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EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015
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LOS ROLLOS DEL MAR
Muerto, un hallazgo arqueológico
excepcional que será explicado por
un experto en Tenerife. 6/7
del domingo
revista semanal de EL DÍA
RECUERDOS DEL PASADO
La edad de oro de los
grandes trasatlánticos (y III)
Texto: Manuel Marrero Álvarez
(exdelegado de la Cía. Trasatlántica Española en Canarias. Miembro de la Academia
Canaria de Ciencias de la Navegación)
T
ambién España tuvo sus
hermosos trasatlánticos en
esta era de ensueño, aunque no aparezca para nada en la primera parte de
esta historia. España no podía estar
ausente, porque fue cuna de los
mayores navegantes y conquistadores; porque su destino estuvo siempre marcado por infinidad de caminos por el mar; porque era uno de los
países con más tradición marinera y
porque su cultura la llevó por el mar
a un mundo nuevo descubierto por
españoles. Y hay que añadir que en
la segunda mitad del siglo XIX y
comienzos del XX España contaba con
una de las mejores flotas mercantes
del mundo, siendo la Compañía
Trasatlántica Española la primera y
principal naviera de esta gran flota.
Figuraba en cuarto lugar mundial, a
continuación de Inglaterra, Alemania
y Francia, bajando al quinto puesto
años más tarde, desplazada por el
potente desarrollo de la flota de los
Estados Unidos.
Pero, a pesar de todo, España como nación marítima, no veía ondear
su bandera en supertrasatlánticos, porque en aquellos tiempos no estaba en
condiciones de mostrar pretensión alguna de grandeza, ya que, entre
otras razones, padecía los estragos del
llamado “desastre del 98”, donde el
país sufrió la pérdida de sus últimas
colonias del vasto imperio de ultramar. Sus barcos fueron más modestos en cuanto a tamaño y velocidad,
pero no así su decoración, señorío y
trato exquisito.
Trasatlántica fue fundada en el año
1850 por Antonio López y López, nombrado años más tarde marqués de Comillas. Emigró a Cuba en 1830 siendo
adolescente y pobre, aunque de no-
“Reina Victoria
Eugenia”. (Archivo
Trasatlántica Madrid).
ble familia, procedente de Comillas,
un pueblo costero de la provincia de
Santander. Inició sus primeros servicios
marítimos en el año 1850, en aguas
del Caribe, con la línea Guantánamo-Santiago de Cuba, introduciendo en España la propulsión a hélice
con el vapor “General Armero”. En el
descalabro de las guerras coloniales
de 1898, donde España pierde Cuba,
Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam,
Trasatlántica, que había nacido para
la paz y para la comunicación del comercio, veía cómo sus unidades se
ponían al servicio de la guerra, dejando
constancia de su acendrado patriotismo, transportando tropas y armas
para el ejército español y, tras la derrota,
en la repatriación de las maltrechas
fuerzas militares que allí habían luchado y que volvían a su patria bajo
el agobio de la enfermedad y el infortunio, sufriendo en la contienda
la pérdida de seis de sus buques.
La flota de la Compañía Trasatlántica
a comienzos de la Primera Guerra Mundial estaba compuesta de 23 barcos,
entre los cuales se hallaban los geme-
los “Reina Victoria Eugenia” e “Infanta
Isabel de Borbon”, que destacaban por
su grandeza y suntuosidad.
Eran barcos que causaban sensación
en la ruta del Plata, cuya fama aún
perdura a pesar del tiempo transcurrido desde su desaparición, y que en
su día solo fueron superados por los
supertrasatlánticos británicos y alemanes. Efectuaban escalas en Barcelona, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife,
Montevideo y Buenos Aires. Desplazaban 15.400 toneladas y 153
metros de eslora, siendo su mecanismo
propulsor combinado y compuesto de
máquinas alternativas y turbinas
que desarrollaban doce mil caballos
de fuerza, accionando cuatro hélices
en el primero de los buques y tres en
el “Infanta Isabel de Borbón”, que le
imprimían una velocidad de 18
nudos. La decoración se complementaba con el mobiliario más rico,
elegante y confortable de la época, en
lujosos departamentos y grandiosos
salones, con una riqueza artística
impresionante. El hall era un derroche de arte y gran lujo, decorado con
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domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA
EN PORTADA
hermosas columnas blancas, espejos
biselados, alfombras de seda..., en fin
todo suntuoso y de una elegancia
suprema. Sobre la gran escalinata de
caoba se encontraban en cada barco
los grandes cuadros de la Reina Victoria y el de la Infanta Isabel, rodeados de un gran marco dorado. Pero,
sobre todo, la tradicional comida española y el excelente trato del servicio
a bordo. Todo ello iba unido a la seguridad que imprimían los barcos y la
indiscutible reputación de sus capitanes.
El 17 de marzo de 1913, en su viaje
inaugural, los tinerfeños tuvieron la
oportunidad de presenciar la primera
escala en Santa Cruz del “Reina Victoria Eugenia” al mando de uno de
los capitanes más prestigiosos de la
naviera, José Castellá Vila, y un mes
más tarde, el 9 de abril, hace asimismo
su entrada en la dársena tinerfeña su
gemelo, el “Infanta Isabel de Borbón”,
al mando del célebre capitán, héroe
del bloqueo de Cuba, Manuel Deschamps Martínez.
Sin embargo, el final de ambos buques fue auténticamente lamentable,
teniendo que soportar los últimos doce
años de vida las mayores humillaciones
y degradaciones. Aquellos extraordinarios trasatlánticos, orgullo de la Marina Mercante de cualquier país,
fueron requisados en 1933 por el Gobierno republicano para servir de cárcel en el puerto de Barcelona, donde
se vivieron innumerables tragedias
a bordo. Asimismo, fueron obligados
a cambiar sus nombres para evitar cualquier resonancia monárquica. Posteriormente, en 1937, durante la
Guerra Civil, serían bombardeados y
hundidos. En 1939 se reflotaron, pero ante las graves averías sufridas un
par de años más tarde fueron al desguace.
En ese tiempo, acompañaba a estos dos hermosos trasatlánticos el vapor
“Alfonso XIII”, sencillamente soberbio. Adscrito al servicio Norte de España-Costa Este de Estados Unidos-Cuba y México, tenía un desplazamiento de 14.900 toneladas, con una
eslora de 153 metros, y a la botadura,
que tuvo lugar el 14 de septiembre de
1920, asistieron los reyes de España,
don Alfonso y doña Victoria Eugenia.
