Entrevista a Ada Colau

NÚMERO 14 / 9 EUROS
Entrevista a Ada Colau
NOVIEMBRE·DICIEMBRE 2015
Joan Subirats
Javier Cercas/Josep Ramoneda. Diálogo sobre una España en tránsito
La desigualdad y las mujeres
Kerman Calvo, Álvaro Martínez, Paula Rodríguez, María Concepción Torres
Díaz, Dolors Comas d'Argemir, Máriam Martínez Bascuñán, María Pazos Morán
Liberar Alemania
de Europa
¿Por qué
la ecocrítica
ahora?
Martín López-Vega
Michel Feher
T. S. Eliot
Cincuenta años
despúes
Sam Abrams
Diáspora
y conectividad
Liam Maloney
sumario
Disponible en librerías, quioscos
especializados y por suscripción, tanto
en su edición en papel como digital
Director:
Josep Ramoneda
Consejo Editorial:
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i Cerezuela, Esperanza Rabat, Antonio
Ramírez, Marta Ramoneda Molins,
Josep Ramoneda, Joan Tarrida
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Directora de Arte:
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Redacción:
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Maquetación:
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Preimpresión:
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Entrevista
Ada Colau
Joan Subirats
«Reivindico sin duda el papel
de las emociones en la política.»
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Diálogo
Sobre una España en
tránsito
Javier Cercas
y Josep Ramoneda
«Ante cada crisis profunda
este país ha tenido siempre
la tentación de volver a empezar.»
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Michel Feher
Liberar Alemania de Europa
«La exclusión de Grecia que persigue
Wolfgang Schäuble corre el riesgo de
permanecer en las memorias como
la primera etapa de un proceso de
desmembración de la Unión Europea.»
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Martín López-Vega
¿Por qué la ecocrítica ahora?
«Las posibilidades de una herramienta de
análisis crítico que aúna los logros
más radicales de la crítica poscolonial,
el feminismo, el neomarxismo
e incluso la física cuántica son enormes.»
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Emanuela Fornari
Imágenes heladoras
o la invisibilidad del horror
«Mi intención es desenmascarar
lo que ha dado en llamarse la “hipocresía
fundacional” que orienta nuestra mirada
sobre la crueldad.»
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Emmanuel Alloa
La tiranía de la transparencia
y el derecho a la opacidad
«Se está formando un nuevo consenso a
gran escala para exigir que se arroje luz
sobre las grietas que la opinión pública ya
no está dispuesta a ignorar.»
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Galería
Clásicos
Liam Maloney
Texting Syria
T. S. Eliot
«En el Líbano enfoqué mi lente hacia los refugiados, quienes
utilizan su teléfono móvil para seguir en contacto con sus
familiares sitiados.»
Sam Abrams
«La aproximación al pensamiento político y social
de Eliot ha conducido a la superación de uno de los
equívocos más divulgados sobre su figura: su elitismo y su
menosprecio por la cultura popular.»
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Sidi Mohammed Barkat
Musulmanes en Francia
«¿Quiénes son en la práctica los sujetos musulmanes
dentro de la sociedad francesa hoy en día?»
Relato
Cuentos chinos
Josep Maria Martí Font
«Caigo en la cuenta de que necesito ajustar mi relato del
mundo. Esto es Oriente, en el Pacífico, donde suceden
las cosas importantes del siglo xxi, donde se cocina el
futuro.»
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La desigualdad y las mujeres
Kerman Calvo y Álvaro Martínez
La conciencia política feminista
Paula Rodríguez
La brecha de género en las pensiones
María Concepción Torres Díaz
Propuestas para erradicar
la violencia machista
Máriam Martínez Bascuñán, María Pazos
Morán y Dolors Comas d’Argemir
¿Somos las mujeres desiguales por ley?
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estampa
Desahucios
© Andrés Kudacki
La crisis de la vivienda en España, el reportaje al que pertenece esta fotografía, se centra en cómo las personas se aferran a
sus casas, cómo se enfrentan a los desahucios, y en la lucha de los militantes por el derecho a la vivienda. Las imágenes se
tomaron en Madrid entre 2013 y 2015 y se pudieron ver en la muestra Visa pour l’image en Perpiñán (29/08-13/09/2015).
Andrés Kudacki es fotógrafo y trabaja para Associated Press desde 2008. Su trabajo ha sido publicado en The New York Times, The Washington Post,
The Guardian, Los Angeles Times, Time Magazine, The Wall Street Journal, Paris Match, Financial Times y Le Monde, entre otros. En 2014 recibió el
tercer premio Picture of the Year International (POYI) por el reportaje sobre la crisis de la vivienda española a la que pertenece esta fotografía, con
el que también resultó finalista del premio Luis Valtueña de Fotografía Humanitaria 2014.
