INDISCIPLINA Y VIOLENCIA ESCOLAR

INDISCIPLINA Y VIOLENCIA ESCOLAR: ALTERNATIVAS DE PREVENCIÓN
Dra. Claudia Saucedo Ramos
Objetivos de la conferencia:
•
Delimitar conceptualmente los términos de indisciplina y violencia
•
Revisión breve de programas de intervención implementados en otros
países.
•
Enunciar algunos elementos de las problemáticas en las escuelas
mexicanas para pensar alternativas de intervención.
En la conferencia ofrecemos una revisión de un panorama de varios países que
actualmente se está presentando en los programas de intervención para el
manejo de los problemas de indisciplina y violencia en las escuelas. Queremos
reflexionar con ustedes sobre esta gama de programas que ya existen y
avanzar hacia cómo pensar esta problemática para la situación mexicana. Uno
de los principales objetivos de los investigadores y de los profesionales que
intervienen en las escuelas debería ser el pensar
programas y formas de
intervención que sean viables, no ideales, no teóricos, porque muchas veces
los teóricos contienen elementos muy innovadores, llamativos, pero con
frecuencia no nos permiten trabajar con la realidad de las escuelas, en este
caso de las escuelas mexicanas.
Una de las primeras cosas que como investigadores hemos encontrado,
es que es necesario separar los actos que los alumnos cometen en las
escuelas de acuerdo a su gravedad. Los medios de comunicación y los que
critican el estado de cosas en las escuelas se han encargado de difundir una
imagen negativa de las mismas y se basan en eventos dramáticos que pasan
en escuelas de distintos países. Por ejemplo, lo que sucedió recientemente en
una escuela privada del D.F.: el caso del señor que entró a una escuela
primaria a matar a la directora de preescolar, y estas situaciones activan las
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voces de alarma, de modo que las personas se preguntan “¿qué está pasando
en las escuelas?”. “Las escuelas están en gran descomposición”, etc. La
investigación nos ha enseñado que no necesariamente es así y que tenemos
que empezar a distinguir entre lo que es la indisciplina, y lo que es la violencia,
porque usualmente metemos todo en el mismo saco.
Si lo vemos por escala de gravedad, los actos de indisciplina pueden ir
desde conflictos primarios, que tienen que ver con lo que comúnmente pasa en
las aulas, en los patios escolares,
pero que son molestos para los maestros
porque cuestionan su autoridad, impiden los ritmos de trabajo en clase, hacen
que las relaciones entre compañeros no sean buenas. De ahí pasamos a
conductas más disruptivas que tienen que ver con robos esporádicos, molestar
con más frecuencia a los compañeros, falta de respeto a los maestros, maltrato
del mobiliario escolar, etc. Estos actos todavía no pueden ser catalogados
como parte de la violencia. Acuérdense ustedes, la indisciplina existe desde los
orígenes mismos de la escuela. No es posible pensar que vaya a desaparecer
la indisciplina, siempre que hay relaciones humanas en un contexto como es la
escuela va a ver desacuerdos, desencuentros, hay que entender que son
problemas de desencuentro, de tensión que se generan entre los actores.
Otra cosa son los problemas de violencia. Actualmente existe toda una
delimitación conceptual que habla de si se trata de conductas de incivilidad, si
se trata de conductas antisociales, si son propiamente delictivas, si caen dentro
del rubro de la criminalidad, si caen dentro del rubro de la violencia. Hay toda
una discusión y nosotros somos de los promotores de la misma. Lo cierto es
que debemos tener una mirada clara cuando estamos dentro de las escuelas,
si trabajamos en las escuelas o cuando llegamos a ellas, para no buscar en
todos lados la violencia, porque los medios de comunicación nos han
acostumbrado a estar preocupados por la violencia dentro de ellas. Un dato
que adelantamos es que en nuestras escuelas mexicanas todavía no estamos
en niveles de violencia como los hay en otros países. Lo que sí es muy común
es la indisciplina que estorba mucho el trabajo de los maestros. En el siguiente
esquema
proponemos
la
delimitación
conceptual
que
se ha
venido
comentando:
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Indisciplina: falta de respeto, alboroto en el aula y otros espacios, desorden
generalizado en ausencia del profesor, pequeños hurtos, ausentismo, distintas
maneras de boicotear el normal desenvolvimiento de las clases.
Conductas disruptivas: agresiones esporádicas, robos esporádicos, pequeños
destrozos en edificios y material, ausentismo, apatía escolar, causar molestias
permanentes a los compañeros y al profesor.
Violencia: Conductas antisociales, acoso entre compañeros (bullying),
alumnos violentos (con alteraciones conductuales), agresiones a miembros de
la comunidad escolar, robo, actos vandálicos en el propio centro o en el
entorno de la escuela, promoción de adicciones dentro o fuera del edificio
escolar.
