deficit atencional fernanda prieto - atividadeparaeducacaoespecial

Un manual práctico
para padres de niños con
DEFICIT
AT E N C I O N A L
por
FERNANDA
PRIETO
Psicóloga Infanto Juvenil
PUC
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Contenidos
Introducción
3
Partamos por lo primero
5
5
Cómo son los niños de 6 a 8 años
Cambios emocionales y sociales
5
Pensamiento y Aprendizaje
6
Tips para padres
6
Cómo son los niños de 9 a 11 años
7
Cambios emocionales y sociales
7
Pensamiento y Aprendizaje
8
Tips para padres
8
El Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad
10
Qué es
10
Los síntomas
11
Dificultad para mantener la atención
11
Dificultad para controlar los impulsos
12
Demasiado comportamiento
13
Diagnóstico y Tratamiento
16
Un modelo para entender las conductas de tu hijo
18
Convertirse en un padre experto
21
16 tips para criar a un niño con TDAH y no morir en el intento
22
Acerca de la autora
Fernanda Prieto es psicóloga Infanto Juvenil de la Pontificia Universidad Católica de
Chile, con un diplomado en Psicodiagnóstico Clínico Infanto Juvenil de la misma universidad. Su dirección email es [email protected]
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Introducción
Puedes estar leyendo este libro porque sientes que no sabes qué hacer con tu niño. Tu
hijo ha sido diagnosticado con TDAH, y has estado haciendo todo lo posible para ayudar
a tu hijo y al resto de la familia a adaptarse. O quizás no has llegado a esta etapa, pero
sabes que algo anda mal con tu niño y estás empezando a buscar ayuda profesional. De
cualquier forma, hasta ahora tienes más preguntas que respuestas.
¿No hay paz al interior de tu familia? ¿Hay demasiados conflictos diarios por las tareas,
obligaciones? ¿Las relaciones con los hermanos y el comportamiento en el colegio son un
problema importante? ¿Tu hijo tiene pocos o ningún amigo?
¿Qué está mal? El niño se ve físicamente normal. Nada
sugiere un problema. Tu hijo no está mentalmente retrasado. Lo más probable es que camine, hable, escuche,
y vea normalmente, y tenga por lo menos inteligencia
normal o mejor. Sin embargo, con cada año que pasa,
parece cada vez menos capaz que otros niños para inhibir su comportamiento, para administrar y responder
por sí mismo a lo que se espera de él. Y sabes que si no
haces algo pronto para ayudarlo, va a estar destinado a
tener una vida con dificultades.
Criar a un niño con TDAH puede ser increíblemente difícil para cualquier padre. Son niños muy distraídos, impulsivos, desinhibidos, hiperactivos y demandantes. En todos los
aspectos de la crianza donde cualquier padre participa, los padres de un niño con TDAH
deben participar por partida doble. Tienen que supervisar, vigilar, enseñar, organizar,
planificar, recompensar, castigar, guiar y proteger a su hijo mucho más de lo que debe
hacer un padre típico. Además tienen que incorporar en su vida a otros adultos que empiezan a tener un papel en la vida del niño: neurólogos, pediatras, profesores especiales,
psicólogos, psicopedagogos.
La crianza de un niño con TDAH puede ser la cosa más difícil que alguna vez tengas que
hacer. Pero al mismo tiempo, puede ser una tremenda oportunidad de superación personal y como padre, y podrás ver que toda la inversión de tiempo y energía se darán por
pagadas con el bienestar de tu hijo.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Este libro busca resolver algunas de las preguntas y dudas que te han surgido frente al
diagnóstico de tu niño, y entregarte algunos tips útiles en la crianza de niños con TDAH.
sin embargo, cada niño (y su familia) es un mundo completamente distinto a los demás, y
por eso, no hay una receta mágica ó una técnica que resulte infalible con todos los niños.
te invitamos a tomar estas sugerencias como lo que son: sugerencias. Tú eres quien más
conoce a tu niño, y por lo tanto, quien más sabe qué es lo que es mejor para él. Aún así,
también muchas veces dejamos de intentar cosas porque pensamos que no van a funcionar, y justamente no resultan porque no las intentamos! Dale una oportunidad a algunas
ideas que te proponemos, que a primera vista no te convenzan del todo. Quizás darle una
vuelta a lo que siempre has hecho te puede traer sorpresas!
Mucho ánimo y éxito!
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Partamos por lo primero...
Si no sabemos qué podemos esperar de cada niño según su edad, es muy dificil que
detectemos sus habilidades y dificultades reales. Podemos caer en error de sobre exigirlos, esperando que sean o que realicen cosas que por su nivel de desarrollo todavía no
están capacitados, o por el contrario, podemos justificar sus dificultades, con la idea que
todavía son pequeños (pueden ser pequeños, pero no lo suficiente como para no poder
realizar lo que se espera según su edad).
Revisemos cómo es el desarrollo de los niños según su edad:
¿Cómo son los niños de 6 a 8 años?
Los niños a esta edad empiezan a enfrentar muchas demandas nuevas para ellos. A los 6
años entran a primero básico, y deben dejar el ambiente protegido que tenían en la casa,
a lo que se suma que deben aprender a leer y escribir (si es que ya no le les enseño en el
kinder!). Ya pueden vestirse sin ayuda y anudar sus zapatos. Tener cierta independencia
de la familia se vuelve muy importante para ellos, y entrar al colegio los contacta con un
mundo mucho más amplio que el familiar, donde las amistades toman un rol importante.
Esta es una etapa crítica, en la que por medio de las tareas escolares, las amistades y los
deportes los niños van desarrollando sentimientos de seguridad y competencia en todas
las áreas.
Cambios emocionales y sociales:
• Muestran mayor independencia con respecto a sus padres y familia
• Empiezan a pensar acerca del futuro
• Entienden mejor su lugar en el mundo
• Dan mayor importancia a las amistades y el trabajo en equipo
• Quieren y buscan ser aceptados por sus amigos
• Quieren jugar más con niños de su mismo sexo (niñas con niñas, niños con niños)
• Pueden tener un “mejor amigo” o incluso algún “enemigo”
• Muestran gran interés en las reglas y rituales
• Tienen un fuerte deseo de hacer las cosas bien y como “hay que hacerlo”
• Tienen dificultades para manejar las críticas y el fracaso
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
• Comienzan gradualmente a tomar en cuenta la perspectiva de otros, pero siguen
estando centrados en ellos mismos
• Ven las cosas en blanco y negro, les cuesta diferenciar matices (bueno o malo,
simpático o pesado, etc.)
• Se enojan cuando su conducta o trabajo escolar es ignorado
Pensamiento y Aprendizaje:
• Muestran un rápido desarrollo de sus habilidades mentales y del lenguaje, tienen un
vocabulario mucho más variado y con palabras más complejas.
• Aprenden mejores formas para describir sus experiencias y hablar acerca de sus
pensamientos y emociones
• Muestran más interés por la lectura y los libros de cuentos
• Comienzan a aprender la diferencia entre derecha e izquierda
• Comienzan a aprender el sentido del tiempo y los días de la semana
• Aprender a resolver los problemas que encuentran en las tareas y en la vida diaria.
