inicialmente concebido como Fiesta de Mascaras o Los Mamarrachos, tiene un antiguo linaje que se remonta al periodo colonial. A fines del siglo XVII, todos los años, una procesión recorría las calles de los alrededores de la catedral para celebrar el Día de Santiago Apóstol, patrono de la villa. En la ciudad estas fiestas se extendían desde San Juan (24 de junio) hasta San Joaquín (16 de agosto). Durante la Guerra de los Diez Años, Manuel Palacios Estrada nos cuenta que “los mambises disfrazados de comparseros penetraban en la ciudad para llevar mensaje estratégicos, con el objetivo de conspirar y, a su vez, poder encontrarse con sus familiares. En ocasiones de estas fiestas, a los cabildos se les permitía desfilar vestidos con disfraces y acompañándose de banderolas, estandartes, farolas y la sabrosa conga. Así paseaban por las calles de los barrios más antiguos de la ciudad, los que han sido generadores de las más celebradas comparsas de todos los tiempos, como el barrio El Tivolí, Los Hoyos y la zona de la Plaza de Marte, Los mamarrachos llegaban hasta el ayuntamiento, donde se entonaban sus cantos, esperando recibir a cambio un estímulo en metálico conocido como aguinaldo. El ataque al Cuartel Moncada por Fidel Castro y sus seguidores fueron justamente en pleno carnaval del 26 de julio de 1953. LA CONGA DE LOS HOYOS La conga del Cocoyé del barrio de los Hoyos en Santiago de Cuba es el motor rítmico y sonoro más resonante del planeta tierra. Nada en el mundo suena más fuerte que esta máquina del sonido que parece una fundición de acero, no lleva altoparlantes. Los instrumentos que poseen suenan como una sinfonía criolla: El bombo (pilón), que lleva el ritmo como el bajo en una orquesta. El requinto (tamborito pequeño). Dos redoblantes. Quinto (que reparte cada sonido, para que no baje el ritmo). Los demás instrumentos son de fondo: Bocúes, tres campanas (Las campanas son bandas de frenos de los tractores, que suenan estruendosamente. La corneta china que le da el toque mágico; es un instrumento pequeño –como un recorder o flauta de pan-, de tono agudo, de timbre gangoso, con cinco notas, que por su melodía se parece a la gaita. La corneta china apareció en el Barrio Chino (China Town) de La Habana en 1915 (hace 95 años), se trasladó al carnaval de Santiago de Cuba en 1916 a través de la comparsa de Los Colombianos, de Feliciano Mesa del Tivolí, donde tuvo un éxito asombroso; al año siguiente la asumen la comparsa de Los Hoyos. Algunos de estos cornetistas recibieron atentados y se ideó montarlos encima de un caballo. Rafael Breá lsitúa la corneta china en Santiago en 1919, el musicólogo Pepe Reyes considera que llega a Santiago, procedente del Barrio Chino de La Habana, en 1908. Lo cierto es que el instrumento se ha quedado como el símbolo de la conga santiaguera. TROVA En el siglo XIX proliferan los trovadores o cantadores: Los más connotados fueron: Pepe Sánchez, Sindo Garay, Patricio Ballagas, Pepe Figarola, Rosendo Ruiz Suárez, Alberto Villalón, Miguel Matamoros (rey del son), Compay Segundo (el trovador más famoso del mundo), Caridad, Lorenzo y Reinaldo Hierrezuelo, Ñico Saquito (rey de la guaracha), Eliades Ochoa, la familia Varela Miranda entre otros. Fruto de la trova surge el bolero con la creación inicial de Pepe Sánchez y su composición de 1883 “Tristezas”, que configura lo que, años después resultaría la representación de la canción de todo el continente, por encima del tango arrabalero de Argentina. Santiago de Cuba cuenta con una Casa de la Trova Pepe Sánchez, en la calle Heredia entre San Pedro y San Félix, zona neurálgica de la cultura santiaguera, al costado del Parque Céspedes y el hotel Casagranda. BOLERO Fruto de la trova aparece el bolero, nacido de las peñas santiagueras como el Café Bélgica, El Lirio Blanco, el Centro Trovadoresco de Paquito Portela, la residencia de Pepe Sánchez, El Gallito (Scala de Milán de la trova), la casa del mecenas alemán Don Germán Micheaelsen. Influidos por la herencia hispana fueron creando los cubanos un tipo de bolero criollo, en compás de 2/4, difería, aparte de los otros aspectos constitutivos, del 3/4 del baile español. Pepe Sánchez es el presunto iniciador y