El convento agustino de Santiago Apóstol en Ocuituco, un

Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación
El convento agustino de Santiago Apóstol en
Ocuituco, un proceso de patrimonialización
Arqlgo. Raúl Francisco González Quezada
T
odo aquello que somos y hemos sido constituye lo heredado para
las siguientes generaciones. Éstas van eligiendo en un proceso que
pende de la factibilidad donde se cruzan el campo práctico social
económico y el político como esenciales, en la configuración de aquello que
se decide conservar, restaurar, reiterar. Esto es, que de todas las prácticas
sociales y sus efectos, solamente una parcialidad se convierte en relevante
para ser reflexionada, protegida, importante. Este estado liminal desde la
comunidad de vida subalterna por un lado y por el otro en la estructuración
del ritual impuesta desde la hegemonía, con lo que se van incorporando
elementos del pasado que sirven como manantial de opciones para el
presente.
Lo heredado no está ajeno a un proceso de integración de las contradicciones
sociales. En los estados-nacionales del capitalismo actual, los grupos
nacionales gestionan generalmente lo que debe ser investigado, conservado
o reiterado, desde una potestas parcial o incluso corrompida, desde un
poder conferido por la comunidad que en lugar de servir para la comunidad,
sirve para los intereses de la reproducción del capital. Los múltiples grupos
legislativos de los grupos nacionales libran cotidianamente en la labor jurídica
una serie de leyes que privilegian intereses propios y no necesariamente
los de la comunidad política en su totalidad. En ello va de alguna manera
el futuro de lo que se decide conservar como parte de la herencia social,
histórica.
Lo heredado es relevante porque es acceso a lo que ha sucedido, tanto
aquello sobre lo que en su momento se reflexionó, se investigó y se llegó a
conclusiones, como toda ese gran cúmulo de acciones que no formaron parte
del concreto pensado, es decir, que solamente pasaron por la conciencia
colectiva como una sección del concreto sensible, como una sucesión de
momentos que configuraron un devenir sobre el que no se analizaron causas
y efectos. Por ello, lo que heredamos se configura como una multiplicidad
de ventanas al pasado, un complejo fenestraje de esa fábrica social que
puede abrirse o clausurarse para siempre, dependiendo de la solución que
derive cada proceso de contradicción social por la memoria.
Los combates por la memoria se integran en múltiples niveles de
contradicción. En la sociedad mexicana el Instituto Nacional de Antropología
Aspecto final de la intervención del patio claustral del Convento de Ocuituco
Aspecto de la premiación de los tres primeros lugares del Concurso de fotografía
antigua llevado a cabo en 2011
e Historia con múltiples matices, se enfrenta a procesos complejos en donde
la astucia de la razón histórica crítica se pone a prueba constantemente.
Como representación política de la comunidad en materia de la investigación
y la conservación de algunas ventanas hacia el pasado, tiene a cargo una
dimensión de lo social que reconocemos como monumentos históricos, y que
en la razón instrumental jurídica se integra como los efectos arquitectónicos
de las sociedades que existieron entre el siglo XVI y el XVIII. Más allá de
lo meramente instrumental que resulta esta definición, los procesos que
en este campo se han efectuado, permiten un estado de las cosas que de
no existir dicha institución, el rostro de todos esos inmuebles en lo que ha
intervenido personal del INAH sería otro, otro quizá radical. En casos, sería
sin lugar a dudas un no-rostro, muchos de ellos no existirían incluso.
El Convento de Santiago Apóstol Ocuituco es parte de Los monasterios
tempranos del siglo XVI en las faldas del Popocatépetl, designados
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994 con el número 702,
bajo los criterios de mostrar un importante intercambio de valores humanos
basado en la noción de interacción, así como el hecho de ser ejemplo
extraordinario de elementos arquitectónicos significantes en la historia de
la humanidad. (UNESCO 1994:54, 64-65). Se encuentra ubicado en calle
Leandro Valle s/n, en frente de la plaza principal de la cabecera municipal
de Ocuituco, Morelos. En el catálogo de Monumentos Históricos del INAH
se encuentra registrado con la clave 17016001002.
