ALMAS VÍCTIMAS EN FAVOR DE LA IGLESIA

ALMAS VÍCTIMAS EN FAVOR
DE LA IGLESIA
Concepción Cabrera de Armida
INDICE
Pág.
1
En la Iglesia Reina el Espíritu Santo, pero…
2
La Iglesia necesita víctimas
4
Las almas víctimas en favor de la Iglesia
5
Tus sacrificios arrancan gracias para ti y para otras almas
6
Mira: el Nido de la Santísima Trinidad es la Iglesia
7
Quiero almas inocentes, hija, que se sacrifiquen por la Iglesia
8
Mi Iglesia es pura, es infalible, es mi esposa
9
Yo soy el Cuerpo y el alma de la Iglesia
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"Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est"
Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo
(Santo Tomas de Aquino)
Un decreto de la “Congregación Sagrada para la Doctrina de la Fe” fue publicado en los
“Actos Oficiales de la Santa Sede” (A.A.S.) 58/16, fechada en Diciembre 29, 1966. Artículos
1399 y 2318 de la Ley Canónica están abrogados por este decreto. Este decreto de
abrogación fue aprobado en Octubre 14 de 1966 por su Santidad el Pontífice Pablo VI,
quien ordenó a la misma vez la publicación.
Esta aprobación por el Santo Padre tomó lugar durante una audiencia con su eminencia
Cardenal Ottaviani, Pro-Prefecto para la “Congregación Sagrada para la Doctrina de la Fe”.
El decreto fue hecho en Roma, Noviembre 15, 1966, y tiene la firma de A. Cardenal
Ottaviani, Pro-Prefecto y de B. Párente, Secretario.
El decreto tomó efecto tres meses después de su publicación, en Marzo 29, 1967.
El Canon 13991 prohibía por derecho la publicación de ciertos libros como aquellos que se
trataban de revelaciones, visiones profecías y milagros. EL CANON HA SIDO REVOCADO EN
MARZO 29, 1967. Por lo tanto, esto quiere decir que en lo que concierne sobre estas
publicaciones, la prohibición ha sido levantada de su obligación a la ley eclesiástica. Por lo
tanto, esto quiere decir que los católicos tienen el permiso sin el imprimátur o Nihil-Obstat,
o de otro permiso, a hacer publicaciones sobre revelaciones, visiones, profecías y milagros.
Claro, estas publicaciones no pueden poner en peligro la Fe o Moral.
1
http://www.lovingmother.org/Misc/CanonsoftheChurchSPAN.htm
En la Iglesia Reina el Espíritu Santo, pero…2
 "Señor, pero si en la Iglesia, sí reina el Espíritu Santo: ¿por qué te quejas?
 ¡Ay de ella, hija mía, si no fuera así! Él es el alma de esa Iglesia tan amada, cierto; pero de
lo que me quejo, es de que no se dan cuenta muchos, de ese favor celestial, no le dan
toda la importancia que se debe, lo hacen rutina, y languideciendo su devoción en los
corazones, es muy tibia, es secundaria, y esto trae males sin cuento, tanto a la Iglesia
como a las almas en general.
 Por esto, hija mía, las Obras de la Cruz vienen a renovar su devoción, y a extenderla por
toda la tierra. Que impere en las almas este Santo Espíritu y el Verbo será conocido y
honrado, tomando la Cruz un impulso nuevo, en las almas, espiritualizadas por el divino
amor.
 A medida que el Espíritu Santo reine, se irá destruyendo el sensualismo que hoy inunda
la tierra, y nunca enraizará la Cruz si antes no prepara el terreno el Espíritu Santo. Por
esto se apareció Él primero, a tu vista, que la Cruz; por esto, preside en la Cruz del
Apostolado.
 Hija mía, óyeme: uno de los principales frutos de la Encarnación mística, es el reinado
del Espíritu Santo, que debe consumir el materialismo.
 Que comiencen esos frutos a gustarse, hija mía, en la Arquidiócesis de Puebla. Dile a
aquella alma que por cuantos medios pueda, haga reinar en los suyos al Espíritu Santo,
haciendo que se le invoque a menudo, que se le dé culto, y que se le ame. Que él mismo
crezca en su amor, y Yo le prometo, que el soplo divino infundirá el amor al Divino
Verbo, y de aquí nacerá el amor a la cruz en todas sus formas.
