INFORME DE UNSAM - 16/11/2015

INFORME DE UNSAM - 16/11/2015
1) Universidad sin restricción
Fecha: 13/11/2015 - Fuente: Para Ti - Página: 24-26/Nº 4869 - País: Argentina - Tirada
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Palabras: Universidad de San Martín, UNSAM
Ya no hay que rendir examen para ingresar a la facultad y se ratifica la
gratuidad de la universidad pública. Así lo dice la ley 24.521 de Educación
Superior (LES) que acaba de ser promulgada. La medida deja felices a los
estudiantes, pero disconformes a los profesores y especialistas en educación
que opinan que iría en detrimento de la calidad educativa. Las cartas están
echadas.:
textos M. F. S. fotos LATINSTOCK / GENTILEZA JOSEFINA ADOBBATI
Los exámenes de ingreso a las universidades públicas ya no van más. Eso es lo que
dice la ley 24.521 de Educación Superior (LES). La noche del miércoles 28 de octubre y
con el voto unánime de la UCR, el Peronismo Federal y el bloque progresista y el
rechazo del PRO, el Senado de la Nación decretó la prohibición de implementar
exámenes eliminatorios que restrinjan el libre acceso de los alumnos a determinadas
facultades. Este cambio, al igual que la ratificación de la gratuidad de la universidad
pública, formaban parte de un proyecto que la diputada Adriana Puiggrós (FPV)
proponía desde 2011 para la LES, una normativa que tiene más de veinte años ley (fue
sancionada en 1995 durante el gobierno de Carlos Menem). "Todas las personas (...)
pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza (...) en el nivel de
Educación Superior", dice ahora el artículo 7, quizá uno de los más polémicos de la LES.
Porque si bien con la gratuidad (ver recuadro) no hay quién no esté de acuerdo, el
acceso libre e irrestricto genera controversias. Así como hay quienes le dan la
bienvenida, hay otros que temen por un descenso de la calidad educativa, y están
aquellos que señalan que la norma viola la autonomía universitaria fijada en el artículo
75 inciso 19 de la Constitución Nacional. En esta nota, algunas opiniones sobre este
tema históricamente escabroso que afecta a carreras como Medicina o Ingeniería de
algunas de las 53 universidades públicas nacionales, como la Universidad Nacional de la
Plata, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional del Comahue, la
Universidad Nacional del Nordeste y la Universidad Nacional del Centro de la Provincia
de Buenos Aires, entre otras.
RENDIR O NO RENDIR. Josefina Adobbati está feliz. Una de las batallas que ella, desde
su cargo como presidenta del centro de estudiantes de la facultad de Medicina de la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ha venido peleando se hizo realidad: el fin de
los exámenes de ingreso. Dentro de las trece carreras que tiene la UNLP, la de Medicina
-uno de los casos emblemáticos- es una de las que tiene un sistema de ingreso
restrictivo desde 1992. "Los estudiantes venimos reclamando su derogación desde hace
veinte años", dice Adobbati a Para Ti. "Acá hay cupos encubiertos y los exámenes están
hechos para eliminar", asegura ella y da números: cada año, de 1.500 aspirantes tan
sólo 300 alumnos lograban entrar, entre los cuales hay que contar aquellos que hablan
sido bochados años anteriores. Adobbati, por caso, fracasó en su primer intento y, al
año siguiente, volvió a intentar, y entró. Son muchos los que piensan que los exámenes
de ingreso -lejos de nivelar- generan expulsión y frustración. La diputada por el FPV
Adriana Puiggrós y autora del proyecto de modificación de la LES es una de ellas.
Doctora en pedagogía, investigadora del CONICET, docente y autora de varios libros
relacionados con educación, ella cree que la idea que subyace detrás de los exámenes
es "apostemos a elites superdotadas que luego derramarán sabiduría sobre el conjunto
de la sociedad. Sin embargo, en un modelo de desarrollo es necesario tener muchos
profesionales". Según ella, "el examen es discriminatorio y divide a la población en dos.
Quien fracase no sentirá que el sistema lo está alentando sino que lo está expulsando.
A nivel mundial, hay consenso en que los castigos no son medios para el aprendizaje".
Para Norberto Fernández Lamarra, investigador y director de posgrados de la
Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), estos exámenes "favorecen a los
alumnos de sectores medios y altos, que son quienes han podido acceder a mejores
escuelas medias y pueden pagar cursos de preingreso. No es justo castigar a quienes la
sociedad les dio una educación de menor nivel". No todos piensan igual. "Me preocupa
la calidad. Hay carreras y carreras. Pero yo soy médica y no sé cómo se forma otro
profesional. El título que damos es habilitante: esto es, hoy el graduado jura, se
matricula y mañana puede operar una cabeza. Para mí, sacar el examen nivela para
abajo", afirma la médica Ana Lía Errecalde, decana de la facultad de Medicina de la
UNLP y también docente de Histología. "Medicina es una carrera práctica en la que se
necesitan aulas, material de trabajo y docentes que permitan una buena relación
docente alumno. Si ingresaran 1.500 alumnos no tendríamos nada de eso... ¡no
daríamos abasto ni siquiera con los microscopios! La calidad de la educación bajaría y
los alumnos terminarían siendo casi autodidactas", cree ella. El exfuncionario y director
del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEEA) de la Universidad de Belgrano
(UB) Alieto Guadagni, está convencido de que los exámenes son alentadores. Para él,
son como el entrenamiento necesario para correr una maratón. "Todos los países
senos, desde los europeos hasta China y Corea, pasando por Colombia, Chile, Cuba o
Brasil toman exámenes de ingreso. En Brasil, por ejemplo, tienen el NEM: se toma
sábados y domingos y dura once horas. El que no aprueba no entra en la universidad",
cuenta Guadagni. Para él, el fin de los exámenes lleva al atraso y la parálisis en la
graduación de los chicos argentinos: "En este siglo, que es el de la universidad, deja a
nuestros chicos en desigualdad con respecto a los coreanos, cubanos y chinos, que sí
rinden".
