S e p a r a t a d e l a J u v e n t u d - D o m i n g o 22 de Noviembre de 2015 - Año 15 El proceso de transformaciones económicas en Cuba y el FMI Por: José Luis Rodríguez El pasado 29 de octubre un despacho de la agencia NOTIMEX informaba lo siguiente: “El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo hoy que no existen conversaciones por ahora con las autoridades de Cuba en torno al eventual reingreso de la nación caribeña al órgano multilateral que abandonó medio siglo atrás.” “No hay discusiones con Cuba sobre membresía que yo sepa”, dijo el vocero de la institución, Jerry Rice, al ser cuestionado al respecto, evitando, sin embargo, abundar sobre una posibilidad a la que el fondo se declaró ya abierto. David Lipton, subdirector gerente del fondo, declaró el mes pasado que la institución está “abierta” al retorno de Cuba, aunque dejó en claro que La Habana no ha dado indicios de estar interesada en ello. Recordó que aunque en años recientes el FMI ha agregado a un gran número de países, “Cuba no ha mostrado interés para solicitarlo.” Ya en el 2011 el académico Richard Feinberg, de Brookings Institution, hizo un análisis sobre la factibilidad del reingreso de Cuba a las instituciones financieras internacionales tratando de extrapolar a nuestro país las experiencias de Nicaragua y Vietnam en ese sentido (1). La idea de que Cuba puede mostrarse interesada en reingresar al FMI –de donde se retiró en 1964- se ha estado alimentando también (continúa en pág. 2...) 2 (...viene de tapa) de forma creciente como parte del proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos que se inició el pasado 17 de diciembre. De este modo, un estudio del Atlantic Council publicado en julio de este año se refirió nuevamente al tema, ponderando los supuestos beneficios que traerían para Cuba el reingreso a las instituciones financieras internacionales, tema sobre el que volveré más adelante (2). Ante estas propuestas, ¿cómo se entendería el reingreso a las instituciones financieras internacionales en el proceso de transformaciones socialistas de la economía cubana? Oficialmente el FMI se define así: “El FMI es una organización integrada por 184 países, que trabaja para promover la cooperación monetaria mundial, asegurar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional, promover un alto nivel de empleo y crecimiento económico sustentable y reducir la pobreza” (3). Si los hechos respaldaran realmente el papel desempeñado por el FMI a lo largo de su historia, no sería tan cuestionada la definición que de sí misma da esta organización, creada según los acuerdos de la Conferencia de Bretton Woods en 1944, a partir de la cual se rediseñó el sistema monetario-financiero internacional para asegurar la hegemonía de Estados Unidos en el mismo. No hay más que examinar los criterios de condicionalidad que impone el Fondo para brindar recursos financieros a un país, para comprender como los mismos se dirigen a con trolar la economía de los prestatarios a los efectos, no solo de asegurar que se devuelvan los préstamos, sino sobre todo a que las políticas económicas y sociales que se apliquen en estos sean funcionales al desarrollo del capitalismo a escala planetaria a través de los conocidos “programas de ajuste” que se aplican rigurosamente. Es cierto que estos programas no se han aplicado por igual en todas partes. Sin embargo, la experiencia de países de Europa Oriental que ingresaron al FMI en su etapa socialista, como fue el caso de Yugoslavia, Hungría y Rumanía mostró desde entonces las nefastas consecuencias de esa decisión. Particularmente en el caso de Rumanía, el país se vio compelido a renegociar su deuda externa en condiciones que llevaron a pagar 22 000 millones de dólares en solo 7 años, a costa de la reducción de los gastos sociales, al encarecimiento acelerado del costo de la vida y a enormes sacrificios de su población. Posteriormente el derrumbe del socialismo en Europa abrió una etapa de transición al capitalismo neoliberal, donde la asesoría del FMI fue una constante y donde las consecuencias de semejante proceso aun hoy no se han superado en muchos casos. Es así que, contrario a lo que proclama en sus objetivos del FMI, la aplicación de programas de ajuste y saneamiento financiero en estos