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Genealogía
cubana
San Isidoro de Holguín
Padrón de las casas y familias
de este pueblo de San Isidoro de Holguín
hecho en el mes de febrero del año
del Señor del 1735
(Comentado, ampliado y corregido)
William Navarrete
con la colaboración de María Dolores Espino
ADVANA VIEJA
Genealogía cubana: San Isidoro de Holguín
Padrón de las casas y familias de este pueblo de San Isidoro
de Holguín hecho en el mes de febrero del año del Señor del 1735
© William Navarrete, con la colaboración de María Dolores Espino
© Reservados todos los derechos de la presente edición a favor de:
Aduana Vieja Editorial, Valencia, 2015
Primera edición: Septiembre de 2015
ISBN: 978-84-942785-6-3
© Cubierta: “García de Holguín prende a Guatimozin”,
cortesía del Museo de América, Madrid.
Aduana Vieja Editorial
www.aduanavieja.com
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editorial.
Impreso en España por Publiberia
Printed in Spain by Publiberia
índice
Introducción..........................................................................................11
Los apellidos fundadores..................................................17
Genealogía de diecisiete apellidos fundadores.......................23
El Padrón de vecinos.............................................................77
Otras casas que aparecen en el PH 1735-2
que no están en el PH 1735......................................................279
Agradecimientos..................................................................................281
Introducción
E
l Padrón de las casas y familias y todas las personas estantes
y ha(v)itantes de este pueblo de San Isidoro de Holguín hecho en el mes de febrero año del Señor del 1735 (en lo adelante
PH 1735) es un documento capital para el estudio de los
orígenes de la actual ciudad de Holguín, en la antigua provincia cubana de Oriente. Se trata de un censo de población
redactado por un funcionario del Cabildo de San Salvador
de Bayamo, villa a cuya jurisdicción pertenecía entonces la
comarca holguinera, llamada en sus inicios Costa Norte de
Bayamo.
Por razones que no se abordarán en este trabajo, el proceso
de poblamiento de dicha comarca, desde que sus tierras fueran otorgadas al conquistador extremeño García de Holguín,
se extendió durante tres siglos, a partir del 1530 aproximadamente. Este asunto ha sido tratado, aunque en ocasiones
aportando datos nunca verificados, por historiadores y apasionados del tema tales como Diego de Ávila Delmonte y el
teniente gobernador Juan José Francisco de Zayas-Zamudio
y Armijo (durante el siglo XIX), y José A. García Castañeda
y Juan Albanés Martínez (en el periodo republicano). En fechas recientes otros autores han forzado incluso la biografía
de García de Holguín incorporando a la historia del fundador
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Genealogía cubana: San Isidoro de Holguín
del hato cubano datos que corresponden a otros conquistadores de idéntico patronímico que participaron en las conquistas de Perú y Panamá.
Por sus características y por la escasez de documentos del
siglo XVIII, el PH 1735 es, probablemente, el primer escrito
que describe la sociedad de aquella localidad incipiente que
no había obtenido aún el título de "Villa". Con anterioridad
a 1735, fecha en que el PH 1735 fue redactado, sólo disponemos de los libros sacramentales de la iglesia de San Isidoro,
del que se conservan los de bautismos (a partir de 1729, año
incompleto), matrimonios (desde 1730) y defunciones (desde 1731). Nótese que los bautizos y casamientos de esclavos y
blancos comparten el mismo primer libro.
Ha sido una suerte para los holguineros disponer de las
investigaciones realizadas por José Rosalía de Ávila González
de Rivera, alcalde mayor de la villa, quien las legó a su hijo
Diego Antonio Salomé de Ávila Delmonte. Fueron esas páginas de historia local las que más tarde este último amplió
y publicó en 1865 bajo el título de Memoria sobre el origen
y fundación del hato de San Isidoro de Holguín, con prólogo
de "Bonifacio" (quien no era otro que Antonio José Nápoles
Fajardo), en la imprenta El Oriental. Gracias a su paciente
labor se salvaron, antes de la funesta quema de Bayamo, documentos valiosos que se referían a los orígenes de Holguín y
a sus primeros pobladores.
Contamos, además, con las páginas manuscritas de genealogías de familias holguineras que atesora el Archivo Municipal de Historia de la ciudad (en lo adelante MFH), así como
con el Registro genealógico de la familia González de Rivera (de
1863), ambos realizados por Diego de Ávila Delmonte. Sin
los trabajos anteriormente mencionados hubiera resultado
muy difícil identificar a cada una de las personas empadronadas en el PH 1735.
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Por considerarse Holguín como un desprendimiento de Bayamo, es de mucho interés el Padrón de vecinos de San Salvador de Bayamo, establecido en 1684 (en lo adelante PB 1684).
En él aparecen mencionados algunos padres y abuelos de los
holguineros inscritos cincuenta años más tarde por el funcionario del Cabildo bayamés al visitar Holguín en 1735. También lo es el libro de familias bayamesas, escrito en 1775 por
Pedro del Prado y Pardo, manuscrito hasta muy reciente fecha.
