Estrella Policial publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Año 5 / edición 13 / ABRIL DE 2015 / bogotá d,c. - colombia / “La credibilidad y confianza en nuestras instituciones, es un invaluable patrimonio moral que ha significado la sinergia y la estabilidad de nuestro Estado de Derecho.” issn 1909-0269 Colegio de Generales: 20 años haciendo historia S esión especial: en forma solemne se cumplió un acto académico con el cual se festejaron los 20 años de existencia del Colegio de Generales de la Policía Nacional. En la mesa de honor aparecen, de izquierda a derecha: General Pablo Alfonso Rosas Guarín, Mayor General Jorge Hernando Nieto Rojas, General Rodolfo Palomino López, General Luis Humberto Valderrama Núñez y Mayor General Héctor Darío Castro Cabrera. La ceremonia se desarrolló en el auditorio General Saulo Gil Ramírez Sendoya de la Escuela de Postgrados de Policía Miguel Antonio Lleras Pizarro, el 18 de marzo de 2015. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 2 El post-conflicto ¿una oportunidad? Estrella Policial “Caballerosidad, gratitud y afecto” publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Edición Nº 13 ISSN 1909-0269 Av. Boyacá No.142A-55 Bogotá, D.C. Web. www.colgenerales.com.co Correo Electrónico: [email protected] DIRECTOR GENERAL MG. (RA) Héctor Darío Castro Cabrera Presidente Junta Directiva JUNTA DIRECTIVA Vicepresidente BG. (RA) Gustavo Socha Salamanca Vocales principales MG. (RA) Carlos Alberto Pulido Barrantes BG. (RA) José Laureano Sánchez Guerrero Vocales Suplentes MG. (RA) Jaime Augusto Vera Garavito BG. (RA) Guillermo Julio Cháves Ocaña Fiscal BG (RA) Jorge Alirio Barón Leguizamón Secretario Ejecutivo BG. (RA) Héctor García Guzmán CONSEJO DE REDACCIÓN General (RA) Víctor Alberto Delgado Mallarino General (RA) Miguel Antonio Gómez Padilla BG. (RA) Fabio Arturo Londoño Cárdenas BG. (RA) José Domingo Murcia Florián BG. (RA) Pablo Elbert Rojas Flórez EDITOR BG. Guillermo León Diettes Pérez FOTOGRAFÍA Estrella Policial Archivo Revista Policía Nacional DISEÑO E IMPRESIÓN Editorial La Unidad S. A. El Nuevo Siglo 4139200 - Ext. 124 NOTA: Los artículos no reflejan el pensamiento del Colegio de Generales de la Policía Nacional, son de exclusiva responsabilidad de sus autores, y por razones de espacio podrán ser editados. Foto portada: Celebración 20 años del Colegio de Generales de la Policía Nacional. E Por: Mayor General (RA) HECTOR DARIO CASTRO CABRERA Presidente del Colegio de Generales de la Policía Nacional l proceso de paz que se adelanta entre el Gobierno Nacional y el grupo insurgente de las Farc, sigue siendo el tema de actualidad en nuestro país, por la connotación que sus resultados pueden tener para el bien de nuestra nación. Todo lo que se diga sobre su proyección, avances y orientaciones debe analizarse sin ninguna prevención y con la mejor intención, en procura del éxito del proceso y el Colegio de Generales no puede ser la excepción. Nos sorprenden a veces con apreciaciones que quizás no se nos habían ocurrido, como la novedosa y sorprendente teoría del “derecho a la rebelión”; para muchos de los colombianos, no solo para los más ortodoxos, resultaba impensable esta concepción inédita de nuestro ordenamiento legal pero hoy es un tema que está de moda por afirmaciones que han hecho los negociadores de la guerrilla desde La Habana. Quizás lo que se esperaba era una negociación orientada a facilitar un entendimiento entre quienes habían elegido un camino equivocado para hacer valer sus convicciones políticas y un Gobierno legítimo que en un intento de reconciliación, se compromete a facilitarles su inclusión en la sociedad con las posibilidades que siempre han estado disponibles para predicar sus doctrinas y ganar la aceptación popular dentro de un ambiente democrático y participativo pero desde luego reconociendo la legitimidad del estamento que constituye nuestro Estado de Derecho y con su promesa de no regresar a la ilegalidad que habían utilizado para lograr sus propósitos políticos. Nos sorprende cuando nos enteramos que colocarse al margen de la Ley para atacar la institucionalidad es un derecho y que no se acepta la legitimidad del Estado que les está brindando la oportunidad de tomar el camino correcto en la actividad política y social. Es cierto que se necesitan reformas para mejorar las condiciones de vida de los colombianos pero no es menos cierto que estas propuestas deben ser expuestas y sometidas a consideración de la comunidad para su análisis y posterior aplicación, en el marco de la Constitución y de la Ley, dentro de un ambiente civilizado de entendimiento y no impuestas como condición para abandonar su comportamiento equivocado. En este afán por conocer las diferentes tendencias en relación con lo que se ha denominado el post conflicto, término que se refiere a la etapa posterior a la firma de los acuerdos para terminar el conflicto, me encontré un libro titulado “El postconflicto en Colombia. Reflexiones y propuestas para recorrer la transición”, publicado por la Fundación Konrad AdenauerKAS- y el Instituto de ciencia política Hernán Echavarría Olózaga, el cual quiero compartir con Ustedes en algunos de sus apartes. La doctora Marcela Prieto Botero nos dice: “…El punto de llegada de este proceso deberá ser el fortalecimiento del Estado y la profundización de la democracia, dentro del marco de la Constitución del 91 y no por fuera de ella. (Negrillas fuera de texto) El propósito de alcanzar una paz duradera y verdadera pasa inexorablemente por romper los lazos entre la política y la violencia, la relación entre armas y urnas que ha resultado nefasta y explica en parte la permanencia e institucionalización de la violencia como un método para la resolución de los conflictos al interior de la sociedad. Es esta, entonces, una oportunidad para fortalecer las instituciones del Estado colombiano en todo el territorio y conseguir un mejoramiento de la calidad y el alcance Estrella Policial de los bienes y servicios públicos en todo el territorio, pero especialmente en aquellos lugares que se han caracterizado históricamente por la precariedad estatal,…” y que yo le agregaría que es allá donde la rebelión y la violencia han encontrado un ambiente adecuado y las mejores condiciones para su desarrollo por la ausencia del Estado. Debo manifestar que considero esta apreciación ajustada a la realidad. La debilidad del estado que no ha ofrecido oportunidades de realización personal y social a la población, que ha mantenido en situación de abandono a extensas regiones del país dando lugar a múltiples frustraciones, ha hecho que muchos de nuestros conciudadanos se aventuren a incurrir en conductas demenciales que han afectado en materia grave las condiciones de vida de sus compatriotas que quizás han logrado superar esas carencias y lograr un mejor modo de vida. Espero no interpretar mal el párrafo del libro que he trascrito al afirmar que necesitamos hacer del postconflicto la mejor ocasión para fortalecer nuestro Estado de Derecho para hacerlo capaz de llegar con oportunidades y comodidades a todos los colombianos para que se sientan orgullosos y satisfechos de pertenecer a un Estado que hace presencia efectiva en todo el territorio, para solucionar las necesidades básicas de sus asociados y propiciar un ambiente de paz y convivencia social ordenada y armónica. En esas condiciones no debe asistirnos ningún temor de que en el futuro algunos de nuestros conciudadanos invoquen el novedoso “derecho a la rebelión” y nos condenen a repetir este capítulo de nuestra historia que queremos cerrar y que ojalá, al pasar esta triste página, no se repita para las nuevas generaciones, la pesadilla que nos tocó vivir a nosotros. Debemos entender entonces el postconflicto como el reto que tienen los gobiernos y la comunidad en general de construir la paz, que como se ha dicho tantas veces no se consigue con la firma de los acuerdos de terminación del conflicto, es ahí donde se comienza a construir con el fortalecimiento del Estado. Qué bien suena esta forma de visualizar el postconflicto pero que titánica labor la que nos espera, será una prueba de fuego en donde todos debemos comprometernos para que al final podamos enarbolar la bandera de la paz que tanto hemos buscado. Como decía Benjamín Franklin, “los mediocres no cultivan rosas porque le tienen temor a las espinas” y los colombianos no comulgamos con la mediocridad, por eso todos debemos comprometernos a cultivar esa preciada rosa de la paz, para este proceso necesitamos un grupo de líderes que busquen la unidad de esfuerzos que nos permita hacer ese sueño realidad. En cuanto al rompimiento del vínculo entre la política y la violencia y entre las urnas y las armas, es absolutamente indispensable que el monopolio en el porte de las armas de la república se consolide en cabeza del estado, de su Fuerza pública. El cese al fuego debe ser definitivo y como lo decía recientemente Antonio Navarro en un programa radial, el cese bilateral solo se dará cuando la guerrilla cese toda acción, no solo contra la fuerza pública sino también contra la población civil, pues ante cualquier amenaza contra la comunidad, la fuerza pública debe reaccionar en su defensa y esto no se podría interpretar como un rompimiento del cese bilateral sino como el cumplimiento de su deber constitucional, es decir, el cese bilateral es una consecuencia del cese total de hostilidades por parte de los grupos armados ilegales, pues sin sus actos delincuenciales, no se necesita respuesta de la fuerza legítima del Estado. En este sentido quiero referirme a una apreciación del señor Brigadier General (RA) Jairo Delgado, quien en la misma publicación que he citado, expresa: “La estructura institucional de la seguridad en el postconflicto, será determinante para garantizar la implementación de los acuerdos y la construcción y sostenibilidad de la paz.” Y después de juiciosos análisis sobre este tema fundamental, concluye: “Es recomendable, en consecuencia, que en la fase de transición del postconflicto (los primeros diez años luego de la suscripción del acuerdo), se mantenga el monopolio de la seguridad en el Ministerio de Defensa” lo cual compartimos en su integridad además coincide con el pensamiento que nos manifestó el señor Presidente de República, en el sentido de que las reformas en materia de seguridad se deben pensar pero para aplicar solo cuando Colombia sea un país normal. ¡Dios nos siga guiando por el camino correcto hacia la justicia y la paz! publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 3 Usted no sabe quién soy yo. La oportunidad pérdida Por: el Brigadier General (RA) Guillermo Julio Cháves Ocaña. N o creo que haya un solo colombiano sin percatarse de los bochornosos hechos que protagonizó Nicolás Gaviria, en un procedimiento de rutina en la que intervinieron miembros de la Policía Metropolitana de Bogotá, hechos que llenaron páginas enteras de periódicos, revistas y buenas horas de transmisión por radio y televisión. Unos trataron el tema de manera juiciosa y responsable, otros de manera burlesca y, por qué no decirlo, grotesca. La afanosa noticia no permitía razonar si lo que estaba ocurriendo debía producir vergüenza, rabia o risa. Algún periodista señalaba que este sencillo motivo de policía, -el de no pagar un servicio de taxi- que ocurre con frecuencia, hubiera pasado inadvertido (desapercibido) si no fuera porque el protagonista tenía relación parental con un ex presidente de la República -lo que a la postre resultó falso-. En otro medio de comunicación escrito se planteaba que solo se trataba de un pobre muchacho que se pasó de tragos; otros más osados solicitaban que le cayera todo el peso de la ley y llevaran al joven Nicolás a la cárcel, mientras que la administración distrital permanecía en un mutismo absoluto y la Primera Magistratura del Estado, en un acto público, modificaba el código de policía, al ordenar a los policiales que a quien en un procedimiento dijera; “usted no sabe quién soy yo”, lo condujeran a una unidad policial. Es importante reflexionar sobre lo que pasó ese fin de semana. Lamentablemente debemos reconocer que se trata de un hecho que se repite una y otra vez en todos los rincones de la patria, donde los policiales reciben toda clase de improperios, en procedimientos que, en primera instancia, parecen inofensivos, por nuestra cultura de violencia entronizada que desestructura los lazos sociales, se vuelven complejos y terminan en la falta de respeto hacia la autoridad y, en muchos casos, en maltratos físicos y asonadas contra los miembros de la institución. El irrespeto a la autoridad, trasforma en caótico todos los espacios donde nos movemos como sociedad, por ello es importante y urgente promover, desde el gobierno nacional, que se recuperen esos espacios en los que se ha vuelto normal que el alumno maltrate al docente, el asociado al policía, el feligrés al sacerdote. Vivimos una hipertrofia de derechos y atrofia de deberes que es necesario revaluar, pues no se trata de imponer mano dura; el tema va mucho mas allá, queremos una sociedad en que virtudes como el respeto, sea una forma de vida, incorporado a nuestra cultura. Por ello, considero que este tema merecía un mayor despliegue y profundidad, pues no solo inquieta a la autoridad policial, si no que se evidencia en muchas instituciones, e inicia en la institución familiar, en que el respeto de los hijos hacia los padres ha entrado en crisis; el respeto de los estudiantes hacia sus docentes cada vez es más censurado, ni qué decir del encausado con el juez y el, inspector de policía que en muchos casos no cuentan con mas herramienta que una máquina de escribir. Los casos como el de Nicolás, Merlano, Moreno de Caro, Álvaro Caicedo, el de Luis Gabriel Miranda, hijo de un ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, y otros tantos personajes, quienes sin ningún recato esgrimen sus credenciales para burlar las leyes porque, y donde al final en muchas ocasiones son los policiales los que intervienen en el procedimiento, quienes resultan judicializados; ellos merecen una reflexión mayor, pues se trata de una sociedad que no reconoce la autoridad legítima; una sociedad enferma que requiere de un planteamiento sociológico fundamentado en procesos educativos y pedagógicos, para que situaciones como las que presenciamos no se repitan. Al interior de la institución la reflexión podría analizarse desde tres ópticas: Lo primero para plantear, es la necesidad de hacer una introspección del por qué los policiales no proceden con decisión y firmeza en casos como este. Podría esgrimirse que existe un temor a las consecuencias de un procedimiento ajustado a la ley y no respaldado, lo que genera esta situación. Si ello es así, la segunda reflexión se dirige al argumento de la falta de apoyo de los superiores frente a los procedimientos que realizan los ejecutores institucionales, lo que resquebrajaría los principios de la esencia policial que alguna vez aprendimos en la cátedra de “mando y dirección,” pues se advertiría una policía con un complejo de inferioridad y en retirada, por temor a represalias de todo orden. Nicolás Gaviria ¿quién soy?. Si bien lo dicho en el párrafo anterior es apenas una lucubración ligera, la tercera reflexión tiene que ver con el concepto de autoridad. En este sentido no hay que olvidar que la autoridad va ligada a la legitimidad, la autoridad tiene que despertar respeto. Es desde la definición del respeto que esta debe redefinirse, pues va en doble vía, una quien ejerce la autoridad y la otra