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Ermita
San Sebastián
La Pobla de Vallbona
HISTORIA Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO
AMADEO TORRENT CLIMENT. 3O B.
SUMARIO.
1. INTRODUCCIÓN.
2. BREVE DESCRIPCIÓN FORMAL.
3. EVOLUCIÓN DEL EDIFIICO.
4. ORIGEN MITOLÓGICO.
5. CONCLUSIONES.
6. BIBLIOGRAFÍA.
INTRODUCCIÓN.
El objeto de estudio que he decidido abordar para este trabajo de investigación es la ermita
de San Sebastián de la Pobla de Vallbona (Camp del Túria, Valencia), edificio catalogado
como Bien de Relevancia Loca (BRL), de inestimable valor artístico y profundo valor
sentimental para los vecinos de la población. La Pobla de Vallbona, “la Pobla de
Benagacir” de los documentos medievales escritos en lengua valenciana o el “Popule
Vallis Bonae” de los instrumentos públicos notariales redactados en latín, es hoy una
laboriosa y prospera villa asentada en la cuenca izquierda del río Túria. Esta población
nace a raíz de la reconquista del reino de Valencia por el rey D. Jaime I, como un enclave
en el término de Benaguacil. Su mismo nombre de “pobla” cae de lleno dentro de la
toponimia medieval. De esta forma constatamos que “Pobla de Vallbona” fue en su inicio
un núcleo de cristianos viejos asentados en territorio de moriscos, como era el de
Benaguacil. La nueva “Pobla”, establecida a usos, costumbres y fueros de Aragón, tuvo su
primer señor en Rodrigo Díaz, caballero aragonés (instituido por el rey conquistador),
pasando luego, a través de diferentes lazos matrimoniales, al señorío de los Luna,
descendientes del conocido caballero aragonés D. Artal de Luna, que acompañó al rey D.
Jaime en la conquista de Valencia. De lo que se deduce que la Pobla de Vallbona fue
siempre lugar de señorío y nunca villa de realengo; y durante este período, hasta la
abolición de todos los señoríos de España por decreto de las Cortes de Cádiz (6 de agosto
de 1811), el escudo de la Pobla de Vallbona debió ser el de las distintas casas señoriales
que detentaron su jurisdicción.
La ermita (situada a 2 km de la población), está dedicada al glorioso mártir San Sebastián,
patrono de esta villa. San Sebastián fue un soldado romano, muy apreciado por el
emperador Diocleciano que cumplía con la disciplina militar, pero no participaba de los
sacrificios idolátricos. Defensor de la religión, visitaba y alentaba a los cristianos
encarcelados por su fe. Por estas causas fue acusado de ser cristiano, siendo arrestado y
condenado a morir asaetado. Tras desnudarlo lo ataron a un árbol y lanzaron sobre él una
lluvia de saetas. Abandonado por muerto, fue recogido por una mujer piadosa que curó sus
heridas, restableciendo su salud. Perseguido de nuevo, los soldados se aseguraron bien de
cumplir su misión. Su cuerpo sin vida sería hallado en la cloaca Máxima. Los fieles
cristianos cogieron su cuerpo y lo enterraron en las catacumbas que hoy llevan su nombre,
catacumba de San Sebastián. Este carismático personaje ha inspirado a poetas y pintores,
siendo uno de los santos más representados en el arte y conocido con el nombre de “el
Apolo cristiano”. Representado como un soldado, generalmente semidesnudo, atado a un
árbol y erizado de flechas.