No se trata de un exconvento, como tradicionalmente se les denomina
erróneamente a estos inmuebles. En su momento los cronistas de las
órdenes mendicantes como loa agustinos, hacen referencia temprana a estos
elementos como casas, y posteriormente de manera clara como conventos
y monasterios. Nunca serán ex, no se les puede aplicar el prefijo que indica
que ya no son, porque lo serán siempre, aunque no estén en uso relacional
con lo que en un principio se consideró como función esencial. En casos,
son conventos y también, funcionan como museos, como templos del clero
secular, etc., pero serán siempre conventos; incluso en el análisis histórico,
lo seguirán siendo cuando hayan sido arrasados y no tengamos de ellos más
671
que referencias bibliográficas. Son conventos con relación a su génesis y
función histórica primaria y orgánica. Nunca nos referimos por ejemplo, a
la Pirámide la Las Serpientes Emplumadas de Xochicalco que data más o
menos de los siglos VII y VIII d.n.e. en sus dos etapas constructivas, como la
expirámide, o las expirámides. O al templo del Tepozteco en Tepoztlán, que
data del siglo XIII en sus primeras etapas más o menos, como el Extemplo
del tepozteco.
Ocuituco era la cabecera de un altepetl hacia la víspera de la invasión
española de principios del siglo XVI, desde el cual se localizaban como
sujetos políticos y económicos a los pobladores de Jumiltepec, Tetela del
Volcán y de Ecatzingo, éste último actualmente dentro de la jurisdicción
política del Estado de México, los pobladores de la región eran de filiación
nahua. (Gerhard 1970)
Los nahua-xochimilca habrían llegado a partir de mediados del siglo XII a la
región meridional de los lagos de la Cuenca de México, sobre asentamientos
de poblaciones de filiación xochmeca, aparentemente olmecas históricos. Se
ha considerado la posibilidad de que en el área noreste del actual Morelos
existieran chalmecas, de filiación con el “centro urbano” de Chalman, que
también serían al igual que los xochmecas, de origen olmeca (Martínez Marín
1968). Sin que de estos tengamos con precisión su definición arqueológica
hasta el momento, sino solamente su referencia etnohistórica. Sin embargo
esto no indica que los habitantes del Posclásico Tardío de Ocuituco fueran
xochimilca, sino que se trató de un proceso de relaciones entre los recién
llegados y los pobladores originales que dieron como efecto un proceso
identitario de los Ocuituco tlaca, los pobladores de Ocuituco.
Se ha supuesto la emergencia de procesos migratorios hacia los valles de
Morelos de gente de habla náhuatl que habrían reemplazado al mixteco
y/o popoloca entre los siglos X y XII (Smith 1983:18, 25). Sin embargo, no
existe ninguna reminiscencia en la geonimia ni toponimia de la región de
estas lenguas que sostenga este reemplazo, considerando lo complejo de un
proceso de esta magnitud, prueba quizá de lo contundente del proceso, o
de la inexistencia del mismo.
Ya en 1430, el poder de la Triple Alianza penetraría por primera vez en el
sur de la Cuenca de México y alcanzaría hasta el territorio del actual estado
de Morelos. Los tepaneca del Acolhuacan lo habrían conseguido en el este,
a través del Valle de Amecameca. En adelante estos recibirían tributo de
Huaxtepec, mientras que los mexica lo harían de Cuauhnáhuac, al oeste
(Martínez Marín 1968:19 y ss.). El control de la llamada Triple Alianza de
Xochimilco habría de establecer una relación de explotación de los sujetos
del Altepetl de Ocuituco mediado por éste, Ocuituco no aparece registrado
por ejemplo, en la famosa Matrícula de Tributos.