quien la acepta como tal. La autoridad, para ser respetada, debe ganarse el respeto con sus actos los cuales den lugar a que la sociedad se entusiasme por lo policial, porque a las gentes les gusta la ley y no la arbitrariedad; les gusta la honestidad y no la corruptela; le gusta contar con una verdadera función pública y no incapacidad, e ignorancia demostrada en los actos. Un modelo de cómo se procede en sociedades con un alto concepto de lo que significa el respeto a la autoridad, es la condena que recibió Andrew Mitchell, ex ministro de Cooperación Internacional del Reino Unido, cuando en el 2012, este alto funcionario acudió en bicicleta al domicilio del Primer Ministro. Los policías le pidieron que se bajara de la bicicleta y entrara por la puerta peatonal, pero el político los encaró y los llamó “jodidos plebeyos”. La ofensa indignó a toda la sociedad británica y no solo lo obligó a renunciar, sino que, además, la justicia lo acaba de condenar a pagar 80.000 libras esterlinas (unos 311 millones de pesos) a los uniformados ofendidos. En estas latitudes, la pérdida de investidura del ex senador Merlano puede ser un claro ejemplo de cómo las cosas pueden funcionar, cuando la justicia obra en consecuencia. Es aquí donde el planteamiento de Hannah Arendt cobra fuerza, cuando plantea que si desaparece el respeto por la autoridad legítima, desaparecen los cimientos de las democracias. Lo que pasa en Colombia es que los pregoneros por una democracia, no se han dado cuenta que afrontan una crisis de autoridad. El tema fue planteado en la Junta Directiva del Colegio de Generales, porque a la mayoría de sus miembros, por no decir a todos, nos resultaba indignante y repugnante lo que estaba pasando, y se planteó que era la oportunidad para que se hiciera en todo el país “la gran cruzada por el respeto a la autoridad”, en que la iniciativa la llevara la institución policial, acompañada por todas las organizaciones del Estado y las fuerzas vivas de la Nación, en la presencia de la academia y los gremios productivos y con el apoyo de los medios de comunicación. Nada de eso pasó. Y lo que era una gran oportunidad, solo fue una noticia de 5 días que pronto se olvidará, con la certeza, eso si, que llegarán nuevos Nicolaces, Merlanos, Morenos de Caro, Caicedos y Mirandas que irrespetarán, no solo a los miembros de la institución policial, sino a la sociedad entera. Casos como el de Nicolás, Merlano, Moreno de Caro, Álvaro Caicedo, el de Luis Gabriel Miranda, hijo de un ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, y otros tantos personajes, sin ningún recato esgrimen sus credenciales para burlar las leyes. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 4 Reseña histórica del Colegio de Generales de la Policía Nacional Por: General (RA) Miguel Antonio Gómez Padilla “En el cielo de la patria una estrella brilla alerta, Los caminos de mi vida se orientan siempre hacia ella, Perpetuo guardián del orden en retiro o en acción, El lema DIOS y PATRIA es mi orgullo y vocación.” (Himno del Colegio de Generales de la Policía. Autor MG Carlos Alberto Pulido Barrantes. 2009) E l historiador y profesor Manuel Benavides Lucas, en su tratado de Filosofía de la Historia, expresa: “De la historia se ha dicho que es la maestra de la vida, el tribunal que absuelve o condena los hechos de los hombres, una cadena de ininterrumpidos eslabones. Ha recibido el homenaje de prosaicas metáforas: es un tren al que unos se suben y que otros pierden;… de ella se ha dicho que es a veces lenta a veces rauda. Se ha hablado de sociedades frías, sin historia, y de sociedades calientes, hechas de sobresalto y novedad…y sin embargo se ha dicho también de ella que no es maestra de nada, pues ningún acontecimiento es igual a otro, y la enseñanza extraída de uno no sirve para los demás.” Me quedo en una posición ecléctica: hagamos historia especulativa, crítica y analítica, que el tema bien lo merece. La historia del Colegio de Generales está íntima e inexorablemente ligada al acontecer histórico del Cuerpo Institución policial. ¡Qué perogrullada! ¿verdad? Permítanme, una libertad especulativa, fruto del sentir y pensar policial y de un sueño sin límites temporo-espaciales: nosotros como Colegio nacimos el 5 de noviembre de 1891, cuando el comisario Juan María Marcelino Gilibert, organizó el cuerpo- institución y este desfiló por primera vez por las callejuelas de la Candelaria de la villa de Santafe. Y en un inmenso e interminable diaporama se proyectaban en el firmamento bogotano las figuras de todos los generales de hoy. Y a saltos, y en eslabones a veces interrumpidos, se construye ese entramado, con episodios que apuntalan aquel sueño, como el día en cual Gabriel González López, creó la Escuela de Preparación y Selección de personal de la Policía Nacional (Decreto de la Dirección General de la Policía No. 32 del 4 de marzo de 1912); autorícenme una discreción, un cortísimo paréntesis, porque al ilustre exdirector le afligían las mismas preocupaciones que a nosotros ahora nos abaten: “no se tienen Estrella Policial en cuenta absolutamente la calidad política de los empleados. Por eso existen en el Cuerpo hombres de todos los colores y matices políticos como es público y notorio, tanto en los nuevos como en los antiguos empleados. No se admiten ni se conservan empleados politiqueros, los que hacen propagandas, los que a todo le dan interpretaciones o sentido político, porque éstos son incompatibles con la alta misión social de la Policía” ¡Oh los nubarrones que se avizoran! Y llega el glorioso día de un amanecer que se anuncia en un arco iris de esperanza; la creación de la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander. (Decreto 1277 del 7 de julio de 1937). En noviembre de 1940, la escuela gradúa los primeros tenientes segundos, entre los cuales se encontraban los señores: Bernardo Camacho Leyva y Juan Félix Mosquera Mosquera. En 1944 egresa una nueva promoción y entre ellos, los tenientes segundos: Henry García Bohórquez, Roberto Mejía Soto, Jacinto Nicolás Ríos Mesa, Asdrúbal Romero Escobar, Luis Alfredo Rubio Parra y Luis Tejada Zapata Para 1946 egresa el teniente segundo Manuel José López Gómez, en1947 Luis Humberto Valderrama Núñez y en 1948 Carlos Julio Cortés Gracia. Los luctuosos y trágicos hechos del 9 de abril de 1948, sumen a la policía en la más profunda de sus crisis, pues el gobierno dispone su disolución. Era evidente que el gobierno de turno no confiaba en ella y fortaleció a las policías departamentales y municipales altamente “politizadas” y sectarias. Post nubila Phoebus, afirmaban los latinos. Después de las tinieblas el sol, la luz. La Escuela de cadetes abre nuevamente sus puertas y en 1950 se gradúan los subcomisarios a prueba: Pablo Rosas Guarín, Francisco Naranjo Franco, Fabio Londoño Cárdenas, Alfonso Barragán Salguero y César Augusto Tello Ramírez. En 1952, entre los graduandos, están los subcomisarios a prueba Víctor Alberto Delgado Mallarino, Luis Felipe Estupiñan Fuertes, Enrique Gallego Hernández, José Guillermo Medina Sánchez y Manuel Tulio Salinas Cantín. En 1953, el Presidente de la República Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, decide la incorporación de la policía al Ministerio de Guerra como la cuarta fuerza armada y al mando del Comandante General de las Fuerzas Armadas. Y posteriormente al Ministerio de Defensa y al mando directo del Ministro de Defensa y sin desvirtuar su naturaleza y esencia. “La Policía se incorpora al Ministerio de Guerra con presupuesto y organización propios y prestará los servicios que por ley le corresponden.”(Decreto1814 de 1953) “Y con el objeto de unificar el mando y coordinar los servicios de las Fuerzas Armadas para el completo restablecimiento de la normalidad”, se afirma en la exposición de motivos del referido decreto. Esta Estrella Policial no es una decisión caprichosa sino el fruto de la necesidad para lograr la paz política y social. Se realiza luego el escalafonamiento de oficiales y suboficiales con los mismos grados y jerarquías del ejército. Los policiales de la época, lo llaman coloquial y jocosamente el “escalafón de la rebajona”. El 2 de junio de 1957, la Escuela de Cadetes entrega al país la promoción de oficiales Marco Fidel Suárez. Entre sus integrantes se encuentran los subtenientes: Jorge Enrique Bulla Quintana, Luis Eduardo Castillo Amaya, Adolfo León Gómez Isaza, Jorge Arturo Pineda Osorio y Gilberto Sanclemente Velásquez y así en una ininterrumpida sucesión llegamos al curso 104. El 8 de mayo de 1958, la Junta Militar de Gobierno, en una sabia decisión, nombró como Comandante de las Fuerzas de Policía al teniente coronel de Policía Saulo Gil Ramírez Sendoya, entregándole así a los policías la suerte y destino del Cuerpo-institución. ¡Nunca hemos sido inferiores a ese compromiso! Los tenientes segundos, subcomisarios a prueba y subtenientes, llegaron a los más altos grados y cargos. La dinámica natural de una organización tan activa, acelerada y fuerte, obliga constan- publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 5 temente a dar paso a nuevas generaciones. Pero “policía un día, policía toda la vida” reza uno de nuestros refranes. En el pasado, en la tribu, encargaban a los más ancianos para que los dirigieran y guiaran, pues sabían que sus decisiones eran sabias y acertadas. Para que sus experiencias no fueran olvidadas y mantener los calurosos lazos, de la amistad, la caballerosidad, la gratitud y el afecto, se convocaron en el lugar preciso, el “Alma mater”; un 10 de marzo de 1995, los generales de la reserva activa policial los generales Bernardo Camacho Leyva y José Domingo Murcia Florián, dan fe, de la creación de la Asociación Colombiana de Generales en retiro de la Policía Nacional- ACOGER. El 20 de febrero del 2002, en Asamblea General y por unanimidad, cambian la denominación anterior por la de Colegio de Generales de la Policía Nacional de Colombia. Las profesiones se colegian, los oficios se asocian. Se colegian las personas de la misma dignidad y profesión. Los generales dominamos un saber, una ciencia: la de policía y somos doctos en la misma. Normalmente los colegios velan por la dignificación de la profesión y autorizan el ejercicio de la misma. El nuestro es muy particular pues debe velar por los intereses de los colegiados y por la dignificación de la profesión y por la institución en la cual están obligados a ejercerla. Con la aprobación de los estatutos, los registros en la Cámara de Comercio y la Alcaldía de Bogotá, se logra la personería jurídica, que afianza el Colegio en el tiempo y en el alma policial y aparecen, entonces: la bandera, el blasón, el himno, el lema, las condecoraciones y las publicaciones: el Boletín y más tarde el periódico “La Estrella”, en los que se difunde el pensamiento de los colegiados y se analizan temas de interés institucional y nacional. Se asiste a conferencias y seminarios y se invita, para analizar con ellos la actualidad nacional, a personalidades de la política, la economía y a funcionarios públicos: ministros, de los órganos de control, de la judicatura y del legislativo. La presencia de diplomáticos en nuestras tertulias ha enriquecido el debate. No se han olvidado los eventos sociales y deportivos y como solidarios amigos hemos estado presentes en las angustias y las alegrías. Los generales, integrantes de la Reserva Activa de la Policía, cada quien en el espacio institucional que les correspondiera y en entrega total a los principios filosóficos, éticos, jurídicos y humanísticos de esta policía, bastión indispensable de la convivencia y de la democracia, dieron a la patria sueños, esperanzas y lo mejor de su existir. Y no hubo pretensión de la barbarie y la anarquía que doblegara su voluntad de servicio y de entrega. Nunca han dejado de ser policías. Aún hay fortaleza en su espíritu y vigor en sus músculos. Es importante que sea del pasado el interrogante que se hizo el coronel Ismael Trujillo Polanco, ante 30 generales el día de la formalización de la asociación “¿Qué hacer para que esas marginales relaciones mantenidas a través de intermitentes y lejanos encuentros, alimentados por insulares vínculos individuales de amistad, o por razones de identidad promocional, territorial o generacional se truequen en una fuerza aglutinante que antes de hacernos padecer la nostalgia de la ausencia nos haga sentir y compartir la fruición gratificante de la fraternidad?. Pensemos que hoy ante 86 colegiados estas inquietudes estén resueltas. Han regido los destinos del Colegio los generales: Bernardo Camacho Leyva, Víctor Alberto Delgado Mallarino, Miguel Antonio Gómez Padilla, Brigadieres Generales: Enrique Gallego Hernández, Jairo Antonio Rodríguez Quiñones, Pablo Elbert Rojas Flórez y Mayor General: Héctor Darío Castro Cabrera. En fin, el Colegio es el refugio de nuestras cuitas y congojas, pero también, el albergue para expresar al amigo nuestros afectos. “No camines delante de mí, que quizá no te siga; no camines detrás de mí, que quizá no te guie; camina a mi lado y se siempre mi amigo”. Debe ser el lema que nos impulse, mis queridos colegas. La historia del Colegio de Generales está íntima e inexorablemente ligada al acontecer histórico del Cuerpo Institución policial. ¡Qué perogrullada! ¿verdad? publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 6 Por: Brigadier General (RA) Jairo Rolando Delgado Mora Director Análisis del Observatorio de Política y Estrategia en América Latina (OPEAL) E Resumen l anuncio de la tregua unilateral por parte de las Farc marcaría el inicio del fin de la era militar de esa guerrilla. En La Habana, la subcomisión técnica militar fue acordada por las partes para asistir en la discusión del punto 3 de la agenda: la desmovilización, la dejación de las armas y el cese bilateral de hostilidades. El eventual fin de la negociación concluirá con la congregación de las Farc en Zonas de Desmovilización. Frente a la concentración de fuerzas, hay elementos importantes que cambiarían con respecto a la experiencia previa de la Zona de Distensión en el Cagúan. El sentir de la fuerza pública La subcomisión técnica militar del punto 3 (fin del conflicto) compuesta por oficiales de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional en servicio activo y por civiles2, se creó en el mes de agosto de 2014 tras acordar el Gobierno Nacional y las Farc, en la mesa de diálogos, una instancia de asesoramiento para estudiar temas especializados, como la desmovilización, la dejación de las armas y el cese bilateral de hostilidades. Las Farc por su parte crearon el denominado Comando Guerrillero de Normalización, buscando como objetivo central “el regreso de la fuerza militar a su rol constitucional” (…)3. Se estaría demostrando entonces que si bien estas comisiones no tienen en teoría un propósito deliberante, los “asuntos militares” que piensan tratar, incorporarán inevitablemente aspectos estructurales de seguridad y defensa, lo cual va a producir fuertes tensiones. Retomando lo expresado por el Comandante General de las Fuerzas Militares, el General Javier Flórez tendría que observar un principio en Cuba: la defensa de la institucionalidad y del sentimiento militar en relación con las negociaciones de paz. Sin que necesariamente se deba interpretar como una orden del General Juan Pablo Rodríguez al General Javier Flórez, (de hecho ya quedó por fuera de la línea de mando) lo expresado si se convierte en una directriz tácita para trazar la línea roja que prevendría introducir iniciativas reformistas a la Fuerza Pública y marginar