59 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. NOCIONES 305 FISI0NÚMIC0-H1STÓR1CAS . DE LA ARQUITECTURA E «i ESPAÑA. Artículo VIH. MONUMENTOS CRISTIANOS DE LOS SIGLOS VIII T IX COKCirsioi. Interior de la iglesia de Se vé por lo dicho que la arquitectura de la monarquía asturiana; no pudo menos de ser una continuación de la practicada en la Península, durante la época de la dinastía goda. Así es que los caracteres generales de aquella, son los mismos que hemos asignado á esta. Los edificios erigidos por los cristianos en el pais dominado por los reyes de Asturias debieron , sin embargo, ser comunmente mas humildes que los del anlerior período , ya por la escasez de recursos y las muchas urgencias de una guerra que al principio hubo de atraer toda la atención de los discípulos del Evangelio que emprendieron la reconquista de España ; ya por el apocamiento que debió producir en las ideas de los antiguos habitantes de nuestro suelo la «aida del trono visogodo, y la dominación de los secuaces del Corán en casi todo el territorio hispano; ya , en fin, porque los monumentos construidos á la sazón en las demás naciones de la Europa occidental, no sujetas á tan lamentables influencias, no eran mucho mejores que los fabricados por los subditos de Pelayo y sus succesores. Maria de Naranco en Asturias. Son interesantes ejemplares arquitectónicos de la monarquía asturiana los si«uientes: La Capilla de San Miguel, hoy Cámara San'a en la Catedral de Oviedo. (V. pág. 309.) Está cubierta con una bóveda cilindrica ó de cañón seguido, dividida en compartimentos por medio de fajas bastante resaltadas que i mo Jo de arcos recaen á cada lado sobredos columnas pareadas de frente. Estas se alzan sobre un pedestal y tienen, como pegadas, estatuas en los fustes Sus capiteles son de follages como los del estilo latino que imitan algo á los corintios y compuestos , y"sobre ellos corre una imposta. En cada entrepaño del muro hay, muy cerca de la imposta corrida que recibe á la bóveda , un medallón circular de relieve.—La basílica de San Tirso próximo á la misma Catedral. Ss conservan de ella restos interesantes para la historia del arte. El Cronicón Albeldense dice que tenia muchos ángulos.—La iglesia deSantullano, extramuros de Oviedo. Se conserva su mayor y mejor parte. Este monumento, y los dos anteriores, fueron erigidos por el rey Alfonso II el Casto, que reinó desde 79S hasta 843: los dos siguientes lo fue- ASO H l l . — 2 7 DE SETIEMBRE DE 1857. Siguiente 306 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. ron por Ramiro I, (843-8oO).—Santa María de Naranco, á un cuarto de legua de Oviedo. (V. el exterior en la página 300; y el interior en la 305). Fue fundada el año 848. Es de una sola nave cubierta con bóveda muy semejante á la de la Cámara Santa; pero sus fajas no se apoyan en los capiteles de las columnas sino en unas impostas que resaltan de la general de la bóveda. Prolónganse un poco las fajas bajo las impostas resaltadas, y terminan en unos medallones.Un pilar empotrado de columnasfuniculares(l), y con capiteles de pirámide cuadrangular truncada é inver. sa, se alza sobre un pedestal común , á plomo de cada medallón, y todos sostienen arcos ornamentales que corren por los muros laterales. Tres arcos abiertos y volteados sobre pilares iguales á los anteriores, pero esentos, dividen de la nave la cabecera. En el exterior del edificio hay estribos de poco resalte con estrías verticales , y puertas de arcos sobre columnas funiculares. Bajo el pavimento de esta Iglesia hay una cripta como en las primitivas basílicas cristianas. Puede verse la copia de un capitel, de parte de los fustes funiculares, y de un medallón con faja imposta de los que acabamos de citar, en la página 284, fig. 2.—San Miguel de Lulo, cerca de la anterior. (Y. pág. 301).—También se halla cubierta de bóveda cilindrica con fajas; tiene como la de Santa María de Naranco, capiteles piramidales, y en el exterior estribos estriados. Una de sus ventanas es notable por sus funículos, columnas funiculares, y sus calados de círculos que se intersecan (Véase pág. 308).—La Capilla ó ermita de Santa Cristina en el concejo de Lena, que se cree ser fundación del mismo rey Kamiro.—IM Iglesia vieja de San Salvador de Valdedios. Fue erigida por Alfonso III el Magno , y consagrada el año de 8ft2 por siete Obispos, cuyos nombres se leen en una inscripción existente en el templo. Tieno bóveda de cañón sog\iidoj tres naves divididas unas de otras por arcos de herradura, y capiteles piramidales unos, y otros que se acercan al corintio.