Tras los procesos involucrados en la invasión europea de la América Media,
presenciamos la génesis de una sociedad inserta en el inédito Sistemamundo; es un vertiginoso proceso de transformación desde una sociedad
previa a la invasión española que se traslada hacia una sociedad novohispana.
La forma en que se ve trastocada la cultura del pueblo de Ocuituco es efecto
de la fuerza general de este movimiento sociocultural.
Ocuituco como toda la región fue invadida rápidamente tras la caída de
Tenochtitlan; el proceso de catequización bajo el auspicio del propio Juan
de Zumárraga en su calidad de Obispo comenzó con la construcción de
un templo en Ocuituco, hacia 1531 mismo año de su implicación en la
mariofanía de la Virgen de Guadalupe en Tlatelolco, el obispo de facto, pide
que se les suelte la tasación a los pobladores locales de mantas mientras la
construyen. (Gerhard 1970:116)
Los dominicos de Huaxtepec ya visitaban desde 1528 a la población, pero
no tenemos noticia del comienzo ninguna edificación a cargo de ellos en el
lugar. Los agustinos, orden mendicante fundada hacia mediados del siglo
Convivencia organizada entre todos los colaboradores al finalizar la temporada
2012
domingo 26 de abril de 2015
Aspecto del canal de irrigación del huerto descubierto, consolidado y restaurado en
colindancia sur del convento hacia 2013
XIII con distinción entre conventuales escolásticos y eremitas observantes
que se unirían y trasladarían con elementos conjuntos de esa unión a la
empresa invasora de América Media (Rubial 2008:85), arribaron a la Nueva
España en 1533. Les fue asignada la provincia de Tlapa y Chilapa en el
actual Estado de Guerrero, y en su trayecto hicieron actos fundacionales
en Totolapan y en Ocuituco, desarrollaron el proceso constructivo de éste
último entre 1534 y 1536 sustituyendo construcciones perecederas previas,
donde incluso se realizaría el primer capítulo agustino en América (Grijalva
1970:36-39, 48-49). Sin embargo, sería Zumárraga quien se encargaría
aparentemente de la terminación del templo entre 1536 y 1541, pues los
agustinos fueron desplazados por abusos contra la población por haber
comenzado a construir el convento antes de acabar la iglesia en una avidez
absurda donde incluso habrían mantenido a los constructores en una cárcel
que les fue destruida por la Corona por este motivo (Rubial 1981:18).
Zumárraga habría construido o acondicionado solamente, una casa junto
a la iglesia que no sabemos bien a bien que porción del actual convento o
quizá ninguna de éste fue la que se habría edificado. Los agustinos habrían
desarrollado procesos constructivos acelerados desde su llegada a Ocuituco
en 1533, sin que tengamos noticia de hasta dónde avanzaron antes de ser
expulsados. Lo que sí parece estar edificado para este momento es una
huerta, una caballeriza, “varios aposentos y una cárcel con dos sótanos”, que
son las estancias que ocuparía el clérigo secular que mantuvo una conducta
de sistemática pretensión de maldad frente a los pobladores desde 1539 y
hasta 1542 (Buelna 1997). Zumárraga aparentemente habría habilitado un
hospital donde se atendían sujetos de bubas y enfermedades contagiosas
(Anzures 2008:158), para lo que refuncionalizó la otrora cárcel agustina.
Ocuituco como cabecera fue encomendado a un Bartolomé Hernández,
que en 1528, vendió la encomienda a Hernán Medel, quien la detentó por
cinco años para ser asignada en 1533 a corregimiento, esto bajo el dominio
directo de la Corona. Zumárraga la obtuvo, nuevamente en encomienda
hacia 1535, y el 26 de abril de 1544 cedió la encomienda a beneficio del
Hospital del Amor de Dios, debido a las presiones de las Leyes Nuevas
(Gerhard 1970:103). Para 1550 había ya en Ocuituco un corregidor, Martín
de Aranguren, esposo de una sobrina del mismo Zumárraga (Anzures
2008:107, 109), lo que nos deja ver que las pretensiones de éste se mantenían
posiblemente incluso de manera indirecta.
