LA CASA DE LA FAMILIA CABEZAS-BORJA O

LA CASA DE LA FAMILIA CABEZAS-BORJA O “EL REDONDEL CABEZAS-BORJA”
“…esta casa algún día tiene que ser un museo, una biblioteca o un centro cultural…”
(Concejal Saá Jaramillo, hace más de 50 años)
Las nuevas generaciones desconocen la historia de este hermoso chalet, evidentemente
todos lo ubican y lo reconocen, como referencia para orientarse en la ciudad. La casa de
nuestra historia está al extremo oriental de la calle Miguel Oviedo y actualmente se
presenta como desubicada, le hace falta el entorno rural del que era parte fundamental.
Se encuentra muy deteriorada, no solo por el paso de los años, sino porque resulta muy
oneroso conservar en buen estado una casona de tales dimensiones; por lo demás, el
chalet despierta la admiración, principalmente de los turistas extranjeros, de los
conocedores de los bienes patrimoniales y de algunas pocas personas sensibles,
conocedoras de la memoria histórica de la ciudad de Ibarra.
LA FAMILIA CABEZAS BORJA:
No podríamos entender la historia de esta casa sin saber algo sobre la familia que la
construyó.
El doctor Abraham Antonio Cabezas Bravo, vivió en Ibarra a finales del siglo XIX, oriundo
de la ciudad de Riobamba, perteneciente a un viejo y antiguo tronco familiar de esa
ciudad. Se trasladó a vivir inicialmente a la ciudad de Quito y ahí habitó una antigua
casona que quedaba frente a la plazoleta de Santo Domingo. En la ciudad capital vivió
algún tiempo, tenía amigos y parientes entrañables, especialmente familiares de su
esposa Virginia Borja Bravo que estaba cercanamente emparentada con personajes de la
talla de Luis Felipe Borja, del cual desciende el ex presidente Rodrigo Borja Cevallos.
Una dolencia del corazón hizo recomendable que el doctor Abraham Antonio Cabezas
Bravo, busque climas más benignos y menos altos y es así como se trasladó a vivir a la
ciudad de San Miguel de Ibarra, urbe entonces aún convaleciente del terremoto de 1.868
que la destruyó totalmente. Aquí instaló su casa, exactamente en la manzana ubicada
entre las calles Simón Bolívar al Oriente, José Joaquín Olmedo al Occidente, Pedro
Moncayo al Sur y al Norte la calle Miguel Oviedo. Poseyó también casi la mitad de la
manzana contigua; es decir, la parte posterior de lo que actualmente es el colegio
regentado por las madres Betlemitas.
En la actualidad tras los almacenes Gonzalo Durán, aun se pueden encontrar restos de
esta antigua casa, pesebreras y ruinas de construcciones rurales, lo cual nos da la idea de
que al final del siglo XIX en la ciudad de Ibarra esa zona ya era extramuros.
Abraham Antonio, también adquirió algunas hectáreas de terreno de lo que ahora es la
urbanización Cabezas Borja, limitando su propiedad con los terrenos de las Curia
Diocesana; es decir, el límite de su quinta era en el sur, donde actualmente está la
escuela Pedro Moncayo, cerca del Obelisco, en la avenida Mariano Acosta.
El doctor Abraham Antonio era profesional de la medicina y además odontólogo. Como
dato interesante vale conocer que fue el odontólogo de Monseñor Federico González
Suárez, a quien le hizo la dentadura postiza en sustitución de una defectuosa que le
habían colocado durante su estancia en Europa.
EL CONSTRUCTOR:
Hijo del doctor Abraham Antonio Cabezas Bravo y de la señora Virginia Borja Bravo fue el
doctor Luis Abraham Cabezas Borja, nació en la ciudad de Quito, el 10 de julio de 1.878.
De niño pasó a vivir en la ciudad de Ibarra y realizó sus estudios primarios en la escuela de
los Hermanos Cristianos de Ibarra y su instrucción secundaria fue en el Seminario San
Diego.