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editorial
D I S TI NT A S E S CEN AS D EL TR ÁN SI TO
Por
Jo s e p r a mone d a
L
os mensajes de móvil de los refugiados sobre
los que trata la Galería Texting Syria son una poderosa y trágica imagen de las contradicciones de un
mundo en tránsito: diáspora y conexión tecnológica. El progreso científico no se corresponde con el moral, político y
social. Millones de ciudadanos huyen desesperadamente de
sus tierras intentando mantener la conexión con los suyos.
Estar en tránsito es el estado natural de la especie humana,
que se caracteriza por su precariedad y que está sometida al
implacable ciclo del nacer, crecer y morir. Nacer, escribía
Claudio Magris, «es una irrupción en el mundo más turbulenta, más inconcebible que la salida del escenario al final del
espectáculo». El estado de tránsito es una expresión de que
nuestro fundamento es la contingencia, una condición difícil
de asumir. Y para hacerla más soportable, la humanidad no
ha cesado de inventar relatos que nos den amparo, raíces,
ubicación, sensaciones que atemperan la cruda experiencia de
ser conscientes de que cada vida es un instante en medio del
universo. De ellos han salido formas de orden y civilización,
pero también trágicos epifenómenos de conflictividad y
muerte. Las religiones, las ideologías, las utopías, los nacionalismos y otras fabulaciones representan la contradictoria
lucha por estar en el mundo y la asunción de nuestro destino.
Este ser de paso busca un orden que le dé pautas y sentido.
En las sociedades acomodadas el reflejo conservador entra en
acción cada vez que parece que algo se rompe. Y a menudo
apura innecesariamente instituciones agotadas. España,
como toda Europa, sufre las consecuencias de una crisis que
ha abierto brechas sociales y mentales profundas, con una
explosión de las desigualdades latentes y alarmantes desequilibrios internos (Michel Feher nos habla de ello). Como todo
el mundo, padece la disfunción de una economía globalizada
y una política que sigue siendo global y local, pero ha perdido
capacidad de control de los abusos del dinero y ha dejado de
ser el poder de los que no tienen poder y en su lugar se acomoda a la aceleración de las nuevas tecnologías y a progresos
del conocimiento que afectan a las mismas coordenadas
existenciales. (Temas de reflexión de Emmanuel Alloa y
Emanuela Fornari.) A todo ello se añade el agotamiento de
los instrumentos políticos e institucionales del régimen surgido de la Transición. Hay demanda de reformas verdaderas
que modifiquen la distribución del poder y de una manera
distinta de hacer política, que recupere la relación perdida con
la ciudadanía, después de que los principales partidos colonizaran las instituciones como si fueran de su propiedad.
Javier Cercas se pregunta en qué quedará este anhelo de
cambio. Y es triste no poder descartar que al final todo siga
como antes. Pero, como la trayectoria de Ada Colau explica,
es posible llegar al poder desde territorios alejados de sus núcleos tradicionales de influencia y dirigirse a los ciudadanos
de otra manera, sin que la empatía sea incompatible con las
responsabilidades institucionales. Son años en que las desigualdades han hecho brecha, ahondando siempre en fracturas que vienen de muy lejos. Entre ellas, en un lugar central,
la desigualdad entre hombres y mujeres, estructural e inscrita
en buena parte de las leyes. Éste es el tema del Dossier.
En nuestro empeño en seguir reflexionando sobre la experiencia humana y las mutaciones que vivimos, quiero anunciar una nueva iniciativa. La creación de la Escuela Europea
de Humanidades, con la Fundación La Caixa, que tendrá su
sede en el Palau Macaya de Barcelona. Un espacio para compartir preocupaciones e ideas, con Europa como marco cultural de referencia. Pensar en europeo quiere decir establecer
puentes y vínculos entre culturas todavía muy endogámicas,
relativizar los mitos eurocéntricos, hacernos más permeables
al mundo y cruzar experiencias para dar sentido al tránsito.
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ENTREVISTA
ADA COLAU
De militante a alcaldesa
Por
JOAN SUBIRA TS
entrevista
El catedrático de Ciencia Política Joan Subirats
conversa con Ada Colau y analiza la trayectoria que
la ha llevado desde sus inicios como activista en
movimientos sociales a convertirse en alcaldesa de
Barcelona.