No se sabe la fecha exacta de su construcción, de hecho hay quien asegura que este edificio
pudo ser la primitiva iglesia de la Pobla de Vallbona. Los documentos más antiguos que
hacen referencia a esta ermita los hallamos en una visita pastoral de 1690. En la misma se
atestigua que desde antiguo, y de forma tradicional, se viene celebrando en esta localidad
una fiesta el día del Santo (20 de enero), y que consistía en subir al santo hasta la ermita en
romería: “Hallo su excelencia el arzobispo mi señor una Hermita en el termino y territorio
de la villa de la Puebla de Vallbona, cuyo titular es San Sebastián Mártyr, el día del Santo
suben a la dicha Hermita en procesión, donde se celebra una misa cantada se predica y
hay costumbre que el Rector no lleva porción, pero dos beneficiados sí, como lo
poveyó(…) el señor oficial de causas Pías en dos de Agosto del año mil seiscientos
noventa”1
Esta fiesta se remonta a tiempos inmemoriales, y a falta de documentación que avale su
autenticidad, se conoce por tradición que los habitantes de la Pobla el día de la festividad
peregrinaban en piadosa romería a la citada ermita. Para cubrir los dos quilómetros que
distan de la población, se valían de carros vistosamente enjaezados y pertrechados de todos
los enseres necesarios para celebrar un día de alegre y devota manifestación de religiosidad.
Romería que con el paso del tiempo fue transformándose y enriqueciéndose con nuevos
elementos religiosos y folklóricos, hasta quedar, desde la última centuria, en el modo actual
de celebrarla.
i
1. Archivo Parroquial de la iglesia de San Jaime Apóstol. Visita pastoral de 1.690.
BREVE DESCRIPCIÓN FORMAL.
Como viene siendo habitual, la ermita de esta localidad, se halla sobre un montículo,
cercano al núcleo poblacional; enclavada en un paraje arbolado (cipreses); un auténtico
lugar de paz y recogimiento. Tras recorrer un camino de unos ocho metros de ancho
(adornado por pinos y cipreses a ambos lados), llegamos a una plaza donde encontramos
dicha ermita y una fuente frente a la fachada de la misma.
La ermita presenta una orientación este-oeste, hallándose la puerta principal por el lado sur.
A lo largo de la fachada sobresalen pequeños contrafuertes que solo alcanzan hasta la mitad
del paramento, entre dos de los cuales se halla esta puerta, emplanchada y bajo archivolta
ojival. En el tímpano de la misma, flanqueado por dos faroles de forja, se observa un
zocalillo con el nombre de la ermita y el escudo de la localidad. Esta puerta, con
decoraciones neogóticas, tiene unas medidas de 1,90 x 3,00m y justo a su izquierda, sobre
el alero del tejado, se alza la espadaña con su campana que se hace tocar manualmente
desde el interior de la ermita. Las medidas que presenta la ermita en su exterior son de 8,50
x 21,50 metros de largo y unos 10 metros de altura en su parte más alta.
Este pequeño oratorio es de una sola nave, de planta rectangular y testero plano; construida
con arcos de diafragma y una cubierta a dos aguas con tejas morunas. Esta tipología fue
juzgada como una solución constructiva de urgencia y arcaica (no corresponde con la
realidad) en época de la reconquista del rey Jaime I. Edificios de una supuesta enorme
simplicidad estructural, fáciles de levantar, además de poco costosas; con arcos de
diafragma que arrancaban desde el suelo, siendo sus muros de tapial. En cuanto a esta
tipología se refiere, hallamos ejemplos todavía conservados en la iglesia de la Sangre
(Llíria) o las Reales Atarazanas de Valencia, construidas alrededor del año 1.250.
El altar mayor se localiza en la parte este, lugar que desde antiguo ocupó uno de los dos
retablos de estilo gótico, perdidos ambos durante la guerra civil (1.936). Este retablo
(altar mayor), estaba dedicado como es de suponer al Santo titular de dicha ermita, San
Sebastián. Estaba compuesto por una predela de cinco tablas, con escenas alusivas al
martirio del Santo, hallándose en el centro de la composición, la representación de la
Virgen con el Niño entre San Joaquín y Sta. Ana. En la parte superior aparecía representada
la imagen del santo titular, con todos aquellos atributos que lo hacen reconocible, propios
de la iconografía cristiana. En la parte central de ático se representó el Calvario, y en los
laterales, dividiendo la escena de la anunciación, el ángel San Gabriel y la Virgen María.
