Cuéntame Valparaíso 2009

Cuéntame Valparaíso 2009
Primer lugar
Nombre: Nora Garay Vásquez
Titulo: Naturaleza
Tu cuento: Ella me mira despreocupada, moviendo ágilmente su cabeza de un lado al otro. Parece
que las horas no importan, se ve tranquila ir y venir por la Plaza Victoria. Se separa del grupo,
parece que busca algo o a alguien. Una señora se le acerca y ella la esquiva con cierto temor.
Vuelve al grupo, hasta que lo ve. Él sentado frente a su gemelo, mirando complacientemente la
catedral, le tiende una sonrisa. Ella se acerca, lo rodea … y no puede evitarlo. Deja caer los
desechos sobre su lomo. Es su naturaleza de paloma, y él como estatua de león que es, sigue
impertérrito como si nada hubiera pasado.
Segundo lugar
Nombre: Maximiliano Mauricio Acuña Fernández
Titulo: Va al paraíso
Tu cuento:
Cuando abrió los ojos creyó ver a un ángel, era un niño que lo había encontrado malherido. No
recordó lo del asalto, que se había desmayado cuando lo amenazaron con un revólver, El chico lo
vió algo desorientado, le dijo entonces que se encontraban en Valparaíso. Cuando oyó aquello, el
gringo salto a su pasado, aquel profesor de catecismo de raíz hispana, que siempre decía: “El
bueno VA AL PARAÍSO, el malo al infierno”. “¿I’m dead?” se preguntó. El niño lo supuso turista, y
lo llevó de paseo.
El gringo miraba los paisajes boquiabierto, la vida eterna. “I’ts wonderful”, dijo, viendo el
policromo de las casas desordenadas, emocionado por el mar que buscó abrazar sin éxito, las
musas porteñas alzando sus pañuelos blancos, despidiéndose de sus novios uniformados.
Ascendieron por un ascensor, y creyó que al fin, en la cima, podría ver la cara del creador.
Tercer lugar
Nombre: Yosthon Vega
Titulo: Rebeldía
El guanaco daba vueltas en círculo al frente del congreso. La multitud enardecida, lanzaba piedras
a los carabineros que esperaban la orden para atacar. De repente, dos estelas de humo cruzaron
por encima de las cabezas de la gente. Se produjo un silencio espectral, roto de improviso por
miles de gritos de desesperación. Una estampida humana llenó la avenida cuando ella cayó. Sin
que le importara el gas tóxico y el agua, el encapuchado se apresura en levantarla. Corren de la
mano un par de cuadras hasta que se esconden detrás de una mampara. En la penumbra, no se
dan cuenta que están abrazados. De pronto, la capucha cae. Se buscan entre sí. Sus labios se
encuentran y ya nada más importa.
Cuando su beso termina, abren la puerta y ya no hay nadie protestando. Todos son iguales de
nuevo. Vuelven a convertirse en extraños.
Favorito del público
Nombre: David Letelier Perez
Titulo: Despedida
El viento golpea mi cara con furia inagotable, he estado horas en mi bote y ya esta anocheciendo,
la pesca ha sido pobre hoy, pero ya mande de vuelta a mi hijo con lo necesario.
Me he internado demasiado y es muy tarde, el viento duele y el frió cala, solo veo perlas en los
cerros, esos cerros que me han visto crecer y envejecer, y este mar que se ha llevado mi vida
entera.
Mi hijo se esta convirtiendo en mi, otro mas, otro pescador… daría todo por cambiar mi
destino,…y este viento… Ya no tengo fuerzas creo que dormiré acá… El viento sopla en mi cabeza y
siento que una ola me abraza y acurruca en su humedad todo mi bote junto conmigo, el ruido del
viento ya no lo oigo, el mar me recibe… veo a mi familia y a mi vida apagarse en mis ojos.
Nombre: Gabriela Squadritto
Titulo: Cómplice
Luego de soportar meses de abuso, Pamela abandonó su hogar y se despidió del ascensor en el
que había trabajado por años, y de la vista panorámica testigo de su dolor. Hizo su maleta,
tratando de olvidar la discusión, los golpes. Erróneamente, sentía que nadie le creería que fue en
defensa propia: su único testigo era un perro, ese perro vago que insistentemente entraba con
quienes subían y bajaban en ese ancestral lugar. Dejó atrás la mirada comprensiva del can, y sin
perder un minuto más, se deshizo del cuerpo, camuflándolo en los desperdicios del Cementerio de
Playa Ancha, y huyó rápido, sintiendo que olvidaba algo al bajar al plan por última vez.
Quizás habría vivido el resto de su vida más tranquila si se hubiera enterado que todas las
manchas de sangre que quedaron en el piso fueron borradas con orina canina.
Nombre: Marcela Sanhueza
Titulo: El Milagro de la Matriz
Tu cuento: Llevaba dos semanas leyendo el bendito libro, pero para su “desgracia” siempre surgía
algo que lo alejaba de las tediosas líneas escritas por ese aburrido caballero.
El último día antes de la prueba, y faltando a un importante compromiso deportivo, se desvió del
camino y visitó la iglesia de la Plaza Echaurren, recurría a su última opción: un milagro.
Al amanecer todo parecía igual. Se levantó, tomó la leche y bajó al plan. “No olvides el libro”
escuchó, pero ya era tarde. Sólo quedaba la esperanza de que un milagro impidiera la masacre.
Cuando llegó al colegio, atrasado como siempre, no entendía por qué nadie entraba. “No, si hoy
no hay clases”, le explicaron, “¡todo por culpa de una matriz!” Inmediatamente supo de qué
matriz se trataba. Sin aguardar ni un segundo partió, compró una vela y la prendió afuera de la
iglesia que lo salvó de la prueba
Nombre: Dionisio Escobar Fernández
Titulo: Funeral
Tu cuento: Voy apurado a la universidad. Me subo rápido y digo “escolar, señor”. “Pase no más”,
dice el señor micrero. Insisto estirando la mano con las monedas, “escolar, señor”. “Pase no más”.
Desconcertado miro a los pasajeros. Todos cabizbajos. Miro hacia delante y vi que iba en medio de
un funeral.
Nombre: Custodio
Titulo: La grulla de la Piedra Feliz
La niña lo miró a los ojos y en su último suspiro lo enloqueció de amor. El hombre extraviado,
tomó el frágil cuerpo y lo convirtió en grulla; recordó el nombre de Hiroshima y su mente se
inundó de papeles plegados; un horizonte anaranjado e incandescente se abrió bajo sus pies; un
viento gélido congeló su alma; la siguió doblando, hasta convertirla en algo menor que un boleto
de micro; la puso en su bolsillo y se fue hacía Playa Ancha; se durmió y la soñó gigante, no había
más lugar en el mundo que ella; bajó de la micro y se arrastró por la sombra, no había ser más
bestial e ignominioso que él. La mar bravía le ordenó liberarla; del fondo de la tierra renació la
Piedra Feliz; ángeles suicidas acompañaron el vuelo luminoso de la dulce grulla; la ciudad de los
siete espejos volvió a llorar silente.
Nombre: Patricio Miranda.
Titulo: My first Day in Valparaiso.
Tu cuento: El primer día que llegué a Valparaíso francamente no entendía nada, ¿Cómo estaba la
atmósfera tan increíblemente inundada de este ambiente encantador y bohemio?, ¿Cómo
lograban sus habitantes tanto carisma y sus calles tanto misticismo?, ¿Cómo lograba que en cada
esquina, en cada rincón todo encajara armoniosa y mágicamente, luciendo como un cuento de
hadas?, ¿Cómo este puerto eran tan peculiarmente distinto y especial? Pero sobre todo no
entendía porque aquel tipo arrancaba con mi cámara.
Nombre: ANA C. FLORES ESPÍNOLA
Titulo: PLAYA ANCHA, 2º SECTOR
La estrecho entre mis brazos y escucho con deleite su leve gemir. Trata de resistir, pero presiono
un poco más y su respiración se agita… siento temblar su cuerpo con placer.
Sus manos se estremecen como pequeños pájaros cuando la doy vuelta dejándola de cara a la
pared. Le susurro al oído y su respirar entrecortado me dice que ya la tengo a merced de mis
deseos.
Entonces con un hondo suspiro ella se da cuenta que ya no tiene sentido oponer más resistencia
y me entrega, por fin, su cartera.
Nombre: Marina Rojo Olivares
Titulo: TRÁMITE EN LA MUNICIPALIDAD
La mujer llegó a la municipalidad de Valparaíso y le preguntó al portero dónde podía hacer un
trámite. El portero le indicó que le consultara al guardia y el guardia la derivó a la oficina de
Informaciones. En la oficina de informaciones le respondieron que previamente debía ir a la
oficina de Partes. En la oficina de Partes le dijeron que asistiera a la Secretaría Municipal. En la
Secretaría Municipal le expresaron que los trámites personales debía realizarlos en el Gabinete del
Alcalde. Pero en el Gabinete del Alcalde estaban todos afanados preparando el presupuesto de la
Comuna. Abatida, la mujer se detuvo frente a una secretaria, quien, luego de resolver un puzle, se
dignó atenderla. La mujer, agradecida, sonrió; pero después se puso seria y dijo: “La verdad es que
a estas alturas, con todo lo que aquí me han tramitado, ya no recuerdo a qué vine”.
