TEMA 1 - Documento sin título

TEMA 1. Conceptos (deontología, ética y moral). Deontología y
quehacer del detective privado. El cumplimiento del deber.
Previo (otros conceptos: filosofía, fe, metafísica)
La deontología pertenece al ámbito del pensamiento y de la actividad
humana cuyo desarrollo tiene su origen en la Filosofía. La Filosofía
proviene etimológicamente del griego “fileo” (que significa amor) y “sofia”
(que significa sabiduría, conocimiento), con lo que la filosofía sería la ciencia
que estudia el conocimiento de la esencia, propiedades, causas y efectos de
las cosas. Su origen se produce cuando el hombre empieza a preguntarse
por el porqué de las cosas y su finalidad (sabio, sofista) y comienza la
búsqueda de la Verdad (que para los diferentes filósofos significaba cosas
distintas o se hallaba en cosas diferentes).
Sin el afán del conocimiento o descubrimiento la humanidad caería en
la rutina, en la repetición de acciones y daría lugar a una vida intelectual
muy limitada.
Uno de los campos de la filosofía son las realidades espirituales
(como el conocimiento de Dios, del alma, etc.), la fe (creencias de un
individuo o grupo de personas) y por ello los filósofos cristianos no desligan
el conocimiento adquirido por la fe (revelación divina) del conocimiento
racional. Dirá Santo Tomás que la fe no destruye la razón sino que la
supera. Algunos filósofos se amparan en estas creencias para fundar sus
teorías sobre las cosas.
La metafísica es la ciencia que se ocupa del estudio de todo lo que
está más allá de la física, esto es de lo que se puede percibir por los
sentidos (física de la naturaleza). Estudia al ente en su generalidad (desde
lo puramente material hasta lo más abstracto: propiedades, principios y
causas).
Las áreas de la filosofía, además de la metafísica, serían:
a) Filosofía del ser. Se divide en tres ramas: filosofía de la
naturaleza, metafísica y teología natural.
b) Filosofía del hombre. Se divide en antropología filosófica y ética.
c) Filosofía del conocimiento – gnoseología - y de la ciencia. Estudia
a través de la realidad sensible el conocimiento de la verdad. Se
divide en Lógica y Filosofía del lenguaje (que estudian cómo actúa
nuestra inteligencia para alcanzar la verdad a través de tres
operaciones intelectuales: simple aprehensión – los objetos son
captados por los sentidos y se representan internamente -, juicio
– para entender lo que se percibe es preciso componer y dividir
las diversas aprehensiones que se efectúan para poder captar
realmente la esencia, propiedades y accidentes del objeto - y
raciocinio – supone la unión o separación de diversos juicios, con
dicha actividad el intelecto humano se perfecciona aumentando
progresivamente su saber)
DEFINICIONES DE ÉTICA, MORAL Y DEONTOLOGÍA
i) Ética: viene del griego “ethos”, que significa costumbre y se puede
definir como el estudio filosófico de la conducta buena y mala.
El cual tiene dos significados uno de costumbre, hábito o uso y otro,
como morada o residencia. No obstante se ha aceptado el término en el
sentido de modo de ser o carácter (y en este sentido la ética invita a
forjarse un buen carácter).
La acepción ethos sería como el fundamento de la praxis, es decir la
raíz de la que brotan los actos humanos. Lo ético comprende ante todo las
disposiciones del hombre en la vida y naturalmente también en el aspecto
moral.
Conjunto de normas y hechos que conducen al hombre hacia la
práctica de las buenas costumbres, la honestidad y el cumplimiento del
deber.
Es una parte de la filosofía práctica que se ocupa de los problemas
filosóficos que surgen de la conducta humana. La ética estudia los actos
humanos, que se realizan por voluntad y libertad de la persona.
La ética no se preocupa por las teorías ni tampoco pretende describir
la realidad. La ética pretende orientar las acciones. No es un catálogo de
soluciones para afrontar los problemas ni mandamientos que hay que
cumplir para ser felices, la ética orienta, guía, motiva para que cada
individuo y cada comunidad descubran su bien. El ser humano es un viajero
y la ética nos orienta en ese camino, sería la brújula o el mapa que le guía.
La ética tampoco es un conjunto de prohibiciones sino que nos
enseña a vivir bien haciendo el bien. La ética además pretende que
actuemos racionalmente, utiliza argumentos racionales, no vale imponer o
los argumentos de autoridad, nos enseña a tomar decisiones prudentes,
deliberando y reflexionando para realizar la acción más adecuada.
La ética no se refiere a acciones puntuales (no se trata de hacer la
obra del mes sino de ser hombres o profesionales de bien, no se trata de
dar limosna sino de ser caritativos) sino que afecta a toda la vida.
Aristóteles decía que una golondrina no hace verano, no basta un acto para
calificar a un hombre como bueno o mal.
La ética nos invita a buscar los fines o metas de nuestra vida. El
hombre busca, muchas veces fracasa, abandona o se distrae, lo importante
es seguir teniendo otros fines y metas. (el problema es que hoy día los
ciudadanos están desencantados con la realidad). Fines que deben ser
posibles y estar al alcance de nuestras posibilidades para evitar la
frustración. No deben ser muchos (como los niños que quieren todo, o como
los jóvenes que creen todo posible) hay que centrarse en los que merezcan
la pena.
La ética no se puede reducir a cumplir reglas o normas, pues las
reglas son meros medios para lograr los fines.
La ética nos invita a buscar la felicidad que es el fin último a que todos
tienden. El problema es que la felicidad se entiende de diferentes formas
(placer –consumo, ocio- como logro – ser buen profesional -, como servicio
a los otros – amor, solidaridad-) y se tarda un tiempo en alcanzar (no es
cosa de un día).
La ética no inventa la vida moral, reflexiona sobre ella. El ser humano
es libre para actuar, surgen conflictos y la ética reflexiona para encauzar la
praxis humana.
En lenguaje común la ética se aplica a la conducta libre y responsable
de una persona cuando esta es juzgada por los demás como adecuada a un
ser humano, como digna de alabanza y merecedora de imitación y como
deseable en todos los seres humanos. De este modo el lenguaje común
refleja el sentido moral de las personas.
Ahora bien, puede suceder que una determinada conducta que se
considera adecuada, loable, imitable y deseable dependa de aspectos de la
sociocultura de quienes lo emiten o de otros factores subjetivos, de forma
que para personas de distinta culturas o con distinta formación esa manera
de actuar no sea ni ética ni modélica. Así, se antoja preciso estudiar y
reflexionar la conducta humana adecuada en un ser racional, que constituye
el objeto y la tarea de una disciplina filosófica que también se denomina
ética. Por consiguiente, ética se usa tanto para referirse a la conducta
deseable y adecuada de una persona como a la disciplina filosófica que se
ocupa de su estudio.
En tanto que disciplina filosófica no se ocupa del estudio concreto de
dilemas y problemas éticos concretos sino de proporcionar a las personas
criterios o principios con los que estructurar un proceder habitual ético. P.
ejemplo el respeto a la dignidad y derechos humanos es un criterio último e
incuestionable para todo el procedimiento ético. O el principio de justicia
(reconocer, dar o exigir a cada uno lo que le corresponda) aplicable a las
relaciones familiares, a las relaciones personales en general, a las
relaciones entre profesionales y clientes, entre trabajadores de una
empresa, etc.
La ética no solo estudia los comportamientos humanamente
adecuados sino que además procura motivar a las personas para el
seguimiento de esos comportamientos. La motivación puede hacerse
razonando con ayuda del sentido común y de la experiencia por qué se
deben seguir determinados comportamientos o utilizando otros recursos. P.
ej. además de razonar la importancia teórica de respetar los derechos
humanos puede reforzarse la motivación mostrando cómo el respeto a los
derechos de los demás es algo que reclama la misma dignidad del que
actúa. Así una persona que tortura sus actos son indignos, es un atentado
contra la dignidad tanto del torturado como suya. También se puede
motivar sobre los comportamientos más adecuados para una convivencia
ética mostrando que comportarse éticamente es lo mejor para todos. Así,
todos entienden que es mejor una convivencia en la que todos se respetan
entre sí que no una en la que se roban, lesionan, calumnian, etc. pues los
débiles no encontrarían ayuda y serían oprimidos por los más fuertes.