Las delimitaciones conceptuales que se realizan en el ámbito de la
investigación teórica, en el ámbito de análisis, muchas veces no se da en los
centros escolares. Ahí tenemos a los maestros fastidiados por el alumno que
no le pone atención, fastidiados por la falta de respeto. Entonces un maestro
podría decir: es un alumno violento, es agresivo, pero nosotros los
investigadores tenemos que hacer un trabajo con los maestros para tratar de
distinguir a cuáles conductas hay que ponerles un poco más de atención por si
ameritan intervenciones más claras por su gravedad, y en cuales sólo se trata
de cuestiones de indisciplina que hay que enfrentar de modo distinto.
La investigación en las escuelas es necesaria. Muchas veces tenemos
teorías, libros teóricos muy buenos que nos dicen lo que es deseable en las
escuelas, sin embargo, esto que es deseable, muchas veces no se acopla a lo
que está pasando. La investigación nos ha enseñado que es necesario realizar
diagnósticos de acuerdo a las necesidades de cada escuela, región o contexto
local, lo que es válido para una escuela no necesariamente lo es para la otra.
Yo trabajo en tres escuelas secundarias, soy profesora universitaria, pero
trabajo en tres escuelas secundarias haciendo investigación e intervención,
sobre este tipo de problemas, pero incluso dos escuelas que puedan estar en
una misma comunidad, en un mismo barrio a diez cuadras de distancia,
requieren de intervenciones distintas. Entender el sentido que tiene para los
propios alumnos sus conductas de indisciplina y cuando llegan a ser conductas
de violencia son asuntos que los hemos aprendido a partir de años de práctica
en intervención, así como a partir de la investigación.
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Tenemos una cultura estudiantil desde la cual para los jóvenes no
necesariamente algo puede resultar una cuestión de indisciplina. Entonces,
debemos estar muy atentos para programar nuestras intervenciones. La
investigación ha permitido entender las perspectivas de los alumnos respecto
de su comportamiento de distinto tipo en las escuelas y puede ser una fuente
muy buena para poder diseñar planes de intervención. Casi siempre los
planificadores parten de lo que piensan que debe suceder, pero no contemplan
las motivaciones y formas de pensar de los alumnos.
Como se mencionó anteriormente, la indisciplina es el problema que
más aqueja a las escuelas. La investigación en México sobre la violencia no
está todavía consolidada, de acuerdo con el estado de conocimiento que se
elaboró en el 2003 coordinado por Alfredo Furlán; no hay todavía encuestas
confiables que nos digan qué grados de violencia hay en las escuelas. Este
año el Instituto Nacional de Evaluación Educativa realizó una encuesta pero los
resultados definitivos todavía no están disponibles y los primero resultados
parciales todavía están en duda, están muy sesgados, todavía no se sabe
exactamente cuáles son los datos. Sin embargo, a partir de los estudios
aislados que hemos podido ir compilando, lo que hemos encontrado es que
efectivamente la violencia tal como la vemos en las películas, en los reportes
de otros países o como las visiones alarmantes nos quieren decir, todavía no
está en nuestras escuelas, afortunadamente. Con esto no estoy diciendo que
no sucedan casos o situaciones de consumo de drogas en las escuelas, que no
haya peleas a las afueras de éstas; sí suceden pero no son en un nivel
representativo a diferencia de como sí lo es la indisciplina. Lo cierto es que si
no hacemos algo con esta situación del manejo de la indisciplina como
problema más frecuente, vamos a “avanzar” hacia problemas de violencia.
¿Qué explicaciones hemos dado las y los investigadores acerca de por
qué existen estos problemas? Hay un conjunto de explicaciones.
Cuando
llegamos a las escuelas lo primero que sucede es que maestros y directivos le
echan la culpa al barrio, a la comunidad, a la familia de donde viene el propio
alumno o a las características de personalidad que los propios alumnos tienen.
Sin embargo, lo que hemos encontrado es que hay que tener perspectivas
desde distintos puntos de vista, hay que entender la violencia sistémica
estructural de cada país, de cada contexto. Por ejemplo, un caso muy sonado
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en una escuela de Estados Unidos de Norteamérica fue el de dos alumnos que
llevaron a cabo una masacre en una escuela preparatoria en Columbine.
Oficialmente se pensó que uno de ellos era un alumno que había sido acosado
por sus compañeros, lo minimizaban, se burlaban de él, no le hablaban, lo
excluían. Entonces, en venganza, con esta especie de coraje que él sentía, se
juntó con otro que también era excluido y acosado por los compañeros y
realizaron ese acto de masacre.
Las investigaciones posteriores encontraron que se trataba de una
violencia estructural, en donde los jóvenes son socializados por el uso de
armas, de videojuegos violentos, Por la inserción en una cultura en donde los
jóvenes aprenden que la defensa a través de las armas es la mejor opción.
Desde esta visión lo que se dice es que la violencia sistémica estructural juega
un papel central, es decir, lo que sucede en el conjunto de una sociedad. Por
eso ustedes ven que hay países donde la violencia es más grave que en el
nuestro. Uno puede decir, acá en nuestro país está la problemática de la
narcocultura y el uso de las armas y toda esa situación que estamos viviendo,
pero afortunadamente estas cuestiones todavía no han penetrado las escuelas.