• Se vuelve muy importante para ellos crear cosas
Tips para padres:
• Demuestra afecto al niño. Reconoce sus logros.
• Ayúdalo a desarrollar un sentido de la responsabilidad, por ejemplo pidiéndole que
ayude con algunas tareas domésticas como poner la mesa
• Habla con el niño sobre su colegio, amigos y otras cosas que sean de su interés.
• Enséñale a respetar a los demás. Anímalo a ayudar a otros que lo necesitan.
• Ayúdalo a desarrollar la paciencia permitiendo que otros vayan primero, o exigiendo que termine su tarea antes de salir a jugar. Anímalo a pensar en las consecuencias
posibles antes de actuar.
• Establece reglas claras y aténganse a ellas. Deja claro qué comportamientos son adecuados y cuáles no lo son.
• Hagan actividades entretenidas juntos como familia, como jugar juegos, leer, e ir a
eventos especiales. Ayúdalo en su exploración del mundo, llevándolos a museos, tu
lugar de trabajo y otros lugares que no conozca.
• Involúcrate en el colegio del niño. Conoce a los profesores y staff y comprender sus
objetivos de manera que puedan trabajar en conjunto.
• Continúa leyéndole a tu niño. A medida que aprenda a leer, pueden turnar quién
lee a quién.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
• Motivar a los niños en la lectura y la escritura, animándolos a inventar historias con
diálogos, crear la música para obras, y hacer teatro de títeres, simular un diario y
escribir las noticias, armar experimentos, etc.
• Elogia al niño por su buen comportamiento. Es mejor usar el elogio para destacar lo
que el niño hace bien (“Trabajaste muy bien en tu tarea”), que en rasgos que el niño
no puede cambiar (“Eres muy inteligente”).
• Apoya que tome nuevos desafíos. Anímalo a resolver los problemas por sí mismo,
como una pelea con otro niño.
• Da oportunidades al niño de construir modelos, cocinar, hacer manualidades, practicar música, etc. Darse cuenta que es capaz de realizar cosas va a ir fortaleciendo
su autoestima y su confianza en sus capacidades, al mismo tiempo que le permite
aprender a manejar sus emociones cuando las cosas no le salen bien.
• Anima al niño a participar de actividades en grupo, donde pueda ir desarrollando
habilidades sociales.
• Juega juegos de reglas con el niño, como los juegos de mesa, que les permitan desarrollar su capacidad de seguir instrucciones y respetar las reglas.
¿Cómo son los niños de 9 a 11 años?
Su búsqueda por ser independientes va en aumento, así
como su interés por las relaciones con otros niños de la
edad. Comienzan a construir amistades y elegir sus propios amigos, aunque a veces la presión de los pares puede
ser bastante fuerte durante este periodo. Los niños que se
sienten bien consigo mismos son más capaces de resistir la
presión negativa de los pares y de tomar buenas decisiones
para ellos mismos. Valoran sus logros, y se vuelve muy importante para ellos el apoyo, reconocimiento y aceptación
de los demás. Además, comienzan a notarse los primeros
signos de la pubertad, sobre todo en las niñas.
Cambios emocionales y sociales:
• Comienzan a formar amistades más complejas y fuertes. Se vuelve muy importante
tener amigos, especialmente del mismo sexo.
• Experimentan mayor presión del grupo de pares.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
• Se hacen más conscientes de su cuerpo a medida que se acercan a la pubertad. Pueden mostrarse disconformes con su cuerpo o sus características.
• Comienzan a fortalecer su autoimagen, a partir de lo que ellos perciben de sus capacidades, en conjunto con el apoyo y la comprensión de otras figuras significativas
• Empiezan a notar que sus padres y figuras de autoridad pueden cometer errores y
no tienen necesariamente siempre la razón.
• Desarrollan interés creciente hacia actividades y deportes que involucran competencia.
• Son más capaces de controlar sus impulsos y enojo en comparación con los niños
de 6 a 8 años.
• Prefieren pasar más tiempo con sus amigos que con sus padres.
• Empiezan a mostrar interés por el sexo opuesto, pero lo expresan bromeando, molestando o exhibiéndose.
• Todavía tienden a ver las cosas como buenas o malas, no están listos para aceptar
opiniones diferentes y tomar la perspectiva de otras personas.
Pensamiento y Aprendizaje:
• Se ven enfrentados a mayores desafíos en el colegio.
• Se vuelven aún más independientes de la familia.
• Crece su capacidad de poner atención.
• La inteligencia de los niños en esta etapa está más madura, y por eso:
• Usan y entienden un lenguaje más complejo, establecen interés por la lectura
• Desarrollan gustos más definidos y eligen actividades según sus gustos
• Disfrutan planear y organizar tareas y actividades (paseos, panoramas)
• Tienen muchas ideas e intenciones creativas, pero tienen algunas dificultades para
llevarlas a cabo.
Tips para padres:
• Pasa tiempo con tu hijo. Habla con el sobre sus amigos, sus logros y los desafíos que
vienen.
• Involúcrate en el colegio del niño. Asiste a los eventos para padres y conoce a los
profesores.
• Ayúdalo a desarrollar su propio sentido de lo que está bien y lo que está mal. Habla
con el sobre cosas riesgosas que podría sentirse presionado a hacer por sus amigos,
como fumar o retos peligrosos.
• Ayúdalo a desarrollar su sentido de la responsabilidad. Involúcralo en actividades
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
domésticas, como limpiar y cocinar. Enséñale a ahorrar y a gastar dinero sabiamente.
• Conversa con tu hijo sobre el respeto a los demás. Anímalo a ayudar a otras personas que lo necesiten.
• Ayúdalo a plantearse sus propias metas. Anímalo a pensar en habilidades que le
gustaría tener y en cómo puede desarrollarlas.
• Establece reglas claras y atente a ellas. Conversa con tu niño sobre qué es lo que
esperas de su comportamiento cuando no hay adultos presentes.
• Cuando elogies su comportamiento, ayúdalo a pensar en sus propios logros. Decir
“Debes estar muy orgulloso de ti” en vez de “Estoy muy orgulloso de ti” lo anima a
tomar buenas decisiones y comportarse bien cuando no hay nadie cerca para elogiarlo.
• Anímalo a leer todos los días y discutan juntos sus tareas escolares.
• Esta atento a la red social del niño, anímalo a tener amigos y facilita que pase tiempo
con ellos
• Los papás son modelos a imitar para los hijos. La interacción que tengan con sus
hijos será el modelo de las interacciones que el niño tenga con sus pares.
• Conoce a los amigos de tu hijo y sus familias
• Los niños quieren ser más independientes, pero siguen necesitando de la dirección
y guía de los padres.
• En esta etapa es normal que empiecen a aparecer los primeros signos físicos de la
pubertad, como aumento de la estatura, crecimiento de vello, cambio de voz, menstruación, etc. Es importante como papás ir guiando a los niños en este proceso, ir
explicando qué está sucediendo, qué es lo que va a suceder.