Su equipo propulsor consistía en dos
juegos de turbinas de vapor que
accionaban dos hélices gemelas y generaban una velocidad de 19 nudos. Los
departamentos de la cubierta superior eran magníficos, destacando el
vestíbulo, que tenía cinco metros de
luz y en el que se erigía una estatua
en bronce de tamaño superior al natural del rey Alfonso XIII con uniforme
de gala de capitán general de la Armada. En el comedor de primera, había varias reproducciones de tapices
de Goya y las salas de música, biblioteca, salón de fumadores y jardín de
invierno estaban decorados al estilo
Renacimiento español, Carlos IV y mudéjar. Mandaba el buque en su viaje
inaugural el capitán Agustín Guibernau
Maristany, de Barcelona.
Terminada la Gran Guerra en 1918,
los buenos augurios comenzaron
con la nueva política naval española, en la cual se
decide crear la
Ley
de
Comunicaciones
Marítimas y la Sociedad Española
de Construcción
Naval. En base a la
primera, Trasatlántica firma un
contrato con el
Estado, por el que
se adjudican nuevas líneas subvencionadas, cuyos servicios serían atendidos con
buques construidos en España.
En cuanto a la
mencionada Sociedad Española de
Construcción Naval, la compañía
pacta construir una serie de barcos,
entre los que se encontraban los grandes vapores de tres chimeneas “Cortés” y “Pizarro”, de 25.000 toneladas,
previstos para entrar en servicio en
1920. Y aunque estos no pasaron de
la mesa de planos, aparecieron otros,
como el “Cristóbal Colón”, el “Magallanes”, el “Juan Sebastián Elcano”,
el “Marqués de Comillas”, y así hasta
ocho, que hacían presagiar el relanzamiento de la compañía. Pero el país
cambió su rumbo y aparecieron las
temidas épocas azarosas, que afectarían gravemente a la naviera espa-
“Infanta Isabel de
Borbón”, arriba
(Archivo
Trasatlántica Madrid)
y Vapor “Alfonso
XIII” (Archivo
González Echegaray).
Vapor “Marqués
de Comillas”.
(Archivo Manuel
Marrero).
ñola, que siempre estuvo muy unida a los desgraciados avatares de la
vida nacional.
La situación se agravó con la llegada
de la Segunda República, en abril de
1931, en que se evaporaron todas las
ilusiones de expansión, obligando a
entrar en barrena a la compañía. Y es
que desde su fundación hasta el advenimiento de la Segunda República
Española pasaron por Trasatlántica
tres generaciones de catolicismo militante, monarquismo fervoroso,
amén del patriotismo vivo, demostrado por todos los miembros responsables de la empresa, y ello resultaba
demasiado lastre para unas normales relaciones y constituía un factor
político adverso para resolver sus problemas con el nuevo gobierno republicano, que en base a la graves decisiones tomadas en contra de la compañía, hacían presumir la desaparición de los mares de la naviera española.
Como consecuencia, de las siete
líneas regulares que en esos tiempos
cubre Trasatlántica, solo quedan
tres y éstas son servidas en precario.
Los buques adscritos al resto de los
servicios son amarrados, en espera
de que tras la tempestad que en esos
tiempos agita la vida política de
España llegue la ansiada calma. Con
motivo de la proclamación de la República, que llevó al exilio al rey Alfonso
XIII, se producen los consabidos
cambios de nombres en los buques,
suprimiéndose todos aquellos que
correspondían a miembros de la
familia real. De tal forma que el “Reina
Victoria Eugenia” pasa a ser el “Argentina”; el “Infanta Isabel de Borbón”
pasaría a ser el “Uruguay” y el “Alfonso
XIII” se convierte en el “Habana”.
La calma apareció, pero tardó demasiado. Diez años de hostigamiento,
contados día a día, son una eternidad
y de los nueve buques amarrados, solo
uno pudo ser aprovechado. El resto,
notoriamente averiado y deteriorado por el largo abandono, acabó en
el desguace. Los buques que quedaron para servir las tres líneas supervivientes sufrieron también las importantes consecuencias de las decisiones gubernamentales y posterior
Guerra Civil, permaneciendo en condiciones de navegar solo tres barcos:
“Magallanes”, “Marqués de Comillas”
y “Habana”.
Al comienzo del conflicto bélico español, la compañía quedó en poder y bajo
control directo del Gobierno republicano, que se incautó de ella por decreto,
sustituyendo la oficialidad y mandos
de los buques. Al final de la guerra,
Trasatlántica vuelve a hacerse cargo
de su reducida flota, pero enseguida
fue nuevamente incautada por el
Estado, creándose un Consejo Oficial
en el que figuraba el conde de Ruiseñada, biznieto del fundador de la
compañía, que pasaría a ser su presidente, al concluir el periodo de incautación, en 1943. Las heridas sufridas
eran tan graves y profundas que nunca
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EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015
EN PORTADA
terminaron de restañar y fueron
acabando poco a poco con la vida de
la centenaria naviera.
En algunos momentos, parecía
que la Marina Mercante Española iba
a resurgir, pero resultaría ser un espejismo, y especialmente para Trasatlántica una desgracia más en su largo calvario de los últimos tiempos,
como fue la prematura y repentina
muerte de su presidente, el conde de
Ruiseñada, en 1958, cuando regresaba
a Barcelona en tren coche-cama,
tras asistir al bautizo de una de las hijas
de los Príncipes de Mónaco.
Después de capear un largo y duro
temporal, de cerca de dos décadas,
con los tres buques supervivientes,
Trasatlántica construye los “Guadalupe” y “Covadonga” para la Línea Nor-
te de España, Nueva York, Cuba y México, que estuvieron navegando durante 21 años al cabo de los cuales fueron desguazados. También adquiere
una serie de barcos de segunda
mano para el transporte de emigrantes,
como las recordadas y familiares
motonaves “Virginia de Churruca” y
“Satrústegui” –los yates del Caribe–,
que cubrirían la línea Mediterráneo,
Tenerife, Costafirme, Antillas, y los
archiconocidos “Begoña” y “Montserrat”, que prestarán servicio durante
17 y 16 años, respectivamente, en la
línea Norte de España, Inglaterra, Canarias, Venezuela y Antillas Británicas.
Con el final de estos buques se acaba
la historia de los barcos de la emigración
de la Compañía Trasatlántica Española y también finaliza, definitiva-
mente, una brillante historia de más
de 150 años de líneas regulares de pasajeros de la naviera que el ilusionado
emigrante Antonio López, siglo y medio
atrás, fundó y pusiera las bases de lo
que luego fue la mejor, la más prestigiosa y laureada empresa de navegación
de España, cuyos barcos eran considerados en ultramar como parte del territorio español.