Joan Subirats: Si partimos de tu evolución política en los
últimos años, la dinámica y la rapidez con que se han ido
sucediendo los hechos puede sorprender a cualquiera que
la analice desde lejos. Si recuerdo bien, tú y otros activistas
fundasteis la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH)
en el año 2009.1 En pocos años, organizasteis la presencia y
actividad de la plataforma en toda España. En 2013 presentasteis una Iniciativa Legislativa Popular para cambiar la
legislación que recogió más de un millón de firmas. Con tu
intervención en la Comisión del Parlamento sobre el tema,
te convertiste en la imagen de la resistencia contra la estafa
de la crisis. En medio de todo este proceso fuiste madre.
El 7 mayo de 2014 publicaste una carta en la que anunciabas
que dejabas de ser la portavoz de la PAH. A finales de junio
de 2014 presentaste la iniciativa ciudadana «Guanyem», con
la que se pretendía iniciar un proceso de confluencia con el
que ganar la alcaldía de Barcelona para ese movimiento ciudadano. A principios de 2015 se constituye «Barcelona en
Comú» como expresión de ese movimiento y el 24 de mayo
de ese mismo año la candidatura que encabezas gana las
elecciones municipales. Finalmente, el 13 de junio de 2015
eras elegida alcaldesa con la mayoría absoluta de votos de los
concejales. Estos días se cumplen los cien primeros días del
nuevo gobierno de la ciudad de Barcelona…
Ada Colau: Cuántas cosas…
J. S.: ¿Cómo has vivido esta secuencia? ¿Te imaginabas algo así?
A. C.: No me imaginaba algo así en absoluto. ¿Ser protagonista de un proceso tan absolutamente histórico como el que
estamos viviendo? No me lo imaginaba en absoluto. La intensidad de este período, los cambios que se están produciendo en las hegemonías, en los discursos, los cambios en las
prioridades de la agenda política, los nuevos ejes que aparecen de conflicto político… No me los podía imaginar. Ni yo,
ni nadie, creo. Y esto trasciende mi biografía, obviamente.
El contexto general de cambio de época es espectacular.
Hasta que no lo vives no ves la dimensión que tiene y que
está teniendo todo lo que te sucede y lo que acontece a tu
alrededor. Más allá de este comentario general, si te refieres
a mis circunstancias personales…
J. S.: Sí, claro, me refiero también a cómo ha ido cambiando
tu vida desde la construcción de la Plataforma de Afectados
por la Hipoteca.
A. C.: En este caso quisiera ir un poco más atrás. Ya que no
todo empieza para mí con la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca (PAH), por importante que ello sea. Mi ciclo personal en la actividad política me lo explico desde más atrás.
A finales de los 90, a principios de este siglo, es evidente que
se inicia un ciclo de cambio más global, que trasciende las
coyunturas locales. Ahí van apareciendo circunstancias y
procesos como los de los zapatistas, los hechos de Seattle,
etc., en los que lo invisible empieza a hacerse visible. Empiezan a surgir fenómenos de revuelta desde abajo que no transcurren por los canales tradicionales. Las nuevas tecnologías
empiezan a jugar su papel. El lenguaje que se utiliza también
es distinto. Y se empieza a señalar lo que es uno de los grandes ejes que hoy ocupa el escenario político, el debate entre
democracia real y democracia formal, dónde está el poder,
quién gobierna realmente. Cada vez hay más gente que se da
cuenta de que a pesar de que votamos desde hace años, nada
cambia. Y no sólo eso, sino que cada vez mandamos menos.
Nos damos cuenta de que, si bien aparentemente todo es muy
democrático –hay elecciones, podemos elegir entre partidos–, el poder económico va descarándose cada vez más. Y,
aprovechando la creciente globalización, va decidiendo desde lugares opacos y para nada visibles cosas como hambrunas
en los países en desarrollo, especula con la vida de la gente...
Y eso es lo que va pasando a primer plano cada vez más.
Primero con las movilizaciones contra el Fondo Monetario,
contra la guerra en Irak, etc.2 En esas movilizaciones hay
mucha gente que, si bien nunca habíamos estado interesados
por la política de partido, ni tampoco con los movimientos
clásicos de la izquierda, en cambio empezamos a ver con
mucho interés las nuevas movilizaciones que se canalizan en
torno a campañas concretas (la campaña contra el Banco
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entrevista
Mundial, la campaña contra la Europa del Capital, contra
la guerra) en espacios muy amplios, en que no hay por qué
coincidir en todo ni con todos. Espacios en los que la diversidad, en vez de ser vista como un problema, es vista como
una riqueza. Y eso hace que todo sea mucho más flexible y
acabe siendo también más eficaz.