Elías Tormo2, en su estudio sobre las tablas del primitivo arte valenciano, advirtió dos fases
en las que se había confeccionado: una primera parte, realizada hacia 1.420, cuyo autor se
desconoce; mientras que las tablas principales del retablo pertenecerían al pintor valenciano
Nicolás Falcó .El otro retablo al que hacíamos referencia ocupó su lugar seguramente a los
pies de la nave, al parecer de poco mérito. A la izquierda del altar mayor existe una
pequeña puerta que comunicaba con una habitación de reducido tamaño (2 x 6), empleada
por los oficiantes de la misa y con diversos usos.
2. Elías Tormo (1869-1957) fue un crítico literario de arte, jurista, historiador, arqueólogo y político
español, ministro de Instrucción pública de Bellas Artes durante el gobierno del general Dámaso
Berenguer.ii
EVOLUCIÓN DEL EDIFICIO.
Antes de seguir avanzando, me gustaría advertir que la ermita, y como ocurre con la
mayoría de edificios y objetos artísticos, estos aparecen modificados en su aspecto, no solo
por el inevitable fluir del tiempo, sino también por las diversas alteraciones o añadidos en
las actuaciones acometidas en las diferentes etapas, y que determinan el devenir y el
aspecto actual con la que nuestros ojos la contemplan.
De esta ermita hallamos noticias que hacen referencia a las distintas actuaciones que se han
efectuado sobre la misma y reflejado en la visita pastoral del año 1.726. En ella el visitador
rogaba que se hiciese una campana para la ermita y se invirtiese parte del dinero
recolectado en la reparación del tejado y uno de los tabiques, conservado en mal estado.
“Hay cierta recolecta de 12 libras y 15 sueldos y el Sr. Visitador mandó que los emplearan
en hacer una campanilla para la Hermita, pues parece mal sin ella y era necesaria para
tocar la misa el día de la fiesta del Santo. Y que si cualquier devoto la mandase hacer, el
dinero recolectado se invirtiese en el tejado de la Hermita y hacer un tabique en el coro de
la Hermita ya que se estaba cayendo, lo haga lo más pronto que pueda”
En día 2 de Octubre de 1.810 la ermita sufriría las nefastas consecuencias de la Guerra de la
Independencia tras una cruenta batalla librada en las inmediaciones de la misma, entre las
tropas francesas y españolas, siendo muchos los daños ocasionados. Tan solo un año
después, un 2 de Octubre de 1.811, se autoriza a la Parroquial de la Pobla de Vallbona por
el arzobispo de Valencia ha demoler las ruinas que se hallan en los calvarios y la ermita.
Todo parece indicar que las obras debieron transcurrir hasta 1.815, pues encontramos
documentos que aluden a su inauguración y que se refleja en el Libro de Visitas Pastorales
del año 1,807, con notas en 1.815.
“En atención a que con el correspondiente permiso se ha construido una Hermita en el
paraje que llaman las ventas, damos contestación a D. Joaquín Más, Canónigo
Penitenciario de esta Santa Iglesia Metropolitana poder generar si lo tuviese para que
pueda bendecir la citada Hermita con arreglo al Ritual Romano Valentino, con tal la halle
construida con la seguridad y decencia correspondiente y provista de ornamentos
sagrados y demás utensilios necesarios. Y concedemos licencia para que, previa esta
bendición, pueda celebrarse en la referida Hermita el Santo Sacrificio de la misa con las
condiciones siguientes: Que el presbiterio que celebre la Misa, halla de explicar todos los
domingos y días festivos la Doctrina Cristiana y Santo Evangelio a los que asistan a ella.