las presiones provenientes del negociador “militar” de la comisión de normalización de las Farc alias Carlos Antonio Lozada (Julián Gallo Cubillos). En consecuencia el General Flórez, como responsable de la subcomisión técnica, tendrá que focalizar su tarea en cuatro temas principales: (1) la desmovilización, (2) de la dejación de armas, (3) las garantías de seguridad para los guerrilleros reinsertados y (4) aspectos del cese bilateral y desescalamiento del conflicto. Probablemente se abrirá un espacio con el propósito de abordar el tema de justicia transicional para los integrantes de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. Esa aproximación entre militares e insurgentes sentados en la misma mesa de La Habana, estaría encaminada además a remover los obstáculos de desconfianza, temor, incertidumbre y síndrome de derrota o debilitamiento político, que los integrantes de la Fuerza Pública habrían construido en su imaginario por los recurrentes discursos y mensajes de reformas estructurales a la institucionalidad armada del país, que los negociadores de las farc en Cuba han expresado durante el actual proceso con el Gobierno Nacional. No obstante si el principal sentir de militares y policiales es no verse derrotados política ni jurídicamente como resultado de las negociaciones de paz, el General Flórez también habría asumido el costo político de comprometerse a representar y no defraudar a los miembros de unas Fuerzas Armadas de cerca de 470.000 hombres y mujeres, reconocidas como garantes de la sostenibilidad de la democracia en Colombia. De la zona de distinción a las zonas de desmovilización Las Farc ya tuvieron una experiencia importante desde la perspectiva de repliegue y concentración en un área geográfica, determinada, en el marco de las negociaciones de paz 1998 – 2002. Ese territorio de agrupación insurgente se conoció como la Zona de Distención, un extenso lugar de 42.000 kilómetros que comprendía cinco municipios de los departamentos de Caquetá y Meta. Ahora con motivo de la eventual y definitiva desmovilización pos – acuerdos de La Habana, será necesario volver a concentrar a las Farc en diferentes sitios del territorio nacional para formalizar su reintegración a la vida civil. En un comienzo el mapeo de concentración guerrillera tendrá que elaborarse a partir de los tradicionales e históricos lugares de presencia territorial de las Farc. Serán Aproximación al debate téc “El General Flórez en Cuba deberá defender la ins entonces algunos de los departamentos en donde el grupo subversivo configuró áreas campamentarias, de retaguardia, de movilidad, de abastecimiento, de reclutamiento y de accionar delictivo. El número de zonas de desmovilización será importante definirlo en un rango no mayor de diez, para facilitar los niveles de coordinación, garantizar la seguridad y mantener un corredor de abastecimiento principalmente para alimentos y medicamentos. Departamentos como el Caquetá, Meta, Putumayo, Antioquia, Chocó, Norte de Santander, Arauca, Cauca y Valle del Cauca entre otros, podrían ser escenarios para las Zonas de Desmovilización en donde todas las correspondientes estructuras de las Farc se ubiquen para iniciar la fase de reinserción. Por ejemplo para el caso del denominado Comando Conjunto de Occidente de las Farc, que tienen influencia sobre toda la franja del Pacífico que incluye los departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, las estructuras bajo su mando como la columna móvil Manuel Cepeda Vargas, la columna móvil Daniel Aldana y frentes como el sexto, octavo, trece, veintinueve y treinta entre otros, se concentrarían en dos puntos equidistantes que se localicen en Valle del Cauca y Cauca. Por otro lado tendrá que definirse si los gobernadores de los departamentos seleccionados, asumirán alguna responsabilidad o estarán excluidos de cualquier participa- publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 7 nico militar en La Habana titucionalidad y el sentir de las Fuerzas Armadas”1 ción en este proceso de concentración guerrillera. Hacia la elaboración de protocolos Podemos destacar los siguientes aspectos que sería necesario tener en cuenta en la conformación de las zonas de desmovilización: l El desplazamiento de las unidades guerrilleras desde sus áreas de acción armada hasta el punto escogido como Zona de Desmovilización, tendrá que observar todas las garantías de seguridad. Es probable que en consecuencia las Farc soliciten acuartelar y replegar parte de los dispositivos militares y policiales y suspender cualquier operativo que implique maniobras ofensivas contra los grupos insurgentes. l No se puede descartar que el grupo guerrillero pretenda organizar su propia seguridad sin participación de los organismos de seguridad gubernamental. l Los mecanismos de verificación que van a requerirse, incluirán una misión de observación integrada eventualmente por el Comité Internacional de la Cruz Roja, representantes de los países garantes (Cuba y Venezuela) y con la participación de una organización internacional (acaso la ONU, más probablemente la OEA – aprovechando la experiencia adquirida por el MAPP4). Así mismo habría representantes de la Fuerza Pública y de los insurgentes. Las Farc van a exigir la inclusión de UNASUR dentro de la misión de observación, por “la confianza” que les genera como interlocutor regional. l Las Farc preferirán concentrarse en zonas campamentarias propias, las cuales sean ampliamente conocidas y de su dominio pleno, protegidas de eventuales grupos que ellos identifiquen como hostiles, ya sean bandas criminales o estructuras paramilitares. l La fase de desplazamiento y concentración de la guerrilla en las zonas de desmovilización, demandará un tiempo prudencial. Ese lapso sin embargo no puede significar la interinidad institucional de la seguridad, bajo un concepto errado de desmilitarización. Una vez se establezcan las coordenadas, se tendrá que determinar el plan de marcha para las estructuras subversivas dentro de unos períodos supervisados por la misión de observación. l En relación con el armamento, las Farc van a exigir conservarlo en su poder como garantía de protección de sus estructuras, frente al síndrome de inseguridad en que van a caer cuando comiencen en firme a concentrarse en las zonas de desmovilización. El grupo insurgente argumentaría además que ya replegados en estas áreas seguras, podrían iniciar la “dejación” de las armas (hasta el momento las Farc no aceptan entregarlas). La subcomisión técnica militar – policial, tendrá que comprometerse con los negociadores de las Farc, a garantizar la seguridad de las zonas de desmovilización, contrarrestando de esta manera el argumento de los guerrilleros para no ser desarmados durante su permanencia en estos lugares. Se considera que el “cara a cara” entre el General Javier Flórez y alias Carlos Lozada, busca además cimentar la confianza como principio facilitador dentro de las “conversaciones técnicas – militares” entre las partes. El fin de la era militar de las Farc El pasado 20 de diciembre tras el anuncio de las Farc de iniciar un cese unilateral y definitivo de hostilidades, quedo también sellado el final de la oposición militar como medio de toma del poder político en Colombia. El grupo guerrillero tuvo que renunciar a la vía armada, ante la contundencia de la realidad sobre su evidente debilitamiento estratégico militar. Por lo tanto no es solo un gesto de buena voluntad subversiva sino también es consecuencia de la forzosa encrucijada a la que llegaron las Farc en el ámbito militar, para no provocar un desgaste más grave en sus estructuras, que ya le estaba produciendo altos costos políticos a la élite fariana radicada en Cuba, con motivo de los diálogos de paz. Los actuales momentos de dificultad de las Farc los describe muy bien alias Joaquín Gómez (Milton de Jesús Toncel), quien hace parte de los negociadores guerrilleros en La Habana. Señala el subversivo, que la región del Cagúan que para las Farc representaba una fuente inagotable de recursos, se terminó5. Del mismo modo, los cabecillas insurgentes en Cuba reconocen que varias pérdidas de mandos medios les produjeron vacíos en el mando, el control, la disciplina y la operatividad, que no han podido llenar, ocasionándoles graves deficiencias organizativas internas. En consecuencia, el tema de desescalamiento de las hostilidades constituye una prioridad para las Farc, que la subcomisión técnica militar-policial abordará desde temas “menos inamovibles” como el desminado humanitario. Uno de los problemas que tiene este punto está relacionado con la ausencia de control adecuado que hoy registran las Farc, de su mapeo interno sobre la ubicación de estos artefactos explosivos. La pérdida de explosivistas por abatimiento o captura, está dificultando “la reconstrucción” de los corredores locales de minas antipersonas sembradas por los guerrilleros. Es probable que se requiera en ciertos momentos “excarcelar” algunos explosivistas para que integren la eventual comisión de desminado que surgirá de estas conversaciones. Las Farc por su parte, van a seguir reclamando la finalización de las acciones ofensivas de la Fuerza Pública, presionando el cese bilateral de fuego definitivo. En este punto las alternativas serán, la de comenzar por suspender los bombardeos contar las Farc y toda operación militar en los perímetros de las zonas de desmovilización donde quedarán concentrados los subversivos. 1. Manifestación hecha por el General Juan Pablo Rodríguez Barragán, Comandante General de las Fuerzas Militares de Colombia, a través de la cuenta de twitter, el 5 de febrero de 2015. 2. Inicialmente fueron asignados como integrantes, del Ejército Nacional: el General Javier Flórez Aristizábal, Coronel Saúl Rojas Huertas y Coronel Vicente Sarmiento Vargas, de la Armada Nacional: Capitán de Fragata Tomás Cortés Reyes, Teniente de navío Juanita Millán Hernández, de la Fuerza Aérea: Mayor Rodrigo Mezú Mina, de la Policía Nacional: Coronel Edwin Chavarro Rojas. Los civiles son los doctores César Restrepo Flórez del Ministerio de Defensa Nacional, Mónica Cifuentes Osorio y Alejandro Reyes Lozano de la Oficina del Alto Comisionado de Paz. 3. Del comunicado de la subcomisión técnica de la delegación de paz de las Farc, difundido el 24 de octubre de 2014 4. Misión de Apoyo al Proceso de Paz – Colombia. 5. Información conocida por OPEAL. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 8 ¿Está subiendo el nivel del mar en Colombia? Por: Capitán de Navío (RA) Carlos Alberto Andrade L a respuesta es Sí. Hay una fuerte evidencia mundial respecto a que el nivel del mar, aumentó gradualmente en el siglo XX y en la actualidad está creciendo a un ritmo mayor a los presentados en algunos períodos de los siglos anteriores. Las predicciones recientes, indican que en el presente siglo el nivel del mar se elevará con mayor significación. Las dos principales causas de la subida del nivel del mar corresponden a la expansión térmica de los océanos por causa del calentamiento global (el agua se expande cuando se calienta) y la pérdida de hielo que se encuentra sobre tierra debido al aumento de la fusión. (El deshielo por el calentamiento del entorno debido al cambio climático). En efecto, cuando la temperatura global crece, el mar capta, absorbe ese calor y se amplía. A este fenómeno se le llama expansión térmica y una de sus consecuencias es el aumento del nivel del mar. Algunos datos. Durante los varios milenios que siguieron al final de la última edad de hielo (hace unos 21.000 años), el nivel del mar aumentó aproximadamente en 120 metros y luego se mantuvo estable entre 3.000 y 2.000 años. Desde entonces y hasta el inicio del siglo XIX, de conformidad con los indicadores, el nivel del mar no presentó cambios significativos. Ya en el transcurso del siglo XIX, el registro instrumental del comportamiento del nivel del mar mostró evidentemente un incremento a tener en cuenta hacia el futuro. En efecto, las estimaciones sobre lo que se esperó para el siglo XX, señalan que el nivel del mar, en promedio mundial, aumentó a una tasa de aproximadamente 0.017 centímetros por año. Los satélites utilizados, desde principios de 1990, para observar y medir el nivel del mar vienen proporcionando datos más precisos con una cobertura casi global. Uno de esos datos es la Altimetría registrada en una década desde 1993, la cual muestra que, desde ese año, el nivel del mar ha ido en aumento a un ritmo de alrededor de 0.03 centímetros por año lo cual es significativamente superior al registro medio durante la mitad del siglo anterior. Por otra fuente, los Mareógrafos, equipos instalados en sitios estratégicos de los litorales para mediciones costeras, confirman esta observación, e indican que tasas similares han ocurrido en algunas décadas anteriores. Es importante anotar que de acuerdo con los modelos climáticos, los datos de satélite y las observaciones hidrográficas, el nivel del mar no está aumentando de manera uniforme en todo el mundo como se puede suponer. En algunas regiones, las tasas son bastante mayores que el aumento medio mundial, mientras que en otras el nivel del mar disminuye. Esta variabilidad espacial de las tasas de aumento del nivel del mar se debe principalmente a los cambios no uniformes en la temperatura, la salinidad, y a los cambios en la circulación oceánica ocasionados por la interacción de la fuerza de gravedad, la profundidad y densidad de las masas de agua, efectos que dependen del lugar geográfico. Por medio de la circulación oceánica el calor tropical llega a los polos y de allí trae el frio al trópico; paradójicamente se dice que “aportan el calor y la vida y, en ocasiones, el frío y la desolación”. Se cree que, en promedio, en el período 1961-2003, la expansión térmica contribuyó aproximadamente en un 25% a la subida del nivel del mar observado, mientras que el deshielo terrestre representó menos de la mitad del fenómeno. Es decir, que ante un hipotético incremento presentado de 0.04 centímetros, la expansión térmica contribuyó en 0.01 centímetro y el deshielo algo menos de 0.02 centímetro. Años más tarde (1993-2003), el sistema de observación y medición concluyó que, el aporte de los fenómenos de expansión térmica y el derretimiento del hielo terrestre, en la elevación del nivel del mar, fue del 50% por cada uno de ellos. Sin embargo, pese a los avances en la captación de datos y cálculos de mayor horizonte, aún existe cierta incertidumbre en los pronósticos. Caprichos de la naturaleza. La marcada correlación percibida en los últimos años, entre la tasa observada del incremento del nivel del mar, y la suma de la expansión térmica más la pérdida de hielo terrestre sugiere un límite superior dentro del rango del cambio esperado. Por otra parte, los resultados del modelo indican que no se presentan variaciones en el inventario hídrico (relativamente poco conocido) localizado sobre las masas terrestres del planeta por efecto de los cambios provocados en el clima pese a la ocurrencia de grandes fluctuaciones interanuales y decenales como por ejemplo, estaciones invernales prolongadas o veranos con intenso calor. Sin embargo, para el período reciente 1993-2003, la pequeña discrepancia entre el aumento del nivel del mar observado y la suma de las contribuciones descritas puede deberse a procesos sin cuantificar inducidos por el hombre (por ejemplo, la extracción de aguas subterráneas, retención de agua en los embalses, el drenaje y la deforestación de los humedales). Vale la pena iterar que la descongelación de masas