erdii 15 DE JULIO DE 1934 S TI Orgapo äe su Veperable Oräep Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: Silva, 25.-, Madrid (12). -Teléf. 12803 NUM. 7 •c» M A R 10 MÄ RTIRES DE LA MERCED EN MADRID. — DE LA MUERTE A LA ETERNIDAD, por Fr. P. Deldo Capeáns.—EL ILMO. P. FELIPE GUIMERÄN, por MISI ONES CATÓLICAS EN EL AÑO 1933, por Uján.—EL Fr. Guillermo Vázquez.—LAS CARDENAL TREJO PANIAGUA, PROTEC- por Fr. Juan G. Castro.—PÁGINA MISIONAL.—EL por D. JOSé M. Rodríg uez del Valle.—jCONTRA EL por Julia G. a Herreros•—AMENIDADES.—EVOCACIÓN, por Fr. JOSd Cereijo.— 4ADI OGRAMAS, por Uján.—NOTICIAS.—NECROLOGÍA. TOR DE LA BEATA MARIANA DE 11/AS LADO JESÚS, DEL NOVICIADO A VERN, Mártires de la Merced en Madrid, siglo XIX 1 7 de julio de 1834-17 de julio de 1934 Ce ntenario glorioso para las Ordenes de la Compañía de Jesús, de San1) Do mingo, de la Merced y de San vrQn cisco es éste en que se inmolaron M adrid las primeras víctimas de la 141 entendida libertad, verdaderos 112 rt ires de Jesucristo según fundado tlire eer, sin querer prevenir ni adelanrno s a la definición de la Iglesia, 1, 4, e Si se promoviera la causa sería, ' 111 d uda, favorable. Qes ervando para adelante, cuando Mejor documentado, el tratar larmente este asunto, que bien lo mehoy como recuerdo de nuestros l'illa nos de hábito sacrificados la noche del mencionado 17 de julio de 1834, doy el modo cómo murieron nuestros ocho religiosos, tomado de un artículo titulado «Noche sangrienta» de D. Carlos Amer, publicado el 18 de julio de 1892 en la « Correspondencia de España». Por el estilo se ve que está transcrito o calcado en documento que tuvo a la vista y que no cita. No desespero dar con él. «Religiosos muertos en el convento de Mercenarios calzados »P. Maestro Fr. Manuel de Esparza, Provincial de Castilla, autor de la «Historia de varones ilustres de la Orden de la Merced». Presintiendo — 242 — la muerte que le esperaba, reunió a la Comunidad en las primeras horas de la tarde del 17 y señaló los padres que podían sustituirle en el Gobierno de la Provincia, según las leyes de la Orden. Al anochecer moría en el coro a tiros y sablazos. »P. Presentado Fr. José Melgar. Víctima de un accidente que le dió al oir los gritos de las turbas que penetraron en el convento, [iré llevado a su cama y allí le mataron a bayonetazos. »P. Presentado y Maestro honorario Fr. Eugenio Castifieiras. En su celda puesto de rodillas, ofreció a sus asesinos cuánto poseía, contestándole aquéllos que no buscaban su dinero, sino su vida, y se la arrebataron pasándole a bayonetazos. »P. Presentado Fr. Francisco Somorrostro. Le dividieron la cabeza a sablazos en el coro, y una parte del cráneo fué encontrado cerca del altar mayor. »Fr. Lorenzo Temprano. Traspasado a balazos en los claustros, dió algunos pasos y se le halló muerto en un charco de sangre. »Fr. Baltasar Blanco. Murió fusilado en el coro. »Fr. Vicente Castaño. fluyendo por los claustros fué muerto a balazos. »Fr. Victoriano Magariños. Pilé muerto en la bodega, donde se hal laba escondido, a sablazos y bayon e -tazos. »También fué muerto a cuchilladas un Donado de San Francisco, lim osnero de unas monjas, cuyo nombre Y convento se ignoran, y que se había refugiado en el convento de la Me' ced por hallarse enfermo, »Heridos hubo en dicho convent° los que voy a nombrar: P. Maestro Fr. Ramón Masalier, que se había ocultado entre unas es' teras. Buscando religiosos para Ina' lados iban los amotinados cuand°, pincharon con las bayonetas en el montón donde se escondía el P. gesalier. Este recibió uno de los pm; chazos en la boca; pero no exhal ó e' menor quejido, y así pudo salvarse de una muerte segura. »Los demás fueron Fr. Jerónilli° Constela y los criados del conveni° Evaristo Herrero, Sebastián Vecino y Juan Corral.» De la muerte a la eternidad 14Yo de luz te! Estas almas al postrarse ante los n eme aquí en las altas cumbres de venerandos restos de aquellos seres t'al v ida. [Ah! ¡Qué mezquino parece queridos a quienes tanto amaron, se sienten i ahora lo que antes, en la plenitud de la tiales p mpregnadas de suaves y celeserfumes, de dulces y embriav Ida, r esultaba tan grande! Ya terminaron las acerbas penas y las bullicio- gadores aromas de vida y de imortasas al egrías; se esfumaron para siem- lidad. Pre las atrevidas y arriesgadas ambi- Más luz, más amor, más vida i ,i°rIes humanas; evaporáronse, como Hay un deseo en el fondo del alma de lana espuma, las floridas ilusiones, querer vivir cada vez más, que le obli'k a e stas cumbres comprende el horn- ga a exclamar: ¡Más luz, más amor, "re el valor exacto de las cosas. Huye más vida! Este sublime grito es el grito el a nior, huye la dicha, el placer que de todas las almas, es el ardiente anhentes e mbriagaba, no es más que una lo de todos los corazones, es el hambre Palabra sin sentido: la gloria, que an- que siente por lo infinito, la sed divina ftes t anto deslumbraba, es engañosa y que sólo la puede saciar lo eterno, lo Ahora comprende que no hay absoluto: Dios. que un solo valor, una sola reali- aquel coloso de los mares, con Zacl en la vida: la eternidad. Pero ¡ahl un Colón, puñado de españoles, va en busca Pe cado entenebrece el alma, oscure- de un nuevo mundo, que dormía en l a c onciencia, abruma al hombre medio de las espumas de las aguas. d' n ° r tnernente en los oscuros umbrales Una sola aspiración animaba sus vale;7 la et ernidad. Las palabras muerte y rosos pechos, un solo pensamiento los da, p esan sobre él como plancha de dominaba, encontrar lo que tan ardiene.- ,'° 410 . ¿Es que está perdido? No, no temente buscaban. Y cuando allá, en Perdido; el hombre sumido en su lontananza, descubrieron el nuevo 3'qr miseria, ve fulgir en medio de mundo, palpitantes sus corazones de ; h'S d ensas tinieblas la suave y apacible júbilo, plenos de alegría, exclamaron: Imez d e la misericordia divina. Si gran- 1111:,,e,s el poder y la justicia de Dios, ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Tierra! la misma manera el alma cansarieo-rucioia.más grande es todavía su mise- da,De rendida, fatigada, de buscar acá lo que tan ardorosamente anhela % R. 1 h ombre sabe que la muerte no es yabajo no lo encuentra; sedienta de dicha, b: que un lúgubre túnel y sabe tam- de felicidad, de amor, y convencida de intin que al otro lado aparece la luz, luz que no le es dado hallarlo en las criaruta, amor sin límites, vida eterna. turas, exclama: ¡Más luz, más amor, in mortalidad, la eterna reunión ms vida! Y cuando llega a las altas tu' aq uellos a quienes amó, el amor cumbres de la existencia y entrevé los isiallä de la muerte... ¡Ah, dichosas resplandores de la luz inextinguible, rliZ,tiees almas para quienes el gran exclama en los transportes de inmenso 'erio de la inmortalidad es la rnuer- júbilo: ¡El cielo, el cielo, la eternidad! --- — 244 = Y ¿qué me dicen esa sed, esa hambre, encontraré la vida inagotable, la vida que constituyen la esencia del alma? eterna, entonces y sólo entonces, seré ¡Desgraciadas almas que creéis que feliz, porque participaré de la vida Y todo termina acá abajo! ¡Qué triste y es- felicidad de Dios al participar de su tupendo debe de ser para aquellos que misma vida. Ya no me extraño que San Agustín no creen más que en la muerte y la cCuando busco a mi Dios. escribiese: nada! a de Pero no, no acaba, porque lo que no busco precisamente hermosuras, ni existe no puede acabar sino para vol- carne, ni luz de tiempo, ni armoní ver a comenzar de nuevo. ¡Sí, veré a aromas, ni abrazos, ni vida, que ule . Con mi Dios! En El he de encontrar todo puedan arrebatar las criaturas que todo, busco una hermosura que florece, cuanto busco... Tanto tiempo hä 11.15 vengo buscando la luz, la luz sin som- donde nunca jamás se marchita, y luz pura, y no la he que brilla donde nunca jamás anoche' bras ni ocasos, la encontrado... Quise sondear y aclarar ce, y aromas y armonías que se perci' desparra.' todos los problemas, y no he resuelto ben, donde el tiempo no las y abrazos que se dan, donde ma, ninguno; quise escudriñar todos los see se cretos de los mundos, todos los miste- ca jamás se apartan, y amores qu a, Y nos de la naturaleza, y comprendí que gozan, donde nunca jamás se olvid cuanto más investigaba menos sabía, vida que se vive, donde nunca jama s se Y, sin embargo, me encontraba siempre muere. Todo esto busco, cuand o Y° ávido de saber. ¡Ah! ¿Qué es esto? Es busco a mi Dios. que un día saludaré la tierra en donde ¡Con qué pensamientos tan dulce s se podre hallarme satisfecho, porque allí fortifican y robustecen las almas Par3 encontraré la Inteligencia infinita de mi cruzar la solitaria región de la vej ez 3/ adormecerse suavemente en el lech o cle Dios. Durante la vida anduve en busca del la muerte! No importa que las tiniehl3s amor, y apenas le encontré. Porque el las envuelvan, si la gran luz del nue1r° amor que busco, no es el amor de las día las disipa y la Iglesia viene a Serr 1°' criaturas. ¡Oh, este amor no llena, no tarse a su cabecera y le muestra la harte el amor, la vida, el cielo. satisface! Busco un amor que me eternamente, y este amor es Dios, a Volveré a encontrar a quien veré con mis propios ojos. los que he amado Errante anduve en pos de la vida. La La infinita y eterna bondad de Pieconseguí, la sentí en mí, veía que se cons013' acrecentaba de día a día, pero ¡ah! muy ofrece a los que mueren otracons uele0 14 pronto llegué a la cumbre y entonces, dora esperanza, otro gran e 11,,-, con honda pena, observaba que decre- que mira al corazón de carne qu 1'14 ha dado y que desea ser también cía, que la bajada de la pendiente era n de; rápida. Hoy me encuentro débil, sin mortal, y es que en aquella regióer0s 5 hallar fuerzas, sin resistencias para la lucha, paz y del amor, donde veo que me voy inclinando hacia la Dios, le hallaremos rodeado de tul,1-e tumba, termino de todo lo de acá abajo. los que «viven en la tierra de los hall ¿Es que he llegado al fin? ¿Va a termi- vos». Y si yo vivo, ¿por qué no cluleil ij nar todo? ¡Oh, no! «Entonces veré a mi vivir todos los míos, aquellos a tanto amé? Si yo he triunfado Dios en la tierra de los vivos » . En El real idades del vivir y de las soledades cle l a nada, ¿por qué no habrán triunfado t ambién ellos? Si yo allí, en la ete rna región beatífica, he de conservar mi i nteligencia, mi conciencia, mi Perso nalidad, mi libertad, ¿por qué ellos no la conservarán? Si la fe y la ,razö n me dicen que sí, entonces, ¡oh 'elicidad embriagadora!, los reconoceré t odos, a todos a quienes tanto amé. -.11tonces volveré a amar con la plenitU d del amor, de la amistad, de la diella. El corazón quiere amar siempre a qu ellos a quienes amó. Por eso quiere vivir s iempre; no morirá sino para vi\rir, ¡Ay! ¡Si fuese para vivir sin volver ver a los que amé, qué desgarrante ; rlste za, qué amargura sin fin! Pero no, veré, los reconoceré. ¡Dios mío! ¡Creo, espero, confío! V ed cómo grita el corazón: «¡Oh InUert e—decía una gran personalidad_ Podré entregarte todo lo de más; pero a mis amigos!» Escuchad otro cla no; no creo que sea dad o ‘nlar i nocente y p rofundamente, sin sentirse penetrado de religión y de in 11 ° rt alidad! Lo que siento m e parece d411u ncio de otra vida. ¿Cómo emociones ame es te genero no habían de ir más allá ;" la t umba?» « 1\lo es un dolor el amar ,'11 s ólo en esta vida?—decían dos esvos o s a las risueñas riberas d el mar—. sentís gusto por el amor eterno?» He ahí la verdadera realidad. He ahí pm110 habla el corazón: « ¡Oh muerte, nociclra e e ntregarte todo lo demás, pero uellos a quienes amo!» 11'' s tit luego.