Mártires de la Merced en Madrid, siglo XIX

erdii
15
DE JULIO DE 1934
S TI
Orgapo äe su Veperable
Oräep Cercera y (ofraäías
Dirección y Administración:
Silva, 25.-, Madrid (12). -Teléf. 12803
NUM. 7
•c»
M A R 10
MÄ RTIRES DE LA MERCED EN MADRID. — DE LA MUERTE A LA ETERNIDAD, por Fr. P. Deldo Capeáns.—EL ILMO. P. FELIPE GUIMERÄN,
por
MISI ONES CATÓLICAS EN EL AÑO 1933, por Uján.—EL
Fr. Guillermo
Vázquez.—LAS
CARDENAL TREJO PANIAGUA, PROTEC-
por Fr. Juan G. Castro.—PÁGINA MISIONAL.—EL
por D. JOSé M. Rodríg
uez del Valle.—jCONTRA EL
por Julia G. a Herreros•—AMENIDADES.—EVOCACIÓN, por Fr. JOSd Cereijo.—
4ADI OGRAMAS, por Uján.—NOTICIAS.—NECROLOGÍA.
TOR DE
LA BEATA MARIANA DE
11/AS LADO
JESÚS,
DEL NOVICIADO A VERN,
Mártires de la Merced en Madrid, siglo XIX
1 7 de julio de
1834-17 de julio
de 1934
Ce ntenario glorioso para las Ordenes de la Compañía de Jesús, de San1) Do mingo, de la Merced y de San
vrQn cisco es éste en que se inmolaron
M adrid las primeras víctimas de la
141 entendida libertad, verdaderos
112 rt ires de Jesucristo según fundado
tlire eer, sin querer prevenir ni adelanrno s a la definición de la Iglesia,
1, 4, e Si se promoviera la causa sería,
' 111 d uda, favorable.
Qes ervando para adelante, cuando
Mejor documentado, el tratar larmente este asunto, que bien lo mehoy como recuerdo de nuestros
l'illa nos de hábito sacrificados la
noche del mencionado 17 de julio de
1834, doy el modo cómo murieron
nuestros ocho religiosos, tomado de
un artículo titulado «Noche sangrienta» de D. Carlos Amer, publicado el
18 de julio de 1892 en la « Correspondencia de España».
Por el estilo se ve que está transcrito o calcado en documento que tuvo
a la vista y que no cita. No desespero
dar con él.
«Religiosos muertos en el convento de Mercenarios calzados
»P. Maestro Fr. Manuel de Esparza, Provincial de Castilla, autor de
la «Historia de varones ilustres de la
Orden de la Merced». Presintiendo
— 242 —
la muerte que le esperaba, reunió a la
Comunidad en las primeras horas de
la tarde del 17 y señaló los padres
que podían sustituirle en el Gobierno
de la Provincia, según las leyes de
la Orden. Al anochecer moría en el
coro a tiros y sablazos.
»P. Presentado Fr. José Melgar.
Víctima de un accidente que le dió al
oir los gritos de las turbas que penetraron en el convento, [iré llevado a
su cama y allí le mataron a bayonetazos.
»P. Presentado y Maestro honorario Fr. Eugenio Castifieiras. En su
celda puesto de rodillas, ofreció a sus
asesinos cuánto poseía, contestándole aquéllos que no buscaban su dinero, sino su vida, y se la arrebataron pasándole a bayonetazos.
»P. Presentado Fr. Francisco Somorrostro. Le dividieron la cabeza a
sablazos en el coro, y una parte del
cráneo fué encontrado cerca del altar
mayor.
»Fr. Lorenzo Temprano. Traspasado a balazos en los claustros, dió
algunos pasos y se le halló muerto
en un charco de sangre.
»Fr. Baltasar Blanco. Murió fusilado en el coro.
»Fr. Vicente Castaño. fluyendo
por los claustros fué muerto a balazos.
»Fr. Victoriano Magariños. Pilé
muerto en la bodega, donde se hal laba escondido, a sablazos y bayon e
-tazos.
»También fué muerto a cuchilladas
un Donado de San Francisco, lim osnero de unas monjas, cuyo nombre Y
convento se ignoran, y que se había
refugiado en el convento de la Me'
ced por hallarse enfermo,
»Heridos hubo en dicho convent°
los que voy a nombrar:
P. Maestro Fr. Ramón Masalier,
que se había ocultado entre unas es'
teras. Buscando religiosos para Ina'
lados iban los amotinados cuand°,
pincharon con las bayonetas en el
montón donde se escondía el P. gesalier. Este recibió uno de los pm;
chazos en la boca; pero no exhal ó e'
menor quejido, y así pudo salvarse
de una muerte segura.
»Los demás fueron Fr. Jerónilli°
Constela y los criados del conveni°
Evaristo Herrero, Sebastián Vecino
y Juan Corral.»
De la muerte a la eternidad
14Yo de luz
te! Estas almas al postrarse ante los
n eme aquí en las altas cumbres de venerandos restos de aquellos seres
t'al v ida. [Ah! ¡Qué mezquino parece queridos a quienes tanto amaron, se
sienten i
ahora lo que antes, en la plenitud de la tiales p mpregnadas de suaves y celeserfumes, de dulces y embriav Ida, r esultaba tan grande! Ya terminaron las acerbas penas y las bullicio- gadores aromas de vida y de imortasas al egrías; se esfumaron para siem- lidad.
Pre las atrevidas y arriesgadas ambi- Más luz, más amor, más vida
i ,i°rIes humanas; evaporáronse, como Hay un deseo en el fondo del alma de
lana espuma, las floridas ilusiones, querer
vivir cada vez más, que le obli'k a e stas cumbres comprende el horn- ga a exclamar: ¡Más luz, más amor,
"re el valor exacto de las cosas. Huye más vida! Este sublime grito es el grito
el a nior, huye la dicha, el placer que de todas las almas, es el ardiente anhentes e mbriagaba, no es más que una lo de todos los corazones, es el hambre
Palabra sin sentido: la gloria, que an- que siente por lo infinito, la sed divina
ftes t anto deslumbraba, es engañosa y que sólo la puede saciar lo eterno, lo
Ahora comprende que no hay absoluto: Dios.
que un solo valor, una sola reali- aquel coloso de los mares, con
Zacl en la vida: la eternidad. Pero ¡ahl un Colón,
puñado de españoles, va en busca
Pe cado entenebrece el alma, oscure- de un nuevo mundo, que dormía en
l a c onciencia, abruma al hombre medio de las espumas de las aguas.
d' n ° r tnernente en los oscuros umbrales Una sola aspiración animaba sus vale;7 la et ernidad. Las palabras muerte y rosos pechos, un solo pensamiento los
da, p
esan sobre él como plancha de dominaba, encontrar lo que tan ardiene.- ,'° 410 . ¿Es que está perdido? No, no temente buscaban. Y cuando allá, en
Perdido; el hombre sumido en su lontananza, descubrieron el nuevo
3'qr miseria, ve fulgir en medio de mundo, palpitantes sus corazones de
; h'S d ensas tinieblas la suave y apacible júbilo, plenos de alegría, exclamaron:
Imez d e la misericordia divina. Si gran- 1111:,,e,s el poder y la justicia de Dios, ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Tierra!
la misma manera el alma cansarieo-rucioia.más grande es todavía su mise- da,De
rendida, fatigada, de buscar acá
lo que tan ardorosamente anhela
% R. 1 h ombre sabe que la muerte no es yabajo
no lo encuentra; sedienta de dicha,
b: que un lúgubre túnel y sabe tam- de felicidad, de amor, y convencida de
intin que al otro lado aparece la luz, luz que no le es dado hallarlo en las criaruta, amor sin límites, vida eterna. turas, exclama: ¡Más luz, más amor,
in mortalidad, la eterna reunión ms vida! Y cuando llega a las altas
tu' aq uellos a quienes amó, el amor cumbres
de la existencia y entrevé los
isiallä de la muerte... ¡Ah, dichosas resplandores de la luz inextinguible,
rliZ,tiees almas para quienes el gran exclama en los transportes de inmenso
'erio de la inmortalidad es la rnuer- júbilo: ¡El cielo, el cielo, la eternidad!
---
— 244 =
Y ¿qué me dicen esa sed, esa hambre, encontraré la vida inagotable, la vida
que constituyen la esencia del alma? eterna, entonces y sólo entonces, seré
¡Desgraciadas almas que creéis que feliz, porque participaré de la vida Y
todo termina acá abajo! ¡Qué triste y es- felicidad de Dios al participar de su
tupendo debe de ser para aquellos que misma vida.
Ya no me extraño que San Agustín
no creen más que en la muerte y la
cCuando busco a mi Dios.
escribiese:
nada!
a de
Pero no, no acaba, porque lo que no busco precisamente hermosuras, ni
existe no puede acabar sino para vol- carne, ni luz de tiempo, ni armoní
ver a comenzar de nuevo. ¡Sí, veré a aromas, ni abrazos, ni vida, que ule
. Con
mi Dios! En El he de encontrar todo puedan arrebatar las criaturas
que
todo,
busco
una
hermosura
que
florece,
cuanto busco... Tanto tiempo hä
11.15
vengo buscando la luz, la luz sin som- donde nunca jamás se marchita, y
luz
pura,
y
no
la
he
que
brilla
donde
nunca
jamás
anoche'
bras ni ocasos, la
encontrado... Quise sondear y aclarar ce, y aromas y armonías que se perci'
desparra.'
todos los problemas, y no he resuelto ben, donde el tiempo no las
y
abrazos
que
se
dan,
donde
ma,
ninguno; quise escudriñar todos los see se
cretos de los mundos, todos los miste- ca jamás se apartan, y amores qu a, Y
nos de la naturaleza, y comprendí que gozan, donde nunca jamás se olvid
cuanto más investigaba menos sabía, vida que se vive, donde nunca jama s se
Y, sin embargo, me encontraba siempre muere. Todo esto busco, cuand o Y°
ávido de saber. ¡Ah! ¿Qué es esto? Es busco a mi Dios.
que un día saludaré la tierra en donde ¡Con qué pensamientos tan dulce s se
podre hallarme satisfecho, porque allí fortifican y robustecen las almas Par3
encontraré la Inteligencia infinita de mi cruzar la solitaria región de la vej ez 3/
adormecerse suavemente en el lech o cle
Dios.
Durante la vida anduve en busca del la muerte! No importa que las tiniehl3s
amor, y apenas le encontré. Porque el las envuelvan, si la gran luz del nue1r°
amor que busco, no es el amor de las día las disipa y la Iglesia viene a Serr
1°'
criaturas. ¡Oh, este amor no llena, no tarse a su cabecera y le muestra la
harte
el
amor,
la
vida,
el
cielo.
satisface! Busco un amor que me
eternamente, y este amor es Dios, a Volveré a encontrar a
quien veré con mis propios ojos.
los que he amado
Errante anduve en pos de la vida. La
La infinita y eterna bondad de Pieconseguí, la sentí en mí, veía que se
cons013'
acrecentaba de día a día, pero ¡ah! muy ofrece a los que mueren otracons uele0 14
pronto llegué a la cumbre y entonces, dora esperanza, otro gran
e 11,,-,
con honda pena, observaba que decre- que mira al corazón de carne qu 1'14
ha
dado
y
que
desea
ser
también
cía, que la bajada de la pendiente era
n de;
rápida. Hoy me encuentro débil, sin mortal, y es que en aquella regióer0s 5
hallar
fuerzas, sin resistencias para la lucha, paz y del amor, donde
veo que me voy inclinando hacia la Dios, le hallaremos rodeado de tul,1-e
tumba, termino de todo lo de acá abajo. los que «viven en la tierra de los
hall
¿Es que he llegado al fin? ¿Va a termi- vos». Y si yo vivo, ¿por qué no cluleil
ij
nar todo? ¡Oh, no! «Entonces veré a mi vivir todos los míos, aquellos a
tanto
amé?
Si
yo
he
triunfado
Dios en la tierra de los vivos » . En El
real idades del vivir y de las soledades
cle l a nada, ¿por qué no habrán triunfado t ambién ellos? Si yo allí, en la
ete rna región beatífica, he de conservar mi i nteligencia, mi conciencia, mi
Perso nalidad, mi libertad, ¿por qué
ellos no la conservarán? Si la fe y la
,razö n me dicen que sí, entonces, ¡oh
'elicidad embriagadora!, los reconoceré
t odos, a todos a quienes tanto amé.
-.11tonces volveré a amar con la plenitU d del amor, de la amistad, de la diella. El corazón quiere amar siempre a
qu ellos a quienes amó. Por eso quiere
vivir s iempre; no morirá sino para vi\rir, ¡Ay! ¡Si fuese para vivir sin volver
ver a los que amé, qué desgarrante
; rlste za, qué amargura sin fin! Pero no,
veré, los reconoceré. ¡Dios mío!
¡Creo, espero, confío!
V ed cómo grita el corazón: «¡Oh
InUert e—decía una gran personalidad_
Podré entregarte todo lo de más; pero
a mis amigos!» Escuchad otro cla no; no creo que sea dad o
‘nlar i nocente y
p rofundamente, sin
sentirse penetrado de religión y de in 11 ° rt alidad! Lo que siento m
e parece
d411u ncio
de otra vida. ¿Cómo emociones
ame es te genero no habían de ir más allá
;" la t umba?» « 1\lo es un dolor el amar
,'11 s ólo en esta vida?—decían
dos esvos o
s a las risueñas riberas d el mar—.
sentís gusto por el amor eterno?»
He ahí la verdadera realidad. He ahí
pm110 habla el corazón: « ¡Oh muerte,
nociclra e e ntregarte todo lo demás, pero
uellos a quienes amo!»
11'' s tit luego.— Adiós,
h asta siempre
n o de los momentos más dolorosos
t.' la v ida, es la desaparición de los setaes qu eridos, de aquellos a quienes
Iltcioi° s e ama. Pero viene la fe a mitigar.
r del angustioso drama con los
245 —
nítridos fulgores de la consoladora esperanza, y entonces decimos a los que
se van: « ¡Adiós, hasta luego!» ¡Oh, qué
dulces palabras! Pero los que no tienen
fe, los que no ven fulgir los esplendores de la esperanza, sólo podrán decirles: « ¡Adiós para siempre!» ¡Qué frase
tan fría! ;Qué hielo lleva al corazón!
Para el incrédulo, ¿qué queda de la esposa, de la hija, de la madre? Sólo un
puñado de polvo en las lobregueces del
sepulcro y un lecuerdo que irá perdiéndose en el mar del olvido...
¡Qué feliz se siente el hombre de fe
que sabe que morir es ir a ver a Dios y
ver a Dios es la suprema felicidad! Por
eso exclamaba en la última hora una
alma de fe: « ¡No creía que fuese tan
dulce el morir!»
Morir para el incrédulo es caer en la
nada, es ver la noche eterna que no
tendrá amanecer, es dormirse en un
sueño que no tendrá despertar. ¡Qué
tristeza, qué desolación, Dios mío! ¡Oh,
dejarlo todo y no esperar nada; dejar
todo lo que se ama y no esperar más
que la soledad del sepulcro! ¡Qué situación tan desgarradora! ¡Adiós, hasta
siempre!... Pero qué dulce y atrayente,
qué soberanamente halagadora y suave: ¡Adiós, hasta luego!