de hielo y de nieve en la tierra por acción del cambio climático aumenta la cantidad de agua en el mar, por tanto, suman en el nivel del mar. El pronóstico para el siglo XXI, ya en curso, entrevé que el nivel del mar se va a elevar a un ritmo mayor que el registrado entre los años 1961 a 2003. En el Informe especial del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC en inglés), sobre escenarios de emisiones de gases de invernadero, en uno de esos escenarios, el A1B* a mediados de la década de 2090, el nivel global del mar alcanzaría una altura entre 22 cm y 44 cm por encima de los niveles de 1990, y creciendo alrededor de 0.04 cm por año. Como ha ocurrido en el pasado, en el futuro los cambios del nivel del mar no serán uniformes geográficamente; en algunas regiones el nivel del mar variaría, aproximadamente, ± 15 cm alrededor de la media que proyecta la simulación del escenario A1B. La expansión térmica continuaría aportando más de la mitad del aumento del promedio, lo que significaría que el hielo terrestre perdería masa cada vez más rápido a medida que avanza el siglo. Por el momento se mantiene la incertidumbre, importante por demás, de si la descarga de agua por descongelamiento de las capas de hielo seguirá aumentando, tal como se viene observando en los últimos años, ello aportaría al incremento del nivel del mar. La Figura 1, muestra la evolución de las series de tiempo, del nivel medio del mar global, en el pasado y cómo se ha proyectado para el siglo XXI, en el escenario A1B. l (Nota de pie de página) El Escenario Climático A1B describe un mundo futuro con un rápido crecimiento económico, una población que alcanza su valor máximo hacia mediados de siglo y disminuye posteriormente, y una rápida introducción a nuevas y más eficientes tecnologías. Sus características distintivas más importantes son la convergencia entre regiones, la creación de la capacidad y el aumento de interacciones culturales y sociales, acompañadas de una notable reducción de las diferencias regionales en cuanto a ingresos por habitante. Utilización equilibrada de todo tipo de fuentes entendiéndose por equilibrada la situación en que no dependerá excesivamente de un tipo de fuente de energía, en el supuesto de que todas las fuentes de suministro de energía y todas las tecnologías de uso final experimenten mejoras similares (IPCC, 2014). Fig. 1. Series de tiempo de nivel medio del mar global: Para el período anterior a 1870, no hay registros de mediciones globales de nivel del mar, el segmento sombreado gris muestra la incertidumbre en la tasa estimada a largo plazo de cambio del nivel del mar. En el segmento rojo la línea sólida roja representa una reconstrucción del nivel medio del mar mundial medido por mareógrafos, y la parte sombreado en rojo muestra el rango de incertidumbre. El tramo en color verde, que corresponde a la desviación de la media de 1980 a 1999 muestra el nivel medio global del mar medido por la altimetría satelital. El segmento azul muestra la proyección del cambio del nivel del mar para el futuro, representa el rango de proyecciones del modelo para el escenario A1B para el siglo XXI, con relación al trazo del período 1980-1999. Más allá de 2100, las proyecciones dependen cada vez más de los escenarios de emisiones de gases de invernadero. En resumen, se predice que durante varios siglos, el nivel del mar podría subir varios metros (IPCC, 2007). Sobre variaciones del nivel del mar en la zona costera Caribe suroccidental y Pacífico El análisis de registros de nivel del mar Estrella Policial de largo tiempo en el Caribe suroccidental y Pacífico colombiano permitieron la estimación de distintos aspectos de la variación relativa del nivel del mar (NRM). En el mar Caribe, el nivel del mar está subiendo en Cartagena a razón de 0.45cm por año y en Cristóbal, (Panamá), 0.16cm/ año. En el Pacífico, en Balboa (Panamá) está subiendo a razón de 0.12cm/año, en Buenaventura (Colombia) 0.2cm/año, más resulta interesante registrar que en Tumaco (Colombia) el nivel del mar disminuye a razón de –0.08cm/año, aparentemente debido al rápido levantamiento tectónico en el área, de acuerdo con Andrade, (2008). Las estimaciones significan una alta vulnerabilidad de las áreas deltaicas de los ríos Magdalena, Sinú y Atrato especialmente, y medianamente sobre los estuarios, manglares, lagunas y llanuras costeras. No admite duda que en las condiciones actuales, un incremento progresivo del nivel del mar causaría efectos muy negativos; erosión de los litorales, continentales e insulares con pérdida de superficies de playas, inundaciones de las sabanas costeras, exceso de salinidad en las fuentes de agua dulce, pérdida de vidas humanas, destrucción y desolación. El ascenso del nivel del mar en Colombia El nivel del mar en las costas colombianas es principalmente modulado por la oscilación de la marea diurna con alguna tendencia semidiurna (dos pleamares y dos bajamares en un día). Su amplitud es del orden de centímetros en el Caribe y de metros en el Pacífico por ser más pronunciada. Sumada a esta oscilación, hay ‘pulsos’ de ondas de distintos períodos que afectan la zona costera. Las de corto período son aquellas como las producidas por el oleaje que la fuerza del viento genera cuando se forma una tormenta, o las ondas que se forman al dislocarse el fondo marino durante un movimiento sísmico, un tsunami; son ondas que afectan severamente las zonas costeras durante unas horas o unos días, suficientes para impactar todos los sistemas de manera drástica. Las ondas de largo período, son aquellas que viajan por los océanos en un intento por equilibrar las fuerzas producidas por la rotación terrestre, la gravedad y los enormes gradientes de presión (como ondas de Rossby u ondas de Kelvin por ejemplo), oscilaciones que pueden tener períodos de orden semanal y mensual y son importantes porque, el efecto acumulado de las mareas de sicigia pueden ocasionar desastres sobre el litoral. Las mareas de sicigia ocurren porque cuando la luna, el publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 9 sol y la tierra se encuentran alineados, sus fuerzas gravitacionales se suman y en consecuencia las mareas resultan significativamente más altas. Nivel del mar en Cartagena En Cartagena la oscilación del nivel del mar diurna es marcadamente mixta semidiurna, con sicigias de alrededor de 40cm de amplitud teniendo dos mareas de sicigia y una de cuadratura al mes o dos mareas muertas y una sicigia al mes, dependiendo de la lunación que corresponda. Con base en cincuenta años de registro (1951-2000), la tendencia lineal del nivel del mar en la serie de Cartagena da como resultado un aumento de más de 22cm en cincuenta años. (Fig. 2). Figura 2. Media mensual multianual (1951-2000) en Cartagena la tendencia lineal muestra un constante ascenso del nivel medio del mar de 22cm en 50 años. Así mismo, con base en cincuenta años de registro (1951-2000), la tendencia lineal del nivel del mar en la serie medida en el puerto de Buenaventura da como resultado un aumento de un poco más de 10cm en cincuenta años. Consideraciones sobre el impacto del aumento del nivel relativo del mar en el litoral. Deltas: en el Caribe colombiano hay cuatro Deltas importantes, el del Magdalena, el del Canal del Dique, el del río Sinú y el del río Atrato en el golfo de Urabá. En el Pacífico colombiano es importante el Delta del río San Juan pero también, los innumerables deltas de los brazos en el rio Sanquianga, del río Mira y del río Mataje. Los deltas son particularmente vulnerables a la erosión incrementada por el aumento del nivel del mar porque los sedimentos no consolidados son sujetos a subsidencia y compactación. Se puede esperar que la línea de costa se retire a razón de metros medidos horizontalmente por cada centímetro de aumento en el nivel relativo del mar. Esto da como resultado la pérdida de miles de hectáreas. Estuarios: Las características estuarinas del complejo de la Bahía de Cartagena, el Canal del Dique, y la Ciénaga de Tesca, interconectadas por canales deben ser vistas individualmente para obtener resultados significativos en esta región. Sin embargo, la inundación esperada para el año 2100, se ilustra en la figura 3. Los efectos esperados por inundación en el litoral pacífico para el año 2100, se muestran en la fig. 4. Figura 3. En sombra azul, area inundable con un aumento de 25 cm en el nivel medio del mar en el sector de Cartagena. Referencia “Definición de la vulnerabilidad de los sistemas bio-geo-físicos y socioeconómicos debido al cambio del nivel del mar en la zona costera colombiana (Caribe y Pacífico) y medidas de adaptación”. Programa holandés de asistencia para estudios de cambio climático-Colombia Invemar (2003). en la zona costera colombiana (Caribe y Pacífico) y medidas de adaptación. -Programa holandés de asistencia para estudios de cambio climático-Colombia, Invemar (2003). El calentamiento global y el incremento del nivel del mar es real y va en aumento. La humanidad debe tomar conciencia de ello porque, como se ha advertido, los efectos ya producidos y sufridos en el planeta son irreversibles. Colombia tiene amenazada regiones que, con algunas diferencias, están sufriendo desequilibrios naturales hasta el punto que importantes lugares de nuestra geografía acusan peligro de desaparecer física o productivamente. Asentamientos en riberas fluviales altamente erosionadas, comunidades biológicas costeras en los dos litorales donde el mar acecha y en formaciones marítimos insulares de baja altura como cayos, bancos de arena y arrecifes, son espacios amenazados. Hay soluciones, se requiere atención prioritaria en su aplicación para que se vayan implementando antes que la puesta en ejecución sea demasiado tarde. Una reflexión final en las palabras de David Pugh y George Maul (1999): “En el contexto de la incertidumbre que genera particularmente el cambio climático, mantener un factor de seguridad amplio siempre es una buena práctica. Pero las decisiones no deben tomarse en el contexto del temor o la desilusión. Los humanos siempre disfrutaremos el vivir cerca del mar y somos característicamente una especie inventiva. Con un planeamiento cuidadoso y detallado, reconociendo que el cambio es la norma a esperar, debemos disfrutar del reto de prepararnos para el futuro, que es diferente. Mientras tanto, hay trabajo por hacer.” Referencias bibliográficas Andrade, C.A., Cambios recientes del nivel del mar en Colombia, en: Deltas de Colombia: morfodinámica y vulnerabilidad ante el Cambio Global, J.D. Restrepo (editor), ISBN 978-958-720-020-1, Fondo Editorial Universidad EAFIT, COLCIENCIAS, pp. 101121, 2008. Climate Change in the Intra-Americas Sea, editor G.A. Maul for UNEP and IOC, 389pp., 1993. Panel International sobre el Cambio Climático - IPCC, Preguntas frecuentes. Cuarto Reporte de Resultados, 2007. Figura 4. Áreas de inundación (en azul) y riesgo (en morado y verde) año 2100 – Costa del Pacífico Colombiano en: Definición de la vulnerabilidad de los sistemas bio-geo-físicos y socio-económicos debido al cambio del nivel del mar INVEMAR, Definición de la vulnerabilidad de los sistemas biogeo-físicos y socio-económicos debido al cambio del nivel del mar en la zona costera colombiana (Caribe y Pacífico) y medidas de adaptación. Programa holandés de asistencia para estudios de cambio climático-Colombia, 2003. Colaboración del Capitán de Navío (RA) Carlos Alberto Andrade Amaya Oceanógrafo, Ph.D, Miembro Correspondiente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 10 Estrella Policial Carabineros de Colombia orgullo nacional Por: Brigadier General (RA) Pablo Elbert Rojas Flórez R evisar la historia de la Policía Nacional, es realizar un reencuentro con múltiples situaciones y desafíos que nuestros policías han enfrentado durante el ejercicio de su deber en un actuar caracterizado siempre por el respeto de los derechos humanos y teniendo como finalidad esencial, mantener las condiciones necesarias para el disfrute de los derechos y libertades de los ciudadanos, en un marco de convivencia pacífica para los colombianos, en acatamiento del mandato constitucional que nos rige. Desde el momento en que el presidente Carlos Holguín Mallarino da vida jurídica a la Policía Nacional, se inicia al compromiso de la institución con el respeto de los derechos humanos, a su clara misión de contribuir y aportar soluciones efectivas ante las necesidades de seguridad y a su responsabilidad de mantener la tranquilidad pública mediante un práctico y eficiente servicio. Durante su devenir histórico la institución policial como toda organización que crece y se fortalece y con el ánimo de responder a las necesidades que le exigen la época y contexto social de cada momento, se ha visto sometida a varias reformas o reorganizaciones administrativas, introducidas con la intención, alguna de ellas, de proveer servicios innovadores dentro de la organización. De este modo vemos nacer las distintas especialidades dentro de la función policial. Como producto de alguna de estas reestructuraciones, se crea una de las unidades más emblemáticas y antiguas de la Policía Nacional: los “Carabineros de Colombia”, galardón de prestigio para la institución a nivel nacional e internacional; como portadora de un lema inspirador “compañerismo, integridad, bravura”, nuestros carabineros desempeñan una función preventiva frente a todas las expresiones de violencia, constantes en su compromiso en la lucha contra la delincuencia y con la preservación del patrimonio de la biodiversidad de Colombia. Los Carabineros al igual que la institución policial no han permanecido estáticos; han evolucionado, perfeccionado y especializado su función en respuesta a las demandas de la comunidad. Es así como esta unidad se desempeña hoy, como policía rural con el fin de ofrecer seguridad a la población campesina, en ejercicio de la presencia y soberanía del estado en corregimientos, como salvaguarda de los parques naturales, de los resguardos campesinos, de las zonas fronterizas, en el cumplimiento de la tarea de asegurar las vías secundarias y terciarias del país y de confrontar a las bandas criminales que operan en estas zonas. De esta manera se crea en el año 2006 la Dirección de Carabineros y seguridad Rural. Con el propósito de ser precisos y fieles con la historia de una de las especialidades más antiguas de la institución policial es imprescindible hacer un trazado, una línea del tiempo que nos permita comprender con orden y exactitud cronológica los hechos y acontecimientos más relevantes del acaecer de carabineros de la policia nacional de colombia. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 11 Línea del tiempo 1949 - 20 de abril. Se crea, por Decreto Departamental No. 421, la Escuela de Carabineros Alejandro Gutiérrez, en una zona llamada “La Toscana”, en la ciudad de Manizales. 1951. Luego de la extinción de la Policía Nacional, por motivo de los acontecimientos del 9 de abril de 1948, se reorganiza el Escuadrón de Carabineros General Alberto Gómez Arenas, con sede en la Escuela General Santander. 1952 - 24 diciembre. Creación de un Escuadrón de Carabineros, que fue alojado en un principio en la carrera 24 con calle 76 de la ciudad de Bogotá, en un local perteneciente a la Escuela de Radio del Departamento de Policía Cundinamarca, y se denominaba Escuela “General Próspero Pinzón”. 1952. Aparecen los Carabineros en el Valle del Cauca, reorganizados por el Comisario Roberto Pinzón Meléndez y por el Teniente Segundo Víctor Rodríguez Romero. 