GUÍA PARA LA PRÁCTICA DE COMENTARIO DE

GUÍA PARA LA PRÁCTICA DE COMENTARIO DE TEXTO MODELO PAU
1) RESUMEN:
A) ASPECTOS FORMALES. (Extracto de los documentos de la Coordinadora PAU utilizados en el prezi del que
disponéis)
Es muy importante tener en cuenta los criterios de evaluación de la PAU.
Hay que atender a todas las indicaciones, pero en el caso del texto que ahora nos ocupa (puesto que el Mito de
la caverna es un texto narrativo) nos afecta específicamente, la llamada a “recoger los sucesos narrados y los
símbolos o metáforas presentes”. No obstante, no se requiere aquí explicación de los símbolos, pues esa
explicación habrá de darse después en las “nociones”.
Notad que se pide el tema o problema principal específicamente planteado en el fragmento. Luego se os
advertirá del error de no tomarlo así.
ERRORES DE CONTENIDO:
ACLARACIÓN:
B) ASPECTOS DE CONTENIDO.
En las páginas 8 y 9 de vuestro documento sobre las teorías platónicas tenéis una primera aproximación al
Mito de la caverna. En ella encontráis un breve resumen del texto, así como una descripción de los principales
símbolos que contiene y la interpretación breve de algunos de los hechos allí narrados.
Es obvio que la interpretación cabal del mito no puede partir sino de la lectura y comprensión del texto
completo. Disponéis de él en un documento aparte.
En lo que sigue encontraréis claves que (además de otros recursos que se os han sugerido) os aportarán
elementos de provecho para la comprensión del texto platónico motivo de comentario.
Aunque no aparece en el texto, hay que tener en cuenta que el diálogo tiene lugar aquí entre Sócrates (el
que dirige) y Glaucón.
El contenido del mito se puede separar en dos partes bien diferenciadas:
1. La primera comprendería la descripción de la escena y el relato de los hechos que allí se dan (ello
ocupa los parágrafos I y II).
2. La segunda parte coincide con el último apartado formal (o sea, con el parágrafo III). En él Sócrates
extrae las conclusiones teóricas de lo relatado en forma simbólica en el apartado anterior y lo hace
remitiéndolo y a la luz de lo explicado en el Libro VI, dónde se ha expuesto el Símil de la línea. Se
cierra este apartado y el mito con una reflexión sobre el destino que aguarda a los filósofos que
deciden acomete la tarea de educar la sociedad.
Podemos aproximarnos a estas dos partes con sendas exposiciones resumidas:
PARTE 1:
En el comienzo del mito se hace alusión a su tema principal: la condición de los seres humanos con
respecto al conocimiento verdadero, que se va a mostrar de forma alegórica mediante una escena en la que
también se recogerán elementos simbólicos referidos al proceso educativo que se requiere para alcanzar tal
conocimiento.
Imaginemos una caverna, dice Sócrates, situada bajo la tierra a gran profundidad y conectada con la luz
del día por un largo corredor. En esta caverna hay hombres que han vivido allí prisioneros desde que eran niños.
Se hallan encadenados al suelo e incluso sus cabezas están sujetas de tal modo que forzosamente han de mirar
delante de ellos, hacia la pared de la caverna. Tras la línea de prisioneros arde una hoguera, y entre el fuego y los
prisioneros cruza un camino. Por este camino circulan personas mientras conversan entre sí y llevan objetos
diversos consigo. Los prisioneros verían sombras de estos objetos y las suyas propias, sombras que la luz del fuego
proyectaría sobre la pared de la caverna que tienen ante sus ojos. Y, suponiendo que esta pared tuviera un eco,
los prisioneros oirían sonidos que creerían procedentes de las sombras. Los prisioneros, en fin, supondrán que las
sombras son las cosas reales, ya que es lo único que verían y conocerían, pues ellos nada saben del fuego ni del
camino ni la gente que pasa a sus espaldas.
Ahora bien, supongamos que quitamos las cadenas a uno de los prisioneros y le hacemos que vuelva la
cabeza. Para sí esto será enormemente doloroso y aterrador; los movimientos de su cuerpo le harán daño y sus
ojos serán deslumbrados por el fuego. Y si le decimos que las cosas que ahora ve son más reales que las sombras
se negará a creernos y deseará volver asentarse de cara a la pared de las sombras que el comprende.
Supongamos que llevamos nuestra experiencia más lejos y le arrastramos a la fuerza por el largo pasadizo hasta
llevarle a la luz del sol. Eso será aún más doloroso y aterrador; y cuando llegue a la superficie, el sol le cegará.
Pero poco a poco, imaginemos, se acostumbrará. Al principio, conseguirá mirar las estrellas y la luna por la noche
Luego mirará las sombras proyectadas por el sol y los reflejos de éste en el agua. Por último, conseguirá ver los
árboles y las montañas a plena luz del día y reconocerá que éstas, y no las sombras de la caverna, son las cosas
reales. Y cuando se haya acostumbrado a mirar en derredor suyo, se dará cuenta por fin de que la luz que hace
que todo sea posible proviene del sol.
