14 - Diario del AltoAragón

40 San Lorenzo
Diario del AltoAragón - Lunes, 10 de agosto de 2015
La celebración del sesquicentenario del nacimiento de
Félix Lafuente Tobeñas (Huesca, 1865-1927) coincide con
el momento en que el autor de estas líneas ha decidido
retomar su trabajo de investigación sobre los pintores
altoaragoneses cuya vida discurre entre los siglos XIX y
XX. Lo hace volviendo la mirada sobre el primero al que
dedicó sus balbuceos como investigador
Félix Lafuente y
la visita del rey
Alfonso XIII a la
ciudad de Huesca
Fernando ALVIRA BANZO
Director del IEA
UANDO se editó el catálogo de
la
retrospectiva
producida por la
Diputación Provincial de Huesca en 1989, que
tuve el honor de dirigir, daba cuenta de las ilustraciones
con las que Félix Lafuente había colaborado en el Heraldo
de Aragón durante los años
que el pintor oscense residió
en Zaragoza (1905-1914) y tuvo su estudio en el número 4
de la calle de Santa Engracia.
Fueron años de una gran actividad artística que lamentablemente no ha contado con
la resonancia que merecía. Lafuente, que siempre se había
considerado pintor escenógrafo, colaboró con los teatros zaragozanos trazando para ellos
decoraciones de indudable valor, e incluso compartió un
taller de escenografía con Ambrosio Ruste del que salieron celebrados decorados como el de
La gatita blanca. Pero también
pintó retratos y paisajes, menos conocidos por sus vecinos
a juzgar por la crítica que dedicó Almaral al artista en el diario
La Crónica del 25 de agosto de
1912 con motivo de la Exposición Regional de Bellas Artes e
Industrias Artísticas. En su texto, el periodista advierte que el
trabajo del oscense ha provocado el reconocimiento de los
capitalinos ya que “nosotros
hubiéramos querido ver en la
Exposición más cosas de Félix
Lafuente, si bien lo que tiene en
el Museo es labor selecta que el
público ha sabido apreciar, poniendo el cartelito ‘vendido’ en
muchos cuadros”.
Lafuente pintó Aragón en viajes realizados con sus amigos y
discípulos del Ateneo “de una
manera bohemia […], sin que
nos marcasen itinerarios sociedades más o menos oficiales y
sus automóviles”, como escribiría Ostalé Tudela en El Diario
de Huesca del 14 de agosto de
1925, con motivo de la exposición que preparó Ramón Acín
en la capital altoaragonesa y en
Zaragoza para recaudar fondos
con los que paliar las penurias
de los últimos años de su maestro enfermo.
No abandonó nunca cierto aroma escenográfico en sus
paisajes y pocas veces se alejó de los cánones académicos
en sus retratos, pero cuando
lo hizo se acercó de un modo
evidente a la manera de los impresionistas, a los que sin duda
conocía y admiraba de alguna
forma. Su Puerto de Ansó y el
retrato de La Torrereta bastarían para dejar clara su acercamiento al momento en que los
pintores decidieron salir de sus
estudios, dejar de lado la realidad objetiva, para acercarse a
cada momento de luz que esa
realidad les brindaba saliendo
al campo a pintar “hombres de
carne y hueso y piedras de verdad”, como recordaría Acín en
El Diario de Huesca el día de su
fallecimiento.
Durante los primeros años
del pasado siglo Lafuente diseñó carteles como el de las fiestas del Pilar de 1902, el de San
Fermín de 1906 o el de la Hispanofrancesa de 1908; le fueron encargados diplomas como
el de hijo ilustre y predilecto de
la provincia de Zaragoza para Santiago Ramón y Cajal, y
Su autorretrato se
corresponde
literalmente con
el vaciado en yeso
de José Bueno
Portadas del
Heraldo de 7 y 8 de
septiembre de 1903
respectivamente
Dibujo a plumilla
que aparece en la
revista Juventud
en el artículo sobre
Lafuente y Ruste
Colaboró con sus
ilustraciones en
ediciones de prensa
diaria y periódica, en
libros de historia y
en novelas
trazó bocetos a la acuarela de
monumentos religiosos y civiles que en ocasiones se convirtieron en realidad, como el de
Jueves Santo para la iglesia de
Santa Engracia o el del mausoleo de Joaquín Costa para el cementerio de Torrero.
Tampoco en sus diseños pu-
blicitarios se alejó demasiado
de lo establecido por la Academia, pero cuando lo hizo —y
en este aspecto con mucha más
frecuencia que en sus paisajes y
retratos— dejó claro que conocía los modos del modernismo
y los aplicaba con la habilidad
propia de un buen profesional.
Vaciado en yeso del retrato que José Bueno
le hizo a Lafuente en Zaragoza
Tanto en los decorados como
en los diplomas o en los carteles sus decoraciones vegetales
geometrizantes protagonizan
en unas ocasiones o envuelven
en otras trazos mucho más
académicos.
También colaboró con sus
ilustraciones en ediciones
de prensa diaria y periódica, en libros de historia y
en novelas. Y aquí podemos encontrar al Lafuente más fiel al clasicismo
en la mayoría de ellas. El
sistema que empleó de
modo casi exclusivo fue
el de la plumilla y la tinta
china, si bien en el catálogo
de su retrospectiva en la DPH
se incluyeron dibujos a lápiz,
algunas aguadas e incluso una
colección de acuarelas destinada sin duda a la ilustración de
una posible novela gótica.
Sus plumillas resultan a veces
espectaculares, como ocurre
con algunas torres mudéjares
en el caso de los rincones urbanos, y también en los retratos, tanto cuando se limitaban a
ofrecer la imagen del retratado
como cuando ilustraban anuncios publicitarios o noticias de
lo más variado, sucesos, caricaturas de zaragozanos famosos,
etcétera.
En este aspecto de su abundante trabajo, la publicación
que dirigí en 1989 traía la totalidad de los dibujos de Lafuente aparecidos en el Heraldo de
Aragón entre las fechas que el
pintor había residido en Zaragoza, a partir de 1906, año en
el que puede ser considerado
parte de la redacción del diario,
y de hecho aparece en alguna
de las fotos conocidas de dicha
redacción, aunque la colaboración de Lafuente con el periódico aragonés se había iniciado
dos años antes, de manera puntual, con motivo de las fiestas de
San Lorenzo de 1904 y 1905.
La visita del rey Alfonso
XIII a Huesca
Estas líneas sirven para advertir que todavía habríamos de
retroceder un año más en la
consulta de la colección para
encontrar la primera colaboración de Lafuente. El motivo
fue la visita que el rey Alfonso
XIII realizaría a las ciudades de
Huesca y Jaca. La noticia se fue
concretando con pequeñas inserciones que aparecieron en