Nombre: Solange Díaz Morales
Titulo: Yo amo Valparaíso
Tu cuento: Anoche soñé que era perro, caminaba por las calles de Cerro Alegre cuando el famoso
perro Julio me dice: ¡Acompáñame!... Anduvimos horas por los paseos Gervasoni, Atkinson y la
plazuela San Luis. Observamos los barcos en la bahía, nos fotografiamos con turistas y
acompañamos a vecinos en su camino. Al llegar la noche estábamos exhaustos, nos sentamos a
contemplar la luna y me dice: Yo amo Valparaíso.
Al día siguiente desperté cansada, me levanté y decidí ir a los lugares recorridos en el
sueño. Anduve durante horas hasta que anocheció. Curiosamente llegué al mismo lugar en donde
en el sueño había contemplado la luna con Julio y me quedé allí. Ya ésta reinando, aparece un
perro...era él. Se instaló a mi lado a observar. Recuerdo el sueño de la noche anterior y admiro el
espectáculo de la luna reflejada en el mar y pienso: Yo amo Valparaíso!
Cuéntame Valparaíso 2010
Tradición, 1er Lugar
Autor: Jorge Wilson
Ilustración: Álvaro Huirimilla
Sentado observo las luces multicolores que iluminan el cielo de Valparaiso.
Miro a mis padres y mis hijos como radiantes sonríen y se asombraban ante cada
detonación de aquel espectáculo pirotécnico.
35 años de mi vida, 35 años nuevos en esa casa.
Es una tradición dice mi madre, y nos obliga a todos sus hijos a pasar en su casa esas
fiestas.
Se junta siempre toda la familia, primos, tíos, cuñados, siempre la casa llena.
Así se hace familia, recuerdo que decía mi abuela.
Se acerca mi viejo, me dice vamos hijo que piensas tanto, ven acércate a la ventana, están
lindos los fuegos.
Lo miro, le sonrío y me levanto, quien soy yo para quitarles la alegría de este momento.
Otro día le contaré que en el lugar donde estaban las tres casas más abajo, hay un letrero
que dice, "Reserve ya su hogar, Próximamente Torre de veinticinco pisos"
Mendigo ilustre, 2do Lugar
Autor: Aníbal Quezada
Ilustración: Javier López
Su cuerpo moribundo se estrella contra los adoquines de una calle desierta.
Respira el aire salado del puerto y observa con sus ojos líquidos y viejos, las siluetas de las
casas florecidas. Entonces recuerda las mañanas luminosas de domingo y las promesas de
amor a los cuatro vientos, las tardes de vino, de música y de risas. Después se acuerda de
Dios y su infalible plan astral, y entonces grita y llora una infinita soledad.
Y al fin descansa, abandonado y sucio, su borrachera de siglos.
Cuando desapareció el Cristo de la iglesia llegó mucha gente, y hubo cámaras, luces y altos
funcionarios. Cuando una noche se murió de frío a los pies de la misma iglesia, no hubo
eclipses ni lamentos.
Noche Especial, 3er Lugar
Autor: Adriana Placencia
Ilustración: Adrián Bascur
La camilla se desliza veloz por el pasillo a esta hora de la noche. La voz del enfermero se
escucha distante: tranquila. La bolsa de suero baila en mi pecho en cada curva del
interminable pasillo casi sin respirar, divagaba yo sin dolor, sólo curiosidad.
El carabinero cierra rápidamente la puerta de la ambulancia, murmurando: "Ojalá lleguen
a tiempo", regresando rápidamente junto al resto de los heridos. Llamas, destrozos y
dolor ya nada queda del ascensor "Lecheros", su incesante subir y bajar ha llegado a su fin.
Al final del pasillo el cirujano toma mi cara manchada de sangre, en ese instante un gran
ruido lo estremece todo, todos ríen y se abrazan felices mientras por la ventana cae una
lluvia plateada. Yo me siento tan aliviada, nada me duele si hasta quisiera reír. Hora del
fallecimiento pregunta la enfermera: doce horas del primero de Enero responde,
tristemente el doctor.
Venganza Porteña, Favorito del Público
Autor: Maritza Gutiérrez
Ilustración: Juan López
Te deleitaste con la vista desde mi casa, te besé en el 21 de mayo, te emborraché en
Cumming, te alimenté en el J cruz y escribí nuestros nombres para la posteridad, te amé
en la subida ecuador, ¡hasta vuelta en bote te di! Pero me pagaste mal y subiste al
facebook las fotos donde apareces solo. Por eso, si vuelves a venir, subirás a pie hasta mi
casa, te emborracharé con un chimbombo y te dejaré tirado en la plaza Echaurren
después que los cabros te hayan cogoteado. Es que no hay que meterse con una porteña.
Un globo y un helado
Autor: Álvaro Venegas
Ilustración: David Contreras
Cuando llegamos a Valparaíso el día estaba radiante. Recuerdo que mi madre se maquilló
muchísimo rato en un baño del terminal de buses. Luego nos fuimos hasta la plaza
Sotomayor para encontrarnos con él. Recuerdo que lo encontré muy alto y que me miraba
continuamente de reojo. Caminamos un rato y luego nos fuimos los tres a pasear en
lancha. Desde el mar las casas de los cerros se veían como miles de puntitos de colores.
Cuando regresamos al muelle, me compró un globo hermoso y un helado. Antes de
despedirse le pasó un papel a mi madre. Ella sólo lo miró y asintió. Lloraba. Luego se
quedó callada mucho rato mirando por donde él se había marchado. Cuando nos dio frío
caminamos de vuelta al terminal para volver a Temuco. Esa fue la primera vez que visité
Valparaíso y la única vez que estuve con mi Padre.
El pescador
Autor: Cristian Berríos
Ilustración: “Nomono”
La vida se me va cuando tiro la red y regresa convertida en peces. Los rayos del sol
siembran de diamantes el agua, si uno se acercara a recogerlos iría directo al fondo. El
bote bambolea mientras nos alejamos de Pancho. Alejados los críos y sepultada la vieja,
en ningún lugar me sentiré más a gusto.
Relatos de Mar
Autor: José Chávez
Ilustración: David Contreras
Arturo era marinomercante, navegaba en la motonave Copiapó de la Compañía
Sudamericana de Vapores, en el barco tenia a cargo el abastecimiento, cocina y
comedores, llevaban carga y pasajeros en su trayecto del pacifico, canal de Panamá,
Norteamérica y Europa.
En una oportunidad, nos relata la siguiente experiencia:
Era el año 1940, la segunda guerra mundial estaba en pleno desarrollo, chile no rompía
relaciones con Alemania.
Los barcos chilenos llevaban pintado en ambos costados, el nombre del barco, el país y la
bandera de procedencia.
Un día navegando por el Atlántico, se escucha una alarma, sale y ve al costado del barco
un submarino alemán, en la escotilla se divisa un oficial, el cual hace un saludo con su
mano y en perfecto español dice " saludos a los alemanes chilenos del cº Alegre".
Dicho esto, cerró la escotilla y el submarino se sumergió en las profundidades del océano.
Mi mejor amiga
Autor: Verónica Cordero
Ilustración: David Astudillo
Como vivía cerca de La Sebastiana nos juntábamos todas las mañanas en Alemania con
Ferrari para irnos a la Universidad. Cuando estábamos casi llegando, yo me despedía y ella
seguía su ruta trazada para ese día. Por la tarde, la esperaba en la plaza de Viña para
evitar que se fuera ocupada con otras personas y me dejara fuera. A veces nunca llegaba a
la hora que me decía y tenía que irme con otros, pero yo no me enojaba. Éramos las
mejores amigas y con su compañía, recorrer los cerros se hacía mucho más grato. Los
fines de semana me llevaba a dibujar los lugares más altos de Valparaíso y gracias a eso
subí todas mis notas. Un día mi papá me dijo que ella se cambiaría el nombre y que usaría
otra ropa, pero a mí no me importó: para mí siempre será la micro O.
Consejos maternos
Autor: Alicia López
Ilustración: Carlos Céspedes
Mi mamá dice que los rezos y las flores resultan. Voy a probar, a ver si me salvo de la
paliza del viejo. Menos mal que me conozco bien el padrenuestro y las flores se consiguen
en cualquier parte.
Yo quiero ser pescador, igual que mi taita, pero él quiere que estudie pa’ ser un gran señor
cuando grande.
Mi mamita tenía razón. Logré pasar de curso, aunque de pura chiripa. Ahora voy a buscar
las flores más lindas que encuentre y la baldosa más grande pa’ escribirla.
“Grasias Emil Dubua por fabor concedido”.
Tubildad
Autor: Juan Hugo Vidal
Ilustración: Adrián Bascur
El vapor "Cerdeña" recaló en el puerto. Octubre de 1902... Valparaíso bullía de vitalidad
encantando a inmigrantes de todas latitudes. Nicolás, mi abuelo, sonreía a todo... no
entendía el idioma. Cuando el aduanero hizo una mueca al ver su bolsa de no mas de
medio kilo, replicó con una sonrisa.
