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AMÉRICO MORETA CASTILLO
CARLOS LARRAZÁBAL BLANCO
CCXLIII
Archivo General de la Nación
Volumen CCXLIII
CARLOS LARRAZÁBAL BLANCO
ANTOLOGÍA
ANTOLOGÍA
casó con Pierena Troche Nadal; Domingo Raúl,
quien casó con Claudia Encarnación Rodríguez
y Francina María Felicia quien casó con Cecilio
Grullón Martínez. La esposa era hija del Lic.
Domingo Rodríguez Montaño, juez presidente
de la Corte de Apelación de Santo Domingo.
Como maestro, Larrazábal Blanco fue
docente en diversas instituciones, desde Escuelas
Primarias hasta llegar a ser Catedrático de la
Universidad de Santo Domingo.
Hombre de ideas avanzadas, nunca militó
en los partidos personalistas de las primeras
décadas del siglo xx; ni fue bolo, ni colúo; y
cuando se produjo la ocupación norteamericana
del territorio nacional en 1916 fue de los
fundadores de la Asociación Independiente
de Jóvenes Dominicanos, defensora del ideal
nacionalista, junto con Viriato Fiallo, Manuel
Arturo Peña Batlle, Ángel Rafael Lamarche y
Juan Isidro Jimenes Grullón.
El profesor Carlos Larrazábal siempre fue
antitrujillista, por eso en 1946 se autoexilió junto
a su familia. Abandonó la casa de la calle 16 de
Agosto, antiguo Camino de San Carlos; vivió por
tres años en la ciudad de Nueva York, luego pasó
a Venezuela donde se radicó definitivamente
y regresó a la República Dominicana en 1973,
luego de veintisiete años; aunque su vinculación y
presencia se mantuvieron permanentemente con
su patria, a través de sus investigaciones, sus ensayos
que aparecían fundamentalmente en la revista Clío,
órgano de la Academia Dominicana de la Historia.
Andrés Blanco Díaz
Editor
CARLOS VICENTE LARRAZÁBAL BLANCO nació en
Santo Domingo el 27 de abril de 1894. Fueron
sus padres el general Wolfang Larrazábal Chipía
y Esther Blanco de Windt. Tuvo hermanos que
nacieron en Santo Domingo y otros fuera del
país; aquí nacieron: Juan Gualberto Lázaro y
Esther María; en Puerto Rico: Felipe; Fabio
en Caracas; Aurora en Curazao y Heraclio en
Maiquetía.
Las circunstancias políticas venezolanas
habían traído a los padres de Carlos a la República
Dominicana, así como a Eduardo Scanlan, a los
hermanos Rufino y Horacio Blanco Fombona, a
Manuel Flores Cabrera y tantos otros venezolanos
que hicieron innegables aportes a la sociedad
dominicana.
Sus padres y hermanos partieron del país
cuando Carlos Vicente era un niño, y este quedó
al cuidado de su tía y madrina, María Blanco Vda.
Arvelo, con quien se crió en medio del fragor de
las guerras civiles de la época de Concho Primo.
La enseñanza primaria la recibió en la
Escuela del Carmen que dirigían Amalia, Lupe
y Edelmira Bobadilla Roseller en el barrio de
Navarijo de la ciudad intramuros, y luego de
pasar por otras escuelas primarias, ingresó a la
Escuela Normal, que fundó Eugenio María de
Hostos, donde se graduó de maestro normalista.
Luego entró a estudiar Medicina en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Santo Domingo,
carrera que abandonó por la Licenciatura en
Farmacia, de la cual se graduó.
El 20 de abril de 1918, contrajo matrimonio
con María Enriqueta Rodríguez Oca, Quequeta,
con quien procreó siete hijos: María, quien casó
con Pedro Ripley Marín; Carlos Enrique, quien
casó con Elena Larrazábal Otaola; Altagracia
Mercedes Emilia, quien casó con George Antonio
Líster Bircann; Felipe Arístides, quien casó con
Mireya Hernández Ortega; René Osvaldo, quien
Antología
Archivo General de la Nación
Volumen CCXLIII
Carlos Larrazábal Blanco
Antología
Andrés Blanco Díaz
Editor
Santo Domingo
2015
Cuidado de edición: Andrés Blanco Díaz
Diagramación: Editorial Alas, S.R.L.
Diseño de portada: Editorial Alas, S.R.L.
Motivo de portada: Escena en una de las principales calles de la ciudad de
Santo Domingo, publicada en Harper’s Weekly, Nueva York, 4 de febrero
de 1871, p. 100.
Primera edición, agosto de 2015
© Carlos Larrazábal Blanco, 2015
De esta edición
© Archivo General de la Nación (Vol. CCXLIII)
Departamento de Investigación y Divulgación
Área de Publicaciones
Calle Modesto Díaz Núm. 2, Zona Universitaria,
Santo Domingo, República Dominicana
Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110
www.agn.gov.do
ISBN: 978-9945-586-38-1
Impresión:
Impreso en la República Dominicana • Printed in the Dominican Republic
Carlos Larrazábal Blanco.
Contenido
Vocabulario de Afronegrismos
Página preliminar...................................................................13
Vocabulario..........................................................................15
PApeles de fAmiliA
Página preliminar...................................................................49
FAmiliAs de sAnto domingo
Palabras preliminares...............................................................123
origen HiSPano-dominicano
de algunaS familiaS caraQueñaS...................................205
ToPonimia
I. Generalidades – origen – gramática....................................257
II. Toponimia americana..........................................................273
III. Toponimia dominicana......................................................277
IV. Toponimia colombina........................................................299
9
10 Carlos Larrazábal Blanco
TULIO M. CESTERO. SOMERO COMENTARIO
Y ANÁLISIS DE SUS OBRAS DE TEMA NACIONAL
Ciudad Romántica. Sangre Solar. La Sangre
y vocabulario cesteriano
PRIMERA PARTE
Comentario y análisis ..............................................................327
SEGUNDA PARTE
Vocabulario cesteriano.............................................................353
APÉNDICE
Vocabulario onomástico...........................................................501
Vocabulario toponímico...........................................................514
VARIOS
Sobre educación dominicana.
La enseñanza de las Matemáticas.......................................527
Educación esencial...................................................................533
Los niños pobres deben ser asistidos
de libros y útiles escolares...................................................541
Carta pública al Dr. Pedro Henríquez Ureña.........................543
La medición de la inteligencia................................................547
Temas sobre educación............................................................555
Índice onomástico....................................................................559
Vocabulario de afronegrismos1
Una parte de este trabajo, que comprendía hasta la palabra caney, inclusive,
la publicó Larrazábal Blanco en Analectas, Vol. VII, Núm. 5 (1º. de febrero
de 1935). Luego, el autor lo dio a la luz pública íntegro en el Boletín de la
Academia Dominicana de la Lengua, Año II, Núm. 4 (junio de 1941). (Nota del
editor).
1
Página preliminar
H
ace tiempo que vengo estudiando la influencia negroafricana en el habla vernacular dominicana. La labor ha sido difícil
por muchos motivos; y un claro deslinde entre lo africano, lo indio y lo español me ha sido, en muchas ocasiones, casi imposible.
No hubo en la Española, como más tarde sucedió en otras
partes de América, personas doctas que estudiasen la gramática
de nuestros indianos y preparasen vocabularios. Ramón Pané,
Las Casas, Oviedo, que citan palabras tenidas por ellos como
propias de los naturles de la Isla; y el segundo, tocado en algo de
preocupaciones ortológicas, no pueden considerarse autoridades en esta materia porque no hablan a título de gramáticos ni
de filólogos, esto para decir de los que en la Española vivieron,
que no se debe tener en cuenta a los que escribieron desde lejos,
como Herrera y Pedro Mártir. Este escribía por lo que los que
venían a estas partes le decían, y escribía en latín.
La influencia de los negros esclavos comenzó desde muy
temprano. Ya en 1503 el gobernador Ovando pedía a los Reyes
poner remedio a la introducción de negros; y estos, en mi concepto, y no los indios, fueron los que crearon los nombres de la
toponimia menor en mucha parte, los que dieron nombres, por
lo general, a la flora y a muchos individuos de la fauna vertebrada e invertebrada. Muchos toponímicos, fitonímicos y zoonímicos que al vulgo y a las personas letradas les han parecido voces
13
14 Carlos Larrazábal Blanco
indias no son sino creaciones o trasplanes de negros. Muchas
palabras del hampa, indecentonas o de doble sentido, son también de origen africano. El negro esclavo era muy salaz y tenía
obsesión del sexo; de ahí, pues, que ciertas palabras no sean sino
metáforas o comparaciones cuya interpretación literal movería
a rubor.
Para Leo Wiener, políglota insigne e ilustre filólogo, catedrático en la Universidad de Harvard, la generalidad de las voces
indoespañolenses son de origen africano. Su obra Africa and the
Discovery of America es un valiosísimo exponente de cultura y erudición en la materia. Ante tal obra y tal autor yo no puedo menos
que callar; y si alguna vez me cuesta trabajo creer que cacique,
bohío, ciba, caona, yuca, etc. son importaciones africanas, al
menos convengo en que existe una fuerte corriente semántica
entre las lenguas del África Occidental y las de los indios de
América, lo que tiene mucha trascendencia, pero que se sale ya
de lo puramente lingüístico.
Indiscutiblemente que cuando se hable de indianismo o
afronegrismo es a base de tener en cuenta un fondo puramente
español. Las desinencias el y uey existen en palabras que, por
lo general, tenemos por indias. Sin embargo, son también terminaciones de toponímicos españoles de origen antiquísimo. La
desinencia el es de origen árabe, es el diminutivo ellu de los
primeros tiempos de la lengua, arabizado: arruniel, parriel,
planel, montiel; y lo que llama mucho la atención: baniel y
maniel, el primero topónimo de Soria y el segundo de Asturias.
¿El topónimo Baní, ya que no creo en su indianismo ni lo
he podido fijar como africanismo, será un nombre de trasplante? ¿La letra ele de la palabra «banilejo» no supone un banil
o baniel, como supone Menéndez Pidal un «Burgalo» para la
expresión «burgalés»?
El sufijo uey existe también en la toponimia española: alastuey,caracuey,aquiluey,etc.Aradueymehacedudardelindianismo o africanismo del toponímico seibano y puertorriqueño Duey.
Por lo general, la toponimia menor española nos ha llenado de
dudas y sorpresas. Bajabonico puede ser trasplante de Bahabón,
Antología
15
a orillas del río Esgueva; Sainaguá correspondería a Senengue;
Senobí (o como quiera escribirse) correspondería a Senebuel,
Yamasá o Llamasá es Llamazar que en español equivale a «pantanal», «lodazal», etc. «Mana» en español antiguo valía «manantial»; y tenemos en nuestra toponimia Mana, en San Cristóbal,
Manoguayabo,Manomatuey.Aunque,paraestasdosúltimasvoces,
sobre todo, me hace entrar en fuertes dudas el que «mane» en
lengua africana del grupo birifo sea, precisamente, «río».
Este trabajo que publico ahora no entiendo que sea una
cosa definitva. Necesita ampliaciones, correcciones nuevas compulsas, que tiempo adelante se irán haciendo; pero se da a la
publicidad por ser tema nuevo en la República, o al menos tema
raro, y para someterlo a la sana crítica –de los entendidos en la
materia– que pueda dar luz a estos estudios y pábulo a mi ardua
empresa.
Vocabulario
abombarse. Pudrirse una fruta, tomar mal olor el agua. Bomba
en lengua congoleña significa «pudrir», «descomponer»,
«corromper». (En Ortiz).
Acanores. Acaonex. Nombres de caciques repartidos en el año
1514. La raíz aca se encuentra como nombre de reyes del
Krinjabo, Costa de Marfil.
afusia. «No hacer afusia» es no saberse valer, no hacer algo con
interés o inteligencia. Fushi vale «cólera», «furia», y fusu,
fuzu «colérico», «furioso» en lengua de los negros hausas.1
Afucia. Cejador en su Vocabulario medioeval, registra «afiuciar», «afiusiar»,
«afuziar», «afeyuzar», provenientes de «fiucia», «fusia», asegurar. El
Diccionario de la Academia y el Diccionario Histórico traen «afiuciar» y «afuizar»
como equivalentes de «afiduciar», que no aparece en estas obras aunque
sí «fiducia», confianza. También traen los diccionarios citados «afuciado»,
participio pasado de «afuciar» que designa a la persona obligada por pacto
o ajuste al cumplimiento de alguna cosa. (Diccionario Academia XVI).
1
16 Carlos Larrazábal Blanco
Agu. Toponímico. Provincia Duarte. Lugarejo. Agwa, toponímico africano de Cape Coast.2
aje. «Hay otras raíces que llamaron los indios ajes y batatas» (Las
Casas, Apologética historia, cap. x). Acyi o acye es el nombre
de un alimento de pasta de ñame, plátano o yuca entre los
alaguián. Wiener tiene a aje como el nombre primitivo del
ñame y no de la batata.
ají. Se ha tenido siempre por palabra india. «En todas las cosas que comían estas gentes (se habla de los indios de la
Española), cocidas o asadas o crudas, echaban la pimienta
que llamaban axí, la última sílaba aguda…» (Las Casas,
Apologética historia, cap. x). Ortiz se decide por el origen
africano de la palabra, pues en lengua hausa ají quiere
decir «especie picante», «pimienta», algo picante como la
pimienta.
ajitití. Entendemos por ajitití el ají que pica. Sin embargo tití
significa en muchas lenguas africanas «pequeño»; de manera que lo de tití no va con el sabor sino con el tamaño.
Y hablo de esto porque en Cuba se le llama a esta clase
de ají ajitití, teniendo el segundo elemento valor de cosa
que pica, como lo tienen en muchas lenguas africanas los
fonemas je, ji.
Ámina. Toponímico. Río. Ámina: tribu de negros en la Costa de
Marfil, toponímico de la región del Volta.3
Angola. Región de África occidental. Individuo natural de esta
región. En documentos del año 1606 publicados por don
Según Covarrubias, «afuciar es dar fucia, esperanza, confianza, poner buen
ánimo...» (Cita del Dicc. Hist.). El Dic. Acad. trae «fucia», anticuada, por
«fiducia», «afucia», m. adv. por «en confianza». Luego la voz es de limpio
abolengo hispano.
2
Agú. Voz aguda. Luego la voz es de limpio abolengo hispano.
3
Ámina. Voz esdrújula.
Antología
17
E. Tejera, procedentes del archivo Rocha-Coca, aparece
Angola como apellido de negros esclavos: Domingo Angola,
Francisco Angola. Existen las frases «no venir de Angola»,
«No ser de Angola» por no ser tonto ni lerdo. Se halla esta
palabra en el toponímico Samangola.
Añago. Villa en culango del norte. La voz parece africana, pero
no es suficiente la prueba que se da, como en otras muchas
de este trabajo.
arijuna. Pasa por palabra indiana en la significación de extranjero; pero en lengua muen extranjero es iregwan.
auzuba. Fitonímico. Sapotácea. «Sideroxylon Auzuba Plumb».
En lengua avicán «árbol», «madera», «leña» es ekziba.
Azuey. Azui. toponímicos. Lago y río. Asu «laguna» en mecyibo; asue, «laguna» en ab ure; ashu-baha, «río pequeño»
en mecyibo; asue, río en abrón y afema. Recuérdese que
Azuey es nombre un de lago en la región fronteriza.
ba. Esta palabra significa en lengua de los negros mandingas,
«río»; y en la toponimia encontramos ríos y arroyos que
comienzan por este sonido, aun en términos que gozan
fama de indohaitianos; Babisi, arroyo en el Cibao; Bacuí,
Bagonay, cañada por Bánica; Baguati, arroyo afluente del
Bao; Bagüí, arroyo en la provincia Duarte; Bajabonico,
Bahuán, río de la provincia de Bainoa (como nombre, traído por Pedro Mártir, hay que ponerlo en tela de juicio);
Baiguate, en La Vega; Baitoa, arroyo de Azua; Baoruco,
etc.
bachata. Según Ortiz, proviene de cumbancha o cumbacha, voces
africanas, que dio «cumbanchata» y de aquí, por aféresis,
banchata, bachata.
18 Carlos Larrazábal Blanco
Bacuí. Toponímico. Arroyo y lugarejo. La Vega. Ba, «río»; bakwe,
tribu de negros de Costa de Marfil.4
Bambán. Toponímico: arroyo en Monte Cristi. En mandinga,
bamba es caimán.
bayona. Estar bayoyo, en Cuba, es estar abundante; y este vocablo
parece proceder, según Ortiz, de bayaya, que en lengua
mandinga significa hormiga. Una cosa está bayoya (en
Cuba) cuando está como hormigas. En verdad que un «desorden», un «barullo», un «reperpero», que esas otras acepciones dominicanas de «bayoya», bien pueden compararse
a un hormiguero, pero alborotado.
bembe. He visto en Ortiz que entre los negros temne, del hinterland de Sierra Leona, abombo significa labio y que en
lenguaje del Gabón, Camerún y Guinea española el mismo
vocabulario significa «nariz». Variante, bemba. Derivado
bembón, bembudo, etc. es significación de bembe «labio
grueso», como el de negros. De boca de un negro oí una
vez una canción que tenía el siguiente estribillo:
Y dame lo bembe Juana,
y quédate tú sin bembe.
Biafara. Toponímico: arroyo y lugarejo de la provincia de Azua.
Es toponímico moderno africano. En cualquier mapa se puede ver el nombre de «bahía o golfo de Biafara o Biafra».
También es nombre de población. Llamaban igualmente
negros biafras a los que procedían de esta región o por vía
de ella. En documento del año 1606 (E. Tejera, «Archivo
Rocha-Coca», La Cuna de América) se nombran esclavos apellidados con esa palabra: Agustín Viafara, Diego Viafara, Juana
Viafara, Antonio Viafara, Lorenzo Braffara, Miguel Braffara.
Bacuí. Voz aguda.
4
Antología
19
Este último fue el caudillo de la insurrección de negros que
por aquellos años hubo a causa de la llamada despoblación.
biajaca. Zoonímico. Nombre de un pez de agua dulce. Se ha tenido siempre por indiana; pero, como observa Ortiz, yaka,
ejaka y bejaka significan en el Ogowe de Gabón y Guinea
española, «pez».
Bibi. Sobrenombre de persona. Este apodo, con muchos otros,
hay que verlos como verdaderos afronegrismos. Se llamaban negros bibí a los de la región del Calabar, y Bibi era
un nombre calabarí. A sus habitantes llamaban ibibis. (En
Ortiz).5
bitongo. En la región del Níger bitongo quiere decir «niño no
nacido», «feto», «niño hechizado», «sietemesino». «Porque
en Haití dejan escapar a veces, sin manducárselos, niños
que llegan a ser hombres, niños bitongos, que llegan a ser
malagradecidos…» (A. García Gómez, De todo un poco).
Boba. Toponímico: río y loma, provincia Duarte. Bobwa, tribu
negra de Costa de Marfil.
Bobo. Toponímico: lugar (San Cristóbal). Toponímico africano,
nombre de un grupo racial mandinga.6
bobote. Dulce campesino (San Cristóbal) a base de yuca rallada y
coco. Bobo es el nombre de la nuez del coco en lengua adyucrú.
bohío. Wiener ve la voz bohío proveniendo de África, y de la
región mandinga. En el lenguaje vei, boi es casa; bong lo
es en mandinga; bungo en kabunga; bo en toruga; bung y
bong en bambará.
Bibí. Voz aguda.
Bobó. Voz aguda.
5
6
20 Carlos Larrazábal Blanco
Boma. Toponímico: lugar en La Vega. También hay otro lugarejo
que se llama Bomita. La palabra, sin darlo por muy seguro,
bien pudiera ser africana. Boma es el nombre de una ciudad
en la desembocadura del río Congo.
bomba. Baile africano y canto que acompaña a dicho baile. (En
Ortiz, citando a Malavet). En Santo Domingo es muy conocido el estribillo de las mascaradas: «Bomba, levántate…!»
bomday. Fitonímico: Dioscorea tuberculífera. Parece voz africana. Bondó es un pueblo o nación de negros. Bondo es región del interior de África entre los ríos Gambia y Senegal.
Bien puede ser que la raíz tomara el nombre de la región
de donde procedía.
Bondillo. Toponímico ilustrado en los fastos de la historia nacional. Pudiera ser que proviniera de bondo, toponímico
africano. Sin embargo, sería imprudente decidirse definitivamente por el africanismo de la voz hasta no hacerse
nuevas compulsas.
bongó. El nombre de cierta clase de tambor en el Congo es
mgombo. Mvungu en la misma región es todo sonido bajo
y profundo.
bran. Negro natural de esta región de África. En documentos del
1606 se ven los nombres de los esclavos Alonso Bran, Gaspar
Bran, Juan Bran, Francisco Bran, María Bran, Joana Bran.
Actualmente hay en la común de San Cristóbal la sección llamada Pedro Bran, y en la provincia de Barahona se registra
el toponímico Sabana de Juan Bran.
bruja. Zoonímico. Mariposa nocturna. Opina Ortiz que esta palabra está tocada de africanismo. Buruh en lengua yoruba
dice «mal», «feo», «enfermo» «debilitado»; y buruju, en
la misma lengua, es «peor». Las brujas, probablemente
Antología
21
por ser nocturnas, grandes y de feo color, han infundido
siempre miedo en el ánimo de los niños y de las personas
simples. Muchos creen que llevan debajo del ala el número
del premio mayor de la lotería.
Buá. Apodo del gran patriota e invicto general Antonio Duvergé,
sostén de la República Dominicana en la misma línea fronteriza. Apellido actual en el interior de la República. Bwau
quiere decir «malo» en lengua kyama. Puede haber sido
mote afectivo como «maluco» aplicado a niños. Bwa, nombre de un grupo racial mandinga.7
bucara. Piedra que sobresale de la superficie del suelo. Se aplica principalmente a las cortantes piedras a orillas del mar.
Bukari es «piedra» en lengua lobi. Abu dice lo mismo en
otros muchos grupos raciales.8
Bugia. Nombre de un cemí, he visto en Las Casas. Mbuji quiere
decir «ídolo», «fetiche», en el Congo.
Bui. Toponímicoazuano:lugarejo.Buy:«fuente»,enmandinga.9
burén. «… estos hornos son como lebrillos en que amasan y lavan
las mujeres de Andalucía; finalmente son hechos de barro,
redondos y llanos, de dos dedos en alto… esto llaman burén,
aguda la última». (Las Casas, Apologética historia, Cap. xi).
Sin embargo, es bueno saber que burang es «plano», «llano», en lengua timiní.
Busi. Apellido. Buzi, grupo racial de los mandé.
Buá. Voz monosilábica. Según me observó el Dr. Manuel. de Js. Troncoso
de la Concha, es otro el origen del apodo del general Duvergé. Proviene
del francés Bois y alude al hecho de haber nacido el dicho general en un
bosque, según asevera la tradición.
8
Búcara. Voz esdrújula.
9
Bui. Voz monosilábica.
7
22 Carlos Larrazábal Blanco
busua. Bola grande, en el «juego de bolas» (canicas). Busum,
«talismán» en lenguas asanti y abron.10
cacata. Araña del género migala. Kakata vale «escombros»,
«terrón». De manera que «araña cacata» vale lo mismo
que «araña de los escombros». Por otra parte «terrón» es
una masa pequeña y suelta de tierra compacta, según la
Academia. ¿Aludirá la voz al montoncito de tierra que estas
arañas habrán de producir al hacer sus cuevas en el suelo?
cacheo. Fitonímico: cierta palma. Cachegual. Toponímico: monte en la provinica de Barahona. La palabra en sí ignoro si
es africana; pero del continente negro nos vino. Cacheo se
registra en la toponimia africana ocidental, en la Guinea
portuguesa.
Cachimbo. Según Wiener, en Zanzíbar al opio llaman kazimba, del
árabe gasabah o gassibah: «pipa». Entre los congos se dice
kashiba. Del árabe pasó el vocablo también a los indios suramericanos tupíes en la forma catimbao y al portugués. cachimbo, «pipa»; y cachimbar, «fumar». Resulta de todo esto,
pues, que el término de que se trata parece, a primera vista,
un portuguesismo; pero, en realidad, yo creo que el entronque directo africano es más inmediato. Además, los portugueses tuvieron tratos, desde antes del Descubrimiento de
América, con los africanos; y, desde luego, una influencia
directa conga debieron recibir en forma de vocablos, entre
ellos cachimbo.
cacique. Wiener sostiene la tesis de que esta palabra, universalmente reconocida como indoespañolense, es de origen
africano: proviene de kuntingi, «jefe» o «general» en lenguas mandinga, bambara y otras. Es difícil adaptarse a este
criterio, a la verdad.
Busuá. Voz aguda.
10
Antología
23
Cafuinga. «Morir como Cafuinga». He recogido la versión de
que Cafuinga fue un sujeto que habiéndose subido a un
árbol cayó de él, con tan mala fortuna, que acertó a caer
sobre un palo o estaca que debajo estaba; y murió como si
hubiera sido un condenado egipcio o asirio, es decir empalado. Fernando Ortiz, en su Glosario de africanismos, trae este
mismo tema. Allá en Cuba Cafunga (y no Cafuinga) cae de
una palmera de tal manera que la cabeza se le hunde en el
cuello. Se tiene el vocablo como africano.
En mandinga cafunyo es «compañero». Cafuxo era en
el siglo xi título de jefe militar hasta entre los pueblos de
Angola; en el Congo nkafunga dice «taciturno», «terco»,
«malhumorado». (Datos de Ortiz).
caguasa. Fitonímico: Pasiflora faetida L. Kagua, variedad de
euforbio en lengua hausa. Gawasa: nombre de la baya de
un árbol, de un gusto dulce, que sirve de alimento entre los
negros hausas en épocas de hambre.
Camú. Toponímico. «Otros tres (ríos) que son Camo, la última
aguda, que pasa una legua de la ciudad de la Concepción…»
(Las Casas, Apologética historia, Cap. IX).
Can. Toponímico. El Can, Sección, en la provincia de Barahona,
que fue teatro de un hecho de armas en la guerra de la
Independencia. Can también significa, en lenguaje actual
campesino, reunión de personas. Es un africanismo. Ka:
aldea en lenguas nafana, numú, huela; ka: aldea en lengua
libgbi, y «casa» en lengua ari; ka-a: «aldea» en lenguas fore,
guiminí; ka-ha: «aldea» en tacponen; ka-gui: «aldea» en
foro; ka-he: «aldea» en bamaná. En el tomo IV de la Historia
de Del Monte y Tejada he leído documentos de los militares
que intervinieron a fines del siglo xviii en la guerra con la
colonia francesa de Occidente, y muchas veces aplican la
palabra can para designar los campamentos de los negros.
24 Carlos Larrazábal Blanco
caney. La casa grande de los señores y cacique se llamaba caney,
según Las Casas. Kanhe es «aldea» en bamaná; «casa» en ari.
caniquín. Repetición frecuente de una frase, una recomendación, un regaño. Kani es preguntar en algunas lenguas
africanas.
canocum. Dice Las Casas que así llamaban los indios al número
tres (3). Uku es el nombre del mismo dígito entre los negros hausas.
Caonabo. Voz indoespañolense. Se dice que quiere decir «señor de la casa de oro», de caona, «oro» y bo «casa». Para
Wiener la voz es africana porque en mandinga caona significa también «oro». Además, bo es «casa» en toruga y boi
en voi, bong en el mismo mandinga. Variante de esta son, a
través de los primitivos historiadores, viajeros o escritores:
Caonao, Canabo, Cahonabo y Cahonaboa. Las Casas escribe Caonabó.
capú. «Hacer capú». Parece africana la expresión. Kpo quiere
decir «tomar», «coger» en dialecto dega.
Carabalí. Negro de la región del Calabar.
Caracol. Ramón Pané dice: «Es el caracol una enfermedad como
la tiña que causa gran aspereza en el cuerpo». También asevera el eremita: «viendo que no podían cogerlas, para que
las guardasen y buscasen, para cada un indio caracacol, que
tenía muy ásperas las manos». Como se ve bien, por culpa
del mismo Pané, o del paleógrafo o escribiente, resulta que
caracaracol es la enfermedad y caracacol designa al enfermo. Por otra parte, sospecho que el citado eremita Pané
conocía la palabra «caracol» (trisílaba) porque explicando
lo que es cobo dice muy claramente: «el cobo es el caracol
marino». Creo que no iba a explicar un concepto nuevo y
Antología
25
nueva palabra con un concepto y una palabra también desconocida para quien él escribía. Sin embargo, se ha creído
que la palabreja de que se trata se ha encontrado por primera vez en Pané, y unos la tienen como indiana y otros,
Wiener, digo, la tienen por africana. La sarna se designa en
el Sudán occidental con el nombre de craweraw. En lucumí
karawon significa «concha», «caracol».
caramana. Fitonímico: Kyllingia odorata Vahl. Kara entre los
hausas significa «caña», el tallo de plantas análogas al mijo
o a la caña de azúcar; y karamani, en la misma lengua hausa, es el tallo del mijo.11
carangano. Zoonímico. Procede del mandiga karanko que
quiere decir «piojo». Kar es «piojo» entre los timinies de
Sierra Leona.
Casuí. Toponímico: Río en las prov. de Samaná y El Seibo. Como
una contribución a una etimología africana, debo apuntar
que gasi quiere decir en lengua malinqué «tierras baldías,
páramo».12
catatumba. Según Ortíz, gatatumba era baile de negros en el
siglo xvii. En el folklore dominicano existe el estribillo
catatumba, catatumba
que es aquello que relumbra,
que probablemente es remedo del baile citado.
Catuán. Zoonímico. Kuta, en mandinga, vale «tortuga».13
Caramaná. Voz aguda.
Casuí. Voz aguda.
13
Catuán. Voz aguda. Llaman catuán al macho del carey. La palabra se
registra en la toponimia. Paso del Catuán entre la isla Saona y las costas de
la Común de Higüey.
11
12
26 Carlos Larrazábal Blanco
caya. Fitonímico. Caya es «hoja», «follaje» en el Congo; «árbol»
en baulé.
ceiba. Fitonímico. Bombax Ceiba L. La ceiba tiene púas y seiba
en el Congo vale por «cuerno», «punta».14
chambra. Machete especial para desyerbo y chapeo. En yoruba changbe es «cortar matorrales», «limpiar el terreno» y
changbo «desmontar», «tumbar monte».
champola. Ortiz supone un negroafricanismo. Sampule, en
congo, quiere decir «agitar una cosa rápidamente». En lenguaje sereré al melón llaman chambola.
chapear. Bien puede ser un afronegrismo proveniente de las
mismas palabras que chambra (véase).
chichigua. Cierta clase de papalote. Parece proveniente del
hausa chechegua «golondrina». En la provincia de Santiago
un lugarejo se llama Las Chichiguas.
ciba. Entre los indios significa piedra y sarta de cuenta de cuentas,
según Las Casas. Pero según Wiener no es voz india sino africana, puesto que en mandinga ciba es el nombre de un amuleto
de piedra que se ata al brazo. Pero, me quedo con Las Casas.
cicote. A pesar de lo vulgarota de la palabreja, han tratado
de ella algunos autores y hasta le asignan un abolengo
azteca. En México zoquete es «fango» del azteca tsoquitl
que vale «lodo». Ortiz ve en cicote un afronegrismo, pues
la raíz kutu en toda África bantú es signo fonético de «excremento», que se dice cikutu entre los pogoros del Alto
Rufiji. Sin embargo, yo pienso que tal dicción es genuinamente española. Existe el verbo ciscar, «ensuciar», que
Ceiba. El padre Las Casas registra esta voz como propia de los indios de la
Española.
14
Antología
27
por relajación de los órganos de fonación, por influencias
negras, aquí en América se debilitó hasta perderse la ese
medial y caer en cica «excremento» en Santo Domingo,
que produjo con la desinencia aumentativa ote la palabra
de que se trata.
cigua. Zoonímico: nombre de ave. Cigua, «paloma» en Niasa;
Nzewa, «pájaro», «paloma» en Niansa. (En Ortiz).
ciguapa. Zoonímico: nombre de un ave. Crf. cigua.
ciguato. Sujeto tonto, papanatas, etc. El vocablo está contaminado por «pazguato», «pajuato». ¿Proviene del verbo mandinga sigui que quiere decir «sentarse», «reposar»? Derivan de
aquí,aciguatarse,aciguatado,yprobablementeciguatera,
con relación al envenenamiento que producen a veces los
pescados.
coa. Azada de hoja recta. Kue, «cortar» en asanti; kuan, «abrir»
en lengua esya.
cobo. Zoonímico. Voz indiana que registra Pané. Lolo es «concha marina» y kobalo es «coral» en mandinga. El diccionario mandinga de Pérez escribe koboro y no kobalo.
coca. «Hacer coca», «Coca, manda la ley…» son frases del folklore infantil muy conocidas. Ko es «desear» «querer» en
lengua acyé.
combe. He recogido esta voz en la prov. de El Seibo y quiere decir reunión de personas. En el Congo kumba es «ruidoso»
y en sentido metafórico «murmurar» (en un combe típico
no puede faltar la murmuración). En malinqué cumbe significa «encontrar», «encuentro»; kemba, «regocijo», «ir de
fiesta», y kemberle significa «festejar» en el Congo.
28 Carlos Larrazábal Blanco
concón. Kon, «comer» en lenguas numú, ligbi y huela; ko,
«arroz» en crao, konko, «hambre», «apetito» y konkebe,
«tener hambre» en mandinga. Concón es la parte del
arroz cocido que queda adherida a la vasija donde se
prepara.
Congo. Gentilicio. Toponímico. Arroyo en la prov. Trujillo. En
campos aldeaños a la ciudad de Santo Domingo existía una
sociedad de negros llamada Hermandad del Congo. Rei congo: nombre de un ave.
congrí. (Voz aguda). Plato que consiste en arroz con habichuelas revueltos, por otro nombre «moros con cristianos».
Kon entra en palabras africanas que importan a la significación de esta dicción (Cfr. concón); y grigrí o guiriguiri
significa en la lengua mandinga «sacudir», «menear»,
«agritar».
conquina. En Baní significa «palito», castizamente «alfeñique».
¿Tiene que ver con la raiz Kon? (Cfr. conco y congrí).
conuco. Kunuko en mandinga es «heredad», por lo que el célebro filólogo de Harvard, Wiener, se decide por la procedencia africana de esta voz, aunque no estamos dispuestos
a seguirlo en esta idea.
Corocote. Nombre de un cemí, según Pané. Kore es el nombre de un culto, de una sociedad semioculta en Mandinga.
corozo. Pueden contribuir a la teoría de una etimología negroafricana los siguientes datos: koro, en malinqué, «pequeña
calabaza que sirve de cubilete», suerte de cerezo silvestre;
koroni, en bambará, «pequeña calabaza»; kora, en teuí
y crao, «foresta», «bosque»; koron, en birifo, «bosque»;
koro-go en tafilé, «bosque».
Antología
29
coto. Zoonímico: nombre de una ave. Parece voz africana. Koto,
en hausa, es «picotear»; makoto, en la misma lengua, es
«pico», y kuti, «ánade»; kotkro, en baulé, es el nombre de un
águila parda; kosko, en lengua gua y kyama, «gallina»; kokue,
en nerolé, «gallina»; kuo y kue, «pollo» en tara; ko es una raíz
que en lengua bantú significa «ave», cotorra, cotica y catey,
según Ortiz, provienen también de África por esta vía.
cotorra. cotica. Cfr. coto.
Cribiti. (Voz aguda). Toponímico. Lugar de la prov. Trujillo.
Kiri, «aldea» en lengua esya; Kri, «plantación» en lengua
crao. Pero, en verdad, no se decide el origen africano.
cuá. Este fonema repetido imita la risa a carcajadas. Puede que
en esto haya una simple onomatopeya, pero es bueno saber
que en lengua de los negros hausas küa o küha es «gritar»,
«llamar a grandes voces».
cuaba. Cita Ortiz a Bachiller y Morales que dice que kuaba es
el nombre del Sol y de un árbol con flores de color rojo
de fuego entre los shangallas de África. Por nuestra parte
hemos encontrado lo siguiente: kwabe es tritutar en hausa,
y cuaba entre nosotros dice de astillas de pino resinoso útiles para hacer el fuego doméstico, aunque extrañamos que
«triturar» haya tenido más fuerza semántica que «fuego».
Por otra parte, «cuaba» es un fitonímico: Amyris sylvatica
Jacq., A. maritima L., A. Diatrypa Spr. Gua, sonorizada cua,
significa «árbol» en lenguas del grupo mandinga, y ba, en
malenqué (que también es mandinga), vale «grande», de
donde cuaba valdría lo mismo que «árbol grande».
cuaya. Toponímico. Río y lugarejo en la provincia de La Vega.
Kuadya, toponímico de la Costa de Marfil. ¿Mera coincidencia, como puede ocurrir en muchos casos?
30 Carlos Larrazábal Blanco
cuchara. Fitonímico: Cassia brasiliana Lam. Cañafístula cimarrona. Chakara en lengua hausa es el nombre de cierta raíz
parecida al ñame (voz esdrújula).
cuendo. Toponímico. Lugarejo en la prov. de Azua. Kuen «plátano» en lengua crao, kueni, toponímico de Costa de Marfil.
Estas observaciones no deciden nada.
cuco. Voz con la que se infunde miedo a los niños: «ahí viene
el cuco», «que te come el cuco». Kokoo, «mono»; n-koko,
«bestia salvaje»; koko, «fantasma», «duende», «diablo», en
lengua del Congo. Cuco es una variante de coco, que es
voz del Diccionario con el mismo significado.
cuen. Esta voz repetida dos o tres veces significa «triquiñuelas»,
y habla de relaciones de amor. Kuen, en lengua avicán, es
precisamente «amar».
cui.Voz monosilábica. Existe esta voz en la expresión infantil «Anda para el cui». Cui quiere decir «macho» en
alaguian.
Cumayasa. Toponímico de la prov. de El Seibo. Kuman-si y Kuman
kpatye, toponímico de Costa de Marfíl. Kumue, toponímico
asanti, abrón y afema. Kamayana, toponímico de mandinga. Kuakyumasi, nombre de un rey de Ndenye (Costa de
Marfil). ¿Simples coincidencias?
cumba. Toponímico: nombre de una aldea en la común de San
Cristóbal. Cumba fue nombre antiguo de los negros mandingas; kumba fue toponímico muy generalizado en el África
Occidental desde el norte de Guinea hasta el Congo.
cumbae. Esta voz está emparentada a todas veras con varias
voces africanas que han dado origen, o pueden haberlo
dado, a la voz cumbé que Ortiz registra en su Glosario como
Antología
31
nombre de baile africano. La raíz kumb está muy extendida por el África Occidental en voces que significan «hacer
ruido», «escándalo», «fiesta», «regocijo» (Cfr. combe).
Nkumbi significa «tambor» y ekombi, entre los carabalíes
es cierta danza de mujeres. No sabemos si el cumbé ha
existido o existe en Santo Domingo, pero sí recordamos
haber oído por las calles de la ciudad de Santo Domingo
a un negro llamado Samaná que disipaba sus borracheras
cantando:
Dicen que la pena mata
¡ay! Dolores, cumbaé
La letra e final puede ser el interjectivo ¡eh!, onomatopeya
de un grito.
cundeamor. Fitonímico: Mormodica balsamica. ¿Esta voz es
hispano-negroafricana? Cunde puede estar emparentado
con kunda, «amar» en muchas lenguas bantués; kundu, el
órgano sexual femenino entre los bambará del Congo, y
tambien con Kunu, «pájaro» en mandinga, cuyo diminutivo
es kundingo. Por la primera voz vendría a ser cundeamor
un pleonasmo: «amor-amor», algo así como un superlativo
por repetición a lo árabe y como en el mismo español. Por
lo segundo (kunde) vendría a resultar tamaña metáfora
indecentona a lo que se presta la dehiscencia de la fruta
dicha y sus semillas color rojo vivo. Por lo tercero (kunu)
vendría a denotar el gusto que en realidad algunos pájaros
sienten por ella.
cundingo. Apodo. En mandinga kundingo es «pajarito», diminutivo de kunu, pájaro. Existe también el nombre bundo
aplicado a persona y puede estar emparentado con kunda,
«amar»; kunda significa también persona orgullosa (Ortiz).
Cundingo puede que no tenga que ver directamente con
«pájaro» sino ser un diminutivo negroafricano de cundo.
32 Carlos Larrazábal Blanco
En Cuba cunda quiere decir persona alegre. Cundango vale
pederasta en la vida del hampa y puede estar entroncado
con las voces africanas que aluden a «amor» y a «pájaro»
con sufijo ango vulgarote y despreciativo.
Curioma. Catalina de Curiama se nombra a una cacica en el
Repartimiento de Indios del año 1514 (Documentos del
Archivo de Indias, Pacheco, Cárdenas, tomo I). Kurimi,
«bosque», kori «valle», koraga «torrente», «depresión»,
«cañada»; kore «familia», «nación»; koron «oriente»; kuru
«piedra», «roca», «montaña rocosa» en lenguas mandingas,
kuri «piedra» en dagán. Pero, con solo esto, no queda satisfecha la ciencia etimológica.
curucutear, curcutear, cucutear. Aunque en las antiguas lenguas ibéricas, según he visto en Cejador, la raíz curr denota
inclinación del cuerpo para hacer algo, y a pesar de que
estas palabras tengan alguna apariencia de onomatopéyicas, es bueno tener en cuenta que kurukuru es «gallinero»
en lengua mandinga. Curucutear significa trastear, buscar
haciendo cierto ruido dentro de alguna gaveta u otro objeto, etc.
cuyaya.
Prolongado rugido
de aplausos y embriaguez hondo resuena,
que lastima el oído
y de mortal pavor el alma llena;
mientras el parche se apresta
La Cuyaya a tocar la grande orquesta.
Esa histórica danza,
por el monstruo Cristóbal inventada,
un grito de venganza:
del deleite del crimen pincelada;
Antología
33
pues pinta una manía
y del dolor convulso la agonía.
Mil víctimas de asfixia parecían;
y de luchar cansadas
los ya crispados miembros removían,
con espasmos violentos
anunciando sus últimos momentos.
El tirano gozoso
al tambor ordenaba que mezclase
su sonido enojoso,
a fin que el movimiento remedase
del hombre casi inerte…
¡Esa es la horrible danza de la muerte!
(Félix Ma. Del Monte, Las vírgenes de Galindo)
«Rematando esta pintura, los rudos y sanguinarios toques
de la cuyaya turbaban al silencio de aquellas vastas crujías y de la desierta plaza del exconvento» (Penson, Cosas
añejas). Yaya es una voz conga que significa dolor. Ku en
mandinga significa «acción», entre otras acepciones, y si
ku ñuma quiere decir «buena acción», ku yaya vendría a
decir la acción continuada de un dolor. Este ensayo de etimología se acuerda perfectamente con lo que la tradición,
al menos, refiere lo que era cuyaya. Pero podría intentarse
otra etimología: Cuya «dificultad», inhumanidad»; dyan
«largo», «lejos», «grande» en lengua malinqué. En esta
lengua bele dyan vendría a resultar «grande calamidad»,
hecho inhumano grande», que también coincide con el
concepto primitivo y tradicional de la palabra que encabeza esta cédula. Actualmente cuyaya es toque de cornetas
en señal de regocijo y el nombre de un ave.
desmandingarse. Proviene del Mandinga (véase).
34 Carlos Larrazábal Blanco
Defi. Apellido. Efi es el nombre del viejo Calabar y designación
del negro carabalí (en Ortiz).
diumbo. Se tiene por voz indohaitana.
El indio alzó orgulloso
su rústico caney
y en diumbas repetidas,
y en juegos y cantares,
su culto y sus altares
solemnizó la grey.
(Salomé Ureña)
La tengo por voz negroafricana. En el Congo diuma es
«tambor».
encalacarse. Por los campos cristobalenses significa acostumbrase o encariñarse con un objeto, irse acomodando, arrellanarse etc. Kalaka en mandinga quiere decir «cama».
féferes. (Voz esdrújula). Ortiz supone africano el origen de esta
voz. Fe en lengua maninqué es «cosa», «objeto»; fe o fe,
«todas las cosas». Entre los carabalíes mferefe quiere decir
«cosa ligera», «delgada», «cosa de poco peso», «cosa cortada como rebanada».
fifí. (Voz aguda) La canica (bola) más pequeña en el «juego de bolas». Fifí quiere decir «pequeño» en la lengua culango del sur.
fiñifiñi. Sujeto de remilgos, que tiene asco de todo. La voz es
de corte afronegra. Finfiñ en maliqué equivale a producir
ventosidades. Se tendría, pues, una palabra que significara
precisamente lo contrario de lo que debiera, pero, eso no
es novedad. Se ha oído muchas veces llamar «asqueroso» al
individuo de melindres y que todo lo asquea.
Antología
35
fo. Interjectivo de asco. Ortiz lo cree africano e introducido por
los negros carabalíes entre los cuales ifuo es «excremento
mal oliente».
fu. Voz interjectiva con que los muchachos tratan de infundir o desear mala ventura a una jugada de su compañero, en el «juego
de bolas», por ejemplo. Crf. fuá. También dicen ¡chafú!
fuá. (Voz monosilábica) Miedo, cobardía. Fuá en lengua congoleña quiere decir «morir», «perecer», «decaer», «herir»,
«pudrir».
fucú. Mala suerte. Crf. fuá. (Voz aguda).
fuí. (Voz monosilábica) Ano. En lengua bantú vi es «excremento» y en otras muchas lenguas esta raíz se ha transformado
en fi. En lengua de los carabalíes ifuó es «excremento mal
oliente». Además, fuin es «pene» en bamaná.
funde. Fisonómico. En el Congo se llama fundy al millo molido
y guisado.
fufú. Cfr. gofio. (Voz aguda).
funche. Emparentado con funde. Cfr. gofio.
gofio. Puede ser negroafricana. Se usa también en Canarias y en
voz del Diccionario de la Academia. Muchas voces africanas
le son semejantes. Afiao, Carabalí, cierta planta o raíz, y
afiak cierta albóndiga. Además, la efe figura en dicciones
cuyo fondo semántico es «alimento». Fufu, mfunfu, «harina
de yuca» en el Congo. funde, funche.
gayumba. Cierto rústico instrumento de percusión. Cayumba
era un baile propio de las Indias, que recibió el nombre de
la palabra gayumba que le servía de sonsonete, dice Ortiz.
36 Carlos Larrazábal Blanco
guao. Voz indiana, a decir de Las Casas. Gao en lengua hausa es
una variedad de acacia.
guangá, gangá. (Voces agudas) Brujería. Maleficio. Nganga
llaman los negros de Loango a los feticheros. Ngangu en
el Congo quiere decir «agudeza», «astucia», «habilidad»,
«sutileza», «trampa», «artificio», «sagacidad», «viveza». (En
Ortiz).
guayacán. Pasa por ser india esta voz, pero le viene de molde
una etimología africana. Akan entre los negros carabalíes
denota idea de «excelencia», «condición superior» y acane
en lengua luba es «bueno». Por otra parte, gua quiere decir «árbol», por tanto guayacán querrá decir «árbol muy
bueno, excelente», concepto que se compadece perfectamente con la condición de dureza de su madera y con sus
propiedades medicinales. Los indios usaban el guayacán
para la curación de las bubas.
Güibia. En lengua kyama gwe-gye quere decir «playa». En lengua del grupo gua ogwe quiere decir «mar». También en
kyama gwe es «mar» y gba es «grande» en don gwegba
(guibia) quiere decir «mar ancho, grande, extenso».
iningo (a). Designación de diminutivo en mandinga que suele
aparecer agregada a términos castellanos. De «cerca» «cerquininga», de «rato» «ratiningo», etc.
ji. «no dijo ni ji» «¿ji o ja?» en Cuba equivale a «Si o no» Supone
Ortiz que siendo ki, en lucumí, «no» y ojan «si», ki ojan vino
a dar en «ji o jan». No dijo ni ji ni ja es expresión que parece
haberse usado en Cuba.
jia. Fitonímico: Caseria alba Rich. Ji quiere decir «cuerno», «espina» entre los negros del río Cross (en Ortiz). Las partículas
ji, je tienen un fondo semántico que se acuerda a la idea de
Antología
37
cosa que punza, clava, pica, quema, como en ají, jiriguao,
jején (?), etc. No conozco la jía dominicana, pero la cubana
es un arbusto muy espinoso.
Lemba. Lemba se llamó un negro que por sus actuaciones
mereció los honores de unas estrofas en Varones ilustres
de Indias, por Juan de Castellanos. Lemba es un toponímico. Malemba llaman a ciertos negros congos. Puerta
de Lemba se llamó antiguamente a la actual Puerta de
la Misericordia en la ciudad de Santo Domingo. Lemba es
toponímico fronterizo.
luango. Negro natural de la región de Loango. Individuo que
no articula con facilidad. Juan Luango es un sitio en la común de San Cristóbal, que da al arroyo Mandinga.
lucumí. Toponímico africano. Se aplicó a los esclavos de la
región de ese o parecido nombre. Juan Lucumí, Isabel
Lucumí casan en San Miguel de la Jagua en 1689 y 1650.
mabí. (Voz aguda). No me satisface la opinión o teoría de Ortiz
con respecto a esta palabra y creo que mejor puede venir
de bammi, que en lengua hausa es el nombre de un vino de
palma…
Macarapanda. Personaje imaginario con que se mete miedo a
los niños, como el Cuco, Goyo Macuto, etc. Panda en Angola
vale «adulterio». Mpanda en Congo vale «delito grave». En
el mismo Congo al Diablo le llaman Nkadiampemba.
macuto. Deriva Ortiz esta voz de ma-kutu, que en lengua del
Congo y de Angola es el nombre del escroto. Ha concurrido un sentido traslaticio indecentón.
Mafacunda. Toponímico. Ma es madre en mandinga. Existe
otro lugarejo llamado Materesa. Pero lo cierto debe ser
38 Carlos Larrazábal Blanco
que ma proceda de mai (madre) y Mai Facunda y Mai
Teresa dieran los toponímicos citados.
majagua. Hibiscus tiliaceus. Por otro nombre Demajagua que
ha quedado en la toponimia: El Demajagual, lugar de la
prov. de Samaná; La Demajagua, lugar en Azua, arroyo en
Puerto Plata, lugar en La Vega, loma en la Provincia Trujillo.
Para la voz Demajagua se tiene, según Ortíz, dame «haz»,
«puñado», «atado», «lío», «mazo» y yawa fibra de un árbol
para hacer cuerdas en lengua hausa. En la misma lengua
majanjagua es «honda», y darme o damre es «liar» «atar».
malanga. Fitonímico. Yautía. Malangos son negros naturales de
Loango. A la malanga vendría ser arreglo del pelo imitando
el tocado de los negros malangos.
malemba. Nombre con el cual se conocía cierta clase de negro congo. Antonio Malemba, Francisca Malemba, son esclavos que en
1650 y 59 contraen matrimonio en el ingenio de San Miguel
de la Jagua (Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo).
mambí. (Voz aguda) Nombre personal en Senegambia.
Tiponímico en el Congo, «hombre malo», «abominable,
«injurioso», «persona repulsiva», «vil», «sucio», «cruel»,
«dañino», «vicioso», «malvado», etc. (en Ortiz).
Mandinga. Región del África de donde proceden los negros
mandiangas. Toponímico de San Cristóbal: sección de arroyo Mandinga.
En el folklore dominicano he recogido esta canción:
Panchita si tú me quieres
vete pronto a confesá
que mi amo el cura me ha dicho
que mañana nos va a casá.
Antología
39
Jesucristo, mandinga
que me espanta
como jacen lo negro
pa resoyá.
Esta voz ha tenido en muchas partes de América las acepciones de «diablo», «persona inquieta o revoltosa» (Venezuela).
Quizá el mandinga de la canción tenga la acepción de «diablo». También parece que el venezolanismo se descubre en
«desmandingue» y también en el verbo «desmandingarse».
mangú. (Voz aguda). Mugu es un alimento de harina entre los
mandingas.
mangulina. Mangulen quiere decir «gallo» en lengua muen.
¿La mangulina fue en su principio canción o música de
media noche, de alborada, al canto del gallo?
manicongo. Cierta especie de maní. Pero en el siglo xvii se aplicó a negros esclavos. Luis Manicongo casa con Francisca
Biafara en 1591.
mañifinga. Que yo sepa, esta palabra se aplicó como apodo a
un conocido político de la primera República, y este y otros
fueron hermanados en una cancioncita indecentota que
decía en uno de sus versos: «Mañifinga y lloviznita por la
pinga los colgara» o cosa parecida. Lo curiso es que finñge
en lengua tafile quiere decir «pene».
masambey. Fitonímico: Cleome heptophille L. y C. pentaphylla L.
Musambwa quiere decir «fantasma», «espíritu» en Lunda.
Maysamba entre los hausas es la persona infiel o de mala
vida. En Cuba se llama manzamba a la mujer homosexual.
No se ve claro que estas cosas tengan que ver con una planta,
pero es bueno que se recuerde que en la flora dominicana
existe una planta que se llama «mala mujer».
40 Carlos Larrazábal Blanco
Matamba.Toponímico del Congo. Se aplicó a negros esclavos.
Gaspar de Matamba casa en 1568, en San Miguel de la Jagua.
maya. Fitonímico. Maya es el nombre de una palma en congo.
Mina. Propiamente no es un africanismo. Elmina se llamaba
una factoría portuguesa en la Guinea de donde procedían
muchos negros que llaman minas. De ahí el toponímico
Los Minas.
Misango. (Voz aguda). Personaje imaginativo que se come a los
muchachos. Shangó es el dios lucumí del rayo.
mongo. Cfr. bongo.
Mongón. (Voz aguda). Toponímico. Cabo en la prov. de
Barahona, Mongo, «loma» en congo.
Motema, Mutema. Toponímico del Congo. Se aplicó a esclavos.
Luisa Mutema casa en 1659 y Juana Mutema en 1667, en
el ingenio de los Padres Jesuitas de San Miguel de la Jagua
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo).
nian nian. En los cuentos folklóricos aparecen estas voces cuando se trata de imitar o remedar la acción de comer. Nyan es
«comer», «devorar» en algunas lenguas africanas
Nibaje. Niba es río en lengua crao. ¿Mera coincidencia?
nigua. Zoonímico: Sarcopsylla penetrans. Entre los yolofes nigua
indica lo que quema como el agua caliente, y entre los bantúes nwigua dice «picazón» (en Ortiz).
Nisa. Toponímico cristobalense. Nisa «alejamiento», «distancia», y da nisa «alejado» en lengua hausa. Pero muy bien
puede ponerse apellido personal.
Antología
41
Ñagá. (Voz aguda) Toponímico: sección de San Cristóbal.
ñame. Fitonímico. Niambi, yuca en yolofe; ñame, comida en la misma lengua. No hay que insistir. Todos convienen en que la
raíz y la palabra nos han venido de África.
ñangato. «Zape, ñangato, no me robes las fritangas», decía un
cuento que oíamos mucho cuando éramos niños. Ñan entra en palabras africanas que encierran la idea de «malo»,
«nocivo», «dañino». Ñaña en Dahomey significa «malo».
«Zape, gato malo», querría decir el cuento.
ñango. Pequeño cerón, macuto u otra cosa útil para cargar algo
a las espaldas. A ñango es expresión adverbial que indica el
llevar un individuo a otro sobre las espaldas o los hombros.
Kanñgya quiere decir «tejido» en cierta lengua africana
(en Delafosse), y en lengua kyama mañgui quiere decir
«espalda».
ñáñara. (Voz esdrújula). Niania es el nombre de ciertas llagas
de los dedos del pie en el Congo, y ñañate vale «sífilis»,
«lepra» entre los mandingas.
ñañarse. Fastidiarse. Cfr. ñáñara.
ñin. Cfr. ñinga.
ñinga. Ñgyan en gua y ñga en kyama y avican «querer»; Ñya y
ñyan «dar» en culango. Ñini es «buscar»; ninina «buscador»,
«deseoso»; ñininka «preguntar», «interrogar», «asunto»,
«pregunta». Inga es un sufijo de diminutivo en mandinga.
Ocoa. Toponímico. Coa, «aldea» en acyé. Ocuao, tribu de la
Costa de Marfil. Pero la voz la tienen como india los historiadores clásicos de Indias y es prudente respetar esta, hasta
pruebas en contrario.
42 Carlos Larrazábal Blanco
Ozama. Dicen los historiadores primitivos de las Indias, que
los indios llamaban al río que pasaba por Santo Domingo
Hoçama. Sama es «brazo de río» en dialecto bonna. Isuama es
un toponímico entre el Níger y el Senegal. Existe la variante
Isoama para designar el dialecto. Suama es otra variante de
la misma voz. De esta voz, sin embargo, pensamos lo mismo
que de la voz Ocoa.
pitirri. Zoonímico: nombre de un ave. Mpithi es «pájaro» y
mpithiry «pájaro grande» en yolofe. El pitirri no es un
pájaro grande, a la verdad, pero la etimología, al menos,
le resta prestigio a una interpretación onomatopéyica de
la palabra.
quequere. (Voz aguda). Kekere «pequeño» en lucumí.
quibey. Fitonímico. «Antoñita, llenándose el labio de flores de
quibey (especie de azucenas hermosísimas que encierran un
veneno activo) le llamaba la atención poniéndosele delante.» (Francisco Gregorio Billini, Baní o Engracia y Antoñita).
Kibia quiere decir «dardo», «lezna» (en Delafosse). ¿Aludirá
este nombre a la actividad del veneno de la planta?
quimbo. Machete. En Congo nguimbo dice «machete de monte».
quirro. Ridículo (Baní). Kiri en Malinqué es «burla», «burlarse».
Quisama. Toponímico africano. Se aplicó a esclavos. Francisco
Quisama casa en 1667 en San Miguel de la Jagua.
Quisibani. (Voz aguda). Toponímico. Río en El Seibo. Quisi, «comarca», Quisama, región de negros (Angola). No convencen
estos datos.
Samangola. Toponímico: Lugar de la común de San Cristóbal.
Angola es palabra muy conocida como africana. Sama es
Antología
43
otro toponímico. África occidental. Además, sama es brazo
de río en lengua bonna.
Sape-Sape. Se aplicaba a esclavos en el siglo xvii. Lucía Sape
casa en San Miguel de la Jagua en 1668, pero se usa como
apellido en documentos del 1606.
sambambé.(Voz aguda). Reperpero, desorden etc. Esa es la significación del sambé cubano. Samba es gritar agudamente
como un niño en el Congo.
sato. «Perro sato». Se aplica a persona también. Sati en lucumí
es «echar a un lado», «despreciar» «arrojar». (Ortiz). Sata,
robo, yi sata, ladrón en lengua hausa.
sirimba. En bambará significa «miedoso», «asustado». Recuérdese
que esta voz significa «pataleta», «siripa», «insulto», «accidente violento y nervioso», «ataque», todo en lenguaje familiar y criollo.
siripa. Sira en maonqué es estar enfermo y sirlachato «enfermo». Cfr. sirimba.
sombi. (Voz aguda). En Angola N zambi, zamba, onzambi da a entender lo sobrenatural, lo monstruoso, lo anormal.
sorosi. (Voz aguda). Cundeamor. Soro es «miel» en alaguán y
avicán, y en las mismas lenguas si es mujer. Cotéjese esta
etimología con las que he dado sobre cundeamor y se verá el
mismo tema sexual en ambas dicciones.
subolo. Se aplicaba a negros esclavos en el siglo xvii. No sé
si estos subolos eran los arará sabalú de que habla Ortiz.
Gaspar Subolo o Suboló casa en 1659.
surumuná. (Voz aguda). Surumu. Plato a base de auyama. En
Cuba existen los términos yurumú y yurumuná con parecida
44 Carlos Larrazábal Blanco
significación. Suru en guiminí y nafara es el nombre de
cierto pan indígena.
timbí. Timbo. A veces se ha visto en esta expresión una onomatopeya, pero no hay tal, es un africanismo. Dimbo es «comer»,
en lengua ari. Timbí es «estómago», «panza», «voluminoso»;
y maytumbi «hombre grueso», «ventrudo» en otras lenguas.
túbano. (Voz esdrújula). Toponímico de la prov. de Azua. ¿No
será, en esta acepción, derivado de tugbani, que quiere
decir «tierra» entre los negros daghoma? En la región
azuana de Túbano se ha cultivado siempre tabaco. ¿Será
éste el origen de la palabra túbano en su acepción de
«cigarro»?
tusa. Tusua en hausa es la parte de los alimentos que no se
come.
tutú. (Voz aguda). Cabeza, cerebro, inteligencia. Tutú en
congoleño es el nombre de una calabaza pequeña. Pero
también puede ser corruptela de testuz.
yambi. (Voz aguda). Especie de ñame. Ñambi es el nombre de
una planta dioscorea en el Sudán francés. Esa misma planta
se nombra nyambo en mandinga y kunyambi en malinqué.
yagua. Se tiene por vocablo de los indios. Entre negros hausas
es la fibra de un árbol usada para hacer sogas, cuerdas.
También yawa en la misma lengua hausa es el nombre de
la corteza del árbol llamado baobab. Derivado: yaguacil, la
espata de la palma real. ¿Mera coincidencia?
yaraví. (Voz aguda). Se ha dicho que esta voz significa «canto
fúnebre» en el idioma de los indios. Y’ari en asanti significa enfermedad. Yara en lengua acra es el nombre de
ciertos funerales en los cuales, entre otras cosas, se llora,
Antología
45
se canta, se lamenta, se baila y se toma vino de palma.
(Wiener).
yaya. Fitonímico. Yaye en lengua yolofe significa cierto árbol
parecido al acajú. Aya quiere decir «madera» en kyama.
Costa de Marfil.
Yuma. Toponímico: Río de El Seibo que interrumpe su cauce.
Agyoma en lengua añi es canal siempre seco que sirve de
desaguadero a un río crecido. Respetamos, sin embargo,
hasta mejores pruebas, el origen indio que siempre se le ha
asignado.
Yuna. Reconocido como indohaitianismo. Ñyonni quiere decir
«agua» en lengua lobi.
Yogoyogo. Toponímico, por San Cristóbal. Yo-gho vale «casa»
en culango del norte.
yolofe. Natural de la región de Yolof o Jolof. Antón Xoloffe es
el nombre de un esclavo que aparece en los documentos
del archivo Rocha-Coca, correspondientes al año 1606, publicados par D. Emiliano Tejera.
yoyo. (Voz aguda). Dormir. Dyo, «dormir» en culango.
Zamba. Toponímico. Sierra de Zamba en Monte Cristi. Ñsamba,
«subida» en lengua de los negros congos.
46 Carlos Larrazábal Blanco
Bibliografía
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grammaire malinkée, par un Missionnaire de la Congrégation
du Saint-Esprit, Conakry, 1906.
Dictonnaire français-mandingue, par le Capitaine E. Péroz, Paris,
1891.
Dictionnaire haoussa, par Moise Agustin Landeroin et JeanAuguste-Marie Tilho, París, 1909.
Vocabulaires comparatifs de plus de 60 langues ou dialectes parlés
a la Cote d’Ivoire et dans les régions limitrophes, par Maurice
Delafosse, París, 1904.
Glosario de afronegrismos por Fernando Ortiz, La Habana, 1924.
Africa and the Discovery of America, Leo Wiener, Filadelfia, 1922.
Febrero de 1935-marzo de 1941.
papeles de familia
A la memoria de mis deudos doña Emilia Oca
de Rodríguez y Srta. Mercedes Oca y Tejera,
quienes amaron siempre la tradición familiar
con singular fervor.
Página preliminar
E
n el presente trabajo, que titulo Papeles de familia, me he
propuesto presentar papeles viejos que hube de sacar de viejas
arcas y luego desempolvar y componer hasta hacerlos legibles y
ponerlos en buena colección y correspondencia. Estos pertenecían a mis deudos Emilia Oca de Rodríguez y Mercedes Oca y
Tejera.
Aunque estos papeles no presentan, a la verdad, a personas
en ejercicio de alguna función pública, sino que son producidos
en el diario ajetreo de hombres de negocio, de personas que
intervienen en asuntos personales o de familia, sin embargo, he
pensado que pueden reportar alguna utilidad porque a la verdad, no son solo los reyes, los obispos, los presidentes y generales
los que hacen historia en sus obligadas funciones oficiales, sino
también la hace el hombre común, el padre de familia, historia
que nos puede esclarecer los hábitos y las costumbres del pasado
y nos habla de las luchas de la vida social de antaño. En una
familia se refleja el desarrollo de la vida de sociedad.
Al publicar estos documentos dos cosas quiero dejar cumplidas, el recuerdo a mis desaparecidos deudos y el ser útil a
todos los que quieran deducir algún dato de interés, para lo cual
van anexas notas acerca de algunas familias y personas que se
citan en los textos.
49
50 Carlos Larrazábal Blanco
Familia Tejera-Soto
I
1. La familia Tejera-Soto se constituyó por vínculo de legítimo
matrimonio, celebrado en la ciudad de Santo Domingo el 5
de octubre de 1812, entre Rafael Tejera y Castro y Bonifacia
de Soto y Fernández.
2. Rafael Tejera nació en Santo Domingo el 24 de octubre de
1777 y murió en 1827. Fue hijo legítimo del artillero zaragozano Antonio Tejera, muerto en 1777, y de Manuela
de Castro y Miranda, hija de Juan de Castro y María de
Miranda, familia que procedía de Islas Canarias. Manuela
de Castro murió en 1801, a la edad de 63 años, a la una del
día, calle de San Lázaro, y hubo de declarar su muerte su
hijo Vicente, platero, ante el oficial del estado civil de la
ocupación haitiana de Toussaint. Del matrimonio TejeraCastro, además de Rafael (H13), nacieron otros hijos: H1
José, murió en 1750; H2 Antonio, nació en 1751, murió en
1762; H3 Juan, nació en 1753, su padrino Juan de Castro;
H4 Francisco, nació en 1754, murió en 1791; H5 Tomás,
nació en 1756 y murió al año siguiente; H6 María, nació en
1758; H7 Manuela, nació en 1761, m. en 1764; H8 Miguel
Martín, n. en 1763; H9 Manuela Francisca, n. en 1765; H10
José de la Rosa, en 1787; H11 Juana Mártir, n. en 1771; H12
Vicente, nació el 13 de enero de 1774.1
La familia Tejera no ha estado de acuerdo respecto del enlace de ciertos
troncos. Don Emiliano Tejera hizo investigaciones en el archivo parroquial
de la Catedral y el resultado de sus buscas pasó en nota a las Oca-Tejera.
En esta nota cita los partidos de Antonio, Juan, Tomás, Manuela Vicenta,
Manuela Francisca, Vicente y Rafael. Dice:
1
[…] parece que no hubo hijos de 1765 a principios de 1774 o se murieron.
No hay partidas de bautizo […]
y más a delante:
No he encontrado nada que se refiera a Francisco, ni a Miguel Tejera que
se dice vinieron a Santo Domingo con Alonso Tejera. En 3 de enero de
1774 hay un bautizo de Juan Manuel, hijo de Josefa Texera y de Josefa de
Mueses. Sospecho que ese José Texera o Tejera es el primo hermano que
vino con don Antonio y que es el padre o a lo sumo el abuelo de Francisco,
el antecesor de los Tejera del Cibao. Y de Manuela la antecesora de los
Antología
51
3. Rafael Tejera dejó una abundante descendencia.
Hija de Rafael y Magdalena Pepén, fue Lorenza Tejera, que
casó en 1853 con Remigio Andújar, hijo de Juan Pablo Andújar y
Rodríguez y Pichardo. Ese José no puede ser hijo de Antonio. Ese José tuvo
una hija llamada Catherina que murió o se enterró el 16 de noviembre de
1783.
En 18 de julio de 1791 se enterró José Torres viudo de Catherina Texera. No
sé si es la Catherina hija de José.
En agosto 16 de 1791 se enterró a Francisco Texera, marido de Isabel
Carrasco. No sé quién era ese Francisco Texera.
Otros datos respecto de la familia los suministra don Armando Rodríguez:
Doña Salomé Tejera, hija de don Rafael Tejera, decía que su padre, a más
de D. Vicente (el Padre de D. Juan Nepomuceno) tenía dos hermanos llamados Francisco y Miguel. Que Francisco se casó y tuvo dos hijas, Francisca
y Manuela. Que Francisca se casó con D. Martín Rodríguez, gallego y tuvo
estos hijos: Vicenta, Carmen, Domingo, Cayetano y Francisco. (Este último
murió en La Romana ahogado). Que Manuela casó con un Rodríguez
(Manuel) de esta ciudad y tuvo una hija María (Mariquita, hermana de
José Anto. Pichardo). Mariquita murió soltera. Manuela se casó después
con José Pichardo y de ahí proceden los Pichardo (José, Pablo, José Anto.).
Hay documentos que prueban que Miguel Tejera, padre de los Tejera del
Cibao, José, Guillermo y Andreíta, era realmente hermano de D. Rafael y D.
Vicente. (Guillermo fue padrino de Salomé Rodríguez Montaño).
En agosto 16 de 1791 se enterró a Francisco Texera, marido de Isabel
Carrasco. Tal vez sí ese fue el padre de Francisca y Manuela y puede haber
nacido en 1768 y Miguel en 1771. Ese Francisco figura en la partida de
defunción como Texera, pero con frecuencia escribían Tejera con «d» por
Texera por ser aquel un apellido más común en esta ciudad.
Don Vicente Tejera era hijo de Antonio Tejera, natural de Zaragoza (reino
de Aragón) y de Manuela de Castro, natural de Santo Domingo.
Doña Manuela de Castro nació el 20 de marzo de 1734 y era hija de Juan de
Castro y María Miranda, y naturales de Canarias.
Don Antonio Tejera era hijo de Valeriano Antonio de la Texera Campusano
y de Josefa Saenz de la Bandera.
Valeriano Antonio era hijo de José de la Texera Martín y de Rosa de Villegas,
su prima Josefa Saenz de la Bandera era hija de Juan Saenz de la Bandera y
de María Saenz de la Guerra.
José Tejera Martín era hijo de Antonio de la Texera y este era hijo de Joseph
de la Texera y de Rosa de Villegas. Este Joseph nació o murió por el año de
1588 y era hijo de Antonio de la Texera, quien debió nacer o morir en 1540.
Si como parece, el padre de Francisca Texera era hermano de don Vicente,
esos Texera fueron sus antecesores.
Nuestras investigaciones completan las del sabio historiador Tejera y aclaran
sus dudas y sospechas. En cuanto a José Tejera y Josefa de Mueses, hemos
podido averiguar que por el año 1772 José Tejeda (no Tejera) estaba casado
con Josefa de Mueses, ambos vecinos de Baní; y que tuvieron hijos. José
murió en Baní en casa de su hermano Tomás Tejeda. Este estaba casado con
María Vilches, con sucesión.
52 Carlos Larrazábal Blanco
Francisca de Soto. De este enlace queda numerosa descendencia
banileja, por matrimonio de Remigio Andújar Tejera con Rosa
Sánchez y de Juan Pablo Andújar Tejera con Juana Bautista
Pimentel y Perelló. Del primer entronque descienden las familias Peña-Andújar y Andújar-Martín que residen en la Capital.
El cuadro genealógico de la familia, por línea de varón y de apellido, tal
como se deriva de nuestro fichero tomado por datos extraídos del archivo
de la Arquidiócesis y de los libros de los oficialatos civiles, es el siguiente sin
contar a Rafael:
H1. Francisco Tejera, casado con Isabel Carrasco, hijos: N1 María (1776); N2
Francisca; N3 María de los Dolores (1785).
H8. Miguel Martín Tejera y Castro, casó con Josefa Sosa y Marques, hijos: N4
José Francisco (1800); N5 José (1806); N6 Guillermo, nació el 18 de julio de
1809, murió en Santiago en 1873; N7 Dámaso Antonio (1814), su padrino
Rafael Tejera; N8 Juan Evangelista (1815); N9 Andrea Avelina (1817); N10
Juan (1818). Esta familia pasó al Cibao. Miguel residía en 1824 y 1827 en
Puerto Plata.
N9. Manuela Francisca Tejera y Castro casó con José Pichardo, de donde descienden los troncos Pichardo-Betancourt, Pichardo-Aybar, Carretero-Pichardo,
Palau-Pichardo, Ortega-Pichardo (San Francisco de Macorís), PichardoPatín, Pichardo-Pimentel, Pichardo-Lapeiretta, Pichardo-Sánchez, PichardoSoler y otros.
H12. Vicente Tejera y Castro casó con Manuela Tejeda, hijos: N11 Juan
Nepomuceno (1809-1883); N12 María de Jesús (1812-1834); N13 Manuel
de Jesús (1813); N14 María Josefa Severa (1817-1899); N15 Apolinar
Vicente (1820-1837); N16 Higinio (n. y m. 1822).
H2/H1. Francisca Tejera y Carrasco casó con Martín Rodríguez y Delgadillo.
Troncos derivados: Guisandes-Rodríguez, Rodríguez-Mueses, RodríguezFuentes, Rodríguez-Montaño, Rodríguez-Aybar, Rodríguez-Castro, Rodríguez-Oca, Penson-Rodríguez, Cestero-Rodríguez, Rodríguez-Mieses, González-Rodríguez, Rodríguez-Molina, Rodríguez-Gautier y otros.
N11/H12. Juan Nepomuceno Tejera y Tejeda casó en 1813 con Ana María
Penson y Herrera, hijos: Bn1 Manuel de Jesús (1838); Bn2 Ana María Teresa
(1838), m. en Santo Domingo 11 de mayo 1923; Bn3 Juan Nepomuceno
Publio Scipión Emiliano (1841-1923); Bn4 María Francisca Clementina
(1844), casó con Eugenio Medina sin sucesión; Bn5 Apolinar Vicente
(1855-1922), sin sucesión. De don Juan Nepomuceno procede el tronco
Tejera-Báez, de Baní.
N14/H12. María Josefa Tejera y Tejeda casó en 1843 con Pedro Antonio Delgado
de donde proceden los troncos: Lamarche-Delgado; Delgado-Sosa, AybarDelgado y otros.
Bn1/N11. Manuel de Jesús Tejera y Penson casó en 1866 con María Altagracia
Ciceli Peignand, hijos: Altagracia, Manuel de Jesús, Rosa Evelina que casó
con Manuel Beltrán sin sucesión.
Bn3/N11. Emiliano Tejera y Penson casó en 1879 con Clara Bonetti y Ernest, hijos: Luis (1882-1911), sucesión (Tejera-Narváez); Emilio, sucesión (TejeraÁlvarez). Otros hijos, Ana Julia, María Luisa, sin sucesión.
Antología
53
Del segundo matrimonio desciende la familia Del MonteAndújar por enlace del Lic. D. Tomás Del Monte y Echavarría y
doña Casilda Andújar Pimentel, familia que también reside en
la Capital. Otra hija que llevaba el apellido fue Antonia, habida
con Ruperta del Villar, banileja, hija que fue de Manuel del Villar
y Dolores Soto. Antonia casó en 1862, con el conocido notario
de San Carlos Francisco Javier Atizo. De este matrimonio nació
Leopoldo, que casó con Eulalia Peña y Cifré y murió en 1892 sin
sucesión, pues el hijo habido murió a tierna edad.
La tradición familiar hace descendientes de Rafael Tejera
a otras familias. En efecto, hija de Tejera y Ramona Aguiar fue
Elena que casó con Manuel Dolores Galván y Rodríguez, enlace
que procreó estos hijos: Vicente María (1850-1891), casó con
Ercira Mendoza y Pujol; Manuel Pablo (1852); Lorenza Ifigenia
(1853-1885); Josefa, murió en 1941, nació alrededor de 1849;
Rafael Eduardo (1855-1945); Delfín, (1857); Elena (1859);
María del Carmen (1860) viuda de D. Manuel de Jesús Galván;
Ricardo Amador (1862-1879); Julio Rodolfo (1867-1887), minorista. Por línea de varón de la estirpe Galván queda descendiente
de Vicente María, en Haití, por el vástago Ricardo Eduardo, que
nació en 1890, pasó a Puerto Príncipe, allí fue cónsul dominicano (dato de familia). También existe prole de Delfín (Vicente y
el Lic. Héctor Galván) y de Rafael Eduardo.2
La estirpe Galván. Procede del sargento Juan de Dios Galván, natural
de Ciudad Rodrigo. Casó este con María Manuela Rodríguez, de Santo
Domingo y fueron sus hijos: Santiago (1787); Silvestre Ambrosio (1771);
Manuel de Jesús (1774).
Manuel de Jesús Galván y Rodríguez casó con Leocadia Cordero, hija de
María Ramona Mojica. Fueron hijos de este enlace María Josefa, que casó
en 1824 con Eugenio Gazán; Francisca, que casó en 1835 con el prócer
trinitario Félix María Ruiz; Catalina (1801); Vicente n. alrededor de 1797;
Braulio; Candelaria, Manuel de Jesús Galván murió en 1822.
Vicente Galván y Cordero, músico, sargento mayor del regimienta 31, muerto en 1836, casó con Juana Rodríguez, hija de José y Francisca Ramona
Aguirre. Hijos fueron: María Doloras Adelaida (1819); Juan, muerto en
1920; Manuel Dolores, nació el 27 de marzo de 1822, músico, comerciante,
ayudante del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte, miembro de la Cámara
de Cuentas (1860), casó, como se expresa en el texto, con Elena Aguiar.
Murió en 1894. Hijos de Candelaria Galván fueron el prócer de las letras
patrias Manuel de Jesús Galván y María Josefa Baralt progenitora, por su
2
54 Carlos Larrazábal Blanco
Juana Matos, hija también de Tejera y de María Nicolasa
Matos, casó con Guillermo Penson, padres del escritor César
Nicolás Penson, que casó con Francisca Antonia Rodríguez
Montaño, y de Alejandro Penson, que casó con Salomé Rodríguez
Montaño. Del primer enlace procede la actual estirpe PensonRodríguez, del segundo enlace no queda descendencia por
muerte de la única hija habida.3
unión con Felipe Alfau y Bustamante, de la estirpe Alfau-Baralt, ilustre en el
mundo de las letras.
Manuel de Jesús Galván, nacido en 1834 y muerto en 1910, casó en 1860 con
Francisca Velázquez, hija de Mateo y Celestina Objío. Son sus hijos: Ángela
(1862); Enrique Silverio (1863); Eugenia Teresa de las Mercedes (la Nena),
n. en 1864, casó en 1887 con Antonio Alfau Baralt (padres de Jesusa Alfau),
murió en México en 1940; Manuel de Jesús (1867), casó en 1901 con María
Alfau; Rafael María Octavio (1877); Juan Luis Arturo (1879), casó en 1901
con Carmen Alfau Pérez, hermana de la citada María; Antonio murió en
Nueva York en 1941.
Muerta Francisca Velázquez y Objío en 1896, Manuel de Jesús Galván
casó en 1901 con María del Carmen Galván Aguiar de cuyo enlace no
hubo prole.
3
Estirpe Penson. Nicolás Penson, natural de Londres, hijo de Thomas Penson
y de Elisabeth Tripe, casó con Úrsula Herrera, hija de Pedro Herrera
y María Tomasina de Frómeta. Hijos: H1 Isabel (1811); H2 Juan (1814);
H3 Guillermo Anselmo, n. el 1 de abril de 1815; H4 Ana María, n. el 18
de octubre de 1817, sus padrinos don Nicolás Rodríguez y doña Francisca
Vides, casó en 1836 con Juan Nepomuceno Tejera y Tejeda (sin sucesión
en la nota Nº 1), murió en 1875; H5 Anastasia Petronila (1821); H6 María
Merced (1827); Nicolás Penson murió de poco más o menos 60 años, en
1836, Úrsula Herrera murió en 1864.
H3. Guillermo Penson y Herrera, intérprete del Gobierno, casa con Juana
Dolores Matos, hijos: N1 César Nicolás, n. el 27 de enero de 1855; N2 Ana
Teresa (1858); N3 Guillermo ¿Alejandro?) (1869). Juana Matos murió en
1864. Guillermo Penson y Herrera casó en 1869 con Juana Díaz, hijos: N4
Eduardo Virgilio (1871), tuvo sucesión.
N1. César Nicolás Penson y Matos casó en 1880 con Francisca Antonia
Rodríguez Montaño, hijos: Domingo Guillermo (William) (1881), casó con
María Nouel Bobadilla, sucesión; César Francisco, médico, casado, sin sucesión; Virginio Octavio (1884); Virgilio Octavio (1886); Altagracia Abigaíl,
casada con Maximiliano Ramos Camacho, sin sucesión; Alberto Mairení
(1893), tiene sucesión; Alicia, soltera; Augusto Aquiles (1894), casó dos
veces, con sucesión; Héctor Bienvenido (1896), casó con Lea León Castro,
sucesión; Gustavo Ernesto (1897), murió; Nicolás Antonio, tiene sucesión;
Carmen (1900), murió. César Nicolás Penson, murió en 1901. Francisca
Antonia Rodríguez en 1928.
N3. Alejandro Penson y Matos casó en 1880 con Salomé Rodríguez Montaño,
hijos: Altagracia Dolores (1881), murió.
Antología
55
Fueron también hijos de Tejera, Pedro Llaverías4 y Pablo
Brea5 sujetos que siempre sostuvieron buenas relaciones con los
Tejera-Soto.
4. Rafael Tejera dedicó sus energías al comercio y llegó a poseer bienes cuantiosos, consistentes en tiendas de comercio,
casas, terrenos, trapiches, aserraderos, etc. Murió el 15 o 16
de julio de 1827.
Acostumbraba Tejera enterrar sus ahorros. La tradición
familiar conservaba la creencia de que en la casa solariega de
los Tejera-Soto, su número viejo 58 y actual 66, sita en la calle
Sánchez antigua Calle Nueva, estaba oculto un tesoro, el más
importante. Algunos de sus descendientes hicieron sus buscas y
todos fracasaron, pero un buen día, al construirse un gran edificio en los viejos solares de don Rafael, «el entierro de Tejera»
se convirtió en «las morocotas de Copello», según fue público y
notario.
Para la familia y los vecinos, y el vecindario, bien podría decirse que era la Capital intramuros, el nombre de Rafael Tejera se
hizo nombre propio de leyenda y novela. Su amor a las riquezas
y su espíritu donjuanesco contribuyeron a ello. Su enemistad a
los haitianos la pinta la conseja familiar de este modo: al llegar a
su casa como a lugar de alojamiento, los oficiales haitianos de las
tropas invasoras en 1822, salióse al patio, montó rápidamente su
caballo y echó a correr por el zaguán, que iba del patio a la calle,
y no paró hasta su hacienda de Farías. Después, sin embargo,
trabó amistad con haitianos prominentes.
La imaginación de muchos les hacía oír ruidos extraños en
la citada casa y ver trasgos y fantasmas. El propio don Rafael se
Pedro Llaverías no llevaba el apellido de su madre sino del marido de esta,
que lo crió, según tradición de familia. Nos parece que este mismo Pedro
Llaverías fue el que murió de tuberculosis, soltero, de 50 años, escribiente,
hijo natural de María del Carmen Vásquez, en 1864.
5
Pablo de la Paz Brea es hijo de Hipólita Brea, se estableció en Baní, y allí
tiene descendencia. En 1857 casó con Manuela Castillo, hijo de este enlace
fue Alberto, que murió soltero en Santo Domingo, de 35 años, en 1892.
4
56 Carlos Larrazábal Blanco
aparecía, de mediana estatura, vestido de negro y con un sombrero hongo. Aseguro que nada oí ni vi en esa casa donde transcurrieron buenos tiempos de mi infancia, cada vez más lejana.
5. No era Tejera una persona inculta, tuvo libros para leer.
Entre ellos: Catecismo político arreglado a la Constitución de
la Monarquía Española para ilustración del pueblo, instrucción
de la juventud, y uso de las escuelas de primeras letras, por D.
J. C., Barcelona, Imprenta de Brusi, año 1880. Debajo del
nombre del autor puso «Soy de Rafael Tejera y Castro» y
las iniciales R. T. C. Algunos años más tarde el librito, encuadernado en piel de unos 14 cm. por 10 cm., cayó en
poder de una nieta, la cual debajo del nombre del abuelo
puso el suyo propio: «Mercedes de Oca Tejera. Noviembre
13 de 1881». Aparecen otros manuscritos en el librito: en
la última página: «De Bonifacia Soto», y aquí y allá; «20
de enero»; «ni parece ella», «no puede ser», «una sábana
grande» que señalan las andanzas de un libro de educación
cívica, dentro de un hogar, hace una centuria.
Sin embargo en el inventario que se hizo de sus bienes no
aparece nada más que un libro de «medicina sin médico», tasado en dos pesos.
II
1. Bonifacia de Soto nació en Baní en 1784, hija legítima de
Manuel de Soto y Franco y de Antonia Fernández Molina.
Manuel de Soto, que murió en 1813, fue hijo de Miguel de
Jesús de Soto y de Dionisia Franco y Peguero esta hermana
de madre de Lorenzo, Jerónimo y Juan Báez, troncos de las
familias banilejas de este apellido. (Utrera).
2. Hermanos de Bonifacia fueron: María Dolores, n. en Santo
Domingo. En 1778, casó con José Manuel del Villar, murió
Antología
57
en Baní en 1808; José Marcelino, n. en 1775; Juana Josefa de
la Concepción, n. en 1777; Manuela, n. en 1779, casó con
Francisco Medrano; Josefa, n. en 1781, casó con Manuel
Álvarez Fuentes,6 murió en 1804; Miguel, soldado dragón,
n. en 1782, casó en primeras con Tomasa Araújo, en segundas con María Salomé Vargas;7 Manuel, n. en 1786, murió
en 1803; María Francisca, n. 1787 y Juan Francisco, troncos
de numerosas familias de Baní. De estos algunos nacieron
en Santo Domingo.
3. Bonifacia era una mujer bella, de esas bellezas que han
abundado en el valle de Baní. Rafael, decidor, rondaba por
el valle, de cuando en cuando, y más de una flor se deshojó
en sus manos, pero en Bonifacia puso interés amoroso puro
y con ella fundó un hogar honorable.
Doña Bonifacia, contra la costumbre de su época, sabía leer
y escribir. He aquí trozos de una carta por ella escrita:
Baní y enero veinte y ciete
Salome mi estimada no te abia escrito por farta de
ocasion por aca miguel fue el domingo a una misa y
parece que como no abia amorsado bien le quiso dar
vagido y ce puso malo de modo que le dieron tres calenturas pero no le an buerto a dar lla ce esta bañando
otra buerta el miércoles me iba para san antonio para
irme la cemana que viene pero lorenzo ce puso mas
mala fue preciso traerla por que alla no habia qien le
iciera alimento le daba calentura todos los días esta en
la despenda de inacia (?) ella esta mejor lla ce la esta
Manuel Álvarez Fuentes es hijo de Antonio y Margarita Fuentes, naturales
de San Carlos. Hija habida en este matrimonio Álvarez Soto fue María de la
O, que nació en Baní alrededor de 1804, casó con Félix Marcano y murió el
23 de julio de 1864 de un cáncer en un labio.
7
Hijos de Miguel y María Salomé de Vargas fueron Manuel (1816); Josefa
María Antonia, (1820); Jacinta (1822).
6
58 Carlos Larrazábal Blanco
dando el lamedor tiene apetito le da calentura pero…
a juana que despues le escribo y que me boi para el
rio mis espreciones a todos tu madre que los bendice
tulla.
Soto
(Como se ve la ortografía de la Soto, como la nombraba
el cariño de sus hijos y nietos, era muy liberal, y en materia
de puntuación solo faltó que, como el cuento de marras,
pusiera al final todos los puntos y comas y demás signos
para que Salomé, su hija, los colocase según hubiera de
convenir).
III
1. Del matrimonio de Rafael Tejera y Bonifacia de Soto nacieron estos hijos: Juana Bautista y María Rosa, hermanas
gemelas que nacieron el 30 de agosto de 1813 cuyas madrinas respectivas fueron Manuela Tejera y Ana de Mena;
José de Jesús, que nació el 7 de marzo de 1816, sus padrinos Juan Pablo Andújar y Manuela de Soto, pero murió a
temprana edad; María Salomé, nacida el 22 de octubre de
1817, sus padrinos Juan Pablo Andújar y Antonia Josefa
Andújar; Celestina, nacida el 16 de abril de 1820, su padrino el reverendo Dr. don Francisco González y Carrasco y
Juana Francisca, que nació en 1825 y murió en Baní al año
siguiente.
2. De estos vástagos solo dos de las hijas contrajeron nupcias:
Juana Bautista, casó el 17 de febrero de 1840 con Julián
de Oca y García, que nació en San Carlos en 1821, hijo
legítimo del español riojano Pablo de Oca de la Rosa y de
Eusebia García Fajardo, de estirpe isleña; Celestina, casó el
20 de junio de 1839, con el sancarleño José García Fajardo,
Antología
59
hijo legítimo de Manuel García Ravelo y Juana Fajardo. Los
citados Eusebia y José eran hermanos.8
A)ESTIRPE GARCÍA
8
8.
La familia García, por línea de varón y de apellido, entroncada con la
Tejera, procede de las Islas Canarias y su asiento fue la villa de San Carlos.
Los isleños vinieron a fines del siglo xvii y a principios del xviii, pero por la
pobreza de documentos y libros parroquiales no hay noticias de estos García
sino a contar del 1783, año en el cual nace Bárbara, hija de Juan García y
Ángela Ravelo, fundadores, pues, de la estirpe, hasta nuevas y ciertas noticias. Hijo de este matrimonio fue Manuel García. El cuadro de la estirpe es
el siguiente: Juan García y Ángeles
a Ravelo, hijos: H1 Manuel; H2 José.
H1.I. Manuel García y Ravelo y Juana Fajardo (Martín o Martínez Fajardo),
hijos: N1 Eusebia; N2 Juan; N3 Pablo (1813-1857); N4 José María (m. 1897).
H1.II. Manuel García y Ravelo y Concepción Perdomo, hijos: N5 Gabina
(1826); N6 Fernando; N7 Gregoria (1834-1864).
a de Peña, hijos: N8 Celedonia (1823-1862);
H2.I. José García y Ravelo y Tiburcio
N9 María Nicolasa (1826-1912); N10 Alejos (1828); N11 Gregorio (1830);
N12 Luciano (1833); N13 Martina (1834); N14 Pedro.
H2.II. José García y Ravelo y Eusebia Abréu, hijos: N15 Loreto.
N1/H1. Eusebia García y Fajardo y Pablo de Oca, hijos: Julián, que casó con
Juana Bautista Tejera, padres de Mercedes, Julia, Emilia (sucesión).
N2/H1. Juan García y Fajardo y Candelaria Brunet, hijos: Bn1 Simona (1835);
Bn2 Aniceto (1837); Bn3 Francisco (1838); Bn4 Aleja (1842); Bn5 Elisa;
Bn6 Ana; bn7 Clara (1845); Bn8 Clotilde (1848).
N3/H1. Pablo García y Fajardo y María Josefa Montebruno (hija de Jenaro
Montebruno y María de la O López), hijos: Bn9 Pablo Simeón (1841); Bn10
José Gabriel de Jesús (1845); Bn11 Rosa de Jesús (1851); Bn12 María de las
Mercedes (1853); Bn13 Encarnación.
N4/H1. José María García y Fajardo y Celestina Tejera, hijos: Bn14 José Rafael,
nació el 4 de mayo de 1841, sus padrinos Francisco Marín y Bonifacia de
Soto, sacerdote, murió el 3 de octubre de 1886; Bn15 María Merced, nació
el 23 de septiembre de 1842, sus padrinos Pedro Llaverías y Salomé Tejera;
Bn16 Eugenia María Luisa, nació en 1844, su madrina Antonia Tejera, casó
con Abraham Marchena, sin sucesión, Bn17 Nicolás Augusto nació el 10
de septiembre de 1846, sus padrinos Osvaldo Guasa, representado por
Wenceslao de la Concha y Fabiana Santín; Bn18 Manuel de Jesús Martín
(1848), sus padrinos Francisco Cruz Moreno y Bonifacia de Soto; Bn19
Manuel de Jesús Abad, nació el 21 de octubre de 1850; Bn20 Heriberto
(1853-1916); Bn21 Enriqueta Nicolasa Rafaela, nació el 3 de febrero de
1855, Bn22 Ana Enriqueta Bonifacia, nació el 1 de octubre de 1856, sus
padrinos Ildefonso Ten y Bonifacia de Soto; Bn23 Julio Eudoro, nació el
19 de diciembre de 1858, murió en 1896; Bn24 Hortensia, nació el 20 de
febrero de 1863.
N5/H1.I. Gabina García y Perdomo y Benigno del Castillo, padres de los mellizos Luis Temístocles y Francisco Pericles, que nacieron el 8 de mayo de
1854. Luis Temístocles casó con D
dolores Rodríguez-Objío, hija del poeta,
político y restaurador Manuel Rrodríguez Objío y Rita Reyes, del cual enlace
descienden los troncos: Castillo-Morales; Haza-Castillo, Desangles-Castillo,
60 Carlos Larrazábal Blanco
3. De estos matrimonios descienden todos los troncos derivados del antiguo Tejera-Soto, la mayor parte estirpes capitaleñas, y que son: 1) Oca-Tejera; 2) García-Tejera.
1) OCA-TEJERA
A. RODRÍGUEZ-OCA
Procede del matrimonio del Lic. Domingo Rodríguez
Montaño, hijo de Domingo Rodríguez y Tejera y Altagracia
Piantini-Castillo, Valverde-Castillo, etc., etc. De Frco. Pericles proceden los
Castillo-Santamaría, Castillo-Perdomo, Castillo-Amiama, etc.
N5/H1.II. Gabina García y Dr. Pedro Piñeyro, hijo: Abelardo de Jesús (1862),
sus padrinos Aniceto García y Gregorio García, casó con América Isabelina
Lluberes Saviñón, de donde proceden las familias Fiallo-Piñeyro, LluberesPiñeyro, Piñeyro-Senices, Escovar-Piñeyro, Piñeyro-Hernández, ArangoPiñeyro y otros.
N6/H1. Fernando García y Perdomo y Gregoria Ricardo, hijos: Bn25 Ambrosio
José Joaquín (1854); Bn26 Carmen Amelia, nació en Puerto Plata el 24 de
mayo de 1856, murió en 1884. Fernando García contrajo segundas nupcias
en 1884 con Tomasa Brea y Tejeda, pero no hubo sucesión.
N8/H2. Celedonia García y Peña casó con Félix Abréu, hijo de José y de Mónica
Viera. De este enlace derivan las familias: Mejía-Abréu, Mejía-Ricart, MejíaPittaluga, Castro-Mejía, Acevedo-Mejía, Cambiaso-Mejía y sus derivadas, por
el matrimonio de María Tomasina Abréu con Juan Tomás Mejía y Cotes;
Sánchez-Abréu y derivadas, por matrimonio de Ifigenia Abréu García con
Francisco Sánchez Sosa; Sánchez-Abréu, Troncoso-Sánchez y derivadas, por
matrimonio de Isabel Abréu con Pedro Tomás Sánchez.
N9/H2. María Nicolasa García y Peña casó en 1848 con Secundino Piantini,
hijo de Eugenio y Flora Blanchard, sucesión: familias Piantini-Rojas,
Morales-Piantini, Sardá-Piantini, Piantini-Morales y derivadas.
N13/H2. Martina García y Peña casó con Juan Arvelo y Franco, sucesión: familias Arvelo-Guerra, Arvelo-Álvarez, Arvelo-González y otras.
N14/H2. Pedro García y Peña y Faustina de Peña (h. de Pedro de Peña y
Máxima Pereyra), hijos: Bn27 Aurelio; Bn28 Manuel de Jesús (1858-1870);
Bn29 Claudina (1858); Bn30 Hipólito (1858); Bn31 Natividad (1861).
N15/H12. Loreto García y Abréu y Escolástica Pereyra (hija de Pedro y María
de Jesús Peña), hijos: Bn32 Julia (1847-1932), casó con Aniceto García
Brunet; Bn33 Anita de Jesús (1849); Bn34 Teodosio (1815); Bn35 Demetrio
(1853); Bn36 Jacinto (1855); Bn37 Virginia; Bn38 José (1861).
Bn1/N2. Simona García y Brunet y Santiago de Castro, natural de Baní, hijo de
José María y Dolores Báez, muerto de pulmonía en 1863, sucesión.
Antología
61
Bn2/N2. Aniceto García y Brunet y Julia García y Pereyra (hija de N15), hijos:
María de Jesús, (1865-1912), casada con Ramón Torres; Elisa Adelia (1867);
Juan (1869-1899), casó con Encarnación de Hoyos; María Luisa (1872),
casó con Manuel Espinal, sucesión; Julio (1876-1832); Rafael (1874-1903);
Mercedes Laura (1873), casó con Juan Pacheco, sucesión; Dolores Zunilda
(1881); Francisco (1881-1840), casó con Tomasa Díaz, sucesión: Federico
Fernández (1885-1942), casó con Isabel Saldaña, sucesión: Rosa Julia, 1890.
Bn4/N2.I. Alejo García y Brunet, casó con Beatriz Soler (hija de Antonio y
Rafaela Mendoza. II. Alejo García Brunet y Ramona Guerra; sucesión:
García-Mueses; Arvelo-García, etc.
Bn5/N2. Elisa García y Brunet, casó con José María Cruzado y Rovira, antecesores de las familias Gómez-Cruzado; Franco-Cruzado y otras.
Bn8/N2. Clotilde García y Brunet, casó con José María Pereyra Arvelo
tronco de las familias Hernández-Pereyra (La Romana), García-Pereyra
(Hermógenes); García-Pereyra (Wenceslao), Mueses-Pereyra, LluberesPereyra y otras.
Bn10/N3. José Gabriel de Jesús García y Montebruno y Julia Gautier Hinojosa,
hijos: Manuel María (1875), casó con Hortensia Rojas, sucesión; Cristina
Rafaela (1878), casó con Ostermán Lamarche Delgado, sucesión; Lucila
Antonia (1880), casó con Alcibíades Ramírez Guerra, sucesión; Gabriel
Bienvenido, nació el día 1 de agosto de 1884, sus padrinos Isidoro Bazil
y Mercedes García, casó con Zaida León y Castro en 1908, sucesión; Eva,
casada con Atilio León, sucesión (La Habana).
Bn13/N3. Encarnación García y Montebruno casó con Eugenio Mieses, sucesión: Mella-Mieses y otras familias.
Bn15/N4. María Merced García y Tejera, casó en 1864 con el capitán graduado de comandante, natural de Madrid, Marcelino García, hijo de Nicolás
García y Josefa Obregón. Hijos: Joaquín Eduardo, nació en Santo Domingo
el 7 de enero de 1867, casó en 1893 con Mercedes García de la Concha (hija
de Bn17), sucesión; Adolfo, nació en Santiago de Cuba, casó en España con
Mercedes Salvatierra, sucesión.
Bn17/N4. Nicolás Augusto García y Tejera y María Luisa de la Concha, hija
del prócer trinitario Jacinto de la Concha y de Hilaria Bobea. Hijos: María
Mercedes Augusta, nació el 14 de enero de 1871, casó en 1893 con Joaquín
García Obregón y García (de Bn15), sucesión; Luis Augusto, nació el 28
de abril de 1873, casó en 1911 con Emma García Mella, sucesión; murió
en 1940; Félix Osvaldo, nació el 21 de febrero de 1878, casó en 1909 con
Leonor Fajardo Blanco, sucesión, murió en 1930; María Celestina, nació el
29 de abril de 1880, casó en 1907 con Arístides García Mella, sucesión.
Bn19/N4. Manuel de Jesús García y Tejera y Altagracia Saviñón, hijos: Adolfo
Luis José (1874), casó en 1898 con Aurelia Guerrero, hija de Wenceslao
Guerrero y Sinforosa Pimentel, sucesión; Manuel de Jesús (1875); Manuel
de Jesús (1876); Emilia (1881); María Altagracia (1884); José Rafael (1898);
Jesús (1889).
Bn20/N4. Enriqueta García y Tejera casó con Hipólito Billini Aristy, hijos:
Consuelo Altagracia Celestina, n. en Nueva York, casó en 1902 con Augusto
Herrera, sucesión: Herrera-Pellerano, Aguiar-Herrera; Enriqueta Cristiana
(1864), casó en primeras nupcias con Arturo Mejía Portes, (suc), y en segundas con Ramón Martínez (suc.)
62 Carlos Larrazábal Blanco
Montaño, con Emilia Oca y Tejera, hija de Julián de Oca y García
y Juana Bautista Tejera y Soto, celebrado el 3 de octubre de 1885.9
Bn23/N4. Eudoro García y Tejera y Aminta Alfonseca y Castillo, hijos: Eudoro
Bienvenido (1888), casó, suc.; Luisa, casó con William Thorman, suc.
Bn26/N6. Carmen Amelia García y Ricardo, casó con Federico Henríquez y
Carvajal, sucesión: Henríquez-García, Henríquez-Rosell; Henríquez-López;
Henríquez-Vásquez; Henríquez-Almánzar; Henríquez-Ricart; Castro-Henríquez;
Fiallo-Henríquez y familias derivadas.
Bn27/N14. Aurelia García y Peña casó en 1862 con Manuel María Castro
Cestero y Orbis, suc.
Bn32/N15. Julia García y Pereyra casó con Aniceto García y Brunet, sucesión
en Bn3.
B) La estirpe Martín Fajardo data de fines del siglo xvi, y proviene de las familias canarias que llegaron en esa época y dieron origen a la fundación de la
villa de San Carlos. Felipe Martín Fajardo, hijo de Bartolomé Fajardo, casó
en 1687 con Ana Hernández. En ese año Juan Díaz Adán, hijo de Juan Pérez
Adán y María Martín Fajardo, casa con María Bello del Rosario. Los citados
Felipe y María son los primeros Martín Fajardo que registran los libros parroquiales en Santo Domingo, hay, pues, que considerar a Felipe como el
fundador de la estirpe. En pleno siglo xviii ya la familia está sentada en San
Carlos y sorprendemos la transformación de «Martín» en el patronímico
«Martínez» y por tanto la realidad y fuerza popular de esa transformación.
Familias sancarleñas fueron:
1.Tomás Martín Fajardo, casado con Rosa González. Pasaron al Seibo y allí
murió Tomás en 1795, capitán de milicias voluntarias.
2. José Martínez Fajardo, alférez, casó con Catalina García, tuvieron hijos, de
los cuales no queda constancia sino de los muertos, como es corriente en la
parroquia de San Carlos por pérdida de la mayor parte de los libros. Hizo
fundación de una capellanía mandada a fundar por Ángela Suárez.
3. Domingo Martínez Fajardo, casado con Josefa Bencosme o Fernández
Rincón, sus hijos: Diego (1758); Juana (1758).
4. Francisca Martín Fajardo, casado con Francisca de Orense, su hijo, Vicente
(1754).
5. José Martínez Fajardo, casado con Isabel Méndez alrededor del 1765.
6. El presbítero Antonio Martín o Martínez Fajardo, cura en Hincha por 1790.
Fue capellán de la capellanía fundada por el alférez José citado en el número 2.
7. Vicente Martínez Fajardo, probablemente hijo del número 4, casado con
Felipe Martínez. Hijos: Juan Bautista (1810); María Salomé (1813); Juliana
(1818); José de los Dolores (1818). Vicente murió en 1818 en la parroquia
de Santa Bárbara, aunque era natural de San Carlos. Dejó tres hijos vivos.
Según la tradición de la familia Oca-Tejera, la citada Eusebia García nació
en La Habana donde vivía un tío sacerdote, deán en la Catedral. No hemos
podido averiguar lo cierto que haya en esta tradición y si el sacerdote fue el
Antonio del número 6.
Estirpe Rodríguez-Delgadillo
9
La familia Rodríguez-Montaño procede de Martín Rodríguez Delgadillo
y Francisca Tejera y Carrasco. El cuadro genealógico de esta estirpe, por
línea de varón y apellido, es el siguiente: José Rodríguez, natural de Lugo
Antología
63
(Galicia), casó con Josefa Delgadillo. Hijos: H1 Juana (1789); H2 Martín,
nació en 29 de julio de 1772, «tambor del batallón» (1786), «sargento mayor» (1815), «sargento retirado de artillería» (1816), propietario, murió de
repente el 17 de octubre del 1837; H3 María Matías (1775); Micaela (1777);
Manuel (1784).
H2.I. Martín Rodríguez y Delgadillo casó en 1796 con María Nicolasa Baíllo,
hija de Francisco y de Isabel Bermúdez. Hijos: N1 Vicenta (1800-1885); N2
Francisco.
H2.II. Martín Rodríguez y Delgadillo, viudo, contrajo segundas nupcias con
Francisca Tejera y Carrasco. Hijos: N3 Olalla, murió de «calentura mala» a
los 80 años en 1866; N4 María Gregoria (1810-1880); N5 Cayetano, nació
el 23 de agosto del 1814, murió el 7 de septiembre de 1906; N6 Francisco
(1816); N7 Domingo, nació el 4 de agosto de 1818, murió en 1875.
N4/H2. María Gregoria Rodríguez y Tejera, casó en 1847 con Domingo
Guisandes, hijo de Cristóbal Guisandes, de Galicia, y María Altagracia
Ruiz y Reyes, de San Carlos, hijo: Domingo (1851), que casó con Vicenta
Rodríguez Montaño, sucesión desaparecida.
H5/H2.I. Cayetano Rodríguez y Tejera, platero, furiel del regimiento 31 (1838,
1843), prócer de la Puerta del Conde, casó en 1839 con María Nicolasa
Mueses, hija de Juan de Dios Mueses y Bartolina Peralta. Hijos: Bn1 Martín,
nació el 26 de marzo del 1840, su madrina Olalla Rodríguez; Bn2 María
del Carmen (1841-1872), casó con José María Díaz, sin sucesión; Bn3 José
Antonio (1842); Bn4 Nicolás (1844-1902).
II. Cayetano Rodríguez y Josefa Ravelo, hijos: Bn5 Cornelia.
III. Cayetano Rodríguez y Margarita…? Hijos; Bn6 Amadeo.
N7/H2.I. Domingo Rodríguez y Tejera, cochero, platero, industrial, comerciante, propietario, fabricador de bolas para el 27 de Febrero de 1844, casó
en 1833 con Bernarda Fuentes, hija de José Fuentes y Aniceta Valenzuela,
fueron testigos José Pichardo, Cayetano Rodríguez, Gabino Puello y
Francisco Contín, hombres del 27 de Febrero. Hijos: Bn7 Isabel. Murió
Bernarda el mismo año del matrimonio.
II. Domingo Rodríguez y Merced Salazar, hijos: Bn8 María Salomé (1849); Bn9
Maximiliano (1842).
III. Domingo Rodríguez y Tejera casó el 1 de febrero de 1843 con María
Altagracia Montaño, hija de Jenaro Montaño y Mota y Socoro de los Santos
Manchego. Hijos: Bn10 José Francisco de Paula (1844); Bn11 Manuel de
Jesús (1847); Bn12 Domingo, nació el 20 de noviembre del 1849; Bn13
Francisca Antonia (1850); Bn14 Agustín, murió en 1869; Bn15 Salomé
(1855); Bn16 Vicenta (1857); Bn17 Altagracia (1859); Bn18 Amalia (18611869); Bn19 Francisco Alfredo (1862); Bn20 Francisca Antonia, nació el 13
de junio de 1864, murió en 1928.
Bn1/N5. Martín Rodríguez y Mueses, casó en 1863 con Silveria Aybar, hijos:
Florinda, murió de año y medio el 2 de enero de 1865; Cayetano Armando,
n. el 17 de diciembre de 1865, casó tres veces, de donde proceden las familias Rodríguez-Castellanos; Rodríguez-Demorizi-Rodríguez; RodríguezGautreaux; Rodríguez-Prado; Marrero-Rodríguez, Almánzar-Rodríguez y
otras; Florinda (1869), casó con Manuel Cestero Castro, tronco de la familia
Rivas-Cestero; Martín Ernesto (1879-…), casó con Lucina Cestero Castro,
sin sucesión; Fabio Tulio (1874-1893); Alicia Ozema (1877-1887); María
64 Carlos Larrazábal Blanco
De este enlace proceden las familias:
a) Rodríguez-Darrién. b) Larrazábal-Rodríguez. c) RodríguezSchack.
2. GARCÍA-TEJERA
A. GARCÍA-DE LA CONCHA
Procede del matrimonio celebrado el 18 de abril de 1870,
entre Nicolás Augusto García y Tejera, que nació el 10 de septiembre de 1846, y María Luisa de la Concha, hija del prócer
trinitario Jacinto de la Concha y de Hilaria Bobea.10
Ernestina (1885), casó con Ignacio González Roselló, sucesión. Silveria
Aybar murió en 1886.
II. Martín Rodríguez, casó en 1892 con Felícitas Mella, hijos: Rafael Antonio.
Bn4/N5. Nicolás Rodríguez Mueses, casó en 1870 con Ana Molina Peña, hijos:
Rogelio Alberto (1875), casó con Altagracia Mieses Pereyra en 1896, suc.;
Osvaldo (1877-1945), casó con Herminia Rodríguez Gautier, sin suc.
Bn5/N5. Cornelia Rodríguez y Ravelo, casó con Manuel González, hijos:
Manuel Ángel; Ozema.
Bn6/N5. Amadeo Rodríguez, casó en 1883 con Mercedes Laura Gautier, progenitores de los troncos Rodríguez-Peguero, Prado-Rodríguez, HenríquezRodríguez, Colón-Rodríguez y otros.
Bn12/N7.I. Domingo Rodríguez Montaño, casó en 1879 con Mercedes Castro,
hija de José de Jesús de Castro y Filomena Gómez. Hijos: Domingo Alfredo,
casó con Dilia Álvarez, hija de Braulio Álvarez y Josefa Álvarez, sucesión;
José Francisco Arístides (1874-1897), murió soltero; Mercedes Altagracia,
casó con Abraham Curiel y Pereyra, sin sucesión. Mercedes Castro murió
en 1877.
II. Domingo Rodríguez Montaño contrajo segundas nupcias con Emilia Oca y
Tejera, el 3 de octubre de 1885. Hijos: Juan Antonio Emilio, casó en Francia
con Francina Derrien, suc.; María Enriqueta, casó con Carlos Larrazábal
Blanco, suc.; Raúl murió soltero en 1927; Rafael René (1894-1942), casó con
Altagracia Emilia Schack Moscoso, suc.
Bn15/N7. Salomé Rodríguez y Montaño casó con Alejandro Penson, sucesión
extinguida.
Bn16/N7. Vicenta Rodríguez y Montaño casó en 1875 con Domingo Guisandes
y Rodríguez, hijos: Gustavo y Ernesto, que mueren solteros.
Bn17/N7. Altagracia Rodríguez y Montaño, casó en 1879 con Manuel de Jesús
Pichardo, sucesión extinguida.
Bn20/N7. Francisca Antonia Rodríguez Montaño, casó en 1880 con César
Nicolás Penson, (hijos en la nota 3), sucesión: Penson-Nouel, Penson-León,
Penson-Mota, Penson-Paulus y otras familias.
10
Estirpe de la Concha. José Lucas de la Concha, capitán del regimiento de
Puerto Rico, hijo de Tomás de la Concha y Teresa Albaña (Caracas), casado
Antología
65
De este enlace proceden las familias: a) García ObregónGarcía; Obregón-Ruiz; Obregón-Guzmán; Obregón-Espinal.
b) García-García Mella; García-Ramírez. c) García MellaGarcía; Alonso-García Mella. d) García-Fajardo Blanco; GarcíaCastillo.
con Mariana Negrete, hijos: H1 Tomás; H2 Lucas; H3 María Teresa, nació
en Caracas en 1785.
H1. Tomás de la Concha y Negrete, subteniente del regimiento fijo de Puerto
Rico, casó en 1811 con Josefa Núñez de Cáceres, hija de Gregorio Núñez
de Cáceres y María Camarena, hijos: N1 José Lucas Antonio (1812); N2
Desiderio (1815); N3 Ana María Demetria (1816); N4 Antonio Cirilo
(1819); N5 María Francisca Dionisia (1820). Esta familia emigró a Puerto
Rico a principios de 1822.
H2.I. Lucas de la Concha y Negrete casó en 1813 con Francisca de Borja López,
hija de Jacinto López y Mariana Díaz, hijas: N6 Tomás, nació el 20 de febrero de 1814, murió el 11 de abril de 1853; N7 Jacinto, nació el 20 de febrero
de 1819, murió el 29 de marzo del 1856; N8 María Luisa del Rosario (1822);
N9 María Ana Rafaela (1826), casó en 1848 con Francisco Serra; N10 María
Antonia de la Ascención (1832); N11 María Francisca Gertrudis (1834).
II. Lucas de la Concha y Vicenta Petreño, hijos: N12 Félix Wenceslao, nació el
31 de marzo de 1811.
N6/H2. Tomás de la Concha y López, hijos: Tn1 José Lucas, nació en Curazao,
murió de 13 años en 1864, su madre Enrietta Lesir; Tn2 Altagracia; Tn3
Francisca, murió de 81 años en 1897.
N7/H2. Jacinto de la Concha y López, casó en 1849 con Hilaria Bobea, hija
de Francisco Bobea y Francisca de Castro (o Guerrero). Hijos: Tn4 María
Luisa, nació el 9 de febrero de 1849; Tn5 María del Rosario, nació el 1 de
octubre de 1854.
N12/H2. Wenceslao de la Concha y Petreño y Leocadia Troncoso, hijos: Tn6
Baldomera (1844-1923); Tn7 Manuel María. Wenceslao de la Concha casó
con Fabiana Santín pero no tuvo sucesión. Murió en 1880, enterrado el 11
de febrero.
