Pintura al óleo El óleo es una técnica pictórica consistente en mezclar los pigmentos con un aglutinante a base de aceites, normalmente de origen vegetal, como el aceite de linaza (obtenido de la presión de semillas del lino). Por extensión, se denominan “óleos” a las pinturas ejecutadas mediante esta técnica, que admite soportes de muy variada naturaleza: metal, madera, piedra, marfil,… aunque lo más habitual es que sea aplicado sobre lienzo o tabla. CARACTERÍSTICAS GENERALES El óleo es una de las mejores técnicas por su capacidad de representación, gracias a la alta calidad de sus colores y la posibilidad de crear innumerables tonalidades nuevas con cada mezcla. Pero sobre todo su éxito radica en que una vez seca, la pintura continúa teniendo un color vivo y potente, gracias a sus bases aceitosas. La pintura al óleo se seca relativamente despacio y con poca alteración del color, lo que permite igualar, mezclar o degradar los tonos y hacer correcciones con facilidad. El pintor no está limitado a las pinceladas lineales, sino que puede aplicar veladuras, aguadas, manchas, salpicaduras o empastes (pigmentos muy espesos). El óleo permite obtener efectos de gran riqueza con el color, los contrastes tonales y el claroscuro. El óleo trabajado a base de veladuras es la técnica que más se utilizó en el Renacimiento, y ha sido frecuentemente utilizada por artistas posteriores. Rembrandt, por ejemplo, finalizaba sus cuadros con numerosas veladuras de color transparente sobre la base seca. La veladura consiste en capas muy delgadas de pintura diluida en barniz o médium (aceite de linaza + trementina), de forma que se transparente la capa inferior, así el color que veremos es el resultado de la mezcla del color inferior más el de la veladura. En la actualidad, casi todos los artistas utilizan materiales comerciales, aunque quedan algunos que prefieren preparar sus propias pinturas al estilo tradicional. La pintura al óleo se compone de pigmentos molidos mezclados con un aceite que se seca al estar expuesto al aire. Los pigmentos, o polvos de color, deben ser insolubles, insensibles a la decoloración y químicamente inertes. El equipo que usan los pintores se compone normalmente de pinceles (cerdas de animales, especialmente marta; también de pelo sintético), de diferentes tamaños y formas, espátulas, paleta y caballete (de estudio o de campo). La superficie pictórica consiste en un soporte, que puede ser una tabla o un panel compuesto, o más frecuentemente, una tela de lino, algodón o yute tensada en un bastidor o encolada a una tabla. El soporte va cubierto con una preparación o imprimación, hecha con una fina capa de cola y una o varias de gesso. La preparación hace que el soporte sea menos absorbente y proporciona una superficie pictórica que no es ni muy áspera ni muy suave, generalmente de tono blanco, aunque puede partirse de un fondo coloreado: gris, castaño oscuro o rojizo. Para pintar al óleo se procede, tradicionalmente, por etapas. En primer lugar se bosqueja el dibujo sobre la preparación a lápiz o a carboncillo. Después se rellenan las amplias zonas de color con la pintura muy fluida –adelgazada con esencia de trementina o aguarrás-, y posteriormente se van refinando los detalles y corrigiendo las formas sucesivamente con pintura más espesa. Este proceso puede durar desde pocos días hasta meses o incluso años. Una vez seca la pintura, es conveniente barnizarla para protegerla de la suciedad y para dar más vida a los colores. Todos los barnices terminan por oscurecerse, por lo que deben ser de fácil eliminación para volver a aplicarlos. Como desventajas, citar que normalmente se maneja con esencia de trementina (aguarrás), que es tóxica y tiene un olor muy fuerte. Por ello es necesario un sitio con ventilación. Hoy en día existen nuevos óleos que no huelen y se pueden diluir también con otros medios sin tanto olor ni toxicidad. HISTORIA El uso del óleo se conoce desde la Antigüedad y estaba ya extendido entre los artistas de la Edad Media, aunque de modo minoritario, ya que en esa época predominaba la pintura al temple o al fresco. A fines del siglo XIV y durante el siglo XV, se comenzó a generalizar el uso del óleo en detrimento de otras técnicas, ya que permitía un secado más lento de la pintura, correcciones en la ejecución de la misma