JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA

COMISIÓN EPISCOPAL PARA LA PASTORAL LITÚRGICA
JUBILEO EXTRAORDINARIO
DE LA MISERICORDIA
8 de diciembre de 2015 – 20 de noviembre de 2016
“Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso”
Lc 6, 36
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL
para las Iglesias particulares
Descripción del logotipo del Jubileo extraordinario de la Misericordia
El logotipo muestra al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado. El Buen
Pastor que toca en profundidad la carne del hombre, y lo hace con extrema misericordia, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y éste
lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo la propia humanidad
y el futuro que lo espera. La escena se coloca dentro de la mandorla (marco en forma de
almendra), una figura que evoca la presencia de las dos naturalezas, Divina y Humana,
en Cristo. Los tres óvalos concéntricos, de color progresivamente más claro hacia el exterior, sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también
el carácter inescrutable del amor del Padre que todo lo perdona.
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ÍNDICE
Presentación ................................................................................................................................ 5
Contenido de la Bula Misericordiae Vultus,
organizado de acuerdo a su temática ......................................................................................... 6
Ritual para la apertura del Jubileo extraordinario de la Misericordia
en las Iglesias particulares ....................................................................................................... 13
Ritual para la apertura del Jubileo extraordinario de la Misericordia
en las parroquias y comunidades ............................................................................................. 31
Ritual para la apertura del Jubileo extraordinario de la Misericordia
en la celebración dominical en espera de presbítero ............................................................... 39
Celebración de la Reconciliación para los presbíteros
mediante confesión y absolución individual ............................................................................ 49
Carta del Santo Padre Francisco con la que se concede la indulgencia
con ocasión del Jubileo extraordinario de la Misericordia ...................................................... 50
Oración para el Año Santo de la Misericordia,
8 diciembre 2015 - 20 noviembre 2016 ..................................................................................... 52
PRESENTACIÓN
La Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica de México ha preparado este
subsidio litúrgico-pastoral para el inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia,
convocado por el Papa Francisco, quien abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San
Pedro del Vaticano el 8 de diciembre de 2015. La Bula convocatoria indica que el III
domingo de Adviento, 13 de diciembre, en las iglesias locales se debe iniciar el Año
Santo, con la apertura de la Puerta de la Misericordia en cada catedral. Lo mismo
se puede realizar en algunas iglesias importantes de la diócesis, así como en los
santuarios.
El subsidio presenta el rito de inauguración del Jubileo Extraordinario para las
catedrales, el cual incluye una Statio y la Misa estacional en la catedral. Este material
puede adaptarse a las circunstancias concretas de cada diócesis. Se armó pensando en
el día celebrativo, que es un domingo del tiempo litúrgico de Adviento. Es importante
tener en cuenta las indicaciones que se dan en el subsidio, así como prever los cantos
y, si se desea, algunas moniciones que enriquezcan la celebración.
Es muy conveniente que el inicio del Jubileo tenga en las parroquias y comunidades
una expresión litúrgica que ayude a vivir en comunión con el obispo diocesano la
inauguración. Es muy importante que con tiempo se difunda en todas las iglesias de
la diócesis para poder celebrar este día con la riqueza que presenta el esquema.
Para las comunidades que celebran el domingo en espera de presbítero, se
creó un esquema celebrativo que también ayudará a que todas esas comunidades
se sientan en comunión con el obispo diocesano que en la catedral inaugura el Jubileo
Extraordinario de la Misericordia. También es muy importante la difusión amplia de
este material, lo cual ayudará a que todas las comunidades entren conscientemente
en la celebración del Año Santo.
Como complemento, añadimos una celebración penitencial para los presbíteros,
pues ellos serán un instrumento importantísimo en este Jubileo, debido a su actuación
como confesores. Es importante que el obispo presida esta celebración como ayuda
hacia los presbíteros en la tarea que realizarán ejerciendo el ministerio de la confesión.
Para un mejor aprovechamiento de la Bula Misericordiae Vultus, al inicio del
subsidio hemos tratado de organizar su contenido, tan lleno de riqueza, presentándolo
por temas, como una ayuda para los presbíteros, diáconos y agentes de pastoral.
Le pedimos a Dios un Jubileo Extraordinario de la Misericordia lleno de sus
bendiciones para nuestra Iglesia que peregrina en la nación mexicana.
+ Víctor Sánchez Espinosa
Arzobispo de Puebla
Presidente de la Comisión Episcopal
para la Pastoral Litúrgica
1 de noviembre de 2015
Solemnidad de Todos los Santos
Contenido de la Bula Misericordiae Vultus,
organizado de acuerdo a su temática
Convocatoria
Misericordiae Vultus (El rostro de la misericordia), Bula convocatoria del Papa Francisco, 11
de abril de 2015.
Cristo es el rostro de la misericordia, fuente de alegría, de serenidad y de paz.
Cronología
• Apertura, en Roma, 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción y
quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II.
• Conclusión, 20 de noviembre de 2016, solemnidad de Jesucristo, Rey del universo.
• En las Iglesias particulares: III Domingo de Adviento, 13 de diciembre 2015, apertura de
las Puertas de la Misericordia de las Diócesis en la Catedral, también en alguna iglesia
de significado especial y en los santuarios.
Es tiempo de experimentar que la misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner límite al amor de Dios, que perdona. Porque la Iglesia es signo vivo del
amor del Padre. Por lo tanto es un tiempo extraordinario de gracia.
Puerta
La puerta será llamada: Puerta de la Misericordia. Al cruzarla se debe experimentar el amor
de Dios que consuela, perdona y ofrece esperanza. Son los tres componentes que deben estar
presen­tes en las jambas o en las hojas de las puertas.
Objetivo
Para que se haga más fuerte y eficaz el testimo­nio de los creyentes (cfr. Misericordiae Vultus
[MV], n. 3) y ser nosotros signos eficaces del obrar del Padre celestial. Porque Dios es aquel
que está: presente, cercano, providente, santo y misericordioso.
Tema
“Eterna es su misericordia” (Sal 136, cfr. MV 7). Para estar siempre bajo la mirada misericordiosa del Padre, sobre todo las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes. Porque en
Cristo todo habla de misericordia. Porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo
lo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón. Estamos llamados a vivir
de misericordia, porque a nosotros, en primer lugar, se nos ha tratado con misericordia.
Lema
“Misericordiosos como el Padre”, proviene del texto de Lucas 6, 36: “Sean misericordiosos,
como su Padre es misericordioso”. Como ama el Padre, así aman los hijos. La Iglesia vive un
deseo inagotable de brindar misericordia (cfr. MV 10). Porque la credibilidad de la Iglesia
pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo (cfr. id.). Es triste constatar
cómo la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más. La urgencia de
anunciar y testimoniar la misericordia. Vivir este tiempo ayudados de las parábolas dedicadas
a la misericordia. Por lo tanto dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza, como
condiciones necesarias para vivir felices. Para que estemos colmados de alegría y serenidad.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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Signos
1. El rostro misericordioso de Jesús
Quien lo ve a él, ve al Padre (Jn 14, 9). Que Cristo difunda su misericordia como rocío de la
mañana, para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el
próximo futuro. Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso podemos percibir
el amor de la Santísima Trinidad. El amor de Dios se ha hecho visible y tangible en toda la
vida de Jesús. Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia.
Jesús realiza signos hacia:
– los pecadores,
– las personas pobres,
– los excluidos,
– los enfermos
– y los que sufren.
2. El Concilio Vaticano II
Para mantener vivo este acontecimiento eclesial, que es un nuevo periodo en la historia de la
Iglesia, verdadero soplo del Espíritu, para hablar al hombre de hoy con todas sus exigencias.
Una forma nueva de anunciar el Evangelio. Nuevo compromiso para todos los cristianos de
testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia, que es en el mundo un
signo vivo del amor del Padre.
Una dirección: servir al hombre de hoy y al mundo actual, tratando a las personas:
– invitándolas al seno de la Iglesia,
– con respeto
– y amor.
3. La Palabra de Dios
La Palabra de Dios debe resonar fuerte y decidida. Porque ella es:
– palabra y gesto de perdón,
– de soporte,
– de ayuda,
– de amor.
La Palabra de Dios invita a la Iglesia para que nunca se canse de ofrecer misericordia y sea
siempre paciente en:
– perdonar
– y confortar.
El salmo 25 expresa: “Acuérdate, Señor, de que tu misericordia y tu amor son eternos”.
4. El sacramento de la Penitencia
El instrumento será el Ritual de la Peniten­cia que ha brotado de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Es importante cono­cer sus praenotandos, sus esquemas celebrati­vos, tanto
sacramentales como extrasacramen­tales.
La importancia que la Palabra de Dios debe te­ner en la celebración de este sacramento: Las
24 horas para el Señor, viernes y sábado antes del IV domingo de Cuaresma (4 y 5 de marzo
de 2016), para celebrar el sacramento de la Reconciliación, especialmente para que el confesor sea un verdadero signo de la miseri­cordia del Padre, para ser servidor del perdón de Dios.
