L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVIII, número 4 (2.450)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
29 de enero de 2016
Mensaje del Pontífice para la Cuaresma 2016
Tiempo para la conversión
Las obras de misericordia en el camino jubilar
«Un tiempo favorable para salir por
fin de nuestra alienación existencial
gracias a la escucha de la Palabra y a
las obras de misericordia».
De esta manera, el Papa Francisco,
en el mensaje para la Cuaresma 2016
invita a todos los cristianos a prepararse para la Pascua del año jubilar.
Un periodo que se debe vivir «con
mayor intensidad —recomienda el
Pontífice— como momento fuerte para
celebrar y experimentar la misericordia de Dios».
«La misericordia de Dios —subraya el
Pontífice— transforma el corazón del
hombre haciéndole experimentar un
amor fiel, y lo hace a su vez capaz de
misericordia.
Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida
de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos
a vivir lo que la tradición de la Iglesia
llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados
a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo,
consolarlo y educarlo».
Para más información, publicamos
en las páginas 3 y 10 integralmente el
mensaje del Santo Padre
México espera al Papa
Richard Gallagher a «Le Figaro»
Unidad
en camino
No a la islamofobia,
sí al diálogo
PÁGINA 10
Ternura de Dios en las Escrituras
Entrañas de misericordia
NURIA CALDUCH-BENAGES
EN PÁGINA
6
En las comunicaciones sociales
Redes de misericordia
PÁGINAS 8
Francisco sostendrá varios encuentros y ofrecerá misas en cinco entidades:
Chihuahua, Chiapas, Michoacán, Estado de México y el DF Durante el viaje,
el Papa visitará Chiapas, el Estado con mayor pluralidad religiosa de México.
Allí se encontrará con los pobres, indígenas y migrantes. Asimismo, se trasladará hasta Ciudad Juárez, donde se han registrado más de 600 feminicidios
desde los años 90.
Y
9
Brochero y Sánchez del Río
Dos nuevos santos
PÁGINA 15
GIOVANNI MARIA VIAN
Pocas horas después del
anuncio de que el Papa Francisco se encontrará en Suecia
con los luteranos para celebrar
el inicio del quinto centenario
de la Reforma protestante, en
el Jubileo de la misericordia el
Obispo de Roma cruzó la
Puerta santa de la basílica ostiense junto con los representantes del patriarca de Constantinopla y del primado anglicano.
Un gesto simple y lleno de
significado, seguido por una
homilía que en el itinerario ecuménico de la Iglesia de Roma
marca un ulterior progreso, en
un día simbólico como la fiesta
de la Conversión de san Pablo.
Conversión que el Papa ha
asociado fuertemente a la misión, que caracteriza su pontificado. «He perseguido a la IgleSIGUE EN LA PÁGINA 10
L’OSSERVATORE ROMANO
página 2
viernes 29 de enero de 2016, número 4
En el Ángelus el Papa habla de la misión de Jesús
Los pobres en el centro
Los pobres están «en el centro del
Evangelio». Lo destacó el Papa
Francisco en el Ángelus del domingo
24 de enero, en la plaza de San
Pedro, recordando que la
evangelización tiene como destinatarios
privilegiados «a los más lejanos, a
quienes sufren, a los enfermos y a los
descartados por la sociedad».
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
En el evangelio de hoy el evangelista Lucas antes de presentar el discurso programático de Jesús de Nazaret, resume brevemente la actividad evangelizadora. Es una actividad que Él realiza con la potencia
del Espíritu Santo: su palabra es original, porque revela el sentido de las
Escrituras, es una palabra que tiene
autoridad, porque ordena incluso a
los espíritus impuros, y estos le obedecen (cf. Mc 1, 27). Jesús es diferente de los maestros de su tiempo: por
ejemplo Jesús no abrió una escuela
dedicada al estudio de la Ley, sino
que sale para predicar y enseñar por
todas partes: en las sinagogas, por
las calles, en las casas, siempre moviéndose. Jesús también es distinto
de Juan el Bautista, quien proclama
el juicio inminente de Dios, mientras
de sus miembros. Se nota aquí que
Jesús dirige la Buena Nueva a todos,
sin excluir a nadie, es más, privilegiando a los más lejanos, a quienes
sufren, a los enfermos y a los descartados por la sociedad.
Preguntémonos: ¿Qué significa
evangelizar a los pobres? Significa,
antes que nada, acercarlos, tener la
alegría de servirles, liberarlos de su opresión, y todo esto en el
El anuncio mesiánico del Reino de Dios
nombre y con el Espíritu de Cristo, porque
se dirige de manera preferencial
es Él el evangelio de
a los marginados, a los prisioneros
Dios, es Él la miseriy a los oprimidos
cordia de Dios, es Él
la liberación de Dios,
es Él que se ha hecho
pobre para enriquecerque Jesús anuncia su perdón de Pa- nos con su pobreza. El texto de
dre.
Isaías, reforzado por pequeñas adapY ahora imaginémonos que tam- taciones introducidas por Jesús, inbién nosotros entramos en la sinago- dica que el anuncio mesiánico del
ga de Nazaret, el pueblo donde Je- Reino de Dios que vino entre nososús creció hasta aproximadamente
sus 30 años. Lo que allí sucede es un
hecho importante que delinea la misión de Jesús. Él se levanta para leer
la Sagrada Escritura. Abre el pergamino del profeta Isaías, el pasaje
donde está escrito: «El Espíritu del
Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la
Buena Nueva» (Lc 4, 18). Después,
tras un momento de silencio lleno
de expectativa por parte de todos,
dice, para sorpresa general: «Esta
Escritura, que acabáis de oír, se ha
cumplido hoy» (v. 21).
Evangelizar a los pobres: esta es
la misión de Jesús, como Él dice; esta es también la misión de la Iglesia
y de cada bautizado en la Iglesia.
Ser cristiano y ser misionero es la
misma cosa. Anunciar el Evangelio
con la palabra y, antes aún, con la
vida, es la finalidad principal de la
comunidad cristiana y de cada uno
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GIOVANNI MARIA VIAN
director
Giuseppe Fiorentino
hecho, están en el centro del Evangelio.
Que la Virgen María, Madre de
Probablemente en el tiempo de los evangelizadores, nos ayude a
Jesús estas personas no estaban en el sentir fuertemente el hambre y la sed
centro de la comunidad de fe. Pode- del evangelio que hay en el mundo,
mos preguntanos: hoy,
en nuestras comunidades parroquiales, en
La evangelización de los pobres
las asociaciones, en los
movimientos, ¿somos
no es dar asistencia social
fieles al programa de
sino ofrecer la fuerza del Evangelio
Cristo? La evangelización de los pobres, llede Dios que sana las heridas
varles el feliz anuncio,
¿es la prioridad? Atención: no se trata sólo
de dar asistencia social, menos aún especialmente en el corazón y en la
de hacer actividad política, Se trata carne de los pobres. Y obtenga para
de ofrecer la fuerza del Evangelio de cada uno de nosotros y para cada
comunidad cristiana poder dar testiDios que convierte los corazones, samonio concreto de la misericordia, la
na las heridas, transforma las relacio- gran misericordia que Cristo nos ha
nes humanas y sociales, de acuerdo donado.
a la lógica del amor. Los pobres, de
Al término de la oración mariana el
Pontífice dirigió un saludo especial a
algunos de los grupos presentes en la
plaza.
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don Sergio Pellini S.D.B.
subdirector
Ciudad del Vaticano
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tros se dirige de manera preferencial
a los marginados, a los prisioneros y
a los oprimidos.
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Queridos hermanos y hermanas:
Saludo con cariño a todos vosotros, provenientes de diversas parroquias de Italia y de otros países, así
como a las asociaciones y familias.
En particular, saludo a los estudiantes de Zafra y a los fieles de
Cervelló (son españoles); a los participantes en el congreso promovido
por la «Comunidad mundial para la
meditación cristiana»; y a los grupos
de fieles llegados de la Arquidiócesis
de Bari-Birtonto, de Tarcento, Marostica, Prato, Abbiategrasso y PeroCerchiate.
A todos os deseo un buen domingo y por favor, ¡no os olvidéis de rezar por mí! Buen almuerzo y ¡hasta
la vista!
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número 4, viernes 29 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 3
El Papa Francisco indica que la Cuaresma es una oportunidad para la conversión y la solidaridad
Tiempo favorable para las obras de misericordia
duce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro
prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y
educarlo. Por eso, expresé mi deseo
de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras
de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar
nuestra conciencia, muchas veces
aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en
el corazón del Evangelio, donde los
pobres son los privilegiados de la
misericordia divina» (ibíd., 15). En el
pobre, en efecto, la carne de Cristo
«se hace de nuevo visible como
cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que
nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado»
(ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia
del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito
ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf.
Ex 3, 5); más aún cuando el pobre
es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.
Ante este amor fuerte como la
muerte (cf. Ct 8, 6), el pobre más
miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los
pobres. Esto es así porque es esclavo
del pecado, que lo empuja a utilizar
la riqueza y el poder no para servir a
«Un tiempo favorable para salir por
fin de nuestra alienación existencial
gracias a la escucha de la Palabra y a
las obras de misericordia». De esta
manera, el Papa Francisco, en el
mensaje para la Cuaresma 2016 invita
a los cristianos a prepararse para la
Pascua del año jubilar. Un periodo
que se debe vivir «con mayor
intensidad —recomienda el Pontífice—
como momento fuerte para celebrar y
experimentar la misericordia de Dios».
«Misericordia quiero y no
sacrificio» (Mt 9, 13).
Las obras de misericordia en
el camino jubilar
1. María, icono de una Iglesia
que evangeliza
porque es evangelizada
2. La alianza de Dios
con los hombres: una historia
de misericordia
El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia
de la alianza entre Dios y su pueblo
Israel. Dios, en efecto, se muestra
siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en
cada circunstancia, una ternura y
una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el
vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable
en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de
amor, en el cual Dios desempeña el
papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de
hijo/hija y el de esposa infiel. Son
En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de
este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la
misericordia de Dios» (Misericordiae
vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el
Señor» quise hacer hincapié en la
primacía de la escucha orante de la
Palabra, especialmente de la palabra
profética. La misericordia de Dios,
en efecto, es un anuncio al mundo:
pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera
La misericordia de Dios
persona ese anuncio.
Por eso, en el tiempo
transforma el corazón del hombre
de la Cuaresma enviahaciéndole experimentar un amor fiel,
ré a los Misioneros de
y lo hace a su vez capaz de misericordia
la Misericordia, a fin
de que sean para todos un signo concreto
de la cercanía y del
perdón de Dios.
justamente las imágenes familiares
María, después de haber acogido —como en el caso de Oseas (cf. Os 1la Buena Noticia que le dirige el ar- 2)— las que expresan hasta qué puncángel Gabriel, canta proféticamente to Dios desea unirse a su pueblo.
Este drama de amor alcanza su
en el Magnificat la misericordia con
la que Dios la ha elegido. La Virgen culmen en el Hijo hecho hombre.
de Nazaret, prometida con José, se En él Dios derrama su ilimitada miconvierte así en el icono perfecto de sericordia hasta tal punto que hace
de él la «Misericordia encarnada»
la Iglesia que evangeliza, porque fue
(Misericordiae vultus, 8). En efecto,
y sigue siendo evangelizada por obra
como hombre, Jesús de Nazaret es
del Espíritu Santo, que hizo fecundo
hijo de Israel a todos los efectos. Y
su vientre virginal. En la tradición lo es hasta tal punto que encarna la
profética, en su etimología, la miseri- escucha perfecta de Dios que el Shecordia está estrechamente vinculada, mà requiere a todo judío, y que toprecisamente con las entrañas mater- davía hoy es el corazón de la alianza
nas (rahamim) y con una bondad ge- de Dios con Israel: «Escucha, Israel:
nerosa, fiel y compasiva (hesed) que El Señor es nuestro Dios, el Señor
se tiene en el seno de las relaciones es uno solo. Amarás, pues, al Señor,
conyugales y parentales.
tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6, 4-5). El Hijo de Dios es
el Esposo que hace cualquier cosa
por ganarse el amor de su Esposa,
con quien está unido con un amor
incondicional, que se hace visible en
las nupcias eternas con ella.