— Adiós, h asta siempre n o de los momentos más dolorosos t.' la v ida, es la desaparición de los setaes qu eridos, de aquellos a quienes Iltcioi° s e ama. Pero viene la fe a mitigar. r del angustioso drama con los 245 — nítridos fulgores de la consoladora esperanza, y entonces decimos a los que se van: « ¡Adiós, hasta luego!» ¡Oh, qué dulces palabras! Pero los que no tienen fe, los que no ven fulgir los esplendores de la esperanza, sólo podrán decirles: « ¡Adiós para siempre!» ¡Qué frase tan fría! ;Qué hielo lleva al corazón! Para el incrédulo, ¿qué queda de la esposa, de la hija, de la madre? Sólo un puñado de polvo en las lobregueces del sepulcro y un lecuerdo que irá perdiéndose en el mar del olvido... ¡Qué feliz se siente el hombre de fe que sabe que morir es ir a ver a Dios y ver a Dios es la suprema felicidad! Por eso exclamaba en la última hora una alma de fe: « ¡No creía que fuese tan dulce el morir!» Morir para el incrédulo es caer en la nada, es ver la noche eterna que no tendrá amanecer, es dormirse en un sueño que no tendrá despertar. ¡Qué tristeza, qué desolación, Dios mío! ¡Oh, dejarlo todo y no esperar nada; dejar todo lo que se ama y no esperar más que la soledad del sepulcro! ¡Qué situación tan desgarradora! ¡Adiós, hasta siempre!... Pero qué dulce y atrayente, qué soberanamente halagadora y suave: ¡Adiós, hasta luego! Luminosa página evangélica Hay una página evangélica, eminen- teniente luminosa, reveladora de las bellas intuiciones del corazón. Jesús tenía doce discípulos, con quienes compartió los dulces solaces de su vida apostólica y a quienes escogió como piedras fundamentales de su Iglesia. ¿Los olvidará el divino Maestro? No. Antes de separarse de ellos, les decfa:' «No se turbe vuestro corazón; voy a prepararos un lugar» "(1). ¿Con qué fin va Jesús a p repararles este lugar? (1) Joan, XIV, 24. -- 246 — «Para que allí donde esté, estéis tara- van nuestras luchas, nuestras victoriaS bien vosotros». ¿No es este el mismo y que las aplauden. La Iglesia pide que eclamor del corazón cuando grita: «Oh tengamos la dicha de vivir en su soci muerte, podré dejarte todo lo demás, dad y de vernos. pero no aquellos a quienes amo? »Hay en la Misa de difuntos una más todavía. El impaciente y ción muy consoladora que puede rePeHay más aatrevido apóstol Pedro, le pregunta: tirla el sacerdote por sus padres ya f en la cual no sólo pide Por «¿A dónde vais? » — « A donde voy, tú no llecidos, puedes seguirme ahora; pero luego me eterno descanso, sino que suplica tenga que seguirás». Nervioso, inquieto el após- la dicha de verlos. «¡Oh Dios mío nuestr° qué no nos habéis mandado honrar a «¿Por tol, vuelve a preguntarle: con ahora mismo? (1). ¿Acaso no puedo yo padre y a nuestra madre, tratad morir por vos? » Si es que la muerte bondad el alma de mi padre y el alma. perd°' sirve de obstáculo para seguiros, fué de mi madre; olvidad sus faltas; e 13 decirle, moriré para que no nos separe- nádselas y haced que, en el gozo d luz eterna, tenga yo la dicha de verlos.' mos ya más. En otra parte les dice Jesús: «Os sen- ¡Oh Dios mío, qué alegría tan inmen" e cle taréis en doce sillas, juzgando a los sa inunda mi alma al saber que h dar todo a la muerte, menos aquellos hijos de Israel» (2). ¿Cómo podrán juzgarlos si no los conocen? ¿Cómo los que seres queridos a quienes amo! han de ser juzgados han de conocer a Brindo por el cielo aquellos que van a ser sus jueces? El ¡Qué dulce y consoladora es la 11°5 Evangelio, pues, viene a confirmar de la esperanza! esas embriagadoras revelaciones del Era un médico; firmaba sus libros corazón humano. El es la suprema recon el nombre de López de Regq velación del amor de Aquel que amó a ejercía la Medicina en Madrid. los suyos, y los amó hasta el fin, más Como hombre de ciencia, comPrerr allá de la tumba. Jesús manifestó a sus que se aproximaba su muerte y que dió discípulos, con delicadezas y matices aquel era el último día de su vida. conmovedores, cuánto los amaba, soLlamaron a la puerta de la cas a Y bre todo en los últimos adioses del Cepreguntó: náculo. ir-os va a olvidar y no los va a —¿Quién llama? conocer allá en la región de la eterna —Un enfermo que viene a la c°11' luz y del eterno amor. La voz de la Iglesia La Iglesia Católica de mil formas viene a confirmar y robustecer las confortadoras intuiciones del corazón de que en la eterna gloria nos hemos de ver y conocer y nos hemos de amar. Todos los días nos presenta a los Santos amándose en el cielo e interesándose por nosotros; nos dice que obser- (9 Joan, XIII, 37. (2) Matth, XXX, 29. sulta. —Que pase. Y con el frío de la muerte, mira al enfermo y le dice: —Es mi última receta, con la qtle gano el pan de mis hijos. Llamó a su mujer y a sus hijos, Y torno de su cama les decía: xr —Mirad, yo voy a morir; me v°J.,,/0 cielo; tengo esa dulce esperanza. lloréis; Dios, a quien servimos, nr) abandona; no quedáis huérfanos, oS r" — 247 — Comiendo que perseveréis en la virtud, qu e huyáis de los peligros del mundo. '17 a hora traedme una copa de chamP ene, que quiero brindar por la gloria d el cielo. i C uánto consuelo llevaría a su alma este de liciosísimo brindis! ¡Oh, fe bendita, que así haces entrever la felicidad fin al que el Señor tiene preparada para ,las a lmas en el momento de abandonar las r uinas del cuerpo! ¡Oh dulce y suave esp eranza, que en esos momentos en qu e el alma está a las puertas de la eter nidad feliz, en las sedientas ansias de be atitud, las hace exclamar:llAbrid- 14e, ab ridmell (1). bres a que subió la Doctora avilesa? Pues tuvo su comienzo aquella vida de espiritualidad tan heroica en el sublime p ensamiento, que desde su infancia llenó todo su ser: ¡Eternidad! ¡Eternidad! ¡Eternidad! Y allá, en la soledad de su casa, en el rincón de su huerto castellano, pensaba: ¡Eternidad! ¡Eternidad! He ahí las dos potentes alas que elevan las almas de las lobregueces de la vida a las altas cumbres de la santidad. He ahí las dos vigorosas alas que se necesitan para volar al cielo. Amor beatífico.—Goce eterno 1011, eternidad! El Evangelista San Juan nos describe en su Apocalipsis aquella visión mag¡Oh eternidad, el que te inventó tenía nífica de los venerables ancianos, que ti% q ue humano poder! El espíritu del prosternados ante el Cordero Inmacula'lumbre mide el curso de los astros y do, le cantan con delicadas cítaras el 2 °Mete el rayo a su servicio; pero en cántico nuevo: « Porque has sido muercuanto piensa en tí se paraliza, sucumto, y nos redimiste con su sangre para be y r etrocede avergonzado! Dios, de toda tribu, pueblo y nación, e K)b , p ensamiento sublime de la eter- hiciste de nosotros un reino para nueskuclad, el que tiene la desgracia de per- tro Dios» (1). Entonces, Señor, cuando 2erte, es un débil juguete de la muerte entre en el goce de ese reino, quedaré Y de la vida...; porque huye de la vida absorto en la visión del objeto amado, 3›.. • v ive; van en busca de la muerte y... que sois Vos, Dios mío, y mi voluntad l a encuentra; pero sí sufre las su- quedará prisionera en absoluto de la 'remas agonías de una muerte eterna! vuestra; veré cara a cara a mi Dios y ¡Qu e d esventura tan tremenda! mi p ensamiento quedará totalmente , i0/-1 eternidad feliz, el que te alcanza, absorbido por su grandeza y mi volunrlri endo halla la vida, porque logra tad arrastrada hacia El y la adentra en irse de una manera definitiva e insesus senos. P4ra ble a la misma vida de Dios, a esa ¡Oh, amor del cielo! Amor seguro, r;i da 1 de luz perpetua», hartura plena amor purísimo, amor continuo. Amor b ios, reposo y descanso eterno! que durará tanto como Dios y es la 1 Pe nsamiento de la eternidad—es- suma comunión de Dios y la criatura; 2-1b e San Ag ustín—alegra a los justos, del Dios, que es amor esencial, y de la :Jrra a los impíos; pero a unos y a criatura, que ha entrado d efinitivamen`r°s , a buenos y a malos, es provecho- te en la misma órbita de Dios. ' Q uien podría medir las altas (1) Exc lamación de Lacordaire. P. DELGADO CAPEÄNS, O. DE M. Poyo ( P ontevedra), julio de (1) Apocalipsis, V, 9. 1934. dp0000% o gooec % o o n00000000000000000o0000000000000000000 oor O .0 o o O oCP0004200 O 00 O Out» o 0000000000•0•111n ••00000000‘.00000.0 O no, 0.0o co, Santoral Mercedario ° % o. 2 oogob • °C.C'')%%°°g O.° O O O o 00000000130000000000000000 O b00000.000000000000000000000000000000000000000000 °°°000°°° ae °C)°°°°°° años. En el capítulo de 1591 le nombraron Comendador de Orihuela, pero gobernó el convento del Puig, según demuestran las aprobaciones de su His- toria breve de la Orden de Nuestra Señora de la Merced... publicada ese año en Valencia,- obra llena de noticias interesantes y en estilo digno del tiempo. (1) Boletín de la Merced de 1923, pág. 198. Lo mismo sucedió a su coetáneo el Beato Juan de Ribera, hijo del Duque de Alcalá, virrey de Nápoles. (2) Arch. de Navarra, Mercedarios, leg. 416. (3) A. C. A. Monacales, tomo 2.659, que contiene el libro de capítulos. Ansioso de mayor recogimiento, obtuvo en 1593 breve para pasar a la Cartuja (1), como otros comparwros suyos, pero no lo ejecutó, quizá es' perando la recolección que en la M erced intentaba fundar el Rvdmo Z u- mel. Su amor a la contemplació n dió a la vida del P. Guimerán un ton° elevado que advirtieron perfecte men' te todos los contemporáneos. Predicaba mucho y muy fervorosa' mente y ocupó varios arios la canon' jia de lectoral de Tortosa, que, coro° las demás de Cataluña, era accesible a los regulares, y continuó así hasta la época moderna, siendo numerosos los mercedarios que la obtuvieron varias catedrales. En el capítulo de 1597 fué nombra' do Comendador del Puig, y en C l de, 1600 definidor de Provincia. En le? se celebró capítulo en el Olivar, Y el Rvdmo. Monroy propuso la divisió de la inmensa provincia que abarcabß toda la Corona aragonesa, en treS, saber: Aragón, Valencia e Italia, do elegido provincial de Valen cia eP. Guimerán. Terminado su gobierno fue 1' en 1606 Comendador de Valencia definidor general, asistiendo cc )11 estile título al capítulo de Guadala jara e" (1) Boletín de 1922, pág. 250. 249 — 1609, donde salió General por todos los votos, menos el suyo. Los decretos de este capítulo se reeren en su mayor parte a los conventos americanos, a qui enes el General_dirige Un a Carta Pastoral, llefi El Ilmo. P. Felipe Guimerán t el 24 de enero de 1617 Nació en Valencia de la noble familia de los Guimeranes o Guimerá, originaria de Cataluña. Parece, sin embargo, que hubo dudas acerca de la legitimidad de su nacimiento, pues en 1614 obtuvo dispensa antes de ser consagrado obispo (1). El 13 de agosto de 1575 figura en el convento de Barcelona entre los 24 religiosos que dan la obediencia al Rvdmo. P. Francisco de Torres, general de la Orden (2). Debía ser joven aún, pues ocupa el decimonono lugar. Al capítulo provincial de 1585 asiste el P. Guimerán, Comendador de Tarragona, y se le confiere el título de Presentado (3). Obtuvo cátedra en Tarragona, y debió ser por estos — %o la Orden los estatutos que en Castilla había hecho el Maestro Aguayo en 1611 para los noviciados. El capítulo intermedio debía juzgar n e de amor, en la que va inc luído el Orden de pro- ceder contra los culpables , l imitando las facul1M :s dse(l1o)s. Vicarios gener,le E ntre otras cosas les hibió enviar los reli gio s os del Tucumán, C hil e y Santo Domingo, le s p rovincias del Cuzco Y Lima, que eran más rica s, pero no al contrarjo. Las primeras, aunque muy escasas de person as, debían sin embarR.0 ab stenerse de recibir e los f ugitivos de las Pro ()frias. b ánse normas a los Profi?. , sores: las clases debían ser de hora y meac omodándose en la enser-lanza de la Teolofu a Santo Tomás y al Rever endísimo Zumel, El Ilmo. P. Felipe Guimerán, Obispo de Jaca. cle b uena memoria. En el e_ ap ítulo intermedio, celebrado en la marcha del gobierno y confirmar al ure ia en 1612, se mandó además General por otros tres años. Guimev eer las lecturas o cátedras dorán se levantó para ir al coro a espe(l qec;_, eas por oposición, como venía rar la decisión, pero los vocales se taK( e ndose en Castilla con gran ven- opusieron, confirmándole por unani" T ambién se extendieron a toda (1 ) p ¡t'eh. 1-1. NI. Códices, 564-13. midad, y pidiendo a la Santa Sede que aboliera los tales capítulos intermedios, que tenían a la Orden en con- — 250 --«La uniformidad pacífica con que se tinuo movimiento. Algunos generales aceptaron con ese pretexto un obis- hizo su elección fui anuncio de la que la Orden tuvo todos sus seis años, que pado a los tres años. a l os franceses una fueron los más quietos que hayamos Concedióse casa de recolección en Burdeos como conocido. Era en la sangre, noble, de las erigidas en España, y el General los Guimeranes de Valencia, señores con los provinciales de Aragón y Cas- de las villas de Valdo, Nalech, filia decidió en favor de Francia el dadela y Guimerán.» «Ascendió a este oficio, no con la pleito de precedencia con Andalucía. i Son muy interesantes todos los de- violencia que suele la fortuna autor corno zar a sus validos, per saltum, crelos de estos capítulos. Por encargo del Rey tomó parte el dicen, sino de grado en grado, que es s se P. Guimerán en la expulsión de los por donde ni los contemporáneo a de moriscos de Valencia, ayudando al desdeñan, ni la poca experienci Arzobispo y Virrey, Beato Juan de Ri- los cargos nota a los promovido s de incapaces.» bera. En 1610 imprimió en Valencia la «Estudió lucidamente, fué lector, presentado, maestro, catedrático en Vida y muerte del venerable P. Pedro Nolasco, mercedario sardo recién fa- Tarragona y después en la iglesia de Ilecido en olor de santidad, y en 1614 Tortosa. Tuvo las encomienda s de Xätiba, Origüela, el Puche y la de las Constituciones de las monjas mercedarias de Sevilla, con las vidas Valencia. Fue vicario provincial, tras de las fundadoras, obras de grande esto provincial y últimamente agora espíritu (1). Los bibliógrafos enume- general de la Orden toda, aguardály ran otros opúsculos suyos y abundan- dole para remate de sus merecirnien' tos, la mitra de jaca, que obtuvo aca' tes manuscritos, Terminado el generalato en 1615, bado su sexenio...» fue propuesto para el obispado de «Su vida, puesto que lograda hasta Jaca y consagrado en Valencia por su casi la decrepitud, fué un jardín ce' Arzobispo en octubre de 1616. Cayó rrado de flores y de frutos religiosos' luego enfermo, falleciendo santamen- un plantel cada año, cada mes Lii° y u!' te en Valencia el 24 de enero de 1617. maceta, un ramillete cada día Su sepulcro, de mármol, se conservó clavel cada hora. No tuvo la gran respeto hasta el siglo XIX, dad en él instantes de que diese c ucacon gran ta; siempre estudioso, observant en que el convento fué demolido. que le Tirso llama al P. Guimerán incul- penitente y digno del nombre pable en las costumbres, doctísimo dan de santo cuantos le conocieron.' «Sus ayunos, penitencias y morttri; en la cátedra, fervoroso en el púlpito , tracaciones pueden entrar en la lista » y reformado en la observancia zando de él esta hermosa semblanza: las de los padres del desierto. Pesv;eg que tomo el hábito hasta su muer". (1) Hay ejemplar de las tres obras citadas en la ayunó los viernes todos a pan y a gn4 ' 13. Dicha. -- 251 — Y Ya cuando prelado, para deslumbrar y animaba con su ejemplo a sus fercur iosos y dar