J. S.: O sea, que empiezan a ponerse en cuestión las formas
organizativas y las dinámicas de actuación política tradicionales.
A. C.: En efecto. Tanto las de partido como de los propios
movimientos. Surgen liderazgos ciudadanos difusos que
rompen con las lógicas jerárquicas tradicionales. Son gente
que trabaja en red. ¿Te acuerdas de la metáfora de «la nube
de mosquitos» o de otras teorizaciones que entonces se hicieron? Venimos de ese contexto. Aquí, en plena burbuja
inmobiliaria y en el contexto de globalización que antes
mencionaba, empiezo a implicarme en movilizaciones por
el derecho a la vivienda. En un momento en el que nadie
parecía darse cuenta de que ello fuera un problema. Al revés.
Se decía que éramos un ejemplo en el mundo entero. Pero
una buena parte de la ciudadanía no tenía esa misma percepción, sobre todo los jóvenes que se preguntaban «y esto, ¿para
quién está pensado?». Se hablaba de una sociedad en la que
todos podíamos ser propietarios y muchos de nosotros sólo
teníamos acceso a trabajos precarios, y ahí empieza el «no vas
a tener casa en la puta vida» y el movimiento «V de Vivienda».
Una fase en la que se hace política desde Internet, con lenguajes nuevos, interpelando a gente que no encontraba respuesta en los partidos institucionalizados. Es ahí donde
podemos empezar a constatar que la ciudadanía va por delante de las instituciones. Unas instituciones convertidas en
espacios desfasados, que ya no sirven para cambiar las cosas,
que quizás tuvieron su sentido en su momento, pero que
había que actualizar para que pudieran ser útiles a los que
menos tienen. Esas nuevas formas de actuación política ponen de relieve que la ciudadanía es capaz de hacer mejores
diagnósticos de lo que ocurre que los partidos y los técnicos
de las administraciones, a pesar de todos sus recursos. La
gente se anticipa al estallido de la burbuja inmobiliaria, se
anticipa al gran problema de los desahucios, y se constata que
somos capaces de ir por delante.
J. S.: Estas refiriéndote al surgimiento de la PAH.
A. C.: Así es. Por tanto, mi trayectoria podríamos decir que
va ganado intensidad a medida que ese conjunto de circunstancias y de procesos va adquiriendo forma. Pero, cuidado,
lo de la PAH no fue para nada un proceso fácil. Cuando se
explica retrospectivamente todo cuadra y todo parece más
sencillo. Pero lo cierto es que estuvimos a punto de dejarlo,
ya que estábamos tratando de activar y movilizar a los sectores sociales con menos recursos. A personas con un fuerte
sentimiento de culpabilidad, de depresión. A personas que
muchos criminalizaban por su falta de realismo. Parecía imposible oponerse a la gran oportunidad que representaba
para mucha gente esa burbuja inmobiliaria: tener acceso a
vivienda propia con crédito barato. Eran personas que sufrían los efectos de un discurso hegemónico que les hacía
sentirse culpables.
J. S.: Recuerdo ahora que en el famoso 15M del 2011, en la
concentración en Plaza Cataluña con la que se inició el movimiento en Barcelona de lo que internacionalmente se conoce como los «Indignados», la única pancarta grande que
apareció fue la de la PAH, una pancarta que sostenía un
conjunto plural de personas entre los que había un buen
número de inmigrantes, personas que no eran precisamente
mayoritarias en la plaza.
A. C.: En efecto, la PAH consiguió empoderar a un conjunto de personas que no tenían código político alguno y que
además se sentían criminalizados y estigmatizados. El mérito colectivo de la PAH es indudable. Y para mí sigue siendo lo más difícil y hermoso que hemos hecho hasta ahora,
¡con mucha diferencia, vamos!
J. S.: En el momento en que dejas la portavocía de la PAH,
en la carta que hiciste pública, afirmas: «Como ciudadana,
estaré encantada de apoyar y participar de procesos amplios
que planteen un cambio real en las formas de hacer política.
Ojalá seamos capaces de crear nuevos dispositivos que nos
permitan reapropiarnos de las instituciones para hacer que
de verdad sirvan al bien común, porque nos va la vida y la de
nuestros hijos e hijas en ello. Estamos viviendo un cambio
de época, un momento histórico de cambio de régimen;
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entrevista
quienes ocupan el poder lo saben y nos han declarado definitivamente la guerra. Habrá que impulsar otros espacios de
confluencia donde unir fuerzas para cambiar las reglas del
juego». Ahora, tras los quince meses transcurridos desde ese
momento, ¿qué sensación tienes? ¿Te arrepientes de algo?
