Domingo 7 Mayo 2015 BUENOS AIRES AÑO 6 - N°321 SUPLEMENTO JOVEN DE TIEMPO ARGENTINO A PALOS ´ La construcción Hernán López Echagüe y su biografía de Horacio Verbitsky: kirchnerismo, dictadura y la celosa edificación de un mito Además: El 17 de octubre de las minas | La cultura del barrio | Fútbol para extraterrestres | Axel Krygier | Juguetes Perdidos | Ciclo Puente | Chaucoco! | Estereotipos año 6 | nº 321 | 7 de junio de 2015 2 FUTBOL PARA EXTRATERRESTRES El momento exacto en el que cambia el viento Por Zambayonny Ilustración: Daniel Caporaletti Nunca se sabe bien cuál es el instante fatídico en el que uno acaba de apoyar el primer paso en el comienzo casi horizontal de la barranca abajo. Es difícil distinguir con certeza los acontecimientos con los cuales se origina una descontrolada racha negativa. Salvo los casos en los que sucede algo claramente perjudicial, en la mayoría de las historias nefastas simplemente el detonante pasa tan desapercibido que uno considera ingenuamente que nada ha cambiado. Cualquiera podrá hacer memoria y recordar relatos con estas características en las que alguna persona exitosa, alguna familia perfecta, alguna empresa líder, algún político prometedor o algún país del Primer Mundo comienza a sufrir golpes insospechados y letales que los lleva a besar la lona del fracaso, del escarnio, de la soledad o de la muerte como un castillo de naipes marcados que el cambio de viento derrumba sin remedio. Los intentos desesperados por frenar esta sucesión de eventos negativos son inútiles, la compuerta de alacranes ha sido abierta y solo resta esperar que vayan llegando en la oscuridad indefensa por más que uno mantenga los ojos bien abiertos. En el fútbol pasa lo mismo. A veces el inicio de un periplo de desgracias arranca visiblemente con un pase atrás mal dado, con un penal fallido, con la lesión del capitán o con la votación de un presidente inepto, pero en otras ocasiones es mucho más sutil y la serie de contingencias negativas se inaugura inexplicablemente con un cambio de diseño indumentario, con un casamiento dentro del terreno de juego, con una arenga que se televisa, con un córner que no fue o con un festejo de amarilla in- falsa escuadra Por Romina Sánchez Miles de mujeres, hombres y niños participaron el miércoles de la concentración en el Congreso bajo la consigna Ni Una Menos. Se trata de una causa que empezó a circular y a viralizarse por redes sociales ante la conmoción que produjo la muerte de Chiara Páez aunque su asesinato fue, en realidad, la gota que rebalsó el vaso de casos como los de Melina Romero o Daiana García: el iceberg de una problemática que tiene mil caras, desde el acoso callejero a la violencia económica, de la manipulación psicológica al delito de trata. Pero también, esta movilización organizada por un colectivo heterogéneo de comunicadores, llamó la atención sobre la necesidad de desnaturalizar y visibilizar aquellos dramas. Y, para eso, se enfatizó sobre la lucha que debe darse ante el adormecimiento mediático: la repetición de este tipo de noticias termina por gastar el sentido y la radiografía del modus operandi del femicida se vuelve casi cluida. Es entonces muy común encontrarse con equipos poderosos y compactos llenos de estrellas que ganan sus partidos con una autoridad notable y que de un día para el otro empiezan a desconcentrarse, a cometer errores infantiles en el área, a despilfarrar una tras otra las situaciones de gol, a revelar un egoísmo insolente y a mostrar fisuras dentro de un plantel que durante las rachas triunfadoras pasaban absolutamente desapercibidas. Al mismo tiempo cuando un equipo tropieza sobre este plano inclinado la suerte indefectiblemente le da la espalda y entonces las pelotas que estaban predestinadas a convertirse en gol pegan en el palo y salen o son detenidas por un arquero ignoto que se convierte en figura o son sacadas sobre la línea por heroicos defensores que juegan el mejor encuentro de sus vidas o son pifiadas por los delanteros más caros del club o simplemen- te se van a la tribuna con el arco vacío ante la mirada atónita del universo matemático. Sus futbolistas arrastrados por la adversidad dentro del campo de juego extienden sin querer estos infortunios a la vida real y entonces son descubiertos por sus mujeres en los engaños de siempre, declaran pésimamente ante los periodistas, pierden la gracia y el estilo, cometen infracciones de tránsito, se olvidan ir a buscar a sus hijos al colegio o de pasarles la cuota alimentaria, se pelean con hinchas que desean tomarse una foto con ellos, aparecen en las tapas de revistas que se leen en las peluquerías y se ventilan las cifras que ganan por contrato desatando una ola de indignación en la opinión pública trabajadora. También las lesiones se ponen a la orden del día como si todo tuviera que ver con todo y de pronto las contracturas, los desgarros y los virus afectan a los profesionales de la institución no solo durante los partidos ofi- ciales sino también durante los anodinos entrenamientos semanales, diezmando en pocas semanas el poderío real de la plantilla. El director técnico que hasta hace un par de fechas era un tipo correcto y respetado por todos que sabía de memoria sus once titulares ahora demostró ser un infame papanatas para siempre que parece haberse olvidado de los puestos en los cuales rendía mejor cada uno de sus futbolistas y desesperadamente elige improvisarlos en otras funciones dejando de lado su esquema táctico predilecto y generando aún más desconcierto entre sus dirigidos. Cada cambio que realiza es tomado de la peor manera por los muchachos a los que les toca salir quienes generalmente acaban dejando la cancha sin saludar, golpeando el banco de suplentes e insultando. Los hinchas que hasta hace algunas semanas soñaban confiados con ganar cómodamente el clásico y tener un año récord de victorias y de títulos de pronto sienten que el equipo no puede vencer a ningún rival porque todos aprendieron a jugarles, que les descubrieron el punto débil y que cada centro en contra es medio gol. También sospechan que las figuras por las cuales los dirigentes pagaron tantos miles de dólares no eran en realidad tan talentosas y que la camiseta les pesa demasiado. Todo esto suele concluir en eliminaciones vergonzosas, en descensos