Entre 1542 en que es expulsado el cura ímprobo y 1554 que llegan
domingo 26 de abril de 2015
nuevamente los agustinos al convento no tenemos noticias sobre momentos
constructivos. A partir de 1556 los agustinos obligan a la comunidad a la
siembra de dos sementeras de trigo y en 1558, en un lapso de unos cuantos
meses se construye el Molino de trigo con materiales y fuerza de trabajo no
remunerada de los pobladores, que también se convirtieron en operarios
impagos del Molino que comenzó a moler trigo de toda la región llevando
la harina incluso a la Ciudad de México. Sabemos además que en 1558 se
instalaron dos telares para constituir un obraje con la lana de un rebaño de
ovejas que Zumárraga había regalado a la comunidad junto con ejemplares
caprinos y porcinos, del que los agustinos solamente recibían carne y leche,
pero no la lana, lo cual originó un pleito entre los agustinos y los pobladores,
que finalmente fue ganado por la comunidad quien se adjudicó tanto la
renta del Molino como el beneficio de la lana hacia 1560 (Rubial 1981:20
y ss.). De ello podemos inferir al menos que en el conjunto conventual
pudo existir el obraje y espacios destinados para sus funciones. El Molino lo
hemos identificado en las cercanías del campo El Copal (González 2008). El
orden total del conjunto conventual lo habían realizado los agustinos hacia
la segunda mitad del siglo XVI.
El tres de enero de 1586 el Comisario General de los franciscanos realizó
una visita por el pueblo de Ocuituco en su viaje a Puebla desde Jiutepec, de
este paso del Padre Ponce tenemos una breve descripción arquitectónica de
Ocuituco. En la relación se menciona con mucha oportunidad el paso desde
el pueblo de Yacapixtla hacia Ocuituco por la comunidad de San Gregorio,
que aún existe como contexto arqueológico y era una estancia de Ocuituco,
cuyo nombre en náhuatl era Huamango, hasta llegar finalmente a este “otro
bonito pueblo” de Ocuituco. Sin atinar a saber dónde se encontraba, el
relator de la visita del Padre Ponce menciona que entre las casas de este
pueblo había una especie de capilla con una gran cruz de madera puesta
sobre un pie de cal y canto, que entra por un agujero desde lo alto hasta
el suelo de la bóveda en cuyo espacio abovedado podrían estar al menos
quince personas. Quizá se encontraría asociado este espacio al patio del
convento, al atrio, donde finalmente en la relatoría de la visita se indica
que el Padre Ponce descansó en su puerta antes de su partida. (San Juan
1873:202-203)
Ahora bien, hacia la mitad del siglo XVIII el convento de Ocuituco como
muchos otros comenzaron a ser secularizados por el clero, perdieron
además, rentas, tierras, haciendas y otros bienes acumulados. El proceso
no era novedoso, desde finales del mismo siglo XVI los procesos de
secularización se habrían iniciado, pero el desenlace contundente se
daría un par de siglos después. Hacia 1753 aparentemente Ocuituco ya
es administrado por clérigos del clero secular y se lamenta que tal como
en otros conventos donde con poco dinero se mantenían los frailes, ahora
sólo se tengan pocos clérigos, con altos costos y además estos no dominen
la lengua local (Saldaña 2012175-186); se sabe que de pleno ya Ocuituco
estaba oficialmente secularizado hacia 1775 (Gerhard 1986:95).
