Notas con armonía N° 381

Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Vigías del Patrimonio
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Notas con armonía N° 381
Boletín institucional de la Fundación Armonía con información cultural y de interés general
Bucaramanga, Santander, Colombia
12 años (2003-2015)
Qué tristeza, acompañada de rabia y de impotencia
Es bien claro que este boletín contiene generalmente las noticias gratas, los conciertos, los festivales, en fin, información cultural y
de interés general que a los lectores acompaña en su devenir por esta vida.
Aun así, en casos como el de Abrapalabra, nos unimos y solidarizamos con Sandra, con su equipo de trabajo, con el innumerable
grupo de invitados cada año y con ese público que siempre la acompaño para expresar nuestra tristeza y al mismo tiempo decirle
a Sandra que ella es un símbolo de lucha, que no ceda en su empeño pues eso es lo que quieren quienes con su apatía y desinterés
buscan eso: ¡No les de gusto, adelante, ajuste, reinvente, pero por favor, no lo suspenda!
Su energía, su inigualable calidad como gestora y como mujer inimitable no nos podemos dar el lujo de perder. La sonrisa y energía
que siempre muestra es su mejor aliado.
Este fue el editorial de Vanguardia Liberal del miércoles 7 de octubre:
Cayó el telón de Abrapalabra
Redacción editorial Vanguardia Liberal
Hace 21 años cuenteros de la ciudad, que se agolpaban en “la gallera” de la Universidad Industrial de Santander para contar sus
historias sembraban las semillas de lo que se convirtió en el Festival Abrapalabra, que con el tiempo se consolidó como uno de los
más importantes encuentros de cuenteros en el país, que en su última edición agrupó a 500 artistas de cinco continentes, que
dieron 200 funciones a lo largo de 10 días.
A la cabeza de esta titánica obra estuvo Sandra Barrera, quien anunció que este año cayó el telón definitivamente para Abrapalabra,
por la falta de apoyo de la administración departamental. Es decir que no habrá más Festival Abrapalabra.
Año tras año la Gobernación de Santander destinaba $200 millones a la realización de este evento, pero este año, según se informó
a los organizadores, no se apropiaron recursos para este fin, con lo que se condenó a muerte al festival.
Son muy pocos los eventos culturales que suceden en Bucaramanga y el departamento de Santander y mucho menos los que logran
tener la trascendencia de un festival internacional como Abrapalabra. Por eso como santandereanos debe avergonzarnos que
veamos morir de esta forma una iniciativa que se gestó y solidificó durante tantos años. No se entiende cómo el departamento deja
morir una iniciativa como esta y la ciudadanía tiene que ver cómo desaparece una de las poquísimas ofertas culturales de la ciudad.
También es triste saber el mínimo apoyo que se da por parte del Ministerio de Cultura.
No ha sido la cultura jamás la prioridad de las autoridades locales, no se conoce de algún mandatario local o departamental que
haya tenido al arte y al fomento cultural como su bandera de gobierno. Por eso, ha correspondido a soñadores como Barrera
trabajar por darle a la ciudad una oferta cultural. Lo mínimo que se esperaría de nuestros gobernantes es que ya que no son ellos
los baluartes de la cultura, por lo menos apoyen a quienes han tenido la bravura de hacerlo por la ciudad y el departamento.
Ojalá, aunque las noticias parecieran mostrar que es inevitable este cierre, las autoridades locales y departamentales y el Ministerio
de Cultura salvaran este festival de quedar en el olvido.
No queda más que agradecerle a Sandra Barrera por todos estos años en que hizo de Bucaramanga el epicentro de la palabra.
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Orgullo de Santander para Colombia
María Cristina Plata, la sorpresa del Bomm 2015
En el auditorio principal de la Cámara de Comercio de Bogotá se cerró la versión 2015 del Bogotá Music Market, en el que
la cantante santandereana María Cristina Plata brilló al ser ganadora del premio Mejor Showcase del Bomm 2015 que
entregaba y seleccionaba RTVC.
El Bogotá Music Market es el mercado más importante en Colombia para la industria musical. En este evento se reunieron
compradores de todo el mundo, entre los que se encontraban bookers, managers, curadores de festivales nacionales e
internacionales, plataformas digitales, empresas de sincronización y muchos más protagonistas y consumidores de productos
músicales. Frente a ellos, artistas y managers presentaban sus proyectos y talentos en busca de oportunidades de negocio dentro
y fuera del país.
Más de 800 artistas se presentaron a la convocatoria, de los cuales sólo 20 afortunados tuvieron la oportunidad de presentarse en
vivo frente a los más de 120 compradores en los Showcases organizados por el Bomm, quienes de esta manera tendrían una idea
mucho más clara de los artistas que buscan oportunidades en los mercados.
María Cristina Plata, artista santandereana del género World Music, fue seleccionada para presentarse en los showcases con su más
reciente trabajo discográfico ‘Todas las flores’, una producción que reúne lo mejor de los sonidos latinoamericanos con letras y
composiciones de mujeres santandereanas. Show que mostró frente a un público especializado de más de mil personas entre
artistas, managers, bookers, curadores y demás participantes de la rueda de negocios, cautivando a los asistentes y el afinado oído
de los jurados de RTVC que vieron en María Cristina Plata y su show la calidad artística y profesional para darle el primer lugar en
el premio al mejor Showcase del Bogotá Music Market 2015.
“Regreso a Bucaramanga feliz por los logros obtenidos y una maleta llena de buenos deseos, experiencia, contactos y mucha más
energía para seguir trabajando en los proyectos que tengo”, aseguró María Cristina.
Al recibir el premio, la cantante resaltó su inmensa gratitud para con la Radio Nacional de Colombia y RTVC, por el apoyo que le ha
brindado no sólo a ella sino a los demás artistas folclóricos y de músicas no populares que encuentran en sus micrófonos la difusión
y el apoyo que necesitan para ver crecer sus carreras.
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Santander en el Festival Internacional de Buenos Aires
Por: Redacción Vanguardia Liberal
El Ministerio de Cultura, Procolombia, Marca País y Redlat entregaron el listado de las empresas del sector de las Artes Escénicas
seleccionadas para participar por Colombia en la convocatoria ‘Colombia en los mercados internacionales de las artes escénicas’,
para asistir al Festival Internacional de Buenos Aires Fiba 2015 del 28 de septiembre a 4 de octubre.
De los noventa y cinco artistas y empresas culturales inscritos, fueron escogidos Cortocinesis de Bogotá (danza contemporánea) El
Teatrico de Medellín (artes escénicas), Teatro Azul de Armenia (teatro), Bimana Producciones SAS de Envigado (artes escénicas) y
la Corporación Teatro PFU en Collor de Bucaramanga (teatro).
El Fiba
El Festival Internacional de Buenos Aires, uno de los más importantes de Latinoamérica, es un espacio de exposición del arte
escénico contemporáneo con espectáculos nacionales e internacionales, convoca desde 1997 a las figuras centrales de las artes
escénicas en el ámbito mundial. Esta décima edición presenta distintos estilos y géneros en espectáculos internacionales y
nacionales, montajes al aire libre, talleres, mesas redondas y charlas con creadores, además de presentaciones de libros, muestras
de cine y de artes plásticas relacionadas al teatro, el Premio de Nueva Dramaturgia Germán Rozenmacher y jornadas de encuentro
entre artistas locales y programadores extranjeros para estimular la exportación del teatro.
PFU en Collor
La Corporación Teatro PFU en Collor, creado en 1992, ha sido ganadora en varias oportunidades de la Beca del Ministerio de Cultura
de Colombia en Creación Teatral, en Itinerancias artísticas por Colombia y en Pasantías; Premio Municipal de Teatro 2013 en
Bucaramanga y ganadora de dos becas de Creación en Teatro de Sala de las Becas Bicentenario Gobernación de Santander.
Su director artístico, Lizardo ‘Chalo’ Flórez Medina, es docente universitario, sociólogo y Maestro en Artes Escénicas con énfasis en
Dirección de la Facultad de Artes ASAB – Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá y Diplomado en Educación
Artística para maestros en Artes Escénicas de la Facultad de Bellas Artes de la UPN Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá Ministerio de Cultura de Colombia.
La modernidad norteña
Por Puno Ardila Amaya / Vanguardia Liberal
Mincultura anda de pueblo en pueblo inventariando funcionarios, instituciones, bibliotecas y lo que sirva para fomentar y fortalecer
lo cultural. Maravilloso.
Pregunté a los funcionarios si indagaban por emisoras y programas de televisión de más sintonía, porque si hablamos de fomento
y fortalecimiento de la cultura, o, por el contrario, atomización de la identidad cultural, son los hábitos de sintonía factores clave
de nuestra verdadera raíz cultural, si es que tenemos, o hemos tenido alguna.
La respuesta fue simple y llana: “Nosotros no tenemos ese compromiso; eso le corresponde al Mincomunicaciones”. Es cierto, pero
solo en parte, porque cuando se habla culturalmente de contenidos, causas y efectos de los medios, debe ser Mincultura el
encargado de –cuando menos– revisar.
Pero eso no fue todo. Afirmó entonces un orgulloso funcionario de la Secretaría de Cultura departamental que su equipo estaba
registrando las emisoras comunitarias, y exaltó el hecho de que en Santander abundan. Confirmé y aplaudí el hecho, pero le cité
dos emisoras cuya parrilla de programación está saturada de música norteña, La Cúpula, en el Socorro, y Santa Bárbara Estéreo,
en Simacota, que me tocan porque cubren poblaciones de todos mis afectos. Y la respuesta del funcionario –de la Secretaría de
Cultura– fue que “eso se llama modernidad”.
Tengo tres respuestas para él, que no le di ese día porque nos estábamos saliendo de la discusión principal.
La primera es que si la “modernidad” a la que hace referencia se mide por el mercado y por lo que más se vende, las radios
comunitarias no están para eso, porque no tienen autorización para vender pauta publicitaria.
La segunda es que si esa “modernidad” habla de apertura a diversidad y otras culturas, ¿por qué darle bombo a música mexicana
que en Colombia es producida por disfrazados de norteños, que cantan sin asco apologías al narcotráfico? ¿Dónde quedan entonces
el rock y el jazz, los clásicos y la carranguita, lo folk (nacional e internacional) y los bambucos?
La tercera es que las radios comunitarias deben cumplir una labor social, fundamentada en educación y en formación, desde el
conocimiento, los valores y las raíces culturales. ¿Cuál es el papel de estos medios alternativos de comunicación si solo le siguen el
juego al bombardeo de los medios comerciales, que nos tienen saturados y doblegados?
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Gloria Triana, una mujer que visibilizó nuestra cultura popular
La documentalista bogotana recibirá el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura por su labor.
Por: Sofía Gómez G. | El Tiempo
Foto: Archivo particular
Triana ha repartido su vida entre la gestión cultural (en Colcultura), la diplomacia (fue embajadora en El Salvador), la docencia y
la realización audiovisual, esta última, con mucho reconocimiento.
A estas alturas de la vida, la documentalista y gestora Gloria Triana no sabe si la suerte existe. Hay cosas que le hacen creer que
sí: tuvo la fortuna de escoger un trabajo que le permitió combinar la pedagogía con la búsqueda de las tradiciones, ocupar cargos
diplomáticos y gubernamentales para fomentarlas, viajar por zonas distantes de Colombia para hallarlas y, sobre todo, rescatar la
cultura popular de este país.
“Yo no rescaté nada de eso”, ha dicho Triana en repetidas ocasiones. Quizás su labor hizo visible lo que era, hasta ese momento,
inexistente. Y esa fue la razón de peso para que el Ministerio de Cultura la escogiera como merecedora del premio Vida y Obra,
junto con la cantadora Petrona Martínez.
Documentalista, gestora cultural, embajadora, curadora. Son muchos cargos los que ha ocupado Triana, una antropóloga con
énfasis en lo social que dedicó dos décadas a la docencia.
“Fueron 20 años y ocho meses”, expresa con precisión en una charla que sostiene con este diario en Bogotá, en el apartamento de
su hijo, el actor Juan Sebastián Aragón.
Sin haberse graduado de la Universidad Nacional, ella tuvo su primer contacto con la realidad en la División de Asuntos Indígenas
del Ministerio de Gobierno. Luego, pasó a Colcultura, desaparecida entidad que en ese momento se dedicaba a proteger las
tradiciones de Colombia.
“Yo viajaba buscando grupos musicales en las regiones. Fue algo que tuvo mucho eco porque rescató tradiciones que estaban en
poder de las personas mayores y a punto de perderse”, recalca.
Hija del pintor Jorge Elías Triana y hermana del cineasta Jorge Alí –con quien produjo su primer documental en 1975–, Gloria se
enamoró de ese país que permanecía en el anonimato y que, para muchos, era motivo de vergüenza.
Con su ímpetu, llevó al pomposo escenario del Teatro Colón a los Gaiteros de San Jacinto, las cantadoras de alabaos de Timbiquí y
los tamboreros de Altos del Rosario. El público del lugar reservado para los artistas clásicos se rindió ante los sonidos ancestrales.
Y no contenta con eso, Triana logró que los conciertos se emitieran por televisión.
La semilla empezaba a dar frutos que crecerían aún más desde que Audiovisuales, la programadora estatal de televisión, se interesó
en producir una serie: 'Yuruparí'.
A pesar de los múltiples cargos que ha ocupado, la faceta audiovisual es tal vez la más conocida de Triana (Bogotá, 1940).
“'Yuruparí' fue un viaje de cuatro años. Todo el equipo de trabajo era como una familia, tenía mucha mística”, dice.
Tradición y paz
Adicionalmente, esta bogotana se inventó otros formatos televisivos, como 'Noches de Colombia', 'Ale-kuma' y 'Aluna', este último
en el que se registró a creadores anónimos o consagrados de las artes colombianas.
“Éramos poquitos, no había internet ni celulares, todo era por fax o por radioteléfono, pero había una comunicación intensa y
efectiva entre los funcionarios y las comunidades”, recuerda.
Ya empezando la década de los años 90, el trabajo de esta mujer se enfocó en las zonas más afectadas por el conflicto armado.
“Me inventé las Jornadas de paz (en coordinación con el Plan Nacional de Rehabilitación). Nos metimos al Magdalena medio, Urabá,
Caquetá, Barrancabermeja y Arauca. Es muy pertinente recordar eso en este momento”, asegura.
En esos eventos se realizaban encuentros, además del espacio festivo, que era masivo, y hasta allí llevaba a artistas regionales.
“Recuerdo mucho a un coreógrafo en Barranca, que estaba adelantando un trabajo de danzas tradicionales, que me dijo: ‘Lo que
más me gusta de su proyecto es que no vinieron a decirnos qué tenemos que hacer, sino a apoyar lo que estamos haciendo’ ”.
Radicada en Cartagena, Triana asegura que en tantos años de viajes nunca recibió una amenaza o fue víctima de una agresión.
Su coraje permitió que el escenario rodante y la unidad móvil de televisión de Colcultura llegaran a sitios inexplorados de la geografía
colombiana.
“Siempre preguntaba cuál era el barrio más popular. Hice lo mismo en Turbo (Antioquia) y me dijeron que allá no podía entrar, que
tenía que hablar con el comandante tal (un paramilitar). A él le encantó la idea. Hasta me consiguió un presentador. Sin embargo,
cuando estábamos en la presentación, se fue la luz. Yo había leído que eso sucedía cuando iba a haber una masacre. Todos nos
tiramos al piso. Pero no pasó nada. Simplemente fue un corte de energía”, recuerda la realizadora, riendo, luego de confesar que
ese día sintió mucho miedo.
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Triana celebró sus 75 años en febrero pasado, en San Basilio de Palenque, y todavía parece de hierro. Pero también muestra su
lado sensible al hablar de su familia.
Con el sentimiento a flor de piel, cuenta que su otro hijo, que era fotógrafo, padece una discapacidad.
“Es una de las cosas que me duelen, ahora paso más tiempo con él”, cuenta.
Y agrega: “Ahora que me lo preguntas, no sé cómo funcionaba mi casa. Yo estaba de viaje todo el tiempo. No tenía marido, eso
sí”.
Incansable. La palabra define perfectamente la personalidad de esta mujer que acaba de ser curadora del Salón de Arte Popular,fue
invitada al Petronio Álvarez y al Green Moon Festival (de San Andrés) y está trabajando en un documental sobre el viaje a Estocolmo
(Suecia), cuando Gabriel García Márquez recibió el Nobel.
“No me siento cansada. Mientras esté bien de salud, voy a seguir haciendo cosas. Esto no ha sido un trabajo, sino una pasión”,
asegura.
El viaje a Estocolmo, en palabras de Triana
“Yo era la directora de una oficina llamada Festivales y Folclor, en Colcultura, cuando tuve el privilegio de seleccionar la comitiva
que viajaría con Gabriel García Márquez a recibir el premio Nobel, en 1982.
Generó mucha polémica. Los medios criticaron el hecho de que lleváramos a artistas populares.
Acuérdate que de cultura popular y diversidad étnica se empezó a hablar a partir de la Constitución del 91. Antes de eso, hablar de
folclor era de quinta.
Además, fue algo que Gabo pidió. Viajamos 62 personas. A veces pienso que exageramos... porque él dijo cumbia y vallenato, y
nosotros llevamos joropo, torbellino, bambuco, currulao. Todo lo que había.
Mientras a todo el mundo acá le pareció feo, allá en Suecia eso fue un ‘hit’. La primera plana del periódico más importante de
Estocolmo decía: ‘Los amigos de Gabo nos enseñan cómo se celebra un Nobel’.
Lo curioso es que un hecho así no había pasado antes y no pasó después. Esto fue único”.
¿Cuándo y dónde?
El premio Vida y Obra de Mincultura se entrega el 22 de noviembre, en Bogotá. Triana comparte el galardón con Petrona Martínez.
III Bienal Nacional e Internacional de Arte
Por: Redacción Vanguardia Liberal
El denominado Circuito 10 (11 entidades de apoyo y sedes de la III Bienal Desde Aquí), conformado por Alianza Colombo Francesa,
Centro Colombo Americano, Instituto Municipal de Cultura y Turismo de Bucaramanga, Museo de Arte Moderno de Bucaramanga,
Centro Cultural del Oriente Colombiano, Sala UIS Bucarica, Casa El Solar, Universidad de Santander, Casa del Libro Total y Banco
de la República contará con la presencia de las obras y los artistas hasta el día 30 de octubre. Además de las nueve salas en
exposición durante el mes de octubre, se contará con una programación paralela: conversatorios, conferencias, visitas guiadas e
instalaciones.
Esta tercera edición de la Bienal, cuyas actividades son gratuitas y para todos los públicos, se constituye en un capítulo más de la
continuidad de este espacio de encuentro y activación de las artes plásticas y visuales nacionales e internacionales. Tras una
convocatoria abierta al mundo y con una inscripción de más de cuatrocientos proyectos provenientes de más de cuarenta países,
revisados por los curadores invitados, fueron seleccionados cuarenta y ocho proyectos artísticos de diferentes contextos geográficos,
que sumados a los cincuenta y cuatro artistas invitados conforman esta puesta en escena de ciento dos artistas contemporáneos
en conexión con Bucaramanga y el continente.
Los curadores y jurados invitados por la organización de la III Bienal Desde Aquí para esta edición son Lucrezia Cippitelli, de Roma;
Santiago Rueda Fajardo, de Bogotá, y Gerardo Mosquera, de La Habana y Barcelona. Estos artistas estarán en la escena del arte
en Bucaramanga junto a los protagonistas de este encuentro cultural, los artistas, provenientes de Brasil, Costa Rica, Portugal,
Estados Unidos, España, Argentina, México, Chile, Cuba, Francia, Inglaterra, Perú, Venezuela y Colombia.
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COLE PORTER Y SU BEGIN THE BEGUINE
Por Ofelia Peláez
Una de las más bellas canciones hechas en Estados Unidos es Begin the beguine, que muchas veces se traduce como Volver a
empezar, pero lo correcto y como la hizo Cole Porter es Comienza el begin, en cuya temática hace mención al ritmo del begin,
originario de las islas Guadalupe y Martinica; un ritmo semejante a la rumba lenta, que estuvo en furor por los años 30. Se ha
conocido la letra que dice: “Quiero volver a empezar, porque sin tu amor mi vida no es vida…”. La correcta, como la hizo Porter, la
cantan Jorge Negrete, Frank Sinatra, Thomas Hampson y la gran mayoría, incluyendo a nuestro barítono Carlos Julio Ramírez.
Cole Porter nació en Peru, ciudad del estado de Indiana, en 1891, de una familia adinerada que lo matriculó para estudiar derecho
en la Universidad de Yale, se retiró y entró a Harvard pero se impuso su vocación por escribir canciones. A los 6 años tocaba el
piano y luego aprendió otros instrumentos, especialmente el violín. En 1917 se fue a París y vivió los fabulosos años 20, conoció a
personajes como Picasso, Igor Stravinsky y Coco Chanel. En la Ciudad Luz se casó con Linda Lee Thomas en 1919, una millonaria
divorciada que era mayor que él. En la película de Woody Allen, de 2011, Medianoche en París, se ve cómo era la vida de Porter en
esa ciudad.
Porter regresó a Estados Unidos y en Broadway presentó varias comedias musicales tan famosas como Kiss me Kate que logró más
de 1000 funciones. En 1938 Artie Shaw batió record de popularidad cuando dio a conocer el Begin de Porter y en 1940 la Metro
Goldwyn Mayer lo incluyó en una película donde lo bailan Fred Astaire y Eleanor Powell. En 1946 la Metro produjo Night and day
sobre la vida de Porter, protagonizada por Cary Grant; en esta película incluyeron al barítono colombiano Carlos Julio Ramírez,
Carlos Ramírez como se le conoció en el exterior, cantando Begin the beguine. Cuando se ve a Carlos Julio en esa película vestido
como campesino, parece extraño pero es justamente debido a que lo caracterizan como un habitante de Martinica. En 2004 la
United Artist produjo la película De-lovely sobre la vida de Porter, protagonizada por Kevin Kline y Ashley Judd.