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
En el sacramento de la Reconciliación, al imponer la satisfacción o penitencia, la mejor será
realizar obras de misericordia, tanto corporales como espirituales. Porque al final de la vida
seremos juzgados en el amor.
5. Misioneros de la Misericordia
Será un signo vivo de cómo el Padre acoge a cuantos están en busca de su perdón. Serán los
artífices de un:
– encuentro,
– fuente de liberación,
– rico de responsabilidad
– y ayuda para retomar la vida nueva del Bautismo.
6. La Cuaresma del Jubileo extraordinario de la Misericordia
Su objetivo primario es invitar a los fieles a acercarse “al trono de la gracia, a fin de obtener
misericordia y alcanzar la gracia” (Heb 4, 16). Implica una esperada predicación con el ciclo
dominical “C”, del evangelio de san Lucas. Invitación al cambio de vida, renuncia a la violencia, a la corrupción, implicaciones personales y sociales. Erradicar de la vida el pecado, y por
ello es necesario:
– prudencia,
– vigilancia,
– lealtad,
– transparencia,
– denuncia.
Por lo tanto, tiempo oportuno para cambiar la vida, para dejarse tocar el corazón por la mi­
sericordia de Dios, optar por la justicia y la misericordia. La Cuaresma es para:
– examinarse,
– convertirse
– y creer.
La Cuaresma, como preparación a la Pascua, debe llevarnos a contemplar la Cruz de Cris­to,
que nos ofrece la certeza del amor y de la vida nueva.
7. La peregrinación
Imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación.
El ser humano es peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada. La peregrinación es un estímulo para la conversión.
Cruzando la Puerta de la Misericordia, nos dejamos abrazar por la misericordia de Dios, y
nosotros nos hacemos misericordiosos.
Símbolos
1. Antorcha de la verdad católica (MV 4)
Lo cual significa que la Iglesia quiere mostrarse como madre amable para todos:
– benigna,
– paciente,
– llena de misericordia,
– llena de bondad.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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2. Rocío de la mañana (MV 5)
Que hace fecunda la historia y el futuro, para que los años por venir estén impregnados de
misericordia, para ir al encuentro de cada persona. Para abrir el corazón a quienes viven en
las contradictorias periferias existenciales (MV 15).
3. Bálsamo de la Misericordia (MV 5)
Es el signo del Reino de Dios presente en medio de nosotros. Una gran ayuda son los salmos
de la misericordia: 25, 41, 42, 43, 51, 57, 92, 103, 119 y 136. Lo mismo las parábolas de la misericordia: Lc 7, 36-50; 10, 25-37; 15, 1-7; 15, 11-32; 16, 19-31; 18, 1-8; 18, 9-14.
4. Oasis de Misericordia
Lenguaje y gestos que transmiten la misericordia para penetrar en el corazón de las perso­
nas y retomar el camino de regreso a la casa del Padre. Toda comunidad y parroquia es un
oasis de esta misericordia. El oasis es el Corazón de Cristo traspasado en la cruz. El crucifijo,
las imágenes del Sagrado Cora­zón o de la Divina Misericordia ilustran este aspecto y se pueden destacar en la iglesias como un símbolo muy importante, pues nuestros sentidos se en­ri­que­
cen con las imágenes y los iconos.
5. Óleo de la consolación (MV 15)
El que cura las más profundas heridas. Transformado en solidaridad y atención o servi­cio a
todos los que están heridos a la orilla del camino. Se puede retomar para una significativa
cateque­sis el logotipo del Jubileo extraordinario de la Misericordia. Sugerencia pastoral: uso
mayor de aceite bende­cido, tanto para tomar como para untarlo con este simbolismo.
6. Manos unidas (MV 15)
Abrir los ojos de la mente y del corazón para mirar las miserias del mundo, las heridas laceran­
tes sobre todo en su dignidad humana, que sien­tan la presencia de la Iglesia, que lucha por los
derechos y valores humanos. Comunidades abiertas a la amistad y fraternidad, muy buena
tarea para realizar sobre todo en la Cincuentena pascual para romper la barrera de la indiferencia. Conocimiento, reflexión y práctica de las obras de misericordia corporales y espirituales; tal vez poner dos carteles en cada comunidad con este texto, tomado del Compendio del
Catecis­mo de la Iglesia Católica.
7. El gran río de la Misericordia (MV 25)
Es el río que brota desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del mis­
te­rio de Dios, fuente que nunca se agota, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Beber del
río de la misericordia, tema importan­te para la predicación al presentar la relación de la Iniciación Cristiana, en particular el Bau­tismo, con los sacramentos de curación, especialmente
la Reconciliación. Año marcado por el uso del agua bendita.
8. La indulgencia (MV 22)
En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, quedan cancelados, pero la
huella negativa que nos dejó el pecado permanece; por ello el Padre libera de todo residuo de
pe­cado con la indulgencia, para que en adelante se actúe con caridad; esto ayudado por la comunión de los santos. Será muy importante en este año la celebración de la Eucaristía, como
expresión de que vivir la indulgencia significa acercarse a la miseri­cordia del Padre con la
certeza de que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente. Es muy importante tener
en cuenta la cuarta edi­ción típica del Manual de indulgencias, de la Pe­nitenciaría apostólica,
y las indicaciones propias para este año.
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
9. La Virgen María (MV 24)
Madre de Misericordia. Ella nos lleva a la alegría de la ternura de Dios. Ella es el Arca de la
Alianza entre Dios y los hombres. Cantó la misericordia de Dios, que llega “de generación en
generación” (Lc 1, 50). Ella, al pie de la cruz, escuchó las palabras de su Hijo, llenas de perdón.
Año en que nuestra oración debe ser la Salve; nos ve con ojos misericordiosos. Es necesario
realizar una predicación en torno a esta visión de la Virgen María y aplicarla a la tradición
de la Virgen de Guadalupe, la Madre misericordiosa de nuestra Patria, sobre to­do en torno
a la solemnidad de nuestra Señora de Guadalupe en el contexto de la apertura del Jubileo
extraordinario de la Misericordia.
Teología
“Dios es amor” (1 Jn 8, 16), punto de partida fundamental de toda la estructura del Jubileo
extraordinario de la Misericordia. Por lo tanto, vivir bajo la mirada misericordiosa del Padre,
Amor que se dona y ofrece gratuitamente. Temática fundamental: las parábolas de la misericordia (MV 9). La Iglesia y cada uno de sus miembros también deben ser misericordiosos. El
perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del
corazón. Para dejar:
– el rencor,
– el odio,
– la violencia,
– y la venganza.
Testimonio de perdón.
Espiritualidad
“Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia” (Mt 5, 7). Un amor visible y
tangible, que se traduce en:
– intenciones,
– actitudes
– y comportamientos,
que se verifican en el vivir cotidiano.
Dios desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos, pues como ama
el Padre, así aman los hijos. El perdón es una fuerza que resucita a una vi­da nueva e infun­
de el valor para mirar el futuro con esperanza. San Juan Pablo II veía la urgencia de anunciar
y testimoniar la misericordia. La Iglesia vive una vida auténtica cuando profesa y proclama
la misericordia.
Tareas
Vivir un “Año de gracia” y, a la manera de Jesús, llevar una palabra y un gesto dc consuelo a
los pobres, anunciar la liberación a los cautivos de las nuevas escla­vitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más allá porque se ha replegado sobre sí mismo,
y volver a dar digni­dad a cuantos han sido privados de ella. “El que practica la misericordia,
que lo haga con alegría” (Rom 12, 8). Ser predicadores convincentes de la misericordia.
La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona, tarea realizada por
la nueva evangelización, siendo un lema propuesto con nuevo entusiasmo y con una renovada
acción pastoral, por su lenguaje y gestos.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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Retomar documentos importantes de la Iglesia:
Juan Pablo II,
Benedicto XVI,
Francisco,
Carta encíclica Dives in mi­sericordia.
Carta apostólica Novo mille­nnio ineunte.
Carta encíclica Deus caritas est.
Carta encíclica Spe salvi.
Carta encíclica, Caritas in veritate.
Carta encíclica Lumen Fidei.
Exhortación apostólica Evangelii gau­dium.
Carta encíclica Laudato si’.
Meta
Cuando se cierre la Puerta Santa, se dará gracias a Dios por el tiempo extraordinario de gracias que ha concedido a la Iglesia y se encomendará la vida de la Iglesia, la humanidad ente­
ra y el inmenso cosmos al Señorío de Cristo, esperando y deseando que siempre difunda su
misericordia como rocío de la mañana que fecunda la historia, para que los años por venir
estén impregnados de misericordia, para ir al encuentro de cada persona y llenarlos de la
bondad y ternura de Dios.