 Un gran impulso recibirá su Arquidiócesis si me es fiel, empleando estos medios que le
doy, con toda constancia. Que está el Espíritu Santo, en medio del corazón de los suyos,
así lo quiere Él, así lo quiero Yo, descansando en su alma especialmente. (Nota:"del hijo
del consuelo.)
 Yo me he propuesto, hija mía, en las Obras de la Cruz, dar honra al Espíritu Santo; y Él,
por medio de la encarnación mística, quiere honrarme a Mí, el Verbo, enamorando, a los
corazones de mi Divinidad, que es una con la suya; y ambas Personas divinas,
honraremos al Padre, cuya mayor complacencia consiste, en ver amados al Verbo y al
Espíritu Santo en los corazones.
 Las Obras de la Cruz, hija mía, honran a toda la Trinidad.
 Pero activa, hija mía, por el hijo del consuelo, el reinado del Espíritu Santo en los
corazones.
 Se buscan en general, otros medios para detener la impiedad, para conservar la fe,
sostener las inteligencias maleadas por la corriente de tantas sectas y errores, y se
descuida, repito, el medio principal y único, el foco de todo lo recto y santo, el que tiene
2
López-Cedano, Juan José, M.Sp.S., Diálogos de Conchita: Diálogo N° 368 (CC 35,70-74), Material inédito de los
Misioneros del Espíritu Santo: Volumen Primero, 680 pp.
1
poder para iluminar todas las falsedades y errores de la razón, siendo la misma
Sabiduría, la Luz de la ciencia verdadera, el Espíritu de Verdad, el único que puede
comunicar a Jesucristo, y delinearlo en las almas, dando testimonio del Verbo.
 ¡Oh hija mía!, (decía mi Jesús muy entusiasmado) no pierdan el tiempo, que mucho
Satanás ha ocupado el campo; pero huirá ese espíritu de las tinieblas, al venir la luz del
Espíritu Santo, y con ella, el amor al Verbo y a la Cruz."
La Iglesia necesita víctimas3
Mayo 28, 1898
 “Sacrifícate por la Iglesia, me ha dicho el Señor varias veces (pero a mí, como que me da
vergüenza esto, como que sirvo para algo, qué sé yo qué siento de penoso).
 Mi Iglesia, me ha dicho, es lo que más amo y es lo que más me ha hecho sufrir...
verdaderamente vivo crucificado en ella...
 Y, ¿por qué, mi Jesús, me dices, que me crucifique por la Iglesia?
 Pues, ¿qué necesita, si Tú has dicho que las puertas del infierno no prevalecerán contra
ella?
 Necesita gracias y luz para muchos culpables que la manejan. Ella es purísima y no se
puede manchar en su santa doctrina, inspirada por el Espíritu Santo, pero, sus súbditos
sí pueden mancharse y se manchan desgraciadamente. Esto me lacera el Corazón, y
qué, ¿no me querrás consolar?
 Ay que sí, mi Jesús del alma y siento ya, en mi pobre corazón, el peso de esos pecados.
 Quiero que seas, me dijo hoy, víctima por la Iglesia; no sabes lo que esto vale; déjate
hacer, que es un regalo con que te obsequio. Las almas víctimas, sacrificadas por la
Iglesia, tienen un premio especial. También esto quiero como un fin principal de las
religiosas y de los religiosos de la Cruz.
Junio 3, 1898
 Después preguntándole a mi Señor si de veras quería que nos ofreciéramos como
víctimas por la Iglesia, si no sería una presunción mía, y cuándo lo quería, claramente
escuché en el fondo de mi alma estas palabras: Cuanto antes. Y las religiosas, mi Jesús,
¿cuándo? Que sea uno de los fines principales de esa Religión de sacrificios, o sea de la
Cruz.