1953. La Caja de Protección Social de la Policía Nacional adquiere unos terrenos en cercanías de la población de Suba, pertenecientes a la hacienda “La Pequeña Victoria”, los cuales son cedidos a la nación el 8 de mayo de 1956. Estos terrenos fueron puestos bajo custodia del Comando de Policía de Cundinamarca, a fin de evitar invasiones, para lo cual se destinó el Escuadrón Próspero Pinzón, al mando del Capitán Francisco Rodríguez Delgado. 1953. Inicia funciones como centro de formación de agentes carabineros la Escuela de Policía Alejandro Gutiérrez. 1955 - 14 de diciembre. La Policía Nacional adquiere la finca denominada “Potrero de las Mesas”, ubicada en la ciudad de Villavicencio, con el fin de construir un centro para la formación de aspirantes a agentes. El 1 de diciembre de 1959 inicia actividades el Instituto Eduardo Cuevas, en honor a quien fuera fundador de los Carabineros. 1956 - 24 de marzo. Se institucionaliza el uso de sombrero verde de fieltro y el distintivo de la especialidad de Carabineros, “las carabinas”, en su diseño participaron el Capitán Francisco Rodríguez Delgado, Teniente Carlos Guerrero Rodríguez y Teniente Francisco de Paula Guerrero y Subteniente Bernardo Pantoja Muñoz, de la sección Remonta y Veterinaria. 1956 - 16 mayo. Se compra la hacienda Mancilla, en Facatativá, Cundinamarca, con una extensión de 280 hectáreas, en donde se estableció un “puesto de monta” dependiente de la sección Remonta y Veterinaria. 1957. Se crea la comisión de los Carabineros del Carare, con el fin de tomar medidas sobre el orden público en la zona del Magdalena Medio, siendo muy efectivos en la persecución de cuadrillas de bandoleros. 1957. Al Escuadrón del Valle se aumentan dos escuadrones: uno con la misionalidad de vigilancia rural en la población de El Cerrito, y el Escuadrón Móvil de Orden Público, con sede en la población de Tuluá, donde en la actualidad funciona la Escuela Simón Bolívar, al mando de los Tenientes Víctor Rodríguez Romero y Luis Humberto Jerez Ramírez. 1957 - 25 de noviembre. Inicia labores la Escuela Gabriel González, con un escuadrón de 200 hombres, enviados del Departamento de Policía de Cundinamarca, que iban a especializarse como Carabineros. 1958 - 10 de julio. Segunda misión chilena. El Capitán Braulio Saavedra Morales, maestro de equitación, fue asignado a la Escuela de Cadetes General Santander para que adelantara cursos de maestros e instructores de equitación con un grupo de Oficiales. El Capitán Eduardo Gordon Cañas fue destinado al entonces Centro de Instrucción N°3, hoy Escuela Nacional de Carabineros, con el objeto de que dirigiera cursos de equitación con personal de Suboficiales y Agentes. 1958. Se unifican los dos escuadrones del Valle, al mando del Teniente Jorge Enrique Bulla Quintana. 1959 - 16 de febrero. Por Resolución 2698, emanada del comando de las Fuerzas de Policía, se instituye el Centro de Instrucción N°3 y se destina para la preparación de alumnos aspirantes a Agentes de Policía; posteriormente se denominó Escuela Regional del Oriente, en los predios de “La Pequeña Victoria”, al mando del Capitán Antonio Arciniegas Castilla. 1960 - 16 de abril. Con ocasión de la llegada a Colombia de 1.148 caballos y dos asnos garañones, procedentes de los Estados Unidos de Norteamérica, se destina como Jefe del Criadero de Mancilla (Facatativá) al Capitán José Rafael Sañudo Trejos junto con los Subtenientes Manuel Vallejo Vela, Yesid Aquite Coronado y Quintiliano Arellano Rivas, el Sargento Mayor Luis Eduardo Jiménez M., y 30 Agentes Carabineros. 1961 - 16 de febrero. El Centro de Instrucción N°3 fue abolido por Resolución 0699, para dar lugar a la fundación de la Escuela Regional de Oriente, que se denominó Escuela Nacional de Carabineros, dedicada a la formación y capacitación de agentes en esta especialidad en el servicio de policía. 1961. El Comandante Víctor Alberto Delgado Mallarino viaja a Europa, y en sus ratos libres se capacita en procedimientos de instrucción canina, y en 1962 funda el Club de Adiestramiento de Perros Pastores de Utilidad. 1962 - 23 de enero. Por Resolución 0117 se establece el Centro de Adiestramiento de Perros Auxiliares de Policía, en los predios de la Escuela Nacional de Carabineros. 1962. Se importan al país siete caballos y una yegua, procedentes de Argentina. 1962. Primer curso de Guías Caninos, compuestos por un Oficial, 4 Suboficiales y 17 Agentes. El Subteniente Hernando Grisales Ramírez realiza la primera importación de 80 perros pastores, directamente traídos de Alemania, donde adelantó el curso con la Policía de Wiesbaden. 1962. Se crean los escuadrones de Carabinero de Antioquia; uno en Puerto Berrío, al mando del mayor Víctor ¡Cuánta paz le aportan los Carabineros de Colombia a nuestros campos! N Por: Juan Manuel Santos Calderón Presidente de la República de Colombia. uestros policías cabalgan desde la Alta Guajira hasta el sur del país cumpliendo una misión integral: velan por la armonía y la convivencia de las poblaciones rurales, vigilan nuestras fronteras, parques naturales y zonas de reservas, y persiguen las actividades de los grupos armados ilegales. Los Carabineros significan la presencia efectiva del Estado en todo territorio nacional, por lo que son una garantía del orden constitucional en los lugares más recónditos del país. Ellos representan el puño de la autoridad para golpear a los lugares violentos y, al mismo tiempo, la mano amiga que los colombianos le extendemos al campesino honrado y trabajador. Recuerdo con especial afecto y orgullo que, siendo Ministro de Defensa, junto al General Oscar Naranjo lanzamos un programa para conformar un grupo de carabineros que además fueran técnicos agropecuarios. Hoy, ese grupo está integrado por más de 2.400 uniformados de la patria, que no solo salvaguardan la seguridad del campo, sino que también asisten el trabajo agrícola de miles de campesinos. Es por eso que –cuando observo a los carabineros patrullar en sus majestuosos caballos y acompañados de sus fieles perros- veo a jinetes cargando la bandera de la Prosperidad Democrática, la Prosperidad para Todos que nos hemos propuesto como nación. Ellos representan una de las fuerzas que nos permitirán culminar el proceso de rescatar al campo colombiano, para que sea labrado -como debe ser- por sus propietarios naturales. Los Carabineros son fundamentales en nuestro propósito colectivo de consolidar la paz de nuestros cultivos y, en consecuencia, son imprescindibles para restituirles la tierra a tantos colombianos desarraigados. Los necesitamos para acompañar el retorno en paz de cientos de miles de compatriotas que añoran volver a sembrar en sus parcelas. En buena hora ha sido editada la obra Carabineros de Colombia -Libro de Oro. Es apenas un justo reconocimiento para esos guardianes silenciosos de los lugares más lejanos. En estas páginas está retratada la historia de la institución, pero lo más importante es su valor documental, el testimonio impreso de unos carabineros que han demostrado su liderazgo y heroísmo, su vocación de servicio público, su espíritu de servicio por los colombianos de todas las regiones y razas. Este libro es evidencia histórica de cómo cabalga en Colombia la Prosperidad Democrática. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 12 Rodríguez Romero, y el otro, en el suroeste antioqueño, al mando del Mayor Efraín Rodríguez Romero. 1963. Nace la Escuadra Canina de Relaciones Públicas, con la misión de trabajar con la comunidad. Ese mismo año se inicia la crianza canina policial. 1963. Se unifican los escuadrones de Antioquia, al mando del Coronel Jorge Enrique Bulla Quintana, teniendo como base del Comando en Medellín. 1964 - 15 de septiembre. Fueron aprobados el escudo y el estandarte que representan al Cuerpo de Carabineros de Colombia, por medio de la Resolución 3898, siendo Director General de la Policía Nacional el Mayor General Saulo Gil Ramírez Sendoya. 1966 - 28 de octubre. Se reorganiza la sección Remonta y Veterinaria, la cual quedó dependiendo del Departamento de Servicios Administrativos de la Dirección General. 1967 - 1 de octubre. La Escuela Eduardo Cuevas se traslada al municipio de Orocué, y funciona en instalaciones cedidas por la Armada Nacional, situadas en la margen izquierda del río Meta. 1967. Se gradúa el primer curso Internacional de Guías Caninos, dictado a la Policía de Caracas (Venezuela) por oficiales colombianos. 1968. Se establece el Escuadrón de Carabineros en la región de Tierradentro, en los departamentos de Huila y Cauca, al mando del Mayor Bernardo Pantoja Muñoz. En agosto de 1969 asume el mando de este escuadrón el Mayor Luis Augusto Tello Sánchez, con la misión específica de construir el poblado de Río Negro. 1971. Se crea mediante Resolución 3422, el Himno de los Carabineros de Colombia, cuyo autor es César Pantoja Guerra, en honor a su hijo, el Coronel Bernardo Pantoja Muñoz. El maestro Jesús Maya Santacruz le dio vida al himno con sus notas musicales. Esta misma resolución determina el 16 de febrero como la fecha de celebración del Día Nacional del Carabinero. 1972 - julio. La Dirección General ordena nuevamente trasladar la Escuela Eduardo Cuevas, de Orocué (Casanare) a Villavicencio (Meta). 1973. Aparecen los perros detectores de marihuana en la época marimbera. 1974 - 19 de julio. Por Resolución 02328 se crea el distintivo de la Escuela Nacional de Carabineros, para enaltecer, como estímulo, a quienes aportan con generosidad en beneficio de la especialidad de Carabineros. 1975 - octubre. Mediante Decreto 2254 se creó la Escuela de Carabineros Rafael Núñez en Corozal (Sucre). A partir del 5 de febrero de 1976 se desarrollan obras para su funcionamiento. 1980. -Se capacitan, en Estados Unidos e Inglaterra, perros de la raza Labrador, para detección de narcóticos. -se importan al país 21 caballos procedentes de Argentina. 1980 - 30 de mayo. Se vende la hacienda Mancilla a la Empresa Nacional de Petróleos, permitiendo esta que el criadero continuara ocupando las instalaciones. 1984 - 30 de marzo. Se firma un contrato de comodato entre Ecopetrol y la Policía Nacional por un área de terreno de 33 hectáreas por un término de 30 años. 1982/1987. Se importan de Estados Unidos perros pas- tores Belga Mallinois donde recibió el entrenamiento para detección de narcóticos y de explosivos. 1987. Se importan de Inglaterra los primeros perros de la raza labrador, con entrenamiento en la detección de narcóticos por parte de la Policía del Lancashire. 1991 - 22 de abril. Se inician negociaciones para adquirir la hacienda “Las Margaritas”, a fin de trasladar la Escuela Nacional de Carabineros Alfonso López Pumarejo, de CESPO (Suba) a Facatativá. 1993 - 31 de marzo. Mediante Directiva Transitoria N° 018 se organizó el Centro de Instrucción de Carabineros N° 1 (CICAR) en Facatativá, que dependería de la Escuela Nacional de Carabineros. 1993 - 23 de junio. Ecopetrol dona a la Policía Nacional 24 hectáreas de terreno, con la condición de que la Policía las utilizara única y exclusivamente como criadero de ganado caballar para el servicio de la institución. 1993. Mediante la Ley 62 “Por la cual se expiden normas sobre la Policía Nacional”, se define la subdirección de Carabineros o Policía Rural. 1994 - 11 de febrero. Mediante Resolución 01122, se determina que la antigua sede de la Escuela Nacional de Carabineros se destinara al Centro de Estudios Superiores de la Policía, (CESPO) y la nueva sede se fijaría en la Hacienda “Las Margaritas”, en Facatativá. Como gerente del proyecto fue nombrado el Carabinero más antiguo de la especialidad en servicio activo, el Coronel Teodoro Ricaurte Campo Gómez, y los estudios estuvieron a cargo del Mayores Edilberto Mejía Báez y Francisco José Aristizábal Tamayo. 1994 - 11 de febrero. Mediante Resolución 01727, se determina la organización y función de la Subdirección de Carabineros y Seguridad Rural, que inició sus actividades el 3 de septiembre de 1993, siendo su primer subdirector el Brigadier General Luis Humberto Pineda Pérez. 1995 - 13 de enero. Mediante la Ley 80 se elevó a Dirección la Subdirección de Policía de Carabineros o Rural. Estrella Policial 1996 - 30 de julio. El Decreto 1667 introduce reformas a la organización policial; se establecieron los servicios especializados, entre ellos la Policía de Vigilancia Urbana y Rural. 1996 - 29 de noviembre. Se funda la Seccional de Carabineros Provincia de Vélez, mediante Resolución 05890; su primer Director fue el Mayor Julio César Santoyo Velasco. 1996. Se importan al país 800 caballos, procedentes de Argentina. 1997 – 1998. Se realiza la importación de un total de 240 caninos, provenientes de Holanda. 1999 - 13 de julio. Se traslada el total del personal perteneciente a la Escuela de Formación de Guías y Adiestramiento de Perros, ubicado en CESPO, a la Seccional de Carabineros, antiguamente hacienda Las Margaritas, en Facatativá (Cundinamarca), y pasa a llamarse Centro de Adiestramiento Canino. Posteriormente se llamaría Programa de Adiestramiento Canino, dependiendo directamente de la Seccional de Carabineros. 2001 - 7 de octubre. Mediante Resolución 03582, se crea la Medalla Carabineros de Colombia, la cual se impone a quienes con sus acrisoladas virtudes velan por el servicio de policía rural. 2002 - 22 de enero. Mediante la Resolución 00096, se crea el distintivo “Grupo Remonta y Veterinaria”, como símbolo máximo de reconocimiento y gratitud al personal de la Institución, funcionarios del Estado, personalidades del sector privado e instituciones que han cumplido una labor edificante en los procesos de reproducción, mansedumbre, adiestramiento y mantenimiento de los equinos de la Institución, contribuyendo al engrandecimiento y fortalecimiento del Grupo Remonta y Veterinaria. 2002 - 6 de junio. Mediante la Resolución 01410, se crea el programa de los Escuadrones Móviles de Carabineros, bajo el precepto de apoyar el servicio de vigilancia rural a nivel departamental, cumpliendo misiones como la recuperación sistemática de la presencia policial en el campo colombiano, con énfasis en los centros poblados, zonas productivas, carreteras y, en general, en puntos estratégicos de la geografía nacional. 2002 - 12 de junio. Se reunió un grupo de oficiales de la Policía Nacional, todos con domicilio en Bogotá y en uso de buen retiro en la especialidad de Carabineros, con el fin de organizarse en una entidad que denominaron Grupo de Oficiales Carabineros (GOCAR). 2003 - 27 de agosto. Mediante Resolución 02, se crea el distintivo del Grupo de Oficiales Carabineros (GOCAR), el cual se impone por el invaluable servicio que prestan sus afiliados a la agrupación. 2003 - 19 de septiembre. Mediante Resolución 02030, se crea el distintivo “Escuela de Guías y Adiestramiento Canino”. 2004 - 24 de febrero. Mediante Resolución 00348, se activa nuevamente la Escuela de Formación de Guías y Adiestramiento Canino. 