Conclusión
El Año Santo se debe planificar sobre las acciones que se deben realizar en torno a las periferias existenciales, ante la precariedad y el sufrimiento. Entender la Nueva Evangelización,
en la que el tema de la misericordia exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmo
y con una renovada acción pastoral. Año para vivir cada día en la vida cotidiana la misericordia que el Padre nos regala. La Iglesia anuncia la misericordia de Dios, por ello introduce
a todos en el misterio de la misericordia, contemplando el rostro de Cristo. En este Jubileo
dejémonos sorprender por Dios.
RITUAL PARA LA APERTURA DEL
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
EN LAS IGLESIAS PARTICULARES
III DOMINGO DE ADVIENTO
13 de diciembre de 2015
Observaciones previas
1. Convocatoria
Bula Misericordiae Vultus, del Papa Francisco, 11 de abril de 2015.
2. Cronología
Apertura en Roma, 8 de diciembre de 2015. Apertura en las Iglesias particulares, III Domingo
de Adviento, 13 de diciembre de 2015, dándole sentido al domingo como día pascual, que es
todo domingo.
3. Puerta
En las Iglesias particulares será llamada “Puerta de la Misericordia”: en las Catedrales, en
otras iglesias importantes y de gran tradición, así como en los santuarios.
4. Forma celebrativa
En las Catedrales se utilizará el esquema celebrativo que se propone a continuación. También
se propone más adelante uno para las parroquias y comunidades, y para los lugares en los que
el domingo se celebra en espera de presbítero, a fin de estar en sintonía con la inauguración
del Jubileo extra­ordinario de la Misericordia que se realiza en la Catedral y así todos participen del inicio del “Año Santo”.
I. Statio en una iglesia u otro lugar conveniente
Es un rito introductorio con elementos que expresan el sen­tido del Jubileo, por medio de los
textos y ritos. La ministerialidad y los servicios son muy importantes.
La logística del lugar requiere mucho cuidado, tanto en el adorno del lugar, que debe ser sobrio, el sonido en el lugar y durante la procesión, así como en la Puerta de la Catedral. No debe
ser un adorno de Navidad, pues aún es Adviento, ni flores de nochebuena, ni focos de colores,
etc. El color litúrgico para ese día es el rosa, aunque se puede usar el morado.
Es muy importante en el lugar el ambón, así como el Evan­geliario, la sede del Obispo y otros
elementos necesarios, Cruz alta, ciriales, incensario, etc. El coro tiene un papel muy importante en la procesión. No olvidar la hoja para cantos del pueblo.
En la Puerta de la Catedral. Puede estar adornada, con elementos festivos que no sean navideños, lo mismo el interior de la Catedral, puede ser sobrio el adorno con elementos verdes
o flores color de rosa; se pueden colocar algunas palabras como: CONSUELO, PERDÓN y
ESPERANZA (MV 3).
No se realiza ningún rito sobre la Puerta. Únicamente des­pués de las aclamaciones, los ministros la abren empujando. Enseguida ingresa el Obispo y la comunidad.
II. Misa estacional en la Catedral
Es importante tener en un lugar destacado la corona de Adviento sin flores, pues su encendido
forma parte del rito unido al pregón. También es necesario prever el lugar honorífico en el que
se colocará el Evangeliario todo el año, bellamente ador­nado con flores, lámparas, alfombra;
tal vez con un velo, si se coloca sobre un facistol o un atril. Cuidar la iluminación eléctrica.
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Prever todo el ajuar litúrgico en la Catedral.
La invitación al Jubileo puede ser el texto que se propone, o el Obispo creará el propio y anunciará los lugares donde se puede ganar la indulgencia.
Se puede dar a los fieles una estampa con la oración y el Icono-logotipo del Jubileo.
Al esquema ritual se le pueden añadir las moniciones que sean necesarias (las que aparecen
y los textos tienen co­mo trasfondo la Bula convocatoria).
Inauguración del Jubileo de la Misericordia
en la Catedral
I. Statio en una iglesia u otro lugar conveniente
1. El III Domingo de Adviento, 13 de diciembre de 2105, se realiza la apertura. Reunido el pueblo, se inicia con la Statio que procesionará hacia la Catedral. Al ser el tercer
domingo de Adviento se sugiere que las vestiduras litúrgicas sean de color rosa.
Apertura de la Celebración
2. El Obispo comienza, diciendo:
Señor Jesucristo, rostro de la misericordia del Padre celestial.
Ven, Señor Jesús, y muéstranos tu misericordia.
R.Ven, Señor Jesús, y no tardes más.
Ven, Señor Jesús, y quédate con nosotros.
R.Ven, Señor Jesús, y no tardes más.
Ven, Señor Jesús, y salva a los pecadores.
R.Ven, Señor Jesús, y no tardes más.
Signo de la cruz y saludo
3. A continuación, el Obispo dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R.Amén.
Luego saluda al pueblo con estas palabras:
El Señor Jesús, el que es, el que era y el que vendrá,
nos muestre siempre la misericordia del Padre,
acreciente en nuestros corazones el deseo de su venida,
y esté siempre con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
Monición Introductoria
4. El Obispo continúa, diciendo:
Amados hermanos, convocados en este III Domingo de Adviento, hoy la
Iglesia inicia el Jubileo extraordinario de la Misericordia, un año en que
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
estamos llamados a experimentar el amor misericordioso del Padre celestial; así mismo una intensa y profunda renovación de nuestra vida cristiana. Que el Espíritu Santo disponga nuestros corazones para que vivamos
la misericordia y el perdón. Vamos a ir en procesión, como pueblo que
camina, hacia la Catedral, para abrir la Puerta de la Misericordia, que no
es otra cosa que el símbolo del corazón del Padre, que abre sus puertas de
par en par a todos los que lo buscan, y cruzando la puerta encontremos:
consuelo, perdón y esperanza. Que sea el rostro misericordioso de Cristo
quien nos guíe.
Oración de entrada
5. El Obispo agrega:
Oremos.
Tras una pausa de silencio, el Obispo pronuncia la siguiente oración:
S
eñor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable
sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia,
multiplica tu gracia sobre nosotros,
para que, apresurándonos hacia lo que prometes,
nos hagas partícipes de los bienes celestiales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Proclamación del Evangelio
6. Enseguida, el diácono, o un presbítero, se inclina ante el Obispo, pide la bendición
de la manera acostumbrada y proclama el Evangelio. Si es oportuno se usa el incienso.
Del santo Evangelio según san Mateo
18, 21-35
E
n aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano
me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?”
Jesús le contestó: “No solo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.
Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que
quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le
debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que
lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo:
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel
servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo
estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero
se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’.
Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta
que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a
contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías
tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’. Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que
no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.
Acabado el Evangelio, el diácono (o el presbítero), aclama:
Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.
El Obispo dice:
La misericordia de Dios es eterna.
El Evangeliario permanece en el ambón.
Lectura de la Bula convocatoria
7. Terminada la lectura del Evangelio, otro diácono, o el mismo diácono o un presbí­
tero, lee un fragmento de la Bula de proclamación del Jubileo:
De la Bula convocatoria del Jubileo extraordinario de la Misericordia,
Misericordiae Vultus (MV 2. 19)
Escuchemos con atención:
Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia.
Es fuente de alegría, de serenidad y de paz.
Es condición para nuestra salvación.
20
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Misericordia: es la palabra que revela
el misterio de la Santísima Trinidad.
Misericordia: es el acto último y supremo
con el cual Dios viene a nuestro encuentro.
Misericordia: es la ley fundamental
que habita en el corazón de cada persona
cuando mira con ojos sinceros al hermano
que encuentra en el camino de la vida.
Misericordia: es la vía que une a Dios y al hombre,
porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre,
no obstante el límite de nuestro pecado.
Por ello:
¡Este es el tiempo oportuno de cambiar la vida!
Vivamos este don a lo largo del Jubileo extraordinario
de la Misericordia.
A Dios sean dadas las gracias.
Procesión hacia la Catedral
8. El Obispo pone incienso en el incensario. La procesión se encamina hacia la Cate­
dral, donde se celebrará la Misa estacional. Precede el turiferario con el incensario
humeante, sigue el diácono que lleva la cruz procesional adornada festivamente, a
sus lados los ministros con los ciriales encendidos, luego el diácono que lleva el Evangeliario, luego el Obispo, detrás de él los Obispos concelebrantes, los presbíteros con­
celebrantes, los demás ministros y los fieles, respectivamente. Durante la procesión,
el pueblo y el coro cantan las antífonas con sus salmos, así como las letanías.
9. El diácono dice:
Hermanos, encaminémonos en el nombre de Cristo: Él es el camino que
nos guía en el año de gracia y de misericordia. Avancemos en paz.
Todos responden:
En el nombre de Cristo. Amén.
El salmo 136 puede hacerse con la respuesta:
R.Porque es eterna su misericordia.
El salmo 25 puede hacerse con la respuesta:
R.La misericordia de Dios es eterna.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
El salmo 103 puede hacerse con la respuesta:
R.El Señor es compasivo y misericordioso.
