DOMINGO - Editorial SAN PABLO Peru

Año XV – Nº 19 – 05 de abril 2015
EL
DOMINGO
día del Señor
I Domingo
de Pascua
Ciclo B
«La Resurrección es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y
vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida
como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo
Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual».
(Catecismo de la Iglesia Católica N° 638).
¡PLENOS DE GOZO PORQUE ÉL RESUCITÓ!
«Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo». Las palabras del salmista resultan adecuadas para expresar la actitud
del corazón creyente cristiano en este día. Hoy
nos alegramos y gozamos porque el Señor ha actuado y nos ha mostrado su poder acreditando a
Jesús, su Hijo amado, nuestro
Señor. La primera lectura nos
transmite el testimonio vibrante de Pedro, quien afirma contundentemente lo acontecido
con Jesús: «Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios
lo resucitó al tercer día y nos lo
hizo ver». Quienes se opusieron a su proyecto divino no pudieron actuar contra Él, pues el
Padre le hizo justicia y así, nosotros fuimos justificados. Por
eso éste es el día en que actuó
el Señor y nos alegramos y nos
llenamos de gozo.
Pedro es testigo de la experiencia vivida personalmente, experiencia que comenzó la mañana del primer día de la semana, cuando avisado
por la Magdalena de que el cadáver de Jesús no
estaba en el sepulcro, acudió y «vio las vendas en
el suelo y el sudario con que le habían cubierto la
cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enro-
llado en un sitio aparte». Esa experiencia inicial se
vio confirmada con la que cuenta en la primera
lectura: Pedro vio al Señor y comió y bebió con
él después de la resurrección. El testimonio del
príncipe de los apóstoles anima hoy nuestra fe.
El Señor que comió y bebió con los suyos, que se
hizo ver por los discípulos de la
primera hora, también hoy nos
invita a comer y beber con él y
se hace ver en la Eucaristía.
Cada vez que, como comunidad
cristiana, nos reunimos para escuchar la Palabra divina y para
la Eucaristía, el Señor permite
que le experimentemos vivo y
presente entre nosotros. Él nos
explica su Palabra que da sentido a nuestras vidas y entra en
íntima comunión con nosotros
mediante el sacramento eucarístico. Por eso los discípulos de
hoy – como los de ayer y los de
siempre – podemos ser al mismo tiempo misioneros, pues la experiencia vivida con el Señor nos
impulsa a anunciarle para que también otros hermanos puedan encontrarle y recibir la Vida que él
dona. Es ése el mejor modo de celebrar el gozo de
la Resurrección del Señor.
Pbro. Pedro Hidalgo Díaz
«La Resurrección abre nuestra vida
y la vida del mundo al futuro eterno
de Dios, a la felicidad plena, a la
certeza de que el mal, el pecado y la
muerte pueden ser derrotados».
(Papa Francisco)
Momento personal
Te adoro a ti, mi Señor resucitado,
lleno de vida y hermosura, vestido
de luz y de gloria infinita. (Víctor M.
Fernández)
Pascua de Resurrección - Ciclo B - Color: Blanco
Hermanos y hermanas: Hoy es un día de alegría y profundo gozo en nuestros corazones, la misma alegría
que Magdalena experimentó al descubrir a Jesús resucitado. La experiencia de la resurrección del Señor borra
la tristeza de la cruz, para dar paso a la esperanza, a la victoria, a la plena realización del Plan de Dios, a la
salvación de toda la humanidad. Como Magdalena que salió de prisa a darles la Buena Noticia a los Apóstoles,
así también cada uno de nosotros, compartamos esa Buena Nueva al mundo, siendo misioneros de la alegría.
I. RITO DE ENTRADA
Antífona de entrada
Sal (138),18.5-6
He resucitado y aún estoy contigo; has puesto sobre
mí tu mano: tu sabiduría ha sido maravillosa. Aleluya.
Bendición y asperción del agua
Ésta reemplaza al rito penitencial. Usando el agua
bendecida durante la Vigilia Pascual, el sacerdote toma
el hisopo y se rocía a sí mismo y luego a los ministros,
al clero y a los fieles. Mientras tanto, se canta un canto
apropiado. Luego, el sacerdote dice:
S. Que Dios todopoderoso nos purifique del
pecado y, por la celebración de esta eucaristía,
nos haga dignos de participar del banquete de
su reino.
Siguen las invocaciones Señor, ten piedad, a no ser que
ya se hayan utilizado en alguna de las fórmulas del acto
penitencial.
S. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
S. Cristo, ten peidad. R. Cristo, ten piedad.
S. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
Gloria
Oración colecta
Señor Dios, que en este día nos has abierto
las puertas de la vida por medio de tu Hijo,
vencedor de la muerte, concede a los que
celebramos la solemnidad de la resurrección de
Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para
resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por
nuestro Señor Jesucristo.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
1ª Lectura
Las lecturas pascuales nos invitan a leer el pasado en
clave de resurrección, donde todo tiene sentido pleno
siendo testimonio de la Buena Nueva en el mundo.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles
10,34a.37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra
y dijo: «Ustedes bien saben lo que sucedió en el país de los judíos, comenzando en Galilea, después que Juan predicó el
bautismo. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido
por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que
pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos
por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de lo que hizo en Judea y en
Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero.
Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo
ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que
él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne
testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de
vivos y muertos. El testimonio de los profetas es
unánime: que los que creen en él reciben, por
su nombre, el perdón de los pecados». Palabra
de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Sal (117)
R. Éste es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
– Den gracias al Señor porque es bueno, porque
es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. / R.
– La diestra del Señor es poderosa, la diestra
del Señor es excelsa. No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. / R.
– La piedra que desecharon los arquitectos es
ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha
hecho, ha sido un milagro patente. / R.
2ª Lectura
Pablo nos invita a ver el mundo y la creación
alrededor del Cristo vivo y Señor de la historia, y por
ello somos exhortados a vivir con un estilo diferente,
revestidos de Cristo en nuestro ser y quehacer.
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Colosenses
3,1-4
Hermanos: Ya que ustedes han
resucitado con Cristo, busquen los
bienes de allá arriba, donde está
Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspiren
a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque ustedes han muerto, y su vida está
escondida con Cristo en Dios. Cuando aparezca
Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes
aparecerán gloriosos con él. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Secuencia
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a
Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla,
muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los
ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de
veras mi amor y mi esperanza! Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda; allí verán los suyos la gloria
de la Pascua». Primicia de los muertos, sabemos
por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti
no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria
humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Aclamación antes del Evangelio
1Co 5,7b-8a
R. Aleluya, aleluya. Ha sido inmolada nuestra
víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la
Pascua en el Señor. R. Aleluya.
Evangelio
El apóstol Juan nos invita a vivir identificando a Cristo
resucitado en nuestra vida, pues desde la resurrección,
tendremos que vivir de esa presencia cercana que va
más allá de la visión física de Jesús viviente.
Lectura del santo evangelio según san Juan
20,1-9
R. Gloria a ti, Señor.
El primer día de la semana, María
Magdalena fue al sepulcro muy
temprano, cuando aún estaba oscuro, y
vio la piedra quitada del sepulcro. Echó a correr y
fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo,
a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde
lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo
y fueron rápidamente al sepulcro. Los dos corrían
juntos, pero el otro discípulo corría más que
Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y,
asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no
entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y
entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y
el sudario con que le habían cubierto la cabeza,
no por el suelo con las vendas, sino enrollado
en un sitio aparte. Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no
habían entendido la Escritura: que él había de
resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Profesión de fe
Plegaria universal
S. Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien
Dios resucitó de entre los muertos, quien por
su poder nos resucitará también a nosotros, y
digámosle:
R. Cristo, vida nuestra, sálvanos.
- Cristo, Luz esplendorosa que brillas en las
tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han
muerto; concédenos vivir hoy en tu alabanza.
Roguemos al Señor./ R.
- Señor Jesús, que anduviste los caminos de la
Pasión y de la Cruz; concédenos que, unidos a ti
en el dolor y en la muerte, resucitemos también
contigo. Roguemos al Señor. / R.
- Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú
que has hecho de nosotros un pueblo de reyes
y sacerdotes, enséñanos a ofrecer con alegría
nuestro sacrificio de alabanza. Roguemos al
Señor. / R.
- Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de
tu manifestación gloriosa, para poder contemplar tu
rostro y ser semejantes a ti. Roguemos al Señor. / R.
(Pueden añadirse peticiones partículares)
S. Dios nuestro, que en este día nos abriste las
puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa resurrección que, por
la nueva vida que tu Espíritu nos comunica,
lleguemos también nosotros a resucitar a la luz
de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
Oración sobre las ofrendas
Rebosantes de gozo pascual, celebramos,
Señor, estos sacramentos en los que tan
maravillosamente ha renacido y se alimenta tu
Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión
1Co 5,7-8
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así
pues, celebremos la Pascua con los panes ázimos de la
sinceridad y la verdad. Aleluya.
Oración después de la comunión
Protege, Señor, a tu Iglesia con amor paternal,
para que, renovada por los sacramentos pascuales, llegue a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo nuestro Señor.