un tapaboca a la mali- vores.» ef e, que desacredita con título de hipó- . «Tan codicioso fue de la asistencia cri tas a los perfectos, fingía las no- a las divinas horas, que aun no las Ches antes de su ayuno dolores de perdonaba cuando acabado de bajar Ca beza, de modo que era proverbio del púlpito, acostumbran los de este ent re los de su celda decir todos los ministerio guardar sudores, mudar Jueves: Apostemos que nuestro Padre camisas y fortalecerse con regalos; am anece mañana con j aqueca.» sino que inmediatamente se traslaeDe votísimo fue sobre los de su daba del sermón al coro.» tienlpo de 1 sacrosanto sacramento; «Fué especialísimo devoto del andel ante de sus aras se le pasaban gélico Doctor de Aquino, por la segu, Cas i enteras las noches, con tanto ridad de su doctrina, por la pureza de recreo de su alma que se le hacían su virginidad y por lo encendido de inst antes. Y porque el bien en tanto su oración. Pagábale el Santo estas es más perfecto en cuanto más se finezas, pues afirman de nuestro buen coni unica, para que los fieles con más maestro que se le apareció la noche frec uencia gozasen este real convite, misma en que le eligieron General de dej ó dotada en nuestra iglesia de Va- nuestra Orden y le dixo: No temas, lencia la solemnidad de las Quarenta Felipe, que Dios te ha puesto en este hora s, por todos los jueves del año, oficio y Elfe dará fuerzas.» en q ue, sin los encierros segundos «No vistió lienzo desde que entró (te este disfrazado amante, le goza en la Orden hasta que se trasladó al clt-le lla ciudad noble entre los primo- cielo, ni aun cuando obispo, con moes acc identales, donde nos mira por rir tan lleno de años; ni lo permitió en vidr les..ieras y nos acecha por canee- la cama, con dar licencia para una sábana nuestras constituciones.» ` Y como la prevención para esta «Profetizó muchas cosas ocultas, y 1111p rosía celestial es la pureza del entre otras pruebas de esto, sirva de espí ritu, la mortificación del cuerpo, testimonio el que dan el Dr. Tudela, el ag uamanos de las lágrimas y el i) cr ificio de sí mismo, instituyó fam- médico insigne de Valencia, y mosén Colón, sacerdote amigo suyo: diciénlen una hermandad de ciudadanos doles que advirtiesen a doña Catalina en .c' bie s, que en la misma nuestra igle- Catalán había de morir su esposo el e l, t odos los miércoles y viernes en día y la hora misma que sucedió; esei_ont unidad devota, derraman en ano- tando no poco distante de Valencia el t ileci endo su piadosa sangre en remalogrado. Acaeció esto tres meses vcr lo de la que el Cordero de Dios después de la de este varón del cielo. ,, e , ti ci p or ellos; y sin que los einba- Lo mismo advirtió al mismo mosén ' 8 de su oficio bastasen a impedir Colón hablando de esta misma serio1.* nu estro viejo santo la asistencia a ra y diciéndole: Déjala, que en breve ' n gan ancioso empleo, los predicaba la sacará Ntro. Señor de este trabajo — breatinoonooncioonnoijemocmon 00 00000001:100000t100 oommobOti ambo= 252 — Y y se la llevará a donde no entrarán senectud pacífica, hasta que ellos ción las congojas; siendo así, que falleció ella le trasladaron de la peregrin a nel año mismo que esto dijo, que fue caduca a la patria venturosa, mude do de la suerte que había vivido, con el de 1617.2, «La caridad que tuvo a los enfermos que se dice todo.» resplandeció en él con tantas veras «Yace en nuestro monasterio de que General y Obispo visitaba dos Valencia, en sepulcro señalado; y de le veces cada día a los que necesitaban lo poco que sus amados pobres de alivio y de regalos, dejándoselos dejaron de caudal, heredero aquel real monasterio labró un curioso a la cabecera...» claustro que hoy lo ilustra» (1). pontí«Cerca de dos años le gozó FR, GUILLERMO VÁZQUEZ fice la cátedra de Jaca, acrecentando penitencias y virtudes a esta dignidad sagrada y a los muchos años de su (1) d Téllez: Historia general de La Merce, fol. 215. El liberalismo económico padre de la tiranía económicas. Ejercicio de esta libertad es la competencia, desigual batalla en que sucumben los modestos y timorato s Pr°' nes ductores, y triunfan los grandes, los osados y los 51'11 conciencia. Botín de esta batalla es la acumulación del pOder económico y, por consiguiente, del político en ma nos de muy pocos. Consecuencia final, el empobrecimiento y la ,sciaof' tud política del pueblo. Las Misiones católicas en el año 1933 o o Del oacwociocm00000aciou oacm00000000000000-um0 0000aoaeoacl000 00cwoo ooa oacmoa °clama° o (CONTINUACION) COREA Del 6 al 16 de marzo se celebró la Asa mblea de Ordinarios. En una pasto ral colectiva comunicaron a sus fieles la s d ecisiones tomadas y los exhortan a t omar parte activísima en la Acción Cat ólica, la cual con el de las Misiones so n los dos ideales predominantes del l'on tificado de Pío XI. Cr earon dos comisiones: la de Acción Cat ólica y la de Prensa. Pr eside la primera el señor Morris, Pre fecto Apostólico de Penyang. Tiene Por objeto proveer de elementos cien- Consiste el liberalismo económico en la libertad oferta y de demanda como regla universal de las relacio' ob oopooOno0ootmona tí ficos e instrumentales, para conferencias , p royecciones . y cinematógrafo; Ori entar y secundar los trabajos de los °1isi oneros en el campo de la economía r ural y social, beneficencia, asistencia M edica y emigración, y divulgar en el eXtr anjero el estado de la Iglesia católic a en Corea. L a Comisión de Prensa se hará cargo `ie la propaganda de la refutación de Obras impías y heréticas, de la edición ge li bros, revistas y diarios, de las relaci ones con el Gobierno, etc. Bajo sus dallsP'cios se edita una revista mensual oc henta páginas, titulada «El Joven ‘-atö lico», verdadero alarde de cultura arte tipográfico. U ubo en el último ejercicio 6.000 bauListuos, con lo que el número de católicOs as ciende a 135.000, que pronto se ,,\rer a c onsiderablemente aumentado, "Iles son 10.000 los catecúmenos. t Sac erdotes indígenas hay actualmen'e en Corea 89, y 258 los jóvenes que en Seminarios menores y mayores se están preparando para el sacerdocio. Prestan servicios en hospitales y escuelas 223 religiosos, de ellos 160 del país. En noviembre último llegaron a Corea 10 misioneros irlandeses para evangelizar parte del vasto Vicariato Apostólico de Taiku. INDOCHINA Los católicos son 1.300.000. El gran acontecimiento del ario fue la elevación al episcopado de un sacerdote indígena, el Excmo. Sr. D. Juan Bautista Tong, cuya consagración verificó el mismo Romano Pontífice el 11 de junio, como ya queda reseñado. Es coadjutor, con derecho de sucesión, del Vicario Apostólico de Phat Diem en Tonkin. Al júbilo de los católicos se asociaron los paganos. El jefe de los bonzos tonkinenses saludó al nuevo Obispo y besó su anillo pastoral. El Emperador de Amman recibió al Obispo en solemne audiencia y le honró con un banquete. Desde su desembarco hasta la capital de la diócesis su viaje tuvo las características de un triunfo. Magnífica polarización del mundo pagano hacia Roma. Esto sí que es un sano internacionalismo. Con más razón que los indígenas, porque con mejor motivo, se mostraron jubilosos los misioneros extranjeros, padres de la Iglesia católica en Indochina. Debieron saberles a mieles estas palabras del nuevo Obispo: «El primer Obispo annamita en estos rito- - 254 - mentos, en que los misioneros ponen en mis manos el sagrado tesoro por ellos conquistado a costa de tantos sacrificios y aun de la misma vida, y me confían tantas obras en estado floreciente: iglesias magníficas por ellos levantadas, escuelas, seminarios, y se disponen, dejando esto, a partir a otras regiones, donde el trabaj o, apenas esbozado, está todo por hacer, desde lo alto de esta cátedra, en la capital de Tonking, donde Teófano Vénard y tantos otros mártires derramaron su sangre, semilla fecunda de cristianos, tengo que deciros: Padres míos en la fe, vosotros habéis trabajado y sufrido, y es muy justo que vuestro hijo, el primer Obispo annamita, cuanto se lo permita su voz emocionada, os diga que todo esto es gloria vuestra y que el vuelo de las águilas honran el nido de donde salieron». ¡Cosa providencial!, a estas fiestas asistieron descendientes del Emperador Minh-Mang, que hace justamente un siglo desencadenó una feroz persecución contra los católicos con ánimo de exterminarlos, y del Beato Pablo Buong, mártir de aquella persecución, porque las familias del perseguidor y del mártir llegaron a emparentar hace unos veinte arios, y tres biznietos de aquel Emperador están actualmente haciendo la carrera sacerdotal en el Seminario de Hué. Otra prueba de los progresos del catolicismo en la Indochina se nos ofrece con ocasión de la celebraciAn de las bodas de plata episcopales del Vicario Apostólico de Buichu, el Dominico español Muriagorri. En sus veinticinco arios de obispado vió aumentada su grey con la conversión de 50.000 paganos y con el bautismo de 130.000 niños huérfanos, que dan un total de 180.000 almas incorporadas a la Iglesia, el 1. - 255 - cuerpo místico de Nuestro Señor jesucristo. El número de católicos es hoy de 340.000. Los misioneros subieron de 36 a 116. Se levantaron 250 capillas. 1-1a3r 1.312 escuelas parroquiales para niños con un total de 55300, y 1.325 para ni' ñas con unas 56.200 alumnas. Ademas hay 830 escuelas inferiores con 64.725 alumnos; 14 superiores con 413, V 54 escuelas mixtas con 3.120 estudiantes católicos y 2.100 paganos. El 17 de noviembre se inaugur ó en Hué el primer Colegio de segunda ense• fianza dirigido por las Misiones extral jeras de París. El edificio se levantó como por arte de encantamiento en menos de ario y medio. Por no poder admitir a todos los p:etendientes, hub° que hacer un concurso de eliminación, y sólo se quedaron con 133 alumnos: 28 católicos, uno protestante y los de' más paganos. La nota triste del ario fué el ciclón que devastó la Misión de Quinhon• Voladuras de tejados, desplomamient° de paredes, asolamiento de algun°s edificios y de 40 iglesias, las restantes hasta 110 gravemente averiadas; cristianos, de los 15.000 que componen la Misión, sin albergte; 17 víctim as Y gran número de heridos en los nov iciados de Binch Dinh y hospici o de Go Thi; 250 leprosos de Qui-Hoa, aten' didos por las Franciscanas Misioneras de María, viviendo en chozas hechas por ellos mismos con bambú y pa ja,ue3 causa de las gravísimas averías q no sufrió la leprosería, es un índice completo de las desgracias causadas por este ciclón. SIAM Los disturbios políticos, tan frecuetr tes en este país, como se sabe, no per tur baron la labor misional, salvo en INDIA ORIENTAL HOLANDESA casos particulares. Ei Vicario Apostólico de Bangkok Se cumplió el ario pasado 1933, el be ndijo el 24 de junio en Chao-Chet la 125.° aniversario de la entrada de saduo décima escuela levantada por el cerdotes católicos en aquellas islas herP . B roizat, de las Misiones extranjeras méticarnente cerrada por la persecude París, acontecimiento digno de espe- ción protestante. Habían sido evangeeiali sima mención en esta época de cri- lizadas en los siglos XVI » y XVII por S1 s tan profunda. los Franciscanos y Jesuitas las islas de Los Salesianos empezaron a publi- Célebes, Borneo. Java, Sumatra, Floea r el 12 de febrero en lengua siamesa res y Timor. u na revista titulada « Maximmavai, ju- los Teatinos, A últimos del siglo XVII ve ntud». El Gobernador de Meklong dre Antoniobajo la dirección del PaVentimiglia, bautizaron v isitó las escuelas de su Misión de Ra- varios millares en la isla de Borneo. jab uri. « Habéis demostrado, dijo a los Con la ocupación holandesa empezó Jóvenes, vuestra habilidad en los tra- una feroz persecución. Rayo de espebaj os, en los estudios y en los juegos... ranza fue en el 1808 que los PP. Nelissen Vu estros maestros gastan su dinero, y Prinsen pudiesen entrar para atender 11 0 se perdonan fatigas, se sacrifican a los católicos europeos. En el 1831 se Por v osotros. He visitado sus celdas y erigió la Prefectura Apostólica de Bas u menaje y os debo decir que no han tavia, que en 1842 fué elevada a Vicav enido a pasar buena vida, sino a trapero, o por oposición del Gobierb ajar por vosotros. Os veo alegres y no,nato; o por falta de medios, la Misión no tn e c ontenta; es buena serial de que pudo organizarse hasta el 1859. Iesuíe ntre vosotros y vuestros profesores tas, Capuchinos, misioneros de Mill re ina la intimidad». Hill, del Sagrado Corazón y del Verbo El 23 de agosto falleció el decano de Divino, iniciaron la evangelización, los misioneros de este país, el P. Co- que más tarde fué lbtnbet. Llevaba sesenta y un arios en Institutos religiosos.secundada por otros la M isión, arios llenos. El Colegio de la Hoy es la más halagüeña y promeAsu nción, dirigido por los Hermanos tedora de las Misiones. Para probarlo de San Gabriel; el Convento de la basta estas cifras: Los católicos del Asu nción, a cargo de las Hermanas de país eran antes de la gran guerra San Pablo de Chartrés, y la Catedral 60.000, en 1923 subieron a de la Asunción, son buena prueba de tualmente son 313.966, 122.143 y acque con 71.436 Prodigiosa actividad. Murió a los católicos europeos dan un total de fiec' cb enta y cuatro arios. Poco antes de les de 385.402. Preparándose para el dió su bendición a un alumno bautismo hay 35.564. Las escuelas cacle' Colegio que hacía el número diez tólicas son 1.250 con 2.850 maestros y 71117. Con su bondad y generosidad se 64.053 alumnos y 35.589 alumnas. Hay, Pt,5 