Tn2/N6. Altagracia de la Concha, casó con el Dr. Manuel Durán, progenitores
de las familias Durán-de la Concha; Durán-Amiama; Durán-Barrera; DuránFernández y otras.
Tn4/N7. María Luisa de la Concha y Bobea, casó con Augusto Tejera (ver nota
Nº 8, estirpe García).
Tn6/N12. Baldomera de la Concha y Troncoso casó con Jesús María Troncoso,
progenitores de las familias Troncoso-de la Concha; Troncoso-Sánchez;
Troncoso-Pou y sus derivadas.
Tn7/N12.I. Manuel María de la Concha y Troncoso, casó con Manuela Dalia
Velasco, progenitores de las familias Piedra-Concha (Cuba); MoscosoConcha (Cuba).
II. Manuel María de la Concha y Emilia Travieso, padres de Arquímedes,
que casó con Hortensia Díaz Lamarche, sucesión: Marrero-Concha,
Heredia-Concha.
66 Carlos Larrazábal Blanco
B. GARCÍA-BATISTA
Procede del matrimonio de Heriberto García Tejera, que
nació el 1 de febrero de 1853, y María Manuela Batista, natural
de Azua. De este enlace procede la familia García-Bidó.
C. GARCÍA-SAVIÑÓN
Procede del matrimonio de Manuel de Jesús García y Tejera
y Altagracia Saviñón, celebrado el 16 de abril de 1873.
De este enlace proceden las familias: a) García-Guerrero;
García-Fortún: (La Romana), etc.
D. GARCÍA-ALFONSECA
Procede del matrimonio de Eudoro García y Tejera y
Aminta Alfonseca, hija de Juan de la Cruz Alfonseca y Fidelina
Castillo, celebrado el 20 de mayo de 1887.11
Estirpe Alfonseca. La familia Alfonseca data de principios del siglo xviii.
Procede de Francisco Fonseca y Petrona Díaz cuya descendencia por línea
de varón es la siguiente: Francisco Fonseca, casado con Petrona Díaz, hijos:
H1 Bernardo; H2 Jerónimo.
H1. Bernardo Fonseca y Díaz casó en 1728 con Francisca de los Santos
Velásquez, hija de Tomasa Velásquez.
H2. Jerónimo Alfonseca y Díaz casó en 1723 o 1724 con Josefa Velásquez o
Velasco, hijos: N1 Francisco; N2 Petronila, casó con Gregorio Ventura, en
1751. La viuda Josefa Velásquez casó con Ignacio Mejía.
N1/H2. Francisco Alfonseca y Velásquez, casó el 20 de noviembre de 1752
con María de la Cruz Félix, hija de Manuel Félix y Faustina de Castro.
Hijos: Bn1 Josefa, nació en 1755, casó con Juan Mendía; Bn2 Juana de las
Angustias, nació en Bayaguana en 1758; Bn3 Casilda de la Rosa, nació en
1761; Bn4 José Ramón, nació en 1764; Bn5 Juliana, nació en 1767, Bn6
Juan de la Cruz, nació en 1769; Bn7 María de la O. Francisco Alfonseca
murió en 1773.
Bn6/N1. Juan de la Cruz Alfonseca y Félix casó con María Encarnación Barias
o Bari, hijos: Tn1 Juan Hilarión, que en 1827 era capitán del regimiento
32; Tn2 María Lucrecia, nació en 1796; Tn3 Juan Bautista, nació el 23 de
junio de 1810, sus padrinos Gregorio Solano y Rita Padrón; Tn4 Juana de
la Trinidad, nació en 1812, casó en 1834 con Nicolás Lugo y Yepes, murió
en 1891, Tn5 María Blasina, nació en 1814, casó con José Ramón Camejo,
murió en 1864; Tn6 Julita, nació en 1815, casó en 1837 con Emeterio
Arredondo, murió en 1895; Tn7 Paulino o Paulina, nació en 1817, murió
11
Antología
67
en 1818. Juan de la Cruz Alfonseca y Félix murió en 1822 y María de la
Encarnación Barias en 1835.
Tn3/Bn6. Juan Bautista Alfonseca y Barias, casó el 5 de octubre con Rafaela Sosa,
hija de Sosa el Francés, y Marcela Herrera, testigos: Emeterio Arredondo,
Nicolás Lugo y Narciso Sánchez. Hijos: 4ºN1 Juan de la Cruz, nació el 14 de
agosto del 1829, su madrina Olalla del Rosario: 4ºN2 María de la O, nació el
18 de diciembre de 1842, casó en 1861 con José Mieses y Algarrobo, murió
en 1919; 4ºN3 Eusebia, nació el 14 de agosto de 1844, murió soltera en
1914; 4ºN4 Felipe de las Mercedes, nació el 13 de septiembre de 1848; 4ºN5
Guillermo, nació el 1 de marzo de 1849; 4ºN6 Telésforo, nació el 5 de enero
de 1850; 4ºN7 José Dolores Nicomedes, nació el 15 de septiembre de 1852;
4ºN8 María de la Encarnación, nació el 24 de marzo de 1858, casó en 1879
con Gerardo Herrera. Rafaela Sosa, viuda, murió en 1892.
4ºN1/Tn3. Juan de la Cruz Alfonseca y Sosa, casó con Fidelina Castillo, hijos:
5ºN1 Lorenza o Mirta Herminia (1865); 5ºN2 María Encarnación Aleoné
(1866 o 67), San Carlos, casó en 1907 con Manuel de Jesús Lovelace sin sucesión; 5ºN3 Antonia Oliva (1869), casó en 1891 con Miguel Ángel Gautier
Hinojosa, sucesión extinguida; 5ºN4 Altagracia Amelia (1870-1921); 5ºN5
Juan Bautista, nació el 25 de agosto de 1872, casó con Josefa Thorman
Lamarche, sucesión; 5ºN6 Juan de la Cruz, nació el 25 de julio de 1876, casó
con Felicia Espaillat, sucesión; 5ºN7 María Concepción (1882-1906); 5ºN8
Aminta, casó en 1887 con Eudoro García Tejera, murió en 1903, sucesión.
4ºN4/Tn3. Felipe Alfonseca y Sosa, casó con Rosario Brea en 1872; 5ºN9 Juan
Bautista del Cristo, nació en 1876, casó con Asunción Osorio, sucesión,
5ºN10 Juan de la Cruz, nació en 1878, casó con Juana Abréu, sucesión;
5ºN11 Felipe, nació en 1881; 5ºN12 Eva María, nació en 1884, casó en 1900
con Livino Martínez Medrano, en 1906 con Juan Morales, (suc.), en terceras nupcias con Virgilio Mallol; 5ºN13 Rosario María (Sayito), nació en
1886, casó en 1919 con Felipe Sánchez Recio, sucesión, quedó viuda en
1943; 5ºN14 Julia Matilde, nació en 1888; 5ºN15 Adán.
4ºN5/Tn3. Guillermo Alfonseca y Sosa casó en 1866 (S. C.) con Juana Pérez y
Rodríguez, hija de Pedro Pérez y Tomasa Rodríguez. Sin sucesión. Guillermo
Alfonseca murió en 1900. Juana Pérez murió en 1919.
4ºN6/Tn3. Telésforo Alfonseca y Sosa y Enriqueta Soler, hijos: 5ºN17 Rafaela,
casó en 1916 con Félix María Pérez Sánchez, murió en 1940, sin sucesión;
5ºN18 Telésforo murió en 1908.
Telésforo Alfonseca casó el 30 de julio de 1893 con Generosa Castillo, natural de Baní, hija de José Antonio Castillo y Encarnación del Villar. Sin
sucesión. Alfonseca murió en 1919.
4ºN7/Tn3. José Dolores Alfonseca y Sosa casó con Julia Garrido y Castillo,
natural de Baní, hija de Manuel Garrido y Victoria Castillo. Hijos: 5ºN19
Rafaela Carolina, nació el 13 de febrero de 1876, casó en 1891 con José
Ricardo Nolasco, suc.; 5ºN20 José Dolores de Jesús, doctor en medicina, exvicepresidente de la República, nació el 24 de mayo de 1877, casó en Moca
con Mercedes Guzmán, sucesión, murió en 1933; 5ºN21 Rafael Aníbal,
violinista, nació el 24 de octubre de 1878, casó, sucesión, murió en Nueva
York; 5ºN22 Julio Ángel, nació en 1884, murió soltero en 1909 (S.C.); 5ºN23
Julia Matilde, nació en 1886, casó en 1900 con Martín Gallart. Julia Garrido
murió en 1891. (S. C.).
68 Carlos Larrazábal Blanco
De este enlace proceden las familias: a) Thorman-García.
b) García…?
E. BILLINI-GARCÍA
Procede del matrimonio celebrado el 11 de mayo de 1878,
entre Hipólito Billini, hijo de Hipólito Billini y María de Regla
Aristy, y Enriqueta García Tejera, nacida el 19 de marzo de 1855.12
12
Estirpe Billini
I.Juan Antonio Billini, comerciante, natural de Alba, Piamonte (Italia),
hijo de José Antonio Billini y Juana Dominica Ruse, casó el 27 de mayo de
1811, con Juana de Mota, natural de San Carlos, hija de Mateo de Mota
y Juana Arvelo Guillama. Hijos: H1 José Antonio Crispín, nació en Santo
Domingo en 1812; H2 María Antonia (1814), casó en 1832 con Manuel
María Valencia, murió el 29 de enero de 1848; H3 José Altagracia, nació en
Santo Domingo, el 21 de enero de 1816; H4 Juan Pablo, vivía en 1824.
II. Juan Antonio Billini, viudo de Ana de Mota, casó con Ana Joaquina
Hernández, hija de Martín Hernández Cuello y Clara González, hijos: H5
Epifanio, nació en Santo Domingo, el 7 de abril de 1820, sus padrinos Martín
Hernández Cuello y María Dolores Hernández González; H6 Hipólito, nació
alrededor de 1824; H7 Ruperta, nació alrededor de 1824, murió en 1857;
H8 Santiago de la Encarnación, nació en 1825, su madrina Ana Hernández
y González; H9 Miguel, bautizado el 8 de octubre de 1827 de 10 días de
nacido, tomó hábitos, cura del Seibo en varias ocasiones, fue enterrado el 24
de junio de 1860, H10 María del Carmen, nació en 1829; H11 Juan Antonio
Anteportalatinan, nació en 1831; H12 Marcos Evangelista, nació en 1834,
murió el mismo año; H13 María Nicolasa, nació el 5 de diciembre de 1835,
fundó en 1867 el Colegio El Dominicano, murió en 1903; H14 Francisco
Anatalio, nació el 30 de noviembre de 1837, sus padrinos Pedro Ricart Martí
y María Ricart y Torres (es el célebre Padre Francisco Xavier Billini), murió
el 9 de marzo de 1890; H15 Agustín, nació el 5 de mayo de 1840.
Juan Antonio Billini, murió de 65 años y fue enterrado el 15 de julio de
1852. Acostumbraba a firmar su apellido «Billin». Así mismo firmaban sus
hijos: José, prócer, y el Padre Miguel.
H3. José Billini y Mota. Figuró en el pronunciamiento de Baní contra los haitianos; fue firmante del manifiesto de separación del 16 de enero de 1844;
ese año acompañó como secretario al doctor José María Caminero en su
misión a los Estados Unidos. En 1857, fue constituyente en Moca por Baní.
Casó en Baní con Narcisa Cruz, hijos: N1 Isabel, casó con Melchor Cabral,
murió de 95 años en 1944; N2 Ascención de Jesús, nació en 1857 (Baní); N3
Ramona; N4 José Altagracia (Chicá); N5 José Antonio (Tontón); N6 Manuel;
N7 Silvinio; N8 Dolores, casó con José Antonio Miniño (Datos de familia).
H5. Epifanio Billini y Hernández casó el 10 de agosto de 1847 con Ana Teresa
Gautreau, hija de Teodoro o Mauricio Gautreau y María de los Dolores
Guirado. Hijos: N9 Luis Eduardo, nació en 1850, N10 Rosa Julia, nació en
1851; N11 Amelia, nació en 1853; N12 Juan Antonio, nació en 1858; N13
Antología
69
Elvira, nació en 1861; N14 María Adriana Engracia, sus padrinos el presbítero don Francisco Xavier Billini y Emilia Gautreau, nació el 11 de marzo
de 1863; Epifanio Billini y Hernández, fue firmante del manifiesto del 16
de enero de 1844 y compareció la noche del 27 de febrero de ese año en la
Puerta del Conde. Fue el primer fotógrafo que tuvo la República. Murió en
La Habana el 9 de octubre de 1891.
H6. Hipólito Billini y Hernández, casó con María de Regla Aristi, hija de
Manuel Aristy y… Báez, natural de Baní. Hijos: N16 Francisco Gregorio, nació en Santo Domingo el 25 de mayo de 1844; N17 Hipólito, nació en Baní
en 1850; N18 Guadalupe Eugenia, casó en 1879 con Pedro María Aristi.
Hipólito Billini, firmante del manifiesto del 16 de enero de 1844, actuó en
Baní en favor de su pronunciamiento contra los haitianos. Murió en 1876
en Baní.
H15. Agustín Billini y Hernández, comerciante, vecino de Los Llanos, casó
con Manuela Bernal, hija de Juan Isidro Bernal y Pérez de la Paz y Bárbara
Lajara. Hijos: N19 Miguel Agustín, nació en 1866, murió en 1884; N20
Emilio Armando, nació en 1867.
N4/H11. José Altagracia Billini y Cruz, hijos: Bn1 Enriqueta; Bn2 Dolores, vda.
Bobea; Bn3 Débora, vda. Gracesqui; Bn4 María Antonia de la Cruz; Bn5
Enriquillo. (Datos de familia).
N16/H6. Francisco Gregorio Billini y Aristy casó el 22 de junio de 1879 con
Ángela Paulino, hija de Victoriano y Tomasina Rodríguez, naturales de
Baní, hijos: Bn6 Hipólito, casó con Altagracia Montolío, suc.
N17/H6. Hipólito Billini y Aristy casó el 11 de mayo de 1878 con Enriqueta
García, hija de José García y Fajardo y Celestina Tejera y Soto. Hijos: Bn7
Consuelo Altagracia Celestina, n. en Nueva York, casó en 1902 con Augusto
Herrera (suc.); Bn8 Enriqueta Cristiana, nació el 2 de julio de 1894, casó
en 1911 con Evaristo Arturo Mejía y Portes (suc.) (matrimonio civil disuelto), casó en segundas nupcias con Ramón Martínez (suc.). Hipólito Billini:
ex-cónsul de la República en Nueva York (1883). Escribió una obra sobre
límites titulada Santo Domingo y Haití. Cuestión de límites. Murió en 1903.
N14/H15. Emilio Armando Billini y Bernal, casó con Cristina Encarnación
Morales y Guerrero. Hijos: Bn9 Miguel, nació en 1901, casó con Sara Benítez,
suc.; Bn5 Matilde, nació en 1904, casó en 1943 con Luis Alfredo Rizet Khouri
(suc.); Bn6 Manuel Agustín, nació en 1885; Bn7 Cristina Emilia, nació en
1907; Bn8 Margarita (Gogó), nació en 1809, casó en 1843 con Antinoe Fiallo
y Rodríguez (suc.). Emilio Billini murió el 24 de octubre de 1923.
***
Por línea de mujer (ramas viejas) queda descendencia del tronco Valencia
Billini, por matrimonio de María Antonia Billini y Mota con Manuel María
Valencia, grefier, padres que fueron de Esteban (1883); Juana Micaela
(1835); Manuel Mario (1837-1840); Juan Antonio; Tomás Matías (1839),
murió en 1851; María Clara (1844); José María (1842). Esteban, casó con
María Belén López, padres de Eugenio, que casó con Francisca Beer y Pérez
de la Paz.
70 Carlos Larrazábal Blanco
De este enlace proceden las familias: a) Herrera-Billini;
Herrera-Pellerano; Aguiar-Herrera. b) Mejía-Billini. c) MartínezBillini.
F. GARCÍA OBREGÓN-GARCÍA
Procede del matrimonio celebrado el 17 de noviembre de
1864 entre el militar español Marcelino García Obregón, hijo
de Nicolás García y Josefa Obregón, y Mercedes García y Tejera,
que nació el 27 de septiembre de 1842.
De este enlace proceden las familias: a) García ObregónGarcía de la Concha. (Es el mismo tronco 2a y sus derivados
b) García Obregón-Salvatierra; Pou-García Obregón; García
Obregón-Ortiz.
G. Otros miembros de la estirpe García-Tejera fueron el
ilustre y virtuoso sacerdote Rafael García Tejera, que nació el 4 de
mayo de 1841; Eugenia María Luisa, que nació el 3 de octubre de
1844, casó con Abraham Marchena, y murió sin sucesión; Joaquina
Hortensia, que nació, el 20 de febrero de 1863 y murió soltera.
(NOTA a la fam. H5: El vástago N14 es la conocida artista del pincel Adriana
Billini, que vive en La Habana. Ana Joaquina, que no se cita en el texto, casó
en La Habana con Francisco Angulo y Garay, sucesión (Jaruco, t. III, p. 28).
(*) Algunos de los documentos que aparecen en este trabajo se han vertido
con ortografía moderna, y todas las abreviaturas han sido resueltas con el
objeto de que la lectura de ellas sea fácil. Sin embargo, otros, para conservar
su típico sabor, se mantienen tal como se produjeron.
(**) Los partidas parroquiales aquí puestas y las que se refieren a esclavos, más
adelante, no forman cuerpo con el archivo de familia de que aquí se trata.
Antología
71
DOCUMENTOS*
A. PARTIDAS PARROQUIALES**
1.
Muerte de Antonio Tejera
Antonio Texeda –no testó–. En la ciudad de Sto. Domingo
y febrero veinte y cuatro de mil setecientos setenta y siete años:
se enterró en esta Sta. Iglesia Catedral habiendo antes recibido
todos los santos sacramentos Antonio Texeda13 nuestro parroquiano, marido que fue de Manuela de Castro, murió en la obediencia de nuestra Sta. Madre la Iglesia, y yo el infrascrito cura
teniente desta Sta. Iglesia Catedral, que asiste presente, fecha ut
supra. Manuel Hernández.14
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Catedral,
Libro de Óbitos. 1767-1778, p. 184, Est. B. Caj. 17, Leg. 2).
2.Nacimiento de Rafael Tejera
Rafael. En la ciudad de Santo Domingo y Noviembre cuatro
de mil setecientos setenta y siete años: el presbítero don Juan
(*) Algunos de los documentos que aparecen en este trabajo se han vertido
con ortografía moderna, y todas las abreviaturas han sido resueltas con el
objeto de que la lectura de ellas sea fácil. Sin embargo, otros, para conservar
su típico sabor, se mantienen tal como se produjeron.
(**) Los partidas parroquiales aquí puestas y las que se refieren a esclavos, más
adelante, no forman cuerpo con el archivo de familia de que aquí se trata.
En su mayor parte son copias que para este trabajo ha sacado del Archivo
de la Arquidiócesis mi amigo el historiador Vetilio Alfau Durán, a base de
las fichas de mi fichero de familias.
13
El apellido «Tejera» nunca aparece en los libros parroquiales del siglo xviii
en su forma propia sino como «Tejeda», error que subsiste entrado el siglo
xix. Esto, desde luego, ha producido confusiones y dificulta las genealogías
de las familias de ambos apellidos. En todas las partidas bautismales y de
óbitos de los hijos de Antonio Tejera y Manuela de Castro siempre aparece
la forma «Texeda».
14
Manuel Hernández era cura semanero de la Catedral, alternaba con Nicolás
Valenzuela.
72 Carlos Larrazábal Blanco
de Mena, Teniente cura de la parroquia del Señor San Miguel
Arcángel, bautizó solemnemente, puso óleo, y crisma a Rafael
el que nació el día veinte y cuatro de octubre, hijo legítimo de
Antonio Texeda, y de Manuela de Castro, naturales de esta ciudad y nuestros parroquianos, fue su padrino Manuel15 a quien
se advirtió el parentesco espiritual y demás obligaciones, fueron
testigos Domingo Morales, y Juan Rodríguez, fecha ut supra.
Manuel Hernández.
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo,
Catedral. Libro 19 de baut., p. 316, Est. B., caj. 4, leg. 6).
3.Nacimiento de Bonifacia de Soto
Bonifacia. En el Valle de Baní en treinta y un días del mes de
mayo de mil setecientos ochenta y cuatro años. Yo, el infrascrito
Cura-Rector y Vicario foráneo de esta Parroquia bauticé debajo
de condición, solemnemente, puse óleo, y crisma a Bonifacia,
párvula nacida día catorce del mismo mes y año, natural de
esta feligresía, hija legítima de Manuel de Soto y de Antonia
Fernández, legítimos consortes mis parroquianos: fue su padrino Fernando de Soto hijo de Miguel de Jesús de Soto,16 y de
Dionisia Franco,17 al cual advertí el parentesco y su obligación:
En el original de la partida se omitió el apellido del padrino. Por tradición
de familia, y así lo escribe D. Emiliano Tejera, en las notas de familia por él
escritas, ya citadas, el apellido del Manuel fue Hoyos.
16
Otros hijos de Miguel de Jesús de Soto y Dionisia Franco, además de los
citados Manuel y Fernando, fueron Juan Francisco, que murió en 1789;
Cristóbal; María, que murió viuda de Rodrigo Tejeda en 1804 (Baní).
Fernando de Soto y Franco, casó con Rosa de Viterbo y murió en 1812;
su viuda murió en 1817. Juan Francisco Soto y Franco, muerto en 1818,
casó con Ana Pérez y fueron padres de Tomás (m. 1789); Felicísimo, murió
adulto en casa de José González Cobos en 1808; Francisco (m. 1789). Parece
que Juan Francisco había casado en primeras nupcias con Isabel Ortiz, cuyo
hijo Francisco murió de 7 años en 1778.
17
El padre de Dionisia fue Miguel Franco. Su madre lo fue Jerónima Peguero
que casó con Lorenzo Báez Cuéllar Albornoz, padre de los Báez fundadores del apellido. Esta familia Peguero es antigua en Santo Domingo,
procede de Diego Peguero, que aparece en el censo de población de la
ciudad de Santo Domingo en 1606 publicado por D. Emiliano Tejera en la
15
Antología
73
fueron testigos Antonio de Niebla,18 e Isabel del Villar, y esta le
bautizó en su casa en peligro de muerte, por lo que le bauticé yo
debajo de condición: no hubo padrinos entonces, porque fue al
tiempo de nacer, doy fe. (fdo.) Manuel de Castro.
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo,
Parroquia de Baní, Lib. Baut., Est. B. Caj. 72).
4.
Matrimonio Tejera-Soto
Don Rafael Texera y Da. Bonifacia de Soto-Velados.
En la Ciudad de Santo Domingo y octubre cinco de mil
ochocientos doce años, el señor don Manuel de Mena primer canónigo de merced19 de esta Santa Iglesia Catedral a consecuencia
de un despacho que se me ha librado a mí el Cura Teniente con
igual fecha del Illmo. Sr. Dr. Dn. Pedro Valera en el cual dispensa el impedimento de afinidad20… como también la proclama,
revista La Cuna de América. Diego estaba casado con Juana Téllez y fueron
padres de Miguel que casó con Mariana Escalante. De este último enlace
procede Miguel que caso con María de las Nievas Rodríguez, padres de la
citada Jerónima. De modo que el antecesor más lejano del tronco TejeraSoto y sus derivados es Diego Peguero y la descendencia se produce así:
Peguero-Téllez, Peguero-Escalante, Peguero-Rodríguez, Franco-Peguero,
Soto-Franco, Soto-Fernández, Tejera-Soto, Oca-Tejera y García Tejera. Los
Peguero se trasladaron a Baní como pasó con los Báez, Lizardo y otras
familias de la Capital. Lo apuntado arriba ha sido dilucidado por fray
Cipriano de Utrera en su obra La familia de Máximo Gómez y suficientemente comprobado por nuestras investigaciones personales. Murió Dionisia
Franco en su casa de campo de Baní el 11 de febrero de 1791. Testó en
10 de junio de 1789. Tuvo catorce hijos: cinco murieron párvulos, Juan,
Santiago, Manuel, Andrés y Nicolasina; dos murieron púberes, Tomás y
¿…?, sin hijos; Francisco murió hacia 1789; los otros seis, vivos hacia la
fecha del testamento: Cristóbal, Francisca, María, Manuel, Juan Francisco
y Fernando. Dejó doña Dionisia tierras en Banilejo (1,000 pesos) y en San
Antonio y Sombrero (380 pesos).
18
Dos sujetos de este mismo nombre vivían en Baní alrededor del año de esta
partida, uno casado con María Arocha, el otro casado con Juana Agustina
Hernández. Este Antonio de Nieva murió en 1803, y su hijo José María,
«Sacristán y primer cantor» murió en 1804.
19
El canónigo Mena murió en 1818, fue enterrado el 28 de julio. Fue secretario de cámara del arzobispo don Isidoro Rodríguez y Lorenzo, por 1786.
20
La Iglesia reconoció como parentesco de afinidad no solo los provenientes
de uniones lícitas, sino también de las ilícitas. La afinidad de que se refiere
74 Carlos Larrazábal Blanco
(casó) in facie eclesia a dicho señor Dr. Rafael Texera, hijo legítimo de Dn. Antonio Texera, y de Da. Manuela de Castro, con Da.
Bonifacia de Soto, hija legítima de Dn. Manuel de Soto, y Da.
Antonia Fernández, nuestros parroquianos, siendo testigos Dn.
José María de Soto, Dn. Pablo Andújar y Da. Ana de Mena, fecha
ut supra. Agustín Tabares.21
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Parroquia
Catedral, Libro IX de Matrimonios, p. 68, Est. B., Caj. 13, Leg. 8).
5.
Muerte de Rafael Tejera
Rafael Texera. En la ciudad de Sto. Domingo a diez y
seis de junio de mil ochocientos veinte y siete, yo el infrascrito cura interino de esta Sta. Iglesia Catedral di sepultura
eclesiástica al difunto Rafael Texera habiendo recibido los
Sacramentos de Penitencia, Eucaristía y Extremaunción, y
murió en comunión de nuestra Sta. Madre Iglesia fecha ut
supra. Cayetano Acuña.22
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo,
Catedral, Libro de óbitos, p. 135).
esta partida y las palabras latinas, que se callan, alude al nacimiento de la
citada Antonia, hija de Tejera, y sobrina de la desposada Bonifacia.
21
El pbro. Agustín Tabares era hijo de Santiago Tabares, natural de Santiago,
y de María de Jesús Gutiérrez o Soto, natural de Santo Domingo, que murió
en 1783. Otro hermano, José María Casimiro, que nació en Santo Domingo
en 1762, ejerció también el sacerdocio y fue cura interino de Los Ingenios
por 1813, 1814, 1816. Otro miembro de la familia fue también sacerdote,
el pbro. Antonio de Soto, primo hermano de los citados. El padre Agustín
murió en 1820, fue enterrado el 6 de noviembre.
22
Cayetano Acuña, nació el 8 de agosto de 1800, fue hijo de José Acuña y
María Rivas. Clérigo de primera tonsura en 1824, cura de la Catedral en
varias ocasiones (1827, 1829). Murió en 1853, fue enterrado el 1 de junio.
Antología
75
B. ASUNTOS DE ESCLAVOS
6.Recibo
Conste por este haber recibido del Sr. Dn. José de Heredia,23
el menor, la cantidad de trescientos pesos,24 los mismos, que
por orden de Carlos Pereira25 he recibido, valor de un negro,
nombrado Juan, que dicho Pereira le ha vendido, y del cual le
otorgaré escritura judicial luego que se proporcione, según el
Dos personas de este mismo nombre pueden ser este sujeto: José Vicente
Heredia y Campuzano que nació en 1784, médico, regidor en Santo
Domingo, alcalde en Baní antecesor de los Heredia-Ferrer, CamineroFerrer y Heredia-Solá, y José Francisco Heredia que nació en 1775, largo
tiempo conservador de hipotecas, hijo del zaragozano coronel Felipe
Heredia y Gregoria Aguirre y López del Pulgar. Sin embargo el llamársele
«el menor» confunde por cuanto el padre del uno se llamaba Nicolás y el
del otro Felipe, como hemos visto. Pero como estos datos dos José Heredia
son coetáneos, quizás para distinguirlos al Campuzano, menor en nueve
años que el Aguirre, se le llamó «el menor».
24
El precio del esclavo que se menciona era el que tenía, poco más o menos, un negro de las condiciones de este pero, como era natural, según
la edad y la condición física, el precio fluctuaba. Hemos visto en los libros
de capellanías del Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo algunos
precios de negros según su condición: «Bruno, pequeño, 200 ps.; Gregoria,
más pequeña, 125 ps.; Juan, mayor que los anteriores, 225 ps.; Francisco,
negro viejo dañado de la vista, 50 ps.; Francisca, de buen servicio, 250 ps.»
(Capellanía Nº 28, 1781, 1783, San Juan de la Maguana). En el Archivo
Real de Bayaguana aparece un negrito lisiado (1773), valiendo 30 pesos.
En papeles de la Real Hacienda (Archivo General de la Nación) aparecen
ventas de negros, en informes de los escribanos, por cuestión de derechos
de alcabala, año 1784, y allí vemos: José de los Santos vendió la negra María
Merced Montero en 200 ps.; José García vendió otra, María Gertrudis, en
250 ps.; Juan Santín vendió el negro Vicente en 110 ps.; Antonio Girón vendió otro, Miguel, en 118 ps.; José Calderón vendió otro, Nicolás, en 120 ps.;
don José Fernández vendió la negra Cristobalina en 190 ps.; José Delgado
vendió el negro José en 125 ps.; doña Isabel Calero vendió la negra Rosa en
200 ps.; Pablo Navarijo vendió el negro Nicolás en 120 ps.; don Alejandro
Cruzado vendió la negra María en 100 ps.
25
Hasta ahora no tenemos datos documentales acerca de quién pueda ser este
sujeto que se titula «Don» y tiene esclavos. Homónimos los ha habido antes
y después de 1810 y 1812, en San Carlos. En 1750 nació en esta villa Simón,
hijo de Carlos Pereyra y María Francisca Bello. Más tarde, este mismo y otro
del mismo nombre, tiene en su legítima esposa Luisa Díaz Alfonso, de buena estirpe isleña, a Andrés (1753), Bernardo (1756) y Nicolás (1764). Este
Carlos Pereyra muere en San Carlos en 1780.
23
76 Carlos Larrazábal Blanco
poder que para ello me ha conferido quirográficamente, el expresado; y para que conste firmo el presente. Santo Domingo, 3
de diciembre de 1810.
Domingo Pérez
Son 300 Ps.
(ileg. y roto) del negro Juan Pereira.
7.Recibo
He recibido de D. Rafael Texera la cantidad de trescientos
pesos en que le he vendido el negro Juan que había comprado
a don Carlos Pereira, y obligándose este a hacerle la escritura
a Texera que debía haberme hecho a mí. Sto. Domingo, 24 de
marzo de 1812.
José de Heredia
Son 300 Ps.
de edad como de 27 años, criollo, …
8.Escritura
Sepan cuantos este público instrumento vieren como yo D.
Carlos Pereira de este vecindario otorgo que vendo, renuncio
y traspaso realmente y con… a D. Rafael Texera del mismo vecindario que sea para él, sus herederos y sucesiones o quien en
derecho le presente, a saber, un esclavo de mi pertenencia nombrado Juan, criollo de edad de veinte y seis años, el cual hube por
herencia de mis mayores, y se lo vendo sin tacha, vicio, lesión ni
enfermedad conocida en precio y cantidad de trescientos pesos
de ocho reales de plata cada uno que confieso haber recibido
a mi satisfacción y voluntad, y para no pareciere de presente
la entrega renuncia la excepción y Leyes de… y declaro que el
verdadero valor del referido esclavo son los trescientos pesos
recibidos, no vale más ni menos, pero cuando más valga en su
ejercicio y además… le hago donación al comprador intervivos
Antología
77
y partes presentes sobre que renuncio la insinuación26 y leyes
del engaño, y desde esta fecha en adelante me desapodero de
cierto quito y aparto de la acción posesión y dominio que a dicho esclavo había y tenía, y todo lo cual renuncio y transfiero
en el comprador para que como propio use de él a su voluntad,
obligándome a la… seguridad y saneamiento de esta venta con
mis bienes habidos y haber cláusula guarentigia,27 y general
renunciación de las Leyes… y derechos de… favor en forma.
En cuyo estado hallándole el comprador aceptó esta escritura
y se dio por enterado el esclavo a su voluntad. Es fecha en la
ciudad de Santo Domingo a primero de abril de mil ochocientos doce años y el otorgante y aceptante de cuyo conocimiento
yo el Escribano doy fe así… firmaron siendo testigos don José
Guerra, D. José Texera –Ante mi Tomás Bobadilla– Escribano
público. Es conforme al original de su contenido que queda en
el protocolo de mi cargo a que me remito, y de pedimento del
comprador doy este el mismo día en su fecha y otorgamiento.
Tomás Bobadilla28, Escribano público
Insinuación: «Manifestación o presentación de un instrumento público
ante juez competente, para que él interponga en él su autoridad y decreto judicial». En los documentos viejos aparece esta palabra en la forma
«Insignuación».
27
Guarentigio, gia (Del ant. alto alemán «werenio», «garante»). Aplicábase al
contrato, escritura o cláusula de ella en que se daba poder a las justicias para
que la hiciesen cumplir y ejecutasen al obligado como por sentencia pasada
en autoridad de cosa juzgada.
28
El conocido político de los primeros tiempos de la República. Su familia
procede de Tomás Bobadilla y Francisca Amaral. La descendencia de este
tronco es la que sigue, por línea de varón:
Tomás Bobadilla, casado con Francisca Amaral, hijos: H1 Juan, Bachiller,
Cura de la Rivera de Haina en 1779, murió canónigo y fue enterrado el
17 de mayo de 1799. H2 Vicente. Otros hijos parecen ser: H3 el padre de
fray Fco. Bobadilla, de la orden de predicadores en Cuba en 1810; H4
María Antonia, casó con Adrián de los Reyes (suc.); H5 María de la Paz,
casó con Francisco Antonio Ortiz; H6 el padre de Juana Nicolasa Bobadilla
casada con D. Francisco Figueira, oidor en Cuba. Tomás Bobadilla, viudo de
Francisca Amaral, murió en 1782.
H2. Vicente Bobadilla y Amaral casó con Gregoria Briones y Pérez, hijos:
N1 Petronila, casó en 1824 con don Francisco Gneco y Navarro, N2 José
Mario; N3 María Mercedes; N4 Dominga, casó en 1830 con Juan María Félix
Alquier (suc.); N5 José Ramón; N6 Tomás, nació en Neiba en 1785 o 1788.
26
78 Carlos Larrazábal Blanco
9.Recibo
Conste por este como yo Domingo Espinal he recibido de
Dn. Rafael Texera la cantidad de dos cientos veinte y cinco pesos
de plata fuerte por el valor de una esclava nombrada Bárbara,
criolla, de edad de diez y ocho años, la misma que le ha vendido mi legítima madre Da. Josefa Miniel, sin tacha, vicio, lesión,
ni enfermedad. Y hasta que se verifique que ella le otorgue la
correspondiente escritura, o su apoderado licenciado don Juan
Nepomuceno de Arredondo,29 en la forma que más haya lugar
Vicente Bobadilla, director del Hospital San Nicolás, murió el 19 de octubre
de 1832, de más o menos 60 años.
N2/H2. José María Bobadilla y Briones, presbítero, doctor; autor de un folleto
publicado en 1845 en el cual defendía el derecho de la Iglesia y de los dominicanos emigrados a los bienes de que fueron despojados por los haitianos.
Emigró, estuvo en Venezuela.
N5/H2. José Ramón Bobadilla y Briones, boticario, casó con Ana María Pérez,
hija de… Pérez y Josefa Tejeda el 14 de marzo de 1830. Hijos. Bn1 Ana
María, nació en 1832.
N6/H2.I. Tomás Bobadilla y Briones y Magdalena Herben. Hijos: Bn2 Gregoria
Justina.
II. Tomás Bobadilla y Briones, director de la escuela nacional, notario público,
casó con María Virginia Desnier D’Olbreuse, viuda de José Pesati, hija de
Bernard Desnier y María Alland. Hijos: Bn3 María del Carmen Leonor, nació en 1823; Bn4 María Vicenta, nació en 1824, casó Luis Cruz (suc.), murió
viuda en 1901; Bn5 Gerardo, nació en 1827; Bn6 Carlos Tomás, nació en
1830; Bn7 José María, nació en 1832; Bn8 Clemencia Antonia, nació el 16
de enero de 1835, casó con Carlos Nouel en 1854, notario público, María
Virginia Desnier, murió en Puerto Príncipe (Haití) en 1876, sucesión. Don
Tomás Bobadilla, de los fundadores de la República, político distinguido,
murió en Puerto Príncipe (Haití) el 21 de diciembre de 1871.
Bn5/N6. Gerardo Bobadilla Desnsier y …, hijos: Eladia, nació en 1850 (Seibo).
Bn6/N6. Carlos Tomás Bobadilla y Desnier casó el 17 de mayo de 1856 con
Merced Abréu, hija de Francisco Javier y Ciriaca Romero, hijos: Matilde, nació
en 1859, casó en 1879 con Luis Felipe Dujarric (suc.); Antonio María, nació en
1860, casó en primeras nupcias con Prudencia Caridad Espinal, hija de Ramón
y Luisa Romero, sucesión; casó en segundas nupcias con Clara Urraca, padres
del presbítero Carlos Tomás Bobadilla; Manuel Emilio, nació en 1862.
29
La familia Arredondo a la cual perteneció don Juan Nepomuceno, data,
en Santo Domingo, de fines del siglo xvii, y su fundador fue don Tomás
Arredondo, capitán, cabo general de artillería, hijo del maestre de campo
don Tomás Arredondo y Trespalacios y doña Mariana de Mendoza. Casó en
Santo Domingo con doña María de Simancas y Moncada (Conde de Jaruco,
Historia de familias cubanas, t. IV). El cuadro genealógico, según nuestro
fichero, es el siguiente:
Antología
79
Don Tomás de Arredondo y Simancas, oriundo de Burgos, comandante,
cabo general de artillería (Utrera), casó con doña María de Rojas (doña
María Vizcaíno, hija del alférez Santiago Vizcaíno y García y María Guzmán
y Rojas, según Jaruco), se velaron en 1713, hijos: H1 José, nació en 1711; H2
Juan, nació en 1715. Don Tomás de Arredondo murió en 1714, enterrado
el 21 de septiembre. Su viuda casó en 1728 con Francisco Rodríguez.
H1. Don José de Arredondo y Rojas, casó con doña Isabel Martínez Santelices,
hijos: N1 María de Altagracia, nació en 1773; N2 Francisco de Paula, nació
en 1775; N3 Juan Bautista, nació en 1776; N4 José María, nació en 1779;
N5 Felipe Neri, nació en 1780; N6 Isidoro, nació en 1781; N7 Raimundo
Severo, nació en 1782, hermano gemelo de: N8 María de las Mercedes; N9
José María Saturnino, nació en 1784; N10 Manuel Anacleto, nació en 1785;
N11 María, nació en 1790.
Don José de Arredondo y Rojas, abogado, justicia mayor de la vuelta del Sur
para 1785.
H2. Don Juan de Arredondo y Rojas casó el 27 de febrero de 1740 con doña
Jacinta de Castro, hija del capitán don Gonzalo de Castro Rivera y Nicolasa
de Pina Urdaneta. Hijos: N12 Francisco, nació en 1749; N13 Pedro, nació
en 1751, abogado en 1782, suplente de la Junta Suprema de Censo, en
1813; N14 Domingo, murió párvulo en 1758; N15 Juan Nepomuceno, nació
en 1759, muerto antes de 1807; N16 María Altagracia, murió en 1762; N17
Lorenza, nació en 1761, casó con Tiburcio Sterling, muerta para 1807; N18
Francisca, nació en 1763; N19 Juana Paula, nació en 1768, muerta para
1807; N20 Tomás. Doña Jacinta de Castro murió en 1807. Don Juan de
Arredondo y Roja, Doctor en derecho civil, relator de la Real Audiencia en
1748, Alcalde Mayor de Santiago en 1768; rector de la Universidad de Santo
Tomás de Aquino en 1778; alcalde ordinario de Santo Domingo en 1782,
fue miembro de la Junta de Temporalidades que estuvo encargada de la administración de los bienes de los jesuitas; juez de residencia de los alcaldes
mayores de Santiago Pedro de Arroyo y Fernando Pinzón, juez de la causa
que se siguió contra Fernando de Espinosa, comandante de la frontera del
Sur; don Juan, para 1807, ya había muerto.
N18/H2. Don Francisco de Arredondo y Castro, abogado, regidor que fue
de Santo Domingo, casó con doña Francisca Pichardo y Zereceda, hija del
capitán Antonio Pichardo y Rosa Zereceda y Cruzado, hijos: Bn1 Santiago;
Bn2 Gaspar; Bn3 Juan Nepomuceno; Bn4 María Altagracia, soltera, murió
en 1821 y según Jaruco, además: Bn5 Ana; Bn6 Juana; Bn7 Antonio; Bn8
Tomás, nació en Santiago de los Caballeros en 1797, murió en 1866.
N20/H2. Don Tomás de Arredondo y Castro, abogado, casado con doña
Teresa de Castro, hijos: Bn9 Juan Ángel, nació en 1787. Don Tomás murió
en El Seibo en 1787.
Bn1/N18. Don Santiago de Arredondo y Pichardo Zereceda, casó el 12 de
abril de 1821 con María de la Cruz Pérez Guerra, hija de Domingo Pérez
Guerra y Rosa Portes. Don Santiago de Arredondo nació en Santiago, fue
colector, oficial segundo del Real Cuerpo de Artillería (1818), oficial mayor
del Juzgado Político del Cuerpo de Artillería (1819).
Bn2/N18. Don Gaspar de Arredondo y Pichardo Zereceda, nació en Santiago,
se graduó de abogado en 1799. Presenció los crímenes cometidos por
Dessalines en el Cibao. Pudo escapar y se estableció en Cuba donde
80 Carlos Larrazábal Blanco
contrajo matrimonio, según Jaruco, con María Dolores Olea y procreó una
familia de ocho hijos que fueron Tn1 María Dolores; Tn2 Altagracia; Tn3
Carmen; Tn4 Francisca; Tn5 Ana; Tn6 Francisco; Tn7 Francisca de Paula;
Tn8 Martín. En 1814 vivía en Puerto Príncipe. Dejó escrita una relación de
los sucesos de que fue testigo que no se ha publicado. Fue alcalde ordinario
y síndico procurador en Santiago y en esta fue auditor honorario de Guerra
y magistrado de la Audiencia de Camagüey.
Bn3/N18. Don Juan Nepomuceno de Arredondo y Pichardo Zereceda, natural
de Santiago de los Caballeros, casó en Santo Domingo con Rosa Pichardo,
hija de Antonio Pichardo y Mariana Contreras, hijos: Tn9 Domingo, nació
en 1812; Tn10 Francisco Cándido Jacinto, nació en 1914, casó en Cuba
con Catalina Fernández, su hijo Francisco casó en segundas nupcias con
María Soledad Román Arias; Tn11 Juan Nepomuceno, nació en 1817, casó
en Puerto Príncipe (Cuba) en 1844 con Catalina Arango (Jaruco); Tn12
José Antonio, nació en 1810; Tn13 Mariana Francisca Jacinta, nació en
1820; Tn14 María Altagracia de Jesús, nació en 1821, y según Jaruco: Tn15
Rosalía; Tn16 Mercedes; Tn17 María Dolores, casó en Cuba con Carlos
Pichardo, hijo de Carlos Pichardo y Contreras y María de Jesús Pichardo y
Tapia; Tn18 Manuel; Tn19 Miguel; Tn20 José Cayetano.
Juan Nepomuceno de Arredondo, abogado, durante la dominación francesa vivió emigrado en Puerto Rico, regreso al país después de la Reconquista.
En 1810 fue regidor de la ciudad de Santo Domingo. En el gobierno de
Urrutia fue comisionado para inquirir acerca de ciertos desórdenes ocurridos en el Este y para tomar medidas respecto del contrabando. En 1813
había sido miembro de la Junta Provincial(2).
Ayudó a José Núñez de Cáceres en los trabajos de la «Independencia efímera». Fue miembro de la Junta Provisional de Gobierno creada por Cáceres
en 1921 la que abandonó en el mismo mes de diciembre. El 9 de enero
pidió su retiro del cargo que desempeñaba como miembro de la Suprema
Corte de Justicia. Emigró definitivamente.
Bn9/N18. Don Tomás de Arredondo y Pichardo, casó con doña Ana María
Miranda y Agüero, cubanos. Hijos: Tn21 Francisco; y según Jaruco: Tn22
María Dolores; Tn23 Juana; Tn24 Antonia María; Tn25 Ana Josefa, casó con
José Rafael Agüero Guerra; Tn26 Gaspar.
Bn9/B20. Don Juan Ángel de Arredondo y Catro, abogado, casó el 26 de mayo
de 1811, con Irene Pérez de la Paz, hija de Juan Isidro Pérez de la Paz y
Francisca Valerio. Hijos. Tn27 Josefa Calasanz, nació en 1812; Tn28 Jenaro,
nació en 1814, Tn29 María Teresa, nació en 1816, Tn30 Petronila Nolasco,
nació en 1819, Tn31 Margarita, nació en 1821. Don Juan Ángel emigró en
1822, dejó encargada de la administración de sus asuntos a su cuñada y
comadre María de Jesús Pérez de la Paz.
Tn11/Bn8. Don Francisco de Arredondo y Miranda, cubano, casado con
doña Elvira Betancourt, hija de Miguel Betancourt y María Guzmán. Hijos:
Francisco Javier Salvador, nació en Puerto Plata el 3 de diciembre de 1873,
bautizado en Santo Domingo en 1875; Elvira Leonor Gertrudis, nació el 17
de noviembre de 1877; Luisa Caridad del Corazón de Jesús, nació el 27 de
septiembre de 1878; Alfredo Bartolomé del Corazón de Jesús, nació el 24
de agosto de 1891; Aurelio Felipe, nació el 23 de agosto de 1883 y según
Jaruco: Ana, que casó con Manuel Loret de Mola y Mora; y Tomás, casó con
Antología
81
en derecho le doy el presente siendo testigos el escribano don
Tomás Bobadilla, don Manuel Ramírez, y don Antonio García.
En Santo Domingo, a 13 de octubre de 1814 años.
Domingo Espinal
Tomás Bobadilla
M. As. Ramírez30
Antonio García
10.Litis sobre propiedad de un esclavo
Santo Domingo, noviembre de 1811.
Vistos estos autos seguidos por el mulato José Severo, en primeras contra Rafael Texera, en segundas con José Pichardo,31 y
Josefa Martínez Godoy.
Don Francisco de Arredondo y Miranda, como se ve, emigró de Cuba a
Santo Domingo. Era músico y aquí compuso la conocida pieza musical escolar «Himno nacionalista».
30
Es Manuel Ascensión Ramírez, hijo de José Narciso y Estebanía Mejía, nacido en 1778. Casó con Catalina de Mueses y murió en 1817. Probablemente
es el platero del mismo nombre que ejercía su oficio en 1801. Hijo de
Manuel y Catalina fue Narciso que nació en 1813.
31
De la unión de José Pichardo, quizás el que llamaban El Indio, natural de
Santiago de los Caballeros, y de Manuela Teresa, procedieron Juan Bautista,
que nació en 1807; María en 1808, Pablo en 1811 y José Antonio, nació alrededor de 1817. Pablo Pichardo y Tejera, firmante del Manifiesto de Separación,
casó en 1847 con María de la Cruz Aybar, hija de Manuel Aybar y Tomasa
Sainz. De este enlace proceden las familias Pichardo-Soler y otras. José Antonio
Pichardo y Tejera, carpintero en 1839, casó con Juana de la Cruz Betancourt.
De aquí proceden los estirpes Carretero-Pichardo; Ortega-Pichardo; PichardoPimentel; Pichardo-Aristizábal, Pichardo-Patín; Palau-Pichardo; PichardoLapeiretta y sus derivados. Los troncos que formaron estas familias fueron:
Rafaela María de Jesús (n. 1832) por su matrimonio con Manuel Carretero;
María o Ana Teresa de Jesús (n. 1837), por su matrimonio con Francisco
Ortega, Manuel María (n. 1842) por su matrimonio y unión con Emilia
Pimentel y Castillo y Adelaida Aristizábal; José María, Paíno, (1843-1897) por
su matrimonio con Amalia Patín; María Manuela (1849) por su matrimonio
con Buenaventura Palau; José Dolores (Loló), (1852-1904) por su matrimonio
con Carmela Ulina Lapeiretta. Otros Pichardo-Betancourt fueron: Bernardo,
el mayor, presbítero, canónigo, nació el 11 de noviembre de 1890, murió el 10
de enero de 1889; José Francisco, literato, nació el 3 de diciembre de 1835 (no
en 1837 como se ha escrito), murió el 30 de marzo de 1873.
82 Carlos Larrazábal Blanco
en tercera contra Pedro Pérez, a nombre de su padre Juan Pérez,
como primer causante citado de evicción por Pichardo, y este
por Texera, en razón de la libertad32 que demanda el referido
A continuación damos copia de un documento de manumisión que para
nosotros fue sacada del Archivo Real de Bayaguana, libro I, del 1 al 9, expediente 3, documento d, (entonces depositado en el Registro del Tribunal de
Tierras) por la Sra. María de Brusiloff:
32
Sepan cuantos este público instrumento de horro y libertad vieren, cómo
yo, María Gabriela Nicasio, vecina de la ciudad de Santo Domingo, y hacendada en este sitio de Tabila, otorgo que doy entera libertad a Juana
Petronila Nicasio, mi esclava, por el precio de ciento y cincuenta pesos de a
ocho reales de plata que me tiene entregados en dinero de contado de que
me doy por recibida a toda mi voluntad, los que por no ser su entrega de
presente renuncio la exención y la ley de la non numerata pecunia prueba
del recibo como en ellas se contiene, y declaro que el justo precio y valor de
dicha negra es el de trescientos pesos de que habiéndome entregado los referidos ciento cincuenta pesos le hago gracia y donación de los otro ciento
cincuenta que ajustan su intrínseco valor, buena, pura, mera, perfecta, irrevocable que el derecho llama intervivos, y partes presentes, con insinuación
de los quinientos sueldos; y declaro que el justo precio de la dicha Juana
Petronila es el referido arriba, y que si más vale, o valor pueda, se los remito
graciosamente para que ni yo ni mis herederos, ni sucesores no le cobre
por la razón de su valor cosa alguna por estar de él enteramente satisfecha
y desde hoy en adelante de la fecha de este me desapodero, desisto y aparto
del derecho de posesión, propiedad, dominio, señorío y otro cualquier
derecho que a dicha negra pudiera tener, y todo ello se lo cedo, renuncio y
traspaso y le doy el poder que es necesario para que trate y contrate, compre y venda, parezca en juicio, otorgue escrituras, testamentos, codicilos
y otros papeles que le pertenezcan, a todo cuanto otra pareciera libre y
no sujeta pueda hacer sin licitación alguna, y me obligo a que esta dicha
libertad y donación le será cierta y segura, y que sobre ello, ni en parte, no le
será inquieta por persona alguna, y si tal sucediere, luego que pase ello sea
requerida saldré a su voz y defensa, lo seguiré y feneceré a mi propia costa y
mención hasta dejarle en quieta y pacífica posesión, y si así no lo ejecutare
le devolveré los dichos ciento y cincuenta pesos que me ha dado con más
todas las costas y perjuicios que por esta razón se le siguieren, llanamente y
sin pleito alguno a cuya firmeza y cumplimiento obligo mi persona y bienes
presentes y futuros con cláusula guarentigia y renunciación de todas las
leyes, fueros y derechos de mi favor, y la general en forma, y por ser mujer
renuncio las del Emperador Justiniano senatus consulto Beleyano, Leyes de
Toro y Partida de cuyo remedio fui avisada, y como sabidora en especial de
su efecto quiero que no me valgan en este caso, en cuyo testimonio es fecha
en dos días del mes de diciembre de mil setecientos setenta y cinco, y la
otorgante a quien yo el presente alcalde por defecto del escribano público
doy fe que conozco, así lo dijo, otorgó y lo firmó en presencia de testigos
que lo fueron José Basilio de la Cruz, José Vásquez y Dn. Pedro del Castillo
todos vecinos presentes a toda lo cual interpuse mi autoridad judicial y
Antología
83
Servero, que supone haberle conferido en vida su ama María
Pérez; Visto lo alegado y probado por las partes, y teniendo consideración a que casi son las mismas relaciones, y reclamos hechos
por Miguel Servero, amo y padre que se dice del mulato en casi
todos sus escritos presentados en la causa que siguió reclamando
la propiedad de este, como por la prueba que entonces instruyó
y se ha tenido a la vista, resulta que no llegó a conferírsele la
libertad a dicho esclavo, una vez que lo aseveran aquellos testigos, es que sus amos lo tenían para libre en lo que cabalmente
consideró D. Felipe Moriel Calderón, Antonio Olivo,33 y Gabriel
de Acosta no en sus respuestas al tercero particular el interrogatorio producido por el mismo mulato a p. 34 vuelta, de estos
autos, cuya asentiva unida a la de los indicados testigos de la
primera causa convencen que desde luego no llegó a verificarse
la gracia sino que quedó pendiente, y sin efecto, al paso que no
se ha justificado tampoco en términos legales el otorgamiento
del testamento de la referida María Pérez, en que se supone
constaba la citada libertad, ni es presumible tampoco cuando
Miguel Servero lejos de haber alegado esta circunstancia a favor
del mulato, lo reclamaba para sí llamándose heredero universal
por el propio testamento: por tanto, y por cuanto más ha sido
digno de atención en el asunto, se declara, no haber probado el
antedicho mulato José Servero, cuanto probar le convenía para
obtener la libertad, y en consecuencia que debe continuar sujeto
a la esclavitud, y servidumbre; pero mediante a que tampoco ha
justificado Juan Pérez, competentemente el legado que del dicho
mulato José Servero, dice le hizo su hermana al tiempo de su
como juez cartulario doy fe, y lo firmé, ante mí y por mí Manuel Mexía,
Alcalde ordinario, a ruego de María Gabriela Nicasio. Jph. Bacilio de la
Cruz.
Este Antonio Olivo era hijo de Manuel Olivo, sastre, que murió en 1811, y
Josefa de la Rosa. Casó con Juana Centeno. El sastre Manuel Olivo era hijo
de Mateo Olivo y Manuela Cataño, casados por 1752. El apellido «Cataño»
se arrimó al «Olivo» en las generaciones subsiguientes, tanto que Olivo
Cataño apellidaban al Antonio de esta nota; y a una hija de Manuel Olivo
de la Rosa y María Josefa Sánchez que nace en El Seibo en 1787, la apellida
el libro parroquial correspondiente «Olivo Cataño», Lucía Oliva Cataño,
hija de Antonio Cataño y Catalina León, casó en 1830 con Martín Girón.
33
84 Carlos Larrazábal Blanco
muerte, en cuya circunstancia, no debió haber procedido por sí
solo a la venta de este, sin el juicio previo de inventario división
y partición de bienes, con los demás herederos abintestato, y
audiencia del viudo supérstite Miguel Servero por el interés que
en caso de haber gananciales pudiera haberle competido y reclamado, se les reserva su derecho así a dichos herederos, como a
este para que en el particular lo deduzcan, en dónde, cuándo y
cómo mejor les convenga haciéndoseles para ello notificación en
forma, al viudo en su propia persona, y a las demás por despacho
al Señor Alcalde Mayor de la ciudad de Santiago, permaneciendo
entretanto el expresado mulato en poder de Rafael Texera su
último poseedor entregándosele para el oficio con los jornales
que haya devengado y que deberá dar cuenta el Licenciado D.
Juan Nepomuceno de Arredondo como encargado para ello
por este Tribunal por decreto de primero de septiembre del año
próximo pasado de ochocientos diez corriente a. p. 32 vuelta y
su notificación a p. 33 y cancélese la obligación de p. 82 vuelto,
que verifique la entrega del mulato al dicho licenciado. Y por este
que su merced el Señor Regidor Decano D. Miguel Martínez de
Santelis,34 haciendo de alcalde ordinario en turno por ausencia
del Señor de Segundo Voto D. Fernando de Heredia,35 definitivamente. Juzgando proveyó con dictamen de Asesor, así lo mandó
sin especial condenación de costas pero debiendo satisfacer
las causadas por el esclavo, Rafael Texera, su actual poseedor a
La estirpe Santelices procede de don Miguel Martínez de Venecia Santelices
(la variante «Santelis» existió siempre y todavía perdura), que era natural
de Santander, hijo de don Miguel Martínez de Venecia Santelices y de
doña Manuela de Piero. Casó el 3 de octubre de 1728 con doña Bárbara de
Figueroa del Caset, hija del maestre de campo don Francisco de Figueroa
y doña Isabel Rodríguez. De este matrimonio procede, probablemente, el
Santelices de esta nota que casó con María Antonia Saviñón, del cual enlace
proceden Margarita (1787), Pedro (1789), Francisco Matías (1791), María
de las Mercedes (1793); Manuel, que casó con Petronila Espinosa, padres
de Miguel Luis Santelices. El bachiller don Agustín Santelices casó en 1838
con Rafaela Pichardo, hija de Isidro Pichardo y Carlota Pichardo, fue hijo
de don Miguel Santelices y doña Josefa Pichardo.
35
Don Fernando de Heredia, capitán, nació en 1758 y murió en 1820, Era
hijo de don Domingo de Heredia y Alarcón Coronado y de Isabel Serrano
Pimentel. (Datos de Utrera).
34
Antología
85
reserva de cargarle el importe en aumento de su valor debiendo incluirse en los posteriormente causados cuarenta reales de
honorario por la vista de los autos acumulados, y artículos suscitados, y lo firmo con dicho Asesor por ante mí que doy fe: Miguel
Martínez Santelis: Dr. Domingo Díaz Páez;36 Ante mí: Dionisio de
la Rocha, Escribano real y público. En diez y seis de noviembre de
mil ochocientos once años. En mi oficio notifiqué a D. Antonio
del Rosario como apoderado de Juan Pérez, presentes Juan de
Sierra, y Carlos (roto) doy fe. Rocha: Escribano.
Santo Domingo y febrero 4 de 1812.
Autos y Vistos: con lo representado por el Caballero Síndico
Procurador general y expreso existir intento del esclavo José
Servero de la apelación que a su nombre interpuso su llamado
padre, y amo a p. ciento diez y ocho; se declara sin lugar este
recurso y en consecuencia, y de estar ya en posesión del referido
esclavo su dueño actual Rafael Texera que teniendo quien lo
compre y queriéndose vender aquel todavía, no la impide este
arbitrio y libertad, que las leyes protegen a los de su clase, tásense las costas y satisfágasele como está mandado en la sentencia
y las del artículo en la forma ordinaria con diez y seis reales…
La estirpe Díaz Páez fue fundada por don Alonso Díaz Carneiro, natural de
Extremadura, que casó en Santo Domingo con María Castañeda en 1679.
Hijo de este matrimonio fue Domingo Díaz Carneiro (H1) que casó con
Leonor María de San Pedro. Domingo otorgó testamento en Buenaventura
en 1726. Benito Díaz Carneiro y San Pedro (N11), casó en 1728 (San
Carlos) con Ana Jacinta Jiménez. Entre otros hijos tuvo a Benito (Tn1), que
casó con Tomasa Páez, padres del Dr. Domingo Díaz Páez (Bn1).
Bn1. Domingo Díaz Pérez casó con María Cayetana Vala, hijos 4ºN1 José
Ildefonso (1738); 4ºN2 María de la Candelaria (1811-1815); 4ºN3 Teodosio
Higinio (1813); 4ºN4 Benito (1815); Francisco, sacerdote (1818); 4ºN5
María del Carmen (1818); 4ºN6 Domingo Enrique.
4ºN4. Benito Díaz Páez y Vala y Felícitas Dali, hijos: Visitación que casó en 1869
con Miguel Cabral Bernal, sucesión.
4ºN6. Enrique Díaz Páez y Vala, casó con Plácida Vala, hijos: María Ramona, nació el 8 de febrero de 1856, casó con José Joaquín Pérez, sucesión; Higinio,
natural de Santiago de Cuba, casó en 1876 con Aurora Vallejo, hija de Blas
y Mercedes Villeta, padres de Pedro Enrique (1877); Plácido Benito; Elvira
de la Caridad (1880); Francisco Ernesto (1882); Manuel Higinio (1888);
Julio Alfredo (1891).
36
86 Carlos Larrazábal Blanco
Soria: Heredia: Dr. Díaz Páez: Ante mí Dionisio de la Rocha,
Santo Domingo, 18 de junio de 1812: Hágasele saber a Rafael
Texera pague dentro de tercero día la parte de costas que adeuda apercibido el apremio y que haya lugar: Heredia: Dr. Díaz
Páez: Ante mí: Dionisio de la Rocha.37
11.Matrimonio
Luciano Núñez y Catalina Molina –esclavos– velados símil. En la Ciudad de Santo Domingo y noviembre seis de mil
ochocientos quince años, yo el infrascripto Cura Teniente de
esta Santa Iglesia Catedral, habiéndose convenido las proclamas
en tres días festivos inter misarum solemnia y no resultando
impedimento alguno legítimo, presencié el matrimonio que in
facie ecclesiae por palabras de presente expresivos de su mutuo
consentimiento contrajeron Luciano Núñez y Catalina Molina,
ambos esclavos de don Rafael Texera y de esta feligresía mayor:
Les conferí dimul las bendiciones nupciales confesando y comulgando en el Santo Sacrificio de la misa que este día celebré.
Fueron testigos Facundo Gutiérrez,38 Dn. Marcos de Mota,39 y
otros que se hallaban presentes de que doy fe.
Agustín Tabares
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo. Parroquia
Catedral. Libro X de matrimonios, p. 42. Est. B., Caj. 15, Leg. 9).
12.Bautismos
Don Dionisio de la Rocha, natural de Lima, casó con doña Felícitas Cotes,
de Santo Domingo. Fue enterrado el 18 de junio de 1822.
38
Zapatero, ejercía hacia 1829.
39
Marcos de Mota, fue hijo de Nicolás de Mota y Manuela Picor, de San
Carlos. Estudiante en 1808, clérigo tonsurado de la Catedral en 1817. Cura
de Sabana de la Mar en 1821.
37
Antología
87
Isabel, Faustina, Isidoro, Gregorio, Luis y José María.
Adultos esclavos. En la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santo
Domingo a los veinte y dos días del mes de octubre de mil ochocientos diez y nueve años. Yo el infrascripto Cura Teniente de
esta Santa Iglesia Catedral bauticé solemnemente puse óleo y
crisma a los adultos de las Costas del África Isabel, como de diez
y ocho años. A Faustino, como de diez. A Isidoro de la misma
edad casi. A Gregorio como de ocho años. A Luis al parecer de
nueve años y a José María como de la misma edad, siendo de
todos estos su madrina Da. Roberta del Villar a quien advertí
todas sus obligaciones y espiritual parentesco. Advirtiendo fueron antes examinados en lo principal de nuestra Santa Religión:
como así mismo ser todos esclavos de don Rafael Texera nuestro
parroquiano: fueron testigos Dn. Ramón López40 y José de la
Rosa. De que doy fe, Agustín Tabares.
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo. Parroquia
Catedral, Libro XXX de bautismos, p. 61, Est. B., Caj. 6, Leg. 3).
13.Bautismos
María Merced, Tomasina, Lorenzo, Miguel, Domingo
y Antonio. En la Muy Noble y Muy Leal. Ciudad de Santo
Domingo, octubre y tres de mil ochocientos diez y nueve años.
Yo el infrascripto Cura Teniente de esta Santa Iglesia Catedral
bauticé solemnemente puse Santo óleo y crisma a los adultos
María Merced, como de veinte y tres años. A Tomasina como de
veinte y uno, de quien es madrina Gregoria Toribio. A Lorenzo
como de veinte y dos años. A Miguel al parecer como de catorce.
A Domingo como de diez, y Antonio como de nueve años, todos
de las Costas de África, esclavos de Dn. Rafael Texera nuestro parroquiano, siendo madrina de todos (a excepción de Tomasina),
Da. Roberta del Villar a quien advertí sus obligaciones y espiritual
Clérigo de tonsura, sacristán de la Catedral en 1817.
40
88 Carlos Larrazábal Blanco
parentesco: testigos don Ramón López y José de la Rosa. De que
doy fe.41
Agustín Tabares
(Archivo de la Arquidiócesis de Santo. Domingo. Parroquia
Catedral. Libro XXX de bautismos, p. 63. Est. B., Caj. 6, Leg. 3).
C. PAPELES DE NEGOCIOS
EL CUADERNO DE CUENTAS41a
14. Algunos recibos
J’ai ressu de Monsieur Teheyra la summe de quarente huit
gourdes et six escalin (¿) ce á compte de plus forte somme qu’il
me doite. Santo Domingo le 19 may 1806.
Jn Bte. Dumagen.
***
Los últimos esclavos. Aunque en el período de nuestra historia llamado de
la «España Boba» la vida colonial de Santo Domingo, en su aspecto económico, fue de un estado deplorable, hubo sin embargo una pequeña introducción de esclavos, los últimos introducidos. En 1818 D. José Basora hizo
bautizar en la parroquia de Santa Bárbara, diecinueve; en 1820, el regidor
D. Francisco Travieso bautiza unos veintisiete; en agosto del mismo año el
también regidor D. Pablo Pujol hace bautizar cinco niños borucos. Entre
los bautizados por Basora se encontraba el niño como de 12 años, de casta
«brisón» a quien se le puso por nombre Santiago, el mismo que más tarde,
en el año 1844, se acogió al partido de los febreristas e ilustró su nombre en
las batallas que se sostuvieron contra Haití.
41a
El cuaderno de cuentas lo forman recibos que firmaban los acreedores
según se hacían los pagos, y algunas facturas de efectos tomados a crédito.
Estas no aparecen en el presente trabajo copiadas textualmente. Se han
eliminado los productos y sumas totales, pero se han conservado los precios
de las mercancías.
41
Antología
89
J’ai ressu de monsieur Teheyra la somme de vingt gourdes pour sold de tout compte avec luy juis que se jour. Santo
Domingo 18 de abril de 1806.
Dumagen
***
Recibí de don Rafael Tejera la suma de dos cientos cinquenta
y tres pesos fuertes y quatro reales por treinta y tres docenas de cordobanes que mi hermano Elías le vendió: Sto. Dgo. y 27 marzo 1810.
M. Delvaille Cadet
***
Recu de Monseiur Raphael Texero la Somme de Cinq mille
cinq cent Gourdes a compte. Sto. Domingo le 17 mars 1810.
Rosseet.42
***
Recibí de Dn. Raphael Teyer la suma de mil dos cientos
fuertes en cuenta. Sto. Dgo. 18 april 1810.
Elias Delvaille.
***
Recibí cuarenta y dos pesos y cuatro reales del Sr. Teyar a
cta. De mayor suma.
S. Dmgo. y 11 mayo 1806.
J. Monsanto.
De apellido Rosset existió a principios del siglo xix. Esteban, casado
con María Guillermina. Una hija de estos, María, casó en 1815 con Juan
Cipriano. Los Rosset eran de Mirabalé.
42
90 Carlos Larrazábal Blanco
***
He recibido de Dn. Rafael Texera la suma de tres cientos cincuenta pesos, por tanto que a contado a Dn. Vicente
Texera por cuenta de Dn. Fco. Pérez, por salvo de la madera de
Matenaranja en Haina. Sto. Dmgo. y 23 de enero 1811.
M. Delvaille Cadet.
***
He recibido de Dn. Rafael Texera la cantidad de siete mil
cuatrocientos noventa y ocho pesos dos reales por seiscientos
piezas madera de caoba que me ha vendido en el Puerto de
Petitru, de los cuales no se han recibido hasta este día que la cantidad de tres cientos y ochenta y ocho pesos y por el restante que
quedan de dos cientos y veinte piezas, se obliga Dn. Fco. Pérez
a entregarla a mi voluntad habiendo rebajado, una obligación
de Dn. Fco. Pérez de dos mil pesos sobre la madera y para que
conste doy este en Sto. Domingo y 4 septiembre de 1811.
M. Delvaille Cadet.
15.Facturas
Sto. Dgo. y 3 de marzo de 1810.
Debe el Sr. Dn. Rafael Teyer a Rosset por lo que sigue, a
saber:
Por
‘’
‘’
‘’
‘’
‘’
20 piezas de seda de las Indias.............. $21. 1 pieza
10 ‘’ ‘’ tafetas de las Indias................ 15. ‘’
55 ‘’ ‘’ moselina de 10 yardas............ 7. ‘’
61 ‘’ ‘’ moselina con cu nptos (?)..... 5. ‘’
96 ‘’ ‘’ moselina de 5 yardas.............. 3.2 ‘’
20 ‘’ ‘’ moselina de 10 ‘’.................... 5.2 ‘’
Antología
91
‘’
29 docenas mantillas………… ............ 22. la docena
‘’
27 ‘’ ‘’ moselinetas43………………. � 14. la docena
‘’
60 ‘’ ‘’ algodón azul........................... 6.6 ‘’
‘’
171 ‘’ ‘’ pañuelos de las Indias........... 4. ‘’
‘’
23 ‘’ ‘’ percalla de color.................... 10.72 ‘’
‘’
13 ‘’ ‘’ borlones44 de 434.50 yardas�� 4.25 ‘’
‘’
21 ‘’ ‘’ ‘’ ‘’ 596 ‘’................................ 4.25 ‘’
‘’
20 ‘’ ‘’ ‘’ ‘’ 359 ‘’ de color................. 4.25 ‘’
‘’
92 docenas pañuelos de moselina....... 2.4 la docena
‘’
51 2/3 docenas pañuelos rosados..... 5.4 ‘’
‘’ 22 piezas de percalas blancas por 25 yardas. 11.50 la pieza
‘’
24 ‘’ ‘’ listados de hilos anchos............. 21.50 ‘’
‘’
4 docenas sombreros………………… 43 la docena
Marzo 7‘’
23 piezas de pañuelos colorados a ..... 15 Dna. 1/3
‘’
16 ‘’
‘’
‘’ ‘’
‘’
9 ‘’ 1/3
‘’
100 docenas pañuelos azul.................. 2 ‘’
‘’
14 piezas listados de algodón............... 2.4 la pieza
‘’
baúl vacío............................................... 2
Marzo 9 ‘’ 9 docenas y… pañuelos fondo madrás a 4 la docena
Marzo 15 ‘’ 104 piezas plantillas45 de algodón ��������� 5 la pieza
‘’
1 pieza que tomé por muestra.............. 5 ‘’
Para la siguiente factura que le compré el 4 de marzo a razón de 25%
de beneficio… a saber
Por
‘’
‘’
‘’
8 baúles de prusianas de 28 yardas,
250 piezas a............................................ $8.50 la pieza
9 ‘’ ‘’ ‘’ ‘’ 29 ‘’ 250 ‘’ ‘’........................... 8.50 ‘’
2 cajas borlones, yardas 11 45 a............ 1/3 la yarda
4 fardos de algodón blanco de 18 y 20 yardas,
350 piezas a............................................ 5.50 ‘’
Del francés «mousselinet», muselina ligera, según el Dic. de Littré.
Borlón es tela sembrada de borlitas semejante a la cotonía (Dic. Acad.).
Cotonía es tela blanca de algodón labrada comúnmente de cordoncillo.
Cordoncillo es cada una de las listas o rayas angostas y algo abultadas que
forman el tejido de algunas telas. (Dic. Acad.)
45
Platilla o bocadillo es cierto lienzo delgado y poco fino (Dic. Acad.)
43
44
92 Carlos Larrazábal Blanco
‘’
‘’
‘’
‘’
‘’
‘’
‘’
‘’
‘’
Abril 12 “ “
“
“
“
Mayo 1 “ “
“
“
“
“
“
“
“
2 fardos fresadas, 20 docenas a ............ 2.15 la docena
1 baúl prusianas de colchas. 32 piezas
de 28 yardas a......................................... 7.
la pieza
1 caja 15 piezas borlón fino
554.50 yardas a....................................... 5.
la yarda
46
la pieza
1 caja 28 piezas calacán a9������������������� 9.
2 fardos 100 piezas prusianas
de 28 yardas a......................................... 7.
la pieza
1 baúl 50 piezas calacán a..................... 9.
la pieza
1 caja 22 “ prusianas por Colcao (?),
de 28 yardas........................................... 64. la pieza
1 fardo 6 piezas paño, 152.50 yardas a.3.6. la yarda
19 baúles vacíos a................................... 2.6 uno
26.25 docenas medias de hombres a ... 10. la docena
75 piezas panas 1547.25 yardas a 2.50 reales la yarda
17 45 docenas frisadas a........................ 15.50 docenas
ganancia convenida de 15%
50 piezas lanillas a................................. 11. la pieza
8 docenas sombreros a ......................... 80. la docena
48 piezas listados anchos ...................... 19. la pieza
610 “
coleta47 blanca a 5�������������������� 50. la pieza
20 “
pana lisa611.76 yarda a .......... 4.50 reales la yarda
441
yardas borlón a ...................... 250 reales la yarda
28 piezas percallas de color
1320 yardas a ......................................... 2 reales la yarda
20 “ “
“
“ .............................. 289 ¾
51 “ moselinas lisas a ............................ 5. la pieza
23 “
“
bordadas a ................. 7.50 “
67 “ listados de 14 varas
Cierta tela en banco o en colores (azul). De ellas hacían chupas las personas
del pueblo. Es. Vg. que no registran los diccionarios.
47
Coleta es crehuela, crea ordinaria y floja que se usaba para fabricar forros.
(Dic. Acad.). En Santo Domingo la usaban las personas pobres y los esclavos
para vestidos. Parece que existía aun otra más ordinaria llamada «coleta de
palitos», que entre sus mallas solía contener pajuelas o briznas de la materia
que usaban en su preparación. De aquí el comparativo popular «es más
ordinario que la coleta de palitos».
46
Antología
93
1810
Junio 5 “ 18.75 docenas frisadas a........................ 14. la docena
“
205.75 yardas paño azul y negro a........ 4.75 la yarda
“
8 docenas sombreros de seda a............ 72. la docena
“
50 piezas lanillas a ................................ 8.50. la pieza
“
60 docenas pañuelos a.......................... 9. la docena
“
890.50 yardas borlón a ......................... 2.25. la yarda
“
100 piezas percallas a............................ 6. la pieza
“
25 piezas creas a .................................... 29. “
“
112 quitasoles a...................................... 5.50. uno
ganancias sobre dichas mercancías a 10%
Por 23 piezas cotenillas48 a 2������������������������� 22. la pieza
“
153 “ algodón azul y blanco.................. 6. la pieza
“
1752.25 yardas cotin49 a ����������������������� 2.50reales la yarda
“
13 bocaux50 loza a3��������������������������������� 35 la pieza
“
5 baúles, 80 piezas cada, 4 00
piezas calicó a........................................ 2 la pieza
“
3 baúles, 236 piezas .............................. 2
“
5 baúles vacíos........................................ 2
“
8 baúles vacíos........................................ 2 uno
Julio 12 “ 10 baúles 488 piezas algodón azul
de 14 varas a .......................................... 3.50 la pieza
“
los baúles vacíos..................................... 16
1810
Julio 24 “ “
“
“
“
53 camisones de muselinas................... 2.50 uno
13 piezas, 269.50 yardas, borlón pintado 2.50 reales yarda
7 docenas medias................................... 8. la docena
6 piezas coletas....................................... 32. la pieza
100 docenas pañuelos a........................ 2.75 la docena
Cotonilla o cotenilla son voces que no están en los diccionarios, pero sí
«cotón» que es tela de algodón estampada de varios colores.
49
No está en los diccionarios esta voz.
50
Es la voz francesa «boucout», bocoy.
48
94 Carlos Larrazábal Blanco
“
“
“
“
“
“
“
“
“
40 docenas pañuelos a.......................... 2.50 la docena
219 piezas ginhams51 ���������������������������� 1 la pieza
158 piezas muselina............................... 2.50 la pieza
23 piezas muselina................................. 2.50 la pieza
baúles vacíos........................................... 12. uno
67 baúles vacíos...................................... 2.50 la docena
100 piezas listados.................................. 5 la pieza
50 piezas listados ................................... 5 la pieza
46 piezas listados finos.......................... 5 la pieza
Agosto 10 “ 8 piezas panas 252 yardas a ................. reales la yarda
Septiembre “ 4 piezas cotonilla angosta a.................. 22 la pieza
“ 14
“ 1 piezas cotonilla angosta a.................. 22 la pieza
D) OTROS PAPELES DE NEGOCIO NO COMPRENDIDO
EN EL CUADERNO ANTERIOR
16.Recibos
July. Received from don Raphael Deheada one thousand
one hundred and fifty two dollars 4 rials ar the different dates us
above $1,152.4.
For David Haldane
Jas. Walker
***
Sept. 9 -1810. Received fron Don Raphael Deheda five hundre dollas on account.
James Walker.
Es guingamo, cierta clase de tela fabricada en la ciudad francesa de
Guingamp, donde existían hilanderías de importancia.
51
Antología
95
17.Recibo
Recibí de Dn. Rafael Texera la cantidad de mil quinientos
veinte y cuatro pesos un real los que unidos a dos mil ochocientos seis pesos y cuatro reales que ha satisfecho a diferentes sujetos según las órdenes de mi difunto consorte Dn. Simón Iriarte,
componen la cantidad de cuatro mil cinco reales valor de ciento
noventa y ocho piezas de madera de caoba que por comisión del
expresado mi consorte vendió a mister Rupernó en el Puerto de
Najayo, cuya cuenta documentada me ha entregado y para que
conste doy este en Sto. Domingo y septiembre 24 de 1811.
Petrona Tejeda.
La entrega de esta cantidad y cuenta, la verificó Dn. Rafael
Texera por nuestra mano como albaceas que somos de Do.
Simón Iriarte, fecha ut supra.
José Lavastida52
Manuel Texeda.
Debe ser José Roque y Lavastida, hijo del escribano público Juan Lavastida y
Rosa Valladares, que casó en 1806 con Andrea Navarro y en segundas nupcias con Tomasa Franco. Fue director de aduana y tesorero de la contaduría
principal. Murió en 1840.
52a
La familia Correa-Cruzado es antigua en Santo Domingo. Jerónimo CorreaCruzado casó con Josefa Sánchez y fueron padres de: Bernardo, que nació
en 1750, racionero en Puerto Rico, canónigo en Santo Domingo por merced real. Ana, que nació en 1752 y Blas, que nació en 1775.
Alejandro Correa Cruzado, mayordomo real, muerto en 1799, casó con
Teresa Ruiz de Quevedo y del Castillo, y fueron padres de: María Josefa, casó
con Rafael Calero y en segundas nupcias con el escribano Martín de Mueses,
muerta en 1834 de más de cincuenta años; Pedro, clérigo tonsurado, muerto
en 1788; Juan de Dios, defensor público (1825), representante de la común
(1833-35), representante a las Cámaras Legislativas (1846), perdió la vista
en 1848, murió soltero de 75 años en 1850; Juan José, presbítero, vicario de
las monjas de Santa Clara (1828). Parece también hija de este matrimonio
María Idelfonsa Correa-Cruzado, que casó con Juan Manuel Bonilla de donde proceden las familias de Alejandro y Pedro Pablo Bonilla y Correa.
Otros Correa-Cruzado existieron: Juan, murió en 1716; Ambrosio, presbítero, teniente cura de la Catedral (1732, 38, 42); Ambrosio Dionisio, murió en
1735; José Antonio, presbítero, teniente cura de San Andrés en 1815, cura
de Los Ingenios (1816-1819), sustituido por el padre Ayala García, murió en
1839 y fue enterrado en Las Mercedes; Tomás, presbítero (1819); Francisca,
52
96 Carlos Larrazábal Blanco
18.Obligaciones de pago
En la muy noble y leal ciudad de Santo Domingo el día
once de noviembre de mil ochocientos once años, ante mí el
Escribano y testigos que se nominaron, comparecieron Martín
del Valle y Juana Acuña, marido y mujer legítimos, y previa la
licencia de marido a mujer, su aceptación y lo demás en derecho
necesario, juntos de mancomún a voz de uno, y cada uno de por
sí y por el todo insolidum, con renunciación de las leyes de la
mancomunidad y fianza, dijeron: que se constituyen obligados
a satisfacer a D. Rafael Tejera, vecino y del comercio de esta
ciudad la suma de trescientos diez y seis pesos siete reales que
de liquidación de cuentas que tuvieron sobre varios efectos que
aquel les dio al fiado, han resultado adeudarle lo que verificarán
dentro de cuatro meses contados desde el día veinte y ocho de
octubre del mes próximo pasado, lisa y llanamente, sin pleito
ni contienda alguna y en virtud de este instrumento, relevando
al acreedor de otra prueba. Y si no la verificaren o ello quieren
ser compelido por todo rigor de derecho vía ejecutiva, y como
por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, consentida
y no apelada, con su persona y bienes habidos y por haber con
cláusula guarentigia y general renunciación de las leyes, fueros
y derechos de su favor en forma; y yo Juana de Acuña renuncio
especialmente la ley sesenta y uno de Toro que dice: que las mujeres no pueden ser fiadoras de su marido, y que cuando marido
y mujer se obligan de mancomún en contrato o en diversos, o
esta como fiadora de aquel, no puede ser obligado a cosa alguna, a menos que se pruebe haberse convertido la deuda en su
provecho, y que entonces pague a prorrata el que experimentó
no siendo de las cosas que el marido está obligado a darle, pues
por ellas a nada le queda, y renuncio igualmente la Ley segunda título doce quinta partida que habla a favor de las mujeres
viuda de Francisco Sánchez Valverde, murió en 1781, su albacea Jerónimo
Correa Cruzado, probablemente su padre.
La familia parece proceder de Antonio Dionisio (Correa) y doña Antonia
Cruzado, padres del citado presbítero Ambrosio.
Antología
97
prohibiéndoles el que sean fiadoras de cuyos efectos fui instruida por el presene Escribano. Y a mayor abundamiento de este
instrumento no he sido intimidada, violentada ni seducida por
persona alguna y si lo otorgo es de mi libre libertad prometiendo
no oponerme ahora ni en tiempo alguno al contenido de esta
esritura, y no pedir absolución ni relajación de este juramento a
quien pueda concedérmela, y si lo hiciera por el mismo hecho
sea visto, haberla aprobado, añadiéndole fuerza a fuerza. Y en
este estado hallándose presente D. Rafael Texera, instruido de
las cláusulas de este instrumento, lo aceptó en todas sus partes,
y los otorgantes y aceptantes a quien yo el Escribano doy fe conozco, así lo dijeron, y firmó el que supo, y por los que no uno
de los testigos presentes y vecinos, don José María Guerrero, don
Juan de Dios Correa Cruzado52ª y don Antonio Solano,53 doy fe.
Rafael Texera. A ruego de los otorgantes, Juan de Dios Correa
Cruzado…
Es conforme al original de su contenido que queda en el
registro protocolo de mi cargo a que me remito y de pedimento
de D. Rafael Texera doy este en Santo Domingo a ocho de junio
de mil ochocientos doce años.
Tomás Bobadilla,
Escribano público.
19.Obligación hipotecaria
En la muy noble y leal ciudad de Santo Domingo de la
Isla Española el día veinte de agosto de mil ochocientos doce
ante mí el infrascrito Escribano y testigos que se nominarán,
Seguramente es el notario público de ese nombre, Antonio Abad Solano,
notario para 1830, director del Registro y conservador de hipotecas en 1837,
era hijo de Francisco Solano y Manuela de Jesús Valera, casó con María de
Jesús Ponce, viuda de Juan Antonio Velasco, hijo de Manuel Ponce y Catalina
Heredia. Hijos de este matrimonio fueron: Catalina (1820-1866), casó con
Francisco Javier Miura; Manuela Florencia (1822); María Inocencia de Jesús
(1827).
53
98 Carlos Larrazábal Blanco
compareció María Luisa Portie y viuda de Bachelier de este vecindario a quien doy fe que conozco y dijo que de resultas de
varios efectos de mercancías que tomó del almacén de D. Rafael
Texera a su satisfacción y voluntad le quedó debiendo más de
mil pesos que se obligó a pagarle a plazos hipotecamos para su
seguridad un bojío de su pertenencia que después ficticia e inadvertidamente vendió a D. Domingo González, subteniente de
milicias54 aun debiéndole a Texera seiscientos cincuenta y dos
pesos menos medio real, por cuya razón se presentó, reclamamos la finca y con anuencia del poseedor, por el Tribunal de
Gobierno se le declaró expedita de acción para reclamarla de
la exponente por la hipoteca que tenía contraída, reservándole
a aquel su derecho para que lo repitiese contra ella: y que en
consecuencia de todo habiendo a hacer nueva liquidación de
cuentas resultando en su contra la suma referida de seiscientos
cincuenta pesos menos medio real, ha venido en satisfacerle en
doscientos y dos pesos que le debían Juan Bodré de que ya ha
dispuesto Texera y en el citado bojío cuyo valor intrínseco es de
los cuatrocientos pesos que, completan la totalidad de su débito
y cuyos linderos y gravámenes constan al final. Con la condición
de que dentro de cuatro meses le he de devolver la misma cantidad para retraer la propiedad de dicho bojío y de no quiere
que se entienda habérsela transferido desde ahora simplemente
y para en tal caso declara que el verdadero valor del citado bojío
son los referidos cuatrocientos y cincuenta pesos, vale más ni
menos, pero cuando más valga de su exceso, demasía y más valor, le hace gracia y donación al citado Texera, buena, acabado
intervivos y partes presentes sobre que renuncia la insinuación
y leyes del engaño y le transfiere desde ahora la propiedad y
Natural de Zaragoza, hijo de Pedro González y Manuela Sánchez, casó en
1812 con Antonia Álvarez (ambos vecinos de Los Ingenios), hija de Antonio
Álvarez y Margarita Fuentes. Este matrimonio tuvo un hijo: Anselmo,
que nació en 1814, sus padrinos el teniente de dragones Diogo Ascanio
y Francisca Álvarez Fuentes. Anselmo casó en Baní y su hija Antonia casó
con Francisco Tejeda, padres de Anselmo, Francisca, Eulalia (casada con
un Montes de Oca), Eloísa que casó con Donato Ceballos. Otros hijos de
Anselmo González Álvarez fueron Jesús y Ezequiel.
54
Antología
99
dominio a dicho bojío tiene para que como propio, caso que no
se verifique la retrocesión, use de él a su voluntad obligándose
a la evicción y saneamiento en forma con sus bienes habidos
y por haber cláusula guarentigia y general renunciación de las
leyes, fueros derechos de su favor. En cuyo estado, presente
Texera aceptó esta escritura y se dio por entregado el bojío a su
voluntad obligándose, cosa que la Bachelier dentro del término
prefijado no le vuelva su valor, a pagar anualmene el día treinta
de diciembre el rédito correspondiente al suelo que pertenece
al Hospital de San Andrés en cuyo testimonio así lo dijeron,
otorgaron y firmaron, siendo testigos Dn. José González,55 Dn.
Antonio Madrigal56 y don Manuel Benavente.57 Rafael Tejera.
Vda. Bachelier. Ante mí Tomás Bobadilla, Escribano público. El
encargado por el Supremo Gobierno del Oficio de hipotecas con
vista de los libros de su cargo certifica que por su escritura hecha
por ante el escribano Antonio Pérez58 en trece de abril de mil
ochocientos siete años consta en ellas que Fernando Vázquez,
Este José González, natural de Canarias, casó con María Concepción Bernal,
hijos: Clemencia María (1789), casó con Manuel Delmonte y Aponte
(suc.); María Altagracia (1791), casó en 1818 con José María Fernández
del Castillo; José Victorino (1791); Manuel de Jesús, nació el 14 de junio de
1797, presbítero por 1829, cura de Monte Plata y Boyá varios años, murió en
1862, enterrado el 15 de marzo; Agustín (1800); Micaela (1805-1879).
56
Hijo de Francisco Madrigal y Beatriz González, murió en 1864. Su hermana
Juana Nepomucena casó con José Ignacio Mauri.
57
Don Manuel Benavente, natural de Alicante, casó con doña María del
Rosario Hernández. Fueron padres de Manuel de Jesús, que nació en 1793,
casó en 1814 con doña Victoria Pérez, hija del escribano Antonio Pérez
de Mendoza y doña María de la Concepción Delgado, y sus hijos fueron
Manuel Justino (1815) y Juana María de la Concepción (1817). Esta familia
debió emigrar.
58
El escribano Antonio Pérez de Mendoza era natural de Badajoz, hijo de
Mateo Pérez Caballero y María de la Encarnación Mendoza. Casó tres veces, fue notario eclesiástico, y murió el 21 de febrero de 1833 y enterrado
en la capilla de las Ánimas de la Iglesia Catedral. Del primer matrimonio
con Catalina de Mueses fueron hijos: Micaela (1766); María de los Dolores
(1771). Del segundo, con María de la Concepción Delgado fueron hijos:
José Antonio (1789); Victoria (1797); casó con don Manuel Benavente
(suc.); María de los Dolores (1799) y Antonio (1801). Del tercer matrimonio con Francisca Sánchez Montero fueron hijos: Beatriz (1803), casó con
don José Caballero y Bejarano (suc.); María Altagracia, la mayor, casó con
Francisco Bartolomé Cestero y Martínez de León.
55
100 Carlos Larrazábal Blanco
como apoderado de Alonso Cantos, vendió a Munsiú Bachelier
un bojío de paredes con el número diez y ocho situado en la
calle Nueva59 haciendo esquina con la calle de Santo Domingo,60
lindando por un lado con la casa de Magdalena López y por la
otra con la de Eugenio Romero,61 sin otro gravamen que el de
pagar anualmente cuatro pesos por razón del solar perteneciente al Hospital de San Andrés y se amplíe en treinta de diciembre
de cada año, cuyo bojío fue vendido en precio y cantidad de
trescientos cincuenta pesos que el comprador pagó de contado
y lo hubo Alonso Cantos de José Ignacio Echavarría,62 este de
Pedro Acosta,63 y este último de José de Acosta. Santo Domingo
y agosto diez y nueve de mil ochocientos doce años. José de
Heredia y Aguirre…
Es conforme al original de su contenido que queda en el
protocolo de mi cargo a que me remito, y de pedimento de D.
Rafael Texera, doy este en Santo Domingo a veinte y ocho de
setiembre de mil ochocientos doce años.
Tomás Bobadilla,
Escribano público.
20.Emplazamiento
Señor Comandante general.
De Rafael Texera vecino y del comercio de esta ciudad ante
Ud. con su mayor respeto expone: Que D. José Guerrero, capitán
Hoy calle de Sánchez.
Hoy calle del Padre Billini.
61
Eugenio Romero, hijo de Francisco Romero y padre de Ciriaca, casó con
Francisco Javier Abréu, conocido político de los primeros tiempos de la
República, progenitores de las familias Abréu-Licairac; Abréu-Cestero;
Abréu-Román; Abréu-Leyba y otras.
62
José Ignacio Echavarría «mercader de detalle», estuvo casado con María
González, enlace que tuvo estos hijos: Tomás de Villanueva (1797); María
(1794), y Manuel que casó en 1837, en Pajarito, con Juana Acosta, hija de
Joaquín Acosta y Clara Díaz, tuvieron sucesión.
63
Pedro de Acosta nació en 1772, hijo de José de Acosta y Úrsula Leguisamón.
59
60
Antología
101
de dragón y comandante de la Villa de Higüey,64 de resultas de
varios tratos tiene algunas cuentas pendientes con el exponente
de que le resulta… [roto] y aunque ahora últimamente lo ha llamado amistosamente para arreglarla no ha podido conseguir su
venida. En cuya virtud la justificación de Ud. se servirá mandar
que por el oficio de libre [roto] orden para que dentro de un
breve y [pe]rentorio término comparezca por [ilegible y roto] a
la liquidción de dichas cuentas, aparejado para el pago de lo que
resulte adeudar [ilegible].
A Ud. le suplico acceder a la solicitud por ley de justicia.
Jura etc.
Rafael Texera.
Santo Domingo, 10 de junio de 1812.
Como lo pide____________________________
Valderrama.
Respecto de José Guerrero nos informa nuestro amigo Vetilio Alfau Durán:
64
José Guerrero, natural de Higüey. Hijo legítimo de Esteban Guerrero i de
Antonia Cedano. Casó con María Teresa Hidalgo, h. l. de Juan Hidalgo i
Rosa de la Cruz, el 25 de junio de 1785. Murió el 30 de junio de 1822, siendo al morir ‘Comandante Militar de esta Plaza’, según reza la partida de defunción. Fue sepultado en el Campo Santo, pequeño cementerio contiguo
a la Iglesia Parroquial, destruido en 1916. José Guerrero fue, a principios
de la pasada centuria, Jefe Seccional de Gato, puerto fluvial, donde fue
apresado por unos piratas i rescatado mediante el pago de veinte onzas.
Este dato me fue comunicado por el fenecido Don Eustaquio Ducoudray
(1845-1940). Los datos sobre los padres de D. José Guerrero i su muerte,
los hube del Archivo Parroquial. No encontré la partida de bautizo, ya que
es mui incompleto el mencionado Archivo. Don José Guerrero es abuelo
de Don Agustín Guerrero, fallecido en 1901, quien regaló el Reloj Público
de esta Villa en 1896. Biznieto de Don José Guerrero es Marcial Guerrero
(1888-1918) patriota que murió alzado en armas contra los americanos,
sobre el cual di a la estampa hace unos años, un opúsculo. Si le interesa le
puedo enviar un ejemplar. Un José Guerrero era soldado del regimiento 33,
aquí en Higüey, en el año 1828. Mencioné la prisión y el rescate de Don José
Guerrero, de que le hago referencia, en El Triunfo, de La Romana, en 1932,
en unos Apuntes para la Historia del Santuario de Higüey.
102 Carlos Larrazábal Blanco
Proveído por el señor Dn. Francisco Valderrama, sargento
mayor de la Plaza y comandante general de las armas de la parte
española de esta Isla,65 que lo firmó, doy fe
Martín de Mueses.66
Dicho día notifiqué a Dn. Rafael Texera, doy fe.
Mueses
En el mismo se libró la orden que entregué al interesado,
doy fe.
Mueses
***
[ilegible] Decreto del señor comandante general del 10 del
corriente por pedimento de don Rafael Texera, debo decir que
en lo primero de cuentas que él exhibe tenemos que liquidar él
padece en uso alguna equivocación, pues cuando estuve en esa
Capital liquidamos y quedé por una obligación por tiempo limitado el satisfacerle, para el cual cumplimento di mis disposiciones y
hice cuantas diligencias me fueron posibles para no faltarle pero
Don Francisco Valderrama, hijo del capitán del Regimiento de Asturias
don Juan de Jesús Valderrama, casó con doña Petronila Lorenzis, hija
de don Juan Lorenzis y doña María García de Castro. Hijos: María Josefa
Luisa (1810); Juan (1811); Josefa Raimunda; Manuel María Martí (1813);
Francisco Javier (1816); Juan José Evangelista (1817); María de las Mercedes
Isidora (1820); Miguel José Alejo (1821).
66
Martín de Mueses, fue hijo del cabo de escuadra Antonio de Mueses y de
María de Soto, nació el 11 de noviembre de 1757, casó con María Josefa
Félix, hijos: Martín de los Dolores (1788); Francisco Javier (1790); Carlota
(1792), casó en 1814 con don Manuel Jiménez y Jaques, murió en 1862;
Josefa Patricia (1794); Raimunda (1799). Martín de Mueses casó en segundas nupcias con Josefa Correa Cruzado, la que murió en 1834, viuda; emigró
a Venezuela. Son descendientes del escribano Antonio Mueses Levanto, que
casó con la venezolana Paula Melián y tuvieron sucesión, casó con Fermín
Barriento su hija Micaela. Hermano de Martín, entre otros, fue Nicolás, que
también emigró.
65
Antología
103
no hallando recurso, tomé el de dar las maderas escogidas por bajo
precio a Mr. Respinosa el que después de haber cerrado nuestro
trato pasó a Santo Domingo obligado por nuestra contrata a satisfacer a Dn. Rafael la cantidad que yo le adeudo; pero como el
expresado Respinosa por no hallarse en el pronto con la cantidad
se le propuso le esperara cuatro meses y el dicho Texera no admitió me devolvió la contrata Respinosa, y me quedé yo por esto en
el aire sin poder pagar ni modo de vender madera que es el renglón de donde más pronto se puede hacer, y en este supuesto Dn.
Rafael Texeja tendrá que esperarse un poco que yo a causa de estar
enfermo, y que aun me hallo achacoso no he pasado a la ciudad
que luego que pueda pasaré a dar cumplimiento puesto que me
hallo sobre la diligencia de darle satisfacción lo más pronto.
Dios Grde. a. Vm. ms. as.
Higüey, 23 de junio de 1812.
Sr. Dn. Martín de Mueses.
E) ASUNTOS SOBRE PROPIEDADES
21. Constancia de hipoteca
El encargado por el superior gobierno del oficio de hipotecas con vista de los libros de su cargo, Certifica: que una casita
baja de la propiedad de D. Alonso Martínez67 sita en la calle que
Alonso Martínez procede de la estirpe Martínez de León: don Francisco
Martínez de León casado con doña Beatriz García-Duarte y Castro, hija
del alférez Pedro Juan García, natural de Milán, y Micaela Jerónima de
Castro y Acevedo. Hijos: H1 Juan Francisco, nació el 27 de abril de 1766;
H2 Pedro María Juan Paulino (1768); H3 Juana (1771); H4 José Miguel,
murió en 1784, clérigo tonsurado; H5 Alonso. Don Francisco Martínez
de León, natural de España, escribano, notario eclesiástico, residente en
Santo Domingo alrededor de 1757, dueño de esclavos por aquellos años,
murió en 1796.
H1. Don Juan Martínez de León y García casó con doña Magdalena Cos y
Lasturria. Hijos: N1 Eulogia de las Mercedes (1807), casó con un GómezTirado; N2 Bartola (1808-1833); N3 Elena de las Mercedes (1810); N4
67
104 Carlos Larrazábal Blanco
corre el convento de Sto. Domingo para el de Regina Angelorum,
lindando por una parte con la que fue de D. Francisco Vicente
González,68 y por otra con las del nominado Martínez, se halla
hipotecata a las resultas de dos mil pesos a favor de Da. Rosa de
Laxarra, pues aunque se asegura por la sucesión del referido
Martínez, estar satisfecha esta cantidad, no consta de los libros su
cancelación; constante todo en el del año de 1799, al folio 1º. por
escritura otorgada ante el escribano D. Antonio Pérez en 12 de
enero del mismo año de 99, y a pedimento de parte legítima doy
la presente en Sto. Domingo febrero 12 de 1812.
Frnco. de Arredondo y Castro.69
22. Sobre la hipoteca anterior
Yo el escribano real y público de esta ciudad de Santo
Domingo certifico: que habiéndose presentado Da. Teresa
Morillas70 viuda de D. Alonso Martínez de este vecindario en
Francisco Celestino, nació el 5 de abril de 1812; N5 María de los Dolores
(1815); N6 María Magdalena (1821).
H3. Juana Martínez de León y García casó con Mariano Cestero, antecesor
de las familias Baralt-Cestero; Mendoza-Cestero; Zafra-Mendoza; CesteroPérez de Mendoza; Cestero-Aybar, etc. etc.
H5. Alonso Martínez de León y García casó con Teresa Jiménez de Morillas,
hijos: N7 José (1774), regidor en 1816; N8 María Francisca de las Llagas
(1779), casó en 1793 con el héroe de San Gil don Juan Barone, natural de
Génova, muerto en 1805 (sin suc.), contrajo segundas nupcias en 1816 con
el teniente de la legión de Cabo Francés Carlos Gallo y Gobert, natural de
Annesy (Saboya), hijos: Manuel María (1813); Andrea Saturnina (1817);
Pedro Regalado (1822); N9 Rosa Ramona (1784), casó con don José
Grassoti en 1808; N10 Joaquín Dionisio (1790), casó en 1813 con María de
la Luz Andújar y Driyó; N11 María Dolores (1789-1800).
68
Cura mayor de la Catedral (1771, 1786, 1787). Murió octogenario en 1807,
enterrado el 3 de noviembre, los 57 años de su sacerdocio.
69
Ver la nota correspondiente a la estirpe Arredondo.
70
La estirpe Jiménez de Morillas fue fundada por el Dr. Francisco Jiménez
de Morillas y de Reyna, catedrático de la Universidad de Santo Tomás, natural de Cartagena (España), nació el 28 de agosto de 1709 y murió el 3
de junio de 1760. Casó con doña Francisca Franco de Medina, entre sus
hijos: Francisco (1749), (Teresa (1751) y fray Ignacio, mercedario, m. en
1800. Félix Cantalicio, hijo del citado doctor Morillas y Teresa Guerrero, fue
boticario, casó con Beatriz Fernández, tuvieron sucesión.
Antología
105
el tribunal del señor alcalde ordinario de primer voto Dn. José
de Heredia Campuzano pidiendo se le tomara declaración en
forma a Da. Rosa Laxara sobre si es cierto se halla hipotecada
una pequeña casa situada en la calle que corre del monasterio
de Santa Clara al de Regina Angelorum la que se hipotecó para
pagarle cierta cantidad dotal, y habiéndoseme comisionado al
efecto esta se remite sobre el particular no habiendo entendido
en el asunto sino su padre D. Juan de Laxara71 y su hermano
Dn. Juan Pablo el que sobre esta cita expresó presumir con certeza estar la dote de su hermana Da. Rosa porque hace muchos
El fundador en Santo Domingo de la estirpe Lajara fue Juan de la Jara, natural de Cádiz, que casó con Teresa Escalante, natural de Azua. Se estableció
este matrimonio en Neiba y allí nacieron varios hijos: Juan Pablo, Pedro,
Manuel y Rosa. Parece que esta familia, debido a los graves acontecimientos de la frontera, se trasladó hacia Baní y la ciudad de Santo Domingo,
donde principalmente se estableció. Juan Pablo Lajara casó en la Capital
con Tomasina de Luna, hija de Blas de Luna y María Andújar, naturales
de Hincha, de cuyo enlace nacieron: María Wenceslaa, que casó con Lucas
García y Galván en San Cristóbal, 1826, y Bárbara, que nació en 1809 y casó
con Juan Isidro Bernal y Pérez de la Paz. Juan Pablo, viudo en 1852, casó
en segundas nupcias, en 1853, con Juana Edouard (Celinette), vda. de A.
Dechapt. De este matrimonio nació Pablo Antonio. Pablo Antonio Lajara
y Edouard, de 22 años, empleado de Hacienda, casó en 1855 con María
Silvestre Licairac (Silvante), hija de Francisco Licairac y María Magdalena
Cazeau. De este enlace nacieron: Ana Emilia Virginia, Eduardo y María
Altagracia. La primera casó con Toribio Mieses y Castro, de donde procede
la familia actual Mieses Lajara; Eduardo casó con Mercedes, hija de Rafael
Abréu y Celina Licairac, de donde procede la familia Lajara-Abréu. De los
otros hermanos Lajara sabemos que Pedro casó con Teresa Amaya, natural
de Neiba; Cecilia su hija nació en Santo Domingo en 1799; otros hijos fueron María Asunción y Pedro. De Manuel no sabemos nada, pero nos parece,
hasta ahora, que se estableció en Baní; allí vivió un sujeto del mismo nombre
en 1827, capitán de la 2da. Compañía de la Guardia Nacional. Juan Pablo
Lajara y su hermano Pedro se dedicaban al negocio de maderas. Murió el
primero en 1866, el segundo en 1828. Firmaban «de la Jara» o «de la Xara».
La Jara es toponímico español, y existen los lugares de Mohedas de la Jara,
Sevilleja de la Jara, Belbiso de la Jara, en Toledo. Un José de Lajara, natural
de Neiba, viudo de Teresa Batista (la que murió en Baní en 1829) y que casó
en la Capital en 1809 con Bibiana Andújar, no sabemos si es hermano de los
ya nombrados.
71a
Dice el racionero Antonio Sánchez Valverde, en su Idea del valor de la Isla
Española… que el comercio del achiote (que como es sabido se preparaba de
la bija) fue utilísimo a la isla durante el siglo xvi (quizá quiso decir siglo xvii),
que se hicieron cuantiosas siembras de las cuales duraban vestigios cuando
él escribía (1785).
71
106 Carlos Larrazábal Blanco
años que se contrajo y que siendo apoderado dicho su padre
y haberse visto con él en la ciudad de Puerto Rico nunca le ha
referido sobre este pago, como es natural por lo que la da por
completa, y por consiguiente deshipotecada dicha casa a cuya
declaración jurada me remito en caso necesario, y a pedimento
de Dn. Joaquín Martínez hijo de la dicha Da. Teresa, doy la presente en esta ciudad de Santo Domingo el día dos de marzo de
mil ochocientos y doce años.
Dionisio de la Rocha,
Esribano real y público.
Queda deshipoetacada la casa que se expresa en el libro de
mi cargo del año 1799 al folio 1º. Santo Domingo, 3 de marzo
de 1812.
Arredondo.
23. Petición de deslinde
Superior Gobierno de Santo Domingo
Año de 1813.
D. Rafael Texera sobre que se le compela a Dn. Carlos
Pereya a los deslindes del hato nombrado de Sta. Ana alias Parra
que el primero compró al segundo según lo estipulado en la
escritura de venta.
24. Una carta sobre linderos
Sr. Dn. Rafael Texera,
Habana y enero 8 de 1813.
Antología
107
Muy señor mío: Recibí la suya con fecha de catorce de noviembre, y a su contenido digo: que el plano que puedo hacerle
es el siguiente:
Empieza la guardarraya de las tierras al frente del tejar de Dn.
Lorenzo Núñez, más arriba del pueblo de Los Minas en una… de
una quebrada en donde hay un pozo ciego y dos pilas en que se
trabajaba achote71a en el tiempo antiguo; luego sigue la quebrada
arriba lindando con tierras de la Virgen de la Consolación, tejar
que fue de Dn. Casimiro Bello72 cortando hasta un asiento viejo
que hay en una arboleda de matas de níspero, asiento que era del
Estirpe Bello. Manuel Bello, soldado, viudo de Sebastiana Suárez, vecino
que fue de la Laguna, Canarias. Casó con Beatriz María Flores, viuda de
Francisco Carmona, naturales de las Islas Canarias, el 8 de marzo de 1711.
Hijos: H1 Antonio, bautizado el 6 de febrero de 1712 de 21 días; H2 José,
bautizado el 8 de enero de 1714, de 21 días; H3 Águeda, nació en 1716; H4
Casimiro; H5 Fernando; H6 Gregoria, murió en 1739. Beatriz María Flores
murió en 1738.
H1. Antonio Bello y Flores, doctor, presbítero, canónigo, enterrado el 10 de
enero de 1754.
H2. José Bello y Flores, fraile dominico, catedrático de la Universidad de Santo
Tomás de Aquino 1751.
H4. Casimiro Bello y Flores casó el 1º de noviembre de 1742 con Damiana
Sánchez, hija de Miguel Sánchez, castellano del fuerte de San Jerónimo, y
Francisca de Cobos. Hijos: N1 …… nació en 1746; N2 …… murió en 1746;
N3 Micaela, nació en 1750; su padrino el cabo de escuadra Jerónimo Miguel
Sánchez; N4 Francisca, nació en 1754; N5 Manuel, nació en 1755; N6 José,
nació en 1754; N7 Matías, nació en 1755; N8 María Gertrudis, nació en
1760; N9 Rafaela, nació en 1763, casada con don Sebastián de Monteverde
(natural de Canarias), para 1821; N10 Petrona Nolasco, nació en 1768; N11
Tomás.
Don Casimiro Bello fue enterrado el 10 de agosto de 1800. Dejó algunos
bienes de fortuna, en el año de su muerte se le computaron cincuenta
familias, incluyendo, seguramente, esclavos, entre los cuales algunos se
contaban en sus propiedades de Los Ingenios.
H5. Fernando Bello y Flores casado con Luisa de Abréu, hijos: N2 …… nació
entre 1748 y 1750, su padrino el doctor Antonio Bello (S. C.); N13 María
de Jesús, nació en 1752 (S. C); N14 Antonio, nació en 1754; N15 José, nació
en 1757, murió clérigo de tonsura en 1792; N16 Tomás Gregorio, nació
en 1763; N17 Manuel, nació en …. (bien pudiera ser el N12); N18 don
Antonio, padrino en Baní en 1783. Don Fernando murió en 1787 y doña
Luisa Abréu en 1792.
N11/H4. Don Tomás Bello y Sánchez casó con Bernabela o Bernarda Ortiz, expósito, hijos; Bn1 María Josefa, nació en 1777; Bn2 Josefa Lorenzo Nicolasa,
nació en 1779; Bn9 Manuel Joaquín, nació en 1781. Don Tomás Bello murió
en 1791. Bernarda o Bernardina Ortiz testó en 1823.
72
108 Carlos Larrazábal Blanco
viejo Goyo Lugo; llegado a ese asiento se cortará al sur hasta llegar a un mamey seco que aunque se haiga caído aparecerán sus
vestifios, siguiendo su mismo rumbo con corta diferencia hasta
la cañada nombrada de Benavides, puesto en la boca del camino del Postito donde dividen tierras de Dn. Pablo de Acuña73 y
de Galindo, hasta el horno de Las Rubias, siempre siguiendo su
propio lindero hasta la boca del camino recto al norte lindando
con tierras que fueron mías con el título del asiento viejo Chico, y
luego con las de Dn. Manuel Ruiz hasta embarcadero Camacho,
llegando a las aguas de la Isabela y tirando río abajo hasta los Tres
Brazos; siguiendo el río de Santo Domingo abajo hasta llegar al
dicho pozo y pilas antedichas. En lo tocante a lo que me dice
Vmd. le anuncie persona o práctico, válgase de D. Félix Alonso73a
y Alexos Hernández que son los que pueden darle algún conocimiento por haber muerto ya los principales.
Noticio a Vmd. que Dn. Manuel López74 hizo como agrimensor y escribano comisionado y en cuyo oficio peude Vmd.
encontrar algún documento que mejor le guíe.
En cuanto sobre el particular puedo informar a Vmd. con
la mayor reflexión; y [roto] los pies de su sennora esposa y hermano mandando en cuanto guste a su afmo. Y seguro servidor.
B. L. M.,
Vicente Pérez
Pablo de Acuña casó con María de Jesús Becerra, vecinos de San Carlos.
Fue poseedor de terrenos en El Postigo, detrás de los fuertes de San Antón
y Santa Bárbara (Santo Domingo). Hacia 1829 ya Acuña había muerto. Sus
herederos, que lo fueron su viuda y sus hijas Francisca (casada con José
Solares, de Santiago), y Vicenta, vendieron las tierras aludidas y otras que correspondían a parte de lo que es hoy Villa Francisca. Al haitiano Bartolomé
Carrié vendieron siete carrots. El Carrié se llamó, según se ve en el plano de
la ciudad impreso por don Casimiro N. de Moya, una porción de terrenos
situados al norte de la ciudad intramuros y cuyo último poseedor fue el Lic.
Domingo Rodríguez Montaño. Hoy está urbanizado.
73a
Félix Alonso fue casado con Gertrudis Veloz, ambos sancarleños. Hijos fueron: María, m. en 1780; Silvestre, m. en 1788; Inés, que casó con Domingo
de Peña. Félix había muerto hacia 1825.
74
Manuel López de Peña, escribano público y de cabildo hacia 1777. Casado
con María Nicolasa de Peña, muerta en 1780. Parece hubo otro escribano
del mismo nombre posterior al citado.
73
Antología
109
25. Compra de un bohío en San Carlos
Yo, abajo firmado, he vendido a Dn. Rafael Texera un
bohío de mi propiedad, el que está en el pueblo de San
Carlos en el camino que corre para Sta. Cruz al lado de los
dos mameyes, y frente, o costado de Manuel Arvelo75 dicho
bohío he vendido en cantidad de cien pesos fuertes, con su
cerca de mayas, árboles frutales, y algún café, y para que conste haber vendido dicha cantidad doy este en Sto. Domingo
siendo testigos Miguel Ultarte,76 Francisco Moreno77 y Dn.
Juan Pablo Andújar.
A Ruego de Josef Pereyra,78
Manuel Arvelo, prócer de la Independencia. Perteneció al grupo de San
Carlos que allegó Eduardo Abréu y compareció en la Puerta del Conde.
Casó con Manuela Franco, y de este enlace nacieron varios hijos: Baltasara
(1823-1908), que casó con José Pereyra Peña; Juana Francisca (1825-1887),
que casó con Jacinto Moreno Alonso; María Altagracia (1827); Margarita
(1829-1895), casó con Ángel Pereyra, sucesión; Manuel Severo (1831); casó
con Ramona Sánchez Quirós; Juan (1834-1914), casó con Martina García
Peña, sucesión; Tomasa Trinidad (1837), casó con Ricardo Generoso, suc. A
la estirpe Arvelo-Franco, por línea de varón, pertenecen las familias ArveloGarcía Peña, Arvelo-Guerra, Arvelo-Álvarez, Arvelo-González y sus troncos
derivados. El prócer Manuel Arvelo murió de 66 años en 1884.
76
A fines del siglo xviii existió la familia Urtarte-Castro por matrimonio de
Miguel y María de Castro. Tuvieron varios hijos: Dionisia (1781); José Abad
(1783); Mateo (1785); Manuel (1788); Francisca (1792).
