Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVIII, número 4 (2.450) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 29 de enero de 2016 Mensaje del Pontífice para la Cuaresma 2016 Tiempo para la conversión Las obras de misericordia en el camino jubilar «Un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia». De esta manera, el Papa Francisco, en el mensaje para la Cuaresma 2016 invita a todos los cristianos a prepararse para la Pascua del año jubilar. Un periodo que se debe vivir «con mayor intensidad —recomienda el Pontífice— como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios». «La misericordia de Dios —subraya el Pontífice— transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo». Para más información, publicamos en las páginas 3 y 10 integralmente el mensaje del Santo Padre México espera al Papa Richard Gallagher a «Le Figaro» Unidad en camino No a la islamofobia, sí al diálogo PÁGINA 10 Ternura de Dios en las Escrituras Entrañas de misericordia NURIA CALDUCH-BENAGES EN PÁGINA 6 En las comunicaciones sociales Redes de misericordia PÁGINAS 8 Francisco sostendrá varios encuentros y ofrecerá misas en cinco entidades: Chihuahua, Chiapas, Michoacán, Estado de México y el DF Durante el viaje, el Papa visitará Chiapas, el Estado con mayor pluralidad religiosa de México. Allí se encontrará con los pobres, indígenas y migrantes. Asimismo, se trasladará hasta Ciudad Juárez, donde se han registrado más de 600 feminicidios desde los años 90. Y 9 Brochero y Sánchez del Río Dos nuevos santos PÁGINA 15 GIOVANNI MARIA VIAN Pocas horas después del anuncio de que el Papa Francisco se encontrará en Suecia con los luteranos para celebrar el inicio del quinto centenario de la Reforma protestante, en el Jubileo de la misericordia el Obispo de Roma cruzó la Puerta santa de la basílica ostiense junto con los representantes del patriarca de Constantinopla y del primado anglicano. Un gesto simple y lleno de significado, seguido por una homilía que en el itinerario ecuménico de la Iglesia de Roma marca un ulterior progreso, en un día simbólico como la fiesta de la Conversión de san Pablo. Conversión que el Papa ha asociado fuertemente a la misión, que caracteriza su pontificado. «He perseguido a la IgleSIGUE EN LA PÁGINA 10 L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 29 de enero de 2016, número 4 En el Ángelus el Papa habla de la misión de Jesús Los pobres en el centro Los pobres están «en el centro del Evangelio». Lo destacó el Papa Francisco en el Ángelus del domingo 24 de enero, en la plaza de San Pedro, recordando que la evangelización tiene como destinatarios privilegiados «a los más lejanos, a quienes sufren, a los enfermos y a los descartados por la sociedad». Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, En el evangelio de hoy el evangelista Lucas antes de presentar el discurso programático de Jesús de Nazaret, resume brevemente la actividad evangelizadora. Es una actividad que Él realiza con la potencia del Espíritu Santo: su palabra es original, porque revela el sentido de las Escrituras, es una palabra que tiene autoridad, porque ordena incluso a los espíritus impuros, y estos le obedecen (cf. Mc 1, 27). Jesús es diferente de los maestros de su tiempo: por ejemplo Jesús no abrió una escuela dedicada al estudio de la Ley, sino que sale para predicar y enseñar por todas partes: en las sinagogas, por las calles, en las casas, siempre moviéndose. Jesús también es distinto de Juan el Bautista, quien proclama el juicio inminente de Dios, mientras de sus miembros. Se nota aquí que Jesús dirige la Buena Nueva a todos, sin excluir a nadie, es más, privilegiando a los más lejanos, a quienes sufren, a los enfermos y a los descartados por la sociedad. Preguntémonos: ¿Qué significa evangelizar a los pobres? Significa, antes que nada, acercarlos, tener la alegría de servirles, liberarlos de su opresión, y todo esto en el El anuncio mesiánico del Reino de Dios nombre y con el Espíritu de Cristo, porque se dirige de manera preferencial es Él el evangelio de a los marginados, a los prisioneros Dios, es Él la miseriy a los oprimidos cordia de Dios, es Él la liberación de Dios, es Él que se ha hecho pobre para enriquecerque Jesús anuncia su perdón de Pa- nos con su pobreza. El texto de dre. Isaías, reforzado por pequeñas adapY ahora imaginémonos que tam- taciones introducidas por Jesús, inbién nosotros entramos en la sinago- dica que el anuncio mesiánico del ga de Nazaret, el pueblo donde Je- Reino de Dios que vino entre nososús creció hasta aproximadamente sus 30 años. Lo que allí sucede es un hecho importante que delinea la misión de Jesús. Él se levanta para leer la Sagrada Escritura. Abre el pergamino del profeta Isaías, el pasaje donde está escrito: «El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4, 18). Después, tras un momento de silencio lleno de expectativa por parte de todos, dice, para sorpresa general: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy» (v. 21). Evangelizar a los pobres: esta es la misión de Jesús, como Él dice; esta es también la misión de la Iglesia y de cada bautizado en la Iglesia. Ser cristiano y ser misionero es la misma cosa. Anunciar el Evangelio con la palabra y, antes aún, con la vida, es la finalidad principal de la comunidad cristiana y de cada uno L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt GIOVANNI MARIA VIAN director Giuseppe Fiorentino hecho, están en el centro del Evangelio. Que la Virgen María, Madre de Probablemente en el tiempo de los evangelizadores, nos ayude a Jesús estas personas no estaban en el sentir fuertemente el hambre y la sed centro de la comunidad de fe. Pode- del evangelio que hay en el mundo, mos preguntanos: hoy, en nuestras comunidades parroquiales, en La evangelización de los pobres las asociaciones, en los movimientos, ¿somos no es dar asistencia social fieles al programa de sino ofrecer la fuerza del Evangelio Cristo? La evangelización de los pobres, llede Dios que sana las heridas varles el feliz anuncio, ¿es la prioridad? Atención: no se trata sólo de dar asistencia social, menos aún especialmente en el corazón y en la de hacer actividad política, Se trata carne de los pobres. Y obtenga para de ofrecer la fuerza del Evangelio de cada uno de nosotros y para cada comunidad cristiana poder dar testiDios que convierte los corazones, samonio concreto de la misericordia, la na las heridas, transforma las relacio- gran misericordia que Cristo nos ha nes humanas y sociales, de acuerdo donado. a la lógica del amor. Los pobres, de Al término de la oración mariana el Pontífice dirigió un saludo especial a algunos de los grupos presentes en la plaza. TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. subdirector Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va tros se dirige de manera preferencial a los marginados, a los prisioneros y a los oprimidos. director general Servicio fotográfico [email protected] Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano [email protected] teléfono 39 06 698 99410 Queridos hermanos y hermanas: Saludo con cariño a todos vosotros, provenientes de diversas parroquias de Italia y de otros países, así como a las asociaciones y familias. En particular, saludo a los estudiantes de Zafra y a los fieles de Cervelló (son españoles); a los participantes en el congreso promovido por la «Comunidad mundial para la meditación cristiana»; y a los grupos de fieles llegados de la Arquidiócesis de Bari-Birtonto, de Tarcento, Marostica, Prato, Abbiategrasso y PeroCerchiate. A todos os deseo un buen domingo y por favor, ¡no os olvidéis de rezar por mí! Buen almuerzo y ¡hasta la vista! Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. Administración: 00120 Ciudad del Vaticano, teléfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164, e-mail: [email protected]. En México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios, 222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55, fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected]. En Argentina: Arzobispado de Mercedes-Luján; calle 24, 735, 6600 Mercedes (B), Argentina; teléfono y fax + 2324 428 102/432 412; e-mail: [email protected]. En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: [email protected]. número 4, viernes 29 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 3 El Papa Francisco indica que la Cuaresma es una oportunidad para la conversión y la solidaridad Tiempo favorable para las obras de misericordia duce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3, 5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe. Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8, 6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a «Un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia». De esta manera, el Papa Francisco, en el mensaje para la Cuaresma 2016 invita a los cristianos a prepararse para la Pascua del año jubilar. Un periodo que se debe vivir «con mayor intensidad —recomienda el Pontífice— como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios». «Misericordia quiero y no sacrificio» (Mt 9, 13). Las obras de misericordia en el camino jubilar 1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada 2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempeña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera La misericordia de Dios persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo transforma el corazón del hombre de la Cuaresma enviahaciéndole experimentar un amor fiel, ré a los Misioneros de y lo hace a su vez capaz de misericordia la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios. justamente las imágenes familiares María, después de haber acogido —como en el caso de Oseas (cf. Os 1la Buena Noticia que le dirige el ar- 2)— las que expresan hasta qué puncángel Gabriel, canta proféticamente to Dios desea unirse a su pueblo. Este drama de amor alcanza su en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen culmen en el Hijo hecho hombre. de Nazaret, prometida con José, se En él Dios derrama su ilimitada miconvierte así en el icono perfecto de sericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» la Iglesia que evangeliza, porque fue (Misericordiae vultus, 8). En efecto, y sigue siendo evangelizada por obra como hombre, Jesús de Nazaret es del Espíritu Santo, que hizo fecundo hijo de Israel a todos los efectos. Y su vientre virginal. En la tradición lo es hasta tal punto que encarna la profética, en su etimología, la miseri- escucha perfecta de Dios que el Shecordia está estrechamente vinculada, mà requiere a todo judío, y que toprecisamente con las entrañas mater- davía hoy es el corazón de la alianza nas (rahamim) y con una bondad ge- de Dios con Israel: «Escucha, Israel: nerosa, fiel y compasiva (hesed) que El Señor es nuestro Dios, el Señor se tiene en el seno de las relaciones es uno solo. Amarás, pues, al Señor, conyugales y parentales. tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6, 4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella. Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la miseEl pobre más miserable es quien no ricordia divina ocupa un lugar central y funacepta reconocerse como tal. Cree que es damental. Es «la berico pero es el más pobre de los pobres lleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii Dios y a los demás, sino parar sofogaudium, 36), el primer anuncio que car dentro de sí la íntima convicción «siempre hay que volver a escuchar de que tampoco él es más que un de diversas maneras y siempre hay pobre mendigo. Y cuanto mayor es que volver a anunciar de una forma el poder y la riqueza a su disposio de otra a lo largo de la catequesis» ción, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa hasta tal punto que ni siquiera ve al el comportamiento de Dios hacia el pobre Lázaro, que mendiga a la pecador, ofreciéndole una ulterior puerta de su casa (cf. Lc 16, 20-21), y posibilidad para examinarse, conver- que es figura de Cristo que en los tirse y creer» (Misericordiae vultus, pobres mendiga nuestra conversión. 