Cole Porter escribió canciones tan hermosas como Amo a París, C’est magnifique, Let’s do it, Night and day, I’ve got you under my
skin (Te llevo bajo mi piel) y su maravilloso Begin the beguine, escrito en 1935 cuando viajaba en un crucero. En 1937 se cayó de
un caballo y se sometió a más de 40 operaciones; en 1958 le amputaron la pierna derecha. Murió en California el 15 de octubre de
1964.
La letra de Porter, en inglés dice:
When they begin the beguine / it brings back the sound of music so tender / it brings back a night of tropical splendor / it brings
back a memory evergreen.
I’m with you once more under the stars / and down by the shore and orchestra’s playing / and even the palms seem to be swaying
/ when the begin the beguine.
To live it again is past all endeavor / except when that tune clutches my heart / and there we are, swearing to love forever / and
promising never, never to part.
What moment divine, what rapture serene / till clouds came along to disperse the joys we had tasted / and now when I hear people
curse the chanse that was wasted / I know but too well what they mean.
So don’t them begin the beguine / let the love that was once afire remain an ember / let it sleep like the dead desire I only remember
/ when the begin the beguine.
Oh yes, let them begin the beguine, make them play / till the stars that were there before return above you / till you shisper to me
once more “darling, I love you” / and we suddenly know what heaven we’re in / when they begin the beguine, when the begin the
beguine.
Y traducida al español: Ritmo anhelante de amar que sirve de senda a la melodía, que me hace olvidar mi melancolía, trayendo a
mi mente un nuevo ideal. Hoy sólo salí cerca del mar, cual suave vaivén vibra en mis oídos, el rumor de besos escondidos en el
sentir tropical. Volver a vivir aquellos instantes en que me robaste el corazón, en que juré amarte eternamente, con el fuego
ardiente de mi pasión. Momento feliz, divino, ideal, hasta que la lluvia llegó para dispersarlo y con la más cruel maldición quiso
condenarlo a una soledad sin igual. Nunca olvides tu ritmo sensual, que la llama de amor sincero no se apaga, y el deseo de amar
por siempre nunca se acaba, en el festín tropical. Canta siempre tu ritmo, siempre, sin cesar, hasta que las estrellas vuelvan a
buscarnos, hasta que tu beso febril vuelva a juntarnos, en el duce rumor, del ritmo sensual, de la canción tropical.
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El punto final de una partitura
Jordi Savall, creador de colectivos como Hespèrion XXI, será el invitado al cierre de la cuarta edición del Festival
Internacional de Música Sacra de Bogotá.
Por: Juan Carlos Piedrahíta B. / El Espectador
Jordi Savall comenzó tocando violonchelo y después se especializó en la viola da gamba. / Archivo particular
Jordi Savall tiene en su registro más de cien álbumes, pero nunca ha pisado un estudio de grabación. Cada disco suyo, como
intérprete de la viola da gamba o como director de cualquiera de sus iniciativas musicales, exige una acústica especial que no se
logra con el empleo de consolas modernas ni con la implementación de efectos de audio. Lo que él requiere es una conexión directa
con el pasado y por eso las iglesias y los recintos históricos son sus lugares favoritos para perpetuar su oficio.
Para Savall, quien nació en Barcelona en 1941, grabar es una parte importante para consolidar su actividad como investigador,
porque la música solamente existe en el momento en que es interpretada. Luego, y como por arte de magia, desaparece sin dejar
rastro aparente. Por lo tanto, la única manera de perpetuarla es a través de los registros discográficos.
“Cada vez que comencé un proyecto musical sentí lo mismo que cuando me enamoré, así que decidí hacer mis grabaciones y las
de los grupos que dirijo un par de meses después de casarme con las obras que investigo”, cuenta Jordi Savall, quien antes de
encontrarse de frente con la viola da gamba, el instrumento que le ha otorgado la popularidad que ostenta hoy en el escenario
musical, realizó estudios exhaustivos con el violonchelo.
Cuando se tiene la técnica para interpretar el violonchelo se desarrolla muy bien la habilidad en la mano izquierda, y eso hizo que
Jordi Savall tuviera una buena porción del camino recorrido para la ejecución de la viola da gamba. Terminó sus estudios de
perfeccionamiento en 1970, en Barcelona, y comenzó su relación fructífera con su instrumento cinco años más tarde.
“El ser humano necesita acompañarse de la belleza en donde se encuentre. Uno puede ir a un museo y observar obras del Medioevo,
del Renacimiento, del Barroco, del Impresionismo o del Cubismo. En la música pasa algo similar, pero a mí lo que me sucedió con
la música antigua y con el encuentro con la viola da gamba fue establecer la posibilidad de interpretar obras olvidadas y
aproximarme a ellas con un instrumento que muy poca gente toca en el ámbito contemporáneo”, cuenta.
El artista catalán fundó la agrupación Hespèrion XXI en 1974. Su intención era hacer música antigua de una forma diferente, pero
siempre respetando las condiciones de antaño. En 1987 creó La Capella Reial de Catalunya, para hacerle frente a la complejidad de
un colectivo vocal con la incorporación de talentos hispanos y latinos. Y dos años más tarde se ingenió Le Concert des Nations, con
el que acoge a músicos de diversas nacionalidades. Para él, los tres proyectos son complementarios.
“La filosofía de todos los grupos siempre ha sido la misma: buscar la autenticidad, conservar el respeto a la originalidad de las
obras, pero al mismo tiempo desarrollar la creatividad. El músico aporta el toque final porque la partitura es un proyecto que no
está terminado. Nuestra función cuando tocamos un instrumento o cantamos es ponerle alma y emoción a la creación. Lo que
hacemos como intérpretes es revelar lo que el compositor pensaba que podría transmitir con sus obras”, asegura Jordi Savall, quien
es docente desde 1973 en instituciones como la Schola Cantorum Basiliensis y la Juilliard School de Nueva York.
Poco tiempo después de la muerte de su esposa, la cantante española Montserrat Figueras (1942-2011), Savall ofreció su primer
concierto en Colombia. En ese entonces la música le sirvió como catarsis, y recuerda a la perfección la solidaridad de la gente ante
su dolor. Por eso no dudó en decir presente cuando lo invitaron a cerrar la cuarta edición del Festival Internacional de Música Sacra
de Bogotá. Aquí estará para exponer las particularidades de la música antigua, exhibir las bondades de la viola da gamba y ponerles
punto final a muchas partituras inconclusas.
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Una historia real del teatro a las pantallas de cine
Por: Redacción Vanguardia Liberal
En 1994, casi diez años después de la toma del Palacio del Justicia por parte del M-19, el dramaturgo Miguel Torres estrenó La
Siempreviva, obra considerada una de las cien piezas teatrales más importantes del país, basada en la historia real de una joven
abogada recién graduada que desapareció durante la toma.
Desde los años noventa, la productora Clara María Ochoa, que la vio al menos cuatro veces y quedó impresionada por la dinámica
de esos personajes que vivían juntos, había estado tras los derechos de la obra para su adaptación cinematográfica, pero tuvo que
pasar mucho tiempo para que pudiera por fin llevar al cine esta conmovedora e impactante historia como merecía ser: con un guion
íntimo y realista, la mirada vanguardista y crítica de un director joven (Klych López), un equipo técnico de primera línea, un reparto
entrañable de reconocidos actores colombianos, la visión de Clara María y el sello de CMO Producciones. “Todo para crear una
película que fuera la voz de los que no tienen voz, una película que no se callara nada, una película para el recuerdo de los olvidados,
una película que mantendrá esa memoria siempre viva”, aseguran las productoras Clara María Ochoa y Ana Piñeres.
La película fue rodada en dos semanas en un único escenario, ubicado en el barrio La Candelaria en Bogotá. “Previamente tuvimos
dos semanas de ensayos, la segunda de ellas en la casa donde rodamos, con todo el equipo de arte, fotografía y vestuario, por lo
que podemos decir que la película quedó filmada dos veces”, explica la productora Ana Piñeres.
Del rodaje hizo parte un artista que, aunque no se ve en la pantalla, sí se siente en los momentos más dramáticos de la película;
se trata de César López, quien estuvo a cargo de la música original de la cinta. López sacó tiempo hasta para compartir toda una
tarde en la escena con el grupo de actores y empaparse del espíritu de la cinta durante las semanas de ensayo y rodaje.
La película se estrenará el próximo 1 de octubre en Colombia, aunque su premier mundial fue el pasado 6 de septiembre en el
Festival de Cine del Mundo de Montreal, Canadá, donde fue recibida con asombro por parte de los espectadores extranjeros y con
dolor por parte de los colombianos asistentes.
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Un repaso a la vida de la autora de “Gracias a la vida”
Los caminos de Violeta Parra
La vida de la artista chilena, fallecida en 1967, vuelve a relatarse a través de una película, “Violeta se fue a los cielos”.
Por: Sorayda Peguero Isaac / El Espectador
Violeta Parra en uno de sus recitales íntimos, con gente del barrio y nada más. / Archivo particular
Violeta Parra decía que llevar paraguas era “como andar con la casa al hombro”. Cuando llovía, prefería que la lluvia la bañara, que
la dejara como recién salida del mar. Uno se la imagina así, con la mirada de loba, el pelo largo enredado, una bulla colosal
agitándole el pecho y una tristeza de criatura que no es de este mundo. Cantante, compositora, folclorista, ceramista, pintora,
bordadora, poeta. “Toda mi vida fui muy sola, por eso me he metido en tanto camino”, decía. Y bordaba canciones, y las cantaba
con la voluntad de un pájaro orgulloso de su sino: “Yo soy un pajarito que puedo subirme en el hombro de cada ser humano, y
cantarle y trinarle con las alitas abiertas, cerca muy cerca de su alma”.
Los versos de Violeta Parra son una crónica detallada de su vida y de su tiempo. Su necesidad de contar cantando era grande,
superior a cualquier otro estímulo. En 1953, animada por el poeta Nicanor Parra –su hermano mayor–, emprendió una cruzada por
algunos pueblos de Chile con el propósito de rescatar canciones y leyendas dormidas en las lenguas de los viejos. Se convirtió en
una desenterradora de tesoros intangibles. Recorrió su Ñuble natal, la zona central de Chile y las islas de Chiloé. Supo encontrar
las piezas de una memoria ancestral relegada al olvido. “(…) Los esfuerzos de Violeta para llevar adelante sus investigaciones no
encontraron apoyo material ni aliento espiritual en los organizadores de la cultura oficial –escribió el poeta cubano Víctor Casaus–.
A cuaderno limpio, sin grabadora ni transporte propios, sin infraestructura en qué apoyar todo el trabajo, recogió textos perdidos,
músicas casi olvidadas, costumbres populares refugiadas en familias y regiones”.
Fue un día del año 1953. En la Comuna de Barrancas (Santiago, Chile), Violeta Parra recogió su primera canción. La aprendió de
Rosa Lorca, una mujer morena, alta y gorda, que curaba el empacho, santiguaba y pronunciaba palabras “especiales” que atraían
la buena suerte y espantaban al mismísimo demonio. La cantautora se inspiró en el folclor popular para definir su estilo. Ese mismo
año compuso Casamiento de negros y Qué pena siente el alma. En 1954, Radio Chilena la invitó a participar en la realización de un
programa semanal de música folclórica: Canta Violeta Parra. Ricardo García, guionista y conductor del programa, recordaba su
primera visita a la radio: “Aparecía con una vestimenta muy modesta, muy simple, de oscuro, con el pelo suelto, con un rostro
picado de viruelas y una manera de mirar entre agresiva y tierna”.
Su cara fea reflejada en un anillo imaginario. Su cara fea surcada por dos lágrimas profundas. Su cara fea mirándola desde un
pedazo de espejo enmohecido. Lo repetía en sus cartas, en sus décimas: Mi cara fea. Mi cara fea. Mi cara fea. Una y otra vez. Las
marcas de viruela, que se asentaron en su piel cuando era niña, le provocaban rechazo y dolor. “Aquí principian mis penas, / lo
digo con gran tristeza, / me sobrenombran “maleza” / porque parezco un espanto. / Si me acercaba yo un tanto, / miraban como
centellas, / diciendo que no soy bella / ni pa remedio un poquito. / La peste es un gran delito / para quien lleva su huella”.
Aceptó una invitación para participar en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (Polonia, 1954). También visitó la Unión
Soviética y Francia. Durante su primera estancia en Europa, que se prolongaría dos años, la nostalgia que sintió por Chile fue como
una nube densa, inmóvil. Su añoranza se convirtió en pena profunda cuando su hija de nueve meses, Rosa Clara, murió a causa
de una pulmonía. De su dolor brotaron las décimas autobiográficas de Rosita se fue a los cielos.
“No podía quedarme en cama sin hacer nada y un día vi frente a mí un trozo de tela y empecé a hacer cualquier cosa, pero no pude
hacer nada esta primera vez, nada en absoluto: no sabía lo que iba a hacer”. La inmovilidad es como una muerte lenta para los
seres inquietos. Cuando una hepatitis severa la obligó a guardar reposo durante ocho meses, Violeta Parra se rebeló. Con sus
manos, con hilos de lana y telas de sacos, cortinas o sábanas, y combinando dos materiales que conocía muy bien: dicha y
quebranto, desbarató la nada y tejió formas de colores. Las arpilleras de Violeta Parra, también sus óleos y sus esculturas de
alambre, viajaron al Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre. “Violeta no es una desconocida en Francia –decía el catálogo
de la primera exposición individual de un artista hispanoamericano en el museo parisino–. Utiliza un lenguaje poético y simbólico,
dando un significado a cada tema, a cada color, sin por eso descuidar el lado plástico de su obra. Cada una de sus arpilleras es una
historia, un recuerdo o una protesta en imágenes”.
Cuatro hijos. Dos matrimonios, dos divorcios y un amor tormentoso. En una de sus cartas –dirigida a Anita y a Cuto– explicaba que
sus nervios estaban sometidos a un desasosiego que alteraba sus palpitaciones y amordazaba su alegría. Violeta Parra decía que
no había derramado una sola lágrima, pero que estaba sufriendo. Y que su sufrimiento tenía nombre: Gilbert. “Me separé de él
convencida de que no podía seguir a su lado, y ahora me duele hasta no poder dormir”.
Amorosa y tierna. A veces demandante, a veces celosa y furiosa. A veces todo al mismo tiempo. Las cartas que escribió a Gilbert
Favre, su amante suizo, retratan una mujer que afrontaba los embates de la distancia sin remordimientos. Sabía que sus ausencias
eran parte de un compromiso que asumía con determinación y humildad: “Todo el mundo es capaz de hacer lo mismo que yo. Para
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mí, se trata de un deber”. Pero sufría. Sin hambre, sin sueño, sin calor en el cuerpo y sin ganas de nada. A veces, su universo se
convertía en un sueño oscuro y desordenado. Y entonces era una mujer enamorada. Nada más.
En junio de 1965, después de su etapa europea, Violeta Parra regresó a Chile. Quería un trozo de tierra, lejos de los grandes salones
y muy cerca de los cuatro elementos, para poder recibir a los que quisieran conocer sus historias de barro, de hilos de lana, de
alambres y de palabras. Lo escribió todo en su cuaderno de tapas negras. Quería levantar un centro de arte popular, una gran
carpa circense que pudiera alojar hasta mil personas. Y lo hizo. Se trasladó a una comuna llamada La Reina, un lugar apartado y
de difícil acceso, en las afueras de Santiago. “Tenemos comida para el público: asaditos, empanadas fritas, sopaipillas pasadas,
caldo, mate, café, mistela y música. (...) hice un brasero redondo en la tierra alrededor del palo central, bien grande. Diez teteritas,
y muchos fierros llenos de carne. ¡Qué maravilla es mi carpa ahora!”. Isabel Parra, su hija, autora de El libro mayor de Violeta
Parra, afirma que su decisión fue un “rechazo absoluto a lo convencional. Un reencuentro con la tierra. No quería saber nada de
alfombras ni de casas de brillante piso”. El tema provocó discusiones familiares. “Vámonos todos a La Reina con maridos, yerna,
nietos y animalitos –decía a sus hijos–, el lujo es una porquería, los seres humanos se consumen sumergidos en problemas caseros”.
Vivió con Gilbert y su hija Carmen Luisa en una casa con piso de tierra, al lado de la carpa de La Reina. Allá se llevó su guitarra,
sus figuras de cerámica, sus arpilleras y sus pinturas. Todo su arte. También tenía un revólver, que guardaba por si algún maleante
se acercaba a su carpa.
Una vez le preguntaron si tenía una preferencia: cantar, hacer tapices, pintar. “Eso depende de los días –respondió–. Algunos días
no hago nada con la guitarra, nada con la tapicería, no hago nada de nada, ni barro siquiera, no quiero ver nada de nada. Entonces
pongo la cama delante de la puerta y me voy… Estoy triste porque siento que no he podido transmitir la vida en mi trabajo: la vida
es más fuerte que un cuadro”.
Uno se la imagina así. Uno de esos días raros. Sin pinturas, sin barro, sin hilos, sin guitarra. Nada de nada. La mirada de loba
afligida, el pelo largo enredado, un silencio implacable atravesado en su pecho. El revólver en sus manos. El estallido de un tiro. El
espanto de los pájaros. Y Violeta que se va.
Letras y paz de Colombia se discutieron en Alemania
Laura Restrepo y Juan E. Constaín participaron del Festival Internacional de Literatura de Berlín.
Por: Patricia Salazar Figueroa | El Tiempo
Foto: Patricia Salazar
Constaín y Restrepo, durante su presentación en Alemania.
Los escritores colombianos fueron invitados este año como parte de la celebración de su edición número 15. Ambos se sumaron a
200 autores de 50 países, entre ellos el español Javier Marías, el británico Salman Rushdie y el artista chino Ai Weiwei, que habló
por primera vez desde la perspectiva de su recién lograda libertad del régimen chino.
Restrepo y Constaín fueron llamados a presentar a dúo a Colombia y su “difícil camino hacia la paz”, en un coloquio en el Instituto
Cervantes, moderado por Michi Strausfeld, experta alemana en literatura colombiana y latinoamericana, y consejera de la Editorial
Fischer.
La autora bogotana entregó una descripción del país, de recorrido por su exuberancia, sus contrastes y la invencible capacidad de
supervivencia y alegría vital de sus habitantes. “Cuarenta millones de personas encerradas en el paraíso. Eso es Colombia”, dijo.
Pero también resaltó cómo, por efectos del desplazamiento interno, “es un país en el camino”, donde pese a tanto dolor acumulado
y derrame de sangre y energía, “no todos quieren la paz”.
Por su parte, Constaín afirmó que la sociedad colombiana, casi en pleno, “siente hastío por la guerra” e ilustró lo absurdo que
resulta que en la Historia de Colombia se haya acuñado un periodo como el de La Violencia, cuando la violencia no ha concluido:
“En Colombia conviven conflictos no superados, correspondientes a los siglos dieciocho, diecinueve y también conflictos del siglo
veinte. En Colombia hay sectores amplios de la sociedad para los cuales el Muro de Berlín todavía no ha sido derribado”, dijo.
Los escritores coincidieron en que la canalización del trabajo artístico y narrativo, inmerso en las reflexiones sobre la búsqueda de
la paz, ha traído una producción literaria muy activa y pertinente en el género de la novela histórica.
Noventa minutos después, Strausfeld lamentó que la obra de esos autores sustanciales no esté siendo difundida en Alemania por
falta de traducciones. “Nos estamos perdiendo de grandes historias. Es una vergüenza el desinterés de las editoriales alemanas en
traducir obras latinoamericanas. Una falta que debería repararse cuanto antes”.
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Keith Richards: el furioso retrato de una leyenda del rock
Documental de Netflix traza el perfil menos conocido del célebre guitarrista de los Rolling Stones.
Por: Begoña Donat | El Tiempo
Foto: Archivo particular
El legendario Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones, se confiesa en 'Under the Influence', el documental que Netflix acaba
de estrenar.
Cuando el espectador termina de ver el documental ‘Under the influence’, en su memoria inmediata, una carcajada aguardientosa
sobrevuela los retazos de electric blues, country honky-tonk y southern soul que han salpicado la película. Es el sonido de la alegría
de vivir de su protagonista, Keith Richards. El estreno de la cinta tuvo lugar en el Festival de Toronto –que finalizó la pasada
semana–, en vísperas del lanzamiento del primer disco del guitarrista de los Rolling Stones en solitario después de 23 años,
Crosseyed Heart, y está disponible en la plataforma Netflix desde el 18 de septiembre.
Richards tiene fama entre la prensa de ser un interlocutor difícil, pero en el metraje se muestra amigable, risueño y generoso en
las respuestas. “El primer día que quedamos, acudí a su casa con una pila de discos y estuvimos escuchando canciones durante
horas. Creo que ya está enfermo de responder a preguntas sobre su pasado y sobre su relación con Mick Jagger. Le aburre. Esa
misma pregunta se le ha formulado en cada entrevista que ha hecho a lo largo de su vida. A Richards lo que le apetece es hablar
de música”, comparte el director del rockumental, Morgan Neville.
Y así lo hace a lo largo de 121 minutos, en los que los extractos de entrevistas íntimas se alternan con declaraciones de su amigo
Tom Waits y de los músicos y coproductores del álbum, Steve Jordan y Waddy Wachtel. El veterano roquero ahonda en sus fuentes
de inspiración y en su recorrido profesional, pero también en los orígenes de su afición, impulsada por su abuelo, que le tendió una
guitarra a muy temprana edad.
“Aunque Keith cuente las mismas viejas anécdotas, incluso aunque hayas leído su autobiografía Life, hay algo muy fresco en esta
película –asegura Neville–. En varias secuencias se le puede ver trabajando en el estudio y tocando el piano. Y quizás se le ha
escuchado en el pasado nombrar a Muddy Waters y a Chuck Berry como influencias, pero aquí profundiza en sus referencias
musicales. Jamás le había escuchado hablar tanto de country”.
