Reseñas de lecturas sobre geopolítica y economía - ESADEgeo

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Reseñas
de lecturas sobre
geopolítica y
economía global
Exodus: How Migration Is Changing
Our World
Collier, Paul, (2013), Oxford University Press, Nueva York.
“Puede resultar insostenible combinar una rápida migración con
políticas multiculturales que mantengan bajas tasas de absorción y
un sistema de bienestar generoso.”
“Por el propio interés de las sociedades de acogida, se debería
instaurar una política que seleccione a los posible migrantes sobre
la base de un umbral educativo.”
“Las naciones no están obsoletas. Reducir la nacionalidad a un
mero legalismo sería el equivalente colectivo al autismo: vivir la
vida con reglas pero sin empatía.”
Sinopsis
Paul Collier elabora aquí una radiografía de la situación migratoria actual desde el
modo en el que ésta afecta a los tres protagonistas principales: el país de acogida, los
propios migrantes, y el país que éstos dejan atrás en busca de un futuro mejor. En este
sentido, Collier plantea preguntas como: ¿qué pautas deben guiar las políticas
migratorias? ¿A quién se debe facilitar la entrada en un país? ¿Es positivo el
multiculturalismo? El autor analiza los efectos que generan en los tres niveles tanto las
medidas restrictivas como las aperturistas. Por ejemplo, los inmigrantes más
cualificados provenientes de países pobres aportan beneficios económicos a los
estados que les acogen, pero su marcha supone una fuga de cerebros perjudicial para
su lugar de origen. Por esa y otras razones, la ausencia total de limitaciones tendría,
según Collier, efectos devastadores por la migración masiva de ciertos países hacia
otros.
También la degradación del concepto de nacionalismo, del que insiste en eliminar toda
connotación racista, debe evitarse ya que la idea de una identidad común es lo que
puede unir a inmigrantes con la nueva sociedad con la que conviven. La absorción de la
cultura del anfitrión por parte de la diáspora es necesaria para controlar la migración
intensa y para mejorar la opinión que los habitantes de los países tienen de sus nuevos
vecinos, de los que pueden temer que les quiten el trabajo y provoquen un descenso
de los salarios. Es responsabilidad de los Gobiernos definir políticas migratorias
efectivas con los tres niveles implicados. Por último, el autor propone un paquete de
medidas que incluya limites, selección de los inmigrantes con mayor formación,
integración de los ya residentes y legalización de los que presentan un estatus de
trabajadores temporales, “guest workers”.
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El autor
Paul Collier es profesor de Económicas y Políticas Públicas en el Blavatnik School of
Government, director del Centro de Estudios de Economías Africanas en la Universidad
de Oxford y miembro de St Antony’s College. Es autor de varios libros, entre ellos The
Plundered Planet; Guerras, armas y votos y El club de la miseria, con el que ganó el
Arthur Ross Book Award y el Lionel Gelber Prize.
Idea básica y opinión
El profesor Paul Collier realiza en Exodus un polémico análisis sobre la migración, sus
causas, efectos y la gestión más apropiada para controlarla de forma que todos –países
receptores, migrantes y países de origen– salgan ganando. Sin embargo, pese a la
claridad con la que él parece vislumbrar el futuro según el paquete de medidas que
propone, al autor se le pueden hacer algunas objeciones claras. En primer lugar,
Collier aboga por políticas migratorias preventivas, no reactivas, lo que ya de por sí
resulta peligroso al aplicarse según conjeturas, no a un problema concreto. Asimismo,
y aunque en su prólogo advierte de que lo que pretende es lanzar ideas para que otros
se animen a estudiarlas, la falta de investigaciones y datos para apoyar algunas de sus
afirmaciones le resta credibilidad. Collier además insiste en criticar la inmigración sin
límites y subrayar los problemas que acarrea pero se trata de una estrategia que
ningún país adopta actualmente ni, presumiblemente, llegará nunca a adoptar.
Resulta también inquietante que señale como principal causa de la pobreza, y por
tanto de la inmigración, un déficit en la cultura y en los modelos sociales de los países
de origen. Collier llama a los límites a la inmigración “actos de compasión” y critica la
diversidad como un obstáculo para el desarrollo económico a largo plazo. Hay que
valorar, no obstante, que este libro, aunque cuestionable en algunos de sus puntos,
despierta un debate necesario sobre uno de los mayores problemas a los que se
enfrenta la sociedad en la era de la globalización.