Luminosa página evangélica
Hay una página evangélica, eminen-
teniente luminosa, reveladora de las
bellas intuiciones del corazón. Jesús
tenía doce discípulos, con quienes compartió los dulces solaces de su vida
apostólica y a quienes escogió como
piedras fundamentales de su Iglesia.
¿Los olvidará el divino Maestro? No.
Antes de separarse de ellos, les decfa:'
«No se turbe vuestro corazón; voy a
prepararos un lugar» "(1). ¿Con qué fin
va Jesús a p repararles este lugar?
(1) Joan, XIV, 24.
-- 246 —
«Para que allí donde esté, estéis tara- van nuestras luchas, nuestras victoriaS
bien vosotros». ¿No es este el mismo y que las aplauden. La Iglesia pide que
eclamor del corazón cuando grita: «Oh tengamos la dicha de vivir en su soci
muerte, podré dejarte todo lo demás, dad y de vernos.
pero no aquellos a quienes amo? »Hay en la Misa de difuntos una
más todavía. El impaciente y ción muy consoladora que puede rePeHay más
aatrevido apóstol Pedro, le pregunta: tirla el sacerdote por sus padres ya f
en
la
cual
no
sólo
pide
Por
«¿A dónde vais? » — « A donde voy, tú no llecidos,
puedes seguirme ahora; pero luego me eterno descanso, sino que suplica tenga
que
seguirás». Nervioso, inquieto el após- la dicha de verlos. «¡Oh Dios mío
nuestr°
qué
no
nos
habéis
mandado
honrar
a
«¿Por
tol, vuelve a preguntarle:
con
ahora mismo? (1). ¿Acaso no puedo yo padre y a nuestra madre, tratad
morir por vos? » Si es que la muerte bondad el alma de mi padre y el alma.
perd°'
sirve de obstáculo para seguiros, fué de mi madre; olvidad sus faltas;
e 13
decirle, moriré para que no nos separe- nádselas y haced que, en el gozo d
luz eterna, tenga yo la dicha de verlos.'
mos ya más.
En otra parte les dice Jesús: «Os sen- ¡Oh Dios mío, qué alegría tan inmen"
e cle
taréis en doce sillas, juzgando a los sa inunda mi alma al saber que h
dar
todo
a
la
muerte,
menos
aquellos
hijos de Israel» (2). ¿Cómo podrán juzgarlos si no los conocen? ¿Cómo los que seres queridos a quienes amo!
han de ser juzgados han de conocer a
Brindo por el cielo
aquellos que van a ser sus jueces? El
¡Qué dulce y consoladora es la 11°5
Evangelio, pues, viene a confirmar
de
la esperanza!
esas embriagadoras revelaciones del
Era
un médico; firmaba sus libros
corazón humano. El es la suprema recon el nombre de López de Regq
velación del amor de Aquel que amó a
ejercía la Medicina en Madrid.
los suyos, y los amó hasta el fin, más
Como hombre de ciencia, comPrerr
allá de la tumba. Jesús manifestó a sus
que se aproximaba su muerte y que
dió
discípulos, con delicadezas y matices
aquel
era el último día de su vida.
conmovedores, cuánto los amaba, soLlamaron
a la puerta de la cas a Y
bre todo en los últimos adioses del Cepreguntó:
náculo. ir-os va a olvidar y no los va a
—¿Quién llama?
conocer allá en la región de la eterna
—Un enfermo que viene a la c°11'
luz y del eterno amor.
La voz de la Iglesia
La Iglesia Católica de mil formas
viene a confirmar y robustecer las confortadoras intuiciones del corazón de
que en la eterna gloria nos hemos de
ver y conocer y nos hemos de amar.
Todos los días nos presenta a los Santos amándose en el cielo e interesándose por nosotros; nos dice que obser-
(9 Joan, XIII, 37.
(2) Matth, XXX, 29.
sulta.
—Que pase.
Y con el frío de la muerte, mira al
enfermo y le dice:
—Es mi última receta, con la qtle
gano el pan de mis hijos.
Llamó a su mujer y a sus hijos, Y
torno de su cama les decía:
xr
—Mirad, yo voy a morir; me v°J.,,/0
cielo; tengo esa dulce esperanza.
lloréis; Dios, a quien servimos, nr)
abandona; no quedáis huérfanos, oS r"
— 247 —
Comiendo que perseveréis en la virtud,
qu e huyáis de los peligros del mundo.
'17 a hora traedme una copa de chamP ene, que quiero brindar por la gloria
d el cielo.
i C uánto consuelo llevaría a su alma
este de liciosísimo brindis! ¡Oh, fe bendita, que así haces entrever la felicidad
fin al que el Señor tiene preparada para
,las a lmas en el momento de abandonar
las r uinas del cuerpo! ¡Oh dulce y suave esp eranza, que en esos momentos en
qu e el alma está a las puertas de la
eter nidad feliz, en las sedientas ansias
de be atitud, las hace exclamar:llAbrid-
14e, ab ridmell (1).
bres a que subió la Doctora avilesa?
Pues tuvo su comienzo aquella vida de
espiritualidad tan heroica en el sublime
p ensamiento, que desde su infancia
llenó todo su ser: ¡Eternidad! ¡Eternidad! ¡Eternidad! Y allá, en la soledad
de su casa, en el rincón de su huerto
castellano, pensaba: ¡Eternidad! ¡Eternidad!
He ahí las dos potentes alas que elevan las almas de las lobregueces de la
vida a las altas cumbres de la santidad.
He ahí las dos vigorosas alas que se
necesitan para volar al cielo.
Amor beatífico.—Goce eterno
1011, eternidad!
El Evangelista San Juan nos describe
en su Apocalipsis aquella visión mag¡Oh eternidad, el que te inventó tenía nífica de los venerables ancianos, que
ti% q ue humano poder! El espíritu del prosternados
ante el Cordero Inmacula'lumbre mide el curso de los astros y do, le cantan con delicadas cítaras el
2 °Mete el rayo a su servicio; pero en cántico nuevo:
« Porque has sido muercuanto piensa en tí se paraliza, sucumto,
y
nos
redimiste
con su sangre para
be y r etrocede avergonzado! Dios, de toda tribu, pueblo y nación, e
K)b , p ensamiento sublime de la eter- hiciste de nosotros un reino para
nueskuclad, el que tiene la desgracia de
per- tro Dios» (1). Entonces, Señor, cuando
2erte, es un débil juguete de la muerte entre en el goce de ese reino, quedaré
Y de la vida...;
porque huye de la vida absorto en la visión del objeto amado,
3›.. • v
ive; van en busca de la muerte y... que sois Vos, Dios mío, y mi voluntad
l a encuentra; pero sí sufre las su- quedará prisionera en absoluto de la
'remas agonías de una muerte eterna! vuestra; veré cara a cara a mi Dios y
¡Qu e d esventura tan tremenda! mi
p ensamiento quedará totalmente
, i0/-1 eternidad feliz, el que te alcanza, absorbido
por su grandeza y mi volunrlri endo halla la vida, porque logra tad
arrastrada
hacia El y la adentra en
irse de una manera definitiva e
insesus
senos.
P4ra ble a la misma vida de Dios, a esa
¡Oh, amor del cielo! Amor seguro,
r;i da 1 de luz perpetua», hartura plena amor
purísimo, amor continuo. Amor
b ios, reposo y descanso eterno!
que durará tanto como Dios y es la
1 Pe nsamiento de la eternidad—es- suma comunión de Dios y la criatura;
2-1b e San Ag
ustín—alegra a los justos, del Dios, que es amor esencial, y de la
:Jrra a los impíos; pero a unos y a criatura, que ha entrado d efinitivamen`r°s , a buenos y a malos, es provecho- te en la misma órbita de Dios.
' Q uien podría medir las altas
(1) Exc lamación de Lacordaire.
P. DELGADO CAPEÄNS, O. DE M.
Poyo ( P ontevedra), julio de
(1) Apocalipsis, V, 9.
1934.
dp0000%
o
gooec %
o
o
n00000000000000000o0000000000000000000
oor
O
.0 o o
O
oCP0004200 O
00 O Out» o 0000000000•0•111n ••00000000‘.00000.0 O no, 0.0o co,
Santoral Mercedario
° %
o. 2 oogob
• °C.C'')%%°°g
O.°
O O O o 00000000130000000000000000
O b00000.000000000000000000000000000000000000000000
°°°000°°°
ae
°C)°°°°°°
años.
En el capítulo de 1591 le nombraron
Comendador de Orihuela, pero gobernó el convento del Puig, según demuestran las aprobaciones de su His-
toria breve de la Orden de Nuestra
Señora de la Merced... publicada ese
año en Valencia,- obra llena de noticias interesantes y en estilo digno del
tiempo.
(1) Boletín de la Merced de 1923, pág. 198. Lo
mismo sucedió a su coetáneo el Beato Juan de Ribera, hijo del Duque de Alcalá, virrey de Nápoles.
(2) Arch. de Navarra, Mercedarios, leg. 416.
(3) A. C. A. Monacales, tomo 2.659, que contiene
el libro de capítulos.
Ansioso de mayor recogimiento,
obtuvo en 1593 breve para pasar a la
Cartuja (1), como otros comparwros
suyos, pero no lo ejecutó, quizá es'
perando la recolección que en la M erced intentaba fundar el Rvdmo Z u-
mel. Su amor a la contemplació n dió
a la vida del P. Guimerán un ton°
elevado que advirtieron perfecte men'
te todos los contemporáneos.
Predicaba mucho y muy fervorosa'
mente y ocupó varios arios la canon'
jia de lectoral de Tortosa, que, coro°
las demás de Cataluña, era accesible
a los regulares, y continuó así hasta
la época moderna, siendo numerosos
los mercedarios que la obtuvieron
varias catedrales.
En el capítulo de 1597 fué nombra'
do Comendador del Puig, y en C l de,
1600 definidor de Provincia. En le?
se celebró capítulo en el Olivar, Y el
Rvdmo. Monroy propuso la divisió
de la inmensa provincia que abarcabß
toda la Corona aragonesa, en treS,
saber: Aragón, Valencia e Italia,
do elegido provincial de Valen cia eP. Guimerán.
Terminado su gobierno fue 1'
en 1606 Comendador de Valencia
definidor general, asistiendo cc )11 estile
título al capítulo de Guadala jara e"
(1) Boletín de 1922, pág. 250.
249 —
1609, donde salió General por todos
los votos, menos el suyo.
Los decretos de este capítulo se reeren en su mayor parte a los conventos americanos, a
qui enes el
General_dirige
Un a Carta Pastoral,
llefi
El Ilmo. P. Felipe Guimerán t el 24 de enero de 1617
Nació en Valencia de la noble familia de los Guimeranes o Guimerá, originaria de Cataluña. Parece, sin embargo, que hubo dudas acerca de la
legitimidad de su nacimiento, pues en
1614 obtuvo dispensa antes de ser
consagrado obispo (1).
El 13 de agosto de 1575 figura en
el convento de Barcelona entre los
24 religiosos que dan la obediencia
al Rvdmo. P. Francisco de Torres,
general de la Orden (2). Debía ser
joven aún, pues ocupa el decimonono
lugar.
Al capítulo provincial de 1585 asiste el P. Guimerán, Comendador de
Tarragona, y se le confiere el título
de Presentado (3). Obtuvo cátedra en
Tarragona, y debió ser por estos
—
%o
la Orden los estatutos que en Castilla
había hecho el Maestro Aguayo en
1611 para los noviciados.
El capítulo intermedio debía juzgar
n e de amor, en la que va
inc luído
el Orden de pro-
ceder contra los culpables , l imitando las facul1M :s dse(l1o)s. Vicarios gener,le
E ntre
otras cosas les
hibió enviar los reli gio s os del Tucumán,
C hil e y Santo Domingo,
le s p rovincias del Cuzco Y Lima, que eran más
rica s, pero no al contrarjo.
Las primeras, aunque muy escasas de person
as, debían sin embarR.0 ab stenerse de recibir
e los
f ugitivos de las
Pro
()frias.
b ánse normas a los
Profi?. , sores:
las clases
debían ser de hora y meac omodándose en la
enser-lanza de la Teolofu a Santo Tomás y al
Rever
endísimo Zumel,
El Ilmo. P. Felipe Guimerán, Obispo de Jaca.
cle b uena memoria. En
el e_
ap ítulo intermedio, celebrado en
la marcha del gobierno y confirmar al
ure
ia en 1612, se mandó además
General por otros tres años. Guimev eer las lecturas o cátedras dorán se levantó para ir al coro a espe(l
qec;_, eas por oposición, como venía rar la decisión, pero los vocales se
taK( e ndose en Castilla con gran ven- opusieron, confirmándole por unani" T ambién se extendieron a toda
(1 )
p
¡t'eh. 1-1. NI.
Códices, 564-13.
midad, y pidiendo a la Santa Sede
que aboliera los tales capítulos intermedios, que tenían a la Orden en con-
— 250 --«La uniformidad pacífica con que se
tinuo movimiento. Algunos generales aceptaron con ese pretexto un obis- hizo su elección fui anuncio de la que
la Orden tuvo todos sus seis años, que
pado a los tres años.
a
l
os
franceses
una
fueron
los más quietos que hayamos
Concedióse
casa de recolección en Burdeos como conocido. Era en la sangre, noble, de
las erigidas en España, y el General los Guimeranes de Valencia, señores
con los provinciales de Aragón y Cas- de las villas de Valdo, Nalech,
filia decidió en favor de Francia el dadela y Guimerán.»
«Ascendió a este oficio, no con la
pleito de precedencia con Andalucía.
i
Son muy interesantes todos los de- violencia que suele la fortuna autor corno
zar a sus validos, per saltum,
crelos de estos capítulos.
Por encargo del Rey tomó parte el dicen, sino de grado en grado, que es
s se
P. Guimerán en la expulsión de los por donde ni los contemporáneo a de
moriscos de Valencia, ayudando al desdeñan, ni la poca experienci
Arzobispo y Virrey, Beato Juan de Ri- los cargos nota a los promovido s de
incapaces.»
bera.
En 1610 imprimió en Valencia la «Estudió lucidamente, fué lector,
presentado, maestro, catedrático en
Vida y muerte del venerable P. Pedro
Nolasco, mercedario sardo recién fa- Tarragona y después en la iglesia de
Ilecido en olor de santidad, y en 1614 Tortosa. Tuvo las encomienda s de
Xätiba, Origüela, el Puche y la de
las Constituciones de las monjas
mercedarias de Sevilla, con las vidas Valencia. Fue vicario provincial, tras
de las fundadoras, obras de grande esto provincial y últimamente agora
espíritu (1). Los bibliógrafos enume- general de la Orden toda, aguardály
ran otros opúsculos suyos y abundan- dole para remate de sus merecirnien'
tos, la mitra de jaca, que obtuvo aca'
tes manuscritos,
Terminado el generalato en 1615, bado su sexenio...»
fue propuesto para el obispado de «Su vida, puesto que lograda hasta
Jaca y consagrado en Valencia por su casi la decrepitud, fué un jardín ce'
Arzobispo en octubre de 1616. Cayó rrado de flores y de frutos religiosos'
luego enfermo, falleciendo santamen- un plantel cada año, cada mes Lii°
y u!'
te en Valencia el 24 de enero de 1617. maceta, un ramillete cada día
Su sepulcro, de mármol, se conservó clavel cada hora. No tuvo la
gran respeto hasta el siglo XIX, dad en él instantes de que diese c ucacon gran
ta; siempre estudioso, observant
en que el convento fué demolido.
que le
Tirso llama al P. Guimerán incul- penitente y digno del nombre
pable en las costumbres, doctísimo dan de santo cuantos le conocieron.'