21), restableciendo de ese modo la Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quirelación con él. Y, en Jesús crucificazá no vemos. Y este ofuscamiento va do, Dios quiere alcanzar al pecador acompañado de un soberbio delirio incluso en su lejanía más extrema, de omnipotencia, en el cual resuena justamente allí donde se perdió y se siniestramente el demoníaco «seréis alejó de Él. Y esto lo hace con la escomo Dios» (Gn 3, 5) que es la raíz peranza de poder así, finalmente, de todo pecado. Ese delirio también enternecer el corazón endurecido de puede asumir formas sociales y polísu Esposa. ticas, como han mostrado los totali- 3. Las obras de misericordia La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se tra- tarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino SIGUE EN LA PÁGINA 10 L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 29 de enero de 2016, número 4 En un mensaje a la cumbre de Davos el Papa recuerda que el hombre debe guiar el desarrollo No se olviden de los pobres Nuevas formas de actividad empresarial más atentas a los derechos sociales y al medioambiente «No se olviden de los pobres»: es el llamamiento hecho por el Papa a los participantes en la cumbre anual de Davos promovida estos días por el Foro Económico Mundial. En un mensaje enviado al Presidente ejecutivo de la fundación, Francisco recuerda que el hombre debe guiar el desarrollo tecnológico y pide nuevas formas de actividad empresarial más atentas a los derechos sociales y al medioambiente. Al Profesor Klaus Schwab Presidente ejecutivo del Fórum Económico Mundial Ante todo, quisiera darle las gracias por su amable invitación a dirigirme a la convención anual del Fórum Económico Mundial, que tendrá lugar en Davos-Klosters, a finales de enero, sobre el tema «El Dominio de la Cuarta Revolución Industrial». Le hago presente mis mejores deseos por la fecundidad de este encuentro, que busca incentivar la continuidad social y la responsabilidad ambiental, por medio de un diálogo constructivo entre el gobierno, líderes empresariales y cívicos, así como también con distinguidos representantes de los sectores políticos, financieros y culturales. Los albores de la así llamada «cuarta revolución industrial» han sido acompañados por una creciente sensación de la inevitabilidad de una drástica reducción del número de puestos de trabajo. Los últimos estudios conducidos por la Organización Internacional del Trabajo indican que, en la actualidad, el desempleo afecta a cientos de millones de personas. La «financialización» y la «tecnologización» de las economías globales y nacionales, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo. Menos oportunidades para un empleo satisfactorio y digno, conjugado con la reducción de la seguridad social, están causando un inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países. Hay una clara necesidad de crear nuevas formas de actividad empresarial que, mientras fomentan el desarrollo de tecnologías avanzadas, sean también capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medioambiente. Es el hombre quien debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él. A todos ustedes me dirijo una vez más: ¡No se olviden de los pobres! Este es el principal desafío que tienen ustedes, como líderes en el mundo de los negocios. «Quien tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social» (Encuentro con la Clase Dirigente y con el Cuerpo Diplomático, Bangui, 29 noviembre 2015). Nunca debemos permitir que «la cultura del bienestar nos anestesie», volviéndonos incapaces de «compadecernos ante los clamores de los otros, de no llorar ante el drama de los demás ni de interesarnos de cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe» (Evangelium gaudium, 54). Llorar por la miseria de los demás no significa sólo compartir sus sufrimientos, sino también y sobre todo, tomar conciencia que nuestras propias acciones son una de las causas de la injusticia y la desigualdad. «Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo» (Bula de indicción del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Misericordia vultus, 15). Una vez que tomamos conciencia de esto, llegamos a ser humanos más plenos, pues nuestra responsabilidad para con nuestros hermanos y hermanas es una parte esencial de nuestra humanidad común. No tengan miedo de abrir su mente y su corazón a los pobres. De este modo, us- tedes podrán dar rienda suelta a sus talentos económicos y técnicos, y descubrir la felicidad de una vida plena, que no les puede proporcionar el solo consumismo. Frente a los profundos cambios que marcan época, los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura «cuarta revolución industrial», resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana —remplazada por una máquina sin alma—, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos. Por el contrario, el momento actual proporciona una valiosa oportunidad para guiar y gobernar el proceso ahora en curso, y construir sociedades inclusivas basadas en el respeto por la dignidad humana, la tolerancia, la compasión y la misericordia. Les insto, pues, a afrontar de nuevo el diálogo sobre cómo construir el futuro del planeta, «nuestra casa común», y exhorto a ustedes a hacer un esfuerzo unido para lograr un desarrollo sostenible e integral. Como he señalado muchas veces, y lo reitero ahora con mucho gusto, la actividad empresarial es «una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos», especialmente «si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común» (Laudato si’, 129). Como tal, tiene la responsabilidad de ayudar a superar la compleja crisis de la sociedad y del medio ambiente, y luchar contra la pobreza. Esto hará que sea posible mejorar la precaria condición de vida de millones de personas y cerrar la brecha que da lugar a numerosas injusticias, que erosiona los valores fundamentales de la sociedad, como la igualdad, la justicia y la solidaridad. De este modo, a través del recurso privilegiado al diálogo, el Foro Económico Mundial puede convertirse en una plataforma para la defensa y protección de la creación, como también para la consecución de «un progreso más sano, más humano, más social, más integral» (Laudato si’, 112), teniendo además debidamente en cuenta los objetivos ambientales y la necesidad de maximizar los esfuerzos para erradicar la pobreza, como se establece en el Programa para el Desarrollo Sostenible de 2030 y en el Acuerdo de París establecido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Señor Presidente, renovando mis mejores deseos para el éxito de la próxima reunión en Davos, invoco sobre Ud. y sobre todos los participantes en el Foro, junto con sus familias, la abundante bendición de D ios. Vaticano, 30 de diciembre de 2015 número 4, viernes 29 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 5 Francisco concluye el octavario de oración por la unidad de los cristianos recordando que Jesús es el rostro misericordioso del Padre La única puerta es Cristo «La única puerta que nos conduce a la salvación es Jesucristo, nuestro Señor, el rostro misericordioso del Padre». Lo recordó el Papa Francisco durante la celebración de las vísperas presidida en la Basílica de San Pablo Extramuros el lunes 25 de enero por la tarde, y en conclusión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. «Soy el menor de los apóstoles [...] gunos, «conquistándoporque he perseguido a la Iglesia de los» con su gracia, paDios. Pero por la gracia de Dios soy ra que a través de lo que soy, y su gracia para conmigo ellos su amor pueda no se ha frustrado en mí» (1 Cor 15 llegar a todos. La mi,9-10). Así resume el apóstol Pablo el sión del entero pueblo significado de su conversión. Ésta, de Dios es la de anunque tuvo lugar tras el encuentro ful- ciar las maravillas del gurante con Cristo resucitado (cf. 1 Señor, la primera la Cor 9 ,1) en el camino de Jerusalén a del Misterio pascual Damasco, no es principalmente un de Cristo, por medio cambio moral, sino una experiencia del cual hemos pasado transformadora de la gracia de Cris- de las tinieblas del peto, y al mismo tiempo la llamada a cado y la muerte, al una nueva misión, la de anunciar a esplendor de su vida, todos a aquel Jesús a quien antes nueva y eterna (cf. 1 perseguía, hostigando a sus discípu- Pe 2, 10). A la luz de la Palabra de Dios los. En ese momento, de hecho, Pablo entiende que entre el Cristo eter- que hemos escuchado, y que nos ha namente vivo y sus seguidores hay guiado durante esta Semana de orauna unión real y trascendente: Jesús ción por la unidad de los cristianos, vive y está presente en ellos y ellos realmente podemos decir que todos viven en Él. La vocación a ser un los creyentes en Cristo estamos «llaapóstol no se funda en los méritos humanos de Pablo, quien se No sólo la llamada nos une; considera «ínfimo» e también compartimos la misma misión: «indigno», sino en la bondad infinita de anunciar a todos las obras Dios, que lo eligió y maravillosas de Dios le confió el ministerio. Una comprensión similar de lo que sucedió en el camino de Damasco es tes- mados a anunciar las maravillas de timoniada por san Pablo también en Dios» (cf. 1 Pe 2, 9). Más allá de las la primera Carta a Timoteo: «Doy diferencias que todavía nos separan, gracias a Cristo Jesús, Señor nues- reconozcamos con alegría, que en el tro, que me hizo capaz, se fió de mí origen de la vida cristiana hay siemy me confió este ministerio, a mí, pre una llamada, cuyo autor es Dios que antes era un blasfemo, un perse- mismo. Podemos avanzar en el caguidor y un insolente. Pero Dios tu- mino hacia la plena comunión visivo compasión de mí porque no sa- ble entre los cristianos no sólo cuanbía lo que hacía, pues estaba lejos do nos acercamos los unos a los de la fe; sin embargo, la gracia de otros, sino sobre todo en la medida nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús» (1, 12-14). La sobreabundante misericordia de Dios es la única razón en la cual se funda el ministerio de Pablo, y es al mismo tiempo lo que el apóstol tiene que anunciar a todos. La experiencia de san Pablo es similar a la de las comunidades a las cuales el apóstol Pedro dirige su primera Carta. San Pedro se dirige a los miembros de comunidades pequeñas y frágiles, expuestas a la amenaza de las persecuciones y aplica a ellos los títulos gloriosos atribuidos al pueblo santo de Dios: «linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios» (1 Pt 2, 9). Para esos primeros cristianos, como hoy para todos nosotros bautizados, es motivo de consuelo y de constante estupor el saber que hemos sido elegidos para formar parte del diseño de salvación de Dios, actuado en Jesucristo y en la Iglesia. «Señor, ¿por qué precisamente yo?»; «¿por qué nosotros?». Alcanzamos aquí el misterio de la misericordia y la elección de Dios: el Padre ama a todos y quiere salvar a todos, y por eso llama a al- en que nos convertimos al Señor, cia el metropolita Gennadios, repreque por su gracia nos elige y nos lla- sentante del Patriarcado ecuménico, ma