No siempre es fácil aplicar los principios de la ética por lo complejo de
las situaciones. Así, el estudio sobre la conducta humana adecuada requiere
un paso más: clarificar cuál es la conducta humana adecuada en cada
momento, lo cuál puede suponer un dilema para algunas personas. Ello
supone la expansión de la ética, primero por áreas de actividad humana
dando lugar a las éticas particulares o regionales (p.ej. ética de la empresa
en el área empresarial, ética médica en el área de la medicina, ética de las
profesiones en general en el área de la profesión de que se trate). Y luego,
por los sectores dentro de cada área, que se conoce como éticas aplicadas
que es cuando la ética de las profesiones se concreta a una profesión
concreta (ej. al ejercicio de la abogacía, de la educación, de la enfermería,
etc.).
Las éticas particulares o regionales deberán fundamentarse en los
principios que establece la ética más básica (dignidad, deberes y derechos
humanos, justicia, etc.) y aplicarlos a su área de actividad. Aunque también
ocurre que cada área de actividad pueda dar lugar a proponer también
algunos principios o criterios éticos propios o específicos (p.ej.
centrándonos en la ética de las profesiones, se proponen como criterios
específicos: el principio de beneficencia que supone que los conocimientos y
destrezas, y en su caso, el poder que otorga la profesión han de utilizarse
para lograr el bien objeto del ejercicio de esa profesión y no para fines
distintos.
El segundo momento de expansión de la ética es cuando los
principios generales de la ética particular se concretan, aplican y desarrollan
en un sector de actividad determinado. P.ej. cuando la ética de las
profesiones se aplica y concreta en la abogacía, la educación, etc. Son las
éticas aplicadas y recibe el nombre de la actividad concreta: ética
profesional de los abogados, de los educadores, etc.
Los contenidos de las éticas aplicadas se alimentan de dos fuentes:
a) La ética de las profesiones, que aporta los principios éticos, tanto
los más básicos como los específicos.
b) La propia profesión, es decir, los criterios profesionales aportados
por la ciencia que ha de aplicar el profesional o que los conoce por
la experiencia sobre los usos correctos, incorrectos y abusos de
los conocimientos profesionales.
Ambas fuentes han de colaborar, aportando cada una su saber y sin
invadir los campos de la otra. P.ej. de las obligaciones de la ética
profesional de un educador (ética aplicada) unas estarán basadas en la
ética general (p.ej. el respeto a la dignidad de los clientes) y otras en el
propio ejercicio profesional correctamente realizado (p.ej. la obligación de
formación continua). En caso de conflicto entre ambas ante un dilema, la
última palabra la tiene la ética. Ej. en las investigaciones científicas sobre la
vida humana, la bioética (una ética aplicada a este campo) puede poner
límites a algunas experiencias científicas por el respeto a la dignidad de las
personas.
Las éticas profesionales aspiran a establecer criterios que sirvan de
guía sobre la conducta a seguir por parte de los profesionales en su trabajo
habitual y ante los diversos dilemas éticos que pueden presentársele. Es
decir, aspiran a establecer normas éticas. Normas que la mayoría de
colegios profesionales compendian en códigos. Son códigos éticos de la
profesión. ¿Por qué entonces se les llama luego códigos deontológicos?
Porque como luego veremos el término deontológico en este caso se utiliza
en el sentido kantiano de código de deberes, deberes que el profesional
asume, no porque se los imponga alguien (el colegio) sino que se los
autoimpone. Pero los códigos deontológicos no excluyen los principios de la
ética aplicada, sino que tienen su complemento en los principios éticos y en
los criterios profesionales que el profesional se autoimpone porque
representan la regulación racional de su conducta.
La ética es el soporte de la profesión, una comunidad de profesionales
incapaces será pobre y estará llena de injusticias, pero un pueblo de
profesionales diestros y sin valores son un peligro para la humanidad.
Es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo
profesional, por tanto su objeto de estudio es la deontología profesional.
La ética general de las profesiones se plantea en términos de principios:
a) Beneficencia.
Significa hacer bien al otro. Este principio por tanto obliga a actuar en
beneficio del cliente, por medio de una práctica, mediante la cual se realizan
los bienes intrínsecos a la misma. El riesgo está en dar preferencia a los
bienes externos (dinero, poder, prestigio, etc.) en perjuicio de los bienes
intrínsecos.
b) Autonomía.
Se centra en el consentimiento informado, lo que quiere decir que
hay que considerar al cliente-usuario como un interlocutor adulto que puede
elegir el servicio que estima conveniente para sus intereses, que a la vez
espera ser comprendido y aconsejado por el experto al que acude por que
le conviene.
El profesional y el cliente están en un mismo plano en relación con la
decisión de realizar el acto profesional. El profesional puede rechazar un
trabajo que pueda ocasionar un perjuicio grave al usuario o a la sociedad, y
el usuario puede no utilizar los servicios del profesional por desconfianza o
cualquier otra razón. Lo normal será que el profesional actúe siguiendo las
directrices del usuario, una vez informado este de todos los aspectos que
requiere su encargo, aunque en ocasiones no será así (ej. encargos
contrarios a la moral o a la ley).
c) Justicia.
Generalmente los profesionales ejercen su función dentro de
asociaciones, organizaciones, empresas, etc. El trabajo del investigador
privado generalmente es autofinanciado, no repercute en las inversiones
que la Administración hace en las instituciones públicas. No obstante
cuando el trabajo se realiza dentro de una organización, debe establecerse
la relación, preferencia, distribución, etc. de los bienes comunes en el uso
individual de cada uno de los miembros, buscando eficacia común sin
agraviar o perjudicar a ninguno de ellos.
d) No maleficencia.
Otros principios
La probidad u honradez es una cualidad exigible a un profesional que
debe ser una persona honesta. De modo que el cumplimiento de los
deberes consigo mismo y con los demás sean las principales virtudes.
El interés en la acción profesional es la necesidad de una efectiva
prestación de los servicios profesionales, y que consiste en anteponer los
intereses del cliente a los propios.
La dignidad es un valor inherente a la persona humana que debe ser
protegido y respetado. La proyección de este valor en el ejercicio
profesional es lo que proporciona el decoro y la buena fama a la asociación
o colegio al que se pertenezca. Por otra parte hay que reconocer y respetar
la dignidad intrínseca de los usuarios.
Dichos principios se conjugan con los tres niveles objeto de la acción: el
profesional (el hombre moral), el cliente o usuario del servicio y la sociedad
como último sujeto receptor del bien o servicio.
El talante se interpreta como lo que se siente (pathos), un sentimiento
fundamental, un modo de enfrentarnos emocionalmente con la realidad y
es, en definitiva, donde el hombre fundamenta su vida moral.
Sin embargo el modo ético o sea, la conducta humana, se produce libre,
responsablemente, en cuanto que el hombre mediante sus actos y hábitos
va labrando su propio carácter moral.
Talante y carácter son los dos polos de la vida ética, el primero premoral y
auténticamente moral el segundo.