Letanía de Adviento
Señor, ten piedad de nosotros.
R.Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
R.Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
R.Señor, ten piedad de nosotros.
Ven, Señor Jesús, tú, rostro misericordioso del Padre.
R.Ven, Señor Jesús. (Puede ser cantado).
Ven, Señor Jesús, tú, Sabiduría brotada del Altísimo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, guía para el camino de la salvación. R.
Ven, Señor Jesús, tú, Pastor de la casa de Israel. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos libras con el poder de tu brazo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, renuevo del tronco de Jesé. R.
Ven, Señor Jesús, tú, ante quien los reyes enmudecen. R.
Ven, Señor Jesús, tú, auxilio que imploran todas las naciones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, a quien le decimos que no tardes más. R.
Ven, Señor Jesús, tú, llave de David. R.
Ven, Señor Jesús, tú, cetro de la casa de Israel. R.
Ven, Señor Jesús, tú, sol que naces de lo alto. R.
Ven, Señor Jesús, tú, resplandor de la luz eterna. R.
Ven, Señor Jesús, tú, sol de justicia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, luz para los que yacen en la muerte. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rey de las naciones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, deseado de los pueblos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, piedra angular de la Iglesia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, Emmanuel, Dios-con-nosotros. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rey y legislador nuestro. R.
Ven, Señor Jesús, tú, esperanza de las naciones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, puerta que nos conduce a la heredad eterna. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los que viven en el tiempo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los pecadores. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador del hombre que formaste del barro. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los pueblos. R.
21
22
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Ven, Señor Jesús, tú, rico en misericordia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, visitante que trae la salvación. R.
Ven, Señor Jesús, tú, vigilante de la Iglesia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, vástago que hará justicia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, partícipe de nuestra humanidad. R.
Ven, Señor Jesús, tú, restaurador de la creación. R.
Ven, Señor Jesús, tú, dador de la vida eterna. R.
Ven, Señor Jesús, tú, juez de vivos y muertos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, revelador de la gloria divina. R.
Ven, Señor Jesús, tú, amanecer de Jerusalén. R.
Ven, Señor Jesús, tú, pregón de toda justicia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, gloria que habita en la tierra. R.
Ven, Señor Jesús, tú, juez del mundo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, solidario con el dolor humano. R.
Ven, Señor Jesús, tú, cumplimiento de todos nuestros deseos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, llama que inflama nuestros corazones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, puente de reconciliación entre Dios y los hombres. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador del dominio de la muerte. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador de los oprimidos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador del yugo de la antigua ley. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador de los cautivos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que ordenas todo con suavidad. R.
Ven, Señor Jesús, tú que estabas presente en la zarza ardiente. R.
Ven, Señor Jesús, tú que te alzas como signo para todos los pueblos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que abres y nadie puede cerrar. R.
Ven, Señor Jesús, tú que cierras y nadie puede abrir. R.
Ven, Señor Jesús, tú que liberas a quienes están en tinieblas. R.
Ven, Señor Jesús, tú que liberas a quienes están en sombras de muerte. R.
Ven, Señor Jesús, tú, a quien reconocemos como Salvador. R.
Ven, Señor Jesús, tú que llamas a tus elegidos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que eres clemente y compasivo con los pecadores. R.
Ven, Señor Jesús, tú que salvas lo que se había perdido. R.
Ven, Señor Jesús, tú que vendrás revestido de gloria. R.
Ven, Señor Jesús, tú que quieres que todos vivan tu obra de salvación. R.
Ven, Señor Jesús, tú que salvas a los que en ti creen. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos defiendes con tu poder misericordioso. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos haces dignos del don de la misericordia. R.
Ven, Señor Jesús, tú que haces germinar la semilla de las virtudes. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos ayudarás estando coronado de gloria. R.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
23
Ven, Señor Jesús, tú que purificas nuestras almas. R.
Ven, Señor Jesús, tú que purificas nuestros cuerpos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos alejas del pecado. R.
Ven, Señor Jesús, tú que iluminas las tinieblas. R.
Ven, Señor Jesús, tú, destilado como rocío matinal. R.
Ven, Señor Jesús, tú, protector de nuestra patria. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salido del seno del Padre. R.
Ven, Señor Jesús, tú, anunciado por los profetas. R.
Ven, Señor Jesús, tú, señalado por el Bautista. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rostro de la misericordia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, bendito por todos los siglos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, nuestro Maran-atha. R.
Llegada a la Catedral
10. Llegados ante la Puerta de la Misericordia, la procesión se detiene. La Puerta está
previamente adornada y cerrada.
El Obispo aclama o canta:
Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso.
Todos responden:
Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso.
V.No juzguen y no serán juzgados.
R.Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
V.No condenen y no serán condenados.
R.Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
V.Perdonen y serán perdonados.
R.Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
Apertura de la Puerta de la Misericordia
11. El Obispo agrega:
Abran las Puertas de la Misericordia, entraremos a dar gracias al Señor.
(Cfr. Sal 117, 19)
12. Entonces, desde dentro, se abre la Puerta. El diácono entrega el Evangeliario al
Obispo. Entonces, el Obispo, en el umbral de la Puerta, manteniendo elevado el Evangeliario, lo muestra a todos los presentes, que están fuera de la Catedral. Mientras
tanto, el diácono que lleva la Cruz procesional se coloca con ella junto al Obispo.
24
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
13. Se puede cantar la antífona:
Yo soy la puerta, dice el Señor,
el que pasa a través de mí, será salvo;
entrará y saldrá y encontrará el alimento. (Cfr. Jn 10, 9)
14. Terminada la antífona, la procesión retoma su camino hacia el altar: preceden el
incensario, la Cruz flanqueada por los ciriales, sigue el Obispo llevando el Evangeliario, los presbíteros concelebrantes, los demás ministros y los fieles. En tanto, se entona la antífona del día con el salmo 24, o un canto de entrada adecuado.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
25
II. Misa estacional
Es necesario tener en cuenta todas las indicaciones del Ceremonial de los Obispos,
capítulo I: La Misa estacional del Obispo diocesano (nn. 119-170).
15. El Obispo llega al altar, omite la reverencia y coloca sobre el mismo el Evangeliario. Si ha vestido la capa pluvial, se la quita y reviste la casulla. Besa el altar, lo
inciensa y se dirige a la sede.
Encendido de la tercera vela de la corona de Adviento
16. La primera y la segunda velas de la corona de Adviento se encuentran ya encendidas. El diácono dice:
Como símbolo de la apertura de la Puerta de la Misericordia, encendemos la tercera vela del Adviento para que anhelemos la llegada del Señor
Jesús, el rostro de la Misericordia del Padre.
Se enciende entonces la tercera vela. Si se cree conveniente, puede entonarse un canto
adecuado:
El Señor es mi luz y mi salvación.
Pregón de la Misericordia
17. El diácono dice:
Estando alegres en el Señor,
estamos iniciando el Jubileo extraordinario de la Misericordia,
tiempo de gracia y salvación,
para que la Iglesia haga más fuerte y eficaz
su testimonio en el mundo, y sea signo del amor del Padre.
Todos responden:
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador. (Puede ser cantado).
El diácono continúa, diciendo:
Año Jubilar en que la Iglesia
debe manifestar al mundo la concordia y la paz.
Dejémonos reconciliar con Dios.
Siempre es posible por medio del Misterio Pascual
de Cristo y la mediación de la Iglesia madre,
porque este es el tiempo oportuno para cambiar de vida.
R.Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
26
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
El diácono concluye:
Porque Dios es clemente y compasivo,
paciente y lleno de amor con sus hijos.
Que el rostro misericordioso de Cristo
sea para nosotros, como rocío de la mañana
y antorcha de la verdad, bálsamo y oasis
para todos los que en él confían.
R.Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
Oración colecta
18. El Obispo canta o recita la oración colecta (Misal Romano, p. 143 [159]).
La Misa continúa como de costumbre.
Liturgia de la Palabra
19. Se hace una única monición para todas las lecturas (son las del III Domingo de
Adviento, ciclo C):
La Misericordia de Dios es el cumplimiento de sus promesas, por eso levanta toda sentencia y no hay mal para quien es fiel a sus palabras. Tenemos que preguntarnos en este Año Jubilar: ¿qué debemos hacer?, ¿cómo
vamos a vivir nuestra relación con Dios, que es profundamente misericordioso? Que la Palabra de Dios nos ilumine hoy.
La liturgia de la Palabra se desarrolla como de costumbre.
20. Terminada la lectura del Evangelio y dada la bendición con el Evangeliario, el
Obispo dice:
La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo. (Cfr. Sal 84, 11-12)
El Obispo dice a continuación:
Ahora colocaremos el libro de los Evangelios en el lugar de honor que ocupará durante todo el año.
El diácono coloca el libro de los Evangelios en el lugar honorífico en el que permanecerá dignamente custodiado durante todo el Año Jubilar.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
27
Todos aclaman:
Tu Palabra me da vida,
confío en ti, Señor,
tu Palabra es eterna,
en ella esperaré.