Es éste el corazón
del kerygma apostólico, en el cual la miseEl pobre más miserable es quien no
ricordia divina ocupa
un lugar central y funacepta reconocerse como tal. Cree que es
damental. Es «la berico pero es el más pobre de los pobres
lleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii Dios y a los demás, sino parar sofogaudium, 36), el primer anuncio que car dentro de sí la íntima convicción
«siempre hay que volver a escuchar de que tampoco él es más que un
de diversas maneras y siempre hay pobre mendigo. Y cuanto mayor es
que volver a anunciar de una forma el poder y la riqueza a su disposio de otra a lo largo de la catequesis» ción, tanto mayor puede llegar a ser
este engañoso ofuscamiento. Llega
(ibíd., 164).
La Misericordia entonces «expresa hasta tal punto que ni siquiera ve al
el comportamiento de Dios hacia el pobre Lázaro, que mendiga a la
pecador, ofreciéndole una ulterior puerta de su casa (cf. Lc 16, 20-21), y
posibilidad para examinarse, conver- que es figura de Cristo que en los
tirse y creer» (Misericordiae vultus, pobres mendiga nuestra conversión.
21), restableciendo de ese modo la Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quirelación con él. Y, en Jesús crucificazá no vemos. Y este ofuscamiento va
do, Dios quiere alcanzar al pecador
acompañado de un soberbio delirio
incluso en su lejanía más extrema,
de omnipotencia, en el cual resuena
justamente allí donde se perdió y se
siniestramente el demoníaco «seréis
alejó de Él. Y esto lo hace con la escomo Dios» (Gn 3, 5) que es la raíz
peranza de poder así, finalmente, de todo pecado. Ese delirio también
enternecer el corazón endurecido de puede asumir formas sociales y polísu Esposa.
ticas, como han mostrado los totali-
3. Las obras de misericordia
La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo
hace a su vez capaz de misericordia.
Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida
de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de
la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas
nos recuerdan que nuestra fe se tra-
tarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia,
que pretenden hacer que Dios sea
irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar.
Y actualmente también pueden
mostrarlo las estructuras de pecado
vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del
dinero, como consecuencia del cual
las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino
SIGUE EN LA PÁGINA 10
L’OSSERVATORE ROMANO
página 4
viernes 29 de enero de 2016, número 4
En un mensaje a la cumbre de Davos el Papa recuerda que el hombre debe guiar el desarrollo
No se olviden de los pobres
Nuevas formas de actividad empresarial más atentas a los derechos sociales y al medioambiente
«No se olviden de los pobres»: es el
llamamiento hecho por el Papa a los
participantes en la cumbre anual de
Davos promovida estos días por el
Foro Económico Mundial. En un
mensaje enviado al Presidente ejecutivo
de la fundación, Francisco recuerda que
el hombre debe guiar el desarrollo
tecnológico y pide nuevas formas de
actividad empresarial más atentas a
los derechos sociales y al
medioambiente.
Al Profesor Klaus Schwab
Presidente ejecutivo del Fórum
Económico Mundial
Ante todo, quisiera darle las gracias
por su amable invitación a dirigirme
a la convención anual del Fórum
Económico Mundial, que tendrá lugar en Davos-Klosters, a finales de
enero, sobre el tema «El Dominio de
la Cuarta Revolución Industrial». Le
hago presente mis mejores deseos
por la fecundidad de este encuentro,
que busca incentivar la continuidad
social y la responsabilidad ambiental, por medio de un diálogo constructivo entre el gobierno, líderes
empresariales y cívicos, así como
también con distinguidos representantes de los sectores políticos, financieros y culturales.
Los albores de la así llamada
«cuarta revolución industrial» han
sido acompañados por una creciente
sensación de la inevitabilidad de una
drástica reducción del número de
puestos de trabajo. Los últimos estudios conducidos por la Organización Internacional del Trabajo indican que, en la actualidad, el desempleo afecta a cientos de millones de
personas. La «financialización» y la
«tecnologización» de las economías
globales y nacionales, han producido
cambios de gran envergadura en el
campo del trabajo. Menos oportunidades para un empleo satisfactorio y
digno, conjugado con la reducción
de la seguridad social, están causando un inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países. Hay una clara necesidad de
crear nuevas formas de actividad
empresarial que, mientras fomentan
el desarrollo de tecnologías avanzadas, sean también capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para
todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medioambiente. Es el hombre quien debe
guiar el desarrollo tecnológico, sin
dejarse dominar por él.
A todos ustedes me dirijo una vez
más: ¡No se olviden de los pobres!
Este es el principal desafío que tienen ustedes, como líderes en el
mundo de los negocios. «Quien tiene los medios para vivir una vida
digna, en lugar de preocuparse por
sus privilegios, debe tratar de ayudar
a los más pobres para que puedan
acceder también a una condición de
vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico
y social» (Encuentro con la Clase Dirigente y con el Cuerpo Diplomático,
Bangui, 29 noviembre 2015).
Nunca debemos permitir que «la
cultura del bienestar nos anestesie»,
volviéndonos incapaces de «compadecernos ante los clamores de los
otros, de no llorar ante el drama de
los demás ni de interesarnos de cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe» (Evangelium gaudium, 54).
Llorar por la miseria de los demás
no significa sólo compartir sus sufrimientos, sino también y sobre todo,
tomar conciencia que nuestras propias acciones son una de las causas
de la injusticia y la desigualdad.
«Abramos nuestros ojos para mirar
las miserias del mundo, las heridas
de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos
provocados a escuchar su grito de
auxilio. Nuestras manos estrechen
sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de
nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito
se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo» (Bula de indicción del Jubileo
Extraordinario de la Misericordia,
Misericordia vultus, 15).
Una vez que tomamos conciencia
de esto, llegamos a ser humanos más
plenos, pues nuestra responsabilidad
para con nuestros hermanos y hermanas es una parte esencial de nuestra humanidad común. No tengan
miedo de abrir su mente y su corazón a los pobres. De este modo, us-
tedes podrán dar rienda suelta a sus
talentos económicos y técnicos, y
descubrir la felicidad de una vida
plena, que no les puede proporcionar el solo consumismo.
Frente a los profundos cambios
que marcan época, los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura «cuarta revolución industrial», resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la
destrucción de la persona humana
—remplazada por una máquina sin
alma—, o a la transformación de
nuestro planeta en un jardín vacío
para el disfrute de unos pocos elegidos.
Por el contrario, el momento actual proporciona una valiosa oportunidad para guiar y gobernar el proceso ahora en curso, y construir sociedades inclusivas basadas en el respeto por la dignidad humana, la tolerancia, la compasión y la misericordia. Les insto, pues, a afrontar de
nuevo el diálogo sobre cómo construir el futuro del planeta, «nuestra
casa común», y exhorto a ustedes a
hacer un esfuerzo unido para lograr
un desarrollo sostenible e integral.
Como he señalado muchas veces,
y lo reitero ahora con mucho gusto,
la actividad empresarial es «una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos», especialmente «si entiende que
la creación de puestos de trabajo es
parte ineludible de su servicio al
bien común» (Laudato si’, 129). Como tal, tiene la responsabilidad de
ayudar a superar la compleja crisis
de la sociedad y del medio ambiente, y luchar contra la pobreza. Esto
hará que sea posible mejorar la precaria condición de vida de millones
de personas y cerrar la brecha que
da lugar a numerosas injusticias, que
erosiona los valores fundamentales
de la sociedad, como la igualdad, la
justicia y la solidaridad.
De este modo, a través del recurso
privilegiado al diálogo, el Foro Económico Mundial puede convertirse
en una plataforma para la defensa y
protección de la creación, como también para la consecución de «un
progreso más sano, más humano,
más social, más integral» (Laudato
si’, 112), teniendo además debidamente en cuenta los objetivos ambientales y la necesidad de maximizar los esfuerzos para erradicar la
pobreza, como se establece en el
Programa para el Desarrollo Sostenible de 2030 y en el Acuerdo de París
establecido en la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático.
Señor Presidente, renovando mis
mejores deseos para el éxito de la
próxima reunión en Davos, invoco
sobre Ud. y sobre todos los participantes en el Foro, junto con sus familias, la abundante bendición de
D ios.
Vaticano, 30 de diciembre de 2015
número 4, viernes 29 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 5
Francisco concluye el octavario de oración por la unidad de los cristianos recordando que Jesús es el rostro misericordioso del Padre
La única puerta es Cristo
«La única puerta que nos conduce a la salvación es Jesucristo,
nuestro Señor, el rostro misericordioso del Padre». Lo recordó el
Papa Francisco durante la celebración de las vísperas presidida en
la Basílica de San Pablo Extramuros el lunes 25 de enero por la
tarde, y en conclusión de la Semana de oración por la unidad de
los cristianos.
«Soy el menor de los apóstoles [...] gunos, «conquistándoporque he perseguido a la Iglesia de los» con su gracia, paDios. Pero por la gracia de Dios soy ra que a través de
lo que soy, y su gracia para conmigo ellos su amor pueda
no se ha frustrado en mí» (1 Cor 15 llegar a todos. La mi,9-10). Así resume el apóstol Pablo el sión del entero pueblo
significado de su conversión. Ésta, de Dios es la de anunque tuvo lugar tras el encuentro ful- ciar las maravillas del
gurante con Cristo resucitado (cf. 1 Señor, la primera la
Cor 9 ,1) en el camino de Jerusalén a del Misterio pascual
Damasco, no es principalmente un de Cristo, por medio
cambio moral, sino una experiencia del cual hemos pasado
transformadora de la gracia de Cris- de las tinieblas del peto, y al mismo tiempo la llamada a cado y la muerte, al
una nueva misión, la de anunciar a esplendor de su vida,
todos a aquel Jesús a quien antes nueva y eterna (cf. 1
perseguía, hostigando a sus discípu- Pe 2, 10).
A la luz de la Palabra de Dios
los. En ese momento, de hecho, Pablo entiende que entre el Cristo eter- que hemos escuchado, y que nos ha
namente vivo y sus seguidores hay guiado durante esta Semana de orauna unión real y trascendente: Jesús ción por la unidad de los cristianos,
vive y está presente en ellos y ellos realmente podemos decir que todos
viven en Él. La vocación a ser un los creyentes en Cristo estamos «llaapóstol no se funda
en los méritos humanos de Pablo, quien se
No sólo la llamada nos une;
considera «ínfimo» e
también compartimos la misma misión:
«indigno», sino en la
bondad infinita de
anunciar a todos las obras
Dios, que lo eligió y
maravillosas de Dios
le confió el ministerio.
Una
comprensión
similar de lo que sucedió en el camino de Damasco es tes- mados a anunciar las maravillas de
timoniada por san Pablo también en Dios» (cf. 1 Pe 2, 9). Más allá de las
la primera Carta a Timoteo: «Doy diferencias que todavía nos separan,
gracias a Cristo Jesús, Señor nues- reconozcamos con alegría, que en el
tro, que me hizo capaz, se fió de mí origen de la vida cristiana hay siemy me confió este ministerio, a mí, pre una llamada, cuyo autor es Dios
que antes era un blasfemo, un perse- mismo. Podemos avanzar en el caguidor y un insolente. Pero Dios tu- mino hacia la plena comunión visivo compasión de mí porque no sa- ble entre los cristianos no sólo cuanbía lo que hacía, pues estaba lejos do nos acercamos los unos a los
de la fe; sin embargo, la gracia de otros, sino sobre todo en la medida
nuestro Señor sobreabundó en mí
junto con la fe y el amor que tienen
su fundamento en Cristo Jesús» (1,
12-14). La sobreabundante misericordia de Dios es la única razón en la
cual se funda el ministerio de Pablo,
y es al mismo tiempo lo que el apóstol tiene que anunciar a todos.