Para finalizar, decía Francisco de
Cossío, maestro de la gran prensa española, en su libro “Cien años de vida
sobre el mar”, escrito en 1950 con motivo del centenario de la naviera, que
“Trasatlántica espera el momento en
que España, volviendo por sus destinos marítimos, comprenda que su grandeza y expansión de su espíritu la consiguió por el mar, y que su futuro está
Motonave
“Virginia de
Churruca”. (Archivo
Manuel Marrero).
Turbonave
“BEGOÑA”.
(Archivo Manuel
Marrero).
en el mar”. También que “ese día, la
Compañía Trasatlántica será, de una
parte una lección, y de otra un símbolo”.
Hermoso pensamiento, aunque ese
sueño sea realmente una quimera.
Hoy, lamentablemente, no queda
nada de la compañía. En los últimos
tiempos, expoliada y prácticamente
saqueada, dejó de prestar todo tipo
de servicios, quedando solo el nombre y el recuerdo de su bandera, para
que los románticos rememoren su época de gloria, de cuando la Compañía
Trasatlántica Española, con sus majestuosos vapores y gloriosa insignia,
surcaba los mares de la Tierra, participando en ese inolvidable mundo
de ensueño de la navegación que fue
la edad de oro de los grandes trasatlánticos.
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domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA
INVESTIGACIÓN
EN PORTADA
TURISMO
José Comas
Quesada
Nacido en el puerto de La Luz
(Las Palmas de Gran Canaria), el 3 de
febrero de 1928 y fallecido el 14 de
enero de 1993, se inició en el arte de
la pintura a la temprana edad de 15
años. Su interés por la misma ya despuntaba en la asignatura de dibujo
del antiguo bachiller, dedicando
muchas horas a practicar con lápiz
y carboncillo.
Su interés por la acuarela comenzó
cuando tenía entre 18 o 20 años, al
contemplar unas acuarelas de Francisco Bonnín Guerín, el cual consideró indirectamente un maestro de
la técnica. Sin embargo, respecto al
estilo se sintió más identificado
con Antonio González.
Durante esta primera etapa de su
trayectoria artística, participó en varias exposiciones colectivas, como
las del Club P.A.L.A. (1947), así como en la exposición de noveles
con motivo de los premios “Nicolás
Massieu”, en Las Palmas. Asimismo
intervino en las Bienales de Bellas
Artes de Las Palmas en los años 1950,
1952, 1958, 1960 y tomó parte en la
selección “Arti Grafiche Ricordi”
(Milán, 1954).
Después de estas primeras exhibiciones desapareció del panorama
artístico canario durante casi veinte
años por razones de índole familiar
y laboral. En 1975 comenzó a exponer con la Agrupación de Acuarelistas
Canarios, primero en la Sala Cairasco,
de Las Palmas de Gran Canaria, y un
año más tarde en el Círculo de
Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.
En 1976 volvió a exhibir en la mencionada Sala Cairasco, donde obtuvo
la medalla de bronce de la agrupación por la acuarela titulada “Árboles y bruma”. En 1978 y 1979,
obtuvo, respectivamente, las medallas de plata y oro de la agrupación.
En 1985 se convirtió en miembro
de la recién constituida Asociación
Canaria de Acuarelistas, tomando
parte en sus exposiciones colectivas.
El estilo del pintor es totalmente
identificable, desde el colorido a la
ambientación, línea y perspectiva,
diferenciación de planos a la soltura
de la aguada. Hay una constante predilección por reproducir ciertos
efectos y elementos atmosféricos que
confieren a muchos de sus lienzos
un rasgo distintivo: neblinas, cielos
de variados celajes, reflejos del
agua, charcos, días lluviosos, etc.
José Comas Quesada fue un virtuoso
del dibujo, un maestro intachable de
la acuarela clásica que supo reflejar
como pocos el color y la luz de Canarias.
Serie “Pintores canarios”, cuadro Nº 7
(técnica mixta sobre papel de acuarela)
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EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015
Austin G. Baillon, un defensor
del patrimonio cultural e histórico de Canarias
Texto: José Melchor Hernández Castilla
Foto: Cedida
A
lexander F. Baillon llegó
a Las Palmas de Gran Canaria en septiembre de
1906 de la mano de la
compañía británica Fyffes,
y después de seis meses se instaló en
el Puerto de la Cruz, en la casa llamada
Miramar, una vivienda de dos pisos,
situada en el Parque Taoro y construida
por el adinerado irlandés Arthur
Henry Pring a finales del siglo XIX (1).
En noviembre de 1907, la Compañía
Fyffes lo envía como encargado a las
fincas de Hoya Grande y Los Olivos,
en Adeje; dichos terrenos habían
sido comprados por su primo Cecil Barker y Henry Wolfson para la propia compañía en 1893. (2).
Austin G. Baillon nació en la Casa
de Miramar el 25 de marzo de 1920 (3),
era el más pequeño de 6 hermanos (4
hombres y 2 mujeres) del matrimonio
entre Alexander F. Baillon y Kathleen
Baillon (4). Su formación académica
la realizó en Gran Bretaña, al término
de la cual se alistó en el ejército británico en la Segunda Guerra Mundial,
siendo reclutado posteriormente por
el Servicio Militar de Inteligencia
(5). Al concluir la guerra, se empleó
como ejecutivo en la compañía Shell,
empresa con la que estuvo en Ecuador, Indonesia, Londres y Venezuela
(6). Es en este último país donde residió por más tiempo y donde contrajo
matrimonio con Julia Baillon en 1957,
teniendo del mismo tres hijos: Sophie,
Toby y Andrew (7).
Austin G. Baillon visitaba continuamente Tenerife, concretamente el
Puerto de la Cruz, ya que sus padres
residían allí (8). En 1963, al morir su
padre, Alexander, regresa de nuevo
a Tenerife y en esta visita se entera de
que Mr. Haughton Brown estaba
interesado en vender la Casa de la Real
Aduana, la cual era motivo de especulación por el terreno que ocupaba
(9). Su madre, Kathleen Baillon, no veía
con buenos ojos esta compra, ya
que la propia casa, llamada en ese
momento “casa del pescado”, se
encontraba en mal estado (10). A pesar
de ello, Austin G. Baillon adquirió la
propiedad, una de las casas más
antiguas del Puerto de la Cruz, reformando la misma a finales de los 60
y principios de los 70, y además recuperaba distintos salones donde hoy se
encuentra el Salinas, en la misma calle
Las Lonjas (11). Asimismo, restauró la
iglesia anglicana del Taoro, reformó
la casita conocida La Guanchita y construyó el edificio “La Estrella”, en la
calle Valois, todo en el Puerto de la Cruz
(12).