Junio 8, 1898
 La Iglesia necesita víctimas... las almas consagradas a Mí punzan muchas de ellas a mi
Corazón, dominándolas los tres principales enemigos de las almas: mundo, demonio y
carne; no encuentro donde reposar mi cabeza… Pero ¿qué ni en el Oasis Jesús mío,
3
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 10, 194-210: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
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descansas? También ahí tengo mis espinas... y, sufro más por la ingratitud de mis
amigos, que por la de mis enemigos…
Hoy me dijo: Presenta la Cruz al mundo (no entiendo cómo pueda ser esto) ella lo
salvará, es el sello de la Iglesia y la llave del cielo... Pareciéndome a mí como una especie
de jactancia u orgullo por mi parte, el de ofrecerme de víctima por la Iglesia y dudando,
me dijo el Señor: No temas, que en la generosidad de sacrificarte por Mí, no puedes
engañarte.
Mira, me dijo por la noche: ¿recuerdas en aquel Templo cuando te di mi cruz...? era con
el fin de que más tarde te sacrificaras por mi Iglesia. Tú no saldrás del Templo, te decía
entonces, es decir, que morirías dentro, sacrificada como víctima por mi querida Iglesia.
¡Ah mi padre4!, ¿recuerda usted que no entendía yo lo que quería decir el Señor con
aquello de no salir del Templo? ¡Qué cosas Dios mío! ¡Ay hija, me dijo el Señor, y qué
pocas almas ven por mi causa!; di a tu director que no se canse de trabajar por Mí, con
el único fin de darme gloria...
Quejándome con el Señor de una cosa que me causa terrible pena, me dijo: ¿Qué,
olvidas acaso que naciste para el martirio? Con estas palabras sintió mi alma grande
esfuerzo para el padecer y sufrir todo por su Jesús.
Volví, pues, a los pies de mi Señor, no cansándome de contemplar aquella Hostia
purísima, envidiando a la custodia que a tal primor contenía... Ahí fue, sí, lo digo
emocionada, cuando muy cariñoso el Señor me dijo:
Las almas víctimas tienen un especial título en mi Corazón... Muchas veces me dijo:
Necesita víctimas la Iglesia...
Yo quiero ser tuya, muy tuya, Jesús mío.
Serás más mía mientras más crucificada estuvieres...
Me decía también ¿Serás siempre mi víctima, no te cansarás, no volverás atrás?
¡Ay mi Señor! le contesté: si me dejas sola soy muy capaz de serte infiel, pero si Tú me
ayudas, iré al sacrificio mi Jesús, con cuanto soy y tengo.
‘Mi víctima, mi víctima’ me repetía y yo pensaba también entre el día, en medio de un
especial gozo `su víctima, su víctima... su víctima completa y para siempre.'
Será la primera falange que en estos tiempos me dé un consuelo, (estas víctimas
sacrificadas por la Iglesia), dijo el Señor: y veo yo hoy, como en la frente diré, del
Apostolado de la Cruz, este sello, esta sublime misión, esto, diré, que antes no había
visto, es decir, un ejército de almas cuya bandera es la Cruz, y cuyo fin es guardar y
defender a esa Iglesia tan querida, por medio del sacrificio.
Jesús quiere esto, padre mío, y usted haga que en adelante se ofrezca algo por esta
intención tan santa y tan justa.
A mí me ha despertado el Señor un amor muy grande por la Iglesia: la veo como si fuera
un pedazo diré, del mismo Jesucristo: se levanta a mi vista tan pura, tan grande, tan
hermosa, depositaria de las riquezas mismas del cielo, de la misma cruz, que no sé que
Se refiere a su director espiritual P. Alberto Mir Cuscó, S. J.
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siente mi corazón al verla despreciada y pisoteada, ¡ay! hasta de los mismos suyos...
¡Oh! si valiera algo mi sangre, toda la diera por ella... ¡y con cuánto gusto!
 Quiere el Señor una nueva era de mártires para la Iglesia, me dijo, una semilla de
víctimas que germine y dé frutos para su Iglesia querida y estas víctimas, entiendo que deben salir de las Obras de la Cruz... ¿Te acuerdas, me dijo, cuando te decía que los
hombres no alcanzarían a comprender la grandeza de estas Obras? ¡Qué cierto, padre, y
todavía no sé yo a donde irá a parar todo esto!
 ¿Dime, Jesús mío, le dije, y que, habrá entre estos mártires el martirio de sangre?
 Hay martirios más grandes que los de sangre... déjate hacer, me contestó.”