a ser sus discípulos. Y convertir- a Su gracia David Moxon, represense significa dejar que el Señor viva y tante personal en Roma del arzobistrabaje en nosotros. Por este motivo, po de Canterbury, y a todos los recuando los cristianos de diferentes presentantes de las diversas Iglesias Iglesias escuchan juntos la Palabra y Comunidades eclesiales de Roma, de Dios y tratan de ponerla en prác- reunidos aquí esta tarde. Con ellos tica, realizan pasos verdaderamente hemos pasado a través de la Puerta importantes hacia la unidad. Y no Santa de esta Basílica, para recordar sólo la llamada nos une; también que la única puerta que nos conduce compartimos la misma misión: anun- a la salvación es Jesucristo, nuestro ciar a todos las obras maravillosas Señor, el rostro misericordioso del de Dios. Como san Pablo, y como Padre. Dirijo también un cordial salos fieles a quienes escribe san Pe- ludo a los jóvenes ortodoxos y ortodro, también nosotros no podemos doxos orientales que estudian aquí, dejar de anunciar el amor misericor- en Roma, con el apoyo del Comité dioso que nos ha conquistado y de colaboración cultural con las transformado. Mientras estamos en Iglesias ortodoxas, que trabaja en el camino hacia la plena comunión en- Consejo para la promoción de la tre nosotros, ya podemos desarrollar unidad de los cristianos, así como a múltiples formas de colaboración, trabajar juntos para favorecer la Pidamos perdón por el pecado difusión del Evangelio. Y caminando y trabade nuestras divisiones que son una herida jando juntos, nos daabierta en el Cuerpo de Cristo mos cuenta de que ya estamos unidos en el nombre del Señor. La los estudiantes del Ecumenical Instiunidad se hace en el camino. En este Año jubilar extraordinario tute of Bossey, en visita aquí en Roma de la Misericordia, tengamos bien para profundizar su conocimiento de presente que no puede haber una la Iglesia católica. auténtica búsqueda de la unidad de Queridos hermanos y hermanas, los cristianos sin un confiarse plena- unámonos a la oración que Jesucrismente a la misericordia del Padre. to dirigió al Padre: «Que todos sean En primer lugar pidamos perdón uno [...] para que el mundo crea» por el pecado de nuestras divisiones, (Jn 17, 21). La unidad es don de la que son una herida abierta en el misericordia de Dios Padre. Aquí Cuerpo de Cristo. Como obispo de ante la tumba de san Pablo, apóstol Roma y Pastor de la Iglesia católica, y mártir, custodiada en esta esplénquiero invocar misericordia y perdón por los comportamientos no evangé- dida Basílica, sentimos que nuestra licos por parte de los católicos hacia humilde petición es apoyada por la los cristianos de otras Iglesias. Al intercesión de la multitud de mártimismo tiempo, invito a todos los res cristianos de ayer y de hoy. Ellos hermanos y hermanas católicos a han respondido con generosidad a la perdonar si, hoy o en el pasado, han llamada del Señor, han dado fiel tessido ofendidos por otros cristianos. timonio, con su vida, de las maraviNo podemos borrar lo que ha sido, llas que Dios ha realizado por nosopero no queremos permitir que el tros, y ya experimentan la plena copeso de las culpas del pasado conti- munión en la presencia de Dios Panúe contaminando nuestras relacio- dre. Sostenidos por su ejemplo —este nes. La misericordia de Dios renova- ejemplo que hace el ecumenismo de rá nuestras relaciones. sangre— y confortados por su interEn este clima de intensa oración, cesión, dirigimos a Dios nuestra husaludo fraternalmente a Su eminen- milde oración. página 6 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 29 de enero de 2016, número 4 De la ternura de Dios en el Antiguo Testamento a los episodios del Evangelio en que Jesús abraza y perdona a los pecadores Entrañas de misericordia NURIA CALDUCH-BENAGES «Quien tiene misericordia encuentra misericordia», dice el proverbio. En solo cinco palabras ha condensado la sabiduría popular un tema de gran actualidad en la Iglesia, un tema que importa mucho al Papa Francisco. Según el diccionario Zingarelli, la misericordia es «un sentimiento que induce a la comprensión, a la piedad y al perdón hacia quien sufre o yerra». El contenido de esta definición, que coincide aproximadamente con las de otras lenguas, es el que subyace a expresiones como las siguientes: tener o sentir misericordia hacia alguien, por su estado o sus sufrimientos, usar de misericordia con alguno, hacer una cosa por misericordia, o bien, actuar sin misericordia. En la Biblia el concepto de misericordia está ligado a diversos vocablos, cada uno de los cuales tiene un significado propio con variados matices, que van más allá de la noción de una simple acción compasiva. Por lo que respecta a la lengua hebrea, el primer término a considerar es réhem, sustantivo masculino singular que indica en su origen el seno materno, el lugar de donde proviene la vida. El mismo sustantivo en plural, rahamîm, designa las entrañas y se utiliza en sentido traslativo para expresar el apego instintivo de un ser a otro. En la antropología semítica este sentimiento íntimo de amor y de compasión está localizado en las entrañas, en el seno materno y en el útero. Se comprende que el arquetipo de la misericordia sea el instinto materno. He aquí las palabras que Dios dirige a la ciudad de Jerusalén en Isaías 49, 15: «¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas?». Para expresar la ternura de Dios, el profeta utiliza también esta expresión: «¡Efraín es mi hijo querido, él es mi niño encantador! Después de haberlo reprendido, me acuerdo y se conmueven mis entrañas. ¡Lo quiero intensamente!» (Jeremías 31, 20). Sentimientos como la conmoción, la pena, la angustia, habitan en las entrañas del ser humano. Cuando José vio a su hermano Benjamín «salió deprisa, pues, conmovido [literalmente: conmovido en sus entrañas] por su hermano, le vinieron ganas de llorar; y entrando en su habitación, lloró allí» (Génesis 43,30). Dice la esposa en el Cantar de los Cantares: «Mi amado introdujo su mano por el postigo, y mis entrañas se estremecieron por él» (Cantar 5,4). El segundo término con el cual el Antiguo Testamento indica la misericordia es hésed (y sus derivados). Aunque su significado fundamental es el de bondad, puede traducirse con piedad, compasión o solidaridad. Según el teólogo y jesuita francés Xavier Léon-Dufour, el sustantivo hésed «designa de suyo la piedad, relación que une a dos seres e implica fidelidad. Con esto recibe la misericordia una base sólida: no es ya únicamente el eco de un instinto de bondad, que puede equivocarse acerca de su naturaleza, sino una bondad consciente. Es respuesta a un deber interior, fidelidad con uno mismo». Por lo que respecta a los términos griegos, el Nuevo Testamento adopta el lenguaje de la Septuaginta, que refleja fundamentalmente los conceptos del original hebreo. El término griego más frecuente es éleos, que puede traducirse con compasión, misericordia, bondad, pena o piedad. Lo sigue el sustantivo oiktirmós, de uso más limitado, que subraya el aspecto externo de la compasión en cuanto esta se traduce en dolor, lástima y conmiseración. Hay que señalar, por último, el substantivo splánchna, que literalmente equivale al hebreo rahamîm —entrañas, vísceras— y el verbo splanchnízomai (sentir conmoción, tener misericordia, sentir compasión), que en el Evangelio, aparte de las parábolas lucanas de la misericordia, se utiliza para describir la reacción de Jesús ante la enfermedad y el sufrimiento de otros. La misericordia de Dios se manifiesta en cada página del Antiguo Testamento, pero de manera magnífica está expresada en Éxodo 34, 5-7, pasaje considerado como la mejor definición de Yahveh que hay en el Antiguo Testamento: «El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él proclamando: “Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación”». Estos versículos contienen una fórmula teológica que suena a nuestros oídos como una profesión de fe. En ella el Dios de Israel proclama dos veces su propio nombre seguido de sus atributos, presentándose ante todo como un Dios misericordioso y fiel. Esta fórmula es retomada en su totalidad o en parte en otros varios textos del Antiguo Testamento (Joel 2, 13; Job 4 ,2; Salmos 86, 15; 103, 8; 145 ,8; Nehemías 9 ,17), como también en la fórmula sumaria «rico en misericordia», en Efesios 2, 4. La autodefinición del Señor pone de relieve la estrecha relación que une a Dios con su criatura, una relación signada por la bondad y la ternura divinas para con el ser humano. Tanto es esto verdad que, frente a las faltas humanas, Dios se manifiesta siempre dispuesto a perdonar. Entendámonos bien: no se trata de infravalorar o de relativizar el pecado. Más aún, el pecado debe ser castigado siempre y de todos modos. En otras palabras, en Éxodo 34, 5-7 el acento recae no en el castigo de Dios, sino en su sobreabundante misericordia. Mientras que su castigo se extiende solamente hasta la tercera y cuarta generación, la bondad de su amor no tiene límites y se prolonga por mil generaciones. La misericordia de Dios se revela en todo su esplendor en la figura de Jesús de Nazaret. Como «imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura» (Colosenses 1, 15), Jesús es el rostro de la misericordia divina. Sus palabras, pero sobre todo su vida y sus obras dan testimonio de ello. Jesús mostró siempre una gran atención hacia aquellos que sufren cualquier tipo de aflicción. Sensible a toda forma de dolor, escucha, cura y perdona a todos. Se revela como médico de los cuerpos, pero sobre todo de las almas (Marcos 2 ,17; Lucas 5, 31). Lo demuestra su actitud misericordiosa con los pecadores, Carl Heinrich Bloch, «Sermón de la Montaña» (1877) que encuentran en él un amigo (Lucas 7 ,34) siempre dispuesto a sentarse a la mesa con ellos (Lucas 5, 27.30; 15, 1; 19 ,5-7). En los Evangelios vemos a menudo a Jesús profundamente conmovido frente a la miseria y el sufrimiento humanos. ¿Cómo no recordar, por ejemplo, la conmoción interior de Jesús ante el llanto de la viuda de Naín por la pérdida de su único hijo? Dice el evangelista Lucas: «Al verla el Señor, se compadeció de ella (splanchnízomai) y le dijo: “No llores”» (Lucas 7, 13). El mismo sentimiento experimenta frente a los dos ciegos sentados junto al camino (Mateo 20, 34), frente al leproso marginado (Marcos 1, 41) o frente a las muchedumbres cansadas, extenuadas y hambrientas, que se presentan a sus ojos como ovejas sin pastor (Mateo 9, 36; 14, 14; 15, 32; Marcos 6, 34; 8 ,2). Los evangelistas describen el estado de ánimo de Jesús con el verbo splanchnízomai, que suele traducirse como «conmoverse profundamente». Este verbo Mientras que su castigo se extiende solamente hasta la tercera y cuarta generación, la bondad de su amor no tiene límites y se prolonga por mil generaciones pertenece al campo semántico de splánchna, entrañas, y denota, por tanto, una conmoción visceral provocada por la vista del dolor ajeno. Jesús no permanece indiferente ante la fragilidad de los enfermos y se hace solidario con su dolor. Al ofrecerles su misericordia, los sufrientes recuperan la dignidad, la salud, la vida, la alegría y la esperanza. Vista de este modo, la misericordia se presenta como «experiencia fundante de una nueva creación». Jesús desconcierta. Desconciertan sus palabras, sus gestos, sus silencios; palabras, gestos y silencios que utilizan un lenguaje inclusivo, el lenguaje de la misericordia. Con ese lenguaje Jesús acoge a los marginados de la sociedad, a los que viven en la periferia porque no tienen sitio en la ciudad, a los