Muchos han hojeado el PH 1735 –originalmente publicado por el estudioso Peter E. Carr en su libro Cuban census
records of the 16th., 17th. And 18th. Centuries (2004)– con el
deseo de indagar sobre sus orígenes. El historiador Leví Marrero, en el volumen 6, p. 60 de su Cuba: economía y sociedad
menciona el PH 1735, anota que el censo se encuentra en el
Archivo de Indias (Santo Domingo, 497). Se trata en realidad
de una copia del notario Francisco Sablón Pagines (habitante
de la casa 75), de fecha 16 de septiembre de 1735, por solicitud del capitán comandante Don Diego de la Thorre Chavarría (en la casa 2), nos dice Sablón. En lo adelante, aquello
que aparezca mencionado en esta copia y que no se encuentre
en el PH 1735, aparecerá seguido de la abreviatura PH 17352, con la excepción de la edad de los empadronados pues casi
nunca coincide con la mencionada en el primer documento.
La dificultad que encierra el documento es identificar a
ciencia cierta a las personas empadronadas en las 114 casas
holguineras. La información está incompleta, y, en ciertos casos, los apellidos no han sido correctamente transcritos. Es
esta la razón que nos anima a reeditar este documento respetando la propuesta de Carr (quien no aclara tampoco dónde
encontró el censo), a la vez que añadiendo entre corchetes
[cursivas] los datos complementarios que lo enriquecen, amplían y corrigen. En lo adelante, podrán ser identificados casi
todos los empadronados.
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Genealogía cubana: San Isidoro de Holguín
A modo de ejemplo explicativo citaremos el caso de la segunda casa del PH 1735 según la transcripción de Carr:
"Casa del teniente Diego de la Torre Chavarría (50
años), esposa: Catharina de Acosta ...".
Dicho de este modo, cuesta trabajo imaginar que dicho
teniente haya sido Diego Hechavarría Velázquez, hijo de Diego Hechavarría Leyte-Rodríguez y Josefa Velázquez Paneque,
cuyos abuelos paternos fueron Agustín Velázquez de Cuéllar
y Luisa Paneque de la Torre, siendo esta última la que aportó
el apellido de la Torre a todos sus nietos que se hicieron llamar “de la Torre Chavarría”. Del mismo modo, que Catharina de Acosta, su esposa, fue, en realidad, Catharina Rodríguez de Acosta, hija de Miguel Rodríguez García y María del
Carmen Acosta. Ninguna de estas precisiones aparecen en el
PH 1735.
Son estas, así como las fechas de casamiento y defunción,
así como los hijos que no habían nacido en el momento del
PH 1735 o no fueron empadronados, además de los esposos y
esposas de todos, las informaciones añadidas. También mencionamos las velaciones, una ceremonia litúrgica posterior a
las bodas, celebraba junto a las bendiciones nupciales con el
fin de propiciar la educación cristiana de los vástagos. De ahí
el nombre de glosas por cuanto enmendamos errores y aclaramos el contenido general del documento.
A cada morada del PH 1735 corresponde un jefe de familia encargado de representarla. El funcionario va de casa en
casa, registra nombres y edades. En ocasiones, anota el grado
militar de quienes se desempeñaban en ese ámbito. Se observará que sólo tres de las 114 casas están representadas por
mujeres que, al enviudar, se convierten en jefes de familia.
Viven indistintamente en las 114 casas:
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- el jefe de familia y su esposa en caso de que la hubiere.
- los hijos e hijas de este.
- las esposas o esposos de estos cuando se hallan casados.
- los familiares (el escribano no ofrece siempre el grado
de parentesco con el dueño).
- los vivientes (personas que conviven bajo el mismo
techo, de quienes tampoco ofrece la relación con los
restantes).
- los criados (pueden ser sirvientes o niños criados en
las casas).
- los esclavos.
Para cada individuo se añade el máximo de información
disponible, aportando así nombres y apellidos completos,
fechas (nacimiento, bautizo, matrimonio, defunción o testamento), lista completa de los hijos (con los nacidos después
de 1735), esposos y esposas, y otros datos que consideramos
deben quedar recogidos.
Otro aspecto del documento es la edad de los empadronados. Aparece siempre acto seguido del nombre, pero debe ser
considerada con precaución pues en muchos casos los interesados no conocían su edad exacta o, simplemente, la camuflaban. El funcionario tenía que conformarse con anotar la
cifra que le anunciaban. Es por eso que, en ocasiones, la edad
registrada en las partidas de defunción no corresponde con la
que anuncia el PH 1735. Es oportuno aclarar que cuando no
se especifica el lugar de bautizo, matrimonio o defunción de
la persona se sobreentiende que hacemos referencia a la iglesia
de San Isidoro de Holguín.
París, verano del 2015