Quizá con anterioridad al proceso secularizador los conventos estuvieran
en franco deterioro, pues las grandes poblaciones que les dieron vida hacia
el primer siglo de invasión habían disminuido su capacidad de acumular
riqueza desde esta estrategia en todo el territorio novohispano. Sin embargo,
quizá después, con el cambio de funciones al secularizarse, lo clérigos
seculares no supieran ni entendieran con precisión la organicidad de las
funciones del inmueble, pues no fueron construidos con ese fin, tal como
pasa actualmente en la mayoría de los casos.
Como proceso especial en Ocuituco, hacia el siglo XX en el ámbito del
obispado de Don Sergio Méndez Arceo se reinstalaron los agustinos
en el convento del Ocuituco hacia 1965. Las noticias que tenemos de
Cuadrilla de albañiles en la fábrica del muro norte del atrio que es de adobe tradicional
hacia 2012
671
intervenciones de conservación del convento de Ocuituco han sido
esporádicas y escasamente sistemáticas, amén de no resultar orgánicas
y completas entendiendo al conjunto arquitectónico como una unidad
integrada por todas sus partes en interrelación. La primer intervención
moderna de la que tenemos noticia es la emprendida por el Reverendo
Padre Fray Francisco Pérez Anguiano durante la estancia moderna de los
agustinos en el lugar, que desde 1965 hasta 1973 intervino los ambulatorios
de los claustros bajo y alto, las cubiertas, los pisos, y se desencalaron las
bóvedas de medio cañón descubriendo cientos de metros cuadrados de
pintura mural que desde ese momento a la fecha no han recibido ninguna
intervención, además se realizaron obras en el templo y finalmente hacia
1977 se dio por finalizada la restauración del conjunto concatenadamente con
la apertura de un noviciado (Pérez 1982). En ese momento la intervención
tenía más la intención de mantener el proyecto de la generación de novicios
y la respuesta de la comunidad fue interesante, pues fue sobre sus recursos
que se realizaron las intervenciones.
En 2009 comienza a intervenir el INAH Morelos el inmueble dentro del
Programa Conservación del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol,
Ocuituco, Primera Etapa incluido en el Programa de Empleo Temporal
(PET) propuesto por la SEDESOL en colaboración con el INAH Morelos, en
el cual los trabajos “… se centraron en la limpieza de los espacios abiertos
como el atrio, el huerto y las techumbres. Consolidación de elementos con
problemas estructurales: recalce, consolidación y reestructuración de bardas
y aplanados. Demolición de elementos ajenos al espacio atrial. De igual
forma y gracias al apoyo al equipo de trabajo profesional en el campo de la
biología por parte del Jardín Etnobotánico-INAH, el chapeo y poda sanitaria
de algunos árboles así como el diagnóstico de la vegetación del sitio.”
(Mateos 2009:2-3). Desde ese momento y durante todas las intervenciones
a cargo del INAH Morelos hasta el momento, todo acto de conservación
y mantenimiento se realizó en apego a las normas de intervención de
monumentos históricos que han sido formalmente usadas a lo largo de más
de una década en el Convento de la Natividad Tepoztlán por parte de la
Química Beatriz Sandoval Zarauz (2010). Estos procesos han permitido
incluir una serie de estrategias orgánicas con el proceso constructivo histórico
que permite empalmar las acciones de conservación y mantenimiento
que recuperan acciones análogas a las técnicas constructivas pretéritas y
así logran la homeostasis arquitectónica que no agrede al monumento. Se
privilegió el uso exclusivo de cal, arcillas y arenas locales para la preparación
de mezclas para recalces, rejunteos y ribeteos que excluyen del todo el uso
nocivo de materiales industriales como el cemento.