países condujo a la paradójica situación de que la deuda externa –que en 1989 se estimaba en 101 838 millones de dólarespasara a ser de un billón 211 mil millones de dólares a mediados del 2014, para un incremento de casi 12 veces en 25 años, todo ello en medio de altos costos sociales y dolorosos sacrificios de su población. ¿Cuáles son las ventajas? Desde luego, la hipótesis de un reingreso de Cuba al FMI y también al Banco Mundial parte de que se levante el bloqueo norteamericano a nuestro país, ya que en las actuales condiciones sin esta premisa sería imposible que Cuba entrara a formar parte de las principales instituciones financieras internacionales que rigen el mundo capitalista actualmente, porque lo prohíben las propias leyes de Estados Unidos. Dejando a un lado este asunto, cabría preguntarse ¿cuáles son las ventajas que obtendría Cuba de semejante decisión? Para comprender lo que se argumenta por diversos autores en este sentido, es necesario comprender cómo se concibe el proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos y la llamada reinserción de Cuba en la economía internacional. Al respecto no debe perderse de vista que la posición norteamericana refleja un cambio de método –el bloqueo ha fracasado en obtener sus o b jetiv o s - p o r lo q u e h ay que proceder de otra forma en las relaciones con Cuba p ara lo g rar el mis mo p ro p ó s ito q u e n o es o tro q u e u n camb io d e rég imen en Cuba, es decir, una transició n al cap italis mo . El Comunicado emitido por la Casa Blanca el 17 de diciembre de 2014 no deja d u d as al res p ecto cu an d o plantea “Está claro que las d écadas de aislamiento de Cuba por parte de Estad o s Unidos no han conseguido nuestro perdurable objetivo de promover el s u rg i m i e n t o d e u n a C u b a es table, próspera y democrática” (4). Por otra parte, tanto Richard Feinberg como Pável Vidal y Scott Brown consideran explícita o implícitamente que el sistema socialista cubano ha fracasado y que las transformaciones que tienen lu g ar en estos momentos, co mo parte de la actualización del modelo económico socialista cubano, no son más que un paso favorable pero incompleto p ara lograr una economía eficiente, lo cual solo sería posible completando la transición hacia una economía de mercado que superara las limitaciones d e la planificación. De este modo, Richard Fei nberg señala muy claramente: “La principal restricció n que retrasa a la economía cubana no son las sanciones impuestas por lo s Estados Unidos (aunq u e son realmente duras). En realidad, es el propio mo delo económico desactualizado de planificación centralizada que Cuba h eredó de la Unión Soviética. Los numerosos socio s comerciales de Cuba q u isieran invertir más en el país y preferirían imp o r tar más de la isla para corregir los desequilibrios de su balanza comercial b ilateral, pero se frustran an te la escasez de ofertas económicas de Cuba”(5). Igualmente el ensayo elaborado en julio de 2015 por el Atlantic Council se basa en un enfoque similar a Feinberg, pero utilizando como base de co mparación los casos de A l b a n i a y Vi e t n a m e n s u proceso de entrada a las instituciones financieras internacionales, en tanto que plantea la necesidad de una transición hacia u n a economía “basada en mercados libres” de una fo rma más sutil: “La sustitución de una economía centralmente planificada por una econ o mía basada en los mercados libres por lo general n ecesita un largo período de formación, educación y reestructuración de las in s tituciones públicas. El FMI y otras fuentes externas (lo que incluye al g o bierno de Estados Unidos) pueden desempeñar u n papel importante en la facilitación del proceso de ap rendizaje” (6). Curiosamente, en nin- guno de los dos casos se h a c e r e f e r e n c i a a l a c o ndicionalidad que imponen las instituciones financieras internacionales para otorgar el financiamiento, lo que deja la impresión de que con el ingreso a las mismas todo serian ventajas al recibir la economía cubana un aval de mucha importancia para su reintegración más favorable a la economía internacional. S i n e m b a rg o , l a e x p e riencia histórica reciente de la transición al capitalismo de los antiguos países socialistas europeos muestra el enorme costo