Quién descubrió Chalcatzingo? ?

Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación
Quién descubrió Chalcatzingo?
?
E
n esta ocasión, daremos a conocer acerca de las controversias que giran
en torno a un descubrimiento único y espectacular en el estado de
Morelos, se trata de los relieves de Chalcatzingo mismos que nos remiten
a los primeros años de la década de los treinta del siglo pasado, la intención de
este contenido, es porque existen versiones hasta cierto punto contradictorias
sobre este hecho.
Al leer el discurso de la Profesora y Arqueóloga1 Eulalia Guzmán, decía que esta
visita la realizaba gracias a una señora vecina del lugar2 que le dio la noticia sobre
la existencia de las piedras con relieves, esta comprobación lo realizó en el mes
de marzo de 1934, específicamente los días 9 y 10 (1934: 237), sin embargo, en
otro posterior escrito, los arqueólogos Jorge Angulo y David Grove señalan que
uno de los primeros hombres “que los vieron …fue en 1932… cuando cayeron
unos cabos de agua …una gran serpiente de agua que arrastró muchas piedras
del cerro y dejó descubierta esa gran peña en la que se podía ver un pedazo
del relieve del que ahora llamamos “EL REY”. (Condensado y transcrito de
entrevista grabada con el Sr. Sabino Yáñez de Chalcatzingo)” (Angulo y Grove,
s/f: 1), los arqueólogos dicen que dos días después de este acontecimiento
meteorológico (tromba o tormenta) que dejara al descubierto el relieve ahora
conocido como “El Rey” “…el Sr. Yáñez informó al Dpto. de Monumentos
Arqueológicos, entonces dependiente de la Secretaría de Agricultura, -en donde
se dio la orden- 3 para que “se investigara y tomara nota.
La Profa. Eulalia Guzmán, acudió al sitio y ordenó que se removiera el escombro
que todavía lo cubría. Después de mucho trabajo pudo observar y copiar los
dibujos de los relieves que fueron puestos al descubierto y descritos en una
primera publicación en 1934” (Op. Cit. 1934)
Cabe señalar que, sobre el relato que el Sr. Yáñez hiciera a los arqueólogos del
proyecto Chalcatzingo, no guardan congruencia con el escrito de la Profesora
Guzmán (1934), donde, como vimos, visita El Cerro de La Cantera en 1934, no
1http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/biografias/bio_g/guzma_barron.htm,
http://www.inah.gob.mx/boletin/1-acervo/6067-concluye-catalogacion-de-archivo-eulaliaguzman, en estas páginas web de la UNAM y del INAH respectivamente, tratan sobre la
bibliografía de Eulalia Guzmán Barrón y remarcan que realizó estudios de arqueología en
la Universidad Nacional de México al lado de Alfonso Caso en 1930, y titulándose en 1945
como arqueóloga, aunque en la página del INAH se señala que: “Más tarde, ingresó a la
Escuela Internacional de Arqueología, Historia y Etnografía, fundada dentro del Museo
Nacional, y complementó su perfil académico con estudios de historia, arqueología y
antropología en la UNAM, en 1930”.
2 No dice textualmente pero por es implícito que la vecina a la que refiere, es vecina del
poblado de Chalcatzingo.
3 La frase entre guion “–En donde se dio la orden-”, en el mecano escrito consultado en el
Archivo Técnico de Arqueología este se encuentra aumentado con letra a mano con lápiz
como si hubieran corregido el escrito.
Mapa tomado de Angulo, et al,. s/f. Mapa general de localización de las áreas IA y IB
donde se encuentran los relieves importantes.
Mtro. Pavel Carlos Leiva García
Dibujo, tomado del Eulalia Guzmán 1934, p. 242, personaje que consideraba
“Dios de las lluvias” y se encontraba en su paraíso
por una orden del entonces Departamento de Monumentos Arqueológicos, sino,
por la noticia que le diera una vecina del lugar, además de que precisamente en
ese año la que dirigía el Departamento de Arqueología era Eulalia Guzmán4, por
tanto, no pudo haber una orden expresa de la jefa de esta misma entidad para
comisionarla.