Migración como tabú y por qué acelera
Paul Collier arranca su libro analizando el concepto de migración y critica que éste se
haya politizado antes de haber sido analizado con propiedad. Se queja también el
autor de que las políticas al respecto reposan en un contexto de emociones y poco
conocimiento. Se trata de un concepto del que todo el mundo tiene numerosas ideas
pero que cada país gestiona de maneras muy diversas, muchas veces creando
confusión por acompañarse de ideas como nacionalismo, pobreza o racismo. En este
sentido, el autor repite en varias ocasiones la idea de que porque una persona sea
pobre el país de destino no está obligado a acogerlo y defiende el derecho de la
sociedad receptora a restringir la entrada. Otro concepto clave para el autor es el de
nacionalismo. Con una identidad común, dice, aumenta la capacidad de cooperación.
Asimismo, para Collier la pregunta de si la migración es buena o mala es errónea. El
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problema empieza con la masificación de la misma. Por ello, los controles
migratorios serán herramientas muy importantes en el futuro. Lo malo no son las
medidas, afirma, sino la falta de un diseño funcional de las mismas.
En cuanto a las razones de la aceleración migratoria que estamos viviendo, el autor
apunta como primera la marcha de muchas personas a países más ricos por la falta
de efectividad de las organizaciones y el erróneo modelo social de sus lugares de
origen. Como factores que afectan el índice migratorio señala: el tamaño de la brecha
económica entre país de origen y de destino; el nivel de ingresos en el país de origen; y
el tamaño de la diáspora. En este sentido, cuanto más numerosa la diáspora, mayor
es la inmigración, y también menor es el nivel de absorción de la nueva cultura por
parte de los recién llegados. Lo que es un hecho es que las migraciones han
aumentado de 94 millones de personas en 1960 a 185 millones en 2010 – y la
tendencia es al alza.
Sociedades de acogida: ¿Bienvenida o resentimiento?
El autor comienza por las sociedades de acogida su estudio sobre cómo la migración
afecta a los distintos actores implicados. Aquí señala en primer lugar el impacto social
que una inmigración sin pausa puede representar para el territorio. Los beneficios de
la migración moderada son para el autor tan claros como los inconvenientes de la
migración masiva y las consecuencias sociales dependen de cómo el inmigrante se
relacione con la sociedad anfitriona. Collier recuerda que la diversidad trae riqueza
cultural pero también muchos problemas y que la cooperación y la confianza surge de
forma más natural en sociedades más prósperas que en las pobres. Afirma incluso que
cuanto mayor es el nivel de inmigración en una comunidad, también es menor el
nivel de confianza, tanto entre los distintos grupos, como dentro de ellos, con
comunidades de individuos poco sociables y no involucrados en actividades
comunitarias.
En segundo lugar, el autor reflexiona sobre la necesidad de una consideración mutua
para que inmigrantes y anfitriones creen una relación productiva. Aquí, la absorción de
la diáspora es clave. Collier aporta una conclusión que considera inédita: el índice de
inmigración es mayor cuanto más distante culturalmente sea el país de origen y el
receptor. La razón es que las diásporas en ese caso son más amplias y cerradas y se
van nutriendo de nuevos miembros que mantienen esa comunidad paralela a la
nacional. El autor rechaza el multiculturalismo como solución y aboga por la
absorción, algo que permite a ambas comunidades reconocerse como iguales.
En tercer lugar, Collier examina las consecuencias económicas de la migración para el
país de acogida. El autor señala que la mayoría de los trabajadores del país receptor
ganan a nivel macroeconómico con la inmigración pero los más pobres pierden al
tener más competencia y ven cómo sus sueldos se reducen y permanecerán bajos
durante un largo periodo de tiempo. Según Collier, la razón por la que los economistas
están tan entusiasmados con la inmigración es porque se refieren al modelo de
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trabajador temporal o “guest worker”, es decir, a aquellas personas que van a trabajar
pero no tienen opción de obtener ni la nacionalidad ni derechos como ciudadanos. El
autor pone como ejemplo Dubái, donde, asegura, los trabajos que la ciudad ofrece
ayudan a reducir la pobreza.