y una excelente estabilidad y conservación del color. Fueron los pintores de Flandes los primeros en usar el óleo de forma habitual, y se atribuye por error su invención al pintor Jan Van Eyck. La pintura obtenida con la mezcla de aceites ofrecía muchas ventajas al pintor, entre otras, poder realizar su obra lentamente y sin prisas, poder retocar la obra, variar la composición, los colores, etc. (lo contrario a lo que ocurría con la pintura al temple o al fresco). El aceite que más se empleaba era el de linaza, pero no era el único y cada artista tenía su propia fórmula, que se solía guardar en secreto. Normalmente se emplea la esencia de trementina como disolvente, para conseguir una pincelada más fluida o más empastada, según el caso. Muchos siguieron los consejos y experiencias escritos en el tratado del monje Teófilo que ya se conoce y se menciona en el año 1100. Cennino Cennini, en su Libro del arte, también menciona y describe la técnica. Si bien en un primer momento la mayoría de los óleos se realizaban sobre soporte de madera, a partir del siglo XVII -con el arte Barroco- los pintores eligieron como soporte favorito de sus pinturas el lienzo, siendo este más práctico para la elaboración de grandes composiciones por su posibilidad de enrollarse, además de sufrir menos las variaciones térmicas y el ataque de insectos xilófagos. Fue la técnica favorita de pintores como Leonardo da Vinci, Tiziano o Velázquez, quienes valoraban una ejecución meditada y sujeta a correcciones continuas. Leonardo experimentó diversas variaciones de la técnica, como su aplicación sobre muros a modo de fresco, o la invención de barnices y texturas oleosas de diversa consistencia, que se saldaron con rotundos fracasos, pero asimismo llevó esta técnica a nuevas cimas con la invención del sfumato o gradación suave de la luz, conseguida a base de fundidos y sucesivas capas de pintura muy ligeras (veladuras). Van Eyck, como los demás pintores flamencos, utilizaba el óleo a modo de miniaturista, procurando captar los detalles y dando como resultado una pintura “esmaltada”; la escuela pictórica veneciana (Tiziano) aportará como novedad las posibilidades de textura de las pinceladas, experiencias que recogerán posteriormente, entre otros, el flamenco Rubens y el holandés Rembrandt; este último ensayó técnicas nuevas como el raspado. Todas estas formas de pintar fueron el método académico hasta el siglo XVIII. A partir del Impresionismo, los pintores usan los colores prácticamente sin mezclar ni diluir, y sin boceto o diseño previo en muchas ocasiones, según la técnica más libre denominada alla prima. TÉCNICAS DE LA PINTURA AL ÓLEO 1. Influencia de la Imprimación y el Soporte o Pintar sobre imprimación en blanco. Se utiliza sobre todo si se desea ir coloreando desde la luz. Muy usado en marinas y paisajes. o Pintar sobre un soporte coloreado. Pensar que ese color influirá o forma parte de la obra. Por ejemplo, esta técnica se usa para hacer retratos que surgen de la oscuridad (como en el barroco, donde pintaban las telas de un tono pardo o rojizo antes de pintar). Puede usarse también en otros estilos modernos donde se deja entrever el color base. o También influenciará en la obra el soporte elegido: papel, cartón, madera, táblex, lienzo, etc. 2. Capacidad expresiva del empaste El empaste se puede usar de muchas formas: pintura con espátula, puntillismo o pinceladas, trabajo de pincel, texturas aplicadas con pasta de color, collage,…También influye en la obra si aplicamos a la imprimación una textura específica. Podemos elegir entre polvo de mármol, piedra pómez, arena u otros similares, pero nunca con materiales orgánicos, que podrían pudrirse con el tiempo. Ver: Materiales para crear texturas en los cuadros. 