En los casos de Estados Unidos y Francia, son países donde tienen una gran
cantidad de inmigrantes, por lo que también se habla de que no hay integración
cultural de los grupos de alumnos de estas escuelas y los niveles de
resentimiento y expresión a través de la violencia se conjuga con el culto a las
armas y a la idea de “defenderse” como primera opción.
En México por ejemplo, tenemos regiones en las que hay jóvenes
migrantes que llegan a las urbes, que vienen de grupos indígenas, y que
manejan una cultura de no violencia, por eso no se genera su reacción de
oposición en las escuelas. A diferencia de los grupos afroamericanos en
Estados Unidos de Norteamérica que provienen de guetos o barrios, llegan a
las escuelas y se sienten rechazados, reaccionan con mucha agresividad y con
mucha violencia. Hay que entender cómo las escuelas tienen dificultades para
integrar culturalmente a los alumnos que provienen de barrios o culturas
distintas. También tenemos las explicaciones de la exclusión escolar de
alumnos. Detrás de un alumno violento, detrás de un alumno con mucha
indisciplina en la escuela, lo que hemos encontrado es una familia con
problemas, un barrio desfavorecido, una escuela que no valora las escasas
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habilidades que el alumno llega a tener, unos maestros que buscan con lupa
las deficiencias que el alumno está teniendo, y se construye una trayectoria de
exclusión que hace que los alumnos reaccionen con mucha agresividad, con
mucha indisciplina.
No se trata que las escuelas en barrios desfavorecidos por sí mismas
sean malas, sino que hay que pensar que son escuelas con escasos recursos
económicos, son escuelas con cargas de trabajo fuertes, poco material para el
trabajo con los alumnos, poca disponibilidad de los maestros para recibir
capacitación y enfrentar este tipo de problemas. No es excluir a las escuelas o
decir que porque está en un barrio desfavorecido se producen alumnos
violentos o altos niveles de indisciplina, más bien hay que pensar que son
escuelas que reciben pocas opciones para enfrentar este tipo de problemas.
De acuerdo a lo anterior, hay perspectivas de análisis que echan la culpa
de lo que ocurre en la escuela, a la sociedad violenta, al barrio, la familia, al
propio alumno, sin embargo, lo que se ha encontrado es que es habitual que
cuando el clima escolar está deteriorado prevalezca la indisciplina . A mí me
tocó ver el caso de una escuela en la que trabajé, ahí llegó una nueva directora
y empezó con tácticas que no se adecuaron a la perspectiva de organización
de los maestros que ya estaban y éstos empezaron a sabotearla. Cuando los
alumnos comenzaban a tener conductas de indisciplina en grado cada vez más
elevado, los maestros simplemente les decían: “calmado, calmado, no hay
problema”, como mandando el mensaje de “te estoy autorizando que puedes
tener esta conducta inadecuada”. La situación llegó al grado tal en que toda
esta acción de sabotaje que los maestros estaban teniendo sin darse cuenta,
sin pensar en las consecuencias de esto, que cuando la directora llegaba al
homenaje los alumnos la empezaban a abuchear y a decir: “fuera, fuera, fuera”,
mientras los maestros, yo los veía, sonreían complacidos. Pero al mes ni ellos
mismos podían controlar la indisciplina que se había generado en la escuela,
porque los alumnos se habían dado cuenta que estaban rotas las relaciones de
autoridad entre los miembros del personal de la escuela. Entonces, siempre
que hay un mal clima escolar los alumnos son muy listos, muy inteligentes y
dicen aquí no hay quien ponga límites, aquí no hay quien respete, entonces yo
también salto bardas, que es también la pérdida de control y autoridad por
parte de maestros en las aulas.
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De acuerdo a esto que se está explicando, hay que tener una visión
abarcadora de los problemas. Cuesta mucho romper con el pensamiento de
que la indisciplina es producto de lo que pasa en la familia, y se traen a
colación explicaciones como las siguientes: este niño viene de una familia
alcohólica, los papás de este niño no se interesan en él. Hemos tenido casos
donde el alcoholismo en las familias es muy grave y los chicos no
necesariamente tienen una actitud de este tipo. Tenemos casos donde hay
niños que tienen promedios elevados, hay niños que hacen un gran esfuerzo
para poder acoplarse a sus objetivos, aunque vienen de barrios y familias
desfavorecidas. Entonces, hay que romper con esto y hay que tener visiones
comprensivas, considerar el conjunto de elementos que se están jugando en
ellos. Si nosotros no le hacemos así, tenemos el gran problema de que nos
enfoquemos solamente a los alumnos.
Cuando yo llego a una escuela lo
primero que me dicen los maestros es: arrégleme a este alumno, o le tengo
una lista de los 10 o 15 alumnos que ya no podemos con ellos y a ver qué
hace.
Me acuerdo que hace ya varios años, cuando recién llegaba a las
escuelas me decían: “ahí están las listas de alumnos y los compones”. Al
principio me la creí. Después conforme fuimos haciendo investigación y fuimos
haciendo intervención, les decía: “es que ayúdenme, no solamente son los
niños, sino el conjunto de elementos que están aquí en juego”.