inesperados, en oscuras recisiones de contratos, en denuncias judiciales, en elecciones anticipadas y en desmanes de la tribuna. Sin embargo, del mismo modo en que un inocente acontecimiento desata la tempestad, otro inofensivo hecho cualquiera, supuestamente sin importancia, abre en medio del desierto un camino maravilloso hacia la gloria deportiva o la felicidad personal. No hay manera de saberlo antes. El momento exacto en el que cambia el viento todo el mundo está distraído. x Ni Una Menos: el día un discurso celebratorio. Y el tratamiento de los crímenes de género y padecimientos femeninos es, muchas veces, misógino. Bastó hacer un breve zapping horas antes de la convocatoria para ver al periodista insignia de Canal 26 y Radio Latina, Eduardo Serenellini, pidiendo a viva voz que se trabaje urgentemente sobre la violencia hacia los varones. O escuchar a Flavio Azzaro, quien en su programa de radio FM pidió que no se desvirtúe el tema: que no todo es violencia de género, que una discusión de pareja no lo es ni ahí. Luego, el móvil con Ali Kemal, con traductora in situ, dio muestras que la labor sobre la banalización es -pese al costado oportunista que muchos vislumbran a la hora de instalar el asunto mediante la figura de “Las mil y una noches”-, a todas luces, urgente. “Mis jefes se portaron. Nos dejaron salir más temprano para llegar a la marcha”, decía Lucía, estudiante de Economía, acompañada de su novio. “Yo sufrí la violencia en carne propia. Y todavía puedo decir, porque sigo mucho el tema, que en las comisarías, además de no estar capacitados para manejar estos casos, se te siguen riendo en la cara cuando vas a hacer la denuncia”, relataba a su vez María, 40 años, dos hijos, un trabajo de empleada de comercio y un futuro “lleno de esperanza”. “Por suerte, se habla cada vez más”, resumió. La actriz Erica Rivas, la dibujante Maitena y el actor Juan Minujin fueron los oradores del acto. En él se leyó un documento que exige la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, tal como lo establece la ley 26.485; que se garantice que las víctimas puedan acceder a la Justicia; que en cada fiscalía y cada comisaría haya personal capacitado para recibir las denuncias; que las víctimas tengan acceso a patrocinio jurídico gratuito durante todo el proceso judicial, y que se elabore un Registro Oficial Único de Víctimas de la violencia contra las mujeres, entre otras demandas. La ley 26.485, de Protección Integral a las Mujeres, se aprobó en 2009 pero aún algu- nos de sus artículos aguardan reglamentación. Por caso, aquel que articula el Plan Nacional de Acción ya mencionado. Esto se traduce en falta de asignación presupuestaria; en que las líneas telefónicas de denuncias resulten insuficientes y deficientes como herramienta; en que no haya estadísticas y se deba depender del relevamiento de los casos expuestos mediáticamente por La Casa del Encuentro; y que se revictimice, mediante la violencia institucional, a la mujer que padece maltrato, haciendo que el victimario se regocije en su impunidad y se reproduzca, en todas las esferas, el “Algo habrá hecho”. “Los derechos de unas, son los derechos de todos. La preservación de la vida y de las decisiones de las mujeres son la ampliación de la libertad para todas y todos. No queremos más lágrimas de duelo, queremos avances para poder festejar. No queremos más mujeres muertas por femicidio. Las queremos vivas a todas: ni una menos”, cerró el discurso Minujin, conmovido. En la plaza, en las calles, en todos lados, pasaba lo mismo. × 7 de junio de 2015 | año 6 | nº 321 3 ESTEREOTIPOS ruido de fondo | Hommo Viator digital HOY: El fanático de las series »»No habla de otra cosa. »»Fue a la marcha del #NiUnaMenos con una remera de Lena Dunham. »»Sigue traumado por Lost. »»Escucha podcasts. »»Armó uno sobre Breaking Bad. »»Dejó de actualizarlo al segundo capítulo. »»Tiene de gurú a De Caro. »»La “Maratón Star Wars” existe por gente como él. »»Se compró el disco de Hugh Laurie. »»De hecho lo fue a ver cuando tocó acá con una remera de “It's Not Lupus” y se la pasó gritando “Houuuuuse!” durante todo el show. »»Le impactó más la muerte de James Gandolfini que la de Nisman. »»Su militancia es la sincronización de subtítulos. »»Participa a full del foro de Subdivx. »»Se bajó un manual para aprender a hablar en dothraki. »»Dice que las series “son las nuevas novelas”. »»Lo dice convencido. »»Desde Mad Men que a todo bar que va pide Old Fashioned. »»Frecuenta bares de tuiteros. »»Sueña con ser uno de esos tuitstars que hacen PNT's y reciben regalos. »»Es muy de subir fotos de sus “recetas” y “tragos” a Instagram. »»Sigue sin ponerla. »»Si es kirchnerista es línea Daenerys Targaryen. »»En ese caso, su historial dice que en algún momento fue un "militante creativo". »»Tuvo un rato el meme de “La Cámpora Invernalia” de avatar. »»Milita las series argentinas de la TDA. »»Banca a Szifrón. »»Lee Inrockuptibles. »»Compartió el Frank Underwood con la cara de Néstor Kirchner de EAMEO. »»Le encantó cuando Varsky decía que era una semanardiana". »»Compara a Claire Underwood con Karina Rabolini, obvio. »»De la última temporada de Game Of Thrones le gustan los últimos tres capítulos. »»Colecciona muñecos. »»Le molesta cuando Manzotti critica algo. »»Debutó a los 18. »»Fue bullyeado en el secundario por jugar rol y leer revista Lazer. »»Precursor del Duke Nukem. »»Pudo haberle dado dos vueltas más a la rosca y ahora bancar no irónicamente a Cris Morena. »»Es de recomendar de todo »»Una vez por semana te interna media hora diciéndote que tenés que ver The Wire. »»Piensa que desde The Wire no se hizo nada que se le acerque. »»Piensa lo mismo de Six Feet Under. »»Guarda una remera de Prison Break que se compró en 2006. »»Ya no le entra. Estereotipo que viene «El fanático de los emoji» Si se te ocurre cómo describirlo, mandá tus ideas a [email protected] o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos. web www.niapalos.org mail [email protected] twitter facebook @niapalos niapalos Hombre de piedra, de Axel Krygier Por Facundo Arroyo Axel Krygier arranca Hombre de piedra adentro de una caverna. Describe sus marcas con versos reflexivos como “Es el zodíaco del hombre paleolítico / la tentación del pensamiento monolítico” y la musicaliza con su pulso