77
Es Francisco Cruz Moreno, prócer de la Independencia y político de los
primeros tiempos de la República. Fue hijo de Juan Moreno y Josefa de
Rojas el mismo bautizado con el nombre de Francisco de Sales en 1784,
nacido el 27 de enero. En 1842 casó con Rosalía González, hija de Santiago
González y de Teresa Infante, y fueron padres de Manuel, que murió en
1860. Francisco Cruz Moreno murió en 1866 y fue enterrado el 23 de noviembre. Doña Rosalía murió en 1873. Sujeto del mismo nombre, Francisco
Cruz Moreno estaba casado hacia 1824 en San Carlos con Merced Alonso.
Quizá sea la misma persona.
78
Estirpe de José Pereyra. I. José Andrés Pereyra nació alrededor de 1792 hijo
de Andrés Pereyra y Emerenciana Oviedo, natural de San Rafael. Casó con
Celedonia Casado, hija de Manuel Casado, domiciliado en Santiago y de
Gregoria Mota. Pereyra, héroe de la Puerta del Conde, murió el 26 de abril
de 1867. Hijos: José Isidoro (1835-1839); H2 Elías (1836); H3 Juana de la
Cruz (1837); H4 Isidro, nació el 19 de mayo de 1839; H5 Gregoria (18411846); H6 José (1842); H7 Cristina (1846-1876), casó en 1868 con Federico
Velásquez Lajarriga, sucesión; H8 María de los Dolores (1851), casó en 1853
75
110 Carlos Larrazábal Blanco
Esteban Moscoso79,
con Fermín Pereyra, hijo de José Pereyra Peña y Baltasara Arvelo, sucesión;
H9 Francisco (1852); H10 Ana María (1854).
II. José Andrés Pereyra y María del Rosario Delgado, hijos: H1 Tomás (1852).
III. José Andrés Pereyra y Josefa Pérez de la Paz, madre del inmaculado prócer
trinitario Juan Isidro Pérez de la Paz, hijos: h12 María Altagracia, que casó
con Manuel Jimenes y González, prócer de la Independencia, presidente
constitucional de la República, progenitores de Juan Isidro, más tarde dos
veces presidente.
H4. Isidro Pereyra y Casado, especulador, labrador, comandante de armas de
San Carlos, fusilado durante la administración de Heureaux, casó en 1861
con Catalina de Peña, natural de Baní, hija de Manuel de Peña y Rosa de
Melo. Hijos: N1 María Altagracia (1863 o 65); N2 Celedonia (1866); N3
Carlos (1864); N4 Rosa (1869); N5 Isabel Emilia (1869), casó en 1896 con
Eduardo Abréu, hijo de Eduardo Abréu Álvarez y de Juan Pereyra y Casado,
sin sucesión.
79
Estirpe Moscoso. El fundador de la estirpe fue el capitán Manuel Moscoso,
portugués, por su matrimonio en 1704 con Leonor Rodríguez, viuda del
capitán Jacinto Vásquez. Otro Manuel Moscoso hijo o nieto del anterior que
nace en 1728 y murió en 1810, casó con María Rosa Carvajal, y son sus hijos:
H1 Antonio (1761); H2 José (1762), se hizo sacerdote; H3 Rosa Magdalena
(1764-1823); H4 Juan, murió párvulo en 1772; H5 Manuel (1766); H6
Manuel (1770); H7 Esteban, nació el 26 de diciembre de 1775; H8 María
de Belén (1777-1830); H9 Juan Vicente, doctor, rector de la Universidad,
murió en Santiago de Cuba en 1837; H10 Catalina, casó con José del Valle,
nació en 1753.
H1. Antonio Moscoso y Carvajal, casó con Estebanía Alonso Gómez, hijos:
N1 María Rosa de Chiquinquirá (1810), casó en 1837 con José Tomás
Rodríguez, hijo de Lorenzo y María de Noa, progenitores de las estirpes
Aybar-Rodríguez, Alemar-Rodríguez, etc. Antonio Moscoso, comerciante,
murió en 1838.
H5. Esteban Moscoso Carvajal, casó con Francisca Alonso Gómez, hijos: N2
Estefanía (1801-1818); N3 María Monserrat, murió en 1865 soltera; N4
Manuel José (1811); N5 Juan Vicente (1812); N6 María Manuela (1814);
N7 María Trinidad de los Dolores (1816). Esteban Moscoso murió en 1849,
enterrado el 29 de junio.
N4/H5. Manuel José Moscoso y Alonso Gómez, casó en 1836 con María Merced
Costa, hija de Bartolomé y Vicenta Ramírez. Hijos: Bn1 Juana Francisca
(1837); Bn2 Esteban María (1839); Bn3 Vicenta Bonifacia (1840); Bn4
Rosa (1841), casó con José Nevares (1862) y después con Agustín Villeta,
murió en 1895; Bn5 María de los Dolores (1843), casó en 1863 con Eugenio
Morales, sucesión.
II. Manuel José Moscoso, viudo, contrajo nupcias con Rafaela Villeta, hija de
Francisco y María Ignacia Fernández, hijos: Bn6 María Merced (1863); Bn7
Emilia (1861-1864); Bn 8 Juana Evangelista (1864).
Bn2/N4. Esteban María Moscoso y Costa, casó en 1860 con Rafaela Meriño,
hija de Pedro y María Bruna Meriño, sucesión.
N5/H5. Juan Vicente Moscoso y Alonso Gómez, casó en 1834 con María Merced
Rodríguez, hija de Tomás y María Concepción Ortiz. Hijos: Bn9 Juan Elías,
Antología
111
Juan Pablo Andújar80, Francisco Moreno.
26. Carta de un deudor y pariente
Mi querido Rafael:
Con tu cuñado Pepe he tenido tu recado en que me propones que te pague en tierras o animales y no obstante que él te
informara lo que yo he dicho y él sabe, quiero en algún modo
explicarte mi imposibilidad por la situación del tiempo en cuanto a animales, pero actual estoi buscando piones para bajar cuarenta piezas de mi suegro que están cerca de la playa que tratan
de comprárselas con toda la… que yo hice en su compañía y
aunque creo no tendré ninguna ganancia en ella tengo puestos en ellas doscientos pesos los que debo coger para mi mayor
desempeño que es contigo. Yo hubiera tenido mucho gusto que
me hubieras dicho en tu casa tu resolución pues aunque sabía
querías tierra no sabía lo demás, y yo te hubiera especificado
mi situación, y conocerías lo que te he agradecido y cuánta es
la voluntad de pagarte. No obstante yo quedo en este empeño y
con el consuelo de que Dios me socorra. A tu esposa de mi parte
y la de Juana igualmente… finas expresiones.
Tu afectísimo que te desea toda felicidad.
José Gonzs. Cobos81
nació el 14 de julio de 1835; Bn10 Lucía de la Concepción (1837-1838);
Bn11 Francisco, nació el 14 de enero de 1839; Bn12 Francisca (1844), casó
en 1864 con Ciprián de Jesús; Bn13 María de la Paz (1843-1849).
Bn9/N5. I. Juan Elías Moscoso y Rodríguez, casó en 1860 con Victoria
Rodríguez, hija de Tomás y María Rosa Moscoso, hijos: Jesús María (1861)
(es el padre Manuel Jesús Moscoso). Vicente Rodríguez murió en 1861.
II. Juan Elías Moscoso casó con Sinforosa Puello, de donde proceden las familias
Moscoso Puello; Moscoso-García; Moscoso-Cordero; Sánchez-Moscoso y otras.
Bn11/N4. Francisco Moscoso y Rodríguez, casó en 1864 con Isabel Hernández,
de donde proceden las familias Calero-Moscoso; Sánchez-Moscoso;
Fernández-Moscoso; Moscoso-Concha y derivadas.
80
Juan Pablo Andújar, al que alude el documento, fue hijo de Juan de Andújar,
natural de Hincha, y Francisca de Soto y Franco. Este matrimonio tuvo otros
hijos: Tomasa y Andrés, el padre de las Vírgenes de Galindo.
81
La familia González Cobos procede de Juan González y María Gutiérrez, naturales de las Islas Canarias, casados hacia 1710. Ignacio González Gutiérrez
112 Carlos Larrazábal Blanco
27. Recibo por compra de caoba
Digo yo Pedro Rodríguez que he recibido de Rafael Texera
la cantidad de quinientos treinta y nueve pesos dos reales de diez
mil setecientos ochenta y siete pies de madera de caoba que le
tenía vendida Josef Belén a razón de cincuenta pesos millar de
pies y a más de esta cantidad recibí ocho pesos de un correo que
pagué por el dicho Texera y para que conste doy este en Santo
Domingo y mayo 23 de 1813
a ruego de Pedro Rodríguez
Josef María Rodríguez
28. Acto de venta de una casa
Yo el infrascrito grefier del Tribunal Civil del resorte del
Departamento de Santo Domingo certifico que en el Protocolo
del año de mil ochocientos diez y siete al folio cuarto vuelto del
archivo que recibo a cargo del notario público ciudadano Tomás
Bobadilla se halla anotado el instrumento siguiente:
Sepan cuantos este público documento vieren como yo
Gregorio Pereyó82 vecino del Valle de Baní jurisdicción
de esa ciudad por mí y a nombre de Juana Hernández
a quien represento en virtud del poder que inserto en
esta escritura otorgo que vendo realmente y con efecto
a don Rafael Texera de este vecindario que sea parta
él o para quien su causa y derecho represente, a saber:
casó en 1725 con Ana Cobos, hija de Magdalena Valdés. Hijo de este enlace,
entre otros, fue Julián González Cobos, que casó con Ana Piñero o Piñeyro.
En 1772 nació José Serapio, el José González Cobos que ha dado lugar a
esta nota. La familia González Piñero se trasladó a Baní, allí murió la hija
Clemencia en 1817. El matrimonio de José González Cobos con Juana de
Soto tuvo hijos. Él murió en 1824 y su viuda en 1825.
82
Gregorio Perelló fue hijo de Juan Crisóstomo Perelló, médico que ejerció y
vivió en Baní, natural de Ibiza (Baleares), y de María Hernández. Nació el 9
de mayo de 1781 en Baní.
Antología
113
una casa de nuestra propiedad cuya situación, linderos
y ningunos gravámenes constan de la certificación de
hipotecas que va inserta al final de este instrumento,
en precio y cantidad de seiscientos pesos fuertes que he
recibido a mi voluntad y contento y porque ser de presente la entrega renuncio la excepción y leyes del cada
suma que no vale más ni menos; pero cuando más valer
pueda del exceso y demasía le hago gracia y donación al
comprador, buena, perfecta, intervivos y partes presentes, sobre que renuncia la insignuación y leyes del engaño; y desde esta fecha en adelante para siempre desisto
de la propiedad que en dicha casa había y tenía yo y mi
representada y lo transfiero en el comprador para que
como propia use de ella a su voluntad, obligándome a
la evicción y saneamiento en toda forma y estando presente el comprador enterado de esta escritura la aceptó,
y se da por entregado de la casa a su voluntad. Y a la
firmeza, seguridad y cumplimento de ese instrumento
se obligaron según derecho con sus bienes presentes y
futuros cláusula guarentigia y general renunciación de
las leyes fueros y derechos de su favor en forma, y así lo
dijeron, otorgaron y firmaron siendo testigos don José
María Rendón Sarmiento,83 don Pedro Pereyra84 y don
Este sujeto pudo ser el José Rendón Sarmiento que murió soltero de más de
50 años el 16 de diciembre de 1817, parroquia de Santa Bárbara. Otros de
este apellido, que también existen en Venezuela desde el siglo xvii (sargento mayor Mateo Rendón Sarmiento, padre del capitán Diego), estuvieron
de paso o asentaron poco tiempo en Santo Domingo, tales: don Cristóbal,
natural de Orizaba (México) que aquí casó en 1726 con doña Josefa Beatriz
Leos y Echalas, hija de Constanza Núñez, de Santiago de los Caballeros;
Francisco, casado con Tomasa Aguilar, notario eclesiástico, escribano público, secretario de cámara y gobierno de la Real Audiencia, murió de unos
90 años en 1815, enterrado en la Capilla de los Dolores, iglesia de Santa
Bárbara; Antonio Rendón Sarmiento, con familia en 1800, casado con
María Altagracia Fernández, se ausentó para ultramar en 1823, en ese año
reconoce a su hija María de Jesús, habida con Prudencia Linares, y la dotó
con una casa.
84. Estirpe de Pedro Pereyra. Pedro Andrés Pereyra nació alrededor de 1796, probablemente hermano de José Andrés, y por tanto probable hijo de Andrés
Pereyra y Emerenciana Oviedo, casó con María de Jesús de Peña. Hijos:
83
114 Carlos Larrazábal Blanco
José María García85 en Santo Domingo a cuatro de enero de mil ochocientos diez y siete años. Gregorio Pereyó
–Poder Rafael Texera– Ante mí, Tomás Bobadilla.
H1 Escolástica (1823), casó en 1840 con Loreto García y Abréu, suc. (ver
nota Núm. 3); H2 José Encarnación (1824); H3 Juan Narciso (1825); H4
Francisco de las Llagas (1828); H5 Ángel del Rosario (1830); H6 Manuel
Inocencio (1832); H7 José Candelaria (1836).
H2. José Encarnación Pereyra y Peña, casó en 1842 con Baltasara Arvelo,
hija de Manuel Arvelo y Manuela Franco. Hijos: N1 José María (1846); N2
Fermín (1847); N3 Ramona (1848); N4 Ramón (1849); N5 Juan Bautista
(1853); N6 María Merced Virginia (1854).
H3. Juan Narciso Pereyra y Peña, casó en 1853 con Jacinta Delgado, hija de
Raimundo y Nicolasa Abréu. Hijos: N7 María de Jesús, Masú (1862), casó en
1883 con Federico Polanco, progenitores de las familias Polanco-Pereyra;
Polanco-Piantini, etc.; N8 Severo, nació en 1864; N9 Carlos.
H5. Ángel del Rosario Pereyra y Peña, casó en 1856 con Margarita Arvelo, hija
de Manuel Arvelo y Manuela Franco. Hijos: N10 Pedro María (1856); N11
Ricardo (1857); N12 Manuel (1859); N13 Adolfo (1850).
H6. Manuel Inocencio Pereyra y Peña, agricultor, militar, casó con Nicasia
de Peña, hija de Pedro y Eulalia Abréu. Hijos: N14 Julio; N15 Altagracia
Inocencia (1870-1908); N16 Dilia (1880).
H7. José Candelaria Pereyra y Peña, capitán ayudante de plaza y comandante
de armas de San Carlos (1856); figuró en la expedición de Yuma (1866);
subteniente de las reservas (1864); casó con Martina Delgado, hija de
Raimundo y Nicolasa Abréu.
N1/H2. José María Pereyra y Arvelo, casó en 1869 con Clotilde García, hija
de Juan García y Candelaria Brunet, progenitores de las estirpes LluberesPereyra; García-Pereyra; Hernández-Pereyra; Castro-Pereyra, etc.
N2/H2. Fermín Pereyra y Arvelo casó en 1873 con Dolores Pereyra y Casado,
progenitores de las estirpes Pereyra-Lugo; Pereyra-Ricart.
N8/H3. Severo Pereyra y Delgado, casó en 1890 con Rosa Julia Frómeta, hija
de Francisco y María de Regla Garrido.
N9/H3. Carlos Pereyra y Delgado, casó en 1887 con María de Jesús Piantini,
hija de Secundino y Nicolasa García.
N10/H5. Pedro Pereyra y Arvelo, casó en 1882 con Mercedes Salado, hija de
Juan y Carlota Molina, progenitores de las familias León-Pereyra, PereyraGautreau; Pereyra-Bonet; Villalba-Pereyra; Henríquez-Pereyra, etc.
N11/H5. Ricardo Pereyra y Arvelo, casó con Josefa Monclús, hija de Felipe y
María Antonia Pérez, sucesión: Pereyra-Suazo; Pereyra-Fernández.
N14/H6. Julio Pereyra y Peña, casó con Mercedes Mieses, hija de Manuel
María y Flora Rosa.
85
Gregorio García, hijo de Buenaventura García Corona y Alba y doña María
Herrera Álvarez del Castillo, de la Villa de Campo Real (Castilla), casó con
María Candelaria Ramírez, hija de Narciso Ramírez y Estebanía Mejía.
José María García y Ramírez, hijo de los anteriores y la persona que da
lugar a esta nota, casó con Manuela Rodríguez, hija de Tomás Rodríguez
y Concepción Ortiz, hermana, por tanto, del padre de Elías Rodríguez. De
este matrimonio nació un hijo llamado también José María, nacido en 1840.
Antología
115
Poder. Sepan todos los que este instrumento vieren cómo
yo Juana Hernández vecina del Valle de Baní, otorgo que le doy
mi poder cumplido a mi sobrino Gregorio Pereyó para que en
mi nombre y representando mi persona, pueda vender la casa
de mi propiedad que tengo en la ciudad de Sto. Domingo a cuyo
efecto he dado mis instrucciones para que siendo necesario se
presente a los jueces, con escrituras, papeles simples instrumentos, presente testigos y todo género de prueba tachándolos y
obsesionándolos del contrario, recuse jueces y demás ministros
probando las causas por lo que los recusa, oiga autos y sentencias definitivas, concierte lo favorable y lo contrario apele y
suplique siguiéndolas hasta su total conclusión, y finalmente,
el dicho mi poder hará en los asuntos antedichos, todo lo que
yo haría presente, y le confiero el presente sin limitación con
amplia, pura y libre voluntad, de ad judicial, juran sustituvi,
revocar substitutos y nombrar otro con revelación en forma,
y a la firmeza y cumplimento de este instrumento, obliga mis
bienes presentes y futuros con cláusula guarentigia y general
renunciación de todas las leyes, fueros y derechos que me favorezcan y la general en forma. Hecho en el Valle de Baní a dos
de enero de mil ochocientos diez y siete, y la otorgante a quien
yo el presente alcalde pedáneo doy fe que conozco así lo dijo,
otorgó y firmó siendo testigos presentes y vecinos don Manuel
Guerrero Castillo y don José de Castro de que certifico –Manuel
de Lara – Juana Hernández – de Asistencia – José de Castro. –
Certificación.– Como encargado del superior gobierno de oficio
de hipotecas certifico que habiendo reconocido los libros de
mi cargo, no consta en ellos propiedad ni gravamen tenga una
casa baja situada en la calle de la Merced que linda por un lado
con bohío de Manuel Jimenes86 y por otro con casa de Gregorio
Es el conocido prócer de la Independencia y ex-presidente de la República,
hijo de Juan Jimenes y María Altagracia González. Manuel Jimenes, mercader en seco, alambiquero, casó en primeras nupcias en 1835, con Francisca
Ravelo, hija de Agustín y María Facunda de los Reyes. Hijos de este matrimonio fueron María del Carmen (1836); Isabel Emilia (1837); María de
los Dolores (1839); Manuel María (1844). De Manuel María proceden la
familia Jimenes-Calero por matrimonio con Rosa Gregoria Calero y Ravelo,
86
116 Carlos Larrazábal Blanco
Guebara87 a nombre de José Peralta; pero sí consta que José
Peralta vendió esta casa a Petrona Báez, natural de la Villa de
Baní, en cantidad de seiscientos pesos fuertes, libre de todo
gravamen hipotecario, según consta dicha venta fue hecha por
escritura otorgada ante el escribano don Antonio Pérez en ocho
de julio de mil ochocientos diez y no he verificado el registro por
los demás causantes que debía, por decir la parte haber hecho
diligencia de ellos, y no encontrar quien se los diera lo que hago
presente. Santo Domingo y diciembre veine de mil ochocientos
diez y seis años.
José de Heredia y Aguirre
Es copia conforme a su original que obra en dicho protocolo y archivo depositado en el grefe de mi cargo, y a pedimento
de parte legítima doy esta en Santo Domingo a 11 de marzo de
1824, año 21 de la Independencia.
Francisco Ruiz88
Derechos: doce reales.
y sus derivadas Jimenes-Fiol, Jimenes-Logroño; Pellerano-Jimenes. Manuel
Jimenes casó en segundas nupcias con Altagracia Pereyra, hija de José
Andrés y Josefa Pérez de la Paz, y fueron padres de Juan Isidro, ex-presidente de la República, que casó con María Josefa de los Santos Domínguez, de
donde procede la familia Jimenes-Grullón. Troncos derivados de Manuel
Jimenes y González se han formado en Monte Cristi.
87
Gregorio Guevara fue casado con María Ledesma, libres ambos; tuvieron
hijos: María Cayetana (1772); Ambrosio (1777).
88
El grefier (secretario del tribunal) Francisco Ruiz casó con María del
Rosario Gallegos. Hijos: José, nació el 31 de mayo de 1801, su padrino el
presbítero José Ruiz, fue más tarde sacerdote y tuvo el curato de Santa
Bárbara; Antonio (1802); José María (1813); María Josefa (1814-1817);
María del Rosario (1816); María de Jesús (1820); María de las Mercedes
(1821); María Francisca (1823). Sospechamos que el inmaculado trinitario
Félix María Ruiz pertenece a la familia del grefier.
Antología
117
29.Recibos
Por orden de don Francisco de Luna,89 he recibido de Dn.
Rafael Texera la cantidad de cuarenta pesos y como encargado
le doy este en Sto. Domingo, 26 de junio de 1819.
Félix Quirós90
Son 40 ps.
30. Sentencia arbitral sobre los terrenos de Farías
Yo el infrascrito grefier del Tribunal Civil del resorte del
Departamento de Santo Domingo, certifico, que en el greffe
de dicho tribunal se haya depositada una instancia promovida
por el ciudadano Pedro Pérez Farías contra el ciudadano Rafael
Texera, sobre el derecho que pretende tener el primero en los
terrenos de Farías, según la reserva que a su favor se estampó en
la venta que se hizo de estos, cuya sentencia arbitral proferida
por los árbitros y decreto definitivo que recayó al efecto, es como
sigue:
Sentencia arbitral. En la ciudad de Santo Domingo a veinte
y tres, y veinte de la Independencia, los ciudadanos Tomás
Bobadilla y Juan de Dios Correa y Cruzado, árbitros nombrados, el primero por el ciudadano Pedro Pérez y el
segundo por el ciudadano Rafael Texera en la demanda
puesta por aquel contra este sobre la reserva que a beneficio suyo y de sus hermanos se estampó en la escritura de
venta que de las tierras denomidadas Farías otorgó Manuel
Francisco de Luna, hijo de Blas y María Andújar, casó en 1807 con María del
Rosario Santana, hija de Fulgencio y Teresa Bejarano. Los novios estaban
avecindados en Los Ingenios. Hijos: Ana Buenaventura (1807); Nazaria
(1811), bautizados en la Capital.
90
Comerciante ya establecido en 1808.
89
118 Carlos Larrazábal Blanco
María Reyes91 a favor de Tejera en quince de enero de mil
ochocientos trece por ante el notario público numerario
de esta ciudad José Troncoso reducida a que cualquiera
gracia que sobre los censos de las haciendas arruinadas se
hiciera a favor de los propietarios quedara a favor de los
menores hijos del escribano Antonio Pérez en cuya virtud
le reclama dos mil pesos de principales de censos que
reportaban las mismas tierras, a saber, mil pertenecientes
al Monasterio de Regina y otros mil a la Capellanía que
mandó fundar Lorenzo Díaz Morales y que en concepto
del demandante deben tenerse por extinguidos según el
artículo cuarto de la concordia celebrado entre los dos
Cabildos Eclesiástico y Secular que fue aprobada por el rey
de España en treinta de agosto de mil ochocientos quince
con vista de las escrituras y demás documentos producidos
por las partes y habiéndolas oído en sesión verbal en que
expusieron los que tuvieron por conveniente en apoyo de
su respectivo derecho dijeron: que aunque la demanda
de Pérez se funde en un instrumento público y en bases
de equidad y justicia, como quiera que no se sabe, ni puede saberse todavía cuál sea la gracia que recaiga sobre los
censos que es a lo que se contrae la reserva hecha a favor
del demandante y sus confederados en la citada escritura
de venta porque la alegada concordia no es una ley que
pueda regir en el caso respecto a que sobre ella se suscitó
competencia entre la jurisdicción eclesiástica y secular
que suspendió todos sus efectos hasta la resolución de la
Corte de España a quien se elevó, y cuyas resultas aun no
habían descendido cuando los cambios políticos ocurridos
ocuridos
en esta parte oriental de la Isla lo cual tuvo muy presente
la comisión particular nombrada por S. E. el presidente
de Haití según el contenido de su tercera proposición
Manuel María Reyes estaba casado con Manuela Calero, ambos naturales
de San Carlos. Tuvieron por hijos: Gregorio (1810), murió en Baní en 1818;
Antonio Abad (1812); Natalia (1813); Manuel Justo (1816). Reyes fue copropietario de las tierras de Farías como heredero de su tío el presbítero
José Pérez Farías.
91
Antología
119
que lo expuesto por dicha Comisión en doce de octubre
último por el Senado en veinte y nueve del mismo y por la
Cámara de los representantes de las comunes en siete de
noviembre, es una opinión y no una ley por donde pueda
arregarse este negocio, porque no ha sido sancionado con
las formalidades y requisitos que prescribe la Constitución
del Estado: que aun cuando hubiere alguna ley para el
caso debía decidirse con audiencia y citación de todos los
interesados y con presencia del valor que tenía la finca
cuando repartió los censos y de los deterioros sufridos por
los acontecimentos fortuitos
torticitor nada de lo cual aparece; y
últimamente que los capitales que se suponen estinguidos
por el demandane están vigentes y asegurados en competentes fincas, por todas estas razones y demás que han
sido dignas de consideración declaran: que la demanda
del ciudadano Pedro Pérez es importuna por ahora, sin
prejucio de que a su tiempo use de su derecho contra
quien haya lugar y sin especial condenación de costas. Así
lo determinaron y firmaron en la fecha ut supra. –Tomás
Bobadilla– Juan de Dios Correa Cruzado.
Decreto defintivo. En la ciudad de Santo Domingo a los veinte y cinco días del mes de abril de mil ochocientos veinte y tres, año
veinte de la Independencia el licenciado José Joaquín del Monte92
magistrado decano del Tribunal Civil del resorte de este departamento habiendo visto la setencia arbitral proferida el veinte y
tres del corriente mes y año por los ciudadanos Tomás Bobadilla
y Juan de Dios Correa Cruzado árbitros arbitradores y amigables
componedores nombrados por los ciudadanos Pedro Pérez Farías
y Rafael Texera todos de este vecindario para pronunciada definitivamente sin apelación ni recurso alguno lo que estimaran por
conveniente en razón de la reserva que en la venta de los terrenos
del antiguo ingenio nombrado de Farías que compró el segundo
del ciudadano Manuel Reyes hizo este a favor del primero y sus
José Joaquín del Monte y Maldonado era hijo de don Antonio del Monte y
Heredia y doña Antonia Maldonado.
92
120 Carlos Larrazábal Blanco
hermanos de cualquiera gracia que hicieron las Cortes Españolas
en el expediente de censos consignativos93 que se había elevado a
su conocimiento de los principales con que antiguamente se hallaban gravados esos terrenos por el presbítero José Pérez Farías, tío
carnal del ciudadano Pedro y su causante en esos terrenos; aprobado el nombramiento por el Juez de Paz de esta Común el auto del
quince del mismo mes y año habiendo visto el acto de depósito en
el greffe de este tribunal de la enunciada sentencia arbitral fecha
el día de ayer: considerando el poder ilimitado que la Constitución
del Estado concede a los ciudadanos determinan sus pretensiones
por medio de jueces árbitros a su elección y contentamiento;
considerando igualmente que la decisión de estos árbitros es sin
apelación si las partes no se han reservado expresamente este
derecho, y finalmente que los árbitros arbitradores y amigables
componedores nombrados en esta instancia han pronunciado su
sentencia arbitral dentro del término de la ley arreglados a las formalidades prescriptas en ella; por estas razones y las demás que son
dignas de jurídica reflexión, administrando justicia en nombre de
la República, y en una de las facultades que le concede el artículo
mil y veinte del Código de Procedimiento Civil debía aprobar y por
la presente aprueba la expresada sentencia en todas partes, condenando a los interesados a estar y pasar por ella en todos tiempos
como por sentencia definitiva pasada en autoridad de cosa juzgada
permitiendo y autorizando su ejecución conforme a la ley. Y así lo
mandó y firmó ante mí de que certifico – José Joaquín del Monte.
– Francisco Ruiz. Grefier.
Es copia conforme a su original.
Francisco Ruiz
Clío, Año XIII, Núms. 71-73
(julio-diciembre de 1945).
Censo consignativo es aquel en el cual se recibe alguna cantidad por la cual
se ha de pagar una pensión anual, asegurando dicha cantidad o capital con
bienes raíces.
93
familias de santo domingo
Palabras preliminares
F
uerza es dar a la publicidad, aunque sea en la forma periódica
y ocasional que hemos de adoptar, a las notas que respecto de las
familias de Santo Domingo hemos recogido pacientemente con
la muy agradable complicidad de horas volanderas de ocio y de
buena voluntad. Y es fuerza, como decimos, porque es justo que
todos los que gusten conozcan lo que hemos averiguado y no sea
que pasemos por avaros guardadores de noticias que a muchos
pueden interesar. Además, ¿qué suele pasar con los papeles que
se empolvan y envejecen dentro de armarios, estantes o gavetas?
Pues que día a día van derecho camino a la destrucción, a la
desaparición, de modo que nos parece aconsejable buen recaudo dar estos a la luz pública. Por otra parte, y es acicate para los
propósitos de que estamos tratando, sin duda alguna, los años
pueden estar sembrando ya su simiente de tedio, negligencia e
ineptitud en nosotros, hasta llevarnos, días más días menos, a la
segura cosecha de los «fúnebres ramos». Anticipemos, pues, los
papeles… no vaya a ser cosa.
Fue siempre nuestro principal empeño el allegamiento de
noticias referentes a las familias que concibieron, fundaron y
dieron todo su calor a la República. Familias, por lo general,
humildes, pobres, cuyos varones vivían del trabajo de sus manos
en el campo y en los talleres, de un comercio honrado o corriendo los riesgos de los marinos en el mar. No recogen, pues,
estos trabajos estirpes coloniales, por el solo hecho de serlos, y si
123
124 Carlos Larrazábal Blanco
alguna saltase, como ha de suceder, es porque su sangre, a través
de los tiempos, ha alcanzado un fuerte coeficiente limpiamente
criollo y su espíritu manifiesto aliento de libertad, independencia, soberanía y democracia.
No debe tenerse esta labor que publicamos como exenta
de errores. Es muy posible la comisión de ellos pues son sus
fuentes propias los mismos libros parroquiales y del Estado Civil,
así como alguna distracción o incapacidad de investigación, por
tanto pedimos a todos los que estos apuntes leyeren que siempre
que vieren algún error pueden libremente manifestarlo de alguna manera a nosotros para corregirlo siempre que haya buena
razón para ello.
Como es de lugar, no hemos estado solos en nuestras investigaciones y ellas no hubieran llegado al punto en el cual se
paralizaron sin la ayuda de algunos buenos amigos. En efecto,
Monseñor Beras puso a nuestra disposición el interesante
Archivo Arquidiocesano; Emilio Rodríguez Demorizi, siendo
director del Archivo General de la Nación, permitió que investigásemos libros del Estado Civil; el finado Pedro Publio Peguero,
como funcionario del Tribunal de Tierras, nos dejó estudiar
algunos protocolos notariales, y para ellos nuestra gratitud es
sincera. Pero también la debemos a todos los que han escrito sobre genealogía dominicana y en primer término a Fray Cipriano
de Utrera, nuestro primer genealogista en el tiempo y por la
calidad y bulto de sus trabajos; además le debemos la gentileza
de habernos cedido datos personales de sus investigaciones, muchos sobre familias por él no tratadas en sus obras. Los escritos de
fray Cipriano, Luis Alemar, Vetilio Alfau Durán, Damián Báez B.,
Máximo Coiscou Henríquez, Guido Despradel Batista, Leonidas
y Alcides García, Henríquez y Carvajal, Max Henríquez Ureña,
Lugo Lovatón, Mejía Ricart, Emilio Rodríguez Demorizi, Emilio
Tejera nos han sido útiles, pues muchas veces han contribuido a
un más completo cotejo de nuestras fichas y otras nos han enseñado noticias que no sabíamos.
Antología
125
Explicaciones
1. Las fuentes de estos trabajos son: el Archivo Arquidiocesano,
principalmente; registros del Estado Civil, no agotados; algunos fondos notariales en poder del Tribunal de Tierras;
algunos libros de las parroquias de Baní y San Cristóbal.
El Archivo Arquidiocesano comprende los legajos parroquiales de la Catedral, Santa Bárbara y San Carlos y algunos
de las parroquias de Hincha, El Seibo, Higüey y Neiba,
que han sido consultados. También han sido consultados
otros legajos útiles a nuestras investigaciones, tales el libro
de capellanías, libros de los curatos castrenses de Santo
Domingo y de Dajabón, un libro del Estado Civil de la época de Louverture y otros.
Los datos que procedan de fuentes que no sean las señaladas se ponen siempre dentro de paréntesis o se indica su
procedencia. Por lo general se indican los datos que proceden de las parroquias de Santa Bárbara y de San Carlos u
otra cualquiera que no sea la de la Catedral. Las siglas SB y
SC señalan las parroquias de Santa Bárbara y de San Carlos.
La sigla EC señala procedencia de los libros del Estado Civil.
2. Los datos que aparecen en estos trabajos solo alcanzan hasta
el siglo xix completo, pero excepcionalmente puede aparecer alguna noticia que corresponda al presente siglo xx,
y en este caso siempre aparecerá dentro de paréntesis cuando no proceda de las fuentes citadas.
3. Los estudios genealógicos aparecerán encabezados por un
apellido o por los apellidos fundadores de determinada
estirpe. Las familias se traen por riguroso orden de antigüedad. Dentro de ellas los hijos se marcan con la sigla
H, los nietos con N, los bisnietos con Bn, los tataranietos
con Tn, los cuartos nietos con N4º y así sucesivamente.
Las ramas derivadas por la línea de mujer se traen aparte
marcadas con el número que corresponde a la familia y
una letra al lado. Así, en la familia Mella tendremos, SA,
6B, 6C…, siendo 6 el número que corresponde a la Familia
126 Carlos Larrazábal Blanco
Procera. Acerca de los cónyuges que no tuvieron sucesión,
o esta no prosperó se tratará en la sección de Parientes y
otros relacionados, o en la familia correspondiente tratada
aparte.
4. Cada estudio se dividirá en diversas partes, no por rigor de
técnica genealógica sino para comodidad de las consultas y
para descanso de la atención. Así la división por centurias
siempre aparecerá: La sección titulada Varios incluye datos
sobre sujetos que no han podido incluirse en ninguna
determinada familia por carencia de justa comprobación.
Muchas veces aparecerá una sección titulada Documentos y
papeles. Por la palabra «documento» ha de entenderse los
escritos originados en los organismos u oficinas del Estado,
o por alguna institución de carácter nacional como la
Iglesia y la Masonería. Por lo general llamamos «papeles»
todo escrito que se salga de los términos de la definición
anterior. «Papeles de familia», serán aquellos «papeles»
que solo tuvieron en su origen un interés personal privado
o de familia. Por otra parte los escritos de esta sección no
serán abundantes por la dificultad de su colección y porque
tienen que ser inéditos o publicados en el extranjero en
impresos muy poco conocidos.
5. A continuación se expresan las siglas y abreviaturas de historiógrafos y de otras fuentes diferentes a las citadas más arriba
que más se usarán en el curso de estos trabajos. Arch. part.,
archivo particular del autor, cuando se trate de otro archivo
particular se cita el nombre de su dueño; A.G.LL Alcides
García Lluberes; dat. fam, datos de familia; EC.AA, libro
de Estado Civil en posesión del Archivo Arquidiocesano;
E.R.D., Emilio Rodríguez Demorizi; G.A.M., Gustavo
A. Mejía Ricart; L.E.A. Luis E. Alemar; L.G., Leónidas
García; Lib. cast., libro castrense en posesión del Archivo
Arquidiocesano; M.C.H., Máximo Coiscou Henríquez;
R.L.L., Ramón Lugo Lovatón; S. Crist., parroquia de San
Cristóbal; T.T., documentos del Tribunal de Tierras; Utr.,
fray Cipriano de Utrera; V.A.D., Vetilio Alfau Durán.
Antología
127
FAMILIAS DE LA REPÚBLICA
M E LL A
En honor del prócer Ramón Mella
con motivo de su fecha natalicia.
(Caracas, 25 de febrero de 1955).
I
FAMILIAS DEL SIGLO XVII
1. MELLA-DÍAZ
Bartolomé de Mella y Jerónima Petronila Díaz. Hijos: H1
Francisca 1671, c. c. Lucas de la Concepción, nombrándose en
el acto Francisca de la Encarnación Díaz, 1694; H2 Juan 1673;
H3 ANDREA 1576; H4 Francisco 1679; H5 Juan Vicente 1589; H6
VICENTE DE JESÚS. Bartolomé de Mella m. 1692, pobre.
H3. Andrea de Mella, parda libre. Hijos: N1 Bartolomé 1597.
H6. Vicente de Jesús de Mella Díaz, c.c. María Merced
Maldonado, h. de Jerónimo Maldonado y Luisa Cotes, pardos libres, 1712. Hijos: N2 Juan 1713; N3 Vicente 1736-1749; N4 MIGUEL
1738; N5 Ángela m. 1754; N6 Jerónima m. 1755; N7 MANUEL.
Vicente de Jesús de Mella, m. 1755. (V. fam. Maldonado-Cotes
en el apellido Maldonado).
N4/H6. Miguel de Mella Maldonado, pardo libre, c.c. María
Catalina Sánchez, parda libre, h. de Juana Sánchez Maldonado,
1771. Hijos: Bn1 PEDRO DE LAS MERCEDES 1772; Bn2 Bernardo
177…; Bn3 Antonio 1781; Bn4 Ana Santiago 1783; Bn5 Manuel
Camilo 1785; Bn6 José 1786 (aparece la partida bautismal de este
sujeto en hojas del año 1848, inserta por diligencias de parte
interesada; debe ser el mismo Bn8); Bn7 Rafaela 1787; Bn8 José
1790; Bn9 Petronila 1792.
N7/H6. Manuel de Mella Maldonado, c.c. Francisca
Betancourt 1753. Francisca Betancourt m. 1757.
128 Carlos Larrazábal Blanco
BN1/N4. Pedro de las Mercedes de Mella Sánchez, c.c.
Juana Henríquez, 22 años, h. de Juan Domingo Enríquez y
Teresa Martínez, nat. de San Carlos, 1808. Hijos: Tn1 María de
León 1814, c.c. Manuel Andino para 1834; Tn2 Manuel María
1818; Tn3 Juan de Dios 1822. Pedro Mella, mercader de detalle,
teniente de la Gendarmería hacia 1824, fue enterrado el 8 de
junio 1847. (V. aparte fam. Enríquez-Martínez).
RAMAS DERIVADAS POR LÍNEA DE MUJER
1A. CONCEPCIÓN-MELLA
Lucas de la Concepción, h. de Lucas de la Concepción y de
María Rodríguez, c.c. Francisca de la Encarnación (Mella) Díaz
(H1). Hijos: H1 (N8) Lucía 1695. Lucas de la Concepción m. 1696.
1B. ANDINO-MELLA (v. BN1/N4).
Manuel Andino y María de León Mella (Tn1). Hijos: H1 (4ºN1)
María Natalia del Amparo 1834; H2 (4ºN2) JOSÉ 1835; H3 (4ºN3)
Ramón Abad 1839; H4 (4ºN4) Mauricio de las Mercedes 1844.
H2. José Andino Mella, carpintero, c.c. Victoriana Martínez,
h. Manuel… y Petronila Martínez. Hijos: N1 (5ºN1) María de
Jesús m. 1864, 7 años; N2 (5ºN2) José 1865; N3 (5ºN3) Sinforiana
1867; N4 (5ºN4) Facundo 1868.
2. Salvador de Mella, c.c. María Jacinta 1674. Hijos: H1 Juan
1675; H2 Alonso 1677; H3 Lucía 1687, m. 1744, testó. Salvador de
Mella m. 1698.
II
FAMILIAS DEL SIGLO XVIII
3. MELLA-MONTAÑÉS
Francisco José de Mella, soldado, h. l. de Gabriel José de
Paula y Manuela de Mella, c.c. María del Rosario Montañés, h.
Antología
129
de Antonio Montañés y Josefa María Solano, 1739. Hijos: H1
Rosa m. 1744, párv; H2 Carlos m. 1745, párv.; H3 Simona m. 1753;
H4 GABRIEL 1750; H5 Manuel 1753; H6 José 1756. (V. aparte
«Montañés»).
H4. Gabriel de Mella Montañés, comerciante, y Catalina de
los Olivos, h. de Mateo de los Olivos y Manuela Cataño. Hijos: N1
María del Carmen 1773, c.c. Bernardino de las Mercedes Botello,
h. de Gregorio de las Mercedes, llamado «Botello», zapatero, y
Tomasa Félix de Castro, 1801 (desapareció temprano la sucesión
o no la tuvieron) (V. apellido «Botello»); N2 Vicente 1779; N3
Josefa 1782, c.c. Isidoro Escoto, h. José Ramón Escoto y María de
Lara, 1801 (desapareció temprano la sucesión o no la tuvieron),
(V. apellido «Escoto»); N4 FRANCISCO 1785; N5 María 1792.
Gabriel de Mella contrajo segundas nupcias con Petronila
Veloz. Hijos: N6 JOSÉ GABRIEL 1795. Petronila Veloz, viuda, m.
1838.
N4/H4. Francisco de Mella Olivos, traficante, y María
Loreto Pérez, pardos libres. Hijos: Bn1 Juan de la Cruz 1814; Bn2
Francisco m. en Los Ingenios 1819, 3 años, había nacido en Santo
Domingo; Bn3 María Gregoria 1815; Bn4 Juan de Altagracia 1816;
Bn5 Francisco de Borja 1817; Bn6 José. (Los Mella-Pérez poseyeron
terrenos en el botado de Najayo).
N6/H4. José Gabriel Mella Veloz, c.c. María del Carmen
Camarena, h. de Miguel Camarena y Ana Arias. Hijos: Bn7
María del Carmen 1814, c.c. José María Poupón 1836 (desapareció temprano la sucesión o no la tuvieron); Bn8 Manuel 1816,
su padrino Santiago Mella; Bn9 María Manuela 1820. Carmen
Camarena m. 1856.
José Mella contrajo segundas nupcias con María Petronila
Camarena, h. de Francisco Camarena y de Isabel Díaz. José Mella
m. 1865. (No sabemos si hubo sucesión). (V. Camarena-Arias y
Camarena Díaz aparte).
NOTA: Como se ve, Francisco José adoptó el apellido materno en detrimento del de su padre, «Paula».
130 Carlos Larrazábal Blanco
4. MELLA-BATISTA
Antonio de Mella e Isabel de Jesús Batista (Baptista o
Bautista), libres. Hijos: H1 Francisco 1770: H2 José 1772; H3
Gonzalo 1776; H4 Cayetano 1778; H5 María Antonia 1780; H6
Antonia Abad 1783; H7 Manuel de la Cruz 1785; H8 Vicenta 1788;
H9 Juan José 1790.
5. MELLA-VARGAS
Juan de Mella e Isabel de Vargas. Hijos: H1 Juan 1789, su padrino Manuel de Mella; H2 María 1790; H3 José 1792; H4 Tomás
1794, su padrino Pedro Mella; H5 Vicente 1797; H6 Juana 1799;
H7 Águeda 1807.
III
FAMILIAS DEL SIGLO XVIII
(LA FAMILIA PROCERA)
6.
Bernardo Mella y Juana Sánchez Maldonado. Hijos: H1
Juana Hilaria 1761; H2 MIGUEL, n. 11 de julio 1764; H3 Jacinto
1767; H4 Beatriz 1768; 55 MANUEL. Juana Sánchez m. 1801.
H2. Miguel Mella Sánchez, carpintero, y Fulgencia López
Ruiz-Quevedo, h. de José Lorenzo López y Mariana RuizQuevedo. Hijos: N1 JOSÉ (MARÍA), b. 7 de diciembre 1795;
N2 Ramona 1797, c.c. Miguel Gatón Díaz 1820 (parece que
la sucesión desapareció pronto o no la tuvieron) (V. apellido
«Gatón»); N3 Antonio (mercader hacia 1831); N4 Petronila 1800;
N5 Jiminián 1810; N6 Ascensión (Sensión), c.c. Juan José Benzo, m.
viuda 1º de julio 1854, 54 años, disentería; N7 Gregorio 1813; N8
Beatriz 1814; N9 Francisco Mártir 1816, su madrina María Vicenta
Mella, enterrado 18 de febrero 1858; N10 Manuel m. 1815; N11
JUAN PABLO, b. 8 de julio 1815, de 10 días. Miguel Mella m. 3
de junio 1845.
Antología
131
H5. Manuel Mella Sánchez, c.c. Juana Álvarez, H. de Manuel
Álvarez y de Isabel Pereyra, naturales de San Carlos. Hijos:
N12 Micaela 1787, sus padrinos Beatriz Mella y Miguel Mella,
c.c. Simón Mejía Tejeda 1815; N13 José 1789, vivía hacia 1829;
N14 Ana 1791; N15 ANTONIO, b. 31 de enero 1894, de 15 días;
N16 Esteban 1796; N17 Manuel María 1798, su padrino Pedro de
Mella; N18 Isidora, c.c. José María Malta López (N1), m. 19 de
febrero 1835, alr. 40 años. Juana Álvarez fue enterrada el 30 de
septiembre de 1819, en la iglesia del Carmen.
Manuel Mella contrajo segundas nupcias con Andrea Brea,
viuda de José María Ramírez, h. de Juan Brea, nat. de Baní, y de
Antonia de Silva, nat. de Santo Domingo. Hijos: N19 Ignacio de
Loyola 1820-1845, soltero. Manuel Mella testó el 1º. de octubre
de 1823, fue enterrado el 14 de abril de 1829. (Ver Brea-Silva
aparte).
N1/H2. José María Mella López, mercader, artillero, c.c.
Isidora Mella Álvarez (N18), 3 de febrero 1819. Hijos: Bn1
Simeón 1823; Bn2 Manuel 1825; Bn3 Manuel de la Cruz 1828; Bn4
María de Regla 1830, su padrino Miguel Mella; Bn5 Inocencio m.
1840, párv. Isidora Mella m. 1835.
José María Mella, artillero, y Fructuosa Gneco. Hijos: Bn6
José del Socorro 1830.
José María Mella, c.c. Antonia Benzo, h. de Juan José Benzo
y Gertrudis Domínguez. Hijos: Bn7 Julia, n. 16 de junio 1839;
Bn8 Manuela, n. 18 de junio 1840, su padrino Manuel González
Bernal, Cura de Boyá; Bn9 Gertrudis, n. 10 de junio 1842, c.c.
Moisés García Noboa 1866, m. 1879, «deja ocho hijos»; Bn10
ANTONIO, n. 18 de julio 1843; Bn11 Isidora, n. 18 de enero 1849,
sus padrinos José María García y Luisa Benzo, (m. 1942); Bn12
Ramona 1852-1864; Bn13 Luisa, n. 30 de abril 1853. José María
Mella, prócer de la Puerta del Conde, m. 24 de agosto 1864,
disentería.
N11/H2. Juan Pablo Mella López, c.c. Leocadia Abreu, h.
de José Abreu, agricultor, y Felícitas Ruiz, difuntos, 20 de enero 1853, San Carlos. Hijos: Bn14 Ramón Alejandrino 1853-1872;
Bn15 Ignacio, n. 22 de noviembre 1855 (m. en Hato Mayor el
132 Carlos Larrazábal Blanco
11 de febrero 1924, cura de esa parroquia); Bn16 Felícitas, n.
15 de diciembre 1857, c.c. Martín Rodríguez Mieses 1892,
suc.; Bn17 Manuel María m. 1869, 11 años; Bn18 JUAN MARÍA
1861; Bn19 María Francisca, n. 7 de mayo 1864, c.c. Manuel Gil
Pichardo Patín 1890, suc.; Bn20 José Francisco 1866; Bn2l MIGUEL
FRANCISCO, n. 24 de julio 1867; Bn22 MANUEL DE JESÚS. Juan
Pablo Mella m. 1876, está enterrado en la iglesia del Carmen.
Leocadia Abreu m. 1918, 85 años (San Carlos).
N15/H5. Antonio Mella Álvarez, c.c. Francisca Castillo, h.
de José Castillo, difunto, y Úrsula Álvarez, 6 de febrero 1815, testigos Francisco Ureña, Manuel Castillo y el presbítero Domingo
de Soto, capellán de coro; velados en el hospital de San Nicolás,
ofició el padre José Valentín Morales por enfermedad del padre Agustín Tabares. Hijos: Mn23 RAMÓN, el Prócer, b. 6 de
marzo 1816, de 11 días, sus padrinos Manuel Castillo e Isidora
Mella; Bn24 ILDEFONSO, b. 4 de febrero 1818, de 11 días; Bn25
Manuela, b. 26 de junio 1827, de 11 días. Antonio Mella m. 4
de febrero 1837. Francisca Castillo m. 1864. (V. Castillo-Álvarez
aparte).
Bn10/N1. Antonio Mella Benzo, c.c. Ciriaca Abreu, h. de
Francisco Javier Abreu y Ciriaca Romero, difunta, 7 de abril
1870. (Parece la sucesión desapareció temprano o no la hubo).
Ciriaca Abreu m. 1912, 93 años.
Bn18/N11. Juan María Mella Abreu, c.c. Altagracia
Contreras, 24 años, h. de Inés Contreras, 5 de diciembre 1889.
Hijos: Tn1 Juan Pablo, n. 3 de marzo 1891 (médico, fundó familia en Puerto Plata); Tn2 (Mercedes); Tn3 (Altagracia).
Bn21/N11. Miguel Francisco Mella Abreu, c.c. Josefa
Jiménez, 20 años, h. de Eugenio Jiménez y Balbina Casado, 1896,
hubo sucesión.
Bn22/N11. Manuel de Jesús Mella Abreu, c.c. Josefa
Delmonte. Hijos: Tn4 Patria; Tn5 Manuel, c.c. Teolinda Cuello
Perelló, suc.; Tn6 Luis Eduardo, c.c. Noemí Peña Batlle, suc.,
m. 1945.
Bn23/N15. Ramón Mella Castillo, el Prócer, c.c. María Josefa
Brea (Pepa), h. de José Gertrudis Brea y María Josefa Hernández,
Antología
133
31 de agosto 1836, testigos el administrador principal Esteban
Ponthieux, Manuel Cabral Bernal, Rafael Negrete y José María
Mella (N1). Hijos: Tn7 Ramón María, n. 27 de julio 1837, sus
padrinos Ildefonso Mella y Flora Román; Tn8 Dominga María,
n. 7 de septiembre 1844, sus padrinos José Nicasio (Nazario?)
Brea y Juana Morales; Tn9 ANTONIO NICANOR, n. 29 de agosto
1850; Tn10 (América, c.c. Enrique Dubocq, Puerto Plata); TN1l
(Ildefonso). (El prócer Ramón Mella murió en Santiago el 4 de
junio de 1864, vicepresidente de la República. Josefa Brea murió
en Puerto Plata el 2 de enero 1899). (Ver Brea-Hernández en el
apellido «Brea»).
Bn24/N15. Ildefonso Mella Castillo, c.c. María Caridad
de la Peña. Hijos: Tn12 Emilia, 19 años, c.c. Francisco Ortea
1865; Tn13 SALVADOR ANTONIO, n. 22 de noviembre 1855;
Tn14 Octavio; Tn15 Enriqueta, c.c. Francisco Serrati, h. de Juan
Bautista Serrati y Severa Capriles. (Ildefonso Mella Castillo y Ana
Josefa Delmonte, h. de José Joaquín Delmonte Maldonado y Ana
Josefa Torralbo. Hijos: TN1 Amelia, c.c. José Ramírez Frías). Ana
Josefa Delmonte m. 1894. 85 años, viuda de José Concepción
Tabera. (V. Delmonte-Torralba aparte).
Tn7/Bn23. (Antonio Nicanor Mella Brea, pasó a Cuba,
sastre en La Habana. Se ha dicho que es el padre de Nicanor
MacParland, h. de Cecilia Magdalena MacParland, nat. de
Hampshire, Inglaterra, n. 25 de marzo 1903. La madre lo declara en 1910 y figura como testigo Nicanor Mella Brea, nat. de
«la República de Santo Domingo». Este Nicanor MacParland
es el mismo luchador cubano conocido con el nombre de Julio
Antonio Mella, c.c. Oliva Margarita Zaldívar, y que murió asesinado en México»). (Datos de Stibi, La Habana).
Tn11/Bn24. Salvador Antonio Mella Peña y Antonia García.
Hijos: 4ºN1 Ildefonso Antonio, n. 23 de septiembre 1897; 4ºN2
(Rafael, casado, m. 1945, Capitán retirado); 4ºN3 María Caridad,
b. 1901; 4ºN4 Salvador, n. 11 de abril 1900. c.c. Manola Aponte
Mella (h. de Virgilio D. y Dolores Amalia), suc.
Tn12/Bn24. Octavio Mella Peña, nat. de Puerto Plata, c.c.
Petra Rolinson, h. de Pedro Rolinson y Antonia Leandra, 1911.
134 Carlos Larrazábal Blanco
RAMAS DERIVADAS POR LÍNEA DE MUJER
6A. BENZO-MELLA. (H2-N6)
Juan José Benzo, nat. de Cádiz, n. alr. 1786, mercader de
detalle, viudo de Gertrudis Domínguez, c.c. Ascensión Mella
López (Sensión) (H2-N6), 18 de febrero de 1829. Hijos: H1
(Bn26) JUAN DE DIOS, n. 8 de marzo, 1830; H2 (Bn27) Miguel
María 1831; H3 (Bn28) Ángela 1833; H4 (Bn29) Juan María, n.
2 de marzo 1836, (SB); m. 1872; H5 (Bn30) José María, n. 27 de
octubre 1838. C. en Higüey con Teodosia García y m. en Macorís
el 3 de junio de 1910. (Abuelo del Dr. Fco. E. Benzo Chalas).
H4. Juan de Dios Benzo Mella, c.c. Julia Gómez. Hijos: N1
(Tn17) Juan José 1855.
Juan de Dios Benzo residía en Venezuela hacia 1860. El 20
de septiembre de 1860 el gobernador de Caracas, Nicomedes
Zuloaga, recibió notificación del Ministerio correspondiente
donde decía que el encargado de la hacienda «Simplicidad»,
que «es un tal Benzo», es dominicano y no súbdito español como
se suponía. Ese mismo día Gabriel Pérez declara ante el citado
gobernador que el alambiquero de su hacienda «Simplicidad»
es natural de Santo Domingo de donde salió con dos hermanos
a consecuencia de la revolución que derribó al presidente Báez
de quien era adicto; que era, además, agente de inmigración
para el mismo país según el aviso publicado en El Independiente
del mes de septiembre Nº 123. Juan de Dios Benzo declaró el
día 21 que había nacido en la República Dominicana y que era
súbdito español por ser hijo de españoles.
(Archivo General de la Nación, Caracas, Venezuela, fondos
del Ministerio de Interior y Justicia).
6B. MEJÍA-MELLA (H5-N12)
Simón Mejía, h. de Manuel Mejía, nat. de Bayaguana, y de
Manuela Tejeda, nat. de Baní, c.c. Micaela Mella Álvarez (N12),
19 de julio 1815. Hijos: H1 (Tn18) ISIDRO, n. 27 de mayo 1816,
Antología
135
su padrino Pedro de Mella; H2 (Tn19) Ramón Evaristo 1818,
su madrina Isidora Mella; H3 (Tn20) José 1820; H4 (Tn21)
VALENTÍN 1825.
H1. Isidro Mejía Mella, c.c. Manuela Albor, h. de José Albor
y Florencia (o Florentina) Pérez, 1856. Hijos: Bn31 (4ºN5) Isidro
1859.
H5. Valentín Mejía Mella, c.c. María del Pilar Febles, h. de
Secundino Febles y Merced Rojas, 1853, El Seibo. (V. «Febles»
en lugar aparte).
6C. GARCÍA MELLA. (N1-Bn9).
H1. Moisés García Noboa, h. de José Aarón García y
Petronila de la Cruz Noboa, c.c. Gertrudis Mella Benzo (Bn9),
3 de noviembre 1866. Hijos: N1 (Tn22) Tulio José Aarón 18671894; N2 (Tn23) Antonia María Raquel (Rasel), n. 15 de abril
1869, c.c. Eduardo Emiliano Espinal Romero 1892, h. de Ramón
Espinal y de Isabel Luisa Romero, sin suc., murió; N3 (Tn24)
RAMÓN MOISÉS, n. 22 de diciembre 1870; N4 (Tn25) LUIS
DAVID ARÍSTIDES n. 24 de septiembre 1872; N5 (Tn26) Carmen
Graciela Emma, n. 10 de julio 1875 (c.c. Luis Augusto García
de la Concha, h. de Augusto García Tejera y María Luisa de la
Concha Bobea, suc. N6 (Tn27), Ángel Efraín 1876-1895, soltero;
N7 (Tn28) Águeda Aurelia (Lela), n. 5 de febrero 1877, (c.c.
Francisco Delmonte, sin suc.); N8 (Tn29) Antonio Eladio 1879,
(parece murió a temprana edad). Petronila Noboa m. 1866.
N3. (Moisés García Mella, c. c. Ruperta Botello. Hijos: Bn32
(4ºN6) Gertrudis, c.c. Emilio Ravelo Castro, h. de Fernando
Ravelo Hernández y Eloísa Castro, suc.; Bn33 (4ºN7) Efraín,
murió adulto; Bn34 (4ºN8) Tulio, murió adulto, naufragio del
vapor Estrella.
Moisés García Mella contrajo segundas nupcias con María
Nassica, h. de Antonio Nassica y Petronila Mejía Cotes, 1902.
N4. Arístides García Mella, c.c. María García de la Concha,
h. de Augusto García Tejera y María Luisa de la Concha Bobea,
1907, suc.
136 Carlos Larrazábal Blanco
NOTA. Fulgencia Mella, Nana, quedó al cuidado de los
hijos de Moisés García Noboa y Gertrudis Mella Benzo al morir
esta. Creemos que Fulgencia es hermana de Gertrudis, pero no
aparece en el texto por falta de noticia cierta.
6D. RODRÍGUEZ-MELLA (N11-Bn16).
Martín Rodríguez Mueses, h. de Cayetano Rodríguez Tejera
y Nicolasa Mueses Peralta, viudo de Silveria Aybar Sainz, c.c.
Felícitas Mella Abreu (Bn16), 23 de diciembre 1892, San Carlos.
Hijos: H1 (Tn30) Rafael Antonio, n. 12 de octubre 1897.
6E. PICHARDO-MELLA (N11-Bn19)
Manuel María Pichardo Patín, h, de José María Pichardo
Betancourt y Amalia Patín, c.c. María Francisca Mella Abreu
(Bn19), 29 de marzo 1890, San Carlos. Hijos: H1 (Tn31) (Juan
José, m. en Estados Unidos).
6F. ORTEA-MELLA (Bn24-Tn12).
Francisco Ortea, 21 años, novelista, político, periodista,
h. de Juan Francisco Ortea y madama Fanny Kennedy, c.c.
Emilia Mella (Tn12), 10 años, 15 de julio de 1865. Hijos: H1
(4ºN9) Virginia Elena, n. el 17 de junio de 18606, sus padrinos
Ildefonso Mella representado por el padre Francisco Xavier
Billini, y madama Fanny Kennedy (m. en Puerto Plata el 30
de enero 1903; H2 (4ºN10) (Luisa Matilde, nat. de Puerto
Plata, c.c. Antonio Luciano Cocco Dorville 1891, m. en
Puerto Plata 1845). (Francisco Ortea, n. en Puerto Plata, el
6 de abril de 1845, m. en Nueva York el 18 de noviembre de
1899. L.E.A.)
Antología
137
IV
FAMILIAS DE HINCHA
7. Francisco de Mella y Clara Guzmán. Hijos: H1 Jerónimo
1782.
8. Bartolomé de Mella, teniente, y… Hijos: H1 BLAS, vivía
hacia 1790.
H1. Blas de Mella y María Valerio. Hijos: N1 Apolinario, vivía
hacia 1790.
N1. Apolinario de Mella y Agustina Mejía. Hijos: Manuel
1788.
9. Manuel de Mella y Tomasa Gomera. Hijos: H1 Vicente
1784, m. soltero en Santo Domingo 1849; H2 Manuel de León
1787, m. en Baní 1795; H3 Pedro Alcántara 1790. C.C. María
Fernández, m. en Santo Domingo 1846. Tomasa Gomera, m. en
Baní 1795. Manuel de Mella, m. en Baní 1802.
10. Ramón de Mella y María del Carmen Castro. Hijos:
Simón 1784. María del Carmen Castro, 80 años, m. 1838 en Santo
Domingo.
11. Bernardo de Mella y Antonia Vicioso. Hijos: H1 Blas
1784.
12. Félix Mella y Leonor Santamaría. Hijos: H1 Eugenio
1790, sus padrinos Jacinto de Mella y su mujer Rosalía Rendón.
V
FAMILIA DEL SIGLO XIX
13. Manuel Mella y Manuela de León. Hijos: H1 Bernabé, 24
años, nat. de Los Llanos, labrador, c. en segundas nupcias con
Juliana del Castillo 1842, Santa Bárbara. Manuel de Mella había
fallecido para 1842.
14. Vicente Mella y Estebanía Quesada. Hijos: H1 Juana, 44
años, m. viuda 1865, hidropesía. (Para 1865 habían fallecido los
padres).
138 Carlos Larrazábal Blanco
15. MELLA-SOTO
Pedro Mella y Gregoria Soto. Hijos: H1 ELÍAS DEL CARMEN
1827.
H1. Elías Mella Soto, zapatero, y María de las Nieves Mella
(o Castillo). Hijos: N1 María Gregoria 1850; N2 Fidelia 1852; N3
Pedro María 1853; N4 Manuela María 1855; N5 Juana María 1857;
N6 María Elisa 1859; N7 ELÍAS 1862.
N7. Elías Mella y Jovina Frías. Hijos: Bn1 Manuel Elías, m.
1891, 5 años.
16. José Félix Mella y Francisca Gutiérrez. Hijos:
H1 Antonio 1828 (EC).
17. Santiago Mella y Francisca Martínez. Hijos: H1 Francisco
de Borja 1829-1863.
Santiago Mella y Petrona Hernández. Hijos: H2 Manuel de
Jesús 1834 (EC).
Santiago Mella y María de la Caridad Fernández. Hijos: H3
María de los Dolores Valentina 1831.
Santiago Mella y Brígida Risa. Hijos: H4 María Luisa 1854.
(Sujeto llamado Santiago Mella, coronel, firma el acta del pronunciamiento de Moca en favor del general Pedro Santana,
1849. Santiago Mella se cita en la fam. Nº. 3, N6-H-4-Bn8.
18. Eugenio Mella (fam. 14, H1?), mercader de detalle, y
María Cordero. Hijos: H1 Vicente 1839.
19. MELLA-HENRÍQUEZ
José Mella, platero, y Rosa Henríquez, casados hacia 1828.
Hijos: H1 Cleofe 1830, m. 1892, soltera; H2 ISIDRO.
H2. Isidro Mella Henríquez, labrador, c.c. Francisca
Moscoso, h. Miguel Moscoso y Carmen Rodríguez, 1851, San
Carlos. Hijos: N1 Ricardo 1852; N2 Teresa 1853; N3 Micaela 1855;
N4 Narciso 1857; N5 José María 1859-1866; N6 Rosa 1861; N7 JUAN
ISIDRO 1863; N8 Carmen 1865, c.c. Eulogio de los Santos (1896,
h. de José Mercedes de los Santos y Pelagia Bergel, San Carlos;
N9 Bernardo n. y m, 1867, N10 José Ramón 1868; N11 Francisco
Antología
139
1870; N12 Juan Francisco 1871; N1 3 Isidora, c.c. Juan Sánchez, h.
Ramón (o Román) Sánchez y Juana González, 1890. San Carlos.
N7. Juan Isidro Mella Moscoso, c.c. Rosa Aguasvivas, h. de
Micaela Aguasvivas, 1890. San Carlos. Rosa Aguasvivas m. 1915.
20. Juan Crisóstomo Mella, carpintero, y Juana Rodríguez.
Hijos: Rafael María, m. 1864, 1 año.
21. Sebastián Mella y Guadalupe Concepción. Hijos: H1
Julia 1878, Santa Bárbara.
22. José Manuel Mella (de La Vega, h. de Manuel Nicasio
Mella y Amalia Durán, de Jarabacoa), c. c. Ana Josefa Vallejo,
m. en 1933, h. de José Vallejo y María del Rosario de Castro y
Álvarez, m. en 1918, de 90 años. Hijos: H1 Dolores Amalia 1881,
c. en 1900 en Higüey, c. Virgilio D. Aponte Martínez, 1880, h.
de José María Aponte y Mártir (h. de Francisco Aponte Santana,
m. en 1862, del Seibo, y de Josefa Mártir Mejía, m. en 1902, de
Bayaguana) y de Hipólita Martínez, 1855-1949 (h. de Baltasar
Martínez del Castillo y de Plácida de los Reyes), suc.; H2 Manuel,
m. 1884, San Carlos; H3 Cristiana Mercedes, solt.; H4 Ciro, muerto en la infancia; H5 Rosario, c.c. su primo Alcibíades Vallejo
y Vallejo, 1879-1911; y en segundas nupcias con Luis Alberto
Vallejo y Vallejo, 1883-1939, suc.
23. Manuel María Mella y Ángela Peña. Hijos: H1 Francisco
Arturo 1880, San Carlos; H2 Heriberto 1882. Manuel María Mella
m. 1911, San Carlos.
24. Francisco Mella y Simona de la Cruz. Hijos: H1 Francisco,
c.c. Clotilde Pérez, h. de Rosa Lacosta 1898. San Carlos.
25. Francisco Mella y América Maggiolo. Hijos: María
Consuelo 1900.
V
FAMILIAS POR LÍNEA DE MUJER
26. Lorenza de Mella. Hijos: H1 Antonio Clemente 1669.
27. Manuela de Mella. Hijos: H1 recién nacido m. 1672; H2
MARÍA 1673.
140 Carlos Larrazábal Blanco
28. H2 María Mella, c.c. Lorenzo Montaño, h. del capitán
de buscadores Juan año y Beatriz Añasco. Hijos: H1 Juan 1695.
(V. apellido «Montaño»).
29. Inés de Mella. Hijos: H1 Jerónimo, m. 1680.
Apolinaria de Mella. Hijos: H1 Juliana 1791, su madrina
de aguas Fulgencia de Mella, madrinas en la iglesia Casimira
Vásquez y Agustina Mejía (Hincha).
30. Josefa de Mella. Hijos: H1 CARLOTA 1807, su madrina
Luisa de Mella; H2 Manuel 1814.
H1. Carlota de Mella. Hijos: H1 Juan Antonio 1850.
31. Luisa Mella. Hijos: H1 Segundo Ramón 1817-1832.
32. María Mercedes Mella. Hijos: H1 María Luisa 1820; H2
Ramón, c.c. Teresa Álvarez, h. de Vicenta Hidalgo, 1844, m. 1854;
H3 José 1828, declara el nacimiento ante el Oficial Civil, Ramón
Mella, panadero.
33. Juana Mella. Hijos: H1 Ramón Nonato 1837; H2 María
Dolores 1844. (San Carlos).
34. María de León Mella (fam. 1, Bn1-N4, TN1?). Hijos: H1
MEDARDO.
H1. Medardo Mella, panadero, 24 años, c.c. Altagracia
Clemencia Batista (Yayá), 18 años, h. de Nicolás Batista y
Mercedes (Pambrén), 1884. Hijos: N1 Ramón 1884; N2 Medardo
1886 (SB); N3 Ana María Celia 1889; N4 Rosa Nieves 1891.
Medardo Mella, 37 años, m. 1892 (asesinado).
35. Gregoria Mella. Hijos: H1 MERCEDES MARÍA.
H1. Mercedes María Mella, c.c. Manuel Lapuente, h. de
Plácido Lapuente Abreu y Rosalía Abreu, 1888, San Carlos.
Hijos: Altagracia. (V. apellido «Lapuente»).
36. (María del Socorro Mella, nat. de Santo Domingo.
Hijos: Manuel de Jesús, 1820, La Vega).
Antología
141
VII
VARIOS
1 Catalina, c.c. Juan Betances 1621, suc. 2 Sebastiana, m.
1670. 3 Sebastiana, m. 1682. 4 Luisa, m. 1692. 5 Juan, marido
de Hacomina, mulata esclava de José Fernández, m. 1697. 6
Manuela de Jesús, m. 1744, herederos Juan Carrera y Vicente de
Mella. 7 Graciana, m. 1748, tenía sepultura propia y algunas casas, había perdido la razón. 8 María Jacinta, h. de Cristóbal, m.
1753 (dato poco seguro). 9 Manuel, su mujer Felipa Hernández,
vecinos de Hincha, fundaron una capellanía de la que fueron
patronos sus hijos. Fue capellán el licenciado don Pedro Galán
de Vargas, capellán de la ermita de Santa Ana de Hincha, 1757,
escritura aprobada, erigida y convertida en 1784. Por muerte de
Galán de Vargas se nombraron patronos y capellanes a don José
y don Tomás Ariza, hijos de don Pedro Ariza y doña Francisca
de Zayas. Mientras se ordenara uno de ellos se nombra al licenciado Antonio Martínez Fajardo, teniente cura de Hincha,
1763. 10 María Josefa, c.c. Francisco Camarena hacia 1779. 11
Jacinto, c.c. Rosalía Rendón hacia 1780, Hincha. 12 Manuela y
Luis Medrano, suc. 1785. 13 Ana, c.c. Ramón Rabino hacia 1788.
14 María Petronila, c.c. Cayetano Familias, suc., 1788, Hincha. (V.
apellido «Familias»). 15 Fulgencia, madrina de aguas de Juliana,
h. de Apolinaria Mella, 1791, Hincha. 16 Rafaela y Pedro Mata,
suc., 1814. 17 Vicenta y Juan Sánchez. 18 Manuel, m. 1830. 19
Sebastiana y Pedro de Mena, suc., 1830. 20 Francisco, c.c. Rosa
Carquel, m. 1831, alr. 46 años. 21 Jacinta y Juan Sánchez, suc.
1838. 22 Luisa, viuda, m. 1838. Manuel, m. 1830, alr. 30 años.
24 María de los Ángeles, c.c. Juan Ramírez 1846, suc. (V. fam.
Ramírez-Mella, fam. Cerón). 25 Bartolomé, c.c. Juana de Dios
Guerra, h. de Carlos Guerra y Josefa Molina, m. 1847, 24 años.
26 Chepa, m. 1849, 50 años. 27 Luisa y Vicenta Pozo, suc. (V.
apellido «Pozo»). 28 Sebastiana y Miguel Moscoso, suc. 1850 (V.
apellido «Moscoso»). 29 María Manuela y Benito Falet, suc. (V.
apellido «Falet»). 30 (Ramón, panadero, muerto hacia 1857, prócer febrerista, se cita en la familia Nº 32). 31 José, m. 1859. 32
142 Carlos Larrazábal Blanco
María Francisca y Hermenegildo Agapito, suc. 1867. 33 Juan, m.
1874 (SC). 34 Manuela, soltera, 78 años, m. 1894.
José Altagracia Mella, 1891-1927, de Los Llanos, h. de Pedro
Mella y Francisca Frías, c. en 1919, c. Virgilia Chavier, 1890. (h.
de Juan Chavier, puertorriqueño, y de Micaela Tavares). Hijos:
H1 Ligia Quisqueya, m. en la infancia; H2 Próspero José, 1922, farmacéutico, profesor universitario, c. en 1953 con Lucinda Estela
Febles (h. de Porfirio Febles Linares y Juana Fernández), padres
de José, 1954; H3 Amado César, 1924, solt.
VIII
PARIENTES Y OTROS RELACIONADOS
FAMILIA Nº 3
1. Acerca de Petronila Veloz y sus orígenes nada sabemos
de cierto. El apellido «Veloz» en Santo Domingo es de origen
isleño, llevado por muchas familias originadas en San Carlos.
Esta Petronila Veloz quizás sea la que en 1773 se casó con Juan
Rodríguez que viuda casaría con Gabriel Mella (H4-N6).
2. José María Poupón había formado familia con María
Catalina… Hijos: Anne Renné 1835.
FAMILIA Nº 6 (LA FAMILIA PROCERA)
3. Juana Sánchez Maldonado, se cita en la familia Nº 1,
N4-H6.
Si esta y la bisabuela del Prócer son una misma persona nada sabemos a ciencia cierta. Un hijo de N4-H6 se llamó
«Bernardo», nieto por tanto de la Juana Sánchez Maldonado
que allí se nombra, lo que permite sospechar una relación de
parentesco entre la familia Mella Maldonado y el hasta ahora
tronco más lejano del Prócer.
4. Los padres de Fulgencia López (en H2) tuvieron otra hija:
Mariana 1749. Mariana Ruiz Quevedo, la madre, m. viuda 1776.
Antología
143
El apellido Ruiz de Quevedo lo llevó una familia distinguida
fundada por don Juan Ruiz de Quevedo y Villegas y doña Juana
de Aybar. Pero nada autoriza a creer que la madre de Fulgencia
López perteneciera, de manera legítima o por bastardía, a esta
familia. Es cierto que al caer en pobreza algunos descendientes
de don Juan Ruiz se unieron a familias más humildes.
5. Manuel o Miguel Álvarez (fam. 6, H5), c.c. Isabel Pereyra.
Hijos: H1 Miguel 1775; H2 Juana, c.c. Manuel Mella Sánchez
(H5); H3 Manuel m. 1794. Esta familia procede de San Carlos
y hasta ahora aparece aislada entre una centena de familias de
apellido Álvarez que tenemos registradas en nuestros ficheros.
De Isabel Pereyra nada conocemos. El apellido Pereyra existe en
San Carlos hace algún tiempo y procede de familias de Canarias.
El sujeto más antiguo de ese apellido que conocemos es Carlos
Pereyra, casado en 1750 con Francisca Bello, también de familia
isleña. Isabel Pereyra murió en 1786.
6. Beatriz Mella y Miguel Mella se citan como padrinos de
Micaela Mella Álvarez (fam. 6, H5- N12). Beatriz es tía carnal de
la bautizada como hermana de Manuel Mella Sánchez. Miguel
puede ser el hermano de Beatriz, o Miguel Sánchez Maldonado,
de la familia Nº 1, que tendría 77 años en 1815, fecha del bautismo de Micaela.
Pedro de Mella figura también como padrino de otro hijo
del matrimonio Mella-Álvarez, Manuel María. Asimismo figura
como padrino de un hijo de la citada Micaela tenido con su esposo Simón Mejía Tejeda (V. 6B). Nos parece que este sujeto es
el mismo que aparece en la familia Nº 1, nombrado Pedro de
las Mercedes, h. de Miguel Mella Maldonado y María Catalina
Sánchez. Este nexo de compadrazgo podría suscitar sospechas
acerca de una relación de parentesco entre las familias Nº 1 y Nº
6 además de la señalada en el Nº 3 de esta sección. Otro Pedro
Mella es padrino en la fam. Nº 5; en cuanto a la época puede ser
el mismo anterior.
7. Nada sabemos acerca de Fructuosa Gneco (en N1-H2).
Dos familias de ese apellido se registran en la historia genealógica de Santo Domingo: los Gneco-Navarro, de donde proceden
144 Carlos Larrazábal Blanco
los Gneco-Bobadilla, y los Gneco-Lavastida, de condición más
humilde que los anteriores, familia criolla fundada por Francisco
Gneco, domiciliado en la Sabana de Puerto Rico, «habitante», y
Rafaela Lavastida, de donde proceden el febrerista Buenaventura
Gneco y los Gneco-Desir, Saldaña-Gneco, etc. También Isidro
Gneco, agricultor en Santa Cruz, fundó familia.
8. Manuel González Bernal, padrino de Manuela Mella
Benzo (Bn8 en N1) fue un conocido sacerdote, h. de José
Agustín González y María Concepción Bernal Villafaña. n. 14 de
junio 1797. No sólo fue cura de Boyá sino interino del Seibo y por
muchos años, hasta su muerte, de Monte Plata. Murió en 1862.
9. José María García, padrino de Isidora Mella Benzo (Bn11
en N1), muy probablemente es el que muchos años fue grefier
del Consejo de Notables de la ciudad de Santo Domingo. Fue
hijo de Gregorio García y María Candelaria Ramírez Mejía, c.c.
Manuela María Rodríguez Ortiz. Murió el mismo año que hizo
el bautismo, 1849, enterrado el 25 de septiembre.
10. Luisa Benzo, madrina de la citada Isidora, párrafo anterior, es hermana de Antonia, la madre de Isidora.
11. Leocadia Abreu, en N11-H2, n. el 9 de diciembre de
1832. Tuvo una hermana, Josefa, que nació en 1826. De Felícitas
Ruiz nada sabemos.
12. Francisco Ureña, carpintero (en N15-H5), fue hijo de
Carlos Ureña Carrasco y Catalina Mañón. Se casó con Ramona
Mendoza, matrimonio de donde proceden las familias UreñaDíaz y Henríquez-Ureña, entre otras.
13. Manuel Castillo, padrino del Prócer y testigo de las bodas de sus padres, es a la vez su tío como hermano de Francisca
Castillo Álvarez. Se casó con Agustina Medrano y su descendencia se verá en su lugar. Isidora Mella, la madrina, es también tía
del Prócer como hermana de su padre Antonio. Se cita en H5.
14. Domingo de Soto, que se cita en 615-H5, además de
capellán de coro fue cura de Azua por el año de 1817.
15. El padre José Valentín Morales, que casó a los padres del
Prócer, fue cura de Boyá en 1814 y siendo teniente cura de San
Andrés murió en 1819, enterrado el 12 de enero.
Antología
145
16. Francisco Javier Abreu, que se cita en Bn10-N1, es el conocido político de los primeros días de la República, que unido
a Ciriaca Romero Pérez fue el fundador de una dilatada familia,
como se verá en su lugar.
17. Eugenio Jiménez, que se cita en Bn21-N11, fam. 6, fue
hijo de María Jiménez, de 25 años, c.c. Balbina Casado, h. de
María Casado 1826. Hijos: H1 Marcelino 1877; H2 Ana Josefa
1877, c.c. Miguel Francisco Mella Abreu (Bn21). Esta familia
aparece aislada entre las de apellido Jiménez que tenemos en
fichas.
18. Los haitianos injertaron en el ambiente dominicano su
propia sociedad, y como sus principales miembros procedían
de la clase que ejercía la autoridad, tenía el poder y el dinero,
se formó una especie de primera clase que no estuvo, al correr
de los años, en pugna total con la sociedad dominicana, así los
Ardouin, Beauregard, Borgella, Brouard, Carrié, Desgrottes,
Joubert, Le Chevalier, Pontieux, Renard, Renaud, Saladín,
Vaibrune, Volpelliere y tantos otros. Hubo cordial acercamiento
entre dominicanos y haitianos, hecho que, por otra parte, conturbaría la camaradería obligada del servicio militar. La amistad
entre los hombres es flor que brota con facilidad aun existan
diferencias raciales, sociales, políticas o temperamentales.
Haitianos contrajeron matrimonio con mujeres dominicanas y varones dominicanos se unieron a muchachas haitianas.
En la Capital se tuvo el ejemplo de Charles Coussin que se unió
en matrimonio con Francisca Álvarez Fuentes, 1827, viuda de
Diego Ascanio.
Joaquín Gómez Pueyo, h. de Juan Bautista Gómez Grateró
y Mercedes Pueyo Caballero contrajo matrimonio con María
Renville, hija de Pedro Luis Renville y María Francisca Delile,
naturales de Haití y radicados en San Cristóbal.
El apadrinamiento y la atestiguación de matrimonios, bautismos y nacimientos fue común entre unos y otros. El citado
Charles Coussin bautizó a María Águeda, h. de Domingo Valera
y Lorenza Álvarez Fuentes. Victoriano Vicioso Peguero fue ahijado del coronel Papilleau. Manuel Guerrero bautizó al niño Juan
146 Carlos Larrazábal Blanco
Manuel 1830, h. de Enmanuel Valbruno. El general Borgella fue
el padrino de Jerónimo Bruno 1829, hermano de Manuel de Jesús
Galván. El general Carrié apadrinó, junto con Esteban Valencia
y Belén López, las bodas del venezolano Juan Francisco Amiama
Figueira con Rosa Urdaneta García. Magdalena Carrié, mujer
del notario Claudio Justino Perricaut, fue la madrina de Ciriaca
Magdalena 1825, hija de Francisco Javier Abreu y Ciriaca Romero
y que se casó con Antonio Mella Benzo (Bn10-N11), fam. 6.
Isidoro Pichardo y José Lavastida atestiguaron el matrimonio de
Bernardo Felipe Alejo Carrié, viudo de Enriqueta Levigné, con
Luisa Josefina Labattu, 1834, junto con los coroneles Juan María
Saladín y Pablo Alí. María de la O Desgrotte fue madrina de bautismo de Gabina, h. de Santiago Abreu y Catalina Derdier, 1825.
Alejandro Carrié bautizó a Manuel María, h. de Pedro Aguiar y
Escolástica Carreño, 1835. Juan Bautista Volpelliere y su esposa
Rosa Alejandrina Boyer bautizaron a Juana de las Mercedes, h. de
Manuel Abreu y Florencia Pérez. El general Carrié, con Manuel
Cestero y Juan María Saladín, atestiguó el matrimonio de Juan
Esteban Aybar Bello y Dominga Valencia López, 1837. Y paremos
de contar pues los casos en veinte años fueron numerosos. Es muy
difícil sustraerse del ambiente creado por una situación política
cuando uno no puede menos que permanecer en ese ambiente.
No hay, pues, que tomar en mala parte estas demostraciones
de amistad y cumplimientos sociales de los dominicanos hacia
los haitianos. Respecto del caso del prócer Ramón Mella, nada
pues hay que extrañar en su amistad con los Ponthieux, no fue
sino uno de tantos, a menos que el cargo de «preposé» de San
Cristóbal no tuviera alguna relación oficial con el administrador
principal de Finanzas, como lo era Esteban Ponthieux, y que
por asuntos de respeto jerárquico se viese obligado a designarlo
testigo de sus bodas (V. Bn23-N5). Por otra parte, se puede tener
amistad con cualquier persona, lo malo es seguir a esta en sus
errores, pues toda amistad debe tener un límite limpiamente de
elevado orden moral.
Esteban Ponthieux fundó tres familias. Con Margarita
Grissote tuvo a Adelaida Josefina, que se casó con François
Antología
147
Guillaume Joubert, viudo de Marie Denice Caroline Richiez.
Con esta familia llegaría a Santo Domingo el administrador
Ponthieux. Con María Dolores Yampliyé (?) engendró a María
Altagracia 1828. De su matrimonio con Adelaida Carrié tuvo a:
Esteban Alejandro Felipe 1827; Ángela Josefa Adelaida 1829, José
Esteban 1834, María Luisa 1836; Esteban Guillermo 1839, todos
nacidos en Santo Domingo. Altidor y Alcius, que anduvieron
mezclados con los jóvenes capitaleños en la revolución de «La
Reforma» deben ser hijos del primer enlace del administrador.
Esteban Ponthieux nació en Cabo Haitiano por los años 1792,
1794.
19. Manuel Cabral Bernal, también testigo del matrimonio
del Prócer, es el conocido político de los primeros días de la
República, que con un año y meses de actuación enseñó cuán
lejos estaba su temperamento y su ideal político de la altura
moral de su amigo el Prócer. Cabral Bernal había nacido el 31
de diciembre de 1794, h. del Br. José Ramón Cabral y María
del Carmen Cabral Villafaña. En su matrimonio con su prima
Tomasa Bernal, hija del médico Juan Bernal Villafaña y Carmen
Pérez de la Paz Valerio, procreó una larga familia como se verá
en su lugar.
20. Otro testigo del matrimonio del Prócer fue Rafael
Negrete. En 1821 era oficial de contaduría y apadrinó una hija
de Joaquín Gómez Márquez y Juana Grateró. Hacia 1823 era
capitán de dragones y jefe de Dominios por los años de 1828,
1833. Quizás es el mismo que cita Utrera en Universidades como
estudiante de medicina, 30 años, venezolano. Es muy probable
que fuese pariente de José Lucas de la Concha Negrete, el padre
de los próceres trinitarios Tomás y Jacinto de la Concha, que
también era natural de Venezuela. Una hermana de estos fue
apadrinada por Negrete.
21. Flora Román, comadre del Prócer (V. Bn23-N5),
es Florentina Román, h. de Miguel Román Valerio y María
Leguisamón; nació en 1799 y se casó con Francisco Sardá
Carbonell, tronco común de diversas familias de Santo Domingo
que se conocerán en su lugar.
148 Carlos Larrazábal Blanco
22. José Nicasio Brea se cita en Bn23-N15 como compadre del Prócer. Al no tener en nuestros apuntes registrado el
nombre de José Nicasio, nos hemos supuesto que se trata de
José Nazario, tío carnal de la criatura bautizada. Sobre Juana
Morales, nada sabemos.
23. Juan José Benzo (el mismo que fundó la rama 6A, c.c.
Gertrudis Domínguez. Hijos: H1 Luisa, n. en La Habana, Cuba,
m. 1889, Santo Domingo 71 años; H2 María del Carmen Sinforosa,
n. en Santo Domingo 1826; H3 ANTONIA, c.c. José María Mella
López (N1).
Juan José Benzo, además de los hijos que se citan arriba y en
6A, tuvo en Nieves Acevedo a Florencio de los Santos 1828.
24. José Albor, que se cita en 6B, H1, nat. de Cartagena (no
se dice si de España o de Indias), c.c. Florentina Pérez. Hijos:
H1 Antonio José Florencio 1820 (SC), que probablemente fue el
mismo que c.c. Guadalupe Hernández en la cual tuvo sucesión,
entre ella la familia Bacó-Albor, y que siendo comandante del
ejército murió en 1878; H2 Manuela, n. 1º de enero de 1823, se
casó con Isidro Mejía Mella (6B-H1); H3 Rita, se casó en 1859
con Sebastián Magnanard o Manegar (Mañaná), suc., quedó
viuda en 1898.
25. José Aarón García (V. N1-H2), a quien llamaban Pepe,
de estirpe hebrea, muy probablemente una de las expulsadas
de España por los Reyes Católicos que se acogió en Inglaterra,
como otras muchas, c.c. Petronila de la Cruz Noboa, probablemente de oriundez azuana. Hijos: H1 Moisés, que c.c. Gertrudis
Mella Benzo (Bn9); largos años maestro de primeras letras. (El
autor de este estudio genealógico recibió, en corta temporada
de revolución y sitio a la Capital, los beneficios de su magisterio,
para él inteligente y persuasivo); H2 Isaías, murió violentamente
1865, 20 años; H3 Ismael 1850; H4 Enrique 1854; H5 María Abigaíl
1856.
26. Antonio Luciano Cocco, que se cita en 6G, nat. de
Santiago, h. de Tomás Cocco y Lesticá Dorville, c.c. Luisa Matilde
Ortea Mella el 31 de octubre de 1891.
Antología
149
FAMILIAS DE HINCHA
27. El apellido Gomera que se cita en la fam. Nº 9 se extendió
mucho en la región fronteriza, de donde se rodó a otros lugares
del país. De Hincha son las familias Gomera-Gómez, GomeraAriza, Gomera-Vizcaíno. En la ciudad de Santo Domingo, a
fines del XVII y principios del XVIII, existió la familia GomeraFernández, formada por el matrimonio del sargento José de la
Gomera (nat. de la Gomera, una de las islas Canarias, h. de José
Fernández Gomera y de Isabel Márquez), y Úrsula Fernández de
Puertoalegre. Quizás sí esta familia, o algunos de sus miembros,
pasaron a poblar las villas fronterizas.
28. El apellido Vicioso que lleva la mujer de Bernardo
de Mella (fam. Nº 11) se connaturalizó también en la región
fronteriza. Muchos de los Vicioso de la Capital proceden del matrimonio hinchense de Pedro Vicioso y Lucía Medina. De paso
notemos que son tres Bernardo Mella que se citan en este trabajo: el bisabuelo del Prócer que vivía hacia 1761, el Mella Sánchez
que nacería alrededor de 1780 y el que origina esta nota que
vivía hacia 1784.
29. Leonor Santamaría, que se cita en la fam. Nº 12, perteneció a familia propia de Hincha. Leonor tuvo otro hijo,
Silvestre, que nació en 1788, pero en el original no se dice quién
fue su padre aunque hay que sospechar que es el mismo Félix de
Mella, pues la madrina fue la misma de Eugenio, que se cita en
el texto, Rosalía Rendón, mujer de Jacinto de Mella. Las familias
Santamaría-Ramírez, Santamaría-Jiménez fueron de Hincha. De
aquí pasaron algunas a Baní, y fueron de allí los SantamaríaLizardo, de donde provino la familia Valverde-Santamaría;
Santamaría-Lluberes de donde los Santamaría-Guerrero,
Santamaría-Damirón y otros. Quizás todos estos Santamaría
proceden de Lorenzo de Santamaría (o Santa María) que en
1673 se casó con Mariana García, en Santo Domingo. El nombre
de Lorenzo se repitió en los Santamaría, lo llevó un general y
político de los primeros años de la República.
150 Carlos Larrazábal Blanco
VARIOS
30. Juan de Betancor, c.c. Catalina de Mella, 2 de agosto
1621. Hijos: Juan Esteban 1631.
31. Francisco Camarena, que se cita en el Nº 10, c.c. María
Josefa Mella, en segundas bodas con Marcelina Osorio Clavijo,
m. 1779, soldado inválido. No tenemos constancia de que dejara
sucesión.
32. Nº 12: Luis Medrano y Manuela Mella. Hijos: María
1785.
33. Nº 16: Pedro de Mata o Matos, y Rafaela Mella. Hijos: H1
Andrés 1814, c.c. María del Rosario Figuereo, h. de Juan Bautista
Figuereo y Faustina Quezada.
34. Nº 17: Juan Sánchez, militar, y Vicenta Mella. Hijos: H1
Ana Santiago 1817; H2 María de las Mercedes 1819; H3 María de la
Concepción 1828: H4 María Catalina 1834; H5 Rafael 1833 (EC).
35. Nº 19: Pedro de Mena, comerciante, y Sebastiana de
Mella. Hijos: María Altagracia 1830.
36. Nº 32: Hermenegildo Agapito y María Francisca Mella.
Hijos: H1 Idalio Arturo 1867.
IX
DOCUMENTOS Y OTROS PAPELES
1.
LA FAMILIA PROCERA (Fam. Nº 6, Tn7-Bn23). Notas
acerca de Julio Antonio Mella.
Archivo de la Universidad de La Habana,
expediente moderno Nº 9534. 1921.
Nicanor McPartland o MacPartland.
Carta del 30 de sept. 1921, diciendo que había terminado
sus exámenes de Bachiller en Pinar del Río, en el Instituto de
Segunda Enseñanza y pidiendo su entrada en la Universidad.
Partida de nacimiento de Nicanor McPartland. Juzgado
Municipal del Este, Habana, f. 453 del tomo 170. Nº 449.
Antología
151
(Copia) «En la Habana a las dos y quince minutos de la tarde
del día dos de mayo de mil novecientos diez, ante el doctor
Rogelio Pina y Estrada, juez municipal del Este, y de Fernando
Rodríguez y Martínez, secretario, compareció Cecilia Magdalena
McPartland y Diez, natural de Hamshire (debe ser Hampshire)
en Inglaterra, mayor de edad, soltera, dedicada a las labores
de su sexo y vecina de Obispo sesenta y siete, solicitando la inscripción de nacimiento de un varón y al efecto como madre
del mismo declara –Que dicho varón nació en su domicilio a
las diez de la mañana del día veinte y cinco de marzo de mil
novecientos tres– Que es hijo natural de la declarante– Que es
nieto por línea materna de Tomás y de Rosa Magdalena, naturales de Hamshire, Inglaterra y que al expresado varón le pone
por nombre Nicanor… Siendo testigos de este acto José Ulmo
y Truffen y Nicanor Mella y Brea, naturales de Matanzas y la
República de Santo Domingo, mayores de edad y vecinos del
Trocadero once y Aguacate 58…» Nicanor Mella es uno de los
que firman.
Solicitud de matrícula del 30 de septiembre, entonces vecino de calle Aldana 15, aspirante a los títulos de Dr. en Derecho
Civil y Dr. en Filosofía y Letras, luego de Derecho Público y de
Pedagogía. En 16 de mayo 1923 era vecino de Pi y Margall 105.
En Sociología tenía sobresaliente.
Sentencia de expulsión por un año el 14 de octubre 1925 «al
señor Julio Antonio Mella, quien en la Universidad figura en su
expediente de estudios con el nombre de Nicanor MacPartland,
por haber insultado al Rector, impedido su entrada en el aula,
etc.» Su señora Oliva Margarita Zaldívar, también alumna, había
sido expulsada anteriormente. Carta larga de él en que acusa al
profesorado de ser un «museo de fósiles» y también contiene esta
frase: «…cuando el Claustro de la Universidad pretendió nombrar Rector Honoris Causa al Representante de la Dominación
Yanqui en Cuba, silbé e insulté, desde la misma puerta del Aula
Magna, a los que pretendían de esa manera dar muestras de
servilismo y de humillación ante los nuevos Conquistadores de
la América».
152 Carlos Larrazábal Blanco
Expediente Moderno Nº 10790: María Oliva Margarita
Francisca Zaldívar y Freyre. Nació en Camagüey en la calle
Lope Recio Nº 27 a las 11:45 de la noche del 4 de octubre 1904,
hija legítima de Oscar N. Zaldívar Peyrellada y de Oliva Freyre
Cisneros, naturales de Camagüey, de la raza blanca, agrimensor
y labores de su sexo. Nieta de Feliciano Oscar y de Rufina, naturales de Camagüey que viven con ellos, por la línea materna
de Octavio Freyre Estrada y de Francisca Cisneros, naturales de
Camagüey, difuntos.
Solicitud de ingreso del 29 de sept. 1922. Aspirante a Dr.
en Derecho Civil y Público. Nuevamente solicita ingreso el 27
de sept. 1928, casada, reside Calle 21 (Vedado), No. 26. El 10 de
julio 1928 se le expide título de Dra. en Derecho Civil. El 13 de
febr. 1934 Doctora en Derecho Público.
(Estas notas fueron gentilmente remitidas al autor por el
señor Stibi, desde La Habana. Lo transcrito es copia textual del
documento enviado. Hasta ahora es el único documento que
poseemos de la familia Nº 6).
SECCIÓN VIII
PARIENTES Y OTROS RELACIONADOS
Una carta de Rafael Negrete. (En Bn23-N15)
Sto. Domingo, 12 de septiembre de 1834.
Mi apreciable Bonifacia: Acabo de recibir la tuya del 8
en la que me das un detalle de tus males para que te
envíe un remedio y siendo justo acceder a tu petición
te diré: los síntomas que me anuncias son de una calentura remitente… poco a poco y que tú debes darle
duro de este modo: si consideras que (no?) estás muy
bien evacuada por arriva toma dos purgantes seguidos
de Sal de Epson; y… lo estás te vomitas te purgas y tomas
cuatro tomas de quinina; y después una botella de buen
Antología
153
vino seco o Málaga, con quina de la criolla adentro,
como dos onzas pilada.
En cuanto a Salomé mucho aceo y no… coser pues sí…
cae a los ojos y quedaríamos muy bonitos, pero sí purgarla con sal de Epson cada cuatro días.
Mis memorias a las Andújares, Lorenza y Encarnación,
un abrazo a las tres niñas, menos Ruperta la que no
quiso verme estando aquí y sin yo saberlo, y tu ordena
a tu gusto en que se… tu mejor amigo Q.T.P.B. Rafael
Negrette.
P. D. No hay ninguna novedad, todos se hallan tranquilos y micerables.
Notas: Es copia textual. Los puntos suspensivos indican
rotos en el original o texto indescifrable. La carta va dirigida a
Bonifacia de Soto, viuda de Rafael Tejera Castro, la que entonces
estaba de temporada en Baní. Las tres niñas a quienes Negrete
envía abrazos deben ser tres de las cuatro hijas de Bonifacia:
Rosa, Juana, Celestina y Salomé, Lorenza y Ruperta fueron tenidas por hijas naturales de Rafael Tejera. Encarnación debe ser la
de mismo nombre hermana de Bonifacia. Como se ve, el Rafael
Negrete estudiante de medicina es el mismo de la carta médica
transcrita. Asimismo es el Jefe de Dominios nombrado, pues
ejerciendo esta función fue miembro del Consejo de Familia de
la sucesión de Rafael Tejera. Es de notar que firmaba su propio
apellido con doble T: Negrette.
X
ANOTACIONES FINALES
1. El apellido «Mella» es solariego. La toponimia hispanoromana registra Mellaria Betica, región en la cual se fundó Tarifa.
Pomponio, escritor y geógrafo romano, se llamó Mella porque
se ha creído haber nacido cerca de Tarifa. En la toponimia
154 Carlos Larrazábal Blanco
moderna española ha existido o existe San Pedro de Mella, pero
en región opuesta a la de Tarifa, Galicia.
2. «Mella» es un apellido que se ha usado en España desde
muy antiguo, en forma simple y en forma compuesta, aunque es
extraño no lo cite Godoy Alcántara en su obra sobre apellidos.
En su forma compuesta llegó a Santo Domingo en el siglo XVI:
Bardeci Mella, López de Mella, Vásquez de Mella. De esos apellidos los dos últimos todavía perduran en España y en América.
3. Pero López de Mella residía en La Vega 1514, casado
en Castilla. En 1525 pasó a España y allí formuló peticiones en
favor de la Concepción de la Vega como su procurador. Este
apellido no prosperó en Santo Domingo. Lope de Bardeci, de
estirpe hidalga, llegó a Santo Domingo en 1511, h. de Martín
de Bardeci y Mayor Pimienta, vecinos de Becerril de Campo,
villa que todavía existe, en la provincia de Palencia. Hijos quizás
del palenciano fueron Bardeci Mella, el deán, y Lope Bardeci
Mella, regidor, que c.c. doña Juana de Agüero Peralta en 1595.
Un Pedro Bardeci c.c. Ana María (o Juana Ruiz, seg. Utrera)
que tuvieron por hija a Tomasina que c.c. Juan del Castillo
Torrequemada, procurador de corte. En cuanto al apellido
Vásquez de Mella, que no prosperó en Santo Domingo, debemos decir que lo fundó el licenciado Pedro Vásquez de Mella,
que vino a la Isla con el licenciado Figueroa en 1519. Sujeto de
su mismo nombre, muy probablemente descendiente del citado,
c.c. doña Elvira Villardiga y en 1591 tuvieron un hijo, Francisco.
Este Pedro Vásquez de Mella ya había muerto para 1606.
4. Las formas compuestas citadas dieron por abreviación
«Mella» a solas, como es el caso en esta clase de apellidos, en los
cuales, por lo general, el segundo elemento es el que perdura.
La transformación de la forma compuesta en la simple es fácil seguirla en los libros parroquiales, sobre todo en la forma BardeciMella que fue la que más perduró, y así, a Alonso Bardeci Mella,
otro miembro de la familia, se le llama frecuentemente Alonso
de Mella. Algunos Mella provendrían de las familias citadas por
línea bastarda pero también por nexos de esclavitud, pues, como
es muy sabido, los esclavos tomaban el apellido de los amos. Esto
Antología
155
está bien comprobado en los libros parroquiales, respecto del
apellido Bardeci Mella, para la forma simple «Bardeci», no así,
para la forma «Mella».
5. Las familias de apellido Mella, típicamente criollas, se
desarrollaron principalmente en la ciudad de Santo Domingo
y sus aledaños, pero de aquí se desplazaron a otros sitios de la
isla, sobre todo a la región fronteriza que en el siglo xviii se
convirtió en una especie de tierra de promisión, algo así como
un Dorado agrícola y pecuario, hacia donde acudieron muchas
familias de la Capital. En el mapa de Moya, rico en toponimia, se
registra el nombre de «Mella» para una sección de la provincia
de Barahona, designación que proviene de algún terrateniente
de ese apellido. Por los acontecimientos ocurridos en la frontera
a fines del siglo xiii, algunos Mella se trasladaron a sus lares de
origen y a Baní, principalmente.
MALDONADO-PACHECO
Miguel Maldonado e Isabel Pacheco. Hijos: H1 MIGUEL;
H2 JERÓNIMO 1654. H1. Miguel Maldonado, c. c. Lucía de
León 1671. Hijos: N1 Bernabé; N2 Francisco 1676.
Miguel Maldonado, viudo, c. c. Juana de la Candelaria
(Juana Sánchez), h. de María de la Candelaria 1686. Hijos: N3
Lucía 1690; N4 Isabel 1692; N5 Dorotea, c. c. José de León 1724,
suc., m. 1770, (la llamaban «Dorotea Santa Clara»); N6 Miguel
1694; N7 María 1696; N8 Miguel 1698.
H2. Jerónimo Maldonado, pardo libre, c. c. Luisa Cotes,
parda libre, h. de Isabel Cuello 1684. Hijos: N9 Miguel 1687;
N10 Sebastiana 1688; N11 Ana 1689, con el nombre de «Ana
Cristobalina», c. c. Juan Alonso Rodríguez viudo de María Bello,
1718, viuda, c. c. en segundas nupcias con José Cabeza de Vaca
1726, suc., m. 1752; N12 Isabel 1692, con el nombre de «Isabel de
Cuéllar», c. c. Francisco Arias, nat. de Santiago, h. de Juan Arias
y Juana Saballos, viudo de Catalina de Rivera, 1713; N13 Josefa
1694; N14 Francisca Santiago, c. c. José Sánchez, h.l. de Diego
Peguero, francés, y Lucía de los Santos 1716; N15 Paula 1705;
156 Carlos Larrazábal Blanco
N16 Vicente 1710; N17 María Merced, c. c. Vicente de Jesús Mella
Díaz, v. fam. Mella-Díaz (H6).
RAMAS DERIVADAS POR LÍNEA DE MUJER
LEÓN-MALDONADO
José de León, nat. de La Laguna (Canarias), h. de Francisco
de León y Dominga Francisca, c. c. Dorotea Maldonado (N5)
1724. Hijos: H1 (Bn1) Felipa, m. 1728, párv.; (H2Bn2) María,
c. c. Pablo Francisco Hernández, nat. de los valles de Aragua,
Venezuela, h. de Féliz Hernández y Josefa Melo 1752, (Pablo
Francisco Hernández, m. 1760, sus albaceas, su mujer y su suegra Dorotea Santa Clara).
CABEZA DE VACA-MALDONADO
José Cabeza de Vaca, de la ciudad de México, soldado, h.
de don Antonio Cabeza de Vaca y María Espinosa, c. c. Ana
Maldonado (N11), viuda de Juan Rodríguez, 25 de junio 1726.
Hijos: H1 (Tnl) María, m. 1734; H2 (Tn2) ANTONIO.
H2. Antonio Cabeza de Vaca Maldonado, c. c. Antonia de
los Santos, h. de Gregoria Montril 1751. Hijos: N1 (4ºN1) JOSÉ
1752; N2 (4ºN2) Francisco 1754-1755; N3 (4ºN3) Pedro 1756; N4
(4ºN4) Manuela 1759; N5 (4ºN5) Juan Antonio 1764; N6 (4ºN6)
Rudesindo 1766; N7 (4ºN7) Francisca del Rosario 1768; N8 (4ºN8)
María Merced 1771.
N1. José Cabeza de Vaca de los Santos, c. c. María de la
Concepción Betancurt. Hijos: Bn1 (5ºN1) Agustina 1777 o 1778;
Bn2 (5ºN2) José Vicente 1779; Bn3 (5ºN3) Isabel Gertrudis 1780;
Bn4 (5ºN4) María de la Merced 1782.
Antología
157
ENRÍQUEZ (San Carlos)
SIGLO XVII
1. ENRÍQUEZ-MARTÍNEZ FAJARDO
Pedro Enríquez, teniente, y Francisca Martínez Fajardo.
Hijos: H1 DOMINGO 1748, su padrino el teniente Lázaro Abreu;
H2 LÁZARO 1750, su padrino el capitán Lorenzo Díaz; H3 Pedro
1752-1753; H4 Juan 1754-1780; H5 Ignacio 1757; H6 Dominga, m.
1760, párv.; H7 Vicente, m. 1762, doña Francisca Martínez, m. 1768.
H1. Domingo Enríquez y Teresa Martínez. Hijos: N1
Domingo, m. 1772; N2 Pedro 1781; N3 Agustín, m. 1786; N4 Juana,
n. alr. 1786, c. c. Pedro de Mella Sánchez 1808 (v. fam. Mella
Díaz, Bn1).
H2. Lázaro Enríquez y Manuela Alfonso. Hijos: N5 Domingo,
m. 1770, párv.; N6 Francisca, m. 1771; N7 Petrona, m. 1774; N8
Juan, m. 1780.
2. Pedro Enríquez y A… Reinoso. Hijos: H1 Rosa María
1763 (Catedral).
3. Domingo Enríquez y Ana Rodríguez (o Domínguez).
Hijos H1 Catalina, c. c. José de Sosa hacia 1746, suc., m. 1773;
H2 María, c. c. el capitán Lorenzo Díaz Morales hacia 1740, suc.,
m. viuda 1776, enterrada en la iglesia de las Mercedes.
4. Juan Enríquez y Juana Suárez. Hijos: H1 Clemente, m.
1780; H2 José, 40 años, nat. de San Carlos, c. c. María Joaquina
Jiménez, 44 años, nat. de San Carlos, h. de Francisco Jiménez y
Catalina Trejo 1836.
MONTAÑÉS-SOLANO
Antonio Montañés y Josefa María Solano. Hijos: H1 Antonia,
c. c. Fernando de la Rosa, nat. de Sevilla, h.l. de Alonso de Palma
y Vega y de María de la Rosa y Vega 1727; H2 María del Rosario, c.
c. Francisco José de Paula Mella (V. fam. Mella-Montañés).
NOTA. Dada la irregularidad ortográfica en el siglo XVIII,
no podemos discernir acerca de cuál de los dos apellidos se trata,
158 Carlos Larrazábal Blanco
si de «Montañés» o de «Montáñez». Nos inclinamos a creer que
el primero de ellos sería el más usado, y lo acogemos.
OLIVOS-CATAÑO
1. Mateo de los Olivos y Petronila del Rosario, esclava de
doña Ana de Lugo. Hijos: H1 Mateo 1704; H2 Ángela 1714.
2. Mateo de los Olivos y Manuela Cataño. Hijos: H1 Vicente
1749; H2 Catalina 1752, c. c. Gabriel de Mella Montañés (fam.
Mella-Montañés H4); H3 MANUEL; H4 María del Rosario, testó
1823; Manuela Cataño, m. 1783, viuda.
H3. Manuel Olivos Cataño, sastre, y María Josefa Sánchez.
Hijos: N1 Juan Damián 1786 (El Seibo); N2 Josefa Joaquina 1787
(El Seibo); N3 María de los Santos 1789: N4 Dionisia 1799; N5
Miguel 1801; N6 Micaela 1801, diciembre; N7 ANTONIO. Manuel
Olivo testó el 15 de octubre 1811, albacea su hijo Antonio.
N7. Antonio Olivos Cataño (Antonio Cataño) y Catalina de
León. Hijos: Bn1 Lucía, c. c. Martín Girón 1830.
BOTELLO
Gregorio de las Mercedes, llamado «Botello», zapatero, y
Tomasa Félix de Castro. Hijos: H1 José 1754; H2 Bernardino 1757,
padrino el presbítero maestro Antonio Ortiz, c. c. María del
Carmen Mella Olivos 1801 (fam. Mella-Montañés, en H4); H3
Dominga 1762, c. c. Gaspar Pielmayor, suc.; H4 ALEJO; H5 Juana
de la Cruz 1770; H6 José Candelaria 1774; H7 María Vicenta 1776,
c. c. Eugenio Vargas 1796, suc.; H8 José Ramón, m. 1776. Tomasa
Félix de Castro, m. 1789.
H3. Alejo Botello y Micaela Camejo. Hijos: N1 Isabel, 1788,
c. c. Fabián Rodríguez, m. 1864, viuda; N2 Juana 1790; N3 Juliana
1792., c. c. José Martínez de Luyando 1808, viuda contrajo segundas nupcias con Carlos Gatón Díaz 1830, m. 1862; N3 Carlos
1794; N5 María Salomé 1798; N6 José 1801: N7 Severino 1804; N8
Juliana (?) 1808; N9 JOSÉ MARÍA 1811. Alejo Botello, morador
de la calle de los Jerónimos, testó en 1827. Procreó en su mujer
Antología
159
once hijos de los cuales habían muerto para ese año siete y vivían
Juliana, Isabel, Juana y José.
N9. José María Botello y Bernardina Mártir. Hijos: Bn1
TOMÁS DE AQUINO, n. 7 de marzo 1832, madrina Juliana
Botello.
Bn1. Tomás Botello y Saturnina del Castillo. Hijos: Tn1
Altagracia, nat. de Higüey, c. c, Manuel María Valencia Rodríguez,
33 años, nat. de San Juan de Puerto Rico, h. José Valencia y María
de Jesús Martínez 1884.
NOTA: Tomás Botello se trasladó a Higüey donde fundó
familia, allí estaba hacia 1856. Es muy probable que sea el mismo
llamado «Tomás Mercedes». Figuró como jefe de la expedición
del Yuma. En el proceso que se levantó con ese motivo, su edad
y lugar de nacimiento coinciden con los datos dados arriba
para Bn1, «Tomás de Aquino». Tomás Botello murió fusilado
en Higüey el 7 de septiembre de 1881. Llama la atención la
persistencia en la familia de la forma primera y tradicional del
apellido, «Mercedes».
VARIOS. 1 (Esteban…, carpintero, con mujer y familia
1606). 2 (María de la Ascensión…, c. c. Miguel Rodríguez, m.
1775. 3 Isabel…, c. c. Pablo Henríquez para 1808. 4 José. …, oficial, fusilado en 1881).
RAMAS DERIVADAS POR LÍNEA DE MUJER
1. PIELMAYOR-BOTELLO
Gaspar Pielmayor y Dominga Botello, (H3). Hijos: H1
María de las Mercedes 1788.
2. VARGAS-BOTELLO. (V. aparte Vargas Machuca-Rodríguez).
3. HENRÍQUEZ-BOTELLO.
Pablo Henríquez e Isabel Botello («Varios» N3). Hijos: H1
María 1808, póstuma.
160 Carlos Larrazábal Blanco
ESCOTO
SIGLOS XVII Y XVIII
1. Bartolomé Escoto y Juana de Buisa. Hijos: H1 Francisco,
n. alr. 1624, bachiller (Utr.), m. 1699, ent. el 2 de junio, chantre;
H2 Isabel María 1629.
2. Tomás Escoto y Francisca de Heredia. Hijos: H1 Francisco
1736; H2 Santiago Tomás 1738; H3 Francisca, m. 1743. Tomás
Escoto, m. 1747.
3. José Ramón Escoto y María de Lara. Hijos: H1 Isidro (o
Isidoro), 1775, granadero, c. c. Josefa de Mella Olivos (v. fam.
Mella-Montañés en H4), «el 29 floreal, año 9 (1801), testigos
Hilario Frómeta y Antonia Vega, c. c. José Saviñón (EC.AA);
H2 Marcela 1778; H3 Teresa 1780; H4 Domingo 1784. José Ramón
Escoto, m. 1786.
NOTA. En la revista Clío Nº 103, trabajo «Familias de Santo
Domingo», pág. 69, 2ª. columna, línea 20, dice «José Ramírez
Escoto», y debió decir «José Ramón Escoto».
4. Jerónimo Escoto y María Avendaño. Hijos: H1 María de
Belén 1779; H2 Ignacio de Jesús 1781; H3 Isabel 1783; H4 Micaela
1792; H5 Manuel 1795. Jerónimo Escoto, m. 1796.
5. Carlos Escoto y Beatriz Alba. Hijos: H1 JUAN.
H1. Juan Escoto Alba, 50 años, labrador, domiciliado en
Pajarito (Villa Duarte), c. c. Benita de los Dolores de la Rosa, 30
años, labradora, h. de Francisco de la Rosa y María Nonato 1841
(EC). Hijos: N1 Saturnino 1853 (SB).
SIGLO XIX
6. Juan Escoto y Antonia Abad. Hijos: José 1815 (SB).
7. Pedro Escoto y María Josefa Barceló. Hijos: H1 Juana, 19
años, c. c. Pedro Pablo Contreras 1838, suc.; H2 Mariana, c. c.
Marcos Blonda 1849, suc.
8. Bernardo Escoto y Cesárea Altagracia. Hijos: H1 Eloísa
1862; H2 Juan José 1865 (SB); H3 Rafael María 1867.
Antología
161
–Bernardo Escoto y Zoila Policarpo (o Zoila de Sena). Hijos:
H4 Simeón 1870; H5 Juan José 1874; H6 José Altagracia 1879. (SB).
9. Félix Escoto y Bernardina de Sena. Hijos: H1 Josefa 1879.
10. Juan María Escoto y Rosalía Betances. Hijos: H1 José Inés
1886 (SB).