21. El Obispo tiene la homilía.
22. Sigue la Profesión de fe.
Oración universal
23. La oración universal se hace de la siguiente manera:
Monición del Obispo:
Confiando en la misericordia de Dios, nuestro Padre, que por medio de su
Hijo nos concede lo que necesitamos para el bien de la Iglesia y de todos
los hombres, presentémosle confiadamente nuestras súplicas.
El diácono dice:
Después de dicha cada petición, diremos: Por tu misericordia, escú­cha­
nos, Señor.
1.Por la Iglesia, que a cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II, anuncie el Evangelio de la Misericordia al mundo nuevo y
cambiante en que vivimos. Oremos.
2.Por los cristianos, para que en el Jubileo de la Misericordia experimenten una auténtica conversión y sean instrumentos de perdón hacia
quien lo necesita. Oremos.
3.Por los gobernantes de nuestro país y nuestra ciudad, para que el Espíritu Santo los guíe por los caminos de la justicia y la reconciliación
como fruto de la acción misericordiosa de Dios en el mundo. Oremos.
4.Por los pobres, los afligidos, los abandonados y los que no han experimentado el perdón, para que entren por la Puerta de la Misericordia,
sabiendo que especialmente para ellos se ha abierto. Oremos.
5. Por nuestra Iglesia local, para que todas las acciones realizadas en este
año sirvan para vivir una auténtica renovación en la mente, en el espíritu y en las acciones. Oremos.
6.Por todos nosotros, para que el Jubileo sea la oportunidad de realizar las obras de misericordia corporales y espirituales y enriquecernos
con la obtención de la indulgencia. Oremos.
28
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
El Obispo concluye:
Padre clementísimo,
concédenos practicar la misericordia con alegría,
para que tu pueblo experimente tu perdón
que se extiende a toda la vida de tus hijos
y esté acompañado por la Madre de Misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Liturgia eucarística
24. La liturgia eucarística se continúa normalmente. Se sugiere el prefacio III de Adviento y la Plegaria eucarística I o Canon Romano.
25. Para la Oración dominical, el Obispo hace la siguiente monición:
Mientras aguardamos la venida de Jesucristo, el Salvador,
pidamos que el Reino de Dios, lleno de misericordia,
el Reino prometido, venga y se haga realidad plena en nosotros.
Hagámoslo con fe y confianza, diciendo la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro…
Ritos conclusivos
Veneración mariana
26. Terminada la oración después de la Comunión, el Obispo agrega:
Nuestro pensamiento se dirige ahora a la Virgen María, Madre de Misericordia. La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para
que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios. Dirijámonos
a ella para que sus ojos misericordiosos no se aparten de nosotros e interceda para que podamos contemplar el rostro de la Misericordia, su Hijo
Jesucristo (MV 24).
La asamblea invoca a María con el canto de la Salve.
Invitación al Jubileo extraordinario de la Misericordia
27. El Obispo invita al Jubileo extraordinario de la Misericordia. Se puede usar esta
fórmula u otra más conveniente. Se pueden anunciar los lugares para ganar la indulgencia. El Obispo dice:
Amados hermanos:
Deseamos profundamente que este Año Santo
sea un año de gracia y de profunda vivencia de la fe.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
29
Se trata de un año que lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús,
que resuena en las palabras del Profeta:
llevar una palabra y un gesto de consuelo a los pobres,
anunciar la liberación a cuantos están prisioneros
de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna,
dar la vista a quien no puede ver más allá,
porque se ha replegado sobre sí mismo,
y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella (MV 16).
Los invito a participar en todas las actividades
que se realizarán en nuestra Diócesis.
De esta manera anunciaremos y testimoniaremos
la misericordia en el mundo contemporáneo (MV 11).
Los exhorto a que contemplen el Icono-logotipo de este año
y a que todos los días,
con la oración para este Jubileo de la Misericordia,
oren a Jesucristo, el Señor,
a quien esperamos y le decimos “ven pronto”,
a él todo honor, poder y gloria,
por los siglos de los siglos.
R.Amén.
Bendición y despedida
28. El Obispo imparte la bendición solemne del Tiempo de Adviento.
El diácono despide a la asamblea, con estas palabras:
Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso. Pueden ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.
La asamblea se disuelve alabando y bendiciendo a Dios.
RITUAL PARA LA APERTURA DEL
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
EN LAS PARROQUIAS Y COMUNIDADES
III DOMINGO DE ADVIENTO
13 de diciembre de 2015
Observaciones previas
1. Convocatoria
Bula Misericordiae Vultus, del Papa Francisco, 11 de abril de 2015.
2. Cronología
Apertura en Roma, 8 de diciembre de 2015. Apertura en las Iglesias particulares, III Domingo
de Adviento, 13 de diciembre de 2015, dándole sentido al domingo como día pascual, que es
todo domingo.
3. Puerta
Únicamente en las Catedrales habrá una puerta llamada “Puerta de la Misericordia”, que se
extenderá a algunas iglesias importan­tes y santuarios. En las parroquias no hay Puerta de la
Misericordia, pero en torno a una imagen de Cristo, como puede ser un crucifijo o el Sagrado
Corazón o la Divina Misericordia, se puede colocar un elemento que recuerde la Puerta de la
Misericordia, sobre todo con el significado que tiene; están presentes: CONSUELO, PERDÓN
y ESPERANZA.
4. Forma celebrativa
En las parroquias y comunidades es muy conveniente que todos los que asisten a todas las
Misas participen en esta inaugura­ción del Jubileo extraordinario de la Misericordia, debido a
la gran importancia que le ha dado el Papa, y que se les informe de todas las acti­vidades que
se realizarán a lo largo del año, así como sobre la forma de obtener la indulgencia.
Todas las celebraciones dominicales nos ayudarán a estar en sintonía con el Obispo diocesano
y la Misa estacional que se celebra en la Catedral.
La celebración se enriquece con algunos elementos en cada una de las partes de la Eucaristía.
La celebración es la Misa dominical del III Domingo de Advien­to. No se pueden cambiar ni
oraciones ni lecturas.
El color de la celebración es el rosa, aunque se puede usar el morado.
El adorno de la iglesia debe ser muy sobrio, el propio de Ad­viento: algunos elementos verdes,
tal vez con pocas flores co­lor de rosa, o naturaleza muerta; no se pueden poner adornos de
Navidad, aún este periodo no se inicia, ni flores de nochebuena, ni focos, ni el nacimiento. Hay
que respetar el periodo de Adviento.
La corona de Adviento, como elemento devocional, ha entrado a formar parte de la expresión
propia del Adviento, y será un elemento muy importante dentro de la ritualidad, pero su confección también requiere responder a lo que es el Adviento: únicamente lleva los elementos
verdes, tal vez algún adorno de color rojo, como pirul, cerezas, unos ramitos y las velas; no
lleva flores ni nochebuenas, ni esferas, ni adornos exagera­dos en dorado; la sobriedad es lo
importante. Hay que dejar de lado las proposiciones comerciales, que utilizan los nombres
cristianos pero no conocen sus sentido y significado.
Es muy conveniente tener en cuenta los cantos para esta cele­bración.
34
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
En cada una de las partes del Ordinario de la Misa se dan las indicaciones rituales.
El responsable de la comunidad puede leer en el rito de con­clusión alguna circular enviada
por el Obispo, o hacer la invitación a vivir el Jubileo con la fórmula que se propone o hacer la
propia conforme a las actividades de la comunidad y el calendario de la diócesis.
Conviene dar a los fieles el Icono-logotipo del Jubileo extraordinario de la Misericordia, tal vez
con una breve explicación o con el lema del año y la oración para el “Año Santo”.
La información sobre los lugares para obtener la indulgencia plenaria es muy importante.
La Bula convocatoria Misericordiae Vultus tiene muchos textos que se puede utilizar para
crear materiales para las comu­nidades y ser utilizado a lo largo del año según el periodo del
Año litúrgico.
Misa dominical
Ritos iniciales
1. La celebración se inicia como de costumbre. Reunido el pueblo, se puede hacer un
solemne toque de campa­nas para iniciar; todos se pondrán de pie y se inicia la pro­
cesión de entrada como de costumbre. El canto ha de ser propio del Adviento.
Signo de la cruz y saludo
2. El presbítero dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R.Amén.
Después el presbítero saluda al pueblo, diciendo:
El Señor Jesús,
el que era, el que es y el que vendrá,
acreciente en nosotros el deseo de su venida,
nos muestra siempre la misericordia del Padre
y esté siempre con ustedes.
R.Y con tu espíritu.
Encendido de la tercera vela de la corona de Adviento
3. La primera y segunda velas de la corona de Adviento ya están encendidas. La siguiente monición la puede decir el que preside, el diácono u otro mi­nistro:
Como símbolo de que hoy se inicia el Jubileo de la Misericordia,
encendemos la tercera vela del Adviento,
para ser iluminados por la misericordia de Dios, que tanto nos ama.