De hecho, el equipo de rodaje recaló en Nashville, como también lo hace en Nueva York, donde se inmortaliza el trabajo en el
estudio de grabación, y en Chicago, donde Richards conoció a su ídolo Muddy Waters y se prendó de la discográfica Chess Records.
La película no escatima en imágenes de archivo, con instantáneas de la infancia de la leyenda del rock, secuencias de actuaciones
de los Rolling Stones y los altibajos en la etapa como guitarrista de la gira de Chuck Berry, con una secuencia impagable en la que
el autor de Maybellene regaña a Richards.
Hay anécdotas hilarantes como la ocasión en que los Rolling fueron desalojados de la piscina de un Holiday Inn en Georgia al ser
confundidos por sus melenas con chicas en topless. Pero también para la emoción, con el guitarrista recordando el periodo de dos
décadas en que perdió el contacto con su padre, para recuperarlo, con Ronnie Wood como escudero en el reencuentro, en los 20
años posteriores como compañero de viajes y giras mundiales. Hay paradas en los conflictos raciales que percibieron al llegar por
primera vez a EE. UU. y también en los vericuetos de la composición de grandes clásicos, como Sympathy for the Devil.
“Un 99 por ciento de la gente ahí afuera piensa que soy ese tipo que fuma porros, lleva un Jack Daniels en la mano y va por ahí
maldiciendo. La imagen no es como una sombra, sino como un grillete, porque no te abandona en las 24 horas que tiene el día”,
lamenta Keith Richards en el documental.
Y es en ofrecer una imagen del arquitecto de la música popular de las últimas cinco décadas en lo que se centra la película. Aunque
él mismo menciona sus coqueteos con las drogas y la crisis experimentada por su banda entre 1985 y 1989, a la que él se refiere
como III Guerra Mundial, Under the influence no hace sangre en los escándalos protagonizados por el músico ni en el triángulo
sexo, drogas y rock & roll.
“Toda la película aspira a captar la energía de Keith y mostrar quién es en la actualidad. No sé cómo era Keith Richards a los 24,
pero el filme da una buena idea de quién es ahora. Está en un buen momento, está feliz. Quería entregarle a la audiencia un retrato
de quién es hoy en día. Y tengo que confesar que ha sido uno de los mejores proyectos en los que he participado”, remata Neville.
Cuando la música es el camino
Morgan Neville es un veterano de los documentales musicales, con películas dedicadas a Muddy Waters, la discográfica soul Stax
Records y Johnny Cash. El año pasado encumbraba su carrera con el Óscar al mejor documental por ‘A 20 pasos de la fama’, donde
repasa las vidas, los conflictos y sacrificios de las coristas del rock. El filme reparaba en las voces que arropan y enaltecen a los
grandes, relegadas a los títulos de crédito de los álbumes y a la parte trasera de los escenarios de las giras. En el festival de
Toronto, además de ‘Under the influence’, el director ha presentado ‘The Music of strangers’, sobre el aclamado chelista Yo-Yo Ma
y su proyecto Silk Road Ensemble, que reúne a músicos del mundo para tocar juntos. Entre los virtuosos que coinciden en la película
está el maestro del kamanche (un instrumento tradicional iraní de cuerda) Kayhan Kalhor, el especialista en pipa china Wu Man, y
la Jimi Hendrix de la gaita, Cristina Pato.
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¡En octubre, lo mejor de la cultura en la Casa del Libro Total!
Muestras artísticas del 3 de octubre al 7 de noviembre
Drácula de Bram Stoker – Ilustrado por Ángel Loochkartt // Universos – Amor Herrera // Blanco Porcelana – Margarita Ariza Aguilar
Matrioskas Santander en Su Historia y en la nuestra – Edwin Arias, Yuber Galeano, Oscar Sanabria, Roman Prada y John Alexander
Ardila // Mitos y Leyendas – Muestra Colectiva: John Alexander Carreño, Henry Buitrago, Yuber Galeano, Bayron Benítez, Oscar
Pinto, Silgy Rodríguez, Henry Delgado, Reynaldo Correa, Omar Chaves Vitery, Hernando Nossa, Leonardo Díaz Rodríguez, Oscar
Sanabria Fajardo, Luis Domingo Rincón Domingó, Karen Carreño, Gonzalo Rey, John Alexander Ardila.
Ya no estarás solo – Andrea Angarita León
Viernes 2 de octubre
-Reviviendo Nuestra Historia II Temporada.
Charla “Biblioteca Gabriel Turbay: Los libros y la historia dentro y fuera de sus páginas” Por: Emilio Arenas
6:30 p.m.
-Concierto
Nuevas Músicas del Mundo / 6:30 p.m.
Escuela Municipal de Artes EMA
Dirige: Jonathan Cancino
Miércoles 7 de octubre
III Bienal Internacional DESDE AQUÍ
Conferencia: Universidad de las Artes. ISA. Experiencias de proyección social y transformación cultural de la enseñanza superior
de las artes visuales en Cuba.
Por: Marylin Cruz Insua. Vicerrectora de Artes Instituto Superior de las artes de Cuba. ISA.
Dirige: Jorge Torres González
6:30 p.m.
Viernes 9 de octubre
Reviviendo Nuestra Historia II Temporada
Charla: “El Parque del Agua: ¿Qué hacer si llega la sed?”
Por: Emilio Arenas
III Bienal Internacional DESDE AQUÍ
Conferencia: Addis Contemporary: conexiones sur – sur en contexto
Por: Lucrezia Cippitelli. (Roma. Italia) Curadora de la III Bienal Internacional de arte DESDE AQUÍ 2015. 6:30 p.m.
Miércoles 14 de octubre
Café Científico
La Ciencia también es un arte para todos
Conferencia: “Quien no computa no compite”
Por: Carlos Jaime Barrios Escuela de Ingeniería en Sistemas y Centros de Supercomputación y Cálculo Científico UIS 6:30 p.m.
Jueves 15 de octubre
Lanzamiento de los libros “Todo un Cuento” y “Tejedores de Sueños” del Colegio Psicopedagógico Carl Rogers
Dirige: Ana María Martínez y Amparo Silva 6:30 p.m.
Viernes 16 de octubre
Reviviendo Nuestra Historia II Temporada
Charla: “Los Viaductos de Bucaramanga: De la vida a la muerte”
Por: Emilio Arenas Pala y Mantilla
"Cantar la vida: Conversatorio entre dos cantautores sobre el arte de escribir canciones". 6:30 p.m.
Miércoles 21 de octubre
CineActo
Una forma diferente de ver el séptimo arte
Película: Drácula, de Bram Stoker (Estados Unidos, 1992)
Director: Francis Ford Coppola 6:30 p.m.
Jueves 22 de octubre
Café de la Casa // Disfruta de buena música, un café y un menú de libros a la carta
Con: The Groove (jazz) 6:30 p.m.
Viernes 23 de octubre
Reviviendo Nuestra Historia II Temporada
Charla: “El Cementerio Central y La Calle del Dolor: Despertando a los muertos”
Por: Emilio Arenas / Noche de Miedo y Vampiros en la Casa del Libro Total 6:30 p.m.
Miércoles 28 de octubre
Apertura del Festival Coral Gustavo Gómez Ardila 6:30 p.m.
Jueves 29 de octubre
Gala Lírica con “Ensamble Lírico UNAB”
Piano: Maurizio Coli
6:30 p.m.
Viernes 30 de octubre
Reviviendo Nuestra Historia II Temporada
Charla: “¿Cuál es la relación entre el monumento del Santísimo y la cerveza?”
Por: Emilio Arenas // Lanzamiento de la Edición Extendida de “Drácula” de Bram Stoker 6:30 p.m.
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Buen balance jazzístico
Por: Juan Carlos Garay / Semana
Se va cerrando otro mes de septiembre con sus festivales de ‘jazz’ en todo el país, y un panorama alentador para sus
representantes nacionales.
El legendario pianista Edy Martínez se ganó una de las ovaciones más recordadas del Festival de Barranquilla.
El pianista panameño Danilo Pérez puede darse el lujo de decir que visitó cinco ciudades colombianas (y seis escenarios distintos)
en ocho días. La hazaña permitió que los melómanos de casi todo el país fueran testigos de su nueva búsqueda estética: una
reflexión sobre la colonización de Panamá y una mirada retrospectiva a la obra del maestro Thelonious Monk.
La llegada de figuras de vital importancia para el mundo del jazz sucede siempre en septiembre, y se da gracias a una red que han
establecido estos festivales a nivel nacional. Aunque mantienen independencia de criterios (unos tienden más hacia las músicas
tradicionales del mundo, otros hacia el lado latino), eligen cada año una o dos estrellas y comparten los costos de una gira bien
estructurada. Hace un par de años, durante el festival Barranquijazz, el flautista puertorriqueño Néstor Torres afirmaba sorprendido
que “no hay un sistema así ni siquiera en los festivales de ‘jazz’ de Europa”.
Así ha transcurrido un nuevo mes del jazz en Colombia, que empieza a mostrar sus frutos en cuanto al surgimiento de figuras
locales. La nueva generación creció acostumbrada a las visitas de importantes jazzistas, y la apertura de estudios profesionales de
jazz en las facultades de música ha permitido que tengamos algo que aportar a este género. Los festivales de Pasto, Cali y Medellín
vieron este año el debut de la pianista cartagenera Melissa Pinto, cuyas composiciones se basan en ritmos costeños como la puya
y el fandango. Por su parte, el festival de Mompox presentará a Fatso, un grupo bogotano difícil de clasificar, que recuerda las
bandas sonoras del cine negro y los discos más oscuros del roquero Tom Waits.
“Estamos en un borde entre el ‘rock’ y el ‘jazz’”, explica Daniel Restrepo, de Fatso. “Es algo que ha sucedido de manera natural:
nos invitan a diferentes escenarios. Pero cuando son festivales de ‘jazz’ hacemos solos más largos, dejamos que haya momentos
impredecibles”.
Y en cuanto a la utilización de instrumentos autóctonos, la gran sorpresa ha sido el grupo Redil, que pasó por Pasto y Barranquilla.
Su originalidad consiste en agregarle al jazz una marimba de chonta del Pacífico, “un instrumento que permite la improvisación al
100 por ciento”, según cuenta su intérprete, Adrián Sabogal. “La marimba me ha llevado a profundizar en un estudio no solo
técnico, sino de contextualización. Lo puedo usar como si fuera un xilófono, pero no puedo olvidar que a la vez es un estandarte
del currulao”.
Todas estas propuestas jóvenes les adeudan, sin duda, a los pioneros del jazz colombiano, que también tuvieron presencia este
año. En Barranquijazz, el septuagenario Edy Martínez confirmó el afecto que le tienen sus seguidores, improvisando el estribillo “A
Barranquilla me voy” sobre una melodía del compositor cubano Emiliano Salvador. Y Jazz al Parque, de Bogotá, celebró sus 20 años
por todo lo alto, invitando a Antonio Arnedo a dirigir el llamado ‘Colectivo Colombia’: un desfile de estrellas locales que nos paseó
por visiones jazzísticas del joropo llanero, el abozao del Pacífico e, incluso, en clave de humor, esa salsa montañera que llamamos
chucuchucu.
¿Qué sigan viniendo las grandes figuras internacionales? Magnífico y, sobre todo, necesario para nuestros modestos oídos. Pero
una gran conclusión, luego de casi dos décadas de septiembres de jazz, es que ya tenemos figuras nacionales capaces de aportar
su particular colorido a ese gran concierto del jazz mundial.
Toda la discografía del Festivalito Ruitoqueño
Escuche los 18 discos compactos, la mayoría dobles desde 1997 hasta el 2014
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Al ingresar, ubíquese en buscar y escriba Festivalito Ruitoqueño, así de fácil.
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Novelistas del terruño
Por: Eduardo Muñoz Serpa / Vanguardia Liberal
Santander, si bien había tenido literatos exquisitos que dejaron huella propia en el camino de las Letras como Pedro Gómez
Valderrama, nunca había tenido una generación en la que hubiera florecido, simultáneamente, un nutrido número de novelistas
destacados; los astros se alinearon y actualmente tenemos una exquisita cuadriga del intelecto compuesta por Pablo Montoya
Campuzano, Nahum Montt, Enrique Serrano López y Lucía Cristina Ardila Arenas.
Pablo Montoya (Barrancabermeja 1963), novelista, cuentista, poeta, ensayista, crítico literario, profesor de literatura en la
Universidad de Antioquia, de gran erudición musical y literaria, es un destacado escritor. Su última novela histórica, “Tríptico de la
infamia”, ganó el reputado Premio Rómulo Gallegos; en ella, en tres partes distintas entre sí, narra la historia de tres pintores que, en
el siglo XVI, época revuelta por grandes cambios y descubrimientos, polémicas y luchas religiosas y geopolíticas, sucumben ante la
fascinación por el Nuevo Mundo.
Nahum Montt (Barrancabermeja 1967), autor de la premiada novela “El eskimal y la mariposa”, en la que se sumerge en la violencia
colombiana de los años 80 y 90 de siglo XX, acaba de publicar una novela histórica, “Hermanos de tinta”, en la que crea un diálogo
entre Shekaspeare y Miguel de Cervantes.
Enrique Serrano López (Barrancabermeja 1960), novelista, historiador, cuentista, profesor de la Universidad del Rosario, ha escrito
interesantes novelas históricas como “Tamerlán” y “La diosa mortal”.
Lucía Cristina Ardila, bumanguesa, ha publicado dos bien escritas novelas: “El eco de las mentiras” y “El desamor en las parejas
perfectas”.
Nunca había tenido nuestra región cuatro exponentes tan bien posicionados en la literatura nacional contemporánea. Ellos, con
disciplina y entrega, han logrado poner a Santander en el cénit del firmamento de las letras colombianas y a ninguno la región le ha
dado la connotación que merece, lo que corrobora que un santandereano está apto para triunfar en cualquier parte del mundo menos
en su tierra.
Esperamos su visita
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Programa ejemplar de Mullova
Por: Manuel Drezner / El Espectador
Muchas veces he mencionado en esta columna la aparente falta de imaginación de muchos músicos que presentan recitales en la
ciudad y sus programas buscan la línea de menor resistencia, con caballitos de batalla oídos decenas de veces o con piecitas inocuas,
que no requieren de ningún esfuerzo intelectual ni para el concertista ni para sus oyentes.
Por eso es de destacar el concierto que presentó en el Teatro Santo Domingo la famosa violinista Viktoria Mullova, quien acompañada
de Katia Labeque tocó un programa ejemplar por su variedad, por incluir música que se oye raras veces en concierto y que abarcó
cinco nacionalidades: austriaca, alemana, estonia, japonesa y francesa (además de un tonto bis con una pieza popular brasileña) y
fuera de eso nos dio dos obras contemporáneas en estreno en Colombia. Sobra decir que dadas las cualidades de las instrumentistas
ellas tocaron de maravilla, pero lo que es interesante es la forma positiva como el público recibió estas obras, que no son
exactamente fáciles.
Ante todo hay que destacar la inclusión de las sonatas de Schumann y de Ravel, que muchos violinistas evitan en sus conciertos
porque las consideran obras ingratas para el instrumento, pero que en manos de la Mullova mostraron que son atractivas y que
despiertan una respuesta positiva del público. Pero hubo además una bella obra llamada Distancia de encanto, del cjaponés Touru
Takemitzu, un brillante compositor muerto en 1996, que tuvo su momento de popularidad y que parece estar resucitando en los
conciertos pues cada vez sus obras son incluidas con mayor frecuencia en las salas del mundo. Igualmente hubo una pieza de Arvo
Part, músico estonio que aún vive y que muchos consideran dentro de la élite de la música contemporánea, así sea más conocido
por sus creaciones corales. Son música, ambas, hecha en un lenguaje moderno pero no tan excesivo que ahuyente al público. El
programa igualmente incluyó una de las sonatas finales para violín de Mozart, o sea que este concierto incluyó además música de
tres siglos.
Con la posibilidad que existe hoy día de poder escuchar la música que se quiera cuando se quiera a través de discos, videos y
portales de internet, lo lógico es que los programas de conciertos sean como el que escogió Viktoria Mullova y por eso hay que
decir que su recital fue uno de los puntos altos de la temporada musical de este año, que tantas cosas buenas nos ha dado.
Vale la pena anotar que el concierto tuvo un lleno casi completo y aunque el público rebosó su entusiasmo al aplaudir en ocasiones
entre movimientos de una obra, lo cual es mirado con severidad por los puristas, se trató de una audiencia nueva, lo cual muestra
que se está formando, en contra de tanto vaticinio pesimista, una audiencia diferente a la de todas esas caras iguales que antes
eran los únicos clientes de los conciertos.
Emisoras que en tiempo real comparten con nosotros la música
colombiana:
Cantar de los Andes
Emisora Estación V
Emisora Luis Carlos Galán Sarmiento
Emisora UIS Estéreo
Emisora Universidad Autónoma de Bucaramanga
Ondas de Fusacatán
Radio Católica Metropolitana
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www.cantardelosandes.com
www.estacionv.com
www.emisoracultural.com
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www.rcm1450.com
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¿Estamos preparados para la crítica musical?
Por: Diego Londoño / El Colombiano
La crítica ha hecho parte fundamental en la creación artística. La moda, el cine, la política o el deporte han recibido su poder como
una forma de crecimiento, como parte de la evolución. Todo el contexto de esa palabra tan amplia, que a veces ha sido mal
interpretada viene de una premisa: No todo tiene que ser bueno, no todos tenemos que pensar igual y desde esa misma incomodidad
precisamente nace la crítica, como una forma de exigencia para que las cosas caminen por el sendero correcto, quizá el más
empedrado, pero el de más satisfacción.
Absolutamente todo puede ser discutible y discutido desde el respeto, esto con el fin de no tener una visión cerrada, ni mucho
menos sentar una cátedra inamovible. Y en la música es perfectamente aplicable, solo que el ego de la creación no permite que se
hable, indague o corrija, y es por eso que nos convertimos en un medio complaciente, que sabe que hay problemas y errores, pero
que de dientes para afuera es mejor que todo esté en perfecto estado, incluso mejor de lo normal.
¿Será que ha faltado crítica musical para que la industria en nuestro país mejore? Muchos músicos colombianos me responden SI.
De hecho dicen: “Me da tranquilidad que hablen de mi música, sea mal o bien”. Como dice el escritor suizo Friedrich Dürrenmatt,
“deberíamos estar tan expuestos a la crítica como a la gripa”, y el objetivo que tiene esa frase es que el criticado quede con el
pleno sentimiento de haber recibido una ayuda.
La mejor respuesta la brinda la historia, el rock de los años 60 hasta entrados los 90, especialmente en Inglaterra y Estados Unidos,
recibió el peso de la labor de la crítica, pues gracias a ella se desataban rivalidades, se apoyaban y se destruían artistas, se
estimulaban escenas y géneros (el new wave, el post-punk), o incluso se creaban de la nada (el brit pop, el grunge). Y quizá es
esto lo que falta en Colombia, mirarnos al espejo y vernos las arrugas, los defectos.
La presencia de la crítica puede aportar a la música nacional calidad, exigencia, propuesta y autoevaluación permanente que dará
en definitiva evolución. Por eso debemos ponernos en jaque entre nosotros mismos y eso no debe molestarnos ni destruirnos, de
hecho es una maravillosa oportunidad para crecer.
Creo que el futuro de la crítica musical no debería estar respaldada solamente en el trabajo de investigadores, críticos o periodistas
que ponen 4, 5, o ninguna estrella en un ranking imaginario. La crítica es un acto de compromiso y respeto que también debe
asumir el público. El no tragar entero y responder a lo bueno con compras de conciertos o discos, hará que las propuestas musicales
se esfuercen por sus trabajos y por ganarse de verdad un público.
Las preguntas son ¿Será que a la crítica musical, tanto especializada como la que se hace voz a voz, le ha faltado ser más severa,
y trascender los lazos para ser más objetiva? ¿Estamos dispuestos a aceptar la crítica para mejorar?
Zaperoco
Por: Inquisidor / Vanguardia Liberal
Cita. Captura todo lo que pasa en tus noches. Nuevo Huawei P8. Con cuerpo de una sola pieza, hecho de aluminio (9/09/15).
Comentario. He aquí los malos ejemplos de publicistas sin conocimiento del idioma ni ética de las comunicaciones. Además de
escribir en mayúsculas sostenidas, un factor definitivo para dificultar la lectura del mensaje, caen tranquilamente en el abuso de
un falso cognado, ‘capturar’, que en castellano significa: “1. tr. Aprehender a alguien que es o se reputa delincuente, y no se
entrega voluntariamente. 2. tr. Aprehender, apoderarse de cualquier persona, animal o cosa que ofrezca resistencia”. En inglés
tiene otros significados, de acciones que pueden ejecutar las cámaras de los celulares; pero estamos hablando en castellano.
Cita. Maduro pide ayuda a ONU por “éxodo masivo de colombianos” (4/09/15. Nacional).
Comentario. Después le echan la culpa al pobre Maduro por sus torpezas idiomáticas. ¿Quieren saber qué significa ‘éxodo’? Les
transcribo la única acepción que tiene este sustantivo en el Diccionario de la RAE: “(Del lat. exŏdus, y este del gr. ἔξοδος, salida).
1. m. Emigración de un pueblo o de una muchedumbre de personas”.
Cita. ¡Qué viva el fútbol! (6/09/15. Deportes. Charles Figueroa Mendoza).
Comentario. ¡Que no se deje engañar, querido Charly! Si sus profesores de colegio le dijeron que algunos vocablos tienen tilde solo
por el hecho de ir entre signos de admiración o de interrogación, se estaban burlando de usted o, con mayor seguridad, no tenían
idea alguna de lo que estaban hablando.
Cita. El pobre desempeño del Concejo Municipal (7/09/15. Editorial).
Comentario. Puede escribirse ‘consejo municipal’ (de planeación, por ejemplo), que puede ser también departamental o nacional;
pero se incurre en pleonasmo si se escribe “concejo municipal”, puesto que el ‘concejo’, con ce, únicamente es municipal.
Cita. A tiempos aquellos (9/09/15. Opinión. Hágase Oír. Chepita Jaimes).