Ahora a lo que nos convoca... el TDAH!
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
El Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad.
Es bastante normal que los niños sean más activos, más intensos, menos atentos, y más
impulsivos que los adultos. No es extraño que los niños tengan más problemas que los
adultos para seguir instrucciones y terminar lo que empiezan. Así que cuando los padres
se quejan de que su hijo tiene dificultades para poner atención, controlar su actividad,
o resistirse a los impulsos, generalmente se los tranquiliza diciendo que son cualidades
naturales de los niños y que no hay ninguna necesidad de alarma, y si los problemas son
mayores, que probablemente es un niño inmaduro y que superará estas dificultades con
el tiempo.
Por lo general esto es cierto, pero hay veces en que no lo es. En algunos niños, su lapso de
atención es tan corto, su control de impulsos tan limitado y su nivel de actividad tan alto,
que les trae problemas para completar sus tareas escolares, que no pueden llevarse bien
con otros niños de la edad, y que su incapacidad para hacer lo que les piden sus padres
sin estar encima de ellos les está causando serios conflictos en la casa.
Si los problemas de conducta en estas áreas han llegado al nivel de poner en riesgo la
adaptación y desarrollo óptimo del niño, es muy improbable que se solucionen solos, y
difícilmente pueden ser considerados normales. Si tu niño es así, restarle importancia,
o simplemente darle tiempo para madurar un poco más no solamente es erróneo, sino
también potencialmente perjudicial para su bienestar psicológico y social, y el de tu familia también.
Lo que tiene es una discapacidad del desarrollo conocida como Trastorno de Déficit
Atencional e Hiperactividad, ó TDAH.
¿Qué es?
El TDAH se caracteriza por un déficit en la capacidad de poner atención del niño, y rasgos de hiperactividad e impulsividad que:
• No son apropiadas para la edad
• Persisten en el tiempo (no son situaciones aisladas)
• Interfieren en el desempeño diario (no permiten que el niño pueda realizar lo que
se espera de él)
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Los síntomas
Los síntomas del TDAH aparecen con fuerza entre los 6 y los 12 años. Sus dificultades
tienen consecuencias en su aprendizaje escolar, en sus relaciones sociales con otros niños
y en su vida familiar. Se pueden agrupar en 3 aspectos:
• Déficit de atención
• Impulsividad
• Hiperactividad
Como veremos más adelante, estos tres términos no son tan exactos para describir lo
que les ocurre a los niños con TDAH, por lo que creemos que es más claro decir que los
sintomas de estos niños se agrupan en:
• Dificultad para mantener la atención (Déficit de atención)
• Dificultad para controlar sus impulsos (Impulsividad)
• Exceso de comportamiento (Hiperactividad)
Es verdad que la gran parte de los niños pueden mostrar estas características, pero lo que
diferencia a los niños con TDAH es que estos rasgos son mucho más marcados que en
los niños de su edad, que persisten en el tiempo, y que les traen dificultades importantes
en distintas áreas de su vida, como son el colegio, la casa y la vida familiar, las relaciones
con otros niños, etc.
Dificultad para mantener la atención.
El TDAH implica una dificultad para poner
atención, mantener la atención y persistir en
una tarea en el tiempo. En comparación con
los niños que no tienen este trastorno, los niños con TDAH generalmente evitan las tareas
que requieren de una atención prolongada,
son despistados, olvidadizos y se distraen
fácilmente durante sus actividades, incluso
cuando juegan y estudian. También son más
propensos a cometer errores por descuidos,
ser desorganizados, tener dificultades para escuchar a otros, y completar sus tareas.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Los niños con TDAH tienen problemas para quedarse con las cosas durante el tiempo en
comparación con los demás, y luchan por mantener su atención en las actividades que
son más largas de lo normal, aburridas o repetitivas. Por lo mismo, muestran casi nulo
interés en sus tareas escolares, sus obligaciones en la casa y la lectura de textos largos. Por
desgracia, a medida que los niños crecen, se espera de ellos que sean capaces de hacer
estas cosas aun cuando sean aburridas o demanden esfuerzo, y a mayor edad, más deben
poder realizar estas tareas, con poca o ninguna ayuda. En comparación con otros niños,
los niños con TDAH se quedan atrás en esta capacidad, aproximadamente un 30% atrás.
Esto significa que un niño con TDAH de 10 años, puede tener la capacidad de atención
de un niño de 7 sin TDAH. Esto requiere que los demás intervengan por ellos para ayudarle a orientar, supervisar y estructurar su trabajo y comportamiento, y con esto es fácil
que surjan conflictos entre los niños y sus padres y profesores.
Los niños con TDAH no tienen problemas para distinguir lo importante de lo irrelevante
en lo que se les pide que atiendan. Pueden prestar atención a las mismas cosas que los
niños sin TDAH, pero no pueden mantener el esfuerzo durante el tiempo, como lo hacen
los demás niños.
También se aburren y pierden el interés en lo que están haciendo mucho más rápido
que los niños sin TDAH. Esto los lleva a buscar intencionalmente otra cosa que sea más
divertida, interesante o estimulante, a pesar que no hayan terminado lo que estaban haciendo.
Dificultad para controlar los impulsos.
Los niños con TDAH tienen muchos problemas para esperar por las cosas. Se ponen muy
ansiosos e inquietos cuando tienen que esperar su turno en un juego, en la fila para el
almuerzo o recreo en el colegio, o en cualquier otra situación en la que tengan que esperar. Pueden quejarse de la espera, o incluso empezar a realizar la actividad para la cual se
les ha dicho que deben esperar. También responden a lo que otros dicen o hacen de forma impulsiva, a veces emocional, y terminan siendo juzgados críticamente por hacerlo.
Pueden rápidamente actuar una idea que se les viene a la mente, sin tener en cuenta que
deberían antes haber terminado lo que estaban haciendo en primer lugar. Esto es porque
el TDAH disminuye la capacidad de los niños para inhibir su conducta y controlar sus
impulsos. Este comportamiento es a menudo visto como grosero e insensible, y tiene
consecuencias negativas, tanto en lo académico como en lo social. Los profesores recla-
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
man que “hace comentarios sin levantar su mano” y que “empiezan las tareas o pruebas
sin leer las instrucciones adecuadamente”.
La impulsividad también aparece en la toma de mayores riesgos. Ya que tienen dificultades para tener en cuenta las consecuencias y el daño que puede traer hacer determinada acción, los niños con TDAH son más propensos a accidentarse. No piensan en las
consecuencias, y después de actuar se sorprenden por los desastres que otros preveían
claramente.
Demasiado comportamiento.