La experiencia de san Pablo es similar a la de las comunidades a las
cuales el apóstol Pedro dirige su primera Carta. San Pedro se dirige a
los miembros de comunidades pequeñas y frágiles, expuestas a la
amenaza de las persecuciones y aplica a ellos los títulos gloriosos atribuidos al pueblo santo de Dios: «linaje elegido, un sacerdocio real, una
nación santa, un pueblo adquirido
por Dios» (1 Pt 2, 9). Para esos primeros cristianos, como hoy para todos nosotros bautizados, es motivo
de consuelo y de constante estupor
el saber que hemos sido elegidos para formar parte del diseño de salvación de Dios, actuado en Jesucristo
y en la Iglesia. «Señor, ¿por qué
precisamente yo?»; «¿por qué nosotros?». Alcanzamos aquí el misterio
de la misericordia y la elección de
Dios: el Padre ama a todos y quiere
salvar a todos, y por eso llama a al-
en que nos convertimos al Señor, cia el metropolita Gennadios, repreque por su gracia nos elige y nos lla- sentante del Patriarcado ecuménico,
ma a ser sus discípulos. Y convertir- a Su gracia David Moxon, represense significa dejar que el Señor viva y tante personal en Roma del arzobistrabaje en nosotros. Por este motivo, po de Canterbury, y a todos los recuando los cristianos de diferentes presentantes de las diversas Iglesias
Iglesias escuchan juntos la Palabra y Comunidades eclesiales de Roma,
de Dios y tratan de ponerla en prác- reunidos aquí esta tarde. Con ellos
tica, realizan pasos verdaderamente hemos pasado a través de la Puerta
importantes hacia la unidad. Y no Santa de esta Basílica, para recordar
sólo la llamada nos une; también que la única puerta que nos conduce
compartimos la misma misión: anun- a la salvación es Jesucristo, nuestro
ciar a todos las obras maravillosas Señor, el rostro misericordioso del
de Dios. Como san Pablo, y como Padre. Dirijo también un cordial salos fieles a quienes escribe san Pe- ludo a los jóvenes ortodoxos y ortodro, también nosotros no podemos doxos orientales que estudian aquí,
dejar de anunciar el amor misericor- en Roma, con el apoyo del Comité
dioso que nos ha conquistado y de colaboración cultural con las
transformado. Mientras estamos en Iglesias ortodoxas, que trabaja en el
camino hacia la plena comunión en- Consejo para la promoción de la
tre nosotros, ya podemos desarrollar unidad de los cristianos, así como a
múltiples formas de colaboración,
trabajar
juntos para favorecer la
Pidamos perdón por el pecado
difusión del Evangelio.
Y caminando y trabade nuestras divisiones que son una herida
jando juntos, nos daabierta en el Cuerpo de Cristo
mos cuenta de que ya
estamos unidos en el
nombre del Señor. La
los estudiantes del Ecumenical Instiunidad se hace en el camino.
En este Año jubilar extraordinario tute of Bossey, en visita aquí en Roma
de la Misericordia, tengamos bien para profundizar su conocimiento de
presente que no puede haber una la Iglesia católica.
auténtica búsqueda de la unidad de
Queridos hermanos y hermanas,
los cristianos sin un confiarse plena- unámonos a la oración que Jesucrismente a la misericordia del Padre. to dirigió al Padre: «Que todos sean
En primer lugar pidamos perdón uno [...] para que el mundo crea»
por el pecado de nuestras divisiones, (Jn 17, 21). La unidad es don de la
que son una herida abierta en el misericordia de Dios Padre. Aquí
Cuerpo de Cristo. Como obispo de
ante la tumba de san Pablo, apóstol
Roma y Pastor de la Iglesia católica,
y mártir, custodiada en esta esplénquiero invocar misericordia y perdón
por los comportamientos no evangé- dida Basílica, sentimos que nuestra
licos por parte de los católicos hacia humilde petición es apoyada por la
los cristianos de otras Iglesias. Al intercesión de la multitud de mártimismo tiempo, invito a todos los res cristianos de ayer y de hoy. Ellos
hermanos y hermanas católicos a han respondido con generosidad a la
perdonar si, hoy o en el pasado, han llamada del Señor, han dado fiel tessido ofendidos por otros cristianos. timonio, con su vida, de las maraviNo podemos borrar lo que ha sido, llas que Dios ha realizado por nosopero no queremos permitir que el tros, y ya experimentan la plena copeso de las culpas del pasado conti- munión en la presencia de Dios Panúe contaminando nuestras relacio- dre. Sostenidos por su ejemplo —este
nes. La misericordia de Dios renova- ejemplo que hace el ecumenismo de
rá nuestras relaciones.
sangre— y confortados por su interEn este clima de intensa oración, cesión, dirigimos a Dios nuestra husaludo fraternalmente a Su eminen- milde oración.
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L’OSSERVATORE ROMANO
viernes 29 de enero de 2016, número 4
De la ternura de Dios en el Antiguo Testamento a los episodios del Evangelio en que Jesús abraza y perdona a los pecadores
Entrañas de misericordia
NURIA CALDUCH-BENAGES
«Quien tiene misericordia encuentra
misericordia», dice el proverbio. En
solo cinco palabras ha condensado
la sabiduría popular un tema de
gran actualidad en la Iglesia, un tema que importa mucho al Papa
Francisco. Según el diccionario Zingarelli, la misericordia es «un sentimiento que induce a la comprensión,
a la piedad y al perdón hacia quien
sufre o yerra». El contenido de esta
definición, que coincide aproximadamente con las de otras lenguas, es el
que subyace a expresiones como las
siguientes: tener o sentir misericordia hacia alguien, por su estado o
sus sufrimientos, usar de misericordia con alguno, hacer una cosa por
misericordia, o bien, actuar sin misericordia.
En la Biblia el concepto de misericordia está ligado a diversos vocablos, cada uno de los cuales tiene un
significado propio con variados matices, que van más allá de la noción
de una simple acción compasiva.
Por lo que respecta a la lengua hebrea, el primer término a considerar
es réhem, sustantivo masculino singular que indica en su origen el seno
materno, el lugar de donde proviene
la vida. El mismo sustantivo en plural, rahamîm, designa las entrañas y
se utiliza en sentido traslativo para
expresar el apego instintivo de un
ser a otro.
En la antropología semítica este
sentimiento íntimo de amor y de
compasión está localizado en las entrañas, en el seno materno y en el
útero. Se comprende que el arquetipo de la misericordia sea el instinto
materno. He aquí las palabras que
Dios dirige a la ciudad de Jerusalén
en Isaías 49, 15: «¿Puede una madre
olvidar al niño que amamanta, no
tener compasión del hijo de sus entrañas?». Para expresar la ternura de
Dios, el profeta utiliza también esta
expresión: «¡Efraín es mi hijo querido, él es mi niño encantador! Después de haberlo reprendido, me
acuerdo y se conmueven mis entrañas. ¡Lo quiero intensamente!» (Jeremías 31, 20). Sentimientos como la
conmoción, la pena, la angustia, habitan en las entrañas del ser humano. Cuando José vio a su hermano
Benjamín «salió deprisa, pues, conmovido [literalmente: conmovido en
sus entrañas] por su hermano, le vinieron ganas de llorar; y entrando
en su habitación, lloró allí» (Génesis
43,30). Dice la esposa en el Cantar
de los Cantares: «Mi amado introdujo su mano por el postigo, y mis
entrañas se estremecieron por él»
(Cantar 5,4).
El segundo término con el cual el
Antiguo Testamento indica la misericordia es hésed (y sus derivados).
Aunque su significado fundamental
es el de bondad, puede traducirse
con piedad, compasión o solidaridad. Según el teólogo y jesuita francés Xavier Léon-Dufour, el sustantivo hésed «designa de suyo la piedad,
relación que une a dos seres e implica fidelidad. Con esto recibe la misericordia una base sólida: no es ya
únicamente el eco de un instinto de
bondad, que puede equivocarse
acerca de su naturaleza, sino una
bondad consciente. Es respuesta a
un deber interior, fidelidad con uno
mismo».
Por lo que respecta a los términos
griegos, el Nuevo Testamento adopta el lenguaje de la Septuaginta, que
refleja fundamentalmente los conceptos del original hebreo. El término griego más frecuente es éleos, que
puede traducirse con compasión, misericordia, bondad, pena o piedad.
Lo sigue el sustantivo oiktirmós, de
uso más limitado, que subraya el aspecto externo de la compasión en
cuanto esta se traduce en dolor, lástima y conmiseración. Hay que señalar, por último, el substantivo splánchna, que literalmente equivale al hebreo rahamîm —entrañas, vísceras— y
el verbo splanchnízomai (sentir conmoción, tener misericordia, sentir
compasión), que en el Evangelio,
aparte de las parábolas lucanas de la
misericordia, se utiliza para describir
la reacción de Jesús ante la enfermedad y el sufrimiento de otros. La misericordia de Dios se manifiesta en
cada página del Antiguo Testamento, pero de manera magnífica está
expresada en Éxodo 34, 5-7, pasaje
considerado como la mejor definición de Yahveh que hay en el Antiguo Testamento: «El Señor bajó en
la nube y se quedó con él allí, y
Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él proclamando: “Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y
rico en clemencia y lealtad, que
mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los
deja impunes y castiga la culpa de
los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación”».
Estos versículos contienen una fórmula teológica que suena a nuestros
oídos como una profesión de fe. En
ella el Dios de Israel proclama dos
veces su propio nombre seguido de
sus atributos, presentándose ante todo como un Dios misericordioso y
fiel. Esta fórmula es retomada en su
totalidad o en parte en otros varios
textos del Antiguo Testamento (Joel
2, 13; Job 4 ,2; Salmos 86, 15; 103, 8;
145 ,8; Nehemías 9 ,17), como también en la fórmula sumaria «rico en
misericordia», en Efesios 2, 4.
La autodefinición del Señor pone
de relieve la estrecha relación que
une a Dios con su criatura, una relación signada por la bondad y la ternura divinas para con el ser humano. Tanto es esto verdad que, frente
a las faltas humanas, Dios se manifiesta siempre dispuesto a perdonar.
Entendámonos bien: no se trata de
infravalorar o de relativizar el pecado.
Más aún, el pecado debe ser castigado siempre y de todos modos. En
otras palabras, en Éxodo 34, 5-7 el
acento recae no en el castigo de
Dios, sino en su sobreabundante misericordia. Mientras que su castigo
se extiende solamente hasta la tercera y cuarta generación, la bondad de
su amor no tiene límites y se prolonga por mil generaciones. La misericordia de Dios se revela en todo su
esplendor en la figura de Jesús de
Nazaret. Como «imagen del Dios
invisible, primogénito de toda criatura» (Colosenses 1, 15), Jesús es el
rostro de la misericordia divina. Sus
palabras, pero sobre todo su vida y
sus obras dan testimonio de ello. Jesús mostró siempre una gran atención hacia aquellos que sufren cualquier tipo de aflicción. Sensible a toda forma de dolor, escucha, cura y
perdona a todos. Se revela como
médico de los cuerpos, pero sobre
todo de las almas (Marcos 2 ,17; Lucas 5, 31). Lo demuestra su actitud
misericordiosa con los pecadores,
Carl Heinrich Bloch, «Sermón de la Montaña» (1877)
que encuentran en él un amigo (Lucas 7 ,34) siempre dispuesto a sentarse a la mesa con ellos (Lucas 5,
27.30; 15, 1; 19 ,5-7).
En los Evangelios vemos a menudo a Jesús profundamente conmovido frente a la miseria y el sufrimiento humanos. ¿Cómo no recordar,
por ejemplo, la conmoción interior
de Jesús ante el llanto de la viuda
de Naín por la pérdida de su único
hijo? Dice el evangelista Lucas: «Al
verla el Señor, se compadeció de ella
(splanchnízomai) y le dijo: “No llores”» (Lucas 7, 13). El mismo sentimiento experimenta frente a los dos
ciegos sentados junto al camino
(Mateo 20, 34), frente al leproso marginado (Marcos 1, 41) o frente a las
muchedumbres cansadas, extenuadas
y hambrientas, que se presentan a
sus ojos como ovejas sin pastor (Mateo 9, 36; 14, 14; 15, 32; Marcos 6, 34;
8 ,2). Los evangelistas describen el
estado de ánimo de Jesús con el verbo splanchnízomai, que suele traducirse como «conmoverse profundamente». Este verbo Mientras que su
castigo se extiende solamente hasta
la tercera y cuarta generación, la
bondad de su amor no tiene límites
y se prolonga por mil generaciones
pertenece al campo semántico de
splánchna, entrañas, y denota, por
tanto, una conmoción visceral provocada por la vista del dolor ajeno.
Jesús no permanece indiferente ante
la fragilidad de los enfermos y se hace solidario con su dolor. Al ofrecerles su misericordia, los sufrientes recuperan la dignidad, la salud, la vida, la alegría y la esperanza. Vista
de este modo, la misericordia se presenta como «experiencia fundante
de una nueva creación».
Jesús desconcierta. Desconciertan
sus palabras, sus gestos, sus silencios; palabras, gestos y silencios que
utilizan un lenguaje inclusivo, el lenguaje de la misericordia.
Con ese lenguaje Jesús acoge a los
marginados de la sociedad, a los que
viven en la periferia porque no tienen sitio en la ciudad, a los que nadie ve ni escucha, puesto que no tienen rostro ni voz, los mendigos por
necesidad, puesto que no tienen derechos, los pequeños, los enfermos,
las mujeres, entre ellas la «pecadora
pública» o «la mujer del perfume»,
como me agrada llamarla (Lucas 7,
36-50).
La historia comienza con una mujer sin nombre que entra en la casa
de Simón el fariseo llorando desconsolada y termina con una mujer perdonada que deja el relato con un corazón rebosante de paz. El encuentro con Jesús misericordioso le ha
devuelto la vida. La actitud misericordiosa de Jesús es profundamente
humana y liberadora: por un lado,
rompe tabúes, traspasa fronteras,
desmonta prejuicios, relativiza leyes,
desenmascara la injusticia; por el
otro, genera cercanía, relación, diálogo, intimidad, y promueve el encuentro interpersonal auténtico. Encontrarse con Jesús es siempre un
punto de partida, una ventana abierta al futuro, un estímulo de esperanza, una visión de misericordia.
número 4, viernes 29 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 7
En la audiencia a la Rota romana el el Papa pide una preparación más adecuada para el matrimonio
El sueño de Dios
E insta a la Iglesia a acompañar a las familias heridas
«La familia, fundada en el
matrimonio indisoluble, unitivo y
procreativo, pertenece al “sueño” de
Dios y de su Iglesia para la salvación
de la humanidad»: lo subrayó el Papa
Francisco en la tradicional audiencia
—que tuvo lugar el viernes 22 de enero
por la mañana, en la Sala
Clementina— al tribunal de la Rota
romana, con ocasión de la
inauguración del Año judicial.
Queridos hermanos:
Os doy mi cordial bienvenida, y
le agradezco al Decano las palabras
con que ha introducido nuestro encuentro.
El ministerio del Tribunal Apostólico de la Rota Romana ha sido desde siempre una ayuda al Sucesor de
Pedro, para que la Iglesia, inescindiblemente unida a la familia, siga
proclamando el designio de Dios
Creador y Redentor sobre la sacralidad y belleza de la institución familiar. Una misión siempre actual y
que adquiere mayor relevancia en
nuestro tiempo.
Junto a la definición de la Rota
Romana como Tribunal de la familia
[1], quisiera resaltar otra prerrogativa, y es que también es el Tribunal
de la verdad del vínculo sagrado. Y
estos dos aspectos son complementarios.
La Iglesia, en efecto, puede mostrar el indefectible amor misericordioso de Dios por las familias, en
particular a las heridas por el pecado y por las pruebas de la vida, y, al
mismo tiempo, proclamar la irrenunciable verdad del matrimonio según
el designio de Dios. Este servicio está confiado en primer lugar al Papa
y a los obispos.
En el camino sinodal sobre el tema de la familia, que el Señor nos
ha concedido realizar en los dos últimos años, hemos podido realizar, en
espíritu y estilo de efectiva colegialidad, un profundo discernimiento sapiencial, gracias al cual la Iglesia ha
indicado al mundo —entre otras cosas— que no puede haber confusión
entre la familia querida por Dios y
cualquier otro tipo de unión.
Con esa misma actitud espiritual y
pastoral, vuestra actividad, tanto al
juzgar como al contribuir a la formación permanente, asiste y promueve el opus veritatis. Cuando la
Iglesia, a través de vuestro servicio,
se propone declarar la verdad sobre
el matrimonio en el caso concreto,
para el bien de los fieles, al mismo
tiempo tiene siempre presente que
quienes, por libre elección o por infelices circunstancias de la vida [2],
viven en un estado objetivo de error,
siguen siendo objeto del amor misericordioso de Cristo y por lo tanto
de la misma Iglesia.
La familia, fundada en el matrimonio indisoluble, unitivo y procreativo, pertenece al «sueño» de
Dios y de su Iglesia para la salvación de la humanidad [3].
Tal y como afirmó el beato Pablo
VI, la Iglesia siempre ha dirigido
«una mirada especial, llena de solicitud y de amor, a la familia y a sus
problemas. Por medio del matrimonio y de la familia Dios ha unido sabiamente dos de las mayores realidades humanas: la misión de transmitir
la vida y el amor mutuo y legítimo
del hombre y la mujer, por el cual
están llamados a completarse mutuamente en una entrega recíproca no
sólo física, sino sobre todo espiritual. O mejor dicho, Dios ha querido hacer partícipes a los esposos de
su amor, del amor personal que Él
tiene por cada uno de ellos y por el
cual les llama a ayudarse y a entregarse mutuamente para alcanzar la
plenitud de su vida personal; y del
amor que Él trae a la humanidad y a
todos sus hijos, y por el cual desea
multiplicar los hijos de los hombres
para hacerles partícipes de su vida y
felicidad eterna» [4].
La familia y la Iglesia, en planos
diversos, concurren para acompañar
al ser humano hacia el fin de su
existencia. Y lo hacen, ciertamente,
con las enseñanzas que transmiten,
pero también con su propia naturaleza de comunidad de amor y vida.
De hecho, igual que la familia puede ser llamada «Iglesia doméstica»,
a la Iglesia se le aplica correctamente el título de familia de Dios. Por
lo tanto «el “espíritu familiar” es
una carta constitucional para la Iglesia: así el cristianismo debe aparecer,
y así debe ser. Está escrito en letras
claras: “Vosotros que un tiempo estabais lejos —dice san Pablo— […] ya
no sois extranjeros ni forasteros, sino
conciudadanos de los santos y
miembros de la familia de Dios” (Ef
2, 19). La Iglesia es y debe ser la familia de Dios» [5].
Precisamente porque la Iglesia es
madre y maestra, sabe que entre los
cristianos, algunos tienen una fe
fuerte, formada por la caridad, fortalecida por una buena catequesis y
nutrida por la oración y la vida sacramental, mientras que otros tienen
una fe débil, descuidada, no formada, poco educada, u olvidada.
Es bueno recordar con claridad
que la calidad de la fe no es una
condición esencial del consentimiento matrimonial, el cual, de acuerdo
con la doctrina de siempre, puede
ser minado solamente a nivel natural
(cf. CIC, can. 1055 § 1 e 2). De hecho, el habitus fidei se infunde en el
momento del bautismo y sigue teniendo un misterioso influjo en el
alma, incluso cuando la fe no se haya desarrollado y psicológicamente
parezca estar ausente. No es raro
que los novios, empujados al verdadero matrimonio por el instinctus naturae, en el momento de la celebración, tengan un conocimiento limitado de la plenitud del plan de Dios,
y sólo después, en la vida familiar,
descubran todo lo que Dios, Creador y Redentor ha establecido para
ellos. Las deficiencias de formación
en la fe y también el error relativo a
la unidad, la indisolubilidad y la
dignidad sacramental del matrimonio vician el consentimiento matrimonial solamente si determinan la
voluntad (cf. CIC, can. 1099). Precisamente por eso los errores que afectan a la naturaleza sacramental del
matrimonio deben evaluarse con
mucha atención.
La Iglesia, pues, con renovado
sentido de responsabilidad sigue
proponiendo el matrimonio, en sus
elementos esenciales —hijos, bien de
los cónyuges, unidad, indisolubilidad, sacramentalidad [6]— no como
un ideal para pocos, a pesar de los
modernos modelos centrados en lo
efímero y lo transitorio, sino como
una realidad que, en la gracia de
Cristo, puede ser vivida por todos
los fieles bautizados. Y por ello, con
mayor razón, la urgencia pastoral,
que abraza todas las estructuras de
la Iglesia, impulsa a converger hacia
un intento común ordenado a la
preparación adecuada al matrimonio, en una especie de nuevo catecumenado —subrayo esto: en una especie de nuevo catecumenado— tan deseado por algunos Padres Sinodales
[7].
Queridos hermanos, el tiempo en
que vivimos es muy comprometedor,
tanto para las familias, como para
los pastores, que estamos llamados a
acompañarlas. Con esta conciencia,
os deseo un buen trabajo para el
nuevo año que el Señor nos dona.
Os aseguro mi oración y yo también
cuento con la vuestra. Que la Virgen
y San José obtengan a la Iglesia crecer en el espíritu de familia y a las
familias sentirse cada vez más parte
viva y activa del pueblo de Dios.
Gracias.
[1] PÍO XII, Alocución a la Rota Romana del 1 de octubre 1940: L’O sservatore Romano, 2 octubre 1940,
p. 1.
[2] «Quizás todo este flagelo tiene
un nombre extremadamente genérico, pero en este caso trágicamente
verdadero, y es egoísmo. Si el egoísmo gobierna el reino del amor humano, que es precisamente la familia, lo envilece, lo entristece, lo disuelve. El arte de amar no es tan fácil como comúnmente se cree. No
basta el instinto para enseñarlo. La
pasión mucho menos. El placer tampoco» ((G.B. MONTINI, Carta pastoral a la archidiócesis ambrosiana al comienzo de la Cuaresma de 1960).
[3] Cf. PÍO XI, Carta. enc. Casti connubii, 31 de diciembre 1930: AAS 22
(1930), 541.
[4] PABLO VI, Discurso al XIII Congreso Nacional del Centro Italiano Femenino, 12 de febrero de 1966: AAS 58
(1966), 219. San Juan Pablo II en la
Carta a las familias afirmaba que la
familia es camino de la Iglesia: «el
primero y el más importante» (Gratissimam sane, 2 febbraio 1994, 2: AAS
86 [1994], 868).
[5] Audiencia general del 7 de octubre
de 2015.
[6] Cf. AUGUSTINUS, De bono coniugali, 24, 32; De Genesi ad litteram, 9,
7, 12.
[7] «Esta preparación al matrimonio,
pensamos, será ágil, si la formación
de una familia se presenta desde la
juventud, y si se comprende por
quien pretende fundar su propio hogar como una vocación, como una
misión, como un gran deber, que da
a la vida un altísimo fin, y la llena
de sus dones y de sus virtudes. Esta
presentación ni deforma ni exagera
la realidad» (G. B. MONTINI, Carta
pastoral a la archidiócesis ambrosiana,
cit.).
L’OSSERVATORE ROMANO
número 4, viernes 29 de enero de 2016
El tema del Jubileo en el centro del mensaje para la Jornada mundial de las comunicaciones sociales
Redes de misericordia
«El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo». En el centro del
mensaje del Papa Francisco para la 50º Jornada mundial de las comunicaciones
sociales, que este año se celebra, en muchos países, el domingo 8 de mayo, se encuentra
el tema jubilar. En el mensaje, presentado el viernes 22 de enero por la mañana, el
Pontífice explica que «también los correos electrónicos, los mensajes de texto, las redes
sociales, los foros pueden ser formas de comunicación plenamente humanas», de hecho
«no es la tecnología la que determina si la comunicación es auténtica o no, sino el
corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición».
Queridos hermanos y hermanas:
El Año Santo de la Misericordia nos
invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia.
En efecto, la Iglesia, unida a Cristo,
encarnación viva de Dios Misericordioso, está llamada a vivir la misericordia
como rasgo distintivo de todo su ser y
actuar. Lo que decimos y cómo lo deci-
mos, cada palabra y cada gesto debería
expresar la compasión, la ternura y el
perdón de Dios para con todos. El
amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros
gestos están animados por la caridad,
por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de
D ios.
Como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión. En particular, es característico del
lenguaje y de las acciones de la Iglesia
transmitir misericordia, para tocar el
corazón de las personas y sostenerlas
en el camino hacia la plenitud de la vida, que Jesucristo, enviado por el Padre, ha venido a traer a todos. Se trata
de acoger en nosotros y de difundir a
nuestro alrededor el calor de la Iglesia
Madre, de modo que Jesús sea conocido y amado, ese calor que da contenido a las palabras de la fe y que encien-
de, en la predicación y en el testimo- inspirar por la misericordia, que nunca
nio, la «chispa» que los hace vivos.
da nada por perdido.