Ese mismo año se intervinieron las cubiertas con un proceso de
impermeabilización del templo dentro del programa inserto en el
CONACULTA denominado FOREMOBA, que dejó parcialmente presente el
problema de trasmisión de humedad descendente por la aplicación imprecisa
de materiales correlativos al orden orgánico arquitectónico de los muros
laterales y la fachada que aún se encontraban de pie. En algún momento
del siglo XIX o principios del XX se elaboró la cubierta del templo con una
arquivolta de ladrillos, la inclusión de arcos machones y contrafuertes que
han desarrollado una dinámica diferencial a nivel estructural que a la fecha
no ha sido factible de abatirse adecuadamente, cuestión que parcialmente
existe hasta la actualidad.
En 2011 se proyectó la realización del Programa Conservación del Conjunto
Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, Segunda Etapa también dentro
del llamado PET. En este proyecto se intervino el muro sur del huerto y
su sección adyacente de terreno propiamente del huerto, la sección norte
del atrio y su muro perimetral del conjunto conventual efecto de trabajos
de recuperación de volumen y demolición de elementos arquitectónicos
ajenos al contexto histórico virreinal, así como en la recuperación de niveles
históricos arquitectónicos para la eficiente evacuación de agua durante la
época de lluvia. Se liberó de azolve el área contigua del huerto con el muro
sur del convento donde se descubrió un empedrado original del siglo XVI,
en colindancia con un canal de irrigación para el huerto, el desnivel corre
de oriente a poniente. En el claustro se realizó la excavación arqueológica
de la totalidad del patio. Se liberaron la banqueta perimetral y los pasillos
originales del siglo XVI, se les recuperó su volumen arquitectónico. Se
otorgó saneamiento de humedad al liberar al 80% de azolve de la sección
sur, el 75% de la oriente, el 100% de la norte del núcleo arquitectónico del
templo-convento.
En 2012, los agustinos se retiraron de Ocuituco y el clero secular volvió
a tomar control del inmueble. En ese año se realizó la Tercera Etapa,
Conservación del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, al
interior del PET. Se le otorgó unidad visual a la totalidad del convento al incluir
la esquina suroeste y el muro este del convento y la cara norte. Se otorgó
saneamiento de humedad al alcanzar a liberar ya en esta temporada, hasta
el 100% de la sección sur. En los pasillos del claustro bajo se participó con
la empresa que contrató la Secretaría de Turismo estatal para la intervención
de la liberación del piso de cemento, realizamos el registro arqueológico
de los pisos históricos y la orientación sobre las necesidades técnicas de la
colocación de un piso de travertino que finalmente colocó tal empresa. Éste
proyecto se denominó Proyecto de Equipamiento y extensión del Museo de
Arte Sacro. Este proyecto estuvo a cargo de la Secretaría de Turismo estatal
a petición del Grupo Siena A.C. y coincidimos en tiempo y espacio. El piso
colocado resultó idóneo para las acciones actuales del lugar y adecuado
671
respecto a las características cromáticas y de comportamiento estructural
del piso original localizado durante las exploraciones arqueológicas.
En 2013 se realizó la Cuarta Etapa, Conservación del Conjunto Conventual
de Santiago Apóstol, Ocuituco, dentro del PET. Se sustituyeron en procesos
monumentales, viejas juntas de cemento por nuevas de cal arena en la cara
interior de los muros sur, norte, poniente y oriente del huerto; así como en
la cara oriental del convento. Se rehabilitó la bóveda, muros y pilastras de
la capilla posa de la esquina sureste del atrio, recuperado así la única capilla
posa que aún quedaba con un grave riesgo de colapso y pérdida total.
El trabajo directo de las acciones al interior del PET en estos cuatro años
en que hemos estado presentes en la comunidad fue correspondido con
un salario que aunque fue el doble del mínimo oficial por un jornal que
no era necesariamente completo, pues solamente se laboraban cinco horas
diarias y la oferta laboral era precisamente en la comunidad, por lo que los
trabajadores no tenían que invertir en pasaje. El monto no resultaba suficiente
para satisfacer la recuperación de la fuerza de trabajo de los “colaboradores”
de la comunidad de Ocuituco que fue el sustento de los cuatro procesos,
desde 2009, 2011, 2012 y 2013, donde se vieron involucradas cientos de
personas. El Programa de Empleo Temporal es un proyecto de carácter
asistencial, no estructural, donde no se cimientan procesos de inversión para
la reproducción del capital a largo plazo. No se generan empleos suficientes
y carece de seguridad social completa. Tiene este programa además, aunque
de manera velada, propósitos electorales o de apoyo sígnico político.