«Sus ayunos, penitencias y morttri;
en la cátedra, fervoroso en el púlpito ,
tracaciones
pueden entrar en la lista
»
y reformado en la observancia
zando de él esta hermosa semblanza: las de los padres del desierto. Pesv;eg
que tomo el hábito hasta su muer".
(1) Hay ejemplar de las tres obras citadas en la
ayunó los viernes todos a pan y a gn4 '
13. Dicha.
--
251 —
Y
Ya cuando prelado, para deslumbrar y animaba con su ejemplo a sus fercur
iosos y dar un tapaboca a la mali- vores.»
ef e, que desacredita con título de hipó- . «Tan codicioso fue de la asistencia
cri tas a los perfectos, fingía las no- a las divinas horas, que aun no las
Ches antes de su ayuno dolores de perdonaba cuando acabado de bajar
Ca
beza, de modo que era proverbio del púlpito, acostumbran los de este
ent re los de su celda decir todos los ministerio
guardar sudores, mudar
Jueves: Apostemos que nuestro Padre camisas y fortalecerse con regalos;
am anece mañana con j
aqueca.»
sino que inmediatamente se traslaeDe votísimo fue sobre los de su daba del sermón al coro.»
tienlpo de 1 sacrosanto sacramento; «Fué especialísimo devoto del andel ante de sus aras se le pasaban
gélico Doctor de Aquino, por la segu, Cas i enteras las noches, con tanto ridad de su doctrina, por la pureza de
recreo de su alma que se le hacían su virginidad y por lo encendido de
inst antes. Y porque el bien en tanto su oración. Pagábale el Santo estas
es más perfecto en cuanto más se finezas, pues afirman de nuestro buen
coni
unica, para que los fieles con más maestro que se le apareció la noche
frec
uencia gozasen este real convite, misma en que le eligieron General de
dej ó dotada en nuestra iglesia de Va- nuestra
Orden y le dixo: No temas,
lencia la solemnidad de las Quarenta Felipe, que Dios te ha puesto en este
hora s, por todos los jueves del año, oficio y Elfe dará fuerzas.»
en q ue, sin los encierros segundos
«No vistió lienzo desde que entró
(te
este disfrazado amante, le goza en la Orden hasta que se trasladó al
clt-le lla ciudad noble entre los primo- cielo, ni aun cuando obispo, con moes acc identales, donde nos mira por
rir tan lleno de años; ni lo permitió en
vidr
les..ieras y nos acecha por canee- la cama, con dar licencia para una
sábana nuestras constituciones.»
` Y como la prevención para esta «Profetizó muchas cosas ocultas, y
1111p rosía celestial es la pureza del
entre
otras pruebas de esto, sirva de
espí
ritu, la mortificación del cuerpo, testimonio el que dan el Dr. Tudela,
el ag uamanos de las lágrimas y
el
i) cr ificio de sí mismo, instituyó fam- médico insigne de Valencia, y mosén
Colón, sacerdote amigo suyo: diciénlen
una hermandad de ciudadanos doles que advirtiesen a doña Catalina
en .c' bie s, que en la misma nuestra igle- Catalán había de morir su esposo el
e l, t
odos los miércoles y viernes en día y la hora misma que sucedió; esei_ont
unidad devota, derraman en ano- tando no poco distante de Valencia el
t ileci endo su piadosa sangre en remalogrado. Acaeció esto tres meses
vcr lo
de la que el Cordero de Dios después de la de este varón del cielo.
,, e , ti ci p or ellos; y sin que los einba- Lo mismo advirtió al mismo mosén
' 8 de su oficio bastasen a impedir Colón hablando de esta misma serio1.* nu estro viejo santo la asistencia a
ra y diciéndole: Déjala, que en breve
' n gan ancioso
empleo, los predicaba la sacará Ntro. Señor de este trabajo
—
breatinoonooncioonnoijemocmon 00 00000001:100000t100 oommobOti ambo=
252 —
Y
y se la llevará a donde no entrarán senectud pacífica, hasta que ellos
ción
las congojas; siendo así, que falleció ella le trasladaron de la peregrin a
nel año mismo que esto dijo, que fue caduca a la patria venturosa, mude
do de la suerte que había vivido, con
el de 1617.2,
«La caridad que tuvo a los enfermos que se dice todo.»
resplandeció en él con tantas veras «Yace en nuestro monasterio de
que General y Obispo visitaba dos Valencia, en sepulcro señalado; y de
le
veces cada día a los que necesitaban lo poco que sus amados pobres
de alivio y de regalos, dejándoselos dejaron de caudal, heredero aquel
real monasterio labró un curioso
a la cabecera...»
claustro que hoy lo ilustra» (1).
pontí«Cerca de dos años le gozó
FR, GUILLERMO VÁZQUEZ
fice la cátedra de Jaca, acrecentando penitencias y virtudes a esta dignidad
sagrada y a los muchos años de su
(1)
d
Téllez: Historia general de La Merce,
fol. 215.
El liberalismo económico
padre de la tiranía
económicas.
Ejercicio de esta libertad es la competencia, desigual
batalla en que sucumben los modestos y timorato s Pr°'
nes
ductores,
y triunfan los grandes, los osados y los
51'11
conciencia.
Botín de esta batalla es la acumulación del pOder
económico y, por consiguiente, del político en ma nos de
muy pocos.
Consecuencia final, el empobrecimiento y la ,sciaof'
tud
política del pueblo.
Las Misiones católicas en el año 1933
o
o
Del
oacwociocm00000aciou oacm00000000000000-um0
0000aoaeoacl000 00cwoo ooa oacmoa °clama° o
(CONTINUACION)
COREA
Del 6 al 16 de marzo se celebró la
Asa mblea de Ordinarios. En una pasto ral colectiva comunicaron a sus fieles
la s d ecisiones tomadas y los exhortan
a t omar parte activísima en la Acción
Cat ólica, la cual con el de las Misiones
so n los dos ideales predominantes del
l'on tificado de Pío XI.
Cr earon dos comisiones: la de Acción
Cat ólica y la de Prensa.
Pr eside la primera el señor Morris,
Pre fecto Apostólico de Penyang. Tiene
Por objeto proveer de elementos cien-
Consiste el liberalismo económico en la libertad
oferta y de demanda como regla universal de las relacio'
ob oopooOno0ootmona
tí ficos e instrumentales, para conferencias , p royecciones . y cinematógrafo;
Ori entar y secundar los trabajos de los
°1isi oneros en el campo de la economía
r ural y social, beneficencia, asistencia
M edica y emigración, y divulgar en el
eXtr anjero el estado de la Iglesia católic a en Corea.
L a Comisión de Prensa se hará cargo
`ie la propaganda de la refutación de
Obras impías y heréticas, de la edición
ge li bros, revistas y diarios, de las relaci ones con el Gobierno, etc. Bajo sus
dallsP'cios se edita una revista mensual
oc henta páginas, titulada «El Joven
‘-atö lico», verdadero alarde de cultura
arte tipográfico.
U ubo en el último ejercicio 6.000 bauListuos, con lo que el número de católicOs as ciende a 135.000, que pronto se
,,\rer a c onsiderablemente aumentado,
"Iles son 10.000 los catecúmenos.
t Sac erdotes indígenas hay actualmen'e en Corea 89, y 258 los jóvenes que en
Seminarios menores y mayores se
están preparando para el sacerdocio.
Prestan servicios en hospitales y
escuelas 223 religiosos, de ellos 160 del
país.
En noviembre último llegaron a
Corea 10 misioneros irlandeses para
evangelizar parte del vasto Vicariato
Apostólico de Taiku.
INDOCHINA
Los católicos son 1.300.000.
El gran acontecimiento del ario fue
la elevación al episcopado de un sacerdote indígena, el Excmo. Sr. D. Juan
Bautista Tong, cuya consagración verificó el mismo Romano Pontífice el 11
de junio, como ya queda reseñado. Es
coadjutor, con derecho de sucesión, del
Vicario Apostólico de Phat Diem en
Tonkin.
Al júbilo de los católicos se asociaron
los paganos. El jefe de los bonzos tonkinenses saludó al nuevo Obispo y besó
su anillo pastoral. El Emperador de
Amman recibió al Obispo en solemne
audiencia y le honró con un banquete.
Desde su desembarco hasta la capital
de la diócesis su viaje tuvo las características de un triunfo. Magnífica polarización del mundo pagano hacia
Roma. Esto sí que es un sano internacionalismo.
Con más razón que los indígenas,
porque con mejor motivo, se mostraron jubilosos los misioneros extranjeros, padres de la Iglesia católica en
Indochina. Debieron saberles a mieles
estas palabras del nuevo Obispo: «El
primer Obispo annamita en estos rito-
-
254 -
mentos, en que los misioneros ponen
en mis manos el sagrado tesoro por
ellos conquistado a costa de tantos sacrificios y aun de la misma vida, y me
confían tantas obras en estado floreciente: iglesias magníficas por ellos levantadas, escuelas, seminarios, y se
disponen, dejando esto, a partir a otras
regiones, donde el trabaj o, apenas esbozado, está todo por hacer, desde lo
alto de esta cátedra, en la capital de
Tonking, donde Teófano Vénard y tantos otros mártires derramaron su sangre, semilla fecunda de cristianos, tengo que deciros: Padres míos en la fe,
vosotros habéis trabajado y sufrido, y
es muy justo que vuestro hijo, el primer Obispo annamita, cuanto se lo permita su voz emocionada, os diga que
todo esto es gloria vuestra y que el
vuelo de las águilas honran el nido de
donde salieron».
¡Cosa providencial!, a estas fiestas
asistieron descendientes del Emperador Minh-Mang, que hace justamente
un siglo desencadenó una feroz persecución contra los católicos con ánimo
de exterminarlos, y del Beato Pablo
Buong, mártir de aquella persecución,
porque las familias del perseguidor y
del mártir llegaron a emparentar hace
unos veinte arios, y tres biznietos de
aquel Emperador están actualmente
haciendo la carrera sacerdotal en el
Seminario de Hué.
Otra prueba de los progresos del catolicismo en la Indochina se nos ofrece
con ocasión de la celebraciAn de las
bodas de plata episcopales del Vicario
Apostólico de Buichu, el Dominico español Muriagorri. En sus veinticinco
arios de obispado vió aumentada su
grey con la conversión de 50.000 paganos y con el bautismo de 130.000 niños
huérfanos, que dan un total de 180.000
almas incorporadas a la Iglesia, el
1.
- 255 -
cuerpo místico de Nuestro Señor jesucristo.
El número de católicos es hoy de
340.000. Los misioneros subieron de 36
a 116. Se levantaron 250 capillas. 1-1a3r
1.312 escuelas parroquiales para niños
con un total de 55300, y 1.325 para ni'
ñas con unas 56.200 alumnas. Ademas
hay 830 escuelas inferiores con 64.725
alumnos; 14 superiores con 413, V 54
escuelas mixtas con 3.120 estudiantes
católicos y 2.100 paganos.
El 17 de noviembre se inaugur ó en
Hué el primer Colegio de segunda ense•
fianza dirigido por las Misiones extral
jeras de París. El edificio se levantó
como por arte de encantamiento en
menos de ario y medio. Por no poder
admitir a todos los p:etendientes, hub°
que hacer un concurso de eliminación,
y sólo se quedaron con 133 alumnos:
28 católicos, uno protestante y los de'
más paganos.
La nota triste del ario fué el ciclón
que devastó la Misión de Quinhon•
Voladuras de tejados, desplomamient°
de paredes, asolamiento de algun°s
edificios y de 40 iglesias, las restantes
hasta 110 gravemente averiadas;
cristianos, de los 15.000 que componen
la Misión, sin albergte; 17 víctim as Y
gran número de heridos en los nov iciados de Binch Dinh y hospici o de
Go Thi; 250 leprosos de Qui-Hoa, aten'
didos por las Franciscanas Misioneras
de María, viviendo en chozas hechas
por ellos mismos con bambú y pa ja,ue3
causa de las gravísimas averías q no
sufrió la leprosería, es un índice
completo de las desgracias causadas
por este ciclón.
SIAM
Los disturbios políticos, tan frecuetr
tes en este país, como se sabe, no per
tur baron la labor misional, salvo en INDIA ORIENTAL HOLANDESA
casos particulares.
Ei Vicario Apostólico de Bangkok
Se cumplió el ario pasado 1933, el
be ndijo el 24 de junio en Chao-Chet la 125.°
aniversario de la entrada de saduo décima escuela levantada por el
cerdotes católicos en aquellas islas herP . B roizat, de las Misiones extranjeras méticarnente
cerrada por la persecude París, acontecimiento digno de espe- ción protestante.
Habían sido evangeeiali sima mención en esta época de cri- lizadas en los siglos XVI »
y XVII por
S1 s
tan profunda.
los
Franciscanos
y
Jesuitas
las islas de
Los Salesianos empezaron a publi- Célebes, Borneo.
Java, Sumatra, Floea r el 12 de febrero en lengua siamesa res y Timor.
u na revista titulada « Maximmavai, ju- los Teatinos, A últimos del siglo XVII
ve ntud». El Gobernador de Meklong dre Antoniobajo la dirección del PaVentimiglia, bautizaron
v
isitó las escuelas de su Misión de Ra- varios millares en la isla de Borneo.
jab uri. « Habéis demostrado, dijo a los Con la ocupación holandesa empezó
Jóvenes, vuestra habilidad en los tra- una feroz persecución. Rayo de espebaj os, en los estudios y en los juegos... ranza fue en el 1808 que los PP.
Nelissen
Vu estros maestros gastan su dinero, y Prinsen
pudiesen entrar para atender
11 0 se perdonan fatigas, se sacrifican a los católicos
europeos. En el 1831 se
Por v osotros. He visitado sus celdas y erigió la Prefectura Apostólica de
Bas u menaje y os debo decir que no han tavia, que en
1842 fué elevada a Vicav enido a pasar buena vida, sino a trapero, o por oposición del Gobierb ajar por vosotros. Os veo alegres y no,nato;
o por falta de medios, la Misión no
tn e c ontenta; es buena serial de que pudo organizarse hasta el
1859. Iesuíe ntre vosotros y vuestros profesores tas,
Capuchinos, misioneros de Mill
re ina la intimidad».