Las tendencias que se están dando en los programas de intervención de
algunos países, ya tienen más de una década reportando lo que están
haciendo por ejemplo, España, Argentina, Brasil, Bélgica, Inglaterra, Estados
Unidos, Francia, Austria, Finlandia y Alemania. Ustedes se pueden dar idea
con sólo ver los nombres, que la mayoría son países con grandes recursos
económicos, a diferencia de nosotros en donde las carencias financieras que
existen obstaculizan la implementación de programas.
En nuestra conferencia les traemos una revisión sobre las acciones que
se están llevando a cabo en otros países. La voy a explicar por rubros
generales. Lo anterior no significa que todos los programas sean iguales de
país a país, lo que puede funcionar para un país no necesariamente funciona
para el otro. Por ejemplo, en Europa a finales de la década de los años 70,
pegó mucho la teoría de acoso escolar de Olweus. A partir de esta teoría de
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acoso escolar, que fue considerada como violencia, se implementaron una
serie de programas: en España hay un programa nacional sobre el acoso
escolar y también en Bélgica y en Inglaterra. Pero en Estados Unidos no
porque el acoso escolar es considerado mínimo, en contraste con los ejemplos
de violencia que ellos tienen. Entonces en cada país al diagnosticar se
encuentran aplicaciones distintas.
El esquema general sobre los rubros es el siguiente, iré explicando el
contenido de cada uno:
Legislación escolar y programas generales
Programa antiacoso escolar. Inclusión de materias curriculares para el
desarrollo psicosocial de los alumnos. Prohibición de asignar malas notas por
mala conducta. Cursos de mediación y solución de conflictos tanto a maestros
como alumnos. Consejos de convivencia. Cambios en la apariencia física de
la escuela.
Conformar grupos de alumnos reducidos.
Los programas que están haciendo en este rubro general son diversos.
Por ejemplo, decía del programa en contra del acoso escolar, este es un
programa fundamentado en la necesidad de reconocer que los alumnos se
molestan unos a otros en grados que van desde leves hasta que imposibilitan
la asistencia de un compañero a la escuela. Si yo hiciera una encuesta,
muchos de ustedes dirían cómo recuerdan al compañerito que les picaba la
costilla todo el tiempo, al que me veía feo, al que me veía feo cuando quería
participar. Hay historias de vida que se han hecho con alumnos de preparatoria
y narran todas estas secuencias de acoso escolar. Curiosamente en México el
acoso escolar no lo consideramos así. Cuando tenemos un niño que está
siendo molestado por otro, lo que dicen los maestros es que “se defienda, que
haga algo, que sea machito, que no se deje”, porque en nuestra cultura
mexicana tenemos eso de ‘no te dejes’, dice el padre de familia. Me he
encontrado con padres de familia que les dicen: “¿te pegó ese?, te está
molestando todos los días, si tú no vas y le pegas, te voy a agarrar y te voy a
pegar a ti”.
En nuestro país todavía no tenemos la conciencia o la cultura de
prevención en la cuestión del acoso escolar, sin embargo, es una forma de
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violencia que corroe cotidianamente a muchos de nuestros niños. Hemos
tenido niños que dicen “ya no quiero ir a la escuela”, porque a otro compañerito
se le ocurrió mandar una carta diciéndole: “te vamos a matar a la hora de la
salida”. De repente el alumno acosado empieza a faltar y lo vamos a buscar a
casa, ¿qué está pasando, por qué no viene? y resulta que la mamá lo manda a
la escuela, pero el chamaco le da vueltas todo el día a la cuadra y no puede
entrar por el gran temor. Digamos que el nivel de acoso es grave, hay muchos
otros en los cuales niñas y niños se las tienen que ver cotidianamente con
estos aspectos.
También como programas escolares está la inclusión de materias
curriculares para el desarrollo psicosocial de los alumnos, la prohibición de
asignar malas notas por mala conducta. En México tenemos una gran tradición
de que aunque sacaste 7 en el examen si tu actitud no te ayuda, entonces te
voy a bajar puntos. Esto a los alumnos les parece una profunda injusticia e
incrementa sus niveles de rebeldía. Esta legislación de no vincular
calificaciones con evaluación de conducta se hizo en Francia. A lo anterior se
suman cursos de mediación y solución de conflictos tanto a maestros como
alumnos pues no sabemos mediar conflictos. Casi siempre que tratamos de
arreglarlos los empeoramos, por no tener habilidades de mediación.
Consejos de convivencia. En Argentina hicieron consejos de convivencia
en los cuales integraban alumnos, prefectos, maestros y padres de familia para
resolver problemas. Los resultados son ambiguos, porque se requiere el apoyo
y la buena disposición de los docentes en forma permanente lo cual es muy
difícil de lograr. Se ha visto que esto es así y el escepticismo prevalece, pero
hay que investigar más aun antes de cerrar o abrir esta posibilidad que tiene la
virtud de hacer participar a los estudiantes en la gestión de los problemas de la
vida colectiva.