Se puede decir que de niño y de adolescente fue testigo presencial del impulso colectivo
que reconstruyó la ciudad. Estudió en Quito jurisprudencia y se graduó de doctor. Luego
de la muerte de su madre, retornó a Ibarra para restablecer su domicilio y abrir su
despacho profesional, actividad donde se destacó por su idoneidad y rectitud. Contrajo
matrimonio con la dama ibarreña Isabel Albuja Almeida y fueron hijos de este
matrimonio: María Lucrecia, Laura Marina, Luis Abraham, Isabel Eugenia, María Piedad,
Fabián Ernesto, Blanca Leonor Hipatia y Lola Beatriz.
El doctor Luis Abraham Cabezas Borja, fue presidente del Concejo Municipal en el año
1.934, año en que, considerando la necesidad urgente de contar con un espacio adecuado
para el desarrollo de la ciudad y especialmente de una vía de acceso amplia y directa al
centro por la parte occidental, tomó la decisión de partir los predios de la hacienda
Pilanquí de propiedad de la poderosa familia Gómez de La Torre.
Se estableció como consecuencia, un litigio que terminaría con la expropiación de la
franja que actualmente ocupa la avenida Mariano Acosta. Este acto refleja
fehacientemente una personalidad ejecutiva y valiente. Fue también nuestro primer
alcalde, gestión administrativa que la desarrolló eficazmente desde diciembre del año
1.947 a noviembre del año 1.949, por su ejemplo de honestidad, rectitud y valentía.
El primer alcalde retomó la misión derivada de los antiguos presidentes municipales, el
asegurar el espacio vital para el desarrollo de la ciudad, lo que implicaba la construcción y
adecuación de calles y avenidas y sin temores ni dubitaciones, pensando solo en el interés
de la ciudad, emprendió expropiaciones sin las cuales difícilmente podemos imaginar que
la ciudad de Ibarra hubiese tenido la amplitud que ahora tiene.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA:
El doctor Luis Abraham Cabezas Borja, decidió construir una casa propia y levantó este
hermoso chalet, cuya historia nos ocupa. La edificación comenzó a finales de la década de
los 20, no hay una memoria exacta al respecto, pero sí la idea, que la construcción duró
entre seis y ocho años y se terminó de levantar en el año 1.932.
El diseñador de esta hermosa mansión fue el arquitecto quiteño Walberto Arcos quien
construyó también la basílica de “Las Lajas”. Walberto se hospedaba en la casa de
Abraham Antonio, padre del ex alcalde y muy amigo de la familia Cabezas. Diseñó esta
casa bajo la visión de Luis Abraham, para que dure siglos y la construyó de piedra, de
bloques de casi un metro de diámetro y la hizo de dos pisos con patio central descubierto.
La casa es por lo tanto extremadamente sólida, un clavo de acero no puede penetrarla, se
necesita encontrar la unión de las piedras para poder clavarlo. Una dificultad que
encontraron al empezar la construcción fue el hecho de que el terreno sobre el cual se
pretendía construir el chalet era extremadamente cenagoso por lo que la casa se
construyó prácticamente sobre pilotes.
Al menos dos generaciones de niños de la familia Cabezas han jugado en este subterráneo
recorriendo por debajo casi toda la extensión de la casa. La única parte que no fue
construida de este modo fue el patio central, que estaba a un nivel más bajo, casi un
metro del nivel de la estructura general de la casa, esto también fue motivo de diversión
no solo para los chiquillos, sino que la misma doña Isabel iniciaba la temporada de
carnaval inundando el patio y era la primera incitadora al juego en la improvisada piscina.
En 1.928 por el lado Oeste, la ciudad terminaba en el chalet de nuestra historia, se
llamaba Quinta La Virginia nombre impuesto en honor de la señora Virginia Borja.
La familia Cabezas Albuja pasó a vivir en la nueva residencia en 1.928 y aquí nacieron
Fabián Ernesto, Blanca Leonor y Lola Beatriz, se puede apreciar una vieja fotografía,
tomada por el genial fotógrafo Leonidas Endara, en donde se ve a doña Isabel en cinta de
Fabián asomándose a la terraza-balcón. Doña Isabel tomó la decisión de vivir en la casa,
cuando aún no se terminaba de construir para de alguna manera urgir a su esposo la
pronta conclusión de los trabajos. La familia recuerda que por la urgencia se colocaron
esteras en vez de cortinas.
