EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015 p1 LOS ROLLOS DEL MAR Muerto, un hallazgo arqueológico excepcional que será explicado por un experto en Tenerife. 6/7 del domingo revista semanal de EL DÍA RECUERDOS DEL PASADO La edad de oro de los grandes trasatlánticos (y III) Texto: Manuel Marrero Álvarez (exdelegado de la Cía. Trasatlántica Española en Canarias. Miembro de la Academia Canaria de Ciencias de la Navegación) T ambién España tuvo sus hermosos trasatlánticos en esta era de ensueño, aunque no aparezca para nada en la primera parte de esta historia. España no podía estar ausente, porque fue cuna de los mayores navegantes y conquistadores; porque su destino estuvo siempre marcado por infinidad de caminos por el mar; porque era uno de los países con más tradición marinera y porque su cultura la llevó por el mar a un mundo nuevo descubierto por españoles. Y hay que añadir que en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX España contaba con una de las mejores flotas mercantes del mundo, siendo la Compañía Trasatlántica Española la primera y principal naviera de esta gran flota. Figuraba en cuarto lugar mundial, a continuación de Inglaterra, Alemania y Francia, bajando al quinto puesto años más tarde, desplazada por el potente desarrollo de la flota de los Estados Unidos. Pero, a pesar de todo, España como nación marítima, no veía ondear su bandera en supertrasatlánticos, porque en aquellos tiempos no estaba en condiciones de mostrar pretensión alguna de grandeza, ya que, entre otras razones, padecía los estragos del llamado “desastre del 98”, donde el país sufrió la pérdida de sus últimas colonias del vasto imperio de ultramar. Sus barcos fueron más modestos en cuanto a tamaño y velocidad, pero no así su decoración, señorío y trato exquisito. Trasatlántica fue fundada en el año 1850 por Antonio López y López, nombrado años más tarde marqués de Comillas. Emigró a Cuba en 1830 siendo adolescente y pobre, aunque de no- “Reina Victoria Eugenia”. (Archivo Trasatlántica Madrid). ble familia, procedente de Comillas, un pueblo costero de la provincia de Santander. Inició sus primeros servicios marítimos en el año 1850, en aguas del Caribe, con la línea Guantánamo-Santiago de Cuba, introduciendo en España la propulsión a hélice con el vapor “General Armero”. En el descalabro de las guerras coloniales de 1898, donde España pierde Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam, Trasatlántica, que había nacido para la paz y para la comunicación del comercio, veía cómo sus unidades se ponían al servicio de la guerra, dejando constancia de su acendrado patriotismo, transportando tropas y armas para el ejército español y, tras la derrota, en la repatriación de las maltrechas fuerzas militares que allí habían luchado y que volvían a su patria bajo el agobio de la enfermedad y el infortunio, sufriendo en la contienda la pérdida de seis de sus buques. La flota de la Compañía Trasatlántica a comienzos de la Primera Guerra Mundial estaba compuesta de 23 barcos, entre los cuales se hallaban los geme- los “Reina Victoria Eugenia” e “Infanta Isabel de Borbon”, que destacaban por su grandeza y suntuosidad. Eran barcos que causaban sensación en la ruta del Plata, cuya fama aún perdura a pesar del tiempo transcurrido desde su desaparición, y que en su día solo fueron superados por los supertrasatlánticos británicos y alemanes. Efectuaban escalas en Barcelona, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Montevideo y Buenos Aires. Desplazaban 15.400 toneladas y 153 metros de eslora, siendo su mecanismo propulsor combinado y compuesto de máquinas alternativas y turbinas que desarrollaban doce mil caballos de fuerza, accionando cuatro hélices en el primero de los buques y tres en el “Infanta Isabel de Borbón”, que le imprimían una velocidad de 18 nudos. La decoración se complementaba con el mobiliario más rico, elegante y confortable de la época, en lujosos departamentos y grandiosos salones, con una riqueza artística impresionante. El hall era un derroche de arte y gran lujo, decorado con p2 domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA EN PORTADA hermosas columnas blancas, espejos biselados, alfombras de seda..., en fin todo suntuoso y de una elegancia suprema. Sobre la gran escalinata de caoba se encontraban en cada barco los grandes cuadros de la Reina Victoria y el de la Infanta Isabel, rodeados de un gran marco dorado. Pero, sobre todo, la tradicional comida española y el excelente trato del servicio a bordo. Todo ello iba unido a la seguridad que imprimían los barcos y la indiscutible reputación de sus capitanes. El 17 de marzo de 1913, en su viaje inaugural, los tinerfeños tuvieron la oportunidad de presenciar la primera escala en Santa Cruz del “Reina Victoria Eugenia” al mando de uno de los capitanes más prestigiosos de la naviera, José Castellá Vila, y un mes más tarde, el 9 de abril, hace asimismo su entrada en la dársena tinerfeña su gemelo, el “Infanta Isabel de Borbón”, al mando del célebre capitán, héroe del bloqueo de Cuba, Manuel Deschamps Martínez. Sin embargo, el final de ambos buques fue auténticamente lamentable, teniendo que soportar los últimos doce años de vida las mayores humillaciones y degradaciones. Aquellos extraordinarios trasatlánticos, orgullo de la Marina Mercante de cualquier país, fueron requisados en 1933 por el Gobierno republicano para servir de cárcel en el puerto de Barcelona, donde se vivieron innumerables tragedias a bordo. Asimismo, fueron obligados a cambiar sus nombres para evitar cualquier resonancia monárquica. Posteriormente, en 1937, durante la Guerra Civil, serían bombardeados y hundidos. En 1939 se reflotaron, pero ante las graves averías sufridas un par de años más tarde fueron al desguace. En ese tiempo, acompañaba a estos dos hermosos trasatlánticos el vapor “Alfonso XIII”, sencillamente soberbio. Adscrito al servicio Norte de España-Costa Este de Estados Unidos-Cuba y México, tenía un desplazamiento de 14.900 toneladas, con una eslora de 153 metros, y a la botadura, que tuvo lugar el 14 de septiembre de 1920, asistieron los reyes de España, don Alfonso y doña Victoria Eugenia. Su equipo propulsor consistía en dos juegos de turbinas de vapor