11. José María Escoto y Agustina Frías. Hijos: H1 Severo 1887
(SB).
VARIOS. 1 Josefa María…, c. c. Julián de los Reyes, m. 1760.
CAMARENA
SIGLOS XVII y XVIII
1. Pedro Camarena, h.1. de Francisco Navarro y María
Camarena, c. c. Inés Pedraza, h.l. de Alonso de Alarcón y Antonia
Pedraza 1695. Hijos: H1 María de las Mercedes 1704.
2. Juan Camarena y Juana Petronila… Hijos: H1 Francisco 1699.
3. Diego Camarena y Benita de Ureña. Hijos: H1 Gertrudis
María 1704.
4. RUIZ CAMARENA-URBANEJA.
Rodrigo Camarena, h.l. de Andrés Ruiz y Leonor Camarena,
c. c. Margarita Urbaneja, h. de Antonio Urbaneja y de Isabel
Onsijera, 15 de noviembre 1717. Hijos: H1 BONIFACIO; H2
Miguel, m. 1748. Rodrigo Camarena mandó fundar una capellanía por el alma de su mujer y la suya propia, patrón su hijo
Bonifacio. Murió Rodrigo Camarena en 1748, testó.
H1. Bonifacio Camarena y Josefa Lagos Caraballo. Hijos:
H1 María 1749-1788; H2 Antonio 1752; H3 Manuel 1757; H4
Cosme Damián 1754-1755 (El Seibo); N5 Ana Ramona 1760; N6
Ángela 1763-1776. Bonifacio Camarena, m. 1785.
NOTA. Bonifacio Camarena ejercía la escribanía pública del
Seibo hacia 1755. Algunas veces se le apellida «Ruiz Camarena».
Su esposa suele apellidarse «Lara» o «Lara Lagos».
5. Juana Camarena. Hijos: H1 Vicente 1749.
6. María Camarena. Hijos: H1 Francisco, m. 1755, al caer de
espaldas dentro de un pozo, 13 o 14 años.
162 Carlos Larrazábal Blanco
7. Isabel Camarena y Sebastián el Indio. Hijos: H1 Jacinta
(Camarena), h.l, m. 1763.
8. José Antonio Camarena y María Bartolina… Hijos: H1
Petronila, 1765.
9. Juan Camarena y Cayetana Aybar, morena libre. Hijos:
H1 Brígida Crescencia, 1767.
10. Diego Camarena y Antonia Grateró. Hijos: H1 Isabel
1772-1783; H2 Catalina 1774. Diego Camarena, m. 1781.
11. Bernardo Camarena y Bárbara Mojica, morenos libres.
Hijos: H1 José Francisco, 1786.
12. CAMARENA-ARIAS
Miguel Camarena y Ana Arias. Hijos: H1 María del Carmen,
n. 14 de julio 1790, c. c. José Mella Veloz (v. fam. Mella-Montañés
en N6), m. 1856; H2 JUAN FRANCISCO, n. 8 de junio 1896; H3
Felipa 1798; H4 María 1801. Miguel Camarena, m. 1827, ent. 8
de diciembre, 70 años.
H2. Juan Francisco Camarena Arias, c. c. Lucía Ruiz, h. de
José Ruiz y María de Rojas, 17 de diciembre 1817. Hijos: N1 JOSÉ
ELÍAS, n. 12 de julio 1818; N2 DIONISIO, n. 8 de octubre 1819;
N3 Bárbara, n. 4 de diciembre 1820, c. c. Silvestre Prandi Fuentes
(suc.), viuda contrajo segundas nupcias con Manuel González,
jornalero, nal. de Santa Cruz de Tenerife, h. de Simón González
y Catalina González (difta.) 1864, sin suc. conocida; m. 1884
(SC); N4 Pedro Sabás, n. y, m. 1822; N5 Manuel 1824; N6 Juan
Sebastián 1827; N7 JUAN CRISÓSTOMO, n. 7 de febrero 1829;
N8 MIGUEL CONCEPCIÓN, n. […] de diciembre 1830; N9 Cirilo
1833; N10 Manuel de Jesús, 1837. (Juan Francisco Camarena fue
capitán del Reg. 32). Lucía Ruiz, m. 1876, viuda.
N1. José Elías Camarena Ruiz, c. c. Petronila Díaz, 21 de
julio 1842. Hijos: Bn1 María Altagracia, 1844; Bn2 María Francisca
1852.
N2. Dionisio Camarena Ruiz y Santa Vidal. Hijos: Bn3
Isabel Lucía, 1855. Dionisio Camarena Ruiz, c.c, María Ezequiel
Ramírez, h. de Gregorio Ramírez y Ramona Alonso, 1863 (SC).
Antología
163
Hijos: Bn4 María del Carmen, c. c. Juan José Carretero Pichardo
1883, suc. Dionisio Camarena, m. 1874. (Fue militar hacia 1843,
«oficial de milicias» hacia 1863, chocolatero, propietario).
NOTA. El matrimonio Camarena-Ramírez, se celebró civilmente en 1867, y en el documento correspondiente se agrega:
«habían casado por la Iglesia en la dominación española».
N7. Juan Crisóstomo Camarena Ruiz, c. c. Máxima
Degollado, h. de Agapito Degollado y Candelaria Álvarez,
7 de mayo 1851, San Carlos. Hijos: Bn5 JUAN MARÍA; Bn6
TELESFORO; Bn7 Candelaria, c. c. Isidro Castillo Ruiz 1893,
suc. (SC); Bn8 Ciriaca, c. c. Juan Noyer, 1878 (SC), suc., Bn9
Francisca, c. c. José Concepción Robles, h. de Juan Robles y María
Rivera, 1884 (SC), (hubo suc. que pasó a San Pedro de Macorís).
Crisóstomo Camarena, m. 1888 (SC).
N8. Miguel Camarena Ruiz, c. c. María Rosa Brache, h.
de Agustina Brache, 27 de febrero 1851. Hijos: Bn10 MANUEL
ANTONIO, n. 5 de abril 1852; Bn11 Miguel de Jesús 1853; Bn12
Manuel de Jesús, n. 15 de enero 1854.
Bn5/N7. Juan María Camarena Degollado, c. c. Virginia
Mejía, h. de Juan Mejía y Narcisa González 1888 (SC). Hijos:
Tn1 Máximo, 1889; Tn2 María Altagracia 1890; Tn3 Gerardo 1892;
Tn4 Belarminio Aurelio 1896; Tn5 Carmen 1899.
Bn6/N7. Telésforo Camarena Degollado, c. c. María
Álvarez, h. de Juan de la Cruz Álvarez y Petronila Polanco 1889
(SC).
BBn10/N8. Manuel Antonio Camarena Brache, c. c.
Candelaria Perdomo, 26 años, h. de Ángel Perdomo y Juana
Lugo, 12 de septiembre 1877. Hijos: Tn6 Miguel Ángel, b. 4 de
septiembre 1878, n. 9…, (c. c. Alejandrina del Carmen Fajardo
Blanco –Lila Blanco–, nat. de Ponce, Puerto Rico, h. de Enrique
Fajardo Palomino, nat. de Cuba, y de Rosa Blanco Debuente,
nat. de Caracas, Venezuela, 1912, suc., murió en Moca 19…);
Tn7 Manuel de Jesús, n. 18 de octubre 1880, (c. c. María Dolores
Landolfi suc.); Tn8 Rosa, n. 15 de enero de 1884, (c. c. el licenciado Joaquín E. Salazar 1908, suc.)
164 Carlos Larrazábal Blanco
13. CAMARENA-PEÑA
Miguel Camarena y Ana de Peña. Hijos: H1 Pedro 1813; H2
JOSÉ DE LOS ÁNGELES, n. 1º de agosto 1814; H3 Inés 1816; H4
Manuel 1817-1818; H5 JUAN GREGORIO, n. 25 de mayo 1819,
sus padrinos Juan de la Cruz Alfonseca y María Barias; H6 María
Eusebia 1821; H7 Irene, m. 1822; Ana de Peña, m. 1821.
H2. José Ángel Camarena Peña (Angelito), traficante, y
María de los Ángeles Ravelo. Hijos: N1 JOSÉ FRANCISCO, n. 9
de marzo 1834; N2 María del Carmen 1835; N3 Amelia 1837; N4
Manuel, n. y m. 1839, padrino Dionisio Camarena; N5 Eusebio
1839; N6 JUAN ROMUALDO, n. 7 de febrero 1841; N7 Teodosia
1843 (EC); c. c. José Guerra Soler, h. Antonio Guerra y Brígida
Soler, 1862; N8 MANUEL, n. alr. 1845; N9 Angelito, 1845
H5. Juan Gregorio Camarena Peña, coronel retirado, c. c.
María Gregoria Martínez, 34 años, h. de Polo Martínez y María
Canó, 6 de septiembre 1862 (SC). Hijos: N10 María del Carmen
1867.
–Juan Gregorio Camarena Peña y Carlota Hernández.
Hijos: N11 Clemente 1852, (partida asentada en 1865). (Juan
Gregorio Camarena, prócer de la Independencia, m. asesinado
a bordo de la goleta Altagracia Abril, 1868).
N1/H2. José Francisco Camarena Ravelo, c. c. Francisca
Hernández, h. de Domingo Hernández y Cecilia Lorenzo, 1º de
julio 1854. Hijos: Bn1 DIONISIO, n. 8 de abril 1855.
N6/H2. Juan Romualdo Camarena Ravelo, c. c. Juana Josefa
Abreu, h. de Simón Abreu y Marta Cuevas, 26 de febrero 1862.
Hijos: Bn2 JOSÉ FRANCISCO, n. 28 de mayo 1863; Bn3 Rafael
1865; Bn4 Ángel 1867; Bn5 JUAN 1871; Bn6 MANUEL MARÍA
1874.
N8/H2. Manuel Camarena Ravelo, c. c. Altagracia Mazara,
18 años, h. de Juan Mazara y Victoriana de Soto, naturales de San
Cristóbal. Hijos: Bn7 María AItagracia, n. 28 de septiembre 1867,
padrino Dionisio Camarena, c. c. Joaquín Ricardo Echavarría
Gómez, 1890, suc. Bn8 JESÚS MARÍA, n. 7 de enero 1869; Bn9
Mercedes 1870.
Antología
165
Bn1/Nl. Dionisio Camarena Hernández, c. c. Julia Tejeda,
29 años, h. de José Antonio Tejeda (dif.) y María Antonia de
Soto, nat. de Baní, 21 de junio 1880. Hijos: Tn1 Juana del Carmen
1883: Tn2 Dionisio Alberto, n. alr. 1883.
Bn2/N6. José Francisco Camarena Abreu (Titio), c. c. Rosa
Pacheco, h. de Luis Pacheco y Matilde Garijo, 8 de septiembre
1888. Hijos: Tn3 Luis Homero, 1889; Tn4 Francisco Virgilio 1890;
Tn5 Rosa Matilde, n. 10 de abril 1892; Tn6 José 1898; Tn7 Luisa
1899; Tn8 (Fredesvinda, c. c. Américo Perdomo Frier, suc.).
Bn5/N6. Juan Camarena Abreu, c. c. Altagracia Martel, h.
José Martel y Cornelia Tejeda, 13 de junio 1891. Hijos: Tn9 Luis
Isberto 1892; Tn10 Cornelia 1896; Tn11 Candelaria 1899; Tn12
Carmen 1900.
Bn6/N6. Manuel María Camarena Abreu, c. c. Dolores
Ángela Matos, h. de Jacinto Matos y Ángela Suazo, 10 abril 1897.
Hijos: Tn13 Lépido 1898.
Bn8/N8. Jesús María Camarena Mazara, c. c. Ercilia Salado,
18 años, h. de Juan Salado y Carlota Molina, 26 de septiembre
de 1889.
14. CAMARENA-GUERRERO
Miguel Camarena y Cayetana Guerrero. Hijos: H1 Manuel
de Jesús, n. 24 de mayo 1826, ordenado sacerdote 1850; H2
FRANCISCO DÁMASO; H3 MIGUEL TELÉSFORO 1827. Miguel
Camarena había m. para 1848.
H2. Francisco Dámaso Camarena Guerrero, c. c. Ana
González, h. de Juana García, 28 de septiembre 1848. Hijos: N1
FRANCISCO, n. 21 de octubre 1849; N2 Manuel de Jesús Pantaleón
1853-1875. Francisco Camarena, (militar hacia 1853, m. 1885, 60
años. Ana González, m. 1892, 58 años).
H3. Miguel Camarena Guerrero, mercader de detalle, del
domicilio del Seibo, c. c. María Francisca Aguiar, 21 años, h.
n. del coronel de la Policía José Patín y Ramona Aguiar, 29 de
septiembre 1853 (EC), testigo del matrimonio religioso Elena
Aguiar. Hijos: N3 MIGUEL CIPRIÁN, n. 26 de septiembre 1855
166 Carlos Larrazábal Blanco
(SC); N4 María Serapia, 1857; N5 María Cayetana, n. 3 de marzo
1859 (SC); N6 José Adolfo 1860 (SC); N7 Emiliano, n. 8 de agosto 1862 (SC), (se ordenó sacerdote 25 de febrero 1888, m. 13
de diciembre 1937); N8 Enriqueta, n. 19 de julio 1864, padrinos
Manuel Galván y Josefa Lucía Galván; N9 Úrsula Virginia, n. 21
de octubre 1866 (SC); N10 Leopoldo, n. 23 de septiembre 1873
(SC), (c. c. Olimpia Nadal, sin suc., m. en Nueva York 1949).
Miguel Camarena, m. 1890 (SC).
N1/H2. Francisco Camarena González, c. c. Petronila
García, h. de Manuel García y Anastasia Pichardo, 25 de junio
1874. Hijos: Bn1 CARLOS ALBERTO, n. 3 de noviembre 1875;
padrinos Fernando García y Manuela García; Bn2 Pedro Manuel
de Jesús 1878; Bn3 Altagracia Emilia 1881, c. c. Lorenzo Castillo
Acosta (Bombolón) 1901; Bn4 Gloria Mercedes 1883, c. c. Pedro
Costa, suc.; Bn5 Francisco Antonio 1886; Bn6 Carmen Divina 1890,
Bn7 Juana Zulema 1888-1909 (SC).
N3/H3. Miguel Camarena Patín, 33 años, nat. de San
Carlos, c. c. Ana Julia Didiez, 24 años, h. de Isabel Didiez, 26 de
julio 1893. Hijos: Bn8 (Miguel Julio); Bn9 Julieta, n. 18 de mayo
1898, (murió); Bn10 (Adolfo).
Bn1/Nl. Carlos Alberto Camarena García y Secundina
Lachapel. Hijos: Tn1 Miguel Ángel 1887.
15. CAMARENA-DÍAZ
Francisco Camarena e Isabel Díaz. Hijos: H1 José Casimiro
1791; H2 María Petronila 1796, c. c. José Mella Veloz (v. fam.
Mella-Montañés N6); H3 Marta 1799; H4 Diego 1800.
16. Juan Antonio Camarena y María Altagracia Angulo.
Hijos: H1 Manuel 1791; H2 María Simona 1793; H3 María
Ascensión 1795.
17. José Camarena y Josefa Sánchez. Hijos: H1 José María 1796.
18. Antonio Camarena y María Contreras. Hijos: H1 María
Salomé 1797.
19. Vicente Camarena y María Dolores de Peña. Hijos:
Manuel 1798.
Antología
167
20. José Camarena, c. c. María del Rosario 1799. Hijos: H1
José Francisco 1799, madrina Felipa Camarena.
21. Concepción Camarena. Hijos: H1 Jacinta, 54 años, c. c.
Francisco Sabirán 1864.
22. CAMARENA-RUIZ
Francisco Camarena (n. alr. 1805, capitán que fue del
reg. 32) y María Luisa Ruiz. Hijos: H1 MANUEL MARÍA DEL
CARMEN; H2 Águeda, n. 12 de febrero 1816, padrino el padre
Juan de Jesús Fabián (SB), c. c. Benito Falet 1842 (SB). Francisco
Camarena había m. para 1863.
H1. Manuel Camarena Ruiz, 25 años, militar, c. c. Andrea
Rodríguez, 15 años, h. de Marcelo Rodríguez y Simona
Rodríguez, difuntos, 7 de julio 1836 (EC). Hijos: N1 Abad 1837
(EC); N2 Brígida 1841 (EC). Andrea Rodríguez, m. 1886.
23. Vicente Camarena, c. c. María de los Ángeles Mondri
(o Sosa). 1º de noviembre 1844 (SB). Hijos: H1 Manuela María
1845 (SB); H2 María Rosa 1847 (SB); H3 Eugenio 1854 (SB); H4
Juana Gualberta 1857 (SB); H5 Rafaela, m. 1875, 21 años, soltera.
24. Diego Camarena y María de la Soledad Villasante. Hijos:
H1 José María, mercader de detalle, c. c. Rafaela del Rosario Ruiz,
de San Carlos, sin suc. emigraron a Cuba con motivo de la cesión
de Santo Domingo a Francia. Rafaela Ruiz m. en Cuba, José María,
de regreso a Santo Domingo, contrajo segundas nupcias con María
de Belén Mota, nat. de San Carlos, no hubo suc. (doc. TT).
25. Diego Camarena y Manuela de Luna. Hijos: H1 Lucas,
30 años, c. c. María del Socorro Fernández, 50 años, h. de Miguel
Fernández y María Antonia Rojas, difuntos, 1836 (EC). (Para
este año Diego Camarena había fallecido).
26. Vicente Camarena y Victoria del Carmen Rodríguez.
Hijos: H1 María Luisa 1863; H2 Manuel 1872 (SB); H3 Altagracia
1873 (SB); H4 Julio 1874, (m. 1911. casado); H5 Bernardo, 20
años, c. c. Mercedes Aguiar, h. de Saturnino Aguiar y Dominga
Mañón 1886; H6 Enrique 1868 (SB), madrina Andrea Rodríguez
de Camarena (fam. 22, H1); H7 Francisco 1870 (SB).
168 Carlos Larrazábal Blanco
27. Manuel Camarena y Juana Martínez. Hijos: H1 Silveria
1868; H2 Juan Bernabé 1870; H3 Mercedes Calixta (SC); H4
Francisco 1876.
28. Félix María Camarena y María Nieves. Hijos: Rosa 1899.
VARIOS. 1 Simón…, m. 1721. 2 Diego…, viudo de Juana de
Lomas, c. c. Gregoria Madera, h. de Juan Madera y Francisca de
la Cruz 1730. 3 Paula…, viuda, m. 1748. 4 Francisco Javier…, por
testamento ante José de Vallés, mandó fundar una capellanía
por su alma y por la de su mujer Lorenza de Peralta; patrón y
capellán de ella fue el doctor don José Núñez, canónigo penitenciario; Francisco Vásquez, albacea, fundó la capellanía 1754. 5
Mercedes Manuela…, c. c. Simón de Lugo, suc., m. 1759. 6 Juan…,
c. c. Inés…, m, 1761; 7 José…, su mujer María González, m. 1771.
8 Francisco…, soldado inválido, c. en primeras nupcias con María
Josefa Mella y en segundas con Marcelina Osorio Clavijo, m.
1779. Marcelina Osorio había m. en 1760. 9 Francisca…, c. c.
Fernando de Vargas, m. 1784. 10 Francisco…, su mujer Manuela
Álvarez, m. 1790. 11 (José y Pedro…, sobrestantes de las obras de
las Fuerzas (últimos años del siglo XVIII). 12 Manuel…, cura del
Seibo hacia 1850. 13 María de la Cruz…, m. 1890, 75 años. 14
Silvano…, 40 años, m. 1897, soltero. 15 Carmen…, m. 1910, viuda
(SC).
ESCLAVOS. 1 Lorenzo Camarena, esclavo del capitán Juan
Camarena, h. de Diego Montero y Magdalena Angola, c. c.
Cecilia del Junco, h. del sargento José del Junco y Catalina de
Palma 1688. Cecilia, viuda, c. c. Antonio de Óleo 1718. 2 Vicente
Camarena, h. de Diego Camarena y Magdalena Camarena (o
Maldonado), esclavos de don Diego Camarena, c. c. Marta
Santiago, h. de Bernardina Montero, negra esclava de doña
Isabel Maldonado (religiosa de Santa Clara) 1696. Marta
Maldonado m. 1746.
NOTA. En los libros parroquiales suelen aparecer con
apellido Camarena individuos que pertenecen a las familias
Hernández-Camarena, Jover-Camarena o Gordo-Camarena.
Hemos tratado siempre de llevar a aquellas formas todas las
partidas que viniendo como Camarena en verdad pertenecen a
Antología
169
aquellos apellidos compuestos, todos descendientes del contador Diego Hernández Camarena. Sin embargo es bueno señalar
que pueden existir en el presente catálogo de familias Camarena
descendientes del citado contador, como es fácil comprender.
VELOZ
SIGLO XVII
1. Domingo Veloz, viudo de Isabel…, vecino del pueblo de
San Carlos, c. c. Bárbara Cotes, nat. de Santo Domingo, viuda de
Santiago Vásquez, 1709. Hijos: H1 Juan 1713.
2. Domingo Veloz, viudo de Estebanía de la O Lagos, c. c.
Francisca Delgado, h. de Francisco Delgado y María de los Reyes
1716. Hijos: H1 Catalina, c. c. Pedro Díaz Alfonso 1729, suc.
3. José Veloz y Marcela Martínez. Hijos: H1 Gregoria 17391748; H2 María, m. 1747, párv. (San Carlos).
4. Manuel Veloz y María García. Hijos: H1 Antonio 1740; H2
Francisco 1746; H3 Nicolasa 1750; H4 Sebastián 1754, padrino José
Guerra, nat. de Lanzarote (Canarias), m. 1755; H5 Vicenta 17561759; H6 Dionisio 1759. (San Carlos).
5. Nicolás Veloz y Josefa de los Ángeles Mota. Hijos: H1 José,
m. 1747, párv. Josefa de los Ángeles, m. 1747. (San Carlos)
VELOZ-PÉREZ
Bernardo Veloz y Francisca del Amparo Pérez. Hijos: H1
Gertrudis 1751, (probablemente la de mismo nombre que c. c.
Félix Alonso por los años 1780, 1786, suc.); H2 María 1754-1779;
H3 JERÓNIMO, n. 29 de septiembre 1756; H4 Tomasa 1759.
Bernardo Veloz, c. c. Francisca del Amparo Hernández (sic), m.
1784, ent. el 5 de mayo. (San Carlos).
H3. Jerónimo Veloz y Feliciana González (o Aquino). Hijos:
N1 José del Rosario, m. 1783; N2 BERNARDO, n. alr. 1795; N3
LORENZO. Jerónimo Veloz, viudo de Felicia González, m. 1822,
ent. el 25 de noviembre.
170 Carlos Larrazábal Blanco
N2/H3. Bernardo Veloz González, c. c. Manuela
Ravelo, («blancos»), h. de José Ravelo y de Isabel Evangelista
(Hernández), de San Carlos, 10 de septiembre 1817, Hijos:
Bn1 Petrona 1818; Bn2 Rosa 1822; Bn3 María Altagracia 1824;
Bn4 JOSÉ LUCIANO, n. 11 de diciembre 1826, padrinos Manuel
Alonso y Francisca Ravelo; Bn5 FRANCISCO, n. 9 de marzo
1829; Bn6 María Nicolasa 1831; Bn7 Manuela 1835; Bn8 María
Pascuala. Manuela Ravelo Hernández, viuda, m. 1864, había n.
alr. 1805. (Bernardo Veloz fue capitán de la Guardia Nacional de
San Carlos hacia 1827).
N3/H3. Lorenzo Veloz González, agricultor, c. c. Florencia
Delgado, h. de Francisco Delgado y Felipa de Rojas, 27 de septiembre 1820. Hijos: Bn9 Tomasina de Villanueva 1821, padrino el
teniente don Antonio Ponce de León, nat. de Puerto Rico; Bn10
NICASIO, n. 14 de diciembre 1823; Bn11 JOSÉ SANTA ANA, n.
27 de julio 1826; Bn12 Lorenzo 1828; Bn13 María Cayetana, n.
8 de agosto 1830, c. c. Gregorio Guerra Soler 1859, suc.; Bn14
Juana 1832; Bn15 MANUEL, n. 1º de enero 1834; Bn16 Simona
1835; Bn17 María del Carmen 1837; Bn18 FÉLIX, n. 14 de enero
1839. Lorenzo Veloz, m. 1876, 78 años. Florencia Delgado, m.
1863.
Bn4/N2. José Veloz Ravelo, panadero, c. c. Dolores García,
nat. de Santa Cruz de Tenerife (Canarias), h. de Miguel García
y Agustina Benítez, 19 de mayo 1862. Hijos: Tn1 José Bernardo
1863, m. 1865, viruelas, el último caso mortal registrado durante
la epidemia; Tn2 Miguel Sabás 1864; Tn3 Juana de la Cruz 1866;
Tn4 Octaviano Rosa 1868; Tn5 Nicolasa Cecilia 1869; Tn6 José
Víctor 1871; Tn7 Pedro María 1873; Tn8 Eduardo de la Santísima
Trinidad 1875; Tn9 Rosaura 1877. José Veloz, m. 1878. «deja 3
hijos varones y 3 hembras».
Bn5/N2. Francisco Veloz Ravelo, c. c. Eloísa Perdomo
(Eloísa García), h. de Concepción Perdomo (SC). Hijos: Tn10
Bernarda 1851; Tn11 Francisco 1854.
Bn10/N3. Nicasio Veloz Delgado, carretero, y María
Concepción Victorino, h. de Víctor Victorino y Carmen Villegas.
Hijos: Tn12 Juan Pablo 1865; Tnl3 Olegario 1869; Tn14 LORENZO.
Antología
171
Bn1l/N3. José Veloz Delgado, comerciante, c. c. María de
los Ángeles Fernández de Castro, h. de Fructuoso Fernández de
Castro y Altagracia Martínez, 15 de noviembre 1851. Hijos: Tn15
José del Carmen, n. 6 de agosto 1852 (se ordenó de sacerdote en
1879, murió en Los Llanos 1883); Tn16 María Altagracia 1855;
Manuel de Jesús 1857, m. 1865, viruelas; Tn18 Isabel María 1860;
Tn19 FÉLIX, n. 16 de junio 1861; Tn20 Florencia (Florita) 1864,
padrinos Félix Veloz, panadero, y Carmen Veloz, m. 1865, viruelas; Tn21 Isidro 1871; Tn22 (María del Carmen 1871, gemela del
anterior); Tn23 Manuel 1868, José Veloz, m. 1892.
Bn15/N3. Manuel Veloz Delgado y Altagracia Reyes. Hijos:
Tn24 CASIMIRO, n. 4 de marzo 1858; Tn25 Juana María 1859;
Tn26 Florencia 1867 (SB).
Bn18/N3. Félix Veloz Delgado e Isidora Peguero. Hijos:
Tn27 Florencia, n. 4 de noviembre 1878, c. c. Enrique Aybar 1907;
Tn28 Plácido Otilio 1881; Tn29 Silvia Antonia 1885. Félix Veloz,
m. 1934, viudo.
Tnl4/Bn10. Lorenzo Veloz Victorino, 31 años, c. c.
Concepción Vicioso, 30 años, h. de Severo Vicioso y Altagracia
Ramírez. Hijos: 4ºN1 Isabel Emilia 1882 (SB); 4ºN2 Vetilio Emilio
1891; 4ºN3 (Alcides, médico, se radicó en Barahona).
Tn19/Bn11. Félix Veloz Fernández de Castro y María
del Rosario Saldaña. Hijos: 4ºN4 Félix Manuel 1897 (doctor en
Farmacia, c. c. Caridad Polanco Álvarez, suc.); 4ºN5 Amable
Alberto 1898; 4ºN6 Atala 1900, (c. c. Juan Bautista Paradas Bonilla
1915, suc.). (Félix Veloz, m. 4 de octubre de 1936).
Tn24/Bn15. Casimiro Veloz Reyes y Calixta Ballester. Hijos:
4ºN7 Manuel de Jesús, 1881, (m. epid. de viruelas 1881-1882):
4ºN8 Altagracia 1883; 4ºN9 Manuel de Jesús 1885.
7. VELOZ-ABREU
Nicolás Veloz, sargento, y Úrsula Abreu (o Acosta). Hijos:
H1 Feliciano 1751; H2 Antonio 1752; H3 Manuel 1753; H4 María
(o Manuela, m. 1754); H5 Simón, n. y m. 1754; H6 Francisco
1755; H7 María, m. 1758; H8 Antonio, m. 1767, párv.; H9 María
172 Carlos Larrazábal Blanco
Petronila, nat. de San Carlos, c. c. Juan Rodríguez 1773, Catedral,
suc.; H10 José, m. 1777, adulto. (San Carlos).
RAMA DERIVADA POR LA LÍNEA DE MUJER
Juan Rodríguez, nat. de Cáceres, Extremadura (España),
h. de Manuel de Cáceres y María Francisca, c .c. María
Petronila Veloz (H9), nat. de San Carlos, h. de Nicolás Veloz y
Úrsula de Abreu 1773. Hijos: H1 José María 1775; H2 María de
la Luz 1779; H3 Felipe Santiago 1783; H4 Tomasa 1786; H5 María
Luisa 1788; H6 María Narcisa 1788; H7 Andrés 1790; H8 Julián
de Jesús 1793.
8. José Veloz y María Marcelina Fajardo. Hijos: H1 María
1753, c. c. Francisco Amaral 1771, suc. María Marcelina Fajardo,
m. 1780, viuda. (San Carlos).
9. Juan Veloz y Josefa Salazar. Hijos: H1 Victoria, m. 1760,
párv. (SC).
10. José Veloz y Francisca de Peña. Hijos: H1 Rosa, m. 1766,
párv. (SC).
11. Cosme Veloz y Teresa de Peña. Hijos: H1 María, m.
1767 (SC).
12. Juan Veloz y Francisca Alfonso. Hijos: H1 Manuel, m.
1770; H2 José. Juan Veloz, m. 1745, albaceas sus hijos Manuel y
José. (San Carlos).
13. Marcelo Veloz y Josefa Molina. Hijos: H1 Petrona, m.
1772, párv.; H2 Gregorio, m. 1773; H3 Marcelo, m. 1774, párv; H3
Bernardina, m. 1785, de más de 3 años. (San Carlos).
14. Antonio Veloz y Manuela González. Hijos: H1 Tomás,
m. 1774, párv.; H2 Hermenegildo, m. 1778; H3 Manuel María, m.
1786; H4 María, m. 1791, de 11 años. Manuela González, m.
1787. (San Carlos).
15. Francisco Veloz, nat. de San Carlos, y María Santos
Soriano, nat. de Santo Domingo. Hijos: H1 Gabriela 1778; H2
María Manuela 1781; H3 María 1784: H4 Vicente Torcuato 1785;
H5 Ramón Vicente 1787; H6 María del Pilar 1789; H7 Martina 1791;
H8 María Josefa 1794; H9 Casimiro, 1796.
Antología
173
16. Gaspar Veloz y Juana Pérez. Hijos: H1 Manuela 1782
(Hincha).
17. Antonio Veloz y Alberta de la Encarnación Carmona.
Hijos: H1 Francisco, vivía hacia 1787; H2 Juana, vivía hacia 1787.
(Hincha).
18. Felipa Veloz. Hijos: Hl Felipa Benita 1787, padrinos
Antonio Veloz y Alberta Encarnación, la tuvo Juana Veloz, «hermana de los mismos» (Hincha)
SIGLO XIX
19. Bernardina Veloz, nat. de Hincha. Hijos: H1 María
Anastasia de la Paz, 1807.
20. Feliciano Veloz y María Bernabela Sánchez de Soto, hija
de Gregorio Sánchez y Antonia Blandino. Hijos: H1 Juan, m.
para 1829; H2 Miguel 1809, padrino el padre Silvestre Álvarez.
Feliciano Veloz testó 1811, heredero su hijo Miguel, albacea su
esposa. María Bernabela Sánchez testó 1829, heredero su hijo
Miguel cuyo tutor fue el padre Ambrosio Alonso. (Feliciano
Veloz con seis de familia 1800). (H2 firmaba «Miguel de la Cruz
Veloz», talarista hacia 1829).
NOTA. Francisco Veloz, vecino de Caracas, Venezuela,
hacia 1829, era hermano de Feliciano. Ambos, probablemente,
deben ser los que se citan en la fam. nº 7, H1 y H6.
21. Juan Veloz, nat. de Santiago, n. alr. 1791, agricultor,
propietario, residente en Farías, y María de la Cruz Pérez, nat.
del Seibo. Hijos: H1 María de la Paz 1820; H2 Justina 1827; H3
Mateo 1829; H4 Melchor, 1829, gemelo del anterior; H5 Manuel de
Jesús 1831 (EC); H6 María Josefa 1833, testigo Diego Pérez (EC).
(San Carlos).
VELOZ-HERNÁNDEZ
Pedro Veloz, nat. de San Carlos, n. alr. 1781; agricultor, y
Baltasara Hernández. Hijos: H1 Melchor 1822; H2 Bartolomé 1824;
174 Carlos Larrazábal Blanco
H3 Margarita 1828; H4 GENARO, n. 19 de septiembre 1831, testigos ante el Oficial Civil Antonio y Francisco Hernández, hermanos de Baltasara; H5 FERMÍN. (San Carlos).
H4. Genaro Veloz Hernández, c. c. Juana Alonso, 30 años,
h. de Ramón Alonso y Dominga Veloz 1862. Hijos: Inocencia, c. c.
Jacinto Gómez Ortiz. Genaro Veloz, m. 1899. (San Carlos).
H5. Fermín Veloz Hernández, 46 años, agricultor, c. c.
Dolores Abreu, 40 años, h. de Pablo Abreu y Antonia Delgado
1863. Fermín Veloz, m. 1886. (San Carlos).
23. Andrés Veloz y María Familia. Hijos: H1 María Merced
1843.
24. Juan Veloz y Paula Hernández. Hijos: H1 Juan, 36 años,
c. c. Tomasa de Peña, m. 1886
25. Lorenzo Veloz y Rudesinda Cedeño. Hijos: H1 Miguel
Antonio 1869.
26. Juan Veloz y María Altagracia Hernández. Hijos: H1 Juan
Bautista, c. c. Tomasa Andújar, h. de Atanasio Andújar y Francisca
de las Llagas 1870 (SC); H2 JUAN MARÍA; H3 (Higinio?)
H2. Juan María Veloz y Emilia Fajardo. Hijos: N1 María
Asunción 1876; Juan María Veloz y Juana Francisca Méndez.
Hijos: N2 José Altagracia 1880; N3 Teolinda 1883; N4 Pedro 1885;
N5 Francisco Javier 1887. (Juan María e Higinio Veloz, albañiles
hacia 1864).
27. Félix Veloz y María Eusebia. Hijos: H1 Félix, c. c. Julia
Buenhombre, h. de Manuel Buenhombre y María Nicomedes
Mieses 1879 (SC).
28. Apolinar Veloz y Josefa González. Hijos: H1 Guillermo
1881 (SC).
29. Francisco Veloz y Gregoria Peláez. Hijos: Francisco 1885.
VARIOS. 1 Justa…, viuda, m. 1760. 2 Nicolás…, m. 1760
(SC). 3 Josefa…, m. 1763 (SC). 4 María…, nat. de Canarias,
de más de 80 años, m. 1785 (SC). 5 Marcos…, nat. de Tenerife
(Canarias), m. 1785. 6 Feliciano…, su mujer Francisca Soriano,
m. 1787. 7 Isabel…, viuda de Rafael Salado, m. 1818, nat. de San
Carlos, testó. 8 Petronila…, viuda de Gabriel Mella (v. fam. MellaMontañés, H4) 1838. 9 Margarita…, tenía 17 años en 1864,
Antología
175
soltera. 10 Nicolás, tenía 25 años en 1864, soltero. 11 Dominga…,
m. 1873 (SC).
BREA
SIGLOS XVII y XVIII
1. Pedro de Brea Cerón, (de los fundadores de Bayaguana,
regidor de esta villa hacia 1606), c. c. María Magdalena Urraca.
Hijos: H1 Antonio 1608; H2 Juan 1610; H3 María 1611, padrinos
el regidor don Juan Siberio Mojica y doña Isabel de Brea; H4
María 1614: H5 Pedro (vecino de Santo Domingo hacia 1702, con
87 años); H6 Francisco 1618; H7 Andrea 1625; N8 Diego 1627.
2. Lucas de Brea y Francisca Delgado. Hijos: H1 Isabel 1661.
3. Isabel de Brea. Hijos: H1 Juan, m. 1691, párv.
4. María de Brea. Hijos: H1 Águeda, c. c. Juan de la Rosa
1712. (Juan de la Rosa y Águeda Modesta. Hijos: H1 María 1714).
5. José de Brea, h. de Estebanía de Mendoza, c. c. Juana del
Rosario, nat. de Azua, h. de Simón Molano y Leonor María, 6
de diciembre 1697. Hijos: H1 Juan; H2 Estebanía, c. c. Diego de
Peña del Villar 1730, suc. (San Carlos).
H1. Juan de Brea Molano, nat. de Baní, c. c. María Tejeda,
h. del alférez Pedro Tejeda y María de la Encarnación (o María
de la Candelaria) Contreras, 27 de julio 1723. Hijos: N1 Pedro
1736. María Tejeda, m. 1788.
6. Diego de Brea, soldado, y María Mártir Caravallo. Hijos:
H1 Rosa (Rosalía) 1758-1759; H2 Domingo, m. 1760; H4 Manuel
1774; H5 Luis 1776.
7. Pedro de Brea y María del Rosario Núñez. Hijos: H1 José
1765.
8. BREA-SILVA
Juan de Brea y Antonia de Silva. Hijos: H1 Felipe 1767; H2
Isabel del Carmen, n. 3 de julio 1771; c. c. José Tejeda, suc., vivía
en Baní hacia 1788; H3 Águeda 1773; H4 Inés 1775; m. 1800; H5
176 Carlos Larrazábal Blanco
Juana Petronila 1782 (m. en Mayagüez, Puerto Rico, alr. 1828); H6
Antonia, nat. de Santo Domingo, m. en Baní, adulta, 1787; H7
Andrea de Jesús María 1777; H8 Andrea de San José 1777, gemela de la
anterior, (una de las dos gemelas (viuda de José María Ramírez),
c. c. Manuel de Mella (v. fam. MELLA, La familia procera, H5);
H9 Manuel, vivía en Baní hacia 1784; H10 Jacinto, vivía hacia 1828.
9. Pedro José de Brea y María de la O Sánchez, libres. Hijos:
H1 Juan Florencio 1777.
10. Francisco de Brea y Francisca Andújar. Hijos: H1 Manuel
1784; H2 María Magdalena 1786. (Hincha).
11. BREA-TEJEDA
Manuel de Brea y María Merced Tejeda. Hijos: H1 José
Antonio 1785; H2 Rosalía, m. 1821, adulta. Baní; H3 María
Magdalena, m. 1807. párv.; H4 JOSÉ GERTRUDIS, n. en Baní 16
de noviembre 1787; H5 ANDRÉS. Manuel de Brea, m. en Santo
Domingo, el 15 de junio 1852.
H4. José Gertrudis Brea Tejeda, viudo de Francisca de Peña, c.
c. María Josefa Hernández, h. de José Antonio Hernández y Josefa
Pérez, 22 de septiembre 1810. Hijos: N1 María Dominga 1812; N2
María Josefa, n. 8 de febrero 1814, c. c. Ramón Mella Castillo 31
de agosto 1836 (v. fam. MELLA, La familia procera, Bn23); N3
JOSÉ NAZARIO, n. 23 de abril 1820; N4 Raimunda, n. alr. 1820; N5
PEDRO. Josefa Hernández, viuda, m. 1851, ent. el 11 de marzo.
H5. Andrés de Brea Tejeda, c. c. Dorotea Romero, h. de
Eugenio Romero y María Merced Pérez, 5 de agosto 1812. Hijos:
N6 Manuel de Jesús 1813; N7 María del Carmen de la Cruz 1815; N8
Eustaquio de los Dolores 1817.
N3/H4. (José Nazario Brea Hernández, febrerista, c. c.
Juana del Castillo Tejeda. Se radicó en San Francisco de Macorís.
Hijo de este matrimonio fue el padre Juan Francisco Brea, cura
por muchos años de San Francisco donde murió).
N5/H3. Pedro de Brea Hernández, c. c. Ana María
Bermúdez, h. de Esteban Bermúdez y Francisca Carvajal 1837.
Hijos: Bnl José Ramón 1859.
Antología
177
12. Bartolomé de Brea y María de Sosa. Hijos: H1 Vicente
1785 (Hincha).
13. Andrés Brea y Josefa Nolasco. Hijos: H1 Josefa. 1787.
14. Ambrosio de Brea y Polonia de la Cruz, negros libertos.
Hijos: H1 María 1790 (Hincha).
15. Nicolás de Brea y María Vásquez. Hijos: H1 María 1792
(Hincha).
16. Cecilia de Brea. Hijos: H1 Tomás 1794 (Hincha).
17. Pedro Brea y Cecilia Vásquez. Hijos: H1 Joaquín 1799,
padrino Felipe Vásquez.
18. Jacinto Brea y Antonia Lizerio. Hijos: H1 Antonio Alejo
1800, c. c. Petronila Pacheco, h. de José Pacheco, El Seibo.
SIGLO XIX
19. José Antonio de Brea y Rosalía Ventura. Hijos: H1 María
Casilda 1897; H2 Gabina, c. c. Jaime Yepes.
20. Agustín de Brea y María Hermenegilda Berroa. Hijos:
H1 Marcelino 1816.
21. BREA-GUERRERO. BREA-NÚÑEZ DE CÁCERES
Pedro Nolasco de Brea, c. c. Bibiana Guerrero, h. de Juan
Guerrero y Gregoria del Castillo Lara (Utr.), Baní. Hijos: H1
TOMAS; H2 María de Jesús, m. 1822, adulta; H3 Basilio, m. 1819,
Baní; H4 Manuel, m. 1816, párv., Baní; H5 Rosalía, m. 1822, párv.;
H6 (Ana Josefa (?), c. c. Ramón Hernández Hernández, suc.)
Pedro Nolasco de Brea, coronel, contrajo segundas nupcias
con Mónica Núñez de Cáceres, h. de Pedro Núñez de Cáceres
y María Rosa Jiménez (Rosalía Jiménez). Hijos: H7 Rosalía, n. 6
de agosto 1849, c. c. Ángel Ramón Delgado 1865, suc. H8 Pedro.
H1. Tomás de Brea Guerrero y Juana Tejeda, naturales de
Baní. Hijos: N1 Tomasa Inocencia Blasina, n. 29 de diciembre
1838, Baní, c. c. Fernando García 1884, sin suc.; N2 Simón, m,
1881, 37 años; N3 Felicia, m. 1877, 28 años; N4 TOMÁS, n. 3 de
178 Carlos Larrazábal Blanco
junio 1857, Baní; N5 Mercedes María, 27 años, c. c. Federico Sosa
1886, suc., enviudó 1891; N6 RAMÓN ARMANDO, n. 19 de enero 1860 (SC); N7 FÉLIX MARÍA; N8 ANTONIO. Tomás de Brea,
alcalde y oficial civil que fue de San Carlos, m. 1889, 60, años.
Juana Tejeda, m. 1891.
H8. Pedro Eugenio de Brea Núñez de Cáceres, c. c. Estéfana
Alfau, 21 años, h. de Joaquín Alfau y María E. Gómez, 1879.
Hijos: N9 Rosa Julia 1880; N10 Ana Luisa 1882.
N4/H1. Tomás Brea Tejeda y Juana Padilla. Hijos: Bn1 Celia
Marina, n. 17 de julio 1888; Bn2 Graciela, n. 19 de mayo 1890;
Bn3 Fernando Arturo, n. 13 de julio 1893, (fundó familia en San
Pedro de Macorís); Bn4 Tomás Antonio (Pito), n. 9 de mayo 1894,
(fundó familia, médico, m. trágicamente); Bn5 Mercedes María,
n. 9 de marzo 1897; Bn6 (Carmen); Bn7 (Ernesto).
N6/H1. Ramón Armando Brea Tejeda y María Cordero.
Hijos: Bn8 Gustavo Armando 1885 (SB); Bn9 Antonio Armando (o
Antonio Homero) 1886 (SB); Bn10 María 1887 (SB); Bn1l María
1889; Bn12 Felicia, n. 12 de junio 1889, gemela de la anterior
(c. c. Bienvenido Martínez Aybar, suc, San Pedro de Macorís;
Bn13 (Estela, c. c. José Manuel Ramos, suc.); Bn14 (Consuelo);
Bn15 (Diana). (Armando Brea fijó residencia en San Pedro de
Macorís donde m. 1943).
N7/H1. Félix María Brea Tejeda, c. c. María Caridad
Sánchez, h. de Tomás Sánchez, nat. de Cuba, y Leonor Carvajal.
Hijos: Bn16 Juana Roselia, n. 26 de junio 1896; (c. c. José
Altagracia Fernández 1916, suc.); Bn17 Caridad Otilia, n. 18 de
diciembre 1897, (c. c. Miguel Ángel Pardo 1917, suc.); Bn18 Félix
Ernesto, n. 30 enero 1901.
N8/H1. Antonio Brea Tejeda y Petronila Vidal. Hijos: Bn9 Ana
Filomena Zulema, c. c. Ernesto Marchena Echenique 1905, sin suc.
–Antonio Brea Tejeda y Herminia Pozo. Hijos: Bn20 Antonio
(c. c. Manuela Echenique, sin suc., m. trágicamente).
22. Hipólita Brea. Hijos: H1 José 1835; H2 María de los Dolores
1835, gemela del anterior; H3 PABLO DE LA PAZ.
H3. Pablo de la Paz Brea, c. c. Manuela del Castillo 1857,
Baní. Hijos: N1 Alberto, n. en Baní, m. 1892, Santo Domingo, 35
Antología
179
años, soltero. (Pablo Brea dejó más descendencia, en Baní. Fue
hijo de Rafael Tejera, como lo aseguran la tradición familiar y los
Papeles de familia que abajo se insertan.
PAPELES DE FAMILIA
1. Partes del acta de un Consejo de Familia celebrado después de la
muerte de Rafael Tejera.
…En la ciudad de Santo Domingo a veinte y seis de junio de mil ochocientos veinte y siete y veinte y cuatro de
la independencia; se reunieron en Consejo de familia
en este Juzgado de Paz, los ciudadanos José Delmonte,
Vicente Tejera, José Tejera… Igualmente acordaron
que respecto a que el difunto ciudadano Rafael Tejera
en veinte y uno de diciembre del año vencido otorgó
un testamento en el que manifestó la intención de dividir la cuarta parte del caudal propio que ha dejado,
el cual por las vicisitudes de notorias en esta parte del
este de la República, estará reducido a la mitad del que
aportó a su matrimonio, entre las ciudadanas Ruperta
del Villar, María Nicolasa Mata y Ramona Aguiar, y el
ciudadano PABLO DE LA PAZ deducidos de los legados especiales que le hacía en una casa en la calle del
Conde a la ciudadana Ruperta, una casa en la calle nueva de La Merced a la ciudadana María Nicolasa Mata,
el buhío que habita la ciudadana Ramona Aguiar en la
calle de Regina, y otro buhío en la calle del Conde al
muchacho PABLO DE LA PAZ… que se llevare a efecto
el testamento en cuanto a las disposiciones que había
hecho en favor de los cuatro ya nombrados… y PABLO
DE LA PAZ…
180 Carlos Larrazábal Blanco
2. Carta que Pablo Brea, después de la muerte de su esposa
Manuela Castillo, escribió a su hermana Salomé Tejera
Baní y febrero 24 de 1858.
Señorita Salomé Tejera, San Cristóbal.
Querida hermana:
Tu carta de pesar con su objeto consolador, está en mi
poder; de pesar porque veo que padeciste conmigo, y
de consuelo porque serán tus deseos. Pero, ¿qué habrá
en el mundo capaz de consolarme? Sólo el autor de la
naturaleza puede arrancar mi pesar como arrancó de mi
lado la idolatrada esposa que por él me fue concedida.
Soy el mortal más culpable ante Dios, puesto que me
condena a ser solo en este mundo de amarguras, y para
justificarme, cuando después de tantos padecimientos de soledad, pude encontrar una esposa como la
mía, capaz de ayudarme a calmar mis padecimientos,
solo pude conservarla diez meses y siete días. Ahora
querida hermana detente un instante en contemplar
mi situación, sin familia, rodeado de hijos que tengo
que repartirlos a diferentes gentes por no poder estar
conmigo, y aun yo mismo sujeto a voluntad ajena, así
todo me es pesar, y hasta el profundo silencio que reina ahora en esta casa me abruma, no veo en ella solo
objetos inanimados y que solo hacen recordar ciertos
momentos de la compañía de mi querida Manuela, y
desespero. He dejado hasta de ser hombre, pues jamás
de mi vida había humedecido mis mejillas tanto como
en esta memorable vez.
En fin, creo no acabaría de hablarte, y si no hiciera esfuerzo para concluir, pero la esperanza de verte me ponen en reserva para pintarte cuán cara me es la muerte
de M., M. Castillo.
Antología
181
El niño se conserva bueno, Dios lo guarde, siempre lo
conocerás, quiera el cielo no sea burlada la esperanza
como una herida a mi casa que tanto yo como ella la
deseamos y que la muerte se burló de nosotros.
Dispensa y pasa por alto los extravíos que haya podido
cometer en esta pues cuenta que vivo en una nube de
aflicción y casi con nada acierto a contestarte, y ruega al
Señor por mi querida esposa.
Tu desgraciado hermano
P. Brea
NOTA. Pablo Brea heredó de su padre sus tendencias
donjuanescas, superadas por una naturaleza algo romántica
de que carecía don Rafael Tejera. De ahí que cuando muriera su esposa declarara que estaba rodeado de hijos. De
su esposa Manuela Castillo solo tuvo al que se cita arriba,
Alberto.
23. Francisco Brea y Águeda Martín. Hijos: H1 María Pío
1835 (EC).
24. Antonio de Brea y Juliana Mártir. Hijos: H1 Victorino
1841.
25. Ramón Brea y María Bárbara Bello. Hijos: H1 Ildefonso
1845 (SC), sus padrinos José Gertrudis Brea y María Raimunda
Brea (v. fam. Nº 11, H4 y N4).
26. José Antonio Brea y Tomasina del Villar. Hijos: H1
Juliana, c. c. Francisco Rieras, nat, de Ibiza (España), h. de
Francisco Rieras y María Puello 1846.
27. Pedro J. Brea y Manuela Troncoso. Hijos: H1 María
Polonia 1850 (SB).
28. Juan Ramón de Brea y Margarita Suberbí. Hijos: H1 Ana
Josefa 1851; H2 María Dolores 1853; H3 Manuel de Jesús 1857; H4
José Santiago 1860; H5 Raimunda, c. c. Eustaquio Gómez.
29. José Antonio Brea y Tomasina Suero. Hijos: H1 Emilia,
m. 1864, de 1 año y 6 meses, «fiebre perniciosa».
182 Carlos Larrazábal Blanco
30. Pedro Brea y María Agapita de Castro. Hijos: H1 Manuel
de Jesús, m. 1864, 22 años, tisis.
31. Gregoria Brea y Saturnina Aristizábal. Hijos: H1 Rosaura
1873.
32. Jaime Brea e Inés María Ramírez. Hijos: H1 Consuelo
Bárbara 1878.
VARIOS. 1 Dona Antonia de…, c. c. don Pedro González de
Ávila hacia 1630, m. 1672, testó. 2 Doña Isabel de…, m. 1700. 3
Leonor de…, mujer de Pedro Fulgencio, m. 1746. 4 (Pedro de…,
alcalde ordinario en Hincha 1763. 5 Antonio de…, su viuda
Isabel del Carmen, m. 1795, Baní. 6 Mauricio…, (oficial de la
Maestranza 1844), c. c. María Santos Sánchez, m. 4 de abril 1865,
76 años, su viuda, m. 1866. 7 (Manuel A. de…, figuró en la Guerra
de la Federación, de Venezuela, al lado de los federalistas. Fue
de los asaltantes del cuartel de Coro que determinó la caída de
esta ciudad el 20 de febrero de 1859. En julio de ese año formó
parte de la expedición dirigida por el propio general Falcón,
que salió de Curazao con treinta y siete hombres, y desembarcó
en Palma Sola. Con grado de coronel formó parte de la batalla
de Santa Inés que decidió el triunfo de la causa de los federales.
Probablemente Manuelito de Brea que figura entre los asaltantes del cuartel de Coro fue hijo del coronel Brea (A. González
Guinán, Historia contemporánea de Venezuela, t. sexto, págs. 378 y
489, t. séptimo pág. 96). 9 (Manuel J.…, coronel, 1867, fam. 11,
N6?). 9 Joaquín…, nat. de Baní, casado, m. 1893, 60 años, (coronel 1867). 10 Pedro…, casado, m. 1884, 37 años. 11 (Pedro…,
firmante del Manifiesto de Separación, actuó la noche del 27 de
febrero de 1844). 12 (Rafael…, restaurador (Clío). 13 (Jacinto…,
(fam. 8, H10?) sargento de caballería hacia 1821, actuó aquel
año en favor del movimiento de Núñez de Cáceres, firmante del
Manifiesto de Separación, figuró en la noche del 27 de febrero
de 1844). 14 Asunción…, m. 1909, viuda, 66 años (SB).
Antología
183
GNECO
SIGLO XIX
1. Francisco Gneco, n. alr. 1802, domiciliado en la Sabana
de Puerto Rico, habitante, y Rafaela Lavastida, n. alr. 1793. Hijos:
H6 Juan Buenaventura.
H1. Juan Buenaventura Gneco Lavastida (Ventura). 20
años, zapatero, c. c. Josefa Martínez, h. de Pedro Celestino
Martínez y María de Belén Rodrigo 1838. Hijos: N1 EUGENIO,
n. 13 de noviembre 1839; N2 José Nieves 1841; N3 María Estefanía
1843; N4 María Andrea 1845 (SB); N5 Eleuterio de Jesús 1848 (SB);
N6 Emilia 1850 (SB).
–Buenaventura Gneco y Bruna Botello. Hijos: N7 María del
Rosario 1867; (Ventura Gneco firmaba hacia 1839 V. Lavastida,
capitán 1844, febrerista, medidor de maderas 1843, especulador
de maderas 1860).
N1. Eugenio Gneco Martínez, c. c. Altagracia Desir. h.
de Amparo Capelo. Hijos: Bnl Juan Bautista 1865 (EC); Bn2
Altagracia, c. c. Enrique Saldaña 1886, suc.; Bn3 Lucía 1878;
Bn4 Asunción 1887 (SB); Bn5 (Eugenio –probablemente– 18
años, m. 1881, víctima de una explosión ocurrida en el parque
de artillería en febrero de ese año). Eugenio Gneco Martínez,
c. c. Altagracia Frías, h. de Vicente Frías y Carmen Sánchez
1887 (SB).
2. Isidro Gneco y Dominga…, agricultores, naturales de
Santo Domingo; domiciliados en Santa Cruz. Hijos: H1 Pío 1834;
H2 Estebanía 1839.
VARIOS. 1 Lorenzo…, h. de María Inés Navarro, vivía hacia
1828. 2 Fructuosa…, unida a José María Mella hacia 1830 (v. fam.
MELLA, La familia procera N1). 3 Polonia…, 18 años, soltera, m.
1864, viruelas. 4 Julio…, c. c. María Ramírez 1891 (SB).
184 Carlos Larrazábal Blanco
GATÓN
SIGLO XVIII
1. GATÓN-ZAPATA
José Miguel Gatón, nat. de Maracaibo, Venezuela, h. de
Juan José Gatón y Juana Rosales, c. c. Marcelina del Rosario
Zapata, h. de Beatriz Zapata 4 de octubre 1751. Hijos: H1 María
1752; H2 JACINTO, b. 29 de agosto 1754; H3 Francisco 1756-1758.
H2. Jacinto Gatón Zapata, zapatero, y Francisca Díaz. Hijos:
N1 CARLOS, n. alr. 1783; N2 Gregorio 1786; N3 MIGUEL, n. 12 de
abril 1795. Jacinto Gatón, c. c. Ramona Sinova m. 1815.
N1. Carlos Gatón Díaz e Isabel Carrasco. Hijos: Bn1 María
Ignacia, rec. 1833, m. 1898, 93 años, soltera.
–Carlos Gatón Díaz, platero, c. c. María de la O Fuentes, 15
de agosto 1809. Hijos: Bn2 María Lucrecia 1810; B3 María del Pilar
1811-1818. María de la O Fuentes, m. 1813, ent. 15 de febrero.
–Carlos Gatón Díaz, c. c. Juliana Botello, h. Alejo Botello y
Micaela Camejo, viuda de José Martínez de Luyando, 6 de marzo 1850, v. Juan Botello en H3). Juliana Botello, m. 1862. Carlos
Gatón (platero, mercader de detalle hacia 1833, apatentado el No
71), m. 1867. Otro hijo de Carlos Gatón fue Juan, m. 1823, por una
pedrada que le dio Francisco Garijo (L. G., Clío, Nº 97, pág. 121).
N3. Miguel Gatón Díaz, carpintero, c. c. Ramona de Mella,
h. de Miguel de Mella y Fulgencia Ruiz-Quevedo, 12 de julio
1820 (v. fam. MELLA, La familia procera, en H2).
–Miguel Gatón y Martina Ramírez (o Jiménez). Hijos: Bn4
JUAN ANDRÉS, n. 30 de noviembre 1823 (aparece la partida en
hojas del año 1855 inserción promovida por parte interesada);
Bn5 Luisa, 39 años, c. c. Juan Miranda Pérez 1864, m. 1890,
viuda; Bn6 Mercedes, m. 1892, 59 años, soltera; Bn7 JACINTO.
Miguel Gatón.
–Miguel Gatón Díaz y María del Rosario Mejía. Hijos: Bn8
María Crescencia 1826; Bn9 Prudencio (o Prudencia) 1832; Bn10
Petrona Alejandrina 1836. Miguel Gatón, casado, m. 1850, ent. 10
de noviembre. Firmaba Gatton.
Antología
185
Bn4/N3. Juan Andrés Gatón Ramírez, c. c. Antonina Fafá,
h. de Andrea de los Reyes (Fafá), 17 de mayo 1851. El general
Juan Andrés Gatón, m. el 25 de julio 1882).
Bn7/N3. Jacinto Gatón Ramírez, carpintero, c. c. Carlota
González, h. de Carlos González y Lorenza Arvelo, 6 de febrero 1853. Hijos: Tn1 Bonifacia 1853; Tn2 Jacinto Rufo 1854; Tn3
Candelaria 1856; Tn4 Simeón 1857: Tn5 ÁNGEL MARÍA, n. 2 de
agosto 1862; Tn6 Agapita Encarnación 1864. Carlota González, 40
años, m. 31 de marzo 1864, disentería.
–Jacinto Gatón Ramírez, 56 años, c. c. Inés Álvarez, 25 años,
h. de Teresa de Jesús Medina. 21 abril 1877.
Tn5/Nn7. (Ángel María Gatón González se radicó en San
Pedro de Macorís y fundó la familia Gatón-Richiez. Allí m. en
1941).
2. Manuel Gatón, nat. de Santo Domingo, y Ubalda Paulina,
vecinos del Seibo. Hijos: H1 Ciprián 1812 (Cat.); H2 María 1815,
en Las Guácimas, El Seibo; H3 Jacinto Roque 1817, El Seibo.
3. José del Socorro Gatón, nat. de Santo Domingo, y Ana
Padilla. Hijos: H1 Luciano 1816, Los Guayabos, el Seibo; H2
Víctor Nazario, 1818, Los Guayabos, El Seibo.
4. Eusebio Gatón, 30 años, militar; y María Juliana. Hijos:
H1 María Luisa 1831 (EC).
–Eusebio Gatón y Carolina Mártir. Hijos: H2 MANUEL DE
JESÚS. Eusebio Gatón, m. 1881, 80 años.
H2. Manuel de Jesús Gatón, pulpero, y Felipa Benicia…, h.
de María Feliciana… Hijos: N1 Francisco Julián 1865 (m. epid.
viruelas 1881-1882).
–Manuel de Jesús Gatón, jornalero, y Felícitas de Castro.
Hijos: N2 ÁNGEL MARÍA 1864.
N2. Ángel María Gatón Castro, c. c. Mercedes Chevalier,
h. de Rafael Chevalier y Carolina Acosta 1886. Hijos: Bn1 Julia
1887; Bn2 Pablo, enero 1889; Bn3 Silvia, diciembre 1889; Bn4
Ángel Pascual 1891; Bn5 Leticia, (c. c. Diógenes Sarmiento
1911).
5. Manuel Gatón y Simona Acosta. Hijos: H1 MARCOS
1865 (SB).
186 Carlos Larrazábal Blanco
H1. Marcos Gatón Acosta y Josefa Pérez. Hijos: H1 Manuel
1887 (SB); H2 Ramona 1889 (SB); H3 Benito 1899.
6. Manuel Gatón y Ana Martínez. Hijos: H1 María Francisca
1863.
7. Jacinto Gatón y Lucía Cuesta. Hijos: Lucía 1876.
VARIOS. 1 Francisco…, vivía en 1864; 32 años. 2 Guillermina
Eloy…, viuda de Ignacio Parahoy, m. 1876, 30 años. 3 Facunda…,
m. 1887, 76 años, soltera. 4 Paula…, m. 1897, 88 años.
CASTILLO-ÁLVAREZ
José Castillo y Urania Álvarez. Hijos: H1 María Magdalena 1752;
H2 Francisca Javier, n. 30 de noviembre 1790, c. c. Antonio Mella
Álvarez, 6 de febrero 1815 (v. fam. MELLA, La familia procera,
N15); murió de «hidropesía de pecho» el 17 de julio de 1864; H3
María Encarnación 1792; H4 Manuela 1793, su madrina Manuela
Álvarez; H5 MANUEL, b. 21 de febrero 1795. José Castillo, m. 1811,
ent. 8 de julio. Úrsula Álvarez, m. 1830, ent. 10 de julio.
H5. Manuel Castillo Álvarez y Agustina Medrano. Hijos: N1
MANUEL. Agustina Medrano, viuda, m. en Santo Domingo en
1867.
N1. Manuel Castillo Medrano y Domitila Agramonte. Hijos:
Bn1 PELEGRÍN, n. en Las Matas de Farfán en 1874.
–Manuel Castillo Medrano y Ana Medina. Hijos: Bn2 Luis
María, n. en Santo Domingo, 20 de abril 1868. Manuel Castillo
Medrano, prócer restaurador, m. en San Francisco de Macorís,
16 de mayo 1921).
Bl. (Pelegrín Castillo Agramonte fundó la familia CastilloGautreaux en San Francisco de Macorís. Murió en París el 14 de
septiembre 1931).
NOTA. Como se ve esta familia tuvo su origen en la ciudad
de Santo Domingo, y hasta ahora no ha sido posible pasar de
José como su pariente mayor. Descendientes tuvieron sus progenies o fundaron sus familias fuera de las parroquias de la ciudad
Capital por lo cual no pueden aparecer completas en este trabajo. Acerca de Úrsula Álvarez nada conocemos.
Antología
187
ABREU-ROMERO
Francisco Javier Abreu (conocido político de los primeros
tiempos de la República), c. c. Ciriaca Romero, h. de Eugenio
Romero y María Merced Pérez, 12 de agosto 1819. H1 Manuela
Antonia; H2 RAFAEL MARÍA, n. 22 de octubre 1822; H3 Ramón
Salomé 1822, gemelo del anterior; m. el mismo año; H4 Ana
Sixta 1824; H5 Ciriaca Magdalena, n. 8 de agosto 1825, padrinos
Santiago Abreu y Magdalena Carrié, c. c. Antonio Mella Benzo
1870 (v. fam. MELLA, La familia procera, Bn10), enviudó 1878,
m. 1912, sin suc.; H6 Eugenio 1828; H7 Eulalia, 1828, gemela
del anterior, m. 1829; H8 Manuel Javier, n. 28 de febrero 1829:
H9 ENRIQUE ANTONIO, n. 8 de noviembre 1831; H10 María
Merced, n. 8 de enero 1833, c. c. Tomás Bobadilla Desnier, suc.
Ciriaca Romero Pérez, m. 1870. Francisco Javier Abreu, m. 1878,
ent. el 18 de octubre, (había nacido lr. 1798).
H2. Rafael María Abreu Romero, c. c. Isabel Eduvigis Celina
Licairac Cazeau, h. de Francisco Licairac y María Altagracia
Cazeau. Hijos: N1 Francisco Javier, n. 10 de septiembre 1848, (m.
1869, fusilado en Cuba por figurar en la revolución por la independencia de aquel país); N2 RAFAEL MARÍA, n. 2 de marzo
1850; N3 EUGENIO EMILIO, n. 11 de abril 1852; N4 JULIO, n.
12 de mayo 1854; N5 María Altagracia Mercedes, n. 20 de febrero
1856, c. c. Eduardo Lajara Licairac 1887, suc.; N6 Emilia, n. 1º de
enero 1858, c. c. Isaac Marchena Maduro 1882; N7 Isabel Eduvigis
(Celina), n. 17 de diciembre 1859, c. c. Francisco Alejo Licairac
Lluberes 1889, suc., (m. 1950). Rafael Abreu, m. 8 de octubre
1887.
H8. Manuel Javier Abreu Romero, militar, c. c. Francisca
Heredia, h. de José Heredia y Faustina Solá, 14 de julio 1859.
(Manuel Javier Abreu, m. fusilado en Cuba 1869, figuraba entre
los revolucionarios que luchaban por la independencia de aquel
país).
H9. Enrique Antonio Abreu Romero, c. c. Carmen
Santamaría, nat. de Baní. Hijos: N8 Enrique Fidel 1859; N9
Eduardo Eugenio 1862-1864.
188 Carlos Larrazábal Blanco
–Enrique Antonio Abreu Romero contrajo segundas nupcias con Teresa Delgado Pommayrac, 20 años, h. de Valentín
Ramón Delgado y de Inés Pommayrac, 16 de marzo 1865. Hijos:
N10 Eduardo 1866; N11 RAFAEL EUGENIO, n. 3 de febrero 1866,
gemelo del anterior; N12 Alberto Felipe 1868; N13 Bernardo Ernesto
1870.
–Enrique Antonio Abreu Romero contrajo terceras nupcias con Filomena Cestero, 35 años, h. de Manuel Cestero y
Mercedes Aybar, 20 de marzo 1875. Hijos: María Evangelina, n.
3 de enero 1876, m. 1906, ent. 4 de agosto; N15 Armando, n. 26
de enero 1878, c. 1908 con Rosa de América Ellis, h. de Gerardo
Ellis y Benita Cambiaso (suc.), m. 1917, Rosa de América había
m. 1912; N16 Julio 1880; N17 Amalia 1884; N18 Arturo Manuel
1884, gemelo del anterior. Filomena Cestero, m. 1902. Enrique
Abreu, m. 1906, ent. 18 de agosto.
N2/H2. Rafael María Abreu Licairac (Alito), c. c. Leonor
Román, h. de José Román y María Merced Rodríguez, 20 de
septiembre 1873. Hijos: Bn1 María Graciela, n. 10 de septiembre
1874, c. c. Osvaldo Lluberes Guerra 1899, suc.; Bn2 Rafael 1875;
Bn3 Mario, (c. c. Aurora Lebrón, h. de Manuel Lebrón y Felipa
Parra 1912, suc.); Bn4 Francisco de Asís, n. 4 de octubre 1877, (c.
c. Dolores Miniño, Baní, suc.); Bn5 María Genoveva, n. 28 de febrero 1878, (c. c. Julio Ernesto Lyon, sin suc.): Bn6 Ramón Raúl
Ernesto, n. 19 de febrero 1881. (m. 29 de marzo 1914, soltero):
Bn7 Luis Armando, n. 19 de octubre 1883, (c. c. Aida Peynado,
h. Manuel María Peynado y Cruz Vicioso Bobea, suc.); Bn8 Julio
Ernesto, n. 5 de septiembre 1891, (c. c. María Mejía, suc.). Rafael
Abreu Licairac, m. 1915. Leonor Román, m. 1919.
N3/H2. Eugenio Emilio Abreu Licairac, c. c. María Luisa
Pimentel, h. de Joaquina Pimentel, 21 de agosto 1879.
–Eugenio Emilio Abreu Licairac, viudo, c. c. Leonor Leyba,
h. de José Martín Leyba y Clara Primet, 5 de septiembre 1887.
Hijos: Bn9 Angélica María, n. 7 de octubre 1888 (c. c. Ernesto
Benítez Espinosa 1913, suc.): Bn10 Eugenio Virgilio, n. 4 de enero 1890, (c. c. Gilma Mendoza, h. de Manuel María Mendoza y
Dolores Castillo 1932, sin suc.); Bn1l Alberto Aureliano 1891-1893;
Antología
189
Bn12 Horacio, n. 12 de marzo 1893, (c. c. Cristina Desangles, h.
de Gregorio Desangles y Josefa Álvarez, suc.)
–(Eugenio Abreu Licairac y… Hijos: Bn13 Ascanio, c. c.
María Adelaida Pou, Samaná, suc.)
N4/H2. (Julio Abreu Licairac, c. c. Alejandrina Victoria.
Hijos: Bn14 Emilia, n. alr. 1898; c. c. Félix Francisco Rodríguez
Demorizi, 1926; Bn15 Julieta, c. c. Alfonso Luis Alfau Galván
1944; Bn16 Julio Rafael, c. c. Lilia Lazala, Villa Rivas; Bn17 Mario
Eugenio, c. c. Amelia Tolosa, h. de Mario Tolosa y Ana León, suc.;
Bn18 Celina; Bn19 Gloria, c. c. Sergio Rodríguez-Objío Damirón
(datos de fam.).
–(Tomás Mercedes Botello, c. c Ruperta Camejo y tuvo varios
hijos, entre ellos: José y Pedro Tomás, fusilados con él en Higüey,
en 1881; viudo, c. c. Dolores Gutiérrez, sin suc. Pedro Tomás, c. c.
Emeteria de Peña, suc. De José derivan los troncos Botello-Valdez,
Botello Arache, Botello-Puesán, Botello-Tavárez y otros. Martina
Botello y Rojas, hermana de padre de Tomás Mercedes, c. c. Carlos
Dalmasí y Divison (matrimonio que duró más de setenta años), y
fueron padres de José Dalmasí Botello, y otros).
SÁNCHEZ
En honor del prócer Francisco del Rosario Sánchez, con
motivo de su fecha natalicia.
Caracas, 9 de marzo de 1955.
Fernando Raimundo Sánchez c. c. Isidora Ramona. Hijos:
H1 Francisco 1788; H2 NARCISO, b. 9 de noviembre de 1789,
de 12 días, su padrino Manuel González, testigos José Troncoso
y Raimundo de Ávila; H3 María (María Trinidad), b. 30 de junio
de 1794, de 16 días, su padrino José de Chalas, murió soltera el
27 de febrero de 1845, fusilada; H4 Dionisio 1796, enterrado
en el Carmen 1819; H5 José n. 23 de setiembre 1798. Isidora
Ramona m. 28 de julio de 1844, viuda, 78 años.
NOTA. Sujeto de nombre Raimundo Sánchez y María Josefa
Ponce tienen un hijo: Isidoro 1801. El mismo sujeto, o individuo
190 Carlos Larrazábal Blanco
del mismo nombre, y María Aguasanta tienen un hijo: Anselmo
1824. Un Raimundo Sánchez es padrino de Julián 1823, h. de
Marcos Sánchez y Bernarda Rafael. Como no conocemos la
fecha de la muerte de Fernando Raimundo Sánchez ponemos
estos datos de posible utilidad.
H2. Narciso Sánchez c. c. Olalla del Rosario, h. de
Raimundo del Rosario y María Altagracia de Belén Fernández,
21 de marzo de 1819, testigos Candelaria Noble y los sacristanes
Ramón López y Andrés Rozón. (Parecióle al sacerdote que los
casó, licenciado Pedro María Tellerías, que había disonancia de
clases entre los contrayentes, pero se presentaron documentos
del alcalde de segunda nominación don Andrés Medrano donde se suplicaba se les casase de acuerdo con los documentos
que reposaban en su tribunal). Hijos: N1 FRANCISCO DEL
ROSARIO, n. 9 de marzo de 1817, su padrino José del Socorro
Patín, testigos los sacristanes Marcos de Mota y Ramón López:
N2 TOMÁS, n. 28 de diciembre 1819, su madrina Sinforosa
Morales; N3 Eugenio, n. 13 de febrero 1822, padrinos Juan Ruiz
y Josefa Fabié, m. 2 de mayo 1889; N4 Manuel de Jesús, n. lo
de enero 1823, sus padrinos el teniente José Patín y Altagracia
Regalado; N5 María de la Cruz, n. 2 de mayo 1824; N6 (Juan
Francisco 1826, m. en Las Matas de Farfán 1845, soldado) R. L.
L., L. G. N7 JACINTO, n. 12 de octubre 1827, Manuel Valverde
(labrador) declaró el nacimiento ante el Oficial civil, sirvió de
testigo Manuel Fernández, su madrina Petrona Delvalle; N8
Pablo Marcial, n. 30 de junio 1829, su madrina Petrona del
Valle, (declaró ante el oficial civil Santiago del Valle); N9 María
del Socorro: n. 15 de agosto 1830, su madrina Manuela de Coca
m. 26 de marzo 1899, soltera; N10 Ana, n. 18 de febrero 1832,
sus padrinos el clérigo tonsurado Juan Nepomuceno Tejera y
María Valentina Mota; N11 ILDEFONSO, n. 23 de enero 1834, su
padrino Alejo Sánchez. Olalla del Rosario m. 2 de marzo 1849,
ent. en la capilla de San Andrés.
Narciso Sánchez c. c. Emelie Wincler, h. de Yonsi y María
Pitineli, vecinos de Curazao, 27 de octubre 1852. Hijos: N12
María Teresa, b. 1852. (Narciso Sánchez testó ante el notario José
Antología
191
María Pérez el 1º. de setiembre 1862). m. 1869, ent. 12 de setiembre. Emelie Wincler contrajo segundas nupcias con Ramón
Vicioso, viudo, 1870, m. 1874, viuda.
1. Se ha escrito, tomado de tradiciones de la familia
Concha, que Narciso Sánchez fue esclavo de un oficial español
poseedor de un ingenio en Najayo (Alcides García Lluberes,
Clío, No 89, p.37). Es sabido descendientes de Fernando
Sánchez vinieron con un buen caudal de sangre africana, proveniente no sólo de él sino también de Isidora su consorte,
cosa nada extraña en nuestra sociedad dominicana y que no
ha de tomarse a menos. Por tanto estos sujetos proceden de
esclavos, pero no tenemos constancia de que ellos mismos lo
hubiesen sido alguna vez y mucho menos su hijo Narciso. En
los libros parroquiales, hasta donde nosotros hemos podido
percatarnos no se expresa, respecto de los individuos citados
y sus hijos, la condición de esclavo. Oficial de muchos esclavos
fue el capitán tinerfeño Domingo Sánchez, casado con Rosa
Firpo por los años de 1753, 1768, pero entre la lista que hemos arreglado de esos esclavos, que quizás no sea completa,
no aparecen los nombres de «Fernando» ni de «Raimundo».
Otros Sánchez que poseyeron esclavos por esos mismos tiempos fueron Inés Sánchez Lazareno y Antonio Sánchez, pero
los aludidos nombres no aparecen entre los de la primera,
y entre los del segundo nos salta un «Fernando», hijo de la
esclava María Dolores, pero que naciendo en 1779 no puede
ser el Fernando Raimundo marido de Isidora Ramona que
tienen un hijo en 1788. Fernando Raimundo pudo haber sido
esclavo, pero creemos se unió ya libre con Isidora.
N1 (A– Francisco del Rosario Sánchez y María Evarista
Hinojosa (Mimita Betancour). Hijos: Bn1 MARÍA GREGORIA, n.
28 de noviembre 1841, reconocida por su padre ante el oficial
civil Martín Guzmán Galicia, testigos Pedro Bobea, Remigio del
Castillo y Pedro Pina.
(B– (Francisco del Rosario Sánchez y Mercedes Pambrén
Chevalier. Hijos: Bn2 PETRONILA, reconocida. n. 22 de febrero
1952) d. de f.
192 Carlos Larrazábal Blanco
(C– Francisco del Rosario Sánchez y Leoncia Leyda
Rodríguez, Curazao. Hijos: Bn3 LEONCIA, n. 15 septiembre
1846 o 1847, Curazao). R. L. L.
(D– (Francisco del Rosario Sánchez y… Hijos: Bn4 Mónica).
R. L. L.
(E– Francisco del Rosario Sánchez, general de brigada,
encargado de la Plaza de Armas, c. c. Balbina de Peña, h. de
Luciano de Peña y Petrona (o Petronila) Pérez, 4 de abril de
1849, testigos el ministro de justicia Román Bidó, Jacinto de la
Concha y Pedro Pina. Hijos: JUAN FRANCISCO, n. 3 de abril
1852; Bn6 Manuel de Jesús, n. 16 de febrero 1854 (parece murió a
temprana edad). (Francisco del Rosario Sánchez murió fusilado
en San Juan el 4 de julio de 1861). Balbina de Peña m. 26 de
abril 1895, 70 años.
2. Tomás Sánchez c. c. María del Carmen Velásquez, h.
de Marcela Bautista, 29 de setiembre 1845. El general Tomás
Sánchez m. 8 de octubre 1878 (prócer de la Independencia).
N7. Jacinto Sánchez c. c. Juana de Gracia Degollado, h. de
Agapito Degollado y Candelaria Álvarez, 12 de setiembre 1849,
San Carlos, testigos Juan Sánchez, Francisco Sánchez. Hijos Bn7
(Pedro María); Bn8 Manuel María (o Manuel de Jesús), Lico, n. 22
de enero 1852; Bn9 José de Jesús, n. 16 de enero 1855; Bn10 María
Eulalia, Llallita1856, c. c. José Miguel Alcalá 1891, suc.; Bn11
Candelaria 1859; Bn12 María Candelaria 1862. (Jacinto Sánchez
m. 23 de diciembre 1900). Juana Degollado había muerto para
1873.
N11 (A. Ildefonso Sánchez y Juana María Troncoso, h.
del general Tomás Troncoso y Sinforosa Pérez. Hijos: Bn13
ALFREDO; Bn14 FRANCISCO, Bn15 Laura del Rosario, n. 24 de
junio 1867, sus padrinos Juan Francisco de Paula Sánchez y
Balbina de Peña, c. c. Pablo Francisco Pichardo Aybar, Pito, suc.,
m. 1941).
(B. Ildefonso Sánchez c. c Natalia de Jesús Martínez, 17
años, h. de Francisco Martínez, Céfiro, y Juana Bobea 1867. Hijos:
Bn16 ILDEFONSO, n. 16 de setiembre 1868; Bn17 Manuel María
1870; Bn18 NARCISO; Bn19 Natalia, n. 28 de enero 1878, c. c.
Antología
193
Félix de los Santos Mejía González 1893, suc.; Bn20 Julio 1876;
Bn21 Daniel Arsenio 1882; Bn22 Tomás; Bn23 Socorro Altagracia
1885; Bn24 Ruth 1886; Bn25 Luz Caridad 1880; Bn26 Miguel
Ángel 1892. Ildefonso Sánchez m. 1897. (Natalia Martínez m. 29
de enero 1943).
Bn1/N1. María Gregoria Sánchez. Hijos: Tn1 Mercedes
Laura. Gregoria Sánchez m. 30 de octubre 1927). (d. de f.).
Bn2/N1. (Petronila Sánchez. Hijos: Tn 2 Mercedes, murió;
Tn3 Rafaela, murió; Tn4 Micaela, murió; Tn5 Alicia, c. c. Ángel
Felino Vicioso, suc.; Tn6 León; Tn7 Asunción. (Estos hijos provienen de la unión de la citada Petronila Sánchez con el general
León Güílamo). (d. de f.)
NOTA. La mayor parte de los datos concernientes a Bn1
y a la que sigue, Bn2, no proceden de fuentes oficiales sino de
fuentes de familia. Provienen de Altagracia Batista Pambrén,
Yayá, hermana de madre de Petronila Sánchez (Bn2).
Bn3/N1. (Leoncio Sánchez. Hijos: Tn8 Emilia Mercedes, n. en
Curazao 9 de enero 1869) R. L. L., c. c. Juan Francisco Sánchez
Peña (Bn5) 1889, suc.; Tn9 (Manuela Dolores, n. en Curazao 22
de marzo 1872) R. L. L., c. c. Virgilio Lamarche 1895, suc.
Bn5/N1 (A- Juan Francisco Sánchez Peña y Eudocia
Maggiolo. Hijos: Tn10 Balbina, n. 16 de diciembre 1887; Tn11
Francisco del Rosario, n. 20 abril 1899, murió.
(B. Juan Francisco Sánchez Peña, c. c. Emilia Sánchez
(Tn8), h. de Leoncia Sánchez (Bn3), 21 de noviembre 1889.
Hijos: Tn12 Mario Antonio Francisco 1890-1898; Tn13 María Patria
1892-1893; Tn14 Manuel Emilio, n. 17 de julio 1892 (médico,
fundó familia en San Pedro de Macorís donde c. c. Rosa Pérez,
h. del doctor Manuel Pérez Garcés y Rosa Salazar Miranda);
Tn15 Héctor, 1894; Tn16 Carlos Augusto, n 4 de noviembre 1895;
Tn17 (Emilia); Tn18 Marina Altagracia, n. 23 de agosto 1901 (c.
c. Gualterio Castillo, suc., m. 1940); Tn19 Juan Francisco, n. 17 de
diciembre 1902. (Juan Francisco Sánchez m. en San Pedro de
Macorís 29 de diciembre 1938).
Bn13/N11. Alfredo Sánchez Troncoso, 28 años, c. c.
Altagracia González, 23 años, h. de Trinidad González, 1888.
194 Carlos Larrazábal Blanco
Hijos: Tn20 Américo Esteban 1890; Tn21 Arístides Emilio, n. 12 de
julio 1892 (fundó familia).
Bn14/N11. Francisco Sánchez Troncoso, 26 años, c. c.
Luisa Lajara, 22 años, h. de Perfecto Lajara y Juana Matos, 19 de
octubre 1887. Hijos: Tn22 Eutilio de Jesús 1889; Tn23 Conrado, n.
4 de noviembre 1890 (m. 20 de diciembre 1940); Tn24 Rogelio,
n. 5 de abril 1892; Tn25 Barón, n. 21 de diciembre 1899.
Bn16/N11. (Ildefonso Sánchez Martínez c. c. Petronila
Cordero. Hijos: Tn26 Ildefonso; Tn27 José Arístides; Tn28 Ernesto;
Tn29 Luis. Ildefonso Sánchez Martínez m. 1944).
Bn18/N11. Narciso Sánchez Martínez, 19 años, c. c. Ana
Pérez, h. de Segundo Pérez, difunto, y Manuela Soñé, 1891.
II
RAMAS CONEXAS
1. RAMA DE ISIDORA RAMONA. Nada conocemos con noticias
precisas.
Lugo Lovatón afirma que por tradición familiar se tiene
que el apellido de Isidora Ramona es «Alfonseca», de donde
su nombre exacto sería Isidora Ramona Alfonseca. A pesar de
que las tradiciones familiares se equivocan a través de varias generaciones, bien pudiera ser cierta esa tesis, pero no se puede
comprobar en presencia de los datos de Lugo y de los que poseemos nosotros. Si existió entre ambas familias, los viejos Sánchez
y los viejos Alfonseca, una íntima relación de amistad una vez
que Narciso Sánchez, en compañía de Nicolás Lugo y Emeterio
Arredondo, fue testigo de las bodas de Juan Bautista Alfonseca
Barias, el más tarde coronel y celebrado músico, con Rafaela
Sosa, y Olalla del Rosario fue la madrina del primogénito de
ese matrimonio, Juan de la Cruz Alfonseca. Por otra parte, no se
puede asegurar que el nombre de «Ramona» sea, en este caso
particular, nombre de pila y no apellido. «Ramón» es también
apellido y en la época en que nació Isidora existieron varias
Antología
195
familias que lo llevaban, a saber: Clemente Ramón y Teresa
Leiba, con varios hijos, entre los años 1750 y 1759; Antonio
Ramón y Faustina Aguilera, libertos, Domingo Ramón e Inés
Reinoso 1756; José Ramón y María Trinidad, su hija María n.
1764 (Isidora Ramona n. alr. 1766 y una hija, como se sabe, se
llamó María Trinidad); de donde se puede colegir que el nombre de Isidora, completo, bien pudo haber sido, en propiedad,
Isidora Ramón, que es a lo que tanto en el pueblo como en los
libros parroquiales que gramaticalmente lo permitían, hacían
el femenino correspondiente, así de Bravo, «Brava»; de Galán,
«Galana»; de Gallardo, «Gallarda»… y de Ramón, «Ramona»; y
en efecto, en los libros nos hemos tropezado con: María Pérez
Brava, c. c. Manuel Rodríguez Mota hacia 1747; Gabriela Galana
vivía hacia 1771; las «Gallardas» llamaban por aquellos mismos
días a ciertas damas de Santo Domingo, probablemente hijas de
Bartolomé Gallardo; cuando nace María Josefa Morales en 1783
el nombre de su madre aparece como «Manuela Ramón», pero
cuando muere Josefa en 1864 el nombre de su progenitora viene
como «Manuela Ramona».
RAMA DEL ROSARIO (H2)
Raimundo del Rosario y María Altagracia de Belén
Fernández. Hijos: H1 Olalla, b. 26 de febrero 1791, de 14 días,
parroquia de la Catedral, su padrino José Abreu, c. c. Narciso
Sánchez (I,H2); H2 Francisco 1794; H3 Manuel de la Encarnación
1796; H4 María Jacinta 1797.
H1. Olalla del Rosario. Hijos: N1 Ciriaco, n. 10 de agosto
1814; N2 ANDRÉS, n. 30 de noviembre 1815, padrinos Francisco
Trejo y Candelaria Noble (fue prohijado por Narciso Sánchez y
le dio su apellido).
N2. Andrés Sánchez c. c. Carlota Hernández 19 de mayo
1842. Hijos: Bn1 María Merced Remigia, n. 1º. de octubre 1841;
Bn2 Juana, n. e de febrero 1844, su padrino Tomás Sánchez
(Andrés Sánchez, prócer febrerista, m. fusilado el 27 de febrero
1845).
196 Carlos Larrazábal Blanco
Notas
1. Francisco Bruno Betancourt muere en 1810, de unos 30 años, más o menos.
Se expresa que es hijo de Raimundo del Rosario, pero no se nombra la
madre. Si la edad de este sujeto no es H2, ¿será hijo de Raimundo y María
de Belén, mayor que Olalla? ¿Será hijo de otra unión de Raimundo?
2. Esta partida tiene el interés de que en ella aparece el apellido «Betancourt»
que se ha dicho pertenece a la familia Del Rosario, pero sin comprobación.
Puede ser posible que «Rosario» no sea el verdadero apellido de esta familia
y que lo sea en verdad «Betancourt». En los nombres de pila compuestos el
segundo suele pasar a quedar como apellido, así: Encarnación, Candelario,
Santos, Reyes, Rufino… y Rosario.
3. La familia Bruno-Guzmán parece ser allegada a los Del Rosario. Francisco
Bruno c. c. Lorenza Guzmán o Fernández y tiene, entre otros hijos, a
Raimundo, que n. en 1786. Es mucha coincidencia la repetición de los
nombres «Francisco Bruno» y «Raimundo», para no sospechar una relación
entre las dos familias.
4. Raimundo del Rosario y Manuela de Jesús tienen una hija, María Leonarda,
que n. en 1811. ¿Este Raimundo será el padre de Olalla?
3.
RAMA DE MARÍA ALTAGRACIA DE BELÉN FERNÁNDEZ
(H2)
Nada conocemos. Alrededor de la fecha probable del nacimiento de María Altagracia existía en Santo Domingo la familia
de José Fernández y María Almonte con dos hijos: Andrés 1755 y
María de Belén 1758. Si esta última es la madre de Olalla es algo
difícil de comprobar.
4.
RAMA PAMBRÉN CHEVALIER (N1B)
Procede de Croix-de-Bouquet, Haití, donde los progenitores de Mercedes Pambrén, la primer mujer del Prócer que le
dio un hijo, tenían una industria de añil que fue destruida por
un incendio, y lo que parece determinó la salida de la familia de
Santo Domingo. (d. de f.). Además de su unión con el Prócer,
Mercedes también se unió a Nicolás Batista, nat. de Azua, de
donde nació Altagracia Clemencia, nacida alr. de 1866. Es la
Antología
197
muy reconocida y considerada matrona nombrada Yayá, crianza
de la familia Troncoso-de la Concha, que en 1884 se casó con
Medardo Mella, panadero h. de María de León de Mella, el cual
murió asesinado en 1892.
5.
RAMA PEÑA PÉREZ (N1E)
Juan de Peña y Manuela Alonso. Hijos: H1 LUCIANO.
H1. Luciano de Peña y Petrona (o Petronila) Pérez. Hijos:
N1 BALBINA, c. c. el prócer Francisco del Rosario Sánchez (N1);
4 de abril de 1849, murió 26 de abril 1895, 70 años
Luciano de Peña, labrador c. c. Joaquina Rodríguez, h. de
Andrés Rodríguez y Bárbara de Mota, 1823. El prócer febrerista
Luciano de Peña m. 1860, enterrado el 30 de abril. Su esposa lo
sobrevivió algunos años.
Ha dicho Lugo Lovatón, recogido de tradiciones de familia,
que la madre de Balbina de Peña era hermana de Pepe Pérez
(José del Socorro Pérez Agüero). La tradición puede salir cierta.
En efecto: de la unión de José Pérez y Juana Agüero nacieron
estos hijos: H1 Juana Paula 1798; H2 PETRONILA 1800; H3 Juan
1808; H4 Blas 1813; H5 Juan de la Cruz 1815; H6 José del Socorro, n.
12 de agosto 1818. Del tronco Pérez-Agüero descienden, entre
otras, las conocidas familias capitaleñas Pérez-Chavres, RoquesPérez, Pérez-Sánchez, Pérez-Nolasco, Pérez-Alfonseca.
6.
RAMA VELÁSQUEZ (N2)
María del Carmen Velásquez, esposa de Tomás Sánchez (N2)
fue hija de Gonzalo Velásquez, hijo este de Antonio Velásquez y
María Soledad Domínguez. La madre, Marcela Bautista, se llamó también Marcela Herrera, que tuvo, con «Sosa el Francés»,
a Rafaela, esposa que fue del coronel Juan Bautista Alfonseca.
Otro nexo entre las familias Sánchez y Alfonseca.
198 Carlos Larrazábal Blanco
7.
FAMILIA DEGOLLADO-ÁLVAREZ (N7)
Agapito Degollado fue hijo de Juan Degollado y María
Josefa Díaz. María Candelaria Álvarez fue hija de Bernardino
Álvarez e Isabel Pereyra. Ambas familias eran oriundas de San
Carlos. Otros hijos de Agapito y Candelaria fueron Victoriana,
que c. c. Miguel Alcalá; Úrsula, que c. c. Pablo Acevedo y Máxima,
que c. c. Juan Crisóstomo Camarena. Degollado m. en 1863. En
los libros parroquiales y del estado civil se atribuye a la familia
Degollado, algunas veces, el apellido «Herrera».
8.
RAMA TRONCOSO-PÉREZ (N11A)
Como se verá en su lugar el general Tomás Troncoso fue
hijo adoptivo del notario José Troncoso. Su esposa Sinforosa del
Carmen Pérez fue hija de Diego Pérez y Juana Francisca Reyes,
familia que data de principios del siglo xix.
9.
RAMA MARTÍNEZ-BOBEA (N11B)
Francisco Martínez, Céfiro, parece es hijo de María del Rosario
Martínez, según se infiere del acta de su matrimonio primero
con María Encarnación Peláez Díaz. Cuando se casa con Juana
Bobea lo hace nombrándose Francisco Toribio Trejo, expósito.
Juana Bobea fue hija de Francisco Bobea y Francisca de Castro,
por tanto fue hermana del febrerista y conocido político Pedro
Antonio Bobea, y de Hilaria, que se casó con Jacinto de la Concha.
10.
RAMA MAGGIOLO (Bn5-N1A)
Parece que el fundador del apellido Maggiolo en Santo
Domingo fue Juan Bartolo Maggiolo, italiano, que c. c. Carmen
Antología
199
Vidal Henríquez. Eudocia, Emma, progenitora de los GonzálezMaggiolo, y Américo, progenitor de los Maggiolo-Núñez, fueron
hermanos pero nuestras noticias no llegan hasta el conocimiento
de sus padres. Otros hijos de Eudocia fueron: H1 Filomena, n 7 de
julio 1890; H2 Fernando Arturo, n. 30 de julio 1891; H3 María, n. 4
de diciembre 1892; H4 Flérida, n. 3 de diciembre 1894.
11.
RAMA LAJARA (B14-N11)
Perfecto Lajara parece procede de Baní. Quizás proceda
de la familia fundada en aquel lugar por el capitán Manuel La
Jara Escalante, o por la de su hermano José La Jara Escalante
que también asentó en Baní. Además de la familia SánchezLajara, proceden de Perfecto los Ortiz-Lajara, Lajara-Ruiz,
Sanz-Lajara.
II
LAS RAMAS DERIVADAS POR LÍNEA DE MUJER
1.
ALCALÁ-SÁNCHEZ (N7)
José Miguel Alcalá, viudo de Victoriana Herrera (Victoriana
Degollado), c. c. Eulalia (Llallita) Sánchez Degollado (Bn10)
1º. De julio 1891. Hijos: H1 (Tn30) Tirso Miguel, n. 28 de enero
1893, contrajo matrimonio, tuvo sucesión, m. en 1940 o 1941 en
ejercicio de las funciones de maestro de una escuela rural de la
común de San Cristóbal.
2.
PICHARDO-SÁNCHEZ (N11A)
Pablo Francisco Pichardo Aybar, Pito, h. de Pablo Pichardo
Tejera y María de la Cruz Aybar Sainz, c. c. Laura del Rosario
200 Carlos Larrazábal Blanco
Sánchez Troncoso (Bn15). Hijos: (Tn31) Luis 1899; H2 (Tn32)
María Dolores 1900; H3 (Tn33) (Aurora, c. c. Augusto Alonso,
suc.); H4 (Tn34) (Laura Marina); H5 (Tn35) (Luz María); H6
(Tn36) (Barón).
3.
MEJÍA-SÁNCHEZ (N11B)
Félix de los Santos Mejía, h. de Pedro María Mejía Cotes
y Ángela González, c. c. Natalia Evangelina Sánchez Martínez
(Bn19). Hijos: H1 (Tn37) (Rosa, c. c. Eduardo Lluberes Saviñón,
suc.); H2 (Tn38) (Félix Antonio).
4.
SÁNCHEZ-SÁNCHEZ (Tn8)
Los vástagos de este tronco se encuentran en Bn5 (N1A).
5.
LAMARCHE-SÁNCHEZ (Tn9)
Virgilio Lamarche, h. de Manuel de Jesús Lamarche Roulet
y Martina Delgado Tejera, c. c. Manuela Dolores Sánchez (Tn9).
Hijos: H1 (4º.N1) (Manuela); H2 (4º.N3) (Julio).
IV
AMIGOS Y RELACIONADOS
1.
Manuel González, padrino de Narciso Sánchez (H2) debe ser
el sujeto de mismo nombre c. c. Nicolasa Jiménez, morenos libres.
Este matrimonio tuvo un hijo de nombre Narciso que n. en 1862.
Antología
201
2.
José Troncoso, testigo del matrimonio de Fernando Sánchez
e Isidora Ramón, puede ser el de mismo nombre que más tarde
fue notario, y quizás en estos años fuese clérigo de tonsura.
3.
José Chalas (o Echalas), padrino de María Trinidad Sánchez
(H3), negro libre, c. c. María del Socorro de Peña, negra libre.
Isidora Ramón fue madrina de uno de los hijos de este matrimonio, Juan Matías que n. 1794.
4.
En el matrimonio N2 aparecen como testigos Candelaria
Noble y los sacristanes Ramón López y Andrés Rozón. Además,
Candelaria fue madrina de Andrés Sánchez, el hijo de Olalla del
Rosario. Con toda seguridad ella sería la madrina de las bodas
citadas.
Candelaria Noble pertenece a la familia Noble-Plata y fue
hija de José Noble Plata y María de la Cruz Ramírez. A esta
familia pertenecen los Morales-Noble, Objío-Noble y FialloNoble. En casa de Candelaria, que parece nunca contrajo
matrimonio, discurrió su niñez Juan Ramón Fiallo, progenitor
de varias familias de la Capital. Su casa de familia estaba situada en la calle del Arquillo o de Santo Tomás, hoy Arzobispo
Nouel, entre la «calle que corre de la cuesta de San Lázaro al
mar», hoy Santomé, y la que sigue al «callejón de la Lugo»,
hoy Espaillat.
El testigo Ramón López por aquellos años era clérigo de
tonsura. Más conocido es Andrés Rozón, por aquellos tiempos
también clérigo de tonsura. Ordenado de sacerdote fue por
muchos años cura de Baní donde, según se dice, fue maestro de
primeras letras del libertador de Cuba, Máximo Gómez. En 1835
fue cura de la parroquia de Santa Bárbara y en 1844 diputado a
la Constituyente de San Cristóbal. Según Utrera, fue estudiante
de la Universidad y era natural de Santiago.
202 Carlos Larrazábal Blanco
5.
El alcalde Andrés Medrano que interviene en los matrimonios Sánchez-del Rosario debe ser Andrés López de Medrano,
nat. De Santiago, h. de Andrés López y Fabiana Medrano, c. c.
Francisco Flores Irujo, con suc.
6.
José Patín, padrino del Prócer y de uno de sus hermanos,
es antecesor de las familias Camarena-Patín, Pichardo-Patín y
ramas derivadas. Murió en 1857.
7.
Marcos Mota, testigo del bautizo del Prócer, fue estudiante
hacia 1808, clérigo de tonsura hacia 1817, cura de Sabana de la
Mar hacia 1821.
8.
Sinforosa Morales. Madrina de Tomás Sánchez (N2) es pariente de Candelaria Noble, ya citada más arriba, en el número
4. Fue hija de Dionisio Morales Otero y Juana Noble Ramírez, n.
1797, c. c. Romualdo Montolío Sánchez 1821 y m. en 1847. A esta
familia Morales-Noble pertenecen, entre otras, las ramas MoralesCepín, Pérez Jorge-Morales, Morales-Barrientos, Ruiz-Morales.
9.
La madrina de Manuel de Jesús Sánchez (N4) debe ser
Altagracia González-Regalado, h. de Manuel Antonio GonzálezRegalado y Juana Muñoz, por tanto hermana del conocido padre González-Regalado. Altagracia casó con Juan Rijo, natural
de Higüey, en 1825, y son los antecesores de las familias BoogGonzález-Regalado, Martínez-Boog, Prats Ramírez-Martínez.
Murió doña Altagracia Regalado en 1868, de 80 años.
10.
Petrona del Valle fue madrina de Jacinto Sánchez (N7) y
de su hermano Pablo Marcial (N8). Santiago del Valle declara
Antología
203
el nacimiento de este último. Santiago, comerciante, probablemente hijo de Gabriel del Valle y Tomasa de Mueses, c. c. María
de Belén Fernández, y fueron sus hijos: H1 María de los Dolores
1779-1850; H2 María Rosa 1784; H3 María Salomé 1787-1860;
H4 Petronila 1789; H5 María de la Cruz 1797. María de Belén
Fernández m. en 1829.
De estos datos se infiere que la citada Petrona del Valle es
la misma Petronila (H4). Santiago emigró a Maracaibo en 1801,
pero regresó al país pues en 1823 era mayordomo del hospital
de San Andrés. El apellido «del Valle» no era el propio de la
familia puesto que Santiago firmaba Santiago Del Vatlle.
11.
Alejo Sánchez, padrino de Ildefonso Sánchez (N11) pertenece a la estirpe Sánchez-de la Parra de la cual provienen los
Sánchez-Carrera, Sánchez-Valdez, Sánchez-Carvajal, SánchezSosa, Sánchez-Abreu, Sánchez-Díaz, Sánchez-Cohen, Sánchezde la Rocha, Sánchez-Batista, Sánchez-Pérez, Sánchez-Íñiguez,
etc., para citar solo líneas de varón.
12.
La amistad del prócer Sánchez con Bobea, Castillo, Pina
y Jacinto Concha era vieja y estuvo unida por el lazo sagrado
de la conspiración trinitaria, nada extraño, pues, que figurasen
los tres primeros como testigos en el reconocimiento de una
de sus hijas, y Pina y Concha como testigos de su matrimonio
con Balbina de Peña. La amistad de Sánchez con los Concha
es muy conocida, y esta familia siempre guardó con afecto el
recuerdo de ciertos acontecimientos en que Sánchez figuró.
Entre los Concha existió la tradición de que Sánchez se inició en
la conspiración en el sitio, hoy desaparecido, de Peña Redonda,
en plena costa capitaleña, y aprovechando la ocasión del baño
que allí solían tomar chiquillos y jóvenes de todas las clases sociales. Los trinitarios parece que aprovechaban este esparcimiento
para conversar acerca del movimiento de «separación» de lo que
Sánchez pronto se dio buena cuenta. Un tanto amargado un día
204 Carlos Larrazábal Blanco
se acercó a los hermanos Concha y a algunos otros de sus amigos
y les echó en cara y los motejó que no lo hicieran partícipe de
los asuntos de que trataban, y tanto habló respecto de la desconfianza que esto encarnaba y tales fervientes promesas hizo que a
la larga hubo que admitírsele en el grupo de los conjurados. Esta
tradición, que bien puede ser no histórica, la oímos de labios de
doña Luisa de la Concha Bobea, esposa de don Augusto García
Tejera, y en cierta ocasión, en nuestra presencia, comentaban
esta misma tradición doña María Luisa y Goyita o Petronila
Sánchez, que a ambas hubimos de conocer en el hogar Garcíade la Concha. No sabemos si algo se ha escrito respecto de esto.
Aquí nuestro objetivo no es hacer historia.
(NOTA. Acerca de la iniciación de Sánchez en la conspiración trinitaria, el historiador nacional don José Gabriel García
escribió en el año de 1875, en su biografía del trinitario Pedro
Alejandrino Pina, lo siguiente:
Fundada por el inmaculado Duarte en 1838 la célebre
Sociedad Trinitaria a cuyas laboriosas tareas debieron
los dominicanos patria y libertad, Pina fue uno de los
primeros patriotas que poblaron sus bancos; y a la
sombra de la influencia del prestigio que no tardó en
conquistarse en el seno de ella, obtuvo Sánchez la iniciación en los misterios revolucionarios que le puso en
camino de llegar a ser después el héroe inmortal del
27 de Febrero.» (Rasgos biográficos de dominicanos célebres
por José Gabriel García. Santo Domingo, Imprenta de
García Hermanos, 1875, página 179).
Clío, Años XXIII y XXIV, Núms. 103-104 y 106 (abril-junio,
julio-septiembre de 1955 y enero-marzo de 1956)
Origen hispano-dominicano
1
de algunas familias caraqueñas
Publicado en el Boletín del Instituto Venezolano de Genealogía, Núm. 2, Caracas,
junio de 1971. (Nota del editor).
1
FAMILIA ÁLVAREZ BARBA
1756 1.Antonio Álvarez Barba
María de los Santos Leos-Echalas y Castro-Rivera
(Santo Domingo)
2.Antonio José Álvarez-Barba y Leos-Echalas
María Josefa de Zárraga y Pérez-Caro (Santo Domingo)
3.María de los Santos Álvarez-Barba y Zárraga
Diego Bautista Urbaneja Istuarte (Sturdy)2 (Caracas)
Antonio Álvarez Barba y María Merisalde. Hijos: Margarita,
casó con Nicolás del Toro, hijo del marqués del Toro, Francisco
Rodríguez del Toro, y de la marquesa Teresa de Ascanio, vecinos de Caracas, el 8 de setiembre de 1771, Caracas. (La familia Álvarez-Barba residía en Santo Domingo, por lo cual, en el
matrimonio, Margarita estuvo representada por su procuradora
Feliciana Quintana).
Antonio Álvarez Barba, ingeniero, mariscal de campo, casó
con María Santos Leos-Echalas, hija de Francisco Javier LeosEchalas y Cataño-Mosquera y Juana de Castro-Rivera y AlarcónCoronado, viuda que fue de Felipe de Frómeta Balmaceda.
Hijos: ANTONIO JOSÉ, 1757: Francisco Antonio, 1759; María de
h. de Manuel García de Urbaneja y Anastasia Sturdy de la Torre.
(Nota del autor).
2
207
208 Carlos Larrazábal Blanco
la Concepción, casó con José Fernández de Castro y Fernández
Lara, sucesión.
— Antonio José Álvarez-Barba y Leos-Echalas casó con
María Josefa Zárraga, hija de José Antonio de Zárraga Demosti y
de Felipa Pérez-Caro y Fernández de Oviedo (Santo Domingo,
parroq. de la Catedral). Hijos: Modesto, baut. el 10 de marzo
de 1792, de 16 días (prócer de la independencia de Venezuela,
muerto en campaña, 1814); Rafael María Joaquín, 1793; José
María Quintín, 1794; María Isidora; María de las Mercedes;
Dolores Josefa; Francisco María; MARÍA DE LOS SANTOS, nació en
Caracas el 30 de diciembre de 1803.
— María de los Santos Álvarez-Barba y Zárraga, casó con
DIEGO BAUTISTA URBANEJA, viudo, el 29 de julio de 1822, Caracas,
parroq. de San Pablo.
ÁRBOLES DE COSTADO
LEOS
1. Martín de Leos
Ana María Joanis de Echalas (España)
1688 2. José de Leos y Echalas
Beatriz Lucía Cataño Mosquera (Santo Domingo)
3. Francisco Javier de Leos-Echalas y Cataño
Juana de Castro-Rivera y Alarcón-Coronado
(Santo Domingo)
José de Leos y Echalas (N° 2), capitán, natural de la villa
de Morazábal, antiguo reino de Navarra. Su matrimonio con
Beatriz Lucía Cataño Martínez se celebró el 27 de noviembre
de 1688, Santo Domingo, parroquia de la Catedral. Figuró en la
batalla de Sabana Real de la Limonada contra los franceses del
occidente de la Isla, el 21 de enero de 1791. El matrimonio LeosCataño dejó una dilatada descendencia que todavía perdura en
Santo Domingo, Cuba, y como se ve, en Venezuela. Además de
Antología
209
Francisco Javier (N° 3), hubo otros hijos: Josefa Beatriz, que casó
con Cristóbal Rendón-Sarmiento; quedó viuda en 1744, murió
en 1748; José, 1698, casó con Manuela Heredia, de donde proceden las familias Guridi-Leos-Echalas, Leos-Echalas-Fernández
de Castro, murió en 1792.
Francisco Javier Leos-Echalas y Cataño (N° 3) de su matrimonio con Juana de Castro-Rivera y Alarcón-Coronado (comúnmente llamada Juana Coronado), además de María de los
Santos (N° 4), tuvo a: Francisca, casó con Francisco Navarro
Verdugo, suc., quedó viuda en 1776, murió en 1797; Tomás,
casó con Ana de Heredia, suc., murió en 1786, gobernador
que fue del valle de Baní; Jerónima, casó con el ayudante de
plaza Juan Pérez-Caro, murió en 1763; Ana Buenaventura,
casó con Felipe Guridi; María de la Columna, casó con Miguel
Ferrer. El capitán Francisco de Leos-Echalas y Cataño murió
en 1746.
C ATA ÑO
1590 1. Melchor Cataño
Jerónima Alemar (España-Santo Domingo)
2. Antonio Cataño Baraes
Beatriz de la Paz y Alcocer (Santo Domingo)
3. Gaspar Cataño de la Paz
Lucía Martínez Mosquera (Santo Domingo)
4. Beatriz Lucía Cataño y Martínez
José de Leos y Echalas (Santo Domingo) (v. Leos-2)
Cataño es una familia muy antigua en Santo Domingo. Ya
en 1606 estaban establecidas. El capitán Gaspar Cataño (N° 3)
murió en 1672.
PA Z
1590 1. Gaspar de los Reyes Paz
Emiliana Alcocer Ocampo (Santo Domingo)
210 Carlos Larrazábal Blanco
2. Beatriz de la Paz y Alcocer
Antonio Cataño Baraes (Santo Domingo)
3. Gaspar Cataño de la Paz
Lucía Martínez Mosquera (Santo Domingo)
4. Beatriz Lucía Cataño Martínez
José de Leos y Echalas (Santo Domingo) (v. Leos-2)
ALCOCER
1580 1. Luis Jerónimo de Alcocer
Beatriz Félix de Ocampo (Santo Domingo)
2. Emiliana Alcocer Ocampo
Gaspar de los Reyes de la Paz (Santo Domingo)
3. Beatriz de la Paz Alcocer
Antonio Cataño Baraes (Santo Domingo)
4. Gaspar Cataño de la Paz
Lucía Martínez Mosquera (Santo Domingo)
5. Beatriz Lucía Cataño Martínez
José de Leos y Echalas (Santo Domingo) (v. Leos-2)
M A RTÍN E Z
1592 1. Hernando Martín (o Martínez)
Juana Leal (Santo Domingo)
2. Diego Martínez Leal
Lucía Mosquera Valdés (Santo Domingo)
3. Lucía Martínez Mosquera
Gaspar Cataño de la Paz (Santo Domingo)
4. Beatriz Lucía Cataño Martínez
José de Leos y Echalas (Santo Domingo) (v. Leos-2)
MOSQUERA
1590 1. Diego de Mosquera
Juana Valdés (Santo Domingo)
Antología
211
2. Lucía Mosquera Valdés
Diego Martínez Leal (Santo Domingo)
3. Lucía Martínez Mosquera
Gaspar Cataño de la Paz (Santo Domingo)
4. Beatriz Lucía Cataño Martínez
José de Leos y Echalas (Santo Domingo) (v. Leos-2)
El apellido Mosquera es muy antiguo en Santo Domingo.
Diego Mosquera (1) debe ser descendiente de Juan de
Mosquera, vecino de Santo Domingo, que en 1514 figura como
escribano ad hoc en el repartimiento de indios correspondiente
a la ciudad de la Concepción de la Vega Real, regidor, casado
con Ofrasina Pasamonte, padres de María, una de las esposas
de Luis Colón y Toledo. Diego, alguacil de la Real Audiencia, ya
estaba establecido con mujer y familia en 1606, en la ciudad de
Santo Domingo.
CASTRO RIVERA
1. Fernando de Castro-Rivera
Ana de Aguilera (Santo Domingo)
2. Gaspar de Castro-Rivera y Aguilera
Baltasar Costilla Ledesma (Santo Domingo)
3. Gonzalo de Castro-Rivera y Costilla
Jerónima Alarcón-Coronado y Gazo (Santo Domingo)
4. Juana de Castro-Rivera y Alarcón-Coronado
Francisco Javier de Leos-Echalas y Cataño
(Santo Domingo) (v. Leos-3)
Los Castro-Rivera proceden del contador Baltasar de Castro,
hermano de Melchor de Castro. Fernando de Castro Rivera, en
su matrimonio con Ana de Aguilera, además de Gaspar (N°
2) tuvo a: Gonzalo, canónigo, arcediano y tres veces provisor
y vicario general del arzobispado de Santo Domingo. Gonzalo
de Castro Rivera y Costilla (N° 3) nació en 1660, casó en 1682,
murió en 1696, sargento mayor.
212 Carlos Larrazábal Blanco
C O S T I LL A
1620 1. Gaspar Costilla
Magdalena Ledesma (Santo Domingo)
2. Baltasara Costilla Ledesma
Gaspar de Castro-Rivera Aguilera (Santo Domingo)
3. Gonzalo de Castro-Rivera y Costilla
Jerónima de Alarcón-Coronado y Gazo
(Santo Domingo) (v. Castro Rivera-3)
El capitán Gaspar Costilla fundó capellanía en 1650. En
su mujer tuvo otros hijos además de Baltasara, la cual casó con
Castro-Rivera (N° 2) en 1653.
LEDESMA
Magdalena de Ledesma debió pertenecer a la familia fundada por el escribano público Pedro de Ledesma y María de la Roca,
casados el 18 de agosto de 1591. Nexos de parentesco debió tener
con el capitán Diego Pérez de Ledesma, padrino de una de las hijas.
A L A R C Ó N - C O R ON A D O
1. Francisco Alarcón-Coronado
Antonia Carvajal Osorio (Santo Domingo)
2. Nicolás Alarcón-Coronado Carvajal
Isabel Gazo-Carrillo (Santo Domingo)
3. Jerónima Alarcón-Coronado Gazo-Carrillo
Gonzalo de Castro-Rivera Costilla (Santo Domingo)
4. Juana de Castro-Rivera y Alarcón-Coronado
Francisco Javier de Leos-Echalas Cataño
(Santo Domingo) (v. Castro-Rivera, 4)
El pariente mayor, en Santo Domingo, de la distinguida
familia Alarcón-Coronado, fue Francisco (N° 1), doctor, fiscal
que fue de la Real Audiencia. Nicolás (N° 2), capitán, afianzó la
Antología
213
descendencia con otros varios hijos que entroncaron con las familias Guridi, Girón, Tapia. Jerónima Alarcón-Coronado (N° 3),
viuda, fundó una capellanía en 1726 por el alma de su marido y
la de su hijo Nicolás.