Sobre los acontecimientos naturales que describen los arqueólogos citados, estos
se producen en 1932, dos años antes de la expedición de la arqueóloga, pues
ante esto, la autora sostiene que: “Según cuentan los vecinos, hace poco menos
de un año cayeron sobre el Cerro de La Cantera, el mayor, que queda más al
Sur, tres trombas precisamente en la vertiente N. W.” (Guzmán: 1934: 237),
incluso en esta misma página en el siguiente párrafo narra que una de estas tres
trombas arrastró hacia la parte inferior escombro compuesto por plantas, tierra y
piedras sueltas, dejando al descubierto una de las caras con relieve (ibídem). En
suma, se tiene que en 1932 el Sr. Yáñez informa sobre el descubrimiento de los
relieves en el Cerro de La Cantera.
En 1934 la Arqueóloga Guzmán visita dichos relieves y es en 1933 según
Guzmán en que cayeron estas tres trombas y no en 1932, tal parece que estas
tres imprecisiones probablemente se deban a que la versión de los que trabajaron
el proyecto Chalcatzingo se realizó 38 años después de estos acontecimientos y
basaron este relato en las entrevistas que realizaron al señor Yáñez, es probable
que guardara en su memoria algunos repasos de los pasajes de tan importante
acontecimiento histórico, por otro lado, es posible que se trate del mismo señor
que 38 años antes guiara a la Mtra. Eulalia Guzmán y del que obvia su nombre
al menos en su escrito, y que posteriormente, Yañez al comentar ante los
arqueólogos su versión del descubrimiento solo ansía que se le reconozca parte
del crédito de dicho descubrimiento.
Ante el registro de estos datos, existe otro más, escrito por David Grove en su
famoso libro “The Ancient Chalcatzingo” que viera la luz en el año de 1987,
12 años después del informe que hiciera con Jorge Angulo y a 50 años de la
publicación de la Arqueóloga Guzmán, donde el Dr. Grove en la introducción
dice al pie de la letra: “The first is documented by a letter to the Secretaría de
4 En la Página WEB del INAH http://www.inah.gob.mx/boletin/1-acervo/6067-concluyecatalogacion-de-archivo-eulalia-guzman dice a la letra “…como jefa del Departamento de
Arqueología del Museo Nacional, en 1934, donde dio cátedra de cerámica prehispánica y
códices…”, es en 1934 que funge como jefa del Departamento de Arqueología, año en que
según su escrito sobre los relieves visitara el sitio y no en 1932 como se señala en otros
escritos.
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educación Pública, dated february 23, 1934, on file at the Instituto Nacional
de Antropología e História (INAH, file VIII-I [311(724-9)]- 6-1). In this letter a
group of “explorers” report the finding of “hieroglyphics” on a rock face of the
cerro de la Cantera” (Grove, D. 1987: 1) Grove en esta cita señala que el primer
registro que se tiene documentado, consiste en una carta dirigida a la Secretaría
de educación Pública con fecha del 23 de febrero de 1934 y que se trata de un
expediente que tiene a su cargo el actual Instituto Nacional de Antropología
e Historia, con la clasificación mencionada por el autor, donde señala que un
grupo de exploradores reportaron el descubrimiento de los jeroglíficos en una
de las caras de una roca del cerro de la Cantera. No obstante, en la misma
página sostiene que “In March of the same year, INAH Archaeologist Eulalia
Guzmán visited Chalcatzingo to see the carvings, which had been reported to
her by a woman who lived in the area” (ibíd.), en este caso, Grove comete una
imprecisión al afirmar que Eulalia Guzmán es arqueóloga del INAH, puesto que
en 1934 solo existía el Departamento de Monumentos Arqueológicos, y si este
Departamento en aquel entonces dependiente de la Secretaría de Agricultura y
Fomento, estaba ubicado en el otrora Museo Nacional de arqueología, Historia
y Etnología, entonces, ella fue en ese año jefa del mismo, sin embargo, el 6
de Abril de 1934 este Departamento quedó como el órgano de la secretaría de
educación Pública5, de esta manera entonces, no existía aún el INAH, ya que
esta se crea en el año de 19396, cinco años después de los acontecimientos
citados por el autor.