La ética no está relegada al ámbito individual, no trata de que
tengamos un carácter bueno sino también de construir una sociedad justa,
de este modo se habla de una ética personal (cuyo objeto es la acción que
ejerzo sobre mí mismo para establecer en mi estilo de vida un cierto orden
en armonía con ciertos valores y principios) y de una ética social (cuyo
objeto es la reflexión crítica de las estructuras sociales existentes y la
acción colectiva encaminada a la reforma de tales estructuras). El fin de las
instituciones sociales es proporcionar a la sociedad unos bienes y sino los
aporta tiene derecho la sociedad a deslegitimarlas (a las instituciones). Los
bienes se obtienen realizando actividades cooperativas. Cada institución
debe producir los bienes que le son propios (inherentes), p.ej. la
universidad educar, los hospitales curar, etc. Lo importante desde el punto
de vista ético es que cada actividad tiene unos bienes internos que no
pueden conseguirse con otra actividad (esto es, curar no se puede hacer
por la universidad). Por otra parte, en cada actividad logro la excelencia de
los resultados (ser un buen educador, un buen médico). Quienes no
persiguen los bienes internos desvirtúan las instituciones y se produce la
corrupción (p.ej. cuando la justicia está más preocupada en otros bienes
que no sean juzgar, como la fama y el reconocimiento de los jueces
estrella).
No obstante las actividades de las instituciones también producen
bienes externos como el prestigio, el poder, el dinero, etc. que pueden
lograrse con cualquier actividad. Estos bienes son objeto de competencia
(cuanto má tenga uno menos tiene el resto, el dinero es limitado, los
premios solo los ganan unos pocos, etc.). Si en la sociedad prima la
búsqueda de los bienes externos y no de los internos se hace competitiva y
homogénea al perder poco a poco sus fines específicos de la actividad.
ii) Moral: viene del latín “mos-­‐‑ris”, significa costumbre, y se identifica con
las normas de conductas personales o sociales que se refieren a la bondad o
maldad de los actos de esa conducta.
Podemos también definir la moral como la apreciación de la conducta
de un individuo medida de acuerdo con las normas acerca de lo bueno y lo
malo aceptadas por el grupo en que vive.
Normas de conducta impuestas por la sociedad, se trasmiten de
generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo y son
diferentes con respecto a las normas de otra sociedad y época histórica.
En este sentido sería un conjunto de principios, preceptos, mandatos,
prohibiciones, valores e ideales de buena conducta que refleja una
determinada forma de vida. El modo de vida no coincide con las
convicciones de todos los miembros pero es un modelo ideal de buena
conducta. La moral sería también un conjunto de convicciones que guían los
actos de una persona a lo largo de su vida y estos modos de vida se
concretan luego en tradiciones.
La moral estudia las acciones humanas desde el punto de vista
empírico, histórico, en la realidad de las diferentes culturas y teniendo en
cuenta la diversidad de su idiosincrasia, para establecer juicios de valor
adecuados a tales circunstancias.
Una aproximación conceptual más estricta al tema que nos ocupa
podemos hallarla en los tratados de Ética y Moral. Así, Adolfo Sánchez, en
“Ética”, define moral como el “conjunto de normas, aceptadas libre y
conscientemente, que regulan la conducta individual y social de los
hombres”. Y, más extensamente, el mismo autor: La moral es un “sistema
de normas, principios y valores, de acuerdo con el cual se regulan las
relaciones
mutuas
entre
los
individuos,
o
entre ellos y la comunidad, de tal manera que dichas normas, que tienen un
carácter histórico y social, se acaten libre y conscientemente, por una
convicción íntima y no de un modo mecánico, exterior o impersonal”. Más
sencillo, Fernando Sabater en “Ética para Amador”: Moral es el “conjunto de
comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean
solemos aceptar como válidos”. De forma intuitiva (pero muy ilustrativa) el
mismo Fernando Sabater define ética, en contraposición a moral, como la
“reflexión sobre por qué consideramos esos comportamiento y normas
válidos y la comparación con otras “morales” que tienen personas
diferentes”.
En la actualidad se emplean indistintamente los vocablos de ética o
moral. En ambientes educativos se tiende a emplear preferentemente el
término moral, mientras que en ambientes filosóficos se prefiere el de ética.
También en el campo de la actividad profesional se está imponiendo
el uso del término ética.
Responden a una realidad concreta, el “código moral” lo es de una
sociedad concreta en un momento histórico determinado.
“Código moral”: es la ordenación sistemática de costumbres o
preceptos morales que se formulan para conseguir una mayor eficacia en la
regulación social.
Son un conjunto de reglas o principios generalmente conocidos y
aceptados por la generalidad de los miembros de un grupo determinado. A
través del control social se pretende que el individuo perteneciente al grupo
interiorice esos principios bajo la amenaza de graves sanciones sociales.
Normas morales, normas legales y normas técnicas. En la práctica totalidad
de las profesiones convivirán tres tipos de normas: legales, técnicoprácticas y deontológicas. La coexistencia de las tres es consecuencia de
que nacen de fuentes distintas y persiguen objetivos diferentes. Adela
Cortina (“Etica”)1 señala que las tres coinciden, sustancialmente, en; • • •
Prescriptividad, en el sentido de que persiguen preceptuar, ordenar o
determinar algo. Orientan (se dirigen a orientar) actos libres, responsables
e
imputables.
Tienen
contenidos
comunes.
En
cuanto
a
las
diferencias:
Norma moral Autoimpuestas (obligatoriedad • interna) • Instancia última
(incondicionales) Universalidad: se dirigen a todo ser humano (y en materia
de deontología profesional, a todo sujeto perteneciente a un grupo
profesional determinado) Norma legal Obligatoriedad externa, impuesta
bajo coacción del Estado. No es instancia última para orientar la acción.
Universalidad parcial: aplicable sólo a aquellos sometidos al ordenamiento
jurídico del estado concreto
Norma técnica Apuntan a fines inmediatos: eficacia/eficiencia. Proporcionan
habilidades concretas
Diferencias entre ética y moral Mientras que la ética se apoya en la razón y depende de la filosofía,
la moral se apoya en las costumbres y la conforman un conjunto de
elementos normativos, que la sociedad acepta como válidos. La moral se
refiere a las costumbres, hábitos, forma de ser. La ética es una moral
pensada, esto es, supone pensar o reflexionar qué acciones son buenas
para el hombre, que acciones son justas. La ética se dedica a reflexionar
sobre la moral. De este modo la moral descubriría que en la sociedad la
gente en ciertas circunstancias se plantea abortar, la ética reflexionaría si
es bueno en ciertas circunstancias abortar. Ambas orientan nuestras
acciones, pero mientras que la moral lo hace directamente, la ética no tiene
porqué tener una incidencia inmediata en la vida cotidiana pues su objetivo
es señalar qué concepción moral es más razonable.
Moral Nace en el seno de una sociedad Actúa en la conducta desde el inconsciente Ejerce presión externa Ética Surge en el interior de una persona Influye en la conducta de una persona de manera consciente Destaca la presión del valor captado y apreciado internamente. Reitero que en la práctica ética y moral se suelen usar como
sinónimos, hablamos de comportamiento poco ético cuando no se ajusta a
la moral vigente. El problema es que no se pueden separar tanto la moral y
la ética, lo vivido y lo reflexionado, pues reflexionamos en la vida, nuestras
razones nacen de nuestra concreta moral y los bienes que buscamos son los
bienes concretos de nuestra tradición.
El mérito
El mérito y el demérito, son cualidades, valorativas del acto moral, y
constituyen respectivamente el castigo o la recompensa de la mala o la
buena acción. Los viejos manuales distinguían entre mérito de condigno (se
otorga la recompensa por razón de justicia) y de congruo ( se concede por
razón de conveniencia o congruencia).
Demérito o corrupción (actos de dudosa moralidad o ética)
Son innumerables los supuestos de corrupción tanto en nuestro país
como fuera de nuestras fronteras, ejemplos de actuaciones poco o nada
éticas de personajes públicos. Ej. caso Mario Conde en Banesto, Jesús Gil
en Marbella,
Respecto de tales actuaciones el problema es la imagen que trasladan
a la sociedad que, como decía Neruda: “La sensación es que los delitos de
cuello blanco casi nunca se persiguen, si se llegan a perseguir raramente se
juzgan y si se juzgan, raramente se condenan y si se condenan, gozan de
beneficios poco usuales” (ej. es preferible robar 1.000 millones que 1000
euros).