GAZO
Respecto de Isabel Gazo-Carrillo (N° 2) no se poseen noticias ciertas. Debió pertenecer a la familia que tenían ya fundada
en 1606 Miguel Gazo y Antonia de Pedrálvarez. En cuanto a los
Carrillo, se sabe que Juan Carrillo Carnuebo también la tenía
fundada para el mismo año.
ZÁRRAGA
1. Juan Bautista Zárraga
Antonia Demosti (España)
1773 2. José Antonio Zárraga Demosti
Felipa Pérez-Caro y Fernández de Oviedo
(Santo Domingo)
3. María Josefa Zárraga y Pérez-Caro
Antonio José Álvarez-Barba y Leos-Echalas
(Santo Domingo)
4. María de los Santos Álvarez-Barba Zárraga
Diego Bautista Urbaneja Istuarte (Caracas)
(véase familia ZÁRRAGA)
PÉREZ-CARO
1. Antonio Pérez Caro
..................... (España)
2. Ignacio Pérez-Caro
Luisa Guerrero (Santo Domingo)
3. Juan Pérez-Caro
Teresa Fernández de Oviedo Bastidas
(Santo Domingo)
214 Carlos Larrazábal Blanco
4. Ignacio Francisco Pérez-Caro y Fernández de Oviedo
Ana María Fernández de Oviedo y Castillo-Baca
(Santo Domingo)
5. Felipa Pérez-Caro y Fernández de Oviedo
José Antonio Zárraga Demosti
(Santo Domingo) (v. Zárraga, 2)
Antonio Pérez-Caro fue natural de Sevilla y allí fundó familia. No se conoce el nombre de la esposa. Fue abogado de la Real
Audiencia de Sevilla. Murió en esa ciudad en 1763. Fueron sus
hijos: Juan e Ignacio.
Ignacio Pérez-Caro, almirante de la Real Armada de
Barlovento, fue dos veces capitán general y gobernador de Santo
Domingo. Murió en ejercicio el 5 de noviembre de 1706. Luisa
Guerrero murió en 1715. En su primer gobierno se atacó a los
franceses que ocupaban la parte occidental de la Isla. En esta
ocasión tuvo efecto la célebre batalla de la Sabana Real de la
Limonada, el 21 de enero de 1691, en la cual salieron victoriosas
las tropas dominico-españolas.
— Juan Pérez-Caro, teniente coronel, sargento mayor, casó
en 1729, murió en 1734, enterrado el 4 de febrero.
— Ignacio Francisco Pérez-Caro, brigadier, casó en 1729,
murió en 1799.
— De Juan y Francisco provienen distinguidas familias
dominicanas: Granados-Pérez Caro (Ignacio Granados, canónigo, provisor del arzobispado de Santo Domingo 1785-1789),
Pérez-Caro de la Rocha, Pérez-Caro-Fernández Lara, Mieses
Ponce de León-Pérez Caro, Mieses Ponce de León-Fernández
Lara y otras. Francisco Javier Pérez-Caro, hijo de Juan PérezCaro y Fernández de Oviedo (este hermano de Teresa, ver
Pérez-Caro, N° 3), abogado, fue ministro en el Consejo de
Indias, Madrid, honor que ningún dominicano de la época
colonial mereció.
Antología
215
FERNÁNDEZ DE OVIEDO
1517 1. Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés
Catalina Riva-Flecha y Burguillos
(España-Santo Domingo)
2. Juana Fernández de Oviedo Riva-Flecha
Rodrigo (Hoyos) de Bastidas (hijo de Hernando
Hoyos e Isabel de Bastidas) (Santo Domingo)
3. Gonzalo II Fernández de Oviedo
Ana Genao-Almeida y Casasola (Santo Domingo)
4. Gonzalo III Fernández de Oviedo y Genao
Felipa Estévez de Figueroa y Estévez de Figueroa
(Santo Domingo)
5. Gonzalo IV Fernández de Oviedo y Estévez de Figueroa
Ana Bastidas (o Ana de Ávila, o de Benavides Peñalosa)
(Santo Domingo)
6a. Gonzalo V Fernández de Oviedo
Águeda Castillo-Baca (Santo Domingo)
6b.Ana Teresa Fernández de Oviedo
Juan Pérez-Caro (Santo Domingo)
7. Ignacio Francisco Pérez-Caro y Fernández de Oviedo
Ana María Fernández de Oviedo y Castillo-Baca
(Santo Domingo) (v. Pérez-Caro, 4)
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés nació en 1478.
Fue paje del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos.
Ya en América fue adelantado y gobernador de Cartagena de
Indias, regidor perpetuo de la ciudad de Santo Domingo y su
procurador; alcaide de la Fortaleza. Se le conoce también con
los títulos de capitán y de Cronista de Indias, y como tal, autor
de Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar
océano. Siendo alcaide de la Fortaleza, murió en Santo Domingo
en 1557, a los 79 años de edad.
Con el objeto de asegurar para la posteridad los ilustres
apellidos Fernández de Oviedo y Bastidas y la defensa común
de sus cuantiosos bienes de fortuna, resolvieron el Cronista y
216 Carlos Larrazábal Blanco
el obispo Bastidas el matrimonio de sus únicos herederos, ambos mujeres, Juana Fernández de Oviedo y Riva-Flecha e Isabel
Bastidas y Rodríguez de Romera, Juana debía casar con Rodrigo
de Hoyos, hijo de Isabel, sobrino del Obispo. Así se hizo y se
convino que Hoyos llevaran el apellido Bastidas, y los hijos del
matrimonio llevasen el apellido Fernández de Oviedo. De modo
que los miembros de estas proceras familias conservaron los apellidos del Cronista y del Adelantado de Santa Marta, por línea
de mujer.
— Gonzalo II, además de a Gonzalo III, tuvo a Felipa
Margarita, 1628-1699; casó con el capitán Lázaro Franco Robles,
suc., y en segundas con Francisco Manuel Fernández de Castro y
Monasterios. Gonzalo III, capitán, casó en 1657, murió en 1684.
Gonzalo IV, casó en 1676, murió en 1714. Gonzalo V, abogado, había nacido en1685, fue visitador de la capitanía general de Puerto
Rico, fiscal de la Real Audiencia, auditor general de la misma en
el interior de la Isla. Casó en 1711, murió en 1734. Además de Ana
(N° 7) tuvo a Juana, que casó con Antonio de Coca Landache en
1740, antecesores de los Angulo-Coca Landeche.
GENAO-ALMEIDA
Ana Genao Almeida y Casasola debe ser hija o nieta de Luis
de Henao y Almeida estante en Santiago de los Caballeros en 1606,
propietario de un hato de vacas y de una estancia para el cultivo de
maíz, tabaco, yuca, etc., en el Cibao. Otro Henao, Antonio, radicaba en La Concepción de la Vega, para el año aludido.
BASTIDAS (I)
1500 1. Rodrigo de Bastidas
Isabel Rodríguez de Romera Tamarís
(España-Santo Domingo)
2. Isabel de Bastidas y Rodríguez Romera
Hernando de Hoyos (Santo Domingo)
3. Rodrigo (Hoyos) de Bastidas
Antología
217
Juana Fernández de Oviedo y Riva-Flecha
(Santo Domingo, v. Fernández de Oviedo, 2)
Rodrigo de Bastidas, el pariente mayor, fue natural de
Triana, Sevilla (España), donde nació en 1460. Fue descubridor
y conquistador de la región de Santa Marta (Colombia). Se le
conoció con el título de Adelantado de Santa Marta. Estuvo a su
cargo la renta del almojarifazgo en Santo Domingo, donde fundó casa, hacienda y familia. En uno de sus viajes al continente
fue herido, embarcó para Santo Domingo, pero murió en Cuba,
donde hizo escala la embarcación, en 1527. Sus restos fueron
trasladados a Santo Domingo donde parecen haber reposado debajo del altar de Santa Ana, en la llamada capilla de los
Bastidas en la Santa Iglesia Catedral (hoy Basílica), hasta ahora
hace pocos años que fueron exhumados y enviados a Colombia,
exhumación que presenció el autor de este trabajo. Hijo del
Adelantado fue el obispo Rodrigo de Bastidas, que quedó en poder de una apreciable y cuantiosa herencia. Fue obispo de Coro
y gobernador de Venezuela y Cabo de la Vela. Otro descendiente
del Adelantado Rodrigo de Bastidas Peñalosa fue gobernador y
capitán general de Venezuela.
La mencionada capilla de los Bastidas, también llamada del
Obispo de Piedra, por la estatua del obispo de Coro, en decúbito
supino, que remata el mausoleo a su memoria, tiene las laudes
del Adelantado y de su mujer. Dicen así, puestas en el habla española moderna y sin abreviaturas: «Aquí yace el muy magnífico
don Rodrigo de Bastidas: primer adelantado y gobernador y
capitán general de Santa Marta; el cual, en el año de 1502 descubrió en la tierra firme, por mandato de los Reyes Católicos,
desde el cabo de la Vela hasta Darién; falleció el 28 de... de 1527
años». La laude de su mujer dice: «Aquí yace la virtuosa, cristiana y religiosa señora doña Isabel Rodríguez de Romera, natural
de la insigne villa de Carmona, mujer que fue del Adelantado
don Rodrigo de Bastidas y madre del Reverendísimo Obispo de
San Juan don Rodrigo de Bastidas. Falleció el año de 1553 a 15
de septiembre - Requiescat in pace».
218 Carlos Larrazábal Blanco
ESTÉVEZ DE FIGUEROA (I)
1590 1. Baltasar Estévez de Figueroa
Inés (Justiniani) de Ledesma (Santo Domingo)
2. María Estévez de Figueroa y Ledesma
Alonso Estévez de Figueroa (Santo Domingo)
3. Felipa Estévez de Figueroa y Estévez de Figueroa
Gonzalo III Fernández de Oviedo y Genao
(Santo Domingo) (v. Fernández de Oviedo, 4)
ESTÉVEZ DE FIGUEROA (II)
1616 1. Alonso Estévez de Figueroa
María Estévez de Figueroa y Ledesma
(Santo Domingo)
2. Felipa Estévez de Figueroa y Estévez de Figueroa
Gonzalo III Fernández de Oviedo y Genao
(Santo Domingo)
El pariente mayor de la familia Estévez de Figueroa fue
Baltasar, por lo general llamado Baltasar de Figueroa. Fue natural de La Parra, Badajoz (España). En Santo Domingo fue
depositario general. Además de María, en su matrimonio tuvo
a Juana, que casó en 1597 con Ruy Fernández de Fuenmayor y
Berrío.
JUSTINIANI (LEDESMA)
1566 1. Tomás Justiniani
Isabel de Osorio Ledesma (Santo Domingo)
2. Inés de Ledesma (Justiniani)
Baltasar Estévez de Figueroa (Santo Domingo)
(v. Estévez de Figueroa (I), 1)
Tomás Justiniani (o Justinián) fue natural de Génova
(Italia). En su matrimonio, además de Isabel Ledesma, tuvo
Antología
219
a Luis Osorio Justinián, el cual vivía en la ciudad de Santo
Domingo hacia 1606, con familia. Tomás fue alcalde de la Santa
Hermandad hacia 1566.
OSSORIO LEDESMA
1540 1. Jácome de Aguirre Ossorio
Inés de Ledesma (Santo Domingo) (v. Justiniani, 1)
LEDESMA
Quizás Inés de Ledesma tenga que ver con la familia del
escribano Pedro de Ledesma establecido ya desde muchos años
atrás.
BASTIDAS (II)
1500 1. Rodrigo I de Bastidas
Isabel Rodríguez de Romera Tamarís
(España-Santo Domingo)
2. Isabel de Bastidas y Rodríguez de Romera
Hernando de Hoyos (Santo Domingo)
3. Rodrigo III de Bastidas (Hoyo)
Juana Fernández de Oviedo y Riva-Flecha
(Santo Domingo)
4. Rodrigo IV de Bastidas y Fernández de Oviedo
Felipa Margarita Fernández de Fuenmayor Berrío
(Santo Domingo)
5. Rodrigo V de Bastidas y Fernández de Fuenmayor
Juana Castellanos Peñalosa (Santo Domingo)
6. Rodrigo VI de Bastidas Castellanos Peñalosa
María Ana Dávila (Santo Domingo)
7. Ana de Bastidas (o de Ávila, Dávila o Benavides Peñalosa)
Gonzalo IV Fernández de Oviedo y Estévez de Figueroa
(Santo Domingo) (v. Fernández de Oviedo, 5)
220 Carlos Larrazábal Blanco
Respecto a los Rodrigo de Bastidas I y II, el Adelantado y
el Obispo, ya se ha mencionado algo. Rodrigo IV fue alcalde
ordinario de Santo Domingo, capitán, murió el 2 de octubre de
1668. Rodrigo V, capitán, alcalde ordinario, murió el 2 de octubre de 1677. Rodrigo VI, nació en 1614, capitán, contador de
la Real Hacienda, capitán general y gobernador de Venezuela,
murió el 22 de octubre de 1683.
FERNÁNDEZ DE FUENMAYOR
1540 1. Ruy Fernández de Fuenmayor y La Serna
Leonor de Berrío y López de Mesa (Santo Domingo)
2. Felipa Margarita Fernández de Fuenmayor Berrío
Rodrigo IV de Bastidas y Fernández de Oviedo
(Santo Domingo) (v. Bastidas II, 4)
B E R R ÍO
1520 1. Juan Bautista de Berrío y Aguilar
Juana López de Mesa y Díaz (Santo Domingo)
2. Leonor de Berrío y López de Mesa
Ruy Fernández de Fuenmayor y Berrío
(Santo Domingo) (v. Fdez. de Fuenmayor, 1)
LÓPEZ DE MESA
1500 1. Pedro López de Mesa
María Díaz (España-Santo Domingo) (v. Berrío, 4)
DÁVILA
1500 1. Juan Daza Dávila
Mariana de Benavides (Santo Domingo)
2. María Ana Dávila
Rodrigo VI de Bastidas Castellanos Peñalosa
(Santo Domingo) (v. Bastidas II, 6)
Antología
221
Francisco Dávila, tesorero real y regidor de Santo Domingo
que fue, instituyó el llamado mayorazgo Dávila. Habiendo sólo
tenido hijos naturales heredó el mayorazgo su sobrino Gaspar
Dávila, que pasó a la muerte de Este a Juan Daza Dávila que se
menciona en el cuadro. Otro hijo de Juan Daza fue Gómez Daza
que casó con Catalina Guerrero Valdés, padres de María Ana,
que se cita en el cuadro y que fue poseedora del mayorazgo. En
su padre terminó el apellido Dávila por línea de varón, y los que
lo llevaron más tarde fue porque cayeron en posesión del mayorazgo, pues era costumbre anteponer a sus propios apellidos el
nombre del mayorazgo poseído. Otro Juan Daza Dávila existió,
natural de Aranda del Duero (prov. de Burgos, España), regidor
que fue de la Concepción de la Vega, hijo de Luis de Ávila, sobrino del tesorero Francisco Dávila, citado, que casó con Elvira
Guillén (o Dávila de la Torre), padres de Luis de Ávila que casó
con María Colón, hija de Cristóbal Colón Toledo y Magdalena
de Guzmán.
C A S T I LLO B A C A
1. Damián del Castillo Antonia Beltrán (España)
1647 2. Damián del Castillo-Baca
Isabel Andrade Torrequemada (Santo Domingo)
3. Juan del Castillo-Baca y Andrade Torrequemada
María Bibiana de Torrequemada
(o Rodríguez-Franco Melgosa) (Santo Domingo)
4. Águeda del Castillo-Baca (Águeda Bardeci-Mella)
Gonzalo V Fernández de Oviedo Bastidas (Peñalosa)
(Santo Domingo) (v. Fernández de Oviedo, 6)
Damián del Castillo-Baca nació en 1601, probablemente
en España. En Santo Domingo ya en 1630. Título de capitán
en 1635. Fue visitador de los negros esclavos de los ingenios
de azúcar y perseguidor de esclavos alzados. Su actividad militar más distinguida fue contra la invasión inglesa de Penn
y Venables en 1655, pues su esfuerzo personal contribuyó
222 Carlos Larrazábal Blanco
mucho a la derrota de los invasores, que se alejaron de Santo
Domingo y decidieron la toma de Jamaica, entonces poco
guarnecida. Murió siendo mariscal de campo en 1667, enterrado el 21 de diciembre.
F E R N Á N D E Z D E TO R R E Q U E M A D A
1600 1. García Fernández de Torrequemada
Isabel de Andrade (o Bardeci Mella)
(Santo Domingo) (v. Castillo Baca, 1)
BARDECI
1. Martín de Bardeci
Mayor Pimienta (España)
1514 2. Lope de Bardeci Aldonza (Vásquez) de Mella
(Santo Domingo)
3. Isabel de Andrade (o Bardeci Mella)
García Fernández de Torrequemada
(Santo Domingo)
4. Isabel de Andrade Torrequemada
Damián del Castillo-Baca
(Santo Domingo) (v. Castillo Baca, 2)
Lope de Bardeci llegó a la Isla en 1511, vecino que fue de
Becerril de Campos (prov. de Palencia, España). Era de prosapia
de hidalgos.
V Á S Q U E Z D E M E LL A
1550 1. Pedro Vásquez de Mella
María de Villoria Acevedo (Santo Domingo)
2. Aldonza Vásquez de Mella Lope de Bardeci
(Santo Domingo) (v. Bardeci, 2)
Antología
223
V I LLO R I A
1. Juan de Villoria
......................... (España)
2. Juan de Villoria Mercado
Aldonza de Acevedo (Santo Domingo)
3. María de Villoria Acevedo Pedro Vásquez de Mella
(Santo Domingo)
4. Aldonza Vásquez de Mella Villoria
Lope de Bardeci (Santo Domingo) (v. Bardeci, 2)
R O D R ÍG U E Z F R A N C O
1610 1. Francisco Rodríguez Franco
Olalla Quero de Figueroa (Santo Domingo)
2. Francisco Rodríguez-Franco de Quero
Águeda Melgosa Carvajal (Santo Domingo)
3. María Bibiana de Torrequemada
(o Rodríguez-Franco o Melgosa)
Juan del Castillo-Baca Torrequemada
(Santo Domingo) (v. Castillo-Baca, 3)
QUERO
1610 1. Pedro de Quero Lobato
Catalina de Figueroa (España)
2. Olalla de Quero Figueroa
Francisco Rodríguez Franco
(Santo Domingo) (v. Rodríguez Franco, 1)
NOTA: De las ramas Echalas, Alemar, Ocampo, Leal, Valdés,
Aguilera, Carvajal, Demosti, Guerrero, Riva-Flecha, Rodríguez
de Romera, Hoyos, Díaz, Benavides, Beltrán, Acevedo, Figueroa
y Melgosa-Carvajal no se poseen más noticias.
~~~~ • ~~~~
224 Carlos Larrazábal Blanco
FAMILIA BOLÍVAR
Simón de Bolívar, «El Viejo», mayordomo que fue de la
iglesia y santuario de Higüey, Secretario de la Real Audiencia de
Santo Domingo, Contador de Caracas, casó en Santo Domingo.
Por lo menos se señalan como hijos de ese matrimonio SIMÓN
y Beatriz. Simón «el Mozo», pasó a Caracas en 1589, casó con
Beatriz de Rojas, hija del capitán Alonso Díaz de Moreno y Ana
de Rojas. Su hermana Beatriz quedó en Santo Domingo viviendo bajo el techo de parientes por parte de su madre.
Se sospecha, con razones atendibles, que la mujer de Simón
de Bolívar, «El Viejo», fuese de la familia Fernández de Castro. El
primero de este apellido Fernández de Castro que aparece como
pariente mayor en Santo Domingo, es Francisco Fernández de
Castro, relator de la Real Audiencia, que casó con Paula de la
Riva en 1589. Se presume que la esposa de Simón de Bolívar,
«El Viejo», fuera hermana del citado Relator. «El Viejo» pasó
largos años en Santo Domingo y allí, en la Catedral, preparó
enterramiento, para él y sus descendientes, señalado todavía en
la actualidad por una lápida, de la época. La mencionada Paula
de la Riva fue hija de Baltasar García y Aldonza de Acevedo.
Beatriz, la hermana de Simón «el Mozo», casó con Bernardino
Álvarez de Bobadilla. Hijos: Gaspar, 1610; ÚRSULA, 1620.
— Úrsula Álvarez de Bobadilla y Bolívar casó con Daniel
Ofil. Hijos: GASPAR (apellidado Álvarez de Bobadilla).
— Gaspar (Ofil) Álvarez de Bobadilla casó el 2 de julio de
1638 con Juana de Cabiedes, h. de Juan de Cabiedes y Margarita
Carrillo de Pulgar. Doña Juana Cabiedes murió en 1694.
ÁRBOLES DE COSTADO
FERNÁNDEZ DE CASTRO
1589 1. Francisco Fernández de Castro
Isabel Flores (España)
Antología
225
2. Gregorio Fernández de Castro Urdiales
Beatriz Montero Tejadilla (España)
3. Francisco Fernández de Castro
Paula de la Riva (Santo Domingo)
De acuerdo con las últimas investigaciones de fray Cipriano
de Utrera acerca de la familia Fernández de Castro se tiene entendido que procede de Castro Urdiales (Prov. de Santander,
España), y el pariente mayor lo es Francisco Fernández de
Castro, casado con Isabel Flores. El propio Utrera echa por tierra su presunción de que esta familia descendiese de Melchor
de Castro.
— Acerca de Isabel Flores, en el N° 1, no se poseen datos. — Beatriz Montero Tejadilla, esposa en el N° 2, fue hija de
Nicolás de Palenzuela Montero y Juana de Labanza.
~~~~ • ~~~~
FAMILIA DIEZ
1. Agustín Diez
Ángela Baíllo (España)
2. Antonio Diez Baíllo
Rufina Jiménez Benítez (El Seibo)
3. Antonio Diez Jiménez
Timotea Henríquez (Santo Domingo)
Prudencio Diez Henríquez
Carmen Alfonso (Caracas)
3a.Manuela Diez Jiménez
Juan José Duarte Rodríguez
(El Seibo-Santo Domingo)
3b.Mariano Diez Jiménez
Adelaida López-Umeres (Caracas)
226 Carlos Larrazábal Blanco
Lucía Diez y López-Umeres
Olegario Meneses (Caracas)
(Nota: 3, 3a y 3b son hermanos, hijos de 2)
Antonio Diez, natural de la villa de Osorno, obispado de
Pamplona, Castilla la Vieja (España), hijo de Agustín Diez y
Ángela Baíllo, casó con Rufina Jiménez, natural de la villa del
Seibo, hija de Manuel Jiménez Badillo y Lorenza Benítez. Hijos:
MANUELA, nació el 26 de junio de 1786, sus padrinos el sargento
mayor Juan de León Benítez y Valeriana Ruiz, testigos Francisco
Regalado y Manuel Valenzuela, bautizada por el bachiller
Miguel de Jesús Robles Paredes, El Seibo; casó con Juan Duarte
Rodríguez, sucesión; viuda abandonó el país, con su familia, el
19 de mayo de 1845 y fijó residencia en Caracas (Venezuela); en
esta ciudad murió en 1858, enterrada el 31 de diciembre — 2
ANTONIO, nació el 31 de marzo de 1788, El Seibo — 3 Mariano,
nació el 21 de julio de 1790, murió el mismo año, El Seibo —
4 JOSÉ ACUPERTINO (sic), nació el 21 de setiembre de 1791, El
Seibo — 5 MARIANO, nació el 24 de setiembre de 1794, El Seibo.
— Antonio Diez Jiménez casó con Timotea Henríquez.
Hijos: PRUDENCIO, baut. el 7 de mayo de 1813, de nueve días de
nacido, Santo Domingo.
— José Acupertino Diez Jiménez, casó con María Santana,
viuda de Miguel Pastor, 1823, Santo Domingo. José Diez testó
el 12 de enero de 1862, sus herederos fueron Mariano Diez,
su hermano, estante en Caracas, y Juan Esteban Diez, su hijo
adoptivo.
— Mariano Diez Jiménez casó con Adelaida López-Umeres,
hija de Manuel López-Umeres y Lucía Ramírez-Guerra. Hijos:
Manuel Antonio, nació alrd. de 1832, casó con Isabel Tresselt,
sus hijos fueron Manuel, Isabel, Emma Lucía, que murieron
sin sucesión. —2 Mariano, nació alrd. de 1840 —3 Juan Pablo
Secundino, nació el 22 de marzo de 1841, sus padrinos Pedro
Núñez de Cáceres y Virginia López-Umeres, murió en 1896,
enterrado el 29 de junio -4 Prudencio, nació alrd. de 1845 —5
Antología
227
Lucía, casó con Olegario Meneses, sucesión, murió el 15 de enero de 1893, 72 años (Caracas, parroquias de la Catedral, Santa
Teresa).
—Prudencio Diez Henríquez casó con Carmen Alfonso,
hija de Rafael Alfonso y María Antonia Alfonso (La Candelaria).
Hijos: Elena Gregoria, 1844 (Catedral) -2 Prudencio, nació alrd.
de 1845 -3 Elisa Francisca Guadalupe, nació el 28 de febrero
de 1857 (La Candelaria) - 4 Pablo del Rosario, nació el 2 de
enero de 1855 (La Candelaria), murió soltero (Santa Teresa) -6
María Francisca, nació el 22 de mayo de 1857 (La Candelaria) -7
Eusebio, nació el 5 de marzo de 1858 (La Candelaria). Prudencio
Diez, comerciante, murió el 27 de diciembre de 18.., de apoplejía serosa, su médico Manuel Antonio Diez, vivía en la casa N°
32, calle Sur 8, parroquia de San Juan (Caracas).
ÁRBOLES DE COSTADO
JIMÉNEZ
1. Manuel Jiménez Badillo
Lorenza Benítez (El Seibo)
2. Rufina Jiménez Benítez
Antonio Diez Baíllo (El Seibo)
LÓPEZ-UMERES
Véase familia LÓPEZ-UMERES.
NOTA: De las ramas Baíllo y Henríquez, no se tienen más
datos.
~~~~ • ~~~~
228 Carlos Larrazábal Blanco
FAMILIA DUARTE
1. José Duarte
Catalina Gil (España)
2. Cristóbal Duarte
Catalina Jiménez García (España)
3. Manuel Duarte Jiménez
Ana Rodríguez de Tapia (España)
4. Juan José Duarte Rodríguez
Manuela Diez Jiménez (El Seibo-Santo Domingo)
5. Vicente Celestino Duarte Diez
María Trinidad Villeta Ponce de León
(Santo Domingo)
6. Romualdo Duarte Villeta
Francisca Rodríguez de Cosgaya y Sanz (Santo Domingo)
7. Matilde Duarte y Rodríguez de Cosgaya
José Ayala Bofill (Caracas)
Cristóbal Duarte, casó con Catalina Jiménez, hija de Andrés
Rodríguez y Beatriz García, vecinos y naturales de Vejer de la
Frontera (España); testigos don José de Volta, don Antonio de
Medina, don Manuel de Volta y «muchos vecinos»; casólos el
abogado de los Reales Consejos y cura de la parroquia de El
Salvador, don Manuel de Palacios Moreno, el 26 de septiembre
de 1735, en la villa de Vejer de la Frontera (España).
— Manuel Duarte casó con Ana Rodríguez, hija de Juan
Rodríguez, nat. y vecino de Vejer de la Frontera (España) y
Tomasa de Tapia, nat. de Sevilla (España); testigos Francisco
Peña Benítez, don Alonso Melero y Pantoja, Antonio Farse (?)
y «otros vecinos»; casólos el cura Pedro Chamarro, parroquia
de El Salvador, el 8 de enero de 1764, en Vejer de la Frontera
(España).
— Juan José Duarte Rodríguez, hijo de Manuel Duarte y
Ana María Rodríguez, nat. de Vejer de la Frontera (España),
nació el 15 de septiembre de 1768, su padrino Manuel Ramírez,
bautizado por el cura Tomás Gómez de Andrade el 18 del mismo
Antología
229
mes y año en la iglesia parroquia de El Salvador, Vejer de la
Frontera (España), casó con Manuela Diez, nat. de Santa Cruz
del Seibo, hija de Antonio Diez Baíllo y Rufina Jiménez Benítez.
Hijos: VICENTE CELESTINO —2 María Josefa, baut. por el cura
Tomás de Portes el 25 de marzo de 1810, a los seis días de nacida,
sus padrinos Luis Méndez y Vicenta Cuevas —3 Manuel, baut. el
16 de diciembre de 1811, de cinco días de nacido, murió de «trabo» —4 Juan Pablo (FUNDADOR DE LA REPUBLICA DOMINICANA),
nació el 26 de enero de 1813, bautizado por el cura rector de
la parroquia de Santa Bárbara licenciado José Ruiz, el 4 de febrero de ese mismo año; sus padrinos el regidor Luis Méndez
y Vicenta Cuevas su mujer; testigos Pablo Apolinario (de Frías)
y Joaquín Ozuna; murió en Caracas (Venezuela), parroquia de
Santa Rosalía, el 15 de julio de 1876, soltero —5 Ana María,
murió el 9 de octubre de 1816, parroquia de Santa Bárbara
—6 Manuel, nació el 21 de noviembre de 1816, padrinos Juan
Santín y Vicenta Cuevas, murió en 1818, enterrado el 19 de
octubre en el cementerio de la Santa Iglesia Catedral, ofició el
padre Agustín Tabares —7 Filomena, nació el 5 de julio de 1818,
sus padrinos Manuel Ferrer y Vicenta Cuevas, murió en Caracas
(Venezuela) —8 Rosa Protomártir, nació el 28 de junio de
1820, bautizada en la Santa Iglesia Catedral por el cura Agustín
Tabares el 8 de julio del mismo año, testigos Ramón López y
Andrés Rosón, padrinos Manuel Ferrer y Vicenta Cuevas; murió
en Caracas (Venezuela), parroquia de Santa Rosalía, el 25 de
octubre de 1888, soltera —9 Juana Bautista, nació el 24 de junio
de 1824 —10 Manuel (Manuel Almardo o Amaralos María),
nació el 8 de agosto de 1826, padrinos Vicente Celestino Duarte
y María Trinidad Villeta; murió en Caracas (Venezuela), parroquia de Santa Rosalía, en el Rincón del Valle, el 8 de agosto de
1890, soltero —11 Francisca, murió en Caracas (Venezuela),
parroquia de Santa Rosalía, el 17 de noviembre de 1889, soltera.
[Los nacimientos de los hijos del matrimonio Duarte-Diez ocurrieron en la parroquia de Santa Bárbara].
— Vicente Celestino Duarte Diez, 28 años, casó con María
Trinidad Villeta, hija de Agustín Villeta y María Ponce de León,
230 Carlos Larrazábal Blanco
el 9 de junio de 1822; testigos Pedro Rodríguez, José de la Cruz
García, Miguel Lavastida y José Troncoso (Oficina del Estado
Civil). Hijos: Enrique, prócer febrerista; murió en Venezuela —2
Vicente María, murió en Caracas, parroquia de Santa Rosalía,
el 28 de agosto de 1875 —3 María Trinidad Ignacia, nació el
10 de agosto de 1827, m. en Caracas el 24 de agosto de 1873,
parroquia de Santa Rosalía, soltera —4 Fernando, nació el 3 de
junio de 1829 —5 María Isidora, nació el 12 de abril de 1831
—6 Romualdo María (Romualdo Ricardo), nació el 7 de febrero de 1833 —7 Wenceslao Camilo, nació el 28 de diciembre de
1836, padrinos Juan Pablo Duarte y Maria Antonia Bobadilla;
declaró ante el Oficial Civil, Juan Pablo Duarte, acompañado de
Leonardo Contín e Ignacio Rodríguez. Vicente Celestino Duarte,
febrerista, prócer restaurador, moriría en Santo Domingo, hacia
1865, se ha dicho de Los Llanos. Nacería alrededor de 1803,
probablemente en Mayagüez (Puerto Rico).
— Romualdo Duarte Villeta, casó con Francisca Rodríguez
de Cosgaya y Sanz, viuda de Miguel Tejera de la Mota, testigos
Mariano Diez y Rosa Duarte de Beger (sic), parroquia de San
Pablo, Caracas. Hijos: MATILDE, casó con JOSÉ AYALA, natural de
San Luis de Cura, hijo de Cayetano Ayala y Mercedes Bofill, el 17
de diciembre de 1873.
ÁRBOLES DE COSTADO
V I LL E TA
1. Agustín Villeta
María Ponce de León Irujo (Santo Domingo)
2. María Trinidad Villeta Ponce de León
Vicente Celestino Duarte Diez (Santo Domingo)
Agustín Villeta fue natural de Savona, Génova (Italia).
Además de María Trinidad tuvo en su matrimonio a Francisco
Javier, nacido en 1800, el cual, por su matrimonio con María
Antología
231
Ignacia (de apellido impreciso) es el antecesor de los troncos
actuales Moscoso-Villeta y Vallejo-Villeta, de Santo Domingo.
P ON C E D E L E Ó N
1. José Ponce
María del Rosario Irujo (Santo Domingo)
2. María Ponce de León Irujo
Agustín Villeta (Santo Domingo)
3. María Trinidad Villeta Ponce de León
Vicente Celestino Duarte Diez (Santo Domingo)
María Ponce de León Irujo murió en 1849, de 80 años, viuda. Fueron sus hermanos: Ana Cayetana, 1764; Clara, 1767, que
casó con Francisco Betances, sucesión; Micaela, 1775; Manuela,
1770-1796; José María, 1777; Pedro de los Santos, 1781. Por lo
general el apellido de esta familia aparece como «Ponce», pero
algunos de sus miembros firmaban «Ponce de León».
IRUJO
María del Rosario pudo pertenecer a la familia del soldado Francisco Irujo, dueño de esclavos, y su mujer Francisca
González; o también a la de Julián Irujo y Manuela de los Santos,
estantes ambas entre 1739 y 1765. El sujeto de apellido Irujo
más antiguo que se registra en la ciudad de Santo Domingo fue
Pedro, natural de la villa de Irujo (España), que casó en 1715
con doña Magdalena de Vargas, natural de Santo Domingo, viuda de Matías Zumel.
NOTA: No se tienen más datos acerca de las ramas, Gil,
Jiménez y Rodríguez.
~~~~ • ~~~~
232 Carlos Larrazábal Blanco
FAMILIA FERNÁNDEZ DE FUENMAYOR
1. Ruy Fernández de Fuenmayor y La Serna
Leonor de Berrío y López de Mesa (Santo Domingo)
2. Ruy Fernández de Fuenmayor y Berrío
Juana Estévez de Figueroa y Ledesma (Santo Domingo)
3. Ruy Fernández de Fuenmayor y Estévez de Figueroa
Leonor Jacinta Vásquez de Rojas y Díaz de Alfaro
(Caracas)
4. Domingo Baltasar Fernández de Fuenmayor
y Vásquez de Rojas
Isabel María de Tovar y Mijares de Solórzano (Caracas)
Ruy Fernández de Fuenmayor y La Serna, natural de Villar
de Masegoso, Guadalajara (España), casó con Leonor de Berrío
y López de Mesa, hija de Juan Bautista de Berrío y Aguilar
y Juana López de Mesa y Díaz. Hijos: Alonso; Fernando; RUY;
Emerenciana, casó con Fernando de Moronta Valdés, suc; Felipa
Margarita, casó con Rodrigo de Bastidas y Fernández de Oviedo,
suc. Ruy Fernández de Fuenmayor llegó a Santo Domingo con su
tío el obispo, y más tarde gobernador y capitán general, Alonso
de Fuenmayor en 1533.
— Ruy Fernández de Fuenmayor Berrío, casó con Juana
Estévez de Figueroa y Ledesma, hija del depositario Baltasar
Estévez de Figueroa y de Inés de Ledesma, 1597. Hijos: Baltasar,
1599; Rodrigo, 1601; María, 1613; RUY (Santo Domingo).
— Ruy Fernández de Fuenmayor y Estévez de Figueroa,
capitán general y gobernador que fue de Venezuela, natural
de la ciudad de Santo Domingo, casó con Leonor Jacinta
Vásquez de Rojas, hija del gobernador y capitán general
de Cumaná, Domingo Vásquez de Rojas (nat. de Caracas)
y de Ana Díaz de Alfaro, el 19 de noviembre de 1640. Hijos:
Rodrigo (o Ruy), 1644; DOMINGO BALTASAR (Caracas, parroquia de Catedral). El gobernador Ruy Fernández de
Fuenmayor murió a manos del contador de la Real Hacienda
Hernando García de Rivas.
Antología
233
— Domingo Baltasar Fernández de Fuenmayor y Vásquez
de Rojas, caballero de la orden de Calatrava, casó con Isabel
María de Tovar, nat. de Caracas, hija del capitán Manuel Felipe
de Tovar y María Mijares de Solórzano, 1678 (Caracas, parroq.
de Catedral). Hijos: Ruy, bautizado en el pueblo de Valle de
Aragua en 1703; Rodrigo. (Las partidas de Ruy y de Rodrigo
fueron registradas en la Catedral, Caracas, en 1781).
ÁRBOLES DE COSTADO
B E R R ÍO
1. Juan Bautista de Berrío y Aguilar
Juana López de Mesa y Díaz (Santo Domingo)
2. Leonor de Berrío y López de Mesa
Ruy Fernández de Fuenmayor y La Serna
(Santo Domingo)
LÓPEZ DE MESA
1. Pedro López de Mesa
María Díaz (España-Santo Domingo)
2. Juana López de Mesa y Díaz
Juan Bautista de Berrío y Aguilar (Santo Domingo)
3. Leonor de Berrío y López de Mesa
Ruy Fernández de Fuenmayor y La Serna
(Santo Domingo)
ESTÉVEZ DE FIGUEROA
1. Baltasar Estévez de Figueroa
Inés de Ledesma (Santo Domingo)
2. Juana Estévez de Figueroa y Ledesma
Ruy Fernández de Fuenmayor y Berrío
(Santo Domingo)
234 Carlos Larrazábal Blanco
LEDESMA
1. Tomás Justiniani
Isabel de Osorio Ledesma (Santo Domingo)
2. Inés de Ledesma
Baltasar Estévez de Figueroa (Santo Domingo)
3. Juana Estévez de Figueroa y Ledesma
Ruy Fernández de Fuenmayor y Berrío
(Santo Domingo)
Acerca de Tomás Justiniani, véase familia Álvarez-Barba.
OSSORIO LEDESMA
1. Jácome de Aguirre Osorio
Inés de Ledesma (Santo Domingo)
2. Isabel de Ossorio Ledesma
Tomás Justiniani (Santo Domingo)
3. Inés de Ledesma
Baltasar Estévez de Figueroa (Santo Domingo)
4. Juana Estévez de Figueroa y Ledesma
Ruy Fernández de Fuenmayor y Berrío (Santo Domingo)
Acerca de Inés de Ledesma, véase familia Álvarez-Barba.
~~~~ • ~~~~
Antología
235
FAMILIA GASCUE
1. Francisco Gascue y Oláiz
María Josefa Pueyo y Díez de la Marca (Santo Domingo)
2. Pablo Gascue Pueyo
María del Carmen Ponte Tovar (Caracas)
2a.José Joaquín Gascue Pueyo
Josefa Pueyo Tapia (Caracas)
3. Francisco de Paula Gascue Ponte
Rosa Carreño Martí (Caracas)
Nota: 2 y 2a. son hermanos; 3 es hijo de 2.
Francisco Gascue y Oláiz, contador de la Real Hacienda,
natural de la villa de Vera, Navarra (España), casó con
María Josefa Pueyo-Urríez, nat. de Baena, reino de Córdoba
(España), hija del oidor Andrés Pueyo y Urríez y Josefa Díez
de la Marca. Hijos: José Francisco de Paula Agapito, 1772;
María Micaela Josefa Joaquina, 1773; María Merced Saturnina
Francisca de Paula, 1774; Andrés Matilde, 1777; Joaquín
Saturnino Francisco de Paula, 1778; María Joaquina Luisa,
1779; JOSÉ JOAQUÍN; PABLO, 1781. (Santo Domingo, parroq. de
la Catedral).
— José Joaquín Gascue y Pueyo-Urríes, teniente coronel,
comandante del Real Cuerpo de Artillería, «oriundo de Santo
Domingo» (aunque probablemente nació en La Habana), casó
con Josefa Pueyo Tapia, nat. de Santo Domingo, hija de Joaquín
Pueyo y Jerónima de Tapia (difuntos), el 6 de enero de 1820
(Caracas, parroq. de San Pablo). Hubo sucesión.
— Pablo Gascue y Pueyo-Urríes casó con María del
Carmen Ponte, nat. de Caracas, hija del «caballero» Cristóbal
Ponte y Petronila de Tovar (difunta), el 27 de septiembre de
1800 (Caracas, parroq. de la Catedral). Hijos: María de la Guía,
1802; Petrona, 1805, c. c. Juan de la Madriz Aristigueta, sin suc.;
FRANCISCO DE PAULA, Felipe Joaquín de la Trinidad, 1811; María
Ignacia Joaquina de la Trinidad, 1818.
236 Carlos Larrazábal Blanco
— Francisco de Paula Gascue Ponte casó con María Ana
Blanco, hija de Maximiliano Blanco y María Tovar, el 16 de julio
de 1840 (Caracas, parroq. de la Catedral). Este matrimonio no
tuvo sucesión. Francisco de Paula Gascue Ponte contrajo segundas nupcias con Rosa Carreño. Hijos: Pablo, Rosa, Joaquín,
María, Elena.
— María Ignacia Joaquina de la Trinidad casó con Fermín
Tovar y Tovar. Hijos: Francisco Nicolás, Pablo Vicente, Fermín María,
Petra, Rosa Leonor, Carmen (Tovar Gascue) (seg. Sangróniz).
ÁRBOLES DE COSTADO
PUEYO
1.Andrés Pueyo Urríes
Josefa Díez de la Marca (Santo Domingo)
2.María Josefa Pueyo Díez de la Marca
Francisco Gascue Oláiz (Santo Domingo)
2a.José Joaquín Pueyo Díez de la Marca
Jerónima Tapia Fernández de Castro (Santo Domingo)
3. Josefa Pueyo Tapia
José Joaquín Gascue Pueyo (Caracas)
TA P I A
1. Francisco de Tapia
Bernardina Peralta (Santo Domingo)
2. Francisco de Tapia Peralta
Mencía Solano de la Parra (Santo Domingo)
3. Bernardino de Tapia Solano
María Fernández de Castro y Fernández de Oviedo
(Santo Domingo)
4. Jerónima de Tapia y Fernández de Castro
José Joaquín Pueyo y Díez de la Marca
(Santo Domingo)
Antología
237
5. Josefa Pueyo Tapia
José Joaquín Gascue Pueyo (Caracas)
S OL A NO
1. Juan Solano
Leonor María del Valle (Santo Domingo)
2. Mencía Solano de la Parra
Francisco de Tapia Peralta (Santo Domingo)
3. Bernardino de Tapia Solano
María Fernández de Castro y Fernández de Oviedo
(Santo Domingo) (v. Tapia, 3)
FERNÁNDEZ DE CASTRO
1. Francisco Fernández de Castro
Isabel Flores (España)
2. Gregorio Fernández de Castro Urdiales
Beatriz Montero Tejadilla (España)
1589 3. Francisco Fernández de Castro
Paula de la Riva (Santo Domingo)
4. Baltasar Fernández de Castro
María Monasterios (Santo Domingo)
5. Francisco Manuel Fernández de Castro Monasterios
Felipa Margarita Fernández de Oviedo y Genao
(Santo Domingo)
6. María Fernández de Castro y Fernández de Oviedo
Bernardino de Tapia Solano (Santo Domingo)
(v. Tapia, 3)
D E L A R I VA ( G A R C Í A A C E V E D O )
1. Baltasar García
Aldonza de Acevedo (Santo Domingo)
2. Paula de la Riva
Francisco Fernández de Castro (Santo Domingo)
(v. Fdez. de Castro, 5)
238 Carlos Larrazábal Blanco
A C E V E D O / V I LLO R I A - A C E V E D O )
1. Juan de Villoria
........................ (España)
2. Juan de Villoria Mercado
Aldonza de Acevedo (Santo Domingo)
3. Aldonza de Acevedo
Baltasar García (Santo Domingo)
4. Paula de la Riva
Francisco Fernández de Castro (Santo Domingo)
(v. Fdez. de Castro, 3)
M ON A S T E R I O S
1590 1. Baltasar de Monasterios
Guiomar de Ocampos (Santo Domingo)
2. María de Monasterios Ocampos
Baltasar Fernández de Castro (Santo Domingo)
3. Francisco Fernández de Castro Monasterios
Felipa Margarita Fernández de Oviedo y Genao
(Santo Domingo) (v. Fdez. de Castro, 5)
FERNÁNDEZ DE OVIEDO
1. Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés
Catalina de la Riva-Flecha (España-Santo Domingo)
2. Juana Fernández de Oviedo y Riva-Flecha
Rodrigo (Hoyos) de Bastidas (Santo Domingo)
3. Gonzalo Fernández de Oviedo Bastidas
Ana Genao Almeida de Casasola (Santo Domingo)
4. Felipa Margarita Fernández de Oviedo Genao
Francisco Manuel Fernández de Castro Monasterios
(Santo Domingo) (v. Fdez. de Castro, 5)
Antología
239
BASTIDAS
1. Rodrigo de Bastidas
Isabel Rodríguez de Romera Tamarís
(España-Santo Domingo)
2. Isabel de Bastidas Rodríguez de Romera
Hernando de Hoyos (Santo Domingo)
3. Rodrigo de Bastidas
Juana Fernández de Oviedo y Riva-Flecha
(Santo Domingo)
4. Gonzalo Fernández de Oviedo Bastidas
Ana Genao Almeida de Casasola (Santo Domingo)
(v. Fdez de Oviedo, 3)
HOYOS
(Ver FERNÁNDEZ DE OVIEDO, en familia Álvarez-Barba)
GENAO ALMEIDA
(Ver FERNÁNDEZ DE OVIEDO, en familia Álvarez-Barba).
NOTA: No se tienen más datos acerca de las ramas Diez
de Marca, Peralta, del Valle, Flores-Montero Tejadilla, Ocampo,
Riva-Flecha y Rodríguez de Romera.
~~~~ • ~~~~
240 Carlos Larrazábal Blanco
FAMILIA LÓPEZ-UMERES
1. Andrés López
Casilda López Ruiz (España) 2. Manuel de Urbaneja
Micaela Humeres (Umeres) Arrajosa (Santo Domingo)
3. Manuel López Umeres
Lucía Ramírez-Guerra (Santo Domingo)
4. Micaela Adelaida López Umeres y Ramírez-Guerra
Mariano Diez Jiménez (Caracas)
(Ver familia DIEZ).
Manuel de Urbaneja, nat. del valle de Bezana, obispado de
Santander (España), hijo de Andrés López y Casilda López Ruiz,
casó con Micaela Umeres, nat. de la villa de Oñate, obispado de
Calahorra (España), hija de José Umeres y Magdalena Arrajosa,
el 27 de octubre de 1773. Hijos: MANUEL, nació el 16 de mayo de
1776 (Santo Domingo, parroq. de la Catedral)
— Manuel López Umeres casó con Lucía Ramírez Guerra,
hija de Francisco Rodríguez Mayz y Candelaria Guerra de la Vega,
nats. de Cumaná (Venez.) Hijos: José María del Carmen, 1811;
Manuel María Marcos, 1814; Miguel Calixto, 1815; Francisco
Domingo de Jesús, 1817; MICAELA ADELAIDA, n. el 7 de mayo de
1819; José María del Carmen, 1820; (Virginia, madrina de hijo
del matrimonio Diez López-Umeres; Repara (sic), 75 años, nat.
de Santo Domingo, murió en 1888, Caracas). (Santo Domingo,
parroq. de la Catedral).
— Micaela Adelaida López-Umeres y Ramírez-Guerra casó
con Mariano Diez Jiménez, Caracas, suc.
ÁRBOLES DE COSTADO
HUMERES (UMERES)
1. José Humeres
Magdalena Arrajosa (España)
Antología
241
2. Micaela Humeres Arrajosa
Manuel de Urbaneja (Santo Domingo)
RAMÍREZ-GUERRA
1. Francisco Rodríguez Mayz
Candelaria Guerra de la Vega (Cumaná)
2. Lucía Ramírez-Guerra
Manuel López-Umeres (Santo Domingo)
GUERRA DE LA VEGA
Respecto de esta rama, de la cual desciende también
el Libertador, pueden consultarse varias obras (Nobiliario de
Canarias, Tomo I; Consectario de Cumaná, etc, etc.).
NOTA: No se tienen otras noticias acerca de las ramas
López Ruiz y Arrajosa.
~~~~ • ~~~~
FAMILIA NÚÑEZ DE CÁCERES
1. Francisco Núñez (de Cáceres)
María Albor Polanco (Santo Domingo)
2. José Núñez de Cáceres Albor
Juana de Mata Madrigal (Santo Domingo)
3. Pedro Núñez de Cáceres Madrigal
Nieves Clemente (Caracas)
La estirpe Núñez de Cáceres, en Santo Domingo, data de
principios del siglo xvii por el matrimonio del alférez Jerónimo
Núñez y Ana de Cáceres, alrededor de 1625, y a la cual se puede
seguir directamente hasta principios del siglo xviii. Después,
242 Carlos Larrazábal Blanco
bien por fallas de los libros parroquiales, o por la producción
de descendencias bastardas, no es posible enlazar estos Núñez
de Cáceres con los Núñez de Cáceres-Albor. El licenciado José
Núñez de Cáceres fue una figura conspicua en las postrimerías
del xviii y comienzos del xix, en Santo Domingo, abogado, rector
de la Universidad. En 1821 fraguó un movimiento revolucionario para separar a Santo Domingo de España y asociar el país
a la Gran Colombia. Parece que el movimiento, por falta de
madurez, fracasó y el país vino a caer en manos de Haití, por la
actividad que ya venía preparando el presidente Boyer. Núñez
de Cáceres se trasladó entonces a Caracas con toda su familia.
En Venezuela intervino en la política de la época. Se caracterizó
por su adhesión al general Páez, su desafecto al Libertador y por
tanto partidario de la disolución de la Gran Colombia. Murió en
Ciudad Victoria, México, el 12 de setiembre de 1846. Sus restos
fueron trasladados a su ciudad natal, Santo Domingo, donde
fueron recibidos con los honores correspondientes a la proceridad que en su patria se le atribuye.
Francisco Núñez casó con María Albor, hija de Nicolás
Albor, nat. de Málaga (España) y de María Polanco, nat. de Santo
Domingo: Hijos: JOSÉ.
— José Núñez de Cáceres Albor casó con Juana de Mata
Madrigal, hija de Pedro José Antonio Madrigal y Oliva y María
de la Encarnación Cordero Herrera. Hijos: PEDRO FRANCISCO DE
PAULA, nació el 2 de abril de 1800; Jerónimo, 1813; Francisco, nació y murió en 1815; María Teresa, 1816-1818. (Santo Domingo,
parroq. de la Catedral).
— Pedro Núñez de Cáceres Madrigal casó con Joaquina
Bermúdez, h. de Marcial Bermúdez y Josefa Riverol, el 19 de octubre de 1826 (Caracas). Contrajo segundas nupcias con Nieves
Clemente, h. de Josefa Clemente. Hijos: Carmen, casó con el
médico José Ignacio Cardozo; Rosa, Guillermo, José Rafael
(Caracas). Pedro Núñez de Cáceres Madrigal, licenciado, murió
en Caracas en 1863, de 63 años. (Parroq. de la Catedral).
Antología
243
ÁRBOLES DE COSTADO
ALBOR
1. Juan Albor
María Rivera (España)
2. Nicolás Albor
María Polanco Sánchez (Santo Domingo)
3. María Albor Polanco
Francisco Núñez de Cáceres (Santo Domingo)
Nicolás Albor, natural de Málaga (España), casó con María
Polanco en 1751. La hija, María Albor, nació en 1756. Otro hijo
fue Nicolás, nació en 1752, se acogió a la carrera eclesiástica y
fue largos años capellán del monasterio de Regina Angelorum,
murió en 1820.
MADRIGAL
1. Cayetano Madrigal
Ana de Oliva (España)
2. Pedro Madrigal Oliva
María de la Encarnación Cordero Herrera
(Santo Domingo)
3. Juana de Mata Madrigal Cordero
José Núñez de Cáceres Albor (Santo Domingo)
Pedro Madrigal Oliva, natural de la villa de Umbrete,
Sevilla (España), casó con María de la Encarnación Cordero,
hija de Isidro Cordero y Francisca de Herrera, el 2 de abril de
1752. Su hija Juana de Mata, que casó con el licenciado Núñez
de Cáceres, nació el 6 de febrero de 1773. Don Pedro Madrigal
murió en 1787, oficial mayor de Real Hacienda. María Cordero
murió en 1818.
244 Carlos Larrazábal Blanco
CORDERO
1. Manuel Cordero
Juana González (España)
2. Isidro Cordero
Francisca Herrera (Santo Domingo)
3. María de la Encarnación Cordero Herrera
Pedro Madrigal Oliva (Santo Domingo) (v. Madrigal, 2)
Isidro Cordero, natural de Sanlúcar de Barrameda (España),
casó con Francisca Herrera, hija de Isabel Herrera, en 1731. La
hija María de la Encarnación, que casó con Pedro Madrigal, testó
en 1816, murió en 1818.
HERRERA
1. Isabel Herrera (Santo Domingo)
2. Francisca Berrera
Isidro Cordero (Santo Domingo) (v. Cordero, 2)
NOTA: Acerca de las ramas Polanco y González no se tienen noticias.
~~~~ • ~~~~
FAMILIA ROJAS ESPAILLAT
1. Carlos de Rojas Santa Cruz
Catalina Eufemia de la Torre (Santiago)
2. .................................... ...............................
3. .................................... ...............................
4. Carlos de Rojas
Tomasina Valerio y Morell de Santa Cruz (Santiago)
5. Carlos de Rojas Valerio
María Antonia Ramos Nazario (Santiago)
Antología
245
6. José María de Rojas Ramos
María Dolores Espaillat Velilla (Santiago-Caracas)
Carlos de Rojas, nat. de Santiago de los Caballeros, República
Dominicana, casó con Tomasina Valerio Morell de Santa Cruz.
Hijos: CARLOS, María Dolores, Micaela, Juana, Antonio, Rosa,
Simón, Águeda, Francisco que murió en la ciudad de Santo
Domingo en 1816, de 40 años de edad, enterrado el 7 de agosto.
— Carlos de Rojas Valerio casó con María Antonia Ramos
Nazario. Hijos: JOSÉ MARÍA, Carlos Borromeo, Manuel María,
Justo, Lucas, Eulogia, Clotilde, Benigno Filomeno.
José María de Rojas Ramos casó con María Dolores Espaillat,
hija de Francisco Espaillat y de Petronila Velilla Aponte, el 29
de diciembre de 1819. Hijos, Pedro, Arístides (1826-1894), José
María (1828-1907), Marco Aurelio, Sofía, Dolores, Julia, Carlos
Eduardo, Milcíades, Teófilo, Felicia y Epaminondas. José María
de Rojas Ramos murió durante una epidemia de cólera acaecida
en 1855. Dolores Espaillat murió el 25 de febrero de 1879, a los
81 años de edad. El matrimonio Rojas-Espaillat había emigrado
a Venezuela, donde se estableció definitivamente, y donde nacieron todos sus hijos, menos uno, que nacería en Santiago o en
Puerto Plata, seguramente el primogénito.
De los hijos: Arístides, el célebre polígrafo, doctor en
Medicina, que apenas ejerció 3 años, casó con Emilia Ugarte,
de quien enviudó al año de matrimonio, quedándole una hija
que a poco falleció; José María, que obtuvo del Papa el título de
Marqués de Rojas, casó con Soledad Quintero Hernández, hija
del Dr. Ángel Quintero y de Soledad Hernández Martínez, y de
quien hubo a Dolores, que casó con Calixto Madrid, con sucesión; José María, fallecido soltero; Leopoldo, esposo de su prima
hermana Sofía Carranza Rojas, sin sucesión; Teófilo, Carolina,
fallecida soltera en París, Alfredo, quien casó con María Teresa
Villalobos y Julia, casada con un belga apellidado Alexander;
Dolores (Rojas-Espaillat) casó con Henry L. Boulton, natural de
La Guaira e hijo del inglés John Boulton y de Ana Gertrudis
Schimmel, oriunda de la isla de Saint Thomas, con sucesión;
246 Carlos Larrazábal Blanco
Sofía y Teófilo murieron solteros, este último en plena juventud;
de Marco Aurelio, Pedro, Carlos Eduardo y Epaminondas se
desconoce si tomaron estado. Julia casó con un madrileño de
apellido Paz. Milcíades con Dorila Antommarchi, hija del médico de Napoleón en Santa Elena.
La familia Rojas data en la isla de Santo Domingo, desde,
por lo menos, mediado el siglo xvii. El más lejano antecesor
conocido fue Carlos de Rojas, parroquiano de Santiago, que
murió en la ciudad de Santo Domingo en 1696. Probablemente
sea el Carlos de Rojas Santa Cruz que encabeza el cuadro genealógico. Estos Rojas deben proceder de las Islas Canarias. El
nombre de Carlos, tan tempranamente usado, lo señala. San
Carlos Borromeo fue devoción muy antigua en aquellas islas. El
primer pueblo de isleños que se fundó en la Española, aledaño a
la ciudad de Santo Domingo, se llamó San Carlos Borromeo de
Tenerife, y así se llama todavía, como barrio de la citada ciudad.
ÁRBOLES DE COSTADO
VA L E R I O
1.Miguel Valerio
........ Morell de Santa Cruz (Santiago de los Caballeros)
2.Tomasina Valerio y Morell de Santa Cruz
Carlos de Rojas (Santiago de los Caballeros)
M O R E L D E S A NTA C R U Z
1. Pedro Morell de Santa Cruz
Mariana Reynoso-Valdespino y Gutiérrez
(Santo Domingo)
2. Pedro Morell de Santa Cruz y Reynoso-Valdespino
Anastasia de Mena (de Almonte-Pichardo
y Muñoz de Mena)
(Santiago de los Caballeros)
Antología
247
3. Pedro Morell de Santa Cruz y Mena
Catalina de Lora (o López de Lora)
(Santiago de los Caballeros)
4. Morell de Santa Cruz y Lora
Miguel Valerio (Santiago de los Caballeros)
5. Tomasina Valerio y Morell de Santa Cruz
Carlos de Rojas (Santiago de los Caballeros)
R E Y NO S O
1. Melchor Reynoso-Valdespino
Mariana Gutiérrez Cornejo (Santo Domingo)
2. María Reynoso Gutiérrez
Pedro Morell de Santa Cruz (Santo Domingo)
3. Pedro Morell de Santa Cruz y Reynoso-Valdespino
Anastasia de Mena (de Almonte-Pichardo
y Muñoz de Mena) (Santiago) (v. Morell de Santa Cruz, 2)
A L M ONT E P I C H A R D O
1. Domingo de Almonte
................................. (Santiago)
2. Domingo de Almonte Pichardo
Luisa Muñoz de Mena San Miguel (Santiago)
3. Anastasia de Mena (de Almonte-Pichardo
y Muñoz de Mena)
Pedro Morell de Santa Cruz Reynoso-Valdespino
(Santiago) (v. Morell de Santa Cruz, 2)
M U ÑO Z D E M E N A
Francisco Muñoz de Mena casó con Mauricia San Miguel
que fueron vecinos de Santiago y de Puerto Plata. Probablemente
estos fueron los padres de Luisa, citada en el cuadro, en el N° 2.
De seguro este matrimonio tuvo otra hija de nombre Anastasia
que casó con el capitán Antonio Jaques Carvajal.
248 Carlos Larrazábal Blanco
SAN MIGUEL
Antón de San Miguel llegó a la Isla hacia 1513 o 1514.
Probablemente es el pariente mayor de los de ese apellido en
Santiago. Fue tesorero en la ciudad de Puerto Real, situada en el
noroeste de la Isla en la parte norte de lo que es hoy la República
de Haití. Miguel San Miguel casó con doña Ana Cornejo y tuvieron un hijo en 1591 que se llamó Antón.
RAMOS
1. Cristóbal Ramos de la Fuente
María Josefa Valerio de Contreras (Santiago)
2. Francisco Ramos Valerio
Margarita Nazario Escoto (Santiago)
3. María Antonia Ramos Nazario
Carlos de Rojas Valerio (Santiago)
VA L E R I O D E C ONT R E R A S
1. Marcos Martínez de León
Tomasina Minaya (Santiago)
2. Diego Valerio Martínez
Damiana Contreras (Santiago)
3. María Josefa Valerio de Contreras
Cristóbal Ramos de la Fuente (Santiago) (v. Ramos, 1)
NAZARIO
1. Pedro Nazario
Catalina de la Cruz Escoto Rojas (Santiago)
2. Margarita Nazario Escoto
Francisco Ramos Valerio (Santiago) (v. Ramos, 2)
Antología
249
E S C OTO
1. Juan Bautista Escoto
.................................. (Santiago)
2. Juan de la Cruz Escoto
María de la Concepción de Rojas (Santiago)
3.Catalina de la Cruz Escoto Rojas Pedro Nazario
(Santiago) (v. Nazario, 1)
R O J A S D E L A TO R R E
1. Carlos Rojas de Santa Cruz
Catalina Eufemia de la Torre (Santiago)
2. María de la Concepción de Rojas
Juan de la Cruz Escoto (Santiago) (v. Escoto, 2)
E S PA I LL AT
1. Francisco Antonio Espaillat
María Petronila Velilla y Aponte (Santiago)
2. María Dolores Espaillat Velilla
José María de Rojas Ramos (Santiago-Caracas)
Francisco Antonio Espaillat, nat. de la región de Quercy,
Francia, naturalizado español, casó con María Petronila Velilla,
hija de Francisco Velilla y de Francisca Javier de Aponte, en la iglesia mayor de Santiago de los Caballeros. Hijos: María Francisca
de los Ramos; Antonia, casó con Ramón Del Monte y Aponte
(parece moriría sin sucesión, pues Del Monte aparece casado en
Cuba con Inés Portillo en 1828); María Dolores, casó con JOSÉ
MARIA ROJAS; Gertrudis; Francisco, médico en Aguadilla, Puerto
Rico; Juan; Pedro Ramón, casó con María Petronila Quiñones
(padres de Ulises Francisco Espaillat, ilustre prócer civil de la
República Dominicana), murió en 1882, Santiago, de 70 años,
viudo.
250 Carlos Larrazábal Blanco
V E L I LL A
1. Francisco Velilla
María Santos (España) 2. Francisco Velilla
Ana María Izquierdo (España)
3. Javier Velilla Izquierdo
María Vicenta de Torres (España)
4. Francisco Antonio Velilla Torres
María Sánchez Firpo (Santo Domingo-Santiago)
5. Juan Velilla Sánchez
Francisca Javier de Aponte Sánchez (Santo Domingo)
6. María Petronila Velilla Aponte
Francisco Antonio Espaillat (v. Espaillat, 1)
Francisco Antonio Velilla Torres era natural de Montón,
Calatayud, prov. de Zaragoza (España). Descendía de infanzones aragoneses. Llegado a la Isla de Santo Domingo, fue vecino de Monte Cristi donde fue Guarda Mayor y Administrador
de la Real Renta de Correos. De aquí pasó a Santiago de los
Caballeros donde fue capitán de caballería y factor del Real
Ramo de Tabacos y juez subdelegado de Comisos.
SÁNCHEZ
1. Lorenzo José Moreno
Úrsula Francisca Sánchez (Canarias)
2. Domingo de la Cruz Moreno Sánchez
(capitán Domingo Sánchez) Rosa Manuela Firpo
Jiménez (Santo Domingo)
3. María Sánchez Firpo
Francisco Antonio Velilla Torres
(Santo Domingo-Santiago) (v. Velilla,4)
El capitán Domingo Sánchez era natural de Tenerife (Islas
Canarias). Casó con Rosa Manuela Firpo Jiménez en 1738.
En su matrimonio, además de MARÍA, casada con FRANCISCO
Antología
251
ANTONIO VELlLLA,
tuvo los hijos siguientes: Gabriela, 1753, casó
con Andrés Lecanda, suc.; José, 1755; Francisco Javier,1758;
Antonio de Jesús, 1761; Lorenzo, 1762; María de la Luz, 1764,
casó con José Gallegos, escribano, enviudó en 1786, contrajo
segundas nupcias con Nicolás Padrón; Marcos, Tomasina, casó
con Manuel Aponte Hinojosa, suc.; Rosa, casó con Luis PérezGuerra Trespalacios, suc.
FIRPO
1. Cayetano Silvestre Firpo
María Gabriela Jiménez (Santo Domingo)
2. Rosa Manuela Firpo Jiménez
Domingo de la Cruz Moreno Sánchez
(capitán Domingo Sánchez) (Santo Domingo)
(v. Sánchez, 2)
Cayetano Silvestre Firpo era natural de Génova (Italia). De
su matrimonio con María Gabriela Jiménez, además de ROSA
MANUELA, casada con el capitán DOMINGO SÁNCHEZ, nacida en
1721, tuvo estos hijos: Cayetano, casó con Josefa Morales, suc.;
Mateo, casó con Isabel Magallanes, suc., murió en 1788, regidor.
A P ONT E
1. Pedro de Aponte
Francisca .............. (Mallorca)
2. Jaime de Aponte
Rosa Hinojosa Jobel (Santo Domingo)
3. Manuel de Aponte Hinojosa
Tomasina Sánchez Firpo (Santo Domingo)
4. Francisca Javier de Aponte Sánchez
Juan Velilla Sánchez (Santo Domingo) (v. Velilla, 5)
Jaime de Aponte, natural de Mallorca, Islas Baleares, viudo de Felipa Florentina de Mesa. Por su matrimonio con Rosa
252 Carlos Larrazábal Blanco
Hinojosa Jobel, fundó una larga estirpe constituida por familias
distinguidas de la ciudad de Santo Domingo: Bustamante-Aponte,
Alfau Bustamante, Aponte-Sánchez, Del-Monte-Aponte, ÁlvarezAponte, Aponte-Fernández, Aponte-Álvarez, Aponte-González
Bernal. Murió en 1762. Poseyó Don Jaime una de las casas más
antiguas de la ciudad de Santo Domingo, la llamada «Casa del
Cordón» que construyó Francisco de Garay, y que fue el primer
hospedaje del Virrey don Diego Colón y de su esposa la virreina
doña María de Toledo, mientras se construía su propia casa de
habitación, la llamada tradicionalmente «Casa de Colón», hoy
reconstruida y convertida en museo. FRANCISCA JAVIER, nieta
de Jaime de Aponte, hija de Manuel de Aponte Hinojosa, casó
en Santo Domingo con JUAN VELILLA, y su primera hija María
Francisca de los Ramos nació en Santo Domingo en 1811. María
Francisca, viuda de Velilla, casó con Miguel Álvarez, con el cual
tuvo sucesión. Murió en Santo Domingo en 1816.
H I NO J O S A
1. Ignacio Hinojosa
Sebastiana de los Reyes (España)
2. Manuel Ignacio Hinojosa
María Antonia Jobel (Santo Domingo)
3. Rosa Hinojosa Jobel
Jaime de Aponte (Santo Domingo) (v. Aponte, 2)
Manuel Ignacio Hinojosa era natural de Granada (España)
[Se acogió la carrera militar, cabo de escuadra en 1694, capitán en 1714. Dueño de esclavos]. Por su matrimonio con María
Antonia Jobel fundó una dilatada familia en la ciudad de
Santo Domingo: Aponte-Hinojosa, Hinojosa-Valerio, HinojosaLevanto, Hinojosa-Herrera, Gómez Tirado-Hinojosa, HinojosaDomínguez, Hinojosa-Salazar, Hinojosa-Rijos, Bernal-Hinojosa.
Antología
253
JOBEL
1. Juan Jobel
Luisa Marín (Santo Domingo)
2. María Antonia Jobel
Manuel Ignacio Hinojosa (Santo Domingo)
(v. Hinojosa, 2)
Familia de apellido Jobel existe en Santo Domingo desde,
por lo menos, 1600. En ese año existía la familia de Luis Jobel
y de su mujer doña Beatriz del Castillo. Luis fue regidor de la
ciudad de Santo Domingo en 1607. Luis Jobel Busquete, quizás
hijo del anterior por su segundo matrimonio con doña Guiomar
............, casó con Isabel del Castillo-Baca.
NOTA: No se tienen noticias acerca de las ramas Torre,
Gutiérrez, López de Lora, Minaya, Contreras, Santos, Izquierdo,
Torres, Moreno, Jiménez, Reyes y Marín.
~~~~ • ~~~~
FA M I L I A Z Á R R A G A
1. Juan Bautista de Zárraga
Antonia Demosti (España)
2. José Antonio de Zárraga y Demosti
Felipa de Pérez-Caro y Fernández de Oviedo
(Santo Domingo)
3. María Josefa de Zárraga y Pérez-Caro
Antonio José de Álvarez-Barba y Leos-Echalas
(Santo Domingo)
3a. Miguel de Zárraga y Pérez-Caro
Manuela Josefa Aristiguieta y Blanco (Caracas)
254 Carlos Larrazábal Blanco
3b.José Antonio de Zárraga y Pérez Caro
Rafaela Clemente (Caracas)
4. María de los Santos Álvarez Barba y Zárraga
Diego Bautista Urbaneja Istuarte (Caracas)
(Continúese este cuadro en familia ÁLVAREZ-BARBA y sus
árboles de costado LEOS y PÉREZ-CARO).
NOTA: 3 y 3a. son hijos de 2; 4 es hijo de 3; 3b. es hijo de 3a.
José Antonio de Zárraga, natural de Vizcaya (España), hijo
de Juan Bautista de Zárraga y doña Antonia Demosti; viudo de
María de la Coliba, vecina de Coro, casó con Felipa Pérez-Caro
y Fernández de Oviedo, hija del sargento mayor de la plaza y
teniente coronel Ignacio Pérez-Caro y Fernández de Oviedo
y de Ana María Fernández de Oviedo y del Castillo-Baca, el 8
de setiembre de 1773, Santo Domingo, parroq. de la Catedral.
Hijos: MARÍA JOSEFA, 1774, casó con Antonio José Álvarez-Barba,
en segundas con Pedro Bobadilla, murió en 1846; MIGUEL, nació el 28 de noviembre de 1775; Micaela Calixta, 1776; María
del Carmen, 1777-1836, soltera; Fernando José Antonio, 1778;
Ignacio, 1779; María Merced, casó con Francisco Javier Solá,
suc., murió en 1865, viuda, de 86 años; JOSÉ ANTONIO, nació el
20 de noviembre de 1871; Ana María Gervasia Protasia.
— María Josefa Zárraga y Pérez-Caro (su descendencia
Álvarez-Barba véase en esta familia).
— Miguel de Zárraga y Pérez Caro casó con Manuela Josefa
Aristiguieta y Blanco, Caracas. Hijos: Miguel, 1802, prócer de
la independencia de Venezuela, casó, murió en 1867; Ramón,
prócer de la independencia de Venezuela, murió en campaña;
Clemente, prócer de la independencia de Venezuela, murió en
Buenos Aires en 1890.
— José Antonio de Zárraga y Pérez-Caro casó con Rafaela
Clemente. Hijos: Luis Clemente, murió el 21 de enero de 1884,
de 19 años.
Toponimia
I
GENERALIDADES – ORIGEN – GRAMÁTICA
1. Generalidades
La Toponimia estudia el origen, significación y transformaciones de los nombres geográficos. Es un estudio interesante por
cuanto suele tocar a la historia, lo sociológico y lo lingüístico. Las
costumbres de los pueblos, la penetración de unos en otros, sus
emigraciones y desapariciones a través de los tiempos quedan en
esas palabras que permanecieron estáticas frente a las edades,
frente a los ambientes geográficos y frente a los hombres que
iban y venían.
El toponímico se arraiga en el espacio y en el tiempo con
más fuerza, las más de las veces, que el propio hombre, el cual,
llegado el momento que el destino le deparó abandona el suelo
de sus antepasados, dejándolo, eso sí, sembrado de palabras que
daban nombre a sus albergues, sus fuentes y aguadas, sus montañas y cerros, sus playas, sus sitios de pesca, sus bosques y sabanas
de cacería. En la superficie de la tierra los hombres pasan, las palabras quedan, como quedan las rocas. Las familias, las tribus, las
hordas, los clanes se mueven, se trasladan de un lugar a otro, de
una región a otra pero dejan sus huellas toponímicas por donde
quiera se estabilicen. Muchas culturas nacen, se desarrollan, se
257
258 Carlos Larrazábal Blanco
transforman o mueren pero la impronta lingüística de la nominación geográfica queda.
Desde luego, ocurren cambios. De aquí que los topónimos
se pueden comparar a los fósiles. Así como estos marcan las diferentes etapas por las cuales ha pasado la corteza de la tierra en su
decurso geológico, los topónimos suelen señalar las diferentes
capas culturales que la historia ha impreso a las diferentes regiones del mundo terráqueo. Muchas veces se descubren verdaderas
calificaciones de nombres de lugares, ríos, montañas, ciudades
y villas en un mismo espacio geográfico. Así, en España se tiene
Salduba, Caeser Augusta, Sarakusta, Zaragoza, indican cuatro
estratos toponomásticos de determinado lugar, que indican
cuatro estratos de cultura: pre-romana, romana, árabe y actual.
Los tres últimos nombres indican una evolución lingüística bien
aparente. Estas nominaciones señalan que un pueblo poderoso,
el romano, sentó sus reales en una ciudad ibera, trastornó su cultura, borró la palabra Salduba de la historia y la geografía para
imponer un hombre hechizo, artificioso, antojadizo, adulatorio
o exultativo, pero al fin simbólico.
Aquí se ve claro que los nombres geográficos de tradición
prehistórica pueden desaparecer, en el caso citado por la violencia. Otros casos son: Genabum, nombre pre-romano que con la
invasión del Imperio se llamó Aurelianum, topónimo oficial que
a la postre se impuso y al pasar por el tamiz de las hablas de las
Galias, quedó en Orleans, y quedan evidentes las tres culturas.
En España Complutum, nombre romanizado, fue reemplazado
por Alcalá, nombre árabe. Pax Augusta se arabiza en Badajoz.
El antiquísimo topónimo pre-indo-europeo Mirobriga, acaba en
Ciudad Rodrigo, nombre hispano-godo.
2. Origen de los toponímicos
El hombre primitivo en presencia de los sitios donde discurría su vida, hubiera sido esta nómada como sedentaria, debió
sentir la necesidad de darlos a conocer, y por tanto algún nombre
Antología
259
haberle dado. El simple señalar la dirección con el dedo, o la
ruta del sol y las estrellas no serían suficientes y debieron completarse con la denominación objetiva.
El procedimiento de denominación en un principio, sería
de determinación, localización, de referencia. Más tarde vendría
la calificación. El animismo contribuiría mucho al considerar a
todas las cosas como dotadas de cierta fuerza vital. Aseguran los
lingüistas que al río las antiguas lenguas indo-europeas le llamaban el corredor, la flecha, el arado, el que come, el ruidoso, de
acuerdo con las propiedades de estas corrientes de agua de correr, hacer ruido, de ser veloz, de destruir las tierras o desgastar
sus orillas, es decir por valores objetivos aplicaban la comparación, y todo desde un punto de vista antropomórfico, que fue la
función simbólica del lenguaje en su origen.
Una forma de determinar fue la de señalar un lugar por
algo que lo caracterizaba: bosque, selva, montaña, río, ciénaga,
pedregal, haya, morera, encina, fresno, etc. Nació entonces el
procedimiento de la antonomasia. Agua en lenguas célticas fue
aha, de ahí que el río, importante para saciar la sed y para la
protección de sus cultivos y de sus comunicaciones de pueblo a
pueblo, por excelencia fuera el aha, el agua. Actualmente un río
de Suiza es el «Aar», y la misma palabra hidrónima se registra en
Francia y en España. Mons se refirió al «monte» o «montaña»
por excelencia; Rhin, es el río; Sahara, es el desierto. La montaña, el pico, etc. darán en la Península Ibérica y entre los galos:
Puy (Puydedom), Puig, Pueyo, Cueto, Otero, Soto.
Entre los primeros pasos de la toponomástica entra la calificación, y esto pervive a través de todos los tiempos. Lo bueno y
lo malo; lo bello y lo feo; lo grande y lo pequeño; lo que afecta
al color, a la temperatura, a la altura, a lo profundo, a lo viejo y
lo nuevo, a lo que es llano o es quebrado se vinculan a nombres
comunes o propios. La determinación en el espacio para lo referencial también se acoge: arriba y abajo, adentro y afuera, más
allá y más acá; lo cercano y lo lejos.
Hasta este momento se deben considerar estos nombres
geográficos como espontáneos, pero luego vienen los, en cierto
260 Carlos Larrazábal Blanco
aspecto, impuestos, traídos de la vida civil, militar y religiosa; la
caza, la agricultura, las industrias rurales, la navegación, la habitación; los sitios de placer, el tráfico comercial, la guerra, los ritos
y devociones religiosas y otras tantas cosas que tocan a la vida
espiritual y material de los hombres.
La onomástica ocupará lugar de importancia en la toponimia. Los nombres de los propietarios de fundos, que suelen
nacer por espontaneidad porque provienen de los sujetos que
tienen relación con estos propietarios. Y desde luego habrá que
diferenciarlos de los que nacen por imposición de los conquistadores en honor de jerarcas políticos o militares. Con el cristianismo nace una nueva forma onomástica, la hagiotoponomástica,
en honor a todos aquellos viejos cristianos de la Biblia y a los
mártires de la fe de Cristo.
Clasificación toponímica
En presencia de los datos arriba expuestos cabe el intento de
una clasificación toponímica. Hemos visto que la nomenclatura
de entidades geográficas puede ser espontánea, nacida de necesidades imperiosas, determinación orientativa, de cualificación
en la que siempre intervienen la antonomasia, la comparación,
la metáfora. Había que señalar, determinar, distinguir, calificar.
Al ocurrir trasiegos de tribus de un lugar a otro, las invasiones
depredatorias o de dominio, nació la toponimia impuesta. La
toponimia impuesta debió ocurrir más tarde, sobre todo en ocasión de trasiego de tribus de un lugar a otro, o de incursiones
depredatorias o de dominio. En estos casos la toponimia primitiva trata de subsistir, pero al fin, muchas veces, el sustrato cede
su puesto al superestrato. De ahí dos modalidades de toponimia.
La primera es una toponimia tradicional, pero al correr de los
tiempos la de superestrato llega también a ser tradicional. En
tiempos históricos y modernos los Estados, parlamentos, municipalidades, imponen nombres y los superponen a los tradicionales. Estos nombres serán oficiales. La imposición, como se ve,
Antología
261
no nace de las masas tribales o clánicas. La toponimia oficial es
impuesta, pero por otra vía.
Se podría formar un agrupamiento esquemático de los orígenes toponímicos:
a.topográficos,
b. de la vida vegetal y animal,
c. de la vida civil, militar y religiosa del hombre,
d. nombres que son de personas.
e. A estos cuatro apartes pueden agregarse aquellos topónimos que tienen procedencia emotiva del hombre ante la
naturaleza o el panorama. Obedecen a una posición especial del espíritu. También se considera dentro de esta clase
los que envuelven burla o ironía.
a.Los topónimos de esta categoría son abundantes y pueden
provenir, como se ha dicho arriba, por antonomasia: Aar,
Rhin, Sahara ya citados. El Cabo de Buena Esperanza en
los tiempos modernos viene a llamarse El Cabo. Oporto, en
Portugal, es «el puerto». La tendencia actual, como se dijo
arriba en el caso de «El Cabo» existe en América con Río de
Janeiro, que es, por lo general, nombrada la ciudad como
Río. Aunque en estos casos modernos más influye el fenómeno de abreviar que el de la antonomasia propiamente
dicha.
b. Muchas plantas han dado lugar a topónimos: acebo, álamo,
junco, haya. Lo mismo los animales: Guadalupe es híbrido
de wad, río en árabe y de lupus, lobo en latín. Existen varios
topónimos en Europa donde entra la raíz beber, castor, en
lengua gala, y ross, caballo en germano.
c. Dentro de esta clase entran a convertirse en topónimos,
simples o compuestos: ciudad, villa, aldea, cortijo, fundo,
camino, vía, carrera, fortaleza, fuerte, puente, burgo, barrio, castillo, iglesia, monasterio, mezquita, etc., etc.
d.Los antropónimos han dado lugar a muchos topónimos que
se registran en todas partes. Condillac se considera antropónimo galo. Corneilham, Oreilhom, Quintilián equivalen
262 Carlos Larrazábal Blanco
a «fundo de Cornelianus», «fundo de Aurelianus», «fundo
de Quintilianus». Como se verá más adelante, los romanos
impusieron nombres donde quiera llegaban, nombres oficiales entonces que con el tiempo se hicieron tradicionales
y sufrieron transformaciones lingüísticas. En España, según
Menéndez Pidal: Baena proviene del antropónimo «Baius»;
Camarena, de «Camarus»; Jaén, de «Gaius»; Marchena, de
«Martius» o «Marcius». Los antrotopónimos regresan a antropónimos cuando se crea el apellido solariego.
e. En cada clase entran los topónimos de origen emotivo:
Buenavista, Bellavista, Buenhombre, El Retiro, Buenos
Aires, Las Delicias, El Encanto, Buenaventura, etc.
Las palabras que designan las partes del cuerpo del hombre
y de los animales escasean en la toponimia, excepto nalga, culo,
boca y brazo existen pero se toman en su sentido metafórico:
«boca», «brazo» de un río, por ejemplo. Existen nombres obscenos que se refieren al «falo», como «cipote», pero modernamente la palabra la enmascaran. Existen también corprónimos.
Actualmente en algunos países los habitantes saben el nombre
verdadero y tradicional de cierto lugar, pero lo revisten de la
expresión Mal nombre, y así suele aparecer en los mapas y otras
publicaciones.
Los numerales han dado lugar a topónimos. Los romanos
los usaron puesto que en las vías cada hito que indicaba una
milla se marcaba con el número de orden correspondiente. En
Francia los numerales 4, 5, 6, 7, 8 y 10 aparecen en la toponimia:
Cars, Quart, Quins, Sixte, Septime, Oytier, Diémoz. Esta costumbre vale en la actualidad influida por el número que marcan los
hitos de las carreteras. La misma práctica de los romanos. En
España numerales se encuentran en muchos toponímicos, pero
solamente para contar; Dos Aguas, Dos Caminos, Dosbarrios,
Tresjuncos, Siete Iglesias y otros.
Antología
263
3. Gramática toponímica
Cuando el hombre primitivo puso nombre a los lugares
ya poseía en su gramática intuitiva el sustantivo, el adjetivo y el
verbo. Las cosas, las cualidades de las cosas, la acción de las cosas
pasan a nominar los lugares, los ríos, los lagos, las montañas y
los valles.
Las palabras toponímicas son sustantivos simples o adjetivos
sustantivados. El sustantivo se junta a un adjetivo y se produce
una palabra compuesta, que unas veces se escriben unidos sus
elementos, otras, separados: Montegrande, Río Grande, una
sola palabra porque se designa una sola cosa. A un sustantivo
suele referirse a veces una expresión con la preposición de en
función genitiva. La preposición suele ir con el artículo el, a veces en contracción. La función posesiva se presenta con claridad
en Hato del Padre; Las Matas de Farfán (S. Dgo.). Otras indican
situación con respecto de otro lugar del mismo nombre: Palmar
de Ocoa, para diferenciar de otros lugares llamados Palmar:
Alcalá de Júcar y Alcalá de Gurrea para diferenciarlos de Alcalá
de Henares, en España. Otras veces la preposición indica contenido: Río de Oro es el río que arrastra pepitas de oro; Costa de
Marfil, parte de África rica en colmillos de elefante.
La preposición de suele desaparecer. Mata de Santiago
y Mata de Palacio (S. Dgo.) se convierten en Matasantiago y
Matapalacio con lo que se produce el fenómeno de la aposición
de dos sustantivos. Con arriba y abajo, afuera y adentro se producen topónimos de situación referencial: Gómez de Arriba,
Gómez de Abajo (Esp.), Licey de Arriba, Licey de Abajo, pero
por lo general se pierde la preposición: Nizao Arriba, Nizao
Abajo; Licey Arriba, Licey Abajo (S. Dgo.)
También se emplean las preposiciones a y en, sobre todo a
en contracción con el: Licey al Medio, Cerro en Medio (S. Dgo.)
El artículo el suele preceder: El Perú, El Ferrol, La Habana,
La Coruña. Se ha suscitado si estos artículos debieran escribirse
con e mayúscula o minúscula. En La Vega (S. Dgo.) se trata de
una antonomasia, la «vega» por excelencia, en este caso La se
264 Carlos Larrazábal Blanco
vincula de tal manera al sustantivo que siempre habrá de escribirse con mayúscula. Cuando decimos el Orinoco, la palabra
río está sobreentendida, en el Caribe, se entiende que mar está
elíptico. En estos casos vale la e minúscula. Hay casos en que
estas elipsis no son tan evidentes.
Los antrotopónimos suelen formar una palabra contracta:
Garciahernández (Esp.), Marilópez y Marivásquez (S. Dgo.)
Los sufijos han tenido especial función toponímica. Los
lingüistas han fijado algunos. Ascu, oscu, usco se cree son raíces
ligures, así; Benasco (It.), Panasco (Port.) y quizás Velasco. En
todos los países que han sido poblados por celtas se registran
los sufijos aco, acus, acum, así: Savago, Guitrago (Esp.) En tierras vasconias se encuentran sufijos en toi: Amestoy, Landestoy
quizás de los vascos franceses. Son frecuentes en España los
topónimos terminados en en: Bailen, Marchena. Los romanos
introdujeron el sufijo anum que envolvía la idea de fundo, villa,
que en la toponimia francesa se convierte en an, ana: Aubignan,
fundo de Albinius. Los germanos dejaron un sufijo muy usado
en Inglaterra, aunque también en Francia, aplicado en principio
a significación patronímica. Así se tiene «Hard», antropónimo,
dio Harding, patronímico y topónimo, que asociado a otra terminación, dio Hardingham; Well, antropónimo, dio Welling, asociado Wellington. Aquí aparecen dos nuevos sufijos: ham, granja,
fundo y ton, «town», villa, aldea, ciudad.
Muchas palabras de las lenguas pre-romanas, germanas,
escandinavas y de las romances han pasado a formar componentes con forma unitaria con grupos de relación. Ganda se
considera palabra pre-indo-europea significando algo así como
«pedregal», palabra que se ha conservado en toponímicos españoles y franceses, formando prefijos: Gándara, Gandesa, Gandia,
en la Península; Gandoulis, Gandaille, en Francia. Kal significó
piedra, y también llegó a significar abrigo de piedras, casa, fortaleza, villa. Esta palabra, convertida ya en verdadero prefijo,
suele aparecer como gal, gar, al, ar, gr, kar, kl, kr. Son topónimos
franceses con estos prefijos: La Garoupe, Alpes, Alba, Albenga,
Arres, Gravieres, Carcassone, Le Clapier. En España Carabanchel,
Antología
265
Carabaño que se consideran provenientes de la palabra «carau», piedra.
Las formas diminutivas existen en la toponimia. Actualmente la terminación es la gramatical de esta clase de palabras.
En América abundan, creemos que sobre todo en Venezuela:
«Orinoco» Orino quito, «Turmero» Turmerito, «Tocuyo» Tocuyito.
Por lo general se trata de fundaciones posteriores a las indicadas por las palabras primitivas. En ríos se trata de tamaño. Pero
el uso del diminutivo es muy antiguo y tenían sufijos especiales y diversos. En Galias los sufijos ilus, olus representados hoy
día por las terminaciones eul, euil, eux. También existió el sufijo
ellus, que entre otras terminaciones modernas se encuentra el.
La terminación et es la más reciente que corresponde a la castellana ito, del latín ittu. En España dim, son Villar, Villarejo, de
villa; Granadilla, Galleguillos.
Ya se ha visto que los topónimos pueden ser voces sustantivas, adjetivos sustantivados; sustantivos modificados por un
adjetivo, por una frase adjetiva con de, o por un adverbio (en
función de adjetivo) con de (de arriba, de abajo), y estos forman
locuciones. Locuciones con la conjunción y pueden existir, pero
muy raras: Villanueva y Geltrú, en Cataluña. En estos casos se trata
de poblaciones que forman una unidad administrativa, pero que
topográficamente son dos entidades. Algunas veces los dos diferentes nombres forman aposición: Budapest, integrada por Buda
y por Pest. En la toponimia francesa abundan las locuciones: Pont
a Mousson, Fontenay aux Roses, Saint André de Cubzac, Germain en
Laye, Ille et Vilaine (esta forma, por lo general, es administrativa,
oficial, aplicada a departamento), Fontenay le Combe, Aix les Bains,
Fontenay sous Bois, Chalons sur Marne.
En el mundo hispano, al menos, no son frecuentes los topónimos formados por oraciones. En Santo Domingo, se registran
los curiosos nombres de Vengan-a-ver, Sal-si-puedes, Saber-no-esmalo, nombre de una cañada, en la provincia de Barahona, que
no parece popular, pero aparece en algún mapa moderno.
266 Carlos Larrazábal Blanco
Estratos culturales
Como ya se ha visto, diferentes culturas se han superpuesto
unas a otras formando estratos culturales. Esto ha acontecido
en todo el actual ecúmene. Nos referimos casí especialmente
a la Península Ibérica, por ser la madre toponomástica de la
América hispana.
Si tomamos como centro la cultura romana la clasificación
de los estratos culturales sería:
I Prerromano. II Romano. III Postrromanos
I. Estratos prerromanos
1. pre-indoeuropeos
ibero-vasco
paracéltico
2.celta
griego
fenicio-púnico
II. Estrato romano
III. Estratos postrromanos
Estratos pre-indoeuropeos
Las culturas pre-indoeuropeas se pierden en la noche de
los tiempos de los pueblos autóctonos de Europa. Sin embargo
los sabios han sabido rastrear a través de los topónimos. De las
culturas más antiguas se considera es la ligur, pero no se conoce
su lengua. Se sospecha que ciertas palabras que no se avienen
bien con las otras culturas sean ligures. Así se atribuye la palabra
Banda, en Gándara y otras, y las terminaciones asco, osco, usco de
que ya hemos hablado.
En España se han estudiado topónimos que se consideran pre-indoeuropeos, que son los hispano-vascos. Iliberri, hoy
Elvira, corresponde al vasco Iriberri, que se traduce «Villanueva».
Antología
267
Vega, tan viva todavía, se considera ibérica puesto que en región
puramente vasca no se encuentra. Las raíces eche, exe, «casa» se
encuentran en varios topónimos, que han pasado a ser apellidos
muy comunes. Lo mismo barrí, berri, «nuevo». En el topónimo
Echebarri se halla eche, «casa» ya citada. El vasco larra, larre, «pastilzal», «prado» entra en muchos topónimos.
Otros topónimos pre-indoeuropeos de la Península provienen de lama con significado de relación con «cieno», «pantano»:
Lama, Lamas, Lameira, Lamegos, Lameda, Llamedo, Llama, Llames,
Llamazares, Lamegal, Llamosas. En Santo Domingo existe una
población llamada Llamasá de ortografía dudosa entre los dominicanos, que quizás propiamente sea Llamazar, que en romance
español significó, y significa todavía, puesto que aparece en los
diccionarios, «lodazal», «pantanal», «ciénaga».
Los celtas, moviéndose de este a oeste en la Eurosia, irrumpieron, a través de los años, en Alemania, Francia, Inglaterra,
Irlanda, Italia, España. El estrato topónimo celta ha sido posible
estudiarlo mejor. Ya son lenguas indo-europeas lo que constituyen la base lingüística de estos topónimos.
Varias palabras celtas pasaron a formar topónimos compuestos. Así se tiene: briga, que significó «monte» y más tarde un
cerro fortificado, o algo así, entró en nombres de poblaciones,
regiones, tales como: Nemotobriga, Deobriga, Mirobriga, Lacobriga,
Segóbriga (hoy Segobre) y algunas más todas situadas en las
cuencas de los ríos Duero, Tajo y Guadalquivir. Los romanos
acogieron esta palabra en Augustobriga. Dunun que se dio mucho
en Francia, Inglaterra y Alemania, en España es excepcional.
Veredonun, en Francia, hoy «Verdún», tiene su correspondiente
en España a Verdú (Cataluña) y Berdún (Aragón). Otros topónimos celtas en la Península son: Céltigos (Prov. La Coruña), y
nombres de ríos como Deva, Alba, Arganza, Sar, Leza (Oporto).
Los griegos pasaron al sur de la Península en busca de las
riquezas mineras que allí existían. Rhoda fue el nombre de una
colonia, quizás formada por rodios, y subsiste en el topónimo
Rosas, Emporion es la actual Ampurias (en ruinas).
Por los mismos fines de los griegos los fenicios pasaron a
268 Carlos Larrazábal Blanco
la Península, por su parte sur y fundaron fijos establecimientos
transformados hoy en grandes ciudades, Gades, Gadir, es hoy
«Cádiz»; Abdera, «Adra» hoy, en Almería; Cartagena es de origen
púnico; también Málaga es de origen púnico-fenicio; Ibiza, proviene del nombre que le dieron los cartagineses; Mahón se llamó
de nombre propio púnico.
Estrato romano
La riqueza minera de la Península, consistente en oro,
plata, plomo, hierro y sal, dio lugar a topónimos romanos que
perduran, con las transformaciones lingüísticas de lugar: de
«aurum», oro, tenemos Orense, Orihuela; de «argentum», plata, tenemos Argenteiro, Argente; de «ferrum», hierro, Herrera,
Ferreras, Ferreira, Ferraira. La riqueza forestal ha dado muchos
topónimos que han pasado a América y son muy usados en
forma de apellidos: «lucus», bosque, Lugo; «mellaria» (lo relativo a la miel), Millares; «olivaria», Oliveras, Olivera. Forestales
son también los topónimos conocidos Salcedo, Pinedo, Pineda,
Pineira, etc.
La zoonimia peninsular ha dado varios zootopónimos, a
saber: Lope (lupus), Buitrago (de «vultur», buitre), Toro, Aguilar,
Aguiar (de águila).
Ya se ha hablado acerca del señalamiento de las distancias
en las calzadas o vías romanas. Algunas denominaciones ya no
existen pero perduran Simancas que proviene de «Septimancas»,
Quintana, Quintanar, Quintanillas. Otros numerales viven, por
ejemplo, en Cienfuegos, de «cent fontes». Las propias vías eran
clasificadas por los romanos: callis, collis, vía, agger, strata, deverticulum, vereda, etc. De aquí los muy conocidos topónimos Coll
(Cataluña), Brea, «vereda»; Estrada.
La topografía dio margen a los romanos para crear topónimos. Muchas veces el calificativo pasaba a sustantivarse: Frías,
«frigidus»; Llanos, «planus». El adjetivo se junta a un sustantivo:
Villalpando, «pandus», inclinado. Abundan, sin embargo, como
Antología
269
era de esperar, los topónimos traídos de sustantivos. Derivados
de vallis, «valle» son numerosos: Vallejo, «valliculus». También
son abundantes los derivados de las elevaciones de las aguas, tales
como mons, serra, aqua, flumen, fons, etc. Mons Jovis, «Montjuich»;
Aquae Calidae; «Caldas»; Murcia, de «aqua murcida» (agua salada); Fontem Rapidum, «Fuenterrabia», etc.
Los romanos levantaron edificaciones civiles, militares o recreativas. Forman topónimos palabras como pons, turris, castrum,
balnede, murus, castellum, mansio, villa.
Numerosos antroponímicos crearon los romanos. Primero
unieron a un nombre personal el sufijo briga, como ya se ha
dicho: Flaviobriga, Caesarobriga. Fue usado el sufijo celta acum
sufijo que evolucionó a ago, ac, ach; Buitrago, del antropónimo
«Vulturius» (de «vultur», buitre). Los españoles en América repitieron este sistema híbrido de nombrar lugares.
Los generales dejaban sus nombres: Metellina Cacecilia,
hoy «Medellín»; Pompaelo, hoy «Pamplona»; Castra Caecilia, hoy
«Cáceres». César y Augusto honraban sus victorias con nombres
que los aludían: Pax Julia; «Beja» Pax Augusta, «Badajoz»; Asturica
Augusta, «Astorga». Pero en realidad estas denominaciones están
algo abreviadas pues luego los romanos, al imitar el uso de los
nombres de las personas con su praenomen, nomen y cognomen, y algún aditamento más, así: Julia Genetiva Urbanorum (Osuna), Itucci
Virtus Julia (Baena), Claritas Julia Ucubi (Espejo), Julia Romula
Hispalis (Sevilla), Augusta Firma Astigi (Ecija) y otros más.
Los romanos emplearon otros modos de toponomizar. Así
de los cultos se han encontrado algunos, entre ellos Arnceli, hoy
«Araquil». También las legiones dieron nombres, a saber: León,
que proviene de la Legio VII Gemina. Por lo general alrededor
de los campamentos o de las llamadas colonias se formaban pequeñas poblaciones o arrabales que se decían cannavae legionis,
formados por veteranos y auxiliares del ejército. La hoy ciudad
de León fue uno de esos cannavae. Además, lo mismo que hicieron los europeos en el descubrimiento, conquista y colonización
de las Indias, los romanos repitieron nombres de lugares de su
procedencia o admiración.
270 Carlos Larrazábal Blanco
Además de las palabras que hemos mencionado respecto
de la toponimia de la Península Ibérica, existen otras que tuvieron mejor suerte en otros países, tales cohors, curtis y colonia.
Cohors significó, entre otras cosas, «corral», «cuadra», pero en
latín vulgar pasó a curtis, significando «finca», «granja» y aún
«villa». Entra en Francia en muchos topónimos como Goncourt,
Bethancourt, en la forma court. Bethancourt quiere decir «la finca
de Betto». Este topónimo pasó a ser antropónimo porque los
señores de la heredad de ese nombre, o sus descendientes, tomaron ese nombre, algo así como «los señores de Bethancourt».
Esta formación se registra en España como Betanzos, Betances,
Betancor. Los señores de Bethancourt fueron conquistadores
y pobladores de la isla Canarias. Allí se generalizó como apellido y en las emigraciones de fines del siglo XVII los canarios
introdujeron en América. Colonia ha dado en Inglaterra Lincoln
(Colonia Lindum); en Alemania «Colonia Agripina», que es la
actual Colonia o Koeln en alemán.
Estratos post-romanos
Aportación germana
Son muchos los topónimos de la Península originados por
la irrupción de los godos. Sobre todo son topoantropónimos
antes que nombres comunes. La onomasia forma compuestos
con palabras ya existentes, como castro, castellum, casa, palatium,
villa, Villa Gothorum, «Villatoro», villare Roderici, «Villarruriz»;
villare Teoderici, «Villartodorey»; castrum Sigerici, «Castrogeriz»;
castellum Audolini, «Castelloli»; palatium Frugildi, «Palafrugell»;
casa Andulfi, «Casandulfe». Otros antropónimos godos, más
conocidos, han creado topónimos: Bermudo, Gonzall, Ramiro,
etc. En el noroeste, Galicia, abunda mucho la toponomástica
goda y aún la de los suevos. Por las terminaciones se reconocen
los topónimos germanos, todos de origen antropónimo. Así se
tiene: reiks, ricus, «de autoridad», «poderoso», «rico», que se
desarrollan en rigo, riz, ris, riu, según la región; mereis, mirus,
Antología
271
«famoso», «célebre», que toman las formas miro, milo, mir, mil
(Razomil, Resomil, Villamil, Valdemiro), la terminación mil es
muy de la región gallega; wulfs, wulfus, que dio ufe, ulfe, olfe, que
significa «lobo»; sindus, «camino», «expedición militar», que dio
sende, sindi (Rezón, Rozón, quizás formas posteriores a «Rosen»);
Villasinda, también posterior a la terminación «sende», «sindi»);
mundus, «protección», harjis, arius (confundida o refundida con
la misma terminación latina), posteriormente transformada en
eiro, ari, al, ar; redus, «consejo», de donde redi, rei, rey, rem, reu, reo;
gild, gildus, «impuesto», «contribución», con evolución a gilde,
gil; marhs, mar, «caballo»; nandus, «audaz», dio nandi, nande, nando (Hernando Alonzo, Los Fernández); fredus, «paz», con evolución hacia freu, frei, frey, breu, brey; gund, «lucha», evolucionando
hacia gundi, gundis, gonza; aldus, del gótico waldan «gobernar»,
forma genitiva alde, al. Otros topónimos germanos que afectan a
la toponimia y onomástica de América y de Santo Domingo son:
Godoy, Guisando, Álvarez, Guillén, Farfán de los Godos.
Ochocientos años de dominio árabe en la Península han
dejado un rastro de numerosos topónimos actualmente muchos
evolucionados fonéticamente, connaturalizados en la geografía y
en el lenguaje: Aldea, Aceña, Atalaya, Arrecife, Rambla (Ramblazo),
Albufera, Guadalquivir, Guadalupe, Medina «ciudad», Almodóvar
«redondo», Alhambra «la roja», Algara «cueva», Almeida «meseta»,
Gibraltar «monte de Tariq», Algeciras «isla, península», Alburquerque
«alcornoque», Alloza «almendro», Arrayán «mirto», Alborea «estanque», Anaya «agua estancada», Almadén «la mina», Almansa «la
mitad del camino», Calatayud «castillo de Ayyub», Alcázar, Algibe,
Mezquita, y cientos de nombres más. Usaron los árabes en diminutivo: Alcocer «el palazuelo», Beleda, de «Bulay», «pueblecito», hoy
Bolea (Esp.) y Boleita (Venez.), entonces doble diminutivo.
Aporte cristiano
El aporte cristiano a la toponimia de la Península es grande.
La contribución nace de los apelativos de cosas, instituciones
272 Carlos Larrazábal Blanco
religiosas y de personas, como iglesia, basílica, ermita, monasterio,
abadía, altar, parroquia, santuario, sagrario, claustro, frater (frafrei),
abad, don (dona, dueña), obispo, clérigo, canónigo, deán, chantre.
También los apelativos de las órdenes militares, que tenían de
religiosas, como temple, hospital. Igualmente los apelativos de
santidad y corresponden a sanctus-a: Aguas Santas, Fuensanta, etc.
A sacra, corresponde Vilasacra.
A los nombres de santos corresponden muchos topónimos.
Se relacionan a erección de iglesias en sitios en algún «sentido»
sagrado porque correspondía a lugar de un martirio o al encuentro de reliquias santas. Así: Altos de Santa Gadea, Campo de
Santo Domingo, etc. La palabra determinada suele desaparecer.
Otras veces se consagra una iglesia en determinado pueblo y se
le da por advocación un santo, por ejemplo en Santo Domingo,
San Fernando de Monte Cristi. En España muchas veces el pueblo terminaba por llamarse con el nombre del santo de la advocación. Los santos lugares han sido recordados: Belén, Galilea,
Calvario, Nazaret.
Desde el punto de vista religioso la misma forma toponímica se ha desarrollado en Francia y en Italia.
II
TOPONIMIA AMERICANA
A primera vista los topónimos de América contemplan solo
dos aspectos, el precolombino y el postcolombino. El que corresponde al estrato cultural de los indios y el superestrato que
corresponde al descubrimiento, conquista y colonización por los
europeos.
Si fuéramos a hurgar en la civilización de los indios, es decir
en la prehistoria americana, desde luego que nos encontraríamos, como en efecto así es, con dispersas y diferentes tribus y
naciones, con diferentes lenguas, y con hábitos de guerras e
incursiones predatorias entre unas y otras, lo que daría variantes
en la toponimia de las regiones. Entre los indios ocurriría lo
que hemos visto ha ocurrido entre otros pueblos y civilizaciones
respecto de los fenómenos toponímicos, es decir una toponimia
tradicional, estática, y otra que cambia de acuerdo con la voluntad de los invasores.
Los entendidos aseguran que tribus del Norte, Canadá,
han ido desplazándose hacia el Sur, y que tribus de California
han bajado a lo que es México hoy. También se ha hablado de
los desplazamientos de los indios arahuacos en Suramérica, se
expandieron bastante hasta llegar a las Antillas. Los españoles
sorprendieron la expansión de los caribes en detrimento de los
indios antillanos y llegaron hasta el oriente de Borinquen.
273
274 Carlos Larrazábal Blanco
El primero, quizás, en dar a conocer los topónimos de
las Indias fue Pedro Mártir de Anglería. Pero hay que tener
en cuenta que nunca estuvo en las nuevas tierras descubiertas
sino que de oídas recogía esas denominaciones de capitanes y
otras personas que regresaban a España, entre estos conversó
mucho con el propio Primer Almirante, que dicho sea de paso
no tuvo oportunidad de conocer toda la toponimia principal de
las tierras que descubrió. Anglería quizás también tendría «corresponsales» que le escribían noticias. A veces es comprobable
la certeza de sus términos geográficos, otras no, pero de todos
modos hay que tomarlo en cuenta cuando se trate de la paleotoponimia de América.
Los primeros topónimos de Anglería corresponden a la
Isla de Santo Domingo y han resultado tan ciertos como que
todavía viven: Bahaboní, río Bajabonico; Haití, «significa aspereza en su lengua antigua, así llamaron a toda la isla»; Juna, el
río Yuna; Atibunico, el río Artibonito; Haiba, el río Haina; Yache,
el río Yaque; Hozama, el río Ozama; Yáciga, el río Yásica; Cibao,
«montes»; Yacha, río Yaque del Sur; Maho, río Mao; Naiba, río
Neiba; Higüei, región de Higüey; Hazoa, región de Azua; Macorix,
región de Macorís; Cayacoa, región de Cayacoa y otros más. Dice
Anglería que el nombre que pusieron a la isla sus primeros habitantes fue Quizquella, cosa que ha sido discutida. La geohistoria
de la toponimia dominicana no ha comprobado nunca esta palabra. Los literatos e historiadores la han resucitado en la forma
Quisqueya.
El padre Las Casas y Fernández de Oviedo son dignos de
tomarse en cuenta pues permanecieron en las Indias y en diferentes lugares, de modo que observaron de cerca las denominaciones que los indios daban a sus villorrios, ríos, lagos, valles,
montañas. Sobre todo Las Casas que en su afán de precisar entra
en preocupaciones lingüísticas al señalar el acento de las palabras. Así: «Guacanagarí, la última luenga»; «Amaguey, la sílaba
del medio breve». Fernández de Oviedo no tenía este cuidado.
Pedro Mártir cita también otros topónimos de América, referentes a Costa Firme, Veragua, México, vivos todavía algunos de
Antología
275
ellos: Cumaná, Paria, Cauchieto, Coibi (ensenada), Urabá, Ceiba,
Cuchibacoa, Darién, Dabaiba (río), Tescalteca y otros más.
Los primeros españoles de Colón al descubrir las Indias se
encontrarían con el problema del idioma y muchas veces darían
por nombre de un lugar, isla u otro accidente geográfico palabras
que probablemente no correspondían. Quizás Guanahaní no era
el nombre que los indios daban a la primera isla colombina. Y se
ha comprobado en México donde se tiene por averiguado que ni
Matamoros ni Cuernavaca corresponden en realidad a palabras
de los indios. Los españoles interpretaron fonéticamente lo que
después, por broma o en serio, dieron en llamar con aquellos
nombres esos lugares.
Los europeos cumplieron en América lo que podríamos
llamar leyes topónimas. Así, siguieron vigentes infinidad de topónimos indios que afectaron a regiones, ríos, lagos; montañas.
Muchas naciones modernas, se sabe llevan nombres indios. Los
europeos repitieron en las nuevas tierras los nombres de sus madres patrias: Nueva Granada; Nueva España, Nueva Andalucía, New
York, Nueva Orleans, Mérida, Laredo, Cartagena, Medellín, Trujillo,
Valladolid, Barcelona, etc. Introdujeron la hagiotoponimia, sobre
todo los españoles.
III
TOPONIMIA DOMINICANA
Existe una toponimia de sustrato, la precolombina, y una
toponimia de superestrato, creada por la conquista y la colonización de la Isla, además una toponimia de adstrato proveniente
de la vecindad de la República con el Estado de Haití.
El sustrato ha ido evidenciándose desde el descubrimiento
y los tiempos de la fundación de La Isabela. El Primer Almirante
habla de Bohío, nombre que según él designaba a la Española, así
también Babeque, designaciones que no hay que dar por exactamente ciertas, es decir, que correspondieran esos nombres a la
denominación de la Isla de Santo Domingo. A cierto lugar puso
por nombre Monte Caribata porque aquella provincia se llamaba Caribata. Por primera vez, el 26 de diciembre, Colón capta
el paleotopónimo Civao, y el 29 menciona a Macorix, Mayonic,
Fuma, Cibao, Coroay, Guarionex, como nombres de islas, en lo que
cometió error. El doctor Chanca, que vino con el Almirante en
el segundo viaje, 1493, cita «é a esta parte que primero llegamos
llaman Hayti y luego a la otra provincia junto con esta llaman
Xamaná». Es la primera vez que se citan estos nombres, y es de
llamar la atención el que llamara Hayti a cierta región oriental
de la isla cerca de Samaná. También menciona el doctor Chanca
cierta región llamada Niti, «donde está Caonabo», palabra
que parece no perduró, o el doctor oyó mal la denominación
277
278 Carlos Larrazábal Blanco
pronunciada por los indios. El eremita fray Ramón Pané estuvo
algún tiempo en el interior del país con objeto de catequizar
indios. En la relación que hizo acerca de las creencias de los
indios, cita nombres de lugares que no se puede precisar si
existieron en realidad o pertenecen al texto de las leyendas o
creencias que allí se expresan, y son: Amayauba, Cacibayagua,
Canta, Caonao, Coayba, Guanín, Nuhuirici, Yabacá, Yobobaba. De
estos topónimos, reales o imaginativos, Caonao, tuvo existencia
real en la Española y en Cuba; Coayba, también la tuvo, y quería
decir «región de los muertos», según dicen, y asimismo tuvo vigencia en Cuba, donde dio lugar a Coaybanacán, «Cubanacán»,
que con mutilación dio lugar al nombre Cuba que tomó toda la
isla, según ciertas opiniones.
Una o dos décadas después del Descubrimiento ya los
españoles estaban en posesión de muchos topónimos indios
que por fuerza tuvieron que hacer uso de ellos. Así: Marién,
Magua, Maguana, Higüey, Jaragua, Ciguay, Bonao, Cotuí, Bayajá,
Guahaba, Cayacoa, Azua, Yáquimo, Yaguana, Artibonito, Dajabón,
Yaque, Mao, Ámina, Yuna, Bajabonico, Yuma, Chabón, Higuamo,
Soco, Ozama, Jaina, Nigua, Nizao, Ocoa, Neiba, Caiguaní, Bánica,
etc. Pero también dieron nombres a diferentes entidades
geográficas según las reglas siempre usadas por todos los pueblos conquistadores. De modo que nace entonces en la Isla
la toponimia hispana con apelativos de la vida civil, militar y
religiosa, la hagiotoponimia, el honor a las órdenes militares
y religiosas, el trasplante de topónimos hispanos. Los grandes
grupos de población, sin embargo, no se reproducen como
en otras partes de América. Unieron nombres hispanos a
topónimos indios o a palabras indias, y se honró el nombre
de la Reina Católica. Así tenemos, para las dos primeras décadas de colonización: La Isabela, Nueva Isabela, Santo Domingo,
Santiago de los Caballeros, Salvaleón de Higüey, Compostela de Azua
o Azua de Compostela, Lares de Guahaba, San Juan de la Maguana,
Santa Cruz de Icayagua, La Vera Paz o Santa María del Puerto de
la Yaguana, Salvatierra de la Sabana, Villa Nueva de Yáquimo,
etc. «Salvaleón» y «Salvatierra» nombran lugares de la España
Antología
279
actual. Monte Cristi, Puerto Plata son de origen colombino.
Puerto Real nominación hispana.
Al fundarse una villa, le dedicaban alguna advocación sagrada: San Juan, Santa María, Santa Cruz. Otras veces el patrón
de la iglesia pasaba a ser el patrón de la villa ya fundada. Así:
San Antonio de Bonao, San Juan Bautista de Bayaguana, San Antonio
de Monte Plata, pero estos nombres sagrados no prevalecieron y
muchos son posteriores a la verdadera época de la colonización
y población de la Isla. Otros nombres sagrados, que tampoco
prevalecieron, sobre los tradicionales y fueron posteriores a la
fundación de las villas correspondientes, son: San Fernando dedicado a Monte Cristi, San Felipe a Puerto Plata, Santa Bárbara a
Samaná. Se deben en honor a miembros de la dinastía reinante.
~~~~ • ~~~~
El sustrato topónimo de Santo Domingo no reviste la claridad suficiente lingüística, arqueológica, prehistórica que en
otros países ha adquirido, y esto por cuanto con los españoles
desapareció la raza india de la Isla y con ella sus lenguas.
Por observaciones y estudios posteriores se tiene entendido
que la población principal, al ocurrir el Descubrimiento, fue
taína, una de las tantas ramas de la gran raza arahuaca, y proveniente de la América del Sur. Pero estos taínos encontraron en la
Isla otra cultura india, la siboney, de cultura más primitiva.
De acuerdo con los topónimos que se tienen como pertenecientes al sustrato no se pueden distinguir los que corresponden a una u otra cultura, aunque, por lo general, quizás sean
arahuacos.