el cariño y la estima de todos. además, 11 internados y colegios con 1/43t1 entierro fué un acontecimiento; 5.288 estudiantes. En 21 hospicios hay asistió el jefe del Gobierno, varios mi- recogidos 1.808 huérfanos. Se cuenta nist ros y el Cuerpo diplomático. con 44 hospitales. Los sacerdotes son 363, de los cuales s( lo seis son del país; hermanos legos 322, religiosas 1.301, - 256 — Seminaristas 222, de los cuales 179 son indígenas, esperanza grandísima y cercana de que pronto tendremos sacerdotes del país numerosos. INDIA Nada mejor pueden describir la situación de la Iglesia católica en este país que su Delegado Apostólico el Excmo. Sr. D. León Pedro Kierkels: «El Jubileo de la Redención, que me ofreció ocasión para venir a Roma, coincide con dos fechas memorables de la India Oriental: el cuarto centenario de la diócesis de Goa, fundada en 1533, y el cincuentenario de la creación de la D. legación Apostólica, ario 1884. Probablemente en 1533 los católicos no llegaban a cif n mil, en 1884 eran ya millón y medio, y dos arios después, al establecerse la Jerarquía, la estadística oficial daba un total de 1.637.355. Actualmente la India está dividida, incluyendo a Goa y a Ceylán, en ocho provincias, con 29 di(cesis y Prefecturas sufragäneas, o sea 37 circunscripciones eclesiásticas. Desde entonces el progreso es constante y cuenta hoy la India Oriental con 11 provincias eclesiásticas y 58 circunscripciones entre Arzobispados, Obispados, Vicariatos, Prefecturas y Misiones «sui juris». El número de católicos pasa de 3.700.000, de los cuales un millón, por lo menos, está ya confiado a 10 Obispos del país. De los 3.994 sacerdotes, 2.594 son indígenas, en esta forma: 2.220 pertenecen al clero secular y 374 a las Ordenes e Institutos religiosos. Los 1.400 sacerdotes extranjeros, con la excepción de solos 18 del clero secular, pertenecen a las Ordenes e Institutos religiosos. Las religiosas indígenas son 3.000 y 2.000 las extranjeras. Una particularidad notable ofrece esta Misión, la de su in- - 257 — ternacionalidad, puesto que sus misio- neros extranjeros son por lo menos de 29 naciones distintas... Las Misiones de las Indias tienen también sus atractivos que les hacen amables al misionero. La gente es inteligente y religiosa, pacífica y trabajadora, atenta y servicial dentro de los límites de sus conveniencias sociales; los convertidos son fervorosos. La India tiene una cultura milenaria, tan digna de ser cristianizada como lo fue la de Grecia y Roma en los primeros siglos. No faltan al misionero los estímul os de dificultades que vencer, y las princi pales son las condiciones religiosa s , so' ciales, intelectuales y políticas de la India. En cuanto a la situación religiosa' dejando a un lado los 70 millone s de musulmanes, cuya conversión ofrece las mismas dificultades que en otras partes, y los 15 millones de budista s de Birmania y Ceylán, cuya organización jerárquica y monástica hace difíci l su conversión, sólo señalaremos algunas dificultades de carácter general. L-ns masas son partidarias de un ciego con' servadurisrno, las clases disting ui d son indiferentes; todos prefieren la religión en que nacieron... No tendrían dificultad en aceptar a Cristo y darle un lugar al lado de Rama y Krism a en su panteón indiano; lo considerarían como un Redentor, pero no com o el Redentor. El sentimiento de castas está proftlir darnente arraigado, y hasta ahora nada disminuye este sentimiento. que se convierte es expulsado de 13 casta, pierde sus derechos y las ventia jas familiares. Pocos tienen el valo r ele romper con su pasado, con sus parle tes y amigos, con el ambiente en cln: se criaron y privarse de los medio s °e subsistencia. En cuanto a las condiciones intelec- sia, contraria a toda religión y espe tu ales, las clases dirigentes han estu- cialmente a la Católica... di ado o en las Universidades europeas Para concluir con una metáfora evana mericanas, y perdieron el senti- gélica, el Reino de Dios es en la India iniento religioso, o fueron imbuí dos de como una levadura divina que va transPrej uicios contra el catolicismo, o en formando al mundo indiano como transal guna de las dieciocho Universidades formó el g reco-romano. El mundo está del país, de las cuales ninguna es cató- en una crisis religiosa, sobre la noción lica , y en cambio en muchas de ellas de Dios, la religión, la moral y el sens e forma a la juventud en un nacionalismo que identifica la conversión con tido de la vid ,. Fuera de la Iglesia cala des nacionalización. Los intelectuales tólica no hay teología, ni liturgia, ni devoción bastante ricas que puedan saind ianos tratan de expresar y exponer tisfacer a la India. Debemos luchar Su r eligión en conceptos occidentales y todavía y trabajar por mucho tiempo, °Po nerla a la religión cristiana, como y como en otro tiempo en Occidente, h ace cuarenta años lo hizo Vivekanantambién es de temer una fuerte reacda en el Congreso de Religiones de ción del paganismo. Pero podemos esChicago. perar con fundamento que llegará un La situación política es la más gran- día en que sobre toda la India brillará de d ificultad para la conversión, por- la Cruz y que en sus monumentos se que su aspiración autonomista rechaza esculpirá en sánscrito: Cristo vence, t°do lo extranjero y, por tanto, el cris- Cristo reina, Cristo impera. tiani smo. A esto se añade el peligro UJÁN %latinista, cuya propaganda hace Ru(Continuara). SUSCRIPCIÓN para la fundación de una beca (capital 15.000 pesetas) en memoria del cin., cuentenario de la restauración de la Ç Merced de Castilla Pesetas Suma anterior Terciarios de Ferrol (colecta de las Stas. de R. San Martin) . . D. Jacinto Saludes Rosell, archicofrade de la Merced en San Juan de Alarcón TOTAL 2 676,10 50,00 100,00 2 826,10 El Cardenal Trejo Paniagua, protector y devoto de la Beata Mariana de Jesús (CONTINUACIÓN) Como estas tres primalidades se encuentran en todos los seres, aun los materiales, tenemos que la luz no sólo alumbra, sino que también ve, y el aire transmite los sonidos y los oye, y el madero siente el fuego que lo consume y sufre, y a este modo podemos decir que las flores sienten y gozan su hermosura y su perfume, y los prados, su amenidad y frescura, y los cielos, su grandeza, y los mares su profundidad y su extensión. Así la sociedad será perfecta cuando regida por el gran Metafísico y sus agentes los representantes del poder, del saber y del amor, alcance la perfección última de estas tres primalidades. En la Cilla del Sole bosquejó la ciudad de sus sueños, cayendo en los gravísimos y groserísimos errores del comunismo más crudo. Hay quien le disculpa con decir que es obra, no de doctrina, sino de imaginación. Por lo menos, es evidente que sus contemporáneos no la tomaron por donde quema, que era para quemarle como a su paisano y contemporáneo Giordano Bruno. «Fue audaz titán de la edad moderna, pues poseía una esencial inteligencia de combate; poeta y filósofo militante, que estuvo sólo haciendo guerra a la autoridad de Aristóteles en la ciencia, la de Machiavello en la política y la de Petrarcha en el arte» (1), (1) Admgton en Espasa. I Los sabios le hicieron la corte Y aliviaron las aflicciones de su cauti vi -da,pueslibnvtar,com Tobías Adarni, a quien confió mucho5 manuscritos para imprimir, año de 1623 (1). Combatió vigorosamente al floren' tino Machiavello, a quien trata de ¡g.' norante y lleno de astucia, única habl" lidad que sacó del estudio de la his' toria, y contrapone su falsa política fundada en el más refinado amor propio, que sólo logra éxitos aparente s Y cosecha verdaderos desastres, con la política verdadera, que estriba en la honradez, amor sublime del género humano y celo de Dios, la única de verdaderos resultados. Con hombre tan interesante tau vario en su doctrina, tan noble en su afán de saber y en sus anhelos de mejorar material y moralment e la ) ajo suerte de los humildes, tan az(1. por la desgracia, entabló nuestro Cardenal comunicación brindándosela con manifestarle benevolencia. Un tal Peralta, probabilísimarriente profesor de Retórica en el estudio ge' 1620 neral de Nápoles desde el año (2), «varon bueno y culto», dióle las mejores referencias del Cardena l es' pañol; hablóle de sus grandes v irtudes, de su amor a la ciencia y ph1' ción a cosas mejores y mayor es plissimorum que desiderio rum erg.8 me/lora ac potiora, y del amor que (1) Gaston Gortais, «La Philosophie Mo derne'. (2) L„, Amabile, obra citada, t. 111, pág. 60 2. — 259 — tenía. Con esto el pobre preso empezó e concebir grandes esperanzas de favor y se animó a escribirle, aunque fl sin esto no le faltarían ánimos a q uien los tuvo siempre para cosas ma yores como para estar remando to da la vida contra viento y marea. E scribióle caria, que, aunque no la Cono cemos, podemos suponerla larga Y con ella le envió el catálogo de to das sus obras impresas y no impreses. Carta y catálogo fue encargado de e ntregarlos en propia mano al Car denal un tal Martínez, clérigo es45 01, hombre honrado y de letras, til lgo de Campanella, que vivía en lo rna en las Escuelas Pías; pero no lo Por temor a meterse en aventuras. H abía ya transcurrido un año cuando el c apellán Mayor Real D. Alvaro de *oled() por orden del mismo Cardehel— ut jubes—le manda le envíe de huevo el catálogo de sus obras. Con el ca tálogo le escribe una nueva carta, etl Yo original está al final del mencioned o manuscrito de la Biblioteca Naei ° ti al, donde le cuenta sus cuitas, 13' 1c1 e su influencia, se queja de que he ce un año no le pasan los tres carlin— diarios para su sustento y que re tengan en la cárcel después de Pro uu nciamientos reiterados de su * noc encia, de la cual es testimonio la ,Aloti archia Hispanica, que escribí an' Itecede mi encarcelamiento, la cual V einte días mandé a Roma—puecie juz garse que en busca de un Mecerl es q te se la editase y que no debió 'neornrar—. Lamentase de no poder Ill andarle sus obras, porque ni tiene b liettIPC para corregirlas ni dinero para rger a los copistas y felicitase por la buena suerte que le cupo en tenerle por censor, quia te offers revisorem, y que, por fin, su buen amigo y procurador Carlos Cappula, de la Academia Romana, le podrá informar largamente de sus cosas y de sus trabajos científicos. Un año cabal tardó el Cardenal en contestarle, y está j ustificada la tardanza, porque tuvo que hacerse con los libros de Campanella y hacer copiar los que encontró, pues parece que sólo pudo adquirir impreso o manuscrito Los Aforismos políticos. Tres son las otras obras que mandó copiar en el mencionado manuscrito: Artículos profeta/es y síntomas del fin de/mundo, folio 20 al 156; Ciudad del Sol, folio 157 al 177, la cual el Cardenal califica de utopía, a mi entender, ideam apeno, y, por fin, Apología de Galileo florentino, copiada de la impresa en Francfort el año 1622 . El libro De Sensu Rerum lo vió el Cardenal, pero ni pudo leerlo ni retenerlo. La Monarquía Hispánica, aunque andaba por Roma, parece no llegó a verla Trejo. Se había publicado en Alemania en latín dos veces y en alemán una, si hemos de creer a Campanella, y en cuanto a las dos ediciones latinas lo confirma la edición de Amsterdam de 1641, que es la que yo he visto y a la que me refiero en este trabajo, hecha por Luis Elzevirio. Tal vez a la intervención de Trejo se deba el que en 29 de febrero de aquel año le pagaron por los carlines que le debían 50 ducados (1). (1) L. Amabile, obra citada, t. III, pág. 602. — 260 — Le escribe por fin el Cardenal a 1.0 de enero de 1625 congratulándose de poder comunicarse por carta ya que no puede personalmente; lo alaba por sus afanes de sabiduría en tiempos tan calamitosos en que sólo se piensa en acumular riquezas, ve bien que no nos hagamos esclavos de la autoridad de Aristóteles y de Platón, despreciando a los otros sabios, y le manifiesta el gran placer que le causó la lectura de sus obras, en las cuales placent multa, displicent nonnulla ea que pauca et levissima, me agradan muchas de sus cosas, me desagradan algunas y éstas pocas y de poca importancia; lisonja manifiesta sin duda. Trata de pasada sus opiniones científicas, porque «la simple y sencilla lectura no me da derecho a emitir mi juicio que puede ser temerario». Pero donde no le recata su parecer y se lo manifiesta vivamente es en refutar la aspiración de Campanella de que en una sola persona—la del Papa—se reunan los dos derechos y los dos ejercicios del poder temporal y espiritual, el Reino y el Sacerdocio. Es de sentir que Trejo, antes de escribir esta carta, no hubiese leído la Monarquía Hispánica, donde a vueltas de adular a los españoles, propone como medio de llegar al Reino universal, que el Rey de España se someta aun en lo temporal al Papa, con lo que éste, así como Padre común de todos los hombres, vendría a ser el Rey de todos ellos. Es, o lo parece por lo menos, bien astuto Campanella. En las doctrinas que pueden resultar atrevidas las ex- pone como en forma de novela o de meras teorías; en las doctrinas práct i -cas,yquenopdesnt r la o de la realidad que llenaba el mund grandeza de la Monarquía española, quiere hacerla servir a la realización de sus ideales. La autoridad suprema en lo espiritual y en lo temporal en la región de las utopías, como la Ciudad del Sol, es el gran Metafísic o ; en el mundo de la realidad debe ser el Papa». Jesucristo, Rey y Sacerdote, como Rey y Sacerdote fue su figura Melquisedec, constituyó al Papa PO' y