Dos mil personas homenajean a Ulayar y recorren las calles de

Diario de Navarra
PAMPLONA, DOMINGO, 25 DE ENERO DE 2004. AÑO C. N.º 32.765. PRECIO 1,50 EUROS.
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su dimisión,
y los delegados
no la aceptan
% La mayoría de
la asamblea creyó la
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que dijo que el tesorero
abusó de su confianza
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Destituida la
directora de
la fundación
UPNA-Sociedad
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JOSÉ ANTONIO GOÑI
El sacerdote Peio Etxabarri, párroco de Etxarri Aranatz, al iniciar el responso que se rezó en el camposanto. Junto a él, en primera fila, la cuñada y la viuda del
policía Francisco Berlanga. Los cuatro niños del centro son Julia, Daniel, Jaime y Adriá, nietos A ambos lados del grupo están Salvador y Mari Nieves Ulayar,
hijos del ex alcalde. Cierran la primera fila Pablo y Juan Ulayar Echarri, nietos del asesinado, y Jesús Ulayar Mundiñano, el mayor de sus cuatro hijos.
Dos mil personas homenajean
a Ulayar y recorren las calles
de Etxarri exigiendo libertad
%La familia del asesinado por ETA agradece el primer gran acto de apoyo en 25 años
PÁGINAS 22 Y 23
Condenados a
limpiar sus graffiti
% Dos
chicos de
Pamplona
de 14 años
limpiaron
la villavesa
que habían
pintado
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NAVARRA
INTERNACIONAL
ELKARRI
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Entre 3.000 y 5.000
personas se manifiestan
en Pamplona
Powell admite que
puede que Sadam
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FUSILADOS
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Piden que la UPNA
colabore para localizar
e identificar restos
El director de la OIEA
advierte del riesgo de
una guerra nuclear
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DEPORTES
PSN
Lizarbe: «El 14-M hay
que elegir sólo entre
Zapatero y Rajoy»
i Uno de los menores, ayer en plena faena./ BUXENS. i
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PELOTA
Olaizola-Beloki ganan
22-4 a Unanue-Peña
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El Parlamento
foral sube las
dietas y las
subvenciones
a los grupos
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HOY, 104 PÁGINAS
NACIONAL
INTERNACIONAL
ECONOMÍA/TRABAJO
OPINIÓN
NAVARRA
PAMPLONA
DEPORTES
CLASIFICADOS
ESQUELAS
FARMACIAS
LOTERÍA NACIONAL
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NAVARRA
HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO
JOSÉ ANTONIO GOÑI
Después del responso que se rezó en el cementerio se improvisó una manifestación que recorrió a pie el trayecto hasta el casco urbano y varias calles de Etxarri Aranatz.
Manos blancas en el lugar del crimen
%
25 años después, una conmovida multitud honró la memoria de Jesús Ulayar y Francisco Robles
dote, se encontraban los siete
nietos que Jesús Ulayar no pudo
conocer en vida: Jesús, Pablo,
Juan, Daniel, Jaime, Adriá y Julia.
Todos ellos siguieron con atención y seriedad el acto. Mari Nieves Ulayar, la madre de los dos
últimos, depositó un centro de
flores junto a la lápida.
NATALIA AYARRA/JAVIER MARRODÁN. ETXARRI ARANATZ.
Etxarri Aranatz vivió ayer una jornada histórica y emocionante.Veinticinco años después de que Jesús Ulayar cayese asesinado junto a la
puerta de su casa, miles de personas se reunieron para recordarle,
para arropar a su viuda y a sus cuatro hijos, y para sacudir de las
calles del pueblo el miedo impuesto por el nacionalismo radical.
La lápida de Jesús Ulayar en el
cementerio de Etxarri Aranatz
contiene un mensaje en primera
persona. Está escrito en euskera,
en el euskera de Etxarri que hablaba en casa con su mujer y sus
cuatro hijos. Dice así: «Etxarriarra de nacimiento y habiendo vivido toda la vida en Etxarri y trabajando durante años con constancia por los etxarriarras, de
noche y por sorpresa, enfrente
de la puerta de casa, la que en
Etxarri siempre hemos conocido
como Casa Txartxenekoa, en el
número 4 de la calle Maiza, una
vergonzante bestia desalmada,
con la colaboración necesaria de
otros tres de igual índole, me robaron la vida de cinco tiros».
La única frase de la tumba que
figura en castellano es la cita
evangélica que rubrica el epitafio, tomada de la Pasión de Jesucristo: «No lloréis por mí, llorad
más bien por vosotros y por
vuestros hijos».
El conjunto del mensaje contiene de algún modo todos los
elementos que configuran la historia de la familia Ulayar y el pasado reciente de Etxarri Aranatz,
un pueblo que siempre ha estado
gobernado por el nacionalismo,
un pueblo que ha alimentado generosamente las filas de ETA, un
pueblo donde los quince vecinos
que en 1996 se atrevieron a manifestarse detrás de una pancarta
de Gesto por la Paz sufrieron el
acoso de las decenas de contra-
% Maite Pagazaurtundua,
Por las calles de Etxarri
José María Calleja y Jesús
Ulayar se dirigieron a los
reunidos desde el quiosco
de la plaza principal
manifestantes que boicotearon
todas sus apariciones, un pueblo
donde hasta ayer no había sido
fácil levantar la voz para hablar
de libertad o de democracia.
Lo sucedido ayer quizá constituya un punto de inflexión, del
mismo modo que el asesinato de
Jesús Ulayar hacer 25 años abrió
un largo periodo de miedo y
oprobio. Ése fue el mensaje que
quisieron transmitir los hijos de
la víctima al concluir una jornada que resultó tan emocionante
como simbólica. José Ignacio
Ulayar Mundiñano lo dejó muy
claro en las palabras de agradecimiento que pronunció en la parroquia al concluir la misa: «Entre todos los que nos hemos reunido hoy aquí estamos decididos
a comenzar una nueva época».
Pero eso fue al final, cuando la
multitud que secundó la convocatoria de Libertad Ya emprendió el viaje de regreso a sus casas,
algunas en lugares tan distantes
como Barcelona o Málaga.
El programa había comenzado tres horas antes en el camposanto, al pie de la lápida transcrita. Una multitud había ido accediendo desde las 16.00 horas al
JOSÉ ANTONIO GOÑI
Muchos asistentes estamparon sus manos blancas en la casa de los Ulayar.
JOSÉ ANTONIO GOÑI
Mª Nieves y José Ignacio Ulayar se dirigen a los presente en el lugar del crimen.
lugar, vigilado, como todo el
pueblo, por agentes de la Guardia Civil. La Policía Foral habló
de unas dos mil personas, una
multitud, en cualquier caso, que
desbordó el estrecho pasillo que
dejaban entre sí dos bloques de
nichos. En uno de ellos reposan
los restos del que fue alcalde de
Etxarri Aranatz entre 1969 y 1975.
Peio Etxabarri, el párroco, de
la localidad, dirigió el rezo de un
responso, tratándose de hacer
oír por encima de la extensión de
paraguas. El silencio era absoluto. En primera fila, junto al sacer-
A la salida del cementerio se
improvisó una manifestación silenciosa que recorrió protegida
por los paraguas el kilómetro escaso que separa el camposanto
del casco urbano. La estampa
que ofrecía la comitiva hacía inevitable el recuerdo del escaso
grupo que en 1979 asistió al entierro de Jesús Ulayar. El mayor
de sus hijos se encontraba entonces haciendo la mili en Ceuta
y Salvador, el pequeño, tenía trece años. José Ignacio, que tenía
19 y trabajaba en una fábrica de
cerámicas, dejó la empresa y
aquel mismo día, con el cadáver
aún caliente, se puso al volante
del vehículo familiar para retomar las gestiones que su padre
había dejado inacabadas.
Ya en el pueblo, la marea humana se extendió por las calles
oscuras y vacías. De algunas ventanas colgaban ikurriñas y muchas paredes lucían pintadas y
carteles de apoyo a ETA. Bastantes de ellos quedaron ocultos por
las pegatinas que colocaron los
manifestantes: dos manos blancas sobre un mapa de Navarra,
un símbolo que hasta ayer nunca
había formado parte del mobiliario urbano de la localidad.
La marcha se detuvo finalmente frente a la casa familiar de
los Ulayar, junto al lugar por tanto donde el ex alcalde cayó atravesado por cinco disparos el 27
DIARIO DE NAVARRA DOMINGO 25 DE ENERO DE 2004
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NAVARRA
HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO
EN ETXARRI ARANATZ
INTERVENCIÓN DE JESÚS ULAYAR MUNDIÑANO
«Han sido muchos años de calumnias,
de difamaciones, de odio y de soledad»
Jesús Ulayar Mundiñano, el mayor de los cuatro hijos de Jesús
Ulayar Liciaga, recordó que la familia ha padecido desde el crimen «muchos años de calumnias, de difamaciones, de odio y
de soledad». En una breve intervención, se congratuló por la celebración del homenaje y agradeció a todos los asistentes su
presencia. «No es fácil explicar
qué supone para nosotros que
hoy nos hayamos reunido aquí,
en Etxarri Aranatz».
«Nos gustaría que este acto»,
añadió en otro momento, «fuese
un punto de inflexión en la historia de Etxarri y que la localidad
pudiera alejarse de la órbita nacionalista, de ese grupo hermético que vive encerrado en su idea
excluyente de Euskal Herria a
costa de todo, incluso de la vida
de algunos de sus semejantes».
Jesús Ulayar recordó a su padre como un hombre «generoso
y emprendedor», amante de las
tradiciones de su pueblo, de la
cultura, del folklore, del euskera,
un hombre que vivió con «naturalidad y convicción» su triple
identidad de vasco, navarro y español. «La perspectiva de la his-
de enero de 1979, un día que
también amaneció lluvioso y que
también fue sábado. Allí se había
colocado una sencilla tarima que
Salvador y José Ignacio aprovecharon para explicar a las que estaban al fondo qué estaba ocurriendo en el lugar del crimen.
Lo que ocurrió fue muy emocionante. «Vamos a proceder a
retirar los contenedores de basura que los distintos ayuntamientos de Etxarri han mantenido en
el lugar donde mataron a mi padre», explicó Salvador a través
del micrófono. Varias personas
se acercaron sin dejarle acabar la
frase y movieron los contenedores, casi una metáfora del trato
que las sucesivas corporaciones
han dispensado a la familia.
Hubo muchos que no pudieron ocultar su emoción. Ni siquiera el presidente Miguel Sanz
fue capaz de ocultar las lágrimas.
A su alrededor, repartidas entre
la muchedumbre, se encontraban muchas personas que han
sufrido en primera persona la
barbarie terrorista, desde Matilde Sáez de Tejada, viuda de José
Luis Prieto, asesinado el 21 de
marzo de 1981, cuando salía de
oír misa en la parroquia pamplonesa de Nuestra Señora del
Huerto, hasta José Aguilar, que
perdió una pierna el 26 de diciembre de 1988 al pisar una
bomba trampa colocada junto a
la casa cartel de Alsasua, o Ana
Isabel Ortigosa, viuda de Julián
Embid Luna, muerto en Sangüesa el último 30 de mayo. Estaban
también la viuda —Pilar Martínez— y los hijos de Tomás Caballero y, por supuesto, la esposa de
Francisco Berlanga Robles, el artificiero de la policía que encontró la muerte el 2 de enero de
1979 al tratar de desactivar una
JOSÉ ANTONIO GOÑI
Jesús Ulayar Mundiñano pronuncia unas palabras en presencia de su hermano Salvador y María Caballero en el kiosko de la plaza de Etxarri Aranatz.
toria y nuestra propia madurez»,
añadió, «nos han demostrado
que seguramente fue ése el motivo por el que le mataron: sus asesinos no soportaban que alguien
reuniera con tanta espontaneidad esas tres condiciones que
ellos consideraban incompatibles. Era un ejemplo que no po-
día cundir, y por eso rompieron
el molde».
El hijo del ex alcalde asesinado
recordó los desvelos que le produjo su trabajo en el ayuntamiento y cómo viajaba a Pamplona en cuanto intuía la posibilidad de conseguir una ayuda o
una subvención para el pueblo.
«Era una deuda con los
Ulayar desde hace 25 años»
«Es una deuda que todos los ciudadanos de bien teníamos con
la familia Ulayar desde hace 25 años». Protegido bajo un generoso paraguas del insistente xirimiri que no dejó ayer de caer
en toda la tarde sobre Etxarri Aranatz, el presidente del Parlamento, Rafael Gurrea, esperaba junto a cientos de ciudadanos a
que se abriesen las puertas del camposanto.
Hubo comentarios acerca de los bares del pueblo cerrados:
«Allá ellos, no hemos venido aquí a tomar café, sino a acompañar a una familia y a restablecer la dignidad de la memoria de un
difunto».
Las palabras y los sentimientos de Rafael Gurrea eran representativos, a buen seguro, de la inmensa mayoría de los ciudadanos que ayer se dieron cita en Etxarri Aranatz: «Han tenido
que pasar 25 años
para que tener en la
familia un muerto
por ETA ya no sea algo vergonzante. Porque, antes, cuando
ETA mataba a alguien, los demás decían: ‘Algo habrá hecho’».
Rafael Gurrea era
alcalde de Burlada
cuando ETA asesinó
a Jesús Ulayar. «Yo le
JOSÉ ANTONIO GOÑI
conocía. Era un
hombre básicamen- Una mano blanca sobre una pintada.
te bueno y sencillo.
Recuerdo que a su funeral vinimos muchísimas personas. Pero,
sobre todo, recuerdo la cantidad de insultos terribles que aquel
día tuvo que escuchar su familia. Por eso, ver hoy aquí, en Etxarri, a tantísimas personas, nos hace pensar que algo está cambiando».
El cambio, el punto de inflexión que ha supuesto lo ocurrido
ayer en Etxarri Aranatz, estaba en boca de todos. «Lo que siento
ahora mismo es contradictorio. Por una parte, me emociona
que tanta gente haya venido a respaldar a la familia. Para ellos
este apoyo es fundamental. Pero, por otra, me resulta muy triste
que el pueblo les siga dando la espalda. Esto me trae recuerdos
muy familiares». Así resumió lo vivido ayer el hijo mayor de otra
víctima de ETA, José Javier Múgica, concejal de Leitza. «Lo de
hoy es un paso, pero queda mucho camino por recorrer».
«Era además cercano y dialogante, dicharachero, alegre. Como
se suele decir por aquí, un auténtico jatorra».
Relató como algunos vecinos
del pueblo crearon el caldo de
cultivo del odio y de la división,
un sustrato en el que primero
crecieron las acusaciones y después las pistolas: «De ensuciar
las calles con insultos y con basura literaria a mancharla con la
sangre de Jesús Ulayar sólo había
un paso. Y lo dieron».
Lamentó que el ayuntamiento
nombrara hijos predilectos a los
asesinos y que las corporaciones
sucesivas mantuviesen el acuerdo: «¿Dónde hay que buscar las
palabras», se preguntó, «para calificar a unos concejales que elevaron a la categoría de héroes a
individuos de la más repelente
catadura moral, a sujetos capaces de asesinar a un hombre indefenso a la puerta de su casa,
delante de su hijo de 13 años?».
Agradeció en cambio el apoyo
y el cariño de algunos echarriarras, y denunció a la vez la «brutal
imposición del nacionalismo
obligatorio» que padece desde
hace años la localidad.
bomba que los terroristas habían
colocado en una inmobiliaria de
la Plaza del Castillo. Lo que no
sabía Catalina Navarro Florida es
que detrás de ella se encontraba
Fernando Jiménez Fuentes, el
dueño de la inmobiliaria donde
ETA había colocado la bomba
que mató a su marido.
Unos y otros fueron colocando sobre una mesa 25 velas encendidas, tantas como años han
transcurrido desde el crimen.