Se enciende la vela.
Pregón de la Misericordia
4. El presbítero, el diácono u otro ministro hace el anuncio:
El Jubileo es tiempo de gracia y salvación
para que la Iglesia testifique en el mundo
que Dios es misericordioso.
Todos debemos dejarnos reconciliar con Dios,
porque éste es un año oportuno para cambiar de vida.
Contemplemos el rostro misericordioso de Cristo,
que es como un oasis para todos los que en él confían.
36
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
5. Se dice la oración colecta del III Domingo de Adviento (Misal Romano, p. 143 [159]).
Liturgia de la Palabra
6. Se toman las lecturas del III Domingo de Adviento, ciclo C, antes de las cuales se
puede decir la siguiente monición:
La Misericordia de Dios es el cumplimiento de sus promesas, por eso levan­
ta toda sentencia y no hay mal para quien es fiel a sus palabras. Tenemos
que preguntarnos en este Año Jubilar: ¿qué debemos hacer?, ¿cómo vamos
a vivir nuestra relación con Dios, que es profundamente misericordioso?
Que la Sagrada Escritura nos ilumine hoy.
Evangelio
7. El Evangelio se proclama como de costumbre. Terminada la proclamación, después
de la respuesta Gloria a ti, Señor Jesús, se puede cantar o recitar el siguiente ver­
sículo:
La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo. (Cfr. Sal 84, 11-12)
Si se utilizó el Evangeliario, se coloca en un lugar honorífico y se hace el anuncio del
Jubileo de la Misericordia (como en la p. 44).
8. El presbítero dice la homilía.
9. Sigue la Profesión de fe.
Oración universal
10. La oración universal se hace de la siguiente manera.
Monición del presbítero:
Confiando en la misericordia de Dios, nuestro Padre, que por medio de su
Hijo nos concede lo que necesitamos para el bien de la Iglesia y de todos
los hombres, presentémosle confiadamente nuestras súplicas.
Después de dicha cada petición, diremos: Por tu misericordia, escú­cha­
nos, Señor.
El diácono o un ministro hace las peticiones:
1.Por la Iglesia, que a cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II, anuncie el Evangelio de la Misericordia al mundo nuevo y
cambiante en que vivimos. Oremos.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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2.Por los cristianos, para que en el Jubileo de la Misericordia experimenten una auténtica conversión y sean instrumentos de perdón hacia
quien lo necesita. Oremos.
3.Por los gobernantes de nuestro país y nuestra ciudad, para que el Espíritu Santo los guíe por los caminos de la justicia y la reconciliación
como fruto de la acción misericordiosa de Dios en el mundo. Oremos.
4.Por los pobres, los afligidos, los abandonados y los que no han experimentado el perdón, para que entren por la Puerta de la Misericordia,
sabiendo que especialmente para ellos se ha abierto. Oremos.
5. Por nuestra Iglesia local, para que todas las acciones realizadas en este
año sirvan para vivir una auténtica renovación en la mente, en el espíritu y en las acciones. Oremos.
6.Por todos nosotros, para que el Jubileo sea la oportunidad de realizar las obras de misericordia corporales y espirituales y enriquecernos
con la obtención de la indulgencia. Oremos.
El presbítero concluye:
Padre clementísimo,
concédenos practicar la misericordia con alegría,
para que tu pueblo
experimente tu perdón
que se extiende a toda la vida de tus hijos
y esté acompañado por la Madre de Misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Liturgia eucarística
Prefacio
11. Se sugiere el prefacio III de Adviento.
12. Se sugiere utilizar la Plegaria eucarística I o Canon Romano.
Rito de la Comunión
13. El presbítero dice la monición al Padrenuestro:
Mientras aguardamos la venida de Jesucristo, el Salvador,
pidamos que el Reino de Dios, lleno de misericordia,
el Reino prometido, venga y se haga realidad plena en nosotros.
Hagámoslo con fe y confianza, diciendo la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro…
38
SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Rito de conclusión
Veneración mariana
14. Se puede hacer una acto de veneración a la Virgen María, Madre de Misericordia,
cantando la Salve u otro canto mariano, o el Magníficat.
El presbítero, o el diácono u otro ministro, dice la monición:
Veneremos a la Virgen María, Madre de Misericordia,
para que en este Año Jubilar
nunca se olvide de volver sus ojos misericordiosos
sobre nosotros.
Se entona un canto apropiado.
Invitación al Jubileo extraordinario de la Misericordia
15. Se puede usar esta fórmula, o la que elabore el presbítero, o el comunicado de la
diócesis.
El presbítero dice:
Amados hermanos:
Este es un año de gracia.
Jesús nos acompañará para que experimentemos
la misericordia del Padre, que nos reconcilia
y quiere que nosotros nos reconciliemos con los demás.
Los invito a participar en todas las actividades
que se realizarán en nuestra diocésis de N.
y en nuestra comunidad N.,
para que nos dejemos sorprender por el amor de Dios.
Bendición y despedida
Se sugiere la bendición solemne del Tiempo de Adviento. La despedida se hace con la
fórmula litúrgica acostumbrada.
RITUAL PARA LA APERTURA DEL
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
EN LA CELEBRACIÓN DOMINICAL
EN ESPERA DE PRESBÍTERO
III DOMINGO DE ADVIENTO
13 de diciembre de 2015
Observaciones previas
1. Convocatoria
Bula Misericordiae Vultus, del Papa Francisco, 11 de abril de 2015.
2. Cronología
Apertura en Roma, 8 de diciembre de 2015. Apertura en las Iglesias particulares, III Domingo
de Adviento, 13 de diciembre de 2015, dándole sentido al domingo como día pascual, que es
todo domingo.
3. Puerta
En la Catedral de cada diócesis se contará con la llamada “Puerta de la Miseri­cordia”, que se
extenderá a algunas iglesias importantes y a santuarios.
4. Forma celebrativa
En la Catedral, el Obispo ha presidido la apertura del “Año Santo”. Para estar en comunión
con el Obispo, en cada parroquia se ha hecho una inauguración. En las comunidades que
esperan presbítero y celebran esta forma peculiar del domingo, se unen a la celebración del
Obispo, que es quien ha inaugurado este Jubileo para todos.
Este domingo hay que prepararlo especialmente con anterioridad con el párroco, para comprender y realizar los elementos que aquí se proponen.
La celebración dominical está enriquecida con algunos elemen­tos, tal como se indica en qué
parte se deben integrar.
Los cantos serán muy importantes para esta celebración.
Es necesario tener en cuenta lo que se ha dicho sobre el ador­no de la iglesia, en la parte de
las observaciones para parro­quias y comunidades, y lo relativo a la corona de Adviento, para
tenerlo en cuenta en las capillas de reunión o los lugares donde se realiza la celebración dominical.
Denominaremos moderador a quien realice la celebración domini­cal, pues es el término más
adecuado. Se trata siempre de un fiel, que puede ser religioso(a), seminarista, catequista, lec­
tor o acólito instituido, o designado para el caso.
Los diáconos dicen lo propio y pueden tomar los elementos que se usan para la inauguración
del Jubileo.
Celebración dominical
Ritos iniciales
1. La celebración se inicia como de costumbre. Reunida la comunidad, se puede hacer
un solemne toque de campanas para iniciar; todos se ponen de pie y se entona un canto de Adviento.
Signo de la cruz y saludo
2. Moderador:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R.Amén.
Moderador:
Hoy que se inicia el Jubileo extraordinario de la Misericordia,
y ya que celebramos el día del Señor,
alabemos al que es el rostro misericordioso del Padre celestial.
Ven, Señor Jesús,
tú, el que eras,
el que eres y el que vendrás.
Te alabamos llenos de confianza.
R.Te alabamos, Señor.
Ven, Señor Jesús,
tú que nos muestras siempre la misericordia del Padre.
Te alabamos llenos de confianza.
R.Te alabamos, Señor.
Ven, Señor Jesús,
tú que nos haces anhelar tu llegada.
Te alabamos llenos de confianza.
R.Te alabamos, Señor.
Encendido de la tercera vela de la corona de Adviento
3. La primera y la segunda velas ya están encendidas. En caso de que la comunidad
no tenga corona de Adviento, se pue­de encender un cirio, al que se le puede denominar
“Cirio de la Mi­sericordia”.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
43
Moderador:
Como símbolo de que hoy se inicia el Jubileo de la Misericordia
en nuestra diócesis,
encendemos la tercera vela del Adviento
(encendemos el Cirio de la Misericordia),
para ser iluminados por el Padre celestial, que tanto nos ama.
Se enciende la vela (o el cirio).
Moderador:
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
R.Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
Pregón de la Misericordia
4. Moderador:
El Jubileo es tiempo de gracia y salvación
para que la Iglesia testifique en el mundo
que Dios es misericordioso.