El alambique y la cerveza, lo hicieron un personaje en el puerto. Se apasionó por una
morena de la Cabritería, que lo elevó a la presidencia de la cámara de comercio gracias a
su sensualidad para administrar la fiesta.
La lluvia y el catarro entraban por las ventanas entreabiertas, la madera crujía, las ramas
golpeaban la ventana del segundo piso donde su hembra muere de parto.
Desolado, esperó que la campanada del Turri y el aroma de la verbena del jardín
coincidieran con su matinal corbata negra.
Sonreía... cuando el terremoto lo sepultó en su casona de la Tubildad.
La Pasión
Autor: Álvaro Sepúlveda
Ilustración: Carlos Céspedes
Con Mauricio corrimos detrás de la pelota durante toda esa tarde en la polvorienta cancha
del cuarto sector CORVI, en el arco nuestros trajes de monaguillos aguardaban para la
misa aquella, en la que lavan los pies de los apóstoles.
Llegó la hora. Tomamos nuestras cosas y fuimos a la iglesia el Buen pastor, el cura Alan
preguntó quienes se ofrecían para el lavado de pies… (Silencio)… nadie se ofreció, mi
amigo y yo levantamos la mano… hay que considerar que una tarde de fútbol tiene sus
efectos en calzado y calcetines.
Que risa para mi y que vergüenza para mi madre que se encontraba entre los feligreses al
dejar llena de tierra esa palangana usada para tan sacra ocasión. Y hasta puedo recordar
el rostro de aversión del cura al besar esos pies entierrados por la Pasión de multitudes.
Valparacirco
Autor: Eliana Villagrán
Ilustración: “Nomono”
Mi ciudad es muy especial, es como una bailarina en la cuerda floja, que haciendo equilibrios con su quitasol azulino, parece caer al mar.
Cuando sale el sol, los gatos se desperezan en las ventanas florecientes de ropa tendida al
viento.
El temporal arremolina las olas y la bruma la cubre como una carpa de circo pobre.
Es habitada por seres extraños que, en la noche lucen sus caretas: de añeja dama, de
vampiro, de muñeca de loza.
Mi ciudad es Valparaíso.
La Camanchaca
Autor: Luis Cesar Pozo
Ilustración: Álvaro Huirimilla
Una tibia mañana de Septiembre en Playa Ancha, los niños encumbraban volantines, los
vecinos pintaban sus casas, un grupo jugaba una pichanga, una hermosa muchacha paso
trotando, una pareja se besaba, yo me puse a jugar con mi perro en la vereda, de pronto
comencé a sentir frio, que se hacía cada vez más intenso. Desde los acantilados pasando
por el faro que está cerca del cementerio comenzaba a emerger La camanchaca, una
niebla espesa cerrada que no permitía ver nada, todo quedo oscuro. Corrí a casa a
ocultarme, cuando volví a salir, la camanchaca desaparecía lentamente y los rayos de sol
comenzaban a aparecer, pero no estaba mi perro, ni mis vecinos ni los jóvenes
pichangueros ni la pareja de enamorados, ni la hermosa muchacha, todos desaparecieron.
Han pasado los años y cada vez que aparece la camanchaca me oculto debajo de mi cama
en el Hospital del Salvador….
Al estadio, al estadio
Autor: Juan Pablo Enríquez
Ilustración: Johnatan Larenas
Domingo, sol, viento sur, caña ¿Qué mejor?, ¡Apúrate que vamos atrasados!, escalera,
plan, micro, las camisetas verdes se multiplican, Alejo Barrios, dos en cien maní aproveche
que adentro sale el doble, una bandera pa la barra bandera pa la barra, galería norte ¿Qué
tenis en el bolsillo? Muéstrame el llavero, abre la billetera, ¡Vamos Wanderers!, corre,
sácala, pero así nopo, pero que pasa, que vuelva el pistola Flores, no eso no fue penal,
siempre lo mismo, hay que sufrir hasta el final, no importa vamos que todavía queda, ese
a ene, ahí está, casi, ¿Entró? Si, ¡GOL! Oye que es bueno el nueve, yo lo conozco era
vecino de mi tía, pero como si quedan dos minutos, bueno pa la otra será, vamos al Roma
hay que mantener la costumbre, pero igual parece que subimos en la tabla, tranquilo que
nos salvamos ganando el clásico, como siempre no más.
De pipa y boina
Autor: Francisco Rodríguez
Ilustración: Johnatan Larenas
Desde lo bajo del cerro la veía, admirado aún de esos momentos propios de primer
noviazgo. Estaba enamorado de sus rasgos toscos, de sus poses tranquilas y de su sosiego
mientras él escribía pisándole los pies. El Boina tomó su pipa y su maleta, y parándosele
en frente respiró los atributos que ofrecía en su vestido recién pintado. “Contigo viviré
feliz, sé mi esposa” le repetía, mientras las gaviotas la coronaban al vuelo. Ella se dejó
tocar, y mientras un organillo sonaba a matrimonio la bautizó Sebastiana. Luego la sedujo
a pulso, la hizo suya, y la poesía corrió como tinto calle abajo. Fue ahí que nacieron sus
mejores críos, que jugando a orillas del muelle encontraron cúspide en otros mares. El
puerto, nunca tan bien vestido como ese día, vivenció la unión de una sangre que
combinaba con sus aguas, un eclipse de dos grandes: el poeta y Valparaíso.
Cuéntame Valparaíso 2011
Cuentos Finalistas Cuéntame Valparaíso 2011
A rodar la Quina
Autor: Marcela Jorquera
Y mi moneda rodó, rodó y rodó calle abajo. Ni la amable señora que - con bolsas y todo- intentó
detenerla, ni aquella imperfección de la vereda que tantas veces me hizo tropezar y que ahora
saludó burlona el paso de los quinientos pesos, ni el ululante tramo final hasta calle Blanco logró
detenerla. Hasta que, cansada, detuvo su loca carrera en la zapatilla de un niño que, con ojos
radiantes, corrió hasta el quiosco más cercano y se compró un jugo de naranja y unas galletas (por
lo que alcancé a divisar)
Valparaíso besa
Autor: Reinaldo Morales
Bellavista con Brasil, la gente se agrupa y ansiosa observa la cuenta regresiva 30, 29, 28...3,2,1,
verde, todos se apresuran, chocan, esquivan y avanzan en distintas direcciones. Ingreso al
supermercado y mientras espero mi turno, mi vista se fija en el horizonte, por un momento las
voces se hacen lejanas, pierdo la noción del tiempo, de pronto escucho a la cajera decir " dona los
besos”... me sonrojo y le digo si, ella me mira, se para y me besa.
Cosas que ocurren en Valparaíso
Autor: Andrés Urzúa de la Sotta
Un hombre manchado con pintura sube a su bicicleta. A medida que pedalea, la pintura gotea las
ruedas y éstas pincelan el camino de regreso.
Tata Efraín
Autor: Ana Cabezas
Caleta Portales. Mediodía. Caminé sobre el roquerío con la botella de cerveza en la mano. Hacía
tres día que - enojado - me había ido de casa. De pronto una gran ola me arrastró mar adentro.
Traté de manotear, de nadar. No podía. Tuve miedo. Sentí que una mano grande y firme me
sujetaba y me subía al bote y luego remaba lento hasta dejarme en la orilla... "Andate pa´la casa
cabro, que la mar viene brava". Lo miré a la cara: era el tata Efraín que me palmoteaba el hombro
y se volvía hacia el bote... Mojado hasta los huesos, subí, como pude, a la casa en el cerro. Medio
mareado aun, me pareció raro que mis dos hermanos mayores - pescadores ambos - estuvieran
allí a esa hora."¿Dónde andabai Rubén? No pudiste despedirte del tata Efraín...Se nos murió el
lunes, en el bote, de repente. Lo enterramos ayer..."
Último hospedaje
Autor: Francisca Leonor Rodríguez Pezoa
A la salida de la Estación Puerto del Metrotren estaba el Luis arrodillado pidiendo. “Mañana me
operan patrona! Ultima vez que me ve aquí!” Decía a los ya conocidos rostros de quienes a diario
le daban monedas. De noche enfiló al Ejército de Salvación de Plaza Echaurren, donde no lo
recibieron por estar copado, también el hospedaje La Matriz. Así pasaba en gélidas noches como
esa. Volviendo a la plaza se acomodó en un banco. Envolviéndose en su frazada miró las estrellas y
se durmió pensando en la vida que recuperaría tras operarse, esa vida que perdió por el alcohol.
Trabajaría y volvería al sur, a su familia. Abrazaría al fin a sus hijas… Cuando lo encontraron cerca
de las 7:00 el termómetro marcaba 0 grados. En sus moradas manos sin vida apretaba una bolsa,
dentro su carné y una orden de ingreso al Hospital Van Buren para esa mañana.
Bestiario del Fylo de Valparaíso.
Autor: Francisco Sánchez
Litros de sangre se atropellan por la acera entre vidrio quebrado y la inmensidad de basura
minúscula. Yo digo «a veces odio a la gente» sin despegar la mirada del cemento. Ella no abre la
boca, no levanta su mirada; mejor así. En el cerro arde una casona, baja un riachuelo pegado a la
cuneta, los carros de bomberos corretean a su presa ardiente. Agoniza la noche y Valparaíso suelta
a sus bestias, a sus hijos. Entonces, la ciudad se hace irremplazable.
l'étranger (el extranjero)
Autor: Diana Paulette Thenoux Rubin
El salado viento porteño le sopló fuertemente en la cara, sus manos estaban frías y ya no las sentía
como suyas. Miró a su alrededor, observó como el azul del mar se combinaba con el oscuro cielo y
como las luces de las casas brillaban en los empinados cerros, hasta lograba saborear la sal de la
helada brisa, ¡como amaba Valparaíso! Siempre recordaría ese puerto ahí había llegado hace 67
años, en el cual había formado una familia y amado por primera vez. -Como te extrañare querido
puerto -dijo con los ojos llenos de lagrimas, entendía que ya era tarde, que esta era la última vez
que vería el romper de las olas, escucharía y olería el mar, que observaría las pintorescas casas
prendidas en los cerros, respiro por última vez el aire marino. El domingo en la mañana apareció
en la primera plana: anciano europeo muere en el puerto…
El Tote
Autor: carlos meneses escobar
Tambaleándose, salió del Liberty casi al amanecer. La suave llovizna que empapa su rostro, aviva
su nostalgia por la tierra austral y el recuerdo de esos alegres días de carreras bajo los palafitos,
haciendo taguitas en las playas de Castro. Hoy está más solo que nunca y el alboroto y las risas del
bar son sólo eso, instantes. Su semblante aún deja traslucir la tortura y los rudos trabajos forzados
de Isla Dawson, que marcaron su vida para siempre. El afán de olvido y su deambular trashumante
lo trajo al puerto mágico, que lo acogió entre bares y callejuelas, como a una luciérnaga que vuela
hacia la luz. Aquí vivió, entre penas y pesares, entre tragos y amigos de la bohemia, repartiendo
consignas y poesía. Y un día, con más lluvia que otros días, el Tote ascendió de las casas colgadas
del cerro, en su eterno viaje hacia la eternidad.
El jugador estrella
Autor: Mauricio Andrés Molina Pereira
De chico que es wanderino de corazón, siempre quiso vestir el verde y defender a su puerto
querido. Esa mañana, su mujer lo despide pidiéndole que se cuide, en este tipo de compromisos
siempre sale alguien lesionado, mientras que el se mentaliza como de costumbre escuchando
reggaetón. El ambiente es de fiesta, las calles están desbordantes, ya que hoy se puede conseguir
el objetivo perseguido durante todo el año. Él, sentado al borde del campo, espera su
oportunidad, mientras observa a toda la gente cantando con fuerza entre innumerables lienzos. El
encuentro se desarrolla con normalidad, los minutos pasan mientras que el público está
expectante esperando el momento de su ingreso, todos saben que él es el único que puede definir
el encuentro. El momento ha llegado, la algarabía es enorme, se prepara su ingreso al terreno de
juego, él es el jugador estrella, es el chofer del guanaco.
MI BUEN AMIGO
Autor: Marina Rojo
En Valparaíso tengo un viejo amigo. Usa dos bastones para avanzar y es tan rápido que cuando
pasa ya no puedo alcanzarlo. Y a pesar de sus bastones no cojea; pero cada vez que se le suelta
uno, o los dos, se detiene, reclama y bufa. Nos acompañamos mutuamente, especialmente de
lunes a viernes y en las mañanas, y avanzamos muy juntos, por algunas calles, siempre las mismas,
donde él con su experiencia me guía y yo simplemente dejo que lo haga. No nos hablamos, e
incluso, al separarnos, ni siquiera nos despedimos. Y llevamos en lo mismo años. Yo lo conozco
desde siempre y él me conoce a mí desde mi infancia. Sufrí cuando me dijeron que pensaban
jubilarlo. Pero después me alegré pues lo declararon monumento histórico y, salvo que engalane
algún museo, como buen trole de Valparaíso seguirá circulando por siempre.
AQUELLOS AÑOS
Autor: Adriana Hermosilla Aliste
con sus ojos cansados mira, a través de la ventana, la calle inclinada que baja por el cerro. A lo
lejos se divisa un retazo de mar; una lanza cruza rauda la bahía dejando una huella blanca de
espuma sobre el azul de las aguas. Sus recuerdos lo llevan a esa lejana niñez cuando jugaba con
sus amigos: sentados en una tabla sobre cuatro ruedas en la que bajaban velozmente. Luego
subían y bajaban de nuevo; así una y otra vez todas las tardes. Como niños, para ellos no existía el
cansancio. Los frenos eran sólo sus viejas zapatillas. A veces caían al suelo dejando rodillas y
pantalones rotos. Esa tarde su tabla volcó mucho antes de llegar abajo y él rodó en medio de la
velocidad alcanzada. Con los ojos nublados, sus manos rugosas toman las ruedas de su silla
girando lentamente hacia el dormitorio.
La Mafia del Puerto
Autor: Amparo Galdames
Los vi conspirar. Susurraban nuevos planes. Murmuraban. En silencio crearon más colores, calles
de subida y bajada, bohemia, misticismo, olores y sabores. Son los que encierran en este puerto la
magia que encanta, que cautiva. Prisionera entre ellos está la sorpresa infinita. Por cada paso por
Los Cerros y sus faldas, su misión está cumplida. Se te mete el amor por su implacable coraza que
hace de este plan un lugar único entre pocos de su raza. Son más de cuarenta bandidos perfectos
que por bocanada que tomas de su aire, ellos te vuelven fiel a su historia; te acorralan y sin ofrecer
resistencia te entregas como buen amante de Valparaíso que ya te han convertido.
Un empate de visita
Autor: Guillermo López
En el pasaje “Los changos” los cabros ya llevaban cinco horas jugando a la pelota pero no se daban
cuenta de aquello. Aquel día, para la felicidad de los devotos jugadores del equipo local, muchos
vecinos del pasaje se habían agolpado a mirar el partido. ¡Ultimo gol gana! gritó valientemente “el
chino” sin importarle que su equipo iba ganando por diez goles. Como era de esperar, el equipo
rival se vino con todo al ataque pero la defensa logró repelerlo y en un fulminante contragolpe el
“el chino” se dejó caer a un metro del arco contrario. Los espectadores gritaron al unísono ¡penal!
ante lo cual el capitán de “Los de la escalera” decidió tomar el balón y retirar a su equipo del
encuentro declarando “Nos quieren robar el partido, nunca más jugamos de visita”.
"Justicia de Importación" (Emile Dubois)
Autor: Roberto Muñoz Castro
“Bajo las calles de los cerros de este puerto misterioso al cual pertenezco a pesar de no haber
tenido aquí cuna. Mientras bajo por las empinadas calles de piedra analizo las circunstancias...
¿Cuál será mi próximo blanco? He sucumbido con tres alarmantes sucesos a este puerto. Hice
justicia con mis propias manos. Aquellos malditos usureros que se enriquecen a costas del
sacrificio de los pobres que aquí habitan no merecen la vida, sino el infierno. Cuentan que este
puerto está en auge, que es el más próspero de Latinoamérica; Valparaíso llama a miles de
extranjeros europeos que vienen aquí a probar suerte. Yo seré uno de ellos, sin embargo este galo
no cayó en ese juego, más bien subí a los cerros y vi con amargura lo que nadie quiere ver: aquella
situación de miseria de muchos a quienes los viles usureros roban hasta lo que no tienen.”
Callejón con salida
Autor: Karla Katrina Balladares Soto
Una noche, sin querer, se encontraron los dos de frente en un callejón del plan. Ella, al medio, olía
como nunca. -Ni la mires, ella es mía- dijo el más corpulento. Sin un golpe, sin más palabras, el
otro se alejó cabizbajo, con la cola entre las patas. Olía extremadamente apetecible, pero seguía
siendo basura y no valía la pena pelear por ella.
Final del formulario
Cuéntame Valparaíso 2012
Autor: Valentina Valenzuela
Título: Mosca Muerta
Cuento: Tarde otra vez. Son las 8:04 y sigo bajando para llegar al colegio ¡Es que el Cerro Alegre
no se acaba nunca! Pero igual me entretengo. No voy sola, voy con mi hermana y los cinco mismos
perros que nos acompañan todas las mañanas. El líder del grupo, que simula ser un salchicha, nos
ladra con ahínco. Sí, a veces colma mi paciencia, pero al menos nos advierte de su ataque, no
como ese "cocker" amarillo. Pequeño, de apariencia amigable e inocente, me acerco a él para
acariciarlo, luego continúo con mi camino y sin previo aviso lanzo un desgarrador grito que abrió
más de alguna ventana. Ese maldito perro había mordido mi zapato, el que me acompañó desde
básica. Desde ese entonces, la Dani sigue burlándose de mi escalofriante chillido por la mordida
del perrito, y aprendí también que el dicho es cierto: Perro que ladra no muerde.
Autor: JUAN GONZALEZ WEGGENER
Título: NO VA AL PARAISO
Cuento: A través del humo de la asadera transcurría Valparaíso, con racimo de dados de colores,
aferrados contra viento y soles ancestrales. Abajo, las máquinas portuarias, sin descanso de
almuerzo, daban testimonio del tesón de la herradura laboral de Chile. En su terraza, dos personas
faenando un choripan melancólico de sábado. ¿Cuántas veces miró el paisaje de guerras rutinarias
y cantos de gaviotas? Aunque ahora, al borde de un adiós, supo cuanto amaba la de antaño cuna
de abuelos y leyendas. Los burros cargando pescado, bañados de organillo y chinchineros serán
mañana un recuerdo lacerante con esperanza de regreso. Quién sabe si algún día verá esos ojos
que gritaron “no te vayas, inténtalo de nuevo”. Es duro dejarte, dijo el alma enmudecida, más aún
cuando junto a tus espaldas veo lo que ha sido el terreno de mi infancia…no me olvides que ya
vuelvo en un giro de eterno de añoranza.
Autor: Karin Román
Título: Porteño
Cuento: Avanzo con la mirada perdida en sus secretos. Los senderos superpuestos me arrastran.
Sus curvas seducen, su silueta sobrenatural, su fin a ras del cielo. Un pasadizo secreto se abre de
sorpresa en mi camino. Es uno más, y de miles es el único. Suena lejano un lamento blanco. Me
empuja la sed. Quiere saber qué hay al final del túnel. Lo recorro y voy bebiendo del camino. Me
embriago en la espuma hipnótica del grafiti, en el tacto de la Piel de hormigón. Un corazón palpita.
Recorro las venas de la carne con la mano. Enmarco los nombres del anonimato, y sigo. Al frente,
una escalera se pierde hacia el azul. Me confunde. No distingo si se tiñe de espuma o nube. Me
miro los pies embarrados de ilusiones. Me miro las manos teñidas de colores. Percibo de nuevo el
eco del ave. Susurra gaviota, susurra esperanza, susurra mi nombre.
Autor: Eduardo Pizarro
Título: Ella y Él
Cuento: Él era un estudiante de teatro, ella solía leer cuentos. Ella deseaba ser la protagonista de
alguno de sus relatos favoritos, y él quería simplemente ser libre. Él se ganaba la vida en los
semáforos, y ella vendiendo libros en la tienda de su padre. Ella pensaba que el amor estaba solo
en la literatura, y él aseguraba que solo en el teatro. Él no tiene a nadie más que a su monociclo y
una vieja mochila, y ella lo tiene todo. Ella intenta escribir por las tardes en el puerto, pero él sigue
en el semáforo. Él acude a comer a algún carrito cercano, y ella no come nada. Ella se fuma un
cigarro, y él se sienta en la plaza a respirar. Ella y él nunca se conocieron, siguen siendo ella y él.
Autor: fabiola cuevas
Título: En Valparaíso amé
Cuento: Llegue al terminal de buses, comí en el J Cruz, carretié en El Huevo, amanecí en La Caleta
Portales, la conocí en la Plaza Bismark, caminamos por la Avenida Alemania, nos amamos cerca del
muelle Barón, comimos en el Restaurant Giratorio, paseamos en lancha cerca del molo de abrigo,
estuvimos toda una semana juntos, te ame como nunca ame a nadie, decidí nunca irme de
Valparaíso, pero un día me confesaste que amabas a otro, eras casada y tenias hijos, que no
querías verme mas. Camine por Altamirano, llore en Las Torpederas, y…..desaparecí… en La Piedra
Feliz.
Autor: MAX VALDES AVILES
Título: SE VENDE CASA EN VALPARAÍSO “CON VISTA AL MAR”
Cuento: Compraron la vieja casa en Valparaíso. Fue el hijo quién descubrió la puerta secreta. Le
temían a las ratas, era por la seguridad de Antonia, tenía apenas ocho meses y era horroroso para
Cristóbal imaginar que uno de esos podría acercarse a su cuna, a su rostro de leche y desgajar un
trozo de la niña. Los roedores pasaron inmediatamente a segundo plano. Tal Como pasó, meses
antes, el suicidio de su madre. Bajo el tapiz apareció una cavidad, casi una tumba perfecta. Nunca
el vendedor habló de lugares secretos. Consiguieron forzarla. Podrían entrar. Lanzó una moneda.
Oyeron que la moneda caía sobre el agua generando el ruido característico, sutil, discreto de una
moneda que cae al agua. Iluminaron el sótano y descubrieron que abajo estaba el mar. ¿Era
comprensible tamaño hallazgo? Desde aquel día que no pueden regresar. Pensar en Antonia a
solas en esa terrible casa los enloquece.
Autor: eliana bravo
Título: La Victoria del tiempo
Cuento: ¡Apúrate Leonora! le grité con la impaciencia clásica del que sólo está metido en su
metro cuadrado. ¡¡Espérame mamá!! me contestó agitada, mientras sus pasitos apurados seguían
con afán la huella que dibujaba el pavimento de la plaza. Desde mi enojo, giré para volver a
llamarla y el giro fue un viaje en el tiempo. Ahí estaba yo hace 40 años siguiendo el mismo
ondulante dibujo; pasado y presente unidos en el tiempo de un pestañeo. De vuelta a la realidad
tomé su mano con calma y le dije: vamos preciosa, todavía nos queda tiempo para subir a los
leones.
Autor: Juan Fernando Lorca Zapata
Título: Por un tubo
Cuento: La aventura de infancia nos llevó hacia esa cañería del cerro Cordillera y equipados con la
linterna de un tarro con su vela pagamos el peaje pisando ratones. El tour de la oscuridad fue
apasionante porque nos fuimos por un tubo.
Autor: ester de las mercedes silva tapia
Título: ALGODÓN DE AZUCAR
Cuento: El viernes por la tarde, mí hermana me llevo a las ramadas y los juegos del Parque Alejo
Barrios.ella me quiere mucho y yo también a ella. Paseamos harto rato, la Viví estaba nerviosa y
miraba para todos lados .llegamos a los juegos, estaba lleno. Mi hermana lanzo un gritito y
rápidamente me pregunto a que juegos quería subirme. Elegí los autitos y bella me compro un
tremendo algodón de azúcar. El carrusel giraba y giraba. Al salir de una de las vueltas la busque
con la mirada, no estaba sola; un joven la tenia de la cintura y la besaba en los labios. Otra vuelta,
otro beso y algodón, otra vuelta, otro beso y más algodón. El carrusel paro, me baje, la vi, estaba
sola, estaba coloradita. Viví, tengo toda la boca dulce le dije. Me miro, sonrió y respondió yo
también Pablito, yo también tengo toda la boca dulce pero ella no había comido algodón.
Autor: JUAN GONZALEZ WEGGENER
Título: ZAPATERO VOLANTINERO
Cuento: El “Maestro Espiga” escuchó que el “Alejo” rondaba su territorio y se puso “a la que
salta”. No era volantinero expertísimo como Alejo, más bien era zapatero único en su género. Pero
los celos dieron origen a esta epopeya que marcó al viejo cerro. Tomó varillas metálicas y armó un
jote monstruoso de 1.60 X 1.60 mt. La pita zapatera, indestructible por cierto, la curó con trozos
de vidrio molido. En la parte de atrás del cerro ocurrió el fragor. El gentío gritando. Tenía guantes
de construcción para aguantar el tirón de la pita. Cuando el ventarrón llegó, el jote se elevó y Alejo
tembló. La pita destrozó el guante, cortó la mano a Espiga, y con sangre y terquedad resistió
cayendo al suelo. Alejo corrió a ayudarlo. Y el dolor le hizo dejar su jote y aceptar la mano del
enemigo. Cada cual con su fama, no pidamos más.
Autor: Francisca Mena
Título: El acordeón
Cuento: A veces uno tiene días malos. Yo me subí al metro resignada, queriendo que ahí,
mientras avanzaban las estaciones y el cielo se volvía cada vez más anaranjado, el mar me
devolviera un poco la calma. Iba en la estación Miramar y una sonido me abrazó el oído. Un
acordeón me envolvía, suave en sus melodías, tierno en su intención. A veces uno tiene días
malos, pero no había resistencia posible. La música la sentía hasta en las manos y, de pronto, él
dijo "Cogillito de naranja, cogollito de romero, recuerden que las penas pasan, que todo es
pasajero". Fue inevitable que me sonriera espontánea, aún cuando sabía que no me hablaba a mi.
A veces uno tiene días malos, pero cuando me bajé del metro en la estación Puerto, ya me había
olvidado de que estaba cesante.
Autor: Oscar Saavedra
Título: Albacora
Cuento: Enésima vez que toco una puerta esta mañana Lo estaba esperando. Permiso,gracias por
atenderme. Tome asiento. Tengo que hacerle hartas preguntas.Si ya sé. Diga no más mientras
almuerzo. Seguro Ud. no ha almorzado de tanto caminar. Mi casa es propia. Sírvase esta
albacorita. La he freído a la mantequilla con ensaladita de papas. Gracias pero ando muy enfermo
del estómago. Por comer chatarra en las veredas,pues. Qué lástima, está tan rica. Continúe con
sus preguntas. Si.Nací en Valparaíso.Terminamos el Cuestionario. Disculpe, para que no quede con
las ganas, llévese este filetito de albacora que tengo congelada. Me la trajo mi marido que es
pescador. Se la sirve mas sanita en casa. Muchísimas gracias por su amabilidad. Su gesto me
rememora lindas experiencias vividas con gente sencilla, en barrios modestos de Valparaíso. Se
han derrumbado mis prejuicios. Con tanta solidaridad y amables actitudes,he podido realizar,
entusiasta, mi labor de censista.
Autor: Eduardo Pizarro
Título: NO
Cuento: Queríamos carretear con el mechón y le pregunté: ¿Vamos a Cumming?, ya. ¿Vamos por
un bajón primero?, ya. ¿Tení monedas?, sí. ¿Creí que alcancemos a llegar al 2 x 1?, sí, demás. ¿Te
gustó el completito?, sí, estaba re bueno. ¿Tomamos chela?, sí po. ¿Y si vamos al Trova?, ya po.
¿Te gusta el terremoto?, sí po, caleta. Ya estamos listos entonces. Caminaron al local y apareció un
hombre y una mujer en el mismo cuerpo. ¿Cómo estás para ir más arriba?, ya po, bacán conocer
algo nuevo. Me dejó solo y supe que en Valpo había que saber decir NO.
Autor: Cristian Berríos
Título: La tía Irma
Cuento: Sus años en el viejo oficio le dejaron banderitas y botones que pertenecían a marinos de
diversos países, un disco de Cole Porter y un libro de medicina. Según ella fue considerada una
perla de la bohemia porteña, tal vez era una mentira blanca para ocultarnos una vida de
sinsabores. Mis padres nunca la mencionaron, y la conocimos cuando se hizo cargo de nosotros
tras el accidente que les quitó la vida. Cumplí 40 años pocos días antes de que enterraran a esta
madre postiza que nunca tuvo pelos en la lengua. En su funeral conocí a mi esposa. Usé la misma
estrategia que recomendó la tía tantas veces mientras crecía: “Sonría, mire con dulzura, cállese y
escuche, pórtese como un caballero, pero no sea tonto”.
Autor: javier narvaez
Título: Y con esta terminamos.
Cuento: Un porteño que creía que se las sabía todas entró a una relojería. Siempre bien confiado
de si mismo, preguntó la hora al relojero. El relojero amablemente le contestó que eran las 10:24
de la mañana. El porteño, juguetonamente, le debate que la hora y el tiempo, en general, son solo
convenciones, pero que en realidad, en su estado natural, son dependientes de la percepción
vivencial de cada humano de su presente o de algún momento dentro del espectro del espacio
denominado temporal. Por lo tanto, decir que son las 10:24 es un cometido ignorante y falaz. El
relojero lo mira, lo invita a salir a la calle y le señala el reloj Turri, que quedaba en frente. El
hombre le dice que ese es una creación de estilo británico del año 1924, que confirma su
postulado de convención temporal. Al terminar, el hombre nota que está solo y fuera de la
relojería.
Autor: claudia sandoval Saldaña
Título: Hombre Porteño
Cuento: ¡Hazte hombre ! , dijo mi padre y me cargó dos sacos de papas al hombro obligándome a
subir y a bajar 10 veces la escalera ubicada en el costado del ascensor Cordillera, en calle Serrano,
ciento sesenta y seis escalones de subida y de bajada, casi 80 metros de largo y una pendiente que
me parecía de noventa grados, cuando terminé tenía tanta rabia que no entendí, que relación
tenían los sacos de papas con hacerse hombre, si a él yo lo veía como un hombre pero como un
hombre de mar. Ahora han pasado ya treinta años, vivo en el Cordillera junto a él y desde el día en
que la grúa le cortó las piernas, lo cargo en mis brazos para llevarlo todos los días a la misa de siete
a la Iglesia La Matriz, soy porteño, me hice hombre.
Cuéntame Valparaíso 2013
Autor: Maximiliano Acuña
Título: El gigante que todo lo hacía bello
Cuento: En un comienzo, todas las casas de Valparaíso eran grises y de un mismo tamaño.
Tampoco había cerros ni miradores, porque nada era agradable de ver, hasta que llegó Iván, un
gigante de 5 metros de altura. Éste Goliat, que había llegado en un cansado barco sin remitente a
finales del siglo XVIII, era muy malo y bueno a la vez, porque siempre cuando hacia maldades
terminaba haciendo el bien. El primer ataque que le hizo a los porteños solo con el afán de
mostrarles su ira, fue tirarle coloridas pinturas a sus casas, después, saltó por toda la tierra con
intención de aniquilarlos, pero le terminó dando vida a los 42 cerros. Angustiado y entre lágrimas,
porque todo lo que hacía lo festejaban los lugareños, Iván abandonó la ciudad una mañana de
1803. Sólo se encontró su pasaporte que decía que había estado en Venecia, Barcelona y París.
Autor: Victoria Ramos Mella
Título: Mi noche.
Cuento: Entre la niebla del cerro alcanzo a divisar la llegada del barco;me apresuro a ponerme las
medias con cuidado para no romperlas,me miro al espejo y me pinto de rojo los labios.tal vez esta
noche tenga suerte.... con prisa desciendo al plan de Valparaiso un dolor agudo me recoge el
estomago,pero no tengo tiempo ni están los tiempos para enfermedades,solo pienso que hoy
tiene que ser mi noche de suerte. llego al puerto con mi mejor sonrisa,mientras los pasajeros y
marinos se maravillan con lo que ven.me subo la falda y miro al gringo de ojos azulez que me mira
con malicia y yo solo pienso en sus bolsillos llenos de dolares....le sonrió y me acerco le tomo el
brazo y le susurro al oído "un pisco saur"El ríe y me apresuro a cruzar la plaza Echaurren...si estoy
de suerte, es mi noche.
Autor: Rafael Lüttges
Título: PUERTO DE PANCHO.
Cuento: Fuiste Puerto de Santiago en los tiempos coloniales, hoy operan tus sitiales hermosas
grúas de halagos. Deambulan perros vagos por tu largas costaneras, que son del Puerto riberas
donde llegan visitantes, en esos buques gigantes de diferentes banderas. Muelle y embarcadero
asila botes y lanchas, que pasean a sus anchas al turista veraniego. Desde los tiempos primeros a
remos eran guiadas, hoy a motor enchuladas recorriendo la bahía, trabajan sólo de día como
ordena nuestra Armada. Puerto, ágil, eficiente transformado en ‘conteinero’, tecnológico, certero
opiniones de sus clientes. Cien empresas diferentes hay avalando funciones, donde containers,
camiones hacen rápidas descargas, y sin esperas amargas son variadas opiniones. Tu mar también
embravece cuando sopla fuerte Eolo, y se abrigan con el Molo buques que el Puerto guarece. A las
lanchas fuerte mece y los sitios son resguardos, tal verdaderos tabardos cuando arrecia el
temporal, al Puerto Patrimonial. Opiniones de este bardo.
Autor: Alexandra Lara
Título: Valparaíso sonámbulo
Cuento: Son las 00:00 hrs. en el Muelle Pratt, en el cual nace una leyenda, de la que nunca se ha
hablado, ni se hablará. La neblina baja, los ruidos sobrecogedores de la noche se hacen cargo de
los pocos transeúntes del maravilloso Puerto, gritos y algunos silbidos bajan de los cerros
cercanos. Se acercan, cada vez más cerca, son las almas de los caídos devorados por noches
anteriores, noches hambrientas de nuevos personajes. En ese entonces todo cobra vida, los
ascensores de nuestra ciudad suben y bajan, campanadas se manifiestan de las iglesias próximas,
los aullidos caninos no dejan dormir y algunas manos de hombres se ven saliendo de la basura.
Son las 6:00 AM poco a poco los ruidos callan, el sol se levanta y la noche cae presa de un sueño.
Aparece lo cotidiano, despiertan los mortales, las lanchas salen al mar y de la leyenda... nadie
sabe.
Autor: Natalia Alvarado
Título: Vigilia
Cuento: La noche era fría, no había luna. El mar se divisaba negro como petróleo. El señor que
vanamente intentaba entrar en calor cambiaba de un pie al otro. El cambio de turno ya vendría, le
tocaría a otro ocupar su puesto. Dio una última vuelta de vigilancia. Aquel era su trabajo, pasear y
vigilar las hileras de container guardados en ese lugar. Algunos venían de lugares remotos, de
ciudades lejanas y con diversos contenidos. Otros estaban escrito en palabras extrañas. Veía a los
trabajadores en las madrugadas manejar las grandes grúas, moviendo los contenedores de un lado
a otro, desde el molo hasta la cubierta de un barco, y viceversa. De arriba abajo. A veces se
imaginaba manejando los camiones, que salían de allí cargados a diferentes destinos. Pero su
verdad era otra, su puesto era diferente, la luz aparecía en el horizonte, el turno de “wachiman”
había terminado.
Autor: Daniel Osorio
Título: Atemporal
Cuento: Me obsesionaba la idea de dominar el tiempo. Era un sueño de niño que, poco a poco,
había tomado ribetes que bordeaban lo patológico. Fue ese el motivo por el que Valparaíso me
cautivó. Los años, inmutables y suspendidos, deambulaban por sus serpenteantes recovecos que
se derramaban hacia el mar y se empinaban por los cerros. Me contagié de su historia, me hice
parte de ella, e hilvané bajo su tutela la forma de lograr lo imposible. Era de noche. La iglesia de la
Matriz estaba en silencio, ensimismada en su nostalgia. De rodillas, frente al Cristo retorcido, no
rogué por clemencia ni alivio, solo supliqué el hacerme atemporal. Me concentré, perdí los
sentidos y al fin me aventuré en el viaje que tanto había deseado. Al recuperar la consciencia, y
doblado por el dolor de tantos años y sufrientes, solo logré ver la sangre brotando de mis pies
desnudos.