—La Iglesia de San Salvador de Priesca en el concejo de Villaviciosa. Es muy parecida á la de San Salvador de Valdedion , y tiene, como esta, tres naves.—Por fin, la de Santa María de Sariego.—Estas dos últimas son del siglo IX, ó principios del X. No hemos podido estudiar las bóvedas mencionadas, de la manera conveniente para poder asegurar si son ó nó contemporáneas del resto del monumento á que cada una pertenece : si lo fuesen seria necesario añadir á los caracteres de esta época las bóvedas de canon seguido volteadas sobre los muros y arquerías de las naves en las iglesias. MANUEL DE ASSIS. FUNERALES DE INOCENCIO XI. En el mes de setiembre de 1676*, subió al solio pontificio Inocencio XI, hasta entonces llamado Benedicto Odescalchi, y en él se inauguró un ejemplar pontificado, que duró doce años, diez meses y doce dias. A su muerte dejó llenas las áreas de la cámara apostólica, las que no solo vacías , sino empeñadas encontró a su advenimiento al pontificado : bien es verdad que, merced á su patrimonio y á su austera vida, no hizo ni el gasto de un solo julio á la cámara apostólica. Este pontificado terminó en la tarde del 12 de agosto de 1689. Al punto que murió el pontífice , el cardenal Altieri Camarlengo di la cámara, se dirigió á Monte Caballo donde muriera S. S. acompañado de la guardia de los Tudescos co!) Funiezlans, es decir, retorcida! i manen de cordones. Anterior mo la suele llevar el jefe de la Iglesia. En el cuarto donde yacia el pontífice , le esperaban les clérigos y otros ministros de la cámara, como testigos. Llegado á ella, el Camarlengo tomó un martíllito de plata y con él dio tres golpes en la cabeza del difunto , llamándole otras tantas veces por su nombre; y después, con el mismo martillo, le rompió el anillo piscatoris (1) que suele llevar el pontífice; asistiendo á todo un Secretario para estender el acta. Al dia siguiente de su muerte , dos- horas entrada la noche, le llevaron de Monte Caballo al palacio Vaticano. Iba el pontífice vestido-de la misma manera que cuando estaba vivo , llevado en supropia litera cubierta de carmesí por dos mulos con las gualdrapas ordinarias. Alrededor iban los penitenciarios de .San Pedro á pié , descubiertos, sin sobrepelliz y sin cruz ; y los Tudescos , uno con alabarda y el colateral con mosquete y mecha. Precedían á la litera treinta lacayos del difunto, vestidos de rojo y capa negra con su hacha de cera oscura, y treinta palafreneros, criados del difunto vestidos de .carmesí y capa negra con antorcha blanca. Y detrás de ella, iba el maestro de ceremonias solo, á caballo, con el sombrero puesto y la gualdrapa del caballo negra. Escoltaban el cadáver , la compañía de caballos lijeros , con sus trompetas y atabales destemplados, y bandera plegada ; siete cañones grandes de bronce, cada uno tirado por dos caballos, con sus soldados al lado; y los cien soldados de la Compañía de Corazas. A la mañana siguiente, fueron los cardenales á la capilla Quirical del palacio Vaticano, en la que suele decir misa el pontífice, y en dondo estaba depositado, para nombrar general de la santa Iglesia, durante la sede vacante. Lo fue don Livio Odescalchi sobrino del difunto Pontífice sumo, confirmado el cardenal Espinóla por gobernador de liorna y nombrado Monseñor (lusani gobernador del cónclave, cuyos tres nombramientos hace el colegio en sede vacante. Después subió en procesión el cabildo do San Pedro y bajaron entre cuatro canónigos al difunto Papa , vestido de pontifical, oficiando un cardenal y siguiendo los demás canónigos cada cual con su vela, así corno los demás que seguian al cabildo. Llegados á la basílica pusieron el cuerpo en la capilla del Sacramento, y los músicos principiaron á oficiar. Tres dias con sus noches estuvo expuesto en esta capilla , (que es lo acostumbrado), el cuerpo de S. S. puesto en alto, y de modo que el pueblo le pueda besar k>3 pies por entre la reja. Estos tres dias que está expuesto el Vicario de Jesucristo, en la gran Iglesia del orbe cristiano, son de esas üestas lúgubres, de esos dias escepcionales que' hay en los usos de todos los pueblos y hasta en la misma religión, y que solamente no acata la inexorable justicia. Ya cuando el pontífice estaba agonizando se soltaran, todos los presos que lo estaban por causas civiles, y se trasladaran los criminales para mayor seguridad al castillo de Santo Angelo. Y en estos tres dias puede andar con libertar cualquier retraído sin peJigro de que le prendan. En estos'tres dias el cardenal Camarlengo goza el privilegio de acuñar moneda. La última noche del depósito , acudieron á San Pedro todos los cardenales creados por el difunto Pontífice juntos con el cabildo, y le hicieron las exequias, acostumbradas, oficiando uno de dichos cardenales y estando íos demás alrededor del túmulo cada uno con su bela encendida. Así que terminó la función , los sacristanes de San Pedro , tomaron el cadáver, y vestido de pontifical conforme estaba , le colocaron dentro de una caja de plomo. Su sobrino don Livio, que asistiera á todo el funeral, le puso (1) Anillo-sello, eoD que S. S. sella los breves, y qoe representa i San Pedro, pescando, y alrededor el aombie del poutíüce. Inicio Siguiente 307 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. una medalla de oro en los pechos. Cerraron en seguida la caja y la pusieron dentro de otra de nogal, la cual cerraron también y dejaron depositada en la misma basílica. A los nueve dias de muerto el pontífice, se construye un magnífico túmulo, con las armas y varias pinturas en alabanza de S. S. Tres mil luminarias lucían en él y su coste ascendió á veinte mil escudos que sufragó la cámara,, así como todos los demás gastos. Acudieron los cardenales con gran cortejo, en particular el Camarlengo que llevaba la guardia Tudesca, y asistieron todos con el cabildo á la misa que cantó nuestro valeroso español el cardenal Aguirre , en la capilla de la Piedad, en frente de la del Sacramento, entre las cuales estaba el túmulo. A la puerta de dicha capilla estaba la guardia de los Tudescos. Acabada la misa salieron todos los cardenales cada uno con su hacha encendida, y cada canónigo, y beneficiado con su bela grande , y se pararon entré el túmulo y la capilla de la Piedad: la cruz la pusieron arriba del túraijlo de espaldas á la capilla del Sacramento de donde á la sazón le quitaran : al otro lado del túmulo cara á él y espaldas á la capilla de la Piedad y á los demás de la procesión , estaba el cardenal celebrante con capa pluvial negra y mitra blanca , sentado en una silla sin brazos cubierta de negro. Habia también en cada una de las cuatro esquinas del catafalco, un cardenal vestido y sentado de la misma manera que el celebrante. Estando ya así todos los 'músicos dieron principio á entonar el salino: Libera me Dómine ; á la conclusión ofició uno de los cuatro dichos cardenales, y puestos en pié todos y sin mitra los cinco, el oficiante dijo, Valer noslcr, y rodeó el túmulo echando in-cicnso una vez y otra ngua bendita; y concluida la oración ge volvieron todos á sentar y se pusieron las mitras , y los músicos cantaron otra exorla. Siguieron, oficiando los otros tres como el primero y después do todos el celebrante , con que concluyó la función , que se repite por espacio do tres días. Inmediatamente se procede á la elección del succesor, quedando ?olo el túmulo sin deshacerse por espacio de algunos dias para que el público lo vea. guel Sánchez, fundador del Rosario de la tercera orden: este Gobernador fue depuesto por el Rey, aunque concluido su Gobierno, volvió á España. .43. 1709. »Don Martin de Ursua y Arismendi, Conde de Lizárraga 1709: fue Gobernador en Campeche: murió aquí á 4 de Febrero de 171a. 44. 1736. »D. José.Torralba Oidor, le succedió: acabó los reales almacenes, y fundió mucha artillería: le vino Gobernador en propiedad: después fue muy desgraciado: tuvo mucha parte en la prisión del Arzobispo: vino después de prisiones y embargas á morir en San Juan de Dios, donde le enterraron de limosna el año de 1736. 45. 1717. »Don Fernando Manuel de Bustillo, Mariscal de Campo, 1717 ; fue'el Gobernador mas desgraciado de Filipinas: tenia todo el pueblo contra sí por la dureza de su Gobierno; quiso sacar de sagrado á D. Antonio Osejo Escribano de la Ciudad retraído en la Catedral: salió el Señor Cuesta Arzobispo que era entonces á la defensa de la inmunidad eclesiástica: despachó reales provisiones que no reconoció el Arzobispo por no haber Audiencia, pues el Oidor Torralba estaba preso por justas causas, y el Doctor Correa, su conjuez, era también aeesor: prendió también & dos Canónigos, que envió el Arzobispo con un exhorto al Oidor Torralba el Sr. Osio y el Sr. Fuentes: envió segundos; les sucedió lo mismo: envió otro finalmente, y también lo pusieron en el cuerpo de guardia : el Gobernador mandó tocar alarma, y el Arzobispo puso en tablillas á los culpados, menos al Gobernador, quien luego manilo prender i su lima, y llevarlo á la Fuerza, como se hizo dejando presos en Palacio á los Prolados de las religiones y otros eclesiásticos: se tocó i entredicho y cesación á divinis : con eso se amotinó el pueblo y se fue á ver con el Gobernador: los JoSÉ VlLLA-AMIL Y CASTRO. soldados huyeron y los tiros de la Fuerza no tocaron á ninguno, como tampoco los cañones de Palacio; porque, ó fuese de propósito, ó fuese atarantamiento todos iban por alto: subieren arriba y huyó la guardia, mató el Gobernador de LISTA CRONOLÓGICA un pistoletazo á uno, y luego echó mano á la espada; pero BE LOS CONQUISTADORES T MUY ILUSTRES SEÑORES GOBEI^ADOdespués de haberla bien jugado cayó en tierra muy mal RBS DE LAS ISLAS FILIPINAS, CON UN APUNTE DE LOS SUCESOS herido: su hijo quiso pelear con todos y quedó muerto: MAS MEMORABLES DE CADA UNO. prendieron á Torralba y á otros: viendo que el Gobernador aun no estaba muerto y pedia confesión se acercó un pa42.. dre y le confesó y dio la Extremaunción: luego le pusie1701. «Don Domingo Sabalburu 1701: se hicieron pa- ron en un calabozo donde espiró en manos de su confesor ces con Joló y Mindanao: se pcrdhí el San Javier sin que con gran desconsuelo, y pidiendo misericordia: murió día se haya sabido mas de él: hizo el reparo de Cavite, y ree- H de Octubre de 1719. dificó la polvorista: en su tiempo arribó á Manila el señor 46. Tournon Patriarca de Antioquia y Visitador del Oriente que pasaba á China Legado de Su Santidad para los Ritos 1719. »Bon Fray Francisco de la'Cuesta Arzobispo de Sínicos: le recibió bien, y aunque por razón de no traer el Manila, religioso del Escurial: le sacó el pueblo de la Fuerpase del Consejo hubo algunas competencias, y en Madrid za y por fuerza le hizo tomar el bastón: procuró apaciguar se desaprobó el reconocimiento que le hicieron: con el pa- la ciudad é hizo dar honorífica sepultura al Mariscal: el triapca vino el de Abad Sidoti de Propaganda con especial Rey mandó se tomasen fuertes providencias sobre esta TOto de ir á Japón: dispuso el Gobernador un Patache que muerte violenta; pero estaba todo tan enredado y tan rele dejó en una de las playas del Japón á donde saltó con vuelto que tuvo el Consejo á bien sobreseer. algunos vizcochos y el recado de decir misa: los nuestros 47. le dejaron con harto sentimiento porque veneraban su santidad: después se supo por la China que habia muerto en 1721. »E1 Marqués de Torre Campo Montañez: vino «1 la cárcel por la- fé: por este tiempo se descubrieron los Pa- año de 1721: con su paciencia y genio pacífico compuso laos que parecen algún encanto: y murió el padre D. Mi- los ruidos del Mariscal: murió de vuelta en Méjico. Anterior Inicio Siguiente SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. 308 Vrnlapa de la iic San Miguel del Lino á Lilla junto i Oviedo. 48. 1759. »Don Fernando Valdes Tamon Brigadier Asturiano: vino el año do 1729: adelantó el comercio: murió de vuelta en Cuernabaca. 49. 1739. »Don Gaspar de la Torre Brigadier: vino el 1739: fue su Gobierno desgraciado por pérdidas, arribadas, y ser muy bueno : murió sin acabar. 50. 17í.i. »Don Fray Juan de Arrechedefa del orden de Predicadores Obispo de Nueva Segovia le succedió el 17-io: fue Gobernador que dejó memoria por sus raros talentos y destreza en el arte de gorbernar: fundió los mejores cañones que en el día tiene la plaza: compuso el real palacio, y fomentó el comercio: gobernó, cinco años: dio su resideticia y le declaró el Rey por fiel Ministro digno de Mayores empleos: en su tiempo se bautizó el Rey de Joló. 51. . I7o0. »E1 Marqués de Obando: despachó una armada al presidio de Iligan, que tuvo varios choques con los moros y murieron dos mil de estos enemigos: arrestó al Rey de Jola y lo puso con grillos en ta fuerza á causa de una Anterior espedicion que se malogró en Samboaiiga y haber esperimentado su mala fé: en su tiempo rebenló el volcan de Tal y Balayan: duró desde 3 de Noviembre hasta 12 de Diciembre con repetidos temblores de tierra y lluvia de fuego y ceniza que obligó á encender luces á medio dia: los truenos horrorizaban, se oyeron á cincuenta leguas de distancia: llegaron las tinieblas á Manila y á Batan: se puede ver el tomo 16 de las Cartas edificantes en donde se halla un diario terrible y espantoso: tisó la edición en Madrid año de 1757. 52. 17oí. »E1 Mariscal de Campo D. Pedro Manuel d« Arandia: le succedió con facultades que trajo muy amplia» de la Corte y en su virtud formó muchos proyectos que fueron desaprobados: murió el año de 59. 53. , 1759. «El Obispo de Zebú D. Miguel Espeleta Gobernó interinamente hasta el año de 61 que llegó el siguiente con Reales órdenes. 54. 1761. »EI Arzobispo D. Manuel Roxo; tufo el bastón basta el 5 de Octubre de 62 que Manila fue tomada por los ingleses, y gobernó las Islas desde entonces, Inicio Siguiente SEMANARIO PLNTORESCO ESPAÑOL. 309 Capilla d* 8>n Miguel, hoy Cámara Sania en la cátedra do Oviedo. 55. Consejo y Cámara de Castilla: gobernó segunda vez hasta que muriócn Tierra alta dia 30 de Octubre de 1776. % 1702. »EI Oidor mas moderno D. Simón de Anda y Zalazar: las ilustres hazañas de este héroe, pueden verse en esta cuarta parte el año que corresponde. 56. 1701. »E1 primer teniente de Rey de esta plaza Don Francisco Javier de la Torre, Coronel de los Reales Ejércitos gobernó desde el evacué de la plaza por los ingleses hasta que llegó el Gobernador en propiedad. 57. 1765. »EI Mariscal de Campo D. José Raon gobernó pacificamente hasta el año de 70. 59. 1776. »El teniente de Rey D. Pedro Sarrio, Coronel de los Reales Ejércitos, gobernó hasta que vino el propietario: le confirió el Rey grado de Brigadier en atención í su acertado gobierno. 60. 1778. »El Capitán de navio D. José Basco y Vargas del Orden de Santiago, que actualmente gobierna y has puesto la plaza en estado de una vigorosa defensa.» LEÓN DE LA CONCHA. 58. 1770. «El limo. Sr. D. Simón de Anda y Salazar del EL RONDADOR DE GANDESA. NOVELA ORIGINAL POR TIMOTEO ALFARO. Ka señora Gertrudis con su flaca mano da un latigazo al inocente animal, el gato.víctiraa huye del muslo de su amo, quien colocándose en postura mas cómoda, exclama : —¡Qué boda, mi Gertrudis! Ella se ríe de placer abriendo toda su boca, en la que se ven negras encías desprovistas de dientes y muelas: cagarse Anterior Vicente con una mujer rica eran las dulces ilusiones del corazón de su madre, ilusiones que tal vez caerán desliojada« ante la noble generesidad del rondador de Gandesa. —Mucho debe querer Isabel á Vicente, dice Matías ; cuando el padre que deseaba casarla con algún caballero rico, ha llamado á V.... y puede decirse que la ofrece. —Es verdad, responde el padre, oí decir que trataba de llevarla á otro pueblo solo porque olvidase á Vicente, pareciéndole una cosa despreciable para s\i hija que merecía, yo no sé si dijeron un príncipe ó un pontífice. —Lo mismo da... murmura la señora Gertrudis, pero es el caso que el pontífice es nuestro hijo. Tres golpes dados, á presumir por el sonido, con la pilma de la mano, suenan en la puerta. Inicio Siguiente 310 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. —Ya está Vicente ahí, dice el padre. —Ya está, repite la señora Gertrudis, anda, Matías á abrirle. —¿Enciendo «1 candil? pregunta este. —No, para que has de gastar aceite en valde... no se matará... responde sujetándose bien el pañuele que cubre su cabeza, la generosa madre. La puerta cruje, luego se presentan en la cocina Matías y su hermano Vicente. —Buenas noches... dice el segundo. —Buenas noches hijo, contestan los padres. —¿ Por qué has tardado tanto ? le pregunta la señora Gertrudis. —Me he detenido un momento en la taberna con los amigos cuando ya venia... y aun me pareceT^uees temprano. —Si, pero como te aguardábamos con impaciencia... dice el padre. —¿Con impaciencia? —Tengo que darte buenas noticias... —Hable V.... —Antes, Vicente, dice la señora Gertrudis agarrándole la solapa de la chaqueta; rezaremos el rosario para dar gracias á María Santísima por lo bien que contigo se porta. —Madre, déjese V.... de rosarios... quiero saber pronto... —A rezar... á rezar... Otro día, dice el padre, la noticia no es para callarse mas rato. —Tiene razón, contesta Vicente, encienda V. un candil, madre, y al cuento. —Para oir no hay necesidad do ver. —Siempre V. tan miserable... —Y tu tan gastador. —Hable V. padre, sepamos esa noticia, dice Vicente mientras lleva á su boca un grueso cigarro; ¿nos lia caído la lotería? —Sí, te lia caído una buena lotería; el padro do Isabel quiere casar á su hija contigo. —¿Esa es la noticia! murmura riendo Vicente. —Esa es... —¡Cómo! ¡te burlas de la suerte! exclama la señora Gertrudis. —No pienso, m adre, caparme por ahora... —Os casareis dentro de un año... —Ni tampoco en cinco... —¡No disparates Vicente! exclama la madre de mal humor tu quieres estar soltero para gastarnos en tabernas, en juegos y ¡qué se yo en que otras cosas! las cosechas que nada vienen de buenas estos años ¡quieres estar soltero para cortejar á todas las muchachas, y darlas mfisica, y que te llamen el rondador; ¡mas te valiera vivir como Dios manda! —Madre, responde con seriedad Vicente, no se queje usted de lo que gasto, gasto lo que V. me dá; en cuanto á mis rondas... es cierto, por ellas no me caso. —Y por ellas quisiera yo, Vicente, que te casaras, le dice el padre, tomando un aire de autoridad; si tuvieras mis años, sabrías lo perjudiciales que son las rondas; ¡ah! cuántos hijos de padres honrados como tú, han venido á parar en un garrote. —¡El que nace bueno, bueno será! responde Vicente algo conmovido por las palabras de su padre. —¡Qué poco, hijo mió, conoces el mundo! exclamó, este; muchos nacen buenos y se convierten en malos. Figúrate que salen á rondar una muchacha, otros que también la quieren, se acercan á insultarles, se arma una riña, sacan las navajas, y sin pensarlo resulta una muerte.-Huye por librarse de la justicia el matador; y hallándose sin recursos, tiene que juntarse con bandoleros para robar y comer; no lleva intenciones de matar á nadie, pero muchas veces el robado se defiende, el ladrón está espuesto á morir, y asi Anterior como antes cometió «in crimen por una muchacha, ahora por comer. Con una y otra muerte y el ejemplo de sus compañeros, el hombre honrado llega á ser un facineroso; la justicia le prende, le sentencia, y él que solo pensaba en rondar, muere en el cadalso por asesino. ¿Me has comprendido bien, hijo mío? Vicente calla. —Tiene razón tu padre, dice la señora Gertrudis mirando á su marido con la ternura de los cincuenta y seis años. ¡Vaya! ¡mi Periquito sabe mucho! ya se vé... corrió el mundo en stis mocedades; como fue soldado... responde... responde, Vicente, ¿rondarás aun con lo que has oído? —Esta noche quisiera salir... —¡Esta noche! exclamó el señor Perico santignándose. —¡Vamos !... Si los jóvenes del día no escuchan razones! Vicente aprende de tu hermano, dice la madre. —Siquiera á obedecer, añade el señor Perico, interrumpiendo la frase de su esposa. — ¡Y qué viento! Hace una noche... continúa la madre. —Sí, dice Matías, no debes salir, estala noche mejor para récojerse. pronto que para rondar. El huracán produce un contraste imponente con sus roncos sonidos al acotar las casas, y su agudo gemir en la angosta chimenea del señor Perico. Este, su esposa y Matías acercan sus manos á la lumbre, Vicente permanece retirado. Después de un momento de silencio, el señor Perico di. ce con gravedad. —Esta noche, Vicente, prohibo que salgas de rondalla—Vicente inclina sus ojos al suelo y calla. La señora Gertrudis prepara la mesa para cenar. Trascurrida media hora, al padre y su esposa oian desde la cama los fuertes silvidos del huracán, Vicente y Matías estaban en su habitación; el primero sentado en una silla rota , el segundo desnudándose. A la escasa luz de un candil mal provisto do aceito, pueden verse en un rincón una escopeta y un trabuco, y colgadas de la pared, dos guitarras. —Debes-meterte en cama, dice Matías á su hermano. —De ningún modo, contesta Vicente resuelto á salir de ronda, aunque poseído .de una tristeza que raras veces tenia. —Tu harás lo que te parezca. —He quedado en reunirme con mis amigos á las once... —Sentiría mucho que el padre llegara á saberlo. —Nada sabrá... —Ten cuidado al bajar por el balcón, no tengas una desgracia... —Estoy bien práctico... Vicente, cuando su padre le prohibía salir de rondalla, guardaba silencio como si no pensara desobedecerle , pero al sonar las once bajaba por el balcón á la calle , facilitándole su fuga una reja que le servia de escala. Matías naturalmente bondadoso, después de rogarle siempre y en vano, que gozara de la noche en su cama, resolvíase á guardar silencio en obsequio de la paz que raras veces se alteraba en esta familia. CAPITULO III. Las once dan en el retó de la Iglesia, sus ecos misteriosos espirando entre los turbulentos bramidos del huracán , asemejan los ayes lastimeros de un ser habitante de otros mundos. La noche está oscura, las calles de Gandesa aparaten desiertas, sus hijos duermen en brazos del amor. Por un viejo balcón de madera que tiene á sus pies una reja grande de hierro, desciende un hombre que á no llevar colgada de su espalda con cinta verde una vihuela, no- Inicio Siguiente SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. dia juzgársele diestro ladrón que huye en calma con el fruto de sus inicuas faenas. Se encuentra al momento en la calle el ágil rondador de Gandesa, y levanta su vista al cielo, para ver si las nubes amenazan descargar, pues una recia gota ha mojado su mano derecha. Negr"os nubarrones llenan el espacio, mft- el agua no puede ser copiosa; impelidos furiosamente por el huracán desaparecen en tropel; unos se suceden á otros, el firmamento queda despejado, y el firmamento es otra vez cubierto por estas informes montañas vaporosas. En las pausas del fuerte huracán, se perciben las pisadas del joven rondador que marcha dominado por una tristeza profunda. Jamás en estas nocturnas diversiones una ligera ráfaga, turbó la dulce alegría de su corazón ; ahora no puede menos de preocuparse con el aviso de la tabernera, y los sabios consejos de su padre ; y sin embargo, ni el aviso fue bastante para que se armara con su trabuco , ni los consejos fueron bastantes para resolverle á oír desde su lecho los tremendos rugidos del huracán. Llega á la esquina de la angosta callejuela sitio de la cita, y en ella encuentra á sus dos compañeros. —Mas puntuales habéis estado vosotros que yo , les dice. —Sí, responden los dos. —¡Vienes sin trabuco!... exclama Antonio, levantando con su mano derecha una enmohecida tercerola. —Traigo navaja... —Muchachos, á templar, dice Miguel, sacando del •bolsillo sus castañuelas. —A tomplar , contestan Vicente y Antonio. Asi que los instrumentos están acordes, los tres amigos comienzan á cruzar las calles de Gandesa tocando una jota cantada por la expresiva y sonora voz de Vicente. Música tan alegre entre los roncos sonidos del huracán, produce mágicas impresiones en el ánimo de los habitantes, qno le escuchan al abrigo de sus lechos. Cuando llegan á la puerta de Isabel, páranse los tres compañeros. ¿Qué tocamos aquí? pregunta el tripudo Antonio subiendo la prima de su bandurria que se habia destemplado. —Unas seguidillas, responde Vicente. —Sí, dice Miguel, regalemos el oido de esa linda muchacha... pésele á Diego. —¡Oh si viniera! exclama Antonio levantando la mano en ademan de amanaza; si viniera como otras noches, le haria saber quién soy! —Vamos... vamos... á las seguidillas, dice Vicente rasgando en su vihuela. —Toquemos y no haya miedo, grita el tripudo Antonio, moviendo con sus hombros la tercerola que lleva colgada á sus espaldas. Comienza la música, Vicente canta la siguiente letrilla: Flores que tanto gustan Por su belleza, Cuando las ven marchitas Todos las dejan: Algunos hombres Tratan á las mujeres Como á las flores. * —¡Bien! ¡Bien!... ¡ huy... salero! grita entusiasmado Antonio, pero no sin mirar á todas partes, como deseando que viniera la rondalla enemiga. —No gustará mucho esa letrilla á la muchacha que es tan orgullosa, dice Miguel repicando en sus castañuelas~y cuyas palabras no son oídas; las-confunden los sonidos de la música y el bramar •!••. ios vientos. La oscuridad de la noche va creciendo, un denso manto Anterior 311 de negros y pardos nubarrones eclipsa el firmamento, recias gotas que se desprenden murmuran al caer de los tejados y en las calles , el furor del huracán disminuye. —¡Otra seguidilla! ¡otra! dice Miguel gritando; no hay que hacer caso del agua. Canta la siguiente el rondador de Gandesa, con mas entusiasmo que la primera-. Si pechos te ofrecieran niña quererte No fies en el pecho Del que te ofrece: Son-las promesas Palabras que á otra parte Los vientos llevan. —¡Mala noche ledas! exclama Antonio redoblando en su bandurria. Siniestra llama precedida de un espantoso ruido ilumina la calle; es una horrible descarga de trabuco. El intrépido Antonio lanzando un agudo clamor arroja su bandurria que se hace mil pedazos, y huye con mas miedo que un ciervo. Vicente que no ha perdido su serenidad, sin embargo de socarrarle una de las balas sus espesas patillas, dirígese corriendo tras el fugitivo Antonio, le quita la tercerola que no-arrojó por llevarla colgada á las espaldas, y vuelve con ánimo de vengarse. —¡Miguel! ¡"compañero! llama creyendo que la oscuridad lo oculta, pero Miguel ha desaparecido mas por egoísmo que por miedo. Otra descarga resuena entre las paredes de los edificios; Vicenta lleno de coraje, marcha hacia el grupo de hombres que ha visto á la fatídica llama de la pólvora, dirige su puntería; suelta el gatillo, y tras un ¡ay! «gudo, cae al suelo uno de los contrarios. —¡ Es muerto! ¡ es muerto! gritan algunas voces, y las calles quadan desiertas. El alcalde que tiempo hacia deseaba cortar las peligrosas contiendas de los mozos del pueblo, y al efecto prohibiera las rondallas , salió esta noche acompañado de buena patrulla con objeto de prenderles y encerrarles para escarmiento, en el mas oscuro calabozo. Miguel, Antonio y casi todos los rondadores contrarios han caído en poder de la justicia, Vicente á quien persigue la patrulla con tenacidad , atraviesa el pueblo, ligero como un gamo; pero al cruzar la mas oculta callejuela, hubiéranle sin duda prendido por venir hacia él en dirección contraria al alcalde y un alguacil, á no crugir una puerta á la que Vicente se dirige, esperando encontrar en ella la tabla que le salve de este naufragio. La puerta se abre, y una doncella se presenta en la calle. —Déjame entrar... le dice Vicente , me persiguen... La doncella, luego que entra en el portal Vicente, cierra tras sí la puerta, cuyo crugido no es notado por la patrulla á causa del fuerte bramar de los huracanes. —¿Qué te pasa? ¿quién te persigue? le pregunta la doncella con interés , porque conoce á Vicente. —Me persigue la justicia... ¿Quién eres? —Teresa la hija del Trigueros. ¿No me conoces ? —No , á tu padre sí. Está muy enfermo, y