La comunicación tiene el poder de
Hago un llamamiento sobre todo a
crear puentes, de favorecer el encuentro cuantos tienen responsabilidades instiy la inclusión, enriqueciendo de este tucionales, políticas y de formar la opimodo la sociedad. Es hermoso ver per- nión pública, a que estén siempre atensonas que se afanan en
elegir con cuidado las
palabras y los gestos para
El entorno digital es una plaza,
superar las incomprensiones, curar la memoria heun lugar de encuentro, donde se puede
rida y construir paz y aracariciar o herir, tener una provechosa
monía. Las palabras pueden construir puentes endiscusión o un linchamiento moral
tre las personas, las familias, los grupos sociales y
los pueblos.
Y esto es posible tanto en el mundo tos al modo de expresase cuando se refísico como en el digital. Por tanto, que fieren a quien piensa o actúa de forma
las palabras y las acciones sean apro- distinta, o a quienes han cometido erropiadas para ayudarnos a salir de los cír- res. Es fácil ceder a la tentación de
culos viciosos de las condenas y las aprovechar estas situaciones y alimentar
venganzas, que siguen enmarañando a de ese modo las llamas de la desconindividuos y naciones, y que llevan a fianza, del miedo, del
expresarse con mensajes de odio.
odio. Se necesita, sin emLa palabra del cristiano, sin embar- bargo, valentía para oriengo, se propone hacer crecer la comu- tar a las personas hacia
nión e, incluso cuando debe condenar procesos de reconciliación.
con firmeza el mal, trata de no romper Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la
nunca la relación y la comunicación.
que ofrece verdaderas soQuisiera, por tanto, invitar a las perluciones a antiguos consonas de buena voluntad a descubrir el
flictos así como la oportupoder de la misericordia de sanar las nidad de realizar una paz
relaciones dañadas y de volver a llevar duradera. «Bienaventurapaz y armonía a las familias y a las co- dos los misericordiosos,
munidades.
porque ellos alcanzarán
Todos sabemos en qué modo las vie- misericordia. […] Bienajas heridas y los resentimientos que venturados los que trabaarrastramos pueden atrapar a las perso- jan por la paz, porque
nas e impedirles comunicarse y reconci- ellos serán llamados hijos
liarse. Esto vale también para las rela- de Dios» (Mt 5, 7.9).
ciones entre los pueblos. En todos esCómo
desearía
que
tos casos la misericordia es capaz de ac- nuestro modo de comunitivar un nuevo modo de hablar y dialo- car, y también nuestro sergar, como tan elocuentemente expresó vicio de pastores de la
Shakespeare: «La misericordia no es Iglesia, nunca expresara el
obligatoria, cae como la dulce lluvia orgullo soberbio del triundel cielo sobre la tierra que está bajo fo sobre el enemigo, ni huella. Es una doble bendición: bendice millara a quienes la mentaal que la concede y al que la recibe» lidad del mundo considera
(El mercader de Venecia, Acto IV, Escena perdedores y material de
I). Es deseable que también el lenguaje desecho. La misericordia
de la política y de la diplomacia se deje puede ayudar a mitigar las
adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio.
Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que
separa netamente los pecadores de los
justos. Nosotros podemos y debemos
juzgar situaciones de pecado —violencia, corrupción, explotación, etc.—, pero no podemos juzgar a las personas,
porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Nuestra tarea es
amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído. El evangelio de Juan nos recuerda
que «la verdad os hará libres» (Jn 8,
32). Esta verdad es, en definitiva, Cristo mismo, cuya dulce misericordia es el
modelo para nuestro modo de anunciar
la verdad y condenar la injusticia.
Nuestra primordial tarea es afirmar la
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verdad con amor (cf. Ef 4, 15). Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes somos pecadores. Palabras y gestos duros
y moralistas corren el riesgo hundir
más a quienes querríamos conducir a la
conversión y a la libertad, reforzando
su sentido de negación y de defensa.
Algunos piensan que una visión de
la sociedad enraizada en la misericordia
es injustificadamente idealista o excesivamente indulgente. Pero probemos a
reflexionar sobre nuestras primeras experiencias de relación en el seno de la
familia. Los padres nos han amado y
apreciado más por lo que somos que
por nuestras capacidades y nuestros
éxitos. Los padres quieren naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero
su amor nunca está condicionado por
el alcance de los objetivos. La casa paterna es el lugar donde siempre eres
acogido (cf. Lc 15, 11-32). Quisiera alentar a todos a pensar en la sociedad humana, no como un espacio en el que
los extraños compiten y buscan prevalecer, sino más bien como una casa o
una familia, donde la puerta está siempre abierta y en la que sus miembros se
acogen mutuamente.
Para esto es fundamental escuchar.
Comunicar significa compartir, y para
compartir se necesita escuchar, acoger.
Escuchar es mucho más que oír. Oír
hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la
comunicación, y necesita cercanía. La
escucha nos permite asumir la actitud
justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también ser
capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del
otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y
los propios dones al servicio del bien
común.
Escuchar nunca es fácil. A veces es
más cómodo fingir ser sordos. Escuchar
significa prestar atención, tener deseo
de comprender, de valorar, respetar,
custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en el que
se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente: quitarse las
sandalias en el «terreno sagrado» del
encuentro con el otro que me habla (cf.
Ex 3, 5). Saber escuchar es una gracia
inmensa, es un don que se ha de pedir
para poder después ejercitarse practicándolo.
zón del hombre y su capacidad para
usar bien los medios a su disposición.
Las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el
bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior
polarización y división entre
las personas y los grupos.
No es la tecnología la que determina
El entorno digital es una
plaza, un lugar de encuensi la comunicación es auténtica o no,
tro, donde se puede acarisino el corazón del hombre
ciar o herir, tener una provechosa discusión o un liny su capacidad para usar bien
chamiento moral. Pido que
los medios a su disposición
el Año Jubilar vivido en la
misericordia «nos haga más
abiertos al diálogo para coTambién los correos electrónicos, los nocernos y comprendernos mejor; elimensajes de texto, las redes sociales, los mine toda forma de cerrazón y despreforos pueden ser formas de comunica- cio, y aleje cualquier forma de violencia
ción plenamente humanas. No es la y de discriminación» (Misericordiae vultecnología la que determina si la comu- tus, 23). También en red se construye
nicación es auténtica o no, sino el cora- una verdadera ciudadanía. El acceso a
las redes digitales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no vemos
pero que es real, tiene una dignidad
que debe ser respetada. La red puede
ser bien utilizada para hacer crecer una
sociedad sana y abierta a la puesta en
común.
La comunicación, sus lugares y sus
instrumentos han traído consigo un
alargamiento de los horizontes para
muchas personas. Esto es un don de
Dios, y es también una gran responsabilidad. Me gusta definir este poder de
la comunicación como «proximidad».
El encuentro entre la comunicación y la
misericordia es fecundo en la medida
en que genera una proximidad que se
hace cargo, consuela, cura, acompaña y
celebra. En un mundo dividido, fragmentado, polarizado, comunicar con
misericordia significa contribuir a la
buena, libre y solidaria cercanía entre
los hijos de Dios y los hermanos en humanidad.
Vaticano, 24 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 10
Unidad
en camino
VIENE DE LA PÁGINA 1
sia de Dios. Pero por la gracia de
Dios soy lo que soy» y «fui tratado con misericordia», se lee en
dos pasajes del epistolario paulino
citados por el Pontífice, que después recordó cómo la primera lectura de Pedro se dirige a «comunidades pequeñas y frágiles». Como
queriendo recordar la situación de
tantos cristianos, que hoy experimentan a menudo la persecución,
y ese ecumenismo de la sangre
tantas veces evocado con conmoción por Bergoglio.
Las divisiones entre cristianos y
en el seno de las confesiones individuales persisten, pero —destacó
el Pontífice— «más allá de las diferencias que todavía nos separan,
reconocemos con alegría que en el
origen de la vida cristiana hay
siempre una llamada, cuyo autor
es Dios mismo. Podemos avanzar
por el camino de la plena comunión visible entre los cristianos no
solo cuando nos acercamos unos a
otros, sino sobre todo en la medida en que nos convertimos al Señor». Pero no es «solo la llamada
la que nos une; también compartimos la misma misión».
En suma, «caminando y trabajando juntos, nos damos cuenta de
que ya estamos unidos en el nombre del Señor». Porque «la unidad
se hace en camino», añadió el Papa repitiendo un concepto muy
querido para él.
En la basílica de San Pablo
Juan XXIII anunció el Vaticano II,
y poco antes de su conclusión, Pablo VI confesó a los observadores
no católicos que su partida producía «una soledad que antes del
Concilio no conocíamos y que
ahora nos entristece». En este mismo lugar resonó en las palabras
del Papa el eco del Concilio,
cuando en su reanudación, el 29
de septiembre de 1963, Montini
abrió resueltamente un camino
con el pedido de perdón por las
divisiones de los cristianos: «Si alguna culpa se nos puede imputar
por esta separación, nosotros pedimos perdón a Dios humildemente
y rogamos también a los hermanos
que se sientan ofendidos por nosotros, que nos excusen. Por nuestra parte estamos dispuestos a perdonar las ofensas de las que la
Iglesia católica ha sido objeto y a
olvidar el dolor que le ha producido la larga serie de disensiones y
separaciones».
Por este camino el Papa Francisco está yendo adelante invocando «misericordia y perdón por los
comportamientos no evangélicos
por parte de católicos con cristianos de otras Iglesias" e invitando
«a los hermanos y a las hermanas
católicos a perdonar si, hoy o en
el pasado, han soportado ofensas
de otros cristianos». No es posible
«cancelar lo que ha sido», pero no
hay que «permitir que el peso de
las culpas pasadas siga contaminando nuestras relaciones». Seguros de que «la misericordia de
Dios renovará nuestras relaciones».
viernes 29 de enero de 2016, número 4
Tiempo favorable para las obras de misericordia
gue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los
poderosos acaben por condenarse a
sí mismos a caer en el eterno abismo
de soledad que es el infierno. He
aquí, pues, que resuenan de nuevo
para ellos, al igual que para todos
nosotros, las lacerantes palabras de
Abrahán: «Tienen a Moisés y los
Profetas; que los escuchen» (Lc 16,
29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para
celebrar la victoria definitiva sobre
el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.
No perdamos este tiempo de
Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión
materna de la Virgen María, que fue
la primera que, frente a la grandeza
de la misericordia divina que recibió
gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1, 48), reconociéndose
como la humilde esclava del Señor
(cf. Lc 1, 38).
VIENE DE LA PÁGINA 3
de los pobres, a quienes cierran sus
puertas, negándose incluso a mirarlos. La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo
favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la
escucha de la Palabra y a las obras
de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en
los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados,
visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra
condición de pecadores: aconsejar,
enseñar, perdonar, amonestar, rezar.
Por tanto, nunca hay que separar las
obras corporales de las espirituales.
Precisamente tocando en el mísero
la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la
conciencia de que él mismo es un
pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los
«poderosos» y los «ricos», de los
que habla el Magnificat, tienen la
posibilidad de darse cuenta de que
son inmerecidamente amados por
Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad
y de amor infinitos que el hombre
—engañándose— cree poder colmar
con los ídolos del saber, del poder y
del poseer. Sin embargo, siempre
queda el peligro de que, a causa de
un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre si-
Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Asís
Entrevista del arzobispo Paul Richard Gallagher a «Le Figaro»
No a la islamofobia, sí al diálogo
«La Santa Sede no quiere, bajo ninguna circunstancia, alimentar la islamofobia». En el diario francés «Le
Figaro» del sábado 23 de enero, el
arzobispo Paul Richard Gallagher,
secretario para las relaciones con los
Estados, reafirmó la posición de la
Iglesia en el actual contexto internacional marcado por el terrorismo del
así llamado Estado Islámico (Is) y
por el fenómeno migratorio.
Entrevistado por el vaticanista
Jean-Marie Guénois, el prelado inglés, en un balance de su primer
año como «ministro de asuntos exteriores del Vaticano», explicó el
contenido de la acción geopolítica
del Papa Francisco. En respuesta a
una pregunta específica sobre el tema, de inmediato aclaró: «nosotros
creemos en el diálogo con el Islam».
Claro —agregó— «este diálogo es a
veces difícil, pero pedimos a nuestros amigos musulmanes que tam-
bién ellos hagan progresos, en particular, en la interpretación del Corán, con el fin de llegar a un intercambio sobre el verdadero rostro del
Islam».
Refiriéndose a la respuesta militar
contra el Estado Islámico, monseñor
Gallagher explicó que «la posición
de la Santa Sede, expresada en repetidas ocasiones por el Papa, es legitimar el desarme del agresor. Es necesario luchar y combatir con medios proporcionales. Por tanto, hay
que evaluar este conflicto, los adversarios, para decidir las medidas».