En comparación con otros niños de la misma edad, los chicos que tienen TDAH muestran un nivel mucho más alto de actividad. Muchos papás piensan que esta es una característica común en los niños pequeños, y tienden a ignorar el problema. Cuando los
niños entran a primero básico, los síntomas se hacen más notorios, porque se les hace
difícil seguir las reglas en la sala de clases, donde hay más exigencias. Los padres ven
que sus hijos constantemente se cambian de asiento, mueven sus dedos o pies, juegan
con los objetos cercanos, en especial en momentos donde deben esperar. Los profesores
señalan que estos niños constantemente se levantan de sus asientos, se mueven o retuercen cuando se espera que estén sentados,
hablan cuando no es su turno, y tararean
o cantan para ellos mismos cuando se
espera que estén en silencio. Más que se
muevan demasiado, los niños con TDAH
se comportan demasiado. Esto es, tienen
más probabilidad de responder a las cosas
que les rodean en cualquier situación, que
los niños sin TDAH de la misma edad. Su
comportamiento se produce demasiado
rápido, con demasiada fuerza, y con demasiada facilidad en situaciones donde
otros niños serían más inhibidos.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Esto significa que la hiperactividad y la impulsividad que se observa en niños con TDAH
son parte del mismo problema, un problema con la inhibición. A los niños con TDAH les
resulta mucho más difícil resistir distracciones y tentaciones mientras están trabajando
en una tarea larga. También les resulta mucho más difícil volver a la tarea en la que estaban trabajando una vez que la han interrumpido, porque no pueden inhibir el impulso de
responder a esas otras cosas alrededor de ellos que son más atractivas. Así, los problemas
de atención también tienen a la base un problema con la inhibición.
En la última década los estudios científicos han demostrado que, más que un trastorno
de la atención, lo que falla en los niños con TDAH es la autorregulación, el cómo el niño
regula su comportamiento en un entorno social más amplio. Es una perturbación en la
capacidad del niño para inhibir sus reacciones inmediatas en una situación, así como
para utilizar el autocontrol con respecto a tiempo y el futuro. Los niños con TDAH no
pueden usar el sentido del tiempo y del pasado y futuro para guiar su comportamiento.
No desarrollan adecuadamente la capacidad de dejar de enfocarse en el momento y enfocarse en el futuro. En esta línea, que actúen de manera impulsiva tiene mucho sentido!
El niño simplemente quiere hacer lo que es divertido o interesante en el momento y escapar de lo que no lo recompensa en el minuto, maximizando su satisfacción inmediata
tanto como sea posible. Desde perspectiva del niño, siempre es “ahora”. Pero esto puede
ser desastroso cuando se espera que el niño desarrolle esta capacidad de enfocarse en lo
que está por venir, porque esa capacidad es crucial para ser organizados, planificados,
dirigidos hacia una meta, y depende directamente del nivel de control que tenemos sobre
nuestros impulsos.
Así, los problemas de los niños con TDAH no provienen de la falta de habilidad, sino de
una falta de autocontrol. Desafortunadamente, la mayoría de la gente cree que la autodisciplina y el autocontrol es algo que podemos controlar concientemente. Por esto, los
niños sin autocontrol son vistos como niños que no quieren controlarse a sí mismos (son
“malas semillas”), o como si no hubieran aprendido a controlarse a sí mismos (son vistos
como que fueron “indisciplinados” por sus padres).
Esta visión no es real. Estudios recientes han demostrado que hay factores en el cerebro
que determinan el autocontrol y la fuerza de voluntad, y que cuando estos sistemas no
funcionan correctamente, hacen imposible tener autocontrol. Los niños con TDAH tienen dañados estos sistemas. Tienen un problema de base biológica con el autocontrol.
14
Aghh, mi hijo tiene TDAH!
En consecuencia, niños con TDAH tienen dificultades para adaptarse a las situaciones
que requieren ser tranquilo, calmado y racional. Pero hay un lado positivo: los niños con
TDAH son muy apasionados y emocionales en sus acciones, y eso los hace excelentes en
actividades artísticas y humanistas, como la música, el teatro, el arte y la literatura, donde
la expresión emocional es una ventaja.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Diagnóstico y Tratamiento
El TDAH se diagnostica de manera clínica. Un profesional experto observa al niño y ve
si su conducta cumple con los síntomas y sus criterios. Los profesionales también pueden apoyarse en los resultados de algún test, que miden principalmente capacidad de
atención.
El TDAH es una condición neurobiológica. Tiene componentes neuroquímicos, genéticos (antecedentes de la familia) y ambientales. Hoy en día es claro que no está causado
por un mal manejo o por causas exclusivamente psicológicas. Es por esto que la mayoría
de los casos necesitan tratamiento farmacológico, en conjunto con otras medidas de manejo.
Los estimulantes, los fármacos más comúnmente utilizados (Ritalin, Concerta, Dexedrin, Adderall, Aradix), han demostrado ser eficaces para mejorar la conducta, el desempeño académico y la adaptación social tanto en la casa como en el colegio en un 50% a
95% de los niños con TDAH. Qué tan bien responde tu niño a la medicación depende de
muchos factores, y la verdad es que los fármacos no ayudan a todos los niños.
Sin lugar a dudas, los estimulantes producen efectos positivos en la atención sostenida y
la persistencia de esfuerzo a trabajar. Los medicamentos también reducen la inquietud
y la actividad motora. La mayoría de los niños que toman el fármaco son menos impulsivos y tienen menos problemas con la agresión, las conductas disruptivas y para seguir
órdenes.
Cuando los niños con TDAH tienen que hacer trabajos o tareas, la medicación les ayuda
a realizarlas de una manera más eficiente y organizada. Ninguna medicina puede en realidad mejorar la inteligencia, pero los estimulantes aumentan la capacidad de tu hijo para
mostrar lo que ya ha aprendido. En general, los fármacos producen su mayor influencia
en situaciones que requieren los niños para restringir su comportamiento y concentrarse
en las tareas asignadas, como la sala de clases.
También el tratamiento con medicamentos estimulantes reduce la intensidad y mejora la
calidad de las interacciones sociales entre los niños con TDAH y sus padres, profesores y
compañeros. Los estimulantes aumentan la capacidad de los niños para cumplir con las
órdenes de los padres y para mantener ese cumplimiento en el tiempo. Los medicamen-
16
Aghh, mi hijo tiene TDAH!
tos también reducen el comportamiento que compite con trabajar bien, como la falta de
atención, distracción e inquietud.
La mejor opción de tratamiento es el que combina la medicación con técnicas psicológicas, conductuales y educacionales. Por supuesto que hay algunos casos en que sólo la
medicación es suficiente, pero para la gran mayoría esto no es así. No se puede asumir
que el niño se beneficiará necesariamente del medicamento, y aún si responde al tratamiento, el fármaco no es una solución a todos los problemas que vienen con el TDAH.
Algunos niños simplemente no responden a los fármacos, y de los niños que sí responden a los medicamentos, la mitad de ellos no normalizan su conducta o su desempeño
académico o sus relaciones con otros niños. E incluso para los casos en que sí se normalizan, los fármacos tienen un tiempo de acción corto, y no pueden ser usados en las tardes
(dificulta el dormir). Por esto, necesitan otras formas de tratamiento que los ayuden en
estas situaciones. Además, muchos niños con TDAH tienen dificultades de aprendizaje
y en sus relaciones sociales con otros niños, dificultades que no se van a ir con los fármacos. Para la gran mayoría de los niños con TDAH, un tratamiento múltiple es lo más
efectivo. Además, una intervención temprana aumenta la probabilidad de tener resultados exitosos.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Un modelo para entender las conductas de tu hijo.