2006 - agosto. Consagración de “Nuestra Señora Virgen del Rocío” como patrona de los Carabineros de Colombia, acto religioso celebrado por Monseñor Héctor Gutiérrez Pabón, Obispo de la Diócesis de Engativá. Estrella Policial publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 13 PUNTOS DE VISTA: ¿Es radicalmente benéfica la innovación? Por: Brigadier General (RA) Fabio Arturo Londoño Cárdenas G eneralmente hemos venido entendiendo que la INNOVACIÓN es siempre una consecuencia del desarrollo humano contemporáneo que trae grandes beneficios y que es causa eficiente de los grandes adelantos científicos - técnicos y culturales lo cual vamos a ver muy sintéticamente. No es cierto el concepto en la forma “absoluta” en que lo estamos viviendo, pues es dinámica social también ella puede traer consecuencias nocivas e incluso destructoras de la tradición y de la cultura como lo veremos en estos comentarios. La historia de la humanidad, con sus grandes pensadores e ideólogos, siempre ha respetado las virtudes de los hombres, sus religiones, la belleza de su literatura, y de sus artes, la grandeza de sus adelantos científicos y los enormes beneficios que para el universo han significado todos los cambios, adelantos e invenciones, hoy desconocidos en buena parte por la llamada “Innovación Creadora”, con cuya expresión muchos esnobistas llenan su boca sin entender, con la profundidad necesaria, la realidad de lo que está resultando de esas actividades. Al efecto hemos encontrado, con singular atención, en las “LECTURAS” del Tiempo artículo en el cual Asbel López, desde París nos informa acerca de algunos aspectos exactos del autor de la obra denominada “La Innovación Destructora” (L´INNOVATION DESTRUCTRICE) con las noticias tan importantes como las siguientes, que dejamos a la consideración y reflexión de los lectores de este articulo: “La innovación es lo que empuja a cambiar de celular, de computador, de auto, etc. Es la que nos impulsa al consumo y destruye al mismo tiempo todo lo antiguo tornándolo pasado de moda. Es la forma de funcionamiento del capitalismo. Esta lógica dirige y controla el crecimiento y los progresos en materia de salud, bienestar y longevidad. De ahí la necesidad de suprimir todo lo que pueda frenar la innovación”. “Para muchos otros, en cambio, esa aspiración representa un retroceso. ¿Estamos entonces ante una innovación “creadora”, como sostienen los primeros, o ante una “destructora”, como preconizan los segundos?. El debate está abierto. En Francia se han registrado masivas manifestaciones de protesta contra la ley que autorizó el matrimonio gay. El país se dividió en dos”. Con respecto a las decisiones políticas en tan vitales fenómenos, se nos dice: “Hay que tomar la medida no solo de las ventajas sino también de los perjuicios de la innovación. En el Siglo XX vivimos innovaciones magníficas en el plano técnico, científico y médico. Nuestra longevidad se ha triplicado desde el Siglo XVIII. Pero el reverso de la moneda es la deconstrucción radical de los valores en el plano moral, espiritual y artístico. En la sociedad de la innovación permanente, nos emocionamos cuando logramos aferrarnos a un rincón de tradición, cualquiera que sea, desde un paisaje de la infancia hasta valores religiosos”. Ahora, con referencia a lo que hoy denominan los medios de comunicación como “rating”: “… un progresivo deslizamiento de la prensa hacia las pasiones democráticas”. Estas son principalmente la indignación, el miedo, la envidia y la cólera. Azuzar esos sentimientos garantiza un número creciente de clics y los medios no se privan de hacerlo. En Francia, una de las noticias que tuvo más eco en 2014 la publicó Closer, la revista que destapó el romance del presidente Hollande y la actriz Julie Gayet. Los medios tradicionales se vieron obligados a mencionar las fotos del mandatario dirigiéndose en moto mal camuflado con un casco, al apartamento de su amante. Una historia que jamás hubiera saltado a la esfera pública durante la era Mitterrand, el presidente que logró ocultar la presencia de su hija natural gracias al pacto táctico con los periodistas. Y, continúa así el filósofo citado: “Usted dice que está muy bien y que Closer es mejor que el Diario Oficial, más democrático, etc. Pero todo eso tiene un efecto perverso: en esta lógica de la innovación destructora, a lo novedoso se torna más importante que lo importante, más esencial que lo esencial. Closer divierte al público en general, pero me pregunto: ¿la primera tarea del periodista es divertir o más bien difundir el espíritu de la Ilustración, es decir, dar luces sobre un acontecimiento y ayudarlo a comprenderlo en profundidad?. Usted juzgará qué es mejor…” Asbel López agrega en su actualizante escrito:” La expresión más acabada de la lógica de la innovación destructora para Ferry está presente en el arte. Numerosos artistas la han explotado como una veta para dar el salto a la fama y hacer fortuna. Jeff Koons, quien expone sus obras actualmente en el museo Beaubourg de París, es un representante de esa tendencia, quizá el más hábil. Sus obras figuran entre las más costosas del mundo. A pesar de ello, muchos se preguntan si Koons tiene algún tipo de talento artístico o es un fenómeno principalmente de comunicación y mercadeo. “Sobre todo de mercado financiero!”, subraya Ferry. los artistas son de la izquierda pero los compradores de la derecha los que compran las obras de Koons y de Damien Hirts son los grades bancos y los grandes industriales. El arte contemporáneo es un arte de la innovación destructora al estado químicamente puro: aquí se ilustra sin cesar la lógica capitalista de la novedad radical y de la ruptura con la tradición. Hay muy poca belleza, pero en cambio numerosas novedades. Esto les encanta a los banqueros y los grandes empresarios, el burgués y el bohemio por fin se han reconciliado gracias a la figura tutelar de la innovación destructora”. Terminamos de considerar estos tan francos e “innovadores” comentarios, con los que el autor del artículo periodístico así: Este llamado de atención que hace Ferry sobre los riesgos que corren nuestras sociedades al entregarse sin reservas a la dinámica de la innovación destructora lo aleja de los defensores a ultranza de la novedad. El filósofo recuerda que la innovación también puede causar estragos. Por ejemplo, numerosos jóvenes delante de las pantallas se han transformado en “consumidores zapeadores fanatizados”. Que conste que también en policía se puede caer en el mismo error, ¡Dios nos ampare! Muchos se preguntan si Koons tiene algún tipo de talento artístico o es un fenómeno principalmente de comunicación y mercadeo. El arte contemporáneo es un arte de la innovación destructora al estado químicamente puro. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 14 Estrella Policial Fortalecimiento de la dirección de vigilancia rural de la Policía Nacional: sí. Gendarmería: no Por: Mayor General (RA) Alberto Ruiz García P Reunión y Carta Presidencial or considerar de suma importancia el tema de la posible creación de una Gendarmería en Colombia para atender los sectores rurales del país, según lo expresó el señor presidente de la República en su reciente visita a Francia, resulta conveniente participar de la polémica que se ha suscitado, por parte de connotados periodistas, políticos, analistas y del Señor Procurador General de la Nación, entre otras personalidades. A finales del año pasado quedó muy claro, para los representantes del Colegio de Generales que asistimos a la reunión del mes de octubre en la Presidencia de la República con el primer mandatario de la Nación, que la institución no se vería afectada, ni debilitada con ocasión del proceso de paz y la muy posible reforma de la Policía Nacio- nal, una vez firmados los acuerdos y dar inicio al denominado post-conflicto. Inclusive agregó que la reforma se haría cuando el país estuviera en normalidad, acotando jocosamente que esa condición de normalidad, según los pesimistas demoraría un tiempo considerable. Además, que al momento de emprenderse efectivamente el proceso de reforma institucional, llamaría a la reserva activa de la policía, para realizarla con su aporte y de esa manera aprovechar su vasta experiencia en el tema. Como era de esperarse esas expresiones del primer Mandatario de la Nación, calmaron la ansiedad e incertidumbre que nos cobijaba en el momento. De otra parte, la carta del 29 de enero de 2015 enviada por el señor Director General de Institución a cada uno de los integrantes de nuestro Colegio en respuesta del señor Presidente de la República al señor Procurador General de la Nación, es categórica en reiterar “que en la mesa de negociaciones de La Habana, ni se ha negociado, ni se va a negociar la estructura ni la conducción de las Fuerzas Armadas como posición invariable del gobierno” (SIC). De nuevo esta reiteración, tranquilizó nuestros espíritus y renovó el optimismo. Inclusive agregó que es “natural que el GOBIERNO considere fortalecer la capacidad de la Policía en las zonas rurales, en particular de los carabineros”, y que la posibilidad de incorporar integrantes de las FARC, o más concretamente desmovilizados a la fuerza pública, será motivo de discusión y evaluación por parte de expertos, sectores interesados y sociedad en general. Incorporación de desmovilizados Esta posible incorporación de desmovilizados a la policía rural, no debe tomarse a la ligera para evitar sorpresas en un futuro mediato y, por lo tanto, se deberá disponer oportunamente de un plan o una muy consistente propuesta, en caso de que se le imponga a la Institución Policial esta variable del proceso, que “no se ha pensado, pero no se descarta” según lo manifestó el señor Presidente en la rueda de prensa realizada en territorio Francés. La inconveniencia de adscribir desmovilizados a la Policía Nacional En primer lugar, debe quedar muy claro, que ser policía no corresponde a una persona que solo sabe portar y maniobrar un arma, pues debe contar con unas condiciones humanas, una solvencia moral, y una preparación doctrinal y policial exclusiva, para obtener una fundamentación profesional que no debe ser inferior a un año, para delegarle la gran responsabilidad de impartir autoridad, y ser el aliado prioritario de la comunidad y las autoridades legalmente constituidas. Estos requisitos ineludibles son precisamente de los que carecen los integrantes de grupos armados al margen de la ley, que obligatoriamente deberán enfrentar un proceso de rehabilitación, selección y capacitación riguroso y continuo, para pertenecer a una institución de acendrados valores y principios, como la Policía Nacional. Como es de suponer los mandos deberán ser seleccionados de la oficialidad y del nivel ejecutivo; por ninguna circunstancia de cabecillas desmovilizados. El empleo de estas personas, por razones obvias, deberá ser limitado y bajo la estricta supervisión de la Fuerza Pública, si se les encomendara la tarea de contribuir con el desminado, la erra- Estrella Policial publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 15 dicación de laboratorios y cultivos, el desmonte y erradicación de la minería ilegal y el control de las infraestructuras energéticas, para justificar en parte esta gran concesión del Gobierno Nacional. Lo ideal sería que no fueran destinados a las fuerzas policiales, por cuanto algunos lo consideramos un imposible moral, pero si así se dispone, estas consideraciones deberán ser muy tenidas en cuenta. La discusión que se planteará enriquecerá, a no dudarlo, estos planteamientos. Las inconveniencias de una Gendarmería De otra parte, resulta inconveniente crear una gendarmería por varias razones: En primer lugar la gendarmería pretendida, al tomar como referente la organización francesa, tendría connotación militar, como de igual manera ocurre con la guardia Civil española, o los Carabinieres Italianos, lo que atentaría contra la naturaleza civil de la institución, y seguiría generando serias confusiones en el cumplimiento del rol de las instituciones que integran la fuerza pública, como sucede actualmente. A lo anterior se agregaría que su dependencia sería del Ministerio del Interior, lo que contribuiría, además, a debilitar la unidad y consistencia de ellas, uno de los propósitos soterrados de las FARC. En segundo término, crear una gendarmería en estas condiciones, podría dar pie a pensar en la creación de una Guardia Nacional, viejo e inveterado anhelo de algunos sectores que desconocen la doctrina y filosofía policiacas. A lo anterior cabe agregar que en reciente foro realizado en la sede de ACORE, que contó con la participación de la reserva activa de las instituciones con la fuerza pública, el señor Procurador General de la Nación, y los representantes de los partidos políticos de todas las vertientes, una exministra de defensa manifestó que venía trabajando con ilustres generales retirados del Ejército, la presentación al gobierno nacional de una propuesta para constituir una gendarmería con policía militar a la cual se le asignarían funciones de policía judicial. Ello en mi concepto, merece una profunda y seria discusión, por razones obvias. No hay que olvidar la no muy grata experiencia de los procesos de paz en Guatemala y el Salvador, en donde se crearon “guardias nacionales” con integrantes de la Policía, el Ejercito y desmovilizados. En la actualidad son países con altos índices de criminalidad a nivel mundial, solo por mencionar uno de sus fracasos. En tercer lugar, debe considerarse que la idiosincrasia y la cultura del acatamiento a la ley del pueblo francés, difieren enormemente de las nuestra y, por lo tanto, la labor de control de la convivencia en las zonas rurales, se haría muy difícil, en especial si consideramos las enormes dificultades de acceso a poblaciones alejadas, que carecen de infraestructura vial y solo han servido de refugio de maleantes, prófugos de la justicia y asentamien- to del narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando y el proselitismo armado de los ilegales. Propuesta de fortalecimiento de la vigilancia rural de la Policía Nacional Insisto en que a los desmovilizados, antes que incluirlos equívocamente en la Policía, es un contrasentido, por cuanto quienes toda una vida solo se han dedicado a delinquir, muy difícilmente podrían ser erigidos como representantes de la ley; no sería una decisión de buen recibo de una gran parte de los colombianos, ni de quienes hemos sacrificado nuestra vida al servicio exclusivo de las causas nacionales e institucionales. Podría pensarse, más bien, en dar a los desmovilizados de las FARC y ELN espacios políticos, sociales y empresariales, pero no entregarles las armas del estado, para que en un futuro realicen propósitos ocultos y protervos, como es su característica. Pensando y actuando con sentido práctico, más que emocional y sentimental, una posible alternativa sería la de escoger la opción que menos daño cause a los intereses, la tradición y la historia de la Policía Nacional de Colombia. Consiste esta oportunidad, entonces, en partir de la estructura actual de la institución para armonizarla y adaptarla a los intereses del gobierno nacional con ocasión de un acuerdo de paz, que por lo que se oye y observa, no está muy lejano. La solución es pues sumamente práctica. Tomando como referente la actual Dirección de Policía de vigilancia rural a cargo desde el año 2007 de un brigadier general de la institución, encaminar el proyecto gubernamental de generar nuevos mecanismos de control de las áreas rurales del país, que según una de las tantas estadísticas que se manejan en el país, abarca 125 municipios y 17 departamentos, e incluye una población de aproximadamente 9 millones de habitantes, es decir un tercio del territorio nacional y una quinta parte de su población, para realizar un fortalecimiento de esta dirección que se integraría estrictamente con personal de la especialidad de carabineros, con dedicación exclusiva y en la cual sus miembros permanecerían hasta lograr su asignación de retiro, por el arraigo que adquirirían con los campesinos por cuanto entrarían a ser parte de estas comunidades. La asignación de partidas presupuestales específicas para suministrar la logística, la tecnología y el talento humano pertinente, así como de beneficios y estímulos en materia de primas, bonificaciones y salarios, que para esta exclusiva y difícil tarea disponga el Gobierno Nacional, respondería a ese viejo anhelo de la institución de consolidar la vigilancia rural con los carabineros de Colombia, que ha surtido varios intentos sin resultados positivos. La familia policial de activos y retirados, verían con buenos ojos la materialización de esta recomendación, que hoy pongo a disposición de todos sus integrantes, para iniciar públicamente un debate sobre el tema y despertar ese espíritu conciliador y reflexivo que siempre hemos demostrado a lo largo de nuestra vida institucional, bajo la égida del respeto a nuestro honor, dignidad, tradición valores y principios, en otras palabras a nuestra cultura organizacional. Un foro o seminario sobre la propuesta en mención para realizarse en el menor tiempo posible con participación de los sectores interesados, sería de gran utilidad para coadyuvar en la empresa de la paz de Colombia. Ser policía no corresponde a una persona que solo sabe portar y maniobrar un arma, pues debe contar con unas condiciones humanas, una solvencia moral, y una preparación doctrinal y policial exclusiva. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 16 Estrella Policial Brigadier General Edgard Peña Velásquez Por: el Mayor General (RA) Carlos Alberto Pulido Barrantes C on estas líneas impregnadas del mayor sentimiento institucional y de amistad, deseo hacer un reconocimiento a un señor general de la Policía Nacional a un ser excepcional que en su paso por la benemérita Institución dejó una invaluable huella de servicio, amén de su cálida amistad y compañerismo que siempre adornó su carismática personalidad: se trata del Brigadier General Edgard Peña Velásquez. Por circunstancias de orden institucional tuve la grata oportunidad de coincidir de las mismas inquietudes jurídicas, académicas, intelectuales y de servicio que nos animaban alrededor de la Institución. Por estas razones, puedo dar fe de su sentido de pertenencia, entrega y eficiente servicio policial. Como abogado al servicio de la Institución y de los policías, siempre demostró su devoción, buen criterio y excelente desempeño profesional. Se especializó en penal y por supuesto, en Justicia Penal Militar campo que dominó con gran solvencia jurídica. De su enjundia, trabajo y estudio pude advertirlo cuando hacíamos parte en los procesos que, curiosamente, casi siempre éramos contraparte, el cómo defensor o fiscal y yo como auditor, juez o fiscal. Era un gran expositor, sus ponencias y escritos siempre los fundamentaba en la Ley, la jurisprudencia y la doctrina. De su dedicación y talento dan fe los libros que escribió fruto de su estudio, investigación y experiencia, libros que se convirtieron en textos de consulta permanente de policías, funcionarios, abogados y estudiantes. Es de anotar que su producción intelectual tuvo como fuente de inspiración la Policía. Los editoriales y columnas que escribía para los diferentes periódicos y revistas se convirtieron en una constante, se distinguían por su profundidad y diversidad en los temas de actualidad. (ACORPOL, Estrella Policial, ACORE y algunos diarios del país). El Derecho de Policía fue otra de sus fortalezas, desde los primeros congresos nacionales que organizó la Institución, siempre participó no solo como expositor sino como organizador entusiasta. Con un grupo de docentes y especialistas, debatíamos y estudiábamos las nuevas y novedosas doctrinas y teorías para fundamentar los escritos y ponencias. También siguiendo las enseñanzas y directrices de nuestros sabios maestros el Doctor Roberto Pineda Castillo y el Señor Brigadier General Fabio Arturo Londoño Cárdenas, participamos en la redacción de los diferentes proyectos de reforma del Código de Policía. Con un grupo de eminentes juristas y funcionarios especializados creamos el Colegio de Abogados Policivistas; hicimos parte del Colegio de Abogados Penalistas de Bogotá y Cundinamarca, en el que partipamos activamente. Como un cultor del intelecto y un excelente investigador hizo parte de la Academia Colombiana de Historia Policial como miembro de número y como integrante de la Junta Directiva. Sus numerosos escritos fueron publicados en los cuadernos históricos que edita la Academia. Por sus conocimientos jurídicos y ejemplar dinamismo fue elegido como Presidente del Colegio de Abogados de la Fuerza Pública cargo que desempeñó con eficiencia y alta calidad, haciendo énfasis en la capacitación de sus integrantes. Era un docente con reconocimiento académico institucional y universitario. Participó en el hecho histórico más importante y trascendental para la Policía Nacional desde su creación el 5 de noviembre de 1891, cuando la Dirección General de la Policía Nacional a cargo del Señor General Miguel Antonio Gómez Padilla dispuso que los señores coroneles abogados Edgard Peña Velásquez y Carlos Alberto Pulido Barrantes fueran destinados en comisión de servicio a la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 para promover y defender el proyecto constitucional propuesto por la Institución; tarea de enorme responsabilidad que asumimos con entrega, mística y dinamismo. En la Constitución Política de Colombia quedó plasmado el concepto de Fuerza Pública, la definición constitucional de la Policía Nacional, su régimen de carrera prestacional, salarial y disciplinario, las funciones de Policía Judicial y el Fuero Penal Militar. Igualmente, participamos en la Comisión Legislativa transitoria denominada “El Congresito” que se creó inmediatamente después de la Constituyente para la redacción del Código de Procedimiento Penal, donde logramos se dieran funciones de Policía Judicial a la Policía Nacional en los lugares del territorio nacional donde no hubiere miembros de la Policía Judicial. La Dirección General de la Policía una vez más, delegó a los Generales Peña Velásquez y Pulido Barrantes como representantes de la Policía Nacional ante la Junta directiva de ASOCACI que reúne a los ex alumnos de los cursos de Altos Estudios Militares CAEM e Integral de Defensa Nacional CIDENAL, cargo que desempeñó con responsabilidad y sentido de pertenencia hasta su inesperado y temprano fallecimiento. Durante su periplo policial y en su extensa y meritoria labor jurídica en defensa de la Institución y de los Policías, ocupó cargos de relevancia como defensor asesor, asesor procurador, decano de estudio de la Escuela General Santander, jefe de licitaciones y contratos de la Policía Nacional, subsecretario del Ministerio de Defensa Nacional ante la Policía Nacional, Director de Sanidad y Secretario General de la Dirección General de la Policía Nacional. Con esta breve reseña, el Colegio desea rendir un homenaje de gratitud y reconocimiento al señor Brigadier General Edgard Peña Velásquez, y con él, manifestar el afecto y la solidaridad para su queridísima esposa María Luisa y sus hijos Néstor Camilo, Darío Fernando, Leonardo y Alexander que fueron el eje fundamental de su vida. Estrella Policial Por: el Brigadier General GUILLERMO LEÓN DIETTES PÉREZ Presidente de la Academia Colombiana de Historia Policial F Antecedentes inalizado el mandato del señor General José Guillermo Medina Sánchez, el gobierno nacional dispone que el nuevo Director General de la Policía Nacional será el Brigadier General Miguel Antonio Gómez Padilla, quien ocupaba el cargo de Inspector General. Esta decisión se toma mediante Decreto número 0135 del 17 de enero de 1989, que lleva las firmas del Presidente Virgilio Barco Vargas y del General (Ejército) Jaime Guerrero Paz, a la sazón Ministro de Defensa Nacional. Biografía breve. Costeño, muy orgulloso de sus orígenes y su terruño, nació el 16 de junio de 1937 en Lorica (Córdoba). Está casado con doña Rosario Maritza Tinoco Ibarra. Son sus hijos Miguel Fernando, Juan Carlos, Luis Alfonso, Maritza del Rosario y Martha Claudia. Sus estudios secundarios los adelantó en el Seminario Menor de Yarumal (Antioquia) y en el Liceo Bolívar de Cartagena. Prestó servicio militar en el Batallón Miguel Antonio Caro (MAC) en la Escuela de Infantería de Bogotá, lo cual le da la oportunidad de recibirse como Subteniente de la reserva del Ejército y luego, el 3 de septiembre de 1956, ingresó a la Policía recibiendo su grado de subteniente el 1 de mayo de 1958 como integrante del Curso 17 Promoción “José Antonio Galán Zorro” de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”. Fue oficial de vigilancia y como tal laboró en varias unidades policiales, pero se destacó de manera especial por su amor a la docencia. Adelantó todos los cursos reglamentarios de la carrera policial en la Escuela de Cadetes General Santander y la Academia Superior de Policía, en la Escuela Superior de Administración Pública, Escuela Superior de Guerra y en la Academia de Policía de Washington (USA). Obtuvo la licenciatura en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Libre en Bogotá, Administrador Policial en la Escuela General Santander, Honoris Causa en Sociología en la Universidad Cooperativa de Colombia, posgrado en Administración Educativa en la Universidad Federal de Brasilia (Brasil); Magister “Honoris Causa” en Seguridad Pública de la Escuela de Posgrados de Policía (ESPOL) y otra serie de títulos y grados sobre investigación educativa, lavado de activos, antinarcóticos e interdicción marítima, anticorrupción, derechos humanos y derecho internacional humanitario, entre otros. Profesor policial de primera categoría ha ejercido en escuelas de Policía General Santander, (donde fue decano, Subdirector y Director), Gonzalo Jiménez de Quesada, Academia Superior y de Postgrados Miguel Antonio Lleras Pizarro (donde sigue dictando clase a los coroneles que aspiran a ser generales de la república). Cargos. Entre otros, fue decano de estudios de la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander, Director de las Escuelas General Santander y Jiménez de publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 17 Semblanza General Miguel Antonio Gómez Padilla General Gómez Padilla y su esposa doña Rosario Tinoco. Quesada, ayudante de la Dirección General, Jefe de la División Docente, Director de Planeación, Director de Antinarcóticos, Agregado de Policía en Panamá, Inspector General y Director General de la Policía Nacional, Interlocutor Permanente de la Fiscalía General ante las Agencias del Departamento de Justicia (USA) OPDAT-ICITAP. Después de su retiro del servicio policial, fue destinado como Embajador de Colombia ante el gobierno de Paraguay. Miembro del Consejo Superior Académico de la Universidad Los Libertadores, Consultor del INPAHU, Presidente del Colegio de Generales de la Policía Nacional y, actualmente, Presidente del Colegio Profesional de Administradores Policiales. Su obra de gobierno. Muchos son los actos y acciones que encontramos en los registros históricos durante el período en que el general Gómez Padilla ocupó la Dirección General. Recordemos que cuando recibió el mando era Brigadier General; ascendió luego a Mayor General y finalmente, el Senado de la República aprobó su ascenso a general de tres estrellas, que fue conferido por el Gobierno Nacional según decreto 944 del 21 de mayo de 1993. Lideró una lucha por todos los medios y recursos, contra uno de los flagelos más grandes que ha causado enorme daño a Colombia: el narcotráfico; también asumió una extraordinaria responsabilidad al enfrentar delicadas situaciones de corrupción por parte de algunos miembros de la Policía, que lo llevó a disponer el retiro inmediato de varios uniformados; dispuso crear un grupo de policías que denominó “Cuerpo Especial Armado” (CEA) con el cual logró positivos resultados que incluyó la captura y baja de grandes delincuentes, especialmente narcotraficantes gracias a la experiencia y conocimiento que habrá alcanzado como Director de Antinarcóticos de la Institución. No puede olvidarse tampoco su interés por el bienestar del personal; por la consolidación del núcleo familiar como base fundamental de la “familia policial”; las directrices impartidas para reestructurar los planes de estudio de las distintas categorías de los uniformados. Al señor General Gómez Padilla le correspondió liderar una serie de programas especiales que sirvieron de marco para celebrar los primeros cien años (1891-1991) y que originaron que 1991 fuera declarado “Año del Centenario de la Policía Nacional “mediante Decreto número 2087 del 7 de septiembre de 1990 que lleva la firma del Presidente de la República doctor César Gaviria Trujillo y del Ministro de Defensa Nacional General Oscar Botero Restrepo. Este decreto, dio margen a que durante todo el año 1991, se ejecutaron “cien eventos” de orden cultural, académico, deportivo, congresos nacionales e internacionales, concursos y encuentros de distinta clase. Para ello, designó al Brigadier General ( r) José Domingo Murcia Florián como gerente del programa y constituyó un comité de honor encabezado por el señor Presidente de la República, sus Ministros y altas personalidades de la vida nacional. El primer Congreso Mundial de Policía, congregó en Bogotá delegados de instituciones policiales de Bolivia, Canadá, Chile Ecuador, España, Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Guatemala, Honduras, Inglaterra, Italia, China, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal y Venezuela, desde el 9 al 13 de septiembre. Otro hecho que merece destacarse, es que durante su Dirección, por primera vez en la historia, miembros de nuestra Policía Nacional integraron comisiones en Haití, Yugoeslavia, Angola, Camboya y Centroamérica como “Agentes de Paz” con las Fuerzas de las Naciones Unidas. Otro acontecimiento, sin duda, de enorme repercusión institucional es la tarea cumplida junto con el subdirector general del Cuerpo, Mayor General Rafael Guillermo Muñoz Sanabria, al lograr que la Asamblea Nacional Constituyente incluyera la definición de la Policía Nacio/Pasa a la página 20 publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 18 Estrella Policial Acerca de nuestra seguridad social integral Por: Brigadier General (RA) Jorge Alirio Barón Leguizamón Director General CASUR “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender” Alvin Toffler U no de los aspectos más relevantes en la actividad gerencial, lo constituye la atención permanente de la voz del cliente, lo que en nuestra entidad se obtiene a través del cúmulo de experiencias acopiadas durante la interacción que se realiza con los afiliados en las permanentes visitas a las regiones y a los grupos, cuyas intervenciones, unas de aceptación, otras de inconformidad y otras tantas de abierta contraposición, deben entenderse como otro punto de partida para reflexionar sobre la Entidad, su realidad y su entorno. En dichos encuentros se interpreta que, aparte del reconocimiento de prestaciones económicas, a nuestra gente, la alienta además otro tipo de cosas y que sus pedimentos trascienden a veces y por mucho, la mera exposición de asuntos en metálico para reclamar la atención en aspectos que tienen que ver con su cotidianidad y de los cuales, o se ha carecido, o simplemente se han dejado en el olvido. En CASUR ello pudo certificarse de manera muchísimo más técnica, cuando nos asistimos de una prestigiosa firma encuestadora nacional -IPSOS Napoleón Franco- que visibilizó en forma cualitativa y cuantitativa el sentimiento de quienes a través del tiempo entregamos lo mejor de nuestras vidas para hacer de nuestra patria algo mejor y reafirmando de paso el sentido de