Las almas víctimas en favor de la Iglesia5
Junio 14, 1898
 “Hoy después de la comunión me dijo el Señor:
 Las almas víctimas en favor de la Iglesia, deberán unirse a mi Corazón, la Víctima por
excelencia, para presentarse al Padre Eterno en favor de esta Iglesia tan querida, con el
fin de expiar los pecados de sus ministros y detener su justicia.
 Esta causa, necesita reparación, y me es tan amada mi Iglesia, que en unión de mi
Corazón busco víctimas que se sacrifiquen con él para cambiar la justa ira que le
amenaza, en lluvia de gracias...
 Quiero, más que martirio exterior, el martirio interno de los corazones: por esto pido
que se unan al Mío tan destrozado como ningún otro... quiero dar esta gloria a mi Padre
y el Espíritu Santo bendecirá a las almas víctimas que se unan a Mí con este santo fin.
Junio 15, 1898
 Decepciones, desencantos de los cariños humanos, han venido a amargar hoy a mi
alma... ¡Interés, ingratitud, desprecio, esta es la moneda con que los hombres pagan en
el mundo los sacrificios...! Solo Dios, Él solo no cambia, y da sin engaño, y recibe con
amor verdadero.
 He recibido penas varias, que me han hecho bañar de lágrimas a mi Crucifijo... ¿a quién
decirle mis penas, a quién pedirle fortaleza, con quien desahogar mi pecho adolorido, y
herido en sus mas íntimos sentimientos?...
 En mis oraciones he renovado mi ofrecimiento de víctima... llorando, no quiero sin
embargo volverme atrás. Siento una fuerza interior, no mía por cierto, que me impele al
sacrificio, tengo un aliento en el alma para el martirio, para la cruz, que no acierto a
explicar su intensidad.
 Hoy llorando pedía a mi Jesús fuerzas para ocultar mi pena, y Él me las dio y muy
grandes, secando mis lágrimas.
5
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 10, 211-214: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
4
 Quiero sacrificarte, me dijo varias veces, pero al mismo tiempo me daba aliento para el
sacrificio.
 En otra oración, delante del Santísimo, me dijo:
 Quiero que en lo de adelante, tus sacrificios sean más puros; es decir, sin arrimo, sin
consuelo de las criaturas... Yo seré tu apoyo y tu consuelo y el único que enjugará tus
lágrimas...
 Entendí que debo sufrir en silencio, que nadie debe penetrar en mi interior crucificado,
que debo en fin, perfeccionar el dolor en todo mi ser...“
Tus sacrificios arrancan gracias para ti y para otras almas6
Junio 17, 1898
 “Día de los más grandes y felices que se pasan sobre la tierra, por la gloria que se da al
Sagrado Corazón de Jesús, y las gracias que ha ofrecido derramar en tan hermosa
fiesta.
 Anoche muy temprano, a las 12 1/4 me llamó el Señor a la oración. Marqué a Fiel con una
grande C. de suerte que en un brazo dice ‘Víctima’ y en otro del Sagrado Corazón. Me
dio el Señor un gozo de humillación, diré, un gozo en ofrecerme su víctima, que me
inundaba el alma, con todo el corazón, postrada en tierra, le repetía mis deseos de
sacrificarme por su Iglesia. ¡Verdaderamente las noches son para mí de otra especie de
vida!; con más libertad, sin que nadie me impidiera sacrificar el cuerpo y que vuele el
alma... entonces no soy de nadie, ni de mí misma, solo solo de mi Dios. ¡Oh bendita
noche, bendita obscuridad que me aparta de las criaturas y me acerca al Creador!
 Cuando acabé de arreglar la quemada, repentinamente escuché al Señor que con tono
complaciente me decía:
 Tus sacrificios arrancan gracias para ti y para otras almas.
 Sentí vergüenza por la honra que se le hacía a la miserable perra. Pensando yo, en que
nada ofrezco limpio al Señor, sino siempre casi, con más o menos polvo, me dijo Jesús:
 Nunca los muladares dejan de tener basura...
