ENTREVISTA D&D Aldo Rubino es Director Ejecutivo del MACBA

ENTREVISTA D&D
e n t r e v i s ta : s o l d e l l e p i a n e a .
Sr. Aldo Rubino
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r e t r ato s : e m m a l i v i n g s to n
GEOMETRÍAy
SENSIBILIDAD
Aldo Rubino es Director Ejecutivo del MACBA - Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, que
fundó sobre un edificio encargado especialmente para albergar su colección. Aficionado al arte desde
siempre, fue una descollante actuación en el mundo de las finanzas lo que le permitió forjar un acervo
de primer nivel centrado en la abstracción geométrica internacional. Desde hace 18 años se desempeña en Wells Fargo Advisors –antes Prudential y Wachovia Securities sucesivamente– de la que hoy es
Managing Director desde Miami. Está casado con María Constanza Cerullo, a cargo de la curaduría del
museo, y tiene tres hijas, Belén, Fátima y Candela.
Aldo guarda un recuerdo entrañable del barrio del Abasto que lo vio crecer y vive con extrema gratificación el hecho de que su colección, construida con amor y paciencia, pueda ser visitada por hordas de
chicos que acceden así a las insospechadas puertas que abre el arte.
SDA. Aunque lo debés haber contado en numerosas oportunidades, no podemos soslayar la cuestión de por qué decidiste hacer un museo. Y, a justo un año de la apertura del MACBA, ¿cuál es el
balance de la iniciativa?
AR. Estoy muy feliz de haberlo hecho, sí que ha valido la pena. Estamos a días de inaugurar Kazuya Sakai. La Pintura desde el Espíritu de la Música, una muestra para nosotros muy importante, muy querida,
que coincide con el primer aniversario del museo; está curada por Rodrigo Alonso, con un catálogo
maravilloso, y estamos muy entusiasmados.
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Sr. Aldo Rubino
Exhibición Intercambio Global.
Abstracción Geométrica desde 1950 (7).
foto: candela rubino
Estamos más que felices con respecto a los
logros en general. En agosto se inaugura en
el museo un Curatorial Intensive para curadores independientes. Hicimos un agreement
con el ICI (Independent Curators International)
y haremos un programa intensivo en el que
se debaten las propuestas curatoriales y a
los ganadores se les permite la realización
de la muestra que proponen. Es la primera
vez que esto se hace en Sudamérica, en español; viajan a la Argentina un montón de
profesionales destacados. Es un reconocimiento a la calidad de lo que hacemos, implica un afianzamiento en el exterior y por
supuesto en el país.
Después, en octubre, recibiremos una mues-
tra sobre arte cinético italiano, muy importante también, que reafirma el perfil
internacional del MACBA tejiendo alianzas
estratégicas con museos alrededor del
mundo.
Para el año que viene estamos programando
una nueva exposición en el Frost Museum
de Miami, tal como hicimos en 2011.
En cuanto al porqué del museo, siempre en
mi pensamiento estaba presente el no guardarme para mí lo que coleccionaba. Creo
que en el origen de las obras está el hecho
de que el artista produce para compartirlas con la mayor cantidad de gente posible.
Además, el museo tiene un sentido social y
socializador muy importante, una función
que podría caberle al estado pero que también es importante de parte de las entidades
culturales: aportar su grano a la educación.
Me tentaba muchísimo poder brindar y de-
volver a mi país una función de asistencia y educación a través del arte.
El sentido social de la colección está
muy bien plasmado cuando uno logra abrir las puertas del museo, lo
vuelve público y el resto de la gente
puede disfrutarlo.
SDA. Es decir que la función educativa está en la agenda del Museo.
AR. Totalmente. El momento más
importante es la visita de colegios,
escuelas, estudiantes de universidad. El museo recibe un promedio de
5.000 personas por mes, una asistencia realmente grande, estamos
muy contentos. Recibimos escuelas de muy bajos recursos, a veces
incluso vienen con las familias, en
grupos numerosos, ves a las madres
con los hijos interactuando con las
obras y es algo espectacular. Te diría que la educación es el principal
motor del museo. En este sentido, el
gran acierto ha sido la contratación
de Florencia Langarica, que trabajaba en educación en el MALBA y ha
sabido interpretar una de mis gran-
des metas. El arte acerca educación
de un modo más natural, ameno,
sencillo y a la manera de un juego.