En 1970, fue condecorado por la reina
Isabel de Inglaterra con la Orden del
Imperio Británico, por los servicios prestados a los intereses británicos en Venezuela (13). Se jubiló en 1975 de la compañía Shell de Venezuela y pasó a residir junto a su familia en la Casa de la
Real Aduana del Puerto de la Cruz (14).
Desde ese momento, la Casa de Austin G. Baillon fue un lugar abierto a
cualquier científico o historiador que
quisiera saber algo más de Canarias,
o que estuviese interesado sobre
algún acontecimiento sucedido en las
Islas, como la llegada a Tenerife del
antropólogo americano Earnest Albert
Hooton, en 1915, (15) o el presunto espionaje del científico alemán Wolgang
Köhler en Tenerife (1913-1920) durante
la Primera Guerra Mundial (16).
Austin se convirtió durante el periodo que residió en la Casa de la Real
Aduana –1975-1998– (17) en un emisario voluntario de la cultura y del patrimonio de Canarias; así, era habitual
encontrar en su hogar grabados del
artista Alfred Diston (1793-1861) (18)
o acuarelas de Francisco Bonnín
Guerín (1874-1963) (19) y de su hijo Francisco Bonnín Miranda (1911-1963)
(20). Conservaba, además, instrumentos de principios de siglo XX del
doctor Santiago Ingram (1860-1933),
médico del hotel Taoro, o de la compañía Fyffes (21). Guardaba libros de
primeras ediciones publicados sobre
Canarias, una extensa colección de postales canarias y un archivo extenso sobre
la compañía Fyffes, entre otros materiales.
1) González Lemus, Nicolás (2007). “Los Messrs. Baillon en el Puerto
de la Cruz. EL DIA. Santa Cruz de Tenerife. 29 de diciembre de 2007.
2) Ibídem.
3) Del Castillo, Juan (1986). El Puerto de la Cruz entre la nostalgia
y la ilusión: “Austin Baillon”. Litografía Romero. Santa Cruz de Tenerife. Página 114.
4) Baillon, Austin (1995). Misters: británicos en Canarias. Ediciones
Idea. Santa Cruz de Tenerife. Página 28.
5) Ídem. Contraportada.
6) Del Castillo, Juan (1986). El Puerto de la Cruz entre la nostalgia
y la ilusión: “Austin Baillon”. Litografía Romero. Santa Cruz de Tenerife. Página 114.
7) Ibídem.
8) Baillon, Toby (2015). Biografía Austin Baillon. Familia Baillon.
9) Ibídem.
10) Baillon, Toby (2015). Puerto de la Cruz 1975-2015. www.puertodelacruz.com/puerto-de-la-cruz-1975-2015-por-toby-baillon
También le debemos a él la rehabilitación de la Casa Miranda, del siglo
XVIII, del Puerto de la Cruz (22), y la
de Torrehermosa, del XVI, en La
Orotava, entre otras. Tampoco podemos olvidar los temas históricos y de
actualidad que publicaba del Puerto
de la Cruz y de Tenerife en prensa de
la isla y revistas inglesas como “Tenerife News” o “Islands Gazette” (23).
Una persona que hubiera conocido
a Austin G. Baillon sin conocer su historia hubiera pensado que su vida había
sido un camino de rosas ya que era una
persona cercana, afable y generosa,
siempre de buen humor; sólo cuando
hablabas con él de la Segunda Guerra Mundial te dabas cuenta de cuánto
sufrimiento había tenido con la pérdidas de miembros de su familia.
Para acabar con esta breve biografía sería necesario hablar de “Expo
Tenerife”. Austin y su esposa Julia encargaron a la compañía Media LTD de
Londres la realización de un audiovisual multivisión de 20 minutos
que representaba las leyendas y la historia de Tenerife, con una banda sonora
inédita y cientos de diapositivas en colores (24). Dicho espectáculo estuvo
vigente desde 1975 a 1989 (ese último
año fue condecorado con la Medalla
de Oro del CIT del Puerto de la Cruz),
11) Baillon, Toby (2015). Biografía Austin Baillon. Familia Baillon.
12) Ibídem.
13) Baillon, Austin (1995). Misters: británicos en Canarias. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife. Contraportada
14) Baillon, Toby (2015). Puerto de la Cruz 1975-2015.www.puertodelacruz.com/puerto-de-la-cruz-1975-2015-por-toby-baillon
15) Rincón Borobia, Sol (2012). “Historia expoliada: el antropólogo
Earnest Hooton en Tenerife”. La Opinión de de Tenerife. Santa Cruz
de Tenerife. 25 de marzo de 2012.
16) Ley, Ronald (1990, 1995). Rumores de Espionaje. Wolfgang Köhler
y los monos de Tenerife. La Laguna.
17) Cabo Ramón, Bernardo (2010). Blog Puerto de la Cruz, sus gentes y sus cosas: “Casa de la Real Aduana”. bernardocabo.blogspot.com/2010/11/casa-de-la-real-aduana.html.
18) Autores varios (2002). Alfred Diston y su Entorno. Una visión de
Canarias en el siglo XIX. Museo de Historia de Tenerife. La Laguna.
19) González Reimers, Ana Luis (2002). Francisco Bonnín y Dulce
Foto de la familia
Austin G. Baillon y
Julia Baillon a
principios de los años
setenta.
desde las 10 de las mañana hasta la
6 de la tarde en la Casa de la Real
Aduana; y de esa manera se convirtió en un atractivo turístico más del
Puerto de la Cruz (25).
En 2011, Toby Baillon, hijo de Austin, regresó a Tenerife, y pudo disfrutar
de un último año en compañía de su
padre. Austin fallecía en mayo de 2012,
a los 92 años de edad (26). Toby Baillon ha dedicado los últimos meses a
restaurar meticulosamente la película
“Expo Tenerife”, mediante las actuales técnicas informáticas, para recuperar su antiguo esplendor (27).
El 25 de marzo de 2015, cumpleaños de Austin G. Baillon, su familia,
como homenaje póstumo, ha decidido
organizar junto al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHCAN)
y el MACEW en la Casa de La Real
Aduana un pase de la película “Expo
Tenerife” (28). A petición del director del museo, la proyección también
se mostrará para el público en general cada hora, desde las 10:00 hasta
las 18:30, los día 26, 27 y 28 de marzo
en la Casa de la Real Aduana (29).