Autor: Rocío Henríquez
Título: Diario de vida de un temporal.
Cuento: Su noche había sido turbulenta. A pesar de todas sus vueltas no consiguió sosegarse por
completo, y decidió que una jugarreta le apaciguaría el ánimo. En la madrugada correteó nubes,
turbó gaviotas y elevó un par de bufandas. Reía entre los recovecos de las casas, miró a los niños
entusiasmarse; salir a elevar volantines. Se entibió de sol, secó poleras, pantalones, perros. A
mediodía cerraba los ojos de los gatos que reposaban, fruncía los ceños de los pescadores, sonaba
campanas y remecía ascensores. Por la tarde rascaba las lanchas y enfrió un par de novios. Hizo
regañar a alguna madre, se cercioró de poner bajo techo todas las mascotas que pudo. Quizá
apagó o avivó alguna fogata. Y decidió que estaba bien, que se agotaba de balancear luces y
rechinar tejados. Se reposó suavemente sobre la arena y se quedó ahí, mirando el mar y
aguardando el sueño...
Autor: Valentina Gonzalez
Título: Mi madre
Cuento: Mi madre lava los platos mirando hacia el cerro y piensa en que los basureros deben
subir muchos escalones para ir a buscar las pequeñas bolsas de poca basura que produce la gente
pobre. A veces cuenta gatos y casi siempre mira la vida de una pareja de abuelitos que vive justo
enfrente, pero lejos. Se asombra como cuando se topa con un camión en la calle, dice que no se
cansa ni de lo nuevo ni de lo viejo. Ahora se cambió de ventana, está en punta de pies y me cuenta
que ayer estaba mirando los barcos y salió la vecina a su propia ventana, así es que se dijeron hola.
Autor: Gisella Odette Candon Antivilo
Título: La salida dominical
Cuento: Quiltros, basura, funiculares, estructuras que amenazan con derrumbarse, el "casero" de
la feria, la salida "al plan", gente barriendo, conversando, suena de fondo la canción del repartidor
del gas. La señora bajando el cerro con pantuflas, para luego cambiarse a zapatos "dignos", tomar
el trole..."tío, me lleva por moneas". Comenzar a caminar, hacerse con flores en la pérgola
(alstroemerias y rosas color vino) sonrío pensando en él (y en el limón que llevo en mi mochila),
que contento estará este domingo de que lo vaya a ver. Recorro el trayecto observando el lugar,
me aseguro con un bidón…sita, la ayudo?, no gracias señor, elevo mi cara al cielo, como lo
extraño, siento el viento, ya estoy llegando, giro a la izquierda, me arrodillo, saco las flores ya
marchitas, cambio el agua, saco brillo con limón y ya está… Papi te amo y echo de menos. (tu
tumba quedo filete).
Autor: Victor Oyaneder
Título: no te apagues valpo
Cuento: Después de muchos años, vuelvo a verte Puerto mío, siempre vivo, siempre bello. Tu
brisa llena mis recuerdos reencontrándome con el bullicio de tus calles que tantas veces recorrí
incansable, subiendo y bajando, contando una y otra vez cada peldaño de tus empinados cerros,
en un interminable juego, …71, 72, 73, … sin preocupaciones desentendido del hoy y del mañana.
Veo otra vez al niño, pescando en el borde de la costanera, en largas horas sin importar si un
blanquillo mordía o no la carnada, porque mientras tanto estaba llenando pulmones y sentidos del
imborrable olor de tu mar. las huellas dejadas por los años y la inclemente naturaleza, te han
herido, tengo fe que tus hijos te curarán… resiste Valparaíso, no dejes de brillar, porque no quiero
dejar de ver tus mágicas noches en las que el brillo de las estrellas se funde con las luces de tus
cerros.
Autor: VERENA SANHUEZA
Título: Bajando por los cerros
Cuento: Él iba bajando por los cerros de Valparaíso, sin rumbo aparente; el viento le llega en su
cuerpo, su pecho se infla por la brisa costera; va y viene de un lugar a otro, cae al piso y, antes de
que lo levantaran, un trolebús pasa por encima del volantín.
Autor: Victor Fuente
Título: La magia de Valparaíso
Cuento: Un joven abre los ojos con una mirada de tristeza intentando sonreír,en una banca de la
Plaza Victoria,con un recuerdo que vuelve todo gris y a la vez roza en esa plaza una historia.Ellos se
vieron por primera vez un día de vacaciones muy soleado.La niña extranjera se sienta en esa
banca.De lejos,un niño cabizbajo,con su mochila en el hombro olor a pescado,cansado se sienta en
la misma banca que la joven. El niño le habla.Comienza una buena conversación. Juntos, se ponen
felices, caminan abrazados, hasta que un día llega el momento que la joven se tiene que ir. Se
despide. El niño, después de su trabajo como pescador, se sienta en la misma banca donde fue
feliz.
Autor: Yaritza Nicole Cartes Vergara
Título: Mi vida
Cuento: Camino por la Plaza Victoria, cruzo la calle, muchos de sus habitantes me miran, me
detengo, miro hacia el frente, ¿Vamos Wanderers?, ¿Que es eso?. Aún no lo sé, sigo mi camino
encerrado en estas paredes oscuras que nunca se tornan blancas, me muevo mucho, ¿Sera que
soy inquieto?, tengo muchas dudas que responder, me detengo nuevamente en el Parque Italia,
me asombro al ver las estatuas de Rómulo y Remo, pero pronto entenderé su significado, una
mujer se acerca, ¿Qué cuál es mi nombre? mi nombre es un misterio ¿e llamaré Pedro? aun no lo
sé, ni siquiera sé mi sexo. Sigo mi camino, llego a un hospital llamado Van Burén, me acuestan en
una cama, me llevan a una sala, ¿Que está pasando conmigo? mi casita se rompe, estoy
conociendo la luz blanca, todos me mía, una mujer, me llama Benjamín ¡Qué emoción!, esa mujer
es mi madre.
Autor: maite soriano
Título: Sin salida
Cuento: Y yo aquí aun atrapada, sin salida en la iglesia San Francisco tratando de que alguien me
salve de mis propios temores.
Autor: Sabina Del Carmen Araneda Altamirano
Título: Vagabundo
Cuento: Conocí una amigable señora en la Plaza Echaurren, pequeño niño en la Plaza Victoria,
una hermosa chica en Pedro Montt, una pareja de recién casados en Cerro Alegre, acompañe a un
turista por 21 de Mayo, viví con un ciego en Cerro Polanco, deambulé por la Plaza OHiggins, recogí
lo que los niños me arrojaban en Avenida Argentina, dormí cansado de festejar en las Ramadas del
Alejo Barrios, tomé sol en las Torpederas, me refugié de la larga lluvia en el Cerro Rodelillo, fui
amigo de skaters, rastas ricos,pobres, niños, jóvenes, señoras y hombres. Y ahora que estoy viejo
recuerdo de mi vida larga y afortunada, no temo decir que soy un vagabundo, mi nombre es
Cholo, tengo 13 años y soy un perro de Valparaíso.
Cuéntame Valparaíso 2014
Categoría Libre
Carpe diem
Entonces no existían las horas en la ciudad. Todo era bohemia y fantasía. Había un
fotógrafo que, sin solicitar un centavo, dedicaba su tiempo a los porteños. Solitario, decía
que su arte era de esquina enraizada, recóndita: como una joya valiosa que se difumina
entre los edificios. En su laboratorio, el agasajado artista recibió a personajes importantes
de la época. Leblanc, al no conocer las horas, no sabía si era día o noche. Nunca encontró
el tiempo para conquistar a una joven, ni cumplir el sueño de tener un hijo. Es más, murió
atropellado por un coche de caballos en esa misma esquina. Años más tarde, un estudioso
del artista, el comerciante Turri, inspirado, envió una carta al alcalde: solicitó, en honor al
carpe diem perdido por Leblanc, que se instalara sobre el laboratorio una réplica del Big
Ben inglés. Turri murió sin ver la hermosa niebla cubriendo el reloj.
EL MILAGRO
Llovió en la noche. Magra asistencia de alumnos y ya sin lluvia, quedaron afuera el viento,
adentro salas vacías. Salimos temprano. Caminé cerro abajo rompiendo la rutina de años.
Me saludaban escalinatas extrañas a ninguna parte y ventanas colgantes con nada que
abrigar. Paso a paso, bajando, el sol playanchino de septiembre esquivando nubarrones,
hacía titilar recovecos mohosos y un arco iris de balcones antiguos en cascada.
Carampangue rasgó esa mágica visión, pulmón nervioso que sube... baja..., inhalando...
exhalando trabajantes y trabajados. Ya en el plan, unas calles dormidas y al fondo un
hormigueo que atrae. Me inundé de aromas, pregones, choripanes, naranjas, pescadas,
repollos, limosnas, risas y apodos disparados chispeantemente para todos, vida
contagiosa latiendo desde este Mercado porteño. Anoche llovió. Hoy bajo tropezando con
adoquines sin veredas. Ese ahora silente corazón ya no palpita sepultado entre maderas
prensadas. Pero mi Valparaíso infartado aún da vida. Es un milagro.