que accionaban dos hélices gemelas y generaban una velocidad de 19 nudos. Los departamentos de la cubierta superior eran magníficos, destacando el vestíbulo, que tenía cinco metros de luz y en el que se erigía una estatua en bronce de tamaño superior al natural del rey Alfonso XIII con uniforme de gala de capitán general de la Armada. En el comedor de primera, había varias reproducciones de tapices de Goya y las salas de música, biblioteca, salón de fumadores y jardín de invierno estaban decorados al estilo Renacimiento español, Carlos IV y mudéjar. Mandaba el buque en su viaje inaugural el capitán Agustín Guibernau Maristany, de Barcelona. Terminada la Gran Guerra en 1918, los buenos augurios comenzaron con la nueva política naval española, en la cual se decide crear la Ley de Comunicaciones Marítimas y la Sociedad Española de Construcción Naval. En base a la primera, Trasatlántica firma un contrato con el Estado, por el que se adjudican nuevas líneas subvencionadas, cuyos servicios serían atendidos con buques construidos en España. En cuanto a la mencionada Sociedad Española de Construcción Naval, la compañía pacta construir una serie de barcos, entre los que se encontraban los grandes vapores de tres chimeneas “Cortés” y “Pizarro”, de 25.000 toneladas, previstos para entrar en servicio en 1920. Y aunque estos no pasaron de la mesa de planos, aparecieron otros, como el “Cristóbal Colón”, el “Magallanes”, el “Juan Sebastián Elcano”, el “Marqués de Comillas”, y así hasta ocho, que hacían presagiar el relanzamiento de la compañía. Pero el país cambió su rumbo y aparecieron las temidas épocas azarosas, que afectarían gravemente a la naviera espa- “Infanta Isabel de Borbón”, arriba (Archivo Trasatlántica Madrid) y Vapor “Alfonso XIII” (Archivo González Echegaray). Vapor “Marqués de Comillas”. (Archivo Manuel Marrero). ñola, que siempre estuvo muy unida a los desgraciados avatares de la vida nacional. La situación se agravó con la llegada de la Segunda República, en abril de 1931, en que se evaporaron todas las ilusiones de expansión, obligando a entrar en barrena a la compañía. Y es que desde su fundación hasta el advenimiento de la Segunda República Española pasaron por Trasatlántica tres generaciones de catolicismo militante, monarquismo fervoroso, amén del patriotismo vivo, demostrado por todos los miembros responsables de la empresa, y ello resultaba demasiado lastre para unas normales relaciones y constituía un factor político adverso para resolver sus problemas con el nuevo gobierno republicano, que en base a la graves decisiones tomadas en contra de la compañía, hacían presumir la desaparición de los mares de la naviera española. Como consecuencia, de las siete líneas regulares que en esos tiempos cubre Trasatlántica, solo quedan tres y éstas son servidas en precario. Los buques adscritos al resto de los servicios son amarrados, en espera de que tras la tempestad que en esos tiempos agita la vida política de España llegue la ansiada calma. Con motivo de la proclamación de la República, que llevó al exilio al rey Alfonso XIII, se producen los consabidos cambios de nombres en los buques, suprimiéndose todos aquellos que correspondían a miembros de la familia real. De tal forma que el “Reina Victoria Eugenia” pasa a ser el “Argentina”; el “Infanta Isabel de Borbón” pasaría a ser el “Uruguay” y el “Alfonso XIII” se convierte en el “Habana”. La calma apareció, pero tardó demasiado. Diez años de hostigamiento, contados día a día, son una eternidad y de los nueve buques amarrados, solo uno pudo ser aprovechado. El resto, notoriamente averiado y deteriorado por el largo abandono, acabó en el desguace. Los buques que quedaron para servir las tres líneas supervivientes sufrieron también las importantes consecuencias de las decisiones gubernamentales y posterior Guerra Civil, permaneciendo en condiciones de navegar solo tres barcos: “Magallanes”, “Marqués de Comillas” y “Habana”. Al comienzo del conflicto bélico español, la compañía quedó en poder y bajo control directo del Gobierno republicano, que se incautó de ella por decreto, sustituyendo la oficialidad y mandos de los buques. Al final de la guerra, Trasatlántica vuelve a hacerse cargo de su reducida flota, pero enseguida fue nuevamente incautada por el Estado, creándose un Consejo Oficial en el que figuraba el conde de Ruiseñada, biznieto del fundador de la compañía, que pasaría a ser su presidente, al concluir el periodo de incautación, en 1943. Las heridas sufridas eran tan graves y profundas que nunca p3 EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015 EN PORTADA terminaron de restañar y fueron acabando poco a poco con la vida de la centenaria naviera. En algunos momentos, parecía que la Marina Mercante Española iba a resurgir, pero resultaría ser un espejismo, y especialmente para Trasatlántica una desgracia más en su largo calvario de los últimos tiempos, como fue la prematura y repentina muerte de su presidente, el conde de Ruiseñada, en 1958, cuando regresaba a Barcelona en tren coche-cama, tras asistir al bautizo de una de las hijas de los Príncipes de Mónaco. Después de capear un largo y duro temporal, de cerca de dos décadas, con los tres buques supervivientes, Trasatlántica construye los “Guadalupe” y “Covadonga” para la Línea Nor- te de España, Nueva York, Cuba y México, que estuvieron navegando durante 21 años al cabo de los cuales fueron desguazados. También adquiere una serie de barcos de segunda mano para el transporte de emigrantes, como las recordadas y familiares motonaves “Virginia de Churruca” y “Satrústegui” –los yates del Caribe–, que cubrirían la línea Mediterráneo, Tenerife, Costafirme, Antillas, y los archiconocidos “Begoña” y “Montserrat”, que prestarán servicio durante 17 y 16 años, respectivamente, en la línea Norte de España, Inglaterra, Canarias, Venezuela y Antillas Británicas. Con el final de estos buques se acaba la historia de los barcos de la emigración de la Compañía Trasatlántica Española y también finaliza, definitiva- mente, una brillante historia de más de 150 años de líneas regulares de pasajeros de la naviera que el ilusionado emigrante Antonio López, siglo y medio atrás, fundó y pusiera las bases de lo que luego fue