La injusticia y la corrupción parecen estar en todas partes: empresa,
familia, universidades, administración, política, etc. Es difícil encontrar
ámbitos no corruptos. Los códigos morales tradicionales han muerto, reina
en casi todos los rincones el hedonismo competitivo y el individualismo. La
ética es mera retórica excepto para unas cuantas comunidades ecológicas,
religiosas, solidarias que viven con eficacia y rigor. Así, las viviendas
pueden ocuparse por la fuerza y en caso de alquiler, es lícito no pagar hasta
el desahucio, los contratos no se cumplen, no es reprochable simular
enfermedades a costa de la empresa y de la Ssocial, es elogiosa el fraude al
fisco, mientras que el esfuerzo laboral es propio de ingenuos.
Estamos llamados a la convivencia y abocados al conflicto. Estamos
hechos para cooperar y expuestos a la destrucción mutua.
Hay una íntima vinculación entre el mal infringido y el mal padecido
que hace unir el mal moral, la victima y el verdugo. Como dice Kant: somos
nosotros los que en cada caso hacemos el mal, pero el mal está ya ahí
desde siempre. La cuestión es ¿qué podemos hacer contra el mal, contra la
corrupción? Actuar en una doble dirección: exigir pena o castigo para los
autores del mal y evitar que el sufrimiento se repita. De este modo, la
acción responde a la pregunta central de la ética ¿porqué hacer el bien y no
el mal?
Las normas morales
Moral y derecho
Santo Tomás diferencia tres clases de leyes que son: la ley eterna (la
misma Razón Divina que gobierna el mundo); la ley natural (cognoscible
mediante la razón); y la ley humana (creada por los hombres). A esta
última se la define como "la ordenación de la razón al bien común,
promulgada por quien tiene el cuidado de la comunidad.".
Bajo este concepto, la ley humana (ley positiva, ley escrita), está
fundamentada en la ley natural, que la explica y la concreta, o sea la moral
está por encima del derecho. Por ello cualquier ley humana que pueda ir en
contra de la ley natural se la considera injusta, y no es obligado su
cumplimiento.
Desde la pérdida de la influencia de la Iglesia sobre el Poder político, la
nueva organización social resultante, intentó establecer un sistema jurídico
en el que la moral y el derecho, no confundan sus respectivos ámbitos de
influencia. En base a esta idea se clasifica el obrar humano en tres
especies:
La ética, cuyo principio de es la honestidad (hazte a ti mismo lo que
querrías que los demás se hicieran a sí mismos).
La política, cuyo principio es el decoro y la utilidad (haz a los demás lo que
querrías que te hicieran a ti).
El derecho, cuyo principio es la justicia (no hagas a los demás lo que no
querrías que te hicieran a ti).
En este pensamiento de equilibrio y separación entre la moral y el derecho
surge la distinción entre el imperativo categórico dictado por la conciencia y
el imperativo hipotético dictado por el legislador, ya que la moral se basa en
una "legislación interna" y el derecho dicta una “legislación externa”.
En la sociedad contemporánea el derecho adquiere primacía sobre la moral.
La legitimidad del derecho se fundamenta no en la ley natural, sino en la
soberanía popular encarnada en el Estado.
La función de las leyes es orientar las conductas imperando, prohibiendo y
sancionando negativamente las infracciones. La ley positiva tiene un
carácter coactivo pues se hace cumplir por la fuerza, diferente a la ley
moral que es finalista.
El derecho crea normas exógenas (nacen fuera de la persona y obligan a un
cumplimiento externo, sin que el derecho tenga en cuenta las intenciones
del individuo), mientras que en la moral las normas son autónomas o
endógenas, pues son convicciones que afectan a la conciencia personal.
Contenido de la ley natural
El primer principio es el siguiente: "hay que hacer el bien y evitar el mal".
Los demás principios se derivan de aquel:
- Tendencia a conservar y fomentar la vida (deber natural de procurar lo
necesario para conservar la propia vida y evitar daño a la ajena).
- Tendencia a la conservación de la especie (supera el concepto anterior de
conservación del individuo y obliga a la procreación y educación de los
descendientes).
- Tendencia perfección social (el hombre no se perfecciona individualmente,
sino que se obliga a la perfección de la sociedad en que vive).
Conocimiento de la ley natural
En la antigüedad se concibió que los principios de la ley natural se basaban
en ideas innatas. Es decir que el hombre cuando nace tiene incorporados
conceptos y juicios, lo que se demostró era falso.
La ley natural se obtiene con la maduración de la persona. El hombre al
poseer una capacidad racional va elaborando conclusiones o deducciones
sobre su propia naturaleza y el mundo que le rodea.
La naturaleza humana está dotada con capacidad para formar juicio
morales, en función de las ideas adquiridas, para aplicarlos en cada
situación.
Sindéresis
Es la realización y aplicación frecuente de los principios morales primeros al
realizar juicios morales.
La palabra sindéresis puede traducirse como "evidencia moral". Algunos
autores prefieren darle el concepto o idea de sentido moral, porque dicta lo
que, en general, se debe hacer u omitir (socorrer al necesitado es bueno y
matar es malo). También se ha entendido como una facultad innata para
distinguir el bien del mal. Santo Tomás entendió que la sindéresis
constituye la primera concreción de la regla suprema de la moralidad (hacer
y perseguir la consecución del bien y la de evitar el mal).
Todo ello se concreta en el significado actual de sindéresis: "la capacidad de
pensar, juzgar y obrar rectamente y con prudencia".
La conciencia moral
El término significa: darse cuenta de algo, adquirir el conocimiento de
algo en su conjunto.
La conciencia moral es el juicio próximo y práctico, que emite la
razón sobre la moralidad (orden y bondad), de las propias acciones del
hombre. Este juicio implica la realización de dos tareas: la de testificar
(denotar o percibir con seguridad y verdad algo físico o moral, sería
contrastar el acto respecto al fin y los medios) y la de enjuiciar (analizar y
verificar la bondad de los efectos producidos). De aquí, las posiciones
fundamentales de la conciencia:
- orientar sobre lo que se debe hacer (conciencia antecedente),
- testificar, aportación de conocimientos sobre el fin y el acto que se está
realizando (conciencia acompañante o concomitante), y
- enjuiciar los actos una vez realizados (conciencia consecuente), que
otorga la conclusión de satisfacción o remordimiento.
El origen de la conciencia moral, engloba dos concepciones: la innata
(todo hombre, por el hecho de existir como persona posee unos principios
morales innatos), y adquirida (consecuencia de la educación, evolución
natural, relaciones sociales, etc.).
El innatismo comprende las teorías teónomas (del griego theos, Dios
y nomos, ley ). Significa que la ley moral tiene su raíz última en lo Absoluto,
llámese Tao en China o Dios en las religiones cristianas.
La ética queda asumida por la religión y por ello Dios es el
fundamento de los valores morales y la conciencia moral es una forma de
actividad espiritual que contiene ciertos principios, conforme a los cuales
cada persona organiza y rige su vida. Se la ha calificado como: instinto
divino, inmortal voz, juez del bien y del mal, entre otras.
La hipótesis de que la conciencia moral es adquirida la defienden las
teorías del empirismo, la sociología, el evolucionismo biologicista, y el
marxismo. Se basan en que la conciencia moral nace como una sencilla
interiorización de las reglas impuestas desde fuera, en las que las cosas
buenas son refuerzos positivos y las malas negativos.
Tipos de conciencia moral
-Conciencia antecedente (precede a la acción)
-Conciencia concomitante (acompaña a la acción.)