Como en todas las cosas, lo que hace un niño no es solo un reflejo de sus características
individuales (por ejemplo “es desordenado” à su pieza es un desastre) sino que se conjugan varios factores que dan como resultado el cómo se comporta. Por supuesto que
parte del comportamiento está dado por las características del niño, lo que llamamos
temperamento (nivel de actividad física, capacidad de atención, emotividad, sociabilidad, irritabilidad). Pero también influyen otros factores, como las características que han
heredado de sus papás (en más de una vez han visto a sus hijos haciendo cosas que les
recuerdan a ellos mismos), y el ambiente y la situación en que están. Los niños pueden
comportarse mal para obtener consecuencias positivas o escaparse de situaciones que
no les gustan, son aburridas u obligan a hacer un gran esfuerzo. También hay factores
estresantes que influyen en el comportamiento de los niños, como problemas en la relación de los padres, en la relación con sus amigos, con sus hermanos. A veces es tentador
echarle la responsabilidad a las características individuales del niño, y no vemos todo lo
que influye el ambiente. El problema con esto es que las características individuales son
difíciles o casi imposibles de cambiar, y entonces sentimos que no hay nada que hacer. Si
decimos que un niño es desordenado ó hiperactivo, le ponemos una etiqueta que es fija,
y ante la cual lo único que queda es “adaptarse y vivir con eso”. Si en cambio empezamos
a poner más atención a la situación en la que ocurren esas “características”, vamos a ir
notando matices y patrones que se repiten, y que sí son modificables! (por ejemplo, Juan
nunca quiere ordenar sus juguetes después de que termina de jugar, pero cuando le decimos que haremos una competencia con tiempo y veremos qué tan rápido puede meter
sus juguetes en el baúl, lo hace entusiasmado).
Un refuerzo o recompensa es algo que se añade para aumentar la probabilidad de una
conducta. No es algo que de por sí genere ese efecto, si no que su capacidad de influencia
depende del momento. Por ejemplo, si estamos muy hambrientos hay una mayor probabilidad de que accedamos a hacer algo a cambio de comida, que si recién acabamos
de comer (en este caso la comida sería el refuerzo por hacer algo que nos piden, ya que
aumenta la probabilidad de hacer eso).
Como papás, constantemente van reforzando conductas en los niños. El problema es
que a veces también reforzamos conductas que no deseamos que sigan ocurriendo, y de
hecho hacemos que ocurran más. Veamos estos ejemplos:
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Mientras Elisa está sentada en silencio haciendo sus tareas, la profesora pasa a su lado y
la felicita por el buen trabajo que está haciendo. Elisa se pone contenta, y es más probable
que trabaje de esa manera en sus tareas las veces siguientes.
Un papá y su hijo Mateo están en el supermercado comprando. Mateo está aburrido y
comienza a llorar y gritar “¡Quiero irme a la casa!!, ¡Quiero irmeee!!”. El papá se pone
muy incómodo y avergonzado, y se va de la tienda inmediatamente. En el futuro, es más
probable que Mateo se comporte de la misma manera, y llore y grite cuando no quiera
estar en un lugar.
En general, la mayoría de los padres de niños con TDAH muestran el mismo patrón, en
sus esfuerzos para controlar el comportamiento inadecuado de sus hijos, en el que cuando una estrategia no funciona, pasan a siguiente etapa de la secuencia. Inicialmente, los
padres tratan de ignorar o negar la atención a sus hijos cuando se comportan mal. Tal vez
creen que su mal comportamiento tiene como fin llamar la atención, y que ignorando al
niño el problema debería disminuir. Pero la mala conducta de los niños no es producto
solo de esto, por lo que es poco probable que esta técnica tenga éxito.
A medida que el comportamiento disruptivo continúa o se intensifica, los padres dan
más órdenes y mandatos, especialmente enfocadas a controlar los impulsos de los niños.
La mayoría de estas ordenes son restrictivas, demandando a los niños que dejen de hacer
lo que están haciendo, y los padres se ven repitiendo estas ordenes constantemente, sin
grandes resultados.
En algún momento, la frustración y la desesperación pueden llevar a que los padres comiencen a introducir amenazas mientras siguen dando órdenes. Cuando este enfoque
falla para motivar a los niños con TDAH a escuchar y obedecer (como generalmente
ocurre), los padres empiezan a utilizar formas de disciplina física u otras formas de castigo para recuperar el control sobre el comportamiento rebelde de sus hijos. Algunos
padres simplemente se dan por vencidos en este momento, cediendo a las demandas
del niño, e incluso hacen ellos mismos las tareas y obligaciones del niño, o abandonan y
dejan todo sin hacer. Si los niños han empezado a cumplir, pero de manera deficiente, los
padres intervienen y ayudar a los niños a hacer sus obligaciones.
Con el tiempo, los padres no siguen esta secuencia desde su inicio cada vez que deben intervenir para controlar a sus hijos con TDAH, sino que directamente intentan
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
la [ultima estrategia que provocó al menos un éxito parcial *generalmente las medidas
físicas). Esto fácilmente puede llevar a reaccionar inmediatamente de manera negativa
o disciplina física severa, incluso al más mínimo mal comportamiento. Algunos padres
sienten que han llegado a un estado tan severo de fracaso en su rol de padres, que dejan
de hacer el esfuerzo de dar y hacer cumplir órdenes a sus hijos, y les dejan hacer lo que
quieran. En algunos casos esos padres pueden alternar entre la retirada completa, con
reacciones excesivamente duras frente a la mala conducta de sus hijos, en función de su
propio estado de animo y la irritabilidad del momento. En definitiva, vivir con un niño
que tiene TDAH puede afectar seriamente la salud mental de los padres y el compromiso
de ser padres.
Puedes sentirte identificado, y puede que tu nivel de energía y tu sensación de tener el
control estén bastante bajos. Pero no te des por vencido como padre. Hay muchas maneras de hacer la vida más fácil en el hogar, algunas de las cuales te presentamos más adelante. Los niños con TDAH tienen un lado positivo, y criar a un niño con TDAH puede
ser una enorme satisfacción, cuando aprendes a hacer frente a la tensión adicional que
trae consigo en la crianza. Esfuérzate por ser un padre centrado en principios y encontrarás que el estrés de criar a un niño con TDAH disminuye sustancialmente.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
Convertirse en un padre experto.
Ser un padre experto significa tener un plan de acción, según el cual no actúas a partir
de impulsos y sentimientos transitorios del momento, sino de acuerdo a un plan y un
sentido de lo que es correcto y lo que te va a llevar a la meta que tienes en mente. Más que
restrictivo, estar centrado en principios es liberador, porque tienes mayor control sobre el
resultado de las interacciones con tu hijo, ya que tienes la libertad de actuar para cambiar
la situación, y solamente reaccionar a ella.