Sacerdote y armólo de dos esPa' das, la espiritual y la política. Porque de lo contrario, Cristo, en cuanto l egislador estaría rebajado, como en mi Monarquía demostré contra Paute que sólo concede al Papa el sacerd0cio y el derecho sobre las cosa s es" pirituales y sobre los diezmos.» Su ideal político era, pues, qu e el Papa como Pontífice supremo fuese también el Rey universal de todo s 105 hombres. Para la realización de este ideal, el estorbo mayor era el Rey de España con su vastísima monarquía' pero era también el medio más efico% de realizarlo, si conservando toda 511 autoridad suprema y aun acrece nfändola sobre el mundo, él y ella los 5°' metiese al Romano Pontífice. Porque si a veces el Papa es contrario a l I2eY de España, es porque teme ver5ei convertido en un simple capell án de' gran imperio español, si el Rey velice a Francia y somete a los príncipe' italianos. Los consejos que da para la l'ea°. zación de este designio son de 111/: segunda intención larguísima, P orclii- - 261 el educar el Príncipe heredero en Ic' m a, el gobernar los dominios esPa ñoles por Cardenales y Obispos y le in tervención de los religiosos hasta en el pago de las tropas, porque Mali ciosamente dice que «la calamid ad de España es que cuando paga n o sabe a quién, no cómo, lejos de hisli anizar al mundo, que es lo que su ena en las palabras formales de Ca mpanella, lo eclesiastizarfa de toril-l a que hasta la memoria de España se p erdería completamente, que es ril u y probable lo que Carnpanella tendr ía recatado en lo más profundo de s u corazón. La grandeza de la Monarquía de s Paila le obsesionaba: «Señora de IOS mares», y si dominaba al turco ' s eñora también del mundo», que había dado la vuelta a la tierra con sus na víos, et brevi temporis spatio folias letra rum orbis gyrum emensa est, que el sol no se ponía en sus dominios y que por lo mismo en todas, las horas del día y de la noche en territorio español se ofrecía de continuo el sacrificio de la misa, semper ibi sacrifficia fiant Deo coeli et terrae; que mientras Francia se deshacía en guerras intestinas, España, identificada con sus reyes, gozaba en el interior de una larga y profundísima paz, tal vez por lo mismo de tener empleadas todas sus cabezas y manos en la conquista del Nuevo Mundo, en las guerras de los Países Bajos, en luchar contra herejes y turcos; que siendo pocos los españoles, bajos, macilentos y enjutos, tenían al mundo en un puño. Le gustaba el traje español y su lengua, pero no podía con su severidad y bravuconería. FR. JUAN (Continuará.) G. CASTRO 01.00000000000000000000000 000000 00000000000000060000000 00000 op0000000000oop00000000001500000000oop000000.." 00 0'4 30 0. — 263 — 00 0;50..0 0 O /0. A. PAGINA MISIONAL 0 O 0000000.0000000.o........,.......000000000000000.00.0000000...000000000000000000000000000000000000000o0O.° Sao Raymundo Nonnato, 24 de abril de 1934. Rvdo. P. Director de LA MERCED. Madrid. Mi muy amado Padre en jesús: Quería escribirle desde que llegamos de Buen Jesús, que fué el día 2 de marzo, pero el tiempo es poco para tantas cosas. Salimos de aquella villa, Sede de la Prelacía, el día 27 de febrero, después de terminada la Misión que dió tan buenos resultados, y colocada la primera piedra de la futura Catedral en el local escogido, que es seguramente el mejor del pueblo. Dios quiera que podamos empezar luego las obras de construcción y del Palacio y Seminario que quedarán al lado. Con pena de aquellos buenos bona jesuenses tuve que volver a San Raymundo, a inaugurar el Curso del pe querio Seminario, asistir a la misión de los PP. Capuchinos, que tuvo lugar con grandes frutos, del 19 al 25 del mismo marzo, y consagrar los óleos. Quedó allá como Vigario el sacerdote burgalés, don Feliciano Santiago, que se ha captado las simpatías del pueblo. Espero que llene bien su cometido. Nuestro viaje de vuelta fué por otro camino distinto del que llevamos a la ida, es decir, por el vaixao, llamado csemitumba • , llamado así acaso porque el camino va siempre entre dos altas sierras, en general muy juntas, que a veces se estrechan en una forma, que sólo queda el camino, lo necesario para poder viajar. En cuatro puntos la estrada estaba interceptada por la gran cantidad de agua allí acumulada, formando lagunas, por una de las cuales fué preciso pasar con el agua hasta la silla del caballo, con gran peligro de atolar, como aquí se dice. Felizmente fuimos saliendo adelante, y llegamos a Caracol el día 2 por la mañana, acompañados, desde un lugar llamado 'La Lagoinha», por el P. Angel que había salido a esperarnos con el auto el día anterior, pensando que llegaríamos antes. En estos viajes los cálculos fa' han. No tuvimos que lamentar incide ntes mayores, a no ser el que nos oc u a -rióenlpaso ce -balodeP.Ficnqutraílseño que nos acompañaba, y que estuvo ex' puesto a rodar por un gran precipicio, al espantarse, y un rasguño regular que yo llevé en la cabeza, al querer sujetar el sombrero que me llevaba una rama en el camino malísimo Y es' trechísimo, pues había que ir tendidos en los animales muchas veces para n° tropezar en los árboles. Así hay que viajar aun en el Sertaobrasileiro. ¡Dios quiera que podamos tener luego un camino más cómodo y más breve para ir a Buen Jesús! Se trata de reconocer dos o tres pum tos, por donde nos parece que se acortará considerablemente la estrad a , o las estradas actuales. Estas hacen una curva enorme, la una en dirección Norte y la otra en dirección Sur, de suerte que, si la recta que se va a estudiar en el nuevo reconocimient o es como suponemos, y nos ayuda el G.0' bierno, como se lo hemos pedido, tir" mando una exposición elementos sig' nificados de los dos municipios de Buen Jesús y de San 12aymundo, no baY duda que llegaremos a facilitar los vla" jes, hoy tan molestos, entre los dos pueblos. Para nosotros será un gran medio de comunicarnos y ayudarnos, Nuestro Seminario, aumentado este ario con seis niños más de primer o de latín, con los cuatro que teníamos sbn diez, empezó sus tareas escolares el d13 7 de marzo, fiesta de Santo Tomá s de Aquino, y siguen los chicos, unos tra' duciendo ya la. Guerra de J. Usa r .e .Historia Sagrada y Fábulas respectl varaente los de 2.° y 3. 0 , y dándole las declinaciones los de primero. Veo relativa facilidad en alguno s pa: ra el estudio (los pequeños que no te nían tanta preparación andan un Poe°„ apretados). Pienso que no sería tie0113' perdido, si, pensando en el porventrj se tratase de ir formando gente par" restaurar la Congregación del Maraen el Brasil. Sólo así podría haber gente para at ender a las necesidades espirituales d e la Orden en este país, y continuar la tr adición de los antiguos Padres que tan buena memoria dejaron en el Mara ñón y en Pará, Estados donde aún qu edan recuerdos de sus trabajos apostól icos, y Conventos, destinados a div ersos fines, que indican que no fueron va nos sus esfuerzos. P asamos en estos momentos por la tira prueba de la muerte del infatiga,ule y abnegado P. Fr, Pedro Pascual i .ab orda, religioso argentino, y Vigann de Santa Filomena, Parroquia que eu pa la parte más occidental de la 5,r elacía, muerte ocurrida en Gilbués, dis trito municipal. que pertenece a diSh a P arroquia, a donde había ido, desge lida.Buen Jesús, después de nuestra sapodíamos pensar en aquellos días cleNn0uestra permanencia allí, y en que ta nto nos ayudó en la misión, que tan ronto nos iba a dejar. ¡Qué pena, cuanu.° t anta falta nos hacía para poder ir Sigui endo la organización de las pa,rroq uias y formar en ellas la vida cris'lan a! El, que llevaba tan buenos dese os de continuar su labor silenciosa y e9ns ,, tante, entre aquellas gentes espar,',Ila s por los lugares próximos al río ar nahyba., y a quien tanto querían Por su sencillez y por su buen espíritu, Pe g racias a Dios se había conservar, no obstante las pocas comunicacio3es que podía tener con los demás Pa Paa res y hermanos. ¡Dios sea bendito que " nos lleva los Padres, cuando aún „si Pedía trabajar en su viña! ¡Confío que otr OS mandará en su lugar, pues a El, que a nosotros, le interesan las ' tea s y su gloria! b° dejen de encomendar al P. Ta ‚"da en sus oraciones. Los pp . Capuchinos de Bahía dieron, he dicho, misiones aquí, con I-ari dísirno fruto espiritual, como lo it.)1rUehan las muchas confesiones que j iJO , y la entreg a de algunos signos "só nicos y Biblias protestantes que tengo en mi poder. De aquí pasaron a Varcea Grande, a siete leguas hacia el Norte, y de allí fueron a Caracol, del 8 al 15 de éste, tincliendo yo asistir a la terminación de aquella misión los días 13, 14 y 15, con mucho consuelo por el mucho concurso de gente que acudió hasta del Estado de Bahía, que es limítrofe por la Parroquia de Remanso. De Caracol pasamos a «jurerna», que es paso obligado del carro; también acudió mucha gente. De allí los Padres fueron a San Blas, «Tranqueira» por otro nombre, y yo volví a casa por causa de las clases. Descansaron aquí los Padres los días 20 y 21, siguiendo el 22, domingo, para San Lorenzo y Queimadas, donde hoy deben estar, y seguirán después para Remanso y alguna Parroquia de Barra (Bahia). Muchísimo se ha hecho con estas misiones extraordinarias: Dios quiera que se conserve el fruto, y que se sientan los efectos del Ario Santo, pues para este fin las organicé, y que a todos lleguen los beneficios de la gracia del Redentor, comunicada por el Sacerdocio y los Santos Sacramentos. Quién me diera poder llevar estos Apóstoles del Señor a todas partes; nos ay udarían muchísimo y serían un sostén de la fe, anunciada y predicada constantemente por nuestros mismos Padres Misioneros, que, gracias a Dios, lo han hecho y lo hacen bien. Sigan pidiendo a Dios que nos mande nuevos Padres para seguir nuestra obra, y que estos fieles lo sean de veras, viviendo como pide nuestro estado de discípulos de jesús, y como cumple a fervorosos cristianos, hijos de su Santa Iglesia. Salude a todos los de casa y a los amigos, encargando siempre la oración en nuestro favor, y nosotros les corresponderemos C01110 podamos ante el Señor, y no olvide en el Santo Sacrificio a su afmo. s. s. y h. que le abraza y bendice, t INOCENCIO, OBISPO-PRELADO DE GURGUEIA (PIAUHY) ' -- P-e El traslado del HOUICIE10 a hiel d a de blancas palomas posaron su vu elo en la iglesia de la Merced, que en el silencio del anochecer abrió sus Pu ertas para cobijar cabe al trono de Le Virgen blanca dieciséis novicios wler cedarios En octubre de 1899 se establecieron nuestros Religiosos en Verín. Un periódico, «El Eco de Orense . , escribió entonces: «Débese a la gestión efica císima de este ilustrado sacerdote, paisano nuestro (M. 1. Sr. D. José María Rodríguez del Valle, Arcediano de la Catedral de Madrid), el establecimiento en Verín de la Residencia de Religiosos Mercedarios, allí instalada con aplauso de los más, a pesar de la contradicción de los menos y en beneficio de lodos». En estos treinta y cinco años de tal manera se estrecharon los lazos de espiritual convivencia, que los Padres Mercedarios son alma del pueblo, «tomando parte, como era justo, en las alegrías y penas de sus habitantes», según afortunada expresión, que bien pudo decirse profética, del primer Comendador R. P. Pascual Miguel. Y como los que en vida bien se quieren, tampoco la muerte les separa, para que así sucediese con los Mercedarios, los restos de cuatro de ellos fallecidos en Verín en este tiempo transcurrido desde la restauración, esperan allí el día de su resurrección y entre ellos están los del P. Cesáreo Fernández, víctima voluntaria de su caridad heroica, ya que por asistir a los enfermos prodigándoles además de los auxilios espirituales también los corporales, sucumbió él mismo, contrayendo la peste que en aquel año de 1918 probó a Verín y a toda España. Como epitafio sobre su tumba pudieran haberse escrito estas palabras: Tornó parte en las penas de/pueblo. Los hechos demostraron cómo la Providencia ha querido que los Mercedarios arraigasen en Verin, cosa que a juzgar por los cálculos y previ- siones de prudencia humana, no p a -recíamuyvibl,sotdmenra no entrasen en posesión de su legítima y antigua morada, según había sido el propósito del iniciador d e la restauración, P. Boneta. No es este el momento de hacer la historia de todas las vicisitudes y dificultades de todo orden por que pasó la nueva fundación, ni de las gestiones hechas para conseguir el antiguo convento. Todos los acontecimientos tienen su hora en el reloj de la Providencia. El 25 de abril de 1932 fue acordado por el Definitorio Provincial adquir! dicho convento. Precisamente cuanu° corrían vientos de fronda precursores de furiosa tempestad en que habrían de perecer todos los conventos de España. ¿Qué importa? Los crist ianos y con mayor razón los religiosos saben «que todos los cabellos de su cabeza están contados, y que no s°11 de peor condición que los palatinos, del aire, a quienes el Padre Celestial alimenta con solicitud. Dos largos años de prolijas, 1110,, laboriosas y delicadas gestione s 5' han necesitado para que los legítimos, dueños y seculares moradores de' convento, ausentes por obra e inius' ticia de la revolución de 1835, volv iesen a habitarlo. Estas gestiones iniciadas por el P. Miguel Escánez, Comendado r en, tonces de Verín, fueron continua das y llevadas a feliz término por el ulula" P. Antonio Rodríguez. Estaba reser vado a este Padre tan amante y en111+; siasta de Verín, el llevar a cabo es'" empresa, diríase