Todos estos escritos que componen la historia de la arqueología de Morelos
específicamente del sitio arqueológico de Chalcatzingo mismo, han desembocado
en una serie de “reflexiones” basados en estos estudios, estos datos pueden ser
malinterpretados a falta de un esclarecimiento de los hechos, o simplemente
tomados de una sola fuente sin sumergirse en la investigación propiamente
dicha.
Después de haber realizado una breve revisión a los acontecimientos, vemos
que existen al menos tres fechas sobre el descubrimiento de los relieves de
Chalcatzingo y recapitulando son:
Grove y Angulo en un escrito sin fecha7 sostienen que ésta se realizó en 1932,
debido a causas naturales y que fue el Señor Sabino Yáñez quién lo descubrió.
Por otra parte, Grove en 1987 sostiene que fue en el año de 1934 que se reporta
la existencia de estos relieves, mismos que son comunicados a la Secretaría de
Educación Pública, no da nombres de los remitentes de la carta y solo dice que
se trata de “Exploradores”.
Mientras que Eulalia Guzmán menciona que estos relieves se dejaron ver, gracias
a tres trombas que cayeron en el sitio, si la fecha que visita Chalcatzingo es en
marzo de 1934, y si las trombas cayeron poco menos de un año antes, entonces,
implícitamente entenderemos que estos acontecimientos se dieron en el año
de 1933 y en épocas de lluvia, pues la arqueóloga menciona que además esto
se dio en temporadas de ciclones, la funcionaria tampoco menciona el nombre
5 Olivé Negrete, julio Cesar. (Coordinador) Pág.31.
6 “De esta manera, por ley fechada el 31 de Diciembre de 1938 y promulgada el 3 de
Febrero de 1939, se creó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como
parte de la Secretaría de educación Pública, pero con personalidad jurídica y patrimonios
propios…” (Olivé 1995: 33)
7 El informe al que hacemos alusión es probable que corresponda al año de 1972, debido
a que en ese año es que se recoge dicha información.
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Códice Vaticano A. En el cuarto Sol, la tierra se inundó y los hombres, transformados
en peces, murieron ahogados.
ni de la vecina, ni del señor que la acompaña, no obstante, existe la entrevista
que le hicieran los arqueólogos Grove y Angulo al Señor Sabino Yáñez,
constituyéndose este como el único dato válido y basado en el testimonio de la
memoria de un poblador del lugar, desde esta perspectiva, sería el Señor Yáñez
uno de los que vio por primera vez los ahora famosos y por demás valiosos
relieves en el año de 19338 en temporada de lluvias y gracias a una tromba que
los descubrió o usted querido lector ¿Qué opina?.
Bibliografía
Angulo Villaseñor Jorge, David C. Grove y Raúl Arana
s/f Monumentos de Chalcatzingo, Catálogo y Comentarios. Mecanoescrito.
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, INAH
Guzmán Eulalia
1934 “Los relieves de las rocas del cerro de la Cantera, Jonacatepec, Morelos”. En:
Anales del Museo de Arqueología, Historia y Etnología. Serie no. 5, Vol. 1, no. 2.
Grove, David C. (Editor)
1987 Ancient Chalcatzingo. . University of Texas Press, Austin. USA.
Olivé Negrete. Julio César (Coordinador)
1995 INAH, una Historia. Vol.1, Conaculta-INAH. México.
8 Consideramos que los datos que maneja Eulalia Guzmán son más frescos que los
recuerdos del Sr. Sabino Yáñez 38 años después, además consideramos que es el mismo
Señor el que acompañó a Guzmán y le dio el dato de las trombas que cayeron sobre el sitio.
Las primeras fotografías de Xochicalco
D
Claudia I. Alvarado León
esde en el año 1777, la antigua ciudad de Xochicalco ha sido
visitada por una gran cantidad de personajes históricos que
han dejado testimonio del gran asombro que les dejó,
principalmente, la Pirámide de las Serpientes Emplumadas (ver Tlacuache nos.
413, 464, 610, 640, 650 y 651).