que nadie ve ni escucha, puesto que no tienen rostro ni voz, los mendigos por necesidad, puesto que no tienen derechos, los pequeños, los enfermos, las mujeres, entre ellas la «pecadora pública» o «la mujer del perfume», como me agrada llamarla (Lucas 7, 36-50). La historia comienza con una mujer sin nombre que entra en la casa de Simón el fariseo llorando desconsolada y termina con una mujer perdonada que deja el relato con un corazón rebosante de paz. El encuentro con Jesús misericordioso le ha devuelto la vida. La actitud misericordiosa de Jesús es profundamente humana y liberadora: por un lado, rompe tabúes, traspasa fronteras, desmonta prejuicios, relativiza leyes, desenmascara la injusticia; por el otro, genera cercanía, relación, diálogo, intimidad, y promueve el encuentro interpersonal auténtico. Encontrarse con Jesús es siempre un punto de partida, una ventana abierta al futuro, un estímulo de esperanza, una visión de misericordia. número 4, viernes 29 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 7 En la audiencia a la Rota romana el el Papa pide una preparación más adecuada para el matrimonio El sueño de Dios E insta a la Iglesia a acompañar a las familias heridas «La familia, fundada en el matrimonio indisoluble, unitivo y procreativo, pertenece al “sueño” de Dios y de su Iglesia para la salvación de la humanidad»: lo subrayó el Papa Francisco en la tradicional audiencia —que tuvo lugar el viernes 22 de enero por la mañana, en la Sala Clementina— al tribunal de la Rota romana, con ocasión de la inauguración del Año judicial. Queridos hermanos: Os doy mi cordial bienvenida, y le agradezco al Decano las palabras con que ha introducido nuestro encuentro. El ministerio del Tribunal Apostólico de la Rota Romana ha sido desde siempre una ayuda al Sucesor de Pedro, para que la Iglesia, inescindiblemente unida a la familia, siga proclamando el designio de Dios Creador y Redentor sobre la sacralidad y belleza de la institución familiar. Una misión siempre actual y que adquiere mayor relevancia en nuestro tiempo. Junto a la definición de la Rota Romana como Tribunal de la familia [1], quisiera resaltar otra prerrogativa, y es que también es el Tribunal de la verdad del vínculo sagrado. Y estos dos aspectos son complementarios. La Iglesia, en efecto, puede mostrar el indefectible amor misericordioso de Dios por las familias, en particular a las heridas por el pecado y por las pruebas de la vida, y, al mismo tiempo, proclamar la irrenunciable verdad del matrimonio según el designio de Dios. Este servicio está confiado en primer lugar al Papa y a los obispos. En el camino sinodal sobre el tema de la familia, que el Señor nos ha concedido realizar en los dos últimos años, hemos podido realizar, en espíritu y estilo de efectiva colegialidad, un profundo discernimiento sapiencial, gracias al cual la Iglesia ha indicado al mundo —entre otras cosas— que no puede haber confusión entre la familia querida por Dios y cualquier otro tipo de unión. Con esa misma actitud espiritual y pastoral, vuestra actividad, tanto al juzgar como al contribuir a la formación permanente, asiste y promueve el opus veritatis. Cuando la Iglesia, a través de vuestro servicio, se propone declarar la verdad sobre el matrimonio en el caso concreto, para el bien de los fieles, al mismo tiempo tiene siempre presente que quienes, por libre elección o por infelices circunstancias de la vida [2], viven en un estado objetivo de error, siguen siendo objeto del amor misericordioso de Cristo y por lo tanto de la misma Iglesia. La familia, fundada en el matrimonio indisoluble, unitivo y procreativo, pertenece al «sueño» de Dios y de su Iglesia para la salvación de la humanidad [3]. Tal y como afirmó el beato Pablo VI, la Iglesia siempre ha dirigido «una mirada especial, llena de solicitud y de amor, a la familia y a sus problemas. Por medio del matrimonio y de la familia Dios ha unido sabiamente dos de las mayores realidades humanas: la misión de transmitir la vida y el amor mutuo y legítimo del hombre y la mujer, por el cual están llamados a completarse mutuamente en una entrega recíproca no sólo física, sino sobre todo espiritual. O mejor dicho, Dios ha querido hacer partícipes a los esposos de su amor, del amor personal que Él tiene por cada uno de ellos y por el cual les llama a ayudarse y a entregarse mutuamente para alcanzar la plenitud de su vida personal; y del amor que Él trae a la humanidad y a todos sus hijos, y por el cual desea multiplicar los hijos de los hombres para hacerles partícipes de su vida y felicidad eterna» [4]. La familia y la Iglesia, en planos diversos, concurren para acompañar al ser humano hacia el fin de su existencia. Y lo hacen, ciertamente, con las enseñanzas que transmiten, pero también con su propia naturaleza de comunidad de amor y vida. De hecho, igual que la familia puede ser llamada «Iglesia doméstica», a la Iglesia se le aplica correctamente el título de familia de Dios. Por lo tanto «el “espíritu familiar” es una carta constitucional para la Iglesia: así el cristianismo debe aparecer, y así debe ser. Está escrito en letras claras: “Vosotros que un tiempo estabais lejos —dice san Pablo— […] ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Ef 2, 19). La Iglesia es y debe ser la familia de Dios» [5]. Precisamente porque la Iglesia es madre y maestra, sabe que entre los cristianos, algunos tienen una fe fuerte, formada por la caridad, fortalecida por una buena catequesis y nutrida por la oración y la vida sacramental, mientras que otros tienen una fe débil, descuidada, no formada, poco educada, u olvidada. Es bueno recordar con claridad que la calidad de la fe no es una condición esencial del consentimiento matrimonial, el cual, de acuerdo con la doctrina de siempre, puede ser minado solamente a nivel natural (cf. CIC, can. 1055 § 1 e 2). De hecho, el habitus fidei se infunde en el momento del bautismo y sigue teniendo un misterioso influjo en el alma, incluso cuando la fe no se haya desarrollado y psicológicamente parezca estar ausente. No es raro que los novios, empujados al verdadero matrimonio por el instinctus naturae, en el momento de la celebración, tengan un conocimiento limitado de la plenitud del plan de Dios, y sólo después, en la vida familiar, descubran todo lo que Dios, Creador y Redentor ha establecido para ellos. Las deficiencias de formación en la fe y también el error relativo a la unidad, la indisolubilidad y la dignidad sacramental del matrimonio vician el consentimiento matrimonial solamente si determinan la voluntad (cf. CIC, can. 1099). Precisamente por eso los errores que afectan a la naturaleza sacramental del matrimonio deben evaluarse con mucha atención. La Iglesia, pues, con renovado sentido de responsabilidad sigue proponiendo el matrimonio, en sus elementos esenciales —hijos, bien de los cónyuges, unidad, indisolubilidad, sacramentalidad [6]— no como un ideal para pocos, a pesar de los modernos modelos centrados en lo efímero y lo transitorio, sino como una realidad que, en la gracia de Cristo, puede ser vivida por todos los fieles bautizados. Y por ello, con mayor razón, la urgencia pastoral, que abraza todas las estructuras de la Iglesia, impulsa a converger hacia un intento común ordenado a la preparación adecuada al matrimonio, en una especie de nuevo catecumenado —subrayo esto: en una especie de nuevo catecumenado— tan deseado por algunos Padres Sinodales [7]. Queridos hermanos, el tiempo en que vivimos es muy comprometedor, tanto para las familias, como para los pastores, que estamos llamados a acompañarlas. Con esta conciencia, os deseo un buen trabajo para el nuevo año que el Señor nos dona. Os aseguro mi oración y yo también cuento con la vuestra. Que la Virgen y San José obtengan a la Iglesia crecer en el espíritu de familia y a las familias sentirse cada vez más parte viva y activa del pueblo de Dios. Gracias. [1] PÍO XII, Alocución a la Rota Romana del 1 de octubre 1940: L’O sservatore Romano, 2 octubre 1940, p. 1. [2] «Quizás todo este flagelo tiene un nombre extremadamente genérico, pero en este caso trágicamente verdadero, y es egoísmo. Si el egoísmo gobierna el reino del amor humano, que es precisamente la familia, lo envilece, lo entristece, lo disuelve. El arte de amar no es tan fácil como comúnmente se cree. No basta el instinto para enseñarlo. La pasión mucho menos. El placer tampoco» ((G.B. MONTINI, Carta pastoral a la archidiócesis ambrosiana al comienzo de la Cuaresma de 1960). [3] Cf. PÍO XI, Carta. enc. Casti connubii, 31 de diciembre 1930: AAS 22 (1930), 541. [4] PABLO VI, Discurso al XIII Congreso Nacional del Centro Italiano Femenino, 12 de febrero de 1966: AAS 58 (1966), 219. San Juan Pablo II en la Carta a las familias afirmaba que la familia es camino de la Iglesia: «el primero y el más importante» (Gratissimam sane, 2 febbraio 1994, 2: AAS 86 [1994], 868). [5] Audiencia general del 7 de octubre de 2015. [6] Cf. AUGUSTINUS, De bono coniugali, 24, 32; De Genesi ad litteram, 9, 7, 12. [7] «Esta preparación al matrimonio, pensamos, será ágil, si la formación de una familia se presenta desde la juventud, y si se comprende por quien pretende fundar su propio hogar como una vocación, como una misión, como un gran deber, que da a la vida un altísimo fin, y la llena de sus dones y de sus virtudes. Esta presentación ni deforma ni exagera la realidad» (G. B. MONTINI, Carta pastoral a la archidiócesis ambrosiana, cit.). L’OSSERVATORE ROMANO número 4, viernes 29 de enero de 2016 El tema del Jubileo en el centro del mensaje para la Jornada mundial de las comunicaciones sociales Redes de misericordia «El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo». En el centro del mensaje del Papa Francisco para la 50º Jornada mundial de las comunicaciones sociales, que este año se celebra, en muchos países, el domingo 8 de mayo, se encuentra el tema jubilar. En el mensaje, presentado el viernes 22 de enero por la mañana, el Pontífice explica que «también los correos electrónicos, los mensajes de texto, las redes sociales, los foros pueden ser formas de comunicación plenamente humanas», de hecho «no es la tecnología la que determina si la comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición». Queridos hermanos y hermanas: El Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia. En efecto, la Iglesia, unida a Cristo, encarnación viva de Dios Misericordioso, está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar. Lo que decimos y cómo lo deci- mos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de D ios. Como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión. En particular, es característico del lenguaje y de las acciones de la Iglesia transmitir misericordia, para tocar el corazón de las personas y sostenerlas en el camino hacia la plenitud de la vida, que Jesucristo, enviado por el Padre, ha venido a traer a todos. Se trata de acoger en nosotros y de difundir a nuestro alrededor el calor de la Iglesia Madre, de modo que Jesús sea conocido y amado, ese calor que da contenido a las palabras de la fe y que encien- de, en la predicación y en el testimo- inspirar por la misericordia, que nunca nio, la «chispa» que los hace vivos. da nada por perdido. La comunicación tiene el poder de Hago un llamamiento sobre todo a crear puentes, de favorecer el encuentro cuantos tienen responsabilidades instiy la inclusión, enriqueciendo de este tucionales, políticas y de formar la opimodo la sociedad. Es hermoso ver per- nión pública, a que estén siempre