Y sin embargo, en la medida en que la comunicación con la comunidad se
fue abriendo, en que realizamos visitas al convento y explicamos lo que de
la historia del mismo sabíamos y habíamos investigado, así como también
nos retroalimentamos con lo que cada uno de ellos nos comentó e incluso se
realizó una actividad de compartición comunitaria de fotografía antigua del
convento y la comunidad. Esto contribuyó a que las personas involucradas
llegaran a momentos donde el trabajo fetichizado quedó rebasado. Más allá
de que en efecto la riqueza jurídicamente queda en manos del clero en
funciones tras cada intervención de recursos y trabajo vivo en el inmueble,
pues la Diócesis de Cuernavaca es quien administra el inmueble, la cual es
solamente la responsable legal ante el Instituto de Administración y Avalúos
de Bienes Nacionales (INDAABIN) y el INAH mismo, bajo la Ley Federal
sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y la Ley
General de Bienes Nacionales. Existe una incorporación de la comunidad
sobre lo que debe ser patrimonializado.
Ahí es donde se encuentran los procesos liminales de provocación de la
comunidad, una comunidad que ha incluso cambiado representantes del
clero en turno en algunos momentos de su historia, no de ahora, desde los
primeros agustinos y la sobreexplotación que ellos hacían allá en los albores
del siglo XVI. La comunidad comenzó a cooperar, a llevar piedras desde
su casa para colocar en su iglesia, a faenar minutos extras a las jornadas
legalmente establecidas. A apropiarse y reapropiarse de los espacios. A
preguntar, a interpelar y a asumir procesos de cuadrillas, a ajustar tareas
extraordinarias sobre las propuestas de cada proyecto en cada año.
Tomaban parte en concursos sobre la eficiencia y eficacia de cada proceso
de cada cuadrilla y se alentaban para hacerlos mejor. Se alcanzaron incluso
la ejecución de programas sin ausencias, sin cambio en las listas de los
participantes que ejecutaron de principio al fin los procesos, a diferencia de
otras comunidades del mismo estado de Morelos donde los cambios eran
múltiples.
El proceso de patrimonialización propuesto desde la institución para el
inmueble que sabemos es una ventana hacia el pasado y resulta relevante
como parte de lo heredado para nuestra y las próximas generaciones, es un
ejercicio desde la potestas política en materia de conservación del llamado
patrimonio arquitectónico histórico. Sin embargo, esta se vio rebasada y
acompasada por el proceso liminal de la comunidad que se hizo presente
claramente con su trabajo asalariado, pero que desbordó el planteamiento
inicial con procesos de cooperación no necesariamente pagados ni exigidos.
La participación del INAH Morelos en el PET ha hecho que en efecto,
actividades hercúleas que no podrían haber sido sufragadas con presupuesto
propio de nuestro instituto, se avanzaron a favor de la conservación y
mantenimiento preventivo de múltiples inmuebles arqueológicos e históricos
que no necesariamente se encuentran bajo la tutela administrativa del INAH,
pero son necesarios para entender quiénes somos y resultan fundamentales
para la identidad y los procesos de patrimonialización de las comunidades.
Lo más importante es sin lugar a dudas, la oportunidad de trabajar-cooperar
domingo 26 de abril de 2015
durante múltiples temporadas con la comunidad, agregando múltiples
actividades que siempre tuvieron la intención de crecer, comunicar,
experienciar y colocar en el horizonte la apropiación por parte de la
comunidad de su patrimonio, de nuestro patrimonio.