LA PALABRA en la semana
Semana I de Pascua - 1ª del salterio
06 L
07 M
08 M
09 J
10 V
11 S
Octava de Pascua - Hch 2, 14. 22-33; Sal (15), 1-2.
5. 7-11; Mt 28, 8-15
Octava de Pascua - Hch 2, 36-41; Sal (32), 4-5.
18-20. 22; Jn 20, 11-18
Octava de Pascua - Hch 3, 1-10; Sal (104), 1-4. 6-9;
Lc 24, 13-35
Octava de Pascua - Hch 3, 11-26; Sal 8, 2. 5-9;
Lc 24, 35-48
Octava de Pascua - Hch 4, 1-12; Sal (117), 1-2. 4. 22-27;
Jn 21, 1-14
Octava de Pascua - Hch 4, 13-21; Sal (117), 1. 14-16.
18-21; Mc 16, 9-15
LA RESURRECCIÓN:
ACONTECIMIENTO, VICTORIA Y SIGNO
L
a muerte ha sido vencida y el amor ha sido
superior al odio. Esta es la alegría pascual
que inunda las iglesias y todo dentro de ellas
lo anuncia. En el compartir esta alegría podemos
caminar en base a tres palabras: acontecimiento,
victoria y signo.
La resurrección es un acontecimiento de
fe, un hecho que trasciende las barreras
de la historia y que nos impulsa a
ver más allá. Los apóstoles y los
evangelistas, haciendo uso de
diferentes expresiones, intentaron compartirnos lo que
vieron y oyeron, sabiendo que
es un misterio de fe que excede nuestros límites humanos
para conocerlo en plenitud.
La resurrección de Cristo
no es fruto de una especulación, de una experiencia
mística. Es un acontecimiento que sobrepasa ciertamente la historia, pero
que sucede en un momento
preciso de la historia dejando
en ella una huella indeleble”
(Benedicto XVI, Bendición
Urbi et Orbi 2011)
La resurrección es la victoria del
amor sobre la muerte. El trágico
acontecimiento de la crucifixión no acabó con quien anunció a sus hermanos el
Reino, sino que al resucitar de entre los muertos
se hizo signo patente del amor de Dios por la humanidad.
“Jesús ya no es del pasado, sino que vive en el
presente y está proyectado hacia el futuro, Jesús es
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el «hoy» eterno de Dios. Así, la novedad de Dios se
presenta ante los ojos de las mujeres, de los discípulos, de todos nosotros: la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que
oprime la vida, y le da un rostro menos humano”
(Francisco, Vigilia Pascual 2013).
La resurrección es signo de esperanza,
que, puesto por el mismo Cristo, se extendió a la humanidad de todos los
tiempos. El don de la vida que el
Padre nos ha dado en su Hijo
amado se hace también para
nosotros una gran responsabilidad, puesto que hemos de
hacer creíble a la humanidad
que el amor tiene la última
palabra. Para tal encargo
misionero no hemos de olvidar en ningún momento
la compañía del quien “estará con nosotros todos los
días hasta el fin del mundo” (Cf. Mt 28, 10).
“Así como en primavera los
rayos del sol hacen brotar y
abrir las yemas en las ramas
de los árboles, así también
la irradiación que surge de
la resurrección de Cristo da
fuerza y significado a toda esperanza humana, a toda expectativa,
deseo, proyecto” (Benedicto XVI, Bendición Urbi et Orbi 2011).
Para leer orando: (Mt 28, 8-15); (Mc 16, 1-7);(Lc
24,13-35); (Hch 10, 34.37-43); (1Co 15, 12-28).
Colaboración: José Miguel Villaverde Salazar, ssp
el DOMINGO - Director: P. Luis Neira R. ssp. Coordinación: Milagro Bronttis de Quispe.
Con licencia eclesiástica / Marc. reg. Resol. Indecopi N° 006852-1999, Certif. N° 0055702
Edita: SAN PABLO, Av. Armendáriz 527 - MIRAFLORES. Lima (Perú) / Telfax: (01) 446 0017 / [email protected]
Redacción: Pbro. Antonio Díaz M., igs.; Pbro. Pedro Hidalgo Díaz; Diagramación: Diego Sánchez Peña
Imprime: Editorial Roel S.A.C. / Para envíos y suscripciones: [email protected] / Telfax: (01) 446 0017
• Los textos litúrgicos corresponden a los aprobados por la Conferencia Episcopal Peruana. / Este subsidio no sustituye el uso de los Libros Litúrgicos.