-Conciencia consiguiente (posterior a la acción)
-Conciencia recta o auténtica (cuando se obra con honradez)
-Conciencia viciosa (se obra con malicia)
-Conciencia errónea (se obra sin ajustarse a la verdad objetiva, se juzga
como bueno lo que no lo es)
-Conciencia dudosa o vacilante (se obra sin certeza en lo que se pretende
hacer)
-Conciencia cierta (enjuicia la bondad o malicia de la acción con firmeza)
-Conciencia laxa (se obra de forma permisiva)
-Conciencia perpleja (no se tiene claridad ante las normas a elegir)
-Conciencia farisaica (se obra de forma hipócrita o sólo por las apariencias)
-Conciencia rigorista (juzga las acciones propias y ajenas de forma severa)
-Conciencia escrupulosa (modo de obrar indeciso que produce desasosiego
y angustia).
Conclusión, igual que se educa la inteligencia para que progrese la
capacidad de razonamiento, se puede y debe educar la conciencia moral. A
través del aprendizaje y de las experiencias sucesivas así como de las
acciones consciente y responsablemente realizadas, la persona construye su
conciencia moral.
Los conceptos de responsabilidad y obligatoriedad van íntimamente ligados
al de conciencia moral.
Obrar en conciencia es asumir, responsablemente, la acción que se
realiza y las consecuencias derivadas, aún en las acciones erróneas, pues
en ello reside el último y decisivo criterio de la moralidad.
En consecuencia:
- no hay oposición objetiva entre el dictamen de la conciencia y la ley
moral,
- hay que respetar la libertad de la conciencia (nadie debe ser obligado a
actuar, ni se le puede impedir que obre en relación con su conciencia),
- cada persona es responsable de sus actos.
Fuentes de la moralidad
Los actos humanos (hechos con conocimiento y voluntad), libremente
realizados tras un juicio de conciencia, son moralmente calificados como
buenos o malos.
El hombre, como ser racional, obra por un fin inmediato y con un fin último,
que es el de la perfección. Los actos serán buenos o malos si se ordenan (se
dirigen), o no a este fin último.
La moralidad de los actos humanos depende de:
el objeto elegido, el fin perseguido y de las circunstancias concurrentes.
El objeto otorga a la acción su bondad intrínseca y es la materia del acto
humano lo que " específica moralmente, si está conforme o no al bien
verdadero".
El fin es la causa final, es aquello por lo cual se hace algo y explica la razón
de una acción moral. El fin califica a la acción en su bondad o maldad
(hablar de alguien – es el objeto-, en principio, no tiene cualidad moral pero
si el fin es alabar o desprestigiar, se convierte en una acción buena o mala).
El fin o intención también puede ordenar (encadenar o englobar), varias
acciones hacia un mismo objetivo.
Las circunstancias son las situaciones que se presentan durante la ejecución
del acto.
Santo Tomás las enumeró así:
1.-Quién realiza la acción.
2.-Qué es lo que se le realiza ( cosa, cualidad, cantidad, etc.).
3.-Dónde (lo que se hace puede ser bueno en privado y malo en público, o
viceversa).
4.-Con qué medios (los medios utilizados deben ser buenos, lo que invalida
la noción de que el fin justifica los medios).
5.-Cómo se realizó el acto.
6.-Cuándo se realizó en el acto.
Corrientes éticas
Sofistas: Identifican la moral con lo convencional (con las tradiciones,
costumbres), y sus fines son políticos. Sus medios son la persuasión y la
retórica.
Sócrates: Se preocupa de la búsqueda continua de la verdad, a la que sólo
se llega a la verdad mediante la introspección (la verdad, habita en el fondo
del ser) y el diálogo (medio para salir de la ignorancia). La verdad es
provisional y revisable. Una vez que se conoce el verdadero bien, no se
justifica el obrar mal, salvo que sea por ignorancia pues nadie se equivoca
voluntariamente. Identifica la felicidad con la virtud, frente a los hedonistas
que la sitúan en el placer y los escolásticos en la fruición de Dios.
Platón: La moral rige la vida del individuo, de la comunidad, el alma y la
polis (ciudad). Sólo podemos ser felices en una polis bien organizada. Lo
bueno y justo para el individuo también lo será para la comunidad, por eso
hay una correlación entre las diferentes partes del alma (racional, irascible
y concupiscible), las diferentes virtudes (prudencia, justicia, fortaleza y
templanza) y la organización social, formando todo, un conjunto
perfectamente organizado. La bondad y la justicia, consisten en compartir
una forma de vida para alcanzar unos fines. Así, el hombre justo no existiría
fuera de un Estado justo que es el que educa a sus ciudadanos en la
justicia.
Aristóteles: Lo bueno es aquello "hacia lo que tienden naturalmente todas
las cosas". Todas las cosas tienden hacia algún bien que deseamos
conseguir.
La ética se mueve alrededor de naturaleza y teleología (fin o meta). Lo
bueno es seguir la tendencia o finalidad de la naturaleza, actuar conforme a
ella pues la tendencia a la felicidad, a lo bueno, está inscrita en la
naturaleza (lo natural y lo sano es lo justo y lo innatural e injusto es lo
enfermo o malo).
Para Aristóteles, la naturaleza (physis), está ordenada, es cosmos y no
caos. La felicidad es la perfección del bien que el hombre persigue para no
desear nada más, y al que se subordinan los demás bienes. El fin del
hombre es la felicidad y la moralidad es la adquisición de virtudes (que es el
término medio entre dos extremos) que conducen a la felicidad (por eso se
habla de teoría eudaimonista).
Ser feliz requiere buena naturaleza (no puede ser bueno cualquiera sino el
que tiene cierta naturaleza; y ello supone tener una buena biología –
primera naturaleza- y una buena educación y práctica –segunda naturalezay virtudes.
La naturaleza del hombre es la razón y por ello lo natural es que los
hombres deliberen sobre los medios más adecuados (virtudes) para ser
felices. La felicidad es el bien perfecto que se persigue en sí mismo y no
como medios para buscar o lograr otras cosas. Se trata de buscar en cada
momento mediante el intelecto los medios más adecuados para lograr los
fines, la vida feliz.
En la teleología aristotélica el valor moral, positivo o negativo, lo tienen las
acciones por el fin (causa última). La bondad está en la acción misma sin
mirar los premios o consecuencias que pueden suponer (escribir por el
propio placer de escribir y no para lograr reconocimiento o premios
literarios, p.ej.). La obligación (el deber a la norma), queda minimizada, el
deseo es el que mueve a la acción, aunque regulado por la razón.
En nuestro trabajo profesional nos tendremos que preguntar cuál es la
finalidad de la profesión y que se pretende lograr y aportar a la sociedad.
Sólo así se podrá realizar un buen trabajo y ser un buen profesional.
Tomás de Aquino.-Continúa la tradición eudemonista (felicidad),
trasladando el fin último a la Idea de Bien o de Dios. La felicidad perfecta
sólo se halla en la presencia de Dios, en otra vida futura. Todo lo que la
naturaleza ha puesto en nosotros procede de la ley divina. El objeto de la
ética es que, ”las leyes positivas elaboradas por los hombres se ajusten al
orden y ley natural". Los actos son buenos si respetan el orden de la
naturaleza en la que lo individual está supeditado a lo comunitario (el bien
del pueblo es más excelente que el bien de un solo hombre, además el que
busca el bien común busca el bien particular suyo).
Críticas: no soluciona todos los problemas. Lo natural no es un concepto
preciso (de la naturaleza se han derivado interpretaciones opuestas, p.ej. la
esclavitud y la libertad de los hombres, la libertad religiosa y la persecución
de los herejes, etc.), además es cambiante (según las épocas: medieval,
ilustración, actual), no sirve para los problemas de la era tecnológica
(clonación, alimentos transgénicos, etc.) como dicen los orientales lo bueno
es conjugar naturaleza y técnica (no se puede dejar a la naturaleza crecer
salvajemente, hay que cuidarla como se hace en los jardines japoneses o
con los bonsáis); lo natural no siempre es armónico (en la naturaleza
también hay conflictos, catástrofes y tan natural es una puesta de sol como
un terremoto); no se puede derivar de que algo natural es algo bueno sin
más (la enfermedad, la muerte, el dolor, las catástrofes son naturales y
nadie diría que son buenas).
Hedonismo (Epicuro).- La ética hedonista busca la felicidad y el placer, la
ausencia de dolor. El hombre debe hacer lo que más le gusta y le agrada.
La razón moral es una razón calculadora, que pondera los distintos placeres
y dolores, con el fin de obtener el máximo placer. Epicuro afirma que el
placer no está en el goce sensual permanente, sino en el sobrio calculo que
investiga las causas de toda elección o rechazo. La felicidad es el goce
moderado y sereno de los placeres.
Estoicismo.- Destacan Zenón, Epicteto, Marco Aurelio y Séneca. Los
estoicos creen que el dinamismo de los seres tiene su fundamento en una
razón cósmica (fatalismo) que hace de ley universal, por la que todo sucede
fatalmente, y se impone sobre la voluntad de los hombres y de los dioses.
La felicidad consiste en una paz interior en un dominio del sufrimiento,
desprecio de los bienes externos.
Hume.- Vincula la aprobación o no de las acciones al sentimiento. La ética
no reside en principios racionales, sino en los sentimientos. La razón no
puede decir dónde está el bien o el mal, puesto que la base de la
aprobación o desaprobación de ésta, reside en el sentimiento de agrado o
desagrado (una acción es buena si nos agrada). Estos criterios emotivos no
permiten definir lo bueno de forma estable, porque lo que puede ser
placentero para unos puede no serlo para otros, por ello Hume establece
como
sentimiento
universal
la
simpatía-compasión
(motivación
altruista),como fundamento de la moral. Teoriza sobre que si se llega a
acuerdos en lo moral es porque existe un sentimiento común de humanidad
y simpatía
Kant.- Es el representante de la moral ilustrada. Establece que la moral no
se sitúa en el ámbito del deseo o la felicidad sino en el del deber
(deontología). La ética no parte de lo que se desea o apetece
racionalmente, sino del deber que se reconoce a través de la razón. El
deber se cumple no por sentimientos sino por el convencimiento de la
necesidad de obrar correctamente. (dar limosna para sentirse bien uno
mismo no es moral, lo moral es dar limosna porque se está convencido que
eso es obrar correctamente) El deber moral obliga por sí mismo no por el
placer de su realización o por el temor a las consecuencias.
La moral kantiana podría sintetizarse en las diferentes versiones del
imperativo categórico, que nos muestra como se debe actuar siempre,
absolutamente, sin ningún otro condicionante (siempre hay que decir la
verdad, cumplir las promesas, etc.) Mientras que el imperativo hipotético es
el medio para conseguir un fin.
Los conceptos fundamentales de esta moral son: la universalidad (actúa
sólo según la máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se
convierta en ley universal), la humanidad (actúa de modo que trates la
humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre
como un fin y no como un medio), la autonomía (pueden regirse por sus
propias leyes) y la dignidad de la persona (los hombres son los únicos seres
que tienen el derecho de ser respetados, no pueden ser tratados como
mercancías, las personas no tienen precio sino dignidad).
La moral kantiana tiene las siguientes características:
- formal (no establece ningún contenido ético, sino que indica la forma y las
condiciones formales de la moralidad),
- independiente de la experiencia (actuar moralmente significa hacerlo por
el puro respeto al deber, no por motivos empíricos),
- autónoma (proviene de la propia conciencia del hombre no de instancias
externas),
- universal (sirve para toda la humanidad y en cualquier ocasión) y
- unívoca (cualquier ser racional debe llegar a las mismas conclusiones
respecto a qué normas o actos son morales).
Críticas: Es una moral abstracta, independiente de la experiencia y el ser
humano no es angelical, no es sencillo separar moralidad y felicidad; es
discutible la existencia de normas morales universales (aplicables a todos
los casos); es excesivamente rigorista, no importan las consecuencias
aunque sepamos que la acción sea injusta (p.ej. delatar a una persona
inocente que ha sido indebidamente condenado); lo importante es la forma
no el contenido ni los fines con lo que es una ética que no dice lo que hay
que hacer sino cómo actuar; no es adecuada cuando varios derechos entran
en conflicto (ej. libertad de expresión y derecho al honor, como los
principios son incondicionales es difícil decidir si prima dar descanso a los
vecinos o el derecho de asociación de unos músicos a primera hora de la
mañana); es difícil saber si uno está utilizando a los demás si los está
tratando como un fin (p.ej. pagar el minimo a los trabajadores es
respetarles ya que siempre pueden irse a otro sitio ¿explotación o
respeto?); no es universalizable (el delincuente no siempre quiere ser
castigado, a veces querría ser la excepción).
Utilitarismo.- El primero que la formula fue Bentham. Concibe la razón
como una facultad que trabaja a partir de los datos de la experiencia (no de
ideas innatas como Descartes).
La razón no busca fines sino medios para alcanzar determinados fines. La
función de la razón es calcular las consecuencias placenteras y dolorosas de
los actos. La maximización y universalidad del placer es el objetivo de la
acción del hombre. Se identifica lo bueno con la cantidad de placer que se
obtiene por una acción. El criterio de bondad es la mayor felicidad para el
mayor número. Para Bentham, no existe la ley natural sino un conjunto de
inclinaciones y sentimientos hacia la felicidad, que hay que armonizar según
el principio de utilidad y de la mayor felicidad para el mayor número.
Hay unos criterios para medir el placer y el dolor: intensidad, duración,
certidumbre, proximidad y alcance (número de afectados).
Los actuales modelos de utilitarismo se fundamentan en cuatro elementos:
- Conmensurables (todos los objetos valiosos son mensurables en una sola
escala y las diferencias sólo son cuantitativas),
- Acumulables (el resultado final se obtiene en la adición de los datos a
partir de las vidas individuales),
- Máximos (la racionalidad está dirigida a obtener la mayor cantidad de
algo, sean riquezas, preferencias, deseos de placer o utilidad) y
- Las preferencias o fines de las personas son exógenos (los intereses son la
materia prima de la opción personal o social).
Un ejemplo de razonamiento utilitarista sería que la guerra es justa porque
los bienes conseguidos serían más valiosos que los males que se causan con
ella.
Críticas: hay cosas que no pueden hacerse por muy útiles que sean (ej.
sacrificar a un niño para conseguir la felicidad de toda la raza; apedrear a la
adultera para satisfacción de todos los vecinos, el marido y su familia);
difícil medir la utilidad a veces (es más útil un paseo o una comida);
marginación de las minorías en beneficio del bienestar de la mayoría (ej. en
un grupo de 10 personas 9 pueden ponerse de acuerdo en que la décima
sea su esclava); difícil medir las consecuencias de las acciones (hasta dónde
se miden las consecuencias, ej. un aborto, un golpe de estado, etc.); no
todo en la vida es utilidad o placer (ej. el niño que le gusta leer cuentos
aprende que no todo en la vida tiene una utilidad); no tiene en cuenta los
conflictos entre intereses y placeres;
La ética material de los valores.-Surge por oposición al formalismo
kantiano al dar contenido a la moral. Esta teoría se centra en que la estima
moral de los valores no se hace por lo que son, sino por lo que valen. Los
valores son cualidades dotadas de contenido independiente de la
subjetividad (precisan de un sujeto dotado de intuición que las capte pero
no es dicho sujeto el que crea el valor ni el valor depende del objeto, las
cosas tienen valor independientemente de que yo los reconozca o perciba).