A la entrada de la casa una elegante pileta y dos columnas de piedra, en la cúspide de
cada una de ellas dos grandes esferas. La casa en el ala derecha era originalmente de
planta baja. En este lugar funcionó, en su tiempo, la oficina jurídica del doctor Luis
Abraham, con paredes forradas de elegantes estanterías con los libros de derecho y de
historia que era también una afición del primer alcalde.
A la izquierda, salas y un gran salón, en el centro el patio interno que hemos descrito. Una
gran cocina, amplio comedor, un solo baño completo y amplio que ocupaba todo un
cuarto esquinero. Gradas de elegantes pasamanos llevaban al segundo piso donde se
encontraban seis dormitorios y además en el centro, el dormitorio máster.
Esta nueva edificación impresionó y agradó a los ibarreños y fue postulada para el Premio
Municipal al Ornato. En el año 1.929, efectivamente, esta casa fue merecedora de esta
distinción. En el tiempo en el que Luis Abraham Cabezas Borja, fue alcalde, es decir en el
año 1.947, la casa estaba en todo su esplendor, era nueva y al igual que ahora, gozaba
del prestigio de quienes la habitaban. Como anécdota se recuerda que siendo alcalde el
doctor Luis Abraham, caminaba del Palacio Municipal a su casa ubicada a cuatro cuadras,
esta caminata diaria era considerada por los habitantes de la ciudad como una caminata
hacia extramuros.
SOBRE QUIENES VIVIERON Y MURIERON ES ESTA CASA:
El doctor Fabián Cabezas-Borja Albuja recuerda en especial como en el patio posterior de
esta casa estaban las pesebreras y siempre habían en ellas cinco o seis caballos. Con su
hermano mayor, Luis Abraham, madrugaba a ensillar los caballos y cabalgaban
largamente llegando a veces hasta Otavalo donde visitaban a su tío, el sacerdote Miguel
Cabezas Borja, párroco de esta ciudad, quien posteriormente sería ungido como canónigo.
Para la generación de los Cabezas Borja, nacidos en la década de los 60, esta casa es
también entrañable porque todavía en aquellos años, era un espacio semi rural. El ordeño
de las vacas y las travesuras de trepar los árboles en el huerto, el descolgarse desde las
terrazas y la época de guabas, “los aguacates que como gigantes fraternos de brazos
abiertos nos invitaban a descender por ellos”, todos los niños y niñas del vecindario tenían
en la casa y en sus patios y amplios potreros, un sitio de recreo. La pileta en carnaval era
una gran tentación, premio o tortura, donde propios y extraños terminaban sumergidos o
abasteciendo las cubetas de agua, “bombas que se reventaban y pasada la algarabía,
recogíamos las boquillas y teníamos materia prima para concursar quien hace la cadena
más grande”.
Esta casa fue el centro de concurridas fiestas de lo más distinguido de la sociedad
ibarreña. La familia celebró en ella bautizos, primeras comuniones y bodas, de los hijos,
nietos y bisnietos del constructor, doctor Luis Abraham Cabezas-Borja.
Fue el aglutinante de una entrañable unidad familiar. Uno de los eventos que rememora
Fabián Cabezas Borja es precisamente su matrimonio en 1.955 con María Teresa Luna
Caicedo, dama de las más reconocidas familias del Carchi. Fabián nos cuenta que el brindis
se hizo en el hotel Turismo y la recepción en el famoso chalet, los invitados se trasladaban
del hotel a la casa Cabezas-Borja en una sola larga fila, y todos al final entraron cómodos.
Lolita Beatriz Cabezas Borja, la hija menor del ex alcalde, le dio un toque especial a esta
casa. Ella fue reconocida por su generosidad y su amplitud democrática al tratar por igual
a todos. La casa, en el tiempo de ella, fue más que antes de puertas abiertas, era gran
anfitriona, mujer de espíritu sonriente y las invitaciones que hacía, acogían a muchas
personas de Ibarra. En su tiempo la casa pareció remozarse y fue el sitio de reunión
referente de una clase social, extremadamente responsable con la ciudad, que vivía sus
últimos años de apogeo.
FIN DE UN TIEMPO:
El fallecimiento del doctor Luis Abraham Cabezas Borja, nuestro primer alcalde, marcó un
ciclo para esta casa. Los herederos se encontraron frente al dilema que es normal en toda
familia, el problema de la sucesión. Muy razonablemente, deciden hacer un proyecto de
urbanización de los terrenos circundantes al chalet. La ciudad en ese año, ya ejercía una
grave presión demográfica sobre los terrenos aledaños que en realidad eran potreros. El
ingeniero Luis Iturralde fue contratado por la familia Cabezas-Borja Albuja para presentar
el proyecto de la urbanización. El arquitecto Luis Iturralde presentó tres proyectos, el
primero la eliminación de la casa, el segundo la construcción de una calle lateral por un
lado de la casa y el tercero, el redondel. El Municipio aceptó el redondel. La idea de la
eliminación de la casa pareció impresentable para el Concejo y en especial al concejal Saá
Jaramillo, quien expresó:
“Desde ya propongo que esta casa se vea como la adquiere el Municipio, esta casa no
debe tocarse, debe conservarse como patrimonio, quizás después de un tiempo el
Municipio pueda usarla para fines culturales, a lo mejor una biblioteca o un museo”.
La idea que este chalet, sea conservado adecuadamente y considerado para fines
culturales no es una idea nueva, lleva más de 50 años.
Luis Abraham Cabezas Borja falleció en la ciudad de Quito en 1. 957 y sus restos fueron
trasladados a la ciudad de Ibarra donde fue velado en el chalet que construyó, sin
embargo, pero el Municipio prácticamente obligó a la familia a que sus restos mortales
sean velados en el salón principal de la ciudad.
Doña Isabel Albuja había muerto pocos meses antes y fue también velada en el salón
principal del chalet. Doña Lucrecia Cabezas Borja también falleció y fue velada en esta
casa. Lola Beatriz, otra de las hermanas del doctor Fabián Cabezas también murió
recientemente, ella fue casada con Manolo Cabrera, personaje de antigua familia
ibarreña, muy conocido y simpático, hoy viudo, gravemente enfermo y postrado, aún vive
en esta casa junto con sus hijos y sus nietos Rosero Cabrera, que son los propietarios de la
mitad de la casa. La otra mitad pertenece a Isabel Eugenia, la cuarta hija, única hermana
superviviente, actualmente de 96 años. Ella vive en Quito.
La historia de esta casa es de alguna manera la misma historia de las casas patriarcales de
la ciudad de Ibarra; es la historia también del ciclo que cumplieron las familias
tradicionales de nuestra ciudad. Lograron acoplarse a los nuevos tiempos, su casa que
sigue siendo un referente de las viejas familias es también un templo del trabajo. En la
actualidad en la casa hay un almacén de telas y ventas de uniformes, en el ala derecha un
almacén de venta de útiles escolares y otro en donde se vende ropa importada. El salón
principal se ha convertido en un restaurant muy apreciado por la calidad de su
gastronomía y por la atención referente que reciben los comensales.
ETAPA DE RESTAURACIÓN:
El próximo ciclo en la historia de este chalet, patrimonio de la ciudad, es sin duda el
capítulo por venir de la restauración. Esta es una necesidad urgente que debe interesar no
solo a las autoridades municipales sino a toda la comunidad ibarreña. Retomamos la
visión de hace más de 50 años y repetimos las palabras del concejal Saá Jaramillo: “esta
casa algún día tiene que ser un museo, una biblioteca o un centro cultural”.
FUENTES BIBLIOGÁFICAS
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Borja, D. F. (10 de febrero de 2.015). Entrevista sobre la vida Dr. Abraham Cabezas.
(D. M. Martínez, Entrevistador)

Cabezas, S. J. (12 de enero de 2.015). Vida y obra política Dr. Abaham CAbezas . (I.
J. Ortega, Entrevistador)

Cabrera Cabezas, S. I. (03 de febrero de 2.015). Detalles de la vida del Dr. Abraham
Cabezas. (I. L. Cervantes, Entrevistador)

GAD-I. (09 de febrero de 2015). Archivo municipal. Ibarra, Imbabura, Ecuador.

Morales Mejía, M. P. (s.f.). Diario La Hora. Recuperado el 26 de febrero de 2.015,
de Biomonografía de Ibarra:
http://www.lahora.com.ec/index.php/movil/noticia/1101786621