Sindo Garay como baluarte principal. BOLERISTAS ORIENTALES Fernando Álvarez, Pacho Alonso y Orlando Contreras, reyes del bolero. Ibrahím Ferrer fue uno de los elegidos para el renacimiento del son, fenómeno del Buena Vista Social Club. Tres mujeres: Olga Guillot, una de las creadoras del bolero dramático. Celeste Mendoza, la reina del guaguancó y La Lupe, reina del sentimiento latino. MÚSICOS Y COMPOSITORES En la esfera musical hay muchos colosos: Mariano Mercerón, penetró con su música desde 1947, allá acompañó al Benny Moré, al igual que en 1951 en Santiago donde unió a tres grandes: Pacho Alonso, Fernando Álvarez y Benny Moré. Chepín (Electo Rosell), quien fundó una orquesta con Chovén (Bernardo Chauvin). Chepín deja para la historia los danzones “Bodas de Oro”, “La Reina Isabel”, “El platanal de Bartolo”, “Murmullos” Enrique Bonne el creador del ritmo Pilón y el Upa upa, organizador en 1961 de Los Tambores de Enrique Bonne, con 54 miembros. Compuso: Se tambalea, A cualquiera se le muere un tío, No quiero piedra en mi camino, Que me digan feo, Italian Boy Pepecito Reyes fue un pianista que colaboró en la concepción pianística de la “Guajira Guantanamera”; un efecto “floreo” en el piano para caer en el estribillo y la introducción con el coro y el tumbao. Fue invitado por Piazzolla a tomar champán cuando lo escuchó al piano. Rodulfo Vaillant, funcionario musical, compositor de muchas canciones: El lápiz no tiene punta, La escoba barrendera, Se muere de sed la tía. Vaillant fue quien ideo la conformación del conjunto Son 14 de Adalberto Álvarez en 1978. En la esfera sinfónica, el compositor Harold Gramatges alcanzó el Premio Iberoamericano de la Música Tomas Luis de Victoria, 1996. Electo Silva creó el Coro Madrigalista y tuvo una actividad musical ferviente en Santiago. (Reinaldo Cedeño y Michel Damián) FESTIVAL DEL CARIBE Festival del Caribe (Fiesta del Fuego), es un evento internacional artístico, académico y de espacios comunitarios, que se celebra anualmente precedido por la Casa del Caribe de la ciudad de Santiago de Cuba, del 3 al 9 de julio. La fiesta comienza con un toque de invocación a Eleguá, le sigue el Desfile de la Serpiente: inauguración pública del festival donde participan las agrupaciones nacionales y extranjeras, desde la Plaza de Marte hasta el Parque Céspedes. La fiesta surge en 1981 con el título: “Primer Festival de las Artes Escénicas de Origen Caribeño”, siempre dedicado a un país caribeño. Desde sus comienzos contó con la participación de importantes intelectuales del Caribe hispano parlante, de lengua inglesa y francófono. Se organiza un coloquio teórico: "El Caribe que nos une". Se exponen conferencias y mesas redondas, exhibición de movimientos artísticos, artesanía popular y artes plásticas. Se hace un homenaje al Cimarrón: espectáculo que se efectúa en el poblado El Cobre en reconocimiento a la rebeldía esclava. Presentan Galas cubanas y caribeñas: participan agrupaciones musicales y danzarias caribeñas. Desfiles de fuego: comienza con un ritual Congo, en saludo a Nzambi, entidad suprema entre los practicantes de la religión Palo Monte. Entrega de la Mpaka, emblema de la Fiesta del Fuego, al país al que estará dedicado el próximo festival. Publican la Revista del Caribe de la Casa del Caribe, entregan la Placa José María Heredia a las más destacadas personalidades nacionales y extranjeras que han hecho importantes aportes en la labor cultural cubana, latinoamericana y caribeña, y que han contribuido a su promoción y difusión en el mundo. Encuentro del Ministro de Cultura con los intelectuales, artistas y una representación de los grupos participantes, donde se intercambia y debate en un clima cordial y solidario. Quema del diablo: huracán de tambores, en la Alameda de la Avenida Jesús Menéndez, despedida de las agrupaciones y participantes en el festival. Junto al mar se le prende fuego a un gran diablo, símbolo de lo malo, que al quemarlo se deja preparado el camino para el próximo encuentro. Santiago de Cuba es una fiesta perenne. CUBARTE www.lettresdecuba.cult.cu [email protected] Facebook : Lettres de Cuba Twitter : @rlettresdecuba
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