Otra de las iniciativas consiste en hacer cambios en la apariencia física
de la escuela. Es una de las cosas que se ha demostrado, si las escuelas no
están pintadas, sí las escuelas no están cultivadas por los propios alumnos,
generan también un clima de indisciplina. Por ejemplo, si el alumno ve que la
banca está toda maltratada, él mismo no puede tener una relación de cuidado
con esa banca.
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Respecto a la necesidad de conformar grupos reducidos de alumnos,
ustedes saben que en nuestras escuelas públicas esto es bastante difícil.
Tenemos grupos, imagínense a ustedes siendo maestros, o alguien de aquí
que sea maestro de secundaria o primaria, de secundaria por ejemplo, que
tiene que atender a 5 grupos de alumnos, cada uno con 40 alumnos, es algo
muy difícil porque no se puede trabajar con muchos aspectos de esta
indisciplina o violencia que se genera en las escuelas.
Entrenamiento a maestros
Maestros novatos: aprender a controlar la conducta de sus alumnos en
grupo.
Maestros en activo: manejo de la disciplina y habilidades como
mediador.
Entrenamiento a maestros para que sepan manejar las acciones
violentas de los alumnos.
Otro de los rubros, muy importantes, que hay en diversos países, es el
entrenamiento a maestros. Hay legislaciones en países como Francia que
prohíben que maestros novatos, es decir, que acaban de salir de la normal o de
la escuela que se encarga de formarlos como maestros, vayan a dar clases en
escuelas marginales, en escuelas donde hay altos índices de violencia. Lo que
se busca es mandar a profesores con mayor capacidad, con mayor
experiencia. Lo anterior no significa que sean tontos los primeros y listos los
segundos, sino que los segundos tienen mayor experiencia en el control de
grupo, en el control de los alumnos. También se busca entrenar a maestros en
activo, o sea a maestros que ya están trabajando en las escuelas, no sólo para
impartir bien sus clases, no sólo para tener una buena relación con los
alumnos, sino para ser mediadores de conflictos, para saber negociar cuando
las situaciones problemáticas se presentan.
Hay maestros que se les ubica como “maestros focos” que son
entrenados para enfrentar conflictos específicos. Se trata de un entrenamiento
que no se le puede dar a todos los maestros, pero sí dentro de las escuelas
puede haber maestros especialistas en el manejo de conflictos. Actualmente,
en
nuestro país dicha labor está en manos de los supervisores de las
escuelas, pero desafortunadamente no llevan el entrenamiento adecuado;
asumen la función de mediadores o negociadores pero muchas veces no con
muy buenos resultados.
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Programas con alumnos contra la indisciplina
Entrenamiento en habilidades sociales, autoestima, tolerancia y respeto a la
diferencia, defensa de alumnos victimizados, expresión y análisis de
emociones, manejo del enojo, comunicación no violenta, control de impulsos,
análisis de situaciones de riesgo, etc.
El siguiente rubro nos habla de programas centrados en alumnos. Desde
esta perspectiva se trabaja con alumnos particulares para disminuir la
indisciplina, para eso se les enseña diversas acciones. Para realizar este tipo
de trabajo ya hay un conjunto de ejercicios y manuales que permiten
desarrollar habilidades psicosociales en los alumnos para enseñarles a
disminuir la probabilidad de tener problemas o cómo manejarlos en caso de
que existan. Recordemos que hay que tener en cuenta la perspectiva cultural
de los alumnos para saber cómo aplicar los ejercicios con cada uno.
Recuerdo el caso de dos chicas que se peleaban a la salida de la
escuela y yo les preguntaba cuál era el problema que tenían. La respuesta de
ellas era que no tenían nada en concreto, pero que los compañeros les decían,
“agárratela porque habla mal de ti”, luego iban y le decían a la otra, “no te
dejes”. Hablé con ellas sobre lo que significa que les estuvieran diciendo eso.
Apliqué una serie de técnicas, y ellas decían: “es que no me puedo dejar”, de
nuevo sale la cuestión mexicana del ‘no dejarse’. Después de toda una serie de
ejercicios de solución de conflictos, tolerancia para la paz, comunicación no
violenta, mediación con las chicas etcétera, logramos que tuvieran una
relación, si no de amistad, sí de convivencia pacífica dentro de la escuela.
Esto se los digo porque son casos difíciles, pero hay muchos que
cuando uno entrena estas habilidades psicosociales en los alumnos reaccionan
de manera positiva. El caso de estas niñas lo recuerdo porque peleaban a la
salida de la escuela, pero con acciones ya violentas que originaron que una de
ellas tuviera que usar un collarín, otra se fue con rasguños y cuando una vecina
intentó intervenir para separarlas, también la golpearon. Entonces si a ustedes
les toca ver un pleito afuera de la escuela, no se metan, porque sí les toca, yo
creía que no, pero después de varios ejemplos que he visto, que si uno intenta
mediar cuando ya está el conflicto, sí le toca. También tenemos el caso de
unos chicos que se empezaron a pelear cuando pasaba por ahí un policía, una
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patrulla, en estas acciones de vigilancia. Un policía intento calmarlos pero lo
agarraron y lo golpearon. El policía, muy juiciosamente, no se puso a golpear a
los chicos, aunque sí levantó una demanda, los chicos se fueron a preceptoria
juvenil. En la situación de conflicto donde ya están agarrados afuera, es muy
difícil detenerlos.