STAND BY. Desde que la ley se sancionó, la incertidumbre sobrevuela muchas de las
facultades de las universidades públicas. "Hasta que no se reglamente no podemos
saber qué va a pasar ni cómo se va a implementar", reconocen a Para Tí las
autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba, donde hay exámenes desde hace
casi dos décadas. No se sabe cómo ni cuándo empezará a regir. Acá, algunas hipótesis
sobre el escenario a futuro: xMás cursos de ingreso o preparatorios. "La experiencia
muestra que los cursos de ingreso son mejores que los exámenes para nivelar los
déficits cognitivos", asegura Juan Carlos Tedesco, experto en educación, director del
Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) y profesor de la
Universidad de San Martín (UNSAM). En esa universidad, por ejemplo, funciona con
éxito un curso de preparación que se llama CPU, que brinda comprensión lectora y
razonamiento científico. xBrindar la mayor cantidad de tutorías. "Como apoyatura a los
cursos, pueden evitar una universidad que sea elitista en el ingreso. Hay que
democratizar con calidad", piensa Fernández Lamarra, quien -además- sugiere modificar
la curricula: en general, dice el especialista, las materias del primer año suelen ser las
más difíciles de la carrera. x lmplementación de más estrategias cognitivas. Según los
diagnósticos, el déficit más serio que tienen los chicos es la lectoescritura. "Deberían
revertir las cifras que hoy indican que ya en esta etapa un promedio del 60 % de los
aspirantes fracasa", dice Tedesco. x Más títulos intermedios. Puiggrós sugiere que se
implementen títulos intermedios: en dos años se podría tener un título que permita, por
ejemplo, ejercer como paramédico. Fernández Lamarra coincide y agrega: "Habría que
hacer más orientación vocacional, redireccionar a los profesionales en salud y apostar a
carreras como enfermería, donde hay un gran déficit histórico". x Más presupuesto
educativo. La reglamentación de la LES debería ir de la mano de más presupuesto
universitario. "El estado tendrá que contemplar la duplicación de la capacidad instalada
y más salarios para docentes. Un presupuesto que suponga el 6% del PBI, tal como
está hoy, no alcanza", asegura Pozzali, de la FUA.
LOS OTROS DEBATES. Tanto especialistas como protagonistas sienten que aún hay dos
debates pendientes. El primero, hacer una verdadera reforma universitaria. Según
Pozzali, de FUA, "La ley que tenemos es de hace veinte años y precisamos una nueva,
que convoque a todos los ámbitos sociales". La otra gran asignatura apunta a la
educación media. "La culpa de que el sistema sea expulsivo no es de la universidad sino
de la educación media. Acá no sólo hay que hablar de ingreso sino también de
permanencia y de graduación", señala Pozzali. En la UNLP, por ejemplo, la deserción se
produce desde el vamos y no por fracasos educativos: el 60 % se queda afuera por
inasistencias. En la UBA, abandona el 50 % de los que ingresan. Y del 50 % que se
queda, se terminan recibiendo un 50 %. Esto es: un 25 %. "Entrar a la universidad
puede ser fácil, el problema es salir", resume Guadagni. Y concluye Tedesco: "La
dimensión pedagógica es la que tiene que estar en la agenda. Y este problema, que es
grave, no se resuelve sólo con una ley".
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GRATUIDAD GARANTIZADA
Además de establecer el acceso libre e irrestricto mediante la eliminación de los
exámenes de ingreso, la ley 24.521 estableció la gratuidad de las universidades
públicas. El artículo 2 bis de la norma sancionada recientemente señala la prohibición
de "establecer cualquier tipo de gravamen, tasa, impuesto, arancel o tarifa". Según la
diputada Puiggrós, del FPV, la ley menemista tal como estaba dejaba abierta la puerta a
que algunos establecimientos cobraran a sus alumnos. Arturo Pozzali, presidente FUA,
sin embargo, no está de acuerdo. "En lo empírico no garantizaron nada: la gratuidad de
la universidad es un hecho y está contemplada en la reforma de la Constitución del '94
y en fallos de la Corte de 2008". Ni bien se sancionó la LES, en los '90, hubo algunos
intentos de arancelamiento en algunas facultades. En Arquitectura, en la UBA,
intentaron establecer un sistema de compra de tarjetas para cursar materias. "A la
lucha por la gratuidad ya la habíamos ganado veinte años atrás", afirma Pozzali, quien
considera la sanción de esta ley como una acción marketinera, demagógica y que no
plantea agenda ni abre la discusión hacia todos los sectores.
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Mientras los alumnos ven la eliminación de los exámenes con felicidad, los rectores de
algunasuniversidades están desconcertados. "Nuestra facultad está expectante y
abocada a encontrar el camino apropiado para garantizar la continuidad de la calidad
académica ", escribió Marcelo Yorio, decano de la facultad de Ciencias Médicas, en un
comunicado que resume un estado de ánimo común.