la mejor, la más prestigiosa y laureada empresa de navegación de España, cuyos barcos eran considerados en ultramar como parte del territorio español. Para finalizar, decía Francisco de Cossío, maestro de la gran prensa española, en su libro “Cien años de vida sobre el mar”, escrito en 1950 con motivo del centenario de la naviera, que “Trasatlántica espera el momento en que España, volviendo por sus destinos marítimos, comprenda que su grandeza y expansión de su espíritu la consiguió por el mar, y que su futuro está Motonave “Virginia de Churruca”. (Archivo Manuel Marrero). Turbonave “BEGOÑA”. (Archivo Manuel Marrero). en el mar”. También que “ese día, la Compañía Trasatlántica será, de una parte una lección, y de otra un símbolo”. Hermoso pensamiento, aunque ese sueño sea realmente una quimera. Hoy, lamentablemente, no queda nada de la compañía. En los últimos tiempos, expoliada y prácticamente saqueada, dejó de prestar todo tipo de servicios, quedando solo el nombre y el recuerdo de su bandera, para que los románticos rememoren su época de gloria, de cuando la Compañía Trasatlántica Española, con sus majestuosos vapores y gloriosa insignia, surcaba los mares de la Tierra, participando en ese inolvidable mundo de ensueño de la navegación que fue la edad de oro de los grandes trasatlánticos. p4 domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA INVESTIGACIÓN EN PORTADA TURISMO José Comas Quesada Nacido en el puerto de La Luz (Las Palmas de Gran Canaria), el 3 de febrero de 1928 y fallecido el 14 de enero de 1993, se inició en el arte de la pintura a la temprana edad de 15 años. Su interés por la misma ya despuntaba en la asignatura de dibujo del antiguo bachiller, dedicando muchas horas a practicar con lápiz y carboncillo. Su interés por la acuarela comenzó cuando tenía entre 18 o 20 años, al contemplar unas acuarelas de Francisco Bonnín Guerín, el cual consideró indirectamente un maestro de la técnica. Sin embargo, respecto al estilo se sintió más identificado con Antonio González. Durante esta primera etapa de su trayectoria artística, participó en varias exposiciones colectivas, como las del Club P.A.L.A. (1947), así como en la exposición de noveles con motivo de los premios “Nicolás Massieu”, en Las Palmas. Asimismo intervino en las Bienales de Bellas Artes de Las Palmas en los años 1950, 1952, 1958, 1960 y tomó parte en la selección “Arti Grafiche Ricordi” (Milán, 1954). Después de estas primeras exhibiciones desapareció del panorama artístico canario durante casi veinte años por razones de índole familiar y laboral. En 1975 comenzó a exponer con la Agrupación de Acuarelistas Canarios, primero en la Sala Cairasco, de Las Palmas de Gran Canaria, y un año más tarde en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. En 1976 volvió a exhibir en la mencionada Sala Cairasco, donde obtuvo la medalla de bronce de la agrupación por la acuarela titulada “Árboles y bruma”. En 1978 y 1979, obtuvo, respectivamente, las medallas de plata y oro de la agrupación. En 1985 se convirtió en miembro de la recién constituida Asociación Canaria de Acuarelistas, tomando parte en sus exposiciones colectivas. El estilo del pintor es totalmente identificable, desde el colorido a la ambientación, línea y perspectiva, diferenciación de planos a la soltura de la aguada. Hay una constante predilección por reproducir ciertos efectos y elementos atmosféricos que confieren a muchos de sus lienzos un rasgo distintivo: neblinas, cielos de variados celajes, reflejos del agua, charcos, días lluviosos, etc. José Comas Quesada fue un virtuoso del dibujo, un maestro intachable de la acuarela clásica que supo reflejar como pocos el color y la luz de Canarias. Serie “Pintores canarios”, cuadro Nº 7 (técnica mixta sobre papel de acuarela) p5 EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015 Austin G. Baillon, un defensor del patrimonio cultural e histórico de Canarias Texto: José Melchor Hernández Castilla Foto: Cedida A lexander F. Baillon llegó a Las Palmas de Gran Canaria en septiembre de 1906 de la mano de la compañía británica Fyffes, y después de seis meses se instaló en el Puerto de la Cruz, en la casa llamada Miramar, una vivienda de dos pisos, situada en el Parque Taoro y construida por el adinerado irlandés Arthur Henry Pring a finales del siglo XIX (1). En noviembre de 1907, la Compañía Fyffes lo envía como encargado a las fincas de Hoya Grande y Los Olivos, en Adeje; dichos terrenos habían sido comprados por su primo Cecil Barker y Henry Wolfson para la propia compañía en 1893. (2). Austin G. Baillon nació en la Casa de Miramar el 25 de marzo de 1920 (3), era el más pequeño de 6 hermanos (4 hombres y 2 mujeres) del matrimonio entre Alexander F. Baillon y Kathleen Baillon (4). Su formación académica la realizó en Gran Bretaña, al término de la cual se alistó en el ejército británico en la Segunda Guerra Mundial, siendo reclutado posteriormente por el Servicio Militar de Inteligencia (5). Al concluir la guerra, se empleó como ejecutivo en la compañía Shell, empresa con la que estuvo en Ecuador, Indonesia, Londres y Venezuela (6). Es en este último país donde residió por más tiempo y donde contrajo matrimonio con Julia Baillon en 1957, teniendo del mismo tres hijos: Sophie, Toby y Andrew (7). Austin G. Baillon visitaba continuamente Tenerife, concretamente el Puerto de la Cruz, ya que sus padres residían allí (8). En 1963, al morir su padre, Alexander, regresa de nuevo a Tenerife y en esta visita se entera de que Mr. Haughton Brown estaba interesado en vender la Casa de la Real Aduana, la cual era motivo de especulación por el terreno que ocupaba (9). Su madre, Kathleen Baillon, no veía con buenos ojos esta compra, ya que la propia casa, llamada en ese momento “casa del pescado”, se encontraba en mal estado (10). A pesar de ello, Austin G. Baillon adquirió la propiedad, una de las casas más antiguas del Puerto de la Cruz, reformando la misma a finales de los 60 y principios de los 70, y además recuperaba distintos salones donde hoy se encuentra el Salinas, en la misma calle Las Lonjas (11). Asimismo, restauró la iglesia anglicana del Taoro, reformó la casita conocida La Guanchita y construyó el edificio “La Estrella”, en la calle Valois, todo en el Puerto de la Cruz (12). En 1970, fue condecorado por la reina Isabel de Inglaterra con la Orden del Imperio Británico, por los servicios prestados a los intereses británicos en Venezuela (13). Se jubiló en 1975 de la compañía Shell de Venezuela y pasó a residir junto a su familia en la Casa de la Real Aduana del Puerto de la Cruz (14). Desde ese momento, la Casa de Austin G. Baillon fue un lugar abierto a cualquier científico o historiador que quisiera saber algo más de Canarias, o que estuviese interesado sobre algún acontecimiento sucedido en las Islas, como la llegada a Tenerife del antropólogo americano Earnest Albert Hooton, en 1915, (15) o el presunto espionaje del científico alemán Wolgang Köhler en Tenerife (1913-1920) durante la Primera Guerra Mundial (16). Austin se convirtió durante el periodo que residió en la Casa de la Real Aduana –1975-1998– (17) en un emisario voluntario de la cultura y del patrimonio de Canarias; así, era habitual encontrar en su hogar grabados del artista Alfred Diston (1793-1861) (18) o acuarelas de Francisco Bonnín Guerín (1874-1963) (19) y de su hijo Francisco Bonnín Miranda (1911-1963) (20). Conservaba, además, instrumentos de principios de siglo XX del doctor Santiago Ingram (1860-1933), médico del hotel Taoro, o de la compañía Fyffes (21). Guardaba libros de primeras ediciones publicados sobre Canarias, una extensa colección de postales canarias y un archivo extenso sobre la compañía Fyffes, entre otros materiales. 1) González Lemus, Nicolás (2007). “Los Messrs. Baillon en el Puerto de la Cruz. EL DIA. Santa Cruz de Tenerife. 29 de diciembre de 2007. 2) Ibídem. 3) Del Castillo, Juan (1986). El Puerto de la Cruz entre la nostalgia y la ilusión: “Austin Baillon”. Litografía Romero. Santa Cruz de Tenerife. Página 114. 4) Baillon, Austin (1995). Misters: británicos en Canarias. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife. Página 28. 5) Ídem. Contraportada. 6) Del Castillo, Juan (1986). El Puerto de la Cruz entre la nostalgia y la ilusión: “Austin Baillon”. Litografía Romero. Santa Cruz de Tenerife. Página 114. 7) Ibídem. 8) Baillon, Toby (2015). Biografía Austin Baillon. Familia Baillon. 9) Ibídem. 10) Baillon, Toby (2015). Puerto de la Cruz 1975-2015. www.puertodelacruz.com/puerto-de-la-cruz-1975-2015-por-toby-baillon También le debemos a él la rehabilitación de la Casa Miranda, del siglo XVIII, del Puerto de la Cruz (22), y la de Torrehermosa, del XVI, en La Orotava, entre otras. Tampoco podemos olvidar los temas históricos y de actualidad que publicaba del Puerto de la Cruz y de Tenerife en prensa de la isla y revistas inglesas como “Tenerife News” o “Islands Gazette” (23). Una persona que hubiera conocido a Austin G. Baillon sin conocer su historia hubiera pensado que su vida había sido un camino de rosas ya que era una persona cercana, afable y generosa, siempre de buen humor; sólo cuando hablabas con él de la Segunda Guerra Mundial te dabas cuenta de cuánto sufrimiento había tenido con la pérdidas de miembros de su familia. Para acabar con esta breve biografía sería necesario hablar de “Expo Tenerife”. Austin y su esposa Julia encargaron a la compañía Media LTD de Londres la realización de un audiovisual multivisión de 20 minutos que representaba las leyendas y la historia de Tenerife, con una banda sonora inédita y cientos de diapositivas en colores (24). Dicho espectáculo estuvo vigente desde 1975 a 1989 (ese último año fue condecorado con la Medalla de Oro del CIT del Puerto de la Cruz), 11) Baillon, Toby (2015). Biografía Austin Baillon. Familia Baillon. 12) Ibídem. 13) Baillon, Austin (1995). Misters: británicos en Canarias. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife. Contraportada 14) Baillon, Toby (2015). Puerto de la Cruz 1975-2015.www.puertodelacruz.com/puerto-de-la-cruz-1975-2015-por-toby-baillon 15) Rincón Borobia, Sol (2012). “Historia expoliada: el antropólogo Earnest Hooton en Tenerife”. La Opinión de de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 25 de marzo de 2012. 16) Ley, Ronald (1990, 1995). Rumores de Espionaje. Wolfgang Köhler y los monos de Tenerife. La Laguna. 17) Cabo Ramón, Bernardo (2010). Blog Puerto de la Cruz, sus gentes y sus cosas: “Casa de la Real Aduana”. bernardocabo.blogspot.com/2010/11/casa-de-la-real-aduana.html. 18) Autores varios (2002). Alfred Diston y su Entorno. Una visión de Canarias en el siglo XIX. Museo de Historia de Tenerife. La Laguna. 19) González Reimers, Ana Luis (2002). Francisco Bonnín y Dulce Foto de la familia Austin G. Baillon y Julia Baillon a principios de los años setenta. desde las 10 de las mañana hasta la 6 de la tarde en la Casa de la Real Aduana; y de esa manera se convirtió en un atractivo turístico más del Puerto de la Cruz (25). En 2011, Toby Baillon, hijo de Austin, regresó a Tenerife, y pudo disfrutar de un último año en compañía de su padre. Austin fallecía en mayo de 2012, a los 92 años de edad (26). Toby Baillon ha dedicado los últimos meses a restaurar meticulosamente la película “Expo Tenerife”, mediante las actuales técnicas informáticas, para recuperar su antiguo esplendor (27). El 25 de marzo de 2015, cumpleaños de Austin G. Baillon, su familia, como homenaje póstumo, ha decidido organizar junto al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHCAN) y el MACEW en la Casa de La Real Aduana un pase de la película “Expo Tenerife” (28). A petición del director del museo, la proyección también se mostrará para el público en general cada hora, desde las 10:00 hasta las 18:30, los día 26, 27 y 28 de marzo en la Casa de la Real Aduana (29). Nos imaginamos ese día, 25 de marzo, a Austin mirando a todos los espectadores y sonriendo al comprobar que, después de 40 años, “Expo Tenerife” sigue vivo. María Loynaz. Convergencia Artística en el Puerto de la Cruz. Consejería de Educación, Cultura y Deporte. La Laguna. 20) www.arcadja.com › Arcadja Auctions › Artistas › B › Bonn-Boo 21) Baillon, Austin (1995). Misters: británicos en Canarias. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife. Páginas 49-51. 22) Del Castillo, Juan (1986). El Puerto de la Cruz entre la nostalgia y la ilusión: “Austin Baillon”. Litografía Romero. Santa Cruz de Tenerife. Página 114. 