Nos imaginamos ese día, 25 de marzo,
a Austin mirando a todos los espectadores y sonriendo al comprobar que,
después de 40 años, “Expo Tenerife”
sigue vivo.
María Loynaz. Convergencia Artística en el Puerto de la Cruz. Consejería de Educación, Cultura y Deporte. La Laguna.
20) www.arcadja.com › Arcadja Auctions › Artistas › B › Bonn-Boo
21) Baillon, Austin (1995). Misters: británicos en Canarias. Ediciones Idea. Santa Cruz de Tenerife. Páginas 49-51.
22) Del Castillo, Juan (1986). El Puerto de la Cruz entre la nostalgia
y la ilusión: “Austin Baillon”. Litografía Romero. Santa Cruz de Tenerife. Página 114.
23) Ibídem.
24) Baillon, Toby (2015). Puerto de la Cruz 1975-2015. www.puertodelacruz.com/puerto-de-la-cruz-1975-2015-por-toby-baillon
25) Ibídem.
26) Ibídem.
27) Ibídem.
28) Ibídem.
29) Ibídem.
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domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA
CLAVES DEL CAMINO
QUMRÁN Y LA BIBLIOTECA
DEL MISTERIO.
Adolfo Roita, director del Templo
del Libro en Tenerife
Junto con los Evangelios Gnósticos, los rollos del Mar Muerto o manuscritos del Qumrán constituyen el más
polémico de los componentes de la biblioteca sagrada vinculada con el judaísmo y el cristianismo, aunque
posiblemente sin causas objetivas que justifiquen la controversia que históricamente les ha rodeado.
Muy lejos de ser escandalosos, los rollos del Mar Muerto son documentos de un valor arqueológico
excepcional, que ha permitido reconstruir la vida y creencias de la comunidad esenia que los guardó con celo
en las cuevas del desierto jordano.
Texto: José Gregorio González
E
l próximo mes, Tenerife
acogerá la visita del que
puede ser considerado uno
de los mayores expertos
en los Manuscritos del Mar
Muerto, el antropólogo e historiador
argentino Adolfo Roitman, director y conservador del Santuario del Libro en el
Museo de Israel, en Jerusalén, además
de profesor titular en el Instituto
Schechter de Estudios Judíos. Estará en
la isla por mediación del Grupo de Estudios Africanos Harmatan para impartir un seminario de tres días sobre la materia en el Museo de Historia de Tenerife,
que se verá complementado por una
espectacular exposición fotográfica, obra
de Harmatan.
Esta actividad nos brinda la oportunidad de abordar esta semana este asunto,
anticipando unos contenidos que sin
duda despertarán el interés de un
amplio número de lectores. No en vano,
de los rollos del Mar Muerto se llegó a
decir que harían “tambalear” la historia de la Iglesia, un escenario muy espe-
culativo que dejaría paso con el transcurrir de los años a posturas mucho más
moderadas dada la escasa influencia que
estos textos tienen sobre el canon católico vigente.
La publicación precoz de los manuscritos, a los pocos años de ser descubiertos, ha contribuido también a disipar las sospechas de ocultación por parte
de la institución eclesiástica cristiana
y también del entorno judío, sospechas
que no obstante llegaron a su punto álgido hacia los años noventa. Desde su
hallazgo, los trabajos de restauración,
traducción y publicación habían estado
centrados en pocas manos y casi se había
convertido en un privilegio que pasaba
de profesores a alumnos. La escasez de
fondos, coyunturas políticas, etc. fueron ralentizando los trabajos hasta
que prácticamente se colapsaron. Se trataba de una paradoja pues lo cierto es
que existían numerosos investigadores
independientes o asociados a instituciones y fundaciones dispuestos a trabajar en parte del material.
Estalló así el “escándalo de los rollos
del Mar Muerto”, un affaire del que se
sacó en limpio que a mediados de la dé-
Una sección de los
rollos.
cada de los noventa se pusieran a disposición de la comunidad científica internacional la totalidad de las fotografías
de los casi 40.000 fragmentos que integran este tesoro. Lo cierto es que
nunca sabremos con certeza cómo se
descubrieron estos manuscritos de
cuero conservados en vasijas, aunque
se apela nuevamente a la casualidad.
Su localización es prácticamente
contemporánea de los textos gnósticos,
pues es hacia la primavera de 1947 cuando
se fecha el providencial descubrimiento por parte de tres beduinos ta’amireh.
Dos años más tarde y una vez localizada
la cueva, las investigaciones de G. Lancaster Harding y del dominico Roland
de Vaux, directores respectivos del Departamento de Antigüedades de Jordania
y de la Escuela Bíblica Francesa de Jerusalén, permitieron localizar más de medio
millar de fragmentos que estimaron provenían de unos setenta manuscritos. Con
el tiempo serían ellos, especialmente
De Vaux, quienes se encargarían de dirigir los trabajos de restauración y publicación.
Volviendo al hallazgo inicial, los
beduinos localizarían en el interior de
esta primera cueva, ubicada a orillas del
Mar Muerto, en las inmediaciones de
un lugar del desierto de Judea conocido
como Khirbet Qumrán, los primeros siete
manuscritos escritos en hebreo y arameo, cuatro de los cuales terminaron
hacia 1949 en Estados Unidos. No
obstante, estos rollos volverían en
1955 a Israel de la mano de Y. Yadin, hijo
del arqueólogo de la Universidad
Hebrea de Jerusalén E. L. Sukenik, quien
años atrás había adquirido los tres manuscritos restantes, conservándose desde
1965 en la ciudad de Jerusalén, en el llamado Santuario del Libro, en el Museo
de Israel.
Nada podía hacer presagiar a mediados del siglo XX que aquel fortuito descubrimiento de siete rollos fuese el comienzo de un suma y sigue que culminaría en el año 1956 con un total de 850
manuscritos localizados en once cuevas, cuya datación histórica iba desde
el siglo III a.C al siglo I d.C. Hacia el año
68 d.C. los romanos arrasaron la comunidad y aunque no supuso su fin
como colectivo sí dio un golpe de gracia definitivo a su estructura.
Los hallazgos, lógicamente, no se limitaban a este material, sino que aparecían otros objetos así como estructuras habitacionales y funerarias que llevaron a los expertos a formular la teoría de la Comunidad de Qumrán, establecida en tres periodos de ocupación
bien delimitados por los prehistoriadores.