digital. Después de haberse inspirado con El pensamiento salvaje de Levi Strauss y el documental El cielo de los primeros hombres, el creador de El Sexteto Irreal arma una síntesis de la historia del humano en once canciones. Son menos de cuarenta minutos para el material más digerible de su carrera solista, el quinto de su cosecha. El primero que graba pensando, también, en su banda de notables (Ravioli/Cutaia/Schaller/Arcaute). Al multiinstrumentista Kryger se le trabó la cabeza cuando vio en vivo a Jaco Pastorius con una máquina de eco, a Egberto Gismonti en plan pianista y a Uña Ramos durante la infancia. Luego, y con compañeros de primaria como Diego Frenkel y Alejandro Terán, forjó una carrera de sesionista que lo llevó a tocar con Soda Stereo, La Portuaria, Kevin Johansen y hasta en un íntimo como saxofonista de Luca Prodan. Luego, y como resultado de esa batahola rítmica, comenzó a grabar sus discos solistas. El primer registro fue Échale semilla (1999) siempre respaldado por el sello local Los años luz. Luego siguieron Secreto y Malibú (2003), Zorzal (2005) y Pesebre (2009). La música compuesta y tocada en estos trabajos pueden ir tanto del funk y disco a la chacarera, lo clásico o el free jazz. Son canciones improvisadas hasta en los estudios de grabación. Una técnica digital en la cual Krygier trabaja desde las primeras intenciones. Da la impresión que, aunque no sea un músico de jazz, ha heredado de esa tradición una de sus mejores habilidades. Un espíritu libre para borrar las fronteras de sus propias creaciones. Y ahora se metió con la evolución del hombre sin traicionar su propia era. Además de esa norma multigenérica, Hombre de piedra está más cantado y su banda propone límites palpables en cada uno de sus tracks. En ese contexto habrá disco y funk con un tono de carrousel francés en “Lo tendré que adivinar”. En “Alcohol” retoma la mejor definición del bolero (la nostalgia de la última gota en la botella) y en “Mosquito” sacudirá la pista en vivo con un western con perfume de cuarteto fernetero. Y como si hubiera pensado un momento isleño, hay tres canciones que se cons- truyen en base al ritmo africano. Primero con “Esa paz”, donde participa María Ezquiaga (Rosal) e, inevitablemente, convierte a ese pulso en un lugar pop. Segundo con “Tiempo y tierra”, allí aparece por primera vez el monstruo que genera Krygier desde la voz con pedal y cuenta con la participación de una onírica y alejada Sofía Viola. Y tercero, con el dub zombie de “Mi piel de animal”, momento para Daniel Melingo que, como guest chamán, recita a pura voz de tosca húmeda. Por último, el arte y la tapa también quedaron a cargo de Axel Krygier. Porque, como astutamente afirmó: “eso del Photoshop y el Final Cut son parte del asunto”… digital.× ¿Quién lleva la gorra?, de Colectivo Juguetes Perdidos (Tinta Limón) Saliendo a ver Por Damián Huergo En las facultades de ciencias sociales de la Argentina te inoculan la creencia de que no se puede hacer investigación social por afuera del circuito de becas estatales o de la filantropía onegeista. El Colectivo Juguetes Perdidos, formado hace poco más de diez años por un grupo de estudiantes de sociología de la UBA (ya graduados), desde el vamos desoyó tales mandatos. Siguiendo una rica tradición intelectual, el Colectivo JP realizó una especie de insumismo académico; es decir, tomó al saber no como cosa sacra acabada y le dio otras coordenadas de enunciación vinculándolo a problemas que afectan. Saberes que no concluyen ni se muerden la cola a sí mismos, por el contrario fueron atravesados por la memoria física y verbal de sus integrantes; mezclados con los agites barriales, ricoteros y tribuneros que cargaban otros modos de vida. Y, sobre todo, saberes que se mostraron insuficientes tras el sacudón del “diciembre negro” que generó el acontecimiento Cromañón. Esa “derrota brutal” de la generación nacida, criada y curtida en democracia, que en su juventud se comió la resaca de la fiesta de la convertibilidad sin haberla disfrutado, y que -como un efecto colateral- promovió el primer ensayo del Colectivo JP desde la escritura de un nosotros dispuesto a la expansión. A fines del año pasado, el Colectivo Juguetes Perdidos publicó ¿Quién lleva la gorra?, que vino a consolidar el trabajo hecho en Por atrevidos, su primer libro de intervenciones escritas. ¿Quién lleva la gorra? es un corpus textual, sensible y vital que viene construyendo el Colectivo JP en base a su presencia e investigaciones en los barrios que habitan como talleristas y trabajadores. La pregunta del título conlleva otras que la anteceden: ¿Qué pasa en los nuevos barrios? ¿Qué sucede por afuera de los con- sensos y de la retórica de la década ganada? ¿Existen rajes posibles del continuum trabajo-consumo-engorramiento? La vida anímica, material, vincular, precaria de los jóvenes, ¿puede mutar en una “adultez no agilada”? El método que desarrollan, mejor dicho el anti-método, alude a surfear el desconcierto, la duda, la incertidumbre; a armar asociaciones y mantener solidaridades con los pibes y pibas; a activar la escucha, pensar con ellos y no sobre ellos. En sus palabras “salir y ver”, acercarse con espíritu spinozeano, sin identificar al otro como “una amenaza o un damnificado”, sino rastreando afinidades, puntos de encuentro inéditos. Y lo que ven en ese salto metodológico, es a vecinos que se cuidan el culito, a pibes silvestres opuestos al pibe politizado que auspicia el Estado, a cuerpos que cargan muertes fáciles, calles desérticas, interiores sobrecargados, vidas mulas, vidas locas, murmullos, estrategias, sensibilidades y capacidades ocultas para subvertir lo establecido. ¿Quién lleva la gorra? es un libro incómodo, que enfoca la demanda hacia nuestras subjetividades, que nos cuestiona y empuja a cuestionarnos, que nos advierte que la gorra tiene diferentes colores. Un libro que discute, que se puede discutir, que motoriza discusión. Un libro necesario.