¿Predominan más las sensaciones positivas o las negativas?
A. C.: Es muy pronto como para poder responder a esta
pregunta de una manera clara. Han pasado apenas cien días
desde la toma de posesión como alcaldesa. Es evidente que
en estos tres meses han pasado cosas que yo considero muy
positivas y otras no tan positivas, pero es demasiado pronto
para trazar balances que vayan más allá de unas primeras
impresiones. Por otro lado, pienso que la carta a la que aludes
no fue algo repentino. Hacía tiempo que se venía debatiendo en el seno de los nuevos movimientos sociales surgidos
del contexto que antes mencionaba, y del desbordamiento
que supuso el 15M, la posibilidad de dar un paso para recuperar unas instituciones que entendíamos que habían sido
secuestradas. No se trataba por tanto de una decisión meramente individual ni de considerar que el trabajo en la PAH
estaba acabado. Cuando empezamos a parar desahucios,
cuando recogimos centenares de miles de firmas para cambiar las leyes, cuando conseguimos ganar derechos que parecían imposibles, empecé a ser plenamente consciente de
que sería muy difícil que en mi vida pudiera participar en
algo tan extraordinario como la PAH. Te puedo decir ahora que, después de la maternidad, lo más grande que he vivido es la experiencia de la PAH. Sin quitarle mérito a otras
cosas, pero realmente para mí hay un antes y un después de
la PAH. Es el proceso más difícil, más hermoso, más rompedor de esquemas y más desafiante que he vivido. Yo siempre lo califico como algo que ha logrado abrir el horizonte
de lo posible. Nos enfrentábamos a un poder financiero y
mediático tremendo y la PAH se enfrentaba a ello sin recursos, desde abajo, con la gente hecha polvo, y nos organizamos
y pudimos hacerlo.
a lo que me llevó a participar en la PAH. Lo cual no quiere
decir, obviamente, que la PAH y «Barcelona en Comú» sean
lo mismo. La PAH tiene plena autonomía y no podemos
para nada confundirla con «Barcelona en Comú». Pero sin
la PAH nunca me hubiera metido en la aventura de «Barcelona en Comú». No es sólo por la PAH, pero es también por
la PAH. Por la gente que se identifica con la PAH y por el
conjunto de temas y problemas que la PAH consigue poner
encima de la mesa. Y, en ese sentido, yo me debo a la PAH
y a la gente que está detrás de la PAH. Nos representa a todos. Representa a cualquiera que defienda los derechos humanos, el sentido común y la decencia. A todos ésos nos
representa.
J. S.: Por tanto hay más continuidad de la que podríamos
imaginar.
J. S.: ¿Y tienes ahora una sensación parecida o distinta? ¿En
qué has cambiado?
A. C.: Hay una continuidad clarísima. Y tengo muchos aspectos que me lo recuerdan. Después de ganar las elecciones,
las semanas siguientes y aún después, me paraba gente por
la calle muy emocionada, gente pobre, gente inmigrante,
gente diversa, pero habitualmente invisible para las esferas
de poder, diciéndome lo orgullosos que se sentían de que
alguien como ellos, que lucha por lo mismo que ellos, haya
llegado a la alcaldía de la ciudad. Y me recordaban que eran
ellos y ellas los que me habían puesto ahí. Soy muy consciente de ello. Sólo por ese proceso de empoderamiento colectivo de los invisibles, de los «nadies», de los expulsados, que
son capaces de organizarse y ¡zasca!, meten un ¡zasca! Una
sensación parecida a la que empecé a sentir cuando, desde la
PAH, participaba en programas de máxima audiencia en
televisión y me enfrentaba a representantes del poder financiero, a tertulianos muy avezados, y la gente de la calle me
paraba y me decía con orgullo que finalmente «uno de los
nuestros hace callar bocas en prime time». Pues esa misma
sensación, ese efecto de empoderamiento, es lo que me ha
llevado a hacer de alcaldesa de Barcelona. ¿Cómo si no explicamos que alguien como yo, mujer, de origen popular,
activista, sin ningún apoyo de los poderes fácticos, haya logrado ese objetivo contra todo pronóstico?
A. C.: Veamos. El objetivo, lo que me ha motivado a iniciar
esta nueva experiencia colectiva, es plenamente coincidente
J. S.: En este sentido, ¿aceptarías que en tu caso, como en
otros que podemos encontrar en otros lugares del Estado, se
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