No siempre está dentro de las prerrogativas de los museos el fomentar la educación. Pero sobre todo en
países como Argentina, esto es algo
necesario. El MACBA ha hecho una
fuerte apuesta a esto.
La función social del museo me atrajo muchísimo. Yo nací en el 60 en el
barrio del Abasto, en una época en
la cual en Argentina era muy común
que los chicos visitaran museos, el
Teatro Colón, había una participación muy fuerte desde las escuelas
en diversos eventos culturales, pero
también había una acción fuerte
de los museos hacia la educación.
Luego, en los 90, la función se hizo
más estática. Del 2000 para adelante hubo una toma conciencia de la
función social del museo, de lo importante que es atraer a los chicos,
evitando vicios que hay cuando están lejos de la escuela, el deporte y
la educación de otros tipos. De estas
visitas siempre algo queda.
SDA. ¿Cuáles fueron las premisas
con que manejaron el encargo del
proyecto del edificio?
AR. La idea era construir un edificio muy puro, de estilo brutalista
como dicen que es, me encantaba
que tuviera esta combinación de
concreto, madera, metal, vidrio.
Me parece muy importante que los
museos sean lo más netos como
para permitir que el espectador se
pueda concentrar con la obra libre
de intromisiones. En ese sentido la
pared concreta a la vista, el vidrio, la
iluminación lo más natural posible,
el piso de madera sin lustre, hacen
que haya un rescate de los elementos primarios que permite la interacción con las obras en el momento de
percibirlas. Pero al mismo tiempo, a
partir de esa sensación de simpleza,
es un espacio acogedor. Me gusta
que el espectador pueda sentarse
y disfrutar del contacto con la obra
Julio Le Parc, Serie 26D, N°. 1-3 3-1, 3-1 1-3, 1979, acrílico sobre tela, 171 x 171 cm
Victor Vasarely, Avall, 1975, óleo sobre tela, 192 x 164 cm.
foto: gustavo lowry
Geometría argentina
“El perfil del museo es priorizar al artista argentino,
en particular los artistas de la abstracción geométrica.
En diciembre inauguraremos una muestra de Geometría
Argentina Contemporánea ampliando la convocatoria de
una exposición similar del año pasado. Producto de esto,
en mayo del año que viene editaremos un libro con la obra
de 25 o 30 artistas, apuntando a la generación intermedia,
analizando su visión y el contexto en el que esta
generación surge”.
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Carlos Cruz-Diez, Physichromie Nº 321-B
(Fisicromía Nº 321-B), 1967, perfiles de plástico,
cartón, pintura acrílica y madera, 60,5 x 364 cm.
foto: luz pérez-ojeda
Si uno le quiere dar una línea
curatorial a una colección,
cada decisión tiene que tener
que ver con la anterior.
en un espacio amigable. También me interesaba el
tema de la rampa, que le diera unidad y movilidad al
espacio que uno recorre; y la luz natural en frente
y contrafrente, generando continuidad visual entre
ambos planos del edificio y dando una sensación
de espacio trascendente. El proyecto es del Estudio
Vila, que ha hecho obras muy importantes.
SDA. Elegiste emplazar el museo en un barrio con
una impronta propia como San Telmo, ¿qué tipo
de relación con su entorno urbano estableció el
MACBA?
AR. Siempre tenía en mente hacer el museo en un
barrio emblemático de la ciudad y el país. Sin menospreciar ningún barrio, porque la ciudad es hermosa, este barrio en particular es muy caro a la
cultura ciudadana de Buenos Aires, tiene una fuerte
impronta de lo que ha sido el país en otras épocas.
Y el haberse mantenido bastante intacto resulta un
atractivo adicional para un museo que se llama de
arte contemporáneo. Como persona nacida en el
Abasto, otro barrio muy porteño, con tango y un pasado arrabalero, San Telmo me atraía muchísimo. La
presencia de otro museo al lado, también me atraía.
En muchas ciudades del mundo los museos se concentran y eso facilita, crea polos culturales muy importantes. Acá con el MAMBA vecino y Proa cerca,
se armó un circuito que el gobierno de la ciudad se
ha dedicado a impulsar.
SDA. ¿Cómo es el lay-out en
cuanto a la exhibición de colección permanente y exposiciones temporarias?
