MAÑANA ORACIÓN PARA COMENZAR EL DÍA Señor, en el silencio de este día que comienza, vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fuerza. Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, comprensivo, dulce y prudente. Ver por encima de las apariencias a tus hijos como Tu mismo los ves y así no ver más que el bien en cada uno de ellos. Cierra mis ojos a toda calumnia, guarda mi lengua en toda maldad, que sólo los pensamientos caritativos permanezcan en mi espíritu, que sea benévolo y alegre, que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia. Revísteme de Ti, Señor, y que a lo largo de este día yo te irradie. ORACIÓN DE LA MAÑANA Querido Jesús, a través del inmaculado corazón de maría, crea en mí, este día un nuevo corazón, un corazón comprometido con la santidad, un corazón preservado en la fe y la paz. Te lo pido en tu santo nombre, señor Jesús. Amén. MI OFRECIMIENTO DEL DÍA ¡OH! Jesús, por medio del Inmaculado Corazón de María, te ofrezco mis oraciones, trabajos, alegrías y sufrimientos de este día, en unión con el Santo Sacrificio del las Misas que se celebran en el mundo. Los ofrezco por todas la intenciones de Tu Sagrado Corazón: la salvación de las almas, la reparación de los pecados, la unión de todos los cristianos. Los ofrezco por las intenciones de nuestros obispos, y del apostolado de la oración y particularmente por aquellas recomendadas para este mes por el Santo Padre. TRES AVES MARÍAS ¡María, Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal! 1-‐ Por el Poder que te concedió el Padre Eterno. (rezar un Avemaría) 2-‐ Por la Sabiduría que te concedió el Hijo. (rezar un Avemaría) 3-‐ Por el Amor que te concedió el Espíritu Santo. (rezar un Avemaría) LA FLECHA DE ORO Que el Santísimo, Sacratísimo, Adorable, Incomprensible e Inefable Nombre de Dios sea por siempre alabado y bendecido. Que sea amado, adorado y glorificado en el Cielo, en la Tierra, y debajo de la Tierra por todas las criaturas de Dios, y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén. AL SALIR DE CASA Dirigid, Señor, mis pasos como dirigisteis los de Tobías. El Arcángel San Rafael me acompañe y defienda de los lazos del mundo, para que vuelva a casa sin daño de alma y cuerpo. AL COMENZAR UNA OBRA Os ofrezco, Dios mío, este trabajo; bendecidlo para que redunde en gloria vuestra y bien de mi alma. AL SENTIR UNA TENTACIÓN ¡Señor, no me dejes caer en la tentación! ¡Oh Señora mía!, acordaos que soy vuestro; guardadme y defendedme como cosa y propiedad vuestra. Angel de mi guarda, defendedme. Antes morir que pecar. AL OIR ALGUNA BLASFEMIA Bendito sea Dios. Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. (Rezar un Avemaría). Virgen santísima, Reina de cielos y tierra, os amo con todo mi corazón. Perdonadle, Señor, que no sabe lo que dice. AVE MARIS STELLA Salve, Estrella de mar, Gran Portal del cielo, Eres siempre Virgen, Madre del Señor. Pronunciando el Ave La boca de Gabriel, Cambia de Eva el nombre, Y nos fundó en la paz. Desliga a los cautivos, Alumbra a los ciegos, Despide nuestros males, Danos dicha plena. Muéstrate ser Madre, Y ofrece nuestras preces Al Verbo Encarnado, En tu Seno Virginal. Virgen escogida, Madre más benigna, Presérvanos sin culpa, Vituosos y apacibles. Pedimos vida pura, El camino asegura, Y ver a Jesucristo, En gozo sempiterno. Gloria a Dios Padre; Gloria a Dios Hijo; Y al Santo Espíritu, Dios, Uno-‐y-‐Trino. Amén. EL AVE MARÍA DE ORO Ave María, blanco lirio de la gloriosa y siempre-‐serena Trinidad. Salve brillante Rosa del jardín de los deleites celestiales: ¡O Vos, de quien Dios quiso nacer en este mundo, y de cuya leche el Rey del Cielo quiso ser nutrido! ¡Alimentad nuestras almas con las efusiones de la Gracia Divina. Amén. ORACIÓN PARA OBTENER LA GRACIA DE TODAS LAS MISAS EN EL MUNDO Padre Eterno, humildemente Os ofrecemos nuestra pobre presencia, y la de toda la Humanidad, desde el principio hasta el fin del mundo. Deseamos asistir a TODAS las Misas que ya se han celebrado en el mundo, y a todas las que se celebrarán en el futuro. Os ofrecemos todas las penas, los sufrimientos, oraciones, alegrías y horas de reposo en nuestra vida. Ofrecemos todo en unión con estas mismas acciones de Nuestro dulce Jesús, durante su estancia aquí en la tierra. Esperamos que toda la preciosísima Sangre de Cristo, todas Sus Llagas, y toda Su agonía nos salven. Os ofrecemos esta petición por medio del Doloroso e Inmaculado Corazón de María. Amén. ORACIÓN PARA PEDIR TRABAJO San Judas Tadeo, intercesor de todo problema difícil consígueme un trabajo en que me realice como humano y que a mi familia no le falte lo necesario en ningún aspecto de la vida, que lo conserve a pesar de las circunstancias y problemas adversos. Que en el progrese mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerza. Y que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean. Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores. Amén. COMIDAS ANTES DE COMER Bendice, Señor, los alimentos que vamos a tomar y haz que nos aprovechen para ocuparnos en vuestro santo servicio. Padrenuestro y Gloria. ANTES DE COMER Bendito eres, señor, por el alimento que nos das y por tomarlo en comunidad. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Señor Dios, te damos gracias porque nos haces partícipes de tus maravillas; te alabamos por los dones de tu amor y te bendecimos por la amistad que nos concedes vivir en torno a esta mesa. Que esta comida en sencillez de corazón y en alegría sea profecía del banquete del reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. DESPUÉS DE LA COMIDA Te damos gracias, señor, por el alimento y por la alegria que nos ha proporcionado tu bondad. Acuerdate de nuestra comunidad y de todas las personas que nos hacen el bien. Haz que trabajando por tu reino, nos reunamos, un dia, en tu mesa celestial. Amen. Nos hemos saciado, Señor, con los bienes que nos has dado; cólmanos también de tu misericordia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén. ANTES DE LA CENA Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos. R. Amén. DESPÚES DE LA CENA El Señor es bendito en sus dones, bondadoso en todas sus acciones. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén. NOCHE ORACIÓN POR LAS NEGLIGENCIAS DIARIAS Padre eterno, yo os ofrezco el sagrado corazón de Jesús, con todo su amor, todos sus sufrimientos, y todos sus meritos: Primero -‐ Para expiar todos los pecados que he cometido este día y durante todo mi vida. ¡Gloria al Padre, y al Hijo...! Segundo -‐ Para purificar el bien que he hecho mal este día y durante todo mi vida. ¡Gloria al Padre, y al Hijo...! Tercero -‐ Para supilr por el bien que yo debía de haber hecho y que he omitido este día, y durante toda mi vida. ¡Gloria al Padre, y al Hijo...! OFRECIMIENTO: Señor mío Jesucristo dulcísimo padre mío, yo te ofrezco estos siete Padrenuestros, siete Ave Marías, y dos veces Gloria al Padre, en honor y gloria de tu pasión santísima y de las de las Gotas de Sangre que derramaste y pro ellas te ruego que imprimáis en mi corazón la memoria de tus llagas, para que aborreciendo mis culpas; que fueron la causa de tus tormentos, merezca una muerte dichosa para ir a alabar tus grandes misericordias en la gloria. CONSAGRANDO LAS ULTIMAS DOS HORAS DE NUESTRA VIDA A LA SANTÍSIMA VIRGEN Postrado a Vuestros pies, y humillado por mis pecados, con plena confianza acudo a Vos, ¡O María! Os ruego aceptar las petición que mi corazón os viene a presentar para los últimos momentos de mi vida. Madre querida, deseo pedir Vuestra protección y maternal amor a fin de que, al instante decisivo, hagáis todo cuanto Vuestro amor os sugiera en mi favor. A Vos, O Madre de mi alma, consagro LAS ÚLTIMAS DOS HORAS de mi vida. Apresuraos a mi lado, y recibid mi último suspiro. Y cuando la muerte haya destrozado el hilo de mis días, presentad mi alma a Jesús, diciéndole:"YO LO AMO". Esa única palabra Vuestra bastará para asegurarme la bendición de Dios y la dicha de contemplaros por toda la eternidad. ¡O Madre y Esperanza mía! En Vos confío. Y mi confianza no será en vano. ¡O María! ¡Rogad por Vuestro hijo y conducidle a Jesús! Amén. ACTO DE CONTRICIÓN Señor mío Jesucristo, dios y hombre verdadero, creador y redentor mío, por ser tu quien eres y porque te amos sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido, propongo firmemente nunca mas pecar y apartarme de todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Te ofrezco, señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados, y confió en tu bondad y misericordia infinita, me perdonaras, por los merecimientos de tu preciosa pasión y muerte y me darás gracias para enmendarme y perseverar en tu santo servicio hasta el fin de mi vida. Amen. ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS ¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valimiento, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas. Vuestra altísima dignidad de Padre putativo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo. Sed mi abogado, especialísimamente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén. Jaculatoria. Bondadoso San José, Esposo de María, protegednos; defended a la Iglesia y al Sumo Pontífice y amparad a mis parientes, amigos y bienhechores. ORACIÓN DE LA NOCHE Dios mío y señor mío; te doy gracias por los beneficios que hoy, me has concedido. Te pido perdón por las faltas que cometí durante este día. Me pesa de todo corazón haberte ofendido y propongo firmemente nunca a ofenderte mas. Amen. ORACIÓN PARA PEDIR PERDÓN Oh Dios, dame en esta hora la gracia de reconocer debidamente mis pecados ante ti, y de arrepentirme de ellos verdaderamente. Borra de tu libro, Señor de misericordia, mis múltiples acciones cometidas contra ti. Perdóname todas las distracciones en la oración, mis pecados de omisión, y mis pecados deliberados contra la conciencia. Dame luz para ver lo que he de hacer, valor para emprenderlo y firmeza para llevarlo a cabo. Que en todas las cosas avance en la obra de santificación, de la realización de tu voluntad; y que en definitiva, por tu misericordia, pueda alcanzar la gloria de tu Reino eterno, por Jesucristo nuestro Señor. (Venerable J. H. Newman) ORACIÓN AL ACOSTARSE Oh buen dios, haced que mientras yo duerma, mi corazón esté velando: que sea yo preservado de todo mal por vuestros ángeles, a los cuales ordenasteis que me guarden en todos mis caminos. Protesto que mientras estaré entregado al sueño, quisiera adoraros del modo que os adoran vuestros ángeles en el cielo, y ya que la naturaleza exige el reposo de mi frágil y miserable cuerpo, os ofrezco las adoraciones que os tributan los espíritus celestiales, así como las oraciones, las lágrimas, las mortificaciones y penitencias de todos vuestros siervos que pasan una gran parte de la noche entregados a estos piadosos ejercicios. Aceptad, Dios mío, estos ofrecimientos y deseos de mi corazón, para que de día y de noche no cese de alabar vuestro santo nombre. Os pido, Señor, esta gracia por los méritos del Sagrado Corazón de vuestro santísimo Hijo mi Redentor y Salvador mío. Antes de entregarse al sueño Tendido al verme sospecho / que está la muerte cercana. / ¿Me levantaré mañana? / ¿Será mi tumba este lecho? / Señor, ten mi pecho / lleno de Tu amor, de suerte / que no me asuste la muerte, / venga cuando Tú dispongas, / con tal que al morir me pongas / donde pueda amarte y verte. /Señor mío Jesucristo, / Padre de mi corazón, / perdona mis pecados que Tú sabes / mejor que yo cuántos son. / Son infinitos ¡Dios mío! / Infinitos, Señor, son. / Echame la penitencia / y dame la absolución / y si esta noche me muero / me sirva de confesión. Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, con vosotros descanse en paz el alma mía. LAS QUINCE ORACIONES REVELADAS POR NUESTRO SEÑOR A SANTA BRÍGIDA DE SUECIA EN LA IGLESIA DE SAN PABLO, EN ROMA. Primera Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. O Jesucristo! ¡Sois la eterna dulzura de todos los que Os aman; la alegría que sobrepasa toda gozo y deseo; la salvación y esperanza de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de Vuestra Sagrada Pasión; así como fue decretado y ordanado desde toda la eternidad, según el plan divino. Acordaos, O Señr, que durante la última cena con Vuestros discípulos les habéis lavado los pies; y después, les distéis Vuestro Sacratísimo Cuerpo, y Vuestra Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis Vuestra próxima Pasión. Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en Vuestra alma, como Vos mismo lo arirmasteis, diciendo: "Mi alma está triste hasta la muerte." Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis soportado, en Vuestro Sagrado Cuerpo, antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres veces, todo bañado de sudor sangriento, fuisteis traicionado por Vuestro discípulo, Judas; apresado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de Vuestra madurez, y en la solemne estación pascual. Acordaos que fuisteis despojado de Vuestra propia vestidura, y revestido con manto de irrisión. Os cubrieron los Ojos y la Cara infligiendo bofetadas. Después, coronándoos de espinas, pusieron en Vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes, y agobiado de oprobios y utrajes. En memoria de todas estas penas y dolores que habéis soportado antes de Vuestra Pasión en la Cruz, concededme antes de morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción; y la remisión de todos mis pecados. Amen. Segundo Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús! la verdadera libertad de los ángeles, y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza que fuisteis oprimido, cuando Vuestros enemigos como leones furiosos, Os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideración de estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os suplico, ¡O mi Salvador, y Redentor! que me librés de todos mis enemigos visibles e invisibles y que, bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna. Amén. Tercera Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús! Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo; todo es sostenido bajo Vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe, clavaron Vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz. Y no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, agrandaron Vuestras Llagas, thy, agregando dolor sobre dolor. Con indescriptible crueldad, extendieron Vuestro Cuerpo en la Cruz. Y con jalones y estirones violentos, en toda dirección, dislocaron Vuestros Huesos. O Jesús, en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, Os suplico concederme la gracia de temeros y amaros. Amen. Cuarta Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Médico Clestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las Vuestras! Acordaos que las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos Vuestros Miembros; y que fueron distendidos a tal grado, que no ha habido dolor semejante al Vuestro. Desde la cima de la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de Vuestro Cuerpo estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos Vuestros sufrimientos, no dejasteis de pedir por Vuestros enemigos, a Vuestro Padre Celestial, diciédole: "Padre, perdónalos no saben lo que hacen." Por esta inmensa misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, Os hago esta súplica: conceded que el recuerdo de Vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. Amén. Quinta Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Espejo de Resplendor Eterno! Acordáos de la tristeza aguda que habéis sentido al comtemplar con anticipación, las almas que habían de condenarse. A la luz de Vuestra Divinidad, habéis vislumbrado la predistinación de aquellos que se salvarían, mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados; y Os habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores. Por este abismo de la compasión y piedad, y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el buen ladrón, diciéndole: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso.", hago esta súplica, Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordía de mí. Amén. Sexta Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido, cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. También, fuisteis abandonado de todos Vuestros parientes y amigos con la excepción de Vuestra muy amada Madre. En Vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos; luego, la encomendasteis a Vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a María: "¡Mujer, he aquí a tu hijo!" Y a Juan: "¡He aquí a tu Madre!" Os suplico, O mi Salvador, por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de Vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mi. Y en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, ten piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte. Amén. Septíma Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, inagotable Fuente de compasión, ten compasión de mi! En un profundo gesto de amore, habéis exclamado en la Cruz: "¡Tengo sed!" Era sed por la salvación del género humano. ¡O mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos hacia la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal y el ardor de los apetitos mundanos. Amén. Octava Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Dulzura de los corazones y Deleite de espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedednos la gracia de recibir dignamente Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte para servir de remedio y consuelo a nuestras almas. Amén. Novena Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Virtud Real y Gozo de alma! Acordaos de dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por los judíos, clamasteis en alta voz que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, diciédole: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Por esta angustia, Os suplico, O mi Salvador, que no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte. Amén. Décima Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Principio y Fin de todas las cosas, Sois la Vida y la Virtud plena! Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas, sufriendo dolor desde la planta de los Pies hasta la cima de la Cabeza. En consideración a la enormidad de Vuestras Llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a Vos, todos Vuestros Mandamientos; cuyo camino de Vuestra Ley Divina es amplio a agradable para aquellos qu Os aman. Amén. Undécima Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús! ¡Abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de la Llagas que penetraron hasta la médula de Vuestros Huesos y Entrañas, para atraerme hacia Vos, presento esta súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado. Ocultadme de Vuestro Rostro tan justamente irritado contra mi. Escondedme en los huecos de Vuestras Llagas hasta que Vuestra cólera y justísima indignación hayan cesado. Amén. Duodécima Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad, y Vínculo de la Caridad! Acordaos de la multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies. Esas Llagas fueron laceradas y enrojecidas, O dulce Jesús, por la efusión de Vuestra adorable Sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, en Vuestra Carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué hubo de hacer por nosotros que no habéis hecho? Nada falta. ¡Todo lo habéis cumplido! ¡O amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de Vuestra Pasión, que el Fruto meritorio de Vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. Y que en mi corazón, Vuestro Amor aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡O Amabilísimo Jesús! Vos sois el Tesoro de toda alegría y dicha verdadera, que Os pido concederme en el Cielo. Amén. Décima-‐Tercia Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, fuerte León, Rey inmortal e incencible! Acordaos de inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas Vuestras fuerzas, tanto morales como físicas, inclinasteis la Cabeza y dijisteis: "Todo está consumado." Por esta angustia y dolor, Os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte cuando mi mente estará tremendamente perturbada y mi alma sumergida en angustia. Amén. Décima-‐Cuarta Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de Su Esencia! Acordaos de la sencilla y humilde recomendación que hicisteis de Vuestra Alma, a Vuestro Padre Eterno, diciéndole: "¡Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!" Desgarrado Vuestro Cuerpo, destrozado Vuestro Corazón, y abiertas la Entrañas de Vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por Vuestra Preciosa Muerte, Os suplico, O Rey de los santos, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, la carne y al mundo. A fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos. Y a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. Amén. Décima-‐Quinta Oración Padre Nuestro -‐ Ave Maria. ¡O Jesús, verdadera y fecunda Vid! Acordaos de la abundante efusión de Sangre que tan generosamente habéis derramado de Vuestro Sagrado Cuerpo. Vuestra preciosa Sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar. De Vuestro Costado perforado por un soldado, con la lanza, ha brotado Sangre y agua, hasta no quedar en Vuestro Cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne Vuestra fue destrozado; la Substancia de Vuestro Cuerpo fue marchitada; y disecada la médula de Vuestros Huesos. Por esta amarga Pasión, y por la efusión de Vuestra preciosa Sangre, Os suplico, O dulcísimo Jesús, que recibáis mi alma, cuando y esté sufriendo en la agonía de mi muerte. Amén. Conclusión ¡O Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, O mi Señor, a Vos. Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén. PROTECCIÓN ORACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN Altísimo Dios de todo lo creado. Verdad infalible en quien creo. Clemencia infinita en quien espero. Bondad inmensa a quien amo sobre todas las cosas y a quien me pesa haber ofendido. Te doy gracias por haberme creado, redimido, bautizado, y conservado; y por todos los beneficios que me has hecho hasta ahora. Te ofrezco todos los pensamientos, palabras, obras y sufrimientos de este día con intención de ganar sus indulgencias y aplicarlas por las almas del purgatorio. No permitas, Padre mío, que te ofenda. Líbrame de las tentaciones del demonio. Dame fuerza para huir de las ocasiones de pecar y vencer mis pasiones. Haz que cumpla con el fin para el cual estoy en el mundo, que conozca tu voluntad, que me preocupe por la salvación de mi alma y por hacer el bien a mi prójimo. Que viva el día de hoy como si fuera el último de mi vida. Para que merezca gozarte en el reino eterno de la gloria. Te lo pido por los méritos de mi Señor Jesucristo y la intercesión de mi Madre, la siempre Virgen María, de mi ángel de la guarda, de San José, de San(ta)..., y demás patronos y abogados míos. Amén. ORACIÓN PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DE SAN BENITO Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente. Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías. Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén. Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas. Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. SANGRE DE CRISTO ORACIÓN A LA SANGRE DE CRISTO Señor Jesús, en tu nombre y con el poder de tu sangre preciosa sellamos toda persona, hecho o acontecimiento a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño. Con el poder de la sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra,, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos el infierno, y en el mundo en el cual nos movemos hoy. Con el poder de la sangre de Jesús, rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús, que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles. Con el poder de la sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar), las personas que el señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que Él generosamente nos envía para nuestro sustento. Con el poder de la sangre de Jesús, sellamos la tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes y pisos, al aire que respiramos y en fe colocamos un círculo de su sangre alrededor de toda nuestra familia. Con el poder de la sangre de Jesús, sellamos los lugares en donde vamos a estar éste día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar (nombrar). Con el poder de la sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos y carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar. Con tu sangre preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra patria a fin de que Tu paz y Tu Corazón, al fin reinen en ella. Te agradecemos Señor por Tu sangre y por tu vida, ya que gracias a ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. Amén. ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS Dulce y preciosa sangre de Jesús, derrámate sobre esta misión y sobre la confraternidad. Libéranos de cualquier cosa que pueda distraernos de nuestro viaje dentro de los corazones unidos. Sumérgenos en tu amor divino y misericordia divina. Amén. LA COMUNIÓN ESPIRITUAL "O Jesús, me dirijo hacia Vos en el Sagrario donde vivís oculto por amor mío. Yo Os amo, O Dios mío, pero ahora no Os puedo recibir sacramentalmente en la Santa Comunión. Sin embargo, venid a mi corazón, y visitadme con Vuestra gracia. Venid espiritualmente a mi corazón y purificadme. Santificadme y haced que mi corazón sea sememjante al Vuestro. Amén." Señor, yo no soy digno de que vengas a mi morada, pero di una sola palabra, y mi alma quedará sana. VARIAS ORACIÓN DIARIA AL ÁNGEL DE LA GUARDIA Ángel de Dios, Mi querido Guardián, Bajo cuyo custodio Me puso el Señor, Iluminadme, Guardadme, Regid y guidadme, En este día. Amén. Rezar 7 veces gloria al padre… ORACIÓN PARA DERROTAR LAS OBRAS DE SATANÁS O Divino Padre Eterno, en unión con Vuestro Divino Hijo, y el Espíritu Santo, y por medio del Inmaculado Corazón de María, Os suplico destruir el poder de Vuestros peores enemigos: los espíritus malignos. ¡Arrojadlos a las cavernas más profundas del infierno y encadenadlos allí para siempre! Tomad posesión de Vuestro Reino; pues ha sido creado por Vos mismo, y muy justamente Os pertenece. Padre Celestial, concedednos el dominio reinante del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Con cada latido de mi corazón y con cada respiro, repito esta oración por puro Amor Vuestro. Amén. DEVOCIÓN A LAS CINCO LLAGAS Al estar de rodillas ante Vuestra imagen sagrada, oh Salvador mío, mi conciencia me dice que yo he sido él que os ha clavado en la cruz, con estas mis manos, todas las veces que he osado cometer un pecado mortal. Dios mío, mi amor y mi todo, digno de toda alabanza y amor, viendo como tantas veces me habéis colmado de bendiciones, me echo de rodillas, convencido de que aún puedo reparar las injurias con que os he inferido. Al menos os puedo compadecer, puedo daros gracias por todo lo que habéis hecho por mí. Perdonadme, Señor mío. Por eso con el corazón y con los labios digo: A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO Santísima llaga del pie izquierdo de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen Jesús, veros sufrir aquella pena dolorosa. Os doy gracias, oh Jesús de mi alma, porque habéis sufrido tan atroces dolores para detenerme en mi carrera al precipicio, desangrándoos a causa de las punzantes espinas de mis pecados. Ofrezco al Eterno Padre, la pena y el amor de vuestra santísima Humanidad para resarcir mis pecados, que detesto con sincera contrición. A LA LLAGA DEL PIE DERECHO Santísima llaga del pie derecho de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen Jesús, veros sufrir tan dolorosa pena. Os doy gracias, oh Jesús de mi vida, por aquel amor que sufrió tan atroces dolores, derramando sangre para castigar mis deseos pecaminosos y andadas en pos del placer. Ofrezco al Eterno Padre, la pena y el amor de vuestra santísima Humanidad, y le pido la gracia de llorar mis transgresiones y de perseverar en el camino del bien, cumpliendo fidelísimamente los mandamientos de Dios. A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA Santísima llaga de la mano izquierda de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen Jesús, veros sufrir tan dolorosa pena. Os doy gracias, oh Jesús de mi vida, porque por vuestro amor me habéis librado a mi de sufrir la flagelación y la eterna condenación, que he merecido a causa de mis pecados. Ofrezco al Eterno Padre, la pena y el amor de vuestra santísima Humanidad y le suplico me ayude a hacer buen uso de mis fuerzas y de mi vida, para producir frutos dignos de la gloria y vida eterna y así desarmar la justa ira de Dios. A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA Santísima llaga de la mano derecha de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen Jesús, veros sufrir tan dolorosa pena. Os doy gracias, oh Jesús de mi vida, por haberme abrumado de beneficios y gracias, y eso a pesar de mi obstinación en el pecado. Ofrezco al Eterno Padre la pena y el amor de vuestra santísima Humanidad y le suplico me ayude para hacer todo para mayor honra y gloria de Dios. A LA LLAGA DEL SACRATÍSIMO COSTADO Santísima llaga del Sacratísimo costado de mi Jesús, os adoro. Me duele, Jesús de mi vida, ver como sufristeis tan gran injuria. Os doy gracias, oh buen Jesús, por el amor que me tenéis, al permitir que os abrieran el costado, con una lanzada y así derramar la última gota de sangre, para redimirme. Ofrezco al Eterno Padre esta afrenta y el amor de vuestra santísima Humanidad, para que mi alma pueda encontrar en vuestro Corazón traspasado un seguro refugio. Así sea. ORACION PARA EL REFUGIO EN EL SAGRADO COSTADO DE JESUCRISTO Oh! Padre amado Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Quien protegio a los israelitas de la antiguedad en Sus santas alas, en la sequedad, del frio y el calor del desierto; te ofrezco a Ti la santa muerte de mi Maestro y Salvador Jesucristo, por la proteccion de Tu gente, quienes estan despoersos a traves de todo el mundo. Que la Sangre el Agua nos laven y fortalezcan, nos guarden y limpien para que encontremos un hogar en el Sagrado Costado de Tu Hijo, que esta abierto para todos los hombres. Sagrado Costado de Jesucristo, se mi hogar seguro. Amen ORACION PARA LA LIBERACION DE MALDICIONES ANCESTRALES Eterno Padre, Tu eres el unico Dios inmortal, Dios que es amor, misericordia, y bondad. Mira a Tu Unico Hijo Jesucristo hecho hombre, y ten misericordia. Yo te ofrezco los doleres de Su flagelacion en la columna, Sus Heridas y Sangre por toda Tu gente, quienes estan bajo el peso de la maldición debido al pecado de sus antecesores y su desobediencia al romper la alianza que hicieron contigo. Que Tu nos liberes a traves de la flagelación de Tu Hijo, sananos a traves de Sus Heridas y salvanos a traves de Su Preciosa Sangre. Preciosa Sangre de Jesucristo, liberanos de la maldicion. ORACION POR LA DERROTA ABSOLUTA DE SATANAS Y SUS AGENTES No tienen que temer por aquellas numerosas poblaciones del enemigo. Hijos, simplemente ofrezcan las heridas, dolores y la Sangre de Mi mano izquierda por su caida; los veran desaparecer como cenizas. Oración: Todos ustedes gran numero de enemigos de la Santa Muerte de mi Maestro Jesucristo, en la Cruz del Calvario; el principe de la oscuridad y de la iniquidad, el padre de la mentira, yo me amparo en la muerte de mi Maestro Jesucristo, y ofrezco sus dolores, heridas y la Preciosa Sangre de su mano izquierda, para su caida, y destrucción. Preciosa Sangre de mi Maestro Jesus reine en mi y en las vidas de todos los hombres. Amen. Yo les aseguro que muchos reinos del enemigo desapareceran en un parpadear de ojos. Recen esto y enseñenlo a todos los hombres, Mi Preciosa Sangre los salvara. ORACION DIARIA POR EL BAUTISMO DE BEBES ABORTADOS Padre Celestial, tu amor es eterno. En tu Océano de amor, salvaste al mundo a traves du tu Unico Hijo Jesucristo hecho Hombre. Ahora mira a tu Unico Hijo en la cruz, quien esta constantemente sangrando por amor de su gente y perdonando al mundo. Purifica y bautiza a los niños abortados con tu Preciosa Sangre y Agua que manaron del Sagrado Costado de Tu Hijo Jesucristo, quien colgo muerto en la cruz, para su salvación En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Que, ellos a traves de la Santa Muerte de Cristo obtengan la vida eterna. A traves de sus Heridas, sean sanados y a traves de su Preciosa Sangre sean liberados. Para que se regocijen con los santos en el cielo. Amen. ORACION Oh Padre Amado y Misericordioso, conocedor de todo y Todopoderoso, el Principio y el Fin. Padre Eterno, quien creó todas las cosas. Aunque debes abandonar a tus hijos, Tu naturaleza, te lo prohibe. Mira bondadosamente a tu Hijo Jesucristo, hecho Hombre, quien vino a salvar a los hombres y a traer Tu Reino a la tierra. Te ofrecemos toda la agonia, tortura, dolores y la Preciosa Sangre de Tu Hijo Jesucristo, por la derrota de todos los enemigos de la Santa Cruz de Salvación, el anticristo y el dragón rojo, quienes estan peleando en contra de la verdad ahora y en el fin del mundo. Que ellos, a través de la Preciosa Sangre de Nuestro Redentor y su último suspiro en la tierra, desaparezcan como espuma expuesta bajo el sol, que Tu Reino llegue rópido a la tierra. Amén. Preciosa Sangre de Jesucristo, venga Tu Reino. ORACION POR LA FORTALEZA PARA SOPORTAR LA SEVERA CONDENA VENIDERA Padre Amoroso y misericordioso, Tu deseo es que, todos seamos salvados. Bondadosamente mira a tu despreciado y condenado Hijo; quien sufrio muchas torturas y continúa sufriendolas a través del pecado de tu gente. Mira y ve qué pecado ha cometido Tu Unico Hijo, hecho Hombre. Yo te ofrezco toda la gente que vive en éstos días de maldad y desconocimiento de Dios, todas las torturas, dolores, rechazos y humillaciones ante Ti por una Fe que dure hasta el final. Amén. Que las torturas de Nuestro Señor aumenten nuestra fé. Preciosa Sangre de Jesucristo, sálvanos. Mis hijos, aprendan esta oración y recénla siempre especialmente durante la hora de los jucios. Hagánla saber a todos los hombres. Hijos, permanezcan fieles a Mi. ORACION PARA QUE LA NUEVA ISRAEL RECONOZCA EL PRECIO DE LA REDENCION Oh, Dios de todas las cosas, ten misericordia de nosotros y vuelve hacia nosotros tus ojos, y muéstranos la luz de tu piedad, infunde tu temor en las naciones, que no han pensado en buscarte, a fin de que entiendan que no hay otro Dios sino Tu. Y pregonen tus maravillas. Levanta Tu brazo contra las naciones extrañas para que experimenten Tu poder. Porque asi como a la vista de sus ojos demostraste en nosotros Tu santidad, asi también a nuestra vista muestres en ellos tu grandeza; a fin de que conozcan, como nosotros hemos conocido. Oh, Señor, que no hay otro Dios fuera de Ti. Renueva los prodigios y haz nuevas maravillas. Glorifica tu mano y tu brazo derecho. Despierta y ten Misericordia de nosotros. Manda a tul adversario a los pies de la santa cruz de tu Hijo.. Acelera el fin y ocupate del tiempo, porque quien te dirá a Ti: Que haces Tu? Que Jesús disponga de ellos según su infinita bondad y misericordia los que tanto maltratan a Tu pueblo. Que bajen las cabezas los príncipes del enemigo, los cuales dicen: No hay otro fuera de nosotros. Reune todas las tribus de Jacob, para que puedan tener su heredad como en los tiempos antiguos. Apiádate de Tu pueblo que lleva Tu nombre, y de Israel, a quien has tratado como primogénito tuyo. Apiádate de Jerusalen, ciudad que has santificado, ciudad en la que tienes Tu reposo. Llena a Sion de tus palabras inefables, y aTu pueblo de Tu Gloria. Da testimonio en favor de la primera de Tus obras, y cumple la profesía hecha en Tu Nombre. Remunera a los que tienen esperanza en Ti; a fin de que se vea la veracidad de tus profetas; y oye las oraciones de tus siervos. Conforme a Tu beneplácito hacia Tu pueblo, y conozcan todos los confines de la tierra que Tu, Señor, eres Dios desde toda la eternidad. Amén. ORACIÓN DE SACRIFICIO Querido Jesús, a través del inmaculado corazón de maría, acepta hoy todos mis sacrificios de pensamiento, palabra y obra, en unión con tu santa pasión y los siete dolores del corazón de nuestra madre bendita, para el fortalecimiento