Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación El convento agustino de Santiago Apóstol en Ocuituco, un proceso de patrimonialización Arqlgo. Raúl Francisco González Quezada T odo aquello que somos y hemos sido constituye lo heredado para las siguientes generaciones. Éstas van eligiendo en un proceso que pende de la factibilidad donde se cruzan el campo práctico social económico y el político como esenciales, en la configuración de aquello que se decide conservar, restaurar, reiterar. Esto es, que de todas las prácticas sociales y sus efectos, solamente una parcialidad se convierte en relevante para ser reflexionada, protegida, importante. Este estado liminal desde la comunidad de vida subalterna por un lado y por el otro en la estructuración del ritual impuesta desde la hegemonía, con lo que se van incorporando elementos del pasado que sirven como manantial de opciones para el presente. Lo heredado no está ajeno a un proceso de integración de las contradicciones sociales. En los estados-nacionales del capitalismo actual, los grupos nacionales gestionan generalmente lo que debe ser investigado, conservado o reiterado, desde una potestas parcial o incluso corrompida, desde un poder conferido por la comunidad que en lugar de servir para la comunidad, sirve para los intereses de la reproducción del capital. Los múltiples grupos legislativos de los grupos nacionales libran cotidianamente en la labor jurídica una serie de leyes que privilegian intereses propios y no necesariamente los de la comunidad política en su totalidad. En ello va de alguna manera el futuro de lo que se decide conservar como parte de la herencia social, histórica. Lo heredado es relevante porque es acceso a lo que ha sucedido, tanto aquello sobre lo que en su momento se reflexionó, se investigó y se llegó a conclusiones, como toda ese gran cúmulo de acciones que no formaron parte del concreto pensado, es decir, que solamente pasaron por la conciencia colectiva como una sección del concreto sensible, como una sucesión de momentos que configuraron un devenir sobre el que no se analizaron causas y efectos. Por ello, lo que heredamos se configura como una multiplicidad de ventanas al pasado, un complejo fenestraje de esa fábrica social que puede abrirse o clausurarse para siempre, dependiendo de la solución que derive cada proceso de contradicción social por la memoria. Los combates por la memoria se integran en múltiples niveles de contradicción. En la sociedad mexicana el Instituto Nacional de Antropología Aspecto final de la intervención del patio claustral del Convento de Ocuituco Aspecto de la premiación de los tres primeros lugares del Concurso de fotografía antigua llevado a cabo en 2011 e Historia con múltiples matices, se enfrenta a procesos complejos en donde la astucia de la razón histórica crítica se pone a prueba constantemente. Como representación política de la comunidad en materia de la investigación y la conservación de algunas ventanas hacia el pasado, tiene a cargo una dimensión de lo social que reconocemos como monumentos históricos, y que en la razón instrumental jurídica se integra como los efectos arquitectónicos de las sociedades que existieron entre el siglo XVI y el XVIII. Más allá de lo meramente instrumental que resulta esta definición, los procesos que en este campo se han efectuado, permiten un estado de las cosas que de no existir dicha institución, el rostro de todos esos inmuebles en lo que ha intervenido personal del INAH sería otro, otro quizá radical. En casos, sería sin lugar a dudas un no-rostro, muchos de ellos no existirían incluso. El Convento de Santiago Apóstol Ocuituco es parte de Los monasterios tempranos del siglo XVI en las faldas del Popocatépetl, designados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994 con el número 702, bajo los criterios de mostrar un importante intercambio de valores humanos basado en la noción de interacción, así como el hecho de ser ejemplo extraordinario de elementos arquitectónicos significantes en la historia de la humanidad. (UNESCO 1994:54, 64-65). Se encuentra ubicado en calle Leandro Valle s/n, en frente de la plaza principal de la cabecera municipal de Ocuituco, Morelos. En el catálogo de Monumentos Históricos del INAH se encuentra registrado con la clave 17016001002. No se trata de un exconvento, como tradicionalmente se les denomina erróneamente a estos inmuebles. En su momento los cronistas de las órdenes mendicantes como loa agustinos, hacen referencia temprana a estos elementos como casas, y posteriormente de manera clara como conventos y monasterios. Nunca serán ex, no se les puede aplicar el prefijo que indica que ya no son, porque lo serán siempre, aunque no estén en uso relacional con lo que en un principio se consideró como función esencial. En casos, son conventos y también, funcionan como museos, como templos del clero secular, etc., pero serán siempre conventos; incluso en el análisis histórico, lo seguirán siendo cuando hayan sido arrasados y no tengamos de ellos más 671 que referencias bibliográficas. Son conventos con relación a su génesis y función histórica primaria y orgánica. Nunca nos referimos por ejemplo, a la Pirámide la Las Serpientes Emplumadas de Xochicalco que data más o menos de los siglos VII y VIII d.n.e. en sus dos etapas constructivas, como la expirámide, o las expirámides. O al templo del Tepozteco en Tepoztlán, que data del siglo XIII en sus primeras etapas más o menos, como el Extemplo del tepozteco. Ocuituco era la cabecera de un altepetl hacia la víspera de la invasión española de principios del siglo XVI, desde el cual se localizaban como sujetos políticos y económicos a los pobladores de Jumiltepec, Tetela del Volcán y de Ecatzingo, éste último actualmente dentro de la jurisdicción política del Estado de México, los pobladores de la región eran de filiación nahua. (Gerhard 1970) Los nahua-xochimilca habrían llegado a partir de mediados del siglo XII a la región meridional de los lagos de la Cuenca de México, sobre asentamientos de poblaciones de filiación xochmeca, aparentemente olmecas históricos. Se ha considerado la posibilidad de que en el área noreste del actual Morelos existieran chalmecas, de filiación con el “centro urbano” de Chalman, que también serían al igual que los xochmecas, de origen olmeca (Martínez Marín 1968). Sin que de estos tengamos con precisión su definición arqueológica hasta el momento, sino solamente su referencia etnohistórica. Sin embargo esto no indica que los habitantes del Posclásico Tardío de Ocuituco fueran xochimilca, sino que se trató de un proceso de relaciones entre los recién llegados y los pobladores originales que dieron como efecto un proceso identitario de los Ocuituco tlaca, los pobladores de Ocuituco. Se ha supuesto la emergencia de procesos migratorios hacia los valles de Morelos de gente de habla náhuatl que habrían reemplazado al mixteco y/o popoloca entre los siglos X y XII (Smith 1983:18, 25). Sin embargo, no existe ninguna reminiscencia en la geonimia ni toponimia de la región de estas lenguas que sostenga este reemplazo, considerando lo complejo de un proceso de esta magnitud, prueba quizá de lo contundente del proceso, o de la inexistencia del mismo. Ya en 1430, el poder de la Triple Alianza penetraría por primera vez en el sur de la Cuenca de México y alcanzaría hasta el territorio del actual estado de Morelos. Los tepaneca del Acolhuacan lo habrían conseguido en el este, a través del Valle de Amecameca. En adelante estos recibirían tributo de Huaxtepec, mientras que los mexica lo harían de Cuauhnáhuac, al oeste (Martínez Marín 1968:19 y ss.). El control de la llamada Triple Alianza de Xochimilco habría de establecer una relación de explotación de los sujetos del Altepetl de Ocuituco mediado por éste, Ocuituco no aparece registrado por ejemplo, en la famosa Matrícula de Tributos. Tras los procesos involucrados en la invasión europea de la América Media, presenciamos la génesis de una sociedad inserta en el inédito Sistemamundo; es un vertiginoso proceso de transformación desde una sociedad previa a la invasión española que se traslada hacia una sociedad novohispana. La forma en que se ve trastocada la cultura del pueblo de Ocuituco es efecto de la fuerza general de este movimiento sociocultural. Ocuituco como toda la región fue invadida rápidamente tras la caída de Tenochtitlan; el proceso de catequización bajo el auspicio del propio Juan de Zumárraga en su calidad de Obispo comenzó con la construcción de un templo en Ocuituco, hacia 1531 mismo año de su implicación en la mariofanía de la Virgen de Guadalupe en Tlatelolco, el obispo de facto, pide que se les suelte la tasación a los pobladores locales de mantas mientras la construyen. (Gerhard 1970:116) Los dominicos de Huaxtepec ya visitaban desde 1528 a la población, pero no tenemos noticia del comienzo ninguna edificación a cargo de ellos en el lugar. Los agustinos, orden mendicante fundada hacia mediados del siglo Convivencia organizada entre todos los colaboradores al finalizar la temporada 2012 domingo 26 de abril de 2015 Aspecto del canal de irrigación del huerto descubierto, consolidado y restaurado en colindancia sur del convento hacia 2013 XIII con distinción entre conventuales escolásticos y eremitas observantes que se unirían y trasladarían con elementos conjuntos de esa unión a la empresa invasora de América Media (Rubial 2008:85), arribaron a la Nueva España en 1533. Les fue asignada la provincia de Tlapa y Chilapa en el actual Estado de Guerrero, y en su trayecto hicieron actos fundacionales en Totolapan y en Ocuituco, desarrollaron el proceso constructivo de éste último entre 1534 y 1536 sustituyendo construcciones perecederas previas, donde incluso se realizaría el primer capítulo agustino en América (Grijalva 1970:36-39, 48-49). Sin embargo, sería Zumárraga quien se encargaría aparentemente de la terminación del templo entre 1536 y 1541, pues los agustinos fueron desplazados por abusos contra la población por haber comenzado a construir el convento antes de acabar la iglesia en una avidez absurda donde incluso habrían mantenido a los constructores en una cárcel que les fue destruida por la Corona por este motivo (Rubial 1981:18). Zumárraga habría construido o acondicionado solamente, una casa junto a la iglesia que no sabemos bien a bien que porción del actual convento o quizá ninguna de éste fue la que se habría edificado. Los agustinos habrían desarrollado procesos constructivos acelerados desde su llegada a Ocuituco en 1533, sin que tengamos noticia de hasta dónde avanzaron antes de ser expulsados. Lo que sí parece estar edificado para este momento es una huerta, una caballeriza, “varios aposentos y una cárcel con dos sótanos”, que son las estancias que ocuparía el clérigo secular que mantuvo una conducta de sistemática pretensión de maldad frente a los pobladores desde 1539 y hasta 1542 (Buelna 1997). Zumárraga aparentemente habría habilitado un hospital donde se atendían sujetos de bubas y enfermedades contagiosas (Anzures 2008:158), para lo que refuncionalizó la otrora cárcel agustina. Ocuituco como cabecera fue encomendado a un Bartolomé Hernández, que en 1528, vendió la encomienda a Hernán Medel, quien la detentó por cinco años para ser asignada en 1533 a corregimiento, esto bajo el dominio directo de la Corona. Zumárraga la obtuvo, nuevamente en encomienda hacia 1535, y el 26 de abril de 1544 cedió la encomienda a beneficio del Hospital del Amor de Dios, debido a las presiones de las Leyes Nuevas (Gerhard 1970:103). Para 1550 había ya en Ocuituco un corregidor, Martín de Aranguren, esposo de una sobrina del mismo Zumárraga (Anzures 2008:107, 109), lo que nos deja ver que las pretensiones de éste se mantenían posiblemente incluso de manera indirecta. Entre 1542 en que es expulsado el cura ímprobo y 1554 que llegan domingo 26 de abril de 2015 nuevamente los agustinos al convento no tenemos noticias sobre momentos constructivos. A partir de 1556 los agustinos obligan a la comunidad a la siembra de dos sementeras de trigo y en 1558, en un lapso de unos cuantos meses se construye el Molino de trigo con materiales y fuerza de trabajo no remunerada de los pobladores, que también se convirtieron en operarios impagos del Molino que comenzó a moler trigo de toda la región llevando la harina incluso a la Ciudad de México. Sabemos además que en 1558 se instalaron dos telares para constituir un obraje con la lana de un rebaño de ovejas que Zumárraga había regalado a la comunidad junto con ejemplares caprinos y porcinos, del que los agustinos solamente recibían carne y leche, pero no la lana, lo cual originó un pleito entre los agustinos y los pobladores, que finalmente fue ganado por la comunidad quien se adjudicó tanto la renta del Molino como el beneficio de la lana hacia 1560 (Rubial 1981:20 y ss.). De ello podemos inferir al menos que en el conjunto conventual pudo existir el obraje y espacios destinados para sus funciones. El Molino lo hemos identificado en las cercanías del campo El Copal (González 2008). El orden total del conjunto conventual lo habían realizado los agustinos hacia la segunda mitad del siglo XVI. El tres de enero de 1586 el Comisario General de los franciscanos realizó una visita por el pueblo de Ocuituco en su viaje a Puebla desde Jiutepec, de este paso del Padre Ponce tenemos una breve descripción arquitectónica de Ocuituco. En la relación se menciona con mucha oportunidad el paso desde el pueblo de Yacapixtla hacia Ocuituco por la comunidad de San Gregorio, que aún existe como contexto arqueológico y era una estancia de Ocuituco, cuyo nombre en náhuatl era Huamango, hasta llegar finalmente a este “otro bonito pueblo” de Ocuituco. Sin atinar a saber dónde se encontraba, el relator de la visita del Padre Ponce menciona que entre las casas de este pueblo había una especie de capilla con una gran cruz de madera puesta sobre un pie de cal y canto, que entra por un agujero desde lo alto hasta el suelo de la bóveda en cuyo espacio abovedado podrían estar al menos quince personas. Quizá se encontraría asociado este espacio al patio del convento, al atrio, donde finalmente en la relatoría de la visita se indica que el Padre Ponce descansó en su puerta antes de su partida. (San Juan 1873:202-203) Ahora bien, hacia la mitad del siglo XVIII el convento de Ocuituco como muchos otros comenzaron a ser secularizados por el clero, perdieron además, rentas, tierras, haciendas y otros bienes acumulados. El proceso no era novedoso, desde finales del mismo siglo XVI los procesos de secularización se habrían iniciado, pero el desenlace contundente se daría un par de siglos después. Hacia 1753 aparentemente Ocuituco ya es administrado por clérigos del clero secular y se lamenta que tal como en otros conventos donde con poco dinero se mantenían los frailes, ahora sólo se tengan pocos clérigos, con altos costos y además estos no dominen la lengua local (Saldaña 2012175-186); se sabe que de pleno ya Ocuituco estaba oficialmente secularizado hacia 1775 (Gerhard 1986:95). Quizá con anterioridad al proceso secularizador los conventos estuvieran en franco deterioro, pues las grandes poblaciones que les dieron vida hacia el primer siglo de invasión habían disminuido su capacidad de acumular riqueza desde esta estrategia en todo el territorio novohispano. Sin embargo, quizá después, con el cambio de funciones al secularizarse, lo clérigos seculares no supieran ni entendieran con precisión la organicidad de las funciones del inmueble, pues no fueron construidos con ese fin, tal como pasa actualmente en la mayoría de los casos. Como proceso especial en Ocuituco, hacia el siglo XX en el ámbito del obispado de Don Sergio Méndez Arceo se reinstalaron los agustinos en el convento del Ocuituco hacia 1965. Las noticias que tenemos de Cuadrilla de albañiles en la fábrica del muro norte del atrio que es de adobe tradicional hacia 2012 671 intervenciones de conservación del convento de Ocuituco han sido esporádicas y escasamente sistemáticas, amén de no resultar orgánicas y completas entendiendo al conjunto arquitectónico como una unidad integrada por todas sus partes en interrelación. La primer intervención moderna de la que tenemos noticia es la emprendida por el Reverendo Padre Fray Francisco Pérez Anguiano durante la estancia moderna de los agustinos en el lugar, que desde 1965 hasta 1973 intervino los ambulatorios de los claustros bajo y alto, las cubiertas, los pisos, y se desencalaron las bóvedas de medio cañón descubriendo cientos de metros cuadrados de pintura mural que desde ese momento a la fecha no han recibido ninguna intervención, además se realizaron obras en el templo y finalmente hacia 1977 se dio por finalizada la restauración del conjunto concatenadamente con la apertura de un noviciado (Pérez 1982). En ese momento la intervención tenía más la intención de mantener el proyecto de la generación de novicios y la respuesta de la comunidad fue interesante, pues fue sobre sus recursos que se realizaron las intervenciones. En 2009 comienza a intervenir el INAH Morelos el inmueble dentro del Programa Conservación del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, Primera Etapa incluido en el Programa de Empleo Temporal (PET) propuesto por la SEDESOL en colaboración con el INAH Morelos, en el cual los trabajos “… se centraron en la limpieza de los espacios abiertos como el atrio, el huerto y las techumbres. Consolidación de elementos con problemas estructurales: recalce, consolidación y reestructuración de bardas y aplanados. Demolición de elementos ajenos al espacio atrial. De igual forma y gracias al apoyo al equipo de trabajo profesional en el campo de la biología por parte del Jardín Etnobotánico-INAH, el chapeo y poda sanitaria de algunos árboles así como el diagnóstico de la vegetación del sitio.” (Mateos 2009:2-3). Desde ese momento y durante todas las intervenciones a cargo del INAH Morelos hasta el momento, todo acto de conservación y mantenimiento se realizó en apego a las normas de intervención de monumentos históricos que han sido formalmente usadas a lo largo de más de una década en el Convento de la Natividad Tepoztlán por parte de la Química Beatriz Sandoval Zarauz (2010). Estos procesos han permitido incluir una serie de estrategias orgánicas con el proceso constructivo histórico que permite empalmar las acciones de conservación y mantenimiento que recuperan acciones análogas a las técnicas constructivas pretéritas y así logran la homeostasis arquitectónica que no agrede al monumento. Se privilegió el uso exclusivo de cal, arcillas y arenas locales para la preparación de mezclas para recalces, rejunteos y ribeteos que excluyen del todo el uso nocivo de materiales industriales como el cemento. Ese mismo año se intervinieron las cubiertas con un proceso de impermeabilización del templo dentro del programa inserto en el CONACULTA denominado FOREMOBA, que dejó parcialmente presente el problema de trasmisión de humedad descendente por la aplicación imprecisa de materiales correlativos al orden orgánico arquitectónico de los muros laterales y la fachada que aún se encontraban de pie. En algún momento del siglo XIX o principios del XX se elaboró la cubierta del templo con una arquivolta de ladrillos, la inclusión de arcos machones y contrafuertes que han desarrollado una dinámica diferencial a nivel estructural que a la fecha no ha sido factible de abatirse adecuadamente, cuestión que parcialmente existe hasta la actualidad. En 2011 se proyectó la realización del Programa Conservación del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, Segunda Etapa también dentro del llamado PET. En este proyecto se intervino el muro sur del huerto y su sección adyacente de terreno propiamente del huerto, la sección norte del atrio y su muro perimetral del conjunto conventual efecto de trabajos de recuperación de volumen y demolición de elementos arquitectónicos ajenos al contexto histórico virreinal, así como en la recuperación de niveles históricos arquitectónicos para la eficiente evacuación de agua durante la época de lluvia. Se liberó de azolve el área contigua del huerto con el muro sur del convento donde se descubrió un empedrado original del siglo XVI, en colindancia con un canal de irrigación para el huerto, el desnivel corre de oriente a poniente. En el claustro se realizó la excavación arqueológica de la totalidad del patio. Se liberaron la banqueta perimetral y los pasillos originales del siglo XVI, se les recuperó su volumen arquitectónico. Se otorgó saneamiento de humedad al liberar al 80% de azolve de la sección sur, el 75% de la oriente, el 100% de la norte del núcleo arquitectónico del templo-convento. En 2012, los agustinos se retiraron de Ocuituco y el clero secular volvió a tomar control del inmueble. En ese año se realizó la Tercera Etapa, Conservación del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, al interior del PET. Se le otorgó unidad visual a la totalidad del convento al incluir la esquina suroeste y el muro este del convento y la cara norte. Se otorgó saneamiento de humedad al alcanzar a liberar ya en esta temporada, hasta el 100% de la sección sur. En los pasillos del claustro bajo se participó con la empresa que contrató la Secretaría de Turismo estatal para la intervención de la liberación del piso de cemento, realizamos el registro arqueológico de los pisos históricos y la orientación sobre las necesidades técnicas de la colocación de un piso de travertino que finalmente colocó tal empresa. Éste proyecto se denominó Proyecto de Equipamiento y extensión del Museo de Arte Sacro. Este proyecto estuvo a cargo de la Secretaría de Turismo estatal a petición del Grupo Siena A.C. y coincidimos en tiempo y espacio. El piso colocado resultó idóneo para las acciones actuales del lugar y adecuado 671 respecto a las características cromáticas y de comportamiento estructural del piso original localizado durante las exploraciones arqueológicas. En 2013 se realizó la Cuarta Etapa, Conservación del Conjunto Conventual de Santiago Apóstol, Ocuituco, dentro del PET. Se sustituyeron en procesos monumentales, viejas juntas de cemento por nuevas de cal arena en la cara interior de los muros sur, norte, poniente y oriente del huerto; así como en la cara oriental del convento. Se rehabilitó la bóveda, muros y pilastras de la capilla posa de la esquina sureste del atrio, recuperado así la única capilla posa que aún quedaba con un grave riesgo de colapso y pérdida total. El trabajo directo de las acciones al interior del PET en estos cuatro años en que hemos estado presentes en la comunidad fue correspondido con un salario que aunque fue el doble del mínimo oficial por un jornal que no era necesariamente completo, pues solamente se laboraban cinco horas diarias y la oferta laboral era precisamente en la comunidad, por lo que los trabajadores no tenían que invertir en pasaje. El monto no resultaba suficiente para satisfacer la recuperación de la fuerza de trabajo de los “colaboradores” de la comunidad de Ocuituco que fue el sustento de los cuatro procesos, desde 2009, 2011, 2012 y 2013, donde se vieron involucradas cientos de personas. El Programa de Empleo Temporal es un proyecto de carácter asistencial, no estructural, donde no se cimientan procesos de inversión para la reproducción del capital a largo plazo. No se generan empleos suficientes y carece de seguridad social completa. Tiene este programa además, aunque de manera velada, propósitos electorales o de apoyo sígnico político. Y sin embargo, en la medida en que la comunicación con la comunidad se fue abriendo, en que realizamos visitas al convento y explicamos lo que de la historia del mismo sabíamos y habíamos investigado, así como también nos retroalimentamos con lo que cada uno de ellos nos comentó e incluso se realizó una actividad de compartición comunitaria de fotografía antigua del convento y la comunidad. Esto contribuyó a que las personas involucradas llegaran a momentos donde el trabajo fetichizado quedó rebasado. Más allá de que en efecto la riqueza jurídicamente queda en manos del clero en funciones tras cada intervención de recursos y trabajo vivo en el inmueble, pues la Diócesis de Cuernavaca es quien administra el inmueble, la cual es solamente la responsable legal ante el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) y el INAH mismo, bajo la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y la Ley General de Bienes Nacionales. Existe una incorporación de la comunidad sobre lo que debe ser patrimonializado. Ahí es donde se encuentran los procesos liminales de provocación de la comunidad, una comunidad que ha incluso cambiado representantes del clero en turno en algunos momentos de su historia, no de ahora, desde los primeros agustinos y la sobreexplotación que ellos hacían allá en los albores del siglo XVI. La comunidad comenzó a cooperar, a llevar piedras desde su casa para colocar en su iglesia, a faenar minutos extras a las jornadas legalmente establecidas. A apropiarse y reapropiarse de los espacios. A preguntar, a interpelar y a asumir procesos de cuadrillas, a ajustar tareas extraordinarias sobre las propuestas de cada proyecto en cada año. Tomaban parte en concursos sobre la eficiencia y eficacia de cada proceso de cada cuadrilla y se alentaban para hacerlos mejor. Se alcanzaron incluso la ejecución de programas sin ausencias, sin cambio en las listas de los participantes que ejecutaron de principio al fin los procesos, a diferencia de otras comunidades del mismo estado de Morelos donde los cambios eran múltiples. El proceso de patrimonialización propuesto desde la institución para el inmueble que sabemos es una ventana hacia el pasado y resulta relevante como parte de lo heredado para nuestra y las próximas generaciones, es un ejercicio desde la potestas política en materia de conservación del llamado patrimonio arquitectónico histórico. Sin embargo, esta se vio rebasada y acompasada por el proceso liminal de la comunidad que se hizo presente claramente con su trabajo asalariado, pero que desbordó el planteamiento inicial con procesos de cooperación no necesariamente pagados ni exigidos. La participación del INAH Morelos en el PET ha hecho que en efecto, actividades hercúleas que no podrían haber sido sufragadas con presupuesto propio de nuestro instituto, se avanzaron a favor de la conservación y mantenimiento preventivo de múltiples inmuebles arqueológicos e históricos que no necesariamente se encuentran bajo la tutela administrativa del INAH, pero son necesarios para entender quiénes somos y resultan fundamentales para la identidad y los procesos de patrimonialización de las comunidades. Lo más importante es sin lugar a dudas, la oportunidad de trabajar-cooperar domingo 26 de abril de 2015 durante múltiples temporadas con la comunidad, agregando múltiples actividades que siempre tuvieron la intención de crecer, comunicar, experienciar y colocar en el horizonte la apropiación por parte de la comunidad de su patrimonio, de nuestro patrimonio. Bibliografía Anzures Carrillo, Enrique 2008 Ocuituco: Organización Político-Territorial en los siglos XVI y XVII. 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