Y entonces, naturalmente, sentirá pena por sus compañeros de cautiverio en la caverna y se considerará a
sí mucho más afortunado que ellos. Si de repente se le condujera de regreso a la caverna, sus ojos estarían
desacostumbrados a la oscuridad y ya no sería capaz de reconocer las sombras. Los demás prisioneros dirían que
sus aventuras le habían acarreado su perdición y le considerarían un insensato por haber salido a la luz del día.
PARTE 2:
Sócrates explica ahora el significado de esta parábola. La caverna se corresponde con la esfera de la
opinión; el mundo exterior se corresponde con la esfera del conocimiento. Y, por supuesto, el sol se corresponde
con la Idea del Bien. Cada paso que damos, desde el estado inferior de la esfera de la opinión hasta el estadio
superior de la esfera del conocimiento, es doloroso; pero una vez que hemos conseguido darlo, nos damos cuenta
que caminamos en la dirección correcta. Por otra parte, quienquiera que haya probado el conocimiento y haya
contemplado la Idea de Bien se debatirá entre “permanecer en las alturas” u ocuparse de los asuntos humanos;
siendo así, al contender con el resto de los hombres, parecerá un necio a aquellos que nunca han salido de la
esfera de la pura y simple opinión.
Acaba el mito haciendo una reflexión sobre las dos causas que ofuscan los ojos, al pasar de las tinieblas a
la luz y de la luz a las tinieblas. Ambas pueden ser motivo para la risa de aquellos hombres necios, pero que, al
menos, concluye, sería más insensato reírse de quien pasa de la luz a las tinieblas que de quien pasa de las
tinieblas a la luz.
SÍMBOLOS:
Caverna-prisión: Mundo físico, mundo sensible, o de las cosas. Su conocimiento pertenece al ámbito de la
doxa.
Oscuridad: Ignorancia, esclavitud, falta de educación.
Sombras: Nivel más bajo de conocimiento, la conjetura –eikasía- (el conocimiento indirecto del mundo
sensible).
Prisioneros: Nosotros, los seres humanos, en nuestra condición mortal.
Ataduras: Cuerpo como “cárcel” del alma.
Fuego: El sol del mundo natural.
Figuras que llevan los porteadores: Cosas materiales, en relación con el conocimiento representan el
siguiente nivel dentro de la caverna, la creencia –pistis- (el conocimiento directo de los objetos sensibles).
Liberación de las cadenas y salida del prisionero al exterior: ascesis del alma, purificación moral y
progreso intelectual.
Exterior de la caverna: Mundo no material, mundo inteligible o de las Ideas. Su conocimiento pertenece
al ámbito de la episteme.
Objetos reflejados en el agua: Objetos matemáticos. En relación con el conocimiento representan el
primer nivel de episteme –dianoia-.
Cosas del exterior miradas directamente: Ideas puras (éticas y estéticas). En relación con el conocimiento
representan el segundo nivel de episteme –dialéctica-.
Sol del exterior: Idea de Bien. Su conocimiento lleva a la noesis, máximo nivel de sabiduría.
2) NOCIONES:
Criterios generales de evaluación.
2.2. Explicación de dos nociones presentes en el fragmento
El alumno explicará el significado de estas nociones (sean conceptos, símbolos o ideas) teniendo
como referencia su uso en el fragmento. No se trata simplemente de definirlas; en la mayor parte de los
casos, es posible asociarlas o contraponerlas entre sí para aclarar mejor su significado. Con el mismo fin,
puede ser conveniente comparar éstas con otras nociones del autor o de otros autores.
Tres pares de nociones estructuran el propio contenido del texto: 1. Los prisioneros y las sombras 2. El
ascenso al mundo de arriba y el sol 3. El retorno a la caverna y las tinieblas.
1. Los prisioneros y las sombras.
Los prisioneros representan a la condición humana, no la verdadera naturaleza del hombre. Su condición
en tanto “encarcelados” en lo sensible y corporal (Dualismo antropológico “cuerpo como cárcel del alma”, que se
atribuye a la influencia pitagórica), cuya vida y universo se encuentra reducida al ámbito de lo sensible, esclavos
de la ignorancia, del engaño, del error, de la falta de educación.
El contenido relativo a la noción de los prisioneros debes completarlo con la información (podrás seleccionarla)
recogida en el punto 6 de la unidad (Antropología platónica, págs. 12 y 13).
A la entidad que representan los prisioneros corresponde, en el ámbito del conocimiento, lo que en el
mito representan las sombras: opiniones, es lo único que puede ser concebido en este mundo, y toda opinión,
incluso la verdadera, es incapaz de ofrecer garantías de verdad. Por dos motivos: el origen del conocimiento
(sentidos) y el objeto de conocimiento (las cosas materiales) (Opinión, doxa) Platón distingue dos niveles de
opinión:
El contenido relativo a la noción de las sombras debes completarlo con la información (podrás seleccionarla) del
epígrafe Los niveles o grados del conocimiento (págs. 9, 10 y 11), recogido en el punto 5 de la unidad (La teoría
del conocimiento).
2. El ascenso al mundo de arriba y el sol
La subida al mundo de arriba representa o simboliza la ascensión del alma al mundo inteligible o de las
Ideas. Esta ascesis del alma sólo es posible mediante un proceso de liberación de las ataduras corporales y para
ello es necesario el dominio progresivo de lo racional sobre lo irracional, que se consigue a través de la
purificación moral y el progreso intelectual. Ambas tareas no son fáciles (“la áspera y escarpada subida”) y
requieren esfuerzo y preparación. Por ello es fundamental el papel de la educación que posibilitará el ascenso a la
contemplación de los primeros principios; sin embargo no todos los individuos podrán acceder a esta cima del
conocimiento.
El conocimiento superior o episteme, que se da en el mundo inteligible, comprende dos etapas:
El contenido relativo a la noción del ascenso al mundo de arriba debes completarlo con la información (podrás
seleccionarla) del epígrafe Los niveles o grados del conocimiento (págs. 11 y 12), recogido en el punto 5 de la
unidad (La teoría del conocimiento).
El que accede a la cima del conocimiento habrá contemplado la idea de Bien, representada en el mito por
el Sol. (...) El Bien es un principio ontológico y gnoseológico.
Habrás de completar el contenido relativo a la noción de el sol con la información (podrás seleccionarla) del final
del punto 4 de la unidad, Ontología. La concepción de la realidad (pág. 7), de modo que quede justificada la
afirmación última que arriba se hace: “El bien es un principio ontológico y gnoseológico”.
3. El retorno a la caverna y las tinieblas.
El retorno a la caverna representa la obligación del esclavo liberado de hacerse cargo de la liberación
también de los hombres que permanecen en la caverna, esclavos de la ignorancia. La correlación ascensodescenso de y a la caverna muestra en una imagen cómo para el filósofo han de ser correlativos la liberación
individual y el compromiso social, desde una ética de la responsabilidad, debe descender a la vida cotidiana con el
propósito de liberar al grupo humano. La misión del esclavo liberado, de aquel que ha llegado a la cima del
conocimiento noético, no puede ser la de quedarse ahí en una especie de éxtasis contemplativo; al contrario,
venciendo esa inercia de permanecer en las alturas que podría ser lo natural, su fin sería ocuparse en los asuntos
humanos. En cuanto una persona conoce la bondad, necesariamente ha de hacer lo que pueda para “usarla como
un ejemplo mediante el cual ordenar su propia vida y la de su ciudad”. La dialéctica es, así un doble proceso
ascendente y descendente. Esto es lo que hace el prisionero cuando, habiendo visitado el mundo exterior, baja de
nuevo a la caverna para ayudar a sus compañeros a reconocer las sombras cuyos originales ha visto. El auténtico
saber dialéctico tiene, pues, fundamentalmente una dimensión práctica: contribuir al bien común. Aquí se
manifiesta la dimensión política que el mito atribuye al filósofo: es a ellos a quienes debe corresponder el
gobierno de la ciudad. Se aprecia aquí la influencia del intelectualismo socrático, el cual identifica el saber y la
virtud: solamente puede hacer cosas buenas, aquél que sabe lo que es el bien; o sólo puede obrar justamente,
aquél que sabe lo que es la justicia. Al mismo tiempo, se advierte la posición contraria al relativismo sofista,
también en materia política. El platonismo propugna un modelo ideal de gobierno en el que puede implantarse la
justicia. Para Platón la felicidad sólo se alcanza con el desarrollo pleno de la personalidad del hombre como ser
racional y, por tanto, moral, es decir con la relación armónica de las partes del alma.
Pero el proceso no está exento de dificultades. Se da una contraposición entre las tinieblas de la caverna y
la luz exterior, es decir entre la ignorancia y la educación. La consecución de aquella armonía es un proceso
costoso, pues el hombre tiende a dejarse llevar por sus instintos, por lo que el acceso a la verdad y el Bien
requiere esfuerzo y no se da de forma natural. Esta dificultad se ve incrementada por el rechazo que la sociedad
plantea al que se atreve a trascender el camino de la opinión y los prejuicios colectivos. Platón piensa que a pesar
de todo siempre habrá hombres que crean en la supremacía de la razón y que con una educación adecuada
podrán conducir a la comunidad hacia la búsqueda del orden justo y, por tanto, de la felicidad. La filosofía
aparece, pues, siempre como pedagogía, y la preocupación del filósofo se centra en los que viven en su sociedad,
esa pedagogía es, en definitiva, política.