Scheler afirma en tres principios que:
1.-Los valores son negativos o positivos (polaridad)
2.-Los valores están jerarquizados (por la libertad en la elección o por
orden)
3.-Valor y deber están unidos (captar un valor implica el deber de
conseguirlo celebren.
Éticas socialistas y marxistas.- Estas éticas dan el máximo valor a la
justicia igualitaria para ayudar a salir de la miseria a un gran número de
personas, y tienen sus raíces en las utopías renacentistas de Tomás Moro,
Francis Bacon, Campanella y J. J. Rousseau.
El socialismo utópico del siglo XIX propone reformas profundas en economía
política y educación, aprovechando los avances de la técnica, para eliminar
las desigualdades económicas y los abusos a la clase obrera a través de una
educación cuidadosa y no por la rebelión violenta.
El anarquismo, propone un cambio profundo de las personas y las
estructuras sociales, desterrando todo tipo de opresión (el sometimiento al
gobierno impide a los hombres ser dueños de sus vidas) y de explotación
(apropiación por el capitalista de los beneficios), y defienden una sociedad
solidario, autogestionado que solo podrá hacerse realidad con la lucha
organizada por los propios trabajadores.
Marx describe la moral, como un producto de la estructura social, como
desarrollo de los fuerzas productivas, dependiendo de la clase a la que cada
uno pertenezca. Esto implica que la verdad, la moral, está en la praxis, en
la lucha por una sociedad sin clases. Las clases dominantes defienden sus
intereses de clase mientras que los trabajadores que no tienen nada que
perder mantienen una moral que defiende los intereses de la especie
humana. Esto implica que la verdad se realiza en la lucha por una búsqueda
de una sociedad sin clases donde exista libertad, fraternidad e igualdad.
iii) Deontología viene del griego deon=deber y logos=tratado, significa
ciencia o tratado que determina los deberes de aquellos que ejercen una
profesión. Por tanto se refiere a lo que debe ser no a lo que ya es. El objeto
de estudio son los fundamentos del deber y las normas morales.
No es una ciencia normativa pura. Sino una ciencia empírica que se ocupa
de la determinación de deberes dentro de las circunstancias sociales y de
los deberes que deben cumplir los profesionales si se quiere alcanzar el
ideal a la hora de ejercer una determinada profesión.
La deontología, fluctuando entre la ética y la moral y basándose en las
conclusiones de ambas, se propone establecer las normas concretas que
deben regir la conducta en situaciones determinadas en el ejercicio de una
profesión.
Origen del concepto.
El término fue acuñado por Jeremias Bentham en su obra “Deontología o
ciencia de la moral”. Dicho autor consideraba que la deontología se aplicaba
fundamentalmente al ámbito de la moral, esto es, a aquellas conductas del
hombre que no forman parte de las normas del derecho vigente, a las
acciones que no están sometidas al control de la legislación pública. Dicho
autor consideraba que el valor ético de la acción no se medía por el
resultado de la misma sino por cómo se ha realizado. Es un tratado del
deber, deber cuya fuerza no proviene de la propia persona (del sentimiento
del deber) sino del cálculo utilitarista de las ventajas de tal o cual manera
de obrar: algo se debe hacer porque tiene más ventajas. Con lo que la
deontología sería una disciplina científica que estudiando las ventajas de los
comportamientos determina los deberes.
Una acción es ética, por lo general, si se ajusta a la norma de lo que está
en los códigos legales o reglamentos profesionales. El sistema ético de Kant
define como acto deontológico el que está de acuerdo con el deber,
predominando sobre el respeto a la ley moral o a cualquier sentimiento.
Para Kant el hombre es libre y moral. La ley moral nace del mismo hombre,
es el deber que no está sometido a nada externo al hombre (p.ej. a las
ventajas de Bentham). El deber sólo se somete a la ley racional
autoimpuesta por el hombre.
Sin embargo para creyentes religiosos su ley moral puede entrar en
conflicto con lo establecido en los códigos legales, surgiendo la objeción de
conciencia.
OBJETO: LA ÉTICA, LA MORAL Y LA DEONTOLOGÍA TIENEN UN MISMO
OBJETO LA VALORACIÓN DE LO BUENO Y LO MALO EN LA CONDUCTA
HUMANA.
Deontología y ética.
Emmanuel Derieux sostuvo que gracias a la deontología, la ética profesional
adquiere un reconocimiento público, pues la moral individual se hace
trascendente en el campo de la profesión. La deontología se ocupa de
concretar normas en el ámbito profesional para alcanzar unos fines.
Deontología profesional
Ciencia que estudia los fundamentos del deber y las normas morales, es
conocida también como Teoría del deber. Estamos frente a la forma
correcta y adecuada de cómo debemos actuar y cumplir con nuestra
profesión.
Es la dignidad de cada persona que debe ser admitida y garantizada
jurídicamente y defendida políticamente. La dignidad es el núcleo de toda
ética y deontología profesional pues.
Son principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional.
Dichas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los
profesionales en el desempeño de su actividad. Suele ser el propio gremio o
grupo profesional quien determina dichas normas y las plasma y recoge en
los códigos deontológicos.
La ética del trabajo profesional debe reconocer , el valor y la utilidad moral
y social del mismo y defender el derecho de trabajar a cambio de una
remuneración suficiente en razón de su esfuerzo personal, riesgo,
dedicación, formación, etc.
La ética promociona la imagen y el status profesional, por lo que es
necesario, que los servicios profesionales sean revisados (autocrítica), con
el objeto de verificar deficiencias y negligencias.
La práctica de la profesión es una forma de maduración del individuo, un
medio de realización personal que hecho con responsabilidad, crea ilusión
por la vida, y contribuye a la perfección social y por tanto, no debe ser
solamente una ocupación que procure los medios para la obtención de
bienes.
Pensamiento final
“ La profesión puede sentirse como una realización personal ilusionada o
como un medio inevitable para la subsistencia ”. (ej. puedo estudiar
criminología para ser detective o investigador privado que es mi ilusión y
acabar trabajando, con todos los respectos, de auxiliar administrativo de
una aseguradora que me encarga el archivo y documentación de los
expedientes ¿realización personal o medio de subsistencia?).
Diferencias
ETICA PROFESIONAL
Orientada al bien, a lo bueno
No normativa
No exigible
Propone motivaciones
Conciencia
individual
predominantemente
Amplitud: se preocupa por los
máximos
Parte de la ética aplicada
DEONTOLOGÍA
Orientada al deber (el deber debe
estar en contacto con lo bueno)
Normas y códigos
Exigible a los profesionales
Exige actuaciones
Aprobada por un colectivo de
profesionales
Mínimos obligatorios establecidos
Se ubica entre la moral y el derecho.
REFLEXIONES
DOBLE MORAL
La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra
que practica y no predica. (Bertrand Russell)
Maquiavelo representó un ejemplo extremo de la doctrina de un doble
patrón de moralidad: "es distinta la moral para el gobernante y para el
ciudadano privado. Se juzga el primero por el éxito conseguido en
el mantenimiento y aumento de su poder, el segundo por el vigor que
su conducta da al grupo social."
Debate sobre los distintos supuestos de doble moral existentes en el
ejercicio de la profesión y en la vida cotidiana.
Tenemos una doble moral. Nos escandalizamos de las imágenes que nos
llegan de Siria, donde los cadáveres se cuentan por miles tras dos años de
guerra civil y no pensamos ni por un momento que esas armas, químicas o
no, se las hemos vendido nosotros o sea Occidente.
La venta de armas es un negocio muy lucrativo para muchos países. Sólo
España exporta armas por valor de más de 2.430 millones de euros.
Obviamente, el empleo de esas armas provoca muertos. No sólo las armas
químicas, también las convencionales. Los mismos muertos que vemos en
televisión sentados en el sofá y nos echamos las manos a la cabeza al
verlas.