Que todos los habitantes de las Ventas hayan de recibir los Santos Sacramentos este año y
cumplir el precepto Pascual en Puebla de Vallbona. Que la nominada Hermita de las
Ventas ha de estar bajo la inspección y cuidado del Cura de la Puebla, y sus llaves en
poder del mismo Cura, o de la persona comisionada por él. Que todos los habitantes de las
Ventas por la construcción de la citada Hermita, ningún derecho puedan alegar para
obligar al Cura a que les celebre en ella el Santo Sacrificio de la Misa, ni ningún acto
Parroquial que desde luego prohibimos: Sino que ha de ser obligación de los mismos
habitantes el proporcionar y pagar al Sacerdote que les diga la Misa, y el asistir cuando
menos algunas personas de cada casa a las funciones Parroquiales los Domingos y días
más Solemnes en la Iglesia de la Puebla.
Y últimamente declaramos que ni la construcción de la referida Hermita, y los Divinos
Oficios que en ella se celebren puedan traerse para lo sucesivo en perjuicio de los
derechos Parroquiales ni causar estado alguno contra ellos: Y se previene a los actuales
habitantes de las ventas, y a los sucesivos, que si no conservan la Hermita, mandaremos
desde luego cerrarla, prohibiendo su uso, y demás que haya lugar. Y últimamente
mandaremos al Cura que es lo que fuere de la expresada Parroquial de la Puebla de
Vallbona nos dé cuenta de cualquier contravención que advirtiese o supiese de cuanto
dejamos prevenido para tomar la providencia que convenga. Dado en nuestro Palacio
Arzobispal de Valencia a dos de Octubre de mil ochocientos y quince, firmado de nuestra
orden por nuestro Provisor y Vicario General.
Firma de
D. Eugenio Duñate”
“ En la Hermita nuevamente construida, se autoriza para bendecir la misa, por D. Joaquín
Mas, Canónigo Penitenciario de la Santísima Iglesia Metropolitana de Valencia en virtud
del despacho que antecede. Y el día 15 del mismo mes que era domingo por la mañana con
presencia de D. Alberto Yusá (cura del pueblo antes) y del lleno del Ayuntamiento y gran
concurso del pueblo, asistido de D. Joseph Mas en calidad de asistente, de D. Juan
Bautista Sacruz de Diezmo ambos beneficiarios de la otra Parroquial de los Santos Juanes
de Valencia y de D. Mas Mauro de Subdiácono, bendice esta capilla con arreglo al Ritual
Romano Valentino. Concluida que fue la bendición, canta la primera Misa con toda
solemnidad, en la que predicó y explicó con edificación de un numerosísimo concurso el
asunto de tanta celebridad D. Joseph Faus Vicario de la iglesia Parroquial de la Villa de
Benaguacil. Para que conste y para memoria en lo venidero lo firmo en la Villa de Puebla
de Vallbona el día diez y seis de octubre de mil ochocientos quince.
Firma Joaquín Mas”
A finales del siglo XIX el edificio presenta algunos desperfectos, por lo que el 19 de
Agosto de 1887 se documenta el pago de 24 pesetas a Pedro Juan Soriano por “los
materiales y dos jornales de albañil”. Pocos años más transcurrieron (1.892) cuando se
decide “blanquinar” la ermita (algo que venía siendo habitual) y que le confiere ese aspecto
peculiar que observamos hoy en día.
Pero serán las reformas efectuadas entre los años 1.925-29 las que confieran a la ermita su
aspecto actual. Dicha reforma fue promovida por el párroco de la iglesia San Jaime, siendo
además restaurados los casilicios del Vía Crucis y de la casa del ermitaño. Año en el que
también se construye la fuente de la plaza (1.928), con la figura del mártir San Sebastián,
sufragada por el médico de la población, Enrique García Pellicer. Fue una reforma de suma
importancia, tanto en el calvario como en la ermita, pues se hallaban en deplorable estado
de conservación. Se derribó una barraca, que servía de depósito de cadáveres y sala de
autopsias del antiguo cementerio; se reformó la ermita en el interior, reforzando la
estructura que había sido dañada durante la guerra de la independencia, así como la
colocación de un nuevo zócalo cerámico. En 1.931 quedaba inaugurada la gran cruz de la
ermita.