 Me quedó de esto, un claro conocimiento de lo que soy... un vivo y real estercolero
asqueroso. ¡Oh Señor!, ¿y por qué entonces bajas hasta este grado de humillación
viniendo a mí? Detente Dios mío... quédate en tu trono de querubines, y no desciendas
no, a tan ruin habitación: temo Señor por tu honra, ¿qué dirán los ángeles al verte en el
cajón de la basura, en el vivo muladar? ¡Vergüenza me causa tan grande dignación!
 Hoy me dijo el Señor después de mi comunión que le dijera al Señor Obispo Ibarra que
extendiera el reinado del Espíritu Santo en las almas, de todas las maneras posibles, que
deseaba se conociera y honrara a este divino Espíritu en todo el mundo: que él mismo
se hiciera digno Nido de este Santo Espíritu, para que recibiera abundancia de gracias
6
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 10, 215-219: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
5
para su alma y las de otros muchos: que lo quiere muy santo porque tiene sus fines. Que
renueve todos los días el ofrecimiento de víctima por la Iglesia... Quiere el Señor
peticiones y sacrificios con el fin de alcanzar gracias para la Iglesia, es decir, para los
Ministros que la manejan. Se queja de estas almas y pide expiaciones.
Junio 20, 1898
 Ayer en la oración de la noche, me despertó el Señor así, con viveza, era la una, y con
estas palabras:
 Naciste para otros, levántate, Yo me encargaré de ti...
 Entendí, que no me pertenezco, que apenas debo tomar el reposo indispensable, que
mi vida debe ser una vida de constante sacrificio por las almas, y que haciendo yo esto,
el Señor cuidará de la mía... ¡Qué dignación del Señor, padre mío, que verdaderamente
me confunde!
 Esto de que no me pertenezco, me da un aliento grande para dominar el sueño y la
comodidad y echarme a la tierra para pedir al Señor misericordia y perdón para mí, y
para todas las almas culpables, sobre todo las de los Sacerdotes.
 En la oración de la mañana, insistió mucho el Señor en que se pida por la Iglesia. Dice
que reformándose el Clero se reformaría el mundo.
 Anoche, después de la oración, me cogió aquella paralización que tres veces se me
anunció, hasta que por fin me embargó del todo. Perdí el conocimiento en que no me
podía dar cuenta en que parte me encontraba, pero por lo demás, sentía muy claro el
corazón abrasado y la inteligencia despejada para alabar y llamar en mi auxilio a mi Dios.
Fue al estilo de purificación, aunque me dura aún el calor diré, en el fondo del alma.”
Mira: el Nido de la Santísima Trinidad es la Iglesia7
Junio 20, 1898
 “Me ha dicho también el Señor:
 La Iglesia es una, con un solo Altar y una sola Víctima... a esta gran Víctima deben unirse
todas las almas víctimas para que tenga valor su sacrificio. Solo por la Iglesia se puede
entrar al cielo: ahí está el precioso depósito de mi Sangre, y solo las almas señaladas
con ella pueden salvarse...
 La Iglesia es un árbol frondoso, regado con mi Sangre, y, aun cuando unas ramas se
sequen y destruyan, el tronco, la raíz, siempre tendrá savia y vida para florecer y dar
frutos.
 La Iglesia recibe el rocío del Espíritu Santo, y por esto es tan fecunda.
 La Iglesia es una Madre, que constantemente está dando vida a las almas, y
derramando en ellas el ser de gracia.
7
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 10, 220-221: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
6
 Tú no entiendes, hija mía, ni nadie en el mundo, los tesoros que encierra esta Iglesia
santa: el inmenso beneficio de estar en su seno, y el premio señalado para quien le sirve
y se sacrifica por ella... Mira: el Nido de la Santísima Trinidad es la Iglesia; en ella
descansa como en su Trono. El mundo la desprecia, los mismos cristianos y muchos
Sacerdotes la deshonran, pero ella es pura, es santa, es invulnerable, y la Justicia de
todo un Dios es su escudo. ¡Ay de los que la toquen o le hagan algún daño! Muy celoso
soy con esos tesoros que en ella tengo depositados y cuento una a una las gracias que
se desperdician."