AR. Se exhiben dos pisos de colección permanente y dos pisos
de muestras temporarias. De la
permanente, constantemente se
realizan nuevos guiones curatoriales para ir exhibiendo nuevas
propuestas. En total tenemos un
acervo de 200 obras. Tener una
colección permanente grande
es una ventaja muy importante;
permite poder armar un programa con constantes relecturas y
no depender tanto de los altibajos de la economía.
SDA. ¿De cuándo data tu gusto
por la abstracción geométrica,
foco de la colección?
AR. Siempre me gustó. Desde
chico, cuando te enseñaban a
hacer cosas con espirales, compases, cambios de colores. En
un momento dado estuvo la
decisión de torcer la colección
para ese lado. Ver Kandinsky en
Argentina fue una de las cosas
más fuertes que me pasó en mi
vida; junto con Vasarely, son de
mis dos o tres artistas favoritos.
Comprar un Vasarely fue monetariamente una decisión fuerte, y
un camino sin retorno. Si vos le
querés dar una línea curatorial
a una colección, cada decisión
tiene que tener que ver con la
anterior. Empecé coleccionando
otras cosas, artistas argentinos,
he tenido Berni, y no es que me
deje de gustar Juanito Laguna,
pero cuando hablo de perfil curatorial de la colección, siempre
va a estar mucho más relacionado a la abstracción geométrica,
a los nuevos medios, a la arquitectura. Soy un apasionado de la
arquitectura, disfruto mucho de
la arquitectura de las ciudades y
de la arquitectura a través de la
pintura.
SDA. ¿Qué sensaciones tenés
cuando termina de montarse
una muestra?
AR. Siento gran placer. Cada obra
tiene una vida, una estética, un
lenguaje y te habla de una manera. Cuando armás un guión
y terminás de ensamblar una
muestra, el todo te habla como si
fuera un edificio, una orquesta en
la cual nada desentona, hay una
partitura única y la música que
cada artista le ofrece a ese todo.
A su vez, me cuesta mucho cuando las muestras se levantan.
SDA. Ahora que tenés un museo, ¿ha cambiado en algo tu
actitud como coleccionista privado?
AR. Es que ahora no hay un comprar para mí, indefectiblemente
todo lo que compro tiene que
ver con la colección permanente.
Este año se compraron 30 obras,
lo cual es muchísimo. A veces
son años de espera hasta encontrar la pieza. Soy muy paciente
y muy exigente, espero hasta
encontrar la pieza justa para que
nada desentone con lo que ya
está. A veces las elecciones son
difíciles, te puede gustar el artista pero si no ensambla con el
todo, tenés que decir no.
SDA. ¿Querés contar en unas
pocas pinceladas cómo era la
familia de la que provenís?
AR. Tanto mi papá como mi
mamá, que desapareció hace poquito, eran inmigrantes italianos,
se conocían de Italia, vinieron en
el 48 y se casaron en Argentina
en el 51. Conservo mucha familia
en Italia. En casa el trabajo era la
obligación número uno y la educación, fundamental. Mis padres
privilegiaron la mía y de mi hermano, fomentaron el trabajo, la
rectitud. Crecimos, vivimos y
estudiamos en el Abasto, donde mi padre tenía un almacén a
una cuadra del actual shopping.
Era un barrio con muchísima vida
cultural.
SDA. Tu mujer es Curadora en
Jefe y trabaja codo a codo con
vos en el Museo, ¿verdad?
AR. Así es. Además de curadora,
ella es arquitecta, fue quien me
ayudó a elegir el arquitecto, porque Vila fue profesor de ella en la
universidad, una influencia fuerte. Constanza ha sido también
una compañía importante en la
etapa reciente a la hora de darle
a la colección una línea curatorial
más definida hacia la geometría.
A mí me gusta mucho indagar
sobre artistas internacionales
y nos hemos retroalimentado,
ella es muy académica, muy exigente, no solo en las muestras
propias sino también en las que
otros nos proponen.
SDA. Para terminar Aldo, ¿les
has transmitido a tus hijas la
afición por el arte?
AR. Desde chiquitas las llevaba a museos, a San Telmo –me
encantan las antigüedades–, y
lo que quizás en un momento
resultaba tedioso, es un granito
de arena en la educación sana de
los chicos. Ahora una de ellas es
fotógrafa, otra estudia diseño de
moda, y otra que estudió dirección de empresas, dejó su trabajo en un laboratorio y se suma al
staff del museo.
www.macba.com.ar