atensonas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para El entorno digital es una plaza, superar las incomprensiones, curar la memoria heun lugar de encuentro, donde se puede rida y construir paz y aracariciar o herir, tener una provechosa monía. Las palabras pueden construir puentes endiscusión o un linchamiento moral tre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos. Y esto es posible tanto en el mundo tos al modo de expresase cuando se refísico como en el digital. Por tanto, que fieren a quien piensa o actúa de forma las palabras y las acciones sean apro- distinta, o a quienes han cometido erropiadas para ayudarnos a salir de los cír- res. Es fácil ceder a la tentación de culos viciosos de las condenas y las aprovechar estas situaciones y alimentar venganzas, que siguen enmarañando a de ese modo las llamas de la desconindividuos y naciones, y que llevan a fianza, del miedo, del expresarse con mensajes de odio. odio. Se necesita, sin emLa palabra del cristiano, sin embar- bargo, valentía para oriengo, se propone hacer crecer la comu- tar a las personas hacia nión e, incluso cuando debe condenar procesos de reconciliación. con firmeza el mal, trata de no romper Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la nunca la relación y la comunicación. que ofrece verdaderas soQuisiera, por tanto, invitar a las perluciones a antiguos consonas de buena voluntad a descubrir el flictos así como la oportupoder de la misericordia de sanar las nidad de realizar una paz relaciones dañadas y de volver a llevar duradera. «Bienaventurapaz y armonía a las familias y a las co- dos los misericordiosos, munidades. porque ellos alcanzarán Todos sabemos en qué modo las vie- misericordia. […] Bienajas heridas y los resentimientos que venturados los que trabaarrastramos pueden atrapar a las perso- jan por la paz, porque nas e impedirles comunicarse y reconci- ellos serán llamados hijos liarse. Esto vale también para las rela- de Dios» (Mt 5, 7.9). ciones entre los pueblos. En todos esCómo desearía que tos casos la misericordia es capaz de ac- nuestro modo de comunitivar un nuevo modo de hablar y dialo- car, y también nuestro sergar, como tan elocuentemente expresó vicio de pastores de la Shakespeare: «La misericordia no es Iglesia, nunca expresara el obligatoria, cae como la dulce lluvia orgullo soberbio del triundel cielo sobre la tierra que está bajo fo sobre el enemigo, ni huella. Es una doble bendición: bendice millara a quienes la mentaal que la concede y al que la recibe» lidad del mundo considera (El mercader de Venecia, Acto IV, Escena perdedores y material de I). Es deseable que también el lenguaje desecho. La misericordia de la política y de la diplomacia se deje puede ayudar a mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio. Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos. Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado —violencia, corrupción, explotación, etc.—, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído. El evangelio de Juan nos recuerda que «la verdad os hará libres» (Jn 8, 32). Esta verdad es, en definitiva, Cristo mismo, cuya dulce misericordia es el modelo para nuestro modo de anunciar la verdad y condenar la injusticia. Nuestra primordial tarea es afirmar la páginas 8/9 verdad con amor (cf. Ef 4, 15). Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes somos pecadores. Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa. Algunos piensan que una visión de la sociedad enraizada en la misericordia es injustificadamente idealista o excesivamente indulgente. Pero probemos a reflexionar sobre nuestras primeras experiencias de relación en el seno de la familia. Los padres nos han amado y apreciado más por lo que somos que por nuestras capacidades y nuestros éxitos. Los padres quieren naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero su amor nunca está condicionado por el alcance de los objetivos. La casa paterna es el lugar donde siempre eres acogido (cf. Lc 15, 11-32). Quisiera alentar a todos a pensar en la sociedad humana, no como un espacio en el que los extraños compiten y buscan prevalecer, sino más bien como una casa o una familia, donde la puerta está siempre abierta y en la que sus miembros se acogen mutuamente. Para esto es fundamental escuchar. Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común. Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en el que se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente: quitarse las sandalias en el «terreno sagrado» del encuentro con el otro que me habla (cf. Ex 3, 5). Saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo. zón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición. Las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos. No es la tecnología la que determina El entorno digital es una plaza, un lugar de encuensi la comunicación es auténtica o no, tro, donde se puede acarisino el corazón del hombre ciar o herir, tener una provechosa discusión o un liny su capacidad para usar bien chamiento moral. Pido que los medios a su disposición el Año Jubilar vivido en la misericordia «nos haga más abiertos al diálogo para coTambién los correos electrónicos, los nocernos y comprendernos mejor; elimensajes de texto, las redes sociales, los mine toda forma de cerrazón y despreforos pueden ser formas de comunica- cio, y aleje cualquier forma de violencia ción plenamente humanas. No es la y de discriminación» (Misericordiae vultecnología la que determina si la comu- tus, 23). También en red se construye nicación es auténtica o no, sino el cora- una verdadera ciudadanía. El acceso a las redes digitales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no vemos pero que es real, tiene una dignidad que debe ser respetada. La red puede ser bien utilizada para hacer crecer una sociedad sana y abierta a la puesta en común. La comunicación, sus lugares y sus instrumentos han traído consigo un alargamiento de los horizontes para muchas personas. Esto es un don de Dios, y es también una gran responsabilidad. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad». El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo en la medida en que genera una proximidad que se hace cargo, consuela, cura, acompaña y celebra. En un mundo dividido, fragmentado, polarizado, comunicar con misericordia significa contribuir a la buena, libre y solidaria cercanía entre los hijos de Dios y los hermanos en humanidad. Vaticano, 24 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 10 Unidad en camino VIENE DE LA PÁGINA 1 sia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy» y «fui tratado con misericordia», se lee en dos pasajes del epistolario paulino citados por el Pontífice, que después recordó cómo la primera lectura de Pedro se dirige a «comunidades pequeñas y frágiles». Como queriendo recordar la situación de tantos cristianos, que hoy experimentan a menudo la persecución, y ese ecumenismo de la sangre tantas veces evocado con conmoción por Bergoglio. Las divisiones entre cristianos y en el seno de las confesiones individuales persisten, pero —destacó el Pontífice— «más allá de las diferencias que todavía nos separan, reconocemos con alegría que en el origen de la vida cristiana hay siempre una llamada, cuyo autor es Dios mismo. Podemos avanzar por el camino de la plena comunión visible entre los cristianos no solo cuando nos acercamos unos a otros, sino sobre todo en la medida en que nos convertimos al Señor». Pero no es «solo la llamada la que nos une; también compartimos la misma misión». En suma, «caminando y trabajando juntos, nos damos cuenta de que ya estamos unidos en el nombre del Señor». Porque «la unidad se hace en camino», añadió el Papa repitiendo un concepto muy querido para él. En la basílica de San Pablo Juan XXIII anunció el Vaticano II, y poco antes de su conclusión, Pablo VI confesó a los observadores no católicos que su partida producía «una soledad que antes del Concilio no conocíamos y que ahora nos entristece». En este mismo lugar resonó en las palabras del Papa el eco del Concilio, cuando en su reanudación, el 29 de septiembre de 1963, Montini abrió resueltamente un camino con el pedido de perdón por las divisiones de los cristianos: «Si alguna culpa se nos puede imputar por esta separación, nosotros pedimos perdón a Dios humildemente y rogamos también a los hermanos que se sientan ofendidos por nosotros, que nos excusen. Por nuestra parte estamos dispuestos a perdonar las ofensas de las que la Iglesia católica ha sido objeto y a olvidar el dolor que le ha producido la larga serie de disensiones y separaciones». Por este camino el Papa Francisco está yendo adelante invocando «misericordia y perdón por los comportamientos no evangélicos por parte de católicos con cristianos de otras Iglesias" e invitando «a los hermanos y a las hermanas católicos a perdonar si, hoy o en el pasado, han soportado ofensas de otros cristianos». No es posible «cancelar lo que ha sido», pero no hay que «permitir que el peso de las culpas pasadas siga contaminando nuestras relaciones». Seguros de que «la misericordia de Dios renovará nuestras relaciones». viernes 29 de enero de 2016, número 4 Tiempo favorable para las obras de misericordia gue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16, 29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida. No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1, 48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1, 38). VIENE DE LA PÁGINA 3 de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos. La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre si- Vaticano, 4 de octubre de 2015 Fiesta de San Francisco de Asís Entrevista del arzobispo Paul Richard Gallagher a «Le Figaro» No a la islamofobia, sí al diálogo «La Santa Sede no quiere, bajo ninguna circunstancia, alimentar la islamofobia». En el diario francés «Le Figaro» del sábado 23 de enero, el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las relaciones con los Estados, reafirmó la posición de la Iglesia en el actual contexto internacional marcado por el terrorismo del así llamado Estado Islámico (Is) y por el fenómeno migratorio. Entrevistado por el vaticanista Jean-Marie Guénois, el prelado inglés, en un balance de su primer año como «ministro de asuntos exteriores del Vaticano», explicó el contenido de la acción geopolítica del Papa Francisco. En respuesta a una pregunta específica sobre el tema, de inmediato aclaró: «nosotros creemos en el diálogo con el Islam». Claro —agregó— «este diálogo es a veces difícil, pero pedimos a nuestros amigos musulmanes que tam- bién ellos hagan progresos, en particular, en la interpretación del Corán, con el fin de llegar a un intercambio sobre el verdadero rostro del Islam». Refiriéndose a la respuesta militar contra el Estado Islámico, monseñor Gallagher explicó que «la posición de la Santa Sede, expresada en repetidas ocasiones por el Papa, es legitimar el desarme del agresor. Es necesario luchar y combatir con medios proporcionales. Por tanto, hay que evaluar este conflicto, los adversarios, para decidir las medidas». Estas «no pueden ser en todas partes y en todas las circunstancias requeridas. Sin embargo, los países tienen el deber de proteger a los ciudadanos, esto es evidente. Por lo tanto, es justo combatir militarmente el Is si es necesario». Pero al mismo tiempo deben «mantenerse nuestros principios de humanidad y nuestra voluntad de conciliación y de paz. Después de todo, una solución puramente militar sería insuficiente». De ahí la doble invitación a «buscar una solución política