La crianza de niños TDAH centrada en principios significa: (1) Hacer una pausa antes
de reaccionar al mal comportamiento del niño, (2) Usar esta pausa para reflexionar en
los principios que revisamos en este libro, y (3) Escoger una respuesta a la conducta del
niño acorde a esos principios. La idea es que tengas estos principios siempre presentes,
por lo que si te ayuda deja copias en lugares visibles, como el refrigerador, o tu escritorio
en lugar de trabajo. Recordar estos principios al levantarte y tenerlos presentes durante el
día te va a ayudar a ponerlos en práctica.
El TDAH es un déficit en el autocontrol, función fundamental para planificar y organizar, lo que llamamos funciones ejecutivas. En los niños con TDAH, lo “ejecutivo”
en el cerebro, que en teoría debería controlar y organizar
el comportamiento, ayudando al niño a planificarse para el
futuro y conducirse de acuerdo a esos planes, está haciendo
un trabajo insuficiente. No es una falta de conocimiento o
habilidades, por lo que mostrarle al niño cómo se hacen las
cosas no va a ayudarlo a superar sus dificultades. En cambio, sí va a ser efectivo dar instrucciones claras, reorganizar
las tareas de manera que sean más atractivas y motivantes,
guiar la conducta del niño hacia metas futuras vs gratificaciones inmediatas, y proporcionar recompensas inmediatas cuando termina una tarea o cumple con las normas.
Suena simple, pero en la práctica, no siempre es fácil de implementar. Las 16 ideas a continuación te pueden ayudar.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
16 tips para criar a un niño con TDAH
y no morir en el intento
1. Se proactivo
Demasiadas veces reaccionamos a la conducta de nuestros hijos, y no eligiendo conscientemente nuestras acciones. Actuamos de manera impulsiva, sin tener en cuenta las
consecuencias y sin ningún plan de lo que estamos tratando de lograr.
Ver cualquier situación desde lo “reactivo” puede ser desesperanzador, porque te da la
impresión que tu futuro y tu relación con tu niño están bajo control del niño o de otros
agentes externos. Sientes que las interacciones con tu niño son impredecibles, y la relación se vuelve hostil, negativa, estresante y disfuncional. Pero no es lo que tu niño hace
o hace contigo lo que genera estos problemas, es tu respuesta a eso. Asume la responsabilidad de tu propio comportamiento como padre y de las interacciones y la relación que
tienes con tu hijo. Toma la iniciativa para cambiar lo que no te gusta de la forma en que
actúas con tu hijo, y toma la responsabilidad de hacer que la relación que tienes con tu
hijo sea como te gustaría que fuera.
2. Prepárate para el futuro
Cuando las cosas salen bien, generalmente no fue producto de la improvisación, sino de
una preparación previa. Anticiparse a lo que viene permite estar preparados, he incluso
tener un margen de tiempo para poder hacer cambios. (Por ejemplo, el que los niños
corran por la sala de espera y no se comporten porque están aburridos se podría haber
evitado llevando juguetes o cosas que les interesen y puedan hacer mientras esperan, en
vez de tratar de improvisar en el minuto algo para calmarlos)
3. Reacomoda el ambiente
Cambiar algunos factores ambientales o rutinas cotidianas puede ayudar a que los niños
se comporten mejor. Por ejemplo, los niños se comportan mejor en la mesa si la tv está
apagada y se proponen temas de conversación donde los niños puedan participar y sean
interesantes para ellos.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
4. Usa un lenguaje simple, claro y agradable
Siempre que te dirijas a tu hijo, acuérdese de usar un lenguaje simple que lo ayude a entender totalmente lo que tú le quisiste decir. Especialmente con los niños con TDAH, es
necesario usar un lenguaje muy simple y directo. Ojo con los gritos, tú eres un modelo
a imitar.
5. Comienza con el fin en mente
Cuando te enfrentes a un problema, trata de imaginar cómo te gustaría que se resolviera.
Puedes aplicar este principio a problemas pequeños, como por ejemplo, imaginar cómo
te gustaría que terminara el tiempo que dedicas a hacer tareas escolares con tu niño, y
también a problemas más complejos, como por ejemplo, cómo te gustaría que tu hijo
llegara a cuarto medio.
Empezar con el fin en mente te ayuda a enfocarte mejor en lo importante, y en lo que
debes hacer para que las situaciones terminen de la manera que te gustaría. No se puede
tener un plan sin una meta, por lo que no sirve de nada tener o aprender estrategias para
utilizar con tu niño si no sabes qué resultado quieres lograr.
Por ejemplo, si tienes que ayudar a tu niño a con un trabajo para el colegio, antes de empezar visualiza como quieres que termine ese rato. Probablemente, quieres que el trabajo
quede bien hecho, pero también que ambos pasen un rato agradable mientras trabajan
y que al final de la tarea la relación entre ustedes siga intacta, o quizás incluso se rían y
resulte ser una experiencia enriquecedora. Visualiza en tu mente esas imágenes. Te vas
a dar cuenta como estas imágenes van a ir guiando en tus decisiones y reacciones frente
a las conductas de tu hijo. Teniendo el fin en mente, vas eligiendo actuar para mantener
la interacción positiva y optimista, guiando y enseñando a tu niño pero con humor. Y
probablemente así va a terminar, si activamente haces cosas para que suceda. Tu relación
con su hijo y la manera en que las interacciones más pequeñas resultan ya sea por diseño
o por defecto son totalmente tuyas. Antes de actuar, visualiza el final en tu mente y aclara
el objetivo, los pasos hacia tu meta surgirán de este proceso.
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
6. Explícale al niño qué es una conducta apropiada
Muchas veces los niños cometen errores porque no han entendido lo que los padres les dicen
o les piden. Explícales que es lo que esperas de ellos, con palabras simple e instrucciones concretas, ó muéstrales qué es una conducta apropiada. Por ejemplo: Juan, quiero que te sientes
en esta silla de esta manera, como me estoy sentando yo, y me esperes acá hasta que yo vuelva”
7. Usa incentivos antes de castigos
Es común que los padres recurran a los castigos cuando un niño se comporta mal o desobedece. Esto puede estar bien para un niño sin TDAH, que se comporta mal sólo de vez
en cuando y así recibe una pequeña cantidad de castigo, pero no está bien para un niño
con TDAH, ya que es probable que se porten mal con mucha más frecuencia y podrían
recibir una gran cantidad de consecuencias negativas. Cuando se utiliza sólo el castigo, y
simultáneamente no hay recompensas y comentarios positivos, no es efectivo para cambiar el comportamiento, y se genera un clima hostil con el niño. Incluso a veces puede
conducir a esfuerzos de contra control por parte del niño: tu hijo trata de encontrar la
manera de devolver el golpe y se comporta aún peor. La regla de los incentivos antes de
los castigos es simple: Cuando quieras cambiar una conducta indeseable, primero debes
decidir qué comportamiento positivo quieres que lo reemplace. Cuando el niño muestre
ese comportamiento positivo, preocúpate de recompensarlo y elogiar a tu niño por cómo
se está comportando. Solamente después que hayas reforzado este buen comportamiento
por al menos una semana, puedes empezar a castigar el comportamiento opuesto no deseado. Castiga selectivamente, sólo cuando ese comportamiento aparezca, no lo castigues
por todo lo demás que hace mal. Intenta usar sólo castigos leves, como por ejemplo perder un privilegio especial, o un breve tiempo fuera, y asegúrate de mantener un equilibrio
entre los castigos y las recompensas. Ten en mente la regla de 3x1: puedes aplicar un
castigo por cada 3 veces que hayas recompensado a tu niño en otras conductas positivas.