Hill, del Sagrado Corazón y del Verbo
El 23 de agosto falleció el decano de Divino, iniciaron la evangelización,
los misioneros de este país, el P. Co- que más tarde fué
lbtnbet. Llevaba sesenta y un arios en Institutos religiosos.secundada por otros
la M isión, arios llenos. El Colegio de la Hoy es la más halagüeña y
promeAsu nción, dirigido por los Hermanos tedora de las Misiones. Para probarlo
de San Gabriel; el Convento de la basta estas cifras: Los católicos del
Asu nción, a cargo de las Hermanas de país eran antes de la gran guerra
San Pablo de Chartrés, y la Catedral 60.000, en 1923 subieron a
de la Asunción, son buena prueba de tualmente son 313.966, 122.143 y acque con 71.436
Prodigiosa actividad. Murió a los católicos europeos dan un total de fiec' cb enta y cuatro arios. Poco antes de les de 385.402. Preparándose para el
dió su bendición a un alumno bautismo hay 35.564. Las escuelas cacle' Colegio que hacía el número diez tólicas son 1.250 con 2.850
maestros y
71117. Con su bondad y generosidad se 64.053 alumnos y 35.589 alumnas. Hay,
Pt,5 el cariño y la estima de todos. además, 11 internados y colegios con
1/43t1 entierro fué un acontecimiento; 5.288 estudiantes. En 21 hospicios hay
asistió el jefe del Gobierno, varios mi- recogidos 1.808 huérfanos. Se cuenta
nist ros y el Cuerpo diplomático.
con 44 hospitales. Los sacerdotes son
363, de los cuales s( lo seis son del país;
hermanos legos 322, religiosas 1.301,
- 256 —
Seminaristas 222, de los cuales 179 son
indígenas, esperanza grandísima y cercana de que pronto tendremos sacerdotes del país numerosos.
INDIA
Nada mejor pueden describir la situación de la Iglesia católica en este
país que su Delegado Apostólico el
Excmo. Sr. D. León Pedro Kierkels:
«El Jubileo de la Redención, que me
ofreció ocasión para venir a Roma,
coincide con dos fechas memorables de
la India Oriental: el cuarto centenario
de la diócesis de Goa, fundada en 1533,
y el cincuentenario de la creación de la
D. legación Apostólica, ario 1884. Probablemente en 1533 los católicos no
llegaban a cif n mil, en 1884 eran ya
millón y medio, y dos arios después, al
establecerse la Jerarquía, la estadística
oficial daba un total de 1.637.355. Actualmente la India está dividida, incluyendo a Goa y a Ceylán, en ocho provincias, con 29 di(cesis y Prefecturas
sufragäneas, o sea 37 circunscripciones
eclesiásticas. Desde entonces el progreso es constante y cuenta hoy la
India Oriental con 11 provincias eclesiásticas y 58 circunscripciones entre
Arzobispados, Obispados, Vicariatos,
Prefecturas y Misiones «sui juris». El
número de católicos pasa de 3.700.000,
de los cuales un millón, por lo menos,
está ya confiado a 10 Obispos del país.
De los 3.994 sacerdotes, 2.594 son indígenas, en esta forma: 2.220 pertenecen
al clero secular y 374 a las Ordenes e
Institutos religiosos. Los 1.400 sacerdotes extranjeros, con la excepción de
solos 18 del clero secular, pertenecen a
las Ordenes e Institutos religiosos. Las
religiosas indígenas son 3.000 y 2.000
las extranjeras. Una particularidad
notable ofrece esta Misión, la de su in-
- 257 —
ternacionalidad, puesto que sus misio-
neros extranjeros son por lo menos de
29 naciones distintas...
Las Misiones de las Indias tienen
también sus atractivos que les hacen
amables al misionero. La gente es inteligente y religiosa, pacífica y trabajadora, atenta y servicial dentro de los
límites de sus conveniencias sociales;
los convertidos son fervorosos. La India
tiene una cultura milenaria, tan digna
de ser cristianizada como lo fue la de
Grecia y Roma en los primeros siglos.
No faltan al misionero los estímul os de
dificultades que vencer, y las princi pales son las condiciones religiosa s , so'
ciales, intelectuales y políticas de la
India.
En cuanto a la situación religiosa'
dejando a un lado los 70 millone s de
musulmanes, cuya conversión ofrece
las mismas dificultades que en otras
partes, y los 15 millones de budista s de
Birmania y Ceylán, cuya organización
jerárquica y monástica hace difíci l su
conversión, sólo señalaremos algunas
dificultades de carácter general. L-ns
masas son partidarias de un ciego con'
servadurisrno, las clases disting ui d
son indiferentes; todos prefieren la religión en que nacieron... No tendrían
dificultad en aceptar a Cristo y darle
un lugar al lado de Rama y Krism a en
su panteón indiano; lo considerarían
como un Redentor, pero no com o el
Redentor.
El sentimiento de castas está proftlir
darnente arraigado, y hasta ahora
nada disminuye este sentimiento.
que se convierte es expulsado de 13
casta, pierde sus derechos y las ventia jas familiares. Pocos tienen el valo r ele
romper con su pasado, con sus parle
tes y amigos, con el ambiente en cln:
se criaron y privarse de los medio s °e
subsistencia.
En cuanto a las condiciones intelec- sia, contraria a toda religión y espe
tu ales, las clases dirigentes han estu- cialmente
a la Católica...
di ado o en las Universidades europeas
Para concluir con una metáfora evana mericanas, y perdieron el senti- gélica, el Reino de Dios es en la India
iniento religioso, o fueron imbuí dos de
como una levadura divina que va transPrej uicios contra el catolicismo, o en formando al mundo indiano como transal guna de las dieciocho Universidades formó el g
reco-romano. El mundo está
del país, de las cuales ninguna es cató- en una crisis
religiosa, sobre la noción
lica , y en cambio en muchas de ellas de Dios, la religión, la moral y el sens e forma a la juventud en un nacionalismo que identifica la conversión con tido de la vid ,. Fuera de la Iglesia cala des nacionalización. Los intelectuales tólica no hay teología, ni liturgia, ni
devoción bastante ricas que puedan saind ianos tratan de expresar y exponer tisfacer a la India. Debemos luchar
Su r
eligión en conceptos occidentales y todavía y trabajar por mucho tiempo,
°Po nerla a la religión cristiana, como y como en otro tiempo en Occidente,
h ace cuarenta años lo hizo Vivekanantambién es de temer una fuerte reacda en el Congreso de Religiones de ción del paganismo. Pero podemos esChicago.
perar con fundamento que llegará un
La situación política es la más gran- día en que sobre toda la India brillará
de d ificultad para la conversión, por- la Cruz y que en sus monumentos se
que su aspiración autonomista rechaza esculpirá en sánscrito:
Cristo vence,
t°do lo extranjero y, por tanto, el cris- Cristo reina, Cristo impera.
tiani smo. A esto se añade el peligro
UJÁN
%latinista, cuya propaganda hace Ru(Continuara).
SUSCRIPCIÓN
para la fundación de una beca (capital
15.000 pesetas) en memoria del cin.,
cuentenario de la restauración de la
Ç
Merced de Castilla
Pesetas
Suma anterior
Terciarios de Ferrol (colecta de
las Stas. de R. San Martin) . . D. Jacinto Saludes Rosell, archicofrade de la Merced en
San Juan de Alarcón TOTAL
2 676,10
50,00
100,00
2 826,10
El Cardenal Trejo Paniagua, protector
y devoto de la Beata Mariana de Jesús
(CONTINUACIÓN)
Como estas tres primalidades se
encuentran en todos los seres, aun
los materiales, tenemos que la luz no
sólo alumbra, sino que también ve, y
el aire transmite los sonidos y los
oye, y el madero siente el fuego que
lo consume y sufre, y a este modo
podemos decir que las flores sienten
y gozan su hermosura y su perfume,
y los prados, su amenidad y frescura,
y los cielos, su grandeza, y los mares
su profundidad y su extensión.
Así la sociedad será perfecta cuando regida por el gran Metafísico y
sus agentes los representantes del
poder, del saber y del amor, alcance
la perfección última de estas tres primalidades. En la Cilla del Sole bosquejó la ciudad de sus sueños, cayendo en los gravísimos y groserísimos
errores del comunismo más crudo.
Hay quien le disculpa con decir que
es obra, no de doctrina, sino de imaginación. Por lo menos, es evidente
que sus contemporáneos no la tomaron por donde quema, que era para
quemarle como a su paisano y contemporáneo Giordano Bruno.
«Fue audaz titán de la edad moderna, pues poseía una esencial inteligencia de combate; poeta y filósofo
militante, que estuvo sólo haciendo
guerra a la autoridad de Aristóteles
en la ciencia, la de Machiavello en
la política y la de Petrarcha en el
arte» (1),
(1) Admgton en Espasa.
I
Los sabios le hicieron la corte Y
aliviaron las aflicciones de su cauti vi
-da,pueslibnvtar,com
Tobías Adarni, a quien confió mucho5
manuscritos para imprimir, año de
1623 (1).
Combatió vigorosamente al floren'
tino Machiavello, a quien trata de ¡g.'
norante y lleno de astucia, única habl"
lidad que sacó del estudio de la his'
toria, y contrapone su falsa política
fundada en el más refinado amor propio, que sólo logra éxitos aparente s Y
cosecha verdaderos desastres, con la
política verdadera, que estriba en la
honradez, amor sublime del género
humano y celo de Dios, la única de
verdaderos resultados.
Con hombre tan interesante tau
vario en su doctrina, tan noble en su
afán de saber y en sus anhelos de
mejorar material y moralment e la
) ajo
suerte de los humildes, tan az(1.
por la desgracia, entabló nuestro Cardenal comunicación brindándosela
con manifestarle benevolencia.
Un tal Peralta, probabilísimarriente
profesor de Retórica en el estudio ge'
1620
neral de Nápoles desde el año
(2), «varon bueno y culto», dióle las
mejores referencias del Cardena l es'
pañol; hablóle de sus grandes v irtudes, de su amor a la ciencia y ph1'
ción a cosas mejores y mayor es
plissimorum que desiderio rum erg.8
me/lora ac potiora, y del amor que
(1) Gaston Gortais, «La Philosophie Mo derne'.
(2) L„, Amabile, obra citada, t. 111, pág. 60 2.
— 259 —
tenía. Con esto el pobre preso empezó
e concebir grandes esperanzas de favor y se animó a escribirle, aunque
fl sin esto no le faltarían ánimos a
q uien los tuvo siempre para cosas
ma yores como para estar remando
to da la vida contra viento y marea.
E scribióle caria, que, aunque no la
Cono
cemos, podemos suponerla larga
Y con ella le envió el catálogo de
to das sus obras impresas y no
impreses.
Carta y catálogo fue encargado
de e ntregarlos en propia mano al
Car denal un tal Martínez, clérigo es45 01, hombre honrado y de letras,
til lgo de Campanella, que vivía en
lo rna en las Escuelas Pías; pero no lo
Por temor a meterse en aventuras.
H abía ya transcurrido un año cuando
el
c apellán Mayor Real D. Alvaro de
*oled() por orden del mismo Cardehel— ut jubes—le manda le envíe de
huevo el catálogo de sus obras. Con
el ca tálogo le escribe una nueva carta,
etl Yo original está al final del mencioned
o manuscrito de la Biblioteca Naei ° ti al, donde le cuenta sus cuitas,
13' 1c1 e su influencia, se queja de que
he ce un año no le pasan los tres
carlin—
diarios para su sustento y que
re tengan en la cárcel después de
Pro
uu nciamientos reiterados de su
* noc encia, de la cual es testimonio la
,Aloti archia Hispanica, que escribí an'
Itecede mi encarcelamiento, la cual
V einte días mandé a Roma—puecie juz garse que en busca de un Mecerl es
q te se la editase y que no debió
'neornrar—. Lamentase de no poder
Ill andarle sus obras, porque ni tiene
b
liettIPC para corregirlas ni dinero para
rger a los copistas y felicitase por
la buena suerte que le cupo en tenerle
por censor, quia te offers revisorem,
y que, por fin, su buen amigo y procurador Carlos Cappula, de la Academia Romana, le podrá informar largamente de sus cosas y de sus trabajos
científicos.
Un año cabal tardó el Cardenal en
contestarle, y está j ustificada la tardanza, porque tuvo que hacerse con
los libros de Campanella y hacer copiar los que encontró, pues parece
que sólo pudo adquirir impreso o manuscrito Los Aforismos políticos.
Tres son las otras obras que mandó
copiar en el mencionado manuscrito:
Artículos profeta/es y síntomas del
fin de/mundo, folio 20 al 156; Ciudad
del Sol, folio 157 al 177, la cual el
Cardenal califica de utopía, a mi entender, ideam apeno, y, por fin, Apología de Galileo florentino, copiada
de la impresa en Francfort el año
1622 . El libro De Sensu Rerum lo vió
el Cardenal, pero ni pudo leerlo ni
retenerlo.
La Monarquía Hispánica, aunque
andaba por Roma, parece no llegó a
verla Trejo. Se había publicado en
Alemania en latín dos veces y en alemán una, si hemos de creer a Campanella, y en cuanto a las dos ediciones
latinas lo confirma la edición de Amsterdam de 1641, que es la que yo he
visto y a la que me refiero en este
trabajo, hecha por Luis Elzevirio.
Tal vez a la intervención de Trejo
se deba el que en 29 de febrero de
aquel año le pagaron por los carlines
que le debían 50 ducados (1).
(1) L. Amabile, obra citada, t. III, pág. 602.
— 260 —
Le escribe por fin el Cardenal a 1.0
de enero de 1625 congratulándose de
poder comunicarse por carta ya que
no puede personalmente; lo alaba por
sus afanes de sabiduría en tiempos tan calamitosos en que sólo se
piensa en acumular riquezas, ve bien
que no nos hagamos esclavos de la
autoridad de Aristóteles y de Platón,
despreciando a los otros sabios, y le
manifiesta el gran placer que le causó
la lectura de sus obras, en las cuales
placent multa, displicent nonnulla
ea que pauca et levissima, me agradan muchas de sus cosas, me desagradan algunas y éstas pocas y de
poca importancia; lisonja manifiesta
sin duda.
Trata de pasada sus opiniones
científicas, porque «la simple y sencilla lectura no me da derecho a emitir
mi juicio que puede ser temerario».
Pero donde no le recata su parecer y
se lo manifiesta vivamente es en refutar la aspiración de Campanella de
que en una sola persona—la del
Papa—se reunan los dos derechos y
los dos ejercicios del poder temporal
y espiritual, el Reino y el Sacerdocio.
Es de sentir que Trejo, antes de escribir esta carta, no hubiese leído la
Monarquía Hispánica, donde a vueltas de adular a los españoles, propone como medio de llegar al Reino
universal, que el Rey de España se
someta aun en lo temporal al Papa,
con lo que éste, así como Padre común de todos los hombres, vendría
a ser el Rey de todos ellos.
Es, o lo parece por lo menos, bien
astuto Campanella. En las doctrinas
que pueden resultar atrevidas las ex-
pone como en forma de novela o de
meras teorías; en las doctrinas práct i
-cas,yquenopdesnt r
la
o
de la realidad que llenaba el mund
grandeza de la Monarquía española,
quiere hacerla servir a la realización
de sus ideales. La autoridad suprema
en lo espiritual y en lo temporal en
la región de las utopías, como la Ciudad del Sol, es el gran Metafísic o ; en
el mundo de la realidad debe ser el
Papa». Jesucristo, Rey y Sacerdote,
como Rey y Sacerdote fue su figura
Melquisedec, constituyó al Papa PO'
y Sacerdote y armólo de dos esPa'
das, la espiritual y la política. Porque
de lo contrario, Cristo, en cuanto l egislador estaría rebajado, como en
mi Monarquía demostré contra Paute
que sólo concede al Papa el sacerd0cio y el derecho sobre las cosa s es"
pirituales y sobre los diezmos.»
Su ideal político era, pues, qu e el
Papa como Pontífice supremo fuese
también el Rey universal de todo s 105
hombres. Para la realización de este
ideal, el estorbo mayor era el Rey de
España con su vastísima monarquía'
pero era también el medio más efico%
de realizarlo, si conservando toda 511
autoridad suprema y aun acrece nfändola sobre el mundo, él y ella los 5°'
metiese al Romano Pontífice. Porque
si a veces el Papa es contrario a l I2eY
de España, es porque teme ver5ei
convertido en un simple capell án de'
gran imperio español, si el Rey velice
a Francia y somete a los príncipe'
italianos.
Los consejos que da para la l'ea°.
zación de este designio son de 111/:
segunda intención larguísima, P orclii-
- 261 el educar el Príncipe heredero en
Ic' m a, el gobernar los dominios esPa ñoles por Cardenales y Obispos y
le in tervención de los religiosos hasta en el pago de las tropas, porque
Mali ciosamente dice que «la calamid ad de España es que cuando paga
n o sabe a quién, no cómo, lejos de
hisli anizar al mundo, que es lo que
su ena en las palabras formales de
Ca mpanella, lo eclesiastizarfa de toril-l a que hasta la memoria de España
se p erdería completamente, que es
ril u y probable lo que Carnpanella tendr ía recatado en lo más profundo de
s u corazón.
La grandeza de la Monarquía de
s Paila le obsesionaba: «Señora de
IOS mares», y si dominaba al turco
' s eñora también del mundo», que había dado la vuelta a la tierra con sus
na víos, et brevi temporis spatio folias
letra rum orbis gyrum emensa est,
que el sol no se ponía en sus dominios y que por lo mismo en todas, las
horas del día y de la noche en territorio español se ofrecía de continuo el
sacrificio de la misa, semper ibi sacrifficia fiant Deo coeli et terrae; que
mientras Francia se deshacía en guerras intestinas, España, identificada
con sus reyes, gozaba en el interior
de una larga y profundísima paz, tal
vez por lo mismo de tener empleadas
todas sus cabezas y manos en la conquista del Nuevo Mundo, en las guerras de los Países Bajos, en luchar
contra herejes y turcos; que siendo
pocos los españoles, bajos, macilentos y enjutos, tenían al mundo en un
puño. Le gustaba el traje español y
su lengua, pero no podía con su severidad y bravuconería.
FR. JUAN
(Continuará.)
G.
CASTRO
01.00000000000000000000000 000000 00000000000000060000000 00000 op0000000000oop00000000001500000000oop000000.."
00
0'4 30
0.
— 263 —
00
0;50..0
0
O
/0. A.
PAGINA MISIONAL
0
O
0000000.0000000.o........,.......000000000000000.00.0000000...000000000000000000000000000000000000000o0O.°
Sao Raymundo Nonnato, 24 de abril
de 1934.
Rvdo. P. Director de LA MERCED.
Madrid.
Mi muy amado Padre en jesús: Quería escribirle desde que llegamos de
Buen Jesús, que fué el día 2 de marzo,
pero el tiempo es poco para tantas
cosas.
Salimos de aquella villa, Sede de la
Prelacía, el día 27 de febrero, después
de terminada la Misión que dió tan
buenos resultados, y colocada la primera piedra de la futura Catedral en
el local escogido, que es seguramente
el mejor del pueblo. Dios quiera que
podamos empezar luego las obras de
construcción y del Palacio y Seminario que quedarán al lado.
Con pena de aquellos buenos bona
jesuenses tuve que volver a San Raymundo, a inaugurar el Curso del pe querio Seminario, asistir a la misión de
los PP. Capuchinos, que tuvo lugar
con grandes frutos, del 19 al 25 del
mismo marzo, y consagrar los óleos.
Quedó allá como Vigario el sacerdote
burgalés, don Feliciano Santiago, que
se ha captado las simpatías del pueblo.
Espero que llene bien su cometido.
Nuestro viaje de vuelta fué por otro
camino distinto del que llevamos a la
ida, es decir, por el vaixao, llamado
csemitumba • , llamado así acaso porque
el camino va siempre entre dos altas
sierras, en general muy juntas, que a
veces se estrechan en una forma, que
sólo queda el camino, lo necesario para poder viajar. En cuatro puntos la
estrada estaba interceptada por la gran
cantidad de agua allí acumulada, formando lagunas, por una de las cuales
fué preciso pasar con el agua hasta la
silla del caballo, con gran peligro de
atolar, como aquí se dice. Felizmente
fuimos saliendo adelante, y llegamos a
Caracol el día 2 por la mañana, acompañados, desde un lugar llamado 'La
Lagoinha», por el P. Angel que había
salido a esperarnos con el auto el día
anterior, pensando que llegaríamos
antes. En estos viajes los cálculos fa'
han. No tuvimos que lamentar incide ntes mayores, a no ser el que nos oc u
a -rióenlpaso ce
-balodeP.Ficnqutraílseño
que nos acompañaba, y que estuvo ex'
puesto a rodar por un gran precipicio,
al espantarse, y un rasguño regular
que yo llevé en la cabeza, al querer
sujetar el sombrero que me llevaba
una rama en el camino malísimo Y es'
trechísimo, pues había que ir tendidos
en los animales muchas veces para n°
tropezar en los árboles. Así hay que
viajar aun en el Sertaobrasileiro. ¡Dios
quiera que podamos tener luego un
camino más cómodo y más breve para
ir a Buen Jesús!
Se trata de reconocer dos o tres pum
tos, por donde nos parece que se acortará considerablemente la estrad a , o
las estradas actuales. Estas hacen una
curva enorme, la una en dirección
Norte y la otra en dirección Sur, de
suerte que, si la recta que se va a estudiar en el nuevo reconocimient o es
como suponemos, y nos ayuda el G.0'
bierno, como se lo hemos pedido, tir"
mando una exposición elementos sig'
nificados de los dos municipios de Buen
Jesús y de San 12aymundo, no baY
duda que llegaremos a facilitar los vla"
jes, hoy tan molestos, entre los dos
pueblos. Para nosotros será un gran
medio de comunicarnos y ayudarnos,
Nuestro Seminario, aumentado este
ario con seis niños más de primer o de
latín, con los cuatro que teníamos sbn
diez, empezó sus tareas escolares el d13
7 de marzo, fiesta de Santo Tomá s de
Aquino, y siguen los chicos, unos tra'
duciendo ya la. Guerra de J. Usa r .e
.Historia Sagrada y Fábulas respectl
varaente los de 2.° y 3. 0 , y dándole
las declinaciones los de primero.
Veo relativa facilidad en alguno s pa:
ra el estudio (los pequeños que no te
nían tanta preparación andan un Poe°„
apretados). Pienso que no sería tie0113'
perdido, si, pensando en el porventrj
se tratase de ir formando gente par"
restaurar la Congregación del Maraen el Brasil.
Sólo así podría haber gente para
at ender a las necesidades espirituales
d e la Orden en este país, y continuar
la tr adición de los antiguos Padres que
tan buena memoria dejaron en el Mara ñón y en Pará, Estados donde aún
qu edan recuerdos de sus trabajos apostól icos, y Conventos, destinados a div ersos fines, que indican que no fueron
va nos sus esfuerzos.
P asamos en estos momentos por la
tira prueba de la muerte del infatiga,ule y abnegado P. Fr, Pedro Pascual
i .ab orda, religioso argentino, y Vigann de Santa Filomena, Parroquia que
eu pa la parte más occidental de la
5,r elacía, muerte ocurrida en Gilbués,
dis trito municipal. que pertenece a diSh a P arroquia, a donde había ido, desge
lida.Buen Jesús, después de nuestra sapodíamos pensar en aquellos días
cleNn0uestra
permanencia allí, y en que
ta nto nos ayudó
en la misión, que tan
ronto nos iba a dejar. ¡Qué pena, cuanu.° t anta falta nos hacía para poder ir
Sigui endo la organización de las pa,rroq uias y formar en ellas la vida cris'lan a! El, que llevaba tan buenos dese os de continuar su labor silenciosa y
e9ns
,, tante, entre aquellas gentes espar,',Ila s por los lugares próximos al río
ar nahyba., y a quien tanto querían
Por su sencillez y por su buen espíritu,
Pe g racias a Dios se había conservar, no obstante las pocas comunicacio3es que podía tener con los demás Pa
Paa res y hermanos. ¡Dios sea bendito que
" nos lleva los Padres, cuando aún
„si
Pedía trabajar en su viña! ¡Confío que
otr OS mandará
en su lugar, pues a El,
que a nosotros, le interesan las
' tea s y su gloria!
b° dejen de encomendar al P. Ta ‚"da en sus oraciones.
Los pp . Capuchinos de Bahía dieron,
he dicho, misiones aquí, con
I-ari dísirno
fruto espiritual, como lo
it.)1rUehan
las
muchas confesiones que
j iJO , y la entreg a de algunos signos
"só nicos y Biblias protestantes que
tengo en mi poder. De aquí pasaron a
Varcea Grande, a siete leguas hacia el
Norte, y de allí fueron a Caracol, del
8 al 15 de éste, tincliendo yo asistir a la
terminación de aquella misión los días
13, 14 y 15, con mucho consuelo por el
mucho concurso de gente que acudió
hasta del Estado de Bahía, que es limítrofe por la Parroquia de Remanso.
De Caracol pasamos a «jurerna», que
es paso obligado del carro; también
acudió mucha gente. De allí los Padres
fueron a San Blas, «Tranqueira» por
otro nombre, y yo volví a casa por
causa de las clases.
Descansaron aquí los Padres los días
20 y 21, siguiendo el 22, domingo, para
San Lorenzo y Queimadas, donde hoy
deben estar, y seguirán después para
Remanso y alguna Parroquia de Barra
(Bahia).
Muchísimo se ha hecho con estas misiones extraordinarias: Dios quiera que
se conserve el fruto, y que se sientan
los efectos del Ario Santo, pues para
este fin las organicé, y que a todos lleguen los beneficios de la gracia del Redentor, comunicada por el Sacerdocio
y los Santos Sacramentos.
Quién me diera poder llevar estos
Apóstoles del Señor a todas partes; nos
ay udarían muchísimo y serían un sostén de la fe, anunciada y predicada
constantemente por nuestros mismos
Padres Misioneros, que, gracias a Dios,
lo han hecho y lo hacen bien.
Sigan pidiendo a Dios que nos mande nuevos Padres para seguir nuestra
obra, y que estos fieles lo sean de veras,
viviendo como pide nuestro estado de
discípulos de jesús, y como cumple a
fervorosos cristianos, hijos de su Santa
Iglesia.
Salude a todos los de casa y a los
amigos, encargando siempre la oración
en nuestro favor, y nosotros les corresponderemos C01110 podamos ante el Señor, y no olvide en el Santo Sacrificio
a su afmo. s. s. y h. que le abraza y
bendice,
t INOCENCIO, OBISPO-PRELADO
DE GURGUEIA (PIAUHY)
'
--
P-e
El traslado del HOUICIE10 a hiel
d a de blancas palomas posaron su
vu elo en la iglesia de la Merced, que
en el silencio del anochecer abrió sus
Pu ertas para cobijar cabe al trono de
Le Virgen blanca dieciséis novicios
wler cedarios
En octubre de 1899 se establecieron
nuestros Religiosos en Verín. Un periódico, «El Eco de Orense . , escribió
entonces: «Débese a la gestión efica
císima de este ilustrado sacerdote,
paisano nuestro (M. 1. Sr. D. José
María Rodríguez del Valle, Arcediano
de la Catedral de Madrid), el establecimiento en Verín de la Residencia de
Religiosos Mercedarios, allí instalada
con aplauso de los más, a pesar de la
contradicción de los menos y en beneficio de lodos».
En estos treinta y cinco años de
tal manera se estrecharon los lazos
de espiritual convivencia, que los Padres Mercedarios son alma del pueblo, «tomando parte, como era justo,
en las alegrías y penas de sus habitantes», según afortunada expresión,
que bien pudo decirse profética, del
primer Comendador R. P. Pascual
Miguel. Y como los que en vida bien
se quieren, tampoco la muerte les
separa, para que así sucediese con
los Mercedarios, los restos de cuatro
de ellos fallecidos en Verín en este
tiempo transcurrido desde la restauración, esperan allí el día de su resurrección y entre ellos están los del
P. Cesáreo Fernández, víctima voluntaria de su caridad heroica, ya que
por asistir a los enfermos prodigándoles además de los auxilios espirituales también los corporales, sucumbió él mismo, contrayendo la peste
que en aquel año de 1918 probó a
Verín y a toda España. Como epitafio sobre su tumba pudieran haberse
escrito estas palabras: Tornó parte en
las penas de/pueblo.
Los hechos demostraron cómo la
Providencia ha querido que los Mercedarios arraigasen en Verin, cosa
que a juzgar por los cálculos y previ-
siones de prudencia humana, no p a
-recíamuyvibl,sotdmenra
no entrasen en posesión de su legítima y antigua morada, según había
sido el propósito del iniciador d e la
restauración, P. Boneta.
No es este el momento de hacer la
historia de todas las vicisitudes y dificultades de todo orden por que pasó la
nueva fundación, ni de las gestiones
hechas para conseguir el antiguo convento.
Todos los acontecimientos tienen
su hora en el reloj de la Providencia.
El 25 de abril de 1932 fue acordado
por el Definitorio Provincial adquir!
dicho convento. Precisamente cuanu°
corrían vientos de fronda precursores
de furiosa tempestad en que habrían
de perecer todos los conventos de
España. ¿Qué importa? Los crist ianos y con mayor razón los religiosos
saben «que todos los cabellos de su
cabeza están contados, y que no s°11
de peor condición que los palatinos,
del aire, a quienes el Padre Celestial
alimenta con solicitud.
Dos largos años de prolijas, 1110,,
laboriosas y delicadas gestione s 5'
han necesitado para que los legítimos,
dueños y seculares moradores de'
convento, ausentes por obra e inius'
ticia de la revolución de 1835, volv iesen a habitarlo.
Estas gestiones iniciadas por el
P. Miguel Escánez, Comendado r en,
tonces de Verín, fueron continua das y
llevadas a feliz término por el ulula"
P. Antonio Rodríguez. Estaba reser
vado a este Padre tan amante y en111+;
siasta de Verín, el llevar a cabo es'"
empresa, diríase mejor conquisit
para con una sola palabra exprest"
lo que costó lograr el triunfo.
El 30 de mayo de 1934, cual ba nda-
265 --
que con su P. Maestro y
el P . Comendador llegaban directaM ente desde Sarria.
En la puerta de la iglesia les esperaba el P. Comendador P. Antonio
Rodríguez con los demás Religiosos
de la Comunidad y el P. Miguel Escánez, Comendador de Ferro!, y una
vez recitadas las preces de los itinerantes, se bendijo el nuevo local del
Noviciado, levantado desde los cimientos, reuniendo el máximum de
condiciones requeridas para el objeto
a que se destina.