mejor conquisit para con una sola palabra exprest" lo que costó lograr el triunfo. El 30 de mayo de 1934, cual ba nda- 265 -- que con su P. Maestro y el P . Comendador llegaban directaM ente desde Sarria. En la puerta de la iglesia les esperaba el P. Comendador P. Antonio Rodríguez con los demás Religiosos de la Comunidad y el P. Miguel Escánez, Comendador de Ferro!, y una vez recitadas las preces de los itinerantes, se bendijo el nuevo local del Noviciado, levantado desde los cimientos, reuniendo el máximum de condiciones requeridas para el objeto a que se destina. Como el pueblo nada sabía de la 11111M.... NUEVA COMUNIDAD DE VERIN De i zquierda a derecha; Primera fila; todos sacerdotes, PR. PP. Fr. José María Vallejo, Maestro de NoEscánez; Fr. Antonio Rodríguez, Comendador de la Casa; M. R. P. Provincial, Fr. Aletl ° Ba rros; Fr. Miguel Escänez, Comendador del Ferrol; Fr. Antonino Díaz y Fermín Gutiérrez, novicio. Se gunda fila: Fr. Antonino González, de votos solemnes; Fr. Miguel Aguiar, de votos simples; Fray bsisCle V ázquez novicio; Fr. Secundino Gómez, de votos simples; Novicios; Fr , Andrés González y Fray Gonzälez. Ter cera fila: Novicios: Fr. José González, Fr. Juan Ginzo, Fr. Sixto Tesouro, b0 Fr. Andrés Alvarez, Fray Os; Fr. Tomás Fernández, Fr. Jesús Fernández y Fr. Francisco Oil-Ortega. y C uarta fila: Novicios: Fr. Andrés Fernández, Fr. Julián Díaz, Fr. José Delgado, Fr. Andrés Villama- °I., Fr. F rancisco Lameiras y Fr. Bernardino Gonzalez. • - 266 -- venida de los novicios, al día siguiente, 31 de mayo, fiesta del Corpus, los socios de los Jueves Eucarísticos se vieron gratamente sorprendidos con la aparición en el presbiterio de dos coros de comulgantes, cual si fuesen vestidos de blanco, dos coros de auténticos apóstoles que vinieran a conmemorar aquel jueves santo de la Institución de la Eucaristía. ¡Visión del Cielo! ¡Parecía un sueño y era una realidad!... En aquella mañana de Corpus los socios de los Jueves Eucarísticos cantaron con más entusiasmo que nunca... «¡Yo soy feliz.., yo nada anhelo...! Con motivo de este acontecimiento, un ilustre hijo del Valle de Verín se ha dignado honrar las páginas de LA MERCED con el siguiente artículo, que agradecemos: A VEP1N siempre recordado, inolvidable Majorem h a c dilectionem nemo habet, uf animam suam ponat pro amicis suis (loan. 15, 13). No hay mayor prueba de amor que dar la vida por sus amigos. (5. Juan, c. 15, v. 13.) Iluminada por la razón y la fe, e informada por la gratísima experiencia de lo que había visto, oído y hasta palpado, la bien cortada pluma del Discípulo amado el Evangelista San Juan, nos certifica que Dios es amor. Y la bien perfilada del esclarecido Balmes nos dice que son una sola y misma cosa ese amor y la santidad infinita y eterna; así corro la finita y limitada consiste en el amor del hombre a su Hacedor, y por éste a su prójimo. Y como además, sea la bondad constitutivo esencial de la naturaleza divina: «Deus cajas natura bonitas», es fácil ver que amor y bondad forman el lazo indisoluble que encadena al Universo y todos sus seres y hasta el tiempo y la eternidad. Porqu e la primera y esencial propiedad del amor, es la atracción que llene por finalidad y objeto unir y enlazar. Así com o la esencial y primera del bien es comd; nicarse difundiéndose: «Bonum es' diffusivum sui.. Y como el hombre haya sido heehn a imagen y semejanza de su Creador, sentimos y vemos demostrado por la razón y la experiencia, que la primera y principal tendencia del ser hurnan°' la más íntima de sus inclinaciones, la que surge y brota de lo más Pr°' fundo de su alma, de lo más hondo de su corazón, es la imperiosa nec,esidad afectiva de amar y ser amad°' que ocupa su persona y embarg a su vida toda desde la cuna al sepulcro. Porque, según Bossuet, cuando P 10 5 formó al hombre, lo primero quepus°, en sus entrañas fué la bondad Y e' amor. Y de ese amor y bondad participan,' se gún su naturaleza y capacicla' todos los seres creados, cuantos con1:ponen y forman este grandioso 1-1111,1verso que aparece misterioso, así e:, los visibles como en los invisib les, 'o en todos inefable. Y merced a es' lazo, siendo tan varios y múltiples: se mantienen y perduran en esa adn-urabie unión, resultando de ella el den que los conserva sin men gua ;",, quebranto, lo que fuera imposib le s''' ese amor natural, mientras que tuerced a su influjo portentoso, todosr,' según Boecio, están y perdur an e" concierto y armonía. dad Empero ese amor y esa b on - „r están, como es fácil comprender', P' moda excelente y especial en el b°1121; bre, que además de sentirlos, e,s,„5 ellos consciente. Y de ahí que Nuestro Señor, al darle escrita l a 1-'e„' que según San Agustín, graba ra Yol antes en su corazón, da comie nzo 5, máximo y primero de sus precePt°,,s diciéndole: «Amarás al Señor tu 17,1,-3 con todo tu corazón, con toda tu y con todas tus fuerzas». Y encabeP — 267 — el S egundo, ordenándole que ame a también Madre y Abogada nuestra. 811 p rójimo corno a si mismo. Amar, Y tranquila vivía la benéfica Corpoqu e , según Lacordaire , es la más ración en su Casa Conventual, en la be lla de las palabras, es también la que se habían formado, educado e insqu e inicia el Texto divino de la Ley, truído en todos los ramos del saber q ue toda pende, se contiene y encie- y preceptos de la vida cristiana y N'a en esos dos excelentísimos e in- ligiosa tantos beneméritos hijos de rela apreciables Preceptos, en esos dos villa, del valle y de la región, y en llores que ocuparon en absoluto la ella había sido conventual el insigne vid a de Jesucristo, nuestro divino Re- Fr. Gabriel Téllez, Tirso de Molina, " e ntor y Maestro, que la pasó derra- prez y gloria imperecedera las leIlle ndo el bien, y que al ir a darla por tras españolas. Día de triste de recuerdo ,su s amados, que lo son todos los aquel en que el violento y furioso venu° 1-11 bres, dice a sus discípulos: «Este daval revolucionario anticristiano hizo es Mi precepto y nuevo mandamiento, salir de su lar bendito y benéfico a los qu e os améis unos a otros, como yo Mercedarios. ()s he amado, y en ese amor mutuo Hace algún tiempo regresaron a la con ocerá el mundo que &Sis mis dis- villa y entraron en su iglesia, que la ciPulo s, que predicáis mi doctrina». Mitra y Verín custodiaran en su ausenA certada mente, pues, dice la Filo- Cid ejerciendo en ella el culto con de()fi a que amar es querer bien «Ama- voción y esplendor. Pero en el reloj es t ve/le bonum». Empero aunque de la Providencia no había sonado la n varios los modos y medios que hora de entrar en su convento; habi:len e y emplea el hombre para expre- tación propia y adecuada para el vivir >s'e su amor y su cariño, y sean la religioso. Había de ser en el momenPal abra y la obra los principales, es to actual, en el que la Comunidad se vid ente que ocupa la obra el primer restableciese en la villa ilustre y de ' Liga r. Punto es menos que imposible recio sentir cristiano y por ende bien 11e 2 el amor expresado con obras sea amada de la Orden redentora, que Jig dfroso. «Obras son amores». Dice apareció en horas del siglo XIII tales v ulgo y los que saben; porque ven como las que corren del actual. Hoy, c,' ()Ilo s que es esencial la diferencia como entonces, necesita la Sociedad lre demostrar el amor con obras a maestros que enseñen la verdad con ' Igni ficarlo con palabras, entre el gra- la palabra y la confirmen con obras. (11° de certeza que se encierra en aqué- Porque como hemos dicho: «Obras Y la incertidumbre que puede ha- son amores». pher, Y hay, desgraciadamente a veces, Y así lo ha demostrado la Orden en istas. e Verba volant, opera ma- el correr de los siglos, enseñando con €171» . Son, pues, las obras el medio la palabra y devolviendo con la obra t„' egur o, casi infalible, con que de- la libertad perdida a innumerables es, Lles tra el hombre sus quereres, clavos. Y cuando fue necesario, y lo n4 ` 1g resa y revela el tesoro afectivoyfue muchas veces, antepuso la obra a .j„tle Puso el Hacedor en el santuario la palabra. Ante la imagen de Serapio su c y su mayor cuidado la aspado y descuartizado, uno cabe du . arda orazón, de ese tesoro. «Omni custo- dar a cuán alto grado llegó el herois1?, 5erva Cor tuum». mo de los hijos de la Merced. pi Y l levaba siglos avecindada en Ve- Ni por sueños viera el mundo cosa Celeste, Real y Militar Orden de igual; toda una congregación de hornti',, m erced, que para libertar a los cau- bres libres, nobles muchos de ellos, D.: 08 f undara la bienaventurada Vir- obligándose con voto a dar en rehe"u M aría, excelsa Madre de Dios y nes su libertad y hasta su vida, para, — sin excepción de personas, devolvérsela a los que la perdieran. ¡Libertad! ¡Qué mágica palabra! Don inapreciable según el Derecho: Libertas inestimabilis est. Y que según el poeta excede en valor a todo el oro del mundo: Non bene pro toto libertas venditur auro. Don que distingue al hombre y le hace responsable. Así como todo templo mercedario es un monumento a la libertad, y debemos entrar en él con el mayor respeto. Grandioso es el panorama y agradable en alto grado la vista del valle desde la fortaleza Monterrey que aún le da nombre. Su fertilidad, a pesar de un cultivo deficiente, la hermosura y belleza de su variada flora, sobre todo en primavera y otoño, es decir, en flor y fruto, el atractivo de la villa que ostenta hoy dignamente la capitalidad, la culta hospitalidad de sus habitantes, simpáticos por buenos y comprensivos; todo ese conjunto de cualidades mantuvieron vivo el natural y lógico deseo de la Orden Redentora de convivir con ellos y reinstalarse en su casa. Y en ella ha puesto su semillero, la más tierna, delicada y amable, sus novicios, esperanza de su porvenir incesante y continuada por siete siglos. Laudable propósito, V00..GIMDVD..0000...VGQGX:D...0000.0VVGGQ.000000.cVIDGGA.000g porque si todo plantel precisa sitio sano y abrigado para el crecimiento, desarrollo y formación de sus tiernos vástagos, máxime los destinados a la consecución de fines tan altos como los de la ínclita y netamente española Orden de la Merced. Quiso Dios nuestro Señor que Es' paña completase el mundo desc u -briendoAméca,lquestánvi e indestructibles nuestra carne, nues," tra sangre, idioma, virtudes y hasia nuestros defectos. Allá irán ya forma' dos muchos de esos jóvenes, llevan' do imborrable, como es todo lo de la adolescencia y juventud, el recuerdo gratísimo de Verín, del valle y de sus moradores. Y siempre que levanten sus almas y eleven su mente al Dios tres veces Santo será en súplic a de cordial gratitud, para que continú e derramando sus bendiciones sobre pule' blo para ellos tan amado, siempr e re' cordado, ¡inolvidable! JOSA M . RODRÍGUEZ DEL VALLE Y QUINTANILLA Arcediano de la S. I. C. de Madrid. Fiesta de la Visitación de Nues1r4 Señora, 2 de julio de 1934. ¡CONTRA EL CIELO! ®00.0eseen...000...enene-0.0o000-seeee...000...emen0000s 1 ¿Era aquel un hogar feliz? Así lo Pa recía al menos, cuando nos per miti inos introducir en él a nuestros lecto res. Sentada en una sillita baja, la M adre, joven y hermosa, se aprestaba a de snudar a su hijita, que se había qu edado dormida entre sus brazos. tic antadora era la pequeña, que rePre sentaba unos cuatro años; sus larga s pestañas sombreaban dulcemente les redondas mejillas, que tenían el ater ciopelado del melocotón maduro; ri zados cabellos de tonos dorados c alan desordenadamente en torno de su r ostro y todo su cuerpecito parecía de mármol rosa, tal era el firme mode lado de sus carnes. En pie ante ellas, el padre las contemplaba... Sin embargo, ante aquel cuadro de dul zura encantadora, la expresión del ro stro de aquel hombre era dura; sus ,eelas se contraían haciendo sombría le e xpresión de sus ojos y sus labios fuer temente apretados parecían temer que se escaparan de ellos palabras tal vez coléricas, que pugnaran por t'oil-1 19er aquel dique; pero la niña dorI» la , y tal vez el temor de turbar su Ino cente sueño, detenía la cólera del Padre. De sabotonado el vestidito, sin que 1 °8 suaves movimientos de la madre cles Pertaran a la pequeña, fue sustittliclo por un pijama, y en los brazos Ilater nales, más blandos que la plu- ma, fue transportada la niña a su camita, donde continuó su dulce sueño. Entonces quedaron frente a frente marido y mujer; en los ojos de ésta había lágrimas contenidas, cuya vista arrancó un movimiento de cólera al marido. Pero era tan dulce y mansa la actitud de su mujer, que la cólera no estalló aún. —Vamos a buenas—dijo tomándola de la mano y atrayéndola hacia sí—. Eres una pobre ilusa que tienes la cabeza llena de ranciedades que ya no se estilan; hay que vivir con el siglo y el siglo avanza... Nuestra hija tiene que educarse conforme a las ideas modernas, las que nos hacen vivir... porque no me dirás tú que cuando nos casamos vivíamos como ahora... —Pero éramos felices — dijo ella tristemente—. Dios bendecía nuestro hogar. El nos dió un ángel de su cielo y tú quieres que este ángel no aprenda a amarle_ Y como iluminada por una luz profética, la joven esposa se estrechó amedrentada contra su marido, suplicando con acento trémulo: —Por Dios, Juan Manuel!, deja que nuestra hijita sea buena cristiana, deja que la enseñen a amarle, o ese Dios justiciero nos la quitará. Por un momento pareció Juan Manuel impresionado por el acento de su mujer, pero sacudiendo aquel buen impulso, soltó una carcajada llena de — 270 — grosero escepticismo y encogiéndose de hombros: —No seas niña—dijo—. Nuestra hija es una hermosa criatura llena de vida, a la que veremos hecha una mujer. Déjate de sensiblerías y... a vivir. Y como su mujer no contestara, Juan Manuel prosiguió con tono brusco: —Tengamos la fiesta en paz, Luisa. Yo tengo que cumplir las órdenes de los míos y secundar sus ideas, que son las del progreso; tu madre era una beatona que no veía más allá de sus narices y de los cuentos tártaros que la contaban curas y sacristanes, te educó en sus ideas, pero hoy eso pasó a la Historia.., hay que ser laicos, hay que vivir con el siglo. Luisa juntó sus manos con angustia. —Me partes el alma—sollozó, mientras las lágrimas, largo tiempo contenidas, corrían por sus mejillas—. ¡Si teoyera tu madre!... —Otra que tal!