Felicitar a los niños cuando hacen algo bien les da pistas para saber qué es lo que se espera de ellos. Si la conducta del niño esté lejos de ser satisfactoria en ese momento, los puedes elogiar por el esfuerzo que realizaron (aunque no hayan logrado el resultado). Esto
les va a indicar que van por el camino correcto y los va a animar a no darse por vencidos
en el intento por comportarse mejor.
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Por ejemplo, tu niño con frecuencia interrumpe, se entromete, y suelta comentarios en
la mesa del comedor. Hablas con el niño antes de la hora de la comida familiar sobre
de lo que te gustaría que él hiciera más en la mesa: tratar de no hablar mucho, esperar
hasta que los demás hayan terminado antes de hablar, y hablar sólo después de tragar los
alimentos. A continuación le explicas que puede ganar puntos por seguir estas reglas. A
lo largo de la comida, vas marcando puntos en una pequeña tarjeta cada vez que tu niño
cumple con las reglas (o hace un esfuerzo por cumplirlas) y te aseguras de que el niño
ve que esto ocurre, al mismo tiempo que le das una señal no verbal de aprobación, que
le permita saber al niño que tu aprecias el esfuerzo que está realizando por cumplir las
reglas. Cada vez que el niño viola una regla, ignoras ese comportamiento. Luego de una
semana, puedes ir restando puntos cada vez que el niño no respeta una de las reglas. Recuerda la regla de 3 recompensas por cada castigo.
8. Usa el reloj como tu aliado
Los niños con TDAH tienen retrasos en su desarrollo de un sentido interno del tiempo
y del futuro. Debido a que no tienen el mismo sentido del tiempo que los demás niños,
tienen dificultades para responder a las demandas que implican tener en mente el futuro, y por eso, ellos necesitan apoyo externo para el periodo permitido para hacer una
tarea asignada. Por ejemplo, si le indicas a tu niño que tiene 20 minutos para ordenar su
pieza, puedes poner un cronómetro o reloj de cocina en un lugar visible para el niño, o
cualquier medio externo donde el niño pueda mirar concretamente cuanto tiempo tiene y cuanto le queda para completar la tarea. Para las tareas que implican tiempos más
largos (trabajos del colegio, tareas que tengan varios pasos), es necesario que reduzcas el
tiempo, fraccionando la tarea en pasos más pequeños (incluso en distintos días si es muy
largo, como un proyecto escolar), y dar tiempo para cada paso. Sin estos métodos, el niño
probablemente dejará el trabajo que debe hacer para último minuto, lo que hace que sea
imposible que haga un buen trabajo.
9. Usa torpedos para guiar a tu hijo
Ya que en los niños con TDAH, su capacidad de tener en cuenta toda la información
necesaria para completar una tarea se ve afectada, resulta muy útil colocar la informa-
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ción importante de forma física en el lugar en que se debe hacer la tarea. Por ejemplo, si
tu hijo hace sus tareas en un lugar específico, puedes poner en ese lugar tarjetas con las
instrucciones para hacer la tarea, como “Has todos los ejercicios, sin saltarte ninguno”,
“Lee las instrucciones con atención, has toda la tarea, y cuando hayas terminado vuelve
a revisar que todas las respuestas estén completas y bien hechas”, “Pide ayuda si no sabes
hacer algún ejercicio”. Estos recordatorios deben estar diseñados para solucionar los problemas que cada niño tiene mientras trabaja. Si tu hijo suele tener problemas cuando un
amigo va a jugar a la casa, antes de que el amigo llegue, tómate un minuto con tu niño
para revisar las reglas sociales que necesita seguir, como “Comparte tus juguetes”, “Hay
que turnarse en los juegos”, “Juega a algo que los dos quieran hacer”. Incluso puedes escribirlas en una tarjeta y revisarlas con tu hijo en privado un par de veces, mientras el amigo
está en la casa. Mientras más presentes la información importante de manera externa, es
más probable que tu hijo recuerde la información y la use para guiar su comportamiento.
10. Usa incentivos para motivar
Los niños con TDAH tienen problemas para internalizar no sólo el tiempo y las reglas,
sino también la motivación. No son capaces de reunir motivación interna suficiente para
quedarse en una tarea aburrida, tediosa o larga (también porque no visualizan las recompensas a futuro). Pero este déficit de motivación interna se puede superar al dar al
niño motivación externa que lo impulse a trabajar, como un incentivo, una recompensa
o reforzando su buena conducta. Puedes entregar algo que el niño desee luego que haya
realizado la tarea (tener un privilegio especial, tiempo de TV extra) o algunas fichas o
puntos que luego pueda canjear por algún privilegio (en la página web puedes aprender
como diseñar un sistema de recompensas en casa).
11. Hazlo visual
Los niños con TDAH tienen dificultades para “jugar” con la información mental cuando
tienen que parar y pensar sobre una situación o problema. Responden impulsivamente,
sin poner suficiente atención a sus opciones. Por eso, es muy útil para ellos encontrar
maneras de representar más físicamente un problema y las alternativas de solución. Por
ejemplo, si tu niño tiene que escribir una composición para el colegio y parece no estar
respondiendo bien a esta tarea, por ejemplo puede hacer tarjetas en que escriba todo lo
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Aghh, mi hijo tiene TDAH!
que se le viene a la mente durante un periodo de tiempo. De esta manera cada idea queda
“capturada” en vez de perderse, y entonces el niño puede jugar con las ideas de una forma
física en vez de mentalmente. Lo mismo puede ser usando tarjetas ó dibujos pequeños y
símbolos, donde cada uno represente una idea que tenga que recordarse para resolver el
problema.
12. Menos bla bla y más acción!
A tu hijo no le falta inteligencia ni habilidad, por lo que simplemente hablar con tu niño
para que se comporte mejor, no va a cambiar el problema neurológico a la base que hace
que sea tan desinhibido. Tu hijo es mucho más sensible a los refuerzos y las consecuencias que utilizas, y mucho menos sensible a los sermones, que un niño sin TDAH. Así que
actuar con rapidez y frecuencia va a ser mucho más efectivo para que tu hijo se comporte
mejor. Sigue hablando, y lo único que conseguirás es empeorar su mala conducta.