Como el pueblo nada sabía de la
11111M....
NUEVA COMUNIDAD DE VERIN
De i zquierda a derecha; Primera fila; todos sacerdotes, PR. PP. Fr. José María
Vallejo, Maestro de NoEscánez; Fr. Antonio Rodríguez, Comendador de la Casa; M. R. P. Provincial, Fr. Aletl ° Ba rros; Fr. Miguel Escänez, Comendador del Ferrol; Fr. Antonino Díaz y Fermín Gutiérrez, novicio.
Se gunda fila: Fr. Antonino González, de votos solemnes; Fr. Miguel Aguiar,
de votos simples; Fray
bsisCle V ázquez novicio; Fr. Secundino Gómez, de votos simples; Novicios; Fr ,
Andrés González y Fray
Gonzälez.
Ter cera fila: Novicios: Fr. José González, Fr. Juan Ginzo, Fr. Sixto Tesouro,
b0
Fr. Andrés Alvarez, Fray
Os; Fr. Tomás
Fernández, Fr. Jesús Fernández y Fr. Francisco Oil-Ortega.
y C uarta fila: Novicios: Fr. Andrés Fernández, Fr. Julián Díaz, Fr. José Delgado, Fr. Andrés
Villama-
°I., Fr. F rancisco Lameiras y Fr. Bernardino Gonzalez.
•
-
266 --
venida de los novicios, al día siguiente, 31 de mayo, fiesta del Corpus, los
socios de los Jueves Eucarísticos se
vieron gratamente sorprendidos con
la aparición en el presbiterio de dos
coros de comulgantes, cual si fuesen
vestidos de blanco, dos coros de auténticos apóstoles que vinieran a conmemorar aquel jueves santo de la Institución de la Eucaristía. ¡Visión del
Cielo! ¡Parecía un sueño y era una
realidad!... En aquella mañana de
Corpus los socios de los Jueves Eucarísticos cantaron con más entusiasmo que nunca... «¡Yo soy feliz.., yo
nada anhelo...!
Con motivo de este acontecimiento,
un ilustre hijo del Valle de Verín se
ha dignado honrar las páginas de LA
MERCED con el siguiente artículo, que
agradecemos:
A VEP1N
siempre recordado, inolvidable
Majorem h a c dilectionem nemo habet, uf animam suam ponat pro
amicis suis (loan. 15, 13).
No hay mayor prueba
de amor que dar la vida
por sus amigos. (5. Juan,
c. 15, v. 13.)
Iluminada por la razón y la fe, e informada por la gratísima experiencia
de lo que había visto, oído y hasta
palpado, la bien cortada pluma del
Discípulo amado el Evangelista San
Juan, nos certifica que Dios es amor.
Y la bien perfilada del esclarecido
Balmes nos dice que son una sola y
misma cosa ese amor y la santidad
infinita y eterna; así corro la finita y
limitada consiste en el amor del hombre a su Hacedor, y por éste a su
prójimo.
Y como además, sea la bondad
constitutivo esencial de la naturaleza
divina: «Deus cajas natura bonitas»,
es fácil ver que amor y bondad forman el lazo indisoluble que encadena
al Universo y todos sus seres y hasta
el tiempo y la eternidad. Porqu e la
primera y esencial propiedad del amor,
es la atracción que llene por finalidad
y objeto unir y enlazar. Así com o la
esencial y primera del bien es comd;
nicarse difundiéndose: «Bonum es'
diffusivum sui..
Y como el hombre haya sido heehn
a imagen y semejanza de su Creador,
sentimos y vemos demostrado por la
razón y la experiencia, que la primera
y principal tendencia del ser hurnan°'
la más íntima de sus inclinaciones,
la que surge y brota de lo más Pr°'
fundo de su alma, de lo más hondo
de su corazón, es la imperiosa nec,esidad afectiva de amar y ser amad°'
que ocupa su persona y embarg a su
vida toda desde la cuna al sepulcro.
Porque, según Bossuet, cuando P 10 5
formó al hombre, lo primero quepus°,
en sus entrañas fué la bondad Y e'
amor.
Y de ese amor y bondad participan,'
se gún su naturaleza y capacicla'
todos los seres creados, cuantos con1:ponen y forman este grandioso 1-1111,1verso que aparece misterioso, así e:,
los visibles como en los invisib les, 'o
en todos inefable. Y merced a es'
lazo, siendo tan varios y múltiples:
se mantienen y perduran en esa adn-urabie unión, resultando de ella el
den que los conserva sin men gua ;",,
quebranto, lo que fuera imposib le s'''
ese amor natural, mientras que tuerced a su influjo portentoso, todosr,'
según Boecio, están y perdur an e"
concierto y armonía.
dad
Empero ese amor y esa b on - „r
están, como es fácil comprender', P'
moda excelente y especial en el b°1121;
bre, que además de sentirlos, e,s,„5
ellos consciente. Y de ahí que
Nuestro Señor, al darle escrita l a 1-'e„'
que según San Agustín, graba ra Yol
antes en su corazón, da comie nzo 5,
máximo y primero de sus precePt°,,s
diciéndole: «Amarás al Señor tu 17,1,-3
con todo tu corazón, con toda tu
y con todas tus fuerzas». Y encabeP
— 267 —
el S egundo, ordenándole que ame a también Madre y Abogada nuestra.
811 p rójimo corno a si mismo. Amar, Y tranquila vivía
la benéfica Corpoqu e , según Lacordaire , es la más ración en su Casa Conventual,
en la
be
lla de las palabras, es también la que se habían formado, educado e insqu e inicia el Texto divino de la Ley, truído en todos los ramos del saber
q ue toda pende, se contiene y encie- y preceptos de la vida cristiana y
N'a en esos dos excelentísimos e in- ligiosa tantos beneméritos hijos de rela
apreciables Preceptos, en esos dos villa, del valle y de la región, y en
llores que ocuparon en absoluto la ella había sido conventual el insigne
vid a de Jesucristo, nuestro divino Re- Fr. Gabriel Téllez, Tirso de Molina,
" e ntor y Maestro, que la pasó derra- prez y gloria imperecedera
las leIlle ndo el bien, y que al ir a darla por tras españolas. Día de triste de
recuerdo
,su s amados, que lo son todos los aquel en que el violento y furioso venu° 1-11 bres, dice a sus discípulos: «Este daval revolucionario anticristiano hizo
es Mi precepto y nuevo mandamiento, salir de su lar bendito y benéfico a los
qu e os améis unos a otros, como yo Mercedarios.
()s he amado, y en ese amor mutuo
Hace algún tiempo regresaron a la
con ocerá el mundo que &Sis mis dis- villa y entraron en su iglesia, que la
ciPulo s, que predicáis mi doctrina». Mitra y Verín custodiaran en su ausenA certada mente, pues, dice la Filo- Cid
ejerciendo en ella el culto con de()fi a que amar es querer bien «Ama- voción
y esplendor. Pero en el reloj
es t ve/le bonum». Empero aunque de la Providencia no había sonado la
n varios los modos y medios que hora de entrar en su convento; habi:len e y emplea el hombre para expre- tación propia y adecuada para el vivir
>s'e su amor y su cariño, y sean la religioso. Había de ser
en el momenPal abra y la obra los principales, es to
actual, en el que la Comunidad se
vid ente que ocupa la obra el primer restableciese
en la villa ilustre y de
' Liga r. Punto es menos que imposible recio sentir cristiano
y por ende bien
11e
2 el amor expresado con obras sea amada de la Orden redentora, que
Jig dfroso. «Obras son amores». Dice apareció en horas del siglo XIII tales
v ulgo y los que saben; porque ven como las que corren del actual. Hoy,
c,' ()Ilo s que es esencial la diferencia como entonces, necesita la Sociedad
lre demostrar el amor con obras a maestros que enseñen la verdad con
' Igni ficarlo
con palabras, entre el gra- la palabra y la confirmen con obras.
(11° de certeza que se encierra en aqué- Porque como hemos dicho: «Obras
Y la incertidumbre que puede ha- son amores».
pher, Y hay, desgraciadamente a veces, Y así lo ha demostrado la Orden en
istas. e Verba volant, opera ma- el correr de los siglos, enseñando con
€171» . Son, pues, las obras el medio la palabra y devolviendo con la obra
t„' egur o, casi infalible, con que de- la libertad perdida a innumerables es, Lles tra el hombre sus quereres,
clavos. Y cuando fue necesario, y lo
n4
` 1g resa y revela el tesoro afectivoyfue
muchas veces, antepuso la obra a
.j„tle Puso el Hacedor en el santuario la palabra. Ante la imagen de Serapio
su c
y su mayor cuidado la aspado y descuartizado, uno cabe du . arda orazón,
de ese tesoro. «Omni custo- dar a cuán alto grado llegó el herois1?, 5erva Cor tuum». mo de los hijos de la Merced.
pi Y l levaba siglos avecindada en
Ve-
Ni por sueños viera el mundo cosa
Celeste, Real y Militar Orden de igual; toda una congregación de hornti',, m erced, que para libertar a los cau- bres libres, nobles muchos de ellos,
D.: 08 f undara la bienaventurada Vir- obligándose con voto a dar en rehe"u M aría, excelsa Madre de Dios y nes
su libertad y hasta su vida, para,
—
sin excepción de personas, devolvérsela a los que la perdieran.
¡Libertad! ¡Qué mágica palabra! Don
inapreciable según el Derecho: Libertas inestimabilis est. Y que según el
poeta excede en valor a todo el oro
del mundo: Non bene pro toto libertas
venditur auro. Don que distingue al
hombre y le hace responsable. Así
como todo templo mercedario es un
monumento a la libertad, y debemos
entrar en él con el mayor respeto.
Grandioso es el panorama y agradable en alto grado la vista del valle
desde la fortaleza Monterrey que aún
le da nombre. Su fertilidad, a pesar
de un cultivo deficiente, la hermosura
y belleza de su variada flora, sobre
todo en primavera y otoño, es decir,
en flor y fruto, el atractivo de la villa
que ostenta hoy dignamente la capitalidad, la culta hospitalidad de sus
habitantes, simpáticos por buenos y
comprensivos; todo ese conjunto de
cualidades mantuvieron vivo el natural y lógico deseo de la Orden Redentora de convivir con ellos y reinstalarse en su casa. Y en ella ha puesto
su semillero, la más tierna, delicada
y amable, sus novicios, esperanza de
su porvenir incesante y continuada
por siete siglos. Laudable propósito,
V00..GIMDVD..0000...VGQGX:D...0000.0VVGGQ.000000.cVIDGGA.000g
porque si todo plantel precisa sitio
sano y abrigado para el crecimiento,
desarrollo y formación de sus tiernos
vástagos, máxime los destinados a la
consecución de fines tan altos como
los de la ínclita y netamente española
Orden de la Merced.
Quiso Dios nuestro Señor que Es'
paña completase el mundo desc u
-briendoAméca,lquestánvi
e indestructibles nuestra carne, nues,"
tra sangre, idioma, virtudes y hasia
nuestros defectos. Allá irán ya forma'
dos muchos de esos jóvenes, llevan'
do imborrable, como es todo lo de la
adolescencia y juventud, el recuerdo
gratísimo de Verín, del valle y de sus
moradores. Y siempre que levanten
sus almas y eleven su mente al Dios
tres veces Santo será en súplic a de
cordial gratitud, para que continú e derramando sus bendiciones sobre pule'
blo para ellos tan amado, siempr e re'
cordado, ¡inolvidable!
JOSA M . RODRÍGUEZ DEL VALLE
Y QUINTANILLA
Arcediano de la S. I. C. de Madrid.
Fiesta de la Visitación de Nues1r4
Señora, 2 de julio de 1934.
¡CONTRA EL CIELO!
®00.0eseen...000...enene-0.0o000-seeee...000...emen0000s
1
¿Era aquel un hogar feliz? Así lo
Pa recía al menos, cuando nos per miti inos introducir en él a nuestros lecto res. Sentada en una sillita baja, la
M adre, joven y hermosa, se aprestaba
a de snudar a su hijita, que se había
qu edado dormida entre sus brazos.
tic antadora era la pequeña, que rePre sentaba unos cuatro años; sus larga s pestañas sombreaban dulcemente
les redondas mejillas, que tenían el
ater ciopelado del melocotón maduro;
ri zados cabellos de tonos dorados
c alan desordenadamente en torno de
su r ostro y todo su cuerpecito parecía
de mármol rosa, tal era el firme mode lado de sus carnes.
En pie ante ellas, el padre las contemplaba...
Sin embargo, ante aquel cuadro de
dul zura encantadora, la expresión del
ro stro de aquel hombre era dura; sus
,eelas se contraían haciendo sombría
le e xpresión de sus ojos y sus labios
fuer temente apretados parecían temer
que se escaparan de ellos palabras
tal vez coléricas, que pugnaran por
t'oil-1 19er aquel dique; pero la niña dorI» la , y tal vez el temor de turbar su
Ino cente sueño, detenía la cólera del
Padre.
De sabotonado el vestidito, sin que
1 °8 suaves movimientos de la madre
cles Pertaran a la pequeña, fue sustittliclo por un pijama, y en los brazos
Ilater nales, más blandos que la plu-
ma, fue transportada la niña a su
camita, donde continuó su dulce
sueño.
Entonces quedaron frente a frente
marido y mujer; en los ojos de ésta
había lágrimas contenidas, cuya vista
arrancó un movimiento de cólera al
marido.
Pero era tan dulce y mansa la actitud de su mujer, que la cólera no estalló aún.
—Vamos a buenas—dijo tomándola
de la mano y atrayéndola hacia sí—.
Eres una pobre ilusa que tienes la cabeza llena de ranciedades que ya no
se estilan; hay que vivir con el siglo
y el siglo avanza... Nuestra hija tiene
que educarse conforme a las ideas
modernas, las que nos hacen vivir...
porque no me dirás tú que cuando nos
casamos vivíamos como ahora...
—Pero éramos felices — dijo ella
tristemente—. Dios bendecía nuestro
hogar. El nos dió un ángel de su cielo
y tú quieres que este ángel no aprenda
a amarle_
Y como iluminada por una luz profética, la joven esposa se estrechó
amedrentada contra su marido, suplicando con acento trémulo:
—Por Dios, Juan Manuel!, deja que
nuestra hijita sea buena cristiana, deja
que la enseñen a amarle, o ese Dios
justiciero nos la quitará.
Por un momento pareció Juan Manuel impresionado por el acento de
su mujer, pero sacudiendo aquel buen
impulso, soltó una carcajada llena de
— 270 —
grosero escepticismo y encogiéndose
de hombros:
—No seas niña—dijo—. Nuestra
hija es una hermosa criatura llena de
vida, a la que veremos hecha una
mujer. Déjate de sensiblerías y... a
vivir.
Y como su mujer no contestara, Juan
Manuel prosiguió con tono brusco:
—Tengamos la fiesta en paz, Luisa.
Yo tengo que cumplir las órdenes de
los míos y secundar sus ideas, que
son las del progreso; tu madre era
una beatona que no veía más allá de
sus narices y de los cuentos tártaros
que la contaban curas y sacristanes,
te educó en sus ideas, pero hoy eso
pasó a la Historia.., hay que ser laicos,
hay que vivir con el siglo.