23) Ibídem. 24) Baillon, Toby (2015). Puerto de la Cruz 1975-2015. www.puertodelacruz.com/puerto-de-la-cruz-1975-2015-por-toby-baillon 25) Ibídem. 26) Ibídem. 27) Ibídem. 28) Ibídem. 29) Ibídem. p6 domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA CLAVES DEL CAMINO QUMRÁN Y LA BIBLIOTECA DEL MISTERIO. Adolfo Roita, director del Templo del Libro en Tenerife Junto con los Evangelios Gnósticos, los rollos del Mar Muerto o manuscritos del Qumrán constituyen el más polémico de los componentes de la biblioteca sagrada vinculada con el judaísmo y el cristianismo, aunque posiblemente sin causas objetivas que justifiquen la controversia que históricamente les ha rodeado. Muy lejos de ser escandalosos, los rollos del Mar Muerto son documentos de un valor arqueológico excepcional, que ha permitido reconstruir la vida y creencias de la comunidad esenia que los guardó con celo en las cuevas del desierto jordano. Texto: José Gregorio González E l próximo mes, Tenerife acogerá la visita del que puede ser considerado uno de los mayores expertos en los Manuscritos del Mar Muerto, el antropólogo e historiador argentino Adolfo Roitman, director y conservador del Santuario del Libro en el Museo de Israel, en Jerusalén, además de profesor titular en el Instituto Schechter de Estudios Judíos. Estará en la isla por mediación del Grupo de Estudios Africanos Harmatan para impartir un seminario de tres días sobre la materia en el Museo de Historia de Tenerife, que se verá complementado por una espectacular exposición fotográfica, obra de Harmatan. Esta actividad nos brinda la oportunidad de abordar esta semana este asunto, anticipando unos contenidos que sin duda despertarán el interés de un amplio número de lectores. No en vano, de los rollos del Mar Muerto se llegó a decir que harían “tambalear” la historia de la Iglesia, un escenario muy espe- culativo que dejaría paso con el transcurrir de los años a posturas mucho más moderadas dada la escasa influencia que estos textos tienen sobre el canon católico vigente. La publicación precoz de los manuscritos, a los pocos años de ser descubiertos, ha contribuido también a disipar las sospechas de ocultación por parte de la institución eclesiástica cristiana y también del entorno judío, sospechas que no obstante llegaron a su punto álgido hacia los años noventa. Desde su hallazgo, los trabajos de restauración, traducción y publicación habían estado centrados en pocas manos y casi se había convertido en un privilegio que pasaba de profesores a alumnos. La escasez de fondos, coyunturas políticas, etc. fueron ralentizando los trabajos hasta que prácticamente se colapsaron. Se trataba de una paradoja pues lo cierto es que existían numerosos investigadores independientes o asociados a instituciones y fundaciones dispuestos a trabajar en parte del material. Estalló así el “escándalo de los rollos del Mar Muerto”, un affaire del que se sacó en limpio que a mediados de la dé- Una sección de los rollos. cada de los noventa se pusieran a disposición de la comunidad científica internacional la totalidad de las fotografías de los casi 40.000 fragmentos que integran este tesoro. Lo cierto es que nunca sabremos con certeza cómo se descubrieron estos manuscritos de cuero conservados en vasijas, aunque se apela nuevamente a la casualidad. Su localización es prácticamente contemporánea de los textos gnósticos, pues es hacia la primavera de 1947 cuando se fecha el providencial descubrimiento por parte de tres beduinos ta’amireh. Dos años más tarde y una vez localizada la cueva, las investigaciones de G. Lancaster Harding y del dominico Roland de Vaux, directores respectivos del Departamento de Antigüedades de Jordania y de la Escuela Bíblica Francesa de Jerusalén, permitieron localizar más de medio millar de fragmentos que estimaron provenían de unos setenta manuscritos. Con el tiempo serían ellos, especialmente De Vaux, quienes se encargarían de dirigir los trabajos de restauración y publicación. Volviendo al hallazgo inicial, los beduinos localizarían en el interior de esta primera cueva, ubicada a orillas del Mar Muerto, en las inmediaciones de un lugar del desierto de Judea conocido como Khirbet Qumrán, los primeros siete manuscritos escritos en hebreo y arameo, cuatro de los cuales terminaron hacia 1949 en Estados Unidos. No obstante, estos rollos volverían en 1955 a Israel de la mano de Y. Yadin, hijo del arqueólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén E. L. Sukenik, quien años atrás había adquirido los tres manuscritos restantes, conservándose desde 1965 en la ciudad de Jerusalén, en el llamado Santuario del Libro, en el Museo de Israel. Nada podía hacer presagiar a mediados del siglo XX que aquel fortuito descubrimiento de siete rollos fuese el comienzo de un suma y sigue que culminaría en el año 1956 con un total de 850 manuscritos localizados en once cuevas, cuya datación histórica iba desde el siglo III a.C al siglo I d.C. Hacia el año 68 d.C. los romanos arrasaron la comunidad y aunque no supuso su fin como colectivo sí dio un golpe de gracia definitivo a su estructura. Los hallazgos, lógicamente, no se limitaban a este material, sino que aparecían otros objetos así como estructuras habitacionales y funerarias que llevaron a los expertos a formular la teoría de la Comunidad de Qumrán, establecida en tres periodos de ocupación bien delimitados por los prehistoriadores. Queda claro, además, por los contenidos de los rollos que se trataba de una comunidad judía de corte sectario con respecto al resto del judaísmo, con una jerarquía bien definida, con leyes y rituales propios, así como una religiosidad única y excluyente en relación a otras formas de culto que no fuesen la propia. Existe un consenso bastante firme a cerca de la identidad de esa comunidad, que se denomina a sí misma “los miembros de la nueva alianza”, “los hijos de la luz” o los “piadosos”, y que los eruditos han terminado por identificar con los esenios. En el caso concreto de la comunidad de Qumrán estaríamos antes una secta esenia –posiblemente no superaron los 200 miembros en su mejor momento–, un movimiento surgido de los esenios pero que no necesariamente tiene que representarlos a todos. Pero, ¿de qué hablan los manuscritos del Mar Muerto? La respuesta nos la ofrece de forma exquisitamente detallada Adolfo Roitman, autor de una de las obras más clarificadoras sobre la materia, “Sectarios de Qumrán”. “La literatura representada –escribe elespecialistaargentinoafincadoenIsraelen los numerosos manuscritos y fragmentos es, principalmente, la bíblica: una cuarta parte de los documentos allí encontrados está constituida por textos bíblicos (aproximadamente doscientos), o por escritos que comentan, parafrasean o traducen dicha literatura. Aun en el caso de aquellos escritos hallados en las cuevas de Qumrán, los cuales formalmente pueden ser clasificados como no bíblicos (como los libros apócrifos o extrabíblicos, textos legales, escatológicos, poéti- p7 EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015 CLAVES DEL CAMINO cos, litúrgicos, astronómicos, de calendarios, horóscopos y reglas), también éstos revelan una relación directa o indirecta con los escritos sagrados. De ahí que pueda afirmarse que son pocos los manuscritos qumránicos que no tienen ninguna conexión con la Biblia”. Como consecuencia, esta literatura de orientación bíblica presenta un carácter claramente religioso. Ello se ve también confirmado por el hecho notable de que los escritos casi no revelan la presencia de textos documentarios (como contratos, cartas o cuentas), u obras de índole totalmente profana. Esta coherencia y homogeneidad en los manuscritos conduce a la conclusión de que los rollos del Mar Muerto no habrían sido, como en su momento se había pensado, un depósito o genizah casual de libros en deshuso, sino una verdadera “biblioteca” dedicada a la recopilación de una colección de obras con una clara unidad temática”. Tal y como comentábamos más arriba, los autores y propietarios de la abultada biblioteca de Qumrán fueron los esenios, aunque antes de llegar a esta conclusión se barajaron otras hipótesis, como la que atribuyó su origen a una comunidad de ebionitas, a los zelotas, a los fariseos y también a los saduceos. Los datos proporcionados sobre los esenios por Filón de Alejandría, por Flavio Josefo y por Plinio el Viejo permiten argumentar con firmeza esa filiación de los manuscritos y dicha secta judía, que según la información que contienen habría sido fundada por el enigmático “Maestro de Justicia”, quien tal y como revelan los textos estuvo enfrentado con personajes citados como “el Mentiroso” y el “Sacerdote Impío”, descritos como sacerdotes que se habían desviado de las normas y virtudes de la comunidad. Nos permitimos en este punto abrir un breve paréntesis para comentar la hipótesis barajada por Robert Eisenman y Barbara Thiering, controvertidos expertos en estos textos, que sostienen nada menos que Juan el Bautista era el Maestro de Justicia, Jesús o su hermano Santiago el Sacerdote Impío y San Pablo “el Mentiroso”, una conexión que uniría a los esenios con el cristianismo. Otro polémico experto, John Allegro, afirmó, por su parte, que Jesús y el Maestro de Justicia eran la misma persona. El primer gran escollo es el de la propia cronología, pues la comunidad y los citados personajes qumránicos preceden en más de un siglo a los personajes con los que se les quiere vincular. Retomando nuestro hilo conductor, el propio origen de los esenios es un enigma, haciéndolos derivar de los “piadosos” o hasidim, judíos que combatieron la helenización de su cultura y creencias. También se los vincula con un sector conservador de la comunidad judía de Babilonia, que optó por exiliarse al desierto cuando el panorama que encontraron a su regreso a Palestina, 150 años antes de nuestra era, no fue de su agrado. Una última teoría, la más aceptada, hace surgir a los esenios a finales del siglo III, siempre antes del edicto de Antíoco Epífanes con el que se persiguió a los judíos y se abolió su religión y el levantamiento contra esta opresión de Judas Macabeo, en un contexto reinvidicativo y apocalíptico en el que se esperaba de un momento a otro el castigo de Yavhe. Como apunta Roitman, “la comunidad imaginaba vivir en las vísperas mismas de la gran confrontación escatológica entre las fuerzas del bien y del mal, en la cual el grupo mismo habría de tomar una parte activa en las acciones bélicas, y que, según la descripción detallada en el manuscrito de corte escatológico llamado Regla de la Guerra, habría de finalizar con el triunfo irrevocable de los santos”. El texto qumránico conocido como “Documento de Damasco” fija con precisión el momento del nacimiento del grupo, aunque esa exactitud religiosa probablemente poco tenga que ver con la de los historiadores: “Y al tiempo de la ira, a los trescientos noventa años de haberlos entregado a manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, los visitó e hizo brotar de Israel y de Aarón un retoño del plantío para poseer su tierra y para engordar con los vienes su suelo. Y ellos comprendieron su iniquidad y supieron que eran hombres culpables; pero eran como ciegos y como quienes a tientas buscan el camino durante veinte años. Y Dios consideró sus obras porque le buscaban con corazón perfecto, y suscitó para ellos un Maestro de Justicia para guiarlos en el camino de su corazón. Vacat. Y para dar a conocer a las últimas generaciones lo que él había hecho a la generación postrera, la congregación de los traidores”. Hablaríamos aproximadamente del año 196 a.C. como fecha de la aparición de este colectivo esenio. Sin duda, la figura del denominado Maestro de Justicia en los rollos del mar Muerto es la más llamativa de cuantas se mencionan, pues es el personaje principal, el líder indiscutible de un movimiento que ya existía sin él y que lo siguió haciendotrassumuerte,puesesunhecho incuestionable que sus seguidores continuaron esperando la llegada del Mesías. Este último dato implica, además, un hecho crucial, que el Maestro de Justicia no se creía en absoluto el Mesías esperado aún cuando creyera estar viviendo en los tiempos inminentes de su llegada y su condición de profeta fuera La cueva del hallazgo y Adolfo Roitman. aceptada. Los documentos aportan la suficiente información sobre el personaje como para saber que era un carismático judío, un auténtico iluminado que guió a la comunidad de Qumrán con