3. Veladuras, Transparencias y Trabajos tonales La veladura funciona mejor o peor según los colores que estemos mezclando y en qué orden, porque hay colores que son transparentes y otros que son opacos. Las transparencias o veladuras se pueden crear como efectos ópticos y trucos visuales que la pintura logra sobre todo con el trabajo de control del disolvente, el tono y el color. La fusión de colores se lleva a cabo gracias a la humedad de la pintura durante el tiempo de secado. Se utiliza tanto húmedo sobre húmedo como la técnica del pincel seco para crear degradados. RECETAS PARA EMPEZAR A PINTAR RÁPIDAMENTE 1. Tener un sitio que puedas preparar y dejar listo con lo siguiente: o Un caballete, o un tablero inclinado sobre la mesa de trabajo o un buen lienzo, preparado simplemente comprado. o Una caja de pinturas al óleo, o varios tubos con los colores básicos. Para la elección de la marca de óleo, lo ideal para un principiante es que sea una marca económica, para luego pasar a marcas más caras, ya que el trabajo realizado empezará a tener mayor calidad. o una paleta o soporte para mezclar los colores (normalmente de madera, pero puede servir un plato viejo o un azulejo). Se limpian con papel y unas gotas de aguarrás, siempre tras acabar la sesión de pintura. Si se desea, también existen cuadernillos de paletas desechables de papel, de forma que se arranca y se tira una hoja con cada sesión y así no es necesario limpiarlo. o esencia de trementina o aguarrás, y médium (líquidos para disolver). con la imprimación o Listado de colores básicos: Blanco Titanio Amarillo limón Amarillo Cadmio Ocre Amarillo Siena Tostada Sombra Natural Rojo Cadmio Carmín Alizarín o Garanza Azul Cobalto Azul Ultramar Verde Viridián o Esmeralda Negro Marfil o Un montón de pinceles, de todos los tamaños y formas. Es aconsejable comprarlos de calidad: duran mucho tiempo más que los baratos y además, a los pinceles, como herramientas que son, se les va conociendo. Aprendemos a manejarlos al practicar con ellos, y poco a poco iremos ampliando nuestro conjunto de pinceles. -Los pinceles de cerda son más fuertes y por ello el óleo no los deteriora rápidamente. Sirven para cuando tenemos mucho trabajo de reparto de pintura en la obra. Los de marta son más suaves y son ideales para los detalles o zonas donde necesitamos pinceladas más controladas. -Los pinceles de nylon son bastante aceptables, soportan relativamente bien el desgaste y se limpian con más facilidad que otros tipos, aunque se deforman con el gasto. -Hay que limpiarlos muy bien después de utilizarlos, primero con aguarrás y luego con agua (tibia) y jabón neutro. Aquí puedes leer más información sobre los pinceles. o El sitio debe tener aire y luz de calidad. 2. Tener una idea -cuanto más clara mejor- de lo que se quiere hacer. 3. Disponer de por lo menos dos horas, porque si no, no “merece la pena” ponerse. Calcular el tiempo que se necesita para 1) concentrarse, 2) prepararse y pintar, 3) el tiempo que se usa para limpiar y 4) tiempo para recoger materiales al final. 4. Evitar las interrupciones de cualquier tipo: mejor tener el móvil apagado, no recibir visitas… 5. Calcular el grado de comodidad y si hay algo que molesta, detectarlo y arreglarlo. Que las cosas estén organizadas y que sea fácil acceder a lo que se necesita es muy importante. La colocación de los colores en la paleta tiene cierta importancia. Lo fundamental es que siempre coloque cada color en el mismo lugar. De esa forma la mano se acostumbrará a ir automáticamente hacia un color. Se recomienda el sistema clásico que consiste en poner los pegotes de pintura cerca del borde superior y desde la mano hacia el codo en el siguiente orden: blanco, amarillos, ocres, tierras, rojos, carmín, azules, verdes, y negro. Es importante que en la paleta se aplique solamente la cantidad de color que se va a gastar en una sesión de trabajo. La primera ventaja es técnica: la pintura fresca, es decir, recién sacada del tubo, hará que el cuadro se conserve mejor. Además, los restos de pintura semiseca no harán más que incorporar “grumos” a la fresca cuando vayamos a trabajar (a no ser que se desee un resultado lleno de textura, matérico) Algunos artistas ponen una aceitera de dos pocillos en la paleta, uno con esencia de trementina y el otro con el medio. La esencia de trementina que hay en la aceitera es para adelgazar la pintura, pero no para limpiar los pinceles, para ello lo mejor es un tarro en el que se echan unos dos dedos de disolvente. Cerca del tarro hay que tener un buen trapo para limpiar los pinceles mientras se trabaja. VÍDEO DE INTRODUCCIÓN A LA TÉCNICA DEL ÓLEO http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cChkmqh1w_4#! Alfred Sisley (1839 - 1899), “Los pequeños prados en primavera” Óleo sobre lienzo, 54cm x 73cm. Tate Gallery, Londres
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