—interrumpió brutalmente Juan Manuel—. Mi madre, como la tuya, eran de su época, la del oscurantismo. —¿Y no vas a dejar que la niña vaya a ese colegio tan bueno? El marido se encogió de hombros diciendo: —Irá puesto que no hay otro en el pueblo, pero la maestra acatará nuestras órdenes. Y dirigiéndose a la puerta de salida, dijo desde el umbral: —Voy al Comité, tenemos junta. No me esperes y acuéstate. Y cerró la puerta bruscamente, mientras la pobre Luisa se dejaba caer en una silla rompiendo en sollozos. — 271 — II Al día siguiente, doña Eloisita, la maestra de Villapinares, que así se llamaba el pueblo a que hemos llev a -doanuestrlc,vanó muy temprano, como tenía por cos' tumbre, y después de oir la única Misa que en su Iglesia se ce'ebrab a Y comulgar en ella, se aprestó a abrir su escuela en espera de la llegada de sus alumnas. Doña Eloisita era muy querid a en el lugar; mujer de bastante instrucción y bondadoso carácter, era, en unió° del anciano párroco, el paño de lägrimas de todos los necesitado s , la enfermera de todos los dolientes Y la consejera cariñosa de los atribulados' Joven aún llevaba algunos año s de viuda, y como el cielo la había ne gado la dicha de ser madre, todas ternuras, reconcentradas en su cor azön las derramaba sobre sus dis eipulas, cuyas almas inocentes se es' forzaba en formar en el más sant° temor de Dios. Llevaba quince at1°5 en el pueblo, y las más honest as Y fervorosas jóvenes de Villapinares habían salido de la escuela de dona Eloisita, a quien amaban como a una segunda madre. La espaciosa sala del colegio res' plandecía a los alegres rayos del SOI matinal; acababan de dar las nuev e Y doña Eloisita ocupó su sillón ant e la pequeña mesa de despacho, colocada en una tarima algo más elevad a cine el resto de la sala, y sobre el cua!' ocupando el centro del testero prin elpal , y bajo dosel de damasco roj o, se ostentaba un hermoso crucifijo, rega' a doña Eloisita por todas sus pie, y bajando del estrado dió dos alumnas pasos hacia ellos. Unas tras otras acudieron las niñas, Había reconocido a Juan Manuel, salu dando al entrar con un piadoso el nuevo alcalde de Villapinares, se(Ave María Purísima), al que contesguido del alguacil. taba dulcemente la cristiana profesora: El primero avanzó hacia ella, con-Sin pecado concebida. testando a su cortés saludo con cierta Y casi todas, las más pequeñas es- cortedad. l' eci almente, subían al estrado a dar —Señora Maestra — dijo apoyánu n beso a su querida maestra, que las dose en su bastón de autoridad—; son reía maternalmente. vengo en cumplimiento de una orE ntre ellas, Luisita, la hija del nue- den que hay que llevar a cabo sin vo a lcalde, subió presurosa los dos tardanza; espero que no pondrá usesc alones de madera, y empinándose ted el menor obstáculo a su cumplis obre la punta de los pies, rodeó con miento. SLIs r edondos bracitos el cuello de Como si la voz de aquel hombre doñ a Eloisita, que besó tiernamente Ja hubiera devuelto su tranquilidad, sus r ubios cabellos, diciendo: doña Eloisita contestó con el mayor — Bueno, bueno, Ahora a ser muy aplomo. juic iosas y aplicadas. —Usted dirá, señor alcalde, en qué V las niñas ocuparon sus pupitres, puedo servirle. ett Pezando las tareas. Y su mirada clara y límpida se fijó A quel día, contra su costumbre, en el rostro ceñudo de Juan Manuel, do ña Eloisita parecía algo preocupa- que rehuyó su mirada, mientras decía da ; su rostro, en el que solía brillar con acento brusco: esd dulce paz, patrimonio de las al--Es preciso que desaparezca esa 11-% puras y resignadas, estaba lige- cruz que tiene usted en la clase. Esl'% ente alterado, y al menor ruido paña es laica y no se deben permitir LV9IV id los ojos con secreta angustia ciertas manifestaciones en un centro `te ia la puerta de entrada, como si oficial. ternierd alguna mala nueva. La mirada de doña Eloisita se fijó be pronto la palidez de su rostro por un momento con indecible ex1-1rnentó y un estremecimiento crispó presión de amor en la santa imamanos sobre el brazo de madera gen: me su sillón; pasos de hombre reso—Ah! ¿España es laica?—pregun4ba n en la escalera. tó dulcemente --. Yo, setiör alcalde, L a buena señora esperó anhelante, no lo sabía. l os ojos fijos en la puerta; se huMas irritado por esta sencilla objeieran podido oir los latidos de su ción que ante una enérgica negativa, e°Nra zá n. Juan Manuel dió un fuerte golpe en el "os hombres aparecieron en ella; suelo con su bastón. ve rlos doña Eloisita se puso en —Nada de tomaduras de pelo—dijo - 273 — 272 — con cólera—. Ahora mismo, en mi presencia, quite usted ese Cristo si no quiere ir a la cárcel. Las niñas empezaban a asustarse y las más pequeñas estaban a punto de llorar. Doña Eloisita las hizo un cariñoso ademán de que callaran, y volviéndose al alcalde: —Yo no puedo oponerme a las órdenes de la autoridad—dijo con dulce firmeza—. Sólo le pido un favor, señor alcalde, favor de caballero a señora... Usted conoce bien mis ideas, no me obligue a quitar por mí misma esa sagrada imagen, a la que amo más que a mi vida, no tendría fuerzas para ello; ustedes son hombres, son laicos, según ha dicho; quítenla ustedes mismos. Y se apartó para dejar pasar a los representantes de la autoridad. —Súbete en el sillón y quítalo— dijo el alcalde al aguacil. Este era un viejecillo, medio cojo por el reumatismo; miró un momento la altura del sillón, después miró la imagen, y rascándose la cabeza por bajo el ala del sombrero, dijo con un tono entre humilde y socarrón: —Yo no puedo, señor alcalde... no puedo subir tan alto. Juan Manuel profirió un horrible juramento y lanzándose al sillón: —Yo lo quitaré—dijo con un rugido de fiera. Su mano se alzó, casi tocaba la cruz, cuando un grito desgarrador le hizo volverse con la mano tendida en el aire. Una niña de cuatro años, un angelito de Dios, se precipitaba hacia él llorando, gritando con desgarradora angustia: —¡No; tú no, papá, no le quites tú! Y queriendo impedir aquel acto sa' crilego, cuyo alcance no comprendía aún, pero que era su alma inocente en que ya germinaba el amor de Dios, Luisita se lanzó hacia su padre Con los brazos extendidos, el rostro i nflamado; no vió los escalones del estra' do, y tropezando en ellos cayó al suelo, chocando su frente con el bol*" de de madera. Un grito múltiple se escapó de todos los pechos al ver correr la sangr e de la frente de la niña que quedó innló" vil, como muerta. Un rugido salvaje se escapó del pecho de Juan Manuel, que saltand° del sillón al suelo, se precipitó hacia el cuerpo de su hija. Pero ya los brazos de doña Eloisifa la habían levantado, y ambos queda' ron frente a frente. Entonces ocurrió una cosa extra' aquel hombre, tan autoritario antes, bajó los ojos ante la miraaa de la maestra, y trémulo, con voz balbuciente, preguntó: —¿Se ha matado? —Tal vez le valiera más, dijo tris' temente la profesora. Y tendiendo a la niña en un s°fä' er empezó a lavarla la herida, que ° ancha y profunda. —Avise al médico y a la madre" la niña—dijo volviéndose al alguacil-que salió lentamente, mientra s rourmuraba: —Si no pué ser.., ir contra Dios." por muy laicos que quieran ser. Cl arriba pué más. III L uisita estaba acostada en su cama; stis padres, inmóviles ante ella, la Cont emplaban anhelantes, Juan Manuel se inclinó sobre aquel rostro encendido por la fiebre y que Pe recía más rosado por el contraste de los blancos paños que rodeaban eti frente. Los labios de la niña se movían murmurando palabras incoherentes. Itt en Manuel prestó atención: — IN°, papá! Tú, no; es papá Dios Y t e matará. Se irguió lentamente y miró a su luttjer; ésta, con la cabeza baja, llorab a en silencio. — Luisa...—dijo el desgraciado cogie ndola de un brazo—. Dime la verdad, Luisa, ¿nos la quitará... Dios? Al oir este santo nombre en boca de su marido, la pobre mujer lanzó un gri to indefinible. — No, Juan Manuel—dijo con suulitil e esperanza—. Si tú se lo pides; lú le prometes amarle de nuevo... 5i os es muy bueno, Dios nos dejará be stra hija; pero, pídeselo tú. alcalde vacilö un momento; el itle tante en que el ángel de tinieblas Y e l de luz libraron terrible batalla en stl a lma, su mirada se fijó angustiosa el rostro de la niña, cuyos labios "° 11n ulaban las mismas palabras: ¡No, 4P e; tú, noi; y vencido por aquellas Peleb ras, por el recuerdo de otras que m adre vertiera en su alma de niño, tP ° 1' l a súplica de su mujer, por el lìor a un Dios justiciero.., cayó de ‘cel las, con la frente oculta entre las 14no s, por entre cuyos dedos cris- ll pados corrió un mar de amargas lágrimas. ¿Qué dijo desde el fondo de su alma a aquel Dios a quien había osado negar? Sólo El pudo oirlo. Y como para probar que el llanto del pecador contrito es siempre acogido por su misericordia, la dulce vocecita de la niña le hizo levantarse como galvanizado. Luisita había abierto los ojos, en que lucía nueva vida, sus manitas se tendían, mientras gritaba: —Papá, mamá. ¿Por qué me habéis atado la cabeza? Y llevaba sus manecitas a la venda. —Porque te has hecho pupa, tesoro mío; dijo Luisa cubriendo de besos aquellas manos semejantes a capullos de rosa. Juan Manuel se acercó a su vez; tímidamente tomó la otra manita y la llevó a sus labios; al inclinarse vió que la niña llevaba pendiente del cuello una pequeña crucecita de oro. Entonces, con un movimiento más fuerte que él, tomó la pequeña cruz y llevándola a sus labios la besó largamente, con un beso en que iba la abjuración completa de sus pasados errores. Pero cuando quiso incorporarse no pudo, los bracitos de su hija le retenían y la fresca boca de ésta le cubría de besos, mientras decía: —Papá guapo, papá bueno. ¿Quieres mucho a papá Dios, verdad papaíto? —Sí, hija mía. ¿Cómo no quererle si me ha dado un angelito de su cielo? Y volviéndose a su mujer, que parecía próxima a desmayarse combati- •,e — 274 — da por tantas sensaciones, la estrechó entre sus brazos diciendo a su oído: —Por ella, por tí, quiero ser bueno; quiero amar a Dios; porque sin Dios no es posible la vida, ni el amor, ni la felicidad. Y las lágrimas de ambos esposos se unieron, sin amargura, sin tem o -res,comlauvinqescd a la tormenta, cuando el horizon te se abre de nuevo ante las caricias ani°rosas del sol. 1. G. a HEPREPOS iP.ELIGRO! Es muy frecuente disculpar nuestra pereza con la de otros: verdad es que podíamos y aun debíamos hacer mucho más, pero ¿qué hacen los demás individuos de nuestra clase o profesión? Es verdad que yo, sacerdote, o profesor, no trabajo gran cosa, pero otros hacen menos todavía. Si nos dirigimos a un empresario, médico, empleado, fraile.., preguntándole por qué en la situación angustiosa del mundo no hace mayores esfuerzos. no es más generoso con los necesitados, tal vez se encogerá de hombros diciendo: ¡Nadie se mueve! ¿Qué voy a hacer yo solo? Y creen justificarse de ese modo ante los hombres y quizá también ante Dios. Esto último es una funestisima ilusión: Dios ha de juzgar no sólo a las colectividades, al clero, al ejército, al profesorado, a los jesuitas, a los mercedários, sino a cada en particular, individllo y dará a cada uno se- gún sus obras. El mundo que es ciego y sordo (al menos para el bien) alaba o condena en globo al profesorado, al clero, a los dominicos.., sin darse cuenta de los valores individuales. Pero Dios, que todo lo conoce individualmente, no dejará pasar una sola moneda falsa entre mucha ni arrojará al fuego una sola esPi0 de trigo, por estar mezclada con un montón de cizaña. Esfuércese, pues, cada cual por dar frutos buenos. Escoja del inmens° matorral del mundo una pequeña P arcela que roturar y cultivar, y 110 se exponga a aparecer el día del juici° con las manos vacías. ¡Sufrir ía un terrible desengaño! WILHELM 111111111111111111111111111111111111111111111111111111111I11111111111111 AMENIDADES e te, La ambición L uis XIV, rey de Francia, conociendo la ambición de cierto cortesano sti Yo, le dijo un día: ----¡,Sabéis el español? — No, majestad— respondió el cortesano. — Lo siento—replicó el rey. E l cortesano sospechó que si lo aprendía en seguida le nombraría el rey e mbajador. Y sin pérdida de tiemPO, empezó con tal aprovechamiento su est udio, que unos meses más tarde e Presentó de nuevo ante el rey, y le --Señor, he aprendido ya el espa- íioi. ---4Y lo sabéis de tal modo que poc14 1 s hablarlo como los mismos esparlol es?