que tenga en cuenta las aspiraciones legítimas de todas las partes» y, aún «en esta terrible situación", a «no perder un mínimo de esperanza por el futuro. La esperanza de pensar que los enemigos de hoy algún día serán de nuevo nuestros hermanos». En relación a la inmigración, el entrevistador señaló que el Papa anima a la acogida y preguntó al prelado si Europa está preparada para hacerse cargo. «Hay límites y los países tienen el derecho de regular la inmigración», aclaró el secretario para las relaciones con los Estados. Pero, al mismo tiempo, reiteró que «hay que buscar soluciones comunes y reconocer que la inmigración tiene algunos aspectos positivos». En Europa, por ejemplo, «algunos países tienen una tasa de natalidad muy baja. Y por lo tanto necesitan inmigrantes para su futuro. El Papa también recordó, citando la Biblia extensamente en su discurso del 11 de enero al cuerpo diplomático, que la migración es un fenómeno normal en la historia humana. Entiendo las dificultades de algunos países del viejo continente. Pero —concluyó monseñor Gallagher— estamos frente a una crisis humanitaria. El cierre de las fronteras, el levantamiento de muros, no son soluciones. Miremos el ejemplo de Jordania y el Líbano que han acogido a un gran número de refugiados sirios». Al final se trata de «luchar contra la indiferencia. No se puede permanecer inerte». número 4, viernes 29 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 La Misa diaria en Santa Marta Santo y pecador A pesar de los pecados, todo hombre ha sido elegido para ser santo. Es el mensaje de consolación y de esperanza ofrecido por el Papa Francisco en la misa celebrada en Santa Marta el martes 19 de enero. Quien sugirió la reflexión fueron las vicisitudes del rey David, el «santo rey David», figura central en la liturgia de estos días, que presenta pasajes tomados del libro de Samuel. Después de haber visto cómo el Señor había «rechazado a Saúl porque tenía el corazón cerrado», y había pensado en otro rey porque este no le había obedecido. En la primera lectura (1 Sam, 16 1-13) se encuentra la narración de cómo «fue elegido» el rey David. Se lee, por lo tanto, que Dios se dirige a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo ha rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino». El profeta intenta resistir temiendo la venganza de Saúl, pero el Señor le invita a ser «astuto» y a simular un simple acto de culto, un sacrificio: «toma una novilla y ve». De aquí inicia, explicó el Pontífice, la narración de lo que fue «el primer paso de la vida del rey David: la elección». En la Escritura se lee, por lo tanto, que Jesé «presenta a sus hijos» y que Samuel ante el primero dice: «Seguro que está su ungido ante el Señor». Veía ante sí, en efecto, subrayó Francisco, «un buen hombre». Pero el Señor replicó a Samuel: «No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón». He aquí, por lo tanto, la primera lección: «Nosotros somos tantas veces esclavos de las apariencias, esclavos de las cosas que aparecen y nos dejamos llevar por estas cosas: “Pero esto parece...” Pero el Señor es la verdad». La narración continúa, «pasan los siete hijos de Jesé y el Señor no ha elegido a estos», de modo que Samuel pregunta a Jesé si le había presentado a todos los hijos. Y Jesé revela que, en realidad, «Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño». De nuevo el contraste entre apariencia y verdad: A los ojos de los hombres —comentó el Pontífice— este pequeño no contaba». Sucede que, habiendo hecho traer al muchacho, el Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo». Y, sin embargo era el más pequeño, el que a los ojos del papá no contaba» y «no porque el papá no lo amase», sino porque pensaba «¿cómo Dios escogerá este muchacho?». No consideraba que «el hombre ve la apariencia, y en cambio el Señor ve el corazón». Así «Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante» toda su vida «fue la vida de un hombre ungido por el Señor». Se podría uno preguntar: «Entonces el Señor lo hizo santo?». La respuesta de Francisco es neta: «No, el rey David es el santo rey David, esto es verdad, pero santo después de una larga vida», llegó, en efecto, a una edad respetable, «aunque también una vida constelada de varios pecados». David fue «santo y pecador». Era «un hombre que supo unir el Reino, supo llevar adelante el pueblo de Israel» y también un hombre que «tenía sus tentaciones» y cometió pecados. David, incluso, «fue un asesino» que, «para cubrir su lujuria, el pecado de adulterio» mandó matar. Precisamente él. Tanto que uno se pregunta: «¿Pero el santo Rey David mató?». Es cierto, pero también es cierto que cuando Dios envió al profeta Natán para hacer «ver esta realidad» a David que «no se había percatado de la violencia que había ordenado»; el mismo David «reconoció: “He pecado” y pidió perdón». Así la vida del rey David «siguió adelante» llena de luces y sombras. Sufrió «en su carne la traición del hijo, pero jamás usó a Dios para vencer una causa propia». Esbozando la figura del santo y pecador, Francisco recordó cómo en el «momento tan difícil de la guerra», cuando debió «huir de Jerusalén» David tuvo la fuerza de regresar el arca: «No, Señor, que se quede allá; no usaré al Señor en mi defensa». Y aún, cuando encontró a quien le decía «hombre sanguinario» él detuvo a uno de los suyos que quería matar a quien le insultaba diciéndole: «Si este me insulta, el Señor le ha dicho que me insulte». En efecto, «en su corazón David sentía: “Me lo merezco”, por ello ordenó: “Dejadlo, quizá el Señor tendrá compasión de mi humillación y me perdonará aún más». En su vida misma David conoció también «la victoria», y la gran «magnanimidad» que lo llevó a no matar a Saúl aun pudiendo hacerlo. En definitiva, concluyó el Pontífice, «¿pero este es el santo Rey David? Sí, santo, elegido por el Señor, elegido por el pueblo de Dios»; fue también «un gran pecador, pero un pecador arrepentido». Y comentó: «a mí me conmueve la vida de este hombre y me hace pensar en la nuestra». En efecto, «todos nosotros hemos sido elegidos por el Señor en el Bautismo, para estar en su pueblo, para ser santos»; todos hemos sido consagrados por el Señor, en este camino de la santidad», sin embargo, concluyó Francisco, leyendo la historia de este hombre —un «recorrido que comienza de muchacho y sigue adelante hasta un hombre anciano»— que ha hecho tantas cosas buenas y otras no tan buenas, «me viene el pensar que en el camino cristiano», en el camino que el Señor invita hacer, «no hay un santo sin pasado, ni tampoco un pecador sin futuro». L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 29 de enero de 2016, número 4 La misa diaria del Pontífice El último instrumento Contra la envidia, pecado que llega a matar a las personas, Francisco puso en guardia durante la misa celebrada el jueves 21 de enero en la capilla de la Casa Santa Marta. Tomada del primer libro de Samuel (18, 6-9; 19, 1-7), la primera lectura —observó enseguida el Papa— «relata la entrada del rey Saúl en la ciudad, después de la victoria contra los filisteos», obtenida con el «duelo entre David y Goliat». En verdad, «era la victoria de todo el pueblo». Y por eso el pueblo «hacía fiesta: era casi una fiesta ritual». La Biblia, explicó Francisco, relata «que cuando murió el rey Saúl en la batalla, el ejército entró después del ocaso, en silencio: victorioso, pero no había hecho fiesta porque el rey había muerto». En cambio, esta vez «sí hace fiesta, según la tradición». Y así, se lee en la Escritura, «salieron las mujeres de todas las ciudades», cantando y danzando para festejar la victoria». Es también «un ritual de alegría»: recordemos —dijo Francisco— al rey David, cuando danzaba delante del Arca: cantaban todos, acompañán- la Biblia nos dice, precisamente, que «se irritó mucho». Así su corazón «comenzó a funcionar en esa dirección». Y «termina peor», hasta tal punto que lo induce a pensar: a David «no le falta nada más que el rei- son estas; las obras de la carne son estas…”». «La envidia mata —reafirmó Francisco— y no tolera que otro tenga algo que yo no tengo». Y siempre causa sufrimiento, «porque el corazón del envidioso o del celoso dose con tambores, con gritos de alegría y con sistros». La Biblia añade también que las mujeres, danzando, cantaban: «Saúl mató sus millares y David sus miríadas». Y eran palabras «que improvisaban en el momento, quizá porque entraba así en el canto». Por tanto, quien había «vencido era el rey: David había matado al filisteo —¡es verdad!—, había sido el instrumento, y el pueblo entendía que el rey era el ungido por el Señor». Así «cantaban: conocían aquella historia de David y lo ponían en el canto». Pero «Saúl, en lugar de estar contento por esta fiesta, se irritó mucho». Evidentemente «el corazón de Saúl tenía algo malo» —explicó Francisco—, porque «hizo un cálculo: dieron a David miríadas, ¡y a mí millares!». En suma, «era solo un canto, pero lo tomó a mal: ¿por qué?». La cuestión, prosiguió el Pontífice, es que el corazón de Saúl «tenía algo que ayudó a que se enfadara: era celoso». «Tuvo un ataque de celos» a causa de ese canto. Tanto que no». Por eso «desde aquel momento miraba a David con sospecha», imaginando continuamente: «¡Este me traicionará!». Por esta razón, afirmó el Papa, Saúl «tomó la decisión de matar» a David. Y «el motivo no era el canto en cuanto canto; el motivo era el corazón enfermo de celos, que lleva a Saúl a la envidia». «¡Qué fea es la envidia!», remarcó Francisco. En efecto, se trata de «una actitud, de un pecado feo». Y «en el corazón los celos o la envidia crece como la mala hierba: crece y sofoca la hierba buena». Y así «todo lo que le parece que le hace sombra, le hace mal: no tiene paz. Es un corazón atormentado, es un corazón feo». Y «el corazón envidioso —lo hemos escuchado— lleva a matar, a la muerte». Por lo demás, la Escritura lo dice claramente: «Por la envidia del diablo ha entrado la muerte en el mundo». No por nada, recordó el Papa, «la envidia es también una de las obras de la carne que los Apóstoles enumeran en sus cartas, cuando dicen: “las obras del Espíritu Santo sufre: es un corazón sufriente». Precisamente «ese sufrimiento lo lleva adelante, a desear la muerte de los demás». «Cuántas veces en nuestras comunidades —no debemos ir demasiado lejos para ver esto— por celos se mata con la lengua», advirtió Francisco. Así sucede que «uno tiene envidia del otro, y comienzan las habladurías: y las habladurías matan». El pasaje bíblico relata, además, que el rey Saúl, aconsejado por su hijo Jonatán, decide no matar a David. Pero después, «pasado el tiempo, en un exceso de ira, buscó» verdaderamente matarlo, «mientras sonaba el arpa». En suma, la envidia «es una enfermedad que viene, que vuelve». «Pensando y reflexionando en este pasaje de la Escritura», añadió el Pontífice, «me invito a mí mismo —y a todos— a buscar si en mi corazón hay algo atribuible a los celos o a la envidia, que siempre lleva a la muerte y me impide ser feliz». Porque, prosiguió, «siempre esta enfermedad lleva a mirar lo bueno del otro como si fuera en perjuicio tuyo». Y «este es un pecado feo: es el inicio de tantos, tantos crímenes». «Pidamos al Señor —prosiguió el Papa— que nos dé la gracia de no abrir el corazón a los celos, de no abrir el corazón a la envidia, porque siempre estas cosas llevan a la muerte». Y recordó, a propósito de esto, la actitud de Pilato: era un hombre «inteligente, y Marco, en el evangelio, dice que Pilato se había dado cuenta de que los jefes de los escribas le habían entregado a Jesús por envidia». Por tanto, «la envidia —según la interpretación de Pilato, que era muy inteligente, ¡pero cobarde!