Comentario. ‘A tiempo’ no llegó mi consejo de que diferencie estas opciones, mi querida Chepita: si es inflexión del verbo haber,
se escribe ‘ha’; si es preposición, se escribe ‘a’ (que no fue su caso); y si es interjección, como la suya, se escribe ‘ah’.
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Realidad virtual en la Filarmónica de Los Ángeles
La Filarmónica de Los Ángeles, Estados Unidos, apuesta por la realidad virtual para llevar la figura de Gustavo
Dudamel, su director artístico, a todos los rincones de la ciudad y así derribar clichés sobre la música clásica y atraer
al público más joven.
Por: EFE / Vanguardia Liberal
Desde el 11 de septiembre al 24 de octubre, una camioneta amarilla dará acceso a una experiencia virtual de cuatro minutos con
tecnología Oculus que llevará al espectador a una de las butacas del Walt Disney Concert Hall para disfrutar de la Quinta Sinfonía
de Beethoven dirigida por el maestro Dudamel.
Equipo virtual
Allí, en el vehículo denominado “VAN Beethoven”, los interesados se podrán enfundar las gafas y los auriculares especiales creados
para la ocasión.
Y vivirán un concierto privado del que serán testigos desde el punto de vista del director de orquesta y de los propios músicos, todo
ello mientras suena la obra clásica del compositor alemán y se acompaña de efectos visuales que recuerdan a “Fantasía” (1940).
“Esta idea nace como extensión de los esfuerzos de la Filarmónica por llegar a más gente”, dijo a Efe David Bohnett, miembro de
la junta directiva de la organización.
Bohnett creó en 2003 un fondo para innovación en tecnología y esta iniciativa es fruto de ese esfuerzo.
“Nos volcamos en programas educativos, en acudir a las escuelas y en emplear los medios sociales, así que esta es otra herramienta
para llegar a gente que, de otra manera, no sería posible que viniera a los conciertos”, añadió.
Todo por los jóvenes
El objetivo es, principalmente, atraer a la juventud porque el porcentaje que asiste a los eventos de la Filarmónica “es relativamente
bajo”, admitió Bohnett.
“De esta forma -apuntó-, simulamos la experiencia de ir a un concierto”.“La realidad virtual”, prosiguió el emprendedor, “conectará
a la gente joven con la música clásica. Todos conocen la Quinta Sinfonía de Beethoven pero no todos saben que eso es música
clásica. Queremos generar esa curiosidad: tal vez quieran escuchar más de Beethoven, o de otros compositores o quieran venir a
un concierto en directo”.
En el interior de la camioneta hay seis butacas -réplicas exactas de las del Walt Disney Concert Hall- y se despliega la misma
alfombra que en la icónica sede angelina, por la que se espera que desfilen entre 20.000 y 50.000 espectadores en las próximas
semanas para experimentar a Beethoven y a Dudamel de cerca.
Novena Semana Nacional del Tiple
3 al 8 de noviembre
Invita: Fusader
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Honoris causa al maestro Roberto Burgos, una exaltación a su obra
El escritor recibió doctorado de la Universidad Nacional, de donde se graduó de Derecho.
Por: Francisco Celis Albán | El Tiempo
Foto: Carlos Ortega / EL TIEMPO
Burgos está vinculado a la Universidad Central.
Maestro Roberto Burgos Cantor, ¿qué significa para usted esta distinción tan importante que le concede la Universidad Nacional?
Creo que reúne varias sensaciones. Primero, un motivo de mucha satisfacción porque es la universidad de la cual egresé, y no dudo
de que gran parte de mi formación como ciudadano viene de allí, con las particularidades propias de esa universidad, que, en un
momento, en esos años en que yo llegué, era una muestra en escala de un país diverso, rico. Yo recuerdo, en la facultad de Derecho
estaba la cantidad de ideas de la vida, del mundo, tan ricas y diferentes, según el lugar de donde la gente venía.
¿Estamos hablando de qué año?
Eso era en el 67, 68. La universidad era una eclosión de Colombia. Era la época de las residencias estudiantiles, de la cafetería.
Todos esos elementos, más que una especie de ayuda a la gente que venía de las regiones y que no tenía facilidades económicas,
eran un espacio de creación de comunidad. El otro elemento que me tomó por sorpresa y me gratifica es que haya una mirada
sobre las artes y que haya un reconocimiento a eso. Uno nunca sabe quién lo lee ni cómo lo leen y que haya la sensibilidad que me
incorpore y me reconozca en ese espacio de lo académico tiene no solo significaciones personales, sino para quienes escribimos,
para quienes pintan o quienes hacen música.
¿Ese doctorado lo recibe como abogado o como escritor?
Seguramente como escritor porque escogieron en esta época de predominancia de la ciencia, de la ciencias codificadas,
investigativas, en el fondo del concepto de utilidad, que se reconozca y se exalte la obra de un escritor. Yo no tengo grandes textos
jurídicos ni sentencias que mostrar.
Sí debo reconocer algo a esos estudios que hice un poco por consejo de mi padre. Esos estudios liberaron la vocación literaria de
la servidumbre de la necesidad. Cuando el escritor solo tiene su vocación, esa vocación tan delicada, tan incomprendida, muchas
veces está sometida a unas, más que exigencias, a unas tiranías de la vida en sociedad. Y eso afecta tanto la dignidad como la
libertad de la literatura y maltrata al ser humano. Entonces, también debo eso a la universidad. Este doctorado tiene que ver con
lo que he logrado escribir.
¿Usted le dijo a su padre: ‘quiero ser escritor’, y él le dijo: ‘primero estudia algo de lo que puedas comer’?
Me dijo: ‘¿por qué no resuelves algo que te dé tranquilidad, algo que no te genere las incertidumbres de esperar que tu expresión
literaria, tu escritura, pueda o no generar una manera de pancomer?’. Creo que tenía la razón porque, al margen de todas industrias
de bienes culturales, es tranquilo, es más ambicioso, más retador, que el escritor acepte que los libros, los cuadros, las sonatas,
no son para venderse. Y esa es la locura tremenda del mundo del comercio de los libros, cuando se plantean cuántos va a vender.
No. Si le preguntaran a uno cuántos van a leer, podríamos hacer un rediseño de toda esa concepción equivocada que afecta al arte,
afecta su calidad y afecta a sus creadores.
¿Pero ejerció el derecho?
Fue mi forma de pancomer. Nunca me aficioné ni ejercí lo que en el gremio llaman ‘la baranda’, me parecían odiosos los pleitos,
pero sí trabajé mucho en la parte conceptual en diversas empresas privadas o públicas, pero dedicado más al tema de la reforma,
la divulgación, del análisis del texto jurídico. Intenté enseñar y ese es un mundo muy complicado, que requiere una tremenda fe
en la comunicación humana que yo no tengo.
¿Por qué hasta esa época los escritores estudiaban Derecho?
En la universidad, uno de los primeros graduandos que estudiaron Derecho fue José Eustasio Rivera. Por allí pasó don Pedro Gómez
Valderrama, García Márquez dos años y medio. Y en las lecturas reposadas que vinieron después encontré una expresión de Graham
Greene. Él dice que “en todo arte hay una aspiración de justicia”. Y como entendían el derecho esos viejos profesores que nos
enseñaban antes, desde la escuela de Fernando Hinestrosa, hasta la de la Nacional, con Gerardo Molina, Valencia Zea, ese era el
fundamento, la justicia.
En ese momento, ¿por qué quería ser escritor y para qué?
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En ese momento uno tiene un sentimiento probablemente confuso y que de alguna manera lo va llevando a pensarse incapacitado
para otras disciplinas de la vida en comunidad y discernir en esa turbulencia, en esa confusión, el camino de lo que se quiere es
parte de lo que se hace. Porque lo tremendo allí es que si no se hace, nunca va a haber manera de resolverlo. O sea, si no se
escribe, si no se corrige, si no hay esa manera tan propia de expresión de lo literario que es lo que está en el papel, lo que está en
la historia, tenerlo en la mente no ayuda. En la mente tortura, no sirve de mucho. A veces me hago la broma: ¿será que cuando
uno le confiaba al padre un asunto de estos sin quererlo uno estaba buscando un mecenas? (risas)
En esos años se levanta la figura de García Márquez y hay una gran ebullición. ¿Cómo hizo para ser capaz de seguir escribiendo?
El grupo de personas de la misma edad y con la misma vocación de querer escribir historias teníamos un conflicto con la tradición.
Parte de esa tradición era la literatura de los años 50 sobre la violencia, unida a una forma de lenguaje todavía muy sujeto por el
canon de las rígidas reglas de la academia. La Academia de la Lengua no solo imponía un régimen sobre la lengua, el habla, la
comunicación, cuáles palabras eran buenas, cuáles no se debían usar, sino que generaba una idea moral de la vida misma, una
idea religiosa, incluso.
Eso, para los jóvenes de entonces, era una dificultad y también un reto. Y cuando mirábamos la literatura más cercana, casi en su
integridad, era una literatura volcada sobre el mundo rural. Empezábamos a oír una música distinta, a leer la literatura europea y
de Estados Unidos, en la cual el gran ícono era la urbe. Y esos temas de la ruralidad siempre estaban centrados en el conflicto entre
la justicia, el abuso, la propiedad, el despojo. En cambio, los temas de la urbe nos parecían más de lo hondo del ser humano.
Cien años de soledad aparece y, siendo la espléndida, tremenda, novela de la vida americana, que lo es, estaba para nosotros
todavía inscrita en ese mundo. Entonces, a pesar de Rulfo, de García Márquez, de Zapata Olivella, de Mejía Vallejo, nosotros
reconocíamos unas calidades, pero no nos tocaba tanto porque termina el escritor sobre todo en esas ambiciones de la juventud
por ir haciendo como una tradición secreta. El desplante injusto que más cometíamos era decir que no había tradición. Nos la
pasábamos refunfuñando porque no había crítica.
Después me volví a encontrar esa dificultad en alguien como García Márquez, quien reconocía, con los años, que su visión del
trópico venía de Graham Greene. Muy sagaz anotación, porque el trópico, como lo habíamos concebido, eran todas esas fantasías
maravillosas de la ignorancia, que escribieron los cronistas de Indias. Sumadas al tema social, porque con la mejor intención del
mundo nuestros escritores sociales querían denunciar, moralizar, incluso incrementar en sus ficciones el horror de la realidad. Y no
por tremendistas, sino porque pensaban que así esos hechos anómalos no se iban a repetir.
Cuando se publicó ‘Lo amador’, ¿cómo lo trató la crítica?
La publicación de este libro fue un empecinamiento de la Universidad de Cartagena y del editor del Instituto Colombiano de Cultura
en ese entonces, Santiago Mutis, el poeta, que iniciaba una colección mediante coediciones entre el centro y las regiones. Y
empezaron con Lo amador. Siempre guardo gratitud a tres personas que escribieron sobre esos cuentos: Eduardo Pachón Padilla,
Alonso Aristizábal y Roberto Montes Mathieu. Y Martín Galardú, un nombre que nunca descubrí quién era, en una revista sobre
libros de esos años.
La crítica, ¿cómo lo afecta?
Soy de una generación que hacía reseñas, ensayos, como respondiendo a lo que denotaban como una ausencia de crítica. Con el
paso de los años, uno encuentra sentidos a la crítica.
Y creo que alguien que lo vio muy claro fue Paul Valéry, a propósito de El cementerio marino. Valéry no creía en la crítica y un día
el profesor Cohen lo invitó a que escuchara una conferencia sobre El cementerio marino y lo que pensaban en los cursos que él
dictaba, en la universidad. Valéry reconoció, después de eso, que el escritor o el poeta terminan su tarea al publicar. Y que al
hacerlo no saben si eso que publicaron es la ambición que tuvieron al empezar a escribir. Dijo algo interesante: “Esa crítica es la
que me muestra lo que yo no veía. Lo que yo no veía es hasta dónde llegué”.
Entonces, cumple una cosa de función importante para la literatura, y lo que noto es que esa fortaleza, ese rigor crítico, ha empezado
a ser retomado por la universidad. Si uno hace un rápido panorama en diversos lugares, en Pereira, en Ibagué, en Bogotá, en
Cartagena, en Barranquilla, se da uno cuenta de que ahí hay unos focos de pensamiento que están intentando, a su manera, romper
esos lenguajes crípticos en que se convierte la crítica académica, para hacer de eso no solo un texto inteligible al lector corriente,
sino plantearle asuntos que le interesan sin dañarle la lectura. Eso es notable, y creo que estamos en mora de reconocerlo.
En ese momento, ¿qué era lo que quería hacer cuando se sentaba a escribir?
Las preguntas que nunca resuelve el escritor de ficciones son de qué escribo y cómo escribo. Ese aparece como el reto, la aventura
que se inicia y que nunca está respondida. Sentía que hay unos mundos que me atraen. Me atrae el mundo donde surgen valores
humanos y es un mundo despreciado, excluido, el mundo de los sin oportunidades. Yo me imagino que alguien como Tom Wolfe
diría de los que no salen en las páginas sociales de los periódicos.
Para un estudiante que quiere hacer literatura, ¿cómo resumiría esa experiencia que va de ‘Lo amador’ a, por ejemplo, ‘La ceiba de
la memoria’?
Hay una parte que tiene que ver con la práctica de la vocación misma. Con una voluntad, una disciplina, un rechazo de lo fácil, una
renovación de la ambición estética, que hacen al escritor. Esas virtudes o elementos a los cuales el escritor se entrega y terminan
formándolo están presentes en esos libros.
Yo me debo a mí mismo una lectura, un repaso tranquilo de lo que he escrito, pero tengo la sospecha de que sin darme cuenta se
fueron generando unas semillas de mundo, como si en Lo amador se anunciaran cosas que las voy viendo poco a poco en las
diversas dimensiones que tiene lo que he escrito.
Algo como La ceiba de la memoria de alguna manera tiene que ver con el interés, con la indagación por un mundo sin voz, por un
mundo silenciado, por mostrar lo oculto que está en una sociedad deforme y no terminada de hacer como la nuestra.
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Dorrit Harazim: al pie del cañón
La brasileña, con más de cinco décadas en el oficio de ser testigo de la historia, y que se forjó cubriendo los hecho
más importantes del siglo XX, recibió ayer en Medellín el reconocimiento a la excelencia del Premio Gabriel García
Márquez de Periodismo.
Por: Un chat con...El Espectador
Dorrit Harazim trabajó en diversos medios internacionales. En Brasil es una de los referentes claves del periodismo y el mundo de
las letras. / Cortesía FNPI
¿Por qué se hizo periodista? Por pura casualidad. Estudiaba en París y necesitaba un trabajo. En ese momento quedó una
vacante temporal en el departamento de investigación del semanario L‘Express. Allí aprendí a valorar la precisión de lo publicado.
Me pagaban para evitar los errores en los textos que me presentaban.
El golpe a Salvador Allende tiene una connotación especial para los latinoamericanos. ¿Cuáles fueron sus impresiones
y qué fue lo más difícil para realizar el cubrimiento en ese momento? Llegué a Santiago 48 horas antes del golpe. Me puse
en contacto con algunos exiliados brasileños que se habían refugiado en Chile, huyendo de la dictadura –algunos de ellos están en
el poder hoy en día en Brasil–. Yo veía venir el golpe, pero las personas atribuían estas ideas a una cuestión de mi ejercicio como
periodista. Recuerdo horrorizada el estado de negación generalizado: nadie parecía tener en cuenta que la caída de Allende era
inminente.
¿Qué le impactó de esta coyuntura? La violencia abierta y desigual. En una guerra convencional las dos partes cuentan con un
fuerte aparato militar. En el golpe, la violencia tuvo un solo dueño. Tuve más miedo al presenciar los hechos en Santiago que
cuando estuve en la guerra de Vietnam.
¿Cuál ha sido el reportaje que más la ha conmovido? Cuando las Torres Gemelas de Manhattan se derrumbaron delante de
mí y, con ellas, la comprensión que tenía del mundo.
¿Qué valores y actitudes no le pueden faltar a un periodista del siglo XXI? Curiosidad, suerte, saber escuchar y tratar de
ser lo más honesto posible con los hechos.
¿Cuál sería su mensaje para los periodistas que deben arriesgar su vida en medio de conflicto para informar? Saber
cómo medir los riesgos. Algunos son obligatorios, otros sólo son buenos para el ego. No hay necesidad de convertirse en héroes o
mártires para cubrir escenarios violentos. Tampoco hay que avergonzarse de tener miedo. Fue mi primera lección de Vietnam:
“¿Quieres morir o enviar artículos para tu revista?”, me preguntó Henry Kamm, enviado por The New York Times, al darse cuenta
de que no me refugié en una trinchera durante un bombardeo.
¿Qué fue lo más duro de ser corresponsal en el extranjero? El acceso a las fuentes. En Europa y los Estados Unidos el
periodismo brasileño no tenía el mismo peso o importancia, haciendo que el acceso fuera más tortuoso –claro, antes de que existiera
la internet–. Pero fue una experiencia de aprendizaje para mí, porque trabajaba para la revista que en su momento era la más
influyente de Brasil, lo que era un pasaporte para ser, al menos, recibido por alguna autoridad nacional. Nuestro anonimato fuera
de Brasil fue una excelente prueba para confrontar la realidad.
¿Cuál es el cambio en el periodismo que más le sorprende? Cuánto se ha reducido el mundo, hoy cabe en nuestro celular.
Afortunadamente seguimos siendo esenciales para explicar lo que sucede en él.
¿A quién quiso entrevistar pero nunca pudo? En el pasado, al escritor francés Albert Camus. No tanto en un formato rígido de
entrevista, sino para hablar sobre el ser humano y la vida. En la actualidad, el papa Francisco, que considero es el líder mundial
más relevante hoy en día. De hecho, el formato de entrevista clásico, con únicamente preguntas y respuestas, no me emociona
mucho. No sé por qué los periodistas se centran tanto en la entrevista de poder: el poder político, económico o de otro tipo. La
probabilidad de no revelar nada nuevo en este tipo de entrevistas es enorme.
Cuéntenos un error como periodista que la hubiera avergonzado mucho y que hoy recuerda con humor...Escribí un
artículo, que fue portada, sobre la hazaña del velocista canadiense Ben Johnson y su deslumbrante récord del mundo en la prueba
de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de 1988. Se publicaron un millón de copias un sábado, y 48 horas más tarde no valía
nada porque Johnson, por supuesto, fue capturado por dopaje.
¿Qué la motivó para seguir en el oficio de periodista y no desistir? El privilegio de ejercer una profesión que me permite ser
testigo de la historia de mi tiempo.
¿Qué piensa del periodismo latinoamericano? Busca adaptarse a los cambios del mundo. En términos de vitalidad el periodismo
latinoamericano parece estar por delante del europeo, a excepción de The Guardian, que es un ejemplo único de la innovación y la
renovación.
¿Cree que los periodistas y las redacciones han comprendido el potencial del periodismo digital? Sí. Es posible que aún
no hayan encontrado una manera de reinventarse, pero son conscientes del tsunami que barrió la industria de las comunicaciones.
¿Qué le molesta del periodismo de hoy? La velocidad –aunque me fascina, también me molesta–. En mi caso, es una cuestión
de edad.
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'Haz pensar a la gente y te odiarán': John Zorn
El enigmático músico neoyorquino vendrá este sábado a Bogotá con 28 artistas.
Por: Carlos Solano | El Tiempo
Foto: Archivo / EL TIEMPO.
A sus 62 años, John Zorn sigue siendo considerado la punta de lanza de la música 'avant-garde' en todo el mundo, que promueve
con su sello y con un sitio de conciertos en Nueva York.
Cuando prende la radio, ¿no siente que las canciones se parecen demasiado entre sí? ¿O que resultan tan predecibles como para
poder adivinar las notas siguientes en una melodía que, supuestamente, está escuchando por primera vez? Probablemente sea la
misma canción, regurgitada una y otra vez.
Usted no está solo. Por fuera del circuito convencional, hay artistas que quieren llevar la música a un estado superior y son una
punta de lanza para descubrir nuevas sonoridades al unir una nota a otra como nadie más lo había hecho antes. Y el resultado
puede estallar en sus oídos con una violencia libertaria. Claramente no los va a encontrar en la radio comercial.
Algunos llaman a este movimiento avant-garde, –aunque estos artistas rechazan las etiquetas que intentan ponerles las tiendas y
los medios– y en la cima de éste ha estado durante los últimos 40 años el neoyorquino John Zorn.
Saxofonista principalmente, compositor, arreglista y multiinstrumentista, Zorn (de 62 años) es venerado por los amantes del free
jazz y la música contemporánea, y por eso se volvió un norte para los músicos más atrevidos en todo el mundo.
De hecho, 28 de ellos (entre los que se encuentran personajes como Marc Ribot, Dave Douglas, Cyro Baptista, Greg Cohen, Joey
Baron, Jamie Saft, Sofia Rei, Shanir Blumenkranz y el sonidista Marc Urselli) lo acompañarán en un concierto que dará en Bogotá
este sábado, en el Teatro Colsubsidio. Serán 12 ensambles creados por Zorn, en cuatro horas de concierto. Lleva por nombre
Masada Marathon.
Esto es apenas una muestra de quien puede ser, además, el músico más prolífico de la historia: más de 400 álbumes propios en
estudio desde 1980. Tan solo entre el 2012 y el 2014, Zorn publicó 39 discos bajo su propio sello Tzadik. Lea nuevamente esa cifra
e intente imaginar el proceso que hubo detrás: 39 en tres años.
“Aborrezco desperdiciar ideas y muy rara vez las desecho (...). Algunos proyectos ocurren en unas pocas horas; otros, días, meses,
años”, explica al respecto John Zorn en entrevista exclusiva con EL TIEMPO. Usualmente, el músico rehúsa hablar con los medios
porque considera que no lo entienden y se burlan de su búsqueda.
Lo rodea un halo de ‘monje’ de la música, y su apartamento es su claustro. Pasa días enteros encerrado componiendo, alejado del
contacto exterior. Cuando sale de su encierro, presenta el resultado y genera movimiento: “¿Qué ha hecho Zorn ahora?”.