Según el padre Las Casas, tres lenguas se hablaban en la
Isla, a la llegada de los españoles: la de Macorix de abajo, la de
Macorix de arriba y la «general». Los hablantes de estas lenguas
no se entendían entre sí. Una de estas era la de los ciguayos,
probablemente siboneyes, que ocupaban el noroeste de la Isla,
280 Carlos Larrazábal Blanco
Samaná y la costa norte del Seibo. Lástima que Las Casas no pormenorizara más sobre esta diferencia de lenguas. Los arahuacos siguieron el curso de un continuo movimiento de tribus
hacia el oeste: de las Antillas Menores a Puerto Rico, de aquí a
Santo Domingo, de Santo Domingo a Cuba, y hasta llegar a La
Florida. Pero por dondequiera pasaran se asentaban, poblaban
y sembraban de topónimos las tierras de su asiento. Por esto se
encuentran en las tres islas mayores mencionadas los mismos
topónimos. Según algunos los siboneyes se movieron de Santo
Domingo a Cuba; pero quizás sea lo contrario. Existe la opinión
de que el movimiento de los arahuacos, fue inverso, es decir de
oeste a este (Tovar).
Los topónimos cubanos iguales a los de Santo Domingo, entre otros, son: Bainoa, Baní, Canabacoa, Caonao, Coaibai, Jatibonico,
Jigüey, Macorí, Managu, Marién, Neiba. En Santo Domingo, Macorí
y Canabacoa corresponden a los macurijes y a Samaná; Bainoa
fue el nombre de la región noroeste de la Isla próxima a Cuba;
Jigüey puede corresponder a la región oriental de la Isla, Higüey,
cercana a los siboneyes, y que hubiera sido caribe si no ocurre el
Descubrimiento; pero existe un pequeño río llamado Jigüey, ya
en región de cultura jaragüeña; Maguana es topónimo del cacicato de Maguá, del Cibao, y todavía perdura en la ex provincia
de La Vega, por tanto debe la palabra estar tocada de la cultura
de los macurijes; Marién fue nombre de la región del Noroeste;
Neiba y Jatibonico deben pertenecer a la cultura de Jaragua, donde
según Las Casas se hablaba el mejor idioma de la Isla. El Baní de
Cuba, topónimo indígena, corresponde al Baní dominicano, la
patria chica del libertador de Cuba, Máximo Gómez, y pensamos
sea voz de la «lengua general» que se hablaba al Sur de la Isla.
Caonao y Coabai han vivido en Santo Domingo.
Como todos los topónimos, los del sustrato de Santo
Domingo debieron significar algo, llenarían algún propósito de
enunciación, pero es difícil dar en lo cierto. Los étimos parecen
perdidos, aun cuando muchos han querido etimologizar esos
topónimos hay que desconfiar de las significaciones o traducciones que se formulan. Es verdad que estos empeños se han hecho
Antología
281
sin base lingüística científica. Sin embargo puede ser que algunos atisbos sean valederos. Juan Augusto y Salvador Perea dieron
a los sufijos abo, abon la significación de «río». Ya Pichardo había
dicho que significaban «agua». Se han traído estas significaciones por la abundancia de esas desinencias para nombre de río.
Los Perea presentan como testigos de ese aserto los hidrónimos
puertorriqueños Caraybón, Tanaybón, Guaorabo, Manuatabón, traídos por el historiador Oviedo, y además Bucarabón, Guaynabo,
Manunabo, Gurabo, Naguabo, todos nombres de ríos. En Santo
Domingo tenemos: Dajabón, Libón, Macabón, Nisibón, Quiabón
(Dhabón), Irabón, Itabo, Yabón, y quizás otros. En Cuba: Guaurabo
(como en Puerto Rico), Jobabo, Mayanabo, Yayabo, traídos por
Fort y Roldán. En Santo Domingo, además, Pedro Mártir cita el
Guaninicabón y el Guannabo, ríos que desembocan en el lago llamado hace algún tiempo Enriquillo, al cual llama Hagüeygabón,
palabra y denominación desaparecida y sin insistencia a través
de los historiadores clásicos de Indias. Pero es curiosa la palabra;
pues presenta dos raíces jagüey que es cierto significó «charca»,
«poza», «pozo», y todavía tiene vida. En este caso la terminación
bon, como se ve, no se aplicó a río. Para la hidronimia dominicana de substrato hay que observar que los nombres autóctonos
de los grandes ríos no llevan las terminaciones aba, abon: Yaque,
Camú, Yuna, Ozama y otros que en los tiempos de la conquista y
colonización de la Isla eran mucho más caudalosos y anchos que
hoy día. Quizás serían denominaciones antonomásticas.
~~~~ • ~~~~
Como se ha dicho, la vecindad de la República con Haití
ha dado lugar a una toponimia de adstrato. Esta es de mucho
notar en el procurrente de Barahona, donde los vecinos francohaitianos primero y después los haitianos fueron dando nombres a lugares de pesca, cacería y aún de cultivos. Así abundan
en los mapas modernos aún dominicanos, con las palabras
282 Carlos Larrazábal Blanco
componentes Boucan, trou, source, que han dado, acriollados, bucán, tru, surza o sursa. Citaremos algunos topónimos de adstrato:
L’Anse de Truyes (trad.: «Ensenada de Truyes»), L’Anse de Vases, Bois
Pine (trad.: «Bosque o monte de pinos», aunque «pine» debe ser
forma acriollada), Boucan Coronel, Boucan Narciso, Boucan Vicente
(«boucan» se ha escrito «bucán»), Ceferien (es antropónimo que
corresponde a «Ceferino»), Colombié (antropónimo, nombre de
un plantador de la colonia francesa), La Fenetre («La Ventana»),
Figuier («Higuera»), François, Fransuá («Francisco»), Gobert (antropónimo), Mare a Chat (Charca o charco del gato), Mare Citrón
(«Charco Limón»), Minguet (probable antropónimo), Palmiste
Tempé (Forma del creole haitiano), Peche a Tortue («Pesca de
Tortugas»), Petit Banane («Platanito»), Petit Mulet («Mulito»),
Petit Trou (acriollado como Petitrú, se traduciría como «Agujerito
u Hoyito», «pequeño agujero», «hoyo pequeño»), Rocher («peñón»), (Nombre de cierta planta o antropónimo), Rousel (antropónimo), Source-a-Mandá («fuente, manantial de Manda»),
Source-a-Mitán («fuente; manantial de Mitán», en geografías
modernas «Sursamitán»), Source-a-Neré («fuente, manantial de
Neré»), Source-a-Rocher («fuente, manantial del Peñón»), Paradis
(«Paraíso»), Terre Rouge («Tierra roja, colorada»), Tete a Cabrit
(Cabeza de cabrito»), Tete a l’Eau («Cabeza de Agua»), Le trou
de Guet, Trou Jacob, Trou Nicolas, todos registrados en el mapa de
Moya.
Estos nombres han sido traducidos en algunos libros de
Geografía, y los que indican lugares de cierta importancia las
traducciones han sido castellanizadas oficialmente como Paradis
«Paraíso». Es preferible la adopción por la fonética popular,
como Petitrú por «Petit-Trou», La Surza por «La Source», Sursamitán
por «Source a Mitán», etc.
Es de notar que la abstracticación ha tenido lugar más en
la frontera Sur y sus contornos, a veces bastante adentro, que en
la frontera Norte. Es posible que esta frontera más cercana a la
región del Cibao y por ser la entrada de las invasiones francesas, era más atendida y defendida por las autoridades hispanodominicanas. Además del Norte, fue de dominio español, el
Antología
283
«Santo Domingo irredento», donde se encuentran topónimos
que delatan ese dominio, como Bohorca, Las Caobas, Carvajal,
Los Gallarones, Los Guayos, Hincha (indotopónimo), Mata Ermita,
Naranjo, Onceno, San Miguel, San Rafael, Sierra Prieta. Algunos,
aún en el mapa de Moya, adoptan la forma francesa. Solamente
se citan algunos de los más notables, pero existen gran cantidad
de minitopónimos que no citamos.
Origen de la toponimia dominicana actual
Estos orígenes son los comunes a todos los pueblos y a todas
las culturas. A saber:
1. Topónimos originados de la topografía: Abertura, abra,
alto, altura, ancón anegadizo, angostura, apresamiento, arenal,
arenazo, arroyo, atajadero, atajadizo, bahía, bajada, bajo, barranca,
barranco, banco; blanquizal, boca, brazo, búcara, bufadero, bufiador,
cabeza, cabo, cachón, caleta, coletón, canal, cañada, caño, cascajal,
cayo; ceja, cerrejón, cerro, ciénega, cortadera, crucero, cuchilla, cucurucho, cueva, culata, cumbre, charca, charco, chacuey, chorrera, chorro,
derramadero, derrumbadero, duna, escollo, estero, firme, fundo, fosa,
furnia, fuente, gajo, hondura, hoya, hoyo, jagüey, jarda, jeringa, isla,
isleta, laja, lago, laguna, laguneta, loma, llanada, llanura, llano, madre, mana, manantial, mesa; meseta, montaña, monte, mogote, morro,
ojo, pantanal, paredón, pasa, pasaje, paso, pedregal, peñón, placer,
poza, puerta, puerto, quebrada, ramblazo, regajo, reventón, río, sabana,
sabaneta, salto, sierra, sillón, sumidero, tablazo, terraza, valle, vallejuelo, viso. A estas palabras hay que agregar otras que tienen que ver con la
topografía: agua, arena, barro, lodo, pedernal, peña, piedra, yeso.
2. Palabras de origen vegetal, o sus relaciones: Abrojo, aguacate, ají, algarrobo, algodón, almácigo, almendro, alpargata, anón,
añil, árbol, arraiján, arroz, artenisa, auyama, azúcar; baitoa, bambú,
banano, baría, básima, batata, bayahonda, bejuco, berro, bija, bijao,
bosque, bruja, brusca, cabima (cabilma, cabirma), cabuya, cacao,
284 Carlos Larrazábal Blanco
cacheo, cadillo, café, cagüey, caimito, caimoní, cajuil, cajuilito, calabaza, calabazo, cambrón, campeche, cana, candelero, caña, cañafístola,
cañuela, caoba, capá, cardón, carrizo, casabe, castañuela, catey, caya,
cayuco, cebollín, ceibo (seibo), cerezo, cidra, ciruela, clavellina, coco,
cojobal, col, copey (cupey), coquito, córbano, corozo, cuyá, charabucal,
chicharrón, damajagua (demajagua), encina, enea, esportillo, esparto,
espina, espinillo, flor, fútete, gina (jiña), granado, guaco, guaimate,
guajaba, guajaca, guama, guanábana, guanábano, guandul, guano,
guaraná, guásara, guásima, guatapaná, guayaba, guayabo, guayacán,
guáyiga, guayuyo, guineo, güira, helecho, henequén, hicaco (hicaco),
higo, higuera, hojancha, jabilla, (jobillo), jamo, jaiquí, jagua, jengibre
(gengibre), jobo, jobobán, lana, lechoso, lechuga, lengua de vaca, lerén,
lima, limón, lirio, macao, madera, maguey, maíz, malanga, mamey, manacla, mangle, mamón, mango, manzanillo, mapolo, mara, margarita,
mata, melao, memiso, naranja, naranjo, nuez, ñame, orégano, paja,
pajón, palma, palo, patilla, penda, peronía, pino, piña, pita, plátano,
poleo, poma, pomarroso, pomo, pringamosa, ramón, roble, romerillo,
rosa, salvia, sigua, tabaco, tamarindo, tarana, totuma, tuna, uva,
uvero, vaya, yagrumo, yagua, yautía, yerba, yerbabuena, yuca; zapote, zarsa. Los topónimos pueden adoptar la forma que se anota
arriba, pero pueden aparecer en formas gramaticales derivadas,
bien en plural así como en las terminaciones propias colectivas
en al, ar. También suelen aparecer en forma diminutiva. Otras
veces se asocian a un adjetivo o se presentan dos sustantivos en
aposición. Así: Los Cafeses, El Limonal, La Matica, Matasantiago.
Son raros los aumentativos: La Cabilmota.
3. Palabras de origen zoológico, o sus relaciones: Águila,
alcatrás, anguila, atún, avispa, ballena, barracota, becerro, berrendo,
biajaca, bonito, búcaro, burgao, buey, burro, caballo, cabra, caimán,
camarón, cangrejo, caracol, carpintero, catuán, coral, cotorra, cuero,
culebra, chichigua, chinchilín, chivo, dajao, flamenco, gallarón, gallina,
gallo, garrapata, garza, gato, golondrina, guaraguao, hormiga, hicotea
(jicotea), huevo, iguana, jaiba, leche, lisa, loro, luciérnaga, maco, manteca, miel, mojarra, mosquito, mula, ovejo, pájaro, paloma, pato, peje, perico, perro, pescado, piragua, potranca, potro, puerco, rana, rata, ratón,
Antología
285
róbalo, sardina, sigua, tiburón, toro, tortuga, tortuguero, vaca, verraco,
yaguasa, yegua, zorra. La misma nota que se agregó al apartado
anterior sobre fitonimia se aplica a estos zoonímicos, es decir se
presentan en forma de palabra simple, palabra compuesta, en
plural, colectivo, diminutivo o aumentativo.
4. Palabras de la vida civil: Abanico, acecho, acequia, acicate,
aguada, aguador, aguja, alameda, aletón, almacén, amarra, amarradero, arca, aserradero, atabalero, atalaya, balandra, balsa, bancera,
bañadero, barbacoa, barbero, barca, barco, barrancón, barrera, barrero,
barrica, barril, batey, bergantín, bohío, bomba, bonete, botado, bote,
botija, botijuela, bóveda, buzo, cacería, cacique, cachimbo, cajón, calabozo, cal, caldera, camino, campiña, campo, can, canasta, caney,
canoa, cantón, capacho, capote, carabela, carbonera, carenero, carita,
carrera, carretón, carril, casa, caserío, casimba, castillo, cementerio;
cencerro, ceniza, cepillo, cercadillo, cercado, cobre, cocina, colonia, comedero, comendador, comisario, condesa, congreso, contador, conuco,
corte, corral, corredor, correo, chancleta, desecho, diamante, dormidero,
duquesa, ejido, embarcadero, emboscada, escalera, escalón, escavadero,
escuela, estaca, estancia, estribo, factor, factoría, farola, faro, finca,
flecha, fogón, fragata, fundación, fundo, galeón, galera, garfio, garita,
goleta, gorra, granizo, granja, grapin (garfio), grúa, guardarraya,
habitación, hatillo, hato, hierro, higüera, horma, horqueta, hospital,
herradura, horca, horno, ingenio, lanza, luna, machete, máquina, matanza, meñique, meadero, mina, minero, mirador, montón, molinillo,
molino, montería, mortero, muñeco, navío, niña, noria, oro, paila,
palenque, pared, partido, peguera, peladero, pescadero, pescadería,
pesquería, pesquero, petaquero, pilón, piloto, pistola, placeta, plata,
plataforma, plaza, pocilga, pólvora, porquera, portillo, potrero, poso,
prado, presidente, pretil, pueblo, puñal, puente, quemado, ramada,
rancha, ranchero, rancho, recodo, remate, reparadero, represa, retiro,
rey, rincón, roca, salina, sangre, sardinero, sepultura, siembra, silla,
sueño, tachuela, talanquera, tanque, teja, tejar, tenería, tinaja, tocino,
toma, tomín, torre, tramojo, tripero, tumba, túnel, vela, venta, vereda,
viga, vigiador, virreina, yugo.
286 Carlos Larrazábal Blanco
5. Palabras de la vida militar: Almirante, capitán, coronel, fortaleza, fuerte, guardia, soldado, trinchera.
6. Palabras relativas a la Iglesia: Altar, cura, cruz, deán, ermita,
ermitaño, fraile, iglesia, monja, obispo, padre.
7. Antropónimos que han dado lugar a topónimos: Ambrosio,
Ana Ruiz, Andrés, Antón Sánchez, Antonia, Antón Cid, Arvelo,
Baltasar, Banegas (Vanegas), Banister, Barahona, Bardeci (Valdesia),
Bartolo, Bartolomé, Basilio, Bastidas, Batista, Beacon, Beltrán, Belloso,
Bengoa, Benito, Benú, Bernardino, Berroa, Blandino, Blondín, Bonilla,
Borbón, Brígida, Brito, Caballero, Cabrera, Calderón, Camacho, Camba,
Caminero, Cancino, Candelaria, Carballo, Carela, Carlos, Díaz,
Carmen, Carmona, Carrasco, Carvallo, Carvajal, Casilda, Casimiro,
Castellanos, Castelar, Castillo, Catalina, Catana Matías, Cayetano,
Cefiriano, Ceiirién, Celedonio, Celestina, Cesáreo, Clavijo, Colombién,
Colón, Collantes, Concepción, Congo, Cordero, Cosbec, Cristóbal, Cuello,
Chaves, Chirino, Damirón, David, Daza, Delfín, Despacht, Desveaut,
Diego, Diego de Ocampo, Diego Félix, Dionisio, Domínguez, Duarte,
Durán, Duvergé, Elisa, Emilio, Encarnación, Engracia, Enriquillo,
Escalante, Escobar, Espaillat, Espinosa, Estebanía, Esteves, Facunda,
Farfán, Feble, Federico, Feliciana, Felipe, Felipito, Felipón, Félix, Ferragut,
Ferrand, Florimón, Francisca, Francisquito, Fructuoso, Galán, Galard
(Galá), Galindo, Gallardo (Las Gallardas), Gamboa, Garabito, Garay,
García, Garnier, Garó, Gascue, Gaspar Hernández, Germán, Ginebra,
Gobert, Gollita Patricio, Gómez, González, Gonzalo Mata, Gregorio,
Goussard, Guerrero, Guzmán, Hernández, Hernando Alonso, Herrera,
Inoa, Isabela, Isabel de Torres, Isabélica, Isabelita, Isalgue, Isidra, Isidro,
Jackson, Jacob, Jeremías, Jerónimo, Jiménez, Jorgillo, José Joaquín, José
Lión, José Mieses, Juan, Juana Juan o Juana Díaz, Juan Álvarez, Juan
Alonso, Juan o Juana Arias, Juana Lorenza, Juana Méndez, Juana
Núñez, Juana Rodríguez, Juana Tubí, Juana Vicenta, Juan Bart, Juan
Becerro, Juan Bran, Juan Caballero, Juan Calvo, Juan Congo, Juancho,
Juan de Dios, Juan de la Cruz, Juan de Herrera, Juan del Castillo,
Juan de Nantes, Juan de Nina, Juan de Olio (Juan dolio), Juan de
Sena, Juan de Veras, Juan Domínguez, Juan Felipe, Juan García, Juan
Antología
287
Golla, Juanillo, Juan Isidro, Juanita, Juan Jiménez, Juan López, Juan
Lorenzo, Juan Luis, Juan Manuel, Juan Mateo, Juan Paje, Juan Prieto,
Juan Sánchez, Juan Santiago, Juan Simón, Juan Tavera, Judas, Julia,
Julián, Juliana, Lebrón, Lemba, Leonardo, Leoncia, Lope o López, Lora,
Lorán, Lorenza, Lorenzo, Lozano Lucas, Lucía, Luis, Luisa, Machín,
Madrigal, Magdalena, Maldonado, Manrique, Manuel, Manuel Bueno,
Manuel Díaz, Manuel Matos, Manuel Mónica, Manzano, Marcano,
Marcelino, Marciliana, Marcos, Marchena, Margarita, María, María
Amelia, María Francisca, María Lejos, María López, Mariana, María
Nova, María Vásquez, Marmolejos, Marrero, Martel, Martín, Martín
Alonso, Martín de Ávila, Martín García, Martínez, Mateo, Mateo Pico,
Matías Nolasco, Mauricio, Medina, Mejía, Melchior, Melchor, Melgar,
Mena, Mella, Mendoza, Mercedes, Meregildo, Mergara, Miguel,
Miguelito, Mingo, Mirabel, Miranda, Mogollón, Mojica, Monserrate,
Montemayor, Morales, Morillo, Morón, Muñoz, Nava, Navarrete,
Noriega, Olea, Olivero, Ortega, Ortiz, Oviedo, Pablillo, Padrón, Pancha,
Palabé, Palacio, Pantoa, Pantoja, Parra, Pascual, Pascuala, Pastrana,
Patricio, Paula, Payne, Pedro, Pedro Bran, Pedro Ciprián, Pedro Corto,
Pedro García, Pedro Sánchez, Pedro Toro, Pepe, Pepillo, Peralta, Pérez,
Pimentel, Pinzón, Polo, Pulinario, Quiñones, Quirós, Quirosito, Rafael,
Riva, Roa, Robaina, Robinson, Rufina, Rojas, Saballo, Salamanca,
Salnave, Salvador, Sánchez, Sansón, Santana, Sebastián, Serrallet,
Serrano, Sosa, Soto, Sterling, Suárez, Susano, Tamayo, Tavera, Teresa,
Terrero, Tíburcio, Timoteo, Tomás, Tomasico, Torres, Toussaint, Trujillo,
Ureña, Uribe, Úrsula, Valdesia (Baedeci), Valentín, Vallejo, Vásquez,
Vegano, Yimbí, Velásquez, Velasquito, Ventura, Vera, Vicente, Vicentico,
Vicentillo, Victorino, Vidal, Villalobos, Villalpando, Villaviciosa,
Villarrubia, Villasinda, Villegas, Yorcito Amador, Zalaya, Zambrano,
Zapata, Zayas.
Estos antropónimos, como se ve, o son simples nombres
de pila, apellidos, o ambos juntos. Algunos son apodos o hipocorísticos. Reproducen nombres de propietarios de estancias,
hatos o fundos. Algunos, pocos, son de la época de la colonia.
Farfán, recuerda a un terrateniente, Bartolomé Farfán de los
Godos, Pedro Corto, es el nombre de sujeto piadoso que fundó una
ermita. Recuerdan también esos tiempos, Villalobos, Villalpando,
288 Carlos Larrazábal Blanco
Villasinda. Los colonos franceses están representados en Gobent,
Roseau, Rousel, Colombié. Pero no todos los antropónimos tienen
estos orígenes, los hay que recuerdan campesinos acomodados,
o personas de alguna fama por buen gallero o por ser un brujo
de fama. Son pintorescos Vegano Yimbí, Yorcito Amador. Por lo
general los nombres de personas anónimas se acumulan en la
frontera Sur y son de origen haitiano. Abundan los nombres de
mujeres probablemente, «médicas» o brujas. Así Catana Matías,
Ma Brígida, Ma Facunda, Gollita Patricio. Congo y Bran pasaron por
ser apellidos de sujetos de la raza africana, que en un principio
determinaban procedencia. Lemba, recuerda a un negro que dio
algo que hacer y al fin ahorcaron. Los nombres extranjeros por
lo general, corresponden a filibusteros, navegantes, marinos, de
actividad en las costas norte y de Samaná. Muchos van precedidos de don, doña, ma, y hasta de maestre, taita. Hay contracción en
Marilópez, Marivásquez.
8. Hagiónimos que han dado lugar a topónimos: San
Antonio, San Bartolo, San Bartolomé, San Blas, San Carlos, San
Cristóbal, San Diego, San Dionisio, San Felipe, San Francisco, San
Gil, San Gregorio, San Jerónimo, San Joaquín, San Jorge, San José,
San Juan, San Julián, San Lázaro, San Lorenzo, San Lino, San Luis,
San Marcos, San Martín, San Miguel, San Morano (?), San Nicolás,
San Pedro, San Rafael, San Ramón, Santiago, San Valerio, San Víctor,
Santa Ana, Santa Bárbara, Santa Capuza (?), Santa Clara, Santa
Lucía, Santa Paula, Santa Petronila, Santa Rita, Santa Rosa, Santo
Domingo, Santo Tomás.
Algunos de estos ya han desaparecido. Los más antiguos vivos todavía son San Cristóbal y Santo Domingo. En Santana hay elisión en «Santa Ana»; Santo Tomé (Santo Tomás) ha dado Santomé.
9. Topónimos que provienen de ciertos estados de ánimo,
o que provienen de sentimientos religiosos o de supersticiones,
magia, brujería: La Afortunada, El Ahogado, La Altagracia, Los
Ángeles, Bellavista, Boca del Infierno, Las Brujas, El Brujo, Buenavista,
Buen Hombre, Buen Nombre, Buenos Aires, Buen Tiempo, La Caridad,
Antología
289
El Carmen, Ciguapa, El Condenado, El Cristo (cerro), Cruz (muy
extendida la palabra por todo el país), Cuidado (Islote), La
Deseada, monte Diablo, Dichoso, Dios da, arroyo Donado, cabo
Engaño, El Esfuerzo, arroyo La Esperanza, Espíritu Santo, arroyo El
Estudio, Evolución (lugar), La Florida, arroyo Fortuna, hato de la
Guía (por Nuestra Señora de la Guía), El Invencible, La Judea, Mal
Nombre, Matador, El Mezquino, Miraflores, La Paz, Peligro (loma), La
Paciencia, arroyo Penitente, La Perseverancia, Los Rebeldes, puerto
Sacro, La Salvación, arroyo Santo, loma Santiespíritu, Soledad, El
Taimado, Tutinfierno y otros más.
10. Palabras que indican partes del cuerpo humano y de
los animales que aparecen como topónimos: Son pocas: Barriga,
cabeza, cara, cuerpo, culo, hueso, nalga, pie, pata: Barriga de Vaca,
Cabeza de Toro, Caralinda, Culo del Diablo, Culo de Maco, Hueso de
los Muertos, Nalga de Maco, Arrastranalga, Pie de Chivo, Pata de Vaca.
~~~~ • ~~~~
Como es sabido los topónimos, gramaticalmente hablando,
son sustantivos, a los cuales se agregan adjetivos para formar
compuestos, locuciones, frases. Alguna que otra vez se encuentran oraciones, como en Santo Domingo, Dios-da, Sal-si-puedes,
Vengan-a-ver y quizás alguno que otro. Los adjetivos que más se
juntan con el sustantivo y que muchas veces se sustantivan son,
entre otros: alto, atravesado (loma Atravesada), azul, bajo, blanco,
bueno, cano, cimarrón, claro, colorado, corcovado, copado, chico, delgado, descubierto, despatillado, dulce, duro, estacado, falso, flaco, frío,
gordo, grande, hediondo, hincado, hondo, largo, levantado, macho,
malo, moreno, negro, nuevo, oculto, pelado, pequeño, perdido, pintado,
postrero, precioso, prieto, quemado, redondo, rico, salado, seco, sucio,
tajado, verde, viejo. Los gentilicios topónimos son pocos: banilejo,
bretón, francés, chino, inglés, isleño, martiniqueño, seibano. Los numerales por lo general son números primos: dos, tres, cinco, siete: Los
290 Carlos Larrazábal Blanco
Dos Brazos, Cruz de los Dos Caminos, Los Dos Claros, Dos Ríos, Tres
Amarras, Las Tres Bocas, Los Tres Ríos, Los Tres Brazos, Tres Ceibas,
Los Tres Charcos, Los Tres Ojos de Agua, Tres Piezas, Cinco Palmas,
Cinco Pasos, El Siete, loma Siete Cabezas, Siete Hermanos, Mata de los
Siete Negros, Siete Picos. Adentro, afuera, abajo, arriba, en medio, del
medio suelen juntarse a los sustantivos.
En cuanto a la ortografía toponímica es bueno decir algo, y
se comienza presentando algunos casos modelos:
Seybo, Neyba. Son ejemplos de una y intercalada que fijada
ya las reglas ortográficas del idioma, resultan su conservación
formas arcaicas innecesarias. Deben, pues, escribirse estos casos
Seibo, Neiba.
Gengibre, Gerónimo, Gina. Las formas académicas de las dos
primeras palabras son «jenjibre» y «Jerónimo» por razones etimológicas. Como topónimos deben seguir las reglas y escribirse
Jengibre, Jerónimo. Siempre que hay dudas de cómo escribir una
palabra que lleva G, es preferible la jota. Así Jina y no Gina.
Llanasá, Yamasá. Ya se ha dicho algo en este trabajo respecto de este topónimo. No se conoce con certeza su origen,
pero si es como se ha apuntado de que se trata de la palabra
castellana llamazar «lodazal», bien cabría escribir Llamasá, con
caída vulgar de la r final. Pero la forma con y tiene mucho arraigo equiparando la palabra a muchas voces indígenas con igual
comienzo inicial.
Haina, Jaina. El mapa de Moya y la Geografía de C. Armando
Rodríguez, generalmente bien orientados en ortografía toponomástica, escriben Jaina. C. A. Rodríguez da una buena explicación de orden de lingüística histórica muy acertada. En efecto los
indios al pronunciar aina y otras palabras que comenzaban por
vocal emitían cierta aspiración que los españoles traducían con h.
De aquí el origen de Haina que se pronunciaba a manera de j. Se
ha insistido mucho en estos últimos tiempos en la primera forma
y muchas personas creyendo hablar correctamente pronuncian
Aina por cuanto la h es muda, forma que no empleaban ni indios
ni españoles. Dijo Pedro Mártir que los indios pronunciaban ha,
he, hi, ho, hu con la boca abierta y dándose golpes en el pecho.
Antología
291
Jabilla, Javilla. Quizás, si esta palabra proviniera de haba,
vulgo jaba, no cabe duda que la primera forma sería la correcta.
Además como hay dudas lo mejor es decidirse por la palabra con
b, una vez que no hay diferencia de sonidos entre las dos letras.
La v se ha convertido en b en el idioma.
Llagruma, Yagruma. Los indios no tenían el sonido ll por
lo que los españoles siempre escribían con y el sonido que se le
asemejaba. Sin embargo muchas veces se ha escrito Las Cabullas
por Las Cabuyas y Los Llagrumos por Los Yagrumos.
Ahora pasemos a otros aspectos ortográficos:
Cuando se une a un sustantivo un adjetivo suelen los dos
elementos escribirse juntos o separados. Ambas formas se han
usado en Santo Domingo, pero prevalece la segunda: Boca
Chica, Arroyo Salado. En Atlas de España aparecen juntos los
elementos topónimos compuestos que comienzan con «Villa»:
Villaverde, Villasbuenas, Villamediana, etc. Lo mismo los que comienzan con «Vista»: Vistabella. También Vegaquemada, Torrevieja
y muchos más. Cuando el sustantivo requiere «abajo», «arriba»,
«adentro», «afuera» suelen Moya y Rodríguez poner estas palabras con minúscula. En los casos de aposición aparece en Moya
Mata Santiago, pero también Sabanabuey, Matapalacio, una sola
palabra. En unión de verbo y sustantivo se sigue el hábito académico de unir los dos elementos. Así como escribimos «limpiabotas», «friegaplatos», etc., así tenemos topónimos Matapuercos,
Arrastranalgas, Matagallina, Miraflores, y otros. En la unión sustantivo y un numeral antepuesto suele en España separarse los dos
componentes: Siete Aguas, Siete Iglesias, Dos Caminos, Dos Aguas,
Dos Hermanas. En Santo Domingo se sigue esta modalidad.
La composición de dos elementos, designan una cosa, y
deberían escribirse con una sola palabra: Bocachica, Arroyohondo.
Los dos elementos separados y escritos con mayúsculas no debería ser. Es preferible introducir la costumbre de separarlos
con un guión y con minúscula el determinante: Boca-chica,
Arroyo-hondo. Pero siempre sería preferible el formar una sola
palabra. Debería usarse también el guión corto en caso que el
determinante sea «abajo», «arriba», etc., Nizao-arriba, Nizao-abajo,
292 Carlos Larrazábal Blanco
Monte-adentro. Es buena costumbre escribir juntos el adjetivo y el
sustantivo cuando el primero precede: Bellavista, Buenavista, sin
embargo suele aparecer en mapas y geografías Buen Hombre, Mal
Nombre. En caso de dos sustantivos en aposición el juntar los dos
elementos en uno es buena práctica. En caso de preceder un
numeral, conviene emplear el guión corto pues contribuye a la
unidad gráfica.
En algunos casos, cuando se trata de sintagmas, es bueno separar los elementos unibles: Sabanagrande, sin embargo Sabana
Grande del Espíritu Santo, porque en este caso se trata de una «sabana grande» llamada «Espíritu Santo». Por lo general, los topónimos expresados por medio de locuciones, frases u oraciones
se debería hacer uso del guión corto para separar sus elementos
como es costumbre en la toponimia francesa: Havre-de-Grace,
Mont-Duphin, Bellevue-la-Montagne y tantos otros. Así, tendríamos
para Santo Domingo: Palmar-de-Ocoa, Las-Matas-de-Farfán, etc. Y
para las aposiciones ya tradicionales: Puerto-Plata, Monte-Plata,
etc.
Otras consideraciones respecto
de la toponimia dominicana
Una importancia que se ha reconocido a los estudios toponímicos es que ponen en evidencia el paso de diversas culturas
por determinada región, o la demostración de ocupaciones
pacíficas o violentas.
En la toponimia dominicana hemos visto cómo abundan
los topónimos de adstrato y cómo son frecuentes los nombres
franceses e ingleses en la costa norte del país y en las costas
de la península de Samaná que denota que esos lugares eran
ocupados o frecuentados por bucaneros, filibusteros, piratas,
navegantes de diversas nacionalidades.
Por el descuido de las autoridades y la despoblación, el
procurrente de Barahona estuvo casi completamente despoblado, sobre todo en la parte central y la costa occidental, y aun
en la oriental, por lo que existen evidentes huellas de pacíficas
Antología
293
ocupaciones. Hemos visto las denominaciones boucan, source, trou
y varios antropónimos, todavía existentes algunos, en la frontera
sur y procurrente de Barahona. En la costa norte y Samaná, Ma
Louisse (Maluis), Soufflet, Cabaret, bahía de Cosbert (Escocesa),
punta Grapin, Banister y otros nombres más. En el interior, en los
llanos de Monte Cristi a Santiago encontramos las huellas de las
luchas de los hispano-dominicanos contra los gobernadores de
la colonia francesa de Saint Domingue, luchas gloriosas de años.
Visto todo esto cabe pensar que la existencia de la patria dominicana ha sido un milagro de la historia, un don de la providencia,
y a la verdad, también, un empeño de sus hijos.
Otra cosa que brinda la toponimia dominicana es un dato
de naturaleza lingüística. Se sabe que en español el fonema
r, cuando es terminal de sílaba, se diptonga: «arma» aima,
«porque» poique. Este fenómeno no es dominicano, al menos
respecto de la r pues se registra en Andalucía y en América ha
existido en Cuba y en Puerto Rico, donde se han escrito, usando
este fenómeno, poesías populares o costumbristas. En documentos de principios del siglo xvii un sitio aparece con la ortografía
Miradoy por «Mirador» que es la forma que se registra hoy día
el nombre de ese sitio, sección de La Vega. Por esto se ve que el
andalucismo de las hablas de América es cierto. El poiqueo, pues,
con el cual se zahiere a los cibaeños tiene comprobada su larga
existencia.
En otro orden de cosas puede ser útil la toponimia. Sabido
es que no todas las plantas útiles actualmente más populares y
necesarias no eran propias de la Isla, tales la caña de azúcar, el
jengibre, la cañafístola, el cacao, el café, y sus fechas de introducción pueden rastrearse en las historias. Pero respecto de otras
plantas, también muy populares y también extrañas al medio,
no se puede conocer la fecha del comienzo de su introducción,
cultivo o de su espontánea propagación, porque no tienen la
importancia exonómica y alimentaria que las mencionadas.
Entre estas está el cajuil. El historiador Oviedo cita algunas de
las plantas introducidas por los españoles: naranjo, limonero,
granado, plátano, caña de azúcar, membrillo, cañafístola y otras
294 Carlos Larrazábal Blanco
más. Sin embargo los humildes mango y cajuil, por ejemplo, no
los menciona. Pero la toponimia descubre que ya en el siglo xvi
se había introducido el cajuil, puesto que con ese nombre se
localiza un sitio en la región de La Vega, en el año 1589 (Col.
Lugo, BAGN, Núm. 23, 1942, p. 308).
~~~~ • ~~~~
La gran parte de los topónimos dominicanos citados o sugeridos son de la clase de los tradicionales. Nombres respetabilísimos, aun los de formación u origen extranjero. Es una lástima
que los gobiernos, parlamentos, ayuntamientos hayan dado en
crear nombres oficiales para suplantar a los tradicionales.
El escritor venezolano Arturo Uslar Pietri dice respecto de
esto, en su obra Tierna venezolana:
La manía de los Gobiernos ha querido cambiarle el
nombre dulce a Paraguachi por el del prócer Antolín
del Campo. Es como una manía de borrar la historia.
También en la nomenclatura oficial llaman Puerto
Fermín a lo que nunca ha podido dejar de ser el Puerto
del Tirano. Allí está la huella del desembarco de Lope
de Aguirre. Allí bajó el vizcaíno después de la travesía
del Amazonas.
En el Congreso celebrado en 1958 o 1959 por el Instituto
Panamericano de Geografía e Historia se tomó en cuenta el
cambio de nombre de topónimos tradicionales por denominaciones oficiales, y resolvió lo siguiente:
Tomando en cuenta que existe una tendencia a sustituir los toponímicos tradicionales por denominaciones
relacionadas con hechos o personajes modernos, y
que de esa manera se borra la memoria de aquellos y
Antología
295
se dificultan los estudios geográficos y antropológicos,
se acordó recomendar a los Estados Miembros que, en
lo posible, se restituyan los toponímicos tradicionales,
con su propia ortografía, y que en lo sucesivo se evite
y, si es posible, se impida la sustitución de nombres
pertenecientes a un pasado remoto y respetable, por
denominaciones modernas». (Tomado del Boletín Aéreo
del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Núm. 43,
enero de 1959).
A pesar de estas respetables opiniones en la República, en
el sentido de cambios de nombres, se ha llegado a la exageración
como si los hechos y los personajes de la vida moderna no pudieran ser honrados de otra manera. Se ha hecho de la división
política y de los nombres tradicionales un continuado revolver
como se hace con las fichas en el juego de dominó cuando se
termina una partida para comenzar otra. Las viejas provincias se
han «tomizado», por así decir y exagerando un poco, sin ningún
fundamento administrativo de importancia. Los topónimos de
población han sido cambiados de manera alarmante después
del mapa de Moya.
El afán de «borrar la historia» y de no respetar «los pasados
remotos y respetables» ya se había iniciado a la publicación del
mapa de Moya, pero hubo mesura, y los nombres oficiales correspondían a hechos y hombres que merecían ser honrados, salvo
alguno que otro caso. Los topónimos oficiales del mapa de Moya
son: Benito Monción, Cabral, Cabrera, Castillo, Villa Duarte, Duvergé,
Enriquillo, Espaillat, Mella, Pimentel, Ramón Santana, Restauración,
Riva, Salcedo, Sánchez, Valverde. A estos nombres oficiales, que son
los únicos que tomamos en cuenta para este trabajo, siguieron
otros y otros hasta llegar a la época que es el del relajamiento
del sistema. Pero el pueblo sigue nombrando a muchos de esos
lugares con su nombre tradicional. Pasa lo que señala el citado
Uslar Pietri, al hablar del nombre oficial de Puerto Fermín, dice:
«Si uno le pregunta a la poca gente que anda por la playa, bajo
los espesos uveros, al atardecer, cómo se llama el pueblo, dirán
296 Carlos Larrazábal Blanco
que “El Tirano”, que así se ha llamado siempre el sitio por donde desembarcó el “tirano Aguirre”».
De todos estos topónimos oficiales Benito Monción o Monción
corresponde al nombre tradicional de Guaraguanó; Cabral a
«Rincón»; Cabrera a «Tres Amarras»; Castillo a «Nigua»; Villa
Duarte a «Pajarito»; Duvergé a «Las Damas»; Enriquillo a «Petit
Trou» («Petitrú»); Villa Mella a «Sábanagrande», «Sabana Grande
del Espíritu Santo»; Pimentel a «Barbero»; Ramón Santana a
«Guasa»; Restauración a «Gurabo»; Villa Riva a «Almacén del
Yuna»; Salcedo a «Juana Núñez» y Valverde a «Mao». Todos los
nombres tradicionales tienen una respetable vinculación con
los pueblos a través de siglos. Guaraguanó, Gurabo, Guasa, Mao y
Nigua, además, merecen reverencia porque son de limpia estirpe taína.
Posteriormente a la publicación del mapa de Moya se han
hecho nuevas nominaciones toponímicas, entre otras: Amiama
Gómez, nombre tradicional «Biáfara»; Elías Piña, nombre tradicional, «Comendador»; Gaspar Hernández, nombre tradicional
«Joba abajo»; Hostos, nombre tradicional «La Ceiba»; Imbert,
nombre tradicional, primero «Las Caña fístolas», después
«Bajabonico»; Juan Barón, nombre tradicional «Ñagá»: Luperón,
nombre tradicional «Blanco»; Miches, nombres tradicionales
«El Primo», «El Jovero»; Monseñor Nouel, nombre tradicional
«Bonao»; Padre Las Casas, nombre tradicional «Túbano»;
Peña, nombres tradicionales «Los Liceyes», «Las Estancias»,
«Tamboril»; Santiago Rodríguez, nombre tradicional «Sabaneta»;
Tenares, nombre tradicional «Los Ranchos».
En este caso tenemos también nombres tradicionales
dignos de respeto por su remoto pasado, otros por ser paleotopónimos no sabemos con cuántos años de creados a la llegada
de los españoles, como «Joba», «Bajabonico», «Bonao», y otros
que han sido verdaderos hitos de historia patria. Al hacer desaparecer algunos de ellos se ha «borrado la historia». «Biáfara»;
epéntesis del toponímico africano «Biafra», es un documento
de la esclavitud negra pues llamaron «negros biafras» a los que
procedían de la región de Biafra, nombre todavía de un folgo,
Antología
297
una población, unas tribus heroicas y valientes hasta el sacrificio,
las mismas virtudes que demostraría el anónimo negro esclavo
que dio nombre a un sitio en la provincia de Azua. Ese nombre
recuerda la despoblación de ciertas poblaciones del oeste de la
Isla llevada a cabo, a principio del siglo xvii, por el gobernador
Antonio Ossorio, con la anuencia real, y en los cuales hechos se
distinguieron, por su rebeldía, negros esclavos entre ellos «biafras». Miguel «biáfara» fue uno de sus caudillos. Es nombre que
debe conservarse también oficialmente. «Comendador» quizás
recuerde a uno de los primeros pobladores de la villa de Azua
de Compostela y quizás de los primeros hacendados o terratenientes del valle de San Juan, el Comendador Gallego. «Nagá»
también es un documento histórico, allí se trató de frenar a las
tropas de Toussaint, lo que resultó en derrota de don Juan Barón
que se replegó a Jaina. «Bonao» es un testigo viejo y mudo de
los desconocidos hechos prehistóricos de la Isla y del discurrir
histórico de los tiempos coloniales y de la República. No había
para qué «borrar».
IV
TOPONIMIA COLOMBINA
A Cristóbal Colón, el Descubridor, le gustaba poner nombre a los sitios que iba descubriendo o visitando. Muchos de esos
nombres perduran y todos constituyen lo que llamamos toponimia colombina.
El procedimiento del Almirante tenía varias bases: religiosa:
San Salvador, Santo Tomás, Santa María, San Nicolás, la Navidad, la
Concepción, La Trinidad, Guadalupe y otros más; de reverencia a la
reyesía: Fernandina, Isabela, Juana; aspecto geográfico: El Elefante,
Tortuga, Beata, etc. La contemplación de la naturaleza recién
descubierta y de sus paisajes lo hicieron emplear los términos
Paraíso, Huerta, Dragón, etc. Eso mismo lo llevó el llamar a la
Isla de Santo Domingo, la Española. Grandes desdichas hicieron
que a cierto cabo lo denominara Gracias a Dios. Alguna vez dedicó un nombre a un amigo que viajaba con él, Miguel Cuneo,
natural de Savona, de aquí la Bella Savonesa, isla Saona. Su estado de ánimo le inspiraba su nomenclatura, y parece que se
gozaba de sus aciertos en ese sentido. Las Casas en la Apologética
historia, al tratar del origen del nombre de Puerto Hermoso, al
sur de Santo Domingo, presupuso fuera dado por el Almirante
«porque siempre tenía gracia especial en poner nombre a las
tierras que descubría».
299
300 Carlos Larrazábal Blanco
Llama la atención el que no fuera pródigo en reproducir
topónimos de España. Parece haberse conformado con nombrar a la Isla como lo hizo y llamar a un río Guadalquivir. De
Génova, su patria, nada.
PRIMER VIAJE
1492-1493
Islas Lucayas o Bahamas
SAN SALVADOR.– Isla.– «Viernes, de mañana, que se contaron 12 de octubre, salió en su batel armado y con sus armas, y la
más de la gente que en él cupo; mandó también que lo mismo
hiciesen Martín Alonso y Vicente Yáñez […] Luego el Almirante,
delante de los dos capitanes y de Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y de Rodrigo Sánchez de Segovia, veedor
della y de toda la gente cristiana que consigo saltó a tierra, dijo
que le diesen por fe y testimonio, como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha isla, a la cual
ponía por nombre Sant Salvador […]» (Las Casas, Hist. I, ed. de
1875).
SANTA MARÍA DE LA CONCEPCIÓN.– Isla.– «Alzó las velas
el Almirante con sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas
que no sabía a cuál primero ir […]; miró por la mar que estaba
de aquesta 7 leguas, a donde llegó, lunes 15 de octubre, al poner del sol, a la cual puso por nombre isla de Santa María de la
Concepción». (Las Casas, Hist. I, p. 304, ed. de 1875). Palabras
propias del Almirante: «Y como desta isla vide otra mayor al
Oeste, cargué las velas por andar todo aquel día fasta la noche
[…], a la cual puse nombre la isla de Santa María de la Concepción,
[…]» (Diario de Colón, Navarrete I, p. 178, ed. de 1858).
FERNANDINA.– Isla.– «Y a medio golfo destas dos islas es de
saber de aquella de Santa María y de esta grande, a la cual pongo
nombre la Fernandina […]» (Diario de Colón, Navarrete, p. 180,
ed. de 1858). [Es la Inagua chica, según Navarrete].
Antología
301
ISABELA.– Isla.– «[…] y luego antes que andásemos tres
horas vimos una isla al Leste […], la isla Saometo, a la cual puse
nombre la Isabela» (C. Colón, Diario, Navarrete I, p. 185, ed. de
1858). [Quizás la Inagua grande].
CABO HERMOSO.– «[…], y quedaba el dicho isleo [Isabela]
en derrota de la isla Fernandina […] y se corría después la costa
desde el isleo al Oueste, y había en ella 12 leguas fasta un cabo, a
quien yo llamé el Cabo hermoso, que es de la parte del Oueste;
y así es fermoso, redondo y muy fondo […] adonde yo surgí
agora, al cual puse nombre Cabo Fermoso, porque así lo es; […]»
(C. Colón, Diario. Navarrete I, pp. 185-186, ed. 1858).
CABO DE LA LAGUNA.– «Hoy al sol salido levanté las anclas
de donde yo estaba con la nao surgido en esta isla de Saometo al
cabo del Sudueste, adonde yo puse nombre el Cabo de la Laguna
[…]» (C. Colón, Diario. Navarrete I, p. 186, ed. 1858).
CABO DEL ISLEO.– «Tomamos agua para los navíos en una
laguna que aquí está cerca del Cabo del isleo, que así la nombró»; (C. Colón, Diario, Navarrete I, p. 189, ed. 1858). [Quizás se
quiere decir que el Cabo del isleo no sea sino el mencionado Cabo
de la Laguna].
ISLAS DE ARENA.– «Entonces vieron tierra, y eran 7 a 8
islas, en luengo todas de Norte a Sur […] Levantó las anclas
salido el sol de aquellas islas, que llamó las islas de Arena por el
poco fondo que tenía de la parte del Sur […]» (Diario de Colón,
Navarrete, I, pp. 191-192). [Se cree que se trata del Gran Banco
de Bahamas].
Isla de Cuba
ISLA JUANA.– «Domingo 28 de octubre, acercóse a la
isla de Cuba y tomó la tierra más cercana; púsole por nombre
Juana, porque tuvo esta orden y respeto el Almirante en el
poner los nombres a las tierras o islas que descubría, que a
la primera, considerando como cristiano, que las primicias y
principios se deben al fontal y primer principio, del cual todas
las cosas visibles e invisibles manaron, que es Dios, llamó Sant
302 Carlos Larrazábal Blanco
Salvador que los indios llaman Guanahaní, ofreciendo gracia
de las mercedes recibidas a quien tanto bien le había concedido y librado de tantos peligros hasta allí, y de quien más
y mayores esperaba recibir; a la segunda, porque después de
Dios a nadie se debe tanto como a la madre de Dios, y él tenía
devoción con su fiesta de la Concepción, nombróla Sancta
María de la Concepción, y porque después de Dios y bendita
madre, debía muchas mercedes y muy buena voluntad recibidas y las que más entendía recibir a los católicos Reyes, puso
nombre a la tercera isla, la Fernandina, en memoria y honor
del católico rey Fernando; a la cuarta intituló la Isabela por
la serenísima reina Doña Isabel, a quien potísimamente más
que al Rey y a todos debía […]; ansi que a la quinta, que fue
Cuba, puso por nombre la Juana, por el Príncipe D. Juan, que
entonces vivía, Príncipe heredero de los reinos de Castilla».
(Las Casas, Hist. I, 1875).
SAN SALVADOR.– Río y puerto.– «Cuando iba a tierra con
los navíos salieron dos almadias o canoas, y como bieron que los
marineros entraban en la barca y remaban para ir a ver el fondo
del río para saber donde habían de surgir, huyeron las canoas
[…]. Llamó el Almirante aquel río y puerto de San Salvador».
(Diario de Colón, Navarrete I, p. 193). [Conócese con el nombre
de Puerto o Bahía de Nipe (Navarrete)].
RÍO DE LA LUNA.– «[…] andada otra legua vido un río, no
de tan grande entrada, al cual puso nombre el río de la Luna».
(Diario de Colón, Navarrete I, p. 194). [Debe ser el puerto de
Banes (Navarrete)].
RÍO DE MARES.– «Vido otro río muy más grande que los
otros, y así se lo dijeron por señas los indios, y cerca de él vido
buenas poblaciones de casas: llamó al río río de Mares». (Diario de
Colón, Navarrete I, p. 194). [Ha de ser el puerto de las Nuevitas
del Príncipe (Navarrete)].
CABO DE PALMAS.– «Salió del río Mares al Norueste, y
vido cabo lleno de palmas y púsole Cabo de Palmas». (Diario de
Colón, Navarrete I, p. 195). [Llámase hoy el Alto de Juan Dañue
(Navarrete)].
Antología
303
PUERTO DEL SOL.– «Este puerto, al que llamó Colón del
Sol, debe ser el puerto del Padre» (Navarrete I, 206 nota).
CABO DE CUBA.– «Navegó este lunes hasta el sol puesto
18 leguas al Leste cuarta del Sueste hasta un cabo, a que puso
por nombre Cabo de Cuba». (Diario de Colón, Navarrete I, p. 267).
[Debe ser la Punta de Mulas (Navarrete). Es la primera vez
que el Almirante acoge un nombre indígena para designación
toponímica].
LA MAR DE NUESTRA SEÑORA.– «Maravillóse en gran
manera ver tantas islas y tan altas […] Púsoles nombre la mar
de Nuestra Señora, y al puerto que está cerca de la boca de la
entrada de las dichas islas puso puerto del Príncipe». (Diario de
Colón, Navarrete I, p. 209).
PUERTO DEL PRÍNCIPE.– [Ver párrafo anterior].
ISABELA.– «Y viendo que no se mudaba, y la mar se alteraba, determinó de dar la vuelta al puerto del Príncipe de donde
había salido, que le quedaba 25 leguas. No quiso ir a la isleta que
llamó Isabela». (Diario de Colón, Navarrete I, p. 212).
SANTA CATALINA.– «Así que, sábado 14 de noviembre,
hobo de tomar tierra, y entró en un puerto junto a par del
Príncipe, en que cabrían todas las naos de España […] A este
puerto puso de Sancta Catalina, por ser aquel sábado su víspera». (Las Casas, Hist. I, p. 346, ed. de 1875).
CABO DEL PICO.– «Lunes, 26 de noviembre, mandó alzar las anclas y dar las velas, y salió de aquel puerto de Sancta
Catalina, […] y vido algunos cabos de tierra, y a uno puso nombre de cabo del Pico, a otro cabo de Campana». (Las Casas, Hist. I, p.
348). [El cabo del Pico es la punta del Mangle o Guarico; y el Cabo
Campana es la Punta Vaez, según Navarrete I, p. 217].
CAMPANA, cabo.– Ver Cabo del Pico.
PUERTO SANTO.– «Subió allí por el río arriba y halló unos
brazos del río, y rodeando al puerto halló la boca del río […] No se
partió por la misma causa del viento contrario, y porque llovía mucho. Asentó una cruz a la entrada de aquel puerto que creo llamó
el Puerto Santo, sobre unas peñas vivas». (Diario de Colón, Navarrete
I, pp. 222 y 224). [Según Navarrete es el puerto de Baracoa].
304 Carlos Larrazábal Blanco
ALFA Y OMEGA.– «Así que […] determinó de dejar la isla
de Cuba o Juana […] y que hasta entonces había tenido por
tierra firme […] y dejando el Cabo o punta oriental de Cuba
púsole nombre Alpha y Omega, que quiere decir principio y fin,
porque creyó que aquel Cabo era fin de la tierra firme […]»
(Las Casas, Hist. I, pp. 359-360).
Isla de Santo Domingo
PUERTO MARI.– «Jueves 6 de diciembre. Cuando amaneció se halló 4 leguas del puerto: púsole nombre Puerto María, y
vido un cabo hermoso al Sur, cuarta del Sudueste, al cual puso
nombre Cabo del Estrella […] Quedábale otro cabo muy hermoso
y bien hecho, a quien puso nombre Cabo del Elefante al Leste […]
Quedábale otro cabo al Lesueste, al que puso nombre el Cabo
de Cinquín» (Diario de Colón, Navarrete I, p. 229). [Puerto María
corresponde al puerto de San Nicolás (Haití). [El Cabo de la
Estrella es el cabo San Nicolás (Haití). El Cabo del Elefante es la
punta Palmista (Haití). Opinión de Navarrete].
CABO DEL ESTRELLA.– Ver PUERTO MARTA.
CABO DEL ELEFANTE.– Ver PUERTO MARÍA.
CABO DE CINQUÍN.– Ver PUERTO MARÍA.
ISLA TORTUGA.– «Parecía que entre el Cabo del Elefante
del de Cinquín había una grandísima entrada, y algunos de los
marineros decían que era apartamiento de isla; aquella puso por
nombre la Isla de la Tortuga» (Diario de Colón, Navarrete, I, pp.
229-230).
PUERTO DE SAN NICOLÁS.– «A horas de vísperas entró en
el puerto dicho, y púsole nombre Puerto de San Nicolás, porque
era día de San Nicolás». (Dice Las Casas: «No entiendo como a
este puerto puso arriba Puerto María, y ahora de San Nicolás»)
(Diario de Colón, Navarrete I, p. 230).
PUERTO DE LA CONCEPCIÓN.– «Y dende a 16 millas halló
un puerto muy ancho y muy hondo […] acordó de entrar en
el puerto, al cual llamó Puerto de 1a Concepción» (Diario de Colón,
Navarrete I, p. 233).
Antología
305
ISLA ESPAÑOLA.– «En frente del [Puerto de la Concepción]
hay unas vegas las más hermosas del mundo y cuasi semejables a
las tierras de Castilla, antes tiene ventaja, por lo cual puso nombre
a dicha isla la Isla Española» (Diario de Colón, Navarrete I, p. 234).
PUNTA PIERNA.– «Salió de aquel Puerto de la Concepción
con terral […]; navegó con él al Nornordeste, llegó a la Isla de
la Tortuga, vido una punta della que llamó la Punta Pierna, que
estaba al Lesnordeste de la cabeza de la isla, y habría 12 millas, y
de allí descubrió otra punta que llamó Punta Lanzada» (Diario de
Colón, Navarrete I, p. 239).
PUNTA LANZADA.– Ver PUNTA PIERNA.
VALLE DEL PARAÍSO.– «Sábado 15 de diciembre. Salió del
Puerto de la Concepción otra vez para su camino […] y tomó
la vuelta de la Tortuga hasta ella, y de allí dio la vuelta para ver
aquel río que ayer quisiera ver y tomar y no pudo […] aunque
surgió media legua de sotaviento en una playa, buen surgidero y
limpio. Amarrados sus navíos fue con las barcas a ver el río […]
Vido algunas casas y el valle grande donde están las poblaciones,
y dijo que otra cosa más hermosa no había visto […] Puso nombre al valle Valle del Paraíso, y al río Guadalquivir, porque diz que
así viene tan grande como Guadalquivir por Córdoba…» (Diario
de Colón, Navarrete I, p. 240).
GUADALQUIVIR.– Río.– Ver VALLE DEL PARAÍSO.
LOS DOS HERMANOS.– «Vido por allí cuatro cabos de
tierra y una grande bahía y río, y de allí un angla muy grande,
y tenía una población, y a las espaldas un valle […] y sobre
los dos Hermanos hay una montaña muy alta y gorda […] y
del Cabo de Torres al Lesueste está una isla pequeña, a la cual
puso Santo Tomás, porque es mañana su vigilia […]» (Diario
de Colón, Navarrete, p. 248). [Dice Las Casas: «Estos dos
Hermanos y el cabo de Torres no los ha nombrado hasta agora». El cabo de Torres es la punta Limbé (Haití), Navarrete.
El Santo Tomás mencionado es el apóstol, cuya fiesta es el 21
de diciembre].
CABO DE TORRES.– Ver LOS DOS HERMANOS.
CABO TOMÁS.– Isla.– Ver LOS DOS HERMANOS.
306 Carlos Larrazábal Blanco
CABO ALTO Y BAJO.– «Antes de la isla [Santo Tomás] de
la parte Oueste hay un cabo que entra mucho en la mar alto y
bajo, y por eso le puso nombre Cabo alto y bajo» (Diario de Colón,
Navarrete I, 248). [Se trata de la punta y la isla Margot (Haití)
(Navarrete)].
MONTE CARIBATA.– «Del camino de Torres al Leste […]
hasta una montaña más alta que otra que entra en la mar, y parece desde lejos isla por sí, por un degollado que tiene la parte de
tierra; púsole Monte Caribata, porque aquella provincia se llama
Caribata». (Diario de Colón, Navarrete I, 248) [Por segunda vez el
Almirante usa una palabra indígena para designar un accidente
geográfico. La primera fue cuando denominó a un cabo con el
nombre de Cuba].
CABO DE CARIBATA.– «Hoy al poner del sol entré en
un puerto que estaba entre la isla de Santo Tomás y el cabo de
Caribata». (Diario de Colón, Navarrete I, p. 248).
PUERTO DE LA MAR DE SANTO TOMAS.– «Viernes 21 de
diciembre. Hoy fue con las barcas de los navíos a ver aquel puerto; el cual vido ser tal que afirmó que ninguno se le iguala de
cuantos jamás haya visto, […] Hay de la parte del Norueste tres
islas y un gran río, a una legua del cabo deste cuerpo: es el mejor
del mundo; púsole nombre de Puerto de la mar de Santo Tomás,
porque es hoy su día [Santo Tomás, apóstol]: díjole mar por su
grandeza». (Navarrete I, 248 y 253). [Quizás la bahía de Acul].
PUNTA SANTA.– «[…] los cuales se volvieron todos con los
cristianos a la población [el Guaneo] […] la cual diz que de
parte de la Punta Santa […]» (Esta Punta Santa no ha nombrado
Las Casas». (Diario de Colón, Navarrete I, p. 257). [Es la Punta llamada ahora San Honorato (Navarrete), (Saint Honoré, Haití)].
LA AMIGA.– Isla.– «Quien hobiere de entrar en la mar de
Santo Tomé se debe meter una buena legua sobre la boca de
la entrada sobre una isleta llana que en medio hay, que le puso
nombre de la Amiga […]» (Diario de Colón, Navarrete I, pp. 258259). [Isla de Ratas (Navarrete)].
VILLA DE LA NAVIDAD.– «[…] diéronse tan buena maña, y
con tanta diligencia, que, en obra de diez días, nuestra fortaleza
Antología
307
quedó muy bien hecha, y, según convenía por entonces, edificada; púsole nombre la Villa de Navidad, porque aquel día había
llegado allí, y así hasta hoy se llama aquel puerto de la Navidad
[…]» (Las Casas, Hist. I, p. 407, ed. de 1875).– «[…] tomé en
este sitio más proporcionado como de una ventaja y de más
comercio, posesión especial de una gran ciudad grande, a la
que puse por nombre de Natividad del Señor» (C. Colón, Carta a
Rafael Sánchez, Tesorero de los Reyes, Navarrete I).
CABO DE SIERPE.– «según aquellas restingas eran grandes
que duran desde el Cabo Santo hasta el Cabo de Sierpe […]»
(Diario de Colón, Navarrete I, p. 271).
MONTE CRISTI.– «Navegó así al Leste camino de un monte
muy alto, que quiere parecer isla, pero no lo es, porque tiene
participación con tierra muy baja, el cual tiene forma de un alfaneque muy hermoso, al cual puso nombre Monte Cristi, el cual
está justamente al Leste del Cabo Santo […]» (Diario de Colón,
Navarrete I, 271).
CABO DEL BECERRO.– «Después del dicho monte [Monte
Cristi] al Leste vido un cabo a 24 millas, al cual llamó Cabo del
Becerro […]» (Diario de Colón, Navarrete I, p. 273). [Punta Rucia,
seg. Navarrete].
RÍO DEL ORO.– «Entró en la barca y fue al río, que es allí
junto hacia el Sursudoeste del Monte Cristi, una grande legua,
donde iban los marineros a tomar agua para el navío, y halló que
el arena de la boca del río, el cual es muy grande y hondo, era
diz que toda llena de oro […] Puso por nombre el Almirante al
río el Río de Oro […]» (Diario de Colón, Navarrete, I, pp. 276-277).
[Es el río Yaque del Norte].
PUNTA ROJA.– «A media noche levantó las velas con el viento Sueste, y navegó al Lesnordeste: llegó a una punta que llamó
Punta roja, que está justamente al Leste del Monte Cristi 60 millas […]» (Diario de Colón, Navarrete I, p. 277). [Punta Isabelica,
según Navarrete, el cabo Isabela].
RÍO DE GRACIA.– «Partióse, jueves, 10 días de enero […]
llegó al puerto donde había estado diez y seis días Martín Alonso
rescatando mucho oro que allí hobo, al cual puso nombre río de
308 Carlos Larrazábal Blanco
Gracia, puesto que no quedó con este nombre, antes se llamó
siempre y se llama hoy el río de Martín Alonso». (Las Casas, Hist.
I, p. 430, ed. de 1875). [Es el río Chuzona chico, 3 leguas y media
del Puerto de Plata, dice Navarrete].
BELPRADO.– «Viernes 11 de enero, a media noche, salió del
río de Gracia, que agora se llama de Martín Alonso, y navegó al
leste, hasta un Cabo, cuatro leguas, que llamó Belprado, de donde
vido una sierra, que, porque siempre está llena de nubes en lo
alto como plateada, púsole nombre de Monte de Plata, al pie del
cual está un buen puerto que se llama hoy, desde entonces, el
Puerto de Plata […]» (Las Casas, Hist., p. 432, ed. de 1875).
MONTE PLATA.– Ver arriba BELPRADO.
ÁNGEL– Cabo.– «De allí al cabo de Belprado al Leste,
cuarta del Sueste, está el cabo del Ángel […]» (Diario de Colón,
Navarrete I, p. 279).
PUNTA DEL HIERRO.– «Del Cabo del Ángel al Leste, cuarta
del Sueste, hay 4 leguas a una Punta que puso del Hierro; y al mismo camino 4 leguas, está una punta que llamó la Punta Seca; y
de allí al mismo camino, a 6 leguas está el Cabo que dijo Redondo;
y de allí al Leste es el Cabo Francés, y en este cabo de la parte
Leste hay una angla grande [Bahía Escocesa], mas no le pareció
haber surgidero». (Diario de Colón, Navarrete I, p. 280). [Punta
del Hierro, es la punta Macorís; la punta Seca, la punta Sosúa; el
cabo Redondo, cabo la Roca, según Navarrete. El Cabo Francés
conservó ese nombre, variado en la forma Cabo Francés Viejo].
PUNTA SECA.– Ver arriba PUNTA DEL HIERRO.
CABO REDONDO.– Ver arriba PUNTA DEL HIERRO.
CABO FRANCÉS.– Ver arriba PUNTA DEL HIERRO.
CABO DEL BUEN TIEMPO.– «De allí [Cabo Francés] una
legua está el Cabo del Buen Tiempo; desde al Sur, cuarta del Sueste,
hay un Cabo que llamó Tajado […]» (Diario de Colón, Navarrete
I, p. 280).
CABO TAJADO.– Ver arriba CABO DEL BUEN TIEMPO.
CABO DE PADRE E HIJO.– «Sábado 12 de enero. Al cuarto
del alba navegó al Leste con viento fresco […] De allí vido al Sur
tierra [península de Samaná], y fue hacia ella […] Cuando vido
Antología
309
la tierra, llamó a un cabo que vido el Cabo de Padre e hijo, porque a
la punta de la parte del Leste tiene dos farallones, mayor el uno
que el otro». (Diario de Colón, Navarrete I, 280). [Se trata de la
isla Yazual, según Navarrete].
CABO DEL ENAMORADO.– «Después al Leste, 2 leguas, vido
una grande abra y muy hermosa entre dos grandes montañas, y
vido que era grandísimo puerto […] Siguió su camino al Leste
hasta un cabo muy alto y muy hermoso, y todo de piedra tajado,
a quien puso por nombre Cabo del Enamorado, el cual estaba al
Leste de aquel puerto, a quien llamó Puerto Sacro, 32 millas; y
en llegando a él descubrió otro muy más hermoso y más alto y
redondo, de peña todo [cabo Samaná, Navarrete] […] Después
que llegó a parejarse con el del Enamorado vido entremedias
dél y de otro vido que se hacía una grandísima bahía» [bahía de
Samaná, Nav.] (Diario de Colón, Navarrete I, 280, 281). [El Cabo
del Enamorado es el cabo Cabrón; Puerto Sacro es el puerto
Yaquesón, según Navarrete).
PUERTO SACRO.– Ver arriba CABO DEL ENAMORADO.
GOLFO DE LAS FLECHAS.– «Partió antes del día tres horas del golfo que llamó el Golfo de las Flechas…» (Diario de Colón,
Navarrete I, p. 287). [Se tiene por entendido que este nombre
fue para recuerdo de una pequeña refriega que tuvieron los expedicionarios con los indios de Samaná].
SAN THERAMO.– Cabo.– «Después de perder de vista el
cabo que nombró San Theramo, de la Isla Española, que le quedaba al Oueste 16 leguas, anduvo 12 leguas al Leste cuarta del
Nordeste: llevaba muy buen tiempo». (Diario de Colón, Navarrete
I, p. 288). [Según Las Casas, este cabo es el Engaño; según
Navarrete, es el cabo Samaná, puesto que era el cabo que le
quedaba al Oeste].
310 Carlos Larrazábal Blanco
SEGUNDO VIAJE
(1493)
Antillas Menores
DOMINICA.– «[…] vieron tierra al Oeste, a siete leguas
de la armada, que era una isla alta a la que puso el nombre de
Dominica, por haberla descubierto el domingo de mañana».
(Hernando Colón).
MARIGALANTE.– «[…] pasaron a otra isla a la que el
Almirante puso el nombre de Marigalante, porque así se llamaba
la nave capitana». (H. Colón).
SANTA MARÍA DE GUADALUPE.– «El lunes 4 de noviembre [de 1493] el Almirante partió […] hacia otra isla grande,
que llamó Santa María de Guadalupe por devoción y a ruegos
de los frailes de la casa de aquella advocación a quienes había
prometido dar a una isla el nombre de su monasterio». (H.
Colón).
MONSERRAT.– «Y llegó a la isla Monserrat a la que por su
altura dio este nombre». (H. Colón). «En busca de la Española,
y llegó a una isla muy alta, y nombróla Monserrate, porque parecía que tenía la figura de las peñas de Monserrate». (Las Casas,
Hist. I, p. 354, ed. de 1951).
SANTA MARÍA DE LA REDONDA.– «[…] así llamada por ser
tan redonda y lisa que parece que no se puede subir a ella sin
una escala». (H. Colón).
SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA.– «Después llegó a Santa
María de la Antigua, que los indios llamaban Yaramaqui». (H.
Colón).
SAN MARTÍN.– «Parecían por allí otras muchas islas hacia
la banda del Norte, muy altas y de grandes arboledas y frescuras;
en una, a la cual llamó San Martín, […] El jueves, 14 de noviembre, surgió el Almirante en otra isla que llamó Sancta Cruz».
(Las Casas, Hist. I, p. 355, ed. de 1951). [Dos santos de nombre
Martín se celebran en noviembre, uno el día 11, el otro el 12].
SANTA CRUZ.– Ver arriba SAN MARTÍN.
Antología
311
SANTA ÚRSULA Y LAS ONCE MIL VÍRGENES.– «Desde allí
[Santa Cruz] andando el Almirante su viaje por la Española,
vido muchas islas juntas que parecían sin número; a la mayor
dollas puso nombre Sancta Úrsula y a todas las otras las Once Mil
Vírgenes; […]» (Las Casas, Hist. I, p. 355, ed. de 1951).
Isla de Puerto Rico
SAN JUAN BAUTISTA.– «Llegó de allí a otra [isla] grande,
que llamó de Sant Juan Bautista, que ahora llamamos de Sant
Juan, y arriba dijimos que llamaban Borinquen los indios […]»
(Las Casas, Hist. I, p. 355, ed. de 1951).
Isla de Santo Domingo
LA ISABELA.– «Lo cual visto, en nombre de la Sancta
Trinidad, dice él que determinó de poblar allí, e así mandó luego desembarcar toda la gente, que venía muy cansada y fatigada
y caballos muy perdidos, bastimentos y todas las otras cosas de la
armada, lo cual todo mandó poner en un llano, que estaba junto
a una peña bien aparejada, para edificar en ella su fortaleza en
este asiento comenzó a fundar un pueblo o villa, que fue la promesa de todas estas Indias, cuyo nombre quiso fuese la Isabela
por memoria de la reina doña Isabel» (Las Casas […]», Hist. I,
p. 362, 363, ed. de 1951).
PUERTO DE LOS HIDALGOS.– «Salió [el Almirante] de la
Isabela […] el 12 de marzo de 1494 años […] Fue aquel día
tres leguas de allí a dormir al pie de un puerto muy áspero […]
Mandó el Almirante ir a ciertos hidalgos con gente de trabajo,
la sierra arriba […] que con sus azadas y azadones lo ensanchen
y donde había árboles los cortasen y encombrasen, y por esta
causa puso nombre a aquel Puerto de los Hidalgos». (Las Casas,
Hist. I, p. 368, ed. de 1951).
LA VEGA REAL.– «Otro día, jueves, 13 de marzo, subido
al Puerto de los Hidalgos, vieron la gran vega, cosa que creo yo
y que creo no engañarme, ser una cosa de las más admirables
312 Carlos Larrazábal Blanco
cosas del mundo […] dio muchas gracias a Dios y púsole nombre de Vega Real». (Las Casas, Hist. I, p. 368, ed. de 1951).
RÍO DE LAS CAÑAS.– «Descendieron luego la sierra abajo
[…] hasta que llegaron al río grande y graciosísimo que los indios llamaban Yaquí, no se acordando que en el primer viaje lo
nombró Río del Oro». (Las Casas, Hist. I, p. 368, ed. de 1951).
RÍO VERDE.– «Partió de aquella población y llegó a otro
hermoso río, que era de tanta frescura, que le puso nombre Río
Verde». (Las Casas, Hist. I, p. 370, ed. de 1951).
PUERTO DE CIBAO.– «[…] llegaron aquella noche al pie
de un gran puerto que llamó Puerto de Cibao, porque desde encima del comienza la provincia de Cibao». (Las Casas, Hist. I, ed.
de 1951).
SANTO TOMÁS.– «Llámase Xanique aqueste río […] Allí
mandó edificar una casa de madera y tapias muy bien hecha y
por la parte que no la cercaba, cercóla de una cava […] al pie
del asiento de esta fortaleza está un llano grande […] Puso nombre a esta fortaleza el Almirante la fortaleza de Sancto Tomás,
dando a entender que la gente que no creía en esta isla hobiese
oro después que lo vido con los ojos y lo palpó». (Las Casas, Hist.
I, p. 372, ed. de 1951).
PUERTO GRANDE.– «Vido luego una gran bahía y puerto
grande, y así lo nombró Puerto Grande». (Las Casas, Hist. I, p. 384,
ed. de 1951).
Isla de Jamaica
PUERTO BUENO.– «El sábado 3 de mayo resolvió ir de Cuba
a Jamaica […] el lunes dio fondo a ella […] Pero considerando
luego que si demostraba miedo se pondrían aquellos [indios]
más orgullosos y ensoberbecidos, volvieron a otro puerto de la
isla que el Almirante llamó Puerto Bueno». (H. Colón, p. 166).
SANTIAGO.– «Era este puerto [Puerto Bueno] de la forma de una herradura: puso nombre a esta isla de Jamaica el
Almirante, Santiago». (Las Casas, Hist. I, p. 386, ed. de 1951).
Antología
313
Isla de Cuba
CABO DE CRUZ O DE SANTA CRUZ.– «Partido pues de
Jamaica […] llegó a un cabo de la isla de Cuba que nombró Cabo
de Cruz». (Las Casas, Hist. I, p. 386, ed. de 1951).– «Después que
el Almirante hubo partido de la isla de Jamaica el miércoles 14
de mayo llegó a un cabo que llamó de Santa Cruz». (H. Colón,
p. 167).
JARDÍN DE LA REINA.– «Cuanto más andaba la costa abajo,
tanto más espesas parecían infinitas islas bajas […] y porque eran
innumerables y no podía a cada una ponerle nombre, llamólas
todas juntas el Jardín de la Reina». (Las Casas, Hist. I, p. 387, ed.
de 1951).
SANTA MARÍA.– «Llegó a isla mayor que las otras la cual
llamó Santa María, en la cual había una población». (Las Casas,
Hist. I, 388. ed. 1951).
EL EVANGELISTA.– «[…] para proveerse de agua y de lo
que pudiese haber de comida, fuese a una isla hasta 30 leguas
en torno, a la cual había puesto el Evangelista […] Esta isla del
Evangelista creo que es la isla que después llamamos y se llama
isla de Pinos». (Las Casas, Hist. I, p. 390, ed. de 1951).
Isla de Jamaica
CABO DEL FAROL.– «Con estos peligros y aflicciones llegó
[…] al Cabo de Cruz […] y martes 22 de julio, […] dio vuelta
sobre la isla Jamaica […] Hízole buen tiempo y volvió hacia el
Leste camino desta isla Española […] y la postrera tierra della
[Jamaica] que fue un cabo que se mira con esta isla [Española],
le puso nombre de Cabo del Farol». (Las Casas, Hist. I, p. 394, ed.
de 1951).
VACAS.– «La cual [tierra] se le mostraba tan verde y amena
y llena de vituallas […] especialmente junto a un canal que llamó de las Vacas, por haber allí nueve isletas cercanas a tierra».
(H. Colón).
314 Carlos Larrazábal Blanco
Isla de Santo Domingo
CABO DE SAN MIGUEL.– «[…] y miércoles 20 de agosto,
vido el cabo o punta occidental desta isla Española, al cual puso
nombre Cabo de Sant Miguel, que agora se llama el Cabo o Punta
del Tiburón». (Las Casas, Hist. I, p. 394, ed. de 1951).– «[…]
navegando pues hacia la Española, yo fui el primero en descubrir tierra por lo que el señor Almirante en aquel mismo lugar,
en un cabo […] mandó tomar tierra y puso nombre al cabo el
nombre de San Miguel de Savona por atención a mí, y así anotó
en su libro […]» (Carta de Miguel Cuneo, natural de Savona,
Italia, amigo del Almirante y su compañero en el segundo viaje.
Ver la obra Cristóbal Colón, documentos y pruebas de su origen genovés,
Ciudad de Génova, 1932, p. 182).
ALTO VELO.– «En fin deste mes de agosto fue a surgir a una
isleta que está junto a esta isla [la Española], que parece desde la
mar como vela, porque es alta, y llamóla el Almirante, Alto Velo».
(Las Casas, Hist. I, p. 394, ed. de 1951).
MADAMA BEATA.– «Domingo, 19 de agosto, anduvo en el
día y la noche 33 leguas, y llegó a la tierra; y esta era una isleta
chiquita que llamó Madama Beata, y comúnmente nombran
Beata». (Las Casas).
SAONA.– Isla.– «[…] y plugo a Dios que alcanzó a tomar
una isleta que los indios llamaban Adamanay, que agora llaman
Saona, el nombre creo que le puso el mismo Almirante, o su hermano el Adelantado». (Las Casas, Hist. I, p. 395. ed. de 1951).
«[…] y así costeando… hallamos una isla bellísima […] que yo
también fui el primero a descubrir […] e igualmente por mi
amor a la misma el señor Almirante dióle el nombre de Bella
Savonesa y me la regaló». (El mismo doc. de Miguel Cuneo,
arriba indicado).
CABO SAN RAFAEL.– «[…] y llegaron al cabo desta isla
Española que agora se llama el Cabo del Engaño, y el Almirante
en el primer viaje le puso nombre de Cabo de San Rafael, como
arriba se dijo». (Las Casas, Hist. I, p. 396, ed. de 1951). [Aquí erró
Las Casas puesto que el nombre que puso fue San Theramo que
Antología
315
dice ser el Engaño, pero que Navarrete opina que San Theramo
fue el cabo Samaná. Sin embargo puede haber sido también el
que hoy llaman San Rafael].
LA MAGDALENA.– «Un cacique que se llamaba Guatiguaná
cuyo pueblo era grande, puesto que a la ribera del río poderoso
Yaquí, que por su graciosísimo asiento hizo el Almirante hacer
cerca o junto dél una fortaleza que llamó la Magdalena […]»
(Las Casas, Hist. I, p. 400, ed. de 1951).
SANTA CATHERINA.– «En estos tiempos el Almirante ya
mandado hacer dos fortalezas, una que llamó la Magdalena […]
Hizo otra, cerca de donde fue puesta la villa de Santiago, en
la ribera o cerca del río Yaquí; otra hizo que se llamó Sancta
Catherina […] Esta no sé dónde la edificó […] Otra hizo que
llamó Esperanza; creo que la puso en la ribera del río Yaquí, a
la parte del Cibao. La otra fortaleza se edificó en la provincia y
reino de Guarionex […] donde se pobló después […] a la cual
el Almirante puso nombre de Concepción». (Las Casas, Hist. I,
p. 429, ed. de 1951).
ESPERANZA– Ver arriba SANTA CATHERINA.
CONCEPCIÓN.– Ver arriba SANTA CATHERINA.
SAN CRISTÓBAL.– «Estas minas llamó el Almirante las minas de San Cristóbal, por una fortaleza que allí mandó hacer, a
su hermano, cuando se partió para Castilla». (Las Casas, Hist. I,
p. 431, ed. de 1951).
TERCER VIAJE
(1498)
Isla Trinidad y Costa Firme
ISLA TRINIDAD.– «El martes último día de julio del año
1498, habiendo navegado el Almirante mucho hacia Occidente
[…] acordó no seguir más aquel camino, sino ir a la Española
[…] Así navegando una mañana, quiso Dios que a la hora del
medio día un marino de Huelva llamado Alonso Pérez Nizardo,
316 Carlos Larrazábal Blanco
subida a la gavia, vio tierra a Occidente […] Lo que vio fueron
tres montículos unidos por la base […] Por lo cual, habían dado
todos gracias a Dios […] el Almirante le puso nombre de isla
de la Trinidad, tanto por llevar la idea de poner este nombre a
la primera tierra que hallase, como por parecerle que con esto
daba gracias a Dios, que le había mostrado los tres montes juntos, según ya hemos dicho». (H. Colón, p. 220).
CABO DE LA GALERA.– «Vista, pues, la tierra, con gran
consuelo de todos, deja el camino que quería llevar […] y da
la vuelta sobre la tierra que habían visto, hacia un cabo […] al
cual llamó Cabo de la Galera, por una peña grande que tenía, que
desde lejos parecía galera que iba a la vela […]» (Las Casas, Hist.
II, p. 10, ed. de 1951). [H. Colón dice Galea. Modernamente se
le llama Galeote].
ISLA SANTA.– «[…] vido desde allí, hacia la parte Sur o
Austro, otra isla, que el luengo della iba más de 20 leguas; y bien
pudiera de 500, porque esta es la tierra firme, de la cual como
vido un pedazo, parecióle que sería isla; a esta puso nombre la
isla Sancta». (Las Casas, Hist. II, p. 11, ed. de 1951).
PUNTA DE LA PLAYA.– «[…] continuando la dicha vía de
Occidente, fue a detenerse junto a otra punta que llamó de la
Playa». (H. Colón, p. 221).
PUNTA DEL ARENAL.– «[…] jueves, dos días de agosto, llegó hasta el cabo de la isla de la Trinidad, que es una punta, a la
cual puso nombre la Punta del Arenal, que está al Poniente […]»
(Las Casas, Hist. II, p. 11, ed. de 1951).
ISLA DE GRACIA.– «Estando en esta Punta del Arenal […]
vido hacia el Norte […] un cabo o punta de la misma tierra firme, y esta fue la que se llama Paria. El Almirante, creyendo que
era otra isla distinta, púsole nombre la isla de Gracia». (Las Casas,
Hits. II, p. 14, ed. de 1951) [Es la misma a que puso Isla Santa]. El
mismo Primer Almirante le llama a esta región tierra de Gracia:
«Allí se hace una boca grande […] la Isla de la Trinidad con la
tierra de Gracia; «[…] y allí había dos cabos de tierra muy alta,
el uno de la parte de Oriente, y era la misma Isla de la Trinidad,
y el otro del Occidente de la tierra que dije de gracia»; […] y de
Antología
317
allí en tierra de Gracia hallé temperancia suavísima, y las tierras
y árboles muy verdes, y tan hermosos como en abril las huertas
de Valencia». (C. Colón, Navarrete I, pp. 399 y 465). Con toda
seguridad que el Almirante cuando escribió estos párrafos ya
tenía concepto que esa región no era tal isla].
ROCA DE LA SIERPE.– «[…] vino de hacia la del Arenal de
la isla Trinidad una tan grande corriente por la parte del Sur,
como pujante avenida […] con tan grande estruendo y ruido,
que a todos espantó, del cual no pensaron escapar […] Por este
gran peligro, puso a esta boca nombre de Boca de la Sierpe». (Las
Casas, Hist. II, pp. 14 y 15, ed. de 1951). «Esta boca de Austro a
que yo llamé de la Sierpe». (C. Colón, Navarrete I, p. 406). [Se ha
llamado a esta boca o canal, Canal del Soldado, según Navarrete].
CABO BOTO.– «Llegado a la tierra firme que vía por aquella
parte y creía que era isla, vido cabe aquel cabo dos isletas e en
medio de otra boca, que hacen aquel cabo de la tierra firme,
el cual llamó Cabo Boto por ser grueso y romo, y otro cabo de la
Trinidad que nombró Boto; la una isleta nombró Caracol, la otra
Delfín». (Las Casas, Hist. II, p. 15, ed. de 1951).
CARACOL.– Isleta.– Ver arriba CABO BOTO.
DELFÍN.– Isleta.– Ver arriba CABO BOTO.
EL GALLO.– «En medio de aquella donde había fondeado
el Almirante, se veía un alto peñón, al que llamó el Gallo». (H.
Colón, p. 224). [En mapas de los siglos xvii y xviii aparece este
nombre como un accidente en la costa sur de la Trinidad].
BOCA DEL DRAGO.– «Esta estrechura de la Punta o cabo
de Punta de Paria, y el cabo Boto de la Trinidad no tiene sino
cinco leguas [...]; por la cual estrechura y el ímpetu del gran
Yuyaparí e las olas procelosas de la mar hacen esta entrada y
salida en grande manera peligrosa, y porque el Almirante con
trabajo y peligro suyo también lo experimentó, llamó aquella
entrada angostura la Boca del Drago, y así se llama comúnmente».
«[…] y en aquella otra [boca] de] Septentrión a que llamé del
Drago». (C. Colón, en Navarrete I, p. 407).
BELLAFORMA.– Isla.– «Dice que estando a la punta o cabo
della [la isla de Gracia], vido una isla de tierra altísima […]
318 Carlos Larrazábal Blanco
púsole Bellaforma, porque debía tener de lejos buen parecer».
(Las Casas, Hist, II, p. 15, ed. de 1951).
PUNTA DE LAPA.– «Cuyo estrecho tiene Levante la punta
de la Trinidad, que el Almirante llamó cabo Boto y al Poniente la
punta de la isla de Gracia, que llama punta de la Lapa, y en medio
hay cuatro isletas». (H. Colón, p. 228).
AGUJA.– Punta.– «Dio luego la vela hacia una punta que
dice del Aguja, el cual nombre no dice cuando puso». (Las Casas,
Hist. II, p. 18, ed. de 1951).
JARDINES.– «Y de allí dice que descubrió las más hermosas
tierras que hayan visto y las más pobladas y en llegando un lugar,
el cual por la hermosura llamó Jardines […] acordó surgir». (Las
Casas, Hist. II, p. 18, ed. de 1951).
SABETA.– «Llegando a la punta del Aguja dice que vido
otra isla al Sur […] y tierra muy alta y llamóla Sabeta». (Las Casas,
Hist.).
GOLFO DE LA BALLENA.– «[…] por las abras y valles que
se abrían, que parecían islas distintas, como quiera que él anduviese todavía por dentro del golfo que llamó de la Ballena». (Las
Casas, Hist. II, p. 18, ed. de 1951).
GOLFO DE LAS PERLAS.– «[…] y destas dos bocas de
Occidente fasta el golfo que yo dije, al cual llamé de las Perlas».
(C. Colón, Navarrete, I, p. 406).
PUNTA SECA, ISLA ISABELA, ISLA TRAMONTANA, PUNTA
LLANA, PUNTA SARA.– «Hace mención el Almirante de muchas
puntas de tierras e islas e nombres que le había puesto [...];
hace mención aquí de la Punta Seca, de la isla Isabela, de la isla
Tramontana, de la Punta Llana, de la Punta Sara suponiéndolas;
empero ninguna cosa ha dicho dellas o de alguna dellas». (Las
Casas, Hist. II, p. 25, ed. de 1951).
PUERTO DE GATOS.– «Llegó hasta un puerto muy bueno
que llamó Puerto de Gatos que está junto con la boca donde están
las isletas de Caracol y Delfín, entre los cabos de Lapa y Cabo
Boto». (Las Casas, Hist. II, p. 30, ed. de 1951).
PUERTO DE LAS CABAÑAS.– «Halló otro puerto cerca de
allí [...], hallaron ciertas casas de pescadores […] y púsole por
Antología
319
nombre el Puerto de las Cabañas». (Las Casas, Hist. II, p. 30, ed.
1951).
CABO DE CONCHAS, CABO LUENGO, CABO DE SABOR,
CABO RICO.– «[…] por aquella costa abajo vido muchas islas
hacia el Norte y muchos cabos en la tierra firme, a los cuales
todos puso nombre y a uno, Cabo de Conchas; a otro, Cabo Luengo;
a otro Cabo de Sabor; a otro Cabo Rico, tierra alta y muy hermosa».
(Las Casas, Hist. II, p. 31, ed. de 1951).
ISLA DE LA ASUNCIÓN.– «Al salir de la boca vido una isla al
Norte que estaría de la boca [del Drago] 26 leguas; púsole la isla
de la Asunción». (Las Casas, Hist. II, p. 31, ed. de 1951]. [Es la isla
Granada, Antillas menores, que como se ve se divisó de lejos].
CONCEPCIÓN, LOS TESTIGOS, LAS GUARDIAS, EL
ROMERO.– «[…] vido otra isla, y púsole la Concepción; a otras
tres isletas juntas llamó los Testigos, y estas se llaman hoy así; a
otras cabe ellas llamó el Romero; a otras isletas pequeñas nombró
las Guardias». (Las Casas, Hist. II, p. 32, ed. de 1951).
MARGARITA, MARTINET.– «Después llegó cerca de la isla
Margarita, y llamóla Margarita, y otra cerca della puso nombre
de el Martinet». (Las Casas, Hist. II, 32, ed. 1951).
CUARTO Y ÚLTIMO VIAJE
(1502)
Travesía de Santo Domingo a la América Central
PUERTO DEL BRASIL.– «Huyendo de tempestad grande
[…] y se fue a salvar […] al puerto Hermoso o Escondido; salido
de allí […] fue a dar al puerto de Yáquimo, que él llamaba del
Brasil». (Las Casas, Hist. II, p. 273, ed. de 1551). [Este nombre lo
dio el Almirante por el mucho brasil que se daba en la región de
ese puerto, a lo que le dio mucha importancia].
LAS POZAS.– «De aquí Yáquimo, partió […] con tanta bonanza que no pudiendo seguir el camino que querían, lo echaron las muchas corrientes a ciertas islas muy pequeñas y arenosas
320 Carlos Larrazábal Blanco
que están cerca de Jamaica, a las cuales llamó las Pozas, porque
no hallando agua en ellas, se hicieron muchas pozas en la arena,
de las que nos abastecimos». (H. Colón, p. 272).
ISLA DE PINOS.– «Al cabo […] llegó y descubrió una isla
pequeña que los indios llamaban Guanaja […] y porque había
en ellas muchos pinos, púsole el Almirante por nombre la Isla de
Pinos». (Las Casas, Hist. II, p. 274, ed. de 1951).
CAXINAS.– «La primera tierra que de la firme vio y se llegó
a ella, fue una punta que llamó de Caxinas porque había muchos árboles cuyo fruto es unas manzanillas buenas de comer,
que en lengua de los indios desta isla Española, llamaban según
el Almirante, caxinas, aunque yo, que supe algo della, no me
acuerdo tal nombre oyese». (Las Casas, Hist. II, p. 276, ed. de
1951). [Según Navarrete es la punta Castillo].
CABO DE GRACIAS A DIOS.– «De aquella punta de Caxinas
navegó el Almirante al Oriente […] y porque habiendo 60 leguas de la punta de Caxinas a un cabo de la tierra que entra
mucho en el mar, tardó con estos trabajos en llegar el Almirante
[…], púsole nombre a aquel cabo el Cabo de Gracias a Dios […]»
(Las Casas, Hist. II, p. 277, ed. de 1951).
COSTA DE OREJA.– «Pero la gente que está más arriba hacia
Oriente, hasta el cabo de Gracias a Dios, es casi negra […] Y según decía el indio que fue preso comen carne humana, y traen
las orejas horadas con agujeros tan anchos que cómodamente podría entrar en ellos un huevo de gallina. Por lo que el Almirante
llamó a aquellas tierras Costa Oreja». (H. Colón, p. 277).
RÍO DEL DESASTRE– «[…] 31 sábado 16 de setiembre,
envió el Almirante los bateles a un río que parecía profundo y
de buena entrada. Pero no fue tal la salida, porque habiéndose
enfurecido los vientos del mar, y estando esta muy gruesa rompiendo contra la corriente de la boca, embistió a las barcas con
tanta violencia que zozobró una y pereció toda la gente que en
ella iba. Por lo que le llamó el Almirante río del Desastre». (H.
Colón, p. 279).
LA HUERTA.– «Allí hallaron la mejor gente del mundo y
tierra y que habían hasta allí hallado, por la hermosura de los
Antología
321
cerro y sierra y frescura de los ríos y arboleda, que se iban al cielo
de altas, y la isleta verde, fresquísima, llana, de grandes florestas
que parecía un vergel deleitable; llamóla el Almirante la Huerta
[…]» (Las Casas, Hist. II, p. 277, ed. de 1951).
PUERTO BELO.– «De aquí subió el Almirante la mar arriba,
por el Oriente, como venia, y fue a entrar (en 2 de noviembre),
en un puerto mucho bueno, que por ser tal lo llamó Puerto Belo,
que estará obra de seis leguas del que agora llamamos el Nombre
de Dios». (Las Casas, Hist. II, p. 282, ed. de 1951).
COSTA DE LOS CONTRASTES.– «Por todos estos temporales tan adversos y diversos […] como desde Bel Puerto hasta
Veragua otros tales, puso por nombre a aquella costa Costa de los
Contrastes». (Las Casas, Hist. II, p. 287, ed. de 1951.)
RÍO DE BELÉN.– «Finalmente, día de los Reyes del año siguiente de 1503, entraron en un río, al cual los indios llamaban
Yebra, y el Almirante le puso por nombre Belén». (Las Casas, Hist.
II, p. 287, ed. de 1951).
SAN CRISTÓBAL.– «Esta súbita avenida e inundación desde
río [Belén] debió ser algún grande aguacero [...], que debió
llover en las montañas muy altas que están sobre Veragua, que
llamó el Almirante monte de Sant Cristóbal». (Las Casas, Hist. II,
p. 288, ed. de 1951).
PUERTO DE BASTIMENTOS.– «El miércoles 9 de noviembre salimos de Portobelo […] y porque todos aquellos contornos estaban llenos de maizales, se le puso por nombre Puerto de
Bastimentos». (H. Colón, p. 287).
PUERTO DEL RETRETE.– «Sin detenernos allí, el sábado
26 de noviembre entramos en un puertecillo al que se puso el
nombre de Retrete, este es, lugar recogido, porque no cabían en
él más de cinco o seis navíos». (H. Colón, p. 287). [Puerto de
Escribanos, Navarrete].
LAS BARBAS.– «De allí pasaron arriba del puerto del
Retrete, a una tierra que tenía muchas isletas, que el Almirante
llamó las Barbas». (Las Casas, Hist. II, p. 301, ed. de 1951).
PUERTO GORDO, CABO DE ROAS, ISLA DEL ESCUDO,
PUNTA DE PRADOS, quizás sean topónimos colombianos.
Antología
323
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Tulio M. Cestero
somero comentario y análisis
de sus obras de tema nacional
CIUDAD ROMÁNTICA, SANGRE SOLAR, LA SANGRE
Y VOCABULARIO CESTERIANO*
1
* Este trabajo lo presentó el autor en el acto de ingreso como miembro de
la Academia Dominicana de la Lengua, celebrado el 4 de abril de 1975.
Fue impreso originalmente dentro de las publicaciones de la Secretaría de
Estado de Educación, a través de su Dirección General de Cultura, con una
nota introductoria del Dr. Jorge Tena Reyes, y el siguiente pie de imprenta:
«Impresos Nacionales, Santo Domingo, D. N., 1976». También apareció en
el Boletín de la misma Academia, tercera época, Núm. 1 (enero-abril de
1980). Las ediciones seguidas por el autor para este estudio fueron las siguientes: Ciudad romántica y Sangre solar (Revista Dominicana de Cultura No. 3,
1955); La sangre (París, Ollendorf, 1914). (Nota del editor).
Primera parte
Comentario y análisis
Palabras introductorias
Señor presidente de la Academia Dominicana de la Lengua,
Señores académicos,
Damas y caballeros.
Vengo hoy ante esta ilustre Academia lleno de agradecimiento por habérseme elegido miembro de número de ella. No
era tanta mi ambición pues me hubiera conformado con haber
sido miembro correspondiente, pero el recientemente desaparecido Fabio Amable Mota, hermanado conmigo desde las
aulas escolares en estudio, lecturas e inquietudes intelectuales,
se obstinó en que yo llegara a esta Institución con la categoría
máxima, propósito que sus compañeros acogieron con benevolencia suma. Y heme aquí.
Agradecido digo, porque he sido objeto de un gran honor
que he recibido con plena satisfacción y grande emoción, quizás
el más elevado y sorprendente de que he sido objeto durante el
transcurso de mi vida hasta llegar a esta edad provecta en la cual
discurren mis pasos y traspiés de hoy.
Otro honor es, sin duda alguna, el haber sido elegido para
ocupar el sitial que ocupó en vida el doctor Heriberto Pieter en
esta Academia.
327
328 Carlos Larrazábal Blanco
Cuando yo era niño a veces veía pasar por delante de mi
hogar al soldado Heriberto, limpiamente uniformado, con su
quepis francés bien colocado en la cabeza. Iba para su casa. Allí
lo aguardaban la madre amantísima y la severidad del padre. En
la calle Sánchez estaba ubicada la casa que habitaba la familia
Pieter-Bennett, marcada con el número 74, hoy 82.
Su vida, desde la niñez hasta adulto, fue difícil, angustiosa,
sojuzgado siempre por circunstancias adversas. Fue mandadero,
aprendiz de sastre, militar, empleado de comercio, tipógrafo,
vigilante de recuas. Pero, andando el tiempo, se graduó de
médico, que fue el ideal de toda su vida. Ejerció largos años
su profesión, en Salcedo, Matanzas, Samaná, San Francisco de
Macorís hasta asentarse en la ciudad de Santo Domingo donde
acabó sus días.
Llama poderosamente la atención en el doctor Pieter no
solo el haber triunfado con creces sobre las adversidades sino
también la intranquilidad mental y espiritual que lo caracterizaba. Amaba las letras y las artes. Creo amaba la música, la buena
música, quizás más que a su propia profesión. Fue escritor de
claridad y sencillez. Quizás su condición de tipógrafo lo enrumbó a ideales literarios. No quiso ser sastre ni militar, pero adulto
persistió en las labores de imprenta. Él mismo declaró que alrededor de todos sus quehaceres rondaba su vieja afición a la
literatura.
Compuso poesías, unas publicadas, otras archivadas.
Escribió cuentos, artículos descriptivos de sus andanzas por todos los rincones del mundo, así como otros con relación a sus
actividades profesionales.
Su primer fruto de imprenta fue un pequeño folleto titulado
Reforma a la enseñanza médica de Santo Domingo, 1908. El último fue
su honrada e interesante Autobiografía. Entre ambas publicaciones aparecen La querella shakesperiana, «ensayo epistolar», en 1956
y Prontuario de Cancerología. En uno de los primeros números del
Boletín de la Academia Dominicana de la Lengua, en su primera época, publicó una pequeña lista de algunas palabras del lenguaje
criollo dominicano, como una contribución a su estudio.
Antología
329
Para terminar, repito que ocupar la silla vacante que dejó
con su muerte el doctor Heriberto Pieter es un gran honor, y
ese honor soy yo quien lo ha de recibir hoy; por esto me siento
lleno de emoción y de acrisolada adhesión no solo con respecto
del desaparecido amigo sino también de los que han de ser mis
futuros compañeros de la Academia Dominicana de la Lengua.
Tulio Manuel Cestero
Ciudad romántica – Sangre solar – La sangre
Comentario general
Siempre he leído con especial interés y simpatía las obras
dominicanas que desarrollan temas de ambiente vernacular. Lo
tradicional me atrae singularmente. Lo criollo, con su pequeña
historia, su pequeña sociología, su específica sicología, bulle del
campo, de la aldea, de la ciudad, de la familia, con sus hombres
y mujeres en sus manifestaciones de vida. Pero esas pequeñeces,
una a una, paso a paso, a través de los tiempos, trascienden.
Yo me siento atraído por estas cosas quizás como se siente el
niño atraído por el regazo materno. Con todos sus avatares, y a
pesar de ellos, el ambiente donde uno se desenvuelve desde que
nace hasta llegar a la adultez le nutre con verdadero alimento
espiritual, de tal modo que lo vigoriza y conforma. De aquí nace
el amor al terruño. Todo emocional. El terruño se hace patria,
que es vivencia espiritual y es deber.
Por mi mente han desfilado muchos de nuestros escritores
que han cultivado con felicidad las tradiciones y las costumbres
de nuestro pueblo, que sería prolijo enumerarlos. Solo dejo sentados mi admiración, mi cariño y mi respeto por ellos. En esta
ocasión trataré de Tulio Manuel Cestero.
Tulio Manuel Cestero, al parecer, era un ente frívolo. Sin
embargo, en lo profundo e inconsciente de su espíritu no era
así. Amó a su tierra y su obra dominicanista lo demuestra. Sintió
la necesidad imperiosa de rebuscar en los escondrijos de su
330 Carlos Larrazábal Blanco
subconsciencia aquello que vivió, que asimiló, y que lo estructuró al fin y a la postre. Esas obras fueron Ciudad romántica, Sangre
solar y La sangre. La primera gira alrededor de dos tragedias, la
una la muerte del trovador bohemio Eduardo Scanlan, venezolano. La otra, el fusilamiento del general y diputado Santiago
Pérez, matador de Scanlan, con sus razones, pero a mansalva.
Sangre solar tiene su clima en el golpe revolucionario del 23 de
marzo de 1903. La sangre, la más importante del tríptico, se vincula con la época de Lilís y principio del siglo actual y se mueve
alrededor de la vida de un dominicano excepcional, soñador,
idealista y romántico, sin ambiciones de la vulgar empleomanía, intransigente respecto de todos los vicios de la política
ambiente.
Estas obras, en verdad, presentan lo negativo del conglomerado social dominicano, es decir, política, revoluciones sin sentido ideológico patriótico, tiranías vulgares en mano de hombres
en los cuales la piedad nunca se anidó, y una acefalía completa
de sentido administrativo honesto. Pero, qué se le hace. Toda
sociedad humana ha presentado, y presenta, fenómenos de
absoluta negatividad, que a través de los tiempos se ven como
connaturales. Se presentan como producto de esos medios.
De los sinsabores de la vida del pueblo dominicano y de sus
trasfondos, surgen en Cestero sus personajes, con la impronta de
legítima dominicanidad; Antonio Portocarrero y Luisa su mujer,
don Pedro, el Padre Billini, algunos políticos; la gente del pueblo como la ventorrillera Mediotocino, el carcelero Papaquín, el
compadre Pedro Espiritusanto. Como trilogía especial Santana,
Báez y Lilís.
Los jóvenes aquellos que deambulan por la romántica
ciudad, que hablan de literatura, de política, de la tiranía y se
apabullan con los asesinatos y fusilamientos. Hay más personas
en las obras de Cestero, pero basta este amalgamiento de tirios y
troyanos, de mansos y de cimarrones.
Entre tantos hombres, los que han hecho vida pública, la
posteridad ensalza a unos, vitupera a otros; se ha hecho justicia
con unos, y se ha sido injusto o indiferente con otros. Los que
Antología
331
constituyen la «trilogía» Santana, Báez y Lilís, todos, por lo general, han sido execrados.
Cestero trabajó con ardor y noble pasión, en la preparación
de su «tríptico». Este ciclo criollo de la literatura fue una eclosión espontánea y sentida con el más puro dominicanismo. Y
eso lo enaltece. Fue un dominicano integral, hijo legítimo de su
tiempo y de su medio, a la verdad con sus vicios y virtudes.
Da gusto, al leer las obras cesterianas, cómo se regodea con
los recuerdos de cosas que afectaron su niñez, su juventud y su
plena adultez. El habla popular se le quedó grabada en sus oídos.
La socarronería y marrullería campesinas las sorprende y las fija.
Desfilan delante de él el hombre simple del campo y el de los
villorrios y ciudades, con sus virtudes y sus defectos. Contempla
a la mujer, flor y abeja en sus hogares, dispuesta al sacrificio;
la contempla lavando en los benévolos arroyos de las florestas;
a veces yendo al conuco para buscar el alimento de cada día;
o friendo calderadas de plátanos en los tugurios; la contempla
buscando el amor en el aplazamiento, y dando muchachos al
mundo cada año. Añora Cestero los tiempos coloniales en presencia de los vetustos edificios y las imponentes ruinas, bellas y
tristes herencias de piedra. Refiere aconteceres políticos y de la
sociedad: las desastrosas guerras civiles con sus hechos salpicados de sangre, carentes en absoluto de sentido de bien patrio,
solo guiadas por ingenuos y a veces malhadados afanes de poder,
cualquier poder, el de alcalde pedáneo o el de presidente de
la República. Muchas veces los hombres iban a la guerra por
un deseo sobrancero de querer figurar, de estar en el candelero
aunque sea de cabo, como dice el pueblo en semejantes casos.
Ese cabo podía ser entre los de la buena sociedad o entre los
escritores, periodistas, poetas, un consulado, una diputación, ser
ministro.
Cestero se adentra en los hogares. De la sala, donde suele
existir un paso de novios, pasa al comedor; de aquí, olfateando
los olores que emergen de los calderos, pasa a la cocina donde
quisiera morder una buena pechuga de pollo. En el jardincillo
contempla las flores y al fondo del patio advierte un gallinero
332 Carlos Larrazábal Blanco
hecho de cañas de Castilla. Se anda por los ventorrillos de los
barrios, contempla a los muchachos en su juego de bolas. Baila
aquí y allá, se disfraza en los carnavales, lanza cascarones de
huevos llenos de aguas de olor en el juego de San Andrés. En
fin, Cestero se sumerge en su tiempo y en su espacio. Pasa por
el tamiz del trato con seres vivos y por el de las cosas viejas y
muertas, para mostrarse ante su patria como un hombre que
acendradamente la amó.
II
La sangre
De las obras del ciclo criollista de Cestero hinco mi atención en La sangre.
Se trata de una narración en la cual la ficción casi no existe. Desde luego, los nombres de la familia afectada se presentan simulados. Para las personas que convivieron en el mismo
ambiente de los relatos del libro, Cestero no ha tenido que
imaginar nada. En La sangre existe un legítimo costumbrismo
y el realismo campea en toda ella. Tiene barruntos de novela
histórica pero para hacerlo en efecto falta que los hechos estuvieran envueltos en una trama imaginativa. El autor de novelas
históricas, por lo general, va de lo real a la ficción (o de la ficción a lo real), de donde sus personajes, muchas veces, si se les
compara con actividades en el mundo de la realidad, resultan
demasiado idealizados, demasiado estigmatizados o caricaturizados. Los personajes de Cestero son los mismos dentro y fuera
de la narración.
Antonio Portocarrero, figura clave, es un hombre lleno de
puros ideales. Cree que la honestidad, la honradez y el verdadero servicio al país son compatibles con la actividad política.
Fue un rebelde, un inconforme. Sufrió cárceles, desprecios,
bajas murmuraciones por su conducta. La estulticia ambiente
lo castigaba al tildarle de fracasado. Poseía espíritu de sacrificio.
No fue afortunado.
Antología
333
Cestero lo describe de esta manera:
Joven, de estatura prócer, la fisonomía enérgica y simpática, la color melada, cuya palidez actual aumenta
la sombra de la barba crecida. Los cabellos negros, de
rebeldes vedijas, la nariz roma y los labios carnosos de
bordes morados, denuncian las gotas de sangre africana
que, desleídas, corren por sus venas. Las pupilas grandes y brillantes, henchido el pecho.
Cestero tiene cariño a su personaje, es más, lo admira.
Quizás quisiera ser como él. La sangre no es sino un homenaje
a ese personaje. Pero eran diferentes. Los temperamentos no
estaban hermanados sino por de fuera, en lo íntimo no. Cestero
no tenía espíritu de sacrifício. Amaba la vida, la buena vida. La
política del país nunca la tomó en serio. Se reía, en el fondo,
de muchas cosas. Varias veces tendría presente la oposición que
hizo Antonio Portocarrero a su amigo Arturo Aybar, cuando este
se transó con Lilís por el consulado de París. Cestero no hizo
esto entonces, odiaba a Ulises Heureaux y su sistema de gobierno. Más tarde fue cónsul varias veces.
Tulio Cestero, a pesar de poseer una faz «sui generis», atraía
por su cordialidad, su frase oportuna y chispeante, su ironía con
cierto cinismo divertido y hasta simpático. Como muchos literatos dominicanos fue casi autodidacta. Nunca tuvo una profunda
y completa educación escolar o universitaria. Fue como tantos
buenos escritores de todos los tiempos y de todas las latitudes, que
dejarían la gramática para cuando no la necesitaran, como quería
Azorín, porque entonces no les hacía daño. Y dieron rienda suelta
a su natural espontaneidad, a su libertad de expresión tomada del
ambiente y por adherencias inconscientes de sus lecturas.
Cestero había nacido en San Cristóbal de la unión de don
Mariano Cestero y Aybar y la señora Mercedes Leyba Cuello, el
10 de julio de 1877.
Sus primeros lances culturales los efectuó en el colegio
San Luis Gonzaga donde se formaron algunos intelectuales y
334 Carlos Larrazábal Blanco
hombres de bien ya desaparecidos. Ingresó en el colegio el 12
de setiembre de 1887, cumplidos los diez años, y lo abandonó el
15 de setiembre de 1892. De modo que estuvo sólo cinco años
influido por la dirección bondadosa y disciplinaria del padre
Billini y con la mirada de vigilancia carcelaria del célebre prefecto don Marcelino, asesino del general Prim en Madrid. Hasta
ahora las aventuras escolares del jovenzuelo Tulio Manuel hasta
hacerse adulto las desconocemos.
El «maremágnum» de las ambiciones «anti-patria» de políticos y generales y las guerras civiles que se desarrollaban, arrastraban a los jóvenes de las ciudades y pueblos así como a muchos
escritores y literatos a tomar la carabina e irse a la manigua, «irse
al monte», como se decía regularmente. Cestero no faltó a este
cometido y a veces deambulaba por las calles de la ciudad romántica con su rémington en la mano. Aquello se tomó como si
fuera un deporte y una forma de mostrar la juventud su hombría,
o un afán de glorias y heroísmo sin base moral firme. Antonio
Portocarrero, a pesar de su idealismo, que nunca afirmó bien el
pie en la tierra que pisaba, como le decían, parece que siguió las
pautas de Cestero. Pero no llegaron a nominarse «generales».
Así serían sus actuaciones. Alguno de su clase sí ganó los galones
del generalato, el poeta Fabio Fiallo, el general Fiafiá, como le
oímos decir a un campesino vegano.
***
El teatro político de la obra comprende esencialmente la
presencia de Ulises Heureaux, Lilís, hasta el advenimiento de
Ramón Cáceres al poder. Dos épocas quedan trazadas, nefastas
para la patria, la tiranía de Heureaux y el período de las guerras
civiles inaugurado, a comienzos del presente siglo, con la defección de Horacio Vásquez. Cestero trae a colación la llamada
«revolución de Moya» que conmovió todo el país y que concluyó
con el triunfo de Lilís, primicia de su cosecha para entronizarse
Antología
335
como mandatario único del país. Por el escenario político figuran
personalidades, como Casimiro Nemesio de Moya (Casimirito,
en boca del pueblo), «joven de atractivo talante, laborioso, inteligente con algo de donjuanismo»; Benito Monción, «señor
de horca y cuchillo en la Línea Noroeste»; Federico Henríquez
y Carvajal, de «oratoria cordial»; Eduardo Scanlan, venezolano
que se ladeó de parte de Lilís, trovador bohemio, asesinado
poco tiempo después; «el coplero popular» Juan Antonio Alix,
también con Lilís; Mariano Antonio Cestero, el padre de Tulio
Manuel; José Gabriel García; Miguel Ángel Garrido; Alejandro
Woss y Gil, otros tantos hasta llegar a los tiempos más cercanos
a nosotros, Jimenes, Vásquez, Morales Languasco, no citado
por su nombre, sino como un sujeto que traen en hombros, un
cura que ahorcó los hábitos, inteligente, audaz; Ramón Cáceres,
«nuevo caudillo que adornan prestigios de héroe, fuerte, sano
de cuerpo y espíritu, que la general aspiración a la tranquilidad
funda en su energía y sencillez, la esperanza de días prósperos
y tranquilos». Cestero, que vivió dentro de los dislates de la triste política dominicana, cabe preguntar qué influencia tuvo en
su conciencia y en su inteligencia, y en la de sus coetáneos, en
sentido positivo o negativo. Y también hay que preguntárselo a
generaciones posteriores hasta la presente.
Es de notar que aparece en líneas anteriores el nombre
de Miguel Ángel Garrido, el autor de Siluetas que murió siendo
secretario de la Escuela Normal. Vivió y murió pobre. En asuntos
de política nunca prevaricó. En 1907 un bien intencionado escribe en el No. 1 de la revista Mefistófeles: «El Poder Ejecutivo acaba de poner en libertad a los periodistas Miguel Ángel Garrido
y Juan Elías Moscoso. Es el primero el Napoleón de nuestras
letras, tiene su Santa Elena en el Homenaje a cada paso. El Sr.
Garrido está atacado de rebeldemanía, el tiempo le viene corto
para protestar, a tal extremo, que la mitad del año se la pasa
en Santa Elena. De temperamento impulsivo e independiente,
su pluma no escamotea al público párrafos como el siguiente:
“Es preciso que los hombres del Poder Ejecutivo llenos de amor
acrisolados en la grandeza de la Patria, salven a este suelo de
336 Carlos Larrazábal Blanco
la anárquica vorágine y de la enmarañada situación económica
en que se encuentra. La hora apocalíptica del terrible problema vitando está escrita en el pentagrama oscilante de nuestro
destino nebuloso”». Su amistad con Cestero se transformó en
parentesco al casar con la señorita Elisa Cestero, hija de don
Juan José Cestero y doña Dolores de Castro.
El retrato que presenta Cestero de los principales corifeos
de la política fuerte e impía del siglo pasado es excelente. Es una
prosa antológica y sus juicios, por lo general, aceptables.