voy corriendo á llamar al médico... ya habrá pasado la justicia... —Aguarda un poco... —Bien. ¿ Me darás posada esta noche ? —Esta noche y siempre que quieras... No comerás como en tu casa... —El que dá lo que tiene no está mas obligado. Inicio Siguiente 3.2 SEMANARIO PINTORESCO ESPAÑOL. ¡Tengo tan poco...! ¡ Y á veces nada! —No importa, si yo tengo no te faltará, responde Vicente conmovido por la franqueza y generosidad de Teresa, y sintiendo deseo de ver su rostro que envuelve la oscuridad del portal, rostro que juzga ser tan hermoso como su corazón. —Ahora ya puedo ir... Dice Teresa , ¿verdad ? —Sí, contesta Vicente^abriéndole la puerla, yo te acompañaría... —No... no... ¡ qué disparate! sube arriba... pero na sabrás... ven... ven... Teresa deja á Vicente en la puerta de la habitación don de está su padre , y marcha veloz á llamar al médico. —Tú cuidarás de mi padre, hasta que yo venga, le dice mientras baja la escalera. En un cuarto reducido en cuyas sucias paredes se ven pe gadas algunas estampas místicas de ningún mérito , cuyo suelo no sostiene la mas pobre mesa ni mas asiento que un banco pequefio ya roto, lanza agudos clamores el viejo Trigueros en su miserable lecho , compuesto de un jergón de paja , una sábana de tosco lienzo y una manta de mu las para abrigo. —¡ Trigueros!... Le llama Vicente acercándose al'lecho. ¿ Quién está abí ? Grita volviendo sorprendido el rostro hacia donde suena la voz el viejo Trigueros. —Soy Vicente... —¿ Qué traes ? —Me perseguía la justicia, y lio subido para librarme... —¿Hashecho alguna?... ¡ huy !... ¡ qué dolor !... esto es morir... grita el enfermo retorciendo su descarnado cuerpo. —¡ Animo Trigueros ! —Ya le tengo ya... pero di ¿qué has hecho? —Nada, reüir... —¡ Huy !... | este reumatismo es insufrible! • —Luego se quitará. —No, con un tiempo tan húmedo... Vicente , tranquilo como si la esenna do la niña y el cadáver hubiera sido un sueño, consuela á Trigueros en sus dolores, hasta que llega la joven Teresa. —¿Qué tienes? la pregunta Vicente viéndola llorar, y altamente sorprendida de su hermosura, —¡Teresa, lloras! exclama Trigueros. —El médico na quiere venir... contesta la niña enjugándose las lágrimas; dice que usted se queja de vicio... —De vicio... ya le haría yo quejarse sí... exclama Trigueros dando á su aspecto un aire de facineroso. —No se incomode usted le dice el rondador, mientras lanza miradas espresivas á Teresa. —En este mundo no se hace caso de los pobres; ¡ y luego nos dicen los curas que seamos buenos! murmura el Trigueros , haciendo crugir sus dientes por el dolor y el coraje. (Se continuará.) mas un encanto mágico que el cielo en tí quiso poner, hace la paz perdida y el consuelo en ella renacer. ¡ Perla entre las arenas escondida á orillas de la mar! ¡ quién no cede á ese encanto ! ¡ quién te olvida si te llegó á encontrar!... Cuál vierte de la rosa pura esencia el virginal botón, esparces un aroma de inocencia que embriaga el corazón, y hace dudar sí huella á quien le aspira el célico confín, ó si en el mundo desterrado mira un casto serafín... ¡ Oh ! si alguna alma desgraciada existe que por.la tierra vá entre tinieblas, solitaria y triste, sin esperanza ya, sienta tu aroma virgen , ¡ oh azucena ! y si tus ojos vé, en su mirada lánguida y serena recobraré la fé... Paloma sobre el mundo suspendida del ciclo vas en pos, tu fé es amor , una oración tu vida, tus ilusiones, ¡ Dios ! ¡ Ah ! si por suerte la memoria mia vivo, Matilde , en tí, mi nombre á Dios en tu plegnria envía' Dios velará por mí. Jü9t C. BRUMA. UNA DUEÑA ACCIÓN. A una flor lánguida el aura vio, que casi exánime teníala el Sol. Estaba pálida, y en su dolor vertía lágrimas de puro amor que el blando céfiro las recogió. Y en el crepúsculo cuando ya el Sol su rayo último triste apagó, pródigo el céfiro volvió á la flor aquellas lágrimas que antes vertió y así regándola vida le díó. A MATILDE. Si el lánguido rumor del aura inquieta que vaga en torno á mí; te lleva el canto amigo del poeta al dirigirse á tí; no acudan , oh Matilde, i tu megilla tas rosas del rubor, no temas, alma candida y sencilla, no te hablaré de amor. Al contemplar la luz de tu mirada, tu frente angelical, no nace , nó , en el alma enagenada afecto terrenal Anterior Málaga. JOSÉ C. DRUSA SOLUCIÓN DEL ^pROGLIFICO ANTERIOR. La Puerta Otomana dá firmones. Director y propietario, D. MAÜIÍEL DE ASSAS. Redacción y Administración , calle de Vergara, 4,.principal izq^erda. EDITOR RESPONSABLE, Don Lio» FRAMISCO DI L» COHCHÍ. Madrid 1857.—Imprenta á cargo de MANUEL GOKKZ, calle de la Union, núm. 3. Inicio
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