Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. SALUDO DE BIENVENIDA EN LA CEREMONIA INAUGURAL DEL CONGRESO DE COLEGIOS CATÓLICOS “EDUCACIÓN CATÓLICA AL SERVICIO DE CHILE” Dr. Ignacio Sánchez Díaz1 Para la Pontificia Universidad Católica de Chile es un verdadero privilegio recibirlos hoy día en nuestra casa con el fin de reflexionar sobre el rol de la educación católica en el país. Se nos ha invitado a participar en este Congreso de Colegios Católicos para contribuir a la renovación de la pasión educativa en la construcción del bien común. Nos hemos reunido un grupo importante de directivos, profesores, agentes pastorales y dirigentes estudiantiles con el objetivo de generar un amplio marco de reflexión sobre la identidad de los proyectos educativos, su valor formativo y social, con el propósito de acrecentar su aporte a las comunidades locales y la formación de personas íntegras inspiradas en los valores del Evangelio, de cara a los desafíos que plantea el escenario nacional y cultural actual. Quiero agradecer especialmente la presencia del Cardenal Ricardo Ezzati, de la Ministra de Educación, de Monseñor Angelo Zani, de las autoridades de la Iglesia en el área de educación, a los directivos de los colegios de inspiración católica, a FIDE y a todos ustedes por la favorable respuesta que han dado a este llamado a dialogar sobre un tema de la mayor importancia para quienes somos responsables en la formación de los niños y jóvenes chilenos. Hago llegar nuestro reconocimiento a los organizadores de este encuentro por el trabajo preparatorio realizado para alcanzar los objetivos propuestos: el Área de Educación de la Conferencia Episcopal de Chile, la Vicaría para la Educación del Arzobispado de Santiago, la Federación de Instituciones de Educación Católica FIDE y al equipo de nuestra Universidad que ha participado en este trabajo de organización. Hacemos extensivo este reconocimiento a los patrocinadores que han colaborado con el Congreso. Durante el día de hoy vamos a compartir un programa que abarca distintas miradas sobe el rol de la educación católica escolar en la sociedad junto a un grupo de expertos que irán guiando el diálogo y el análisis. Con el fin de inspirar nuestro intercambio de ideas, proyectos y experiencias en el tema central que nos convoca, se ha querido retomar el mensaje que nos entregara el 1 Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile 1 Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. Concilio Vaticano II a través de la Declaración Gravissimum educationis sobre la educación cristiana. Promulgado por el papa Paulo VI en octubre de 1965, Gravissimum educationis vino a reflejar la importancia que el Concilio Ecuménico dio en ese momento al tema de la educación del ser humano y el significado que ella cobra en el progreso social contemporáneo. En su introducción, se coloca especial énfasis en el rol que le corresponde a la Iglesia en este proceso educativo. Señala que “debiendo la Santa Madre Iglesia atender toda la vida del hombre, incluso la material en cuanto está unida con la vocación celeste para cumplir el mandamiento recibido de su divino Fundador, a saber, el anunciar a todos los hombres el misterio de la salvación e instaurar todas las cosas en Cristo, le toca también una parte en el progreso y en la extensión de la educación”. A su vez, nos dice que la verdadera educación de la juventud, sin excluir la formación de los adultos, “se hace más fácil y más urgente en las circunstancias actuales. Porque los hombres, mucho más conscientes de su propia dignidad y deber, desean participar cada vez más activamente en la vida social y, sobre todo, en la económica y en la política” (GE Proemio). A los educadores cristianos nos cabe una responsabilidad enorme en proporcionar a la luz del Evangelio una respuesta apropiada a este anhelo de participación de la juventud en los destinos de la sociedad. Sobre todo, en el actual debate de los desafíos de la Educación en Chile, más que nunca se hace necesario aportar los planteamientos que nacen desde nuestra identidad de instituciones que forman parte de la Iglesia Católica, declarando nuestro interés y compromiso con la formación y educación del corazón, la mente y el alma de nuestros niños y jóvenes. La declaración Gravissimum educationis pone especial énfasis en el derecho universal a la educación, y por supuesto a la educación cristiana por parte de quienes han recibido el bautizo, tomando en cuenta que esta educación se propone la formación de la persona en orden a su fin último y al bien de la sociedad. Por su parte, a los educadores cristianos se nos llama a prepararnos y a actualizarnos en esta misión formadora. Teniendo en cuenta el progreso de la psicología, la pedagogía y didáctica, dice que debemos “…ayudar a los niños y adolescentes para que puedan desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en la 2 Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. cultura ordenada y activa de la propia vida y en la búsqueda de la verdadera libertad, superando los obstáculos con valor y constancia de alma” (GE 1). También destaca la importancia que cobra la escuela en el cumplimiento de la función de educar, y así como pide a los educadores católicos perfeccionar su rol de formadores también llama a los padres de familia a participar activamente en la educación de sus hijos. La escuela católica, nos dice que debe educar a sus alumnos “para conseguir eficazmente el bien de la ciudad terrestre y prepararlos para servir a la difusión del Reino de Dios, a fin de que con el ejercicio de una vida ejemplar y apostólica sean como el fermento salvador de la comunidad humana” (GE 8). En el mensaje de nuestros pastores sobre el tema de la educación católica, destaca claramente el llamado que nos hacen a evangelizar la cultura en nuestra tarea de educadores, considerando que la escuela es un lugar privilegiado de formación integral. Recientemente, en 2013, el papa Francisco nos ha vuelto a recordar en su carta encíclica Evangelii gaudium que “las escuelas católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la evangelización de la cultura”. (EG 134). Teniendo en cuenta estas orientaciones de la Iglesia, vemos que el desafío de nuestro rol como responsables de la educación católica en Chile es gravitante al momento de participar en la formación de las futuras generaciones que habrán de convertirse en los agentes de cambio para construir un mejor país donde podamos vivir y experimentar el amor al prójimo, la solidaridad, la justicia, la paz y la equidad. Los invito pues a renovar con fe la pasión educativa a la luz del Evangelio y colocarla al servicio de Chile en la construcción del tan anhelado bien común. Muchas gracias. 3
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