— es la que llevó a la muerte a Jesús». Y fue «el instrumento, el último instrumento: se lo habían entregado por envidia». Antes de reanudar la celebración, Francisco pidió «al Señor la gracia de no entregar jamás, por envidia, a la muerte a un hermano, a una hermana de la parroquia, de la comunidad, ni siquiera a un vecino del barrio: cada uno tiene sus pecados, cada uno tiene sus virtudes. Son propias de cada uno». Y al final invitó a «mirar el bien y a no matar con las habladurías por envidia o por celos». número 4, viernes 29 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 13 Misa del Papa en Santa Marta que después de que Jesús subió a los cielos, Pedro habló a los otros y les explicó que, vista la traición de Judas, era necesario hacer algo». Y así, precisamente entre ellos que habían «Oración y testimonio» son las «dos estado con Jesús, desde el bautismo tareas de los obispos» que son «co- de Juan hasta la ascensión, eligieron lumnas de la Iglesia». Pero si se de- «un testigo “con nosotros” —dice Pebilitan, sufre todo el pueblo de dro— de la resurrección». Por eso, Dios. Por eso, pidió el Papa Francis- prosiguió el Papa, «el puesto de Juco durante la misa celebrada el vier- das fue ocupado, lo tomó Matías: nes 22 de enero en la capilla de la fue elegido Matías». Además, «la liturgia de la IgleCasa Santa Marta, es necesario rezar insistentemente por los sucesores de sia», refiriéndose a «algunas expresiones de Pablo», llama a los Doce los doce Apóstoles. La reflexión del Pontífice sobre la «las columnas de la Iglesia». Sí, figura y la misión del obispo se basó afirmó el Pontífice, «los Apóstoles en el pasaje del evangelista Marcos son las columnas de la Iglesia. Y los (3, 13-19) proclamado durante la li- obispos son columnas de la Iglesia. turgia de hoy. «Hay una palabra, en Aquella elección de Matías fue la este pasaje del evangelio, que atrae primera ordenación episcopal de la la atención: Jesús “instituyó”». Y es- Iglesia». «Me gustaría decir hoy alguna pata palabra «aparece dos veces». En efecto, escribe Marcos: «Instituyó a labra sobre los obispos», confió Doce, que llamó apóstoles». Y des- Francisco. «Nosotros, obispos, tenepués retoma: «Instituyó, pues, a los mos esta responsabilidad de ser tesDoce», y los nombra uno tras otro». tigos: testigos de que el Señor Jesús Por tanto, explicó el Pontífice, «Je- está vivo, que el Señor Jesús ha resús, entre tanta gente que lo seguía sucitado, que el Señor Jesús camina —nos dice el evangelio—, “llamó a sí con nosotros, que el Señor Jesús nos a los que quería”». En suma, «hay salva, que el Señor Jesús dio su vida una elección: Jesús eligió a los que por nosotros, que el Señor Jesús es él quería». Y, precisamente, «institu- nuestra esperanza, que el Señor Jeyó a Doce. Que llamó apóstoles». sús nos acoge siempre y nos perdoEn efecto, prosiguió Francisco, «ha- na». He aquí «el testimonio». En bía otros: estaban los discípulos», y consecuencia, prosiguió, «nuestra vi«el evangelio habla de setenta y dos, da debe ser esto: un testimonio, un verdadero testimonio de la resurrección de Cristo». Y cuando JeLa primera tarea del obispo es rezar. sús, como relata Mateo, hace «esta elecLa segunda es ser testigo, es decir, ción» de los Doce, tiepredicar la salvación que el Señor ne dos razones. Ante todo, «para que estuJesús nos ha traído vieran con él». Por eso «el obispo tiene la obligación de estar en una ocasión». Pero «estos eran con Jesús». Sí, «es la primera obliotra cosa». Los «Doce son institui- gación del obispo: estar con Jesús». dos para que estén con él y para Y es verdad «a tal punto que cuanmandarlos a predicar con el poder do surgió, en los primeros tiempos, de expulsar los demonios», explicó el problema de que los huérfanos y el Papa. «Es el grupo más importan- las viudas no estaban bien cuidados, te que Jesús eligió, “para que estu- los obispos —estos Doce— se reunievieran con él”, más cercanos, “y para ron y pensaron qué hacer». E «inmandarlos a predicar” el Evangelio». trodujeron la figura de los diáconos, Y «con el poder de expulsar los de- diciendo: “Que los diáconos se ocumonios», también añade Marcos. pen de los huérfanos, de las viuPrecisamente los «Doce son los pri- das”». Mientras que a los Doce, «dimeros obispos, el primer grupo de ce Pedro», les corresponden «dos taobispos». reas: la oración y el anuncio del Estos Doce «elegidos —observó Evangelio». Francisco— tenían consciencia de la Por consiguiente, volvió a decir importancia de esta elección, tanto Francisco, «la primera tarea del Las doce columnas obispo es estar con Jesús en la ora- como columna». Sí, prosiguió, ción». En efecto, «la primera tarea «también nosotros corremos el pelidel obispo no es hacer planes pasto- gro de no rezar, de hacer algo que rales… ¡no, no!». Es «rezar: esta es no es anunciar el Evangelio y expulla primera tarea». Mientras que «la sar los demonios». De ahí, reafirmó segunda tarea es ser testigo, es decir, el Papa, la invitación a «rezar para predicar: predicar la salvación que el que los obispos sean lo que Jesús quería, y que todos nosotros demos Señor Jesús nos ha traído». Son «dos tareas difíciles —recono- testimonio de la resurrección de Jeció el Pontífice—, pero son precisa- sús». Por lo demás, añadió, «el pueblo mente estas dos tareas las que hacen fuertes las columnas de la Iglesia». de Dios reza por los obispos, en caEn efecto, «si estas columnas se debilitan, porque el obispo no La oración por nuestros obispos reza o reza poco, se olvida de rezar; o pores una una obligación de amor, que el obispo no de hijos para con el Padre anuncia el Evangelio, se ocupa de otras copara que la familia permanezca unida sas, también la Iglesia en la confesión de Jesucristo se debilita, sufre. El pueblo de Dios sufre». Precisamente «porque las columnas son débiles». da misa se reza por los obispos del Por esta razón, afirmó Francisco, lugar: se reza por Pedro, la cabeza «hoy quiero invitaros a rezar por no- del Colegio episcopal, y se reza por sotros, obispos: porque también no- el obispo del lugar». Pero «esto sotros somos pecadores, también no- puede ser insuficiente: se dice el sotros tenemos debilidades, también nombre por costumbre y se va adenosotros corremos el peligro de Ju- lante». Es importante «rezar por el das: también él había sido elegido obispo con el corazón, pedir al Señor: “Señor, protege a mi obispo; protege a todos los obispos, y mándanos obispos que sean verdaderos testigos, obispos que recen y obispos que nos ayuden, con su predicación, a comprender el Evangelio, a estar seguros de que tú, Señor, estás vivo, estás entre nosotros”». Antes de reanudar la celebración, el Papa sugirió nuevamente rezar, «pues, por nuestros obispos: es una tarea de los fieles». En efecto, «la Iglesia sin obispo no puede ir adelante». Por eso, entonces, «la oración de todos nosotros por nuestros obispos es una obligación, pero una obligación de amor, una obligación de hijos para con el Padre, una obligación de hermanos, para que la familia permanezca unida en la confesión de Jesucristo, vivo y resucitado». L’OSSERVATORE ROMANO página 14 viernes 29 de enero de 2016, número 4 Aniversario de la Guardia suiza No por dinero sino por fidelidad 510 años de la fundación de la Guardia suiza: una ocasión para redescubrir la misión y la vocación del antiguo Cuerpo pontificio. El aniversario fue recordado el viernes 22 de enero con la celebración eucarística en la iglesia de Santa María en el camposanto teutónico y con una conmemoración en el patio de honor del cuartel suizo en el Vaticano. El comandante, Christoph Graf, recordando la llegada a Roma de los primeros guardias suizos, explícó que ellos no buscaban «la guerra en Italia», al contrario de los mercenarios, sino que se «pusieron al servicio del Papa para proteger al Pontífice y el Palacio apostólico». Esta misión, añadió, «aún hoy en día está escrita como deber principal en el reglamento de nuestro Cuerpo». En efecto, «ninguno vine a hacer su servicio militar a Roma por beneficio económico», sino «para servir al Papa y a la Iglesia católica»: todavía hoy esta sigue siendo «la motivación principal». Graf ha hecho notar, además, cómo los guardias afrontan «los desafíos diarios con valentía y profesionalidad, especialmente en esta tensa situación social e internacional», considerando la fidelidad como uno de los valores más altos. Por lo demás, durante más de 500 años la Guardia suiza pontificia «ha sido siempre fiel y leal al Papa y a los propios superiores. Ha desempeñado su servicio según los deberes descritos en el reglamento sin buscar jamás asumir otras funciones que no sean las dadas por los superiores». Este año fueron huéspedes de honor en las celebraciones los agustinos de la parroquia pontificia de Santa Ana en el Vaticano, guiados por el párroco Bruno Silvestrini. Quien los acogió fue el capellan del Cuerpo don Thomas Widmer. Relaciones entre la Santa Sede e Irán Valores espirituales comunes Audiencia del Pontífice al presidente iraní Rouhani Soluciones políticas para Oriente Medio El martes 26 de enero, en el Palacio Apostólico Vaticano el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a S.E. Hasán Rouhaní, Presidente de la República Islámica de Irán que sucesivamente ha encontrado a S.E. el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, y a S.E. el arzobispo Paul Richard Gallagher Secretario para las Relaciones con los Estados. Durante los coloquios, transcurridos en una atmósfera de cordialidad, se han subrayado los valores espirituales comunes y se ha hecho referencia posteriormente al buen estado de las relaciones entre la Santa Sede y la República Islámica de Irán, a la vida de la Iglesia en el país y a la acción de la Santa Sede en favor de la promoción de la dignidad de la persona humana y de la libertad religiosa. Más tarde se habló de la conclusión y la aplicación del Acuerdo Nuclear y se puso de relieve el significativo papel que Irán está llamado a desempeñar, junto con otros países de la región, en la promoción de soluciones políticas adecuadas a las diversas problemáticas que afligen a Oriente Medio, contrastando la difusión del terrorismo y el tráfico de armas. Al respecto, se recordó la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas en la promoción de la reconciliación, de la tolerancia y de la paz. El presidente de Irán, Hasan Rohani, ha pedido al Papa que rece por él, durante una reunión entre ambos en el Vaticano que ha durado 40 minutos. La visita del mandatario iraní al papa argentino llega casi 17 años después de la que realizó Mohamed Jatami a Juan Pablo II en marzo de 1999. La delegación iraní compuesta por 12 personas, entre ellas el ministro de exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, llegó al palacio pontificio pasadas las 11:00 horas (10:00 GMT) y la reunión en privado del papa con Rohani comenzó en la Biblioteca hacia las 11:13 horas. La conversación se prolongó durante 40 minutos y se desarrolló con la ayuda de dos traductores, uno que traducía al Papa del farsi al italiano, y una funcionaria de la embajada iraní —la única mujer de la delegación— que se encargaba de la traducción del italiano para el presidente de Irán. Tras el coloquio se procedió al saludo de la delegación al papa y posteriormente a la tradicional entrega de regalos que, por parte del mandatario iraní, fueron una alfombra persa hecha a mano y un libro de grandes dimensiones