El estallido de la Guerra Civil (1.936-39) y el desarrollo del conflicto, produjo una pérdida
en el patrimonio histórico y artístico de incalculable valor, un holocausto a la
incomprensión y la ignorancia. En cuanto atañe a esta ermita, sufrió grandes daños
materiales, como la cruz, que como símbolo del cristianismo fue erradicada; la escultura de
San Sebastián que presidía la fuente decapitada; la campanilla de la ermita robada; y los
magníficos retablos, mérito del arte valenciano, quemados y perdidos para siempre. Todo
ello según fuentes del cronista e historiador de la Pobla de Vallbona D. Vicente Llavata
Pitarch. La cabeza sería repuesta años más tarde por el marmolista y escultor local Vicente
Faulí Gramuntell. En la actualidad, encima del altar mayor, se encuentra una pintura mural
representando a San Sebastián atado a un árbol y el angelito que deposita sobre su cabeza
un ramo de laurel. Obra realizada por el pintor y decorador D. Benjamín Biot, natural de
Meliana, en el año 1945.En 1.944, se inauguró de nuevo la ermita, tras los daños sufridos
durante la guerra civil , sufragado todo ello por la Clavaría de San Sebastián.
Las últimas obras de rehabilitación efectuadas en la ermita se iniciaron en 2.008, con la
firma de un convenio entre el Ayuntamiento de la Pobla de Vallbona y la Iglesia de
Santiago Apóstol. Las obras contaron con una inversión de 70.000 euros por parte de la
Diputación de Valencia para la rehabilitación de un edificio emblemático para la población
y devolverle el aspecto y el esplendor de antaño. Las obras estuvieron a cargo del director
de obra Francisco Silla Sevilla, siendo su directora de ejecución Ana Isabel Contelles
Llopis.
La zona principal a rehabilitar constaba claramente de tres partes diferenciables: La ermita,
la casa del ermitaño y el patio posterior. Los técnicos municipales encontraron estos
desperfectos cundo se encontraban en el lugar. La cubierta contaba con innumerables
goteras que habían proporcionado el grave deterioro de las vigas de madera. En la parte de
la primera crujía, el apoyo de las vigas había desaparecido, lo que permitía la filtración de
agua por los paramentos verticales, afectando a su revestimiento. La casa del ermitaño
padecía el mismo estado de abandono, se hallaba con la puerta tapiada. Y el patio de la
parte trasera, empleado como baños y trastero sufría los mismos problemas.
Como venimos diciendo, la ermita de esta localidad está catalogada como Bien de
Relevancia Local, por lo que fue necesaria la aprobación de la Consellería de Cultura.
Conviene precisar, que según el artículo 46 de la Ley 4/98, son “Bienes de Relevancia
Local” todos aquellos bienes inmuebles que no reuniendo los valores excepcionales que los
identifican como especialmente representativos de la historia y cultura valenciana, como
sucede con los denominados “bienes de interés cultural” (art.2.2 de la Ley). Sin embargo,
tienen significación propia como bienes de carácter histórico, artístico, arquitectónico,
arqueológico, paleontológico o etnológico, ambos incluidos en el “Inventario General del
Patrimonio Cultural Valenciano”.