de la iglesia. Amén. ORACIÓN AL SEÑOR DEL HOSPITAL Padre mío del hospital, cristo santo y milagroso, pues eres tan poderoso, líbranos de todo mal: de robos en el camino real, de pleitos y heridas mortales y de bravos animales. En montes cerros y lomas por las llagas de tus manos y tus ojos sacrosantos, tú me librarás de espantos, de brujos y hechiceros. En los fuertes aguaceros, de rayos y torbellinos y de los malos vecinos. Que intenten hacerme mal, padre mío del hospital, la peste aleja de mí, pues aunque ya te ofendí por la llaga del costado, haz que no muera en pecado; por las llagas que aquél clavo hizo en tus sagrados pies, tu santo auxilio me des, por tu santísima cruz, mi dulcísimo Jesús; por tu sagrada corona, haz que en la última hora, cuando a juicio sea llamado, reciba ya confesado la sagrada comunión; échame tu bendición, padre mío del hospital; y en mi vida temporal auxíliame de tal suerte que al fin consiga ir a verte, a la patria celestial, amén. ORACIÓN DE AMOR Querido Jesús, a través del inmaculado corazón de maría, remueve de mí todo egoísmo de pensamiento, palabra y obra. Infunde en mi corazón, querido Jesús, un profundo y constante amor por todo lo que es santo, por la trinidad santísima, por la iglesia sobre la tierra, y por toda la gente. Ayúdame a mostrar este amor a todos aquellos con los que tenga contacto el día de hoy. Amén. ORACIÓN AL AMOR SANTO Querido Jesús, a través del inmaculado corazón de tu madre, perfeccióname este día en el amor santo. Mantenme consciente que cada pensamiento, palabra, o acción, debe venir y llevar hacia el amor santo. Por medio de éste amor, llévame por el camino de la santidad para que amando a Dios y a mi prójimo, pueda alcanzar la santa perfección. Te pido esto en tu nombre señor Jesucristo. Amén. ORACIÓN DE CONFIANZA Querido Jesús, enséñame a confiar sólo en tu poder, en el de tu padre y en el del espíritu santo. Te entrego mi voluntad. En esta entrega acepto que tu gracia controle el futuro. Entiendo que tu me amas y quieres solo mi bien. Mi salvación. Decido vivir en el presente y esperar lo que tu hayas planeado para mí en el futuro. Confiaré en tus planes y en tu divina voluntad para mí. Amén. ORACIÓN DE HUMILDAD Querido corazón de Jesús, recrea en mí este día un corazón humilde. Permite que cada uno de mis pensamientos, palabras y obras sean para tu mayor honor y gloria, nunca para mí. Muéstrame las áreas de orgullo en mi vida y ayúdame a vencer mi soberbia. Te lo pido en tu santo nombre señor Jesús. Amén. ORACIÓN A MARÍA REFUGIO DEL AMOR SANTO María, Protectora de la Fe, ampara mi fe en Tu Inmaculado Corazón, Refugio del Amor Santo. En el refugio de Tu Corazón y unido al Sagrado Corazón de Jesús, Tu Hijo, protege mi fe de todo mal. Amen LLAVE AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA Oh maría, protectora de nuestra fe, escucha nuestra oración y pide a tu amado hijo que reciba nuestra fe en sus manos sagradas. Pídele que esconda nuestra fe en sus llagas y la proteja de todo mal. Amén. ORACIÓN DE PROTECCIÓN CONTRA EL ORGULLO INTELECTUAL Jesús, líbrame siempre del orgullo intelectual. Es una actitud que da como frutos el fariseísmo, el amor por la opinión propia y un espíritu obtuso. En toda forma y área de mi vida, ayúdame a ver que todas las cosas proceden de la voluntad del padre. Amén. ORACIÓN DE SANACIÓN ESPIRITUAL Querido corazón de Jesús, ten misericordia de mí. Soy un pecador, soy orgulloso y también soy envidioso. Te ruego, corazón de Jesús, que me laves de todas mis equivocaciones y que me hagas nuevo otra vez ante tus ojos. Llévame a descansar en tu sagrado corazón, que pueda vivir este día en paz y amor. Protégeme de todo mal con tu preciosísima sangre. Amén. ORACIÓN A SAN JOSÉ Oh San José, cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos. O San José, asistidme con vuestra poderosa intercesión. Obtened para mí, de vuestro Divino Hijo, Nuestro Señor, todas las bendiciones espirituales que necesito. A fin de que, habiendo conseguido, aquí en la tierra, la ayuda de vuestro poder celestial, pueda ofrecer mi gratitud y homenaje, al Padre más Amoroso. O San José, nunca me cansaré de contemplaros con el Niño Jesús dormido en vuestros brazos. No me atrevo a acercarme mientras que el Niño reposa sobre vuestro corazón. Abrazadle fuertemente en mi nombre; y de parte mía, besad su fina y delicada Cabecita. Luego, suplicadle que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro. San José, patrón de los moribundos, rogad por nosotros. Amén. ORACIÓN DE SUMISIÓN AL AMOR DIVINO Querido Jesús, fija mi corazón junto con tu sacratísimo corazón en la cruz. Ayúdame a morir al mundo como tú lo hiciste. Haz mi corazón insensible a las flechas del difamador y a las falsas acusaciones. Toma mi corazón y todas sus emociones y sumérgelo en la llama del amor divino, llama de tu corazón. Ahí protégeme de lo atractivo del mundo. Preserva en mi corazón todo lo que es agradable a ti, y saca lejos de él cualquier seducción de satanás. Amén. ORACIÓN PARA EL AMOR SANTO Y PARA LA SANTA HUMILDAD Divino corazón de Jesús, en este momento presente ayúdame a vivir más profundamente en el amor danto y en la santa humildad. Dame la gracia y el coraje de profundizar dentro de mi corazón para ver donde estoy fallando en estas virtudes. Yo sé que solamente al superar estas fallas puedo llegar más profundamente a los aposentos de tu divino corazón, suplico tu fortaleza para perfeccionar estas virtudes. Amén. ORACIÓN AL DOLOROSO SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Querido doloroso sagrado corazón de Jesús, humildemente te pedimos una infusión de gracia sobre el corazón del mundo. Sagrado aposento del amor divino, vuelve a dirigir la libre voluntad para elegir el amor santo sobre el odio. Escucha la urgencia de toda la humanidad y ayúdanos a evitar la guerra, el terrorismo, y los crímenes contra la vida. Conviértenos en tus emisarios del amor divino. Amén. ORACIÓN DE ENTREGA Queridos corazones unidos de Jesús y maría, deseo rendirme al amor santo y divino en todas las cosas, de todas las formas y en cada momento presente. Envíenme la gracia para que pueda hacerlo. Ayúdenme mientras intento responder a esta gracia. Sean mi protección y mi provisión. Lleven su reino a mi corazón. Amén. ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y AL DOLOROSO CORAZÓN DE MARÍA Querido sagrado corazón de Jesús, y doloroso corazón de maría, les doy todo mi corazón, cada alegría y cada dolor, cada iniquidad y todos los méritos que encuentren en él el día de hoy. Les ofrezco mi deseo de ser su víctima de amor. Con este deseo vean mi confianza en su voluntad para mí y permitan que esta confianza los consuele. Amén. ORACIÓN DE PAZ Padre celestial, creador de todo lo que es bueno, toma dominio sobre mi corazón. Rindo a ti cada carga y cada cruz. Toda gracia y cada virtud que pueda tener. Perfecciona mi corazón a través de tu divina voluntad. Concédeme una sumisión pacífica a tu voluntad en todas las cosas. Amén. ORACIÓN ECUMÉNICA POR LA PAZ Padre celestial, vuelve tu mirada benevolente hacia nosotros. Acomoda a toda la gente, a todas las naciones, en tu abrazo paternal. Inspira a todo corazón a vivir de acuerdo al amor santo, porque éste es el camino de la verdadera paz. DEVOCIÓN AL DOLOROSO E INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA ¡Doloroso e Inmaculado Corazón de María, habitación pura y santa! Cubrid mi alma con vuestra protección maternal. Por este medio permaneceré fiel a la voz de Jesús, y mi alma podrá corresponder a Su Amor, y obedecer Su Divina Voluntad. O Madre mía, mi deseo es mantener ante mi vista sin cesar, vuestra participación de Co-‐Redentora. Con este recuerdo, viviré íntimamente unida a vuestro Corazón Inmaculado, que siempre permanece totalmente unido al Sagrado Corazón de Vuestro Divino Hijo. Por los méritos de vuestras virtudes y angustias, clavadme a este Divino Corazón. Protegedme ahora y siempre. Amén. LA SANTA FAZ DE JESÚS O Jesús, en Vuestra amarga Pasión habéis sido el "Reproche de los Hombres y el Hombre de Dolor". Venero Vuestra Santa Faz en la cual ha resplandecido la belleza y mansedumbre de Vuestra Divinidad. En esas facciones tan desfiguradas, reconozco Vuestro Amor infinito, y anhelo amaros y haceros amar . ¡Concededme la dicha de contemplar Vuestra gloriosa Faz en el Cielo! Amén. ORACIÓN A LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR SABIDURIA de la Sagrada Cabeza, guiadme en todos mis pasos. O Amor del Sagrado Corazón, consumidme en Vuestro fuego. Rezar tres Glorias en honor de la Divina Voluntad, Memoria y Entendimiento. ¡O sitio de la Divina Sabiduría, Guía poderosa que gobernáis todos los movimientos y todo el Amor del Sagrado Corazón! Que seáis reconocida por todos los entendimientos, amada por todos los corazones, y alabada por todas las lenguas, ahora y siempre. LETANÍA A LA SAGRADA CABEZA DE JESUS Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Jesús, escúchanos. Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros. Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. Sagrada Cabeza de Jesús, formada por el Espíritu Santo en el Seno de la Virgen María, "GUIANOS EN TODOS NUESTROS PASOS." (Después de cada invocación se dice: "GUIANOS, etc.) Sagrada Cabeza de Jesús, sustancialmente unida al Verbo Divino, Sagrada Cabeza de Jesús, templo de la Sabiduría Divina, Sagrada Cabeza de Jesús, centro de la Luz Eterna, Sagrada Cabeza de Jesús, sagrario del conocimiento divino, Sagrada Cabeza de Jesús, salvaguardia contra el error, Sagrada Cabeza de Jesús, Sol luminoso del Cielo y de la Tierra. Sagrada Cabeza de Jesús, tesoro de la ciencia y promesa de la fe, Sagrada Cabeza de Jesús, radiante de Belleza, justicia y amor, Sagrada Cabeza de Jesús, repleta de gracia y de verdad, Sagrada Cabeza de Jesús, vivo testimonio de la humildad, Sagrada Cabeza de Jesús, reflejo de la Majestad Infinita de Dios, Sagrada Cabeza de Jesús, centro del universo, Sagrada Cabeza de Jesús, objeto de la satisfacción de Dios Padre, Sagrada Cabeza de Jesús, donde ha reposado el Espíritu Santo, Sagrada Cabeza de Jesús, circundada de gloria en el Monte Tabor, Sagrada Cabeza de Jesús, que no tuvo donde descansar aquí en la tierra, Sagrada Cabeza de Jesús, consolada por la fragante unción de Magdalena, Sagrada Cabeza de Jesús, bañada de sudor sangriento en Getsemaní, Sagrada Cabeza de Jesús, que ha llorado por nuestros pecados, Sagrada Cabeza de Jesús, coronada de espinas, Sagrada Cabeza de Jesús, ultrajada por los oprobios de la Pasión, Sagrada Cabeza de Jesús, consolada por el amoroso gesto de Verónica, Sagrada Cabeza de Jesús, inclinada hacia el mundo terrestre que fue redimido al momento de la Muerte en el Calvario, Sagrada Cabeza de Jesús, Luz de cada ser humano nacido en la tierra, Sagrada Cabeza de Jesús, Guía y esperanza nuestra, Sagrada Cabeza de Jesús, que conoce todos nuestras necesidades, Sagrada Cabeza de Jesús, que nos concede todo género de gracia, Sagrada Cabeza de Jesús, que gobierna todos los movimientos del Sagrado Corazón, Sagrada Cabeza de Jesús, que deseamos adorar y ensalzar en todo el mundo, Sagrada Cabeza de Jesús, que conoce todos los secretos de nuestros corazones, Sagrada Cabeza de Jesús, que embelesa a todos los ángeles y santos, Sagrada Cabeza de Jesús, que esperamos un día contemplar a cara descubierta para simepre, Dulcísimo Jesús, adoramos Vuestra Sagrada Cabeza y nos entregamos rendidamente a todos los decretos de Vuestra Sabiduría infinita. ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO ¡oh mi amado y buen Jesús! Postrado en tu santísima presencia, te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmisissimo de enmendarme; mientras que yo, con todo el amor y, con toda la compasión de mi alma, voy considerando tus cinco llagas, teniendo presente, lo que dijo de ti, oh buen Jesús, el santo profeta David: "han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos." ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE Y tu, madre guadalupana, en tierra mexicana, que de dios del enojo aplacas, a tus hijos de pecado sacas, y al enfermo dejas sano, da, por tu amado Juan diego, a nuestras almas sosiego, y tras esta vida azarosa por pistas terrenales te hallemos bondadosa y con cariños maternales al concluir nuestro vuelo final desde este aeropuerto mortal hasta el suspirado terminal de tepeyac celestial, donde, por toda un eternidad, junto a la augusta trinidad, te contemplemos y te amemos, sin temor ya de que te dejemos, amen, aleluya. ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA ADQUIRIR EL SANTO BALANCE Señor concédeme: -‐La serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar -‐El valor para cambiar aquellas que puedo -‐Y la sabiduría para conocer la diferencia. Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre: -‐ lo que debo pensar, -‐ lo que debo decir, -‐ como debo decirlo, -‐ lo que debo callar, -‐ lo que debo escribir, -‐ como debo de obrar. Para procurar vuestra Gloria, el bien de las almas y mi propia santificación. Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortifica mi voluntad. Señor dame el balance divino en mi vida. Gloria a ti Señor. ORACIÓN PARA ALCANZAR LA HUMILDAD (SANTA TERESA DE LISIEUX) Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, Tú nos dijiste: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y vuestra alma encontrará descanso. Mi alma encuentra en Ti su descanso al ver cómo te rebajas hasta lavar los pies a tus apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme a practicar la humildad: Os he dada ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro... Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero practicarlas con la ayuda de tu gracia. Te ruego, divino Jesús, que me envíes una humillación cada vez que yo intente colocarme por encima de las demás. Yo sé bien Dios mío, que al alma orgullosa tú la humillas y que a la que se humilla le concedes una eternidad gloriosa; por eso, quiero ponerme en el último lugar y compartir tus humillaciones, para tener parte contigo en el reino de los cielos. Pero Tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: ¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo! ORACIÓN DEL SANTO SUDARIO Señor Dios que nos dejaste las señales de tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo cuando por José fuiste bajado de la cruz: concédenos, piadosísimo Señor, que por tu muerte y sepultura seamos llevados a la gloria de la resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo Dios por todos los siglos. ORACIÓN A LA LLAGA DEL HOMBRO DE JESUCRISTO Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudó los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación. Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz. Se rezan siete Avemarías y se agrega: Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado... Oh dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi salvador... ORACION PARA LA LIBERACION Señor, Tu eres Dios todo poderoso y Eterno, Señor tu eres nuestro Padre. Te rogamos, que por la intercesión de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael, liberes a todos nuestros hermanos y hermanas que están envueltos o atados con cualquier maleficencia del enemigo. Les pedimos a los Santos del cielo que vengan en nuestra ayuda. De toda ansiedad, tristeza u obsesión, te suplicamos, libéranos Señor. De todo odio, fornicación o envidia, te suplicamos, libéranos Señor. De pensamientos de celos, rabia, o muerte, te suplicamos, libéranos Señor. De pensamientos de suicidio y aborto, te suplicamos, libéranos Señor. De alcoholismo y drogadicción, te suplicamos, libéranos Señor. De todo pecado relacionado con el sexo, te suplicamos, libéranos Señor De toda división en nuestra familia, o de cualquier relación perjudicial o dañina, te suplicamos, libéranos Señor. De todo hechizo, maleficio, brujería, o todo lo relacionado a lo oculto, te suplicamos, libéranos Señor. Señor tu que nos dijiste “la paz os dejo, la paz os doy” te pedimos que por la intercesión de Nuestra Santísima Madre, nos liberes de toda acechanza del demonio y podamos gozar siempre de tu paz. Por Jesucristo, Nuestro Señor, Amen. ORACION PARA LA SANACION INTERIOR Señor Jesucristo, tu viniste a sanar nuestras heridas y nuestros corazones. Te suplico Señor, sanes todos los tormentos que causan ansiedad en mi corazón; te ruego sanes todo lo que me hace pecar. Te ruego, ven a mi vida y sáname de todos los daños sicológicos que tuve en mi niñez y todas las heridas que he sufrido a través de mi vida. Señor, tu conoces todos mis sufrimientos, te los entrego todos, y por los meritos de tu cruz y por la lanza que atravesó tu corazón, tómalos Señor y sáname. Sana el dolor de mi memoria, para no volver a pensar en todas esas cosas que me causan mucha pena y ansiedad. Sáname Señor, de toda maldad que procede del enemigo y que están arraigadas en mi vida. Quiero perdonar a todas aquellas personas que me han ofendido, sobre todo aquellas personas a las que se me hace más difícil perdonar. Tú que viniste a perdonar los corazones de tus siervos, perdóname a mi Señor. Sáname Señor, de aquellas heridas que llevo en lo más profundo de mi corazón y que por esta razón me causan enfermedades físicas. Te doy Señor mi corazón, tómalo, purifícalo y dame los sentimientos de tu Divino Corazón. Ayúdame a ser humilde y manso de corazón. Sáname Señor, del dolor causado por la muerte de mis seres queridos, pues me causan opresión. Concédeme la gracia de volver a sentir paz en mi corazón y gozo en saber que Tú eres la Resurrección y la vida. Hazme un verdadero testigo de tu Resurrección, victorioso sobre el pecado y la muerte y ser tu presencia viva entre nosotros. Amen. EN ACCIÓN DE GRACIAS Te damos gracias por todos tus beneficios, Dios todopoderoso, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. COMUNIÓN ESPIRITUAL Creo, Señor Jesús, que estás presente en el Santísimo Sacramento. Me pesa de verdad haberte ofendido. Te amo sobre todas las cosas, y deseo con ardor recibirte, pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Quédate conmigo y no permitas que jamás me aparte de ti. JACULATORIAS ¡Dios mío, y todas mis cosas! Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro. ¡Jesús mío, misericordia! ¡Dulcísimo Jesús! no seas mi Juez, sino mi Salvador! ¡Jesús, María y José! Dulce Corazón de María, sed mi salvación. ORACIÓN A SAN BERNARDO Acuérdate, oh purísima virgen maría, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya recurrido a ti en busca de tu protección, implorado tu ayuda y buscando tu intercesión haya sido abandonado por ti. Animados por esta confianza, acudimos a vos, oh virgen de las vírgenes, mi madre. A ti voy, ante ti me postro yo pecador, arrepentido de mis pecados. Oh madre del verbo encarnado, no deseches mis peticiones, sino escúchalas y atiéndelas en tu bondad, amen. OFRECIMIENTO DE LOS HOGARES A MARÍA, REFUGIO DEL AMOR SANTO María, mi madre, mi fortaleza, refugio del amor santo, santifica ésta casa a través del amor santo. Abre el corazón de cada uno de los que habitan aquí a la santidad. Guíanos a través del camino del amor santo. Vence sobre todo mal, aún si es una fuerza desconocida dentro de estas paredes, un hábito seductor, o algún apego voluntario que hayamos escogido nosotros mismos. Haz de esta casa un santuario del amor santo. Amén. GLORIA A JESÚS Y A MARÍA "Yo, María Virgen, Sierva de Dios, Nuestro Señor, y humildísima Madre de Jesucristo, Hijo de Dios Todopoderoso y Eterno, saludo a todos los que habitan en Mesina. A todos les deseo salud y bendición en Nuestro Señor. Ya habéis aprendido algo de los embajadores que se os han enviado, y habéis recibido el Evangelio, reconociendo que el Hijo de Dios se hizo Hombre, y que sufrió Su Pasión y muerte por la salvacion del mundo. También habéis aprendido que El es el Cristo y el verdadero Mesías. Haced esfuerzos de perseverar, os suplico. Y mientras tanto, os prometo a vosotros y a toda vuestra posteridad, Mi asistencia en la presencia de Mi Hijo." "María, Virgen, humildísima Sierva de Dios" ACTO DE CONTRICIÓN O Dios mío, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; que por mis pecados he merecido las penas eternas del infierno. Sobretodo, porque Os he ofendido, Dios mío, que Sois sumamente bueno, y merecéis todo mi amor. Firmemente propongo con la ayuda de Vuestra gracia, confesar mis pecados, hacer penitencia, evitar la próxima ocasión del pecado, y enmendar mi vida. Amén SALVE REGINA ¡Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura, esperanza nuestra, Dios te salve! A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea, pues, Señora, abogada nuestra! Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡O clemente, O piadosa, O dulce Virgen María! Amén. CADENA DE LA LEGIÓN Antífona -‐ ¿Quién es ésta que viene como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla? Mi alma glorifica al Señor. Y Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha puesto los ojos en la bajeza de Su esclava; por tanto, ya desde ahora Me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Porque El que es Todopoderoso ha hecho grandes cosas en Mí, cuyo nombre es santo. Y su misericordia es de generación a generación, a los que le temen. Hizo alarde del poder de su brazo; deshizo las miras del corazón de los soberbios. Derribó del solio a los poderosos y ensalzó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, acogió a Israel Su siervo. Según la promesa que hizo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, por los siglos de los siglos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Antífona. -‐ ¿Quién es ésta que viene como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla? V. -‐ O María, sin pecado concebida. R. -‐ Rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Roguemos O Señor, Jesucristo, Vos sois nuestro Medianero ante Dios Padre. Os habéis complacido en elegir a la Santísima Virgen, Vuestra Madre, como nuestra Medianera ante Vos, y Madre nuestra también. En Vuestra gran misericordia, Os suplicamos mirar con ojos de piedad, a todos los que se Os acercan pidiendo favores. Conceded, Señor, todo lo pedido llenando de gozo a las almas confiadas. Os lo pedimos por la intercesión de la Santísima Virgen María. Amén. LETANÍA DE LA HUMILDAD Jesús manso y humilde de Corazón, -‐Óyeme. (Después de cada frase decir: Líbrame Jesús) Del deseo de ser lisonjeado, Del deseo de ser alabado, Del deseo de ser honrado, Del deseo de ser aplaudido, Del deseo de ser preferido a otros, Del deseo de ser consultado, Del deseo de ser aceptado, Del temor de ser humillado, Del temor de ser despreciado, Del temor de ser reprendido, Del temor de ser calumniado, Del temor de ser olvidado, Del temor de ser puesto en ridículo, Del temor de ser injuriado, Del temor de ser juzgado con malicia (Después de cada frase decir: Jesús dame la gracia de desearlo) Que otros sean más estimados que yo, Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse, Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, Que otros sean preferidos a mí en todo, Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Oración: Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén. MAGNIFICAT Glorifica mi alma al señor y mi espíritu se regocija en dios mi salvador. Porque ha puesto sus ojos en la bajeza de su esclava; por tanto, desde ahora me llamaran bienaventurada todas las generaciones. Porque ha hecho en mí cosas grandes el que es todopoderoso, cuyo nombre es santo. Y cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que lo temen. Hizo manifestación del poder de su brazo, y deshizo las miras del corazón de los soberbios. Derribo del trono a los poderosos y ensalzo a los humildes, colmo de bienes a los necesitados, y a los ricos despidió sin nada. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. LA FLOR DEL CARMELO ¡O bellísima Flor del Carmelo, fructífera Viña, Resplandor del Cielo, Madre singular del Hijo de Dios, Virgen siempre Pura! Madre Santísima, después de habernos traído al Hijo de Dios, permanecisteis intacta y sin mancha alguna. ¡O Bienaventurada siempre Virgen, asistidme en esta necesidad! ¡O Estrella del Mar, auxiliad y protegedme! Mostradme que sois mi Madre. ¡O María, sin pecado concebida. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos! ¡Madre y Ornamento del Carmelo, rogad por nosotros! ¡Virgen, Flor del Carmelo, rogad por nosotros! ¡Patrona de los que visten el santo escapulario, rogad por nosotros! ¡Esperanza de los que mueren con el santo escapulario, rogad por nosotros! ¡San José, fiel amigo del Sagrado Corazón, rogad por nosotros! ¡San José, castísimo esposo de María Santísima, rogad por nosotros! ¡San José, nuestro gran patrón, rogad por nosotros! ¡Dulce Corazón de María, sed nuestra salvación! SANTOS ÁNGELES INVOCACIÓN A LOS SANTOS ÁNGELES Queridos ángeles celestiales, todos los que habitan en el cielo y nos ayudan en la tierra, guíenos. Ministren las necesidades de toda la humanidad. Sean para nosotros un enlace entre dios y el hombre. Protejan los sagrarios del mundo como protegen nuestros corazones contra los ataques del maligno. Queridos ángeles, lleven nuestras necesidades y peticiones al cielo y déjenlas en el altar divino del sagrado corazón de Jesús. Amén. EL ANGELUS V. El Ángel del Señor anunció a María. R. Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve, María... Santa María... V. He aquí la esclava del Señor. R. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María... Santa María... V. Y el Verbo se hizo carne. R. Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María... Santa María... V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. ORACIÓN A SAN MIGUEL San Miguel, Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. "Reprímale, Dios", pedimos suplicantes; y tu, principe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén. DIVINA MISERICORDIA ORACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA Oh sangre y agua que brotaste del corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Yo confío en ti. DIOS HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD ¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando me abruman los pesares de la vida; mi cáliz es muy amargo, pero yo quiero unirlo con el pensamiento al que Vos aceptasteis por mí en el huerto de Getsemaní y hallare fuerzas para beberlo a mi vez. ¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando me vea víctima de la injusticia, cuando me abandonen los amigos, cuando la soledad me parezca más amarga, porque también vos conocisteis la amargura y el abandono... ¿No podré soportar la indiferencia y la ingratitud de los hombres cuando mi Dios fue traicionado por sus discípulos? ¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando el trabajo me parezca penoso, cuando el desaliento se apodere de mi alma... Vos sois quien permitís este desfallecimiento, Salvador mío, para que me acerque a vuestra cruz y vaya a buscar, en ese manantial bendito la fuerza y el valor que me faltan. ¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando venga a visitarme la enfermedad y cuando me abrume el dolor... Me uno de corazón a vuestra cruel agonía; uno mis sufrimientos a los vuestros; los ofrezco, ¡oh. Jesús!, en expiación de las faltas que he tenido la desgracia de cometer y que os han conducido hasta el Calvario. ¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO! cuando lloro la ausencia de un ser querido... Siento despedazado mi corazón, pero se que Vos habéis bendecido las lágrimas llorando a vuestro amigo Lázaro, y me siento más resignado al venir a suplicaros que bendigáis las mías. ¡HÁGASE VUESTRA VOLUNTAD, DIOS MÍO!, en todo el curso de mi vida; cualesquiera que sean mis trabajos, os los ofrezco, divino Redentor mío; Vos habéis aceptado, siendo víctima inocente, el peso de los pecados del mundo; dadme fuerzas para sobrellevar a mi vez las pruebas que he merecido y que me envía vuestra divina mano... ¡Las consideraré como una prenda de vuestro amor a fin de que sean prenda de mi salvación! ORACIÓN DE LA MISERICORDIA DIVINA ¡Oh Dios de gran misericordia!, bondad infinita, desde el abismo de su abatimiento, toda la humanidad implora hoy Tu misericordia, Tu compasión, ¡Oh Dios!; y clama con la potente voz de la desdicha. ¡Dios de Benevolencia, no desoigas la oración de este exilio terrenal! ¡Oh señor!, Bondad que escapa nuestra comprensión, que conoces nuestra miseria a fondo y sabes que con nuestras fuerzas no podemos elevarnos a Ti, Te lo imploramos: Adelante con Tu gracia y continúa aumentando Tu misericordia en nosotros, para que podamos, fielmente, cumplir Tu santa voluntad, a lo largo de nuestra vida y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de tu misericordia nos escude de las flechas que arrojan los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como hijos Tuyos, aguardemos la última venida (día que Tú solo sabes). Y esperamos obtener lo que Jesús nos prometió a pesar de nuestra mezquindad. Porque Jesús es nuestra esperanza: Através de su Corazón misericordioso, como en el Reino de los Cielos. ORACIÓN Oh Dios, cuya Misericordia es infinita y cuyos tesoros de compasión no tienen límites, míranos con Tu favor y aumenta Tu Misericordia dentro de nosotros, para que en nuestras grandes ansiedades no desesperemos, sino que siempre, con gran confianza, nos conformemos con Tu Santa Voluntad, la cual es idéntica con Tu Misericordia, por Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Misericordia, quien con Vos y el Espíritu Santo manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre. Amén. JACULATORIA El Salvador ordenó a Sor María Faustina que escribiera, y la rezara con frecuencia, esta pequeña jaculatoria: "Oh Sangre y Agua, que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en vos". POR LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO ORACIÓN A SAN NICOLÁS DE TOLENTINO ¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas. Amén ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados. A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia! Ayudad a mis hermanos y parientes. Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales. Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos. Ayudad a cuantos debo amor y oración. Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado. Ayudad a los que han faltado contra mí. Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección. Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos. Ayudad a los que os desean más ardientemente. Ayudad a los que sufren más. Ayudad a los que están más lejos de su liberación. Ayudad a los que menos auxilio reciben. Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia. Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres. Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos. Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera. Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo. Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas. Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho. Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas. Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos. Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado. Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos. Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos. Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer. Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo. Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte. Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante. Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado. Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes. Ayudad a los obispos y sus consejeros. Ayudad a mis maestros y pastores de almas. Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis. Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica. Ayudad a los defensores de la santa fe. Ayudad a los caídos en los campos de batalla. Ayudad a los sepultados en los mares. Ayudad a los muertos repentinamente. Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos. V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno. R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz. V. Que en paz descansen. R. Amén. REZAD POR LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO La Santísima Virgen nos pide rezar por las Pobres Animas. Para este fin, Ella nos recomienda las siguientes oraciones: 5 veces el Credo 1 vez la Salve 1 vez el Padrenuestro 1 vez el Ave María 1 vez Gloria al Padre 1 vez "Requiem" (Dales el descanso eterno, Señor, y que la luz perpetua ilumine sobre ellos. Que descansen en paz. Amen.) ORACIÓN PARA SALVAR 1000 ALMAS DEL PURGATORIO CADA VEZ QUE SE RECE. Reza la oración, y pídele a las almas libradas del Purgatorio que recen por tus intenciones. "Oh Padre Eterno, os ofrezco la más preciosa sangre de vuestro Divino Hijo, Jesús, unido a las Misas celebradas hoy alrededor del mundo, por todas las santas almas del Purgatorio.-‐Amen" CONSAGRACIÓN CONSAGRACIÓN MATUTINA AL ESPÍRITU SANTO Santísimo espíritu, yo te consagro cada momento de este día. Abre mi corazón a tus inspiraciones. Aliéntame a hacer la divina voluntad de dios. Amén. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de Tus fieles, y enciende en ellos el fuego de Tu amor. V. Envía Tu Espíritu y todo será creado. R. Y renovarás la faz de la tierra. O Dios, que iluminas e instruyes el corazón de los fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que en el mismo Espíritu, sepamos siempre apreciar el bien y ser llenos de Tus consuelos divinos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén. De rodillas ante la inmensa multitud de testigos celestiales, me ofrezco a mi mismo, alma y cuerpo a ti, eterno espíritu de dios. Yo adoro la brillantez de tu pureza, la infalible agudeza de tu justicia y el poder de tu amor. Tu eres la fuerza y la luz de mi alma. En ti vivo y me muevo y soy. Yo deseo no ofenderte lo mas mínimo por mi infidelidad a la gracia y ruego de todo corazón me libres del mas insignificante pecado contra ti. Misericordiosamente protégeme de todo pensamiento y vela por tu luz y que oiga tu voz y siga tus bondadosas inspiraciones. Yo me pego a ti y me entrego totalmente a ti y pido tu compasión sobre mi en mis debilidades. Abrazando los pies heridos de jesús y mirando sus cinco heridas y confiando en su sangre preciosa y adorando su costado abierto y su corazón herido, imploro, espiritu adorable, auxilio en mi debilidad, par que me mantengas en tu gracias de modo que no peque nunca mas contra ti. Dame gracia, oh espíritu santo, espíritu del padre y del hijo par decirte siempre y dondequiera, "habla señor, que tu siervo escucha". Amen. CONSAGRACIÓN DIARIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Yo, N. N., me dedico y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo; le entrego mi persona y mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, para no querer ya servirme de ninguna parte de mi ser sino para honrarle, amarle y glorificarle. Ésta es mi irrevocable voluntad: pertenecerle a Él enteramente y hacerlo todo por amor suyo, renunciando de todo mi corazón a cuanto pueda disgustarle. Te tomo, pues, Corazón divino, como único objeto de mi amor, por protector de mi vida, seguridad de mi salvación, remedio de mi fragilidad y mi inconstancia, reparador de todas las faltas de mi vida, y mi asilo seguro en la hora de la muerte. Sé, pues, Corazón bondadoso, mi justificación para con Dios Padre, y desvía de mí los rayos de su justa indignación. Corazón amorosísimo, en ti pongo toda mi confianza, porque, aun temiéndolo todo de mi flaqueza, todo lo espero de tu bondad. Consume, pues, en mí todo cuanto pueda disgustarte o resistirte. Imprímase tu amor tan profundamente en mi corazón, que no pueda olvidarte jamás, ni verme separado de ti. Te ruego encarecidamente, por tu bondad que mi nombre esté escrito en ti. Ya que quiero constituir toda mi dicha y toda mi gloria en vivir y morir llevando las cadenas de tu esclavitud. Así sea. CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Dulcísimo Jesús, redentor del género humano, míranos postrados humildemente antes tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar mas íntimamente unidos a ti, nos