Programas con alumnos contra la violencia
Entrenamiento para la mediación entre compañeros, enseñanza de
habilidades para solución de conflictos,
cambio en las pautas culturales en
torno a la aceptación de la violencia, abordaje de su rendimiento académico,
asesoramiento psicológico, etc.
Otro tipo de programas se realizan con alumnos que ya están teniendo
conductas muy violentas en las escuelas, que están teniendo altos niveles de
agresividad. Para este tipo de casos se contemplan habilidades para la
solución de conflictos, cambios en las pautas culturales en torno a la violencia,
abordaje de su rendimiento académico y asesoría psicológica. En mi labor de
intervención en escuelas secundarias si proporcionamos asesoría psicológica
de este tipo. Soy maestra de la carrera de psicología y mis alumnos
proporcionan servicio social y ellos, junto conmigo, damos asesoría
psicológicas a los niños, padres de familia y maestros. Los universitarios
podemos hacer una labor de este tipo, y esa es una de las propuestas que
traemos, que las universidades nos acerquemos a las escuelas a ofrecer
servicio para apoyarlas en sus funciones.
Lo primero que sucede en las escuelas con los alumnos que ya están
mostrando conductas violentas, es que los corren: “ya no te podemos soportar,
vete”, “ya te pusimos carta condicional, ya no respetaste la carta condicional,
entonces ya te puedes ir”. Ese alumno empieza o continúa con una trayectoria
de exclusión escolar, cada vez mayor. Está demostrado con investigaciones
que se han hecho en otros países, que un alto porcentaje de los jóvenes
delincuentes fueron jóvenes rechazados de sus escuelas. En otros países lo
que se hace con estos jóvenes es tener programas de intervención que
impidan que la violencia se agudice. Curiosamente en nuestro país hacemos
las cosas al revés. Saben ustedes que los grupos conformados por alumnos
del turno vespertino en muchas escuelas son considerados como “los peores”:
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los de mayor edad, los que ninguna escuela quiere, los que son reprobados,
los que tienen altos niveles de problemas de conducta, pero resulta que los
mandan al turno vespertino sin que haya programas específicos para
ayudarlos. Piensen el efecto bomba que ahí se genera, nadie los quiere y
nosotros los juntamos en los turnos vespertinos.
Me tocó la experiencia de una escuela con muchas políticas de mala
organización por lo que se deshizo el turno de la tarde y se integraron los
alumnos en el turno matutino, imagínense la experiencia de los del turno
matutino al ver llegar a los de la tarde, estaban infartados, porque decían “nos
llegaron los peores”. Afortunadamente, el nuevo director tuvo la actitud
acertada de decir “voy a revolver a todos con todos”. Juntó a todos los
alumnos, los distribuyó en los grupos y el efecto del “alumno del turno
vespertino” se fue diluyendo a lo largo del año. Muy buena acción de su parte,
pero muchas veces a estos profesores les cuesta mucho trabajo romper con el
estigma de los alumnos que llegan.
Uso de Tecnología para vigilancia
Detectores de metales, líneas telefónicas de apoyo, cámaras de vigilancia,
brazaletes para avisar sobre ataques.
Cero tolerancia: exacerba rebeldía y oposición entre los alumnos.
En países como Estados Unidos de Norteamérica se utilizan tecnologías
para realizar acciones de vigilancia con sus alumnos. Algunos ejemplos los
vemos en las películas en las que los protagonistas se encuentran en escuelas
media y medio superior: si entra uno a las escuelas hay un detector de metales,
cámaras, ahora hay brazaletes donde por ejemplo, si un alumno ve que se
acerca alguien que lo ha estado acosando durante un tiempo, oprime el
brazalete como una señal de alarma para que alguien venga y lo ayude, hay
walkie talkie, hay toda serie de mecanismos de vigilancia, uno pudiera decir
que es muy útil y quisiéramos tenerlo en todas las escuelas. La investigación lo
que ha demostrado es que tienen un efecto perverso, es decir, que producen
el efecto contrario al esperado.
En Estados Unidos se manejó un tiempo el programa de ‘cero
tolerancia’, ante los casos como el desarrollado en la preparatoria de
Columbine y últimamente el caso de un alumno coreano que entró a una
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universidad a matar a compañeros. Lo que se encontró en la investigación es
que la cero tolerancia exacerba la violencia entre los alumnos, puede funcionar
muy bien como medida inmediata ya que disminuye un poco los problemas de
violencia, pero a largo plazo los alumnos se sienten vigilados, perseguidos, se
sienten constreñidos e incrementa los problemas. Entonces toda esta
tecnología es carísima y no está dando los resultados necesarios.