“Mi hogar no es un apartamento, ¡es un dispositivo que habilita la creatividad! –explica Zorn–. No me siento aislado del mundo,
vivo en él y amo las aves y el cielo azul, ir a un museo; una buena charla es esencial para un artista, pero hay momentos en que
me enfoco en casa y no pronuncio una sola palabra por días, pues de eso se trata: enfocarse. Por eso me aíslo de las energías
negativas del mundo exterior”.
Un reportaje del New York Times lo define así: “Por décadas, Zorn ha sido la figura más prolífica y polarizadora de la escena
downtown en Nueva York”. No en vano, en su cumpleaños 60, 12 galerías y museos de arte lo acogieron y le rindieron un homenaje,
entre ellas el Museo Metropolitano de Arte de la ciudad.
Y polariza, porque para muchos críticos, su música es ruido. También, porque a su obra le acompaña una estética visual chocante
que usualmente termina siendo vetada (razón por la cual terminó su contrato con el sello Nonesuch, que censuró algunas de sus
portadas) o malinterpretada, como ocurre con los ángeles de Louis de Breton que ilustraron el Diccionario infernal de Jacques Collin
de Plancy, de 1863.
Pero además, porque al método de composición de Zorn lo rige una numerología, ligada al judaísmo y a la modificación de dos
escalas tonales presentes en toda la música hebrea. Por ejemplo, el Masada Book y el The Book of Angels, que enmarcan su obra
desde 1993, es una suma de 613 piezas, un número que tiene un significado especial en la cábala y la cultura judía.
La fórmula sin fórmulas
“El concepto tradicional de melodía no ha sido parte de mi lenguaje creativo”, agrega Zorn: “De 1973 a 1993, mi mundo de
composiciones era complejo y estructural, juegos para improvisadores, piezas cinemáticas, música clásica inspirada en dibujos
animados, miniaturas de hardcore punk, pero debía retar mi talento composicional”.
De ahí se desprende una de sus premisas más grandes como artista: nada de lo que haga será igual a lo anterior, tiene que ser
algo nuevo. De verdad, nuevo: “Crear una obra que antes no pensaba que pudiera crear”.
“Nuestra cultura alienta a la gente a definir un estilo, y repite ese estilo una y otra vez hasta el infinito, y a esto llaman ‘construir
una carrera’ –sostiene el músico–. Muchos artistas se sienten bien con eso que permite a la gente categorizarlos a ellos y su trabajo,
y entonces se encierran en una caja para no tener que pensar en ello de nuevo, pero eso es también la muerte de la ruptura mental,
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la cual es la verdadera fuente del arte. No estoy interesado en eso, en volverme una mercancía. Lo que me interesa es redefinirme
año tras año, descubriendo y recorriendo caminos desconocidos”.
Por supuesto, su postura es muy crítica acerca de la industria musical y las figuras que esta promueve en esa repetición continua:
“Haz que la gente piense que están pensando y te amarán, pero haz que la gente piense realmente y te odiarán. El tema es que
muchos artistas se volvieron temerosos de tomar sus riesgos y se alienaron junto a su audiencia”.
¿El nuevo Stravinsky?
Por todo esto, aproximarse a su discografía no es fácil: todos sus 400 álbumes son, en perspectiva, diferentes. Por eso, la
experiencia de oírlo por primera vez puede ser catastrófica (odiar sus “disonancias sin sentido”) o reveladora; pues después de
Zorn, es difícil entender la música de la misma forma.
Algunos representan el lado más violento del free jazz; otros, su reinvención de músicas ya escritas de una forma, como la de Ennio
Morricone o Henry Mancini, que cobraron un nuevo sentido en sus manos. Para quienes buscan lo más ‘pesado’, podrían ser sus
discos con los ensambles Naked City y Painkiller. Pero, por ejemplo, también hay música de cámara, como sus Jewish String
Quartets, o blues a su manera en Spillane (2005).
En todo ese catálogo no están contempladas aquellas producciones de otros artistas en las que participa, colabora o aparece en el
estudio, en una suerte de padrino tras bambalinas, como fue el caso del nuevo disco del grupo colombiano Curupira, La gaita
fantástica. Aunque Zorn apenas aparece en los agradecimientos, el músico Juan Sebastián Monsalve reconoce que su presencia
nutrió toda la sesión.
De hecho, su conocimiento de la música colombiana viaja de nuestras raíces hasta lo popular. Cuando se le consultó sobre qué
conocía de nuestra música, escribió: “La cumbia temprana y el porro, la cumbiamba, la terapia, es una mezcla increíble de
influencias que encuentro realmente vivas y únicas; Fruko y sus tesos, Aníbal Velásquez, Julián y su Combo (de la fuente sonora
de Guapi), la Banda Bajera de San Pelayo, Wganda Kenya, Sonora Cienaguera, Alberto Pacheco, Myrian Makenwa (la banda de
Rafael Machuca)”. Estos nombres no están en la memoria de un alto porcentaje de la población colombiana.
Si usted no conoce a Zorn, el reto es precisamente dejarse sorprender: “Casi nadie sabía quién era Igor Stravinsky cuando vino a
Bogotá”, en los años 60, sostiene Santiago Gardeazábal, promotor cultural que trae a John Zorn al país (la segunda vez en dos
años, pero la primera con su Masada Marathon).
Venezolano Alberto Barrera, Premio Tusquets de Novela 2015
El autor ganó con su libro 'Patria o muerte', en el que aborda la realidad venezolana.
Por: Redacción El Tiempo
Foto: Archivo EL TIEMPO
Alberto Barrera es licenciado por la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, donde en la actualidad imparte clases
en la cátedra de Crónicas.
La editorial Tusquets informó que el jurado de este galardón, presidido por Juan Marsé e integrado por Almudena Grandes, Juan
Gabriel Vásquez y Juan Trejo decidió premiar a ‘Patria o muerte’ por la "valentía de contar, desde las vivencias cotidianas de un
grupo de personajes, la realidad venezolana de un modo poco complaciente".
Además, el jurado destacó la "habilidad" del autor para hacerlo con un "absorbente ritmo narrativo", que refleja las "angustias y
complicaciones" de unas vidas condicionadas por la histeria y las tensiones de un "país pendiente de un líder carismático".
El premio por ‘Patria o muerte’ (que se publicará en la Colección Andanzas el próximo mes de noviembre) consiste en una estatuilla
de bronce diseñada por Joaquín Camps y en un anticipo sobre derechos de autor de 18.000 euros (unos 63 millones de pesos),
informó Tusquets.
Nacido en Caracas en 1960, Alberto Barrera Tyszka es autor de las novelas ‘También el corazón es un descuido’ (2001), ‘La
enfermedad’ (Premio Herralde, 2006) y ‘Rating’ (2011); y de los libros de cuentos ‘Edición de lujo’ (1990), ‘Perros’ (2006) y
‘Crímenes’ (2009), así como de los poemarios ‘Coyote de ventanas’ (1993) y ‘Tal vez el frío’ (2000).
Además, en colaboración con la periodista venezolana Cristina Marcano publicó la primera biografía documentada del presidente de
Venezuela: ‘Hugo Chávez sin uniforme. Una historia personal’ (2005).
Barrera es licenciado por la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, donde en la actualidad imparte clases en la
cátedra de Crónicas.
Durante años también ha ejercido de guionista para telenovelas de Venezuela, Argentina, Colombia y México; y también colabora
habitualmente con medios venezolanos y extranjeros como El País, Letras Libres, Etiqueta Negra y Gatopardo, entre otros. Desde
1996 es columnista dominical del periódico El Nacional.
Entre los ganadores del Premio Tusquets Editores de Novela se encuentran ‘La máquina del porvenir’, de Juan Trejo (2014), ‘Los
gatos pardos’, de Ginés Sánchez (2013) o ‘Las poseídas’, de Betina González (2012).
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La verdadera crítica
Juan Esteban Constaín / El Tiempo
El destino de la crítica se salva solo cuando en ella hay inteligencia y lucidez; amor, aun si es para odiar.
Se acaba de morir en Alemania, a los 81 años, un gran personaje que se llamaba Hellmuth Karasek y que fue uno de los mejores
críticos literarios y culturales de su país en las últimas cuatro décadas. Si ponen su nombre en Google ahí lo verán: sonriente y
rubicundo, de gafas, quizás con algún libro en la mano o mil atrás. Siempre escéptico y siempre generoso, ojalá eso también se
pueda ver.
Karasek era, como lo son Alberto Manguel o George Steiner o Anthony Grafton, uno de los últimos exponentes de esa figura
maravillosa y venerable que desde hace ya años está en trance de desaparecer: la del sabio universal y feliz que lo ha leído todo y
sin embargo quiere seguir haciéndolo, sin límites ni prejuicios; la del lector voraz que hizo de los libros su destino y su profesión y
su refugio, su vida.
Salió durante años en un programa de televisión absurdo que en Alemania era un clásico, El cuarteto literario. Y digo que ese
programa era absurdo porque de verdad lo era, inconcebible y delirante y hoy imposible: una tertulia en la que cuatro eruditos
comentaban durante una hora cuatro libros escogidos con malicia y rigor: alguna novela, alguna biografía, algún cuento, algún
poema.
Quien conducía ese programa era otro sacerdote de las letras, Marcel Reich-Ranicki, que emitía sin el menor recato sus juicios
categóricos e implacables sobre los libros que le iban poniendo delante. Si le gustaban, los encumbraba y era capaz de besarlos en
público, gritando o alzando las manos con emoción; pero si no le gustaban no había tutía y su lengua viperina no respetaba pinta.
Ni Goethe se salvó de esa guillotina.
Y lo mejor de ese programa, que ahora se puede ver casi todo en YouTube, eran las intervenciones de Hellmuth Karasek. Por una
razón que es también la misma por la que hoy estoy escribiendo este homenaje que parece tan innecesario y descabellado. Cada
vez que Karasek hablaba, lo hacía conjugando los valores más altos y escasos de la crítica literaria: el entusiasmo, la ironía, el
conocimiento y la compasión.
Aun cuando su propósito fuera desestimar un libro o despojarlo sin remordimientos de un golpe de fama inmerecido, Karasek lo
cumplía con generosidad y respeto, haciendo un gran esfuerzo –sobre todo en esos casos– por revelar la índole más profunda de
ese objeto del que se estaba ocupando allí, fuera brillante o fallido. Nunca se le habría ocurrido la idea infeliz de que la misión de
la crítica es la de destruir nada, qué tal.
Porque al final, obvio, toda obra de arte contiene sus propias posibilidades críticas: las inagotables ideas que la explican, es decir
que le quitan sus pliegues y nos muestran su revés. Por eso el destino redundante y a veces inútil y torpe de la crítica se salva solo
cuando en ella hay inteligencia y lucidez; amor, aun si es para odiar. Cuando su intervención le añade algo a la obra y la enriquece
y la hace más comprensible y más interesante.
Ya no el arte como una forma de la crítica sino al revés: la crítica como un arte: una prolongación de las obras que con ella se
desarman y se vuelven a armar. Fue lo que hizo el Doctor Johnson, o Boccaccio, o Alfonso Reyes. Fue lo que hizo el mejor crítico
literario que hubo en Colombia, don Ernesto Volkening.
Fue también lo que hizo, toda su vida, Hellmuth Karasek. Basta verlo en su último video (está en YouTube) reseñando el que para
él era el libro más leído de nuestro tiempo: el catálogo de IKEA, la compañía sueca de muebles y demás. Ahí, en ese video, está
todo: su humor, su ilustración, su agudeza y su nobleza.
Eso es un crítico de verdad: uno capaz de leer un mísero catálogo de sillas como si fuera una novela, y no al revés.
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El País habló con Pablo Milanés, la estrella de la Nueva Trova
cubana
Autor: Isabel Peláez R, reportera de El País.
AFP.
Pablo Milanés, uno de los fundadores de la Nueva Trova, restablecido ya del trasplante riñón al que fue sometido hace un año y
que le fue donado por su esposa, recibirá un Grammy Latino Honorífico en noviembre.
Además, el cantautor de ‘Yolanda’, ‘El Breve Espacio en Que no Estás’, ‘Unicornio’, ‘Ámame como Soy’, ‘Acto de Fe’, ‘La Felicidad’
y ‘De Qué Callada Manera’, entre otras, ofrecerá un recital gratuito el 1 de octubre, a las 8:00 p.m. en el Parque de los Pies
Descalzos de Medellín, como parte del Festival del Premio Gabriel García Márquez de periodismo.
No es secreto que ‘Gabo’ y Milanés compartieron muchas noches de música y tertulia en La Habana, Cuba, y el escritor siempre
buscaba a Pablo para pedirle que le mostrara las canciones que debía escuchar y qué artistas debía conocer.
A sus 72 años, Milanés regresa con una nueva gira por Europa y América Latina, tras la publicación -hace dos años- de
‘Renacimiento’.
En este, su más reciente disco, rescata ritmos tradicionales cubanos como el guaguancó, el son o el changüí, al tiempo que trabaja
en dos nuevas colaboraciones: con el pianista cubano José María Vitier y con su hija Haydée Milanés.
Recientemente le dijo a El País, de España, que él fue una de las 40.000 personas que entre 1965 y finales de 1967 estuvieron
confinadas en campos de concentración aislados en la provincia de Camagüey, donde lo sometían a trabajos forzados desde las
5:00 a.m. hasta el anochecer, de sol a sol, “sin ninguna justificación ni explicaciones, y mucho menos el perdón que estoy esperando
que pida el gobierno cubano”, aseguró el cantautor, refiriéndose a su dura experiencia como preso en Unidades Militares de Ayuda
a la Producción.
Respondió esta entrevista para El País, de Cali, desde su casa en La Habana, donde reside con su cuarta esposa, Nancy Pérez.
¿Cómo recibe el Grammy Latino Honorífico que le anunciaron? Con agradecimiento por los que han pensado en mi música.
No soy muy dado a fijarme o a valorar la música por los premios, vivo al margen de eso pero, como le digo, agradezco el galardón.
¿Cómo está su salud luego del trasplante de riñón al que fue sometido y que le donó su esposa? Lo cierto es que los
dos estamos muy bien, tanto en la cirugía hace ya un año como en esta nueva etapa todo transcurre de forma muy positiva. Es
una nueva vida para mí.
Un breve recuento de su historia de amor con su esposa... Ella es gallega y nos conocimos hace años en La Habana mientras
ella hacía un trabajo temporal como historiadora. Vivimos en La Habana, donde nos casamos hace 10 años y tuvimos dos mellizos.
¿Cómo se hizo amigo de Gabo? ¿Macondo lo inspiró a componer alguna canción? Lo conocí hace más de 30 años en La
Habana, durante una de sus visitas a nuestro país. Realmente y de forma concreta Macondo no me ha inspirado canciones, pero la
buena literatura, la literatura de Gabo, es una gran fuente de inspiración y verdaderamente estimulante.
¿Cómo recuerda sus inicios, cuando empezó a cantar desde niño como aficionado en la radio y luego en Estrellas
Nacientes? Era muy pequeño y recuerdo con ternura y nostalgia todos aquellos momentos porque siempre estaba acompañado
de mi madre, que era la gran impulsora de todas mis apariciones en radio o TV.
Háblenos de toda la investigación que está detrás de ‘Renacimiento’, disco que explora muchas variantes rítmicas
cubanas...Fue un trabajo muy placentero que hice durante unos dos años para buscar en los géneros más cubanos (y no tan
conocidos) como la rumba, el changüí, el son, etc., elementos universales que pude unir a la música barroca o renacentista que
está en la base de mis composiciones.
Usted le dijo a El País de España que fue una de las 40.000 personas confinadas en campos de concentración en la
provincia de Camagüey. ¿Qué deja en el alma una experiencia así? Son experiencias difíciles, pero uno se vuelve más libre
también, más crítico.
¿Es suficiente que el gobierno cubano le pida perdón? Se necesita el reconocimiento de que hubo errores como ése y todas
las consecuencias negativas que trajeron consigo.
¿Cuál es el nuevo proyecto artístico que tiene en mente? Más bien nuevos proyectos, pues acabo de grabar un disco con
Miguel Núñez, el pianista de mi grupo, con música de él y textos míos. También estoy colaborando con mi hija Haydée en un disco
que ella produce con temas míos de los inicios de mi carrera y este año celebraremos en La Habana, en diciembre, los 50 años de
la composición de mi tema ‘Mis 22 años’ con un concierto homenaje y el estreno de un documental.
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Tras los pasos de Neruda en París
El chileno envió a 2.000 exiliados españoles a su país y fue embajador en Francia
Por: Gabriela Cañas / El País / El Espectador
Foto: Archivo
Pablo Neruda era embajador en París cuando en 1971 recibió la noticia de que le habían concedido el Nobel de Literatura. El
galardón le costó perder la apuesta con uno de los consejeros de su Embajada, el también escritor Jorge Edwards. Neruda tuvo que
pagar una comida en un buen restaurante de París, un castigo que al poeta, diplomático y gourmet chileno no le supo, de seguro,
nada mal. Esta es una de las anécdotas que rescata ahora el Instituto Cervantes de París para presentar la última ruta sugerida
para seguir en esta ciudad los pasos de una figura insigne de la cultura hispana y universal. La institución propone un recorrido
sencillo que abre los ojos al visitante más allá de la visión de la imponente arquitectura de la capital francesa.
“Como tantos otros intelectuales, Neruda tenía París en la cabeza antes de venir. Pero aquí tomó conciencia de lo americano”,
explica el director del Cervantes de París, Juan Manuel Bonet. Esta capital está en realidad sembrada de huellas de figuras
imprescindibles de la cultura que entrecruzan sus caminos. Neruda, que aterrizó en esta ciudad en 1927 por vez primera, vivió en
París con Rafael Alberti y su esposa María Teresa León; exactamente en el número 31 del Quai de l’Horloge, uno de los puntos que
sugiere la nueva ruta del Cervantes. Antes del verano, el Cervantes organizó una exposición de la vasta biblioteca del expresidente
español Juan Negrín, que vivió aquí su largo exilio. Una de las joyas descubiertas para la ocasión era precisamente el libro España
en el corazón, de Neruda, editado en 1938 por Ediciones Literarias del Comisariado. Fue uno de los libros que escribió en esta
ciudad.
La ruta Cervantes de Neruda es sencilla de realizar. Basta con entrar en la web del instituto y seguir las instrucciones con el mapa
que se ofrece. Es una manera de acercarse al rico mundo de Neruda, cuya primera misión diplomática en Francia, como cónsul en
1939, fue la de poner a salvo a 2.000 exiliados españoles, embarcándoles en el Winnipeg rumbo a Valparaíso. Fue una acción no
exenta de problemas en un país como Francia, que maltrataba a los republicanos españoles. La Embajada chilena en París no veía
con buenos ojos tanto apoyo a la España derrotada. Así lo explica Felipe Tupper, diplomático y escritor chileno y autor de la ruta
parisina del poeta.
En Madrid, ciudad en la que hay también huellas indelebles de Pablo Neruda, el poeta chileno conoció antes de la Guerra Civil a
Federico García Lorca, Rafael Alberti y Manuel Altolaguirre, entre otros. En París conoció a Pablo Picasso y mantuvo una estrecha
relación con otros intelectuales de la época. Su compromiso político se acrecentó tras la contienda española y con César Vallejo
creó una acción de ayuda a escritores. El apoyo que prestó a la campaña política de Salvador Allende le valió la Embajada en París,
una vez que este accedió a la presidencia del país.
La Embajada chilena en París, muy próxima al palacio de los Inválidos, es un punto importante de la ruta de Neruda. No solo trabajó
aquí dos veces primero como cónsul (año 1939) y después como embajador (1971-1973). “Era un lugar que frecuentaba cada vez
que venía”, explica el embajador chileno, Patricio Hales, que conoció personalmente al poeta y cuenta sabrosas anécdotas sobre
un hombre obsesionado por los objetos para el que comer era “una actividad esencial”. Hasta tres restaurantes hay en la ruta que
sugieren el Cervantes y esta misión diplomática, que va a dejar sus puertas abiertas los domingos para que los turistas culturales
puedan visitarla.
Carlos Fuentes, César Vallejo, Dalí, Diego Rivera, Frida Kahlo, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Octavio Paz o Mario Vargas
Llosa también tienen sus rutas parisinas. El Instituto Cervantes inició la serie en 2010. Todos los últimos domingos de mes, además,
ofrece la posibilidad de hacer una ruta guiada. Basta con inscribirse con un poco de tiempo. “Es importante para organizarnos. A la
ruta de Vargas Llosa se apuntaron 150 personas”, explica Raquel Caleya, gestora cultural del Cervantes de París y responsable de
las rutas.
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A sus 84 años, el Indio Rómulo sigue con la ruana puesta
El máximo exponente de poesía rústica y campesina mantiene sus recitales para resaltar el folclor.
Por: Sofía Gómez G. | El Tiempo
Foto: Héctor Fabio Zamora / El Tiempo
El Indio Rómulo se ha dedicado a llevar sus espectáculos a los colegios para dar a conocer el folclor a los más jóvenes.
La presencia del Indio Rómulo en la pasada feria de Boyacá, en Corferias, causó conmoción. Después de su recital se formaron
largas filas para tomarse una foto con el máximo exponente de la poesía rústica y campesina colombiana.
Ataviado con una ruana al hombro, camisa bordada, pañoleta, alpargatas y un sombrero de tapia pisada (palmiche y fique), Rómulo
Augusto Mora Sáenz ha llevado con orgullo el folclor del país a todos los escenarios posibles, a través de sus poemas. Vestido así,
concedió esta entrevista.
“Es bonito para mí. La gente me recuerda mucho. Claro que cuando uso corbata, me transformo en una pinta de hombre y, pues,
ya no es tan fácil que me reconozcan”, bromea. Y siempre ha sido de ese modo. Dentro o fuera de los escenarios, el Indio Rómulo
mueve los sentimientos.