Todos debemos dejarnos reconciliar con Dios,
porque éste es un año oportuno para cambiar de vida.
Contemplemos el rostro misericordioso de Cristo,
que es como un oasis para todos los que en él confían.
5. Se dice la oración colecta del III Domingo de Adviento (Celebraciones dominicales y
festivas en espera de presbítero, p. 56).
Liturgia de la Palabra
6. Se toman las lecturas del III Domingo de Adviento, ciclo C, antes de las cuales se
puede decir la siguiente monición. Monitor:
La Misericordia de Dios es el cumplimiento de sus promesas, por eso levan­
ta toda sentencia y no hay mal para quien es fiel a sus palabras. Tenemos
que preguntarnos en este Año Jubilar: ¿qué debemos hacer?, ¿cómo vamos
a vivir nuestra relación con Dios, que es profundamente misericordioso?
Que la Sagrada Escritura nos ilumine hoy.
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Anuncio del Jubileo de la Misericordia
7. Terminada la proclamación del Evangelio, se lee el siguiente anuncio:
Escuchemos con atención:
Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia.
Es fuente de alegría, de serenidad y de paz.
Es condición para nuestra salvación.
Misericordia: es la palabra que revela
el misterio de la Santísima Trinidad.
Misericordia: es el acto último y supremo
con el cual Dios viene a nuestro encuentro.
Misericordia: es la ley fundamental
que habita en el corazón de cada persona
cuando mira con ojos sinceros al hermano
que encuentra en el camino de la vida.
Misericordia: es la vía que une a Dios y al hombre,
porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre,
no obstante el límite de nuestro pecado.
Por ello:
¡Este es el tiempo oportuno de cambiar la vida!
Vivamos este don a lo largo del Jubileo extraordinario de la Misericordia.
A Dios sean dadas las gracias. (MV 2. 19)
8. Sigue la Profesión de fe.
Oración universal
9. Monición del moderador:
Confiando en la misericordia de Dios, nuestro Padre, que por medio de su
Hijo nos concede lo que necesitamos para el bien de la Iglesia y de todos
los hombres, presentémosle confiadamente nuestras súplicas.
Después de dicha cada petición, diremos: Por tu misericordia, escú­cha­
nos, Señor.
Un lector hace las peticiones:
1.Por la Iglesia, que a cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II, anuncie el Evangelio de la Misericordia al mundo nuevo y
cambiante en que vivimos. Oremos.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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2.Por los cristianos, para que en el Jubileo de la Misericordia experimenten una auténtica conversión y sean instrumentos de perdón hacia
quien lo necesita. Oremos.
3.Por los gobernantes de nuestro país y nuestra ciudad, para que el Espíritu Santo los guíe por los caminos de la justicia y la reconciliación
como fruto de la acción misericordiosa de Dios en el mundo. Oremos.
4.Por los pobres, los afligidos, los abandonados y los que no han experimentado el perdón, para que entren por la Puerta de la Misericordia,
sabiendo que especialmente para ellos se ha abierto. Oremos.
5. Por nuestra Iglesia local, para que todas las acciones realizadas en este
año sirvan para vivir una auténtica renovación en la mente, en el espíritu y en las acciones. Oremos.
6.Por todos nosotros, para que el Jubileo sea la oportunidad de realizar las obras de misericordia corporales y espirituales y enriquecernos
con la obtención de la indulgencia. Oremos.
Oración conclusiva del moderador:
Padre clementísimo,
concédenos practicar la misericordia con alegría,
para que tu pueblo
experimente tu perdón
que se extiende a toda la vida de tus hijos
y esté acompañado por la Madre de Misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Acción de gracias
Acción de gracias con adoración
10. Para este día es recomendable hacer la Acción de gracias con adoración, con la siguiente plegaria litánica. El diácono o el moderador se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía, toma el copón con el Cuerpo del Señor, lo po­ne sobre el altar y hace
una genuflexión. A continuación todos permanecen de pie y se hace la plegaria litánica
dirigida a Cristo presente en la Eucaristía.
Letanía de Adviento
Señor, ten piedad de nosotros.
R.Señor, ten piedad de nosotros.
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Cristo, ten piedad de nosotros.
R.Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
R.Señor, ten piedad de nosotros.
Ven, Señor Jesús, tú, rostro misericordioso del Padre.
R.Ven, Señor Jesús. (Puede ser cantado).
Ven, Señor Jesús, tú, Sabiduría brotada del Altísimo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, guía para el camino de la salvación. R.
Ven, Señor Jesús, tú, Pastor de la casa de Israel. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos libras con el poder de tu brazo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, renuevo del tronco de Jesé. R.
Ven, Señor Jesús, tú, ante quien los reyes enmudecen. R.
Ven, Señor Jesús, tú, auxilio que imploran todas las naciones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, a quien le decimos que no tardes más. R.
Ven, Señor Jesús, tú, llave de David. R.
Ven, Señor Jesús, tú, cetro de la casa de Israel. R.
Ven, Señor Jesús, tú, sol que naces de lo alto. R.
Ven, Señor Jesús, tú, resplandor de la luz eterna. R.
Ven, Señor Jesús, tú, sol de justicia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, luz para los que yacen en la muerte. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rey de las naciones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, deseado de los pueblos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, piedra angular de la Iglesia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, Emmanuel, Dios-con-nosotros. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rey y legislador nuestro. R.
Ven, Señor Jesús, tú, esperanza de las naciones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, puerta que nos conduce a la heredad eterna. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los que viven en el tiempo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los pecadores. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador del hombre que formaste del barro. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los pueblos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rico en misericordia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, visitante que trae la salvación. R.
Ven, Señor Jesús, tú, vigilante de la Iglesia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, vástago que hará justicia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, partícipe de nuestra humanidad. R.
Ven, Señor Jesús, tú, restaurador de la creación. R.
Ven, Señor Jesús, tú, dador de la vida eterna. R.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
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Ven, Señor Jesús, tú, juez de vivos y muertos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, revelador de la gloria divina. R.
Ven, Señor Jesús, tú, amanecer de Jerusalén. R.
Ven, Señor Jesús, tú, pregón de toda justicia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, gloria que habita en la tierra. R.
Ven, Señor Jesús, tú, juez del mundo. R.
Ven, Señor Jesús, tú, solidario con el dolor humano. R.
Ven, Señor Jesús, tú, cumplimiento de todos nuestros deseos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, llama que inflama nuestros corazones. R.
Ven, Señor Jesús, tú, puente de reconciliación entre Dios y los hombres. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador del dominio de la muerte. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador de los oprimidos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador del yugo de la antigua ley. R.
Ven, Señor Jesús, tú, libertador de los cautivos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que ordenas todo con suavidad. R.
Ven, Señor Jesús, tú que estabas presente en la zarza ardiente. R.
Ven, Señor Jesús, tú que te alzas como signo para todos los pueblos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que abres y nadie puede cerrar. R.
Ven, Señor Jesús, tú que cierras y nadie puede abrir. R.
Ven, Señor Jesús, tú que liberas a quienes están en tinieblas. R.
Ven, Señor Jesús, tú que liberas a quienes están en sombras de muerte. R.
Ven, Señor Jesús, tú, a quien reconocemos como Salvador. R.
Ven, Señor Jesús, tú que llamas a tus elegidos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que eres clemente y compasivo con los pecadores. R.
Ven, Señor Jesús, tú que salvas lo que se había perdido. R.
Ven, Señor Jesús, tú que vendrás revestido de gloria. R.
Ven, Señor Jesús, tú que quieres que todos vivan tu obra de salvación. R.
Ven, Señor Jesús, tú que salvas a los que en ti creen. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos defiendes con tu poder misericordioso. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos haces dignos del don de la misericordia. R.
Ven, Señor Jesús, tú que haces germinar la semilla de las virtudes. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos ayudarás estando coronado de gloria. R.
Ven, Señor Jesús, tú que purificas nuestras almas. R.
Ven, Señor Jesús, tú que purificas nuestros cuerpos. R.
Ven, Señor Jesús, tú que nos alejas del pecado. R.
Ven, Señor Jesús, tú que iluminas las tinieblas. R.
Ven, Señor Jesús, tú, destilado como rocío matinal. R.
Ven, Señor Jesús, tú, protector de nuestra patria. R.
Ven, Señor Jesús, tú, salido del seno del Padre. R.
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Ven, Señor Jesús, tú, anunciado por los profetas. R.
Ven, Señor Jesús, tú, señalado por el Bautista. R.
Ven, Señor Jesús, tú, rostro de la misericordia. R.
Ven, Señor Jesús, tú, bendito por todos los siglos. R.
Ven, Señor Jesús, tú, nuestro Maran-atha. R.
Rito de la Comunión
11. El moderador, de pie, inicia la Oración dominical con estas palabras:
Mientras aguardamos con anhelo
la segunda venida de Jesucristo, el Salvador,
pidamos que su Reino lleno de misericordia,
prometido en la oración que él nos enseñó,
se haga plena realidad entre nosotros.