Abrir la escuela a la comunidad
Apertura de las escuelas a la comunidad en fines de semana y tiempos de
vacaciones, para ofrecer programas que promueven la pertenencia de los y las
jóvenes a la institución escolar. Se busca la extensión de la formación y restituir
a la escuela su rol de institución de transmisión cultural, no sólo de vigilancia y
sanción.
Otro rubro que se maneja en los programas internacionales es abrir la
escuela a la comunidad. Con frecuencia pensamos que la escuela cierra sus
puertas en cuanto acaban los turnos escolares. De hecho a mí me tocó ver en
todas las escuelas que dan las 13:10 horas y corren a cerrar la puerta y si los
alumnos se quieren pelear, que se peleen afuera, los echan rápido y les dicen:
“vete para allá, de la esquina para allá” y piden que las rondas policíacas vayan
de la esquina para allá. Yo me acuerdo que cuando llegué, decía ¿por qué el
prefecto no sale y detiene a estos chicos que se están peleando?, después vi lo
que pasaba, dije ya sé porque no los detiene; ellos también seguramente han
tenido algún tipo de altercado. Pero en otros países por ejemplo, abren las
escuelas en turnos vespertinos, en fines de semana para ofrecer actividades
recreativas, actividades de formación, y ver a la escuela no sólo como un lugar
de enseñanza, no sólo como un lugar de formación, sino como un lugar de
desarrollo psicosocial de los niños y de los jóvenes. Han tenido resultado, pero
ustedes ya se imaginarán que se requiere presupuesto para este tipo de
causas.
Vínculos con padres de familia
Firma de convenios de apoyo mutuo, organización de actividades para mayor
implicación de los padres como “La semana de la familia”, pláticas y
conferencias a padres.
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En el siguiente rubro están los vínculos con padres de familia. En México
tradicionalmente hablamos del triángulo: la escuela, el alumno y los padres de
familia. Es un triángulo que está en la mente de todo mundo, pero en los
hechos no siempre ocurre. Los padres son excluidos, a los padres nada más se
les incluye a veces para la cooperativa, para que junten dinero para cosas que
la escuela necesita, o si se les junta es para regañarlos por el mal desempeño
de sus hijos. Me acuerdo que en una junta de padres de familia,
en una
conferencia a padres, la directora empezó a decir: “ustedes que no hacen esto,
no hacen el otro”, entonces un papá se levanta y dice: “yo ya estoy cansado de
que los padres seamos como la cucaracha del escenario, todo es culpa de los
padres”; fue una queja del padre expresando realmente su inconformidad,
porque no se les incluye, no los consideramos para hacer cualquier trabajo que
queramos. En programas que hay en otros países se firman convenios, se
hace la semana del padre con más o menos frecuencia, se les vincula con
pláticas, a través de conferencias, con la intención, efectivamente de concretar
este triángulo que conocemos.
Programas con escuelas desorganizadas
Centro de Investigaciones y manejo de conductas problema en escuelas:
Acuden especialistas a diagnosticar problemas en escuelas, entrenan a
maestros y directivos para solución de conflictos, trabajan con grupos de
alumnos, reorganizan el funcionamiento de la escuela, etc.
En Bélgica hay un programa muy interesante. Existen centros de
investigación que cuando hay una escuela muy desorganizada, los miembros
de ese centro de investigación e intervención se trasladan a la escuela y
enseñan a los profesores cómo solucionar los problemas. Entrenan a maestros,
a directivos, les ponen planes de trabajo, trabajan con grupos de alumnos con
grandes problemas, y están un período de seis meses, un año y buscan cómo
resolver conflictos. Obvio que también aquí estamos hablando de presupuestos
y aportaciones financieras que el sistema escolar de cada país tiene.
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Vínculos con departamentos de policía
Firma de convenios entre miembros de la escuela y funcionarios para
acciones vigilancia y contra la violencia en los alrededores de la escuela.
Al último dejé los programas de intervención con vínculo con la policía,
porque Alfredo Furlán y yo somos de la postura de que en la escuela no debe
haber labores policíacas. Ahora está el programa de Escuela Segura, en el cual
se enlistas acciones como el operativo mochila, el operativo buzón, la policía
que va a las escuelas, la policía que ronda. Creemos que esta es una labor
policíaca que no siempre da sus frutos. La policía sí debe apoyar a las
escuelas como vigilante de la violencia y los problemas delictivos del entorno
escolar, pero no debe penetrar a las escuelas ni pretender que sus actores
realicen esas misiones de vigilancia. La escuela debe tener una estructura
pedagógica, de soporte, que le permita trabajar para enfrentar este tipo de
problemas.
Sugerencias para pensar las intervenciones en las escuelas
mexicanas
Primero, como he venido diciendo , es necesario tomar como punto de
partida la realización de diagnósticos. No es posible tener un mismo programa
para dos escuelas, hay que entrenar a las escuelas para que digan cuáles son
sus problemas, cuál es la situación de la escuela y de ahí trabajar. Promover
que sean los propios actores los que se organicen, que sea el director el que
tome la iniciativa para resolver los problemas, que junte a sus maestros, que
haga juntas y vean cómo establecer un marco para el tratamiento de los casos
que surjan.