× 4 año 6 | nº 321 | 7 de junio de 2015 «Verbitsky odia mi libro. Tiene esa cosa de los mitos que no quieren que dejen la menor duda sobre su vida, esa cosa de pureza total» tigaciones ni su relación con Bergoglio, la Iglesia o los militares. Cuento su vida profesional y algunos puntos tal vez oscuros que… no sé si oscuros pero que tal vez se habían tejido un montón de habladurías y me parecían contradictorios por parte de él y otros sectores que hablaban de él. Pero no hubo una autorización. Si sé que pidió ver antes el libro, le dije que ni loco porque no tenía sentido y en ese caso sí hubiera sido una biografía autorizada. Le mandé mail diciéndole que el pedido me parecía obsceno. Hernán López Echagüe «Es fácil advertir que a Verbitsky le gusta la figura de mito» Hernán López Echagüe es autor de El Perro, la primera de las dos biografías de Horacio Verbitsky publicadas este año. Son más de treinta testimonios y una entrevista con el biografiado en donde, entre otras cosas, se discute su paso por Montoneros, la herencia de Rodolfo Walsh, el exilio en Perú, sus trabajos en la década del 90, su relación con los servicios, su papel en el kirchnerismo y la formación de su propio mito. Tras el rally mediático Gabriel Levinas/Pedro Güiraldes (autor y colaborador de la segunda biografía a publicarse en los próximos meses) en el que se renovaron viejas acusaciones sobre la colaboración de Verbitsky con la Fuerza Aérea entre 1978 y 1982 y su trabajo como ghostwriter de discursos de los brigadieres Ramón Agosti y Omar Graffigna, Echagüe explica por qué observa vaguedad en la investigación y dice no encontrar relación alguna entre El poder aéreo de los argentinos (libro publicado en 1979 por el Comodoro Juan José Güiraldes –retirado en 1951-, y con el que Verbitsky aseguró haber ayudado en el ordenamiento de notas previas) y la Mansión Seré. Por Mariano Zamorano Fotos: Charo Larisgoitia En la introducción mencionás que la biografía nació de un pedido de Rogelio García Lupo. ¿Cambió algo tu concepto de Verbitsky durante la investigación para el libro? No cambió mucho. Había cosas que quería resaltar: haber conocido su oficina sin ventanas en Tribunales, una casa antigua, un edificio que en algún momento pudo haber sido un conventillo, con puertas una al lado del otro en las que que podés imaginarte una costurera, alguien que alquila una oficina por día y al lado Verbitsky con un secretario o secretaria y una habitación chiquita. Desde ese lugar se convirtió en uno de los mejores periodistas de investigación de las últimas décadas de la Argentina, con un poder inefable, con gente que piensa que prácticamente es el autor de los discursos de Cristina o Néstor en su momento, o que influía en la política de Defensa. Me pareció interesante eso. Era como revisitarlo, cuando trabajábamos en Página/12 no había una cuestión de contacto porque él enviaba las notas. El concepto que tenía de él no cambió: un tipo impenetrable que hace un trabajo muy oficinesco en algún aspecto, muy poca intemperie, moviéndose con fuentes de toda naturaleza –algunos testimonios del libro aseguran que era igual en la década del 70-. Un tipo muy sagaz, que pregunta y cuestiona todo el tiempo al entrevistador. Aclaro por las dudas que no es una biografía autorizada como se dijo. ¿Y cómo la definís? Creo que es más una mirada mía personal, queda claro que dejo de lado reseñar sus principales libros, no entro en sus principales inves- Está la figura del mito en la que Verbitsky se reconoce cómodo. El libro cierra con un diálogo en el que te dice “si querés entender los orígenes del mito yo soy judío y soy montonero y estoy en Human Rights y viajo a Estados Unidos”. Es fácil advertir que al tipo le gusta esa imagen, que comentemos su función de ministro a la sombra, de confabulador, de un tipo que si lo tocan no saben con quién se meten. Le gusta toda esa especie de parafernalia que existe de duda, de dónde vengo, hacia dónde voy, quién está atrás de mí. Pienso que hay una especie de exacerbación por parte de él de esa figura. No habla con tristeza de la construcción de su mito. Lo deja correr. Ser un mito en vida no debe ser agradable para llevar una vida normal, al menos que te guste y yo creo que a él le gusta. En el libro hay más de treinta testimonios con distintas opiniones sobre su figura. ¿Destacás alguno? Tuve una entrevista de tres horas en su oficina en la que explica en un momento toda esa cosa absurda que salió ahora. Y te digo absurda porque si no me sentiría un mal investigador. De hecho yo le muestro el acta de la supuesta colaboración con la Fuerza Aérea que tiene Levinas. Le pregunto qué es. Él lo mira, pone cara, dice que no tiene nada que ver con El poder aéreo de los argentinos, y que podría ser un contrato para una biografía de Jorge Newbery que después no se hizo. Me explica una cosa que tiene su lógica, yo no me pongo a juzgar porque para hacerlo hay que tener condiciones y sostén moral y ético, él dice que no tenía un mango y estaba en la lona, tenía un hijo recién nacido, Juan José Güiraldes era un amigo de su padre con el que se tenía mucho respeto y consiguió ese trabajo para editar un libro, como también trabajó en un libro de cocina judía y otro de 7 de junio de 2015 | año 6 | nº 321 5 yoga. Recurrí al Instituto Nacional Newberiano, hablé con Salvador Martínez, el presidente, y le hice llegar el que pensé podía ser el resumen de sesiones. Este hombre me llamó, y en términos muy sanmartinianos me dijo que hace unos años había habido una inundación por lo que no podía corroborar que ese escrito era verdadero o no porque no tenían los originales. Es obvio que de haber corroborado la información, hubiese publicado y se lo hubiera mostrado a Horacio. Eso es lo que me parece totalmente patético de Levinas y Pedro Güiraldes -a quien también entrevisté-. No veo por qué el presidente del Instituto Newberiano me va a decir que no a mí y que sí a Levinas. Después hablé mucho con Juan Güiraldes y está totalmente en desacuerdo con la versión de su hermano Pedro, aunque dice que no soporta a Verbitsky porque le parece absolutamente soberbio, pero de ahí a afirmar que hacía los discursos de Graffigna no. Es obvio que mi libro no tiene nada que ver con el de Levinas porque él ve el periodismo de una manera y yo la veo de otra. Jamás le robaría plata a León Ferrari como hizo él que tuvo un juicio por vender obras que la familia del autor le dio para que llevara afuera y en el juicio declaró que se había gastado la plata porque se enfermó. «Hay ciertas cosas en las que últimamente lo noto más suelto, como un retorno al Verbitsky más crítico, el buen