Estas «no pueden ser en todas partes y en todas las circunstancias requeridas. Sin embargo, los países
tienen el deber de proteger a los
ciudadanos, esto es evidente. Por lo
tanto, es justo combatir militarmente
el Is si es necesario». Pero al mismo
tiempo deben «mantenerse nuestros
principios de humanidad y nuestra
voluntad de conciliación y de paz.
Después de todo, una solución puramente militar sería insuficiente».
De ahí la doble invitación a «buscar
una solución política que tenga en
cuenta las aspiraciones legítimas de
todas las partes» y, aún «en esta terrible situación", a «no perder un
mínimo de esperanza por el futuro.
La esperanza de pensar que los enemigos de hoy algún día serán de
nuevo nuestros hermanos».
En relación a la inmigración, el
entrevistador señaló que el Papa anima a la acogida y preguntó al prelado si Europa está preparada para
hacerse cargo. «Hay límites y los
países tienen el derecho de regular
la inmigración», aclaró el secretario
para las relaciones con los Estados.
Pero, al mismo tiempo, reiteró que
«hay que buscar soluciones comunes
y reconocer que la inmigración tiene
algunos aspectos positivos». En Europa, por ejemplo, «algunos países
tienen una tasa de natalidad muy
baja. Y por lo tanto necesitan inmigrantes para su futuro. El Papa también recordó, citando la Biblia extensamente en su discurso del 11 de
enero al cuerpo diplomático, que la
migración es un fenómeno normal
en la historia humana. Entiendo las
dificultades de algunos países del
viejo continente. Pero —concluyó
monseñor Gallagher— estamos frente
a una crisis humanitaria. El cierre de
las fronteras, el levantamiento de
muros, no son soluciones. Miremos
el ejemplo de Jordania y el Líbano
que han acogido a un gran número
de refugiados sirios». Al final se trata de «luchar contra la indiferencia.
No se puede permanecer inerte».
número 4, viernes 29 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 11
La Misa diaria en Santa Marta
Santo
y pecador
A pesar de los pecados, todo hombre ha sido elegido para ser santo.
Es el mensaje de consolación y de
esperanza ofrecido por el Papa Francisco en la misa celebrada en Santa
Marta el martes 19 de enero. Quien
sugirió la reflexión fueron las vicisitudes del rey David, el «santo rey
David», figura central en la liturgia
de estos días, que presenta pasajes
tomados del libro de Samuel.
Después de haber visto cómo el
Señor había «rechazado a Saúl porque tenía el corazón cerrado», y había pensado en otro rey porque este
no le había obedecido. En la primera lectura (1 Sam, 16 1-13) se encuentra la narración de cómo «fue elegido» el rey David. Se lee, por lo tanto, que Dios se dirige a Samuel:
«¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que
lo ha rechazado como rey de Israel?
Llena tu cuerno de aceite y ponte en
camino». El profeta intenta resistir
temiendo la venganza de Saúl, pero
el Señor le invita a ser «astuto» y a
simular un simple acto de culto, un
sacrificio: «toma una novilla y ve».
De aquí inicia, explicó el Pontífice, la narración de lo que fue «el
primer paso de la vida del rey David: la elección». En la Escritura se
lee, por lo tanto, que Jesé «presenta
a sus hijos» y que Samuel ante el
primero dice: «Seguro que está su
ungido ante el Señor». Veía ante sí,
en efecto, subrayó Francisco, «un
buen hombre». Pero el Señor replicó
a Samuel: «No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura porque lo he descartado. No se
trata de lo que vea el hombre. Pues
el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón». He aquí, por
lo tanto, la primera lección: «Nosotros somos tantas veces esclavos de
las apariencias, esclavos de las cosas
que aparecen y nos dejamos llevar
por estas cosas: “Pero esto parece...”
Pero el Señor es la verdad».
La narración continúa, «pasan los
siete hijos de Jesé y el Señor no ha
elegido a estos», de modo que Samuel pregunta a Jesé si le había presentado a todos los hijos. Y Jesé revela que, en realidad, «Todavía queda el menor, que está pastoreando el
rebaño». De nuevo el contraste entre
apariencia y verdad: A los ojos de
los hombres —comentó el Pontífice—
este pequeño no contaba».
Sucede que, habiendo hecho traer
al muchacho, el Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo». Y, sin
embargo era el más pequeño, el que
a los ojos del papá no contaba» y
«no porque el papá no lo amase»,
sino porque pensaba «¿cómo Dios
escogerá este muchacho?». No consideraba que «el hombre ve la apariencia, y en cambio el Señor ve el
corazón». Así «Samuel cogió el
cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu
del Señor vino sobre David desde
aquel día en adelante» toda su vida
«fue la vida de un hombre ungido
por el Señor».
Se podría uno preguntar: «Entonces el Señor lo hizo santo?». La respuesta de Francisco es neta: «No, el
rey David es el santo rey David, esto
es verdad, pero santo después de
una larga vida», llegó, en efecto, a
una edad respetable, «aunque también una vida constelada de varios
pecados». David fue «santo y pecador». Era «un hombre que supo
unir el Reino, supo
llevar adelante el pueblo de Israel» y también un hombre que
«tenía sus tentaciones» y cometió pecados. David, incluso,
«fue un asesino» que,
«para cubrir su lujuria, el pecado de adulterio» mandó matar.
Precisamente él. Tanto
que uno se pregunta:
«¿Pero el santo Rey
David mató?». Es
cierto, pero también es
cierto que cuando
Dios envió al profeta
Natán para hacer «ver
esta realidad» a David
que «no se había percatado de la violencia
que había ordenado»;
el mismo David «reconoció: “He pecado” y
pidió perdón».
Así la vida del rey
David «siguió adelante» llena de luces y
sombras. Sufrió «en
su carne la traición del
hijo, pero jamás usó a
Dios para vencer una
causa propia».
Esbozando la figura del santo y
pecador, Francisco recordó cómo en
el «momento tan difícil de la guerra», cuando debió «huir de Jerusalén» David tuvo la fuerza de regresar el arca: «No, Señor, que se quede allá; no usaré al Señor en mi defensa». Y aún, cuando encontró a
quien le decía «hombre sanguinario» él detuvo a uno de los suyos
que quería matar a quien le insultaba diciéndole: «Si este me insulta, el
Señor le ha dicho que me insulte».
En efecto, «en su corazón David
sentía: “Me lo merezco”, por ello ordenó: “Dejadlo, quizá el Señor tendrá compasión de mi humillación y
me perdonará aún más». En su vida
misma David conoció también «la
victoria», y la gran «magnanimidad»
que lo llevó a no matar a Saúl aun
pudiendo hacerlo. En definitiva,
concluyó el Pontífice, «¿pero este es
el santo Rey David? Sí, santo, elegido por el Señor, elegido por el pueblo de Dios»; fue también «un gran
pecador, pero un pecador arrepentido». Y comentó: «a mí me conmueve la vida de este hombre y me hace
pensar en la nuestra». En efecto,
«todos nosotros hemos sido elegidos
por el Señor en el Bautismo, para
estar en su pueblo, para ser santos»;
todos hemos sido consagrados por el
Señor, en este camino de la santidad», sin embargo, concluyó Francisco, leyendo la historia de este
hombre —un «recorrido que comienza de muchacho y sigue adelante
hasta un hombre anciano»— que ha
hecho tantas cosas buenas y otras no
tan buenas, «me viene el pensar que
en el camino cristiano», en el camino que el Señor invita hacer, «no
hay un santo sin pasado, ni tampoco
un pecador sin futuro».
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 29 de enero de 2016, número 4
La misa diaria del Pontífice
El último
instrumento
Contra la envidia, pecado que llega
a matar a las personas, Francisco puso en guardia durante la misa celebrada el jueves 21 de enero en la capilla de la Casa Santa Marta.
Tomada del primer libro de Samuel
(18, 6-9; 19, 1-7), la primera lectura
—observó enseguida el Papa— «relata
la entrada del rey Saúl en la ciudad,
después de la victoria contra los filisteos», obtenida con el «duelo entre David y Goliat». En verdad, «era
la victoria de todo el pueblo». Y por
eso el pueblo «hacía fiesta: era casi
una fiesta ritual». La Biblia, explicó
Francisco, relata «que cuando murió
el rey Saúl en la batalla, el ejército
entró después del ocaso, en silencio:
victorioso, pero no había hecho fiesta porque el rey había muerto». En
cambio, esta vez «sí hace fiesta, según la tradición». Y así, se lee en la
Escritura, «salieron las mujeres de
todas las ciudades», cantando y danzando para festejar la victoria». Es
también «un ritual de alegría»: recordemos —dijo Francisco— al rey
David, cuando danzaba delante del
Arca: cantaban todos, acompañán-
la Biblia nos dice, precisamente, que
«se irritó mucho». Así su corazón
«comenzó a funcionar en esa dirección». Y «termina peor», hasta tal
punto que lo induce a pensar: a David «no le falta nada más que el rei-
son estas; las obras de la carne son
estas…”». «La envidia mata —reafirmó Francisco— y no tolera que otro
tenga algo que yo no tengo». Y
siempre causa sufrimiento, «porque
el corazón del envidioso o del celoso
dose con tambores, con gritos de
alegría y con sistros».
La Biblia añade también que las
mujeres, danzando, cantaban: «Saúl
mató sus millares y David sus miríadas». Y eran palabras «que improvisaban en el momento, quizá porque
entraba así en el canto». Por tanto,
quien había «vencido era el rey: David había matado al filisteo —¡es verdad!—, había sido el instrumento, y
el pueblo entendía que el rey era el
ungido por el Señor». Así «cantaban: conocían aquella historia de
David y lo ponían en el canto».
Pero «Saúl, en lugar de estar contento por esta fiesta, se irritó mucho». Evidentemente «el corazón de
Saúl tenía algo malo» —explicó
Francisco—, porque «hizo un cálculo: dieron a David miríadas, ¡y a mí
millares!». En suma, «era solo un
canto, pero lo tomó a mal: ¿por
qué?».
La cuestión, prosiguió el Pontífice, es que el corazón de Saúl «tenía
algo que ayudó a que se enfadara:
era celoso». «Tuvo un ataque de celos» a causa de ese canto. Tanto que
no». Por eso «desde aquel momento
miraba a David con sospecha», imaginando continuamente: «¡Este me
traicionará!». Por esta razón, afirmó
el Papa, Saúl «tomó la decisión de
matar» a David. Y «el motivo no
era el canto en cuanto canto; el motivo era el corazón enfermo de celos,
que lleva a Saúl a la envidia».
«¡Qué fea es la envidia!», remarcó
Francisco. En efecto, se trata de
«una actitud, de un pecado feo». Y
«en el corazón los celos o la envidia
crece como la mala hierba: crece y
sofoca la hierba buena». Y así «todo
lo que le parece que le hace sombra,
le hace mal: no tiene paz. Es un corazón atormentado, es un corazón
feo». Y «el corazón envidioso —lo
hemos escuchado— lleva a matar, a
la muerte».
Por lo demás, la Escritura lo dice
claramente: «Por la envidia del diablo ha entrado la muerte en el mundo». No por nada, recordó el Papa,
«la envidia es también una de las
obras de la carne que los Apóstoles
enumeran en sus cartas, cuando dicen: “las obras del Espíritu Santo
sufre: es un corazón sufriente». Precisamente «ese sufrimiento lo lleva
adelante, a desear la muerte de los
demás».
«Cuántas veces en nuestras comunidades —no debemos ir demasiado
lejos para ver esto— por celos se mata con la lengua», advirtió Francisco. Así sucede que «uno tiene envidia del otro, y comienzan las habladurías: y las habladurías matan». El
pasaje bíblico relata, además, que el
rey Saúl, aconsejado por su hijo Jonatán, decide no matar a David. Pero después, «pasado el tiempo, en
un exceso de ira, buscó» verdaderamente matarlo, «mientras sonaba el
arpa». En suma, la envidia «es una
enfermedad que viene, que vuelve».
«Pensando y reflexionando en este pasaje de la Escritura», añadió el
Pontífice, «me invito a mí mismo —y
a todos— a buscar si en mi corazón
hay algo atribuible a los celos o a la
envidia, que siempre lleva a la muerte y me impide ser feliz». Porque,
prosiguió, «siempre esta enfermedad
lleva a mirar lo bueno del otro como
si fuera en perjuicio tuyo». Y «este
es un pecado feo: es el inicio de tantos, tantos crímenes».