—le dijo el rey. tesano. majestad—respondió el cor— Os felicito por ello—añadió el porque podréis ahora leer el ' Qui jote» en su lengua original. el rey de Inglaterra Jacobo I, había manifestado en su primer audiencia mas vivacidad y ligereza que juicio. Después de la audiencia, el rey preguntó a Bacón qué le parecía el embajador. El filósofo respondió que «era un hombre grande y bien hecho». —Bueno —dijo el rey — ; pero yo deseo saber qué opinión tenéis vos de su cabeza. —Señor — contestó Bacón —‚ la gente de gran talla se parece algunas veces a las casas de varios pisos, en las que el más alto de ellos es el peor amueblado. ¿Qué es el hombre? De 1 a 10 años, jilguero. De 10 a 15, chorlito. De 15 a 20, pollo. De 20 a 25, faisán. De 25 a 30, gallo, De 3e a 40, pavo real. De 40 a 60, mochuelo. De 60 a 70, grajo. De 80 a 90, avestruz. De 90 en adelante. ¡Dios nos la depare buena! El poeta C ierto poeta novel, presentó a un un libro de sus versos, que e ababa de editar. ' B ueno—dijo el amigo—, pero )este libro se vende? se vende—respondió el poe----; lo que yo no sé es si habrá citlie n lo compre. La talla y la capacidad Cier to embajador de Francia ante Consejos Los niños son como se educan. Si no se arrancan las malas hierbas a tiempo, pronto las ortigas nos echarán del huerto. Juventud ociosa, vejez desgraciada; juventud trabajadora, ancianidad feliz, El que quema en su casa leña verde, tendrá más humo que calor. A. M. WEISS ADIOGR AMAS evocación ¡Es tan dulce soñar como entonces y evocar recuerdos que estaban dormido! ¿San Pedro se llama Portero del Cielo porque realmente ejerce ese oficio abriendo y cerrando sus puer1118?, O ¿porque lo ejerció en la tierra? Porque lo ejerció en la tierra y aquí su cargo y dignidad y las llaves q ue van pasando de Papa en Papa h asta la consumación de los siglos. Qui en, pues, abre y por no abrir cierra Puertas del cielo con plenitud de i.no ridad es el Romano Pontífice, y des Pués con poder de orden Y poder de jur isdicción recibida inmediata o triedi atamente del Papa son también Por teros del cielo los obispos y sacerdotes , los cuales con los sacramentos, espe cialmente con los de perdón de lOs p ecados, abren a las almas las ki ertas del cielo. dej ó Lo mismo que ahora, —era yo muy niño— sentado en el césped a orillas del río, una tarde de mayo tranquila, deseé con ansia dejar de ser niño... Hoy, mirando lo mucho que he andado, quisiera de nuevo volver a ser niño, que es dura la senda y es largo el camino, y los niños lo andan cantando sin sentir en sus pies los espinos. SUP ERIORA DE UNA COMUNIDAD PO- A veces pretendo cantar de igual modo que cantan los niños, y olvidar con el canto las penas; pero no consigo que las zarzas no hieran mis plantas..., y al sentirme herido se me nubla la vista y exclamo: ¡Quién pudiera volver a ser niño! Yo bien sé que los tiempos pasados no vuelven, Dios mío, y es preciso por fuerza o de grado andar el camino..: FR. JOSE CEREIJO MUIA7OS Mercedario. 42.— Por economía usamos a veces Pu ra las dos luces que se necesitan la celebración de la misa, de los euracabos para aprovechar los cah 0 5 de la vela. El capellán muestra P,ePugnancia en decir con estas luces misa, ¿hay alguna prohibición? 'D esde luego no es recomendable, 186/0 es tolerable! No le faltan al ca1)el lán motivos para esa repugnancia, 1)9r oue está mandado que desde el 1)ri ncipio de la misa hasta el fin, luzdos velas de cera; es de tal iml) ° ri ancia esta ley que si antes de la l`' us ap,, ración llegan a faltar las dos ,s4lees , debe interrumpirse la misa; y `13n fr ecuencia, cuando se usan los 12' Ltra cabos, se apago ya el uno, ya 11)s dos en medio de la misa, cosa de malísimo efecto para los fieles. Hay, pues, que tener preparadas velas, y aun así se corre peligro, por inadvertencia, de decir la misa sin una de las luces, y a veces sin las dos. No, madre superiora, velas, grandes o chicas, pero velas, y que no estén ya al ras del enchufe del candelero. Por pobres que estén, es tan poca la economía, que raya en mezquindad. UNA PERSONA DEVOTA, PERO DE LAS SELECTAS QUE ASPIRA A LA SANTIDAD CUESTE LO QUE CUESTE. —Es necesa- ria la vida mística para la perfección cristiana? La vida mística está constituida por la contemplación sobrenatural. Hoy día los más y los mejores de los teólogos afirman que la vida mistica es necesaria para la perfección cristiana, en su sentido estricto, y como todos no sólo estamos llamados sino obligados también a esa perfección, todos estamos llamados a la vida mística y obligados a quitar los estorbos y a alcanzar las disposiciones para la misma. No voy a entrar en razones, sólo diré esta brevísima. Vivimos según amamos y amamos según conocemos.: Si la perfección en el sentido que suponemos, es llevar una vida heroica, o sobrehumana, tal vida supone afectos, que son los móviles, y pensamientos, que son sus normas, sobrehumanas. Afectos y pensamientos tales son los propios de la contemplación sobrenatural. UJÄN ..00.0000000000000 0 0.000000 0 . 0 000000 00 re-2 .00000 0 2 00 oo o °copo 00 g 00 O o. 000 NOTICIAS e3) o- 00 MADRID Peregrinación al Cerro de los Angeles.—E1 domingo, 1." de julio, la Archicofradía de los Jueves Eucarísticos, establecida en la iglesia de la Buena Dicha, fué en peregrinación al Cerro de los Angeles. Siete autobuses transportaron a 225 personas. Algunos más, por espíritu de penitencia, fueron a pie, y otros en autos particulares. A las ocho celebró la Misa de Comunión en el altar del monumento el P. Manuel Cereijo, Superior deliüestra casa. Durante la misma pronunció una plática el Director de la Archicofradia P. Fernando Diez. Primero comulgaron los caballeros y luego las señoras en filas interminables. El recogimiento y el fervor se hermanan con los cánticos entusiastas en aquel lugar Santo. , Terminada la Misa se ordenó la procesión Con el Santisiino, en la que figuraban unas' 350 personas. En la iglesia de Nuestra Señora de los Angeles, bendición y salve solemne. Después del desayuno al aire libre, dirigió el Viacrucis en la capilla de las Madres Carmelitas el P. Fernando Diez, y a continuación, emocionante acto de consagración ante el monumento, bajo el sol abrasador de Castilla, terminando con vivas entusiastas al Sagrado Corazón y a España. El canto, en que tomó parte todo el público, fué dirigido por un coro de señoritas y el sacerdote don Valeriano Hurtado. A las once y media regresaron a Madrid. ALARCON (0) Nuestra Señora de las Mercedes, para 13 imposición del hábito de la Orden de 13 Merced a don Luciano Saludes de Rosca y Louis-Mercié. Verificó ésta el Muy Reverendo Padre Provincial de Castilla Fray Alberto Barros, que presidia el Capitulo, y fué apa' drinado el neófito por el Vice-hermalle Mayor, y le vistieron el manto don Emilio Acero y don Antonio J. de Villares.—(pe El Debate.) Es de notar que los Sres. De Salude s de Rosell han tenido entre sus ascendientes varones ilustres por su doctrina y piedad, que se honraron vistiendo la blanca librea Mercedaria. Nuestro Menologio recuerdit al V. Berenguer Rosell en el dia 23 de no; viembre. Nos congratulamos y damo s 13 bienvenida a los Sres. Saludes de Rosell' El dia 10 de mayo, fiesta de la Asee sión del Señor, después de una esmerada' preparación a cargo del Rvdo. P. dose, Cereijo, hicieron su primera Comunión 49 niñas del Colegio. Las acompañaro n e3 tan memorable fiesta sus compañeras, que ascienden a 200, y las ex alumnas. Por 13 tarde se celebran los cultos acostumbra' dos del mes, renovando las promesas dei bautismo las niñas de primera Comunión' terminándose con la bendición del Sa lltisimo, después de la cual recitan preciosos versos a la Santísima Virgen. El mes de junio empieza con el Octavari° de todos los años al Santísimo; terminad° éste, el Apostolado de la Oración, estable' ciclo en esta iglesia, celebra la solemne Novena al Sagrado Corazón de Jesús. pOY° En la iglesia del Monasterio de MerceEl dia 26 del pasado mayo se ordenare darlas de Don Juan de Alarcón se reunió el Capitulo de la I. y P. Archicofradia de de Subdiäconos los jóvenes Corista s si' — 279 — gnientes: Fr. David Biain,•Fr. Amadeo Gonz ález, Fr. Manuel Carrera y Fr. Ignacio Robles. t)e pr edicación cabe todo en una frase. "Les P adres Gaite, Armengol y Tarrio han 8411C1 0 la mayor parte del tiempo en este alnes d e mayo y en junio. El Padre Comenrclor Predicó, entre otros sermones, el t' f iduo de Hijas de Maria en Caldas. Rúa de Petin se ha fundado otro ‘'entro de Jueves Eucarísticos por el Re4rendo Padre Armengol. Cuenta con Oh o Coros. 8e t rabaja un poco, un mucho y no e da tiempo ni para contarlo. Así, que csta otra crónica, que Dios mediante, será', pr onto.—Fn. R. SANJURJO. HERENCIA Por fin el día 12 de mayo tomó posesión 'bel C argo de Comendador de esta Casa el • erendo Padre Eliseo Pérez, que para de 'le v ino nada menos que de Puerto Rico, h' etnie desde el ario 1927 trabajó en el mii lsterio parroquial y levantó la iglesia de 1.4 nu eva parroquia de Nuestra Señora de M erced en la ciudad de Ponce, de la , fdie el primer párroco, y últimamente et,e ntaba la de Camagüey. Halagüeños :esni fados son de esperar de su actividad • Competencia en el Apostolado. ZUMARRAGA h Qo n una solemne Novena preparatoria j tneS c elebrado la festividad del Sagrado etaz6n con el mayor esplendor posible. ,La Misa de Comunidad se celebró a las IleiS Y media en el altar dedicado al Divi1,o Co razón , adornado preciosamente. 11 41'n dar mayor solemnidad a la fiesta, 4,11be Co munión general; se acercaron nujerosos fieles, en la cual se destacaron n úmero de caballeros y obreros, que tih' tes de emprender su ordinarias tareas Cisieron dar esa prueba de amor a Nuesl'° 2cilor Jesucristo. A las diez, Misa mayor, por el Coro de Noviciado; a pesar de ser día laborable, asistió numeroso público. A las seis de la tarde, como en dias anteriores, se expuso Su Divina Majestad; después de rezar la Estación y Rosario, nuestro fervoroso Capellán habló breves momentos del amor del Sagrado Corazón. Conmovedora resultó la procesión del Santísimo, que a continuación tuvo lugar en los hermosos jardines del Noviciado. El pueblo en masa acudió a este acto, dando mayor realce numerosos niños de los Colegios de Hermanos de la Doctrina Cristiana y Religiosas Hijas de la Cruz. El 21, festividad de San Luis, hicieron sus votos simples perpetuos siete religiosas: Sor Maria Paz Oliden, en este Noviciado; Sor Maria Luisa Mendizábal y Sor Esperanza Basterra, en nuestra Casa general; las restantes, en las respectivas Casas donde prestan sus servicios, cuyos nombres son: Sor Teresa Artola, Sor Rafaela Galdós, Sor María Begoña Aspiazu, Sor María Cruz Balerdi y Sor Milagros Echeveste. A todas nuestra felicitación más expresiva. El 23 emitieron su profesión siete novicias: Sor Benigna Lavín, Sor Francisca Martinez, Sor Caridad Mendizábal, Sor Maria Dolores Barandiarán, Sor Inés Barandiarän, Sor Maria Cruz Gómez y Sor Maria Begoña Echevarri. Recibió los votos el Párroco de Andoain don Joaquín Bermejo; después habló en términos tan conmovedores, que arrancó las lágrimas a todos los presentes. La ceremonia, como siempre, resultó muy hermosa. Rogamos a los lectores de LA MERCED pidan a Nuestra Santísima Madre aumente el número de vocaciones; por falta de personal ha habido que renunciar a más de diez nuevas fundaciones en el curso de este ario. - 280 FERROL Y LEQUEITIO Exámenes oficiales.—En los que fueron colegios de nuestra Provincia, de Ferrol y Lequeitio, ahora traspasados a la Sadel y a don Manuel Uribe respectivamente, se verificaron con gran éxito las pruebas de fin de curso del bachillerato. En Lequeitio hubo una matricula de honor, 33 sobresalientes, 36 notables, 68 aprobados y siete suspensos. Además fueron aprobados los 17 que se presentaron a ingreso en el Instituto. En Ferrol obtuvieron 15 matriculas, y el correspondiente número de notables y aprobados con algunos suspensos. Merecen especial mención los alumnos Carlos Cervirio, Evaristo Diaz, Fructuoso Freire y Alfonso Quintia, que obtuvieron las mejores notas en casi todas las asignaturas de quinto ario. ¡Nuestra enhorabuena más cordial a profesores y alumnos! NECROLOGIA El P. Fr. Pedro Paseual Taborda, de nacionalidad argentina, Vigario de Santa Filomena de la Prelacía de Born Jesús de Gurgueia, Piauhy, Brasil, falleció en GilbuAs, municipio de la Parroquia de Santa Filomena, el día 7 de abril de 1934, a consecuencia de fiebres malignas, que no se le pudieron cortar, y a las que no resistió el corazón por ser el Padre delicado de salud. Llegó a la Prelacia el ario 1924, y el Excmo. Sr. D. Fr: Pedro Pascual Miguell primer Prelado de ella, le nombró Vigari° de dicha feligresía el dia 8 de marzo del mismo ario, por tiempo indefinido. Fue un religioso modelo por su sitavi" dad de carácter, por su bondad y piedad' siendo queridísimo de sus feligreses que lo tuvieron como un maestro y gu ía n° sólo en el orden espiritual, sino tarnbiéP en asuntos materiales. Muere joven todavía, pues apenas con" taba cincuenta y cinco arios de edad. En la visita que en enero pasado hiz o a Buen Jesús el Excmo. P. Inocencio Lee5 Santamaría, estuvo allí el P. Taborda 10111' visitar a su Prelado, ayudó muchísimo la misión que en dicha Villa se dió, y nada hacia sospechar una muerte tan ráPielg' R. I. P. DE ADMINISTRACIÓN Giros recibidos en esta Administrad° y que no podemos abonar por ignor ar a quiénes corresponden: Ptas.- En el mes de mayo: Gómez, de Tarancón En el. mes de mayo: Un giro de San5,°° tiago En el mes de julio: Fernández, de 5,0° • Orense Rogamos a las personas que haya: puesto estos giros nos digan a qué s115eriptores se los abonamos. CON LAS DEBIDAS LICENCIAS Editorial Católica Toledana, luan Labrador, 6, teléfono 211.
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