periodismo que hacía él, un poco irrespetuoso, incierto. Uno no puede pensar que el poder político de turno tiene la voz del amo.» alidad? Más jovial. Primero hablando en primera persona, recordando situaciones, que le quita un poco esa cosa estructurada de abrir guiones y escribir veinte líneas que te dejan con la lengua afuera. Tuve un intercambio a raíz de lo que escribió por Leandro Santoro. Me parece que está tomando un camino importante en general, creo que en todo movimiento -basándome un poco en nuestra experiencia en los años setenta- la crítica es posible. Más allá de que en el libro me hable maravillas de Mariano Recalde esa posibilidad de criticar me parece buena. Hay ciertas cosas en las que lo noto más suelto, como un retorno al Verbitsky más crítico, el buen periodismo que hacía él, un poco irrespetuoso, incierto. Uno no puede pensar que el poder político de turno tiene la voz del amo. ¿Cuál fue tu postura con respecto al acta de colaboración? No voy a ser tan sucio como Levinas de no preguntarle algo así. Admito que me costó. En la entrevista le pregunté si no le daba remordimiento pensar que mientras se escribió el libro para el Círculo de Fuerza Aérea –por más que fuera un Círculo de ancianos- había tipos, como en mi caso, que estábamos haciendo cualquier tipo de laburo en el exilio sin documentación y estaban pasando cosas muy feas. Me respondió que no tenía que tener remordimiento, que estaba en la lona sin un mango, y lo ayudó su relación con el amigo del padre. Otra cosa era que me dijera que sabía que escribía el discurso de Graffigna. Levinas lo da a entender. ¿Qué tiene que ver la Mansión Seré con El poder aéreo de los argentinos? Me parece muy maniqueo, muy tirado de los pelos. ¿Cómo describís la figura de Pedro Güiraldes, que en definitiva es el principal acusador? Es un tipo que tiene un problema prácticamente personal con Verbitsky. Hacía todo un despliegue, con cosas que yo ya conocía pero quería corroborarlas por ser el hijo de Güiraldes. Tuvimos una discusión por el tema de los derechos humanos y me dijo que a su viejo le parecía mal todo lo que estaba haciendo la dictadura. Por otro lado, Pedro Güiraldes piensa que todo el mundo es montonero y que acá hay montoneros que le van a preguntar cosas. Lo noté como una persona que con información precaria quiere desmontar la vida de Verbitsky. Es ¿En algún momento se llegó a confundir? «Cuento su vida profesional y algunos puntos tal vez oscuros que… no sé si oscuros pero que tal vez se habían tejido un montón de habladurías y me parecían contradictorios por parte de él y otros sectores que hablaban de él» más: era tal el énfasis que ponía que llegué a preguntarle si tenía celos por cosas que habían pasado hacía treinta años entre su viejo y Horacio. Decía que no podía ser presidente del CELS porque había escrito discursos de Graffigna. Fui a ver a Pedro Güiraldes como fui a ver a Verbitsky, a Nadra o Bayer que lo odian, o a Mattarolo que lo ama. Son treinta entrevistas, todos lo aman o lo odian, no hay una cosa pulcra o una especie de análisis como periodista o militante. O era un buchón o una gran persona, no había punto intermedio. Verbitsky contestó que este argu- mento se reflota cuando se mete con ciertos poderes. ¿Coincidís? No me atrevo a decir que es por eso. Ya me habían contado que Levinas había ofrecido el libro en la editorial y lo habían rechazado solamente por ser Levinas. Se quedaron con la idea y me llamaron a mí. Tal vez por haber conocido a Horacio en su momento, haber compartido espacio de militancia, Rogelio (García Lupo) pensó que yo era el indicado. Creo que lo peor de las denuncias de Levinas es la vaguedad. Yo si fuera jefe de redacción y me traen una información que más o menos veo que no es verosímil le digo que se tome una semana más para investigar y después vemos. Lo más triste que le puede pasar a un periodista es ver que su investigación se cae y por una cuestión de orgullo o intereses la quiera publicar. Después hay una cuestión básica que Levinas empieza a montarse sobre mi libro y decir que Verbitsky me pagó 250 mil pesos para que yo escribiese la biografía Heidi. Por otro lado, tengo que decir que Verbitsky odia mi libro. Tiene esa cosa de los mitos que no quieren que dejen la menor duda sobre su vida, esa cosa de pureza total. ¿Cómo lees a Verbitsky en la actu- Creo que con lo de Milani. Me dice “vos sabés que a veces las cosas a Capital llegan tarde”. No podés decirme que llegan tarde cuando sos el presidente del CELS y no podés decir eso cuando estás muy metido con los derechos humanos. Publico un correo que le manda a Nilda Garré en donde casi pide disculpas, como diciendo que no se lo puede defender más en base a testimonios. Me causaba impresión verlo dar explicaciones. Vos escribí, investigá y publicalo. Lo he visto como más cómodo, arrellanado. Ahora debe haber mucha gente del kirchnerismo que lo putee. La nota de Santoro fue re dura si la balanceás con el pensamiento algo estructurado que tienen algunos chicos de La Cámpora en el sentido de no criticar nada. Me parece muy bueno que en el periodismo o la militancia las cosas no caigan bien y se creen ámbitos de discusión. ¿A qué le decís Ni a Palos? Ni a palos a Stamateas, a Paulo Coelho, a Lilita Carrió y a Palito Ortega en todo aspecto. Como una vez dijo Verbitsky en unas elecciones en Tucumán en donde los candidatos eran Antonio Bussi y Palito Ortega: “qué dilema el de los tucumanos, tienen que elegir entre el torturador de la picana y el torturador de la guitarra”.X año 6 | nº 321 | 7 de junio de 2015 6 Espíritu callejero Más allá de la superficie de las “tribus urbanas” y todas las tipologías habituales de noticiero, existen capas y capas de subculturas, de espacios de pertenencia, con sus diferencias sutiles o, en muchos casos, abismales. El movimiento skinhead antifascista es uno de esos espacios que transitan la Ciudad de Buenos Aires, con sus encuentros, bandas y demás actividades sociales y culturales propias. Conscientes de la falta de un lugar de encuentro. un grupo de jóvenes decidió en 2011 abrir el primer lugar hecho por y para los skins antifascistas de Buenos Aires. Así nació, La Cultura del Barrio, un club social y deportivo ubicado en el corazón de Villa Crespo, que de lunes a viernes funciona como