social de los programas de ajuste de corte neoliberal impuestos a los que aceptaron las recetas del FMI que incluyeron la privatización masiva de la propiedad pública; la reducción de los gastos del presupuesto, especialmente los de orden social en aras del ajuste fiscal; el control de la inflación reduciendo la partida de salarios; y la liberalización de los precios y el control de cambios, entre las medidas de mayor trascendencia. Está a la vista la situación de Rusia, que durante los años del gobierno n e o l i b e r a l d e B o r i s Ye l tsin (1992-1999) sufrió la reducción de la población en 8 millones de habitantes; redujo la esperanza de vida de 65,5 a 57,3 años; disminuyó el salario real en un 68,3% y las pensiones mínimas en un 67%; elevó la desigualdad medida a través del coeficiente de GINI de un valor de 0,27 a 0,48; triplicó la tasa de homicidios y llevó a la población rusa a un nivel de pobreza del 50,3% a finales de la década de los 90 (7). La actualización del modelo económico socialista en Cuba se ha planteado el reconocimiento objetivo al mercado y a la propiedad no estatal como elementos que –bajo control estatal- pueden propiciar una economía más eficiente, acompañando las transformaciones esenciales de la propiedad pública en un proceso de tránsito hacia un socialismo próspero y sostenible. Es un proceso difícil, complejo e incluso doloroso, porque impone costos en aras de un futuro mejor y está sujeta –como toda obra humana- a que se cometan errores. Pero una transición al capitalismo en Cuba supondría no solo reimplantar la explotación del hombre por el hombre como base de la reproduc- ción del sistem a , si no que estaría sujeta a la represalia de la may or pot e nc i a capitalista del mundo, que no perdonará jamás la lección de resistencia y valor que ha protagonizado nuestra patria de sde 1959 y que está en l a ba se r e a l y objetiva de l os c a mbi os que comenzaron a pr oducirse el 17 de diciembre de 2014. Es una lección que no tenemos de r e c ho a olvidar. Notas [ 1 ] Ve r d e R i c h a r d Feinberg,“Extender la mano: la nueva e c onomí a de Cuba y la respuesta internacional”. Br ooki ngs Institution, November 2 0 11 e n w w w. b r o o k i n g s . edu. [2] Ver de Pa ve l Vi da l y Scott Brown, “ L a r e i ntegración económica de Cuba. Comenzar con las instituciones financieras internacionales ” . T he A t lantic Council, Jul y 2015 en www.cc-ic.i t [ 3 ] Ve r “ ¿ Q u é e s e l Fondo Monetari o I nt e r na cional?” Washington, 2004 en www.imf.org [ 4 ] Ve r C o m u n i c a d o de la Casa Blanca sobre el Descongelamiento de las Relaciones entre Estados Unidos y Cuba el 17 de diciembre de 2014 enhttp://cnnespanol.cnn. com/2014/12/17/ [5] Ver de Richard Feinberg “Extender la mano: la nueva economía de Cuba y la respuesta internacional” Brookings Institution, November 2011 en w w w. br ookings.edu. pagi na 4. [ 6 ] Ve r Ve r d e P a v e l Vi d a l y S c o t t B r o w n “ L a reintegración económica de Cuba. Comenzar con las instituciones financieras internacionales” The Atlantic Council, Jul y 2015 en www.cc-ic.i t pá gi na 15 [ 7 ] Ve r d e J o s é L u i s Rodríguez “El derrumbe del socialismo en Europa”, Ruth Casa Editorial y Editorial de Ci e nc i a s S ociales, La Habana, 2014, capítulo III. :: José Luis Rodr í gue z autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM). Fue Ministro de Economía de C uba . (Tomado de Cuba Contemporánea 3 OPINIóN Conflicto palestino; causas y desarrollo de las tensiones Por Rasoul Goudarzi :: Toda Palestina, en estos momentos, es testigo de las altas tensiones que comenzaron a principios de octubre con las profanaciones israelíes a la Mezquita Al-Aqsa. Los palestinos creen que el régimen de Tel Aviv con estas medidas busca judaizar el recinto y eliminar su identidad islámica, por lo que han llamado a una tercera Intifada, con el fin de impedir ese objetivo. Por su parte, el premier israelí, Benyamin Netanyahu, acusa a los palestinos de impedir la materialización del plan de paz, al no reconocer el “estado judío”. En el siguiente artículo pretendemos hacer un repaso a la historia de la ocupación israelí, los aspectos de las tensiones y sus posibles consecuencias. Comienzo de la ocupación En 2 de noviembre de 1917, el secretario de Relaciones Exteriores británico, Arthur James Balfour, publicó una declaración favorable a la creación de un hogar para los judíos dentro de los territorios de Palestina. Solo un año después de esta declaración, en 1918, el Reino Unido ocupó Palestina y entre 1919 y 1923, unos 35 mil judíos emigraron hacia Palestina. También, entre 1932 y 1935, otros ciento cuarenta y cinco entraron ilegalmente a ese país, con apoyo del Gobierno británico. La ola migratoria fue de tal manera que el censo realizado en 1938 demostró un aumento del 30 por ciento en la población judía en esos territorios. La situación avanzó al punto de que, en 1945, en un acto coordinado con Washington, Londres envió otros cien mil judíos desde Europa y EE.UU. a Palestina y, en ese año, la población judía conformaba ya el 32.9 por ciento de los residentes en el país árabe. En 1948, los judíos saquearon las tierras de los palestinos y motivaron la migración de cientos de miles de ellos. En estas circunstancias, el Reino Unido dejó el Mandato de la Sociedad de Naciones sobre Palestina y el entonces premier is raelí, David Ben-Gurión, declaró la independencia de su régimen dentro de los territorios palestinos. A partir de esa fecha, los israelíes atacaron en varias oportunidades a los países árabes de la región y el resto de los territorios palestinos. Esta ocupación provocó la rabia de los palestinos que veían saqueados sus territorios y no toleraban la violación de su integridad territorial. Un sentimiento que hasta el día de hoy sigue vigente e, incluso, se agrava cada día más. En dos oportunidades, la rabia palestina ha provocado dos levantamientos populares (Intifadas); el primero, en 1987 y continuó hasta 1933, cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo. El segundo que comenzó en 2000 y acabó en 2005 con miles de palestinos muertos. Tercera Intifada Los dirigentes de las principales facciones palestinas han llamado a una tercera Intifada, pero aunque esta podría ser como los dos anteriores, desde el punto de vista del número de muertos y heridos, sería diferente desde otros aspectos, ya que la situación ha cambiado a favor de Palestina. Hoy día, la opinión pública mundial se orienta más hacia la Pa- lestina y la defienden ante el régimen israelí. Esta situación resulta evidente en las marchas que se realizan a lo largo del mundo bajo el lema de “Palestina L i b r e ” . Ta m b i é n h a y q u e sumar el reconocimiento a este país por parte de diferentes gobiernos africanos, latinoamericanos, de Suiza y el Vaticano, junto a los estudios de algunos Parlamentos europeos para reconocer a Palestina. Además, la posición del país árabe en la arena internacional está mejorando, ya que ha llegado a ser reconocido como Estado observador no miembro de la ONU, algo que le permite incorporarse a diferentes agencias de ese organismo internacional, como la Corte Penal Internacional. Mientras tanto, todo lo contrario ocurre con el régimen israelí. Diferentes países, entre ellos varios europeos que se consideran amigos y aliados de Israel, han lanzado campañas de Boicot contra productos de ese régimen para ejercer presión y obligarlo a dejar a un lado sus crímenes contra los palestinos. Un duro golpe que recibió el régimen de Tel Aviv fue la firma del acuerdo nuclear entre Irán y el Grupo 5+1, compuesto por la mayoría de sus principales aliados, como muestra de la pérdida de valor ante estos. En estas circunstancias, el régimen de Tel Aviv, en lugar de reconocer que los palestinos quieren solo su libertad, independencia, la paz, desarrollo e integridad territorial, mantiene su actitud, a costas de ver dañada su imagen ante la comunidad internacional. Incluso, durante su intervención en un evento organizado en Washington por el centro de estudios políticos republicano, el titular israelí habló como si se hubiera olvidado de quiénes son realmente los ocupadores y los represores. Dijo: “Vamos a tener paz cuando los palestinos nos concedan lo que nos piden que les demos. Vamos a permitirles tener un Estado propio, pero, tienen que reconciliarse con el hecho de que tenemos un Estado propio y está aquí para quedarse”. A la vez, añadió: “El núcleo del conflicto específico entre Israel y los palestinos es la persistente negativa de estos a reco nocer