consagramos hoy a tu sacratísimo corazón. Muchos jamás te han conocido; muchos, también, despreciando vuestros mandamientos os han desechado. Compadécete de todos nosotros, misericordiosísimo Jesús, y atráenos hacia tu sagrado corazón. Sed rey, señor, no sólo de los fieles que jamás os han abandonado, pero también, de los hijos pródigos que os han dejado. Concédeles que, muy pronto, puedan regresar a la casa paterna para que no mueran de hambre y de miseria. Sed rey de aquellos que han sido engañados por falsos errores y los mantiene alejados de ti. Atráelos hacia el puerto de la verdad y de la unidad de la fe, para que se forme, pronto, un solo rebaño y un solo pastor. Concede, señor, a tu iglesia, seguridad de libertad e inmunidad de todo mal; da la paz y el orden a todas la naciones, y haz que resuene en la tierra desde un polo al otro este solo grito: alabanza al corazón divino, que nos ha dado nuestra salvación: a el la gloria y el honor por siempre. Amen. CONSAGRACIÓN A LA DIVINA VOLUNTAD Padre celestial, deseo que pongas el sello de tu divina voluntad sobre mi corazón. De esta manera, aceptaré tu voluntad en todas las situaciones y en cada momento presente. Aceptaré todas las cosas de tu mano para el bien de mi salvación y la salvación de otros. Amén. CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN EUCARÍSTICO Santísimo corazón eucarístico de Jesús, víctima eterna, verdaderamente presente en los sagrarios del mundo, a ti consagro todo mi ser, cuerpo y alma, pongo en tu corazón brasa ardiente de amor divino, cada una de mis angustias y peticiones. Tómame y úsame de acuerdo a lo que necesites para promover el glorioso reino de tu corazón eucarístico en la tierra. Amén. CONSAGRACIÓN A LA CRUZ Mi Jesús, yo me consagro en éste día a tu santa cruz. Así como tomaste sobre ti mismo la gran cruz por toda la humanidad, así yo te prometo abrazar las cruces de mi vida. Cada cosa que yo sufra te la ofrezco a ti, mi dulce Jesús, como expiación de mis pecados y los del mundo. Comenzaré y terminaré cada día a los pies de tu cruz, junto con nuestra madre bendita y san juan, nuestro hermano. Mi único placer será consolarte, mi dulce salvador. Amén. CONSAGRACIÓN A LA LLAMA DEL AMOR SANTO Inmaculado corazón de maría, humildemente te pido que lleves mi corazón a la llama del amor santo, que es el refugio espiritual de toda la humanidad. No veas mis faltas, ni mis fallas, más bien permite que estas iniquidades sean quemadas por esta llama purificadora. A través del amor santo, ayúdame a ser santificado en el momento presente, y al hacerlo, darte a ti, querida madre, cada uno de mis pensamientos, palabras y obras. Tómame y úsame de acuerdo a lo que te sea agradable. Permíteme ser tu instrumento en el mundo, todo para mayor gloria de dios hacia tu victorioso reino. Amén. CONSAGRACIÓN A LOS CORAZONES UNIDOS Dignísimos corazones unidos de Jesús y maría, deseo consagrarme en este día a ustedes, les rindo todo lo que poseo, tanto interior como exteriormente, permitan que mi vida sea un continuo himno de alabanza a sus santísimos corazones unidos. Lleven a lo profundo de sus corazones las victorias y las derrotas de este momento. Úsenlas como sea necesario para lograr la victoria de su reino triunfante. Amén. CONSAGRACIÓN AL AMOR DIVINO Mi Jesús. El mismo amor divino, me consagro completamente a ti, en y por medio de esta consagración uno mi alma al amor divino, comprendiendo que al hacerlo seré un mártir de amor. Elijo buscar únicamente complacerte en el momento presente, Jesús. Así pues, te entrego mi salud, mi apariencia e incluso lo que me conforta. Por esta entrega te suplico que el amor divino pueda alcanzar la victoria en cada corazón. Cubierto por esta consagración a tu amor divino, dulce Jesús recibe mi sí a tu divina voluntad en cada momento y en cada respiro. No busco nada que tú no quieras que busque. No amo persona, lugar o cosa más allá de tu voluntad para mí. Abrazo cada cruz que permites para mí y aprecio cada gracia que me das. Amén. A LA SANTÍSIMA VIRGEN O Señora mía, O Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Vos. Y en prueba de mi filial afecto, Os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy toda Vuestra, O Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión Vuestra. Amén. ACTO DE CONSAGRACION AL INMACULADO CORAZON DE MARIA (PARA RELIGIOSOS Y LAICOS) Virgen de fatima, madre de misericordia, reina del cielo y de la tierra, refugio de pecadores, nosotros que pertenecemos al movimiento mariano, no consagramos de modo especial a tu inmaculado corazon. Por este acto de consagración deseamos vivir contigo y através de ti, todas la obligaciones aceptadas en la consagración bautismal. Prometemos, además llevar a cabo nuestra conversión interior tan urgentemente pedida por el evangelio, conversión que nos mantenga libres de todo afecto a nosotros mismos y a compromisos fáciles con el mundo para que asi com tu, estemos siempre disponibles a hacer la voluntad del padre. Y asi como prometemos entregarnos a ti, oh madre dulcísima y misericordiosa, nuestra vida y vocación cristiana, de modo que puedas disponer de ella según tus designios de salvación en esta hora de decisión que oprima al mundo, te prometemos vivir de acuerdo a tus deseos, especialmente, como espíritus renovados en la oración y en la penitencia, el la ferviente recepción de los sacramentos de la penitencia y de la eucaristia, en las obras de apostolado en el rezo diario del santo rosario y en una forma austera de vida según el evangelio, para ser para todos de buen ejemplo en la práctica de la ley de dios y de las virtudes cristianas, en especial, de la pureza y castidad. Te prometemos, además, estar unidos al santo padre, a la jerarquía y a nuestros sacerdotes, para levantar un barrera a la creciente confrontación dirigida al magisterio, que amenaza los fundamentos de la iglesia. Bajo tu protección, queremos mas bien, ser apóstoles de firme necesidad de unidad de oración y de amor al papa, par quien te imploramos tu especial protección. Y finalmente, hasta donde sea posible, prometemos llevar y dirigir a esas almas con las cuales estemos en contacto, a una renovada devoción para ti. Conscientes de que el ateísmo está causando estragos en la fe de un gran número de fieles, de que la degradación ha entrado en el templo santo de dios, y de que el mal y el pecado se está extendiendo mas y mas por todo el mundo, confiadamente levantamos nuestros ojos hacia ti, oh madre de jesús, y madre nuestra misericordiosa y poderosa, y te invocamos, de nuevo, hoy, y esperamos de ti la salvación de todos tu hijos, oh clemente, oh piadosa, oh dulce virgen maria. Amen. CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS A LOS CORAZONES UNIDOS DE JESÚS Y MARÍA Sagrados corazones unidos de Jesús y maría, ustedes son uno al desear la salvación, santidad y santificación de cada alma. Consagramos a ustedes nuestra familia, buscando su victoria en nuestros corazones y en el mundo. Reconocemos la perfección de su misericordia en el pasado, la abundancia de su providencia en el futuro, y la suprema soberanía de la divina voluntad del padre en el momento presente. Deseamos ser parte de su reinado triunfante que comienza en este momento presente con nuestro sí al amor santo y divino. Con la ayuda de su gracia queremos vivir esta consagración en cada momento futuro. Así estaremos unidos en su triunfo, queridos corazones unidos de Jesús y maría. Amén. CONSAGRACIÓN A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, A TRAVÉS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA ¡O Eterna Sabiduría del Verbo Encarnado! ¡O Dulcísimo y Adorablilísimo Jesús! ¡Sois Verdadero Dios y Verdadero Hombre, Hijo unigénito del Padre Eterno, y de la Bienaventurada siempre Virgen María! Os adoro profundamente en el Seno resplandeciente de Vuestro Padre Celestial, por toda la eternidad. También adoro la Encarnación Vuestra en el Seno Virginal de Vuestra dignísima Madre, María Santísima. Os doy gracias por haberos aniquilado, tomando la forma de un esclavo, para rescatarme de la esclavitud cruel del demonio. Os alabo y glorifico por haberos sometido plenamente a María, Vuestra Madre Santísima y esto para convertirme en Vuestro fiel esclavo por medición de Ella. Mas, ¡ay de mí! He sido ingrato e infiel. No he cumplido las solemnes promesas que hice en mi bautismo. Y siendo que no he cumplido mis obligaciones, no merezco ser llamado Vuestro hijo; ni siquiera Vuestro esclavo. Ya que no hay nada en mí que no merezca Vuestra cólera, y Vuestra repulsa, no me atrevo a presentarme a solas ante Vuestra Santa y Augusta Majestad. Por esta razón, acudo a Vuestra Santísima Madre; pues me la habéis preparado y asignado como Medianera, ante Vuestra divina presencia. A través de Ella espero obtener la verdadera contrición, el perdón de mis pecados, y la gracia de adquirir y preservar la sabiduría. ¡Salve, O María Inmaculada, Tabernáculo Viviente de la Divinidad! ¡La Sabiduría Divina se ha complacido en ocultarse aquí, para ser adorado por los ángeles, y por todos los hombres! ¡Salve, O Reina del Cielo y de la Tierra, a cuyo imperio todo está sujeto bajo el dominio de Dios! ¡Salve, Refugio de los pecadores, cuya misericordia no desampara a nadie! Escuchad mis deseos de poseer la Divina Sabiduría. A este fin, recibid mis votos y ofrendas que humildemente os presento ahora: Yo, N.,... pecador infiel, renuevo y ratifico en vuestras manos, mis votos bautismales este día. Renuncio para siempre a santanás, a sus pompas y a sus obras; y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, para cargar mi cruz y seguirle a El, todos los días de mi vida. Y deseo servirle con mayor fidelidad y más de los que he demostrado en el pasado. En la presencia de toda la Corte Celestial, deseo elegiros, O Virgen Santa, como Madre y Señora mía. Me entrego y consagro totalmente a vos con todo lo que me pertenece en estado de escalvitud. Os entrego mi cuerpo, mi alma, y todos mis bienes, tanto interiores como exteriores. Os ofrezco aun, el valor de todas mis buenas obras, pasadas, presentes y futuras. A vos entrego el pleno derecho de disponer de mí, y de todo lo que me concierne sin excepción, según os complace. Y todo esto ofrezco por mayor gloria de Dios durante el tiempo y por toda la eternidad. Recibid, O Virgen benigna, esta pequeña oferta de mi esclavitud. Os la ofrezco en honor, y en unión de la humildad con que la Eterna Sabiduría se dignó someterse a vuestra Maternidad. También rindo homenaje al dominio que ambos tenéis sobre este pobre pecador y agradezco a la Santísima Trinidad por los privilegios con que os ha colmado. Declaro, que en adelante, deseo honraros y obedeceros plenamente, en todas las cosas, como vuestro verdadero esclavo. ¡O Madre admirable! Presentadme a vuestro amable Hijo como Su esclavo eterno. Así como El me ha redimido por vuestra mediación, así mismo pido que me reciba por vuestra intervención. ¡O Madre de misericordia, concededme la gracia de obtener la verdadera sabiduría de Dios! A este fin, os suplico recibirme con los que amáis y enseñáis, y con todos los que habéis guiado, alimentado y protegido, como hijos y esclavos vuestros. ¡O Virgen fiel! Ayudadme para que en todas las cosas, yo sea un discípulo, imitador y esclavo perfecto, de la Sabiduría Encarnada, Jesucristo, Vuestro Divino Hijo. De este modo, mediante vuestra intercesión, alcanzaré la plenitud de la edad de Cristo aquí en la tierra, y gozar plenamente de Su gloria en el Cielo. Amén. CONSAGRACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA I Oh Jesús, Redentor nuestro amabilísimo, que habiendo venido a iluminar al mundo con la doctrina y con el ejemplo, habéis querido pasar la mayor parte de vuestra vida, humilde y sujeto a María y a José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de ser el modelo de todas las familias cristianas; acoged benigno la nuestra, que ahora se dedica y consagra a Vos. Dignaos protegerla, guardarla y establecer en ella vuestro santo temor, con la paz y concordia de la caridad cristiana, para que imitando el ejemplo divino de vuestra Familia, pueda alcanzar toda entera, sin faltar uno solo, la eterna bienaventuranza. María, Madre de Jesús y Madre nuestra, con vuestra piadosa intercesión haced que sea aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y obtenednos su gracia y bendición. Oh san José, custodio santísimo de Jesús y de María, socorrednos con vuestras plegarias en todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con María y con Vos, podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús. Así sea. CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO Santos y sagrados corazones unidos de Jesús y maría, en este día en el momento presente, consagramos a ustedes nuestro matrimonio. A través de esta consagración, ofreceremos nuestros corazones a su victoria. Unidos a ustedes, aspiramos su protección y providencia. Que en cada respiro aumente nuestro amor a ustedes y entre nosotros. Cubran nuestros corazones en la divina voluntad del padre eterno. Ayúdenos para que en y a través de sus corazones unidos, crezcamos en santidad. Amén. CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO A CRISTO REY ¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Míranos humildemente postrados delante de tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser; y a fin de vivir más estrechamente unidos a Ti, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a tu Sacratísimo Corazón. Muchos, por desgracia, jamás te han conocido; muchos, despreciado tus mandamientos, te han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo. Señor, sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna porque no perezcan de hambre y de miseria. Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. Concede, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden, haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén. POR LA IGLESIA, SACERDOTES Y VOCACIONES ORACIÓN POR LA IGLESIA REMANENTE Madre celestial, protectora y refugio de la fe, guía y protege al resto santo en la tradición de la fe. Consérvanos fieles a la tradición de la iglesia según lo anunciado a través del para Juan Pablo II, e indicado en el nuevo catecismo. Ayúdanos a llevar audazmente la luz de ésta fe frente a toda apostasía, herejía y cisma. Únenos, al resto santo, en tu inmaculado corazón. Amén. ORACIÓN POR LAS VOCACIONES Querido Jesús, sumo sacerdote, abre los corazones que tú has creado e inspirado para recibir vocaciones. Ayúdalos por medio de la gracia celestial o una divina intervención, a que reconozcan su verdadero y único llamado en esta vida en la tierra. Pide a tu madre bendita que tome bajo su manto protector, todas las vocaciones existentes, para que puedan florecer en la gracia. Extiende la llama de tu corazón en todas estas almas escogidas. Permíteles que ardan en amor por ti. Te lo pedimos en tu santísimo nombre. Amén. UNA ORACIÓN PARA LOS SACERDOTES Guardadlos, Os pido, amado Señor. Protegedlos, Jesús, con Divino Amor. Cada día se ofrecen a Vos sin cesar. Consumiendo la vida ante Vuestro altar. Guardadlos del mundo, Señor, donde están. Pues, aun separados, los persigue satán. Si placeres mundanos les llegase a tentar, Corazón de Jesús, favor de abrigar. Confortadlos, Dios mío, en pena y dolor. Disipad de sus almas angustia y pavor. En el desaliento y la soledad, acercaos, Jesús, y socorro prestad. Guardad, proteged, defendedlos, Señor, cuando solos y tristes se encuentren También son humanos con ánimo frágil. A veces se abruman, sintiéndose débiles. Guardadlos sin mancha cual Hostia sin par, que acarician diario en el Santo Altar. Ahora, dignaos, Señor, bendecir sus obras, palabras, y todo sentir. BUENA MUERTE ORACIONES A JESÚS PARA QUE NOS LIBRE DE MUERTE REPENTINA ¡Oh misericordioso Jesús! Por vuestra agonía y sudor de sangre, y por vuestra muerte, libradnos, os suplico, de la muerte súbita y repentina. ¡Oh benignísimo Señor Jesús! Por el acerbísimo e ignominioso tormento de los azotes y corona de espinas, por vuestra cruz y pasión amarguísima, por vuestra bondad, humildemente os ruego no permitáis que yo muera repentinamente, ni pase de esta vida a la otra sin recibir los Santos Sacramentos. ¡Oh amantísimo Jesús, Señor y Dios mío! Por todos vuestros trabajos y dolores, por vuestras sagradas llagas, por aquellas últimas palabras, ¡oh mi dulce Jesús!, que dijisteis en la Cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, y por aquel fuerte clamor: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, ardentísimamente os ruego que no me saquéis repentinamente de este mundo. Hechura soy, ¡oh Redentor mío!, de vuestras manos, y formado me habéis enteramente. ¡Oh! Por vida vuestra, Señor, no me precipitéis de improviso; dadme, os suplico, espacio para hacer penitencia; concededme un tránsito feliz y gracia para que os ame de todo corazón, os alabe y os bendiga por toda la eternidad. Amén. Señor mío Jesucristo, por aquellas cinco llagas que por nuestro amor recibisteis en la Cruz, socorred a vuestros siervos redimidos con vuestra preciosísima sangre. ORACIÓN A MARÍA PARA UNA BUENA MUERTE Oh María, concebida sin mancha de pecado, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Oh refugio de los pecadores, Madre de los agonizantes, no nos abandonéis en la hora de nuestra muerte, sino alcanzadnos una perfecta contrición, sincera compunción, perdón de nuestros pecados, digna recepción del santo Viático, y fortaleza por medio del Sacramento de la Extrema Unción, a fin de que confiados, podamos comparecer ante el trono del Supremo Juez, justo y misericordioso, nuestro Dios y Redentor. ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA PARA ALCANZAR UNA BUENA MUERTE ¡Oh María, sin pecado concebida! Rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. ¡Oh refugio de los pecadores! ¡Oh Madre de los agonizantes! No nos abandonéis en la hora de nuestra muerte, antes bien, obtenednos un dolor perfecto, una contrición sincera y el perdón de nuestros pecados. Alcanzadnos también la gracia de recibir dignamente el Santo Viático y de ser fortalecido con la Extremaunción, para que podarnos presentarnos seguros ante el trono del justo y misericordioso Juez, Dios y Redentor nuestro. Amén. ORACIÓN A SAN JOSE PARA ALCANZAR UNA BUENA MUERTE ¡Oh mi Santo protector, glorioso Patriarca San José, que, estando en el lecho de vuestro dulce tránsito, os visteis rodeado de ángeles y asistido de su Rey, Cristo Jesús, y de su Reina, la Santísima Virgen María, esposa vuestra, y que con esta amabilísima compañía salisteis en una paz celestial de esta miserable vida!. Alcanzadme la gracia de perseverar en el bien hasta que muera reclinado en vuestros brazos. Sí, santo mío, por aquella dulce compañía que Jesús y María os hicieron hasta la hora de vuestra muerte, protegedme en la mía hasta que me vea con Vos en el cielo. Compadeceos también de las pobres almas del Purgatorio que invocan vuestra gracia y poder para con ellas; amparadlas y llevadlas pronto a vuestra gloria, para que juntas con la mía, glorifiquemos vuestro santo nombre con el de Jesús y María por todos los siglos. Amén. ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO PARA PEDIR SUS 7 DONES I ¡Oh Espíritu Santo!, llena de nuevo mi alma con la abundancia de tus dones y frutos. Haz que yo sepa, con el don de Sabiduría, tener este gusto por las cosas de Dios que me haga apartar de las terrenas. Que sepa, con el don del Entendimiento, ver con fe viva la importancia y la belleza de la verdad cristiana. Que, con el don del Consejo, ponga los medios más conducentes para santificarme, perseverar y salvarme. Que el don de Fortaleza me haga vencer todos los obstáculos en la confesión de la fe y en el camino de la salvación. Que sepa con el don de Ciencia, discernir claramente entre el bien y el mal, lo falso de lo verdadero, descubriendo los engaños del demonio, del mundo y del pecado. Que, con el don de Piedad, ame a Dios como Padre, le sirva con fervorosa devoción y sea misericordioso con el prójimo. Finalmente, que, con el don de Temor de Dios, tenga el mayor respeto y veneración por los mandamientos de Dios, cuidando de no ofenderle jamás con el pecado. Lléname, sobre todo, de tu amor divino; que sea el móvil de toda mi vida espiritual; que, lleno de unción, sepa enseñar y hacer entender, al menos con mi ejemplo, la belleza de tu doctrina, la bondad de tus preceptos y la dulzura de tu amor. Amén. II Ven Espíritu Santo, inflama mi corazón y enciende en el fuego de tu Amor. Dígnate escuchar mis súplicas, y envía sobre mí tus dones, como los enviaste sobre los Apóstoles el día de Pentecostés. Espíritu de Verdad, te ruego me llenes del don de Entendimiento, para penetrar las verdades reveladas, y así aumentar mi fe; distinguiendo con su luz lo que es del buen, o del mal espíritu. Espíritu Sempiterno, te ruego me llenes del don de Ciencia, para sentir con la Iglesia en la estima de las cosas terrenas, y así aumentar mi esperanza; viviendo para los valores eternos. Espíritu de Amor, te ruego me llenes del don de Sabiduría, para que saboree cada día más con qué infinito Amor soy amado, y así aumente mi caridad a Dios y al prójimo; actuando siempre movido por ella. Espíritu Santificador, te ruego me llenes del don de Consejo, para obrar de continuo con prudencia; eligiendo las palabras y acciones más adecuadas a la santificación mía y de los demás. Espíritu de Bondad, te ruego me llenes del don de Piedad, para practicar con todos la justicia; dando a cada uno lo suyo: a Dios con gratitud y obediencia, a los hombres con generosidad y amabilidad. Espíritu Omnipotente, te ruego me llenes del don de Fortaleza, para perseverar con constancia y confianza en el camino de la perfección cristiana; resistiendo con paciencia las adversidades. Espíritu de Majestad, te ruego me llenes del don de Temor de Dios, para no dejarme llevar de las tentaciones de los sentidos, y proceder con templanza en el uso de las criaturas. Divino Espíritu, por los méritos de Jesucristo y la intercesión de tu Esposa, María Santísima, te suplico que vengas a mi corazón y me comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminado y confortado por ellos, viva según tu voluntad, muera entregado a tu Amor y así merezca cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén. III Amor infinito y Espíritu Santificador: Contra la necedad, concédeme el Don de Sabiduría, que me libre del tedio y de la insensatez. Contra la rudeza, dame el Don de Entendimiento, que ahuyente tibiezas, dudas, nieblas, desconfianzas. Contra la precipitación, el Don de Consejo, que me libre de las indiscreciones e imprudencias. Contra la ignorancia, el Don de Ciencia, que me libre de los engaños del mundo, demonio y carne, reduciendo las cosas a su verdadero valor. Contra la pusilanimidad, el Don de Fortaleza, que me libre de la debilidad y cobardía en todo caso de conflicto. Contra la dureza, el Don de Piedad, que me libre de la ira, rencor, injusticia, crueldad y venganza. Contra la soberbia, el Don de Temor de Dios, que me libre del orgullo, vanidad, ambición y presunción. REY CELESTE Rey celeste, Espíritu Consolador, Espíritu de Verdad, que estás presente en todas partes y lo llenas todo, tesoro de todo bien y fuente de la vida, ven, habita en nosotros, purifícanos y sálvanos, Tú que eres bueno. RESPIRA EN MI (S. Agustín) Respira en mi Oh Espíritu Santo Para que mis pensamientos Puedan ser todos santos. Actúa en mí Oh Espíritu Santo Para que mi trabajo, también Pueda ser santo. Atrae mi corazón Oh Espíritu Santo Para que sólo ame Lo que es santo. Fortaléceme Oh Espíritu Santo Para que defienda Todo lo que es Santo. Guárdame pues Oh Espíritu Santo Para que yo siempre Pueda ser santo. ESPÍRITU SANTO, ALMA DE MI ALMA (P. José Kentenich) Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente. Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame. Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos. Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí. Dame a conocer lo que debo realizar. Dame a conocer lo que debo sufrir. Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar, cargar y soportar. Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre. Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los deseos y al querer del eterno Padre Dios. ORACIÓN DE JUAN PABLO II AL ESPÍRITU SANTO Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo del gran Jubileo y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con la fe, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa. Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la Humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la Historia. Ven, Espíritu de amor y de paz. Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva. Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano. Ven, Espíritu de amor y de paz. Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios. Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor. Ven, Espíritu de amor y de paz. Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones. y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio. Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia. Ven, Espíritu de amor y de paz. A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. 3:00 P.M. LA CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA Rezar a las 3:00p.m. Se reza con la corona del Rosario. Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas y el océano de Tu misericordia inundó todo el mundo. Oh, Fuente de Vida, insondable misericordia divina, anega el mundo entero derramando sobre nosotros hasta Tu última gota de sangre. Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, manantial de misericordia para nosotros, en Ti confío. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Credo. En las cuentas del Padre Nuestro se dice: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero. En las cuentas del Ave María se dice: Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Para terminar se dice tres veces: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero. LETANÍA DE LA MISERICORDIA Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, óyenos: Jesucristo escúchanos. Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros. Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. Santísima Trinidad, que sois Un solo y verdadero Dios, ten piedad de nosotros. * EN TÎ CONFÎO 1.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que has redimido el mundo.* 2.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, por quien todas las cosas fueron creadas.* 3.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos has santificado.* 4.-‐Jesús, Rey de Misericordia, que nos revelasteis el misterio de La Santísima Trinidad.* 5.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos manifestasteis la Omnipotencia de Dios.* 6.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que te manifiestas en la creación de los espíritus celestiales.* 7.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos formasteis de la nada.* 8.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que abrazas todo el universo.* 9.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos das la vida eterna.* 10.-‐. Jesús, Rey de Misericordia, que nos proteges del castigo merecido.* 11.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos libras de la miseria del pecado.* 12.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes la justificación en el verbo encarnado.* 13.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes misericordia por Tus Santas llagas.* 14.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que brota de Tu Santísimo Corazón.* 15.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos distes a la Santísima Virgen como Madre de Misericordia.* 16.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, por la cual has sufrido Tu encarnación, Pasión y Muerte.* 17.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, por medio de la cual ayudas a todos, en todas partes y siempre.* 18.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, por la cual nos has prevenido con Tus Gracias.* 19.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, la que nos has manifestado revelándonos los Misterios Divinos.* 20.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, la que manifestastes instituyendo Tu Santa Iglesia.* 21.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que habiendo instituido los Santos Sacramentos, nos abristes Los torrentes de Tus Gracias.* 22.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con los Santos Sacramentos del Bautismo y de la Penitencia.* 23.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con la Santísima Eucaristía y el Sacerdocio* 24.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos has llamado a Nuestra Santa Fe.* 25.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas por la conversión de los pecadores.* 26. Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas iluminando a los fieles.* 27.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que la revelas por la santificación de los justos.* 28.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que llevas a los santos a la cumbre de la santidad.* 29.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de Tus Santas llagas.* 30.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de Tu Santísimo Corazón.* 31.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres consuelo de los enfermos y afligidos.* 32.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres el único consuelo de los corazones afligidos.* 33.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que das esperanzas a las almas que se hallan en desesperación.* 34.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que acompañas a todos los hombres siempre y en todas partes.* 35.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que nos colmas con el torrente de Tus Gracias.* 36.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres el refugio de los moribundos.* 37.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres el consuelo de las almas del purgatorio.* 38.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres la Corona de todos los Santos.* 39.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres el gozo celestial de los que se salvan.* 40.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres la fuente inagotable de los milagros.* 41.-‐ Jesús, Rey de Misericordia, que eres la salvación del mundo entero.* Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos Señor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos Señor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros. Las Misericordias de Dios, son más grandes que todas sus obras. Por eso cantaré las Misericordias de Dios para siempre Oh Jesúsm cuya misericordia es infinita y cuyos tesoros de compasión no tienen límite, míranos con TU favor y aumenta Tu misericordia dentro de nosotros, para que en nuestras ansiedades no desesperemos, sino que siempre con gran confianza nos conformemos con tu santísima voluntad, la cual es igual que tu misericordia, por nuestro señor Jesucristo rey de misericordia, quien con vos y el espíritu santo, manifiesta siempre misericordia hacia nosotros por siempre. Amén. Oh señor, tu misericordia supera a todas tus obras. Te doy gracias por las infinitas y extraordinarias gracias que derramaste sobre tu sierva Sor María Faustina y principalmente por la gracia de haberle revelado de una manera especial el abismo de tu gran misericordia, que tanto deseas derramar sobre cada una de las almas, y sobre la humanidad extraviada y cansada en estos tiempos atribulados. Yo te suplico con la mayor confianza que tengas misericordia de mí, y si no es contra la salvación de mi alma, me concedas ésta gracia (…) que deseo. Concédemela por los méritos e intercesión de Sor María Faustina, a la que te has dignado elegir como confidente y apóstol de tu misericordia. Y como tu misericordia no tiene límites, oh señor, te imploro de nuevo por la intercesión de Sor María Faustina derrames tu gran misericordia sobre nuestra amada patria y dígnate preservarla de todo mal. Concédenos que seamos siempre fieles a tu divino hijo y a tu santa iglesia. Amén. Padre nuestro, ave maría y gloria. Oh Jesús, tu moriste, pero la fuente de la vida broto para las almas y el océano de la misericordia se abrió para todo el mundo. Oh fuente de vida, misericordia divina sin medida, cubre todo el mundo y se vacía sobre nosotros. Oh sangre y agua que broto del corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, yo confió en ti. Santo dios, santo fuerte, santo inmortal, ten compasión de nosotros y de todo el mundo. Amen (se repite tres veces) Jesús, rey de la misericordia divina, nosotros confiamos en ti. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 5:00 P.M. SÚPLICA A LA MEDALLA MILAGROSA Oh Virgen Inmaculada, sabemos que siempre y en todas partes estás dispuesta a escuchar las oraciones de tus hijos desterrados en este valle de lágrimas, pero sabemos también, que tienes días y horas en los que te complaces en esparcir más abundantemente los tesoros de tus gracias. Y bien, oh María, henos aquí postrados delante de Ti, justamente en este día y hora bendita, por Ti elegida para la manifestación de tu Medalla. Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección. Te prometemos, que según tu deseo, la santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios tuyos y de Tu Divino Hijo. Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el tuyo. Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él. Ésta es tu hora, oh María, la hora de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la hora en la cual hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de prodigios que inundó la tierra. Haz, oh Madre, que esta hora que te recuerda la dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a visitar y a traernos el remedio de tantos males, haz que esta hora sea también nuestra hora, la hora de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente nuestros votos. Tú, que has prometido justamente en esta hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras súplicas. Nosotros te confesamos no merecer tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces piedad de nosotros. Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el amor que te movió a darnos tu preciosa Medalla. Oh Consoladora de los afligidos, que ya te enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen. Haz que tu Medalla derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos tus benéficos rayos: cure a nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro. Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos. Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente de aquéllos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has sufrido, has rogado y has llorado. Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo. Amén JUEVES LA HORA DE GETSEMANÍ Cada jueves desde las 11:00 p.m. hasta las 3:00 de la mañana del viernes. 1. Rosario de la Santa Virgen María. 2. Santo Rosario de la Preciosa Sangre/letanias. 3. Oración de consagración a la Preciosa Sangre. 4. Oraciones de Consolación y Adoración. 5. Oración de Reparación a Jesucristo Agonizante (Las Siete Suplicas Tormentosas). 6. Otras oraciones místicas de Nuestro Señor Jesucristo. 