Quiero almas inocentes, hija, que se sacrifiquen por la Iglesia8
Agosto 26, 1898
 “Yo vine a la tierra a santificar el dolor y hacerlo meritorio. Nadie, sino el que es la
pureza misma, podía expiar la malicia del pecado, y purificar a las almas y alcanzarles
gracias por medio del dolor. El dolor de la inocencia, es decir, del alma y cuerpo
inocente, es el dolor más puro, más meritorio, y el único que alcanza gracias en favor de
los culpables.
 Quiero almas inocentes, hija, que se sacrifiquen por la Iglesia.
 Hay tres clases de dolor en el orden sobrenatural, a los cuales se pueden unir los
materiales: el expiatorio, el que purifica y el que alcanza gracias. El expiatorio puede ser
personal y general; el purificativo es únicamente personal, y el impetrativo puede ser
personal y universal.
 Pero estas clases de dolores son gracias especiales que ni se dan a todas las almas, ni
todas pueden alcanzar su fin. Generalmente el primero es gracia que se da a los
pecadores, el segundo a las almas que buscan la perfección, y el tercero a las almas
puras que buscan solo la gloria mía.
 El dolor penitente es el que expía y purifica. El dolor inocente y penitente es el que,
obligando a la Omnipotencia misma, la hace derramarse en gracias para las almas.
 ¡Por eso es tan grande el sacrificio de la Cruz, porque ahí se sacrificó la Inocencia misma
en favor del culpable!! Ahí el dolor en todas sus fases y extensión, se cebo en la Santa
Víctima interior y exteriormente, hasta alcanzar su objeto.
 Sin el dolor no hay perdón, ni recompensa y por esto me clavé en la Cruz, para enseñar
y para atraer:
 La Cruz es el Altar del dolor, de la expiación, de la purificación, de la impetración, del
Apostolado y del amor más sublime. La Cruz es la salvación del mundo. ¡Oh! si el mundo
conociera las riquezas del dolor.”
8
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 10, 256-258: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
7
Mi Iglesia es pura, es infalible, es mi esposa9
Septiembre 14, 1898
 “Esta mañana también me dijo:
 Mi Iglesia es pura, es infalible, es mi esposa, en la cual tiene depositado mi Espíritu
todas las riquezas del cielo... Ella no tiene la menor mancha, ni puede ser vulnerada por
sus enemigos.
 ¿Y las herejías, Jesús mío, que no la han herido?
 Los autores de ellas se han herido a sí mismos y a otras muchas almas, pero a mi Iglesia
no penetran sus dardos: ella es incólume y en el fin de los tiempos triunfará con la Cruz.
la Cruz triunfará, hija mía y aplastará el infierno.
 Esto me repetía, allá en el fondo de mi alma, y yo lo escuchaba con una certeza llena de
indecible gozo...
 La Cruz es el Escudo de la Iglesia, dice el Señor.
 ¡Bendita Cruz, padre mío! ¡Abracémonos de ella, en ella clavemos nuestro cuerpo,
nuestra alma, nuestra existencia entera, seguros de que ahí está Jesús, y ahí está el
cielo...!
 En todos los días de su retiro, estoy tomando las rosas en su obsequio, pidiéndole al
Señor mucho, le envíe fortaleza para tanta lucha; luz, valentía, y una grande pureza de
alma, para que cada día viva más y más cerca de Él y solo para Él.
 Me dijo hoy también el Señor: Tú naciste para darte, y para servir a otros.
 De veras que solo sirvo para caño por donde pasan los deseos y la voluntad del Señor.
 Cómo quisiera juntar almas, millones de almas, que en estos días se juntaran a reparar
las ofensas que se cometen contra Dios: ¿qué puedo yo, en mi impotencia y suma
miseria?
 Además, hoy me vino una terrible tentación poniéndoseme que era vanidad y soberbia
mía, ofrecerme al Señor para reparar los pecados, siendo quien soy... esto me
bamboleó, pero reiteré mi ofrecimiento al Señor aunque sea del basurero que soy,
pidiéndole que aceptara siquiera mis deseos.
 Digo esto para humillarme. No recordaba ayer que era fiesta de la santa cruz hasta por
la tarde que me lo dijeron. Avergonzada me fui a la oración pidiéndole al Señor perdón y
entonces gozosa entendí estas palabras: ¿Pues no te hablé esta mañana, de que
triunfará la Cruz y aplastará al infierno?
 Se llenó mi alma de santo gozo.