un Estado judío en cualquier frontera. Es por ello que este conflicto ha durado unos 50 años, antes de que hubiera un estado, antes de que hubiera territorios, antes de que hubiera asentamientos”. Sus palabras ponen de relieve que la tensión entre ambos seguirá latente, ya que el represor se ha autoconvencido de ser la víctima de la situación y, ahora, condiciona el proceso para alcanzar la paz. Además, Netanyahu y otras autoridades israelíes deben saber que no pueden contar siempre con el apoyo de EE.UU., Francia, y otros aliados porque, en el mundo de la política, los intereses de los países c a mbi a n de acuerdo con la situación en que se encuentran. Por tanto, de no poner fin a su hostilidad y no tener en cuenta la democracia y la lógica, podría enfrentarse a peores consecuencias e, incluso, al aislamiento. ::Rasoul Goudarzi Periodista y analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Azad de Irán. Especialista en temas principalmente de Oriente Medio e Irán. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. 4 Europa, esa bella dama con bigotes ¿Qué prefieres, que tu vecino sea alcohólico o musulmán? La pregunta es tan absurda como ofensiva. Pero aún más insidiosas son las respuestas que cosechó. Por Nicolás Anaya La consulta forma parte del sondeo de opinión Nimbyism, “Not In My Back Yard”, que una encuestadora publicó en agosto en Finlandia, un país en el que un 1,09% de la población profesa el islam. De los mil consultados, un 43% respondió que no tendría inconvenientes en compartir su vecindario con una clínica de rehabilitación para alcohólicos, frente a un 34% que aseguró que no le importaría compartir el suyo con una mezquita. “Que las personas se presten a responder estas preguntas es una señal manifiesta del clima anti-inmigración y anti-musulmán que existe actualmente en muchos países de Europa, aunque no únicamente allí”, dice vía Skype Ruth Wodak, profesora de Estudios del Discurso en la Universidad de Lancaster. citantes de asilo y migrantes, provenientes en su gran mayoría de Medio Oriente y África, sirvió de combustible para alimentar la radicalización de las derechas europeas que están capitalizando la “invasión extranjera” en respaldo político. “Lo que está sucediendo es el resultado de la gran cantidad de campañas islamofóbicas realizadas por movimientos populistas de derecha. Pero también es el producto de muchos de los discursos sobre seguridad y terrorismo que comenzaron a gestarse a partir del 9/11”, agrega Wodak, que en su último libro “The Politics of Fear: What Right-Wing Populist Discourses Mean”, analiza el ascenso de los movimientos de derecha en Europa. La apatía inicial —y en algunos casos permanente- de la mayor parte de los 28 Estados de la Unión frente a la crisis humanitaria, provocó que el júbilo del presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, tras alcanzar el acuerdo con Grecia, se transformara en frustración: “Falta Europa en esta Unión, y falta unión en esta Europa”, sentenció el 9 de septiembre ante el Parlamento Europeo cuando presentó su propuesta para asignar refugiados a cada país en función de su tamaño y riqueza. Si la reciente crisis del Euro avivó la escisión entre Norte y Sur, la actual “crisis de refugiados está provocando tensiones entre los ejes Este y Oeste. Pero también está revolviendo otras tensiones entre Estados con diferentes intereses y capacidades de absorber a los que llegan. Si esta crisis se profundiza más allá del manejo de los refugiados, será porque tocó todo ese tejido de nervios”, analiza durante una entrevista con este medio Rahsaan Maxwell, profesor en el Departamento de Ciencia Política en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. En aquella oportunidad, sionante” la cantidad de desplazados que alcanzaron Europa en el transcurso del año. Esa cifra, algo más de medio millón de personas, representa el 0,1% de la población europea. Durante esa sesión, la CE estableció cuotas para la reubicación de 160.000 inmigrantes en los próximos dos años. Para Holanda, Suecia y Finlandia, países en los que la derecha con fuertes componentes antiinmigración crece a ritmo sostenido, esa cuota representa un 0,04% de su población. “A pesar de que las cuotas son mínimas en relación con la población, la propaganda