estrictas normas encaminadas a lograr la salvación de un colectivo que se consideraba a sí mismo como elegido. Antes de la irrupción del Maestro de Justicia la comunidad había vivido un periodo inicial de unos veinte años, iniciándose hacia el año 176 a.C. un liderazgo que se prolongaría por espacio de cuarenta años, hasta su muerte en 136 a.C. Los expertos aceptan casi sin discusión que se trataba de un sacerdote que se creía descendiente de la estirpe de Zadok, el gran sacerdote fiel al Rey David citado en los Salmos bíblicos. De hecho, otro de los nombres de la comunidad era la de “los Hijos de Zadok”. Su condición de elegidos por Dios se traducía, entre otras cosas, en su capacidad exclusiva para entender, gracias al don que la divinidad le había otorgado al Maestro de Justicia, el verdadero significado de la Torah, de las escrituras de Moisés. En este sentido, acudimos al profesor y experto en historia de las religiones Stephen Hodge, para ahondar en esa concepción tan chauvinista de los qumránicos: “Algunos de los documentos de la comunidad de Qumrán –escribe en su obra Los Manuscritos del Mar Muerto– sugieren que sus miembros también llevaban a cabo ciertas formas secretas de prácticas místicas. La creencia absoluta en que ellos eran los elegidos de Dios también les hizo considerar que su propia salvación era un regalo de Dios. Un aspecto de este regalo incluía la posesión de un conocimiento especial sobre el bien y el mal, que les era revelado solamente a ellos a través del Maestro de Justicia y de sus sucesores. Más aún, como eran el pueblo elegido de Dios, Él también les había dado una habilidad especial para comprender la verdad y el camino recto de manera casi instintiva. Esta certeza arrogante e intolerante de que solo ellos, como miembros de la comunidad elegida, estaban destinados a la salvación se refleja en muchas de las obras de la comunidad, y no despertó las simpatías de otros grupos judíos menos fanáticos”. Teniendo en cuenta que se podría escribir una o varias monografías sobre el tema, sin contar aquellos volúmenes que se podrían componer a partir del material traducido de los soportes de pergamino y papiro qumránicos, intentar resumir tan complejo asunto en pocas líneas es una tarea bastante difícil, por lo que a buen seguro se nos han quedado interesantes cuestiones en el tintero. Por fortuna, el lector interesado encontrará respuesta a sus inquietudes en la próxima visita del Adolfo Roitman a Tenerife. Por ello, y a modo de colofón, apenas nos falta citar como un elemento ciertamente anecdótico el conocido como Rollo de Cobre, localizado también en Qumrán. De todos los documentos localizados en las cuevas del Mar Muerto es el único elaborado sobre dos finas láminas de cobre, presentando inscripciones en hebreo tardío que dan cuenta de un total de sesenta y cuatro objetos que se presupone pertenecían al tesoro del Templo de Jerusalén. En su mayor parte las descripciones de este texto, localizado en la cueva 3 en 1952, se refieren a objetos de gran valor material y espiritual, tanto por estar elaborados con metales preciosos –las estimaciones oscilan de las 200 a las 60 toneladas de oro, plata y sobre todo cobre– como por constituir piezas de uso cultual, explicándose en el singular documento la localización de los mismos a lo largo de Israel. La lista incluye la localización de ocho lugares en los que se habían escondido libros, lo que ha llevado a algunos expertos a especular con la posibilidad de que la Biblioteca de Qumrán no sea la única de sus características, aunque sí la que ha tenido la suerte de ser descubierta. Mas allá de eso, se ha propuesto que la contradicción que plantea el hallazgo del Rollo de Cobre en el seno de un depósito de libros atribuidos a una comunidad esenia, secta que presuponemos llevaba una vida de recogimiento, pobreza y sin relaciones con el Templo de Jerusalén y otros grupos judíos, se resuelve con cierta lógica si desvinculamos a dicha comunidad de la biblioteca, es decir, si aceptamos que no fueron escritos por los esenios; o bien que ellos nunca vivieron en Qumrán. De esta manera, el Rollo de Cobre habría sido depositado allí junto a los más de 800 restantes tal vez para preservar el material de alguna persecución, con independencia de que llegara a existir o no un asentamiento en la zona. Esas son las dudas que suscita esta pieza, que por cierto y hasta donde sabemos no ha podido proporcionar información de utilidad a los cazatesoros. p8 domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 970 El desarrollo sostenible de los pueblos consiste en mantener vivas sus señas de identidad culturales, sus valores humanos, arquitectónicos… todo lo que pueda ser una referencia a su pasado ancestral. Un valor excepcional para su desarrollo turístico. NICARAGUA, ESE PAÍS. DE LA HISTÓRICA LEÓN A LAS ISLETAS DE GRANADA Texto: Antonio-Pedro Tejera Reyes (del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, OMT, de las Naciones Unidas) “E l sol de encendidos oros” –Rubén Darío – le espera para acariciar su piel. Nuestra gente le espera para hacer germinar una amistad inolvidable”. Así abre un portal el Instituto Nicaragüense de Turismo, INTUR, en una de sus bien presentadas publicaciones de promoción turística del país. Un acierto. Hoy, Nicaragua es noticia por su inteligente actividad relacionada con su desarrollo turístico. La expectativa creada con la celebración en el país de la XII edición del Centroamérica Travel Market es un buen punto de arranque, apoyado por las excelentes oportunidades que se ofrecieron en la reciente FITUR española, con serios contactos a niveles profesionales de un alto interés para continuar el desarrollo del turismo receptivo en el país, como una meta alcanzable a muy corto plazo, según la evolución que se aprecia en este mismo momento. El plan “Nicaragua Nuestro Verano 2015” centra unas expectativas razonables según la presidenta del INTUR, Mayra Salinas, que ha declarado: “Estamos impulsando la promoción a nivel de la región centroaméricana”, lo cual demuestra el buen sentido de su trabajo pues, sin duda alguna, en esa región más cercana está uno de sus principales mercados emisores de turismo si tomamos, por ejemplo, el desarrollo