13. Pon primero lo primero.
Qué es lo importante en tu relación con tu hijo? Que es lo que más te importa en tu rol de
ser padre? Cuales son las dificultades y responsabilidades en las que tu niño necesita tu
ayuda para superarlas? Algo fundamental para los padres de niños con TDAH es aprender a distinguir las batallas de las guerras, o sea, diferenciar las cosas triviales y sin importancia que deben hacer con sus hijos (por ejemplo, hacer la cama antes de ir al colegio),
de las cosas importantes que hay que cumplir (por ejemplo, prepararse para ir al colegio
y salir de la casa en un ambiente tranquilo y cariñoso). Demasiadas veces los padres de
estos niños quedan atrapados luchando por cosas triviales. Los niños con TDAH pueden
hacer tantas cosas mal, que sus padres podrían estar haciéndoles frente gran parte del día,
quedando muy poco tiempo (y ganas) para las cosas realmente importantes.
Los padres de niños con TDAH deben desarrollar un sentido de prioridades. Aprende
a distinguir entre las cuatro categorías de trabajo y responsabilidades con tu hijo: (a)
urgente e importante, (b) urgente y no importante, (c) importante pero no urgente, y (d)
no es importante y no urgente. Probablemente tratas de cumplir todas las tareas de la
categoría (a), y dedicas muy poco tiempo a las de la categoría (d). Lo difícil es distinguir
entre (b) y (c). En el caos cotidiano, a menudo cumplir con las actividades diarias de tu
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niño (colegio, deportes, actividades extra programáticas) toma prioridad sobre las cosas
que son importantes, pero no urgentes. Por ejemplo, puedes llegar con tu hijo a clases de
fútbol a tiempo, pero afectando tu relación con él en el proceso.
El día domingo, o al comenzar la semana, especialmente si tienes muchas cosas por delante, selecciona de esas cosas cuáles son importantes para ti y para tu hijo, y anótalas en
tu agenda, para que no te dejes llevar por la avalancha de tareas de esa semana (devolver
llamadas, tareas domésticas, preparar la comida a la hora, acostar a los niños) que parecen urgentes pero son relativamente triviales.
14. Yo gano/Tú ganas
Al menos durante toda la etapa escolar y adolescencia de tu hijo, vas a tener que pedirle
que haga sus tareas y trabajos escolares, que cumpla con compromisos sociales, y que se
atenga a las reglas de la casa. Cada una de estas cosas supone una negociación. Cuando
te enfrentes a cualquiera de ellas, maneja la situación de manera que en la medida de lo
posible, ambas partes (tu y tu niño) consigan lo que quieren. No te enfoques solamente
en lo que quieres que el niño haga, trata de entender cuán difícil puede ser para el hacer
lo que le estás pidiendo. Comienza con el fin en mente, y pregúntate como quieres que te
vea tu hijo: como un tirano o un negociador respetuoso?
Piensa en alguna obligación que tenga tu hijo (hacer sus tareas, ordenar su pieza) que
sea un punto de conflicto. Ahora piensa en qué puede hacer de esa tarea una situación
ganadora para tu hijo, no solo para ti. ¿Disfruta viendo una película, un tiempo extra de
videojuegos, jugar un juego contigo? Elije cualquier recompensa que creas que sea atractiva, y hazla parte del contrato verbal cuando le pidas que complete esa tarea (“Si ordenas
tu pieza antes de almuerzo, podemos jugar un juego que tu elijas en la tarde”).
15. Lucha por la consistencia
Para tener resultados exitosos, es muy importante que seas consistente, o sea, que uses las
mismas estrategias para manejar el comportamiento de su hijo en todo momento.
Ser consistentes significa cuatro cosas importantes: (1) ser coherente a lo largo del tiempo, (2) no abandonar demasiado pronto, cuando estés empezando un cambio, (3) res-
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ponder de la misma manera, y (4) asegurarse de que ambos padres están usando los
mismos métodos. Ser impredecible o inestable en tu exigencia de cumplimiento de las
normas es una invitación al fracaso, así como también lo es perder la esperanza cuando
el nuevo método no produce resultados espectaculares e inmediatos. Otro error típico es
responder a los comportamientos del niño de una manera en casa, y de otra manera totalmente distinta en los lugares públicos. Prueba con una técnica de cambio de comportamiento durante al menos dos semanas antes de decidir que no está funcionando. Por
último, traten de mantener un frente unido como padres, aun cuando tengan diferencias
en los estilos de crianza de los hijos.
16. Mantén la perspectiva
A veces, cuando se enfrentan a una situación difícil de manejar con su niño con TDAH,
los padres pueden perder toda perspectiva sobre el problema inmediato. Se enojan, avergüenzan, y se frustran cuando sus intentos de control no funcionan, e incluso pueden
bajar al nivel del niño y discuten con el como otro niño más. Tienes que recordar en todo
momento que tú eres el adulto, y que lo que tu niño hace no es algo personal en contra
tuyo, sino una manifestación de las dificultades que le traen el TDAH. Una manera de
mantener la calma en circunstancias difíciles es tratar de mantener cierta distancia psicológica de los problemas de su hijo. Imagina que eres un desconocido, para que puedas ver
la situación en perspectiva, y puedas reaccionar de manera más razonable y justa. Esto es
difícil, por lo que puede que tenga que acordarse de la discapacidad de su hijo cada día
(tal vez incluso varias veces al día), y especialmente cuando estés tratando de hacer frente
a conductas disruptivas.
No permitas que tú propia autoestima y dignidad personal se ponga en juego, si “ganas”
o no una discusión o encuentro con tu hijo. Nadie está llevando la cuenta. Mantén la
calma y el sentido del humor si es posible, y por todos los medios trata de seguir los otros
principios mencionados anteriormente, cuando interacciones con tu hijo. Si te alteras,
aléjate de la situación por un momento y ve a un lugar diferente para recuperar el control
sobre tus sentimientos. No concluyas que eres un mal padre cuando la situación va mal
o no salen como quieres. Los niños con TDAH tienen la capacidad para sacar lo peor en
los padres, lo que hace que los padres se sientan terriblemente culpables por sus propios
errores. Al final del día, perdona tus propios errores, y los de tu niño. No tiene sentido
acumular resentimientos. Mejor reflexiona que no salió tan bien y qué podrías hacer para
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mejorar eso, e intenta hacerlo mejor la próxima vez. Así podrás empezar un día fresco al
día siguiente.
Con demasiada frecuencia, los padres de niños con TDAH dedican tanto tiempo y energía exclusivamente a sus hijos que se agotan. Esta actitud puede parecer heroica y altruista, pero en realidad no tiene sentido y es destructivo a largo plazo.
Si te das cuenta que no estás usando muchos de estos hábitos efectivos, no eres el único,
ni eres un mal padre o una persona horrible. Todos pueden estar cansados, estresados,
enojados, y esto interfiere con su capacidad para mantener estos principios en mente y
actuar en consecuencia. Criar no es fácil y demanda esfuerzo y trabajo constante. Puede
ser frustrante intentar nuevas estrategias y que no funcionen a la primera, lo más importante es el esfuerzo que hacen por mejorar y perseverar en ello.
Cuéntame cómo te fue!
¿Tienes dudas o preguntas? ¿Necesitas más ayuda?
Me puedes escribir a [email protected]
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