Luisa juntó sus manos con angustia.
—Me partes el alma—sollozó, mientras las lágrimas, largo tiempo contenidas, corrían por sus mejillas—.
¡Si teoyera tu madre!...
—Otra que tal!—interrumpió brutalmente Juan Manuel—. Mi madre,
como la tuya, eran de su época, la
del oscurantismo.
—¿Y no vas a dejar que la niña
vaya a ese colegio tan bueno?
El marido se encogió de hombros
diciendo:
—Irá puesto que no hay otro en el
pueblo, pero la maestra acatará nuestras órdenes.
Y dirigiéndose a la puerta de salida,
dijo desde el umbral:
—Voy al Comité, tenemos junta.
No me esperes y acuéstate.
Y cerró la puerta bruscamente,
mientras la pobre Luisa se dejaba caer
en una silla rompiendo en sollozos.
— 271 —
II
Al día siguiente, doña Eloisita, la
maestra de Villapinares, que así se
llamaba el pueblo a que hemos llev a
-doanuestrlc,vanó
muy temprano, como tenía por cos'
tumbre, y después de oir la única
Misa que en su Iglesia se ce'ebrab a Y
comulgar en ella, se aprestó a abrir
su escuela en espera de la llegada de
sus alumnas.
Doña Eloisita era muy querid a en
el lugar; mujer de bastante instrucción
y bondadoso carácter, era, en unió°
del anciano párroco, el paño de lägrimas de todos los necesitado s , la
enfermera de todos los dolientes Y la
consejera cariñosa de los atribulados'
Joven aún llevaba algunos año s de
viuda, y como el cielo la había ne gado la dicha de ser madre, todas
ternuras, reconcentradas en su cor azön las derramaba sobre sus dis eipulas, cuyas almas inocentes se es'
forzaba en formar en el más sant°
temor de Dios. Llevaba quince at1°5
en el pueblo, y las más honest as Y
fervorosas jóvenes de Villapinares
habían salido de la escuela de dona
Eloisita, a quien amaban como a una
segunda madre.
La espaciosa sala del colegio res'
plandecía a los alegres rayos del SOI
matinal; acababan de dar las nuev e Y
doña Eloisita ocupó su sillón ant e la
pequeña mesa de despacho, colocada
en una tarima algo más elevad a cine
el resto de la sala, y sobre el cua!'
ocupando el centro del testero prin elpal , y bajo dosel de damasco roj o, se
ostentaba un hermoso crucifijo, rega'
a doña Eloisita por todas sus pie, y bajando del estrado dió dos
alumnas
pasos hacia ellos.
Unas tras otras acudieron las niñas,
Había reconocido a Juan Manuel,
salu dando al entrar con un piadoso el nuevo alcalde de Villapinares, se(Ave María Purísima), al que contesguido del alguacil.
taba dulcemente la cristiana profesora:
El primero avanzó hacia ella, con-Sin pecado concebida.
testando a su cortés saludo con cierta
Y casi todas, las más pequeñas es- cortedad.
l' eci almente, subían al estrado a dar
—Señora Maestra — dijo apoyánu n beso a su querida maestra, que las dose en su bastón de autoridad—;
son reía maternalmente.
vengo en cumplimiento de una orE ntre ellas, Luisita, la hija del nue- den que hay que llevar a cabo sin
vo a lcalde, subió presurosa los dos tardanza; espero que no pondrá usesc alones de madera, y empinándose ted el menor obstáculo a su cumplis obre la punta de los pies, rodeó con
miento.
SLIs r edondos bracitos el cuello de
Como si la voz de aquel hombre
doñ a Eloisita, que besó tiernamente Ja hubiera devuelto su tranquilidad,
sus r ubios cabellos, diciendo:
doña Eloisita contestó con el mayor
— Bueno, bueno, Ahora a ser muy aplomo.
juic iosas y aplicadas.
—Usted dirá, señor alcalde, en qué
V las niñas ocuparon sus pupitres,
puedo servirle.
ett Pezando las tareas.
Y su mirada clara y límpida se fijó
A quel día, contra su costumbre,
en el rostro ceñudo de Juan Manuel,
do ña Eloisita parecía algo preocupa- que rehuyó su mirada, mientras decía
da ; su rostro, en el que solía brillar con acento brusco:
esd dulce paz, patrimonio de las al--Es preciso que desaparezca esa
11-% puras y resignadas, estaba lige- cruz que tiene usted en la clase. Esl'% ente alterado, y al menor ruido
paña es laica y no se deben permitir
LV9IV id los ojos con secreta angustia ciertas manifestaciones en un centro
`te ia la puerta de entrada, como si oficial.
ternierd alguna mala nueva.
La mirada de doña Eloisita se fijó
be pronto la palidez de su rostro por un momento con indecible ex1-1rnentó y un estremecimiento crispó
presión de amor en la santa imamanos sobre el brazo de madera
gen:
me su sillón; pasos de hombre reso—Ah! ¿España es laica?—pregun4ba n en la escalera.
tó dulcemente --. Yo, setiör alcalde,
L a buena señora esperó anhelante,
no lo sabía.
l os ojos fijos en la puerta; se huMas irritado por esta sencilla objeieran podido oir los latidos de su ción que ante una enérgica negativa,
e°Nra zá n.
Juan Manuel dió un fuerte golpe en el
"os hombres aparecieron en ella; suelo con su bastón.
ve rlos doña Eloisita se puso en
—Nada de tomaduras de pelo—dijo
- 273 —
272 —
con cólera—. Ahora mismo, en mi
presencia, quite usted ese Cristo si
no quiere ir a la cárcel.
Las niñas empezaban a asustarse y
las más pequeñas estaban a punto de
llorar.
Doña Eloisita las hizo un cariñoso
ademán de que callaran, y volviéndose al alcalde:
—Yo no puedo oponerme a las órdenes de la autoridad—dijo con dulce
firmeza—. Sólo le pido un favor, señor alcalde, favor de caballero a señora... Usted conoce bien mis ideas,
no me obligue a quitar por mí misma
esa sagrada imagen, a la que amo
más que a mi vida, no tendría fuerzas
para ello; ustedes son hombres, son
laicos, según ha dicho; quítenla ustedes mismos.
Y se apartó para dejar pasar a los
representantes de la autoridad.
—Súbete en el sillón y quítalo—
dijo el alcalde al aguacil.
Este era un viejecillo, medio cojo
por el reumatismo; miró un momento
la altura del sillón, después miró la
imagen, y rascándose la cabeza por
bajo el ala del sombrero, dijo con un
tono entre humilde y socarrón:
—Yo no puedo, señor alcalde... no
puedo subir tan alto.
Juan Manuel profirió un horrible
juramento y lanzándose al sillón:
—Yo lo quitaré—dijo con un rugido
de fiera.
Su mano se alzó, casi tocaba la
cruz, cuando un grito desgarrador le
hizo volverse con la mano tendida en
el aire.
Una niña de cuatro años, un angelito de Dios, se precipitaba hacia él
llorando, gritando con desgarradora
angustia:
—¡No; tú no, papá, no le quites tú!
Y queriendo impedir aquel acto sa'
crilego, cuyo alcance no comprendía
aún, pero que era su alma inocente
en que ya germinaba el amor de Dios,
Luisita se lanzó hacia su padre Con
los brazos extendidos, el rostro i nflamado; no vió los escalones del estra'
do, y tropezando en ellos cayó al
suelo, chocando su frente con el bol*"
de de madera.
Un grito múltiple se escapó de todos
los pechos al ver correr la sangr e de
la frente de la niña que quedó innló"
vil, como muerta.
Un rugido salvaje se escapó del
pecho de Juan Manuel, que saltand°
del sillón al suelo, se precipitó hacia
el cuerpo de su hija.
Pero ya los brazos de doña Eloisifa
la habían levantado, y ambos queda'
ron frente a frente.
Entonces ocurrió una cosa extra'
aquel hombre, tan autoritario
antes, bajó los ojos ante la miraaa
de la maestra, y trémulo, con voz balbuciente, preguntó:
—¿Se ha matado?
—Tal vez le valiera más, dijo tris'
temente la profesora.
Y tendiendo a la niña en un s°fä'
er
empezó a lavarla la herida, que °
ancha y profunda.
—Avise al médico y a la madre"
la niña—dijo volviéndose al alguacil-que salió lentamente, mientra s rourmuraba:
—Si no pué ser.., ir contra Dios."
por muy laicos que quieran ser. Cl
arriba pué más.
III
L uisita estaba acostada en su cama;
stis padres, inmóviles ante ella, la
Cont emplaban anhelantes,
Juan Manuel se inclinó sobre aquel
rostro encendido por la fiebre y que
Pe recía más rosado por el contraste
de los blancos paños que rodeaban
eti frente.
Los labios de la niña se movían
murmurando palabras incoherentes.
Itt en Manuel prestó atención:
— IN°, papá! Tú, no; es papá Dios
Y t e matará.
Se irguió lentamente y miró a su
luttjer; ésta, con la cabeza baja, llorab a en silencio.
— Luisa...—dijo el desgraciado cogie ndola de un brazo—. Dime la verdad, Luisa, ¿nos la quitará... Dios?
Al oir este santo nombre en boca
de su marido, la pobre mujer lanzó un
gri to indefinible.
— No, Juan Manuel—dijo con suulitil e esperanza—. Si tú se lo pides;
lú le prometes amarle de nuevo...
5i os es muy bueno, Dios nos dejará
be stra hija; pero, pídeselo tú.
alcalde vacilö un momento; el
itle tante en que el ángel de tinieblas
Y e l de luz libraron terrible batalla en
stl a lma, su mirada se fijó angustiosa
el rostro de la niña, cuyos labios
"° 11n ulaban las mismas palabras: ¡No,
4P e; tú, noi; y vencido por aquellas
Peleb ras, por el recuerdo de otras que
m adre vertiera en su alma de niño,
tP ° 1' l a súplica de su mujer, por el
lìor a un Dios justiciero.., cayó de
‘cel las, con la frente oculta entre las
14no s, por entre cuyos dedos cris-
ll
pados corrió un mar de amargas lágrimas.
¿Qué dijo desde el fondo de su alma
a aquel Dios a quien había osado negar? Sólo El pudo oirlo.
Y como para probar que el llanto
del pecador contrito es siempre acogido por su misericordia, la dulce vocecita de la niña le hizo levantarse
como galvanizado.
Luisita había abierto los ojos, en
que lucía nueva vida, sus manitas se
tendían, mientras gritaba:
—Papá, mamá. ¿Por qué me habéis
atado la cabeza?
Y llevaba sus manecitas a la venda.
—Porque te has hecho pupa, tesoro
mío; dijo Luisa cubriendo de besos
aquellas manos semejantes a capullos
de rosa.
Juan Manuel se acercó a su vez;
tímidamente tomó la otra manita y la
llevó a sus labios; al inclinarse vió
que la niña llevaba pendiente del cuello
una pequeña crucecita de oro.
Entonces, con un movimiento más
fuerte que él, tomó la pequeña cruz y
llevándola a sus labios la besó largamente, con un beso en que iba la abjuración completa de sus pasados errores.
Pero cuando quiso incorporarse no
pudo, los bracitos de su hija le retenían y la fresca boca de ésta le cubría
de besos, mientras decía:
—Papá guapo, papá bueno. ¿Quieres mucho a papá Dios, verdad papaíto?
—Sí, hija mía. ¿Cómo no quererle
si me ha dado un angelito de su cielo?
Y volviéndose a su mujer, que parecía próxima a desmayarse combati-
•,e
— 274 —
da por tantas sensaciones, la estrechó entre sus brazos diciendo a su
oído:
—Por ella, por tí, quiero ser bueno;
quiero amar a Dios; porque sin Dios
no es posible la vida, ni el amor, ni la
felicidad.
Y las lágrimas de ambos esposos
se unieron, sin amargura, sin tem o
-res,comlauvinqescd
a la tormenta, cuando el horizon te se
abre de nuevo ante las caricias ani°rosas del sol.
1. G. a
HEPREPOS
iP.ELIGRO!
Es muy frecuente disculpar nuestra
pereza con la de otros: verdad es que
podíamos y aun debíamos hacer mucho más, pero ¿qué hacen los demás
individuos de nuestra clase o profesión?
Es verdad que yo, sacerdote, o
profesor, no trabajo gran cosa, pero
otros hacen menos todavía. Si nos
dirigimos a un empresario, médico,
empleado, fraile.., preguntándole por
qué en la situación angustiosa del
mundo no hace mayores esfuerzos.
no es más generoso con los necesitados, tal vez se encogerá de hombros
diciendo: ¡Nadie se mueve! ¿Qué voy
a hacer yo solo?
Y creen justificarse de ese modo
ante los hombres y quizá también ante
Dios. Esto último es una funestisima
ilusión: Dios ha de juzgar no sólo a
las colectividades, al clero, al ejército,
al profesorado, a los jesuitas, a los
mercedários, sino a cada
en particular,
individllo
y dará a cada uno se-
gún sus obras.
El mundo que es ciego y sordo (al
menos para el bien) alaba o condena
en globo al profesorado, al clero, a
los dominicos.., sin darse cuenta de
los valores individuales.
Pero Dios, que todo lo conoce individualmente, no dejará pasar una sola
moneda falsa entre mucha
ni arrojará al fuego una sola esPi0
de trigo, por estar mezclada con un
montón de cizaña.
Esfuércese, pues, cada cual por dar
frutos buenos. Escoja del inmens°
matorral del mundo una pequeña P arcela que roturar y cultivar, y 110 se
exponga a aparecer el día del juici°
con las manos vacías. ¡Sufrir ía un
terrible desengaño!
WILHELM
111111111111111111111111111111111111111111111111111111111I11111111111111
AMENIDADES e
te,
La ambición
L uis XIV, rey de Francia, conociendo la ambición de cierto cortesano
sti Yo, le dijo un día:
----¡,Sabéis el español?
— No, majestad— respondió el cortesano.
— Lo siento—replicó el rey.
E l cortesano sospechó que si lo
aprendía en seguida le nombraría el
rey e mbajador. Y sin pérdida de tiemPO, empezó con tal aprovechamiento
su est udio, que unos meses más tarde
e Presentó de nuevo ante el rey, y le
--Señor, he aprendido ya el espa-
íioi.
---4Y lo sabéis de tal modo que poc14 1 s hablarlo como los mismos esparlol es?—le dijo el rey.
tesano. majestad—respondió el cor— Os felicito por ello—añadió el
porque podréis ahora leer el
' Qui jote»
en su lengua original.
el rey de Inglaterra Jacobo I, había
manifestado en su primer audiencia
mas vivacidad y ligereza que juicio.
Después de la audiencia, el rey preguntó a Bacón qué le parecía el embajador.
El filósofo respondió que «era un
hombre grande y bien hecho».
—Bueno —dijo el rey — ; pero yo
deseo saber qué opinión tenéis vos de
su cabeza.
—Señor — contestó Bacón —‚ la
gente de gran talla se parece algunas
veces a las casas de varios pisos, en
las que el más alto de ellos es el peor
amueblado.
¿Qué es el hombre?