Tesoro de lo criollo
En La sangre aparecen varios datos o descripciones respecto a ciertas costumbres y juegos infantiles. Las procesiones de
Semana Santa, desde la llamada de Jesús en el Huerto, que salía
de la iglesia del Ex-Convento de Dominicos el sábado anterior
al Domingo de Ramos, hasta la de Resurrección, el domingo
en la mañana después del Sábado de Gloria, son descritas con
pormenores. Se describe también el carnaval de agua, el sanandrés, que se verifica el 30 de noviembre. Esta celebración vino de
España y se refiere al apedreamiento de que fue víctima ese mártir cristiano que se llamó Andrés. El juego de bolas, «canicas»,
de los muchachos ocupa lugar, con el nombre que llevaba cada
bola según el tamaño o color: agüita, gata, huesa, fifí, bolón. Lo
mismo el juego de papalotes. Son descritos los bailes de traje, el
baile blanco el 30 de noviembre. Las máscaras callejeras se describen con cariño, tal la de la «roba la gallina». Peroleño, propio
de Baní, en cuya descripción se sigue la de Billini en Engracia y
Antoñita.
A continuación mostramos algunos textos donde lo criollo
aparece en varios aspectos:
–Y no hay que darle vueltas, ha sido esa una debilidad
de Casimirito.
–No, pues que Alejandrito es azul.
Antología
337
–Bueno, y ¿por qué no esperarían, caray a Lilís en el
Sillón de la Viuda? Eso si era darle en la yema.
–Pero, compadre, si eso fue el plan de Villanueva, pero
Mariano Cestero se opuso, sosteniéndole a don Pablo,
en su misma cara, que no era hora de hacer capú.
–Las intransigencias de los sabios nos perderán, hay que
ser práctico.
–No y no, Mariano tenía razón; don Pablo es rojo, y si
llega primero, puede entenderse con Gautier y Damián,
y aployarnos.
–Todo eso será así; pero lo que yo sé es que revolución
que no avanza retrocede.
–Y Guelito, caray, el hombre de Santiago, que se deja
prender asando batatas. Eso me da mala espina.
–Pero chico, no seas pesimistas ¿cuándo se ha visto perder una revolución que baja del Cibao? ¡Ya verás sorpresa uno de estos días! Les contaremos un cuento a estos
lilises, cuando vean al manquito volver con el rabo entre
las piernas. Y si se perdiera de momento, los Tiburcios
se meten en las lomas y será como cuando la de Los
Pinos, y le darán mucha agua a beber al Gobierno.
–Ah sí, porque esos son como el maquey, hay que darle
candela.
–Dejémonos de ilusiones. El negro es brujo.
Existe un pequeño manojo de buenas locuciones y paremias:
darle vueltas a algo; darle a uno en la yema; hacer capú;
revolución que no avanza retrocede; dejarse uno coger
asando batatas; dar algo mala espina; volver con el rabo
entre las piernas; dar agua a beber; como el maquey, hay
que darle candela.
Darle a uno en la yema, que también se dice darle en la yota,
aunque no sepamos lo que sea yota, hacer capú, coger a uno asando
batatas, son propios del habla común dominicano; las demás
338 Carlos Larrazábal Blanco
expresiones están descritas en los diccionarios u obras especializadas. Sin embargo, hay que observar que la forma ir con el rabo
entre las piernas, académico, en Santo Domingo lo variamos en
huir o volver con el rabo entre las piernas. En cuanto a revolución
que no avanza retrocede, es un axioma en forma de sentencia de
semántica universal. Caray, la registra el Dicc., como expresión
equivalente a «caramba». Cestero, pulcro, elude una mal sonante palabra con la inicial C... En esta época presente se escriben
sin ambages, y con abusos, las malas palabras, siempre que el
escritor lo crea conveniente, en lo que a veces caen en verdadera
«coprografía». Aployar es un verbo de gran valor popular y muy
expresivo: al entenderse don Pablo con Gautier y Damián, los
hubieran aployado, es decir, aplastado, destruido políticamente.
Conversan Portocarrero y el carcelero Papaquín:
–¡Caray, qué calor!
Antonio engulle a prisa, callado.
El alcaide continúa:
–Mañana voy a ver cómo te paso al Salón; allí estarás
fresco y te divertirás mirando pal río y pal corral de los
criminales.
–Se lo agradeceré mucho, papá Quin.
–Sí, hombre, caray, que ya tienes un año aquí. ¿Cuántas
veces te han metido?
–¿A mí? quince con esta; pero nunca he permanecido
tanto tiempo ni tan solo.
–Ahora hay pocos presos políticos. La República está
como una balsa de aceite.
–¿Y qué hay de nuevo? –inquiere.
–Na; no pasa na. El generai está por el Cibao, y el Palacio
vacío. Cuando él se va, no parece ni que hay gobierno.
–¿Y en qué anda por el Cibao?
–Dicen que a recoger la papeleta. Eso de la papeleta, sí
que no me gusta. Figúrate, caray, que estos zapatos me
han costado cien pesos hace una semana, y hoy, con un
peso, no se compra en la plaza una libra de carne.
Antología
339
–Y el comercio ¿qué dice?
–Ello, repinga su miajita; pero al que no coge el billete,
ya tú sabes. –Y se pasa el índice por debajo de la papada,
haciendo una mueca lúgubre.
–Pero esa situación es insostenible –replica Antonio con
viveza.
–No creas na, muchacho. Lilí sabe más que los blancos
de la Imprúven y les sacará más cuartos.
–Pero el país es quien a la postre pagará los vidrios rotos;
usted, yo y todos, que con los derechos por las nubes no
ganamos ni para comer.
–Yo ni entiendo de eso, ni me meto. El Generai lo arreglará to; con él no hay quien puea.
–¿Usted cree?
–¿Que si lo creo? No jeringues, muchacho, si aquí no ha
parío madre otro igual, ni lo pare. Déjate de caballás y
arréglate con él. Mira que yo los he visto, que mordían
las rejas de rabia, salir de aquí y al otro día ser papacotes.
A más de un gobernador le he remachao endenantes
buenos pares de grillos. Será Presidente hasta que muera. Ese negro es el demonio y no hay quien se menée.
–Dicen que es brujo –lo interrumpe Antonio.
–Ello pué que lo sea. Lo que te digo es que sabe más que
yo mismo lo que pasa en la cáice. To se lo cuentan o lo
adivina. Yo tengo un compadre seibano que cree que
Lilí es galipote.
–¿Y qué es eso?
–Ah, caray, ¿tú no sabes lo que es un galipote?
–Palabra que no.
–Pues un hombre que tiene la virtud de volveise animal:
perro, gallo, hormiga; y dime si con un marchante así,
hay quien se atreva.
–Pero de veras, Papá Quin, ¿usted cree en eso?
–Te diré: yo no lo he visto, pero mi compai sí. A él,
siendo pedáneo, le dieron la orden de prender a un
vividor de su sección, que era brujo, y al pecharse con
340 Carlos Larrazábal Blanco
él, cerquininga de una mata de la sabana, se le volvió
puerco.
Antonio rompe a reír. El alcaide, incorporándose,
concluye:
–Sí, ríete; pero oye lo que te digo por tu bien: arréglate.
No seas sonso, mira que Lilí está untao y no le entran las
balas.
En este trozo, así como en el anterior, se manifiesta la tendencia del hombre inculto dominicano de opinar acerca de la
política ambiente. Se atreve a hacer recomendaciones de estrategia política y hasta militar. Por lo común el hombre dominicano, como se sabe, tanto en los campos, como en las poblaciones
cree firmemente en la magia, en la brujería, espiritismo. No es
de extrañar que se creyera en que Lilís estaba «untao». Hemos
leído por ahí que el general Ricardo Limardo hizo un viaje a
Haití para «untarse», es decir para que las balas no le entraran.
Y creo que él mismo lo creyó hasta lo último, pues murió en su
cama. Sin embargo, las pretendidas unciones mágicas no hicieron efecto en Lílís.
También se da por seguro la existencia del «galipotismo»,
zooantropía, transformación de una persona en animal. La palabra galipote (galípot, gallipot) ha sido conocida desde hace mucho tiempo por Europa y América. Ha sido el nombre de cierta
resina, cierto mastique, brea para calafetear las embarcaciones.
También ha significado bote o pomo de farmacia. La Academia
la acogió en su diccionario en 1899 en el sentido de brea. En
Andalucía galipote y galipotada ha sido nombre aplicado a la sífilis. En México y América Central, ha significado «casa grande»,
iglesia de barrio, hombre principal, gamonal. (Véase detalles en
el Vocabulario cesteriano adjunto). Como se ve, la acepción dominicana no tiene que ver nada con las señaladas. Según Malavet1
es un haitianismo, aunque no aparece en Faine2 ni en Pompilus.3
Malavet, Augusto, Diccionario de americanismos, Buenos Aires, 1942.
Faine, Jules, Philologie créole, Port-au-Prince (Haití), 1973.
3
Pompilus, Pradel, La langue française en Haïti, París, 1961.
1
2
Antología
341
En la Enciclopedia Quillet4 se registra la licantrópica palabra y
su significado dominicano tomada de Malavet. En cuanto a la
palabra papacote debemos decir, en el sentido de hombre importante, poderoso, de prestigio, quizás sea un haitianismo, como
hay muchos en nuestra habla común. Según Malavet en América
Central, es palabra sinónima de «papalote» (nuestra «chichigua» y «pájaro»). El mismo sentido, según Santamaría5 en Sur
América, pero escribe «papacotez».
3. Aquí habla seña Catalina para explicar por qué le decían
Mediotocino, por mal nombre.
–Ajá, niño, eso fue cuando la Epaña. Enentonces estaba yo moza, y una real jembra. No te pué figurá tú los
blanquitos que me cortejiaban. Una mañanita estaba yo
en el mercao, echá palante, curcuteando una pollona
pa encontrale la gordura, y un maldecío cabo epañó,
me dio una nalgá diciendo: paisana, qué buen medio
tocino, y ahí tá; pero la gente que é mu mala, jizo un
acumulo endespués, ansina mesmo; pero yo me río,
vivo pegá al mate pa no necesitá de nadie, y mi, pa la
chuma hablanchina.
Mediotocino es una mujer del pueblo, ignorante, rústica,
de una dicción de personas sin educación, de modales rudos,
pero su léxico no deja de ocupar su lugar en la lingüística sincrónica de su pueblo. Endentonces por entonces, algo lejano,
construido por el pueblo a base del arcaico «endenantes» y el
«endespués» que todavía aparecen en los diccionarios. Este
hibridismo lingüístico parece una verdadera creación dominicana, salvo mejores noticias. Pegarse al mate, denotando dedicación
al trabajo continuo, es expresión muy dominicana. La cláusula
del final «no necesitá de nadie, y mi, pa la chuma hablanchina»
es en extremo gramatical e ilógica, querrá decir, si no hay error,
6 Enciclopedia Quillet, México, 1972.
Santamaría, Francisco J., Diccionario general de americanismos, México, 1942.
4
5
342 Carlos Larrazábal Blanco
«vivo pegada al mate, para no necesitar de nadie, y en cuanto a
mí, lo dejo a la chusma hablanchina».
4. –Las probe, tan mal que etán. Tu pué creé; hay día
que no comen ma que arró, habichuela y plátano. Son
buena gente, la vieja habla, pero no e mala ná, por eso
yo le fío tó. Tú ve ese tocino, pue lo que falta se lo han
comía ellos. Yo los conozco desdenantes, mi mamá fue
cocinera de la familia de la niña Rosita, y los vio crecé a
tós, y mi taita nació en el hato del agüelo de don Pedro.
El otro día la muchacha le regalaron una ecofieta a mi
nieto. Son buena, la probes.
–Ansí mesmito é, que te lo digo yo, que vide al mundo
da mucha vuelta. Tu vé las… pué tu no te figura la plata
que tenían; esa era gente de mucha campanita; el primer piano, primerito, que trujeron aquí fue pa ellas, y
ya lo vé, las probe, hasta por allá trá, por el Tripero, vive
una sin tené en qué caese mueta... Muchacho tú no sea
pendejo, a tu mandao en cuantico empuñe, y deja que
hablen. Yo conoco en ete pueblo a tó Dió, si mi amitades son del cogollito, a mí me jié la brasa, y lo mesmo
fue mi jija, hasta que dio su mal paso, an pué.
5. «–Él no tá; fue a un velorio y entoavía no volvió».
Entoavía no volvió, construcción de uso conversacional, por
«entoavía no ha vuelto».
Llama la atención en este pasaje el arcaico ca, apócope de
«casa». Cas se dijo por «casa» desde muy antiguo. «También decimos en cas del por en casa del», apuntó Juan de Valdés, Diálogo de
la lengua, 1535. En 1693, Juan de Ayala Manrique, en Tesoro de la
lengua castellana, anotó, intransigente, «En estilo bajo el plebeyo
suelen quitar la última a de la palabra casa, que es la figura apócope. No debe usarlo ninguno que hable medianamente».6 Pero
Gili Gaya, Samuel, Tesoro lexicográfico (1942-1726), Madrid, 1947.
6
Antología
343
la mutilación siguió, cayó la s, y se dijo ca, forma que registra
Alcalá Venceslada7 y justifica con textos de escritores modernos:
«Voy a ca Juana la Picanta, que quizá le saque algo con embustes»; «¡Acucha tú quién está aquí! Carlito er cajero de en ca don
Valeriano».
6. En lo siguiente existe la importancia de que es Cestero
quien habla, es él quien usa las palabras criollas, no sus personajes. Es una buena descripción.
La cocina es un corbetizo hecho de cuatro varas, cubierto de yaguas. Tres piedras ennegrecidas, el fogón; latas
ahumadas, higüeras, cucharas y un colador, el ajuar.
El huésped les brinda los asientos hechos de troncos
toscamente labrados por las caras. La siña Atanasia, agarrándose con una mano las polleras, tiende la otra a las
visitas y pregunta por la mujer del vale Juan. Enciende,
en las brasas que enterradas guardó el día anterior, una
raja de cuaba, la mete debajo de la leña colocada entre
las piedras del fogón, y, arrodillándose sopla con vigor;
cuando llamea, afirma el burén, en el cual esparce puñados de café. Con una paleta lo mueve para que no se
pegue. El aroma de los granos tostados emerge. Luego,
con mano firme, los pila, y recogiendo con un pedazo
de higüera el polvo fragante, lo deposita en el colador,
bañándolo con agua hirviente, y una y otra vez lo pasa.
A los forasteros, les brinda en jarritos de hoja de lata
con asa, a los de confianza en higüeritas, y mordiendo
en el terrón de raspadura con sus dientes amarillos, da a
cada uno, para endulzar su poción, un bocado húmedo
de saliva.
7. Cestero, de crianza capitaleña, posee los resortes de las
costumbres, léxico y habla coloquial de ese ambiente. Es por
Alcalá Vencelada, Antonio, Vocabulario andaluz, Madrid, 1951.
7
344 Carlos Larrazábal Blanco
eso que son sumamente escasos los cibaeñismos, salvo algunos,
como caballá, volveise, cáice por «cárcel». Esta pronunciación tiene la importancia de caracterizar la dominicanísima región del
Cibao. Los fonemas r y l terminales de sílabas precedidas por
ciertas vocales tornan diptongos; árbol «aiboi»; «ceiveza» cerveza;
«poique» porque; «aima» alma; el «eei», por ejemplo. El fenoméno se ha registrado en Cuba y Puerto Rico. Se trata de un diálogo entre un criollo y un africano, y comienza así: Venga uté a
tomai seivesa y búsquese un compañero.8 (Estudio sobre el español
en Cuba) pag. 64, 1971, Humberto López Morales). En el Léxico
cubano de Dihigo9 aparece aiguno por alguno; aimar por armar;
aimiquí por almiquí. En Santo Domingo, ya a principios del siglo
xvii, mil seiscientos y tanto ya existía, lo enseña la toponimia histórica, pues un hato cibaeño se llamaba Miradoy por Mirador.10
Muy probablemente, el fenómeno proviene de Andalucía.
El escritor, estilo, uso de la lengua, lexicografía
Mucho influyen en los escritores sus lecturas, sobre todo
aquellas que efectuaron en su juventud. Cestero parece haber
leído algunos clásicos españoles, pero con toda seguridad sus
autores preferidos serían los románticos y modernistas franceses, así como los parnasianos y otras corrientes literarias. No hay
que olvidar que todo escritor latinoamericano tiene un pie en
su tierra y otro en Francia, París, recordemos a Lucas Gibbes,
el traductor de la Historia General de Ducoudray que fue texto
en nuestras escuelas, Andrejulio Aybar, Pérez Alfonseca y otros.
Cestero, en sus escritos, presenta un trasfondo romántico y un
aspecto modernista, como sus coetáneos en la América española. Tenía la facultad de fijar voces perfectamente castizas, pero
no de uso común en su medio, aun en el literario. Sin embargo,
López Morales, Humberto, Estudios sobre el español en Cuba, Madrid, 1971.
Dihigo, Juan Miguel, Léxico cubano, t. 1, La Habana, 1928.
10
Tejera, Emiliano, «Documentos antiguos», en la revista Cuna de América,
1914.
8
9
Antología
345
al tratar en La sangre, por ejemplo, un tema criollo, la política;
un personaje criollo, Antonio Portocarrero; y todo en ambiente
criollo –La Capital–, Cestero se quita muchas veces el guante
blanco del atildado y regodeante léxico del habla literaria, para
descender en el arroyo fresco y limpio de lo criollo. De ahí sus
dos valores como escritor: el literario y el coloquial.
Mucho nos llamó la atención en Cestero su lexicografía. De
ahí que comenzáramos con él algo que teníamos pensado hacer
respecto de algunos escritores, clásicos nuestros, como Gastón
Deligne, es decir la preparación de vocabularios.
Por Cestero, pues, comenzamos, dado el gran acopio de
palabras criollas, arcaicas o de uso raro que contienen sus tres
obras ya mencionadas.
La sangre comienza de esta manera:
Por el ventanillo del calabozo, un rayo de sol entra jocundo, adorna con ancho galón de oro los ladrillos, y
trepando por las patas del catre, cosquillea al durmiente
en el rostro. Antonio Portocarrero despierta restregándose los ojos con ambos puños, bosteza, la boca abierta de par en par, y mira en torno suyo con asombro.
Siéntase en la barra del lecho examinando la celda de
hito en hito, y cual si al fin, libertándose de una pesadilla, comprendiese, murmura: «todavía... otro día más».
Joven, de estatura prócer, la fisonomía enérgica y simpática, la color melada, cuya palidez actual aumenta
la sombra de la barba crecida. Los cabellos negros, de
rebeldes vedijas, la nariz roma y los labios carnosos de
bordes morados, denuncian las gotas de sangre africana
que, desleídas, corren por sus venas. Las pupilas grandes y brillantes, henchido el pecho.
El preso registra la estancia, tal si la viese por primera
vez, En un ángulo, un aguamanil desportillado, de hierro esmaltado, sostenida la jofaina en una trípode. En
346 Carlos Larrazábal Blanco
mitad del testero, junto al muro, una mesita de pino, sin
barnizar; al lado de ella una silla, cerca una mecedora, y
encima una alcarraza, una copa y varios libros.
Y termina así:
Por el oriente las sombras estarcidas ahúman el cielo.
El cejo del río humedece el aire. La floresta aledaña
avanza sus tentáculos constrictores. Las campanas de
la Catedral tocan el Ángelus; la voz de bronce lleva
de puerta en puerta la divina promesa. En La Fuerza,
la guardia de prevención presenta las armas, y al son
marcial del clarín, la bandera desciende del asta, lenta,
zigzagueante, azul, blanca, roja... tal una ala rota.
Estos dos trozos enmarcan a través de todo el libro un
acopio de bellas imágenes, y metáforas, comparaciones felices.
Aquí el sol es jocundo y adorna a la manera de galón de oro el
enladrillado de una celda; además por las patas del catre el sol
trepa y cosquillea al preso. Claramente se pinta un día tropical
de sol brillante, hay alegría en el ambiente, jocundez, todo en
probable contradicción con el ánimo del preso que debe sentir
tristeza. Pero quizás, si ese día, de esplendor solar, anime al preso y lo hace lavarse, asomarse por el ventanillo, leer sus libros.
Todo el pasaje es un buen toque de estilo.
En el feliz comienzo haremos algunas observaciones de
orden lingüístico.
La expresión de hito en hito es castiza, pero no coloquial. Se
dice de Antonio, que tenía la color melada. La color, es una antigualla del idioma como «la calor», que todavía se oye en Santo
Domingo. «Pero reparando un poco más en ello eché de ver en
la calor, sabor y olor que no era sangre»11 (Quijote) (Las palabras
terminadas en OR, solían considerarse femeninas). «Una color
se le iba y otra se le venía»12 (Correas, 493). Cestero arcaizó por
Fernández Gómez, Carlos, Vocabulario de Cervantes, Madrid, 1962.
Correa, Gonzalo, Vocabulario de refranes, Madrid, 1924.
11
12
Antología
347
razón de gusto, simplemente. El aguamanil está desportillado, es
decir, maltratado. La jofaina, que está en un trípode, es la «ponchera» o «taza», palabra de buen linaje árabe, cuyo étimo en ese
idioma significa o significó «escudilla», «platillo hondo».
Cestero es literato. Le agradan las galanuras. Retoza a veces
con las palabras y la semántica. Tiene la facultad de acertar en
su lenguaje metafórico, en sus comparaciones o descripciones.
El abrojo enjoyaba la verdura con sus estrellas de oro; las erectas
cañas de azucenas suspenden blancos cálices odorantes; la cambutera, con sus corales, escala graciosamente la verja; el jazmín
de Malabar reta a sus vecinos con el armiño de sus pétalos; el
cerezo enfrutecido riega granates; el cigarrón rojo es una ígnea
mano crispada; los gallos desatan las cintas de sus quiquiriquíes.
Respecto de la mata de plátano habla de cepas mustias, cada
plátano es un dedo de gigante; la abeja vagabunda liba en el
floripondio morado; las hojas son de malaquita; los tallos son columnas gráciles y de jaspe. Y por el estilo, innumerables pasajes
que adornan la obra, y a la verdad, agradan al espíritu.
Pero Cestero trae una carga pesada en sus obras que le restan a ellas gran parte de la naturalidad con la cual debieran ser
escritas, la sencillez que requieren obras costumbristas.
Sobre todo nos referimos al léxico. Él tiene el afán de usar
palabras ya preteridas, arcaísmos, todo lo cual resta espontaneidad, naturalidad para caer en una poco deseable afectación.
Siempre ha sido preocupación de escritores, a través de
los años, la forma de expresarse los autores en sus escritos. De
José María Heredia, su «Canto al Niágara», escribió don Andrés
Bello:
Volviendo al joven Heredia, desearíamos que hubiese escrito algo más en este estilo sencillo y natural, a
que sabe dar tanta dulzura, y que fuesen en mayor
número las composiciones destinadas a los afectos domésticos e inocentes, y menos las del género erótico,
de que tenemos ya en nuestra lengua una perniciosa
superabundancia.
348 Carlos Larrazábal Blanco
De los defectos que hemos notado, algunos eran de la
edad del poeta; pero otros (y en este número comprendemos principalmente ciertas faltas de prosodia) son del
país en que nació y se educó; y otra tercera clase pueden
atribuirse al contagio del mal ejemplo. De esta clase son
las voces y terminaciones anticuadas, con que algunos
creen ennoblecer el estilo, pero que en realidad (si no
se emplean muy económica y oportunamente) le hacen
afectado y pedantesco. Los arcaísmos podrán tolerarse
alguna vez, y aun producirían buen efecto, cuando se
trate de asuntos de más que ordinaria gravedad. Pero
soltarlos a cada paso, y dejar sin necesidad alguna los
modos de decir que llevan el cuño del uso corriente,
únicos que nuestra alma ha podido asociar con sus afecciones, y los más a propósito, por consiguiente, para
despertarlas de nuevo, es un abuso reprensible.
Como preservativo de estos y otros vicios, mucho más
disculpables en el señor Heredia que en los escritores
que imita, le recomendamos el estudio (demasiado
desatendido entre nosotros) de los clásicos castellanos
y de los grandes modelos de la antigüedad. Los unos
castigarán su dicción, y le harán desdeñarse del oropel
de voces desusadas; los otros acrisolarán su gusto, y le
enseñarán a conservar, aun entre los arrebatos del estro,
la templanza de imaginación, que no pierde jamás de
vista a la naturaleza y jamás la exagera, ni la violenta.13
Defectos de esta naturaleza tenía Cestero. «El oropel de
voces desusadas» que endilga Bello a Heredia y a otros escritores
cabe también a Cestero. Parece haber sido esclavo de rebuscos
léxicos, los que fijaba bien en su memoria. La sangre está plagada
de ellos. Adefagia, por glotonería, voracidad, término técnico de
medicina; adurar, quemar; barzonear, por callejear; bezo, orilla
de una herida; duermevela, sueño ligero; guardamalleta, cierto
Bello, Andrés, Obras completas, t. IX, Temas de crítica literaria, Caracas, 1956.
13
Antología
349
adorno de cortinaje; heñir, sobar la masa de harina; joyante, que
existe en la expresión «seda joyante»; magüer, por maguer; oro
brizo, oro muy puro, término técnico poco divulgado, según
Corominas;14 turíbulo, incensario. Y como estas otras más no solo
en desuso entre nuestros literatos y el pueblo, sino aun en los escritores de España y América. Magüer, por «aunque», ya en 1732,
en el Diccionario de Autoridades es un arcaísmo, y de acuerdo con
Corominas, la forma magüer que ya había aparecido en 1705,
es disparate que no tuvo existencia en el lenguaje hablado y
que se tomó como antigualla ridícula empleada por arcaizantes
amanerados. En efecto, esta palabra y otras hacen a nuestro gran
escritor arcaizante y amanerado. A los que escribían magüer
les llamaban «magüeristas». Cestero lo era, como también fue
«magüerista» porque escribía magüey por maguey.
Es lástima que nuestro Tulio Manuel Cestero con tanta
legítima vocación para literato se apegara de lleno a las rarezas
del Diccionario, y a veces hasta hacerlo caer en garrafales dislates como con la palabra anafaga. En efecto, leyó en el Dicc. esta
explicación: «f. ant. costa», y lo aplicó así: «En la anafaga del río
expira la tarde» (La sangre, 145).
Creyó que en este caso «costa» podía aplicarse a orilla. Pero
no advirtió que este «costa» se refería a la cantidad que se da o
paga por una cosa, significado que tuvo «anafaga» desde los lejanos tiempos de los Fueros de Cáceres y de Zorita, donde reza:
«si le firmaren, sea aparcero, et dé en anafaga et en calzado, et
en soldada». «El sennor dé a su yuvero por anafaga cuanto él
pleyteare».15 Dicho en lenguaje coloquial dominicano, Cestero
se fue del seguro. Pero, a la verdad, Quadunque bonus dormitat
Homerus.
Rubén Darío, muchos años después de Bello, censuraba de
afectado al novelista español José María de Pereda porque había
llamado «relieves del yantar» a los restos de comida. Rubén ha
caído alguna vez en aquello que critica, pero es sencillo su léxico
Corominas, Joan, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Madrid,
1954.
15
Gtli Gaya, Samuel, Tesoro lexicográfico (1492-1726), Madrid, 1947.
14
350 Carlos Larrazábal Blanco
y correcta su sintaxis, al menos en su prosa, que es lo que tenemos en pie de comparación.16
Ciertas palabras arcaicas, sin embargo, tienen su lugar
cuando se hace hablar a las personas ineducadas, del vulgo de
las ciudades o del campo. Así están bien, porque se sitúan en su
lugar, pasan a tener verdadero valor estilístico, así: agora, agüelo,
alevantarse, ansí, asina, endenantes, endentonces, güeno, güeso, haberá, manque, mesmo, ño, probe, trujo, vide y otras.
Las críticas, al parecer negativas, que se le hacen a una
obra no es óbice para considerarla hasta como excelente. Todo
el que escribe cae en las redes de errores de forma, entre los
cuales algunos caen bajo el látigo quemante de los puristas y los
dados a gramatiquerías. Lo conceptual vale más que la forma. Se
puede expresar los pensamientos más profundos y sutiles, decir
las cosas más bellas usando una forma desaliñada al escribir, o
cometiendo errores léxicos o sintácticos. La esencia interna del
escritor, por una parte, la vitalidad en la expresión, la vivacidad
en el manejo del colorido de las palabras, de los sintagmas, de
los tropos y figuras, tienen un valor excepcional, y Cestero es
maestro en esto. Desde luego, que lo deseable en un escritor es
que aúna fondo y superficie.
Hemos tenido muy presente las ideas del escritor español
José Martínez Ruiz, Azorín, en cuanto a la claridad y sencillez
que deben campear en un buen escritor.17
Uno de los principios de Azorín es el «poner una cosa después de otras y no mirar a los lados» y es lo que no pudieron
hacer muchos modernistas de aquí y allá, así como los noveles
escritores que «literatean». Cestero, para explicar que dos revolucionarios noveles conversan y descansan debajo de un platanal
y experimentan ciertas sensaciones, dice:
En el platanal, el grato abrigo de las amplias hojas de
malaquita, contemplando las gráciles columnas de
jaspe que rodeadas de cepas mustias y tiernos retoños
Cuadernos del idioma, No. 8, Buenos Aires, 1967.
Daudi, León, Prontuario del lenguaje y estilo, Barcelona, 1963.
16
17
Antología
351
sostienen grandes racimos, cada plátano es un dedo de
gigante, y al extremo el floripondio morado donde la
abeja vagabunda liba, los dos revolucionarios comienzan a sentirse nerviosos, a dudar, a desesperarse de la
expectación.
Aquí Cestero mira mucho hacia los lados: las amplias hojas
de malaquita, las gráciles columnas de jaspe, los tiernos retoños,
los racimos, el dedo gigante de un plátano, el floripondio morado, la abeja que liba. Existe en todo esto una descripción prolija.
El sintagma principal es «en el platanal los dos revolucionarios
comienzan a sentirse nerviosos...» Las otras expresiones zigzagueantes pudieron haberse escrito después como una acotación
literaria.
Para terminar es de advertir que Cestero da preferencia
al uso de le en acusativo en vez del etimológico lo: «a chupar
carreteles le condenó»; «una noche le zamparon en el cepo»;
«el Padre le hizo monaguillo». Algunas veces se ha considerado
este leísmo como impropio. Le, les, provienen del latín dativo illi,
illis. Lo proviene del acusativo latino illos, illas que produjeron
lo, la, los, las. El le dativo tuvo otra complicación al ser sustituido
por la. En esto no cayó Cestero, pero viene a nuestra memoria
aquello del poeta Fabio Fiallo: «Y la dijo, no sé lo que la dijo mi
temblorosa voz».18
También Moscoso Puello escribió en Cartas a Evelina:19
«Siempre tengo que decirla algo». Tanto Fiallo como Moscoso
retozaron con el pronombre pues no fue hábito continuo en
ellos, fue un uso esporádico, coquetearon con la palabra.
Mucho se ha escrito alrededor de las palabras de Buffon,
«el estilo es el hombre mismo». En esto hay algo de cierto, pero
no siempre. ¿Se vacía de su contenido espiritual nuestro Cestero
en su trilogía criolla? El escritor, por la palabra escrita, se vierte
a veces cuando es sincero, con todas las oposiciones que lo estructuran, lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, lo que agrada y lo
Fiallo, Fabio, Primavera sentimental.
Moscoso Puello, Francisco E., Cartas a Evelina, Santo Domingo, 1974.
18
19
352 Carlos Larrazábal Blanco
que desagrada. Las palabras son el escape de procesos síquicos
individuales que ponen a evidenciar los sentimientos, los estados
de conciencia, emociones, frustraciones, angustias, amarguras.
Vistos así los hechos, el estilo sería el «hombre mismo», pero si
no es así, sería otro hombre.
Cestero en medio del maremágnum de adjetivos, de frases
o palabras figurativas o raras y arcaicas, o las que tienen su lugar
en el lenguaje poético, se advierte un coqueteo léxico como ya
hemos apuntado. El hombre es un enamorado de esas palabras
quiere ser pulcro como lo es su persona. Gusta vestir de blanco
desde el calzado y al caminar por las calles lo hace como escudriñando. En su juventud sería algo refitolero en el sentido criollo.
Su estilo, de luego en luego, es «Tulio Manuel Cestero mismo».
Hemos, señores, llegado al fin de esta obligación académica. Pero es bueno recordar, para que no haya benevolencia, que
nemodat quod non habet, esto es nadie puede dar lo que no
tiene.
Segunda parte
Vocabulario cesteriano
A
abejeo. El Dicc. registra «abejorreo», zumbido de las abejas y
otros insectos; rumor confuso de voces o conversaciones.
«Del interior de las casas se escapan por las celosías abejeos
de rezos» (CR, 99).
ablucionarse. Lavarse. Ablucionarse no es verbo que existe, ni
existible. «Ablución», en el sentido de Cestero, es «lavatorio» y sería demasiado chocante decir «lavatoriarse». «va al
lavabo y se abluciona» (LaS, 127).
abuela. «¿Pero este demontre está loco? ¿pero usted no se alzó
por Horacio? ¡Su abuela le llevará la comida a la cárcel!
–grita la suegra». (LaS, 232). [«Tu, o su abuela» en el habla
coloquial denota cierto estado de ánimo como es el de la
suegra molesta por el que el yerno vuelve a las andadas y va
a la cárcel. Mucho cuesta a la familia encontrar quien lleve
la comida].
aceite de coco. La grasa extraída de la copra del coco. «y olvida
que le aguarda con sus caricias silenciosas la negrita oliente
a aceite de coco» (LaS, 53). [Era costumbre, para suavizar y
353
354 Carlos Larrazábal Blanco
lustrar el pelo, que las mujeres de color usaran aceite de
coco, el cual al enranciarse producía un olor particular,
algo desagradable].
acumulo. La palabra no la registra el Dicc. Es como la acción y
efecto de «acumular», que es imputar algún delito o pena,
pero con la diferencia de que el «acumulo» dominicano
es una imputación injusta. «y un maldecío cabo epañó, me
dió una nalgá diciendo: paisana, qué buen medio tocino, y
ahí tá; pero la gente que é mu mala, jiso un acumulo endespués» (LaS, 113).
adefagia. Voracidad. Palabra correcta, pero rara. «defendido de
la adefagia de las lagartijas por cáscaras de huevos enhiestas
en varillas de coco» (LaS, 153). [Solían las amas de casa que
cuidaban de su jardín colocar cascarones de huevos pendientes de una varilla o cosa semejante con el objeto de que
al moverse el cascaron a merced del aire, se ahuyentaran las
lagartijas, sapitos o grillos que iban a comer hojas o flores].
adunco. Corvo, corvado. Es un latinismo poco usado entre escritores, y desconocido en el lenguaje coloquial. «y también
de manos en un cepo, y así pasaban las horas aduncos o
tendidos sobre el suelo duro y meado» (LaS, 28).
aduriendo. «La recia palmeta de roble se alzó indignada aduriéndole la diestra pecadora» (LaS, 58). [Esta palabra es el
gerundio del verbo «adurir», antigualla del idioma ya relegada al olvido, menos del Dicc. que lo recoge, pero como
voz antigua, con las acepciones de abrasar, quemar, causar
excesivo calor. Del latín ad y úrere, quemar].
afrancesado. Expresión de valor histórico dominicano.
«Porque había sido jefe de milicias y tenía, por consiguiente, el hábito de mando, se le confía la dirección suprema
de la guerra, [Pedro Santana], y porque hubo de vencer,
Antología
355
le escogieron por caudillo los afrancesados, es decir, los
que no teniendo confianza en la capacidad del dominicano
para el gobierno, buscaban las fuerzas necesarias en el protectorado de una potencia» (LaS, 76).
agora. Registra el Dicc. como vulgarismo. En Santo Domingo es
voz rústica. Etimológicamente está más cerca de su étimo,
hac hora, que «ahora». «Pero no había teatro. ¡Ofrézcome al
Señor! Si no hacía maldita la falta. Cuando vino Pizarrosa,
un gran actor como no viene agora, en el patio del Café
de la Reina se levantó un tablado para el escenario.» (LaS,
186).
agua. Nombre, en el juego de bolsas, de los muchachos, aquella
que es transparente. También le decían «agüita». «El mayor
interés estaba en las disputas por los distintos valores de las
bolas de vidrio, de colores, clasificadas en razón del volumen y pintas en su germanía, “botones”, “bolas”, “fifises”,
“gaticas”, “aguas” y “guesos”.» (LaS, 30).
agua. Agua de Florida. Cierta agua de tocador muy usada a fines
del siglo pasado y principios del actual (xx), fabricada en
Nueva York por la casa Lamman and Kemp. «en torno de la
tina agua de tuna perfumada con agua de Florida» (LaS, 96).
agua. Agua de tuna. Agua coloreada con el fruto de la tuna,
planta cactácea. Se usaba en el juego de carnaval de agua
que se celebraba los días 30 de noviembre de cada año,
San Andrés. Con ella se llenaban los cascarones de huevos
vacíos. (LaS, 96).
agua. Echarle agua al vino. En el trato entre personas, limar
asperezas, disminuir lo desagradable, tratar de contemporizar. «¿pero tú crees que le temo a los que vienen? No
hombre, si cuando lleguen a Palacio, se cuidarán de buscar a los prácticos para que los ayuden. Échale agua al vino;
356 Carlos Larrazábal Blanco
acuérdate de que has pasado muchas crujías, y prepárate
al desquite». (LaS, 137). [Esta paremia no se registra en
el Dicc., ni en Correa, Sbarbi y otros. En Sbarbi la idea de
echa agua al vino está en paremias bromistas que justifican
al bebedor. Pero sí registra Bessé con la misma acepción
dominicana].
aguacero. Nombre de una planta solanácea y de sus flores.
«Aguaceros, nardos, albahaca y reseda, que saturan la noche
con sus aromas capitosos» (LaS, 22).
aguardiente de romero. Producto de la maceración de hojas
de romero en aguardiente o alcohol «muestra tres botellas
conteniendo un ciento-piés en alcohol, la otra aguardiente de romero y la tercera, uno de esos sabios menjurjes
indescriptibles de curanderos o brujos» (CR, 67).
agüelo. En el Dicc. como forma familiar, pero en Santo Domingo
se considera muy vulgar y rústica, esta forma, «y mi taita
nació en el hato del agüelo de don Pedro» (LaS, 115).
aguililla. «Montan caballos pequeños, aguilillas de asombrosa
resistencia» (CR, 94). [En el Dicc. se llama «caballo aguililla», en algunos países de América, al de paso muy veloz].
ahoritica. Diminutivo de diminutivo muy socorrido en el habla familiar y conversacional. «El hombre Juan va a vení
ahoritica» (LaS, 213).
ahuyama. «El chayote, y la ahuyama, la patilla y el melón extendían sus sarmientos»; «y allí mismo, a un paso, batatas y
ahuyamas frutecen para él» (LaS, 31 y 217). [La palabra se
tiene por cumanagota, y la ortografía con h no es correcta.
Sin embargo, parece que el pueblo rompía el diptongo au y
llegó a decir «ajuyama», «y los campesinos todavía pronuncian así, muchas veces. Luego las personas cultas, creyendo
Antología
357
sonido vulgar la j, escribieron en su lugar h. De aquí la incorrección ahuyama].
alcalde pedáneo. Cierta autoridad rural. «Es Jefe Comunal, o
Fuerzas Cívicas o Alcalde Pedáneo» (CR, 95).
alcatife. Es alcatifa, tapete, alfombra. «Alcatife» en lenguaje de
germania es seda, hilo. «Y se complace observando como
el sol hila sutilísimos alcatifes sobre los ladrillos» (LaS, 129).
[Debió haber escrito Cestero «sutilísimas alcatifas» ya que
no quiso escribir «sutilísimas alfombras», pero «alfombra»
es palabra más común, y tiene que cumplir su prurito de las
palabras raras].
alagarteado. Alagartado. «Melifluo en el hablar hasta en la
ira, revelada por estrías rojas en las pupilas alargateadas»
(CR, 83).
alegría. Dulce de ajonjolí con melao. «En la tarde una tabla
de dulce de coco hecho con melaza, cortado en cuadro y
colocados los “jalaos” [....]; ítem más, alegría de ajonjolí».
(LaS, l12). [«Alegría» es otro nombre reconocido del ajonjolí. En Santo Domingo pasó a llamarse solamente el dulce
preparado en esa semilla. El autor comete redundancia al
decir «alegría de ajonjolí»].
alevantarse. Forma arcaica muy usada por el pueblo. «Tanasia,
alevántate, pa que le haga café al vale Juan y la compaña»
(LaS, 214).
alfajor. Dulce que se prepara con casabe triturado, y después
espolvoreado con el mismo casabe molido. «el alfajor empolvado como presumida señoritinga» (LaS, 37). [El «alfajor»
es propiamente el «alajú» especie de turrón, compuesto de
almendras, nueces y, a veces, pan rallado y tostado, alguna
especia fina y miel bien cocida. Esta fórmula, según el Dicc.
358 Carlos Larrazábal Blanco
La que trae del «alfajor» de Venezuela es muy parecida a la
del alfajor dominicano].
alfaljía. Error por «alfajía». «alfarjía». Esta última forma más
cerca de su étimo árabe. «entre vigas y alfaljías, la humedad
dibuja fantásticas figuras» (LaS, 177).
algarroba. Es el fruto del algarrobo, Hymeneae Courbaril, leguminosa cesalpínea. «y en una batea las frutas de la estación,
cajuiles [...] algarrobas» (LaS, 111).
alicatado. «Y entonces, si dirige sus pasos al este, en el número
31 de la calle de Las Mercedes, en la fachada de una casa
en ruinas, descubrirá otro ajimez coronado de un alicatado.
Aún se cuentan hasta quince azulejos, en los cuales el matiz
áureo es tan suave, que se dijera producto de la alquimia
solar. Y ese ajimez, en la leprosa faz del muro, tiene la
gracia de una sonrisa». (CR, 78). [«Alicatado» es obra de
azulejos].
aljofarado. p. p. de «aljofarar», que es cubrir o adornar con
«aljófares», esto es, «perlas», de figura irregular, pequeñas. «Desde sus nidos, […] “chinchilines” y “juliánchivies”
salúdanle con sus píos onomatopéyicos, [...] mientras las
campanillas aljofaradas [...] le invitan a quedarse» (LaS, 19).
almendro. «Entre el jardín y el edificio, un almendro crece
a prisa» (LaS, 23). [Debe tratarse, no del Prunus occidentaliss, planta rosácea, y que produce la golosina llamada
comúnmente «almendra», sino la combretácea Terminalia
Catappa, originaria de Madagascar y que tanto se ha extendido como ornamental. Popularmente se la llama también
«almendra»].
almodrote. «Antonio, evocando tales escenas, mide la pesadumbre que aniquila al país; la montaña hecha del almodrote
Antología
359
de todos los crímenes, de todos los intereses y de todas las
pasiones, en cuya cima el tirano, látigo en la diestra, se yergue con su carnavalesco frac rojo» (LaS, 94). [«Almodrote»,
además del nombre de cierta salsa, es mezcla confusa de
varias cosas].
almuerzo. «De siete a once, clases. Luego otra hora de estudio,
y a las doce el almuerzo: un plato de sopa, en el cual nadan
fideos, y otro de plátanos salcochados, arroz y frijoles colorados» (LaS, 33). [En el Dicc. esta palabra dice de comida
que se toma por la mañana o durante el día, antes de la
principal. Precisamente de la comida que trata el texto es
la principal. Es muy común en Santo Domingo llamar así a
esta comida. Sin embargo los étimos de esta palabra nos hablan de morder, mordisco, es decir comida ligera como debe
ser el desayuno, al cual llaman también en Santo Domingo
«almuerzo», atinadamente].
alpargata. Cierta planta cactácea. «y su mirada zahorí distingue
con arrobamiento el “guano”, la “yaya” [...] y en la vera del
camino, hasta a los “cayucos”, “alpargatas” y “guasábaras”.»
(LaS, 19).
altaicín. Error por «albaicín», quizás lo sea de imprenta. «En
las primas noches barzonea por el altaicín del norte, que
el terral de los montes de Galindo refresca y aroma» (LaS,
243). [La palabra «albaicín» no la registra el Dicc., pero está
en Alonso, Enciclopedia del Idioma, como arabismo, significando barrio en cuesta, y con la autoridad de Góngora dice
el nombre de un barrio de Granada].
alteroso. «En el ángulo noroeste del Fuerte de la Concepción,
medio derruido, y por callejuelas alterosas, casi laberínticas,
que bordean la muralla, se encaminará a las iglesias de
San Lázaro y San Miguel» (CR, 77). [Las acepciones del
Dicc. para esta palabra no caben para explicar la del texto,
360 Carlos Larrazábal Blanco
pero sí conviene el cubanismo que trae Alonso, Enc. del Id.,
«inaccesible»].
alzado. Rebelde, sublevado, voz propia de las Antillas, Ecuador
y México, seg. el Dicc. «Como entre el que capitanea los
alzados y Juan, median disputas de linderos» (SS, 112).
amartelado. Que implica o demuestra amartelamiento. «Amartelamiento» es exceso de galantería o rendimiento amoroso.
«Amartelar». Dar cuidado amoroso, enamorar (Dic.). «En
el ángulo sureste, entre la Catedral y el Palacio Nacional, se
sientan comerciantes, abogados y políticos graves, amén de
algunas parejas de amartelados que se agradan en el claroobscuro protector» (LaS, 172).
amojamada. «Amojamada. felina, pálida, la cabellera negra
formándole casco de azules destellos, los ojos grandes y
febriles» (LaS, 199). [Es el p. p. de «amojamar», hacer mojama, o cecina. Pero Alonso trae otra acepción que es la que
conviene al texto de arriba, «flaco», «seco», de modo que se
trata de una mujer delgada].
amusgar. Echar las orejas para atrás el animal. «El caballo
amusga las orejas y dando un brusco reparo, interrumpe su
embeleso». (SS, 104).
anafaga. «En la anafaga del río expira la tarde». (LaS, 145). [En
su afán de palabras desconocidas para las personas comunes
y aun para las cultas, se erró aquí de manera rotunda. Cestero
tomó la palabra «anafaga» por «costa», pero lo aplica a «orilla»: «en la orilla del río expira la tarde». Pero es el caso
que donde leyó «costa» se refería el diccionario a «coste»,
es decir lo que cuesta algo, y ese fue su significado desde los
lejanos tiempos de los Fueros de Cáceres y de Zorita, donde
reza: «Si le firmaren, sea aparcero, et dé en anafaga, et en
calzado, et en soldada, et en quantol pertenez». «El sennor
Antología
361
dé a su yuvero por anafaga cuanto él pleyteare». (Dicc hist.).
Qunadoque bonus dormitat Homerus].
analfabeta. Analfabeto. «Los errores de los jefes comunales
“analfabetas”.» (LaS, 165).
airón. «y la guáyiga empina sus airones» (SS, 102). [Es palabra
literaria. Tiene belleza la metáfora aplicada. «Airón» es penacho de plumas que tienen ciertas aves, y ciertos adornos
que lo imiten].
andullo. «El Padre le hizo monaguillo [...]. En la prima noche,
novenas, salves, tercios. Cómo escamoteaba padres-nuestros y ave-marías rodeado de beatas hediondas a andullo y
a cucaracha!»; «Cuando no duerme, fuma un “tabaco” que
los dientes han convertido en escobilla, o masca andullo y
escupe por el colmillo hasta la acera, con singular destreza»
(LaS, 39 y 112). [El muy conocido andullo es una pasta que
se fabrica apretujando en un dispositivo apropiado, hojas
de tabaco, y se presenta en cilindros como de un metro de
largo cubierto con yaguacil o producto vegetal análogo. El
Dicc. registra la palabra pero sus acepciones no corresponden a lo que «andullo» en Santo Domingo significa].
ángel de un ala. Con esta expresión suele zaherirse a los mancos. «Fue Antonio, con sus secuaces, la desesperación de
aquel Hilario manco y fañoso, a quien gritaban ángel de un
ala, “gallina de una pata”.» (LaS, 50).
ánima. En toda arma de fuego el hueco del cañón (Dicc.). «El
ánima, demasiado caliente, inflama el garbuzo antes que
el oficial cierre la recámara y por ella surte una lluvia de
balines,» (SS, 116).
an pué. A pues. «y lo mesmo fue mi jija, hasta que dio su mal paso,
an pué» (LaS, 115).
362 Carlos Larrazábal Blanco
ansí mesmito. Así mismito, forma rústica de hablar. «Ansí», «asina»
son arcaísmos por «así». «Mesmo» es también forma arcaica
de «mismo». «Ansí mesmito é, que te lo digo yo,» (LaS, 115).
añangotado. En cuclillas, encogido, acurrucado. «La puntilla
del matarife la descabella, y luego añangotado, desnudo
hasta la cintura [...] la desuella y descuartiza,» (LaS, 243).
añoñar. Acariciar, mimar. «En aquella cabecita cubierta de hebras rubias, que tan grato color daban a sus mejillas cuando
lo “añoñaba”, asentó sus sueños, los que tejiera su imaginación infantil» (LaS, 122). [Añoñar no ha entrado en el
Dicc., a pesar de ser un dominicanismo tan generalizado en
el país y usado por los escritores].
aojo. ahogo, ahoguío. «el hinojo, propicio contra el aojo» (LaS, 23).
[En el Dicc. «aojo» es acción y efecto de «aojar», y es verbo que
significa hacer mal de ojo, desgraciar o malograr una cosa].
apetitear. «Apetitar» (forma criolla), apetecer. «y, jefe Antonio,
su merced me perdone, manque yo esté viejo, las mujeres
entoavía me apetitean» (LaS, 221).
aplazada. Se refiere a una unión marital sin intervención legal
ni religiosa, sino llevada a efecto por la propia voluntad de
los que se unen. «es hija de un general y está aplazada con
un oficial» (LaS, 112). [El llamar así a esta clase de unión de
hombre y mujer parece haber venido de Haití. Dice Aubin:
«Naguere en se mariait [...] chacun s’y plaçait avec chacune». Según Leyburn: «Durante el tiempo de Petion y el de
Boyer llegó a hacerse de uso común el conveniente placage
para describir las uniones extraconyugales». Katherine
Dunham expresa lo siguiente: «Yvonne reconocía este defecto [...]. Sabía que desplegar perfectas danzas como la
suya se interpretaría como exhibicionismo, y estando bien
placée (vivir con un hombre de la comunidad)»].
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363
aployar. Aplastar. «No y no, Mariano tenía razón; don Pablo es
“rojo”, y si llega primero, puede entenderse con Gautier y
Damián, y aployarnos.» (LaS, 51).
apropincuarse. Acercarse. «y algunos, hartos de ayunos, se han
apropincuado al festín» (LaS, 66). [Verbo moribundo en el
idioma. El Dicc. dice que solo se usa en estilo festivo. Pero
Cestero lo toma en serio].
apurada. No solo se dice del pelo malo de los mulatos, sino
de la persona misma. «¿Y aquella mulatica, tan apurada, de
dónde ha salido?» (LaS, 85).
arepa. El nombre muy popular de la conocida confección, presentada en varias formas, a base de maíz molido. «El preso,
habituado a tales penalidades, extrae la cafeterita de hoja
de lata, un pan partido en dos, untado de mantequilla norteamericana, y una arepa de maíz amarillo.» (LaS, 56). [La
palabra arepa proviene del cumanagoto erepa].
arroz blanco. Potaje de arroz con agua, sal y grasa. «y mientras
toman la sopa y yantan el plato cotidiano, compuesto de
carne guisada, arroz blanco, habichuelas rojas y plátanos salcochados» (LaS, 171).
arroz a la milanesa. Cierto potaje a base de arroz al cual se
le agrega carne, jamón, salchicha, algún grano y otras cosas, sin faltar el queso. «El cómico era, además excelente
cocinero, y con frecuencia, reuníanse ante una fuente de
macarrones [...] o de una olla de arroz a la milanesa, a cuyo
condimento contribuyeran hongos, trufas y marsala, espolvoreada de parmesano» (LaS, 196).
arroz con leche. Dulce a base de arroz y leche. «El segundo
sobresalía por la copia de regalos, en su mayoría golosinas
–frutas, fuentes de trémulas natillas, reposado arroz con leche,
364 Carlos Larrazábal Blanco
espolvoreado con canela [...]– que entraban majestuosas en
manos de la negra azafata» (LaS, 36 y 37).
arrugar. No arrugar, que no hay quien planche. «–Amigo mío –pontifica Portocarrero– cada uno entiende de su oficio. Yo no
le discuto a usted de telas, pero no me toque a la literatura.
Lea mañana mi crónica. –Amigo, no arrugue que no hay quien
planche. Usted no sabe que yo soy aficionado; he pisado las
tablas y mucho que me aplaudían» (LaS, 194-195).
asigún. Según (rust.). «Asigún; yo creo, compai, que lo mejor
es aplastarse un tiempecito, hasta que la gente del jefe
Horacio llegue a Sabana Grande;» (LaS, 213).
asina. Conocido arcaísmo por «así», muy común entre campesinos. «el Gobierno mandaba esta noche mesma tropa de la
Capital... Asina es» (LaS, 213).
atabaiba. Planta apocinácea, por otro nombre, en el Cibao,
«alelí», según Moscoso. «En las florestas aledañas la atabaiba embalsama leguas y leguas los caminos asoleados»
(LaS, 11). [Esta palabra y acepción no están registradas en
el Dicc. Santamaría opina que existe en Cuba para planta
apocinácea. Henríquez Ureña piensa que puede ser de origen taíno, pero no explica su sospecha. El Dicc. trae la voz
«tabaiba» como propia de Canarias y con la significación de
árbol cuya madera, muy ligera y poco porosa, se usa para tapones de cubas y barriles. Colmeiro la llama «tabayba dulce
de Canarias», planta euforbiácea y comestible].
ave-maría. «Como escamoteaba padres-nuestros y ave-marías»
(LaS, 39). [Avemaría es la forma correcta de escribir esta
palabra].
ayo. «En las primeras semanas, el temor a don Marcelino
y la morriña hicieron de Antonio un colegial modelo,
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365
habiéndosele promovido a la categoría de ayo, la que le
otorgaba autoridad de segundo sobre una sección de diez,
vigilada por un decurión» (LaS, 31). [Antiguamente el
«ayo», o «aya», era la persona que en las casas principales
cuidaba de los muchachos y atendía a su educación. En el
caso del texto cesteriano «ayo», es el segundo o ayudante
del otro escolar que se designaba como decurión].
azafata. «El segundo sobresalía por la copia de regalos, en
su mayoría golosinas [...] que entraban majestuosas en
manos de la negra azafata, vestida de limpias y sonantes
sayas» (LaS, 36-37). [El Dicc. trae esta palabra con dos
acepciones cuyas vigencias están separadas por siglos.
«Azafata» era mujer al servicio, en España, de la reina
para atender a los vestidos y alhajas que ese personaje había de llevar. Hoy día es «camarera distinguida que presta
sus servicios a bordo de un avión». Para Cestero se trata
de una simple sirvienta].
azoguillo. «Ha recorrido la escala de los castigos y sido clasificado entre los revoltosos. Su inquietud de azoguillo, sus
ojos y piernas habituados al campo sin vallados, padecen
en el espacio estrecho de las aulas» (LaS, 32). [Ser uno un
«azogue» es ser muy inquieto. Probablemente al tratarse de
muchachos se dijo en Santo Domingo «ser un azoguillo»].
azul. Seguidor de cierto partido político que llamado «azul» existió en la segunda mitad del siglo pasado (xix). «Dividíanse
en dos bandos, uno de cada ribera, “baecistas” los unos, azules los otros»; «Moya, joven de atractivo talante, laborioso,
inteligente, con algo de “donjuanismo”, congregó en torno
suyo a los azules liberales» (LaS, 16 y 43).
azul de bolita. Añil para lavanderas que se presentaba en el comercio en forma esférica. «En el aparador de pino, sin pintar, mostrábanse en frascos bocones que antes contuvieron
366 Carlos Larrazábal Blanco
ciruelas-pasas: cigarrillos del país, hilo, azul de bolita, agujas»
(LaS, 111).
azul eléctrico. Color azul aplicado a telas de tejido con brillo.
«Las llamas abrasan las ruinas de la Casa de Colón, y contra
el cielo deslumbrador, azul eléctrico, se yerguen, piras enormes, las torres cuadrangulares de las iglesias» (CR, 51).
B
bache. Lodazal en calles o caminos. «El coche salta en los baches» (LaS, 205).
baché. Vasija que en las cárceles se utiliza para las sustancias
excrementicias de los presos. Tiene aspecto de ser un haitianismo. «Entre bocado y bocado, sorbe por el pico el café
frío; mientras el penado carga en hombros el “baché” con
las excretas que, agitándose, expanden sus pestilencias»
(LaS, 56).
baecismo. Comunión política de los seguidores del político
Buenaventura Báez. «El baecismo sobreviviente, impera con
más vigor que antes frente a los “azules”.» (LaS, 144).
baecista. Seguidor del político Buenaventura Báez. «Dividíanse
en dos bandos, uno en cada ribera, baecistas los unos, “azules” los otros» (LaS, 16).
baile blanco. Baile en el cual las damas visten de blanco y
espolvorean de blanco los cabellos. Formaba parte de la
celebración del carnaval de agua llamado sanandrés, y era
exclusiva de la llamada primera sociedad. «Tal era el inculto
y deleitoso San Andrés, carnaval barato con que nuestros
abuelos de la Colonia se desquitaban por adelantado de las
penas del Adviento, y que el progreso ha desterrado de las
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367
costumbres dominicanas, importando en cambio los bailes
blancos» (LaS, 99).
bajadita. En la bajadita lo espero. Paremia que encierra amenaza.
«pero Loló ha dado un batutazo y me zampa en la cárcel
para demostrar que es más fuerte que Enriquito. Pero en la
bajaíta lo espero, ahí vienen y a paso de carga, los de Moca»
(LaS, 134).
bajo. Mal olor (de vaho). Sentir bajo de berraco. Sentir las manifestaciones de fuerza, mando o valor proveniente de alguien.
«pero que no tengan cuidao, que en cuantico se ponga
al habla con sus muchachos, esos descoloríos capitaleños
van a sentir bajo de berraco»; «Compai, ya ganamos. ¿No se
lo mandé a decir, que esa gente iba a sentir bajo é berraco?
(LaS, 219 y 225).
bala. Bala que zumba no da. Paremia de guerrillero o militar. El
que oye zumbar una bala le ha pasado cerca, pero, desde
luego no le ha tocado. «La impresión de la primera bala cerca de su cabeza le hace instintivamente contraerse. Un jefe
le dice: No se agache, amigo, la que zumba no da» (SS, 116).
balsa de aceite. Como una balsa de aceite. Paremia comparativa para lo que está tranquilo, sereno. «Ahora hay pocos
presos políticos. La República está como una balsa de aceite»
(LaS, 74).
banano. «Además, el patio, tan provisto de frutales como un
huerto, les brindaba, de enero a diciembre, los bananos,
con sus óptimos racimos que, separados en “manos” y escondidos entre las cepas, a los «doce días cabales estaban
maduros» (LaS, 34). [Se trata de «guineos» que es como
se dice generalmente, y no banano. En el Dicc. esta palabra
equivale a «plátano» y a «cambur» que es el nombre del
guineo en gran parte de Venezuela].
368 Carlos Larrazábal Blanco
bandera nacional. Plato popular consistente en arroz, habichuelas, plátano y carne. «y a las doce el almuerzo: un plato de
sopa, en el cual nadan fideos, y otro de plátanos salcochados, arroz y frijoles colorados, y entre días, carne guisada,
completándose en estos el denominado “bandera nacional”».
(LaS, 33).
barbacoa. «el moblaje consiste en tres cajones que hacen de
armarios y baúles; por cama una barbacoa cubierta con una
estera.» (LaS, 217). [Se trata de una de tantas acepciones
que ha tenido y tiene esta palabra de origen taíno].
barcino. «El carcelero, barcino, rechoncho y vulgar, macizo,
sesentón» (LaS, 55). [No se sabe por qué Cestero llama
«barcino» al carcelero. Existe la expresión «más ladrón que
gato barcino», y aun «barcino» solamente; es ladrón. Pero
también puede ser que se refiera a algún contraste de la
fisonomía por desacuerdo entre el color de los ojos y del
pelo o de la piel. «Barcino» en el Dicc., palabra de estirpe
árabe, se refiere al bicolor de algunos animales de blanco y
gris y otras combinaciones. En Santo Domingo se refiere a
gatos que suelen tener la combinación de blanco y gris o de
blanco y amarillo].
barra. Larguero de la cama común o del catre. «Siéntase en la
barra del lecho examinando la celda de hito en hito» (LaS,
7). [Un «larguero» de cama no deja de ser una «barra»,
solo que su significado se especializa].
barriga. Como barriga de viejo o de vieja. Comparativo aplicado al
pan blando. «Entonces se escucha su voz que cuenta: “uno,
dos, tres” y reclama, “cámbieme ese mollete que es de ayer”,
y “este que está blandito como barriga de viejo”.» (LaS, 152).
barzonear. Andar de un lado a otro sin rumbo fijo, callejear, «brujulear», según el pueblo. «En las primas noches barzonea por
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369
el altaicín del norte, que el terral de los montes de Galindo
refresca y aroma» (LaS, 243).
basse ball. (baseball) El juego de pelota. «la danza, demasiado
voluptuosa, enerva, en cambio el ‘tow steps’ es un baile gimnástico, y el basse ball de músculos y enseña a los jóvenes a
pensar y ejecutar con ardimiento» (LaS, 256). [En tiempos
en que Cestero escribía se iniciaba este deporte en Santo
Domingo, hasta colocarse años después no en escuela de
pensar y de cultivo de ardimiento sino en prácticas de sectarismo, vehemencias vacías, intransigencias, pendencias.
La Academia ha castellanizado esta palabra en la forma
fonética «béisbol»].
batata. Nombre de la conocida convolvulácea y de su tubérculo. «En el suelo, plátanos, cocos, ñames y batatas» (LaS,
111). // 2 Coger a uno asando batata. Sorprenderlo. «Y
Guelito, caray, el hombre de Santiago, que se deja prender
asando batatas» (LaS, 51). [Según Pedro Mártir y el padre
Las Casas, «batata» es palabra de los indios de la Isla, pero
para los lingüistas es problema el que esa misma palabra y
su acepción se descubriera en ciertas islas de la Oceanía].
batea. «Además, [...] se les autorizaba el asalto a las bateas de
las vendedoras de dulces que, después del mediodía, acostumbraban poner tienda bajo la propia ventana del Rector»
(LaS, 37). [Palabra muy criolla de objeto para varios usos:
vender dulces, lavar ropa, llevar y traer esa ropa, limpiar el
arroz las cocineras, etc. Los primeros mineros de la Isla llamaron «batea» a las artesas de lavar oro. Las Casas dice que
es palabra de los indios, pero el etimologista Corominas
dice es incierto su origen, pues puede ser tanto taíno como
indostánica o árabe. Lo curioso es que en lenguas señaladas
tiene la palabra parentesco semántico: bandeja, dornajo,
gamella, artesa. Y aun hay quien piensa que «batea» viene
del maya].
370 Carlos Larrazábal Blanco
batear. Batir. «Agazapados en las cucarachas del cascajal, atisban a las lavanderas que, las faldas arremangadas, bateaban
en las grandes piedras marginales» (LaS, 15).
batiola. «La cortina aspirellada de los batiolas se abre desde el fuerte
de San Fernando hasta el de San Gil. [...] En pie sobre el batiolas que limita la casita del Maestro Hilario, los tres camaradas
contemplan la ciudad» (CR, 69). [Parece que Cestero se refiere
a alguna parte de los fuertes y murallas que cita].
batistilla. Cierta tela. «Herminia, la novia, que ajetrea desde
que amanece [...] se baña, componiéndose con blusa de
batistilla adornada de encajes y cintas.» (LaS, 183). [Esta
palabra es el diminutivo de «batista», tela que fue inventada
en Francia por un tal Baptiste].
batutazo. «pero Loló ha dado un batutazo y me zampa en la
cárcel» (LaS, 134). [Acción violenta de mando, de poder].
bautizar. Echar agua a la leche o al vino. «Entonces se escucha
su voz [...] “cámbieme ese mollete” […] o “llene bien la
medida”, o “esta leche está bautizada”.» (LaS, 152).
bay-rum. «Sonadas las diez, muertos de cansancio, después de
una confortante fricción de “bay-rum” cada cual rememora»
(LaS, 98). [Bay, en inglés es el nombre de un árbol semejante al laurel. En lo escrito ha solido aparecer berrón, berrún].
beaterío. Conjunto de beatas. «y en último término, la Virgen
[...]; tres sacerdotes con capa pluvial, y el beaterío, que runrunea el rocío» (LaS, 106). [«beaterío», en el idioma, no es
conjunto de beatas en el sentido del texto cesteriano sino
casa en la cual viven las beatas formando comunidad].
bejuco. «Las “parchas” y “caguazas” cuelgan, y para alcanzar
sus nectarios, preciso es trepar por los bejucos tramados que
Antología
371
suelen ceder al peso» (LaS, 32). [«Bejuco es palabra indiana. Aparece en el Diccionario desde la primera edición, el de
Autoridades].
bejuco de Viena. «Los mecedores de bejuco de Viena, que fueron
el lujo de sus bodas» (LaS, 176). [Especie de mimbre, o el
mismo mimbre].
bembe. Vulgarmente labio muy grueso. Se dice del labio de los
negros. «El último disparo fue a quema ropa, apoyado el
cañón en la boca, así se ve en la fotografía del cadáver, el
bembe chamuscado y tumefacto» (LaS, 135). [El Dicc. reg.
«bembo» como propio de Cuba y otros países de América].
berraco. Verraco, popularmente también «barraco». Sujeto de
mucha eficiencia, de mucho valor. «esos descoloríos capitaleños van a sentir bajo é berraco», «¿No se lo mandé a decir,
que esa gente iba a sentir bajo é verraco?» (LaS, 219 y 225).
bezo. «A Antonio, la cabalgata de la primera noche en aparejo le
produjo una peladura en la rabadilla, después, le ha salido
una “negrita”, y luego otra y diez más; tiene las nalgas reventadas, los calzoncillos se adhieren a los bezos» (LaS, 224).
[Esta palabra es castiza, aunque desusada en el ambiente
dominicano, y nombra a la carne que se levanta alrededor
de una herida].
bienmesabe. Palabra que designa cierta golosina que se prepara
a base de coco rallado. «miraba espantada cómo aquellas,
manos ágiles, tal un instrumento de tortura, se abrían y cerraban apuñando los piñonates, [...] el bienmesabe, de pasta
tan suave como los bizcochos esponjados» (LaS, 37). [Esta
palabra aparece en el Dicc. pero definiendo otra golosina].
bigardo. «La villa que conserva en su sociedad la tradición de
los caballeros fundadores, la da como feudo a un negro sin
372 Carlos Larrazábal Blanco
letras, bigardo corajudo» (LaS, 70). [«Bigardo» se aplicó a
los frailes licenciosos. Significa también «vago», «vicioso»,
y esta es la acepción que aplica Cestero, aunque completamente desusada].
bija. «recostadas en el muro, las pailas estalladas de hacer dulces,
el almirez de piedra y la hachuela de picar carne, el frasco
de bija con su muñequita» (LaS, 152). [Conocida palabra
india, registrada en el Dicc.]
biscuit. «En el centro, mesa redonda de caoba, adornada con el
ramillete de azucenas y rosas blancas, en cuyo ápice tiembla
un angelito de biscuit» (LaS, 118). [En francés esta palabra
indica obra de porcelana que al fin se presenta con un color blanco mate que imita al mármol (Littre Dictionnaire).
Se usaron mucho los «biscuit», presentados en diferentes
formas, para adornar mesas, tocadores, rinconeras, etc. Por
supuesto que no eran de porcelana la mayor parte.]
blanco. «–No creas na, muchacho, Lilí sabe más que los blancos
de la Imprúven y les sacará más cuartos...» (LaS, 74). [El
pueblo dominicano siempre ha llamado «blanco» a todo
individuo de raza blanca, sobre todo si es europeo o norteamericano, especialmente a estos últimos, y a los españoles durante la Anexión].
blanco jipato. «Jadeante, devorado por los deseos [...] Julián
hinca con ira las espuelas al caballo, que al brincar empuja
la batea. El agua salpica la cara de la negra, que increpa:
Sinvergüenza, blanco “jipato”!» (SS, 106). [A varios tipos raciales les llaman así en Santo Domingo, pero por lo general
se trata de un mulato de piel clara].
boca. Con boca. Se dice familiarmente cuando se come pan sin
ninguna añadidura de queso, mantequilla, salsa u otra
cosa. También suele decirse «pan con saliva». «A las seis,
Antología
373
en ringla, para la cena –pocillo de cacao y un pan seco, con
boca» (LaS, 33). //2 Para tu, o su boca! Respuesta de uno
cuando se le dirige una insolencia. «Pues si no le gusta, no
se aguante, ca... Pá su boca, atrevido» (CR, 61).
bohío. «y los bohíos de adobe cobijados de palma» (LaS, 11).
bohío de yaguas. «Mauricio Vega, zambo sexagenario, de hirsutas barbas de troglodita, habitante de un bohío de yaguas»
(LaS, 52). [Resulta un pleonasmo porque todo bohío siempre se ha techado de yaguas].
bola. Cada una de las piezas del juego de bolas, en el Dicc. «canica», en Venezuela «metra». «El mayor interés estaba en
las disputas por los distintos valores de las bolas de vidrio,
de colores, clasificadas en razón del volumen y pintas en su
germanía, “bolones”, bolas, “fifises”» (LaS, 30).
bola política. Noticia política falsa o exagerada. «en la acera se
agrupan los que concurren con el fin único de conocer las
noticias del día, comentándolas, y los cuales se escurren con
cautela, mirando a un lado y a otro, cuando imprudentes o
bromistas, lanzan a la arena alguna bola política» (CR, 84).
boliche. Es lo que siempre se ha llamado «embique» en Santo
Domingo. «Fue, en realidad, un oficiante desapegado,
atento más que a las puertas del Paraíso a capar el dinero
que los feligreses depositaban en el cepillo, engullirse los
recortes de las hostias, y aprovechar los cabos de vela y cirios para fabricar gallos y boliches» (LaS, 39). [Al fabricar los
«embiques», solían los muchachos recubrir el «carretel» de
hilo, vacío, con cera o esperma, salpicada de municiones
para hacerlos más pesados].
bolo. «Improviso y simultáneamente se producen el estampido
y la explosión: la granada pasó rasgando con violencia el
374 Carlos Larrazábal Blanco
aire. Ya emprincipian esos bolos!, exclama uno» (SS, 102).
[Se trata de señalar a los partidarios del político Juan Isidro
Jimenes].
bolón. En el juego de bolas, la más grande. «El mayor interés
estaba en las disputas por los distintos valores de las bolas
de vidrio, de colores, clasificadas en razón del volumen y
pintas en su germanía, “bolones”, “bolas”.» (LaS, 30).
bombardino. «La orquesta de baile llegada de Santo Domingo
estaba formada por los mejores instrumentistas, y, entre
ellos, el bombardino, natural del pueblo» (LaS, 17). [Aquí
Cestero tropifica la palabra].
bombito. Bombín. «Desde las siete de la noche en el Parque de
Colón nótase la presencia de corrillos y el ir y venir de gente
moza armada. Algunos han vestido chamarra de dril; otros,
de bombito y saqué cola de pato, embrazan larga carabina»
(LaS, 148).
borra de café. «El hervor de las borras del café arrulla aromando» (CR, 67). Siempre se ha entendido por borra, a secas,
el residuo de café tostado y molido después de preparada
la infusión que también se llama «café», y para diferenciar,
«café negro». [En propiedad el uso dominicano de esta
palabra es una extensión de la acepción 8 del Dicc. que dice
que «borra es la hez que dejan la tinta, el aceite, etc.» En
Santo Domingo se ignoran las otras siete acepciones del
Dicc. tanto que borra de café viene a ser redundante].
botado. Barbecho. Terreno baldío en los alrededores de una
población. Palabra muy dominicana. «¿Quién es ese cantador / Que canta por los botaos?» (SS, 114).
botellita. Golosina acaramelada, en forma de botella, con algún licor dentro. «Las botellitas, llenas de fragantes licores,
Antología
375
que al romperse corren por las barbillas» (LaS, 37). [Alfredo
Bueno, en Santiago, p. 207, dice: «en la calle La Unión, hoy
Cuba, fabricaban [...] botellitas con almíbar»].
briba. «También solían ir a la briba, saqueando los ventorros»
(LaS, 49). [Andar o echarse, uno a la briba es vivir en holgazanería picaresca. De «briba», «bribón»].
brinco. En brinco y medio. En un momento. En el Dicc. son «dos»
o «uno» los «brincos», pero Cestero y los dominicanos
prefieren el justo medio. «y cada uno desarrollaba allí sus
inéditas aptitudes de estratégico, criticando las operaciones
militares y exponiendo su plan, el único que produciría el
triunfo en brinco y medio» (LaS, 50).
brosa. «Yo conoco en ete pueblo a tó Dió, si mi amitades son del
cogollito, a mí me jié la brosa, y lo mesmo fue mi jija, hasta
que dio su mal paso» (LaS, 115). [Parece haberse perdido
la significación directa de la soez expresión. Hay que considerar el texto expletivo y con fuerza de un ecfonema. En
la redacción del pasaje, a su término. En el idioma existe la
expresión «gente de toda broza» que nombra a la que vive
con libertad, sin tener oficio ni empleo conocido].
brujulear. Barzonear, callejear, andar de un lado a otro. «Regocijado
con la formal promesa, conviene en ir al pueblo a brujulear»
(LaS, 218). [Es curioso que las acepciones que trae el Dicc. para
«brujulear», todas, poco más o menos, tienen parentesco semántico. El «brujulear» dominicano es, precisamente, sin brújula, sin determinada dirección, sin determinado propósito,
intención o diligencia. Puede que la palabra se haya inventado
teniendo en cuenta a las «brujas», pavones nocturnos que al
volar parecen no llevar ninguna dirección].
brusca. La muy popular y silvestre planta leguminosa, Cassia
ligustrina. «sus pies destrozan “bruscas”, “escobitas” y
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“coquillos” que allí prosperan para satisfacción de las bestias» (CR, 99).
búcare. Bucare. Planta leguminosa del género Erythrina. «En la
margen oriental del Ozama, cocoteros y almendros, y cinco
búcares abren los rubíes de sus flores» (LaS, 258).
búcaro. «Alguno se confesaba preso entre las redes de una
linda pueblerina; otro insinuaba observación maleante
acerca de este o aquel acto, que hacía prorrumpiar a esotro:
por eso nos llaman búcaros a los capitaleños» (LaS, 20).
[Rectamente «búcaro», como dominicanismo, es el nombre
de un ave zancuda cuyo singular canto llama la atención].
buffet. Palabra francesa que, entre otras cosas, significa «ambigú», o sea «comida nocturna», por lo general, compuesta
de manjares calientes y fríos, con que se cubre de una vez la
mesa, Dicc. «El buffet se abre luego de la media noche [...]
Un viejo, sin desguantarse, para no perder el tiempo, traga
pastelillos y emparedados» (LaS, 87).
buhar. «En la mañana encontró una colección de ciudadanos
de todos colores, clases y cataduras [...] en espera de tumo.
Estos en solicitud de empleo, aquellos a buhar» (LaS, 229)
«[…] En este momento llega el Coronel, esbelto, de manos
pulidas de ocioso, maneras señoriles, antaño rico y cuya profesión es buhar cuanto pasa en la República». (CR, 87-88).
[«Buhar» en germanía es descubrir una cosa o dar soplo de
ella. De modo que en el primer texto parece que un grupo
de ciudadanos iba a delatar o chismear. En el segundo parece que al Coronel le agradaba husmear, fisgonear].
burburaca. No salvar a uno ni la burburaca, no salvarlo nadie,
no salvarlo ni el médico chino. «Tengo vendidos tres meses
de sueldo y estoy negociando otros tres. No me salva ni la
burburaca» (LaS, 83).
Antología
377
byroniana. «Y Silva se yergue de un solo impulso, aspira con
fuerza, el pecho se le hincha, inclina la cabeza byroniana
hacia atrás» (CR, 57-58). [La cabeza de Silva era parecida a
la del poeta inglés Byron].
burén. «y, arrodillándose, sopla con vigor; cuando llamea, afirma el burén en el cual esparce puñados de café.» (LaS, 215).
[Es de origen indio la palabra y la acepción. Las Casas lo
asegura en su Apologética 30. Hablando de la preparación
del casabe dice que la harina se coloca en hornos que son
como suelos de lebrillo, y son hechos de barro, redondos y
llanos].
c
ca. «Aquí, cerquininga, en ca el vale Pedro Espíritu Santo; es
un buen escondedero.» (LaS, 214). [Se trata de una antigualla del idioma, por «casa». «cas» por casa también se dijo
antiguamente. «También dezimos en cas del por en casa del»
(Valdés 1535, en Gili Gaya, Tesoro). «No deue vsarlo ninguno que hable medianamente» (Ayala 1693, en Gili Gaya,
Tesoro). Alcalá registra ca significando «bien en casa o a la
casa de fulano»: «voy ca Juana la Picanta»].
ca.... «Pues si no le gusta, no se aguante, ca...» (CR, 61). Forma
para disimular «carajo», inútil, porque no deja de existir
el taco. Los escritores, antes, solían escribir palabrotas con
la primera sílaba, seguida de puntos suspensivos. Así ca...,
m.... Ahora se despachan con la palabra. Lo púdico cambia
también con los tiempos. «Viva Horacio! caca...!, –vocea
haciendo escarcear el jaco» (LaS, 225).
cabalonga. Echar calonga. Hacer preso a un ciudadano por
asuntos políticos. «Señores, ¿no les decía?, están echando
cabalonga, han preso a unos cuantos “moyistas” y van a coger
378 Carlos Larrazábal Blanco
por la pinta» (CR, 88). [«Cabalonga» llama Moscoso (Flora)
una planta apociñácea, también llamada «retama». Pero
la «cabalonga» del texto eran los polvos de habas de San
Ignacio; muy venenosos y que se usaban para envenenar a
los perros realengos o callejeros, de modo que lo de «echar
cabalonga» pasó a significar, de perjuicio contra perros, a
perjuicio, contra políticos].
caballada. Dicho disparatado, impropio; idea descabellada,
estúpida. «No perdamos el tiempo en hablar de esas caballadas, el papel aguanta todo. Mañana les mandaremos
plomo» (SS, 111). [...] «No jeringues, muchacho, si aquí no
ha parío madre otro igual, ni lo pare. Déjate de caballás y
arréglate, con él». (LaS, 74-75).
cabeciduro. Testarudo. En el Dicc. como propio en Andalucía,
Colombia y Cuba. «El edificio cruje al golpe de las piquetas
demoledoras; pero él, cabeciduro, repite con acento afrancesado su estribillo: “Ni un día más, ni un día menos”.» (LaS,
167).
cabo. Machete cabo, machete de cabo, «Socio, de Rechupete; y
en cuanto te tercies el cabo en general; no hay quien te lo
despinte» (LaS, 210).
cabo de vara. Vigilante de presos. En Alonso «presidiario encargado de la vigilancia de un pelotón de confinados». «la
existencia es la más dura condena, así la arriesgan frente a
los fusiles de los cabos de vara» (LaS, 146).
cabo de vela. La vela más pequeña, «atento más que a las puertas
del Paraíso a [...] engullirse los recortes de las hostias, y
aprovechar los cabos de velas y cirios para fabricar gallos
y boliches»; «y en cestillo cuyos mimbres crecieron hace
cincuenta años, hilo, agujas [...] y un cabo de vela» (LaS, 39
y 181).
Antología
379
cabrita. «y las carmíneas flores del carga-agua y las cabritas»
(LaS, 19). [Es la planta malpigeácea, Bunchosia glandulosa,
árbol de flores amarillas, según Moscoso (Flora), aunque
Cestero las clasifica como «carmíneas», quizás exista alguna
variedad de flores rojas].
cabujón. Piedra preciosa pulimentada y no tallada, de forma
convexa (Dicc.). «detrás del codo del río, al lejos, se columbra, cabujón zafirino [...], el Sillón de la Viuda, cima
eminente de la cordillera» (LaS, 259). […] «una mujer,
con ojos dolorosos ha contemplado cómo el rútilo rubí se
cambia en sombrío cabujón» (CR, 62).
cabima. «El hierro mordió a fondo, una, diez, cien veces, hasta
que el coloso se abatió desgajando los ramajes vecinos, y
detrás de él, todos los próceres de la selva, robles, cabimas»
(SS, 111). [Es la conocida planta también llamada «cabilma, cabirma y cedro macho» de la familia de las meliáceas,
Guarea trichilioides].
cacao. Chocolate. «A las seis, en ringla, para la cena pocillo de
cacao y un pan seco»; «en el mismo cestillo del desayuno
una poción de cacao» (LaS, 33,95).
cacao. «Gran cacao», «tutumpote», poderoso. «Después de
todo, nada se pierde. Él fue enemigo de Lilís y no le ha de
gustar ver a Perico y a otros cacaos lilisistas peleando por
Jimenes» (LaS, 220).
cacha. El mango del revólver. «Las miradas se vuelven buscando a los impenitentes “lilisistas”, y las diestras apuñan bajo
las chaquetas las cachas de los revólveres». (LaS, 160-161 ).
[Propiamente «cacha» es cada una de las dos chapas que
constituyen el mango de las navajas, cuchillos, etc., y de los
revólveres].
380 Carlos Larrazábal Blanco
cachafú. Revólver, muchas veces con sentido peyorativo o festivo. «Como tropa; sí, ello son mucha, todos vestidos de azul,
con frisa y cachafuses nuevecitos, y las cartucheras jartas de
tiros» (LaS, 218).
cachimba. Cachimbo. «Pero doña, si en aquella época la gente,
después del toque de las oraciones, se sentaba en la puerta
en chancletas, con pantalones viejos, a fumar la cachimba»
(LaS, 186). [Está en el Dicc. como voz de América].
cacho. Cacho de hombre. Tamaño hombre. «Perdomo se ha portado bien. Era un cacho de hombre.» (CR, 100).
cachón. «Cocina, deshierba el “conuco”, carga el agua en calabazas
desde el cachón» (LaS, 218). [«Cachón» es un arroyo pequeño, un brazo de río que se interna algo en tierra, pequeña cañada con algo de agua. En el Dicc. «cachón» es ola de mar que
rompe en la playa y hace espuma; chorro de agua que cae de
poca altura y hace espuma. Según Lamano, El dialecto salmantino, significa el canal de la aceña en donde está la rueda del
molino. Alonso, Enciclopedia, trae como significación propia de
Santo Domingo «pieza profunda de agua tributaria de un río
de alguna consideración», desde luego, una mala explicación].
cada quisque. Es frase del Dicc., «cada cual», «como no había
baños en el plantel, el convento en pelota, en torno al
brocal del pozo, se enjabonaba, vaciándose encima cubos
de agua acarreados por cada quisque» (ss, 33). […] «Un
jovencito palmoteando con fuerza llama al criado y le ordena: “pregúntele a estos amigos qué desean”. A la primera
insinuación todos rehúsan, pero como insista cada quisque
indica lo que prefiere» (CR, 85).
caerse muerto. No tener uno ni en qué caerse muerto. «Mira a
Fulanita, qué lujo! Después serán los dolores de cabeza y
los cobros, si el papá no tiene en qué caerse muerto.» (LaS, 8S).
Antología
381
caguaza. Caguasa (ortografía preferible). La fruta de la planta
trepadora de igual nombre, Passiflora foetida, pasiflorácea.
También nombran «caguaso» «Las parchas y caguazas cuelgan» (LaS, 32).
caimito. El fruto del árbol del mismo nombre. «En las mismas
celdas de las monjas [...] crecían “guineos”, “lechosos”,
“mangos” y caimitos»; «y entre días, carne guisada [...] y
como postres dos guineos, o mangos, o jobos, o caimitos»
(LaS, 31 y 33). [Como nombre de árbol de las Antillas
en el Dicc. Según parece, el primer léxico que recoge la
palabra «caimito» fue el Tesoro de las dos lenguas francesa y
española, 1607, por César Oudin, citado en Gili Gaya, Tesoro.
La definición es impropia: «Certaine herbe qui croist aux
Indes», cierta yerba que crece en las Indias. El Diccionario de
Autoridades no registra la palabra].
cajuil. Nombre de la conocida planta anacardiácea y sus frutos, o
sean lo que comúnmente se llama «semilla» y el pedúnculo desarrollado que es la parte jugosa comestible, «o con el “chato”»,
es decir el mismo juego de bolos adaptado a los medios naturales, una lasca redondeada y semillas de cajuil; «Las aventuras
de tales asuetos eran tópicos para el mes: el baño en la playa de
Güibia [...] y la irrupción en las quintas vecinas desguazando
mangos, cajuiles» (LaS, 31 y 35-36). [La palabra «cajuil», existente en Santo Domingo desde el siglo XVI, está emparentada
fonéticamente con otras de la misma significación: «caují»,
«paují», «pajuil», de Venezuela y Puerto Rico; «acajú», «cajú» o
«caiou», en Brasil. Y todas emparientan con «kajiú», que según
DorvauIt es el nombre correspondiente chino. El lexicógrafo
Patín Maceo trata de preferir, como la más correcta forma para
llamar esta planta y sus frutos, «anacardo», voz culta que admite el Dicc. Pero no tiene razón].
calabaza. Vasija preparada del calabazo o del higüero. «En la izquierda sostenía una calabaza o vasija llena de agua de tuna.
382 Carlos Larrazábal Blanco
Cocina, deshierba el “conuco”, carga el agua en calabazas
desde el cachón» (LaS, 18 y 218).
calsón. «él era el único que vestía aún calzones, y por cierto que,
encogida la tela por las continuas lavadas, se le “engarabitaban” por encima de las rótulas» (LaS, 57). [Se trata, como
se ve, de lo que se llamó siempre «pantalones cortos», o al
menos por mucho tiempo. La acepción es correcta].
cambutera. «La cambutera con sus corales escala graciosamente la verja» (LaS, 22). [Planta convolvulácea del género
Quamoclit, de la cual existen dos especies. En el Dicc. como
palabra y planta propia de Cuba. También la llaman «cabustera», y así la registra Moscoso (Flora). Quizá la forma
correcta sea la de Cestero y la del Dicc. Puesto que existe
«cambute», nombre de cierta planta].
cámara. «sumábase el estrépito de los triquitraques, [...] de los
montantes y de las detonaciones de las cámaras» (LaS, 17).
[Por «cámara» se entendía el hacer disparar un triquitraque o «cohete» de los grandes, debajo de una vasija, por lo
general una lata en la que venía el «gas», o sea el queroseno.
«Cámara» también es el «morterete» del Dicc. que era una
pieza pequeña de artillería que se usaba para salvas. Estos
«morteretes» se usaban en las fiestas de la Cruz].
camisilla. Camiseta. «Y desata el lío envuelto [...] calzoncillos y
camisillas» (LaS, 95).
campanita. De campanita. De mucha importancia social. «esa
era gente de mucha campanita» (LaS, 115).
canana. Estuche o funda para colocar y llevar el revólver o pistola. «Antonio parte el revólver [...], y cargándole lo vuelve
a la canana» (LaS, 155). [En propiedad «canana» es el cinto
para colocar los cartuchos].
Antología
383
candela. Juntar la candela. Hacer el fuego que se va a utilizar en
la cocina. «y rajas de cuaba para juntar candela» (LaS, 152).
Saber uno lo que es candela. «Si quieren lucha, la tendrán.
Ya sabrán lo que es candela!» (LaS, 164).
cangilón. Como cangilón de noria. Se indica la monotonía, lo
mismo siempre. «Así discurrían semanas, meses, años, cual
cangilones de noria» (LaS, 38). [«Cangilón» es, entre otras
cosas, el «cubo» que sube y baja dentro de un pozo].
cantero. «y los gordos canteros de pan de batata» (LaS, 37).
[«Cantero» es cada uno de los pedazos en los cuales se divide algo, en este caso el «pan de batata». A cada pedazo
también se le llama «cuarterón». Ninguna de esas acepciones las registra el Dicc.]
caña. Astil de la florencia de ciertas plantas, como la azucena.
«cincuenta cañas de azucena en los arriates de la plaza de
Colón» (LaS, 203).
caña brava. Cierta planta gramínea, Gynerium sagütatum: compuesta de parejas distinguidas que sobre tallos de caña brava
bailaban con elegancia» (LaS, 61).
caña de Castilla. El tallo de la gramínea del mismo nombre,
Arunda Donax. «La mitad la ocupa el gallinero, cercado de
cañas de Castilla» (LaS, 153). [El Dicc. caña de azúcar, en
Col. y Méx.]
cañonazo. Esperar el cañonazo. Esperar la llegada de un nuevo
año los 31 de diciembre. «la casualidad los reunió en tertulia para esperar el cañonazo en la cena tradicional» (LaS, 99).
[Era costumbre, en la ciudad de Santo Domingo el que, a
las doce campanadas del día 31 de diciembre, la Fuerza,
como saludo al nuevo año, disparara un cañonazo].
384 Carlos Larrazábal Blanco
cañonera. Cañonero. «balancean airosas sus cascos blancos
[…], dos cañoneras de la armada nacional» (LaS, 9). [A esta
clase de embarcación llama el Dicc. «cañonero», y «cañonera» a las troneras para disparar un cañón].
cañuto. Cierto tambor. «venían desde su aldea [...] bailar [...] al
son de los cañutos» (LaS, 61).
Capital. La ciudad de Santo Domingo. «emprendió el camino
de la Capital» (LaS, 16).
capitaleño. Natural de la ciudad de Santo Domingo, capital de
la República, y lo referente a esa ciudad. «La partida, prorrogada de semana en semana, al fin se fijó para después de
las fiestas de la Virgen, aprovechando así la compañía de los
capitaleños que viniesen a ellas» (LaS, 16).
capitoso. «nardos, albahaca y reseda, que saturan la noche con
sus aromas capitosos» (LaS, 22). [Según el Dicc. esta palabra
rara es un arcaísmo y significa caprichoso, terco, tenaz. De
modo que se trataba de olores tenaces].
capú. Hacer capú. Quitar, coger, arrebatar. «pero Mariano Cestero
se opuso sosteniéndole a don Pablo, en su misma cara, que
no era hora de hacer capú» (LaS, 51). [Es decir no era hora
de tumbar al Gobierno].
cará. Una de tantas formas eufemísticas de «carajo». «Cará! no
te había conocido» (LaS, 210).
cara. Lavar la cara. Limpieza ligera. «confía al jefe Antonio y al
jefe Miguel, que espera de ellos […] un alguito para lavarle
la cara al rancho» (LaS, 217).
carabina. Soldado. «el comandante Chávez, buena carabina y
amigo nuestro» (LaS, 218). [Es un tropo].
Antología
385
carabiné. Cierto baile y música que en sociedad, en familia se
ejecutaba como la última pieza de una fiesta de baile. «El
carabiné, danza final, es bailado con los chales sobre los
hombros femeninos» (LaS, 88). [La palabra es un haitianismo y el baile y música alguna variante haitiana. Se ha creído
que el «carabiné» nació entre haitianos en Santo Domingo.
De ahí la cita de Patín Maceo, Dominicanismos: «Fue en el
cuartel de Gaillard (Galá) donde nació el “carabinier”, la
danza que aman los haitianos». Más en lo cierto, como más
competente que Patín en cuestiones músico-folklóricas,
está Enrique de Marchena (Del areíto, 42-43) cuando dice:
«Descartó [la mangulina] [a] la “quadrille” haitiana,
importada durante el período invasor […] pero lejos de
desterrarla definitivamente, se fusionó para formar otro
género aún fijo en las regiones fronterizas […]: el carabiné,
que no es sino una adecuación lingüística […] del nombre
“carabinier” o “comanders” o ya “batonniers” los que guían
la danza». La folklorista Katherine Dunham (Las danzas de
Haití, 48, 59 y 63), dice: «La “martinique” es una danza en
que participan varios hombres y mujeres que se colocan
de dos filas, unos enfrente de otros, y cuyos movimientos
y atención se dirigen al compañero, como son la “juba”, la
“Congo paillete” y la “caribinien” (contradanza) del grupo
de las danzas sociales». «[...] La carabinien o “contra danse”
es la adaptación de la “cuadrilla” europea [...]» «Carabinien:
danza social que estuvo en boga durante la primera época
de la independencia de Haití, hacia 1804». En conclusión,
el carabiné es de procedencia haitiana. Lo dicho por Patín
Maceo no es sino tradición mal creada. Aquello de que se
llama con tal nombre porque los haitianos lo bailaban con
la carabina levantada en alto es también creación equivocada. Según esto, este baile era de campamento y no fue así].
cara de hombre. «Con discreción de pobres, conviven con los
orgullosos rosales, la cara de hombre, de hojas caprichosamente matizadas» (LaS, 23). [Se trata de una planta de jardín
386 Carlos Larrazábal Blanco
de hojas matizadas, por lo general, de verde y amarillo, de
limbo oval, que alternaba en los jardines de familia con el
«pirulí» y el «tocador», ambas también de hojas matizadas].
carcelazo. Encarcelamiento. «El carcelazo duró seis meses»
(LaS, 110). «Carcelazo» tiene cierta fuerza emotiva que no
tiene «encarcelamiento».
carga-agua. «y las carmíneas flores del carga-agua» (LaS, 19).
[Se trata de una planta leguminosa cesalpinácea, Cassia
crista, de flores amarillas (Moscoso, Flora), pero de color
carmín según Cestero].
carijo. «Condenao, a la perra que te volvió a parí, carijo!. En
Moca, carijo, un hijo de Memé Cáceres» (Las, 113 y 130).
[Forma eufónica de carajo].
carite. «En la cala […], saltan agónicos jureles y carites» (LaS, 9).
[En el Dicc. es palabra y acepción de Cuba, pero también es muy
dominicana. Según Santamaría, se trata de una voz caribe].
Carlos V. Vestimenta de baile de trajes. «Carlos V, es un banquero millonario» (LaS, 84). [Designación ocasional].
carne de teatro. «El director le previene, no vale nada, va con
cualquiera que la pague, y la carne de teatro, ya lo sabes cara
y mala.» (LaS, 199).
carraca. Matraca. «Hasta el preciso momento en que las carracas sonaban» (LaS, 102). [Bueno hubiera sido decir «matraca» para mejor entendimiento. Pero ambas voces son
castizas para designar el aparato ruidoso que sustituye a las
campanas en Semana Santa].
carretel. Vértebra. «su presa preferida era el pescuezo, y a chupar carreteles le condenó» (LaS, 38).
Antología
387
casabe. «Semejante a fuste de columnas, la pila de tortas de
casabe»; «pilas de petacas de carbón, […], frutas y casabe»
(LaS, 111, 190).
casabe de ajonjolí. Casabe que se prepara echando a la masa
granos de ajonjolí. «y los paseos en bote […] con paradas
en el pueblo de Los Minas, para comprar casabe de ajonjolí»
(LaS, 36).
casa de calderas. «al sur la casa de calderas, de tres pisos» (SS,
104). El edificio principal de un ingenio de azúcar, donde
están las maquinarias indispensables para la fabricación del
azúcar. En el Dicc. como cubanismo.
casa de piedra. Casa de mampostería. «el cantón, establecido
en derredor de una casa de piedra» (SS, 102). [Se dice así
sobre todo cuando es la única casa entre otras de más humilde fabricación].
cascarón. En propiedad es la cáscara que cubre el contenido
de cualquier huevo. Específicamente, en el juego de sanandrés, tiene dos valores, uno cuando está vacío descascarado
por la punta, y otro cuando contiene algún líquido oloroso
y tapado con cera con un parche. Estos cascarones llenos
representan en el citado juego las piedras que fueron arrojadas a San Andrés, puesto que eran lanzadas a las personas
en el carnaval de agua que se celebraba cada 30 de noviembre. «Sobre el brasero, en cazuela vidriada, se funden unas
libras de cera, y en torno de la tina de agua de tuna perfumada con “Agua de Florida”, se reúnen dos o tres mujeres,
y mientras una llena los cascarones, la otra corta parches de
trapo, redondos, que la tercera impregna de cera caliente
y con ellos tapa los agujeros, […] Al mediodía, empieza el
trajín de chiquillos que, con el macuto al hombro, vienen a
comprar su par de docenas […]. El cascarón revienta en la
reja salpicándola, en la pared chorreándola, o entra traidor,
388 Carlos Larrazábal Blanco
y sobre el corpiño de la hermosa pinta flor purpúrea, arrancándole un grito de susto» (LaS, 96 y 97).
casimente. Adverbio rústico y vulgar. «La plaza está casimente
sola» (LaS, 213). [Es palabra puesta en boca de un rústico].
castillo. «Los empleados fieles erigen un castillo en la esquina de Palacio» (LaS, 80). [El «castillo» era un armazón de
madera a manera de fortaleza o castillo, que se usaba en las
fiestas de la Cruz o en recepciones a personajes que llegaban a un lugar. Es remembranza de los «castillos de fuego»
de España].
cátalo aquí. «hasta que el incendio le encalabrinó la sangre, y
cátalo aquí» (LaS, 235). [«Cátalo aquí» y «cate usted», formas populares. Son formas del verbo «catar», «mirar»].
catibía. «hay expendios de pastelitos de harina de Castilla y de
catibía» (LaS, 192). [La catibía es la yuca rallada].
catre. «[el sol] trepando por las patas del catre» (LaS, 8). [Es el
«catre de tijera» del Dicc.]
cayado. Callao, guija, peladilla de río. «partían cual potricos
por sobre los cayados calientes.» (LaS, 15). [Como se ve, esta
palabra tiene dos fallas: existe el fenómeno de la ultra corrección, idéntica a la que existe cuando se dice «bacalado»
por «bacalao»; por otra parte no es con ye que debe escribirse sino cono elle, que es la letra etimológica. Quandoque
bonus dormitat Homerus].
cayena. Planta malvácea y su flor, género Hibiscus. «la cayena, es
un coágulo sanguino» (LaS, 23).
cayuco. Nombre de varias cactáceas, conocidas también con el
nombre de «pitahaya» o «pitajaya». «En el patio se yergue un
Antología
389
árbol enfrutecido de pomas de oro, y junto a él dos cayucos
altos, espinosos, cargados de flores marchitas.» (LaS, 128).
cazabe. Casabe. «canoas [.... ] en las cuales cargan cazabe, cañas
de azúcar» (CR, 79). [Esta forma ortográfica ha sido muy
socorrida por antiguos y modernos. La Academia admite
las dos formas. Aunque la preferida debería ser «casabe»,
sin la z].
ceibo. «con los correspondientes baños de los remansos del río
a la sombra de ceibos y copeyes» (LaS, 36). [El «ceibo» es
una planta leguminosa papilonácea, palabra y acepc. del
Dicc. Pero quizás haya querido referirse a la «ceiba», que
es una bombácea. Es común en algunas partes de América
llamar «ceibo» a la «ceiba». Moscoso (Flora) no registra la
planta llamada «ceibo», al menos con ese nombre].
cejo. Niebla que suele levantarse, sobre los ríos y arroyos después de salir sol. «El cejo del río humedece el aire» (LaS,
263). [ ] «y humedecida por el cejo la [campana] de Nuestra
Señora de los Remedios» (CR, 97). [Para Cestero cejo es
toda niebla, no la de la mañana en las primeras horas].
celia. Nombre de una planta de la familia de las compuestas,
y de su flor, Zinnia elegans, cultivada en los jardines, según
parece originaria de México. «celias, modestas rivales de la
margarita» (LaS, 22).
centifolia. «la tumba de Eugenio Silva, florecida y perfumada
por las centifolias» (CR, 100). [«Centifolia» es el rosal de cien
hojas, y su flor. A esta comúnmente en Santo Domingo, llaman «cien hojas»].
centurión romano. Vestimenta propia para baile de trajes. «un
centurión romano, lanza en asta y escudo al pecho» (LaS, 84).
390 Carlos Larrazábal Blanco
cerezo. «Un cerezo que, cuando enfrutecido, riega granates» (LaS,
22). [Existen en Santo Domingo varios «cerezos», uno de
ellos, planta rosácea como el europeo; los otros son plantas
malpiguiáceas, Malplighia prunifolia, y M. Ureus. Todas son
llamadas popularmente «matas de cereza», nunca «cerezo».
A una de estas últimas es a la que se refiere Cestero, planta
muy común, hasta en los patios de casas de familia].
cepillo. Bandeja en la cual se recogen limosnas en las iglesias.
«deposita un ósculo en el cristiano pie y una morocota en
el cepillo» (LaS, 104). [El «cepillo» del Dicc. es una arquilla
o caja].
cerquininga. Muy cerca. «y al pecharse con él, cerquininga de
una mata de la sabana, se le volvió puerco». (LaS, 75).
cienhojas. Rosal de cien hojas y su flor. «En el jardincillo, [...],
enfloran mosquetas y cienhojas» (LaS, 153).
cigarrón. «y entre la coraza verde de las hojas fulge la flor de
cigarrón, ígnea mano crispada» (LaS, 23). [Se trata de una
planta cannácea, que Moscoso (Flora) llama «capacho»
como en Venezuela. Su nombre botánico Canna edulis y
según se dice proviene del Perú. No todos los cigarrones
son «ígneos», pues los hay amarillos].
cincuenta setenta (50-70). Cierto fusil sistema Remington,
denominado así por su calibración. «Tengo dos carabinas
50-70 y un sable de cabo» (LaS, 209).
cintilar. Expresión literaria por brillar, centellear. «Gotas gruesas de sudor le corren hasta la empella, cintilando en los
pelos de las tetillas» (LaS,73).
ciruelapasa. Ciruela que se presenta en el comercio a manera de las pasas. «frascos bocones que antes contuvieron
Antología
391
ciruelaspasas» (LaS, 111). [El autor presenta esta expresión
como formando una sola palabra con dos plurales, como
«casasquintas»].
civilista. Se dice de lo que está con la vida institucional de un
país. El ciudadano que en el poder respeta la constitución y
las leyes, es un «civilista»...: «la otra [tendencia] propende a
la evolución en sentido liberal, civilista» (LaS, 133). [No es
esa la acepción del Dicc., pero bien pudiera tener cabida en
ese catálogo académico].
clac. «en tanto que un pintor le embroma golpeándole el
abdomen con el clac» (LaS, 89). [Es el casi desaparecido
sombrero de copa alta (bombo) que podía plegarse].
clarión. «Terciada al busto la saqueta de tela con el libro primero de Mantilla, pizarra [...] clarión, tomó el camino de
la escuela» (LaS, 14). [El «clarión» del Dicc. es la «tiza» del
mundo escolar. El «clarión» de Cestero es el «creyón» o el
«lápiz de pizarra», como decían los aranceles de aduana,
palabra que tampoco es académica, y además de origen
francés].
clavao. Moneda nacional, el peso, con valor de 20 centavos con
respecto del dólar. «yo llevo diez pesos [.... ] tú busca lo más
que puedas; y ya sabes, lo llevas en clavaos» (LaS, 209).
clavo. Objetos, a manera de clavos, que en la procesión del
Santo Entierro simbolizaba los clavos que llevó Jesucristo
en su martirilogio. «y le preceden minoristas: portadores
del gallo [...], los clavos» (LaS, 105).
clown. Palabra inglesa, entre otras acepciones, «payaso». «por
el entablado pulido, entre los brazos de galantes caballeros
de Carlos III, clowns y pierrots.» (LaS, 84 y 85).
392 Carlos Larrazábal Blanco
cobija. «Iba regularmente montado, pero bien provisto contra
el agua y para el sueño; pues un amigo poeta, habíame
conseguido, a título de préstamo, la cobija famosa de un
prócer del partido todo, general cuando la guerra de la
Federación. Hay que haber sufrido las inclemencias del
tiempo y las durezas del suelo, para apreciar lo que vale
una cobija, hecha de dos paños dobles, uno azul y grana el
otro, con una abertura al centro, por la que entra la cabeza,
cuando sirve contra los aguaceros torrenciales». (CR, 53 y
54). [Es venezolanismo. El autor hace hablar a un personaje de Venezuela].
cocomacaco. Especie de bastón que se fabrica del tronco de
cierta palmera. Nombre de cualquier bastón tosco, grueso
o garrote. «por encima de las cabezas un brazo arbola un
cocomacaco» (CR, 61). [Es palabra que proviene del creole
haitiano «cocmacaque», nombre del citado bastón o garrote. Faine dice que «esta palabra es el nombre de una
planta que también llaman “bois macaque” de la cual se
fabrican tales bastones», y cree que proviene de África por
intermedio del portugués. Según Ortiz, es el nombre de la
palma que en Cuba llaman “pajicá” y su etimología sería
“coco”, el cocotero, macaco o macaca, pequeño. Cree una
comprobación del origen africano de la palabra el que se
haya observado que los negros haitianos residentes en el
oriente de Cuba llamaran al “pajicá” coco macaca. En todo
caso, comprobaría que los haitianos llamaban así a la palmera cubana].
cocomacaco. «pelota de cera endurecida y con perdigones
que, sujeta por una cuerda elástica al puño de la camisa, se
alarga y encoge rápidamente, escondiéndose en la manga»
(LaS, 106).
cocorrón. Se dice de la guayaba tierna. «Servíanles de proyectiles los duros cocorrones del guayabo» (LaS, 16).
Antología
393
cocotazo. Golpe dado en la cabeza con los nudillos de los dedos. «y a los impenitentes les planta en el cráneo un cocotazo
dado con sus nudillos huesudos». (LaS, 181).
cocotte. «y las risas de las cocottes se armonizan seductoras»
(LaS, 139). [«Cocotte» en francés es mujer de vida alegre].
cocuyera. Estar uno hecho una cocuyera. Estar lleno de heridas. «allí está, frente a la Alcaldía. El probe hecho una cocuyera» (SS, 117).
cocuyo. «Por los guayabos y cañaverales de la costa vuelan iluminando los cocuyos» (CR, 64). [Es palabra y acepc. académica,
pero no desde el Diccionario de Autoridades].
codo. Darle a uno en el codo para que abra la mano. «Dizque las
cosas están muy malas y no se cobran los alquileres de las
casas. No creas nada. Dale duro en el codo para que abra la
mano» (LaS, 83).
cogollito. Ser del cogollito. Ser de la mejor sociedad. «Yo conoco en ete pueblo a tó Dió, si mi amitades son del cogollito»
(LaS, 115).
cohete. «en las calles estallan cohetes y triquitraques» (LaS, 105).
[Para el Dicc. el «cohete» es el «montante» dominicano y
el «cohete» dominicano es el triquitraque del Dicc. En el
ejemplo citado, cuando se dice «cohete» probablemente se
refiere al triquitraque de mayor tamaño, ruidoso al estallar,
y «triquitraques» a los más pequeñitos que, por lo general,
se importaban en mazos empaquetados].
colchón. Caer uno en un colchón de plumas. Salir bien de un asunto. «Lilís no les perdona que pongan piedras en ajeno bien
o colchón de plumas para caer» (LaS, 70).
394 Carlos Larrazábal Blanco
color. «La color de caoba del rostro feo» (CR, 82) «Joven, de
estatura prócer, la fisonomía enérgica y simpática, la color
melada» (LaS, 7). [Poner en femenino «color» es una antigualla del idioma, como la calor, que se oye todavía en
Santo Domingo. Las palabras terminadas en or solían considerarse femeninas. «pero reparando un poco más en ello
echó de ver en la color, sabor y olor, que no era sangre» (El
Quijote, Fernández Gómez, Vocabulario de Cervantes). «Una
color se le iba y otra se le venía» (Correas, 493). En Libro de
buen amor, del Arcipreste de Hita, cantador y gritador adjetivan a ave (tomo II, 254, 1615)].
colunia. Columna (rust.). «La colunia que a venío de arriba»
(LaS, 224).
Collins. «de la cual penden el “‘Collins” de monte» (LaS, 216).
[Ocurre metonimia, «Collins», fabricante de machetes y
cuchillos, por «machete»].
comba. Saltar la comba, saltar la tarea, saltar la cuerda. «Las
bestias atadas a las aldabas, obligan al pasante a ir saltando
la comba» (CR, 93). [«Comba» es el nombre del juego que
en la ciudad de Santo Domingo llaman «saltar la tarea».
«Tarea» también llaman a la cuerda o dispositivo que la sustituye. En otros lugares del país es «cuica», En el ejemplo citado se explica que los transeúntes, para seguir transitando
por la acera, tenían que saltar por encima de la cuerda que
ataba a los animales en las aldabas de las tiendas].
cominillo. Comidilla. «Tonico sentía cominillo, irresistibles ganas de
correr» (LaS, 18). [Es palabra que no ha registrado el Dicc.]
compai. Compay, compadre. «señores, las elecciones son libres;
pero al que no vota por el compai Lilís, le trozo la cabeza»
(LaS, 46).
Antología
395
compueblano. Persona de un mismo pueblo que otra. «Aquí y
allá, descubrió caras de compueblanos» (LaS, 25).
concencia. Conciencia (rust.). «él es seguro, hombre de mucha
concencia» (LaS, 214).
conserva. Dulce preparado en forma sólida o pastosa. «para
comprar casabe de ajonjolí, “jarto reso” y conservas de coco»
(LaS, 36). [En el Dicc. es «dulce en almíbar» o «frutas, en
lata». Dice además que la «conserva» se prepara de otras
maneras].
conticinio. Hora de la noche en que todo está en silencio
(Dicc.). «Si despierta al conticinio en escucha de los más leves
ruidos» (LaS, 72).
copada. «amarillas copadas, reventonas como su pariente el clavel» (LaS, 22). [Es el nombre de la planta de la familia de
las compuestas, Tagetes erecta, y de su flor. También llaman
a esta «clavel de muerto». Botánicamente la «copada» y el
clavel no son parientes puesto que pertenecen a familias
diferentes].
copey. Nombre indígena de la planta clusácea, Clusea rosea. «con
los correspondientes baños de los remansos del río a la
sombra de ceibos y copeyes» (LaS, 36).
coquillo. Es el Oyperus rotundus, ciperácea, plantita muy conocida,
que se reproduce con mucha facilidad y algo difícil de extirpar. Por esto el pueblo ha creado la paremia de comparación:
«como el coquillo, que no se acaba nunca». «sus pies destrozan
las [...] escobitas y coquillos que allí prosperan» (CR, 99).
corazón de Jesús. Planta arácea, Arum maculatum, de origen
europeo. «y el corazón de Jesús, que rodea su vela blanca con
guarda-brisa violeta». (LaS, 23).
396 Carlos Larrazábal Blanco
corona de espinas. Objeto que simboliza la corona de espinas que llevó Jesucristo, y que es conducido en el Santo
Entierro. «y le preceden minoristas, portadores del gallo, la
corona de espinas» (LaS, 105).
corretería. Correteo. «De tales correterías regresaban algunos
hinchadas las caras». (LaS, 36).
corrida de anillos. «Corrida de sortijas». « ¿Y las corridas de anillos y macutos» (LaS, 18). [Diversión popular. A todo correr
a caballo el jinete debía engarzar en la punta de un estilete
uno de los anillos que pendían de una cuerda que iba de
pared a pared en una calle. Si acertaba, iba el jinete donde
una dama que le prendía en el pecho un lazo. También
existió la modalidad de correr anillos en bicicleta].
corrida de macutos. «¿Y las corridas de anillos y macutos, y las
cenas?» (LaS, 18). [Diversión popular propia de la población de Baní. Eran carreras a caballo en las cuales al triunfador se le obsequiaba una cesta o un macuto pequeño lleno
de dulces].
corriente. Nadar contra la corriente. Navegar contra la corriente,
o contra corriente (Dicc.). «no pueden comprender a los
que nadan en contra de la corriente» (CR, 91).
coruscar. Brillar (voz poética). «El sol corusca en las calles».
(CR, 93).
cotonía. «el catre de tijera, con su forro de recia cotonía» (LaS,
21). [Era cierta tela blanca, de algodón labrado comúnmente de cordoncillo (Dicc.)].
cortejear. Cortejar. «No te pué figurá tú los blanquitos que me
cortejiaban» (LaS, 113).
Antología
397
cottage. «A la principal [habitación] un cottage, festona verde
enredadera» (SS, 104). [«Cottage», quinta, casa de campo,
choza, casucha, en inglés. La palabra tiene forma francesa
y la registra Littré con significación de pequeña casa de
campo de simplicidad rústica, pero elegante. Este mismo
lexicólogo la hace provenir del inglés cottage, de cot, cabaña,
en bajo latín cota»].
cruz. Entrar la cruz en la casa. Ocurrir muerte. «ellas han quedado en el hogar inquietas, temerosas de que la cruz entre en la
casa» (CR, 59).
cuadrilla. Cierto baile de figuras. «Al terminar las piezas, algunos mozos se arriman a la cantina, en donde estacionan de
preferencia los que no bailan; [...]. La cuadrilla! la cuadrilla!
claman voces.» (LaS, 86, 87). [No es acepción apuntada en
el Dicc. «cuadrilla» se llamó en Francia, y que Littré registra
en «quadrille», a una danza de cuatro parejas moviéndose
en un cuadro, y se usó en sociedad en tiempos del cotillón
y la contradanza].
cuantico (en). Dim. de «en cuanto». «pero que no tengan cuidao, que en cuantico se ponga al habla con sus muchachos
esos descoloríos capitaleños van a sentir bajo é berraco»
(LaS, 219).
cuartago. «Hoy, los coches de punto están todos en fagina. Son
tres, gemelos y atacados de idéntico mal y en cuanto a los
cuartagos, se piensa que han sido vaciados en el mismo molde,» (CR, 96). [«Cuartago», caballo de mediano cuerpo;
jaca, caballo cuya alzada no llega a siete cuartas (Dicc.)].
cuartillo. Medida para la venta de sal y la vasija en la cual se
recoge ese producto. «por delante un barril de sal con el
cuartillo de medirla» (LaS, 111).