Dejémonos de hipocresías y de esa doble moral que nos hace lamentar los
crímenes cuando los vemos, pero que a la hora de la verdad no hacemos
nada para evitarlos.
Lejos de decretar un bloqueo de armas a nivel internacional a los países que
están en conflicto como Siria o Egipto, cada vez son más y más sofisticadas
las armas que llegan a estos países y muchos lo hacen en nombre de la
libertad.
En la política
El presidente, Rodríguez Zapatero/Rajoy/Aznar, queda en evidencia.
Tenemos al alcance la doble moral de un personaje siniestro en su actitud y
en su credo; un personaje que lo mismo negocia con ETA mientras firma el
Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo que hace lo contrario de lo
que afirma.
En el aborto vs derecho a la vida
Caso de una joven que padece de lupus, que está embarazada, que su bebé
no tiene cerebro y, por lo tanto, no hay posibilidad de que sobreviva una
vez fuera del vientre. Además de eso, continuar con el embarazo implica
para la mujer un grave riesgo para su vida, pero los médicos no le practican
el aborto terapéutico porque la ley penal salvadoreña considera esta
práctica un delito.
Y entonces otra vez surge el tema de la despenalización del aborto.
Organizaciones feministas solicitan a las autoridades que se deje de
considerar delito la interrupción del embarazo y es ahí donde nuevamente
la doble moral, de la que está infectada nuestra sociedad, se deja ver. “Se
trata de una vida y matar es pecado”; pero en este caso en concreto se
trata de un ser que es incapaz de sobrevivir por su cuenta, es decir, una
vez fuera del vientre está inevitablemente condenado a fallecer. En cambio,
la joven necesita interrumpir el embarazo porque este pone en alto riesgo
su vida. ¿Y la vida de la madre no merece ser protegida? ¿Quién vela por
los intereses de la mujer en estos casos? ¿Es que acaso las mujeres no
tenemos derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo?
Los toros
Resulta muy curioso que muchos alcen la voz contra las corridas de toros
donde las personas que se enfrentan al morlaco sí son profesionales, se
preparan todo el año, y sin embargo, dirán que mis palabras sobre las
fiestas populares son exageradas. No hay persona que ame más a un toro
que un torero. Tal vez deberíamos pensar si no estamos ejerciendo una
doble moral prohibiendo festejos taurinos en lugares como Barcelona y no
haciendo lo mismo con celebraciones donde se le colocan bolas de fuego en
los cuernos o se tiran a los animales al mar.
Seguramente sin corridas de toros el toro de lidia sería un animal hoy
extinto.
En la economía y estructuras políticas
Con seis millones de parados tenemos que empezar a pensar si nos hacen
falta las diputaciones o las 4.000 empresas públicas… Las empresas
privadas ya han hecho ese proceso de “limpieza”.
En la sanidad
Defender la privatización de la sanidad alabando sus virtudes y, sin
embargo, operarse en un hospital público.
CRISIS DE VALORES
¿Cuáles son los ingredientes de la vida que merecemos? Necesitamos
cumplir los tres niveles de motivación que tenemos las personas. Primero,
la escala básica, la material. Si no comes, bebes, tienes una casa y una
seguridad no puede hablar de determinadas cosas. Una vez cubierto lo
mínimo ya empieza a tener mucha importancia la creatividad, la diversión.
Y cuando tienes eso, llega la motivación trascendente: hacer cosas para los
demás. Las personas felices han completado los tres niveles de motivación.
¿Realmente vale todo hoy día? ¿el fin justifica los medios? (ej. que para
salir de la crisis económica se suban los impuestos y con ello se destruya el
tejido empresarial de las pymes y autónomos que no pueden afrontar tales
subidas; que se multiplique el IVA para los productos culturales y con ello
se elimine o restrinja el acceso a la cultura, etc.).
DIFERENCIAS ENTRE ARGUMENTACIÓN MORAL Y JURÍDICA.
El razonamiento jurídico que hace un juez cuando dicta una sentencia y
toma una decisión no arbitraria tiene que justificarla racionalmente. Se hace
mostrando que han ocurrido unos hechos y que existía previamente una
norma jurídica aplicable a esos hechos (norma válida, no derogada). Por
eso en las sentencias hay dos partes, una de hechos y otra de fundamentos
de derecho. El problema se suscita cuando hay lagunas jurídicas (no hay
norma aplicable al caso), en tales supuestos el esquema automático (hecho,
ley, consecuencia jurídica) se rompe. Esto hace que ante supuestos dudosos
haya jueces que dicten sentencias contradictorias o que emitan votos
particulares. Ello puede ser por aplicar diferentes normas jurídicas o por una
diferente valoración de las pruebas.
Hay que distinguir entre fundamentar (dar razones que justifiquen el curso
de una acción) y explicar (que es indicar los motivos, los antecedentes
causales de una acción). Una acción puede estar motivada (explicada) pero
nunca injustificada. Cuando se dice que una sentencia tiene que estar más
motivada lo que significa es que hay que fundamentarlas mejor.
Hay tres contextos de argumentación jurídica: el de la producción de las
normas jurídicas; el de la aplicación de las normas jurídicas a la resolución
de los casos y la dogmática jurídica que supone plantear casos genéricos.
Ante un caso difícil hay que analizar cuál es el problema a resolver.
Problema que puede ser de relevancia (cuál es la norma aplicable), de
interpretación (cómo aplicar la norma), de prueba (dudas sobre si el hecho
ha tenido lugar), de calificación (si el hecho cae o no bajo el ámbito de
aplicación de una determinada norma).
Hay 4 clases de argumentos: 1. Universalidad (el criterio debe aplicarse a
todas las situaciones y no sólo en un caso concreto; 2. Consecuencias (ve
las consecuencias de la decisión no se centra en el resultado) 3. Argumento
de coherencia (encajar bien en el ordenamiento jurídico); 4. Argumento de
la corrección (aplicación correcta).
El razonamiento moral.
La ética se basa en razonamientos no en persuasiones, aunque no por ello
es puro razonamiento pues incorpora también dimensiones no racionales.
Lo racional debe primar siempre sobre los emotivo. Sin razonamiento moral
no hay convicción, no hay conciencia, no hay diálogo.
No todas las razones son igualmente racionales: en un premio literario un
miembro del jurado puede descalificar a un candidato por se una persona
desagradable para él, otro por su raza o por ser ateo, otro por no haber
rellenado bien el formulario, otro por haber plagiado la obra, etc. Los dos
primeros motivos de descalificación serían arbitrarios, el tercero
procedimental y el cuarto sí es racional por tener relación con la aptitud
literaria que pretende premiar el concurso literario.
Propuesta metodológica para analizar un caso moral:
1. ¿qué? Identificar la situación, el conflicto, la alternativa (ver el
problema a resolver, uno o varios, etc.)
2. ¿dónde y cuándo? Comprobar los hechos, datos y circunstancias.
Encuadrar el problema dentro de su contexto. Buscar las
certidumbres y los datos claros.
3. Aislar los puntos relevantes.
4. ¿por qué? Ver los valores que hay en juego. Observar como juegan
los principios de autonomía, beneficencia y justicia. También la
importancia del conflicto bien individual del caso-bien común.
5. ¿quién? Ver cómo me sitúo yo ante cada opción (razones,
sentimientos, consecuencias, experiencias particulares, etc.)
6. ¿cómo? Tomar una primera decisión deliberando y sopesando las
razones de acuerdo con los siguientes criterios: pros-contras, daños o
consecuencias negativas, publicidad, bien común, independencia
(mantendría esa solución si fuera yo uno de los perjudicados?),
opinión de personas con autoridad, criterios de urgencia, necesidad,
finalidad, etc.
7. Revisar el problema (si se ha solucionado, si se han valorado
correctamente los datos y circunstancias, si hay alternativas no
consideradas, si se han utilizado las razones encontradas o razones e
intereses poco éticos.