Su particular forma de declamar emociona a su público hasta las lágrimas. Su rostro, marcado por las arrugas pero sonriente, indica
que los años han pasado. Ya son 84. Sin embargo, están intactas su memoria y su habilidad para lanzar ocurrencias sobre la
marcha.
“Todos los días repaso. Leo y declamo los poemas”, revela como el secreto para mantener esa memoria prodigiosa, en la que
acumula más de un centenar de composiciones.
En su repertorio, con el que ahora llega a colegios, festividades en distintos pueblos y encuentros privados, el Indio Rómulo alterna
poemas de su autoría con los escritos por Julio Barón Ortega, Consuelo Posada Mejía, Julio Roberto Galindo y Jorge Robledo Ortiz,
autor de la inolvidable Oración del arriero.
Su voz ni siquiera se ha matizado con la edad, y el sentimiento surge apenas se apropia de las palabras. “Para mí, el hecho es
arrancar el poema y, de inmediato, es el mejor de todos los que tengo. La emoción es la misma con cualquiera, bien sea amoroso,
jocoso o dramático”, cuenta.
Rómulo Mora le ha declamado al orgullo campesino, la violencia, la familia, el amor, la naturaleza, la pobreza e incluso a temas
como el pedo.
El tercer hijo de Campo Elías Mora y Ana Tulia Sáenz nació en Monguí (Boyacá), el 23 de abril de 1931. Estudió en el colegio San
Francisco y empezó a declamar a los 4 años.
“Es que el artista nace, no se hace. Dios me mandó así y me pulí por el camino”, asegura este hombre que estudió teatro en la
Academia Goranchacha, después de graduarse en el Salesiano de Bogotá.
Sus primeras presentaciones fueron en un teatro que quedaba en el sótano de la avenida Jiménez entre 7.ª y 8.ª. “Ahí debajo había
varios locales y un escenario donde nos presentamos”, recuerda.
Pero uno de sus máximos honores como actor fue formar parte de la primera transmisión en directo de la televisión en Colombia,
el 13 de junio de 1954.
El salto a la pantalla chica fue definitivo en su carrera: seis años después, ya radicado en Bogotá, empezó su programa Romerías
del Indio Rómulo, que se emitía con el apoyo de la Presidencia. También apareció en Mano a mano musical, que presentaba Pacheco.
Son incontables sus shows en vivo, con llenos totales, en escenarios como la Media Torta (1965) o la plaza de Bolívar (1959).
Su fama lo llevó incluso al cine, pues a mediados de los 60 rodó una película con el boxeador italiano Primo Carnera, campeón
mundial de los pesos pesados. Y también formó parte de extensas giras, por México y otros países de Centroamérica, que exaltaban
el folclor nacional y en las que viajaban artistas como Los Tolimenses y el locutor Eucario Bermúdez.
Sin embargo, el Indio no siempre se llamó así. En 1962, por sugerencia del entonces presidente Guillermo León Valencia, dejó atrás
al Campesino boyacense, como se autodenominaba.
“Ya famoso, gracias a la TV, me recibió el mandatario. Al final de la presentación fue a abrazarme, porque lo hice ‘berriar’. Desde
ahí trabajé para el Gobierno, llevando mensajes positivos para la gente del campo (técnicas para sembrar, por ejemplo). Y como
iba a trabajar con él, me pidió que me llamara mejor Indio Rómulo de Colombia”.
El alcalde que nunca estuvo
Otra de las facetas de Mora Sáenz fue la política, como alcalde de varias poblaciones en Boyacá. Durante un lustro, fue nombrado
como la primera autoridad en los municipios de Monguí, Mongua y Tibasosa.
Pero casi nunca estaba en su despacho, pues entre 1955 y 1960 atendía sus compromisos artísticos y políticos.
“Me volví el artista de la Gobernación. Ellos me mandaban para los eventos a representar el departamento –cuenta–. Lo que tenía
era un buen secretario en cada despacho. Yo llegaba a firmar lo que era necesario”.
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Padre de 21 hijos y con 14 nietos, frutos de dos matrimonios, Rómulo Mora es un hombre con el humor a flor de piel. Difícilmente,
el Indio se pone bravo.
“Sí, nunca se enoja; pero cuando se molesta por algo o con alguien es muy en serio”, comenta su esposa, Martha Macías, quien
además es su asistente personal, fotógrafa, asesora y representante. Su sombra.
Con ella ha compartido los últimos 38 años: espectáculos, ensayos, jornadas gloriosas de fama y reconocimientos. Pero, también
el precio de los excesos.
Después de su paso por la pantalla, Mora probó suerte con bares y restaurantes. Así nacieron El Rincón, El Palacio, La Taberna, La
Choza y El Jardín. Su incursión en la rumba se acabó porque su salud empezó a tambalear.
“La gente creía que hacerme un homenaje era embutirme trago. Hasta que un día me subí al escenario y estaba en blanco,
completamente borracho”, recuerda.
Después de una semana en el hospital, el médico le dijo que, si quería seguir actuando, tenía que parar de consumir licor. Él escogió
quedarse como el Indio.
“Ya llevamos 36 años sin probar una gota de alcohol. Voy a las fiestas y paseo el trago toda la noche. Incluso, donde me dan la
oportunidad, lo boto”, agrega.
Durante esta charla, las fotos de su archivo personal pasan de sus manos a las de su esposa. Él duda con algunos nombres. “Es
que debería escribirle con lápiz por detrás quién es quién”, le recrimina su mujer. Ella se ha convertido en su mano derecha, su
mejor asesora.
“La verdad, no. Es bastante regular, tengo otras mejores”, prosigue Rómulo, en chiste. De repente, se pone serio: “Bendito Dios
que di con esta mujer porque ella es metelona como nadie. No le queda grande nada. Hacemos negocios. Nos movemos mucho”.
En los últimos años, Rómulo y Martha han emprendido una cruzada para que no muera el Indio, que lleva la tradición en su piel y
en su voz. Al mismo tiempo se han convertido en “el pañuelo” –como dice él mismo– de muchos artistas.
“A mí me da mucha tristeza cuando me encuentro a músicos buenos con una guitarra debajo del brazo recorriendo las calles,
rebuscándose. ‘Romulito, regáleme para una libra de arroz’, me dicen. Eso me parte el alma”.
En paralelo con su carrera artística, Mora Sáenz fundó asociaciones que buscaban la protección de los derechos de los actores
colombianos, entre estas Coartes (al lado de Carlos Pinzón) y el Cica (Círculo Colombiano de Artistas). “El problema en Colombia
es que somos muy desunidos y envidiosos”, enfatiza.
Su historia personal es bien distinta. De forma juiciosa ha invertido las ganancias de su carrera en otros negocios, como la finca
raíz. “Si el personaje ya no me da, tengo cómo vivir”, asegura.
A su edad, no ha pensado en detenerse ni en retirarse. Siente que con sus versos coloridos y, en algunos casos, llenos de críticas
sociales debe seguir llevando las banderas del costumbrismo.
“Cuando ya no esté, no quiero que se hable de mí como Rómulo Mora Sáenz. Quiero que me recuerden siempre como el Indio
Rómulo”.
Los ganadores de los premios Gabo
Por: Sebastián Aguirre Eastman | El Colombiano
Carmen Aristegui
Javier Sinay
Tomás Munita
Laura Zommer
La noche del miércoles fueron entregados los premios de periodismo Gabriel García Márquez, que por tercer año consecutivo tienen
su sede en Medellín, como homenaje al Nobel nacional.
Entre 1.645 trabajos postulados de todos los países de Latinoamérica, un equipo de 54 jurados eligió los ganadores en las cuatro
categorías en que estaba dividido el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, que fue entregado anoche en el Orquideorama
del Jardín Botánico de Medellín.
Ellos fueron Javier Sinay, de Argentina, en la categoría Texto; el equipo de Aristegui Noticias en Cobertura; Tomás Munita, de Chile,
en Imagen; y los integrantes de chequeado.com, en Innovación.
En la ceremonia también fueron entregados el Reconocimiento a la Excelencia, que le fue otorgado a la editora y reportera
brasileña Dorrit Harazim; y el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala a un editor colombiano, que quedó en manos de Mauricio
Sáenz, Jefe de Redacción de la Revista Semana.
Esta es la tercera ocasión en que se realiza esta premiación de forma consecutiva en Medellín, organizada por la Fundación Gabriel
García Márquez por el Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fnpi.
Los ganadores recibieron 33 millones de pesos cada uno (10 mil dólares aproximadamente), además de una estatuilla en bronce
con hojilla de oro llamada Gabriel, que tiene forma de teclado con la peculiaridad de que no tiene letras, salvo aquellas que van en
su nombre, secuenciadas con números en oro.
La ceremonia estuvo encabezada por el presidente de la Fnpi, Jaime Abello, y contó con la presencia del alcalde Aníbal Gaviria; el
presidente de Bancolombia,Carlos Raúl Yepes, y su colega del Grupo Sura, Da
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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
La ópera entre bellos cantos y muchas historias
La temporada 2015-2016 del Metropolitan Opera de Nueva York se podrá ver en salas de Cine Colombia.
Por: Redacción El Tiempo
Foto: Archivo particular
El productor musical de 'El trovador', de Giuseppe Verdi, es Sir David McVicar. La dirección es de Marco Armiliato.
Leonora (la soprano ruso-austriaca Anna Netrebko) ofrece su vida por un trovador callejero con alma de gitano, a quien ama. Se
llama Manrico, interpretado por el tenor coreano Yonghoon Lee.
El conde de Luna (el barítono ruso Dmitri Hvorostovsky) es el rival del trovador y la mezzo-soprano estadounidense Dolora Zajick
interpreta a una misteriosa gitana con un pasado lleno de problemas.
Estos son los cuatro personajes principales de El trovador, la ópera de Giuseppe Verdi, una de las 28 que escribió el músico italiano
nacido en 1813 y quien murió en 1901.
Esta ópera abre mañana la temporada 2015-2016 del Metropolitan Opera de Nueva York, un escenario con 3.800 sillas que son
compradas por los seguidores de este género con mucha antelación.
Pero desde hace diez años, otros seguidores de la ópera van a las alrededor de 2.000 salas de cine en 70 países que se unen a las
transmisiones del Met.
Once de esas salas están en Colombia, incluyendo dos que acaban de ingresar a la lista: Bocagrande (Cartagena) y Unicentro (Cali),
donde ya estaba Chipichape.
En Bogotá se puede ver en los teatros de Andino, Unicentro, Avenida Chile, Santafé y Gran Estación; en Medellín, en Santafé; en
Bucaramanga, en Cacique; y en Barranquilla, en Buenavista.
Para Luis Carlos Aljure, periodista y conocedor del género de la ópera, la celebración de los 10 años de las emisiones y que hoy en
Colombia haya dos salas más “hace que proyectos como estos le apuesten con seguridad a la ampliación de las audiencias, a que
nuevos públicos quieran ver las producciones”, afirma.
Y aunque el porcentaje de espectadores en Colombia sea muy pequeño, el 0,1 por ciento (aproximadamente 25.000 por temporada
de los 2’547.000 en el resto del mundo), “que se tenga lo que está pasando en el Met de Nueva York y poder ver títulos reconocidos
y otros que no son tan famosos, contribuye a que el género se expanda”, agrega Aljure.
Para el bogotano, aficionarse a la ópera no es difícil, pero sí exige un poco de conocimiento del montaje y por eso les sugiere a
quienes quieran iniciarse en este mundo que antes hagan una lectura sobre el título que van a ver.
“El trovador es una buena manera de entrar. Igual con óperas de Puccini como Turandot y Madama Butterfly, que también se verán
en esta temporada”, afirma.
En esta ocasión se incluyen, además, Tannhäuser (Wagner), y las nuevas producciones del Met: Otelo (Verdi), Los pescadores de
perlas (Bizet), Manon Lescaut (Puccini), Roberto Deveraux (Donizetti), Electra (Strauss) y Lulú (de Alban Berg).
Por lo pronto, vale la pena disfrutar El trovador, que se estrenó en 1853 en el Teatro Apolo de Roma y 30 años después llegó al
Met. Allí, sus cuatro personajes principales viven tormentos de amor y familiares enmarcados en temas políticos.
Hasta el momento, el Met la ha presentado 637 veces y la soprano croata Zinka Milanov tiene el récord de ser la cantante que más
ha representado a la desafiante Leonora (49 veces entre 1937 y 1957).
Por su parte, el tenor italiano Giovanni Martinelli es el que más ha cantado el guion de Manrico, con 69 actuaciones entre 1915 y
1945.
“La ópera es un espectáculo que une el teatro y la música, despierta pasiones y emociones, y los montajes del Met, además, son
majestuosos”, afirma Aljure.
En lo anterior coincide Martha Díaz, asistente asidua, quien disfruta no solo de la música sino del vestuario y los grandes escenarios.
¿Dónde y cuándo?
Teatros de Cine Colombia en:
Bogotá: Andino, Unicentro, Avenida Chile, Santafé y Gran Estación. Cali: Chipichape y Unicentro
Medellín: Santafé
Bucaramanga: Cacique
Barranquilla: Buenavista
Cartagena: Boca Grande
Informes: www.cinecolombia.com.co
Boletas: de 32.000 a 94.000 pesos según sala, ubicación y tipo de transmisión. Estudiantes: 31.000 pesos en directo y 21.000
pesos en diferido.
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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
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Orgullo de Santander para Colombia
XXVI Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
1 al 14 de agosto de 2016
La última librería
Por: Eduardo Posada Carbó / El Tiempo
Por fortuna, las librerías se están reinventando y algunas sobreviven en su formato original.
El anuncio, de color rojo, es poco atractivo. Más lo son las ofertas de rebaja al frente de esta tienda peculiar en Jericho, barrio
legendario de Oxford. Una pequeña mesa redonda con sillas verdes a su alrededor, al lado de discos viejos amontonados en caja,
parecía invitar a café. Lo que llamó mi atención fue su nombre: Última Librería.
Evoqué de inmediato la primera librería que visité de manera asidua en mis años de estudiante en Bogotá, la Contemporánea,
donde adquiría cualquier traducción de la obra de Hermann Hesse o novelas sugeridas por Darío Jaramillo Agudelo en su revista
Libros, de distribución gratuita.
La Contemporánea desapareció, como ha sido la triste ruta de tantas librerías. No han sufrido las llamas de aquellos bomberos
inquisidores que en Fahrenheit 451, el fantástico relato de Ray Bradbury, prohíben la lectura. Pero han ido cerrando sus puertas
ante la competencia de las tiendas electrónicas, con sus dimensiones globales.
Es un fenómeno universal. Han sufrido tanto las librerías independientes como las grandes cadenas. En el 2009 cerraba una cada
semana en Inglaterra. El caso de Borders, célebre en su momento, es quizás paradigmático: cerró 399 supertiendas en el 2011.
Por fortuna, sin embargo, las librerías se están reinventando y algunas sobreviven en su formato original. La crisis de Borders
favoreció a Barnes and Noble, una gran cadena estadounidense que hoy maneja unas 700 librerías universitarias, con frecuencia
monopolios en los diversos campus con su clientela cautiva de profesores y estudiantes.
“Un parque de diversiones para la mente”: así llamó los Los Ángeles Times al Seminary Co-op, la librería que desde 1961 abrió sus
puertas en un sótano laberíntico en la Universidad de Chicago. Fundada como cooperativa, y famosa por albergar la mejor oferta
mundial de libros académicos, tiene más de 50.000 miembros. Recientemente abandonó aquel sótano romántico para instalarse en
un sitio moderno y colorido.
Cuando viajan, los amantes de libros prefieren con frecuencia visitar librerías antes que museos y catedrales. Algunas librerías,
como la Linardi y Risso, en Montevideo, con sus anaqueles llenos de libros antiguos, tienen aspecto de museo. En Madrid, la Cuesta
Moyano, próxima al Paseo del Prado, es una calle peatonal seductora para todo bibliófilo. Y en la capital española, Marcial Pons
sigue conservando las mejores tradiciones del librero.
La meca de muchos turistas bibliófilos es Hay-on-Wye, famoso en Gales por ser el “pueblo de los libros”, sede original del festival
literario que hoy rota por el mundo.
Cuenta Jorge Orlando Melo que cuando Christopher Isherwood visitó Bogotá en 1948, el novelista inglés se quedó sorprendido por
su gran número de librerías. Lo explicaba por la falta de bibliotecas públicas, si bien existía la Nacional. Hoy, como anota Melo,
Bogotá cuenta con un sistema ejemplar de bibliotecas públicas. Estas no deben verse como el reemplazo de las librerías. Algunas
como la Contemporánea desaparecieron. Pero existen otras de similar encanto, como ArteLetra, en la carrera 7.ª.
Las ciudades universitarias son centros ideales para la sobrevivencia de las librerías. Fundada en 1879, Blackwell’s puede
confundirse con otros símbolos de Oxford. Algunos añoran mejores tiempos, aunque ha sabido reimaginarse en sus cuatro pisos
atiborrados de libros y clientes.
Al descubrir la Última Librería, mientras pedaleaba en la calle Walton, me llené de nostalgia. Fue un breve momento, pues pronto
entendí su significado. No era un anuncio de languidez, sino de permanencia. Así que desmonté de la bicicleta y me dispuse a
pescar libros.
XIV Festival Universitario de Música Instrumental
11 al 16 de abril de 2016
Universidad Pontificia Bolivariana UPB
Seccional Bucaramanga
Festival universitario único en su género…y se hace en Santander
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Orgullo de Santander para Colombia
Doris Salcedo gana el Premio Nasher
El 30 de octubre, el Nasher Sculpture Center, en Dallas, anunció que la artista colombiana Doris Salcedo es la primera
ganadora del Premio Nasher, un nuevo galardón de 100.000 dólares para escultores.
Por: revistaarcadia.com
Ubicada en el distrito del arte de Dallas, Texas, el Nasher Sculpture Center es una de las pocas instituciones en el mundo dedicadas
exclusivamente a la exposición y estudio de la escultura contemporánea. Este año decidió crear el Premio Nasher, un galardón que
pretende extender la misión del museo y apoyar y reconocer a aquellos artistas que han tenido un impacto significativo en la
comprensión y el desarrollo de la escultura.
La ganadora en este primer encuentro fue Doris Salcedo, para quien el premio “es sumamente significativo”, pues más allá del
aspecto monetario, “es un reconocimiento a que en medio de la violencia y en medio de los conflictos políticos, hay espacio para
reflexión y espacio para producir arte que conlleva un significado profundo para todos”.
Su trabajo siempre se ha caracterizado por establecer conexiones aisladas entre arte y política. Durante las últimas tres décadas,
la artista ha abordado temas como el costo humano de los conflictos civiles y políticos a través de esculturas que conmemoraran e
investigan traumas personales, sociales e históricos que están muy relacionados con los conflictos de Colombia.
El jurado que seleccionó a Salcedo como ganadora estuvo conformado por reconocidos directores de museos, curadores, artistas e
historiadores del arte experimentados en el campo de la escultura, como la artista Phyllida Barlow; la curadora principal de proyectos
especiales de arte moderno en la National Gallery of Art, Lynne Cooke; la curadora principal del Museo de Arte Contemporáneo de
Tokio (MOT), Yuko Hasegawa; y el historiador de arte Alexander Potts. Todos coincidieron en que la obra de la colombiana no es
solamente innovadora, desafiante, significativa, sino también un trabajo que continúa tomando riesgos día a día.
Tras la premiación, Jeremy Strick, director del Nasher Sculpture Center, afirmó: “A lo largo de los últimos treinta años, por medio
del uso de objetos cotidianos, a menudo en sitios inesperados y espacios públicos socialmente emotivos tanto en su natal Colombia
como en otras partes del mundo, Doris Salcedo ha creado un cúmulo de obras que es a la vez estéticamente impactante y con alta
relevancia política. Con su obra, sutil y profundamente evocadora a la vez, nos lanza un desafío valeroso a considerar de manera
más profunda las conexiones entre lugar, historia y objetos que cargan con el peso de nuestras memorias colectivas, insinuando
líneas de pensamiento que atan el acto de crear objetos con un potente activismo social. Nuestra misión en el Nasher es apoyar la
creación de nuevas esculturas y expandir nuestra comprensión de lo que es la escultura como medio artístico, y Doris Salcedo
continúa impulsando de manera contundente dicho medio en formas cada vez más estimulantes y reveladoras”.
La artista recibirá el premio en persona en una gala en el Nasher Sculpture Center en Dallas el 2 de abril del próximo año. A raíz
del premio habrá durante los siguientes meses páneles de debate, cátedras y simposios en varias ciudades alrededor del mundo,
en las que el principal objetivo será atraer audiencias variadas y proporcionar perspectivas sobre el campo de la escultura.
Además de esta retribución, Salcedo ha sido galardonada a lo largo de su carrera con numerosos premios, becas y doctorados de
diversas organizaciones e instituciones, incluidos la Fundación Penny McCall, la Fundación Guggenheim, El Instituto de Arte de San
Francisco, la Universidad Nacional de Colombia, el Ministerio de Cultura de España y el Museo de Arte Contemporáneo de Hiroshima.
Instrumentos musicales
Oudi
Instrumento griego tipo laúd de mango corto, con caja de resonancia cóncava y en forma de pera, procedente de la tradición árabe.
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Orgullo de Santander para Colombia
Guía para entender la ópera
Autor: Redacción de El País
La palabra ‘Ópera’ suele espantar a más de uno. Y sucede con frecuencia porque la gente no sabe qué es o sencillamente la
consideran una manifestación de arte elitista y que no está al alcance de los bolsillos.
Pero desde hace siete años los colombianos empezaron a tener un nuevo plan: la ópera con crispetas, es decir, ir a ver ópera en
salas de cine gracias al proyecto Metropolitan Opera Live HD, de la compañía artística con base en Nueva York.
Gracias a esta iniciativa unos 146.043 colombianos han visto alrededor de 83 funciones de ópera en salas de cine. Se estima
que en el mundo más de 70 países disfrutan de este plan que ya completa 10 años.