De 1 a 10 años, jilguero. De 10 a
15, chorlito. De 15 a 20, pollo. De 20
a 25, faisán. De 25 a 30, gallo, De 3e
a 40, pavo real. De 40 a 60, mochuelo. De 60 a 70, grajo. De 80 a 90, avestruz. De 90 en adelante. ¡Dios nos la
depare buena!
El poeta
C ierto poeta novel, presentó a un
un libro de sus versos, que
e ababa de editar.
' B ueno—dijo el amigo—, pero
)este libro se vende?
se vende—respondió el poe----; lo que yo no sé es si habrá
citlie n lo compre.
La talla y la capacidad
Cier to embajador de Francia ante
Consejos
Los niños son como se educan.
Si no se arrancan las malas hierbas a tiempo, pronto las ortigas nos
echarán del huerto.
Juventud ociosa, vejez desgraciada;
juventud trabajadora, ancianidad feliz,
El que quema en su casa leña verde, tendrá más humo que calor.
A. M. WEISS
ADIOGR AMAS
evocación
¡Es tan dulce soñar como entonces
y evocar recuerdos que estaban dormido!
¿San Pedro se llama Portero del
Cielo porque realmente ejerce ese
oficio abriendo y cerrando sus puer1118?, O ¿porque lo ejerció en la tierra?
Porque lo ejerció en la tierra y aquí
su cargo y dignidad y las llaves
q ue van pasando de Papa en Papa
h asta la consumación de los siglos.
Qui en, pues, abre y por no abrir cierra
Puertas del cielo con plenitud de
i.no ridad es el Romano Pontífice, y
des Pués con poder de orden Y poder
de jur isdicción recibida inmediata o
triedi atamente del Papa son también
Por teros del cielo los obispos y sacerdotes , los cuales con los sacramentos,
espe cialmente con los de perdón de
lOs p ecados, abren a las almas las
ki ertas del cielo.
dej ó
Lo mismo que ahora,
—era yo muy niño—
sentado en el césped
a orillas del río,
una tarde de mayo tranquila,
deseé con ansia dejar de ser niño...
Hoy, mirando lo mucho que he andado,
quisiera de nuevo volver a ser niño,
que es dura la senda
y es largo el camino,
y los niños lo andan cantando
sin sentir en sus pies los espinos.
SUP ERIORA DE UNA COMUNIDAD PO-
A veces pretendo
cantar de igual modo que cantan los niños,
y olvidar con el canto las penas;
pero no consigo
que las zarzas no hieran mis plantas...,
y al sentirme herido
se me nubla la vista y exclamo:
¡Quién pudiera volver a ser niño!
Yo bien sé que los tiempos pasados
no vuelven, Dios mío,
y es preciso por fuerza o de grado
andar el camino..:
FR. JOSE CEREIJO MUIA7OS
Mercedario.
42.— Por economía usamos a veces
Pu ra las dos luces que se necesitan
la celebración de la misa, de los
euracabos para aprovechar los cah 0 5 de la vela. El capellán muestra
P,ePugnancia en decir con estas luces
misa, ¿hay alguna prohibición?
'D esde luego no es recomendable,
186/0 es tolerable! No le faltan al ca1)el lán motivos para esa repugnancia,
1)9r oue está mandado que desde el
1)ri ncipio de la misa hasta el fin, luzdos velas de cera; es de tal iml) ° ri ancia esta ley que si antes de la
l`' us ap,, ración llegan a faltar las dos
,s4lees , debe interrumpirse la misa; y
`13n fr ecuencia, cuando se usan los
12' Ltra cabos, se apago ya el uno, ya
11)s dos en medio de la misa, cosa de
malísimo efecto para los fieles. Hay,
pues, que tener preparadas velas, y
aun así se corre peligro, por inadvertencia, de decir la misa sin una de las
luces, y a veces sin las dos. No, madre superiora, velas, grandes o chicas, pero velas, y que no estén ya al
ras del enchufe del candelero. Por pobres que estén, es tan poca la economía, que raya en mezquindad.
UNA PERSONA DEVOTA, PERO DE LAS
SELECTAS QUE ASPIRA A LA SANTIDAD
CUESTE LO QUE CUESTE. —Es necesa-
ria la vida mística para la perfección
cristiana?
La vida mística está constituida por
la contemplación sobrenatural. Hoy
día los más y los mejores de los teólogos afirman que la vida mistica es
necesaria para la perfección cristiana,
en su sentido estricto, y como todos
no sólo estamos llamados sino obligados también a esa perfección, todos
estamos llamados a la vida mística y
obligados a quitar los estorbos y a
alcanzar las disposiciones para la
misma.
No voy a entrar en razones, sólo
diré esta brevísima. Vivimos según
amamos y amamos según conocemos.:
Si la perfección en el sentido que suponemos, es llevar una vida heroica,
o sobrehumana, tal vida supone afectos, que son los móviles, y pensamientos, que son sus normas, sobrehumanas. Afectos y pensamientos tales son
los propios de la contemplación sobrenatural.
UJÄN
..00.0000000000000
0 0.000000 0 . 0 000000 00
re-2 .00000 0 2 00 oo o °copo
00
g
00
O
o.
000
NOTICIAS
e3)
o-
00
MADRID
Peregrinación al Cerro de los Angeles.—E1 domingo, 1." de julio, la Archicofradía de los Jueves Eucarísticos,
establecida en la iglesia de la Buena
Dicha, fué en peregrinación al Cerro de
los Angeles. Siete autobuses transportaron a 225 personas. Algunos más, por espíritu de penitencia, fueron a pie, y otros
en autos particulares.
A las ocho celebró la Misa de Comunión
en el altar del monumento el P. Manuel
Cereijo, Superior deliüestra casa. Durante la misma pronunció una plática el Director de la Archicofradia P. Fernando
Diez. Primero comulgaron los caballeros
y luego las señoras en filas interminables.
El recogimiento y el fervor se hermanan
con los cánticos entusiastas en aquel lugar
Santo. , Terminada la Misa se ordenó la
procesión Con el Santisiino, en la que figuraban unas' 350 personas. En la iglesia de
Nuestra Señora de los Angeles, bendición
y salve solemne.
Después del desayuno al aire libre, dirigió el Viacrucis en la capilla de las Madres Carmelitas el P. Fernando Diez, y
a continuación, emocionante acto de consagración ante el monumento, bajo el sol
abrasador de Castilla, terminando con
vivas entusiastas al Sagrado Corazón y a
España.
El canto, en que tomó parte todo el público, fué dirigido por un coro de señoritas y el sacerdote don Valeriano Hurtado.
A las once y media regresaron a Madrid.
ALARCON
(0)
Nuestra Señora de las Mercedes, para 13
imposición del hábito de la Orden de 13
Merced a don Luciano Saludes de Rosca
y Louis-Mercié.
Verificó ésta el Muy Reverendo Padre
Provincial de Castilla Fray Alberto Barros, que presidia el Capitulo, y fué apa'
drinado el neófito por el Vice-hermalle
Mayor, y le vistieron el manto don Emilio
Acero y don Antonio J. de Villares.—(pe
El Debate.)
Es de notar que los Sres. De Salude s de
Rosell han tenido entre sus ascendientes
varones ilustres por su doctrina y piedad,
que se honraron vistiendo la blanca librea
Mercedaria. Nuestro Menologio recuerdit
al V. Berenguer Rosell en el dia 23 de no;
viembre. Nos congratulamos y damo s 13
bienvenida a los Sres. Saludes de Rosell'
El dia 10 de mayo, fiesta de la Asee
sión del Señor, después de una esmerada'
preparación a cargo del Rvdo. P. dose,
Cereijo, hicieron su primera Comunión 49
niñas del Colegio. Las acompañaro n e3
tan memorable fiesta sus compañeras, que
ascienden a 200, y las ex alumnas. Por 13
tarde se celebran los cultos acostumbra'
dos del mes, renovando las promesas dei
bautismo las niñas de primera Comunión'
terminándose con la bendición del Sa lltisimo, después de la cual recitan preciosos
versos a la Santísima Virgen.
El mes de junio empieza con el Octavari°
de todos los años al Santísimo; terminad°
éste, el Apostolado de la Oración, estable'
ciclo en esta iglesia, celebra la solemne
Novena al Sagrado Corazón de Jesús.
pOY°
En la iglesia del Monasterio de MerceEl dia 26 del pasado mayo se ordenare
darlas de Don Juan de Alarcón se reunió
el Capitulo de la I. y P. Archicofradia de de Subdiäconos los jóvenes Corista s si'
— 279 —
gnientes: Fr. David Biain,•Fr. Amadeo
Gonz ález, Fr. Manuel Carrera y Fr. Ignacio Robles.
t)e pr edicación cabe todo en una frase.
"Les P adres Gaite, Armengol y Tarrio han
8411C1 0 la mayor parte del tiempo en este
alnes d e mayo y en junio. El Padre Comenrclor Predicó, entre otros sermones, el
t' f iduo de Hijas de Maria en Caldas.
Rúa de Petin se ha fundado otro
‘'entro de Jueves Eucarísticos por el Re4rendo Padre Armengol. Cuenta con
Oh
o Coros.
8e t rabaja un poco, un mucho y no
e da tiempo ni para contarlo. Así, que
csta
otra crónica, que Dios mediante,
será', pr onto.—Fn. R. SANJURJO.
HERENCIA
Por fin el día 12 de mayo tomó posesión
'bel C argo de Comendador de esta Casa el
• erendo Padre Eliseo Pérez, que para
de 'le v ino nada menos que de Puerto Rico,
h' etnie desde el ario 1927 trabajó en el mii lsterio parroquial y levantó la iglesia de
1.4 nu eva parroquia de Nuestra Señora de
M erced en la ciudad de Ponce, de la
, fdie el primer párroco, y últimamente
et,e ntaba la de Camagüey. Halagüeños
:esni fados son de esperar de su actividad
• Competencia en el Apostolado.
ZUMARRAGA
h Qo n una solemne Novena preparatoria
j tneS c elebrado la festividad del Sagrado
etaz6n con el mayor esplendor posible.
,La Misa de Comunidad se celebró a las
IleiS Y media en el altar dedicado al Divi1,o Co razón , adornado preciosamente.
11 41'n dar mayor solemnidad a la fiesta,
4,11be Co munión general; se acercaron nujerosos fieles, en la cual se destacaron
n úmero de caballeros y obreros, que
tih' tes de emprender su ordinarias tareas
Cisieron dar esa prueba de amor a Nuesl'° 2cilor Jesucristo.
A las diez, Misa mayor, por el Coro de
Noviciado; a pesar de ser día laborable,
asistió numeroso público.
A las seis de la tarde, como en dias
anteriores, se expuso Su Divina Majestad;
después de rezar la Estación y Rosario,
nuestro fervoroso Capellán habló breves
momentos del amor del Sagrado Corazón. Conmovedora resultó la procesión
del Santísimo, que a continuación tuvo
lugar en los hermosos jardines del Noviciado.
El pueblo en masa acudió a este acto,
dando mayor realce numerosos niños de
los Colegios de Hermanos de la Doctrina Cristiana y Religiosas Hijas de la
Cruz.
El 21, festividad de San Luis, hicieron
sus votos simples perpetuos siete religiosas: Sor Maria Paz Oliden, en este Noviciado; Sor Maria Luisa Mendizábal y Sor
Esperanza Basterra, en nuestra Casa general; las restantes, en las respectivas
Casas donde prestan sus servicios, cuyos
nombres son: Sor Teresa Artola, Sor Rafaela Galdós, Sor María Begoña Aspiazu,
Sor María Cruz Balerdi y Sor Milagros
Echeveste. A todas nuestra felicitación
más expresiva.
El 23 emitieron su profesión siete novicias: Sor Benigna Lavín, Sor Francisca
Martinez, Sor Caridad Mendizábal, Sor
Maria Dolores Barandiarán, Sor Inés Barandiarän, Sor Maria Cruz Gómez y Sor
Maria Begoña Echevarri. Recibió los votos el Párroco de Andoain don Joaquín
Bermejo; después habló en términos tan
conmovedores, que arrancó las lágrimas
a todos los presentes. La ceremonia, como
siempre, resultó muy hermosa.
Rogamos a los lectores de LA MERCED
pidan a Nuestra Santísima Madre aumente el número de vocaciones; por falta de
personal ha habido que renunciar a más
de diez nuevas fundaciones en el curso de
este ario.
- 280 FERROL Y LEQUEITIO
Exámenes oficiales.—En los que fueron colegios de nuestra Provincia, de Ferrol y Lequeitio, ahora traspasados a la
Sadel y a don Manuel Uribe respectivamente, se verificaron con gran éxito las
pruebas de fin de curso del bachillerato.
En Lequeitio hubo una matricula de honor, 33 sobresalientes, 36 notables, 68
aprobados y siete suspensos. Además fueron aprobados los 17 que se presentaron a
ingreso en el Instituto. En Ferrol obtuvieron 15 matriculas, y el correspondiente
número de notables y aprobados con algunos suspensos. Merecen especial mención los alumnos Carlos Cervirio, Evaristo
Diaz, Fructuoso Freire y Alfonso Quintia,
que obtuvieron las mejores notas en casi
todas las asignaturas de quinto ario. ¡Nuestra enhorabuena más cordial a profesores
y alumnos!
NECROLOGIA
El P. Fr. Pedro Paseual Taborda, de
nacionalidad argentina, Vigario de Santa
Filomena de la Prelacía de Born Jesús de
Gurgueia, Piauhy, Brasil, falleció en
GilbuAs, municipio de la Parroquia de
Santa Filomena, el día 7 de abril de 1934,
a consecuencia de fiebres malignas, que
no se le pudieron cortar, y a las que no
resistió el corazón por ser el Padre delicado
de salud.
Llegó a la Prelacia el ario 1924, y el
Excmo. Sr. D. Fr: Pedro Pascual Miguell
primer Prelado de ella, le nombró Vigari°
de dicha feligresía el dia 8 de marzo del
mismo ario, por tiempo indefinido.
Fue un religioso modelo por su sitavi"
dad de carácter, por su bondad y piedad'
siendo queridísimo de sus feligreses que
lo tuvieron como un maestro y gu ía n°
sólo en el orden espiritual, sino tarnbiéP
en asuntos materiales.
Muere joven todavía, pues apenas con"
taba cincuenta y cinco arios de edad.
En la visita que en enero pasado hiz o a
Buen Jesús el Excmo. P. Inocencio Lee5
Santamaría, estuvo allí el P. Taborda 10111'
visitar a su Prelado, ayudó muchísimo
la misión que en dicha Villa se dió, y nada
hacia sospechar una muerte tan ráPielg'
R. I. P.
DE ADMINISTRACIÓN
Giros recibidos en esta Administrad°
y que no podemos abonar por ignor ar a
quiénes corresponden: Ptas.-
En el mes de mayo: Gómez, de Tarancón
En el. mes de mayo: Un giro de San5,°°
tiago En el mes de julio: Fernández, de
5,0°
• Orense Rogamos a las personas que haya:
puesto estos giros nos digan a qué s115eriptores se los abonamos.
CON LAS DEBIDAS LICENCIAS
Editorial Católica Toledana, luan Labrador, 6, teléfono 211.