Digamos con fe, llenos de esperanza: Padre nuestro…
12. El rito procede como de costumbre, hasta la oración después de la Comunión.
Rito de conclusión
13. En este momento se lee la invitación del párroco a partici­par en las actividades
que se van a realizar durante el Jubi­leo y se indican los lugares para ganar la indulgencia.
Invocación de la bendición de Dios
14. El moderador hace la siguiente invocación:
Dios Padre, rico en misericordia, nos muestre el rostro de su Hijo, nos
guarde de todo mal, nos bendiga copiosamente y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.
Despedida
15. El moderador despide a los asistentes de la siguiente manera:
Vayan a anunciar a todos qué grande es la misericordia de Dios, viviendo
en su paz y dando testimonio.
R.Demos gracias a Dios.
Canto mariano
16. Se puede cantar a la Virgen María, Madre de Misericordia, la Salve u otro canto
mariano.
CELEBRACIÓN DE LA RECONCILIACIÓN
PARA LOS PRESBÍTEROS MEDIANTE
CONFESIÓN Y ABSOLUCIÓN INDIVIDUAL
Observaciones previas
1. Terminado el Tiempo de Navidad, al inicio del Tiempo Ordinario, sería conveniente que el
Obispo convocara al presbiterio para hacer una celebración de la Reconciliación, ya que durante este año la tarea de los presbíte­ros será muy importante. Son los primeros que deben
experimen­tar la reconciliación.
2. La Bula convocatoria (MV), insiste en muchos momentos en la importancia de los presbíteros en la línea de la celebración del sacramento de la Reconciliación. Dice el Papa: “Nunca
me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del
Padre. Nunca nos olvidemos que ser confesor significa participar de la misma misión de Jesús
y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y que salva. Ninguno de
nosotros es dueño del Sacramento (de la Reconcilia­ción), sino fiel servidor del perdón de Dios”.
3. Esto nos invita a caer en la cuenta de que el Obispo y los presbíteros deben ser los primeros
en vivir este momento de gracia y reno­vación espiritual, y por lo tanto, ser signos vivos de
cómo el Pa­dre acoge a cuantos están en busca de su perdón.
4. Conviene que el Obispo aproveche las celebraciones para decirle al presbítero que este año
es la opor­tunidad de redescubrir el Ritual de la Penitencia. Cuando se realice la reconciliación
de un sólo penitente es necesario usar el capítulo I, ya que el Papa Benedicto insistía cómo en
este sacramento no debe faltar la Palabra de Dios. Para las celebraciones comunitarias, el capítulo II; el capítulo IV contiene una gran riqueza y variedad de textos. Es necesario celebrar
el sacramento valiéndose del Ritual.
5. El apéndice contiene la riqueza de diversas celebraciones pe­nitenciales extrasacramentales, y las que se pueden combinar con el sacramento. Debe ser un gran instrumento en el
Jubileo extraordinario de la Misericordia.
6. El capítulo II del Ritual contiene algunos elementos que pueden adaptarse para la celebración de los presbí­teros.
7. El Obispo puede, al final, informar a los presbíteros sobre la indulgencia, los lugares donde
obtenerla, los pecados reservados que este año pueden absolver todos los presbíteros, etc.,
para tener una motivación muy profunda sobre la misión de los presbíteros en el sacramento
de la Reconciliación y Penitencia.
8. Es conveniente una palabra sobre la satisfacción, no siempre recetar oraciones es lo más
conveniente, sobre todo porque la Bula (MV) insiste en la importancia de las obras de misericordia cor­porales y espirituales. También la necesidad de reparar el daño cometido con el
pecado requiere de parte del Obispo una buena instrucción como liturgo que es de la diócesis.
9. En el número 18 de la colección Manantial Litúrgico: Los sacramentos de curación (ed. Buena Prensa), aparece toda la documentación emanada de la reforma li­túrgica sobre el tema.
Puede ser de gran ayuda.
CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON LA QUE SE CONCEDE LA INDULGENCIA
CON OCASIÓN DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO
DE LA MISERICORDIA
Al venerado hermano Monseñor Rino Fisichella,
Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización
La cercanía del Jubileo extraordinario de la Misericordia me permite centrar la atención
en algunos puntos sobre los que considero importante intervenir para facilitar que la celebración del Año Santo sea un auténtico momento de encuentro con la misericordia de
Dios para todos los creyentes. Es mi deseo, en efecto, que el Jubileo sea experiencia viva
de la cercanía del Padre, como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se
fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimonio sea cada vez más eficaz.
Mi pensamiento se dirige, en primer lugar, a todos los fieles que en cada diócesis, o
como peregrinos en Roma, vivirán la gracia del Jubileo. Deseo que la indulgencia jubilar
llegue a cada uno como genuina experiencia de la misericordia de Dios, la cual va al encuentro de todos con el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando completamente el
pecado cometido. Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar
una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias
establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo
del deseo profundo de auténtica conversión. Igualmente dispongo que se pueda ganar la
indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias
que tradicionalmente se identifican como Jubilares. Es importante que este momento
esté unido, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa
Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia. Será necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en
el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo.
Pienso, además, en quienes por diversos motivos se verán imposibilitados de llegar a
la Puerta Santa, en primer lugar los enfermos y las personas ancianas y solas, a menudo
en condiciones de no poder salir de casa. Para ellos será de gran ayuda vivir la enfermedad
y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión,
muerte y resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad. Vivir
con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la comunión o participando
en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de
comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar. Mi pensamiento
se dirige también a los presos, que experimentan la limitación de su libertad. El Jubileo
siempre ha sido la ocasión de una gran amnistía, destinada a hacer partícipes a muchas
personas que, incluso mereciendo una pena, sin embargo han tomado conciencia de la
injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su
contribución honesta. Que a todos ellos llegue realmente la misericordia del Padre que
quiere estar cerca de quien más necesita de su perdón. En las capillas de las cárceles
podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo
su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta
Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz
de convertir las rejas en experiencia de libertad.
JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA
51
He pedido que la Iglesia redescubra en este tiempo jubilar la riqueza contenida en
las obras de misericordia corporales y espirituales. La experiencia de la misericordia, en
efecto, se hace visible en el testimonio de signos concretos como Jesús mismo nos enseñó.
Cada vez que un fiel viva personalmente una o más de estas obras obtendrá ciertamente
la indulgencia jubilar. De aquí el compromiso a vivir de la misericordia para obtener la
gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie.
Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se
celebra y se vive con fe, esperanza y caridad.
La indulgencia jubilar, por último, se puede ganar también para los difuntos. A ellos
estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron. De igual modo que los
recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran misterio de la comunión de los santos, rezar por ellos para que el rostro misericordioso del Padre los libere
de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin.
Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación
de la relación con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una
pér­dida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida.
Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta
del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso
viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir.
Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien
los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y
moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa
elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el
hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón
de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el
Padre. También por este motivo he decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año
jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del
aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón. Los
sacerdotes se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un
itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del
Padre que todo lo renueva con su presencia.
Una última consideración se dirige a los fieles que por diversos motivos frecuentan
las iglesias donde celebran los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X. Este Año jubilar
de la Misericordia no excluye a nadie. Desde diversos lugares, algunos hermanos obispos
me han hablado de su buena fe y práctica sacramental, unida, sin embargo, a la dificultad
de vivir una condición pastoralmente difícil. Confío que en el futuro próximo se puedan
encontrar soluciones para recuperar la plena comunión con los sacerdotes y los superiores
de la Fraternidad. Al mismo tiempo, movido por la exigencia de corresponder al bien de
estos fieles, por una disposición mía establezco que quienes durante el Año Santo de la
Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el Sacramento de la Reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados.
Confiando en la intercesión de la Madre de la Misericordia, encomiendo a su protección la
preparación de este Jubileo extraordinario.
Vaticano, 1 de septiembre de 2015.
Francisco
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SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL PARA LAS IGLESIAS PARTICULARES
Oración para el Año Santo de la Misericordia
8 de diciembre 2015 – 20 de noviembre 2016
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado
a ser misericordiosos como el Padre del cielo,
y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a él.
Muéstranos tu rostro y obten­dremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo
y a Mateo de la esclavitud del dinero;
a la adúltera y a la Magdalena
del buscar la felicidad solamente en una creatura;
hizo llorar a Pedro luego de la traición,
y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche como propia
la palabra que dijiste a la samaritana:
¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
del Dios que manifiesta su omnipotencia
sobre todo con el perdón y la misericordia:
haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible
de ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos
de debilidad para que sientan sincera compasión
por los que se encuentran en la ignorancia o en el error:
haz que quien se acerque a uno de ellos
se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción
para que el Jubileo de la Mise­ricordia
sea un año de gracia del Señor
y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo,
llevar la Buena Nueva a los pobres,
proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos
y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia,
a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.