escuela de box y los fines de semana se hacen recitales, y se sostiene con el apoyo comunitario. ¿Cómo funciona este lugar sostenido a base de fuerza y compañerismo? Por Valeria Lugosi La diferencia entre hacer y no hacer es justamente esa. Un grupo de jóvenes decidió dejar de quejarse por no encontrar un espacio para ellos y optó por destinar su tiempo a crear un ambiente propio, en donde harían las cosas a su manera. Así fue como en 2011 nació el primer lugar hecho por y para los skinhead antifascistas en Argentina, llamado La Cultura del Barrio, un club social y deportivo de Villa Crespo. Es una especie de chalet antiguo con patio, ladrillos a la vista, techos de chapa con gatos caminando sobre él, con una sala para recitales que, entre shows, ferias y clases de boxeo, escribe su historia. “Nosotros venimos de un ambiente que no tenía un espacio, siempre teníamos que ir a lugares que no nos gustaban, con precios muy caros, y la verdad es que no nos representaban en lo más mínimo”, explica Luis Tabera (36), socio fundador de La Cultura. El sitio, ubicado a unas cuadras de Avenida Corrientes y Juan B. Justo, era una maderera abandonada. “No sabemos por qué pero entre los escombros le vimos potencial”, dice. Impulsados por las ganas de hacer, este grupo de amigos construyó desde el escenario hasta el baño con sus propias manos. Según cuenta Luis, los pibes salían del trabajo y se iban directo ahí, a colaborar con lo que fuera necesario. Y remarca: “en principio nosotros nos pusimos una bandera que vamos a llevar siempre, que es la cultura skin. Creo que eso es lo que más nos representa como lugar, es lo que nos hace únicos. No somos ni mejores ni peores, hacemos las cosas a nuestra manera, que es la que creemos correcta”. Luis arrancó con la actividad social luego de la crisis de 2001, ayudando a los desocupados en un centro de Avellaneda. Ahí hubo problemas: como si fuera una pelea de pandillas, le tiraron bombas molotov en donde se desarrollaban las actividades. Mientras tanto, en La Cultura del Barrio se celebra que jamás hubo una pelea en los cuatro años que lleva abierto. “Este lugar no podría haber surgido de esta manera en aquel momento histórico”, asegura. El crecimiento de Internet y el alcance que tuvo en los últimos años ayudó mucho a que se conocieran nuevas maneras de pensar: “en los noventa o eras punk, o eras skin o eras rollinga, no podías hacer otra cosa. Habla de otra generación”. Nicolás Bondarenko (25), socio fundador nacido en Río Gallegos, agrega que ahora la gente tiene mucho más acceso a la información, ya que antes “había que leer un fanzine o charlar con ciertas personas para saber de qué iba la movida. Ahora hay más acceso, lo cual amplia más mentes”. -¿Por qué eligieron ser un club social y deportivo? Luis: Porque tenemos el pensamiento romántico del club social y deportivo de antes, el que funcionaba como lugar de encuentro, algo que hoy en día con internet de por medio se pierde. Nos gusta saber que cualquier día tocás el timbre y entrás, porque algo va a haber. El día de mañana soñamos con tener un escudo, un equipo de futbol, y que sea nuestro. Los que somos amigos de muchos años siempre tuvimos el mismo sueño de tener un club, todavía lo tenemos y por eso lo estamos llevando a cabo, pero pensarlo ya de por sí era algo muy groso. Ser un club social y deportivo no es lo mismo que un centro cultural o un boliche, es marcar una diferencia. Tratamos de ser parte del barrio siempre, no cerrarnos, no ser una especie de ghetto, abrirnos y también que la gente se interese. Dentro y fuera de la red Durante la semana en La Cultura del Barrio se dan clases de boxeo, que se cobran a colaboración. Son de lunes a jueves y no tiene grupos fijos: podés ir a la que te quede más cómoda. Hace poco, de manera simbólica y para que los alumnos se sientan parte, se incorporó la opción de ser socios, por la módica suma de $50 por mes. El rango de edad va desde los 17 hasta los casi 40 años. Nicolás y Luis dicen que se armó un buen grupo porque, más "Ser un club social y deportivo no es lo mismo que un centro cultural o un boliche, es marcar una diferencia. Tratamos de ser parte del barrio siempre, no cerrarnos, no ser una especie de ghetto, abrirnos y también que la gente se interese" allá de practicar un deporte, hacen comidas o transmiten alguna pelea importante en pantalla gigante con el fin de juntar plata, ya que todo lo que hacen es en beneficio de ellos mismos. “Nosotros, al venir de una movida que tiene que ver con el punk, tenemos otra clase de conciencia, al menos en la práctica”, cuentan. De jueves a domingo, en un estricto horario que finaliza a las 22 hs para mantener la paz con los vecinos, se hacen los recitales. Una vez que los interesados reservan la fecha, cada uno puede hacer lo que quiera con el espacio. Se suelen organizar actividades durante la tarde, con el fin de aprovechar el lugar. Las bandas, además de fijar el precio de su entrada, se quedan con la ganancia de lo que se facture en puerta. Lo que queda para La Cultura del Barrio es lo que se gane en el buffet. “Otra de las cosas en las que estamos en contra y una de las razones por la que hicimos este espacio es cuando se les cobra a las bandas para tocar o a las ferias para tener su puesto. Nos parece justo que se queden con las ganancias de las entradas. Ellos son los que traen la gente, nosotros somos nada más que un espacio, ellos le dan vida. 7 de junio de 2015 | año 6 | nº 321 La verdad es que nosotros estamos muy agradecidos a las bandas y a la gente que siguen haciendo fechas acá, que se preocupan por respetar el lugar y a los vecinos. Nos parece lo mejor que puede pasar”, asegura Luis. En una escena cada vez más cerrada para las bandas under, algunas aprovechan la oportunidad y recaudan para irse de gira o para financiar su disco. Nicolás, agrega: “La Cultura del Barrio fue armada entre amigos, entonces ya de por sí tiene esa impronta de querer que todo sea fraterno”. Hace poco, se realizó un show que se llamó “Bancate el estilo Fest” y tocaron: Reskatate (reggae), Ardetruya (punk), Soul Junkies (soul) y Justify (straight edge). “Es muy estúpido separarse por ropa, música, 7 "Luis arrancó con la actividad social luego de la crisis de 2001, ayudando a los desocupados en un centro de