 Los días pasados, por varias veces y en distintas ocasiones, escuché estas palabras: La
Cruz es el escudo de la Iglesia... la Cruz será su triunfo.”
9
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 10, 294-301: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
8
Yo soy el Cuerpo y el alma de la Iglesia10
Julio 24, 1906
 “Yo soy el Cuerpo y el alma de la Iglesia, y todos los Míos, son miembros de ese mismo
Cuerpo, y deben continuar en mi unión la expiación y el sacrificio hasta el fin de los
siglos; esto no se entiende, ni menos se practica; por eso en estos tiempos vengo a
buscar víctimas, en los Oasis, para que llenen este inmenso vacío, y en él mis fines
redentores. Por eso la Cadena, hija, para continuar la expiación en favor de un mundo
ingrato y corrompido; por eso pido pureza y sacrificio, para satisfacer los fines de
caridad de tu Verbo, que constantemente se humilla y se sacrifica en los altares,
voluntariamente. La Encarnación trajo a la Redención y ésta a la Glorificación, para los
cuerpos y para las almas.
 Concluyó mi pasión en el Calvario, pero como el pecado es infinito en su malicia, y
aunque el precio de la reparación de un hombre Dios, es suficientísima para expiarlo, sin
embargo, los que son Míos, los que forman mi Iglesia, deben formar mi mismo Cuerpo y
continuar en ellos la pasión en su carne, con la crucifixión voluntaria, ofreciéndose en
reparación propia y ajena a la Trinidad, en unión Mía, siendo víctimas con la Víctima,
pero con las mismas cualidades de las víctimas. Sólo estos cuerpos así asimilados con el
Modelo divino, serán los cuerpos glorificados en la resurrección.
 No quiero decir en rigor, que todos se crucifiquen en Cruz material, pero sí en Cruz, y
voluntariamente, y por amor, ya sea con amor de interés por el cielo, ya con amor
purísimo por ser Yo quien soy, pero siempre con amor sobrenatural, y objeto divino;
pero que nadie, hija, entiéndelo bien, nadie que no se crucifique en mi unión, será
glorificado.
 Todo esto que te he dicho no es más que la ley del amor, la que rige a mi Iglesia, toda
amor, expiación y unión para con sus hijos, vivos o muertos en su seno; alcanzando su
influencia, hasta la resurrección de la carne. ¡Oh hija!, la Iglesia es el reflejo purísimo y
sin mancha de la Trinidad, y para fundarla, ¡oh sí! para fundarla y completar en ella mi
Obra salvadora, el VERBO SE HIZO CARNE. En el seno de la Trinidad nació mi Iglesia y
lleva en sí misma todos los tesoros, todas las riquezas de la Trinidad. Sin ella, la
Redención hubiera sido incompleta, pues ella perpetúa el sacrificio de la Cruz,
complemento de la Encarnación del Verbo.
 La Iglesia, hija, es hermosa, es bella, y en ella tengo mis complacencias... es la madre de
mis hijos... es la depositaria de los tesoros de tu Verbo, y aún, ¡oh dignación solo digna
del AMOR de un Dios! ¡De tu Verbo mismo! y en sus manos está la felicidad temporal y
eterna de las almas. ¡En su seno, se opera constantemente la Encarnación mística del
Verbo, en el altar, y la crucifixión y muerte de un Dios hombre! Nada hay tan grande
como mi Iglesia, y, ¿sabes por qué? Porque su origen es divino, su misión divina, y todos
10
Cabrera de Armida, Concepción, 1893-1936, Cuenta de Conciencia, Tomo 23, 195-200: Escritos parcialmente
inéditos de los Misioneros del Espíritu Santo y las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús,
(Algunos de estos párrafos ya han sido publicados).
9
los tesoros que encierra, divinos también... Su acción y su vida son divinos, y sus
enseñanzas y sacramentos todos, también divinos. El Espíritu Santo la rige y es su vida;
su doctrina es toda celestial, y su misión es, como te dije, continuar mi pasión en las
almas con un fin de expiación para darme gloria y hacerlas felices eternamente. ¡Mi
Iglesia, hija, TODA ES CARIDAD!”
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Portada:
Fotografía de Concepción Cabrera de Armida.
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