turístico español de los años sesenta–setenta del pasado siglo y el papel principal que representó para ello el turismo francés. La Cámara Nacional de Turismo muestra su apoyo a este proyecto y a través de su presidenta, Silvia de Levy, indica: “Todos los sectores vamos a trabajar para desarrollar nuevos productos en todo el territorio nacional”. El turismo de calidad hace su aparición en Nicaragua con el desarrollo científico del Proyecto Quelantaro, y su protección a las tortugas, lo cual está teniendo una importante repercusión internacional, no solo en la prensa científica y la dedicada al medio ambiente, sino también, de forma destacada, en la prensa turística mundial. No podía faltar en todo este escenario la confianza que el país comienza a despertar a niveles económicos, dentro de lo cual la noticia es que el Banco Centroamericano de Integración Económica acaba de concederle un importante crédito a Nicaragua para la mejora de sus carreteras y obras viales. De excepcional importancia consideramos el Plan Nacional de Seguridad para los Turistas, que involucra sus 153 municipios, Policía Nacional, alcaldes, autoridades del INTUR y cámaras de turismo. Algo que hemos destacado siempre cuando escribimos o comentamos en charlas y conferencias como un valor excepcional de Nicaragua: la seguridad social del país, que hay que conservar, por encima de todo, como el valor número uno que aprecia el turista. Nadie va a un país donde esté expuesto al robo, al asalto o a cualquier otra incidencia que perturbe la paz social que se busca en unas vacaciones. querido país como un destino turístico de excepción, del cual un cuidadoso estudio nos lleva a catalogar un cuadro muy especial de los atractivos a ofrecer en los mercados del turismo emisor del norte, frente a los que tenemos que valorar para nuestra oferta hacia los países limítrofes y más hacia el sur de nuestra América. No es lo mismo. Sin duda, no podemos ir a ofrecer playas a Brasil. Las señas de identidad están marcadas de forma determinante por sus dos grandes lagos, sus preciosos volcanes y una historia que se enmarca, como decimos, en poseer la primera ciudad fundada en el continente americano: Granada, en la cual se conservan signos evidentes de su pasado histórico con reliquias de muy alto valor que tenemos que cuidar como modelo de un desarrollo turístico sostenible. Disfrutar de los valores que se nos ofrecen, cuidando su conservación para el disfrute de las generaciones futuras. El país de la esperanza Ante este panorama de un desarrollo armonioso y consensuado, los evidentes atractivos de un país que tiene una fortaleza admitida en su seguridad como el más seguro de la América central, sus atractivos, repetimos, son de una indiscutible calidad como referencias tropicales con unas condiciones innatas. “País de lagos y volcanes” o “Nicaragua, única… original” son importantes llamadas publicitarias de un país que tiene que explotar las condiciones geográficas de su excelente situación con relación a los ricos mercados del norte, pero sin olvidar la importancia de sus países limítrofes, donde la tranquilidad y la seguridad que se vive en Nicaragua tiene que ser un atractivo muy importante para dirigir a un colectivo significativo que busca disfrutar de sus vacaciones en un lugar en paz y con los implementos necesarios para la más placentera de sus estancias. Cargados de atractivos maravillosos, llenos de contenido histórico, cultural, religioso, o de unas bellezas naturales del más alto valor, el país ofrece un escenario variopinto con su Lago Cocibolca (Lago de Nicaragua) o el Lago de Managua, constituidos en unos referentes que impresionan por su majestuosidad, sus elegantes volcanes de inimitable presencia, como el Maderas y el Concepción, anclados en la bella isla de Ometepe, en el Lago de El añorado recuerdo Hoy, en pleno 2015, Nicaragua emerge como un nuevo y vigoroso destino turístico, donde el recuerdo de nuestras vivencias en sus pueblos, ciudades, carreteras y muchas de las veces en los más insólitos lugares, nos llenan la mente con unos valores turístico que tiene el país contrastados con los cientos de lugares del mundo que hemos tenido la suerte de conocer, pero donde no existen las marcadas señas de identidad, que van desde el Volcán Masaya, con su cráter Santiago, activo, hasta las semidesiertas playas de Montelimar, el sabor del típico “guapote”, la calidez y el genuino impacto visual de los pueblos blancos, la cordialidad del nicaragüense, la imponente catedral de Managua y su reloj parado en la hora del famoso terremoto de 1972, que asoló la ciudad, sin olvidarnos de aquella enorme pared basáltica llena de nidos de chocoyos –pericos– a donde llegamos caminando por un estrecho sendero entre la selva, en una tarde tormentosa llena de agua y de relámpagos, calados hasta los huesos pero disfrutando de una experiencia turística que ahora, al comentarla, revivimos como un homenaje íntimo a un país que lo merece todo por su capital humano y su lugar en la historia de nuestra América. Nicaragua tiene con qué –no es la primera vez que lo mencionamos–; no podemos desperdiciarlo. El afiche sobre Nicaragua nos hace recordar la villa de La Orotava, un modelo de desarrollo turístico sostenible. Nicaragua; o las espectaculares siluetas del Momotombo, o el Mombacho, allá en el horizonte en nuestros recorridos carreteros rumbo a lo desconocido en las típicas carreteras del país. León, la ciudad histórica cuna del príncipe de las letras, Rubén Darío. “!Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.” ¿Serán esos clarines los que anuncien la presencia esencial del turismo en Nicaragua? Las otras condiciones El ensueño que produce el recordar nuestros paseos alrededor de las Isletas de Granada nos evoca toda una historia llena de vivencias señaladas por los rincones coloniales de esta ciudad símbolo de América, primer asentamiento capitalino de Cristóbal Colón en la América continental, donde en su plaza principal descubrimos el exquisito sabor del jugo de la pithaya, recurso gastronómico nicaragüense donde los haya, junto a todo un entramado que hace difícil escoger los motivos fundamentales para exaltar este
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