Bibliografía
Anzures Carrillo, Enrique
2008 Ocuituco: Organización Político-Territorial en los siglos XVI y
XVII. Tesis de Maestría en Historia y Etnohistoria, Escuela Nacional de
Antropología e Historia, México.
Buelna Serrano, María Elvira
1997 El caso del cura perverso o del ejercicio del poder. En Religión
y sexualidad en México. Quezada, Noemí y Ana Amuchástegui
(Coordinadoras). Pp. 91-. UNAM, UAM.
Gerhard, Peter
1970 El señorío de Ocuituco. Tlalocan. Volumen VI, Número 2:97114, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional
Autónoma de México, México.
1986 Geografía Histórica de la Nueva España. Instituto de Investigaciones
Históricas, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de
México, México.
Grijalva, Juan de
1985 Crónica de la orden de N.P.S. Agustín en las provincias de la Nueva
España, en cuatro edades. Desde el año de 1533 hasta el de 1592, México,
Porrúa.
González Quezada, Raúl Francisco
2008 Proyecto de Investigación Arqueológica Ocuituco, Morelos. Patrón
de asentamiento y dinámica social hacia el Horizonte Posclásico Tardío y
el Colonial Temprano. Informe final de campo temporadas 2006 y 2007.
Informe Inédito. Archivo Técnico del Instituto Nacional de Antropología e
Historia. Ciudad de México.
Martínez Marín, Carlos
1968 Tetela del Volcán. Su Historia y su Convento. Instituto de
Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México,
México.
Mateos González, Frida Itzel
2009 Informe de los trabajos de Conservación Preventiva y mantenimiento
del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, Morelos. AgostoNoviembre de 2009. PET-2009. Documento inédito, Archivo del PET,
Centro INAH Morelos, Cuernavaca.
Pérez Anguiano, Francisco
1982 Ocuituco. Primer Convento Agustiniano en América —1533—. 2da.
Edición corregida y aumentada. México.
Rubial García, Antonio
1981 Santiago de Ocuituco: La organización económica de un convento
rural agustino a mediados del siglo XVI. Estudios de Historia Novohispana,
Vol VII:17-28.
2008 Hortus Eremitarum. Las pinturas de tebaidas en los claustros
agustinos. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. No. 92:85-105.
Saldaña Solís, Marcela
2012 Representación del Ayuntamiento de la Ciudad de México en contra
de la Secularización de Doctrinas, 1753. Estudios de Historia Novohispana,
No. 46:175-197.
San Juan, Alonso de
1873 Relación breve y verdadera de algunas cosas de las muchas que
sucedieron al Padre fray Alonso Ponce en las provincias de Nueva España,
siendo comisario general de aquellas partes. Trátanse algunas paricularidades
de aquella tierrra, y dícese su ida á ella y vuelta á España, con algo de lo
que en el viaje le aconteció hasta volvre á su provincia de Castilla. Escrita
por dos religiosos, sus compañeros, el uno de los cuales le acompanó desde
España á Mexico, y el otro en todos los demás caminos que hizo y trabajos
que pasó. Imprenta de la Viuda de Calero, Madrid.
Sandoval Zarauz, Beatriz
2010 Manual de conservación preventiva del Exconvento de Tepoztlán.
INAH, México.
UNESCO
1994 World Heritage Convention Concerning the Protection of the World
Cultural and Natural Heritage. World Heritage Comittee Eighteen Session.
Phuket, Thailand. USA.
Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos
Consejo Editorial
Eduardo Corona Martínez Israel Lazcarro Salgado
Luis Miguel Morayta Mendoza
Raúl Francisco González Quezada
Giselle Canto Aguilar
www.morelos.inah.gob.mx
Coordinación editorial de este número: Raúl Francisco González Quezada
Formación: Joanna Morayta Konieczna
El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores