L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVII, número 41 (2.435)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
9 de octubre de 2015
La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo
No un museo, sino una fuente viva
GIOVANNI MARIA VIAN
Expresión de la Iglesia, que camina
unida: esto es el Sínodo, recordó una
vez más a todos el Papa al introducir
los trabajos. Y añadió que también
en este organismo la Iglesia se pregunta sobre la fidelidad al depósito
de la fe, que no es un museo, sino
una fuente viva. En la cual «nos saciamos para saciar», así como la tradición no es una realidad estática sino dinámica y creativa, de por sí
abierta al futuro. Y en este espacio
actúa el Espíritu, que requiere de los
más de trescientos participantes en el
Sínodo valentía, humildad y oración,
a fin de que sea de verdad el Espíritu
de Dios quien guíe la asamblea, y no
puntos de vista o intereses personales.
El Sínodo, por lo tanto, es una
realidad particular, que no es precisamente un congreso, un locutorio, un
parlamento, como enumeró de nuevo
con paciencia Bergoglio. Si se quiere
entender esta asamblea mundial se
necesita atención, actitud que el Pontífice, no por casualidad, agradeció a
los periodistas. Llamados a una tarea
ardua, en un contexto mediático que,
condicionado por previsibles automatismos, no favorece la comprensión
de cuanto está sucediendo en la Iglesia y en el Sínodo. No faltan ejemplos, incluso muy recientes, pero será
suficiente recordar la restrictiva lectura mediática de la etapa estadouniSIGUE EN LA PÁGINA 7
El Sínodo sigue su marcha
Resumen y situación actual
Entrevista al decano de la Rota
D iario
de la primera semana
PÁGINAS 10
Y
11
Jornada del Domund 2015
Solidaridad
con las misiones
PÁGINA 5
Novelas religiosas
Nueva narrativa
contemporánea
PÁGINA 6
Pastoral online
Maestría en Puebla
El Pontífice recordó que podrá ser un espacio de la acción del Espíritu Santo sólo si sus
participantes «se revisten de coraje apostólico, de humildad evangélica y de oración confiada».
PÁGINA 8
Esperanza
sin miedos
La reforma del proceso matrimonial
operada con los Motu proprio del
pasado 8 de septiembre, su relación
con los dos sínodos sobre matrimonio y familia, la brevedad y simplificación de estos reclamada por los
obispos de todo el mundo, la importancia central del obispo como juez,
la revalorización del derecho de la sede metropolitana: son estos los temas
afrontados por el decano de la Rota
romana, Pio Vito Pinto, un mes después de la promulgación de los dos
documentos que entrarán en vigor el
8 de diciembre, en una entrevista a
L’Osservatore Romano. Y se trata de
una profunda reforma, que ya en estos primeros días de los trabajos sinodales —destaca el prelado— ha sido
acogida con entusiasmo como una
ley clara, dispuesta a responder a las
necesidades urgentes de los fieles y
SIGUE EN LA PÁGINA 8
L’OSSERVATORE ROMANO
página 2
viernes 9 de octubre de 2015, número 41
En la audiencia general el Pontífice habla del espíritu familiar
Carta constitucional de la Iglesia
El «espíritu familiar» es como «una
carta constitucional para la Iglesia»:
así, en efecto, «el cristianismo debe
aparecer, y así debe ser». Lo afirmó el
Papa en la catequesis del miércoles 7
de octubre, en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
Hace pocos días comenzó el Sínodo de los obispos sobre el tema «La
vocación y la misión de la familia en
la Iglesia y en el mundo contemporáneo». La familia que camina por
la vía del Señor es fundamental en
el testimonio del amor de Dios y
merece por ello toda la dedicación
de la que la Iglesia es capaz. El Sínodo está llamado a interpretar, hoy,
esta atención y este cuidado de la
Iglesia. Acompañemos todo el itinerario sinodal sobre todo con nuestra
oración y nuestra atención. Y en este
período las catequesis serán reflexiones inspiradas por algunos aspectos
de la relación —que bien podemos
decir indisoluble— entre la Iglesia y
la familia, con el horizonte abierto al
bien de la entera comunidad humana. Una mirada atenta a la vida cotidiana de los hombres y mujeres de
hoy muestra inmediatamente la ne-
La familia libera de las malas
del abandono y la indiferencia
cesidad que hay por todos lados
de una robusta inyección de espíritu familiar. De hecho, el estilo de
las relaciones —civiles, económicas,
jurídicas, profesionales, de ciudadanía— aparece muy racional, formal, organizado, pero también
muy «deshidratado», árido, anónimo. A veces se vuelve
insoportable.
Aún
queriendo ser inclusivo en sus formas, en
la realidad abandona a
la soledad y al descarte un número cada vez
mayor de personas.
Por esto, la familia
abre para toda la sociedad una perspectiva
mucho más humana:
abre los ojos de los
hijos sobre la vida —y
no solo la mirada, sino también todos los
demás sentidos— representando una visión de la relación humana edificada sobre
la libre alianza de
amor. La familia introduce a la necesidad de
las uniones de fidelidad, sinceridad, confianza,
cooperación,
respeto; anima a pro-
yectar un mundo habitable y a creer
en las relaciones de confianza, también en condiciones difíciles; enseña
a honrar la palabra dada, el respeto
por las personas, el compartir los límites personales y de los
demás. Y todos somos
conscientes de lo insustiaguas
tuible de la preocupación familiar por los
miembros más pequeños, más vulnerables,
más heridos, e incluso
los más desastrosos en las conductas
de su vida. En la sociedad, quien
practica estas actitudes, las ha asimilado del espíritu familiar, no de la
competición y el deseo de autorrealización. Ahora bien, aún sabiendo todo esto, no se da a la familia el peso
debido —y reconocimiento, y apo-
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GIOVANNI MARIA VIAN
director
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
L’OSSERVATORE ROMANO
don Sergio Pellini S.D.B.
Giuseppe Fiorentino
subdirector
Ciudad del Vaticano
[email protected]
www.osservatoreromano.va
yo— en la organización política y necesario un nuevo tipo de redes.
económica de la sociedad contempo- Podríamos decir que hoy las familias
ránea. Quisiera decir más: la familia son una de las redes más importanno solo no tiene el reconocimiento tes para la misión de Pedro y de la
adecuado, ¡sino que no genera más Iglesia. ¡Esta no es una red que hace
aprendizaje! A veces se podría decir prisioneros! Al contrario, libera de
que, con toda su ciencia y su técni- las malas aguas del abandono y la
ca, la sociedad moderna no es capaz indiferencia, que ahogan a muchos
todavía de traducir estos conoci- seres humanos en el mar de la solemientos en formas mejores de convi- dad y de la indiferencia. Las familias
vencia civil. No solo la organización saben bien qué es la dignidad de
de la vida común se topa cada vez sentirse hijos y no esclavos, o extramás con una burocracia del todo ex- ños, o solo un número de documentraña a las uniones humanas funda- to de identidad. Desde aquí, desde
mentales, sino, incluso, las costum- la familia, Jesús comienza de nuevo
bres sociales y políticas muestran a su paso entre los seres humanos para
menudo signos de degradación persuadirlos que Dios no les ha olvi—agresividad, vulgaridad, despre- dado. De aquí, Pedro toma fuerzas
cio…—, que están por debajo del para su ministerio. De aquí la Igleumbral de una educación familiar sia, obedeciendo a la palabra del
también mínima. En esta coyuntura, Maestro, sale a pescar al lago, segulos extremos opuestos de este afea- ra que, si esto sucede, la pesca será
miento de las relaciones —la obtusa milagrosa.
tecnocracia y el «familismo»
amoral— se conjugan y se alimentan recíprocamente. Esto
Las familias son una de las redes
es una paradoja. La Iglesia individua hoy, en este punto
más importantes para la misión
exacto, el sentido histórico de
de Pedro y de la Iglesia
su misión sobre la familia y
sobre el auténtico espíritu familiar: comenzando por una
atenta revisión de vida, que se refiere
Que el entusiasmo de los padres
a sí misma. Se podría decir que el sinodales, animados por el Espíritu
«espíritu familiar» es una carta cons- Santo, pueda fomentar el impulso
titucional para la Iglesia: así el cris- de una Iglesia que abandona las vietianismo debe aparecer, y así debe jas redes y se pone a pescar confianser. Está escrito en letras claras: «Vo- do en la palabra de su Señor. ¡Recesotros que un tiempo estabais lejos mos intensamente por esto! Cristo,
—dice san Pablo— […] ya no sois ex- por lo demás, prometió y nos trantranjeros ni forasteros, sino conciu- quiliza: si incluso los malos padres
dadanos de los santos y miembros no niegan el pan a los hijos hamde la familia de Dios» (Ef 2, 19).
brientos, ¡imaginémonos si Dios no
La Iglesia es y debe ser la familia dará el Espíritu a quienes —aun imde Dios. Jesús, al llamar a Pedro pa- perfectos como son— lo piden con
ra seguirlo, le dijo que le haría «pes- apasionada insistencia (cf. Lc 11, 9cador de hombres»; y por esto es 13)!
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número 41, viernes 9 de octubre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Durante la vigilia en la plaza de San Pedro el Papa llama a las familias a ser una luz en medio de la oscuridad del mundo
Volvamos a Nazaret
«Volvamos a Nazaret para que sea un
Sínodo que, más que hablar sobre la
familia, sepa aprender de ella, en la
disponibilidad a reconocer siempre su
dignidad, su consistencia y su valor,
no obstante las muchas penalidades y
contradicciones que la puedan
caracterizar». Este fue el deseo que
expresó el Papa durante la vigilia
de oración organizada por la
Conferencia episcopal italiana en
preparación al Sínodo de los obispos,
el 3 de octubre por la tarde,
en la plaza de San Pedro.
Queridas familias, buenas tardes.
¿Vale la pena encender una pequeña vela en la oscuridad que nos
rodea? ¿No se necesitaría algo más
para disipar la oscuridad? Pero, ¿se
pueden vencer las tinieblas?
En ciertas épocas de la vida —de
esta vida llena de recursos estupendos—, preguntas como esta se imponen con apremio. Frente a las exigencias de la existencia, existe la
tentación de echarse para atrás, de
desertar y encerrarse, a lo mejor en
nombre de la prudencia y del realismo, escapando así de la responsabilidad de cumplir a fondo el propio
deber.
¿Recuerdan la experiencia de
Elías? El cálculo humano le causa al
profeta un miedo que lo empuja a
buscar refugio. Miedo. «Entonces
Elías tuvo miedo, se levantó y se fue
para poner a salvo su vida […] Caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de
Dios. Allí se introdujo en la cueva y
pasó la noche. Le llegó la palabra
del Señor preguntando: “¿Qué haces
aquí, Elías?”» (1 R 19, 3.8-9). Luego,
en el Horeb, la respuesta no la encontrará en el viento impetuoso que
sacude las rocas, ni en el terremoto,
ni tampoco en el fuego. La gracia de
Dios no levanta la voz, es un rumor
que llega a cuantos están dispuestos
a escuchar la suave brisa —Aquel tenue silencio sonoro— los exhorta a
salir, a regresar al mundo, a ser testigos del amor de Dios por el hombre, para que el mundo crea…
Con este espíritu, hace precisamente un año, en esta misma plaza,
invocábamos al Espíritu Santo pidiéndole que los padres sinodales
—al poner atención en el tema de la
familia— supieran escuchar y confrontarse teniendo fija la mirada en
Jesús, Palabra última del Padre y criterio de interpretación de todo.
Esta noche, nuestra oración no
puede ser diferente. Pues, como recordaba el metropolita Ignacio IV
Hazim, sin el Espíritu Santo, Dios
resulta lejano, Cristo permanece en
el pasado, la Iglesia se convierte en
una simple organización, la autoridad se transforma en dominio, la
misión en propaganda, el culto en
evocación y el actuar de los cristianos en una moral de esclavos (cf.
Discurso en la Conferencia ecuménica
de Uppsala, 1968).
Oremos, pues, para que el Sínodo
que se abre mañana sepa reorientar
la experiencia conyugal y familiar
hacia una imagen plena del hombre;
que sepa reconocer, valorizar y proponer todo lo bello, bueno y santo
que hay en ella; abrazar las situaciones de vulnerabilidad que la ponen
a prueba: la pobreza, la guerra, la
enfermedad, el luto, las relaciones
laceradas y deshilachadas de las que
brotan dificultades, resentimientos y
rupturas; que recuerde a estas familias, y a todas las familias, que el
Evangelio sigue siendo la «buena
noticia» desde la que se puede siempre comenzar de nuevo. Que los padres sepan sacar del tesoro de la tradición viva palabras de consuelo y
orientaciones esperanzadoras para
las familias, que están llamadas en
este tiempo a construir el futuro de
la comunidad eclesial y de la ciudad
del hombre.
Cada familia es siempre una luz,
por más débil que sea, en medio de
la oscuridad del mundo.
La andadura misma de Jesús entre
los hombres toma forma en el seno
de una familia, en la cual permaneció treinta años. Una familia como
tantas otras, asentada en una aldea
insignificante de la periferia del Imperio.
Charles de Foucauld intuyó, quizás como pocos, el alcance de la espiritualidad que emana de Nazaret.
Este gran explorador abandonó muy
pronto la carrera militar fascinado
por el misterio de la Sagrada Familia, por la relación cotidiana de Jesús
con sus padres y sus vecinos, por el
trabajo silencioso, por la oración humilde. Contemplando a la Familia
de Nazaret, el hermano Charles se
percató de la esterilidad del afán por
las riquezas y el poder; con el apostolado de la bondad se hizo todo
para todos; atraído por la vida eremítica, entendió que no se crece en
el amor de Dios evitando la servidumbre de las relaciones humanas,
porque amando a los otros es como
se aprende a amar a Dios; inclinándose al prójimo es como nos elevamos hacia Dios. A través de la cercanía fraterna y solidaria a los más pobres y abandonados entendió que, a
fin de cuentas, son precisamente
ellos los que nos evangelizan, ayudándonos a crecer en humanidad.
Para entender hoy a la familia, entremos también nosotros —como
Charles de Foucauld— en el misterio
de la Familia de Nazaret, en su vida
escondida, cotidiana y ordinaria, como es la vida de la mayor parte de
nuestras familias, con sus penas y
sus sencillas alegrías; vida entretejida
de paciencia serena en las contrariedades, de respeto por la situación de
cada uno, de esa humildad que libera y florece en el servicio; vida de
fraternidad que brota del sentirse
parte de un único cuerpo.
La familia es lugar de santidad
evangélica, llevada a cabo en las
condiciones más ordinarias. En ella
se respira la memoria de las generaciones y se ahondan las raíces que
permiten ir más lejos. Es el lugar de
discernimiento, donde se nos educa
para descubrir el plan de Dios para
nuestra vida y saber acogerlo con
confianza. La familia es lugar de
gratuidad, de presencia discreta, fraterna, solidaria, que nos enseña a salir de nosotros mismos para acoger
al otro, para perdonar y sentirse perdonados.
Volvamos a Nazaret para que sea
un Sínodo que, más que hablar sobre la familia, sepa aprender de ella,
en la disponibilidad a reconocer
siempre su dignidad, su consistencia
y su valor, no obstante las muchas
penalidades y contradicciones que la
puedan caracterizar.
En la «Galilea de los gentiles» de
nuestro tiempo encontraremos de
nuevo la consistencia de una Iglesia
que es madre, capaz de engendrar la
vida y atenta a comunicar continuamente la vida, a acompañar con dedicación, ternura y fuerza moral.
Porque si no somos capaces de unir
la compasión a la justicia, terminamos siendo seres inútilmente severos
y profundamente injustos.
Una Iglesia que es familia sabe
presentarse con la proximidad y el
amor de un padre, que vive la responsabilidad del custodio, que protege sin reemplazar, que corrige sin
humillar, que educa con el ejemplo y
la paciencia. A veces, con el simple
silencio de una espera orante y
abierta.
Y una Iglesia sobre todo de hijos,
que se reconocen hermanos, nunca
llega a considerar al otro sólo como
un peso, un problema, un coste, una
preocupación o un riesgo: el otro es
esencialmente un don, que sigue
siéndolo aunque recorra caminos diferentes.
La Iglesia es una casa abierta, lejos de grandezas exteriores, acogedora en el estilo sobrio de sus miembros y, precisamente por ello, accesible a la esperanza de paz que hay
dentro de cada hombre, incluidos
aquellos que —probados por la vida— tienen el corazón lacerado y dolorido.
Esta Iglesia puede verdaderamente iluminar la noche del hombre, indicarle con credibilidad la meta y
compartir su camino, sencillamente
porque ella es la primera que vive la
experiencia de ser incesantemente renovada en el corazón misericordioso
del Padre.
L’OSSERVATORE ROMANO
página 4
Misa inaugural de la
Redescubrir la belleza del amor fiel y
duradero. Esto es lo que el Papa
Francisco pidió en la misa de apertura
del Sínodo sobre la familia celebrada
el domingo 4 de octubre, por la
mañana, en la basílica vaticana.
«Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor ha
llegado en nosotros a su plenitud» (1
Jn 4, 12).
Las lecturas bíblicas de este domingo parecen elegidas a propósito para
el acontecimiento de gracia que la
Iglesia está viviendo, es decir, la
Asamblea Ordinaria del Sínodo de
los obispos sobre el tema de la familia que se inaugura con esta celebración eucarística.
Dichas lecturas se centran en tres
aspectos: el drama de la soledad, el
amor entre el hombre y la mujer, y
la familia.
La soledad
Adán, como leemos en la primera
lectura, vivía en el Paraíso, ponía los
nombres a las demás creaturas, ejerciendo un dominio que demuestra
su indiscutible e incomparable superioridad, pero aun así se sentía solo,
porque «no encontraba
ninguno como él que lo
ayudase» (Gn 2, 20) y experimentaba la soledad.
La soledad, el drama que
aún aflige a muchos
hombres y mujeres. Pienso en los ancianos abandonados incluso por sus
seres queridos y sus propios hijos; en los viudos
y viudas; en tantos hombres y mujeres dejados
por su propia esposa y
por su propio marido; en
tantas personas que de
hecho se sienten solas,
no comprendidas y no
escuchadas; en los emigrantes y los refugiados
que huyen de la guerra y
la persecución; y en tantos jóvenes víctimas de la
cultura del consumo, del
usar y tirar, y de la cultura del descarte.
Hoy se vive la paradoja de un
mundo globalizado en el que vemos
tantas casas de lujo y edificios de
gran altura, pero cada vez menos calor de hogar y de familia; muchos
proyectos ambiciosos, pero poco
tiempo para vivir lo que se ha logrado; tantos medios sofisticados de diversión, pero cada vez más un profundo vacío en el corazón; muchos
placeres, pero poco amor; tanta libertad, pero poca autonomía… Son
cada vez más las personas que se
sienten solas, y las que se encierran
en el egoísmo, en la melancolía, en
la violencia destructiva y en la esclavitud del placer y del dios dinero.
Hoy vivimos en cierto sentido la
misma experiencia de Adán: tanto
poder acompañado de tanta soledad
y vulnerabilidad; y la familia es su
imagen. Cada vez menos seriedad en
llevar adelante una relación sólida y
fecunda de amor: en la salud y en la
enfermedad, en la riqueza y en la
pobreza, en la buena y en la mala
suerte. El amor duradero, fiel, recto,
estable, fértil es cada vez más objeto
de burla y considerado como algo
anticuado. Parecería que las socieda-
XIV
Asamblea de los obispos
Jesús restituye todo al origen
des más avanzadas son precisamente
las que tienen el porcentaje más bajo
de tasa de natalidad y el mayor promedio de abortos, de divorcios, de
suicidios y de contaminación ambiental y social.
conyugal no es sólo vivir juntos, sino también amarse para siempre. Jesús restablece así el orden original y
originante.
La familia
Leemos en la primera lectura que
el corazón de Dios se entristeció al
ver la soledad de Adán y dijo: «No
está bien que el hombre esté solo; voy a
hacerle alguien como él que le ayude»
(Gn 2, 18). Estas palabras muestran
que nada hace más feliz al hombre
que un corazón que se asemeje a él,
que le corresponda, que lo ame y
que acabe con la soledad y el sentirse solo. Muestran también que Dios
no ha creado el ser humano para vivir en la tristeza o para estar solo, sino para la felicidad, para compartir
su camino con otra persona que es
su complemento; para vivir la extraordinaria experiencia del amor: es
decir de amar y ser amado; y para
ver su amor fecundo en los hijos, co-
«Lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre» (Mc 10, 9). Es una
exhortación a los creyentes a superar
toda forma de individualismo y de
legalismo, que esconde un mezquino
egoísmo y el miedo de aceptar el
significado auténtico de la pareja y
de la sexualidad humana en el plan
de Dios.
De hecho, sólo a la luz de la locura de la gratuidad del amor pascual
de Jesús será comprensible la locura
de la gratuidad de un amor conyugal único y usque ad mortem.
Para Dios, el matrimonio no es
una utopía de adolescente, sino un
sueño sin el cual su creatura estará
destinada a la soledad. En efecto el
miedo de unirse a este proyecto paraliza el corazón humano.
Paradójicamente también el hombre de hoy —que con frecuencia ridi-
mo dice el salmo que se ha proclamado hoy (cf. Sal 128).
Este es el sueño de Dios para su
criatura predilecta: verla realizada en
la unión de amor entre hombre y
mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación recíproca. Es
el mismo designio que Jesús resume
en el Evangelio de hoy con estas palabras: «Al principio de la creación
Dios los creó hombre y mujer. Por eso
abandonará el hombre a su padre y a
su madre, se unirá a su mujer, y serán
los dos una sola carne. De modo que
ya no son dos, sino una sola carne»
(Mc 10, 6-8; cf. Gn 1, 27; 2, 24).
Jesús, ante la pregunta retórica
que le habían dirigido —probablemente como una trampa, para hacerlo quedar mal ante la multitud que
lo seguía y que practicaba el divorcio, como realidad consolidada e intangible—, responde de forma sencilla e inesperada: restituye todo al
origen, al origen de la creación, para
enseñarnos que Dios bendice el
amor humano, es él el que une los
corazones de un hombre y una mujer que se aman y los une en la unidad y en la indisolubilidad. Esto significa que el objetivo de la vida
culiza este plan— permanece atraído
y fascinado por todo amor auténtico, por todo amor sólido, por todo
amor fecundo, por todo amor fiel y
perpetuo. Lo vemos ir tras los amores temporales, pero sueña el amor
auténtico; corre tras los placeres de
la carne, pero desea la entrega total.
En efecto «ahora que hemos probado plenamente las promesas de la
libertad ilimitada, empezamos a entender de nuevo la expresión “la tristeza de este mundo”. Los placeres
prohibidos perdieron su atractivo
cuando han dejado de ser prohibidos. Aunque tiendan a lo extremo y
se renueven al infinito, resultan insípidos porque son cosas finitas, y nosotros, en cambio, tenemos sed de
infinito» (Joseph Ratzinger, Auf
Christus schauen. Einübung in Glaube,
Hoffnung, Liebe, Freiburg 1989, p.
73).
En este contexto social y matrimonial bastante difícil, la Iglesia está llamada a vivir su misión en la fidelidad, en la verdad y en la caridad. Vivir su misión en la fidelidad
a su Maestro como voz que grita en
el desierto, para defender el amor
fiel y animar a las numerosas fami-
El amor entre el hombre
y la mujer
viernes 9 de octubre de 2015, número 41
lias que viven su matrimonio como
un espacio en el cual se manifiestan
el amor divino; para defender la sacralidad de la vida, de toda vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vínculo conyugal como
signo de la gracia de Dios y de la
capacidad del hombre de amar en
serio.
La Iglesia está llamada a vivir su
misión en la verdad que no cambia
según las modas pasajeras o las opiniones dominantes. La verdad que
protege al hombre y a la humanidad
de las tentaciones de autoreferrencialidad y de transformar el amor fecundo en egoísmo estéril, la unión
fiel en vínculo temporal. «Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en
un envoltorio vacío que se rellena
arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad» (Benedicto XVI, enc. Caritas in
veritate, 3).
Y la Iglesia es llamada a vivir su
misión en la caridad que no señala
con el dedo para juzgar a los demás,
sino que —fiel a su naturaleza como
madre— se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con
el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser «hospital de
campo», con las puertas
abiertas para acoge a
quien llama pidiendo
ayuda y apoyo; aun más,
de salir del propio recinto hacia los demás con
amor verdadero, para caminar con la humanidad
herida, para incluirla y
conducirla a la fuente de
salvación.
Una Iglesia que enseña y defiende los valores
fundamentales, sin olvidar que «el sábado se hizo
para el hombre y no el
hombre para el sábado»
(Mc 2, 27); y que Jesús
también dijo: «No necesitan médico los sanos, sino
los enfermos. No he venido
a llamar justos, sino pecadores» (Mc 2, 17). Una
Iglesia que educa al
amor auténtico, capaz de alejar de la
soledad, sin olvidar su misión de
buen samaritano de la humanidad
herida.
Recuerdo a san Juan Pablo II
cuando decía: «El error y el mal deben ser condenados y combatidos
constantemente; pero el hombre que
cae o se equivoca debe ser comprendido y amado […] Nosotros debemos amar nuestro tiempo y ayudar
al hombre de nuestro tiempo.» (Discurso a la Acción católica italiana, 30
de diciembre de 1978, 2 c: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua
española, 21 enero 1979, p. 9). Y la
Iglesia debe buscarlo, acogerlo y
acompañarlo, porque una Iglesia
con las puertas cerradas se traiciona
a sí misma y a su misión, y en vez
de ser puente se convierte en barrera: «El santificador y los santificados
proceden todos del mismo. Por eso
no se avergüenza de llamarlos hermanos» (Hb 2, 11).
Con este espíritu, le pedimos al
Señor que nos acompañe en el Sínodo y que guíe a su Iglesia a través
de la intercesión de la Santísima Virgen María y de San José, su castísimo esposo.
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 5
El Papa Francisco a los padres sinodales en la apertura de los trabajos
Coraje apostólico, humildad y oración
«Coraje apostólico, humildad
evangélica y oración confiada»: es lo
que pidió el Papa Francisco a los
obispos reunidos en el Aula nueva del
Sínodo el 5 de octubre por la mañana.
Queridas beatitudes, eminencias, excelencias, hermanos y hermanas:
La Iglesia retoma hoy el diálogo
iniciado con la convocación del Sínodo extraordinario sobre la familia,
—y ciertamente mucho antes— para
evaluar y reflexionar juntos el texto
del Instrumentum Laboris, elaborado
a partir de la Relatio Synodi y de las
respuestas de las Conferencias episcopales y de los organismos con derecho.
El Sínodo, como sabemos, es un
caminar juntos con espíritu de colegialidad y de sinodalidad, adoptando
valientemente la parresia, el celo pastoral y doctrinal, la sabiduría, la
franqueza, y poniendo siempre delante de nuestros ojos el bien de la
Iglesia, de las familias y la suprema
lex: la salus animarum (cf. can. 1752).
Quisiera recordar que el Sínodo
no es un congreso o un «locutorio»,
no es un parlamento o un senado,
donde nos ponemos de acuerdo. El
Sínodo, en cambio, es una expresión
eclesial, es decir, es la Iglesia que camina unida para leer la realidad con
los ojos de la fe y con el corazón de
Dios; es la Iglesia que se interroga
sobre la fidelidad al depósito de la fe,
que para ella no representa un museo al que mirar ni tampoco sólo
que salvaguardar, sino que es una
fuente viva de la cual la Iglesia se
sacia, para saciar e iluminar el depósito de la vida.
El Sínodo se mueve necesariamente en el seno de la Iglesia y dentro
del santo pueblo de Dios, del cual
nosotros formamos parte en calidad
de pastores, es decir, servidores.
El Sínodo, además, es un espacio
protegido donde la Iglesia experimenta la acción del Espíritu Santo.
En el Sínodo el Espíritu habla a través de la lengua de todas las perso-
nas que se dejan conducir por el
Dios que sorprende siempre, por el
Dios que revela a los pequeños lo
que esconde a los sabios y a los inteligentes, por el Dios que ha creado
la ley y el sábado para el hombre y
no viceversa, por el Dios que deja
las noventa y nueve ovejas para buscar a la única oveja perdida, por el
Dios que es siempre más grande que
nuestras lógicas y nuestros cálculos.
Recordamos que el Sínodo podrá
ser un espacio de la acción del Espíritu Santo sólo si nosotros, los participantes, nos revestimos de coraje
apostólico, humildad evangélica y oración confiada.
El coraje apostólico que no se deja
asustar de frente a las seducciones
del mundo, que tienden a apagar en
el corazón de los hombres la luz de
la verdad, sustituyéndola con pequeñas y pasajeras luces, y ni siquiera
de frente al endurecimiento de algunos corazones que —a pesar de las
buenas intenciones— alejan a las personas de Dios. «El coraje apostólico
de llevar vida y no hacer de nuestra
vida cristiana un museo de recuerdos» (Homilía en Santa Marta, 28
de abril de 2015).
La humildad evangélica
que sabe vaciarse de las
propias convenciones y prejuicios para escuchar a los
hermanos obispos y llenarse
de Dios. Humildad que lleva a no apuntar el dedo en
contra de los demás, para
juzgarlos, sino a tenderles la
mano, para levantarlos sin
sentirse nunca superiores a
ellos.
La oración confiada es la
acción del corazón cuando
se abre a Dios, cuando se
hacen callar todos nuestros
humores para escuchar la
suave voz de Dios que habla en el silencio. Sin escuchar a Dios, todas nuestras
palabras serán solamente
«palabras» que no sacian y
no sirven. Sin dejarse guiar
por el Espíritu, todas nuestras decisiones serán solamente «decoraciones» que
en lugar de exaltar el Evangelio lo recubren y lo esconden.
Queridos hermanos:
Como he dicho, el Sínodo no es
un parlamento, donde para alcanzar
un consenso o un acuerdo común se
recurre a la negociación, al acuerdo
o a las componendas, sino que el
único método del Sínodo es abrirse
al Espíritu Santo con coraje apostólico, con humildad evangélica y con
oración confiada, de modo que sea
él quien nos guíe, nos ilumine y nos
haga poner delante de los ojos no
nuestras opiniones personales, sino
la fe en Dios, la fidelidad al magisterio, el bien de la Iglesia y la salus
animarum.
Por último, quisiera agradecer de
corazón al cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo; a
monseñor Fabio Fabene, subsecretario; al relator, cardenal Péter Erdő; y
al secretario especial, monseñor Bruno Forte; a los presidentes delegados, los escritores, los consultores,
los traductores y todos aquellos que
han trabajado con verdadera fidelidad y total entrega a la Iglesia.
¡Gracias de corazón!
Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos padres sinodales, delegados fraternos, auditores, auditoras y asesores, por su participación
activa y fructuosa.
Un especial agradecimiento quiero
dirigir a los periodistas presentes en
este momento y aquellos que nos siguen de lejos. Gracias por su apasionada participación y por su admirable atención.
Iniciamos nuestro camino invocando la ayuda del Espíritu Santo y
la intercesión de la Sagrada Familia:
Jesús, María y san José. ¡Gracias!
Jornada del Domund 2015
Solidaridad con las misiones
El próximo 18 de octubre se celebra la Jornada mundial de las misiones,
conocida como Domund. Con las ayudas recaudadas ese día se llevan a
cabo miles de proyectos sociales, educativos y sanitarios en los 1.109 territorios de misión de todo el mundo.
España cuenta con más de 13.000 misioneros nacionales repartidos en
140 países. Son todos «misioneros de la misericordia», como reza el tema
de la campaña de este año tomado de la bula Misericordiae Vultus, porque
la misericordia es la identidad de Dios y por tanto es la identidad del mismo. Desde 1926 se celebra el Domingo mundial de las misiones. La recaudación de las ayudas económicas la lleva a cabo las Obras misionales
pontificias (OMP) que se asegura que cada euro llegue a estos territorios y
es que todos los donativos pasan a formar parte de una hucha a disposición del Papa que luego los distribuye equitativamente. En el 2014 las
aportaciones provenientes de España aumentaron un 10, 13%.
La solidaridad de este día significa llevar «vida» a muchas personas.
Además es una forma de reconocer y estimular la labor de estos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que van a ayudar con su trabajo y anunciar el evangelio en los lugares más desfavorecidos de la tierra.
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L’OSSERVATORE ROMANO
viernes 9 de octubre de 2015, número 41
La vuelta del cristianismo a la narrativa contemporánea
Nuevas novelas religiosas
Publicamos un artículo aparecido en el
quinto número de la «Rivista del clero
italiano», el órgano mensual de actualización pastoral y cultura religiosa de
la Universidad católica del Sagrado
Corazón fundado en 1920 y editado
por «Vita e Pensiero». En el ensayo,
Lucetta Scaraffia reflexiona sobre la
vuelta del cristianismo a la narrativa
contemporánea.
LUCETTA SCARAFFIA
En los años cincuenta del siglo pasado, cuando era niña, con ocasión de
la primera comunión recibíamos como regalo novelas de carácter religioso. Las tapas de cartón, ilustradas
con colores vivaces, nos introducían
en una versión en general reducida
—los originales eran ladrillos larguísimos— de novelas como Fabiola,
Quo vadis, Ben Hur. Estas lecturas se
consideraban un buen complemento
de nuestra educación religiosa, hasta
ese momento basada sobre todo en
el Catecismo de Pío X, que se aprendía de memoria, y en una edición de
los Evangelios o, más raramente, del
Nuevo Testamento, adaptada a los
niños.
Se trataba de novelas escritas en
la segunda mitad del siglo XIX —Fabiola (1854), del cardenal inglés Nicholas Wiseman; Ben Hur (1880),
del general y político estadounidense Lew Wallace; Quo vadis (1894),
del polaco Henryk Sienkiewicz— que
habían tenido un extraordinario éxito y traducciones a muchas lenguas,
así como adaptaciones teatrales y cinematográficas, que se multiplicaron
sobre todo en la primera mitad del
siglo XX, pero también más allá.
Con la novela de Wiseman se habían puesto de moda nombres de
bautismo como Fabiola y Tarsicio,
joven mártir cristiano, mientras que
el escritor polaco Sienkiewicz había
sido galardonado con el premio Nobel de literatura en 1905, precisamente por Quo vadis, que aún hoy
sigue siendo la marca de una célebre
agenda. También a Ben Hur la palma de un duradero éxito cinematográfico en diversas versiones, gracias
a la épica carrera de cuadrigas, que
volverá a verse en su nueva versión
anunciada para comienzos de 2016.
Las tres tenían como objeto los
años heroicos, y por eso emocionantes, del primer cristianismo, en medio de persecuciones y grandes conversiones. En Ben Hur. A Tale of the
Christ, el protagonista encuentra incluso a Jesús, que está en el trasfondo de toda la historia, como indica
el subtítulo. Pero los personajes
principales siguen siendo siempre figuras marginales de la gran tradición religiosa —también sucede con
Pedro, quien incluso sugiere el título
de la novela del nobel polaco, tomado de una antigua tradición apócrifa—, a los que no se les aplica la inventiva del escritor. En efecto, ninguno de ellos tiene la valentía de
confrontarse directamente con los
grandes protagonistas (Jesús y los
Apóstoles, María), para los cuales
deben bastar las palabras, controladas por la Iglesia y seguramente ortodoxas, de los textos canónicos.
En sustancia, también los escritores más populares del siglo XIX, e in-
cluso un cristiano no vinculado con
ninguna denominación como Wallace, se detenían con respeto ante las
situaciones humanas de figuras convertidas en modelos fundamentales
de la fe, y solo las describían con
breves rasgos, en medallones que
confirmaban la imagen hierática tradicional. Son novelas de contraste
seco y previsible: los cristianos, o
quienes se convertirán, buenos; los
otros, malvados. Textos considerados
los regalos más adecuados para los
jóvenes, incluso en los decenios sucesivos a la primera mitad del siglo
XX, durante los cuales —al menos
por lo que respecta a la narrativa de
temática religiosa— no cambia nada.
Estos son los modelos más importantes en los que se inspirarán muchas novelas del ámbito católico,
distribuidas por editores católicos y,
en general, de modesto —o, incluso,
modestísimo— valor histórico y literario. Fuera de este grupo de libros,
que poco a poco pasa de moda, nada: la religión parece desaparecer como argumento literario, sustituida
por la política, el sexo, la ambición
y la degradación. Las primeras co-
muniones han disminuido drásticamente, incluso porque han disminuido los niños, y a los pocos comulgantes en lugar de Quo vadis se les
regala libros como Sidharta, de Hermann Hesse, o el Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, que garantizan una educación moral laica e intercultural, políticamente correcta.
Esta situación, que se podría definir secularización consolidada, si no
triunfante, se interrumpe bruscamente durante estos últimos, más aún,
ultimísimos años, cuando la religión
vuelve prepotentemente al centro de
las narraciones de algunos de los
más célebres escritores de hoy, estableciendo incluso grandes éxitos literarios. Todo esto en medio del
asombro general, del desconcierto de
una crítica que parece haber perdido
la capacidad de juzgar una obra literaria, y tiene dificultad para explicar
el inesperado y clamoroso éxito de
libros como El Reino, de Emmanuel
Carrère; Sumisión, de Michel
Houellebecq; Judas, de Amos Oz; y
La balada de Adam Henry, de
MacEwan.
Mientras tanto, hay que decir que
ninguno de estos libros fue escrito
por un creyente devoto con la intención de hacer propaganda de su fe,
sino todo lo contrario: a los temas
religiosos se acercan escritores que
nunca antes los habían tratado, que
quizá ni siquiera jamás habían reflexionando sobre ellos. Sin embargo,
no por eso escriben animados por
un espíritu antirreligioso y, más específicamente, anticristiano, sino
más bien impulsados por un interés
genuino y por una pasión auténtica.
De ahí las características que los
unen, es decir, la lozanía de lenguaje
y el punto de vista nuevo, a veces
incluso desenvuelto, con el que tratan temas que siempre han sido considerados impregnados de cuestiones
teológicas y susceptibles de acarrear
al autor los anatemas de la Iglesia.
Es evidente que para estos libros el
imprimatur de las jerarquías eclesiásticas no se considera ni necesario ni
deseable, y tal vez por ello los autores se sienten libres de mezclar los
temas religiosos con episodios eróticos, fenómeno nunca antes verificado de este modo. Por tanto, se ha
generado una especie de nuevo filón
narrativo que incluso se podría definir erótico/religioso y en el cual, sin
embargo, la novedad y el escándalo
son la elección del tema religioso, y
no por cierto el de las descripciones
eróticas, del que ya se ha abusado
demasiado.
Sólo en una de las novelas citadas, La balada de Adam Henry, de
Ian MacEwan, el tema erótico se esboza con ligereza, pero, al mismo
tiempo, se niega desde el comienzo.
En efecto, para la madura jueza inglesa que besa al joven protagonista
de una importante sentencia suya se
trata más de una cuestión de maternidad removida que de eros. Y la
novela de MacEwan también es diversa porque no aparecen personajes
de la Biblia, sino el dilema religioso
típico de nuestros días, el de la elección entre ciencia y fe. En busca de
la fe, con la esperanza de que dé no
solo una verdadera razón de vida, sino también una identidad fuerte para afrontar la crisis y la destrucción
cultural de la sociedad, también está
el protagonista y alter ego de la novela Sumisión, de Houellebecq. Intenta convertirse dos veces, primero
ante la Virgen de Rocamadour, y
después yéndose a vivir por un período al monasterio de Ligugé, donde Huysmans, su autor de referencia, había reencontrado la fe y se había retirado para vivir sus últimos
años. Aunque ante la Virgen se había sentido «abandonado por el espíritu, reducido a su propio cuerpo
dolorido, perecedero», su huida precipitosa al cabo de dos días vividos
en el antiguo monasterio nace de un
sentido indefinido de irritación. Por
la imposibilidad de fumar en su
cuarto, por el lenguaje meloso, que
suena irremediablemente falso, con
el que se expresan los monjes en el
folleto que ilustra al visitante la vida
del monasterio y del que cita algún
ejemplo, como «la vida debería ser
un constante intercambio amoroso,
tanto en las pruebas como en las
alegrías». La participación en todas
las funciones litúrgicas previstas para
la jornada, que tanto habían exaltado el alma de Huysmans, le parece
carente de encanto, en un edificio
que, aunque esté bien conservado,
está bordeado por la línea del tren
de alta velocidad y por edificios industriales. Además, a esta desilusión
se suma la de ver con qué facilidad
la Iglesia en Francia acepta el gobierno inspirado en principios islámicos que, sin embargo, le permite
sobrevivir en enclaves protegidos y
financiados. Su conversión al islam,
motivada por ventajas innegables
—reconocimientos profesionales y
sueldo más alto, a los que se añade
la poligamia—, parece ser la consecuencia lógica de este fracaso. Una
conversión fallida también marca el
comienzo de la novela de Carrère,
desarrollada con sabia ironía. También aquí, las motivaciones del acercamiento a la fe nacen de un malestar personal: el escritor había caído
en una profunda depresión, y su matrimonio, del que habían nacido dos
hijos, atravesaba una fuerte crisis:
«Hubo un momento de mi vida en
que he creído». Creer, para él, como
cuenta ahora, es creer en una serie
de absurdidades —in primis, la resuSIGUE EN LA PÁGINA 7
L’OSSERVATORE ROMANO
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
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Regreso a la narrativa contemporánea
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rrección—. Explica la adhesión al catolicismo por parte de un intelectual
moderno con estas palabras esclarecedoras: «Estamos orgullosos de esta
locura, porque no se nos parece,
porque haciéndola nuestra nos sorprendemos y renunciamos a nosotros
mismos, porque alrededor nuestro
nadie la comparte». La fe es considerada como un punto extremo del
anticonformismo, que garantiza un
momento elevado de autocomplacencia.
El escritor lee todos los libros de
exégesis, así como los libros de historia, pero sin la reverencia que por
lo general muestra el estudioso. Y
Carrère no es un estudioso, es un escritor que solo lee para encontrar
otro material con el que puede alimentar su inspiración. «He tratado
de hacer zum, como se hace con los
mapas de Google, en el punto preciso del espacio y del tiempo en el
que aparece el personaje que en los
Hechos dice “nosotros”». Y propone
una hipótesis sugestiva: que Lucas
realizó una encuesta sobre Jesús en
Judea, cuando fue allí en compañía
de Pablo, sin decirle nada a este último; y que de las informaciones recogidas no había hablado con nadie
antes de escribirlas, al final de su vida: «En el evangelio de la infancia
que escribirá luego, Lucas dice dos
veces que “María guardaba todas estas cosas en su corazón”. Es lo que
debía haber hecho también él. De
“todas estas cosas” que se referían a
Jesús, Lucas no sabía qué pensar
con precisión, y tal vez no pensaba a
menudo en ellas, tal vez no ocupaban mucho espacio en su mente. Pero las guardaba en su corazón». Y
supone que las escribió luego, cuando volvió a Roma, años después de
la muerte de Pablo, para hacer comprender qué era el cristianismo a su
protector Teófilo, a quien están dedicados sus libros.
Leyendo a Carrère, en el fondo no
nos importa saber cuántas probabilidades tienen de ser fundadas sus suposiciones históricas, porque nos encanta la fuerza real de sus personajes: es difícil que un lector de El
Reino no piense en Lucas o en Pablo del modo como sugiere el escritor, incluso mucho tiempo después
del final de la lectura. Muy convincentes sus palabras, muy vivos y humanos sus personajes para tener dudas: uno siente las olas, la arena, la
sed en los viajes y el alivio de la acogida cariñosa de los discípulos durante las estancias.
Aunque siga preguntándose cómo
hacen las personas modernas y razonables para creer en la resurrección,
el escritor no hace una crítica fácil
de la Iglesia, sino que la defiende:
«No faltan motivos para reprocharle
haber traicionado el mensaje del rabino Jesús de Nazaret, el mensaje
más revolucionario de todos los
tiempos. Pero reprochárselo, ¿no significa reprocharle haber vivido?». Y
recuerda que la Iglesia misma piensa, como sus críticos más violentos,
«que los dos o tres años durante los
cuales Jesús predicó en Galilea, y
después murió en Jerusalén, representan el momento de su verdad absoluta, después de la cual las cosas
solo podían empeorar, y por su mis-
ma admisión la Iglesia está viva solamente cuando se acerca a ese momento». Al final de libro, el autor se
pregunta —pero nosotros, lectores, ya
nos habíamos dado cuenta— si es
verdaderamente agnóstico, o si más
bien esta obra no ha sido un modo
de reafirmar su fidelidad al joven
hombre creyente que fue en el pasado.
Me permito pensar que es así, y
que Carrère encontró a Jesús ejercitando su oficio, el de narrar, confrontándose con otro escritor, Lucas,
uno de la «banda de los cuatro», como dice con su alegre desenvoltura.
Leyendo estas últimas palabras, me
viene a la memoria ese artesano de
cerámica que una tarde, volviendo a
casa con el corazón apesadumbrado
por la enfermedad de su esposa, encuentra en su camino —estamos cerca de Deruta, aún hoy conocida por
su producción de cerámicas—, una
loza en la que está pintada la Virgen
con el Niño: la esposa se cura y en
ese lugar se erigirá un santuario a la
Virgen de los Baños. Cada uno tiene
su ocasión de encontrar a Jesús, que
sabe entrar en su mundo para darse
a conocer.
Completamente diverso es el punto de vista de Amos Oz en la novela
Judas. Aquí estamos fuera de la cultura de matriz cristiana, totalmente
sumergidos en el mundo de un judío
contemporáneo, un joven, Shemuel,
algo extravagante, que vive en Jerusalén, todavía en parte perteneciente
a Jordania a fines de los años cincuenta. Judas es el primero en haber
creído en la divinidad de Jesús, y
precisamente por eso induce al
maestro a ir a Jerusalén, para tener
el gran reconocimiento: será condenado a muerte y —él está seguro de
ello— resucitará ante los ojos de todos. Así, será reconocido por todos
como verdadero Dios. Después de
algunas dudas, Jesús lo sigue a Jerusalén, donde morirá como un hombre común. «Y Judas, cuyo objetivo
y sentido de la vida se derrumbaron
ante sus ojos acongojados, Judas
comprendió que había causado con
sus propias manos la muerte del
hombre al que más amaba y admiraba, y fue a ahorcarse. Así murió el
primer cristiano. El último cristiano.
El único cristiano». Naturalmente,
se trata de una interpretación imaginaria, fuertemente heterodoxa, pero
fascinante, sobre todo si se la lee a
contraluz, juntamente con la historia
de otro traidor, Abravanel. Como si
la traición también pudiera nacer de
mucha fe, de mucha pasión, de un
exceso de bien, por tanto, no solo
del mal.
Carrère y Oz tienen en común la
capacidad de hacer revivir personajes de los evangelios y del Nuevo
Testamento de modo nuevo e imprevisto, muy lejanos de la imagen ampulosa y rígida transmitida por la
historia sagrada, pero sin que los
motive por eso una voluntad de desacralizarlos. Al contrario, esta escritura se presenta sobre todo como acto de amor, como si trataran de ver
al mundo con sus propios ojos, de
vivirlo a través de sus pasiones. Por
eso los personajes resultan vivos y
fascinantes, pero también personas
con sus límites, precisamente como
nosotros, y por eso los sentimos más
cercanos. Y ambos escritores captan
el corazón de la fe precisamente en
la Resurrección.
No un museo, sino una fuente viva
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dense del viaje americano que tuvo
lugar después de su conclusión.
Y precisamente los discursos papales de Filadelfia —en especial el
discurso a los obispos participantes
en el Encuentro mundial de las familias— son una clave de lectura
muy útil para la reflexión que desde hace tiempo la Iglesia católica
reserva a la realidad familiar, tan
fundamental y tan descuidada hoy.
Con estos textos es perfectamente
coherente la homilía durante la
concelebración inaugural del Sínodo, cuyas lecturas litúrgicas parecían elegidas para la ocasión, destacó Francisco. Y de
ello, según la más antigua tradición cristiana, hizo una interpretación según la realidad de hoy, hablando
de la actual soledad,
del amor entre mujer
y hombre, de la familia.
Como en el discurso a los obispos de todo el mundo invitados
en Filadelfia, las palabras del Papa supieron
describir con eficacia
la situación que los
padres sinodales tienen ante ellos. Así
Bergoglio habló de la
soledad, que hoy tiene
mil rostros, y de la esquizofrénica
mentalidad, entre modas pasajeras
y opiniones dominantes, de quien
ridiculiza el proyecto de Dios —su
«sueño» sobre el amor entre hombre y mujer, que no es «cuestión de
la antigüedad»—, pero que en lo
profundo tiene nostalgia de este
«orden original y originante». Orden al que se remite Jesús frente a
la trampa tendida por los interlocutores, «para hacerlo quedar mal ante la multitud» que lo seguía.
En continuidad indiscutible con
sus predecesores —elocuentes son
las citaciones en la homilía inaugural del Sínodo— el Pontífice pide a
la Iglesia, «fiel a su naturaleza como madre», que abra sus puertas a
las mujeres y a los hombres de
nuestro tiempo, allí donde viven y
en las condiciones en las que viven.
Para curar «a las parejas heridas
con el aceite de la acogida y de la
misericordia» descrito en la parábola del samaritano, sin levantar barreras sino tratando de construir
puentes. Y no traicionarse a sí misma y la misión que le encomendó
Cristo.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 9 de octubre de 2015, número 41
Maestría en innovación pastoral online
Puebla a la vanguardia en materia de educación
En un tiempo en el que la tecnología se ha
convertido en algo más que un medio y ha pasado a ser terminal de muchas experiencias
humanas como por ejemplo la relación y el conocimiento; se hace necesario cuestionarse si
este tipo de comunicación sea capaz de ayudar
a los hombres para encontrar a Cristo en la fe.
Un proyecto moderno, inédito es el de la
maestría en innovación pastoral online de la
Universidad Popular Autónoma del Estado de
Puebla en México.
El posgrado es único en el país. El programa pretende que, en seis años, cada una de las
300 parroquias de la Arquidiócesis tenga un
formador de formadores graduado para impulsar una Iglesia en salida hacia la evangelización, el bien común, la educación de las nuevas generaciones, el combate a la pobreza y la
equidad social. «Según los criterios evangélicos, nuestro propósito es que se vuelva más
profesional el servicio que los agentes de pas-
toral y los voluntarios ya están prestando para
la construcción de la Iglesia y de una sociedad
más equitativa.
Así, los estudiantes una vez graduados como maestros en Innovación pastoral, serán capaces de encauzar procesos de desarrollo humano integral, con una sólida visión humana y
espiritual» precisó p. Javier Prado, coordinador de la maestría. En efecto, la maestría
cuenta con el reconocimiento de validez oficial
de los estudios, a norma de la ley mexicana, y
llena un vacío de la ciencia actual en el país
donde solo existe un programa semejante, la
maestría no escolarizada en catequesis y pastoral escolar.
La ceremonia de inauguración tuvo lugar el
25 de septiembre de 2015 y fue transmitida
online, la lectio brevis estuvo a cargo del arzobispo de Puebla, don Víctor Sánchez Espinosa.
Esperanza sin miedos
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de la cual el Papa espera que surja
esperanza, no miedos.
¿Se puede establecer una relación entre
los dos documentos papales y el Sínodo?
Los dos Motu proprio son fruto
del camino sinodal y expresión auténtica de la colegialidad episcopal.
dos a todas las Conferencias episcopales.
Y en ellos se ha constatado una
convergencia muy amplia sobre la
necesidad de abreviar y simplificar
los procesos matrimoniales, como lo
pone de relieve el número 115 del
Instrumentum laboris y han señalado
los cardenales Baldisseri y Erdő en
las respectivas relaciones de apertura
del Sínodo.
Este procedimiento ha sido confiado
por el sucesor de Pedro personalmente al
obispo para evitar abusos
que perjudiquen a la verdad sobre
el vínculo matrimonial
Como es sabido, en efecto, antes de
las dos asambleas sinodales tuvo lugar una consulta muy amplia. Los
documentos nacen, por lo tanto, de
una gran experiencia colegial, que se
manifiesta en los cuestionarios envia-
Abreviar y simplificar
los procesos: ¿qué significa en concreto?
Como ya lo había
dispuesto Pío X a inicios del siglo XX, el
Pontífice quiso restituir plenamente el
ejercicio de la potestad judicial al obispo
diocesano y al arzobispo metropolitano, es decir al arzobispo de una provincia eclesiástica.
De este modo el Papa Francisco
quiere alcanzar una mayor cercanía
de las estructuras de la Iglesia a los
fieles.
¿Cuáles son las piedras angulares de
estas nuevas leyes?
Como es público, el nuevo régimen jurídico entrará en vigor desde
el 8 de diciembre próximo y no tendrá efectos retroactivos. Sin embargo, en el caso de un proceso ya en
curso cuya sentencia de nulidad se
falle y notifique después del 8 de di-
La reforma del Papa Francisco
confía a cada obispo diocesano dos
tipos de proceso: el más breve y el
ordinario. En el primer caso es el
obispo quien juzga
personalmente, si de
las pruebas se deduce
La gratuidad de estos procesos mostrará
la evidencia plena de
la nulidad; en este casu espíritu pastoral, su orientación
so, después de un breúnicamente al bien de los fieles
ve proceso, llega a la
certeza moral y dicta
la sentencia.
No es el obispo, sin embargo, ciembre, se aplicarán los efectos de
quien instruye las causas, sino sus la reforma y esa sentencia afirmativa
colaboradores: el vicario judicial y será ya definitiva.
otro juez instructor. Si, por el contrario, no surge de las pruebas una ¿Qué sucederá con los tribunales regioinmediata evidencia de la nulidad, el nales?
caso se envía al proceso ordinario.
Esta ley reforma y reordena totalPor esto cada obispo debe consti- mente, ex integro, el proceso matrituir un tribunal diocesano para las monial, dando al obispo el derecho
causas de nulidad matrimonial: cole- de constituir su tribunal diocesano.
gial, aunque en caso de imposibili- Cesa, por lo tanto, la ley que prevé
dad, de juez único. En concreto, ca- los tribunales regionales, existentes,
da petición de nulidad va dirigida al por lo demás, en algunos países. En
vicario judicial diocesano, que deci- el seno de las provincias eclesiástica,
de cuál de los dos tipos de proceso en cambio, los obispos tendrán fase debe seguirse en el caso.
cultad de instituir, si lo considerarán
El proceso breve prescribe la posi- útil, un tribunal interdiocesano con
bilidad de la presencia de las partes, posibilidad de apelar al tribunal mea diferencia del proceso ordinario, y tropolitano, sin perjuicio de la posidebe resolverse en un período de bilidad de crear, según el derecho,
tiempo que puede oscilar de dos se- tribunales interdiocesanos de más
manas a un mes. Son estos, aspectos provincias.
que muestran la gran novedad de este tipo de procedimiento, que no ¿Cómo expresar el significado de esta
por casualidad ha sido confiado por centralidad del obispo juez?
el sucesor de Pedro personalmente al
Respondo con un ejemplo. En alobispo, para evitar abusos que per- gunas circunstancias particulares el
judiquen a la verdad sobre el víncu- obispo, como pastor y juez de su relo matrimonial: abusando, en efecto, baño, podría entregar personalmente
el obispo traicionaría no al Papa, si- la sentencia de nulidad a las partes
no a Cristo mismo. Y para ambos interesadas. Sería un signo de cercaprocesos, fuertemente deseada por nía evangélica a los fieles, en mulos Motu proprio, está la gratuidad chos casos heridos por años de sufride estos que mostrará con toda evi- mientos.
dencia su espíritu pastoral, su orienLa Iglesia, en efecto, es misterio y
tación únicamente al bien de los fie- el obispo es quien acompaña, casi
les. Y ellos comprenden inmediata- llevando de la mano a los fieles: en
mente el espíritu de pobreza que de- este sentido es mistagogo, como lo
fueron Basilio y Juan Crisóstomo en
be inspirar a la Iglesia.
Oriente, Ambrosio y Agustín en Oc¿Las leyes son retroactivas?
cidente. (g.m.v.)
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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La historia de María Montserrat Rosell y Eugeni Gay Montalvo
Matrimonios en el Sínodo de la familia
J. LORENZO
Se conocieron hace 46 años, en Barcelona, el día de su patrona, Nuestra
Señora de la Merced, y ya no se separaron. Juntos van también al Sínodo, en donde participan invitados
por Francisco como auditores. Eugeni Gay Montalvo, exmagistrado del
Tribunal Constitucional, y su mujer,
María Montserrat Rosell, miembro
del grupo de matrimonios de la parroquia de San Francisco de Sales,
afrontan esta experiencia «muy emocionados» y con esperanza de que
esta asamblea alumbre «una verdadera actitud evangélica» ante los
problemas de las familias.
¿Cómo viven su designación para participar como auditores?
El nombramiento nos ha sorprendido enormemente y lo aceptamos
muy emocionados, y aunque nos llena de una inmerecida responsabilidad, le pedimos a Dios que nos ilumine en el trabajo que se nos encomiende por el bien de la Iglesia.
Se supone que, cuando han sido designados, deben ser un matrimonio ejemplar… ¿Cómo se consigue eso en una
convivencia de 44 años? ¿No ha habido nubarrones?
Somos un matrimonio normal que
siempre ha intentado seguir las enseñanzas del Evangelio. Hemos tenido, sin duda, nubarrones, pero hemos luchado por no perder
el norte hacia el que
apuntamos desde un
principio.
Desde esa perspectiva
de tantos años, ¿cuáles
son los principales retos
para un matrimonio
cristiano?
La aceptación mutua y el esfuerzo constante por comprenderse, lo que significa no
solo la aceptación, sino también la renuncia, que son las bases
de la convivencia humana. Nadie está en
la posesión absoluta
de la razón cuando las
posturas son honestas
y bien intencionadas.
¿Ha perdido sentido la
familia en una sociedad
como la nuestra? Hay
menos bodas, los matrimonios duran
menos, hay nuevas formas de familia,
que –dicen– erosionan las llamadas familias tradicionales…
De ninguna manera… La familia,
desde siempre, ha sido el núcleo de
la convivencia humana y el lugar
donde los hijos aprenden a relacionarse en sociedad. Ciertamente, existe una crisis de la ahora llamada familia tradicional, y es por eso que
debemos interrogarnos honestamente por sus causas e, incluso, preguntarnos si, de verdad, resulta algo ma-
lo como con tanta ligereza algunos
argumentan.
la esencia de lo que es fundamental
en la doctrina de la Iglesia.
¿Saldrán concreciones pastorales de este
Sínodo para ayudar a las familias en
sus dificultades?
¿A qué creen que se debe la tensión
presinodal que estamos viviendo, con
documentos en contra de esos motus
proprios, con libros escritos por cardenales que oponen doctrina a soluciones
pastorales, como pide Francisco?
Sin duda saldrán, como ya han
salido los dos Motus proprios sobre
la reforma de los procesos judiciales.
Creemos que, entre los aspectos más
necesitados, está la ayuda a las familias desestructuradas y necesitadas,
cuando estas quieren seguir en el camino que en su día se trazaron. La
principal directriz debiera ser, pues,
el acogimiento de todas ellas y una
verdadera actitud evangélica ante sus
problemas, angustias y necesidades.
La Iglesia, que es una, no puede
dejar de tener tensiones, como cualquier sociedad humana. Pero no olvidemos que es el Espíritu Santo
quien vela por ella, y es el Papa, mediante la colegialidad, quien solicita
de sus obispos que deliberen manifestando sus opiniones, no siempre
coincidentes, y quien tiene la responsabilidad
derivada
del ministerio petrino recibido directamente de
Jesucristo.
Estamos muy emocionados y con
esperanza de que esta asamblea alumbre
una verdadera actitud evangélica
¿Qué opinan de esos dos motus proprios?
Nos parecen muy acertados, pues
los procedimientos canónicos no responden ya ni a las necesidades ni a
los signos de los tiempos. Fueron
primero las Decretales de 1234, el
gran texto jurídico de la Iglesia que
influyó en las legislaciones de toda
Europa; fue después el Código Canónico de 1917 y, más tarde, el de
1983, incluyendo un importante motu proprio de Pablo VI; y ahora, naturalmente, a partir de estos, volverá
a ser revisado. Los cambios jurídicos, sin embargo, no han afectado a
Uno de los temas más controvertidos es el de la comunión a los divorciados
vueltos a casar. ¿Qué se
puede hacer ante esa situación?
El perdón y la misericordia son
atributos de la madre, y la Iglesia,
que es Madre y Maestra, debe ser
solícita con los fieles creyentes que
se hallan en esa situación, y a ella le
corresponderá decir a sus hijos si
pueden o no participar del gran sacramento de la Comunión. Creemos
que este Sínodo tendrá en cuenta,
entre otros muchos, este aspecto sobre el que nos pregunta.
Artículo aparecido en el número
2.958 de la revista española Vida
Nueva.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
páginas 10/11
Durante la primera congregación general un matrimonio tuvo la palabra
Segunda y tercera congregación en el Sínodo de los obispos
Bajo la acción del Espíritu Santo
Itinerarios de integración
y de reconciliación
Comenzaron inmediatamente con toda
su dinamicidad los trabajos sinodales.
En la primera sesión de la Asamblea,
abierta por el Papa Francisco el domingo 4 con la misa y el lunes 5 con un
discurso sobre el sentido y el método
de confrontación, tomaron la palabra
Gertrudiz Clara Rubio de Galindo y
Andrés Salvador Galindo López, un
matrimonio mexicano, presente como
auditores, que tiene dos hijos y cuatro
nietos. Contaron su testimonio personal entre serios problemas económicos,
como la pérdida del puesto de trabajo,
y compromiso en la pastoral familiar,
que surgió de una peregrinación al santuario mariano de Guadalupe.
Los esposos son hoy secretarios ejecutivos de la Comisión para la familia
de la Conferencia episcopal mexicana y
también secretarios del CELAM para la
zona de México-América Central.
Intervino luego también uno de los
258 padres sinodales presentes el lunes
5 de octubre en el aula nueva del Sínodo.
En esta fase inicial las intervenciones,
que continuaron el lunes por la tarde y
el martes por la mañana, se centraron
en el tema de la «escucha de los desafíos de la familia», es decir la primera
de las tres «unidades de trabajo» en las rio general presentó novedades y confirmación de la metodología sinodal,
que se articula la Asamblea.
Quien dio la palabra a las primeras relanzando la importancia de los trece
intervenciones fue el cardenal presiden- círculos menores, cuya primera reunión
te delegado de turno André Vingt-Trois se tuvo el martes por la tarde. El comque, al dirigir el saludo al Papa recordó
también que el objetiNo corresponde ciertamente con la verdad la
vo del Sínodo es buscar con convicción y
idea que venimos aquí como dos bandos
humildad hacer crecer
opuestos a defender cada uno sus posiciones
la comunión, viviendo
esta importante experiencia de Iglesia copromiso, explicó, es hacer «más ágil,
mo un tiempo de conversión.
Intervinieron luego para las relacio- dinámico y eficaz el desarrollo de los
nes de introducción los cardenales Lo- trabajos» precisamente a través de los
renzo Baldisseri, secretario general del círculos: en efecto, «el limitado número
Sínodo de los obispos, y Péter Erdő, de participantes y la homogeneidad linrelator general. En especial, el secreta- güística permiten el diálogo franco,
Elaboración gráfica de www.iglesiaendirecto.com
compartir las ideas y la maduración del
consentimiento».
En su relación el secretario general
recordó también que compone la asamblea «un pintura de la catolicidad en la
que se reflejan las sensibilidades y resuenan las voces de todos los continentes».
Tomó luego la palabra el relator general, centrándose en las tres amplias
líneas guías que marcan las etapas de
los trabajos: la escucha de los desafíos
de la familia, el discernimiento de la
vocación familiar y la misión de la familia hoy. La relación general se presentó más tarde, al final de la mañana,
en la Oficina de prensa de la Santa Sede, durante el primer briefing con los
periodistas, en el cual, junto con el director padre Federico Lombardi intervi-
nieron los cardenales Vingt-Trois y
Erdő y el arzobispo Bruno Forte, secretario especial de este Sínodo. Los trabajos en el aula sinodal comenzaron y
terminaron con la oración presidida por
el Pontífice: a las 9 la hora Tercia y a
las 12.30 el Ángelus.
Durante la oración
de la mañana, acompañada por el canto
del coro de la Capilla
Sixtina, el cardenal
Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa,
tuvo la homilía, invitando a seguir la exhortación de san Pablo en la segunda carta a los Corintios (13,
11): «Alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened
un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios
del amor y de la paz
estará con vosotros».
Es precisamente este espíritu cristiano de
alegría y de paz que
debe caracterizar los
trabajos de la Asamblea, destacó el purpurado, porque no corresponde ciertamente
con la verdad la idea
que venimos aquí como dos bandos opuestos a defender cada
uno sus posiciones.
El cardenal Rodríguez Maradiaga invitó
luego a no ceder al
desánimo ante los ataques y los problemas
de la Iglesia, que no
está en vía de extinción, y de la familia.
La actitud correcta es
mirar hacia adelante
con valentía.
Y en esta perspecti-
va se encamina también la experiencia
del Sínodo que se dirige a todas las familias del mundo, creyentes y no creyentes, al asecho de diversas ideologías,
contradicciones culturales y sociales, y
fragilidad.
Se concluyó el martes 6 de octubre,
por la mañana, con la tercera congregación general, el debate de la Asamblea sinodal sobre la primera parte del
Instrumentum laboris, dedicado al tema
«La escucha de los desafíos que afronta la familia». En presencia del Papa
Francisco —que en la apertura de los
trabajos pronunció algunas palabras
de las que publicamos una síntesis en
esta página— intervinieron treinta padres sinodales.
El debate en el aula estuvo precedido por la oración de la hora Tercia,
durante la cual el cardenal de la India
George Alencherry tuvo la homilía:
entre los temas tratados, la misión de
la Iglesia, que no debe tener miedo de
salir a la calle, y la cuestión del celibato sacerdotal. 267 los padres sinodales
presentes, con la presidencia del arzobispo de Manila, cardenal Luis Antonio G. Tagle.
Durante los trabajos —tomaron la
palabra, entre otros, los cardenales
Erdő, Scola, Versaldi, Souraphiel, el
obispo Van Looy, el jesuita Spadaro,
el abad benedictino Schröder y el padre Aldegani, superior general de los
josefinos de Murialdo— se puso de relieve, entre otras cosas, la importancia
de los ancianos como recurso para la
Iglesia y para la sociedad. En particular, se destacó que los ancianos son la
mayor parte de los voluntarios en las
parroquias y en las asociaciones caritativas y asistenciales. Sin embargo,
emerge una realidad, es decir la devaluación de los conocimientos de las
generaciones anteriores. Por ello, los
ancianos, cada vez más a menudo,
experimentan un complejo de inferioridad y se sienten superados. En el rápido cambio de los conocimientos tecnológicos e informáticos, se ven disminuir los valores que en las anteriores
generaciones eran más fuertes. Una de
las tareas más urgentes para la familia
es, por lo tanto, la formación de un
espacio de contacto entre las generaciones.
Se destacó luego la necesidad de la
Iglesia de acoger a las personas en su
existencia concreta, y conducir así hacia la reflexión sobre la necesidad que
tienen los pastores de encontrar los
medios para ayudar a quien ha experimentado el fracaso. De este modo se
tendrá la posibilidad de reformular de
forma realista el propio camino hacia
la plena comunión con la Iglesia. En
efecto, la tarea del pastor no es excluir
a las ovejas, sino integrarlas. Por lo
tanto, es necesario imaginar itinerarios
de integración y de reconciliación para
quienes viven en situaciones familiares
heridas o irregulares. Estos itinerarios
requieren un discernimiento espiritual
bajo la guía del obispo.
Una reflexión sobre la preparación
al sacramento del matrimonio fue la
petición de un padre sinodal. Y esto
para no caer en contradicción, porque
por una parte la Iglesia constata que
muchos matrimonios son nulos por las
cambiantes condiciones culturales que
influyen en las intenciones de los
esposos, mientras que sigue admitiendo al sacramento a las mismas personas que luego declararán no querer lo
que la Iglesia pide. De aquí, la necesidad de un camino personalizado bajo
la guía del sacerdote que conoce a los
esposos con el fin de ayudar a los jóvenes a crecer en su fe y verificar su
intención sin sumarles pesos que no
lograrán cargar. Se trata, en la práctica, de prevenir las heridas más bien
que curarlas.
Otro padre sinodal destacó luego la
necesidad de una pronunciación sintética del magisterio sobre la naturaleza
sacramental del matrimonio como fundamento de la familia cristiana, de
modo que se supere la visión del matrimonio como «elevación a sacramen-
to» de una realidad natural en sí ya
realizada. Otro padre sinodal destacó
también que, ante la diversidad de situaciones familiares, el Sínodo, en lugar de buscar soluciones universales,
debería abrir un espacio que permita
soluciones regionales, nacionales o
continentales para desafíos tan diferentes.
Tres caminos para ayudar a la familia en su misión estuvieron, por último, en el centro de una de las interSIGUE EN LA PÁGINA 12
Relatores y moderadores
de los círculos menores
El martes 6 de octubre, por la tarde, en la primera sesión de los círculos menores fueron elegidos los siguientes moderadores y relatores:
Francés A: moderador, cardenal Lacroix; relator, arzobispo Ulrich.
Francés B: moderador, cardenal Sarah; relator, padre Dumortier.
Francés C: moderador, obispo Piat; relator, arzobispo Durocher.
Inglés A: moderador, cardenal Pell; relator, arzobispo Kurtz.
Inglés B: moderador, cardenal Nichols; relator, arzobispo Diarmuid Martin.
Inglés C: moderador, arzobispo Eamon Martin; relator, arzobispo Coleridge.
Inglés D: moderador, cardenal Collins; relator, arzobispo Chaput.
Italiano A: moderador, cardenal Montenegro; relator, padre Arroba Conde.
Italiano B: moderador, cardenal Menichelli; relator, cardenal Piacenza.
Italiano C: moderador, cardenal Bagnasco; relator, obispo Brambilla.
Español A: moderador, cardenal Rodríguez Maradiaga; relator, cardenal
Lacunza Maestrojuán.
Español B: moderador, cardenal Robles Ortega; relator, arzobispo Porras
Cardozo.
Alemán: moderador, cardenal Schönborn; relator, arzobispo Heiner Koch.
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viernes 9 de octubre de 2015, número 41
Bajo la acción del Espíritu Santo
VIENE DE LA PÁGINA 10
venciones en el aula. El primero, se
dijo, requiere una relación más equilibrada y más rica entre el hombre y
la mujer. El segundo se refiere a las
relaciones entre las generaciones, de
modo que se acompañe a la familia
para estar de verdad a la altura de
su misión generativa. El tercer camino se refiere a la relación entre la familia nueva y el contexto que la rodea, de modo que se evite el hecho
de replegarse en sí misma y en la autosuficiencia.
Al término de la tercera congregación general se escuchó el testimonio
de los auditores Meshack Jabulani
Nkosi y Buysile Patronella Nkosi,
miembros del «Advisory Committee
for the National Family Desk» de la
Conferencia episcopal de Sudáfrica.
¿Cómo responder a los desafíos y
a las dificultades que en la sociedad
contemporánea afectan a las familias, desde la pérdida de la fe a los
dramas vinculados a las violencias, a
las persecuciones y a las migraciones? Los sufrimientos del mundo interpelan a la Iglesia y, en la segunda
congregación, que tuvo lugar el lunes 5 por la tarde, los padres sinodales trataron de confrontarse con algunas de estas preguntas y proponer
respuestas pastorales adecuadas.
Después de la oración del Adsumus guiada por el Papa, 25 de los
259 presentes en el aula —presidente
era el cardenal Vingt-Trois— procedieron a las intervenciones programadas de tres minutos cada uno.
Entre ellos, tomaron la palabra los
cardenales Dolan, Sgreccia, Ezzati
Andrello y Bertello, los arzobispos
Fernández, Kurtz, Koch, Valles,
Babjak y Thazhath, y los obispos
Djomo Lola, Bonny y Drennan.
El debate sobre la línea de la pastoral a seguir fue uno de los elementos que caracterizó la tarde: una
pastoral familiar que se pide que se
extienda y continúe durante toda la
vida. Es necesario acompañar a las
personas, sostenerlas ante los desafíos de la sociedad, pero también
ayudarles a crecer en lo que garantiza la estabilidad de la pareja, es decir un amor firme. Uno de los pa-
Este es Davide, el bebé de tres meses, hijo de auditores que acapara la atención en el Sínodo
dres sinodales puso de relieve que
cualquier respuesta pastoral siempre
debe partir de la Palabra de Dios y
de cuanto Dios reveló sobre familia
y matrimonio. Del mismo modo no
faltó quien destaque la importancia
de la defensa del matrimonio sacramental. Repetidas las invitaciones al
uso de la misericordia en relación a
las familias heridas. El acompañamiento de las familias, se dijo en algunas intervenciones, debe tener una
actitud maternal, que no se ocupe
sólo de la afirmación de una ley: la
Iglesia debe ser amiga, tener ternura
de madre y claridad de maestra. De
este modo, surgió que las familias
pueden y deben redescubrirse como
sujeto esencial del trabajo de evangelización. Hay que formar familias
misioneras, confiar en ellas y —más
allá de las problemáticas y las situaciones difíciles que atraen en mayor
medida la atención de los medios de
comunicación— reafirmar la belleza
de la familia que vive plenamente el
mensaje cristiano.
Respecto a la confrontación con la
sociedad contemporánea, en más de
una ocasión se dirigió la invitación a
percibir las semina Verbi en las diversas situaciones, a no excluir, y se destacó la importancia de encontrar
lenguajes nuevos, adecuados a una
realidad que ha cambiado. Algunas problemáticas específicas
surgieron más que
otras: la necesidad de
una mayor solidaridad
hacia las familias que
viven en la pobreza y
en la precariedad; una
ayuda para quienes
son víctimas de violencias, especialmente
niños y adolescente y
un apoyo para los inmigrantes que corren
el riesgo de perder su
identidad eclesial. Se
trató también el problema de los matrimonios mixtos e interreligiosos, deseando un
diálogo más profundo
entre las religiones.
También en las sucesivas intervenciones
libres —17, entre las
cuales recordamos la
de los patriarcas Twal,
Younan, Laham y Sa-
ko, de los cardenales Ryłko, Marx
(que al término de la congregación
se detuvo a hablar con algunos periodistas) y Filoni, y del arzobispo
Kondrusiewicz— se profundizaron
algunos de los temas presentados
anteriormente. Las tragedias de las
migraciones, por ejemplo, volvieron
a estar presentes en relación al drama de los cristianos perseguidos: se
hizo también la propuesta de crear
exarcados que reagrupen a las familias dispersas. Mirando de nuevo los
dramas contemporáneos, un padre
sinodal hizo un llamamiento a fin de
que no se marginen a las jóvenes
violadas, secuestradas y obligadas a
cambiar de religión.
Desde el punto de vista del desarrollo del Sínodo, no faltó quien hablara de perplejidad acerca del método de trabajo y también quien solicitara a los padres que no se desperdicie lo realizado hasta ahora —o
sea, también en el precedente Sínodo extraordinario— y seguir adelante
con coraje en el debate. En una de
las intervenciones se pidió, sin discriminaciones o excomuniones, que
se limite el debate a lo que es verdaderamente familia y a no separar la
pastoral de la doctrina. Por otro lado, y fue la aportación de muchos,
se hizo la invitación a tener una mirada realista hacia el mundo en el
que vivimos, con la consciencia de
no tener varitas mágicas que aporten
soluciones para todo y comprender
que la gente no necesita leyes sino
aliento. Una vez más: atención y misericordia, para poder dar con el
Evangelio de la familia una auténtica road map al mundo.
En el aula del Sínodo el viernes por la mañana
Concluyen los círculos menores
En el Sínodo de los obispos concluyen el jueves 8 de octubre por la tarde
los trabajos de los círculos menores que el viernes por la mañana presentan las relaciones referentes a la primera parte del Instrumentum laboris
dedicada a la escucha de los desafíos de la familia.
En la rueda de prensa diaria en la Oficina de Prensa de la Santa, el director Federico Lombardi precisó que el Papa en su intervención del martes 6 había invitado a que confiasen los unos en los otros ya que el proceso sinodal tiene lugar en plena lealtad. «No debemos pensar que existen
conspiraciones o personas que tratan de manipular», dijo.
Sobre el clima que se respira habló el cardenal Edoardo Menichelli,
moderador de uno de los dos círculos del grupo de lengua italiana: «Esto
es un sínodo del pueblo, que recoge el trabajo de dos años. Sobre todo
este material existe una confrontación abierta y fraterna».
Durante la conferencia se anunció la composición de la Comisión para
la información de la Asamblea sinodal que, presidida por monseñor Celli,
está integrada por los arzobispos Palma y González Nieves, y el obispo
Bessi Dogbo; el secretario es el padre Lombardi.
También se hicieron públicos los testimonios de dos parejas de esposos
auditores, los Galindo de México y los Nkosi de Sudáfrica. Estos últimos, en la tercera Congregación general del martes, habían hablado sobre
su experiencia de treinta y cinco años de casados, «bendecidos» con el
nacimiento de cinco hijos y ocho nietos. Su intervención abrió la segunda
fase de los trabajos, dedicada al discernimiento de la vocación familiar.
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Mensaje del Papa para la Jornada mundial de la juventud en Cracovia
Siete obras concretas
E invita a realizar gestos de misericordia corporal y espiritual en preparación al encuentro
«La misericordia no es “buenismo”, ni
un mero sentimentalismo. Aquí se
demuestra la autenticidad de nuestro
ser discípulos de Jesús, de nuestra
credibilidad como cristianos en el
mundo de hoy». Esto es lo que el
Papa Francisco escribe en el mensaje
para la XXXI Jornada mundial de la
juventud que se celebrará en Cracovia.
Es el último de los tres mensajes
papales dedicados a las
bienaventuranzas evangélicas que
caracterizan el itinerario de preparación
para el encuentro internacional de la
juventud del 2016.
Jornada mundial de la juventud.
Como sucedió en estos dos casos
precedentes, estoy seguro de que el
Hemos llegado ya a la última eta- Jubileo de los jóvenes en Cracovia
pa de nuestra peregrinación a Craco- será uno de los momentos fuertes de
via, donde el próximo año, en el este Año santo.
mes de julio, celebraremos juntos la
Quizás alguno de ustedes se preXXXI Jornada mundial de la juventud. En nuestro largo y arduo cami- guntará: ¿Qué es este Año jubilar
que
se celebra en la Iglesia? El texto
no nos guían las palabras de Jesús
recogidas en el «sermón de la mon- bíblico del Levítico 25 nos ayuda a
taña». Hemos iniciado este recorrido comprender lo que significa un “juen 2014, meditando juntos sobre la bileo” para el pueblo de Israel: Cada
primera de las Bienaventuranzas: cincuenta años los hebreos oían el
«Bienaventurados los pobres de es- son de la trompeta (jobel) que les
píritu, porque de ellos es el reino de convocaba (jobil) para celebrar un
los cielos» (Mt 5, 3). Para el año año santo, como tiempo de reconci2015 el tema fue «Bienaventurados liación (jobal) para todos. En este
los limpios de corazón, porque ellos tiempo se debía recuperar una bueverán a Dios» (Mt 5, 8). En el año na relación con Dios, con el prójimo
que tenemos por delante nos quere- y con lo creado, basada en la gratuimos dejar inspirar por las palabras: dad. Por ello se promovía, entre
«Bienaventurados los misericordio- otras cosas, la condonación de las
deudas, una ayuda
particular para quien
se empobreció, la meLa misericordia de nuestro Señor
jora de las relaciones
entre las personas y la
se manifiesta sobre todo cuando
liberación de los esclaÉl se inclina sobre la miseria humana
vos.
y demuestra su compasión hacia quien
Jesucristo vino para
anunciar y llevar a canecesita comprensión, curación y perdón
bo el tiempo perenne
de la gracia del Señor,
llevando a los pobres
sos, porque ellos alcanzarán miseri- la buena noticia, la liberación a los
cautivos, la vista a los ciegos y la licordia» (Mt 5, 7).
bertad a los oprimidos (cf. Lc 4, 181. El Jubileo de la Misericordia
19). En Él, especialmente en su MisCon este tema la JMJ de Cracovia terio Pascual, se cumple plenamente
2016 se inserta en el Año santo de la el sentido más profundo del jubileo.
misericordia, convirtiéndose en un Cuando la Iglesia convoca un jubiverdadero Jubileo de los jóvenes a leo en el nombre de Cristo, estamos
nivel mundial. No es la primera vez todos invitados a vivir un extraordique un encuentro internacional de nario tiempo de gracia. La Iglesia
los jóvenes coincide con un Año ju- misma está llamada a ofrecer abunbilar. De hecho, fue durante el Año dantemente signos de la presencia y
santo de la Redención (1983/1984) cercanía de Dios, a despertar en los
que san Juan Pablo II convocó por corazones la capacidad de fijarse en
primera vez a los jóvenes de todo el lo esencial. En particular, este Año
mundo para el Domingo de Ramos. santo de la misericordia «es el tiemDespués fue durante el Gran Jubileo po para que la Iglesia redescubra el
del Año 2000 en que más de dos sentido de la misión que el Señor le
millones de jóvenes de unos 165 paí- ha confiado el día de Pascua: ser
ses se reunieron en Roma para la XV signo e instrumento de la misericorQueridos jóvenes:
tra sus mejillas, me inclinaba hacia
él y le daba de comer» (Os 11, 1-4).
A pesar de la actitud errada del hijo,
que bien merecería un castigo, el
amor del padre es fiel y perdona
siempre a un hijo arrepentido. Como vemos, en la misericordia siempre está incluido el perdón; ella «no
es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su
amor, que es como el de un padre o
una madre que se conmueven en lo
más profundo de sus entrañas por el
propio hijo. […] Proviene desde lo
más íntimo como un sentimiento
profundo, natural, hecho de ternura
y compasión, de indulgencia y de
perdón» (Misericordiae vultus, 6).
El Nuevo Testamento nos habla
de la divina misericordia (eleos) como síntesis de la obra que Jesús vino
a cumplir en el mundo en el nombre
del Padre (cf. Mt 9, 13). La misericordia de nuestro Señor se manifiesta sobre todo cuando Él se inclina
sobre la miseria humana y demuestra su compasión hacia quien necesita comprensión, curación y perdón.
Todo en Jesús habla de misericordia,
es más, Él mismo es la misericordia.
En el capítulo 15 del Evangelio de
Lucas podemos encontrar las tres
parábolas de la misericordia: la de la
oveja perdida, de la moneda perdida
y aquélla que conocemos como la
del «hijo pródigo». En estas tres parábolas nos impresiona la alegría de
Dios, la alegría que Él siente cuando
dia del Padre» (Homilía en las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia, 11 de abril de
2015).
2. Misericordiosos como el Padre
El lema de este Jubileo extraordinario es: «Misericordiosos como el
Padre» (cfr. Misericordiae Vultus, 13),
y con ello se entona el tema de la
próxima JMJ. Intentemos por ello comprender mejor lo que sigLa alegría de Dios es perdonar. Él tiene
nifica la misericordia
divina.
esta alegría, cuando uno de nosotros
El Antiguo Testapecadores va a Él y pide su perdón
mento, para hablar de
la misericordia, usa
varios términos; los
más significativos son los de hesed y encuentra de nuevo al pecador y le
rahamim. El primero, aplicado a perdona. ¡Sí, la alegría de Dios es
Dios, expresa su incansable fidelidad perdonar! Aquí tenemos la síntesis
a la Alianza con su pueblo, que Él de todo el Evangelio. «Cada uno de
ama y perdona eternamente. El se- nosotros es esa oveja perdida, esa
gundo, rahamim, se puede traducir moneda perdida; cada uno de nosocomo «entrañas», que nos recuerda tros es ese hijo que ha derrochado la
en modo particular el seno materno propia libertad siguiendo ídolos faly nos hace comprender el amor de sos, espejismos de felicidad, y ha
Dios por su pueblo, como es el de perdido todo. Pero Dios no nos oluna madre por su hijo. Así nos lo vida, el Padre no nos abandona nunpresenta el profeta Isaías: «¿Se olvi- ca. Es un padre paciente, nos espera
da una madre de su criatura, no se siempre. Respeta nuestra libertad,
compadece del hijo de sus entrañas? pero permanece siempre fiel. Y
¡Pero aunque ella se olvide, yo no te cuando volvemos a Él, nos acoge coolvidaré!» (Is 49, 15). Un amor de mo a hijos, en su casa, porque jamás
este tipo implica hacer espacio al deja, ni siquiera por un momento,
otro dentro de uno, sentir, sufrir y de esperarnos, con amor. Y su coraalegrarse con el prójimo.
zón está en fiesta por cada hijo que
En el concepto bíblico de miseri- regresa. Está en fiesta porque es alecordia está incluido lo concreto de gría. Dios tiene esta alegría, cuando
un amor que es fiel, gratuito y sabe uno de nosotros pecadores va a Él y
perdonar. En Oseas tenemos un her- pide su perdón» (Ángelus, 15 de sepmoso ejemplo del amor de Dios, tiembre de 2013).
comparado con el de un padre hacia
La misericordia de Dios es muy
su hijo: «Cuando Israel era niño, yo concreta y todos estamos llamados a
lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. experimentarla en primera persona.
Pero cuanto más los llamaba, más se A la edad de diecisiete años, un día
alejaban de mí; […] ¡Y yo había en- en que tenía que salir con mis amiseñado a caminar a Efraím, lo toma- gos, decidí pasar primero por una
ba por los brazos! Pero ellos no re- iglesia. Allí me encontré con un saconocieron que yo los cuidaba. Yo cerdote que me inspiró una confianlos atraía con lazos humanos, con za especial, de modo que sentí el deataduras de amor; era para ellos coSIGUE EN LA PÁGINA 14
mo los que alzan a una criatura con-
L’OSSERVATORE ROMANO
página 14
viernes 9 de octubre de 2015, número 41
Siete obras concretas
VIENE DE LA PÁGINA 13
seo de abrir mi corazón en la Confesión. ¡Aquel encuentro me cambió la
vida! Descubrí que cuando abrimos
el corazón con humildad y transparencia, podemos contemplar de modo muy concreto la misericordia de
Dios. Tuve la certeza que en la persona de aquel sacerdote Dios me estaba esperando, antes de que yo diera el primer paso para ir a la iglesia.
Nosotros le buscamos, pero es Él
quien siempre se nos adelanta, desde
siempre nos busca y es el primero
que nos encuentra. Quizás alguno
de ustedes tiene un peso en el corazón y piensa: He hecho esto, he hecho aquello… ¡No teman! ¡Él les espera! Él es padre: ¡siempre nos espera! ¡Qué hermoso es encontrar en el
sacramento de la Reconciliación el
abrazo misericordioso del Padre,
descubrir el confesionario como lugar de la Misericordia, dejarse tocar
dad es amar sin medida! En la cruz
podemos tocar la misericordia de
Dios y dejarnos tocar por su misericordia. Aquí quisiera recordar el episodio de los dos malhechores crucificados junto a Jesús. Uno de ellos es
engreído, no se reconoce pecador, se
ríe del Señor; el otro, en cambio, reconoce que ha fallado, se dirige al
Señor y le dice: «Jesús, acuérdate de
mí cuando vengas a establecer tu
Reino». Jesús le mira con misericordia infinita y le responde: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (cf. Lc
23, 32.39-43). ¿Con cuál de los dos
nos identificamos? ¿Con el que es
engreído y no reconoce sus errores?
¿O quizás con el otro que reconoce
que necesita la misericordia divina y
la implora de todo corazón? En el
Señor, que ha dado su vida por nosotros en la cruz, encontraremos
siempre el amor incondicional que
reconoce nuestra vida como un bien
Durante la Jornada mundial de la juventud de Río 2013
por este amor misericordioso del
Señor que siempre nos perdona!
Y tú, querido joven, querida joven, ¿has sentido alguna vez en ti
esta mirada de amor infinito que,
más allá de todos tus pecados, limitaciones y fracasos, continúa fiándose de ti y mirando tu existencia con
esperanza? ¿Eres consciente del valor que tienes ante Dios que por
amor te ha dado todo? Como nos
enseña san Pablo, «la prueba de
que Dios nos ama es que Cristo
murió por nosotros cuando todavía
éramos pecadores» (Rom 5, 8). ¿Pero entendemos de verdad la fuerza
de estas palabras?
Sé lo mucho que ustedes aprecian la Cruz de las JMJ —regalo de
san Juan Pablo II— que desde el
año 1984 acompaña todos los Encuentros mundiales de ustedes.
¡Cuántos cambios, cuántas verdaderas y auténticas conversiones surgieron en la vida de tantos jóvenes al
encontrarse con esta cruz desnuda!
Quizás se hicieron la pregunta: ¿De
dónde viene esta fuerza extraordinaria de la cruz? He aquí la respuesta:
¡La cruz es el signo más elocuente
de la misericordia de Dios! Ésta nos
da testimonio de que la medida del
amor de Dios para con la humani-
y nos da siempre la posibilidad de
volver a comenzar.
3. La extraordinaria alegría de ser
instrumentos de la misericordia de
D ios
La Palabra de Dios nos enseña
que «la felicidad está más en dar
que en recibir» (Hch 20, 35). Precisamente por este motivo la quinta
Bienaventuranza declara felices a los
misericordiosos. Sabemos que es el
Señor quien nos ha amado primero.
Pero sólo seremos de verdad bienaventurados, felices, cuando entremos
en la lógica divina del don, del amor
gratuito, si descubrimos que Dios
nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin
medida. Como dice san Juan: «Queridos míos, amémonos los unos a los
otros, porque el amor procede de
Dios, y el que ama ha nacido de
Dios y conoce a Dios. El que no
ama no ha conocido a Dios, porque
Dios es amor. […] Y este amor no
consiste en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos
amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios
nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros»
(1 Jn 4, 7-11).
Después de haberles explicado a mis prójimos sino que tenga una palaustedes en modo muy resumido có- bra de consuelo y perdón para todos
mo ejerce el Señor su misericordia […]
con nosotros, quisiera sugerirles cóa que mis manos sean misericordiomo podemos ser concretamente ins- sas y llenas de buenas obras […]
trumentos de esta misma misericora que mis pies sean misericordiosos
dia hacia nuestro prójimo.
para que siempre me apresure a socoMe viene a la mente el ejemplo rrer a mi prójimo, dominando mi prodel beato Pier Giorgio Frassati. Él pia fatiga y mi cansancio […]
decía: «Jesús me visita cada mañana
a que mi corazón sea misericordioso
en la Comunión, y yo la restituyo
para que yo sienta todos los sufrimiendel mísero modo que puedo, visitantos de mi prójimo» (Diario 163).
do a los pobres». Pier Giorgio era
El mensaje de la Divina Miseriun joven que había entendido lo que
quiere decir tener un corazón miseri- cordia constituye un programa de vicordioso, sensible a los más necesita- da muy concreto y exigente, pues
dos. A ellos les daba mucho más implica las obras. Una de las obras
que cosas materiales; se daba a sí de misericordia más evidente, pero
mismo, empleaba tiempo, palabras, quizás más difícil de poner en práccapacidad de escucha. Servía siem- tica, es la de perdonar a quien te ha
pre a los pobres con gran discreción, ofendido, quien te ha hecho daño,
sin ostentación. Vivía realmente el quien consideramos un enemigo.
Evangelio que dice: «Cuando tú des «¡Cómo es difícil muchas veces perlimosna, que tu mano izquierda ig- donar! Y, sin embargo, el perdón es
nore lo que hace la derecha, para el instrumento puesto en nuestras
que tu limosna quede en secreto» frágiles manos para alcanzar la sere(Mt 6, 3-4). Piensen que un día an- nidad del corazón. Dejar caer el rentes de su muerte, estando gravemen- cor, la rabia, la violencia y la vente enfermo, daba disposiciones de ganza son condiciones necesarias pacómo ayudar a sus amigos necesita- ra vivir felices» (Misericordiae vultus,
dos. En su funeral, los familiares y 9).
Me encuentro con tantos jóvenes
amigos se quedaron atónitos por la
presencia de tantos pobres, para que dicen estar cansados de este
ellos desconocidos, que habían sido mundo tan dividido, en el que se
visitados y ayudados por el joven enfrentan seguidores de facciones
Pier Giorgio.
tan diferentes, hay tantas guerras y
A mí siempre me
gusta asociar las Bienaventuranzas con el
Nosotros le buscamos, pero es Él quien
capítulo 25 de Mateo,
cuando Jesús nos presiempre se nos adelanta
senta las obras de miy es el primero que nos encuentra
sericordia y dice que
en base a ellas seremos juzgados. Les invito por ello a descubrir de nuevo hay incluso quien usa la propia relilas obras de misericordia corporales: gión como justificación para la viodar de comer a los hambrientos, dar lencia. Tenemos que suplicar al Sede beber a los sedientos, vestir a los ñor que nos dé la gracia de ser misedesnudos, acoger al extranjero, asis- ricordiosos con quienes nos hacen
tir a los enfermos, visitar a los pre- daño. Como Jesús que en la cruz resos, enterrar a los muertos. Y no ol- zaba por aquellos que le habían cruvidemos las obras de misericordia es- cificado: «Padre, perdónalos, porque
pirituales: aconsejar a los que du- no saben lo que hacen» (Lc 23 ,34).
dan, enseñar a los ignorantes, adver- El único camino para vencer el mal
tir a los pecadores, consolar a los es la misericordia. La justicia es neafligidos, perdonar las ofensas, so- cesaria, cómo no, pero ella sola no
portar pacientemente a las personas basta. Justicia y misericordia tienen
molestas, rezar a Dios por los vivos que caminar juntas. ¡Cómo quisiera
y los difuntos. Como ven, la miseri- que todos nos uniéramos en oración
cordia no es «buenismo», ni un me- unánime, implorando desde lo más
ro sentimentalismo. Aquí se demues- profundo de nuestros corazones, que
tra la autenticidad de nuestro ser el Señor tenga misericordia de nosodiscípulos de Jesús, de nuestra credi- tros y del mundo entero!
bilidad como cristianos en el mundo
4. ¡Cracovia nos espera!
de hoy.
Faltan pocos meses para nuestro
A ustedes, jóvenes, que son muy encuentro en Polonia. Cracovia, la
concretos, quisiera proponer que pa- ciudad de san Juan Pablo II y de
ra los primeros siete meses del año santa Faustina Kowalska, nos espera
2016 elijan una obra de misericordia con los brazos y el corazón abiertos.
corporal y una espiritual para poner- Creo que la Divina Providencia nos
la en práctica cada mes. Déjense ins- ha guiado para celebrar el Jubileo
pirar por la oración de santa Fausti- de los jóvenes precisamente ahí,
na, humilde apóstol de la Divina donde han vivido estos dos grandes
apóstoles de la misericordia de nuesMisericordia de nuestro tiempo:
«Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos tro tiempo. Juan Pablo II había insean misericordiosos, para que yo jamás tuido que este era el tiempo de la
recele o juzgue según las apariencias, misericordia. Al inicio de su pontifisino que busque lo bello en el alma de cado escribió la encíclica Dives in
misericordia. En el Año santo 2000
mi prójimo y acuda a ayudarla […]
canonizó a sor Faustina instituyendo
a que mis oídos sean misericordiosos también la Fiesta de la Divina Misepara que tome en cuenta las necesida- ricordia en el segundo domingo de
des de mi prójimo y no sea indiferente Pascua. En el año 2002 consagró
a sus penas y gemidos […]
personalmente en Cracovia el Sana que mi lengua sea misericordiosa
SIGUE EN LA PÁGINA 15
para que jamás hable negativamente de
L’OSSERVATORE ROMANO
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
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El testimonio de un arzobispo de Tánger
Un hombre bueno llamado Antonio
ZOUHIR LOUASSINI
Era como si el destino quisiese cumplir su deseo. «El bien se hace y se
olvida» decía. La enfermedad, en
sus últimos años de vida, le hizo olvidar todo. Las personas que, como
yo, lo conocieron y a quienes cambió por completo su vida, sin embargo, lo recuerdan; para siempre.
Yo tenía que enseñarle el idioma
del país donde fue arzobispo; él me
enseñó a amar a los demás sin esperar nada a cambio. «Vuestra religión
es muy difícil para mí», le dije en
tono de broma. «Si alguien me da
una bofetada, no puedo ofrecerle la
otra mejilla. ¡Por lo menos, le doy
dos bofetadas!» respondía.
Él sonreía, consciente de que el
camino de Cristo es difícil. Pocos
pueden entender el significado de
una fe que pone al ser humano en el
centro del universo. Pocos, incluyendo a los cristianos, especialmente los
cristianos, se dan cuenta de lo difícil
y agotador que es seguir el camino
de Jesús, por mucho que puede parecer muy claro y sencillo. Mi amigo
franciscano lo intentaba y lo hacía,
con gestos no con palabras.
Un día me pidió que lo acompañase en el coche, un viejo Simca, si
no recuerdo mal. Estaba lleno de cosas, ropa, comida, cereales para bebés. Sentado en el asiento de al lado, noté que iba vestido «de civil»:
ninguna cruz ni anillo. Nada de al-
Rumbo a la
VIENE DE LA PÁGINA 14
tuario de Jesús Misericordioso, encomendando el mundo a la Divina
Misericordia y esperando que este
mensaje llegase a todos los habitantes de la tierra, llenando los corazones de esperanza: «Es preciso encender esta chispa de la gracia de
Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En
la misericordia de Dios el mundo
encontrará la paz, y el hombre, la
felicidad» (Homilía para la consagración del santuario de la Divina
Misericordia en Cracovia, 17 de agosto de 2002).
Queridos jóvenes, Jesús misericordioso, retratado en la imagen venerada por el pueblo de Dios en el
santuario de Cracovia a Él dedicado, les espera. ¡Él se fía de ustedes
y cuenta con ustedes! Tiene tantas
JMJ
zacuello blanco. Nada
que pudiese revelar
quién fuese. Condujo
por las calles de Tánger y me di cuenta de
inmediato que se dirigía hacia Dchar Bendhibane, un suburbio
de mala reputación,
donde yo nunca antes
había estado. La pobreza por todas partes, senderos fangosos
y caminos difíciles de
cruzar. El padre Antonio —así lo llamaba— continuó con dificultad su camino
hasta llegar a una callejuela «olvidada de
la mano de Dios»,
uno de los peores barrios pobres.
Era evidente: no
era la primera vez que
él venía aquí. Una señora de ochenta años
salió de la casa, seguida por toda la familia. Poco después,
una sucesión de puertas que se
abrían y mucha gente comenzó a
acercarse a él. Lo abrazaron, lo saludaron. Yo me separé mirando la escena, estupefacto. Me pregunté cómo se las había arreglado para crear
amistades en una área tan peligrosa
que ni la policía se atrevía a frecuentar. Él estaba muy tranquilo, yo mucho menos.
2016 en Cracovia
cosas importantes que decirle a cada uno y cada una de ustedes… No
tengan miedo de contemplar sus
ojos llenos de amor infinito hacia
ustedes y déjense tocar por su mirada misericordiosa, dispuesta a perdonar cada uno de sus pecados,
una mirada que es capaz de cambiar la vida de ustedes y de sanar
sus almas, una mirada que sacia la
profunda sed que demora en sus
corazones jóvenes: sed de amor, de
paz, de alegría y de auténtica felicidad. ¡Vayan a Él y no tengan miedo! Vengan para decirle desde lo
más profundo de sus corazones:
«¡Jesús, confío en Ti!». Déjense tocar por su misericordia sin límites,
para que ustedes a su vez se conviertan en apóstoles de la misericordia mediante las obras, las palabras
y la oración, en nuestro mundo he-
rido por el egoísmo, el odio y tanta
desesperación.
Lleven la llama del amor misericordioso de Cristo —del que habló
san Juan Pablo II— a los ambientes
de su vida cotidiana y hasta los
confines de la tierra. En esta misión, yo les acompaño con mis mejores deseos y mi oración, les encomiendo todos a la Virgen María,
Madre de la Misericordia, en este
último tramo del camino de preparación espiritual hacia la próxima
JMJ de Cracovia, y les bendigo de
todo corazón.
Vaticano, 15 de agosto de 2015
Solemnidad de la Asunción
de la Virgen María
La anciana me abordó sonriendo
y me preguntó si yo era su traductor.
Comprendí por qué me había llevado. Necesitaba a alguien para explicarle todo lo que decían. El padre
Antonio se defendía con el árabe
hablado en Marruecos, pero no podía mantener una larga conversación.
Con una diligencia casi surrealista, para ese lugar, la gente comenzó
a distribuir todo lo que había llevado Antonio, como todos lo llamaban. Había mucha pobreza pero
también mucha dignidad. Estaba
claro que no sabían quién era. La señora nos invitó a su «casa». Té verde y rghayef, una especie de crêpe de
Marruecos, pesado y lleno de aceite,
que le gustaba al arzobispo. Se hablaba de esto y lo otro y yo traducía
cuando era necesario. En ningún
momento se habló de religión. Éramos en ese momento sólo mujeres,
hombres y niños. Seres humanos, sin
otros adjetivos. Era bonito.
Espero que el padre Antonio me
perdone, desde el más allá, por haber contado este episodio de su vida. No quería que nadie lo supiera.
Que los acontecimientos de los últimos tiempos —los inmigrantes, los
refugiados, lo muros, el racismo, el
fanatismo— sirvan como atenuantes
para justificar mi testimonio, «no
autorizado» por una persona que ya
no está entre nosotros. Hombres como el antiguo arzobispo de Tánger
nos dan una lección de vida y nos
enseñan cómo interpretar las palabras de Jesús.
Yo, que soy de cultura musulmana, aprendí del padre Antonio Peteiro que las religiones, si no sirven para acercarse a los seres humanos, son
inútiles. Es gracias a él y a la gente
como él, que aprendí a no confundir
religiosidad
con
espiritualidad.
Aprendí sobre todo, que la fe nunca
puede convertirse en una ideología,
si no se quiere que desaparezca su
sentido más humano y más profundo.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 9 de octubre de 2015, número 41
COMUNICACIONES
Colegio episcopal
Audiencias pontificias
Mons. Luis. G. Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil (Ecuador)
Mons. Adolfo Ramón Canecín, obispo de Goya (Argentina)
Mons. Robert Francis Prevost, obispo de Chiclayo (Perú)
Mons. Hugo A. Torres Marín, obispo de Apartadó (Colombia)
RENUNCIAS:
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) que
monseñor ANTONIO ARREGUI YARZA le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
Antonio Arregui Yarza, del clero
de la Prelatura personal del Opus
Dei, nació en Oñate, diócesis de
San Sebastián (España), el 3 de junio de 1939. Recibió la ordenación
sacerdotal el 13 de marzo de 1964.
Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auzegera y auxiliar de
Santa Sede
El cardenal secretario de Estado,
Pietro Parolin, ha nombrado director de los programas de Radio
Vaticano al padre ANDRZEJ MAJEWSKI, S.J.
El presbítero JÁN DUBINA ha sido nombrado ceremoniero pontificio.
Lutos
—Monseñor FRANCISCO CAPIRAL
SAN DIEGO, obispo emérito de
Pasig (Filipinas), falleció el 26 de
agosto. Había nacido en Obando, diócesis de Malolos, el 10 de
octubre de 1935. Era sacerdote
desde el 21 de diciembre de 1963.
Juan Pablo II lo nombró obispo
titular de Zica y coadjutor del vicariato apostólico de Palawan el
6 de junio de 1983; recibió la ordenación episcopal el 10 de agosto sucesivo. El 18 de diciembre
pasó a ser vicario apostólico de
Palawan. El mismo Papa lo nombró obispo de San Pablo el 12 de
julio de 1995 y primer obispo de
Pasig el 28 de junio de 2003. Benedicto XVI aceptó su renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis
el 21 de diciembre de 2010.
—Monseñor MAROUN KHOURY
SADER, arzobispo emérito de Tiro, Tito, Sur de los maronitas
(Líbano), falleció el 26 de agosto. Había nacido en Ain-Bel, archieparquía de Tiro de los maronitas, el 25 de diciembre de 1926.
Era sacerdote desde el 11 de maSIGUE EN LA PÁGINA 18
Quito el 4 de enero de 1990; recibió
la ordenación episcopal el 22 de febrero del mismo año. El Santo Padre lo nombró obispo de la diócesis
de Ibarra el 25 de julio de 1995 y lo
promovió a arzobispo de Guayaquil
el 7 de mayo de 2003.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Goya (Argentina) que monseñor
RICARD O OSCAR FAIFER le había
presentado en conformidad con el
canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
Le sucede en el gobierno pastoral
de la diócesis el coadjutor, monseñor AD OLFO RAMÓN CANECÍN.
Ricardo Oscar Faifer nació en
Urdinarrain, diócesis de Gualeguaychú, el 4 de septiembre de 1940.
Recibió la ordenación sacerdotal el
15 de agosto de 1964. Juan Pablo II
lo nombró obispo de Goya el 10 de
octubre de 2002; recibió la ordenación episcopal el 12 de diciembre
del mismo año.
Adolfo Ramón Canecín nació en
Formosa el 25 de marzo de 1958.
Recibió la ordenación sacerdotal el
25 de marzo de 1988. El Papa Francisco lo nombró obispo coadjutor
de Goya el 9 de diciembre de 2014;
recibió la ordenación episcopal el 25
de marzo de 2015.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Reykjavik (Islandia) que monseñor
PETER BÜRCHER le había presentado en conformidad con el canon
SIGUE EN LA PÁGINA 18
Representaciones
pontificias
El Pontífice ha nombrado nuncio
apostólico en Seychelles a monseñor PAOLO RO CCO GUALTIERI, arzobispo titular de Sagona, nuncio
apostólico en Madagascar.
Paolo Rocco Gualtieri nació en
Supersano (Lecce, Italia) el 1 de febrero de 1961. Recibió la ordenación
sacerdotal el 24 de septiembre de
1988. Se doctoró en derecho canónico y en teología dogmática. Entró
en el servicio diplomático de la
Santa Sede el 1 de julio de 1996. El
Papa Francisco lo nombró arzobispo titular de Sagona y nuncio apostólico en Madagascar el 13 de abril
de 2015; recibió la ordenación episcopal el 30 de mayo sucesivo.
EL SANTO PADRE
HA RECIBID O EN AUDIENCIA:
Viernes 11 de septiembre
—Al presidente de la República
de Serbia, Tomislav Nikolic, con el
séquito.
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para
los obispos.
Sábado, día 12
—Al cardenal Giuseppe Versaldi,
prefecto de la Congregación para la
educación católica, con el secretario
del dicasterio, monseñor Angelo
Vincenzo Zani, arzobispo titular de
Volturno.
—A monseñor Guido Pozzo, arzobispo titular de Bagnoregio, secretario de la Comisión pontificia
«Ecclesia Dei».
—Al cardenal Angelo Bagnasco,
arzobispo de Génova (Italia), presidente de la Conferencia episcopal
italiana.
—Al reverendo
Troncoso.
Raúl
Reinaldo
Martes, día 15
—A monseñor Martin Krebs, arzobispo titular de Taborenta, nun-
Enviados
especiales
El Papa ha nombrado enviado
especial suyo para la celebración
conclusiva del V centenario de la
creación de la diócesis de Lanciano (actualmente archidiócesis
de Lanciano-Ortona), que tendrá
lugar el 22 de noviembre, al cardenal SALVATORE DE GIORGI, arzobispo emérito de Palermo.
El Santo Padre ha nombrado enviado especial suyo para el Congreso eucarístico nacional de la
India, que se celebrará en Mumbai del 12 al 15 de noviembre de
2015, al cardenal ALBERT MALCOLM RANJIT PATABENDIJE D ON,
arzobispo de Colombo (Sri Lanka).
Estado de la Ciudad
del Vaticano
cio apostólico en Nueva Zelanda,
Fiji, Islas Cook, Islas Marshall, Kiribati, Nauru, Palau, Samoa, Estados federados de Micronesia, Vanuatu y Tonga; y delegado apostólico en el Océano Pacífico.
Jueves, día 17
—Al primer ministro del Gran ducado de Luxemburgo, Xavier Bettel, con el séquito.
Viernes, día 18
—A la presidenta de la Asamblea
parlamentaria del Consejo de Europa, Anne Brasseur.
Miércoles, día 30
—Al
cardenal Angelo Amato,
prefecto de la Congregación
para las causas de los santos.
S.D.B.,
Jueves 1 de octubre
—Al nuevo embajador de Uruguay ante la Santa Sede, Francisco
José Ottonelli, con ocasión de la
presentación de las cartas credenciales.
—Al cardenal Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo de Caracas
(Venezuela), presidente honorario
de la Conferencia episcopal venezolana; con monseñor Diego Rafael
Padrón Sánchez, arzobispo de Cumaná, presidente de la Conferencia
episcopal; monseñor José Luis
Azuaje Ayala, obispo de Barinas,
primer vicepresidente; monseñor
Mario del Valle Moronta Rodríguez, obispo de San Cristóbal de
Venezuela, segundo vicepresidente;
y el presbítero Víctor Hugo Basabe,
secretario general.
—Al embajador de Croacia ante la
Santa Sede, Filip Vučak, en visita
de despedida.
Viernes, día 2
—Al nuevo embajador de Grecia
ante la Santa Sede, Alexandros
Couyou, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
—Al cardenal Gerhard Ludwig
Müller, prefecto de la Congregación
para la doctrina de la fe.
—Al cardenal Fernando Filoni,
prefecto de la Congregación para la
evangelización de los pueblos.
—A monseñor Thomas E. Gullickson, arzobispo titular de Bomarzo,
nuncio apostólico en Suiza.
Sábado, día 3
El Papa ha nombrado director
de la Specola vaticana a fray
GUY JOSEPH CONSOLMAGNO,
S.J., miembro de dicha institución científica y presidente de la
«Vatican Observatory Foundation».
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para
los obispos.
—A monseñor Claudio Gugerotti,
arzobispo titular de Ravello, nuncio
apostólico en Bielorusia.
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Misa del Pontífice en Santa Marta
Nostalgia
de casa
Es «la nostalgia de Dios» la que nos
conduce a encontrar en Él nuestra
verdadera «identidad». Consciente
de esa realidad, madurada también a
través de la historia del pueblo de
Israel, el Papa invitó a mirar en el
interior de sí mismo para nunca dejar apagar en el corazón esa «nostalgia».
En la misa celebrada el jueves 1 de
octubre, memoria de santa Teresa
del Niño Jesús, en la capilla de la
Casa Santa Marta, el Papa se refirió
a la primera lectura, tomada del libro de Nehemías (8,1-4.5-6.7-12), para recordar que el texto constituye
«el final de una larga historia, de
décadas, de años de historia: el pueblo de Israel había sido deportado a
Babilonia, estaba lejos de Jerusalén,
y desde hacía años, decenas de años,
vivía allí». Y «muchos, muchos de
ellos se acostumbraron a esa vida y
casi llegaron a olvidar su patria».
Pero «había algo dentro que siempre
les hacía recordar, y cuando llegaba
el momento del recuerdo, rezaban
con las palabras del salmo: “Que se
me pegue la lengua al paladar si no
me acuerdo de ti”».
Sin embargo, prosiguió Francisco,
«era un recuerdo imposible, lejano,
un pasado que no volvería nunca
más». Hasta que «Nehemías, un
israelita muy cercano al rey, logró
obtener el permiso para regresar a
Jerusalén y reconstruirla, porque estaba en ruinas, totalmente en ruinas». Así «comenzó la historia de
los años del regreso a Jerusalén».
«Es una historia difícil —afirmó el
Pontífice— porque tenían que llevar
la madera, luego encontrar las pie-
Un corazón que no sabe lo que
nostalgia no puede hacer fiesta
dras para hacer los muros, y, también allí, había algunos que no querían y destruían los muros nuevos».
Así, los «que querían reconstruir la
ciudad velaban durante la noche para custodiar los muros: y así fue».
Luego, continuó el Papa recorriendo
la página bíblica, «destruyeron los
altares de los ídolos e hicieron el altar de Dios, el templo, lentamente».
En efecto, «no se trató de una cuestión de un día, sino una cuestión de
años». Y «al final llegó el día del
que hemos escuchado hablar hoy:
ellos encontraron la Ley, el libro de
la Ley».
Precisamente «Nehemías pide al
escriba Esdras que la lea ante el
pueblo, ante todo el pueblo, ante
ellos en la plaza». Y, así, «el escriba
Esdras, ayudado por otros escribas,
leía la Ley y el pueblo comenzó a
percibir que ese recuerdo que tenía
era verdadero, el recuerdo que les
impedía cantar los cantos de Jerusalén cuando estaban deportados:
“¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!”». Ese pueblo,
explicó el Papa Francisco, «escuchaba lo que tan elegantemente dice el
El ángel
y el niño
salmo: “Cuando el Señor hizo volver
a los cautivos de Sión... la boca se
nos llenaba de risas”». Era de verdad «un pueblo feliz».
El Papa indicó un hecho «curioso»: el pueblo de Israel «estaba alegre pero lloraba, y escuchaba la Palabra de Dios; reía, pero también
lloraba, todo junto». ¿Cómo se explica esto? «Sencillamente —dijo—,
este pueblo no había sólo encontrado su ciudad, la ciudad donde había
nacido, la ciudad de Dios: este pueblo, al escuchar la Ley, encontró su
identidad, y por ello estaba alegre y
lloraba». Tanto que Nehemías y los
levitas, juntos, exhortaban a la gente con
estas palabras: «Este
es la
día está consagrado al
Señor, vuestro Dios.
No estéis tristes ni lloréis». En efecto, recordó el Papa, de verdad
«todo el pueblo lloraba mientras escuchaba las palabras de la Ley: pero
lloraba de alegría, lloraba porque
había encontrado su identidad, había reencontrado esa identidad que
con los años de deportación en cierto sentido se había perdido».
Para el pueblo de Israel se trató
de «un largo camino». Así recomendaba Nehemías: «¡No os pongáis
tristes; el gozo del Señor es vuestra
fuerza!». Es «la alegría que da el Señor cuando encontramos nuestra
identidad». Pero «nuestra identidad
se pierde en el camino, se pierde en
muchas deportaciones o auto-deportaciones nuestras, cuando hacemos
un nido aquí, un nido allá, un nido... y no en la casa del Señor». He
aquí, entonces, la importancia de
«encontrar la propia identidad».
La cuestión planteada por el Papa
Francisco, por lo tanto, es cómo
proceder para encontrar la propia
identidad. «Hay un hilo que conduce hasta allí: es la nostalgia, la nostalgia de tu casa». Tanto que «cuando pierdes lo que era tuyo, tu casa,
lo que era precisamente tuyo, surge
en ti esa nostalgia, y esa nostalgia te
Para no dejarnos solos Dios puso al
lado de cada uno de nosotros un ángel custodio que nos sostiene, nos
defiende y nos acompaña en la vida.
Nos corresponde a nosotros saber
percibir su presencia escuchando sus
consejos, con la docilidad de un niño, para mantenernos en el camino
justo hacia el paraíso, conscientes de
la sabiduría popular que nos recuerda cómo el diablo “hace las ollas pero no las tapas”. Precisamente a la
misión de «embajadores de Dios»
de los santos ángeles custodios, el
día de su memoria litúrgica, el Papa
Francisco dedicó la homilía de la
misa que celebró el viernes 2 de octubre, en la capilla de la Casa Santa
Marta.
Para su reflexión el Pontífice partió de la plegaria eucarística IV, porque «hay una frase que nos hace reflexionar». En efecto, «decimos al
Señor: “Cuando, por su desobediencia, el hombre perdió tu amistad, tú
no lo has abandonado”». Y, también, «pensemos —sugirió el Papa
Francisco— cuando Adán fue expulsado del paraíso: el Señor no dijo
“¡arréglate como puedas!”, no lo dejó solo».
lleva de nuevo a tu casa». Así sucedió también al pueblo de Israel, que
«con esta nostalgia percibió que era
feliz y lloraba de felicidad por eso,
porque la nostalgia de la propia
identidad lo había
conducido a encontrarla: una gracia de
El ángel de la guarda es como
D ios».
Sugiriendo un exaun embajador de Dios con nosotros
men de conciencia, el
Papa Francisco propuso esta reflexión: «Si
nosotros, por ejemplo, estamos saPor lo demás, dijo refiriéndose a
ciados de alimento, no tenemos la primera lectura, tomada del libro
hambre; si estamos cómodos, tran- del Éxodo (23, 20-23), Dios «siemquilos donde estamos, no necesita- pre envió ayudas: en este caso se hamos ir a otro sitio. Y yo me pregun- bla de la ayuda de los ángeles». Se
to, y sería bueno que todos nosotros lee, en efecto, en el pasaje bíblico:
nos preguntásemos hoy: ¿estoy tran- «Voy a enviarte un ángel por delanquilo, contento, no necesito nada te, para que te cuide en el camino y
—espiritualmente, hablo— en mi co- te lleve al lugar que he preparado».
razón? ¿Está apagada mi nostal- El Señor, por lo tanto, «no abondonó» sino que «caminó con su puegia?».
El Pontífice invitó nuevamente a blo, caminó con ese hombre que hamirar al pueblo «feliz que lloraba y bía perdido la amistad con Él: el coestaba alegre: un corazón que no tie- razón de Dios es un corazón de pane nostalgia, no conoce la alegría». dre y nunca abandona a sus hijos».
El Pontífice puso de relieve que
Y «la alegría, precisamente, es nuestra fuerza: la alegría de Dios». Por- «hoy la liturgia nos hace reflexionar
que «un corazón que no sabe lo que sobre esto, y también sobre un moes la nostalgia no puede hacer fiesta, do especial de compañía, de ayuda
y todo este camino comenzado hace que el Señor nos ha dado a todos:
los ángeles custodios». Cada uno de
años acaba con una fiesta».
nosotros, explicó, «tiene un ángel;
El pasaje del libro de Nehemías
tiene un ángel que lo acompaña». Y,
concluye con la imagen de todo el
añadió, precisamente «en la oración,
pueblo que «marcha a comer, a beal inicio de la misa, hemos pedido la
ber, a invitar a los demás y exultar gracia de que en el camino de la vicon gran alegría, porque había com- da seamos sostenidos por su ayuda
prendido las palabras que se le ha- para luego gozar, con ellos, en el
bía proclamado». En definitiva, ha- cielo».
bía encontrado «lo que la nostalgia
Nos «sostiene precisamente su
les hacía percibir» para «seguir ade- ayuda: el ángel que camina con nolante». Como conclusión, el Papa sotros», recordó el Papa, haciendo
insistió para que todos nos pregun- referencia a la expresión del Éxodo:
temos «cómo es nuestra nostalgia de «Voy a enviarte un ángel por delanDios: ¿estamos contentos, somos fe- te, para que te cuide en el camino y
lices así o todos los días tenemos ese te lleve al lugar que he preparado».
deseo de seguir adelante?». Y en la
El ángel custodio «está siempre
oración pidió «que el Señor nos dé con nosotros y esto es una realidad:
esta gracia: que jamás, jamás, jamás es como un embajador de Dios con
se apague en nuestro corazón la nosSIGUE EN LA PÁGINA 19
talgia de Dios».
L’OSSERVATORE ROMANO
página 18
Colegio episcopal
VIENE DE LA PÁGINA 16
401 § 2 del Código de derecho canónico.
Peter Bürcher nació en Fiesch,
diócesis de Sión (Suiza), el 20 de
diciembre de 1945. Recibió la ordenación sacerdotal el 27 de marzo de
1971. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Massimiana de Bizacena y auxiliar de Lausana, Ginebra y
Friburgo el 3 de febrero de 1994; recibió la ordenación episcopal el 12
de marzo del mismo año. Benedicto
XVI lo nombró obispo de Reykjavik
el 30 de octubre de 2007.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Cajazeiras (Brasil) que monseñor
JOSÉ GONZÁLEZ ALONSO le había
presentado en conformidad con el
canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
José González Alonso nació en
Sobradillo, diócesis de Ciudad Rodrigo (España), el 12 de julio de
1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1964. Juan
Pablo II lo nombró obispo titular
de Baliana y auxiliar de Teresina el
7 de diciembre de 1997; recibió la
ordenación episcopal el 18 de marzo
de 1998. El Santo Padre lo nombró
obispo de Cajazeiras el 20 de junio
de 2001.
—El Papa ha aceptado la renuncia a
la función de auxiliar de la diócesis
de Koszalin-Kołobrzeg (Polonia)
que monseñor PAWEŁ CIEŚLIK, obispo titular de Britonia, le había presentado en conformidad con los cánones 411 y 401 § 1 del Código de
derecho canónico.
Paweł Cieślik nació en Czernice,
diócesis de Koszalin-Kołobrzeg, el
15 de julio de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de junio de
1964. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Britonia y auxiliar de
Koszalin-Kołobrzeg el 3 de diciembre de 1994; recibió la ordenación
episcopal el 6 de enero de 1995.
EL PAPA
HA NOMBRAD O:
—Arzobispo de Guayaquil (Ecuador) a monseñor LUIS GERARD O
CABRERA HERRERA, O.F.M., hasta
ahora arzobispo de Cuenca
Luis Gerardo Cabrera Herrera,
nació en Azogues el 11 de
octubre de 1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de septiembre
de 1983. Juan Pablo II lo nombró
arzobispo de Cuenca el 20 de abril
de 2009; recibió la ordenación episcopal el 4 de julio sucesivo.
—Obispo de Chiclayo (Perú) a
monseñor ROBERT FRANCIS PREVOST, O.S.A., hasta ahora obispo titular de Sufar y administrador
apostólico de dicha diócesis.
Robert Francis Prevost, O.S.A.,
nació en Chicago (Estados Unidos)
el 14 de septiembre de 1955. Recibió
la ordenación sacerdotal el 19 de junio de 1982. El Papa Francisco lo
nombró obispo titular de Sufar y
administrador apostólico de Chiclayo el 3 de noviembre de 2014; recibió la ordenación episcopal el 12 de
diciembre sucesivo.
—Obispo de Apartadó (Colombia) a
monseñor HUGO ALBERTO TORRES
MARÍN, hasta ahora obispo titular
de Bossa y auxiliar de Medellín.
Hugo Alberto Torres Marín nació
en Briceño, diócesis de Santa Rosa
de Osos, el 9 de agosto de 1960.
Recibió la ordenación sacerdotal el
24 de noviembre de 1987. Benedicto
XVI lo nombró obispo titular de
Bossa y auxiliar de Medellín el 4 de
mayo de 2011; recibió la ordenación
episcopal el 4 de junio sucesivo.
—Obispo de Kansas City-Saint Joseph (Estados Unidos) a monseñor
JAMES VANN JOHNSTON, hasta ahora obispo de Springfield-Cape Girardeau.
James Vann Johnston nació en
Knoxville el 16 de octubre de 1959.
Recibió la ordenación sacerdotal el
9 de junio de 1990. Benedicto XVI
lo nombró obispo de SpringfieldCape Girardeau el 24 de enero de
2008; recibió la ordenación episcopal el 31 de marzo sucesivo.
viernes 9 de octubre de 2015, número 41
Congregación para las causas de los santos
Promulgación de decretos
El 30 de septiembre de 2015, el Papa Francisco recibió en audiencia
privada al cardenal Angelo Amato,
S.D.B., prefecto de la Congregación
para las causas de los santos. Durante la audiencia, el Papa autorizó
a la Congregación promulgar los siguientes decretos:
—el martirio de los siervos de
Dios VALENTINO PALENCIA MARQUINA, sacerdote diocesano, y 4
compañeros, asesinados por odio a
la fe el 15 de enero de 1937 en las
cercanías de Suances (España);
—las virtudes heroicas del siervo
de Dios GIOVANNI FOLCI, sacerdote
diocesano y fundador de la Obra
del Divino prisionero; nació el 24
de febrero de 1890 en Cagno (Italia) y murió en Valle Colorina (Italia) el 31 de marzo de 1963;
—las virtudes heroicas del siervo
de Dios FRANCISCO BLACHNICKI,
sacerdote diocesano; nació en Rybnik (Polonia) el 24 de marzo de
1921 y murió en Carlsberg (Alemania) el 27 de febrero de 1987;
—las virtudes heroicas del siervo
de Dios JOSÉ RIVERA RAMÍREZ, sacerdote diocesano; nació en Toledo
(España) el 17 de diciembre de 1925
y murió allí el 25 de marzo de 1991;
—las virtudes heroicas del siervo
de Dios JUAN MANUEL MARTÍN
DEL CAMPO, sacerdote diocesano;
nació en Lagos de Moreno (México) el 14 de diciembre de 1917 y murió en Jalapa (México) el 13 de
agosto de 1996;
—las virtudes heroicas del siervo
de Dios ANTONIO FILOMENO MARIA LOSITO, sacerdote profeso de la
Congregación del Santísimo Redentor; nació en Canosa di Puglia (Italia) el 16 de diciembre de 1838 y
murió en Pagani (Italia) el 18 de julio de 1917;
—las virtudes heroicas de la sierva
de Dios MARÍA BENEDICTA JOSEFA
FREY (en el siglo: Ersilia Penelope),
monja profesa de la Orden cisterciense; nació en Roma el 6 de marzo de 1836 y murió en Viterbo (Italia) el 10 de mayo de 1913;
—las virtudes heroicas de la sierva
de Dios ANA CHRZANOWSKA, laica,
oblata de las Ursulinas de San Benito; nació en Varsovia (Polonia) el
7 de octubre de 1902 y murió en
Cracovia el 29 de abril de 1973.
Presentación de las cartas credenciales
del embajador de Uruguay
—Obispo titular de Mottola y auxiliar de la diócesis de Roma a monseñor ANGELO DE D ONATIS.
Angelo De Donatis nació en Casarano, diócesis de Nardò-Gallípoli,
el 4 de enero de 1954. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de abril de
1980, y en 1983 se incardinó en la
diócesis de Roma. Inició su ministerio como colaborador parroquial,
luego, en la diócesis de Roma, ha
sido vicario parroquial, archivero de
la Secretaría del Colegio cardenalicio, director de la Oficina del clero
del vicariato de Roma, director espiritual del Pontificio Seminario romano mayor y párroco.
El jueves 1 de octubre, por la mañana, el Santo Padre recibió en audiencia
al nuevo embajador de Uruguay ante la Santa Sede, Francisco José Ottonelli,
con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
O.F.M.,
—Obispo de Reykjavik (Islandia) al
padre DAVID TENCER, O.F.M.CAP.
David Tencer, O.F.M.CAP., nació
en Nová Baňa (Eslovaquia) el 18 de
mayo de 1963. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de junio de
1986, incardinado en el clero de
Banská Bistrica; y en 1990 ingresó
en la Orden de Frailes Menores Capuchinos. Se licenció en teología en
Roma. Inició su ministerio en su
diócesis de origen como vicario parroquial; luego, como franciscano
capuchino, ha sido párroco, formador y superior; desde el año 2004
está en Islandia, donde comenzó la
misión capuchina en el país.
Lutos en el episcopado
VIENE DE LA PÁGINA 16
yo de 1952. Juan Pablo II lo nombró
arzobispo de Tiro de los maronitas
el 1 de junio de 1992; recibió la ordenación episcopal el 18 de julio del
mismo año. El Santo Padre aceptó
su renuncia al gobierno pastoral de
dicha sede el 14 de junio de 2003.
—Monseñor CARLOS MARÍA ARIZ
BOLEA, C.M.F., obispo emérito de
Colón-Kuna Yala (Panamá), falleció
el 29 de agosto. Había nacido en
Marcilla, archidiócesis de Pamplona
(España), el 6 de diciembre de
1928. Era sacerdote desde el 28 de
junio de 1953. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Nigre maggiore y vicario apostólico de Darién el
22 de julio de 1981; recibió la orde-
nación episcopal el 21 de noviembre
sucesivo. El mismo Papa lo nombró
obispo de Colón-Kuna Yala el 15 de
diciembre de 1988 y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la
diócesis el 13 de junio de 1997.
—Monseñor PIERFRANCO PASTORE,
obispo titular de Forontoniana y ex
secretario del Consejo pontificio para las comunicaciones sociales, falleció el 30 de agosto. Había nacido
en Varallo Sesis, diócesis de Novara
(Italia), el 21 de abril de 1927. Era
sacerdote desde el 25 de junio de
1950. Fue asistente del director de la
Oficina de prensa de la Santa Sede
y trabajó en Radio Vaticano. Juan
Pablo II lo nombró secretario del
Consejo pontificio para las comuni-
caciones sociales el 4 de diciembre
de 1984 y lo elevó a dignidad episcopal, como obispo titular de Forontoniana, el 3 de diciembre de
1994; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1995. Renunció
al cargo el 29 de noviembre de
2003.
—Józef Wesołowski, ex nuncio apostólico, ha sido encontrado muerto
en su residencia en el Vaticano en
las primeras horas del 28 agosto.
Inmediatamente —según informó
entonces un comunicado de la Oficina de prensa de la Santa Sede—
«intervino la autoridad vaticana para las primeras verificaciones, las
que indicaron que la muerte fue por
causa natural».
número 41, viernes 9 de octubre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 19
Las misas del Pontífice
VIENE DE LA PÁGINA 17
nosotros». Y, también en el pasaje
del libro del Éxodo, precisamente
«el Señor nos aconseja: “Hazle caso
y obedécele”». Así, «cuando nosotros, por ejemplo, hacemos algo malo y pensamos» que estamos solos,
tenemos que recordar que no es así,
porque «está Él». He aquí, entonces, la importancia de «hacerle caso» y «escuchar su voz, porque Él
nos aconseja». Por ello, «cuando
percibimos esta inspiración: “Haz esto... esto es mejor... esto no se debe
hacer...”», el consejo justo es escuchar esa voz y no reberlarnos ante el
ángel de la guarda.
«Mi nombre está en él», afirmó el
Papa Francisco. Y «él nos aconseja,
nos acompaña, camina con nosotros
en el nombre de Dios». Y el libro
del Éxodo nos indica también la
mejor actitud: «Si le obedeces fielmente y haces lo que yo digo, tus
enemigos serán mis enemigos y tus
adversarios serán mis adversarios».
Pero, «¿qué quiere decir?», se preguntó el Papa. La respuesta de Dios
es clara: «”Yo seré tu defensor, estaré siempre para defenderte, para
protegerte”, dice el Señor, pero porque tú has escuchado los consejos,
la inspiración del ángel».
Tal vez, continuó el Pontífice, en
algunas ocasiones pensamos que podemos «ocultar muchas cosas»: es
verdad, «podemos esconderlas». Sin
embargo, «el Señor nos dice que podemos ocultar muchas cosas malas,
pero al final todo se sabrá». Y «la
sabiduría del pueblo dice que el dia-
este compañero de camino nos hace
como niños: no soberbios, nos hace
humildes; nos hace pequeños; no suficientes como el orgulloso y soberbio. No, ¡como un niño!». Precisamente «esta es la docilidad que nos
hace grandes y nos lleva al cielo».
Concluyendo su meditación, el
Papa Francisco pidió
al Señor «la gracia de
esta docilidad, de esLa docilidad al Espíritu Santo comienza
cuchar la voz de este
compañero, de este
con la docilidad a los consejos de este
embajador de Dios
ángel compañero de camino
que está a nuestro lado en su nombre»,
para que podamos ser
blo hace las ollas, pero no las ta- «sostenidos con su ayuda, siempre
pas». Por ello, al final «se sabe to- en camino».
Y «también en esta misa, con la
do»; y «este ángel, que todos nosotros tenemos, está para aconsejarnos, que alabamos al Señor —concluyó—,
para ir por el camino». Por lo tanto recordamos cuán bueno es el Señor:
«es un amigo, un amigo que no ve- después de haber perdido la amistad
mos, pero que sentimos; es un ami- no nos ha dejado solos, no nos ha
go que estará con nosotros en el cie- abandonado», sino que «ha caminado con nosotros, con su pueblo, y
lo, en el gozo eterno».
«Dios nos manda el ángel —dijo también hoy nos da este compañero
el Papa Francisco— para liberarnos, de camino». Por lo tanto, «damos
para alejar el temor, para alejarnos gracias y alabamos al Señor por esta
de la desventura». Nos «pide sólo gracia y estamos atentos a este amique lo escuchemos, lo respetemos». go que el Señor nos ha dado».
Así, pues, «sólo esto: respeto y escucha». Y «este respeto y escucha a este compañero de camino se llama
docilidad: el cristiano debe ser dócil
Ante todo
al Espíritu Santo», pero «la docilila misericordia
dad al Espíritu Santo comienza con
la docilidad a los consejos de este
No comprender y no aceptar la micompañero de camino».
sericordia de Dios es el riesgo acerca
Es «el icono del niño» que Jesús
elige «cuando quiere decir cómo de- del cual nos puso en guardia el Papa
be ser un cristiano». Nos lo recuerda Francisco, invitando a no tener la
el pasaje litúrgico de Mateo (18, 1- terquedad y la rigidez de considerar
5.10): «El que se haga pequeño co- más importante la propia predicamo este niño» será el más grande en ción, los propios pensamientos y
los cielos; y «cuidado con despreciar «toda esa lista de mandamientos que
a uno de estos pequeños, porque os debo hacer cumplir». Una invitación
digo que sus ángeles están viendo a obedecer la voluntad de Dios, desiempre en los cielos el rostro de mi jando actuar su misericordia y no
desafiarla, dirigió precisamente el
Padre celestial».
Estas palabras de Jesús significan, Papa en la misa que celebró el marexplicó el Papa, «que la docilidad a tes 6 de octubre, por la mañana, en
nás, este hombre no dócil al Espíritu
de Dios, se enfada». La Escritura dice precisamente que «Jonás se disgustó y se indignó profundamente»,
llegando incluso a decir al Señor:
«¿No lo decía yo, Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien sé que eres
un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso, que te arrepientes del mal».
Así, pues, resumió el Papa Francisco, «el primer capítulo es la resistencia a la misión que el Señor le
confía: “Ponte en marcha y predica,
para que se conviertan”. Y él se resiste». Luego, «el segundo capítulo
es la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros». He aquí, entonces, la obediencia de Jonás a la
voluntad de Dios y la conversión de
Nínive.
Por último «el tercer capítulo: está la resistencia a la misericordia de
Dios». Jonás se dirige al Señor, como si dijese: «Hice todo el trabajo
de predicar, hice bien mi trabajo, ¿y
tú les perdonas?». Su corazón, destacó el Papa Francisco, tiene «esa
dureza que no deja entrar la misericordia de Dios: es más importante
mi predicación, son más importantes
mis pensamientos, es más importante toda esa lista de mandamientos
que tengo que cumplir —todo, todo,
todo— que la misericordia de Dios».
Y «este drama —afirmó el Pontífice— lo vivió también Jesús con los
doctores de la Ley que no comprendían porqué Él no permitió que lapidasen a la mujer adúltera» y porqué «iba a cenar con los publicanos
y los pecadores». El punto es que
«no comprendían la misericordia».
Y, así, Jonás dice: «tú eres misericordioso y compasivo», pero «no acepta».
El salmo 129 «que hoy hemos rezado —dijo también el Papa Francisco— nos sugiere esperar en el Señor
“porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa”». Así,
la capilla de la Casa Santa Marta.
«Hace algunos días, el día de la
fiesta de los Ángeles custodios, hemos reflexionado sobre la docilidad
a Dios, la docilidad al Espíritu Santo, como camino de santidad y de
vida cristiana», recordó el Papa
Francisco al inicio de la homilía.
Luego, continuó, «en estos tres días
—ayer, hoy y mañana— la liturgia nos
hace reflexionar sobre la realidad
contraria, es decir la resistencia a la
voluntad de Dios: no hacer lo que
Dios quiere, no ser dóciles».
Y «el personaje que se resiste es el
profeta Jonás», dijo el Pontífice, poniendo de relieve que él «era terco
de verdad». Las lecturas bíblicas se
tomaron precisamente del libro que
lleva su nombre. Jonás, explicó el Papa,
«tenía sus ideas, las
Donde está el Señor, está la
propias ideas, y no había nadie —¡ni siquiera
misericordia. Y donde hay rigidez están
D ios!— que se las hisus ministros
ciera cambiar». En la
«liturgia de ayer nos
contaba cuando el Señor lo mandó a Nínive a predicar pues, volvió a decir el Papa, «donde
para que Nínive se convirtiese, y él está el Señor, está la misericordia».
se marchó hacia la parte opuesta, Y «san Ambrosio añadía: “Y donde
hacia España». Luego «el naufragio hay rigidez están sus ministros”», rey toda esa historia que conocemos» firiéndose a la «terquedad que desa(1, 1-2,1.11).
fía la misión, que desafía la miseri«Después de esa experiencia», cordia».
afirmó el Pontífice releyendo el texto
«Cercanos al inicio del Año de la
litúrgico (3. 1-10), Jonás «aprende misericordia —exhortó el Pontífice
que debe obedecer al Señor: “Ponte antes de retomar la celebración— pien marcha y ve a la gran ciudad”».
damos al Señor que nos haga comJonás «obedece, va y predica, prediprender cómo es su corazón, qué
ca muy bien: la gracia de Dios está
significa “misericordia”, qué quiere
muy presente en él y la ciudad se
convierte, hace penitencia, cambia decir cuando Él dice: “Misericordia
de vida». Verdaderamente «hace el quiero y no sacrificio”». Y «por esto
milagro, porque en este caso él dejó —concluyó— en la oración colecta de
a un lado su terquedad y obedeció a la misa hemos rezado con esa frase
la voluntad de Dios, e hizo lo que el tan bonita: “Derrama sobre nosotros
tu misericordia”, porque sólo se
Señor le había mandado».
«En el tercer capítulo, el que la li- comprende la misericordia de Dios
turgia nos propondrá mañana» (4, 1- cuando es derramada sobre nosotros,
11), continuó el Papa, «Nínive se sobre nuestros pecados, sobre nuesconvierte y ante esa conversión Jo- tras miserias».
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L’OSSERVATORE ROMANO
viernes 9 de octubre de 2015, número 41
En la oración del Ángelus
Capaces de acoger
«Que el Señor nos ayude a no ser una sociedad-fortaleza, sino una sociedadfamilia, capaces de acoger con reglas adecuadas, pero acoger, acoger siempre, con
amor». Con esta invocación el Pontífice introdujo la oración del Ángelus con los
fieles presentes en la plaza de San Pedro, el domingo 4 de octubre por la
mañana, fiesta del patrono de Italia, san Francisco de Asís.
ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se
nos ha dado (cf. Rm 5, 5). Y este es
también el amor donado a los esposos en el sacramento del matrimonio.
Es el amor que alimenta su relación a través de alegrías y dolores,
momentos serenos y difíciles.
Es el amor que suscita el deseo de
generar hijos, de esperarlos, acogerlos, criarlos, educarlos.
Es el mismo amor que, en el
Evangelio de hoy, Jesús manifiesta a
los niños: «Dejad que los niños se
acerquen a mí: no se lo impidáis,
pues de los que son como ellos es el
reino de Dios» (Mc 10, 14).
Pidamos hoy al Señor que todos los padres y los educadores
Dios es amor y se participa de su obra
del
mundo,
como
cuando se ama con Él y como Él
también la sociedad
entera, sean instrumentos de la acogida
cordia, los caminos más oportunos y el amor con el cual Jesús abraza a
para un compromiso adecuado de la los más pequeños.
Iglesia con las familias y para las faÉl mira sus corazones con la termilias de manera que el plan origi- nura y la diligencia de un padre y al
nal del Creador para el hombre y la mismo tiempo de una madre.
mujer pueda realizarse y obrar en toPienso en tantos niños hambrienda su belleza y fuerza en el mundo
tos, abandonados, explotados, oblide hoy.
gados a la guerra, rechazados. Es
La liturgia de este domingo pro- doloroso ver las imágenes de niños
pone justamente el texto fundamen- infelices, con la mirada perdida, que
tal del Libro del Génesis, sobre la huyen de la pobreza y los conflictos,
complementariedad y reciprocidad que llaman a nuestras puertas y a
entre el hombre y la mujer (cf. Gn 2, nuestros corazones implorando ayu18-24). Por eso —dice la Biblia— da.
abandonará el varón a su padre y a
Que el Señor nos ayude a no ser
su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne, es decir, una sociedad-fortaleza, sino una sociedad-familia,
capaces de acoger
una sola vida, una sola existencia
(cf. v. 24). En tal unidad los cónyu- con reglas adecuadas, pero acoger,
ges transmiten la vida a los nuevos acoger siempre, con amor.
Os invito a sostener con la oraseres humanos: se convierten en padres. Participan de la potencia crea- ción los trabajos del Sínodo, para
que el Espíritu Santo vuelva a los
dora de Dios mismo.
Pero, ¡atención! Dios es amor y se padres sinodales plenamente dóciles
participa de su obra cuando se ama a sus inspiraciones.
Invocamos la materna intercesión
con Él y como Él. Con tal finalidad
—dice san Pablo— el amor de Dios de la Virgen María, uniéndonos esQueridos hermanos y hermanas,
¡buenos días!
Ha concluido hace poco en la basílica de San Pedro la celebración
eucarística con la cual hemos dado
inicio a la Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos. Los
padres sinodales provenientes de todas las partes del mundo y reunidos
entorno al sucesor de Pedro, reflexionarán durante tres semanas sobre
la vocación y la misión de la familia
en la Iglesia y en la sociedad, para
lograr un atento discernimiento espiritual y pastoral.
Tendremos la mirada fija en Jesús
para individuar, basándonos en sus
enseñanzas de verdad y de miseri-
piritualmente a quienes en este momento, en el Santuario de Pompeya,
recitan la «Súplica a la Virgen del
Rosario».
Al término de la oración mariana, el
Papa recordó la beatificación de un
grupo de mártires cistercienses de la
Guerra civil española y a las víctimas
de los desastres en Guatemala y
Francia.
Queridos hermanos y
hermanas:
Deseo dirigir al Señor una oración
por las víctimas del corrimiento de
tierras que ha arrasado una aldea entera en Guatemala, así como a las
del aluvión en Francia, en la Costa
Azul.
Estemos cerca de las poblaciones
duramente golpeadas, también con
la solidaridad concreta.
Os doy las gracias a todos vosotros que habéis venido numerosos de
No seamos una sociedad-fortaleza, sino
Ayer en Santander,
en España, fueron prouna sociedad-familia, capaces de acoger
clamados beatos Pío
con reglas adecuadas, siempre con amor
Heredia y 17 compañeros y compañeras de la
Orden Cisterciense de
la Estricta Observancia y de San Roma, de Italia y de tantas partes
Bernardo, asesinados por su fe du- del mundo. Saludo a los fieles de la
rante la Guerra civil española y la archidiócesis de Paderborn (Alemapersecución religiosa de los años nia), a los de Oporto (Portugal), y
treinta del siglo pasado. Alabemos al al grupo del colegio Mekhitarista de
Señor por estos valientes testimo- Buenos Aires.
nios, y por su intercesión supliquéEn el día de san Francisco de
mosle que libre al mundo del flagelo Asís, patrono de Italia, saludo con
de la guerra.
particular cariño a los peregrinos italianos.
A todos os deseo un feliz domingo. Y, por favor, no os olvidéis de
rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
Los tuits
del Papa
en @Pontifex_es
3 O CT [10.30 AM] La fe no es un
don privado. La fe es para compartirla con alegría
8 O CT [12.00 PM] Queridos jóvenes, pidan al Señor un corazón libre para no ser esclavos de las
trampas del mundo