La cintura
La cintura de Valparaíso se recorre con una sola letra, la que enfatiza las curvas alocadas
que atraviesan cerros, desafían la arquitectura, gravedad y velocidad. Te encomiendas a
los santos y el mar no deja de vigilarte hasta que te bajas de una mayúscula O.
CENA PANTAGRUELICA EN VALPARAISO
Invitamos a Ud. y esposa a una Cena Pantagruélica en nuestro domicilio (Av. Brasil s/n,
Valparaíso) para el viernes 20 de Febrero de 2015, a contar de las 20:30 hrs. Podremos
disfrutar de un espléndido Jardín del Mar, extraídos de la Mar Océano, por pescadores
artesanales de Caleta Membrillo. Sobre un fondo de lacrimosas cebollinas en pluma, en
una olla-fondo y regadas con vinos blancos de la zona central, descansarán forofas y
relajadas cholguas, choritos, almejas, algún picoroco preguntón y piure en cantidad
moderada. Acompañarán blancos y tintos del terruño nacional. Ensaladas completarán el
menú, donde no faltarán las papas cocidas ni el tomate limachino. Fruta de la estación
estival. Café y bajativos digestivos permitirán la fluidez de la amena conversación, y no
faltará el recitado a lo Mulato Taboada. Ruego acuse recibo y confirmación. Valle del
Paraíso, al tercer día del mes del Festival de la Purificación (Februa).
AÑORANZAS
Tengo en el alma impregnados los olores más dulces de mi niñez. Llegar a ese lugar,
respirar y sentir los pulmones llenándose de nostalgia... El mar, las gaviotas, las conchitas
y piedras que coleccionábamos, los terrones de sal entre las rocas, las pulgas de mar, la
brisa marina y hasta la arena entre los dedos de los pies. Con mis hermanos buscando las
pozas calentitas entre las rocas y algún tesoro perdido por ahí. El paseo que organizaba mi
madre una vez al año y siempre el mismo lugar el hermoso balneario de las Torpederas,
con la piedra feliz y sus remolinos de agua golpeando las rocas. Al final cayendo la tarde ya
regresando a casa, caminando por la costanera, mirando el sol hundiéndose en el mar...
Quedarse con la esperanza de volver al año siguiente a ese inolvidable lugar. "Torpederas
de mi ensueño Valparaíso de mi amor"
Categoría Escolar
1. Un niño en la calle
Me llamo Ernesto Gutierrez. Nacido en la población La Isla, lugar donde las lluvias las paso
sin techo y el hambre se pasa con el frío. Me puedo ganar unos pesos robando billeteras, y
de vez en cuando soy el mejor guía turístico de Valparaíso por mil pesos. A la hora de
onces no me queda mas que saborearme los mocos, un arroz con piedras, fango con vino,
y lo que me falta me lo puedo imaginar. Me siento como un elemento más de la calle, no
hay calle sin mi, como si los residuos de la calle fueran mi camuflaje...
2. Valleparaíso
La Joya del Pacifico prendida en el cielo de Valparaíso, reluciendo la Cordillera y soplando
las alas de las Mariposas y Perdices que revolotean la verde Loma Florida de la Virgen,
mientras en su cuello se cuelga La Cruz y yace majestuosamente en la Iglesia de Pancho.
Rodríguez, O'Higgins y Jiménez contemplan la Bellavista del puerto, mientras piensan en la
Concepción Alegre de sus sueños, y la Esperanza de ver un paraíso en sus cerros.
3. Volantines milenios
Palabras al viento volantines milenios, poetizan el aire al son de un ventisco que anhela
ser ventisquero.
4. Qué Irónico
Valparaiso querido, llenas con tus cerros la Alegría y expresión artística. Cada día lleno de
turistas en busca de cuanta aventura se pueda encontrar. Habitado de gente humilde y
trabajadora estás, sin embargo, ocurren ciertas desgracias que opacan tu escencia
cultural. "Gran incendio afecta a Valparaiso" dicen los diarios, y montonadas de
voluntarios llegan a ayudar, son tantos los que llegan que las calles se llenan de
solidaridad. Querido Valparaiso, no te parece irónico? estar cerca de tanta agua y ser
azotado por el fuego. Las malditas llamas que destruyen todo a su paso, llamas que no
tienen compasión por aquellas casitas, por la tele que tanto costó, por la bicicleta del niño
que por años se ahorró, ni siquiera por los pobres perritos que ni sabían que se podían
llegar a quemar. Qué irónico Valparaiso! que mucha gente solo te recuerde cuando hay
desgracia.
5. Tarde porteña
Miró por última vez las palabras en aquella hoja, y la arrancó de cuajo, la arrugó con una
mano hasta volverla una pelota y se la guardó en el bolsillo. Lentamente levantó la vista y
contempló la plaza en la que estaba, y recordó para que había bajado hasta el centro.
Guardó su cuadernillo de poesías y avanzó en busca del café que tanto le pedía el cuerpo
en esa fría tarde porteña.
Categoría Cuentos del Puerto
Él
Era el hijo menor de polizontes europeos, de rasgos finos y colores en los ojos; de mente
ágil, vivaces palabras y emociones nobles. El que se tatuó cada amor veraniego de besos
robados. El que estudió varias carreras humanistas sin terminar ninguna. La oveja negra
de la familia, el bohemio. Ese que hacía reír a sus tíos burgueses en las comidas familiares
y sonrojaba las mejillas de sus primas tiesas. Nunca se peinaba, se ponía la salida de
cancha, las zapatillas y bajaba temprano las escaleras a las compras del almuerzo,
perdiéndose entre los colores de la fruta, el olor al pan batido y el grito de los caseros del
Cardonal. Tenía varios nombres aunque respondía sólo a uno: Valparaíso.
Fin de año
Siempre quise conocer lo que don Renato nos contaba del puerto y lo bonito que era en la
espera del año nuevo. Cuando sus historias comenzaban a volar por mi imaginación, con
los barcos engalanados de luces en la bahía,las lanchas como estrellas derramadas sobre
el mar esperando la erupción de fantasías que iluminarían la prosperidad, cuando en un
abrazo sincero deja en el pasado el camino que jamas volverá. Y ahí estaba entre el
bullicio sorprendente con el puerto del paraíso festejando, con la mirada hacia el cielo
infinito y el reventar que golpea de alegría el pecho y llena de luces todo el porvenir... Don
Renato, decía la verdad...
CERROS
Tengo 42 compañeros y dicen que somos el suelo de la Región, al principio vivíamos sólo y
ahora nos llama "Cerros en Congestión". Primero fuimos habitados por nativos luego por
lugareños, ahora los llaman comunidad o pueblo, lo que para nosotros es la misma
cuestión. Nos han puesto nombre según la ocasión: "Playa Ancha" lleno de población y lo
que se les ocurra, ya sea para dormir, alimentarse o aprender la lección. "Esperanza"
divide a dos ciudades, que se cree el bonachón o ir a Caleta Portales o a la Universidad
para ser mejor. Pongámonos "Alegre" ya que ahí empezó la colonización, y los que ya no
existen dan un paso al lado y se van al "Panteón". Pongamos serios porque nos
nombraron Patrimonio de la Humanidad, no sé de qué nos sirve eso, si seguimos
destruyendo la ciudad. Saludos al "Artillería", "Placeres" "Concepción", "Barón" ,
"Bellavista", "Cordillera", "Florida"..............................
Quiltrito Porteño
Un día como hoy un pequeño quiltro se metió en los galpones del puerto donde
descargaban comida para perros proveniente de argentina , al cual quedo anonadado con
tanto sabor, quiso comer un bocadito que quedo en las orillas de un containner vació y ni
se dio cuenta cuando este subió otra vez al barco argentino, fue un viaje loco del
containner devuelta al país vecino . Cuando llego a puertos de la plata el quiltrito corrió
como rayo llegando a una calle de exportadores, entre los cuales habían unos gauchos ;
que se llevaron al pequeño y audaz perruno porteño hacia sus tierras para instalarlo como
el gran ovejero que hoy es ... Nadie sabe de donde viene ni lo sabrán solo el recuerda el
sabroso olor del puerto de valparaíso el cual lo hizo probar y hoy en una pampa argentina
cuidar carne que llegara pronto.
La caja
¡Apúrate Chispa! Sólo tienes que arrastrar la caja y vamos a salir de aquí antes de que nos
encuentren - le dijo observando el andén de descarga del puerto. "No puedo hacerlo
Julio." "¿Qué quieres decir?. Es el de la derecha, el puma petrificado delante tuyo.
¡Muévete vamos!" "Pero Julio, me está mirando. Tengo miedo." "No seas estúpido! Está
muerto, rellenado. Se llama taxidermia.¡Fuera idiota, yo lo haré!. " Cuando Julio se agachó
para recoger la caja, la cabeza se movió, la boca se abrió, todo se volvió negro. Quiso
correr, pero no podía, algo lo tenía ya capturado.