las construye como tsunamis ante los que los europeos son víctimas. Existe una campaña de miedo en la que se crea un chivo expiatorio: los refugiados”, dice Wodak. Para comprender el armado discursivo de la campaña anti-inmigración es importante distinguir la diferencia entre refugiado y migrante: el primero es alguien que se ve obligado a abandonar su país porque su vida corre peligro; el segundo lo hace por motivos económicos. Esta diferencia implica un el Estatuto de los Refugiados, es obligatorio proteger a las personas que ingresan a un país temiendo por sus vidas. “Pero estas categorías muchas veces son manipuladas para que la gente piense que son ‘refugiados ilegales’ o ‘refugiados económicos’ o cualquier otra categoría ridícula que sugiera que esas personas no vienen parte de la retórica de la derecha. Luego se refuerza la idea de que éstas personas son un peligro para la cultura local”, explica la investigadora. En muchas partes del Viejo Continente la estrategia parece estar dando resultado. “La combinación de dificultades económicas y la insatisfacción social crea oportunidades para que partidos que antes orbitaban por afuera del sistema puedan generar un mayor caudal de votos. Esto es lo que sucedió tanto con la izquierda como con la derecha. La reciente afluencia de refugiados agita aún más las cosas y genera un terreno fértil para que extrema derecha se movilice y genere mayor apoyo”, asegura Maxwell. Un estudio realizado en Holanda muestra que casi tres de cada 10 personas se oponen a cualquier forma de inmigración, incluso de otros países de la UE. Además, según encuestas de agosto, los Demócratas de Suecia, un partido con raíces neo-nazis, se convirtió en el partido más popular del país con un 25,2% de apoyo. Y en las últimas elecciones de Finlandia, el partido nacionalista Verdaderos Finlandeses se ubicó como el segundo más grande del Parlamento, con el 17,7% de los votos. “En Dinamarca, Suecia, Finlandia o Suiza, el populismo de derecha no surgió de los índices de desempleo o de la crisis financiera. Quizás esto sea así al Sur [de Europa, pero al Norte] existen formas de nacionalismo con preocupaciones como la conservación de un Estado-nación homogéneo y la protección del Estado de bienestar”, explica Wodak. Entre los actuales movimientos de derecha europea “existe una tendencia compartida a ser cada vez más insulares, nacionalistas, recelosos de la inmigración y escépticos hacia la UE”, agrega Maxwell y puntualiza que “todavía hay en todos los países europeos un sólido bloque progresista pro humanitario. Pero una minoría movilizada es capaz de generar mucho ruido”. Pero el despertar de las derechas encierra otro peligro: la abdicación de los moderados. A esto apuntó el ex Primer Ministro griego Antonis Samarás, cuando, tras el atentado terrorista contra el semanario francés Charlie Hebdo, dijo: “Uno observa lo que está ocurriendo en Europa [y puede ver que] todo está cambiando dramáticamente. En Francia, el presidente socialista [François] Hollande sacó el ejército a las calles”. Según Wodak este proceso se denomina “normalización”, e implica la adopción por parte de partidos tradicionales de eslóganes y políticas de la extrema derecha por miedo a perder electorado. Aclara que este fenómeno puede observarse en países donde la agenda de los euroescépticos se instala cada vez con más fuerza. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en Europa el número de desplazados alcanzó los 6,7 millones en 2014. El año anterior la cifra era de 4,4 millones. Y, si como dijo Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, “la mayor ola de refugiados y migrantes aún está por venir”, entonces es de esperar que, si la tendencia actual persiste, la resistencia de las derechas se intensifique. Algunos países ya parecen tener activados dispositivos para contener este tipo de estímulos. En Suecia y Alemania, donde la violencia extremista es una realidad tangible, existen clínicas de rehabilitación para skinheads y neo-nazis. Lo que resulta curioso es que no haya habido todavía una encuestadora a la que se le haya dado por preguntar: ¿Qué preferís, que tu vecino sea alcohólico o fascista? Fuente: Ria Novosti/mundo. sputniknews.com/
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