con miniaturas en su interior. Por su parte, Francisco, como suele entregar a todos los jefes de Estado, obsequió a Rohani con el medallón de San Martín de Tours y le explicó que es el ejemplo del dono a los pobres y de la "hermandad gratuita", le dijo. También le regaló su encíclica "Laudato Si" sobre la defensa del medioambiente y se excusó por no tener una versión en farsi, por lo que le entregó el volumen en italiano y en árabe. Al despedirse, Francisco agradeció la visita al presidente iraní y le dijo: «Espero por la paz», en una referencia probablemente al contenido de los temas que abordaron en la reunión. Mientras que Rohani le pidió que rezase por él, aseguró que había sido «un placer» esta visita y le deseó buen trabajo. La audiencia del Papa con Rohani estaba prevista en el marco de la gira europea que había organizado para el pasado noviembre y que aplazó tras los atentados de París. Rohaní llegó el martes 26 a Italia y mantuvo entrevistas con el presidente del Gobierno, Matteo Renzi y el Jefe de Estado, Sergio Mattarela, mientras que por la mañana se reunió con empresarios del país. número 4, viernes 29 de enero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 15 Francisco aprueba los milagros para la elevación al honor de los altares de los beatos Brochero y Sánchez del Río Dos nuevos santos para América Latina El pontífice argentino firmó el decreto para la canonización de Brochero y otros beatos ayer, tras recibir al prefecto de la Congregación de las causas de los santos, el cardenal italiano Angelo Amato. Dicha congregación había aprobado como milagro necesario para continuar la causa de canonización la curación de una niña que volvió a andar tras un infarto cerebral, según informó el obispo argentino Santiago Olivera, impulsor de la canonización. Se trata de Camila Brusotti, que a los ocho años sufrió una brutal paliza a manos de su madre y su padrastro, lo que la dejó inconsciente y permaneció más de dos meses en terapia intensiva. El primer milagro certificado de Brochero fue el de Nicolás Flores, que revirtió un cuadro inicial de posible «vida vegetativa» tras un accidente. La fecha de la canonización será elegida en un próximo consistorio de cardenales que se celebrará en marzo. Según fuentes de la Santa Sede consultadas por la agencia Télam, existe una alta posibilidad de que la canonización que lo oficializará como santo se concrete «en octubre en Roma». En septiembre del 2015, una junta de siete médicos determinó que «no hay explicación científica» en el caso de Camila Brusotti, recuperada de múltiples heridas que derivaron en un infarto masivo en el hemisferio cerebral derecho. De esta forma se determinó su «segundo milagro» y se dio por cumplido el primero de los cuatro pasos que se necesitan para que el cura Brochero sea declarado santo. En noviembre, el proceso de canonización del beato argentino fue analizado por una junta de teólogos que certificó la «intercesión» del religioso en el suceso, es decir que el El Cura Brochero en la sierra de Córdoba, Argentina milagro alegado se realizó efectivamente mediante oraciones a él y no mediante oraciones simultáneas dirigidas a otro santo ya establecido. Posteriormente, una junta de obispos y cardenales avaló, a mediados de enero, el segundo milagro atribuido al religioso argentino. El cura Brochero (1840-1914) había sido declarado «venerable» por Juan Pablo II en 2004 y luego beatificado por Benedicto XVI a finales del 2012, pese a que el inicio de su causa había sido autorizado ya en 1967. En septiembre de 2013, ya bajo el pontificado de Francisco, tuvo lugar la beatificación, que fue seguida con euforia desde Córdoba. El primer santo oficializado por el Vaticano y nacido en Argentina es Los mexicanos expresan su devoción al niño mártir José Luis Sánchez del Río San Héctor Valdivielso Sáez, también conocido como San Benito de Jesús (1910-1934), que a los cuatro años fue llevado por sus padres a España donde fue ejecutado durante la Revolución de Asturias, previa a la Guerra Civil Española. Fue beatificado el 29 de abril de 1990 por el papa Juan Pablo II y canonizado el 21 de noviembre de 1999 por el mismo pontífice. Será elevado a los altares por el Papa Francisco también el Beato José Luis Sánchez del Río, que fue asesinado con tan sólo 14 años en México a causa de la persecución religiosa que vivieron los cristianos durante el régimen de Plutarco Elías Calles (1924-1928), . Así lo confirmó el Prefecto de la Congregación para las causas de los santos, Cardenal Angelo Amato al comunicar la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión. El beato nació en Sahuayo, Michoacán, el 28 de marzo de 1913. Hijo de Macario Sánchez y de María del Río. José Luis fue asesinado el 10 de febrero de 1928, durante la persecución religiosa de México por pertenecer a los cristeros, un grupo numeroso de católicos mexicanos que luchó contra el régimen totalitario de Plutarco Elías Calles. Un año antes de su martirio, José Luis se había unido a las fuerzas cristeras del general Prudencio Mendoza, enclavadas en el pueblo de Cotija, Michoacán. El viernes 10 de febrero lo sacaron de la parroquia al mesón general del ejército federal. Le cortaron las plantas de los pies, lo condujeron descalzo por la calle Insurgentes, die- ron vuelta al Boulevard y siguieron hasta llegar al panteón Municipal. En todo el trayecto, José iba dando gritos y vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe. Llorando pero a la vez rezando por el camino, le fue señalada su tumba y poniéndose al pie de ella Retrato de José Luis Sánchez del Río fue ahorcado y acuchillado por sus verdugos. Uno de ellos, Rafael Gil Martínez, apodado «El Zamorano» lo bajó del árbol donde había sido colgado y le preguntó: ¿Qué quieres que le digamos a tus padres? y José, logró decir: «Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos». El verdugo lleno de odio, sacó su pistola y de un tiro en la sien lo mató. Eran las 11:30p.m. de la noche en Sahuayo, Michoacán. L’OSSERVATORE ROMANO página 16 viernes 29 de enero de 2016, número 4 En la audiencia general el Papa recuerda que el hombre es riqueza personal del Padre Preciosos a los ojos de Dios Y esto nos convierte en su reserva de oro y plata «La misericordia del Señor hace al hombre precioso»: lo recordó el Papa Francisco en la catequesis realizada durante la audiencia general del miércoles 27 de enero en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, En la Sagrada Escritura, la misericordia de Dios está presente a lo largo de toda la historia del Pueblo de Israel. Con su misericordia, el Señor acompaña el camino de los patriarcas, a ellos les dona hijos a pesar de su condición de esterilidad, los conduce por caminos de gracia y de reconciliación, como demuestra la historia de José y de sus hermanos (cf. Gén 37-50). Pienso en muchos hermanos que están alejados dentro de una familia y no se hablan. Pero este Año de la Misericordia es una buena ocasión para reencontrarse, abrazarse, perdonarse y olvidar las cosas feas. Pero, como sabemos, en Egipto la vida para el pueblo se hace dura. Y es precisamente cuando los israelitas están por sucumbir que el Señor interviene y obra la salvación. Se lee en el libro del Éxodo: «Al cabo de muchos años, murió el rey de Egipto. Los hijos de Israel, se quejaban de la esclavitud y clamaron. Sus gritos, desde la esclavitud, subieron a Dios; y Dios escuchó sus do la nuestra, y que muchas veces nos hace sentir impotentes, tentados a endurecer el corazón y pensar en otra cosa. Dios, en cambio, «no es indiferente» (Mensaje para la Jornada Mundial de la paz 2016, 1), no desvía jamás su mirada del dolor humano. El Dios de misericordia responde y cuida de los pobres, de quienes gritan su desesperación. Dios escucha e interviene para salvar, suscitando hombres capaces de oír el gemido del sufrimiento y obrar en favor Dios no desvía jamás su mirada de los oprimidos. del dolor humano Es así como comienza la historia de Moisés como mediador de liberación para quejas y se acordó de su alianza con el pueblo. Él se enfrenta al faraón Abrahán, Isaac y Jacob. Dios se fijó para convencerlo de que deje ir a en los hijos de Israel y se les apare- Israel; y luego guiará al pueblo, a ció» (2, 23-25). La misericordia no través del Mar Rojo y el desierto, puede permanecer indiferente ante el hacia la libertad. Moisés, que la misufrimiento de los oprimidos, al gri- sericordia divina salvó siendo un reto de quien es objeto de violencia, cién nacido de la muerte en las reducido a la esclavitud y condena- aguas del Nilo, se hace mediador de do a muerte. Es una realidad doloro- esa misma misericordia, permitiendo sa que afecta a toda época, incluyen- al pueblo, salvado de las aguas del Mar Rojo, nacer a la libertad. Y mada con su sangre, que con el pertambién nosotros en este Año de la dón destruye nuestro pecado y nos Misericordia podemos hacer este tra- hace definitivamente hijos de Dios bajo de ser mediadores de misericor- (cf. 1 Jn 3, 1), joyas preciosas en las dia con las obras de misericordia pa- manos del Padre bueno y misericorra acercar, para dar alivio, para crear dioso. Y como nosotros somos hijos unidad. Muchas cosas buenas se de Dios y tenemos la posibilidad de pueden hacer. tener esta herencia —la de la bondad La misericordia de Dios siempre y la misericordia— en relación con actúa para salvar. Es todo lo contrario de las obras de quienes La misericordia del Señor hace actúan siempre para matar: por ejemplo al hombre precioso, como un tesoro personal los que hacen las que Él custodia y en el cual se complace guerras. El Señor, mediante su siervo Moisés, guía a Israel en el desierto como si fuese un hijo, los demás, pidamos al Señor que en lo educa en la fe y realiza la alianza este Año de la Misericordia también con él, creando un vínculo de amor nosotros hagamos cosas de miserimuy fuerte, como el del padre con el cordia; abramos nuestro corazón pahijo y el del esposo con la esposa. ra llegar a todos con las obras de A tanto llega la misericordia divi- misericordia, la herencia misericorna. Dios propone una relación de diosa que Dios Padre ha tenido con amor especial, exclusiva, privilegia- nosotros. da. Cuando da instrucciones a Moisés a cerca de la alianza, dice: «Si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa» (Éx 19, 5-6). 15 ENE [10.15 AM] Toda comuniCierto, Dios posee ya toda la tiedad cristiana debe ser un oasis de rra porque la ha creado; pero el puecaridad y afecto en el desierto de blo se convierte para Él en una pola soledad y la indiferencia sesión diferente, especial: su personal «reserva de oro y plata» como la 19 ENE [11.00 AM] El Evangelio que el rey David afirmaba haber donos llama a hacernos «prójimos» nado para la construcción del Temde los pobres y los abandonados, plo. para ofrecerles una esperanza Pues bien, en esto nos converticoncreta mos para Dios cuando acogemos su 22 ENE [11.15 AM] En la sociedad alianza y nos dejamos salvar por Él. actual, donde el perdón es tan raLa misericordia del Señor hace al ro, la misericordia es cada vez hombre precioso, como un tesoro más importante personal que le pertenece, que Él custodia y en el cual se complace. 28 ENE [10.30 AM] Como cristianos, no podemos cerrarnos en noSon estas las maravillas de la misotros mismos, sino estar siempre sericordia divina, que llega a pleno abiertos a los demás, para los decumplimiento en el Señor Jesús, en más esa «nueva y eterna alianza» consu- Tuits del Papa en Pontifex_es
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