Queda claro, además, por los contenidos de los rollos que se trataba de una
comunidad judía de corte sectario con
respecto al resto del judaísmo, con una
jerarquía bien definida, con leyes y rituales propios, así como una religiosidad
única y excluyente en relación a otras
formas de culto que no fuesen la propia.
Existe un consenso bastante firme a
cerca de la identidad de esa comunidad,
que se denomina a sí misma “los
miembros de la nueva alianza”, “los hijos
de la luz” o los “piadosos”, y que los
eruditos han terminado por identificar
con los esenios. En el caso concreto de
la comunidad de Qumrán estaríamos
antes una secta esenia –posiblemente
no superaron los 200 miembros en su
mejor momento–, un movimiento surgido de los esenios pero que no necesariamente tiene que representarlos a
todos.
Pero, ¿de qué hablan los manuscritos del Mar Muerto? La respuesta nos
la ofrece de forma exquisitamente
detallada Adolfo Roitman, autor de una
de las obras más clarificadoras sobre la
materia, “Sectarios de Qumrán”.
“La literatura representada –escribe
elespecialistaargentinoafincadoenIsraelen los numerosos manuscritos y fragmentos
es, principalmente, la bíblica: una
cuarta parte de los documentos allí encontrados está constituida por textos bíblicos (aproximadamente doscientos), o por
escritos que comentan, parafrasean o traducen dicha literatura. Aun en el caso
de aquellos escritos hallados en las
cuevas de Qumrán, los cuales formalmente
pueden ser clasificados como no bíblicos
(como los libros apócrifos o extrabíblicos, textos legales, escatológicos, poéti-
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EL DÍA, domingo, 8 de marzo de 2015
CLAVES DEL CAMINO
cos, litúrgicos, astronómicos, de calendarios, horóscopos y reglas), también éstos
revelan una relación directa o indirecta
con los escritos sagrados. De ahí que pueda
afirmarse que son pocos los manuscritos qumránicos que no tienen ninguna
conexión con la Biblia”.
Como consecuencia, esta literatura
de orientación bíblica presenta un
carácter claramente religioso. Ello se ve
también confirmado por el hecho
notable de que los escritos casi no revelan la presencia de textos documentarios (como contratos, cartas o cuentas),
u obras de índole totalmente profana.
Esta coherencia y homogeneidad en
los manuscritos conduce a la conclusión
de que los rollos del Mar Muerto no habrían
sido, como en su momento se había pensado, un depósito o genizah casual de libros
en deshuso, sino una verdadera “biblioteca” dedicada a la recopilación de una
colección de obras con una clara unidad
temática”.
Tal y como comentábamos más arriba, los autores y propietarios de la abultada biblioteca de Qumrán fueron los
esenios, aunque antes de llegar a esta
conclusión se barajaron otras hipótesis, como la que atribuyó su origen a una
comunidad de ebionitas, a los zelotas,
a los fariseos y también a los saduceos.
Los datos proporcionados sobre los esenios por Filón de Alejandría, por Flavio Josefo y por Plinio el Viejo permiten argumentar con firmeza esa filiación de los manuscritos y dicha secta
judía, que según la información que contienen habría sido fundada por el enigmático “Maestro de Justicia”, quien tal
y como revelan los textos estuvo
enfrentado con personajes citados como “el Mentiroso” y el “Sacerdote Impío”,
descritos como sacerdotes que se habían desviado de las normas y virtudes
de la comunidad.
Nos permitimos en este punto abrir
un breve paréntesis para comentar la
hipótesis barajada por Robert Eisenman
y Barbara Thiering, controvertidos expertos en estos textos, que sostienen
nada menos que Juan el Bautista era el
Maestro de Justicia, Jesús o su hermano
Santiago el Sacerdote Impío y San
Pablo “el Mentiroso”, una conexión que
uniría a los esenios con el cristianismo.
Otro polémico experto, John Allegro,
afirmó, por su parte, que Jesús y el Maestro de Justicia eran la misma persona.
El primer gran escollo es el de la propia cronología, pues la comunidad y los
citados personajes qumránicos preceden en más de un siglo a los personajes con los que se les quiere vincular.
Retomando nuestro hilo conductor,
el propio origen de los esenios es un
enigma, haciéndolos derivar de los “piadosos” o hasidim, judíos que combatieron la helenización de su cultura y
creencias. También se los vincula con
un sector conservador de la comunidad
judía de Babilonia, que optó por exiliarse
al desierto cuando el panorama que
encontraron a su regreso a Palestina, 150
años antes de nuestra era, no fue de su
agrado.
Una última teoría, la más aceptada,
hace surgir a los esenios a finales del
siglo III, siempre antes del edicto de Antíoco Epífanes con el que se persiguió
a los judíos y se abolió su religión y el
levantamiento contra esta opresión de
Judas Macabeo, en un contexto reinvidicativo y apocalíptico en el que se
esperaba de un momento a otro el castigo de Yavhe. Como apunta Roitman,
“la comunidad imaginaba vivir en las
vísperas mismas de la gran confrontación escatológica entre las fuerzas del bien
y del mal, en la cual el grupo mismo habría
de tomar una parte activa en las acciones bélicas, y que, según la descripción
detallada en el manuscrito de corte escatológico llamado Regla de la Guerra, habría
de finalizar con el triunfo irrevocable de
los santos”.
El texto qumránico conocido como
“Documento de Damasco” fija con precisión el momento del nacimiento del
grupo, aunque esa exactitud religiosa
probablemente poco tenga que ver con
la de los historiadores: “Y al tiempo de
la ira, a los trescientos noventa años de
haberlos entregado a manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, los visitó e
hizo brotar de Israel y de Aarón un retoño
del plantío para poseer su tierra y para
engordar con los vienes su suelo. Y ellos
comprendieron su iniquidad y supieron
que eran hombres culpables; pero eran
como ciegos y como quienes a tientas buscan el camino durante veinte años. Y Dios
consideró sus obras porque le buscaban
con corazón perfecto, y suscitó para ellos
un Maestro de Justicia para guiarlos en
el camino de su corazón. Vacat. Y para
dar a conocer a las últimas generaciones lo que él había hecho a la generación
postrera, la congregación de los traidores”. Hablaríamos aproximadamente del
año 196 a.C. como fecha de la aparición
de este colectivo esenio.