Avellaneda. Ahí hubo problemas: como si fuera una pelea de pandillas, le tiraron bombas molotov en donde se desarrollaban las actividades. Mientras tanto, en La Cultura del Barrio se celebra que jamás hubo una pelea en los cuatro años que lleva abierto" más si se tiene el mismo objetivo”, concluye Luis. Por otro lado, Juan Lijtmaer, bajista de Staya Staya, Reskatate y guitarrista de Desagüe (tres bandas que forman parte del núcleo central de La Cultura), cuenta que hubo un gran cambio desde que se empezó con el lugar. Antes no había escenario, ni equipos, ni batería, además la sala no estaba acustizada y no había iluminación. “Todo esto fue mejorando gracias a la dedicación que le ponemos al espacio”, asegura. Borde recto Actualmente, La Cultura del Barrio tiene personalidad jurídica y es una asociación civil. En diciembre planean mudarse a un espacio más grande, de dos pisos, también en Villa Crespo. El próximo escalón es establecerse en ese nuevo lugar y llenarlo -¡más aún!- de actividades. También tienen la idea de poner un ring para que las clases de boxeo sean más profesionales. Luis comenta que uno de los objetivos es ser cooperativa de trabajo y que, para llegar a eso, sí o sí necesitan un nuevo espacio. “La idea es quedarnos en el barrio porque muchos de los pibes que vienen o dan actividades o tienen su banda o participan de alguna manera son de acá, que se fueron integrando a lo largo de estos años”, dice Nicolás. “Tratamos de mantener la identidad del barrio. La Cultura del Barrio nació en Villa Crespo, y seguirá acá”, detalla Luis. Hay un sentido de pertenencia muy grande por parte de los habitués del lugar. Si tenes una banda hardcore, OI! o straight edge, pasar por el escenario de La Cultura es sentirse como en casa. Luis explica que se dieron cuenta de que forman parte de la vida de la gente, que van todos los fines de semana y que esperan que llegue el día para ir. “Para mi seguimos siendo los cinco que empezamos todo, pero después te das cuenta que no, que quizá en un fin de semana llegaron a pasar 500 personas, y que somos parte de una nueva forma de hacer las cosas. Más allá del esfuerzo que pusimos para lograr esto, nosotros estamos a la par de todos”, dice Luis. La Cultura del Barrio tuvo el apoyo de la gente más importante de la movida: Nekro, cantante y com- positor de Fun People y actualmente en Boom Boom Kid, les mostró su apoyo en reiteradas notas a la prensa; Martín Sorrondeguy de Los Crudos fue a participar de algunas actividades; y Fermín Muguruza, cantante de la banda referente en el género, Kortatu, comió un asado con ellos. Lo que tienen en común estas bandas es que sus palabras son consecuentes con sus acciones. Tal como se hacen las cosas acá. -¿Sienten que hay algún límite a la hora de crecer? Luis: Todo lo hacemos según nuestros valores, que son los que aprendimos desde siempre. Creo que mientras seamos fieles a lo que pensamos, no tenemos por qué tener miedo. Existe esa idea de que si crecés está mal, como una especie de culpa. La posta es que cuando hacés las cosas bien, te va bien, siempre y cuando no se explote a nadie y mientas nuestra cultura siga intacta. Este es nuestro lugar en el mundo, nosotros lo hacemos como queremos y eso se construye teniendo como base la amistad y el respeto, que para nosotros son cosas clave. Hay gente que es de otra movida, pero que sin embargo lo entiende y lo comparte. La Cultura del Barrio está libre de todos los vicios de afuera, como el egoísmo y ese tipo de cosas. No creemos en eso y no nos manejamos así. Nicolás: Trabajamos por lo que nos gusta hacer. Está muy presente esa idea de que si creciste es porque a alguien le pisaste la cabeza, y justamente nosotros vamos por el otro camino de crecer, el alternativo, donde eso no es necesario. Entre tantas actividades sociales, también hay un lugar para los eventos a beneficio. Empezaron haciendo recitales en la calle con el “Festival Antifascista”, que unía diferentes géneros de música pero con el mismo ideal. Juntaban ropa y comida que iba al Penal de Olmos y también a un centro cultural en Avellaneda donde había clases de apoyo escolar. Más allá de esto, los muchachos detectan una tendencia: muchos de los que organizan recitales los hacen a beneficio de los animales. También otro grupo se organizó para hacer recorridas en Caballito y le llevan comida y abrigo a la gente en situación de calle. Además hay otros chicos que colaboran con los internos del Borda, y organizan fechas todos los meses. Luis y Nicolás remarcan que las puertas están abiertas para todos. Hay actividad de lunes a lunes, tienen la agenda ocupada hasta fin de año y eso no les alcanza: el techo no existe. Y dicen que el orgullo que les genera haber creado el primer espacio de la cultura skinhead antifascista en Argentina no se los quita nadie.X "El crecimiento de Internet y el alcance que tuvo en los últimos años ayudó mucho a que se conocieran nuevas maneras de pensar: 'en los noventa o eras punk, o eras skin o eras rollinga, no podías hacer otra cosa. Habla de otra generación'" 8 año 6 | nº 321 | 7 de junio de 2015 El 17 de octubre de las minas La salidera Eventos, lanzamientos, recomendaciones Ciclo puente Por Lautaro Batista Rodríguez No se me ocurre qué les pasa en el balero a los flacos que lastiman mujeres, esposas, hermanas, hijas, desconocidas, si es producto de años de un sistema de patriarcado afín al capitalismo salvaje, si es un daño estructural en las personalidades de algunos varones producto de traumas o problemas no resueltos, una posición androcultural de control y hostigamiento sobre el cuerpo de la mujer o lo que sea, la cuestión es que cada semana nos enteramos de una nueva chica asesinada o de un marido celoso que agrede física y verbalmente a su esposa, que la policía no escucha, que los jueces bajan las penas o se lavan las manos y en el medio te habrá pasado seguramente de escuchar o participar de charlas en el laburo o en el barrio donde minas y tipos justifican o ningunean esta cuestión tan violenta en relación a las mujeres. La semana que pasó las fotos del “Ni Una Menos” en manos de famosos, políticos y deportistas saturando redes y medios marcaron un pulso del amplio consenso que iba a tener la marcha del 3/06. Salgo del laburo a las 16.30 y ya en Avenida de Mayo