«Pidamos al Señor —prosiguió el
Papa— que nos dé la gracia de no
abrir el corazón a los celos, de no
abrir el corazón a la envidia, porque
siempre estas cosas llevan a la muerte». Y recordó, a propósito de esto,
la actitud de Pilato: era un hombre
«inteligente, y Marco, en el evangelio, dice que Pilato se había dado
cuenta de que los jefes de los escribas le habían entregado a Jesús por
envidia».
Por tanto, «la envidia —según la
interpretación de Pilato, que era
muy inteligente, ¡pero cobarde!— es
la que llevó a la muerte a Jesús». Y
fue «el instrumento, el último instrumento: se lo habían entregado por
envidia».
Antes de reanudar la celebración,
Francisco pidió «al Señor la gracia
de no entregar jamás, por envidia, a
la muerte a un hermano, a una hermana de la parroquia, de la comunidad, ni siquiera a un vecino del barrio: cada uno tiene sus pecados, cada uno tiene sus virtudes. Son propias de cada uno». Y al final invitó
a «mirar el bien y a no matar con
las habladurías por envidia o por celos».
número 4, viernes 29 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
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Misa del Papa en Santa Marta
que después de que Jesús subió a los
cielos, Pedro habló a los otros y les
explicó que, vista la traición de Judas, era necesario hacer algo». Y así,
precisamente entre ellos que habían
«Oración y testimonio» son las «dos estado con Jesús, desde el bautismo
tareas de los obispos» que son «co- de Juan hasta la ascensión, eligieron
lumnas de la Iglesia». Pero si se de- «un testigo “con nosotros” —dice Pebilitan, sufre todo el pueblo de dro— de la resurrección». Por eso,
Dios. Por eso, pidió el Papa Francis- prosiguió el Papa, «el puesto de Juco durante la misa celebrada el vier- das fue ocupado, lo tomó Matías:
nes 22 de enero en la capilla de la fue elegido Matías».
Además, «la liturgia de la IgleCasa Santa Marta, es necesario rezar
insistentemente por los sucesores de sia», refiriéndose a «algunas expresiones de Pablo», llama a los Doce
los doce Apóstoles.
La reflexión del Pontífice sobre la «las columnas de la Iglesia». Sí,
figura y la misión del obispo se basó afirmó el Pontífice, «los Apóstoles
en el pasaje del evangelista Marcos son las columnas de la Iglesia. Y los
(3, 13-19) proclamado durante la li- obispos son columnas de la Iglesia.
turgia de hoy. «Hay una palabra, en Aquella elección de Matías fue la
este pasaje del evangelio, que atrae primera ordenación episcopal de la
la atención: Jesús “instituyó”». Y es- Iglesia».
«Me gustaría decir hoy alguna pata palabra «aparece dos veces». En
efecto, escribe Marcos: «Instituyó a labra sobre los obispos», confió
Doce, que llamó apóstoles». Y des- Francisco. «Nosotros, obispos, tenepués retoma: «Instituyó, pues, a los mos esta responsabilidad de ser tesDoce», y los nombra uno tras otro». tigos: testigos de que el Señor Jesús
Por tanto, explicó el Pontífice, «Je- está vivo, que el Señor Jesús ha resús, entre tanta gente que lo seguía sucitado, que el Señor Jesús camina
—nos dice el evangelio—, “llamó a sí con nosotros, que el Señor Jesús nos
a los que quería”». En suma, «hay salva, que el Señor Jesús dio su vida
una elección: Jesús eligió a los que por nosotros, que el Señor Jesús es
él quería». Y, precisamente, «institu- nuestra esperanza, que el Señor Jeyó a Doce. Que llamó apóstoles». sús nos acoge siempre y nos perdoEn efecto, prosiguió Francisco, «ha- na». He aquí «el testimonio». En
bía otros: estaban los discípulos», y consecuencia, prosiguió, «nuestra vi«el evangelio habla de setenta y dos, da debe ser esto: un testimonio, un
verdadero testimonio
de la resurrección de
Cristo». Y cuando JeLa primera tarea del obispo es rezar.
sús, como relata Mateo, hace «esta elecLa segunda es ser testigo, es decir,
ción» de los Doce, tiepredicar la salvación que el Señor
ne dos razones. Ante
todo, «para que estuJesús nos ha traído
vieran con él». Por
eso «el obispo tiene la
obligación de estar
en una ocasión». Pero «estos eran con Jesús». Sí, «es la primera obliotra cosa». Los «Doce son institui- gación del obispo: estar con Jesús».
dos para que estén con él y para Y es verdad «a tal punto que cuanmandarlos a predicar con el poder do surgió, en los primeros tiempos,
de expulsar los demonios», explicó el problema de que los huérfanos y
el Papa. «Es el grupo más importan- las viudas no estaban bien cuidados,
te que Jesús eligió, “para que estu- los obispos —estos Doce— se reunievieran con él”, más cercanos, “y para ron y pensaron qué hacer». E «inmandarlos a predicar” el Evangelio». trodujeron la figura de los diáconos,
Y «con el poder de expulsar los de- diciendo: “Que los diáconos se ocumonios», también añade Marcos. pen de los huérfanos, de las viuPrecisamente los «Doce son los pri- das”». Mientras que a los Doce, «dimeros obispos, el primer grupo de ce Pedro», les corresponden «dos taobispos».
reas: la oración y el anuncio del
Estos Doce «elegidos —observó Evangelio».
Francisco— tenían consciencia de la
Por consiguiente, volvió a decir
importancia de esta elección, tanto Francisco, «la primera tarea del
Las doce
columnas
obispo es estar con Jesús en la ora- como columna». Sí, prosiguió,
ción». En efecto, «la primera tarea «también nosotros corremos el pelidel obispo no es hacer planes pasto- gro de no rezar, de hacer algo que
rales… ¡no, no!». Es «rezar: esta es no es anunciar el Evangelio y expulla primera tarea». Mientras que «la sar los demonios». De ahí, reafirmó
segunda tarea es ser testigo, es decir, el Papa, la invitación a «rezar para
predicar: predicar la salvación que el que los obispos sean lo que Jesús
quería, y que todos nosotros demos
Señor Jesús nos ha traído».
Son «dos tareas difíciles —recono- testimonio de la resurrección de Jeció el Pontífice—, pero son precisa- sús».
Por lo demás, añadió, «el pueblo
mente estas dos tareas las que hacen
fuertes las columnas de la Iglesia». de Dios reza por los obispos, en caEn efecto, «si estas
columnas se debilitan,
porque el obispo no
La oración por nuestros obispos
reza o reza poco, se
olvida de rezar; o pores una una obligación de amor,
que el obispo no
de hijos para con el Padre
anuncia el Evangelio,
se ocupa de otras copara que la familia permanezca unida
sas, también la Iglesia
en la confesión de Jesucristo
se debilita, sufre. El
pueblo de Dios sufre».
Precisamente
«porque las columnas son débiles».
da misa se reza por los obispos del
Por esta razón, afirmó Francisco, lugar: se reza por Pedro, la cabeza
«hoy quiero invitaros a rezar por no- del Colegio episcopal, y se reza por
sotros, obispos: porque también no- el obispo del lugar». Pero «esto
sotros somos pecadores, también no- puede ser insuficiente: se dice el
sotros tenemos debilidades, también nombre por costumbre y se va adenosotros corremos el peligro de Ju- lante». Es importante «rezar por el
das: también él había sido elegido obispo con el corazón, pedir al Señor: “Señor, protege a mi obispo;
protege a todos los obispos, y mándanos obispos que sean verdaderos
testigos, obispos que recen y obispos
que nos ayuden, con su predicación,
a comprender el Evangelio, a estar
seguros de que tú, Señor, estás vivo,
estás entre nosotros”».
Antes de reanudar la celebración,
el Papa sugirió nuevamente rezar,
«pues, por nuestros obispos: es una
tarea de los fieles». En efecto, «la
Iglesia sin obispo no puede ir adelante». Por eso, entonces, «la oración de todos nosotros por nuestros
obispos es una obligación, pero una
obligación de amor, una obligación
de hijos para con el Padre, una obligación de hermanos, para que la familia permanezca unida en la confesión de Jesucristo, vivo y resucitado».
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viernes 29 de enero de 2016, número 4
Aniversario de la Guardia suiza
No por dinero sino por fidelidad
510 años de la fundación de la Guardia suiza: una ocasión para redescubrir la misión y la vocación del antiguo Cuerpo pontificio.
El aniversario fue recordado el
viernes 22 de enero con la celebración eucarística en la iglesia de Santa María en el camposanto teutónico
y con una conmemoración en el patio de honor del cuartel suizo en el
Vaticano.
El comandante, Christoph Graf,
recordando la llegada a Roma de los
primeros guardias suizos, explícó
que ellos no buscaban «la guerra en
Italia», al contrario de los mercenarios, sino que se «pusieron al servicio del Papa para proteger al Pontífice y el Palacio apostólico». Esta
misión, añadió, «aún hoy en día está
escrita como deber principal en el
reglamento de nuestro Cuerpo». En
efecto, «ninguno vine a hacer su servicio militar a Roma por beneficio
económico», sino «para servir al Papa y a la Iglesia católica»: todavía
hoy esta sigue siendo «la motivación
principal».
Graf ha hecho notar, además, cómo los guardias afrontan «los desafíos diarios con valentía y profesionalidad, especialmente en esta tensa
situación social e internacional»,
considerando la fidelidad como uno
de los valores más altos. Por lo demás, durante más de 500 años la
Guardia suiza pontificia «ha sido
siempre fiel y leal al Papa y a los
propios superiores. Ha desempeñado su servicio según los deberes descritos en el reglamento sin buscar jamás asumir otras funciones que no
sean las dadas por los superiores».
Este año fueron huéspedes de honor
en las celebraciones los agustinos de
la parroquia pontificia de Santa Ana
en el Vaticano, guiados por el párroco Bruno Silvestrini. Quien los acogió fue el capellan del Cuerpo don
Thomas Widmer.
Relaciones entre la Santa Sede e Irán
Valores espirituales comunes
Audiencia del Pontífice al presidente iraní Rouhani
Soluciones políticas para Oriente Medio
El martes 26 de enero, en el Palacio
Apostólico Vaticano el Santo Padre
Francisco ha recibido en audiencia a
S.E. Hasán Rouhaní, Presidente de
la República Islámica de Irán que
sucesivamente ha encontrado a S.E.
el cardenal Pietro Parolin, Secretario
de Estado, y a S.E. el arzobispo
Paul Richard Gallagher Secretario
para las Relaciones con los Estados.
Durante los coloquios,
transcurridos en una
atmósfera de cordialidad, se han subrayado
los valores espirituales
comunes y se ha hecho referencia posteriormente al buen estado de las relaciones
entre la Santa Sede y
la República Islámica
de Irán, a la vida de
la Iglesia en el país y
a la acción de la Santa
Sede en favor de la
promoción de la dignidad de la persona
humana y de la libertad religiosa. Más tarde se habló de la conclusión y la aplicación
del Acuerdo Nuclear y
se puso de relieve el
significativo papel que
Irán está llamado a
desempeñar, junto con
otros países de la región, en la promoción
de soluciones políticas
adecuadas a las diversas problemáticas que afligen a Oriente Medio,
contrastando la difusión del terrorismo y el tráfico de armas. Al respecto, se recordó la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas en
la promoción de la reconciliación, de
la tolerancia y de la paz.
El presidente de Irán, Hasan Rohani, ha pedido al Papa que rece
por él, durante una reunión entre
ambos en el Vaticano que ha durado 40 minutos.
La visita del mandatario iraní al
papa argentino llega casi 17 años
después de la que realizó Mohamed Jatami a Juan Pablo II en
marzo de 1999.
La delegación iraní compuesta
por 12 personas, entre ellas el ministro de exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, llegó al palacio
pontificio pasadas las 11:00 horas
(10:00 GMT) y la reunión en privado del papa con Rohani comenzó
en la Biblioteca hacia las 11:13 horas. La conversación se prolongó
durante 40 minutos y se desarrolló
con la ayuda de dos traductores,
uno que traducía al Papa del farsi
al italiano, y una funcionaria de la
embajada iraní —la única mujer de
la delegación— que se encargaba de
la traducción del italiano para el
presidente de Irán. Tras el coloquio se procedió al saludo de la
delegación al papa y posteriormente a la tradicional entrega de regalos que, por parte del mandatario
iraní, fueron una alfombra persa
hecha a mano y un libro de grandes dimensiones con miniaturas en
su interior.