Sin duda, la figura del denominado
Maestro de Justicia en los rollos del mar
Muerto es la más llamativa de cuantas
se mencionan, pues es el personaje principal, el líder indiscutible de un movimiento que ya existía sin él y que lo siguió
haciendotrassumuerte,puesesunhecho
incuestionable que sus seguidores
continuaron esperando la llegada del
Mesías. Este último dato implica, además, un hecho crucial, que el Maestro
de Justicia no se creía en absoluto el
Mesías esperado aún cuando creyera estar
viviendo en los tiempos inminentes de
su llegada y su condición de profeta fuera
La cueva del
hallazgo y Adolfo
Roitman.
aceptada. Los documentos aportan la
suficiente información sobre el personaje como para saber que era un carismático judío, un auténtico iluminado
que guió a la comunidad de Qumrán con
estrictas normas encaminadas a lograr
la salvación de un colectivo que se consideraba a sí mismo como elegido.
Antes de la irrupción del Maestro de
Justicia la comunidad había vivido un
periodo inicial de unos veinte años, iniciándose hacia el año 176 a.C. un liderazgo que se prolongaría por espacio de
cuarenta años, hasta su muerte en 136
a.C. Los expertos aceptan casi sin discusión que se trataba de un sacerdote
que se creía descendiente de la estirpe
de Zadok, el gran sacerdote fiel al Rey
David citado en los Salmos bíblicos. De
hecho, otro de los nombres de la
comunidad era la de “los Hijos de Zadok”.
Su condición de elegidos por Dios se traducía, entre otras cosas, en su capacidad exclusiva para entender, gracias al
don que la divinidad le había otorgado
al Maestro de Justicia, el verdadero significado de la Torah, de las escrituras
de Moisés.
En este sentido, acudimos al profesor y experto en historia de las religiones Stephen Hodge, para ahondar en
esa concepción tan chauvinista de los
qumránicos: “Algunos de los documentos de la comunidad de Qumrán –escribe
en su obra Los Manuscritos del Mar
Muerto– sugieren que sus miembros también llevaban a cabo ciertas formas secretas de prácticas místicas. La creencia absoluta en que ellos eran los elegidos de Dios
también les hizo considerar que su propia salvación era un regalo de Dios. Un
aspecto de este regalo incluía la posesión
de un conocimiento especial sobre el bien
y el mal, que les era revelado solamente
a ellos a través del Maestro de Justicia
y de sus sucesores. Más aún, como eran
el pueblo elegido de Dios, Él también les
había dado una habilidad especial para
comprender la verdad y el camino recto
de manera casi instintiva.
Esta certeza arrogante e intolerante de
que solo ellos, como miembros de la comunidad elegida, estaban destinados a la
salvación se refleja en muchas de las obras
de la comunidad, y no despertó las simpatías de otros grupos judíos menos fanáticos”.
Teniendo en cuenta que se podría escribir una o varias monografías sobre el
tema, sin contar aquellos volúmenes que
se podrían componer a partir del material traducido de los soportes de pergamino y papiro qumránicos, intentar
resumir tan complejo asunto en pocas
líneas es una tarea bastante difícil, por
lo que a buen seguro se nos han quedado interesantes cuestiones en el
tintero. Por fortuna, el lector interesado
encontrará respuesta a sus inquietudes
en la próxima visita del Adolfo Roitman
a Tenerife. Por ello, y a modo de colofón, apenas nos falta citar como un elemento ciertamente anecdótico el conocido como Rollo de Cobre, localizado
también en Qumrán. De todos los
documentos localizados en las cuevas
del Mar Muerto es el único elaborado
sobre dos finas láminas de cobre, presentando inscripciones en hebreo tardío que dan cuenta de un total de sesenta y cuatro objetos que se presupone
pertenecían al tesoro del Templo de Jerusalén. En su mayor parte las descripciones
de este texto, localizado en la cueva 3
en 1952, se refieren a objetos de gran
valor material y espiritual, tanto por estar
elaborados con metales preciosos –las
estimaciones oscilan de las 200 a las 60
toneladas de oro, plata y sobre todo cobre–
como por constituir piezas de uso cultual, explicándose en el singular documento la localización de los mismos a
lo largo de Israel. La lista incluye la localización de ocho lugares en los que se
habían escondido libros, lo que ha llevado a algunos expertos a especular con
la posibilidad de que la Biblioteca de
Qumrán no sea la única de sus características, aunque sí la que ha tenido la
suerte de ser descubierta. Mas allá de
eso, se ha propuesto que la contradicción que plantea el hallazgo del Rollo
de Cobre en el seno de un depósito de
libros atribuidos a una comunidad
esenia, secta que presuponemos llevaba
una vida de recogimiento, pobreza y sin
relaciones con el Templo de Jerusalén
y otros grupos judíos, se resuelve con
cierta lógica si desvinculamos a dicha
comunidad de la biblioteca, es decir, si
aceptamos que no fueron escritos por
los esenios; o bien que ellos nunca vivieron en Qumrán. De esta manera, el Rollo
de Cobre habría sido depositado allí junto
a los más de 800 restantes tal vez para
preservar el material de alguna persecución, con independencia de que
llegara a existir o no un asentamiento
en la zona. Esas son las dudas que suscita esta pieza, que por cierto y hasta
donde sabemos no ha podido proporcionar información de utilidad a los cazatesoros.
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domingo, 8 de marzo de 2015, EL DÍA
www.eldia.es/laprensa
Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 970
El desarrollo sostenible de los pueblos consiste en mantener vivas sus señas de identidad culturales, sus valores humanos,
arquitectónicos… todo lo que pueda ser una referencia a su pasado ancestral. Un valor excepcional para su desarrollo turístico.
NICARAGUA, ESE PAÍS.
DE LA HISTÓRICA LEÓN A LAS ISLETAS DE GRANADA
Texto: Antonio-Pedro Tejera Reyes
(del Grupo de Expertos de la
Organización Mundial del Turismo, OMT,
de las Naciones Unidas)
“E
l sol de encendidos oros” –Rubén Darío – le espera para acariciar su piel.
Nuestra gente le espera para hacer germinar una amistad inolvidable”. Así
abre un portal el Instituto Nicaragüense
de Turismo, INTUR, en una de sus bien
presentadas publicaciones de promoción turística del país. Un acierto. Hoy,
Nicaragua es noticia por su inteligente
actividad relacionada con su desarrollo
turístico.
La expectativa creada con la celebración en el país de la XII edición
del Centroamérica Travel Market es
un buen punto de arranque, apoyado
por las excelentes oportunidades
que se ofrecieron en la reciente
FITUR española, con serios contactos a niveles profesionales de un alto
interés para continuar el desarrollo
del turismo receptivo en el país, como
una meta alcanzable a muy corto plazo,
según la evolución que se aprecia en
este mismo momento.