La inclusión de un edificio en el Catálogo determina la conservación y apreciación de los
elementos arquitectónicos que componen la misma y que por su carácter singular o
monumental o por razones históricas o artísticas, deben ser conservados íntegros. Por lo
general solo se admiten en estos inmuebles, obras de consolidación, conservación o
restauración para mantenimiento o refuerzo de los elementos estructurales, así como la
mejora de las instalaciones o recuperación de elementos de la composición arquitectónica
perdidos, incluso mediante demoliciones parciales si ello resultase necesario a tal fin. En
casos excepcionales también es posible admitir obras de modernización, consistentes en
redistribuciones del espacio interior sin alterar las características estructurales ni el exterior
del edificio. Por lo tanto, los materiales que se emplean en las intervenciones se deben
adecuar a su carácter histórico o monumental, o los requerimientos que deriven de su
interés artístico o cultural. En estos edificios, además, no se permite la disposición de
publicidad, rótulos, paneles u otros elementos salientes de la fachada o pintados sobre éstas,
que dificulten o alteren su percepción unitaria
Así los trabajos se iniciaron con la premisa de respetar al máximo esta ermita, tanto por su
sistema constructivo como por el revestimiento y la policromía original. En esta primera
fase se optó por desmontar la cubierta por tramos. Mientras realizaban los trabajos de
rehabilitación, advirtieron que las dos primeras crujías no correspondían con el sistema
constructivo primitivo, sino a par e hilera, lo que no ocurría con el tercer y cuarto tramo,
donde los pares apoyaban en arcos de diafragma. Este improvisto hizo que se planteasen
dos hipótesis: que la iglesia tuvo unas dimensiones más reducidas, o que sufrió algún tipo
de reforma que reconstruyó su cubierta en algún momento de su historia. Una vez
desmontada la cubierta se sustituyeron todas las vigas por otras de similares características.
De los tableros cerámicos y la teja moruna se pudo en cambio reutilizar el 50%.Otra de las
actuaciones de esta primera fase recayó en la recuperación de los paramentos verticales,
donde se pudo recuperar los colores originales de la primitiva ermita que aparecieron al
comenzar a picar. Esta se hallaba totalmente revestida de un color hueso y debajo de las
vigas una franja amarilla y otra verde, remarcada con dos líneas de color almarga.
Además de la recuperación de un óculo que se encontraba en la cuarta crujía y un armario
en la zona del altar.
La segunda fase de la rehabilitación incluiría la casa del ermitaño, desmontando también su
cubierta, sustituyendo todas las vigas, pues solo se pudo recuperar para su posterior
reutilización la teja moruna. Se recuperó el aspecto de la planta baja con baldosas de barro
(30 x 30) y en la planta primera ladrillo cerámico en forma de espiga de pez. También se
han recuperado los huecos originales de puertas y ventanas, reconstruyendo la carpintería
exterior y los herrajes, además de un “ festejador”, un asiento característico de las masías
valencianas desde el siglo XVI - XVII. Como curiosidad, se puede ver en cada una de las
plantas una ventana arqueológica donde se pueden observa los muros realizados en tapial.
Y para finalizar las obras, en el exterior del edificio se realizó una acera perimetral, que
prevenía la ermita de posibles inundaciones por la lluvia.
ORIGEN MITOLÓGICO DE LA ERMITA DE SAN SEBASTIÁN.
Por tradición se narra y se cuenta que tras la reconquista, había un leñador en esta localidad,
el cual ocupaba su tiempo en la fabricación de carbón de leñas que recogía en los cercanos
montes de la villa, teniendo su lugar de trabajo en un monte lindaba con la población. Al
mismo tiempo, en la cercana Rascaña, en el poblado moro que allí se ubicaba, vivía otro
leñador llamado Ben Pitou, quien también tenía el mismo negocio del carbón, viniendo
ambos a la Pobla para poder así vender el producto. Todo parece indicar que los vecinos
mostraron más predilección por su paisano, que a la razón se llamaba Sebastián. Pasado el
tiempo y observando el moro que su enemigo de oficio andaba económicamente mejor que
él, por envidia y traición optó por asesinarle. Y trasladándose una noche al lugar de trabajo
del leñador así lo hizo, creyendo que estaba solo. No tuvo en cuenta que uno de los hijos de
Sebastián, estaba con su padre, quien tan solo pudo esconderse entre los matorrales,
viniendo horas más tarde a contarlo a los familiares y vecinos de la población. Enterado el
bayle de la villa de lo sucedido, se trasladó a la vecina población de Benisanó, haciendo
partícipe de lo ocurrido al señor de castillo. Detenido el moro, negó todo lo ocurrido. De
esta forma fue obligado por el señor de Benisanó para que en memoria del carbonero
asesinado sufragase una pequeña edificación (ermitorio), con una luminaria perpetua, que
fue levantada en la misma cima del monte en donde había sido asesinado el leñador,
haciéndose llamar desde entonces monte de Sebastián. Al parecer, las continuas visitas por
los familiares a dicho ermitorio y aclamarse a Sebastián en demanda de algún favor, este les
favoreció. Con el paso del tiempo los habitantes de la Pobla tomaron la costumbre de visitar
en romería el monte o cerro, naciendo ese fervor al santo. En cuanto al moro Ben Pitou, al
ver que su negocio de carbón no prosperaba por todo lo acontecido, no tuvo otro remedio
que marchar para tierras africanas y nunca más se supo nada de él.