y Perú empezaba la gente a caminar por el medio de la avenida con dirección al Congreso. La verdad: no tenía muy en claro qué tipo de marcha podía surgir con tantos sectores distintos y a veces contradictorios en la convocatoria. Cuando llego a 9 de Julio las cientos de personas raleadas que venían del bajo ya se habían convertido en algunos miles pujando entre isla e isla de cemento del Metrobus. De a poco la fisonomía de una movilización distinta en una tarde pegajosa de otoño nos va metiendo en un clima emocional particular que se vivía en el lento caminar hacia el Congreso. No sé tanto de números y proporciones más dignas de Olé o de la policía, pero aseguro que moverse de un metro a otro se había convertido en un problema estilo campo-de-recital-del-Indio. En ese contexto mirar gestos y caras chocando a centímetros de nuestras narices era poco menos que un deporte. El semblante más visto en las caras de las mujeres, las militantes y las civiles, era de concentración lacónica y seriedad; el de los flacos, que eran bastante menos, combinaba preocupación y enojo como diciendo “no soy culpable de los energúmenos de mi género”. Así entre el sopor y las muchedumbres avanzamos en un mundo que ¡por suerte! mezclaba las pibas del frente de mujeres del Movimiento Evita (con sus banderas violeta identificando pertenencias territoriales como 3 de febrero o Ingeniero El recién inaugurado Centro Cultural Kirchner lanzó la programación para su inaugural mes de junio y entre lo mucho que ofrece no podemos dejar de destacar el Ciclo Puente, una propuesta que busca rastrear los nuevos sonidos transgenéricos que inundan Latinoamérica. Cumbia digital, hip hop, folclore electrónico, todas las nuevas formas que asume la música continental bajo el cruce entre lo digital y lo acústico. La propuesta, por lo demás, se apoya en el imponente marco del CCK: en La Cúpula, y utilizando la caída del sol y el cambio de luz como escenografía, el ciclo ofrece dos bandas o solistas intercalados por Budge), con un grupo de treinta señoras sub 60 y 50 recién salidas del Colegio de Abogados con sus cartelitos Ni Una Menos. Orgas nacionales y populares, partidos de izquierda, gremios, frentes barriales, grupos de género y muchísima pero muchísima gente no organizada en ámbitos militantes reventaron el perímetro de calles del Congreso como pocas veces en los últimos años. Y dato obvio que ya era obvio: la preeminencia de las mujeres, la gran mayoría de los asistentes a la marcha. De veinte años, quince, sesenta o cuarenta, del palo artístico, de la facultad de sociales y de la UFLO, hippie, murguero, del conurbano profundo, de Palermo Queens, de los centros de estudiantes combativos de la CABA o de las oficinas bancarias y administrativas del centro porteño, de las madres del Lengüitas o las que llevaban cartelito de sus nenas desaparecidas en algún barrio donde a nadie le importa, de quienes llevaron paraguas en alguna marcha a los que estuvieron bancando en los festejos del último 25 de mayo fue esta jornada tan interesante y multitudinaria. Atrapado entre un puesto de patychori, una señora con un carrito de bebé y una columna numerosa de mujeres con gorritas y banderas verdes de la Unión Ferroviaria puedo ver que se les cruza otro grupo de mujeres, algunas de ellas en tetas, la mayoría encapuchadas tipo ISIS, cargadas con palos de tacuara “para defensa personal”, gritos de “aborto ya!” y empujones. Al parecer este grupo anarco-desnudista quería pasar hacia otro lugar. Después de un par de “compañeras, no nos empujemos” o algo así, las dejé de ver y la columna ferroviaria siguió su camino. Yo me fui como pude, con la sensación de que de este cruce de mundos (y en los que están por venir, si seguimos a este nivel de marchas) depende más el futuro, que de las cien mil fotos y sus cartelitos en las redes y los medios. X un DJ invitado. Hoy domingo 7 estarán, por un lado, el combinado argentino-uruguayo WESTE con su folk electrónico salpicado de pop y, por el otro, los MC's de FAAUNA, ofreciendo sus beats de metafísica chamánica. DJ Lauphan, con su “cachengue cósmico” será el encargado de tejer el puente. El ciclo sigue con Benito Malacalza + Dom La Nena (Brasil) + DJ Ritmo Madre el próximo domingo 14; King Coya + Santiago Vázquez + NDE Ramírez + DJ Leo Martinelli el domingo 21; y Dat García + Morbo y Mambo + DJ Campeón el domingo 28. Siempre a las 20 hs. El CCK queda en Sarmiento 151. Chaucoco! Rodrigo Ruiz Díaz y Manuel Eguia (actual “Ciruelo”) comenzaron a darle forma a Chaucoco! en 2006. Al frente de un quinteto de músicos, el cúmulo de canciones compuestas por el dúo derivó, dos años después, en un primer disco homónimo, que precedió a Dispersión, el álbum que, ya con nueva formación y otra impronta, editaron en 2012. De aquellas sonoridades que lanzaron a los “cocos!” al mundo de la canción acústica, el jazz o inclusive la música de cámara, queda un rastro lejano en el más reciente trabajo del ahora cuarteto. Las Reglas, Staff Director Federico Scigliano Editor Diego Sanchez Redactores Pablo Móbili Martín Rodríguez Emiliano Flores Franco Dorio Julián Eyzaguirre Romina Sánchez Diseño original Nizo Mauas Arte Diego Paladino Fotografía Patrick Haar recién lanzado, retoma el viaje exploratorio al mundo de la canción pero lo hace apoyándose en nuevos sonidos y a fuerza de guitarras eléctricas y sintetizadores. Dirigido por Marín Rur, en clarinete y teclados, Juan Pedro Huici, en bajo y coros, Tomás Finkelsztein, en batería, y el ya mencionado Ruiz Díaz, en voz, guitarra y teclados, Las Reglas cuenta también con la participación de Eguía en voces y los arreglos de Juan “Pollo” Raffo, entre otras colaboraciones. Los diez tracks del disco se pueden escuchar en chaucoco.bandcamp.com Redacción: Amenabar 23 (C1426AYB) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Contacto: [email protected] Departamento comercial: Tel.: 4776-1779 Internos: 156 y 159 Venta de ejemplares atrasados: Azopardo 455. Tel.: 4342-8476 Impresión: Editorial AMFIN S.A. Paseo Colón 1196. Ciudad Autónoma de Buenos Aires Distribución en Capital Federal y Gran Buenos Aires:New Site. Baigorri 103, CABA Distribución en el interior: Inter Rev S.R.L. Av. San Martín 3442. Caseros Pcia. de Buenos Aires
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