El plan “Nicaragua Nuestro Verano
2015” centra unas expectativas razonables según la presidenta del INTUR,
Mayra Salinas, que ha declarado: “Estamos impulsando la promoción a nivel de la región centroaméricana”, lo
cual demuestra el buen sentido de su
trabajo pues, sin duda alguna, en esa
región más cercana está uno de sus
principales mercados emisores de turismo si tomamos, por ejemplo, el desarrollo turístico español de los años sesenta–setenta del pasado siglo y el
papel principal que representó para
ello el turismo francés.
La Cámara Nacional de Turismo
muestra su apoyo a este proyecto y
a través de su presidenta, Silvia de
Levy, indica: “Todos los sectores
vamos a trabajar para desarrollar nuevos productos en todo el territorio
nacional”.
El turismo de calidad hace su aparición en Nicaragua con el desarrollo científico del Proyecto Quelantaro,
y su protección a las tortugas, lo cual
está teniendo una importante repercusión internacional, no solo en la
prensa científica y la dedicada al medio
ambiente, sino también, de forma destacada, en la prensa turística mundial.
No podía faltar en todo este escenario la confianza que el país comienza
a despertar a niveles económicos, dentro de lo cual la noticia es que el Banco
Centroamericano de Integración
Económica acaba de concederle un
importante crédito a Nicaragua para
la mejora de sus carreteras y obras viales.
De excepcional importancia consideramos el Plan Nacional de Seguridad
para los Turistas, que involucra sus
153 municipios, Policía Nacional,
alcaldes, autoridades del INTUR y cámaras de turismo. Algo que hemos
destacado siempre cuando escribimos
o comentamos en charlas y conferencias como un valor excepcional de
Nicaragua: la seguridad social del país,
que hay que conservar, por encima
de todo, como el valor número uno
que aprecia el turista. Nadie va a un
país donde esté expuesto al robo, al
asalto o a cualquier otra incidencia
que perturbe la paz social que se busca
en unas vacaciones.
querido país como un destino turístico de excepción, del cual un cuidadoso estudio nos lleva a catalogar un
cuadro muy especial de los atractivos a ofrecer en los mercados del turismo emisor del norte, frente a los
que tenemos que valorar para nuestra oferta hacia los países limítrofes
y más hacia el sur de nuestra América. No es lo mismo. Sin duda, no
podemos ir a ofrecer playas a Brasil.
Las señas de identidad están marcadas de forma determinante por sus
dos grandes lagos, sus preciosos
volcanes y una historia que se enmarca,
como decimos, en poseer la primera ciudad fundada en el continente
americano: Granada, en la cual se conservan signos evidentes de su pasado
histórico con reliquias de muy alto
valor que tenemos que cuidar como
modelo de un desarrollo turístico sostenible. Disfrutar de los valores que
se nos ofrecen, cuidando su conservación para el disfrute de las generaciones futuras.
El país de la esperanza
Ante este panorama de un desarrollo
armonioso y consensuado, los evidentes atractivos de un país que tiene una
fortaleza admitida en su seguridad
como el más seguro de la América central, sus atractivos, repetimos, son de
una indiscutible calidad como referencias tropicales con unas condiciones
innatas.
“País de lagos y volcanes” o “Nicaragua, única… original” son importantes llamadas publicitarias de un
país que tiene que explotar las condiciones geográficas de su excelente situación con relación a los ricos
mercados del norte, pero sin olvidar
la importancia de sus países limítrofes,
donde la tranquilidad y la seguridad
que se vive en Nicaragua tiene que
ser un atractivo muy importante
para dirigir a un colectivo significativo que busca disfrutar de sus vacaciones en un lugar en paz y con los
implementos necesarios para la más
placentera de sus estancias.
Cargados de atractivos maravillosos, llenos de contenido histórico, cultural, religioso, o de unas bellezas naturales del más alto valor, el país ofrece un escenario variopinto con su Lago
Cocibolca (Lago de Nicaragua) o el Lago
de Managua, constituidos en unos referentes que impresionan por su majestuosidad, sus elegantes volcanes de
inimitable presencia, como el Maderas y el Concepción, anclados en la
bella isla de Ometepe, en el Lago de
El añorado recuerdo
Hoy, en pleno 2015, Nicaragua
emerge como un nuevo y vigoroso destino turístico, donde el recuerdo de
nuestras vivencias en sus pueblos, ciudades, carreteras y muchas de las veces
en los más insólitos lugares, nos llenan la mente con unos valores turístico que tiene el país contrastados con
los cientos de lugares del mundo que
hemos tenido la suerte de conocer,
pero donde no existen las marcadas
señas de identidad, que van desde el
Volcán Masaya, con su cráter Santiago,
activo, hasta las semidesiertas playas de Montelimar, el sabor del típico
“guapote”, la calidez y el genuino
impacto visual de los pueblos blancos, la cordialidad del nicaragüense,
la imponente catedral de Managua y
su reloj parado en la hora del famoso
terremoto de 1972, que asoló la ciudad, sin olvidarnos de aquella enorme
pared basáltica llena de nidos de chocoyos –pericos– a donde llegamos
caminando por un estrecho sendero entre la selva, en una tarde tormentosa llena de agua y de relámpagos,
calados hasta los huesos pero disfrutando de una experiencia turística
que ahora, al comentarla, revivimos
como un homenaje íntimo a un país
que lo merece todo por su capital
humano y su lugar en la historia de
nuestra América.
Nicaragua tiene con qué –no es la
primera vez que lo mencionamos–;
no podemos desperdiciarlo.
El afiche sobre
Nicaragua nos hace
recordar la villa de La
Orotava, un modelo
de desarrollo
turístico sostenible.
Nicaragua; o las espectaculares siluetas del Momotombo, o el Mombacho,
allá en el horizonte en nuestros recorridos carreteros rumbo a lo desconocido en las típicas carreteras del
país. León, la ciudad histórica cuna
del príncipe de las letras, Rubén Darío.
“!Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.” ¿Serán esos clarines los
que anuncien la presencia esencial
del turismo en Nicaragua?
Las otras condiciones
El ensueño que produce el recordar nuestros paseos alrededor de las
Isletas de Granada nos evoca toda una
historia llena de vivencias señaladas
por los rincones coloniales de esta ciudad símbolo de América, primer
asentamiento capitalino de Cristóbal
Colón en la América continental, donde
en su plaza principal descubrimos el
exquisito sabor del jugo de la pithaya,
recurso gastronómico nicaragüense
donde los haya, junto a todo un entramado que hace difícil escoger los motivos fundamentales para exaltar este