CONCLUSIONES.
Con este trabajo he querido mostrar la alteración que sufren estas obras con el paso del
tiempo. Que aquello que estamos contemplando no es más que el resultado de múltiples
decisiones, modificaciones y mejoras sufridas a lo largo del tiempo, lo que nos obliga por
tanto a mostrar un espíritu crítico ante la visión actual que hacemos de la misma. Obras que
por otro lado constituyen un legado patrimonial de incalculable valor, cuya conservación y
enriquecimiento corresponden en este caso a todos los valencianos, especialmente las
instituciones y poderes públicos. Patrimonio que heredamos de nuestros antepasados y que
dejaremos a nuestros descendientes a (idea de transmisión de la que somos destinatarios).
En cuanto a la intervención de edificios históricos o antiguos para la recuperación de
elementos arquitectónicos de los mismos, deberán atender a un análisis profundo y certero
previo a la acción (científico y documental). Es decir, analizar con perspectiva arqueológica
todo lo sucedido en el monumento a lo largo del tiempo, para situarse en parámetros
concretos, necesariamente alejados de posiciones hipotéticas o especulativas. Además de
conocer las patologías o causas que originan el deterioro producido, así como los
tratamientos necesarios para eliminar, detener y retardar el proceso de agresión de la
construcción, teniendo como base la experiencia.
BIBLIOGRAFÍA.
-LLAVATA PITARCH, Vicente. Historia de la Villa y Baronía de la Pobla de
Vallbona. Valencia: Ayuntamiento de la Pobla de Vallbona, 1.981.
-FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA UNIVERSIDAD DE VALENCIA.
Historia de la Pobla de Vallbona. Valencia: Universidad de Valencia, 2.011.
-ZARAGOZÁ CATALÁN, Arturo. Arquitectura gótica valenciana. Valencia:
Generalitat Valenciana, 2.000.
-SERRA DESFILIS, Amadeo. Nova sint omnia more christiano. Imatges i espais al
nou regne de Jaume I. Valencia: Universidad de Valencia, 2.012.
-Archivo Parroquial de la iglesia San Jaime Apóstol.
-http://www.lasprovincias.es/valencia/20081221/horta/pobladeVallbona–restaura-ermita20081221.html
-http://www.lapobladevallbona.es/es/servicios-municipales/patrimonio/patrimonioarquitectonico/ermita-de-san-sebastian/
- http://www.ermitascomunidadvalenciana.com/vctpdv.htm
- http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=87&pad=87&modulo=64&id=138&v=63
- http://www.escapadarural.com/que-hacer/la-pobla-de-vallbona/ermita-de-san-sebastian
-http://www.infoturia.com/la-pobla-vallbona/401-la-pobla-vallbona-festeja-la-restauraci
%C3%B3n-de-la-ermita-de-san-sebasti%C3%A1n.html
- http://www.cult.gva.es/dgpa/arqueologico_c.html
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