Este fin de semana iniciará la temporada 2015-2016 y para conocer más el periodista cultural Luis Carlos Aljure ofrece a los lectores
de El País unas lecciones de ópera:
¿Qué es la ópera?
Es un espectáculo en el que reunen muchas artes, oficios y esfuerzos. Es una especie de matrimonio entre música, teatro, danza,
escenografía, poesía.
¿Quiénes actúan en una ópera?
Tiene esencialmente músicos que se distribuyen en la orquesta, que hacen el acompañamiento orquestal y también están los
cantantes, que se dividen según el tipo de voz. Entre las mujeres está la soprano que es la voz más aguda femenina; la
mezzosoprano, voz intermedia; y la contralto es la voz más grave de las mujeres. Los hombres están divididos entre tenores que
es la voz más aguda; el barítono es la voz intermedia y el bajo es la voz más grave.
En una ópera, ¿el cantante debe actuar y bailar?
Es seguro que deben cantar y actuar. Hay óperas con escenas de ballet y ocasionalmente los cantantes deben hacer algún tipo de
coreografía o danza, aunque hay cuerpos de ballet que acompañan la ópera.
¿En qué idioma se canta una ópera?
Los idiomas pueden ser diversos, pero el idioma original es el italiano porque en este país se creó el género entre finales del Siglo
XVI y comienzos del Siglo XVII. Pero con la su evolución fue conquistando diferentes países y hay ópera en diferentes idiomas. La
temporada que empieza tendrá óperas en italiano, francés y alemán. Las transmisiones que vemos en Colombia tienen subtítulos
en español.
¿Quiénes escriben las historias de las óperas?
Cuando se habla de la ópera, el crédito es para el músico que la compuso, pero la ópera tiene un libreto y estos generalmente
provienen de una obra de teatro o una novela que es adaptada. La ópera a veces requiere de un libretista que puede ser un
poeta, un periodista o un escritor. Hay casos excepcionales como Wagner que hacía la música y el libreto.
¿Por qué algunos títulos son más conocidos que otros?
Tal vez porque hay pasajes que tienen melodías contagiosas, fáciles de retener o recordar. También contribuye que una historia
sea intensa tenga o un drama convincente.
En Colombia, ¿se escriben y se cantan óperas en español?
Es una tarea que tenemos pendiente. Las primeras óperas de las que se tenga noticia fueron escritas en el Siglo XIX por José María
Ponce de León, en Bogotá, que escribió las óperas ‘Esther’ y ‘Florinda’. Para esa época de esplendor el libretista fue Rafael Pombo.
También hay otros compositores que hicieron ópera en el siglo XX pero no es una tradición fuerte en nuestro país. Hoy la meta es
tener más presentaciones de ópera en vivo en nuestro país.
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Orgullo de Santander para Colombia
'Expreso sur', un recorrido por las fiestas de Suramérica
Señal Colombia estrena una serie documental de los ministerios de Cultura de seis países.
Por: Cultura y Entretenimiento | El Tiempo
Foto: Archivo particular
El Carnaval de Oruro, en Bolivia, es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde el 2001.
El Torneo Internacional del Joropo es una de las más importantes tradiciones de los Llanos Orientales de Colombia, un encuentro
que muestra el trabajo de sus hombres en las llanuras, la música y la danza, y a más de 200 parejas bailando en el Joropódromo
de Villavicencio.
Con este especial empieza 'Expreso sur', una serie documental con las más importantes fiestas tradicionales de América del Sur, y
que fue realizado por los ministerios de Cultura de Colombia, Ecuador, Uruguay, Argentina, Brasil y Bolivia, así como por los canales
públicos de estos países. Se estrena este lunes, a las 8 p. m., por Señal Colombia. Son 36 capítulos, que se emitirán durante este
mes.
La producción se enfoca en la fiesta popular, pero incluye las formas de vivir de quienes la hacen, la cuidan y la disfrutan.
Y, además, muestra la importancia de la fiesta para esta parte del mundo, celebraciones que están relacionadas con las tradiciones
indígenas, negras y el legado español, muchas en homenajes a santos católicos y a la madre tierra.
En cada capítulo, aparte de contar la tradición festiva, se incluyen temas como el movimiento de la economía, las personas de la
tercera edad que llevan años disfrutando de su fiesta y la conocen, y los niños, que se encargarán de seguir con las tradiciones.
El martes, la festividad invitada es la tradición de la Virgen del Carmen, una actividad que une a los habitantes de la población de
Nuquí, en Chocó, en la que los barrios se esmeran para hacer la mejor ofrenda a su Virgen, tener el mejor caché (vestido) y hacer
el más impactante bunde (desfile), sin importar sus limitaciones económicas.
El 7 de octubre, ‘Expreso sur’ se va a Argentina, a la celebración de la noche más larga, en el solsticio de invierno del hemisferio
Sur.
Esta celebración se realiza en Ushuaia, donde se le da la bienvenida al invierno con esculturas en la nieve y una marcha de
antorchas.
El Carnaval de Oruro (Bolivia) irá él 8 de octubre. Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde el 2008, tiene la diablada como su
tradición más importante y un desfile inaugural que incluye 28.000 danzantes y 10.000 músicos distribuidos en 150 bandas.
Quienes cada año lo disfrutan saben que en este carnaval andino hay que tomarse hasta el último trago, tocar hasta la última nota
y disfrutarlo hasta el último aliento.
El viernes 9 de octubre, los televidentes podrán ver la Caballadas de Pirenópolis, en Brasil, una de las celebraciones más expresivas
del ese país, con rituales, enmascarados y cabalgatas.
Expreso sur se hizo bajo la modalidad de coproducción internacional y cada país participante realizó seis programas de media hora
cada uno con celebraciones locales que tengan arraigo en lo popular y en la tradición.
¿Dónde y cuándo?
Desde este lunes, a las 8 p.m., por Señal Colombia.
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¡Imperdibles!
El Premio Luis Caballero, el Biff y el resurgir de la Feria del Libro de Cali protagonizarán la cultura en las próximas
semanas.
Semana.com
Comienza la Ruta del Caballero
Para cualificar la oferta de las artes plásticas, Ideartes inauguró la octava versión del Premio Luis Caballero, una exhibición de
intervenciones a lugares específicos de Bogotá que ocho artistas construyeron a partir del estímulo que la organización les entregó
el año pasado. La Ruta del Caballero recorrerá las ocho sedes del premio los miércoles, jueves, viernes y sábados hasta el 15 de
noviembre de 2015, desde las dos de la tarde hasta las ocho de la noche. La violencia contra las mujeres, el significado de los
héroes en un colectivo, y el debate sobre desarrollo y equilibrio ambiental son las temáticas con las que los asistentes se
encontrarán.
Para los cinéfilos
A los amantes del cine les llegó su día. Luego del éxito de IndieBo, llega a la capital el Bogota International Film Festival (Biff), una
iniciativa de la industria audiovisual para consolidar una cultura cosmopolita del cine en la ciudad. Del 9 al 16 de octubre, más de
50 títulos de África, Asia, Europa y América se proyectarán en los Múltiplex Cine Colombia de Andino, Av. Chile, Calle 100, Santa
Bárbara y en la Cinemateca Distrital.
Filca 2015
El próximo 8 de octubre, en la plazoleta Jairo Varela, abre la Feria Internacional del Libro y las Culturas de Cali (Filca 2015), un
encuentro que busca posicionar a esta ciudad ante los extranjeros como la puerta de África hacia América. Contará con cinco
autores caribeños ganadores del Premio Casa de las Américas y escritores colombianos como Alba Lucía Ángel, Santiago Gamboa
y Nelson Romero.
Una definición de sonido
Sonido
Vibración de partículas que al chocar entre sí, se transforman en ondas sonoras que necesitan moverse y que irradian en todas
direcciones a través del aire, llega convertido en sonido a nuestros oídos.
Silencio es la ausencia o falencia de vibraciones, mientras haya aire no hay silencio.
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Virginia Gutiérrez: la revolucionaria de los 10.000 pesos
La antropóloga santandereana, de quienes muchos desconocen su invaluable aporte a las ciencias sociales y a la
liberación femenina, será la imagen de uno de los nuevos billetes.
Virginia Gutiérrez (1922-1999) será la imagen del próximo billete de 10.000 pesos porsu aporte y obra trascendía el contexto
histórico de la época y, además, era pionera en su campo.
Madres solteras de todos los sitios colombianos… Mujeres que viven el periódico abandono de su hombre o que lloran su muerte...
Madres que conciben, gestan y paren en tugurios... Madres todas que ganan el pan, que lo multiplican en la boca de sus hijos
hambreados... para vosotras, mi trabajo y mi fe sin límites”. Con estas palabras, la antropóloga Virginia Gutiérrez de Pineda (19221999) dedica su libro más icónico: Familia y Cultura en Colombia. Gutiérrez defendió con fuerza a las madres cabeza de hogar,
como una rebelde de los estereotipos de la mujer de su época; fue una estudiosa, una maestra, una esposa y una madre devota –
de cuatro hijos–; y escribió algunos de los estudios más revolucionarios del siglo XX en el campo de las ciencias sociales. Y ahora
será la imagen del billete de 10.000 pesos que empezará a circular en 2016.
Gutiérrez vivió sus primeros años en Socorro (Santander), en un hogar de hacendados en el que la vida transcurría cómoda y
tranquila. En la adolescencia viajó a Bogotá a estudiar la secundaria y se entregó a la vida académica y a rebelarse contra el destino
inevitable de la mujer por esos años: la maternidad y las labores del hogar. En 1940 –cinco años después de que una universidad
colombiana aceptó a la primera mujer en sus aulas–, se inscribió en la carrera de Ciencias Sociales y Etnología. Luego se hizo
maestra en Antropología Social y Médica y, años más tarde, doctora en Ciencias Sociales y Económicas en la Universidad Pedagógica
Nacional.
Allí conoció al antropólogo Roberto Pineda Giraldo, quien sería su esposo y su compañero de trabajo más leal. “Una vez, yendo para
un seminario en Medellín, Virginia nos dijo que se levantaba todos los días muy contenta de tener a su lado el brazo de Roberto.
Estuvieron juntos mucho tiempo”, cuenta Yolanda Puyana, amiga de Gutiérrez, profesora de la Universidad Nacional y de la Escuela
de Estudios de Género. “Ambos eran antropólogos muy reconocidos en los años cincuenta, y formaron una tertulia en su casa en
la que compartían con personajes como Orlando Fals Borda, uno de los fundadores de la primera facultad de sociología de América
Latina; Ernesto Guhl, uno de los creadores de la antropología moderna, y otros jóvenes que fueron los primeros científicos sociales
de Colombia”, dice el sociólogo y profesor titular de la Universidad Nacional, Jaime Eduardo Jaramillo.
En 1956 se convirtió en profesora titular y honoraria de la Universidad Nacional, y empezó a escribir su mayor legado para las
ciencias sociales. Gutiérrez inició una expedición por todos los rincones del país, junto a sus estudiantes, en busca de desmitificar
que en Colombia existiera un solo modelo de familia –el que pregonaban los círculos más pacatos de la sociedad: la monogámica,
patriarcal y católica, impuesta por los colonos españoles–.
“Hay una experiencia muy linda de un viaje que Virginia hizo a la Guajira con Roberto –cuenta la profesora Puyana–. Una wayúu le
preguntó que cuántos chivos había pagado su esposo por ella y Virginia, sin entender muy bien, respondió que ninguno. Entonces
la wayúu le dijo: ‘¡Ay! pobrecita, usted no vale nada’… Esas experiencias le permitieron entender que las familias tienen formas
diferentes de organizarse, y valores distintos, en cada región”. Virginia Gutiérrez señaló, por ejemplo, que mientras en las zonas
costeras el hombre era valorado por su capacidad para procrear, en Antioquia su virilidad estaba medida por su capacidad para
proveer dinero al hogar sin importar cómo. “Ella habló sobre la búsqueda de dinero de los paisas a cualquier precio antes del
fenómeno de Pablo Escobar”.
Habló también –en su libro El gamín, su albergue social y su familia– de la pobreza en el campo y de la migración a las ciudades,
que estaban provocando la reproducción sin control de los habitantes de calle y de los pistoleros juveniles (que años más tarde
degenerarían en el fenómeno del sicariato). Habló de la medicina tradicional indígena. Habló de la mujer y murió –a los 78 años,
de un paro cardiaco– reivindicando “a las madres solteras de todos los sitios de Colombia”.
Una definición de música
Música
Movimiento organizado de sonidos a través de un continuo de tiempo.
La música, en su acepción más simple, puede describirse como la yuxtaposición de dos elementos: el tono y la duración,
generalmente llamados melodía y ritmo. La unidad mínima de organización musical es la nota —es decir, un sonido con un tono y
una duración específicos—. Por ello, la música consiste en la combinación de notas individuales que aparecen de forma sucesiva
(melodía) o simultánea (armonía) o en ambas formas, como sucede en la mayor parte de la música occidental.
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Orgullo de Santander para Colombia
Inicia el III Festival de Música de Cámara de Guadalajara de Buga
Autor: Redacción de El País
Músicos de Argentina, Colombia, Rusia y Ucrania se darán cita esta semana en Guadalajara de Buga para la tercera edición del
Festival Internacional de Música de Cámara de Guadalajara de Buga.
‘Recorrido a través del tiempo’ es el eje temático de este año y a través del cual el público asistente podrá disfrutar música desde
el renacimiento hasta la actualidad, gracias a los conciertos y los talleres gratuitos que incluye la programación.
El Festival, que se desarrollará desde el jueves 8 de octubre hasta el domingo 11 de octubre, en escenarios de la Ciudad Señora
como el Teatro Municipal, la Catedral y la sede de la Universidad del Valle, contará con la participación de 28 músicos.
Tatiana Tchijova, directora artística del Festival, comentó a El País que el objetivo de este evento es abrir espacios para la música
clásica y seguir la tradición musical que existía en Buga, que en los años 30 y 40 era considerado como un lugar de relevancia
para los artistas.
Explica que la importancia de la música de cámara radica en su exigencia interpretativa. “Nació para ser interpretada en espacios
pequeños, íntimos. De ahí que sea una de las exhibiciones de música clásica más exigentes porque cada instrumento opera como
un solista y la responsabilidad interpretativa es mucho mayor. Es un diálogo íntimo entre músicos e instrumentos”.
Unos de los aspectos más novedosos de esta edición es que los dúos serán los grandes protagonistas y que además las agrupaciones
están integradas, en su mayoría, por talento joven.
Además de obras del clasicismo, el romanticismo y del Siglo XX los invitados incluirán en su repertorio música latinoamericana y
colombiana “porque se debe conocer lo propio”, expresa Tchijova.
La programación tendrá como protagonistas a agrupaciones caleñas como la Camerata Alferez Real, el Cuarteto Vocal sin Tiempo
y Cali Cuarteto.
Desde Barranquilla estará el Dúo Atlántico, a ellos se unirán el Dúo Flauta y Piano (Bulgaria y Colombia), el Dúo Ar.Co (Argentina
y Rusia) y el Dúo Ziborov (Ucrania).
En años anteriores el Festival Internacional de Música de Cámara de Guadalajara de Buga llevó su programación a municipios
cercanos como Calima - El Darién y Guacarí; y en esta ocasión llegará a Roldanillo, el sábado 10 de octubre, a las 7:00 p.m. con
la presentación del grupo Vocal Sin Tiempo, en el Museo Rayo.
La clausura del Festival será el domingo 11 de octubre en el Teatro Municipal de Buga con la participación de Dúo Atlántico
(Colombia), Dúo Ziborov (Ucrania), Dúo Flauta y Piano (Colombia–Bulgaria), Dúo Ar.Co (Argentina-Rusia), Vocal Sin Tiempo
(Colombia) y Camerata Alferez Real (Colombia).
Agenda
Jueves 8
7:00 p.m. Concierto inaugural con el Dúo Flauta y Piano (Colombia–Bulgaria) y la Camerata Alferez Real (Colombia), en el Teatro
Municipal.
Viernes 9
10: 00 a.m. En el Auditorio de la Biblioteca Universidad Central del Valle, en Tuluá, concierto de Cali Cuarteto (Colombia).
7:00 p.m. En el Teatro Municipal de Buga será el concierto de concierto del Dúo Flauta y Piano (Colombia–Bulgaria).
Sábado 10
11:00 a.m. En la Catedral de San Pedro en Buga se presentará el grupo Vocal Sin Tiempo (Colombia).
4:00 p.m. En el Teatro Municipal se presenta el Dúo Ziborov (Ucrania).
Y a las 7:00 p.m. será la ‘Noche de Dúos’ con el Dúo Ar.Co (Rusia-Argentina) y Dúo Atlántico (Colombia).
Domingo 11
11:00 p.m. En la Catedral de San Pedro en Buga estará la Camerata Alférez Real (Colombia).
4:00 p.m. Concierto en la Iglesia Santo Domingo De Guzmán con el Dúo Atlántico (Colombia).
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Vigías del Patrimonio
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Orgullo de Santander para Colombia
Medellín con olor a punk
Por: Diego Londoño / El Colombiano
El punk, ha estado ligado a esta ciudad desde hace tres décadas, pero su cercanía es tanta que llega incluso hasta el punto de
parecer una ciudad punkera: sus calles huelen, saben, se ven y tienen actitud punk. Este género musical narra una Medellín
conservadora, de prejuicios, llena de miedo y adolorida por el fenómeno de la violencia y sus repercusiones. También ha abordado
temas como la juventud de una sociedad que busca válvulas de escape, formas de salir de la rutina de la violencia para espantar
la realidad con bajos, baterías y guitarras. El punk medallo, sucio en su sonido, vivencial, callejero, poco técnico y con melodías
llenas de odio, refleja una historia sufrida, estigmatizada y ajena a los ideales de equidad, “la triste historia del punk medallo lleva
casi treinta años desde su inicio a finales de los setenta hasta nuestros días y es la base de una expresión cultural de nuestra
maltratada juventud, es un cuento melancólico ya que ‘punk medallo’ se escribe con llanto, aquí no hay fama, ni premios, ni
limosinas, ni discos de oro, ni alfombras rojas, ni producciones millonarias, ni fuegos pirotécnicos, lo que hubo y hoy sigue existiendo
es una grandísima fuerza de voluntad para navegar contracorriente y con las crestas en alto”. Este pensamiento de Viola, vocalista,
líder y fundador del grupo de punk I.R.A., recoge un sentimiento generalizado en cuanto al punk, que se hizo evidente desde su
llegada a Medellín, pero que sin duda alguna con los relevos generacionales naturales y los cambios culturales que ha tenido la
ciudad, ha cambiado a lo que se concibe como punk medallo hoy en día. La fragmentación, el caos y la auto marginalidad hicieron
parte en los años noventa de su cotidianidad. Las posturas básicas de su pensamiento como la revolución, la anarquía y el no
futuro, siguen siendo prioridad tanto en su producción musical como en la actitud personal. El punk medallo y su legado, sin lugar
a dudas ha tatuado la ciudad y su esencia y dejó en claro la existencia de otras versiones de Medellín, desde la resistencia, desde
la cotidianidad, desde los parches y desde el “ruido”. Lugares como Bantú, La banca, Carabobo Norte, el Cementerio de San Lorenzo,
el parque del Periodista y Obrero o barrios como Pedregal, Manrique y Boston, se dejaron contagiar por el ruido que generaba un
transeúnte punkero. La Medellín del punk, trascendió el hecho musical y se convirtió en una música rápida y ruda con poética
directa, que día a día se fue transformando en la historia de esta ciudad.
Los podridos, Dexkoncierto, Mutantex, Crimen impune, Desadaptadoz, Anti-todo, Pretexto, Complot, G.P, I.R.A, La misma porkeria,
Pichurrias, La peste, N.N, Libra, Denuncia pública, Extremo D, Antioquia podrida, Infesto, Lokekeda, P-ne o Escépticos, son algunas
de las bandas que hacen parte de la historia punkera de Medellín y Colombia, de un sonido que no ha muerto y que se ha convertido
para muchos en una forma de vivir.
Cultura, después de la paz
Por: Fernando Quiroz / El Tiempo
La cultura tendrá que ser protagonista en el posconflicto. Para que nos ofrezca maneras efectivas para decir las cosas que tenemos
que decirnos.
Está dicho. Está escrito. “La cultura le da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo”. Así quedó consignado –a pesar de
lo aparentemente obvio de la afirmación– en esa maravillosa declaración de 1982 de la Unesco, que le da a la cultura su verdadera
dimensión, más allá de las manifestaciones artísticas.
No es poca cosa la escultura: uno piensa, por ejemplo, en El peine del viento, de Eduardo Chillida, de frente al mar que baña las
playas de Donostia, y siente un corrientazo de emoción. No es asunto menor la pintura: bastaría con contemplar unos minutos la
Violencia, de Alejandro Obregón, o el Guernica, de Pablo Picasso, para entender qué tan hondo puede calar. La poesía verdadera –
la auténtica, la que toca las fibras, la que mueve el alma– es casi tan conmovedora como la vida misma. Y a ella deben rendirle
culto todos los demás géneros literarios. No le es inconveniente su juventud al cine para poner puntos en verdad altos: por el
contrario, ha sabido darles las gracias a los géneros del arte de los cuales se alimentó en sus inicios –hace apenas poco más de un
siglo– y les ha pagado ayudando a renovarlos.
Solo con los géneros del arte bastaría para entender que la cultura trasciende y ayuda a trascender. Que no hay razón para que en
tantas instituciones educativas se la mire como un agregado. Que habla mal de una sociedad que los artistas hayan sido
abandonados a su suerte cuando tienen tanto que decir, tanto que interpretar. Que los gobiernos deberían entregarle un
presupuesto que le permita fortalecerse, y no seguirla condenando a la mendicidad.
Dice la Unesco en esa declaración que la cultura “engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos
fundamentales, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”. Y dice más: que “a través de la cultura el ser humano se
expresa, toma conciencia de sí mismo y se reconoce como un proyecto inacabado”.