Inmigrantes: ¿Queja o gratitud?
Tras las sociedades de acogida, el análisis recae sobre los protagonistas, los propios
migrantes. Collier los define como los ganadores pero también como los perdedores
de la movilidad. Ganadores porque al emigrar obtienen un salario sustancialmente
superior al que tenían en su país, aunque éste sea inferior al que recibe un trabajador
local con la misma formación. Se trasladan de sociedades disfuncionales a funcionales,
con los beneficios económicos y sociales que esto supone.
Los inmigrantes son también los perdedores porque aquellos que llegaron primero se
ven afectados negativamente por la llegada de nuevas olas migratorias con las que
tendrán que competir. He aquí la paradoja de la migración: colectivamente, los
inmigrantes tienen interés en aumentar las barreras de entrada a un país, interés
contrario al que defienden a nivel individual.
Los que se quedan en los países de origen
Por último, el tercer nivel de estudio del autor lo constituyen los países de origen. Paul
Collier deja claro en su prólogo que su mayor interés es conocer las consecuencias que
la emigración tiene en los que se quedan atrás, viendo a sus compatriotas partir. Estos
efectos son tanto económicos como políticos, aunque en el caso de los últimos, son
indirectos. Señala que las minorías son más susceptibles de emigrar en busca de una
mejor situación y muchas veces los gobiernos apoyan esa decisión para quitarse un
problema social. También el comportamiento político de las diásporas es muy
importante al estar en muchas ocasiones formadas por opositores políticos. Collier
identifica aquí una relación importante: cuanto mejor gobernado y más democrático el
país de acogida, más significativa es la presión de los inmigrantes para cambiar el
sistema en sus países de origen. Además, cuando la emigración se invierte, nutre a los
países de personas con mayores conocimientos y capacidades de gestión, lo que
mejorará la gobernanza.
Propuesta de política migratoria
Para Collier, la aceleración continuada de la migración, unida a políticas
multiculturales y a la diversidad, puede amenazar la viabilidad de las naciones y poner
en peligro los logros obtenidos por la sociedad moderna. Con esta premisa, Collier
aboga por el derecho de las sociedades receptoras a restringir el acceso a su territorio
pero teniendo siempre en cuenta a los principales actores implicados: los habitantes
del país de acogida, los inmigrantes y los habitantes de los países de origen. Una vez
contempladas estas tres perspectivas de la migración, Paul Collier concluye su libro
con una propuesta concreta: un paquete de políticas diseñadas alrededor de cuatro
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pilares: establecimiento de límites, selección, integración y legalización de los
ilegales.
El primer pilar lo constituyen los límites. Éstos materializarían la política de prevención
por la que apuesta Collier y se basarían en el grado de diversidad de la migración, no el
número. El límite del tamaño de la diáspora lo marcaría el grado de asimilación de
ésta con la sociedad de acogida. Un alto índice de migración es sólo posible con una
diáspora estable y con un grado de absorción alto. Un ejemplo del sistema de límites
sería el método de loterías que tienen algunos países para obtener un visado.
Con la selección el autor se refiere a un filtro por el que pasen solo los inmigrantes
más cualificados o con mayor nivel de estudios. De esta manera, resultarán más útiles
en su nuevo territorio de residencia. También la mayor afinidad cultural sería un valor
añadido, así como el nivel de vulnerabilidad. El tercer pilar, la integración, se refiere a
aumentar el grado de absorción, imposible, insiste, con medidas multiculturales.
Por último, Collier llama a la legalización de los inmigrantes ilegales, asunto que
percibe atascado en vaivenes políticos. La legalización no implicaría sin embargo
ningún beneficio social y sí el pago de impuestos. Además, en su opinión, no
aumentaría la llegada de ilegales al combinarse con efectivos controles que, si son
legítimos, son más humanos que dejar a las personas sin estatus.
Con este paquete el autor asegura que la migración se acelerará en un principio para
luego estabilizarse. Además, beneficiará al país de origen por reducir el éxodo, al
receptor por disminuir los costes de una diáspora excesiva y no absorbida, y para los
inmigrantes al limitar la competitividad que llegaría con una entrada masiva de nuevos
extranjeros. Los únicos perdedores de esta propuesta son para Collier los futuros
inmigrantes que tendrán que encajar en los más estrictos criterios de admisión.
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