pertenencia hacia lo nuestro y que, si bien tuvimos que desprendernos del uniforme, jamás nos hemos sentido alejados de la Institución y de su suerte. Aún nos preocupan sus angustias y vicisitudes y esperamos su protección y apoyo más allá del retiro y sus consecuencias. Dicho estudio, en uno de sus apartes, concluye que: “(…) sin embargo se percibe una ruptura entre el ser activo y estar retirado, en todo sentido, desde la Institución que los acoge, pasando por una afectación emocional propia de la situación, hasta el trato que sienten que reciben en su nueva condición. Por eso, CASUR tiene un amplio espectro de acción en pro del retiro adecuado y bienestar de esta población, que implica no sentir este cambio como ruptura, sino como un proceso natural”. Pero es bueno también decirlo: en algún momento sentimos la desprotección y el olvido en la atención de muchas de las más sentidas necesidades y nos entristece el hecho de no encontrar una respuesta oportuna y efectiva a nuestros pedimentos. Simultáneamente, y en procura de lograr altos niveles de efectividad, hemos reflexionado acerca de la preocupación que le genera al gerente público la sostenibilidad de la empresa era el futuro, que, analizada desde la perspectiva financiera, ocasiona profundos cuestionamientos y no pocas ansiedades, porque el modelo aplicable no es ajeno a la difícil situación del esquema pensional del país y sobre lo cual los estudiosos en la materia han expuesto con suficiencia y rigor un panorama ensombrecido y complejo. Cierto y justo es reconocer que el Estado co- lombiano ha sido responsable con sus obligaciones en materia prestacional, no exento de críticas e insatisfacciones por decisiones que con el correr de los días han tenido que enmendarse, dando lugar a una exacerbada litigiosidad que desgasta y afecta sensiblemente la imagen y la gestión de la Entidad como respondiente primario ante los afiliados. Pero, simultáneamente, afloran otro tipo de peticiones que hacen referencia a lo social y de lo cual hemos carecido, o por lo menos se ha soslayado para dar curso a otras prioridades. Si a ello le agregamos experiencias propias o ajenas de otros modelos exitosos en materia de seguridad social, entendemos que un cambio importante en la manera de abordar el asunto, derivará ciertamente en beneficios que nuestra población reclama y espera de sus autoridades. En anteriores ocasiones abordé la necesidad de repensar el rumbo de CASUR, su misión, su naturaleza jurídica, determinar su viabilidad futura y contribuir en proyectar la sostenibilidad del sistema pensional que garantice a los policías en servicio activo y retirados el respaldo suficiente para el pago de sus asignaciones con fundamento en indicadores actuariales, financieros y sociales, y en la construcción de un modelo orientado al bienestar, la calidad de vida y tranquilidad de una población que arriesgó todo en la protección de la vida, bienes, creencias y demás libertades de los colombianos. Sembrar la reflexión y el aporte en la solución se impone, en una sinergia de voluntades que redunden en beneficio de los retirados de la Policía Nacional, dado que es urgente hacer de nuestra empresa algo mucho más efectivo en cumplimiento de su quehacer institucional. Pero los cambios que son cíclicos, ahora mismo nos ofrecen la oportunidad de recobrar el rumbo inicial. Estrella Policial La historia de la Entidad muestra cómo en sus inicios la concepción que la inspiró siempre estuvo ligada al desarrollo de actividades de bienestar, su propio nombre así lo indicaba: “Caja de gratificaciones” y su evolución posterior (Caja de Recompensas, Caja de Auxilios, y Caja de Protección Social), siempre estuvo orientada al cumplimiento de uno de los fines del estado, que al acercarlo a nuestra realidad se identifica como el mejoramiento de las condiciones en la calidad de vida de los integrantes de la Policía Nacional. Con el tiempo esa visión se fue desdibujando y el propio crecimiento de las obligaciones económicas por cuenta del Estado dieron paso a lo que hoy es una caja pagadora, con funciones del reconocimiento y pago de prestaciones, proceso que realiza con suficiencia, presteza y exactitud, pero poco comprometida con las condiciones de vida de los miembros de la Institución, labor que si bien ha sido identificada y ponderada por quienes han tenido a cargo la orientación de los destinos de la Entidad, con notables esfuerzos y no pocas realizaciones, jamás ha tenido una respuesta radical del estado en materia de asignación de recursos para cumplir con esta obligación. Estas reflexiones nos sirvieron de base, entonces, para proponer un norte diferente. Aplicando con racionalidad los recursos disponibles, nos dimos a la tarea de definir lo que ha de ser la estrategia de CASUR para los tiempos por venir. Alianzas con expertos de reconocida prestancia en el país, como la Corporación Calidad, nos han permitido reorientar nuestra actividad y como producto de un trabajo mancomunado, colectivo y concienzudo que aborda el inmediato futuro, formulamos las proyecciones frente a la evolución para convertirnos en una empresa referente y moderna, de “Clase Mundial”. Expusimos la necesidad de incorporar en nuestro ideario elementos como la innovación, la diferenciación y la capacidad de aprendizaje, entendidas como el desarrollo y ejecución de cosas diferentes, a partir de estructuras mentales diferentes y el desarrollo y transferencia de una oferta de valor diferenciada, así como permitirle a la organización y a las personas aprender cosas nuevas y desaprender otras que ya no necesita. Construímos el pensamiento organizacional como base primordial de la ideología que nos ha de guiar en el logro de la estrategia; reformulamos nuestra visión para significar que el futuro es ya y ahora; recompusimos la misión al ponderar con relevancia el concepto de “Mejoramiento de la calidad de vida” no solo del personal en retiro, sino también del personal en actividad y sus familias, en el sentido que éstos últimos también hacen parte de la entidad, como quiera que sus aportes constituyen otra fuente de financiamiento de las asignaciones de retiro. Emprendimos un reto trascendente al incorporar en nuestro ideario todas las definiciones de rumbo, al combinar en forma inteligente, “pasión y método”, con el fin de lograr mejores resultados. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 19 Con ello concentramos nuestros esfuerzos, pues tenemos definido el foco, actuamos de manera divergente al idear cosas diferentes y enviamos un mensaje central rotundo al cual se orienta con la realidad y la verdad. Desde luego, redefinimos las virtudes de la Entidad como referentes para la gestión de la cultura, que estimamos básicos para su interiorización y transformación en la organización; identificamos los sectores sociales o grupos de clientes hacia los que CASUR focaliza sus esfuerzos y pretende atender de forma destacada, o sea nuestros “grupos sociales, objetivo”, y lo que ofrecemos de manera claramente diferenciada y difícilmente imitable (oferta de valor). Una vez definida la estrategia la confrontamos con la realidad organizacional, para descubrir las brechas que nos alejan de ese deber ser y formulamos los propósitos superiores de logro con los cuales alcanzaremos lo que nos hemos propuesto y que hoy constituyen el inicio de una verdadera “revolución institucional”. Las anteriores consideraciones que muestran perfecta alineación con los fines que pretende el Plan Nacional de Desarrollo, corresponden a un plan estratégico y retador, innovador al extremo, construido desde el QUERER y no desde el PODER, con un propósito diferenciador, es decir que no se trata de hacer lo mismo, ni más de lo mismo, ni siquiera de hacer mejor lo mismo, sino se trata de hacer cosas diferentes y constructivas. Como podrá advertirse, queremos retomar la orientación primigenia que alentó los orígenes de CASUR y que por un tiempo importante se llevó a cabo, hasta cuando las permanente circunstancias de variado orden la despojaron de su elemento más valioso: el bienestar del afiliado, al orientar la actividad únicamente hacia el recono- cimiento y pago de prestaciones económicas, sin ponderar que esto constituye tan solo un aspecto más de aquello que los iniciados en el tema definen como Seguridad Social Integral que también contempla aspectos como la salud, la educación, la vivienda, la recreación, el reconocimiento, los servicios sociales complementarios (encaminados a la población vulnerable), el apoyo económico y si se quiere, los riesgos laborales. Así las cosas, el empeño el organismo está direccionado hacia la construcción de su propio modelo de seguridad social, acorde con las necesidades y expectativas de sus afiliados, siempre cambiantes, que impactan en la gestión de la Entidad y su dinámica de ajuste y cambio permanentes, teniendo como foco la excelencia organizacional. En este sentido, será necesario acudir a nuestros “Grupos Sociales, objetivo para que participen en el desarrollo de la estrategia a través de la estructuración consensuada de los planes anuales de bienestar al afiliado y que, como referimos anteriormente, son reclamados en forma vehemente; de igual forma, se requiere de la retroalimentación permanente, respetuosa, realista y propositiva que permita acomodarla a su perenne existencia y a los servicios de seguridad social integral, como una manera de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los afiliados. Ello no será factible si no se cuenta con la motivación de funcionarios y contratistas de la Entidad para que formulen ideas creativas e innovadoras que permitan fortalecer la gestión y la prestación de los servicios de seguridad social integral y el mejoramiento de la calidad de vida laboral, y, sobre todo, que apropien como suya la estrategia de la entidad a través de la interiorización de los principios institucionales reflejada en su actitud, compromiso y entusiasmo. 60 adultos mayores pensionados de la Policía adscritos a la Caja de Sueldos de Retiro CASUR se formaron en informática básica. En algún momento sentimos la desprotección y el olvido en la atención de muchas de las más sentidas necesidades y nos entristece el hecho de no encontrar una respuesta oportuna y efectiva. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 20 General Miguel Antonio Gómez Padilla /Viene de la página 17 nal como parte integrante de la Fuerza Pública en el Capítulo 7 de la Carta Magna; para consolidar esa propuesta, dispuso la comisión de los entonces coroneles Carlos Alberto Pulido Barrantes y Edgar Peña Velásquez, quienes cumplieron a cabalidad sus instrucciones. Durante su mandato, fueron dados de baja los narcotraficantes Pablo Escobar Gaviria, Gonzalo Rodríguez Gacha (alias el Mexicano) y otros de renombre en el mundo del hampa. Se crearon los Departamentos de Policía San Andrés y Providencia, Vichada, Guainía, Guaviare y Vaupés. Impulsó, creó y puso en funcionamiento la Escuela de Carabineros Rafael Núñez en Corozal (Sucre). Condecoraciones. Muchas condecoraciones, reconocimientos y galardones recibió como premio a su labor policial. Fue seleccionado como “Personaje del año 1989” en Colombia. Le fue entregado el Premio al Honor por “International Narcotic Enforcement Officers Association”; también el “Premio a la Excelencia Policial” por la Asociación Internacional de Jefes de Policía”; Honor al Mérito de Carabineros de Chile; Cruz de las Fuerzas Armadas de Cooperación de Venezuela; Servicios Distinguidos del Ministerio de Gobierno y Justicia de Panamá; Medalla de oro del Centro de Instrucción de la Guardia Republicana del Perú; Medalla de Honor con título Excepcional de la Policía Francesa; Escudo de la Policía Nacional de Ecuador; Insignia “Octava Estrella” de la Guardia Nacional de Venezuela; Orden “Don Rómulo Gallegos” del Ejército de Venezuela; Cruz de las Fuerzas Armadas de Honduras; Orden al Mérito de la República de Paraguay, entre otras de terceros países. Como es natural, las condecoraciones colombianas Orden de Boyacá (gran oficial y Gran Cruz); orden del Congreso Nacional, orden de la Democracia, Medalla al Mérito de la Cruz Roja Colombiana, del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), de la Defensa Civil y de FEDEGAN; Orden al Mérito Penitenciario otorgada por el Ministro de Justicia; condecoraciones de varias universidades y todas las medallas y distintivos que contemplan los reglamentos de la Policía Nacional de Colombia. También las condecoraciones del Ejército, Armada y Fuerza Aérea; además múltiples condecoraciones departamentales y ciudades capitales en el país. Ha sido permanente colaborador de las publicaciones institucionales, el periódico “Estrella Policial” del Colegio de Generales; ha escrito dos versiones de su libro “Oraciones Policiales”, “La Historia no oficial”, “Reflexiones Policiales”, “Me llamo Policía Nacional” y manuales varios de Policía. Epílogo Luego de su retiro del servicio activo (con fecha 17 de diciembre de 1993), se ha dedicado a escribir, ejercer la docencia en la Escuela de Posgrados de Policía (ESPOL), dictar conferencias y asesorar diferentes agencias colombianas y de gobiernos extranjeros en aspectos de seguridad, docencia y control de lavado de activos. Brigadier General Mario Fernando Ramírez Sánchez A Por: el Brigadier General (RA) Mauricio Gómez Guzmán. ún está vivo el pesar y el sentimiento de dolor que nos produjo la partida del esposo, padre, hijo, hermano, suegro, abuelo, General, abogado, académico, amigo y compañero Recordamos a Mario Fernando Ramírez Sánchez como vigoroso oficial de nuestra querida Policía Nacional; en su vida alcanzó la dimensión humana de los grandes y de los íntegros caballeros; se entregó con amor y sacrificio a su familia, a su Policía y a su Patria; así lo llevamos en mente y por tanto es como si nunca se hubiera ido. Su destacada hoja de vida la escribió desde el mismo momento en quien siendo apenas un joven Cadete de quinto de bachillerato , se impuso por su categoría de hombre recio, inteligente y virtuoso. Pocas veces llegan a los grupos personas tan destacadas y de enormes valores como él. Tuve el privilegio de conocerlo desde el inicio de nuestra vida policial, porque fue mi compañero de pupitre y formación, amigo y hermano; por esta razón doy fe que siempre luchó entre sus semejantes en franca lid y percibí en el él todos sus retos divinos y humanos. Cuando me refiero a lo divino, es porque detrás de ese éxito que alcanzó había una suma de apoyo espiritual que consiguió por convicción y por su cercanía al Dios padre de bondad y también por sus familiares: su esposa Nubia, sus hijos Kathy con su esposo e hijo, Juan, Mario y su señora, don Gabriel su padre, y sus hermanos. Y con la majestuosidad del servicio. De gran carácter, perseverante e indoblegable como el acero, por eso en los diferentes escenarios donde se desempeñó cumplió siempre, sobresalió y logró alcanzar el más grande honor en la Policía: llegar a ser “General de la República”. Una forma de aceptar la partida de un buen policía es recordándolo y diciendo a los demás, lo bueno que fue y la falta que nos hará, pues en Fernando encontramos un extraordinario amigo y un modelo digno de imitar. Aún en su condición de retiro del servicio activo, siguió demostrando su compromiso con la institución y por ello compartimos su presencia y sus brillantes intervenciones en la Academia Colombiana de Historia Policial. Por ello, nuestro reconocimiento y solidaridad con toda su querida familia.
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