398 Carlos Larrazábal Blanco
cuarto evangelio. «Los conciudadanos pusieron sordina a
las voces, practicando el cuarto evangelio con sigilo» (LaS,
47). [El cuarto evangelio es el de San Juan, pero aquí se
trata de ciertas partes de la misa donde se leen trozos de ese
evangelio].
cuatro. «y al son del cuatro y del acordeón, y de tambor» (CR,
81). [Es, según el Dicc., guitarrilla venezolana de cuatro
cuerdas].
cubanearse. En un baile, pasearse de brazo las parejas por el
salón. «Mira al negrito cubaneándose con...! y el tío expulso!»
(LaS, 86).
cubre fuego. Cubrefuego. «La corneta vibra la orden de cubre
fuego» (SS, 114).
cucaracha. «Agazapados en las cucarachas del cascajal» (LaS,
15). [Puede que se trate de la planta de ese nombre, cultivada en los jardines. Sus hojas ovaladas, matizadas de morado y verde oscuro. Los botánicos la han clasificado como
Zebrina péndula, de la familia de las commelináceas].
cuchara de higüero. Porción del higüero, despojado de su
pulpa y cortado en husos a lo largo del fruto, se usa para
cuchara de cocina en hogares campesinos o humildes. «el
aparador de pino, en cuyos tramos escurren boca abajo la
loza [...] y las pulidas cucharas de higüero» (LaS, 152).
cuello arrecho. «la cabeza de escaso pelo lacio, plantada en un
cuello arrecho» (LaS, 18). [Es decir, un cuello tieso, erguido].
culebra. La culebra se mata por la cabeza. Aconseja, para vencer,
atacar la parte más sensible. «Mon Cáceres rechazó el plan,
como antes todo proyecto de revolución, y con razón, porque
Lilís era invencible. La culebra se mata por la cabeza» (LaS, 134).
Antología
399
cundeamor. «El cundeamor, tejiendo mantos de verdura, cubría las tapias» (LaS, 31). [La Academia admite las formas
«cundeamor», «cundiamor» como palabras y acepciones de
Cuba y Venezuela].
cuñete. «En extremo opuesto [...] un cuñete, ceñido por arcos
de acero, receptáculo de sus deyecciones,» (LaS, 8). [El
cuñete es un barril pequeño. En estos barrilitos solían llegar a las ferreterías, clavos; a las farmacias, sal de Epsom,
bicarbonato de sodio, etc.]
curazoleño. Natural de Curazao y lo propio de esta isla ―«para
caer sobre la repleta batea de la mulata curazoleña» (LaS,
37). [Cuando escribió Cestero esta obra, la Academia no
había introducido este gentilicio en el Dicc.; pero ahora, en
el año 1970, aparece en Suplemento].
curcutear. «Curucutear», registrar, trastear. «Estaba yo en el
mercao, [...] curcuteando una pollona pa encontrarle la gordura» (LaS, 113).
currutaco. Persona de muy baja estatura y gruesa. «Y obeso y
currutaco, los pulgares en los bolsillos del chaleco, palmotea
en el piqué blanco a puntos rosas, haciendo sonar la gruesa
cadena de oro y el dije, un corcel encabritado sobre una cornalina» (LaS, 195). [Quizás si Cestero, dada esta descripción,
pensó en la acepción que trae el Dicc. para «currutaco»].
CH
chafar. «Los cuerpos chafando tallos y hojas» (LaS, 13). [«Chafar»
es, entre otras cosas, aplastar lo que está erguido].
chato. «Los más pobres contentábanse con la rayuela, o con
el chato, es decir el mismo juego de bolos adaptado a los
400 Carlos Larrazábal Blanco
medios naturales, una lasca redondeada y semillas de cajuil»
(LaS, 31). [«Chato» es el «tejo» en el juego de la rayuela].
chayote. Es un mejicanismo, derivado de la lengua nahua. En
Santo Domingo se dice «tallota», «tallote», por falsa etimología al relacionar con «tallo». También se ha escrito «tayota», «tayote». «El chayote y la ahuyama, la patilla y el melón,
extendían sus sarmientos» (LaS, 31).
chicolear. Piropear (voz castiza). «mirando y haciendo señas
a las muchachas, y montan la guardia en el atrio para chicolearlas a la salida» (LaS, 107).
chicote. «la pura doctrina lilisíaca: el chicote» (LaS, 133). [En el
Dicc. es americanismo].
chichigua. Cierto papalote. «Pendidos: macutos y escobas de
Baní, ristras de ajos y cebollas, chichiguas» (LaS, 111).
chifle. Cuerno. Cuerno preparado a manera de silbato que
usaban los muchachos para las fiestas de San Juan y la caza
de mariposas. «En las verbenas de San Juan y San Pedro, se
encienden fogatas en mitad de la calle, que la gente moza
salta a la carrera de caballos y de burros, mientras los chicos
atruenan con “el chifle”, instrumento hecho con un cuerno
de buey y una pluma de gallina que le sirve de boquilla».
(CR, 80).
chinchilín. «Desde sus nidos [...] chinchilines [...], salúndanle»
(LaS, 19). [El chinchilín es una avecita negra, del orden
de los paseriformes, Holocuiscalus niger niger. La palabra es
onomatopéyica].
chiquitina de Higüey. Sobrenombre de Nuestra Señora de
Altagracia. «no nos salva ni la chiquitina de Higüey» (LaS,
52). [Por lo general se dice la «chiquitica»].
Antología
401
chiribita. «Los ojos le echan chiribitas» (LaS, )2). [«Chiribita»
es chispa. «hacer chiribitas los ojos» es expresión del Dicc.]
chirrían. Chirrían (el acento carga en la primera i). «chirrían
los goznes» (LaS, 55).
chischisbeo. «Y así, entre bromas y chischisbeos galantes» (LaS,
20). [No es «chischisbeo» sino «chichisbeo» (Dicc.), del
italiano cicisbeo].
chival. Es palabra antigua que designaba a un hato de chivos,
según el Dicc. «Echado sobre la hierba rica en esencias,
observaba el cielo azul, muy alto, hasta la hora en que los
chivales entran en la población,» (LaS, 16).
chocolate de agua. El chocolate preparado con agua en vez
de con leche. «Antonio sorbe el chocolate de agua» (LaS, 95).
chupa-bebis. «los chupa-bebis, empaladas las distintas figurillas acarameladas» (LaS, 37). [Se trata de caramelos presentados
en formas de figuras diversas: caballos, elefantes y otras.
Solían venderse en bandejas especiales, redondas, «empalados» en pedazos de varillas de coco. La palabra «chupabebi», si fue vernácula, duró poco tiempo puesto que por lo
general los niños llamaban a esa golosina «dulce en palito».
Los expendedores ambulantes hacían la propaganda de su
mercancía cantando de voz en cuello: «dulce en palito/
tolelá,/ qu’ el que lo compra/ lo verá»].
D
danza. «a los acordes de danzas y valses, sumábase el estrépito de los triquitraques» (LaS, 17). [Se trata de la «danza
puertorriqueña»].
402 Carlos Larrazábal Blanco
decir. Dicen que viene y no viene ná. «Si, dicen que viene y no viene ná,
como cantaleteaba el viejo Silverio» (LaS, 52). [Paremiode.
Expresión del ambiente político popular].
descaderar. Mover las caderas con cierta exageración o violencia. «Andan como autómatas, descansando el busto en las
nalgas prominentes o descaderéndose, asustadas» (CR, 94).
[En el Dicc. «descaderar» es hacer a uno daño grave en las
caderas].
desdenantes. Desde hace tiempo. «Yo los conozco desdenantes,
mi mamá fue cocinera de la familia de la niña Rosita,» (LaS,
115). [Parece formación criolla. Existen «enantes» y «endenantes». La formación rústica puede ser «dendenantes»,
por «desde antes», una vez que es muy común «dende» por
«desde». De donde «desdenantes» no sería sino «endenantes» con la letra de protética].
desgalichado. Desgarbado, desaliñado. «La tropa [...] marca
el paso, sin orden, sacando unos el pie derecho, otros el
izquierdo, campesinos desgalichados, molestos por el uniforme, torturados por recios zapatos» (CR, 98). [No es palabra
del Dicc. Puede ser un dominicanismo].
desguazar. «y la irrupción en las quintas vecinas desguazando
mangos, cajuiles,» (LaS, 36). [En Santo Domingo desguazar un árbol es arrancarle las hojas, las ramas. Se usa en
sentido figurado, por ej. en «lo desguazaron de todo lo que
llevaba encima», por lo despojaron. En el Dicc. «desguazar»
es desbastar con hacha un madero].
deslomar. «el trabuco se lo regaló Pedro Guillermo por
una acción de flor [....l deslomando un azul» (LaS, 216).
[«Deslomar» es quebrantar, romper o maltratar los lomos,
pero en este caso está por «matar»].
Antología
403
desmandingue. Desastre, desorden, «reperpero». «–¿Cómo está
Papá Quín? ¿qué hay de nuevo? –El desmandingue, amigo
[...] –¿Pero qué es? –Qué va a ser, que lo mataron ayer de
tardecita. –¿A quién? –Al Generai.» (LaS, 130).
desmazalado. Desmalazado, flojo o caído de espíritu o ánimo
(Dicc.). «Antonio, desmazalado, sitibundo, se desploma sobre un banco» (LaS, 235).
desnatar. En sentido figurado, escoger lo mejor de una cosa
(Dicc. ). «La verdad es que la política está desnatando los
campos, y desviando las energías las encharca.» (SS, 113).
despídete. Forma expletiva, muy dominicana, del verbo «despedir». «Ahora todos encuentran la hazaña fácil, y despídete
de los que la pensaron, y más aún, le esperaron más de una
vez, escapándosele de milagro» (LaS, 136). [Es decir que
muchos pensaron efectuar la hazaña o la esperaron].
desportillado. Palabra de escaso o ningún uso común.
Participio pasado de «desportillar», por deteriorarse o
maltratarse una cosa quitándosele parte del canto o boca
y haciéndosele portillos o aberturas. «En un ángulo, un
aguamanil desportillado, de hierro esmaltado» (LaS, 8). [En
lo conversacional se hubiera dicho que el aguamanil estaba
«descacarado» o «descacarañado».]
desprosivo. Explosivo (rúst.). «Oye cómo ronca el mause y la
bala desprosiva» (SS, 110).
detritus. Latinismo por «detrito», la forma castellanizada. «es
sepultado por la fuerza del aguacero entre los detritus de la
ciudad» (CR, 62).
día. Ni un día más, ni un día menos. Paremiode. Palabras dichas por el señor don Juan Isidro Jimenes en su primera
404 Carlos Larrazábal Blanco
administración. «pero él, cabeciduro, repite con acento
afrancesado su estribillo: Ni un día más, ni un día menos»
(LaS. 167).
diablillo. Diablillo azul. «a las veces crueles, sobre todo cuando
les aconseja el diablillo azul del alcohol» (SS, 10).
diablo. Vestido de máscara que representa el diablo. Traje rojo,
negro o abigarrado de estos colores con amarillo, rabo y
careta con largos cuernos. «agitados por la locura carnavalesca, comparsas de dominós, monjas, diablos» (CR, 80).
diente. Con los dientes al sol. Se moteja a las personas que ríen
con frecuencia. «Qué diferencia de las muchachas de hoy
en día, que están siempre callejeando o con los dientes al sol»
(LaS, 1S6).
Dios. Conocer a todo Dios. Conocer a muchas personas, conocer a
todo el mundo. «Yo conoco en ete pueblo a tó Dió» (LaS, 115).
discante. «Alas torpes agitan las hojas, y grillos y ranas conciertan sus discantes» (LaS, 211). [El Dicc. registra esta palabra,
en desuso, como concierto de música de cuerdas. Para el
Diccionario de música Labor, «discante» o «discanto» (y esta
palabra no la registra el Dicc.). En la música antigua era
cuando a la melodía de una sola voz se agregaba otra, y esta
era el llamado «cantus firmus». En la imagen cesteriana el
chirriar agudo de los grillos forma la melodía, agregada al
bajo y severo «cantus firmus» del croar de las ranas].
dolor. Sexto dolor. «Después de las diez de la noche [del Jueves
Santo], de la Capilla de San Andrés, la procesión del Sexto
Dolor: la Virgen con el Hijo en brazos.» (LaS, 104). [De los Siete
Dolores de la Virgen María el sexto corresponde a la crucifixión de Cristo. A esta procesión se le llamaba comúnmente
de la Quinta Angustia, aunque, quizás, debió ser la Sexta].
Antología
405
dolor de cabeza. Dolores de cabeza. Disgustos. «Mira a Fulanita,
qué lujo! Después serán los dolores de cabeza y los cobros»
(LaS, 85).
dominguillo. «Del techo pendían dominguillos zarandeados por
la brisa» (LaS, 25). [Los «dominguillos» del Dicc. no podían
pender del techo, pero sí los monigotes, esos muñequitos
de papel o trapo. «Dominguillo» es el muñeco que siempre
está erecto, cualquiera que fuera la posición en que se le
coloque. En Venezuela lo llaman «porfiado»].
dominicano. Dominicano libre! Fórmula para responder al alto!
que alguna autoridad dirija a un ciudadano. «les detiene
la voz imperativa del centinela del Cuartel de la Fuerza:
–Alto! ¿quién vive? –Dominicano libre! –contestan los tres.»
(CR, 65).
dominico. Cierta clase de plátano. «un plátano maduro, de los
mentados dominicos,» (LaS, 156).
dominó. Máscara que lleva el traje carnavalesco del mismo nombre. «… y los grupos de dominós, payasos [...] alegran y
perfuman las calles...» (LaS, 62).
don Diego-de-noche. Planta nictaginácea, Mirabilis jalapa,
también llamada jazmín y buenas-tardes, produce una
delicada florecilla gomopétala de colores varios. «iban al
patio de un bohío inhabitado a encelar en una espiga de
“pata de gallina”, un “ñoño” de jazmines don Diego de noche, para adornar la imagen de la Virgen de Regla» (LaS,
14). [En el Dicc. se acoge el nombre de esta planta en la
forma «dondiego»].
dispertar. Despertar, arcaísmo, en el Dicc.. «No, ni una palabra
más: no le dispertemos» (CR, 92).
406 Carlos Larrazábal Blanco
don Juan. Tenorio. «se sumergía en las tinieblas propicias a
aparecidos y a don Juanes» (CR, 80). [Muy mala ortografía.
Es «donjuanes» que debió haber escrito Cestero].
doré. Palabra francesa: dorado. «necesito un traje de raso rosado y unos zapatos Luis XV, doré» (LaS, 205).
duerme-vela. Duermevela, sueño ligero del que dormita. «y en
duerme-vela delicioso, enredábase en mil cálculos» (LaS, 42).
[El uso del guion en esta palabra denota mala ortografía].
dura lex sed lex. La muy conocida sentencia latina: dura es la
ley, pero es la ley. «Sí, aunque lo malo es que en este caso
la gloria cae dentro del Código. Es verdad, dura lex sed lex»
(LaS, 136).
E
elación. Palabra poco usada. Altivez, presunción, soberbia.
Elevación, grandeza. Dícese ordinariamente del espíritu y
del ánimo. Hinchazón de estilo y lenguaje. (Dicc. ). «El numen le posee, y por sobre la cabeza de lo que muere, abre
los brazos para estrechar en magnífica elación las piedras
seculares» (LaS, 263).
Elixir Godineau. «cree mantenerse vigoroso mereced a inyecciones de Brown Sequard y a pociones copiosas de Elixir
Godineau» (LaS, 92).
ello. «Porque ello haberá guardia en la boca de los caminos»
(LaS, 219). Este «ello» tiene fuerza de sujeto impersonal.
«Ello» tiene mucha vigencia en Santo Domingo, sobre todo
como concesivo o evasivo, de los cuales se encuentran ejemplos en Cestero.
Antología
407
emascular. Capar, castrar. Es palabra académica. «Fue Antonio, con
sus secuaces, la desesperación de aquel Hilario [...], y de Rivié,
siervo y beato de la Catedral, con voz de emasculado» (LaS, 50).
embozado. Persona que se emboza o disfraza y entra en actividades a altas horas de la noche, por lo general con propósitos
insanos. «Don Pedro, es el corifeo. [...], es la gaceta parlante: para él no existen puertas, las paredes son de cristal,
[...] dice quién es la doncella recién preñada [...] por quién
aparece un embozado entre dos y cuatro de la madrugada en
cierto callejón;» (CR, 84).
embrazar. Propiamente embrazar es meter el brazo izquierdo por detrás del escudo, para sostenerlo. «Algunos han
vestido chamarra de dril; otros, de “bombito” y saqué cola
de pato, embrazan larga carabina» (LaS, 148). [En el texto
cesteriano será meter el brazo por dentro de la correa que
suelen llevar las armas largas para colgarla del hombro].
empelucar. Cubrirse el pelo de polvo, en ciertas fiestas, sobre
todo en el carnaval de agua de San Andrés. Desde el arroyo,
los hombres sin cesar arrojan cascarones […] Las muchachas les esperan a pie firme, se mojan cuerpo a cuerpo, se
empapan, se sumergen en los baños, o se empelucan con
polvos de color» (LaS, 98).
empella. Pella, de manteca. (En el Dicc. como de And., Col.,
Chile y Méx.) En Santo Domingo, además, parte gruesa de
la piel y músculos del vientre, sobre todo en las personas
gruesas. «El carcelero se desploma en el mecedor, la camisa
desabotonada. Gotas gruesas de sudor le corren hasta la
empella» (LaS, 73).
empernar. «Antonio, dejando el lecho, empierna unos pantalones remendados» (LaS, 151). No existe el verbo «empernar» en el sentido del citado.
408 Carlos Larrazábal Blanco
emprincipiar. Principiar. «Ya “emprincipian” esos bolos! (SS,
102).
emprestar. «y si ha menester ron, tabaco o un pantalón,
los empresta el vale Juan o a otro compadre» (LaS, 217).
«Emprestar», prestar, es forma anticuada y vulgar.
enaguazar. Encharcar, llenar de agua con exceso las tierras. «Y
la calle se entrega al sol, que se ocupa en menesteres tan
humildes como [...], secar el arroyo enaguazado» (CR, 97).
El «arroyo enaguazado» desde luego, es la vía, la calle.
enantes. Arcaísmo de uso rústico, por «antes». «La vieja “robalagallina”, que enantes recorría las calles» (LaS, 61).
enarbolado. Enfadado, enfurecido. «y hace sonar en la acera
las espuelas de plata de gallo enarbolado» (CR,95).
enastado. Participio pasado de «enastar» en el sentido vernáculo de alzar en su asta una bandera. «La vieja “roba-la gallina”, que enantes recorría las calles, con un macuto lleno
de maíz en el brazo izquierdo y una escoba enastada en la
diestra,» (LaS, 61). [Aquí el significado es el de llevar en
alto, pero una escoba no es una bandera].
encabao. Machete. «Horacio está en trina, dice que va a desenvainar el encabao y a entrar a planazo limpio a La Bandera
Libre» (LaS, 162).
encalabrinar. «ha permanecido en su casa encerrado, en
donde estuvo hasta que el incendio le encalabrinó la sangre»
(LaS, 235). [Entre otras acepciones el Dicc., aplicable al
texto, «llenar la cabeza de un vapor o hálito que la turbe»,
«excitar, irritar»].
Antología
409
encelar. Palabra anticuada por encubrir, esconder, ocultar. «encelada la joven por el cancel de madera» (LaS, 114).
encelar. «iban al patio de un bohío inhabitado a encelar en una
espiga de “pata de gallina”, un “ñoño” de jazmines don
Diego de noche,» (LaS, 14). [Lo que se hacía era ensartar
esos jazmines en una varilla cualquiera. Lo que es una novedad es llamar «encelar» al hecho de ensartar].
enchumbar. Ensopar, empapar de agua. «el champaña y la cerveza [...] enchumban el piso» (LaS, 93). [En el Dicc. como voz
de América y de Canarias].
endenantes. Arcaísmo. De uso vulgar en algunas regiones de
España y de América en la acepción de «hace poco» (Dicc.).
«A más de un gobernador le he remachao endenantes buenos pares de grillos.» (LaS, 75).
endentonces. Entonces. «Endentonces estaba yo moza» (LaS,
113). [Es cruce de «endenantes» y «entonces»].
endespués. Después. «pero la gente […], jizo un acumulo endespués» (LaS, 113). [Es palabra del Dicc. como vulgarismo,
pero en Santo Domingo pasa por muy rústica].
enemigo impenitente. El que no se quiebra, que no perdona.
«Ayudar a quien es mal visto por el Presidente, es comprometerse, y más tratándose de uno de los impenitentes enemigos del orden» (LaS, 121). [«Impenitente» es el que se
obstina en el pecado, sin arrepentimiento].
enfrentico. Dim. de «en frente». «enfrentico de la pulpería de
seña Catalina» (LaS, 110).
enfrutecer. Frutecer. «En el patio se yergue un árbol enfrutecido
de pomas de oro» (LaS, 128). No existe tal verbo. El autor
410 Carlos Larrazábal Blanco
lo construyó como «enflorecer». Ya anteriormente había
usado ese verbo: «Un cerezo que, cuando enfrutecido, riega
granates» (LaS, 22).
engreír. «rijosos, miserables, de una tierra que es milagro
de fecundidad, y cuyas arenas engríen oro» (CR, 94)
«Las abejas le engríen con la miel y la cera de sus panales» (LaS, 217). [En el Dicc., acep. 2, viene voz de
Andalucía y América, en la significación de «encariñar», «aficionar»].
enjabelgado. «habitaciones amplias enjabelgadas de cal» (CR,
51). V. enjalbegado.
enjalbegado. p.p. de «enjalbegar». «Musgo verdi-negro vetea
el enjalbegado» (LaS, 8). [Esta palabra está en completo desuso, o quizás nunca lo ha tenido en el pueblo. El silabeo
jalbe tiene dificultades de pronunciación, y aun las personas
medianamente cultas tienden a la metátesis: enjabelgar, de
más fluidez de pronunciación].
enladrillado. Conjunto de ladrillo de un piso. «El enladrillado
es frío» (LaS, 8).
enriscar. Levantar, elevar. «La ingente hoguera enrisca sus grumos hasta el cielo» (LaS, 234).
entoavía. (rust.) Todavía. «El no tá; fue a un velorio y entoavía
no volvió» (LaS, 212).
entrecambiar. Intercambiar. «y las retretas jueves y domingo,
mientras los beligerantes entrecambian plomo» (LaS, 247).
entrecasa. «De entrecasa», para dentro de la casa. «y carga el
paquete con la muda de entrecasa» (LaS, 181).
Antología
411
entrevero. «En la clara y tibia prima noche, el café “La Diana”
es entrevero jocundo» (CR, 84). [Dicc. Acción y efecto de
entreverarse; confusión, desorden. «Entreverarse, mezclarse desordenadamente, personas, animales o cosas» (Sur
América)].
escalera. Objeto en forma de escalera que simboliza las escaleras
que se usaron para desencender de la cruz a Nuestro Señor
Jesucristo, y es llevado en la procesión del Santo Entierro,
los Viernes Santos. «y le preceden minoristas, portadores
del gallo, […] las escaleras» (LaS, 105).
escapear. Correr a escape en caballo. «Los viajeros satisfechos,
caminando a pares, escapeando de trecho en trecho» (LaS,
19). [No reg. el Dicc. esta palabra y su acepción. Sí la registran Malaret y Santamaría].
escarcear. «Viva Horacio! ca...!, voces haciendo escarcear el
jaco» (LaS, 225). [Según el Dicc. «escarcear» el caballo es
propio de Argentina y Venezuela].
escoba de Baní. «Pendidos: macutos y escobas de Baní» (LaS, 111).
[Es la escoba de uso doméstico pero que se diferenciaba de
otras en que el textil usado era de color amarillo].
escobita. «La escobita respetaba tan solo las construcciones
pétreas de antiguas tumbas» (LaS, 31). [Existen varias
especies botánicas con este nombre, todas malváceas. Lo
característico de la «escobita» es que, a pesar de su tamaño
pequeño, tiene una raíz penetrante y muy dura, por lo cual
se dificulta el extirparla del terreno donde perjudica].
escualo. «Resopla como un escualo varado» (LaS, 73). [Es decir,
«resopla como un tiburón». Aquí se toma el género por la
especie].
412 Carlos Larrazábal Blanco
esotro. Contracción de «ese otro». Reg. el Dicc. «otro insinuaba
observación maleante acerca de este o aquel acto, que hacía
prorrumpiar a esotro: “por eso nos llaman búcaros a los capitaleños!”.» (LaS, 20). [No deja de ser un uso raro el de este
pronombre demostrativo, con un dejo a antigualla].
espadaña. «Y más cerca, entre las antorchas de los cocoteros, la
espadaña de San Antón» (LaS, 259). ]«Espadaña» es campanario de una sola pared, con huecos para las campanas,
como el secularmente provisional de la Catedral].
espectador de infantería. En los teatros, los que presencian
el espectáculo a pie. «Los espectadores de infantería se aglomeran detrás de los palcos» (LaS, 193).
esperanza. Vestimenta propia de los bailes de trajes. [Imitaba o
remedaba al insecto de ese nombre]. (LaS, 84).
esponja. Objeto que simboliza la esponja con la cual se quiso
saciar la sed que sintió Cristo en la cruz y que se lleva en
la procesión del Santo Entierro. «y le preceden minoristas,
portadores del gallo […], los clavos, la esponja» (LaS, 105).
esquinoso. Que tiene esquinas, ángulos o aristas que sobresalen. «Y rulos, suerte de plátano esquinoso de pulpa áspera».
(SS, 106). [El adjetivo no ha sido registrado en el Dicc.]
estibador. «Los estibadores […], esperan apoyados en las carretillas» (LaS, 190). [Trabajador que forma estiba. «Estiba»,
en aduana y almacenes, bultos, cajas, sacos de mercancías
puestos unos sobre otros].
estotro. Contracción de «esto» y «otro». «este, cuya energía es
tan constante que llega a la empavidez, y estotro, de sonora
risa» (SS, 108). [Reg. el Dicc. pero no deja de ser raro, aun
entre literatos y escritores, y con un trasunto de arcaísmo].
Antología
413
expulso. «y por las playas de las Antillas vecinas vagan los expulsos» (LaS, 231) [ ] «los expulsos refugiados de Saint-Thomas
y Puerto Rico» (SS, 113). [Individuo a quien se destierra de
su propio país].
F
facción. «Durante el día, hubo ciudadanos de facción en la acera
del teatro “La Republicana”, presenciando la descarga del
equipaje.» (LaS, 192). [«Facción», en este caso está tomado
del lenguaje militar en el cual indica algún acto militar,
como estar de guardia].
febrerista. Se dice de los ciudadanos que iniciaron el movimiento revolucionario contra el dominio haitiano, que
culminó con la toma del fuerte del Conde, la noche del 27
de febrero de 1844. «ellos apoyaron a Santana contra los
febreristas,» (CR, 90-91).
fideo. «Desde sus nidos ocultos entre las madejas áureas de
los fideos» (LaS, 19). [Dos especies de este nombre conoce
la flora dominicana, la Cassytha americana, laurácea, y la
Cuscuta americana, que se adhiere a los árboles. Esta última
es la referida en el texto].
fideos a la cazadora. Cierta forma de presentar en la mesa los
fideos. «reuníanse ante una fuente de macarrones […] o de
fideos a la cazadora» (LaS, 196).
fifí. Nombre que en el juego de bolas toma la más pequeña. «El
mayor interés estaba en las disputas por los distintos valores
de las bolas de vidrio, de colores, clasificadas en razón del
volumen y pintas en su germania, “bolones”, “bolas”, “fifises”.» (LaS, 30).
414 Carlos Larrazábal Blanco
filorio. «ellos apoyaron a Santana contra los febreristas, calificándolos despectivamente de […[ filorios» (CR, 90-91). [La
gente del pueblo llamó filorio a toda persona que le parecía
poco más o menos letrada, y por lo general, de la buena
sociedad de la época].
filoso. Que tiene filo, afilado. «Una cabaña rodeada de penachos de maizales y hojas filosas de yerba de Guinea» (SS,
111). [Es adjetivo que el Dicc. atribuye a Argentina, C. Rica
y Honduras].
flamboyán. «y en último término, al fondo, un flamboyán, que
cubre con sus ramas sin hojas el brocal del pozo y cuyas
vainas negras restallan derramando las duras semillas.»
(LaS, 23 y 24). [Conocidísima planta leguminosa cesalpínea, Foinciana regia o Delonix regia (Moscoso), originaria de
Madagascar. Es palabra que proviene del francés flamboyant,
flamante, flamígero, aludiendo al color rojo de las flores].
flor. De flor. En flor, complemento o perfección de una cosa; en
el estado anterior a la madurez. (Dicc. ). «el trabuco se lo
regaló Pedro Guillermo por una acción de flor, que realizó
en plena capital, […] deslomando un azul» (LaS, 216).
flor de baile. «El cuartelillo está cubierto por las hojas rígidas de
la efímera y nocharniega flor de baile» (LaS, 23). [Se trata de la
flor de un cacto, Cereus grandifloras. Esta flor es muy grande,
abre al anochecer. También se la nombra «flor de mayo»].
flor de todo el año. «la humilde flor de todo el año, inodora»
(LaS, 22). [Es una pequeña planta de jardín que no tiene
ciclos para florecer, sino que lo hace «todo el año»].
floripondio. Es término despectivo. En el Dicc. se aplica a flor
grande que suele figurar en adornos de mal gusto. «cada
plátano es un dedo de gigante, y al extremo el floripondio
Antología
415
morado donde la abeja vagabunda liba,» (LaS, 221). [Se
trata del conjunto de brácteas que cubren las flores de las
musáceas, en forma de cono invertido, y de hojuelas de
color morado].
florista. Vestimenta propia de los bailes de traje. (LaS, 84).
fluminense. «venían desde su aldea fluminense de San Lorenzo
a bailar» (LaS, 61). [Esta palabra solo se aplica en el Dicc. al
natural de Río de Janeiro y lo relativo a esta ciudad. Proviene
del latín flumen, río. El autor se refiere a un pueblo a orillas
del río Ozama].
fondo de botella. «salvando paredes, algunas erizadas de
fondos de botellas» (LaS, 52). [Con esta expresión se designa
la parte inferior de una botella rota, objeto que se usaba
poner adherido con cemento en la parte alta de las paredes
para precaverlas de ladrones].
forro. El lecho de los catres de tijera. «el catre de tijera, con su
forro de recia cotonía» (LaS, 21).
fraile. Mascarada que simula la figura de un fraile. «y los grupos de dominós, payasos, frailes, monjas, [.... ], alegran y
perfuman las calles» (LaS, 62).
Francisco I. Vestimenta empleada en los bailes de traje.
«Francisco I rutila, cuajado el sombrero y el peto de diamantes:» (LaS, 84).
frasco bocón. Frasco de boca ancha. «mostrábanse en frascos
bocones que antes contuvieron ciruelaspasas» (LaS, 111).
frer. Del francés frère, hermano. «y Roncoroni, chico, sabe llevar
muy bien el frac, ¿no es verdad frer?» (LaS, 193).
416 Carlos Larrazábal Blanco
frère. Hermano, en francés. «Qué escuela! frère; la Virtud y el
Vicio comparten aquel reino». (LaS, 139). [Se hizo muy común, y aún pervive, el tratamiento de frère, entre personas
de confianza, y aun el diminutivo «frèrcito»].
fresco. Estar fresco. «Pues están frescos. Miren que Perico reclamando derechos individuales» (SS, 110). Estamos frescos.
Es como decir «buenas las tenemos», u otra expresión similar. «Créeme, el pueblo de este país baila al son que le
toquen, y si le apalean, “pe bu”, silencio; y así será mientras
no lo eduquemos cívicamente, tarea que requiere tiempo
y paz. Pues estamos frescos! Con esa cantaleta nos jeringan
desde el 44». (LaS, 138).
frijol colorado. Habichuela, habichuelas coloradas. «En el
mostrador, en cajones, […] frijoles colorados» (LaS, 111).
[Por lo general se dice en el Cibao «frijol» a lo que en la
Capital se dice «habichuela»].
frisa. Manto o cobija para arroparse. «sí, ellos son mucha, todos
vestidos de azul, con frisa y “cachufuces” nuevecitos,» (LaS,
218). [En el Dicc. tela ordinaria de la que sirve para forros y
vestidos de aldeanos].
fuerzas cívicas. «Es Jefe Comunal o de Fuerzas Cívicas o Alcalde
Pedáneo, no importa» (CR, 95). [Las «fuerzas cívicas» la
constituían grupo de ciudadanos civiles al servicio de un
Gobierno, para contribuir a su defensa].
funde. Nombre de la Digitaria exilis, gramínea, de muy diminutas semillas. También se llama funde al manjar preparado
con estas semillas. «Al mediodía, hay “majarete”, harina con
dulce y funde, en platos y tacitas». (LaS, 112).
fusilar. «Una mañana […] por la calle del Conde, a escape, […]
fusilado por su perseguidores […] pasa un general» (LaS,
Antología
417
208). [Aquí «fusilar» está por disparar con fusil, acepción
que no reg. el Dicc.]
G
gafado. p.p. de «gafar». «los sillares gafados por los siglos» (LaS,
259). [«gafar»: arrebatar con las uñas o un instrumento
corvo (Dicc.)].
galipote. «Yo tengo un compadre seibano, que cree que Lilí es
galipote. –¿Y qué es eso? […]. –Pues un hombre que tiene la
virtud de volveise animal: perro, gallo, hormiga» (LaS, 75).
[Esta palabra existe en idiomas modernos hace algunos siglos.
Galipot en Littré es cierta resina y, por lo general, cierta sustancia para calafatear las embarcaciones, significado bastante
perdurable a través de los años. El citado lexicógrafo francés
aseveró primero que ignoraba el origen de esa palabra, pero
en el Suplemento de su obra le atribuye un origen alemán. En
Corominas, especie de brea, pero insiste en la ignorancia de
la etimología. El Diccionario de la Academia acoge la voz con
el significado de brea para calafatear, introducida en 1899.
Según Alcalá Venceslada en su obra acerca de andalucismos,
galipote y galipotada nombra a la sífilis. Malaret señala en
América Central el significado de papalote. Para Santamaría
galipotez en Perú es papalote y en México «casa grande». En
Costa Rica, según Gagini, la palabra vale caballero, gamonal,
señor principal. Esto último tiene parentesco semántico con
el tutumpote dominicano. Gallipot en inglés es resina (New
Collegiate Dictionary. En fin, ha significado esta palabra, frasco o vasija de barro, pote, y hasta boticario. La Enciclopedia
Quillet acoge la acepción dominicana seguramente tomada
de Malaret, que la trae. Existe la variante galipodio].
galleta sobada. Cierta clase de galleta. «Cuando había visita en
las casas respectivas, provistos de la merienda –una galleta
418 Carlos Larrazábal Blanco
sobada y media panetela de dulce de leche,» (LaS, 14).
[«Sobado» en el Dicc., se aplica al bollo o torta a cuya masa
se ha agregado aceite o manteca].
gallina. Amarre su gallina que yo tengo a mi gallo suelto. «y acúsale
de haberle sorprendido con su hijita, escondidos entre la
ropa sucia. Jugábamos a los matrimonios, balbuce “girimiqueando”, y la madre, entre bromas y veras, asienta: “comadre, amarre su gallina que yo tengo mi gallo suelto”;» (LaS, 12).
// 2 Gallina de una pata. Se zahiere a los mancos. «Fue
Antonio, […] la desesperación de aquel Hilario, manco y
fañoso, a quien gritaban […] gallina de una pata» (LaS, 50).
gallito. El Gallito. «jabón, peine, una latita de betún de la
marca El Gallito» (LaS, 21-22). [Ese betún se llamó también
«Masón», por el fabricante. Tenía como etiqueta un negro
que lustraba unas botas a la vez que veía dos gallos que
peleaban].
gallo. Símbolo con la figura de un gallo, el gallo de la Pasión,
que se llevaba en la procesión del Santo Entierro. «y le
preceden minoristas, portadores del gallo, la corona de espinas,» (LaS, 105).
gallo. Cierto juguete. A un carrete, de esos en que suele venir
envuelto el hilo de coser, se le atraviesa, por sus agujeros,
un clavo que se achata y afila en la punta. Al clavo, en
ambos extremos del carrete se ata una cuerda por donde
se agarra el juguete y se hacen los lances contra el «gallo»
contrario. Gana el que pare ese «gallo». «y aprovechar los
cabos de velas y cirios para fabricar gallos y boliches» (LaS,
39). [Adviértase que los «gallos» no necesitaban esperma ni
cera, sino los boliches o embiques].
gambusino. «Cuando había visitas en las casas respectivas, provistos de la merienda […] les enviaban a buscar gambusinos
Antología
419
bajo un guayacán» (LaS, 14). // 2 No creer uno en gambusinos. «Usted verá: Lo prudente es no ir, se opina. No crea
usted en gambusinos» (CR, 99). [No tenemos mucha experiencia acerca de esta palabra. No la menciona Henríquez
Ureña (El español en Santo Domingo), ni Patín Maceo
(Dominicanismos). Según Santamaría, en México se llama
así al buscador de oro. Malaret dice que en Cuba quiere
decir minero, práctico, cateador. Parece ser que existió la
expresión buscar gambusinos, así como en Cuba (Alonso,
Malaret) existe «pescar gambusinos» por estar ocupado en
algo inútil. En el ejemplo cesteriano mientras hay visitas
mandan a los niños a buscar gambusinos, es decir, que se les
ahuyentan de la casa, para que hagan lo que les parezca, y
tiene la misma fuerza del «tente allá». En el segundo texto
no cree en gambusinos es no creer en tonterías, en lo que se
dice o rumora sin nada que lo compruebe, etc.]
gandío. Gandido, comílón. «El Padre en viéndole pasar, rompió
a reír, exclamando […] muchacho gandío, gandío!» (LaS,
38). [En el habla común, familiar, coloquial jamás una persona culta dice «gandido» por gandío].
garambaina. «Las casas tendidas de colgaduras, en balcones y
ventanas la bandera nacional luciendo la alegría de sus colores, y calles y parques tejidos de garambainas, guirnaldas y
palmas» (LaS, 80). [«Garambaina» según el Dicc. es adorno
de mal gusto y superfluo en los vestidos y otras cosas].
garbuzo. «El ánima, demasiado caliente, inflama el garbuzo antes
de que el oficial cierre la recámara, y por ella surte una
lluvia de balines, que causan muchas bajas, hiriendo al artillero en la mano» (SS, 116). [Se llamó garbuso al cartucho
de la bala de cañón. Es corruptela del francés gargousse, con
la misma significación, que a su vez procede de cartouche. La
grafía «garbuzo» es impropia. La z no es etimológica].
420 Carlos Larrazábal Blanco
gas. Velocidad. «buena carambola, le faltó gas» (CR, 85). [Parece
que perteneció al argot del juego de billar].
gatica. En el juego de bolas, la que presenta franjas de dos o
más colores. «El mayor interés estaba en las disputas por los
distintos valores de las bolas de vidrio, de colores, clasificadas en razón del volumen y pintas en su germanía, “bolones”, “bolas”, “fifises”, gaticas,» (LaS, 30). [Por lo general se
decía «gata»].
gato. Haber gato en macuto. Haber gato encerrado (Dicc.).
«Me parece imposible! Ahí hay gato en macuto» (CR, 86).
gengibre. «y en la noche sorben el pozuelo de chocolate unos,
otros de café con leche, y alguno de infusión de gengibre»
(LaS, 171). [Todavía esta palabra, entre escritores, en Santo
Domingo, la ortografía es titubeante, unos escriben con g
inicial, otros con j. Pero lo correcto es escribir «gengibre» y
no «jenjibre»].
genio. Genio y figura, hasta la sepultura. «Manifiesta no ser fácil mudar de carácter o condición un sujeto» (Sbarbi).
«Bueno, ¿y las revoluciones, supones tú que han terminado
para siempre? –Aún no; pero las matarán los ferrocarriles,
las escuelas y la riqueza. Ilusiones... las tenemos en la sangre: genio y figura...» (LaS, 258).
gerigonza. «y venir con un coro en español, pura gerigonza»
(LaS, 33). [La ortografía académica es «jerigonza»).
giorno (a). «Los tres salones del Club resplandecen iluminados a giorno» (LaS, 84). [Con este italianismo el autor ha
querido la excelencia de la luz de los salones. «Giorno» en
italiano es claridad, luz del sol, reflejo que despide un foco
luminoso].
Antología
421
Jirimiquear. Jeremiquear, que según el Dicc. es palabra propia de
Andalucía y de América, con la significación de lloriquear,
gimotear. «Jugábamos a los matrimonios, balbuce girimiqueando» (LaS, 12). [La inicial g no es correcta ortografía,
sino la inicial j].
giro. «Aquí, las altas voces reseñan las últimas riñas y enumeran
las condiciones del giro o de un “malatobo”». (LaS, 173).
[Se llama así cierta clase de gallo de pelea con plumaje
coloreado de varias suertes: blanco, negro, amarillo, verde, cenizo. De ahí la clasificación que trajo Penson (Cosas
añejas): «giro amarillo», el gallo que tiene las cabezas de
las alas matizadas de amarillo claro, la golilla de amarillo
claro, el lomo matizado de rojo oscuro y amarillo oscuro, y
las puntas de las alas con algunas plumas blancas o de otro
color; y algunos tienen el buche negro; «giro blanco», el de
color crema, con las plumas del buche blancas y el resto del
cuerpo; «giro cenizo», el que combina los colores cenizo
y blanco; «giro pinto», de color crema con el buche y las
cabezas de las alas salpicadas de blanco; «giro prieto», el de
color crema con el buche y la punta de las alas negras. El
Dicc. describe con este nombre un gallo que tiene las plumas del cuello y de las alas de color amarillo, denominación
de América, Andalucía y Murcia; gallo matizado de blanco
y negro como denominación de Argentina y Chile. Según
el citado Penson, siendo el «giro» un gallo vistoso, puede
habérsele aplicado la tal designación en el sentido que esa
palabra tuvo antiguamente, esto es, galán, hermoso].
gobiernista. La persona que está de acuerdo con el Gobierno,
y todo aquello que sigue su línea. «y los oficiales de la tropa
gobiernista, que le visitaban, viéndonos los pies, se divertían
acercándose a la puerta para asustarnos» (LaS, 228).
godo. «pues un amigo poeta, habíame conseguido, a título de
préstamo, la cobija famosa de un prócer del partido godo,»
422 Carlos Larrazábal Blanco
(CR, 53). [Se trata del nombre de un partido político de
Venezuela, en el siglo pasado (xix) contrario al «liberal» El
personaje que habla es venezolano].
goleta. Repicar uno su goleta. Alegrarse de algo que se espera con
interés y ansiedad. «el tío Tomás había mejorado de situación económica y le enviaba la comida; así, tres veces al día,
los muchachos repicaban su goleta» (LaS 39). [En los tiempos
coloniales hubo una época en que la penuria era tal que la
Metrópoli tuvo que enviar, de cuando en cuando, a Santo
Domingo, determinada suma para que la Real Hacienda
atendiera a las más urgentes necesidades. Cuando llegaba
la goleta que traía el «situado», que así se llamaba ese envío,
era motivo de gran júbilo en toda la ciudad. En la Torre del
Homenaje existía, y existió por mucho tiempo, una oficina
encargada, según las reglas del caso, de avisar la próxima
llegada de alguna embarcación. Una campana avisaba la
puntual llegada].
gollete. Estar uno hasta el gollete. Estar de lleno con algo. «en
él están metidos hasta el gollete los jefes de San Carlos y
Pajarito» (LaS, 157).
gorgoritear. «Y una carcajada le gorgoritea en la papada bovina» (SS, 114). [Según el Dicc. lo que «gorgoritea» es la voz
en la garganta, sobre todo cuando se canta. El escritor quiso
explicar que las carcajadas movían la papada].
grajea. «pudines de a dos libras, blanqueados con suspiro y
adornados con grajeas, confites y una banderita» (LaS, 37).
[Aquí solamente se advierte que la forma académica es
«gragea» y no «grajea», como escribe el autor. Sin embargo,
votaría en favor de la forma con j, por razones fonéticas].
greñú. Greñudo. «Vivan los “greñuces”. ¡Abajo los “bolos”!»
(SS, 116). [«Greñuces» es el caso de un plural irregular,
Antología
423
rústico, vulgar, pero que los escritores lo terminan en ces
en vez de ses].
grippe. «Antonio, obligado a permanecer en casa, por un ataque
de grippe» (LaS, 250). [La forma de escribir y pronunciar
esta palabra cuando se introdujo en los medios cultos varió
entre grip, gripa, gripe, grippe. La Academia introdujo en su
Dicc. la forma gripe, trayéndola del francés grippe, que a su
vez provino del ruso jrip, ronquera].
griseta. Modistilla, por lo general mujer ligera. «La realidad,
la verás desnuda, tal cual es, a través de una copa de champaña, en compañía de una griseta,» (LaS, 139). [Del francés
grisette].
grofa. Prostituta, en el habla de Germania. «eminente magistrado se ayunta sobre la grama con una grofa» (LaS, 93).
gua!- Interjectivo y ecfonema de uso muy generalizado en
Venezuela. «Hay que comer carne llanera, amigo, para saber de cosa rica! Gua!» (CR, 55). [El autor hace hablar a un
sujeto natural de Venezuela].
guanábano. «Aquí y allá, restando dominio al sol, naranjos, guanábanos» (LaS, 153). [Es palabra que registra el Dicc. En Santo
Domingo, en lenguaje corriente, nadie llama al árbol que la
produce la guanábana, «guanábano», sino «mata de guanábana» Es introducción cultista, a manera de naranjo, limonero,
almendro, etc. En un principio lo usó el historiador Oviedo].
guano. Cierta palmera, Coeothrinax spissa. «y su mirada zahorí
distingue con arrobamiento el guano, la yaya,» (LaS, 19).
guardamalleta. «grecas enlazan las guardamalletas» (LaS, 84).
[Esta palabra designa la pieza de adorno que pende sobre
un cortinaje por la parte superior (Dicc.)].
424 Carlos Larrazábal Blanco
guardarraya. linde de una heredad. Se aplica a los límites
internacionales entre la República Dominicana y la de
Haití. «Callados, atraviesan los potreros, la “yerbapáez”
crece lozana hasta tapar el ganado. En la guardarraya, una
vez corrida la tranquera, el mayoral le dice adiós» (LaS,
211, 212). [En el Dicc. esta palabra, como propia de las
Antillas].
guásima. Planta esterculácea, Guázuma tomentosa, G. ulmifolia.
«detrás de ella hay una barranca, y una guásima, en cuyo
tronco amarró Mon Cáceres su caballo» (LaS, 135). [El
Dicc. registra guácima pero es preferible la variante dominicana, con s].
guayaba. «y las excursiones a comer guayabas a los montes de
Galindo» (LaS, 36). [La «guayaba», mirtácea, Psidium
Guajava, es palabra de los indios de la Isla, según el padre
Las Casas, aunque, sin tener noticia de esta respetable
opinión, el Dicc. la trae como araucana, tesis a todas luces
equivocada].
guayabal. «los pies, baqueanos de los caminos de Güibia y de
La Fuente, y de los guayabales de Galindo» (LaS, 38). [Reg.
el Dicc.].
guayabo. Nombre cultista del árbol que produce la guayaba.
«Servíanles de proyectiles los duros “cocorrones” del guayabo» (LaS, 16) [ ] «Por los guayabos y cañaverales de la
costa vuelan iluminados los cocuyos» (CR, 64). [Quizás si
fue el historiador Oviedo quien usó primero esta forma de
designar la mata de guayaba].
guayacán. Palabra fitónoma de los indios de Santo Domingo
ya incorporada en el Dicc. que la relaciona con «guayaco»,
voz no registrada por el padre Las Casas. Esta fue la que
apareció en el Diccionario de Autoridades y que describe al
Antología
425
«guayacán». «les enviaban a buscar “gambusinos” bajo un
guayacán» (LaS, 14).
guáyiga. Nombre de plantas diversas, cicadáceas, del género
Zamia. «Los soldados de la revolución desfilan, […] con
una palmita de guáyiga en los sombreros» (LaS. 159) [ ]
«y la guáyiga empina sus airones» (SS, 102). [Los indios de
la Isla la llamaban guayaga: «Por todas las dichas mesas de
lajas o peñas, y entre ellas, se crían unas raíces […], estas
raíces se llaman guayagas, y hacen dellas el pan [...]; las
raíces son como cebollas gruesas albarranas, las ramillas y
hojas que salen fuera de la tierra dellas, obra de dos o tres
palmos, parecen algo como de palmitos de los que hay
en el Andalucía, puesto que son más angostas y más lisas
y delicadas» (Casas, Historia, 1876, t. V, p. 261). Todavía
de la «cebolla» de la guáyiga los campesinos preparan
almidón].
guayo. Rallo, rallador. «De un clavo cuelgan colador de metal,
espumadera y “guayo”.» (LaS, 152).
guazábara. Planta cactácea, Opuntia caribaea. «y en la vera del
camino, hasta a los “cayucos”, “alpargatas” y “guasábara” ve
con afecto olvidando las veces que sus garras le sangraron»
(LaS, 19): «Y sin tropa (Lilís), permanece una semana (en
Azua), transita de un lado a otro, de día y de noche; audaz,
no le teme ni a las iras de los hombres ni a las espinas de la
guazábara» (LaS, 69). [Sería preferible para esta palabra el
uso de la s en lugar de la z].
guberciar. Gobernar. «y se han dejado guberciar catorce años
por un negro mañé» (LaS, 187).
güen mozo. Buen mozo, «buenmozo», bien parecido. «Un güen
mozo, como toiticos los epañoles» (LaS, 113).
426 Carlos Larrazábal Blanco
güeno. Bueno. «Güeno, pá que no digan» (LaS, 221).[Es fenómeno propio del idioma el que bue se transforme en güe].
güeso. En el juego de bolas, la de color blanco mate. «El mayor interés estaba en las disputas por los distintos valores
de las bolas de vidrio, de colores, clasificadas en razón del
volumen y pintas en su germanía, “bolones” […], “aguas” y
güesos», « (LaS, 30). [Acabó en decirse güesa].
guillotina. Cierta clase de calzado de hombre. «una latita de
betún de la marca “El Gallito”, y un cepillo, un par de guillotinas de marroquín morado, hechas especialmente por
José Mena,» (LaS, 180). [Ya ha desaparecido esta denominación, y quizás la forma o estilo de ese calzado].
guineo. El fruto de la mata de guineo, musácea. «y como postres
dos guineos, o mangos» (LaS, 33). [Parece que ese planta,
Musa sapientum, se introdujo en Santo Domingo con el nombre de «plátano guineo», es decir, plátano de la Guinea, o
al menos se usó ese nombre en los primeros tiempos de su
cultivo y uso. Más tarde se abrevió en «guineo». No ha podido en América unificarse la denominación de esta fruta,
así existen «banana», «banano», «cambur» en Venezuela,
«plátano»].
guineo. Gotear como un guineo maduro. «El Gobierno es una olla
de grillos, […]. Mientras tanto, los mozos de Moca triunfan,
[…], y ayer no más han cogido a San Francisco de Macorís,
y en la Línea se pelea; la revolución tiene a Juan Calvo...
Esto gotea como los guineos maduros» (LaS, 133).
güira. Instrumento de percusión preparado de algunas especies
alargadas de calabazos «güira» se llama una de esas clases
de calabazos. «Las mojigangas barrocas, de vecinos de los
solares del Almirante y Aguacate, oriundos de Curazao,
que acompañándose de acordeón y güira vociferaban hasta
Antología
427
altas horas de la noche» (LaS, 61). [Las «güiras» llegaron a
prepararse de metal, y en la Capital, por lo general, llamaban «güiros»].
güiro. «güira». «A los sones del güiro y el pandero, excitados
por el clarinete, olvidan los dominicanos penas y peligros»
(CR, 81).
H
haberá. Futuro rústico del verbo «haber». «Y dice el vale Juan,
que en esta nochecita no pué vení, porque ello haberá guardia en la boca de los caminos» (LaS, 219).
hacerla. El que la hace no la goza. «En este país el caído hasta los
perros lo mean. Por eso yo soy de la reserva. El que la hace,
créelo, no la goza» (SS, 114).
hamaca. «en la cual las lianas habían tejido una hamaca» (LaS,
42). Es palabra de los indios de la Isla: «Las camas en que
dormían, que llamaban hamacas, eran de hechura de una
honda» (Casas, Historia, 1876, t, V, p. 485).
harina de Castilla. Harina de trigo. «en las casas vecinas también hay expendio de pastelitos de harina de Castilla y de
“catibía”» (LaS, 192).
harina con dulce. Potaje de harina de maíz y azúcar. «Al mediodía, hay majarete, harina con dulce y funde, en platos y
tacitas» (LaS, 112).
hatillo. Dim, de hato, ropa y pequeño ajuar que uno tiene para
el uso preciso y ordinario (Dicc.). «También le han enviado
dos libros y un hatillo.» (LaS, 95).
428 Carlos Larrazábal Blanco
hechicera. Nombre de la vestimenta que las mujeres usaban
en los bailes de traje, que remedaba a una hechicera.
(LaS, 84).
heñido. p.p. del verbo «heñir». Sobar la masa con el puño, especialmente la del pan (Dicc.). «dos muchachos […] ofrecen
tazas de café, acabado de colar, molletes de pan recién heñido y tajadas de queso de roja cáscara.» (CR, 64). [Es un verbo poco usado, aun por las personas cultas, casi obsoleto,
donde quiera se hable español, Se sabe que la formación
de infinitivos terminados en ir ya no tienen actualidad, y
la existencia de algunos se consideran anticuados, como
«heñir». «preterir» y otros].
hereje. Esta palabra indica abundancia, gran cantidad. «le cayó a
moquetazos, no digo más, la galleta hereje». (LaS, 109). [Por
lo general rige el verbo estar: «Las galletas estaban herejes»,
es decir, abundaron los manotazos en la cara].
hermana tornera. «El negro portero, que guardaba la entrada
como antaño la hermana tornera» (LaS, 21). [La «hermana
tornera» era la monja que atendía al torno. Torno, en conventos, comedores y otras cosas, era un aparato giratorio
para recibir o entregar algo sin ser vista la persona que
atendía a ese adminículo].
Herrén. Forraje de avena, cebada, trigo, centeno y otras semillas
que se da al ganado (Dicc.). «según se murmura, el gerente
de la empresa pone espejuelos verdes [a los caballejos] para
que alucinados vean en la paja seca el herrén de los granos
frescos». (CR, 96).
hicotea. Hicotea mea domine. Latinajo festivo para expresar que
algo está terminado, o que hay algún peligro próximo. «la
“dinamita”, como dice Luperón, que si no, hicotea, mea domine, no nos salva ni la chiquitina de Higüey» (LaS, 52).
Antología
429
higüera. Artefacto que se prepara del fruto del higüero. De cada
fruto, cortado a lo largo, sale dos higüeras. Los usos son múltiples, de vasija para beber, para echarse agua cuando uno se
baña y otros. «En un asalto [en el sanandrés] Antonio se encontró de improviso frente a frente con aquella chica, magra
y nada bonita. Furiosamente se bombardearon con “higüeras”
de agua». (LaS, 99): «En el baño, Antonio, boca arriba […],
goza de la impresión voluptuosa del agua fría. […]. Con la
higüera se empapa la cabeza.» (LaS, 154-155); «No bebe agua
de aljibe, sino de pozo, […], tampoco usa vaso sino una
higüerita, y otra higüera le sirve de jofaina». (LaS, 181).
higüero. Nombre de cierta planta bignoniácea y de su fruto,
Crescentia Cujete, que dicen los botánicos. «Antonio poseía
la maña necesaria para captar las gallinas que dormían en
el higüero del traspatio» (LaS, 35).
higuillo. La frutilla que producen ciertos árboles corpulentos,
ornamento de las plazas públicas, que llamaban «laurel».
«y escucha gotear los higuillos de los ramos sacudidos suavemente por el terral» (LaS, 175). [Esta planta creemos es la
que Moscoso llama «Laurel de la India». El pueblo tuvo intuición botánica al denominar «higuillo» a su fruto, porque
esta planta es morácea y del género Ficus, como el higo].
hijo. Hijo de... «pero si castigó siempre […], las injurias alusivas a su madre. Estas punsábanle conmoviéndole hasta las
lágrimas, y el hijo de... expiraba bajo su puño en los labios
ensangrentados,» (LaS, 41). [Los escritores dominicanos,
por lo general, tenían cuidado de no escribir palabras groseras, deshonestas, indecentes u obscenas. Así el hijo de…
del texto. Pero los tiempos han cambiado].
hijo de Ma-Chepa. «someterlo a los tribunales ha sido convertirlo en un ciudadano cualquiera, en hijo de Ma-Chepa.» (CR,
88). [Se dice de cualquier individuo del pueblo].
430 Carlos Larrazábal Blanco
hija (a la). Expresión castiza por «en hilera», uno tras otro.
«peinados, vestidos, a la hija, dirigíanse al salón de estudios»
(LaS, 32).
hiparse. «Y tal empeño puso, que alguien, complaciente le
prestó caballo por una carrera nada más, e hipándose sobre
los estribos, pasó, alcanzando el muñeco» (LaS, 18-19). [Es
término que no tiene la significación que le da Cestero.
«Hiparse» tiene que ver con «hipo». Quizás quiso decir
«auparse», pero tampoco tiene cabida puesto que «aupar»
es levantar o subir a una persona, pudiendo usarse el verbo
como pronominal].
historiar. p.p. de «historiador», adornar. «el Collins de monte,
en vaina historiada de arabescos» (LaS, 216).
historia. No leer uno su historia. «¿Y quién protesta, si él,
aunque dice riendo, que no leerá la historia, demuestra
horror por la letra impresa?» (LaS, 71). [Expresión algo
cínica de los tiranos, pues cuando se escriba su historia
ya estará muerto. Se aplica, en la obra, al tirano Ulises
Heureaux (Lilís)].
hito. De hito en hito. «Siéntase en la barra del lecho examinando
la celda de hito en hito» (LaS, 7). [«Mirar de hito en hito»
en el Dicc. es fijar la vista sin distraerla a otra parte. Pero en
este caso, el del ejemplo, no parece que el preso estuviera
mirando fijamente la celda, imposible conteniendo ella algunos objetos, además el techo, la pared, etc. Lo que haría
el preso era mirar de un lado a otro].
hombre de levita. «La exaltación revolucionaria presumiría
[…] que basta vitorear la libertad para alcanzarla, y encumbrará un civil, un hombre de levita,» (LaS, 144). [Se contraponía esta expresión a la de «hombre de machete»].
Antología
431
horacista. Sujeto seguidor del político Horacio Vásquez. En noviembre la Capital es sitiada y capitula. «Jimenistas» y horacistas se han unido y traen en hombros un cura que ahorcó
la sotana,» (LaS, 247).
hoyo. «También se jugaba el hoyo, que consistía en introducir
monedas desde una distancia convenida en un pequeño
agujero escarbado en la tierra, ganándose tantos cuantos en
él cayeran» (LaS, 30-31). [Este juego, en su forma inocente,
se hacía con semillas secas de cajuil].
huevo. Ese huevo quiere sal. Se dice de la persona que quiere
algo, no lo pide directamente, sino que lo demuestra con
disimulo. «Los “lilisistas” se soban las manos con gusto, y un
Secretario del Despacho, acariciándose las patillas, acusa:
“ese huevo quiere sal”.» (LaS, 164).
Huevomejía. Es el «huevo mejido», «yema mejida», o sea yema
de huevo batida con azúcar, según explica el Dicc. «Las
pastas de leche, el azucarado huevo-mejía sobre papelitos
de veriles plegados» (LaS, 37). [«Mejido» es el participio
pasado del verbo «mejer», que significa mover un líquido
para que se mezcle] (Dicc.).
Humildad y Paciencia. «El Martes, Jesús en la Peña (Ecce Homo)
o la Humildad y Paciencia [salía] de Santa Bárbara» (LaS, 103).
Humo. Ser algo humo de sabana. No tener importancia, no ser
para tomarse en consideración. «y lo de la columna que
dicen, es humo e sabana» (LaS, 222).
I
iglesia. Más grande que la iglesia. Encomia la excelencia de algo.
«cogieron el monte … pero los pecharán aunque el monte
sea más grande que la iglesia.» (LaS, 130).
432 Carlos Larrazábal Blanco
ilán-ilán. «guarda el pañuelo de seda blanco perfumado de Y’lan
Y’lan». (LaS, 156). [Esencia de un delicado y suave olor que
se usó mucho a principios del siglo (xx). Moscoso llama a
la planta «ilang-ilang» y dice provenir de la India. Es una
magnoliácea, Michelia champoea; Dorvault dice que procede
de las islas Malayas y escribe «ilang-ilang», «ylang-ylang»
e «iland-iland». La mejor ortografía sería «ilán-ilán». Fue
la que escogió Cestero pero con una y mayúscula y unos
apóstrofos innecesarios, lo que no es adecuado para connaturalizar la palabra con el idioma nuestro].
íncubo. «y el recuerdo de ambos [la abuela decrépita y el hijo
deforme] trepánale días y noches, como un íncubo.»
(LaS, 242). [Mal empleada esta palabra, pues se sabe que
«íncubo» es un espíritu, diablo o demonio que, según la
opinión vulgar, tiene comercio carnal con una mujer, con
la apariencia de varón (Dicc.).
Imprúven. «No creas na, muchacho Lilí sabe más que los blancos
de la lmprúven y les sacará mis cuartos.» (LaS, 74). [Es la
manera de llamar al pueblo a la compañía norteamericana
«The San Domingo Improvement Co.» que prestaba dinero
al gobierno de Ulises Heureaux].
inglés. Individuo que cobra. «tampoco es serio, agregan, tiene
muchos ingleses» (LaS, 164).
inyección de Brown Sequard. Preparación a base de extracto testicular recomendada para enfermedades nerviosas y
mentales. «cree (Lilís) mantenerse vigoroso merced a inyecciones de Brown-Sequard» (LaS, 92).
ista. Perteneciente a algún partido o bandería política. «Los
vencedores se dividen en dos grupos, igualmente istas»
(LaS, 162).
Antología
433
ítem más. «En la tarde una tabla de dulce de coco […], cortado
en cuadros y colocados los jalaos, […] en hojas de naranja;
ítem más, alegría de ajonjolí.» [Ítem es expresión latina
por decir «del mismo modo», «también». También solía
decirse «ítem más». Ambas se usaron para separar un párrafo de otro párrafo, por lo general, y también un capítulo
de otro. Indicaba así mismo, cada párrafo o capítulo. En
sentido figurado, significó «aditamento», «añadidura»,
«Por aditamento»,» por añadidura» quiso decir Cestero en
el texto citado].
J
jalao. Dulce de coco y melao. Muy mencionada esta palabra por
Cestero.
jandinga. Desorden. «tendremos jandinga para rato» (LaS, 137).
jaranita. Ligera diversión de hogar. «la encontró en una jaranita
en casa amiga» (LaS, 99).
jarto. Harto. «y las cartucheras jartas de tiros» (LaS, 218). [Se
tiene como expresión muy vulgar].
jarto reso. «con paradas en el pueblo de Los Minas, para
comprar casabe de ajonjolí, jarto reso y conservas de coco
y naranja» (LaS, 36). [No tenemos experiencia acerca del
significado de esta expresión].
jazmín del Malabar. «El jazmín del Malabar, reta a sus vecinos con el armiño de sus pétalos» (LaS, 22). [Bella flor
blanca producida por una planta oriunda de las Indias
Oientales o de China, la rubiácea Gardenia jazminoides de
la botánica].
434 Carlos Larrazábal Blanco
Jefe de Orden. Cierta autoridad rural. «El aroma de la caña
molida les sonsaca; pero no, si entran pueden encontrarse
con el Jefe de Orden y ser aprehendidos.» (LaS, 212).
Jesús Cautivo. Cierta imagen de Jesús que se saca en procesión
en la Semana Santa. «En la noche [del Domingo de Ramos]
Jesús Cautivo, salía de la iglesia de la Merced» (LaS, 103).
Jesús en el Huerto. Cierta imagen de Jesús sacada en procesión
en Semana Santa. «El sábado, el paso de Jesús en el Huerto
salía del Convento de Dominicos» (LaS, 102).
Jesús en la Columna. Imagen de Jesús que se sacaba en procesión
dentro de la Semana Santa. «El lunes, de la Catedral, [salía
la procesión de] Jesús en la Columna, que en los tiempos coloniales cargaba la Cofradía de los Sanjuaneros» (LaS, 103).
Jesús en la Peña. Nombre popular de la imagen de Cristo en
actitud meditativa y sentado, al parecer, en una piedra grande. «El martes [salía la procesión de] Jesús en la Peña [...] o
la Humildad y Paciencia» (LaS, 103).
jicotea (la). La presidencia de la República. «Cuenta conmigo.
¿Cuándo empuñamos la jicotea?» (LaS, 243).
jifero. «Enrojecido como un verdugo medioeval, un jifero se ha
acercado a Antonio» (LaS, 243). [En el Dicc. «jifero» es el
que mata las reses y las descuartiza].
jijo. Hijo, forma rústica. «Ay, jijo; si la última que me trujo una
jija que tengo por la vuelta e lo Mina, se la comieron de
viajito, lo maldito perro jíbaro.» (LaS, 221).
jimenista. Partidario del político Juan Isidro Jimenes. «En noviembre la capital es sitiada y capitula. Jimenistas y horacistas» (LaS, 247).
Antología
435
jobo. El fruto del árbol del jobo, planta anacardiácea, Spondias
Mombin o S. lutea de la botánica. «y como postres dos guineos,
o mangos, o jobos,» (LaS, 33). [Es palabra de los indios de la
isla, y la planta ocupa lugar en los mitos indios en relación
con el origen de la especie humana].
jofaina. Vasija en forma de taza, de gran diámetro y poca profundidad, que sirve principalmente para lavarse la cara y las
manos. (Dicc.). «En un ángulo, un aguamanil desportillado,
de hierro esmaltado, sostenida la jofaina en un trípode»
(LaS, 8). [En el habla común dominicana se trata de «ponchera», «taza». Es de origen árabe esta palabra].
joyante. «La Virgen, con su joyante túnica blanca bordada de
oro» (LaS, 17). [Académicamente «joyante» solo existe en
la frase «seda joyante», que es seda de mucho brillo y muy
fina. Cestero sacó la palabra de su contenido y la empleó
como sinónima de brillante, y cualquiera lo hubiera hecho].
Juan Gómez. Juan Gómez, tanto pica como come. Se designa la correa de azotar a los niños. «Pepe [un gallo] les infundía más
miedo que las correas de su madre, a las cuales llamaban:
“Juan Gómez, tanto pica como come”.» (LaS, 14)
Jueves del Concilio. El jueves inmediatamente anterior a la
Semana Santa. «El primer número del programa correspondía al Sermón de la Magdalena, el Jueves del Concilio»
(LaS, 102).
julianchiví. «Desde sus nidos […] chinchilines y julianchivíes
salúdanle» (LaS, 19). [Se trata de un pájaro, Vireo olivaceus
olivaceus, de la ornitología. Es palabra onomatopéyica. Dice
don Federico Henríquez y Carvajal, en Páginas breves: «alguien creyó oír a orillas del Yaque o del Ozama la voz de
un pájaro que al cantar decía julián chiví, y nadie duda ni
niega que tal diga su canto». Muchos nombres de pájaros,
436 Carlos Larrazábal Blanco
en todos los idiomas se forman así. En Santo Domingo tenemos, además, «carrao», «chinchilín» y otros. En Venezuela
«cristofué», «bienteveo», etc.]
junquillo.. «Un mocito petimetre que se aleja golpeando con
el junquillo el pantalón» (CR, 61). [Especie de bastón muy
delgado, que por lo general llamaban «varita»].
jurel. «En la cala, [...] saltan agónicos jureles y carites» (LaS,
9). [Por lo general los escritores dominicanos creen que
jurel es palabra vernácula, pero es castiza, de remoto étimo
griego, pero directamente vaciada del francés al español].
K
kaki. «Un oficial, de uniforme de kaki» (LaS, 251). [Cierta tela.
Por la vía del inglés proviene del khaki, que en indostano
significa «color de polvo». La Academia, como era de rigor,
acomodó la palabra al español en la forma «caqui»].
kepis. «y en las primas noches, el kepis ladeado hacia la oreja»
(LaS, 142). [La forma castellanizada la recoge el Dicc. como
«quepis»].
kerosene. «Las bombillas eléctricas y potentes lámparas de
kerosene rescaldan el ámbito» (LaS, 195). [Cestero, por no
decir «gas», que es como todas las personas en la ciudad
de Santo Domingo decían, prefirio kerosene; La Academia
ha admitido las formas querosén, como americanismo, y
queroseno].
kodack. «Un repórter de Le Figaro de París, enfoca la escena
con su kodack» (LaS, 208). [Mala ortografía por «kodak»,
es nombre comercial que se impuso a la cámara fotográfica
inventada por el norteamericano George Eastman, que
Antología
437
sustituía la placa de vidrio que se usaba en las cámaras anteriores, por películas de celuloide].
L
lacertoso. Membrudo, musculoso, fornido (Dicc.). «Blanco
tostado por el sol o mulato lacertoso.» (CR, 95) «un negro lacertoso bellaco, con un gran perro al lado, en el atrio mismo
del Palacio del Concejo, en donde se efectuaba la función
electoral, coaccionaba» (LaS, 45).
lágrimas de Venus. Cierta planta de jardín. «carmesíes lágrimas
de Venus que acendran una gotita de miel» (LaS, 22).
lambrequín. «Lambrequines de papel de colores y guirnaldas de
flores naturales paramentan los arcos de las puertas» (LaS,
84). [«Lambrequín» es un término de heráldica. Es adorno, en realidad de los escudos nobiliarios, que en forma de
hojas de acanto baja del yelmo y cae a los lados del escudo.
El texto cesteriano extiende algo el significado propio de la
palabra].
lamparón. «Los jinetes contrarios a escape, le pegaban con
la siniestra, y el muñeco a su vez, aplicábales un lamparón
bermejo» (LaS, 18). [«Lamparón» es mancha que cae en la
ropa y especialmente la de grasa, dice el Dicc. Pero en Santo
Domingo no esto solo, sino también la huella que deja un
golpe en la piel, que es el caso del ejemplo citado].
lanzas. Objeto que en la procesión del Santo Entierro representa las lanzas que hirieron a Jesús en la cruz. «y le preceden
minoristas, portadores del gallo […], la lanza» (LaS, 105).
lardoso. Grasiento, pringoso. «y entre los dedos de la siniestra
un trozo de plátano se ostenta lardoso» (CR, 68).
438 Carlos Larrazábal Blanco
lechosa. «Es el momento, la lechosa está madura y al caer de la
mata, insinúan.» (LaS, 231). [Esta palabra tan criolla está
registrada en el Dicc.]
lechoso. Papayo, la mata de lechosa. «En las mismas celdas de
las monias, intactas aun las cuatro paredes de algunas crecían “guineos”, lechosos, “mangos”,» (LaS, 31). [Es palabra y
acepción que reg. el Dicc.].
legía. «un “pan de fruta”, que regala con su sombra el lavadero:
una batea de roble […] y la lata de legía.» (LaS, 153-154).
[El Dicc. escribe «lejía»].
lejos (al). «detrás del codo del río, al lejos, se columbra […] el
Sillón de la Viuda,» (LaS, 259). [Lo correcto es «a lo lejos»].
lerén. Planta marantácea y su tubérculo, Calathea Allouia. «la
casualidad los reunió en tertulia para esperar el cañonazo
en la cena tradicional: “pastelito”, lerenes, “maní largo” y
“congo”;» (LaS, 99).
levita. «Y así, en pie, a gritos, […], subrayando las afirmaciones
con esas palabras expresivas que los de levita emprestan a
los del hampa para condimentar sus disputas y querellas,
dándoles picor y color subidos» (CR, 60). [Los de «levita»
son las personas principales, de sociedad].
ley de Bayona. «A los impenitentes metíanles de pies y también
de manos […] o a ley de Bayona, que se aplicaba en cuclillas,
atados a una vara por debajo de las corvas y sobre los codos»
(LaS, 28).
licor de Labarraque. Líquido desinfectante a base de hipoclorito de sodio. «el cuerpo que se pudre a pesar del Licor de
Labarraque» (CR, 65).
Antología
439
lienzo. «á la izquierda, la iglesia y viejas paredes, y al fondo,
el refectorio, la cocina y un lienzo más, también caduco.»
(LaS, 22). [Entiéndase, un «lienzo» de pared. En Santo
Domingo un lienzo de pared es un pedazo de pared, una
porción cualquiera, en el Dicc. es fachada de un edificio o
pared, que se extiende de un lado a otro. En materia de fortificaciones es porción de muralla que corre en línea recta
de baluarte a baluarte de cubo a cubo].
lilises. Los «lilisistas». «Les contaremos un cuento a estos lilises»
(LaS, 51).
lilisiaco. Lo relativo a Lilís y a su política y administración. «y el
Gobierno está dividido por dos tendencias; sostiene la una,
la pura doctrina lilisiaca: el chicote;» (LaS, 133).
lilisismo. Tendencia de la política seguida por el presidente y
dictador Ulises Heureaux (Lilís). «Hay que acabar con el
lilisismo!» (LaS, 136).
lilisista. Partidario de Ulises Heureaux (Lilís) y lo relativo a su
política. «A la octava siguiente, fue el turno de los lilisistas»
(LaS, 44).
limoncillo. El árbol de la familia de las sapindáceas, Melicoca bijuga, en otras partes «quenepa», «mamón» (en Venezuela),
«mamoncillo» en Fernández de Oviedo. «y las excursiones
a comer guayabas a los montes de Galindo, caimitos en
Pajaritos y limoncillos en San Carlos» (LaS, 36).
lirismo. «muchacho, déjate de lirismos, y sé prudente, que Lilís no
olvida ni perdona» (LaS, 63). [«Lirismo» es la fantasía de los
ilusos, los principios de los idealistas. Encierra reproche].
Lisboa. «Lilís ha sido un tirano y no otra cosa, que los ha explotado a todos ustedes. Así será, pero yo visto y después Lisboa»
440 Carlos Larrazábal Blanco
(LaS, 131). [Sospechamos que esta palabra «lisboa» no tiene
nada que ver con la ciudad capital de Portugal, sino quizás,
por la tendencia popular a la rima en las paremias y algunas
locuciones, y al juego de palabras, se sustituyó «naiboa» por
«lisboa». Pudo haberse dicho, con sentido, «visto y después
naiboa», es decir nada y entonces sí tiene sentido popular].
listado. Cierta tela ordinaria, color azul, con rayas, de uso entre
gente pobre, campesinos y los que llevan promesa. «Y en
promesa, […] se vistió un año entero de listado» (LaS, 123).
locrio. «Intrigados por su charla copiosa y estrambótica, vagan
por la ciudad dormida y van a comer un sancocho o un locrio que en San Miguel […], han preparado amigos suyos,»
(LaS, 202). [En el Dicc. se registra palabra parecida «locro»,
voz quechua que nombra a un guisado de carne, papas o
maíz y otros ingredientes].
locura. Nombre de cierto traje de carnaval y de las máscaras
que lo Ilevan. «Ya verás, de Locura; pero chica, el viejo está
imposible, se oponía al raso y ahora pretende que no le
ponga cascabeles.» (LaS, 83).
loncha. «Y además ¿qué autoridad moral puede tener una revolución cuya vanguardia es el presidio de la capital en armas?
Sobre tales lonchas nada honesto se puede edificar. (SS, 110).
[En el Dicc. «loncha» es piedra plana delgada, laja, lancha de
piedra, así como toda cosa plana delgada de otras materias].
Lorenzo XVII. Vestimenta usada en bailes de trajes. «¿Cuál es el
traje de Lilís? –Dicen que de etiqueta parisiense. –¿Y el del
otro? –De Lorenzo XVII de la Mascota» (LaS, 85).
luego. De luego en luego. «De luego en luego, ráfagas de brisa
marina refrescan el ambiente inflamado,» (CR, 52). [No es
forma académica para decir «de rato en rato», «a veces»].
Antología
441
luna. Creer que la luna es de queso y se come con melao. «Creer en el
huevo de la lechuza». «Mañana atacaremos a San Carlos.
No seas zoquete, no vayas entre los de alante, pues estos
cibaeños creen que la luna es de queso y se come con melao...»
(SS, 114). [La versión capitaleña es «creer que la luna es de
queso y se come con pan].
M
macuto. «Al medio día, empieza el trajín de chiquillos que, con
el macuto al hombro, vienen a comprar» (LaS 97). [El Dicc.
dice que es voz caribe. Además solo se refiere a Venezuela,
donde, dice, sirve a los pobres para recoger limosnas. Desde
luego que uno de sus usos, pero el «macuto» en Santo
Domingo sirve para otras cosas, una de ellas la que cita el
ejemplo].
Ma-Chepa. Ver hijo de Ma-Chepa.
machetero. En política criolla el individuo dado a las revoluciones por medio de las armas. «los intelectuales no sirven más
que para secretarios de los macheteros» (LaS, 209).
madera. Instrumento de madera. «En las primas noches, a la salida de la salve, mientras los murguistas hacen sonar sobres
y maderas, y los cohetes estallan,» (CR, 81).
madre. Madre no ha parido otro igual: Se dice cuando se trata de
cualidades extraordinarias, buenas o malas. «No jeringues,
muchacho, si aquí no ha parío madre otro igual» (LaS, 74). [Se
trata del general Heureaux].
maganto. Macilento, pensativo, triste. (Dicc.). «De la última
andanza, Antonio Portocarrero hubo de volver maganto» (LaS, 241). [Palabra de poco uso aun entre
442 Carlos Larrazábal Blanco
escritores hispanohablantes. Proviene, según Corominas,
de Magancés, personaje traído en la Canción de Rolando. De
aquí nuestro «manganzón»].
magüer. En el Dicc., «maguer» (sin diéresis), «aunque», y como
voz anticuada, «a pesar». «El recuerdo de tales cosas le hace
reír magüer las amarguras de entonces»; «Un silencio de
dolor envolvía las cosas, magüer las gentes rieran» (LaS, 33
Y 102). [ ] «Santo Domingo de Guzmán conservaba, hasta
hace pocos años, casi puro su tipo colonial, magüer la independencia política, como en los días de su otorgamiento
por el Rey católico, blasonar de su escudo: » (CR, 73). [El
Dic. de Autoridades (1732) registra maguer como voz anticuada. Después la Academia admitió magüer, que apareció
escrita por primera vez en 1705, y que se registró en sus diccionarios desde 1780 hasta fines del siglo xix. Covarrubias
apunta maguer, como palabra anticuada, y de paso asienta
que no le conoce etimología. Según Corominas, la forma
magüer es disparate que no tuvo existencia en el lenguaje
hablado, y que siempre se tomó este vocablo como tipo de
la antigualla ridícula, empleada por los arcaizantes amanerados, a quienes se daba el nombre de magüeristas, entre
los cuales, decimos de seguro se hubiera incluido a nuestro
Cestero. En cuanto a la etimología el Dicc. asienta, proviene
del serbio y turco magar «aunque». Corominas trae la voz
del griego makarie, «feliz, bienaventurado», especie para
no convencer a primera vista].
magüey. «y su mirada zahorí distingue con arrobamiento el guano, la yaya y el magüey» (LaS, 19). Por maguey, que también
dicen «magüey», se conocen dos plantas: Rhoeo discolor, conmelinácea, por otros nombres «barquito», «magueyito», y
los Agave antillarum, A. intermixta (Moscoso). [También son
Agaves el henequén, pita, sisal, al cual llaman también comúnmente maguey. Es palabra de los indios de la Isla. Existe
en esta palabra fenómeno paralelo al de magüer y maguer.
Antología
443
La forma, también como significando «tambor» entre los
indios, como nombre de planta, fue desde Pedro Mártir
maguey. De modo que Cestero no solo fue magüerista sino
también magüeyista].
maíz amarillo. «y una arepa de maíz amarillo» (LaS, 56). [Es el
maíz más común y se decía así casi como una redundancia.
Pero existen una variedad un poco tirando a colorado y
otra blanca].
majagua. «luego arrima la sólida silla de sabina y majagua»;
«Rocía el carrillo para que no chirríe, y echa el recado, soga
de majagua con dos bambúes» (LaS, 9 y 154) «Las faldas
remangadas hasta la pantorrilla y sostenida en la cintura
por tiras de majagua» (CR, 94). [La majagua es el Hibiscus
tiliáceus, planta malvácea cuya corteza es empleada para
fibras textiles. La silla de que se trata es de la que llaman
«silla del campo» y en el Cibao «silla serrana». El asiento
de estas sillas está acondicionado con fibras de majagua, y
algunas veces los espaldares].
majarete. El conocido manjar preparado a base de la naiboa
del maíz. «Al mediodía, hay majarete» (LaS, 112).
majarete. Algo para lograrse. «Los amigos le traen del Palacio
consuelo: el majarete cuajará»; «no entiende la “hermenéutica” ni sabe menear el majarete, términos con los cuales se
significa la destreza para desenmarañar o urdir las intrigas y
lograr un puesto gobernativo.» (LaS, 163 y 249).
malacrianza. «Las malacrianzas del hermanito de la muchacha,
a quien había de regalar “motas” para dulces.» (LaS, 100).
malpasar. Pasarla mal. «Al papá le han quitado el empleo y están malpasando» (LaS, 110).
444 Carlos Larrazábal Blanco
malarrabia. Conocido dulce con batata, cascos de guayaba, etc.
«solía regalarle con un platito de piñonate o de malarrabia»
(LaS, 116).
malanga. «A la puerta de la iglesia malangas, de hojas verdes
manchadas de blanco» (LaS, 23). [Se trata de una planta
exótica, ornamental, de hojas muy grandes... Parece una
arácea como la yautía, a la cual en algunas partes de América
llaman también «malanga».
malatobo. Cierta clase de gallo de pelea. «y enumeran las condiciones de un giro o de un malatobo» (LaS, 173). [Según
Penson (Cosas añejas, 1951, 316) es un gallo amarillo mamey. Santamaría dice que es un gallo almagrado claro, con
alas más oscuras y algunas plumas negras en la pechuga,
copiando a Pichardo, el lexicógrafo cubano].
mameluco. Prenda carnavalesca de vestir llevada por los que se
disfrazan de payasos. «La comparsa de los payasos triunfa
con sus blancos mamelucos» (LaS, 88). [También llaman
así a cierta prenda de vestir usada en los niños de corta
edad].
mamey. «Y la irrupción en las quintas vecinas desguazando mangos, cajuiles, naranjos, mameyes y cocales» (LaS, 36).
mamón. «Y en una batea, las frutas de la estación: cajuiles, mangos, guayabas, mamones,» (LaS, 111).
mampurrio. «colgando de las alfajías, racimos de guineos,
amarillos taraceados de negro los “manzanos’, [...] y
gruesos cárdenos los mampurrios.» (LaS, 111). [El guineo
mampurrio tiene la cáscara algo morada y su carne sonrosada. «Mampurro» llama a este guineo el Dicc. loc. agro. de
Molinary.].
Antología
445
man. «es un sinselvir, que no le da ni pa jabón; man que le vamo a
jacer» (LaS, 112). [Este man se traduce por «pero», posiblemente es un haitianismo por main, «voici» (Faine). Quizás
sea el mismo man que registra Andrade (Folklore, 35): «Ya no
podemo man jaselo», que se expresa también como «man
ya no podemos jaselo».
manatí. Voz folklórica usada en la mascarada llamada roba la gallina. «La vieja “roba-gallina”, [...] seguida de vagabundos,
que volteaban en casa esquina al grito de “Roba la gallina,/
Palo con ella, / Ti-ti-ti,/ Manatí”.» (LaS, 61).
mancuenco. Sujeto débil, flojo, enclenque, que no es útil para
nada. «y que el compadre Juan, tan mentado, permanece en
casa del párroco, habiéndoles ofrecido sus servicios. Ese no es
más que un mancuenco, ha dicho un tenientico». (LaS, 223).
mango. «A la sombra del mango frondoso que asombra el patio»;
«En las mismas celdas de las monjas [...] crecían guineos,
lechosos, mangos»; «y como postres dos guineos, o mangos,
o jobos»; «y en una batea, las frutas de la estación; cajuiles,
mangos, guayabas,» (LaS, 12-31-33-111). Es palabra del Dicc.
mani congo. Manicongo, cierta variedad de maní. «La noche
de San Silvestre, la casualidad los reunió en tertulia para esperar el cañonazo en la cena tradicional: pastelitos, lerenes,
maní largo y congo:» (LaS, 99).
maní largo. Variedad de maní. (ver maní congo).
manita! Magníficat!, vulgo manífica!. «Qué es eso? Ustede tan
loco y do contra uno. Manita con la gente!» (LaS, 116).
mano. Cada grupo de guineos o plátanos que constituyen un
racimo. «los bananos, con sus óptimos racimos que, separados en manos, y escondidos entre las cepas» (LaS, 34).
446 Carlos Larrazábal Blanco
mano. «y por los turnos de salida para determinar quién el mano,
el trasmano» (LaS, 30). Es la acp. 17 del Dicc.
manque. Aunque. «su merced me perdone, manque yo esté viejo,
las mujeres entoavía me apetitean» (LaS, 221). Este rusticismo lo reg. Santamaría.
manta. Tirar de la manta. «cada uno de los jefes tira de la manta
con el propósito de empuñar la herencia de Heureaux»
(LaS, 133). Sin embargo, tirar de la manta en el Dicc. no es
lo que da a entender el texto, sino «descubrir lo que había
interés en mantener secreto». En el caso del ejemplo citado
por lo general se dice «tirar cada uno por su lado».
mantequilla norteamericana. «Mantequilla americana». «un
pan partido en dos, untado de mantequilla norteamericana» (LaS,
56). Se decía así, o mejor «mantequilla americana», que venía
en tarros amarillos, de lata, para diferenciarla de la llamada
«mantequilla danesa», que se consideraba de mejor calidad.
mantón de China. «Ya no vienen cómicos buenos, ni mantones
de China» (LaS, 186). Es el «mantón de Manila», que era de
seda y bordado, y que procedía de China (Dicc.).
manzana. No mezclar las manzanas buenas con las podridas. «No
me vengas con esas filfas, que tú sabes bien que yo tengo
razón, y no se mezclan impunemente las manzanas buenas con
las podridas. Al grito de abajo el “lilisismo”, limpiaremos la
República». (LaS, 138).
manzano. Guineo manzano. «colgando de las alfajías, racimos
de guineos, amarillos taraceados de negro los manzanos,
«(LaS, 111).
mañé. Término despectivo, haitiano. «había aparecido escrito con
carbón un letrero que decía: abajo el negro mañé» (LaS, 45).
Antología
447
maquey. Darle a uno candela como al maquey. El maquey es un
pequeño molusco que se acoge a la habitación vacía, un
caracolito, de otro molusco. Allí se instala y no sale más de
él, cosa que solo se logra dando fuego al extremo de su caracol. «Y si se perdiere de momento, los Tiburcios se meten
en las lomas y será como cuando la de Los Pinos, y le darán
mucha agua a beber al Gobierno. –Ah sí, porque esos son
como el maquey, hay que darles candela.» (LaS, 51).
marchante. Persona en alguna forma extraordinaria. «Ah,
caray, ¿tú no sabes lo que es un galipote? –[…]–. Pues un
hombre que tiene la virtud de volveise animal: perro, gallo,
hormiga; y dime si con un marchante así, hay quien se atreva.» (LaS, 75).
mareado. p. p. del verbo «marearse», desvanecer su color las
telas. «Yo he comprado en casa de los Bazil un terciopelo
blanco que por mareado lo dan barato» (LaS, 83).
margarita. «Niña, María se está haciendo un traje de Margarita,
todo de seda, pintado por ella misma». (LaS, 82). [Traje de
fiesta de carnaval inspirado en el personaje de la novela La
Dama de las Camelias, Margarita Gautier].
mariposa. Vestimenta especial usada en los bailes de trajes.
(LaS, 84).
mariposa de San Juan. Para las fiestas de San Juan Bautista cruzaban por la ciudad de Santo Domingo infinito número
de mariposas de todos los tamaños y de diversos colores,
desde el amanecer hasta la sobretarde, siempre de oeste a
este. «pero cuando pasaron las mariposas de San Juan, que
los pilluelos cazan en las calles» (LaS, 38).
Mariquita. Cada una de las imágenes que acompañan en
último lugar a las otras que se conducen en la procesión de
448 Carlos Larrazábal Blanco
la resurrección. «y, en seguida, la imagen de la Resurrección
–[…]– es conducida a la Merced, acompañado de San Juan,
La Virgen, María Magdalena y las dos “mariquitas”.» (LaS, 106).
maromero. Acróbata. «También venían maromeros, y muy buenos» (LaS, 186). [En el Dicc. como americanismo].
marsala. Cierta clase de vino. Nombre tomado de una ciudad de
Italia. No registran los diccionarios esta metonimia, como
lo están, «jerez», «burdeos». «reuníanse ante una fuente de
macarrones sazonados con salsa de pollo […] o de una olla
de arroz a la milanesa, a cuyo condimento contribuyeran
hongos, trufas y marsala,» (LaS, 196).
martinico. Cierta variedad de guineo. «colgando de las alfajías, racimos de guineos, amarillos taraceados de negro los
“manzanos”, verdes veteados los martinicos» (LaS, 111).
martiniqueña. Mujer natural de la isla Martinica. «lugares donde
procrean y bullen curazoleñas y martiniqueñas» (LaS, 246).
mate. Estar, o vivir, pegado al mate. «vivo pegá al mate pa no necesitá de nadie» (LaS, 113).
matrimonio. Matrimonio religioso. El que se celebra de acuerdo con el rito católico. «El matrimonio religioso […], velado,
tradición familiar» (LaS, 118). Matrimonio velado. El que se
celebra con la ceremonia de las velaciones.
maya. Cierta planta cuyas hojas carnosas están dotadas de espinas. Planta bromeliácea, Bromelia Pinguin. «o bien cuando
quedan prendidas […], con uñas de maya» (LaS, 107).
mecedor. Mecedora. «se arroja al suelo, sentándose en el mecedor»; «El alcalde se balancea en el mecedor»; «El carcelero se
desploma en el mecedor»; «y acogiéndose al mecedor, Antonio
Antología
449
revive sus amores» (LaS, 10,56, 73 y 96). «Mecedor» es todo
lo que mece o puede mecer, o servir para mecer. La «mecedora» es un mecedor, con diferencia de género a especie.
«Mecedor» es también otro nombre del «columpio».
medio. Cierto valor monetario. «Antonio, a fin de ganarse las
motas para los jalaos, […], puso mesa de memorialista, escribiendo las cartas amatorias […], y la tarifa que regla su
industria marcaba sus admiraciones; en las de a tres por un
real, se refería a César […]; en las de a medio, a Napoléon.
[…] Cierto día le pilló aceptando una dádiva, un medio,
para perdonar una falta.» (LaS, 57-58). El medio, en tiempos
de Cestero, era la mitad de un real, un par de dos motas, el
valor de un centavo actual.
meeting. Admitida esta palabra en el Dicc. en la forma «mitin».
«Cada plaza se convirtió en sucursal del ágora, y la palabra
meeting, importada por un negro autodidacto, graduado de
doctor en una Universidad del Norte, […], se adhirió al
vocabulario político». (LaS, 160).
melao. «y el único refresco el vaso de agua de melao». (LaS, 186).
melcochoso. Lo que tiene aspecto de melcocha; melcochudo
(Amer., Dicc.). «aquellas manos ágiles, […], se abrían y cerraban apuñando los piñonates melcochosos» (LaS, 37).
melindre. «Los pies aplastan melindres, dulces, aceitunas» (LaS,
87). [«Melindre» en este caso se refiere a las acepciones 1 y
2 del Dicc.: Fruta de sartén, hecha con miel y harina; dulce
de pasta de mazapán, con baño espeso de azúcar blanco,
generalmente en forma de rosquilla muy pequeña].
melitar. Militar. «es hija de un general y está “aplazada” con
un oficial […]: es un sinselvir, que no le da ni pa jabón;
man que le vamo a jacer, eso es de familia: a nojotras nos
450 Carlos Larrazábal Blanco
tiran los melitares» (LaS, 112). [Es forma disimilativa muy
común en el idioma. Esta palabra ha vivido y vive todavía
en el idioma].
mesmo. «el Gobierno mandaba esta noche mesma tropa» (LaS,
213). [Forma muy antigua de «mismo» que vive todavía
como popular y rústica].
mieloso. Meloso. «fríe lonjetas de tocino y mielosos plátanos»
(LaS, 190).
mime. Cierto insecto muy pequeño. «un civil que cuenta ocho
asesinatos, de ojos pequeñitos de mime» (SS, 108).
mirón. Los mirones son de palo. Paremia entre jugadores. «caballero, los mirones son de palo» (CR, 85). [«Mirones» son los
que no juegan sino que observan las jugadas. La expresión
advierte que deben callar las cartas de los que juegan y las
jugadas que puedan hacer].
Miste y Ueso. «un revólver Miste y Ueso, cacha de nácar» (LaS,
217). [Descomposición popular de «Smith and Wesson»,
marca de revólver].
mollero. Molledo. «Las mangas recogidas en los molleros» (CR,
82). [ «Mollero», propiamente es la parte blanda de la carne
y del pan (Dicc.). Reg. Santamaría. Reg. Alcalá. Reg. Alonso].
mondar. “Murmurar”. «Allí, entre bromas y veras, se monda a
cuanto ciudadano recibe la gracia de un nombramiento»
(LaS, 173).
monderó. «–No te alegre; mira que ese hombre va a ser mucha
falta pa toos. –No crea eso, alégrese usted también, que
ahora vamos a tener derechos, libertad. –No creas todo
monderó, eso es palucha;» (LaS, 131).
Antología
451
moni. Dinero, monis. «La cosecha de café fue buena, y todos
tenían monis que gastar» (LaS, 17). [El Dicc. reg, «monis»,
moneda, dinero. No trae etimología, pero es fácil suponer
que proviene del inglés money].
monja. Máscara cuyo traje imita al que llevan las monjas.
«Agitadas por la locura carnavalesca, comparsas de dominós, monjas» (CR, 80) [ ] «y los grupos de dominós, payasos, frailes, monjas, […], alegran y perfuman las calles»
(LaS, 62).
motante. Cohete que al dispararse se eleva. «sumábase el estrépito de los triquitraques, […], de los montantes» (LaS, 17).
[A esto lo llama el Dicc. «cohete»].
monte. Coger el monte. Irse a una revolución. «No, qué va; cogieron
el monte» (LaS, 130).
montear. Andar por los montes por cualquier motivo, no solo
por cazar. «diré a montear, a ver si me pecho con el vale
Marco del Rosario» (LaS, 221).
moquete. Puñada dada en el rostro. «Las disputas menudeaban,
y afirmando los moquetes el predominio del macho,» (LaS,
13). [Es palabra del Dicc., académica, solo que nadie la usa,
ni la cambia por «puñetazo»].
moquetazo. Puñada, puñetazo fuerte. «la madre se enfureció
y le cayó a moquetazos» (LaS, 109). [Esta voz no la reg. el
Dicc.].
mor. Por mor de. «en el cual se guardan bajo llave la loza, las
golosinas y el azúcar por mor de los muchachos» (LaS, 156).
[Mal empleo. Si mor es aféresis de «amor» y por mor de es
«por amor de», evidente que las golosinas y el azúcar no le
van a esconder «por amor de» los muchachos. Escritores
452 Carlos Larrazábal Blanco
han usado la expresión «por mor de las circunstancias» en
vez de «por fuerza de las circunstancias». Nada dice el Dicc.
de esta forma].
morocota. Moneda de oro de valor de veinte pesos o dólares.
Se llamó así a la antigua onza de oro española. «deposita
un ósculo en el cristiano pie y una morocota en el cepillo»
(LaS, 104). [No reg. esta palabra y acepción el Dicc. Se
usa en otras partes de América: Colomb., P. Rico, Venez.
Esta acepción la registran Alonso, Santamaría y Malaret].
morro. Higüero horadado por su parte superior al que se le
extrae toda la carne. Sirve de vasija a los campesinos. «le
traen, […] morro de huevos o banda de tocino» (LaS, 217).
mosuca. «y en la mesa, todo medido, sin derecho a repetir,
él, que después de las mosucas del colegio tenía ganas
de sentirse pin pin» (LaS, 38). [«mosuca» se refiere a la
poca cantidad de alimento que ingería el personaje en el
colegio].
mota. Dinero, dinero menudo. «Antonio, a fin de ganarse las
motas para los jalaos»; «a quien había de regalar motas para
dulces» (LaS, 57 y 100).
moteca. Cierto lance en el juego del trompo. «o bailaban trompos, que recogidos en la palma de la mano eran lanzados
de punta al canto de monedas o botones, y ya al morir, de
cabeza, a lo cual llamaban la moteca» (LaS, 30).
motete. «Las filas se clarean o se nutren, según se detenga el
Santo ante la puerta de un devoto que ha pagado un motete»
(LaS, 106). [El hecho de detenerse una imagen, durante
una procesión, tomó el nombre de «motete», género
musical religioso].
Antología
453
moyista. Partidario del general Casimiro N. de Moya y de su
política, hacia 1886. «La tarde de un domingo, […], desfila
por las calles brillante y numerosa manifestación moyista»
(LaS, 44).
muerto. El muerto, al hoyo. «El General! Según su política sin entrañas, se quedará con el vivo, y el muerto al hoyo.» (CR, 61).
mulita. La mulita corcovea. Se dice cuando las cosas no están
bien en asuntos políticos. «Sí, y don Juan debe pelar el ojo,
y agarrarse, porque la mulita corcovea» (LaS, 167).
mundo. El mundo da muchas vueltas. Se expresa que las cosas son
susceptibles de cambiar, con alternativas opuestas y con sorpresas. «Ansí mesmito é, que te lo digo yo, que vide al mundo
dá mucha vuelta. Tu ves las … pué tu no te figura la plata que
tenían: […], y ya lo ve, las probe, hasta por allá trá, por el
Tripero, vive una sin tené en qué caese mueta....» (LaS, 115).
murciélago. Máscara que imita al murciélago. «y los grupos de
dominós, payasos […], murciélagos […], alegran y perfuman
las calles» (LaS, 62).
musa. Vestimenta especial de mujer para lucir en bailes de trajes. (LaS, 84).
N
nalga. Mojar las nalgas con agua salada. Salir expulsado del país.
«Sí, dicen que viene y no viene ná, como cantaleteaba el viejo Silverio […], en tiempos de Báez, y le mojaron las nalgas
con agua salada» (LaS, 52).
nana. Ay nana. «Y Arturo corea el arrebato lírico con una risotada,
rematándola con el refrán popular: ay nana!» (LaS, 139).
454 Carlos Larrazábal Blanco
naranja de China. «doscientos tiros en un macuto, tapados con
naranjas de china» (LaS, 209).
negrita. Pequeñas pústulas de la piel que producen una costra
muy oscura. «después, le ha salido una negrita, y luego otra
y diez más» (LaS, 224).
negro. Negro que sabe latín, se vuelve loco. «Lilís, le sentenció diciendo de él, […]: “malo, malo; negro que sabe latín se vuelve
loco» (LaS, 27). [La paremia se dice en otra forma: «negro
que sabe latín, tiene mal fin»]. El negro llora de noche. «había
aparecido escrito con carbón un letrero que decía: “abajo
el negro mañé”. García opina que solo el propio Lilís podía
haberlo puesto, a lo cual opuso el Presidente: “no, el negro
llora de noche”.» (LaS, 45).
negro mina. Cierta casta de negros esclavos africanos con los
cuales se fundó el pueblo de San Lorenzo de los Minas.
«por las que remedan a los negros Minas, que en las Pascuas
del Espíritu Santo venían desde su aldea fluminense de San
Lorenzo» (LaS, 61).
nido de amor. Nombre de cierto rosal y de su flor. «Los arrietes,
[…], están plantados de cien hojas, [....] y un nido de amor
que se atavía con espléndidas rosas» (LaS, 22).
nielar. «el plenilunio niela las cosas terrenas» (CR, 64). [Nielar
es adornar con nielas. «Niel» es el relleno con cierto esmalte negro sobre metales. Como se ve, la imagen es muy
forzada porque la luz de un plenilunio no le da el realce a
las cosas como el citado esmalte produce en una superficie
metálica].
nigua. «un cuchillo puntiagudo y afilado con el que come, pica
el tabaco, se escarba los dientes y se extrae las niguas» (LaS,
216).
Antología
455
niña. Vocativo del lenguaje coloquial. «Niña? María se está haciendo un traje de Margarita». (LaS, 82).
noche de San Silvestre. La noche del 31 de diciembre, día de
San Silvestre y víspera de un nuevo año. «La noche de San
Silvestre, la casualidad los reunió en tertulia para esperar el
cañonazo» (LaS, 99).
nochecita. Los primeros momentos de la noche. «Y dice el vale
Juan, que en esta nochecita no pué vení.» (LaS, 219).
non. Decir nones. Decir que no. «pero Luisa dijo nones y entonces fue lo gordo» (LaS, 109).
novia suiza. Vestimenta especial que usaban las mujeres en los
bailes de traje. (LaS, 84).
Ñ
ñamar. Llamar. (rust.). «Un chiquito, flaquito y feo que ñaman
Chavito» (LaS, 218).
ñame. «En el suelo, plátanos, cocos, ñames» (LaS, 111).
ñapa. «los muchachos[…], la sacan de quicio, regateando, pellizcando las frutas, pidiendo napas» (LaS, 113). [En el Dicc.
como palabra y acepción de Colombia].
ño. Señor (rust.). «Mire, ño Brindis, venga otro día» (LaS, 80). [En
algunas partes de América, tratamiento vulgar, dice el Dicc.].
ñoño. «iban al patio de un bohío inhabitado a encelar en una
espiga de pata de gallina, un ñoño de jazmines» (LaS, 14).
[No tenemos experiencia respecto de esta palabra].
456 Carlos Larrazábal Blanco
o
occiduo. «les muestra como lección saludable el cadáver del
compañero, amortajado por las rosas del sol occiduo.» (LaS,
72). [Adjetivo raro pero castizo en su significación de lo
relativo al ocaso].
ocho cuartos. Qué... ni ocho cuartos. Expresión para despreciar
lo que se dice. «Qué sacos ni ocho cuartos, si en las cajas no
hay más que papeles!» (LaS, 158).
ofrézcome!- «Ofrézcome al Señor! Si no hacía maldita la falta»
(LaS. 186). [El interjectivo va solo o acompañado de algún
nombre sagrado como en el presente caso].
ojo. Con estos ojos que se han de comer la tierra. «pero cada uno tiene
una versión distinta, la verdadera, y afirma que “con estos ojos
que se ha de comer la tierra”, vio lo que minutos antes le fue
referido». (CR, 60). [Esta paremia de contundente aseveración es anfibológica y no la salva la forma en que aparece
en el texto. Habría que distorsionarla y decir «con estos ojos
que la tierra tendrá que comérselos, o cosa semejante. Pelar
el ojo. Estar advertido, en cuidado. «Sí, y don Juan debe pelar
el ojo, y agarrarse,» (LaS, 167).
orión. «El río descoje su túnica de raso orión, que el mar remata
con níveas randas en la barra.» (CR, 64). [«Orión» aplicado
a raso ni sabemos qué sea. Posiblemente existe error de
imprenta, por «oriol» que es nombre de la oropéndola, ave
de color de oro. El autor describe una noche de luna llena,
el cielo está claro, florecido de estrellas; las cosas de la tierra
le parecen nieladas, y el río, al recibir los reflejos lunares su
superficie le parece como tela de raso del color de la oropéndola, mientras en su desembocadura el color cambia al
de la nieve. (Se trata del río Ozama)].
Antología
457
ormesí. «El Caribe, si en calma, tiende desde el horizonte paño
de ormesí esmaltado de lentejuelas áureas;» (LaS, 242). [El
«ormesí» es tela fuerte de seda, muy tupida y prensada, que
hace visos y aguas. (Dicc.)].
oro obrizo. «El sol derrama oro obrizo sobre Santo Domingo
de Guzmán» (LaS, 9). [«Obrizo» es cultismo técnico poco
divulgado, según Corominas. Procede del latín tardío obryzum, oro afinado, y este del griego obrizom. El Dicc. define
el «oro obrizo» como muy puro, acendrado y subido de
quilates].
oso. Hacer el oso. «Continuó haciendo el oso, de plantón en la esquina y esperándola a la salida de la misa dominical» (LaS,
100). [Según el Dicc. «hacer uno el oso» es exponerse a la
burla o lástima de las gentes, haciendo o diciendo tonterías, así también como galantear, cortejar sin reparo ni
disimulo].
otomía. «Y al pequeño mercado del Ozama, haciéndoles otomías
a los campesinos» (LaS, 36). [En el sentido que da Cestero
a esta palabra es el mejicanismo registrado por Santamaría,
que dice provenir de otomí, raza de indios mexicanos afamados por crueles y salvajes. «Otomía», antiguamente en
español significó «anatomía» para nombrar el esqueleto
humano].
oveja. Cada oveja con su pareja. Cada uno debe juntarse con su
igual. «En mi tiempo […]. Cada oveja andaba con su pareja»
(LaS, 86). [Paremia muy popular. Aparece en Sbarbi].
overo. De color de melocotón. «a quien había visto alguna vez
jinete en potro overo de larga cola» (LaS, 45). [Palabra correcta. También se escribe «hovero»].
458 Carlos Larrazábal Blanco
P
pajón. «encontrando que también allí sobraban medios de solaz, como en los charcos del río y en el pajón de las sabanas»
(LaS, 31). [Aquí no se trata de ninguna especie botánica
determinada sino al conjunto de yerbas que se dan en esos
terrenos].
palante. Contracción de «para alante», para adelante. «Una mañanita estaba yo en el mercao, echá palante», (LaS, 113)
[ ] «y cabo en mano, echa pa lante» (CR, 90). [Es contracción
muy generalizada en el lenguaje coloquial dominicano].
paleta. Cualquier madero apropiado para mover potaje o compota puesta al fogón para su cocción. «velaban la paila, siguiendo ansiosos los vaivenes de la paleta moviendo la jalea»
(LaS, 13).
palma. Por excelencia la palma real, Roystonea regia, R. hispaniolana. «y se indigna cuando uno de aquellos oficialitos rosados, de brillantes uniformes, corta una palma, el árbol más
útil de la tierra,» (LaS, 77).
palma. Las hojas de las grandes palmeras, como el coco, de
palma, la cana. «y los bohíos de adobe cobijados de palma» (LaS, 11); «y calles y parques tejidos de garambainas,
guirnaldas y palmas». (LaS, 80). [Nos resulta rara la larga
definición que da el Dicc.].
palmita. Con frecuencia se le dice a la hoja de la guáyiga y a
toda otra similar. «con una palmita de guáyiga en los sombreros rotos» (LaS, 159).
palmito. La yema terminal de la palma real. «y se indigna cuando
uno de aquellos oficialitos rosados, de brillantes uniformes,
corta una palma, el árbol más útil de la tierra, porque
Antología
459
engorda al cerdo con sus granos, brinda al hombre para
regalo del paladar la pulpa tierna del palmito». (LaS, 77).
palo. Venezolanismo que dice de la excelencia, importancia,
de algo. «Yo he transitado peores caminos, el de Cumaná a
Maturín en Venezuela, por ejemplo. Qué palo de ruta...!»;
«Palo de calor! Cómo es posible trabajar ni menos pensar
en este horno!» (CR, 53 y 58).
palo. A palos. A la fuerza, por fuerza, a las malas, quieras que no,
con trabajo, etc. «pues bien, como he sido maestro a palos»
(LaS, 261).
paloma. Vestimenta de mujer para baile de trajes. (LaS, 84).
palucha. Cosa sin importancia, insignificante. «No creas todo
monderó, eso es palucha; Lilí ha sido un padre pá nosotros»
( LaS, 131).
pan. No quitarle a uno ni pan ni aire. «hablemos bien de alguien,
de un muerto que ya no nos quita pan ni aire» (CR, 91).
pan de batata. Dulce a base de batata molida. «y tos gordos
canteros de pan de batata» (LaS, 37).
pan de fruta. Nombre de la planta morácea Artocarpus communis, así como el nombre del fruto y de sus semillas. «y cargas
las hermosas esmeraldas peludas de sus mazorcas un pan
de fruta» (LaS, 153). [En otra partes del país llaman a este
árbol «albopán», «árbol del pan»].
pan de gloria. Ciertos panecillos dulces. «puesta en la cabeza la
tabla de pan de gloria» (LaS, 56).
panetela. «extendida la pasta sobre la pulcra tabla para cortarla
en panetelas»; «una galleta sobada y media panetela de dulce
460 Carlos Larrazábal Blanco
de leche» (LaS, 13 y 14). [Está mal empleada esta palabra
puesto que no son «panetela» los pedazos de dulce de leche
que menciona el autor. Por lo general, la repostería doméstica extiende sobre una tabla el dulce de leche, el piñonate,
el jalao, y otros dulces, y luego ya fríos los dividen en pedazos de forma prismática romboida. Quizás Cestero quiso
aplicar el nombre de «panela» a estos pedazos, expresión
que se acerca más a la realidad, aunque no sea exactamente
lo que explica el Dicc.].
pánido. «Al anochecer, desmarrido, contempló durante largo
espacio aquellos hombres antes tan fieros, ahora pánidos.
[…] Un disparo, un grito les pondría en fuga.» (LaS, 238).
[Nos es desconocida esta palabra. Salvo que exista error de
imprenta por «pálido». Aunque esta palabra está catalogada
en los diccionarios como un adjetivo, resultaría malsonante
«hombres pánicos» por «hombres con pánico»].
panquear. Entre nadadores, golpear con las piernas dentro del
agua. «Un negro, […], un cuchillo en la diestra, se arriesga,
panquea, […]; los tiburones desprevenidos huyen» (LaS,
243). [«panquear» es palabra portuguesa].
paño de la Verónica. Objeto que simboliza en la procesión del
Santo Entierro, el paño con el cual la Verónica enjugó el
rostro de Cristo. «y le preceden minoristas portadores del
gallo, […] el paño de la Verónica» (LaS, 105).
pañuelo de Madrás. Pañuelo grande, con adornos coloreados,
con el cual las mujeres se cubrían la cabeza o se rodeaban
el cuello. «¿Y usted no tendrá algún pedazo de tocino? Vea,
mamita, que le voy a regalar un pañuelo de Madrás de a vara»
(LaS, 221). [«Madrás», por el nombre de la ciudad de la
India de donde se creía procedían, o por el nombre de cierta tela, que lleva su nombre por la misma ciudad].
Antología
461
papacote. Persona de importancia. «Mira que yo los he visto,
que mordían las rejas de rabia, salir de aquí y al otro día ser
papacotes» (LaS, 7S).
papaya. Lo más general es decir «lechosa». «y en una batea, las
frutas de la estación: cajuiles, [....] papayas» (LaS, 111).
[Reg. el Dicc., pero sin decir que es voz de América].
papel. El papel lo aguanta todo. Se refiere a lo que se escribe. «No
perdamos el tiempo en hablar de esas caballadas, el papel
aguanta todo» (SS, 111) [ ] «Eso está mu bueno en los papeles, que aguantan too;» (LaS, 132).
papeleta. Papel moneda. «Y en qué anda por el Cibao? Dicen
que a recoger la papeleta» (LaS, 74).
papelón. «Dos voces al día escancia agua endulzada con papelón»
(LaS, 181) [El autor no quiso decir «raspadura» sino que se
acogió a un venezolanismo].
parca. Nombre que da el autor a la máscara que representa a
la muerte. «y los grupos de dominós, [.... l, murciélagos y
Parcas, […], alegran y perfuman las calles» (LaS, 62).
parcha. «Las parchas y caguazas cuelgan» (LaS, 32). Nombre de
cierta planta y de su fruto. Passiflora laurifolia, pasiflorácea.
[En el Dicc. como nombre genérico de varias pasifloráceas,
en algunas partes de América].
pared. Las paredes oyen y espían. «Ni el hermano es de fiar, las
paredes oyen, espían. Enmurado yace el pensamiento.» (LaS,
67). [Cestero introduce una variante en una paremia clásica, «las paredes oyen»].
parmesano. Queso parmesano. «a cuyo condimento contribuyeran hongos, trufas y marsala, espolvoreada (sic) de parmesano» (LaS, 196).
462 Carlos Larrazábal Blanco
paso. Pareja de novios sentados uno al lado del otro. «El tío
Tomás y el padre de Luisa, […], conferenciaron, y resultó
que le concedieron a Antonio autorización para visitar la
casa en las primas noches y en la tarde de los domingos.
[…]. El paso se estableció cerca de la puerta, en dos mecedoras» (LaS, 116).
Paso de la Cruz. Ceremonia religiosa de los Viernes Santo, en
la Basílica. «El viernes, el Paso de la Cruz, en la Catedral»
(LaS, 104).
pastelito. Masa de harina de trigo frita en manteca o aceite, dispuestos en dos hojas redondas que emparedan un relleno
de carne, huevos, pasas, aceitunas, alcaparras «los reunió
en tertulia para esperar el cañonazo en la cena tradicional:
pastelitos, lerenes» (LaS, 99).
pata de gallina. «iban al patio de un bohío inhabitado a encelar en una espiga de pata de gallina, un ñoño de jazmines»
(LaS, 14). [Con este nombre popular se conocen tres géneros diferentes de gramíneas].
pavo. Comer pavo. En un baile, quedarse una dama sin ser invitada a bailar. «Los bailes, rumbosos como h