La bibliografía es extensa. Las descripciones, algunas meticulosas y otras
más someras, dan cuenta de la gran labor que se requirió para construir un
“castillo” con los grandes bloques de piedra que lo conforman. El costo en el
traslado de dichos bloques, su ordenamiento y construcción sin ningún tipo de
aglutinante, pero sobre todo, los grabados tan detallados que tanto distinguen
a este edificio y que fueron realizados sin la ayuda de herramientas de metal,
dejaron asombrados a los visitantes de los siglos XVIII y XIX. Tal fue la impresión
causada por la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, que algunos dudaban
que en ese momento se hubiera podido alcanzar con tan gran destreza, el
detalle y perfección de los grabados, utilizando la herramienta moderna. La duda
continúa, ¿se podría igualar hoy día?
El legado dejado por todos estos viajeros, exploradores, artistas, naturalistas,
escritores, científicos e historiadores, en su mayoría extranjeros, es sin lugar
a dudas una gran fuente de información para los especialistas interesados en
el tema. Al mismo tiempo, se trata de obras novelescas en las que los autores
narran sus aventuras y peripecias para llegar a visitar lugares de difícil acceso,
en un clima con altas temperaturas, con la presencia de una gran cantidad de
alimañas y a veces incluso, con escasez de agua. El interés por Xochicalco inspiró
desde finales del siglo XVIII las más maravillosas descripciones, las más insólitas
suposiciones y las primeras grandes investigaciones y discusiones acerca de su
origen.
Figura 1. Representación del “Castillo” (Pirámide de las Serpientes Emplumadas) con cinco
pisos, según José A. Alzate y Ramírez (1791)
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Figura 2. Dibujo del arquitecto Carlos Nebel (1836) de la esquina noroeste de la Pirámide de las Serpientes Emplumadas rodeada de vegetación tropical no
perteneciente a la región
La lectura de estas obras es en realidad un viaje al pasado, en el que se descubre
la capacidad de asombro dejada por nuestros monumentos a estas personas
interesadas en el pasado y la historia de México. En su mayoría, cada una de las
descripciones de la Pirámide de las Serpientes Emplumadas está acompañada
de dibujos, planos, ilustraciones y acuarelas que dan testimonio de lo observado
en su momento o, incluso, de la capacidad imaginativa del observador (Figura
1 a 3).
Sin embargo, desde que la fotografía surgió en el siglo XIX y fue posible transportar
cámaras al otro lado del mundo, las representaciones de la percepción del entorno
cambiaron a un formato más apegado a la realidad. Las primeras imágenes de
la Pirámide de las Serpientes Emplumadas mucho antes de ser intervenida por
el Arqlgo. Leopoldo Batres en 1910, fueron tomadas por el fotógrafo húngaro
Pál Rojti (o Rosti) (1857-1858) durante su viaje realizado a México en 1856,
dando cuenta clara de la condición en la que se encontraba el monumento.
A estas fotografías, le siguieron las de Charles B. Waite, quien en 1901 se
dedicó a recorrer el país en busca de lo diferente y exótico. Durante los 15 años
que permaneció en el territorio mexicano, Waite colaboró con expediciones
científicas y arqueológicas, lo que le facilitó registrar fotográficamente muchas
de los vestigios dejados por los antiguos habitantes de México.
Partiendo de estos breves antecedentes, es necesario reconocer el incomparable
apoyo que brindan los registros fotográficos, ya que éstos, en asociación con los
informes que describen los monumentos visitados por estos personajes, ofrecen
una vasta información que es imprescindible para el investigador.
Ver más:
Casas, Benigno
2010 “Charles B. White y Winfield Scott: lo documental y lo estético en su obra
fotográfica”. En Dimensión Antropológica, 48.
http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=4570
Consultado el 23 de marzo del 2015
Rojti, Pál
1857-1858 Fényképi Gyüjtemény melyel Havannában, Orinocco oidékén és
Mexicóban. Tett Utazava Alatt, Hungría
Figura 3. Una de las fotografías tomadas por primera vez de la Pirámide de las
Serpientes Emplumadas por Pál Rojti
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Figura 4. Fotografía tomada por Charles B. Waite a inicios del siglo XX
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