7. La Misa Votiva de la Preciosa Sangre (donde sea posible). VIERNES ORACIÓN AL SEÑOR DE LA MISERICORDIA Ésta noche tuve un sueño, que en aquél monte calvario tres cruces yo vi clavar, y en la más alta de ellas, yo te vi crucificar. Esa divina frente te vi sangrar, esa divina espalda te vi azotar, esas divinas manos te vi clavar, esos divinos pies te di clavar, ese divino pecho te vi sangrar, esa divina boca te vi destemplar con hiel y vinagre. Sí madre, todo lo que he dicho es pura verdad. Quien esta oración rezare todos los viernes del año, indulgencias ganará como hierbas tiene el campo, como arenas tiene el mar, como estrellas tiene el cielo, a la hora de su muerte el demonio no sabra, LA HORA DE LA DOLOROSA (sábados) (Dictada a María Valtorta) Haz todos los sábados la hora de la Dolorosa. Pasa así la noche entre el viernes y el sábado, te bendigo por esto. El primer punto y el tercer punto son fáciles para ti. Sólo relee visiones y dictados que has tenido. Pero el segundo te es penoso porque lo debes hacer por ti misma. Cuando la piedra se corrió a su oquedad y cerró el sepulcro me pareció que me pasase por encima del corazón y me lo triturase, arrancándomelo del pecho. Me agarré a sus salientes con las uñas y con la boca para apartarla, aquella piedra que me separaba de Jesús, que me lo hacía morir por segunda vez, y de una muerte más profunda, con una separación aún mayor en la que ni siquiera los miembros de mi Hijo eran ya míos... Pero ¡ay de mí! ¡no conseguí nada! Las uñas y los dientes se escurrieron sin poder mover aquella gran piedra. Sangraban los dedos y los labios pero permaneció cerrado, cerrado e inexorable como la muerte. Fue entonces cuando sobre la sangre corrió el llanto. Y la sangre y el llanto de su Madre fueron los primeros que mojaron aquel santo lugar, en el que un Dios conoció la muerte para librar al hombre de la muerte. Me arrancaron de allí, porque allí me habría quedado si me hubieran dejado. Allí, al pie de aquella puerta de piedra, como una mendiga en espera de un óbolo. De hecho era la más miserable entre las mujeres, y para vivir necesitaba este óbolo: ¡volver a ver a mi Hijo! Y menos aún que una mendiga. Me habría acurrucado allí como una oveja que ha perdido al pastor, que está errante, hambrienta, sola, y que vuelve al redil cerrado, al redil que ya no tiene dueño, y allí se deja morir de hambre, contra el muro, porque ya no tiene a nadie, y en el mundo lleno de lobos se encuentra más protegida si permanece allí, donde antes estaba quien le amaba... ¿Y es que acaso no era una corderita entre lobos feroces, y no había muerto Aquel que me amaba? Me arrancaron de allí... ¡Oh! ¡los hombres a veces, con su piedad, son crueles! ¿Cómo habrían sido aquellos días para mí en la tranquila huerta, en espera del resucitar de mi Jesús? Mucho, pero mucho menos dolorosos de los que tuve que vivir fuera de allí. Allí no había huellas de delito. Las plantas, buenas e inocentes, continuaban floreciendo para alabar a Dios. Los pájaros, buenos e inocentes, hacían sus nidos y cantaban para obedecer al Señor. Ellos no odiaban, ellos no habían odiado, maldecido, matado. Habían oído los clamores del odio y de las blasfemias y se habían agazapado en la espesura atemorizados mientras que las plantas temblaban con el viento de la ira. Habían visto pasar a su Señor perseguido, azotado, herido, moribundo, como uno de ellos por un señuelo o por una turba de niños traviesos, y habían tenido piedad y miedo, pensando que había llegado el fin de toda criatura si se llevaba a la muerte al Creador, que era tan bueno, que siempre había tenido para ellos palabras de amor y bendiciones y migas de pan. En aquella paz habría podido sentir adormecerse mi tormento y habría llorado, sin los estremecimientos del dolor atroz, bajo las estrellas y con el sol de oro, hasta el momento en que la aurora dominical me hubiera abierto las puertas y devuelto a mi Hijo. ¿Las guardias? ¡Oh, no les tenía miedo! Me habría acurrucado en un rincón, como una esclava que espera a su dueño, y les habría parecido tan despreciable que me habrían olvidado. Y aunque me hubieran escarnecido, ¿qué me habrían hecho? ¡Cuantos insultos habían proferido contra mí en la cima del Gólgota! No habría podido oír palabras más atroces. Había bebido toda la hez de lo más soez del lenguaje humano, y desde entonces a mí, a mí, no me sorprende ninguna blasfemia atroz. Las conozco todas... entonces podía oír hasta las burlas de unos pocos guardianes adormilados. Pero me han arrancado de allí... Y he tenido que volver entre los hombres. ¡Los hombres!... ¡Los hombres!... Los desalmados que me habían matado al Hijo. Y éste fue el segundo Calvario de la Madre... ¡Éste es el camino!... Todavía está revuelto por la muchedumbre de gente que lo recorrió por la mañana tras el Condenado y por la tarde huyendo del monte. Para volver a casa tenía que pasar por un sendero que había sido recorrido por los crueles. Aquí están las huellas de sus pasos. Pisadas en todas las direcciones, y jirones de telas y objetos perdidos, como ocurre siempre que una multitud irrumpe en un lugar y en el gentío se empujan unos a otros. Cada uno de aquellos signos, de aquellas pisadas, me decía: “Soy de un torturador de tu Hijo”. Y después allí está la verdadera vía del Calvario, allí en el puentecillo tras la Puerta... Aquí las huellas son más densas y mi dolor más atroz... Aquí veo por el suelo piedras y palos... y sé para qué han servido. En ellas está la sangre de mi Criatura, ¡porque le han azotado en sus miembros ya tan destrozados!... ¡Oh! quisiera buscar en estas materias no culpables, que el hombre hizo culpables, la Sangre de mi Hijo. Pero no me lo permiten. Anochece. Es el viernes de Parasceve. Hay que darse prisa. Antes de dar las espaldas al Calvario, para tomar la calle que entra en la ciudad, me vuelvo y en el crepúsculo de la tarde veo tres sombras oscuras sobre el cielo ya nocturno: las tres cruces. ¡En una estuvo mi Hijo! ¡Mi Hijo! ¡Fue su lecho de agonía! Su Madre, que cuando le esperaba le había preparado una cuna tan blanda, y que nunca se había consolado ante el hecho de que el primer sueño de su Niño hubiera tenido que conocer la dureza punzante de un jergón de paja, ha tenido que verle morir sobre la dureza de un madero... ¡Oh! ¡Madres que lloráis pensando en las agonías de vuestros hijos fallecidos, pensad en mi dolor! ¡Pensadlo todas vosotras, mujeres de buen corazón, aunque no seáis madres; pensadlo vosotros, hombres honestos y buenos, y también vosotros, malvados, a no ser que seáis totalmente desalmados o malditos demonios, y tened piedad de mi dolor! Me arrastran al otro lado de la Puerta que está para cerrarse. Ésta es Jerusalén... ¡La madrastra que ha matado al Hijo de su Esposo! ¡La asesina que se ha abalanzado sobre el indefenso para degollarlo, la salteadora que le ha acechado para capturarlo y despojarlo del único tesoro que tenía: la vida. Era lo único que tenía mi Jesús, en cuanto hombre. Era pobre, sin dinero, sin joyas, sin posesiones. Desde que se hizo siervo del hombre para guiar al hombre ciego a Dios, no tenía ni tan siquiera su casita materna, la cama fabricada por quien le hizo de padre, el pan cocido por su Madre. Dormía donde alguien misericordioso le acogiese, y comía donde alguien bueno le diera un pan. Y si no, eran las hierbas del campo las que acogían su cuerpo cansado y las estrellas las que velaban su sueño, y eran las espigas del trigo maduro, y las moras salvajes que son alimento para los pájaros, las que proveían a su hambre. No tenía más de cuanto tiene el pájaro que busca su alimento en el campo y su descanso en el henil. Pero era joven y sano. Tenía la vida... ¡y se la han quitado! Jerusalén le ha despojado de su vida. Ha absorbido su sangre como un vampiro, y como un buitre le ha herido con el pico de su perversidad, como una sádica rebelde lo ha torturado y clavado, gozando de sus dolores atroces, de sus temblores, de sus sollozos, de sus convulsiones. ¡Oh! ¡cómo los veo todos, todavía!... Hay poca gente en las calles. Los delincuentes se esconden tras el delito. Pero esos pocos, escabulléndose furtivos en las estrechas callejuelas, desapareciendo tras las portezuelas atrancadas inmediatamente como si temieran la invasión de los enemigos, me hacen sobresaltar de horror. Quizás ese viejo es uno de sus acusadores... quizás ese joven ha bestemiado contra Él y ese hombre, membrudo y robusto, le ha maltratado y azotado... Y ahora huyen, se esconden, se encierran. Tienen miedo. ¿De qué? De un muerto. Para ellos no es más que un muerto porque han negado que es Dios. Entonces, ¿de qué tienen miedo? ¿A quién cierran las puertas? Al remordimiento. Al castigo. No sirve. El remordimiento que está en vosotros os seguirá eternamente. Y el castigo no es humano. Y contra éste no sirven cerrojos y trancas. Baja del Cielo, de Dios que venga a su Inmolado, y penetra más allá de los muros y de las puertas, y con su llama celestial os marca para el castigo sobrenatural que os espera. El mundo volverá a Cristo, al Hijo de Dios y mío, volverá a Aquel que habéis traspasado, pero vosotros os quedareis señalados para siempre, los Caínes de un Dios, el oprobio de la raza humana. Y yo que he nacido de vosotros, yo que soy la Madre de todos, debo decir que para mí, vuestra hija, habéis sido peores que padrastros, y que de entre el inmenso número de mis hijos, vosotros sois aquellos a los que más me cuesta acoger, porque estáis sucios por el delito hacia mi Criatura y no os arrepentís diciendo: “Eras el Mesías. Te reconocemos y te adoramos”. Pasa una ronda romana. Los dominadores tienen miedo de la multitud desenfrenada. ¡Oh! ¡no temáis! Son hienas viles. Se lanzan contra el cordero indefenso pero temen al león armado con lanzas y con autoridad. No temáis a estos rastreros chacales. Vuestro paso férreo les hace huir y el brillo de vuestras lanzas les hace más mansos que conejos. ¡Esas lanzas!... Una ha abierto el corazón de mi Hijo! ¿Cuál de ellas? Verlas es para mí como una flecha en el corazón. Y sin embargo quisiera tenerlas todas entre mis manos temblorosas, para ver cuál de ellas tiene aún huellas de sangre, y decir: “¡Es ésta! ¡Oh soldado, dámela! Dala a una madre recordando a tu madre lejana, y yo rezaré por ella y por ti”. Y ningún soldado me la habría negado porque ellos, los hombres de guerra, fueron los mejores ante la agonía del Hijo y de la Madre... Aquí está la casa... ¿Cuántas horas o cuántos siglos han pasado desde que entré ayer por la noche? ¿Desde que salí esta mañana? ¿Soy yo, la Madre con sus cincuenta años, o una anciana centenaria, una mujer de los primeros tiempos, rica de siglos sobre las curvadas espaldas y en la cabeza encanecida? Me parece haber vivido todo el dolor del mundo y que todo esté sobre mis hombros que se pliegan bajo su peso. Cruz incorpórea ¡pero tan pesada! De piedra. Quizás más pesada que la de mi Jesús. Porque yo llevo la suya y la mía con el recuerdo de su tormento y con la realidad de mi tormento. Entramos. Porque se debe entrar. Pero no es un consuelo. Es un aumento del dolor. Por esta puerta ha entrado mi Hijo para su última comida. Por esta puerta ha salido para ir hacia la muerte. Y ha tenido que poner su pie donde el traidor había puesto el suyo al salir para llamar a los que apresaron al Inocente. En aquel portón he visto a Judas... ¡he visto a Judas!... Y no le he maldecido, sino que le he hablado como una madre profundamente afligida, afligida por el Hijo bueno y por el hijo malvado... ¡He visto a Judas! ¡He visto al demonio en él! Yo, que siempre he tenido a Lucifer bajo mi calcañar, y mirando sólo a Dios no he bajado nunca mis ojos hacia Satanás, he conocido su rostro mirando al Traidor... He hablado al Demonio... y éste ha huido, porque el Demonio no soporta mi voz... ¡Oh! ¡dejadme entrar en la habitación en la que mi Hijo tomó su última comida! ¡En la que la voz de mi Niño pronunció sus últimas palabras en paz! ¡Abrid! ¡Abrid esta puerta! ¡No se la podéis cerrar a una madre! A una madre que quiere respirar en el aire el olor del aliento, del cuerpo de su Niño. ¿Es que no sabéis que ese aliento, que ese cuerpo se lo di yo? Yo, yo que le llevé durante nueve meses, que le di a luz, que le crié, le eduqué, le cuidé? ¡Ese aliento es mío! ¡Ese olor de carne es mío! Es el mío, más hermoso en mi Jesús. ¡Dejádmelo percibir tan sólo una vez más. Tengo en los ojos la visión de su Sangre y en el olfato el olor de su Cuerpo llagado. Que pueda ver la mesa en la que se apoyó vivo y sano, que sienta el aroma de su Cuerpo juvenil. ¡Abrid! ¡No lo sepultéis por tercera vez! Ya me lo habéis ocultado bajo los aromas y las vendas. Después me lo habéis encerrado tras la piedra. ¿Y ahora por qué, por qué evitar que una madre encuentre su último fastigio en el aliento que ha dejado detrás de esta puerta? Dejadme entrar. Buscaré por el suelo, en la mesa, en el asiento, las huellas de sus pies, de sus manos, y las besaré, las besaré hasta consumirme los labios... Buscaré... buscaré... Quizás encuentre un cabello de su rubia cabeza. Un cabello que no esté encostrado de sangre. Pero, ¿sabéis lo que es un cabello del hijo muerto para su madre? Tú, María de Cleofás, y tú, Salomé, sois madres, y ¿no lo entendéis? ¿Juan? ¿Juan? ¡Escúchame! Soy tu Madre. Él me ha hecho tal. ¡Él! Tú tienes que obedecerme. Abre. Yo te amo, Juan. Siempre te he amado porque le amabas. Te amaré todavía más, pero abre. Abre, te digo. ¿No quieres? ¿No quieres? ¡Ah! ¿entonces ya no tengo más hijos? Jesús nunca me negaba nada porque era mi Hijo. Tú te niegas. No lo eres. ¡No entiendes mi dolor!... ¡Juan, perdona!... Abre... No llores... Abre... ¡Jesús, Jesús! ¡Escúchame! ¡Que tu espíritu obre un milagro! ¡Abre a tu pobre Madre este portón que nadie quiere abrirle! ¡Jesús, Jesús!... Yo desfallezco... me muero... Voy contigo, Jesús... Voy...”.» ... y María, tras haber golpeado la puerta con sus pequeños puños, intentando abrirla, tras solicitar ayuda, apoyándose en las mujeres, en Juan, cede, más pálida que un lirio, y se hubiera desplomado si no la hubieran tomado en brazos y llevado a la habitación de enfrente. Porque la visión que me ha acompañado durante el dictado termina así. "Jesús, María, os amo, salvad las almas" DEVOCIONES DEVOCIÓN DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Comulgar los nueve primeros viernes de cada mes, y luego rezar las siguientes oraciones: ORACIÓN PARA DESPUÉS DE CADA UNA DE LAS COMUNIONES DE LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén. ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS VIERNES Jesús mío, os doy mi corazón..., os consagro toda mi vida..., en vuestras manos pongo la eterna suerte de mi alma... y os pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros Viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de vuestras promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a veros y gozaros en el cielo. Amén. PRIMER VIERNES “Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera.” Oración. ¡Oh buen Jesús, que prometisteis asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien invoque con confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima, vuestra Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben ayudarme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. SEGUNDO VIERNES “Les daré todas las gracias necesarias a su estado.” Oración. Jesús misericordioso, que prometisteis, a cuantos invoquen confiados vuestro Sagrado Corazón, darles las gracias necesarias a su estado: os ofrezco mi comunión del presente día para alcanzar, por los méritos e intercesión de vuestro Corazón Sacratísimo, la gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María. Siendo constante en invocar la valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. TERCER VIERNES “Pondré paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi Corazón.” Oración. Jesús amantísimo, que prometisteis bendecir las casas donde se venera la imagen de vuestro Sagrado Corazón, yo quiero que ella presida mi hogar; os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de Vuestra Santa Madre que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus deberes; los cumplan fielmente y logren entrar en el cielo, llenas las manos de buenas obras. ¡Oh Jesús, que os complacéis en alejar de nuestro hogar las disensiones, las enfermedades y la miseria! Haced que, nuestra vida sea una no interrumpida acción de gracias por tantos beneficios. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. CUARTO VIERNES “Seré su consuelo en todas las tribulaciones.” Oración. Jesús mío, que prometisteis consuelo a cuantos a Vos acuden en sus tribulaciones: os ofrezco mi Comunión del presente día para alcanzar de vuestro Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de vuestra Madre Santísima la gracia de venir al Sagrario a pedir fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María, consolad y salvad a los que sufren! ¡Haced que ninguno de sus dolores se pierda para el cielo! Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. QUINTO VIERNES “Derramaré copiosas bendiciones en todas sus empresas.” Oración. Jesús mío, que prometisteis bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados Vuestro Divino Corazón: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestra Santísima Madre la gracia de que bendigáis mis estudios..., mis exámenes..., mi oficio..., y todos los trabajos de mi vida. Renuevo el inquebrantable propósito de ofreceros cada mañana al levantarme, y por mediación de la Santísima Virgen, las obrasy trabajos del día..., y de trabajar con empeño y constancia para complaceros y alcanzar en recompensa el cielo. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. SEXTO VIERNES “Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia.” Oración. Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico, ¡buen Jesús!, inundéis su corazón de un gran dolor de haberos ofendido. Haced que os conozcan y os amen. Dispensadme la gracia de amaros más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. SÉPTIMO VIERNES “Las almas tibias hallarán fervor. Las almas fervorosas llegarán presto a la perfección.” Oración. Sin vuestro auxilio, Jesús mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la Virgen María, os ofrezco la comunión de este día para que avivéis en mi alma el amor a vuestro Corazón Sagrado y concedáis este amor a cuantos no lo sienten. Ayudado de vuestra divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana..., cada mes..., avance un poco en la virtud que más necesito. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. OCTAVO VIERNES “Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos.” Oración. Sagrado Corazón de Jesús, que prometisteis inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; os ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Vos, Señor, a los que os han abandonado. ¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo. Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. NOVENO VIERNES “Guardaré recuerdo eterno de cuanto un alma haya hecho a mayor gloria de mi Corazón. Los que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, de donde no será borrado.” Oración. Os ofrezco, Jesús mío, la Comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma de cuantos me rodean ilimitada confianza en vuestro Corazón Divino. Dadme cuanto necesito para llevar a Vos a los que luchan..., a los que lloran..., a los caídos..., a los moribundos... Y dignaos, ¡oh Jesús!, escribir hoy mi nombre en vuestro Corazón y decir a los ángeles que rodean vuestro Tabernáculo: «Este nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e ingratitud de tantos hombres.» Amén. Terminar con la oración final para todos los viernes. CINCO PRIMEROS SÁBADOS DE REPARACIÓN Durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación. VISITA Y ORACIÓN PARA EL DÍA 28 DE CADA MES Honremos a nuestro Protector, San Judas Tadeo, con una buena Confesión y una Comunión fervorosa. Así nos haremos más agradables a Dios y obtendremos del Santo Apóstol más fácilmente la gracia que pedimos. Bondadoso Protector mío, San Judas Tadeo, que recibiste del Salvador la gracia de la vocación al apostolado para seguirle más de cerca en la práctica de las virtudes y predicar su Evangelio, que tuviste el don de conmover los corazones con tus ejemplos y tus enseñanzas, el poder de obrar milagros, y que diste tu vida en defensa y testimonio de la Fe, recibe mis parabienes por estos grandes privilegios, y acepta gustoso esta visita que te hago en agradecimiento de favores obtenidos y para obtener nuevas gracias por tu mediación. Alcánzame un grande amor al Divino Maestro, que me aliente en la práctica de la virtud, me consuele en mis tribulaciones y sostenga mi esperanza cuando el infortunio y la desgracia me acrisolen. No permitas jamás que la falta de confianza en la Providencia divina me aparte del amor y servicio de Dios. Dame tu protección, S. Judas, y alcánzame lo que necesito y pido para mi bien temporal y eterno. Amén. Rezar tres Glorias en honor de la Santísima Trinidad y hacer luego la petición de la gracia que se desea obtener. DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOMINGOS CONSAGRADOS A HONRAR LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ PRIMER DOMINGO El dolor: cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa. La alegría: cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación. Oración. ¡ Oh castísimo esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa sin mancilla! Pero ¡cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación! Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte semejante a la vuestra, asistidos de Jesús y de María. Padrenuestro, Ave y Gloria. SEGUNDO DOMINGO El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza. La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche. Oración. Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente. Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de los resplandores de la gloria celestial. Padrenuestro, Ave y Gloria. TERCER DOMINGO El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión. La alegría: dada con el nombre de Jesús. Oración. Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría. Por este dolor y este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos, con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios. Padrenuestro, Ave y Gloria. CUARTO DOMINGO El dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María. La alegría: la predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas. Oración. Oh Santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José; aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María os causó dolor mortal, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas. Por este dolor y por este gozo conseguidnos ser del número de los que, por los méritos de Jesús y la intercesión de la bienaventurada Virgen María, han de resucitar gloriosamente. Padrenuestro, Ave y Gloria. QUINTO DOMINGO El dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje a Egipto. La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto. Oración. Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto. Por este dolor y este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor. Padrenuestro, Ave y Gloria. SEXTO DOMINGO El dolor: a regresar a su Nazaret por el miedo a Arquelao. La alegría: al regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel. Oración. Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis. admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María. Por este dolor y este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir también asistidos por ellos. Padrenuestro, Ave y Gloria. SÉPTIMO DOMINGO El dolor: cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días. La alegría: al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo. Oración. Oh modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que, lleno de gozo, le hallasteis en el templo, en medio de los doctores. Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que jamás nos suceda perder a Jesús por algún pecado grave. Mas, si por desgracia le perdiéramos, haced que le busquemos con tal dolor que no hallemos sosiego hasta encontrarle benigno sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias. Padrenuestro, Ave y Gloria LOS TRECE MARTES EN HONOR A SAN ANTONIO DE PADUA Por la señal… Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío en que me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén. ORACIÓN INICIAL. Postrado a vuestros pies, oh amantísimo protector mío San Antonio, os ofrezco el piadoso ejercicio que voy a practicar para que me alcancéis del Señor el perdón de mis pecados, las virtudes propias de mi estado, la perseverancia final y la gracia especial que solicito con esta devoción. Mas si ésta no me conviniese, obtenedme una perfecta conformidad en el divino beneplácito. Amén. Rezar a continuación la oración del martes que corresponda: MARTES 1º: LA CARIDAD. ¡Oh, llama de amor hacia Dios y el prójimo, San Antonio! Cornpadeceos de mi frialdad en el servicio de Dios y de mis hermanos, y alcanzadme la virtud de la caridad, con la cual pueda lograr todos los bienes temporales y eternos. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 2º: GOZO ESPIRITUAL. ¡Oh, fidelísimo observador de los divinos preceptos y de la Regla Seráfica, San Antonio! Otorgadme el gozo espiritual en el cumplimiento de mis deberes y seré feliz en este mundo y en el otro. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 3º: LA PAZ. ¡Oh, pacificador de pueblos y ciudades, San Antonio! Conseguid para mi y para los míos la paz, que vino a traer Jesús a la tierra, y que me otorgue en esta y en la otra vida los derechos de hijo de Dios. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 4º: LA PACIENCIA. ¡Oh, sacrificado siervo del Altísimo, San Antonio! Conseguidme por vuestros ruegos la paciencia que necesito para llevar la cruz de mis obligaciones, la cual me abra las puertas del cielo. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 5º: LA LONGANIMIDAD. ¡Oh, generoso abogado de los pobres, San Antonio! Haced que yo me enamore de la longanimidad para merecer de Dios mayores gracias y mercedes y obtener la eterna felicidad. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 6º: LA BONDAD. ¡Oh, dadivoso bienhechor, San Antonio! Dignaos extender la dulce virtud de la bondad hacia mí, para que no me contente con la justicia aparente, sino que sea bueno de verdad ante Dios y los hombres, según El desea. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 7º: LA BENIGNIDAD. ¡Oh, soberano y suavísimo San Antonio! Alcanzadme una santa benignidad para con mis prójimos, a fin de que no quiera otras armas contra mis enemigos mas que orar por ellos y hacerlos bien. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 8º: LA MANSEDUMBRE. ¡Oh, humilde y afabilísimo San Antonio! Obtenedme por vuestros méritos aquella mansedumbre que aun a los malos cautiva, y que logre con ella salvarme acompañado de muchos. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 9º: LA FE. ¡Oh, defensor de la Iglesia y martillo de los herejes, San Antonio! Fortificad en mí más y más la fe, para que goce de sus beneficios incomparables en el tiempo y en la eternidad. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 10º: LA MODESTIA. ¡Oh, modelo perfectísimo de honestidad, San Antonio! Alcanzadme la modestia, circunspección y recato en obras y palabras, para que pueda y sepa oponerme a las pompas y vanidades que renuncié en mi bautismo. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 11º: LA CONTINENCIA. ¡Oh virginal amador de Jesús, San Antonio! Suplicad para mí la gracia de la continencia en todos las cosas exteriores referentes a los placeres, honras y riquezas, para que prepare a Cristo digna morada en mi corazón. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 12: LA CASTIDAD. ¡Oh, lirio de pureza, San Antonio! Tened compasión de mí, para que, a pesar de las dificultades que me rodean, guarde la castidad según mi estado y logre ver a Dios en el cielo. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. MARTES 13. ¡Oh, árbol frondoso de virtudes, San Antonio! Sazonad en mi los frutos del Espíritu Santo que en estas trece semanas os he pedido, a fin de que agraden a Dios Nuestro Señor mis obras, y por ellas y su gracia me dé la gloria. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Terminar con el responsorio de San Buenaventura y la oración final. RESPONSORIO DE SAN BUENAVENTURA Si buscas milagros, mira: Muerte y errores desterrados, Miseria y demonios huidos, Leprosos y enfermos sanos. El mar sosiega su ira, Redímanse encarcelados, Miembros y bienes perdidos. Recobran mozos y ancianos. El peligro se retira, Los pobres van remediados; Cuéntenlo los socorridos, Díganlo los paduanos. El mar sosiega su ira, Redímense encarcelados, Miembros y bienes perdidos Recobran mozos y ancianos. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo, para que dignos así de sus promesas seamos. ORACIÓN FINAL. Haced ¡oh, Señor! que la intercesión de vuestro confesor San Antonio llene de alegría a vuestra Iglesia, para que siempre sea protegida con los auxilios espirituales y merezca alcanzar los eternos goces. Por Cristo Nuestro Señor. Amén. DEL 30 DE NOVIEMBRE AL 25 DE DICIEMBRE ORACIÓN PARA OBTENER UN FAVOR Alabada y bendita sea la hora en que el Hijo de Dios nació de la más pura virgen María, a medianoche, en Belén, en medio de un frío penetrante. En esa hora concediste, oh Dios mío, escuchar mi rezo y concederme mis deseos, por los méritos de nuestro Salvador Jesucristo, y por su Bendita Madre. Amén. Rezar con fervor esta oración quince veces cada día desde la fiesta de San Andrés (30 de noviembre) hasta Navidad (25 de diciembre). JUEVES SANTO Seis de la tarde: Jesús se ciñe con un lienzo, y echando agua en una bacía, lava los pies a sus discípulos, los enjuga y besa. ¡Qué humildad! ***** A las siete, instituye el Santísimo Sacramento, dando a los sacerdotes el pasmoso poder de convertir el pan y vino en su Cuerpo y Sangre preciosísima. ¡Qué amor! ***** A las ocho, va al huerto de Getsemaní; y a pesar de la tristeza y sudor de sangre, ¡cuán fervorosa y constante es su oración! A las nueve, es entregado por Judas, preso, cargado de cadenas y abandonado de sus discípulos: ¿y no le has entregado tú también alguna vez? ***** A las diez, le llevan a casa de Anás: ¡cuán diferente entrada hace hoy en Jerusalén de la que hizo el día de Ramos! ¡Qué terrible bofetada le dan! ***** VIERNES SANTO A las cuatro de la mañana. Ha sufrido esta noche infinitos escarnios en casa de Caifás: Pedro le ha negado tres veces, y ahora gritan todos que es blasfemo y digno de muerte. ¡Qué ingratitud! ***** A las cinco, le conducen ante Pilatos ¡qué insultos por las calles! ¡Con qué furor le acusan! ***** A las seis, es presentado a Herodes; le visten una ropa blanca y escarnecen como a loco; ¡y es la Sabiduría infinita! ***** A las siete, Pilatos le compara con Barrabás y ¡ay!, es pospuesto a tan vil asesino. ***** A las ocho, mírale atado a la columna, y despedazado con más de cinco mil azotes. ***** A las nueve, le hincan en la cabeza una corona de setenta y dos espinas. ¡Qué tormento! ***** A las diez, dice Pilatos: Ecce homo, mostrándole al pueblo, y éste pide feroz que sea crucificado. Cede el cobarde juez y le condena a muerte. ***** A las once, sale ya con la Cruz a cuestas. ¡Qué caídas tan dolorosas! ¡Qué amargura, cuando encuentra a su Madre! ¡Qué palabras tan tiernas dirige a las mujeres que le siguen! ***** A las doce, le desnudan y clavan en la cruz: ¡qué ignominia! ¡Qué tormento! ***** A la una, ruega por sus verdugos, abre el paraíso al ladrón; y nos da por Madre a su propia Madre: ¡qué bondad! ***** A las dos, se queja amorosamente con su Padre: tiene sed, ¡y le dan a beber hiel y vinagre!... Ya todo se acabó. ***** A las tres, entrega su Espíritu al Padre Eterno, y muere por mi amor. (Reza cinco Padrenuestros). ***** A las cuatro, le bajan de la cruz; ¡qué escena aquella tan tierna! ¡Qué lágrimas! ¡Qué coloquios! ***** A las cinco, mira a Jesús en los brazos de su Madre, y, viendo sepultado a su Hijo, toma parte en su dolor SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ PRIMERA PALABRA Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc. 23,34) Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, a fin de pagar con vuestras penas la deuda de mis pecados, y abristeis vuestra divina boca para obtenerme el perdón de la justicia eterna: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre derramada por nuestra salvación, concedednos un dolor tan vivo de nuestras culpas que nos haga morir en el seno de vuestra infinita misericordia. Tres Gloria. Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros. Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados. SEGUNDA PALABRA En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc. 23,43. Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que con tanta prontitud y liberalidad correspondisteis a la fe del buen ladrón que os reconoció por Hijo de Dios en medio de vuestras humillaciones, y le asegurasteis el Paraíso: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, haced que revive en nuestro espíritu una fe tan firme y constante que no se incline a sugestión alguna del demonio, para que también nosotros alcancemos el premio del santo Paraíso. Terminar como en la primera palabra. TERCERA PALABRA Mujer, he ahí a tu hijo; hijo, he ahí a tu madre. (Jn. 19, 26-‐27) Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y olvidando vuestros sufrimientos nos dejasteis en prenda de vuestro amor vuestra misma Madre Santísima para que por su medio podamos recurrir confiadamente a Vos en nuestras mayores necesidades: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por el interior martirio de una tan amada Madre, reavivad en nuestro corazón la firme esperanza en los infinitos méritos de vuestra preciosísima Sangre, a fin de que podamos evitar la eterna condenación que tenemos merecida por nuestros pecados. Terminar como en la primera palabra. CUARTA PALABRA ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? (Mc. 15, 34; Mt. 27, 46) Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que, añadiendo sufrimiento a sufrimiento, además de tantos dolores en el cuerpo, sufristeis con infinita paciencia la mas penosa aflicción de espíritu a causa del abandono de vuestro eterno Padre: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, concedednos la gracia de sufrir con verdadera paciencia todos los dolores y congojas de nuestra agonía, a fin de que, unidas a las vuestras nuestras penas, podamos después participar de vuestra gloria en el Paraíso. Terminar como en la primera palabra. QUINTA PALABRA Tengo Sed (Jn. 19,28) Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que, no saciado aún con tantos vituperios y sufrimientos, quisierais sufrirlos todavía mayores para la salvación de todos los hombres, demostrando así que todo el torrente de Vuestra Pasión no es bastante para apagar la sed de vuestro amoroso Corazón: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, encended tan vivo fuego de caridad en nuestro corazón que lo haga desfallecer con el deseo de unirse a Vos por toda la eternidad. Terminar como en la primera palabra. SEXTA PALABRA Todo está cumplido(Jn. 19, 30) Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y desde esta cátedra de verdad anunciasteis el cumplimiento de la obra de nuestra Redención, por la que, de hijos de ira y perdición, fuimos hechos hijos de Dios y herederos del cielo; tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, desprendednos por completo así del mundo como de nosotros mismos; y en el momento de nuestra agonía, dadnos gracia para ofreceros de corazón el sacrificio de la vida en expiación de nuestros pecados. Terminar como en la primera palabra. SÉPTIMA PALABRA Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc. 23, 46) Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, y que en cumplimiento de tan grande sacrificio aceptasteis la voluntad del Eterno Padre al encomendar en sus manos vuestro espíritu para enseguida inclinar la cabeza y morir: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, otorgadnos en nuestra agonía una perfecta conformidad a vuestra divina voluntad, a fin de que estemos dispuestos a vivir o a morir según sea a Vos más agradable; y que no suspiremos para nada más que por el perfecto cumplimiento en nosotros de vuestra adorable voluntad. Terminar como en la primera palabra. ORACIÓN A LA VIRGEN DOLOROSA Madre Santísima de los Dolores, por el intenso martirio que sufristeis al pie de la Cruz durante las tres horas de agonía de Jesús, dignaos en nuestra agonía asistirnos a todos los que somos hijos de vuestros dolores, a fin de que con vuestra intercesión, podamos pasar del lecho de muerte a ser vuestra corona en el santo Paraíso. Amén. V. De muerte súbita e imprevista. R. Líbranos, Señor. V. De las insidias del diablo. R. Líbranos, Señor. V. De la muerte eterna. R. Líbranos, Señor.
© Copyright 2024