Respecto del entrenamiento a docentes, nosotros pensamos en
opciones que son viables, no opciones teóricas, ni ideales. Por ejemplo,
respecto de los docentes en formación, la formación de maestros en la escuela
normal, actualmente hay materias que tienen que ver con el control de grupos,
pero están muy desvinculadas de la práctica. Cuando los maestros en
formación llegan a las escuelas los avientan a los grupos y a ver cómo te va,
mientras los maestros que tienen más experiencia se salen a hacer otro tipo de
cosas. Entonces pensamos que sí se pueden recuperar, apoyar a los docentes
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en formación. También a los maestros en activo, ustedes saben que
actualmente tenemos cada año una gran cantidad de horas destinadas a
talleres de formación de maestros, tanto en primaria como en secundaria y
mucho en preparatoria, por ejemplo, todo el año antepasado estuve trabajando
con los maestros en talleres generales de actualización con la temática de la
adolescencia. La SEP debería poner también como temática los problemas de
la indisciplina, la violencia y otros que permitan que los maestros se formen en
ellos.
Por otro lado, es necesario rescatar y promover prácticas docentes
exitosas. Hay maestros que controlan bastante bien a sus grupos, que
controlan bastante bien los conatos de violencia en las escuelas. Para
promover este conocimiento que los maestros tienen de sus alumnos y de su
situación como figura de autoridad (más no de autoritarismo) es necesario
realizar investigación que nos permita acercarnos a dichas prácticas.
Una estrategia también adecuada consiste en brindar un abanico de
opciones a las escuelas, más que programas únicos. Es la propia escuela la
que tiene que decir “esto me sirve, esto no me sirve, esto sí lo puedo aplicar,
esto sí va de acuerdo a lo que yo puedo hacer” y
también es necesario
considerar el apoyo externo a las escuelas.
Las escuelas tienen sus prácticas, su organización, su carga de trabajo y
uno que es externo debe tener mucha humildad para lo que ofrecemos y para
lo que exigimos. Muchas veces se llega a las escuelas pensando que como
somos universitarios, investigadores o vamos de la SEP, los maestros van a
tener que hacer lo que yo digo, esto generalmente, genera mucha tensión en
los maestros y tampoco soluciona los problemas.
Otra línea posible de trabajo consiste en promover una cultura del
diálogo entre los maestros. Furlán sostiene que se ha demostrado que se
genera el “efecto establecimiento” cuando los maestros sienten que pueden
trabajar unos con otros, que tienen un director con autoridad que sabe negociar
y que sabe mediar. Lo anterior no significa que entonces ya todos nos vamos a
llevar bien, nos vamos a querer mucho. Tenemos maestros en escuelas que
tienen 20 años de trabajo y obvio que a lo largo del tiempo se han generado
rencillas y desencuentros entre ellos, pero cuando se posee un director que
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dice esta es la línea, con respeto, con firmeza, con seguridad de que se van
obtener logros, el efecto establecimiento se produce.
Por otro lado, también se visualiza como algo necesario el diseñar
contenidos específicos para que sean insertados curricularmente. Actualmente
en la escuela secundaria se lleva la materia de Cívica y Ética, sin embargo,
muchas veces son contenidos desvinculados de la práctica de los alumnos, de
su vida cotidiana. Por ello es necesario recuperar la investigación de cuáles
son las preocupaciones que tienen los jóvenes, para que los que diseñan esos
libros, los que diseñan esos programas, puedan acercarse a sus perspectivas
culturales, además de apoyarse en los padres de familia.
Precisamente, respecto de cómo vincular a la familia con la escuela hay
ejemplos buenos: actualmente hay una escuela secundaria en Nezahualcóyolt
que se recuperó totalmente, estaba a punto de ser cerrada, tenía altos niveles
de violencia, llegó una nueva directora y dijo: “vamos a cambiar esto”; pintó la
escuela, pidió a los padres de familia que hicieran un círculo de apoyo, era un
turno vespertino que estaba rodeado de situaciones de narcomenudeo y les
dijo a todos los padres de familia que vinieran a la escuela a recoger a sus
hijos, inconcebible, porque nosotros pensamos que en la secundaria ya todos
los chamacos se van solos a sus casas. La maestra promovió que los padres
de familia vinieran para apoyar el círculo entre la familia y la escuela, y de esa
manera la gente que estaba intentando convencer a los jóvenes se vieran con
la dificultad de que los padres estaban ahí presentes, entonces hay acciones
que sí se pueden hacer en estos casos para fortalecer a las escuelas desde su
propia dinámica y sin acciones de intromisión o alteraciones de sus dinámicas
cotidianas.
Los planes gubernamentales son muy necesarios y si aquí hay alguien
que tenga que ver con diseño de planes, tomen en cuenta las cosas que se
han dicho. Por último, se deben tener buenas relaciones y un convenio con la
policía, pero no dar labores de vigilancia a la propia escuela, eso corresponde a
otro tipo de funcionarios.
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