Por su parte, Francisco, como
suele entregar a todos los jefes de
Estado, obsequió a Rohani con el
medallón de San Martín de Tours
y le explicó que es el ejemplo del
dono a los pobres y de la "hermandad gratuita", le dijo.
También le regaló su encíclica
"Laudato Si" sobre la defensa del
medioambiente y se excusó por no
tener una versión en farsi, por lo
que le entregó el volumen en italiano y en árabe.
Al despedirse, Francisco agradeció la visita al presidente iraní y le
dijo: «Espero por la paz», en una
referencia probablemente al contenido de los temas que abordaron
en la reunión. Mientras que Rohani le pidió que rezase por él, aseguró que había sido «un placer»
esta visita y le deseó buen trabajo.
La audiencia del Papa con Rohani estaba prevista en el marco de
la gira europea que había organizado para el pasado noviembre y que
aplazó tras los atentados de París.
Rohaní llegó el martes 26 a Italia y mantuvo entrevistas con el
presidente del Gobierno, Matteo
Renzi y el Jefe de Estado, Sergio
Mattarela, mientras que por la mañana se reunió con empresarios del
país.
número 4, viernes 29 de enero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
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Francisco aprueba los milagros para la elevación al honor de los altares de los beatos Brochero y Sánchez del Río
Dos nuevos santos para América Latina
El pontífice argentino firmó el decreto para la canonización de Brochero y otros beatos ayer, tras recibir
al prefecto de la Congregación de
las causas de los santos, el cardenal
italiano Angelo Amato.
Dicha congregación había aprobado como milagro necesario para continuar la causa de canonización la
curación de una niña que volvió a
andar tras un infarto cerebral, según
informó el obispo argentino Santiago Olivera, impulsor de la canonización.
Se trata de Camila Brusotti, que a
los ocho años sufrió una brutal paliza a manos de su madre y su padrastro, lo que la dejó inconsciente y
permaneció más de dos meses en terapia intensiva.
El primer milagro certificado de
Brochero fue el de Nicolás Flores,
que revirtió un cuadro inicial de posible «vida vegetativa» tras un accidente.
La fecha de la canonización será
elegida en un próximo consistorio
de cardenales que se celebrará en
marzo.
Según fuentes de la Santa Sede
consultadas por la agencia Télam,
existe una alta posibilidad de que la
canonización que lo oficializará como santo se concrete «en octubre en
Roma».
En septiembre del 2015, una junta
de siete médicos determinó que «no
hay explicación científica» en el caso
de Camila Brusotti, recuperada de
múltiples heridas que derivaron en
un infarto masivo en el hemisferio
cerebral derecho. De esta forma se
determinó su «segundo milagro» y
se dio por cumplido el primero de
los cuatro pasos que se necesitan para que el cura Brochero sea declarado santo.
En noviembre, el proceso de canonización del beato argentino fue
analizado por una junta de teólogos
que certificó la «intercesión» del religioso en el suceso, es decir que el
El Cura Brochero en la sierra de Córdoba, Argentina
milagro alegado se realizó efectivamente mediante oraciones a él y no
mediante oraciones simultáneas dirigidas a otro santo ya establecido.
Posteriormente, una junta de obispos y cardenales avaló, a mediados
de enero, el segundo milagro atribuido al religioso argentino.
El cura Brochero (1840-1914) había sido declarado «venerable» por
Juan Pablo II en 2004 y luego beatificado por Benedicto XVI a finales
del 2012, pese a que el inicio de su
causa había sido autorizado ya en
1967. En septiembre de 2013, ya bajo
el pontificado de Francisco, tuvo lugar la beatificación, que fue seguida
con euforia desde Córdoba.
El primer santo oficializado por el
Vaticano y nacido en Argentina es
Los mexicanos expresan su devoción al niño mártir José Luis Sánchez del Río
San Héctor Valdivielso Sáez, también conocido como San Benito de
Jesús (1910-1934), que a los cuatro
años fue llevado por sus padres a
España donde fue ejecutado durante
la Revolución de Asturias, previa a
la Guerra Civil Española.
Fue beatificado el 29 de abril de
1990 por el papa Juan Pablo II y canonizado el 21 de noviembre de 1999
por el mismo pontífice.
Será elevado a los altares por el
Papa Francisco también el Beato José Luis Sánchez del Río, que fue
asesinado con tan sólo 14 años en
México a causa de la persecución religiosa que vivieron los cristianos
durante el régimen de Plutarco Elías
Calles (1924-1928), .
Así lo confirmó el Prefecto de la
Congregación para las
causas de los santos, Cardenal Angelo Amato al
comunicar la aprobación
de un milagro atribuido
a su intercesión. El beato
nació en Sahuayo, Michoacán, el 28 de marzo
de 1913. Hijo de Macario
Sánchez y de María del
Río. José Luis fue asesinado el 10 de febrero de
1928, durante la persecución religiosa de México
por pertenecer a los cristeros, un grupo numeroso de católicos mexicanos
que luchó contra el régimen totalitario de Plutarco Elías Calles. Un año
antes de su martirio, José
Luis se había unido a las
fuerzas cristeras del general Prudencio Mendoza,
enclavadas en el pueblo
de Cotija, Michoacán. El
viernes 10 de febrero lo
sacaron de la parroquia
al mesón general del ejército federal. Le cortaron
las plantas de los pies, lo
condujeron descalzo por
la calle Insurgentes, die-
ron vuelta al Boulevard y siguieron
hasta llegar al panteón Municipal.
En todo el trayecto, José iba dando
gritos y vivas a Cristo Rey y a la
Virgen de Guadalupe.
Llorando pero a la vez rezando
por el camino, le fue señalada su
tumba y poniéndose al pie de ella
Retrato de José Luis Sánchez del Río
fue ahorcado y acuchillado por sus
verdugos. Uno de ellos, Rafael Gil
Martínez, apodado «El Zamorano»
lo bajó del árbol donde había sido
colgado y le preguntó: ¿Qué quieres
que le digamos a tus padres? y José,
logró decir: «Que Viva Cristo Rey y
que en el cielo nos veremos». El verdugo lleno de odio, sacó su pistola y
de un tiro en la sien lo mató. Eran
las 11:30p.m. de la noche en Sahuayo, Michoacán.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 29 de enero de 2016, número 4
En la audiencia general el Papa recuerda que el hombre es riqueza personal del Padre
Preciosos a los ojos de Dios
Y esto nos convierte en su reserva de oro y plata
«La misericordia del Señor hace al
hombre precioso»: lo recordó el Papa
Francisco en la catequesis realizada
durante la audiencia general del
miércoles 27 de enero en la plaza de
San Pedro.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
En la Sagrada Escritura, la misericordia de Dios está presente a lo largo de toda la historia del Pueblo de
Israel.
Con su misericordia, el Señor
acompaña el camino de los patriarcas, a ellos les dona hijos a pesar de
su condición de esterilidad, los conduce por caminos de gracia y de reconciliación, como demuestra la historia de José y de sus hermanos (cf.
Gén 37-50). Pienso en muchos hermanos que están alejados dentro de
una familia y no se hablan. Pero este
Año de la Misericordia es una buena
ocasión para reencontrarse, abrazarse, perdonarse y olvidar las cosas
feas. Pero, como sabemos, en Egipto
la vida para el pueblo se hace dura.
Y es precisamente cuando los israelitas están por sucumbir que el Señor
interviene y obra la salvación.
Se lee en el libro del Éxodo: «Al
cabo de muchos años, murió el rey
de Egipto. Los hijos de Israel, se
quejaban de la esclavitud y clamaron. Sus gritos, desde la esclavitud,
subieron a Dios; y Dios escuchó sus
do la nuestra, y que muchas veces
nos hace sentir impotentes, tentados
a endurecer el corazón y pensar en
otra cosa. Dios, en cambio, «no es
indiferente» (Mensaje para la Jornada Mundial de la paz 2016, 1), no
desvía jamás su mirada del dolor humano. El Dios de misericordia responde y cuida de los pobres, de
quienes gritan su desesperación.
Dios escucha e interviene para salvar, suscitando hombres capaces de oír el gemido del
sufrimiento y obrar en favor
Dios no desvía jamás su mirada
de los oprimidos.
del dolor humano
Es así como comienza la
historia de Moisés como
mediador de liberación para
quejas y se acordó de su alianza con el pueblo. Él se enfrenta al faraón
Abrahán, Isaac y Jacob. Dios se fijó para convencerlo de que deje ir a
en los hijos de Israel y se les apare- Israel; y luego guiará al pueblo, a
ció» (2, 23-25). La misericordia no través del Mar Rojo y el desierto,
puede permanecer indiferente ante el hacia la libertad. Moisés, que la misufrimiento de los oprimidos, al gri- sericordia divina salvó siendo un reto de quien es objeto de violencia, cién nacido de la muerte en las
reducido a la esclavitud y condena- aguas del Nilo, se hace mediador de
do a muerte. Es una realidad doloro- esa misma misericordia, permitiendo
sa que afecta a toda época, incluyen- al pueblo, salvado de las aguas del
Mar Rojo, nacer a la libertad. Y mada con su sangre, que con el pertambién nosotros en este Año de la dón destruye nuestro pecado y nos
Misericordia podemos hacer este tra- hace definitivamente hijos de Dios
bajo de ser mediadores de misericor- (cf. 1 Jn 3, 1), joyas preciosas en las
dia con las obras de misericordia pa- manos del Padre bueno y misericorra acercar, para dar alivio, para crear dioso. Y como nosotros somos hijos
unidad. Muchas cosas buenas se de Dios y tenemos la posibilidad de
pueden hacer.
tener esta herencia —la de la bondad
La misericordia de Dios siempre y la misericordia— en relación con
actúa para salvar. Es
todo lo contrario de
las obras de quienes
La misericordia del Señor hace
actúan siempre para
matar: por ejemplo
al hombre precioso, como un tesoro personal
los que hacen las
que Él custodia y en el cual se complace
guerras. El Señor,
mediante su siervo
Moisés, guía a Israel
en el desierto como si fuese un hijo, los demás, pidamos al Señor que en
lo educa en la fe y realiza la alianza este Año de la Misericordia también
con él, creando un vínculo de amor nosotros hagamos cosas de miserimuy fuerte, como el del padre con el cordia; abramos nuestro corazón pahijo y el del esposo con la esposa.
ra llegar a todos con las obras de
A tanto llega la misericordia divi- misericordia, la herencia misericorna. Dios propone una relación de diosa que Dios Padre ha tenido con
amor especial, exclusiva, privilegia- nosotros.
da. Cuando da instrucciones a Moisés a cerca de la alianza, dice: «Si de
veras me obedecéis y guardáis mi
alianza, seréis mi propiedad personal
entre todos los pueblos, porque mía
es toda la tierra. Seréis para mí un
reino de sacerdotes y una nación
santa» (Éx 19, 5-6).
15 ENE [10.15 AM] Toda comuniCierto, Dios posee ya toda la tiedad cristiana debe ser un oasis de
rra porque la ha creado; pero el puecaridad y afecto en el desierto de
blo se convierte para Él en una pola soledad y la indiferencia
sesión diferente, especial: su personal «reserva de oro y plata» como la
19 ENE [11.00 AM] El Evangelio
que el rey David afirmaba haber donos llama a hacernos «prójimos»
nado para la construcción del Temde los pobres y los abandonados,
plo.
para ofrecerles una esperanza
Pues bien, en esto nos converticoncreta
mos para Dios cuando acogemos su
22 ENE [11.15 AM] En la sociedad
alianza y nos dejamos salvar por Él.
actual, donde el perdón es tan raLa misericordia del Señor hace al
ro, la misericordia es cada vez
hombre precioso, como un tesoro
más importante
personal que le pertenece, que Él
custodia y en el cual se complace.
28 ENE [10.30 AM] Como cristianos, no podemos cerrarnos en noSon estas las maravillas de la misotros mismos, sino estar siempre
sericordia divina, que llega a pleno
abiertos a los demás, para los decumplimiento en el Señor Jesús, en
más
esa «nueva y eterna alianza» consu-
Tuits del Papa
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