Leo y releo esas palabras, les doy vueltas, y cada vez me convenzo más de que la cultura tendrá que ser protagonista en el
posconflicto. Para que nos ofrezca maneras efectivas para decir las cosas que tenemos que decirnos. Para que nos permita
reflexionar. Para que nos haga entender que, aún después de firmar la paz, seguiremos siendo una sociedad inacabada y nos ayude
a dar un paso adelante.
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Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
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Orgullo de Santander para Colombia
Confirman nómina de lujo en el Estéreo Picnic 2016
Florence and the Machine, Noel Gallagher y Snoop Dogg estarán el festival en Bogotá.
Por: Cultura y Entretenimiento | El Tiempo
Foto: Twitter
Florence and the Machine y Noel Gallagher
Con un cartel caracterizado por el eclecticismo musical, la séptima edición de este encuentro musical también contará con la
participación de la mítica banda de punk estadounidense Bad Religion y la agrupación británica Jungle, que mezcla sonidos
electrónicos con funk, conformada por Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland, Fraser MacColl, George Day, Dominic Whalley, Andro
Cowperthwaite y Rudi Salmon.
De igual manera estará la banda de folk rock Mumford & Sons, que lanzó en mayo su más reciente álbum: 'Wilder Mind'; al igual
que los islandeses Of Monsters and Men, que se hicieron conocidos mundialmente gracias a la canción 'Little Talks'.
También estarán en tarima el músico estadounidense Skrillex, que se ha dedicado a revolucionar los géneros dubstep, brostep y
electro house; junto a Diplo y Duke Dumont, uno de los DJ más importantes del Reino Unido.
Así mismo, Tame Impala: considerados los nuevos exponentes del rock psicodélico y que vienen desde Australia.
Así mismo, se destaca la presentación de Die Antwoord, Kygo, Nicolas Jaar, Alabama Shakes, Jamie Jones - Jungle - Simian Mobile
Disco (Live) ; 1280 Almas, Odesza, Albert Hammond Jr, Duke Dumont, SEEED; Wallk the Moon, Sidestepper, A-Track, Alvvays,
Gabriel Garzon Montano, LosPetitFellas, The Joy Formidable, Cristina Rosevinge – Onda Vaga, Ximena Sariñana, Oh'laville, Patrick
Topping, Tarmac y Nicola Cruz.
De igual manera que Los Pirañas, Vicente Garcia, Francisca Valenzuela, Little Jesus, La Minitk del Miedo, Kanaku y el Tigre, Revolver
Plateado, Nelda Piña y la Boa, Ela Minus, MNKYBSNSS, Lunate,The Kitsch, Sultana, Goli, El Otro Grupo, Xavier Martínez, Unknown
Yet, Electric Mistakes e Ismael Ayende.
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Orgullo de Santander para Colombia
Doce libros protagonistas de la Feria Internacional del Libro en Cali
Autor: Redacción de El País
En la Plazoleta Jairo Varela se instalará una muestra editorial al aire libre. Se podrán adquirir libros a precios especiales.
‘Tríptico de la Infamia’
Autor: Pablo Montoya.
Editorial: Random House
Páginas: 308
Obra ganadora del Premio Rómulo Gallegos, narra la historia de tres pintores, testigos de los horrores que se cometieron en Europa
en el Siglo XVI.
Cita con el autor: Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Lunes 12 de octubre 2015. 5:00 p. m. Espacio Entre líneas.
‘La hoguera lame mi piel con cariño de perro’
Autor: Adelaida Fernández
La caleña, ganadora del Premio Casa de las Américas de Novela 2015, cuenta la historia de Nay, una esclava que regresa a África.
El libro se empezará a vender en enero cuando la autora reciba el premio.
Cita con el autor: Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Domingo 11 de octubre 2015. 6:00 p. m.
‘Una casa en Bogotá’
Autor: Santiago Gamboa
Editorial: Random House
Páginas: 246
La novela es un recorrido por la memoria y una reflexión de esos lugares a los que nos gustaría volver y los que quisiéramos
descubrir. Obra ganadora del Premio Literaturas del Caribe 2013.
Cita con el autor: Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Viernes 9 de octubre 2015. 6:00 p. m.
‘Un kilómetro de mar’
Autor: José Acosta
Obra ganadora del Premio Casa de las Américas de Literatura Latinoamericana en Estados Unidos 2015, sobre dos jovencitos que
emprenden un viaje particular
Cita con el autor: 1. Icesi. Viernes 9, 9:00 a. m. 2. Biblioteca Montebello. Sábado 10 de octubre. 10 a. m. 3. Plazoleta Jairo Varela
/ Pabellón Infantil y Juvenil. Lunes 12, 12:00 a. m.
‘El color de la cera en su rostro’
Autor: Harold Kremer
Editorial: Universidad de Antioquia
Páginas: 196
Obra ganadora del Premio Jorge Isaacs 2013. En la novela el lector encuentra una manera distinta de enfrentar el drama de la
drogadicción y la descomposición familiar, sin alarmismos y sin el tradicional esquema de las novelas cautivadas por la mafia, el
sexo y la violencia.
Cita con el autor: 1. Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Sábado 10 de octubre. 4:00 p. m. 2. Plazoleta Jairo Varela / Tarima
Central. Sábado 10. 7:00 p. m
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Orgullo de Santander para Colombia
‘Más que un forastero’
Autor: Gabriel Jaime Alzate
Editorial: Sílaba Editores
Premio Nacional de Novela Ciudad de
Bogotá en 2007. Es preciso regresar para recuperar la memoria de la propia historia, y urge caminar la ciudad para reconstruir
lugares, imágenes, y trazar el plano de un mundo amenazado por el caos.
Un universo personal y familiar necesita orden. Cita con el autor: 1. Biblioteca Comuna 18. Viernes 9 de octubre, 10:00 a.
m. 2. Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Sábado 10 de octubre. 7:00 p. m.
‘La casa de la belleza’
Autor: Melba Escobar
Editorial: Planeta
Páginas: 284
Karen es una esteticista cartagenera que se muda a Bogotá en busca de mejores condiciones económicas, pero al llegar no solo
consigue trabajo aplicando cera en La Casa de la Belleza, también se convierte en la clave para resolver la muerte de una de sus
clientes.
Cita: Plazoleta Jairo Varela / Auditorio. Lunes 12 de octubre. 3:00 p.m. Habrá un diálogo de la autora con el profesor Álvaro Bautista
Cabrera.
‘El libro de las adivinanzas’
Autor: Varios
Horacio Benavidez compila las adivinanzas de niños de colegios de Cali.
Cita con el autor: 1. Plazoleta Jairo Varela /Tarima Central. Viernes, 5:00 p.m.
2. Plazoleta Jairo Varela / Pabellón Infantil y Juvenil. Sábado 10 de octubre. 5:00p.m.
3. Plazoleta Jairo Varela /Auditorio. Lunes 12 de octubre. 1:00 p.m. a 3:00 p.m
‘El umbral del fuego’
Autor: Eduardo Márceles Daconte
La aventura de descubrir un país prometedor, sumado a la nostalgia de dejar el propio, son algunos de los elementos de la novela
sobre Lorenzo Centeno, un desplazado que por diversas razones abandonó Colombia en busca de oportunidades
Cita con el autor: 1. Plazoleta Jairo Varela / Auditorio. Viernes 9, 3:00 p.m.
2. Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Sábado 10, 12:00 m. y 5:00 p.m. Y el domingo, 4:00 y 5:00 p. m.
‘Ruega por nosotros’
Autor: Alfonso Carvajal
A partir del asesinato de dos sacerdotes en un suburbio de Bogotá, el escritor Alfonso Carvajal crea esta desgarradora ficción. Es
una tragedia contemporánea. Una especie de Romeo y Julieta gay del siglo XXI. Acudiendo al relato polifónico, el autor novela los
móviles que llevaron a los padres René y Rómulo a este dramático suceso.
Cita con el autor: 1. Plazoleta Jairo Varela /Auditorio. Sábado 10, 6:00 p.m. 2. Plazoleta Jairo Varela / Auditorio. Domingo 11, 3:00
p.m. 3. Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Lunes 12, 4:00 p.m.
‘Locas de felicidad’
Autor: John Better
Páginas: 190
Un recorrido certero por la vida de los travestis acechada por el fantasma siempre cercano del sida, su infancia en desoladas
barriadas y la apoteosis de su irresistible ascenso fundamentado en lentejuelas, silicona, trapos, drogas, pelucas y los vericuetos
pérfidos de la noche.
Cita con el autor: 1. Plazoleta Jairo Varela /Tarima Central. Sábado 10, 5:00 p.m. 2. Plazoleta Jairo Varela / Auditorio. Domingo 11
de octubre 11:00 a.m.
¿Adónde vas?’
Autor: Tim Keppel
Este nuevo libro de cuentos de Tim Keppel transcurre entre la fría Filadelfia y la cálida, florida y bulliciosa Cali.
Entre metros, calles, bares y cuartos destartalados, rodeados por un mundo estridente.
Cita con el autor: Plazoleta Jairo Varela / Tarima Central. Sábado 10 de octubre. 7:00 p. m
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Hip Hop al Parque 2015 cambia de fecha y se realizará en noviembre
El Distrito conformará un equipo de 100 líderes del movimiento para que promuevan iniciativas de sana convivencia,
paz y respeto, y que sean la música y la creatividad los referentes de la cultura hip hop para la sociedad.
Por: Redacción Bogotá / El Espectador
Foto: Rap a la Torta. / Idartes.
El Instituto Distrital de las Artes (IDARTES) anunció este martes el cambió oficial de la fecha de la XIX edición del Festival Hip Hop
al Parque, quedando para los días 14, 15 y 16 de noviembre de 2015, en el Parque Simón Bolívar bajo el lema 'Territorio de acción,
paz y convivencia', debido a que la fecha inicial coincidía con los festejos de Halloween.
El escenario, que busca consolidarse como espacio de encuentro y visibilización de la cultura hip-hop en Bogotá, le apuesta a la
construcción de paz y convivencia por lo que ideó una estrategia de sensibilización previa al Festival.
Con el apoyo de la Secretaría de Gobierno, el Distrito conformará un equipo de 100 líderes del movimiento hip hop en Bogotá para
que promuevan iniciativas de sana convivencia, paz y respeto. Asimismo, los líderes invitarán al público a disfrutar de una jornada
plena de arte y cultura, en la que sean la música, los mensajes, el movimiento y la creatividad los referentes de la cultura hip hop
para la sociedad.
El Festival, una vez más, reunirá en noviembre el talento de esta cultura con la presencia de MCs, DJs, breakers (bailarines de
break dance) y grafiteros, quienes se encontrarán en el Simón Bolívar para decir a los bogotanos cómo viven y se expresan a través
de su arte. De esta forma, más de 50 artistas del grafiti pintarán en algunos lugares especialmente ubicados para ellos, dejando su
huella gracias a la Beca de Invertención Artística Urbana de la Gerencia de Artes Plásticas.
En cuanto a los breakers, tendrán la oportunidad de presentarse en la Batalla Internacional Víalterna 2015, que es organizada por
la Gerencia de Danza. En el certamen, bailarines distritales e internacionales se enfrentarán en una “batalla” (5 VS 5), en la que
los ganadores recibirán USD 4.000 dólares. La Batalla Internacional Vialterna 2015 contará con el apoyo de la Embajada de Francia,
la Alianza Francesa, Hip Hop Citoyens y el Goethe Institut.
Finalmente, como parte de la reestructuración del festival, se desarrollará una programación académica que reunirá diversas voces
para reflexionar sobre la cultura hip hop como movimiento de paz. Esta contará con la participación de artistas nacionales e
internacionales, quienes se referirán a cuestiones como la producción musical, la interpretación y la composición dentro del
movimiento, con la finalidad de brindar herramientas para fortalecer la escena local.
Zaperoco
Por: Inquisidor / Vanguardia Liberal
Cita. Dormir bien, no fumar, realizar una actividad física o por lo menos caminar media hora diaria todos los días… (Salud).
Comentario. Y, claro, según estos sanos consejos, también sería buenísimo, además de caminar diariamente todos los días, ir a un
cine semanal todas las semanas, echarse quincenalmente una canita al aire todas las quincenas, pagar las cuotas mensuales todos
los meses y hacer un viaje anual todos los años. Qué buenos consejos tan mal escritos.
Cita. El 63% de los multados por beodez fueron motociclistas y la mayoría de infractores fueron sorprendidos… (Primera. Sonia
Gamboa).
Comentario. Aunque insisto en lo innecesario del artículo antes del número porcentual, este es un sujeto singular, que lleva a
inflexión verbal singular: “El conductor multado fue…”; “el 63 % (así, separado) correspondió a motociclistas”. Del mismo modo,
‘la mayoría’ es singular: “La mayoría de infractores fue sorprendida…”.
Cita. La cultura del voto (16/09/15. Opinión. Germán Oliveros Villamizar).
Comentario. Otra vez la burra al trigo, don Germán. No sé cómo decirles que ‘cultura’ es una palabra distinta de ‘hábito’, ‘costumbre’,
‘maña’ o tantos otros términos cómodamente remplazados por ‘cultura’, como si esta fuera la panacea, así como hacen también
con el verbo ‘construir’, que ahora hacen servir para todo.
Cita. La consultora internacional en imagen, protocolo y etiqueta, Adriana Uribe, menciona las 10 principales normas a seguir […]
dará la impresión que le importa poco o nada […] dará la impresión que es inseguro e inmaduro (16/09/15. Jóvenes. Liliana Marcela
Vega Gómez).
Comentario. Es bueno decirles a los jóvenes, mi querida Marcelita, que la única consultora no es Adriana Uribe, de modo que su
nombre no debe ir entre comas explicativas. Segundo, también es bueno que los jóvenes sepan que las normas son para seguirlas,
así que ese pleonasmo (y galicismo) de “normas a seguir” se ve muy mal. Y, tercero, explícales, querida comunicadora, que no
debe sacársele el lance a la combinación ‘de’ y ‘que’, sencillamente porque en muchos casos es obligada, como en este: ¿De qué
dará la impresión? Dará la impresión DE QUE tal vez ya nos estemos entendiendo.
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Svetlana Alexijevich gana el premio Nobel de Literatura 2015
La escritora y reportera bielorrusa es la mujer número 14 en obtener este galardón.
Por: Agencias | El Tiempo
Foto: Reuters
Svetlana Alexijevich, es la mujer número 14 en ganar el Nobel. La bielorrusa Svetlana Alexievich ganó este jueves el premio Nobel
de Literatura por "su obra polifónica", anunció la Academia Sueca. La periodista y escritora, de 67 años, recibió el galardón por su
"obra polifónica, memorial del sufrimiento y de la valentía en nuestra época", explicó el jurado.
Alexiévich es una maestra del reportaje literario, género con el que relata con toda su crudeza el fracaso de la utopía soviética. "El
hombre soviético no ha desaparecido. Es una mezcla de cárcel y guardería. No toma decisiones y simplemente está a la espera del
reparto. Para esa clase de hombre la libertad es tener veinte clases de embutido para elegir", dijo a Efe al recibir el Premio de la
Paz de los Libreros Alemanes (2013).
A la imagen y semejanza de una arqueóloga, Alexiévich se sumerge con la ayuda de cientos de entrevistas en los acontecimientos
más traumáticos que han marcado la vida del "homo soviéticus" como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Afganistán, la
catástrofe de Chernóbil y la desintegración de la URSS.
Alexiévich no se queda anclada en el pasado, sino que documenta de manera muy crítica el derrotero que han tomado desde 1991
países como Rusia, a cuyo presidente, Vladímir Putin, acusa de llevar a su país al medievo con su "culto a la fuerza". De padre
bielorrusa y de madre ucraniana, Alexiévich nació el 31 de mayo de 1948 en el oeste de Ucrania, aunque posteriormente su familia
emigró a la vecina Bielorrusia.
Trabajó como profesora de historia y de lengua alemana, aunque pronto optó por dedicarse a su verdadera pasión, el reportaje, y,
de hecho, en 1972 se licenció en la Facultad de Periodismo de Minsk y ejerció como redactora en varios diarios de su país. Su
primer libro, "La guerra no tiene rostro de mujer" (1983), le costó un varapalo de las autoridades soviéticas, que le acusaron de
naturalismo y pacifismo, duras críticas en esos tiempos que impidieron su publicación.
Aunque ingresó en 1984 en la Unión de Escritores de la Unión Soviética, no pudo publicar hasta la llegada de la Perestroika en 1985
el primer libro de su ciclo "El hombre rojo. La voz de la utopía". Traducida a más de veinte idiomas, el libro narra el inconmensurable
coste de la victoria sobre la Alemania nazi en la Gran Guerra Patria (1941-45), como se conoce en esa zona del mundo, la Segunda
Guerra Mundial.
Aunque la mayoría de los soldados soviéticos fueron hombres -cerca de un millón de mujeres sirvieron en el Ejército Rojo-, las
mujeres sufrieron tanto en el frente de batalla como en la retaguardia como madres, hijas y hermanas. Ese mismo año se publicó
también "Últimos testigos", relatos que fueron muy alabados por la crítica como precursores de la "nueva prosa bélica" y que recoge
las voces de aquellos que vivieron de niños (6-12 años) la contienda.
La Guerra de Afganistán, acontecimiento que precipitó la desintegración soviética, es el protagonista de "Los chicos del zinc" (1989),
pero desde el punto de vista de los veteranos y de las madres de los caídas en el país centroasiático.
Para escribir esa obra, Alexiévich dedicó cuatro años a viajar por la Unión Soviética e incluso visitó Afganistán, pero su publicación
estuvo rodeada por la controversia, ya que la escritora fue acusada de profanar la memoria de los héroes de la guerra.
Una vez consumada la caída de la URSS, Alexiévich dio una nueva vuelta de tuerca en su investigación sobre el fracaso de la utopía
comunista con "Hechizados por la muerte", un reportaje literario sobre el suicidio de aquellos que no soportaron el fracaso del mito
socialista (1994). "Voces de Chernóbil" (1997) documenta las vivencias orales sobre el trauma que supuso la mayor catástrofe
nuclear de la historia de la humanidad (1986) y que puso de manifiesto la amenaza que el fallido proyecto soviético representaba
para el resto del mundo. Alexiévich cerró el ciclo sobre el "homo sovieticus" con "Tiempo de segunda mano", publicada en 2013,
un año en el que sonó como una de las favoritas al Nobel.
En su opinión, el título de ese libro alude a que los soviéticos viven de prestado, ya que no estaban preparados ni para la Revolución
Bolchevique, ni para la Perestroika, ni para la pesada carga de libertad que trajo la caída del sistema comunista. "El homo sovieticus
nunca ha tenido experiencia de libertad o democracia. Creímos que nada más derribar la estatua de (el fundador del KGB, Félix)
Dzherzhinski, seríamos Europa. La democracia es un trabajo duro que lleva generaciones", indicó.
La escritora rememora el viejo debate entre Alexandr Solzhenitsin -"el campo de trabajo hace al hombre más fuerte"- y Varlam
Shalámov, quien opinaba que "el campo destruye al hombre, ya que al salir ya no puede seguir viendo, pues cree que el mundo
entero es un GULAG". Los interlocutores de Alexiévich están atenazados por un profundo "sentido derrotista", no tanto por la
decepción que supuso la caída de la Unión Soviética, sino por el fin de un gran imperio.
Comparada a menudo con Solzhenitsin y con el polaco Ryszard Kapuscinski, la bielorrusa, autora de tres piezas teatrales y de 21
guiones para cine, prepara ahora una nueva novela que se aleja de su ciclo rojo: el amor.
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Bogotá International Film Festival
Colombia está viviendo un gran momento en el cine.
Por: Redacción Cultura / El Espectador
Programadores del Biff: Andrés Bayona, Raymond Pathanavirangoon, Rebeca Conget y Javier Martín./ cortesía
Luego de las distintas menciones en festivales extranjeros, los festivales cinematográficos que se realizan en el país son cada vez
más y la asistencia del público ha aumentado de manera importante. Las nuevas historias que revela el cine logran cautivar a los
espectadores y ofrecerles nuevas maneras de representar la realidad.
Ahora, a la lista de festivales que propician el encuentro en el séptimo arte se une el Bogotá Film Festival, un evento que trae
algunas de las cintas más destacadas en la industria audiovisual mundial.
Desde el 9 hasta el 16 de octubre se desarrollará en la capital del país la primera edición del Bogotá International Film Festival
(BIFF), con la proyección de más de 50 películas.
El Festival contará con más de 20 premieres latinoamericanas, 2 premieres mundiales y con alrededor de 15 invitados
internacionales entre los que se encuentran directores, productores, editores y guionistas. Todo esto hará que los asistentes tengan
una exclusiva y auténtica experiencia del séptimo arte, conociendo de primera mano cada uno de los pormenores de estas
producciones.
La programación, que será revelada en los próximos días, es producto del trabajo de cuatro programadores: Rebeca Conget, Javier
Martin, Raymond Pathanavirangoon y Andrés Bayona fueron los encargados de traer a Bogotá nuevos títulos, reflejo de las
tendencias fílmicas mundiales. Las películas que se verán en esta primera edición del BIFF son en esencia modernas, pensadas para
un público al que le gusta descubrir y que hoy pide nuevas alternativas audiovisuales que los reten a conocer más sobre cine.
El Festival tendrá su apertura el jueves 8 de octubre con El clan (2015), la más reciente película del argentino Pablo Trapero,
protagonizada por Guillermo Franchella y ganadora del León de Plata a Mejor Director en el Festival de Venecia.
También habrá películas internacionales, como Truman (2015), que hizo parte de la última edición del Festival Internacional de
Cine de San Sebastián y el Festival Internacional de Cine de Toronto; The blue hour(2015) seleccionada en los festivales de Berlín,
Hong Kong y Taipei; He named me Malala (2015), de Estados Unidos y participante en El Festival de Cine de Londres y Adelaida en
Australia; The little prince (2015) de Mark Osborne y estrenada mundialmente en la más reciente edición de Cannes, entre otras
muchas cintas que han recorrido variedad de festivales, entre las que se encuentran The here after (2015), El botón de nácar (2015)
y The lobster (2015).
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