Una de las primeras la puso Rosa
Mundiñano Ezcutari, la viuda de
Jesús Ulayar. Casi a la vez, se
ofreció a los congregados la posibilidad de estampas sus manos
blancas —enfundadas en guantes de látex, para no mancharse— sobre el fondo azul que se
había pintado en la fachada.
Los actos se trasladaron a continuación a la plaza principal del
pueblo, escenario de innumerables concentraciones de apoyo a
los presos, y ayer tomada por una
multitud conmovida y pacífica.
La concejala de Urnieta Maite
Pagazaurtundua y el periodista
José María Calleja se sucedieron
en el micrófono antes de que lo
hiciera, en nombre de la familia
Jesús Ulayar.
Desde la plaza, los reunidos se
dirigieron hasta la cercana iglesia parroquial. Allí se celebró una
misa en memoria de los asesinados. La presidió Javier Azpíroz,
vicario de Mendialdea, acompañado en al altar por una veintena
de sacerdotes. Varias decenas de
personas tuvieron que seguir la
ceremonia a través de una pantalla instalada en el exterior, pero
tanto ellas como las que se apretaron en el interior del templo regresaron a casa convencidos de
haber participado en una jornada para la historia.
Familiares de
otras víctimas
Familiares de otras víctimas de ETA
en Navarra se sumaron ayer a los
actos celebrados en Etxarri Aranatz.
Ocupó un lugar destacado Catalina
Navarro Florida, viuda de
Francisco Berlanga Robles, que
murió en Pamplona el 2 de enero
de 1979 al estallar la bomba que
trataba de desactivar. Catalina
Navarro vivía entonces en Málaga y
su primer viaje a la Comunidad
foral fue para recoger el cadáver de
su marido.
Veinte sacerdotes
concelebraron la misa
Javier Azpíroz, vicario de la zona
de Mendialdea, fue el celebrante
principal en la misa que celebró a
las 19.00 horas en la parroquia.
Una veintena de sacerdotes le
acompañó en el altar. En la
homilía, Javier Azpíroz transmitió a
las familias y a todos los asistentes
el saludo y el cariño del arzobispo
Fernando Sebastián.
Representación
política
Además de los ciudadanos
anónimos que se trasladaron hasta
Etxarri Aranatz para acompañar a
los Ulayar, se sumó al homenaje
una nutrida representación política.
El Gobierno que preside Miguel
Sanz estuvo casi en pleno,
acudieron también numerosos
representantes parlamentarios,
diputados, senadores, concejales y
alcaldes de toda Navarra. En los
diferentes actos que se celebraron,
no obstante, no hubo distingos.
Las autoridades participaron como
el resto de los ciudadanos
anónimos aplaudiendo, en algunos
casos, desde las últimas filas.
La despedida
de los nietos
Al final de la ceremonia religiosa,
tres de los siete nietos de Jesús
Ulayar se acercaron al presbiterio
para despedir a su abuelo. Fue uno
de los momentos más
emocionantes de la jornada. Juan
Ulayar Etxarri, de once años, lo
hizo en euskera. La traducción de
sus palabras es la siguiente:
«Aittuna, ¿te das cuenta de cuánta
gente ha venido? Me ha parecido
que durante la ceremonia algunos
han empezado a llorar. Pero no te
preocupes por eso, seguro que es
porque te quieren. Un beso muy
fuerte». Su primo Daniel Ulayar
Arroyo, de ocho años, pronunció
un mensaje similar en castellano, y
Adriá Roig Ulayar, de la misma
edad, que nació y que vive en
Barcelona, lo hizo en catalán.
Agradecimiento
de la familia
Antes de que las personas que se
habían desplazado a Etxarri Aranatz
para homenajear a Jesús Ulayar
emprendiesen el regreso a sus
lugares de origen, José Ignacio
Ulayar Mundiñano agradeció a
todos su presencia en nombre de
la familia. «Ha sido reconfortante e
inolvidable esta misa», dijo. Y
añadió: «Junto a todos los que
estáis hoy aquí, tanto los fieles de
esta parroquia como los que
habéis venidos de distintos
lugares, estamos decididos a
comenzar una nueva época».